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Narrando Historias<br />

al Pie de los Volcanes


Presentación<br />

Un viejo dicho europeo menciona: "La enseñanza es la misión más<br />

importante''. Sin duda, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la<br />

Educación {SNTE], Sección 36, comprende cabalmente tal misión y<br />

busca en la medida de lo posible llevarlo a cabo.<br />

Es innegable que la existencia de una enseñanza de impacto,<br />

se fundamenta en dos baluartes: La creación profesional del<br />

conocimiento y una discusión que lo enriquezca. En este sentido,<br />

los coloquios, los congresos y los diferentes foros, son vitales en el<br />

análisis y depuración del conocimiento y - sin duda- los resultados<br />

de los mismos deben hacerse accesibles al público en general. Es por<br />

ello que el SNTE Sección 36 respaldó, sin dudarlo, el Primer Ciclo<br />

Internacional de Conferencias en la Región de los Volcanes: Los<br />

Caminos de la Investigación Histórica. Estudios y Metodologías. En<br />

donde se reunieron grandes estudiosos de la historia mexicana, con<br />

el objetivo de compartir el conocimiento que les ha llevado una vida<br />

obtener y así ayudar en la creación de una conciencia nacional con<br />

bases sólidas.<br />

Ahora, después del ciclo y para que las palabras dichas en cada<br />

conferencia perduren, se publica esta memoria, la cual busca aportar<br />

nuevas cosas a ese proceso de creación y discusión del conocimiento<br />

- en este caso histórico- y así cumplir la misión que los maestros<br />

llevamos en nuestros hombros, a saber: Hacer de la educación la<br />

misión más importante.


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Introducción<br />

En noviembre de 2010, gracias a la entusiasta convocatoria de un<br />

grupo de jóvenes egresados de la carrera de historia se reunieron varios<br />

historiadores de diferentes instituciones, tanto nacionales como del<br />

extranjero, en el oriente del Estado de México para compartir con<br />

un amplio público algunos aspectos de los estudios que les ocupan<br />

actualmente. El tema princi pal fue la investigación histórica, sus<br />

estudios y metodologías, que dio por resultado un coloquio que duró<br />

tres días y en el que se presentaron 21 trabajos, todos, resultado de<br />

largas investigaciones.<br />

El objetivo fundamental fue difundir la investigación histórica a un<br />

extenso público en el que destacaron profesores y estudiantes. El<br />

México actual requiere que los profesores-investigadores salgan<br />

de las universidades y de sus centros de estudio para difundir sus<br />

conocimientos, de forma sencilla y accesible a todo escucha, no sólo<br />

con el fin de tener datos, sino para fomentar valores cívicos y morales.<br />

La difusión de la historia estuvo muy vigente en el 2010, pero a<br />

diferencia de los festejos oficiales, la reunión que se dio al pie de los<br />

volcanes conjuntó diversas temáticas que se pudieron agrupar en ocho<br />

grandes apartados que se reúnen en esta memoria y que van desde los<br />

años de la Colonia, hasta el México Postrevolucionario, sin dejar de<br />

tocar temas relacionados con la Independencia y la Revolución.<br />

Claudia Patricia Pardo Hernández<br />

México, DF, enero, 2011<br />

7


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

Agradecimientos<br />

Llevar a término un proyecto tan hermoso como éste sin apoyo y trabajo<br />

en equipo es imposible. Por ello, el éxito del Primer Ciclo Internacional<br />

de Conferencias en la Región de los Volcanes: Los Caminos de la<br />

Investigación Histórica. Estudios y Metodologías, es compartido. Por<br />

ello nuestro reconocimiento a:<br />

Los amigos historiadores e historiadoras, quienes aceptaron compartir<br />

sus conocimientos y nos mostraron que la difusión histórica es<br />

importante para entender quiénes somos y hacia dónde vamos, además<br />

de que cada uno de ellos aguantó el frío en las faldas de los volcanes.<br />

Al Exmo. Sr. Obispo Luis Artemio Flores Calzada, quien mostrando un<br />

gran entusiasmo nos abrió las puertas de cada una de las parroquias<br />

dentro de las cuales se dieron las conferencias, ayudando con esto<br />

a que este Ciclo tuviera un toque especial. El entusiasmo que él<br />

mostró fue contagiado a los sacerdotes responsables de las iglesias,<br />

quienes manifestaron una gran amabilidad a los ponentes, público y<br />

organizadores del evento.<br />

Nuestra gratitud al Consejo Consultivo del Bicentenario del Estado de<br />

México, encabezado por el Mtro. César Ca macho Ouiroz, quien puso al<br />

Ciclo de Conferencias a la vista de los medios de comunicación locales<br />

y nacionales. En especial al Lic. Alfonso (arnacho Martínez, un buen<br />

amigo.<br />

Al Centro Regional de Cultura de Chalco "Chimalpahin" quienes nunca<br />

nos dejaron solos y fueron grandes gestores, a la profesora María de la<br />

Luz Díaz Rojas, José Trinidad Meléndez Rodríguez, José Anton io García<br />

Medina, al diseñador Jourguen de Olarte Panohaya, al compañero Víctor<br />

8


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Valencia Cisneros y a los demás directores de las Casas de Cultura que<br />

coordina dicho Centro Regional, así como al personal administrativo,<br />

quienes fueron un brazo fuerte en este Ciclo.<br />

A los gobiernos de Valle de Chalco, Ozumba y Juchitepec, dirigidos por<br />

el Arq. Luis Enrique Martínez Ventura, Lic. Luis Alfredo Galicia Arrieta<br />

y C.D. Gilberto Domingo Ouiroz Silva, respectivamente, quienes<br />

confiaron en el proyecto y siempre tuvieron un "sí" en los labios.<br />

Un agradecimiento especial a nuestros grandes amigos Laura Elena<br />

Antonio Castillo, Hernán Martínez Ventura, Jasmín Valencia Castro y<br />

a Nataly García González, ellos nos prepararon el camino que nos llevó<br />

a buen puerto.<br />

Quienes pusieron el "sazón" al Ciclo de Conferencias fueron "Panes<br />

y Pasteles de Tenango" y Restaurant "Paradise". Con gratitud<br />

reconocemos el esfuerzo de Lilia González Aragón, Marissa Jorge<br />

Osario y Elizabeth lbañez Arias. Agradecemos también el apoyo<br />

prestado por el Tecnológico de Estudios Superiores de Chalco, la<br />

Fundación "Rescatemos Chalco" y el grupo "Yolteotl" dirigido por<br />

Guillermo Martínez Martínez.<br />

No debemos olvidar el destacado apoyo recibido por el Sindicato<br />

Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Sección 36 Valle<br />

de México, dirigido por el Mtro. Alberto Hernández Meneses, así<br />

como el recibido por el Centro Cultural del Valle de México del SNTE,<br />

encabezado por el Mtro. Almaquio Hernández Meneses, quienes<br />

cob ijaron el proyecto y ahora publican la memoria que aquí se presenta,<br />

y que esperamos sirva para difundir el conocimiento de nuestra historia.<br />

La semilla de este proyecto se sembró en las aulas de la Universidad<br />

Autónoma Metropolitana-lztapalapa, y gracias a las personas e<br />

instituciones antes mencionadas se logró concretar. A todos, nuestro<br />

respeto y admiración y les decimos: Nos vemos en el Segundo Ciclo<br />

Internacional de Conferencias en la Región de los Volcanes.<br />

Xixián Hernández de Olarte<br />

Moroni Spencer Hernández de Olarte<br />

9


SNTE, Sección 36- Valle de México<br />

Índice<br />

Presentación ....... ... .... ... ... .. .. ..... .... .... .. ......... .. .... ..... ....... .... ..... ...... .... .. ..... 5<br />

Introducción<br />

Claudia Patricia Pardo Hernández ............ .................. .. ............ .. .. .. .. .. .. .. 7<br />

Agradecimientos<br />

Xixián Hernández de Olarte y Moroni Spencer Hernández de Olarte 8<br />

l. Una Mirada a los primeros años de la Nueva España ........ 13<br />

Amoxca lli-Amoxpouhque: Las casas de libros y sus lectores.<br />

Una mirada a la producción de códices en el ámbito regional<br />

Tomás Jalpa Flores .. .... .......................... .... .. .. .. .. .. .. .. .. .... .. .. ............... 15<br />

El Gobierno indígena en el mundo novohispano<br />

Juan Manuel Pérez Zevallos .. .. ........ ...... .............. .. .. .. .. .... .... .. .. .... .... 39<br />

11. Economía en la Época Colonial ........ .. .... .. .. .... .. ........ .. .. ...... ........ 6 7<br />

Origen y naturaleza de las monedas en los Virreinatos de<br />

México y Perú. Siglo XVI<br />

Juvenal Luque Luque ........ .. .... .. .. .. .. ..... ............ ......... .. .. ...... .. ........... 69<br />

111. Religión y sociedad en la Nueva España .............. ........ .. ..... 129<br />

Los conventos de monjas: Entre la norma y la práctica .<br />

Nuria Solazar Simarro .. ...... .... .... .. .. ...................... ............ ........ ...... 131<br />

De la defensa a la controversia : Relaciones entre los<br />

franciscanos y los indios de la Nueva España, siglos XVI-XV II I<br />

Guillermo Antonio Nájera Nájera .. .. ........ ...... .. .......... .. .... .. .. ........ 151<br />

10


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

IV. La memoria de México se encuentra en los archivos ...... 167<br />

Investigación documental en los Archivos Históricos<br />

Yolia Torta/ero CeNantes ............. ....... .. ..... .......... ................. .. ... ... 169<br />

La pasión de rescatar los archivos<br />

Jorge Garibay Álvarez ...................... .............................................. 17 5<br />

Bajo la mirada del prelado. Ozumba a través de los archivos<br />

episcopales del arzobispado de México<br />

Berenice Bravo Rubio<br />

Marco Antonio Pérez /turbe ..... .. .................... .. ............................. 181<br />

V. Independencia de México .... ... ... ......... ..................................... 193<br />

Ideas Independentistas de José Antonio Álzate<br />

Alberto Sa/adino García ............ ............................. ........................ 195<br />

Un cisma dentro de la Insurgencia:<br />

El cura Morelos y la Guerra de Castas en Acapulco<br />

Jesús Hernández Jaimes ............. .......................................... ......... 205<br />

VI. Revolución Mexicana .. .. ........... .............. .................................. 223<br />

Chalco 1868. ¡Viva el Socialismo!, ¡Viva la libertad!<br />

Marco Antonio Anaya Pérez<br />

Refugio Bautista Zane<br />

María Gloria Trujano Fierro .. .. .. ............................. ............. .. ......... 225<br />

Consideraciones al estudio del zapatismo en la región de los<br />

volcanes: Oriente del Estado de México<br />

Laura Espeje/ López ....................................................................... 249<br />

El papel del petróleo en la economía nacional y la<br />

construcción del Nacionalismo, 1914- 1938<br />

Luz María Uhthoff López ............... ................. .............. ................ 269<br />

VII. El México Postrevolucionario ......... ..................................... 291<br />

México, 1910-1940. La refundación política del Estado<br />

Ariadna García García ........................................ ........................... 293<br />

Migración china y la formación del Estado<br />

Postrevolucionario mexicano<br />

Francisco Javier Ha ro Navejas ......... ....... ..................................... 309<br />

11


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

México en la Segu nda Guerra Mundial:<br />

La parti cipación de la FAEM en el Teatro del Pacífico<br />

Federico Lazarín Miranda .... ... ........... .. .................................... .. .. . 335<br />

VIII. Nuevos temas en la Historia Mexicana .... ...... .... ... .. ........ 359<br />

Crítica de Globalización: El caso del Mormonismo en México<br />

David Knowlton .......... .. ... ..... ... .. .. .. ... ..... ...................................... .. 361<br />

IX. Un acercamiento a la Región de los Volcanes ....... .... .. ... .. 375<br />

La Independencia en la región de los volcanes<br />

Xixión Hernóndez de O/arte .. ..... .. ........ ....... ... .. .... ........ ... ....... .. .... 377<br />

La Revolución llegó a tierra fría . Un acercamiento a<br />

la Revolución en la zona suroriente del Estado de México<br />

Moroni Spencer Hernóndez de O/arte .... .. ........ .... ........ .. ... .... ........ 389<br />

Dos pinturas de Ánimas del Purgatorio en la región<br />

de los volcanes: Ozumba y Ayapango<br />

Guillermo Arce ........ .. ............................... ... ..................................... 417<br />

El libro de defunciones del registro civil de Amecameca,<br />

Edo. de Méx. en 1910<br />

Ana Margarita Ramírez Sónchez .. ...... ..... .. .... ... .. ... ..... .. ... ..... ... .... 431<br />

Sobre los autores .... .......... ........ .... ... ... ........ ......... .... .. ..... ... ..... ..... .. ... 453<br />

12


UNA MIRADA A LOS PRIMEROS ANOS<br />

DE LA NUEVA ESPAÑA<br />

Iglesia del Sacromonte, Amecameca


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Amoxcalli -Amoxpouhque: Las casas de libros y sus lectores<br />

Una mirada a la producción de códices en el ámbito regional<br />

Tomás Jalpa Flores<br />

Biblioteca Nacional del Instituto<br />

Nacional de Antropología e Historia<br />

Introducción<br />

En el siglo XIX Manuel Payno inició la entrega de los capítulos de una novela<br />

que se hizo célebre por la descripción de la cuenca de México, y en particular de<br />

la región de Chalco. Me refiero a los Bandidos de Río Frío, la cual era consumida<br />

por los lectores europeos citadinos y por aquellos letrados que habitaban en los<br />

espacios rurales. 1 Ver reflejada la región, que era notoria por su pa isaje lacustre,<br />

sus amplios valles y que tenía como telón de fondo la Sierra Nevada, conocida<br />

por todo el mundo gracias a las primeras descripciones que hizo Cortés, los<br />

cronistas coloniales y los paisajistas del siglo XIX, representaba un suceso<br />

que refrescaba a cada instante el orgullo por el terruño, pero además recreaba<br />

los paisajes y las costumbres del México rural del siglo XIX. En ella se narran<br />

varios acontecimientos y de éstos llama la atención la labor de un abogado<br />

llamado Lamparilla, quien fue contratado para reclamar la sucesión de una<br />

familia indígena sobre sus tierras. Para demostrar el derecho de ésta emprendió<br />

la búsqueda de los documentos indígenas que demostraran su historia y el<br />

derecho a las propiedades. 2 Lo interesante de este relato es que en pleno siglo<br />

XIX los códices seguían ocupando un papel importante en la vida jurídica de<br />

los pueblos dado que las instituciones gubernamentales les conferían validez<br />

oficial. Constituían piezas claves en los litigios ante los tribunales, pero además<br />

tenían funciones prácticas para los pueblos que los resguardaban . Elaborados en<br />

diferentes materiales conservaban rasgos de la historia prehispánica y algunos<br />

trozos de la historia general de la cuenca, así como historias locales y particulares.<br />

Eran guardados celosamente por las autoridades y fueron utilizados con fines<br />

1 Manuel Payno se inició en la modalidad de la novela en entrega con su obra folletinesca El fistol del diablo ( 1845· l 846). Su obra más importante,<br />

escrita durante su estadía en Espaila fue Los bandidos de Río Frío (1889-1891 ), donde traza un cuadro épico del inicio de la vida independiente<br />

del país, escrita bajo el seudónimo de '\in ingenio de la corte". Su primera novela la publicó en la década de los cuarenta en la Revista Científica y<br />

Literaria de México. Respecto a Los bandidos de Río Fria el artículo literatura latinoamericana señala que: ''Se escribió hace 1 15 años, durante Ja<br />

estancia de Payno en Espaila y con la colaboración del editor Juan de Ja Fuente Parres. La primera edición se hizo en Barcelona, como novela por<br />

entnogas bajo el seudónimo "Un ingenio de la corte" en la tipografia La Academia, propiedad de J.F. Parrés. La segunda edición es de Barcelona,<br />

de Molina Maza, en el Establecimiento Tipolitognífico La Ibérica. La tm:era la hizo Ediciones México Moderno el allo de 19 19. Existe una cuarta<br />

México-Buenos Aires, Maueci, 1927; quinta: Manuel León Sánchez, 1928; sexta: San Antonio, Texas, Ed. Lozano, sin allo. Entonces el público<br />

mexicano la conoció tardíamente. Manuel Payno, Los bandidos de Río Frio, prólogo de Antonio Castro Leal, México, Editorial Porrúa, 1998;<br />

Diccionario Pomía, México, Pomía, Wilcipedia.<br />

2 Manuel Payno, op. cit., p. 5.<br />

15


SNTE, Sección 36-Va/le de México<br />

prácticos en momentos claves de la vida de un pueblo, ya sea para defender<br />

sus tierras, sus linajes y gobiernos; era en esas situaciones cuando sacaban a<br />

relucir "sus papeles" como piezas justificatorias de los procesos. Lo que nos<br />

narra Payno se apoyaba en una realidad y prácticas que seguían vigentes<br />

en el México decimonónico, pues los códices no eran piezas de museos o<br />

curiosidades utilizadas por los investigadores sino materiales de uso cotidiano<br />

que, protegidos por las autoridades de cada lugar, pasaban de mano en mano<br />

al momento de hacer el cambio de gobierno; tampoco eran documentos que<br />

se hubieran anquilosado, sino que fueron copiados, corregido o actualizados.<br />

Dado su carácter podríamos hablar de verdaderos palimpsestos, sobretodo de<br />

aquellos documentos que estaban directamente relacionados con los bienes de<br />

los pueblos, a los que se les hicieron numerosas adendas, aunque también es<br />

preciso señalar que continuaron elaborándose otros durante la época colonial e<br />

incluso en el siglo XIX. En este sentido es importante destacar la continuidad<br />

de la tradición indígena que atendiendo a diferentes motivaciones se mantuvo<br />

latente.<br />

Objetivo<br />

El trabajo es una reflexión en torno a la producción de textos pictóricos mejor<br />

conocidos como códices en el ámbito indígena. Es un acercamiento a la<br />

documentación generada en los diferentes ámbitos de la cultura indígena que<br />

se produjo durante la época colonial y que habla sobre la región de Chalco,<br />

denominada para fines administrativos como la provincia de Chalco. Se contempla<br />

la producción general que comprende todos los documentos de las áreas acolhua,<br />

mexic?, tlaxcalteca, poblana, tlalhuica y matlatzinca, los cuales presentan una<br />

visión de la región de acuerdo a los vínculos que establecieron con determinados<br />

grupos o asentamientos chalcas. El segundo comprende la producción interna<br />

donde se hace un balance y se atienden a las siguientes preguntas: ¿Oué textos<br />

indígenas se conservan? ¿Cuáles son sus características?, ¿Quiénes fueron sus<br />

creadores? ¿Se trata de tlacuiloque de esta zona? ¿Cuál es la temática que tratan<br />

y qué elementos sobrevivieron de la escritura prehispánica? A partir de este<br />

bosquejo trataré de señalar primero la importancia de la producción documental<br />

y los diferentes ámbitos en que se generaron, después su continuidad durante<br />

la época colonial y la importancia que tuvieron determinados códices para la<br />

defensa de las tierras y linderos de los pueblos y los derechos de las familias<br />

indígenas hasta el siglo XIX. Además comentaré algunos aspectos sobre la<br />

producción historiográfica y los principales géneros que encontramos en la<br />

16


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

narración indígena. Las preguntas que guían esta reflexión tratan de explicar<br />

los motivos que incidieron en la producción, así como su uso práctico en la vida<br />

cotidiana y el fortalecimiento de la memoria colectiva.<br />

Los acervos documentales prehispánicos<br />

La producción documental en el ámbito indígena formaba parte de una práctica<br />

originada en el mundo prehispánico que continuó durante la época colonial<br />

hasta el siglo XIX. Contrario a lo que afirman muchos investigadores, en el<br />

sentido que después de la Conquista y durante el siglo XVI la sociedad indígena<br />

se incorporó al modelo cultural de occidente y dejó de producir documentos en<br />

su escritura, los estudios recientes permiten considerar la supeNivencia de esta<br />

producción. Aunque la cantidad y calidad no fue la misma, si tomamos como<br />

referentes los ejemplos prehispánicos que nos quedan, en la documentación que<br />

se continuó produciendo hay restos del sistema de escritura y conceptos sobre<br />

la organización de los textos que posibilitan una aproximación a la gran variedad<br />

de documentos que pudieron haberse escrito en el mundo mesoamericano. 3<br />

¿Oué habían escrito los indígenas durante esos cuatro siglos? Del mundo<br />

prehispánico tenemos noticias que en los centros de poder se guardaban<br />

aceNos importantes que registraban diferentes acontecimientos: libros<br />

sagrados, documentos administrativos, mapas de conquistas, registros de<br />

población, estrategias de guerra, todo lo indispensable para el control de una<br />

población. En los textos se consignaban los acontecimientos que eran de<br />

utilidad para los habitantes: registros históricos, geográficos, económicos,<br />

administrativos, conocimientos "científicos" sobre la botánica, zoología y<br />

temas de carácter religioso y astronómico que ocupaban un lugar importante<br />

en las preocupaciones de la sociedad. Éstos eran sólo un fragmento del amplio<br />

conocimiento que se trasmitía a través de diferentes medios, donde además de<br />

la oralidad y la escritura, jugaban un papel importante las expresiones corporales<br />

y los movimientos entre los que estaba incluida la danza, las manifestaciones<br />

masivas como procesiones, ritos y ceremonias individuales, grupales y masivas<br />

que formaban parte del sistema de comunicación. Podemos hablar entonces de<br />

una memoria consignada, donde los procesos quedaron atrapados, resumidos<br />

y sintetizados, que es de la que nos ocuparemos, y otra latente donde algunos<br />

referentes como los nombres, las fechas, los lugares siNieron de eslabón para<br />

construir y reconstruir los acontecimientos continuamente a través de la<br />

3 Mercedes Montes de Oca Vega et. al, Cartografia de tradición hispanoindígena. Mapas de mercedes de tierra siglos XVI y XVII, 2 vols., México,<br />

Universidad Nacional Autónoma de México, Archivo General de la Nación. 2003.<br />

17


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

oralidad y los otros sistema de difusión. En este contexto los registros textuales<br />

tenían un papel importante en la vida económica, política, religiosa y cultural<br />

de los pueblos, de tal manera que tanto en las grandes urbes como en los<br />

asentamientos más pequeños los códices, y más tarde cualquier documento,<br />

fueron resguardados en lugares particulares pues representaban la memoria de<br />

la población.<br />

Amoxcalli: la casa de libros<br />

Tenemos evidencias de acervos documentales existentes en los principales<br />

centros de poder pero también en asentamientos pequeños. Bernal Díaz del<br />

Castillo recuerda la existencia de importantes "archivos y bibliotecas" que<br />

vio en su paso por Cempoala, cerca de los recintos sagrados donde había un<br />

edificio en que tenían "muchos libros de su papel, cogidos a dobleces, como a<br />

manera de paños de Castilla" 4 En México Tenochtitlan el cronista señala que<br />

Moctezuma tenía un edificio donde se resguardaban los informes de todas las<br />

rentas que le traían [en] sus libros, hechos de su papel que se dice a mal, y<br />

tenía de estos libros una gran casa de ellos." 5 Texcoco contaba también con<br />

una construcción similar donde se concentraba el saber del señorío que incluía<br />

obras especiales, organizadas temáticamente. En la provincia de Chalco ocurría<br />

otro tanto y en cada altepetl se custodiaban los acervos correspondientes. En<br />

el siglo XVII cuando Chimalpahin se dio a la tarea de recopilar la historia de<br />

los altepeme chalca se valió de los restos de estos acervos que conservaban<br />

sus abuelos y los principales de la región; algunos resguardados en casas de<br />

particulares que lograron salvarse de la expurgación realizada por los frailes. 6<br />

Estos ejemplos nos permiten considerar la importancia que tenían los acervos<br />

y el cuidado y protección. Malina registró la palabra Amoxcalli para referirse al<br />

sitio donde se custodiaban los documentos sin establecer una diferencia entre<br />

un archivo y una biblioteca, además varias entradas de su vocabulario aluden a<br />

tamaño, características o temática de las obras que dan cuenta de la variedad de<br />

los acervos: amoxtontli (libro pequeño), tzonquizqui amoxtli (libro acabado) o<br />

tlapoualamoxtli (libro de cuentas) . 7<br />

Había personas al cuidado de los acervos con la función de bibliotecarios,<br />

encargado de ordenar la documentación, llevar un inventario y ponerla a<br />

4 Bemal Dlaz del Castillo, Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España, Introducción y notas de Joaquín Ramírez Cabañas, undécima<br />

edición, México, Editorial Pomia, 1976, p. 75.<br />

5 Bcmal Dlaz del Castillo, op. cit., p. 168.<br />

6 Domingo Chimalpahin, Las ocho relaciones y el memorial de Colh11acan. 2 vols., paleografia y traducción Rafael Tena, México, CONACULTA,<br />

1998. .<br />

7 En la entrada se lec Jibrerfa o tienda de papel.. Fray Alonso de Molina, Vocabulario en lenguas castellana/ mexicana y mexicana/castellana,<br />

csrudio preliminar de Miguel León Portilla, México, Editorial Porrúa, 2004. Segunda parte. p. 5<br />

18


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

disposición de los letrados o interesados. En algunos lugares bastaba solamente<br />

una persona pero en las grandes urbes al parecer había un numeroso grupo que<br />

se dividía las labores. Esto nos permite considerar que ante el volumen de los<br />

materiales debieron existir principios de organización archivística que están por<br />

estudiarse. De esta actividad tenemos solamente noticias breves que pueden<br />

ser útiles para avanzar en el tema. Berna! menciona que Moctezuma tenía un<br />

mayordomo "que le pusimos por nombre Tapia, y tenía cuenta de todas las<br />

rentas que le traían a Montezuma con sus libros." 8<br />

Las bibliotecas eran acervos importantes donde se recopilaba y concentraba el<br />

saber, con un personal especializado dedicado a escribir y organizar todos los<br />

materiales que se generaban. Para darnos una idea de la inmensa producción<br />

son útiles algunas noticias que dejaron los cronistas. Había documentos donde<br />

se registraban las guerras y las estrategias bélicas. Al llegar Cortés a Tlaxcala<br />

tuvo noticias de los conflictos con los mexicas gracias a los testimonios que<br />

se le presentaron, donde se describían las batallas, las estrategias de guerra y<br />

la tipificación de los ejércitos: "y trajeron pintadas en unos grandes paños de<br />

henequén las batallas que con ellos habían habido, y la manera de pelear." 9<br />

Cuando los chalcas se incorporaron a las huestes españolas se presentaron<br />

ante Cortés llevándole la información necesaria para planear el ataque a las<br />

guarniciones que custodiaban los puntos estratégicos en la cuenca: "Y también<br />

en aquella sazón vinieron los de Cha leo y Tamanalco y dijeron que si luego no los<br />

socorrían que serían perdidos, porque estaban sobre ellos muchas guarniciones<br />

de sus enemigos, y tantas lástimas decían, y traían en un paño de manta de<br />

henequén pintado al natural los escuadrones que sobre ellos venían." 10 Los<br />

indígenas se valían de los documentos para exponer sus demandas y dar a<br />

conocer sus propiedades y derechos sobre tierras y mano de obra. Existía una<br />

gran producción de códices de orden jurídico, producto de una larga tradición<br />

histórica. Bernal señala que cualquier asunto que querían exponer los naturales<br />

los llevaban ante Moctezuma para demandar una solución, acompañ~ndose<br />

siempre con la documentación necesaria: "Acuérdome que cuando venían ante<br />

él grandes caciques de lejanas tierras, [para pleitear] sobre términos o pueblos,<br />

u otra cosa de aquel arte ... le traían pintado y dibujado el pleito o embarazo<br />

sobre que venían, en unos paños y mantas de henequén, y con unas varitas<br />

muy delgadas y pulidas le señalaban la causa del pleito; y estaban allí junto a<br />

Montezuma dos hombres viejos, grandes caciques y después que bien habían<br />

8Bemal Diaz del Castillo, op. cit., p. 168.<br />

9 1bid., p. 135, 163 .<br />

1 o lbid., p. 303.<br />

19


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

entendido el pleito, aquellos jueces se lo decían a Montezuma, la justicia que<br />

tenía; con pocas palabras los despachaba y mandaba quien había de llevar las<br />

tierras o pueblos, y sin más replicar en ello se salían los pleiteantes" 11<br />

La función de los tlacuiloque<br />

A la llegada de los españoles la sociedad indígena se caracterizaba por su alto<br />

grado de desarrollo cultural. Tanto en las grandes urbes como en las provincias<br />

había grupos especializados, liberados de la actividad agrícola y encargados de<br />

labores administrativas y culturales. Uno de éstos eran los tlacuiloque, personas<br />

especializadas en el manejo de la escritura, conocedores del arte de pintar,<br />

encargadas de consignar los hechos y por lo tanto detentadoras del saber.<br />

La práctica era monopolio de un grupo y parece que estuvo concentrada en<br />

una etnia que fue heredando el oficio a sus descendientes. Su labor fue muy<br />

apreciada y se requería su presencia cuando se trataban asuntos importantes.<br />

Al parecer dentro del oficio había especialistas. lxtlilxochitl indica que: "tenían<br />

para cada género sus escritores, unos que trataban de los anales poniendo por<br />

su orden las cosas que acaecían en cada año, con día, mes y hora. Otros tenían<br />

a su cargo las genealogías y descendencias de los reyes y señores y personas del<br />

linaje. Unos tenían cuidado de las pinturas de los términos, límites y mojoneras<br />

de las ciudades, provincias, pueblos y lugares, y de las suertes y repartimientos<br />

de las tierras, cuyas eran y a quiénes pertenecían. Otros, de los libros de las<br />

leyes, ritos y ceremonias ... Y finalmente, los filósofos y sabios que tenían entre<br />

ellos, estaba a su cargo el pintar todas las ciencias que sabían y alcanzaban ". 12<br />

Se encargaban de registrar todos los acontecimientos y estaban al tanto de las<br />

noticias relevantes. Aquellos acontecimientos que eran novedosos no pasaban<br />

desapercibidos. Así, desde las primeras incursiones de los españoles se llevaron<br />

noticias que fueron conocidas por Moctezuma gracias a las descripciones que<br />

enviaron los tlacuiloque de los diferentes sitios. Al respecto Berna! señala:<br />

"Y tuvo noticia de la primera vez que venimos con Francisco Hernández de<br />

Córdoba, lo que nos acaeció en la batalla de Cotoche y en la de Chapetón .. . y<br />

todo se lo habían llevado pintado en unos paños que hacen de henequén, que es<br />

como de lino" 13 Es Tendile el único tlacuilo que sale del anonimato de este grupo<br />

y figura en la historia como uno de los informantes que le envía a Moctezuma el<br />

segundo testimonio donde aparecen los conquistadores. En esta representación<br />

Cortés figura junto con los navíos. Cabe señalar que es el segundo documento<br />

11 !bid .• p. 183, 184. .<br />

12 Femando de Alva Ixtlixóchitl, Obras Históricas, México, Universidad Nacional Autónoma de México, tomo 2, p. 527.<br />

13 Bcmal Dlaz del Casiillo, op. cit .. p. 23 .<br />

20


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

donde aparecen los elementos occidentales en la figuración indígena y los<br />

diferentes géneros manejados por los tlacuiloque especializados: "Y parece ser<br />

Tendile traía consigo grandes pintores, que los hay tales en México, y mandó<br />

pintar al natural la cara y rostro y cuerpo y facciones de Cortés y de todos los<br />

capitanes y soldados, y navíos y velas, y caballos, y a doña Marina y Aguilar, y<br />

hasta dos lebreles, y tiros y pelotas, y todo el ejército que traíamos, y lo llevó<br />

a su señor" 14 De este testimonio tenemos una versión en la obra de Sahagún<br />

en el Libro doce donde aparece el mensajero arriba de un árbol y en primer<br />

plano el tlacuilo registrando el acontecimiento. (Figura l. Códice Florentino).<br />

Durante las campañas los señores enviaban tlacuilos encargados de tomar<br />

nota de los acontecimientos que después se vertían en los documentos. Los<br />

continuos recorridos les permitían tener una visión amplia de la geografía y los<br />

acontecimientos que podían<br />

. -<br />

resumir en pequenas<br />

escenas. En la época colonial<br />

los pueblos se esforzaron<br />

por plasmar en su historia su<br />

participación en la Conquista<br />

y el proceso de colonización.<br />

En ocasiones los señores<br />

partían en las expediciones<br />

llevando un tlacuilo<br />

encargado de registrar su<br />

itinerario y sus hazañas como<br />

ocurrió con don Francisco<br />

Sandoval Acacitli, cacique<br />

de Tlalmanalco que participó<br />

en la guerra del Mixtón,<br />

acompañando al virrey<br />

don Antonio de Mendoza.<br />

Ilustración l . Códice Florentino, libro 12.<br />

Durante la organización de la<br />

expedición reunió las huestes y designó como tlacuilo a Gabriel de Castañeda<br />

quien llevó una relación pormenorizada de los acontecimientos del cual nos<br />

queda un texto que lleva por título: "Relación de la jornada que hizo don Francisco<br />

de Sandoval Acacitli, cacique y señor natural que fue del pueblo de Tlalmanalco,<br />

provincia de Chalco, con el señor visorrey don Antonio de Mendoza, cuando fue<br />

14 lbid., p. 64.<br />

21


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

a la conquista y pacificación de los indios chichimecas de Xuchipila." 15 Estos<br />

ejemplos son suficientes para comprender el papel que cumplían los tlacuiloque<br />

en la vida pública de la sociedad.<br />

De la palabra al registro<br />

Por la descripción de los cronistas es posible considerar la amplia difusión<br />

de la escritura donde la imagen jugaba un papel importante como signo con<br />

valor fonético pero también para reforzar las descripciones. La imagen era<br />

utilizada para varios fines y ésta podía funcionar como escritura pero también<br />

como registro meramente pictórico que reforzaba el texto. En este sentido no<br />

tenemos porqué empecinarnos en querer demostrar que en los códices todo<br />

se puede leer pues hay imágenes que tenían la función de marcos temporales,<br />

geográficos o simbólicos. Algunos ejemplos nos muestras la plurifuncionalidad<br />

de la imagen y la forma en que era utilizada en los códices. A Moctezuma le llegó<br />

una de las primeras descripciones físicas de los españoles. Cuenta Berna! que los<br />

tlacuiloque llevaron a Moctezuma una imagen de Pedro de Alvarado, que más<br />

tarde sería conocido entre los indígenas como tonatiuh: "Y parece ser que le<br />

dijeron que Pedro de Alvarado era de muy linda gracia, así en el rostro como en<br />

su persona, y que parecía como al sol, y que era capitán, y demás de esto se le<br />

llevaron figurado muy al natural su dibujo y cara y desde entonces le pusieron<br />

nombre de Tonatio, que quiere decir el sol o el hijo del sol" 16 La escritura indígena<br />

era uno de los instrumentos importantes para todo tipo de negociación y de ella<br />

se valió Cortés que al saber de la existencia de españoles que vivían entre los<br />

indios recurriendo a los tlacuiloque para enviarles mensajes de su llegada: "y<br />

díjoles Cortés que luego los fuesen a llamar con cartas, que en su lengua llaman<br />

amales, y dio a los caciques y a los indios que fueron con las cartas, camisas<br />

y los halago, y les dijo que cuando volviesen les daría más cuentas. " 17 Pero<br />

el interés no fue solamente de los españoles. Los indígenas también trataron<br />

de saber quiénes eran ellos y de dónde venían. Así, al mismo tiempo que se<br />

elaboraron documentos sobre la presencia de los españoles y las estrategias<br />

bélicas se tuvieron también las primeras indagaciones que hicieron los indígenas<br />

acerca del viejo mundo. Moctezuma solicitó un paje (Orteguilla) que lo puso<br />

al tanto de la historia de España . De creer a Berna! estamos frente a un proceso<br />

15 Jooquln Garcla lcazbalccta, Colección de documento:t paro lo hi:t1orio de México, vol. 2, México, Antigua Libretia Portal de Agustinos, 1866,<br />

pp. 306-332. véase Tomás Jalpa Flores, La sociedad indígena en lo región de Cholco durante los siglos XVI-XVII, México, lnstiruto Nacional de<br />

Antropologla e Historia, 2009, p. 308.<br />

16 Berna! Dlaz del Castillo, op. cit., p. 140. ·<br />

17 lbid., p. 43.<br />

22


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

de indagación en que el imaginario occidental penetra en el imaginario indígena<br />

por una puerta exclusiva: los ecos de otras sociedades a través de la palabra. "Y<br />

luego Montezuma le demandó a Cortés un paje español que le servía, que sabía<br />

ya la lengua, que se decía Orteguilla y fue arto provechoso, así para Montezuma<br />

como para nosotros, porque de aquel paje inquiría y sabía muchas cosas de las<br />

de Castilla, Montezuma y nosotros de lo que le decían sus capitanes". 18<br />

Los códices también fueron de gran utilidad para conocer el territorio<br />

mesoamericano y sus riquezas. Gracias a ellos Cortés supo de la ubicación de<br />

los metales preciosos, la calidad de las tierras y su producción, las distancias<br />

entre un sitio y otro y las rutas de comunicación. Cuando Cortés demandó a<br />

Moctezuma informes sobre el origen de la producción aurífera, Moctezuma<br />

le entregó: "en un paño de henequén, pintados y señalados muy al natural<br />

todos los ríos y ancones que había en la costa del Norte, desde Pánuco hasta<br />

Tabasco, que son obra de ciento y cuarenta leguas, y en ellos venía señalado<br />

el río de Guazaqualco, y como ya sabíamos todos los puertos y ancones que<br />

señalaba en el paño que le dio Montezuma, de cuando venimos a descubrir<br />

con Grijalva, excepto el río de Guazaqualco, que dijeron que era muy poderoso<br />

y hondo, acordó Cortés de enviar a ver qué cosa era y para sondear el puerto y<br />

la entrada. " 19 Estos documentos abrieron las puertas a los conquistadores para<br />

conocer el territorio.<br />

El tema de la Conquista y la toma de la ciudad de México Tenochtitlan fue<br />

documentada pormenorizadamente por mexicas, tlaxcaltecas y otros señoríos,<br />

de manera que las noticias circularon por el centro de México y se divulgaron<br />

en todo el mundo mesoamericano propagándose diferentes versiones. Tal<br />

parece que las noticias circularon por todo el territorio mesoamericano y<br />

fueron conocidas no sólo por los tlacuiloque sino por la población en general,<br />

divulgándose la información desde la perspectiva de cada grupo, construyendo<br />

una historia épica que exaltó el orgullo de los participantes. Cuando Bernal<br />

recrea este momento recuerda que: "Muchas veces he visto pintadas entre<br />

los mexicanos y tlaxcaltecas esta batalla y subida que hicimos en este gran<br />

cu, y tiénenlo por cosa muy heroica, que aunque nos pintan a todos nosotros<br />

muy heridos, corriendo sangre y muchos muertos en retratos que t ienen de<br />

ello hecho, en mucho lo tienen esto de poner fuego al cu y estar tanto guerrero<br />

guardándolo, y en los pretiles y concavidades, y otros muchos indios abajo en<br />

18 lbid., p. 184.<br />

19 1bid., p. 199.<br />

23


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

el suelo y patios llenos, y en los lados, y otros muchos, y deshechas nuestras<br />

torres, cómo fue posible subirles.''20<br />

Para los indígenas los documentos tenían un carácter informativo pero también<br />

sagrado. El papel era el instrumento de cualquier negociación, pero también<br />

donde se plasmaban los sucesos históricos, religiosos y jurídicos. Al papel en<br />

sí le conferían un carácter especial. Bastaba la presencia de un documento con<br />

ciertos caracteres para que tuvieran un grado de credibilidad. Los españoles<br />

entendieron la importancia de este instrumento y se val ieron de él para llevar a<br />

cabo las primeras negociaciones. Era tal el poder del documento que durante el<br />

asedio a México Tenochtitlan se acudió al documento para iniciar la paz: "Y los<br />

tres principales lo entendieron muy bien por nuestras lenguas y demandaron a<br />

Cortés una carta, y ésta no porque la entendían, sino que ya sabían claramente<br />

que cuando enviábamos alguna mensajería o cosas que les mandábamos, era un<br />

papel de aquellos que llaman amales, señal como mandamiento". 21<br />

Como podemos ver, la utilidad de la documentación era incuestionable y cada<br />

institución se encargaba de registrar los acontecimientos que le correspondían.<br />

En la época colonial el cabildo indígena tenía su escribano, que era el encargado<br />

de registrar los acontecimientos que se sucedían durante las sesiones, además<br />

de custod iar los documentos sobre los bienes de las comunidades, tales como<br />

mapas de linderos, reclamos por tierras y litigios con los otros pueblos. 22 La<br />

documentación se reunía en una caja especial y por lo regular estaba resguardada<br />

por tres o cuatro llaves en manos de diferentes funcionarios para evitar su<br />

pérdida o su mal uso. Cuando se requería utilizarla se reun ía el cabildo y hacían<br />

entrega de los documentos a las personas que los llevaban ante el juzgado de<br />

Indios de la ciudad de México para litigar, como lo podemos ver en las actas del<br />

cabildo de la ciudad de Tlaxcala, donde se llevaba un registro pormenorizado de<br />

las actividades. 23 La iglesia por su parte llevaba un registro de sus feligreses, las<br />

visitas pastorales y algunos eventos importantes. Por lo general era el párroco<br />

el encargado de llevar los registros pero en ocasiones esta función quedaba<br />

en manos de un indígena que lo auxiliaba en esas labores. En los libros de<br />

bautizos algunos frailes llevaban los registros en náhuatl, como se puede ver<br />

en los archivos de Chimalhuacan y Ozumba de fines del siglo XVI. En estos se<br />

consignaban el nombre de las personas, su lugar de procedencia, los padrinos, el<br />

20 lbid., p. 251, 252.<br />

21 lbid., p. 360.<br />

22 LI utili1.1ción de pinturas como probatoria judicial parece haber sido muy común en todo género de demandas judiciales tempranas. El autor de la<br />

Relación gcogrifica de Sirandaro (1579) informaba que los indlgenas ante cualquier agravio iban al virrey a pedir justicia llevando sus peticiones<br />

y pinturas. Felipe Castro Gutiérrez, Los tarascos y el imperio español. 1600- 1740, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad<br />

Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2004, p. 36.<br />

23 Andrc1 Martfnez Baracs, Un gobierno de indios: Tlaxca/a, 1519-1750, México, Fondo de Cultura Económica, Fideicomiso de Historia de Tlaxcala,<br />

Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2008, p. 137.<br />

24


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

padre a cargo del convento y al margen se agregaban datos adicionales que son<br />

importantes para reconstruir la historia de los asentamientos, como son noticias<br />

sobre las visitas pastorales, las impresiones de los visitadores sobre los lugares y<br />

sus costumbres así como informes sobre sucesos locales.<br />

Los vocabularios del siglo XVI recuperaron en varios términos que dan cuenta<br />

de la importancia del sistema de escritura y la producción documental. Para la<br />

acción de escribir Olmos registra nitlacuiloua y nicnotlacuilhuilia. Malina por<br />

su parte consigna algunas palabras como letra: machíotl, tlatecpanóni, machiotlaloliztli.<br />

A su vez da cuenta de diferentes acciones: escribir como qu iera: nitla<br />

cuilóa, anatlacuilóa; escribir matriculando: nite icuilóa, anatlacuilóa; escribir<br />

firmando: nofizma nic tlalía, nitla, eltilía, nino, firmatia; escribir por minuta:<br />

notlalnamiquiya nic, icuilóa, ni tlátqui ycuilóa; escritura contra otro: tetlacuilóllo,<br />

tetlatóllo; escritura atrás: tlaicampa, tlacuilolli ycampa tlacuilólli; escritura de<br />

propia mano: huél ynoma tlacuilo, huel ynóma tlacuiloáni, ynomátca tlacuilo;<br />

escritura falsa : yztlaca tlacuilólli, tlatlapiquicu iloll i, ychtáca tlacuilolli. Para el<br />

acto de leer Olmos registra namospouo y namoxyttoua. 24 Leer: amapohua<br />

y amoxpóhua, amoxitóa; leer así, a menudo: aamapóhua, aamoxpóhua,<br />

naamoxitóa; leer hasta el fin : amapouhcatzinquixtía; leer otra vez: ycnocépa,<br />

amapóhua. 25 En la época colonial los oficios se multiplicaron y los vocabularios<br />

de la época consignan gran cantidad de términos para referirse a las diferentes<br />

actividades que se realizaban: Escribano de libros: amoxtlacuilo; escribano<br />

público: amatlacuiloáni, tlamachiyotl, tlamachiyotiani; escribano principal:<br />

tlacuilocatiachcauh, yn tiáqchcauh yn amatlalcuilóque, hueyamatlacuilo,<br />

hueytlamachiyotl; escribano de lo que otro dice: tetlatolicuilo, tetlatolicuiloáni;<br />

escribano de contratos: nenonotzalitlacuilo; escribano público: amatlacuilololiztli;<br />

escritor que compone: tlatollaliáni, tlatlaliani, tlatolicuiloáni; escritor verdadero:<br />

nelli tlacuilo; huellacuillo, melahuáca, tlacuilo; escritura verdadera : melahuáca<br />

tlacuilolli, neltiliz tlacuilolli. 26<br />

Dentro de esta vasta documentación el género histórico cumplía un papel<br />

importante en la vida de las comunidades ya que se llevaban libros, conocidos<br />

como Anales, donde se consignaban los principales acontecimientos. No estamos<br />

pues ante una sociedad rural atrasada, como la ha recreado la historiografía<br />

oficial y urbana, sino frente a una sociedad que desde su lógica y sus necesidades<br />

24 Andrés de Olmos, Arte de la lengua mexicana y vocabulario, ed. René Acufta, Introducción, advertencia y apéndice Thelma D.Sullivan, México.<br />

Universidad Nacional Autónoma de México, 1985, 30lp., facsímil. p. 91, 97.<br />

25 Fray Alonso de Molina, Vocabulario en lengua Castellana y mexicana, compuesto por el muy reverendo padre Fray Alonso de Molina de la orden<br />

del bienaventurado nuestro padre San Francisco, dirigido al muy excelente sei\or D. Martín Enriquez, virrey de esta ueva Espai!.a, reimpreso de<br />

la edición hecha en México en casa de Antonio de Spinosa el ai'lo de 1571 , Puebla, sf. pp. 232. 233<br />

26 Fray Alonso de Molina, op. cit., p. 164.<br />

25


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

llevaba un registro de la memoria, que le daba el valor a los documentos y los<br />

seguían resguardando, pero además utilizando con fines prácticos, lejos de<br />

esa mirada idílica que les confieren los coleccionistas o los estudiosos del arte.<br />

También hay que mencionar que los textos no eran meras curiosidades u objeto<br />

de un culto sagrado, eran instrumentos legales que resguardaban y presentaban<br />

cuando se requería su uso sin presentar una oposición "texto y pintura'; pues los<br />

dos sistemas de escritura corrieron paralelos cumpliendo una función primordial:<br />

la transmisión de las ideas.<br />

Los géneros históricos<br />

¿Pero qué tipo de información de carácter histórico se reunía en los arch ivos<br />

locales? Si bien en la actualidad la información a nuestro alcance es importante<br />

para reconstruir la historia de las comunidades, la historia que escribían los<br />

tlacuiloque parece estar centrada en aspectos bien definidos de los cuales<br />

destacaré solamente algunos relacionados con el género histórico. Desde<br />

la época prehispánica se habían desarrollado diferentes géneros entre los<br />

que sobresalían los xiuhtlapohualli o cuenta de años, género historiográfico<br />

utilizado para registrar los acontecimientos notorios de una población donde se<br />

intercalaban sucesos generales con acontecimientos particulares que podríamos<br />

clasificar como de carácter enciclopédico que continuó desarrollándose en la<br />

época colonial y se nutría de otros géneros. 27<br />

Uno de ellos era el que incluían las historias de las fundaciones de los pueblos,<br />

donde se fusionaba el mito y la historia. Este género lo desarrollaron todos los<br />

pueblos del altiplano y la estructura narrativa es similar entre mexicas, acolhuas,<br />

chalcas, tlaxcaltecas y totomihuaque. Fue un género que desarrollaron casi<br />

todos los pueblos que trataban de explicar su origen recurriendo a la historia oral<br />

para recuperar el pasado a partir de eventos sagrados que incluían un lugar de<br />

procedencia ubicado en un sitio lejano, una migración donde se consignaban los<br />

principales lugares por donde habían pasado, pero además con la intención de<br />

asentar el vínculo que seguían manteniendo con esos sitios a través de alianzas<br />

matrimon iales, acuerdos políticos o lazos sagrados a través de los espacios<br />

sagrados que compartían. Los lugares de origen por excelencia fueron Aztlán,<br />

27 Kciko Yonedo. loJ mapas de Cuauhtinchan y la historia cartográfica prehispánica, México, CIESAS, Fondo de Cultura Económico, Gobierno<br />

del Estado de Puebla, 1991, p. 26; Constantino Medina Lima, libro de los guardianes y gobernadores de Cuauhtinchan (1519-1640), México,<br />

CJESAS, 1995, Maria Teresa Scpúlvcda, Anales mexicanos: Puebla. Tepeaca, Cho/u/a, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia,<br />

1995, p. J 06. Las ocho relaciones y el memorial o~ . cit., Al varado Tezozomoc, Crónica Mexicana escrita hacia el año de 1598, Notas de Manuel<br />

Orozco y Bcm, México, Editorial Leyenda, 1944, p. '545. Códice Chimalpopoca, Anales de Cuauhtitlan y leyenda de los soles, tr. directa del<br />

nAhuatl de Primo Feliciano VeJAzquez, México, Instituto de Investigaciones Histórica, Unive,.idad Nacional Autónoma de México, 1975, p. 162.<br />

mas fae lmil, sin (Pri mera serie Prehispánica 1)<br />

26


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Chicomoztoc, Culhuacan, Tallan, Ouinehuayan, Poyauhtlan, Tlapallan . Son<br />

sitios que se ubican en un espacio indefinido y cualquier lugar podía adquirir<br />

estos atributos de acuerdo a los intereses de cada grupo. Son lugares que por<br />

excelencia se ubican en puntos lejanos y por lo regular en el norte. Forman parte<br />

del imaginario colectivo y fueron utilizados constantemente para construir las<br />

historias de migración. Este género tiene en cierto sentido una estrecha relación<br />

con los grupos que migraron al centro de México hacia el siglo XII y representan<br />

las características de la historiografía del postclásico en la que prevalece un<br />

carácter etnocentrista. Dentro de los elementos que destacan en este género<br />

son en primer lugar los movimientos poblacionales, pues se trata de la historia<br />

de grupos que se desplazan hacia el centro de México, que portan una cultura<br />

particular donde se defienden valores como la fuerza y la resistencia, ya que son<br />

grupos guerreros, acostumbrados a soportar las inclemencias del tiempo pero<br />

tienen la entereza que les infunde su dios que los guía y les ayuda a sobrellevar<br />

la situación en momentos difíciles. Los dioses son portados en bultos sagrados o<br />

tlaquimilloli que los grupos abren en momentos de crisis, cuando hay conflictos<br />

internos o están a punto de fenecer. Además se representan como grupos<br />

obedientes, dispuestos a someterse y vivir en condiciones de vasallaje si así lo<br />

determina su deidad, pero en momentos claves se rebelan y asumen el poder. Se<br />

trata pues de una historia oficial épica donde el grupo en el poder trata de<br />

justificar sus derechos pero además con un propósito: destacar el esfuerzo para<br />

lograr llegar al poder y exaltar los valores de su cultura, la cultura chichimeca de<br />

acolhuas, tlaxcaltecas, chalcas, xochimilcas, tlalhuicas y mexicas. En este género<br />

podemos incluir documentos importantes como la historia tolteca-chichimeca,<br />

el códice Xolotl, la Tira de la Peregrinación y la Tira de Tepechpan.<br />

Algunas historias comprenden lapsos temporales más amplios, como es el caso del<br />

códice Telleriano Remensis, el Cozcatzin, Aubin, la historia Tolteca Chichimeca,<br />

La Tira de Tepechpan, el Mapa de Cuauhtinchan o el Códice Huamantla, por citar<br />

solamente algunos, que abarcan los primeros años del periodo colonial e incluso<br />

más. En ellos se incluye la historia de la migración, la fundación de los centros<br />

de poder y el proceso de conquista de los territorios, incorporando el proceso<br />

de conquista. Esta producción que data del periodo colonial es sumamente<br />

importante porque muestra la continuidad de la producción historiográfica y<br />

nos acercan a la concepción histórica del mundo indígena para el cual el arribo<br />

de los españoles se inserta como parte del proceso histórico en el que los grupos<br />

destacan su ayuda a los españoles o bien el rechazo sin mostrarlo como el fin de<br />

un ciclo en los procesos o un parteaguas de su historia sino como parte de una<br />

27


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

dinámica en la que se inserta su participación en la nueva fase de conquistas y<br />

sometimientos. 28<br />

Otro género tenía como tema la historia de las familias. Este género se desprendía<br />

de las historias de origen de los pueblos y corría paralela a la historia del grupo.<br />

Sin embargo, el eje narrativo eran los líderes de los grupos chichimecas: Xolotl,<br />

Mexitzi n, lcxicohuatl y Ouetzaltehueyac, para los grupos acolhua, mexica y<br />

totomihuaque respectivamente, o Acapol y Atonalzin para los chalcas. Las más<br />

socorridas fueron las historias de los gobernantes de los cuales se destacan sus<br />

lazos con los dioses, los héroes míticos y los líderes que comandaban el grupo.<br />

En la epopeya se exaltan sus hazañas guerreras pero también sus aciertos<br />

políticos y hay un interés particular por registrar los vínculos matrimoniales,<br />

la unión de los soberanos con mujeres de los diferentes pueblos de la cuenca<br />

y la trasmontaña. Este género tuvo gran acogida por las familias gobernantes<br />

durante la Época Colonial que lo utilizaron para demandar privilegios al gobierno<br />

español. Para entonces ya no fue un género exclusivo, utilizado desde las<br />

cúpulas de poder sino que varias familias se valieron de éste para reafirmar sus<br />

privilegios en cada lugar. Entre estos dos géneros están inmensos temas que<br />

constituían la urdimbre de la historiografía del postclásico: incursiones bélicas,<br />

estrategias militares y conquistas que tenían como propósito justificar el grupo<br />

en el poder y los dominios sobre tierras y fuerza de trabajo.<br />

La producción pictórica en Chalco<br />

La sociedad chalca desarrolló un sistema de registro dentro de estos géneros<br />

que dio cuenta de su historia, religión, aspectos administrativos, económicos,<br />

políticos y culturales. Cada altepetl llevaba un registro pormenorizado del<br />

número de habitantes sus t ierras y recursos naturales como montes, ríos, la<br />

historia de sus linajes y los acontecimientos históricos que destacaban guerras,<br />

alianzas matrimoniales y políticas. 29 Estos acervos fueron consultados por<br />

Chimalpahin quien los utilizó para elaborar sus anales que abarcan un espacio<br />

temporal que comprende los siglos VII al XVII donde se nos ofrece una visión de<br />

la historiografía indígena desde la perspectiva de los cronistas coloniales, lo cua l<br />

ha sido tratado de manera muy acertada por Rubén Romero Galván y Federico<br />

Navarrete.<br />

28 En un1 conversación que Moctczuma tuvo con los caciques de los otros pueblos recurrió a los testimonios que aludían al suceso donde en cierta<br />

m1nc111 da cuenta de 11 concepción del proceso histórico: "en la plática que tuvo Montczuma con todos los caciques de toda la tierra que había<br />

mandado llamar, que dcspu~s que les habla hecho un parlamento, sin estar Cortés ni ninguno de nosotros delante, salvo Orteguilla el paje, dicen<br />

que les dijo que mirasen que de muchos aftas pasados sablan por muy cierto, por Jo que sus antepasados les han dicho y así lo tiene señalado en<br />

1us libros de cosu de memoriu, que de donde sale el sol hablan de venir gentes que hablan de señorear estas tierras .. ". Berna! Dlaz del Castillo,<br />

op. cit., p. 198. ·<br />

29 En 1us &n1lc1 se registraron otros aspectos del saber entre los que podemos setialar los registros del tiempo, las estaciones del ano, las fases de la<br />

luna, las plagas, fenómenos meteorológicos. Chimalpahin. la.1 ocho relaciones, op. cit., 2 vols.<br />

28


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

¿Pero qué sabemos de estos acervos y de sus creadores? En primer lugar hay<br />

que destacar que las ocho relaciones escritas por el cronista chalca contienen<br />

información procedente de diferentes archivos de la región y cada una nos<br />

proporciona una visión que tenía cada grupo sobre la historia de la cuenca y la<br />

historia regional. En segundo lugar que de esa documentación sólo sabemos<br />

de su existencia de forma indirecta pues no se conservó ningún cód ice. Estos<br />

códices los utilizó Chimalpahin para elaborar sus anales o cuenta de años<br />

siguiendo un género que era común en esa época. Podemos aventurarnos a<br />

decir que la tercera relación se apoyó en documentos predominantemente del<br />

altepetl de Tlalmanalco, mientras que la séptima y octava de los de Amecameca.<br />

De estos acervos es importante destacar que fueron elaborados por tlacuiloque<br />

especializados, conocedores de la escritura indígena que estaban al tanto de<br />

las convenciones gráficas y de los cuales nos quedan escasos fragmentos. Sin<br />

embargo, sabemos que entre los chalca había una etnia, los tlaylotlaque (los<br />

regresados), posiblemente de origen mixteco que llegaron a la región y tuvieron<br />

un papel importante como artífices de documentos y propagadores del saber.<br />

A ellos se les acredita el arte de pintar y hacer historias. En cada altepetl había<br />

un grupo de esta étnia encargado de elaborar la documentación y al parecer<br />

contaban con un nutrido grupo de auxiliares. En las crónicas texcocanas y<br />

mexicas se menciona su función dentro de los altepeme lo cual nos muestra<br />

su importancia, pues finalmente eran los que llevaban un registro de la<br />

memoria histórica de los pueblos, que además de tener una función práctica<br />

era un instrumento ideológico de gran peso para ejercer un control sobre la<br />

población. Los tlaylotlaque eran los cronistas regionales y su influencia en el<br />

gobierno local era fundamental, ostentando un poder especial, como lo vemos<br />

al momento en que los mexicas tomaron el poder en Chalco y sustituyeron a los<br />

señores colocándolos en el poder. Tiempo después cuando los señores chalcas<br />

recuperaron sus dominios arremetieron con ellos, masacrando a su descendencia.<br />

Los que lograron huir se refugiaron en el Acolhuacan donde Nezahualcóyotl los<br />

protegió otorgándoles tierras y un lugar especial. En suma, lo que podemo~<br />

rescatar de este grupo fue la influencia que dejaron en el sistema de escritura<br />

la cual quedó plasmada en algunos documentos colon iales que se conservan .<br />

Para tener una idea de los documentos elaborados por ellos hay algunos datos<br />

que son importantes. Berna! Díaz del Castillo señala que gracias a los informes<br />

de los chalcas pudieron conocer los caminos y las estrategias de guerra. En<br />

el códice que presentaron a Cortés se daba cuenta del número de guerreros<br />

29


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Ilustración 2. Tlaylotlaque, Códice Xolotl.<br />

y los puntos donde se encontraban las gu~rniciones así como las estrategias<br />

militares que pretendían llevar a cabo. 30 Esta es una de las pocas noticias<br />

sobre la producción regional. Del resto sólo tenemos referencia por la obra de<br />

Chimalpahin. 31<br />

A mediados del siglo XVI se generaron muchos documentos en el ámbito<br />

rural que conservaban suficientes rasgos de la escritura indígena, de los cuales<br />

podemos destacar dos: la cédula de diligencias que registra el conflicto entre<br />

los seña.res de Tecuanipan y Tenanco y la resolución que se dio al repartirles<br />

el altepetl de Amecameca . En este códice de carácter jurídico administrativo<br />

podemos apreciar todavía los rasgos de la escritura mixteca en la representación<br />

de los señores que se figuran sentados en un icpalli, y cubiertos con una tilma.<br />

Frente a ellos se colocó el glifo de los dos tlathocayotl y abajo los sitios que<br />

·les correspondieron así como las tierras que incluían esas jurisdicciones que<br />

nos muestran la forma de disposición del espacio geográfico. El documento lo<br />

conoció Chimalpahin y registró el suceso en sus anales por lo que resulta un<br />

O Dcmal Dlaz del a 1illo, op. cit. p. 303.<br />

1 bcmos 9uc los documento cslaban en manos de los funcionarios indígenas, quienes sabían su significado. Algunos eran comprensibles para<br />

1oda la sociedad micniras que 01ros sólo eran asequibles a un grupo especializado. Es posible que denlro del primer campo se encontrara la narración<br />

hi 16rlca y la producción literaria, mientras QUC en el segundo la representación sofisticada de la indumentaria de los dioses y sus atributos, así<br />

omo los calendarios adivinatorios y rituales. En los documentos había clcmcnlos de comprensión general como la representación de montafias,<br />

hombr , caminos, huellas de pies, representaciones de casas. escenas de conquista y sistemas de numeración donde se registraban la canridad de<br />

produclos que dcblun cnlrcgar los pueblos.<br />

30


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Ilustración 3. Cédula de Diligencias Amecameca, BNF, 026<br />

buen ejemplo para conocer el tipo de información que manejó y la lectura que<br />

hizo de los documentos.<br />

El otro documento de producción temprana corresponde al área de Coatepec,<br />

que da cuenta de la forma en que los naturales hicieron uso de la escritura para<br />

defender sus derechos. Consiste en una denuncia de los naturales de Coatepec<br />

y Tlalmanalco contra Jorge Cerón Carbajal, alcalde mayor de Chalco, residente<br />

de Coatepec quien obligó a los naturales a enviar productos y mano de obra sin<br />

remunerarlos. En una de las láminas en la parte inferior se representa el topónimo<br />

de los pueblos y los productos que enviaban. Este documento es sumamente<br />

importante porque es el único hasta el momento donde aparece el glifo de<br />

Chalco elaborado por un tlacuilo de la región. Corresponde a los documentos<br />

de tipo administrativo y judicial que se presentaban ante el juzgado de indios<br />

para defender los derechos de los pueblos. La forma en que está estructurado es<br />

similar a la disposición del códice en Cruz, colocando los topónimos en la parte<br />

inferior y líneas verticales que separan los productos que cada lugar enviaba.<br />

31


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Ilustración 4. Barrios de Chalco, BNF, 030<br />

Durante la época colonial<br />

se generó una información<br />

sustanciosa que revelaba los<br />

problemas primordiales que<br />

afectaban a los naturales: las<br />

epidemias, la congregación<br />

de pueblos y el avance de la<br />

propiedad española quedaron<br />

consignados en textos híbridos.<br />

Sabemos de la existencia<br />

de numerosos documentos<br />

que fueron elaborados para<br />

cubrir las demandas de<br />

la corona. Entre éstos se<br />

encuentran los informes que<br />

se solicitaron para proceder a<br />

la congregación de pueblos,<br />

los cuales fueron reutilizados<br />

posteriormente. En ellos se<br />

puede apreciar la confluencia<br />

de la cartografía ind ígena y<br />

occidental donde entran en<br />

simbiosis concepciones como la orientación, utilizando el sol como referente;<br />

los elementos del pa isaje como ríos, montañas y otros accidentes geográficos;<br />

elementos gráficos para indicar los espacios colonizados por el hombre como<br />

las casas representadas a la manera indígena y las nuevas construcciones como<br />

iglesias, ranchos; la introducción de nuevas especies de flora y fauna indicada<br />

por los hatos de ga nados y nuevas formas de distribución de la t ierra con la<br />

representación de estancias, terrenos baldíos, mojoneras, linderos entre otros<br />

elementos. Para la región tenemos el mapa de congregación de Amecameca<br />

que nos aproxima a la geopolítica de esta cabecera y un códice de Ayotzi ngo<br />

que consiste en tres tipos de docu mentos: un mapa de corte histórico con la<br />

fundación del convento y los pueblos sujetos, otro de carácter cartográfico,<br />

resultado de una vista de ojo y la delimitación de los linderos del pueblo y una<br />

lista de funcionarios que arranca a fines del siglo XVI destacando un hecho<br />

importante: la introducción .del cristianismo y la imposición de los tributos a la<br />

población.<br />

32


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Ilustración 5. Códice Ayotzinco.<br />

Ilustración 6. Códice Ayotzinco<br />

33


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Ilustración 7. Códice Ayotzinco.<br />

En el siglo XVII se crearon dos tipos de documentos: los títulos primordiales y<br />

los códices Techialoyan. Los primeros fueron elaborados para defender las tierras<br />

de las comunidades. Esta documentación legalmente se considera apócrifa pero<br />

fue resultado de una situación específica y para la investigación representa la<br />

expresión de un momento: es la necesidad de los pueblos por justificar su presencia<br />

y los derechos a tener un gobierno y tierras. Generalmente la narración tiene<br />

como marco temporal el siglo XVI. Inicia con la llegada de Cortés, la presencia<br />

de los frailes o la congregación. Son tres eventos que pueden estar presentes<br />

o bien aparecer solamente uno. Fueron elaborados para defender la existencia<br />

de los pueblos coloniales y su derecho a la tierra. Un ejemplo de estos códices<br />

lo tenemos para San Miguel Atlautla donde se representan a los "macehuales':<br />

fundadores de los barrios ataviados con capas de piel de venado que recuerdan<br />

la indumentaria de los grupos chichimecas pero con sombrero, calzón y cam isa<br />

típica de la vestimenta occidental para identificar a los principales. 32<br />

32 lanado Silva Cruz, Transcripción, traducción y dictamen de los Titulas primordiales del pueblo de San Miguel Atlahutla. Siglo XVI, Mfxico,<br />

Althívo Ocneral de la Nación, 2002, 76p. facslmil.<br />

34


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Otro son los títulos primordiales de<br />

Zoyatzingo donde se representa<br />

la palma de una mano con una<br />

construcción en el dedo anular<br />

para indicar el pueblo y sus sujetos,<br />

retomando un concepto que se<br />

manejaba en el mundo indígena<br />

para referirse a los pueblos y sus<br />

sujetos utilizando una metáfora:<br />

sus manos, sus pies, su cola.<br />

Los códices Techialoyan se<br />

consideran un subgrupo de dicha<br />

producción. Pero a diferencia de<br />

los títulos primordiales, éstos<br />

recurren a la historia para fabricar<br />

-----~---------<br />

{ i rJ, !..f J.. /


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

fundadores con indumentaria de piel, con arco y flecha atravesando la sierra<br />

nevada para fundar el pueblo de de San Francisco Texinca. Los personajes se<br />

representaron de grandes dimensiones en comparación con los accidentes<br />

geográficos para indicar su carácter protagónico y los caminos indican la acc ión<br />

de conquista y colonización; el otro corresponde a Cuixingo donde figuran los<br />

señores chichimecas repartiendo el territorio utilizando unas flechas para indicar<br />

la posesión y unas líneas que señalan los lazos que unen los diferentes linajes.<br />

Un aspecto que llama la atención en este tipo de documentos es que la mayoría<br />

se generaron en lugares que enfrentaron largos litigios por tierras y que fueron<br />

resultado de la reestructuración de la población. Podemos destacar que esta<br />

documentación se encuentra sobretodo en los pueblos que requerían justificar<br />

sus derechos. Son pueblos que emergieron en el siglo XVII y que adquirieron<br />

presencia en el ámbito rural haciendo frente a las cabeceras tradicionales,<br />

aquellas herederas del antiguo poder que tenían los altepeme. Este género<br />

tiene el potencial para comunicar definiciones occidentales o ayudar en su<br />

reformulación donde lo histórico asume forma fantástica o mítica.<br />

Otro conjunto de documentos poco conocidos son cuatro mapas, elaborados<br />

posiblemente en el siglo XIX que retoma algunos datos del siglo XVII. Se trata<br />

del lienzo de San Andrés Metla, San Miguel Atlautla, San Pedro Tezompa y<br />

La Candelaria Tlapala, estos dos son inéditos. Los cuatro documentos tienen<br />

muchos rasgos en común. Fueron elaborados en el siglo XIX, posiblemente por<br />

la misma persona o un mismo grupo que manejó ciertos elementos gráficos<br />

similares. Según las glosas se apoyan en información del siglo XVII y dan las<br />

fechas de 1614, 16 7 4. Esta documentación es poco conocida y no se ha<br />

trabajado. Los primeros que dieron noticias sobre estos materiales fueron<br />

Carmen- C. De Leonard y Ernesto Lemoine, quienes señalaron la existencia de<br />

una vasta documentación que tuvo como propósito el respeto de las tierras de<br />

los pueblos. 33 Respecto al lienzo de San Andrés Metla señalan que lo conservaba<br />

el Comisario. Fue fotografiado por Carmen en 1952. 34 Después de conocer el<br />

lienzo de Atlauhtlan, al ver que se trataba de una tela similar propuso que eran<br />

copias hechas en serie, que fueron dejadas a los pueblos respectivos, mientras<br />

que el que las hizo se quedó con los originales. "Lo importante del Lienzo de<br />

Metla no es su originalidad, sino los datos que aporta: los linderos del pueblo de<br />

Metla, señalados en la tela, son correctos, es decir, los confines con Tlalmanalco,<br />

33 Canncn Lconard, Ernesto Lcmoine, "Materia/es para la geografía histórica de la región Cha/co Amecameca '', pp. 289-295, en Revista mexicana<br />

de Es1udios Antror.lógicos, tomo déc imocuarto, primera parte, México, 1954, 1955.<br />

34 Se tnta de una te a rosa salmón ( 1.45 por 1.60.m. aprox.), tejida con técnica de twitl, que según la seil.ora lnngard Weitlaner es muy antigua y<br />

difundida por lo que no es base para fijar su antigOc;:dad. Sin embargo, es indudable, por la técnica de la escritura que se trata de una copia no<br />

anterior al siglo pasado, op: ci l.<br />

36


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Cocotitlán, Miraflores y Temamatla, que los autores pudieron verificar. 35 El<br />

lienzo de Atlautla mide 1.95 x 1.42, y lleva como título "Croquis de las t ierras<br />

que son del Pueblo de San Miguel Atlautla, año de 1639. En contraste con el de<br />

Metla, que es de dos piezas añad idas, éste es de una sola pieza . Como li nderos<br />

de este pueblo señala los siguientes poblados: Tecalco, Ozumba, Tepetlixpan,<br />

Nepantla, Chimalhuacan, Santiago Tlacotetlan, Tecomaxuxco, Falda del Volcán<br />

y San Juan Tehuixtlán. 36<br />

Una pista importante para conocer la elaboración de estos documentos son<br />

los mapas de Tlapala y Tezompa, de rasgos parecidos a los anteriores, donde<br />

se retoma algunos datos del siglo XVII, con diseño similar de los personajes,<br />

las construcciones, la distribución de los espacios y el tipo de letra. Además la<br />

tela también es de color salmón, pero tienen la particularidad de proporcionan<br />

un dato adicional. El de Tezompa según las anotaciones fue elaborado en el<br />

siglo XVII y muestra al pueblo y sus alrededores. El mapa de Tlapala, según se<br />

indica en la parte posterior, es una copia facsimilar de un original que pertenecía<br />

a la colección de Sigüenza. Probablemente el documento fue elaborado en<br />

el Porfiriato a petición de la comunidad para defender sus tierras ante las<br />

Compañías deslindadoras. Lleva la fecha de 1875.<br />

A partir de este breve recuento podemos destacar los principales rasgos de<br />

las fuentes indígenas y su importancia en el ámbito regiona l y sobretodo la<br />

continuidad de la producción que se sustentaba en una tradición que seguía<br />

recordando y evocando algunos elementos de la escritura indígena.<br />

3S "Como fundador del pueblo se menciona al rey Tlamatzin y como fecha el ai\o 4 acatl. El rey Tlamatzin podria quizá identificarse con Mactzin.<br />

rey de Atlauhtlan Tzacualtitlan Tcnanco Amequcmecan-Chalco, quien empezó su gobierno en el afto 5 calli, 1393 (Chimalpahin. VII, p. 75) y que<br />

murió en un a~ o 1 call i. {op. cit., p. 109) Así la fundación de pueblo de Metla pdri• localizane en el ~o 1431 , según la cuenta de Ch1malpahin."<br />

No estoy de acuerdo con estos datos y esta suposición, pues no hay una relación entre las genealogías de Atlautlan y San Andrés Metla., perteneciente<br />

al altcpetl de Tlalmanalco ... Se menciona también en el lienzo que Fray Martín de VaJencia predicó allí el evangelio en 1525. Aunque en<br />

ese afto dicho fraile ya estaba en México, no hay nada que nos haga suponer que visitó la región como evangelizador pues sabemos que esruvo en<br />

Amecameca y zonas vecinas hasta 1530, y que falleció cerca de Tlalmanalco poco tiempo después." "Que el lienzo, como reza en él se hizo por<br />

orden de Arzobispo de México fray Payo Enríquez de Ribera en 1674 puede ser factib le, ya que este prelado gobernó la mitra de México de 1668<br />

a 1680." Cannen Lconard, Ernesto Lcmoine, op. cit., p. 292, 293 .<br />

36 lbidem.<br />

37


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Bibliografía.<br />

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Nacional Autónoma de México, 1985.<br />

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DÍAZ del Castillo, Bernal, Historio verdadera de lo conquista de la Nueva<br />

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edición, México, Editorial Porrúa, 1976.<br />

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México, Vol. 2, México, Antigua Librería Portal de Agustinos, 1866.<br />

JALPA Flores, Tomás, La sociedad indígena en la región de Chateo durante los<br />

siglos XVI-XVII, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia,<br />

2009.<br />

LEONARD, Carmen, Ernesto, Lemoine, "Materiales para la geografía histórica<br />

de lo región Cholco Amecameca", pp. 289-295, en Revista Mexicana<br />

de Estudios Antropológicos, tomo décimocuarto, primera parte, México,<br />

1954, 1955.<br />

MARTÍNEZ Baracs, Andrea, Un gobierno de indios: Tlaxcalo, 1519-1750,<br />

México, Fondo de Cultura Económica, Fideicomiso de Historia de Tlaxcala,<br />

Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social,<br />

2008.<br />

MONTES DE OCA Vega, Mercedes, et. al, Cartografío de tradición<br />

hisponoindígeno. Mapas de mercedes de tierra siglos XVI y XVII, 2 Vols.,<br />

México, Universidad Nacional Autónoma de México, Archivo General de<br />

la Nación, 2003.<br />

PAYNO, Manuel, Los bandidos de Río Frío, prólogo de Antonio Castro Leal,<br />

México, Editorial Porrúa, (Colección Sepan Cuantos, No. 3), 1998.<br />

YONEDA, Keiko, Los mapas de Cuouhtinchon y la historio cartográpca<br />

prehispánico, México, CIESAS, Fondo de Cultura Económica, Gobierno<br />

del Estado de Puebla, 1991.<br />

38


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

El Gobierno indígena en el mundo novohispano.<br />

Jua n- Manuel Pérez Zevallos<br />

Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.<br />

Desde hace casi seis décadas el gobierno indígena en América Latina, sobretodo<br />

en México, ha sido motivo de atención por parte de varios estudiosos.<br />

Sin embargo, el avance de la historiografía colonial sobre el tema no ha sido<br />

uniforme. Es posible que ello se deba a dos razones: la primera está relacionada<br />

con la selección de la temática: se han hecho más trabajos sobre las haciendas,<br />

la tenencia de la tierra indígena, la evangelización, el tributo, entre otros, que<br />

sobre la estructura política de los pueblos indios. La segunda, el problema de las<br />

fuentes: son más abundantes para unos temas que para otros y para atender<br />

los menos investigados se requiere de una revisión exhaustiva y laboriosa en<br />

diversos archivos.<br />

Por lo que respecta al periodo colonial, las investigaciones que marcaron el inicio<br />

de esta línea temática se deben a los historiadores Luis Chávez Orozco (1943)<br />

y Frarn;ois Chevalier ( 1944). Le siguieron Alfonso Caso ( 1948,-19 54 y<br />

1958), Gonzalo Aguirre Beltrán (1953), Charles Gibson (1953,1964), Pedro<br />

Carrasco (1961, 1967, 1975), Charles Verlinden (1966), Jonathan Israel<br />

(1975), Nancy Farris (1984), Juan M . Pérez Zevallos (1984), Hildeberto<br />

Martínez (1984), James Lockhart (1985), Robert Haskett (1987), Bernardo<br />

García Martínez (1987), Margarita Menegus (1990, 1999), Sergio Ouezada<br />

(1991) y Rebeca Horn (1997). Sin embargo, el tema del gobierno indígena no<br />

ha tenido hasta ahora un estudio de conjunto, la mayoría de los estudios citados<br />

son artículos y capítulos de libros.<br />

Los trabajos de Chávez Orozco, Chevalier, Caso y Gibson más que presentar<br />

un modelo explicativo para entender el funcionamiento del gobierno indígena<br />

son descriptivos y tratan sobre las instituciones y el marco jurídico. En ellos<br />

podemos distinguir una vertiente predom inante: la hispanización del mundo<br />

indígena gracias a la introducción del cabildo o de cómo se impusieron las<br />

instituciones españolas en el mundo indígena . Una nueva perspectiva distinta a<br />

la de los autores atrás señalados son los análisis real izados por Aguirre Beltrán,<br />

39


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Carrasco, Martínez, Farris, García Martínez y Menegus, quienes resaltan desde<br />

distintas perspectivas la permanencia del mundo indígena en las instituciones<br />

españolas. Estos antropólogos e historiadores ahondan en la estructura política<br />

de los pueblos indios de la Nueva España y presentan la manera creativa en que<br />

los indígenas lograron asimilar y conservar su identidad a pesar de la imposición<br />

del nuevo sistema por parte de la corona española.<br />

En síntesis, existe un vacío historiográfico que necesita ser abordado a partir de<br />

las contribuciones de los autores antes mencionados, pues nos ofrecen muchas<br />

pistas para ahondar y ampliar la investigación sobre el gobierno indígena. La<br />

participación de las elites y las autoridades de los pueblos en la defensa de la tierra<br />

y en el fortalecimiento de las manifestaciones culturales propias, dan pauta para<br />

el análisis del ejercicio del poder desde las perspectivas de la estructura social,<br />

de las relaciones de poder internas y externas y de las dimensiones espaciales<br />

del desarrollo económico de estos grupos. En otro sentido, el tratamiento<br />

monográfico y regional de los trabajos ya realizados permitirá la comparación<br />

entre diversas realidades, coadyuvará a tener una posible interpretación general<br />

sobre el proceso histórico de la organización política de los pueblos indios de<br />

México.<br />

El Gobierno de los Indios.<br />

En México, el ayuntamiento, municipio o cabildo indígena ha perdurado como<br />

una de las instituciones fundamentales de su organización política. Esto no<br />

implica que la estructura, carácter, funciones e importancia del municipio<br />

hayan permanecido inalterables desde el siglo XVI hasta la actualidad, pues los<br />

distintos cargos adquirieron determinadas características, según la composición<br />

y representatividad social de sus integrantes. No fue lo mismo el cabildo<br />

indígena, que el cabildo español, ni éste del cuerpo municipal del siglo XIX, o<br />

éste de los actuales municipios conformados por individuos pertenecientes a<br />

determinados partidos políticos.<br />

El establecimiento de la sociedad colonial en Nueva España implicó una serie de<br />

transformaciones que afectaron la composición interna de los pueblos indios a<br />

lo largo del periodo colonial, pues hay que tomar en cuenta que la organización<br />

política-administrativa de los pueblos indios presentaba varias modalidades.<br />

Obispos, frailes y funcionarios de la administración virreinal tenían una clara<br />

percepción de los sistemas políticos indígenas. El oidor Alonso de Zorita opinaba<br />

que: .<br />

Entre estos naturales había y hay comúnmente, donde no los han deshecho,<br />

40


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

tres señores supremos en cada provincia, y en algunas cuatro como en Tlaxcala<br />

y en Tepeaca, y cada uno de estos señores tenía su señorío y jurisdicción<br />

conocida y apartada de los otros. 1<br />

La existencia de tres, cuatro o más señores en un mismo pueblo, diferentes<br />

formas de organización interna ( tecallis, calpullis, tlahtocayos, chinancallis o<br />

su versión en español, casas señoriales, barrios, parcialidades, estancias, etc.) ,<br />

distintos niveles de posesión, diversas formas de sujeción de la tierra y espacio,<br />

y variadas modalidades de control político y administrativo, nos indican la<br />

complejidad de la estructura política de cada uno de los pueblos ind ios. 2 Esta<br />

situación, como veremos a lo largo del trabajo, se modificó en los siglos XVII<br />

y XVIII, como ocurrió con Xochimilco. Sus antiguas cabeceras: Tepetenchi,<br />

Tecpan y Olac, eran consideradas barrios, aunque cada una siguió conservando<br />

su alcalde, como aparece en un mandamiento de 1653, 3 y en la elección<br />

efectuada en 177 4. 4<br />

Desde el primer momento resultaba imposible para los españoles desarrollar<br />

cualquier proyecto de colonización sin la colaboración de los señores naturales,<br />

porque "lo tenían todo en concierto y policía a su modo [ .. . ] que para ellos era<br />

muy bueno". Así, "que cuando gobernaban los señores naturales tenía su gente<br />

sujeta y pacífica, y ellos mandaban recoger los tributos que daban sus súbditos,<br />

y mandaban y hacían labrar las sementeras del común y de particulares, y hacían<br />

recoger y sacar de cada pueblo la gente para el servicio personal que se daba<br />

a los españoles". 5 Sin embargo, la situación de la nobleza indígena no siempre<br />

fue la misma, los españoles entendieron esta situación y procuraron fragmentar<br />

y limitar el poder que ejercía en sus pueblos, mediante el establecimiento de<br />

una institución como el cabildo. De esta manera la adm inistración virreinal dio<br />

uno de los primeros pasos para ejercer el control del mundo indígena, cuando<br />

empezó con el nombramiento de regidores, alguaciles indígenas:<br />

Acá ha parecido que para que los indios naturales de aquella provincia<br />

comenzasen a entender nuestra manera de vivir, así en su gobernación como la<br />

policía y cosas de la República sería provechoso que hubiese personas de ellos<br />

que juntamente con los regidores españoles que están proveídos entrasen en el<br />

regimiento y tuviesen voto en él, y asimismo que hubiese en cada pueblo un<br />

alguacil de ellos ... Y así os mando enviar diez títulos en blanco de regidores y<br />

ocho cédulas de alguaciles; por ende después que hayáis entendido y platicado<br />

1 Zorita, Breve y sumaria, 10. Pérez Zevallos, Xochimilco Ayer, !, 53-64.<br />

2 Gibson, T/axcala y l os Aztecas. Martinez, Tepeaca. Menegus, Del seftorio.<br />

3 Gibson, l os aztecas, 190- 191.<br />

4 Archivo General de la Nación México (en adelante AGNM), Indios, vol. 64, exp. 17 1, fs. 274v-276.<br />

5 Zorita, Breve y sumaria, 93-94.<br />

41


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

los cosos de aquello tierra, informaos de los personas más calificadas de la<br />

ciudad de México, y que parezca que tienen más habilidad e inclinación a la<br />

coso pública, /lomaréis dos de ellos por regidores y otro por alguacil, y de nuestro<br />

porte les hablaréis, dándoles a entender esto instrucción nuestra, y llenos sus<br />

nombres en ellos, dales los títulos y hacedles recibir en el ayuntamiento y<br />

hablaréis o los alcaldes y regidores que los troten muy bien y con mucho amor,<br />

diciéndoles que de lo contrario seríamos muy deseNido. Y esta misma orden<br />

tendréis en los pueblos que viéreis conviene. 6<br />

El franciscano fray Juan de Torquemada, hacia los primeros años del siglo XVI 1,<br />

nos recrea la manera en cómo se introdujo "otro género de señorío ya no por<br />

ellos [de los señores] ordenado sino por los ministros del rey " en el pueblo de<br />

Tlaxcala:<br />

Lo primero que debemos notar es que con lo entrada de nuevo rey y monarca,<br />

que fue el emperador Carlos Quinto, cesó el señorío de los cuatro señores,<br />

porque los que hasta entonces no habían reconocido rey se le dieron por<br />

vasallos; y siéndolo ya y no señores de gobierno ero fuerza cesar en él, de donde<br />

nació introducirse otro género de señorío ya no por ellos ordenado sino por los<br />

ministros del rey que tenía en esta tierra: y así se puso gobernador, como se<br />

acostumbró y ha acostumbrado en todos los demás reinos y señoríos, el cual<br />

gobernaba tiempo de dos años corriendo la rueda por las cuatro cabeceras. 7<br />

Esta institución castellana -paralela al poder tradicional indígena- no sólo<br />

ci rcun scribió la participación de los señores, sino que también resquebrajó la<br />

organización de los pueblos. Este hecho no pasó inadvertido para la nobleza<br />

indígena, pues, a pesar de todo, logró controlar los cargos del cabildo, unas<br />

veces gracias a sus relaciones de parentesco y otras influyendo en la elección<br />

de los representantes, los nobles acapararon los oficios. Los señores naturales<br />

se convirtieron en "cabeceras regidores perpetuos de sus señoríos ''. como en<br />

el caso de Tlaxcala, o sólo como "regidores" como ocurrió en Xochimilco, 8 y<br />

eran los que elegían, junto con otros nobles, a los demás funcionarios del nuevo<br />

"cuerpo de república", que eran "hermanos y parientes suyos y de sus mismas<br />

casas ".<br />

Ninguno entraba en oficio público que no fuese noble, y en tanto grado fue<br />

esto que aún después de su conversión y cristianismo no consintieron que<br />

6 ''Instrucción a la Segunda Audiencia. (12jul 1530)". Cedulario de Puga, 1, 154. Ver también CDIU, X, 53.<br />

7 "Estos gobernadores (como se ha dicho) no eran senores a quien por sucesión y herencia les venía la de mayorazgo y cabecera, pero era el otro<br />

de las de aquella fami lia y pan:ialidad; y acabado su bienio elegían otro de la otra [cabecera] que se seguía, y así pasaba hasta dar la vuelta a<br />

la primera, que es la que se llama Ocotelolco, de I ~ cual era seftor el valeroso Maxixcatzin. y es en número de gente la mayor", Torquemada,<br />

Monarquía, U. 348-349.<br />

8 Pércz Zevallos, Xochimilco Ayer./, 61-62.<br />

42


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

los que se escogían para el seNicio del monasterio y casa de los religiosos<br />

que los han tenido y tienen a cargo, fuesen de los del común y macehuales,<br />

sino de los principales, hasta los cocineros y hortelanos; y de éstos sacaron<br />

muchos después de haber se Nido muchos años en estos oficios ... , de república,<br />

guardando el orden en esto que tenían en los tiempos de su gentilidad, aunque<br />

no con el mismo intento. Esto se verificó una vez que cierto guardián quiso<br />

meter en cierto oficio del convento a un hombre plebeyo y del común, lo cual los<br />

que gobernaban entonces la república no consintieron, diciéndole que si de los<br />

que seNÍan en la casa de Dios se sacaban después para mandar el pueblo que<br />

no era razón que fuesen puestos en los oficios de ella sino los nobles, porque<br />

después el villano no llegase a mandar al noble. 9<br />

La adaptación y adopción de esta nueva institución fue sin duda paulatina; y<br />

que en la imposición, difusión y consolidación del cabildo influyeron los frailes,<br />

sobre todo los franciscanos. 10 Los nobles sin desmedro de su posición social<br />

ocuparon distintos cargos, no existía un ascenso escalafonario, "elegían fiscal<br />

para la iglesia, y muchas veces sucedió ser el que dejaba el oficio de gobernador<br />

por tenerle por casi semejante al primero, y otras entraba de fiscal en gobernador,<br />

por la misma razón, y esto vi yo mucha veces". Pero tampoco esta situación<br />

duró mucho, a decir del fraile, pues añadía que "esto duró hasta pocos años<br />

ha, pero después que ya esta república ha llegado a no ser muy estimada de los<br />

príncipes que mandaban esta tierra, y ellos en sí estar muy deslustrados y faltos<br />

de señorío, no se guarda este antiguo orden ';1 1 porque:<br />

en los tiempos presentes está todo esto pervertido y tan trocado que ya no se<br />

guarda casi nada; no sé si es la causa (como he dicho) estimarlos en poco y<br />

tenerlos cargados con tantas vejaciones como a los demás, o ser ello menos<br />

y haber faltado la nobleza de la ciudad, como suele en nuestras repúblicas<br />

que comienzan los oficios en los nobles y acaban en oficiales, haciéndose los<br />

mecánicos y los del rey todos unos, y que se encuentre el zapatero y el sastre con<br />

9 .. Esto vide yo muchas veces, y algunos que habían hecho oficio de portero, servir después el de alcalde ordinario en la ciudad .. , Torquemada,<br />

Monarquía. 11, 347-348.<br />

10 .. Como el modo de gobernarse los indios en tiempo de su infidelidad, así en lo espiritual como en lo temporal, haya sido por medio de sus vein·<br />

tenarios [calpixqui o tecpanpixqui], centuriones [macuiltexpanpixqui] y tribunos, y en el tiempo de ahora, ni en ningún tiempo, puedan ser bien<br />

gobernados, según su calidad, por otra vía ni manera, los religiosos que han sido curiosos en el orden de doctrinarlos han usado de este concierto:<br />

que así como para el gobierno temporal de la república, aquellos capitanejos o mandones suelen llamar y traer a los que tienen a su cargo, para<br />

las obras públicas y para la paga de los tributos y las demás cosas necesarias, ni más ni menos para las cosas de la doctrina y policía espiritual se<br />

entienden Jos religiosos con ellos; y para que en cuanto fuere posible no haya falta en las dichas cosas que tocan a la cristiandad de los mdios, les<br />

dan a estos uO<br />

11 "Y eligieron uno de las cabeceras y regidores perpetuos en gobernador, y murió siéndolo y entró en lugar de otro del se~orio de Maxixcatzin un<br />

yerno suyo llamado don Francisco Pimentel, hijo de una seflora tlaxcalteca y de don Femando Pimentel, hijo de Coanactozin, rey de Tetzcuco; y<br />

aunque hubo dares y tomares en el cabildo acerca de su recepción, al fin lo recibieron y usó oficio de regidor en aquella república; y muena dofla<br />

María Maxixcatzin, su primera mujer, que era por la que se la había dado el regimiento y señorío de la cabecera, casó con doña Francisca, prima<br />

hennana y mujer que había sido de don Leonardo, cabecera y gobernador dicho, de las cuales tuvo hijos, y gozó de dos seilorios y regimientos; y<br />

muerto él, pienso que no ha sido introducido otro en su lugar, aunque después acá casó una de las hijas que dejó, que fue la primera [y] a la cual<br />

pcrtenecla el seftorio de Maxixcatzin, con un mestizo llamado Diego Mui'\oz, el cual es gobernador actual por mandamiento del virrey, y la otra<br />

del seftorio aún es nii'\a".Torquemada, Monarquía, 11, 348.<br />

43


SNTE, Sección 36-Va/fe de México<br />

el regidor y alcalde y con el otro alguacil mayor muy entonado, y se diferencien<br />

las gorras sólo en el pelo y no en la sangre. 12<br />

Las relaciones de los indios con la administración española sufrieron<br />

modificaciones, la más significativa estuvo centrada en el ejercicio del poder de<br />

los señores naturales y de la nobleza indígena al interior de sus pueblos; es decir,<br />

en la permanencia de la estructura política prehispánica. Sin embargo, "después<br />

que se perdió aquella su pulida que era para ellos muy buena y necesaria",<br />

perdieron "su justicia y la orden que tenían'; el gobierno ind ígena estaba siendo<br />

mutilado:<br />

Dicen los indios viejos, que con lo entrado de los españoles dio todo lo tierra<br />

gran vaivén y vuelto en todo, que han perdido su justicio y lo orden que tenían<br />

en castigar los delitos y el concierto que en todo había, y que no tienen poder<br />

ni libertad poro castigar los delincuentes, y que yo no se castigan como solían<br />

los que mienten, ni los peryuros, ni los adulterios; e que o esto causo hay tantas<br />

mentiras y excesos y tontos mujeres malos. Y han dicho y dicen otros muchos<br />

cosos que sería muy largo referirlos. 13<br />

Y añadían:<br />

No había lo confusión que hoy después que esto ha faltado, y todo se hacía<br />

con menos vejación, y tenían cuento con los tributos y con hacer labrar los<br />

sementeros y usar los oficios, y con recoger lo gente que se repartía poro seNir<br />

o los espoñoles. 14 ,<br />

La fisura en el poder de los señores ocurrió, sobretodo, con la introducción de<br />

nuevos oficios, y más aún con la ocupación de éstos por parte de los maceguales.<br />

El oidor Zorita señalaba al respecto "no se había introducido vara de alcalde,<br />

ni gobernador ni alguacil, que ha sido la causa de abatir y deshacer [a] los<br />

señores ". 15 Sin embargo, el gobierno trad icional no desapareció tan fácilmente<br />

tras la llegada de los españoles. Los señores naturales compartían el gobierno a<br />

pesar de las ordenanzas. No cabe duda que a largo plazo el ba lance favoreció al<br />

cabildo y las nuevas autoridades coloniales se fortalecieron .<br />

_Los caciques comprend ieron los efectos destructores del sistema que les<br />

impusieron. Se dieron cuenta de que su espacio sería transformado, que su<br />

poder se reduciría y sus tierras habrían de ser expropiadas. El descabezamiento<br />

de los señores naturales ocasionaría un profundo cambio en las relaciones de<br />

12 Torquemada, Monarquía, 11, 350.<br />

13 Zorita, Brevesumaria, 102.<br />

14 Zorita, Breve y sumaria, 49.<br />

1S Zorita, Breve y sumaria, 39.<br />

44


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

poder indígena. Los pueblos indios sólo reconocieron, a partir de entonces, a sus<br />

señores particulares. 16<br />

A mediados del siglo XVI, los españoles protestaron, al pretender que los<br />

señores naturales había adquirido un poder mayor del que poseían antes de la<br />

invasión española .17 La índole y la frecuencia de los documentos en contra de<br />

la nobleza indígena muestra cómo en el espacio colonial se fueron acumulando<br />

las presiones para que la corona eliminara los poderes y privilegios de ésta, lo<br />

que finalmente ocurrió. 18<br />

Las autoridades coloniales ya no reconocieron a los señores naturales;<br />

sus interlocutores fueron el gobernador, los alcaldes y los regidores. Pero<br />

los maceguales percibieron también en el cabildo un nuevo escenario de<br />

participación, así como la posibilidad de alcanzar una nueva condición, un nuevo<br />

status, 19 hasta convertirse, con el correr de los años, en "nobles advened izos' '. en<br />

principales de sus pueblos:<br />

Los principalejos mandones, gobernadores indios de los pueblos, como no<br />

hubiese quién tuviese plática del negocio, hanse entremetido y aposesionado<br />

en ellas por su propia autoridad, no habiendo quien lo entendiese ni contradijese<br />

por estar en ellos mismos el gobierno y administración de sus repúblicas. Y no<br />

habiéndolas tomado ni partido vuestra alteza, ni sus gobernadores, debiéranse<br />

dejar por concejiles o ca/pula/es para quien tributara por ellas, y el rédito y tributo<br />

mete/lo en la comunidad como lo demás y no toma/las para sí ilícitamente,<br />

haciéndose señores de ellos como se han hecho, los dichos principales. 20<br />

Las transformaciones en la organización política indígena se había real izado a<br />

tal grado, que Zorita llegó a afirmar "lo que se ha sacado de haber puesto tantos<br />

alcaldes y regidores y alguaciles y fiscales como ahora hay, ha sido que hay<br />

muchos que roban el común, y tienen mano y mando para ello, sin haber quien<br />

se lo impida" y añade "aunque mejor sería quitar los alcaldes y alguaciles y<br />

que no les hubiese por ahora, porque no sirven mas que de robar y molestar el<br />

común y hacerse a holgar y a no tributar". 21<br />

16 .. y ahora no tienen provincia ninguna s uje~rquc todas se han sustraído y cada una se gobierna y está por si'. "Memorial de las cosas en que<br />

~~=~~e~i~~n{~~~ 1<br />

g~J}-·~Códic~M~~~~.~li~jl 6<br />

~uplicamos a su majestad el rey don Felipe, nuestro SCl1or, sea servido de<br />

17 El arzobispo de México Alonso de Montufar advenía en t 554, que los caciques, gobernadores y principales tenia a Jos maccguales ''más a vasa.<br />

liados y cautivos que los cautivos que están en Argel ... por Jo que era necesario que "sean libertados [de] tan grande tiranía y opresiones como<br />

padecen de los caciques y principaíes". ··Carta del arzobis~ de México al Consejo de Indias sobre las vejaciones ~ sufrían los indios de sus<br />

~i~~~~~J; ,P¡~]~:~~d~~¡~]lo~ ~~d/~¡.~f.~~arid~· J~/~a;;í~7C;~~ (fo !,6;'T~M~'Cf>i·A~~~n Cortés corrobora que los caciques '1icncn<br />

18 Assadourian sugiere para el área andina que "más allá de las respuestas dubitativas o contradictorias de la Corona ... el aparato estatal colonial<br />

atendió las presiones acumuladas y empezO a dirigir un amplio ataque contra los sei\ores étnicos", esto se puede aplicar para el caso novohispano.<br />

Assadourian, "Dominio colonial", 163.<br />

19 Martinez, Tepeaca, cap. 4.<br />

20 "Carta de Pedro de Ahumada para la real Audiencia de México ( 1559)'', Carrasco. En 1563, el marqués del Valle, Martin Cortés, tiene esta misma<br />

apreciación.<br />

21 "Y el dailo que ha habido en quitar y deshacer los señores y su manera de gobierno, se dirán lo que se hace después que se perdió aquella su<br />

pulicía que para ellos era muy buena y necesaria. Los que ahora hay puestos para entender en lo que los seiiorcs naturales entendían, suvcn de<br />

robar, porque se huelgan en hallar quien haya para llevar la pena, y no quieren ni procuran la ennuenda, porque les está a ellos mejor que no la<br />

haya.Zorita, Breve y sumaria, 39, 1974, 138.<br />

45


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Lo expuesto por el oidor Alonso de Zorita nos muestra la ruptura de la alianza<br />

entre la corona y los señores naturales, su escrito refiere una nueva actitud de<br />

la administración virreinal ante las formas de gobierno indígena . Sin embargo, la<br />

estructura corporativa colonial del cabildo, así como las al ianzas ·con los señores<br />

naturales, hicieron posible la conservación de autoridades indígenas dentro de<br />

los pueblos, pero con un nuevo carácter, tanto en sus funciones como en sus<br />

relaciones.<br />

***<br />

En la Nueva España los virreyes permitieron a los indígenas elegir a sus<br />

gobernantes. Sin embargo, conviene explicar cómo ocurrió la sustitución del<br />

gobierno de los señores naturales con la del cabildo impuesto. El virrey don<br />

Antonio de Mendoza (1532-1550) advertía a su sucesor, don Luis de Velasco,<br />

al momento de abandonar el cargo en 1550, las dificultades que ocurrieron<br />

durante su gobierno "sobre las elecciones de los ca ciques y gobernadores" y las<br />

"grandes confusiones porque unos suceden en estos cargos por herencia de sus<br />

padres y abuelos, y otros por elecciones, y otros porque Motezuma los ponía por<br />

calpisques en los pueblos, y otros ha habido que los encomenderos los ponían y<br />

los quitaban a los que convenían, y otros nombraban los rel igiosos ". 22<br />

El gobierno tradicional indígena no desapareció tan fácilmente, la imposición del<br />

cabildo fue lenta y tuvo que adecuarse a la organización política-administrativa de<br />

los pueblos, de las cabeceras o parcialidades. La falta de" orden y concierto", que<br />

señalaban los funcionarios civiles y eclesiásticos, así como los nobles indígenas,<br />

se reflejaba en que los cargos recaían más en una cabecera o parcialidad que en<br />

otras, como ocurría en Tlaxcala hasta 1545, "por cuanto de haberse elegido<br />

gobernadores hasta aquí de una cabecera, más que de otras; y por no haber<br />

alcaldes de todas las cuatro cabeceras de esta provincia se han seguido y siguen,<br />

y se espera que de cada día se podrán segu ir, según lo que por experiencia se<br />

ha visto, muchas pasiones y diferencias en toda esta provincia': por lo que los<br />

funcionarios indígenas tlaxcaltecas señalaban "que en ella hay falta de orden<br />

y concierto que convenía que hubiese en las cosas del gobierno y regimiento<br />

de la república". Otras veces, porque los funcionarios indígenas nombrados por<br />

algunas autoridades virreinales no dejaban el cargo, como ocurrió en la villa<br />

22 "Cerca desto ha habido grandes variedades de opiniones: la orden que en este caso he tenido es que cuando el tal cacique viene por elección,<br />

mando que confonne a la costumbre antigua que han tenido elijan y nombren por cacique la persona que les parece ser conveniente para el cargo,<br />

y que sea indios de buena vida y fama, y buen cristiano y apartado de vicios, y que este elección se la dejen hacer libremente. Y hecha, al que<br />

eligen por tal cacique se le da mandamiento para que le tengan por tal el tiempo que fuere la voluntad de Su Majestad o mía en su real nombre;<br />

sabiendo que no es tal cual conviene para el cargo. se le quita: lo mismo se hace al que sucede por herencia este cargo de cacique, 1ienen los<br />

indios al tal cacique por sei'lor y a quien obedecen. Hay otra elección de gobernador en algunos pueblos que es cargo por si diferente del cacique<br />

que tiene cargo del gobierno del P.ueblo, y este eligen los indios; y siendo tal persona gobierna uno, dos irnos. o más o menos, según que usa<br />

el cargo, y se le da de sobra de tnbutos o de la comunidad, con que se sustente por razón del cargo, V. S. estará advertido de todo". "Sobtt las<br />

elecciones de los caciques y gobernadores ( 1550)", lnstrucciones que los virreyes, México. 1867, 234.<br />

46


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

de Toluca hacia 1561, cuando el visitador Lebrón de Quiñones "para el buen<br />

gobierno y orden de dicho pueblo":<br />

Dejó elegidos y nombrados por tequitlatos principales ciertos indios naturales<br />

del, que tuviesen cargo, cuenta y razón con sujetos y de las otras cosas y casos<br />

tocantes al pueblo y naturales, según me constó por las ordenanzas hechas por<br />

el dicho visitador y de tepisques, semejantes a estos, los cuales sin ser removidos<br />

han usado y usan los dichos cargos de que los demás se han agraviado. 23<br />

Las pugnas y dificultades por el control del poder a partir del cabildo no se<br />

hicieron esperar, las "diferencias y pleitos" causaban "gran desasosiego e<br />

inquietud" en los pueblos de indios. Por ejemplo, los funcionarios del cabildo<br />

del pueblo Tepeaca, en octubre de 1552, señalaban que no contaban con<br />

ordenanzas "para se regir y gobernar". 24 Un año después, los principales de<br />

Cholula, en 1553, señalaban "que entre ellos ha habido hasta hoy muchos<br />

debates y diferencias de sí, sobre razón de las cosas de la comunidad como<br />

servicios personales que los dichos alcaldes, regidores y principales pedían a los<br />

dichos macehuales ... y la dicha ciudad y barrios están alterados y alborotados<br />

de tal manera que si se prosiguiera adelante hubiere mucho daño y disensión<br />

y el pueblo se destruyera. 25 Y en Tetela, hacia 1580, el gobernador, alcaldes,<br />

regidores, alguacil mayor, y principales naturales "dijeron que entre ellos ha<br />

habido cada año diferencias y pleitos sobre las elecciones de los oficios y cargos<br />

de justicia que se proveen y eligen cada año en la república y por no residir la<br />

justicia mayor a esta sazón ha habido prisión y enojo de que se les ha seguido<br />

mucho daño y gran desasosiego e inquietud de más de otros daños de gastos y<br />

costas". Y en el mismo año en Ouecholac, con el fin de "excusar las disenciones<br />

y diferencias que es de salir todos los oficiales de una parcialidad" fue necesario<br />

reglamentar el acceso al poder. 26<br />

Para evitar los grandes inconvenientes que sucedían, pues no había orden en<br />

cuanto a la elección, rotación, duración de los cargos, fue necesaria la elaboración<br />

de ordenanzas. Con ellas se buscó reglamentar las funciones de sus integrantes<br />

y de plasmar las modalidades particulares de cada pueblo. Las ordenanzas<br />

regularon la existencia de un solo cabildo, que "apuntaba hacia una notable<br />

centralización de las funciones políticas y administrativas de cada pueblo" 27 .<br />

La tendencia centralizadora que trató de imponer la Corona les concedió más<br />

23 "Que los de Toluca en cada un allo nombren tcquitatos principales y su orden y guarden lo mandado pant el bueno gobierno del pueblo y la orden<br />

que dejó el licenciado Lebrón(¿ 1561 ?)", AGNM, Mercedes, vol. 5, cxp. 2, f. 4.<br />

24 "Ordenanzas de Tcpcaca (1552)", NLCb, Ayer Collccrion, 1121 , f. 141 v-150v.<br />

25 "Ordenanzas y capltulos que han de guardar los principales y maccguales de Cbolula (1553)", NLCh, Ayer collccrion, 1121 , f. 355-361 .<br />

26 Conformación del concicno y ordenanzas del gobierno de Quccholac para la paz y quietud de los naturales del dicho pueblo y sus sujetos (1580)",<br />

AGNM, General de Parte, vol. 2, cxp. 962, f. 206-207.]<br />

27 Garcla Martlnez, L


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

importancia y poder al gobernador, a los alcaldes y los regidores, en menoscabo<br />

de las cabeceras o parcialidades de los pueblos, pues el puesto de gobernador se<br />

rotaba entre ellas, y los demás oficios eran ocupados por los representantes de<br />

las cabeceras o parcialidades, de los barrios (los conocidos en la documentación<br />

colonial como sujetos). Las ordenanzas de Tlaxcala (1545) expresaban al<br />

respecto:<br />

/ten, dijo que: por cuanto de haberse elegido gobernadores hasta aquí de una<br />

cabecera, más que de otras; y por no haber alcaldes de todas las cuatro cabeceras<br />

de esta provincia se han seguido y siguen, y se espera que de cada día se podrán<br />

seguir, según lo que por experiencia se ha visto, muchas pasiones y diferencias<br />

en toda esta provincia, para excusar lo susodicho, ordeno y mando que de<br />

aquí adelante, la elección que se hubiere de hacer de gobernador y alcaldes,<br />

sea en esta manero: que de cada cabecero se elija por su orden gobernador,<br />

de manero que ande por rueda la gobernación por todas las cabeceras, y que<br />

siendo como al presente gobernador de la cabecera de Ocotelulco, en lo primera<br />

elección no pueda ser elegido de la dicha cabecero, y se elijo de lo cabecera de<br />

Tizatlán; y luego, en la elección que se hiciere adelante, no puedo ser elegido de<br />

la cabecera de Ocotelulco ni Tizatlán y se elija de la cabecera de Ouohuixtlon,<br />

y luego, la elección de adelante, no pueda ser elegido Ocotelulco, Tizotlán ni<br />

Ouiahuixtlan, y se elijo de lo cabecero de Tepeticpoc, y luego vuelvo o lo cabecera<br />

de Ocotelulco, y sí vaya por su ruedo y orden como dicho es. Y conformándose<br />

con lo susodicho, mondo que lo primero elección, atento que el gobernador<br />

que al presente es de Ocotelulco, se elijo de lo cabecera de Tizotlán así irá en lo<br />

forma y manera susodicho, y que de codo cabecera de los susodichos se elijo<br />

un alcalde, de manera que hoyo cuatro alcaldes, los cuales, y cado uno de ellos<br />

tenga jurisdicción en toda la provincia, sin diferencio de cabecera de manera<br />

que de una cabecera, pueda conocer los causas y negocios de lo suyo y de<br />

todas las otras y así todos sin diferencio. 28<br />

La rotación de los funcionarios entre las cabeceras fue una constante sobre todo<br />

durante el siglo XVI y fue disminuyendo paulatinamente en los siglos XVI 1yXVI11.<br />

Cada cabecera o parcialidad tenía sus propios alcaldes, y muy probablemente<br />

también sus regidores en número proporcional y correspondiente a su jerarquía<br />

e importancia. Sin embargo, la representación podía variar algunas veces, cada<br />

grupo étnico, cada sector social, sobre todos de principales y macehuales,<br />

buscaron tener sus representantes, como ocurrió en el pueblo de Santiago<br />

28 "Ordenanzas que se han de guardar en la provincia de Tlilxcala (1545)", So/daifa, Historia de n axcala, 38-55.<br />

48


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Tecali, hacia 1589, donde los encargados de la adm inistración eran dos alca ldes<br />

"uno de la parcialidad de los principales y otro de la de los macehuales ",<br />

por cuanto los indios maceguales del pueblo de Santiago Teca li me han hecho<br />

relación que en el dicho pueblo ha mucho t iempo que no se provee gobernador<br />

a causa de elegirse dos alcaldes, uno de la parcialidad de los principales y otro<br />

de la de los maceguales, y en esta costumbre se han hallado muy bien siendo<br />

gobernados en toda quietud y sosiego, y que su encomendero por su particu lar<br />

interés pretende que haya gobernador forastero y quiere lo sea don M iguel de<br />

Santiago, que ahora cumple en el oficio de alcalde, para que él y su suegro Pedro<br />

Calisto los molesten y aflijan siendo como son hombres inqu ietos y revoltosos<br />

que no procuran el bien de la repúbl ica, antes de ordinario con la mano que<br />

tienen venden el servicio de veinte y cuarenta indios cada semana que envían<br />

a la ciudad de los Ángeles por cohechos que les dan de dineros y vino y otros<br />

excesos que han cometido. Y me pid ieron mandase que no hubiese gobernador<br />

en el dicho pueblo sino que los dichos dos alcaldes usen el ficho oficio como<br />

hasta aquí lo han hecho. 29<br />

Podemos advertir la inminencia de conflictos entre las autoridades trad icionales,<br />

los señores naturales, y el cabildo que incorporó como parte de su organ igrama<br />

a los funcionarios menores, a los tequitlatos y principales,<br />

Y porque conste y es necesario que los dichos tequitlatos y principales sean<br />

elegidos en cada un año y de las tres parcialidades que hay en el dicho pueblo<br />

y sujetos y que todos gocen de los aprovechamientos y beneficios de él y por<br />

excusar otros daños e inconvenientes, por la presente mando a vos el gobernador<br />

y alcaldes y regidores del dicho pueblo, que de hoy en adelante en cada un<br />

año a la elección de alcaldes elijáis los dichos tequitlatos principales, los que<br />

convengan, los cuales sean y se entiendan de las dichas tres partes, mexicanos,<br />

met[trunco ¿matlatzincas?]gos, y otomies a quien mando que tenga especial<br />

cuidado de hacer guardar y cumplir las ordenanzas que por mí está hecha y se<br />

hiciere para el buen gobierno del dicho pueblo. " 30<br />

Cada barrio o estancia tenía sus representantes, los funcionarios menores,<br />

ante el cabildo llamados "Tepixques, tequitlatos y mandones de los barrios " y<br />

alguaciles. 31<br />

29 "A pedimento de los indios del pueblo de Santiago Teca li (6 die 1589)". AGNM, Indios, vol. 4. exp. 143. f. 45v.-46.<br />

30 "Que los de Toluca en cada un año nombren tequitatos principales y su orden y guarden lo mandado para el bueno gobierno del pueblo y Ja orden<br />

que dejó el licenciado Lebrón (¿ 1561 ?)", AGNM, Mercedes. vol. 5. exp. 2, f. 4.<br />

31 ··para que el corregidor de la ciudad de Cholula no consienta que cienos indios se entremetan a usar el oficio de tequitlatos sm estar nombrados por<br />

el cabildo de la dicha ciudad (8 ago 1590)"". AG M, Indios. vol. 4. exp. 902. f. 232v . .. Para que en la ciudad de Cholula y sus barrios y estancias<br />

no haya más alguaciles de los aquí contenidos (12 may 1593)"', AG M. Indios. vol. 6. t• pane. exp. 845. f. 226\.<br />

49


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Por cuanto el gobernador, alcaldes y naturales de la ciudad de Cho/u/a me han<br />

hecho relación que en ella hay seis cabeceras y en cada una indios principales<br />

y macehuales, y para que la república esté quieta y pacífica y pueda mejor<br />

acudir a sus obligaciones y a lo que toca al bien común pretenden hacer<br />

elección para el año venidero de noventa y uno de seis alcaldes de las dichas<br />

seis cabeceras, que los tres sean de los principales y los tres de los macehuales,<br />

y que están conformes en esto y su cabildo lo quiere pidiendo les mandase dar<br />

para ello licencia y para reelegir por gobernador a don Cristóbal Ximénez, que<br />

ha procedido con cuidado en su oficio. Por tanto, por la presente doy licencia<br />

a la dicha ciudad de Cho/u/a para que por esta vez puedan libremente hacer<br />

en el cabildo acostumbrado elección de alcaldes y nombrar seis de las dichas<br />

cabeceras y reelegir al dicho Cristóbal Ximénez para el año venidero de noventa<br />

y uno con que traigan ante mí la elección para que se confirme y apruebe y<br />

provea lo que convenga. 32<br />

Al juzgar la importancia y poder que le otorgaban las ordenanzas al cabildo y sus<br />

miembros, debe pensarse que sus autores, así como la corona que las sancionó,<br />

consideraban la conveniencia de limitar las funciones del gobierno tradicional<br />

indígena.<br />

Habiendo visto el concierto ... por bien de paz y para excusar pleitos entre los<br />

indios del pueblo y barrios de Totontepeque, Güeytepec y Acoche sobre las<br />

elecciones de oficiales de república, en que fueron de acuerdo que para las<br />

hacer en cada un año se junten todos tres barrios y de cada un barrio salga un<br />

alcalde, un regidor y un alguacil, y porque no ha de haber más de dos alcaldes<br />

se entiende que el año que se dejare de elegir alcalde del un barrio se elija de<br />

el alguacil mayor y corra la tanda por los demás barrios de manera que por<br />

su orden vaya el gobierno ... , y a la elección no se halle justicia, religioso y<br />

español sino los indios solos. Dijo que confirmaba y confirmó el dicho concierto<br />

referido y mandaba y mando se guarde y cumpla como en él se contiene, y<br />

que el alcalde mayor que es o fuere de aquel partido lo haga guardar y cumplir<br />

sin exceder, y que los dichos indios de los dichos barrios y cada uno de ellos<br />

guarden el dicho concierto conforme a este auto sin lo contravenir en ningún<br />

tiempo so pena de destierro de aquella provincia por dos años precisos, diez<br />

leguas a la redonda. 33<br />

32 "Concede licencia al pueblo de Cholula, para que esta vez pueda libremente hacer en cabildo elección de alcaldes, nombrar seis de las cabeceras y<br />

reelegir a don Cristóbal Jiménez para el a~o de 91 (15 die 1590)", AGNM, Indios, vol. 5, exp. 49, f. 8J-8Jv.<br />

JJ "Aprueba vuestra excelencia el concieno fecho entre los barrios de Totontepec, Güeytepec y Ocoche (12 may 1595)" AGNM, Indios, vol. 6, I'<br />

pane, cxp. 1015, f. 27J-273v.<br />

50


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Las Elecciones.<br />

El autor de la Historia verdadera, don Berna! Díaz, nos refiere del éxito que había<br />

tenido la imposición del cabildo en los pueblos indios, y cómo existían un orden<br />

y se administraba justicia "con tanto primor y autoridad como entre nosotros",<br />

Pasemos adelante, y diré de la justicia que /es hemos mostrado a guardar y<br />

cumplir, y cómo cada año eligen sus alcaldes ordinarios y regidores y escribanos<br />

y alguaciles y fiscales y mayordomos, y tienen sus casas de cabildo donde se<br />

juntan dos días en la semana, y ponen en ellas sus porteros, y sentencian y<br />

mandan pagar deudas que se deben unos a otros, y por algunos delitos de<br />

crímenes azotan y castigan, y si es por muerte o cosas atroces remítenlo a los<br />

gobernadores si no hay Audiencia Real; y según me han dicho personas que lo<br />

saben muy bien, que en Tlaxcala y en Tezcuco y en Cho/u/a y en Cuaxocingo y<br />

Tepeaca y en otras ciudades grandes, cuando los indios hacen cabildo, que salen<br />

delante de los que están por gobernadores y alcaldes ... con mazas doradas,<br />

según sacan los virreyes de la Nueva España, y hacen justicia con tanto primor<br />

y autoridad como entre nosotros, y se precian y desean saber mucho de las<br />

leyes del reino, por donde sentencien. 34<br />

Las elecciones fueron uno de los acontecimientos importantes en la vida política<br />

de los pueblos indios durante todo el período colonial, alrededor del cabildo se<br />

desarrolló la vida de los pueblos indios. Los procedimientos en la elección fueron<br />

los mismos a lo largo del período colonial, aunque con matices en cada pueblo.<br />

En una de las ordenanzas que dictó el virrey, marqués de Gelves, el 13 de enero<br />

de 1622, se apuntaba que:<br />

En lo que toca a las elecciones de of1ciales de república, las hagan los dichos<br />

indios libremente, sin que se hallen en ellas los dichos religiosos y ministros de<br />

doctrina, ni las mismas justicias, ni otras personas algunas, fuera dellas, para<br />

que con mayor libertad las hagan, como lo tienen de uso y costumbre y está<br />

ordenado. 35<br />

La elección se efectuaba en las casas de los cabildos en los últimos días de<br />

diciembre o en el primer día del Año Nuevo, aunque a veces se celebraba en<br />

febrero. 36 Se buscó impedir que los señores y principales indígenas los realicen<br />

en sus casas y la intromisión de los alcaldes mayores o corregidores, pues<br />

muchos de ellos, con el fin de que salieran sus candidatos las realizaban en sus<br />

casas, como ocurrió en el pueblo de Tepexi de la Seda, que al no haber "casas<br />

34 Diaz del Castillo. Historia verdadero, 11. 363.<br />

35 ··vuestra excelencia ruega y encarga a los curas beneficiados. religiosos y ministros de doctrina de esta Nueva España, no se entrometan en<br />

ninguna cosa tocante al gobie rno y justicia, dejándola administrar a los jueces y no intervengan en las elecciones de los indios (13 ene 1622)",<br />

AGNM. Ordenanzas, vol. 2. f. 36.<br />

36 Gibson. Los aztecas. 178.<br />

51


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

de comunidad, donde se puedan congregar y juntar el gobernador, alcaldes<br />

y regidores a hacer sus cabildo y ayuntamientos como es costumbre''. las<br />

reuniones, incluida la elección, tenían lugar en la casa del corregidor, 37 lo que no<br />

asegura, sin duda, suficientemente la "libertad" de la administración indígena.<br />

La institución del régimen municipal, por elección, se empezó a generalizar<br />

a mediados del siglo XVI, (Tlaxcala hacia 1545, Xochimilco, 1553, y en la<br />

jurisdicción indígena de la ciudad de México hacia 1555), a partir de entonces<br />

comenzaron "a tener orden y policía en la elección de gobernador, alcaldes y<br />

regidores y en la provisión de las cosas de su república, y se dio orden cómo<br />

Nuestro Señor y su Majestad fuesen más seNidos". 38 Con este nuevo "orden y<br />

policía" vino la sustitución del gobernador tlahtoani por el gobernador impuesto:<br />

Hecha esta elección, eligieron alcaldes ordinarios y doce regidores, la cual<br />

costumbre ha permanecido, si no es Ja de gobernador que yo no se elige, sino<br />

{que] aquel {que} síNe este oficio {es aquel] que por mandamiento del virrey<br />

de esta Nueva España es nombrado, lo cual tuvo principio desde el tiempo de<br />

don Gaspar de Zúñíga, conde de Monterrey, que por causas que le movieron o<br />

por mostrarse señor de gobierno, les quitó el que con propia autoridad elegía la<br />

república; y este modo se guarda ahora, que es el que ya cosí corre por toda la<br />

tierra, a lo menos en la dicha república y en esta ciudad de México y las otras<br />

mayores del reíno. Pusieron todos los ministros de república los que tenían en su<br />

gentilidad, aunque algunos otros muy necesarios han permanecido. 39<br />

Las reglas que debían seguirse en las elecciones anuales señalaban que<br />

los electores debían "juntarse en cabildo", unas veces era cierto número<br />

de principales, como ocurrió en Tlaxcala, donde se "ordenó y mandó que la<br />

elección que suelen y acostumbran hacer de gobernador, alcalde y regidores,<br />

la hagan doscientos y veinte electores y el día de año nuevo como lo t ienen<br />

de costumbre''. otras veces participaban todos los principales como sucedió<br />

en Totolapa "que en cada un año al tiempo de mudarse los oficios de nuestro<br />

cabildo para la elección de ello se hallen presentes todos los principales de la<br />

cabecera y sujetos los cuales todos voten en las tales elecciones, o los que<br />

pudieren y se hallaren al tal tiempo". O como décadas después ocurrió en la<br />

provincia de Yucatán hacia 1584:<br />

Que el día de año nuevo de cada un año el dicho gobernador, alcaldes y<br />

regidores que son o fueren de aquí adelante para siempre jamás vayan a Ja<br />

iglesia de sus pueblos y habiendo quien les diga misa la oigan y supliquen a<br />

37 "Para que el corregidor de Tcpcji informe de la. necesidad que tienen los naturales de hacer su casa de comunidad y demás cosas que necesi tan",<br />

AGNM. Indios. vol. 6, exp. 638.<br />

38 AGNM. Civil, vol. 644, Chávcz Orozco, las instituCiones democráticas, 6.<br />

39 Torquemada, Monarq1'ía, 11, 349-350.<br />

52


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

nuestro Señor les alumbre y encamine en Ja elección que pretenden hacer de<br />

oficiales que los administren aquel año y Jos sustente en paz y justicia .... Hecho<br />

esto irán a las casas de su cabildo y comunidad y solos y apartados los dichos<br />

gobernador, alcaldes y regidores sin que otra persona se halle presente tratarán<br />

y comunicarán sobre elegir y nombrar por alcaldes, regidores y alguaciles y<br />

otros oficiales de su cabildo por aquel año los indios de mejor entendimiento:<br />

buenos cristianos y cuidadosos en el beneficio de sus milpas y gobierno de<br />

sus mujeres e hijos y tales que se espere que mirarán por el bien y provecho<br />

universal de aquel pueblo y harán justicia a los que se la pidieren y hubieren<br />

menester y que castigarán los vicios que en la república hubiere y harán trabajar<br />

a los naturales y mirarán por ellos como padres de la república y habiendo<br />

nombrado y elegido las tales personas escribirán en su libro de cabildo como<br />

Jos eligen y nombran y llamaran a los tales electos y tomal[l]les han juramento<br />

en forma que usaran bien de aquellos oficios y que no llevarán ni tomarán a<br />

los naturales cosa alguna por hacerles justicia y que en todo mirarán el bien<br />

común sin respeto alguno y hecho el dicho juramento tomará el gobernador<br />

las varas a los alcaldes que hubieren sido y las entregará a los nuevamente<br />

elegidos los cuales de allí adelante serán alcaldes por aquel año y enviarán ante<br />

el gobernador destas provincias la dicha elección para que la confirme y por<br />

ello darán de derechos tres tostones [doce reales y no más J y no otra cosa y no<br />

serán alcaldes ni regidores los del año pasado sino los nuevamente elegidos y<br />

que fueren confirmados. 40<br />

Esta práctica continuó durante todo el periodo colonial como lo confirman los<br />

principales y naturales de Xochimilco el 21 de noviembre de 1651 cuando<br />

enviaron una relación, a propósito de las elecciones, al virrey conde Alva de<br />

Liste,<br />

Que por ordenanza del gobierno y cédulas de su Majestad estaba dispuesto<br />

que para el gobierno de sus repúblicas y sujetos se juntasen los naturales y<br />

principales cada año como es costumbre y eligiesen por alcaldes y regidores<br />

alguaciles mayores, mayordomos y demás mandones a personas capaces y<br />

suficientes para el uso y ejercicio de dichos oficios y asimismo para que con<br />

todo cuidado acudiesen a la doctrina cristiana y para que se recogiese con<br />

toda puntualidad los reales tributos de su Majestad y se metiesen en su real<br />

caja para que la dicha república no quedase cargada en ninguna manera con<br />

ningún rezago. 41<br />

40 .. Ordenanzas que el doctor Palacios manda guardar entre los naturales de esta tierra de las provincia de Yucatán para su buen uso, conservación<br />

y aumento y relevarlos de las cargas y agravios que hasta aquí han padecido ( 1584). AGI. México, 364. f. 1-6v. AG I. Indiferente General. 2987.<br />

f. 20r.<br />

41 AGNM , Indios, Vol. 16 exp. 134. fs . 126- 127.<br />

53


SNTE, Sección 36- Va l/e de México<br />

Aunque hacia 1695 los electores en Xoch imilco era 101, y en 1 769 había<br />

disminuido a 71. 42<br />

La elección se ha


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

de república que habían el egido; no lo llevaron ante el alca lde mayor de<br />

Xochimilco porque en 1687 no había querido confirmar en el puesto a dicho<br />

funcionarios por lo que se habían quedado durante ese año sin representantes,<br />

después de consultar con su asesor el virrey aprobó la elección . 44 Lo que<br />

también ocurrió en el pueblo de M il pa Alta en febrero de 1753, cuando<br />

el alcalde mayor de Xochimilco se negó a confirmar la elección que habían<br />

hecho de sus autoridades valiéndose del "pretexto frívolo de que ahora dos<br />

años se le había demostrado un superior despacho de vuestra excelencia en<br />

que se le había preceptuado que asistiese personalmente a dicha elección";<br />

los naturales de la Milpa argumentaban que los gastos que por derechos<br />

cobraba el alcalde mayor por su as istencia y confirmación, unos 80 pesos,<br />

eran excesivos. 45 En 1779, el alcalde mayor de Xochimilco no aprobó la<br />

elección de gobernador y oficiales que habían realizado los naturales de<br />

del pueblo de Tulyehualco, por lo que mandaron el virrey una petición y el<br />

26 de abril se mandó al alcalde mayor que diera posesión a los oficiales de<br />

república, pero no lo hizo por lo que el 17 de mayo el virrey mandó que se<br />

realice nuevas elecciones. 46<br />

La pugna entre señores y macehuales fue una constante y muchas veces era<br />

violenta. Así se desprende de la contradicción enviada por los principales de<br />

Xochimilco al virrey sobre la elección celebrada en enero de 1764, porque<br />

las autoridades nombradas en esa ocasión eran macehuales. El virrey mandó<br />

que tanto el alcalde mayor como el cura informasen sobre este reclamo,<br />

quienes informaron "que la elección que se celebró para el presente fue<br />

hecha con las formalidades acostumbradas y solemnidad correspondiente<br />

y que en el lugar [en Xochimilco] no se conocen caciques algunos y todos<br />

los indios de él son tributarios" y añadían "que aunque fuera cierto que ...<br />

no se puedan elegir por gobernadores los macehuales habiendo caciques,<br />

debería entenderse cuando el número de estos fuese tan competente que<br />

... no se hubiese de verificar la perpetu id ad del oficio de una [en] dos o tres<br />

personas". El fiscal asesor del virrey recomendaba al virrey que la petición de<br />

los supuestos principales no "basta para anular las elecciones" sobre todo si<br />

el alcalde mayor y cura "aseguran no haber tales caciques". El virrey aprobó<br />

44 AGNM, Indios, Vol. 30, exp. 165, f. 157v-J58, ver también vol. 30, exp. 182, f. 170v-J 71 v.<br />

45 AGNM. Indios, Vol. 56, exp. 144, f. 224v-225v. En San Agustín de las Cuevas Tlalpan, antiguo sujeto de Xochimilco, en 1736, el gobernador<br />

fue elegido por los votantes, pero el corregidor se negó a confirmar Ja elección, alegando que el candidato era "sedicioso, contrario y criticable".<br />

Gibson, los aztecas, 179.<br />

46 AGNM, Indios, Vol. 66, exp. 156, f. 197. La intervención de los curas en las elecciones también fue un motivo de disconformidad por parte de<br />

indígenas. Los naturales del pueblo de Actopan alegaban, hacia 1 774, haber reales cédulas y ordenanzas de Su Majestad y mandamientos de Jos<br />

seftores virreyes "para que justicia ninguna eclesiástica ni secular ni otra persona ninguna, entre, perturbe ni perjudique a los indios caciques y<br />

principales en su cabildo y elección ... y nombrar gobernador, alcaldes y demás oficiales de república. Chávez Orozco. Las instituciones democnlricas,<br />

19.<br />

55


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

la elección de los macehuales como nuevas autoridades. 47 El fiscal de la Real<br />

Audiencia y asesor del virrey opinó que no había prohibición expresa en las<br />

Leyes de Indias para que los electos fuesen los macehuales y en consecuencia<br />

no cabía sino confirmar las elecciones que se hicieron dentro de las normas.<br />

La Reelección.<br />

En la legislación española se insiste mucho que las elecciones debían ser anuales<br />

y prohibían la reelección de los funcionarios del cabildo indígena. 48 Aunque<br />

con algunas excepciones diversos principales fueron nombrados nuevamente<br />

durante el siglo XVI como ocurrió con Diego Téllez y Martín Cerón. 49 Sin<br />

embargo, a partir del siglo XVII, fuera por elección de los mismos naturales de<br />

Xochimilco o porque influían el alcalde mayor y cura, o por los intereses de<br />

grupos, varios de los funcionarios y sobretodo el gobernador fue reelecto por<br />

uno o más años y confirmado en el puesto por el virrey en turno. Así, el 17 de<br />

diciembre de 1619, el virrey Marqués de Guadalcazar confirmó la reelección del<br />

gobernador xochimilca, don Juan Mateo, hecha por el "común y naturales " para<br />

el año de 1620. 50<br />

Cuando no había elecciones a causa de las epidemias que asolaban la Nueva<br />

España, como ocurrió entre 1629 y 1630, por "haberse muerto muchos<br />

indios y los más principales y mandones" y no había electores o a quien elegir,<br />

la razón que argumentaba el corregidor de Xochimilco, Juan Alonso de Sosa,<br />

con el fin de que el virrey marques de Cerralvo prorrogara en su cargo durante<br />

1630 a don José Bernal era porque "habían dado buena cuenta y cobrado con<br />

puntualidad los tributos reales". 51 Sin embargo, si bien esta situación era debido<br />

a una emergencia con el tiempo fue muchas veces contraproducente, pues se<br />

generaba una gran controversia la mayoría de las veces cuando se reelegía a<br />

un gobernador. Como ocurrió en enero de 1635 cuando en mejor opinión del<br />

corregidor se oponía a la del "común de los naturales" de Xochimilco, pues<br />

José Bernal había sido elegido y prorrogado varios años, t iempo en el que<br />

no había cumplido con la entrega puntual del tributo, y cuando buscaba ser<br />

electo nuevamente como gobernador a propuesta de los alcaldes, los nat urales<br />

47 AGNM. Indios, Vol. 60, cxp. 69, f. 101-102. En 1782, los naturales del pueblo de Xocotitlan expondían, '"trece atlos ha que los macehuales se están<br />

alternando en el gobierno, contra lo dispuesto y cstable.;ido por las leyes reales y continuas órdenes de su Majestad, que Dios guarde, en las que se<br />

previene que en los empleos de gobernadores y demás empleos de las repúblicas de indios, hayan de preferir los caciques a los plebeyos, y éstos<br />

para los empleos se han de elegir los de mejores costtunbres, que sepan leer y escribir, hablar en castellano y que se asegure en parte el real haber.<br />

