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Por qué la austeridad mata
Taurus
David Stuckler y Sanjay Basu
teniendo terribles consecuencias», sostienen los autores. «Lo que
pasó a denominarse "la crisis de mortalidad poscomunista" resultó
ser la mayor disminución de la esperanza de vida del último
medio siglo en un país que no fuera escenario de una guerra
activa ni padeciera una hambruna».
Muchos economistas opinaban que esas muertes eran una
consecuencia inevitable de la transición del comunismo al capitalismo.
En ese caso, plantean Stuckler y Basu, en otros países
que pasaron por esa transición también se tendrían que registrar
tendencias parecidas. Pero no fue así. Los datos indicaban que la
salud y la tasa de mortalidad mejoraron en países como Polonia,
Eslovenia y la República Checa.
¿Dónde radicaba la diferencia? En las decisiones políticas
que se adoptaron durante la transición del comunismo al capitalismo.
«Los privatizadores rápidos tuvieron una peor salud que
los gradualistas, que reformaron a un ritmo más lento y al hacerlo
mantuvieron sus sistemas de protección social y vieron cómo su
salud mejoraba durante la transición».
Algo parecido sucedió en el caso de la crisis asiática a
finales de los noventa. En el Capítulo 3 se plasman las diferencias
entre los países que adoptaron las recetas de austeridad del FMI
y los que se negaron a aplicar esas políticas de recortes. En este
caso fue Malasia asumió quien rechazó la asistencia del FMI por
las condiciones que imponía bajo la filosofía de «canjear dolor a
corto plazo por beneficios a largo plazo».
Los resultados: los países que recortaron los programas de
protección social sufrieron los mayores aumentos de la pobreza.
En Tailandia el número de suicidios aumentó un 60 por ciento. En
1998 hubo un incremento del 20 por ciento del deterioro de la
salud entre las madres, que luego se tradujo en una disminución
del peso de los bebés al nacer. Algo que no ocurrió en Malasia.
Este país optó por un camino diferente y aumentó las inversiones
en programas de protección social. Tailandia, sin embargo, recortó
un 15 por ciento el gasto en sanidad. Los recortes también
afectaron a la lucha contra el sida. «En el año 2000 el gasto del
país para la prevención de esta enfermedad se había reducido a
una cuarta parte. Como consecuencia, a partir de 1998 se invirtió
la tendencia de tasas de mortalidad por enfermedades infecciosas,
que empezaron a aumentar a un ritmo anual del 7,6 fallecidos
por cada 100.000 habitantes (antes era del 3,2 fallecidos). La
causa principal de este incremento de la mortalidad fue el SIDA
sin tratamiento y sus complicaciones, la neumonía y la tuberculosis».
Irónicamente de los cuatro países examinados en esta
sección, destacan Stuckler y Basu, tan solo Malasia fue capaz de
cumplir los objetivos económicos primordiales marcados por el
Fondo Monetario Internacional
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