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muecas impuestas y autoimpuestas se tornan insostenibles; pero ellas no se rin<strong>de</strong>n.<br />
Continúan recorriendo el circuito habitual, <strong>de</strong>l que se salen una y otra vez para volver a<br />
entrar. Secretas pasiones afloran en la ejecución <strong>de</strong> las tareas cotidianas, resignificando<br />
cada escena.<br />
Los cuerpos, cansados bajo el peso <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber, muestran sus vulnerabilida<strong>de</strong>s. La mirada<br />
ajena internalizada los sujeta a un corsé tan estrecho que no pue<strong>de</strong> sino rebalsar: los<br />
movimientos precisos y veloces se convierten en espasmos, dan lugar a figuras erráticas<br />
que, con esfuerzo, logran estabilizarse y recuperar un equilibrio precario.<br />
Sobrevuela la presencia <strong>de</strong>l hombre: en los sonidos <strong>de</strong> la casa, en la cuarta silla <strong>de</strong> la<br />
mesa, en el baile espontáneo y en el regreso al or<strong>de</strong>n momentáneo. La estética remite a la<br />
década <strong>de</strong>l ’50, y el estereotipo femenino da peso a la cuestión <strong>de</strong> género.<br />
Las escenas recreadas son claras: Doméstica sigue un hilo narrativo accesible, i<strong>de</strong>ado y<br />
coreografiado por Laura Stivelman, Lucrecia Pierpaoli y Teli Ortiz, que permite distinguir<br />
la línea temática a primera vista. Accesible, sí; pero <strong>de</strong> ningún modo menos complejo en<br />
su nivel temático. Una mirada más penetrante a estas situaciones domésticas abre el<br />
espectro <strong>de</strong> reflexiones posibles.<br />
Sus intérpretes, Paz Ladrón <strong>de</strong> Guevara, Milagros Rolan<strong>de</strong>lli, Lucrecia Pierpaoli y Teli<br />
Ortiz, logran mutar en cuestión <strong>de</strong> segundos, <strong>de</strong>l humor a la angustia: envueltas en luces<br />
y música alusivas, estas mujeres oscilan entre el cuerpo propio, en tanto correcto y<br />
a<strong>de</strong>cuado, y el cuerpo propio como aquél que respon<strong>de</strong> a sus <strong>de</strong>seos y temores más<br />
personales: esos que nos permiten entrever secretamente, al igual que ellas espían el<br />
afuera a través <strong>de</strong> su pequeña ventana indiscreta.