Diamc1ralmcn1e su fonnal contradictorio, se está prai.:ticando en dicho pueblo, porque como las elecciones se hacen entre sí, puntualmente eligen<br />

al más borracho, idiota, de peores costumbres, sin que ninguno sepa leer, ni escribir, ni mucho menos hablar en castilla; estos se alternan maliciosamcnlc<br />

sin pcnnitir se elija un cacique, aun habiendo algunos que han sido gobernadores". Chávez Orozco, Las instituciones democráticas, P- 15.<br />

48 AGNM, Indios, Vol. 26, exp. 1, fs. 2-3v. Benlura Belena, Recopilación sumaria, 1, 42, Gibson, los aztecas, 178.<br />

49 Pércz Zcvallos, Xochimilco Ayer, 1, cuadro 5, 6Jc64<br />

50 AGNM, Indios, Vol. 9, exp. 29. fs. l 8-l 8v.<br />

51 AGNM, Indios, Vol. IO, exp. 189, fs. 104-104v.<br />

56


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

argumentaban que durante su mandato "no se han podido paga r por su ma l<br />

gobierno" 9 mil pesos de los rezagos de los tributos y que en las elecciones<br />

de 1634 se había inmiscuido para que fuese electo un mestizo am igo suyo,<br />

de quien los xoch imilcas habían recibido "muchos agravios y vejac iones de tal<br />

manera que ahora anda huyendo de sus casas", y con el fin de evitar "la total<br />

destrucción de la dicha ciudad " si elegía o reelegían al mestizo, los electores<br />

xochimilcas el igieron a don Martín Cerón . 52<br />

En enero de 1648 surgió otro conflicto debido a la reelección por parte de la<br />

mayoría de los principales de don Diego Juárez como gobernador, quien en ese<br />

entonces fungía en ese cargo desde 1641, y que había sigo confirmada por el<br />

virrey conde de Salvatierra. En esta ocasión, el "común de dicha ciudad " en una<br />

reunión aparte decidió oponerse a tal elección al nombrar a Francisco Benítez<br />

Inga, qu ien había sido gobernador de Milpa Alta, para lo cual argumentaba que<br />

Diego Juárez debía 5,247 pesos y 7 tomines a la Real Hacienda de los tributos<br />

de 1645 hasta finales de 1647, lo que le impedía ser nombrado gobernador. Los<br />

electores de Diego Juárez señalaron que dicha resistencia se debía a que Nicolás<br />

Baltazar y otros naturales "inducidos de algunas personas habían pret end ido<br />

inquietar la dicha república'; quienes días después se retractaron y aceptaron<br />

que continuara Diego Juárez en su cargo debido a que era "buen gobernador", y<br />

sobretodo porque se había encargado de entablar juicio a Franci sco Velásquez<br />

de Robledo, sobre tierras y ganados, con la advertencia de que debía cobra r los<br />

rezagos de los tributos que debía Xochimilco. 5 3 Un año después, los xoch imilcas<br />

volvieron e reelegir a Diego Juárez como su gobernador; en esta ocasión el<br />

conflicto no ocurrió por pugna con los xochimilcas, sino porque el virrey obispogobernador<br />

Marcos de Torres y Rueda hizo merced de dicho oficio a don Juan<br />

Valeriano, a pesar de que Diego Juárez había sido confirmado como gobernador<br />

y el corregidor le había dado posición del cargo. La respuesta de Francisco de<br />

Ascoitia, asesor del virrey, fue determinante en este caso, pues Juan Va leriano<br />

no era natural ni vecino de Xoch imilco, y porque estaba mandado que "los que<br />

fueren advenedizos a los pueblos no puedan gozar de oficios de república ", por lo<br />

que Diego Juárez fue confirmado como gobernador durante 1649. 54 No ocurrió<br />

lo mismo con don Pedro, gobernador del pueblo de la Asunción de La M ilpa,<br />

jurisdicción de Xochimilco, quien había logrado mantenerse en el cargo de<br />

1647 a 1649 y que había sido reelecto en enero de 1650, pues por oposición<br />

de Fernando Cortés Moctezuma a quien la séptima audiencia gobernadora,<br />

52 AGNM, Indios, Vol. 12, exp. 180, fs. l l 6- l l 6v.<br />

53 AGNM, Indios, Vol. 15, exp. 12, fs. 9-1 O.<br />

54 AGNM, Indios, Vol. 15, exp. 6, fs. 100- 1 OOv.<br />

57


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

encabezada por Matías de Peralta, le había hecho merced de nombrarlo por<br />

gobernador, y haciendo caso de la queja mandó le quitaran la vara de justicia a<br />

don Pedro, pues las ordenanzas prohibían la reelección de los funcionarios del<br />

cabildo.ss<br />

En noviembre de 1651, los principales y naturales de Xochimilco presentaron<br />

una relación ante el virrey conde de Alva de Liste, donde señalaban que los<br />

alcaldes, regidores y demás oficiales "que hoy estaban ejerciendo en dichos<br />

oficios había más tiempo de seis o siete años que los ejercían eligéndose ellos<br />

mismos, contraviniendo a las dichas ordenanzas de gobierno'; tiempo suficiente<br />

para que las cosas no fueran como antes, pues debían a la Real Hacienda mucho<br />

dinero de los tributos, pues los "gastaban en sus pleitos y banquetes sin tener<br />

recurso de poderlos pagar'; razón suficiente por lo que buscaban la reelección<br />

con el fin de no dar cuenta de los tributos que había tenido a su cargo. El v irrey<br />

ordenó que el corregidor convocara a los electores de Xochimilco para que<br />

eligieran como funcionarios a personas "suficientes y capaces y que no estén<br />

debiendo a su Majestad deuda alguna de real haber".s 6 Y en diciembre de 1651,<br />

nuevamente "los principales, común y naturales y demás sujetos" enviaron una<br />

petición al virrey conde de Alva de Liste, donde señalaban que hartos de Diego<br />

Juárez, quien había sido gobernador de Xochimilco "por más tiempo de 17 años<br />

continuos" y que debía a la Real Hacienda más de 14 mil pesos de los rezagos<br />

de los tributos, por cuya razón se encontraba "retraído en el convento de dicha<br />

ciudad'; eligieron como gobernador a Francisco Benítez Inga, quien ya había<br />

sido propuesto en 1648 y había sido gobernador del pueblo de Nuestra Señora<br />

de la Asunción la Milpa, para que fungiera como tal durante 1652.s 7<br />

En enero de 1680 los principales de Xochimilco se opusieron a que su<br />

gobernador don Nicolás López fuera confirmado en la reelección que él mismo<br />

había convocado "sin las solemnidades que se requieren y acostumbran';<br />

sobre todo sin contar con la presencia de todos los electores y porque además<br />

debía a la Real Hacienda más de 2200 pesos que ya había cobrado de tributo,<br />

porque lo que tal nombramiento fue declaro nula.s 8 Al parecer, la res istencia<br />

por parte de los partidarios de Nicolás López fue largo, pues en marzo de ese<br />

año, los principales pedían que se procediese a la elección y "que en ella no<br />

se entrometa la justicia ni ministros de doctrina ni otras personas" como el<br />

SS AGNM, Indios, Vol. IS, exp. 68, f. 140.<br />

S6AGNM, Indios, Vol. 16, exp. 134, f. 126-127.<br />

S7 La petición la finnaron don Juan de San Andrés, don Juan Tomás Miguel de la Cruz, Francisco de San Pedro, Juan Pablos, Pablo Nicolás, Juan Baltazar,<br />

don Joachin de Santa Maria, don Phelipe de Santiago, Tes Twtzomoctzin, Miguel de San Mateo, Diego Balthazar, don Juan de la Cruz, Gaspar<br />

de San Francisco, Bemabé de San Francisco, :romás de San Juan, don Francisco de Mendoza. AGNM, Indios, vol. 16, exp. 137, f. 129-IJOv.<br />

SS La rtlación la finnaron don Pedro Nicolás, don Gaspar de la Cruz, don Antonio Bias, don Gerónimo Sebastián, don Josepb de la Cruz, don Manuel<br />

Pablo, Don Joseph de la Cruz, don Agustln Nicolás, Nicolás Lázaro y don Juan Sebastián. AGNM, Indios, vol. 26, exp. 1, f. 2-3v.<br />

58


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

intérprete Bernardino de Castro, quien favorecía a Nicolás López. Por lo que<br />

el virrey-arzobispo fray Payo Enríquez de Rivera mandó que se juntasen los<br />

electores e hicieren nueva elección de gobernador y demás oficiales de repúbl ica<br />

sin la intervención de Bernardino de Castro. 59<br />

Casi una década después, enero de 1689, Nicolás López fue reelecto gobernador<br />

de Xochimilco por un grupo de naturales encabezado por Francisco Mendoza,<br />

a lo que impugnaron los alcaldes y oficiales "de república" que no estaban<br />

de acuerdo con dicha selección, pues Nicolás López era mestizo, "revoltoso<br />

y perjudicial a los naturales" y fue reelecto sin la participación de todos los<br />

electores. El virrey conde de Galve mandó que mientras se decidía sobre este<br />

asunto el alcalde mayor Félix Millán depositara la vara de gobernador en Diego<br />

de la Cruz otro de los tres candidatos, a quien no lo encontraron en toda la<br />

jurisdicción de Xochimilco, porque lo que fue necesario un nuevo mandamiento<br />

del virrey con el fin de que buscaran al elegido o en su lugar si en tres días después<br />

de que el alcalde mayor recibiera el mandamiento nombrase a Nicolás de la<br />

Cruz. El 10 de marzo Álvaro de Arriaga Agüero, abogado de la Real Audiencia y<br />

asesor del virrey, recomendaba que se anulara la elección porque "las leyes son<br />

suficientes para la declaración de la dicha nulidad" y que los electores hagan<br />

nueva elección "que acostumbran de naturales indios de padre y madre". El 16<br />

de marzo el virrey confirmó como nuevo gobernador a don Francisco Nicolás<br />

de Mendoza Cortés, quien recibió la vara de gobernador. Sin embargo, dos<br />

meses después falleció y en su puesto fue designado José Bautista de Alva rado,<br />

"quien había dado cuenta en otras ocasiones que había obtenido dicho cargo"<br />

a propuesta del alcalde mayor Félix Millán por los nueves meses que faltaban . 60<br />

El 20 de diciembre de 1692, los oficiales pasados del cabildo, principales,<br />

común y naturales de Xochimilco entablaron juicio contra el gobernador don<br />

José Bautista de Alvarado y su hijo Hipólito Bautista de Alvarado por el cobro<br />

excesivo de tributos que no debían pagar y que no se aceptaban que se reel igiera<br />

en el cargo o que dejara a su hijo como gobernador. La elección confirmada por<br />

el alcalde mayor fue remitida al virrey conde de Galve, quien con la opinión de<br />

su asesor aprobó la elección y confirmó en el cargo a Hipólito Alvarado para que<br />

funja como gobernador durante 1693. 61 En 1694 fue nombrado gobernador<br />

don Andrés de Mendoza y en enero de 1695 fue reelegido con 58 votos que<br />

fueron anulados por el virrey por no aceptarse la reelección, y en su lugar fue<br />

59 AGNM, Indios, Vol. 26, exp. 25, f. 24-25.<br />

60 AGNM, Indios, Vol. 30, exp. 219, f. 205v-206, vol. 30, exp. 223, fs. 21 Ov-211. vo l. 30, exp. 24 1, fs. 227v-228v. vol. 30, cxp. 248, fs. 232-232v.<br />

vol. 30, exp. 266, fs . 247.247v.<br />

61 AGNM, Indios, Vol. 30, exp. 475, f. 457v-458.<br />

59


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

nuevamente elegido don José Bautista de Alvarado, "indio cacique y que otros<br />

años antecedentes lo ha sido y dado buena cuenta de la cobranza y satisfacción<br />

de los reales tributos'; quien había obtenido 43 votos. 62<br />

En enero de 1769, los naturales de Xochimilco celebraron elecciones de<br />

autoridades para lo cual se propusieron a los candidatos, como siempre se<br />

hacía, don Miguel Galicia, don Juan Ascencio y don Manuel Pacheco, después<br />

de la votación de los electores resultó electo don M iguel Ga licia con 44 votos<br />

y el acta fue enviado ante el virrey para su aprobación. Sin embargo, el alcalde<br />

mayor informó al virrey que dicha elección se debía anular pues M iguel Ga licia<br />

no había dado cuenta de los bienes de comunidad de los años de 1764 y 1 765,<br />

lo que lo inhabilitaba para ser gobernador. Los partidarios del rec ién nombrado<br />

funcionario enviaron una relación al virrey donde exponían que la elección no<br />

había sido del agrado del alcalde mayor pues éste quería que fuera nombrado<br />

Juan Ascencio "que notoriamente es de calidad mulato" y que aun que "es<br />

cierto que ... no ha dado las cuentas correspondientes del tiempo que fue<br />

gobernador, ... lo es que por costumbre antiquísima de aquel lugar y otro más no<br />

se dan tales cuando hasta el tiempo de la res idencia de [los] alca ldes mayores ".<br />

El virrey confirmó la elección y mandó que el alcalde mayor entregase las varas<br />

de justicias al gobernador y demás oficiales electos. 63<br />

Cinco años fue reelecto don Miguel Galicia en el cargo de gobernador y al<br />

comenzar el sexto año, en enero 1774, fue propuesto como candidat o junto<br />

con Cristóbal de Santiago Sevilla y don Nicolás de los Ángeles Pacheco, y salió<br />

nuevamente reelegido. En esta ocasión los que se opusieron fueron algunos<br />

gobernadores y oficiales pasados, quienes expusieron que fue reelecto graci as al<br />

apoyo del cura y el teniente general de Xochimilco y que gobernaba "a favor de<br />

los españoles y no de los indios'; pues durante su mandato:<br />

Les ha estado vendiendo una ciénega que le dicen El Potrero que son bienes de<br />

comunidad ... y se lo van acabando a pedacitos y sacar céspedes los españoles<br />

para sus corrales de magueyes y también unos paredos viejos que es de los<br />

bienes de comunidad que les llaman el Hospital y de antes lo era también les<br />

dio, vendiendo a los españoles las piedras hasta dentro de la iglesia, piedras<br />

cuadradas ... y Miguel Galicia que ha estado gobernando no ha defendido nada<br />

... y de esto no es capaz que sea ya gobernador pues es contra del pueblo y de<br />

nosotros los indios. 64<br />

62 AGNM. Indios. Vol. 32, cxp. 2S 1, f. 220-220v. •<br />

63 AGNM, Ind ios, Vol. 62, cxp. 28, f. 33v-35v. .<br />

64AGNM. Indios, Vol. 64, cxp. IS4, f. 247v-249v. Vol. 64, cxp. 17 1, f. 274v-276.<br />

60


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Proponía que el gobernador fuese Juan de Ascencio, quien ya había sido<br />

gobernador y era el "más antiguo y el más viejo de todos". M iguel Galicia<br />

renunció al cargo y el virrey mandó que la vara de gobernador se entregara a<br />

Cristóbal de Santiago Sevilla, otro de los candidatos. En julio de 177 4, recién se<br />

empezaron con las averiguaciones de las cuentas de los bienes de comunidad<br />

que debía entregar M iguel Galicia. 65<br />

En enero de 1775 fue elegido como gobernador don Nicolás de los Ángeles<br />

Pacheco y en septiembre de ese mismo año, a instancias de "la repúbl ica y común<br />

de los mismos naturales'; fue despojado de su cargo por el virrey, quien depositó<br />

la vara de justicia en don Manuel Julián, alcalde pasado del barrio de San Pedro.<br />

Las razones que motivaron su destitución fue por las cuentas poco claras que dio<br />

por el manejo de los bienes de comunidad, de las limosnas y de la contribución<br />

que daban los indios para las fiestas. Nicolás Pacheco presentó un fiador y sol icitó<br />

la restitución de su cargo, lo que consiguió el 6 de noviembre. 66<br />

Un fenómeno que ya se advirtió desde el siglo XVl, 67 y que fue generalizado<br />

durante los siglos XVII y XVIII fue la fragmentación del pueblo de Xochimilco, esto<br />

significó la aparición de nuevos gobernadores que ya no tenían que dar cuenta<br />

a sus antiguas autoridades. Una iglesia con sus ornamentos, la existencia de dos<br />

o más funcionarios y la promesa de una entrega puntual de los tributos animó a<br />

los naturales de varios sujetos a pedir la separación de sus cabeceras y contaron<br />

con la aprobación de los corregidores y el virrey. En 1651, Francisco de la Cruz,<br />

el fiscal Matías Vásquez y el alguacil mayor Francisco José del pueblo de Tepepan<br />

con sus sujetos los barrios de San Miguel Xuicalco y Santa María Magdalena<br />

Xuchitepeque en representación de los naturales solicitaron la separación de<br />

Xochimilco al virrey conde de Alva de Liste. Argumentaban que los gobernadores<br />

no los defendían sino que los obligaban a dar servicio personal en diversas partes<br />

en contra de su voluntad lo que contravenía a lo dispuesto por el rey en diversas<br />

cédulas, y añadían que tenían "convento y rel igiosos que sustentan [ por lo que]<br />

no era bien estuviesen sujetos a gobernador de otra parte ni molestados por los<br />

reales tributos'; por lo que solicitaban su aprobación. El alcalde mayor Sebastián<br />

de la Fuente Ayala envió información al virrey donde seña laba que le parecía<br />

que sería de "mucha utilidad para seguridad de la Real Hacienda". El virrey con<br />

la opinión favorable del fiscal aprobó el 17 de octubre la separación a partir de<br />

diciembre de 1651 cuando tenían que elegir a su gobernador, alcaldes y demás<br />

oficiales de su república. 68<br />

65 AGNM , Indios. Vol. 64. exp. 185. f. 301-302v.<br />

66 AGNM , Indios, Vol. 64, exp. 222, f. 352v-354.<br />

67 Pérez Zevallos, Xochimilco Ayer, l. 80-82<br />

68 AGNM, Indios, Vol. 16, Exp. 124, fs . 116-117v. Vol. 16. exp. 141 , fs. 135-136.<br />

6 1


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

En enero 1687, Andrés Jacobo, Juan Andrés, Juan de Santiago, don Diego de<br />

Santiago, don Diego Miguel, Matheo Xuárez, don Diego Lorenzo y Francisco<br />

de San Juan, alcaldes y oficiales del pueblo de Santiago Tulyehualco solicitaron<br />

ante el virrey conde La Monclova su separación de Xochimilco porque el<br />

gobernador les hacía "muchas extorsiones de derramas y otras imposiciones"<br />

estos inconvenientes se acrecentaban porque su pueblo quedaba a más de 8<br />

kms de la cabecera. Además, argumentaban que tenían "iglesia nueva hecha a<br />

su costa". El virrey con asesoría del fiscal solicitó mayor información sobre este<br />

asunto el 27 de enero. 69 Al parecer esta petición prosperó pues años después ya<br />

elegían a su gobernador, alcaldes y demás oficiales.<br />

El 28 junio de 1775, los naturales del pueblo de San Antonio Tecomil<br />

consiguieron la aprobación por parte del virrey de la separación de su cabecera<br />

Xochimilco. Las autoridades de Xochimilco estuvieron de acuerdo al igual que<br />

el alcalde mayor y cura, por lo que a partir de 177 6 podía elegir a su gobernador<br />

y demás oficiales. 70<br />

El resultado fue que a lo largo del periodo colonial en los pueblos de indios<br />

se dieron cambios significativos que iniciaron en el siglo XVI, en cuanto a su<br />

estructura política. Al cabo de un siglo, los poderosos señores, los tlahtoque,<br />

vieron disminuido su poder, su territorio y contemplaron el ascenso de nuevos<br />

nobles, "advenedizos", en la esfera del poder indígena. Muchas cosas habían<br />

cambiado en los siglos XVII y XVIII, lo más evidente era que los gobiernos de<br />

los pueblos de indios funcionaban principalmente para garantizar la entrega<br />

puntual de los tributos y vigilar que no se cometieran abusos en contra de los<br />

demás naturales.<br />

69 AGNM, Indios, Vol. 30, Exp. 13. f. 9-9v . .<br />

70 AGNM, Indios. Vol. 64. Exp. 216. f. 343-344.<br />

62


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

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65


ECONOMÍA EN LA ÉPOCA COLONIAL<br />

Iglesia de Tenango del Aire


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Origen y naturaleza de las monedas en los Virreinatos<br />

de México y el Perú. Siglo XVI<br />

Juvenal Luque Luque<br />

Universidad Nacional Mayor de San Marcos<br />

Introducción<br />

Nadie puede negar el papel de la moneda en la economía americana inserta a<br />

la economía mundial a partir del siglo XVI. Dentro de este marco se pretende<br />

explicar desde el punto de vista comparado el origen, naturaleza, la irrupción<br />

de la moneda y de un sistema monetario colon ial en los virreinatos del México<br />

y el Perú durante el siglo XVI. Desde el punto de vista monetario este siglo<br />

es importante porque en él se crean o se inventan prácticamente todas las<br />

monedas coloniales en ambos virreinatos. Se destacará que del conjunto de<br />

monedas que se crearon en ambos espacios geográficos algunos fueron<br />

privativos sólo de uno de los virreinatos. Otro aspecto a tomarse en cuenta<br />

será lo relativo a los aspectos técnicos de las monedas para ver las diferenci as o<br />

similitudes si los hubiera. Como parte introductoria se ofrece una información<br />

acerca del concepto de moneda que manejan diversos autores para situarnos en<br />

el contexto y saber de qué tipo de moneda se está hablando, y de otros temas<br />

relacionados con la moneda como su problemática en la etapa preh ispánica .<br />

l. Aspectos generales<br />

1.1 Antecedentes prehispánicos: « monedas primitivas »<br />

Para el mundo andino y mexicano prehispánico, no cabe negarlo, se acepta<br />

la existencia de moneda, especies denominadas por los especial istas como<br />

«premoneda», «dinero primitivo», «moneda primitiva» o «moneda de la tierra»<br />

que cumplieron funciones de moneda. La gran pregunta para los especialistas<br />

es saber de qué tipo de moneda estamos hablando. Se sobreentiende que estas<br />

monedas no cumplían los requisitos de la llamada «moneda moderna ». En el<br />

caso del Perú la necesidad monetaria no fue perentoria por el t ipo de economía<br />

que se había gestado a la que los especialistas como J. v. Murra llamaron de<br />

«Reciprocidad» y «Redistribución», que giraba alrededor del ayllu y coord inado<br />

por el Estado. En esta realidad las necesidades económicas se satisficieron con<br />

69


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

holgura con el trueque y autoconsumo sin sentirse la falta de moneda de cuño<br />

o de la «premoneda».<br />

Tampoco se puede negar que en el espacio andino circularon especies a las que<br />

se les asignaron funciones de medio de cambio pero que no fue generalizado.<br />

Estuvo circunscrita a un espacio geográfico concreto como la costa norte y<br />

centro (Espinoza 1981, 12). Para el caso de México los documentos t empranos<br />

mencionan a las siguientes «premonedas»:<br />

l . Cacao o cacahuate (almendras monedas)<br />

2. Canutillos llenos de oro<br />

3. Conchas coloradas<br />

4. Cobre<br />

5. Cuentas de jade o piedra<br />

6. Cuentas de piedra (Landa)<br />

7. Discos de oro<br />

8. Frejoles<br />

9. Hachuelas de cobre<br />

10. «joyezuelas» (Berna! Díaz del Castillo)<br />

ll. «Bezotes» 1 (Noejovich1996, 197)<br />

12. Maíz<br />

13. Mantas<br />

14. Mantas pequeñas<br />

15. Oro<br />

16. Oro en polvo<br />

17. Piezas de estaño<br />

18. Planchuelas de estaño<br />

19. Plumas.<br />

Por su lado, el conquistador de México H. Cortés al llegar a la capital azteca vio como<br />

monedas a productos como el maíz, frejoles, cacao 2 , llegando a afirmar que «con ella<br />

se compran todas las cosas necesarias en todos los mercados y otros lugares».<br />

Las primeras referencias vagas sobre la moneda nos lo brindan los primeros<br />

conquistadores, soldados y religiosos. De los diversos lugares que los españoles<br />

visitaron en los primeros años de la conquista de México el lugar que más le<br />

J (


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

llamó la atención fue el Mercado de Tlatelolco, allí Berna! Díaz del Castillo vio<br />

mercaderes manejando oro en grano y trocando. Los primeros documentos<br />

también mencionan a otro producto como el cacahuate o cacao (almendrasmoneda,<br />

almendras monetarias, árbol monetario) que muchos españoles de la<br />

época vieron como la moneda más usada. Lo que más les llamó la atención fue<br />

cómo un árbol produjera moneda.<br />

Sobre el cacao como moneda mexicana temprana Noejovich trae algunas<br />

referencias interesantes que conviene mencionar. Como no acepta la<br />

existencia de la moneda prehispán ica para ambos virreinatos llama a la moneda<br />

precolombina «anarquizante», al sistema monetario español colonial, «poco<br />

ordenado». Según este autor el uso monetario del cacao pasó por 3 fases que<br />

fueron (1996, 196):<br />

l .- hasta 1627 por cuenta<br />

2.- hasta 1536 por medida, en esta fase debían llevar sello o precinto del Cabildo en su<br />

jurisdicción<br />

3.- desde 1555 por orden virreinal se fija su valor en términos de reales (140 granos por<br />

real)<br />

De los españoles el primero que ofrece una visión más certera de la moneda<br />

mejicana temprana es el fraile franciscano don Toribio de Benavente Motolinía<br />

quien menciona expresamente como productos monetarios al cacao, mantas<br />

pequeñas, cobre y el oro. Otro texto curioso de Fray Alonso de Molina que nos<br />

dejó su «Vocabulario en la lengua castellana y mexicana» publicado en 1555,<br />

trae términos en náhuatl donde ya está presente conceptos medulares como<br />

moneda, comprar, vender, dinero. El problema es si esos términos son posteriores<br />

a la conquista como parece creer Francisco Alejandro Vázquez (1998). No se<br />

podría dejar de mencionarse aquí a Diego de Landa que habla expresamente del<br />

uso como moneda del cacao, cuentas de piedras, conchas coloradas. Bernardino<br />

de Sahagún agrega una idea más sobre una de las funciones de la moneda, el<br />

atesoramiento en uno de sus párrafos «El que trata en cacao suele tener gran<br />

copia dello, y tener heredades de cacao» 3 .<br />

Sobre las equivalencias el fenómeno parece ser un fenómeno exclusivo de<br />

México. Para este virreinato se habla de equivalencias, sobretodo del caso, con<br />

alguna moneda española: « Um tomin vale 200 sementes de cacao cheias, ou<br />

230 sementes de cacau murchas» (Franc;a, 2001, 82). Sobre la posibilidad de<br />

una equivalencia entre la moneda indígena y la española en el Perú temprano<br />

3 Autores citados por Vázquez (1998).<br />

71


SNTE, Sección 36-Va//e de México<br />

es casi nula. Lo único cierto para el Perú es que en el periodo prehispán ico hubo<br />

una equivalencia entre las hachas y las hachitas y su probable atesoram iento (se<br />

hallaron ollas con estos productos) .<br />

En el caso del Perú la posibilidad monetaria, aunque en sus fases iniciales, siempre<br />

ha llamado la atención de los especialistas. Estas monedas asumieron función<br />

de medio de cambio aunque de una manera muy limitada. A estos productos<br />

técnicamente se les ha denominado «Moneda mercancía», «Moneda de la<br />

tierra», «Moneda en especie», «Moneda primitiva», «Moneda de transición» o<br />

«Moneda-objeto» y están representadas en especies como la coca 4 , conchas,<br />

ciertos minerales, ají o maíz, por sus especiales cualidades.<br />

De las especies anteriores «premonetarias» la expresión máxima de este género<br />

de productos monetarios está representada por unos trozos de cobre en bruto<br />

o labrado en forma de hachas, hachitas o hachuelas. Todos estos productos no<br />

fueron de uso universal, se circunscribieron a algunas zonas o regiones (costa sur<br />

del Ecuador y norte del Perú) y dentro de éstas a grupos especializados (culto,<br />

comerciantes o artesanos). La conclusión a esta controversia sería que estas<br />

especies se usaron más en funciones ajenas a las estrictamente económicas<br />

(rituales o tráfico especializado) .<br />

Sobre la moneda prehispánica 5 en su conjunto los especialistas han optado por dos<br />

posiciones contradictorias en ambos países. Para el caso del Perú están los que aceptan<br />

esta realidad como el historiador Waldemar Espinoza, para quien no es posible negar<br />

esta cualidad, por ejemplo, a las hachitas de<br />

cobre (1981). En la orilla opuesta se sitúan el<br />

ingeniero Manuel Moreyra y el numismático<br />

e historiador E. Dargent. Para éste hablar de<br />

monedas prehispánicas es producto de una<br />

mala lectura de las crónicas (1993, 89). Así<br />

como los cronistas inventaron bastardías,<br />

incestos, demonios, fratricidios, o imperios,<br />

haciendo un paralelismo a cada paso con el<br />

historia europea occidental, creyeron ver en<br />

las especies referidas monedas.<br />

Ejemplar de hacha mone~a pe~ana prehispánica. Para Daroent hablar de moneda<br />

Fuente: Museo Num1smát1co del BCRP.<br />

::i<br />

prehispánica es mal entender la realidad<br />

4 Sobre esta supuesta moneda Noejovich refiere que casi todas las crónicas peruanas no mencionan a este producto como moneda, si otros autores<br />

lo tipifican como tal, dice, lo hacen derivando de las fuentes mesoamericanas (1996, 185). Las referencias sobre el cacao para Mesoamérica como<br />

moneda ~rehispánica son abundantes. .<br />

5 Esta realidad se acepta también para el mundo mesoamericano en donde cumplió esta función productos como el cacao y hachuelas de metal, y<br />

en el área colombiana la sal y las esmeraldas.<br />

72


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

económica andina con su ayllu, la reciprocidad y red istribución . Sus diversas<br />

necesidades los satisficieron dentro del marco de este sistema. Como la necesidad<br />

de la diversidad de bienes no se puede negar, los ayl lus los obt en ían a través de<br />

un sistema complementario hoy llamado del control vertical de pisos ecológicos,<br />

o en último caso se bastaban para complementar sus necesidades recurriendo<br />

al trueque que persiste hasta hoy día en algunos lugares del Perú 6 . Moreyra es<br />

de opinión similar cuando afirma que la América precolombina «prácticamente<br />

no tuvo moneda » (1980, 27) o a lo sumo sólo admite «traza s» rudimentarias<br />

de moneda.<br />

Para el caso mexicano, también hay quienes creen que no hubo moneda entre los<br />

aztecas: hay autores para quienes estos productos son sólo «meras mercancías<br />

que se permutaban », quizás obviando dos datos importantes: disposiciones<br />

sobre el orden que debía haber en el mercado, las penas garantizadas por<br />

vigilantes y la observancia de precios fijados (Vázquez, 1998, 78) a lo que<br />

habría agregar la falsificación del cacao aunque no se conocen las penas, igual<br />

que de las mantas.<br />

1.2 Moneda y dinero<br />

Diversos autores, sean economistas o historiadores, han tratado de definir qué<br />

es la moneda y el dinero y cuál es la diferencia entre ambos, qué cua li dades<br />

debe reunir para fungir de moneda un objeto. El requisito básico sería que fuera<br />

producto de una convención social y sancionada por el Estado. Pierre V ilar<br />

considera «que cualquier mercancía preciosa » puede desempeñar el papel de<br />

moneda; y señala que los economistas han definido a la moneda en función de<br />

aquello para lo que siNe: ser intermediario de los cambios, medida de va lor y<br />

reseNa del mismo» (citado por Aranda 2003, 1439).<br />

Etimológicamente la palabra moneda proviene del latín «maneta» que hace<br />

referencia a la acuñación de piezas metálicas que era el medio de pago entre<br />

los romanos en el templo de la diosa Juno Moneta. El término dinero también<br />

proviene del latin «denarius» que era la principal moneda de plata en el sistema<br />

monetario romano. De acuerdo a lo anterior «del nombre específico de una<br />

moneda metálica se pasó a la designación amplia de toda clase de monedas e<br />

incluso de otras formas fís icas de valor» (Chacón 2005, 5) .<br />

Cualquier objeto para que sea aceptado como moneda debe cumplir con algunos<br />

requisitos para cumplir funciones de la moneda (Zorrilla 2004, 144):<br />

6 . El autor pudo observar esta práctica en los mercados de la ciudad de Huancané al sur del Perú. Era una operación casi mecánica y silenciosa<br />

donde los productos a intercambiarse se ponían en el suelo en montoncitos, a las que se iban agregando de a pocos, operación que continuaba<br />

cuando se juzgaba que Ja equivalencia no se había alcanzado. Logrado este propósito cada agente del cambio retiraba los productos del suelo en<br />

se~<br />

73


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

• Medio de cambio.<br />

• Medida de valor.<br />

• Medio de ahorro.<br />

Paralelamente estos objetos que fungen de moneda deben cumplir algunos<br />

requisitos que el mismo autor lo señala como los factores del valor del dinero:<br />

·Calidad.<br />

• Eficiencia.<br />

• Durabilidad.<br />

• Seguridad.<br />

•Cantidad.<br />

Para algunos autores la necesidad de moneda nace prácticamente con el hombre<br />

por sentir la necesidad de intercambiar un producto por otro, paralelamente el<br />

hombre ha tratado de encontrar una forma de valorar el fruto de su trabajo, por<br />

ejemplo con fines de intercambio. De esta necesidad en la prehistoria se acepta<br />

la existencia de moneda y como tales se usaron las pieles, las conchas, el ganado,<br />

etc, lo que también ocurrió en la América prehispánica más tardía. Como primer<br />

sistema para intercambios entre productos «equivalentes» nació el trueque y<br />

luego para superar los inconvenientes del trueque se sintió la necesidad de una<br />

moneda como «una medida común de valores».<br />

Lo primero que el hombre encontró como moneda confiable fueron los metales<br />

preciosos por sus cualidades especiales como lo señala Zorrilla (2004, 14 7) :<br />

a) Homogeneidad y uniform idad (reconocibles fácilmente).<br />

b) Duración indefinida.<br />

c) Fácil manejo y transportación.<br />

d) Divisibilidad y fraccionabilidad un iversal.<br />

e) Aceptación general.<br />

A pesar de lo anterior estas especies no ofrecían condiciones ideales para ser<br />

usados como moneda, sobre todo por su peso y escasez. Esta necesidad fue<br />

subsanado con la invención de un sistema monetario que facilitara grandemente<br />

las transacciones que al menos debían contar con los siguientes elementos<br />

(Zorrilla 2004, 147):<br />

a) Tener una unidad monetaria: peso, dólar, libra<br />

b) Contar con un patrón monetario: metálico o no metálico<br />

c) Operar principalmente con dinero subsidiario: moneda fracciona ria<br />

74


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Se habla de un sistema monetario formalmente establecido cuando este<br />

comienza a cumplir determinadas funciones claves como lo indica Zorrilla<br />

(2004, 147):<br />

o<br />

o<br />

o<br />

Medio de cambio: permite cambiar un bien por moneda o viceversa.<br />

Medida de valor: es cuando se da un valor a los sujetos intercambiables<br />

Medio de ahorro o atesoramiento: monedas como la coloniales, tienen<br />

valor por su contenido de alto fino, permite conservar su valor en cualquier<br />

lugar y tiempo, o sea, conserva su valor «inalterable»<br />

Por otro lado, moneda y dinero no son términos equivalentes. El dinero tiene un<br />

significado más amplio porque incluye otro tipo de circulantes modernos como<br />

los billetes y valores, en cambio la moneda sólo haría referencia a la idea del metal<br />

con la que se hizo. La moneda tuvo el gran inconveniente de sólo posibilitar<br />

transacciones limitadas en cambio el dinero permite grandes transacciones.<br />

Esto sucede inclusive con las monedas modernas o actuales hechas de cobre o<br />

platino que además ya no tienen el llamado «valor intrínseco». A las monedas<br />

indígenas mejicanas en la práctica el sistema colonial los reconoció como tal:<br />

«si bien es cierto que en el periodo colonial el estado lo aceptó como dinero al<br />

aceptar su pago por concepto de deudas fiscales. De facto la autoridad estatal la<br />

admitió como dinero» (Noejovich 1996, 195).<br />

El mismo autor para aclarar la diferencia que hay entre dinero y moneda cita los<br />

estudios de la antropología económica y el concepto que en esta disciplina se<br />

maneja acerca de los dos términos y que el autor citado acepta (1996, 197):<br />

La literatura antropológica económica diferencia entre el dinero moderno, como<br />

dinero multipropósito, y el dinero que sólo cumple propósitos determinados ( cf.<br />

Polanyi, 1957; Dalton. 1965). En el primer caso, cumple las funciones trad icionales<br />

de medio de cambio, unidad de cuenta y patrón de valor; en el segundo, son todos<br />

los objetos que cumplen sólo alguna de estas funciones. También se denomina a<br />

este último como "dinero o moneda primitiva ''. (cf. Ouiggin, 1949). El caso es que,<br />

a mi entender, sólo podemos referimos al dinero en el sentido económico moderno;<br />

toda otra categorización responde a otro sistema, donde utilizar la misma palabra<br />

-dinero o moneda- lleva a confusiones. Debe ponerse énfasis en que ese 'otro dinero'<br />

es distinto del moderno; el 'primitivo' y/ o de 'propósitos determinados', no tiene<br />

relación alguna con el sistema de precios que corresponde a un sistema económico<br />

que utiliza dinero o moneda en sus transacciones.<br />

75


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

A lo que habría que agregar el problema de que para los t iempos t empranos<br />

anterior a la fundación de las cecas la moneda surge por decisión de alguna<br />

autoridad o nace de necesidad de circulante que obligó a la soci edad asignarl e a<br />

los metales preciosos funciones de moneda de facto en el sector español.<br />

Para Edua rdo Triguero Saravia sólo se debe llamar moneda los que cumplan con<br />

el siguiente requisito: la moneda nace por acto de gobierno:<br />

Hoy es jurídicamente indiscutible que el dinero no va le por la materia que lo contiene,<br />

sino por su relación con la unidad de valor jurídicamente determinada . Este valor,<br />

como toda relación jurídica, es fijado privativamente por el Estado, qu ien puede<br />

libremente hacerlo en relación con la misma materia que acuñada siNa de moneda o<br />

con otras diversas. Es por esto que se dice que el dinero representa un valor relativo<br />

fijo y garantizado por el crédito del Estado 7 .<br />

En general durante el periodo colonial lo único que hizo el Estado fue fijar el<br />

fino y la talla de las monedas, autorizar la fundación de las cecas y quienes se<br />

encargan de la acuñación eran los privados pagando al rey sólo un derecho<br />

llamado «señoreaje». Entonces no debería llamar la atención que entre los<br />

pueblos prehispánicos no existiera este monopolio de acuñaci ón. En el caso<br />

de México parece haber existido en su lugar el monopolio de la regu lac ión de<br />

la moneda precortesiana. El verdadero monopolio de la acuñación monetaria<br />

data recién de mediados del siglo XVIII cuando el Estado literalmente ést atiza<br />

la labor de moneda (monopolio) ª.<br />

Sobre dos de los productos prehispánicos considerados como monedas<br />

«estrellas» Noejovich niega tal calidad de dinero por ser como el cacao un<br />

producto perecible que no permitía su atesoramiento o acumulación de va lor.<br />

Como resumen, su parecer sobre el mentado conjunto de monedas prehispá nicas<br />

el autor nos trae las siguientes interesantes notas (1996, 203):<br />

1) No hay evidencia alguna que sustente la existencia de objetos con funcion es<br />

diferentes de la de un medio de cambio. En térm inos de Polanyi y sus seguidores,<br />

sería un "dinero primitivo para usos determinados".<br />

2) En consecuencia, esos objetos -"coca ", "cacao ·; "mantas" y otros- no cum plían<br />

funciones de unidad de cuenta que denomina valores. Esa func ión fue creada por los<br />

españoles, quienes necesitaban integrar la economía local a su propio sistema.<br />

3) La "monetización" de determinados productos es un derivado de la tributación<br />

_.,,...,........,.,.,...........,.,.,..,.,,.,<br />

7 CitadoporVizqucz(l998,78).<br />

8 Comienza por e¡emplo a nombrar empleados.<br />

76


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

impuesta por los españoles. Conforme con mis estimaciones, la incidencia de la "coca" y el<br />

"cacao·: en el total tributado bajo la administración española, era mayor a la atr.ibuida para<br />

los tiempos prehispán icos.<br />

4) Los productos utilizados son meros signos o medios en un con texto de<br />

"intercambio de presentes" y no de un sistema mercantilizado.<br />

Como corolario de este tipo de «intercambio» y de la carencia de un idades de<br />

cuenta que denominen valores, podemos concluir que no existen evidencias de<br />

un sistema de precios prehispánico.<br />

En ambos virreinatos se emplearon los metales preciosos como moneda<br />

alternativa a la sellada porque estos metales cumplían con los requisitos para<br />

pasar por moneda propuestos por Zorrilla (2004, 144):<br />

o<br />

o<br />

o<br />

Homogeneidad.<br />

Duración indefinida.<br />

Fácil manejo y transportación.<br />

o Divisibilidad .<br />

o<br />

o<br />

Fraccionabilidad.<br />

Aceptación general.<br />

1.3 Monedas informales o «populares»<br />

Se habla de monedas informales o «ilegales», por haber nacido al margen de la<br />

ley, a aquellos signos alternativos que circularon de manera restringida como<br />

«moneda» ante la falta de reales sencillos (1 real, ~ de real o )6 real) para el<br />

uso diario de las compras por menor de la población. Este panorama está bien<br />

documentado para el siglo XVI mexicano y bien representado en las unidades<br />

llamadas «tlacos» o «pilones» 9 , aparte de las unidades indígenas prehispánicas<br />

que se siguieron usando. Estas monedas alternativas nacieron sobretodo al<br />

suspenderse en Nueva España la acuñación de monedas de cobre en el siglo<br />

XVI. Ante la falta de circulante de menor denominación la población se vio<br />

«materialmente obligada a fabricar su propio medio circulante o 'moneda' a la<br />

que llamó tlacos o pilone». Ambas monedas han sido estudiadas por diversos<br />

autores y de ellos Migue L. Muñoz los llamó acertadamente «La moneda del<br />

9 Los Tlacos o Pilones eran un remedo de los granos de cacao y los patolcoachtli del primitivo sistema indígena. Tlachco (Tlaco o Claco) es una voz<br />

de origen azteca, es un nahuatlaco. "Afirma Alfredo Chavero que la voz proviene de la provincia de México, , en la actualidad<br />

Taxco; donde según Hemán Conés circulaban como moneda unas delgadas planchuelas de estallo; y Pilón se llamaba en México a un "pan de<br />

azúcar cónico", algo de ínfimo valor. como los maravedís, un pilón, un pan, valía 2 maravedís. por eso, el habla popular bautizó al maravedí como<br />

pilón. "Los tlacos y pilones -fueron- la expresión mínima de moneda. El tlaco era, en realidad, la moneda de menor valor. El pilón, una mitad de<br />

aquél, muchas veces se daba como regalo: , se decía (Canudas 2005. 747).<br />

77


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

pueblo de México». Estas monedas son consideradas fiduciarias que inclusive<br />

se adelantan a la metrópoli donde aparecerá más tarde.<br />

La población utilizó como materia prima pa ra fabricar estas monedas lo que<br />

tenían a la mano: madera, hueso, vaqueta, sobre todo cobre ante la falta de<br />

recursos. Como era de esperarse, al carecer de los conocimientos técnicos<br />

que implicaba la fabricación de numos, sólo se valió de su ingenio para hacer<br />

fund iciones, recortes y marcas burdas que tenían formas irregulares variadas y<br />

de peso distintos. Aqu í se aplicó el principio «el fin justifica los medios». Nada<br />

importaba, sólo el tener un medio circu lante o algo que se le parezca. Fueron<br />

monedas que estuvieron en vigencia por todo el periodo colonial mexicano,<br />

creciendo y multiplicándose cada vez más con el correr de los siglos. Como era<br />

una moneda informal creada por la población no se conoce datos oficiales del<br />

monto de «acu ñación » ni obviamente de los particulares.<br />

Según Vázquez ( 1998, 157), al que ven imos citando, las autoridades virreinales<br />

sa bían de la existencia de estas monedas y las toleraron. En el siglo XVI 11 se<br />

trató de reglamentar recién probablemente ante las peticiones de un sector de<br />

la poblaci ón ante el Rey o Vi rrey pero fueron infructuosos. La única salida de<br />

las autoridades virreinales fue volver a acuñar monedas de cobre después de<br />

más de dos siglos y medio, ahora con la misma actitud de la población: no los<br />

aceptó prefiriendo sus propias monedas de cobre aunque fuesen mal hechas. La<br />

respuesta oficial fue más bien como un estímulo para «acuñar» más de estas<br />

monedas siendo el siglo XIX el pico más alto de su producción ante factores<br />

obvios como el crecimiento poblacional, del comercio y de la necesidad de<br />

ci rculante mayor.<br />

Para el caso del Perú el panorama es incierto pa ra el siglo XVI. Prácticamente<br />

no existe un antecedente simila r salvo las llamadas «fichas» que emitían los<br />

comerciantes desde el periodo colonial para uso exclusivo entre sus clientes, más<br />

generalizados en los siglos siguientes. Para los siglos XIX y XX los numismáticos<br />

peruanos conservan muchas de estas fichas em itidos por agentes privados.<br />

M uchas de ellas son de tal perfección que los mismos han llegado a sostener la<br />

posibilidad de que fueran acuñadas en las oficinas de la Ceca de Lima.<br />

1.4 Sistema monetario y economía monet aria<br />

Si se entiende como sistema monetario a un conjunto de monedas que coexisten<br />

y se relacionan entre. ellas, en la práctica hubo dos sistemas monetarios en el<br />

periodo colon ia l según Noejovich (1996, 204):<br />

78


Narrando Historias al Píe de los Volcanes<br />

l .- El formal derivado de la legislación vigente y con normas de ensaye 10 y<br />

acuñación;<br />

2.- El «informal » que, utilizando denominaciones y equivalencias españolas,<br />

empleaba el metal en diversas formas y valores.<br />

Dentro del sistema formal español, cuya base fueron las Ordenanzas de<br />

Medina del Campo de 1497, más las respectivas ordenanzas dictadas para<br />

el funcionamiento de las dos cecas de 1535 y 1565, que ordenó el caótico<br />

sistema monetario español, el autor citado incluye las siguientes principales<br />

monedas «recreadas» en América:<br />

l .- el maravedí como el resultado de la talla de 96 unidades por marco de Castilla,<br />

con ley de 0 .02425;<br />

2.- el real equivalente a 34 maravedíes, tallado a razón de 6 7 por marco de plata,<br />

con ley de 0.93,<br />

3.- Para las monedas de oro se definió el castellano, acuñado a razón de 50 por marco,<br />

con ley de 0 .9895 y que valía 490 maravedíes. Este último fue el antecedente del<br />

peso en América . De allí se derivan las siguientes denominaciones:<br />

a) peso de buen oro o peso de minas. Equivalente al castel lano, pero con<br />

una ley menor-0.9375-, tenía un valor de 450 maravedíes. Esta era una<br />

moneda de cuenta 11 o imaginaria, a la cual se referían los cobros de los<br />

oficiales reales.<br />

b) peso ensayado. Utilizado principalmente con relación a la plat a, al<br />

igual que el anterior equivalía a 450 maravedíes 12 .<br />

c) ducado. También fue una moneda imaginaria en América y<br />

equivalía a 375 maravedíes, esto es 0 .833 pesos ensayados.<br />

Qué sistema monetario se implantó en México y el Perú durante el siglo XVI<br />

y que pervivirá en los siglos siguientes. Para México Vázquez (1998) indica<br />

que el panorama es claro: se instauró un «sistema monetario tripartito». Este<br />

modelo tripartito estuvo compuesto por: el indígena prehispánico, el pen insular<br />

y el popular creado por los comerciantes. Como era un sistema hubo de haber<br />

un diálogo entre ellos, las monedas de los tres sistemas podían intercambiarse.<br />

1 O Indicar el fino del metal para ser acuñado, tópico sobre el que se escribieron en Ja época sendos manuales técnicos.<br />

1 J Nocjovich cira una interesante y a la vez cuestionable definición de las monedas de cuenta en los ténninos siguientes: La caractcristica de una<br />

moneda de cuenta es su inexistencia; es utilizada como un idad contable o como referencia en los contratos. pero no es un medio de pago. Me<br />

parece importante destacar este hecho, al menos para el siglo XVI, porque los contratos y tasas se especificaban en ducados, pesos de minas,<br />

pesos ensayados y maravedíes, aunque estas monedas no tenían circulación nominal: de esta fonna. el resto de las monedas que efectivamente se<br />

utilizaban en los pagos tenían realmente una circulación de valor ( 1996, 205).<br />

12 Lo que Noejovich no aclara aquí es a qué tipo de maravedís se refiere: de valor o de fino .<br />

79


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Pero el gran problema era que no había nada seguro sobre estos mecanismos de<br />

reducción. Pero el autor más bien lo presenta como sistemas aislados cuando<br />

dice que hubo más bien la convivencia ¿aislada? de estos tres que se basaban en<br />

tres tipos distintos de nociones de valor: la de valor de uso, la de valor intrínseco<br />

y la fiduciaria (1998, 163).<br />

En el caso de México parece indicar que sí existió un sistema monetario tripartito<br />

porque el patrón monetario indígena fue incorporado dentro del sistema colonial<br />

cuando por ejemplo se señaló lo siguiente: «Um tomin vale 200 sementes de<br />

cacao cheias, ou 230 sementes de cacau murchas» 13 (Franc;a, 2001, 82)<br />

Para el caso del Perú el panorama es bastante claro, fue un sistema bimetalista<br />

basado en los metales precisos oro y plata, y que descansaba en las monedas<br />

formales e informales. Entiéndase por formales a aquellas monedas acuñadas<br />

en las cecas e informales a las monedas de cuenta usadas por los españoles<br />

de facto prácticamente sin aprobación real. Creadas por las necesidades del<br />

mercado interno. No se incluyó a las monedas prehispánicas en este sistema<br />

monetario quizás por su escaso uso.<br />

Sobre el tipo de economía que se gestó, sobretodo en el siglo XVI, hay opiniones<br />

diversas siendo una de ellas la de Noejovich (1996, 207) que considera que<br />

«la economía americana en el siglo XVI, no era una «economía monetaria»,<br />

tanto por la falta de moneda física acuñada, como por la incapacidad de los<br />

tratos y uso de moverse en un sistema de precios determinado por un mercado.<br />

Era la estructura ancestral de circulación de bienes que chocaba con una distinta<br />

y que esgrimía una acción compulsiva sustentada en otras bases ».<br />

Otro autor para el caso específico del Perú colonial es Pablo Macera quien<br />

sostuvo tajantemente que en la colonia no hubo moneda suficiente «Aunque la<br />

producción peruana de plata permitió la monetización de las economías europeas,<br />

el Perú en cambio fue en la época Colonial una Economía Desmonetizada, con<br />

escasez de moneda" (1984, 77).<br />

En cambio estudios modernos con el del historiador peruano Carlos Lazo<br />

sostienen lo contrario; la economía colonial fue monetizada cuando aparte de<br />

las monedas acuñadas existieron las monedas de cuenta que convirtieron en<br />

moneda de facto a las barras de plata y tejos de oro (1992 1) .<br />

1.5 Las Ordenanzas de Medina del Campo de 1497<br />

La normativa legal sobre la moneda indiana en general proviene del hecho<br />

jurídico de la incorporación al reino de Castilla por lo que la legislación monetaria<br />

13 Traducidas serian: Un tomín vale 200 se ~ill as de cacao llenas (enteras), o 230 semillas de cacao marchitas.<br />

80


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

castellana se vuelve en supletoria. En el orden monetario lo normal era que<br />

las normas metropolitanas no se modificaran mucho en Indias porque hasta el<br />

siglo XVIII no se dictó legislación monetaria especial de gran alcance por lo que<br />

había que regirse básicamente por lo estipulado por la Pragmática de Medina del<br />

Campo de 1497 y las ordenanzas especiales dictadas para el funcionamiento de<br />

las cecas de Lima y México inspiradas en la anterior. En México parece se dictó<br />

alguna legislación monetaria menor que no era común en el Perú . Por eso se<br />

puede hablar para México de un «derecho monetario tripartito» 14 que involucró<br />

las tres legislaciones paralelas. En el caso del Perú y México, en general, puede<br />

decirse que el derecho monetario podría llamarse «unipartito» por existir sólo<br />

uno (la dictada por la metrópoli).<br />

Los conquistadores que llegan a México y el Perú no encuentran en los territorios<br />

que conquistan moneda a la que estaban habituados como los vellones, reales<br />

o excelentes. Ante esta realidad los conquistadores usaran sus monedas ( más<br />

en México) y los indios las suyas. Al escasear la poca moneda metropolitana se<br />

empezará a usar el oro y la plata en masa como moneda apareciendo de facto<br />

las llamadas monedas de cuenta o imaginarias en ambos espacios.<br />

Tanto para México como para el Perú la matriz de la legislación monetaria fueron<br />

las llamadas «Ordenanzas de Medina del Campo» de 1497. Como ~ociedad<br />

conquistadora introducen mucho de su cultura siendo una de ellas su derecho<br />

monetario que en América debe ajustarse o readaptarse. Sobre este punto hay<br />

la opinión de que la corona cuidó que sus monedas indianas no se envilecieran<br />

como en la metrópoli posibilitando que estas monedas se convirtieran en<br />

universales, circulando por el mundo con el resello respectivo hasta en la China.<br />

Sobre la acuñación de la moneda en España desde el lejano sigl o XIII ya era<br />

privativo del monarca todo lo relativo a la moneda, contemplado en las viejas<br />

legislaciones metropolitanas como el «Fuero Viejo de Castilla ·,> y las «Siete<br />

Partidas», el primero expresamente estipuló «Estas cuatro cosa s son naturales<br />

al señorío del Rey, que non las deve dar a ningún home, nin las partes de si, ya<br />

pertenecen a él por razón del señorío natural, Justicia, Moneda, Fonsadera 15 , é<br />

suos yantares » 16 .<br />

Esta pragmática importante se dicta cuando Europa a principios del siglo XV<br />

padecía un caos monetario porque había muchos que creían tener derecho<br />

de acuñar moneda fijando todo lo relativo al respecto, caos que se sumó a la<br />

14 Entiéndase al derecho o costumbre que estaba detrás de las monedas españolas metropolitanas, monedas inJigenas y las monedas que se acunaron<br />

en Nueva España.<br />

15 Servicio personal para la guerra o tributo para atender Jos gastos de guerra (DRAE)<br />

16 Cierto tributo que pagaban, generalmente en especie. los habitantes de los pueblos y de los distritos rura·1es para el manten im iento del soberano y<br />

del señor cuando transitaban por ellos. A veces se conmutaba en dinero (DRAE).<br />

81


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

escasez de oro y plata. En este contexto se dicta la Ordenanza de 1497 que<br />

pone orden en el panorama monetario español en el sector castellano.<br />

A los pocos años de la conquista de América se dictan estas ordenanzas que<br />

van a gobernar en lo fundamental la moneda indiana hasta la segunda década<br />

del siglo XVIII cuando se dicta las primeras grandes reformas monetarias para<br />

indias (sobre todo en la talla de las monedas de plata). Las ordenanzas de 1497<br />

disponen lo medular sobre la labor monetaria: tipos monetarios, el fino y la talla<br />

de las monedas, la obligación de la marca o seña del ensayador, fija la un idad<br />

de peso para los metales monetarios (el marco de pesantez 230.046 gramos<br />

modernos), las unidades monetarias, la emblemática (efigies y leyendas) y<br />

de facto establece un sistema bimetálico al fijar dos tipos de moneda basado<br />

en dos metales distintos: oro y plata. También establece la relación entre las<br />

diversas monedas que aprobó la ordenanza incluso con la del vellón, esta última<br />

no tuvo éxito en América.<br />

Esta ordenanza matriz para las cecas indianas señaló por claridad cuál debía ser<br />

el fino de las monedas de plata y de paso el fino con el que debía señalarse el de<br />

las barras de plata quintadas. Estas unidades con el correr de los tiempos podían<br />

expresarse en 3 unidades y una cuarta aproximada a la unidad moderna como<br />

los milésimos. Estas unidades fueron las que siguen:<br />

Fino de las barrás de plata<br />

DINEROS GRANOS MARAVEDIS MILESIM0S17<br />

12 288 2376 1000.000<br />

11-23 287 2367-3/4 996.528<br />

11-22 286 2359-1 /2 993.056<br />

11-21 285 2351-1/4 989.583<br />

11-20 284 2343 986.111<br />

11-19 283 2334-3/4 982.639<br />

11-18 282 2326-1/2 979.167<br />

11-17 281 2318-1/4 975.694<br />

11-16 280 2310 972.222<br />

279 2301-3/4 968.750<br />

278 2293-1 /2 965.278<br />

1-13 277 2285-1/4 961 .806<br />

-12 276 2277 958.333<br />

fü:;:<br />

17 Esta columna cslá dccimaliuda: ejem~ · lo 10.417 significan que 10 panes de 1000 era plata y la diferencia normalmente cobre.<br />

82


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

11-11 275 2268-3/4 954.861<br />

11-10 274 2260-1/2 951 .389<br />

11-9 273 2252-114 947.917<br />

11-8 272 2244 944.444<br />

11-7 271 2235-3/4 940.972<br />

11-6 270 2227-1/2 937.500<br />

11-5 269 2219-114 934.028<br />

11-4 268 2211 930.556<br />

11-3 267 2202-314 927.<strong>083</strong><br />

11-2 266 2194-1 /2 923.611<br />

11-1 265 2186-114 920.139<br />

11 264 2178 916.667<br />

10 240 1980 833.333<br />

9 216 1782 750.000<br />

8 192 1584 666.667<br />

7 168 1386 583.333<br />

6 144 1188 500.000<br />

5 120 990 416.667<br />

4 96 792 333.333<br />

3 72 594 250.000<br />

2 48 396 166.667<br />

1 24 198 83.333<br />

1/2 12 99 41 .667<br />

1/4 6 49-1 /2 20.833<br />

1/8 3 24-3/4 10.417<br />

1/12 2 16-1/2 6.944<br />

1/24 1 8-1/4 3.472<br />

Igualmente estableció con claridad las unidades de peso para las monedas de<br />

oro y plata que perduraron en las Indias durante todo el periodo colonial. En<br />

el caso del Perú todo el sistema monetario colonial se mantuvo con ligeras<br />

modificaciones hasta 1863 cuando mediante una reforma radical se ingresa al<br />

sistema decimal.<br />

Peso en marcos de las barras de plata<br />

1 Marcos Onzas Ochavas Tomines Granos<br />

1 1 8 64 384 4608<br />

1 8 48 576<br />

1 6 72<br />

1 12<br />

83


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Peso en marcos y castellanos de los metales áureos<br />

1 Marcos Castellanos Tomines Granos<br />

11 50 400 4800<br />

1 8 96<br />

1 12<br />

Equivalencia en gramos de las unidades de peso coloniales<br />

Plata Gramos Oro Gramos<br />

Marco 230.04650 Marco 230.04650<br />

Onza 28.75581 Castellano 4.6009<br />

Ochava 3.59448 Tomín 0.57510<br />

Tomín 0.59907 Granos 0.04792<br />

Grano 0.04992<br />

La parte problemática para los especialistas de la Ordenanza fue lo relativo a<br />

cuál fue la unidad monetaria de plata. Eruditos como Tomás Dasí creen que<br />

la unidad monetaria de la plata fue desde 1497 el real, otros creen que fue<br />

el excelente de Granada o ducado y que para el caso de Indias habría sido el<br />

ponderado maravedí 18 , o hasta el castellano. Como se está hablando de dos<br />

monedas cuyo soporte era el oro y la plata ha tenido que haber dos unidades<br />

monetarias: una por cada una. Como ha señalado Vázquez Pando «al tratarse<br />

de un sistema bimetálico existían dos unidades, una de oro y otra de plata, y<br />

el maravedí servía de unidad de cuenta para establecer las correlaciones entre<br />

ambas unidades, sus múltiplos y submúltiplos ». Sobre el papel asignado al<br />

maravedí en la cita anterior fue la que cumplió esta moneda tanto en América<br />

como en España.<br />

1.6 Los pesos de a 8 reales indianos, primera moneda unive rsal indiana<br />

Contra toda opinión actual que se pueda tener las monedas de plata acuñadas<br />

desde el siglo XVI primero en México y luego en el Perú se convirtió durante<br />

los siglos siguientes en moneda universal, lo que hoy se llamaría divisa, que<br />

circuló prácticamente en todos los continentes. ¿Cuál fue razón de este éxito?<br />

18 Sobre el maravedí sostuve en el aulay publicaciones que fue la unidad mínima de valor en la colonia equivaleme a Jos modernos centavos. Pero<br />

que por razones de exactitud en los cálcu! CJS los oficiales reales de la época llegaron a fraccionar esta moneda de cuenta en cuanos de maravedís,<br />

en mil avos o 64 avos de maravedí. Un autor peruano con acieno lo llamó


Narrando Historias al Pie de los Vo lcanes<br />

La razón estuvo en el alto contenido de plat a que tenían los reales (93o/o de su<br />

peso era plata en todas las suertes). Otra razón importante fue que la corona no<br />

manipuló mucho el fino de las monedas ind ianas a lo largo del periodo colonial<br />

sa lvo en contadas ocasiones como en el siglo XVIII. El virreinato peruano desde<br />

1568 contribuyó a este prestigio de la moneda ind iana y su aprecio en todo el<br />

mundo.<br />

l. 7 La escasez de circulante y moneda menuda<br />

El Problema de circulante de menor denominación fue crucial en el mundo<br />

indiano en ambos virreinatos desde el siglo XVI. Para el caso de M éxico se<br />

permitió ocasionalmente la acuñación de monedas de cobre desde el siglo XVI.<br />

Esto ocurrió por ejemplo en 1542 con el virrey Mendoza, que despu és de largas<br />

discusiones dispuso la acuñación de moneda de cobre de 4 y 2 maravedís, hasta<br />

un monto máximo de doscientos mil pesos (Vázquez 1998, 128). La raíz de<br />

la escasez estuvo básicamente en la política económica metropolitana que<br />

depositó la riqueza nacional en la posesión de metales precios y como medio<br />

creo el monopolio comercial que a la postre favoreció el cont rabando sea de<br />

monedas o barras de plata u oro. La disposición virrei nal con autorización real<br />

ordenó para México cuál debía ser la t alla de est os vellones de cobre, su valor y<br />

la emblemática o leyenda:<br />

Hasta doce mil marchos 19 de Bellon sin ley de moneda en piezas de va lor de cuatro<br />

y dos maravedís, sacá ndose de cada marco treinta y seis piezas de las grandes y<br />

doble número de las chicas, llevando por armas [ ... ] la de a dos, de una parte una<br />

columna con un pus ulta [plu s ultra] e corona, e de la otra parte un castillo y una<br />

corona e la señ al de M éxico y la de cuatro en la una parte un castillo e un león con<br />

una K en medio con una corona e una EM (M) devajo con una O encina del nombre<br />

de México o de la otra un castillo e una 1 y corona e un león e por letrero de toda la<br />

dicha moneda CARL VAS ETYOANA HISPANIARUM ET INDIARUM REX ó lo que<br />

cupiese dello[ .. . ].<br />

La acuñación de monedas de cobre o vellones está demostrado para el caso de<br />

México siglo XVI cosa que no ocurrió en el Perú, aquí las primeras monedas de<br />

cobre se sellarán recién en 1822 aproximadamente y se llamarán pesos que fueron<br />

repudiados por el público al igual que los billetes expresados también en pesos. Las<br />

monedas de cobre mexicanas siguieron parecido destino pues se sabe que fueron<br />

arroj ados a las lagu nas por considerarlas una cosa vil, lo que ha sido relatado por<br />

Torquemada (1975) a pesa r que fueron compelidos a usarlos.<br />

J 9 Debe decir marcos.<br />

85


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Para el virreinato peruano del siglo XVI no hay noticias de acuñación de moneda~<br />

de cobre o de vellones, tampoco existen ejemplares de la época que certifiquer<br />

su realidad.<br />

2. Las monedas acuñadas españolas en México y el Perú<br />

2.1 México<br />

En el caso de México, para el primer lustro de la conquista, «los castellano~<br />

importaron monedas troqueladas en España, mejor dicho, importaron todo SL<br />

sistema monetario: castellanos, doblones, ducados, escudos, blancas, ademá~<br />

de las que fueron naciendo en esta Nueva España: peso de oro, peso de minas,<br />

el peso de tepuzque, bautizado así por la cantidad de cobre que contenía, pera<br />

sobre todo, los tlacos o pilones. De manera que al ya de por si confuso sistema<br />

de maravedís, marcos, granos, reales, pesas, on zas, se añadieron las monedas<br />

mexicanas» (Canudas 2005, 747).<br />

Por su lado según Vázquez, citando a Orozco y Berra, afirma que las «principales<br />

monedas introd ucidas por los conqu istadores fueron el castellano, el doblón,<br />

el ducado, el escudo de oro o corona, la dobla y la blanca y que nacieron en la<br />

Colonia el peso de oro, el peso de oro de mina s, el peso de oro ensayado, el peso<br />

de oro común y el peso de tepuzque .. . » (1998, 145).<br />

2.2 Perú<br />

En el caso del Perú y desde la fundación de Lima también hay referencias<br />

muy inciertas acerca de la circulación de las monedas metropolitanas que<br />

bajaron al Perú en las escarcelas de la hueste perulera. Por su ínfima cuantía<br />

su importancia económica fue mínima. El lugar de privilegio lo ocuparon, ante<br />

su falta, las llamadas monedas de cuenta, que facilitaron el uso monetario<br />

de facto de las barras o tejos de oro sin dificultad. Las fuentes más antiguas<br />

del siglo XVI como los Libros de Cabildo de Lima, protocolos notariales y<br />

las crón icas contemporáneas muestran esa primacía . Paralelamente estos<br />

mismos documentos revelan una rica realidad monetaria limeña, muy<br />

compleja en sus valores y relaciones hasta la creación de la Ceca de Lima<br />

en 1565.<br />

De la diversidad de monedas selladas metropolitanas en el Perú las más importantes<br />

fueron el ducado, el castellano (de oro) y el maravedí. Ellos a pesar de iniciarse en<br />

las funciones monetarias como numos sellados en España, en el Perú fungieron<br />

más bien como monedas de cuenta, de primerísima importancia como el maravedí.<br />

Con la llegada de los españoles a América es innegable que también llegó la<br />

86


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

moneda acuñada metropolitana, en mayor cantidad a México, paralelamente<br />

llegó el concepto de MONEDA, sea como unidad de cuenta y valor 20 , como<br />

parte de su bagaje cultural. La falta de circulante sellado metropolitano en el<br />

Perú se resolvió dando uso monetario al oro y plata. Esto obligó en la práctica a<br />

realizar las transacciones con trozos de oro y plata futuras a fundirse o quintarse<br />

como puede seguirse en el protocolo ambulante de los conquistadores después<br />

del reparto de Cajamarca, los Libros de Cabildo de Lima también muestran esta<br />

realidad al traer figurada monedas de cuenta.<br />

3.-Las monedas-pasta, de cuenta, imaginarias o inexistentes<br />

Mencionada ya la presencia importante de las monedas metropolitanas en<br />

México queda por explicar con algo de detalle sobre las monedas creadas en<br />

este virreinato. Las monedas que «nacieron en la Colonia [fueron] el peso de<br />

oro, el peso de oro de minas, el peso de oro ensayado, el peso de oro común<br />

y el peso de tepuzque .. . » (Vázquez 1998, 145). Por su lado para (anudas<br />

las monedas que nacieron en Nueva España fueron el « peso de oro, peso de<br />

minas, el peso de tepuzque, bautizado así por la cantidad de cobre que contenía,<br />

pero sobre todo, los tlacos o pilones» (2005, 747). Las monedas mexicanas<br />

durante el siglo XVI fueron en su mayoría de cuentas y sólo las dos últimas<br />

fueron selladas:<br />

o El peso de oro<br />

o Peso de minas o peso de plata 21<br />

o<br />

o<br />

o<br />

o<br />

o<br />

El peso de oro de minas o peso de minas<br />

El peso de oro ensayado<br />

El peso de oro común<br />

El peso de tepuzque<br />

El real y peso (8 reales), llamado también «peso macuquino», «peso de plata», «peso<br />

circular », «peso de cordoncillo »,« peso colonial», «peso de plata antigua», «peso de<br />

mundos y mares», «peso de ambos mundos», «peso columnario», «peso de busto»,<br />

«peso de rostro», «peso de resplandor», «peso nacional », «peso de balanza», «peso<br />

o<br />

del caball ito» 22 .<br />

El vellón o moneda de cobre.<br />

20 El conocido catedrático de economía monetaria y bancaria, de economía y finanzas de la Universidad de San Marcos doctor Bruno Moll, tratadista<br />

indiscutible sobre cuestiones monetarias. hace originar Ja moneda como consecuencia de neces idad de trocar y de pagar, de la función de circular,<br />

de ser gastadas, de ser pasada de una mano a otra, concretizada en cualquier producto. Cfr. ( 1959, 55).<br />

21 Porras lo considera a esta moneda como una unidad de plata no amonedada que valía 450 maravedíes. Cfr. (Porras 1988, 283 ).<br />

22 Estas son denominaciones que se dieron a lo largo del periodo colonial mexicano. Porras, para el caso del Perú, sólo lo designa con el nombre<br />

genérico de peso: moneda de plata equivalente a 8 reales o 272 maravedís o 96 granos. Cfr. (Porras 1988, 283).<br />

87


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Por su lado, en el Perú del siglo XVI se creó un conjunto más rico y numeroso<br />

de monedas, casi todos de naturaleza imaginaria, recogidos en gran parte en los<br />

Libros de Cabildo de Lima donde figuran las siguientes monedas del siglo XVI:<br />

el ducado, la plata corriente y el peso ensayado menor. Lo mismo sucede con<br />

la otra moneda de cuenta 23 importante llamada peso de oro que valorizaba los<br />

tejos de oro. Estas monedas se usaron en los aranceles antiguos que aprobaba<br />

el cabildo limeño. De los submúltiplos monetarios del peso ensayado antes de<br />

la fundación de la Ceca de Lima se usó ocasionalmente en los Libros de Cabildo<br />

el término de Real que debe entenderse como sinónimo de tomín (1/8 de peso<br />

ensayado) . Este real atípico en su nombre antes de 1568 era equivalente del<br />

tomín como oportunamente lo probó Manuel Moreyra (1980, 52) . Basado en<br />

esta fuente y otras el listado de las monedas peruanas del XVI, entre imaginarias<br />

y selladas, fueron :<br />

o El peso de oro, Castellano, Peso castellano o Peso de oro de minas<br />

o La plata-pasta de cuenta o «peso de plata »<br />

o El peso ensayado, peso ensayado de minas, plata ensayada 24 , peso ensayado menor<br />

en contrapartida al «peso ensayado mayor» 25 o peso ensayado de plata de 450<br />

maravedís.<br />

o El maravedí<br />

o El peso de a 9 reales<br />

o El ducado<br />

o El peso de plata corriente o plata corriente<br />

o El real o peso ( 8 reales) . 26<br />

Ante la falta aguda de circulante en ambos virreinatos se optó por el uso<br />

monetario de las barras de plata o «monedas sociales», las primeras debidamente<br />

ensayadas y que ya hayan satisfecho el quinto. En cambio las que genéricamente<br />

podemos llamar «monedas sociales» eran un conjunto variopinto que incluía<br />

desde barras "sin ensayar'; (llamadas en el Perú del XVI «plata corriente»)<br />

hasta discos de metal y «canutos de oro en polvo ». Las últimas corresponden<br />

a los productos indígenas que los españoles aceptaban en pago de los tributos<br />

mediante equivalencias prefijadas ( Noejovich 1996, 204).<br />

23 Nocjovich prefiere llamar a estas monedas «monedas inexistentes» ( 1996, 194).<br />

24 Primera denominación dada a esta moneda según Lazo. Cfr. (1992 1, 135).<br />

25 Esta variable se usó ampliamente en el sector fiscal o salarial para el pago de quintos o de salarios señalados por titulo en pesos ensayados y la<br />

caja lo pagaba en reales.<br />

26 El real y sus diversas suertes acu~adas en todo el periodo colonial recibieron las siguientes denominaciones: cuanillo o real de a cuatro ( 1 /4~<br />

,medio, medio real, realito, o real de h medio ( 12. real), sencillo, real sencillo, media peseta, ochava o tomín ( 1 real). doses. pesetas, t


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

El tema de la moneda colonial hispanoamericana es muy compleja lo que ha<br />

sido destacado por estudiosos como Noejovich cuando dice es «un asunto que<br />

posee una complejidad fascinante» (1996, 193) en gran parte resultado del<br />

choque o «encuentro» de dos mundo, como preferiría Miguel León Portilla, de<br />

dos culturas, dos civilizaciones. Las moneda-pastas o de cuenta fueron aquellas<br />

denominaciones que en la práctica no existieron porque no se acuñaron pero<br />

que en la realidad circularon en el mercado bajo el soporte físico de oro o plata<br />

de preferencia quintados.<br />

En Lima y el Perú colonial desde el siglo XVI el oro en pasta y luego el argento<br />

en pasta fueron los metales monetarios por excelencia, no importando su forma<br />

de presentación. Bastaba con exhibirlo para que su poder cancelatorio se hiciera<br />

realidad. De ellos al oro se le atribuyó además poderes aun más allá de su valor<br />

estrictamente monetario 27 . El poder casi misterioso del oro continuó vigente<br />

aún durante el siglo XVIII cuando se siguió tolerando la práctica inmemorial<br />

de expresar este metal áureo en términos de castellano de 22.5 quilates<br />

(fracasando la reforma de expresar el oro en marcos y sus submúltiplos como<br />

en la plata).<br />

Los estudiosos de la moneda colonial peruana reconocen la existencia de<br />

dos tipos de moneda, a los que se ha denominado como «Moneda mayor» y<br />

«Moneda menor», los primeros expresados en pasta (barras, barretones, tejos,<br />

tejuelos, pedazos, granalla y labrado) y los segundos troquelados en las cecas<br />

(reales y escudos macuquinos o circulares) . Esta práctica se instauró con fuerza<br />

cuando las hornazas de la Ceca de Lima y Potosí empezaron a sellar reales. Entre<br />

ambas monedas hubo un dialogo fluido, interesante y necesario conocido en la<br />

época bajo el nombre genérico de «reducciones » que no era otra cosa que la<br />

conversión de una moneda a otra haciendo intervenir, si era el caso, una tercera<br />

variable al que podemos denominar «Tipo de cambio» o precio de la moneda<br />

mayor en términos de la menor. Estas denominaciones adquirieron finalmente<br />

reconocimiento legal, pues se estilaba su practica en las oficinas fiscales (pago<br />

del quinto, salarios, compras de oro y plata, etc. generalizado en el siglo XVII).<br />

Las proporciones en que circularon ambas monedas en el Perú hoy es conocida<br />

y puede dar una pauta para entender la política económica que aplicó la corona<br />

a lo largo de todo periodo el colonial. Los cálculos modernos han permitido a<br />

historiadores como Carlos Lazo, parangonando las rendiciones mineras con las<br />

rendiciones de las cecas (quintos-acuñación), calcular la siguiente proporción<br />

(1991, 13):<br />

27 Se apreció tanto la bondad e importancia del oro que su amonedación fue autorizada en el Perú muy tarde (fi nes del siglo XVII) y los particulares<br />

o funcionarios estatales lo estimaban como el príncipe de los metales (Lazo-Tauro 1990. 119).<br />

89


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Monedas en pasta y cuño durante los siglos XVI-XVIII en el Perú 28<br />

Siglos Sellados% Pasta%<br />

XVI 15 85<br />

XVII 50 50<br />

XVIII 90 10<br />

3.1 El peso de oro<br />

En ambos espacios geográficos la documentación habla de esta moneda, la única<br />

diferencia es el marco temporal. Para México las primeras referencias datan del<br />

lejano 1528 en documentos remitidos de España y en las Ordenanzas de la<br />

Audiencia de México del mismo año donde también se habla de esta moneda.<br />

Hay un segundo documento de 1530 llamada «Instrucciones pára la Segunda<br />

Audiencia» que también habla de esta moneda al tratar de los repartimientos<br />

que no excedan determinados pesos de oro o cuando prohíbe el juego de na ipes<br />

por más de 10 pesos de oro.<br />

Esta moneda para el caso del Perú aparece con frecuencia en los Libros de<br />

Cabildo de Lima desde el lejano 1535, prefigurado con todas sus subunidades o<br />

submúltiplos. Esta moneda de cuenta sui géneris nació en Indias y su origen es<br />

impreciso, sólo parece que no fue legal sino que fue creado como respuesta a las<br />

necesidades regionales de circulante, y era expresada en maravedís. Adquirió<br />

desde sus comienzos la calidad de moneda de cuenta usada pa ra expresar<br />

el valor de la pasta áurea conocida su fino. Era un circulante imaginario, no<br />

acuñado y aceptado universalmente que sobrevivió a la colonia en el caso del<br />

Perú 29 . Su fino universal fue a lo largo del periodo colonial de 22.5 quilates. Su<br />

peso bruto equivalía a la 1/50 ava parte del marco y era expresión de su «talla ».<br />

Exigía dos requisitos básicos para que circulara como moneda: debía conocerse<br />

su peso y fino. Su primera mención como moneda peruana aparece en 1529<br />

en la compañía que suscriben los tres socios de la conquista en Panamá, lo que<br />

acertadamente ha hecho notar Manuel Moreyra.<br />

A pesar que el peso de oro era una moneda imagina-ria, se podía objetivar o<br />

expresarse en el oro físico de fino distinto a la usual de 22.5 quilates. En la<br />

metrología colonial esto hacía que fuese necesario relacionar el marco con el<br />

castellano y sus submúltiplos, lo que está representado en el cuadro sigu iente:<br />

28 En pon:cnl4je.<br />

29 Las ordenanzas monetarias republicanas de 1830 le siguieron reconociendo su calidad de moneda de cuenta.<br />

90


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

/ Libra MarcoS'lº Castellanos Tomines Granos J1<br />

¡ 1 2 100 800 9600<br />

1 50 400 4800<br />

1 8 96<br />

1 12<br />

Del cuadro anterior se puede apreciar que todavía es una arbitrariedad sostener<br />

que un peso de oro pesó tantos gramos modernos cuando no se conoce su<br />

fino. No basta sólo hacer referencia a su peso físico bruto (metal noble más<br />

liga) es indispensable conocer el porcentaje de oro fino que contenía. Este<br />

peso de oro podía tener cualquier fino. Sólo una situación especial hacía que<br />

un oro físico fuese la representación del peso de oro de cuentas: el tener un<br />

fino de 22.5 quilates. Oue el peso de oro siempre fuera equivalente a su oro<br />

físico no era importante, lo importante era que el oro tuviese un fino conocido<br />

y se pudiese así expresar en términos de pesos de oro de cuenta. Era el fino<br />

donde descansaba su valor y la liga o acompañamiento era carente de valor y su<br />

presencia subsanaba su maleabilidad.<br />

Para entender con precisión la naturaleza de esta moneda para, por ejemplo,<br />

practicar sin problemas las reducciones contables debe comprenderse antes a<br />

cabalidad en qué unidades se expresaba el fino de este metal. En la práctica<br />

se había impuesto tres métodos para calcular su fino, por los ensayadores o<br />

particulares, requiriendo cada uno de ellos distintas técnicas matemáticas. Estas<br />

unidades fueron el maravedí, los granos-oro y los quilates. Los dos primeros<br />

podían actuar a su vez como submúltiplos del tercero. Entre ellos había a su<br />

vez relación ponderal que los aproximaba perfectamente: 1 quilate contenía 4<br />

granos de ley, y comprendía a 20 maravedís. Sobre la base de estas relaciones<br />

se puede construir la siguiente tabla donde queda expresada las diversas leyes<br />

del oro más comunes: Quilates Granos Maravedís<br />

1 4 2032<br />

15 33 60 300<br />

22.5 34 90 450<br />

24 35 96 480<br />

30 Unidad de peso europea muy antigua y usada en Espaila desde tiempos inmemoriales ( 1261 ) para pesar metales nobles y monedas. Su pesantez<br />

era de 230.04650 gramos modernos.<br />

31 Este término puede llevamos a confusión pues en la colonia podían significabar varias cosas: unidad de fino, de peso, grano-plata de peso. granooro<br />

de peso, moneda imaginaria.<br />

32 Cada grano de ley equivalía a 5 maravedís.<br />

33 El oro de 15 quilates era conocido en la época como «peso corriente de tepuzque» en México.<br />

34 Conocido también como ccpcso de oro de minas>).<br />

35 Oro puro sin liga alguna, dificil de hallar en la realidad.<br />

91


SNTE, Sección 36-Va l/e de México<br />

El peso de oro y su fino de 22.5 quilates no expresaba el fino supremo del oro,<br />

por encima de él había oro de más fino que rec ibieron la denominación genérica<br />

de «pesos de ley subida ». En contrapartida también había oro de fino inferior, el<br />

oro en esta situación recibió la denominación de «ley baja» .<br />

Valorar cada quilate de oro en 20 ma ravedís es universal desde el momento<br />

mismo de la conquista, lo que fac ilita grandemente las reducciones de esta<br />

moneda a un idades modernas. Esta equ ivalencia está presente en documentos<br />

como el acta del reparto de Cajamarca y algunos cronistas.<br />

También vale la pena destacar su importante papel de relacionador universal<br />

jugado por el maravedí. El hecho de que un peso de oro esté expresado en<br />

maravedís hace que este peso contable expresase a t ravés del maravedí sus<br />

dos cualidades: precio y su fino. Si un tejo de oro tenía de fino 460 maravedís<br />

nos está indicando que su precio era de 1.6911 pesos de a 8 rea les y por<br />

consecuencia un marco de oro de este fino costará 84 .5588 pesos referidos y<br />

que su ley o fino era de 23 quilates.<br />

El concepto monetario de «Peso de oro» podía rep resentar a dos real idades<br />

distintas: al oro castellano de existencia física de 22.5 quilates sin importar su<br />

forma, y por otro lado, que era lo corriente y el papel que se le asignó y asumió,<br />

hacía alusión a una moneda imaginaria, de cuenta , contable o no acuñado,<br />

inexistente físicamente, pero que idealmente siempre hacía alusión a una pastaoro<br />

con las características especiales indicadas.<br />

Como moneda de cuenta perm itía que cualquier oro (de fino y peso diversos)<br />

podía ser expresado en términos de peso de oro recurriéndose exclusivamente a<br />

opera ci ones matemáticas. Esto hacia que las red ucciones sean sólo matemáticas<br />

no siendo alterado físicamente el oro fís ico para expresarlo en pesos de oro. Sólo<br />

en caso de que el oro se sometiese a la fundición sufría cambios fís icos, y como<br />

consecuencia los tejos resultantes solían tener peso y fino distintos a los de<br />

antes de la fund ición, exigiendo nuevas cuent as pa ra expresarlos en términos<br />

de peso de oro. Por ejemplo si uno contraía una deuda de 430 pesos de buen<br />

oro, este valor no indicaba una cantidad específica de oro pues la deuda podía<br />

saldarse con cualquier oro de peso y fino no necesariamente de 22.5 quilates.<br />

Sólo bastaba que el peso y fino del oro dest inado a este pago montase una<br />

suma equivalente de 430 pesos de buen oro. Si el deudor sólo tenía tej os de<br />

oro de 9 quilates lo único que se preguntaba pa ra salda r su deuda era ¿cuántos<br />

ca stellanos de esta ley debo reun ir para pagar mi deuda? 36 .<br />

36 El aspecto matemático de su uso fue simplificado por tratadistas o prácticos de la época como Juan Diez Freyle, Juan de Belveder o Diego de<br />

Morillas.<br />

92


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Esta moneda en el Perú pasó por dos grandes fases: hegemónica hasta med iados<br />

del siglo XVI y secundaria o marginal luego. Esta hegemonía la perdió gracias<br />

a Potosí que empezó a producir plata que fue usada con profusión a través de<br />

otra moneda de cuenta llamada peso ensayado. Circuló bajo cuatro ind istintas<br />

denominaciones como «Peso de oro », «Castellano », «Peso castellano » o «Peso<br />

de oro de minas», de los que el primero fue la denominación más usada.<br />

Sobre sus orígenes en el Perú el panorama es incierto al igual que el del<br />

peso ensayado. Las primeras referencias datan de 1499 para América y es<br />

proporcionada por Bartolomé de las Casas (Lazo 1992 1, 95). La primera<br />

referencia documental en donde aparece por primera vez el concepto de moneda<br />

y las monedas del conqu istador datan de 1529 cuando se firma la Capitulación<br />

de Toledo, junto con los conceptos derivados de salario y fiscal idad. En este<br />

documento aparecen prefiguradas las principales monedas españolas como los<br />

ducados 37 , maravedís 38 y el peso de oro 39 o castellano que en el Perú asumieron<br />

el papel de monedas de cuenta .<br />

3.2 Peso de oro de Tepuzque<br />

Una de las primeras monedas de oro novohispanas es el llamado «peso de<br />

Tepuzque ». Esta moneda y las otras nacieron de la necesidad de falta de<br />

circulante (moneda menor o senc illo) a pesar que llegaron monedas selladas o<br />

se mandaron acuñar moneda para Nueva España . El oro debuta como moneda<br />

bajo la forma de en polvo o disco, discos que al principio se marcaron por su<br />

peso y que por la necesidad de circulante se fue envileciendo, rebajando el<br />

porcentaje de oro de estos discos al agregarse más cobre. Vázquez refiere que<br />

los indios descubrieron este «truco» por lo que denominaron «tepuzque» a la<br />

nueva moneda de oro lo que ocurrió muy temprano hacia 1522 (1998, 109<br />

y ss.) y estuvo en vigencia hasta fines del siglo XVI. Ante esta real idad tuvo<br />

que inteNenir el Cabildo de la ciudad de México que en 1526 permitió a los<br />

particulares la fundición del oro tepuzque en una oficina pública llamada «Real<br />

Oficina de Fundición y Ensaye », que según los deseos de los dueños pod ían<br />

tener pesos de 1, 2 ó 4 tomines, o en caso contrario podían optar por fundir en<br />

37 «Otrosí, vos fazemos merced para ayuda a vuestra costa, de mil ducados en cada un año, por todos los días de vuestra vida, de las rentas de la dicha<br />

tierra», cap itulación 5.<br />

38 «E vos faré merced de la tenencia dellas, para vos e para dos herederos e su~eso res vuestros, uno en pos de otro, con salario de setenta y cinco mil<br />

maravedís en cada un año, por cada una de las dichas fonalezas que así estovieren fechas . Las quales aveis de fazer a vuestra costa, sin que Nos<br />

ni Jos reyes que después de Nos vinieren seamos obligados a vos lo pagar al tiempo que así lo gastásedes. salvo dende en cinco años después de<br />

acabada la fonaleza, pagándoos en cada uno de los dichos cinco años la quinta parte de Jo que se montare el dicho gasto, de Jos frutos de la dicha<br />

tierra)), Capitulación 4.<br />

39 , Preámbulo.<br />

9 3


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

pesos mayores de peso hasta «que pesaran, uno, dos o cuatro pesos de oro».<br />

Estos discos expresaban su valor de acuerdo a su fi no y pesantez.<br />

Cortés sintiendo la necesidad de regular el fino del metal para facilitar el<br />

comercio nombró a dos ensayadores o quilatadores invest idos con facultades<br />

amplias hasta el extremo de que sus decisiones eran inapelables. El «tepuzque<br />

cartesiano » era uno devaluado y corrió como moneda por unos 6 años hasta<br />

que el rey lo desaprobó y se volvió a la anterior situación. Esta moneda fluctuó<br />

mucho en su valor intrínseco 40 ligado al porcentaje de fino que contenía y la<br />

población pidió se fijase un valor fijo, tarea que fue asumido por el Ca bildo<br />

mexicano en 1528: dispuso el resello con las armas reales y la leyenda «PLUS<br />

ULTRA» y nuevo ensaye de los pesos tepuzque.<br />

Otra noticia importante y la vez incierta para la historia monetaria mexicana es<br />

cuando llegan al parecer los primeros troqueles con las arma s reales para sellar los<br />

pesos tepuzque. Por noticias de Herrera al parecer el mismo año llegó a México<br />

el Lic. Luis Ponce de León con instrucciones reales para establecer una ceca en<br />

Nueva España, noticia que no ha podido ser verificado por los especialistas.<br />

En 1536 el virrey Antonio de Mendoza, con gran experiencia en las labores<br />

monetarias porque fue funcionario de la Casa de Moneda de Granada, expidió<br />

una orden fijando el precio del tomín de tepuzque en un real de plata. Si bien<br />

se acepta numerosas pruebas documentales que probarían la acuñación del<br />

tepuzque no hay ejemplar alguno de este acto. Esto demostraría que el virrey<br />

al autorizar amonedar el tepuzque estas serían las pri meras monedas de oro<br />

americanas acuñadas aunque en cantidades pequeñas.<br />

Mientras esta moneda sufría las citadas vicisitudes y Cortés por los nombramientos<br />

que recibió no tenía autorización para acuñar moneda, afirmación que es<br />

confirmada cuando Carlos V en 1523 envía un cargamento de reales a Nueva<br />

España para aliviar la falta de moneda. Cuando en 1525 se nombra a Cortés<br />

Adelantado de Nueva España, Ots Capdequí, piensa que el cargo lo autorizaba a<br />

poseer troqueles para acuñar moneda (Vázquez 1998, 1 12).<br />

Con certeza, lo que se puede afirmar es que las primeras monedas que circula ron<br />

en América (Nueva España) fueron las piezas monetarias metropolitanas y<br />

quizás convivieron con algunas monedas acuñadas localmente de manera<br />

informal. La palabra Tepuzque proviene de la lengua nativa de los indios que<br />

quiere decir cobre. Farrés refiere que esta moneda estaba en uso en 1536 « ... o<br />

uso dos lingotes de oro tepuzque hacia el año de 1 5 36». Es muy probable que<br />

esta moneda haya perdurado por todo el siglo XVI.<br />

40 El valor i.ntrínscco de una moneda de oro o plata estaba en relación al porcentaje del metal noble que contenía.<br />

94


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Técnicamente hablando esta moneda tenía las siguientes características: valor<br />

272 maravedís, fino 13 quilates y 54 2/5 granos finos (Lazo 19921, 97). Esta<br />

moneda tenía en la práctica diversos finos por lo que corría a diversos precios<br />

y en teoría era equivalente a 8 reales según disposición del Virrey Antonio de<br />

Mendoza de 1536. Podían ser también pedazos de oro con fino incierto pero<br />

debían llevar una marca o sello. En América se usó como moneda de cuenta<br />

era equivalente en su peso a un castellano (1/ 50 del marco) . Para aclarar la<br />

naturaleza confusa de los pesos tepuzque se dictó una ordenanza en 1536 que<br />

en-lo sustancial disponía lo siguiente (Vilaplana 1997, 70):<br />

... que el real de plata, la moneda de Casti lla, valiese el peso de un tomín de oro (o<br />

sea, 0.575 gramos): «cada real de plata valga un tomín del dicho oro de tepuzque,<br />

y ocho reales un peso, e cada real de plata treynta e quatro maraved ís de buena<br />

moneda ». Y como un castellano contenía en su peso ocho tomines, resulta que: un<br />

peso de oro de tepuzque = un castellano = ocho tomines = ocho reales de plata =<br />

272 maravedís (8 x 34 = 272 m.) . Según esto la ley del peso de tepuzque era baja:<br />

13.6 quilates (272 m.: 20 m., valor del quilate = 13.6; o sea, 13*6 quilates x 4<br />

granos= 54.4 granos: 54* 4 x 5 m. el grano= 272 m.).<br />

3.3 Peso de oro de minas<br />

Esta moneda aparece para México en los documentos desde 1550 en la<br />

Instrucción que se le da al virrey Luis de Velasco, aparte del «oro en polvo<br />

y en tejuelos» comunes en los usos monetarios. En los textos de México el<br />

peso de oro de minas prácticamente es sinónimo del peso de oro «ensayado»<br />

por valer ambos 450 maravedís de valor. La misma situación se da también<br />

en el Perú.<br />

Para el caso del Perú Manuel Moreyra (1980, 31) ha documentado<br />

su presencia en el rescate de Cajamarca donde figura con valor de 450<br />

maravedís, es prácticamente idéntico al llamado peso de oro de 22.5 quilates<br />

y también de valor 450 maravedís. Textualmente expresa que «De todos lo?<br />

tipos señalados, el que se impone y adquiere importancia trascendental, es el<br />

peso de oro de minas con valor de 450 maravedís y tallado a semejanza del<br />

Castellano». Agrega que su origen legal no se conoce por lo que admite fue<br />

una moneda de cuenta informal o de facto 41 .<br />

41 Porras parece confinnar lo dicho respecto de estas monedas y sus equi valencias ( 1988, 283):<br />

Peso. Moneda de plata equivalente a 8 reales o 272 maravedís o 96 granos.<br />

Peso de minas o peso de plata. Unidad de plata no amonedada que valía 450 maravedíes.<br />

Peso de oro o peso de oro de minas. Unidad de oro no amonedado valuado en 450 maravedíes.<br />

Peso de oro común. Unidad de oro no amonedado valuado en 300 maravedíes.<br />

95


SNTE, Sección 36-Va/le de México<br />

3.4 Peso de oro común<br />

Para el caso de México se menciona también esta moneda como de valo1<br />

inferior al peso de oro ensayado o peso de oro de minas, esta moneda corría<br />

por la tercera parte de su valor, es dec ir valía sólo 300 maravedís. Según l a ~<br />

indagaciones de Pi-Suñer (2000, 401) las tempranas monedas mej i can a~<br />

tuvieron los siguientes valores:<br />

Peso de oro 500 mrs4 2 .<br />

Peso de oro de minas<br />

450 mrs.<br />

Peso de oro ensayado antiQuo 414 mrs.<br />

Id. id. desde 1592<br />

450 mrs.<br />

Peso de oro común<br />

300 mrs.<br />

Peso de oro de tepuzque 272 mrs.<br />

Tomín de oro<br />

62 1/2 mrs.<br />

Real de oro, dos en el tomín 31 1/4 mrs.<br />

Real o tomín de tepuzque 34 mrs.<br />

Para el caso del Perú esta moneda con esta denominación es difícil de<br />

encontrar.<br />

3.5 La plata-pasta de cuenta o «peso de plata»<br />

Esta moneda sui géneris por la documentación revisada sólo circu ló en el<br />

Perú antes de la aparición del peso ensayado, sobretodo en Lima como platapasta,<br />

de comportamiento marginal frente a la hegemonía del oro hasta el<br />

descubrimiento de la mina de Potos í. No nos ha llegado una denominación<br />

exacta de esta especie monetaria a la que se le puede llamar «peso de plata<br />

pasta » o «peso de plata ». La documentación de la época no nos proporciona<br />

mucha información como sí sucede con el em pleo monetario del oro bajo la<br />

denominación de «peso de oro ». Esta moneda de plata está presente en los<br />

protocolos notariales en abundancia. En los asientos respectivos aparece la plata<br />

como moneda expresada por su peso en ma rcos o través de denom inaciones<br />

creadas al efecto como: «plata blanca», «plata buena», «plata de buena ley><br />

que hacían alusión al porcentaje de plata que contenía. Fue la plata con fino y<br />

peso conocido convertido en moneda y traficada al peso.<br />

Una cosa que llama la atención sobremanera es que en los citados<br />

asientos notariales esta plata pasta moneta ria aparece usada mayoritariamente<br />

42 Maravedls.<br />

96


Narrando Historias al Pie de Jos Volcanes<br />

como moneda sencilla, complementando el poder cancelatorio del oro. Esto<br />

puede apreciarse en el siguiente asiento (Lazo 1992 1, 109):<br />

.. . se obl iga a pagar 1600 pesos de oro de 450 maravedís y 20 marcos de plata , que<br />

son por razón de un caballo ...<br />

Paralelamente existió plata-pasta de ínfimo fino que recibió por<br />

denominación despectiva de «plata mala », «plata baja » o «chafalonía ». Esta<br />

plata y la de alto fino del que estamos tratando no deben confundirse con la otra<br />

plata pasta que carecía de ensaye y marca a la que se le dio la denominación<br />

especial de «plata corriente» o «peso de plata corriente» y que también corrió<br />

como moneda. La plata-pasta del que tratamos se correlacionaba perfectamente<br />

con el peso de oro pudiéndose intercambiar ambas monedas por sus va lores<br />

respectivos.<br />

3.6 El peso ensayado<br />

Para México en la documentación consultada sobre monedas del siglo XVI<br />

no se le menciona con esta denominación por lo que fue al parecer exclusivo<br />

del espacio peruano. La única denominación que se le aproxima más son las<br />

denominaciones mencionadas por Porras bajo el nombre de «peso de minas »<br />

o «peso de plata» de 450 maravedís de valor (1988, 283) que sí aparecen en<br />

los documentos mejicanos pero para el oro. Aparece esta moneda de cuenta en<br />

diversos documentos peruanos tempranos como los Libros de Cabildo de Lima<br />

o los protocolos notariales. No se sabe con certeza acerca de las circunstancias<br />

en que fue inventada pero si se lo tiene en calidad de una moneda totalmente<br />

indiana sin antecedente español y se habría inventado en el Perú, al parecer en<br />

Potosí gracias al auge de la plata. Sólo se sabe que a fines de la década cuarta<br />

del siglo XVI y fines de la década siguiente ya tenía personalidad cuando figura<br />

como moneda en el texto de Juan Diez Freyle (1556). Su irrupción es tard ía en<br />

comparación con su homólogo peso de oro por la razón indicada. Cuando Potosí<br />

rinde su plata bajo la técnica nativa de la huayra, el peso ensayado encontró<br />

el terreno propicio para pedir un lugar de privilegio dentro del un iverso de las<br />

monedas coloniales peruanas 43 .<br />

Las diversas denominaciones que esta moneda de cuenta rec ibió fueron<br />

«peso ensayado de minas», «plata ensayada » 44 , «peso ensayado menor» en<br />

contrapartida al «peso ensayado mayor» (100 pesos ensayados menores) o<br />

43 En su invención parece haber jugado un rol importante el sector minero, sobre todo el potosino. que encontró en esta m on~d a un medio para<br />

ingresar al mercado sus barras de plata cada vez más imponantes.<br />

44 Primera denominación dada a esta moneda según Lazo. Cfr. ( 1992 1, 135).<br />

97


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

«peso ensayado de plata de 450 maravedís». Desde el punto de v ista monetari1<br />

y econ ómico esta moneda jugará un papel importante en la economía colonic:<br />

peruana por cerca de siglo y medio como alternativa al peso de o ro que ocupar¡<br />

un lugar marginal e insignificante en la econom ía al descubrirse la mina d1<br />

Potosí.<br />

Esta moneda fue la expresión li teraria por excelencia del llamado « peso en sayadc<br />

menor» de vigencia hegemónica hasta fines del siglo XV I 1 por cuestiones dE<br />

política económica y monetaria . Por las mismas razones se decretó su ext erm inic<br />

en 1683, con el pretexto de la reapertura definitiva de la Ceca de Lima y acaba<br />

definitivamente con la pasta plata en barras como moneda. Ella y la de Pat os<br />

a partir de ahora sellarían toda la plata peruana, pero por cuestiones técni c a ~<br />

su vigencia se postergó por varias décadas más. En el espacio peruano sólc<br />

debía circular moneda sellada de plata de corte macuquino y escudos de ora4 ~<br />

del mismo t ipo. A comienzos del siglo XVIII nuestro orgu lloso y popular pese<br />

ensayado sufrió los efectos devastadores de la reforma. Paulatinamente en l a ~<br />

cuentas fiscal es desaparecía su uso, y desde mediados del siglo XVI 11 pasó a ser<br />

una moneda histórica 46 .Si bien hay que atribuirl e al minero su invención, el sector<br />

económico más beneficiad o fue el comercial que podía traficar intensamente<br />

con la nueva moneda ba sada en la plata si n troquelar so bre t odo en el comercio<br />

de importaci ón -exportación.<br />

Esta moneda estuvo dividido en subunidades o submúltiplos en la siguiente<br />

proporción:<br />

Peso Ensayado Tomines Granos<br />

1 8 96<br />

1 12<br />

Aparte de su funci ón estrictamente monetari a esta moneda de cuent a permitió<br />

también expresar perfecta mente el valor legal de las pastas-plata en maravedís.<br />

Este nuevo rol importante lo cu mplió a caba lidad en la s cajas reales al m o mento<br />

de la percepción del quinto o «quinto al décimo» mineros. Este papel fa cili ta ba<br />

ampliamente las reducciones contables de las barras de plata a pesos ensayados<br />

para expresar su valor segú n el fin o que t uviesen . Su intervención implicó que<br />

45 Las monedas de oro comienzan a acui\arsc en el Pcr\1 a partir de 1698· l 699 en la Ceca del Cusco por corto tii:mpo. Duran1c la"i dCcada~ s1guien1es<br />

lu Ceca de Lima ucufü1 oro con rcgulmidad. cuyas cs1adisticas se conocen partida por partida.<br />

46 En Ju primero mitad del siglo XVIII subsistió al interior de la caja de Li ma como salario de algunos empicado:-. pero siempre pagado!ii en reales<br />

scglm el precio del ensayado mayor (cxprcsndos en pesos imaginarios de 9 reales). En la ceca de l ima en el 1111 ..:; mo periodo sub:-.1!iot1ó i:n el proceso<br />

de rc!


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

ahora el minero en lugar de pagar el quinto con la quinta parte de la barra lo<br />

hacía en su equivalente en real es como se muestra en el caso siguiente, donde<br />

la reducción de pesos ensayados a reales se hace por el precio tributario del<br />

quinto expresado en 144 pesos de a 9 reales por cada 100 pesos ensayados<br />

menores:<br />

En once de marzo de mil setecientos treinta y siete se hace cargo de: 2970<br />

pesos 4 reales corrientes de a 8 reales que entero en esta Real Caja Don Thomas<br />

de Mendibe por lo que importan 1833 pesos<br />

5 tomines y 4 granos ensayados,<br />

reducidos a 144 (por ciento) que pertenecen a Su Majestad por su real quinto al<br />

décimo y l.So/o de Cobas de 15 barras que procedieron de 3300 marcos de plata<br />

piña y chafalonía que trajo a esta Real Caja y fundidas por Don José de Carazas,<br />

Ensayador Mayor de este Reyno, en presencia del Factor Francisco de los Santos y<br />

Torres que lo es de esta dicha Caja,<br />

siguientes:<br />

8 2302 217-4 50068547<br />

9 2243 215-4 483366<br />

10 2227 231-0 514437<br />

11 2235 222-6 497845<br />

12 2227 220-4 491053<br />

13 2243 226-6 508599<br />

14 2269 225-2 511092<br />

15 2219 223-0 494837<br />

16 2250 220-0 495440<br />

17 2269 220-2 499747<br />

18 2252 220-0 495440<br />

19 2252 217-0 488684<br />

20 2302 221-0 508742<br />

21 2235 221-2 494493<br />

22 2360 121-0 285560<br />

72700204 8<br />

Que las dichas 15 barras valen<br />

salieron dichas barras de número, ley y peso<br />

los dichos siete quentos 49 doscientos setenta mil<br />

veinte maravedís de que pertenecen a Su Majestad por sus reales derechos: 82514 7<br />

maravedís que hacen los dichos pesos ensayados y pesos de ocho reales» 50 .<br />

47 Valor de las barras de ph11a en marn vcdis (man.·os • maravedís de fino).<br />

48 Sumatoria total de los maravcdis de la co lumna superior.<br />

49 Se refiere a los millones actuales.<br />

50 Fuente: Arch i\'o Genera l de la Nac ión de Lima. Caja Real de Lima.<br />

99


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

3.7 El maravedí<br />

Esta moneda es de las más especiales e importantes que hayan existido en<br />

ambas regiones geográficas. Si bien fue inicialmente una moneda acuñada<br />

en la metrópoli, en Indias fue una moneda de cuenta por excelencia. La<br />

única diferencia acerca del debut en ambos territorios es el marco temporal.<br />

Para México la documentación más antigua habla de esta moneda a partir de<br />

1528 51 . El siguiente documento donde se menciona a esta moneda son las<br />

«Instrucciones para la Segunda Audiencia» de 1530 cuando se señala el salario<br />

de los oidores en seiscientos mil maravedíes anuales. El siguiente documento<br />

donde aparece mencionado es la Instrucción que se le dio a don Antonio de<br />

Mendoza en 1535 donde se aumenta el salario de los oidores para su mejor<br />

sostenimiento a 500000 maravedíes de salario anuales 52 , confirmado por Real<br />

Cédula. Sobre esta moneda existe un tercer documento citado por Vázquez<br />

(1998) que data de 1566 que es la Instrucción dada al Marqués de Falces por<br />

la que fija la ayuda de costa de un oidor visitador a razón de 300000 maravedís<br />

anuales. En el caso de México por la cercanía con la metrópoli podía pensarse<br />

que estos maravedís se refieran a las monedas españolas por lo temprano de<br />

las fechas pero también es probable que se refieran a una moneda de cuenta<br />

porque no se conoce la acuñación de maravedís en América.<br />

Para el caso del Perú el maravedí fue una unidad monetaria imaginaria o de<br />

cuenta, la expresión mínima de valor de la moneda colonial, aunque en la<br />

práctica por cuestiones de exactitud en el sector fiscal se usaron fracciones o<br />

centavos de maravedís que podían ser «largos» o «cortos» si eran producto<br />

de redondo previo. En el sector de tratadistas de aritmética práctica 53 se le<br />

solía dividir en 64 avos o mil avos. Es tan importante su papel para entender<br />

el sistema monetario colonial que es una especie de llave maestra o arma<br />

secreta para comprender el complejo mundo monetario de la época. Como las<br />

diversas monedas coloniales se expresaban de alguna manera en maravedís<br />

esta cualidad permitía las reducciones monetarias con facilidad. Su calidad de<br />

moneda imaginaria fundamental lo conservó durante todo el período colonial y<br />

durante la buena parte de la primera etapa republicana en el PerÚ 54 .<br />

De esta moneda se sabe que fue inicialmente una moneda metropolitana de<br />

existencia real desde los tiempos de Alfonso VIII (1175) y representado en<br />

51 Podria no dudarse de que csia referencia documental pueda tratarse de la moneda sellada española, pero como el documento está dirigido a México<br />

es un an1cccdcn1c que debe tomarse en cuenta.<br />

52 En el Perú los sa larios de los primeros funcionarios coloniales 1ambién fueron señalados en esta moneda.<br />

53 Por la na1urnlcza especial y panicular de la ari tmética practicada en el Perú ésta respondió a Ja llamada «ctnomatemática>>, que está graficada en<br />

el texto del cura Morill as que ll eva por IÍl ulo


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

el metal áureo de fino bastante inferior al del ducado, más tarde en plata y<br />

finalmente reemplazado por el real, etapa en que se le retiró de la circulación<br />

(Lazo 1992 1, 63). Lo que le ha dado celebridad a esta moneda no es su<br />

antecedente acuñado español sino su existencia universal como moneda de<br />

cuenta en el Perú hasta su definitiva abolición a mediados del siglo XIX. Su<br />

papel metrológico básico del sistema monetario fue reconocido desde mediados<br />

de siglo pasado por el monetólogo peruano Manuel Moreyra y Paz Soldán quien<br />

lo calificó de «verdadero metro de la categoría valor» (1981, 156).<br />

Esta moneda fue el elemento intermediador entre las diversas monedas<br />

metropolitanas y las monedas existentes en Indias y el Perú. Cumplió a<br />

cabalidad este papel de correlacionador permitiendo las universales reducciones<br />

de monedas que eran corrientes y necesarias. Este papel no hacía distingos de<br />

moneda (de cuenta o de cuño). Bastaba que tuviese esta calidad y como éstas<br />

de alguna manera tenían como submúltiplo al maravedí la tarea era fácil.<br />

3.8 El peso de a 9 reales<br />

Esta moneda fue exclusiva del Perú a la luz de las fuentes exploradas. En el Perú<br />

arranca su presencia en Lima del siglo XVI y su ocurrencia puede seguirse con<br />

fluidez en los protocolos notariales y los Libros de Cabildo de Lima. En ellos<br />

aparece este numo de cuenta con mucha frecuencia representando a variables<br />

como el salario de los artesanos y precio de la plata. En el caso del sa lario de los<br />

artesanos limeños su uso fue ocasional (Ouiroz 1993, 47). En los contratos<br />

respectivos esta moneda aparece siempre acompañado de otras alternativas<br />

de pago (especie, servicios) y con finalidad diversa como «para que de ellos se<br />

vista » 55 .<br />

Toda referencia en que se mencione a esta moneda hace mención generalmente<br />

a un numo de cuenta creada para facilitar las reducciones de los pesos ensayados<br />

a su equivalente en pesos de a 8 reales acuñados que no se hacía necesariamente<br />

«maravedí por maravedí». También su papel fue fundamental para expresar el<br />

valor comercial o convencional de los pesos ensayados que podía oscilar entre<br />

140 a 147 pesos ensayados de a 9 reales.<br />

Sobre los orígenes de esta moneda de cuenta o imaginaria hay un manto de<br />

misterio. Un contador de las reales cajas de la época llamó a esta moneda<br />

apropiadamente «números artificiales buscados para facil itar la cuenta » (Lazo<br />

1992 1, 201) . Esta referencia nos permite afirmar que estos pesos imaginarios<br />

55 En 1578 el aprendiz Diego Hcmández rccibia del carpintero Juan Cano 40 pesos de a 9 por tres año de servicio. para que con este fruto se vistiese.<br />

En 1598 el platero De la Hoz daba para vestido de Juan de Escobar 50 pesos de a 9 reales por el primer año. l 00 pesos de a 9 reales por el segundo.<br />

y 60 pesos de a 9 reales por medio año. En algunos casos el pago en dinero se hacia para .. lo que quisiere .. el aprendiz.<br />

101


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

nacieron con fines estrictamente matemáticos, es decir, ser un medio para facilitar,<br />

abreviar, calcular el precio de las barras de plata quintadas ( monetariamente<br />

expresadas en pesos ensayados de 450 maravedís) en pesos de a 8 reales. Así<br />

su uso permitió grandemente las reducciones citadas con la menor dificultad<br />

matemática, evitando el empleo de los siempre molestos quebrados 56 .<br />

Esta fue la razón de existir de esta moneda, pero un curioso documento del<br />

siglo XVIII dado a conocer por el historiador Carlos La zo indica lo contrario.<br />

Dice un anónimo informante que cita que estos pesos se originaron porque los<br />

indios sólo usaron 9 números en su aritmética o cálculos matemáticos, y para<br />

no alterar esta costumbre de contar de los indios se ideó el peso de a 9 reales<br />

para ser usados entre ellos (1992 1, 201).<br />

Sobre la fecha probable de su origen el panorama es también incierto. Lazo<br />

lo sitúa entre 1575-1578 en la Villa Imperial de Potos í, por la necesidad de<br />

expresar las ahora ingentes barras de plata en ensayados y reales . Esta fecha<br />

probable de su debut como moneda de cuenta está respaldado por los asientos<br />

de los protocolos notariales limeños y los Libros de Cabildo de Lima. Además<br />

por su especial condición de ser intermediador entre las barras y su equivalente<br />

en reales esta moneda admitía como submúltiplos tanto los reales y maravedís.<br />

1 Peso de 9 reales Reales Maravedís<br />

J 1 9 306<br />

1 34<br />

Como la función principal de esta moneda fue la de ser una especie de «tipo<br />

de cambio» en diferentes reducciones, el caso que sigue ilustra lo afirmado: La<br />

pregunta que se hacía en los negocios era ¿Cuánto valdrá en pesos de a 8 reales<br />

una barra de plata de 100 marcos de ley 2376 maraved ís, siendo su precio en<br />

el mercado 144 pesos de a 9 reales? La interrogante anterior podía resolverse<br />

por dos métodos alternativos (el colonial, muy laberintoso e intrincado, y el<br />

moderno) . De los diversos métodos a los que se puede recurrir tomemos un<br />

método «híbrido» 57 , mezcla de ambos:<br />

l. Multiplicar los maravedís por los marcos:<br />

2376 * 100 = 237600<br />

2. Sacar los pesos ensayados dividiendo entre 450:<br />

237600 / 450 = 528<br />

56 Un ensayado n~nyor se expresaba en tantos pesos de a 9 reales: ejemplo 143 pesos de a 9 reales.<br />

57 Los pasos seguidos son coloniales y en las operaciones aritméticas intervienen los decimales. que no era común en la colonia a pesar de su conocimiento<br />

o cxis1cncin en los textos del caso.<br />

102


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

3. Sacar los pesos ensayados mayores dividiendo entre 100:<br />

528 / 100 = 5.28<br />

4. Multiplicar los ensayados mayores por su precio en 9 reales:<br />

5.28 * 144 = 760.23<br />

5. Multiplicar por 9 para convertir a reales<br />

760.23 * 9 = 6842.07<br />

6. Dividir entre 8 para convertir a patacones y sus centavos o fracciones:<br />

6842.07 / 8 = 855.25875<br />

7. Multiplicar la fracción por 8 para hallar los reales<br />

0.25875 * 8 = 2.069760<br />

8. Volver a multiplicar la nueva fracción por 34 para hallar los maravedís «cortos» o<br />

«largos».<br />

0,069760 .t 34 = 2.37184<br />

Los cálculos demuestran que los marcos de plata anteriores equivalen a 8 55<br />

pesos de a 8 reales 2 rea les y 2 maravedís «largos»585960.<br />

3.9 El ducado<br />

Esta moneda es común a ambos virreinatos. Para el caso de M éxico la pri mera<br />

refere ncia documental que se conoce acerca de esta moneda data de 1535<br />

cua ndo se le señala el salario del virrey Antonio de Mendoza asignándosele un<br />

salario de 3000 ducados más 2000 de la misma moneda que por Real Cédula<br />

se había aprobado como gasto por su guardia personal. Este documento puede<br />

referirse a la moneda metropolitana y no a la indiana llamada de cuenta. Igual como<br />

antecedente vale porque el documento va dirigido a México. En otro documento<br />

de 1 568, que es una Instrucción dirigida a Martín Enríquez, se le instruye acerca<br />

de disponer multas por 200 ducados por no tomar « ... de nadie dinero prestado ni<br />

otras cosas, ni dádivas, ni presentes en poca ni en mucha cantidad, aunque sean<br />

cosas de comer o beber, bajo las penas contenidas en las leyes de nuestros reinos<br />

que acerca de el lo disponen y de 2000 ducados para nuestra cámara y fi sco ». Esta<br />

última referencia sí puede hacer alusión a una moneda de cuenta por estar ya la<br />

Ceca de M éxico en funciones por unas tres décadas.<br />

Esta moneda áurea de existencia real en España corrió en Lima como moneda<br />

imaginari a, registrada así en los Libros de Cabildo de Lima y ot ras fuent es<br />

coetáneas como las cuentas fiscales (salarios). En los aranceles que el cab ildo<br />

limeño mandó pregonar fijando precios se le menciona ocasionalmente desde<br />

el lejano 1535, año en que se le señala como arancel a los espaderos un ducado<br />

por ac icalar una espada. Su valor en términos del universal ma ravedí equiva lía<br />

a 375, lo que permitía su reducción a cualquier unidad monetaria al ternativa.<br />

103


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

3.10 El peso de plata corriente o plata corriente<br />

Aunque no se ha encontrado en las fuentes consultadas esta moneda con tal<br />

denominación, para el caso de México, lo más cercano que se parece es la<br />

mención de la circulación de la plata sin quintar como moneda en pasta que<br />

ocurrió hacia fines del siglo XVI y el siguiente ante la falta de circulante en las<br />

minas. En este siglo incluso es legalizado (1613). Funge de moneda cuando los<br />

mineros cambian sus marcos de plata sin quintar por reales a una equivalencia<br />

convencional. Esta anormalidad fue expresamente prohibida por la Recopilación<br />

de Leyes de 1680 58 .<br />

Por lo indicado se puede afirmar que es otra moneda propia del Perú que<br />

aparecen mencionados en los aranceles antiguos del Cabildo de Lima bajo la<br />

denominación genérica de «peso de plata corriente». En el Cabildo del 25<br />

de junio de 1555 esta moneda aparece ya con personalidad propia pero que<br />

no contaba con el apoyo o aprobación de las autoridades. Esta fue la ocasión<br />

en que el Cabildo acordó la forma de pago del salario de sus servidores que<br />

tenían señalado sus destinos en pesos ensayados, disponiendo que todo estos<br />

derechos se paguen en pesos de plata corrientes, pero desafortunadamente no<br />

señala la equivalencia o valor de esta moneda que era muy variable (Moreyra<br />

1980, 54).<br />

La plata corriente como especie monetaria inició sus operaciones de facto<br />

hacia 1557 o aún antes (1540), siendo su influencia en la circulación todavía<br />

insignificante al principio. Los niveles de escándalo recién se manifestaron hacia<br />

1566 cuando su abundancia era innegable. Como culpables principales de la<br />

abundancia de esta moneda fueron involucrados los indios que restaban fino a la<br />

plata agregando liga de cobre o estaño maliciosamente. Este cargo fue unánime<br />

del sector conquistador al sector conquistado. Las razones de la mala calidad<br />

de la plata hay que buscarla más bien en otro lado como Potosí: sus minerales<br />

de plata extraídos eran de malísima calidad y ya no eran apropiados para la<br />

técnica nativa de la huayra. La época de oro del «peso de plata corriente» fue<br />

entre 1572-1574 en Lima (Lazo 19921, 173). En general los pesos corrientes<br />

podían tener un 20 a 29o/o de plata y la diferencia de liga u otros acompañantes.<br />

La novedad de esta moneda era su calidad de ser sólo moneda en especie y de<br />

cuenta. Dialogaba perfectamente con el peso ensayado sufriendo una merma al<br />

momento del cambio.<br />

Como moneda pasta por excelencia el peso de plata corriente involucró a toda<br />

plata de fino incierto. Por esta incertidumbre en su fino su valor era aleatorio<br />

58 Libro IV. Tlt. XX IV. Ley 11<br />

104


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

~to a la estimación subjetiva. Físicamente eran trozos pequeños o pedazos<br />

Jlata cuyo peso físico era sólo de algunos granos o gramos o algo mayor.<br />

a denominación genérica que recibió fue el de «plata menuda» o «plata<br />

·iente». Este peso en lo tocante a sus subunidades era equivalente al peso<br />

ay ad o.<br />

·ante su periodo de circulación lo hizo bajo dos formas: pedazos quintados<br />

o quintados. En el primer caso podía tener un valor casi uniforme como<br />

1esos el marco, los segundos por su incertidumbre legal podían valer algo<br />

~rior como 4 pesos el marco. Las unidades administrativas donde se usaron<br />

~nsamente estas unidades fueron las cajas reales de Lima y Potosí y las<br />

rituras notariales y los libros de cabildo limeños donde puede seguirse sus<br />

venes con cierta seguridad .<br />

a moneda podía dialogar también con el peso ensayado haciendo posible las<br />

ucciones. El único requisito que se pedía era dar una especie de premio al<br />

;o ensayado cuando se convertía a pesos de plata corriente o a la inversa y este<br />

mio en favor del peso ensayado podía ir hasta un 80o/o de sobrestimación<br />

1iendo como único indicador su contenido de fineza : si el fino era bajo más<br />

mio y si era más alto menos premio, arbitrándose subjetivamente. Estos<br />

mios podían variar diariamente y hasta en una misma transacción se podían<br />

~sentar varios premios (Lazo 1992 1, 157).<br />

siguiente asiento de la Caja Real de Potosí puede apreciarse el diálogo entre<br />

:argo fiscal de esta moneda con los pesos ensayados:<br />

Enero de 1565. Cargo de 2 marcos 5 onzas de plata a 5 pesos el marco son 1 3 pesos<br />

y 1 tomín corrientes del derecho de 1 % de la partida de tejuelos y plata menuda 59 .<br />

bien apareció entre los 40 ó 50 del siglo XVI siguió circulando profusamente<br />

sta la fundación de la Ceca de Lima. Su significado económico fue el de<br />

rvir como moneda menuda para el pago del salario de los indígenas y para<br />

giro del comercio al por menor, y hasta la misma Real Hacienda percibía sus<br />

rgos fiscales en esta moneda despertando serias críticas. La existencia de<br />

1a posibilidad de ganancia en el trueque de pesos de plata corriente a pesos<br />

1sayados o a la inversa se aprovechó económicamente.<br />

mque su monto de presencia en el mercado es de difícil estimación, creó sí<br />

ríos problemas económicos hasta el extremo de que las autoridades, sobre<br />

do municipales, tuvieron que intervenir para remediar sus males perniciosos.<br />

>eialmente hablando esta moneda sirvió para discriminar económicamente a los<br />

:itado por Lazo ( 1992 1, 155). Los 13 pesos 1 tomin corrientes no son otra cosa que los cq>esos de plata corri ente >• como está valorado en 5 pesos<br />

:l marco. se trata de marcos de plata ensayados.<br />

105


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

usuarios. De ella se valían las capas más empobrecidas de la población (siervos,<br />

esclavos, indios). La clase dirigente española tenía para sus giros y contratos<br />

monedas de alto valor como los pesos de oro y ensayados. Ocasionalmente o<br />

por circunstancias sólo inevitables tropezaban con estas monedas cuando de<br />

saldar cuentas se trataba con las capas inferiores.<br />

Usar esta moneda exigía requisitos demasiado precisos para que circulase como<br />

moneda. Un juego de pesas que fuera capaz de pesar hasta los casi impalpables<br />

granos, haciendo que sumado a su fino variable su relación no fuera fáci l con el<br />

peso ensayado. Su fino y forma física inciertos tuvo consecuencias económicas<br />

importantes, de el las para Lima, la más saltante fue la elevación de los precios<br />

de los productos. En general, los desórdenes económicos causados por esta<br />

moneda en Lima fueron controlados eficazmente a través de los diversos<br />

aranceles que se mandó publicar por el Cabildo.<br />

Esta moneda ocasionó varios problemas a los cabildantes de Lima cuando de<br />

fijar normas se trataba para el comercio de la ciudad. En este sent ido el Cabildo<br />

de Lima expidió muchas normas dictando disposiciones apropiadas para el<br />

correcto uso de esta moneda. Entre ellas pueden mencionarse aquellas que<br />

dictó para que los carniceros de Lima tuviesen un conjunto de pesos y pesas,<br />

con todo su género de granos y tomines; o aquella obligando a los pulperos y<br />

yerbateros que vendieran sus productos por menos de un tomín (Lazo 1992 1,<br />

175). La ra zón última de esta preocupación del Cabildo de Lima estaba en que<br />

el peso de plata corriente por su menudencia sufría gran merma en el peso al<br />

transportarse o traficarse (promedio del 2o/o). y como a veces había que pesar<br />

hasta los granos ello exigía balanzas muy finas y constantes ma ntenimientos,<br />

estorbando el comercio con demoras.<br />

Qué circunstancias contribuyeron a su éxito. Hubo una coyuntura que conspiró<br />

en su favor: el rendimiento decreciente de la minería potosina, que por ofrecer<br />

minerales de composición nueva no eran aptos ya para la técnica autóctona de<br />

la huayra. Esta coyuntura contribuyó a que el medio circulante sin ensayar (plata<br />

corriente) se desprestigiara a su máxima expresión, hasta el punto de negársele<br />

su calidad de moneda. La consecuencia final fue que los agentes económicos se<br />

negaron a aceptarlo como moneda por su extrema vileza en el fino (era más liga<br />

y otros elementos extraños) . Estos minerales provenían mayormente de Potosí.<br />

Estos hechos culminaron en el fenómeno llamado la «crisis del peso corriente»,<br />

cuyo pico más alto fue el trienio 1573-1575 60 , cuando el premio en favor del<br />

ensayado mayor fue superior al Süo/o.<br />

60 En este punto seguimos en lo sustancial a Lazo ( 1992 l. 172 y ss.).<br />

106


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

El ocaso de esta moneda culminó aproximadamente hacia 1578 cuando dejó de<br />

existir de facto lentamente debido a dos causas fundamentales: la enorme producción<br />

de reales de la Ceca de Potosí y el haber desaparecido el problema técnico en la mina<br />

de Potosí que generaba la mala plata, ahora ya subsanado con el concurso del azogue<br />

y la amalgamación. Puede agregarse un tercer factor que fue las altas rendiciones de<br />

la minería potosina favorecida con el concurso de la novísima tecnología basada<br />

en la amalgamación, cuyo pico más alto de rendimiento fue entre 1589 y 1595,<br />

inundando el mercado de masas ingentes de marcos de plata ensayados con fino<br />

seguro. Este nuevo panorama promisor lo obseNaron los cabildantes de Lima en<br />

1579 cuando pudieron sentenciar con orgullo «ya no hay tomines en este reino ni<br />

plata corriente si no es moneda en reales» (Lazo 199 2 1, 17 2).<br />

4. Las monedas acuñadas<br />

Las investigaciones actuales sobre la historia monetaria de México y el Perú<br />

sólo pueden mostrar 2 tipos de moneda acuñada en ambos territorios para el<br />

siglo XVI, sin contar las acuñaciones informales o populares (tlacos, pilones o<br />

de cobre) ni las acuñaciones inciertas. Hay una tercera moneda que reclamaría<br />

la calidad de ser otra moneda acuñada más promovida por el cabildo de México<br />

en 1526 cuando decide emplear el oro de tepuzque, ante la falta de circulante,<br />

para fabricar monedas. Ésta sería entonces según parecer de Esquive! Obregón<br />

la primera unidad monetaria mexicana, y que no fue creación con autorización<br />

real sino por orden de cabildo mexicano (Vázquez 1998, 113). Aún este<br />

parecer sigue siendo endeble porque lo que sí es seguro es que la primera<br />

moneda sellada con regularidad fue el real.<br />

4.1 Acuñaciones inciertas o anecdóticas<br />

Cuando se habla de moneda «acuñada» peruana del siglo XVI el primer<br />

antecedente es de tipo anecdótico citada por Dargent a la que se le puede dar el<br />

nombre genérico de «gonzalinas» 61 . Estas monedas fueron mandadas a acuñar<br />

y circularon por orden del rebelde Gonzalo Pizarra para con ellas afrontar el pago<br />

de su tropa, tenían como sello identificatorio las iniciales «G.P». entrelazadas. Lo<br />

lamentable es que no ha sobrevivido ningún ejemplar de esta moneda en pasta<br />

marcada por lo que sigue siendo una referencia anecdótica e incierta (Dargent<br />

199 3, 90) . Lo único verdadero entonces es que antes de la fundación de la<br />

Casa de Moneda en el Perú circularon con profusión barras, tejos, barretones y<br />

oro como moneda bajo la denominación de monedas de cuenta.<br />

61 Barri tas de plata de baja lq con la!! m1c1alcs de Gonzalo Pizarro<br />

107


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

México, al perecer, tampoco se salvó de estas anormalidades. Octavio Gil Farrés,<br />

basado en las obras de Antonio Herrera (1726-30) y Manuel Orozco y Berra<br />

. (1980), cuenta que en los primeros años de la colonia (probablemente en<br />

1522) Cortés fabricó las primeras monedas por cuenta propia hecho que<br />

fue de conocimiento público pocos años después con ocasión de un proceso<br />

promovido contra él en 1526 (Franc;a 2001,79).<br />

(anudas es más tajante, atribuye a Hernán Cortés «el haber mandado constru ir<br />

troqueles y fabricar moneda en 1522». Como era ilegal, en su residencia uno de<br />

los graves cargos que se le imputó por sus subalternos fue que «hizo cuño para<br />

la moneda con armas de su majestad». Esta moneda al parecer fue un «remedo<br />

de la española » o remedo del cacao (2005, 747).<br />

4.2 La fundación de las cecas<br />

La creación de las casas de moneda fue un paso trascendental en el ordenam iento<br />

del sistema monetario mexicano y peruano. Con las cecas se inyectaron al<br />

mercado monedas seguras garantizadas por el estado aunque estas fueron<br />

vellones de cobre. De las monedas que sellaron las cecas de ambos territorios,<br />

en el siglo XVI, el real fue el que adquirió un aprecio universal a pesar de lo tosco<br />

de la tecnología que no permitía fabricar monedas perfectamente circu lares sino<br />

sólo los llamados «macuquinos».<br />

4.2.1 Casa de Moneda de México<br />

En la carrera de fundación de una ceca entre México y el Perú la delantera la tuvo<br />

Nueva España, sea en pedimentos o autorización. En 1535 el rey ordena que se<br />

indague sobre la posibilidad de establecer una casa de moneda. Los pedidos para<br />

fundar una ceca en México comienzan temprano y son encabezadas por el Cabildo<br />

desde 1529 cuando procuradores acuden ante el rey con misión expresa « que<br />

haya en esta tierra de Nueva España Casa de Moneda de oro y plata ». La esperada<br />

Real Cédula no llega a pesar de opiniones favorables en las instancias de gobierno<br />

metropolitano como el Consejo de Indias que en 1531 a través de su comisionado<br />

el oidor Juan de Salmerón recomendó que en la Nueva España «oviese moneda de<br />

oro y plata y vellón del mismo peso, ley e valor que la de España». Otra petición en<br />

el mismo sentido lo formula el presidente del Cabildo en 1532 Sebastián Ramírez de<br />

Fuenleal, que en carta al rey, recomendó la fundación de una Casa de Moneda.<br />

La ansiada noticia de la fundación de la ceca novohispana llega en 1535, cuando<br />

es nombrado como Virrey y Presidente de la Real Audiencia Don Antonio de<br />

Mendoza. En las instrucciones que se le dieron al nuevo virrey se resumen las<br />

108


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

dificultades de la falta de moneda y las peticiones que se habían formulado en<br />

ese sentido, cuyo texto fue ampliamente citado por Vázquez (1998, 116):<br />

Por muchas peticiones que de dicha tierra han venido de algunos años a esta parte,<br />

se nos ha hecho relación que de no hacer en ella moneda de oro y plata y vellón<br />

ha cesado y cesa mucha parte de la contratación que habría entre los españoles y<br />

naturales de ella, y en el vender y comprar reciben los unos y los otros mucho daño y<br />

pérdida, porque como no tienen moneda andan con los pedazos de oro, cortándolos<br />

por las tiendas para pagar en ellas lo que compran. Y otro inconveniente mayor, que a<br />

causa de no haber moneda, los indios no tienen con qué ni pueden pagar los tributos<br />

y servicios que nos deben sino en mantas y otras cosas de que no se puede sacar su<br />

valor. Y con éstas y otras muchas razones, con mucha insistencia, nos han enviado a<br />

suplicar mandásemos hacer en ella casa de moneda y labrarla, sobre lo cual enviamos<br />

a mandar a nuestro presidente y oidores de la tierra que se informase de lo que en<br />

este caso se me suplicaba, y platicasen en ello con las personas honradas de la t ierra,<br />

y nos enviasen su parecer y de la orden que les parecía que se debía dar en ello. Los<br />

cuales, en cumplimiento de ello, enviaron su parecer que la moneda se debía labrar,<br />

porque además de convenir así para la población y noblecimiento de la tierra, se<br />

podría dar orden como en el valor de ella nos fuésemos servido con alguna cantidad.<br />

