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Por qué la austeridad mata
Taurus
David Stuckler y Sanjay Basu
de defunción por suicidio etiquetados como "debido a motivos
económicos", muy superior a la pauta previa». En España en las
recesiones de las décadas de 1980 y 1990 se comprobó que «en el
caso de los hombres, existía una fuerte correlación entre las
pautas del desempleo y los índices de suicidios».
Sin embargo, «tanto Suecia como Finlandia vivieron
recesiones importantes en los ochenta y noventa y no
experimentaron un aumento significativo del número de
suicidios». ¿Dónde radica la diferencia? Stuckler y Basu señalan a
los programas de inserción activa. «Son determinantes para
ayudar a la gente a encontrar un nuevo empleo y evitar el
aumento de las tasas de suicidio, las depresiones o el uso de
antidepresivos». En su estudio, publicado de nuevo en The
Lancet, los autores concluyeron que «por cada inversión de cien
dólares, los PLMA (Programa de Mercado Laboral Activo)
parecían reducir el riesgo de suicidio vinculado al desempleo en
una media del 1,2 por ciento al 0,4». «Se podrían haber prevenido
más suicidios si tanto antes como después de la recesión se
hubieran adoptado las medidas correctas para ayudar a la gente a
volver a trabajar».
También se podrían haber evitado muchas muertes por
enfermedad si los gobiernos hubieran adoptado medidas para
evitar los desahucios y el aumento de personas sin hogar. «Las
viviendas públicas y los subsidios a la vivienda son la mejor
medicina para contrarrestar los riesgos de salud que corren las
personas sin hogar». Las personas sin hogar de Estados Unidos,
«tenían una esperanza de vida media que estaban a la par con la
de los habitantes de Sierra Leona y el Congo». En el caso de
Londres, el aumento de las personas sin hogar se tradujo en un
incremento de casos de tuberculosis.
¿Cuál es la conclusión de este recorrido por las principales
crisis económicas, las comparativas entre países y los efectos en
la salud pública? Los autores responden con otra pregunta:
«¿Prefieren ustedes un déficit un 0,3 por ciento inferior o 2.000
estadounidenses muertos más?». Si durante la Gran Recesión
nuestros responsables políticos hubieran hecho sus cálculos de
austeridad de esta forma brutalmente sincera, es muy probable
que sus prioridades hubieran sido otras».
Para Stuckler y Basu «si los experimentos en austeridad
hubiesen estado gobernados por las mismas exigencias rigurosas
que las pruebas clínicas, un comité de ética médica los habría
suspendido hace mucho tiempo».
«Las estadísticas ponen de manifiesto el precio letal de la
austeridad, precio que se puede calcular no solo marcando
casillas en los índices de crecimiento económico, sino en el
aumento de años de vida perdidos y de muertes evitables».
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