que perduran problemáticas culturales que no son para nada ajenas al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la sociedad contemporánea En el caso <strong>de</strong> Doméstica, nos enfrentamos a la vida íntima <strong>de</strong> tres mujeres que se comportan como un equipo doméstico hiperactivo al mismo tiempo que <strong>de</strong>muestran sus rivalida<strong>de</strong>s internas, quizás en el afán <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir quién es la capitana por excelencia. Aparentemente, sin este vértigo competitivo y ansioso, no se da marcha al motor <strong>de</strong> la diligencia hogareña… Ocupa un lugar igual <strong>de</strong> trascen<strong>de</strong>nte, en esta expedición, la profunda espera en la que se encuentran. Iremos percibiendo cómo, poco a poco, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un balanceo casi mecánico que convive con los sonidos propios <strong>de</strong>l ambiente, al comenzar a reproducirse la música, los cuerpos serviles <strong>de</strong> repente se ponen en acción: cada una toma el <strong>de</strong>lantal que le correspon<strong>de</strong> y se prepara para enfrentar el, por <strong>de</strong>más habitual, micromundo <strong>de</strong> la vida doméstica. A medida que transcurre el tiempo, la espera <strong>de</strong> ese alguien que está por venir se hace cada vez más evi<strong>de</strong>nte, insoportable, y los quehaceres <strong>de</strong> la casa se van repitiendo más aceleradamente. ¿Cómo llenar si no ese tiempo <strong>de</strong> espera? Frente a la <strong>de</strong>sesperación incipiente, nace entonces la violencia: se exaspera la competencia, se confun<strong>de</strong>n las volunta<strong>de</strong>s, se tergiversan los modales… Pero <strong>de</strong>be existir algún estado placentero si el hogar se constituye como verda<strong>de</strong>ramente propio. ¿Dón<strong>de</strong> hallarlo? ¿Es factible transformar los movimientos meramente rutinarios y funcionales en artificios gráciles y liberadores? Doméstica se juega por el Sí. La mesa, las sillas, el trapo, las pare<strong>de</strong>s, el piso, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> limpiarse y or<strong>de</strong>narse, también pue<strong>de</strong>n ser oportunida<strong>de</strong>s para la creación, para que el cuerpo dance, goce y se <strong>de</strong>sdomestique. Y, si no llega ese comensal tan anhelado, ya no será un obstáculo para ocupar el espacio animadamente. Porque, al alcanzarse la conciliación femenina (grupal y personal), nada impedirá
15/09 Reseña por Patricio Sarmoria Espectáculos <strong>de</strong> Acá (DIGITAL)