Y visto por nos, habernos acordado de mandar que en dicha tierra se labre moneda y<br />

que al presente solamente sea plata y vellón. Por ende, yo os mando que conforme<br />

a la orden que os será dada por mi Consejo de las Indias y a las ordenanzas que para<br />

ello se harán, hagáis luego labrar la moneda.<br />

Estas instrucciones se plasmaron en la aprobación de Carlos V y la reina<br />

gobernadora que en la parte medular dispusieron:<br />

Es Nuestra voluntad, y ordenamos, que en las Ciudades de México, Santa Fé de el Nuevo<br />

Reyno de Granada, y Villa Imperial de Potosí haya Cafas de Moneda, con los M inistros,<br />

y Oficiales, que convenga, para fu labor y fábrica: y que en la Ciudad de Santo Domingo<br />

de la Isla Española fe labre la de vellón quando Nos dieremos licencia especial, las cual~<br />

tengan las prevenciones, y seguridad convenientes, y todos guarden las leyes de las Cafas<br />

de moneda de estos Reynos de Castilla, que tratan de la labor de el oro, y plata en lo que no<br />

se estuviere dispuesto especialmente por las leyes deste título.<br />

La norma anterior es una disposición amplia pues involucró a 3 lugares y en<br />

lo legal obliga a cumplir la legislación especial metropolitana que no es otra<br />

cosa que la Pragmática de Medina del Campo de 1497. En las ordenanzas<br />

especiales que se le entregaron al virrey Mendoza se especifica mejor algunos<br />

109


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

datos importantes: legislación a cumplirse, no labrar monedas de oro, se indica<br />

la talla de la plata de 67 reales por marco monetario (la misma de M edi na del<br />

Campo), la proporción de tipos de monedas a sellarse (reales, reales de 2 y 3,<br />

medios reales y cuartillos). Sobre el lugar donde se plantificó la ceca parece ser<br />

fue en un local del ayuntamiento donde se quintaba la plata. Sobre las monedas<br />

a amonedarse se dispone igual que en 1497, es decir, sellar bási cam ente reales<br />

o moneda menuda pero la realidad daría otro giro tanto en M éxico y el Perú<br />

(acuñar monedas de alta denominación o valor) .<br />

Sobre el tipo de plata que debía ser involucrado en la acuñación hay<br />

alguna controversia . Hay quienes sostienen que podían acuña rse plata sin<br />

quintar y el autor de este texto sostuvo oportunamente que no era posible por<br />

dos razones poderosas: le ley prohibía y en el Archivo de la Ca sa de Moneda de<br />

Lima habíamos observado que muchas veces los empleados devolvían a la Caja<br />

Real la plata no quintada para que se quintara y luego recién se admitiera pa ra<br />

amonedar. Para el caso de México desde 1535 se ordenó lo mismo como lo cita<br />

Vázquez (1998, 119) en la parte pertinente:<br />

Ordenamos Y mandamos, que ninguna Caja de moneda de nuestras Indias fe reciva<br />

plata para labrar, fi no estuviere primero marcada con nuestra marca Real 62 , por donde<br />

conste, que está pagado el quinto, pena de que las personas, que de otra forma la<br />

recivieren, ó labraren, mueran por ello, y todos sus bienes sean aplicados a nuestra<br />

Cámara y Fisco, y los dueños hayan perdido la plata, la cual tenemos por bien, que fea<br />

aplicada en esta forma : al que denunciare, viendo antes que fe comience á labrar, fe<br />

le dé la tercia parte: y la otra al juez: y la otra restante á nuehra Cámara; y fi estuviere<br />

empegada á labrar, haya el Denunciador la octava parte: y otra octava al juez: y lo<br />

demás fe aplique á nuestra Cámara, en la cual dicha pena incurran los dueños de la plata<br />

por solo haverla presentado en la Cafa de moneda, aunque no fe labre, ni los Oficiales<br />

la quieran labrar.<br />

El mismo autor cita otra norma sobre la moneda de México contenida en la<br />

Recopilación de Leyes de lndias 63 en los términos siguientes:<br />

Porque Según las ordenanzas de las Casas de moneda destos Reynos de Castilla fe<br />

han de sacar de cada marco de plata setenta y fiete reales, de los cuales se resserva<br />

uno para todos los Oficiales, y por ser los gastos de las Indias excesivos, conviene<br />

darles mayor recompensa, para que mejor puedan acudir á su trabajo, y tengan<br />

congrua y sustentacion. Mandamos, que los Oficiales de las Casas de moneda de las<br />

62 La frase marca real indica de manera indubitable que eran barras de plata quintadas que rec ibieron la marca real o sello de las annas n:ales sobre<br />

las barras de plata y cm una prueba que indicaba haber satisfecho el impuesto por el quinto y Cobos en un porcentaje de 22 . 2~o por ambos derechos.<br />

63 Libro IV ley VIII del thulo XXIV.<br />

110


------- Narrando Historias al Pie de los Vo lcanes<br />

Indias puedan llevar, y permitimos, que lleven de cada marco de plata, que en ellas<br />

fe labrare, tres reales, los cuales fe den, y repartan entre los susudichos en la m isma<br />

forma, que á los destos Reynos; excepto fi fe concertare, y conviniere por asiento,<br />

que, en esse caso, ha de quedar inclu ido el señoreage, y monedage, de t al ma nera,<br />

que los dos reales sean por los costos y costas, y el otra para el señoreage.<br />

En México las primeras monedas de plata selladas fueron hechas con la<br />

ta proporcionada por el rey (Rea l Hacienda) por un monto de 1000 marcos<br />

plata (Frarn; a 2001, 80). Cosa sim ilar ocurrió en Lima .<br />

~.2 Casa de Moneda de Lima<br />

a la fundación de la primera Ceca peruana se tuvo que hacer una serie de<br />

iciones a la corona, también promovido por el Cabildo. Aparte de la falta de<br />

:ulante una razón poderosa para insistir en la creación de la ceca limeña fue<br />

Jroblema de la «plata corriente». La idea era que esta moneda pasase por<br />

hornazas de la ceca y saliesen como moneda segura, preocupaciones que<br />

:an de 1551, con insistencia mayor más tarde. Aparte de causar un caos<br />

>netario en el sistema de precios y atesoramiento de los privados el V irrey<br />

1rqués de Cañete en 1556 se quejaba, en una comunicación al Rey, diciendo<br />

e las barras de plata y oro «hacen perder el juicio .. . si no fuese yo estando con<br />

peso 64 » (Lazo 1992 1, 159). Aunque parezca insólito Lima no fue la elegida<br />

110 la primera ciudad para la futura ceca . La localidad escogida fue la ciudad<br />

Arequipa (por su posición geográfica: cercanía al mar y Potosí) .<br />

hicieron varias peticiones por muchas ciudades peruanas para que en su seno<br />

plantifique la primera ceca entre 1559-60, teniendo todos como argumento<br />

1tral el de librarse de la tiranía del comercio que acaparaba el circulante<br />

jando a la población inerme. Así como un siglo después el argumento para<br />

1brir la ceca de Lima fue acabar con el reinado del peso ensayado y barras<br />

Jnetarias, ahora el argumento fue el mismo sumado a la supresión necesaria<br />

la «plata corriente» 65 . El resultado sería la fundición obl igatoria de esta plata<br />

;u quintaje para que con este requisito necesario marchasen a la novísima<br />

ca . Aquí los responsables debían devolver al mercado reales la plata para<br />

que debían usar como materia prima la plata corriente sin quintar (previo<br />

intado) bajo responsabilidad como estuvo previsto en la legislación especial.<br />

alanza para pesar los trocnos de metal.<br />

1cmprc fue una necesidad Ja acuñación de la moneda menuda. que no fue posible en iodo el pcnodo colonial peruano. snuación que C'=plicaba<br />

leracli o Bonilla como que era causado en una ituación de (ccaráctcr de clase~ ~- citando a Ruggicro Romano. Por mt parte la razón que encuentro<br />

ene que ,·cr con causas técnicas. La tccnologia disponible para sellar monedas no pcrm1tia acuñar sencillos teniendo en cuentas datos como el<br />

guiente: un real debía pesar 3.83 gramos. el cuan 1lo 0.95 gramo que htcralmcntc se podían ;oplar y \Ciarían por los ai res. Cuando se abre<br />

1 Ceca de Lima en 1568 a pesar de estar ordenado que debían sellarse sencillos Jos empicado.., se \ ieron obligados a se llar dobles por razones<br />

icnicas. razón por lo que fueron CnJu1c1ado'i. y finalmen1c ab~uc h o'i<br />

111


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

El real ánimo, acogiendo las peticiones reiteradas desde el Perú, accedió a<br />

autorizar la creación de una ceca para lo cual expidió dos Reales Cédulas<br />

con fecha de 1565, adjuntando anejos los primeros reglamentos monetarios<br />

específicos, pues como supletoria estaba la legislación metropolitana. Como<br />

único argumento de peso se menciona la falta de circulante en el Perú. La<br />

empresa monetaria debía correr a cargo de la Real Hacienda pues el Estado debía<br />

correr con la construcción del local y residencia de los empleados principa les.<br />

En Lima las monedas salidas de las hornazas monetarias comienzan a circular<br />

desde 1568 cuando la ceca comienza a funcionar con el personal técnico<br />

conseguido para la ocasión, demoró su funcionamiento al no ha llarse en Lima<br />

algunos especialistas del caso.<br />

Conseguida la autorización regia la Casa de Moneda no pudo entrar en funciones<br />

inmediatamente por dos poderosas razones: no se pudo hallar a los especial istas<br />

que conocieran el proceso de fabricación de monedas, por lo que tuvo que<br />

solicitarse que desde España viniesen los necesarios y enseñaran el oficio en Lima.<br />

El segundo factor fue la demora en la construcción de la fábrica monetaria por<br />

falta de fondos que debía ser habilitada por la Real Hacienda. Ya con el personal<br />

idóneo en Lima finalmente sus hornazas comenzaron a batir monedas a fines de<br />

1568, ocupando uno de los laterales de la Casa de Gobierno. Muchos destinos<br />

fueron otorgados por nombramiento ante la imposibilidad de rematarlos, por<br />

falta de postores que advirtieron lo escaso de los aprovechamientos con que<br />

estaban dotados los empleos. Las primeras remesas de plata que se amonedan<br />

fueron remitidas por la Caja Real de Lima.<br />

4.3 Las Ordenanzas de 1535: México<br />

Al ordenarse la fundación de la Casa de Moneda de México paralelamente se<br />

dictaron las respectivas ordenanzas para la labor monetaria y gobierno de la<br />

nueva institución. Siendo el de México el primero en haberse fundado, sin dejar<br />

de mencionar la de Santo Domingo, las primeras ordenanzas fueron dictadas<br />

para el Virreinato de Nueva España y una segunda importante fue para la Ceca<br />

de Lima que luego se comenta. Como eran documentos de vital importancia<br />

para la metrópoli estos fueron dirigidos a sus respectivos virreyes (Antonio de<br />

Mendoza y Lope García de Castro) . Las dictadas para México fueron recogidas<br />

en sus respectivos Cedularios por Vasco de Puga y Encinas y reproducidas<br />

ampliamente por Vázquez (1998, 124 y ss.). En lo sustancial algunos aspectos<br />

técnicos importantes de estas ordenanzas fueron los siguientes:<br />

112


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

1.- Se autoriza labrar monedas de plata y vellón.<br />

Don Antonio de Mendoza nuestro Visorrey Governador de la nueva España, y<br />

Presidente en la nuestra Audiencia y Chancillería Real .. . os cometió que hiziesedes<br />

labrar moneda de plata y vellón .. .<br />

2.- Se debían guardar las leyes metropolitanas sobre moneda y no se acuñe<br />

oro.<br />

Primeramente guardéis en la labor de la dicha moneda de plata y vellón las leyes de<br />

las casas de moneda destos Reynos que cerca del lo disponen ... porque al presente<br />

no se ha de labrar moneda de oro.<br />

3.- Se dispone las suertes que debían labrarse (sencillos), en qué<br />

proporciones y los cuños o emblemática que debían tener .<br />

... la forma que ha de tener la dicha moneda de plata que ass i se labrare,<br />

sea la mitad della de reales Sencillos, y la quarta parte de reales de a dos<br />

y de a tres, y la otra quarta parte de medios reales y quartillos, y el cuño<br />

para los reales Sencillos y de a dos y tres reales ha de ser de la vna parte<br />

castillos y leones con la granada, y de la otra parte las dos colunas, y<br />

entre ellas vn rétulo que diga plus v ltra, que es la diuisa del Emperador mi<br />

señor, y los med ios reales han de tener de la vna parte vna .R. y vna .l. y<br />

de la otra parte la dicha diuisa de las colunas con el dicho rétulo de plus<br />

vltra, y los quartillos tengan de la una parte vna .l. y de la otra vna R. y<br />

en el letrero de toda la dicha moneda de plata diga Carolus, loanna Reges<br />

Hispanie & lndiarum, y lo que desto cupiere, y pongase en la parte donde<br />

huuiere la diuisa de las colunas vna .M. latina que se conozca que se hizo<br />

en México!<br />

4.- Autorizan la exportación de la moneda labrada a España y el resto de<br />

América y reitera el valor de cada real en maravedís igual que de sus<br />

múltiplos y submúltiplos<br />

.. . permitimos y auemos por bien que la moneda de plata y vellón que ansi se<br />

labrare en la dicha Nueva España la puedan sacar del la para estos nuestros<br />

Reynos de Castilla y León, y para todas las nuestras Ind ias, islas y Tierra firme del<br />

mar Océano, para que corra y valga en ellas por su verdadero valor que son treynta<br />

y quatro marauedis cada real, y al respecto las otras piezas de plata, y fi a otras<br />

partes los sacaren y lleuaren, incurran en las penas contenidas en nuestras leyes y<br />

ordenanzas.<br />

113


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Si se fija el va lor de cada real en 34 maravedís los restantes va lores de las<br />

diversas denominaciones de las monedas de plata en maraved ís de va lor<br />

son:<br />

Reales Maravedís<br />

8 272<br />

4 136<br />

3 102<br />

2 68<br />

1 34<br />

Yz 17<br />

X 8.5<br />

5.- Que la plata a amonedarse debe ser quintada<br />

... todo el oro y plata que se saca de minas y fe ha por rescates o caualgadas, o en<br />

otra qualquier manera, fe nos ha de pagar y paga el quinto en la nuestra casa de la<br />

fund ición de la dicha Nueua España a los nuestros oficiales della, y fe ha de marcar<br />

con nuestra marca en feñal que está pagado el dicho qui nto, mandamos que no<br />

se reciba en la dicha casa de moneda plata alguna que fe presente para labrar sino<br />

estuuiere primero marcada de la dicha nuestra marca Real, por donde conste que<br />

está pagado della el qui nto, fo pena que las personas que de otra manera recibieren<br />

la dicha plata o la labraren, mueran por ello y todos sus bienes fean aplicados a<br />

nuestra cámara y fisco y los dueños de !a dicha plata la aya n perd ido y fea aplicada<br />

a nuesra cámara y fisco, las dos tercias partes dello, y la otra tercia para el que lo<br />

denunciare, en la qual dicha pena incurran los tales dueños de la plata por solo auerla<br />

presentado en la casa, aunque no fe labre ni los oficiales la quieran labrar.<br />

6.- Se establece la talla de los reales por marco, vigente hasta la segunda<br />

década del siglo XVI II.<br />

... de cada marco de plata que fe ha de labrar fe han de sacar sesenta y siete reales,<br />

de los qua les fe retiene vno en la dicha casa de la moneda para todos los nuestros<br />

oficiales de lla .. .<br />

7.- Señala el personal técnico de la ceca similar a las de la metrópoli y la<br />

legislación a la que debían sujetarse.<br />

114


Narrando His torias al Pie de los Volcanes<br />

Porque vos mandamos que co n aquel la fidelidad y cuydado que deu iamos,<br />

confiamos y acostumbra is tener en las casas de nvestro seru icio y la ca lidad del<br />

negocio lo requiere, guardando la orden de suso conten ida hagáis labrar la dicha<br />

moneda de plata y vellón, y para ello nombréis los oficiales que suele auer en las<br />

otras casas de moneda, para que juntamente con la persona que tuuiere poder del<br />

nuestro tesorero de la dicha casa, vsen los dichos oficios conforme a las leyes y<br />

ordenanzas de las casas de moneda destos Reynos, y a esta instrucion, embiarnos<br />

heys relación de los oficiales que ansi mombraredes, y de la cal idad y habilidad de<br />

sus personas, para que vista, yo mande proueer de los dichos ofici os como mas a<br />

nuestro seruicio conuenga.<br />

4.4 Las ordenanzas de 1565: Perú<br />

Para el Caso del Perú, a pesa r de peticiones anteriores a 1565, sus ordenanzas<br />

definitivas se expidieron el 21 de agosto de 1565 firmadas por Felipe 11. Este<br />

documento a su vez reglamentaba el funcionamiento de la Casa de Moneda de<br />

Lima 66 . El argumento para autorizar su plantificación será siempre el man ido<br />

problema de la falta de circulante .<br />

.. .. porque a nos como Rey y señor natural pertenece remediar y proveer las<br />

necesidades de nuestros súbd itos y naturales, mandamos a los del nuestro consejo<br />

de Yndias que entendiesen y platicasen sobre esto con personas espertas u<br />

savedoras de la labor y ley de la moneda. Lo qua l por ellos visto y platicado y<br />

con nuestra persona Rea l consultado que devíamos mandar como por la presente<br />

mandamos que hágase labrar en esas provincias monedas de plata tan solamente<br />

y en ello guardasedes la forma y orden siguiente en tanto que nuestra merced y<br />

voluntad fuese .<br />

El cuerpo legal monetario constaba de 14 ordenanzas en las que se tocaban<br />

los aspectos medulares a tomarse en cuenta para el funcionamiento de la<br />

novísima ceca limeña y fabricación de monedas, temas que han sido señaladas<br />

por Dargent en el orden que siguen:<br />

l .- Ordenaba que debían guardarse las leyes dadas por los Reyes Católicos en la<br />

Pragmática de Medina del Campo en 1497.<br />

2.- Especificaba que la mitad de lo acuñado debía ser en piezas de un real y que el<br />

resto debía ser dividido en partes iguales en monedas de 1/ 4; 1/ 2; 2 y 4 reales,<br />

detallando también los cuños de las monedas:<br />

66 Sobre las ordenanzas de 1565 -.mos a citar ampliamente a Dargent (2005 ).<br />

115


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

... para los reales cencillos, de a dos y de a quatro ha de ser de la una parte<br />

castillos y leones con una granada y de la otra parte las colunas y entrellas un<br />

retulo que diga Plus Ultra que es la devisa del Emperador mi Señor y padre de<br />

gloriosa memoria y los medios reales han de thener de la una parte una R y una Y<br />

y de la otra parte la dicha devisa de las colunas con el dicho rretulo de Plus Ultra<br />

entre ellos, y los quartillos tengan de una parte una Y y de la otra R, y el letrero de<br />

la dicha moneda diga así. Filipus secundus ispaniarum et ind iarum rex, y póngase<br />

en la parte donde (va) la devisa de las colunas un P latina para que se conozca<br />

que se hizo en el piru.<br />

3.- Aclaraba que la división por valores se refería al peso por marco y no al<br />

número de piezas. Indicaba además como se debía proceder al momento de<br />

la última pesada y en la recepción de las monedas que entregase el capataz<br />

al guarda .<br />

4.- Como las "ordenanzas viejas" no autorizaban la exportación de la moneda, ahora<br />

se daba licencia para que pudiesen ser enviadas a cualquier parte de España o las<br />

Indias, aclarando que en cualquier parte se les debía tomar por su va lor que era<br />

de 34 maravedís por real.<br />

5.- Prohibía a los func ionarios de la ceca la recepción de plata sin qu intar,<br />

especificando además que al hacerse la recepción del metal, debían estar<br />

presentes el Tesorero, el balanzario y el escribano. Aclaraba que, una vez rec ibido<br />

el metal, debía anularse el sello del quinto y colocarse otro especial.<br />

6.- Ordenaba que la justicia ordinaria debía ocuparse de todos los del itos de<br />

falsificación aún de aquellos que se hubiesen cometido dentro de la ceca.<br />

7.- Los alcaldes de la ceca debían ocuparse de las causas civiles en que fuesen<br />

demandados los oficiales del establecimiento, excepto en aquellas que tuviesen<br />

que ver con quintos, pechos y derechos.<br />

8.- Especificaba que solo el virrey o gobernador podía nombrar a la persona que<br />

fuese a tomar residencia al personal de la ceca.<br />

9.- Autorizaba que se sacasen tres reales por marco de los sesentaisiete que tenia,<br />

para los oficiales hasta que estuviese mejor informado, aclarando que en España<br />

se sacaba un real para todos los oficiales pero que sabia que los costos eran<br />

mayores en Indias.<br />

10.- Indicaba que la Casa de Moneda se debía hacer en un lugar apropiado para que<br />

dentro de ella pudiesen vivir el tesorero y los demás oficiales.<br />

116


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

11.- Enfatizaba que los oficiales de la ceca no pod ían "tratar ni contratar en manera<br />

alguna en plata fina ni vaca, marcada ni por marcar so pena de privación de sus<br />

oficios y perdimiento de todos sus bienes."<br />

12.- Mandaba que si se llegaba a contratar blanqueador, se le debía pagar tres<br />

maravedís de lo que correspondía al tesorero.<br />

13.- Aclaraba que en adelante a nadie, ni siquiera al virrey, se le debía pagar en oro.<br />

14.- Terminaba diciendo que en lo ordenado, si surgía alguna duda , debían seguirse<br />

las leyes y ordenanzas que reg ían las casas de moneda en España .<br />

4.5 Acuñación del vellón o monedas de cobre<br />

En el caso de las monedas acuñadas no hay mayor discrepancia para ambos<br />

virreinatos. Durante el siglo XVI sólo se acuñaron reales y monedas de vellón 67<br />

en México cuyos ejemplares se conocen. En el caso del Perú sólo se acuñaron<br />

rea les. Por legislación la acuñación sólo podía realizarse en las llamadas Casas de<br />

Moneda que contasen con expresa autorización regia . Desde las «Ordenanzas<br />

de M edina del Campo» expresamente se habla de «nuestras Casas de<br />

Moneda» y el mismo cuerpo legal autoriza que los encargados de llevar plata u<br />

oro pa ra acuñar podían ser cualquier particular. Se Incentivó también incluso se<br />

trajese del extranjero metales para acuñar. Como fue juzgado de «estratégico»<br />

se incluyó incentivos para llevar estos metales a las cecas que contemplaba<br />

aspectos como: se exceptuó del pago de algunos derechos fiscales como la<br />

alcaba la, quintos, diezmos, pontazgos, almojarifazgos, derechos de puertos,<br />

ca minos, etc. En este contexto todo acto que contraviniese la acuñación<br />

de numos estaba prohibido y sólo el monarca lo podía hacer, acto al que se<br />

llamaba en la época «quebrar» la moneda (acuñar con ley inferior a la legal) o<br />

devaluar. A este acto antieconómico la única solución era esperar que el rey no<br />

incurriese en esta adulteración con frecuencia lo que se cumplió en América<br />

espa ñola.<br />

Como la acuñación de moneda era una labor de alta responsabilidad<br />

las Ordenanzas de 1497 establecieron duras penas a las faltas o delitos<br />

monetarios. Las penas son diversas que van de la multa hasta la pérdida de<br />

sus bienes o la pérdida de la vida . Los actos monetarios realizados fuera de las<br />

cecas igualmente estuvieron ya normados antes de trasplantarse el sistema<br />

a América; habían penas a la falsificación de monedas como en el Fuero Real<br />

de Castilla o Fuero Juzgo. Ni las Siete Partidas escaparon a esta normativa de<br />

67 En las excavaciones arqueológicas que hicieron en México se hallaron monedas de cobre en Ja casa de un principal indígena y que los conservaron<br />

por temor al castigo, porque normal mente los arrojaban en el lago de México. El sitio donde se recuperaron las monedas se ubica en el barrio<br />

prehispánico de Atenantitech donde en tiempos de la gentilidad se encontraban algunas casas de nobles llatelolcas (Sánchcz-Mena 2004 73 -5). En<br />

la zona de Tlatelok o donde se hallaron 25 monedas de cobre correspond iente a los aflos 1 540-1 542.<br />

117


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

castigar a los falsarios de la moneda . Revisando las leyes de la Recopilac ión de<br />

1680 hay muchas relativas a la Ceca de Lima y México y ellas confirman que<br />

ambas cecas, en lo normativo, debían ajustarse a ellas y al derecho castellano en<br />

todo lo relativo a organización, funcionamiento, acuñación, aspectos t écnicos,<br />

etc.<br />

En el caso de México sus respectivas Ordenanzas de 1535 autorizaron la<br />

acuñación de monedas de plata y vellón, aunque también hay en la norma<br />

un texto que parece autorizar la acuñación de numos de oro como lo expresa<br />

Vá zquez (1998, 122) 68 :<br />

La reina.- Es nuestra voluntad y ordenamos en las ciudades de M éxico, Sa nta Fé<br />

de nuevo reino de Granada y villa imperial del Potosí, haya casas de moneda con<br />

los ministros y ofici ales que convenga para su labor y fábrica, y que en la ciudad<br />

de Sa nto Domingo de la isla española, se labre la de vellón, cuando nos diéremos<br />

licencia especial; las cuales tengan las prevenciones y seguridades convenientes, y<br />

todos guard en las leyes de las casas de moneda de estos rei nos de Castilla, que tratan<br />

de la labor de oro y plata, en lo que no est uviere dispuesto especialmente por las<br />

leyes de ese título.<br />

El mismo autor cita otra norma del mismo año que aclara de manera cla ra qué<br />

tipo de monedas debían labrarse en México:<br />

La reina.- Nuestros oficiales de Nueva España, sabed : que el em perador nuestro señor,<br />

á su plicación de los procuradores de esa t ierra , y entendiendo que cumple á nuestro<br />

servicio y al bien de nuestros súbditos t ratantes en esa provi ncia , ha mandado labrar<br />

moneda de plata y vellón en la ciudad de México.<br />

De las diversas leyes que suelen citar los historiadores de la moneda<br />

mexicana llegan a la conclusión de que por las Ordenanzas de 1535 la ceca<br />

novohispana sólo estuvo autorizada para sellar numos de plata y vellón,<br />

excluyendose al oro 69 cuya acuñación se autorizará durante el siglo XVII. En<br />

cuanto a las suertes monetarias de plata en noviembre de 1537 se dispuso<br />

«Ordenamos, que en las Casas de Moneda de las Indias se puedan labrar<br />

reales de a ocho, y de a quatro, de a dos, y de vno, y medios reales, como<br />

en estos Reynos». También se sabe que basado en la Real Cédula del 11 de<br />

mayo de 1535 en México el virrey Antonio de Mendoza, ordenó acuñar suertes<br />

monetarias de 3 reales:<br />

68 Citado también en Fonsccn y Urru1 ia { 1845- 1853)<br />

69 A pesnr que desde 1655 mandó el rey pedir infonnes sobre la conveni encia de que se ac u~e moneda de oro en Nueva España, no será sino hasta<br />

1675 cuando ~e autoriza su amonedaci6n. La ley y peso de las monedas de oro fue fij ada por el virrey Payo Hernández de Rivera en veintidós<br />

quilates y la ta lla t;n sesenta y ocho escudos por marco. Las acuifaciones se iniciaron hacia diciembre de 1679. En el Peni se autorii.a acui1ar oro<br />

recién en 1698-99.<br />

118


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

.. .fundar la Casa de Moneda de México, se prescriben las denominaciones y los tipos<br />

de moneda que deberían de acuñarse; conforme a ello, alrededor del mes de abril<br />

de 1536, comenzaron a labrarse monedas de plata de un cuarto de real (cuartilla),<br />

medio (medio real) , un real (sencillo), dos reales (real de a dos). y tres reales (real<br />

de a tres) .<br />

Los monedas acuñadas escasearon en las suertes que fuesen siempre sea por<br />

exportaciones hacia la metrópoli, al oriente o acaparamiento de los comerciantes<br />

para sus giros.<br />

4.6 Acuñación del real en México y el Perú<br />

El antecedente más antiguo del real mencionado en los documentos sobre<br />

México data de 1528 y están contenidas en las Ordenanzas de la Audiencia de<br />

ese virreinato, cuando se habla de la penalidad que debía pagarse en reales. Por<br />

la procedencia del documento (España) obviamente se está hablando de los<br />

reales metropolitanos, pero como antecedente vale.<br />

La acuñación de monedas en América comienza en Nueva España en 1536<br />

bajo las normas generales de las «Ordenanzas de Medina del Campo» y la<br />

Ordenanzas específicas de 1535. El gran problema al comenzar la acuñación<br />

de reales en Indias fue cuál debía ser la denominación más alta de la moneda<br />

de plata porque las Ordenanzas de 1497 contemplaban sólo el real. Pero en la<br />

práctica por razones del mercado fue necesario acuñar con denominaciones de<br />

2, 4, y hasta de ocho reales. La denominación peso de 8 reales nació en Indias<br />

no porque se haya creado por Real cédula u otro tipo legal sino por la necesidad<br />

de moneda mayor (Muñoz, 1984, 179). El mismo autor ubica el antecedente<br />

más lejano del real indiano en Castilla hacia el siglo XIV cuando existía con<br />

el nombre de «moneda real» pero la población sólo la llamó «real» acortando<br />

su denominación original. El antecedente del peso mexicano actual tuvo por<br />

denominación oficial el de «ocho reales» o «real de a ocho» pero al poco tiempo<br />

de su creación pasó a conocerse con la denominación universal o genérico de<br />

«peso» con la que saltó al mercado mundial de la época.<br />

Bajo la denominación de «peso» ya se conocía en Castilla y esta denominación<br />

se traslada muy temprano a Centroamérica y las Antillas desde el temprano<br />

1503 cuando la corona habla de fundar casas de moneda. Esta idea fue<br />

expresamente demostrado por Muñoz: el peso vino de España y no se originó<br />

en México. Las disquisiciones de Muñoz nos llevan a la conclusión de que<br />

nunca hubo una moneda colonial que llevase la inscripción de «l PESO», que<br />

119


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

recién aparecerían a comienzos del siglo XIX primero en Chile (1817), luego en<br />

Uruguay (1844). Colombia (1855). Bolivia y Guatemala (1859), Argentina<br />

(1881) y Paraguay (1889), México (1869) y a finales de siglo El Salvador<br />

(1892), en 1895 Puerto Rico aun siendo todavía colonia española, en 1897 la<br />

República Dominicana (Muñoz 1984, 181).<br />

Como conclusión para el caso mexicano este peso de plata de 8 reales a lo largo<br />

del periodo colonial llevó diversas denominaciones como: «peso macuquino»,<br />

«peso de plata», «peso circular», «peso de cordoncillo»,« peso colonial », «peso<br />

de plata antigua », «peso de mundos y mares», «peso de ambos mundos», «peso<br />

columnario», «peso de busto», «peso de rostro», «peso de resplandor», «peso<br />

nacional», «peso de balanza», «peso del caballito», etc. Pero los nombres más<br />

~eneralizados fueron el PESO FUERTE y el PESO DURO o simplemente DURO<br />

l Muñoz, 1984, 183). El mismo autor da su razón de porqué se habría ideado la<br />

denominación de Peso a la moneda de 8 reales: su peso físico (27.468 gramos)<br />

a lo que se puede agregarse su alto contenido de valor en una sola pieza que<br />

facilitaba su transporte.<br />

En Lima el proceso de amonedación comenzó en setiembre de 1568 usándose<br />

como materia prima la plata quintada remitida por la Caja Real de Lima por un<br />

monto de 5818 marcos, que finalmente se convirtieron en unos 394,576 reales.<br />

Esta primera operación en el proceso de amonedación produjo una merma que<br />

fue juzgada de moderada que alcanzó una tasa promedio de 4 .2 onzas por cada<br />

100 marcos. La ceca comenzó su novísima tarea con anormalidades por no<br />

ajustarse a la legislación autoritativa en la talla. Talló 69 reales por marco en<br />

lugar de 67 como estaba ordenado por las «Ordenanzas de Medina del Campo»<br />

de 1497, esta anormalidad fue posible al ocurrir una de las dos posibilidades<br />

insalvables por razones técnicas: disminuir el fino de las suertes (agregar más<br />

liga) o disminuyendo el peso de cada suerte monetaria.<br />

Las Investigaciones actuales muestran que se optó por la última salida pues el<br />

comercio descubrió que los flamantes reales limeños tenían un peso inferior en<br />

un 11% (Lazo 1992 1, 178) siendo por tanto ajustada su ley (11 dineros 4<br />

granos) . Este feble en el peso fue confirmada luego en 15 70 por las autoridades<br />

de la Audiencia de Lima cuando pesaron las monedas exhibidas. La primera<br />

partida monetaria acabó en un proceso judicial que se siguió a los empleados de la<br />

ceca con el consecuente perjuicio que significó la suspensión de las acuñaciones<br />

en octubre de 1568, ocasionando la vuelta del reinado coyuntural del «peso<br />

de plata corriente» por un año más. Se hallaron como culpables los empleados<br />

principales y en la apelación ellos fueron declarados finalmente inocentes por<br />

120


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

falta de pruebas. Un segundo cargo importante que se le formuló fue el haber<br />

sellado pesos de a 8 reales, cuando sólo debían sellar reales sencillos de doses,<br />

medios y cuartillos. Creemos que los empleados por razones técnicas se vieron<br />

obligados a sellar pesos de a 8. De parecer similar es Carlos Lazo (1992) que<br />

atribuye esta anormalidad a factores como: poquedad de los derechos, altos<br />

costos de la amonedación, escaso fino de la plata corriente marcada (necesitaba<br />

más carbón y cobre especial para la liga, una más sobre exhalación), por ser<br />

éstas las primeras en pasar por las hornazas de la ceca de Lima .<br />

Monedas limeñas del siglo XVI conocidos como «Rincones» de 8 reales,<br />

llamado así por el ensayador Alonso de Rincón'º·<br />

Fuente: Museo Numismático del BCRP.<br />

70 Sobre el diseí'io co lumnario de los reales limeí'ios entre J 568-1570 se ha escrito: «Estos Reales constituyen las primeras monedas no sólo de Lima<br />

sino de Sud-América y se empei.aron a producir en plata en seti embre de 1568. Su diseño es del tipo "columnario", no tenían fecha y Ja única<br />

manera de saber su antigüedad es reconociendo el diseí'io e inicial del ensayador que, en el caso de estas monedas fue Alonso Rincón cuya inicial<br />

fue una .. R'", la marca de la casa de moneda, en este caso una "P". como se aprec ia encima del lema "'PLVS VLTRA .. , por ser Lima la única Casa<br />

de Moneda del Virreynato del Perú en esa fecha. Este diseño se utilizó hasta noviembre de J 570. A principios de 1571 la Casa de Moneda de Lima<br />

paralizó temporalmente sus operaciones. En una de las monedas se observa la leyenda "PHlLIPVS 11. D.G. HlSPANlARVM ET lNDlARVM<br />

REX'': Felipe 11 , por la Gracia de Dios, Rey de España y de las Indias". lema usado con variaciones para el nombre de cada Monarca. Las monedas<br />

son de fo rma irregul ar acuñadas a yunque y marti llo. carecen de precinto de seguridad o "cordoncillo", se les llama macuquinas y se produjeron<br />

en el Virreynato del Perú en Lima desde 1568 hasta 1752» (BCRP 2010, 2).<br />

121


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Reales de a 8 macuquinos de la Ceca de Lima del XVI de diseño «Escudo Coronado».<br />

Fuente: Museo Numismático del BCRP 71 •<br />

La segunda partida de acuñación de los reales se hizo por Decreto ante la<br />

negativa del público que se mostró reacio a usar los servicios de la ceca a<br />

raíz del juicio. En esta oportunidad se sellaron reales para pagar el salario de<br />

los empleados del gobierno señalados en «quentos» 72 o miles de maravedís<br />

actuando como ensayador Xinés Martínez, acuñando continuamente hasta<br />

1574, año en que cierra sus hornazas por segunda vez. Desde 1572 acuñó los<br />

reales con nuevo cuño o estampa.<br />

La nueva ceca pasó por una segunda reapertura por razones de política<br />

económica y monetaria en 1577 para ser usada como la llave maestra para<br />

acabar de golpe con el reinado del «peso corriente» o «peso de plata corriente»<br />

(ahora era todo de cobre y liga) . En esta nueva etapa funcionó sin dificultad<br />

mayor hasta 1588. Esta sería la segunda y última reapertura de la Ceca de<br />

Lima durante el siglo XVI. En esta tercera fase importante de la ceca la parte<br />

técnica del ensaye recayó en el ensayador Diego de la Torre. Los otros dest inos<br />

se encargaron a distintos personajes, de ellos se conoce casi a todos. En este<br />

período las renovaciones de personal fueron frecuentes por los escasos salarios<br />

de los mismos 73 • Las primeras acuñaciones de Lima fueron siempre pequeñas<br />

respecto de la producción potosi na de plata ( uñ 7°/o entre 1568-9). Como la<br />

«plata corriente» no pudo desaparecer de la noche a la mañana coexistió con la<br />

nueva moneda de reales estableciéndose en la práctica un precio de cambio.<br />

71 Sobre el diseno «Escudo Coronodo» de los reales limeftos entre 1572-1588 se ha escrito: «las monedas con diseno de "Escudo Coronado" fueron<br />

roducidas a partir de marzo de 1572; las primeras llevan la inicial "X" del ensayador Xinés Martinez. Su acuftación sufrió interrupciones porque<br />

r. a Casa de Moneda de Limo no funcionó entre marzo de 1574 y setiembre de 1577. Al reinicio de operaciones el ensayador fue Diego de la Torre,<br />

cuya inicial en las monedas aparece con una "O". La costumbre de man:ar la "P" para el Vírreynato del Perú ha llevado muchas veces a confundir<br />

monedas de Lima, La Plata o Potosi. Para di ferenciar las monedas de Lima con las de Potosi se colocó en las monedas de Lima una estrella como<br />

puede apreciarse en estas piezas. Las monedas acunadas en La Plata en 1573 son idénticas a las acunadas en Potosí en 1574» (BCRP 2010, 4).<br />

72 Millone . .<br />

73 El listado completo de los empicados se conoce gracias a dos fuentes: Dargent (1981) y Moreyra (1980 p.106 y ss.). Estos autores a su vez han<br />

trabajado con profusión los libros de Cabildo de Lima.<br />

122


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

7 Acuñación de reales en Potosí<br />

traslado de la Ceca de Lima a Potosí obedeció a razones prácticas. Esta mina<br />

había convertido en la principal y gran productora de argento. La trasl ación<br />

>edeció básicamente a dos causas: la escasa la bor en la Ceca de Lima y las<br />

:as rend iciones de Potosí. Estos argumentos convencieron a las autoridades<br />

rreinales para su traslado primero a La Plata y luego a Potosí, cerca del<br />

anantial de plata. El proceso se realizó durante el gobierno del virrey Toledo.<br />

argumento toledano era que de allí fluirían los reales a Lima y sería ocasión<br />

~finitiva para terminar con el reinado gracioso del «peso corriente». La idea no<br />

1e espontánea, pues desde 1570 se manejó esta posibilidad. La Plata nunca<br />

1e pensada como localidad definitiva, pues estaba presente la idea de llevarla<br />

Potosí. Allí funcionó acuñando montos menores entre 1573-4 por unos dos<br />

1eses antes de trasladarse definitivamente hasta Potosí.<br />

uando se trasladó la Ceca de Lima a Potosí el imag inario popular siguió pensando<br />

ue en Lima se continuaba acuñando a pesar de haber sido claus urada . La<br />

ocumentación moderna y los Libros de Cabildo de Lima apoyan esta sospecha .<br />

os libros de los cabildantes limeños prueban que por un tiempo ambas cecas<br />

mcionaron paralelamente 74 , bastante dism in uida la de Lima por habérse le<br />

~stado parte de su instrumental (Salazar Bondi 1981, 123). Las ra zones del<br />

or qué se siguieron sellando en Lima se conocen por información del propi o<br />

irrey Toledo: habían partidas en algunas hornazas que no se liquidaron en su<br />

1omento y la poca moneda que bajaba de Potosí a Lima. Las hornazas de Lima<br />

=cién dejaron de batir de facto desde 1589. De lo anterior se sabe que la de<br />

.ima siguió funcionando once años después que la de Potosí fue inaugurada.<br />

14 Constatado por Moreyra a partir de los Libros de Cabildo de Lima donde los empleados aparecen jurando el cargo. Cfr. ( 19 O. 104)<br />

123


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

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127


RELIGIÓN Y SOCIEDAD<br />

EN LA NUEVA ESPANA<br />

Iglesia de Juchitepec


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Los conventos de monjas: Entre la norma y la práctica.<br />

Nuria Solazar Simarro.<br />

Dirección de Monumentos Históricos<br />

del Instituto Nacional de Antropología e Historia.<br />

Debido a que los estudios de la mujer son inagotables, en esta ocasión he decidido<br />

acceder al tema a través de las monjas novohispanas, ya que para estudiar a la<br />

mujer en el Virreinato, los monasterios produjeron las fuentes documentales<br />

más ricas que están a nuestro alcance. Trataré en particular el perfil de las reglas<br />

que se debían observar en los conventos, tomando en cuenta que el estudio<br />

de la normatividad se contrapone muchas veces con la práctica cotidiana, o<br />

como apuntan los historiadores franceses las leyes escritas no indican lo que<br />

una sociedad hace, sino lo que deja de hacer; por ello veremos las reglas como<br />

un objetivo o un modelo a segu ir y al mismo tiempo como un decálogo de las<br />

debilidades - que a juicio de los hombres- tenían aquellas mujeres a las que se<br />

pretendía disciplinar. 1<br />

Antes que nada veremos el panorama general de los monasterios de clausura<br />

en la Nueva España considerando los distintos reinos (Nueva Ga licia, Nueva<br />

Vizcaya, Nuevo León y Nuevo Santander), Yucatán y la capitan ía del territorio<br />

guatemalteco que también dependía de ese virreinato. 2 En síntesis, entre 1540<br />

y 1811 en esa zona se fundaron 62 conventos 3 que pertenecían a nueve<br />

distintas órdenes religiosas: La Inmaculada Concepción, Nuestra Señora del<br />

Carmen, Santa Clara, San Jerónimo, Santo Domingo, Santa Brígida, Capuchinas,<br />

San Agustín y la Compañía de María.<br />

Las 62 comunidades se desarrollaron de manera independiente, pero había<br />

muchos puntos de contacto tanto en la regla como en las normas generales<br />

que las gobernaban, emanadas del Concilio de Trento y de los cuatro concilios<br />

mexicanos. Las rigieron sin distinciones y/ o se referían a las diferencias con<br />

el afán de uniformar, como sucedió durante los debates y actas elaboradas al<br />

concluir el IV Concil io en el último tercio del siglo XVIII.<br />

1 Esta presentación es pane de un estudio en ciernes que a través de aspectos concretos de la 'ida cotidiana en los comentos, pretende abrir un tema<br />

que seguiré trabajando.<br />

2 La división política fue tomada de Gerhardt. ver plano con su propuesta de división polit1ca.<br />

) A los 57 conventos registrados por Amerlinck y Ramos en el actual territorio mexicano. he añadido los cinco fundados en Guatemala. Contabi·<br />

Jiur en el indice de los con\'entos en: Amerlinck Maria Concepción y Manuel Ramos M edina. Com·en1os de Monjas Fundaciones en el México<br />

\'irreinal. México. Centro de Estudios de Historia de México Condumex. Ediciones del Equilibrista. S.A . de C.V. -Tumer libros S.A .• 1995 pp.<br />

7-9.<br />

13 1


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Para fortalecer las semejanzas sirvieron los autos y decretos arzobispales y de<br />

los obispos, así como los libros que constituían el material de estudio durante<br />

el noviciado, y de reflexión y oración individual y comunitaria de las monjas<br />

profesas y de las laicas que habitaban en la clausura . Sobre estos dos aspectos<br />

cito sólo como ejemplos: El "Aviso pastoral a todos nuestros hermanos los<br />

parrochas, jueces eclesiásticos, vicarios, confesores seculares, y regulares, y<br />

demás clérigos de este arzobispado" de Francisco Antonio de Lorenzana y el<br />

impreso de La monja Mortificada del franciscano Manuel de Espinosa, publicado<br />

en 1799 y reeditado en 1804.<br />

En el primer documento - entre otras cosas-, el arzobispo recomienda el cuidado<br />

de la grey a los eclesiásticos, refiriéndose también a las monjas de clausura por su<br />

dependencia de ambos cleros. El libro de Espinosa se refiere reiteradamente al<br />

cuerpo de la religiosa como la cárcel del alma, y para combatir los vicios el autor<br />

propone la mortificación. Este volumen estuvo en manos de rel igiosas de por<br />

lo menos tres órdenes femeninas: Carmelitas, franciscanas y concepcionistas, y<br />

todavía forman parte de sus bibliotecas. 4<br />

El impacto del apostolado en estos sectores y las leyes emitidas dirigidas a las<br />

comunidades de religiosas, a veces afectaba a una sola, pero otras veces a todas<br />

las órdenes femeninas. Una manera de acceder al tema, es analizar los eventos<br />

que propiciaron que las prácticas tradicionales se matizaran o definitivamente<br />

se transformaran. Personajes puntuales protagonizan las permanencias o los<br />

cambios, ya que emitieron documentos que recordaban a las monjas sus deberes<br />

o las exhortaban u obligaban a modificar sus costumbres.<br />

Por ahora no tomo en cuenta los múltiples problemas que tuvieron que<br />

enfrentar las religiosas - cuando las condiciones naturales, la situación social<br />

o política afectaba la vida de toda la población incluyéndolas a ellas, como<br />

fueron los temblores, las inundaciones o las revueltas populares- , únicamente<br />

voy a enumerar cinco momentos que significaron un parteaguas en la vida<br />

conventual y que afectaron a casi todos los monasterios fundados entre los<br />

siglo XVI y XIX:<br />

l. La fundación de un nuevo convento: Las constituciones del arzobispo<br />

Pedro Moya de Contreras en el siglo XVI.<br />

2. Las reformas del arzobispo fray Payo Enríquez de Rivera en el siglo XVI l.<br />

3. Las disposiciones de Carlos 111 en el siglo XVIII.<br />

4 Mnnucl de Espinosa. 1799, La religiosa monificada . / Explicación I del Cuadro que la presenta I con sus inscripciones / tomadas de la sagrada<br />

escritura: I A que se ai\adc I el manual del alma religiosa, I que es un compendio de sus más pri ncipales obligaciones. / para aliento y estimulo de<br />

las almas que se consagraron I a Dios y desean hacer felizmente su carrera. / Madrid, en la Imprenta Real. por Pedro Julián Percyra. impresor de<br />

cámaro de Su Magostad. Sobre el contenido de esta obra puede consultarse de la autora que esto escribe: 'ºEl papel del c11erpo en 11n grabado del<br />

.fiRIO XVIII". en Doris Bici'iko (coord.). Cuer¡>o y religió" en México barroco, México. Escuela acional de Antropología e Histon a1 INAH. (en<br />

prensa). -<br />

132


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

4. Y dos de ellos en el siglo XIX: El movimiento social de Independencia<br />

(1810-1821) .<br />

5. Y la exclaustración (1861-1863). 5<br />

En este orden voy a abordar brevemente los tres primeros puntos, pero<br />

antes quiero aclarar que en torno a la fundación de las distintas órdenes y de las<br />

comunidades afiliadas hubo variantes que van derivando en carismas distintos<br />

aunque todas procedan de un tronco común. Imposible desarrollar todo lo que<br />

aquí estoy planteando, ya que es parte de una investigación que está en curso,<br />

por ello las conclusiones son sólo un avance y pueden estar sujetas a cambios<br />

en el futuro; por lo pronto trataremos el tema a través de casos o ejemplos<br />

que vayan perfilando algunas de las reglas conventuales y las correspondientes<br />

prácticas cotidianas de las monjas a veces en antinomia con esa normatividad.<br />

De la orden fundadora del primer convento de América podemos decir<br />

brevemente lo siguiente: Hubo una bula -la de Inocencia VIII-, que aprobó<br />

la fundación en 1489 asumiendo que las monjas practicarían la regla de las<br />

cistercienses, pero por la ayuda que recibieron de los franciscanos en la donación<br />

de los palacios de Galeana en Toledo para el establecimiento de la casa madre,<br />

las monjas estuvieron temporalmente sujetas a ellos. La independencia de<br />

ambos fue decretada por Jul io 11 en 1511, quien con la bula de fundación les<br />

dio también regla propia, la de la Inmaculada Concepción. 6 Esta orden de nuevo<br />

cuño, pasó al Continente Americano en 1540. 7<br />

Estos antecedentes son suficientes para iniciar el primer punto.<br />

l. La fundación de un nuevo convento<br />

Para explicar las divergencias entre la norma y la práctica, propongo abordar<br />

el momento de una fundación, porque hubo aspectos que desde ese instante<br />

marcaron a una comunidad. El primer caso anal izado corresponde al tercer<br />

convento concepcionista fundado en la ciudad de Méxi co, el de Jesús María;<br />

por ser uno de los que mejor conozco y también por referirse a los primeros años<br />

de su nacimiento, sin olvidar que podemos encontrar ajustes dependiendo de la<br />

etapa histórica que está viviendo el monasterio.<br />

El personaje que destaca fue el arzobispo Pedro Moya de Contreras,<br />

primer inquisidor de México, a quien por su primer cargo estaba sujeta la orden<br />

5 Sobre este periodo consultar la publicación más reciente de Maria Concepción Amcrlinck de Corsi. "los com·entos de mmy·as entre el uso. el<br />

abuso y la supen1ivencia ... en Juan Carlos Casas García (editor). Iglesia. Independencia y Rel'ol11ción. México. Uni\'crs1dad Pontificia de México.<br />

2010, pp. 383-412 (Colección Biblioteca Mexicana 28).<br />

6 Omaechevarria. Ignacio O.F.M .. Orígenes de la Concepción de Toledo. Documentos pnmlffros sobre Santa Beatri: de Sifra y la orden de la<br />

Inmaculada, Burgos. Imprenta de Aldecoa. 1976. .<br />

7 Maria Concepción Amerlinck. "Los primeros beaterios novohispanos y el origen del com·emo de la Concepción ·· en Bolcun de Monumentos<br />

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133


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

de las concepcionistas. Moya de Contreras favoreció la fundación de Jesús María<br />

y redactó sus constituciones. Son dieciséis en total y en la número cinco ordena:<br />

"Que las doncellas que obieren de entrar tengan quince años cumplidos para<br />

comenzar el año de noviciado porque prohibimos que por ninguna vía agora ni<br />

en ningún tiempo haya ni pueda haber niñas ni pupilas de ninguna edad para<br />

que con mayor puntualidad y pureza se guarde y observe la regla de la Limpia<br />

Concepción no ocupándose en ejercicios ajenos della". 8<br />

La faceta de este arzobispo que nos interesa en relación con nuestro tema, es que<br />

una hija de su hermana y del Rey Felipe 11 vivió en el convento. El cronista, Carlos<br />

de Sigüenza y Góngora lo relata de esta manera: "Havia pasado a esta Nueva<br />

España por los años de mil quinientos y setenta y dos, el Ilustrísimo An;obispo<br />

D. Pedro Moya de Contreras, con título de Inquisidor Apostólico, trayendo<br />

consigo una Niña de poco más de dos años, a quien le daba el título de Sobrina,<br />

como de hecho lo era, y a quien se trató en el modo de su crianc;a aun con mas<br />

altos respectos de los que á la noblec;a, y merecimientos del Tio se le debían<br />

[ ... ;] aprecios a su Real sangre [ .. . ] con magestuosa abundancia [ ... ] se criaba<br />

MICHAÉLA DE LOS ÁNGELES [ ... ] en el Monasterio de la limpia Concepción<br />

desta Ciudad, de donde pasó a la nueva fundación del de JESÚS MARÍA ". 9<br />

A la luz de las constituciones el arzobispo está cayendo en una contradicción,<br />

pero cabe otra explicación; que el arzobispo estuviera ejerciendo su autoridad y<br />

derecho de hacer excepciones, pasando por encima de su quinta constitución al<br />

trasladar a su sobrina - que ya contaba con diez años de edad- , al convento de<br />

Jesús María. Estos hechos ocurrieron casi simultáneamente pues la comunidad<br />

se fundó el 10 de enero de 1580, o sea cinco días después de la firma de las<br />

constituciones conventuales.<br />

Seguramente estas acciones crearon un precedente puesto que otras niñas<br />

convivieron con Michaela de los Ángeles en Jesús María. 10 Por lo tanto, la<br />

prohibición de admitir niñas o pupilas contradice la realidad y carisma educativo<br />

que caracterizó a ese convento, que desde su fundación aceptó niñas pequeñas<br />

que convivían con las religiosas en celdas familiares, y que además de las<br />

maestras propias del convento destinadas a novicias y mozas requirió de una<br />

pedagoga para atender a esa población infantil. Tenemos constancia de que se<br />

8 Se inc luyen como apéndice al final de este ensayo. Fueron tomadas de: Francisco del Paso y Troncoso. Epistolario de la Nueva Es¡xuia ( J 5 76·<br />

1596), México, Antigua Librcrla Robredo, de José Porrúa e Hijos, 1940, pp. 71-74.<br />

9 SigOcnza, y Góngora, Carlos de, Paraíso occidental plantado y cuhivado por la liberal benéfica mano de los muy católicos y poderosos rcycs de<br />

Esparta, nucs1ros scl'lorcs en su magnífico Real Convento de Jesús María de México: de cuya fundación y progresos y de las prodigiosas maravillas<br />

y virtudes, con que exhalando olor suave de perfección florecieron en su clausura la venerable madre Marina de la Cruz y otras ejcmplarisimas<br />

religiosas. México, Juun de Ribera impresor y mercader de libros, 1684, f. 18.<br />

10 Un fo lio de pergamino sin fecha, que se conserva en el archivo del Arzobispad9, hace constar el número de nii'ias y criadas que habitaban el<br />

convenio de JeSús Maria y entre las niftas se Ice el nombre de "Michaela de los Angeles'" (este documento fue localizado en ese acervo por las<br />

religiosas de Jesús Maria)<br />

134


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

ejerció ese oficio desde el siglo XVI hasta principios del siglo XIX por lo menos.11<br />

En otro aspecto, la intervención de Pedro Moya de Contreras contravenía las<br />

disposiciones de los fundadores del convento de ingresar sin dote, ya que la<br />

fundación era "para doncellas pobres, hijas, nietas y deudas de conqu istadores,<br />

pobladores y personas honradas que por su necesidad no pueden casarlas ni<br />

ponerlas en religión''. El arzobispo autorizó el ingreso al monasterio de jóvenes<br />

ricas dotadas durante seis años, o sea de 1580 a 1585, para que sus dotes<br />

pudiesen ser la base del ingreso de otras que entraran después respaldadas<br />

por ese capital. 12 Esta medida redactada en el punto 16 de las constituciones,<br />

generó fricciones entre los fundadores y las religiosas, al grado que las fundadoras<br />

querían regresar al monasterio de la Concepción. Una vez más la realidad y los<br />

intereses personales desbordaban lo que teóricamente podía funcionar.<br />

Aún más, de acuerdo con las mismas constituciones del mismo convento, sólo se<br />

admitirían jóvenes españolas o criollas que llevaran una vida ejemplar, y Pedro Moya<br />

de Contreras lo reiteró prohibiendo la admisión de mestizas, cuarentonas o viudas.<br />

Aunque resulta muy difícil rastrear el origen étnico de las que ingresaban,<br />

-porque muchas veces el linaje se obtenía del padre o de la familia que se hacía<br />

cargo de los niños-, un ejemplo que sin lugar a dudas contravenía tres de las<br />

disposiciones fue la profesión de Marina de la Cruz, la cual era hija de Bartolomé<br />

Sánchez de Peraleda y Juana de Navas cuya familia estaba emparentada con los<br />

descendientes de Fernando Cortés lxtlixóchitl. 13 En el apellido se hace evidente<br />

la unión de dos linajes que aunque nobles pertenecían a distintas etnias. En<br />

segundo lugar, en el caso de Marina de la Cruz se pasó por alto la proh ibición<br />

de que ingresaran viudas, ya que la crónica que relata su vida la presenta como<br />

dos veces viuda; y en tercer lugar ingresó al convento con su pequeña hija de<br />

doce años, lo que también prohibía el arzobispo en las mismas constituciones.<br />

De cualquier manera las propias leyes dejaban a sus gobernantes la valoración<br />

de algunos casos, ya que el mismo Moya de Contreras abría la posibilidad de<br />

resolución a "juicio del prelado" o prohibía pero permitía: "Si fuere con gran<br />

consideración y evidente beneficio e utilidad de la casa".1'1<br />

Por lo tanto podemos concluir que generalmente no se admitían ni mestizas,<br />

ni viudas, ni niñas, pero que las mismas autoridades eclesiásticas hicieron<br />

concesiones. El tema de las pupilas fue recurrente, lo que invalida esa parte de<br />

la quinta constitución del arzobispo.<br />

11 Una de las fundadoras de Jesús Maria, la madre Juliana de la Concepción llegó como pedagoga vid SigOcnza, y Góngora, Carlos de, op. cit., .f. l O)<br />

y de acuerdo a la tabla de oficios, esa actividad seguía en funciones en 1808. AGNM, Bienes Nacionales, vol. 1183, exp. 6.<br />

12 Paso y Troncoso, op. cit., p. 64, 73-74.<br />

13 SigOenza, op. cit., p. l 28- l 28v.<br />

14 Constitución número dos de Moya de Contreras en: Paso y Troncoso, op. cit ., p. 71.<br />

135


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Otro documento que matiza las reglas y constituciones y explica las adaptaciones,<br />

es el decreto del arzobispo de México Francisco Manso y Zúñiga (1629-1635):<br />

... "considerando que los regios y ordenaciones, que desde sus primeras<br />

fundaciones se han guardado en los Conventos de lo dicho Religión<br />

y ciudad, están poco adaptadas y acomodadas al estilo de nuestro<br />

Gobierno y Jurisdicción Arzobispal y Ordinario, á lo Qua/ la Santidad<br />

de Gregario XIII ... las subordinó ... dándonos ... facultad apostólico<br />

para que .. . suplamos, corrijamos y enmendemos todos, y qualesquier<br />

defectos de las fundaciones y Erecciones de los dichos conventos .. .<br />

usando de lo dicha facultad, ... y Lo que N.M.S.P. Julio 11 nos do por su<br />

Breve Apostólico, que se rerere en otro de lo Santidad de León X. Cuyo<br />

trasunto autorizado está en el convento de lo Concepción de esta dicha<br />

Ciudad, en que se contiene la Regla de esta dicha religión.<br />

"Sin innovar, añadir, ni diferenciar coso esencial de ella: antes bien<br />

endulzándola en el estilo, para que con más claridad y facilidad se pueda<br />

entender y guardar; y asimismo examinada y vistas las ordenaciones,<br />

ó Constituciones, reduciéndolas al mismo estilo ... Las aprobamos y<br />

conrrmomos''. ..<br />

En suma, de acuerdo con la autoridad apostólica y romana de su santidad<br />

Gregario XIII, y con los Breves de los Papas Julio 11 y León X, cabe la enmienda<br />

y adaptación de "la regla" que el gobierno eclesiástico novohispano estaba<br />

ejerciendo, y el arzobispo Manso y Zúñiga reafirma ese poder con su puño y letra.<br />

2. Las reformas del arzobispo Fray Payo Enríquez de Rivera en el siglo<br />

XVII<br />

De acuerdo con su cargo el arzobispo Fray Payo Enríquez de Rivera, visitó los<br />

conventos de monjas de la ciudad de México entre 1672y1675. Su propósito<br />

era reconocer en ellos la observancia de la regla y de las buenas costumbres, si<br />

en ellos no había cualquier relajación o causa de escándalo, el estado y decoro<br />

de los altares, sagrarios, sacristía y ornamentos de la iglesia y funcionando en<br />

orden el convento; y de la administración de sus bienes en haciendas, censos,<br />

depósitos y rentas ya que de ellos dependía el sustento de las religiosas. 15<br />

Hasta ahora conocemos los autos de las visitas del arzobispo Enríquez<br />

de Rivera a nueve conventos: Nuestra Señora de la Limpia Concepción, Nuestra<br />

Señora de Regina Coeli, Jesús María, San José de Gracia, San Bernardo, Nuestra<br />

Señora de la Encarnación, Santa Inés, San Jerónimo y Santa José de Carmelitas<br />

Descalzas ·de Santa Teresa. 16<br />

1 S Lcticin Pért.·1 Puente, G11bricla Oropcla Tena y Marccla Salda11a So lís (transcripción y estudio in troductorio), Autos de las visitas del arzobispo<br />

frny Payo Enrfqucz 11 los conventos de monjas de Ja ciudad de México (1672-1675), México, Centro de Estudios sobre la Universidad/UNAM,<br />

2005.<br />

16 Pér"c:t Puente: Oropczu y Su ldm"lu. op. cit.. pp. 243-255.<br />

136


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Concluida la v1s1ta a las religiosas recibían un auto que manifestaba los<br />

resultados. De las carmelitas por ejemplo, dijo que eran muy observantes de su<br />

regla y constituciones y que no había nada que reformar en el convento. 17 Por<br />

lo tanto esta visita no les afectó.<br />

Ahora bien para apreciar la resolución del arzobispo dada al Convento de San José<br />

de Carmelitas Descalzas, es indispensable saber qué dicen sus constituciones y<br />

para ello he seleccionado sólo dos aspectos: alimentación y administración de<br />

bienes materiales.<br />

Primeramente centramos nuestra atención en tres puntos que tratan sobre la<br />

alimentación:<br />

l . Para el ayuno establecen el periodo señalado por la Iglesia que abarca<br />

"desde la fiesta de la Exaltación de la Cruz hasta el día de pasqua de<br />

Resurrección, excepto los domingos como lo manda la regla" 2 . "No<br />

comerán carne, sino en los casos permitidos en la regla, y en las mesas<br />

ordinarias donde se come pescado, no comerán carne, ni caldo, ni cosas<br />

cocidas con él, y para esto tendrán mesa señalada" 3. "En la Ouaresma<br />

no comerán nuestras religiosas huevos, ni cosas de leche sin necesidad y<br />

licencia de la prelada, y del médico; pero en los ayunos de nuestra orden,<br />

aunque son verdaderos ayunos eclesiásticos, por particulares privilegios<br />

de los Sumos Pontífices, podrán las preladas disponer en el comer de los<br />

huevos y leche como les pareciere. En los demás ayunos de la iglesia, y<br />

en los viernes se guarde, acerca de esto, la costumbre de los obispados<br />

donde estuvieren, y podránse comer en el refectorio común". 18<br />

Estos documentos no sólo señalan los periodos de abstinencia y ayuno, sino<br />

el lugar para ingerirlos destinando unas mesas para carne y otras para pescado.<br />

Quiero enfatizar aquí que es la propia regla la que da poder a quien gobierna<br />

el convento para hacer excepciones; ya que aún para el periodo de Cuaresma,<br />

permite ingerir huevos y lácteos con licencia del médico y de la prelada .<br />

Rela cionados con los bienes materiales, la regla y constituciones de las carmelitas<br />

determinan que a la que fuere propietaria "no se le dé eclesiástica sepultura. 19<br />

Ser propietario de bienes materiales y por lo tanto faltar al voto de pobreza,<br />

tenía repercusiones sobre la alimentación. La misma regla ordenaba que la<br />

que busca para sí o para otra alguna cosa u oficio contra las constituciones<br />

"sean encarceladas con ayunos y abstinencias", según la calidad del delito y<br />

la discreción de la priora "y nadie hable a encarcelada alguna, excepto la que<br />

17 Pérez Puen te. Oropeza y Saldaña, op. cit., pp. 215.<br />

18 Regla y conslitucioncs de las religiosas descalzas de la orden de Ja gloriosisima \ irgen Maria del Monte Cam1elo, Reimpreso en México en la<br />

ofi cina de Arizpc, 1809. cap. VIII , f. 115-11 7, mim. 2.<br />

19 Regla ... Monte Cam1elo ... op. cit.. cap. XXI. fs. 189-19 1. núm. 5.<br />

137


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

la guarda, ni le envíe cosa alguna" y siendo ésta última u otras responsables<br />

de que huyere, sean puestas en la misma cárcel, según los delitos de la que<br />

huyó. También se determinó que hubiera una cárcel en cada convento "donde<br />

las delincuentes estén seguras con cerradura competente". "Sólo el prelado<br />

que lleva la causa tiene facultad de liberar a quienes hayan incurrido en culpas<br />

escandalosas". 20<br />

Sobre la alimentación y pérdida de la libertad giraban los castigos con las<br />

repercusiones sociales correspondientes, ya que además eran privadas de voz, voto<br />

y del gobierno conventual según la falta, así como de tener oficio en el convento,<br />

"no puede ser diputada, ni escucha de torno de locutorio, ni en otra parte·: a menos<br />

que fuera absuelta por el definitorio después de una larga enmienda. 21<br />

Los prelados tenían prohibido comer en el convento, sacristía o locutorio 22 y las<br />

religiosas debían comer lo necesario para su salud, 23 pero no podían comer ni<br />

beber sin licencia, ni fuera de las horas ordinarias, 24 ni murmurar sobre la comida. 25<br />

Hay que dar por hecho que todo esto ocurría para que fuera lógica su regulación.<br />

Las restricciones y las consecuencias de sobrepasarse estaban implícitas en la<br />

reglamentación comunitaria y el arzobispo cumplía con su cometido a través<br />

de la visita. Cada caso se trataba de manera particular y en contraste con<br />

el Convento de San José, vamos a presentar también el de Jesús María, no<br />

obstante que de éste último habían salido las fundadoras del anterior. 26<br />

En el auto definitivo de la visita al convento de Jesús María 27 el arzobispo<br />

"declaró, no haver ressultado de dicha vissita culpa alguna contra dichas<br />

madres abadesa y comunidad [ ... exhortándolas] a la continuación de sus<br />

virtudes"; no obstante hace una serie de recomendaciones a las religiosas en<br />

muchísimos aspectos relacionados con : la colocación y el descubrimiento del<br />

Santísimo Sacramento, el uso correcto de las salas comunes de las religiosas, la<br />

puntualidad en el examen de las novicias, el cuidado de las enfermas, el capital<br />

destinado a las fiestas y honras fúnebres: la cera, el incienso, las Aores, la música,<br />

las cantoras, las limosnas y gratificaciones y los gastos de la sacristía. También<br />

estipula la igualdad en la repartición de reservas anuales y que se reduzcan<br />

gastos ajenos a su obligación. 28<br />

20 Resla ... Monte Cannelo ... op. cit., cap. XXI, fs. 19 1-194, núms. 8 a IO.<br />

21 Resla ... Monte Cannelo ... op. cit., cap. XXI, f. 194- 196, núm. 12.<br />

22 Regla ... Monte Carmelo ... op. cit.,f. 59 n. 7.<br />

23 Resla ... Monte Carmelo ... op. cit., f. 93 n. l.<br />

24 Regla ... Monte Carmelo ... op. cit., f. 97 n. 7<br />

25 Regla ... Monte Cannelo ... op. cit., f. 98 n. 8.<br />

26 El a uro definirivo de vis ira fue enrrcgado a las Carmelitas el 18 de jul io de 1673. Pérez Puente, Oropeza y Saldalla, op. cit., pp. 219 a 222.<br />

27 AON, Bienes Nacionales, vol. 101, exp. 3, fs .2-19. El 14 de noviembre de 1762 fueemitido el aulO en el queel arzobispo ci ra a las religiosas de<br />

JesÚJ Maria a la visira general del arzobispo, que se llevarla a cabo a partir del dla siguiente, el 15 de noviembre del mismo allo.<br />

28 El auto definitivo de la visira fue emitido en la ciudad de México el 28 de noviembre de 16n. Puede vme el original en AGN, Bienes Nacionales,<br />

vol. 101 , cxp. 3, fs. 12-15 o consultar la 1Janscripción de la visira en documentos que van del 14 al 28 de noviembre en: Pércz Puente, Oropeza y<br />

Saldafta, op. cit., pp. 89-96.<br />

138


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Las reformas que tenían que asumir las religiosas eran mayoritariamente de<br />

carácter administrativo y quienes tenían que dedicarle tiempo y esfuerzo eran<br />

principalmente la contadora, el mayordomo y la abadesa. He dejado para el final<br />

otra reforma que si les afectó a todas las monjas y que transcribo completa a<br />

continuación:<br />

"Y por quanto se ha reconocido, en dicha visita, los grandes<br />

inconvenientes que se an seguido en la forma de gobierno de dicho<br />

comvento y la mala distribución de sus rentas en el sustento de las<br />

religiosas de él, malograndosse lo más que se les da para sus alimentos,<br />

por no poderse sazonar convenientemente, de que resulta desconssuelo<br />

general en la mayor parte de dicha comunidad que es digno de remedio<br />

y desseando como desseamos que en todo tengan dichas religiosas la<br />

ygualdad y conssuelo que conviene, por el pressente mandamos que<br />

de aquí adelante se dé a cada una de dichas reliossas professas de velo<br />

negro diez y ocho reales cada semana en el discurso de todo el año,<br />

así en tiempo de carnal como de quaresma, advientos, vigilias, viernes<br />

y sábados, para que con dicha cantidad compren a su adbitrio lo que<br />

les pareciere conveniente para su sustento, assí estando sanas como<br />

enfermas, y se yncluyen en dichos diez y ocho reales el pan". 29<br />

Estas modificaciones que el arzobispo instrumentó pretendían: una mejor<br />

alimentación, la conservación de la salud de las religiosas y una más eficiente<br />

administración de sus bienes materiales, pero era un cambio que las obligaba a<br />

disponer de su dinero semanalmente. Algunas protestaron pero el arzobispo les<br />

pidió discreción. De acuerdo con la percepción del arzobispo Fray Payo Enríquez<br />

de Ribera los hechos ocurrieron de esta manera:<br />

he "reconocido que en gobierno de las rentas y materias temporales que<br />

le pertenecen, era necesario y conveniente mudar forma en el modo<br />

de sus gastos, para su mejor logro y utilidad y combenien~ia de sus<br />

religiosas, a que pro~edimos haziendo executar, y executando, lo que<br />

nos pare~ió más conveniente al bien de dicha comunidad y hemos tenido<br />

noticia que con ocasión de dicha nueva forma de gobierno y gastos<br />

temporales se an movido entre algunas de dichas religiosas diferentes<br />

discordias y combersasiones que an pasado a ruido y escándalo ajeno de<br />

la perfecsion de su estado (/. .. por lo que)/ mandamos a dichas madres<br />

abadesa, difinitorio y a todas las demás religiosas profesas, novicias y<br />

29 Pérez Puente, Oropeza y Saldai'la, op. cit.. pp. 90-91 .<br />

139


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

legas de dicha comunidad que de aquí en adelante no traten, hablen<br />

ni confieran, dentro ni fuera de dicho combento, con persona alguna,<br />

de qualquier estado, calidad y condición que sean, las cosas tocantes<br />

a la dicha nueva forma de gobierno, gastos y distribuzión de las rentas<br />

de dicho convento y sustento de dichas religiosas (/ ... ) / y que lo<br />

cumplan presisa y puntualmente en virtud de santa obed iencia y pena<br />

de excomunión/( .. . )/ con apercibimiento que procederemos contra<br />

las inobedientes con todo rigor y a las demostrac;iones que combengan<br />

para que les sea castigo y ejemplo a las demás ... " 30<br />

Esto ocurrió poco más de un mes después de implementar la reforma, lo que<br />

indica que no fue fácil que las religiosas se adaptaran. 31 Al parecer la medida<br />

propició el crecimiento de la población laica en la clausura, ya que las mozas se<br />

ocuparon de la compra de los productos en el locutorio y de cocinar para que<br />

las monjas no perdieran tiempo en estos menesteres y pudieran dedicarse más<br />

a la oración.<br />

Por otro lado en la visita realizada al convento de Jesús María, -que se llevó a cabo<br />

desde el quince al veintiocho de noviembre de 16 72-, se reitera la presencia de<br />

educandas en el convento que como ya dijimos estaría contra la quinta de sus<br />

constituciones. Así lo detectamos cuando el arzobispo Payo de Ribera recomienda<br />

a: "las dichas madres abadesa y porteras maior y menores, de que las niñas que se<br />

crían en dicho combento no salgan de él con pretexto de fiesta u otro alguno, pena<br />

de que en caso de contravenc;ión no se les permitirá la entrada".<br />

En suma, algunos conventos vivían de acuerdo con las prácticas que el arzobispo<br />

consideraba dentro de la norma, y en otros tuvo que implementar medidas hasta<br />

ahora inexistentes en sus usos y costumbres, como la de administrar su renta .<br />

Payo no aplicó esta medida a todos los conventos sino que dictó soluciones<br />

particulares que contribuyeron a diferenciar unas comunidades de otras, en este<br />

caso de carácter contable, pero que tenía una repercusión en la vida cotidiana,<br />

pues si el gasto de la comunidad no se entregaba a la provisora todo cambiaba<br />

¿quién se encargaría ahora de la compra de alimentos? Si cada monja ordenaba<br />

un menú distinto ¿qué cocina era suficiente para guisar según la solicitud de<br />

cada monja? Si antes cocinaban algunas religiosas designadas semanalmente<br />

para ello ¿quién cocinaría ahora y para quiénes? Si antes se comía en el refectorio<br />

¿dónde comerían las religiosas si cada una solicitaba un distinto menú? ¿Con<br />

quién comerían a partir de este momento si se guisaba de acuerdo a lo que cada<br />

monja decidiera que necesitaba?<br />

30 Pércz Puente, Oropcza y Saldana, op. cit., pp. 82-83.<br />

31 Este documento fue emitido el 5 de enero de 1673. Pérez Puente, Oropcza y Saldaña, loe. cit.<br />

140


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Por eso se ha dicho que el arzobispo Payo propició con esta medida la vida<br />

pa rticular, el aumento de mozas para adquirir los ingredientes y cocinar, la<br />

multiplicación de las cocinas para facilitar el servicio, es decir la ampliación<br />

de las celdas o la proliferación de viviendas particulares, pues a partir de esta<br />

medida la celda podía ser sólo un dormitorio, pero también podía ser una casa<br />

con todos los servicios, sala y comedor y varios dormitorios para varias monjas,<br />

novicias y/ o niñas, con las que generalmente estaban emparentadas.<br />

Entre otros destacamos estos puntos de la reforma, porque un siglo después<br />

los sucesores de Payo dictaron otras reglas contra las suyas, que afectaron<br />

nuevamente las costumbres conventuales como se verá más adelante.<br />

3. Las disposiciones de Carlos 111 en el siglo XVIII<br />

Las disposiciones de Carlos 111 sobre los conventos de monjas se instrumentaron<br />

entre 1769 y 177 4 con el propósito de imponer la "vida común''. siendo sus<br />

principales autores en la Nueva España: Francisco Antonio de Lorenzana el<br />

Arzobispo de México y Francisco Fabián y Fuero obispo de Puebla . 32<br />

Entre los conventos de todo el territorio novohispano, los más afectados fueron<br />

1 3 en la ciudad de México y 8 en Puebla . Las religiosas poblanas escribieron dos<br />

cartas dirigidas al arzobispo explicando su situación, una en 1773 firmada por<br />

doce monjas y otra en 1775 firmada por quince. 33<br />

Por su parte los prelados acusaron a las religiosas de relajación, de faltar al voto<br />

de pobreza y por consiguiente a lo establecido en los concilios de Trento y<br />

mexicanos y en su regla; después las acusaron de rebeldía y de faltar al voto de<br />

obediencia . 34 Este punto de vista fue parte de lo que declaró el obispo de Puebla<br />

sobre la reacción de las monjas en su jurisdicción.<br />

El arzobispo Lorenzana editor de los dos primeros Concilios provinciales<br />

mexicanos del siglo XVI, fue el pastor que entre otras cosas, ordenó la expulsión<br />

de las niñas, las mozas, las viudas y las laicas en general, para imponer la "Vida en<br />

Común" en los conventos de monjas. Francisco Fabián y Fuero no sólo emitió<br />

documentos con el mismo fin, sino que además instrumentó una maniobr;¡i<br />

para entrar al convento con albañiles y destruir las celdas particulares, y agredió<br />

moral y físicamente a las religiosas que se quejaron por estos hechos.<br />

La percepción de las religiosas que no estuvieron de acuerdo con la imposición<br />

de la vida común lo expresa en varias epístolas, de la de 1773 he tomado<br />

algunas frases y las he agrupado en temas para explicar brevemente su sentir.<br />

32 Hace tiempo trabajé este mismo tema en : La vida común en los conventos de monjas de la ciudad de Puebla. Puebla, Gobierno del Estado de<br />

Puebla y Secretaría de Cultura, 1990. (Biblioteca Angelopolitana).<br />

33 En ninguna de las dos canas aparece el nombre del destinatario. pero ellas expresan en la de 177 3, que ellas escri bieron al arzobispo y al virrey.<br />

34 Ver los detalle sobre estos acontecimientos en Ja obra arriba citada.<br />

14 1


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

La retórica de la época revela la situación de la mujer en este periodo; el tipo de<br />

relación de dependencia, respeto, lisonja y canonjías que debían las monjas a<br />

sus superiores. Pero también expresan sus quejas por las acciones de su obispo:<br />

Francisco Fabián y Fuero.<br />

Para empezar recojo algunas expresiones de saludo, despedida y exaltación del<br />

arzobispo como su interlocutor:<br />

"para que como verdadero padre nos atienda consuele y remedie ... "<br />

"Estamos sujetas a su "docta, discreta, santa y piadosa consideración ... "<br />

"llenas de confianza por estar su gran caridad y santos procederes .. . "<br />

"siendo como es tan católico, santo benigno y piadoso ... "<br />

"le pagará [Dios] los crecidos anhelos y trabajos que tomó por<br />

nosotras ... "<br />

"Dios guarde su tan importante vida los más dilatados años para nuestro<br />

amparo honra y consuelo .. . "<br />

Al quejarse del obispo y de los acontecimientos las monjas aseguraron que<br />

rompió con las prácticas usuales:<br />

"no aceptó los obsequios acostumbrados ... "<br />

"que las que teníamos peculio, no lo recibiéramos, sino que esto lo<br />

cobrara nuestro mayordomo ... "<br />

"que nos despojaran las preladas de alhajitas que teníamos a el uso ... de<br />

modo que ni aún algunos platitos de barro ordinario nos dejaran [y] que<br />

ni las imágenes de Niños Jesuses nos dejaran tener y que si los teníamos<br />

fuera sin ningún adorno ... "<br />

Las avergonzó:<br />

"padecimos el mayor sonrojo ... de un escrutin io [en que mandó su<br />

ilustrísima poner en una] lista, las ropas que teníamos interiores y<br />

exteriores .. . en uso ... La .. . mortificación fue .. . grande a el considerar se<br />

leían y publicaban nuestras desdichas en la Contaduría del Obispado,<br />

tan público que fue ocasión de que con ultraje nos hicieran los zánganos<br />

algunos versos ... "<br />

Les quitó a sus confesores y directores espirituales, suspendiendo licencias<br />

para confesar y fiscalizando a los que acudían al confesionario, pues ordenó<br />

registraran sus nombres y firmas en la sacristía. Algunos padecieron amenaza de<br />

cárcel por dar ese servicio a las religiosas y otros faltaron por temor a los castigos<br />

del obispo. Incluso negó a las moribundas el auxilio del confesor durante la<br />

noche.<br />

Cambió el uso de las celdas y oficinas conventuales:<br />

142


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

"[mandó] que las celdas [que recibimos de nuestros padres y cuyo<br />

destino aparece en cláusula testamentaria] como se practicaba desde<br />

las fundaciones de estos conventos ... se den a otras sin que se cumplan<br />

tales cláusulas".<br />

"ordenó que no se abriera el torno más de tres horas al día, con amenaza<br />

de excomunión".<br />

Las amenazó con engaños:<br />

Parecía que sólo tenían dos opciones, la "aceptación voluntaria de la<br />

cédula o las hará entrar a fuerza .. . y .. . tendrán después mucho que<br />

pa d ecer .. ."<br />

Dijo "que nuestro Rey y señor nos mandaría degollar y demolería los<br />

conventos ... "<br />

"que sólo faltaba el oficio de aceptación de este convento y esto mismo<br />

anduvo diciendo en los otros conventos, asegurando a cada uno que<br />

todos lo habían hecho pronto menos aquel ... "<br />

"y aunque nos habían prometido que las niñas doncellas y nobles no<br />

saldrían de la clausura] primero vino mandato para ... que sirvieran como<br />

criadas y después un decreto con descomunión, para que en ... veinte y<br />

cuatro horas salieran todas ... "<br />

"muchas que se criaron en las clausuras huérfanas de padres no tenían<br />

dónde irse .. . y paradas en la calle lloraban su desamparo y se .. . [vio]<br />

que algunos de los criados y criadas mandaderas de las porterías las<br />

amparaban, y .. . de muchas sabemos el que su necesidad las obligó a<br />

ofender a Dios gravemente, y algunas murieron en partos mal habidos,<br />

otras .. . se casaron sin inclinación .. . unas han muerto y otras viven<br />

desamparadas ..."<br />

"y sabiendo su Ilustrísima el que muchas religiosas ... las socorrían .. .<br />

envió mandato ... para que nos cercenaran los alimentos [y como a<br />

pesar de] esto procurabamos darles .. . envió otro mandato con precepto<br />

de obediencia para que ninguna ... [diera] ni un mendrugo .. . de pan, ni<br />

nada."<br />

Algunas de las acciones eran para su conveniencia y cuidar su reputación,<br />

aunque fuera en contra de la de las religiosas:<br />

"que se comenzara la práctica de la "vida común" el día de San Francisco<br />

Javier para obsequiar a su Ilustrísima el día de su santo."<br />

"que no nos quejáramos de los trabajos de la vida en común ... [ni] con<br />

los de afuera ... ni unas [con] otras ... "<br />

143


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

"nos ha tratado no como a religiosas si como a negras de obraje ... "<br />

Las consideraban "monjas espías de las de la vida común."<br />

Contra la integridad física del convento:<br />

"Mandó echaran abajo muchos edificios de celdas y ermitas ... para que<br />

se hicieran ... las oficinas ... de la vida común."<br />

"entraron a la clausura más de ochenta albañiles, a ejecutar el destrozo<br />

de las celdas ... "<br />

"los albañiles comenzar[o]n con barretas a echar abajo las piezas del<br />

noviciado ... y los dormitorios nuestros y muchas celdas de arto costo,<br />

con tanta violencia que no dieron tiempo ni aun para que se sacaran las<br />

cosas necesarias ... "<br />

"duró la obra ... ocho meses ... "<br />

Contra la integridad física de las monjas:<br />

"de sesenta y seis que éramos, no hemos quedado más [que]<br />

cincuenta ... "<br />

"a una le dio el señor Vicario tales bofetadas, que fue necesario ... le<br />

hicieran dos sangrías porque le lastimó gravemente la cara ."<br />

"a otra porque iba a favorecer a otra religiosa que estaba gravemente<br />

enferma, le dio el Señor Redondo tal tirón de un brazo, que le dislocó el<br />

hombro, el cual brazo se le ha secado a la religiosa y encogido de modo<br />

que está inhábil."<br />

"a otra religiosa le dio otro de los señores tal golpe en el pecho que estuvo<br />

privada muchas horas y hasta hoy padece grande dolor y agitación."<br />

"Amarraron y encadenaron a las que no se quisieron dar a la recolección ...<br />

las encerraron con cerrojos y candados, dando orden de [mantenerlas]<br />

con ayunos a pan y agua, disciplinas y otras mortificaciones ... y hasta<br />

hoy .. . se mantienen presas."<br />

Desesperanza:<br />

Somos "las más afligidas y desamparadas en la tierra que puede haber<br />

ni ha habido ... "<br />

Quedamos como "religiosas arrepentidas de haberlo sido ... "<br />

" ... hemos padecido en abundancia tanto en lo espiritual como en lo<br />

temporal."<br />

" ... sin más recursos que "un popote de carbón" escribieron para avisar<br />

al Virrey y al arzobispo de sus trabajos y gran dolor."<br />

" [únicamente] esperamos... que la ejecución y práctica de lo<br />

determinado a.cabe con las vidas de las que a fuerza de repetidos golpes<br />

144


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

hemos perdido salud, gusto y aún la tolerancia en el espíritu ... "<br />

"suplicándole se duela de nosotras y ampare esta nuestra desamparada<br />

causa la que según percibimos lo está de todos en la tierra .. . "<br />

"[de otra manera lo que nos im]pondrán ... será .. . principiar un infierno<br />

desde esta vida ... "<br />

Retomando algunos puntos de la carta que en 1775 firmaron las monjas<br />

poblanas del convento de la Santísima Trinidad, quiero destacar: que también<br />

ellas recibían a sus prelados con obsequios, que contaban con algún peculio<br />

y alhajas de su propiedad, que a causa del decreto e invasión del convento se<br />

burlaron de ellas y les quitaron a sus confesores. También destruyeron sus celdas<br />

y las reubicaron, amenazaron, engañaron y amedrentaron para que practicaran<br />

la "vida común". Las maltrataron física y moralmente y hasta les prohibieron<br />

quejarse; expulsaron a sus niñas y muchas quedaron en el abandono.<br />

En la ciudad de México los hechos ocurrieron sin escándalo, y de las<br />

comunidades afectadas sólo la de Jesús María solicitó y consiguió autorización<br />

Real para continuar teniendo una labor educativa. 35 Su defensa estuvo a cargo<br />

del licenciado Balthazar Ladrón de Guevara quien se apoyó en el uso y la<br />

costumbre. 36<br />

No obstante las acciones de Lorenzana y Fuero dejaron una huella imborrable<br />

en los 13 conventos de México y en los 8 de Puebla pero principalmente en los<br />

de Santa Inés, la Santísima Trinidad y Santa Catalina de la ciudad de los Ángeles.<br />

En suma el monasterio brindaba la certeza de protección, educación y<br />

comodidad al sector femenino novohispano, pero el funcionamiento cotidiano<br />

se puso varias veces en tela de juicio. Lo que hemos intentado ahora es visualizar<br />

algunos momentos de crisis para cumplir con su regla sin dejar de disfrutar de<br />

los privilegios de la clausura.<br />

La diversidad social en convivencia generó un abanico de posibilidades<br />

proyectadas en distintos modos de vida. Tomando en cuenta esta diversidad<br />

no es posible estudiar a la mujer ni específicamente a la monja, tomando<br />

como única referencia las normas dictadas. Las reglas, las constituciones y<br />

los "costumbreros" son códigos de conducta, que en sí mismos admiten la<br />

flexibilidad y es ésta la que muchas veces regula el comportamiento de cada día .<br />

35 No me ex ti endo en es1c tema porque ya fue tratado en: "'Repercusiones arquitectónicas en los conventos de monjas de México y Puebla a raíz de<br />

la Im posición de Ja Vida ComUn'' en Arte y Coerción. Primer Coloquio del Comirt? de Hi.Sroria del Ane, MCxico, UNAM, IIE, 1992, pp. 123-147.<br />

36 Ladrón de Guevara, Baltazar, Manifiesto que el Real Convento de Religiosas de Jesús Maria de México, de el Real Palronato, sujc10 a el Orden<br />

de la Purísima e Inmaculada Concepción. hace a el Sagrado Concilio Provincial de las razones que le asisten. para que se digne declarar ser la que<br />

siguen vida común y confonne a su Regl a, y que no se debe hacer alguna novedad en el método que les prescribió el Ilustrísimo y Excelentísimo<br />

Señor Don Frai Payo Enriquez de Rivera: cuya Resol ución pretenden que a mayor abundamiento se apruebe, y el que han observado en los demás<br />

puntos que se expresan, México, en la imprenta de Don Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1771. Sintetizamos la trayectoria de Ladrón de Guevara<br />

en las siguientes ac1ividades: en 1773 era asesor general y abogado de la Real Audiencia: en 1775 fue consultado sobre Ja posibilidad de grabar la<br />

entrada del pulque a la ciudad. durante los gobiernos de los virreyes Antonio Maria de Bucarelli y Ursúa. y Manuel Antonio Flores Maldonado;<br />

en 1782 era Juez Privativo de Reales Tributos y después fue Juez General de Bienes de difun1os: en 1795 fue nombrado oidor decano de la Real<br />

Audiencia sin dejar de laborar como asesor y llegó a Juez General de los ramos de gallos y cruzadas y en 1799 fue Ministro del Consejo de Indias.<br />

145


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Quienes gobernaron a las religiosas, utilizaron el recurso de la excepción o del<br />

poder que los revestía para ser permisivos en casos concretos; pero la mayoría<br />

de las veces ceder en un evento suponía la suma de muchos más.<br />

Las monjas como todos los seres humanos mostraron res istencia al cambio,<br />

y para analizar los periodos de crisis o de nuevas propuestas de normatividad,<br />

- antes de iniciar el periodo independiente- , habría que tomar en cuenta entre<br />

otras cosas los liderazgos de autoridades que desconocían las prácticas históricas<br />

de las monjas novohispanas y americanas en general, pues algunas de la nuevas<br />

reglas eran producto de un cambio de mentalidad y de acontecimientos externos<br />

a la clausura .<br />

146


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Ilustración núm. 1. Litografía de S. Hernández y Hesiquio Iriane. El arzobispo Pedro Moya de Contreras,<br />

tomado de: Francisco Sosa, El Episcopado Mexicano, México, Editorial Innovación, S. A .. 1978, p. 27.<br />

147


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Ilustración núm . 2. Litografia de S. Hernández y Hesiquio lriarte. El arzobispo Francisco Manzo y Zúñiga,<br />

tomado de: Francisco Sosa, El Episcopado Mexicano, México, Editorial Innovación, S. A., 1978, p. 67.<br />

148


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

-----, - .-.. -----<br />

lustración núm. 3. Litografia de S. Hemándcz y Hesiquio lriarte. El ar1obispo Fray Payo [nrique1 de Rivera<br />

tomado de: Francisco Sosa. El Episcopado Mexicano. Méx ico. Editorial lnnO\ación. S A .. 1978. p. 142.<br />

149


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

Ilustración núm. 4. Litografia de S. Hemández y Hesiquio lriarte. El arzobispo Francisco Antonio Lorenzana,<br />

tomado de: Francisco Sosa, El Episcopado Mexicano, México, Editorial Innovación. S. A .. 1978. p. 192.<br />

150


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

De la defensa a la controversia:<br />

Relaciones entre los franciscanos y los indios en Nueva España,<br />

siglos XVI-XVIII.<br />

Guillermo Antonio Nójera Nójera<br />

Universidad Autónoma del Estado de More/os.<br />

Una de las principales repercusiones de la conquista española fue la<br />

evangelización y la posterior consolidación de la iglesia en Nueva España.<br />

Dicho proceso fue encabezado por los miembros de las órdenes religiosas y, en<br />

Mesoamérica, estuvo a cargo fundamentalmente de los mendicantes, esto es,<br />

los franciscanos, agustinos y dominicos, surgidos al inicio de la Alta Edad Media.<br />

Las experiencias previas adquiridas por éstas órdenes religiosas entre diferentes<br />

pueblos ( incluyendo a los moros habitantes de las regiones recientemente<br />

reconquistadasJ y las características de las culturas a las que se enfrentaron a<br />

su llegada a América, impulsaron un modelo de evangelización con los indios<br />

americanos muy particular.<br />

Todas esas condiciones dieron como resultado un proceso de cristianización en<br />

el cual, los religiosos necesitaron interactuar constantemente con los neófitos,<br />

ante la gran diferencia encontrada en términos de su orientación hacia lo divino.<br />

Pero al mismo tiempo con una postura respetuosa de los frailes hacia la forma<br />

de los indios de abordar el fenómeno religioso y expresar su religiosidad .<br />

Estas características básicas fueron compartidas por los miembros de las tres<br />

órdenes religiosas encargadas de la evangelización; sin embargo, la diferencia<br />

entre ellas se concentró en el grado de involucramiento de sus miembros en las<br />

comunidades a las que tenían que atender. En este sentido, los franciscanos han<br />

sido reconocidos por los diferentes historiadores como los sacerdotes cristianos<br />

que se mostraron más cercanos a los indios y quienes ponderaron de mejor<br />

manera las cual idades de sus nuevos feligreses.<br />

No obstante, las visiones positivas no fueron unánimes, ni se mantuvieron a<br />

lo largo del tiempo de la convivencia de los franciscanos con los indígenas.<br />

Esta ponencia busca presentar las formas en que se fueron modificando las<br />

percepciones hacia los naturales de Mesoamérica y las razones que pueden<br />

explicar dichas transformaciones.<br />

151


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

La conquista espiritual: los indios vistos como verdaderos cristianos.<br />

En la historiografía de la época de la dominación española los frailes menores<br />

(nombre oficial de los franciscanos) siempre han tenido un lugar especial. Esto<br />

se debe a las asociaciones positivas que vienen a la mente cuando se nombran a<br />

religiosos como fray Toribio de Ben avente Motolinía, fray Bernardino de Sahagún,<br />

fray Andrés de Olmos, fray Pedro de Gante o fray Juan de Zumárraga. Todos<br />

ellos forman parte de la generación que bien se podría denominar como de los<br />

conquistadores espirituales del centro de México, aquellos rel igiosos reputados<br />

por sus grandes contribuciones al conocimiento del pasado prehispánico, sus<br />

formas de evangelización que de manera poco ortodoxa acercaba al catolicismo<br />

a los indios de una manera relativamente sencilla, por su defensa de los pueblos<br />

ante los atropellos de los colonos españoles o por las novedosas formas<br />

de educación implementadas. También son reconocidos como escritores e<br />

intermediarios a través de los que se buscaba dar a entender las formas de<br />

organización social, política y económica que se estaban implementando en<br />

la Nueva España, así como las críticas hacia ellas por parte de los miembros<br />

de la orden de San Francisco a la corte de Carlos 1 y por Felipe 11. El aprecio<br />

por la población nativa quedó demostrado a través de los diferentes actos y<br />

discursos producidos por los franciscanos. Una de las formas más evidentes de<br />

expresar su visión acerca de los indios mesoamericanos fue la rapidez con la que<br />

impartían el sacramento del bautismo a los neófitos, todo ello en comparación<br />

con las otras dos órdenes religiosas que actuaban en el mismo medio social.<br />

Esto era el resultado de que para los frailes menores sólo era necesario que<br />

los indios comprendieran algunos de los puntos básicos de la fe católica, como<br />

"un solo Dios todopoderoso, la Santísima Virgen, la inmortalidad del alma y<br />

la existencia de demonios ".1 Después de ello, no había nin gún problema para<br />

bautizar a los indios. Esta forma de proceder indica una disposición clara de<br />

recibir a los indios a lo que los religiosos franciscanos cons ideraban como la<br />

forma de vida más perfecta, la del cristiano. Al mismo tiempo, era una clara<br />

muestra de misericordia para ofrecer a los neófitos la capacidad de salvación, en<br />

un momento en que las epidemias diezmaban continuamente a las poblaciones<br />

nativas de Mesoamérica.<br />

Una vez convertidos al catolicismo, los indios seguían con su educación cristiana<br />

y de otros tipos, como las primeras letras, las nociones básicas de matemáticas<br />

y algunas artes y oficios a la usanza española . Para otros, sobretodo los hijos<br />

de los nobles indios, la educación impartida por los reli giosos trató de ir más<br />

1 RICARll, 1986, 164-180.<br />

152


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

allá , enseñándoles el latín y, posteriormente artes y teología escolástica . Esto<br />

fue la base para la creación del Colegio Imperial de la Santa Cruz en Santiago<br />

Tlatelolco, sitio en donde al parecer se pensaba preparar a los indios para el<br />

sacerdocio. Dicha institución fue abierta en 1536 con el entusiasta apoyo del<br />

obispo franciscano fray Juan de Zumárraga, quien expresaba en una carta al<br />

rey Carlos 1 que los naturales ya habían probado suficientemente su habilidad e<br />

ingenio, por lo que podían llegar hasta los cargos más altos. Los resultados de<br />

este proyecto han causado polémica entre varios historiadores: para al gu nos,<br />

el Colegio tenía la finalidad de formar sacerdotes indios y, si este fue el caso,<br />

resultó un rotundo fracaso. Para otros historiadores sólo se trataba de un centro<br />

de enseñanza secundaria, sin tener la meta del sacerdocio, por lo que la apa rición<br />

de un grupo importante de indios con conocimiento del latín, español y ná huatl,<br />

capaces de convertirse en traductores fue todo un éxito. Fray Bernardino de<br />

Sahagún, uno de los profesores más conspicuos del Colegio anotó respecto a<br />

algunos de sus alumnos lo siguiente:<br />

El principa l y más sabio fue Antonio Valeriana, veci no<br />

de Azcaputzalco, otro, poco menos que este, fue Alonso<br />

Vegerano, vecino de Cuauhtitlan; otro fue Martín<br />

Jacobita, de que arriba hice mención. Otro, Pedro de San<br />

Buenaventura, vecino de Cuauhtitlan; todos expertos en<br />

tres lenguas: latina, española y indiana. Los escribanos<br />

que sacaron de buena letra todas las obras son Diego de<br />

Grado, vecino de Tlatilulco, del Barrio de la Concepción;<br />

Bonifacio Maximiliano, vecino de Tlatilulco, del barrio de<br />

Sanct M artín; Mateo Severino, vecino de Xuchimilco, de la<br />

parte de Ullac. 2<br />

La exposición de Sahagún demuestra que para los franciscanos los frutos no fueron<br />

menores, sobretodo si consideramos que los tres primeros fueron piezas claves del<br />

ordenamiento español en los pueblos de indios al convertirse en gobernadores<br />

de diversas ciudades y pueblos de indios en la segunda mitad del siglo XVI. As í,<br />

la propuesta educativa de los franciscanos, no igualada por ninguna otra orden<br />

evangelizadora, dio a algunos indios los elementos suficientes para lidia r con las<br />

cond iciones cambiantes que se vivían en la Nueva España en ese momento.<br />

Al mismo tiempo, implicaron un reconocimiento de la capacidad de los indios,<br />

a pesar de todas las trabas y críticas hechas por diversos personajes contra esa<br />

2 S AllA


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

propuesta educativa de los frailes menores. Estas posturas pueden resumirse en lo<br />

que escribió el escribano de la Audiencia de México Jerónimo López en 1541: "el<br />

indio, por agora, no tenía necesidad sino de saber el Pater Noster, el Ave María, el<br />

Credo y el Salve y mandamientos y nomás; y esto simplemente, sin aclaraciones<br />

ni glosas, ni exposiciones de doctores, ni saber distinguir la Trinidad ... ". 3<br />

Además, los franciscanos se convirtieron en los protectores de los indios bajo su<br />

cuidado. Dicha tarea fue realizada en contra de los actos y leyes que perjudicaban<br />

a su feligresía, sin importar quien fuera el responsable. Así, existen muchos<br />

documentos en los que se muestran las protestas de los franciscanos en contra<br />

de encomenderos, funcionarios de la corona, particulares o, incluso, el mismo rey,<br />

que por sus acciones u omisiones ponían en riesgo la estabilidad de los pueblos<br />

de indios o lastimaban física y moralmente a los neófitos. Los actos referidos<br />

podrían ser desde los maltratos propinados por negros, esclavos de estancieros<br />

o de funcionarios de la corona en contra de los indios, las excesivas cargas<br />

tributarias que tenían que soportar, los duros trabajos a los que eran sometidos y<br />

los cambios en la legislación real sobre los propios nativos mesoamericanos. Uno<br />

de los asuntos que mayores críticas provocó fue la orden dada por el visitador<br />

Jerónimo de Valderrama, avalada por Felipe 11, de tasar como tributarios incluso a<br />

los señores naturales indios. Para Mendieta, uno de los principales defensores de<br />

los indios, si bien la tierra había sido ganada por conquista para el rey de España,<br />

esto no suponía que se podía despojar a los miembros de los antiguos linajes<br />

impunemente de sus derechos y privilegios, pues<br />

V. M. es obligado ... a conseNar y sustentar los señores<br />

naturales que hay entre los indios en sus señoríos y<br />

patrimonios que legítimamente poseyeron sus antepasados,<br />

y no permitir que sean en ellos damnificados, aunque sea<br />

para amplificar la hacienda real de V. M .; y a mandar sean<br />

restituidos los que injustamente han sido desposeídos. Para<br />

esto no quiero tener otra razón alguna, sin que por ningún<br />

derecho es lícito quitar a nadie lo que es suyo. 4<br />

Así, mientras las primeras generaciones de franciscanos actuaron en la Nueva<br />

España, se destacaron como protectores de los indios. Uno de los más relevantes<br />

en este aspecto fue, sin duda, fray Gerónimo de Mendieta, quien no dudaba en<br />

usar rudos términos para llamar la atención de las autoridades con el fin de que<br />

se comprometieran a vigilar y otorgar mejores condiciones a los neófitos, con<br />

3 Ci1ado en Gonzálcz, 1990, I, 86.<br />

4 Cuevas, 1992. 11, 242.<br />

154


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

el fin de mantener estable y pacificado el virreinato y, sobretodo, no perder los<br />

grandes logros obtenidos por los religiosos en las materias religiosas.<br />

La visión de los franciscanos acerca de los indios.<br />

La relación mantenida por los religiosos franciscanos con los indios<br />

novohispanos ha sido caracterizada de muy diversas maneras: paternalismo,<br />

una situación ventajosa para los religiosos, de sujeción de los indios hacia sus<br />

evangelizadores, de protección. Todas esas miradas tienen algo de razón, pero<br />

para comprenderlas de mejor manera, es necesario entender ¿cuál era la visión<br />

que tenían los religiosos acerca de los indios del centro de México?<br />

Sin duda, hablar de una visión exclusivamente positiva sería caer en un<br />

red uccionismo absurdo, sobretodo por la compleja relación trabada por<br />

los franciscanos y sus feligreses. Por otro lado, los testimonios de los frailes<br />

abarcaron diversos temas, desde los hábitos sociales y religiosos de los pueblos<br />

nativos de Mesoamérica antes de la llegada de los españoles, pasando por las<br />

diferentes formas de recepción de la nueva religión, hasta los acontecimientos<br />

sucedidos en la naciente y consolidada sociedad novohispana.<br />

As í, fray Juan de Torquemada decía que la sociedad nahua había sido una muestra<br />

de " ... lo bueno, lo digno de ser ponderado ... ", sobre todo por el comportamiento<br />

de quienes representaban a dicha sociedad, pues los jueces eran equitativos,<br />

los guerreros valientes, los sacerdotes castos, los gobernantes generosos y los<br />

pobladores sumamente religiosos. Una sociedad con esas características era el<br />

resultado una educación apropiada para formar a los nuevos señores, guerreros,<br />

sacerdotes y vasallos en general y la construcción de los magníficos palacios que<br />

engalanaron la ciudad de México-Tenochtitlan, hasta su caida . 5<br />

Por su parte, fray Toribio de Benavente, llamado Motolinía por los mismos<br />

indios a los que venía a evangelizar, uno de los miembros de los primeros doce<br />

franciscanos enviados con tal encomienda en 1524 señalaba :<br />

Estos indios que cuasi no tienen estorbo que les impida para<br />

ganar el cielo, de los muchos que los españoles tenemos y<br />

nos tienen sumidos, porque su vida se contenta con muy<br />

poco, y tan poco, que apenas tienen con que se vestir ni<br />

alimentar. Su comida es muy paupérrima y lo mismo es el<br />

vestido ... No se desvelan en adquirir ni guardar riquezas ni<br />

se matan por alcanzar estados ni dignidades ... nunca me<br />

acuerdo haberlos visto guardar injuria ... 6<br />

5 García Quintana. 1983. p. 394 .<br />

6 Motolinia. 1989. p. 163.<br />

155


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Esa descripción hecha por Motolinía fue quizá una de las mayores alabanzas<br />

que podían escribir los franciscanos reformados en el siglo XVI, tal como lo era<br />

Motolinía. Es necesario explicar que la reforma de la orden franciscana llevada<br />

a cabo por los Reyes Católicos, a través del también franciscanos cardenal<br />

Cisneros, tuvo como principal objetivo regresar al espíritu original de la orden.<br />

En dicho espíritu, uno de los elementos fundamentales era precisamente la<br />

pobreza evangélica que debían seguir los miembros de la Orden de los Hermanos<br />

Menores, dictada por el fundador san Francisco de Asís. De ese modo, la<br />

presentación de los indios como pobres y carentes de cualquier t ipo de interés<br />

en lo material, los hermanaba con los religiosos franciscanos.<br />

Otro franciscano que reivindicaba el mismo espíritu y que de hecho se convirtió<br />

en un ferviente defensor de los indígenas novohispanos ante las injusticias<br />

cometidas en contra de ellos, fray Gerónimo de Mendieta, señaló como una de<br />

las características positivas de los habitantes de los pueblos adoctrinados por<br />

los frailes menores era el total desprendimiento mostrado cuando se hablaba de<br />

asuntos religiosos. Mendieta señalaba, para contrarrestar las críticas de que los<br />

indios no eran verdaderos cristianos, que ellos hacían constantes limosnas a las<br />

iglesias y pagaban para que se oficiaran misas destinadas a salvar las almas de sus<br />

difuntos. Por lo mismo, el fraile-cronista de la Provincia del Santo Evangelio se<br />

vanagloriaba de que: "En los tiempos antiguos, por espacio de más de cuarenta<br />

años, nunca los religiosos de San Francisco quisieron recibir la limosna que la real<br />

majestad hace a los frailes de las órdenes que entienden en el m inisterio de los<br />

indios para su sustento, porque con las limosnas ord inarias de los mismos indios<br />

se sustentaban suficientemente". 7 Sin duda, el acento puesto en lo religioso<br />

en dichas apreciaciones positivas dadas por Motolinía, Mendieta y, en menor<br />

medida, por Torquemada, tratan de mostrar tanto las cualidades de los indios,<br />

considerados por muchos como carentes de las cualidades para convertirse<br />

en buenos cristianos, y al mismo tiempo buscan obtener reconocimiento<br />

para los trabajos realizados por los hermanos menores en la evangelización y<br />

adoctrinamiento de los naturales del centro de la Nueva España. Esto tiene que<br />

ver con un hecho fundamental, la mayor parte de estos escritos se presentaron<br />

en las crónicas hechas por los tres religiosos de la Provincia del Santo Evangelio<br />

de México. Como estos textos estaban destinados a ser leídos por el rey o algún<br />

alto funcionario de la monarquía española, era necesario presentar una visión<br />

optimista y que resaltara los grandes logros obtenidos en la evangelizac ión.<br />

Por lo mismo, al final de cuentas, los aspectos positivos considerados por los<br />

7 Mcndicla, 1980, 421-423.<br />

156


Narrando Historias al Pie de los Vo lcanes<br />

religiosos franciscanos, también son muestra de la intensa labor real izada y por<br />

lo tanto también son elogios para ellos mismos.<br />

No es extraño entonces que a decir de Josefina García Quintana, fray Juan de<br />

Torquemada al hacer un balance sobre todo lo que hasta el momento en que<br />

escribía su Monarquía Indiana se había dicho acerca de los indios del centro de<br />

Nueva España, tanto del siglo XVII como de sus antepasados que vivieron antes<br />

de la llegada de los españoles, se dedica a expresar todas las cosas positivas<br />

que se han dicho de ellos, mientras que justificaba todos los juicios negativos<br />

vertidos en contra de los indígenas. 8<br />

Sin embargo, desde el siglo XVI ya había algunas voces que discrepaban acerca<br />

de la capacidad de los indios o de las cual idades positivas que pudieran tener.<br />

En este sentido, uno de los asuntos más difíciles de explica r para los rel igiosos<br />

fue la negativa de otorgarles la consagración como sacerdotes. Los motivos<br />

se describieron de diferente manera por dos importantes franciscanos del siglo<br />

XVI, fray Bernardino de Sahagún y fray Gerónimo de Mendieta. Para el primero,<br />

no se podía tapar uno de los principales vicios mostrados por los indios, el de la<br />

embriaguez. Sahagún exponía así los problemas originados en las "borracheras<br />

más destempladas y perjudiciales a la república y a la salud y salvación de los<br />

que las exercitan [que] por este vicio son tenidos por indignos y inhábiles para<br />

el sacerdocio, y también porque la continencia o castidad que es necesaria a los<br />

sacerdotes no son hábiles para guardarla, en especial los borrachos". 9<br />

En el mismo tenor, fray Gerónimo de Mendieta intentó explicar de otra manera<br />

las razones esgrimidas por los franciscanos para impedir que los ind ios pudieran<br />

convertirse en sacerdotes. Desde su punto de vista, aunque no dejaba de lado<br />

lo relativo a la propensión a la embriaguez dictaminado por su compañero de<br />

hábito Sahagún, la razón principal para no permitir llegar al grado mayor de la<br />

vida cristiana se centraba en el carácter de los indios de la Nueva España. Él<br />

decía, que a diferencia de otros pueblos convertidos al cristianismo, los indios<br />

del centro de México se caracterizaban por su humildad y sumisión, lo que<br />

podría transformarse en engreimiento y falta de capacidad para convertirse<br />

en guías de las comunidades, sobretodo por la falta de autoridad detentada<br />

hasta ese momento, situación que cambiaría con el sacerdocio. Remataba<br />

sus apreciaciones de la siguiente manera: "Y así quiero decir, que no son para<br />

maestros sino para discípulos, ni para prelados sino para súbditos, y para esto<br />

los mejores del mundo". 10<br />

8 Garda Quintana, 1983, p. 394.<br />

9 Sahagún, 1990, 11, 628.<br />

1 O Mendieta, 1980, 448.<br />

157


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Así, estos dos personajes considerados parte del grupo pro-ind io que<br />

hubo en la Provincia del Santo Evangelio durante el siglo XVI, buscaron dar<br />

respuesta a una decisión que a primera vista parecía contradictori a: si los indios<br />

tenían tantas aptitudes y se habían convertido al cri st ia nismo de ma nera total,<br />

¿porqué no llevarlos a la vida de perfección cristiana que ofrecía el catolicismo,<br />

como lo era el sacerdocio? Así, se establecían defectos que poco a poco se iban<br />

a consolidar en la opinión de los religiosos que trabajaba n en las comunidades<br />

de indios en Nueva España. El resto del tiempo en que los frailes menores se<br />

mantuvieron a cargo de las doctrinas, así como de otros miembros del estado<br />

eclesiástico, siempre inculparon a los indios por sus borracheras y, muchos de los<br />

franciscanos encargados de la administración de los ind ios durante los dos siglos<br />

siguientes estuvieron convencidos de la falta de capa cidad de sus fe ligreses y<br />

generalmente los pensaron como niños que necesitaban guía .<br />

Un ejemplo más de la opinión franciscana acerca de la feligresía india en sus<br />

doctrinas, que la igualaba a los niños, es posible verla en una carta hecha por<br />

los religiosos más importantes de la Provincia del Santo Evangelio de México<br />

dirigida al papa en 1582. En ella, se decía que<br />

" ... los Sumos Pontífices que han condescendido con los<br />

indios en las tales cosas [de las cuestiones de la fe]. más<br />

que con los otros cristianos, ha sido atent o a su talento y<br />

capacidad, que es de párvulos, y a la imposi bilidad que a esta<br />

causa milita de su parte para poder guardar los preceptos y<br />

estatutos que la iglesia tiene impuestos a los otros cristianos;<br />

y esta su poca capacidad o bajo talento como de niños o<br />

muchachos de poca edad en ellos como en el primero día que<br />

fueron vistos de los españoles, porque puesto el ca so que<br />

muchos dellos están habilitados á entender los misterios de<br />

la fe que antes no conocían ni alcanzaban, y otros en artes<br />

mecánicas, y otros en cosas particulares de policía humana,<br />

y otros muy ladinos en malicias que se les han pegado de los<br />

españoles, pero común y casi generalmente preservan en el<br />

ser y capacidad de los muchachos que tienen necesidad de<br />

tutores y curadores que los guíen y rijan con autoridad de<br />

padres, y por consiguiente que son flacos y párvulos, y no<br />

aptos y suficientes para imponérseles el yugo que a los otros<br />

cristianos; ni lo serán por ventura de aquí a que Dios venga<br />

158


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

a juzgar al mundo, según lo que vemos en ellos, porque es<br />

ya aquel su ser, talento y capacidad natural que Dios les<br />

quizo comunicar". 11<br />

Otro religioso, no tan conocido como los dos anteriores, también<br />

formuló juicios acerca de la capacidad de los indios, justo antes del Tercer<br />

Concilio Provincial Mexicano, que se celebró en 1585. Este rel igioso fue fray<br />

Pedro de Azuaga quien, como lo hizo Mendieta, señalaba el carácter de niños de<br />

los indios, pero ya no eran aquellos seres casi angelicales descritos por Motolinía,<br />

sino que se habían convertido en individuos oportunistas e hipócritas. Dicha<br />

afirmación llevaba a Azuaga a aseverar que la cristianización de los indios, así<br />

como la vida de los frailes dependía de la presencia militar española .12 Por lo<br />

mismo, urgía que se llevara a cabo la propuesta de congregación, que por esos<br />

años se había pensado como la solución a los problemas de la administración<br />

espiritual de los indios y como la mejor forma para controlarlos por parte de las<br />

autoridades reales. El final de su carta, se convierte en un presagio de las nuevas<br />

opiniones que empezarían a expresarse entre los religiosos encargados de las<br />

doctrinas en donde vivían exclusivamente indios, pues Azuaga escribió acerca<br />

de los indios que eran "las bestias que son estas gentes brutales". 13<br />

Conforme pasaba el tiempo, se acentuaba una visión negativa respecto a los<br />

indígenas novohispanos entre los religiosos franciscanos. Así, fray Juan de Torquemada<br />

lamentaba lo que para él -durante mucho tiempo guardián del convento de Santiago<br />

Tlatelolco y con algunos conflictos con su feligresía- 14 era cada vez más claro. En<br />

primer lugar hablaba de una serie de nuevas cualidades negativas, pues se habían<br />

vuelto mentirosos, perezosos, y caían fácilmente en la embriaguez y en los hurtos. Por<br />

lo mismo, Torquemada hablaba de la disminución del entusiasmo inicial que habían<br />

mostrado los indios y un distanciamiento de sus pastores. 15<br />

No obstante los testimonios negativos presentados hasta aquí, a<br />

excepción del caso de fray Francisco de Azuaga, ninguno de ellos puede<br />

mostrarse como un ejemplo de un rompimiento de hecho entre los religiosos<br />

y los indios. Todos hablaban de los vicios que desde la perspectiva de todos<br />

los españoles (eclesiásticos y laicos) tenían o habían adquirido los naturales<br />

del centro de México. En otros casos, se podría asumir que la postura de los<br />

franciscanos llevaba a disculpar a los indios incluso de los vicios y pecados<br />

11 Códice Mendieta, 1, 1892, 255-256.<br />

12 Phelan, 1972, p. 90.<br />

13 Phclan, 1972, p. 90.<br />

14 F111y Juan de Torquemada fue acusado por los indios pi ntores de Santiago Tlatelolco por maltratos fisicos y por hacerlos trabajar sin recibir paga<br />

alguna, como se estipulaba en las leyes reales. León Portilla, 1983, p. 38<br />

1 S García Quintana, 1983, p. 403.<br />

159


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

mayores, por su calidad de infantes, pues si fallaba de alguna manera la guía,<br />

entonces era muy difícil que un niño pudiera mantener el camino recto marcado<br />

por el cristianismo. Esto se transformará cuando comenzamos a encontrar<br />

documentos de otra índole, de manera particular litigios entre los religiosos y su<br />

feligresía india. En ellos, puesto que los frailes menores buscaban defenderse de<br />

acusaciones hechas por los habitantes de las doctrinas, señalaron los que desde<br />

su punto de vista eran los principales defectos, como la persistente y extendida<br />

embriaguez, la mentira y el sometimiento fingido. Pero la diferencia era que<br />

en esos documentos había que presentar a los indios con todos los problemas<br />

de carácter que tenían y las consecuencias que debían de afrontar tanto los<br />

naturales, como los propios religiosos.<br />

Así, por ejemplo, en 1669 el encargado de la doctrina de Santiago Tlatelolco<br />

se quejaba de las maneras de hacer las festividades, a las que describía como<br />

escandalosas y con graves ofensas de Dios. Estas situaciones que afectaban<br />

tanto al religioso se producían dentro de los llamados nescuitiles, pues se hacían<br />

las celebraciones en el atrio del convento y en el cementerio en donde entraban<br />

a caballo algunos indios y hacían otras cosas inapropiadas en estos lugares que<br />

el franciscano tuvo el recato de no escribir en el expediente. 16<br />

En la información anterior todavía no hay una ruptura total entre doctrineros y<br />

feligresía, y más bien parece solo una diferencia de opinión acerca de las formas<br />

que podían ser utilizadas para las celebraciones religiosas populares. No obstante<br />

lo anterior, el tono sigue siendo, en términos generales, discreto y respetuoso,<br />

sin involucrar a los indios como una generalidad, pues el fraile solo hizo mención<br />

de lo que le constaba, los sucesos en Tlatelolco. Sin embargo, cuando revisamos<br />

lo dicho por fray Agustín de Vetancourt, religioso que pasó parte de su vida<br />

como doctrinero en diferentes conventos de la Provincia del Santo Evangelio de<br />

México y después le fue encargada la redacción de una nueva crónica provincial,<br />

las cosas empiezan a cambiar. En ciertos pasajes de su crónica, en los que habla<br />

de los indios, hay un tono de desesperanza que es difícil dejar a un lado. Así,<br />

por ejemplo, escribió a finales del siglo XVII: "... el día de oy no ay de aquellos<br />

naturales nobles y aplicados a la virtud y trabajo, la nobleza se acabó, las<br />

aplicaciones a los banquetes y borracheras y todo es procurar escaparse de las<br />

ocupaciones eclesiásticas y lo peor es que el amor que tenían a los Religiosos<br />

los antiguos, lo han convertido en odio los modernos". 17<br />

No obstante dichas críticas de Vetancour hacia los indios, él buscaba una disculpa<br />

hacia los errores y vicios de los indios. Los verdaderos culpables de la situación<br />

16 Archivo General de In Nación. Bieues Naciouales, expediente 1076, legajo 9, foja l.<br />

17 Vetnncollr, Menologio. 1980. 14 1-142.<br />

160


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

de confrontación que se vivía en los pueblos eran una justicia torcida, tanto real<br />

como eclesiástica, que les ofrecía la posibilidad de litigar por cualquier cosa y<br />

en contra de cualquier persona, incluyendo a los frailes. No importaba que las<br />

acusaciones fueran falsas, pues la desconfianza hacia el religioso acusado en la<br />

comunidad ya se había sembrado. Otros culpables eran los propios religiosos,<br />

con un interés cada vez menor sobre los problemas que afligían a los indios<br />

y un mayor distanciamiento con respecto a sus feligreses; esto se relacionaba<br />

con frailes que ya no tenían la intención y la vocación de aprender lenguas<br />

indígenas. Esto era el resultado de no querer ser vistos como indios, pues la<br />

sociedad mostraba un desprecio absoluto hacia esta porción de la población<br />

novohispana. Entonces, para Vetancour, eran más importantes las culpas de las<br />

leyes, de los propios franciscanos y de la sociedad en su conjunto. 18<br />

En un litigio entablado por los pobladores de Cuernavaca en 1719 contra los<br />

religiosos franciscanos por permitir que un fiscal de la iglesia maltratara a los indios,<br />

los religiosos respondieron apoyando la actuación del fiscal. El razonamiento<br />

esgrimido por los doctrineros del lugar fue que era la única manera de frenar<br />

"sus excesos en torpezas, embriagueces u otros semejantes ... ". 19 Es de suponer<br />

que si se les hubiera pedido a los religiosos hacer una descripción del fiscal de<br />

la iglesia al que estaban defendiendo, los frailes lo hubieran presentado como<br />

un buen cristiano, cumplido en sus obligaciones sacramentales, respetuoso y<br />

obediente de sus pastores y otras cualidades positivas más.<br />

Otro litigio entre franciscanos e indios, ahora en el distrito de Tlalnepantla en<br />

el año de 1731, mostró de nueva cuenta el distanciamiento existente entre<br />

unos y otros. Los hechos habían ocurrido en los pueblos de Xilocingo, Tecpan<br />

y Mazatla, visitas de la doctrina de Tlalnepantla. Aquí, una serie de diligencias<br />

practicadas por los indios acusaban a su doctrinero por los maltratos físicos<br />

cometidos en su contra, así como de exigencias demasiado elevadas en dinero y<br />

en especie. En la respuesta dada por el doctrinero ante las denuncias presentadas,<br />

el religioso ofrecía un cuadro totalmente desfavorable sobre sus feligreses. En<br />

primer lugar, decía que los indios se quejaban de los pagos que hacían a los<br />

franciscanos porque en resumidas cuentas trataban de no pagar absolutamente<br />

nada a quienes acudían a sus pueblos a administrarlos espiritualmente. Esto era<br />

el resultado del carácter de los indios, descrito por el religioso como personas<br />

poco dóciles, montaraces y bárbaros, poco dispuestos a aceptar la doctrina<br />

cristiana y a mostrar respeto hacia los ministros. La conclusión era que los indios<br />

18 Vetancour, Chrónica. 1980. 23; Vetancour, Menologio, 1980, 58.<br />

19 Los castigos a los que se hacían merecedores los indios infractores eran el encierro en el convento de la villa, el cepo o los azotes. Archivo<br />

General de la Nación, Criminal, expediente 263, legajo 2, fojas 12v-13 .<br />

161


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

buscaban vivir sin que hubiera alguna autoridad, entre ellos los frailes, para que<br />

no les impidieran mantener su vida de vicios, licenciosa y mantenerse en la<br />

ignorancia religiosa y moral. No obstante todas las acusaciones anteriores,<br />

el doctrinero aceptaba que los indios habían pedido un sacerdote franciscano<br />

para que residiera en alguno de los tres pueblos y, en ese sentido, se mostraba<br />

de acuerdo en que esa podía ser una solución factible al sin fin de problemas que<br />

se habían detectado. Sobre todo porque esa era una manera de tener alguien de<br />

autoridad cercanos a dichos pueblos para encauzar la vida de los indios en los<br />

marcos de la moral y de la espiritualidad cristiana. 20<br />

A modo de conclusión.<br />

Cuando hablamos de la evangelización de los indios de Nueva España los<br />

franciscanos deben de tener un lugar privilegiado. Sin duda, las diversas<br />

actividades emprendidas entre los indios en las tierras recién conquistadas por<br />

Hernán Cortés, así como su arduo trabajo de evangelización en la mayor parte<br />

de las regiones del centro de las nuevas posesiones españolas, son parte de las<br />

consideraciones que les han dado tal lugar. Al mismo tiempo, es imposible olvidar<br />

los nombres asociados a esas tareas: fray Toribio de Benavente "Motolinía''. fray<br />

Pedro de Gante, fray Bernardino de Sahagún, fray Gerónimo de Mendieta, entre<br />

otros, forman parte de la historia del periodo.<br />

Todo lo anterior fue el origen de una visión positiva de los trabajos realizados por<br />

los religiosos entre los indios mesoamericanos y de una idealización de la primera<br />

época del catolicismo en el centro de México. Este periodo, denominado el de la<br />

"conquista espiritual" a raíz del título de uno de los libros más influyentes en el<br />

tema, 21 ha sido descrito no solo como el momento fundacional de la iglesia, sino<br />

también como un periodo de profunda integración de los religiosos llegados a estas<br />

tierras con los indios, receptores de su mensaje. Los franciscanos se convirtieron<br />

no solo en evangelizadores, sino también en educadores, protectores ante los<br />

excesos cometidos por los españoles e investigadores del pasado prehispánico.<br />

En todas estas actividades, el periodo luminoso comprendido entre los años<br />

de 1524 y 1572, fue seguido por otro obscuro en el que se perdió todo el<br />

impulso inicial y derivó en el burocratismo y la cotidianidad. Ese nuevo espíritu<br />

determinó entonces una caída en el entusiasmo y el principio de una crisis entre<br />

los franciscanos que laboraban en la Nueva España.<br />

Lo anteriormente descrito podía trasladarse al tema de este artículo. La<br />

multiplicidad de funciones adquirida por los franciscanos entre los indios les dio<br />

20 Archi vo General de la Nación, Bienes Nacionales, expediente 68 1, legajo 14. fo lios l 7-l 7v.<br />

21 Ricord, 1986.<br />

162


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

una estrecha relación con su feligresía y dicha relación se construyó siempre<br />

sobre las bases del amor cristiano y de la preocupación por el bien de los pueblos<br />

adoctrinados por los frailes menores. Sin embargo, esto cambió para finales del<br />

siglo XVI, cuando lo que prevaleció por parte de los religiosos fue la indiferencia<br />

y la distancia frente a personas que consideraban diferentes y poco capaces<br />

de alcanzar los niveles de civilización de los propios frailes. ¿Cómo podemos<br />

entender estos cambios?<br />

Sin duda, uno de los factores más importantes para explicar las modificaciones<br />

impuestas en la visión de los franciscanos acerca de los indios pueden ser<br />

identificadas con las características de la relación entablada desde los primeros<br />

momentos de su contacto. La importancia adquirida por los frailes en los pueblos<br />

de indios los llevó a asumir ciertas responsabilidades, dejando a los indios en un<br />

segundo plano, incluso en aquellos hechos propios de la comunidad. Eran los<br />

franciscanos los que los defendían, eran ellos los que organizaban a la comunidad,<br />

en algunas ocasiones incluso fueron los religiosos quienes decidieron el mejor<br />

lugar para ubicar un pueblo, sin importar que este ya tuviera una localización<br />

previa. Así, el elemento distintivo de esta relación fue el paternalismo, que lleva<br />

a considerar a qu ien está siendo tutelado como incapaz de hacer las cosas por sí<br />

mismo, ya sea porque el religioso conocía mejor como hacer las cosas o porque<br />

el indio no quería o no podía hacerlo por deficiencias propias de su carácter o por<br />

desconocimiento de las formas legales, de convivencia y de vida de los españoles;<br />

por lo tanto, era necesario tomar cartas en los diversos asuntos. Al final, ahí se<br />

ven las dos posiciones de los religiosos: el primero en que hay una disposición a<br />

ayudar a los indios "de buena fe", mientras aprenden . En el segundo momento,<br />

los indios eran ineptos por naturaleza y por lo mismo no podían hacer las cosas.<br />

El paternalismo se convertía en autoritarismo y generaba reacciones creando un<br />

clima de tensión en aumento.<br />

En segundo lugar, es necesario reconocer las diferencias de las fuentes utilizadas<br />

y los distintos usos que tenían cada una de ellas. Las crónicas y las cartas<br />

estaban destinadas a ser leídas en las altas esferas del gobierno español, con<br />

el fin de solicitar apoyo o presentar una panorámica de la labor hecha por los<br />

franciscanos. Por ello, no es extraño que presentaran una visión que encomiaba<br />

tanto a los franciscanos como a los indios, pues se trataba de escribir de manera<br />

positiva para alcanzar nuevas metas, como fortalecer la presencia de la orden<br />

o avanzar a nuevas etapas de la evangelización y educación de los indios. No<br />

obstante, las dudas acerca de la capacidad de los indios comienzan con los<br />

escritos de Sahagún y Mendieta, quienes intentan mostrar que sus hermanos de<br />

163


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

orden son imprescindibles para el buen funcionamiento de la sociedad india en<br />

la Nueva España. En el caso de los litigios, los franciscanos neces itaron presentar<br />

como defensa las razones por las cuales los indios los habían denunciado y,<br />

para no tener consecuencias por las denuncias en su contra, la mejor manera<br />

era desacreditar los dichos tratando de atacar la educación y la moralidad de<br />

los feligreses. Esta estrategia tenía muchas posibilidades de obtener buenos<br />

resultados en una sociedad que menospreciaba a los indios, por lo que no es<br />

extraño que haya sido utilizada por los franciscanos para encarar los juicios.<br />

Así, es importante matizar las afirmaciones demasiado genera lizadoras de los<br />

sucesos religiosos y sociales ocurridos entre los franciscanos y los indios . Cuando<br />

se habla acerca de la opinión de los franciscanos acerca de los indios, es necesario<br />

recordar que no siempre hubo comentarios posit ivos y que la visión de los fra iles<br />

siempre estuvo matizada tanto por el paternalismo como por el ca rácter de los<br />

indios. Además, el tipo de documentación muestra diferentes opiniones sobre<br />

los naturales porque había diferentes finalidades entre lo escrito en una crónica<br />

y lo presentado en un testimonio de carácter legal. Esto no cambia el verdadero<br />

amor cristiano y desprendimiento mostrado por los re li giosos de las pri meras<br />

generaciones que se comprometieron y trabajaron por los indios.<br />

164


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Fuentes:<br />

Archivo General de la Nación.<br />

Ramo Bienes Nacionales<br />

Ramo Criminal<br />

Bibliografía.<br />

C1uDAD REAL, Antonio de, fray. Tratado curioso y docto de las grandezas de<br />

la Nueva España. Relación breve y verdadera de algunas de las cosas<br />

que sucedieron al padre fray Alonso Ponce, siendo comisario general de<br />

aquellas partes, México, Universidad Nacional Autónoma de México­<br />

Instituto de Investigaciones Históricas (Serie de Historiadores y Cron istas<br />

de Indias, 6), 1976.<br />

CóDICE MEN DIETA. Códice Mendieta. Documentos franciscanos , siglos XVI y<br />

XVII, México, Imprenta de Francisco Díaz de León (Nueva Colección de<br />

Documentos para la Historia de México), 1982.<br />

CuEvAs, Mariano. Historia de la Iglesia en México, México, Porrúa (Biblioteca<br />

Porrúa), 1992.<br />

GARCÍA O u1 NTANA, Josefina. "La visión del mundo indígena de Juan de<br />

Torquemada", en ToROUEMADA, fray Juan de. Monarquía ind iana, volumen<br />

7, México, Universidad Nacional Autónoma de México/ Instituto de<br />

Investigaciones Históricas, 1983.<br />

GoNZÁLEZ GoNZÁLEZ, Enrique. Legislación y poderes en la Universidad colonial de<br />

México (1551-1668), tesis doctoral, España, Universidad de Valencia,<br />

1990.<br />

LEÓN PORTILLA, Miguel. "Biografía de fray Juan de Torquemada", en ToROUEMADA,<br />

fray Juan de. Monarquía indiana, volumen 7, México, Universidad<br />

Nacional Autónoma de México/ Instituto de Investigaciones Históricas,<br />

1983.<br />

MENDIETA, Gerónimo de, fray. Historia eclesiástico indiana, México, Porrúa<br />

(Biblioteca Porrúa, 46). 1980.<br />

MornuNíA, fray Toribio de Benavente. El libro perdido. Ensayo de Reconstrucción<br />

de la Obra Histórica Extraviada de Fray Toribio, Edmundo O'Gorman<br />

(dir.), México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Quinto<br />

Centenario), 1989.<br />

165


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

PHELAN, John. El reino milenario de los franciscanos en el Nuevo Mundo, México,<br />

Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones<br />

Históricas (Serie de historia novohispana, 22), 1972.<br />

R1CARD, Robert. La conquista espiritual de México, México, Fondo de Cultura<br />

Económica, 1989.<br />

SAHAGÚN, fray Bernardino de. Historia general de las cosas de Nueva España,<br />

México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, introducción,<br />

paleografía, glosario y notas de Josefina García Quintana y Alfredo López<br />

Austin (Cien de México), 1989.<br />

ToROU EMADA, fray Juan de. Monarquía indiana, volumen 7, México, Universidad<br />

Nacional Autónoma de México/Instituto de Investigaciones Históricas,<br />

1983.<br />

VETANCOUR, Agustín de, fray. Teatro Mexicano. Descripción breve de los sucesos<br />

ejemplares. Históricos y religiosos del Nuevo Mundo de las Indias.<br />

Crónica de la Provincia del Santo Evangelio. Menologio franciscano de<br />

Jos varones más señalados, que con sus vidas ejemplares, perfección<br />

religiosa, ciencia, predicación evangélica en su vida, ilustraron la Provincia<br />

del Santo Evangelio, México, Porrúa (Biblioteca Porrúa, 45), 1982.<br />

166


/<br />

/<br />

/ /<br />

:. ~ -<br />

_..,.<br />

LA MEMORIA DE MÉXICO<br />

SE ENCUENTRA EN LOS ARCHIVOS<br />

Parroquia de Ozumba


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Investigación documental en los Archivos Históricos.<br />

Yolio Torta/ero CeNontes<br />

Dirección de Investigación y<br />

Normotividod Archivístico, Archivo General de la Nación.<br />

La investigación histórica basada en documentos de archivo ha transformado<br />

radicalmente los métodos y técnicas para reconstruir el pasado. Por tradición,<br />

desde el siglo XIX (concretamente a partir de 1823 cuando el Archivo General<br />

y Público de la Nación abrió sus puertas a la consulta) historiadores, cronistas,<br />

campesinos y archivistas se acercaron a los archivos para revelar hechos, resolver<br />

litigios, reinterpretar los acontecimientos o darlos a conocer por vez primera.<br />

Posteriormente en la primera mitad del siglo XX la documentación del Archivo<br />

General de la Nación atrajo cada vez más la atención de académicos y estudiantes<br />

interesados en las fuentes de primera mano, con las cuales propusieron nuevas<br />

formas de hacer historia, específicamente mediante el análisis de documentos<br />

antiguos para reinterpretar los hechos, las versiones oficiales, las crónicas, en<br />

síntesis, para reconstruir y redescubrir los acontecimientos.<br />

En la primera mitad del siglo XX figuras como Edmundo O' Gorman fueron pieza<br />

clave de la transformación de la profesión histórica, del refinamiento del oficio,<br />

de su vinculación con la investigación y sus técnicas, así como su consiguiente<br />

especialización. Menciono al Dr. O'Gorman tanto por formar parte de aquélla<br />

generación que cambió la manera de interpretar el pasado, como porque trabajó<br />

en el Archivo General de la Nación entre 1938 y 1952 en donde ocupó, entre<br />

otros cargos, la jefatura de la Sección de Historia, en la que realizó tareas como<br />

catalogar, atender a investigadores, expedir copias certificadas, dictaminar<br />

la exportación de libros, coordinar y cuidar las publicaciones del Archivo, en<br />

especial su Boletín, en el que acostumbró publicar las transcripciones de los<br />

documentos originales seguidas de la interpretación de los hechos desde una<br />

perspectiva renovadora dentro del quehacer histórico.<br />

A inicios del siglo XXI nos asombra el grado de especialización al que ha<br />

llegado la profesión histórica en las universidades, instituciones académicas,<br />

de investigación y de educación superior. El rigor que se exige hoy a los<br />

expertos obliga a citar las fuentes documentales que consultan, a fin de dar<br />

169


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

solidez a los argumentos. Los archivos históricos han influido notablemente<br />

en estos cambios por ser en ellos en donde se depositan los documentos<br />

que dan sustento a los resultados de investigación en distintas áreas del<br />

conocimiento.<br />

Resulta muy positivo constatar que a lo largo del tiempo se han diversificado<br />

los objetivos por los que las personas e instituciones consultan los archivos<br />

públicos y privados. Hoy por ejemplo encontramos un universo variado que<br />

incluye académicos de distintas profesiones, periodistas, procuradores de<br />

justicia, genealogistas, comunidades agrarias, juzgados, publicistas, casas<br />

editoriales, tesistas, televisaras, investigadores extranjeros, organismos no<br />

gubernamentales, por citar algunos. Los archivos, al igual que las bibliotecas,<br />

hemerotecas, videotecas, filmotecas, fonotecas o fototecas, por citar otros<br />

repositorios que resguardan materiales originales, siguen siendo sitios de<br />

referencia obligados para estructurar cualquier tema de investigación que<br />

quiera realizarse con profundidad.<br />

A la par de los cambios en el uso de la información localizada en los archivos<br />

se dieron las transformaciones relacionadas con la custodia de los archivos<br />

públicos o privados, su resguardo, recuperación, organización, catalogación<br />

y difusión. Me refiero a la elaboración de catálogos e inventarios, al rescate<br />

de archivos, a la aprobación de leyes, a la aplicación de normas técnicas en<br />

la materia, a la vinculación con organismos e instituciones internacionales<br />

para acatar recomendaciones de expertos en archivos, a la especialización<br />

de profesionistas dedicados a la conservación, restauración, catalogación,<br />

digitalización, administración de documentos según su tipo (fotografía,<br />

papel, cine, video, fonoregistros), entre otros. En este contexto las nuevas<br />

tecnologías y su aprovechamiento en el trabajo archivístico también han sido<br />

herramientas fundamentales para facilitar el control, difusión y acceso a los<br />

documentos históricos.<br />

Gracias a muy distintas iniciativas de personas e instituciones a lo largo del<br />

siglo XX en México podemos constatar el desarrollo de una rica tradición<br />

orientada a la protección del patrimonio documental nacional. Además de<br />

la consoljdación del Archivo General de la Nación existen múltiples acervos<br />

dignos de mención y reconocimiento a su institucionalización como la<br />

Fototeca Nacional, la Cineteca Nacional, la Fonoteca Nacional, la Filmoteca<br />

de la UNAM, la Mapoteca Manuel Orozco y Berra, la Hemeroteca Nacional,<br />

sin perder de vista otros importantes centros de documentación abiertos al<br />

público como-los siguientes:<br />

170


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

• Acervo Diplomático y Biblioteca de la Secretaría de Relaciones<br />

Exteriores.<br />

• Archivo del Ateneo Español de México, A.C.<br />

• Archivo del Centro de Estud ios sobre la Universidad, UNAM.<br />

• Archivo del Registro Agrario Nacional.<br />

• Archivo General de Notarías (acervo histórico) .<br />

• Archivo Histórico de la Secretaría de Educación Pública .<br />

• Archivo Histórico de la Secretaría de Salud .<br />

• Archivo Histórico de Petróleos Mexicanos.<br />

• Archivo Histórico del Banco Nacional de México.<br />

• Archivo Histórico del Colegio de las Vizcaínas.<br />

• Archivo Histórico del Distrito Federal.<br />

• Arch ivo Histórico Diocesano (La Curia Diocesana del Arzobispado de<br />

México).<br />

• Archivo Manuel Gómez Morín.<br />

• Archivo y Biblioteca del Centro de Estudios de Historia de México,<br />

CARSO.<br />

• Biblioteca Nacional de Antropología e Historia Eusebio Dávalos<br />

Hurtado.<br />

• Fideicomiso Archivos Plutarco Elías Calles y Fernando Torreblanca.<br />

• Universidad Iberoamericana. Área de Acervos Históricos.<br />

Hoy en día somos herederos de los archivos que las generaciones pasadas nos<br />

legaron . Lamentablemente muchos se perdieron por negligencia, abandono,<br />

descuido o apropiac ión . Otros problemas persisten: explosión documental,<br />

rezago en la descripción y catalogación de los acervos, desconocimiento de los<br />

métodos y técnicas de gestión, organización y descripción de los documentos<br />

de archivo, recursos mal aplicados por desconocimiento de las necesidades<br />

técnicas y prioridades que los archivos requieren, falta de recursos para garantizar<br />

la continuidad de los proyectos archivísticos o para capacitar al personal y<br />

pagar mejores salarios a sus encargados, existencia de lagunas jurídicas que<br />

impiden garantizar la custodia y resguardo de los archivos al término de las<br />

administraciones federal, estatales o municipales para evitar expolias o saqueos<br />

ilegales.<br />

A inicios del siglo XXI el panorama es también alentador: cada vez mayor número<br />

de archivos públicos y privados se abren al público; incrementan las páginas de<br />

Internet con acceso a guías generales, catálogos, expedientes y documentos<br />

171


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

digitalizados. Un caso digno de mención es la oportunidad que tenemos desde<br />

junio de 2010 para acceder a los expedientes digitales del Archivo Histórico de<br />

la Secretaría de la Defensa Nacional (1821-1910) siendo que su consulta fue<br />

restringida durante muchos años.<br />

En otro ámbito, las leyes federales y estatales de acceso a la información y<br />

transparencia contribuyen a fortalecer parte del incipiente marco jurídico<br />

relacionado con los archivos. Adicionalmente más funcionarios públicos y<br />

sociedad civil asumen mayor conciencia sobre la protección y difusión del<br />

patrimonio cultural, la necesidad de fundar instituciones, departamentos o<br />

facultades especia lizadas en ciencias sociales y humanísticas vinculadas con<br />

la investigación documental, así como con el incremento a nivel nacional de<br />

los programas y proyectos a favor del rescate de archivos, la protección del<br />

patrimonio documental nacional, la actualización del marco jurídico en la<br />

materia, el resguardo, la conservación y difusión de los archivos públicos y<br />

privados del país.<br />

Cambios recientes en la investigación histórica<br />

La generación de estudiantes de historia en la década de 1990 comúnmente<br />

evitaban elegir como temas de investigación los que tuvieran relación con<br />

épocas recientes, por ejemplo, los años 60's. En parte por la famosa "cercanía"<br />

de los hechos y la dificultad a interpretarlos, en otra parte debido a la falta de<br />

archivos abiertos al público que resguardaran esa documentación. Me atrevo a<br />

generalizar que muchos universitarios no pasaban de la revolución mexicana.<br />

Otros atrevidos se limitaban a estudiar el cardenismo. Otros más, por la falta<br />

de archivos disponibles encontraron como compensación vetas interesantes<br />

como la historia oral, las fuentes hemerográficas o el periodismo para reconstruir<br />

acontecimientos recientes.<br />

Pasados los años y por decreto presidencial, el AGN recibió en 2001 la<br />

documentación de la extinta Dirección Federal de Seguridad ( DFS) (antecedente<br />

del Centro de Investigación y Seguridad Nacional CISEN) que contiene los<br />

expedientes generados entre los años de 19 50 y 1980, específicamente<br />

relacionados con las investigaciones políticas y sociales de la llamada guerra<br />

sucia.<br />

La llegada de la documentación de la DFS, trajo distintas consecuencias en<br />

relación a su acceso, entre las cuales algunas favorecieron a la investigación<br />

histórica que hasta entonces se realizaba en nuestro país. Por citar algunos<br />

aspectos positivos de esta apertura, podemos decir que marcó la pauta para<br />

172


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

promover la consulta pública de documentación antes restringida; por otra<br />

parte, algunos de los expedientes permitieron iniciar juicios e investigaciones<br />

para defender los derechos humanos, por ejemplo, de personas desaparecidas<br />

en la década de los 60 y 70. El caso más conocido es el de Rosendo Radilla, cuyo<br />

expediente se armó en parte con documentos del AGN y siguió las instancias<br />

nacionales hasta llegar a la Corte lnteramericana de Derechos Humanos en<br />

donde actualmente se analiza.<br />

Por último, nuevos usuarios comenzaron a realizar investigación documental<br />

en los archivos (periodistas, procuradores de justicia, investigadores dedicados<br />

a temas contemporáneos, ex braceros, exiliados de distintas nacionalidades,<br />

actores, políticos y estudiantiles vivos en busca de sus expedientes) y se empezó<br />

a regular y proteger el acceso, uso y manejo de datos personales e información<br />

reseNada o confidencial. En este sentido, al comenzar discusiones sobre temas<br />

y problemas relacionados con la protección de los datos personales y la reseNa<br />

o clasificación como confidencial de la documentación administrativa, también<br />

se cuestionó el acceso, manejo y uso de dicha información cuando afecta<br />

directamente a los involucrados o a sus descendientes.<br />

Otra ventana que se abrió para que los ciudadanos, investigadores o académicos<br />

accedieran a fuentes contemporáneas, se dio entre 2001 y 2008 a partir de la<br />

aprobación de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública<br />

Gubernamental y del consiguiente funcionamiento de los diversos mecanismos<br />

relacionados con el acceso a información a través de las páginas de transparencia<br />

y unidades de enlace del gobierno federal, sin olvidar que el mismo esquema se<br />

comenzó a reproducir rápidamente en estados y municipios que ya cuentan con<br />

sus respectivas leyes o institutos estatales de transparencia y acceso. En este<br />

tema falta un largo camino por recorrer, especialmente porque el ciudadano<br />

que goza del derecho a la información requiere por un lado optimizar ese nuevo<br />

recurso de información y por el otro lado debe entender mejor la forma como se<br />

generan los documentos en las instituciones productoras, para conocer a fondo<br />

las funciones que dichas instituciones realizan para estar mejor capacitado a la<br />

hora de solicitar información a las dependencias de gobierno.<br />

Otro factor importante de los cambios que han favorecido la investigación<br />

histórica es el uso y aplicación de las nuevas tecnologías en la conseNación y<br />

difusión del patrimonio escrito. A partir del año 2000 fue notable el incremento<br />

en el país de los programas de digitalización de los acervos archivísticos con<br />

el fin de evitar el manejo y maltrato de los originales, para facilitar su consulta<br />

o aprovechar la nitidez de las imágenes en la edición de publicaciones para su<br />

173


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

divulgación, o bien, para montar exposiciones y elaborar guías e instrumentos<br />

de consulta digitales, algunas de ellas accesibles vía internet. La cuestión es<br />

considerar que los procesos de modernización, digitalización y uso de tecnología<br />

de punta en los servicios de consulta e investigación documental son además<br />

de costosos, una herramienta cuyo futuro no está al lOOCJb garantizado en<br />

lo que a su duración se refiere. Es decir, se desconoce con precisión cuánto<br />

tiempo de vida útil tiene un disco compacto o una imagen digitalizada. Por otra<br />

parte, en caso de tener la capacidad para guardar los respaldos de la información<br />

electrónica generada hoy en los archivos y migrarla cada vez a los nuevos<br />

soportes y desarrollos tecnológicos, no se tiene claro el alto costo que esto<br />

tendrá ni se conoce con precisión si en un futuro las instituciones archivísticas<br />

contarán con los recursos suficientes para mantener sus acervos digitalizados y<br />

en internet.<br />

Los retos actuales en la investigación documental en los archivos históricos son<br />

múltiples. Por fortuna en el esquema internacional de globalización el panorama<br />

está a nuestro favor: organismos como la UNESCO recomiendan que el valor<br />

de los archivos históricos como patrimonio escrito de los países y del mundo,<br />

radica sobre todo en su accesibilidad. Gracias al intercambio de información que<br />

se tiene por Internet las personas podemos conocer otros documentos que se<br />

resguardan en latitudes lejanas. A través de nuestras pantallas podemos ver y<br />

estudiar estos materiales. Esperamos que cada día se incremente la capacidad<br />

de guardar memoria electrónica que permita alojar un mayor número de<br />

documentos históricos. Paralelamente requerimos seguir trabajando a favor<br />

de la protección, organización, resguardo y difusión de nuestros archivos:<br />

parroquiales, municipales, estatales, privados, todos, porque cada uno constituye<br />

una parte valiosísima de nuestro patrimonio documental nacional.<br />

174


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

La pasión de rescatar los archivos<br />

Jorge Garibay Álvarez.<br />

Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México [ADABI].<br />

México cuenta con una larga trayectoria histórica, primero como un virreinato y<br />

después como país independiente. En estas etapas se han generado documentos<br />

y con ellos erigido numerosos archivos. Fue en el último tercio del siglo XX cuando<br />

se acentuó la preocupación por los acervos en su organización y conservación.<br />

Esta preocupación, traducida en muchos esfuerzos de instituciones, dio como<br />

fruto: crear una conciencia y una cultura archivística entre las autoridades,<br />

funcionarios y operativos de los archivos y en menor grado entre el público en<br />

general.<br />

En el marco de cambios y olvidos surgió una iniciativa privada, un mecenazgo y<br />

una conjunción de esfuerzos que intentan mejorar el panorama de los archivos,<br />

me refiero a la Asociación Civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de<br />

México, que en corto y por sus siglas la llamamos ADABI.<br />

Se erigió en mayo del 2003, con un esquema de trabajo preciso en el que<br />

los proyectos formulados señalan, con claridad, la justificación, las metas, las<br />

actividades y la responsabilidad adquirida y de esta forma llegar al objetivo, el<br />

rescate de los documentos, en forma y tiempo. Esta asociación es altruista y<br />

comprometida con instituciones públicas y privadas, a colaborar a través de<br />

proyectos viables y compartidos a la conservación y difusión de la memoria<br />

documental de México.<br />

El personal que labora en ADABI cuenta con conocimientos y experiencias que<br />

lo hace capaz de realizar con profesionalismo las tareas en los ayuntamientos y<br />

parroquias diseminados por todo el país. El trabajo que se realiza en los archivos<br />

de los municipios y de las parroquias responde al deseo de aminorar el rezago de<br />

la organización y difusión de los documentos de aquellos archivos:<br />

Nuestra tarea tiene tres claros objetivos:<br />

1 º. Fortalecer los programas de los archivos históricos municipales y<br />

parroquiales preservando de esta forma el patrimonio cultural de México.<br />

2º. Coadyuvar en la capacitación y difusión de la cultura archivística a través<br />

de foros y publicaciones referentes a los archivos.<br />

175


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

3º. Apoyar la formación profesional de los jóvenes interesados en la<br />

archivística para beneficio del mundo documental.<br />

***<br />

Al rescatar los documentos de los acervos empleamos una forma o método que<br />

a través de los años se ha ido perfeccionando. Antes de iniciar la tarea debemos<br />

contar con la anuencia de la autoridad legítima sea el presidente municipal o el<br />

señor párroco. Después levantamos un diagnóstico sobre el acervo que permite<br />

definir el número de cajas archivadoras que se necesitaran y el tiempo, según los<br />

horarios permitidos, que ocuparemos en la organización. Luego continuamos<br />

en limpiar, clasificar, ordenar, agrupar por secciones y series los documentos<br />

para después ubicarlos en sus respectivas cajas archivadoras. Acto seguido<br />

se registran los datos que señala cada caja . Después se procede a capturar la<br />

información: sección, serie, número de volúmenes, fechas extremas y el número<br />

de la caja. Con estos datos se obtiene el inventario general de los documentos<br />

del archivo.<br />

La información registrada en base de datos se revisa, corrige y finalmente se<br />

edita para su difusión. El inventario realizado se presenta como un instrumento<br />

de consulta que orienta para escribir la historia de la región y a sostener juicios<br />

bien documentados.<br />

Sirva de ejemplo el inventario de los documentos de la parroquia de la Inmaculada<br />

Concepción de Ozumba, dependiente de la jurisdicción diocesana de Valle de<br />

Chalco. El inventario nos precisa que los bautismos comienzan en esa iglesia en<br />

1621, no obstante que la serie documental de entierros inicia en 1620 fecha<br />

indicadora de que el templo en este año funcionaba como parroquia.<br />

Por otro lado los documentos señalan la religiosidad de los parroquianos a través<br />

de los libros de la Tercera Orden Franciscana (1687-1961) que nos hablan de<br />

su estructura al registrar los nombramientos, las profesiones, las donaciones,<br />

las cuentas y la historia de la misma Tercera Orden. Para entender mejor la<br />

religiosidad popular nos servimos de los registros de misas (1851-1978), las<br />

cofradías (1734-1855) los padrones (1794-1855) y las capellanías y obras<br />

pías (1693-1875) .<br />

El estado económico de la zona se manifiesta por los datos que nos dan los<br />

libros de fábrica (1771-1978) en ellos registran los costos tanto de la compra<br />

de los vasos sagrados y de los artículos litúrgicos como por los sueldos de los<br />

operarios y el costo


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Apoyan también para conocer el grado económico de la parroquia los libros<br />

de los inventarios (1775-1978) y los de los proventos (1761-1978). Los<br />

primeros precisan los bienes que poseía la parroquia. Los segundos registran las<br />

entradas pecuniarias que percibía la parroquia .<br />

Finalmente no menos importante es la serie documental de la justicia eclesiástica<br />

(1629-1864) en cuyos documentos se conocen los delitos y las penas, signos<br />

claros de la moralidad que imperaba en la circunscripción parroquial. Los<br />

documentos del archivo de la parroquia de Ozumba ofrecen la posibilidad de<br />

documentar cualquier estudio histórico sobre Ozumba.<br />

Deseo apuntar que el inventario de los documentos es fruto de un cúmulo de<br />

acciones sistemáticas que ADABI realiza tanto en los archivos municipales<br />

como en los parroquiales.<br />

***<br />

En siete años (2003-2010) ADABI ha trabajado en 27 estados del país<br />

con un total de 850 proyectos de los cuales 97 han sido de archivos civiles<br />

en 17 estados y 245 archivos eclesiásticos ubicados en 23 diócesis, hemos<br />

utilizado 41292 cajas archivadoras de las cuales 23858 fueron para guardar los<br />

documentos civiles y 13897 para los documentos eclesiásticos y 3537 cajas<br />

para resguardar los documentos de los archivos privados.<br />

No cabe duda que estos frutos han dependido de variados factores, entre los<br />

que sobresalen:<br />

1 º. Contar con el presupuesto generoso venido de nuestro benefactor.<br />

2º. Ocupar personal capacitado conocedor de su profesión y oficio capaz de<br />

practicar una disciplina de trabajo permanente tanto al interior como al<br />

exterior de la asociación.<br />

El éxito de nuestro trabajo está sobretodo en el deseo vehemente de contar<br />

con el mayor número de archivos organizados y en esa noble labor actuamos<br />

con pasión y amor con la convicción de que un archivo rescatado sumado a los<br />

demás hace de México un mejor país.<br />

177


SNTE, Sección 36-Va/le de México<br />

Archivo antes del inventario. Fotogra íla ADABI de México.<br />

Arch.ivo después del In ventari o. Fotograíla ADA BI de México.<br />

178


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Capacitación. Fotografía: ADABI de México.<br />

Proceso de in\ entario. Fotografía: ADABI de México.<br />

179


Narrando Historias al Pie de los Volcan es<br />

Bajo la mirada del prelado.<br />

Ozumba a través de los archivos episcopales del arzobispado de México.<br />

Berenise Bravo Rubio*<br />

Marco Antonio Pérez /turbe**<br />

"Vigilen al pueblo que le está encomendado,<br />

como si fu eran sus ángeles custodios .... , miren por él"<br />

111 Concilio Provincial Mexicano, Libro 111, T. I<br />

El Tercer Concilio Provincial Mexicano sancionado en 1585, aprobado por el<br />

Papa y el Rey, en 1589 y 1591 respectivamente, y publicado en la Nueva<br />

España por primera vez en 1622, fue el texto jurídico que rigió a la iglesia en<br />

el Nuevo Mundo. 1 Como han señalado varios autores, el Tercer Concilio marcó<br />

la consolidación de la jurisdicción ordinaria, es decir, de la preeminencia de los<br />

obispos sobre el clero secular, las órdenes religiosas y las fundaciones e instituciones<br />

piadosas como ermitas, cofradías y hospitales. 2<br />

En suma, colocó a los prelados a la cabeza de la iglesia novohispana. En virtud<br />

de ello, sus acciones y conductas, según los decretos conciliares, debían ser<br />

ejemplares para inflamar el celo cristiano a "favor de la salud de las almas ". Por<br />

esta razón, la primera parte del libro número tres, de los cinco libros que integran<br />

el Concilio, fue dirigido especialmente a determinar las facultades, obligaciones<br />

y las conductas que los obispos debían observar, entre las que se encontraban:<br />

"ser benigno, piadoso y manso''. orar diariamente, cuidar que el culto se celebrara<br />

adecuadamente, predicar y vigilar que los curas párrocos y doctrineros lo<br />

hicieran, ordenar como sacerdotes a los mejores candidatos y otorgar, previo<br />

examen, licencia para confesar a los curas de almas. Pero sin duda, la recomendación<br />

más vehemente hecha a los prelados en este libro es que debían vigilar<br />

al pueblo que les estaba encomendado como si fueran sus ángeles custodios,<br />

"miren por él''. sentenciaba el texto conciliar. 3<br />

¿Y cómo debían hacerlo? El mismo concilio lo indicaba, en primer lugar, solicitando<br />

la presencia de los párrocos en la sede episcopal para que estos informaran<br />

sobre el estado de sus fieles así como de sus necesidades temporales<br />

• Escuela Nacional de Anlropología e Historia-Instituto Nacional de Antropología e Historia.<br />

• •Archivo H istórico del A rzobispado de M éx ico. ,<br />

1 Pilar Martínez López Cano (coord.) Concilio Provinciales Mexicanos. Epoca Colonial. México, UNAM, 2004. CD. Introducción pp. 1-27.<br />

2 Además de Pilar Martínez Cano, Jo han hecho, Leticia Pérez Puente, Francisco Javier Cervantes Bello y Rodolfo Aguirre en Maria del Pilar Martínez<br />

López Cano I Francisco Javier Cervantes Bello (coord.) los concilios provinciales en Nueva España, Reflexiones e influencias, México,<br />

UNAM- BUAP, México, 2005.<br />

3 Véase: Libro Tercero, Título uno, "Del ministerio de Jos obispos y de la pureza de su vida. Cualidades que miran a la persona propia del obispo ".<br />

Pilar Martíncz López Cano, op. cit., pp 108- 125.<br />

181


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

y espirituales y en segundo, a través de la visita pastoral. El Concilio indicaba<br />

que las entrevistas debían realizarse semanariamente 4 y la visita pastoral por lo<br />

menos cada año o dos. 5<br />

Sin embargo, la realidad superó lo establec ido, para empezar, por la enorme extensión<br />

territorial asignada a cada jurisdicción ec lesiástica . En el caso específico<br />

de la arquidiócesis de México, por ejemplo, esta abarcaba desde las costas del<br />

Mar del sur, tomando punto en el puerto de San Diego hasta el mar del norte,<br />

cuyo punto final era la Bahía de Pánuco. La di stancia entre uno y otro punto era<br />

de 180 leguas. Además, por la parte en que se dividía del obispado de Puebla y<br />

Michoacán "sobre una línea tirada de este-sudeste al oeste-noreste, que corre<br />

sobre la misma capital" tenía de lato la distancia de 37 leguas; 6 así que la entrevista<br />

semanaria de los párrocos a la capital novohispana era imposible y las visitas<br />

de los prelados por esta jurisdicción toda una excepción. En virtud de ello,<br />

los prelados optaron en el primer caso por la correspondencia frecuente con sus<br />

curas párrocos para informarse del estado de su grey. Esto explica porque a la<br />

secretaría arzobispal que era una de las cuatro dependencias que conformaban<br />

la curia o también llamada sagrada mitra, llegaban cientos de ca rtas, informes y<br />

consultas de los ministros eclesiásticos a cargo de los diferentes curatos asentados<br />

en la arquidiócesis de México .7<br />

En el segundo caso, la visita pastoral, los arzobispos nunca las efectuaron<br />

cada año y siempre la s hicie ron en forma esporádica y no a toda la jurisdicción<br />

eclesiástica sino a determinadas áreas, por ejemplo, a la zona sur (Taxco- Acapulco),<br />

la Huasteca, o alrededor del valle de Toluca o de Chalco. El testimonio<br />

de estas visitas, un acontecimiento tan excepciona l para cada comunidad religiosa,<br />

se ha convertido en una fu ente única para los investigadores sociales<br />

en tanto que permite conocer la s condiciones materiales y espirituales de las<br />

parroquias y entender cómo miraba el prelado a los fieles de aquellos curatos<br />

4 .. Lhtmcn los obispos scmannria rncnlc a su pn:.·scncia a todos los párrocos. para infomiarsc de l estado de sus súbditos, de las necesidades temporales<br />

y cspi ri1u11lcs del pueblo. del remedio que debe .ip licarsc a los pecados públicos. y socórranlo cmpcñosamcntc en todas ellas." Libro Tercero,<br />

Titulo uno, sesión 11 , p. 11 1.<br />

5 Tlt. l. De la visiln ...• sesión l.· El obispo por si mismo debe visit.ir cada año su propia diócesis. o a lo menos cada dos ailos. y en su defecto nombrar<br />

en su lugar unu pe rsona capaL de dcscmpcílar cstil parte de su 1n inistcril1 p. 11-l.<br />

6 Joscph Antonio de Villasc1)or y Sánchc1. Thcatro Americano. Dcscripciim General de los Reinos y Provincias de lll N11e\'ll Españll y sus j uri.sdic·<br />


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

y cuáles eran los "remedios" que asu mía para cuidar de su grey. 8 En suma, la<br />

correspondencia, los informes , los cuestionarios y los libros de visita (actualmente<br />

resguardados en el AHAM y en el AGN) 9 nos permiten entrever, gracias<br />

a la ce losa mirada de los distintos arzobispos, cómo era la vida parroquial<br />

en los curatos de la arquidiócesis de México desde la época colonial y hasta<br />

el siglo XIX. Uno de esos curatos es precisamente Santa María de Ozumba.<br />

¿Cómo era esta feligresía? ¿Cómo era su vida religiosa7 Y ¿Oué pensaba el<br />

arzobispo sobre ell a7 Son algunos de los puntos que veremos a continuación<br />

y para ello analizaremos los testimonios de las visi tas a estas parroquias que<br />

se encuentran en los libros de visita.<br />

Las visitas pastorales a Santa María de Ozumba.<br />

A finales del siglo XVII y durante el resto del siglo XVIII la Arquidiócesis de<br />

México contó entre 220 y 245 parroquias para atender a los fieles. 10 Una de estas<br />

parroquias fue San Luis Obispo Tlamanalco, fundada por los Franciscanos en<br />

1531. Tlamanalco tenía una ayuda de parroquia, es decir una iglesia donde uno<br />

de los doctrineros o vi carios de dicho curato celebraba los sacramentos, esta<br />

era : Santa M aría de Ozumba. Si bien autores como Peter Gerhard mencionan<br />

que Ozumba ya era parroquia franciscana en 1640, 11 lo que hemos encontrado<br />

es que durante la visita del arzobispo Francisco Aguiar y Seijas y Lanciego y<br />

Eguilaz efectuadas en 1687 y 1717 respectivamente, todavía la registraban<br />

como ayuda bajo la jurisdicción de Tlamanalco. Ahora bien, no contamos con<br />

una fecha exacta de cuándo fue elevada al rango de parroquia, ni cuando fue<br />

secularizada, aunque sabemos que la sec ularización de doctrinas en el área de<br />

Chalco comenzó alrededor de 17 45. 12 Lo que sí que sabemos es que para 1773<br />

8 Hasta donde tenemos noticia rc..,tamcntm. Felipe Tena Ramirez. Leyes Fundamentales de México. 1808-1964, México,<br />

Editorial Porrúa. 1964, pp. 638 y 639. La aplicación de esta ley fragment ó por primera vcL el archivo episcopal ya que para cumplirse cabalmente<br />

los fu ncionarios civil es confisca ron el archivo de h1 curia. fue hasta 1874 que el gobierno federal decidió regresar algunos de los documentos "útiles<br />

a Ja iglesia por 1ra1arse de asuntos puwmente eclesiástico:..'" como los libros de órdenes. vi sitas. nombramientos de curas, licencias de capillas, etc.<br />

Pero con la advertencia de que no se entregarían aquellos que tu\ icran .. relación con los bienes nacionalizados y desamortizados"' como los recibos.<br />

autos, apelaciones y concur~os de capdlanías y censos. Fn 1876 se había lra:--ladado sólo un cuarto de los papeles confi scados y nunca se terminó de<br />

transferir. Actualmente los pape les cpiscopale.., ~e l:ncuentran en e l Arc hi vo General de la Nación bajo diversos ramos principalmente el de Bienes<br />

Nacionales, Matrimonio)), Clero secular) regular. Capella n ía~ y ohras pía


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Ozumba ya era parroquia a cargo de clero secular y que su cura párroco fungía<br />

además como juez eclesiástico.13 Como tal, es decir como juez, el cura de<br />

Ozumba ejercía por comisión del arzobispo, ciertas funciones judiciales como la<br />

de dirimir entre sus feligreses ciertas causas como el amancebamiento y la falta<br />

de asistencia a preceptos ordenados por la iglesia, así como resolver conflictos<br />

de cofradías, diligencias matrimoniales y dispensa para esponsales. Otra de sus<br />

funciones era llevar las diligencias en los procesos seguidos contra los indios<br />

en materias criminales como hechicería, desfloración, violación y resolución<br />

de testamentarias. Lo anterior nos puede dar idea de la importancia que tenía<br />

Ozumba como parroquia, ya que no todos los párrocos recibían esta comisión.<br />

Ozumba fue, hasta donde tenemos noticias, visitada por los prelados durante<br />

la época colonial al menos en cinco ocasiones: una, a finales del siglo XVII, en<br />

1687, 14 y cuatro en el trascurso del siglo XVIII, en 1716, 15 1767 16 , 1783 17<br />

y 1793. 18 La única visita que se hizo en el siglo XIX fue la que realizó el Lic.<br />

José María García Álvarez en 1869 por comisión del arzobispo Pelagio Antonio<br />

Labastida y Dávalos. 19 Por cierto, en estos años la parroquia se encontraba administrada<br />

nuevamente por el clero regular, específicamente por Fray Ignacio de<br />

Toriz de la orden de los carmelitas. Como en todas las parroquias el arzobispo, a<br />

su llegada a Ozumba, fue recibido con repiques de campanas y por las máximas<br />

autoridades civiles y eclesiásticas, excepto en la visita de 1869, en la que en<br />

cumplimiento de las leyes del 11 de agosto de 1859 y 4 de octubre de 1861,<br />

los funcionarios públicos se abstuvieron de dar estas demostraciones. 20 La visita<br />

comenzaba precisamente con la entrada del prelado al camposanto y se iniciaba<br />

con una procesión dentro de la iglesia, en la que asperjaba a los fieles. Al llegar<br />

al altar, cantaba el Te deum laudamus y hacia plegarias, según el ritual romano,<br />

y una oración dedicada a la advocación de la iglesia, en este caso, Santa María.<br />

Terminadas las oraciones un eclesiástico subía al pulpito y leía el ed icto de visita<br />

en la que explicaba a los fieles los motivos por la que ésta se realizaba, las<br />

actividades que el prelado haría durante su estancia y especialmente los conminaba<br />

a que estuvieran preparados para recibir el sacramento de la confirmación.<br />

13 AGN, Inquisición, 1773, Vol. 1123, cxp.5, fs. 129 y 130. Nombramiento del notario revisor y expurgador de libros para el pueblo de Ozumba de<br />

la provincia y comi saria de Cha leo en el Dr. Ignacio José Diaz, cura juez eclesiástico de dicho curato.<br />

14 Libro de visita de Francisco A guiar y Scijas, AGN, Indiferente Virreinal, Bienes Nacionales, vo l. 1460, exp. 35. 1686-1687.<br />

15 Libro de Visita de Fray José de Lanc iego y Eguilaz, AHAM, CL. 20, L. 2, 1716.<br />

16 Esta visita no la hemos localizado pero el arzobispo Alonso Nu!lez de Haro y Peralta hace referencia de ella en el libro de visita ubicado en el<br />

AHAM. CL. 28, Libro. 3. De 1783.<br />

17 Libro de visita de Alonso Nú~ez de Haro y Peralta, AHAM, CL.28, Libro 3, 1783.<br />

18 Libro de Visita de Alonso Nú~ez de Haro y Peralta, AHAM, CL. 30, l. 2, 1793.<br />

19 Visita a la Parroquia de Ozumba, AHAM. Fondo Episcopal de Pelagio Antonio Labastida y Dávalos, caja 45, exp. 73, 1869, 11 fojas.<br />

20 La primera declaraba "qué días deben tenerse como festivos y prohíbe la asistencia oficial a las funciones de la iglesia" y la segunda denominada<br />

"Ley sobre libcnad de cultos" expresamente indicaba que: "aunque todos los funcionarios públicos en su calidad de hombres gozaran de libertad<br />

religiosa tan amplia como todos los habitantes del país, no podrán con carácter oficial asistir a los actos de un culto, o de obsequio a sus sacerdotes,<br />

cualquiera que sea la jerarquía de éstos. La tropa formada está incluida en la prohibición. Felipe Tena Ramírez, op.cit., pp. 656-664.<br />

184


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Finalizada la presentación y si la hora era adecuada, el arzobispo comenzaba<br />

la inspección de la parroquia, en caso contrario, lo hacía al día siguiente. El reconocimiento<br />

comenzaba con la supervisión de la fábrica material y espiritual<br />

de la iglesia, es decir, con la revisión del altar mayor y altares colaterales, en la<br />

que verificaba la decencia de las imágenes y de los cuadros. También recorría la<br />

sacristía para revisar los ornamentos, amitos, albas, misales, corporales, etc. y<br />

analizaba la pila bautismal para ver que el agua estuviera limpia y no se vertiera<br />

. Asimismo, visitaba el archivo parroquial para verificar que los curas llevaran<br />

adecuadamente los libros sacramentales. Otras cosas que supervisaba durante<br />

la visita eran las cuentas y constituciones de las diferentes cofradías fundadas<br />

en la parroquia, las licencias de confesar y celebrar de los curas que la administraban<br />

y las licencias para realizar misas en las capillas fundadas en dicho curato.<br />

Finalmente realizaba entrevistas a los curas y a los fieles para conocer sus<br />

demandas o quejas. Entre la realización de una y otras actividades el arzobispo<br />

llevaba a cabo misas, rosarios, procesiones, confirmaciones y bendecía capillas<br />

o campanas. Por ejemplo, durante su visita a Ozumba en 1687 el prelado consagró<br />

11 campanas (entre grandes y medianas) y realizó dos procesiones, en la<br />

primera se sacó a la Virgen por las calles del pueblo mientras los fieles rezaban<br />

rosarios y se decían saetas espirituales en castellano y mexicano, en la segunda<br />

ocasión el prelado presidió la procesión de la sangre en la que pobladores hicieron<br />

penitencias y actos de contrición por las calles del pueblo. Ambas procesiones<br />

terminaron en la iglesia donde el arzobispo hizo una plática espiritual y otros<br />

frailes predicaron en lengua mexicana y castellana. 21 La visita terminaba con el<br />

denominado auto de visita en el que el secretario anotaba las providencias que<br />

el arzobispo ordenaba cumplir tanto el cura como a los fieles. Veamos entonces<br />

que observó cada prelado durante su visita a esta parroquia.<br />

Lengua y población de Santa María Ozumba<br />

La feligresía de Ozumba, según los libros de visita, era administrada por sus<br />

curas en castellano y mexicano. Es decir, cada uno de sus vicarios y párrocos<br />

debieron de hablar, por lo menos durante la época colonial, además del español,<br />

el náhuatl para administrar los sacramentos a los fieles de su jurisdicción. Los<br />

padrones de confesión y comunión, asentados en el mismo libro de visita, nos<br />

permiten saber que esta población estuvo constituida en el periodo virreinal por<br />

españoles, negros, mulatos, mestizos e indios y que estos últimos eran los de<br />

21 Visita de Francisco, Aguiar y Seijas, AGN, vol. 1469, exp. 35, 1686-1687.<br />

185


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

mayor número. 22 La población, asentada en la cabecera, en cuatros barrios (Tlacochalco,<br />

Tlaylocan, Contlan, y Tlihuacan) y una hacienda (la de San Juan de<br />

Dios Actopan) tuvo un crecimiento constante, según se percibe en los padrones:<br />

en 1687 por ejemplo, estaba conformado por cerca de 1094 fieles que se<br />

confesaban y comulgaban, y para 1716 ya eran 2 393. Es importante señalar<br />

que el padrón no incluye a los niños menores de 7 u 8 años, porque estos aún no<br />

eran sujetos de confesión y no comulgaban anualmente, por la que la población<br />

total es diferente y el padrón sólo nos da un acercamiento de cómo aumentaron<br />

los fieles que recibían estos sacramentos. Para saber la población total tenemos<br />

que cruzar otras fuentes, específicamente los libros parroquiales. 23<br />

Para 1716 Ozumba contaba ya, además de los barrios y haciendas mencionados,<br />

con un pueblo bajo su jurisdicción, el de San Mateo Tecalco. Durante la visita<br />

de ese año hecha por Lanciego este autorizó que en la capilla de dicho pueblo<br />

se colocara una pila bautismal para que el cura ministro fuera a bautizar. 24 Para<br />

finales del siglo XVIII los fieles de confesión y comunión había aumentado a<br />

2,420. Este crecimiento sin duda explica porqué en 1783 la administración de<br />

este curato recaía ya en dos ministros eclesiásticos, el cura párroco, el Dr. Juan<br />

Manuel Casal Bermudez y el vicario, José Antonio Sánchez. 25<br />

La fábrica material y espiritual de la iglesia de Ozumba<br />

Los párrocos y fieles de Ozumba fueron casi siempre reconocidos por los prelados<br />

por el cuidado, aseo y esmero en que se encontraban los altares y ornamentos<br />

de la iglesia. De hecho en 1869 fueron especialmente felicitados<br />

por tener todo con "arreglo a las prescripciones ordenadas por la iglesia". 26 El<br />

visitador concluyó en esa ocasión que era claro que esta situación revelaba la<br />

existencia de "un párroco laborioso y unos fieles que le ayudan". Sólo dos únicas<br />

ocasiones fue reconvenida la comunidad, pero no por los altares o los ornamentos.<br />

La primera fue en 1783 cuando el prelado observó la imagen de un Santo<br />

Cristo "muy indecente" y dos pinturas, la de Nuestra Señora de la Luz 27 y la de<br />

San José, ambas que incluían un dragón. En aquella ocasión Haro y Peralta las<br />

22 En la vis ila de Aguiar se anotó que entre espaflo les, negros, mu latos y mestizos había 334, mientras que indios había: 161 en e l barrio de Tlacochalco,<br />

81 en el barrio de Tlaylocan, 170 en el barrio de Conllan, 224 en Tlihuacan y 96 indios gaf1anes en la hacienda de Actopan. AGN, Vol.<br />

1469. cxp. 35. 1686- 1697.<br />

23 Ln clusificación de este archivo se ha comenzado con el apoyo de ADABI de México y sin quda su consulta y análisis permitirá rea lizar un perfi l<br />

dcrnogrófico de Santa Maria Ozumba desde 162 1. Conferencia del Mtro. Jorge Garibay Alvarez, Rescate y Conservación de Archivos, en el<br />

Primer Ciclo lntcmncional de Conferencias en Ja Zona de los Volcanes, jueves 11 de noviembre 20 10.<br />

24 Libro de visito .... AHAM, CL, 20, libro 2, 1716.<br />

25 Libro de visita ... , All AM. CL. 28, libro 3, 1783.<br />

26 Visita a Ozu mba ... AHAM, Caja 45, exp.73, 1869.<br />

27 Agradecernos la siguiente noticia del historiador del arte Guillenno Arce: "Al parecer esta es la pintura que recientemente ha sido restaurada.<br />

La pintura está finnnda por Ascencio Galicia en 1752. Ascencio Galicia fue bautizado en Ozumba en 1702, y murió en 1762. Además de pintar<br />

lienzos, Asccncio policromaba escu lturas y doraba retablos. Cabe señalar era indígena".<br />

186


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

mando quitar y guardar. La segunda fue diez años después, en la que el mismo<br />

prelado llamó la atención del párroco por no renovar adecuadamente el agua de<br />

la pila bautismal y los santos óleos.<br />

Ahora bien, las capillas construidas y asentadas en la jurisdicción de la parroquia<br />

eran incluidas en la visita, y como en la iglesia parroquial, se revisaban sus ornamentos<br />

y fábrica . La parroquia de Ozumba llegó a tener seis capillas o siete, en<br />

que con licencia expresa y refrendada en cada visita por el arzobispo, se realizaban<br />

misas, a saber, la capilla perteneciente a Antonio del Rosal en la Hacienda<br />

de Actopan (1687), la de la Hacienda de Ventura de Aguilar, la de la Hacienda<br />

de María Teresa de Madariaga (viuda de Francisco Celis), la del pueblo de San<br />

Mateo Tecalco y las capillas de José Ramírez y don Diego de Valdivieso. Estas<br />

últimas cinco capillas fueron anotadas por primera vez en la visita de 1716. Por<br />

cierto, en 1687, El prelado Aguiar y Seijas otorgó licencia para la construcción<br />

de una nueva capilla al costado de la iglesia para la imagen de Jesús Nazareno,<br />

lo que aumentaría el número de capillas a siete, pero lamentablemente en las<br />

siguientes visitas nunca se menciona sobre su construcción o estado. Al parecer,<br />

dado que nunca hubo reconvenciones, las capillas mencionadas anteriormente<br />

siempre cumplieron con estar decentes y mantener los ornamentos necesarios.<br />

Diferente fue el caso de las cofradías fundadas en la parroquia : los miembros<br />

de estas asociaciones piadosas fueron recurrentemente amonestados por no<br />

cumplir con sus constituciones o por no emplear los recursos materiales en "piadosos<br />

fines" como veremos a continuación.<br />

Cofradías de Santa María Ozumba<br />

Las cofradías eran asociaciones de fieles, principalmente compuesta de seglares,<br />

con sus propios reglamentos pero canónicamente instituidas y aprobadas por<br />

el obispo del lugar y gobernadas por un superior (mayordomos) . Las cofradías,<br />

como asociaciones pías, se encargaban principalmente de promover la vida cristiana,<br />

los actos devocionales (principalmente al santo patrón de la misma cofradía)<br />

y las obras de asistencia caritativa y social. Esto último sobretodo al fallecer<br />

el cofrade, momento en el cual la cofradía se encargaba de lo "necesario para la<br />

mortaja, entierro y misas". 28<br />

En Ozumba fueron fundadas cinco cofradías durante la época colonial: La cofradía<br />

de la Doctrina Cristiana, la cofradía del Santísimo Sacramento (al parecer<br />

fundada en 1625), la cofradía de Nuestra Señora de la Concepción y Án imas<br />

28 Alicia Bazartc Martinez y Clara Garcia Ayluardo, los costos de la salvación. las cofradías y la ciudad de México (siglo XVI al XIX), México,<br />

CID E/ IPN/ AGN, 200 1, p. 3 1.<br />

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SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

del Purgatorio (fundada por indios), la cofradía de Jesús Nazareno (fundada<br />

por españoles) y la cofradía de los Dolores. En 1687 y 1717 desaparecieron<br />

dos de estas cofradías, la primera fue la de la Doctrina Cristiana que se unió a<br />

la de Jesús Nazareno y la segunda, la cofradía de Nuestra Señora y Ánimas del<br />

Purgatorio que se unió a la del Santísimo Sacramento. No hubo una sola visita<br />

en la que los miembros de estas asociaciones no fueran reconvenidos y hasta<br />

amenazados por el prelado de ser extinguidas en caso de que no cumplieran con<br />

las observaciones que les hacían. Algunas cofradías como la de Jesús Nazareno<br />

o la de la Virgen de los Dolores fueron amonestadas por no guardar las constituciones<br />

con las que se había aprobado (por ejemplo, llevar puntualmente los<br />

libros de cuentas o realizar cabildos) otras, como la del Santísimo Sacramento,<br />

por no realizar oportuna y pacíficamente las elecciones de sus mayordomos y<br />

oficiales, y todas, por realizar gastos "inútiles y superfluos" en cohetes, ruedas,<br />

fuego y pólvora durante las fiesta de su Santo Patrón. La cofradía del Santísimo<br />

Sacramento además de ello gastaba en danzas, comedias, flores, bebidas y toros<br />

por lo que el arzobispo mandó que no se llevaran a cabo estos eventos y que<br />

el gasto de la fiesta patronal no excediera nunca de 6 pesos en 1687 o de 10<br />

pesos en 1716.<br />

Además de las reconvenciones a los cofrades, que nos permiten entrever las<br />

prácticas religiosas, 29 en tanto que nos da luz sobre las principales devociones<br />

de la población, los prelados dejaron otras a los fieles y párrocos en los autos de<br />

visita. Estas últimas nos ayudan en cierta medida a acercarnos a las conductas<br />

sociales y religiosas observadas por los parroquianos y sus curas y saber cuáles<br />

eran las que los prelados aceptaban y cuáles censuraban.<br />

Conductas sociales y religiosas sancionadas<br />

En 1687 el arzobispo Aguiar y Seijas prohibió por auto de visita dos asuntos<br />

administrativos propios del gobierno parroquial: uno, el que los fieles de Chimalhuacan<br />

pasaran a celebrar sacramentos a Ozumba y que éstos lo hicieran a<br />

aquella parroquia, y dos, que los curas no aumentaran los aranceles parroquiales<br />

por la celebración de sacramentos que previamente habían sido aprobados. Lo<br />

que pretendía el prelado con esta prohibición era acabar con los litigios surgidos<br />

entre los curas de ambas parroquias. Los curas, en la época colonial, vivían de<br />

los recursos que obtenían por impartir sacramentos y si algunos fieles de Ozumba<br />

preferían ir a Chimalhuacan (porque era más barato) eso significa una dismi-<br />

29 Para un análisis más pro fundo sobre las prácticas religiosas sería necesario la consulta del archi vo parroquia l, que como bien ha scr)alado el Mtro.<br />

Garibay. conserva li bros de cofradías dcsd_e 1734, de la Tercera Orden desde 1687 y de cape llanías y obras pías desde 1693.<br />

188


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

nución de su congrua. Esta es la razón por la que el prelado prohibió el traslado<br />

de los feligreses de una parroquia a otra y por lo tanto el cambio de arancel.<br />

También, en el auto de 1687, Aguiar y Seijas, encarecidamente solicitó que los<br />

fiscales y alcaldes del pueblo cumplieran la obligación de juntar desde pequeños<br />

a 12 muchachos para la doctrina cristiana . Lo que pretendía el prelado es que<br />

su número y práctica estuviera vigente, en ese año, por ejemplo 21 eran los<br />

"muchachos de doctrina" de los 4 barrios que asistían a la iglesia . De notar es<br />

que en este mismo año el prelado llamó la atención de los fieles de Ozumba por<br />

los baños de temascal, no porque estos fueran malos, sino por la práctica que<br />

tenían de bañarse juntos hombres y mujeres. El arzobispo prohibió esta costumbre<br />

y sólo autorizó que se pudieran bañar juntos si eran casados.<br />

El auto de la visita de 1716 muestra un feligresía más relajada, o un prelado<br />

más riguroso, y es que en ese año el secretario anotó por mandato de Lanciego<br />

que había "visto con el dolor de su corazón" que en diferentes parajes, especialmente<br />

en haciendas y ranchos, muchos adultos y aún los casados, no sabían<br />

siquiera persignarse y ello, decía el arzobispo, era por la poca asistencia que sus<br />

curas y ministros habían tenido "para instruirlos en la doctrina cristiana". Ante<br />

ello solicitó a los ministros continuar con la escuela de castellano y ordenó:<br />

"severísimamente que todos los domingos, uno en castellano y otro en mexicano,<br />

expliquen la doctrina cristiana artículo por artículo y mandamiento por<br />

mandamiento y de donde se fuere a decir misa se haga explicación al pueblo en<br />

lengua mexicana". 30<br />

Además recomendó, por el bien espiritual de los fieles, que en las haciendas no<br />

se trabajara en días de fiesta "y sólo se hiciera por extrema necesidad, siempre<br />

y cuando hubieran oído antes misa ." La preocupación porque los fieles de<br />

Ozumba aprendieran adecuadamente la doctrina cristiana no desapareció con<br />

los años. En la visita de 1793, la última hecha durante el periodo colonial, Haro<br />

y Peralta pidió a sus "buenos curas", como los calificó, que continuaran con la<br />

predicación de la divina palabra y la explicación de doctrina todos los domingos<br />

y días festivos. Para el prelado la enseñanza y la predicación eran esenciales<br />

para desterrar el pecado público, las supersticiones, los vicios y la embriaguez.<br />

Por ello recomendó, en tanto que los curas eran los encargados de predicar, que<br />

celebraran cada mes conferencias entre ellos para tratar casos de conciencia<br />

y puntos de ritos y para la enseñanza de la doctrina y desterrar "así cualquier<br />

error", mantener la escuela en castellano como se hacía y realizar frecuente-<br />

JO Libro de visita. A HAM. CL. 20. Li bro 2. 17 16.<br />

189


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

mente examen de doctrina a los maestros, fiscales y sacristanes indios quienes<br />

también se enca rgaban de su enseñanza. 31 La pregunta que nos debemos<br />

hacer aquí es ¿si en verdad existían estos problemas en la parroquia? Es decir,<br />

la embriaguez o las supersticiones, o esta sentencia era solo parte del discurso<br />

eclesiástico usado con frecuencia por los prelados en tanto que la visita era<br />

una práctica que buscaba disciplinar a ministros y fieles. 32 Lamentablemente el<br />

li bro de visita no nos dice más al respecto, sin embargo otras fuentes como los<br />

inquisitoriales nos pueden ayudar más a saber si éstas se presentaban. Bastaría<br />

por ejemplo ver por qué razón llegó en 1770 al Tribunal de la Santa Inquisición<br />

un ejemplar de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo que se iba a representar en<br />

Ozumba o porqué en 1781 se llevó una causa en contra del párroco y algunas<br />

mujeres por flagelaciones. 33 Ahora bien, para la segunda mitad del siglo XIX<br />

las preocupaciones del arzobispo con respecto a esa parroquia seguían siendo<br />

sobre la enseñanza de la doctrina y la predicación, pero no porque esta se enseñara<br />

mal sino porque a los ojos de Iglesia se presentaba una nueva adversidad<br />

en el escena rio: las iglesias protestantes, que en palabras del visitador, se había<br />

"introducido audazmente" en esta población. Por ello el arzobispo recomendó<br />

que para lograr terminar con su alcance y aceptación se reconquistara a los "disidentes"<br />

en primer lugar, predicando sobre los puntos en que los católicos se<br />

apartaban de las iglesias protestantes; en segundo, promoviendo ejercicios vespertinos<br />

dominicales para todos los fieles; y en tercer lugar, buscando enseñar a<br />

los niños a pesar de que el gobierno lo prohibía. 34<br />

Conclusión<br />

En general, a ojos de los diferentes prelados Ozumba era una feligresía que mostraba<br />

una buena conducta. En 1783, de hecho, Haro y Peralta, uno de los más<br />

severos arzobispos que había tenido esta jurisdicción, llegó a mencionar que este<br />

era un curato de "fácil administración". Para los prelados la buena conducta de<br />

estos fieles y de sus curas tenía un reflejo palpable: la excelente fábrica material<br />

y espiritual de su iglesia. Su excelente construcción y adorno, según el punto de<br />

vista del visitador de 1869, daba muestra de "una fe viva que an imaba los sentimientos<br />

religiosos". 35 Magnifica iglesia, que por cierto, fue defendida por su cura<br />

31 Libro de visita .... AHAM. CL. 30. libro 2, 1793.<br />

32 Como bien sc1lala Jorge Trasloshcros la visita es "el principal instrumento para fines disc ipl inarios": Jorge Traslosheros Hcmández, "por Dios<br />

y por su Rey. Las ordenanzas de Fray Marcos Ramirez de Prado para el obispado de Michoacán. 1642" en Brian F. Connaugthon y Andrés Lira<br />

González (coord.). Las Fuentes cclcsiás 1icas pam la historia social de México, México, UAW Instituto Mora. 2009, pp. 19 1·2 l 5.<br />

33 AGN, Inquisición. M o: 1770. Vo l. 1072, exp. 1 O A, fs. 245 A 253. Aiio: 178 1. Vol. 1297, exp. 6, fs . 1-111.<br />

34 Visi1a .... AH/\ M, Caja 45. cxp.73. 1869. Un excelente estudio sobre el arribo de las primeras comunidades protestantes es Jcan Pierre Bastian,<br />

Los düiden fl!s. Sociedades protestantes y revolución en México, 1872-1911, México, FCE/ Colegio de México, 1989.<br />

35 La participación de los fieles en la construcción y adorno de la iglesia se puede apreciar en diversos momentos como en 1873. En dicho año se<br />

ncordó que algunos fel igreses cooperarían a razón de una arroba de plata para el entarimado y ciprés de la virgen. Los Reverendos padres Fray<br />

Francisco Huerta y Fray Ignacio de Jesús sobre el entarimado del templo y el ciprés, AHAM, caja 102, exp.67, 15, fojas, 1873.<br />

190


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

de ser ocupada por las fuerzas federales durante la Revolución . En aquella ocasión,<br />

y para que puedan apreciar mejor la riqueza de la correspondencia entre los<br />

curas de Ozumba y los arzobispos que se conserva en el archivo del arzobispado,<br />

y a manera de epilogo, contaremos lo que sucedió: en octubre de 1911 entraron<br />

a Ozumba cerca de 1 400 miembros de las tropas federales. 36 La localidad de<br />

Ozumba, que se consideraba " la línea divisoria con el estado de Morelos''. fue<br />

elegida por el gobierno federal a cargo de presidente interino, Francisco León de<br />

la Barra, para resguardar todo el rumbo de la entrada de "gavillas zapatistas" que<br />

venían "a cometer robos y toda clase de depredaciones". El problema que se presentaba<br />

para las autoridades políticas de Ozumba era dónde alojar a la tropa. El<br />

presidente municipal decidió de inmediato que los lugares más adecuados eran<br />

el templo, la casa cural y el cementerio. En virtud de ello envió una comisión del<br />

ayuntamiento para informar su decisión al párroco Pérez Treviño. La respuesta<br />

del cura no se hizo esperar, no "lo permitiré''. dijo el cura, en primer lugar, porque<br />

había edificios públicos que podían ser ocupados y en segundo, porque no venían<br />

con una orden expresa del presidente de la República para hacerlo. La posición<br />

de Pérez Treviño no cambió ni aún cuando se presentaron ante él los generales<br />

Rojas y Gutiérrez. Su postura y rápida reclamación a través de cartas hechas al<br />

presidente de la República y al arzobispo bastaron en esa ocasión para que la casa<br />

cural, el cementerio y la iglesia fueran desocupadas de inmediato. Lo único que<br />

sí permitió el cura fue que algunos hombres subieran a las torres para vigilar la<br />

entrada del pueblo. La conducta del párroco sirvió para proteger la iglesia de "su<br />

destrucción o maltrato''. pero le costó una enérgica queja por parte del presidente<br />

y de los comandantes quienes acudieron al arzobispo para pedir su remoción.<br />

Ante ello, el cura explicó más tarde al prelado y a León de la Barra las razones<br />

por las que no permitió la ocupación: primero, porque el templo era "reconocido<br />

por los pobladores como casa refugio en casos de guerra", por lo que ocuparlo<br />

sería poner en riesgo sus vidas, y segundo, evitar la destrucción que las tropas de<br />

ambos bandos hicieran en la defensa. Sin justificar al párroco, lo cierto es que con<br />

su defensa logró efectivamente conservar de la destrucción y saqueo al templo,<br />

suerte que no corrieron otras iglesias como Mixquic donde destruyeron parte del<br />

archivo parroquial 37 o la de Coatepec Chalco, donde a balazos los carrancistas<br />

destruyeron imágenes religiosas y se robaron ornamentos. 38 Actualmente la iglesia<br />

de Ozumba y alguno de los ornamentos y altares tan defendidos por dicho<br />

cura, se pueden apreciar y disfrutar.<br />

36 Ozumba, el cura G. Treviño, respecto a la defensa de la parroquia por la guerra de la revolución. AHAM, Caja 10, exp. 19, 9 fojas, 1911.<br />

37 Mixquic, el párroco Vicente Bravo infonna sobre destrucción de la iglesia por la revolución. AHAM. caja 27, exp. 7, 2 fojas, 1923.<br />

38 Coatepec Chalco. Apuntes de lo que se robaron los carrancistas en el año de 1915 y oficios sobre su agregación a San Vicente, AHAM , caja 73 ,<br />

exp.65, 2 fojas, 1922.<br />

191


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Archivos Consultados:<br />

Archivo General de la Nación, Ramo Bienes Nacionales<br />

Archivo Histór.ico del Arzobispado de México<br />

Bibliografía<br />

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1872-1911, México, FCE/ Colegio de México, 1989.<br />

BRAVO Rubio Berenise, Pérez !turbe, Marco Antonio, Una Iglesia en busca de su Independencia.<br />

El clero secular del arzobispado de México 1803-1822. Tesis de licenciatura, México,<br />

UNAM, 2001.<br />

CONNAUGTHON, Brian, y Lira González, Andrés (coord.) Las Fuentes eclesiásticas para la<br />

historia social de México, México, UAM/ Instituto Mora, 2009<br />

MARTÍNEZ López Cano, Pilar (coord.) Concilio Provincia/es Mexicanos. Época Colonial.<br />

México, UNAM, 2004<br />

MAYER Alicia y De la Torre del Vi llar, Ernesto, Religión, poder y autoridad en la Nueva España,<br />

México, UNAM, 2004<br />

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Porrúa, 1964<br />

VILLASEÑOR y Sánchez, Joseph Antonio, Theatro Americano. Descripción General de los<br />

Reinos y Provincias de la Nuevo España y sus jurisdicciones. México, Trillas, 1992<br />

ZAHIÑO Peñafort, Lu isa, Iglesia y sociedad en México. 1785-1800. Tradición, reformo y<br />

reacciones, México, UNAM, 1996.<br />

192


INDEPENDENCIA DE MÉXICO<br />

Iglesia de Popo Park, Atlautla


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Ideas independentistas de José Antonio Alzate.<br />

Alberto Saladino García<br />

Facultad de Humanidades de la<br />

Un iversidad Autónoma del Estado de México<br />

José Antonio Al zate y Ramírez de Santillana junto con hombres de la talla intelectual<br />

de los criollos Joaquín Velázquez de León, Juan Benito Díaz de Gamarra,<br />

Diego de Guadalajara, José Ignacio Bartolache y Posadas, Ant onio León y Gama,<br />

José Mariano M oci ño y Francisco Dimas Rangel, formaron parte de la generación<br />

de criollos que gestó el proceso de concreción histórica de la ciencia moderna<br />

en la Nueva España durante el último tercio del siglo XVIII, pues convirtieron el<br />

conocimiento ci entífico en saber a través del cual fomentaron el amor a lo propio<br />

al respaldar el proceso gnoseológico con profundo compromiso social.<br />

Amparados en el conocimiento de la obra de José Antonio Alzate se puede afirmar<br />

que med iante su labor de investigación coadyuvó a construir socialmente<br />

la ciencia como saber situado, toda vez que posibi litó que su advenimiento,<br />

primero, como fundamento y génesis de la concienci a patri a, y segundo, como<br />

sustento de la conciencia nacional. De modo que el valor de la obra científica<br />

de este personaje, prototipo de la mentalidad ilustrada, fue haberse anticipado<br />

a la lucha por la Independencia y la libertad de M éxico, en plena época colonial,<br />

med iante la pro moción de la independencia intelectual y la libertad de investigación.<br />

José Antonio Al zate codificó la nueva conciencia histórica del criollo más allá de<br />

la mera posición de autodefensa ante la multiplicidad de agravios padecidos por<br />

los dictados del poder metropolitano al vislumbrar la pos ibilidad de alcanzar el<br />

mismo reconocimiento a la capacidad y humanidad de los americanos a través<br />

del despliegue de sus contribuciones intelectuales.<br />

Escribió: "Mientras la ejecución de la Gaceta de Literatura se dirija por mis débiles<br />

luces, procuraré exponer en breve compendio el mérito literato de los que<br />

fallezcan; y de cuando en cuando ocurriré a los sepulcros para revivificar la memoria<br />

de aq uellos que nos ilustraron, y que con ingratitud tenemos olvidados a<br />

pesar de lo que les debemos ... " (Alzate, 1831, Vol. 1: 4 2) . Precisamente, con<br />

motivo de la Conmemoración del Bicentenario del inicio de la lucha por la lnde-<br />

195


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

pendencia, resulta del todo necesario revivificar la memoria de quienes forjaron<br />

el ambiente de renovación cultural en que se formaron quienes entregaron su<br />

vida para darnos patria. Uno de los más destacados personajes que contribuyó<br />

a ello fue, sin duda alguna, José Antonio Alzate y Ramírez, quien nació en<br />

Ozumba, actual Estado de México, el 20 de noviembre de 1737 -por cierto,<br />

día opacado para recordarlo por haber devenido casi dos siglos después la fecha<br />

del inicio de la Revolución Mexicana- y murió, en la ciudad de México, el 2 de<br />

febrero de 1799 - otro día poco propicio para rememorarlo pues el catolicismo<br />

popular mexicano lo ha convertido en florida festividad religiosa-.<br />

Tuvo la formación profesional de sacerdote, lo cual no obstaculizó sus inquietudes<br />

intelectuales relativas al fomento de la ciencia, las cuales vehiculó mediante<br />

su praxis moderna de investigación y su labor como periodista, pilares con los<br />

que colaboró en la ambientación del cultivo y progreso de los conocimientos<br />

científicos.<br />

En efecto, la originalidad y solidez de su labor de divulgación provino del persistente<br />

desarrollo de trabajos de investigación, los que desarrolló como efecto<br />

de su " ... inclinación a registrar, indagar y solicitar los efectos naturales por conocimientos<br />

propios de la racionalidad". (Alzate, 1788, Vol. 1: 22) De modo<br />

que los datos, informaciones e interpretaciones los contextualizó con base en la<br />

concepción moderna de ciencia al ser quien, insisto, mayormente coadyuvó a<br />

aclimatar en la Nueva España, pues la apreció como conocimiento producto de<br />

la observación rigurosa y sistemática, así como de la práctica de la experimentación,<br />

de carácter racional en virtud de su fundamentación epistemológica y<br />

útil debido a los beneficios que apreció. Sus inquietudes científicas lo llevaron a<br />

incursionar en casi todas las ciencias entonces cultivadas como la arqueología,<br />

la astronomía, la botánica, la física, la geografía, la historia, las matemáticas, la<br />

medicina, la mineralogía, la química, la zoología, etc.<br />

También debe recordarse que su labor científica estuvo acompañada y reforzada<br />

por la práctica del periodismo puesto que José Antonio Alzate fundó cuatro publicaciones<br />

periódicas: Diario literario de México (1768), Asuntos varios sobre<br />

ciencias y artes (1772-1773 ), Observaciones sobre física, historia natural y<br />

artes (1787-1788) y Gaceta de literatura de México (1788-1795) . Además<br />

colaboró de manera asidua en la Gaceta de México, compendio de noticias de la<br />

Nueva España, fundada por Manuel Antonio Valdés en 1784.<br />

De modo que José Antonio Alzate coadyuvó a consolidar la tradición periodística<br />

en la historia mexicana, y específicamente la de carácter cultural y de tipo<br />

científico-técnica,_ pues en dichas publicaciones dio cuenta, de múltiples ma-<br />

196


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

neras, de su profesional ismo. De los innumerables testimonios que se pueden<br />

transcribir tomo la nota de pie de página de uno de los últimos números de su<br />

Gaceta de literatura de México donde justifica la publicación de una carta que le<br />

fue enviada por uno de sus lectores - Silvestre Bacuna la cual t ituló "Utilidad de<br />

que médicos escriban recetas" - , en los términos siguientes:<br />

... la imprimo porque es útil y con su publicación satisfago a los que dicen sufoco<br />

las noticias que se me participan; es cierto, lo verifico con algunas, ya por<br />

inútiles, ya porque la Gaceta de literatura no es el conducto para que se publiquen<br />

animosidades personales, que de nada siNen, y mucho menos reflexiones<br />

y correcciones a lo que determina el gobierno, al que debemos respetar y obedecer.<br />

Escríbase con arreglo a estas máximas, que son el cimiento de la pública<br />

felicidad, y remítanse al autor de este periódico obras de semejante mérito, que<br />

las divulgará para el beneficio común, si no con aquella prontitud que desean<br />

sus autores, por lo menos con la velocidad que pueda proporcionarles en un<br />

plano, que por dilatado e incoherente en consideración a la variación de asuntos,<br />

es el que proporciona las circunstancias de la publicación. (A/zote, Vol. 111,<br />

1831: 314-315)<br />

Como se puede apreciar, salta a la luz la explicitación de las normas a las que deben<br />

atenerse todos los interesados en publicar: nada de críticas ad hominem ni<br />

al gobierno - de quien fomenta respeto y obediencia-, en cambio tendrán cabida<br />

todas las que contribuyan al beneficio social, como la que originó su apostilla<br />

transcrita. En efecto, imprimió a su actividad periodística una ética amparada en<br />

la profesionalización de su quehacer.<br />

La vinculación entre sus actividades de investigación y su labor periodística la<br />

exhibe la multiplicidad de aportes que realizó, pues en las publicaciones periódicas<br />

que editó o en la que colaboró se encuentran registradas, tales los casos<br />

de su formulación acerca de la hipótesis donde relaciona las manchas solares<br />

con el cambio climático y sus efectos en la salud y en la producción agrícola;<br />

la elaboración de mapas y mediciones del Valle de México; la construcción de<br />

instrumentos científicos; el descubrimiento del origen de la laca; la invención del<br />

obturador automático flotante; la fabricación del jabón de coco; la construcción<br />

de pararrayos, etc. Sus aportes e interpretaciones originales resultan explicables<br />

por la comprensión que tuvo de la lógica científica y ahora lo sabemos por la<br />

conciencia histórica de registrarlos como efecto de su actividad periodística. Por<br />

ejemplo ante los desastres recurrentes padecidos por los habitantes del Valle de<br />

México -inundaciones, terremotos, etc.,- hizo del conocimiento público observaciones<br />

del tipo siguiente:<br />

197


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

¿Sería ventajoso o peryudicial desecar el valle de México? Este es un problema<br />

a que se asienta comúnmente por la afirmativa. Yo siempre estaré por la negativa,<br />

y me excusaré con demostraciones invencibles. Supóngase que se desecó<br />

el valle de México sea por el conducto que se quiera: ¿qué se experimentaría?<br />

Lo primero, la ruina de los edificios: estos se hallan establecidos en un sitio terráqueo,<br />

o compuesto de agua y tierra: desecado ¿no era preciso que en virtud<br />

de los edificios se arruinasen luego que el terreno se secase?¿ No se formarían<br />

aberturas que serían otras tantas barrancas? Un hecho manifiesta esto a toda<br />

luz. Fórmese una bola u otra figura con tierra mezclada con agua, póngase a<br />

secar, y se verá cómo disminuye de volumen: se verán muchas rajaduras que<br />

se forman : finalmente, se verá que pierde de su solidez. Aplíquese esto mismo a<br />

nuestro suelo y ya se inferirán las funestas resultas que deberían experimentarse<br />

... [A/zote, Vol. 11, 1831:120)<br />

Con ese tipo de razonamientos respaldó su profunda conciencia histórica a<br />

favor de la modernidad en la Nueva España. La revi sión del binomio de su actividad<br />

intelectual -científica y periodística- pone de manifiesto su profundo<br />

compromiso social, que externó en diversas partes de sus publicaciones, así<br />

se encuentran confesiones del tipo siguiente: "Vivo desprendido enteramente<br />

de lo que es vanagloria : escribo por ser útil a los hombres por lo que publ ico,<br />

no por ostentación, sino para que se vea lo importante que sería la impresión<br />

de una obra periodística ... ", (Alzate, Vol. 1, 1831: 418) específicamente por<br />

su contenido, que en su caso llenó de informaciones científicas y técnicas,<br />

esto es de conocimientos benéficos por prácticos y útiles. En fin, el inventario<br />

de su labor como investigador y como divulgador de conocimientos científicos<br />

y técnicos puede alargarse con sólo glosar sus escritos, tanto impresos<br />

como manuscritos.<br />

Empero, pienso, su labor debe ser encomiada como prototípica de verdadero<br />

héroe independentista al haberse convertido en el amanecer de posiciones libertarias<br />

en el plano intelectual. Sí, José Antonio Alzate fue el primer independentista<br />

porque combatió el colonialismo cultural con su crítica despiadada<br />

al escolasticismo; por cultivar la libertad intelectual; por forjar el pensamiento<br />

laico mediante la promoción de la ciencia moderna, de carácter racional y<br />

experimental; por fomentar el amor patrio al intentar erigirse en mártir de<br />

la divulgación de saberes racionales, y por confeso patriota y forjador de la<br />

conciencia nacional. Para atender el título de esta conferencia, paso a llenar<br />

de contenido cada uno de los rasgos mencionados acerca de su pensamiento<br />

independentista. _<br />

198


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Combate al escolasticismo<br />

Su actitud de independencia intelectual la erigió, como ningún otro novohispano,<br />

en verdadero modo de vida, pues fue recurrente su crítica al tradicionalismo,<br />

a la cultura escolástica y, particularmente, a su enseñanza y sus elementales<br />

impactos gnoseológicos y sociales. Así, en cualquier oportunidad que se le presenta<br />

fomenta el antiescolasticismo, tanto en títulos y contenidos de textos<br />

como en la orientación de su labor periodística, con lo cual se pone en evidencia<br />

su adscripción y promoción de las ideas modernas.<br />

Más aún, en su persistente crítica utiliza diversos adjetivos para descalificar el<br />

escolasticismo al identificar a sus propugnadores como aristotélicos, ergotistas,<br />

quiméricos, peri patéticos, responsables de la infertilidad del progreso del saber e<br />

incluso lo demerita con interrogantes del tipo siguiente:<br />

... ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo, vuelvo a decir, rasgaréis ese obscuro velo<br />

que cubre vuestros ojos, y os impide ver la brillante luz del mediodía? ¿Qué,<br />

ni las repetidas órdenes de nuestros soberanos, ni el ejemplo de tantas y tan<br />

ilustres academias, ni los clamores y exhortaciones de tantos hombres sabios,<br />

han sido bastantes para recordarlos de ese profundo letargo en que os halláis<br />

sepultados? ¿Usque qua? ¿Hasta cuándo, aristotélicos? ¿Hasta cuándo abandonaréis<br />

esa inútil jerigonza con que, bajo el pretexto de enseñar a los jóvenes<br />

los recónditos misterios de la naturaleza, les inspiráis si no los más perniciosos<br />

errores, a lo menos los más extravagantes sueños y delirios de vuestra imaginación?<br />

... (Alzate,1831, Vol. 11: 3)<br />

Como se puede apreciar, la puntería de la crítica de José Antonio Alzate va<br />

dirigido contra el yugo escolástico, y de este modo se convirtió en uno de los<br />

primeros propugnadores de la liberación mental en el territorio americano, en<br />

particular en la Nueva España, ciertamente respaldado por su adscripción a la<br />

práctica moderna de la ciencia.<br />

Forjador de la libertad intelectual<br />

Como promotor de la filosofía natural moderna, esto es de la ciencia, fue normal<br />

su crítica radical a la cultura escolástica, responsable de la infertilidad científica<br />

desde la Edad Media hasta entonces. Además contribuyó a la instrucción<br />

científica de los novohispanos, si bien no desarrolló labores docentes, lo hizo<br />

mediante su intermitente labor de periodista.<br />

La actitud independentista forjada por José Antonio Alzate descolló por su posición<br />

contraria al colonialismo intelectual; por coadyuvar a la aclimatación del<br />

ambiente cultural renovador al forjar las bases de la independencia intelectual,<br />

199


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

todo ello - recuérdese- en un ambiente políticamente adverso por la situación<br />

colonial que se vivía y que Alzate supo capotear mediante su posición regnícola<br />

e incluso su rechazo a autores como Juan Jacobo Rousseau.<br />

En varias ocasiones explicitó su postura contrario al colonialismo intelectual,<br />

por una parte, destacando la producción científica de los americanos y, por<br />

ot ra, critica ndo acremente las falsedades difundidas sobre la realidad del Nuevo<br />

M undo por autores y publicaciones del Viejo Mundo.<br />

Con respecto al primer caso dilucida desde el número inaugural de su Gaceta de<br />

literatura de México: "¿La vida y los hechos de los hombres que han ilustrado a<br />

nuestra Nación Hispano Americana, deberán permanecer en el silencio? De ninguna<br />

manera, se hablará con ingenuidad no ocultando lo útil de sus producciones:<br />

sí cohonestando y tal vez silenciando aquello que no importa a los hombres sino<br />

ignorarlo". (Alzate, Vol. 1, 1831: 2) Aquí debe subrayarse el hecho de haber sido<br />

el primero en hablar -antes que los libertadores- de nación hispanoamericana .<br />

Respecto a la rec urrente crítica descolonizadora contra las informaciones falaces<br />

sobre fenómenos o sucesos americanos difundidas en Europa destacan sus<br />

reflexiones acerca del contenido aparecido en "La nueva Enciclopedia metódica<br />

... lo que pertenece a la Nueva España está cargada de equivocaciones y de<br />

errores, que no son tolerables. Si sus autores no estaban satisfechos de las noticias<br />

que les sirvieron de materiales ¿para qué las publicaron? Mucha utilidad dimana<br />

al público de omitir noticias falsas o dudosas, cuando por el contrario se le<br />

perjudica virtiéndole la sombra por la realidad ... " (Alzate, Vol. 11, 1831: 26) Lo<br />

importante no radica en el regaño, .sino el enfado por las equivocaciones y errores<br />

y, especialmente, la fa lta de ética y de rigurosidad científica y periodística .<br />

En efecto, la práctica y defensa de la investigación de lo local amparado en su<br />

conocimiento de pri mera mano de nuestra realidad, le permiten someter a crít i­<br />

ca y refutar los errores y prejuicios de los sistemas y teorías eurocentristas y de<br />

este modo abonar el proceso de descolonización cultural.<br />

Primera luz del laicismo como base para el fomento de la investigación<br />

científica<br />

José Antonio Alzate sienta las bases del pensamiento laico al invocar el ejercicio<br />

de la racionalidad para dar cuenta de cualquier fenómeno de la realidad, que sin<br />

negar sus creencias religiosas, las soslaya para esclarecer la lógica y ámbito del<br />

conocimiento científico.<br />

De hecho, uno de los pilares de su contribución a la ambientación de la cultura<br />

ilustrada, con el qu.e contrarrestó la decadente filosofía escolástica, lo constituyó<br />

200


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

su concepción y práctica de la ciencia moderna que lo llevó a ser quizá el primer<br />

religioso con mentalidad científica al concebir la pertinencia de excluir el ámbito<br />

de la fe de los asuntos del conocimiento y explicación de los fenómenos naturales.<br />

En este proceder intelectual de José Antonio Alzate es donde sustento mi<br />

juicio para asignarle la primicia de haber sido el fundador del laicismo, si por éste<br />

entendemos el valor y condición indispensable que posibilita el desenvolvimiento<br />

de la investigación científica de la realidad, al excluir las creencias religiosas<br />

como amparo de las explicaciones de los fenómenos y en su lugar instalar la<br />

lógica racional para garantizar el avance de la ciencia.<br />

Muchos testimonios se pueden enlistar para probarlo. Por ahora sólo traigo a<br />

colación el hecho de que respaldó su actitud científica en el imperativo religioso<br />

de acercarse al conocimiento de las maravillas del Creador mediante el ejercicio<br />

de la capacidad racional con la que él mismo dotó a los seres humanos.<br />

Forjador del amor patrio<br />

José Antonio Alzate fomentó el amor a la tierra americana mediante la democratización<br />

de informaciones sobre la geografía, la naturaleza y, en general, las<br />

producciones culturales novohispanas. La conciencia histórica de la ciencia<br />

exhibida en su obra permite señalar que tuvo como principio rector de su noble<br />

e importante actividad intelectual, según lo suscribió, "ser útil a la patria" ( Alzate,<br />

1831, Vol. 1: 2) y con base en tal perspectiva puede identificársele como<br />

pionero de la descolonización cultural al combatir, con investigaciones e informaciones<br />

rigurosas los equívocos, errores, denigraciones y prejuicios que sobre<br />

la naturaleza y los habitantes del Nuevo Mundo propalaban los europeos, pero<br />

también con el dominio de los saberes locales cuestionar las nomenclaturas de<br />

Carlos Linneo y Antonio Lorenzo Lavoisier, al evidenciar sus imposiciones, por<br />

su carácter colonialista inherente.<br />

Amparado en su trabajo de investigación científica puso en tela de juicio informaciones<br />

erróneas diversas a través de sus publicaciones periódicas, además,<br />

regido por sus principios éticos, su compromiso social y su espíritu patrio, por<br />

lo que su responsabilidad como científico lo llevó, cuando comentó el empleo<br />

medicinal de ajojolotl, a afirmar:<br />

El reconocer un fenómeno ignorado por los demás naturalistas: presentarlo con<br />

sencillez, y con la confianza de que no se pueda impugnar por nuevas obseNaciones:<br />

advertí las utilidades prácticas que puedan resultar a los hombres, son<br />

el móvil que debe dirigir a un aplicado o la historia natural, para presentar al<br />

mundo lo que ve, lo que registran sus ojos, dirigidos por la verdadera crítica, y<br />

201


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

por la ingenuidad. La naturaleza en Nueva España manifiesta muchos portentos<br />

naturales, que no deben ser ignorados por los que se dedican o saber lo que<br />

es lo naturaleza y sus raras producciones: por este motivo se irán interpolando<br />

en los Gacetas de Literatura varios artículos, de los cuales unos echarán o tierra<br />

varios aserciones de algunos naturalistas, quienes intentan restringir los efectos<br />

naturales o sus ideos y o sus sistemas; otros corregirán muchos falsos noticias,<br />

que Jo i~norancio o precipitación comunicaron al público [A/zote, Vol. 11, 1831:<br />

52-53)<br />

Destacar el conocimiento de la naturaleza novohispana, y con base en él echar<br />

por tierra informaciones erróneas y falsas de la realidad, da cuenta de su amor<br />

al conocimiento y a la tierra que lo vio nacer, por eso había anticipado como<br />

propósito de su última publicación periódica incluir tópicos como: "La geografía<br />

de la Nueva España, tan desconocida, pues apenas se conocen las verdaderas<br />

situaciones respectivas de los principalísimos lugares, recibirán grande claridad<br />

cuando se trate en virtud de documentos que si no admiten una demostración<br />

geométrica, se aproximarán a la verdad ... " (Alzate, Vol. 1, 1831: 2) En efecto,<br />

no sólo incluyó informaciones geográficas, sino que ejecutó investigaciones al<br />

respecto las cuales circuló en sus publicaciones.<br />

Amanecer de la conciencia nacional<br />

De modo que su conciencia patria la alimenta mediante el conocimiento científico<br />

de la realidad novohispana, toda vez que de manera frecuente la exalta y la<br />

promueve al afirmar: " .. . mi fin es exponer ideas sueltas para dar a entender los<br />

muchos tesoros que la naturaleza tiene vinculados a la Nueva España (Alzate,<br />

Vol. 1, 1788: 22), y a partir de tal posición nutre el sentimiento independentista<br />

entre el sector social al que pertenece, el de los criollos, integrantes mayoritarios<br />

de la "república de las letras", destinatarios principales de sus periódicos.<br />

Consecuentemente, a través del activismo de su obra cultural, José Antonio Alzate<br />

ayudó a aclimatar el ambiente cultural ilustrado dentro del cual se formaron<br />

los próceres de la gesta independentista, pues fue partícipe del movimiento de<br />

renovación cultural cuyas manifestaciones lo constituían la participación en sociedades<br />

de amigos del país y de intentos por establecerlas en la Nueva España,<br />

la existencia de tertulias, la proliferación de publicaciones periódicas, el surgimiento<br />

de instituciones educativas seculares, la participación en expediciones<br />

científicas, etc.<br />

Más aún, su mística nacionalista, que ayudó a consolidar, para justificar la continuación<br />

de la edición de la Gaceta de literatura de México, José Antonio Alzate<br />

202


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

explayó su convicción respectiva en los términos siguientes: "Mi amor a la patria,<br />

amor que obligaría a sacrificar mi vida, si fuese necesario, es el que me ha<br />

obligado, y obliga aun a continuar en mi primer empeño''. (Alzate, 1831, Vol. 11 :<br />

221) O sea, tuvo plena conciencia de que sus labores de investigación y periodísticas<br />

les era inherente su compromiso social.<br />

Epílogo<br />

Para concluir me parece pertinente referir tres situaciones relativas a la posición<br />

independentista que he tratado de sustanciar en la obra de José Antonio Alzate:<br />

a) la inversión de su patrimonio económico heredado de sus padres para favorecer<br />

la ambientación de las ideas modernas, ilustradas; b) la aclaración relativa<br />

a su posición política regnícola, y c) su acendrado patriotismo.<br />

Con respecto a su compromiso con sus ideas a favor de la independencia cultural<br />

debo señalar que la labor pionera de José Antonio Alzate consistió en coadyuvar<br />

a aclimatar las ideas de la filosofía de la ilustración, mediante la inversión de su<br />

propio patrimonio material. La fundamentación de esa inversión la justificó en<br />

los términos siguientes: " ... yo no he emprendido esta obra por mi particular<br />

comodidad, pues lejos de haber adquirido alguna utilidad, antes bien me ha sido<br />

preciso suplir de mis cortas facultades lo necesario para sufragar los costos de la<br />

impresión .. .''. (Alzate, Vol. 11, 1831:221) de las cuatro publicaciones periódicas<br />

que fundó.<br />

Con respecto a la actitud regnícola de Alzate, requiere matizarla para comprender<br />

su posición política, por ejemplo aclaró: "El impugnar una obra de arquitectu<br />

ra no es oponerse a las sabias determinaciones del gobierno, a las que debemos<br />

obedecer rendidos: el gobierno siempre solicita el alivio de los súbditos;<br />

pero le es indispensable encargar la ejecución a manos en muchas ocasiones<br />

más que muertas: a la mala ejecución, no a la providencia superior, es a la que<br />

se dirigen mis reclamos". (Alzate, Vol. 11, 1831: p. 410)<br />

Los lances que Alzate realiza son contra proyectos públicos, no son contra el gobierno,<br />

pues he dicho que Alzate es proclive e incluso recomienda la obediencia<br />

a los gobernantes pues la fomenta, no obstante haber entrado en contradicción<br />

con varios virreyes, lo cual le costó, por cierto, la interrupción de alguna de sus<br />

pu blicaciones. Tuvo una posición política personal a favor del gobierno real, pero<br />

eso no desmerece el reconocimiento del impacto de su obra a favor de la renovación<br />

cultural por medio del ejercicio de la libertad intelectual.<br />

Con base en todo lo expuesto, sustento el reconocimiento a José Antonio Alzate<br />

de considerarlo un verdadero promotor de la independencia, particularmente,<br />

203


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

al ubicar su heroísmo en el plano de la lucha intelectual contra la cultura hegemónica<br />

y a favor de la libertad de investigación, cuyas implicaciones sociales<br />

resultaron del todo benéficas para la aclimatación del cultivo y el fomento de la<br />

ciencia moderna.<br />

En efecto, rememorar a José Antonio Alzate y Ramírez como independentista<br />

se refuerza con la explicitación de sus convicciones de patriota consumado<br />

como lo externó: " ... soy ... uno tal cual, que se ha ocupado en procurar servir<br />

a la patria y a la nación en cuanto puede, y como puede, y no es más: otros<br />

han glosado el texto diciendo que soy patriota, y que ésta es mi única ciencia;<br />

bastantes pruebas tengo dadas de un amor a la patria y a la nación ... " (Alzate,<br />

Vol. 111, 1831: 447). Como dicen los abogados, a confesión de partes, relvo de<br />

pruebas.<br />

Fuente:<br />

ALZATE, José Antonio (1831). Gacetas de literatura de México. Reimpreso<br />

en la Oficina del Hospital de San Pedro a cargo de Manuel Buen y Abad.<br />

Volúmenes 1, 11, 111 y IV. Puebla.<br />

204


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Un cisma dentro de la Insurgencia:<br />

El cura Morelos y la Guerra de Castas en Acapulco.<br />

Jesús Hernández Ja imes<br />

Un iversidad Autónoma de Tamaulipas<br />

Introducción<br />

Mucha tinta ha corrido sobre las campañas militares de los insurgentes comandados<br />

por José María Morelos y Pavón entre 1810 y 1813 alrededor del puerto<br />

de Acapulco, pero muy poco sobre la actitud ante la guerra de los habitantes<br />

del lugar, casi todos mulatos. 1 En consecuencia, poco se sabe de un conato de<br />

guerra de castas ocurrido en dicho puerto en 1811 y que estuvo a punto de<br />

dividir al movimiento insurgente. El proyecto disidente estuvo encabezado por<br />

un mulato porteño de nombre Mariano Tabares, 2 sin embargo, no logró atraer<br />

a su causa a la mayoría de los mulatos que acompañaban al cura de Carácuaro.<br />

El principal apoyo lo encontró en la jurisdicción de Acapulco. En la provincia<br />

vecina de Zacatula, también conocida como Costa Grande, los mulatos mantuvieron<br />

su lealtad a los caudillos españoles criollos como la familia Galeana . No<br />

obstante, el movimiento fue una amenaza seria para el proyecto encabezado<br />

por Morelos y de haber conseguido su objetivo de "asesinar a todos los blancos<br />

y personas decentes y propietarios, comenzando por el mismo Morelos''. otra<br />

habría sido la historia de la guerra iniciada en 1810. 3<br />

El puerto de Acapulco fue escenario de reiterados combates entre insurgentes<br />

y realistas, pues su control se consideraba de vital importancia para ambos bandos,<br />

debido a que era la puerta de entrada de mercancías provenientes de Filipinas<br />

y Sudamérica y de la consecuente salida de plata novohispana. Después<br />

del intento fallido de 1811, Morelos se dirigió al interior de la Nueva España,<br />

dejando sitiado el puerto con una parte de su tropa al mando de Julián de Ávila.<br />

En 1813, luego de tomar la ciudad de Oaxaca, de nuevo volvió sobre el puerto,<br />

que en esta ocasión sí cedió ante las fuerzas insurrectas. 4 Durante el tiempo que<br />

Acapulco estuvo sitiado por los insurgentes se alteró la vida cotidiana de toda la<br />

l En Ja época colonial a los afromestizos se les solía llamar de manera indistinta mulatos o pardos, independientemente de si el mestiz.aje era con los<br />

indios o con la población blanca. Por tal razón en este trabajo usaremos los conceptos de pardos y mulatos como sinónimos.<br />

2 El nombre completo era José Mariano Tabares, aunque en algunos documentos el apellido también se puede encontrar como Tavares.<br />

3 Por supuesto que Morelos no era blanco, sino mestizo.<br />

4 Carlos Aguirre Colorado, Rubén García Pelagio y A. Rodríguez, Campañas de Morelos sobre Acapulco, 1810-1 813, México, Talleres Gráficos<br />

de la Nación, 1933, p. 161.<br />

205


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

sociedad porteña. Se polarizaron las posiciones políticas de los grupos sociales;<br />

por un lado quedó la minoritaria población blanca leal a la corona española, en<br />

especial la de origen peninsular, y del otro la mayoritaria población mulata cuya<br />

actitud oscilaba entre la insurgencia activa y la pasividad.<br />

En este ensayo se analizará la participación política de la población mulata del<br />

puerto durante la insurgencia. De manera particular enfocaremos nuestro análisis<br />

en la conducta de José Mariano Tabares, miembro de la elite porteña que<br />

ejercía gran influencia sobre el resto de los habitantes. Se pretenden dilucidar<br />

las razones por las que los conflictos entre la población blanca y parda en estos<br />

años se volvieron sumamente ríspidos, a tal grado que estuvieron a punto de<br />

desencadenar una guerra de castas en el contexto de la lucha insurgente.<br />

Acapulco en el contexto novohispano<br />

El puerto acapulqueño adquirió relevancia desde fines del siglo XVI, al transformarse<br />

en el punto de acceso a las islas Filipinas a través del Océano Pacífico. Sin<br />

embargo, no se convirtió en un lugar importante de residencia de españoles, ya<br />

fuesen criollos o peninsulares. Las razones fueron básicamente dos: el caluroso<br />

e insalubre clima costeño y la ausencia de una actividad productiva o comercial<br />

significativa y constante. La nao de China, como se conocía al galeón que venía<br />

de Filipinas, sólo llegaba una vez al año, generalmente entre los meses de diciembre<br />

y abril. Una vez concluida la feria que se hacía para la venta de las mercancías<br />

orientales, Acapulco quedaba semiabandonado hasta el siguiente año.<br />

La población permanente del puerto se componía básicamente de mulatos que<br />

vivían ahí para prestar sus servicios como cargadores a los mercaderes. Al concluir<br />

la feria, esta población se dedicaba a cultivar maíz, cacao o algodón, principalmente,<br />

o bien practicaba un raquítico comercio para subsistir. La población<br />

india era muy escasa, pues había sido mermada de manera dramática durante<br />

el siglo XVI y la que sobrevivió poco a poco se fue mezclando con la población<br />

negra llevada a la región desde el siglo XVI para trabajar en las haciendas cacaoteras<br />

y ganaderas.<br />

Acapulco se constituyó en cabecera de una alcaldía mayor alrededor de 1600.<br />

En 1617 se le agregó el estatus de Castellanía y gubernatura militar; es decir,<br />

que el alcalde mayor debía ser un militar y llevaría el título anexo de gobernador<br />

y castellano. Sin embargo, los alcaldes mayores no solían residir de manera permanente<br />

en el puerto; sólo se trasladaban a él durante la feria de la nao de China<br />

y el resto del año vivían en pueblos como Tixtla y Chilapa o en las ciudades de<br />

México o Puebla. En su lugar dejaban a alguno de sus subordinados que recibía<br />

206


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

el título de teniente de gobernador y castellano. Durante la feria de la nao, la<br />

Real Hacienda enviaba funcionarios para que se hicieran cargo de los respectivos<br />

impuestos que causase la venta de los géneros asiáticos. El resto del año,<br />

los derechos fiscales por el comercio que se practicaba en la jurisdicción eran<br />

cobrados por un arrendatario, generalmente un comerciante local, que para tal<br />

fin contrataba la Real Hacienda. Cuando en 1787, las alcaldías mayores fueron<br />

sustituidas por las intendencias, Acapulco se convirtió en cabecera de una subdelegación<br />

dependiente de la intendencia de México. 5 Los subdelegados tampoco<br />

solían residir de manera permanente en el puerto.<br />

Durante la segunda mitad del siglo XVI hasta la segunda del XVII, en Acapulco<br />

y las jurisdicciones costeñas vecinas se cultivó cacao que se comercializaba en<br />

el centro del virreinato, pero el ingreso a Nueva España del cacao de Caracas,<br />

Maracaibo y Guayaquil desde mediados del siglo XVII, provocó la sal ida del<br />

mercado novohispano del cacao de la costa del Pacífico. A mediados del siglo<br />

XVIII, esta parte de la Costa de la Mar del Sur, como también se le conocía, se<br />

volcó a producir algodón que demandaba la creciente actividad textilera en el<br />

Valle de México y el Bajío. Sin embargo, Acapulco no se convirtió en un nodo<br />

articulador importante de la economía de su región, pues el algodón iba por lo<br />

general de los lugares de cultivo a los obrajes y telares del centro del virreinato.<br />

Durante la segunda mitad del siglo XVIII sólo se comercializaban en el puerto<br />

además de las mercancías que llegaban por mar de Filipinas y del virreinato del<br />

Perú, 6 pequeñas cantidades de algodón que se cultivaban en los alrededores y<br />

que se remitían a la ciudad de México principalmente. 7<br />

El aislamiento de Acapulco del sistema colonial se tradujo en la ausencia de un<br />

aparato político-administrativo permanente en el puerto y otorgó a los habitantes<br />

un alto grado de autonomía respecto al poder de la corona española, cuyo<br />

influjo llegaba bastante diluido. En consecuencia, el cumplimiento de las leyes<br />

y disposiciones de gobierno dictadas desde la Península y transmitidas al puerto<br />

por las autoridades novohispanas asentadas en la Ciudad de México no tenían<br />

muchas posibilidades de ser cumplidas. Por ejemplo, la defraudación a la Real<br />

Hacienda alcanzó proporciones increíbles, en especial durante la feria de la nao<br />

de China. 8<br />

5 Jesús Hemández Jaimes, Éliles, reformismo borbOnico e insurgencia en las Cordilleras y Costas de la Mar del Sur. J 777- 1810. México, tesis de<br />

maestría, Instituto de Investigaciones Dr. José Maria Luis Mora, 2000. pp. 28-29.<br />

6 El comercio cnlre Nueva Espafla y el vi rreinato del Perú fue prohibido por la corona en 1634, sin embargo, se siguió realizando a través del<br />

contrabando.<br />

7 Jesús Hemándcz Jaimcs, É/ites. cap. 2.<br />

8 Jesús Hemández Jaimes. Elites, pp. 147-167. Cannen Yustc López, El comercio de la Nue''ª España con Filipinas. J 590-1785. México. INAH,<br />

SEP. 1984, p. 53.<br />

207


SNTE, Sección 36-Va//e de México<br />

Las autoridades españolas estaban conscientes de la sangría que la corrupción,<br />

el contrabando y la evasión fiscal representaban para sus arcas, prueba de ello<br />

es que intentaron sin mucho éxito poner fin a estas prácticas. Sin embargo, fue<br />

hasta la segunda mitad del siglo XVIII cuando a través de las llamadas reformas<br />

borbónicas comenzaron a cambiar, aunque parcialmente, las viejas prácticas.<br />

El impacto de las reformas borbónicas<br />

Las reformas borbónicas supusieron cambios político-administrativos con el fin<br />

de hacer más rentables para la Corona sus posesiones americanas. Los dos mecanismos<br />

más importantes fueron la reorganización del aparato fiscal y los incentivos<br />

a las actividades productivas y comerciales. Así, en 1777 se suprimió en<br />

toda la Nueva España el sistema de arriendo del cobro de alcabalas a individuos<br />

particulares o corporaciones y la Real Hacienda se hizo cargo de dicha actividad<br />

a través de funcionarios reales. Se fomentó la producción minera a través de diversas<br />

medidas como la fundación de un banco de avío. Asimismo, se permitió<br />

de manera gradual el comercio libre entre los virreinatos hispanoamericanos y se<br />

eliminaron las restricciones para el comercio de ciertos productos.<br />

Otra de las reformas consistió en la instauración de un ejército regular. Desde el<br />

siglo XVI la defensa de la Nueva España había estado a cargo de los cuerpos de<br />

milicianos, pero con las reformas fueron suprimidos para ser sustituidos por militares<br />

profesionales. La excepción ocurrió en las costas y en la frontera norte, donde<br />

las milicias se conservaron, pues el calor costeño y la escasa población del distante<br />

norte novohispano impidieron establecer tropas del ejército profesional formado<br />

por mestizos y blancos. Sin embargo, el mando de los cuerpos de milicianos subsistentes<br />

en estas regiones recayó en oficiales de carrera de origen español. Ello<br />

no implicó la supresión de la oficialidad miliciana, formada por miembros de las<br />

elites locales, pero sí su subordinación a los oficiales profesionales recién llegados,<br />

a veces de origen peninsular, hecho que causó malestar entre los primeros.<br />

Las reformas borbónicas, en especial las fiscales, afectaron los intereses económicos<br />

en el puerto de Acapulco, pues la recaudación hacendaria se había<br />

caracterizado por sus altos niveles de corrupción . Los funcionarios, así como los<br />

comerciantes, tanto locales, como capitalinos y filipinos, estaban en contubernio<br />

para introducir mercancías sin pagar impuestos o cubriendo una cantidad<br />

menor a la que deberían. De igual modo solían introducir un monto de mercancías<br />

mayor al permitido. 9<br />

9 Hasta 1769 las autoridades sólo pennitían el ingreso de mercancías filipinas por un valor máximo de 500 mil pesos, y un millón de pesos para el<br />

retomo; sin embargo en esa fecha se amplió el permiso a 750 mil pesos de mercancías para el ingreso y un millón y medio para el retomo. Carmen<br />

Yuste López. El comercio, p. 48.<br />

208


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

El contrabando era una actividad cotidiana de la que todos se beneficiaban, menos<br />

la Corona española . Las autoridades comprendían la importancia económica<br />

de Acapulco, por eso pusieron especial empeño en ordenar la administración<br />

de los ingresos fiscales del lugar. Evidentemente esto afectaba los intereses de<br />

los beneficiarios de la transgresión de las leyes, quienes se empeñaron todo<br />

el tiempo en obstaculizar la labor de los empleados de la Real Hacienda. 10 El<br />

gobierno no consiguió plenamente sus objetivos, pero sí creó una relación conflictiva<br />

con todos los grupos sociales involucrados en el comercio del puerto de<br />

Acapulco, incluyendo a la población nativa.<br />

Las relaciones de los grupos de poder locales, incluyendo a funcionarios como<br />

el teniente del gobernador, con los funcionarios fiscales fueron poco cordiales<br />

e incluso en ocasiones adquirieron tonos violentos. El malestar de los porteños<br />

obedecía al empeño de los funcionarios de la Real Hacienda por disminuir sus<br />

ganancias a través del cobro de impuestos y frenar el contrabando. 11 Desde este<br />

punto de vista las reformas borbónicas atentaron contra los intereses locales.<br />

La apertura comercial, por otro lado, benefició a algunos comerciantes nativos<br />

del puerto. Al decretarse el comercio libre entre los virreinatos hispanoamericanos<br />

en 177 4 e incrementarse el monto de las mercancías asiáticas que podían<br />

ingresar al puerto, la actividad comercial local creció. En consecuencia, se diversificaron<br />

los giros mercantiles de los porteños que ya no dependían de un solo<br />

rubro. Negociaban mercancías europeas y novohispanas que les llegaban de la<br />

Ciudad de México; asiáticas y sudamericanas que arribaban por mar, así como<br />

con las locales, en especial el algodón.<br />

El incremento en la actividad mercantil del puerto también contribuyó al aumento<br />

de la presencia de residentes blancos, usualmente pequeños comerciantes<br />

y artesanos, algunos provenientes de lugares vecinos como Chilapa, Tixtla<br />

y Chilpancingo. En este contexto llegaron también algunos gachupines que no<br />

fueron bien vistos por la población nativa, pues por un lado, representaban los<br />

intereses de la Corona que en muchas ocasiones se contraponían con los de los<br />

porteños y, por otro lado, competían con los comerciantes locales. 12<br />

Estos conflictos, tenían como fundamento una cuestión económica y política,<br />

pero pronto adquirió matices de confrontación étnica. Se estaban sentadas las<br />

bases para un conflicto social de mayor envergadura que afloró en 1808 a consecuencia<br />

de la crisis de la monarquía española y más tarde por la insurgencia<br />

de 1810.<br />

10 Jesús Hemández Jaimes. É;lites., pp. 147-167<br />

11 Jesús Hemández Jaimes, Elites, pp. 147-167.<br />

12 Archivo General de la Nación de México (en adelante AGNM), Historia. vol. 432, exp. 3.<br />

209


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Conspiración a ritmo de fandango ¿Independencia o autonomía?<br />

El 19 de marzo de 1 808 Carlos IV abdicó al trono español y cedió el trono a<br />

su hijo Fernando VII. Este hecho obedeció a un malestar de una parte de la<br />

sociedad española en contra de Manuel Godoy, Primer Secretario de Estado de<br />

Carlos IV. Poco tiempo después, las tropas francesas se posesionaron de España<br />

y Napoleón obligaron a Carlos IV y a Fernando VII a abdicar al trono español<br />

a favor de José Bonaparte. Las noticias de estos acontecimientos llegaron a la<br />

Nueva España el 8 de junio de 1808, generando una enorme confusión .13 Algunos<br />

criollos, miembros del ayuntamiento de la Ciudad de México, creían que<br />

ante la ausencia del Rey, la soberanía debía regresar a su fuente primigenia, es<br />

decir, al pueblo. Incluso, varios de ellos insinuaron al Virrey José de lturrigaray<br />

que se erigiera como rey de manera temporal, mientras retornaba Fernando<br />

VII . Un grupo de notables peninsulares, sospechando que lturrigaray y algunos<br />

criollos pensaban aprovechar la coyuntura para independizar a la Nueva España,<br />

depusieron a aquél violentamente el 15 de septiembre de 1808 y apresaron a<br />

varios criollos. 14<br />

La mayoría de los trabajos que analizan esta época se han centrado en el estudio<br />

de los acontecimientos en la Ciudad de México, sin embargo, estos sucesos<br />

tuvieron repercusiones importantes y fueron motivo de discusión y conflicto en<br />

varios puntos de la provincia novohispana. Acapulco no fue la excepción. De<br />

hecho, a juzgar por los sucesos, había un flujo constante de información hacia el<br />

puerto de todo lo que pasaba en la capital y en particular de las confrontaciones<br />

entre los criollos atrincherados en el ayuntamiento y los peninsulares. En este<br />

contexto José Mariano Tabares organizó un complot en Acapulco como respuesta<br />

a los acontecimientos de la Ciudad de México y España.<br />

José Mariano Tabares era originario de Acapulco donde había nacido entre<br />

1787 y 1788. Era el segundo hijo de Francisca Xaviera Lemus y del mulato<br />

Francisco Eustaquio Tabares, uno de los hombres nativos más acomodados y<br />

de mayor influencia en el puerto. 15 Francisco Eustaquio era administrador del<br />

correo, comerciaba con géneros asiáticos, cacao y algodón; además actuaba<br />

como agente comercial de Isidro Antonio de Ycaza, uno de los comerciantes<br />

más connotados de la Nueva España. 16 Para 1 80 8, debido a su avanzada edad<br />

y a su precario estado de salud, había cedido el empleo de administrador del<br />

correo a su hijo Mariano.<br />

13 Napoleón nombró como rey de Espai'ia a su hcnnano José, pero éste obviamente no contaba con el asent imiento de la mayoría de los españoles.<br />

14 Lucas Alamán, Historia de México desde los primeros movimientos que prepararon su Independencia en el año de 1808 hasta la época presente,<br />

vol. 1, Méx ico, Fondo de Cultu ra Económica, Instituto Cultura l Helénico, 1985, pp. 154-155 y 243-247.<br />

15 AG NM, Padrones, vol. 16, fol. 214-430.<br />

16 Jesús Hemández Jaimes, Élites, p. 11 9. Isi dro Antonio Y caza fue uno de los comerciantes más acaudalados de toda la Nueva España. Se di stinguió<br />

como el pri ncipal introductor de mercancías asiáticas y cacao de Guayaquil a través del puerto de Acapulco.<br />

210


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Las relaciones de la familia Tabares con los peninsulares del puerto.<br />

Francisco Eustaquio había tenido diversos enfrentamientos con los administradores<br />

de rentas en las décadas de 1780 y 1790, debido a la presión que ejercían<br />

para el cobro de impuestos.17 En 1803 Francisco Eustaquio fue demandado por<br />

el cirujano de la Real Armada del fuerte de San Diego, Juan de Malina, por una<br />

deuda de 1881 pesos que le había prestado desde el año de 1800. 18 Más tarde<br />

el cirujano estaría en el grupo de peninsulares que acusó a Mariano Tabares de<br />

conspirador.<br />

El 16 de diciembre de 1808 el gobernador y castellano del puerto de Acapulco,<br />

José Barreyro y Ouijano, publicó un bando en el cual disponía que, en obedecimiento<br />

a una orden del Virrey, Pedro Garibay, los días 25, 26 y 27 de diciembre<br />

se celebraran las fiestas para jurar lealtad a Fernando VII. Según Barreyro, pese<br />

a su pobreza, toda la población se había mostrado dispuesta a colaborar con<br />

"excepción de un corto número de medios pudientes por no estar formado el<br />

ayuntamiento ni haber propios de donde hacer estos gastos". 19 Los "medios<br />

pudientes" eran los pocos gachupines que vivían en el puerto.<br />

Los peninsulares se sintieron agraviados por el señalamiento del gobernador<br />

Barreyro, en consecuencia se dirigieron de inmediato al Virrey para hacerle llegar<br />

su protesta. 20 Acusaron al gobernador de no "[ .. . ] procurar que entre europeos<br />

(o mejor decir) entre los más de los pocos blancos que hay aquí, y criollos, haya<br />

la tan recomendable y precisa armonía, que tanto interesa, y especialmente en<br />

las críticas circunstancias del día". Asimismo, se quejaron de que Barreyro sólo<br />

elogiaba "Ja fidelidad, amor y lealtad de los mulatos y negros, de que se componen<br />

los criollos de este vecindario, con público agravio nuestro, habiendo dado<br />

tantas pruebas constantes de lo contrario ". También se manifestaron ofendidos<br />

por la afirmación del gobernador de que no había ayuntamiento ni recursos de<br />

propios de que echar mano para las celebraciones. 21<br />

Hay varios aspectos que vale la pena analizar de este documento. En primer<br />

lugar el significado que se da a la palabra criollo para referirse a los mulatos<br />

nativos del puerto y no sólo a los españoles nacidos en América como solía<br />

entenderse en la mayor parte de Nueva España . Peter Guardino sugiere quepo-<br />

17 Jesús Hemández Jaimes. Élites,, pp. 147-167.<br />

18 AG NM , General de Partes, vo l. 78. l!Xp. 157, fo l. 244-245.<br />

19 AGNM, Historia. vol. 432, exp. 3.<br />

20 Los firmantes de la carta enviada al Virrey el 20 de diciembre de 1808 fueron Juan de Cosío. comandante de milicias; Juan de Molina, médico<br />

cirujano del hospital , Manuel de Oronoz, Bias Pablo de Vidal. Simón Adrián. Juan Puyol, Francisco lrure, José María Vergara, Joaquín de Aguiñiga,<br />

Baltazar de Uriartc, Manuel de Vi llanueva, Antonio Carrión y varios mililarcs acantonados en el fuerte de San Diego. AGNM, Historia,<br />

vol. 432, exp. 3.<br />

2 1 AGNM, Historia, vol. 432. exp. 3.<br />

211


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

dría ser el indicio de un intento de unidad entre la población parda de Acapulco<br />

con los españoles criollos. 22 Sin embargo, esta hipótesis no explica el hecho de<br />

que también los peninsulares se refirieran a los negros y mulatos como criollos.<br />

Por lo tanto, la respuesta debe ser distinta sin negar la colaboración que hubo<br />

entre pardos y españoles criollos en la conspiración de 1808 de que hablaremos<br />

enseguida.<br />

Quizá al principio se consideraban criollos sólo los mulatos con algún progenitor<br />

blanco, pero más tarde todos los pardos se arrogaron esta identidad. La razón es<br />

muy sencilla. En Acapulco no hubo españoles criollos nativos hasta la segunda<br />

mitad del siglo XVIII. Según el padrón realizado en 1792 había en la j urisdicción<br />

de Acapulco 5,416 pardos, mientras que los españoles peninsulares, españoles<br />

criollos, mestizos y castizos apenas sumaban 116 personas. Ninguno de los 21<br />

criollos casados residentes en el puerto había nacido ahí. La mayoría era de Chilapa,<br />

Chilpancingo, Tixtla y Tepecoacuilco. Nueve estaban casados con mujeres<br />

pardas; dos con mestizas, uno, con india y nueve con criollas. Esto significa que<br />

los hijos de los últimos nueve matrimonios serían los primeros españoles criollos<br />

nacidos y residentes en el puerto. Por otro lado, de doce hombres peninsulares<br />

casados en toda la jurisdicción, ocho estaban desposados con muj eres pardas<br />

y los cuatro restantes con mestiza, europea, criolla e india respectivamente. 23<br />

Esto significa que la mayoría de los hijos de los españoles peninsulares y criollos<br />

nacidos en Acapulco eran pardos. Por ello tiene sentido que estos últimos se<br />

consideraran criollos. En los documentos se alude a los españoles peninsulares<br />

como europeos; a los nacidos en América como españoles y a los pardos como<br />

criollos.<br />

El conflicto de diciembre de 1808, por la fiesta para jurar lealtad al nuevo monarca,<br />

hizo evidente la división entre peninsulares y mulatos. Los españoles<br />

criollos se dividieron en ambos bandos. En apariencia parecería que este conflicto<br />

no minaba la lealtad de ninguno de los grupos a la Corona española. Como se<br />

ha señalado para otras partes de la Nueva España, se trataba de un malestar<br />

contra el "mal gobierno" de los gachupines. Sin embargo, hay indicios de que<br />

por lo menos un grupo de porteños aspiraba ya en 1808 a lograr una independencia<br />

total de España .<br />

La lealtad y el entusiasmo que el gobernador Barreyro Ouijano atribuyó a los<br />

pardos acapulqueños, fueron negados por los peninsulares quienes aseguraron<br />

que en todo el puerto apenas se habían colectado treinta o cuarenta pesos para<br />

22 Peter Guardino, The origins of Nationalism in México: Guerrero, 1780-1820, Presentado en XVII Congress of the Latín American Studies<br />

Association, Los Angeles, sep., 25, 1992, p. 1 O.<br />

23 AGNM, Padrones, vol. 16, fo l. 214-430.<br />

212


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

las fiestas. Además, el gobernador no había "hecho la más pequeña demostración,<br />

sobre las ocurrencias de Ntra. España, pareciendo su mansión una funesta<br />

gruta en las noches que hemos hecho alegres iluminaciones". 24<br />

Casi al mismo tiempo, los peninsulares quejosos hicieron una acusación de infidencia<br />

contra Mariano Tabares, quien contaba con 20 ó 21 años de edad.<br />

Como resultado, a principios de enero de 1809 se ordenó su arresto domiciliario<br />

mientras se hacían las indagaciones. Sin embargo, éstas no pudieron realizarse<br />

de inmediato en virtud de que no había una persona confiable y neutral que<br />

las llevara a cabo. Finalmente, a fines de marzo, se nombró al subdelegado de<br />

Chilapa, Esteban Toscano, qu ien se trasladó al puerto para tal fin. No obstante,<br />

el 21 de marzo, Tabares se dio a la fuga sin saberse su paradero de modo que las<br />

investigaciones se hicieron sin su declaración.<br />

Uno de los principales testigos contra Tabares fue el teniente Luis de Calatayud,<br />

quien aseguró que cuando se conoció la noticia de la aprehensión del Virrey<br />

José de lturrigaray en la Ciudad de México, Tabares lo invitó a "formar un partido<br />

contra los pocos europeos que viven en aquella ciudad [Acapulco]: que<br />

eran unos usurpadores, y que estaba bien hecho acabar con ellos". 25 En efecto,<br />

parece que a raíz de la caída del Virrey, Tabares y otros individuos se dedicaron<br />

a conspirar para atacar a los peninsulares. Entre los involucrados en la conjura<br />

estaban los españoles criollos Antonio Doria, José Mariano Brach, los mulatos<br />

Francisco Machao, Carlos Montejo, Juan García, los hermanos de Tabares, Marcos<br />

y Lorenzo; el indio filipino José Dimayuga, así como el mismo gobernador<br />

Barreyro Ouijano. 26<br />

Todo hace suponer que Mariano Tabares tenía contactos con algunos conspiradores<br />

en la Ciudad de México a donde había viajado pocas semanas antes del<br />

derrocamiento de lturrigaray. Estaba oportunamente informado de lo que ocurría<br />

en la capital, pues, como se dijo, era el administrador de correos, posición<br />

que le permitía acceder a información de manera más expedita que el resto de<br />

la población. Por ejemplo, recibía de manera regular la gaceta virreinal. Según se<br />

supo durante las averiguaciones, afirmó que lturrigaray había sido aprehendido<br />

por pretender coronarse "Rey de América una vez que no lo había en España y<br />

darle muerte a los europeos por tiranos y apoderarse de sus haberes", proyecto<br />

que Tabares aprobaba .27<br />

Los conspiradores acapulqueños solían reunirse en el paraje conocido como La<br />

Quebrada, donde con el pretexto de organizar fandangos se dedicaban a co-<br />

24 AGNM, Historia, vol. 432, exp. 3<br />

25 AGNM, Historia, vol. 432, exp. 3<br />

26 AGNM, Historia, vol. 432, exp. 3<br />

27 AGNM, Historia, vol. 432, exp. 3<br />

213


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

mentar la "revolución en México" y a planear el golpe contra los gachupines.<br />

Al mismo tiempo Tabares hacía viajes a Coyuca para ganar adeptos a su causa.<br />

Según otro de los testigos, el altivo mulato alardeaba de contar con cuatro mil<br />

hombres "de buena calidad" y seis mil indios listos para tomar las armas contra<br />

los europeos. El plan contemplaba acabar con todos los peninsulares, con<br />

excepción del cura del lugar, así como con toda la oficialidad del ejército, de tal<br />

manera que "quedarían los negros mandando como antes y se pondría esto<br />

mejor, que desde que los gachupines habían venido se habían perdido el puerto".<br />

Confiaba en que las tropas, conformadas en su mayoría por mulatos, se unirían<br />

a la revuelta. 28<br />

Parece que en efecto los conspiradores, y Tabares en especial, actuaban en consonancia<br />

con algunos individuos de la Ciudad de México, pues éste aseguró<br />

que los criollos de la Ciudad de México estaban a punto de levantarse en armas<br />

y cuando esto ocurriera en Acapulco harían lo mismo. Un testigo aseguró que<br />

Tabares contaba que durante su último viaje a la Ciudad de México el mismo Virrey<br />

lturrigaray lo había invitado a comer y "los señores principales de México"<br />

lo habían recibido muy bien. 29<br />

Las personas llamadas a declarar sobre la conspiración también se refirieron en<br />

algunas ocasiones a los rumores que corrían entre la plebe. Se decía, por ejemplo,<br />

que "con el tiempo habían de mandar los negros, siendo gobernador un<br />

criollo". Un testigo peninsular aseguró que un mulato de nombre José Piza lo<br />

había amenazado diciendo que dentro de poco le cortarían "el pescuezo" lo<br />

mismo que al resto de los gachupines. Otro testigo oyó decir, a propósito de<br />

los golpes que un oficial había propinado a un miliciano mulato, que "el tiempo<br />

estaba para que los contemplaran (los peninsulares a los mulatos) y no para que<br />

anduvieran a palos". 30 De igual modo, algunos aseguraron haber oído decir a Tabares<br />

que "se alegraría quedase este reino independiente o se coronase Rey". 31<br />

Huelga decir que los involucrados en la conspiración que fueron llamados a declarar<br />

negaron todas las imputaciones. Sin embargo, no se pudo contar con las<br />

declaraciones de los dos principales involucrados; la de Taba res, porque se dio a<br />

la fuga y la del gobernador Barreyro Quijano, porque murió en enero de 1809.<br />

Una muerte bastante oportuna.<br />

¿Qué tan serio era el complot que encabezaba Tabares? ¿Qué tan reales y estrechas<br />

eran sus relaciones con algunos conspiradores de la Ciudad de México?<br />

¿Quiénes eran éstos? Desgraciadamente carecemos de información suficiente<br />

28 AGNM , lfistoria. vol. 432, cxp. 3<br />

29 AGNM, Hi.•toria. vol. 432. cxp. 3<br />

30 AGN M, Hi.'1orio, vo l. 432. cxp. 3<br />

31 AGN M. Historia. vo l. 432. cxp. 3<br />

214


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

para responder a estas preguntas; sin embargo, es muy probable que, en efecto,<br />

Tabares estuviese en comunicación con algunos españoles criollos de la capital.<br />

Su familia había fungido desde muchos años atrás como socio y agente comercial<br />

de algunos grandes comerciantes capitalinos como Y caza . No obstante,<br />

resulta poco convincente creer que Tabares haya sido invitado a comer alguna<br />

vez con el Virrey lturrigaray. Lo más seguro es que esta versión tuviera como<br />

intención convencer a los potenciales adeptos de que contaba con el apoyo<br />

suficiente para su proyecto. Quizá lo hizo también para alardear o por ambas<br />

razones, pues como veremos más adelante Tabares era un hombre sumamente<br />

ambicioso.<br />

Por otra parte, ¿cuál era el papel del gobernador en la conspiración? Lamentablemente<br />

no contamos con una respuesta, pero de tenerla respondería a su vez<br />

a muchas otras. ¿Por qué este gobernador se mostró tan poco entusiasta por<br />

la coronación de Fernando VII? ¿Cuál era su relación con el Virrey lturrigaray?<br />

Si pudiéramos probar que dicho funcionario tenía algún vínculo estrecho con<br />

lturrigaray, nos atreveríamos a suponer que de ahí emanó su rechazo a la deposición<br />

del Virrey y que al igual que éste, sintió amenazada su posición con la<br />

caída del ministro Manuel Godoy de España, protector de lturrigaray. O también<br />

podríamos inferir que el gobernador Barreyro compartía el proyecto autonomista<br />

del Virrey y de una parte de los criollos, que incluía la coronación de un Rey<br />

distinto a Fernando VI 1, pero sin separarse del imperio español.<br />

No hay duda que Tabares y su grupo de amigos consideraban la independencia<br />

como una opción deseable y no sólo querían acabar con "el mal gobierno"<br />

gachupín. De consumarse este proyecto, los conspiradores acapulqueños calculaban<br />

expulsar de su zona de influencia a los gachupines y asumir el gobierno<br />

del puerto. Así, cuando sostenía que los negros debían mandar y tener un gobernador<br />

criollo, estaban pensando en realidad en un gobernador mulato, dado<br />

el significado que para ellos tenía el término criollo. Sin embargo, si bien a nivel<br />

local los destinatarios de la conspiración eran blancos, esto no significa que el<br />

movimiento tuviera necesariamente un carácter racista, pues por otro lado se<br />

aceptaba la alianza con los criollos blancos de la Ciudad de México. Aquí resulta<br />

pertinente hacerse la pregunta ¿Exactamente en qué pensaba Tabares cuando<br />

dijo que era deseable la Independencia o la coronación de un Rey? ¿Quién sería<br />

ese Rey? ¿lturrigaray?<br />

Hasta aquí sólo conocemos los planes y palabras de los conspiradores a través<br />

de sus acusadores, lo que nos obliga a incrementar nuestro escepticismo ante la<br />

fuente de información. Sin embargo, cuando confrontamos los acontecimientos<br />

215


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

de 1808 en Acapulco con los de 1810 podemos encontrar una continuidad en<br />

la conducta y proyecto político de algunos mulatos y en especial de Mariano<br />

Tabares, lo que refuerza la idea de que la acusación de 1808 no carecía de fundamento.<br />

Guerra de castas e insurgencia<br />

En octubre de 1810 Morelos llegó a la Costa Grande, al nororiente del puerto<br />

de Acapulco, con la intención de apoderarse del lugar e insurreccionar toda la<br />

región . Buena parte de la población se mostró dispuesta a seguirlo. Varios individuos<br />

de la elite local se unieron a la insurrección y con ellos los arrendatarios<br />

de las tierras de sus haciendas. Sin embargo, el apoyo más importante lo recibió<br />

Morelos de la familia Galeana, una de las más acaudaladas de la zona, que se<br />

asumía como española criolla. Sólo uno de sus miembros combatió al principio<br />

la insurgencia para unirse a ella poco después. Curiosamente este personaje<br />

llamado Hermenegildo Galeana se convertiría en uno de los colaboradores más<br />

destacados de Morelos. 32<br />

En la provincia de Zacatula, Morelos reclutó a la mayor parte de los soldados<br />

mulatos con que sitiaría el puerto de Acapulco. ¿Cuál fue el móvil de éstos para<br />

unirse a la lucha armada? Para contestar a esta pregunta debemos revisar brevemente<br />

la estructura socioeconómica de la zona. Los campesinos mulatos de<br />

esta parte de la costa estaban dedicados casi exclusivamente a la producción<br />

de algodón que se vendía en el Bajío y la Ciudad de México. Sin embargo, muy<br />

pocos eran dueños de la tierra. La mayoría arrendaban una parcela a hacendados<br />

como los Galeana. Pagaban el arriendo con una parte de su cosecha y el<br />

resto la vendían por lo general al mismo hacendado que pagaba con mercancías<br />

que los arrendatarios requerían para subsistir. La relación entre arrendatario y<br />

hacendado era sumamente paternalista y patriarcal. El segundo no sólo proporcionaba<br />

tierra para obtener el sustento, también satisfacía las necesidades de<br />

los primeros adelantándoles las mercancías que luego pagarían con su cosecha<br />

de algodón. Además, el hacendado daba protección ante las autoridades. Los<br />

mulatos solían vivir dispersos junto a su parcela de algodón, es decir, que no<br />

estaban organizados en pueblos como los indígenas, de ahí que el centro de<br />

su vida social fuera la hacienda. Éste era el espacio de socialización con otros<br />

campesinos y con el hacendado mismo al que veían como un padre, como un<br />

"tata''. como se referían a Hermenegildo Galeana sus soldados. Era, por tanto,<br />

32 Carlos Maria de Bustamante, Cuadro Histórico de la Revo/11ción Mexicana de 1810, vol. 11 , México. Fondo de Cultura Económica, Instituto<br />

Cultural Helénico, 1985, pp. 12-13.<br />

216


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

una especie de gran familia, donde los hijos obedecían más o menos fielmente<br />

al padre, es decir, al dueño de la hacienda. 33<br />

Este vínculo paternal entre hacendados y campesinos estaba afianzado e institucionalizado<br />

a través de las milicias que se habían formado desde el siglo XVII<br />

para la defensa del litoral ante posibles ataques de piratas. Como se señaló, con<br />

las reformas borbónicas en la segunda mitad del siglo XVIII, varios cuerpos de<br />

milicias fueron suprimidos para poner en su lugar al ejército regular. No obstante,<br />

algunas milicias se conservaron, entre ellas las de las Costas de la Mar del<br />

Sur. Su subordinación a oficiales de carrera no rompió con los vínculos entre los<br />

campesinos milicianos y sus líderes, pero sí introdujo un elemento de tensión.<br />

Esta relación entre el hacendado y sus arrendatarios explica la adhesión de los<br />

mulatos a la insurgencia; es decir, que su participación en la guerra fue en primera<br />

instancia un acto de lealtad con su patriarca insurgente. Por otro lado, los<br />

mulatos compartían el malestar de su caudillo contra el gobierno español. El<br />

descontento era producto de las reformas fiscales que pretendieron someterlos<br />

a un régimen impositivo cuando hasta la segunda mitad del siglo XVIII, habían<br />

estado exentos de facto, debido a la marginalidad respecto a la estructura político<br />

administrativa virreinal. Además, a partir de 1805 la entrada de textiles ingleses<br />

y norteamericanos a la Nueva España, gracias al comercio neutral, 34 había<br />

reducido el mercado para las telas novohispanas y, en consecuencia, los precios<br />

y el mercado del algodón se desplomaron empobreciendo a los productores<br />

costeños. Quizá esa sea una de las claves para comprender mejor la adhesión inmediata<br />

de los costeños a la insurgencia en cuanto Morelos pisó aquellas tierras.<br />

Con su ajércit.o de mulatos costeños, Morelos libró diversos combates con las<br />

tropas leales al Rey español acantonadas en el fuerte de San Diego reforzadas<br />

por las milicias de la Costa Chica en la provincia de lgualapa, comandadas por<br />

Francisco París. A las órdenes de éste militaba nuestro viejo conocido Mariano<br />

Tabares, qu ien ostentaba el grado de capitán de milicias, lo que nos hace pensar<br />

que se había desechado el juicio en su contra del año anterior o bien había sido<br />

exonerado. En cuanto Morelos estuvo en las cercanías de Acapulco, Tabares<br />

desertó de las filas realistas y se sumó a las fuerzas insurgentes. -<br />

Gracias a la información que proporcionó los insurgentes pudieron derrotar a<br />

las tropas de Paris en enero de 1811. 35 Tal parece que el servicio prestado por<br />

33 Eduardo Miranda Anieta, Entre .armas y tradiciones. los indígenas de Guerrero en el siglo XIX, México, tesis de maestría, UNAM/FFYL, 2000,<br />

p. 71 . Jesús Hemández Jaimes, Elites., pp. 52-71 .<br />

34 En este aBo Espalla estaba en guerra contra Inglaterra, no obstante, ambos paises permitian a Estados Unidos, como país neutral, comerciar entre<br />

Nueva Espai\a y Europa. De esta manera, los norteamericanos introducían textiles ingleses a Nueva Espafta en sus barcos, a la vez transportaban<br />

los productos novohispanos hacia Europa. A este tipo de comercio se le llamó neutral.<br />

35 Lucas Alarnán, Historio de México, vol. ll, p. 323.<br />

217


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Tabares le granjeó de inmediato la simpatía de Morelos quien respetó su grado<br />

militar y lo convirtió en uno de sus hombres de confianza. Desde el inicio de<br />

la campaña el sacerdote insurgente nombró como su segundo en el mando a<br />

Julián de Ávila, individuo del que no disponemos mayor información y que más<br />

tarde pasaría a un segundo plano dentro del movimiento, rebasado por liderazgos<br />

como el de Hermenegildo Galeana. Taba res se empeñó en desplazar a Ávila<br />

de su prominente posición inicial y se confrontó también con el clan de los Galeana.<br />

Según un soldado realista apresado por los insurgentes, Tabares gustaba<br />

darse aires de importancia y "andaba cada día remudando uniformes y cargando<br />

el sable del capitán Magro; (y) ensillaba los mejores caballos". 36<br />

Las pugnas entre los líderes locales del movimiento insurgente que rodeaban<br />

a Morelos estuvieron a punto de provocar una escisión. Según un desertor insurgente<br />

que se pasó al bando realista, en febrero de 1811 los Galeana habían<br />

decidido abandonar las filas insurgentes y se retiraron a su hacienda del Zanjón.<br />

La causa fue que no estaban dispuestos a subordinarse a Tabares, "individuo<br />

de toda la confianza del padre" [Morelos] . Esta información fue ratificada por<br />

otro soldado realista que estuvo preso con los insurgentes, quien aseguró que<br />

en marzo del mismo año Tabares había ido a la Costa Grande a cerciorarse si en<br />

efecto Juan José Galea na preparaba tropas en su hacienda del Zanjón para combatir<br />

la insurgencia. 37 Por desgracia desconocemos los detalles de este conflicto<br />

y la forma en que Morelos lo resolvió. El hecho es que los Galeana regresaron<br />

a su lado. Incluso, en abril de 1811 Morelos nombró jefe a Hermenegildo Galeana.38<br />

Debido al fracaso de los insurgentes para tomar Acapulco y en especial<br />

el fuerte de San Diego, Morelos decidió dirigir sus tropas hacia el interior del<br />

virreinato dejando sitiado el puerto por una parte de su tropa al mando de Julián<br />

de Ávila. En mayo de 1811 llegaron a la hacienda de Chichihualco donde sus<br />

dueños, la familia Bravo, también se sumaron a las huestes insurrectas. Después<br />

de tomar Tixtla se dirigió a Chilapa, donde se detuvo por varios meses para<br />

reorganizar sus tropas. Desde aquí, en agosto, Morelos envió comisionados a<br />

Estados Unidos a Mariano Tabares y a un norteamericano de nombre David<br />

Faro, "a entablar negociación" con el gobierno de aquel país. 39 En su trayecto<br />

36 Mttl(rO cm un oficial rea lista que había muerto en combate. Ernesto Lemoine Vil/icaiia, More/os. Su vida revolucionaria a través de sus escrilos<br />

y tle otros fl•stimonios de lo época. México. UNAM, 199 1, p. 167. Carlos Aguirrc Colorado. RubCn García Pclagio y A . Rodríguez, Campanas<br />

de Marcios, p. 62.<br />

37 Carlos A ~ uirrc Colorado. Rubén García Pclagio y A. Rodríguez. Cwnpatias de More/os p. 58. AGNM. Infidencias, vol. 13 1, fol. J 8v-60 V. 41<br />

Carlos Muria de Buslam:mtc, Cuadro, p. 12.<br />

38 Carlos Muria de Bustnmantc, Cuadro, p. 12.<br />

39 Emcsto Lcmoinc Villicai\a, Morelos. p. 617. Según Bustaman1c, Tabarcs y Faro habían sido enviados sólo a infonnar a Rayón. Sin embargo, nos<br />

inclinamos por la versión del propio Morelos dada al auditor de Guerra durante el juicio que se le siguió prev io a su fu si lamiento en 1815; además<br />

la presencia de Faro hace creíble esta versión, pues como noncamericano conocía el idjoma y el país al que se diri gian. Aunque por otro lado,<br />

es ~siblc que Bustamante también tenga razón. en Ja medida que quizá Tabarcs y faro hayan recibido instrucciones de pasar a infonnar de las<br />

ocuvidadcs de Morclos y sus tropas a Ignacio Lópcz Rayón.en su camino hacia los Estados Unidos.<br />

218


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Tabares y Faro se detuvieron en La Piedad, Michoacán para saludar a Ignacio<br />

López Rayón, quien había quedado al frente de la insurgencia, en lugar de Hidalgo<br />

y Allende, que ya habían sido derrotados y fusilados. Rayón disuadió a los<br />

comisionados de Morelos de continuar el viaje y los envió de regreso.<br />

Por alguna razón que ignoramos, Rayón concedió a Ta bares y Faro los grados de<br />

brigadier y coronel respectivamente. No obstante, al regresar a Chilapa, Morelos<br />

se negó a reconocer dichos grados alegando que Rayón no estaba facultado<br />

para otorgarlos. Esta negativa, según Carlos María de Bustamante, molestó tanto<br />

a los afectados que con ciertos pretextos se retiraron a Chilpancingo y de ahí<br />

a la costa, donde comenzaron a conspirar "con el objeto de asesinar a todos los<br />

blancos y personas decentes y propietarios, comenzando por el mismo Morelos".<br />

Según el mismo autor, los habitantes de la costa entre Coyuca y Tecpan se<br />

mostraron dispuestos a unirse a Tabares, pues estaban resentidos en contra del<br />

intendente nombrado por Morelos, Ignacio Ayala, quien les había recogido unos<br />

baúles que habían arrebatado a las tropas realistas de Francisco Paris. Los insurrectos<br />

tuvieron algunas escaramuzas con las tropas que Morelos había dejado<br />

en la costa al mando de Julián de Ávila, sin embargo, al fin fueron derrotados<br />

por éste. Morelos se trasladó a Tecpan donde estaban presos los conspiradores<br />

y ordenó su traslado a Chilapa con el pretexto de que los enviaría a una expedición<br />

a Oaxaca. Sin embargo, al llegar a dicha población, se dio cuenta que entre<br />

sus tropas había simpatizantes de Tabares por lo que de inmediato comisionó<br />

a Leonardo Bravo para que lo fusilara junto con David Faro, como en efecto<br />

ocurrió a fines de agosto de 1811. 40<br />

¿El levantamiento encabezado por Ta bares obedeció sólo a su ansia de poder y a<br />

la negativa de Morelos a reconocerle el grado militar otorgado por Rayón? ¿Fue<br />

motivado por sus diferencias con otros líderes insurgentes como los Galeana?<br />

De entrada y según Bustamante, pareciera que la respuesta a ambas preguntas<br />

es afirmativa, sin embargo, no debe perderse de vista que este autor tenía una<br />

especial predilección por Morelos de ahí que quizá por ello condenó sin más<br />

comentarios la revuelta de Tabares. Es posible que la personalidad protagónica<br />

de Tabares lo haya llevado a encabezar una revuelta contra el movimiento<br />

de Morelos, sin embargo, no explica el apoyo que encontró entre la población<br />

mulata costeña. Si el mulato porteño decidió iniciar un movimiento armado<br />

con tintes de guerra de castas, fue porque pensaba que tenía posibilidades de<br />

éxito. La consigna de una guerra de la población parda contra la blanca no podía<br />

tener aceptación si no había en la estructura social una serie de contradicciones<br />

40 Carlos Maria de Bustamantc. Cuadro. pp. 20-22 .<br />

219


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

económico-políticas que hicieran posible esta segmentación a partir del color de<br />

piel. Como creemos haber demostrado en las primeras páginas, esta oposición<br />

entre la gente blanca y parda existía, en especial en la zona de Acapulco y sus<br />

alrededores. Tabares exacerbó y buscó la manifestación violenta de esos resentimientos<br />

latentes por lo menos desde fines del siglo XVI 11. Llama la atención<br />

que la zona donde Tabares encontró mayor apoyo, es decir en Coyuca, sea la<br />

misma donde se dijo que había estado realizando labores de agitación en 1808.<br />

Uno de los líderes que los siguieron fue F. Mayo, cuyas tropas se componían en<br />

gran medida por habitantes del puerto de Acapulco, muchos de los cuales tal<br />

vez habían simpatizado con la conspiración de Mariano Taba res tres años antes.<br />

Desconocemos con precisión el alcance que tuvo la conspiración, aunque, según<br />

Bustamante, F. Mayo logró movilizar 500 hombres, sin contar a los que<br />

acompañaban al mismo Tabares. Si hemos de dar crédito al mismo autor, había<br />

también muchos simpatizantes del movimiento entre las mismas tropas mulatas<br />

de Morelos que no se decidieron a apoyar abiertamente la guerra de castas.<br />

Entonces, habría que preguntarse ¿por qué fracasó el proyecto de Tabares? Tal<br />

vez porque los resentimientos contra la población blanca no estaban suficientemente<br />

generalizados entre los mulatos de la costa y en particular entre las<br />

tropas insurgentes. Esta actitud diferenciada pudiera haber sido consecuencia<br />

de las distintas estructuras sociales que había en Acapulco y la vecina provincia<br />

de Zacatula, que iba de Coyuca hasta Coahuayutla. Los blancos y pa~dos se<br />

relacionaban de manera distintas en ambos espacios. En Acapulco, como ya<br />

se mencionó, por lo menos hasta la segunda mitad del siglo XVIII la presencia<br />

permanente de individuos blancos, peninsulares y criollos, fue casi nula; lo que<br />

permitió el surgimiento de un grupo de poder local constituido por mulatos<br />

nativos. Éstos encabezaron la oposición y el rechazo contra la población blanca<br />

que aumentó a fines del siglo XVIII a consecuencia de las reformas borbónicas.<br />

En consecuencia, en la jurisdicción de Acapulco seguramente existían las condiciones<br />

emotivas para generar una guerra de castas.<br />

El problema para Tabares fue que en Zacataula, donde Morelos tenía su principal<br />

base de apoyo, la estructura social era distinta, diferencia que emanaba en<br />

parte de su carácter rural en oposición a un Acapulco urbano. Pero sobretodo,<br />

porque en Zacatula había una elite blanca, como la familia Galeana, que ejercía<br />

un control clientelar y paternal sobre los mulatos que arrendaban las tierras de<br />

sus haciendas, mientras que las elites mulatas de Acapulco no tenían la misma<br />

capacidad de control sobre el resto de la población. Dicho de otra manera,<br />

cuando se manifestó la rebelión de 1811 la lealtad de los mulatos de Zacatula<br />

220


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

hacia sus caudillos blancos, hacia "tata Gildo" en particular, pudo más que una<br />

posible solidaridad con Ta bares y su movimiento, basada en el color de la piel. La<br />

lealtad de los mulatos de Zacatula estaba con su caudillo Galeana, y a través de<br />

éste con Morelos, quien, a su vez, no era partidario de una guerra indiscriminada<br />

contra los individuos blancos. Desde este punto de vista tiene razón John Tutino<br />

cuando sugiere que la al ianza de Morelos con las elites provincianas - blancas,<br />

habría que agregar- sirvió de dique a cualquier proyecto radical dentro del movimiento<br />

insurgente, como una guerra de castas, por ejemplo. 41<br />

La rebelión de Ta bares obligó a Morelos a publicar un documento en el que hacía<br />

explícita su posición ante la guerra de castas y que prueba que esta conspiración<br />

sí causó preocupación entre la insurgencia encabezada por el clérigo insurgente.<br />

A continuación unos párrafos de este escrito del 13 de octubre de 1811:<br />

Por cuanto un grandísimo equívoco que se ha padecido en esta costa, iba a<br />

precipitar a todos sus habitantes a la más horrorosa anarquía, o más bien en<br />

la más lamentable desolación, provenido este daño de excederse los oficiales<br />

de los límites de sus facultades, queriendo proceder el inferior contra el superior,<br />

cuya revolución ha entorpecido en gran manera los progresos de nuestras armas;<br />

y para cortar de raíz semejantes perturbaciones y desórdenes, he venido<br />

en declarar por decreto este día, los puntos siguientes:<br />

Que nuestro sistema sólo se encamina a que el gobierno político y militar que<br />

reside en los europeos, recaiga en los criollos, quienes guardarán mejor los derechos<br />

del Sr. Don Fernando VII; y en consecuencia, de que no haya distinción<br />

de calidades, sino que todos generalmente nos nombremos americanos, para<br />

que mirándonos como hermanos, vivamos en la santa paz que nuestro Redentor<br />

Jesucristo nos dejó cuando hizo su triunfante subida a los Cielos, de que<br />

se sigue que todos deben conocerlo, que no hay motivo para que las que se<br />

llaman castas quieran destruirse unos con otros, los blancos contra los negros,<br />

ó estos contra los naturales, pues sería el yerro mayor que podrían cometer los<br />

hombres, cuyo hecho no ha tenido ejemplar en todos los siglos y naciones, y<br />

mucho menos debíamos permitirlo en la presente época, porque sería la causa<br />

de nuestra total perdición, espiritual y temporal.<br />

Que siendo los blancos los primeros representantes del Reino, y los que primero<br />

tomaron las armas en defensa de los naturales de los pueblos y demás castas,<br />

uniformándose con ellos, deben ser los blancos por este mérito el objeto de<br />

nuestra gratitud y no del odio que se quiere formar contra ellos. 42<br />

41 John Tutino, De la insurrección a la revolución en México. las bases sociales de la violencia agraria. 1750-191 O, México, Editorial Era, 1990,<br />

p. 166.<br />

42 Lemoine Vill icaña, More/os., pp. 181-183.<br />

221


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Este documento llama la atención no sólo por la condena de cualquier intento<br />

de guerra de castas, sino también por el énfasis en el predominio de los criollos<br />

blancos sobre el resto de los grupos sociales. Se trataba, dice Morelos, de que<br />

"el gobierno político y militar que reside en los europeos, caiga en los criollos".<br />

Este proyecto es contradictorio con lo que planteaban Mariano Tabares y sus<br />

seguidores en 1808 quienes sostenían la necesidad de tener un gobernador<br />

criollo, entendido como mulato. Si bien reconocían una alianza con los criollos<br />

españoles, no los veían necesariamente como superiores; quizá porque mulatos<br />

como Tabares reclamaban los mismos derechos que aquéllos en la medida que<br />

también eran descendientes de españoles. Además, eran mulatos acostumbrado<br />

a ejercer el liderazgo, no sólo económico y social en Acapulco, sino también<br />

político. Precisamente porque vieron amenazados estos privilegios decidieron<br />

enfrentarse con los blancos para que "los negros vuelvan a mandar", es decir,<br />

para desatar una guerra de castas.<br />

Entonces, es posible que la ruptura de Mariano Tabares con Morelos haya sido<br />

producto no sólo de la personalidad protagónica de aquél y de sus ambiciones<br />

personales sino también porque había una diferencia de fondo en las ideas<br />

políticas que defendía. Quizá se decidió por la escisión porque se percató que<br />

dentro del proyecto insurgente de Morelos, mulatos como él, no obtendrían el<br />

lugar que creían merecer, a pesar de que todos serían "americanos".<br />

222


¡<br />

REVOLUCIÓN MEXICANA<br />

Iglesia de Ayapango


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Chalco 1868 ¡Viva el socialismo! ¡Viva la libertad!<br />

Marco A. Anaya Pérez 1<br />

Refugio bautista Zane<br />

Ma. Gloria trujano Fierro<br />

Un espectro se cierne sobre Europa: El espectro del comunismo ... "<br />

Carlos Marx y Federico Engels. manifiesto del Partido Comunista, 1848<br />

Introducción.<br />

El proceso de despojo de tierras, montes y aguas que padecieron las comunidades<br />

indígenas de Chalco-Amecameca durante la Colonia y el siglo XIX, trastocó el<br />

derecho ancestral que tenían sobre éstas. Esta situación, aunada a la explotación<br />

de que fueron objeto por los diferentes grupos sociales dominantes, y a la<br />

indiferencia del gobierno juarista por resolver los problemas agrarios, obligaron<br />

a los campesinos a realizar numerosas manifestaciones en contra del sistema<br />

social existente. Así, la desesperación y la toma de conciencia de que sólo<br />

mediante la lucha armada, los indígenas podrían hacerse justicia y ejercer el<br />

derecho ancestral a poseer y trabajar la tierra, los obligó a levantarse en armas<br />

en contra del Estado.<br />

El coronel Julio López Chávez fue reconocido por las comunidades de la región<br />

como su dirigente y, logró integrar en la lucha por sus reivindicaciones de<br />

justicia social a diversas poblaciones de Chalco-Amecameca y Texcoco. Aunque<br />

la rebelión fue regional y de corta duración -diciembre 1867 / julio 1868-,<br />

fue de suma importancia en la Historia Nacional. Su trascendencia, obedece<br />

a que fue la primera rebelión, de acuerdo con Enrique Serna, con un proyecto<br />

sociopolítico deliberado y con un propósito de clase conscientemente asumido. 2<br />

También, vemos que fue la primera con un carácter agrarista-socialista, y que<br />

según Gastón García Cantú, Julio López Chávez fue el primer luchador social<br />

que en la segunda mitad del siglo XIX planteó, que los hacendados no tenían<br />

derecho a cultivar la tierra que era de los pueblos, y pasó de las proclamas a<br />

la aplicación de su programa. "En no pocos aspectos, viene a ser, la suya una<br />

rebelión precursora de la de Zapata. " 3<br />

J Profesores Investigadores integrantes del Programa de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades del Centro de Investigaciones lnterdisciplinarias<br />

del Desarrollo Rural Integral de la Universidad Autónoma Chapingo.<br />

2 Enrique Semo. México un Pueblo en la historia. TI, México, Ed. Universidad Autónoma de Puebla y Nueva Imagen, 1983, p. 169.<br />

3 Gastón García Cantú. El socialismo en México. siglo XIX. Méx ico, Ed. ERA, 1974, p.62.<br />

225


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Diversos historiadores han estudiado la rebelión julista, 4 Gastón García Cantú y<br />

Leticia Reyna la caracterizan como agrarista-socialista. Esta última investigadora,<br />

siguiendo la hipótesis de Eric J. Hobsbawm, sostiene que el movimiento armado<br />

de Chalco había ya superado la etapa prepolítica de lucha social; el bandolerismo,<br />

las sublevaciones, los levantamientos y alzamientos como manifestaciones<br />

sociales de esta etapa, dejaron su lugar a una rebelión organizada y consciente<br />

que puso en cuestionamiento la estructura de poder, que por su tendencia<br />

ideológica la caracterizó como agrarista-socialista, expuesta fundamentalmente<br />

en el "Manifiesto a todos los oprimidos y pobres de México y del Universo",<br />

proclamado en Chalco, Estado de México el 20 de abril de 1868.<br />

Proponiéndonos coadyuvar a una mejor comprensión del movimiento armado<br />

de Julio López que estudiamos en los años noventas del siglo pasado, decidimos<br />

trabajar esta temática para presentarla en el Primer Ciclo Internacional de<br />

Conferencias en la Zona de los Volcanes, Estado de México. El ensayo se propone<br />

realizar un breve análisis del problema agrario, para posteriormente trabajar la<br />

rebelión de Julio López, enfatizando en el carácter socialista que tuvo la rebelión.<br />

El problema agrario, causa fundamental de la rebelión.<br />

La relativa paz que hubo durante la etapa colonial empezó a cambiar, debido<br />

a los estragos que causó la Guerra de Independencia y los consecuentes<br />

conflictos emanados de ella. Pero, no es sino hasta mediados del siglo XIX<br />

cuando la estructura agraria empezó a cambiar radicalmente, lo que generó<br />

enfrentamientos armados entre campesinos y hacendados.<br />

A partir de 1840 y hasta 1856 la mayoría de las haciendas de la región de Chalco<br />

empezaron a realizar importantes innovaciones en la agricultura. Sembraron<br />

trigo, maíz y verduras utilizando semillas de alto rendimiento traídas de otras<br />

regiones. Comenzaron a darle importancia al uso del abono y, a la importación<br />

de arados y aventaderas; adelantos que redujeron la utilización de la fuerza de<br />

trabajo. Con estos avances, haciendas como La Asunción, Buenavista, González<br />

y Zoquiapan empezaron a dedicarse a la producción de leche; compraron vacas<br />

y sembraron alfalfa para al imentarlas y como estas actividades requerían de la<br />

abundancia de agua, construyeron presas, diques, cisternas, pozos artesanos y<br />

canales. 5<br />

4 El concepto julista, lo utilizamos desde que publiqué e l primer trnbajo sobre la rebelión de Julio López.. lo usamos para también denominar al<br />

movimiento acaudillado por Julio Lópcz. Ver Ma. Gloria Trujano Fierro y Marco A. Anaya Pércz. "Hemos pedido la Tierra, y J11árez nos ha<br />

traicionado". México, Universidad Autónoma Chapi ngo. 1990; y Marco A. Anaya Pércz. Rebelión y Revolución en Chateo Amecameca, 1821-<br />

1910. T.I Chalco 1868 ¡ Yiva el Socialismo! México, Institu to Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana-Universidad Autónoma<br />

5 ~~~r~~~~~ ~~~ ?.Cambio social agrario y rebelión campesina en el México decimonónico. El caso de Chalco ". En Friedrich Katz (compilador).<br />

Revuelta. rebelión y """'lución. la lucha en México del siglo XVI al XX. T. l. México, Ed. ERA, 1990 ( 1 a. ed. 1988), pp. 106-!07. Ver también<br />

Anaya Pércz. Marco Antonio, Rebelión y Revolución en Chateo Amecameca, t82t·l 920. T I Chateo t 868 ... , op. cit. p. 76.<br />

226


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

El desarrollo de las haciendas, sólo fue posible usurpando tierras y aguas que<br />

históricamente pertenecían a las comunidades de Chalco. Esta modernización<br />

agrícola, permitió a los hacendados paliar la crisis que venían padeciendo desde<br />

el inicio de la Guerra de Independencia, pero, también provocó enfrentamientos<br />

con las comunidades cercanas, quienes a partir de estos momentos iniciaron su<br />

lucha por la restitución de sus tierras, montes y aguas usurpadas: en 1849 lo<br />

hicieron las poblaciones de Temamatla, Zula, Chalco y San Francisco Acuautla<br />

y en 1851 Amecameca. 6<br />

No sólo la modernización de las haciendas causó el acaparamiento de tierras y<br />

aguas, también lo hizo la política agraria liberal que, aunque no fue su objetivo,<br />

fomentó la concentración de la tierra . La Ley "Lerdo" del 25 de junio de<br />

1856 plantea desamortizar la propiedad eclesiástica y de corporaciones civiles<br />

para crear la pequeña propiedad privada; pero, a pesar de ello el resultado fue<br />

diferente. La tierra empezó a ser acaparada por unos cuantos y los campesinos<br />

sin tierra quedaron expuestos a la más completa miseria. Amparados en esta ley,<br />

José Higuera (Temamatla), hacienda de Zoquiapan (lxtapaluca), hacienda de<br />

Zavaleta (Tlalmanalco), Vicente Zamora (lxtapaluca), haciendas de Coxtitlán<br />

yTlalmimilolpan (Coatepec) acrecentaron notablemente sus propiedades. 7<br />

A partir del año de 1915 y hasta 1956, 40 comunidades que representan<br />

el 55.55% de las 72 existentes en Chalco-Amecameca, denunciaron ante<br />

la Comisión Agraria Mixta del Estado de México haber sido despojados de<br />

tierras por hacendados; de ellas, 11 comunidades fueron afectadas antes de la<br />

aplicación de la Ley "Lerdo";ª que impactó a numerosas regiones del país, entre<br />

ellas, a las comunidades de Amecameca, San Gregario, Temamatla, Chalco,<br />

Zula, Cocotitlán, Tlapala y Chimalpa; 9 por lo que en agosto de 1856 estallaron<br />

brotes de descontento por la usurpación de sus tierras.<br />

Después del gran progreso alcanzado por las haciendas de Chalco, a partir de<br />

1857 provino un periodo de crisis en la agricultura, debido fundamentalmente<br />

a la puesta en práctica de las Leyes de Reforma; agudizándose más tarde por<br />

la guerra contra la Intervención Francesa. Situación que los obligó a fomentar<br />

la aparcería como alternativa a la crisis. Los aparceros eran responsables del<br />

trabajo. Si las inclemencias del tiempo no permitían una buena cosecha, la<br />

hacienda perdía poco. Y si la cosecha era buena, la finca obtenía la mitad a<br />

cambio de pocos gastos. Aún cuando los hacendados dejaron de percibir<br />

6 Ibídem, p. 99.<br />

7 Ibídem, p. 83 .<br />

8 Ibídem, pp. 84-85.<br />

9 Marco A. Anaya Pérez, et. al. Segundo Foro de Investigación y Servicio del Oriente del Estado de México. Memoria. México, Universidad<br />

Autónoma Chapingo, 1991, p. 329.<br />

227


SNTE, Sección 36-Va/le de México<br />

grandes ganancias, en este tiempo de crisis la aparcería le daba cierta estabilidad<br />

económica.<br />

La Reforma fue un periodo de concentración de tierras, capital y poder; estas<br />

circunstancias acrecentaron el problema agrario en Chalco. Como respuesta<br />

natural, las comunidades se enfrentaron a los hacendados emprendiendo juicios<br />

por despojo de tierra; y como ellos lo expresaron, cansados de visitar tribunales<br />

y de perder tiempo y dinero, se vieron obligados a levantarse en armas para<br />

hacerse justicia y entregar la tierra a sus verdaderos propietarios: los campesinos.<br />

Antes de que estallara la rebelión acaudillada por Julio López, nuevamente se<br />

suscitaron brotes de descontento por la usurpación de tierras. El conflicto más<br />

importante es el que aconteció en San Francisco Acuautla, en donde Viviano<br />

Amaya representando a los campesinos de ésta comunidad, encabezó un<br />

frustrado intento por recobrar las tierras del pueblo, que habían sido usurpadas<br />

por el dueño de la hacienda de Zoquiapan. Tumulto que provocó la muerte del<br />

administrador de la hacienda.<br />

Así, encontramos cómo el movimiento de Julio López es consecuencia del<br />

desarrollo del capitalismo en México. Esta movilización viene a continuar la lucha<br />

centenaria que las comunidades campesinas emprendieron por reconquistar su<br />

derecho a la tierra y a los montes y aguas, en ese sentido, Emiliano Zapata y<br />

Rubén Jaramillo, resultan ser herederos y continuadores de la lucha histórica<br />

que acaudilló Julio López.<br />

Julio López Chávez.<br />

Poco sabemos de la vida de Julio López, la documentación que hemos revisado<br />

refiere que nació entre 1835 y 1840 en el poblado de San Francisco Acuautla,<br />

municipio de lxtapaluca, distrito de Chalco, Estado de México. Al menos tuvo<br />

dos hermanos: Ouirino y Francisco. Durante su niñez y juventud trabajó como<br />

peón en la cercana hacienda de San Francisco Acuautla. En 1861 lo encontramos<br />

implicado en un asalto a un coche de caballos en Río Fria. Dos años después lo<br />

vemos convertido en capitán liberal de la Guardia Nacional; posteriormente por<br />

méritos en campaña contra la intervención francesa obtiene el grado de coronel.<br />

Entre 186 7 y 1868 conoce al anarquista Plotino Rhodakanaty y a sus discípulos<br />

Hermenegildo Villavicencio, Juan Villarreal, Santiago Villanueva y Francisco<br />

Zalacosta, y asistió a la Escuela del Rayo y el Socialismo, conocida también como<br />

Escuela Moderna o Escuela de la Razón y del Socialismo de Chalco, fundada por<br />

Rhodakanaty; donde además de aprender a leer y escribir, estudia oratoria, métodos<br />

de organización y principios socialistas; llegando a ser el responsable de dicha escuela.<br />

228


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Poco tiempo después, a fines de 1867, sus conocimientos sobre la teoría<br />

socialista y militar, le permitieron organizar a numerosas comunidades para<br />

luchar por la restitución de la tierra usurpada a sus ancestros; así acaudilló una<br />

rebelión de carácter agrarista-socialista en contra del gobierno de Benito Juárez.<br />

Después de incursionar en Chalco, Amecameca y Texcoco fue derrotado en San<br />

Nicolás del Monte, distrito de Yautepec, Morelos y fusilado en la casa que fue<br />

de la Escuela Moderna de Chalco, en la madrugada del 9 de julio de 1868. 10<br />

La Rebelión.<br />

Este movimiento puede estudiarse tomando en cuenta los objetivos que se<br />

plantearon en su lucha. Así encontramos dos breves etapas:<br />

l. De diciembre de 186 7 a marzo de 1868: demandan justicia. Se levanta en<br />

armas sólo contra los hacendados, no combate ni a la iglesia ni al gobierno.<br />

11. De abril a julio de 1868. Radicalización de la rebelión: por una República<br />

Universal de la Armonía. Lleva a cabo una rebelión socialista inspirado en<br />

las ideas del anarquista Plotino Rhodakanaty. Ahora le declara la guerra al<br />

sistema de explotación y evidentemente a sus sustentadores: gobierno, clero<br />

y hacendados.<br />

Primera etapa: exigen justicia.<br />

El movimiento formalmente inicia a mediados de 186 7, cuando campesinos<br />

de San Francisco Acuautla, Coatepec y San Vicente Chicoloapan empezaron<br />

a reunirse en la casa de Viviano Amaya, Donaciano Mota y Filomena Rendón<br />

para preparar el movimiento armado en contra de las haciendas. Los motivos<br />

que los orillaron a tomar esa decisión, lo expresan claramente en la proclama que<br />

con fecha 31 de diciembre de 1867 dirigieron al presidente de la República, Lic.<br />

Benito Juárez. Empiezan por indicar que, a diferencia del Partido de la Inercia<br />

(conservador), los liberales o republicanos, defienden la razón y la justicia y<br />

promueven que el que nada tenga, alguna vez adquiera. Dicen:<br />

[ ... ]solo nos atenemos a reclamar nuestros derechos, nuestras propiedades<br />

antiguas que tantos años ha nos tienen usurpadas los hacendados,<br />

haciendo con ellas inmensos capitales sin más títulos que el hecho<br />

material de la ocupación sucesiva que presenten sus títulos los pueblos y<br />

los hacendados, y se verá que los más antiguos son los de pueblos, y en<br />

vista de ello nos ponga en posesión, dejándoles en su propiedad legítima. 11<br />

10 Los datos biográficos que presentamos, están apoyados en los expedientes localizados en el Archivo General de la Nación (en adelante AGN),<br />

Arch ivo Histórico de la Secretaria de la Defensa Nacional (en adelante AHSDN), en periódicos de la época, y en el trabajo de Valadés, José C.<br />

"De la historia del anarquismo en México. La insurrección de Chalco (Mayo de 1869)".<br />

11 Monitor Republicano, 1 O marzo 1868.<br />

229


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Y si el presidente de la República decide impartir justicia y se diera el<br />

caso de que los hacendados llegasen a comprar al ejército republicano,<br />

los pueblos: "[ ... ] tienen en sus torres campanas para bajarlas y fundirlas<br />

para piezas de artillería, para sostener al supremo decreto [ ... ].1 2<br />

Informan que juraron levantarse en armas porque:<br />

Exmo. Señor estamos cansados de andar ante los tribunales de justicia<br />

reclamando siempre nuestras propiedades, y hemos corrido todos<br />

los trámites posibles, ante los jueces de primera instancia, haciendo<br />

innumerables sacrificios, y en tantos años transcurrían que llevamos a<br />

cuestionar, hemos observado favoritismo a los hacendados [ ... J.13<br />

Concluyen pidiendo a Benito Juárez que dicte las medidas necesarias, para que<br />

los hacendados regresen las tierras usurpadas a las comunidades; pero de no<br />

hacerlo, los pueblos se levantarán en armas en contra de los hacendados. Como<br />

Juárez no resolviera nada, el 18 de febrero de 1868 estalló la rebelión. En este<br />

inicio los rebeldes no se enfrentaron a las fuerzas del gobierno, su lucha fue contra<br />

los hacendados y contra los "jefes políticos" por" corruptos". Las autoridades de<br />

Chalco informaron al gobierno que un movimiento revolucionario se inició en el<br />

pueblo de San Martinito, cercano a la hacienda de "Venta Nueva".<br />

Aunque el Monitor Republicano y otros periódicos de la época apoyaron<br />

las demandas de los campesinos indígenas de Chalco, otros como la revista<br />

Universal, tomando partido por los hacendados y aún haciéndolos víctimas,<br />

dan cuenta de un movimiento al que califican de liberal y que por su pobreza<br />

predica el Comunismo. Con lo que desvirtúan los principios sustentados por los<br />

rebeldes. El texto señala :<br />

[ ... ] En Chalco ha habido un movimiento revolucionario que tiene por<br />

objeto, quitar a las haciendas algunos terrenos que poseen. En Texcoco<br />

se ha producido cierta agitación [ .. . ] y pronto veremos en todo el<br />

país [ ... ] esa propensión al Comunismo, que los liberales (pobres}<br />

predican, que detestan aún los liberales con tal que sean ricos. 14<br />

Por el contrario El Globo dice:<br />

12 lbidem.<br />

13 Ibídem. Revisla Universal. 9, marzo, 1868. El Bolelín Republicano. 1 O, marzo, 1868. Iberia. 21, febrero, 1868.<br />

14 El Globo. 6, marzo, 1868.<br />

230


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Ha tenido lugar en este distrito un movimiento revolucionario,<br />

acaudillado por Julio López, individuo que ha prestado algunos servicios<br />

en el ejército republicano en la época de la Reforma y en la guerra<br />

extranjera. Parece que la revolución ha sido motivada por la tiranía<br />

con que son tratados los pueblos por los hacendados, a los que han<br />

apoyado las autoridades del distrito [ ... ] . 15<br />

Por este motivo llegó a Chalco una fuerza de cincuenta hombres al mando del<br />

capitán Terán, fuerza que se unió a otros cincuenta que se encontraban en el<br />

lugar. La primera acción que realizó el capitán fue la de destruir la propaganda<br />

revolucionaria que habían pegado los "revoltosos". El liberalismo popular de los<br />

campesinos los llevó a pensar que, con un poco de presión, el Estado mediaría en<br />

el conflicto, habría justicia y San Francisco Acuautla y los demás pueblos indígenas<br />

de la región recobrarían sus tierras y aguas usurpadas por los hacendados, pero<br />

esto no fue así. Estos pensamientos no estaban alejados de una cierta lógica.<br />

Numerosos campesinos indígenas habían participado en la guerra contra Estados<br />

Unidos, en la de Reforma y en contra de la Intervención Francesa y vieron cómo<br />

la mayoría de los hacendados eran de tendencia conservadora y aún colaboraron<br />

con los invasores; por ello, pensaban que estando los liberales en el gobierno, los<br />

hacendados no serían protegidos y se impartirían justicia en el campo.<br />

Los campesinos indígenas de Chalco acaudillados por el coronel Julio López<br />

recorrieron pueblos y haciendas, repartiendo propaganda y anunciando que las<br />

haciendas no han de tener las tierras que son de los pueblos. Curioso, pero<br />

en sus correrías Julio no enfrenta a las fuerzas del gobierno ni a ninguna otra,<br />

el único problema era que estaba levantado en armas. En esta etapa, dirige la<br />

rebelión no como rechazo a la sociedad dominante sino como una conjugación<br />

de ambas, porque la sociedad indígena en su relación con la hegemónica,<br />

conlleva resistencia, cediendo partes, pero manteniendo otras que continuarán<br />

sustentando la esencia de su existencia como la propiedad comunal.<br />

A estas alturas El Monitor Republicano en sus ediciones de los días 7 y 10<br />

de marzo de 1868, difunde las causas que originaron el movimiento de Julio<br />

López, tomando partido por el rebelde. El 10 de marzo informaba que en los<br />

últimos días habían estado llegando a Chalco un gran número de militares<br />

para escarmentar a los revoltosos. Señala, que las fuerzas del gobierno habían<br />

molestado y vejado a los " pacíficos" con la exigencia de alojamiento, raciones<br />

de tortillas y otras cosas que desde luego se vieron obligados a otorgar.<br />

15 El Globo, 6, marzo, 1868.<br />

231


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Así las cosas, cuando el 12 de marzo de 1868, vecinos y autoridades de varios<br />

pueblos solicitaron al presidente Benito Juárez el indulto para Julio López, quien<br />

- dicen- es liberal por convicción, hombre honrado y de orden; merece el indulto<br />

porque ha tratado bien a los pueblos, siempre fue respetuoso del gobierno y<br />

ha evitado enfrentarse a los generales del gobierno Rafael Cuellar y a Portilla.<br />

Concluyen, solicitándole que hacendados y pueblos presenten los títulos que<br />

amparan sus propiedades y se imparta justicia y no se esté reprimiendo a los<br />

indígenas. 16<br />

Es posible que el aumento de los efectivos del ejército y la disminución del<br />

número de rebeldes - por regresar muchos de ellos a las labores de la tierra-,<br />

fueran la causa de que vecinos y autoridades de comunidades indígenas del<br />

distrito de Chalco le solicitaran al presidente de la República la gracia del indulto<br />

para los rebeldes. Reivindicando al movimiento armado, explican que:<br />

[ ... ] el movimiento de Julio López ha encontrado simpatizadores<br />

en los pueblos del distrito, porque no proclama la desobediencia del<br />

Supremo Gobierno, sino tan sólo se presenta protestando contra los<br />

hacendados déspotas, ricos que al pobre tratan de aniquilar con la<br />

miseria; y francamente, señor, son disculpables los ciudadanos que por<br />

tales sentimientos piden con energía la justicia que les asiste en sus<br />

derechos.17<br />

De Julio dicen que es:<br />

[ ... ] liberal por convicción, hombre honrado y de orden, pretendemos<br />

conseguir del Supremo Gobierno su intervención amistosa a fin de que<br />

otorgándole garantías depongan las armas retirándose al hogar doméstico<br />

sin ser molestados y que el mismo gobierno nos ofrezca su apoyo para<br />

conseguir de quien corresponda que los pueblos de las haciendas en<br />

el distrito presenten prontamente sus títulos de sus propiedades, que<br />

indebidamente poseen a fin de que verificado el deslinde necesario, vuelvan<br />

a ser de la propiedad común de los pueblos a quienes pertenezcan. 18<br />

Concluyen indicando que Julio merece la gracia del indulto, porque siempre<br />

ha tratado bien a los pueblos, siempre fue respetuoso del gobierno y ha<br />

16 AMSDN . Expediente Xl/481.4/9750. Ver también Leticia Re ina. las rebeliones campesinos .. . , op. cit. p. 74-75. Ella ubica el documento en el<br />

expediente AMSDN . Xl/481.4/9736, debe ser AMSDN. Expediente Xl/481.4/9750.<br />

17 AHSDN. Expediente Xl/481.4/9736/12, marzo, 1868.<br />

18 Ibídem. Este documento lo finnan autoridades políticas y vecinos de pueblos de la región.<br />

232


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

evitado enfrentarse a fuerzas militares y que nunca recurrió a la violencia para<br />

agenciarse recursos . El documento lo firman diecinueve personas sin indicar<br />

quiénes representan a qué comunidades. 19<br />

A pesar de la marcada defensa que hace de los hacendados, el periódico El<br />

Constitucional dio a conocer una carta en la que dice que Julio López es un<br />

buen hombre, que se conduce bien, que persigue sin tregua a los ladrones y<br />

protege y da garantías a las personas honradas y trabajadoras. 20 Por su parte<br />

el Diario Oficial, señala que Julio López no ha cometido depredaciones en los<br />

pueblos ni haciendas. 21 Lo que contradice las versiones de las partes militares.<br />

Otro documento que dirigen a Mariano Riva Palacio, (propietario de varias<br />

haciendas en Chalco) confirma el aprecio que los lugareños tenían a Julio: "[ ... ]<br />

por todas partes donde han estado, han dado garantías a todos, no molestando<br />

a nadie, pagando con toda religiosidad lo que piden, reconciliándose algunos de<br />

ellos, con antiguos enemigos, y en fin observando una conducta notablemente<br />

buena, a excepción de estar rebelados y armados contra la propiedad. 22<br />

El 13 de marzo el gobierno respondió a la solicitud de indulto que hicieron<br />

vecinos y autoridades de varios pueblos indígenas de Chalco. Les indica que<br />

para tomar en consideración la petición, previamente se requiere de la sumisión<br />

del "cabecilla" y de su "gavilla" y de la entrega de armas. 23 Condiciones que los<br />

"ju listas" aceptaron. Cristóbal Reyes, jefe político de Chalco, informó al ministro<br />

de Guerra que el 17 de marzo de 1868 se presentó ante él el C. Julio López:<br />

[ .. . ] acogiéndose a la clemencia del Supremo Gobierno Nacional,<br />

entregando 21 armas de fuego de distintas clases y calibres que tenía,<br />

y conforme a la superior orden de fecha 13 del corriente, le expedí un<br />

salvoconducto para que pueda pasar a esa capital a presentarse a Ud.<br />

Los demás acompañantes de Julio se retiraron a sus casas, con lo cual<br />

se restablece la paz en la región. 24<br />

Aparentemente, el movimiento había concluido. Noventa y tres vecinos de<br />

San Francisco Acuautla recibieron el indulto. Dentro de ellos encontramos a<br />

Julio López y a Viviano Amaya, que era muy estimado en la región por haber<br />

encabezado la lucha por recobrar las tierras que les fueron usurpadas a Acuautla<br />

por la hacienda de "Zoquiapan" (1848-1854), y era a él, a quien culpaban de<br />

19 ldem.<br />

20 El Constitucional. 7, junio, 1868.<br />

21 Diario Oficial. 22, marzo, 1868.<br />

22 AGN/FMRP/7852/ 13, marzo. 1868.<br />

23 AHSD . Expediente Xl/481.4/9736.<br />

24 Ibídem. 18, marzo, 1868. El Constitucional, 31 , marzo. 1868, Boletín Republicano, 3, abril, 1868.<br />

233


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

la muerte del administrador de la misma. Resulta interesante observar que las<br />

personas indultadas son de Acuautla, lo que nos da idea de que en esta etapa,<br />

todos, o la gran mayoría de los rebeldes eran de esta comunidad.<br />

Terminada esta etapa, los rebeldes se reintegraron a las labores de la tierra. La<br />

siembra del maíz en la cercana hacienda "La Asunción" y su anexa "La<br />

Archicofradía" -principió el 23 de marzo-, justo cuando terminó la rebelión<br />

de Julio López. Por su parte, la conclusión de la siembra entre el 30 de abril<br />

y el 30 de mayo, también coincide con el reinicio de la rebelión de Julio. Así,<br />

en este movimiento - como en el zapatista- los ciclos de producción agrícolas<br />

determinaron los periodos de ascenso y descenso revolucionario.<br />

Segunda etapa: por una República Universal de la Armonía.<br />

La segunda etapa inicia el 20 de abril y concluye el 9 de julio de 1868. Como el<br />

presidente de la República, Benito Juárez, no cumplió sus promesas de justicia, Julio<br />

López y sus seguidores vuelven a tomar las armas, y de acuerdo al "Manifiesto a<br />

todos los oprimidos y pobres de México y del Universo'; del 20 de abril de 1868,<br />

proclama la necesidad de erradicar el estado de explotación, que condena a unos<br />

a la más completa miseria a pesar de que trabajan con todas sus energías y a otros<br />

a disfrutar de las riquezas y del bienestar y felicidad en plena holganza. Por ello, se<br />

proponen luchar por imponer la República Universal de la Armonía.<br />

En el Manifiesto denuncian el oprobioso sistema de explotación que padecen<br />

los peones en las haciendas con todo y sus tiendas de raya . También señalan<br />

que la iglesia es parte del sistema de explotación. De ella dice lo siguiente:<br />

[ ... ] La iglesia y solamente la iglesia que por medio de sus hipócritas<br />

misiones, ha tejido la mentira de la salvación espiritual en un lugar que<br />

no es la tierra. Nuestras madres, nuestras hermanas, nuestras esposas<br />

y nuestras hijas, rezan con fervor pidiendo a todos los santos que nos<br />

salven de esta situación horrenda.<br />

Más todo ha sido en vano, porque según ellos, los frailes, hemos venido<br />

a padecer a este valle de lágrimas y tenemos que esperar para que en el<br />

cielo nos premie la resignación. Lo más curioso del caso, es que los que<br />

nos piden resignación son los menos que se resignan a una existencia<br />

penosa, ya que han adquirido propiedades inmensas, las han explotado<br />

a sus anchas y con grandes beneficios y también con toda paciencia<br />

nos han explotado: HAN COMIDO OPÍPARAMENTE DEL SUDOR DE<br />

NUESTRA FRENTE.<br />

234


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Los curas nos han engañado profanando la doctrina del gran Cristo, a<br />

quién hay que reivindicar[ ... ]<br />

"Que reine la religión pero nunca la Iglesia y menos los curas [ ... ]<br />

En el Estado libre y soberano de Puebla, se ha visto que los curas han<br />

acarreado con todo para los altares y después para sus casas . Han<br />

llevado grano por grano de nuestras cosechas, diciéndonos que cada<br />

grano era una indulgencia que se concedería nuestros pecados en la otra<br />

vida, y así de acuerdo con los hacendados nos han dejado en la ruina<br />

más espantosa.<br />

Y sobre la República liberal:<br />

Si los curas son mañosos, también lo son todos los hombres, que mandan.<br />

¿Qué diremos de eso que hemos dado en llamar gobierno, y es tiranía?[ ... ]<br />

Habiéndonos creído que el triunfo de la República sería el verdadero<br />

triunfo del pueblo, ya que los hacendados se habían refugiado en los<br />

faldones del imperio; pero con suma tristeza hemos visto, que estos<br />

mismos hacendados han tenido refugio en los faldones republicanos,<br />

lastimándose así los intereses que deberían inviolables; los de los pobres<br />

[ ... ]<br />

Y con respecto a la tenencia de la tierra, plantean:<br />

Hemos pedido tierras y Juárez nos ha traicionado. ¿Por qué no tener el<br />

pedacito de tierra que labramos? ¿Con qué derecho se han apropiado<br />

algunos individuos, unos cuantos, de la tierra que debería ser de todos?<br />

¿Quién ha sido ese atrevido que con lujo se hizo señalar sus propiedades,<br />

cuando estas no tenían más dueño que la naturaleza?<br />

Los hacendados han sido los hombres fuertes, que validos del ejército<br />

que ellos mismos sostienen para asegurar sus propiedades, han señalado<br />

sus posesiones en los lugares que han deseado, sin que el pueblo<br />

proteste.<br />

Finalmente, ¿por qué luchan?<br />

Queremos el Socialismo, que es la forma más perfecta de convivencia<br />

social; que es la filosofía de la verdad y de la justicia, que se encierra en<br />

esa triada inconmovible: Libertad, Igualdad y Fraternidad.<br />

235


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

Queremos destruir radicalmente el vicioso estado actual de explotación,<br />

que condena a unos a ser pobres y otros a disfrutar de las riquezas y del<br />

bienestar; que hace a unos miserables a pesar de que trabajan con todas<br />

sus energías y a otros les proporciona la felicidad en plena holganza.<br />

Queremos la tierra para sembrar en ella pacíficamente y recoger<br />

tranquilamente, quitando desde luego el sistema de explotación, dando<br />

libertad a todos, para que siembren en el lugar que más les acomode, sin<br />

tener que pagar tributo alguno; dando libertad para reunirse en la forma<br />

que más crean conveniente, formando grandes o pequeñas sociedades<br />

agrícolas que se vigilen en defensa común, sin necesidad de un grupo de<br />

hombres que les ordene y les castigue.<br />

Queremos abolir todo lo que sea señal de tiranía entre los mismos<br />

hombres viviendo en sociedades de fraternidad y mutualismo, y<br />

estableciendo la República Universal de la Armonía.<br />

¡Pueblo mejicano!<br />

Este es nuestro plan sencillo, que haremos triunfar en alguna forma y en<br />

pos del verdadero triunfo de la libertad.<br />

Seremos perseguidos: tal vez acribillados ¡No importa!, cuando en<br />

nuestro pecho laten esperanzas. Qué más tenemos en nuestra vida, si<br />

no morir antes que seguir perpetuando el agobio de la miseria y de los<br />

padecimientos. Se nos desprecia como liberales, se nos mancilla como<br />

socialistas y se nos condena como hombres. Es indispensable salvar el<br />

momento, y levantar nuestros esfuerzos en torno de esa sacrosanta<br />

bandera de la revolución socialista, que dice desde lo más alto de la<br />

República: ¡Abolición del gobierno y de la explotación!<br />

¡Viva el Socialismo! ¡Viva la libertad! 25<br />

Por lo expuesto en el "Manifiesto", Julio López proclama la abolición del sistema<br />

de explotación, la distribución de tierras y la implantación del sistema socialista.<br />

Llama al pueblo a luchar contra:<br />

• Los hacendados, por usurpar sus tierras, montes, pastos, aguas y por<br />

explotar a los campesinos.<br />

• La iglesia, porque los curas los han engañado y explotado.<br />

• El gobierno, porque ha traicionado al pueblo y ha permitido que lo roben<br />

y lo exploten.<br />

25 ··Manifiesto a todos los oprimidos y pobres de México y del Universo'", del 20 de abril de 1868, en: Marco A. Anaya Pérez. Rebelión y Revolución<br />

en Chateo Amecameca, /8]/-1920. T.I Chalco 1868 .... op. cit. p.161-163. No se presenta el documento completo, se citan sólo párrafos que<br />

responden a las ideas expuestas.<br />

236


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Cambio ideológico.<br />

La abolición de la propiedad de la tierra y del sistema de explotación mediante la<br />

lucha armada en contra de los hacendados, y el establecimiento del socialismo, son<br />

demandas del movimiento de Julio López, que veinte años antes había ya planteado<br />

el Manifiesto del Partido Comunista de Carlos Marx y Federico Engels (1848). Aún<br />

más, la lucha de clases como única realidad para lograr el cambio social de que habla el<br />

Manifiesto Comunista, es la misma que expresa Julio López en su Manifiesto.<br />

El cambio ideológico que mostró la rebelión julista, con respecto a la primera<br />

fase en la que sólo exigía justicia, fue influencia del Club Social ista y de la<br />

Escuela Libre que Plotino Rhodakanaty estableció en Chalco. De ello, da cuenta<br />

el periódico El Socialista de fecha 28 de octubre de 1879, citado por Ignacio<br />

Ortiz, que en su parte sustancial, dice:<br />

Las doctrinas filosófico-populares que[ ... ] inculcaban en la Escuela Libre a<br />

las masas del pueblo en esta capital [ Cd. de México], le pareció que tenía<br />

estrecho espacio y buscándolo más amplio se estableció enseguida en un<br />

pueblo del Distrito de Chalco, donde fundó en 1868 aquel famoso "Club<br />

Socialista ". Que difundiendo sus doctrinas humanitarias y de redención<br />

para la raza indígena, causó una "revolución agraria" acaudillada por el<br />

infortunado Julio López víctima de la perfidia de los hacendados. 26<br />

Ignacio Ortiz, también señala, que las ideas expuestas por Julio López en el<br />

"Manifiesto a todos los oprimidos y pobres de México y del Universo'; tienen una<br />

gran similitud con las de Rhodakanaty publicadas en los periódicos de la época,<br />

situación que obliga a pensar que Plotino fue profesor de Julio, y consecuentemente<br />

autor intelectual del levantamiento armado de Chalco. 27 Situación semejante,<br />

sucedió con el Plan de Ayala, el documento agrario más importante de la Revolución<br />

de 1910, que también fue elaborado por un profesor, por Otilio Montaña.<br />

Otro elemento fundamental que nos ayuda a confirmar la ideología socialista de<br />

la Rebelión, son las noticias periodísticas que emitió la prensa nacional (Boletín<br />

Republicano, El Globo, El Constitucional, Iberia, Monitor Republicano, Revista<br />

Universal, y otros, de la época) , sobre el movimiento acaudillado por Julio<br />

López, que seguían día a día los acontecimientos de Chalco. Se ensañan contra<br />

el caudillo por el "delito" de ser socialista. Por más de treinta días Qunio y julio)<br />

no paran los calificativos, buscando denigrar su lucha social, lo llaman: "cabecilla<br />

26 Ibídem, p. 118.<br />

27 Luz María Saldafta Loza. "¿Levantamiento en Chalco de Julio López. en 1868 o 1869? Presentación y comentarios de José Cayetano Valadés. La<br />

insurrección de Chalco (mayo, 1869. Publicado en Argentina, 1924)". En: Bcmardino Mata García, et. al. Primer Encuentro Regional. Investigación<br />

y Se,..,,icio en el Valle de México. México, Universidad Autónoma Chapingo, 1996, pp. 337-338.<br />

237


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

comunista'', "comunista indígena", "rabioso socialista", "faccioso comunista" y<br />

"corifeo del comunismo'', entre otros.<br />

Entre las noticias destaca, la emitida por el ministro de Guerra, que informa<br />

que ha sido aprehendido el rabioso socialista, que tenia en alarma y ejecutaba<br />

la expropiación de tierras más escandalosa en los rumbos de Chalco". 28 Otra<br />

noticia, escrita por Francisco Zarco Mateas, ilustre liberal que se adhirió al Plan<br />

de Ayutla para derrocar por la vía armada al gobierno de Antonio López de<br />

Santa Anna, y redactor en jefe del periódico El Siglo XIX, dice, sobre Julio López:<br />

Julio López -decía Zarco- ha terminado su carrera en el patíbulo. Invocaba<br />

principios comunistas y era simplemente reo de delitos comunes. La<br />

destrucción de su gavilla afianzaba la seguridad de las propiedades en<br />

otros muchos distritos del Estado de México. En este Estado, como en<br />

otros muchos de la República, tiempo vendrá en que sea preciso ocuparse<br />

de la cuestión de la propiedad territorial; pero esto por medidas legislativas<br />

dictadas con estudio, con calma y serenidad, y no por medios violentos y<br />

revolucionarios. 29<br />

Cuánta razón tenía Diego Valadés, cuando sostuvo que la correspondencia<br />

extraviada entre Francisco Zalacosta y Julio López, no era la única prueba de<br />

esa vinculación y, por lo tanto del carácter socialista del movimiento. También<br />

señala que, poco importa si se encuentra o no dicha correspondencia, la obra de<br />

José C. Valadés: " ... cumplió con su objetivo, dejar testimonio de la existencia<br />

de los primeros abanderados del socialismo en México".<br />

Continúa la rebelión.<br />

Concluidos los trabajos del campo y abanderando el "Manifiesto", el 20 de abril<br />

de 1868, Julio López vuelve a levantarse en armas, porque Benito Juárez no<br />

cumplió con la promesa de impartir justicia y restituir tierras a las comunidades<br />

afectadas. En los expedientes que existen en el Archivo de la Secretaría de<br />

la Defensa Nacional, encontramos que las hostilidades entre los "julistas"<br />

y el ejército se reinician el 29 de mayo de 1868. Cuarenta días después del<br />

indulto. De ello, da cuenta el Jefe político de Chalco, al hacer del conocimiento<br />

al Ministro de Guerra Ignacio Ramírez, que ha vuelto a levantarse en armas la<br />

"gavilla" de Julio López, por lo que pide apoyo militar para combatirlo. 30<br />

28 Gastón García Cantú. El socialismo .... op. cil. p.63.<br />

29 Ibídem, p. 64.<br />

J O AHSDN. Expediente Xl/48 1.4/9750, 2 de j unio de 1868.<br />

238


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

El 29 de mayo, el jefe político de Chalco, Cristóbal Reyes, dirigió un oficio al Ministro<br />

de Guerra, en donde le señala que el alcalde principal de lxtapaluca le comunicó que<br />

Julio López volvió a levantarse en armas en Coatepec, y que con 40 o 50 hombres a<br />

caballo y 30 de infantería, se encuentra "robando" a las haciendas armas y caballos<br />

31<br />

y a los pueblos; a los transeúntes del camino de Ayotla, les cobra "peaje''. Por<br />

su parte, los hacendados informaban que Julio López tenía bajo su mando 100<br />

hombres, que sus principales subalternos eran "Lalo" Amaro y "Pancho" Herrerías,<br />

y que su cuartel general era la hacienda de Axalco, propiedad del señor Granados. 32<br />

A partir de este momento, el movimiento no solo aglutinaba a Acuautla, Coatepec<br />

y Chicoloapan (Texcoco), focos de la rebelión; también participaban habitantes<br />

de Ayotzingo, Zula, Cocotitlan y Cuahutzingo, consideradas zonas rebeldes; y<br />

Ayotla, Tlapacoya, Temamatla, Atlazalpan, Atlihuayan, Huexoculco, Juchitepec y<br />

Chimalhuacan l Texcoco) con influencia importante. Estas comunidades al igual<br />

que Acuautla, Coatepec y Chicoloapan, vivían rodeadas de haciendas, con las que<br />

también tenían problemas de usurpación de tierras, por lo que aprovecharon el<br />

momento para impartir la justicia que les había negado el gobierno de Benito Juárez.<br />

Con ese apoyo social de pueblos de los distritos de Amecameca, Chalco<br />

y Texcoco, los julistas se ocuparon de entregar las tierras, montes y aguas a<br />

los pueblos, que les habían sido usurpadas por los hacendados. Los días 3 y<br />

4 de junio, Julio López provino a los propietarios de las haciendas de Axalco,<br />

La Asunción y de la Compañía, que los pastos y montes eran propiedad de<br />

los pueblos y les prohíbe trabajar en las tierras de los pueblos. A Mariano Riva<br />

Palacio, dueño de la Asunción, le mandó el siguiente comunicado:<br />

Como general en jefe, les prevengo a ustedes que no tienen derecho<br />

alguno al monte, que no cobrarán más al pueblo de Zula, ni a los de Reyes,<br />

por que ellos, son desde este momento los propietarios legítimos ... 33<br />

Acciones revolucionarias, que le permitieron a Gastón García Cantú, afirmar que Julio<br />

López Chávez fue el primer luchador social que en la segunda mitad del siglo XIX planteó,<br />

que los hacendados no tenían derecho a cultivar la tierra que era de los pueblos, y paso<br />

de las proclamas a la aplicación de su programa, a la entrega de tierras a los pueblos. Por<br />

ello, en no pocos aspectos, viene a ser, la suya una rebelión precursora de la de Zapata.<br />

Ascenso de la rebelión y agudización de la represión.<br />

La gran simpatía que las comunidades sentían por la rebelión julista, pronto fue<br />

31 tvfarco A. Anaya Pérez. Rebelión y Revolución en Chateo Amecameca. 1821-1920. T.I Chalco 1868 . . , op. cit. p. 122.<br />

32 ldem.<br />

33 Ídem.<br />

239


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

decayendo. La rápida acción del ministro de Guerra de "batirlos" a toda costa, y<br />

su cercanía con la Cd . de México y por lo tanto de destacamentos y pertrechos<br />

militares, le permitió rápidamente detener el asenso de la rebelión, antes de<br />

que fuese incontrolable. Por ello, pueblos enteros fueron quemados y obligados<br />

a reconcentrarse en haciendas. Acciones militares, que más tarde sufrirían los<br />

pueblos zapatistas de Morelos y de Chalco-Amecameca, que también fueron<br />

zapatistas. 34 Todo, para aislar a los julistas de sus bases sociales; situación que<br />

los obligó a incursionar fuera de su centro de operaciones (Acuautla, Coatepec<br />

y Chicoloapan) . Así lo confirman los partes militares.<br />

Consciente del ascenso de la rebelión julista, el gobernador del Estado de<br />

México, Lic. José M . Martínez de la Concha, dirige una proclama a los habitantes<br />

del distrito de Chalco, con la idea de desalentar a los rebeldes y simpatizadores.<br />

Dice:<br />

" .. .Si vuestros derechos han sido hollados, ocurrid a los tribunales;<br />

pedirles justicia, y os será administrada pronta y cumplidamente, seguros<br />

de que el mayor ahínco del gobierno consiste en reivindicar los derechos<br />

del pueblo, y enaltecer las garantías que la ley otorga, descargando el<br />

castigo, si necesario fuere sobre los jueces cuya parcialidad les impida<br />

llevar sus deberes .. . " 35<br />

El tono conciliatorio cambia casi al final de la proclama, indicando a las comunidades<br />

que de continuar en la ilegalidad, serán castigadas con todo el rigor de la ley; por<br />

eso los invita a que acudan a la autoridad para resolver sus problemas.<br />

El 3 de junio el coronel Vargas da parte de su comisión al Ministro de Guerra,<br />

informándole que realizó correrías por los montes de Tula, Coatepec, Acuautla<br />

y la hacienda de Zoquiapan; pero - dice- que ha pesar de la rapidez de sus<br />

movimientos, lograron escapar; y por más indagaciones que hizo entre los<br />

pobladores de la región sobre el paradero de la "gavilla" nadie les informó.<br />

Por lo que entiendo que le son adictos y ocultan capciosamente sus<br />

movimientos; sin embargo de acuerdo con el precitado C. Jefe político<br />

y con personas de confianza, dejó establecidos en todos esos lugares<br />

multitud de exploradores para que se den frecuentes y oportunos avisos,<br />

para acudir prontamente al punto donde se haya y batirlo. " 36<br />

34 En 19 14 el Gral. Emi liano Zapata \e otorgó a Everardo González de Juchitepec, el Grado de General de División, responsable de la zona militar de<br />

los Distritos de Amccamcca. Cha leo yTcxcoco. Estado de México. La División "Everardo González", llegó a tener más de siete mil combatientes.<br />

Firmó, entre otros documentos zapatistas, las Rat ificaciones al Plan de Ayala. Ver Marco A. Anaya Pérez. Rebel ión y Revoluc ión en Chalco Amecameca.<br />

182 1-1920. T.1 1 Sublevación campesina en la Sierra Nevada. México, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de Ja Revolución<br />

Mexicana-Univers idad Autónoma Chap ingo, 1997.<br />

35 El Siglo Diez y Nueve, 1 O de junio de 1868.<br />

36 Ibídem, 4 de junio de 1868.<br />

240


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

El Jefe político de Huejotzingo, Puebla, informa al Ministro de Guerra que tiene<br />

noticias de que la "gavilla" se encuentra en el monte de Tlalmanalco, y que a<br />

diario bajan a Chalco a proveerse de víveres. 37 El 9 de junio el general Cuellar<br />

informa que estando en la hacienda de Buenavista, recibió un comunicado de<br />

que la "gavilla" se encontraba en Río Frío, por lo que de inmediato acudió a ese<br />

lugar, y encontró al enemigo logrando dispersarlos, haciéndole 3 muertes y 6<br />

prisioneros y a quienes consignó ante el jefe de la policía de Chalco.<br />

El gobierno del estado de Puebla, al tener conocimiento de la derrota infringida a<br />

los julistas, giró órdenes para que en Huejotzingo se establezca un contingente<br />

militar para cerrar la fuga de los rebeldes. Por su parte, el general Cuellar pide<br />

que mientras los persigue, otras fuerzas cubran el lado de Chalco, y que el<br />

general Aguilar impida que se interne en los montes de Milpa Alta y evite que<br />

salga hacia San Nicolás de los Ranchos, Pue. Con estas acciones van cercando<br />

a Julio López, facilitando con ello la persecución. El 11 de junio lo alcanza en la<br />

hacienda "Axalco''. haciéndole 3 muertos.<br />

El 15 de junio el general Cuellar recibe información de los "gavilleros" que<br />

asaltaron las haciendas de La Compañía y la de San Francisco Acuautla. De la<br />

primera obtuvieron 12 cargas de maíz y 14 mil pesos, de la segunda, robaron<br />

cargas de cebada, caballos y sillas de montar. Los asaltantes huyeron rumbo a<br />

San Martinito y hacia la hacienda de González. 38<br />

La acción militar de quemar pueblos y reconcentrar a la población en haciendas<br />

y tomar como prisioneros a quienes les parecieran sospechosos de simpatizar<br />

con los julistas, se llevó a efecto el 15 de junio en Coatepec y Acuautla. Como<br />

resultado de esta acción, el general R. Cuellar emite una lista de los prisioneros,<br />

consignándolos ante el Ministerio de Guerra. Son 22 personas, 18 de ellas las<br />

remite a Yucatán y 4 a servir como soldados al batallón "Libres de México".<br />

Desde la hacienda de" La Compañía", el general Cuellardirige su informe al ministro de<br />

guerra en donde comunica que ha derrotado en puente de San José a la "gavilla " de Julio<br />

López, a la que no le quedan más que unos 8 hombres de a caballo y 6 de a pie. Remite<br />

la "cuerda" de 30 prisioneros a Puebla para que de ahí sea conducida a Yucatán.<br />

Las acciones militares, no sólo se concentraron en la persecución de los rebeldes,<br />

con saña inaudita atacaron a los pueblos indefensos de Acuautla y Coatepec.<br />

De ello, da cuenta José Amaya, nativo de San Francisco Acuautla; denuncia<br />

que el general Cuellar y su tropa apresaron injustamente a 68 individuos de<br />

Acuautla, dentro de los cuales se encuentran las autoridades del lugar Atanasia<br />

Ortiz y Mariano Ortiz y los vecinos Viviano Amaya, Pedro Higuera y otros. Se los<br />

37 /bidem, 11 de junio de 1868.<br />

38 AHSDN. Expediente Xl/48 1.4/9750, 15 de junio de 1868.<br />

241


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

llevaron a Tlalmanalco, de ahí a la hacienda de Buenavista para luego mandarlos<br />

a diferentes partes de la República.<br />

El pecado que han cometido es que estando en el camino real, pasan<br />

toda clase de partidas, como transito pasó el bandido Julio López,<br />

reunió algunos por la fuerza y les hizo gritar vivas y mueras en medio de<br />

la embriaguez, entusiasmando a los indígenas con reparto de tierras. 39<br />

Dice que deben castigar a los que se unieron en la rebelión, pero no a los pacíficos,<br />

que como su padre no se integraron al movimiento. 28 de los 68 detenidos del<br />

general Cuellar dirigen un oficio al gobernador del Estado de México, en el que<br />

denuncian que por la arbitrariedad y prepotencia del general Cuellar, se les ha<br />

enviado a la cárcel de Puebla de Zaragoza. Solicitan su libertad.<br />

Ante estos acontecimientos, el gobernador del Estado de México, acuerda<br />

como medida política para pacificar el distrito, poner en libertad a los rebeldes<br />

de San Francisco Acuautla; pero libera sólo a los casados y con hijos, previa<br />

amonestación que se les haga, de que si en lo sucesivo reinciden en su pleito,<br />

serán sancionados con severidad . 40<br />

También, vecinos de San Francisco Acuautla, Coatepec y San Pablo, dirigen<br />

uno ocurso al presidente de la República en el que le exponen que han sido<br />

"atropellados" sus personas y familiares por el general Cuellar y por el prefecto<br />

de Texcoco, Antonio Flores, y que:<br />

En los cateas practicados por órdenes de dichos jefes, se han buscado con<br />

avidez sus títulos primordiales de dominio, dando a conocer que era otro el<br />

fin que se proponía, de todos modos inusitados y contra las leyes vigentes. 41<br />

Dicen, que vecinos de estos pueblos han sido aprehendidos y deportados a diversos<br />

estados del país, sin proceder, acusación, defensa y sentencia; violando las leyes<br />

establecidas, por lo que exigen justicia. A pesar de ésta queja, el 30 de junio de 1868<br />

las fuerzas del general Cuellar volvieron a catear las casas de los lugareños. 42 El 2 de<br />

Julio, habitantes de los poblados de San Francisco Acuatla y Coatepec, indican que:<br />

La población en general después de sufrir cateas, injurias y toda clase de<br />

vejaciones ha sido repartida y condenados los vecinos más pacíficos a<br />

servir a las armas[ ... ] 'ora en Puebla, 'ora en Texcoco, Tlalpan. 43<br />

39 Ibídem, 18dcjun iodc 1868.<br />

40 !bídcm, 23 de juni o de 1868.<br />

41 ldcm.<br />

42 Ibídem, 23 de junio de 1868.<br />

43 Ibídem, 2 de julio de 1868.<br />

242


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Aprensión y muerte de Julio López.<br />

Desde la aparición del manifiesto del 20 de abril, el movimiento entró en una<br />

fase de constante ascenso. La entrega de tierras a los campesinos fue, sin lugar<br />

a dudas, la causa fundamental de éste fenómeno. Resultaba imperioso para<br />

el gobierno detener el "mal ejemplo" que estaba dando, no debía extenderse<br />

el movimiento, había que aplacarlo; así lo entendían las autoridades civiles y<br />

militares del Estado de México y del gobierno central. Por lo que emprendieron<br />

acciones militares en Xochimilco, Texcoco, Chalco y en parte de los estados de<br />

Morelos y Puebla. Dadas estas acciones, la movilidad de la guerrilla fue muy<br />

escasa, su derrota, era cuestión de tiempo.<br />

Finalmente, Julio López fue hecho prisionero a las 12:00 horas del día 7 de<br />

julio de 1868 en el pueblo de San Nicolás del Monte, distrito de Yautepec,<br />

Morelos. 44 Al fin tenían prisionero al "faccioso comunista", que había provocado<br />

grandes disgustos e irritación a los hacendados y al gobierno de Benito Juárez;<br />

pero era peligroso mantenerlo con vida; por ello, el ministro de Guerra Mejía,<br />

ordena al perfecto de Chalco Antonio Flores, la pronta ejecución de Julio López<br />

Chávez: "[... ] como cabecilla reincidente con arreglo a la ley del 6 diciembre de<br />

1856 en los artículos 5, 6 y 54 que así lo dispone. 45<br />

Así el dirigente campesino fue conducido a las 10:30 horas del día 9 de julio<br />

de 1868 al paredón y pasado por las armas. Al difundirse la aprehen sión y<br />

ejecución de Julio López Chávez, la mayor parte de la prensa nacional expresa<br />

sarcásticos calificativos, buscando con ello desprestigiar y aún burlarse del<br />

luchador social; dice: fue fusilado el "famoso bandido corifeo del comunismo".<br />

Ha sido aprehendido el "rabioso socialista", que tenía en alarma y ejecutaba la<br />

expropiación de tierras más escandalosa en los rumbos de Chalco". 46<br />

Continúan las aprensiones<br />

Muerto Julio López, los sobrevivientes fueron fácilmente sometidos por las<br />

fuerzas del gobierno. El 11 de julio detuvieron en Ayotzingo, por cómplice de<br />

la rebelión al teniente coronel Francisco Herrerías, al capitán Tiburcio Rivera y<br />

a Julio Castañeda, quienes tenían la misión de cobrar derechos de paso a todos<br />

los transeúntes que venían de Tierra Caliente. Se habían establecido arriba del<br />

poblado de Juchitepec, distrito de Chalco. 47<br />

Por lo que se deduce de los documentos consultados, podemos observar<br />

gue muchos de los rebeldes habían pertenecido a las fuerzas liberales que<br />

44 lde m. Ta mbién ver AHSDN. Expedi ente Xl/48 1.4/9750. 8 de julio de 1868.<br />

45 AHSDN. Expediente Xl/48 1.4/9750. 9 de julio de 1868.<br />

46 Gastón García Cantú. El socialismo. op. cit. p.63 .<br />

47 AH SDN. Expediente Xl/481.4/9750. 11 de julio y 5 de marzo de 1868. El 6 de noviembre de 1868, Femando Herrerías escapó de la Cárcel<br />

Nacional.<br />

243


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

combatieron al gobierno de Maximiliano y por ello existía relación entre quienes<br />

dejaron las armas y quienes continuaron en el ejército. Esa red militar, permite<br />

entender por qué Francisco Herrerías y el capitán Tiburcio Rivera se hayan<br />

rebelado en apoyo a la guerrilla del también coronel Julio López, e inclusive<br />

el perfecto de Chalco Antonio Flores denunció que Francisco Herrerías era el<br />

"director" de Julio López. 48<br />

El 16 de julio detuvieron en la jurisdicción de Huejotzingo, Puebla a Juan Morales<br />

y a Ramón Arcos. Después de 2 meses de prisión, al primero lo entregaron a sus<br />

padres y al segundo lo mandaran al hospicio. Ambos eran menores de edad. 49<br />

El 17 de julio se informa que en la cárcel de San Vicente Chicoloapan, distrito<br />

Texcoco, se encuentran 12 individuos que andaban con Julio López.<br />

Desde Ayotla, municipio de lxtapaluca, distrito de Chalco, el perfecto de Cha leo,<br />

Antonio Flores indica al M inistro de Guerra, que entre las 22:00 y las 23:00<br />

horas del día 22 de julio logró detener en Achichipilco, Morelos, a Adelaido<br />

Amaro (alias "Lalo el Gobernador") lugarteniente de López. Ese mismo día, sin<br />

juicio fue fusilado en el poblado de Coatepec, municipio de lxtapaluca. 50<br />

Solicitudes de indulto.<br />

Inermes ante la acometida del gobierno juarista, muchos de los detenidos,<br />

solicitaron a Benito Juárez indulto; dentro de las peticiones, destaca la que hizo<br />

el comandante liberal Francisco Vázquez Franco. 51 Primero por haber aceptado<br />

participar en la rebelión - la mayoría lo negó- y segundo por lo que expuso. El<br />

documento dice lo siguiente:<br />

No es mi intento en esta sumisa exposición exculpar mi participación en<br />

este movimiento; lo acepto bajo la fe de que hacía un bien a los intereses<br />

generales por causa del programa; cometí un error, pero un error disculpable<br />

porque sin los conocimientos necesarios para poder conocer la magnitud<br />

y trascendencia de un movimiento político como era él de que me ocupó,<br />

me lancé a sus resultados sin prever, las consecuencias, defecto<br />

natural de mi falta de instrucción y de la exageración con que he querido<br />

ver el avance de las ideas que tienen por objeto el progreso rápido social,<br />

pero de esta preocupación, estoy no sólo persuadido, sino arrepentido. 52<br />

48 AHSDN. Ex pediente Xl/481.4/9750, 11 de ju lio de 1868.<br />

49 lbldcrn, 16 de julio y 6 de agosto de 1868.<br />

50 lbldem, 22 de jul io de 1868.<br />

51 Francisco Vázquez Franco fue nativo de Coatepec. combatió al lado de los liberales en la Intervención Francesa; por méri tos en campar'ia obtuvo<br />

el grado de comandante. Poco tiempo después de haberse unido a la rebelión de Jul io López, fue aprehendido (4 de marzo de 1868) por las fuerzas<br />

juaristas cuando intentaba liberar a varios rebeldes que se encontraban presos en la cárcel de Texcoco. Por este hecho fue sentenciado a pena de<br />

muene; pero fue conmutada por la de cinco años de prisión en la fonaleza de San Juan de Ulúa.<br />

52 AHSDN. Expediente Xl/481.4/9750/ s/f (es probable que este documento haya sido escrito a finales de abril de 1869, puesto que la respuesta a su<br />

solicitud de indulto está fechada el 8 de mayo de 1869).<br />

244


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Como era de esperarse la solicitud no procedió, pero a pesar de que Francisco<br />

Vázquez se arrepintió de haber participado en el movimiento armado, se<br />

observa en él un radicalismo consciente, al establecer la necesidad que sentía de<br />

luchar por él " ... progreso rápido social ... " lo que habla mucho de la existencia de<br />

una consciencia campesina indígena y quizás socialista de convertir su utopía -el<br />

respeto a su ser comunal- en una realidad, que llevó a los rebeldes a levantarse<br />

en armas en contra de los hacendados y sus sustentadores: el gobierno y el clero.<br />

Conclusiones<br />

Considerando que el conocimiento es infinito, y que su construcción es social<br />

con todos sus errores y aciertos. Un somero análisis historiográfico de las obras<br />

de los estudiosos de este movimiento, da cuenta de como se fue reconstruyendo<br />

la rebelión "julista". El análisis sugiere que el estudio de este hecho histórico,<br />

tiene dos momentos:<br />

Primero:<br />

El artículo de José C. Valadés, "De la historia del anarquismo en México. La<br />

insurrección de Chalco (Mayo de 1869) ·: es el primer estudio que dio a conocer la<br />

trascendental rebelión que en ese momento ya había sido olvidada; por ello, es un<br />

referente de consulta obligada para quienes trabajan este importante hecho histórico.<br />

Dadas las fuentes de consulta que hicieron posible su ensayo: un discurso, una<br />

entrevista y una serie de cartas que se extraviaron, encontramos que su resultado<br />

fue un excelente documento de trabajo, para quienes estamos interesados en la<br />

investigación de los "movimientos insurrecciona les y libertarios de los campesinos<br />

mejicanos". Así lo entendieron muchos estudiosos del tema, que al adentrarnos<br />

en la lectura del apasionante documento de referencia, a partir de él, y con él, nos<br />

propusimos estudiar aún más esta página de la historia nacional, que los poderosos<br />

por su terror y su fobia al Socialismo quisieran borrar de nuestra memoria histórica.<br />

Que tiene imprecisiones y demás cosas que a los pruritos de la historia les<br />

molesta, es cierto. A nosotros nos fascina . Los hechos históricos que narra los<br />

vemos como un reto para que los estudiosos del tema nos ocupemos de él, y<br />

así, poco a poco iremos escudriñando el desarrollo, trascendencia y grandeza del<br />

movimiento julista.<br />

Segundo:<br />

En este segundo momento, resulta importante revisar los trabajos, que sobre<br />

el tema hicieron Gastón García Cantú, John Hart, Leticia Reina Mayola,<br />

245


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

John Tutino, Paco Ignacio Taibo 11, Ignacio Ortiz y Luz María Saldaña Loza.<br />

Sus obras, aportaron conocimientos, no solamente por las diferentes fuentes<br />

que utiliza ron, también por la interpretación que de ellas hicieron, que en su<br />

conjunto precisaron y aún corrigieron varios aspectos expuestos por Valadés.<br />

También, debo decir, que revisamos otros trabajos, uno apenas publicado en el<br />

2008, pero sólo nos ocupamos de que han contribuido con nuevas fuentes al<br />

estudio de la rebelión julista, porque ese fue nuestro objetivo. Es posible que<br />

existan obras valiosas que no hayamos localizado, pero ya serán materia de otra<br />

ponencia u artículo. 53<br />

Resulta fascinante obseNar, como la obra de Valadés que en su momento fue<br />

puesta en duda, en lo sustancial, está siendo validada por el proceso natural de<br />

la investigación. Los historiadores, ya referidos, utilizando fuentes diferentes a<br />

las de José C, Valadés, han sustentado la existencia histórica del movimiento<br />

armado de Julio López en Chalco y la relación que tuvo este caudillo con Plotino<br />

Rhodakanaty y sus discípulos; lo que naturalmente explica el conocimiento de<br />

las ideas socialistas que propagó Julio López. Sólo que daría como pendiente, el<br />

comprobar la extensión de la rebelión hacia otros estados de la República, lo que<br />

le daría el carácter nacional.<br />

Concluyo, como inicié, afirmando que el coronel Julio López Chávez acaudilló<br />

una rebelión agraria-socialista; que aunque fue regional y de corta duración<br />

fue de suma importancia en la Historia Nacional, por ser -como dice Enrique<br />

Serna- la primera rebelión que existe en el país con un proyecto sociopolítico<br />

deliberado y con un propósito de clase conscientemente asumido. También es<br />

trascendente por ser la primera con un carácter agrarista-socialista, y que, como<br />

afirma Gastón García Cantú, Julio López fue el primer luchador social que en la<br />

segunda mitad del siglo XIX planteó, que los hacendados no tenían derecho a<br />

cultivar la tierra que era de los pueblos, y pasó de las proclamas a la aplicación<br />

de su programa; por lo que la rebelión resulta ser precursora de la del general<br />

Emiliano Zapata.<br />

53 No incluimos las obras de Manuel Olaz Ramírez, Juan Hemández y Víctor Alba, por considerar que leyendo a Vnladés ya no tenia caso considerarlos.<br />

Al respecto, Paco Ignacio Taibo 11. citando a José C. Valadés. denuncia lo siguiente: " ... remití (al semanario de La Protesta) noticias<br />

sobre mis investigaciones relacionadas con la historia social de México; noticias que plagiaron[ ... ] a fin de aparecer como los descubridores de la<br />

que en la actua lidad es preciada documentación, Manuel Díaz Ramírez, Juan Hemández y Víctor Alba. ¡Qué de aplausos se ganaron con tan triste<br />

proceder! Siguieron la vieja costumbre mexicana de mentir con las ventajas del fullero. José C. Valadés. El Socialismo libertario mex icano (siglo<br />

XIX). Prólogo y recopilación de Paco Ignacio Taibo 11. México. Universidad Autónoma de Sinaloa, 1984, pp. 5-1 O. Crf. Manuel Díaz Ramírez.<br />

Apuntes sobre el movimiento obrero y campesino en México. México, Ed. Ediciones de Ediciones de Cultura Popular. 1978. (fue escrito en<br />

1936). Juan 1-lcmández Luna. "Un movimiento anarco-fourierista entre el Imperio y la Reforma". En: México, Cuadernos de Orientación Política.<br />

México, Ed. PRI , ano 1, vol. 1, núm. 4. abril de 1956. p.9-27.<br />

246


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Fuentes consultadas:<br />

Bibliografía:<br />

ANAYA Pérez, Marco Antonio. "La historiografía en torno a la rebelión de<br />

Julio López en la parte oriente del Estado de México, 1867-1868." En:<br />

Bernardino Mata García, et. al. Primer Encuentro Regional. Investigación y<br />

Servicio en el Valle de México. México, Universidad Autónoma Chapingo.<br />

Rebelión y Revolución en Chalco Amecameca, 1821-1920. T.I Chalco 1868<br />

¡viva el socialismo! México, INEHRM-UACh, 1997.<br />

Rebelión y Revolución en Chalco Amecameca, 1821-1920. T.11 Sublevación<br />

campesina en la Sierra Nevada. México, INEHRM-UACh, 1997.<br />

"Utopías campesinas. El caso de Julio López''. En: XVIII Jornadas de Historia<br />

de Occidente. Las utopías. México, Centro de Estudios de la Revolución<br />

Mexicana Lázaro Cárdenas, 1996, p. 29-52.<br />

Díaz Ramírez, Manuel. Apuntes sobre el movimiento obrero y campesino en<br />

México. México, Ed. Ediciones de Ediciones de Cultura Popular, 1978.<br />

GARCÍA Cantú, Gastón. El socialismo en México. Siglo XIX. México, Ed. ERA,<br />

1974.<br />

HART, John . Los anarquistas mexicanos.1860-1900. México, Ed. SepSetentas,<br />

1974.<br />

ORTIZ C. Ignacio. Pensamiento y obra de Plotino Rhodal


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

"El movimiento campesino de Julio López Chávez en el sur oriente del Estado de<br />

México ". En: Marco A. Anaya Pérez, et. al. Segundo Foro de Investigación<br />

y Servicio del Oriente del Estado de México. Memoria. México. México,<br />

Universidad Autónoma Chapingo, 1991.<br />

TUTINO, John. "Cambio social agrario y rebelión campesina en el México<br />

decimonónico". El caso de Chalco". En: Friedrich Katz (compilador).<br />

Revuelta, rebelión y revolución. La lucha en México del siglo XVI al XX.<br />

T. l. México, Ed. ERA, 1990 (la. ed. 1988).<br />

VALADÉS, José C. El Socialismo libertario mexicano (siglo XIX). Prólogo y<br />

recopilación de Paco Ignacio Taibo 11. México, Universidad Autónoma de<br />

Sinaloa, 1984.<br />

Archivos.<br />

Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional.<br />

Hemerografía.<br />

HERNÁNDEZ Luna, Juan. "Un movimiento anarco-fourierista entre el Imperio<br />

y la Reforma''. En: México, Cuadernos de Orientación Política. México,<br />

Ed. PRI, No. 4, abril de 1956.<br />

VALADÉS, José C. "De la historia del anarquismo en México. La insurrección de<br />

Cha/ca (Mayo de 1869)''. En: Protesta (suplemento semanal) . Buenos<br />

Aires, Argentina. No. 119, 1° de mayo de 1924.<br />

Boletín Republicano, El Globo, El Constitucional, Iberia, Monitor Republicano,<br />

Revista Universal.<br />

248


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Consideraciones al estudio del zapatismo en la región de los<br />

volcanes: Oriente del Estado de México<br />

Laura Espeje/ López<br />

Dirección de Estudios Históricos<br />

Instituto Nacional de Antropología e Historia.<br />

Unos eran bandoleros.<br />

Otros hombres de verdad<br />

Un os buscaban justicia<br />

¡Y otros sólo su rapiña!<br />

Tom ás Méndez Romero 1<br />

El estudio de la Revolución Mexicana, en particular el conocimiento y la explicación de<br />

este proceso histórico que sacudió a todas las estructuras del país, ha sido historiado<br />

por una lista considerable de especialistas y estudiosos de diferentes disciplinas<br />

como cronistas, periodistas y fotógrafos, sin olvidar los testimonios de los mismos<br />

protagonistas y sus familiares quienes desde la mirada de las diferentes facciones<br />

revolucionarias han contribuido a profundizar en el análisis de dicho proceso.<br />

En general la bibliografía de la Revolución en la región de los volcanes es prolífica.<br />

En un inicio, el propósito de este trabajo giraba en torno a dos vertientes: por un<br />

lado se pretendía presentar una reflexión más detenida del impacto que tuvo el<br />

movimiento zapatista en este territorio del Estado de México, donde la región<br />

de los volcanes se caracterizó desde la época Colonial por ser uno de los graneros<br />

(trigo y maíz) más importantes de abastecimiento de la ciudad de México; y<br />

por otro, se buscaba revisar con detenimiento la bibliografía existente que va<br />

desde lo escrito por los cronistas hasta los trabajos de investigación realizados<br />

a partir de la década de los años setenta del siglo pasado hasta nuestros días.<br />

Sin embargo, aunque la revisión no ha sido exhaustiva, sí me ha dado la<br />

posibilidad de reconocer la necesidad de un diálogo de fuentes, es decir, el<br />

puente comunicante autor/ investigador y las fuentes.<br />

Hasta el momento las líneas temáticas sobre el Porfiriato y la Revolución<br />

abarcan trabajos que van desde análisis sociales y políticos, estudios de caso<br />

(estudios específicos sobre familias, haciendas, empresarios, ferrocarril, grupos<br />

l Testimonio de Ignacio MéndezAlonzo, "Recordando un poquito de mi vida", en Mi pueblo durante la Revolución, Coord. Alicia Olivera Sedano,<br />

"Mi pueblo durante la Revolución: un ejercicio de memoria popular" Gui llenno Bonfil Batala, 3 vols. Segunda edición. México, Instituto Nacional<br />

de Antropología e Historia, 2010, (Colección Divulgación), p.21 7-2 18.<br />

249


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

militares y revolucionarios), hasta la composición geográfica. Sin pretender un<br />

corte absoluto.<br />

Entre las aportaciones para los análisis sociales y políticos nos encontramos<br />

con los textos .de Alejandro Tortolero Villaseñor, quien entre investigaciones<br />

y coloquios ha enriquecido el acervo histórico de la región de los volcanes.<br />

Asimismo, el impacto de las fábricas papeleras y textiles de la región ha<br />

significado otra de las grandes aportaciones para la historiografía de este periodo<br />

revolucionario en México.<br />

Para los estudios de caso nos encontramos con la colaboración de Lucía<br />

Martínez Moctezuma, Marco Antonio Anaya, y de nueva cuenta de Alejandro<br />

Tortolero, quienes han realizado trabajos sobre desecación del lago de Chalco y<br />

las haciendas y hacendados españoles en Chalco, en particular la presencia de<br />

Íñigo Noriega Lazo. Asimismo, cabe señalar las aportaciones sobre la tecnología<br />

agrícola utilizada la cual ha sido tema de estudio en los trabajos realizados por<br />

estos especialistas. En esta misma línea se encuentran la elaboración de los<br />

catálogos hechos a partir de epistolarios -cartas escritas entre los distintos<br />

jefes y militantes de dicho movimiento insurgente- que representan otra gran<br />

aportación. Así, nos encontramos con casos como el Catálogo Analítico del<br />

Fondo Genovevo de la O y del Catálogo del Fondo Emiliano Zapata, que si bien<br />

no fueron tomados en particular de algún archivo de la región volcánica, fueron<br />

concentrados por los revolucionarios en determinado momento sirviendo<br />

como puente comunicante entre ellos y el Cuartel General de Emiliano Zapata,<br />

esbozando la situación revolucionaria del centro-sur del país puesto que abarcan<br />

el Estado de México y Morelos así como otros estados donde se extendió la<br />

presencia del zapatismo.<br />

En el mismo caso los aportes de los testimonios orales han jugado un<br />

papel fundamental, puesto que son voces que cuentan la otra parte de<br />

esta historia mutilada y olvidada, y de la cual se profundizará párrafos más<br />

adelante.<br />

Las investigaciones histórico-geográficas han tenido como finalidad no sólo<br />

el estudio del territorio limitado a sus cualidades físicas, sino cómo estas<br />

propiedades naturales crearon las condiciones propicias para el establecimiento<br />

y crecimiento poblacional. En este sentido han salido a la luz estudios como los<br />

de Tomás Jalpa, Susan Schroeder, Gloria Artís, y John Tutino, quienes se han<br />

enfocado en dicha región desde los primeros siglos posteriores a la Conquista,<br />

es decir, el Chalco de los siglos XVI al XIX; y se interesan por un pasado y un<br />

presente complejo en la región.<br />

250


Narrando Historias al Pie de Jos Volcanes<br />

La visión sobre el área chalca no se puede comprender sin la revisión de los<br />

aportes de Paul Kirchhoff, quien a partir de su estudio sobre Mesoamérica, en<br />

1943, escribió: "Falta también la división de esta 'superárea' en áreas culturales<br />

que se distinguen no sólo por la presencia o ausencia de determinados<br />

'elementos' sino por el grado de desarrollo y complejidad que han alcanzado,<br />

siendo las más típicamente mesoamericanas las más desarrolladas y complejas."<br />

Por su parte el etnohistoriador Carlos García Mora en su artículo "Naturaleza y<br />

sociedad en la región Chalco-Amecameca" 2 destaca su interés por relacionar el<br />

estudio de la naturaleza y la cultura de la sociedad . Para una mejor precisión<br />

de los aportes de este autor, bien vale la pena considerar el profundo trabajo<br />

que, en colaboración con otros estudiosos realiza por medio de un recorrido por<br />

esta región a través del tiempo y desde sus distintas aristas: la arqueología, la<br />

antropología, la etnohistoria y la historia misma, para en su conjunto comprender<br />

su evolución, es decir, cómo ha cambiado física y socialmente el territorio desde<br />

la conformación de la población original chalca hasta nuestros días. 3<br />

A partir de los años 90 del siglo pasado, la mirada de geógrafos y urbanistas<br />

ha dado un enriquecimiento a la construcción del imaginario de la región de los<br />

volcanes, ya que sus estudios han trascendido más allá de una visión del análisis<br />

del espacio físico porque se han adentrado en la relación espacio físico-espacio<br />

humano, es decir, una relación de influencia mutua (cómo influye el humano<br />

en el espacio físico, y cómo el espacio físico influye en el desarrollo humano),<br />

lo que permite tener una visión más integral de lo que a lo largo de los años ha<br />

significado esta área y su impacto en comunidades circunvecinas.<br />

Si bien el objetivo principal de este trabajo es el estudio del zapatismo en Chalco­<br />

Amecameca (la región de los volcanes) lo anteriormente dicho es sustancial<br />

para entender la lucha armada en tanto que históricamente es necesario conocer<br />

los motivos que la suscitaron: los agravios ancestrales que van desde el robo de<br />

tierras, aguas y bosques, la explotación de la mano de obra, los maltratos a los<br />

campesinos y las injusticias cometidas contra ellos.<br />

El análisis del Porfiriato y la Revolución en el Estado de México ha sido visto desde<br />

distintos aspectos. No obstante, consideramos que estos estudios se pueden ver<br />

desde dos líneas de trabajo: la primera se puede considerar como investigaciones<br />

individuales, en algunos casos presentadas en seminarios o reuniones de trabajo<br />

que se han convocado para revisar métodos de investigación y la contribución<br />

de las fuentes (algunos han culminado con la obtención de un grado académico<br />

2 Carlos García Mora, .. Naturaleza y sociedad en Chalco-Amecameca" en Cuicuilco Revista de la Escuela Nacional de Antropología e Historia,<br />

México, Ail.o 11, número 3, enero 1981. p. 27-32.<br />

3 Véase Carlos García Mora, Rosa Silvia García Mora y Trinidad Beltrán Bcmal, "La bibliografia sobre el área de Chalco-Amecameca. (introducción<br />

al conocimiento bibliográfico de los estudios antropológicos e históricos" en Emre lagos y volcanes, Cha/ca Amecameca: pasado y preseme,<br />

vol. 11., M éxico. El Colegio Mcxiqucnsc, 1-1 . Ayuntamiento Constitucional 199 1- 1993 Chalco, México, 1993.<br />

251


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

o bien con una publicación); en la segunda línea encontramos trabajos con<br />

investigaciones que han sido publicadas por alguna institución oficial elaboradas<br />

por historiadores o interesados en el tema. Para ejemplificar este último caso<br />

están los trabajos del historiador Rodolfo Alanis Boyso, quien escribió dos libros:<br />

El Estado de México durante la Revolución Mexicana (1910-1914) e Historia<br />

de la Revolución en el Estado de México, Los zapatistas en el poder, ambas<br />

publicadas entre 1985 y 1987, donde el autor privilegia el proyecto político<br />

de los gobernadores porfiristas y la instauración y caída del gobierno zapatista<br />

en Toluca. En el primer libro sustenta su investigación tomando como fuente el<br />

Ramo Revolución Mexicana del Archivo Histórico del Estado de México, de los<br />

cuales utiliza los documentos impresos oficiales del periodo en particular, y la<br />

concentración de datos estadísticos de este estado y las Gacetas, así como otros<br />

materiales generados por los gobernantes de esta entidad federativa.<br />

De la misma manera realiza una serie de cuadros y tablas importantes donde<br />

se reflejan las condiciones de vida de la población y su estatus económico. En<br />

el segundo libro continúa centrando su atención en el gobierno del Estado de<br />

México el cual inicia con el general Francisco Murguía representante del grupo<br />

constitucionalista, hasta la designación del gobernador zapatista Gustavo Baz.<br />

Entre los temas que trabajó sobresalen la revisión de las contribuciones que<br />

pagaban comerciantes y propietarios para la disposición de los recursos necesarios<br />

para la población, el cuidado del abasto popular por la carestía existente en el<br />

estado, la resolución de la situación agraria, el papel de la Soberana Convención<br />

en Toluca, y la ocupación de algunas poblaciones y las zonas de operaciones<br />

militares. Para finalizar con la salida del gobierno zapatista de Toluca y el cierre<br />

del campo de operaciones para los campesinos rebeldes ante la presencia de las<br />

fuerzas carrancistas y la figura del general Pablo González al ocupar el territorio<br />

del Estado de México.<br />

En la conclusión de su primer libro destaca la poca trascendencia del zapatismo<br />

en el estado y así escribe.<br />

"8 decir verdad, los revolucionarios zapatistas operaron en el Estado de México<br />

sin algún plan bien definido. A pesar de que teóricamente los grupos rebeldes<br />

estaban bajo el mando de un jefe regional, no hubo ninguna coordinación en los<br />

ataques en las diversas poblaciones; cada uno de los cabecillas atacaba donde y<br />

cuando quería o dónde y cuándo se lo permitieran las circunstancias.<br />

[. .. ]Así pues en la práctica ningún jefe zapatista ejercía el mando absoluto de los<br />

grupos guerrilleros que luchaban en la entidad, cada uno actuaba solo, aislado." 4<br />

4 Rodolfo Alanis Boyso. 1985. op. cit., p. 208.<br />

252


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Encuentro determinante esta afirmación y sin elementos para ser categórica,<br />

ya que en el desarrollo del zapatismo en el Estado de México y particularmente<br />

en la región de los volcanes, su mirada estuvo puesta en la política del gobierno<br />

del estado y no logra conocer a los protagonistas de las distintas regiones. La<br />

fuente de la cual dispuso lo llevó a tener una posición unilateral del proceso<br />

revolucionario. Pero ya para el momento en que publicó el libro existían otras<br />

fuentes disponibles que desmienten esta opinión.<br />

Hay otro trabajo que se vincula con el anterior no sólo por lo contemporáneo<br />

de las investigaciones, sino por la consulta de fuentes, y el poco diálogo que<br />

establecieron con ellas y la negación que le dan a la presencia del zapatismo<br />

en la región de los volcanes. Me refiero al trabajo publicado por Ricardo Ávila<br />

Palafox, ¿Revolución en el Estado de México? publicado en 1988 5 , parte de una<br />

pregunta que al final se convierte en una afirmación donde dice:<br />

"Nos permitió elaborar una modesta hipótesis de trabajo que es la siguiente:<br />

En el estado de México el movimiento revolucionario de 1910- 1920 fue<br />

muy limitado, sólo la porción sur de la provincia se vio afectada por el conflicto<br />

armado y ello debido, sobretodo al contagio de bandas rebeldes provenientes<br />

del sur, de los estados de More/os y Guerrero''. 6<br />

Ante dicha lectura de este trabajo pensé que por sus afirmaciones no había<br />

trabajado suficientes las fuentes que consultó; no les hizo las preguntas<br />

pertinentes a éstas y, fueron limitadas, para el tiempo en que publicó su trabajo<br />

ya existían algunas herramientas de consulta que le facilitaban el acceso a los<br />

repositorios. Es visible que hay una pálida revisión bibliográfica y aunque realiza<br />

una serie de tablas, análisis estadístico, mapas, esta parte de su trabajo es útil e<br />

interesante pero lo deja a uno sin piso, por sus afirmaciones en las conclusiones.<br />

El periodista José Ángel Aguilar, originario de Zacapu, Michoacán, tierra del<br />

agrarista Primo Tapia, y quien naciera en plena Revolución, en 1916, escribió<br />

La Revolución en el Estado de México 7 , quien por medio de su experiencia en<br />

la infancia y juventud se dedicó a explicar este acontecimiento nacional y en<br />

particular en el Estado de México, recreando el valor e impacto que tuvo en el<br />

sureste y en la región de los volcanes. Aunque no da al lector muchas pistas de<br />

su trabajo de investigación, sí cita entre líneas los apoyos bibliográficos: en el<br />

caso del oriente del Estado de México menciona el testimonio del coronel Simón<br />

Pineda Barragán, originario de Ecatzingo, como apoyo en sus apreciaciones y<br />

reconstrucción del zapatismo.<br />

5 Ricardo Avila Palafox, ¿Revolución en el Estado de México?. México. lns1ituto Nacional de Antropología e Histori a, Gobierno del Estado de<br />

México, 1.988 (Colección Divulgación).<br />

6 Ricardo Avila, lbidcm., p. IS.<br />

7 José Ángel Aguilar, La Revolución en el Eswdo de Mexico, Toluca. Gobierno del Estado de México, 1987<br />

253


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Son interesantes los datos de personajes de la época tanto del lado porfüista<br />

o huertista quienes tenían un papel destacado en los pueblos y en Toluca, la<br />

capital del estado, así como personajes del pueblo o bien de revolucionarios.ª<br />

La pluma ágil del escritor mantiene el interés del lector además de la valiosa<br />

información que proporciona.<br />

En este breve repaso bibliográfico quisiera mencionar la convocatoria que realizó<br />

el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México en<br />

2001 a iniciativa de Javier Garciadiego, entonces su director, quien convocó<br />

a un foro titulado "Zapatismo, origen e historia" para celebrar los 90 años<br />

de la firma del Plan de Ayala. Se reunieron veinte trabajos que se presentaron<br />

en cuatro sesiones que se vinculaban en un análisis integral cubriendo el<br />

periodo de 1910-1920. De los trabajos ahí presentados el ensayo de Marco<br />

Antonio Anaya Pérez "La revolución zapatista en la región de los volcanes<br />

(1910-1920) ",se destacó por ser una investigación más amplia que ha venido<br />

desarrollando a lo largo de su vida profesional. Antes, en 1996 Anaya presentó<br />

su tesis de doctorado el trabajo Rebelión y revolución en Chalco-Amecameca,<br />

Estado de México, 1821-1921, publicada al año siguiente por el INEHRM y la<br />

Universidad de Chapingo.<br />

Ambos trabajos están apoyados en una amplia revisión bibliográfica y en<br />

diferentes archivos, el fondo Revolución del Estado de México, el acervo<br />

histórico y de cancelados de la Secretaría de la Defensa Nacional, así como<br />

el Archivo General de la Nación, en particular los fondos Genovevo de la O y<br />

Zapata. El trabajo de investigación, le permite llevar una narración puntual de<br />

los acontecimientos en la región de los volcanes. Reconstruye el día a día, al<br />

querer hacer más visible el movimiento zapatista y la guerra con los ejércitos<br />

federal-huertista y carrancista a través de mapas y tablas que permiten al lector<br />

una ubicación más precisa. Cabe señalar que Marco Antonio siguió buscando<br />

respuestas al origen de la insurgencia en Chalco teniendo como referente en<br />

el distrito lacustre la figura de Julio López, la cual también vincula la figura del<br />

general zapatista Everardo González porque en ambos existía el principio de la<br />

devolución de tierras a los pueblos que por derecho colonial les pertenecían.<br />

De la misma manera realizó una serie de entrevistas en los años 90' del siglo<br />

8 Véase las páginas 325, 326 y 462. En esta última hoja cita entre un li stado de revolucionarios de Ecmzingo a Aurcliano A zahar Guzmán; hay<br />

pocas referencias escritas de este personaje árabe. El teniente coronel Simón Pineda a quien entrevisté en Amccamcca en los a1os 70 's me habló<br />

de l ~rupo de árabes. posiblemente libaneses. que andaban en el centro del país vendiendo listones y botones. Jo que conocemos como mercería<br />

o Cajones. Don Simón me proporcionó dos fo1ografias: una del grupo en la que aparece el general Eufcmio Zapata al centro junto a su esposa, y<br />

el segundo personaje sentado a Ja derecha del genera l c.:s el coronel Azahar, es interesante la composición de la fotogra fia. La otra imagen es del<br />

estado mayor del general Everardo González Vergara. Eslas fotogra fi as aparecen en el Programa de Historia Oral .Catálogo 1974-1975, México,<br />

JNAH, ~ Mu sco Nacional de Historia. 1976. elaborado por la maestra Alicia Olivera de Bon fil. También fueron reproducidas en el libro de Marco<br />

Antonio J\naya, Rebel ión, 1997. op. cit. pp. 172- 174, el crédito se lo da al J\GN/Fondo Emiliano Zapata. Aparecen en cs1c acervo porque cuando<br />

trabajé el Ca1álogo del Fondo Zapata en un momento se requería material iconográfi co para montar una exposición y la histori adora Amanda<br />

Rosales me solicitó que apoyar.i este compromiso. Esta es la historia de estas imágenes y la razón por lo que están integradas al Fondo Zapata.<br />

254


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

pasado a las esposas, e hijos de los revolucionarios, y todavía conoció a dos<br />

revolucionarios. Reconozco el trabajo de Marco Antonio por su paciente<br />

búsqueda en archivos, por la elaboración de cuadros, mapas, y anexos como<br />

el registro de la historia agraria de los pueblos de la región y su lucha ante<br />

el despojo de hacendados y empresarios que culminó en el famoso y mítico<br />

reparto agrario, amarrado en la dotación y no en la restitución a los pueblos. Se<br />

ve un buen esfuerzo de investigación, sin embargo veo un elemento ausente: el<br />

diálogo con sus fuentes, esto es interrogar y confrontar la información oficial con<br />

la proporcionada por los protagonistas pacíficos y revolucionarios. Considero<br />

que los partes militares de la Defensa contrastándolos con los partes militares<br />

rendidos al general Zapata por el Ejército Libertador, en particular de esta región<br />

entre 1914 y 1919 que se encuentran en los Fondos Zapata y Genovevo de la<br />

O, le permitirán reconstruir el escenario de guerra con otras explicaciones. Así<br />

como es imprescindible la consulta de otros testimonios orales.<br />

Experiencia de trabajo con la fuente oral.<br />

En 1972, trabajamos con las historiadoras Alicia Olivera y Eugenia Meyer<br />

quienes coordinaban el Proyecto llamado el Archivo de la Palabra o Archivo de<br />

Historia Oral, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, (INAH) y a<br />

cuales agradezco el haberme dado la oportunidad de colaborar en la realización<br />

de entrevistas grabadas con los veteranos revolucionarios de esta región y<br />

por haberme dado también la oportunidad de conocer pueblos como Chalco,<br />

Juchitepec, Tenango del Aire, Tepetlixpa, Zoyatzingo, Amecameca, Los Reyes<br />

la Paz, entre otros. Sus testimonios nos permitieron conocer y comprender<br />

su historia regional, en una palabra, su identidad. Un trabajo que realizamos<br />

como equipo de 1972 a 1976; aunque sabíamos que podíamos encontrar más<br />

veteranos, nuestra Institución nos encomendó realizar otro proyecto.<br />

El gusto<br />

Esbozar un recorrido del trabajo realizado con el equipo que coordinó la maestr_p<br />

Alicia Olivera y en el que participamos Salvador Rueda, Citlalli Marino, Carlos<br />

Barreta y Laura Espejel, nos permite ver que gracias a la creación del Archivo<br />

testimonial, fuimos encontrando nuevas rutas de trabajo.<br />

En el Archivo de la Palabra las coordinadoras Eugenia Meyer y Alicia Olivera,<br />

realizaban reuniones periódicas con el doctor Friedrich Katz, quien era el<br />

asesor, donde se comentaban los resultados que iban dando los testimonios,<br />

aunados a preguntas sencillas que le inquietaban al doctor Katz: ¿Quiénes eran<br />

255


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

los revolucionarios, por qué y cuándo habían ingresado a la lucha? entre otras<br />

cuestiones. Pienso que la investigación en esos años era como elaborar un buen<br />

guiso: requería seleccionar los ingredientes, conseguirlos, preparar y sazonar el<br />

platillo . .<br />

En el momento, bibliográfica mente la obra de John Womack nos impactaba, así<br />

también el libro de Arnaldo Córdoba, quien negaba que existiera una ideología<br />

en los campesinos y otro como Gilly mantenían una posición de avanzada ante<br />

la propuesta campesina en la Revolución Mexicana. Las posiciones polarizadas<br />

en la bibliografía me hacían sentir que podía encontrar poca miga en los<br />

testimonios. Sin embargo, fue importante descubrir personajes que no aparecían<br />

en los libros, hombres con nombre y apellido (hasta con apodo) como el general<br />

Everardo González "El Chato", "El Sordo" Neri, entre otros. Leer entre líneas<br />

vivencias y opiniones después de años de participación nos permiten valorar<br />

la riqueza de los testimonios grabados, sus aportes nos llevan a conocer otra<br />

historia del zapatismo y también de la región de los volcanes. La opinión de<br />

los veteranos sobre sus jefes - como los veían- permiten una cercanía con los<br />

revolucionarios más real; además los juicios de valor son parte de la fuerza de los<br />

testimonios. Por citar alguna reflexión veamos lo siguiente.<br />

El doctor Gustavo Baz concedió a ambas coordinadoras del Programa de<br />

Historia Oral una entrevista la cual está publicada. Describe la forma en qué<br />

conoció a dos importantes revolucionarios, los lugares y el ambiente. Sobre la<br />

personalidad los generales Francisco Pacheco y Genovevo de la O dice:<br />

Al día siguiente, salimos a caballo al campamento de Quila y ahí encontré al<br />

general Pacheco. El era un hombre ya viejo, debe haber tenido un poco más<br />

de 60 años. Había sido sacristán de la iglesia de Huitzilac; era un hombre que<br />

tenía las reseNas indígenas, probablemente las supersticiones de esa religión<br />

católica que circula entre nuestros campesinos, que es más que cristianismo,<br />

un paganismo lleno de supersticiones y de frustraciones. El tenía energía, pero<br />

al mismo tiempo, tenía lo ladino del indígena [. .. ] Después de él conocí a<br />

Genovevo de la O.[ .. . ] también tenía el aspecto de un hombre de raza indígena,<br />

enérgico, profundamente ignorantes Jos dos, absolutamente, a pesar de que los<br />

dos sabían leer y sabían escribir. [. .. ] La educación del general Pacheco eran<br />

los libros de la iglesia, mientras que Genovevo de la O, ni siquiera a esos había<br />

llegado. 9<br />

9 Gustavo Baz y sus juicios como revolucionario, médico y político. (entrevista) por Alicia Olivera de Bonfil y Eugenia Meyer, México, INAH,<br />

197 1, p. 19-20. (Cursivas nuc s t r ~s).<br />

256


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Es interesante ver como un estudiante de medicina se vio arrastrado a la Revolución<br />

campesina para años después emitir juicios y posiciones un tanto racistas.<br />

A cien años del inicio el movimiento armado aún no se ha integrado en la<br />

bibliografía el contenido de los testimonios. Los trabajos que han utilizado<br />

está fuente los han realizado en forma parcial. Escuchando, leyendo, revisando<br />

la narración y el testimonio de los revolucionarios zapatistas, quienes fueron<br />

protagonistas de este movimiento, no nos deja de asombrar la realidad que<br />

reflejan las 160 voces zapatistas que se rescataron y que en este año podremos<br />

ofrecer como Institución en un Catálogo ilustrado de la Revolución Mexicana a<br />

través de los testimonios orales. Sabemos que tenemos que jalar diferentes hilos<br />

para bordar fino y así comprender lo complejo de una guerra y dar respuesta a<br />

preguntas sencillas como: ¿Cómo llega un país, una región, un pueblo a una<br />

Revolución? o ¿Cómo se decide un individuo a participar, dejar familia, terruño,<br />

y amigos? ¿Quiénes eran estos personajes, qué motivos les llevaron a tomar<br />

una decisión tan radical, o bien cómo se vieron envueltos por acontecimientos<br />

que los llevó a dar este paso en sus vidas?, ¿Qué tanto sabían de la política y de<br />

los planes ideológicos, o fueron más las necesidades materiales, y los profundos<br />

sentimientos ancestrales de agravio y ofensas de la autoridad, de los capataces,<br />

hasta en las más íntimas ofensas familiares que fueron el motor inicial que<br />

los llevó a identificarse con un movimiento popular e incorporarse? O bien<br />

situaciones como la leva que distanció a las familias. ¿Hasta dónde el valor, el<br />

miedo, la justicia, y el respeto a una serie de valores invariablemente estuvieron<br />

presentes en las acciones entre "pacíficos", revolucionarios, y bandoleros?<br />

Los hombres y un puñado de mujeres con los que conversamos eran niños y<br />

adolescentes al momento de la Revolución . Encontramos que el planteamiento<br />

ideológico en algunos de ellos no fue el principal motor de su incorporación a la<br />

lucha armada, sino una serie de causas entre las que podemos destacar agravios,<br />

injusticia, despojo y sentimiento de enojo; explicado por ellos como la muina<br />

profunda que sentían contra el gobierno, hacendados, capataces, autoridades,<br />

maestros poco sensibles, familia y otros símbolos de poder.<br />

Tanto las fuentes orales como otras fuentes escritas catalogadas, o bien los<br />

aportes que seguirán dando las nuevas investigaciones, nos permitirán saber<br />

quiénes fueron estos hombres, mujeres, niños y ancianos e identificar al<br />

revolucionario y de esta manera encontrarles su lugar en la pintura de la historia<br />

que se viene escribiendo, con nombre, apellido y tal vez hasta apodo. Como<br />

el memorioso teniente coronel Macedonio García Ocampo; o bien el cronista<br />

257


SNTE, Sección 36-Va/le de México<br />

ávido de contar su historia, el capitán primero Silvestre Odilón Álvarez Granados,<br />

quienes también nos hablaron de uno de los jefes más destacados en la región:<br />

el general Everardo González (éstos tres hombres originarios de Juchitepec);<br />

o el general José Contreras de Tepetlixpa, y así podríamos seguir pasando lista<br />

de algunos de los participantes que tuvimos la oportunidad de conocer. Es<br />

interesante encontrar en estas versiones el reconocimiento o desaprobación a<br />

sus jefes. La denuncia y el juicio de valor a un jefe como fue Everardo González,<br />

en el testimonio del capitán Granados se escucha: .. . ese general pus era gente<br />

analfabeta y vil, ¿verdá?, era gente pues que no tenía noción ni temor a Dios,<br />

[ ... ] por lo mismo incivilizado, lo mismo cometía barbaridades. Esta opinión la<br />

compartió el zapatista Juan Vergara Verdura, primo del general, el cual mando<br />

matar a su padre por un enojo de momento. Esto llevó a ver el zapatismo, como<br />

un movimiento sin ideales, sin un programa político.<br />

A partir de 1970 la creación de archivos sonoros y el rescate de documentos<br />

mediante la elaboración de inventarios y catálogos permitieron a los estudiosos<br />

de la Revolución y de los movimientos populares como el villismo y zapatismo<br />

disponer de fuentes que para el caso de los campesinos del centro-sur del país<br />

no habían sido consultados, ni revisados por el doctor John Womack ya que él<br />

trabajó con fuentes hemerográficas y papeles oficiales.<br />

En la década de los años 70's cuestionábamos a las fuentes y se buscaban<br />

temas que la historiografía existente no hubiera abordado. Nuevas metodologías<br />

también provocaron avances y aventuras por otros caminos: La historia social<br />

y la historia regional fueron un parteaguas para la extensa bibliografía que hoy<br />

conocemos.<br />

El trabajo que he realizado en mi Institución, la cercanía con los archivos orales y<br />

documentales guiados con la luz y el impulso de la historia social, magistralmente<br />

trabajada por John Womack en su libro clásico Zapata y la Revolución Mexicana,<br />

han propiciado enfoques diferentes y diversas explicaciones sobre el complejo<br />

movimiento zapatista.<br />

Las aportaciones hasta el momento son valiosas, pero se necesita dar una<br />

visión más completa de este importante espacio regional 1 º. A cien años del<br />

movimiento, podemos decir que la región del oriente del Estado de México tuvo<br />

una participación singular dentro del movimiento zapatista; los insurgentes<br />

10 El libro del etnohistoriador y antropólogo Arturo Wumrnn, ... Y venimos a contradecir. los campesüws de Mondos y el estado nacional, escrito<br />

~on una pluma ligera y profunda, abrió polémica y reflex iones. Este último libro lo menciono no por los límites políticos que tienen los estados<br />

de Marcios y de Méx ico, sino por una gcografia compart ida en cienos espacios territoriales entre el orien te de Marcios y la actual región de los<br />

volcanes del Estado de México como el impacto del eje ncovolcánico, la alti tud, la fl ora y la fauna. los ríos y las barrancas. Son dos zonas que con·<br />

sidcro hermanas de historia porque el hoy estado de Morelos se formó con parte del territorio del Estado de México en el siglo X IX y la cercanía,<br />

la geográfica. la cu ltura. la búsqueda de comercio y mercado. el despojo de tierras que sufrieron estos puebl os por hacendados desde el siglo XVI<br />

y a partir del siglo X IX por indus1ria les y comerciantes fueron de alguna manera comunes a los pueblos congregados en cslas regiones. Aunque<br />

lo medular es descubri r las cercaoías y las dif~rc n cias entre el los.<br />

258


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

de esta área geográfica se identificaban como los rebeldes de tierra fría, para<br />

diferenciarse de los de tierra cal iente, es decir, los insurgentes de Morelos.11<br />

Ambas zonas fueron importantes al igual que otras regiones y ayudaron a dibujar<br />

una geografía más amplia de la revolución campesina - de la que nos recreo tan<br />

detalladamente el historiador John Womack, quien estableció bás icamente la<br />

geografía azucarera, privilegiando el contraste entre la capital Cuernavaca y la<br />

histórica Cuautla de Amilpas, ciudad insurgente-. Por este aspecto tan simple y<br />

otros más que veremos adelante, podemos afirmar que aún quedan temas por<br />

investigar, así como trabajos que requieren más profundidad. Debemos destacar<br />

la necesidad de localizar otras fuentes que nos permitan una mejor explicación<br />

y comprensión, es decir, una visión más cabal de esta historia.<br />

"No hay mal que por bien no venga" dice, el refrán<br />

No pudimos seguir trabajando como equipo en el rescate de los testimonios<br />

orales zapatistas y aunque no fuimos los únicos en seguir este método, sí<br />

lo fuimos como Institución por lo que las coordinadoras establecieron el<br />

compromiso de crear un archivo.<br />

Alicia Olivera, en platicas con el doctor Gu illermo Bonfil, supo de la existenci a<br />

del archivo de Genovevo de la O (que había permanecido en custodia en manos<br />

de Catalina Ensástegui viuda del general de la O) y de la necesi dad de integrar<br />

a alguien para trabajarlo porque urgía hacer un inventario para crear un Fondo y<br />

así ser depositado en el Archivo General de la Nación (AGN) .<br />

El azar en la historia ... no íbamos a poder trabajar ya con testimonios orales, pero<br />

otras huellas de los zapatistas llegaban a nosotros: los miles de documentos.<br />

Salvador Rueda se abocó y colaboró con Martha Rodríguez quien originalmente<br />

local izó y convenció a la familia del general para que se lo vendiera .12 Después<br />

de un tiempo y con la intervención del doctor Bonfil, fue adquirido por la doctora<br />

Alejandra Moreno Toscano para el AGN .<br />

11 En las entrevistas que forman panc del Archívo de la Palabra del fnstituto acional de Antropología e Historia (l AH ) encontramos en las<br />

narraciones esta expresión cmrc los campesinos zapatistas para identificar y diferenciar su identidad valiéndose de su indumentaria: el calzón de<br />

manta arremangado o doblado de una fonna especial, el uso del sombrero de palma también arreglado de determinada manera y el uso de huaraches.<br />

o bien el andar descalzos. Eso les permitía saber si eran de tierra fría o caliente. si eran rebeldes, voluntarios o contrarios a lo insurgentes<br />

revolucionarios. La clasificación y descripción de tres regiones. tierra fria, templada y caliente que hizo Arturo Wannan para el oriente del estado<br />

de Marcios me permite identificar como parte de la región de los volcanes. Véase op. cit .. pp. 20-33 .<br />

12 Mart ha realizó su tesis de licencia1ura para la Universidad Iberoameri cana. y ella con un equipo en el que colaboró Salvador Rueda. y otros<br />

compaf1eros elaboraron una guía del Fondo titulado Archivo de Gcnovcvo de la O. México. Archivo General de la Nación, 1980 (serie: Guías<br />

y catálogos No. 36). Af1os más tarde Sagrario de la O realizó un Catálogo más acábado ya que trabajo sobre cada documento -- no sólo con el<br />

expediente como fue en la Guía publicada para ser trasladado al AGN--. con el Catálogo obtuvo el 1üulo de licenciado en Historia ··Catálogo<br />

ana lítico del Fondo Gcnovcvo de la O 1910-19 19", 2 vols. UNA M. Facultad de Fi losofia y Letras. 2005. El riq uísi mo material contenido en el<br />

Fondo primordialmente abarca el occidente de Morcl os y el sur del Estado de México, región donde tcnian sus cua rteles y zona de operaciones<br />

dos generales de división: Gcnovcvo de la O y Francisco Pachcco: tam bién se encuentra material de la vinculación de éstos con otros jefes. obviamente<br />

con el general Zapata y el cuartel general. así como con rebeldes de Guerrero. Pueb la. Tlaxcala y de la región de los volcanes del Estado de<br />

México. De este acervo cabe destacar el programa político que se condensa en leyes. manifiestos. ordenanzas y 01ros documentos que son una de<br />

las piezas claves de este Fondo y del cual trabajamos Alicia Olivera. Salvador Rueda y Laura Espcjcl el programa político zapa tista. Antología de<br />

Emi liano Zapata. publicada por el INEHRM .<br />

259


SNTE, Sección 36-Va/le de México<br />

Por mi parte seguí otro camino en el laberinto por encontrar materiales. Platiqué<br />

con Roberto Beristaín, ya que éramos compañeros de trabajo en la Biblioteca<br />

Nacional cuando aún estaba en el exconventode San Agustín. Le pedí me ayudará<br />

a buscar algún Fondo de la Revolución en el AGN donde él trabajaba también.<br />

Roberto me acercó a los documentos, a trabajar con el rico Fondo Emiliano<br />

Zapata. Miles de papeles viejos, en cajas polvosas esperaban a algún curioso<br />

que quisiera trabajarlos. El estado físico de muchos documentos era lamentable:<br />

algunos con hongos, tinta borrosa, copias al carbón, textos escritos a lápiz. Su<br />

contenido eran rastros de peticiones, quejas, denuncias, informes de batallas, de<br />

encuentros planeados con el enemigo (conocidos como partes militares), cartas<br />

donde se informa de la ocupación de tierras por algún particular o un hacendado,<br />

quejas por abuso de revolucionarios zapatistas, denuncias presentadas por la<br />

población civil o de los propios guerrilleros y de los pueblos, listas de enfermos<br />

y de heridos, listas de pagadores con las relaciones de brigadas y la cantidad<br />

que iban a percibir como "haber" ocasionalmente los soldados y oficiales<br />

zapatistas, cartas de adhesión al movimiento por un grupo de ferrocarrileros,<br />

cartas de ocupación de haciendas y fábricas, informes de generales reportando<br />

al general Zapata el trabajo, producción y distribución del azúcar o aguardiente<br />

en Morelos, la ocupación de la fábrica San Rafael por los zapatistas. Muchos<br />

temas afloraron en los papeles que tocaron mis manos y vieron mis ojos. Veía y<br />

releía nombres de personas con apelativos relevantes como Astrolabio Guerra,<br />

por mencionar alguno. Lugares diversos, pueblos, rancherías y el registro de su<br />

geografía: Barrancas, potreros etc .... todos ellos olvidados de la mano de Dios.<br />

Gracias a la actitud de apertura de la doctora Alejandra Moreno Toscano, quien<br />

me autorizó a que ordenara el material y realizara el Catálogo 13 , así como la<br />

autorización de mi coordinadora Alicia Olivera tuve la dicha de trabajar con este<br />

acervo, el cual me ha permitido trabajar con los testimonios orales y escritos.<br />

Me pregunto: ¿pasión u obsesión?<br />

Fue hasta la década de 1980 cuando empezamos a presentar nuestras primeras<br />

reflexiones en una reunión organizada por Carlos García Mora y Eduardo<br />

Corona en el primer encuentro de investigadores "Sur de la Cuenca de México"<br />

realizado en la Escuela Nacional de Antropología e Historia entre el 7 y 12 de<br />

13 Luura Espcjcl Lópcz, "La organi1.ación del movimiento zapa1ista a través del Cuancl General en el Fondo Emiliano Zapata del Archivo General<br />

de Ja Nación, México, tesis de licenciatura en la Facultad de Filosofia y Letras de la UNAM, 1984. Se pub li có como catálogo años después El<br />

Cuartel General 7.apatista 1914-1915. Documentos del Fondo Emiliano 7.apata del Archivo General de la Nación. 2 vols. México, INAH, 1995<br />

(Colección Fucn1cs) l-licc una presentación del Fondo y un ensayo que titule Temas para posibles proyec10s de investigación. Revisé siete mil<br />

documentos de los cuales se incluyeron en la publicación cuatro mil fic has. Siempre tuve la esperanza de que el Fondo estuviera completamente<br />

catalogado yn que era una manera de registrar el material, y pem1 itiera su conservación y elaborar una herramienta de consulta y de difusión que<br />

abría y posibilitaba la investigación de otras personas. Me quedaron tres mil fic has material que le fac il ité a Rosendo Granados Noria, con el deseo<br />

de que continuara y diera fi n a la catalogación del Fondo que yo había iniciado. De esta manera él también obtuvo su tesis de licenciatura, que<br />

presentó en la UNAM, en Filosofia y Letras en 199 1.<br />

260


Narrando Historias al Pie de Jos Volcanes<br />

julio de 1980. La publicación de los trabajos tuvo cabida en la revista Cuicuilco,<br />

en enero de 1981 (año 1, número 3) . Fue gratificante esa reunión ya que era<br />

un acercamiento con otras disciplinas como la antropología y la etnohistoria.<br />

Presente la ponencia "El movimiento campesino en el oriente del Estado de<br />

México: el caso de Juchitepec" y Salvador Rueda, escribió "Consideraciones<br />

generales para el estudio del movimiento armado: la zona zapatista de<br />

Genovevo de la O". Considero que ambos presentamos trabajos precursores en<br />

ese momento porque los dos habíamos trabajado con el rescate de testimonios<br />

orales y con los documentos escritos de los Fondos Genovevo de la O y El<br />

Fondo Zapata del AGN, así como en el Archivo de la Reforma Agraria y al<br />

Archivo de Jenaro Amezcua. Me fue difícil el peso de la obra de Womack ya que<br />

inhibía pero las fuentes mencionadas nos permitían entender que el zapatismo<br />

no se restringía a la zona nuclear que había recreado Womack y tampoco existía<br />

armonía en el Ejército Libertador y sus comunidades, ésta tenía que ganarse a<br />

pulso por ambas partes.<br />

El panorama que nos empezaron a mostrar los rebeldes surianos nos abría un<br />

mundo complejo y diverso de temas: las relaciones familiares, de compadrazgo<br />

y de amistad que guardaban ligas estrechas a principios como la lealtad y la<br />

traición, así como el principio fundacional de la lucha como el respeto a<br />

recuperar sus tierras, montes, aguas y el grito de demanda a la libertad y justicia.<br />

Acabar con los agravios ancestrales eran nuevos indicadores o bien reforzaban<br />

o marcaban otras brújulas que había que seguir para desbrozar los caminos de<br />

la investigación.<br />

Salvador se ocupó en ese ensayo de la región de Genovevo y Pacheco, hombres<br />

con personalidades de fuertes contrastes. En lo personal me inquietó la región<br />

de los volcanes, las versiones testimoniales y los documentos me llevaban a<br />

tratar de entender al general Everardo González y su clan familiar de amigos<br />

y compañeros; hombre enérgico, de carácter brutal, rememorado por sus<br />

subalternos como hombre autoritario y en momentos cruel, lo mismo que sus<br />

oficiales. El castigo común de éste general a su tropa consistía en golpearlos<br />

-fajillazos, el cinturón con monedas- o bien el machete eran las armas usadas<br />

para reprender errores o desobediencia. Las ofensas vividas por estos hombres<br />

muestran la vileza de mal trato ejercida por el capataz de la hacienda o por el<br />

ejército enemigo, pero resulta inconcebible identificar como vil a su jefe rebelde;<br />

leer o escuchar denuncias contra el propio Ejército Libertador del Sur era otra<br />

la situación y estaba ahí presente en el documento o guardado en la memoria.<br />

Aunque también mencionaban otros pasajes en donde los jefes asumían roles<br />

261


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

de humanidad y paternalismo. Una evocación fuerte en un informante fue la<br />

orden de Everardo de llevarse a los músicos de la banda de la fábrica de papel<br />

San Rafael para amenizar entre batalla y batalla los momentos de gusto, la fiesta<br />

de toros y el jaripeo; el informante lo vivió como "leva" zapatista.<br />

Coincidíamos con Arturo Warman y sus estudiantes de antropología de la<br />

Universidad Iberoamericana en ver una geografía más amplia; por lo tanto,<br />

la participación social y las bases del mismo movimiento eran más complejas<br />

de lo que había señalado el doctor Womack ya que él había trabajado con<br />

fuentes, por decirlo de alguna manera, más oficiales. El equipo de la maestra<br />

Alicia Olivera y el de Warman partíamos de la experiencia directa de los actores,<br />

el pueblo en su más amplia expresión, como gestores de su propia revolución.<br />

Las fuentes trabajadas nos permiten acercarnos a la mentalidad popular, pero<br />

considero que todavía no logramos asir su fuerza e importancia. Además existe<br />

la necesidad de un trabajo que abarque la importancia de la geografía de las<br />

regiones incluyendo sus montes, ríos, volcanes y barrancas. Por ejemplo, en el<br />

testimonio de Ignacio Méndez Alanzo, quien tenía ocho años de edad en 1914<br />

momento en que huye con su madre y hermanos de la fuerza federal y salen de<br />

su pueblo Ayotzingo a correr para salvar su vida, narra:<br />

En esta forma llegamos a unos montes que después supimos pertenecen o<br />

Tlalnepantla, More/os. Y ahí nuevamente, en una barranca bien honda, nos<br />

metimos todos los que íbamos en aquel grupo.<br />

Allí posó oigo que aún recuerdo con espanto, ya que fue verdaderamente<br />

horrible:<br />

Al metemos o dicho borroneo, en medio de muchísimo modero, sucedió que un<br />

señor no se f1jó dónde se paraba y puso los pies en un montón de víboras que<br />

andaban en bromo, los cuales le picaron. [. .. ] Lo muerte de aquel hombre fue<br />

horrible, pues fueron víboras de las llamadas "Nexcuas': que son más venenosas<br />

que las de cascabel comunes y corrientes." 14 (Cursivas mías)<br />

La cu ltura popular es uno de los elementos que están presentes en las fuentes.<br />

Vinculado al trabajo de rescate testimonial que la maestra Alicia Olivera coordinó para<br />

el Museo de Culturas Populares en agosto de 1984, proyecto que llamo Mi pueblo<br />

durante la Revolución, el doctor Bonfil escribió unas sentidas líneas como prólogo,<br />

permítanme citar algunas de ellas que me parecen importantes por su vigencia:<br />

14 Ignacio Méndcz Alonzo. op. ci t. .. pp. 195. 196.<br />

262


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

No es una, son muchas las imágenes de la Revolución que se encuentran en<br />

estos testimonios, como piezas de un rompecabezas interminable, complejo,<br />

abigarrado, ajeno y rebelde a cualquier simplificación. Esos vistazos desde<br />

abajo nos hablan de las muchas patrias unidas en la misma lucha, atadas a<br />

Jos mismos sistemas de explotación e injusticia que ya resultaban intolerables,<br />

aunque cada quien los padeciera a su manera. Vividas al día, sin seguridad<br />

alguna. Por eso la huella permanente de haber visto a Zapata, echar una<br />

mangana en un jaripeo improvisado, darle la mano a algún general, o ver al<br />

candidato en la estación del ferrocarril ... Ellos son los que encarnan la historia<br />

grande, la que de alguna manera le da otro sentido a las penas y penurias<br />

cotidianas; en ellos está la razón de tanto joderse. El relato llega con frecuencia<br />

al fin de la lucha armada, cuando se regresa al pueblo sin nada, igual que como<br />

se salió unos años atrás, adolescente para irse a la "bola''. Pero la desilusión no<br />

cuaja: tal vez de eso se trataba, y nada más: Ja promesa sigue en pie, igual que<br />

lo decisión de volver a tomar la carabina llegado el caso. Y queda el orgullo de<br />

haber hecho la Revolución. Tal vez repartan las tierras. Tal vez construyan una<br />

escuela, un camino, una clínica. En alguna medida los hijos vivirán otra vida ...<br />

¿Oué mejor homenaje a esa matrona de 75 años que dar testimonio de quienes<br />

se acuerdan de ella, de Jos que no reniegan de haberla cortejado? Son los que no<br />

reclaman sus muertos, ni sus hambres y reconocen, a fin de cuentas y al cabo<br />

de tantos años, que su saldo es positivo.<br />

Valió las penas, pues. 15<br />

Como equipo de trabajo del Sem inario de Movimientos Campesinos del INAH<br />

convocamos en 1999 a realizar un balance historiográfico de los temas y las<br />

fuentes que se habían venido trabajando sobre la revolución zapatista . En<br />

2000 se publicó un libro como resultado de este seminario titulado Estudios<br />

sobre el zapatismo, donde abordamos la historia económica, la importancia del<br />

ayuntamiento, el concepto de pueblo, la salud, entre otros. Un tema interesante<br />

fue el ferrocarri l San Rafael y Atlixco trabajo que presentó Guillermo Guajardo,<br />

especialista en historia económica, quien escribió "Tierra y acero" Máquinas y<br />

obreros bajo los zapatistas (1910-1915) donde llegó a la conclusión que los<br />

zapatistas de esta región tuvieron la posibilidad de contar con este transporte<br />

para apoyar su movimiento y aunque hubo casos en que los pueblos o bien<br />

algunos jefes revolucionarios, como Genovevo de la O, veían con recelo el<br />

proyecto, éste se llevó a cabo; el autor dice: " En este sentido no actuaron como<br />

"lúditas rurales", destructores de las haciendas. Si hubo un rechazo atomizado,<br />

15 Mi p ueblo .. .. op. cit., pp. I 5-17. En estos tres tomos se encuentran dos testimonios publicados del pueblo de Ayotzingo. Y hay dos testimonios<br />

más sobre el zapati smo.<br />

263


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

empírico y prepolítico que, sin embargo, no logró trascender ni arrasar con la<br />

planta física azucarera y ferroviaria ... pero para 1914 había prácticas orientadas<br />

a combinar una producción campesina con los modernos medios de circulación<br />

del mercado". Las fuentes en que se apoya son el archivo del Ferrocarril San<br />

Rafael y Atlixco, el archivo de la Secretaría de Comunicaciones y el Fondo<br />

Emiliano Zapata .<br />

Presenté en este colectivo el trabajo "El costo de la guerra. La Compañía<br />

Papelera San Rafael y el financiamiento zapatista'; en el que mi interés partió<br />

en preguntarme qué papel había desempeñado una industria como San Rafael<br />

en un movimiento agrario significativo para el zapatismo en la región sobretodo<br />

por compartir problemas cercanos a la historia de Morelos (no tan acentuados<br />

posiblemente en cuanto a despojo de tierras a las comunidades por parte de las<br />

haciendas, como se presentó en Morelos de los siglos XVII al XIX).<br />

La tesis del antropólogo Arturo Warman es que la decisión de los hacendados<br />

de irrigar sus campos de cultivo de caña para aumentar la producción dejó sin<br />

tierras a los arrendatarios y éstos fueron los que sufrieron directamente la presión<br />

económica y social en las industrias y el ferrocarril. Aunado a esta situación los<br />

peones compartían agravios ancestrales de mal trato. El despojo de los bosques<br />

por la papelera San Rafael primordialmente, por el ferrocarril Interoceánico y las<br />

haciendas agudizó la crisis en 1909 por mal tiempo provocando desabasto de<br />

maíz y además se sumaban las irregularidades en la cuestión política en cuanto a<br />

la elección de representantes para ocupar la gubernatura del estado de Morelos.<br />

La búsqueda de información en entrevistas y en el Fondo Zapata fue contrastante<br />

al poder consultar las huellas documentales de la Fábrica donde los protagonistas<br />

eran los empresarios, sus obreros, sus empleados y las autoridades. Sin buscar<br />

héroes y villanos, sino analizar el problema y encontrar las explicaciones de cada<br />

grupo de actores, llegué a la conclusión de que los obreros de San Rafael estaban<br />

mejor remunerados que los campesinos. El gerente general, José de la Macarra,<br />

estableció una posición paternalista al proponer al grupo de accionistas que<br />

protegieran y ofrecieran tierras a los obreros, esto con una doble intensión: no<br />

se incorporaban con los grupos rebeldes zapatistas y por otro lado sobrevivían<br />

a los efectos de la guerra, protegían los bienes de la empresa y controlaban<br />

al conservar la mano de obra para el momento en que la Compañía papelera<br />

recuperara sus instalaciones en los volcanes. Un documento en particular me<br />

fue esclarecedor ya que pude conocer una de las cartas fuertes de esta Sociedad<br />

con capital mexicano, español y francés: mientras la empresa estaba ocupada<br />

por las fuerzas zapatistas no sufrió daños en sus instalaciones, las contribuciones<br />

264


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

que dio a sus ejércitos fueron en realidad menores que la pérdida por no poder<br />

trabajar en la fábrica por la ocupación y deterioro de las instalaciones por parte<br />

de los carrancistas.<br />

Como palabras finales a estas notas hago una alentadora invitación a los<br />

interesados en el estudio de la historia de la región de los volcanes del Estado<br />

de México para continuar en esta tarea de integrar las piezas de una historia con<br />

profundas raíces de rebeldía por la búsqueda del cumplimiento de los postulados<br />

del documento fundacional de su lucha, el Plan de Ayala, cuyo lema sigue<br />

vigente: Reforma, Libertad, Justicia y Ley.<br />

265


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

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ha continuado su investigación llevándola a una comprensión más amplia<br />

y actual del problema. "Las nuevas expresiones de la relación campociudad<br />

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Ayuntamiento de Chalco, Toluca, México, 1993.<br />

(coord.) Tierra, agua, bosques: historia y medio ambiente en el México Central,<br />

Centre d'Etudes Mexicaines, Instituto Mora, Universidad de Guadalajara<br />

y Potrerillos editores, 1996.<br />

WARMAN, Arturo .. .. Y venimos a contradecir. Los campesinos de More/os y el<br />

estado nacional, México, Ed. de la Casa Chata, 1976.<br />

267


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

El papel del petróleo en la economía nacional y la construcción<br />

del Nacionalismo, 1912-1938<br />

Luz María Uhthoff López<br />

Universidad Autónoma Metropolitana-lztapalapa<br />

El petróleo ha acompañado las distintas etapas de la historia de México durante<br />

el siglo XX, su importancia no sólo reside en que ha sido un recurso estratégico<br />

para el desarrollo de la economía nacional, sino que también ha representado<br />

un símbolo del Nacionalismo. Prueba de ello fue el enconado debate que se dio<br />

en fechas recientes en torno a la reforma petrolera presentada por el presidente<br />

Calderón, que para muchos atentaba contra la soberanía nacional sobre este<br />

recurso. Puede decirse que fue en el lapso de 1910 a 1938 cuando este<br />

hidrocarburo empezó a valorarse en esta doble vertiente, como parte sustancial<br />

de la economía nacional y como bandera del Nacionalismo económico. Por lo que<br />

el desarrollo peculiar de esta industria puede abordarse desde dos perspectivas<br />

historiográficas: la económica y la cultural. Su caso ejemplifica muy bien lo que<br />

señala Eric Van Young cuando afirma "son muy pocos los comportamientos o<br />

expresiones simbólicas que se pueden nombrar y que carecen de una dimensión<br />

económica importante e incluso determinante".1 Así, en el trasfondo del<br />

creciente discurso nacionalista en torno al petróleo a partir de la Revolución,<br />

estaba una industria petrolera que igualmente cobraba importancia en el<br />

mercado internacional y nacional. Seguramente, en la construcción del petróleo<br />

como símbolo del Nacionalismo, influyó su dominio extranjero, pero la minería<br />

era un caso similar; y, no obstante, el discurso del nacionalismo económico se<br />

enfocó básicamente en la lucha por el control nacional del petróleo.<br />

En este trabajo analizaremos, por una parte, cómo esta industria se va<br />

convirtiendo en estratégica en el contexto internacional y para la economía<br />

del país. Por otra, cómo se va construyendo la retórica del nacionalismo que la<br />

acompaña, y que transita de un discurso sustentado por una elite de la burocracia<br />

postrevolucionaria a un discurso popular que alcanza su momento climático con<br />

la expropiación llevada a cabo por el presidente Cárdenas el 18 de marzo de<br />

1 Para Van Young la dimensión económica es determ inante de Jos parámetros en los que puede desarroll arse la expresión cultural, también constituye<br />

un sitio de expresión cultural en sí mismo, una afirmación consciente o inconsciente de las cosas que Ja gente valora, lo que consumen, las<br />

decisiones que toman en el momento de invertir en un ti po de acti vidades o en otro, es decir, Jos costos de oportuni dad y las ganancias que esperan<br />

obtener, sean materiales, psíquicas, sociales o simbólicas. Van Young, "Pareja", 2003, pp. 833-834.<br />

269


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

1938. La exaltación nacionalista no termina con al acto de la expropiación,<br />

más bien es partir de esa fecha que se va construyendo un imaginario popular,<br />

relacionándose claramente la soberanía nacional del petróleo con el nacionalismo<br />

revolucionario. Esto último es una investigación a realizar, por lo que sólo se<br />

esbozan algunos planteamientos.<br />

La producción petrolera mexicana de estratégica en el mercado mundial<br />

a estratégica en el consumo nacional.<br />

La industria petrolera en México durante los años de 1911 a 1938 transitó poco<br />

a poco de ser una industria estratégica en el mercado internacional, sobretodo<br />

durante el contexto de la Primera Guerra Mundial, a una industria clave en el<br />

desarrollo del mercado interno. Este tránsito refleja los cambios operados en la<br />

economía nacional, de ser una economía preferentemente exportadora a una<br />

abocada al desarrollo del mercado interno, esto último sobretodo a partir de la<br />

década de 1930. En su primera fase, de 1911a1921, la producción petrolera<br />

alcanzó un incremento notorio, colocándose México como un importante<br />

exportador del hidrocarburo. Su arribo al mercado mundial coincidió con que este<br />

energético se convertía en un producto básico para el transporte y la industria<br />

de los grandes países desarrollados. 2 Particularmente fue durante la Primera<br />

Guerra Mundial en que el petróleo adquirió este carácter de estratégico debido<br />

a la contienda bélica, pues en cierta forma de su abastecimiento dependió la<br />

movilización de las fuerzas armadas por tierra y por mar, y sus posibilidades de<br />

triunfo. El pet róleo, por entonces, se sumaba a la canasta exportadora mexicana,<br />

integrada por productos agrícolas, ganaderos y minerales, pero a la larga este<br />

recurso se transformaría en el producto de exportación más exitoso del siglo XX. 3<br />

El año de 1911, año de la caída del régimen y del triunfo de la revolución<br />

maderista, marcó el inició de la vocación exportadora del petróleo mexicano,<br />

pues en ese año se rompían las cifras precedentes y la industria petrolera por<br />

primera vez ocupaba un papel destacado en el mercado mundial del petróleo. 4<br />

Con ello el México de entonces se convertía en el cuarto productor, y las<br />

empresas del estadounidense Doheney y el inglés Pearson controlaron el 90 por<br />

ciento de esa producción. 5 Pero fue sobre todo durante los años de la Primera<br />

Guerra Mundial, 6 en que la demanda y los precios fueron lo bastante atractivos<br />

2 Ello tenlo que ver con Ja aparición del motor de combustión interna y la populari1..ación del automóvil. Cabe decir que durante los años ele 1914<br />

a 1934, se llevó a cabo en el transporte Ja sustitución del carbón por el petróleo. Rubio. "Role'', 2006.<br />

3 Kuntz, Exportaciones, 20 10, p. 485.<br />

4 Sanrnclla sc1lala que el 25 de mayo de 191 J zarpó de Tampico el vapor "Capi1án A. F. Lucas" con el primer cargamento de petróleo mexicano<br />

enviado 111 cx tmnjcro. Con anterioridad solamente se hab ían enviado pequeñas cantidades que nunca ameri taron fletar un buque-tanq ue. Santaclla,<br />

/11d"rtria. 1919, p.14. Véase también Mantcrola, /11d11srria, 1938. p. 232; Bach y De la Peña, México. 1938. p. 26 y Silva 1-lcrzog . .. Cuestión ..,<br />

1940.<br />

5 Haber. Maurcr y Raw, .. Whcn ... 2003.<br />

6 Con la guerrn mundial el petróleo sufrió un cambio cualitativo derivado de Ja transformación tecnológica de la guerra, este energético fue considerado<br />

un producto vital para el esfuerw bélico porque la maquinaria fundamental (tanques. vehiculos, submarinos, aeroplanos, etc.), estaba<br />

propulsada por petróleo y sus derivados. además de que un número creciente de barcos también lo consumían. Durán. "Petróleo", 1982, p. 56.<br />

270


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

como para an imar la producción en gran escala, y habiendo sido oportuna y<br />

perfectamente localizada la Faja de Oro en la Huasteca veracruzana, cuando<br />

la producción petrolera mexicana se volvió una importante abastecedora del<br />

mercado mundial. Pese a la lucha revolucionaria, la producción y exportación<br />

se incrementó por la gran demanda internacional; a ello también favoreció la<br />

ubicación periférica de los yacimientos y la protección otorgada a las empresas<br />

por los jefes militares. A tal grado que en sólo 7 años, para 1918, la producción<br />

se elevó a 63 828 326 barriles, con un valor comercial de 89 655 859 pesos.<br />

Lo que permitió que el país pasara a ser el segundo exportador mundial (véase<br />

Cuadro 1) y que, para 1920, contribuyera con casi el 25o/o de la oferta petrolera<br />

mundial (véase Cuadro 2).<br />

El hidrocarburo de exportación mexicano resultó estratégico en este<br />

escenario de la Primera Guerra Mundial, al punto de que las grandes potencias 7<br />

se interesaron en influir en la situación interna, durante la guerra revolucionaria,<br />

para garantizar el flujo de petróleo. De hecho, entre los años de 1918 a<br />

1921, la importación de México fue crucial para los Estados Unidos, en un<br />

momento en que sus reservas descendían. No hay que olvidar que el desplome<br />

de la producción rusa, implicó que el país abasteciera más de la mitad de los<br />

requerimientos estadounidenses de origen externo. 8<br />

7 Manterola, Industria, 1938, p. 243 ; Ourán, '"Petróleo ", 1982, p. 64.<br />

8 Rubio, "Role". 2006. p. 83.<br />

271


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Cuadro 1<br />

Producción Mundial de Petróleo (1919)<br />

México<br />

Rusia<br />

87 072 954<br />

25498000<br />

15<br />

4<br />

Indias Holandesas<br />

Orientales<br />

India<br />

Rumania<br />

Ptrala<br />

Suma total<br />

15 428 000<br />

8 735000<br />

6 692 925<br />

6412 000<br />

544 954 066<br />

2<br />

100<br />

Fuente: Boletin del Petróleo, febrero de 1921.<br />

Así, los campos petroleros mexicanos fueron elevados a su máxima capacidad<br />

de extracción en una época en que los mercados petroleros del mundo estaban<br />

urgidos de petróleo. Es en este horizonte en el que México se colocó como el<br />

gran exportador mundial, sólo después de los Estados Unidos. 9<br />

La bonanza exportadora se mantuvo durante los años de 1918 a 1921, en ese<br />

lapso hubo una directa correlación entre la producción y la exportación, pues<br />

tan sólo el 6 por ciento de la producción se destinaba al consumo interno, en<br />

forma de combustibles, lubricantes, aceites de alumbrado o ceras. 10<br />

9 De acuerdo con Haber, para 1921 , México aportaba el 25 por ciento de Ja producción de petróleo en el mundo. Haber, Maurer y Razo, ''When",<br />

2003.<br />

1 O Brown, Petróleo. 1998, p. 164.<br />

272


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Cuadro 2<br />

Producción Mundial y de México, 1901-1921<br />

(Barriles)<br />

. . ~""<br />

.....<br />

"-<br />

_... . ~<br />

- - ;• ...<br />

' • 1 ..<br />

167 434 434<br />

10 345<br />

0.006<br />

1909<br />

298 616 405<br />

2 713 500<br />

0.91<br />

1911<br />

344174 355<br />

12 552 798<br />

3.65<br />

1915<br />

427740129<br />

32 910 508<br />

7.69<br />

1917<br />

508 687 302<br />

55 292 770<br />

10.87<br />

1919<br />

544 954 066<br />

87 072 954<br />

15.98<br />

1920<br />

687 805 273<br />

163 540 000<br />

23.78<br />

1921<br />

794 301 210<br />

193 397 587<br />

24.56<br />

Fuente. Boletín del Petróleo, febrero de 1921.<br />

Pero, después de esa cúspide de 1921, empezó el declive de la producción.<br />

Durante los siguientes años la producción mexicana bajó de manera consistente<br />

y precipitada. A tal grado que para el año de 1930, su producción representaba<br />

sólo el 20 por ciento de lo que había sido en 1921, y México sólo aportaba en<br />

3 por ciento de la producción mundial. 11<br />

Si bien la economía petrolera no alcanzaría altos niveles de producción hasta<br />

finales de la década de 1970, tuvo una limitada recuperación a inicios de<br />

la década de 1930 con el descubrimiento de los yacimientos de Poza Rica .<br />

Pero, para esta década, comienza a registrarse un cambio en el destino de<br />

la producción petrolera debido, entre otros factores, a la creciente demanda<br />

interna. En el contexto económico nacional, el sector exportador empieza<br />

a perder el dinamismo de los años anteriores, y de manera concomitante el<br />

mercado y la industria vinculada al consumo interno adqu ieren mayor relevancia .<br />

Este cambio fue acompañado por una serie de med idas institucionales, como la<br />

construcción de obras de infraestructura, caminos y presas principalmente, así<br />

11 Haber. Maurcr y Razo . .. When ... 2003.<br />

273


SNTE, Sección 36 -Valle de México<br />

como una nueva legislación y la creación de la banca de desarrollo. Además, la<br />

política del gobierno federal de otorgar estímulos fiscales a la industrialización,<br />

así como un tratamiento tributario preferencial a aquellas ramas de la actividad<br />

económica ligadas al mercado interno. 12 Simultáneamente se dictaban leyes que<br />

elevaron los impuestos a dos renglones fundamentales del sector exportador:<br />

minería y petróleo, más adelante se comentará al respecto.13 En este nuevo<br />

contexto, en lo que se refiere al petróleo, México transitaba de tener una<br />

industria eminentemente exportadora de crudo, a una refinadora con un mayor<br />

valor agregado, 14 en la que el consumo interno del hidrocarburo cobraba mayor<br />

relevancia. Otros factores que contribuyeron a orientar la producción hacia el<br />

mercado interno fueron el desplazamiento del país en el mercado mundial,<br />

particularmente en el estadounidense 15 debido al descubrimiento de nuevos<br />

yacimientos en países como Venezuela y Persia, y la recuperación de Rusia, que<br />

aumentó la oferta de petróleo y la caída de sus precios. La sobreproducción y<br />

sobreabastecimiento obligaron a las empresas petroleras a dirigir su producción<br />

al creciente mercado nacional. También, el establecimiento en 1931 de un<br />

impuesto a la importación del petróleo por parte del gobierno de Estados<br />

Unidos, limitó la exportación petrolera mexicana. 16<br />

Este creciente consumo interno del petróleo muestra como este energético<br />

se volvió condición indispensable para la consolidación del mercado interno.<br />

Para la década de 1930, era ya un recurso básico para el funcionamiento de la<br />

economía nacional, pues de él dependía el transporte, ferrocarriles y automóviles,<br />

la industria y la creciente industria eléctrica. Para 1924, el consumo nacional<br />

de petróleo representaba el 12 por ciento de la producción total, y en 1937<br />

se triplicó su consumo alcanzando el 46 por ciento, y lo más sobresaliente<br />

era que este aumento se registraba sobre todo en el consumo de productos<br />

refinados :17 gasolina, combustóleo, gas oil, kerosina, 18 lubricantes, 19 parafina 20<br />

y asfalto. 21 El combustóleo fue el derivado de mayor demanda, su consumo<br />

se triplicó durante los años de 1926 a 1937; después siguió la gasolina cuyo<br />

incrementó pasó de 179 millones de litros, en 1926, a 504 en 1937. La<br />

12 Rcynolds, Economía, 1973, p. 52<br />

13 Cabe decir, que el producto de estos impuestos se asignó a la inversión púb lica en obras de infraestructura, con e l fin declarado de desarrollar<br />

obras de infraestructura. Ibídem, p. 242<br />

14 Productora de combustóleo, gasolina, asfalto, lubricantes, parafina y kcroscna .<br />

15 Rubio, "Role", 2006, pp. 87-88.<br />

16 O' Connor sei'tala que en 193 t el gobierno estadounidense adoptó varias medidas para regular la industria del petróleo, entre las cuales estaba fijar<br />

cuotas de producción y el impuesto a Ja importación de petróleo de 21 centavos de dólar por barri l. Estas medidas obedecían a las demandas de<br />

los productores independientes locales. O' Connor, lmperio, 1956, p. 89 y El Universal, 10 de abril de 1933.<br />

17 Bach y De Ja Pena, México, 1938, p. 30.<br />

18 La kerosina se empleaba para el alumbrado, así como para Ja calefacción y para cocinar en los hogares.<br />

19 Los lubricantes se usaron principalmente en las industrias, en máquinas pesadas y de alta velocidad.<br />

20 La parafina si rvió para Ja fabricación de velas y cerillos, lambién como sustancia aisladora e impermeabilizante. para la preparación de envases,<br />

para Ja elaboración de papel o cartón parafinado y para usos medicinales.<br />

21 El asfalto fue empleado para la pavimentación de carreteras, y también como impermeabilizante.<br />

274


Narrando Historias al Pie de los Volcan es<br />

ciudad de México concentraba, as í, la zona de mayor co nsumo de hidroca rbu ros<br />

en el país. En ese entonces contaba con un poco más de 1 millón de habitantes<br />

y concentraba el 27.2 por ciento de la producción industrial nacional. 22 En este<br />

ambiente industrializador y desarrollo del mercado, el automóvil, símbolo de la<br />

modernización, se convirtió en esencial para el transporte urbano; en 1927, se<br />

prohibió el de tracción animal, privilegiándose al automotor. La gran demanda<br />

de hidrocarburo de la ciudad llevó a la empresa El Águ ila a construir, en 1 9 32, la<br />

refinaría de Azcapotzalco, su producción fue, en 1936, 763 354 metros cúbicos<br />

de derivados del petróleo, ocupando un cuarto lugar en cuanto a producción,<br />

después de las grandes refinerías de Tampico y Minatitlán de la compañía El<br />

Águila y la de Tampico perteneciente a la Huasteca Petroleum. 23<br />

La dependencia al petróleo no sólo fue notoria en las diferentes rama s de la<br />

economía, sino también en las finanzas naciona les. Por la importancia que<br />

adquirieron los impuestos al hidrocarburo en los ingresos fed erales y el hecho<br />

de que su puesta en marcha por lo regular fuera acompañada de un discurso<br />

nacionalista, conviene detenerse en la fiscalidad del petróleo.<br />

Los impuestos petroleros en las finanzas nacionales.<br />

Si bien la Constitución de 1917 marcó un parteaguas important e en lo que<br />

se refiere a los derechos de la nación sobre la propiedad de los recu rsos del<br />

subsuelo, en los años que siguieron a la Revolución la aplicación del párrafo IV<br />

del artículo 27 no fue sencilla. Varios factores dificult aron su reglamentación;<br />

el principal, la fuerte presión y beligerancia de las compañías petroleras<br />

extranjeras, en gran medida apoyadas por el gobierno de los Estados Unidos. 24<br />

También, la falta de consenso entre la nueva clase política posrevolucionari a<br />

en la política petrolera a seguir, porque ciertamente existía un acuerdo en que<br />

este importante energético dejara mayores beneficios al país, pero había un<br />

diferencio de hasta dónde deberían llegar estos beneficios, cómo debería ser la<br />

acción del Estado para el cont rol de este recurso y cuál debería ser la situación<br />

legal de las compañías extranjeras.<br />

Luego entonces, entre la nueva dirigencia revolucionaria existió un claro acuerdo<br />

para que las compañías petroleras pagaran mayores impuestos, pero se rompía<br />

el consenso en cuanto a la propiedad de los recursos del subsuelo. Por lo que de<br />

1912 a 1938 básicamente se pudo avanzar en la fiscalizac ión, pero no en su<br />

legislación. Desde 1912, cuando el gobierno de Madero estableció un impuesto<br />

22 Garza, Industria, 1985, p. 248.<br />

23 El Petróleo de México. 1940, p. 11 6.<br />

24 Al respecto véase Meyer, México. 1972.<br />

275


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

específico del timbre al petróleo, comenzó en forma sistemática a gravarse<br />

este recurso. El decreto del 3 de junio de 1912, fijó un impuesto especial del<br />

timbre sobre el petróleo a razón de 20 centavos por tonelada, este impuesto<br />

gravaba indistintamente la producción petrolera ya fuese de exportación o para<br />

consumo interno. Y poco a poco estos impuestos se convirtieron en una fuente<br />

fundamental de recursos económicos para los gobiernos revolucionarios. En los<br />

años de guerra civil, de 1914 a 1916, fueron importantes para el financiamiento<br />

del ejército constitucionalista, tanto que el impuesto del timbre se aumentó<br />

a 60 centavos por tonelada, también se estableció el derecho de barra a 10<br />

centavos por tonelada, aunque no fueron los únicos determinantes como a<br />

veces se menciona en la historiografía, su aporte secundó al del henequén y a la<br />

minería como se puede observar en el Cuadro 3.<br />

Cuadro 3<br />

Los ingresos del gobierno por la exportación de metales,<br />

henequén y petróleo.<br />

(En miles de pesos)<br />

. ,<br />

. . .<br />

~ ( .• ~ '~· -- ""'. ~ ,, ~'-· .¡1-_,,t<br />

L. ";;')~{.¡1 ...'ttt ', · '<br />

1914 1722 6785<br />

1915 2359 6609 1943<br />

1916 6671 8292 3088<br />

1917 10534 5107 7553<br />

TOTALES 21288 26793 13818<br />

Fuente: Memoria, 1952; Ulloa, 1983, Meyer, 1972, Zuleta, 2001.<br />

Con el regreso al orden constitucional, entre 1917 y 19 21, durante el boom<br />

exportador, los impuestos fueron más determinantes, pues llegaron a representar<br />

la tercera parte del total de los ingresos federales (véase Cuadro 4). El decreto del<br />

13 de abril de 1917, emitido por el presidente Carranza, modificó el impuesto del<br />

timbre, tasándolo ad valorem sobre el petróleo crudo, el gas de los pozos y sus<br />

derivados. Además, a diferencia del emitido por Madero, sólo lo pagaría el destinado<br />

a la exportación debía ser cubierto en oro nacional; se fijaban tarifas diferenciadas,<br />

276


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

así que el petróleo crudo pagaría el doble de cuotas que el refinado. 25 Con ello<br />

se pretendía incentivar el consumo nacional de este energético y fomentar su<br />

industrialización. Por lo que este impuesto, más que gravar la producción, estaba<br />

dirigido a la exportación. 26 También, el del 7 de junio de 1921, el presidente<br />

Obregón decretó un impuesto para la exportación con el propósito de que ayudara<br />

al pago de la deuda pública, más adelante su aplicación se hizo general.<br />

Cuadro 4<br />

Impuestos al petróleo, 1918-1938<br />

(Miles de pesos)<br />

" . . .<br />

• r·"" . .• ,,.~ ~<br />

.. ' .<br />

~f~.;; ... :· ···, ,· --~.<br />

~~;.,J(_._q,:,...,.~~~r~# f,.,;~<br />

111182 12 008<br />

1922<br />

1924<br />

1926<br />

1927<br />

1932<br />

1937<br />

261 252 87 779<br />

266 907 54467<br />

312 018 41 338<br />

306 873 25538<br />

212 347 24 211<br />

451 110 57 998<br />

33.6<br />

21.1<br />

13.3<br />

8.3<br />

11 .4<br />

12.8<br />

Fuente: Gurza, 1924; Boletín del Petróleo, enero de 1923 y Mantero/a, 1938.<br />

Después de 19 21, el comportamiento de los impuestos petroleros fue<br />

Auctuante y en general se mantuvo a la baja , pero no dejaron de ser un rubro<br />

importante en las finanzas federales, pues representaron entre el 8 y el 12 por<br />

ciento del total de los ingresos. Si bien la exportación petrolera descendió, como<br />

ya se mencionó, de alguna forma el nuevo impuesto al consumo interno de<br />

la gasolina compensó la caída de los ingresos petroleros. El impuesto sobre la<br />

gasolina se estableció con la cuota de tres centavos por litro a toda la gasolina<br />

producida en el país o importada, después aumentó a 4 centavos en 1929, en<br />

25 Este decreto sirvió de base para fijar el impues10 de producción al petróleo. después tuvo modificaciones con Jos decretos de 27 de junio de 1918,<br />

9 de julio de 191 8, 29 de diciembre de 1919. 24 de mayo de 1921, 17 de mayo de 1922. 31 de diciembre de 1929, 20 de enero de 1930 y 29 de<br />

diciembre de 1932. Man1erola. Industria. 1938, p. 4<br />

26 Davis, "Me.xican ". 1932, p. 409.<br />

277


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

1931 a 6 centavos y en 1933 a 8 centavos. 27 Con ello se gravaba el petróleo<br />

en todas sus fases: producción, exportación y consumo.<br />

El difícil camino en la construcción del nacionalismo petrolero.<br />

Junto al dinamismo de la economía petrolera se fue construyendo el discurso y la<br />

retórica del nacionalismo revolucionario. 28 La frase México paro los mexicanos<br />

expresa muy bien el sentimiento nacionalista latente en la sociedad y el interés<br />

de la nueva dirigencia revolucionaria por enarbolar este discurso para obtener<br />

mayor legitimidad. No obstante, este nacionalismo estaba lejos de ser un discurso<br />

claro y homogéneo, teniendo diferentes contenidos y manifestaciones durante<br />

la Revolución y sus años posteriores. Se dice que no existe el nacionalismo,<br />

sólo sus formas muy diversas. Un nacionalismo específico se constituye por su<br />

función en el marco de la formación de una nación específica y del desarrollo<br />

social y económico. 29 Knight propone cinco variantes de nacionalismo: 1- el<br />

patriotismo político; 2- el nacionalismo cu ltural; 3- el nacionalismo económico;<br />

4- la xenofobia; y, 5- lo que se puede llamar como el proceso de forjar patria. 30<br />

Por lo que el nacionalismo petrolero se inscribe en el económico, que sustenta<br />

el control nacional de los recursos naturales.<br />

En este sentido la Constitución de 1917 marcó un parteaguas importante por<br />

lo que hace a los derechos de la nación sobre la propiedad de los recursos del<br />

subsuelo. Pero de hecho desde 1914 empezó en la dirigencia revolucionaria<br />

la discusión en torno al petróleo, y buena parte del debate giró en torno al<br />

problema crucial sobre la propiedad del subsuelo: ¿de quién es el petróleo?,<br />

¿quién debe explotarlo?, también ¿cuál debe ser la intervención del Estado<br />

para controlar esta industria? Como mencionamos, en el constitucionalismo<br />

existió un consenso generalizado en que este importante energético debía dejar<br />

mayores beneficios al país, pero no había acuerdo de hasta dónde deberían llegar<br />

estos beneficios, cómo debería ser la acción del Estado para el control de este<br />

recurso y cuál debería ser la situación legal de las compañías extranjeras. Cabe<br />

decir que, entre todas las facciones revolucionarias, fue la constitucionalista la<br />

que desde un principio tuvo un especial interés en modificar la política liberal<br />

en que se establecieron las empresas extranjeras durante el Porfiriato. 31 Prueba<br />

de ello fueron los cambios institucionales; en 1915, Carranza estableció la<br />

27 En 1932, se concedió participación a los estados del impucslo sobre la gasolina, de la cuota vigente de 60 centavos por li tro, 20 ce ntavos correspondieron<br />

a los estados y territorios donde se efectuaba la venta, excluyendo al Distrito Federal. Manterota, lnd11s1ria, 1938, pp. 359-362;<br />

Sanlaclln. 1938, Petróleo. p. 42.<br />

28 Knighl, "Pueblo ", p. 378.<br />

29 Ibídem. p. 332.<br />

30 Ibídem. p. 375.<br />

31 En general Ja legislación porfirista mostró esta liberalidad, pues su finalidad era atraer Ja inversión extranjera y resolver el problema de escasez<br />

de cnergé1icos que 1enía el país. En la Ley de 1901 se estableció la "exclusiva propiedad del dueño del sucio" sobre los criaderos o los depósitos<br />

de combust ible.<br />

278


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Dirección Fiscal del Petróleo en la Secretaría de Hacienda y la Comisión Técnica<br />

del Petróleo adscrita a la Secretaría de Fomento, estas dependencias buscaron<br />

fijar los nuevos impuestos al petróleo y reglamentar el funcionamiento de las<br />

empresas. También, a partir de entonces, se realizaron una serie de estudios<br />

que buscaron orientar la política energética del nuevo régimen . Este especial<br />

interés sobre el petróleo en parte puede explicarse, siguiendo a Katz, porque el<br />

carrancismo privilegió la transferencia de recursos de las compañías extranjeras<br />

para el financiamiento de su ejército, por encima de la afectación de la elite<br />

terrateniente. Esto es, la Revolución provocó, además de un cambio del poder<br />

político, una redistribución de los recursos; existieron grupos que, como el<br />

zapatismo, afectaron a los grandes terratenientes para beneficiar a los sectores<br />

populares, al campesinado, por medio de la Reforma Agraria . En cambio, el<br />

carrancismo trató de no afectar a los propietarios y hacer que las contribuciones<br />

extranjeras pagaran la mayor parte del costo de la Revolución.<br />

En esta lógica, existió un claro consenso en la elite revolucionaria en la<br />

aplicación de los impuestos petroleros, pero en lo que se refiere a la propiedad<br />

no hubo acuerdo, a pesar de lo dispuesto en el Artículo 27. Así, la Constitución<br />

de 1917, al igual que el nacionalismo petrolero, tuvo durante la postrevolución<br />

distintas interpretaciones. Por lo que, afirma Lorenzo Meyer, la reglamentación<br />

del Artículo 27 en materia petrolera dependió de las circunstancias políticas del<br />

momento y, su carácter revolucionario, de las interpretaciones que las diferentes<br />

administraciones le fueron dando. 32 En las ideas y en la política petrolera de<br />

la época confluyeron, desde posiciones radicales expresamente a favor de la<br />

expropiación de esta industria, hasta otras más moderadas que defendían tan<br />

sólo una mayor fiscalización.<br />

En los años que siguieron a la Revolución la interpretación del Artículo 27 y,<br />

en particular la propiedad del subsuelo giró en torno a ¿qué debía entenderse<br />

por "dominio directo"?, ¿cuál era el significado exacto de "utilidad pública"?,<br />

y la retroactividad de este Artículo. En estos debates participaron todos los<br />

poderes del Estado, el Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial y los gobiernos de los<br />

estados petroleros. La opinión pública también se hizo presente en la discusión,<br />

los diversos periódicos por lo regular destinaban las primeras planas para tratar<br />

asuntos relativos al petróleo. También, actores fundamentales fueron los<br />

portavoces de las compañías petroleras, y la presión y negociación de esos años<br />

del gobierno de los Estados Unidos. Pero, entre todas las instancias del Estado<br />

que se abocaron al tema del petróleo, destaca el papel del Departamento del<br />

32 Meyer, México, 1972, p. 78.<br />

279


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Petróleo, dependiente de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, y su<br />

órgano informativo el Boletín del Petróleo, pues la función de este departamento<br />

fue fundamental en esos años al realizar estudios, diseños y aplicación de<br />

la política petrolera. Su personal quedó integrado por lo que se puede definir<br />

como la primera generación de geólogos, ingenieros y abogados especializados<br />

en el petróleo. Y el Boletín del Petróleo se convirtió en el foro de formación y<br />

difusión de los trabajos de estos especialistas en materia técnica, legal y fiscal. Y<br />

si bien en sus páginas se expresó la política oficial petrolera, también estuvieron<br />

presentes las opiniones más informadas y comprometidas de los especialistas<br />

que fueron dando un diverso contenido al nacionalismo petrolero.<br />

Durante la postrevolución, dos fueron los momentos en que los gobiernos<br />

postrevolucionarios trataron de avanzar en la aprobación de la legislación<br />

petrolera. Uno de ellos fue el decreto del presidente Carranza de febrero de<br />

1918, con el cual se pretendía cambiar los títulos de las compañías petroleras<br />

por meras concesiones y hacer retroactiva la Legislación de 1917. 33 El otro<br />

momento, fue la Ley del Petróleo de 1925, con la que el régimen de Calles<br />

también hacía retroactiva la legislación, otorgando a las compañías una concesión<br />

por 50 años a partir del inicio de sus trabajos. Además, esta Ley retomaba las<br />

propuestas nacionalistas de los especialistas y los principios contenidos en las<br />

anteriores iniciativas, estableciendo que correspondía a la Nación el dominio<br />

directo sobre el petróleo, y que este era inalienable e imprescriptible; declaraba<br />

que la industria petrolera era de utilidad pública; los particulares podrían tener<br />

concesiones petroleras, sujetándose a los preceptos de la ley.<br />

Tanto el decreto de 1918, como la Ley de 1925, enfrentaron una férrea<br />

oposición por parte de las compañías y del gobierno de los Estados Unidos,<br />

así como de diversos sectores de la opinión pública. En ambos casos las<br />

compañías petroleras recurrieron al amparo para dirimir sus diferencias con el<br />

gobierno. Por lo que correspondió a la Suprema Corte de Justicia dictaminar<br />

sobre la constitucionalidad de esta Legislación . Las demandas de las compañías<br />

se basaron principalmente en que la retroactividad no podía aplicarse por ser<br />

contraria al Artículo 14 Constitucional, que dispone que ninguna ley tendrá<br />

efectos retroactivos en prejuicio de persona alguna. 34 La Corte falló, en 1921,<br />

en contra del decreto de 1918 y a favor de las compañías, declarando que el<br />

párrafo cuarto del Artículo 27 de la Constitución no puede ser retroactivo, ni por<br />

su letra ni por su espíritu, pues vulneraba derechos adquiridos. Este fallo amparó<br />

33 Eslc dccrclo imponían un gravamen sobre Jos lcrrcnos pclro lí fcros y sobre contratos petroleros. Además, establecían que dado que el subsuelo<br />

pertcnccla a la Nación, las empresas tenían que solicitar una concesión para hacer sus trabajos, sin importar que sus títulos de propiedad fueran<br />

anicriorcs a 1917. DerelO de Ve11us1iano Carranza. Presidente Constiwcional de los Estados Unidos Mexicanos del 19 de febrero de 1918.<br />

34 Tena Ramírcz. leyes .. p. 82 1.<br />

280


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

a aquellos terrenos en que se hubiera ejecutado un "acto positivo ''. o sea, en<br />

que alguna perforación u otro tipo de acción indicaran el deseo del propietario<br />

de explorar el petróleo antes del 1 º de mayo de 1917. 35 Y para 1927, la<br />

Corte pronunció un laudo a favor de una compañía petrolera, y estipuló que<br />

el artículo 14 de la ley petrolera de 1925 era inconstitucional porque afectaba<br />

retroactivamente los intereses de las empresas previos al l º de mayo de 1917,<br />

al establecer concesiones con duración de 50 años. 36<br />

Como se ve, para la década de 1920, la discusión de la propiedad del petróleo<br />

estuvo ligada al problema de la retroactividad del Artículo 27. El fallo que la<br />

Corte emitió en 19 21, de no retroactividad y contra el decreto de 1918, fue el<br />

antecedente de los acuerdos de Bucarelí, que ratificaron la no retroactividad del<br />

Artículo 27 y prepararon el camino al tan anhelado reconocimiento del gobierno<br />

de Obregón por el de Estados Unidos. Con poca antelación el mismo presidente<br />

Obregón había declarado: " El famoso Artículo 27, una de cuyas cláusulas<br />

declara propiedad de la Nación los mantos petrolíferos del subsuelo, no tendrá<br />

efecto retroactivo". 37 Este tema polarizó a la clase política y a la opinión pública,<br />

pues se trataba de apoyar las tesis nacionalistas o mantener las propiedades de<br />

las compañías petroleras. En estas circunstancias la Suprema Corte de Justicia<br />

en esos años estableció el modus operandi del funcionamiento de la industria<br />

petrolera a través de sus fallos a los amparos.<br />

El nacionalismo, el mercado interno y la expropiación del petróleo<br />

Para inicios de la década de 1930 en materia petrolera no se había logrado<br />

avanzar en la legislación, 38 y esta entró en un impasse. Es probable que los<br />

gobiernos postrevolucionarios temieran a la radical ización del nacionalismo<br />

petrolero, pues preferían seguir cobrando los impuestos a enfrentarse al<br />

problema tecnológico y organizativo que implicaba la nacionalización de las<br />

empresas. El cálculo era lograr un cierto equilibrio entre mantener vigente el<br />

discurso nacionalista presionando a las empresas y lograr el apoyo popular, y<br />

permitir que aquellas continuaran sus trabajos para maximizar la obtención de<br />

recursos para el erario público. 39<br />

No obstante, para esta década, en los gobiernos existía ya un marcado interés<br />

porque esta industria, en manos del capital extranjero, contribuyera al desarrollo<br />

del mercado interno. Desde un principio los impuestos petroleros establecidos con<br />

35 Meyer, México. 1972, p. 174.<br />

36 La inlervención de la Corte fue sugerida por el embajador Morrow al presidente Calles para solucionar el conflicto petrolero suscitado por la Ley<br />

de 1925. Véase Collado, Dwight, 2005, p. 92.<br />

37 Publicadas en el New York World, 27 de junio de 192 1, citado por González. Principios, 1967. p. 67.<br />

38 Meycr, México, 1972, p. 275.<br />

39 Kuntz, Exportaciones, 20 1 O, p. 528.<br />

281


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

la Revolución tuvieron como premisa que este recurso apoyara a la economía<br />

doméstica, pero este propósito cobró mayor fuerza después de la crisis de 1929. 40<br />

En esta década la elite política y la opinión pública se hicieron eco de un creciente<br />

nacionalismo económico que se trad ujo en fomentar la industria nacional y<br />

sustituir las importaciones. Tanto en la prensa nacional como en el Boletín del<br />

Petróleo, órgano oficial del Departamento del Petróleo, se publicaron editoriales<br />

y artículos que subrayaban la necesidad de que la explotación del petróleo<br />

no se realizara de acuerdo a las necesidades del mercado extranjero si no del<br />

nacional 41 Una de las medidas en ese sentido fue la creación del Control de<br />

la Administración del Petróleo Nacional, en enero de 19 26, y cuyo principal<br />

propósito era suministrar el combustible necesario para el funcionamiento de los<br />

ferrocarriles. 42 Dicho transporte era el princ ipal consumidor y su abasteci miento<br />

era vital para la economía nacional.<br />

Por su parte, las compañías pet ro leras mostraban cada vez más interés por<br />

abastecer el creciente mercado intern o del petróleo, debido a la baja de los<br />

precios y al aumento de la oferta internacional por el descubrimiento de nuevos<br />

yacimientos. Pero, uno de los principales obstáculos era el alto precio del petróleo<br />

y derivados en el mercado nacional. Cabe señalar que, el control oligopólico<br />

que ejercían las compañías pet ro leras sobre la producción, la refi nación, el<br />

almacenamiento y el transporte les permitía fijar libremente sus precios. Entre<br />

las más grandes compañías figuraban: El Águila, Standard Oil, Huasteca, Sinclair,<br />

Texas Company y Gula. Esta situac ión fue denunciada por los funciona rios del<br />

Departamento de Petróleo. El ingeniero Trinidad Paredes 43 señalaba, en 1 933,<br />

que los principales derivados del petróleo, como la gasolina, la keros ina, el<br />

combustóleo, lubricantes, parafin a y asfalto, tenían comparativamente precios<br />

más elevados a los de otros países. 44 La prensa nacional también denunció el alto<br />

precio de la gasolina comparando su precio al menudeo en la ciudad de Méxi co<br />

con diferentes ciudades del mundo. Por lo que el gobierno se preocupó por<br />

aplicar medidas para regular su consumo, pues este involucraba al transporte, la<br />

industria y el uso doméstico. Los transportes, ta nto en los ferrocarri les como en<br />

automotores, dependían del combustóleo y la gasolina; la industria demandaba<br />

combustible y lubrica ntes; la industria eléctrica también, 45 y el consumo<br />

doméstico utiliza ba las lámparas y las estufas de petróleo.<br />

40 Cárdenas, lo lntlu.strialización. 1995. p. 9.<br />

4 1 Véase por ejemplo .. La producción mex icana y el consumo nacional' ', Boletín del Pe1róleo. julio de 1928.<br />

42 Decreto del ciudadano presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. estableciendo un control de Administración del Petróleo<br />

Nacional, a panir del 1 de enero de 1926, en El Petróleo de /l·lérico.<br />

43 Trinidad Paredes fue Jefe del Dcpanamento de Petróleo y Director del Control de la Adm inistración del Petróleo Nacional.<br />

44 Paredes, Problema, 1933, p. 48.<br />

45 Del medio mi llón de kilowalls que medía la capacidad eléctri ca total instalada en el país. el 43 por cic1110, o sea 215 000 kilowatts, correspondía<br />

a las plantas tcnnocléctricns que se alimentaban con aceite mineral y sus derivados. todos de procedenc ia nacional. El Universal, 22 de mayo de<br />

1934.<br />

282


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

El gobierno federal puso en marcha una serie de medidas encaminadas a regular<br />

el consumo del hidrocarburo, de acuerdo al decreto del 28 de diciembre de<br />

1933 se organizó la compañía "Petróleos de México" (Petromex), 46 similar a<br />

los Yacimientos Fiscales de Argentina. 4 7 El secretario de Economía, Primo Villa<br />

Michel, expresaba que la preocupación del gobierno al formar esta empresa<br />

era que las fuentes de producción, así como los oleoductos, las refinerías y la<br />

organización del petróleo y sus derivados se encontraban en manos del capital<br />

extranjero, lo que provocaba una influencia desfavorable en la economía<br />

nacional. Primero, porque subordinaba el desarrollo industrial del país a los<br />

precios elevados de dichas empresas y, segundo, porque reducía el poder de<br />

consumo de la población al exportarse la mayor parte de las ganancias del<br />

petróleo al extranjero. 48 El Congreso aprobó esta medida por los beneficios<br />

que reportaba al país, al regular el mercado interno del petróleo, asegurar su<br />

abastecimiento y, especialmente, satisfacer las necesidades del gobierno y de<br />

los Ferrocarriles Nacionales de México, así como facilitar el adiestramiento del<br />

personal técnico mexicano en los trabajos de la industria petrolera. 49<br />

También, en 1934, la Secretaría de Economía declaró, dentro de las prevenciones<br />

del Artículo 28 Constitucional, como artículo de primera necesidad al petróleo<br />

y sus derivados. 5 ° Con lo que este recurso dejaba de ser considerado sólo una<br />

mercancía y se reafirmaba su utilidad pública. Esta medida fue precedida por un<br />

amplio descontento de los consumidores por el alza de la gasolina establecida<br />

por las compañías petroleras. La intervención del gobierno consistió en crear una<br />

Comisión Técnica investigadora de las condiciones del mercado del petróleo,<br />

por lo que se tomó en cuenta la afectación a los consumidores y la repercusión<br />

en las diversas industrias y ramas de la actividad económica. El gobierno federal<br />

resolvió, con fundamento en la Ley Orgánica del Artículo 28 constitucional,<br />

fijar transitoriamente el precio de la gasolina en 20 centavos, cancelando el alza<br />

propuesta por las compañías petroleras. 51<br />

A diferencia de la legislación petrolera, estas medidas que aplicó el gobierno<br />

federal para controlar el consumo interno del petróleo, tuvieron mayor éxito<br />

y un amplio apoyo en la clase política, la opinión pública y los consumidores.<br />

El Plan Sexenal, de 1934, elaborado por el Partido Nacional Revolucionario y<br />

funcionarios del gobierno de Abelardo Rodríguez, señalaba : "Que México se ve<br />

obligado a adoptar una política de nacionalismo económico, como un recurso<br />

46 Su capital social seria de 20 millones de pesos suscrito: 50 por ciento por el gobierno federal en acciones "'A" y 50 por ciento por accionistas<br />

mexicanos, en acciones serie "B". El Unil'ersal, 16 de mayo de 1934.<br />

47 Meyer. México., 1972, p. 297.<br />

48 El Universal, 16 de mayo de 1934.<br />

49 DDCD, 20 de diciembre de 1933 .<br />

50 El Universal. 23 de julio de 1934.<br />

51 El Universal, 28 de julio de 1934.<br />

283


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

de legítima defensa, sin que se contraiga por ello ninguna responsabilidad<br />

histórica". Y en seguida, se definía lo que se entendía por este nacionalismo: "El<br />

Gobierno regulará aquellas actividades de explotación de los recursos naturales<br />

y el comercio de los productos que signifiquen un empobrecimiento de nuestro<br />

territorio", y entre las medidas a seguir se establecía : "Se hará efectiva la<br />

nacionalización del subsuelo". Con ello se afirmaba el papel regulador del Estado<br />

en el mercado, pues se expresaba que "se intervendrá para lograr el equilibrio de<br />

las fuerzas económicas de la industria petrolera, estimulando el desarrollo de las<br />

empresas nacionales y creando un organismo semioficial de apoyo y regulación".<br />

La preocupación por la recuperación del patrimonio del subsuelo cobró<br />

particular fuerza con el presidente Cárdenas, ya desde su primer año de gobierno<br />

encomendó al Secretario de Economía, Francisco J. Múgica, un proyecto que<br />

delineara la política petrolera a seguir. El argumento central de este proyecto<br />

era restablecer el espíritu original del Artículo 27, Múgica enfatizaba que el<br />

Estado debía tener un carácter regulador de la producción, también establecía la<br />

necesidad de evitar monopolios en la explotación y en el transporte, y sentaba<br />

las bases de una industria petrolera nacional. 52 Además, en 1936, Cárdenas<br />

emitió la Ley de Expropiaciones, en la que se justificaba la expropiación<br />

de bienes privados por causa de utilidad pública. Ese mismo año, el Jefe del<br />

Departamento del Petróleo de la Secretaría de Economía Nacional, se declaraba<br />

en contra de la situación prevaleciente en la industria petrolera, señalando<br />

que después de varias décadas de actividad petrolera en México había visto<br />

evaporarse esa riqueza sin que le quedara ningún beneficio permanente. La<br />

propia región petrolera estaba arruinada, su agricultura era menos próspera que<br />

en el pasado, y también denunciaba el bajo nivel de los salarios y los impuestos.<br />

El problema que enfrentaba este gobierno es que, a pesar de la mayor parte de<br />

concesiones petroleras otorgadas a las compañías presentaban irregularidades,<br />

de acuerdo a estudios realizados por el Departamento del Petróleo, no se podía<br />

proceder contra ellas pues se temía que la Suprema Corte de Justicia rechazara<br />

el procedimiento declarándolo anticonstitucional. 53 Como se señaló, la Corte en<br />

lá década de 1920 había fallado por la no retroactividad en la aplicación de los<br />

preceptos constitucionales y era seguro que volviera a dictaminar en ese sentido.<br />

En este ambiente de subida de tono nacionalista del discurso y de la política<br />

petrolera, se agregó otro ingrediente: la radicalización de la lucha sindical de los<br />

trabajadores petroleros. La efervescencia del sindicalismo petrolero databa de<br />

la década de 1920, numerosos movimientos de huelga se llevaron a cabo en<br />

52 HcrnándczChávcz, "Ruzó 11 ". 20 10, p. 224.<br />

53 Ibídem. p. 224.<br />

284


Narrando His tor ias al Pie de los Vo lcanes<br />

las diferentes empresas por el reconocimiento de sus sind icatos y por mejoras<br />

laborales. En la coyuntura del cardenismo, los petroleros adquirieron mayor<br />

poder para organizar a la industria entera, debido al apoyo que dieron a Cárdenas<br />

en su disputa política con el expresidente Calles. Así, en 1936, 20 agrupaciones<br />

petroleras formaron el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República<br />

Mexicana (STPRM) y se afiliaron a la poderosa Confederación de Trabajadores<br />

de México ( CTM) . 54 Su lucha entonces se enfocó a consolidar un nuevo<br />

contrato colectivo, obtener mejores prestaciones económicas y presionaron por<br />

medio de la huelga. En la primavera de 1937, el presidente Cárdenas convenció<br />

a los trabajadores de que regresaran a laborar y se formaría una comisión<br />

gubernamental que investigara las finanzas de las compañías y determinara si<br />

podían permitirse acceder a las demandas de los obreros. 55 Como se sabe, esta<br />

comisión llegó a la conclusión que las empresas petroleras" están perfectamente<br />

capacitadas para acceder a las demandas del STPRM hasta por una suma anual<br />

de 26 millones de pesos", 56 las empresas se negaron a acatar el laudo de la<br />

Junta de Conciliación y Arbitraje a favor de los trabajadores y recurrieron al<br />

amparo, que esta vez les fue negado por la propia Corte. Cárdenas finalmente<br />

nacionalizó la industria petrolera el 18 de marzo de 1938. Entre la expropiación<br />

o el caos económico que estaba ocasionando la beligerancia de los petroleros,<br />

el presidente optó por la primera opción. Para ese entonces el petróleo era un<br />

recurso básico y estratégico en la economía nacional, y así lo percibió tanto el<br />

gobierno como amplios sectores de la población, pues las huelgas ocasionaron<br />

problemas de abasto en el transporte público, en el aprovisionamiento de<br />

electricidad, en el consumo doméstico y en la misma industria. Así, para<br />

el gobierno de esos años, los energéticos y las comunicaciones, y por ello<br />

también la nacionalización de los ferrocarriles, eran sectores estratégicos que<br />

deben estar bajo la rectoría del Estado con objeto de regular precios, tarifas y<br />

circulación de bienes en todo el territorio nacional, y por tanto consolidar el<br />

mercado nacional. 57 Cárdenas declaró que el gobierno no podía permitir que<br />

el conflicto privara de combustible al país; si el Estado perdía el control de la<br />

vida económica de la nación, perdía el riesgo de perder también el control<br />

político. Meyer comenta que Cárdenas decidió poner en vigor el Artículo 27,<br />

aunque en forma diferente a la intentada por sus antecesores: a través del<br />

artículo 123. 58 También entonces, con la expropiación, se vivió una suerte de<br />

54 Silva HerLOg, 1973, p. 73 y Brown. 1997. p. 337-338.<br />

55 Silva Herzog. 1973, p. 78.<br />

56 Ibídem. p. 86.<br />

57 Hcmández Chávcz, p. 249.<br />

58 Meyer, 2009. p. 196.<br />

285


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

nacionalismo económico popular, dejando atrás uno más elitista, principalmente<br />

sustentado por algunos funcionarios del gobierno, por un grupo restringido de<br />

la intelligentsia de la incipiente burocracia, 59 transformándose en un fenómeno<br />

popular. La expropiación logró contar con el respaldo de amplios sectores, las<br />

manifestaciones populares así lo demuestran, e incluso con el apoyo de la alta<br />

jerarquía eclesiástica y ciertos grupos empresariales.<br />

Comentario final<br />

Como se vio, la retórica nacionalista ligada al petróleo fue acompañada por una<br />

serie de cambios económicos en los que este recurso pasó de ser parte importante<br />

de la canasta exportadora a estratégico en el proceso de industrialización del<br />

país. Si bien el 18 de marzo de 1938 quedó registrado en la memoria colectiva<br />

como una fecha importante de reivindicación de los recursos petroleros, falta<br />

examinar cómo se continuó representando y difundiendo este nacionalismo.<br />

Seguramente muchos y diversos fueron los mecanismos utilizados por el Estado<br />

y la opinión pública para fortalecer en el imaginario nacional la importancia de este<br />

recurso; baste señalar, que después de la expropiación en las escuelas públicas<br />

se realizaron actividades con el fin de explicar este acontecimiento como un<br />

signo de independencia económica y nacional. Entre los apoyos didácticos que<br />

la SEP brindó a los maestros para que expusieran en sus comunidades lo que<br />

había sucedido, se encontraban cantos y obras de teatro, algunas reproducidas<br />

por medios como la Revista de Educación. Y otras actividades como elaboración<br />

de maquetas alusivas a la importancia de la industria petrolera para el desarrollo<br />

del país. La Revista Educación exhortaba a los maestros para hacer saber a<br />

la gente el deber de ayudar al gobierno para pagar la deuda contraída por la<br />

nacionalización de la industria petrolera. También se insertaban mensajes como:<br />

"niño: imita el ejemplo de tus mayores y aporta tus ahorros hasta consumar la<br />

redención de la deuda del petróleo". "Todos los mexicanos unidos, sin distinción<br />

de credos y clases, reducirán la deuda del petróleo. Era claro en estas actividades<br />

el reforzamiento simbólico del nacionalismo petrolero, pues la población infantil<br />

no iba a hacer una contribución económica significativa, pero se trataba de crear<br />

conciencia acerca de la importancia de la nacionalización y se hacía resaltar su<br />

carácter de unión entre todos los mexicanos. En esta idea de nación se colocaba<br />

la unión por encima de toda diferencia social o individual. Con ello, el 18 de<br />

marzo, se incorporó a las celebraciones cívicas y su ámbito fue más allá de las<br />

escuelas y oficinas públicas, pues adquirió características de festividad popular.<br />

59 Knight, 2000, p. 379.,<br />

286


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

En algunos pueblos se llevaron a cabo manifestaciones públicas de adhesión a<br />

la medida expropiatoria, se pronunciaron discursos aludiendo a los problemas<br />

económicos del país en relación con las riquezas naturales y se cantaron corridos<br />

sobre el petróleo. 60<br />

Fuente: Calderón Mólgora, Marco A., ·'Festivales cívicos y educación rural en México:<br />

1920-1940, en Relaciones, vol. XXV II, núm. 106, primavera, 2006, pp. 17-56.<br />

60 Calderón Mólgora, "Festivales", 2006. p. • 1.<br />

287


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Hemerografía:<br />

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El Universal, Ciudad de México, 1933-1934.<br />

Revista de Hacienda, 1923.<br />

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290


El MÉXICO POSTREVOLUCIONARIO<br />

Iglesia de Tlalmanalco


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

México 1910-1940<br />

La refundación política del Estado<br />

Ariadna García García<br />

Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades<br />

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla<br />

A propósito de los festejos del Centenario de la Revolución<br />

México inició el siglo XX siendo anfitrión de la primera gran revolución de dicha<br />

centuria. No obstante, a cien años de dicho acontecimiento, los mexicanos<br />

seguimos debatiendo en torno a los "resultados'; "beneficios'; o mejor dicho<br />

respecto a los cambios sustanciales que, tanto en materia política como social y<br />

económica, trajo consigo la Revolución Mexicana. Sin lugar a dudas, uno de los<br />

principales cuestionamientos ha girado en torno al tema de la "justicia social" y<br />

de las consecuentes "reivindicaciones sociales" que, conforme a las exigencias<br />

originales de este movimiento, debía traer consigo el triunfo de la Revolución;<br />

sin embargo no podemos negar que, aún a la fecha, importantes exigencias<br />

relativas al reparto agrario, la desaparición de los latifundios, el mejoramiento en<br />

las condiciones laborales de los trabajadores, etc., sin dejar de lado las exigencias<br />

inherentes a la democracia política como el sufragio efectivo y universal, son sin<br />

duda alguna cuestiones que aún están pendientes por resolver en nuestro país.<br />

En dichas circunstancias políticas y sociales nos han alcanzado los cien años<br />

del inicio de la Revolución, cuyos festejos han servido no sólo de pretexto para<br />

vanagloriar a los "héroes de la Revolución", sino que, en la mayoría de los casos,<br />

los eventos fueron organizados para "repensar el proceso revolucionario" desde<br />

sus orígenes, pero también desde distintas regiones, desde distintas miradas, y a<br />

distintos "tiempos"; de esta forma, se han podido emitir nuevas críticas y nuevas<br />

reflexiones en torno al tema de los "logros y productos" que trajo consigo el<br />

movimiento revolucionario. Así por ejemplo, respecto a este último punto, puede<br />

decirse que el producto más relevante de la Revolución se produjo en materia<br />

política, o dicho de otra forma, que las transformaciones más sustanciales de<br />

este proceso se dieron en las instituciones políticas de nuestro país y en las reglas<br />

de funcionamiento del régimen político, propiciándose lo que los especialistas<br />

en el tema han denominado la "refundación política del Estado'; es decir, la<br />

conformación de un nuevo sistema político que sería característico del México<br />

293


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

del siglo XX. De esta forma, en el correr de los años que van de 1910 a 1940,<br />

se fue configurando en México un nuevo sistema político, cuyas "reglas" serían<br />

muy distintas de las existentes durante el régimen del General Porfirio Díaz. El<br />

denominado "partido oficial" (PNR-PRM-PRI), el "presidencialismo mexicano''.<br />

el "corporativismo de Estado''. el "nacionalismo revolucionario", entre otros,<br />

constituyeron los principales elementos característicos del sistema político<br />

mexicano emanado de la Revolución. En conclusión se puede decir que los<br />

productos de este proceso revolucionario no tuvieron mayor eco en la resolución<br />

de los principales problemas sociales que aquejaban a la sociedad mexicana,<br />

sino que las mayores transformaciones se obtuvieron, sobretodo, en materia<br />

política. Sin embargo, estos frutos tampoco pueden considerarse un "triunfo de<br />

la Revolución", pues si bien es cierto que en sus inicios la Revolución Mexicana<br />

abanderó ideales políticos liberales como la libertad, el sufragio efectivo y la no<br />

reelección, no es menos cierto que dicho proceso devino, tristemente, en la<br />

conformación de un sistema político autoritario; es decir, en un sistema en el<br />

que no se respetaron del todo las libertades ni los derechos políticos y sociales<br />

de los individuos.<br />

En las siguientes páginas realizamos una breve revisión de los principales<br />

acontecimientos que, durante el periodo revolucionario y postrevolucionario,<br />

fueron definiendo las nuevas instituciones y reglas del juego político que<br />

definirían al sistema político mexicano emanado de la Revolución.<br />

De la Revolución a la institucionalización<br />

Desde el momento en el que estalla la Revolución, hasta aquél en el que<br />

se consolida el proyecto político de la facción revolucionaria en el poder,<br />

transcurrieron cerca de treinta años ( 1910-1940). Además de largo, este<br />

proceso fue bastante complejo, pues no sólo se entrecruzaron los intereses<br />

personales de los caudillos revolucionarios, sino que también, los proyectos<br />

políticos de las distintas facciones devinieron irreconciliables entre sí. En el<br />

proceso de formación del nuevo sistema político, pueden distinguirse al menos<br />

tres etapas importantes: la primera etapa se caracteriza por su insipiencia<br />

revolucionaria (1910-1917), por sus altos grados de violencia, y por las<br />

constantes luchas entre las distintas facciones; la segunda etapa comienza con<br />

los así llamados "gobiernos de la Revolución" (Venustiano Carranza, Álvaro<br />

Obregón y Plutarco Elías Calles), incluyendo aquél periodo mejor conocido<br />

como "Maximato"; este periodo se caracteriza por el énfasis que dichos<br />

gobiernos tuvieron por fomentar la vida institucional del Estado; la tercera y<br />

294


Narrando Historias al Pie de Jos Volcanes<br />

última etapa de este proceso abarca los años de 1934 a 1940, durante la cual,<br />

el general Láza ro Cárdenas logra consolidar el sistema político que surge tras la<br />

Revolución, y que subsistió durante más de cincuenta años.<br />

a) La insipiencia revolucionaria<br />

El alzamiento que originalmente iniciara Francisco l. Madero el 20 de noviembre<br />

de 1910, mejor conocido como "revolución maderista", fue un movimiento que<br />

primordialmente trascendió en los estados del norte del país, y que posteriormente<br />

sería secundado por otros levantamientos armados que se presentaron en varios<br />

estados del centro y del sur. La insurrección que encabezó Madero, tuvo por<br />

objeto primordial terminar con la dictadura del General Porfirio Díaz, y en el Plan<br />

de San Luis abanderó ideales políticos liberales muy precisos como el sufragio<br />

efectivo, la no reelección y las libertades políticas. No obstante el discurso<br />

antirreeleccionista y democrático contenido en dicho Plan, el proyecto adolecía<br />

de contenidos en materi a de reforma social, sobretodo en lo referente a las<br />

demandas de los miles de campesinos y obreros desposeídos y explotados.<br />

Por otro lado, el movimiento que encabezó Francisco Villa en Chihuahua y<br />

otros estados del norte, al igual que el estallido revolucionario en el sur, cuyo<br />

máximo dirigente sería Emiliano Zapata, surgieron como eco de la insurrección<br />

maderista y de los ideales contenidos originalmente en el plan de San Luis; en<br />

cierta medida, puede afirmarse que la Revolución Mexicana experimentó una<br />

primera fase durante la cual, diversas fuerzas regionales a lo largo del territorio<br />

del país, se encontraron coyunturalmente unidas bajo un mismo propósito: el<br />

derrocam iento del presidente y general Porfirio Díaz.<br />

1 Archivo Municipal de Atlixco, Puebla: en adelante AMA.<br />

Campesinos zapatistas del suroeste de Puebla, (Ca. 1911) 1<br />

295


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

Una vez obtenido el primer objetivo trazado por los dirigentes revolucionarios, no<br />

tardaron en presentarse las diferencias políticas e ideológicas entre los principales<br />

dirigentes, iniciándose una nueva etapa de mayor insipiencia revolucionaria, la<br />

cual, también estaría cargada de mayores índices de violencia. Fue así como las<br />

facciones villista y zapatista, ahora cobijadas bajo los ideales plasmados en el<br />

Plan de los "hombres de Ayala", se alzarían en contra del presidente Madero por<br />

"traición" e incumplimiento de lo estipulado en el Plan de San Luis. Mantener<br />

a la mayoría de los funcionarios públicos del Porfiriato en sus cargos, y a los<br />

jefes políticos porfiristas en la mayoría de las entidades del país, fueron razones<br />

suficientes para dar continuidad a la revuelta armada, hasta conseguir que<br />

las demandas revolucionarias, sobretodo las referentes al reparto de tierras<br />

y a la justicia social, fuesen satisfechas. Para 1913, la Revolución devendría<br />

más radical y violenta, sobretodo ante el asesinato del presidente Madero,<br />

perpetrado por los generales Victoriano Huerta y Félix Díaz. Durante esta etapa<br />

de insipiencia revolucionaria, de nueva cuenta las facciones villista y zapatista,<br />

sumadas ahora a la encabezada por el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista,<br />

Venustiano Carranza, se unirían bajo el firme propósito de erradicar el<br />

movimiento reaccionario que terminó con el gobierno maderista. Ante el vacío<br />

de poder que dejó la caída de Huerta, reaparecieron los viejos conflictos entre<br />

las facciones: por un lado el Plan de Guadalupe, lanzado para derrocar a Huerta,<br />

designaba a Carranza como representante del Ejecutivo Federal, quién además,<br />

contaba con el respaldo del entonces ya destacado general Álvaro Obregón; por<br />

el otro, la Convención Militar reunida en Aguascalientes (octubre de 1914),<br />

designó a Eulalia Gutiérrez como presidente interino, cuyo nombramiento fue<br />

respaldado por villistas y zapatistas. No obstante el predominio militar de estas<br />

dos facciones sobre los ejércitos constitucionalistas comandados por Obregón,<br />

el gobierno de la Convención carecía de un proyecto de nación concreto que<br />

complementara, en el ámbito político y social, los triunfos militares de los<br />

convencionistas. Así, las discusiones sobre ¿qué rumbo debería tomar el país?<br />

y ¿quién lo dirigiría?, se fueron alargando. Entre tanto, desde el puerto de<br />

Veracruz, Carranza reorganizaba sus fuerzas, y en el Plan de Guadalupe decretó<br />

como enemigos de la Revolución tanto a villistas como a zapatistas; asimismo,<br />

Carranza seguía asumiéndose como el encargado legítimo del poder Ejecutivo<br />

Federal en tanto no se realizaran elecciones. De esta manera, los desacuerdos<br />

entre los grupos revolucionarios, y la existencia de "dos gobiernos" en el poder<br />

federal ( convencionistas y constitucionalistas) , harían necesaria la imposición<br />

de una facción sobre las otras, lo que llevó a la sociedad a enfrascarse en dos años<br />

296


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

más de violentos enfrentamientos (1915-1916) . No obstante, quedaba claro<br />

que la facción revolucionaria vencedora sería aquélla que lograra configurar un<br />

proyecto político de nación más o menos acabado; en dicho quehacer, Carranza<br />

y las adiciones que hizo al Plan de Guadalupe, constituyeron una clara ventaja<br />

que terminaría inclinando la balanza a favor de los constitucionalistas, cuyo<br />

tri unfo sería coronado con la promulgación de la Constitución Política del 5 de<br />

febrero de 1917.<br />

b)Los "gobiernos de la Revolución " y la institucionalización del Estado<br />

Luego de haberse promulgado la nueva Carta Magna, nuestro país comenzaría<br />

a regirse bajo las políticas y estandartes de los denominados "gobiernos de<br />

la Revolución", o mejor dicho, de los "gobiernos de la facción revolucionaria<br />

vencedora". El proyecto político de los constitucionalistas fue el que finalmente<br />

logró imponerse, convirtiéndose en caudillos de la Revolución Venustiano<br />

Carranza, y los generales sonorenses: Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles;<br />

tristemente, las propuestas revolucionarias de los villistas y de los zapatistas<br />

quedarían sin eco y fuera del proyecto constitucional de la facción hegemónica.<br />

Asimismo, con la promulgación de la Constitución de 1917 se dio vida a las<br />

nuevas instituciones que caracterizarían la vida política de la sociedad mexicana<br />

durante el siglo XX, y aunque en ella fueron plasmados los llamados "derechos<br />

sociales" (Artículos 3°, 27 y 123) y las "garantías individuales", las reformas<br />

sociales más urgentes (como el reparto de la tierra y la desaparición de los<br />

latifundios) se convirtieron en promesas indefinidamente aplazadas por los<br />

"gobiernos de la Revolución".<br />

Por otro lado, a pesar de que la Constitución contemplaba el procedimiento<br />

formal de acceso al poder mediante la competencia político-electoral, y el<br />

sufragio universal, libre y secreto, la transmisión del poder central continuó<br />

siendo el pretexto idóneo para que, quienes aún se sentían con derecho a<br />

ocupar la silla presidencial, iniciaran nuevas revueltas, golpes de estado y<br />

levantamientos armados en contra del caudillo en el poder. Así por ejemplo, la<br />

sucesión presidencial de 19 20 volvió a confrontar a los caudillos revolucionarios;<br />

esta ocasión, el aún presidente Venustiano Carranza, había decidió apoyar la<br />

candidatura a la presidencia de la República del civil Ignacio Bonillas, en abierta<br />

oposición a la candidatura de Obregón, quien dicho de paso, se encontraba<br />

apoyado por la mayoría de los jefes militares, por un sector importante de la<br />

burocracia, y por una diversidad importante de grupos anticarrancistas. Según<br />

Álvaro Matute, la campaña electoral de Obregón se efectuó en un ambiente<br />

297


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

político hostil, pues a pesar de haber sido el brazo derecho de Carranza en<br />

la campaña militar anterior, para 1920 se convertiría en el candidato de la<br />

oposición. De esta forma el anticarrancismo "unificó a elementos que habían<br />

militado en filas muy diversas y a quienes sólo un caud illo podía unificar". 2<br />

Ante la inminente imposición electoral del candidato "oficial" (Bonillas) , los<br />

sonorenses lanzan el Plan de Agua Prieta el 23 de abril de 1920, en el cual,<br />

se desconoce a Carranza como presidente, al igual que a los gobernadores<br />

carrancistas, y el general Adolfo de la Huerta es nombrado jefe del ejército liberal<br />

constitucionalista. Una vez más, el acceso al poder sería por la vía de las armas;<br />

sin embargo, no pasaría mucho tiempo para que se suscitara nuevamente un<br />

levantamiento armado, ahora en contra del presidente electo Álvaro Obregón.<br />

La mayoría de los especialistas en el tema, consideran que durante el mandato<br />

de Obregón (1920-1924), y en general durante toda la década de los 20's,<br />

el poder político aún descansa en los caudillos nacionales y en los caciques<br />

regionales, mientras que las instituciones del Estado, como el Congreso o<br />

los partidos políticos, mantuvieron un peso político mucho menor. En tales<br />

circunstancias, el ejército continuaba ostentándose como el único medio para<br />

destituir al gobierno en turno. 3 Como era de esperarse, la sucesión presidencial<br />

de 19 23-19 24 propició una nueva crisis política; el presidente Obregón ejercía<br />

una influencia decisiva en la lucha político-electoral, y por supuesto, en la<br />

selección del "candidato oficial" (Plutarco Elías Calles) y en el resultado de<br />

las elecciones. Ante este panorama, los candidatos independientes no tenían<br />

oportunidad alguna. La sucesión presidencial no era la única causa generadora<br />

del descontento político que diversos grupos manifestaban respecto al mandato<br />

obregonista: por un lado se encontraban diversos militares que se sentían con<br />

mayor derecho que el general Calles para ocupar la silla presidencial; por otro<br />

lado, el pacto de Obregón con los obreros de la CROM y su estrecha relación<br />

con Luis N. Morones, le valieron el descontento de otras organizaciones<br />

sindicales; además, la vox populli comenzaba a señalar al presidente Obregón<br />

como el principal sospechoso de haber fraguado el asesinato de Francisco Villa,<br />

perpetrado en julio de 1923; por si esto fuera poco, la firma de los Tratados de<br />

Bucareli constituyó, para sus opositores políticos, un altercado a la Revolución<br />

y una traición a la patria. 4<br />

2 Matute, .. Carrera'\ Historia, 1980.<br />

3 Toblcr, Revolución, 1994.<br />

4 De acuerdo con Hans Wemer Tobler, los Tratados de Bucareli (ratificados por el senado en mayo-agosto de 1923) fueron emitidos con el propósito<br />

de reglamentar los danos y pérdidas que las propiedades de los ci udadanos norteamericanos habían sufrido con motivo de la Revolución: pero<br />

además, se pactó de manera extraoficial la exclusión de las propiedades de estadounidenses de lo dispuesto por el Articulo 27 Constitucional,<br />

sobretodo en lo referente a los bienf!S raíces y al petróleo. /bid.<br />

298


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

El levantamiento armado que se suscitó en contra del gobierno de Obregón,<br />

mejor conocido como "rebelión delahuertista", estuvo sustentado en el Plan de<br />

Veracruz, proclamado el 7 de diciembre de 1923 por Adolfo de la Huerta. Carente<br />

de una ideología política clara, el Plan de Veracruz se oponía principalmente<br />

a la firma de los Tratados de Bucareli, pero también mantenía algunos rasgos<br />

conservadores sobretodo en lo que se refiere a la política agraria, pues pretendía<br />

la indemnización de los terratenientes expropiados, cuestión que le valió el apoyo<br />

de un importante número de hacendados. Sin embargo, dicha rebelión no tuvo<br />

mayor resonancia, pues no logró desencadenar un levantamiento popular y los<br />

enfrentamientos se suscitaron sólo entre los miembros del ejército. Finalmente,<br />

ante el fracaso de la rebelión delahuertista, las elecciones presidenciales de 1924<br />

sólo cumplieron un formalismo constitucional, y al igual que la crisis propiciada<br />

por la sucesión de 1920 ... "la decisión en 1924 tampoco se había dado en las<br />

urnas sino en el campo de batalla". 5<br />

Sin duda alguna, para lograr la institucionalización del Estado se requeriría<br />

no sólo de la eliminación de la mayoría de los caudillos revolucionarios, sino<br />

que además, sería necesario disciplinar al ejército federal bajo la supremacía<br />

del poder Ejecutivo, tal y como lo estipulaba la Constitución de 1917. En<br />

este sentido, el general y ahora presidente Plutarco Elías Calles, además de<br />

poseer las facultades propias de un destacado jefe militar, sería el visionario<br />

o estadista político que lograra encaminar la vida política nacional rumbo<br />

a la institucionalización. Algunos historiadores consideran que uno de los<br />

principales obstáculos que enfrentaría este proceso de institucionalización sería<br />

la subsistente polarización de las fuerzas políticas que, para mediados de los<br />

20's, se encontraban representadas a través de "sus hombres fuertes" y de<br />

una pluralidad de "partidos regionales". Así por ejemplo, el movimiento sindical<br />

de mayor trascendencia nacional estaba liderado por Morones, la burocracia<br />

se encontraba principalmente identificada con el expresidente Obregón, y aún<br />

existían importantes fuerzas representadas por las figuras de sus jefes o caciques<br />

regionales como el general Saturnino Cedillo en San Luis, y el general Adalberto<br />

Tejeda en Veracruz, entre otros. 6 Si bien es cierto que en esos años prevalecía una<br />

personificación de la vida política nacional, el problema principal que enfrentó<br />

el presidente Calles fue el poder de decisión que aún en esos años ostentaba<br />

el "manco de Celaya" ; de acuerdo con Jean Meyer, a partir de 1926 existió<br />

en México un poder Ejecutivo "bicéfalo"; es decir, dos hombres turnándose<br />

el poder político: por un lado, Obregón no dejaba de tener peso y decisión en<br />

5 lbíd.<br />

6 Mcyer. "Estado". Historia, 1981.<br />

299


SNTE, Sección 36-Valle de Méx ico<br />

la política; por el otro, el general Calles se desempeñaba como presidente de<br />

la República. 7 Aunado a esta situación, a partir de 1927 se harían evidentes<br />

las intenciones reeleccionistas de Álvaro Obregón, cuestión que acentuaría la<br />

polarización de las fuerzas políticas nacionales y regionales.<br />

No obstante el contexto político descrito, durante la gestión callista (1924-<br />

1928) se daría el primer avance en la importante labor de institucionalizar al<br />

ejército. Desde 1924, el general Joaquín Amaro se dio a la labor de reorganizar<br />

esta importante institución, creando 33 jefaturas de operaciones militares en<br />

lugar de las 10 que existían; asimismo, reestableció el antiguo Colegio Militar y<br />

volvió permanente la permuta de jefes de zona; también inició la domesticación<br />

y profesionalización de las bases militares depurando y disciplinando a todos<br />

sus elementos. Si bien es cierto que se avanzó en la tarea de profesionalizar<br />

y domesticar al ejército, no es menos cierto que la mayoría de los militares de<br />

peso simpatizaban con Obregón, y no con Calles, por lo que era evidente que<br />

apoyarían la reelección de aquél. Además, no debe olvidarse que en esos años<br />

el ejército no sólo hacía referencia a un conjunto de militares, sino a toda una<br />

categoría especial de políticos con importante presencia -e inAuencia- en el<br />

Senado y en la Cámara de Diputados. 8 Estas circunstancias propiciaron que el<br />

general Obregón pronto se convirtiera en el principal obstáculo que tendría que<br />

enfrentar Calles, si pretendía continuar con sus aspiraciones de ostentarse como<br />

el "jefe máximo de la Revolución".<br />

En un ambiente de seria confrontación política suscitada entre los ahora<br />

principales caudillos de la Revolución, Obregón inició su campaña electoral<br />

y modificó el texto constitucional para poder efectuar su reelección para el<br />

periodo presidencial de 1928-1932. El triunfo obregonista era inminente,<br />

pues contaba con el apoyo de diversos sectores de la población, identificados<br />

como obregonistas, aunque también se unieron a su campaña grupos<br />

declarados abiertamente como "anticallistas". Los grandes sindicatos de<br />

obreros y campesinos de la CROM, que alguna vez ya habían pactado con<br />

Obregón, decidieron apoyarlo nuevamente; asimismo, contaba con el respaldo<br />

del agrarismo "oficial", es decir, del Partido Nacional Agrarista, y de la Liga de<br />

Comunidades Agrarias. Por si fuera poco, la mayoría de los mandos reconocidos<br />

del ejército nacional simpatizaban con la candidatura de Obregón, y parte<br />

importante de la burocracia estatal también apoyaba su reelección. De esta<br />

forma, el caudillo se olvidó del ideal que alguna vez inspiró a la "revolución<br />

7 Según Meycr. la diarquía se presenta casi in visible en la cumbre. es decir, entre los caudi ll os, pero se hace evidente en las bases sociales, en los<br />

conftic1os parlamcn1arios y cn1rc los polí1icos locales, que se encuentran div ididos en obrcgonisras. call istas, obreca llisras, anticall istas y antiobrcgonistas.<br />

/bid.<br />

8 /bid.<br />

300


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

maderista": la No Reelección. Así, en julio de 1928, el general Álvaro Obregón<br />

es electo, por segunda ocasión, presidente de los Estados Unidos Mexicanos.<br />

No obstante el triunfo político obregonista, un nuevo golpe político se avecinaba.<br />

Aún no pasaban los festejos de aquél triunfo electoral, cuando una bala puso<br />

fin a la vida del presidente electo. Ante tal acontecimiento, México iniciaría<br />

una nueva etapa de crisis política que, a su vez, propiciaría el reacomodo de las<br />

fuerzas políticas nacionales y regionales. Como en las ocasiones anteriores, se<br />

hacía evidente la incapacidad del Estado postrevolucionario no sólo para dar<br />

satisfacción a las demandas populares de antaño, sino también para efectuar<br />

elecciones generales democráticas, pues la contienda política continuaba<br />

oscilando "entre la insurrección y el caudillaje".<br />

Tras la muerte de Obregón, surge la figura de Plutarco Elías Calles como el "Jefe<br />

Máximo de la Revolución ''. quién además había declarado que la era de los<br />

caudillos había terminado, y que comenzaría la de las instituciones. Sin Obregón<br />

en el escenario nacional, Calles pudo desempeñarse, efectivamente, como el jefe<br />

político más importante durante el periodo de 1929 a 1934. Entre otras cosas,<br />

esta etapa ha sido señalada por los especialistas en el tema como una etapa de<br />

"poder personalista'; en la que Calles es quien ejerce el "poder real" detrás del<br />

"poder formal". Este periodo, mejor conocido como" Maximato", está conformado<br />

por el interinato de Emilio Portes Gil (1928-1930); la gestión de Pascual Ortiz<br />

Rubio (1930-1932); y por Abelardo Rodríguez Luján (1932-1934), quien fue<br />

nombrado presidente sustituto para culminar la gestión que Ortiz Rubio dejara<br />

inconclusa tras su renuncia. Efectivamente, durante esos años el general Calles<br />

logró hegemonizar la toma de decisiones políticas; para Arnaldo Córdova, se trató<br />

de un periodo en el que la sociedad mexicana postrevolucionaria se vio sumergida<br />

en una profunda crisis política y social. Por un lado, el poder político se encontraba<br />

aislado completamente de la sociedad; los antiguos jefes revolucionarios se<br />

encontraban ahora en la oposición, y eran vistos como enemigos de la Revolución;<br />

las organizaciones obreras atravesaban por un serio problema de división sindical,<br />

y los empresarios también percibían al Estado como el enemigo común. En<br />

pocas palabras, existía un "gobierno sin consenso social". 9 Asimismo, durante el<br />

"Maximato" se acentuó el proceso de "depuración" de facciones revolucionarias,<br />

ejerciéndose una efectiva represión estatal en contra de aquellos grupos que no<br />

estaban conformes con las políticas emanadas de los "gobiernos de la Revolución";<br />

especialmente se trató de grupos y organizaciones de comunistas, de cristeros, de<br />

anarcosindicalistas, de socialistas y de agraristas radicales.<br />

9 Córdova. Revolución, 1995.<br />

301


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Si bien es cierto que Calles no logró consolidar la vida in stitucional del país,<br />

sí consiguió sentar las bases de la "reforma política " más importante con<br />

miras a la institucionalización del Estado. Sin saberlo, el "jefe máximo" sería el<br />

creador del instrumento político más importante del México postrevolucionario:<br />

el Partido Nacional Revolucionario (PNR), creado en marzo de 1929.<br />

Efectivamente, uno de los principales problemas que obstaculizaban el proceso<br />

de institucionalización era la existencia de una pluralidad de partidos políticos<br />

a lo largo del territorio nacional (cerca de 8 mil) 10 , sin mencionar que no se<br />

trataba de partidos en el sentido "moderno" de la palabra; es decir, creados<br />

y organizados conforme a un programa político e ideológico bien definido, y<br />

respaldados por una militancia real. Y aunque a finales de los ZO's se reconocían<br />

tres partidos "nacionales" (el Partido Laborista Mexicano, el Partido Nacional<br />

Agrarista, y el Partido Comunista Mexicano), el único que realmente contaba<br />

con una base social sólida, y con presencia política en casi todos los estados de<br />

la República, era el Partido Laborista, respaldado por las organizaciones CROM<br />

que existían en diversas partes del país.<br />

1 O Mcycr, "Estado", Historia, 198 1.<br />

11 Arc hi vo de Nicolás Vázqucz (A V).<br />

Luis . Morones con obreros textiles miembros de la CROM, (Ca. 1930) 11<br />

302


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Tratando de resolver el problema de la multiplicidad de "partidos" y de caciques<br />

regionales, el PN Res creado como un elemento aglutinador de poderes locales, cuyo<br />

propósito fue afiliar partidos y asociaciones políticas locales y regionales a un sólo<br />

organismo; en este sentido, el llamado partido "oficial" surge como un instrumento<br />

o institución del Estado, como un órgano más del régimen callista. De esta forma, el<br />

PNR iniciaría el complejo proceso de trasladar la lucha por el poder político al campo<br />

de las instituciones, constituyéndose como el "nuevo campo de batalla de las luchas<br />

intestinas''. 12 Se iniciaba, pues, la institucionalización del Estado postrevolucionario;<br />

es decir, la vida política sustentada en las instituciones del Estado, y en un régimen<br />

de "leyes''. favoreciéndose así la transmisión pacífica del poder vía las elecciones.<br />

En concreto, se puede afirmar que durante el "Maximato" (periodo en el que<br />

Calles se erigió como el "poder por encima del trono"), se inició el proceso de<br />

institucionalización del Estado; sin embargo, no sería sino hasta finales de la gestión<br />

cardenista, en 1938, cuando se concretara dicho proceso mediante el surgimiento de<br />

los elementos que caracterizarían el funcionamiento del sistema político mexicano<br />

del siglo XX: el presidencialismo y el corporativismo estatal, sumados a la importante<br />

función que jugó el partido "oficial''. o partido hegemónico en el poder.<br />

e) La consolidación del sistema político<br />

En un ambiente de relativa transmisión pacífica del poder, es electo presidente<br />

de la República el candidato "oficial" del PNR, general Lázaro Cárdenas Qulio<br />

de 1934), quien contó con la venia del hasta ese momento, "jefe máximo de<br />

la Revolución". A pesar de las intenciones de Calles de seguir interviniendo en la<br />

vida política nacional, Cárdenas fue preparando el terreno político para enterrar<br />

toda influencia del callismo, para lo cual, contaba con la lealtad de buena parte<br />

de los miembros del ejército. Durante su campaña electoral, Cárdenas demostró<br />

tener un proyecto político bastante definido, en el cual, se planteaba que el<br />

gobierno debía ser no solamente el "promotor del desarrollo económico estatal';<br />

y el" mediador" en los conflictos obrero-patronales, sino también el" organizador<br />

de las masas populares". Asimismo, durante su toma de posesión en noviembre<br />

de 1934, Cárdenas manifestó su voluntad de asumir plenamente las funciones<br />

de jefe del Ejecutivo, y prometió cumplir su plan sexenal haciendo un llamado<br />

a la "unidad de los trabajadores': y subrayando la labor que desempeñarían<br />

tanto el partido como las organizaciones sindicales, en la importante tarea de<br />

consolidar las políticas "revolucionarias".13 De esta forma, su primera medida<br />

como primer mandatario fue convocar a una gran convención con el propósito<br />

12 Córdova, Revolución, 1995.<br />

13 Garrido, Partido, 1982, pp.177.<br />

303


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

de "unificar a todos los trabajadores del campo y de la ciudad", proponiéndose<br />

en dicha reunión, un programa en el que se trazaran las políticas del gobierno<br />

en materia de educación y reparto agrario. Según Cárdenas, el partido se<br />

constituía en el medio idóneo para alcanzar todos los objetivos revolucionarios<br />

de su gobierno, pues "es el órgano mediante el cual la Revolución se manifiesta<br />

en acción política y social, para asumir el poder público y mantenerse en él<br />

mediante su actuación en la lucha democrática, y para transformar el régimen<br />

de convivencia social. Y el Gobierno, mientras se halle en manos del partido<br />

revolucionario, es el órgano de gestión pública a través del cual la Revolución<br />

realiza sus finalidades". 14<br />

Era evidente que estos objetivos sólo podían alcanzarse mediante la puesta<br />

en práctica de las políticas "populistas" por parte del gobierno, mismas que<br />

le aseguraron la organización y colaboración de las masas en la realización de<br />

los "fines revolucionarios", favoreciendo el establecimiento del orden social que<br />

tanto requería el país. Así, bajo el mandato cardenista se efectuó la unificación<br />

obrera mediante la creación de la Confederación de Trabajadores de México<br />

(CTM), creada en 1936; pero además, so pretexto de efectuar un reparto<br />

agrario bien organizado, incitó al campesinado a organizarse en una misma<br />

central, pues la multiplicidad de núcleos agraristas sin coordinación, dificultaba<br />

la realización de estos fines. Al igual que ocurrió con la unificación obrera, el 9<br />

de julio de 1935 el presidente firmó un acuerdo en el que se hacía un llamado<br />

a la constitución de una gran central campesina bajo la tutela del partido; para<br />

ello, el Comité Ejecutivo Nacional debía convocar convenciones en todas las<br />

entidades de la República a fin de elegir una sola Liga de Comunidades Agrarias<br />

en cada una de ellas. Posteriormente, el PNR debía convocar nuevamente a una<br />

convención nacional de la que surgiría la Confederación Nacional Campesina,<br />

cuyo comité organizador estuvo conformado por varios dirigentes del partido,<br />

miembros del gobierno y líderes campesinos. 15<br />

Una estrategia más encaminada a alcanzar la consolidación de la vida institucional<br />

del Estado, que además definió el funcionamiento del sistema político mexicano<br />

durante las siguientes décadas, fue la transformación que hizo del PNR,<br />

efectuada con el objeto de ampliar sus bases mediante un acuerdo político que<br />

subordinara las organizaciones populares al mismo. Por tanto, el nuevo partido<br />

se constituiría en un amplio frente popular, en una organización de masas en la<br />

que militares, empleados públicos, campesinos, trabajadores, maestros y otros<br />

grupos de las capas medias de la población, legitimaran la acción del gobierno;<br />

14 Discurso pronunciado por Cárdenas. Córdova. Política, 1997. pp. 428.<br />

15 Garrido, op. cit .. pp.19 1- 195.<br />

304


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

al mismo tiempo, fue necesario implementar una red de mecanismos de<br />

"mediación" conformada por las dependencias administrativas, los bancos, los<br />

tribunales, etc. De acuerdo con el discurso oficial, dicha transformación obedecía<br />

a la necesidad de desarrollar prácticas "democráticas" en un cli ma de un idad,<br />

dándose a conocer que la base social del mismo sería mucho más amplia. El<br />

proyecto trata ba de reunir "a todos los sectores interesados en el programa<br />

social revolucionario del Partido", por lo tanto, la nueva denom inación del<br />

mismo sería "Partido de la Revolución Mexicana" ( PRM ), adoptándose el lema:<br />

"por una democracia de trabajadores". 16 Además, el PRM tendría en lo sucesivo<br />

una "doble estructura": la directa, formada por los diversos comités del partido,<br />

y la ind irecta, conformada por sus cuatro "sectores": el obrero, el campesino, el<br />

militar y el popular. De esta forma, la afiliación al PRM devendría prácticamente<br />

obligatoria para la mayor parte de los trabajadores organizados del país. Así por<br />

ejemplo, t odos los miembros de la CTM se encontraban afiliados al partido de<br />

manera colectiva , y lo mismo sucedió con los burócratas, los militares, y las<br />

organ izaciones campesinas que se unieron a la CNC.<br />

El presidente Cárdenas con líderes cromistas, Orizaba, Ver., (enero de 1938) 17<br />

16 lbid.<br />

17 CROM. Memorias. 1938. Si bien es cieno que Ja organi7ación de mayor 1radición revolucionaria a nivel nacional, la CROM . no fonnó parte del<br />

sector obrero del PRM sino hasra 1948. sus rcprl.!scntantcs continuaron participando en el proceso interno de selección de candi datos locales y<br />

federales. como lo habían "cnido haciendo desde la crcac1611 del P R en 1929. Sobre los conflictos de la CROM con la CTM durante la gestión<br />

cardeni sta véase Garcia, .. CROM"'. Relaciones. 200 .<br />

305


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

De esta forma, la transformación del partido adquirió un carácter estatal no<br />

sólo por haberse efectuado a iniciativa del grupo gobernante, sino además, por<br />

la incorporación de las fuerzas armadas dentro de la estructura "indirecta" del<br />

mismo. En el corto plazo, Cárdenas había logrado transformar a la conflictiva y<br />

dividida sociedad mexicana, en una sociedad organizada, estructurada, unificada<br />

bajo un mismo partido y, por supuesto, subordinada al Estado.<br />

Consideraciones finales<br />

A grandes rasgos hemos tratado de mostrar que el estudio y análisis de lo que<br />

llanamente denominamos "Revolución Mexicana", requiere considerar diversos<br />

aspectos históricos y metodológicos. En primer término, la Revolución Mexicana<br />

no puede estudiarse, ni entenderse como un proceso único, homogéneo, ni<br />

acabado, pues diversos estudios han mostrado que ésta se vivió de distintas<br />

formas y en distintos lugares y tiempos. En segundo término, y para comprender<br />

mejor los resultados finales de dicho acontecimiento, el periodo de análisis de<br />

este fenómeno social debe abarcar desde sus inicios en 1910, hasta el año<br />

en que culmina la gestión presidencial de quien ha sido considerado como el<br />

último caudillo revolucionario, pero además, como el gran estadista del México<br />

postrevolucionario: el General Lázaro Cárdenas. Finalmente, debe decirse que<br />

el principal "producto" que arrojó nuestra Revolución fue la transformación de<br />

las estructuras políticas e institucionales del Estado, lo que algunos autores<br />

han denominado la "refundación del Estado", que dio paso a un nuevo sistema<br />

político, es decir, al establecimiento de nuevas reglas (formales y no formales)<br />

del juego político nacional. En consecuencia, la Revolución Mexicana fue una<br />

revolución más política que social, pues las transformaciones que en este último<br />

rubro se suscitaron fueron parciales, y en algunos casos hasta imperceptibles.<br />

Asimismo, la Revolución no trajo consigo un cambio sustancial en el terreno<br />

'ultural, pues los valores y creencias de la sociedad mexicana postrevolucionaria,<br />

lejos de fomentar actitudes cívicas y democráticas, fomentaron la reproducción<br />

de las prácticas autoritarias y no democráticas de antaño.<br />

Sobre el sistema político autoritario que emanó de la Revolución y que prevaleció<br />

durante más de cincuenta años, puede decirse a grandes rasgos que tuvo por<br />

características las siguientes: un sistema de partido hegemónico 18 , en el que<br />

el PNR-PRM y posteriormente Partido Revolucionario Institucional (PRI), se<br />

constituyó no como partido único pero sí como el predominante en el poder<br />

18 De acuerdo con la tipología elaborada por el politólogo italiano Giovanni Sanori, un sistema de partido hegemónico se caracteriza porque un<br />

panido político se encuentra por encima de los demás, y aunque pennite la existencia de otros panidos que juegan el rol de "satélites", éstos se<br />

encuentran controlados e imposibilitados material y fo rmalmente para desafiar al partido hegemónico en el poder. Sartori. Porties, 1976.<br />

306


Narrando Historias al Pie de los Volcan es<br />

("partido oficial ") ; un presidencialismo sustentado en la figura omnipotente del<br />

presidente de la República, consolidada también durante la gestión carden ista,<br />

cuyas facultades le permitieron actuar por encima de los otros dos poderes<br />

constitucionales (el Legislativo y el Judicial) ; y finalmente un corporativismo<br />

estatal o corporativismo autoritario, sustentado en la organ ización de la sociedad<br />

en "sectores" (campesino, obrero, popular y militar), cuya representación quedó<br />

a cargo de las grandes centrales sindicales y de sus líderes, privilegiándose los<br />

derechos colectivos sobre los individuales. En el corporativismo de Estado, son<br />

precisamente las organizaciones las que representan a los individuos frente al<br />

Estado, y en esa misma medida actúan como intermediarias en las rela ciones<br />

sociedad-Estado. De esta forma, a partir de la década de los 40's, el espacio<br />

de la política en México fue ocupado por las relaciones corporativistas entre<br />

el Estado y las grandes organizaciones, lo que impidió la conformación de un<br />

sistema competitivo de partidos y el surgimiento de una cultura política de<br />

ciudadanía que favoreciera, con el tiempo, la transición política a la democracia.<br />

307


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

Archivos o siglas<br />

AMA Archivo Municipal de Atlixco, Puebla .<br />

ANV . Archivo de Nicolás Vázquez.<br />

Hemerografía<br />

Confederación Regional Obrera Mexicana, Memorias, México, CROM, 1938.<br />

GARCÍA García, Ariadna, "La CROM y la CGOCM: el conflicto intersindical y<br />

la campaña nacional anticromista, 1933-1936", en Relaciones. Estudios<br />

de Historia y Sociedad, No. 114, México, El Colegio de Michoacán,<br />

primavera de 2008.<br />

MATUTE, Álvaro, "La carrera del caudillo': Historia de la Revolución Mexicana,<br />

No. 8, 1917-1924, México, El Colegio de México, 1980.<br />

MEYER, Jean, "Estado y sociedad con Calles", Historia de la Revolución<br />

Mexicana, 1924-1928, México, El Colegio de México, 1981.<br />

Bibliografía<br />

CÓRDOVA, Arnaldo, La política de masas del Cardenismo, México, Era, 1980.<br />

, La Revolución en crisis: la aventura del Maximato, México, Cal<br />

-----<br />

y Arena, 1995.<br />

GARRIDO, Luis Javier, El Partido de la Revolución Institucionalizada, la<br />

formación del nuevo estado en México (1928-1945), México, Siglo<br />

XXI, 1985.<br />

Sartori, Giovanni, Porties and Party Systems. A Frameworl< for Analysis,<br />

Cambridge University Press, 1976.<br />

TOBLER, Hans Werner, La Revolución Mexicana: transformación social y<br />

cambio político, 1876-1940, Trad . Juan José Utrilla, Angelika Scherp.<br />

México, Alianza, 1994.<br />

308


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Migración china y la formación del Estado<br />

Postrevolucionario mexicano<br />

Francisco Javier Hora Navejas<br />

Universidad Autónoma Metropalitana-lztapalapa<br />

fronciscoharo@hotmail.com<br />

Los patrones históricos se forman en complejos y largos procesos históricos,<br />

mismos que son explicables y fechables en la medida que son explicados a<br />

partir de la interacción de diferentes actores históricos de acuerdo a contextos<br />

históricos que ellos crean y que los recrean. El presente texto describe el<br />

proceso que llevó al surgimiento del racismo en México en contra de personas<br />

de origen chino y explica el papel del mismo en la formación del Estado<br />

posrevolucionario. A partir de lo anterior, enuncia algunos patrones históricos<br />

de comportamiento existentes hoy en día que empezaron a tomar forma en<br />

el periodo analizado en estas páginas. El sustento de las mismas es que el<br />

racismo no es inherente a una presunta mexicanidad unidimensional, sino que<br />

el mismo surgió en circunstancias históricas precisas producto del pasado, pero<br />

sobre todo de un presente específico en cuya interpretación y participación<br />

estuvieron involucrados algunos mexicanos según su visión del mundo, el marco<br />

institucional existente, de acuerdo a ciertos objetivos personales y de grupo.<br />

Fuentes y partes integrantes del racismo mexicano.<br />

Los seres humanos se interrelacionan alrededor de tres elementos: ideas,<br />

instituciones e intereses. Los mismos se encuentran imbricados: las ideas<br />

surgen a partir de intereses y generan instituciones-las instituciones crean ideas<br />

para satisfacer intereses-los intereses dan nacimiento a ideas e instituciones.<br />

Coyunturalmente, alguno de los tres elementos puede aparecer como<br />

dominante. En todo caso, el dominio es retroalimentado por el conjunto: la<br />

debilidad-fortaleza de las instituciones, la persecución de intereses, y la presencia<br />

de ideas más o menos ordenadas producto de interpretaciones del presente,<br />

pero también del pasado, y de percepciones sobre los otros.<br />

Las fuentes y partes integrantes del racismo mexicano materializado en<br />

percepciones-ideas sobre los otros y en leyes-instituciones que surgieron de o<br />

dieron pie a intereses, específicamente en relación y contraposición a los chinos,<br />

han sido en gran medida producto de las imágenes y legislaciones "occidentales",<br />

309


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

sobretodo estadounidenses, en contra de las personas provenientes de Asia. La<br />

aseveración anterior no implica considerar que la visión externa fue impuesta.<br />

Por el contrario, la misma fue aceptada bajo la creencia que se pertenecía al<br />

mundo del cual la misma provenía y cuyos valores se compartía.<br />

El contacto de mexicanos de primera mano in situ, es decir en China, fue escaso.<br />

Los documentos más valiosos de los que tengo conocimiento, los informes del<br />

cuerpo diplomático mexicano en Beijing o en alguna otra ciudad, no parecen haber<br />

tenido una influencia importante, para empezar porque el acceso a los mismos era<br />

limitado. 1 Los diplomáticos, en gran medida por haber sido testigos cercanos a<br />

los acontecimientos, que otros ya conocían a través del prisma de los incipientes<br />

medios de comunicación, muestran en muchas ocasiones una gran agudeza en<br />

sus comentarios. Por ejemplo, uno de ellos, al analizar la situación de China-Oing<br />

frente a los ejércitos extranjeros, no recurre a explicaciones simplistas y asevera<br />

que la situación adversa china "[N]o debe atribuirse a la absoluta deficiencia<br />

militar china, a la naturaleza de los habitantes ni a la falta de recursos'; sino que<br />

"la verdadera causa de la deficiencia militar de los chinos son dos: el desprestigio<br />

en que se ha tenido entre los gobernantes la honrosa carrera de las armas y la<br />

falta de seria organización del ejército." De acuerdo a esto, lo que no está lejos de<br />

observaciones similares elaboradas por académicos de diferentes épocas y países,<br />

en China la inteligencia era más apreciada que la fuerza.<br />

A partir de la Independencia la relación con China fue casi nula, sólo aparecería<br />

esporádicamente. 2 Las fuerzas sociales triunfantes del proceso independentista<br />

mexicano fueron incapaces de impulsar políticas y acciones para abastecer a los<br />

habitantes del nuevo país con los bienes o las migraciones masivas provenientes<br />

de China, tal como esperaba el Dictamen presentado a la Soberana Junta<br />

Gubernativa del Imperio Mexicano por la Comisión de Relaciones Exteriores en<br />

2 9 de Diciembre del año 1821, Primero de la Independencia. 3 Los contactos no<br />

fueron como se esperaban, aunque en ellos la migración jugó un papel central.<br />

A lo largo de la segunda mitad siglo XIX, sobre todo desde los años sesenta<br />

de ese siglo, las migraciones chinas hacia México empezaron su incremento.<br />

Arribaron principalmente culíes, pero igualmente los hicieron personas libres<br />

con distintas capacidades e intenciones de emprender alguna actividad<br />

1 Una gran cantidad de esos textos se encuentran reproducidos en Felipe Pardinas, Relaciones Diplomáticas entre México y China, 1898-1948, 2<br />

vols., México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1982.<br />

2 Una descripción más profunda se encuentra en Francisco Javier Haro, José Luis León Manrfquez y Juan José Ram írez Bonilla, Asia, México,<br />

Secretaría de Relaciones Exteriores, 2011. Estas páginas se encuentran sustancialmente basadas en esta obra.<br />

3 Juan Francisco de Azcárate, Dictamen presentado a Ja Soberana Junta Gubernativa del Imperio Mexicano por la Comisión de Relaciones Exteriores<br />

en 29 de Diciembre del año 182 1, Primero de la Independencia. Se puede encontrar como Un programa de política internacional, México,<br />

Secretaria de Relaciones Exteriores, México, 1932.<br />

310


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

económica. 4 Se integraron a mercados laborales poco saturados en sectores<br />

como la construcción de vías férreas, como lo muestra la primera migración<br />

considerable de chinos, 1864, la cual se empleó en la construcción de vías<br />

ferroviarias en Chihuahua, Sonora y Tamaulipas. Los primeros inmigrantes, no<br />

considerados por políticas gubernamentales, se establecieron sin coacciones<br />

considera bles.<br />

La debacle Oing en China, el ascenso Meiji en Japón, y las reacciones anti-chinas<br />

en Estados Unidos, así como una política Porfirista migratoria fracasada dieron<br />

forma a una visión sobre el Este de Asia, la cual se extendería a las personas de<br />

la región, que bien llegaría a sintetizar posteriormente Justo Sierra:<br />

Si los chinos quieren defender su nacionalidad, que se transformen,<br />

que se dejen fecundar por la cultura blanca, japonesa, americana o<br />

europea . Que le pidan sus fábricas, sus buques, sus armas, sus arados<br />

y que hagan saltar la tapa de fierro del mandarinato cuando entren en<br />

ebullición y sacudan la burocracia que los asfixia y los inmoviliza en<br />

su provecho, y en lugar de dejarse oprimir y comprimir sin término<br />

por una cultura exclusivamente literaria de profesores en el arte<br />

de decir, interpretar y enredar, los busque entre los que investigan,<br />

descubren e inventan como inventaron los padres de los chinos, como<br />

no inventan ya los de ahora porque las "clases letradas" han matado<br />

el espíritu del pueblo chino, a fuerza de tenerlo clavado con dos o tres<br />

ideas viejas, como a un ganso cuyo hígado se trata de hipertrofiar. Los<br />

europeos hacen bien en querer meterse en China, en quererla explotar,<br />

en procurar centuplicar su producción y su consumo y en querer<br />

aprovecharse de ello; confiscar con este motivo su soberanía a los<br />

celestes, su voluntad de ser lo que son y como son, es reprobable; pero<br />

sólo esto es reprobable, todo lo demás es necesario, y por consiguiente,<br />

debe ser; el deber nace de la necesidad, que es el derecho; el deber y el<br />

derecho son el anverso y reverso de lo necesario. 5<br />

La percepción de Sierra no surgió de la noche a la mañana, tiene antecedentes<br />

considerables en la famosa travesía del ingeniero y geógrafo Francisco Díaz<br />

Covarrubias a la cabeza de una misión de cinco miembros para observar el<br />

4 Sobre el tema destacan dos trabajos, Rosario Cardiel Marín, "la migración china en el norte de Baja California, 1877-1949" en Maria Elena<br />

Ota Mishima (coordinadora general). Destino México. Un estudio de las inmigraciones asiáticas, siglos XIX y XX, Méx ico, El Colegio de México,<br />

1997, pp . 189-255 ¡ Robeno Ham Chande, .. La migración china hacia México a través del Registro Nacional de Extranjeros" en Maria Elena Ota<br />

Mishima (coord inadora general), op.cit .. pp. 167- 188.<br />

S Justo Sierra ( 1909], Obras completas VII. El exterior. México, UNAM , 1977, pp. 341-342.<br />

311


SNTE, Sección 36-Va/le de México<br />

tránsito de Venus en Japón . El periplo, de 12 semanas, brindó imágenes<br />

para construir una percepción limitada de primera mano sobre Asia. 6 Díaz<br />

Covarrubias escribió un informe que abogaba por incrementar el comercio<br />

bilateral con los nipones y por alentar la inmigración de japoneses a México,<br />

que sería beneficiado por las grandes capacidades de trabajo y organización de<br />

ese pueblo. Por el contrario, su visión sobre China y sus habitantes fue negativa.<br />

Se opone a quienes deseaban la inmigración de chinos. Según él, los favorecían<br />

porque no los conocían y, siendo su "menor defecto ( .. . ) el de no amoldarse<br />

jamás á lo que les es extraño," concluía señalando que, con China, "si acaso"<br />

habría tan solo que establecer relaciones diplomáticas. 7<br />

Contrario a su colega de la Comisión Astronómica, Francisco Bulnes sí visitó<br />

China, pero no le prestó mayor importancia, e igualmente tampoco apoyaba la<br />

inmigración china. Su viaje asiático le ayudó a crear un conjunto de ideas que<br />

aún hoy tiene eco y hasta parecería novedoso, cuyo sustento planteaba que las<br />

culturas se podían clasificar de acuerdo al grano dominante en su alimentación.<br />

La cultura del maíz era de América Latina, la del arroz de Asia y la del trigo<br />

de Europa. Para él, los pueblos alimentados por maíz y arroz tendían a ser<br />

pasivos, inferiores y a permanecer atrasados; por el contrario, la raza superior<br />

y progresista era la del trigo. La conclusión resultaba obvia: los problemas de<br />

México se arreglarían acercándose más a Europa y aumentando el consumo de<br />

pan de trigo. 8 Argumento que sustentó una contrarrevolución alimenticia en<br />

contra de la tortilla y ofreció argumentos para etiquetar a los indígenas como<br />

obstáculos para el desarrollo económico. 9 Los asiáticos, sobre todos los chinos,<br />

aparecen como víctimas colaterales del argumento de Bulnes.<br />

Además de estás esporádicas y excepcionales visiones de primera mano, las<br />

percepciones y acciones mexicanas se moldearon por los acontecimientos<br />

en Estados Unidos, los cuales fueron cada vez más rac istas. Hacia finales de<br />

la década de 1870, los sindicatos empezaron sus protestas en contra de lo<br />

que consideraban una llegada indiscriminada de chinos y de que la constante<br />

migración de cu líes permitía a los patrones disponer de una gran reserva de mano<br />

de obra, con lo cual el precio del trabajo tendía a deteriorarse. El odio racial se<br />

fortaleció, con lo que se permitió que la fusión de intereses-ideas se convirtieran<br />

en leyes-instituciones para restringir la inmigración primero a nivel local, en<br />

6 Francisco Dfnz Covum1bins. Vity·e de la Comisión Astronómico Mexicana al Japón para observar el rránsito de Venus por el disco del Sol el 8 de<br />

diciembre de 1874, Méx ico, Imprenta Poliglota de C. Ramiro y Poncc de León, 1876.<br />

7 El texto de Dínz Covarrubias acusa la principal debi lidad de las percepciones mexicanas sobre los chinos: se fundan sobre experiencias ajenas,<br />

particulanncnte estadounidenses. Francisco Díaz Covarrubias, op. cit .. pp.127 y ss.<br />

8 Francisco Bulnes, El Pon •enir cle las Naciones La1i11o·A merica11as anle las conquistas recientes de Europa y los Estados Unidos, México, lm·<br />

prcnta de M. Nava, 1899, cap. l.<br />

9 Jeílrcy M. Pilcher, ¡ Vil'Un los tamales! lll comida y la constn1cción de la identidad mexicana, México, CIESAS- Ediciones de la Reina Roja­<br />

CONACU LTA, 2001. pp. 11 9- 120.<br />

312


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

lugares como el Estado de California, para lograr alcance nacional a partir de<br />

1882 con la promulgación de la Ley de Exclusión de Chinos ( Chinese Exclusion<br />

Act) . A esta legislación siguieron nuevas leyes en 1884 y 1888. En conjunto,<br />

se les conoce como Leyes de Exclusión de Chinos, las cuales se endurecieron<br />

aun más en 1904, al suspender de manera indefinida las autorizaciones para el<br />

ingreso de chinos a territorio estadounidense. 10<br />

La situación en el norte de América impactó de manera triple: se incrementaron<br />

la migración china a México, la construcción de ideas raciales antichina fueron<br />

más abiertas, y el endurecimiento legal en contra de ellos fue mayor. Estos<br />

tres elementos tomaron forma de manera conjunta, pero diferenciada. En el<br />

Porfiriato los vestigios del liberalismo, el permitir el libre tránsito de personas era<br />

muy fuerte, pero ello cambió con la revolución cuando algunos revolucionarios<br />

atacaron violentamente a los inmigrantes, primero; y elaboraron leyes específicas<br />

en su contra, posteriormente.<br />

El primer reflejo del racismo social y legal en Estados Unidos fue el desazón<br />

social en Mazatlán, Sinaloa, en marzo de 1886, desatado por la noticia del<br />

arribo de 600 chinos en una embarcación alemana. En Estados Unidos, algunos<br />

periódicos pensaban, por un lado, que los chinos podrían estar mejor en México;<br />

por otra, externaban su preocupación en torno a la "mongolización" del vecino<br />

del sur. 11<br />

El gobierno mexicano t rató de mantener una posición liberal respecto al<br />

movimiento de los trabajadores, incluso señalaba que no podía castigar a aquellos<br />

que pudieran haber cometido delitos allende las fronteras .12 A diferencia de los<br />

que pasaría a partir de los años veinte del siglo pasado, a fines de la centuria<br />

anterior, la Casa Blanca intentaba sin completo éx ito alinear a su par mexicana<br />

a sus políticas migratorias. C.A. Dougherty, funcionario del Departamento de<br />

Estado, era consciente que existían escollos constitucionales, en el Artículo 11,<br />

para que el gobierno porfirista los apoyara . No obstante, los estadounidenses<br />

consideraban que era más importante resolver un asunto de seguridad pública<br />

que detenerse en lo legal. Visto de esa manera, las políticas de matriculación no<br />

estaban en contra de la legislación mexicana .13<br />

La respuesta mexicana fue ambivalente, por lo menos no todas las instancias<br />

gubernamentales estaban de acuerdo en cómo actuar. Ignacio L. Vallarta, desde<br />

la Secretaría de Relaciones Exteriores, consideraba que "el Artículo (11) debe<br />

JO Para un análisis detall ado de estas legislaciones, véase Estelle T. Lau, Paper families: identiry, immigration administra/ion, and Chinese exc/usion,<br />

Durham, NC, Duke Univer.;ity Press, 2006, pp. 15-18.<br />

11 lnfonnes de la Legación y Consulados en EUA, Washington, 1884-1892, AHGE-SRE, 15-2-6-9.<br />

12 Delitos cometidos por chinos o japoneses, México, varias fechas de 1899, AHGE-SRE, 15-8-96.<br />

13 Cana de C.A. Dougherty a Mariscal, Washington, México, 20 de diciembre del890, AHGE-SRE, 7-11-28.<br />

313


SNTE, Sección 36 -Valle de México<br />

entenderse en el amplio sentido que su letra y espíritu de consumo le dan, sin<br />

que el derecho que consagra ... pueda restringirse por autoridad ó ley alguna" y<br />

sostenía que "[N]uestra constitución tanto respeta los derechos del hombre<br />

en el chino, como en el judío [sic], en el europeo como en el asiático ". 14 Por el<br />

contrariO, la postura oficial fue flexible en el sentido de ofrecer a Washington<br />

pruebas de "amistad y buena inteligencia"; por ello se ordenó a Matías<br />

Romero, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante el gobierno<br />

estadounidense, buscar formas de trabajo conjunto para impedir el tránsito<br />

de chinos desde México a Estados Unidos "con infracción a las leyes". Las<br />

instrucciones no se prestaban a interpretación: ninguna medida de cooperación<br />

podría violar los ordenamientos constitucionales mexicanos. 15<br />

En Estados Unidos, en lugares tan disímbolos como Missouri o California, la<br />

situación de las comunidades chinas eran tan complicadas que algunos de ellos<br />

consideraron y pusieron en marcha la idea de abandonar ese país para emigrar<br />

al sur, por lo que representantes chinos viajaron a la capital mexicana para<br />

entrevistarse Porfirio Díaz y explorar la posibilidad de lograr su objetivo. 16<br />

En los años noventa del siglo XIX, la presencia china en México aumentó<br />

sustancialmente, gracias en parte a las restricciones migratorias que Estados<br />

Unidos lograba instrumentar exitosamente. Por ello, y desde antes de la firma<br />

del Tratado sino-mexicano de 1899, existían tres elementos de la compleja<br />

situación migratoria entre China y América del Norte: a) la presión del gobierno<br />

estadounidense sobre su contraparte mexicana para aliarse en contra de los<br />

migrantes chinos, sellando la frontera norte; b) el constante flujo multidireccional<br />

(China-Estados Unidos-México/ China-México-Estados Unidos/ México­<br />

Estados Unidos-México, además del Caribe y América del Sur) de los migrantes<br />

chinos; y c) las actividades de chinos estadounidenses buscando emigrar a<br />

México.<br />

El racismo, asimilado con mucho a partir de la experiencia estadounidense, llegó<br />

a ser cada vez más societal en México; de hecho, para inicios del siglo XX fue<br />

la visión dominante, pero nunca fue la única percepción ex istente en México.<br />

A fines del siglo anterior, por ejemplo, el mencionado Matías Romero fue un<br />

entusiasta promotor de los puertos del Pacífico mexicano. Familiarizado con las<br />

actividades agrícolas y políticas, tanto en Chiapas como Oaxaca en los setenta,<br />

se convirtió en promotor del ingreso de chinos a México como la mano de obra<br />

14 In forme de Ignacio L. Vallana, México, 20 de enero de 189 1, AHGE-SRE, 7- 11-28. La evo lución de las posturas de Va llana se encuentra en Ignacio<br />

L. Vallarta, Reflexiones sobre la soberanía nacional, Sergio González Gálvez y César Pérez Saavedra (estudio, introducción y compilación),<br />

SRE, México, 1995.<br />

15 Correspondencia entre Matias Romero y la Secretaría de Relaciones, Washington-México, julio de 1890, AHGE-SRE. 15-2-69.<br />

16 Autoridades federales capturan en Texas a un chino mexicano, Washington, 17 de mayo de 1892, AHGE-SRE, 18-27-3 1.<br />

314


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

ideal para las condiciones geográficas y económicas de algunas zonas del país.<br />

Independientemente de las políticas migratorias gubernamentales, algunos<br />

chinos desde Estados Unidos intentaron acercamientos con funcionarios<br />

mexicanos para lograr un acuerdo que permitiera exportar trabajadores chinos,<br />

pero resultaron infructuosos. Además, a mediados de 1894, cristalizó la visita<br />

de una comisión del gobierno chino a la capital mexicana, la cual contaba con<br />

asesoría estadounidense.17<br />

Mientras que el incremento de inmigración China al norte de América fue<br />

considerable y rápido, las relaciones oficiales fueron lentas. Se iniciaron<br />

negociaciones en 1881, pero las mismas no fructificaron. Fue hasta 1893<br />

que se reanudaron, para conclu ir el 14 de diciembre de 1899, con la firma del<br />

correspondiente Tratado de Amistad, Comercio y Navegación. 18 El instrumento<br />

jurídico plasmó, entre otros aspectos, abrir puertos y ciudades para el comercio,<br />

según el artículo 111; sujetar a súbditos, ciudadanos y naves a leyes que regían a<br />

todas las naciones, de acuerdo con el artículo VII; y no contar con impuestos de<br />

importación más altos que los existentes con otras naciones, como sentencia el<br />

artículo VIII. Su artículo 1 fue un texto lleno de promesas que no se cumplirían,<br />

principalmente en México:<br />

Habrá perpetua, firme y sincera amistad entre los Estados Unidos<br />

Mexicanos y el Imperio de China, así como entre sus respectivos<br />

súbditos y ciudadanos. Unos y otros podrán ir libremente á los<br />

respectivos países de las altas Partes Contratantes y residir en ellos.<br />

Tendrán allí mismo completa protección en sus personas, familias y<br />

propiedades, y gozarán de todos los derechos y franquicias que se<br />

conceda á los súbditos de la nación más favorecida.<br />

Los inmigrantes no llegaron en la cantidad esperada, tampoco de los lugares<br />

deseados. Si bien cada flujo migratorio tiene sus particularidades, se puede<br />

apreciar que ellos llegaron en función de cercanía , tanto geográfica como<br />

cultural, a veces acompañando a la inversión de sus países de origen y/ o<br />

expulsados por la situación interna de los mismos. De acuerdo a las cifras de la<br />

Gráfica 1, la lista la encabezaba España, con cerca de 60 mil personas; seguido<br />

por Estados Unidos, poco más de 80 mil; con alrededor de 75 mil personas<br />

17 El Ministro en Washington infonna sobre envío de una comisión china a México, Washington, D.C., 8 de junio de 1894, AHGE-SRE, 15-5-5-132.<br />

18 Algunos detalles sobre el proceso de acercamiento y negociación se encuentran en Kennen Cott, "Mexican Diplomacy and the Chinese lssue,<br />

1876-1910" en The Hispanic American Historical Review. vol. LXVII, num. 1, 1987, pp. 63-85; Clinton Harvey Gardiner, "Early Diplomatic<br />

Relations between Mcxico and the Far Easf' en The Americas, vol. VI, núm. 4, 1950, pp. 40 1-414; Vera Valdés Lakowski, Vinculaciones sinomexicanas.<br />

Albores y testimonios (1874-1899). México. UN AM, 1981 , particulannente pp. 98 y ss.


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

provenientes de Guatemala; sorpresivamente, los chinos llegaron a ser más de<br />

55 mil; delante de Alemania, con 22 mil, y muy atrás, contrario a lo que el<br />

gobierno porfirista trató de impulsar, los japoneses no llegaron a 10 mil en el<br />

periodo considerado. Todos los flujos presentan altibajos considerables, y de<br />

fondo la ausencia de mayores inmigrantes y su posterior disminución se deben<br />

a la ausencia de políticas adecuadas no solamente para atraerlos sino también<br />

para lograr que permanecieran en suelo mexicano. Igualmente, y a la larga<br />

más importante, fue la situación de inestabilidad interna y la reticencia oficial<br />

para flexibilizar el ingreso de no mexicanos. Además, el trato dado a ellos fue<br />

diferenciado, caracterizada por su enorme violencia en contra de los chinos,<br />

pero no solamente en contra de ellos.<br />

A veces en coincidencia con los originarios de otros países, el ingreso de<br />

los chinos, incluso a contracorriente de los ataques sufridos en diferentes<br />

momentos y lugares, se incrementó considerablemente sobre todo alrededor<br />

de 1920 y 1930, para disminuir drásticamente en los años treinta del siglo XX,<br />

situación de la cual nunca se recuperó. Entre 1900 y 1930 los inmigrantes se<br />

incrementaron a razón de 12,325 en promedio más o menos cada diez años,<br />

pero para 1940 se contabilizaron solamente 4 ,856. Los primeros años de los<br />

treinta fueron los peores para estos asiáticos y sus familias, ya que muchos<br />

de ellos fueron expulsados o se vieron obligados a mudarse dentro del mismo<br />

México, inclusivo algunos se cambiaron nombres y apellidos.<br />

316


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Gráfica 1<br />

Extranjeros en México, 1895-1940<br />

Países seleccionados/ miles<br />

-----<br />

-----<br />

-----<br />

-----<br />

--- -<br />

-... -<br />

--<br />

-<br />

-<br />

Fuente: Elaboración propia con información de !NEG I, Estadísticas históricas mexicanas, 2009, Tomo 1,<br />

!NEGI, México, 20 10, pp. 84-85<br />

- -<br />

1!111<br />

En síntesis, a finales del siglo XIX, el racismo mexicano se incubó gracias al<br />

proceso racista, societal y legal estadounidense, pero no cristalizó inicialmente<br />

en leyes o instituciones, aunque si hubo expresiones contrarias a los chinos.<br />

Poco antes de la llamada revolución, la situación empeoraría y se agravaría<br />

particularmente en lugares tan disímbolos como Coahuila, Chiapas y Sonora.<br />

La situación se complicó por el avance económico de los asiáticos, quienes<br />

inicialmente se dedicaron a las actividades intensivas en trabajo como<br />

asalariados. Posteriormente, algunos lograron una modesta acumulación<br />

de capital, migraron a las ciudades y se embarcaron con éxito en actividades<br />

comerciales como el establecimiento de cafeterías y cantinas, lavanderías y<br />

sastrerías. De hecho, lograron obtener una posición dominante en mercados<br />

317


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

regionales de menudeo. Hecho que contribuye, al menos parcialmente, a<br />

explicar las posteriores agresiones de que fueron objeto. 19<br />

Ya iniciado el siglo pasado, el racismo en contra de los chinos, en última<br />

instancia, estaba inserto en el contexto de las movilizaciones sociales, sus<br />

causas y componentes que antecedieron a la llamada Revolución Mexicana. 20<br />

Lo anterior implica por lo menos cinco elementos importantes: las percepciones<br />

antichinas formadas a fines del siglo XIX; la debilidad creciente del Estado<br />

porfirista; la violencia producto de frustración, insatisfacción e imposibilidad<br />

para lograr un nivel de vida adecuado; posteriormente, una irracionalidad sin<br />

objetivos aparentes, pero sobre todo sin apoyo institucional evidente; el siguiente<br />

elemento, el más importante, es cuando el racismo llegó a ser un medio esencial<br />

para alentar la movilización política de posibles aliados, medio para obtener<br />

recursos, lo cual se logró a través de la institucionalización-legalización del<br />

racismo. Desde antes de 1910, pero sobre todo después, la xenofobia se expresó<br />

en todo los niveles: físicos, verbales, e inclusive económicos e institucionales. 21<br />

El racismo: de la violencia a la inst it ucionalización<br />

Un primer clímax de la violencia física fue en 1911, que había tenido hasta<br />

entonces un patrón geográfico desordenado, como a la espera de una fuerza<br />

articuladora, la cual llegó con los callistas. En junio de ese año, la legación 1 mperial<br />

pidió protección para sus súbditos chinos en Chiapas; 22 posteriormente, Henry<br />

La ne Wilson, embajador estadounidense, pedía protección para sus compatriotas,<br />

algunos de ellos aparentemente de origen chino. Las preocupaciones se basaban<br />

en los acontecimientos ocurridos en Coahuila, apenas en mayo de ese año. 23 En<br />

esa ocasión, fuerzas al mando de Emilio Madero, que intentaban controlar la<br />

zona de la Laguna, tanto de Durango como de Coahuila, lanzaron un ataque<br />

contra Torreón. Aparentemente, la violencia escapó del control de Madero,<br />

y el 15 de mayo más de 300 chinos murieron a manos de los atacantes. La<br />

xenofobia ya tenía alcances nacionales, se extendió hasta el sureste del país y<br />

el Pacífico, principalmente a Nayarit, Sinaloa y Sonora. En esta última entidad<br />

unos 1 000 chinos habrían sido ultimados sólo entre 1911 y 1916. 24<br />

19 Evelyn Hu-DeHart, "México. Inmigrantes a una frontera en desarrollo'', en Banco Interamericano de Desarrollo. Cuando Oriente llegó a Amirica:<br />

Contribuciones de inmigrantes chinos, japoneses y coreanos, Banco Interamericano de Desarroll o, Washington, OC, 2005, pp. 57-5 8.<br />

20 Ver el segundo volumen de Frani;ois-Xavier Guerra, México: del antiguo régimen a la revolución, FCE, México, 1992.<br />

21 Hay, asimismo, actos de violencia que implicaban a chinos como agresores, a quienes se les juzgaba y sentenciaba, ya fuera por golpes u homicidio.<br />

Le dictan sentencia por homicidio aA. Ching Lou Ang, Tlalpajah ua, 29 de abril de 1908, AHGE-SRE, 17-26- 156; Juicio contra Ch ing Chang<br />

por lesiones. Monterrey, 29 de abril de 1908, AHGE-SRE, 17-60-34.<br />

22 Las situaciones desfavorables para los chinos se presentaron en varios sitios, como diversos lugares del estado de Oaxaca, Colonia china en Salina<br />

Cruz pide protección. México, 16 de abril de 191l,,AHGE-SRE,16-4-33.<br />

23 Carta de Henry Lane Wi lson a Victori ano Salado Alvarez, México, 2 de junio de 1911. AHGE-SRE, 16-4-34.<br />

24 Evelyn Hu-DeHart. op. cit .. p. 58.<br />

318


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

El racismo en contra de los ch inos tuvo varias facetas, algunas de las cuales ya<br />

han sido estudiadas, 25 y que se ajustan al esquema propuesto en estas páginas<br />

y que está relacionado lo mismo con las políticas estadounidenses que con<br />

las propias experiencias/ percepciones domésticas. De hecho, ningún grupo<br />

revolu cionario estuvo ajeno a las percepciones dominantes, hasta los" radicales"<br />

quedaron atrapados en el racismo. 26<br />

Pese a la ausenci a de políticas especificas, tanto en el Porfiriato como durante<br />

la revolución, los chinos fueron importantes para el crecimiento económico<br />

de algunas regiones; inclusive, el desorden reinante fue su mejor aliado, al<br />

menos desde la perspectiva económica y durante un tiempo considerable. 27<br />

Sin embargo, t oda revolución y la consecuente formación de un nuevo Estado<br />

implica el apoyo a y/ o la creación de determinados grupos sociales. En este<br />

plano, el binomio ideas-i ntereses cobró fuerza como palanca de apoyo para<br />

fortalecer determ inados est ratos sociales recurriendo, de forma secuencial, a<br />

instrument os como la violencia, las leyes y la construcción de instituciones.<br />

Los inmigrantes ch inos no fueron la excepción, pero si fueron un grupo<br />

particularmente vulnerable y parte de las acciones diferenciadas en contra de<br />

los considerados no mexicanos. 28 Como en el conjunto de las manifestaciones<br />

prerrevolucionarias, el racismo antichino inició como algo aparentemente<br />

espontáneo, sigue como algo extremadamente violento incluso planeado y<br />

culmina con la creación de leyes e instituciones que sirvieron para dar forma al<br />

nuevo Estado.<br />

Durante y después de los acontecimientos de la revolución, los inmigrantes<br />

ch inos quedaron en el centro del debate y las acciones de diferentes grupos<br />

de la sociedad . Fueron presas de las fuerzas destructoras del viejo Estado y<br />

constructoras del nuevo en los siguientes sentidos: en primer lugar, como fuente<br />

de recursos, extraídos siempre de forma violenta, aunque en algunas ocasiones al<br />

amparo de ci erta legalidad, como en el cobro de impuestos; en segundo término,<br />

25 La explicación es abordada en Javier Trevii'io Rangel, "Comunidades imaginadas en México" en Estudios Sociológicos, vol. XXVI, núm. 78,<br />

2008, pp. 669-694, versión electrónica disponible en http://revisias.colmex.mx/revistas/8/art_8_ 1198_9165.pdf.<br />

26 Bajo la guía de Ricardo Flores Magón, el Programa precisaba que los extranjeros deberían de perder su nacionalidad .. primitiva" al adquirir bienes<br />

raíces, pero los chinos ni siquiera deberían entrar al país, ver Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, "Programa del Partido Liberal<br />

y Manifiesto a la Nación" en Regeneración, 1 de julio, 1906, pp. 2-3. Versión electróni ca en http://archivomagon.net/Periodico/Regeneracion/<br />

TerceraEpoca/PDF/c3n 11.pdf. Una primera versión del programa apareció en abril de ese afto hnp://archivomagon.neúPeriodico/Regeneracion/<br />

TerceraEpoca/PDF/e3 n6.pdf.<br />

27 El tema del progreso material en el desorden es abordado en Laura Espeje!, "Luces y sombras de un proyecto empresarial: la Compaiiía Papelera<br />

de San Rafael y Anexas''. en Rosa Maria Meyer y Delia Salazar (coords.), los inmigran/es en el mundo de los negocios, siglos XIX y XX. México,<br />

fNAH I Plaza y Valdés. 2003, pp.137-156. En el mismo libro se analiza el caso especifico de los chinos en el capitulo de Evelyn Hu-DcHan, ya<br />

citado en la introducción.<br />

28 Invest igaciones que abordan diferentes reacciones frente a los extranjeros están en Delia Salazar (coordinadora), Xenofobia y Xenofilia en la<br />

historia de México, siglos XIX y XX, México, Instituto Nacional de Migración, 2006. Un estudio específico sobre actos legales en contra de no<br />

mexicanos, es el de Pablo Yankelevich, "Extranjeros indeseables en México ( 1911-1940). Una aprox imación cuantitativa a la aplicación del aniculo<br />

33 constitucional .. en Historia Mexicana, vol. Ll ll, núm. 2 11 , 2004, pp. 693-743.Los expulsados son, en cantidad decreciente, estadounidenses,<br />

espaí'iolcs y chinos. Dominan los moti vos políticos como razón para su expulsión. El problema de las deponaciones también ha sido abordado por<br />

Manuel González Oropeza, La discriminación en México: el caso de los nacionales chinos, versión electrónica disponible en http://info5.juridicas.<br />

unam.mx/libros/ l / 148/5 .pdf.<br />

319


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

como objetivos de las movilizaciones políticas que afianzaron el corporativismo<br />

a nivel local; tercero, su desplazamiento de los espacios económicos ocupados<br />

con antelación fortaleció a los grupos regionales allegados a las facciones<br />

revolucionarias. El movimiento anti-chino fue uno de los cimientos sobre el cual<br />

fueron erigidas las organizaciones políticas del nuevo régimen, gubernamentales<br />

y no gubernamentales; al mismo tiempo, los recursos económicos de los chinos<br />

representaron parte de la acumulación "originaria" de capital para la burguesía<br />

postrevolucionaria.<br />

A partir de los años veinte y por lo menos hasta la primera parte de la<br />

década siguiente, la xenofobia se exacerbó, ya sea alentada desde instancias<br />

gubernamentales o por grupos de presión enquistados en el poder. Los<br />

planteamientos xenofóbicos, no obstante, fueron diferentes en los diversos<br />

planos regionales que en el nacional, sobre todo en la forma . En lo que no<br />

cabe duda es que el objetivo central del Gobierno Federal era contener a la<br />

inmigración.<br />

Durante ese lapso, era imposible repatriar a los chinos que habían ingresado<br />

al territorio nacional; por lo tanto, se buscó "fijar" la situación de los que ya<br />

estaban en México, en términos de residencia, salidas e ingresos. En última<br />

instancia, en sus expresiones extremas, la xenofobia fue consecuencia de los<br />

siguientes elementos de impacto variable sobre la relación bilateral:<br />

l . El reflejo en México de las políticas migratorias estadounidenses.<br />

2. La seguridad nacional, en su momento denominada "necesidad nacional".<br />

3. La distribución espacial, relacionada con lo anterior, que preocupaba al<br />

gobierno mexicano desde 1821.<br />

4. La concepción eugenésica de los promotores de la regulación de los<br />

flujos migratorios que descansaba sobre la idea de que era imposible la<br />

convivencia, para no hablar de la procreación, entre personas de diferente<br />

origen étnico.<br />

5. La percepción de que económicamente sería imposible aceptar<br />

inmigrantes, principalmente chinos.<br />

6. Las luchas por el poder y por la reforma-destrucción-conformación de un<br />

nuevo aparato estatal. Proceso dificultado por las circunstancias internas<br />

agravadas considerablemente por los intereses externos en México,<br />

sobretodo de Estados Unidos, y por las difíciles condiciones económicas<br />

internacionales de los años veinte y treinta.<br />

320


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

7. La aparición prematura en México de lo que sería la crisis mundial de<br />

1929, que no sólo redujo las expectativas económicas de la población<br />

mexicana, sino también su tolerancia frente a migraciones como la<br />

china.<br />

Para lidiar con el problema migratorio, la Secretaría de Gobernación tomó<br />

como punto de partida las políticas estadounidenses que dieron fin a la libre<br />

inmigración china, inicialmente permitida por el tratado sino-estadounidense de<br />

1868. Como hemos asentado en este mismo capítulo, las diversas legislaciones<br />

restrictivas en los ochenta y noventa del siglo XIX, sirvieron para suspender, al<br />

menos por un tiempo determinado, la inmigración china a Estados Unidos.<br />

Sobre la base de la experiencia de ese país, a inicios de 1920 el Secretario de<br />

Gobernación, Manuel Aguirre Berlanga, expuso por escrito a su contraparte de<br />

Relaciones Exteriores, Hilario Medina, los contornos de una posible política<br />

migratoria hacia China. Además de ser ilustrativo del pensamiento de la elite<br />

mexicana, lo interesante del texto de Agu irre Berlanga es la precisión con la que<br />

señala los argumentos a utilizar:<br />

El fondo de las instrucciones que podrían comunicarse a los<br />

representantes del Gobierno mexicano, se refieren (sic) a necesidades<br />

nacionales que en resumen son : necesidad de no disminuir la<br />

potencialidad física, intelectual y moral de la raza que en su mayoría<br />

ocupa el territorio mexicano; necesidad de librar a esta raza de<br />

enfermedades exóticas importadas precisamente de territorio chino;<br />

necesidad de tener en cada emigrante un elemento asimilable ...<br />

necesidad de proteger a nuestros nacionales, comerciantes y<br />

trabajadores, en su desenvolvimiento y progreso. 29<br />

De lo anterior se desprendieron propuestas concretas tendientes a excluir a los<br />

chinos-como efectivamente había ocurrido en Estados Unidos-y a reglamentar<br />

la llegada de nuevos inmigrantes, así como la condición de quienes ya estaban<br />

en México. En suma, se deseaba abolir la flexibilidad de la inmigración como<br />

estaba planteada en el tratado de 1899, y "encontrar el remedio por medio de<br />

un nuevo Tratado .. . ".<br />

29 Memorándum del Secretario de Gobernación al Subsecretario encargado de Despacho de Relaciones Exteriores, Méx ico, 21 de febrero de 1920,<br />

AHGE-SRE- 111-183-4.<br />

321


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Ya a fines del gobierno de Adolfo de la Huerta y prácticamente a inicios del de<br />

Álvaro Obregón, desde Gobernación se manifestaban preocupaciones sobre la<br />

inmigración china en Baja California, donde la misma se habría acentuado y<br />

existía un censo de población poco confiable. De acuerdo con esta percepción,<br />

los habitantes de esa región sufrirían "prejuicios de consideración, dadas las<br />

costumbres y tendencias de los extranjeros orientales'; por lo cual, era preciso<br />

dar por terminado el Tratado vigente. 30<br />

Además del trabajo intersecretarial conjunto para lidiar con la inmigración china,<br />

en esta coyuntura sobresalen dos elementos: la consistencia que va tomando<br />

la política exterior gubernamental y la continuidad de la misma, aspecto<br />

particularmente destacable en vista de la lucha encarnizada que ocurría en<br />

las altas esferas político-militares. Sin embargo destaca, en el tema que nos<br />

ocupa, la preocupación permanente del gobierno sobre la inmigración china y<br />

la constante comunicación entre los funcionarios y sus propuestas. La política<br />

respecto a los inmigrantes chinos fue vacilante al inicio, pero el gobierno intentó<br />

mantenerla en un perfil bajo para no dañar su imagen en el exterior. A Aarón<br />

Sáenz, quien fungió como subsecretario de Relaciones Exteriores bajo dos<br />

presidentes (De la Huerta y Obregón), y secretario de la misma con Plutarco<br />

Elías Calles, le tocó en suerte atender la parte más complicada del proceso:<br />

instruir al cuerpo diplomático en el Este de Asia para desmentir cualquier rumor<br />

sobre la prohibición mexicana a la inmigración de "orientales". 31<br />

Varias fueron las inquietudes gubernamentales. Por supuesto, su relación con<br />

el gobierno chino era una de ellas, pero no menos importante era la reacción<br />

de las empresas navieras que obtenían parte de sus ingresos con el "tráfico" de<br />

chinos. Las presiones sobre el gobierno mexicano se diversificaron, tornando<br />

urgente la solución del problema; la disyuntiva era aceptar un número reducido<br />

de migrantes o prohibir totalmente la migración china; la segunda fue la opción<br />

dominante. En última instancia, el argumento utilizado fue que, debido a los<br />

abusos recibidos por los chinos, el gobierno mexicano prohibiría su entrada<br />

al país con el objetivo final de protegerlos. Asimismo, el gobierno mexicano<br />

recurrió a la legislación de 1908 y a la reglamentación de 1909 para evitar la<br />

entrada a quienes no pudiesen ver por su propia persona o pudieran dañar a<br />

México, recordando a las compañías navieras su responsabilidad por la entrada<br />

ilegal de inmigrantes chinos.<br />

30 Memorándum de SEGOB a RR.EE. comunicándole Ja decisión presidencial de denunciar el Tratado. México, 8 de octubre de 1920, AHGE-SRE-<br />

111-183-4.<br />

31 Memorándum del subsecretario Aarón Sáenz a Jos cónsules en Asia, 12 de diciembre de 192 1, AHGE-SRE,111-183-4.<br />

322


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Racismo e intentos de recomponer institucionalmente la relación bilateral<br />

con China<br />

Sobre las base de notas intercambiadas con la representación diplomática<br />

china, se trató de firmar un convenio que recompusiera institucionalmente<br />

una relación bilateral profundamente dañada por el racismo. Sin embargo,<br />

no se podía avanzar, sobre todo por la insatisfacción del gobierno huésped.<br />

La clase dirigente mexicana parecía estar convencida de que la única manera<br />

de controlar el fenómeno migratorio chino se relacionaba con la denuncia<br />

del Tratado de 1899. A ello contribuía el hecho de que el sistema político<br />

mexicano se alimentaba de la legitimidad que movimientos políticos regionales<br />

le aportaban; algunos de los cuales se alimentaban del odio en contra de los<br />

ch inos. Por ejemplo, siguiendo el camino de la de Sonora, algunas legislaturas<br />

estatales, como las de Guanajuato, Sinaloa y Durango, discutieron y aprobaron<br />

documentos apoyando al gobierno de México y solicitándole la cancelación del<br />

Tratado hasta entonces vigente. 32 La opinión de las legislaturas estatales no era<br />

obviada, sobretodo donde las comunidades chinas eran más grandes.<br />

De acuerdo con un texto de la Secretaría de Relaciones Exteriores, era necesario<br />

descartar la posibilidad de aumentar el número de inmigrantes chinos debido a<br />

la "bastante conocida" oposición local. En febrero de 1928, en la Cancillería<br />

se pensaba que la firma de un nuevo tratado era inviable, como la misma<br />

dependencia había intentado varios años, debido a "las cordiales relaciones"<br />

existentes entre ambos países. La inmigración, pues, debería ser enfrentada<br />

mediante altos cobros a los inmigrantes e impidiendo la falsificación de<br />

documentos.<br />

Para minar las intenciones del gobierno chino de lograr un acuerdo con México,<br />

diversas agrupaciones de las comunidades chinas se dirigieron por escrito<br />

a Genaro Estrada para pedirle que difiriese las negociaciones para un nuevo<br />

tratado. Estos grupos arguyeron que el gobierno chino "tiene una representación<br />

nominal" en la capital, por lo cual sería mejor esperar "que muy pronto surja un<br />

nuevo gobierno nacionalista poderoso y fuerte representativo de las aspiraciones<br />

nacionales" con el que se pudiera negociar. 33<br />

Los mensajes chinos llegaron a Relaciones Exteriores desde diferentes partes, lo<br />

mismo de Sonora que de Toluca o Baja California; los mismos estaban firmados<br />

en lo individual o por diri gentes de la Unión Fraternal Ch ina o del Partido<br />

32 Carta del Congreso Estatal de Guanajuato al Secretario de RR.EE., Guanajuato, 16 de octubre de 1928, 111-184-1 11 Parte.<br />

33 El tema de las actividades políticas de los chinos en México es uno de los filones más ricos, entre otras razones por la intensidad que pudieron<br />

alcanzar. Ello motivaba a la representación diplomática china a pedir a Ja SRE impidieran las expresiones políticas de las comunidades chinas,<br />

a lo cual Gobernación accedió en ocasiones. Un trabajo donde se aborda lo relativo a grupos políticos chinos ligado al racismo es el texto citado<br />

arriba de Oropeza.<br />

323


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Nacionalista, prácticamente con el mismo texto. Este hecho demuestra una<br />

organización relativamente fuerte de los chinos en diferentes partes de México,<br />

la cual se expresaba en cierta homogeneidad en cuanto a planteamientos<br />

políticos en relación al gobierno de su país anfitrión y en contra de su suelo de<br />

origen . 34<br />

No obstante las presiones de los gobiernos locales y las agrupaciones de<br />

chinos residentes en México, el tiempo pasaba y el problema migratorio seguía<br />

sin solución. Las iniciativas gubernamentales al respecto eran afinadas en<br />

Gobernación y en Relaciones Exteriores. Uno de los documentos más completos<br />

fue elaborado por el Departamento Consular de ésta última; planteaba que<br />

la Ley de Migración y sus reglas vigentes en marzo de 1929 permitirían un<br />

México "pletórico" de chinos. Se aseguraba que las reglamentaciones no<br />

ayudaban a evitar la inmigración china, así como la de otros extranjeros, como<br />

libaneses, sirios, palestinos, y negros. Manteniendo la idea, no materializada, de<br />

firmar un tratado sobre el tema para controlar a los inmigrantes, el documento<br />

sintetiza argumentos manejados a lo largo de la década y precisa los aspectos<br />

relacionados con las medidas a tomar. Al mismo tiempo, el texto es una muestra<br />

de sensibilidad gubernamental ante la petición "justificada " de la representación<br />

china de extender, de seis meses a dos años, el plazo para que los chinos<br />

volviesen a su país.<br />

Pese a la postura de la Cancillería, el tema migratorio no fue resuelto<br />

satisfactoriamente para ninguno de los dos gobiernos. En 1929, los funcionarios<br />

mexicanos de Gobernación y Relaciones Exteriores seguían preocupados por<br />

la inmigración ilegal de chinos provenientes de Estados Unidos. Para evitar<br />

"irregularidades, " algunos funcionarios de la primera secretaría sugerían un<br />

"arreglo privado o pacto" con los estadounidenses; los de la segunda, desde<br />

la embajada en Washington y en contacto con el Departamento de Estado<br />

(DE), ofrecían " la reciprocidad en los servicios" para evitar los flujos ilegales.<br />

El DE comentaba que las autoridades mexicanas de migración eran avisadas<br />

y recibían inclusive una fotografía del interesado en cruzar la frontera; en todo<br />

caso, señalaba, los mexicanos "pueden, por supuesto, si lo desean, rehusar la<br />

admisión de cualquier pasajero en tránsito ... ", el cual sería regresado a su país. 35<br />

El corporativismo, es decir, la organización vertical de la sociedad a partir del<br />

Estado, ha sido una de las características sociopolíticas mexicanas esenciales<br />

a partir de las posrevolución. El mismo responde a la necesidad de constreñir<br />

34 Telegrama de Chan Pa Luin al Secretario de RR .EE., Nogales, Sonora, 14 de febrero de 1927, AHGE-SR E, 111-184-1 11 Parte. Un caso posterior<br />

a la época aquí tratada, que muestra la capac idad de las comunidades chinas en México para desarrollarse y perdurar, puede encontrarse en Yuan<br />

Su Wong a Eduardo Hay, México, 4 de octubre de 1936, AHGE, 111-3 13-9.<br />

35 Documentos sobre inmigración clandestina, Tijuana y Washington, 3 de enero y 26 de jun io de 1929, AHGE-S RE, IV-135-6.<br />

324


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

la organización de las masas para movilizarlas política y/ o productivamente. El<br />

ataque contra los chinos, con su doble racionalidad ideológica y económica, se<br />

agravó conforme el callismo cristalizaba en formas de organización corporativa<br />

encuadradas en el Partido Nacional Revolucionario; también contribuyó<br />

a ello el retorno al país de miles de mexicanos a raíz de la crisis económica<br />

estadounidense que inició en 1929.<br />

El recurso a la violencia física tuvo como complemento un sinnúmero de leyes<br />

de excepción en contra de las personas de origen chino. Sonora fue el Estado<br />

donde más fuerza cobró el antich inismo. El odio contra los inmigrantes se<br />

expresaba sin ambages en publicaciones como El Tráfico y Pro-Patria, que se<br />

convirtieron en espacios para denostar a los chinos, su cultura y sus actividades<br />

comerciales. El apogeo del antichinismo sonorense igualmente se explica tanto<br />

por la masiva presencia china como por la enorme influencia callista en ese<br />

estado. 36 De hecho, en la primera mitad de los treinta, el ex-presidente pero<br />

todavía "jefe máximo de la Revolución", Plutarco Elías Calles, y su hijo Rodolfo<br />

-gobernador de Sonora entre 1931y1935- fueron artífices en la organización<br />

de los Comités Pro Raza, que jugaron un papel central en las expresiones<br />

antichinas.<br />

Utilizando un lema de ecos monroístas ("México para los mexicanos") los<br />

comités -que también tenían fuertes ramificaciones en la capital del país y<br />

otras entidades federativas- lograron que en Sonora se aprobaran leyes que<br />

afectaban los intereses de los chinos residentes en el estado. Una disposición<br />

prohibía el matrimonio interracial entre chinos y mexicanas, mientras que<br />

otra, conocida como "Ley del 80 por ciento", obligaba a los establecimientos<br />

fabriles y comerciales chinos a emplear, cuando mucho, a una quinta parte de<br />

trabajadores de esa etnia. En 1931 las presiones gubernamentales se tornaron<br />

insoportables y varios miles de chinos debieron abandonar Sonora. La premura<br />

de su salida los obligó a abandonar sus propiedades, o bien a venderlas a precios<br />

irrisorios. 37<br />

Dado que el objetivo final del antichinismo era obligar, por medios legales y<br />

extralegales, en última instancia, a los chinos a abandonar el territorio mexicano,<br />

parece claro que las corrientes políticas y los grupos sociales xenofóbicos<br />

alcanzaron parcialmente sus objetivos en la década de los treinta. Los ataques<br />

institucionalizados lograron reducir de forma sustancial el ingreso de nuevos<br />

inmigrantes y expulsar a miles de chinos que ya resid ían en el país (Ver gráfica<br />

36 Charles Cum berland, "The Sonora Chinese and the Mcxican Revolution"' en The flispanic American Historical Review, vo l. XL, num. 2, 1960,<br />

pp. 191 -211 ; Philip A. Denn is, "The Anti-Chi nese Campaigns in Sonora, Mexico"' en Ethnohistory, vol. XX VI , núm. 1, 1979, pp. 65-80; Macrina<br />

Rabadán Figueroa, "Discurso vs. Realidad en las cam pa ~ as en Sonora (1899- 1932)" en Secuencia, núm. 38. mayo-agosto. 1997, pp. 77-94.<br />

37 Diego L. Chou, los chinos en Hispanoamérica, San José, Costa Rica, FLACSO. 2002, p. 21.<br />

325


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

1) . 38 Las expulsiones fueron muy perjudiciales para las familias sino-mexicanas;<br />

las esposas de los expulsados, mujeres de origen mexicano, eran estigmatizadas<br />

en sus lugares de origen por haber contraído matrimonio con chinos y, con la<br />

expulsión de sus maridos, fueron orilladas a vivir en condiciones difíciles en<br />

China. Los mexicanos que habían sido expulsados buscaron residencia en el<br />

sur de China, principalmente en Macao o la zona de Guangzhou (Cantón). En<br />

su nueva residencia fueron afectados por los acontecimientos militares durante<br />

más de tres quinquenios.<br />

Por lo demás, desde México no siempre llegaban instrucciones sobre qué hacer<br />

con los nacionales mexicanos avecindados en China; éstos, sobre todo las<br />

mujeres, estaban en pésimas condiciones, sin trabajo y con hijos, en espera de<br />

una repatriación que no llegaba. Las recomendaciones de la Cancillería frente<br />

al problema de los expulsados y el ambiente de violencia en China consistieron,<br />

más bien, en aconsejar a los diplomáticos que pusieran la bandera mexicana a la<br />

vista para no ser molestados por las fuerzas combatientes e irse a Hong Kong si<br />

el conflicto los alcanzaba. 39 Aún cuando en algunos casos fue posible proceder<br />

a la repatriación de mexicanos, sobre todo mujeres y sus hijos que estaban en<br />

China, el problema no fue resuelto de forma satisfactoria y se presentaría de<br />

forma recurrente a inicios de los sesenta y de los setenta.<br />

Las ideas del racismo<br />

El racismo en contra de chinos en origen se desarrolló en diferentes niveles y<br />

etapas. No se trató de un fenómeno aislado o individual, siempre fue colectivo<br />

y estrechamente ligado a procesos políticos de amplias dimensiones, así como<br />

de gran fuerza institucional, organizativa y financiera. Inició con enorme<br />

violencia física y sin elaboración intelectual montado sobe los caballos de<br />

diferentes grupos revolucionarios de Chiapas a Coahuila, entre 1908 y 1912;<br />

y se debilitó con la derrota de Plutarco Elías Calles, aplastado políticamente<br />

por qu ienes cabalgaron sobre las movilizaciones obreras de los años treinta,<br />

1936-1938.<br />

Con antecedentes que se remontan a 1809, en 1918 se abrió una nueva fase<br />

de un largo proceso de racionalización de la identidad mexicana como proceso<br />

38 Para profundizar sobre los acontecimientos relacionados con el racismo se puede consultar: José Jorge Gómez Izquierdo, El movimiento antichino<br />

en México (1 871-1934). Problemas del racismo y el nacionalismo durante la Revolución Mexicana, México, Instituto Nacional de Antropología<br />

e Historia, 1991 ; Javier Treviiio, "Los hijos del cielo en el infi erno: un reporte sobre el racismo hacia las comunidades chinas en México, 1880-<br />

1930" en Foro Intemacianal, vol. XLV, núm. 3, 2005, pp. 409-444.<br />

39 In forme de Armando C. Amador sobre mexicana en China Variana S. de León, Nanjing, 1937, AHGE-SRE. 30-24-9 Cabe mencionar que, aun<br />

con recursos limitados, hubo momentos en que los func ionarios mexicanos recurrieron en auxil io de sus compatriotas. En 1945, el embajador<br />

mexicano en China, Heliodoro Escalante mandó al Secretario de Misión a Guangzhou, Hong Kong y Macao a "prestar atención y aliento" a 190<br />

mexicanos. In forme del Embajador Escalante al Secretario de Relaciones Exteriores, Chongqing, 1945, AH GE-SR.E, 111-82 1-6.<br />

326


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

social iniciado intelectualmente por Francisco Javier Clavijero, 40 la cual pretendía<br />

ser explicación del pasado y creación del futuro. Los personajes que iniciaron<br />

el nuevo estadio con contenidos propios de su época fueron José Vasconcelos<br />

y Antonio Caso, quienes poco a poco se alejaron, aunque nunca totalmente,<br />

de un universalismo muy poderoso forjado a partir del conocimiento europeo<br />

para refugiarse cada vez más en la doble preocupación de crear sus propias<br />

propuestas intelectuales, que muchas veces de forma consciente tuvieron<br />

implicaciones prácticas, sobre todo por su fuerte localismo. Tanto Vasconcelos<br />

como Caso, menos militante éste, tomaron como uno de sus ejes conceptuales<br />

claves el problema de raza, el cual les serviría para explicar la conquista española,<br />

la evolución histórica posterior, su presente lleno de dificultades y para dibujar<br />

un futuro promisorio en manos de lo que el primero llamó la raza cósmica. 41<br />

A fines de los años veinte, Caso publicó un libro, Sociología genética y<br />

sistemática, con el cual esperaba explicar las teorías y conceptos fundamentales<br />

de la sociología. El texto tuvo una influencia considerable, por lo menos en lo<br />

que respecta al racismo en contra de los chinos.<br />

Alejándose de explicaciones biológicas o religiosas, Caso explicó el problema de<br />

la identidad mexicana desde la doble perspectiva de la historia y la sociología.<br />

Pese a insistir en la raza "como elaboración social y no como diferenciación<br />

puramente zoológica ... ", su visión planteaba algunos aspectos explicables en su<br />

contexto, pero de difícil comprobación histórica:<br />

a. Defendía la idea europea de que las naciones multilingües, "Babelicas"<br />

[sic], como México, según Caso, estaban destinadas al fracaso.<br />

b. Consideraba que la raza arqueológica, los pueblos mexicanos<br />

prehispánicos, eran grupos atrasados y bloqueaban el progreso por no<br />

haber logrado la asimilación de los beneficios de la cultura europea.<br />

c. Su argumento no dejaba de ser biologista: las "razas mescladas [sic]" no<br />

debería ser distantes. Ante la genética nada se podía hacer.<br />

d. Para Caso, los "indios" fueron más felices que "nosotros"; sin embargo,<br />

por sus "sacrificios humanos y organización bárbara y feudal" eran<br />

"menos cultos, menos civilizados." 42<br />

En el binomio bilogía-ahistoricidad, por su igualmente doble aspecto de<br />

indemostrable y mítico, radicaba el atractivo de sus planteamientos. Ya para<br />

40 Entre la vasta bibliografia sobresale Enrique Florescano, Historia de las historias de la nación mexicana, Taurus, col. Pasado y Presente, 2ª ed.,<br />

México, 2004, pp. 274 y ss.<br />

41 La evolución de las ·'ideas exóticas" de Vasconcelos son analizadas por David A. Brading, Mito y profecía en la historia de México, Tomás<br />

Segovia (tr.), Fondo de Cultura Económica, col. Historia, México, 2004, pp. 170-203.<br />

42 Antonio Caso, Sociología gen€tica y sistemática, Secretaria de Educación Pública, México, 1927, pp. 75-83.<br />

327


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

1927, cuando el libro de Caso vio la luz, el racismo antichino había madurado,<br />

por lo que resulta evidente que no lo promovió. Pese a ello, es demostrable que<br />

brindó argumentos intelectuales a los racistas.<br />

En 19 31, coincidiendo con lo que sería un redoblamiento de los ataques racistas,<br />

apareció un texto, El problema chino en México, síntesis del pensamiento<br />

dominante en la época entre elites políticas e intelectuales: un darwinismo con<br />

pretensiones sociales pero muy biológico, de acuerdo al cual la raza mexicana se<br />

debilitaría de "mezclarse [sic]" con los chinos debido a lo negativo de su "raza".<br />

El autor, José Ángel Espinoza, estaba apoyado por empresarios y políticos<br />

sonorenses.<br />

El problema chino ... , bajo la consigna de luchar o perecer, se sustentaba en lo<br />

mejor de los prejuicios de su tiempo y con la presencia de lo peor del conocimiento<br />

sobre China a lo que se tenía acceso en la época. De hecho, en el gobierno<br />

mexicano, gracias los informes muy completos elaborados por los diplomáticos<br />

mexicanos en Beijing desde inicios de siglo, se contaba con información muy<br />

valiosa, a la cual seguramente no se recurrió. Las bases del libro fueron una serie<br />

de consideraciones superficiales sobre el chino ("ser excéntrico y arisco, reacio<br />

e inaccesible"), al igual que explicaciones desinformadas sobre cómo llegaron<br />

los súbditos chinos a México y de lo ventajoso que resultó para ellos el Tratado<br />

de fines del siglo XIX. Por si fuera poco, de acuerdo a Espinoza, en el proceso<br />

de apoderarse de actividades económicas de forma desleal, los chinos llevaron<br />

a las mexicanas a prostituirse ya que las desplazaron de sus fuentes de trabajo.<br />

La gran preocupación de largo plazo, donde se apoya en supuestos estudios<br />

estadounidenses y en el libro citado de Caso, era explicar lo negativo que<br />

podría resultar la mezcla sino-mexicana dada su mutua lejanía, según los<br />

postulados del sociólogo. La conclusión es que, "desde los puntos somático<br />

y etnográfico la mestización de estas dos razas es un fracaso? [sic]". De fallar<br />

los planteamientos teóricos, la realidad no ment ía a los ojos del mismo autor:<br />

"bastaría con observar cualquier espécimen, producto de la unión de un chino<br />

con una mujer mexicana, para tener una respuesta que dejaría convencido al<br />

más incrédulo de la degeneración racial que resulta de tal unión. " 43<br />

El texto de Espinoza, autodefinido como " una obra de combate'; ofreció en<br />

su segunda parte directrices sobre cómo lograr "medios y recursos de luchas"<br />

que ayudarán a lograr una campaña exitosa en contra de los chinos, ya que las<br />

anteriores habrían fracasado. 44 Esas páginas, no obstante, permiten apreciar la<br />

43 José Angel Espinoza. El problema chino en México, sle, México, 193 1, p. 159<br />

44 Espinoza, op. cit, pp. 175 y ss.<br />

328


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

resistencia, nivel organizativo y capacidad económica de por lo menos algunos<br />

grupos de chinos; asimismo, del apoyo rec ibido de algunos sectores sociales,<br />

considerados chineros, debido a diferentes lazos establecidos con ellos, lo<br />

mismo económicos que filiales. Igualmente se percibe el apoyo gubernamental<br />

recibido por los xenófobos, sobre todo desde el nivel estatal, pero también<br />

desde el federal. La xenofobia triunfó, por los menos en dos de sus objetivos<br />

fundamentales: eliminar casi completamente de los procesos económicos a los<br />

chinos y expulsar a un gran número de ellos del país.<br />

Con Lázaro Cárdenas en la jefatura del Poder Ejecutivo (1934-1940), el<br />

corporativismo alcanzó una madurez que se expresó en la conformación<br />

de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación<br />

Nacional Campesina ( CNC) y la Confederación Nacional de Organizaciones<br />

Populares ( CNOP) . Las políticas corporativistas se desarrollaron a partir<br />

de ejes organizativos sindicalistas, utilizando un discurso político con tono<br />

internacionalista. Al tiempo que en muchos sentidos representó una continuidad<br />

del corporativismo callista, el cardenismo también enmendó algunos excesos<br />

y distorsiones, como la represión anti-china que sus antecesores toleraron y<br />

aún llegaron a impulsar. Respecto a los chinos, en este periodo fue posible que<br />

algunos de los expulsados regresaran a México. El discurso racista, por lo menos<br />

como se conoció hasta 1932-1935, dejó de ser dominante, pero dejó su huella<br />

indeleble bajo la forma de patrones históricos que de diferentes formas persisten<br />

y que se enuncian a continuación a manera de reflexiones finales.<br />

Algunos patrones históricos mexicanos respecto a los inmigrantes<br />

Los acontecimientos de 2010 relacionados con los inmigrantes en México<br />

muestran la existencia de patrones históricos, algunos exacerbados, que empezaron<br />

a tomar forma por lo menos en las dos últimas dos décadas del siglo XIX:<br />

l. La debilidad del Estado, como conjunto de instituciones que detentan<br />

el uso legítimo de la violencia y la aplicación de la ley, a veces con el<br />

au xilio de la primera, permite que grupos sociales utilicen la fuerza en<br />

contra de los inmigrantes. De hecho, también es posible encontrar grupos<br />

ligados a las instituciones estatales que usan la violencia en contra de<br />

ellos. Los casos históricos paradigmáticos han sido la matanza de chinos<br />

en Torreón, mayo de 1911, y la de centro-sudamericanos en Tamaulipas,<br />

agosto de 2010.<br />

329


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

2. El territorio mexicano no es, en general, atractivo para los inmigrantes,<br />

los cuales cruzan por él para llegar a Estados Unidos y, en menor medida,<br />

a Canadá. Incluso ya establecidos, muchos no cejan en su esfuerzo por<br />

ir hacia el norte. Solamente en los primeros seis meses de 2010, las<br />

autoridades mexicanas detuvieron a poco más de 43 mil indocumentados<br />

que se dirigían al norte.<br />

3. En México ha existido un racismo diferenciado, el cual ha sido cambiante<br />

según diferentes etapas históricas y se ha basado en percepciones<br />

sustentadas en ideas sobre elementos fenotípicos, culturales, lingüísticos,<br />

y económicos, primordialmente. Lo cual han sufrido recientemente, abril<br />

y junio de 2010, los haitianos refugiados o de forma permanente los<br />

centroamericanos. México abre los brazos, pero los abre más y de manera<br />

generosa solamente para algunos.<br />

4. Las leyes mexicanas, desde la Constitución hasta las leyes de población,<br />

han sido históricamente restrictivas para los extranjeros, a quienes se les<br />

regatea la posibilidad de que sean "verdaderos " mexicanos. Por ejemplo,<br />

el artículo 1, incompleto e imposible de cumplir, tiene su contraparte en<br />

el 33. 45<br />

5. Aún domina la idea de que existe solamente una mexicanidad, la construida<br />

entre los años veinte y treinta del siglo XX, con fuertes componentes<br />

decimonónicos, la cual apenas está amortiguada actualmente por el<br />

relativamente reciente reformado artículo 2 ° constitucional, el cual<br />

bajo el título de la Nación mexicana es única e indivisible enarbola la<br />

desgastada idea de que un Estado es viable solamente en la medida que<br />

es monolingüe, monoétnico y monoreligioso y con un poder central<br />

fuerte.<br />

6. A partir de lo anterior, a los mexicanos que son monolingües y que<br />

se asumen como blancos les resulta incomprensible e inaceptable la<br />

diversidad, ya que solamente una forma de identidad, de vida, es válida,<br />

la de ellos.<br />

45 El primero dice: "Artfculo lo. En los Estados Unidos Mexicanos todo individuo gozará de las garantías que otorga esta Constitución, las cuales<br />

no podrán restringirse ni suspenderse, sino en los casos y con las condiciones que ella misma establece.<br />

Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por este<br />

solo hecho, su libertad y la protección de las leyes. Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad,<br />

las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o cualqu ier otra que<br />

atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anu lar o menoscabar los derechos y libertades de las personas." Mientras que el otro sei\ala:<br />

"Articulo 33. Son extranjeros los que no posean las calidades detenninadas en el artículo 30. Tienen derecho a las garantías que otorga el Capítulo<br />

I, Titulo Primero, de la presente Constitución; pero el Ejecutivo de la Unión tendrá la facu ltad exclusiva de hacer abandonar el territorio nacional,<br />

inmediatamente y sin necesidad de juicio previo, a todo extranjero cuya pcnnanencia juzgue inconveniente.<br />

Los extranjeros no podrán de ninguna manera inmiscuirse en los asuntos políticos del país."<br />

330


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Fuentes:<br />

El trabajo fue elaborado en lo fundamental con documentos del Archivo Genaro<br />

Estrada de la Secretaría de Relaciones Exteriores con apoyo bibliográfico que se<br />

ofrece a continuación.<br />

AZCÁRATE, Juan Francisco de, Dictamen presentado a la Soberana Junta<br />

Gubernativa del Imperio Mexicano por la Comisión de Relaciones<br />

Exteriores en 29 de Diciembre del año 1821, Primero de la Independencia.<br />

Se puede encontrar como Un programa de política internacional, México,<br />

Secretaría de Relaciones Exteriores, México, 1932.<br />

BRADING, David A., Mito y profecía en la historia de México, Tomás Segovia<br />

(tr.), Fondo de Cultura Económica, col. Historia, México, 2004.<br />

BULNES, Francisco, El PoNenir de las Naciones Latino-Americanas ante las<br />

conquistas recientes de Europa y los Estados Unidos, México, Imprenta<br />

de M . Nava, 1899.<br />

CASO, Antonio, Sociología genética y sistemática, Secretaría de Educación<br />

Públ ica, México, 1927.<br />

COTI, Kennett, "Mexican Diplomacy and the Chinese lssue, 1876-1910" en<br />

The Hispanic American Historical Review, vol. LXVII, núm.l, 1987.<br />

CUMBERLAND, Charles, "The Sonora Chinese and the Mexican Revolution"<br />

en The Hispanic American Historical Review, vol. XL, núm. 2, 1960.<br />

DENNIS, Philip A., "The Anti-Chinese Campaigns in Sonora, Mexico" en<br />

Ethnohistory, vol. XXVI, núm.l, 1979.<br />

DÍAZ Covarrubias, Francisco, Viaje de la Comisión Astronómica Mexicana<br />

al Japón para obseNar el tránsito de Venus por el disco del Sol el 8 de<br />

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333


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

México en la Segunda Guerra Mundial:<br />

La participación de la FAEM en el Teatro del Pacífico<br />

Federico Lazarín Miranda<br />

Un iversidad Autónoma Metropolitana-lztapalapa<br />

Introducción.<br />

La cooperación oficial de México en la Segunda Guerra Mundial consistió<br />

básicamente en dos factores. El primero, como "granero de las democracias";<br />

es decir, con el envío de alimentos productos agropecuarios y materias primas<br />

industriales a los Estados Unidos para que éstos pudieran elaborar armas,<br />

equipo vestuario y alimentos para los soldados en los distintos frentes. El<br />

segundo factor, lo constituyó la participación de la Fuerza Aérea Expedicionaria<br />

Mexicana en el Teatro de Operaciones del Pacífico. Sobre la FAEM o Escuadrón<br />

201 se han escrito artículos de divulgación, existe una tesis en la Facultad de<br />

Filosofía y Letras de la UNAM y en el Internet existen videos e información<br />

descriptiva y repetitiva.<br />

En general los trabajos que se han realizado se centran sólo en el Escuadrón y<br />

no en el contexto en el que participó, es decir, se describe desde su formación<br />

como Grupo de Perfeccionamiento Aeronáutico en los Estados Unidos, su<br />

partida a las Islas Filipinas, su actuación en el Teatro del Pacífico y su regreso a<br />

México con todos los honores, así como su subsecuente desmovilización.<br />

El objetivo de este artículo será presentar al Escuadrón 201, nombre con el<br />

que también se le conoce a la FAEM, en el contexto de México en la Segunda<br />

Guerra Mundial.<br />

La Segunda Guerra Mundial<br />

En la historia oficial se registra como fecha de inicio de la Segunda Guerra<br />

Mundial el primer día del mes de septiembre de 1939, cuando tropas alemanas<br />

invadieron Polonia por sus fronteras occidental y norte (desde Prusia Oriental),<br />

el día 17 el ejército rojo de la Unión Soviética hacia lo propio en el oriente polaco.<br />

Este hecho provocó que Francia e Inglaterra declararan la guerra a Alemania. En<br />

ese mismo mes Italia diri gió sus fuerzas armadas hacia los países balcánicos en<br />

una ofensiva que a la postre sería fallida.<br />

335


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Soldados alemanes marchando<br />

sobre el frente polaco<br />

Estas acciones marca n el inicio de la guerra, pues al tener acuerdos de defensa<br />

mutua la Gran Breta ña y Francia con Polonia tuvieron que declarar la guerra<br />

al invasor alemán. Así el conflicto se extendió por Europa, pri mero hacia el<br />

occidente y después hacia el oriente, al mar M editerráneo y el nort e de África.<br />

Niños jugando en un a ciudad europea bombardeada<br />

Los alemanes utilizaron una nueva táctica de guerra que se conoce como la<br />

Guerra Relámpa go ( Bl itzkrieg) que les permitió avances rápidos sobre los<br />

frentes de batalla y espectaculares victorias en el frente occidental. Polonia fue<br />

dominada en t res semanas, para abril de 1940 tomaron Dinamarca y Noruega,<br />

en mayo Holanda y Bélgica y en junio de ese mismo año, la Wermach t hacía su<br />

desfile triunfal por las calles de París.<br />

336


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Tropas alemanas en su desfi le fre nte al<br />

Arco del Triunfo.<br />

París, Francia, junio de 1940<br />

Por su parte los japoneses desde el año de 1931 habían invadido Manchuria<br />

y en julio de 1937 inició la Segunda Guerra Sino-japonesa, por lo que Asia<br />

Oriental se encontraba en guerra desde hacía buen tiempo, aunque se considera<br />

que el Teatro del Pacífico se abrió a principios de diciembre de 1941, cuando<br />

las tropas del Imperio del Sol Naciente invadieron Hong Kong, Malasia, las Islas<br />

Filipinas, Guam y Pearl Harbar en las islas Hawai.<br />

Se considera que la Segunda Guerra Mundial tuvo cuatro grandes teatros de<br />

operaciones, a saber: El de Europa Occidental, el de Europa Oriental, el del<br />

Mediterráneo y el del Pacífico Sur. Como veremos más adelante México se vio<br />

involucrado en dos de ellos: en primer lugar en el de Europa Occidental, en<br />

lo que se conoció como la Batalla del Atlántico y su participación directa fue<br />

en el Teatro del Pacífico Sur, básicamente en la liberación de las Islas Filipina,<br />

constituyó el segundo.<br />

337


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Mapa 1: Teatros de operaciones de la Segunda Guerra Mundial ( 1939-1 945)<br />

México en la Segunda Guerra Mundial<br />

Pero qué era México al estallar la guerra y durante la contienda. El México<br />

que las autoridades nacionales se empeñaban en hacer parecer en proceso de<br />

modernización gracias a las políticas de fomento a la industrialización iniciadas<br />

por Lázaro Cárdenas, del moderno tranvía eléctrico del Distrito Federal,<br />

de la época de oro del cine, de transportes modernos como el ferrocarril, el<br />

automóvil y el avión. También era un México rural que concentraba más del<br />

cincuenta por ciento de mano de obra en el campo, en el que había grandes<br />

contrastes económicos. Frente a la agricultura moderna con sistemas de riego<br />

y agro-exportadora, convivía otra de subsistencia y de temporal. Además, las<br />

autoridades mexicanas enfrentaban el fuerte antiyanquismo de varios sectores<br />

sociales que habían aprendido de la historia oficial que la pérdida de los territorios<br />

norteños en el siglo XIX fue un despojo de los vecinos del norte, además, de que<br />

se dice, que también existía en varios sectores sociales una fuerte germanofilia,<br />

Alemania representaba una nación que se había levantado de la derrota de<br />

la Gran Guerra (1914-1918) y era nuevamente una potencia económica y<br />

militar. Ante una situación de esta naturaleza el gobierno mexicano enfrentaba<br />

el problema de cómo entrar en la guerra en el bando aliado junto a los EUA<br />

y la Gran Bretaña, que además habían impuesto bloqueo económico al país,<br />

338


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

por el asunto de las reclamaciones de las compañías petroleras que sufrieron la<br />

expropiación de sus plantas, pozos, maquinaria y equipos en el año de 1938. E<br />

incluso el gobierno mexicano había acudido, precisamente al mercado alemán,<br />

italiano y japonés<br />

Cartel del tranvía ruta Zóca lo de la Ciudad de México a Xochimilco y Peña Pobre<br />

Cuando inició la guerra en 1939, el presidente de México era precisamente el "Tata<br />

Lázaro" (1934-1940), cargo que dejó en diciembre de 1940 en manos de Manuel<br />

Ávila (arnacho, por lo que Lázaro Cárdenas inició las negociaciones con los EUA<br />

sobre la participación de México en la contienda, desde la perspectiva de la defensa<br />

de la soberanía nacional ante todo. Así que entre otros el problema petrolero estaba<br />

en la mesa de la discusión. Para los estadounidenses las costas del Pacífico mexicano<br />

representaban una seria amenaza a su propia seguridad pues pensaban que los<br />

japoneses podían invadir México y después por su frontera sur ingresar a California.<br />

Al final las negociaciones llevaron a la resolución del conflicto petrolero y los EUA<br />

se autonombraron como el arsenal de las democracias y México asumió el papel de<br />

granero de las democracias, pues las autoridades nacionales comprendían que no se<br />

tenía la capacidad ni económica ni militar para participar activamente en la guerra,<br />

además de que se asumía que los mexicanos no querían enviar a sus hijos a territorios<br />

extranjeros a entregar su sangre por otro país.<br />

339


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

Aeronave Mac Donnell Douglas DC 3 de la Compañía Mexicana de Aviación. ca. 1943<br />

México en la Batalla del Atlántico<br />

Año y medio después de que Ávila (arnacho tomara la presidencia del país,<br />

en mayo de 1942, para ser exactos el día 13, en las costas de Florida, EUA,<br />

el buque petrolero "Potrero del Llano" de bandera mexicana fue hundido por<br />

el submarino alemán U-564, a las órdenes del comandante Rreinhard Suhren,<br />

siete días después cae el segundo barco, otro petrolero el "Faja de Oro''. ese<br />

segundo episodio lo protagonizó el U-106, al mando de Hermann Rasch .<br />

A estos buques siguieron en su camino al fondo del Golfo de México los barcos<br />

"Tuxpan''. "Las Choapas''. "Oaxaca" y "Amatlán". Podemos hacernos varias<br />

preguntas ¿Por qué hundieron los alemanes los barcos mexicanos, si nuestro<br />

país se había declarado neutral? ¿Fue una artera agresión de los alemanes a<br />

México para provocar su entrada en la guerra? O como se ha especulado los<br />

barcos fueron hundidos por submarinos estadounidenses para provocar el<br />

ingreso de México en la guerra con el bando aliado.<br />

La situación fue que esos barcos fueron víctimas de las circunstancias en una<br />

guerra que se extendió por buena parte del mundo. Después de controlar Europa<br />

Occidental, la estrategia alemana planeó el bloqueo económico y militar de las<br />

Islas Británicas. Precisamente al ser islas, los altos mandos alemanes pensaban<br />

que la forma más efectiva del bloqueo debía ser por mar, así que en 1940 la<br />

marina alemana desplegó sus acorazados, cruceros pesados y submarinos en las<br />

costas occidentales del Atlántico para evitar que llegaran alimentos, medicinas<br />

y todo tipo de pertrechos militares a la Gran Bretaña . De esta forma buque que<br />

se dirigiera o saliera de la zona de las islas era atacado y hundido, de tal forma<br />

que la batalla inició en las costas europeas del Océano Atlántico, el Canal de la<br />

Mancha y el Mar del Norte.<br />

340


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Alied<br />

A XIS<br />

neutral<br />

SOUTH ATLANTIC<br />

Mapa 2: Zona en la que se escenificó la bata lla del Atl ántico, 1940-1945<br />

Para agosto de ese mismo año y princ1p1os de 1941 los estadounidenses<br />

ofrecieron su apoyo al gobierno de Wiston Churchill con la dotación de<br />

destructores (buques para la caza de submarinos), con el patrullaje de las costas<br />

del Atlántico Norte con sus propios buques y aviones, de tal forma que los<br />

alemanes extendieron su radio de acción hasta las costas orientales del Atlántico,<br />

con la denominada "Operación redoble de tambor", de tal forma que las costas<br />

atlánticas de EUA y del Golfo de México estaban totalmente desprotegidas y<br />

cualquier barco que se dirigiera o proviniera de este país sería hundido.<br />

De tal forma que los buques mexicanos fueron hundidos en el contexto de esta<br />

batalla, iban o regresaban de los EUA, sabemos que dos eran petroleros: el "Faja<br />

de Oro" y el "Potrero del Llano", los otros cuatro eran cargueros.<br />

341


SNTE, Sección 36-Vafle de México<br />

Mapa 3: Hundimiento de Buques Mexicanos, 1942<br />

"""""""' ____ ..,.<br />

El mapa muestra la posición en la que fueron hundidos los barcos mexicanos, se<br />

puede apreciar la cercanía con las costas mexicanas o estadounidenses, ello revela<br />

como las defensas antisubmarinas de ambos países eran precarias todavía en 1942,<br />

la marina de EUA todavía no adoptaba la estrategia de convoyes escoltados por<br />

buques de guerra y aviones y permitía que los mercantes navegaran en solitario<br />

totalmente expuestos a la caza de los submarinos alemanes.<br />

U-564 -wdel<br />

Llano(!)<br />

'61<br />

ll-Ma!-1942 80'06' W 23:55<br />

25"15' N<br />

~1942 84"25' W 20:15<br />

23"30' N<br />

27 .......... 1942 96" 20'W Ol.15<br />

.10' 15' N<br />

27 -~1942 96"20'W 07:22<br />

.10' 15' N<br />

27.jullo-1942 96"08' w 04:28<br />

28"23'N<br />

4-~1942 97"20'W 2):00<br />

U-106<br />

....,,._ Hemmwl-<br />

U-129<br />

U-129 .--<br />

U-171 Cllnllw-<br />

U-171 Cllnllw-<br />

Barcos mexicanos hundidos por los alemanes<br />

Mientras tanto en el otro gran océano del mundo, como es sabido el 7 de<br />

diciembre de 1941 los japoneses atacaron varias islas del Pacífico, entre ellas,<br />

Guam, las Salomón, las Filipinas y Pearl Harbar en Hawai, todas éstas eran<br />

posesiones estadounidenses. La respuesta del gobierno de Washington, como<br />

era de esperarse fue declarar la guerra a las potencias del Eje (Alemania, Italia y<br />

Japón) el día 8 de diciembre. Por su parte, el gobierno mexicano declaró a EUA<br />

342


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

como país no beligerante y aliado del mismo, asimismo y como producto de<br />

los hundimientos de los barcos mexicanos declaró el estado de guerra con las<br />

potencias del Eje en 1942.<br />

El problema ahora era ¿Oué hacer? ¿Cómo ir a la guerra? La situación de las<br />

fuerzas armadas mexicanas era precaria, estaban mal armadas, mal pertrechadas<br />

y mal entrenadas, su número era mínimo, conservaban el mismo estado de<br />

organización que en la década de 1920. Por ejemplo, se sabe que en 1925 la<br />

Secretaría de Guerra y Marina tenía 10 buques de guerra, los más modernos<br />

se habían adquirido al principio de la década de 1930, y para 1969, la Armada<br />

de México sólo contaba con 36. El ejército y la Fuerza Aérea no estaban en<br />

mejores condiciones, su armamento era obsoleto, el ejército a penas y contaba<br />

con 50,000 efectivos incluidos los dedicados al servicio de administración, tanto<br />

infantería como caballería se dedicaban a labores de seguridad interna, antes<br />

que tener una preparación efectiva para la defensa del país. Los cuerpos más<br />

modernos como los tanques, antiaéreos o aviación sólo eran experimentales por<br />

lo que su tamaño era reducido.<br />

Así, la pri mera tarea fue la modernización de las fuerzas armadas, además de<br />

negar a los estadounidenses el establecimiento de bases militares en la zona<br />

militar del Pacífico, lo que obligó a que los EUA apoyaran a México con equipo y<br />

materiales militares a través de la Ley de Préstamos y Arriendos, pero el país no<br />

dejaría de lado su posición defensiva, de tal forma que la adquisición de equipo<br />

se concentró en aviones caza y de patrulla costera, armas antiaéreas y radares,<br />

éstos últimos sobretodo en la zona del Pacífico. A pesar de haber declarado el<br />

estado de guerra, Ávila (arnacho reiteró que la participación del país en ésta<br />

sería como granero de las democracias; es decir, aportando alimentos, productos<br />

agrícolas (como algodón o henequén), materias primas industriales (metales<br />

como el cobre) y productos industriales primarios que iban directamente a<br />

los EUA para fabricar armamento, ropa, calzado y alimentos para los soldados<br />

apostados en los diferentes teatros de operaciones.<br />

Desde el 1 º de diciembre de 1941 se había creado la Secretaría de Marina<br />

Armada de México y la Secretaría de Guerra, al desprenderse de la parte naval,<br />

se convirtió en la de Defensa Nacional. Se asignaron los aviones "Corsair" con<br />

que contaba la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) a las zonas del Golfo de México<br />

y Tijuana en tareas de patrullaje costero. En enero del año de 1942 se crearon<br />

las escuelas militares de Mecánicos de Aviación y la de Aviación, para marzo<br />

del mismo año se adquirieron seis aviones de reconocimiento Vought OS2U-3<br />

Kingfisher, en ese mismo año se incorporaron nueve entrenadores AT-6 "Texan"<br />

343


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

y en los años siguientes hasta 1945, quince AT-6 más, bombarderos ligeros<br />

A-24 (diez) y B-25J "Mitchell" (tres) y otras aeronaves más.<br />

Pero ante la presión de los países aliados y los militares mexicanos, el presidente<br />

Ávila Ca macho declaró que pensaría en la posibilidad de que México participara,<br />

por lo menos en forma representativa y para que nuestra bandera fuera a los<br />

Teatros de la Lucha. Además añadió que si se presentaba la ocasión, el arma<br />

más apropiada para llevar el lábaro patrio era la Fuerza Aérea. Pensaba que<br />

las pequeñas unidades que formaban los escuadrones aéreos eran capaces de<br />

causar "los más grandes daños en relación con su cuantía en número y con poco<br />

costo en sangre, actuando en muy grandes zonas de acción».<br />

La Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana: Escuadrón 201<br />

Entonces el gobierno mexicano decidió enviar un Grupo de Perfeccionamiento<br />

Aeronáutico Mexicano ( GPA) a los EUA en 1944, a entrenamiento avanzado<br />

de combate. EL GPA estaba integrado por 44 oficiales y 255 elementos de tropa,<br />

su comandante era el coronel Antonio Cárdenas. El 24 de julio partieron de la<br />

ciudad de México por ferrocarril hacia el norte de la República, dos días después<br />

arribó la base aérea de Randolf Field en Texas, EUA. En donde sus miembros<br />

fueron sometidos a exámenes médicos y se evaluó el nivel de entrenamiento<br />

de cada uno de ellos.<br />

Entonces los componentes del GPA fueron enviados a distintas bases militares<br />

y aéreas para recibir entrenamiento en distintas especialidades de la aviación<br />

militar como mecánica, medicina, administración, armamento y vuelo, la mayor<br />

sorpresa que se llevaron los pilotos mexicanos en el campo de entrenamiento<br />

fue que los instructores eran miembros del WAAF (Women's Auxiliary Air<br />

Force, Fuerza Aérea Auxiliar Femenina), el objetivo era preparar al GPA para<br />

funcionar como una unidad orgánica independiente, algunos de los temas que<br />

aprendieron fueron los siguientes.<br />

Administración.<br />

Mantenimiento y reparación de aeronaves.<br />

Revisión y reparación de armamento.<br />

Alimentación y servicio médico por ellos mismos.<br />

32 pilotos recibieron entrenamiento con horas de vuelo, ametrallamiento a<br />

tierra y bombardeo (508:10 horas para un promedio de 16:00 por piloto).<br />

Inteligencia y reconocimiento 226 Hrs. 7 por piloto.<br />

Táctica y técnica de combate 148 Hrs. 4 .6 por piloto.<br />

344


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Navegación 22 Hrs. 0.7 por piloto.<br />

Comunicaciones 43 Hrs. 1.3 por piloto.<br />

Armamento 148 Hrs. 4.6 por piloto.<br />

Ametrallamiento 21 Hrs. 0.7 por piloto.<br />

Mantenimiento de aviones y motores 43 Hrs. 1 .3 por piloto.<br />

Destrucción de equipo 21 Hrs. 0.7 por piloto.<br />

Tiro al pichón (Skeet) 84 Hrs. 2.6 por piloto.<br />

Inglés 176 Hrs. 5.5 por piloto.<br />

El acuerdo que firmó México con el gobierno estadounidense establecía que el<br />

grupo recibiera la misma instrucción y se organizara de la misma forma que un<br />

Escuadrón de pelea estadounidense, por lo que su instrucción fue de primera<br />

línea y su organización con aproximadamente 300 elementos entre los que<br />

había 32 pilotos aviadores.<br />

Miembros del GPA en<br />

entrenamiento, Randolf<br />

Field, Texas, EUA.<br />

Diciembre, 1944<br />

Para principios de 1945 el GPA fue declarado escuadrón operativo; es decir, que<br />

se encontraba en condiciones para entrar en combate, además recibió el título<br />

de Escuadrón 201 de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana (FAEM), el<br />

mando de la FAEM recayó en el General Piloto Aviador (PA) Antonio Cárdenas<br />

Rodríguez. Había un Grupo de Comando integrado por el Teniente Coronel<br />

de Estado Mayor Alfonso Gurza Falfán; el Mayor de Estado Mayor Enrique<br />

Sandoval Castarrica y el Capitán 1 º PA Roberto Salido Beltrán, al mando del<br />

Escuadrón 201 estaba el Capitán 2 º PA Radamés Gaxiola Andrade, por parte<br />

de los EUA se nombró al Teniente Coronel Arthur W. Kellog Oficial de enlace.<br />

El Escuadrón estaba listo, ahora se tenía que decidir su destino.<br />

345


SNTE, Sección 36-Va/le de México<br />

Entrenamiento de pilotos mexicanos del GPA en Major Field, Texas. Diciembre, 1944<br />

En los teatros de operaciones de Europa, tanto en el oriental como en el<br />

occidental la situación estaba prácticamente resuelta, esto es, el enem igo nazi<br />

estaba por sucumbir, sólo era cuest ión de tiempo para que las fuerzas alemanas<br />

fueran vencidas, tanto por los aliados como por los soviéticos. Por su parte el<br />

Teatro del Mediterráneo estaba bajo el total control de los al iados, desde 1943<br />

los italianos de Benito Mussol ini se habían rendido.<br />

Sólo quedaba el Pacífico del Su r en donde se preveía una tenaz resistencia de<br />

los japoneses en contra de la ocupación de las Islas del Archipiélago Japonés. En<br />

el Pacífico del Sur se habían escen ifi ca do feroces batallas en las Islas Sa lomón,<br />

Okinawa, Guam, así como en el Golfo de Leyt e en las Filipinas.<br />

Por lo que con el acuerdo<br />

de las fuerzas armadas<br />

estadounidenses la FAEM,<br />

además de las razones<br />

estratégicas señaladas<br />

líneas atrás, se consideró<br />

que México y Filipinas<br />

tenían un pasado común<br />

y los hermanaba la cu ltura<br />

hispana que ambas<br />

naciones tenían, por lo que<br />

sería muy prudente que los<br />

mexicanos se establecieran<br />

en ellas y ayudaran a su<br />

liberación.<br />

Rumbo a las Filipinas en el Buque<br />

Fairisle. Febrero, 1945<br />

· ''<br />

346


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

El Escuadrón 201 fue adscrito al 58º Grupo de Pelea, del Quinto Comando de<br />

la Quinta Fuerza Aérea de los EUA; es decir, no actuó de forma independiente<br />

sino bajo las órdenes de los estadounidenses, específicamente bajo el mando del<br />

General Douglas MacArthur, comandante en jefe del Sexto Ejército de los EUA<br />

(también conocido como Fuerza Álamo), al que se había sumado el Octavo.<br />

Del tal forma que la FAEM se embarcó el 27 de marzo de 1945 en el muelle de<br />

San Francisco, California, en el buque carguero tipo "Liberty" que llevaba por<br />

nombre Fairisle (Isla Bella o Bonita) y hacia su travesía hacia el Pacífico del Sur,<br />

las fuerzas aliadas invadían, el primero de abril, la isla japonesa de Okinawa, y<br />

se hacia un desembarco en Legazpi, Luzón, otro en Mindanao el 18 del mismo<br />

mes, y se conquistaba Cebú. Además, otra operación semejante tenía lugar en<br />

el grupo de las islas Palawan, al Norte de Borneo, pero aún así quedaban como<br />

hostiles las costas malayas, indochinas y chinas.<br />

··-<br />

oáANo INDICO<br />

~<br />

uo• u.5• 120 ..t.2S•• .; 120• ~ 1:115• i 1'I<br />

Mo.rd.ic.ot-ol<br />

Mapa 4: Teatro de Operaciones del Pacífico, 1943-1 945<br />

En las Islas Filipinas, la situación era muy difícil. Las fuerzas aliadas sólo ocupaban<br />

una pequeña parte de Luzón, que se reducía al valle que se extiende desde<br />

Dagupan y San Fernando, en el Golfo de Lingayen, hasta Manila, agregando<br />

a esta zona la península de Batán, Corregidor y otros puntos de esta última<br />

región. Una operación se pudo extender hasta Lucena la Provincia de Batangas,<br />

al Sur de Manila.<br />

347


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

También estaba ocupada una porción de las Islas Marinduque y Cebú, lo mismo<br />

que una parte de Panay, Davao, había caído en poder de los aliados. Pero éstas<br />

eran excepciones, pues la mayor parte de las Islas estaban en poder del enemigo,<br />

o por lo menos fuera del control de las tropas aliadas, aunque algunas zonas del<br />

Norte de Luzón y de Mindanao estaban bajo el dominio del Ejército Filipino. Por<br />

lo que quedaban fuertes núcleos de resistencia, sobretodo en estas dos grandes<br />

porciones de tierra, aunque la situación de las tropas j aponesas era difícil, pues<br />

estaban aisladas de sus bases metropolitanas de abastecim iento.<br />

Así la FAEM paradójicamente participó encuadrada en la Fuerza Álamo, en<br />

operaciones de ataque a suelo y bombardeo de instalaciones, bases y tropas<br />

japonesas. Los pilotos del E 201 nunca entablaron combate aéreo con pilotos<br />

nipones pues la fuerza aérea y las fuerzas aeronavales japonesas se replegaron<br />

totalmente a las islas del Japón para preparar la última defensa de la madre patria.<br />

Mapa 5: Las Filipinas y ubicación<br />

del campo Porac, base del Escuadrón<br />

20 1, 1945<br />

El día 30 de abril desembarcaron en el puerto de Manila, se dice que la recepción<br />

por parte de las autoridades militares filipinas y estadounidenses, así como<br />

por el cónsul honorario de México en Filipinas y su fam ilia fue calurosa, de<br />

inmediato el Mando y Grupo de Comando de la FAEM fueron transportados por<br />

vía aérea a Clark Field, estableciéndose la comandancia en Fort Stotsenburg,<br />

perteneciente al mismo campo el 1 º de mayo. El m ismo día 1 º, el Escuadrón<br />

201 fue trasladado por ferrocarril de Manila a la estación Flo ri da Blanca, y de ahí<br />

por tierra a la base de Porac, dentro del área de la Base Clark Field .<br />

348


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Llegada del Escuadrón a<br />

Manila, Filipinas, 1945<br />

La FAEM se organizó de la siguiente forma :<br />

- Comandancia con el personal auxiliar necesario para el ejercicio del mando;<br />

- Servicio Médico;<br />

- Servicio de Alimentación;<br />

- Abastecimiento de carácter administrativo;<br />

- Transportes;<br />

- Armamento y materiales de guerra;<br />

- Comunicaciones;<br />

- Ingeniería y entretenimiento;<br />

- Abastecimientos técnicos;<br />

- Operaciones;<br />

- Inteligencia; y<br />

- Cuatro escuadrillas aéreas ( 4 aviones) .<br />

A pesar de encontrarse en el teatro de operaciones, las primeras misiones del<br />

Escuadrón no fueron de combate, sino más bien de entrenamiento en la zona<br />

de guerra, este entrenamiento de combate se llevó a cabo en tres fases, a saber:<br />

la. Fase:<br />

a. Familiarización, orientación y procedimientos de radio. Vuelos individuales.<br />

b. Formaciones, reconocimiento, ayudas a la navegación. Vuelos individuales.<br />

c. Aterrizajes en campos extraños - Vuelo por instrumentos - Formaciones<br />

de combate - Escuadrillas de cuatro aviones.<br />

Za. Fase:<br />

a. Navegación a baja altura - Combate simulado - Ayudas a la navegación.<br />

349


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

b. Reconocimiento y observación - Formaciones - Bombardeo inclinado y<br />

ametrallamiento terrestre - Ayudas a la navegación - Escuadrillas de 4<br />

avrones.<br />

3a. Fase:<br />

a. Alerta en tierra - Ametrallamiento terrestre - Escuadrillas de 4 aviones -<br />

Ayudas a la navegación.<br />

b. Bombardeo inclinado - Ametrallamiento terrestre - Formaciones de<br />

combate - Ayudas a la navegación - Escuadrillas de 4 aviones.<br />

Órden de Batalla del Escuadrón 20 1, Porac, Filipinas, 1945<br />

El final del entrenamiento, comprendió vuelos de aviones del Escuadrón<br />

encuadrados en formaciones estadounidenses, para conocer la zona de<br />

combate, para aprender a enfrentar al adversario sin perder la formación en<br />

que la que estaban encuadrados. Se comenzó por incluir un avión mexicano en<br />

una escuadrilla de EUA, el número de aeronaves mexicanas fue aumentando<br />

paulatinamente, hasta que al fin levantaba el vuelo una formación exclusivamente<br />

del Escuadrón 201, se cumplieron tres misiones de combate de este tipo y se<br />

dio por terminado el entrenamiento el día 3 de junio de 1945.<br />

Estas misiones eran necesarias para que los pilotos mexicanos aprendieran las<br />

tácticas y técnicas de guerra del grupo de combate al que estaban encuadrados,<br />

y conocieran el territorio de las Filipinas, el área marítima del Pacífico, el alcance<br />

de sus aeronaves y las condiciones de la guerra.<br />

350


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Al siguiente día el 201 inició sus operaciones de combate, en las primeras<br />

misiones nuevamente los elementos mexicanos iban encuadrados en formaciones<br />

norteamericanas del 58º Grupo de Pelea, en otras con formaciones propias<br />

llevando como líder de la formación a un estadounidense. A pa rtir del 7 de junio y<br />

hasta el 30 del mismo mes, las escuadrillas de la FAEM realizaron sus tareas solas;<br />

es deci r, actuando como unidades operacionales independientes, en acciones de<br />

bom bardeo y ametrallamiento de posiciones enemigas, en las regiones Oriental de<br />

Manila y Río Cagayán (Luzón). Todas estas operaciones fueron exclusivamente<br />

de apoyo a tropas terrestres aliadas y durante ellas no se registró la presencia de<br />

aviación enemiga; en ocasiones algunas máquinas regresaron a la base de Porac<br />

con impactos de armas ligeras enemigas. Hasta este momento los pilotos del<br />

Escuadrón habían volado 818 horas 40 minutos, de las que 66 7 horas 20 minutos<br />

correspondían a 36 misiones de combate, el resto a vuelos de entrenamiento y<br />

de prueba de material aéreo y de armas, del mismo modo, la mayor parte de estas<br />

misiones se llevaron a cabo en la región de Luzón (véase mapa 5).<br />

enemigas<br />

Operaciones de combate en la región del Río Cagayán, Islas Filipinas, 1945<br />

En el mes de julio los miembros del Escuadrón llevaro n a cabo cinco misiones<br />

contra la Isla de Formosa (hoy Taiwan) que se localizaba a unos 700 km de<br />

la base de Porac. Las misiones que cumplieron fueron de reconoci miento y<br />

búsqueda e intercepción de aviones enemigos, aunque como ya se mencionó<br />

nunca encontraron oposición aérea japonesa. Cabe destacar la misión de<br />

bombardeo a Karenko, también en la Isla de Formosa, que resu ltó ser el punto<br />

351


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

más lejano de su base de operaciones en el que combatieron, de hecho para<br />

poder cumplir el viaje y el tornaviaje se cubrían 1,400 km, por lo que sus aviones<br />

llevaban una bomba en una de las alas y en la otra un tanque de combustible<br />

que se desechaba cuando se agotaba el combustible, esta misión se llevó a cabo<br />

el día 8 de agosto. En ese mes de agosto el 201 había realizado las siguientes<br />

operaciones:<br />

Locales en zonas de combate: 18 Hrs. 30 min.<br />

De ruta en zona de combate: 18 Hrs.<br />

En misión de combate: 47 Hrs.<br />

Total de horas voladas durante el mes: 273<br />

Promedio diario:<br />

• Máquinas asignadas: 16<br />

Máquinas prontas para todo servicio: 13<br />

Máquinas en inspección, en reparación y en prueba: 3<br />

Como se puede apreciar la misión que se llevó a cabo el día 8 de agosto, lo hizo<br />

dos días después de que había sido lanzada la primera bomba atómica sobre<br />

Hiroshima y uno antes de que fuera lanzada la de Nagasaki, así que el final de<br />

la guerra tomó a la FAEM en plenos preparativos para trasladarse a la Isla de<br />

Okinawa pues había planeado enviar la ofensiva final contra el Imperio del Sol<br />

Naciente. El escuadrón voló aproximadamente 58 misiones de combate en las<br />

que sólo se perdieron cinco pilotos y, de acuerdo con la documentación oficial,<br />

en la mayoría de ellas se alcanzaron los objetivos planeados.<br />

A ta que a l<br />

Puerto d e<br />

K a rc nko.<br />

Fo rmosa. 8 d e<br />

agosto d e 1 945<br />

( p intura).<br />

Pintura del ataque al Puerto de Karenko<br />

352


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

El día 10 de ese mismo mes, el Escuadrón realizó su última misión, fue asignado<br />

a escoltar un convoy de la marina de los EUA rumbo a Okinawa, los altos<br />

mandos pensaban que los buques podían ser atacados por kamikazes japoneses<br />

que tenían base, precisamente en la isla de Formosa, pero la misión transcurrió<br />

sin novedad.<br />

Para los miembros del Escuadrón, el avión que utilizaron era un buen aparato y<br />

por ello pudieron cumplir la mayor parte sus misiones con todo éxito. Enrique<br />

Sandoval Castarrica en su Historia Oficial de la Fuerza Aérea Expedicionaria<br />

Mexicana, describe las características del avión P-470 Thunderbolt<br />

(Relámpago) fabricado por la empresa estadounidense Republic:<br />

El avión tenía grandes ventajas sobre los demás aviones de pelea en<br />

corriente uso en el Pacífico por su fortaleza de su estructura, pues<br />

empleado como bombardero de pelea es menos vulnerable para<br />

el antiaéreo enemigo [También afirmaba que] nunca [se había]<br />

tenido éxito empleándolo como avión de pelea de baja o media<br />

altura, pues abajo de 25,000 pies tiene limitaciones de maniobra<br />

como resultado de su peso y de su superficie alar. Sin embargo,<br />

tiene una excelente aplicación para misiones de ametrallamiento<br />

y bombardeo a tropas e instalaciones enemigas. Es el avión que<br />

más rendimiento ha dado como avión de pelea de gran altura, de<br />

25,000 en adelante.<br />

El empleo que se le dio en el Teatro del Pacífico fue lógico, pues su<br />

gran potencia de fuego lo acredita como uno de los mejores aviones<br />

para ametrallamiento a baja altura. Su carga de bombas compite con<br />

cualesquier otro tipo de avión, aunque parece inconveniente emplear<br />

los aviones de pelea norteamericanos para cargar bombas de 1,000<br />

libras pues con dos bombas de ellas, y su carga completa de gasolina,<br />

restan seguridad al avión a tal grado que no compensa la utilidad<br />

práctica por las pérdidas sufridas por llevar sobrecargados los aviones.<br />

Sería deseable emplear a lo más dos bombas de 500 libras, pues en<br />

esas condiciones el avión todavía conserva características notables y<br />

un elevado factor de seguridad.<br />

353


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

FUERZA AEREA EXPEDICIONARIA MEXICANA<br />

Escu1dr6n 201<br />

SEGUNDA GUERRA MUNDI<br />

azlecmode/s.com<br />

Dib


....<br />

Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Los aviones también se conocieron como los<br />

·'Mexican Jugs" (jarros mexicanos),<br />

los mecánicos de la FAEM les decian<br />

'º PCUAS" por P-47<br />

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De tal forma que la FAEM se<br />

dispuso a regresar a nuestro país, el<br />

18 de octubre zarparon de Manila,<br />

nuevamente la travesía se hizo por<br />

mar hasta San Pedro, California,<br />

en este lugar se embarcaron en un<br />

tren que los llevó hasta la ciudad<br />

de México. Se dice que en cuanto<br />

el convoy del ferrocarril cruzó la<br />

frontera de Laredo y arribaron a<br />

Nuevo Laredo, el recibimiento fue<br />

de héroes, situación que se repitió<br />

en cada población a la que ingreso<br />

dicho convoy, a lo largo de su<br />

recorrido hasta su llegada al DF, el<br />

18 de noviembre, las crónicas de<br />

prensa así lo consignan.<br />

Los miembros de la FAEM en su desfile triunfal en la ciudad de México. Noviembre, 1945<br />

355


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

En la capital del país realizaron un desfile victorioso por las calles del centro hasta<br />

llegar al Zócalo en donde presentaron la bandera de combate del Escuadrón (la<br />

bandera mexicana con los motivos de la FAEM Escuadrón 201). El presidente<br />

Ávi la (arnacho dirigió un discurso a la concurrencia que fue transmitido por<br />

radio a toda la nación, que al calce dice:<br />

General, jefes, oficiales y tropa de la Fuerza Aérea Expedicionaria,<br />

recibo con emoción la bandera que la nación les ha entregado, como<br />

símbolo de ésta y de las ideas humanitarias por las que combatimos<br />

en una causa común [. .. ] Regresan con glorio, habiendo cumplido<br />

brillantemente con su deber y en estos momentos en esto Plaza<br />

histórica, reciban la gratitud de la nuestra gente.<br />

Las sombras<br />

Al terminar la guerra y regresar a nuestro país la FAEM, se consideró que como<br />

el motivo por el cual ésta había sido formada concluyó, la vida operativa de<br />

esta unidad también había terminado. Por lo que, el día 1 º de diciembre de<br />

1945, el presidente envió el decreto de desmovilización del Escuadrón, los<br />

miembros del mismo que eran militares antes de encuadrarse en el GPA fueron<br />

enviados a distintas unidades del ejército y fuerza aérea, los que eran civiles<br />

fueron regresados a la vida civil y no se les reconoció la antigüedad en las<br />

fuerzas armadas. Cinco de los pilotos del Escuadrón lograron obtener el grado de<br />

general, otros hicieron carrera en la aviación civil, los negocios o en la academia<br />

(educación media y media superior) .<br />

Incluso los 25 aviones originales "los Mexican Jugs" Qarros mexicanos), se<br />

quedaron en la base de Porac, fueron entregados al 45º Grupo de Servicios<br />

Aéreos de los EUA y éste país envió a México 25 "Thunderbolts" nuevos a<br />

cambio de aquellos.<br />

El por qué de la desactivación del Escuadrón no queda tan claro, aun quedan<br />

varios elementos por analizar. Pero lo que lo cierto, es que el gobierno mexicano<br />

desaprovechó la experiencia adquirida en esa contienda, desde los métodos y<br />

técnicas de entrenamiento hasta las de guerra y combate aéreo al desmovilizar<br />

a los miembros de la FAEM. Sus experiencias pudieron haber sido aprovechadas<br />

para que las Fuerza Aérea Mexicana se modernizará no sólo con equipo, sino en<br />

organización, sistemas y métodos.<br />

356


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Fuentes y bibliografía.<br />

Entrevista realizada por Elena Mendoza Castañeda y Colección particular.<br />

Prof. Alfonso Cuellar Ponce de León (ex miembro de la FAEM Escuadrón<br />

201).<br />

Armas. Año 65, no. 424.<br />

América Vuela. No. 12, 1993, pp. 24-45, No. 80, 2002, pp. 32-50y No.135,<br />

2010.<br />

American Geographical Maps. Hemeroteca Nacional.<br />

Aviation History, Mayo 2003.<br />

Historia de la Segunda Guerra Mundial. España, Salvat, No. 1, 1979.<br />

El 111Reich. 11 Guerra Mundial. Argentina, ANESA/ NOGUER, No. 41, 1975.<br />

La aventura de la Historia. España, Año 3, Agosto 2001.<br />

Los hechos del siglo XX. España, Orbis, Nos. 6 y 10, 1982.<br />

Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana Escuadrón 201. Reseña histórica.<br />

México, Asamblea Legislativa del Distrito Federal 111 Legislatura, s/f.<br />

ROVIRA, R. "U-Boote contra México. Submarinos alemanes precipitan la<br />

entrada en la guerra de México", en Historia Militar. Nº. 2, Año 1, 2008.<br />

SANDOVAL Castarrica, Enrique. Historia Oficial de la Fuerza Aérea<br />

Expedicionaria Mexicana . México, Secretaría de la Defensa<br />

Nacional, 1946.<br />

TORRES, Blanca . Historia de la Revolución Mexicana, 1940-1952. México en<br />

la segunda guerra mundial. México, El Colegio de México, 1979.<br />

357


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

DEL CAMPO, David Martín. Cielito lindo. México,<br />

CONACULTA. 2003.<br />

Planeta Agostini­<br />

TAIBO 11, Paco Ignacio. Retornamos como sombras. México, Joaquín Mortiz,<br />

2001.<br />

WILLIAMSON, Murray y Allan R. Millet. Historia de la Segunda Guerra Mundial.<br />

La guerra que había que ganar. Barcelona, Crítica (Memoria Crítica),<br />

2da . Edición, 2002.<br />

Naval History Net. http://www.naval-history.net/<br />

WW2CampaignsAtlanticBattles.htm 15/ 08/ 2010<br />

World Atlas. http://www.worldatlas.com/ webimage/ countrys/ na. htm.<br />

15/08/2010<br />

358


NUEVOS TEMAS EN<br />

LA HISTORIA MEXICANA<br />

Iglesia de Chimal, Ozumba


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Crítica de "Globalización":<br />

El caso del Mormonismo en México<br />

David Knowlton<br />

Utah Va/ley Uníversity, E. U.A.<br />

Si hay un concepto trillado en el equ ipo teórico de la ciencia social actualmente<br />

es "Globalización". Su frecuencia de uso esconde fallos conceptuales, algunos<br />

de los cuales se abordarán en el presente trabajo. Estos fallos tienden a ofuscar<br />

muchos análisis de la actualidad así como del pasado. Se valdrá para desarrollar<br />

este punto no sólo un análisis conceptual, sino momentos claves de la historia<br />

mormona que ejemplifican problemas con el concepto de Globalización.<br />

Globalización como concepto<br />

El sociólogo Roland Robertson acuñó el término "Globalización" a comienzos<br />

de los años noventa para referirse a ideologías que abordan algún sentido de<br />

lo universal, dicho lo global. 1 Aunque para Robertson encerraba un concepto<br />

bastante preciso, el concepto apareció en un momento en que mucha gente<br />

pensaba que algo profundo estaba cambiando en el mundo, que no se refería a<br />

la conceptualización de algo universal, sino que las fronteras sociales se veían<br />

desafiadas por el desarrollo de procesos y tal vez de una sociedad que abordaba<br />

el mundo y, por consecuencia, desafiaba las sociedades y procesos tradicionales.<br />

Cabe notar irónicamente que esto fue casi una media década después de la<br />

publicación resonante del libro: La condición postmoderna, del filósofo francés<br />

Jean Francois Lyotard, que nombró y definió la época Postmoderna. 2 Anunció<br />

precisamente la muerte de narrativas "magníficas" que servían de base para la<br />

humanidad y que pretendían la universalidad. A pesar de la importancia que cobró<br />

la idea del colapso de metanarrativas y de lo postmoderno como descripción dé<br />

ese momento social cuando la Unión Soviética se desplomaba, el concepto de<br />

lo postmoderno como descripción de la sociedad perdió importancia frente a la<br />

idea de la Globalización.<br />

1 Robertson, Roland. Globalization: Social Theory and Global C11l111re. (Sage, 1992)<br />

2 Editado en Francia en 1979 como la Condition postmoderne: rapport sur le savoir. Collection ··critique." (Editions de Minuit. 1979) el libro<br />

apareció en inglés in 1984 como The Postmodern Condition: A Report on Know/edge (Telos Press) y en espailol en 1987 como la condición<br />

postmoderna: reportaje sobre el saber (Madrid, Teorema).<br />

361


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Aunque Robertson habría pretendido algo diferente, su término pronto fue<br />

utilizado por los neoliberales y sus críticos para comprender los cambios en un<br />

mundo que bajaba las tasas arancelarias y pretendía un mercado internacional<br />

libre, aunque enraizado en el poder de las agencias multilaterales. Para ese<br />

fin se promovieron las ideas de la circulación internacional de capital, cultura,<br />

personas y la ruptura de las fronteras tradicionales del Estado Nacional. Así, se<br />

argüía que el Estado Nacional -la base estructural de la humanidad en el siglo<br />

veinte- se encontraba con problemas en su unicidad y en su soberanía por la<br />

formación de algo global, la economía transnacional y sus consecuencias. Las<br />

viejas narrativas magníficas, de esta forma, se veían opacadas por una forma,<br />

no discursiva, de economía que encontraba su nombre en la palabra creada<br />

por Robertson y su fecundidad para la creación de discursos y políticas. Así<br />

hay metaestructura y la ruptura de mucho conocido antes en las esferas de la<br />

cultura y de lo social.<br />

Las circulaciones que forman esa nueva metaestructura no sólo son globales,<br />

sino involucran relaciones con localidades. Entonces se acuñó otro neologismo,<br />

"glocal''. para abordar como se aterrizaba lo global en regiones y otros lugares<br />

menores que el Estado Nacional, es decir localidades. En fin, tanto las localidades<br />

como la noción de lo global giran en torno a la idea del Estado como eje clave<br />

de cualquier explicación. El Estado es el eje clave de la mayoría de los trabajos<br />

sobre la globalización.<br />

De esta forma, la Globalización y su hija la llamada glocalización produjeron<br />

debates en cuanto a la nueva forma de los estados nacionales y si estaban<br />

debilitándose gracias al nuevo régimen global. Aparecieron un sin fin de<br />

esfuerzos y movimientos sociales que buscaban reivindicar lo nacional frente<br />

a lo global. A la vez había el reconocimiento irónico de cómo hasta esos<br />

movimientos de reivindicación -tanto como muchos otros procesos localesdependían<br />

de lo global para existir y tener éxito. Ni el debate en cuanto al<br />

Estado ni la búsqueda de reivindicación es de sorprender, ya que a lo largo<br />

del siglo veinte el tema nacional y su representación en estados ha sido<br />

dominante; tampoco es de sorprender que fue justamente en el momento<br />

de su posible ocaso que Benedict Anderson nos dirigió la atención analítica<br />

al fenómeno cultural del Estado; es decir, poco antes de que Robertson nos<br />

condujera a una apreciación de su contrario, la Globalización no sólo como<br />

proceso sino como cultura. 3<br />

J Benedict Anderson, lmagined Communities: Reflec/ions on the Origin and Spread o[ Nationalism (Verso, 1983 ).<br />

362


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Glocalización y el problema del Estado<br />

Entonces, aquí se encuentran dos temas entrelazados: el fenómeno cultural de<br />

la representación y toma de conciencia y acción en cuanto al entorno social, y<br />

el del entorno social. Es el segundo que más nos interesa y en él se encuentra<br />

la primera ofuscación del casi omnipresente concepto de la Globalización. Y, es<br />

precisamente la del Estado Nacional.<br />

Se suele suponer, como antecedente a la Globalización, que el Estado dominaba<br />

el mundo en su unicidad soberana durante el periodo anterior a la Globalización.<br />

Para ejemplificar eso nos es útil valernos del trabajo maestro del sociólogo<br />

Max Weber sobre el Estado y su relación con la religión . Weber escribía en un<br />

momento en que Alemania recién se había unido bajo el Kaiser y vivía un fuerte<br />

momento de crecimiento demográfico, urbanización e industrialización; como<br />

entidad en que había una pluralidad de religiones, y no una sola.<br />

En la ciencia social, el pensamiento de Weber es central para definir el Estado.<br />

La fuerza, o coacción se establece como la clave para entender el Estado ya<br />

que para Weber el Estado pretende mantener un monopolio sobre el uso de<br />

coacción violenta dentro de un territorio. Así, Weber reduce el problema de<br />

la soberanía, que tanto preocupaba a politólogos, a una pretensión a unicidad<br />

dentro de ciertos confines territoriales. Aun así, el monopolio de violencia no es<br />

suficiente en el argumento de Weber para establecer la unicidad del Estado en<br />

el territorio, por más que lo haya querido. Para ese fin, Weber depende de una<br />

purificación de la categoría de religión para subordinarla al Estado, a la vez que<br />

depura la categoría del Estado de matices que le debilitarían.<br />

Por ejemplo, Weber insiste en separar la religión del Estado. Es decir, para Weber,<br />

el Estado mantiene un monopolio legítimo de coacción física, mientras la religión<br />

es "una asociación de dominación cuando y en la medida en que aplica para la<br />

garantía de su orden la coacción psíquica, concediendo y rehusando bienes de<br />

salvación " lo que llama "coacción hierocrática." 4 Se distingue la violencia actual<br />

o potencial del Estado de la coacción psicológica al controlar bienes de salvación,<br />

aunque eso desconoce la importancia de coacción física y hasta violencia para Ja<br />

religión en general y muchas en particular como lo nota Asad en su discrepancia<br />

con Geertz. 5 Asad arguye que para San Agustín, "el poder, el efecto de toda una<br />

red de prácticas motivadas, asume una forma religiosa por el fin a que se dirige<br />

[ ... ] " 6 Y esas prácticas pueden incluir inclusive las formas de coerción violenta.<br />

4 Ma.x Weber, Economía y Sociedad (Fondo de Cultura Económica, 1996) p. 44<br />

5 Clifford Geertz. "Religion as a Cultural System" en The lmerpretarion o/Culrures (Basic Books, 1973) p. 87-125<br />

6 Talal Asad, Genea/ogies of Religion: Discipline and Reasons of Power in Christianity and Islam (Johns Hopkins Press, 199) p. 35.<br />

363


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Por importante que sea la problemática atribución de coacción física al Estado<br />

y coacción psíquica a la Iglesia, vamos a dedicar atención a otra diferencia entre<br />

iglesia y el Estado en el pensam iento de Weber. Indica que la Iglesia depende<br />

de un sistema de normas y reglas racionales. Aunque haya argüido que de<br />

la ley canónica se desprendió el sistema legal del occidente, y por ende del<br />

mundo, para Weber le corresponde al Estado establecer un sistema jurídico y<br />

administrativo general, cuando la Iglesia sólo lo hace para sí.<br />

Aquí hay un doble problema . Primero, aun cuando escribía Weber, había un<br />

sistema internacional que regulaba, hasta cierto punto, la soberanía de los<br />

Estados, y segundo, la Iglesia variaba en su relación con los Estados existentes.<br />

El primer punto nos enseña que el enfoque de Weber en el Estado, sin hablar<br />

de las condiciones internacionales y eclesiales de su existencia, producía una<br />

ceguera hacia el sistema internacional y su papel. 7 Asimismo, el segundo punto<br />

nos enfatiza que aunque habían iglesias que existían netamente dentro de un<br />

Estado, también habían organizaciones religiosas, como la Iglesia Católica, y<br />

las órdenes religiosas, que tenían una existencia más allá de las fronteras de un<br />

sólo Estado y por consecuencia más allá de su posibilidad de coaccionarles. Es<br />

decir, que los reglamentos y procesos de algunas iglesias tenían una existencia<br />

transnacional y posiblemente supranacional. De esta forma eran un desafío<br />

tanto para la supuesta supremacía y soberan ía del Estado en un territorio y<br />

requerían ser despedidas, aunque solamente fuese analíticamente, por razones<br />

de la cultura y conciencia del Estado, aunque no fuese del todo posible sumirles<br />

al Estado en la realidad .<br />

Sin decirlo, a la vez que pretende crear una serie de conceptos de aplicación<br />

universal y de tipos ideales, Weber contribuye a un proceso de purificación<br />

de la categoría religión para distanciarlo de elementos que se definen como<br />

particulares del Estado. Weber presumía subordinar la Iglesia y, por eso, la religión<br />

a un orden soci opolítico que pretendía a la soberanía exclusiva en su territorio,<br />

es decir el Estado. Esta presunción bien puede ser un tipo ideal para el análisis de<br />

situaciones particulares como describía la metodología de Weber. Sin embargo,<br />

fallaba si esperaba proporcionar un juego de conceptos que permitiera abordar<br />

la realidad completa de Europa o de las otras sociedades en el mundo, como las<br />

relativamente nuevas repúblicas americanas, justamente por la confusión que<br />

encerraban en sí en cuanto al Estado. Ofuscaban la realidad de relaciones frente<br />

a un concepto qu e imponía la realidad deseada.<br />

7 C. f. Carl Schmiu. The Nomos o/tite Earth in 1he /111ema1ional la11· o/ Jus Publicum Europ(leum (Tclos Prcss. 2006)<br />

364


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Vale citar a su amigo y estudiante, Troeltsch, para ejemplificar el<br />

problema:ª<br />

Aquí es donde permanece hoy en día la diferencia característica de las<br />

doctrinas sociales católicas y protestantes; La Iglesia Católica todavía<br />

exige, aun en la actualidad, dominio sobre el Estado para poder<br />

resolver el problema social mediante bases eclesiásticas; las iglesias<br />

protestantes con su libertad del Estado, son inciertas en su meta; a<br />

veces su meta parece ser un estado cristiano y a veces es la de una<br />

actividad eclesiástica puramente social que se lleva a cabo al costado<br />

del Estado. Aun así, en la actualidad en gran medida, el Estado tiende<br />

a comprender las iglesias como asociaciones libres que representan<br />

intereses privados y así considerarlas como parte de aquella "sociedad"<br />

de la que se diferencia el Estado.<br />

Aunque menciona Troeltsch la supuesta restricción de la religión a asociaciones<br />

voluntarias dentro de la esfera privada, a diferencia de la pública, y las diferentes<br />

políticas de tanto dominar el Estado o formar un proceso paralelo a él como<br />

formas de proceder dentro de un espacio que el Estado proclama suyo, no aborda<br />

el problema de la dependencia de todo ese entorno en conceptos, procesos<br />

y acuerdos que van más allá de las fronteras de los estados. Al juntar tanto<br />

lo Troeltschiano con lo trasnacional en una compleja relación entre religión y<br />

Estado, que implica organización transnacional, el presente trabajo insiste en la<br />

necesidad de colocar los estados en su entorno jurídico y político de relaciones y<br />

normas internacionales que condicionan su existir. E insistimos en algo parecido<br />

para la religión, sobretodo la organización llamada Iglesia, la cual puede tener<br />

una existencia netamente regulada por los procesos de algún Estado o bien<br />

puede tener una existencia trans- y hasta supra- nacional, o una combinación<br />

particular de las dos opciones, respondiendo a la segunda ofuscación de la<br />

Globalización. Entonces, se cuestiona la base de la idea de Globalización que<br />

depende de un Estado soberano anterior para considerar los supuestos cambios<br />

que se producen a fines del siglo veinte. A la misma vez, se cuestiona cualqui~r<br />

análisis que parte de la noción teórica de un Estado único y soberano en el<br />

pasado, si no se le establece en su entorno dinámico de relaciones que van<br />

mucho más allá de sus fronteras y que le analizan como ente primaria y no<br />

proyecto por reali zarse.<br />

8 Emst Troeltsch, The Social Teaching ofrhe Chri:oian Church (John Knox Prcss : 1992) p 33 . (traducción del autor ya que no se encontró una<br />

versión previamente traducida al castellano).<br />

365


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Estado y Mormonismo en el siglo XIX<br />

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocida como la<br />

Iglesia Mormona, es un ejemplo de los problemas de Globalización. Se originó<br />

en el siglo XIX en el este de los Estados Unidos aunque, después de una serie<br />

de conflictos con la sociedad mayoritaria, se estableció en lllinois, en las riberas<br />

del gran Río Mississippi. 9 Nuevamente, entró en conflicto con la soc iedad local<br />

y con el gobierno local, lo cual condujo al martirio del profeta fundador, José<br />

Smith, y por consecuencia a una crisis de organización y sucesión. El conflicto<br />

es complicado y merecedor de un análisis detallado, pero por lo pronto vale<br />

resaltar la amenaza percibida por la sociedad mayoritaria de una organ ización de<br />

índole más colectiva y no democrática, ya que giraba en torno a un ungido de<br />

Dios, y que no mantenía las separaciones entre relig ión, gobierno y economía (o<br />

sea de lo público y lo privado) esperadas en una sociedad liberal en proceso de<br />

consolidación. Aquí vemos el desafío que aún la Iglesia Mormona presenta para<br />

el analista si pretende basarse en conceptos de Estado, gobierno, y economía<br />

como realidades ya preexistentes y universales. Tal anál isis no es capaz de<br />

abordar el Mormonismo salvo como un grupo paria por no cumplir con las<br />

normas, o de procurar depurarlo para que pueda a posteriori figurar dentro de<br />

las normas establecidas en el análisis. 10<br />

Después de la muerte del "profeta" (José Smith), prevaleció el grupo de<br />

apóstoles encabezado por la figura de Brigham Young. Para la narración de los<br />

fieles, la clave fue un momento de milagro en que en una asamblea general se<br />

transfiguró el semblante de Young en el del "profeta " asesinado, como se narra<br />

después, aunque ahora todo es cuestionado.U Pero, para los analistas sociales<br />

lo culminante fue otro asunto estructural que no sólo permitió que Young y los<br />

apóstoles pudieron juntar a la mayoría de la Iglesia y organizarles, sino que tiene<br />

importantes implicaciones para el entendimiento de lo que fue el Estado.<br />

Cuando murió José Sm ith, los Mormones estaban haciendo proselitismo<br />

activo tanto en los Estado Unidos como en Europa y pretendían realizarlo en<br />

todo el mundo. Su modelo de evangelización entraba en conflicto con la relación<br />

preferida entre Estado y religión en muchos países, como los países escand inavos<br />

donde el Mormonismo iba a conseguir mucho éxito, pese a que fuera prohíbido<br />

por ley.12 En Inglaterra y Gales, del Reino Unido, el M ormonismo había<br />

9 Para un resúmen de la historia de la Iglesia Monnons, véase Leonard J. Arrington and Davis Biuon, The Monnon Experience: A History oflhe<br />

Lattcr-day Saints (University of lll inois Prcss. 1992) o Jan Shipps, Mormonism, the Story of a New Religious Tradition (University of lll inois<br />

Press, 1987).<br />

10 C. F. David C. Knowlton. "Sect Meets Sta1es ofException: A Reading of Armand Mauss' The Angel and the Beehive'". trabajo presentado a la<br />

Socicty for 1hc Scienlific Siudy ofReligi on, Louisvi lle. Kcnmcky, 2008.<br />

11 Richard S, Van Wagoncr, "The Making of a Monnon My1h: The 1844 Transfiguralion of Brigham Young." Dialogue: a Journa/ of Mormon<br />

Tho11gh1, 28:4: 1-24, 1995<br />

12 Wi ll iam Mulder, Homeward to Zion: The Mormon Migration from Scandinavia (Universily of Minnesola Press, 2000)<br />

366


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

obtenido mucho éxito dada la particular relación entre la religión y la sociedad<br />

existente allí, donde ya se había establecido, según dicen, una ruptura, aunque<br />

parcial, entre rel igión y Estado, y entre religión y sociedad .13 De acuerdo con el<br />

historiador Grant Underwood, un tercio de todos los mormones se encontraban<br />

en el Reino Unido y ese hecho demográfico y transnacional fortaleció a los<br />

apóstoles en la sucesión a José Smith ya que fueron ellos quienes habían hecho<br />

mucho del proselitismo en el Reino Unido. 14 Para nuestro análisis es importante<br />

observar que los mormones -desde un momento muy temprano, cuando los<br />

Estados Nacionales estaban en formación y aún antes de la elaboración clásica<br />

del Estado Soberano Weberiano- mantenían una realidad trasnacional lo cual<br />

fue importante para su futuro como iglesia a la vez que llevaba a conflictos con<br />

varios Estados, incluyendo Estados Unidos.<br />

Es decir, que su situación actual -de ser una de las iglesias más trasnacionalesya<br />

venía elaborándose en aquel entonces. Y no era la única, como se percibe<br />

arriba en la observación de Troeltsch. A diferencia del análisis de David Martin,<br />

siguiendo una pauta importante de la sociología de la religión, la iglesia, y no la<br />

religión en si ya mantenía una relación más allá de las sociedades locales. 15 Es<br />

decir, no estaba completamente identificada con la sociedad ni la sociedad con<br />

ella. Por consecuencia, su relación con el Estado también acarreaba importancia.<br />

Un análisis que no tome en cuenta la relación entre iglesia (y religión) con la<br />

sociedad y con el Estado es un análisis falto de base.<br />

También podemos aseverar que en el proceso de formación de la modernidad,<br />

incluyendo el Estado en primer lugar y luego el Estado Nacional, la religión -y<br />

sobretodo la iglesia- presentaba un problema merecedor de análisis. No vale<br />

quedarnos en lo de Weber y tantos otros investigadores, quienes subordinan la<br />

religión y la iglesia al Estado en sus conceptos sin que eso fuera una realidad<br />

social. Hay que reconocer que fue un proyecto el establecimiento del Estado<br />

soberano y la búsqueda de control sobre la religión y no una realidad finalizada .<br />

La experiencia de los mormones de ser una iglesia trasnacional, en un momento<br />

en que también lo fue el catolicismo, desafía el concepto facilista de la<br />

Globalización. Ya que mucho antes fue un fenómeno trasnacional, aun cuando<br />

los estados estaban en formación y todavía no aparecía claramente el Estado<br />

Nacional, que es la base de la idea de la Globalización. Asimismo, inicia una<br />

problematización de la idea de lo glocal. ¿Cómo se entiende la relación entre<br />

13 Douglas Davies, Mormon Spirituality: Latter Day Saints in Wales and Zion. By Douglas James Davies. Noningham Series in Theology. Logan:<br />

Utah State Univcr.;ity Press. 1987. Grant Underwood, The Millenarian World of Early Mormonism (University of lllinois Press, 1999)<br />

14 Underwood,opcit.pp. 127-138.<br />

15 David Manin, Tangues of Fire: The Explosion of Protestantism in latin America (Wiley Blackwell, 1993). David Martin, Secularization: Towards<br />

a Revised General Theory (Ashgate 2005).<br />

367


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

esas religiones a la vez trasnacionales y locales? Cómo veremos adelante, no es<br />

suficiente la idea sencilla de la glocalización como forma en que lo universal se<br />

aterriza en diferentes localidades.<br />

Historia Mormona y el Estado<br />

La importancia de lo escrito se aprecia en la historia Mormona. Después de que<br />

los apóstoles consolidaran su control sobre la mayoría de los fieles, Brigham<br />

Young organizó un éxodo. De esta forma la mayoría de los mormones salieron<br />

de donde vivían para congregarse en la zona de montañas y cuencas en el oeste<br />

norteamericano. Aunque en la actualidad ese territorio se considera parte<br />

de Estados Unidos, cuando se inició el movimiento poblacional pertenecía a<br />

México. El establecerse en México habría sido parte de la táctica de Young ya<br />

que anteriormente José Smith había entrado en conversación con los texanos<br />

rebeldes, quienes se independizaron de México, en cuanto a si los mormones<br />

podían habitar el territorio que quedaba entre los centros de población<br />

mexicana y población texana. 16 No resultó bien y la mayoría de los mormones<br />

emprendieron el viaje hacia territorio mexicano. Sin embargo, a poco de haber<br />

iniciado el viaje, los mormones encontraron que Estados Unidos había entrado<br />

en guerra con México. A poco de la llegada de los mormones a lo que es ahora<br />

su aposento en Utah, Estados Unidos arrebató ese territorio de México. Es decir,<br />

la Iglesia Mormona se valía de una política de comparar diferentes posibilidades<br />

de inserción en Estados Nacionales buscando una zona para instalarse donde el<br />

poder estatal fuera tenue.<br />

Una vez instalados entre las montañas occidentales, al lado del Gran Lago<br />

Sa lado y un poco al norte de la extensión máxima del camino que conectaba<br />

Nuevo México con Los Ángeles, los mormones animaron a sus fieles en Europa<br />

a emigrar a su nuevo territorio. En ese lugar los mormones pudieron crear su<br />

propia sociedad con poca presión del Estado. Ejemplo de eso es el hecho de que<br />

mantuvieron su propia política migratoria durante casi veinte años, o sea hasta<br />

que Estados Unidos terminó su Guerra Civil y el Estado consolidado comenzara<br />

a ejercer control sobre el ahora oeste Norteamericano.<br />

Nuevamente, cuando otra vez las relaciones con el Estado Nacional se hicieron<br />

difíciles, los mormones buscaron una solución trasnacional, o sea mexicana. A<br />

fines del siglo XIX, cuando el gobierno federal norteamericano amenazaba con<br />

desbaratar el sistema Mormón - y sobretodo la iglesia- si no dejaran su sistema<br />

económico y la poligamia, los mormones buscaron un refugio en México. Esta<br />

16 . Michacl Van Wagenen, The Texas Republic and the Mormon Kingdom ofGod (College Station Texas: Texas A & M University Press, 2002)<br />

368


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

vez poblaron colonias con élites en el norte mexicano, entre Chihuahua y<br />

Sonora . (A la vez buscaron instalarse también en Canadá) . 17<br />

En el conflicto intenso con un Estado ya consolidado y fuerte, los mormones<br />

perdieron mucho, a pesar de tener colonias en el exterior. Entre muchas otras<br />

cosas dejaron en su mayoría de lado su sistema matrimonial y su sistema<br />

económico; es decir, fueron obligados a respetar las divisiones esquemáticas<br />

de la sociedad y gobierno federal norteamericano. A la vez, lograron mantener<br />

su sistema unicitario con pretensiones a proto-Estado, mucho de su sistema<br />

colectivo aún dentro del capitalismo individualista y su realidad trasnacional. El<br />

mormonismo se valió para eso de todas las posibilidades que encontraba dentro<br />

del sistema legal norteamericano para reformarse y mantenerse sin fundirse en<br />

el patrón norteamericano de lo que debería de ser una religión o una iglesia . 18<br />

Por esa diferencia entre lo que es la iglesia Mormona y lo que se piensa que<br />

debería ser sigue con conflictos con la sociedad mayoritaria y a veces con el<br />

Estado, aunque ahora cuenta con una posición de poder.<br />

México, mormonismo, y movimientos de reivindicación<br />

Cabe mencionar que los cambios de la iglesia llevaron a la formación de muchos<br />

movimientos de oposición y de reivindicación dentro de la misma, los cuales<br />

ejemplifican parte de la complejidad de una organización religiosa. Aquellos<br />

movimientos también son importantes para comprender los problemas<br />

conceptuales que aquí consideramos, aunque nos es posible considerar sólo una<br />

mínima parte. 19<br />

Como ya se mencionó, el anál isis weberiano considera la iglesia como una<br />

organización hierocrática basada en el control psíquico mediante el ofrecimiento<br />

de bienes de salvación y que está subordinada al Estado. De ahí que un análisis<br />

basado en la Globalización hablaría de migraciones trasnacionales y movimientos<br />

de ideas a través de fronteras nacionales, pero no abordaría el problema de una<br />

organización que existe en dos o más Estados a la vez y que por tanto, puede<br />

existir, aunque con mucho problema, por encima de los Estados. Ni menciona<br />

el orden internacional que permite que trascienda fronteras nacionales y que<br />

mant enga su existencia trasnacional.<br />

Para el caso del Mormonismo, tenemos que volver un poco a su pasado en<br />

México. No sólo estableció colon ias de elites en el norte mexicano, también<br />

inició una obra proselitista en el centro del país. Estableció una congregación en<br />

17 F. LaMond Tullis, Mormons in Mexico (Utah State University Press, 1997).<br />

18 David C. Knowlton .. Sect Meets States of Exception" op cit.<br />

19 Newell G. Bringhurst. John Hamer, Scattering o/Saints: Schisms within Mormonism (John Wh itmer Books. 2007).<br />

369


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

la ciudad de México, dirigida por un periodo, por el socialista Plotino Rhodakanaty<br />

estableciendo rápidamente congregaciones en la región de los volcanes (sur<br />

oriente del Estado de México). En ambos lugares se mantienen desde fines<br />

del siglo XIX hasta la actualidad. Sin embargo, en ambos dichos lugares, las<br />

congregaciones existían en una relación por lo menos cuatripartita, es decir:<br />

(1) con los intereses y sociedades locales -el Socialismo de Rhodakranaty en<br />

México, y la sociedad rural porfiriana en la región de los volcanes-, (2) con<br />

los estados de México y de los E.U .A., (3) con la iglesia como organización<br />

jerárquica, y ( 4) con las sociedades mayoritarias norteamerica nas y mexicanas.<br />

A la vez hay que reconocer el entorno internacional de relaciones entre los<br />

gobiernos americanos y de una incipiente sociedad global.<br />

Rhodakranaty terminó su relación con el mormonismo por el autoritarismo de la<br />

iglesia y por consecuencia de las diferencias en sus visiones del Socialismo. Aquí<br />

hay que reconocer que el Socialismo Mormón con sus raíces en el Socialismo<br />

agrario y religioso de Norteamérica tenía una similitud y muchas diferencias con<br />

el Socialismo como movimiento político y social internacional, o sea trasnacional.<br />

A la vez que desafiaba potencialmente los estados, desafiaba asimismo un<br />

sistema igualmente jerárquico de la iglesia que pretendía la unicidad y alguna<br />

especie de soberanía.<br />

En la región de los volcanes se elaboró otro conflicto con la iglesia que, por<br />

cierto, fue mucho más allá de la misma región. Como otras regiones de<br />

México, este rincón del Estado de México tenía su propio sistema de categorías<br />

étnico raciales que figuraban en el sistema de estratificación y de resistencias<br />

y reacciones. Al entrar en la región, el mormonismo habrá establecido una<br />

conexión particular con esa estructura cultural, política, y económica, aunque<br />

por el momento el estado de las investigaciones históricas no nos permite más<br />

que una presuposición. Sin embargo, sabemos que la ideología racial del Libro<br />

de Mormón con el papel mesiánico que propone para los indígenas americanos,<br />

llamados lamanitas, sí que caló hondo entre los que se hicieron miembros.<br />

Es probable que los conversos ni fueron de la clase élite europeizante, ni de<br />

las comunidades estrictamente Náhuatl hablantes. Es decir, que entraba en<br />

un espacio entremedio donde estableció una conexión entre la ideología y<br />

estructura Mormona y las de la sociedad local.<br />

¿Era eso una temprana glocalización? En un sentido sencillista sí lo fue, pero<br />

más profundamente no. Para explicarlo, continuamos con la historia. En<br />

reconocimiento del Estado mexicano los mormones formaron una jerarquía<br />

en el país que puso en la cima a anglo mormones nacidos en México pero<br />

370


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

con continuidad con la población mayoritaria de los EE.UU. y muchas veces<br />

con doble ciudadanía. A la vez, su posición les tenía entre las exigencias de<br />

la sociedad mexicana y la jerarquía de la iglesia con cuyo beneplácito servían.<br />

En el año 1936 se dividió la Iglesia en México en lo que se llamó "la Tercera<br />

Convención", la cual representaba por lo menos un tercio de la membresía total<br />

en México. Entre otras cosas los convencionistas exigían un presidente de la<br />

iglesia mexicana que no fuera ni "gringo" ni anglomexicano, sino que fuera<br />

mexicano de sangre y raza . Es decir, que su exigencia dependía de varios factores:<br />

el crecimiento de ideas raciales de lo que era un mexicano, el rol mesiánico del<br />

indígena en el Libro de Mormón, la posición social de los mormones en un<br />

México postrevolucionario donde no eran ni élites ni de comunidades indígenas<br />

y un mundo donde el sistema trasnacional cada vez más daba preferencia a<br />

Estados Nacionales, o sea Estados combinados con un sentido étnico.<br />

Desde la perspectiva de la jerarquía mormona había otra serie de presupuestos.<br />

Ellos partían de otra visión racial que daba preferencia a los anglosajones como<br />

casa de Israel; ésta visión proporcionaba una forma muy diferente de entender<br />

el Libro de Mormón, lleno de paternalismo. 20 Y sobretodo pretendía mantener<br />

la integridad del sistema jerárquico de la iglesia que daba preferencia al derecho<br />

del profeta de ejercer su relación con Dios para elaborar nombramientos y no<br />

responder a presiones de otra índole.<br />

El mejor análisis hasta el momento es el de Tullis, quien reconoce otros factores<br />

contextuales como la Revolución, los Cristeros, la situación cambiante de<br />

religiones en relación con el Estado, la muerte del presidente muy querido Rey<br />

L. Pratt, la personalidad distante de su sucesor Antaine lvins, el vacío en el poder<br />

anglo producido por esos factores y el deseo de los miembros mexicanos de ver<br />

avanzar el movimiento en que tanto creían y veían como cumplimiento de la<br />

profecía en cuanto a ellos mismos. 21<br />

Tullis escribe algunas frases muy significativas que describen la perspectiva del<br />

Presidente lvins. "Al contrario del sistema político mexicano que anima a que se<br />

consigan firmas para peticiones en forma de llamar la atención a los burócratas<br />

públicos, en Utah tales procedimientos se ven mal". Es interesante la cita por su<br />

forma de contrastar una cultura cívica mexicana con una cultura cívica Utahna,<br />

por no decir Norteamericana . No dice de Estados Unidos precisamente porque<br />

en E.U .A está bien visto elaborar peticiones formales con una gran cantidad de<br />

firmas, lo cual figura en el sistema político del país con base legal.<br />

20 Armand Mauss, Ali Abraham S Children: Changing Mormon Conceptiom o/ Roce and lineage (University of 1 llinois Press, 2003)<br />

21 F. Lamond Tullis.<br />

00A Shephcrd to Mexico"s Saints: Arwell L. Pierce and the Third Comention··. BYU Srudies. 37-1-127- 157, 1997-1998.<br />

371


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Pero se ve mal en el contexto de la iglesia y la cultura de su sociedad justamente<br />

porque, como sigue Tullis, "los santos están obligados a apoyar al Presidente<br />

de la Iglesia en sus decisiones y acciones. " 22 Es decir que no deben ni dar la<br />

apariencia de cuestionarlas. Eso es una parte importante de la cultura no sólo<br />

de la iglesia, sino también de la cultura cívica del estado de Utah, donde tiene<br />

sede la Iglesia, aunque no en si de los E.U.A.<br />

Curiosamente, no aparece aquí la fe de los miembros llamados disidentes en<br />

México ni su cumplimiento de los requisitos de su religión . Se pierde esa fe<br />

frente a una cultura supuestamente cívica y política, y por ende nacional que se<br />

diferencia de la cultura Utahna religiosa . Así se demuestra el paternalismo tanto<br />

del análisis como de los líderes citados. Se demuestra también la complejidad<br />

de un análisis de lo glocal, ya que requiere de muchos matices tanto locales<br />

y tanto de otras localidades como de contextos trasnacionales (culturas,<br />

políticas cívicas, jerarquía, derechos de asociaciones privadas a diferencia de<br />

Estados convocados por un pueblo, nacionalismo, etc.). Todos esos contextos<br />

internacionales infunden cada momento de las situaciones locales y contribuyen<br />

a su formación, tanto que no hay local sin global, ni global sin local, y eso a<br />

comienzos de siglo XX. Las separaciones son algo quiméricas.<br />

Empero, si se enfatiza esa relación de lo local con lo global, que en si es más<br />

una purificación analítica, se pierde esa formación mutua de lo global y lo local<br />

así como las organizaciones: la Iglesia Mormona, por ejemplo, que operan en<br />

los lugares así construidos. Aun así, no satisface el análisis. Precisamos otra<br />

posibilidad analítica que no cosifique el mundo en polos dualistas, como lo<br />

global y lo local, mediados por el Estado.<br />

Como consecuencia de la tercera convención se formaron grupos disidentes,<br />

como el de la Colonia Industrial en Ozumba, México, quienes procuraron<br />

mantener una visión y práctica más pura que la de la iglesia mayoritaria también<br />

existente en México. 23 Pretenden hasta la actualidad mantener una visión<br />

diferente de lo que serían las relaciones entre Estado e Iglesia , matizada en su<br />

visión de la voluntad divina tal como en sus relaciones trasnacionales.<br />

Con la Tercera Convención se aumentó el número de grupos mormones en<br />

el país y se aumentó la complejidad de relaciones entre grupos mexicanos<br />

religiosos y la complejidad religiosa social de Utah y sus dependencias culturales<br />

en EE.UU. y el resto del mundo.<br />

22 ibid, p. 131. Tradución del autor.<br />

23 Thomas Murphy, "Fifty Years of Unitcd Order in Mexico" S1ms1one Maga:.ine. l'OI. 20:3, no.107. p. 69. septiembre de 1997.<br />

372


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Hay que mencionar otro elemento que, es marginal para los mormones actuales<br />

en general; sin embargo, tiene mucha importancia teórica. Weber enfatiza para<br />

su definición del Estado, su monopolio de la coacción física y recíprocamente<br />

insiste en que la jerarquía religiosa depende de una coerción psíquica. No<br />

siempre se ha basado el poder de los diferentes grupos y jerarquías mormones<br />

en el control psíquico solamente. También ha habido momentos de violencia<br />

rea l implicada, como se solía amenazar en algunos ritos centrales, así como de<br />

control físico del cuerpo y más importante aún, control del entorno social. La<br />

Teoría Weberiana, por ende la liberal y la presupuesta por la Globalización no es<br />

capaz de comprender esos elementos.<br />

Conclusión: Mormones y Globalización<br />

La Globalización es uno de los conceptos más usados en la actualidad para<br />

comprender la realidad social y para formar proyectos de estudio. Aunque<br />

enfatiza la actualidad, parte de una historiografía que arguye cómo debía haber<br />

sido el pasado. Sin embargo, ese argumento sobre el pasado no capta elementos<br />

importantes del mismo sino confunde la ideología del Estado con una realidad.<br />

La Teoría de Weber sobre el Estado y su relación con la religión es un ejemplo<br />

clave e importante del mismo. Y para eso nos sirven ejemplos de la historia<br />

del mormonismo, para enseñar los problemas con esos conceptos y su visión<br />

histórica.<br />

El Mormonismo desde sus primeras décadas, justamente cuando la noción<br />

actual del Estado moderno, unicitario y soberano, estaba en formación,<br />

manifestaba una tendencia a ser una organización trasnacional, valiéndose de las<br />

posibilidades establecidas en la organización internacional, por no decir global,<br />

de aquel entonces. Esa trasnacionalidad le ha servido en muchos momentos<br />

de su historia. Además, la Iglesia mantiene su propia visión de si como una<br />

organización soberana y unicitaria, que no se encaja fácilmente en la idea de la<br />

religión como cosa de creencia y emoción, es decir psíquica .<br />

A pesar de conflictos severos con el Estado, el Mormonismo ha podido mantener<br />

mucha de su forma que no se comprende del todo en la teoría weberiana ni, por<br />

consecuencia, de la globalización, ya que parte de la base de lo propuesto por<br />

Weber. Asimismo desafía las ideas sencillistas de la glocalización como vimos<br />

tanto en el establecimiento del Mormonismo en México y sus rupturas. Lo<br />

glocal presume una separación entre lo local y lo global, mediado por el Estado.<br />

Pero todas esas instancias están interrelacionadas y no admiten una separación<br />

373


SNTE, Sección 36-Va/le de Méx ico<br />

fácil, aunque sea solamente heurística. Entonces, necesitamos análisis más<br />

fidedignos que tomen en cuenta esas interrelaciones y las formas en que<br />

mutuamente se construyen las instancias como fenómenos ideológicos, o sea<br />

de conciencia social y como realidades de organización social.<br />

Para terminar vale recalcar que la religión, especialmente en su forma de<br />

Iglesia, es un problema. Las teorías clásicas de la antropología y la sociología, y<br />

no sólo las de la Globalización, parten de versiones de la religión que no admiten<br />

un estudio de la Iglesia como otra instancia figurada en la organización social<br />

internacional, y no la nacional solamente, y que por tanto también debe figurar<br />

en análisis de las relaciones entre lo global, lo local, y el Estado. La Iglesia no<br />

es y no fue, salvo en casos particulares, una dependencia del Estado ni una<br />

cosa solamente privada, por más que así hayan querido narrarlo los sociólogos<br />

y antropólogos. Una comprensión adecuada del Mormonismo en México, sin<br />

mencionar el catolicismo o el protestantismo, requiere otra teoría y no la liberal<br />

de la Globalización ofuscante y trillada .<br />

374


UN ACERCAMIENTO A LA REGIÓN<br />

DE LOS VOLCANES<br />

Pintura Mural, Iglesia de Ozumba


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

La independencia en la región de los volcanes.<br />

Xixián Hernández de O/arte<br />

Mucho es lo que se ha escrito sobre la Independencia de México; casi desde su<br />

inicio y hasta la actualidad una enorme cantidad de libros, artículos, ensayos,<br />

reseñas y memorias han tratado el tema desde diversos ángulos. 1 Pero poco, o<br />

casi nada, es lo que se conoce sobre que ocurrió en la zona que era conocida<br />

en la Época Virreinal como la jurisdicción de Chalco durante el tiempo que duro<br />

el movimiento independentista. Este territorio era considerado uno de los más<br />

importantes de la Nueva España estratégica y económicamente. Esto porque<br />

proveía de gran cantidad de granos a la ciudad de México, ya que contaba con<br />

tierras fértiles y húmedas, tenía abundante fuerza de trabajo y también pertenecía<br />

a la ruta de comercio que conectaba a la ciudad con las regiones de t ierra caliente. 2<br />

De ahí la relevancia de hacer un estudio profundo de los acontecimientos que se<br />

desarrollaron en esta región clave del centro del territorio novohispano.<br />

La historia que a continuación se relata, la de algunos pueblos que pertenecían<br />

a la Jurisdicción de Chalco (actualmente llamada la región de los volcanes por<br />

estar al p-ie del Popocatépetl y del lztaccíhuatl), constituye tan sólo una primera<br />

aproximación a su estudio 3 . Nuestro principal objetivo es contestar la siguiente<br />

cuestión: ¿Cómo reaccionaron sus habitantes ante la Revolución que estalló en<br />

septiembre de 1810? ¿Cómo les afectó y que posturas tomaron los habitantes<br />

ante lo que ocurría? Veamos que podemos averiguar.<br />

La región de los Volcanes en vísperas de la Independencia<br />

Los sucesos ocurridos en Eu ropa; es decir, las guerras en las que se había<br />

enfrascado España contra otras potencias del mismo continente repercutieron<br />

1 Para un estudio de la bibliografía sobre la Independencia ver: Antonio Annino y Rafael Rojas, lo Independencia, México, Centro de Investigación<br />

y Docencia Económicas, Fondo de Cultura Económica, 201 O.<br />

2 Pcter Gerhard, Geografia Histórica de lo Nueva España 1519-1821, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1986, pp. 104-107.<br />

Tomás Jalpa Flores, la sociedad indígena en la región de Chalco durante los siglos XVI y XVII, México, Instituto Nacional de Antropología e<br />

Historia, 2009, p. 138.<br />

3 Guerhard sei\ala que la Jurisdicción de Cha leo .... . incluían el sector sureste del Valle de México (hoy ocupa partes del Distrito Federal y del Estado<br />

de México) con una sección más allá de las elevaciones que limitan ese Valle por el sur (hoy en el estado de More/os) ... " El presente artículo<br />

ha limitado su análisis a Jo que actualmente se conoce como la región sur-oriente del Estado de México, que comprende Jos actuales municipios<br />

de Chalco hasta el de Ecatzingo.<br />

377


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

en sus territorios americanos, de donde se obtenían pa rte de los recursos para<br />

solventar la lucha . En 1798 circuló en la jurisdicción un decret o del rey Carlos IV<br />

por "la urgente necesidad que hay de atender ... La defensa y con se Nación de<br />

Ja monarquía". Así, se pedía a los habitantes de Nueva España que "a imitación<br />

de los de este Reyno [España] se esfuerce cada uno a contribuir a tan laudables<br />

fines, como son los de atender a su conseNación, esperando le den esta nueva<br />

prueba de lealtad .. . particularmente los sujetos pudientes ". 4 Sin duda muchos<br />

de los hacendados de la región contribuyeron con donaci ones voluntarias y<br />

préstamos para reunir dinero y enviarlo a España. Pero no fueron los únicos,<br />

al parecer las autoridades locales presionaron a algunos habitantes indígenas<br />

para obtener mayores ingresos con el pretexto de que los recursos se utilizarían<br />

para la defensa de España. Por ejemplo, en 1807 Ricardo Mariano, habitante<br />

de Atlautla, jurisdicción de Chalco, se quejaba de que aunque ya había pagado<br />

el tributo correspondiente, el gobernador de su pueblo había enca rcelado a su<br />

hermano para así obligarlo a pagar de nueva cuenta. 5<br />

En 1808 la población se enteró que el ejército francés al mando de Napoleón<br />

había invadido territorio español. El subdelegado de Chalco, Manuel Fernández<br />

de los Ríos, manifestó así la lealtad de la población en una carta que dirigió al<br />

virrey lturrigaray:<br />

Se me han presentado todos los habitantes ... y me han j urado estas<br />

prontos a derramar hasta la última gota de sangre ... en defensa de los<br />

derechos de su rey ... que jamás rendirán vasallaje a otra dominación<br />

que la española 6 .<br />

Aunque en la cita anterior Fernández de los Ríos qu iere dejar en cla ro la buena<br />

disposición de los habitantes de la jurisdicción pa ra proteger la monarquía, tal<br />

parece que a los habitantes de la región de los volcanes les interesaba mucho<br />

más la situación económica y social tan grave que para finales de la Colon ia<br />

se estaba viviendo en toda Nueva España. Esto a consecuencia de la s sequías<br />

o abundantes lluvias que provocaron malas cosechas y por lo tanto alza de<br />

precios; la mayoría de la población al no tener recursos suficientes pa ra pagar<br />

4 Archivo Histórico Parroquial de Ozumba. Estado de México, (en adelante AHPO), Caja 57, Edictos, sin número de foja . Para conocer Ja organiución<br />

del archivo ver: Xixián Hemández de Olane y Moroni Spencer Hemández de Olane (coordinadores), Inventario del Archivo His1órico<br />

Parroquial de La Inmaculada Concepción de María, Ozumba Estado de México, México, Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de<br />

México, AC. (en prensa).<br />

5 Archivo General de la Nación (en adelante AGN), Indiferente Virreinal, Tributos, Caja 922, Expediente 5, Foja 3.<br />

6 Citado en: Guadalupe Nava Oteo, Cabildos y ayuntamientos de la Nueva España en 1808, México, Instituto acional de Antropología e Historia,<br />

2009, p. JOS.<br />

378


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

por sus alimentos sufrió hambre y miseria que aumentó desde 1790 cuando los<br />

precios de los productos agrícolas no habían cesado de aumentar. 77<br />

En 1807 en los pueblos de la jurisdicción de Chalco las cosechas de trigo fueron<br />

escasas y las de maíz se reportaron como "muy malas" el año siguiente. Esto<br />

provocó que en mayo de 1808 varias mujeres de Amecameca y Ozumba se<br />

dirigieran al subdelegado pidiéndole " ... por el amor de Dios ponga remedio en la<br />

escoses de maíces que padecemos ... Por los dolores de María Santísima remedie<br />

tanta hambre ... " 8 Las mujeres se quejaban porque "los ricos" escondían el maíz<br />

para después venderlo a precios más altos y con medidas más pequeñas. Según<br />

la documentación, para diciembre del mismo año las mujeres todavía no habían<br />

recibido respuesta a sus súplicas. Situación que empeoró ya que Tutino explica<br />

que para 1809 " .. . se hizo evidente que a toda la parte del centro y norte<br />

central de México se le venía encima una escasez extrema ... " 9<br />

Este fue el contexto en que los habitantes de la región de los volcanes recibieron<br />

la noticia de que el cura de Dolores, M iguel Hidalgo, se había levantado contra el<br />

gobierno con un gran número de seguidores en septiembre de 1810. Para finales<br />

de octubre en la Intendencia de México la situación era un tanto angustiosa por<br />

la amenaza del avance de los insurrectos a la ciudad de México.<br />

Las primeras reacciones ante la Insurgencia<br />

Un hecho que nos puede ilustrar cuales fueron las primeras reacciones de la<br />

población ante la novedad fue lo acaecido en Amecameca el 7 de noviembre de<br />

1810. Varios indígenas de pueblos de Ayapango, Tenango, Chalma, Zentlalpan<br />

y Amecameca se reusaron a obedecer la orden del gobierno de la capital<br />

quien había pedido mil indios para la construcción de una zanja cuadrada.<br />

Ciento cincuenta mujeres evitaron la salida de sus maridos porque no estaban<br />

dispuestas a que fueran a " .. . ser sacrificados en la defensa de los europeos .. . ".<br />

La revuelta duró 3 días, en la cual los pobladores saquearon casas, tiendas y<br />

una hacienda (ésta última propiedad de Fernández de los Ríos, quien dos años<br />

antes había asegurado la fidelidad de los indígenas), atacaron la iglesia principal<br />

donde españoles despavoridos corrieron a refugiarse de mujeres y hombres<br />

que querían matarlos. El gobierno virreinal inició la defensa inmediatamente al<br />

mando de José María Villalva, subdelegado de Justicia de Chalco, quien recibió<br />

"dos regimientos de Dragones de la capital para salir a someter el tumulto de<br />

Amecameca". Para el 16 de noviembre se consideró apaciguado al pueblo y sus<br />

7 Enrique Florescano. Precios del maiz y crisis agrícolas en México 1708-1810, México, Editorial Era, 1986, p. 85.<br />

8 AG . Indi ferente Virreinal. Intendencias. Caja 274 1, Expediente 5, Foja J.<br />

9 John Tutino. De la Insurrección a la Revolución en México: las bases sociales de la rio/encia, México. Editorial Era, 1990, p. 111.<br />

379


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

alrededores, en total ciento cuarenta hombres y mujeres fueron inculpados por<br />

el delito de revoltosos. 10<br />

En esta revuelta nos podemos dar cuenta que el levantamiento de Hidalgo fue<br />

conocido por los habitantes muy pronto y éstos tuvieron diversas reacc iones ante<br />

ella . Por. un lado algunos estaban a favor de la insurgencia, como se puede notar<br />

en la leyenda que apareció en las paredes del campanario: "Sor Cura yo tengo un<br />

pecado muí grande, y es que cuando venga Allende lo he de defender" 11 Camilo<br />

Celis, un habitante de Amecameca, le había comentado al gobernador indio de<br />

aquel pueblo un mes antes que: "ha sabido usted gobernador que ya Allende<br />

viene matando gachupines y algunos los trae con colleras de fierro, ahora si se<br />

viene a coronar en México de rey, se llevó el diablo a los gachupines .. . " 12 Celis<br />

se alegraba por el levantamiento por ser "el modo de bajarle la vanidad a los<br />

europeos ". Seguramente este pensamiento también lo compartían muchas más<br />

personas.<br />

Por otro lado, el gobernador Vicente lldefonso Flores declaró que mucha gente<br />

de la región tenían temor de la gente de Allende a quienes describen como<br />

" .. . la gente de lanzas ... [a quienes] /os hemos de matar ... son los de la quadrilla<br />

de Allende .. . " 13 y de quienes lo único que deseaban era que se mantuvieran<br />

lejos para mantenerse a salvo de la lucha. Esta postura es comprensible si<br />

consideramos que, apoyado por los curas de los pueblos, el virrey Francisco<br />

Javier Venegas inició una campaña contra Hidalgo, Allende y sus segu idores. En<br />

octubre de 1810 comenzó a circular en Nueva España un documento titulado<br />

"Manifiesto de su virrey a la Nueva España" en la que mencionaba:<br />

¿Qué confianza puede inspiraros un hombre como el cura Hidalgo,<br />

excomulgado públicamente y declarado hereje y cismático por el<br />

Santo Tribunal de la Fe? ¿Qué ideas de rectitud y deseos del bien<br />

general podréis atribuir a unos hombres como Allende y Aldama cuyos<br />

vicios, inmoralidad y perversa conducta son tan notorias? .. . Si [son]<br />

seducidos por falsas ideas .. . instigados por la malicia o guiados por la<br />

ignorancia ... temed la ira de Dios y el rigor de la justicia. 14<br />

Esto es lo que se oían en los pulpitos de las parroquias de los pueblos. Oír este<br />

tipo de comentarios que desprestigiaban a Hidalgo y los demás insurgentes,<br />

10 Para conocer más sobre esta revuelta ver: Eric Van Young, La otra rebelión. la lucha por la Independencia de México 18 10-1821 , México, Fondo<br />

de Cultura Económica, 20 10, pp.713-788. Carlos Herrero, Revuelta. Rebelión y Revolución en 1810, México, Pornia, 2001, pp. 99-1 44.<br />

11 AGN, Criminal, Volumen 156, Foja 49v.<br />

12 Citado en: Carl os Herrero, op. cit., p. 1O1 .<br />

13 AGN, Criminal, Volumen 156, Foja 80.<br />

14 AHPO, Caja 58, Impresos, sin número de foja.<br />

380


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

aunado a los rumores que se conocieron sobre la matanza en la Alhóndiga de<br />

Granaditas, los saqueos que habían causado los rebeldes tras su paso y además<br />

el temor a los castigos tanto civiles como divinos hizo que algunos sectores de<br />

la sociedad vieran con desconfianza a los líderes rebeldes .<br />

Noticias de los Insurgentes en la Región<br />

La presencia de los rebeldes se dejó ver desde casi prácticamente iniciado el<br />

movimiento de Hidalgo. El cura de Ayapango, Don Patricio Dávila, informó a la<br />

Real Hacienda que le fue imposible mandar la recaudación del dinero del ramo<br />

de cruzadas perteneciente a los años 1810 y 1811 ya que la casa cural había<br />

sido saqueada . Informaba además que los caminos habían sido destruidos y<br />

siempre ocurrían asaltos en ellos. Reportaba que en 1812 el "cabecilla José<br />

Moría Lorios" saqueó el pueblo de Ayapango y sus contornos, lo que repetiría<br />

"el rebelde Yescas" en 1813, hecho que provocó la dispersión de muchas de las<br />

familias, quienes se refugiaban en los montes. 15<br />

Al parecer esta situación se repitió en toda la zona. El 19 de marzo de 1812<br />

el teniente de justicia de Amecameca, Juan Francisco Pérez, reportaba a las<br />

autoridades de la ciudad de México que tenía noticias:<br />

" De que entraron los insurgentes el día de ayer 18 del corriente, al<br />

pueblo de Ozumba, con intenciones de acampar en dicho pueblo ...<br />

que están recogiendo madera de los pueblos cercanos de Aclapango<br />

[Ayapango] y Aclaucla [Atlautla], que están a las orillas de los montes<br />

y que se llevaron a algunos vecinos". 16<br />

En una pequeña nota sin fecha (que considero fue hecha en días muy próximos<br />

a la carta antes citada) se establece que gracias a los vecinos de Amecameca,<br />

los insurgentes no habían pod ido entrar a aquel lugar, pero ped ían armas para<br />

defenderse.<br />

¿ Ou iénes eran estos insurgentes? En los documentos señalan que eran seg u id ores<br />

del "Curo More/os '; quienes para estas fechas estaban muy próxi mos a la región<br />

de los volcanes. Por lo que nos podemos dar cuenta en el episodio de Ozumba,<br />

deseaban instalarse en la jurisdicción de Chalco; según reportes posteriores no<br />

pudieron hacerlo -ya que su estancia no fue duradera- , pero si mantuvieron en<br />

constante alerta a las autoridades por sus repetidas incursiones a estos lugares.<br />

15 AGN, Real Hacienda, Volumen 4, Expediente 13, Fojas 433-445.<br />

16 AGN, Indiferente Virreinal, Indiferente de Guerra. Caja 4636. Exp. 36. Fojas 1-2.<br />

381


SNTE, Sección 36-Va/le de México<br />

La razón de ello nos queda clara, iban a conseguir prov1s1ones (al imentos,<br />

madera, etc.) . No obstante, es importante señalar por lo menos dos razones<br />

más: la primera, que también necesitaban reclutar más gente y un territorio tan<br />

cercano como la región al pie de los volcanes les permitía conseguir más adeptos,<br />

o llevárselos a la fuerza (daremos ejemplos de éstos dos casos más adelante); y<br />

la segunda, era muy común que los grupos de insurgentes asaltaran caminos no<br />

sólo para obtener dinero sino para interrumpir el comercio, 17 siendo un área que<br />

abastecía a la ciudad de México de granos y algunos otros productos, es muy<br />

probable que los rebeldes quisieran que la ciudad sufriera escasez de algunos<br />

artículos y así mostrar su poder a las autoridades. 18<br />

¿Oué consecuencia trajo para la población la presencia de insurgentes en los<br />

lugares donde vivían? Prestemos atención a lo que Antonio Domingo de Castro<br />

expresaba en 1813:<br />

El teniente de justicia de Ozumba, sujeto a la cabecera de Chalco,<br />

y residente en esta capital .. . paso a informar a V. E .... que se han<br />

experimentado allí los repetidos saqueos de los insurgentes ... Constante<br />

es que el expresado partido de Ozumba se halla casi abandonado por<br />

los vecinos por los temores .. . que puedo asegurar que no hay más que<br />

una tienda abierta, la agricultura se encuentra suspend ida . 19<br />

La declaración de Domingo de Castro era muy parecida a la de otros<br />

habitantes de la región. Debemos resaltar primeramente que muchos españoles,<br />

criollos y otros habitantes de las zonas rurales de Nueva España optaron por irse<br />

a refugiar a la ciudad de México para evitar lo que ellos llamaban "/os atropellos<br />

de los insurgentes'; la gente acomodada de la región de Chalco no fue la<br />

excepción, muchos temían por su seguridad y esto provocó que huyeran, de ahí<br />

que el teniente de Ozumba señalara que era "residente de esta capital''. Por otro<br />

lado, también se menciona que Ozumba se hallaba prácticamente sin habitantes<br />

-esto es muy parecido a lo que también reportaba el cura de Ayapango en las<br />

mismas fechas-. Aunque -como bien señala Eric Van Young- muchas veces<br />

los informes que se remitían al virrey exageraban un poco para hacer que las<br />

autoridades remediaran prontamente la situación de inseguridad, no es dudable<br />

que muchos indígenas también hayan buscado protegerse ante una situación<br />

17 Juan Oniz Escamilla, Guerra y Gobierno. Los pueblos y la Independencia de México, Espalla, Instituto Mora. El Colegio de México, Universidad<br />

Internacional deAndalucia. Universidad de Sevilla, 1997. p. 111.<br />

18 De hecho eso fue lo que ocurrió, la Ciudad sufrió una escasez de productos en 18 11 y años posteriores. lo que provocó la preocupación de las<br />

autoridades y un descontento de la población. Vid Virginia Guedea. la Insurgencia en el Departamenlo del Norte. los llanos de Apan y la Sierra<br />

de Puebla. 1810-1816. México, Universidad acional Autónoma de México, Instituto Dr. José Maria Luis Mora. 1996. pp. 34-36.<br />

J 9 AG , Operaciones de Guerra, Vol. 1 14, Fojas 342,342v.<br />

382


Narrando Historias al Pie de Jos Volcanes<br />

de incertidumbre. Es interesante apuntar que algunos otros indígenas que se<br />

quedaron en los pueblos manifestaron una verdadera simpatía a los rebeldes,<br />

inclusive se unieron a ellos como veremos más adelante. Pero ahora nos<br />

ocuparemos de conocer como se protegieron las personas acaudaladas de la<br />

región ante las ofensivas de los rebeldes.<br />

De Hacendados y Comerciantes a Realistas<br />

En mayo de 1812 varios hacendados, arrendatarios, rancheros comerciantes y<br />

vecinos de la provincia de Chalco sumamente alertados por la noticia de que los<br />

insurgentes habían tomado Cuautla, escribían al virrey que " .. . tras la invasión<br />

de las Ami/pos, entraron [los rebeldes] también en esta jurisdicción en donde<br />

cometieron los mayores excesos ... " como fueron el saqueo de varias haciendas,<br />

robo de maíz y ganado. Fueron los mismos propietarios quienes recordaban la<br />

importancia estratégica de la zona por la cual pedían de inmediato apoyo para<br />

la protección de su territorio:<br />

Si no se resguarda Cha/ca que por su inmediación puede proveer a las<br />

Ami/pos de todos los artículos de primera necesidad, cuya falta sería<br />

igualmente trascendental para esta ciudad {la ciudad de México] ocasionará<br />

funestís imas consecuencias .. .pedimos los medios capaces de evitarlo. 20<br />

Solici taban cincuenta hombres de infantería, cincuenta de caballería, tres<br />

compañías que pudieran instalarse en la región, además de un comandante "con<br />

valor y conocimientos militares". Por su parte, ellos ofrecían sesenta hombres de<br />

caballería con sable y pistolas, otros sesenta de caballería, otros más de infantería<br />

con fusiles, bayonetas. Ofrecían juntar individuos de los diferentes pueblos para<br />

formar compañías de patriotas a "quienes se les instruirá en el manejo de las<br />

armas" quienes contarían con capitán, teniente y alférez.<br />

Ortiz Esca milla ha señalado que hasta marzo de 1813 la defensa y conservación<br />

de las poblaciones estuvo a cargo de los propietarios de cada lugar, 21 y esto es lo<br />

que al parecer ocurrió en la región de los volcanes. Según alguna documentación<br />

encontrada, los habitantes acomodados de la región ya estaban organizados al<br />

menos desde 1811. Exi sten "Listas de Patriotas" de pueblos como Amecameca,<br />

Ozumba y Juchitepec, que dan a conocer que muchos individuos se unieron<br />

para formar fuerzas locales y así contar con los medios para defenderse de los<br />

insu rgentes. Algunos costeaban sus uniformes y armas, otros reportaban su<br />

20 AG . Operaciones de Guerra, Volumen 114. Foja 298v. Entre quienes firmaron la cana de petición al virrey se encontraban el Conde de Barroco,<br />

Domingo Murillo, Pedro González García, Antonio lbáñez Rivera, entre otros, todos ellos de Ja clase alta de la región.<br />

21 Juan Ortiz Escamilla, op. cit .. p. 119.<br />

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SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

disposición a ser "fjeles soldados realistas" 22 y otros más donaban parte de su<br />

dinero para resguardar sus propiedades.<br />

Concerniente a la petición que hicieron en 1812, no sabemos si se enviaron<br />

a los soldados de infantería y caballería que pedían para su protección, pero<br />

si tenemos información que al menos para 1813 ya estaban funcionando<br />

cuarteles de "Compañías de Fieles Realistas" en Chalco, lxtapaluca, Tlalmanalco,<br />

Amecameca, Juchitepec y Ozumba. Muy probablemente el personal de estos<br />

cuarteles fueron entrenados y eran coordinados por la milicia que se encontraba<br />

en la ciudad de México. As í, la defensa de la reg ión se formal izó. Entre los<br />

capitanes encargados de los cuarteles podemos mencionar a: José Velez, de<br />

Chalco; Ignacio Gómez, de Tlalmanalco; Miguel Montes, de Amecameca y Juan<br />

Nepomuceno Muniayn, de Ozumba.<br />

¿Oué función desempeñaban las compañías? Según sus " Diari os de Novedades",<br />

los capitanes reportaban las actividades siguientes: hacían recorridos en los<br />

diferentes caminos para evitar asaltos; vigilaban ranchos, haciendas y comercios<br />

para que no fueran objeto de saqueos por parte de los rebeldes; y además,<br />

servían como escolta a los convoys que transportaban productos o correo de<br />

diferentes partes de la Nueva España a la ciudad de México o viceversa -por<br />

ejemplo, el destacamento de lxtapaluca estaba encargado de vigilar el traslado<br />

de mercancías que eran dirigidas a Puebla y el destacamento de Ozumba vigilaba<br />

el transporte del camino real que conectaba con t ierra cal iente-. 23<br />

Pero la principal misión de las fuerzas realistas era recorrer las poblaciones en<br />

busca de sospechosos. Y en la región tuvieron demasiado trabajo por delante.<br />

Aunque como ya hemos visto, muchos individuos temían a los rebeldes,<br />

otros muchos los apoyaron como se muestra en la gran cantidad de casos de<br />

acusaciones de infidencia que resguarda el Archivo General de la Nación. Aquí<br />

sólo veremos algunos ejemplos que ilustran las diferentes situaciones en las que<br />

la gente podía inmiscuirse en la insurgencia, así como los tipos de acusaciones<br />

y sentencias que se les dictaron.<br />

lnfidentes y Sediciosos en la Región<br />

En 1813 Mariano Vázquez (alias "Bolillo"), líder de una gavilla de ladrones<br />

insurgentes fue apresado en la comandancia de armas de Chalco acusado de<br />

infidente (término que era utilizado para asignar a quienes estaban contra el<br />

gobierno virreinal, particularmente quienes habían recurrido a actividades<br />

22 Para un ejemplo de las "Listas de Patriotas" que dan noticia de habitantes que ofrecen sus servicios militares para proteger a su pueblo ver: AGN,<br />

Indiferente Virreinal, Indiferente de Guena, Caja 5546, Exp. 33. Foja 1.<br />

23 Podemos encontrar algunos eejemplos de ··Diarios de Novedades" de los diferentes cuaneles en: AGN, Ind iferente Virreinal. Indiferente de<br />

Guerra, Caja 3993, Exp. 001. Foja 1-27. Los reportes son del a~o 181 7 y 1818.<br />

384


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

militares contra él) . Declaró ser originario de Miraflores, acepto haber desertado<br />

del cuerpo de patriotas de Chalco y cometer junto con sus compañeros -entre<br />

quienes se encontraban Francisco Javier y Victoriano Guerra- varios robos y<br />

saqueos en tiendas, como la de Don José María Cacho de Tlalmanalco. Fue<br />

culpado también de asaltar caminos y cuando lo hacía repetía la frase "Viva la<br />

América". 24 Fue encontrado culpable y fusilado el 2 de noviembre de 1813. 25<br />

Del caso de Vázquez es interesante resaltar varios aspectos. En primer lugar<br />

que como bien señala Peter Guardino, la insurgencia fue una muy buena<br />

oportunidad para que los indígenas mostraran su odio contra los comerciantes 26<br />

en un momento donde los precios de los productos se habían disparado. Esto<br />

fue precisamente lo que paso con Vázquez ya que sus ataques se concentraron<br />

en ese sector. Merece la pena señalar que aunque no dejó claro quién era su<br />

jefe inmediato, fue acusado de habilitarlo de víveres, lo que muestra que tenía<br />

contacto con rebeldes de otras zonas, tal vez de Cuautla.<br />

Mariano Vázquez fue presentado como el "líder" de un grupo de ladrones,<br />

por lo tenía a su mando a varios rebeldes, pero su expediente nos revela otro<br />

mecanismo del cual los insurgentes se valieron para formar sus ejércitos: la leva.<br />

Fue denunciado por José Cristóbal Cosme por haberlo forzado a unírsele bajo<br />

amenazas de muerte. 27 Fusilar a Vázquez y a otros rebeldes locales - según el<br />

pensamiento de los soldados real istas- serviría como lección para la población ya<br />

que mostraría el poder del ejército y evitaría que más individuos apoyaran a los<br />

sublevados. No obstante, al parecer esto no evito que hubiera otros insurrectos<br />

en la región, veamos otro caso.<br />

José Victoriano fue aprehendido por la Compañía de Fieles Realistas de<br />

Juchitepec en 1816 acusado de haberse iniciado en la infidencia. Victoriano<br />

se dedicaba a vender fruta que traía de Cuautla pero como no ganaba mucho,<br />

de vez en cuando cometía robos en casas o pequeños ranchos y algunas veces<br />

asaltaba caminos. Se unió a la insurgencia por invitación de Juan (alias "El<br />

Carbonero") qu ien "traía orden del insurgente González de juntar gente y que<br />

si no querían que lo habían de pasar por las armas". Victoriano acepto por<br />

24 Esta simple frase fue la que hizo que Jos soldados realistas de Chalco apresaran a Vázquez en el camino que iba de Chalco a Tlalmanalco, la razón<br />

nos la explica Van Young: "En los caminos vecinales, en pleno campo y en 01ras demarcaciones públicas .. .la gente siempre se saludaba con<br />

una especie de santo y seña. y de ellos el más común era el "¿ Quien vive?" la respuesta podio ser cm cial. Lo conlraseñns más comunes eran<br />

"Nuestra señora de Guadalupe " o "A mérica" si uno era rebelde o simpatizante de ellos. y "España " o "Nuestro Señor el Rey de España" si se<br />

ero realista o partidario de es1e bando ... Eric Van Young. op. cit .. p. 563. Cuando Vázquez grito "Viva la América", los soldados supieron que era<br />

un rebelde.<br />

25 AGN, Infidencias, Volumen 120. Fojas 388-405<br />

26 Peter Guardino, '"Las bases sociales de Ja insurgencia en Ja Costa Grande de Guerrero", en: Ana Carolina !barra (coord.), la Insurgencia en el sur<br />

de México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2004, p. 41 .<br />

27 Hay muchos más ejemplos de cómo algunos habitantes de Ja región pertenecieron a las filas rebeldes forzados, como fue el caso de José Maria<br />

Arvide de Amecameca quien declaró que se vio precisado por amenazas violentas a pertenecer a Jos insurgentes. En Ja primera oportunidad que<br />

tuvo escapó a Puebla y ahi pidió el indulto real. el cual le fue concedido el 9 de marzo de 1812. Ver: AGN, Infidencias, Volumen 175. Fojas 137-<br />

13 7v.<br />

385


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

"estar muy necesitado". Confesó haber asaltado caminos para obtener ropa y<br />

así vestir a su cuadrilla de soldados, haber asaltado tiendas en Juchitepec, y<br />

saquea r la hacienda de Ozumba, pero también declaro que él no sabía qué cosas<br />

robaban ni a donde las mandaban "pues solo les repartían el pan ". Explicó que<br />

anduvo. con Carbonero por poco tiempo, que se escondían en pueblos como<br />

Atlautla, Ecatzingo y en los montes de los volcanes, después regresó a su casa.<br />

Fue sentenciado a 8 años de confinación en las Islas Marías sin regresar por<br />

ningún motivo. 28<br />

Este caso es muy significativo ya que conocemos no a un líder revolucionario<br />

sino a un individuo común que perteneció a las filas rebeldes. El expediente de<br />

José Victoriano nos muestra que aunque muchas veces se uso la persuasión<br />

para que los indígenas se unieran a la insurgencia, algunos de ellos lo hicieron<br />

por su voluntad, sobretodo los más pobres quienes vieron en la rebel ión la<br />

forma de obtener alimentos. Por otro lado, nos señala un hecho muy frecuente<br />

que realizaron los rebeldes de la zona de los volcanes: el saqueo a haciendas;<br />

este tipo de hechos se repitió sobretodo en los primeros años de iniciado el<br />

Movimiento de lndependencia, 29 suponemos que porque en ellas se podía<br />

conseguir mayormente los víveres que las cuadrillas de insurgentes necesitaban<br />

para alimentarse, pero también se debe considerar que quienes las saqueaban<br />

tenían demasiado rencor contra sus dueños porque como bien señala Anaya<br />

" .. . cuando los hacendados querían extender sus propiedades lo hacían ... a costa<br />

de la propiedad comunal ... casi siempre sin importarles las consecuencias de<br />

sus acciones ... " 30 . A lo largo de la Época Virreinal muchos de los habitantes<br />

de la región de los volcanes perdieron tierras y sufrieron maltratos; al ver una<br />

oportunidad para desquitarse, lo hicieron.<br />

Es de resaltar los lugares por excelencia donde los insurgentes se escondían: en<br />

los montes y en las faldas de los volcanes; una posición que les favorecía ya que<br />

era muy difícil encontrarlos entre tantos árboles y barrancas. En los informes de<br />

los soldados realistas de Ozumba se repite una y otra vez que tenían noticias<br />

de rebeldes y/o ladrones que asaltaban caminos qu ienes se refugiaban en los<br />

montes por lo que no podían aprehenderlos. 31 Una val iosa información que<br />

nos da José Victoriano es que mucha gente los apoyaba, aunque no estuvieran<br />

directamente en sus filas. Él declaró que: " ... el indio alcalde de Tecomaxusco<br />

le daba comida a Juan Carbonero para él y para su cuadrilla .. . ". Si bien la<br />

28 Ver: AGN, Infidencias, Volumen 168, Fojas 63-73v.<br />

29 Las haciendas fueron atacadas repetidamente. Hay reportes que haciendas de Chalco, Juchitepec, Ozumba, entre otros lugares fueron victimas de<br />

Jos asa ltos. Ver por ejemplo AGN, Indiferente Virreinal, Intendencias, Caja 4877, Expediente 17, Foja 1.<br />

30 Anaya Pércz, Marco Antonio, Rebelión y Revo/11ción en Chalco-Amecameca Estado de México 1821-192 /, Tomo 1, Instituto Nacional de Esrudios<br />

de Ja Revolución Mexicana, Universidad Autónoma Chapingo, Secretaria de Gobernación del Estado de México, México, 1997, p. 54.<br />

31 VerporejemploAGN, Indiferente Virreinal, Indiferente de Guerra, Caja 5659, Expediente 15, Foja l.<br />

386


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

sentencia de Victoriano no fue la muerte -ya que no era un líder y no perteneció<br />

a las filas insurgentes por mucho tiempo- si fue una pena un tanto dura porque<br />

había cooperado con la insurrección de alguna forma. Estar lejos de su lugar de<br />

origen y de su familia debió resultar muy difícil.<br />

Otro caso interesante es el de Juan José Robledo, soldado del la Compañía de<br />

fieles realistas de Ozumba aprehendido en 1815. El régimen colonial consideraba<br />

sedición cualquier declaración contra el gobierno, así fuera de forma escrita u<br />

oral. Robledo fue acusado de este cargo por querer convencer a cuatro de sus<br />

compañeros de "pasarse con los rebeldes", matar al cavo que llevaría el correo<br />

al cuartel para así poder entregarles la correspondencia a los insurgentes que se<br />

hallaban en tierra caliente como prueba de que deseaban unírseles. Ninguno<br />

de sus compañeros quiso secundar sus planes y lo delataron. Robledo no negó<br />

nada de lo que se le acusó aunque si mencionó que "se debe tener presente la<br />

ignorancía ... que tuvo, como que jamás llegó a conocer el tamaño de su delito".<br />

Lo anterior muestra el verdadero deseo de Robledo de unirse a los insurgentes,<br />

pero al verse descubierto intentó justificarse como todos los aprehendidos por<br />

sedición para evitar castigos. Lamentablemente esto no funcionó, la sentencia<br />

se dio el 1 de julio de 1815: fue pasado por las armas. 32<br />

El caso de Robledo es un ejemplo de cómo muchos de los insurgentes fueron<br />

desertores de los ejércitos realistas -el mismo Mariano Vázquez fue soldado<br />

realista antes de volverse rebelde- lo que prueba que al igual que ocurría con los<br />

ejércitos rebeldes, algunos de sus integrantes no estaban ahí por su voluntad.<br />

Aunque también hay que considerar lo que Virginia Guedea ha señalado al decir<br />

que muchos insurgentes se pasaban a las filas realistas y viceversa dependiendo<br />

de sus triunfos y de la situación en que se encontraran las milicias. 33 Así, también<br />

es probable que Robledo haya pensado que los rebeldes finalmente triunfarían<br />

por lo que decidió unírseles.<br />

Algo importante de comentar es que Robledo aunque nunca se unió al bando<br />

contrario sí fue castigado con la pena máxima, es decir, la muerte. Eric Van<br />

Young puntualiza que las deserciones militares eran especialmente castigadas<br />

y relacionadas directamente con la sed ición. 34 Castigar a los soldados era una<br />

forma de mostrar a los pueblos que aún había un gobierno fuerte y además<br />

servía para mantener fieles a los demás miembros de la milicia.<br />

32 AG . Infidencia, Volumen 119. Fojas 255-269.<br />

33 Guedea analiza esta situación para el caso del Departamento del orte, pero seguramente esto también ocurrió en la jurisd icción de Chalco. Vid.<br />

Virginia Guedea, op.cir .. p. 45.<br />

34 Eric Van Young, op.cir .. pp. 594-596.<br />

387


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Así se mantuvo la situación en la región de los volcanes durante la Guerra de<br />

Independencia, se vivió entre nuevos virreyes y nuevos líderes revolucionarios,<br />

entre ejércitos insurgentes y ejércitos realistas. Los primeros estuvieron presentes<br />

durante todo el movimiento independentista - hay acusaciones de infidencia en<br />

años posteriores como 1818 y 1819- con sus constantes saqueos y asaltos,<br />

llevando noticias del movimiento y consiguiendo más adeptos; los segundos<br />

siguieron atrapando a los rebeldes y velando por los intereses de los habitantes<br />

acomodados. Esto hasta que en el año de 1821 se dio fin a la lucha armada tras<br />

un acuerdo entre Vicente Guerrero y Agustín de lturbide.<br />

¿Cuáles fueron los resultados de la guerra para los pueblos de esta región? La<br />

mayoría de los habitantes de la región eran indígenas y ellos no obtuvieron los<br />

beneficios que esperaban. Van Young ya ha señalado atinadamente que:<br />

Aparte de la independencia política en sí misma, que hasta donde<br />

sabemos tuvo escasos efectos positivos en la masa popular, es<br />

prácticamente imposible decir que el movimiento de Independencia<br />

haya tenido un resultado "exitoso" como movimiento social. 3 5<br />

La situación social no cambio mucho en la región de los volcanes; los ricos<br />

siguieron manteniendo una relativa posición acomodada y los pobres siguieron<br />

siendo pobres. Muestra de ello es su participación activa en la Revolución<br />

Mexicana que estalló en 1910 donde muchos de los descendientes lucharon por<br />

conseguir una mejor condición de vida. Pero esa es otra historia que podemos<br />

conocer en otro artículo de esta publicación.<br />

35 ibidem, p. 27.<br />

388


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

La Revolución llegó a tierra fría.<br />

Un acercamiento a la Revolución en la zona suroriente<br />

del Estado de México.<br />

Moroni Spencer Hernández de O/arte.<br />

Los revolucionarios lo único que tenemos ...,<br />

es la satisfacción de haber peleado en<br />

ese tiempo tan duro que posó México. 1<br />

No me lo contaron, yo lo vi .. .,<br />

la gente solía, se escapaba, se escondía<br />

por donde "Dios y la fortuno " les permitiera, fue muy duro. 2<br />

Los legendarios volcanes Popocatépetl e lztaccíhuatl son testigos mudos del<br />

paso de la historia de México. Las guerras floridas, la Conquista Española, el<br />

movimiento de Independencia, la Intervención Norteamericana, La Reforma, la<br />

Intervención Francesa, el Porfiriato y la Revolución Mexicana han tenido como<br />

telón de fondo a estos dos colosos.<br />

Es innegable que el movimiento iniciado en 1910 marcó una nueva forma de<br />

ver y entender a México y a las regiones que lo componen. En este sentido,<br />

considero que Francisco Pineda tiene razón cuando argumenta:<br />

Lo guerra revolucionaría no es un asunto técnico, un recuerdo<br />

de tácticos y de muertos ni un instrumento o uno vía que puedo<br />

manipularse o voluntad. Lo guerra revolucionaría es un hecho<br />

histórico total; un proceso que sintetizo los contradicciones de uno<br />

sociedad; que condenso lo economía y lo político, lo geografía y lo<br />

culturo, lo decisión social y lo capacidad organizativo, lo tecnología y<br />

lo moral. Es un momento culminante del rol protogóníco de los masas<br />

y de los índívíduos ... 3<br />

Pineda nos acerca sutilmente a la Revolución hecha por hombres y mujeres<br />

en donde los héroes de bronce no existen y los actores olvidados renacen. En<br />

l Manuel Díaz González, Memoria , Tlalmanalco, Estado de México, 1984, Papeles sueltos. Sin nümero de página.<br />

2 Juana López Alarcón. Historia Oral, compilada por Moroni Spencer Hemández de Olarte. 2008.<br />

3 Francisco Pineda Gómez. la irropción zapatista. 19J1, México, Colección: Problemas de México, Ed. Era, 1997, p. 9<br />

389


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

donde el pueblo tiene un papel protagónico y no es un simple subordinado;<br />

en suma, nos invita a una reflexión sobre las bases sociales de la Revolución<br />

Mexicana.<br />

Eran los primeros años del siglo XX, Porfirio Díaz y sus seguidores se mantenían<br />

en el poder.ª . En la capital mexiquense, el Gral. José Vicente Villada -quien<br />

fuera tipógrafo, conservador, posteriormente republicano y en ese momento<br />

gobernador del Estado de México- hacia alarde de la línea económica que<br />

su gobierno había seguido desde 1889, enfocada en el saneamiento de la<br />

economía estatal. 5 Por su parte, la región que Emiliano Zapata denominó la de<br />

/os volcanes o la de tierra fría 6 se preparaba para la primera gran revolución de<br />

ese siglo.<br />

Hasta que por fin ya se oían las voces de la rebelión del General Zapata<br />

El territorio que colinda con los volcanes es bello y rico. La tierra por lo común<br />

es fértil y la madera abundante. El agua que proviene del deshilo de ambos<br />

volcanes regaba, hasta hace pocos años, muchos de los pueblos de la región.<br />

Bajo esta descripción parecería impensable un descontento y mucho menos un<br />

levantamiento armado de las comunidades ubicadas en esta zona. Sin embargo,<br />

tal como lo apuntara Malina Henríquez en el clásico: "Los grandes problemas<br />

de México ·: la alta concentración de tierra y de recursos en unas cuantas manos<br />

sería el origen de grandes conflictos que serían resueltos violentamente. 7 En<br />

el distrito de Chalco en 1910, 24 familias de hacendados poseían 102,171<br />

ha, y el resto de la población (pequeños propietarios y comunidades) 71,906<br />

habitantes, tenían 69,162 ha de estas últimas, correspondían 46,767 ha a las<br />

comunidades y 22,395 ha a los pequeños propietarios. Lo anterior se traduce<br />

en que 0 .03o/o de la población tuviera el 59.063o/o de la tierra y el 99.07o/o de<br />

la población el 40.37o/o.ª<br />

Aunado a la mala distribución de la tierra, la población trabajadora debía cubrir<br />

día a día grandes jornadas de trabajo, las cuales en la mayoría de los casos iban<br />

acompañadas de malos tratos. Los campesinos se levantaban a las 4 de mañana<br />

4 Paul Gamer, Porfirio Díaz. Del héroe al dictador. Una biografia política. México, Ed. Planeta, 2003, pp. 103-137.<br />

5 María Tere sa Jarquín y Carlos Herrej ón Peredo, Breve historia del Estado de Máico, M éxico, Ed. Colegio de M éxico/Fondo de Cultura Económica,<br />

2002, pp. 106- 11 3.<br />

6 Hennelinda Galic ia Lópcz. Historia Oral, compilada por Moroni Spencer Hemández de Olarte. 2009. Ella menciona que su padre, el Coronel<br />

zapatista Florencia Galicia Castillo originario de Ozumba platicaba: "cuando las tropas del General Everardo González (Juchirepec), o las de<br />

Don José Conrreras (feperlixpa) o la de Don Gregario Rivero (Ecatzingo) llegaban a los campamentos donde estaba Zapata. este siempre decía<br />

¡ya llegaron los de tierra/ría! ¡ya llegaron los tragones de los volcanes! Y todos ya sabían que éramos nosotros. " Esta idea es refrendada por la<br />

hija del General Gregario Ri vera, Juanita Rivera García, quien menciona: "una ocasión mi padre se reunió con sus antiguos amigos zapatistas<br />

en el Estado de More/os y todos le decían: El de tierra/ria" Juanita Ri vero García. Historia Oral, com pilada por Moroni Spencer Hemández de<br />

Olarte. 20 10.<br />

7 Andrés Malina Henríquez. l os grandes problemas nacionales. México, Ed. Problemas Agrícolas e Industriales de México. 1953, p. 23.<br />

8 Marco Antonio Anaya Pérez, Rebelión y Revolución en Chalco-Amecameca, Estada de México, 1821-1921, México, Instituto Nacional de Estudios<br />

Históricos de la Revolución Mexicana/Universidad Autónoma Chapingo, 1997, p. 39.<br />

390


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

para prepararse, ya que una hora después debían estar formados frente a la<br />

hacienda para iniciar su jornada laboral que tenía que ver con la siembra, la<br />

cosecha y algunas actividades más.<br />

Se acababa la cosecha y nos ponían a hacer limpieza de la hacienda;<br />

cada semana -el miércoles- nos daban a los chicos dos libras de<br />

menudo de res para descontamos un día ... nos pagaban 12 centavos ...<br />

a los grandes les daban tres libras de carne para descontarles un día<br />

que eran 36 centavos ... 9<br />

A mi papá en su trabajo lo maltrataban por eso se fue a la bola ... 10<br />

el hacendado era muy malo y el gobierno no les hacía caso .. .11 En<br />

esa época trabajábamos en las haciendas desde chicos; empezamos<br />

a crecer y ya unos y otros nos decíamos que qué haremos o cómo<br />

nos quitaremos de aquí. Pos ni modo, no se puede y aguantamos y<br />

aguantamos y aguantamos .. . 12<br />

La situación descrita era común en muchos de los pueblos de la región de los<br />

volcanes. Palabras como: trabajo, hacienda, deudas, tierras, gobierno; entre<br />

otras, eran parte del cotidiano vocabulario.<br />

En las altas esferas de la política nacional, Porfirio Díaz y su régimen eran como<br />

aquel gran árbol que con su sombra cubría todo. Algunos decían que Don<br />

Porfirio era necesario en el desarrollo de la Nación Mexicana. Hombres como<br />

José Godoy, José Yves Limantour, Andrés Portillo y algunos más ensalzaban el<br />

desempeño personal, militar, político y económico de Díaz.13 Portillo escribía:<br />

¿Quién en aquella lucha de gigantes,<br />

Dio señales de arrojo y de talento,<br />

Más dignas de la pluma de CeNantes y la lira dorada de Sorrento?<br />

Himnos de gloría, cánticos feNientes,<br />

Patrióticas y justas alegrías<br />

Declararon espejo de valientes<br />

Al noble General Porfirio Díaz. 14<br />

9 Manuel Dlaz González. Memoria ... , sin número de página.<br />

JO Juana LópczAlarcón. Historia Oral ... , 2008.<br />

11 Viccnta lbarra Pantaleón. Historia Oral, compilada por Moroni Spencer Hcmández de Olarte. 2009.<br />

12 Adolfo García Videla (Documental), Testimonios Zapatistas. Filmoteca UNAM. Entrevista a José Contreras General Zapatista originario de<br />

Tepctlixpa.<br />

13 Paul Garner, Po¡firio Díaz. Del héroe al dictador. Una biagrajia palitica .... pp. 20-21.<br />

14 Andrés Portillo, Oaxaca en el Centenario de la Independencia. México. Edit. Santaella. 191 O.<br />

391


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

La sociedad encumbrada de la región compartía esa posición. La familia de Don<br />

Félix Cardoso - habitante de Tlalmanalco- y quien tuviera una relación amistosa<br />

con Porfirio Díaz recordaría :<br />

Don. Porfirio venía a cazar venado con Don Félix Cardoso, aquí en<br />

esta casa se dormía ... se iban al monte y luego regresaban ya con sus<br />

venados... mi abuelo y mi papó querían mucho a Don Porfirio ... cada<br />

2 de julio sacaban la foto Don Porfirio la limpiaban y le ponían una<br />

veladora . 15<br />

En 1908, año en que la elite política y económica del pa ís se cimbrara por<br />

la entrevista concedida al corresponsal James Creelman, en la cual Porfirio<br />

Díaz asegurara que no volvería a gobernar otra vez; 16 la familia de Manuel<br />

Díaz González originario del municipio de Ozumba -comunidad mexiquense<br />

localizada a solo unos cuantos kilómetros del legendario volcán Popocatépetljunto<br />

con algunos habitantes más, fue obligada a trabajar en una de las haciendas<br />

que colindaban con dicho pueblo.17<br />

Manuel Díaz González, recordaría :<br />

En 1908 nos dijeron que todo muchacho que cumpliera 8 años debía<br />

ir a trabajar a la hacienda por falt a de gente.. . nos ocupaban en el<br />

mes de septiembre a despedazar hierba .. . en el mes de noviembre a<br />

quebrar haba y en el mes de diciembre a la pixca con los pixcadores<br />

juntando palanqui ... 18<br />

Pasaron los años, y el trabajo en la hacienda seguía y era duro. La paga aunque<br />

en comparación con otras regiones de México era superior, 19 no alcanzaba para<br />

cubrir deudas y gastos.<br />

Además de la explotación y el maltrato que individualmente los pobladores<br />

de los pueblos sufrían; como comunidad tuvieron que enfrentarse al ataque<br />

15 Elodia Cardoso Soberanes. Historia Oral. compilada por Moroni Spencer Hemández de Olarte. 2009. María del Refugio Cardoso Soberancs.<br />

Hisloria Oral, compilada por Moroni Spencer Hemández de Olarte. 2009.<br />

16 Jean Meyer, la Revolución Mexicana, México, Ed. Tusquets Editores, 2004, p. 41.<br />

17 Los Artículos 3 y 4 de la Constitución de 1857 estipulaban que los mexicanos eran libres de escoger su trabajo y nadie podría obligarlos a prestar<br />

servicios personales sin su consentimiento. Francois-Xavier Guerra sostiene que el sistema judicial ofrecía posibilidades de garantías a aquel que<br />

conocía sus derechos y sabía utilizarlos . .. la ficción legal de la igualdad de los mexicanos y de su libertad teórica agravaban la realidad al abrir<br />

las puertas a la arbitrariedad. vid. Francois·Xavier Guerra, México: del Antiguo Régimen a la Revolución. México. Fondo de Cultura Económica,<br />

2010, p. 35.<br />

18 Manuel Diaz González. Memoria .... sin número de página. Según la memoria de Manuel Diaz, palanqui se refiere a Ja mazorca podrida.<br />

19 Cha leo fue uno de los distrito en donde mejor se pagaba el trabajo del peón·según Antonio Anaya- este fenómeno obedeció a la constante demanda<br />

de peones que tenían las haciendas azucareras de Marcios; por lo que para retener a los peones de Chalco resultaba imprescindible aumentar<br />

ligeramente los salarios. vid Marco AntonioAnaya Pérez, Rebelión y Revolución en Chalco-Amecameca. Estado de Mh ico, 1821-192 .... p. 49.<br />

392


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

directo de las haciendas. Así, Juchitepec desde 1890 denunciaba la toma de<br />

terrenos que de forma arbitraria hacia la hacienda de Mayorazgo. Por su parte<br />

los pobladores de San Juan Tehuixtitlán pertenecientes al municipio de Atlautla<br />

denunciaron en 1901 al señor Romualdo Solórzano dueño de la hacienda de<br />

Guadalupe por usurpación de tierras. Bajo esta m isma voz, pueblos como San<br />

Pedro Nexapa, Tlalmanalco, Amecameca y Ayapango se enfrentaron a las<br />

haciendas que colindaban con ellos. 20<br />

Uno de los casos que más impacto tuvo en la región fue el que protagonizó<br />

lñigo Noriega, hijo de José Noriega Mendoza y María Laso Posadas, naturales<br />

de Colambres, Asturias, España. lñigo Noriega gracias a su habilidad en los<br />

negocios y a sus buenas relaciones políticas logró acumular una gran fortuna y<br />

colocarse como parte de la oligarquía porfiriana. Esto le permitió lograr grandes<br />

concesiones por parte del gobierno; entre ellas, el permiso para desecar la laguna<br />

de Chalco. Proyecto en el cual no cumplió con la mayor parte de las obligaciones<br />

que contrajo para proteger los intereses públicos. Perjudicó directamente a<br />

las comunidades de Chalco y Huitzilzingo en Estado de México y San Juan<br />

lxtayopan, M ixquic y Tetelco del Distrito Federal las cuales entre 1900 y<br />

1912 se organizaron para demandar la restitución de sus tierras comunales y<br />

la indemnización por las inundaciones que habían sufrido en el transcurso de la<br />

desecación de la laguna. 21<br />

No todas las personas de los pueblos consideraban que era menester un cambio.<br />

Miembros de los distintos poblados quienes mantenían una constante relación con<br />

los hacendados, los dueños de las fábricas y con el personal de la cúpula política<br />

regional era común que se enfrentaran a las personas descontentas de los pueblos.<br />

Había personas de aquí del pueblo que eran jefes en las haciendas y<br />

ellos se ponían del lado del patrón porque les pagaban buen dinero y<br />

ellos trataban mal a los de su mismo pueblo ... aunque ellos eran igual<br />

que nosotros. 22<br />

Es obvio que los pueblos mantenían una diversidad de opiniones; la cual guiaría<br />

los destinos de muchos de sus pobladores. Algunos se enlistaran dentro del<br />

zapatismo, otros pertenecerían a las facciones enemigas del mismo y los más<br />

serían los que no se fueron a la bola.<br />

20 Trinidad Beltran Berna!. Problemas de tenencia de la tierra durante el Porfiriato y la Revolución (1876- 19 J 5). Dos zonas zapatisra del Estado de<br />

México. México. El Colegio Mexiquense. 2010. pp. 42-67.<br />

2 J Antonio Anaya Pérez, Rebelión y Revolución en Chalco-Amecameca, Estado de México, 1821- 1921 ., p. 99.<br />

22 Hermelinda Galicia López. Historia Oral ... , 2009.<br />

393


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

Vámonos a la Revolución<br />

El 5 de octubre de 1910 Francisco l. Madero proclama el Plan de San Luis,<br />

el cual postulaba el principio de la no reelección e indicaba como fecha de la<br />

insurrección general el 20 de noviembre. Poco a poco algunas regiones de<br />

México se sumaron a dicho movimiento; entre ellas, la región sur-oriente del<br />

Estado de México.<br />

Sin duda el llamado a la lucha de Madero hubiese pasado desapercibido para<br />

numerosos campesinos de no haber sido por un párrafo del Artículo 3° de dicho<br />

plan, el cual mencionaba:<br />

Abusando de la ley de terrenos baldíos, numerosos pequeños<br />

propietarios, en su mayoría indígenas han sido despojados de sus<br />

terrenos por acuerdos de la Secretaría de Fomento, o por fallos de<br />

los tribunales de la República. Siendo de toda justicia restituir a sus<br />

antiguos poseedores los terrenos de que se les despojó de un modo tan<br />

arbitrario, se declaran sujetas a revisión tales disposiciones y fallos y<br />

se les exigirá a los que los adquirieron de un modo tan inmoral o a sus<br />

herederos que los restituyan a sus primitivos propietarios, a quienes<br />

pagarán también una indemnización por los perjuicios sufridos. 23<br />

La fama de Francisco l. Madero se acrecentaba. Muchos pueblos se unían a<br />

su movimiento motivados por las promesas de restitución de tierras y mejor<br />

gobierno que Madero y sus escritos enarbolaban .<br />

En muchos lugares de la República Mexicana se fundaron clubes enarbolando<br />

los ideales maderistas. En Chalco se organizó el club político "Benito Juárez"<br />

dirigido por José Trinidad Rojas. Entre sus miembros más destacados figuraban<br />

Roque Estrada y Paulina y Rafael Martínez. Este grupo se levantó en armas<br />

en noviembre de 1910. 24 Poco a poco hombres y mujeres se unían a la lucha<br />

maderista. A iinalesde 1910 y principios de 1911 José Trinidad Rojas secundado<br />

por cuadrillas lideradas por Simón Ced illa, Ignacio Reyeros, Porfirio G. Arroyo,<br />

Trinidad Sánchez Tenorio, Román y Rosalio Silva, Crisanto Mendoza, Eliseo<br />

Ponce, Marcelino Banda y un hombre llamado Ramón tomaron por sorpresa<br />

las presidencias municipales de Tepetlixpa, Ecatzingo, Ozumba, Amecameca,<br />

Ayapango y Juchitepec.<br />

23 Jesús Silva Herzog, Breve Historia de la Revolución Mexicana, México, Fondo de Cultura Económica, 1985, p. 163.<br />

24 Roberto Blancarte (coordinador) Diccionario biográfico e His1órico de la República Mexicana en el Es1ado de México. México, Ed. El Colegio<br />

Mexiquense-lnstiluto Mexiquense de Cultura, 1992, p. 121 .<br />

394


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

En estos ataques fue destruído lo que para los rebeldes simbolizaba el gobierno y<br />

la opresión que este ejercía; por ello, era común que destruyeran la fotografía del<br />

presidente de la República y los archivos municipales. El presidente municipal<br />

de Ecatzingo narraría:<br />

Tuve lo honro de comunicar o usted lo entrado de rebeldes o esto<br />

población, me es honroso manifestarle que: o los ocho treinta de<br />

lo moñona llegó o esto cabecero capitaneados por uno mujer y<br />

Simón Cedí/lo uno partido compuesto por veinte hombres o pie y<br />

diez o caballo todos perfectamente armados ... haciéndome preso .. .<br />

mientras quemaban totalmente los archivos de los distintos oficinas<br />

establecidos en este lugar. También descolgaron un retrato del señor<br />

presidente de lo República e igualmente fue destruido por el fuego. 25<br />

El contexto ya turbulento del país, aunado a los levantamientos que la región<br />

ya experimentaba, harían surgir en la población rebeliones 26 que, aunque no<br />

se identificasen directamente con alguna facción o ideología revolucionaria,<br />

si tenían que ver con un descontento social basado en una larga historia de<br />

opresión. En el poblado de Ozumba, el 15 de septiembre de 1911 se daría una<br />

rebelión con estos tintes.<br />

Francisco J. Mier, comisionado directamente de Toluca para informar sobre la<br />

rebelión notificaría:<br />

De lo inquisición que practiqué personalmente se viene en conocimiento<br />

que no se trotaba de zopotistos, ni mucho menos, y que lo realidad<br />

de los cosos fue que un grupo numeroso de vecinos de Ozumbo<br />

recorría los calles vitoreando o lo patrio y o lo libertad después del<br />

acto oficial y llegando frente al establecimiento comercio/ del señor<br />

Manuel Salvadores, pretendieron que se les abriera poro que se les<br />

vendieron copos. Que como nadie les contestara arrojaron algunos<br />

piedras o los puertos, lo que motivó que de los azoteas de lo coso del<br />

español aludido dispararon tiros con objeto de llamar lo atención de lo<br />

policía y esto enardeció o los vecinos, comenzando entonces o gritar:<br />

Mueran los gachupines, desempedrando porte de lo calle frente o lo<br />

referido coso poro arrojar piedras contra los vidrieros rompiéndolos<br />

25 Archivo Histórico del Estado de México, Ramo Revolución Mexicana (en adelante AHEM/RRM) C.09 1.1 V. 6 Exp. 3 1911 . ff. 7.<br />

26 Esta palabra es tomada según la definición utilizada por William B. Taylor vid. William B. Taylor. Embriaguez, homicidios y rebelión en las<br />

poblaciones coloniales mexicanas. México. Fondo de Cultura Económica. 1987. P. 173.<br />

395


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

casi totalmente y contra los dependientes que estaban armados. La<br />

policía, unida con los maderistas destacados en aquella plaza llegaron<br />

al teatro de los sucesos, corriendo luego los escandalosos en todas<br />

direcciones .. . al llegar a Ozumba me convencí de que el hecho de que<br />

se trataba, fue un escándalo nada mas en el cual solo tomaron parte<br />

vednos de dicha villa y ningún zapatista. 27<br />

Rebeliones como la anterior, dan muestra del frágil equilibrio social que existía<br />

en la zona en la primera década del siglo XX. Característica que permitió que<br />

ideologías como la maderista en menor grado y la zapatista en un grado mayor<br />

fueran abrazadas y tomadas como bandera frente a lo que se consideraban<br />

caduco e injusto.<br />

Y mi padre se hizo zapatista<br />

Desde 1911 el ideario zapatista comienza a entrar a la región sur-oriente del<br />

Estado de México. Partidas zapatistas dirigidas por Emiliano Zapata, Otilio<br />

Montaña, Donaciano Ramos, José Trinidad Ruiz, Francisco Mendoza, Apolinar<br />

Adorno, Felipe Vaquero, Ladislao Franco, José E. Ruiz y Genovevo de la O<br />

amagaron constantemente a las fuerzas federales destacadas en las plazas<br />

de Ecatzingo, Nepantla, Tlalamac, Tepetlixpa, Atlautla, Ozumba, Juchitepec,<br />

Amecameca, Ayapango, Temamatla, Tenango del Aire y Cocotitlán. Fueron<br />

atacadas también las haciendas de González, Guadalupe, El Moral, Xito, La<br />

Asunción, Ayotzingo, y Temamatla . 28 Manuel Díaz ya de 8 años recordaría:<br />

En 1911 fui a la escuela, la cerraron en 1912 .. . ya se habían alzado<br />

algunas guerrillas con el nombre de Francisco l. Madero y Emiliano<br />

Zapata. 29<br />

En los primeros años de la Revolución, el maderismo y el zapatismo fueron<br />

abrazados dentro del distrito de Chalco. Los unía una idea : derrocar al régimen<br />

porfirista.<br />

A decir del General José Contreras:<br />

Nos dijo {Zapata]: a que muchachos ¿a qué vienen? ... ¿Qué deberos<br />

tienen ganas de levantarse en armas? ... dijimos: pues no sabemos de<br />

27 AHEM/RRM. C.091.1 V. 6 Exp. 7 1911- 1912. fT. 7.<br />

28 Marco Antonio Anaya Pérez. Rebelión y Revolución en Chalco-Amecameca. Estado de México, 1821- 1921 ., p. 126.<br />

29 Manuel Díaz González, Memoria .... sin número de página.<br />

396


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

que se trate, pues venimos a ver si para trabajar o para levantar las<br />

armas ... nos dijo: no, no sean tontos, se trata de hacer una campaña<br />

contra Porfirio Oíaz .. . dijimos: bueno, pues hay lo que usted disponga,<br />

de regresar, ya no nos regresamos... tenemos buena edad para<br />

resistir. 30<br />

En el norte y centro-sur del país los ataques contra el régimen se multiplicaban.<br />

No obstante, los dos grupos principales que luchaban por un cambio tenían una<br />

diferencia abismal, el del norte -encabezado por el mismo Madero- propugnaba<br />

un fin político: "sufragio efectivo, no reelección". El del sur -cuyo caudillo<br />

principal era Emiliano Zapata- peleaba por un objetivo concreto: la restitución<br />

de tierras a los pueblos. 31<br />

La caída del gobierno porfirista era inminente. En el norte ocurriría la batalla<br />

que daría el tiro de gracia al régimen . En mayo de 1911 los revolucionarios<br />

chihuahuenses Pascual Orozco y Francisco Villa tomaron la localidad fronteriza<br />

de Ciudad Juárez. El 21 de mayo en esta ciudad se firmaron los tratados del<br />

mismo nombre, los cuales estipulaban que Díaz y su vicepresidente Ramón<br />

Corral dimitirían a finales de mayo y que el Secretario de Relaciones Exteriores,<br />

Francisco León de la Barra sería nombrado presidente interino hasta que<br />

pudieran llevarse a cabo elecciones.<br />

El 25 de mayo Díaz presentaba al Congreso su carta de renuncia la cual conserva<br />

una gran carga emotiva:<br />

El pueblo mexicano, ese pueblo que tan generosamente me ha<br />

colmado de honores, que me proclamó su caudillo durante la Guerra<br />

de lnteNención, que me secundó patrióticamente en todas las obras<br />

emprendidas para impulsar la industria y el comercio de la República,<br />

ese pueblo señores diputados, se ha insurreccionado en bandas<br />

milenarias armadas, manifestando que mi presencia en el ejercicio del<br />

Supremo Poder Ejecutivo, es causa de su insurrección.<br />

No conozco hecho alguno imputable a mí que motivara ese fenómeno<br />

social; pero permitiendo o admitiendo, sin conceder, que pueda ser<br />

culpable inconsciente, esa posibilidad hace de mi persona la menos a<br />

propósito para raciocinar y decir sobre mi propia culpabilidad.<br />

En tal concepto, respetando, como siempre he respetado, la voluntad<br />

del pueblo, y de conformidad con el Artículo 82 de la Constitución<br />

30 Adolfo García Vide la (Documental) Testimonios Zapatistas ... Entrevista a José Contreras General Zapatista originario de Tcpetlixpa.<br />

31 María Teresa Jarquín y Carlos Herrejón Peredo. Breve historia del Estado de México ... . pp. 116· l 17.<br />

397


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Federal vengo ante la Suprema Representación de la Noción a dimitir<br />

sin reseNa el cargo de Presidente Constitucional de la República, con<br />

que me honró el pueblo nacional; y lo hago con tonta más razón cuanto<br />

que para retenerlo sería necesario seguir derramando sangre mexicana,<br />

abatiendo el crédito de la Noción, derrochando sus riquezas, segando<br />

sus fuentes y exponiendo su política o conflictos internacionales.<br />

Espero, señores diputados, que calmados la pasiones que acompañan<br />

a toda Revolución, un estudio más concienzudo y comprobado haga<br />

surgir en lo conciencia nocional, un juicio correcto que me permita<br />

morir llevando en el fondo de mi olmo uno justa correspondencia de<br />

lo estimación que en toda mi vida he consagrado y consagraré o mis<br />

compatriotas. 32<br />

La Revolución -en teoría- se terminaba. El objetivo por el cual se habían unido<br />

facciones tan distintas se había logrado. Porfirio Díaz se retiraba. Don Porfirio<br />

nos dejaba con un nuevo gobernonte. 33<br />

Después del triunfo revolucionario y posterior a un breve periodo presidencial<br />

de Francisco de la Barra, Francisco l. Madero fue elegido presidente.<br />

Sin duda, tal como lo apunta Womack:<br />

Intencional o no, el último acto orcial de Díaz había sido un golpe de genio<br />

estratégico. Al renunciar, le entregó a Modero la batalla, pero lo privó de la<br />

experiencia necesaria paro ganar lo guerra .. . los tensiones de uno victoria<br />

incompleta no tardaron en extinguir lo coalición revolucionaria. 34<br />

Es decir, Madero no tuvo el tiempo necesario para conocer y armonizar los<br />

intereses de esa gran coalición revolucionaria y poco a poco fueron surgiendo<br />

diferencias que no pudieron ser erradicadas. Entre las más importantes se<br />

encontraba el tema agrario, el cual enfrentó a Madero con la facción que<br />

dirigía Zapata. Después de encuentros y desencuentros entre el ya gobierno<br />

maderista y el zapatismo, el 28 de noviembre de 1911, Emiliano Zapata da a<br />

conocer el famoso Plan de Ayala en el que desconocía el gobierno de Francisco<br />

l. Madero, a quien acusó de traicionar las causas campesinas y llamaban a las<br />

armas para restituir la propiedad de las tierras a los campesinos, pues se sostenía<br />

que las tierras habían sido arrebatadas al pueblo por caciques, hacendados y<br />

terratenientes y deberían ser devueltas a sus dueños originarios. El contenido<br />

32 Citada en: Paul Gamer, Porfirio Diaz. Del héroe al dic10dor. Una biografía po/itica .... pp. 218-219.<br />

33 Elodia Cardoso Soberanes. Historia Oral ... , 2009.<br />

34 John Womack. 'Zapata y la Revolución Mexicana, México, Ed. Siglo Veintiuno. Colección: Nuestra América, 2004, p. 95.<br />

398


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

del Plan de Ayala se extendió por toda zona de influencia zapatista -incluida<br />

la parte sur del territorio mexiquense- y fue tomado como la nueva bandera<br />

ideológica del movimiento del centro-sur del territorio mexicano.<br />

La respuesta del nuevo gobierno fue inmediata. En 1912 se enviaron<br />

instrucciones a algunos gobernadores para que decretaran la suspensión de<br />

garantías; entre ellos a Manuel Medina Garduño gobernador maderista del<br />

Estado de México.<br />

Para muchos campesinos del Distrito de Chalco la realidad no cambiaba. A pesar<br />

de que continuamente escuchaban que la Revolución había triunfado su vida<br />

cotidiana era la misma: deudas, trabajo, maltrato, perdida y no recuperación<br />

de tierras y ahora sumaban a ello: suspensión de garantías y enfrentamientos<br />

armados. Lo anterior acrecentó el desencanto hacia el gobierno maderista y la<br />

identificación con el movimiento agrarista sureño comandado por el Atila del<br />

Sur, Emiliano Zapata. Paulatinamente el levantamiento zapatista adquirió una<br />

base ideológica y social relativamente fuerte, lo cual le permitió mantenerse<br />

como la única facción que siempre estuvo en pie de lucha. Adolfo Gilly<br />

argumenta:<br />

Si obseNamos la línea que marca la Revolución desde 1910 hasta<br />

1920, veremos una constante: la única fracción que nunca interrumpió<br />

, la guerra, que tuvo que ser barrida para que cejara, fue la de Emiliano<br />

Zapata. Después de los acuerdos de Ciudad Juárez, a fines de mayo<br />

de 1911, todas las facciones revolucionarias, al llamado de Madero,<br />

depusieron las armas: la Revolución había triunfado, don Porprio<br />

había caído. Todas menos la de Zapata: la Revolución no había<br />

triunfado, la tierra no se había repartido. Los zapatistas se negaron a<br />

entregar las armas y a disolver su ejército; se dieron su programa, el<br />

Plan de Aya/a, en noviembre de 1911, y continuaron tenazmente su<br />

combate .. . entre mayo de 1911 (caída de Porprio Díaz) y febrero de<br />

1913 (asesinato de Madero], es decir, durante un año y nueve meses,<br />

sólo el ejército Libertador del Sur mantuvo la continuidad en armas<br />

de la Revolución Mexicana, combatido con el mismo ejército federal<br />

que antes encabezaba Díaz y ahora presidía Madero. La revolución<br />

burguesa maderista concluida y hecha gobierno reprimía a la revolución<br />

campesina, que proseguía sin interrupción la lucha por la tierra. 35<br />

35 Adolfo Gilly, et.al. Interpretaciones de la Revofllción Mexicana. México, Universidad Nacional Autónoma de México. 1979. pp. 30-31 .<br />

399


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Esta continuidad fue uno de los factores que permitió por un lado, que el ideario<br />

zapatista se extendiera en regiones en donde antes no había logrado entrar y<br />

por otro, tomara más fuerza en regiones que ya controlaba; entre ellas, la zona<br />

sur-oriente del Estado de México.<br />

Muchos hombres y mujeres se unirían a la lucha sureña - según Salvador<br />

Rueda- compartir su destino con Zapata les marcó la vida. También les iluminó<br />

su historia ... se reconocieron como campesinos, con el carácter y la fuerza para<br />

cambiar un mundo que les era injusto. 36<br />

Al caminar por las comunidades asentadas en las faldas del Popocatépetl y<br />

el lztaccíhuatl, al ver las antiguas casonas de la etapa porfiriana que aún se<br />

conservan en muchos lugares de la región y al entrar en las iglesias que en no<br />

pocas veces fueron utilizadas como cuarteles; viene a la mente una interrogante:<br />

¿Por qué algunos de sus habitantes se unieron al movimiento armado?<br />

Hermelinda Gal icia López sostiene:<br />

Mi papá trabajaba en la hacienda de Ozumba .. . todos los trabajadores<br />

entraban a las cinco de la mañana y se formaban para ver si les tocaba<br />

trabajo ... {mi padre) estaba formado, en eso voló una mazorca, se la<br />

aventaron al capataz de la hacienda ... le echaron la culpa a mi papá.<br />

El capataz lo corrió y lo amenazó ... mi papá ya no podía vivir en<br />

Teca/ca .. . por los cerros de Huipilo estaba una brigada de soldados<br />

zapatistas y se fue a dar de alta ... estuvo en la Revolución siete años<br />

y siete meses. 37<br />

No es extraño que muchos hombres y mujeres vieran en el movim iento armado<br />

una salida y se unieran a él con el fin de evitar ser castigados, puestos en prisión<br />

o en el peor de los casos asesinados. No obstante, ese solo hecho no explica su<br />

permanencia y lealtad al Ejército Libertador de Sur.<br />

Mi papó ya estaba como Coronel en la Revolución, su jefe los mandó a<br />

Ecatzingo porque ahí hay mucho monte, barrancas y arboledas en donde<br />

se podían esconder .. . allá le dijeron que iba entrar el gobierno nuevamente<br />

a Teca/ca {delegación del municipio de Ozumba) y su abuelita Martina y su<br />

tío Miguel Castillo, quienes lo habían criado estaban en ahí. Mi papá se vino<br />

a Teca/ca y les dijo: Mira tío yo te vengo a traer a ti y a mi abuelita porque<br />

tal día va entrar el gobierno. Su tío le dijo: no hijo, no puedo irme además<br />

36 Salvador Rueda y Laura Espeje!, Emiliano 'Zapata como lo vieron los zapatistas, México, Gobiernos del Estado de Morelos/Ediciones Tecolore,<br />

2010. p. 7<br />

37 Hennelinda Galicia López. Historia Oral. . ., 2009<br />

400


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

¿cómo me llevo a mi mamá?, no te preocupes yo en cuanto vea que entra el<br />

gobierno luego me salgo y me escondo atrás de la casa ahí en la hierba y no<br />

pasa nada. Se quedaron en Teca/ca. Cuando el gobierno entró pensaron que<br />

el tío era zapatista y lo mataron, aventaron el cuerpo de su tío a la barranca.<br />

Mi papá se puso muy triste y se quedó en la Revolución. 38<br />

Eventos como el anterior marcaron la manera en que algunos revolucionarios<br />

vieron al movimiento armado. Ya no sólo era la salida para evitar castigos o<br />

cárcel; ahora la Revolución se convertía en la herramienta que les permitiría<br />

defenderse, vengarse y reivindicarse frente a lo que para ellos era injusto.<br />

Para otros revolucionarios el movimiento agrarista sureño representaba una<br />

causa justa que debía defenderse a costa de todo. Este fue el caso de Felipe<br />

Rodríguez, Coronel zapatista del municipio de Atlautla.<br />

Mi padre Felipe nos contaba que él entró a la Revolución porque lo<br />

invitaron a pelear por la patria. Vio que era justa la causa, que se<br />

defendieran los montes y las tierras era bueno .. . por eso siguió a su<br />

hermano Guillermo Rodríguez, los dos se fueron a pelear ... mi tío<br />

Guillermo que llegó a ser General era diferente a mi papá, era más duro<br />

y muy arrebatado, yo lo conocí, le tenía miedo y la gente también le<br />

tenía miedo. Mi papá era más tranquilo, me decía que sólo mataba<br />

cuando era necesario por defender a la causa que era justa. 39<br />

Felipe Rodríguez peleó bajo las órdenes de su hermano el General de Brigada<br />

Guillermo Rodríguez, quien pertenecía a la "División González" comandada<br />

por el General de División Everardo González que operaba en los Distritos de<br />

Chalco, Texcoco y Otumba.<br />

Entre los que veían al movimiento revolucionario como una oportunidad de<br />

aventura y de olvido de responsabilidades encontramos a Benito López, soldado<br />

zapatista que se unió a la Revolución abandonando a su esposa e hijos.<br />

Su hija, Juana López Alarcón recordaría:<br />

Me criaron mis abuelitos Conchita y Juan de la Cruz y mi madre<br />

María. Mi abuelito siempre nos cuidó. 40<br />

38 Hcnnclinda Galicia Lópcz. Historia Oral ... , 2009<br />

39 Maria de Jesús Rodríguez Díaz. Historia Oral, compilada por Moroni Spencer Hemández de Olane. 2009.<br />

40 Juana LópezAlarcón. Historia Oral ... , 2008.<br />

401


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Juana López es una de las pocas sobrevivientes de aquella década de 1910-<br />

19 20. Creció recordando a su madre con un gran amor y a su padre con respeto.<br />

Vive con sus hijos en una casa humilde de Tecalco, recordando los momentos en<br />

lo que tuvo que esconderse para no ser raptada y violada por los revolucionarios<br />

que venían dentro de la bola.<br />

Otro de los motivos que ocasionó que algunos habitantes se unieron al<br />

movimiento iniciado en 1910 fue la petición que sus comunidades les hicieran<br />

para que las representarán ante la facción revolucionaran que imperaba en cada<br />

región . En este tenor, algunos habitantes de la comunidad de Tecomaxusco<br />

pidieron al General Gregario S. Rivera, los representara ante el movimiento<br />

revolucionario del sur. Rivera en un inició t itubeo. Sin embargo, conforme se<br />

adentraba y conocía el movimiento sureño su percepción cambio, al grado de<br />

convertirse en General Brigadier del Ejército Libertador del Sur. 41<br />

Sin duda, muchos fueron los factores que motivaron la entrada de las personas<br />

a la Revolución Mexicana: miedos, aventura, ideales, conversión, entre otros.<br />

Es innegable que cada persona tiene una historia que contar; una o varias<br />

experiencias que hacen única su participación en el movimiento armado. Lo<br />

cual nos muestra lo complejo del Ejército Libertador del Sur gu iado por Emiliano<br />

Zapata Salazar. Ejército que con /os hombres del campo tan diferentes pero<br />

indudablemente unidos, se enfrentó a Madero, Huerta y Carranza.<br />

El 22 de febrero de 1913 Francisco l. Madero y José María Pino Suárez eran<br />

asesinados frente a la cárcel de Lecumberri. Victoriano Huerta a base de<br />

traiciones se hacía del poder y con ello iniciaba una nueva fase en la Revolución<br />

Mexicana. Antiguos y nuevos nombres se volvería a escuchar, entre ellos: Villa,<br />

Obregón y Carranza. Las personas en el distrito de Chalco quedaron entre dos<br />

fuegos. Algunos hacendados optaron por retirarse y cerrar sus haciendas. Esto<br />

motivó que los lugareños que en ellas laboraran se vieran obl igados a buscar<br />

nuevos medios para subsistir.<br />

Cerraron las haciendas, se nos acabó el trabajo y buscándolo entré<br />

de cargador en la plaza que se hacía cada cinco días en Ozumba ...<br />

porque Ozumba es un puesto de comercio. 42<br />

Ozumba, siendo un puesto de comercio fue un lugar idóneo para que las grandes<br />

historias se transmitieran de boca en boca; siendo éste uno de los mecanismos<br />

41 Juanila Rivero Gan:ía. Historia Oral. .. , 20!0. Esia tesis se conlinna con algunos documentos que se encuentran en el an:hivo de Gn:gorio S.<br />

Rivero, en poder de la familia Rivero.<br />

42 Manuel Díaz González, Memoria ... , sin número de página. La plaza de Ozumba aun existe, los martes y viernes gran cantidad de comerciantes<br />

de los eslados de Morelos, Puebla, México y del Distrito Federal se reúnen para la venia y compra de productos.<br />

402


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

por medio del cual el pueblo se mantenía enterado del acontecer de su país.<br />

La memoria de Manuel Díaz González muestra que la entrada de Madero a la<br />

Ciudad de México, la Conferencia en Cuautla entre Madero y Emiliano Zapata<br />

y el cuartelazo de Huerta fueron algunos de los temas principales en la plaza<br />

de Ozumba. El gobierno huertista -por su parte- utilizó la plaza de Ozumba<br />

como mecanismo para reclutar personal, así, la plaza fue el lugar ideal para la<br />

aplicación de la tan famosa leva.<br />

Después del asesinato de Madero se desencadenó la guerra en el norte<br />

y el sur. Esto le enfureció a Victoriano Huerta y mandó tropas .. . venía<br />

con órdenes de apresar gente para mandarla al norte ... fue cuando<br />

vio que en Ozumba entraba mucha gente a la plaza y ahí hecho leva<br />

de hombres y muchachos... lo primera fue el 15 de noviembre de<br />

1913, lo segundo el 20 y la tercera el 25 del mismo mes ... en la<br />

tercera levo le toco o mi podre .. . no llegó al norte más que al estado<br />

de Guonojuoto ... mi podre dilató seis meses para llegar o Ozumbo. 43<br />

Los combates se acrecentaron en muchos poblados de la región . Las iglesias<br />

eran tomadas como cuarteles y muchas familias fueron separadas por la leva,<br />

las enfermedades o la muerte.<br />

No fueron pocas las veces en las cuales el padre era miembro del Ejército<br />

Libertador del Sur y la madre se encontraba escondida en las faldas de los<br />

volcanes cuidando a los hijos.<br />

Mi mamá era uno señora choporrito, gordito ... se llamaba Monuelo<br />

Oíoz, se casó con mi popó antes de lo Revolución .. . mi papá cuando<br />

podía venía o vera mi mamá .. . hubo un tiempo en que mi mamá se fue<br />

con mi papá, inclusive mi hermano lo mayor nació en el campamento<br />

de Ocuituco, le pusieron Paulo .. . después mi mamá se regresó y se<br />

fue al monte de Atloutlo y allá en el monte nació lo segundo hijo le<br />

pusieron Petra ... uno señora le dijo o mi mamá que habían herido<br />

o mi papá ... mi mamá dejaba o los niños en el monte con alguno<br />

persono y se iba o Ocuituco o ver y curar o mi papá ... pobrecito de mi<br />

mamá, salía o los tres de la mañana rumbo o Ocuituco para curar o<br />

mi popá. 44<br />

43 Manuel Díaz González, Memoria ... , sin número de página.<br />

44 Maria de Jesús Rodríguez Díaz. His10ria Oral .. ., 2009.<br />

403


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Juana López recuerda que cuando su padre Benito López se enlistó en el ejército<br />

zapatista su madre y sus abuelos se encargaron del cu idado de ella .<br />

Mi mamá nos llevó a Tecomaxusco allá vivimos. En Tecomaxusco<br />

quedó mi abuelita, mi santa mamacita y un tío mío. La sepultaron a<br />

tres metros de la Iglesia de ese pueblo. Mi santa madre nos protegía,<br />

nos daba de comer ... se arriesgaba mucho. 45<br />

Las esposas de los revolucionarios muy pocas veces son mencionadas en<br />

la historiografía de la Revolución Mexicana a pesar del papel vital que ellas<br />

desempeñaron. Fungiendo el rol de cabezas de familia y como se ha visto ayudando<br />

en la recuperación física del marido. Por su parte, los hijos enfrentaron realidades que<br />

los marcarían de por vida . No obstante, los niños no perdieron el toque infantil y en<br />

medio de la guerra civil se organizaban para jugar entre las barrancas y los matorrales<br />

al burro corrido, a las escondidas y otros juegos. Si estaban en campamento esto lo<br />

podía hacer solo a determinada hora porque debían guardar absoluto silencio para<br />

que las tropas del gobierno no los ubicaran. La infancia era dura, cuando la tropa<br />

regresaba y los niños veían que su padre no volvía comenzaban a llorar. Las madres<br />

tenían dos opciones, permanecer en el campamento en apoyo a las tropas o bien<br />

regresar a sus poblados con padres, tíos o hermanos. 46<br />

Al caer Huerta parecía que la Revolución nuevamente m iraría a las clases<br />

populares. El pánico envolvía a las clases adineradas.<br />

La horda victoriosa se anunciaba con reputación siniestra. Los ricos,<br />

que en el curso de los últimos 19 meses habían perdido toda mesura,<br />

adivinaban sin equivocarse los terribles excesos a los que iban a<br />

entregarse las plebes protegidas por los guerreros. Se acercaba la hora<br />

del arreglo de cuentas, y era un espectáculo divertido ver a las buenas<br />

familias, seguras todavía ayer de la victoria huertista, embaucarse en<br />

los últimos trenes militares ... En el campo se rezaba y hacia penitencia<br />

para obtener del Señor que alejara la guerra, el hambre y la peste. 47<br />

La noticia de la caída de Huerta se extendió rápidamente por el distrito de Cha leo.<br />

Muchos pensaron que con la caída del gobierno huertista, los revolucionarios<br />

45 Juana Lópcz Alarcón. His toria Oral ... , 2008.<br />

46 Juana López Alarcón. Historia Oral ... , 2008. María de Jesús Rodríguez Diaz. Historia Oral ... , 2009. María del Refugio Díaz Valencia. Historia<br />

Oral, compi lada por Moroni Spencer Hemández de Olarte. 2009. Flaviano Lima Méndez. Historia Oral, compilada por Moroni Spencer Hemández<br />

de Olarte. 2008.<br />

47 Jean Meyer, la Revolución Mexicana ... , pp. 70-71<br />

404


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

(zapatistas, carrancistas y villistas) se pondrían de acuerdo y la Revolución<br />

terminaría. Cuando Zapata y Villa entraron a la ciudad de México en el invierno<br />

de 1914, los ánimos de triunfo y paz se acrecentaron. Habitantes de distintas<br />

poblaciones de la región comenzaron a bajar de las montañas para congregarse<br />

nuevamente en sus comunidades. Al ver sus casas destruidas decidieron<br />

acampar frente a la iglesia del poblado.<br />

Cuando regresaron del monte ... hicieron cabañitas alrededor del atrio de<br />

la iglesia en una de ellas estaba mi familia ... se juntaron los pocos que<br />

quisieron regresar y acamparon en la iglesia para así protegerse entre<br />

todos. 48<br />

Lamentablemente la esperanza de una paz duradera se esfumó. Venustiano<br />

Carranza desconoció los acuerdos de la Soberana Convención de Aguascalientes<br />

lo que motivó una nueva lucha. Ahora el enemigo era el carrancismo. Otra vez<br />

las personas mirarían a las montañas como una salida para sobrevivir.<br />

El movimiento carrancista, a diferencia del maderismo y el huertismo, comenzó<br />

a tejer redes clientela res con las clases acomodadas de la región lo que le permitió<br />

posicionarse y minar el poderío zapatista en el distrito de Chalco. Entre los<br />

principales allegados al carrancismo encontramos a Raymundo Cardos Reyes,<br />

Guillermo Cardoso Reyes y Miguel Cardoso Arzate -descendientes de Don<br />

Félix Cardoso quien fuera gran amigo de Porfirio Díaz- quienes se enlistaron en<br />

el pequeño cuerpo armado procarrancista con base en Tlalmanalco.<br />

Asimismo, el gobierno encabezado por Carranza creó una red eficaz de<br />

informantes, los cuales mantenían enterados a los principales estrategas<br />

carrancistas sobre los movimientos de sus enemigos. Entre estos informantes<br />

se encontraba Josefa Bautista Valencia.<br />

Mi abuelita [Josefa) tenía un salvoconducto, llegaba a Palacio<br />

Nacional y el salvoconducto era lo que le autorizaba a entrar, ya<br />

adentro la llevaban a un lugar especial y ahí es donde entregaba<br />

los comunicados que llevaba cocidos en la falda de sus enaguas ...<br />

iba prevenida con aguja y más hilo, cuando recibía la respuesta la<br />

metía nuevamente en su falda y la cocía. Regresaba a Atlautla y aquí<br />

entregaba lo que traía a la persona indicada. 49<br />

48 Clori nda Aguilar Páez. Historia Oral, compilada por Moroni Spencer Hemández de Olarte. 2008.<br />

49 Clorinda Aguilar Páez. Historio Oral .... 2008.<br />

405


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

En el distrito de Chalco tuvieron lugar sangrientos combates los cuales cobraron<br />

la vida de centenares de personas. Uno de los más cruentos ocurrió en 1915. El<br />

Teniente Coronel Simón Pineda narraría:<br />

En la primera quincena del mes de septiembre el Gral. Emiliano Zapata<br />

en combinacion con el Gral. Everardo González dispuso el ataque de la<br />

guarnición de dicha plaza -Cha/ca- y el 15 a las 5 se rompió el fuego<br />

combatiéndose hasta como a las diez horas capturando la plaza en la<br />

que se causó al enemigo más de doscientas bajas ... y como a las 18<br />

horas, el Gral. Zapata ordenó el retiro de todas las fuerzas .. . 50<br />

El botín fue importante dos cañones, armamento y parque. 51<br />

A finales de 1915 y principios de 1916 las fuerzas carrancistas comenzaron<br />

a replegar al Ejército Libertador del Sur. El 29 de abril de 1916 -ya bajo las<br />

órdenes del Gral. Pablo González- las tropas carrancistas rodearon Cuernavaca.<br />

A las seis de la mañana del 2 de mayo, González ordenó el ataque final. Después<br />

de un breve y encarnizado combate la ciudad cayó. 52<br />

El ejército carrancista cada vez quitaba más terreno a los zapatistas. Entre 1915 y<br />

1916 los constitucionalistas se mostraron incapaces de dominar por completo la<br />

situación. Sin embargo, lograron arrojar a las tropas zapatistas hacia la sierra y a los<br />

pueblos cercanos a la montaña. 53 Las tropas su ria nas y los seguidores intelectuales<br />

de dicho movimiento no entregarían la plaza sin pelear. Así lo demostró Adelaida<br />

del Castillo quien en 1915 llevó a cabo reuniones en los pueblos Ayotzingo,<br />

Cuautzingo, Huexoculco, Miraflores, San Pablo Atlazalpan, Tlapala y Cocotitlán<br />

con el fin de concientizarlos sobre los beneficios contenidos en el Plan de Ayala.<br />

Aunque muchas personas de dichos pueblos firmaron actas comprometiéndose a<br />

apoyar la causa zapatista, el ejército constitucionalista seguía avanzando. 54<br />

En 1916 el Cuartel General del Sur pidió al General Everardo González ayudara<br />

a la recuperación del estado de Morelos, lo que implicaba descuidar el distrito<br />

de Chalco. Everardo González marcharía en auxilio de sus aliados morelenses.<br />

Entre su tropa se encontraba Manuel Díaz González quien recordaría:<br />

Al llegar a Yautepec. .. fuimos sorprendidos haciéndonos prisioneros,<br />

nos llevaron a Cuernavaca que era el cuartel general carrancista. Ahí nos dijeron<br />

que si queríamos seguir teníamos que jurar ser fieles al gobierno carrancista y si<br />

no, nos aplicarían la ley fuga. Ahí juramos bandera éramos 6 5 hombres. 55<br />

SO José Angel Aguilar, la Revolución en el Estado de México, México, Ed. Gobierno del Estado de México, 1987. pp. 489-492. Existe una entrevista<br />

realii.ada a Simón Pineda hecha por la hisioriadora Laura Espeje! López que resguarda la Biblioteca del Instituto Nacional de Antropología e Hisloria.<br />

51 Manuel Dlaz González, Memoria ... ,. sin número de página.<br />

52 John Womack, Zapato y lo Revolución Mexicano .. ., pp. 249-251.<br />

53 MarcoAnlonioAnaya Pérez, Rebelión y Revolución en Cholca-Amecomeco, Estado de México, 18ll-19l/ .. p. 177.<br />

54Archivo General de la Nación. Fondo Emiliano Zapala. Caja 5. Exp. l. f.149-151. 1915.<br />

55 Manuel Dlaz González. Memoria .... sin número de página.<br />

406


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Gradualmente el zapatismo retomaría el control de Morelos. Los principales<br />

jefes -incluido Everardo y su división- se enfocaron en mantener el control<br />

morelense, sacrificando el control de otras zonas; entre ella, el Distrito de<br />

Chalco. Progresivamente la influencia armada zapatista en la región de los<br />

volcanes comenzaba a diluirse; lo que le permitió a Venustiano Carranza visitar<br />

Tlalmanalco en donde la clase acomodada había manifestado su adhesión al<br />

gobierno que este representaba.<br />

Después del asesinato del General Emiliano Zapata -ocurrido el 10 de abril de<br />

1919 en la Hacienda de Chinameca- en el Cuartel General del Sur surgió un<br />

descontrol por el vacío de liderazgo que se generó. Algunos de los principales<br />

jefes disputaron el mando del Ejército Libertador del Sur. Al ver esta situación, el<br />

General del División Everardo González escribiría a Genovevo de la O:<br />

Por la presente me permito excitar el patriotismo de Ud. Y recomendarle<br />

ponga de su parte los medios que estén a su alcance para lograr que<br />

todos los elementos armados que con ahínco venían sosteniendo<br />

la bandera de la Revolución todos esos luchadores abnegados que<br />

durante largos años han defendido la causa del pueblo proclamada<br />

por el Plan de Aya/a, vuelvan con más bríos a la lid ... la División a<br />

mi mando no ha dejado de trabajar un solo día y, dispuesta está a<br />

unir sus trabajos a los que emprendan los demás defensores de los<br />

principios revolucionarios. 56<br />

Finalmente al zapatismo se aliaría Álvaro Obregón y al triunfar este, los<br />

principales jefes mexiquenses serían reconocidos en sus grados. El General<br />

Everardo González "El chato" moriría envenenado el 1922 en la casa de su<br />

antiguo amigo y aliado el General Gregario S. Rivera. Para desgracia de muchos<br />

campesinos la situación agraria no cambió. Las tierras no fueron repartidas y<br />

las que si lo fueron eran de muy mala calidad. Pese a ello, esas tierras fueron<br />

amadas por quienes las obtuvieron.<br />

Las tierras que le quitaron al hacendado se las repartieron les tocaron<br />

dos parcelas, cada una de hectárea y media ... las tierras que les dieron<br />

tenían muchas piedras no siNen para cultivar, pero saben una cosa,<br />

mi papá quería mucho esas tierras ... me decía que aquellas parcelas<br />

las había ganado con su sangre, ahí en esas tierras enterró su carabina<br />

56 Archivo General de la Nación. Fondo Genovevo de la O. Caja 9. Exp. 7. 1919.<br />

407


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

y sus medallas ... me pidió que nunca las vendiera y hasta la fecha las<br />

conseNo. 5 7<br />

La influencia ideológica zapatista está latente en muchos pobladores de la región.<br />

Aun después de la muerte de Zapata, su figura y la de sus jefes mexiquenses<br />

aún son recordadas y sus grandes victori as cantadas.<br />

Desastre de los Carrancistas en Nepantla<br />

El día veinticuatro de agosto por fecha, en el año dieciséis,<br />

que atacó Nepantla con mucha bravura y muchos puntos a la vez<br />

éste fue un asalto de grande estrategia, según por lo que se ve,<br />

pobres carrancistas tuvieron su noche de San Bartolomé.<br />

Aunque muy sucintamente les narraré esta historia,<br />

hablando explícitamente lo que t raigo en m i memoria,<br />

hecho de armas eminente, con que se cubren de gloria,<br />

hombres de un valor ingente y de fama tan notoria.<br />

Everardo González y Vicente Rojas puestos en combinación,<br />

a los carrancistas una cruel derrota infringieron con valor,<br />

estos bravos jefes de veras patriotas y de un estricto pundonor,<br />

sus hechos marciales sin pasión elogia un humilde trovador.<br />

Siete trenes muy ligeros venían de la heroica Cuautla,<br />

con armas, parque y guerreros para auxiliar a Nepantla,<br />

los que capturados fueron puestos sin mayor tardanza<br />

a los rigores del fuego, del furor y la venganza.<br />

Allí el general Tomás García y el jefe José Contreras,<br />

al ver a los ferros dejaron la vía libre para que pudieran<br />

entrar hasta el sitio que ellos pretendían, mientras sus huestes ligeras,<br />

el último ferro de los que venían, volaron con fe certera.<br />

57 Hennelinda Galicia López. Historia Oral .. ., 2009.<br />

408


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Cerca del puente de Adtipa, según poco más o menos,<br />

quedó ese tren carrancista consumido por el fuego,<br />

tomando un dique a la vista, por lo cual los otros ferros<br />

quedaron en una estricta prisión y luego quemados fueron.<br />

Quedaron los trenes a disposición de las fuerzas liberales<br />

y como retenes, parque y un cañón, comestibles y cereales,<br />

muchos hombres fieles muertos en la acción y otros corrieron cobardes,<br />

a darle a sus jefes, sin más dilación cuenta de un hecho innegable.<br />

Allí Everardo González fue el ínclito vencedor,<br />

con sus bravos generales que lucharon con valor,<br />

nunca de un triunfo hace alarde, ni teme al campo de honor,<br />

porque en su pecho indomable nunca ha reinado el pavor.<br />

Pasemos al fuerte, lugar que se encuentra cerca de Tlacotitlán,<br />

a donde Vicente Rojas su estrategia despliega con gran afán<br />

con unos valientes al lugar se enfrenta, pero la suerte fatal<br />

los hizo imprudentes por la fortaleza que es difícil de tomar.<br />

Allí Guillermo Rodríguez e Ismael Cruz y también Julio Villegas,<br />

lucharon cual invencibles con valor, gloria y sin tregua,<br />

aunque se quedó intangible dicho lugar se comprueba<br />

de que corrieron los viles, ganando quien lo creyera.<br />

Y luego a otro día pensaron, el darles de improviso un asalto<br />

mas cuando llegaron a aquel, edificio no encontraron ni un soldado,<br />

se conjeturaron que, en la noche misma, de miedo pelaron gallo,<br />

con guachas y fardos, según por lo dicho, a Yecapixtla llegaron.<br />

En La Herradura atacaron a Antonio Beltrán<br />

con grande valor y hazaña, radiante peleaba sin vacilar,<br />

unido a la fuerza armada de otro bravo general,<br />

Gregario Rivera una espada valiente y muy liberal.<br />

En vano mandaron un tren en auxilio a salvar a La Herradura,<br />

se fue rechazando con varios heridos y algunos muertos a Ozumba,<br />

409


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

fue tan acertado el plan conven ido que en dichos jefes figura<br />

el laurel plateado, con que los caudillos se adornan por su bravura.<br />

De allí marcharon a Ozumba, buscando un triunfo completo,<br />

pero la suerte fue espuria, porque fracasó el proyecto,<br />

si con la mayor premura de Ameca salió el refuerzo,<br />

sin embargo se rumora que les hicieron muchos muertos.<br />

En fin se quitaron, con mucha eficacia tres bravos destacamentos,<br />

que fue La Herradura, El Fuerte y Nepantla y siete trenes a un tiempo<br />

que dirían los bravos de la heroica Cuautla, que había llegado el momento<br />

de que abandonaran esa linda plaza con el Quinto Regimiento.<br />

Si los constitucionalistas llegaran a comprender,<br />

que por sus iniquidades han de llegar a perder,<br />

respetaran propiedades, porque a mi mal comprender<br />

dice un adagio notable: " La razón vence al poder".<br />

Pero su bravura es matar gallinas, guajolotes y borregos<br />

y dejar desnudas miles de familias sin albergue y sin consuelo,<br />

acciones impuras que la historia escribe en los años venideros<br />

y la Patria, en suma triste y afligida, les dé su baldón por premio.<br />

En fin, mis pobres cantares, dedico por simpatía,<br />

a los bravos generales que lucharon con bizarría<br />

secundando los ideales del Plan de Ayala a fe mía<br />

¡Viva Everardo González, Beltrán y Tomás García ! 58<br />

¿Y los que no se fueron a la bola?<br />

Al iniciar esta investigación un niño de nueve años de un pueblo pequeño<br />

llamado Tlacotitlán, me hizo la pregunta ¿Oué pasó con las personas que se<br />

quedaron en los pueblos y que no fueron a pelea r? Espero poder responder<br />

ahora.<br />

58 Antonio Avitia Hemández. Las Bolas Surianas: Históricas. Revolucionarias. Zapatistas y Amorosas. de Marciano Silva. Avitia Hernández Editores.<br />

Méx ico, Primera edición 2004.<br />

410


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

El Popocatépetl y el lztaccíhuatl son testigos mudos del paso de la historia.<br />

Guardan los secretos de aquellos que no se fueron a la bola. Sus barrancas repletas<br />

de escondites fueron espectadores silentes de la desesperación, nerviosismo y<br />

miedo que los pobladores experimentaron cada vez que veían a la tropa llegar a<br />

su pueblo. Los arboles de tejocote y las espigas del maíz sirvieron para hacer una<br />

especie de tortillas las cuales ayudaron a mantener vivas a muchas personas.<br />

La carbonera, el quelite y los hongos fueron muchas veces lo único que comían<br />

por largas temporadas. La madera proveniente de los arboles sirvió para dar<br />

calor en la temporada invernal; aunque debía usarse con sumo cuidado porque<br />

el humo podía delatar.<br />

Los conejos, la liebre, el temporingo y en no pocas ocasiones las lagartijas eran<br />

la carne que los mantenía con fuerza en su cuerpo. Había días en los cuales lo<br />

único que los mantenía despiertos era el agua helada que tomaban proveniente<br />

del deshielo.<br />

Las mujeres dieron a luz y muchas de ellas tuvieron que enterrar a sus hijos en<br />

algún lugar que ahora ya no recuerdan. Las mujeres jóvenes y las no tan jóvenes<br />

nunca olvidaron los "hoyos" que sus padres, tíos o hermanos cavaban para<br />

evitar que fueran raptadas.<br />

Muchos murieron en las montañas, algunos tuvieron la fortuna de ser sepultados<br />

en el único cementerio que se conserva en las faldas del Popocatépetl; otros<br />

simplemente fueron sepultados en lugares que hoy nadie recuerda .<br />

Los hombres nunca olvidaron aquel escondite en el cual se refugiaban para<br />

evitar la tan odiosa leva . Muchos verían desde los cerros como su casa y su<br />

pueblo eran consumidos por el fuego. Padres verían impotentes como su hija<br />

era raptada por un revolucionario y su hijo tomado en leva y enviado al frente<br />

para enfrentar al Centauro del Norte. 59<br />

A la distancia de 100 años podemos afirmar que la historia de la Revolución<br />

Mexicana aún no está completa y no lo estará hasta que la historiografía logre un<br />

equilibrio entre los grandes caudillos y los que dieron su vida por ellos, entre los<br />

grandes ideólogos y los que llevaron a los pueblos sus postulados y finalmente,<br />

entre los combatientes revolucionarios y los que sin combatir se sacrificaron en<br />

una época tan turbulenta.<br />

59 Manuel Díaz Gonz.ález, Memoria ... , Sin número de página. ClorindaAgui lar Pácz. Historia Oral ... , 2008. Juana LópezAlarcón. Hisloria Oral ... ,<br />

2008. Vícenta !barra Pantaleón. Historia Oral ... , 2009. Elodia Cardoso Soberanes. Historia Oral ... , 2009. Maria del Refugio Cardoso Soberanes.<br />

Historia Oral ... , 2009. Hennel inda Galicia López. Historia Oral ... , 2009. Maria de Jesús Rodríguez Díaz. Historia Oral ... , 2009. Maria del Refugio<br />

Díaz Valencia. Historia Oral ... , 2009. Flaviano Lima Méndez. Historia Oral ... , 2008. Braulio Monroy Vázquez. Historia Oral, compilada<br />

por Moroni Spencer Hemández de Olarte. 2008. Agustín Ga licia Vázquez. Historia Oral, compilada por Moroni Spencer Hernández de Olarte.<br />

2009.<br />

411


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Estado Mayor del Gral. Everardo González Vergara. Fuente: fotografia otorgada a la historiadora Laura<br />

Espeje! por el Teniente de Caballería Sim ón Pineda. Una copia se encuentra en el Archivo General de la<br />

Nación /Fondo Emi liano Zapata. Se identifican: primera fila de izquierda a derecha Gral. Brigadier Adelaido<br />

González, Gral. de Brigada Antonio Beltrán Cortés, Gral. de División Everardo González Vergara, Gral. de<br />

Brigada Octavio Muñoz, Gral. Brigadi er Gregorio S. Ri vero. Segunda fi la (personas de pie): Coroneles José<br />

Miranda, el tercero Vicente Trinidad Flores, el quinto Vicente Ortiz y el sexto Mariano Yánez.<br />

412


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

General Brigadier Gregorio S. Rivcro, originari o de Tecomaxusco, municipio de Ecatzingo,<br />

Estado de México. Fotografia: Colección particular, cortesía de la fam ilia Rivero.<br />

413


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

Coronel Felipe Rodríguez Estrada, hermano del General de Brigada Guillermo Rodríguez Estrada, originarios<br />

del municipio de Atlautla, Estado de México. Fotografia: Colección particular, cortesía de María de Jesús<br />

Rodríguez Díaz.<br />

414


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Manuel Díaz González, originari o del municipio de Ozumba, Estado de México. Manuel estuvo al servicio<br />

de los Generales Ignacio Maya y Everardo González. Fotografía: colección particular, cortesía de la familia<br />

González.<br />

415


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Dos pinturas de Ánimas del Purgatorio<br />

en la región de los volcanes:<br />

Ozumba y Ayapango<br />

Guillermo Arce<br />

En 1956, en la revista Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas de la<br />

UNAM, entre otras investigaciones apareció un artículo escrito por Manuel<br />

Romero de Terreros, titulado "El convento franciscano de Ozumba y las pinturas<br />

de su portería". Dicha investigación está claramente dividida en dos apartados.<br />

El primero, intitulado "El Convento", está dedicado a estudiar la arquitectura<br />

del monumento y señalar el interés de algunas de sus obras de arte: retablos,<br />

esculturas y pinturas. El segundo apartado, llamado "Las Pinturas" está dedicado<br />

a las que fueron pintadas sobre los muros de la portería conventual, en donde<br />

quedaron plasmados "diversos episodios de la historia de la Orden Franciscana<br />

en México ". 1<br />

En el primer apartado, al referirse a los óleos que se conservan en el convento<br />

franciscano de Ozumba, Manuel Romero de Terreros afirmó: "Las diversas<br />

pinturas que hay en la iglesia y otras partes del convento no son de mérito<br />

sorprendente; datan de fines del siglo XVII unas, y de pleno siglo XVIII, otras". 2<br />

Manuel Romero de Terreros se limitó a mencionar solamente algunos óleos que<br />

llamaron su interés. Uno de ellos fue la pintura de las Ánimas del Purgatorio (fig.<br />

1). Dicho óleo, como veremos más adelante, debió ser realizado en el primer<br />

tercio del siglo XVIII. Manuel Romero de Terreros afirmó que esa pintura llamaba<br />

"más la atención por su atrevida composición y gran número de figuras, que por<br />

su mérito artístico ".3 La pintura de las Ánimas del Purgatorio es, en efecto, una<br />

obra de gran formato en la que se observa un gran número de personajes.<br />

Evidentemente, el juicio de Manuel Romero de Terreros hacia la pintura de<br />

Ánimas no fue favorable. Él, como otros investigadores de su tiempo -entre<br />

ellos Manuel Toussaint, uno de los grandes historiadores del arte de nuestro<br />

país- no tuvo en alta estima a la pintura producida en la Nueva España durante<br />

el siglo XVIII.<br />

J Manuel Romero de Terreros. "El convento franciscano de Ozumba y las pinturas de su ponerla". en Anales del Instituto de Investigaciones<br />

Estéticas, núm. 24, México. UNAM - Instituto de Investigaciones Estéticas, 1956, pp. 9-21 .<br />

2 lbidem, p. 13<br />

3 ldem.<br />

417


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Contrario a lo que Manuel Romero de Terreros seña ló, considero que la<br />

pintura de las Ánimas del Purgatorio de Ozumba es, en diferentes aspectos,<br />

una obra pictórica de enorme interés. El gran número de personajes que se<br />

observa en la pintura -la mayoría de ellos santos- puede deberse a exigencias<br />

del comitente. Para el pintor que realizó el lienzo de las Ánimas, no debió ser<br />

tarea sencilla realizar una obra de acuerdo a las exigencias devocionales de su<br />

cliente. Aparentemente, el comitente y su esposa están retratados en la pintura,<br />

específicamente, junto las ánimas que aguardan el momento de que terminen<br />

sus sufrimientos. Entre los diferentes santos pintados por el artista, tal vez se<br />

encuentran aquellos por los que el comitente y su esposa tenían particu lar<br />

devoción. Desafortunadamente, no es mucho lo que puede decirse al respecto,<br />

puesto que hasta ahora no se ha dado a conocer documentación sobre la<br />

realización de esta pintura.<br />

Independientemente de la carencia de información documental sobre la<br />

fabricación de la pintura de las Ánimas del Purgatorio, su autor fue un artista<br />

destacado. En el presente trabajo, primeramente, me referiré al pintor que<br />

ejecutó el lienzo de Ánimas. Posteriormente, entre otros aspectos, se describirá<br />

la iconografía de la pintura. Finalmente, se señalarán la influencia que esta<br />

obra tuvo en la realización de otra pintura de Án imas del Purgatorio que se<br />

encuentran en un templo relativamente cercano al de Ozumba: Ayapango.<br />

Los pintores Arellano<br />

Manuel Romero de Terreros, además de hacer un juicio poco favorable sobre la<br />

pintura de Ánimas, afirmó que ese gran óleo fue realizado por el pintor Manuel<br />

de Arellano. Ciertamente, la pintura de Ánimas está firmada: la firma dice:<br />

"Arellano f ." (fig. 2). Como éste óleo, existen diferentes pinturas en México<br />

-y aún fuera de las fronteras mexicanas- que únicamente fueron firmadas con<br />

el apellido "Arellano". 4<br />

Hasta el momento, se tiene la certeza de que durante la Época Virreinal fueron<br />

dos los pintores que ostentaron el apellido Arellano: Antonio de Arellano y<br />

Manuel de Arellano. Manuel Toussaint, en su monumental Pintura colonial<br />

en México (obra de consulta ineludible para el conocimiento de la pintura<br />

novohispana) , dio a conocer diferentes hallazgos documentales sobre ambos<br />

artistas. Por otro lado, Toussaint dio noticia de diferentes pinturas que estaban<br />

firmadas con el apellido Arellano. Como él mismo lo señaló en su momento,<br />

4 Hasta ahora, el registro más completo de obras pictóricas con la finna "Arellano" es el realizado por Rosa Maria Uribe. ''Aproximación al estudio<br />

de Jos pintores Arellano", en, De arquitectura, pintura y 01ras artes. Homenaje a E/isa Vargaslugo, edición de Cecilia Gutiérrez Arriola y Maria<br />

del Consuelo Maquívar, México, UNAM - Instituto de Investigaciones Estéticas. 2004 (Estudios y Fuentes del Arte en México, LXXIII), pp.<br />

225-238.<br />

418


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

no se sabía cuáles fueron las pinturas realizadas por uno y otro pintor. 5 Por otro<br />

lado, Manuel Toussaint planteó una hipótesis en torno a ambos pintores: Antonio fue<br />

el padre de Manuel. Esta conjetura fue comprobada no hace mucho tiempo, gracias a<br />

dos testamentos localizados en el Archivo de Notarías de la ciudad de México. 6<br />

Hasta el momento, solamente se conocen dos pinturas que están firmadas<br />

con nombre y apellido: un cuadro de la Anunciación, firmado por Antonio de<br />

Arellano, el cual se conserva en la sacristía de la catedral de Zacatecas, y un<br />

Exvoto a la Virgen de San Juan de los Lagos, firmado por Manuel de Arellano,<br />

que se conserva en Museo de la Basílica de Guadalupe. En otras palabras, hasta<br />

el momento se conoce una pintura firmada por Antonio de Arellano y otra<br />

firmada por su hijo.<br />

Conforme han pasado los años, en la historiografía del arte novohispano se han<br />

agregado diferentes noticias sobre Antonio de Arel la no y su hijo. Sobre el primero,<br />

se sabe que fue un miembro destacado del gremio de pintores y doradores de la<br />

ciudad de México, pues ocupó en 1693 y 1694 el cargo de veedor del arte de la<br />

pintura, y en 1706 fue designado alcalde. Rogelio Ruiz Gomar, investigador que<br />

ha escrito sobre las funciones del alcalde y el veedor, ha señalado:<br />

Acaso el primero, con un rango superior, era quien presidía el gremio y<br />

lo representaba en los actos oficiales. Entre ambos estaban facultados<br />

para hacer las visitas necesarias de inspección -acompañados de<br />

la justicia y un escribano- a las casas, tiendas y obradores de los<br />

agremiados, el dar el visto bueno a las obras manufacturadas en lo<br />

que ve a la calidad -tanto artística como de los materiales y la técnica<br />

empleados-, el precio y demás requisitos fijados por las Ordenanzas,<br />

así como el confiscar y destruir lo que no se apegara a dichos requisitos<br />

y aún proceder judicialmente contra los transgresores. Asimismo<br />

debían constatar si los maestros estaban examinados o no; calificaban<br />

en exámenes, hacían cumplir los contratos entre maestros, oficiales y<br />

aprendices, y eran encargados del manejo y cuidado de los bienes del<br />

gremio y de velar por el bienestar, auge y decoro de la corporación. 7<br />

l_gnoro porque Manuel Romero de Terreros adjudicó la autoría de la pintura de<br />

Animas a Manuel de Arellano, cuando dicha obra únicamente está firmada por<br />

5 Manuel Toussaint, Pintura colonial en México, edición de Xavier Moyssén, 3' edición. México, UNA M - Instituto de Investigaciones Estéticas.<br />

1990. p. 145.<br />

6 Rosa Maria Uribe, op. cit .. p. 226.<br />

7 Rogelio Ruiz Gomar ... El gremio y la cofradía de pintores de la Nueva España", en Juan Correa. Su vida ys11 obra. Cuerpo de documentos, tomo<br />

111 , México, UNAM - Instituto de Investigaciones Estéticas, 1992, pp. 213-214.<br />

419


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

el apellido. Por ahora, solamente podemos señalar que la pintura de Ánimas<br />

pudo haber sido realizada por este pintor o por su padre.<br />

Las Ánimas del Purgatorio en la pintura de la Nueva España<br />

No pocas de las pinturas de Ánimas del Purgatorio que aún conservamos, como<br />

la que está en la iglesia franciscana de Ozumba, son obras de gran tamaño.<br />

Algunas fueron hechas por los pinceles de grandes artistas de la ciudad de México.<br />

Entre los pintores avecindados en la capital novohispana que realizaron pinturas<br />

de Ánimas, debemos mencionar nombres como los de Cristóbal de Villalpando,<br />

Juan Correa y Miguel Cabrera. Estos artistas ejecutaron pinturas de Ánimas que<br />

fueron trasladados a poblados distantes de la capital del virreinato, como la que<br />

Villalpando realizó en 1708 para la iglesia de Santiago en Tuxpan, en el actual<br />

estado de Michocán, 8 o bien el lienzo de formato mixtilíneo, pintado por Miguel<br />

Cabrera, que se encuentra en el centro de uno de los retablos de la parroquia de<br />

Santa Prisca en Taxco, Guerrero. 9 Por otro lado, debemos señalar que, además<br />

de las obras pintadas por los grandes artistas de la ciudad de México, en no<br />

pocos templos del país, se conservan además pinturas de Ánimas realizadas por<br />

artistas locales, que en su mayoría fueron pintores menos experimentados, que<br />

a diferencia de los artistas mencionados anteriormente, satisfacían la demanda<br />

de un mercado más constreñido.<br />

Cabe señalar que varias de las pinturas que se conservan, están relacionadas con las<br />

cofradías de Ánimas. Este debe ser el caso de la pintura de Ozumba. Fray Agustín<br />

de Vetancurt, en la cuarta parte de su Teatro mexicano, al referirse a Ozumba,<br />

afirma: "el pueblo tiene cofradía del Santísimo Sacramento y de las Ánimas". 10 La<br />

pintura de Ánimas de Ozumba se encuentra en un gran marco tallado y dorado.<br />

En la parte superior del marco se encuentra una pintura, realizada sobre la madera,<br />

que representa a un ostensorio que aloja el Cuerpo de Cristo. Esto nos está<br />

indicando que la pintura de Arellano debió pertenecer a esa cofradía.<br />

La pintura de Ánimas de Ozumba, como las otras obras artísticas mencionadas<br />

anteriormente, representa una de las creencias fundamentales de la Iglesia<br />

Católica . Para la Iglesia, el purgatorio es" el lugar y estado de expiación temporal,<br />

donde son retenidas las almas no condenadas a la pena eterna, para lograr su<br />

completa purificación, antes de ser admitidas en el cielo". 11<br />

8 Jaime Morera, Pinturas coloniales de ánimas del purgatorio. Jconografia de una creencia, México. UNAM - Jn s1 ituto de In vestigaciones Estéticas<br />

- Dirección General de Estudios de Postgrado, Seminario de Cultura Mexicana, 2001 , p. 282-284.<br />

9 Ibídem, pp.272-273.<br />

1 O Fray Agustín de Vetancurt, Teatro mexicano. Crónica de la provincia del Santo Evangelio de México. Menologio franciscano. edición facsimilar.<br />

México, Porrúa, 197 1 (Biblioteca Porrúa, 45), tratado segundo, capítulo 111. parágrafo 246, p. 87.<br />

11 Jaime Morera, op. cit., pp. 9-1 O. Como el propio Jaime Morera Jo se11ala, el sustento teológ ico del purgatorio se encuentra en el Antiguo Testamento,<br />

específicamente, en el Segundo libro de los Macabeos.<br />

420


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Recientemente, el tema de las pinturas de Ánimas fue estudiado por Jaime Morera en<br />

su libro Pinturas coloniales de Ánimas del Purgatorio. Iconografía de una creencia. 12<br />

Iconografía de la pintura de Arellano<br />

La pintura de Ánimas del Purgatorio de Arellano, como otras pinturas de<br />

dicha temática, está dividida horizontalmente en tres registros. En el registro<br />

inferior se encuentra el purgatorio. Ahí están las almas de hombres y mujeres<br />

desnudos, rodeadas por el fuego. En el purgatorio, se reconoce claramente<br />

a un rey (tiene una corona en la cabeza), un fraile (está tonsurado) y un<br />

cardenal (porta el capelo cardenalicio) . En el purgatorio, casi todas las<br />

personas plasmadas se caracterizan por sus ademanes implorantes. En los<br />

rostros de las ánimas, se observa gran aflicción, con excepción de tres de ellas.<br />

Dos, ya fueron mencionadas anteriormente; me refiero a un hombre y una<br />

mujer jóvenes, en actitud orante, que se encuentran en el extremo izquierdo<br />

del purgatorio. Como ya lo señalé, considero que es muy probable que se trate<br />

del comitente de la pintura y su esposa . En el extremo opuesto, se observa<br />

un personaje femenino. De todos los personajes pintados en el purgatorio,<br />

los tres retratos son los únicos que observan al espectador. Por su fisonomía,<br />

se deduce que los personajes retratados son "españoles" (por el momento,<br />

debido a la carencia de información documental, es imposible precisar si se<br />

trata de peninsulares y criollos, por lo que estoy usando el término "españoles"<br />

en su acepción más amplia, tal y como se usó durante la Época Virreinal). La<br />

inclusión de retratos no es rara en los lienzos de Ánimas. Al respecto, Jai me<br />

Morera ha señalado:<br />

En ocasiones los donantes que pagaban estos pinturas, yo fueron<br />

españoles o indios, se hacían retratar en ellos o por lo menos inscribían<br />

sus nombres. Donar una pintura paro un altar de ánimas ero una limosna<br />

importante que además de aumentar el prestigio social del donante, le<br />

ofrecía lo oportunidad de hacerse presente después de su muerte por<br />

medio de su retrato o de la inscripción de su nombre, y por lo mismo podía<br />

tener la esperanza de no ser olvidado en las oraciones de sus parientes y<br />

amigos, que sin duda bueno falto le habrían de hacer paro salir pronto<br />

del purgatorio yo que ero casi seguro que la muerte le sorprendería sin el<br />

grado de pureza adecuado poro pasar directamente al cielo. 13<br />

12 Jaime M orera, op. cil . .<br />

13 Jaime Morera, op. cit., p. 112. El maestro Morera opina que en algunos casos, los retratos que vemos en las pinturas novohispanas de Animas<br />

pudi eron haber sido realizados cuando las personas retratadas ya hubieran muerto.<br />

421


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

El segundo registro es el que ocupa mayor espacio en la pintura. El personaje<br />

central es Jesucristo clavado en la cruz. Jesús es el personaje de mayor tamaño<br />

en la pintura. A Cristo, dirigen sus miradas algunas de las án imas, entre ellas la del<br />

rey. Del costado del crucificado brota un chorro de sangre que baja al purgatorio.<br />

A un lado del chorro, se lee una frase en latín, escrita con letras mayúsculas, que<br />

dice: "COPIOSA APVD EVM REDEMPTIO". Además de la pintura de Ánimas<br />

de Ozumba, hasta el momento conozco otra pintura en la que aparece esa frase.<br />

Me refiero a la pintura de Ánimas que Miguel Cabrera pintó para el sotacoro de<br />

la iglesia del colegio jesuita de Tepotzotlán. En ese óleo, el personaje central<br />

también es Cristo; empero, no se le observa crucificado. En esa pintura, Jesús<br />

está de pie, semidesnudo, con los brazos extendidos. De sus llagas brotan chorros<br />

de sangre que descienden al purgatorio. Cristo se encuentra sobre un orbe que<br />

está flanqueado por dos ángeles que sostienen una cartela, en la cual se lee:<br />

"Copiosa apud eum redemtio". Jaime Morera, en su libro ya citado, al describir<br />

ese cuadro de Miguel Cabrera, señala que la frase " proviene del versículo 7 del<br />

Salmo 129, conocido como De Profund is: Quia apud Oominum misericordia, et<br />

copiosa apud eum redemptio". 14<br />

Al pie de la cruz, se observan dos angel itos. El que se encuentra del lado<br />

derecho, tiene en una de sus manos, el cáliz, con la hostia consagrada sobre<br />

de él. Es significativo que la Eucaristía fuera representada a lado de Cristo<br />

crucificado. Pareciera que con ello, se está señalando que las hostias y el<br />

vino consagrados durante la misa, se convierten realmente en el Cuerpo y<br />

la Sangre de Cristo. En un plano posterior se haya un angel ito, pintado de<br />

medio cuerpo, en actitud orante ante la Eucaristía.<br />

El mismo angelito que sostiene a la Eucaristía en su mano derecha, t iene en<br />

la mano contraria un documento. El documento en cuestión es una bula de<br />

difuntos. Como lo ha señalado Ja ime Morera en su libro ya citado, no es raro ver<br />

en las pinturas de Ánimas a ángeles que muestran la bula a alguna de las almas<br />

que se encuentran en el purgatorio. Se creía que al comprar este documento,<br />

se sacaba a las ánimas del purgatorio. Jaime Morera opina que las pinturas de<br />

Ánimas eran usadas por la iglesia para incentivar la compra de la bula . El mismo<br />

autor nos señala que existían dos tipos de la bu la de difuntos:<br />

La Bula se ofrecía para vivos y para difuntos, y las había de varios precios.<br />

En las de vivos, las indulgencias se aplicaban al alma que estaba más<br />

cerca de salir del purgatorio y limpiaban además las culpas no graves del<br />

14 Jaime Morera, op. cit., 285 .<br />

422


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

oferente. La de difuntos era nominativa, con poder de actuar sobre el<br />

ánima titular liberándola o reduciendo significativamente sus penas. 15<br />

En torno a Cristo, se observan diferentes personajes. Llaman la atención dos<br />

figuras celestiales. Del lado izquierdo, se observa al arcángel San Miguel. Del lado<br />

opuesto, se reconoce al Ángel de la Guarda, que es abrazado por un niño que viste<br />

una túnica azul. Junto al Ángel de la Guarda, se observa un grupo de santos. En<br />

primer termino, se encuentra San Francisco de Asís, el santo fundador de la Orden<br />

Seráfica. Atrás de él, se encuentran dos santos franciscanos y un santo agustino.<br />

Los santos franciscanos son San Diego de Alcalá, que está sosteniendo su cruz de<br />

madera, y San Bernardino de Siena, que levanta el Nombre de Jesús. En el lado<br />

contrario del segundo registro, al lado de San Miguel, se observa a Santo Domingo<br />

de Guzmán. Atrás de él hay un obispo que sostiene una pluma en la mano. Es casi<br />

seguro que se trate de San Agustín de Hipona.<br />

En el registro superior, se observa a Dios Padre como figura principal. A sus<br />

pies, está el Espíritu Santo. De esta forma, en esta pintura de Ánimas está<br />

representada la Santísima Trinidad, de forma vertical. Alrededor de Dios Padre<br />

se observa a la Virgen María y un grupo de santos. La Virgen se haya del lado<br />

izquierdo. Su actitud es implorante. En el lado puesto se haya San José. Atrás<br />

del padre putativo de Cristo está San Juan Bautista.<br />

Debemos señalar que esta no es la única pintura de Ánimas en la que aparezca<br />

la Santísima Trinidad, en la que Dios Hijo está clavado en la cruz. Entre otras<br />

pinturas en las que se observa esta forma de representar a la Santísima Trinidad,<br />

se encuentran la pintura de la iglesia franciscana de Zinacantepec, en el Estado<br />

de México. En dicha pintura, se observa a en lo más alto a Dios Padre, de medio<br />

cuerpo. Debajo de Él está el Espíritu Santo, representado como una paloma.<br />

Bajo el Espíritu Santo, se haya Cristo crucificado.<br />

Ayapango<br />

La presencia de la pintura de Arellano en Ozumba fue decisiva en la realización<br />

de una obra pictórica que se encuentra en otro templo de la región. La pintura<br />

a la que me refiero es el cuadro de las Ánimas del Purgatorio de la iglesia de<br />

Ayapango, poblado relativamente cercano a Ozumba (fig. 3). De acuerdo a fray<br />

Agustín de Vetancurt, el pueblo de Ayapango fue visitado por los religiosos del<br />

convento franciscano de Tlalmanalco. 16<br />

15 /bídem, p. 103.<br />

16 Cabe señalar que aún no existe una monografia sobre la iglesia de Ayapango en la que se estudie el edificio y sus obras de ane.<br />

423


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

La pintura de Ayapango, aunque también es una obra de gran formato, no<br />

tiene las mismas dimensiones que el de Ozumba; la pintura de Arellano es más<br />

grande que el cuadro de Ayapango. Cabe señalar que la pintura de Ánimas de<br />

Ayapango fue realizada por un pintor distinto: la firma que ostenta el cuadro de<br />

Ayapango claramente dice: "Galicia fts." Como veremos, todo apunta a que su<br />

autor fue un pintor local.<br />

El cuadro de las Ánimas del Purgatorio de Ayapango es una copia de la pintura<br />

de Arellano. Es tal la similitud entre ambas obras, que no es necesario describir<br />

la iconografía de la pintura de Ánimas de Ayapango. Hacerlo, sería repetitivo.<br />

Sin embargo, a pesar del enorme parecido entre ambas obras, existen algunas<br />

diferencias muy precisas que vale la pena destacar. Las diferencias se encuentran<br />

en el registro inferior, es decir, en el purgatorio.<br />

La pintura de Ánimas de Ayapango, a diferencia del óleo de Ozumba, tiene una<br />

inscripción que nos revela quiénes fueron los comitentes de esa obra y en qué<br />

año fue realizada y/o terminada la pintura (fig. 4). La inscripción dice:<br />

A dev[cio]n de Diego, de Rojas, y de M[ari]a Ca<br />

silda, y d[o]n Antt[oni]o de S[a]n Miguel, soltero.<br />

Añodel738 a[ño]s<br />

En la pintura de Ayapango fueron suprimidos los tres retratos que aparecen en<br />

óleo de Ozumba. En su lugar, el autor de la pintura de Ayapango pintó, en el<br />

extremo izquierdo dos ánimas, un hombre y al parecer una mujer (fig. 4), y en el<br />

extremo derecho, una figura femenina. En ninguno de los tres casos, las ánimas<br />

dirigen su mirada hacia al espectador; esas almas en cambio, se caracterizan por<br />

sus actitudes implorantes y compungidas. Obviamente, no se trata de retratos.<br />

Por otro lado, el pintor del cuadro de Ayapango, introdujo el retrato de una indígena<br />

que se distingue por sus recias facciones ( fig. 5). Ese retrato se encuentra entre<br />

las ánimas que se ubican en el primer plano del purgatorio, debajo del ángel de la<br />

guarda. Para hacer ese retrato, el pintor Galicia copió parcialmente -con excepción<br />

de la cabeza- el ánima que se encuentra en la pintura de Arellano en el mismo sitio.<br />

Ello es especialmente perceptible al comparar las manos de ambos personajes. El<br />

nombre del personaje retratado, debe estar en la inscripción que nos dice quiénes<br />

fueron los comitentes de la pintura.<br />

¿Qué se sabe del autor de la pintura de Ayapango? Sobre ese artista aún no se<br />

ha hallado información documental. Sin embargo, si se han localizado diferentes<br />

pinturas salidas de su pincel en la región de los volcanes. Algunas obras las<br />

424


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

firmó con nombre y apellido, en tanto que otras las firmó -como el cuadro de<br />

Ánimas de Ayapango- únicamente con su apellido. El artista al que me refiero<br />

se llamaba Manuel Galicia .<br />

La primera pintura de Manuel Galicia a la que me referiré, es un lienzo de Nuestra<br />

Señora del Rosario que se encuentra en la sacristía de la iglesia conventual<br />

de Ozumba (fig. 6). La firma dice "Manuel Galiscia fts." Ésta fue una de las<br />

pinturas que llamaron la atención de Manuel Romero de Terreros, quien en su<br />

artículo anteriormente citado, señaló:<br />

En uno de los corredores de la planta alta del convento se encuentra<br />

un óleo de la Virgen del Rosario, cuyo interés radica en haber sido<br />

ejecutado, en enero de 1725, por un pintor local, Manuel Galicia, a<br />

devoción de un miembro de su familia, la cual perdura muy numerosa<br />

en Ozumba, según nos informa el párroco .17<br />

Manuel Romero de Terreros afirmó que el óleo de la Virgen del Rosario fue<br />

"ejecutado, en enero de 1725", porque éste tiene una inscripción en la cual se<br />

informa:<br />

Acabase esta Imagen a 18 de henero de 1725 Años y se hizo a Costa<br />

de Limosnas de Bien echares recogida por D" Miguel Francisco de<br />

Galiscia y a devoción de una niña debata.<br />

Manuel Romero de Terreros afirmó que Manuel Galicia pintó la Virgen del<br />

Rosario "a devoción de un miembro de su familia". Esta fue una inferencia de<br />

Manuel Romero de Terreros que no he podido comprobar documentalmente;<br />

si bien he hallado información sobre don Miguel Francisco de Galicia y algunos<br />

miembros de su familia, hasta el momento no he hallado información que revele<br />

que él tenía un familiar llamado Manuel Galicia. 18<br />

Otros de los sitios en los que se hallan obras de Manuel Galicia es la capilla<br />

de San Francisco de Asís, que también se encuentra en Ozumba. El retablo<br />

estípite de esa capilla, tiene lienzos en los cuales están plasmados pasajes del<br />

fundador de la Orden Seráfica. Dos de las pinturas de ese retablo están firmadas<br />

por Manuel Galicia. Las pinturas que están firmadas por él se encuentran en<br />

el primer cuerpo. La pintura del lado izquierdo, está firmada solamente con el<br />

17 Manuel RomerodeTerreros,op. cil .. p. 14.<br />

18 Debo señalar que la revisión del archi vo parroquial no ha sido exhaustiva, por lo que es posible aún que Manuel Romero de Terreros tenga razón.<br />

425


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

apellido, en tanto que la del lado opuesto, está firmada con nombre y apellido.<br />

Cabe señalar además, que la escultura principal del retablo, está firmada en la<br />

base por Manuel Galicia. La inscripción dice: "Se aca bo a 2 de Junio Manuel<br />

Ga licia [ .. . ]año de 1745 a." La presencia de la fi rma en la base de la escultura<br />

de San Francisco de Asís nos está ind icando que Manuel Galicia también estuvo<br />

involucrado en obras escultóricas. Manuel Gal icia, posiblemente, realizó la<br />

policromía de esta escu ltura. No sabemos si Manuel Ga licia también talló la<br />

escultura. Considero que no es probable, aunque tampoco es imposible que<br />

haya sido así. Durant e la época virreinal, las esculturas de madera eran talladas<br />

por un artista, el escultor, quien las entrega a otro artista diferente, el pintor,<br />

para que las policromara . Cabe señalar que durante el virre inato, hubo pintores<br />

que también se ded icaron a obras de dorado y pol icromía de esculturas. El caso<br />

más conocido entre los especialistas es el del pintor Francisco Mart ínez, pintor<br />

que se encargó del dorado del Retablo de los Reyes en la catedral de la ciudad<br />

de México. 19<br />

19 Luisa Elena Alcalá, "la obro del pintor novohispano Francisco Martinez ", Anales del Museo de América, núm. 7, Madrid. Museo de América.<br />

1999, pp.175 -1 87.<br />

426


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Fig. 1. Arellano, pintura de las Ánimas del Purgatorio, primer tercio del siglo XVII I, óleo sobre tela. Parroquia<br />

de la Inmaculada Concepción de María, Ozumba, Estado de México, Foto: Guillermo Arce.<br />

427


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Fig. 2. Arellano, pintura de las Ánimas del Purgatorio (detalle), primer tercio del siglo XVIII, óleo sobre tela<br />

Parroquia de Ja Inmaculada Concepción de María, Ozumba, Estado de México. Foto: Guillermo Arce.<br />

Fig. 3. Manuel Galicia, pintura de las Ánimas del Purgatorio, 1738, óleo sobre tela. Parroquia de Santiago<br />

Apóstol, Ayapango, Estado de México. Foto: Guillermo Arce.<br />

428


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Fig. 4. Manuel Galicia, pintura de las Ánimas del Purgatorio (detalle), 1738, óleo sobre tela. Parroquia de<br />

Santiago Apóstol, Ayapango, Estado de México. Foto: Guillermo Arce.<br />

Fig. 5. Manuel Galicia, pintura de las Ánimas del Purgatorio (deta lle), 1738, óleo sobre tela. Parroquia de<br />

Santiago Apóstol, Aya pango, Estado de Méx ico. Foto: Guillermo Arce.<br />

429


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Fig. 6. Manuel Galicia, Virgen del Rosari o, 1725, óleo sobre tela. Sacristía de la parroquia de la Inmaculada<br />

Concepción de María, Ozumba, Estado de Méx ico. Foto: Gui llermo Arce<br />

430


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

El libro de defunciones del registro civil de Amecameca,<br />

Edo. de Méx. en 1910.<br />

Ano Margarita Romírez Sánchez<br />

Imagen 1. Calle del Rosario, Amecameca, Edo. de Méx., sin fecha<br />

Hoja de resumen<br />

El presente ensayo es una propuesta de conocimiento sobre la población del<br />

municipi o de Amecameca de Juárez en el año de 1910. El objeto de estudio<br />

principal es averiguar cuál era la situación de sal ud pública que en aquella época<br />

tenía dicho lugar. Para ello, fue necesario recurrir al Libro de defunciones del<br />

registro civil de Amecameca y, con base a los datos registrados hacer un estudio<br />

cuantitativo que proporcionara una idea aproximada de las cuestiones principales<br />

que en ese año generaron la muerte de los ciudadanos amecamequenses.<br />

Sabemos de los intentos del gobierno de Porfirio Díaz por mejorar la cuestión<br />

sanitaria en el país, de modo que se quiso comprobar si tal situaci ón había sido o<br />

se estaba aplicando en una pequeña ciudad muy próxima a la ca pita l mexicana . 1<br />

1 "Durante el Porfiriato, Ja mayoría de los reportajes y comentarios médicos, tenían como premisa la misma idea: seguir al pie de la letra ciertas<br />

prácticas y hábitos de higiene, que eran una garantía para preservar la salud y el vigor de la población en constante bienestar. El presidente del<br />

Consejo Superior de Salubridad, el reconocido Doctor Eduardo Liceaga afirmaba que las medidas para evitar caer preso de alguna enfermedad,<br />

podian reducirse al aseo personal y a la higiene. Cabe hacer mención al hecho de que al mismo tiempo que se realizaban las obras públicas como<br />

el sistema de desagüe de Ja ciudad de México, los médicos de la época impusieron en la población edictos y hábitos de higiene en nombre de la<br />

salud pública. Los galenos porfiristas alentaron Ja construcción de más obras de infraestructura sanitaria para erradicar, o por lo menos disminuir,<br />

los focos de descomposición orgán ica, lo cual fue detenninante en el mejoramiento de Ja salud pública. La insistencia sobre las virtudes y los beneficios<br />

de la limpieza, fue abrumadora al grado que se convirtió en una de las prioridades del régimen porfirista, llegando a ser también motivo de<br />

burla de periodistas y escritores, quienes decían que si llegaba andar en meros sabiamos de antemano que cada poro era una puerta de cochera<br />

abierta a cualquier infección. El Porfiri ato. Altos estándares de salud. 111w1,:azteca2/ .com 18112/2010.<br />

431


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

Los resultados, como veremos más adelante, muestran una realidad distinta a<br />

los planes propuestos por el gobierno en cuanto a la cuestión de salud pública.<br />

Introducción<br />

Espacio físico<br />

El municipio de Amecameca de Juárez, está ubicado en la porc1on sur del<br />

oriente del Estado de México; limita con los municipios: al norte, Tlalmanalco;<br />

al este, el estado de Puebla; al sur, Atlautla y Ozumba; y al oeste, Ayapango y<br />

Juchitepec. 2 La actual extensión del municipio es de 181.72 km2; 3 ocupa el<br />

lugar número 44 por su extensión y representa el O.S o/o del territorio estatal.<br />

Su altura sobre el nivel del mar es de 2 420m en la cabecera municipal; y se<br />

encuentra aproximadamente a una hora de la ciudad de México.<br />

Imagen 2. Explanada frente a la Parroquia de la Asunción, ca 1920<br />

La región sureste del Estado de México se ha caracterizado por ser una zona<br />

boscosa y de llanuras de tierra fértil, que se han favorecido por los diversos<br />

dos que desc ienden desde la sierra Nevada, haciendo de estos terrenos,<br />

lugares propicios para la agricultura productiva. 4 De este modo, Amecameca<br />

y sus poblaciones aledañas se dedicaron primordialmente al cultivo del maíz<br />

desde la Época Prehispánica y hasta bien entrado el siglo XX. 5 Posteriormente<br />

2 Horacio A. López l ópez. Amecameca. Monografía Municipal. p. 21.<br />

3 Esto según la monografia municipal. publicada en 1999.<br />

4 Tomás Jalpa, la sociedad indígena tle la región de Chateo durante los siglos XVI y XVII. p. 41 .<br />

5 la zona de Cha/co-Amecameca ha aportado una de las 14 razas de maí: (el Chalqueño) a los programas de mejoramienlo genético del mundo.<br />

El origen de es10 raza se ubica en los años siguientes a la Conquista. Heliodoro Diaz y Enrique Cruz, ··El cu ltivo del maiz en la economía familiar<br />

campesina en la región Chalco-Amecameca'', p. 523 .<br />

432


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

el comercio y los servicios turísticos complementarían la gama de actividades<br />

económicas de la zona.<br />

Denominación, toponimia y breve<br />

reseña histórica<br />

Antes de su fundación la actual Amecameca<br />

fue conocida como Xochitlicacan,<br />

lztlacozauhcan, Chalchiuhmomozco 6 y<br />

Tamouanchan, siendo este último uno<br />

de los de mayor significado mítico y cuya<br />

trad ición es "Buscamos nuestro origen".<br />

La palabra Amaquemecan fue traducida<br />

al español como Amecameca; la primera<br />

proviene del náhuatl, sus raíces son los<br />

vocablos amatl, que significa papel;<br />

queme, que quiere decir señalar o indicar<br />

y, can, que se traduce como lugar. Por<br />

lo tanto, Amaquemecan es el "Lugar Imagen 3: Santuario del Señor de<br />

donde los papeles señalan o indican''.7 Sacromonte, ca 1900<br />

Y precisamente fue costumbre de los<br />

pobladores precolombinos revestir el cerro (hoy Sacromonte) con paños o<br />

papeles ceremoniales, siendo así este el origen del significado de dic ha palabra. 8<br />

Otra de las traducciones de la palabra Amecameca se dilucida de las raíces<br />

de los términos que la componen: "o" de "at/" (agua) ; "meca" de "mecatl"<br />

(mecate, cordel), por lo que se traduciría como "Hilos o corrientes de agua" que<br />

descienden del lztaccíhuatl.<br />

Amaquemecan hoy Amecameca de Juárez fue fundada en el año de 1269 9 por<br />

el caudillo chichimeca totolimpaneca Atonaltzin. 10<br />

Los xochimilcas fueron el primer grupo étnico que dominó la región, 11<br />

posteriormente hicieron lo propio los chalcas y hacia el siglo XV los aztecas<br />

implantaron su autoridad en la región Chalco Amaquemecan; 12 para la<br />

6 "El lugar donde está el altar de la deidad cuyo símbolo es representado por el chalchihuit/" o jade, piedra preciosa que simboli=aba al agua.<br />

fue Chimalpoin el que ofreció una primera confirmación de la relación de Amecameco con el agua. Laurctte Séjoumé. Arqueologi'a e historia del<br />

Valle de Mél:ico. De Xochimilco a Amecameca, p.68.<br />

7 loe cit.<br />

8 Maria Guadalupe Vera Casti llo, Tríptico de Amecameca, slpp.<br />

9 L. Séjoumé presenta al año de 1268 como la fecha de fundación de Amaquemecan. /bid .. p. 70.<br />

10 Nombre que significa "ºSo/deoguo ". Jbid., p. 13 .<br />

11 Charles, Gibson; Los aztecas bojo el dominio español, 1519-1810, p. 17.<br />

12 Aproximadamente a mediados del siglo XV, durante el gobierno de Moctezuma l. pasó a ser Chalco parte del territorio mexica. Sin embargo,<br />

pugnó en repetidas ocasiones por restaurar su autonomía; el dominio definitivo azteca fue sólo posible hasta Ja época de Moctczuma 11. Tomás<br />

Jalpa, Op.cit., p. 413 .<br />

433


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

llegada de los hispanos, el territorio estaba organizado geopolíticamente "en<br />

cuatro centros político-administrativos denominados altepetl: Tlalmanalco,<br />

Amecameca, Tenango y Chimalhuacán. 13<br />

A continuación se presentan algunos hechos históricos importantes sobre<br />

Amecameca:<br />

En 1519 Hernán Cortés pasó entre los volcanes (hoy conocido como "Paso de<br />

Cortés"), llegando a Amaquemecan donde de inmediato comenzó la conquista<br />

militar y espiritual. 14<br />

Después de la Conquista de Tenochtitlán, a principios del Virreinato,<br />

Amaquemecan perteneció a la Provincia Menor de Chalco que su vez pertenecía<br />

a la Provincia Mayor de México, que juntamente con las Provincias de Tlaxcala,<br />

Puebla de los Ángeles, Antequera y Valladolid, formaban el Reino de México. 15<br />

Durante el inicio de la lucha por la Independencia, a inicios del mes de noviembre<br />

de 1810 vecinos de Amecameca y otras diez poblaciones se unieron en un motín<br />

partidario de las ideas de Miguel Hidalgo e Ignacio Allende. 16 Y al siguiente año,<br />

otro grupo de avecindados de la hacienda de Tomacoco se unió a las fuerzas de<br />

Leonardo Bravo.<br />

Una vez obtenida la Independencia de México, la Primera Constitución Polít ica<br />

del Estado de México, expedida en Texcoco el 14 de febrero de 1827, declaró<br />

que el Territorio del Estado, era el comprendido en los distritos de Acapulco,<br />

Cuernavaca, Huejutla, México, Tasco, Toluca, Tula y Tulancingo. Amecameca,<br />

quedó comprendida en el Distrito de México y ese mismo día se consagró como<br />

municipio.17<br />

En 1848 las tropas estadounidenses ocuparon Amecameca.<br />

Por decreto, el 14 de noviembre de 1861, Amecameca fue elevada al título de<br />

Villa, con el nombre de Amecameca de Degollado. Pero en 1877, el Congreso<br />

del Estado de México la elevó a rango de ciudad, denominándola Amecameca<br />

de Juárez. 18<br />

13 /bid., p. 29.<br />

14 Laurette Séjoume, Op.cit., p. 79.<br />

15 Javier Romero, Amaquemecan, Amecameca, p. 287.<br />

16 Carlos Herrero, •·Revuelta, Rebelión y Revolución. Amecameca en noviembre y octubre de 181 O". pp. 93- 141 .<br />

17 [bid., p. 291.<br />

18 Vera Castillo. Op.cit., slpp.<br />

434


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Imagen 4: Vi sta panorámica de Amecameca desde el Santuario del Señor del Sacromonte, sin fecha<br />

Libro de defunciones del Municipio de Amecameca de Juárez, 1910<br />

Los datos<br />

El libro de defunciones del Municipio de Amecameca de Juárez de 1910 está<br />

actualmente resguardado en el Archivo Histórico Municipal; se encuent ra<br />

parcialmente destruido, por una parte debido al descuido que sufrió al estar<br />

rele gado en una bodega de aseo por mucho tiempo y, también por una explosión<br />

provocada en el palacio municipal en la década de 1980, en la cua l se desató un<br />

incendio que destruyó gran parte de lo que actualmente conforma el Archivo<br />

Histórico Municipal de Amecameca (en adelante AHMA) .<br />

Los datos que se encontraron para el año de 1910 corresponden a los meses de<br />

enero, febrero, mayo y julio-diciembre.<br />

Gráfica l.<br />

Fallecimientos por mes.<br />

en~ f'~b Mar t'!br Mau Jun Jul t'!Jlo i~p Oet ffov !>le<br />

Fuente: Elaboración propia. Archivo Histórico Municipal de Amecameca (en adelante AHMA),<br />

Fondo Independiente; Caja 24, Vol. 26, Exp. 3, 11 , 22, 23, 26, 28, 29, 175 fjs.<br />

435


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Las variables halladas y trabajadas para este registro fueron: nombre, apellido(s),<br />

causa de la muerte, fecha, sexo, edad, estado civil, ocupación principal, dirección<br />

(habitación, nombre del lugar) y, nombre del médico que certificó el deceso.<br />

Sabemos gracias a la numeración continua presente en cada uno de los meses<br />

que, el total de defunciones para ese año fue de 513; pero dado que los datos<br />

encontrados en el archivo están incompletos, únicamente se pudo obtener un<br />

total de 254 registros útiles para la investigación, muestra que representa el<br />

49.Slo/o del total del contenido en el libro de defunciones de 1910.<br />

Con casi la mitad de registros del libro de defunciones del Municipio de<br />

Amecameca de 1910, pretendemos hacer una interpretación de los datos más<br />

representativos arrojados por tal documento, los cuales serán explicados con<br />

mayor detalle más adelante.<br />

Conforme a los datos encontrados sobre el censo poblacional más próximo al<br />

periodo que se trabajó y que fue el de 1906, 19 el municipio Amecameca contaba<br />

en diciembre de ese año con 6911 habitantes, mientras que contabilizando en<br />

conjunto a toda la población de barrios, pueblos, ranchos, rancherías y haciendas<br />

pertenecientes a la ciudad de Amecameca sumaron un total de 9,737 habitantes.<br />

Cuadro 1<br />

Noticias del Registro Civil y Censo de Población correspondiente al año de 1906.w<br />

Diciembre.<br />

Lugares Ciudad Villa Pueblos Barrios Haciendas Rancherías<br />

Amecameca I<br />

Ch alma<br />

I<br />

El Rosario<br />

El Salto de Agua<br />

Huehucalco<br />

Los Reyes<br />

Panoaya<br />

SantiaQo<br />

San Pedro<br />

Mártir<br />

San Pedro<br />

Nexapa<br />

San DieQo<br />

Tlachichicuautla<br />

Tomacoco<br />

Zentlalpan<br />

Zovatzinqo<br />

Total<br />

I<br />

I<br />

I<br />

I<br />

I<br />

I<br />

I<br />

I<br />

I<br />

I<br />

I<br />

I<br />

Ranchos Hombres Mujeres<br />

3210 3710<br />

169 174<br />

I 3 3<br />

4 4<br />

171 151<br />

25 21<br />

9 18<br />

195 172<br />

2 3<br />

229 237<br />

22 26<br />

2 4<br />

106 90<br />

259 256<br />

221 250<br />

4627 5110<br />

Total<br />

6911<br />

343<br />

6<br />

8<br />

322<br />

46<br />

27<br />

367<br />

5<br />

466<br />

48<br />

6<br />

196<br />

515<br />

471<br />

9737<br />

19 Archivo Histórico Municipal de Amccamcca (A HMA ), caja 16. vol.. 16, exp. 2. 86 fjs .<br />

20 AHMA, caja 16. vol.. 16, cxp. 2. 86 fj s.<br />

436


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Por lo que los difuntos registrados en el libro de defunciones representan el<br />

3.6 7°/o del total de la población de la ciudad de Amecameca y el 2.60°/o del<br />

total de los habitantes de Amecameca y sus pueblos, barrios, ranchos, rancherías<br />

y haciendas juntos (es decir, tomando como base los números arrojados por el<br />

censo de 1906).<br />

De modo que el índice masculinidad en la ciudad de Amecameca en 1910<br />

fue de 86.73 hombres por cada 100 mujeres; y Amecameca con sus pueblos,<br />

barrios, haciendas, ranchos y rancherías fue de 90.54 hombres por cada 100<br />

mujeres.<br />

En cuanto a espacio físico, gracias a la información proporcionada por el libro de<br />

defunciones sabemos que de los 254 casos registrados, 190 ocurrieron dentro<br />

de la ciudad de A meca meca, lo cual representaría el 7 4 .80°/o del total de datos,<br />

mientras que el resto de ellos se registraron con la siguiente frecuencia: pueblo<br />

de San Pedro Nexapa 16 (6.29°/o); pueblo de Zentlalpan 15 (5.90°/o); pueblo<br />

de San Antonio Zoyatzingo 11 (4.33 °/o); pueblo de San Diego Huehuecalco<br />

8 (3.14°/o) ; pueblo Santiago Cuauhtenco 6 (2.36 °/o); pueblo de Santa Isabel<br />

Chalma 4 (1.57°/o); no especificado 2 ( .78°/o ) y; Barrio Los Reyes y hacienda<br />

de Tomacoco con 1 (.39°/o respectivamente) .<br />

Gráfica 11<br />

Lugar del deceso<br />

.... '=<br />

lap?,,.<br />

,. f f<br />

o !?O .fO eo<br />

ao 100 t!?O 1+0 1eo 1ao<br />

Fuente: Elaboración propia. AHMA, Fondo Independiente;<br />

Caja 24, Vol. 26, Exp. 3, 11 , 22, 23, 26, 28, 29, 175 fj s.<br />

Dentro de todos estos registros, sólo para la ciudad de Amecameca se reportaron<br />

domici lios; de los 190 amecamequenses fallecidos sólo 65 tienen registrado el<br />

437


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

nombre de la calle con y sin número o el nombre del barrio, lo que representa el<br />

34.21 o/o del total de los datos reportados en este rubro. As í, las calles con mayor<br />

número de difuntos fueron : San Juan Evangelista con 4 (2 de ellos en el mismo<br />

domicilio con el número 11, al parecer una madre y su pequeña hija, la primera<br />

falleció de viruela, mientras que la segu nda de escarlatina); Barrio de Caltenco<br />

con 3; calles de Cruz Verde, Cuautitlán, Independencia y Nacional con 3 casos<br />

cada una; seguidas por la calle De la Alegría, los Barrios de Panoaya y Xollolyeca<br />

y, las calles de Guerrero, Ocampo y Relax cada uno con 2 registros y; finalmente<br />

con un solo registro cada uno las calles de: Aldama, Bajos del palacio municipal,<br />

Bañosco, Campo Florido, Chaverco, Cruz Sapa, Cuauhtémoc, El Altenango, El<br />

Salto, Gratilla, Guapereo, La Esquina, La Presa, Los Reye s, Nopalillo, Nuevo<br />

México, Opinaco, Pasadita, Pasillo de la Pied ra, La Rosa, Rosario, Sacromonte,<br />

Santa Cruz, Santiago, Teotenco, Tlahualoloya, Xacotenco, Xochitla, Xocolineo,<br />

Xonpahuacán, Socapan y el Barrio de Ateneo. 21<br />

we<br />

Otnia.<br />

Gráfica lll<br />

Domicilio del finado<br />

~tox<br />

Oeal'lpo<br />

Gro.<br />

8 . Xollolg¡:ea<br />

8 . Panoaga<br />

1!>1> la al¡:gria<br />

~pat¡:neo<br />

ttae1onal<br />

Jnd¡:p.<br />

Cuaut1llár.<br />

Cruz \]d¡:.<br />

8 . CÁlll¡:neo<br />

.iln. Juan<br />

,-.<br />

Fuente: El aboración propia. AHMA, Fondo Independiente;<br />

Caja 24, Vol. 26, Exp. 3, 11 , 22, 23, 26, 28, 29, 175 fj s.<br />

21 La mayoría de las calles y barri os registrados en el li bro de defunciones están enmarcadas en un a zona bastante bien localizada. aquella que se<br />

encuentra rodeada por un par de rios, la cual genera a la vista un rectángulo defin ido.<br />

438


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Mapa de los domicilios registrados en el Li bro<br />

Mapa proporcionado por el personal del AHMA.<br />

Las marcas de las calles (en verde) y de los ríos (azul) son elaboración propia.<br />

De los 254 registros, 123 eran mujeres que correspondían al 48.42o/o del<br />

total de la población fallecida en 1910, mientras que 125 eran varones, lo<br />

cual sign ifica que representaron el 49.21 o/o; sin embargo, hay también un<br />

pequeño número de 6 individuos imposible de catalogar dentro de alguno de<br />

los dos sexos, que representan el 2.36o/o de la población. Siendo así el índice de<br />

mascu li nidad pa ra este libro de defunciones de 101.62 hombres por cada 100<br />

mujeres, un resultado muy equ ilibrado como podemos observar.<br />

Gráfica IV<br />

Distribución sexual (general)<br />

Fuente: Elaboración propia. AHMA, Fondo Independiente;<br />

Caja 24, Vol. 26, Exp. 3, 11 , 22, 23, 26, 28, 29, 175 fjs .<br />

439


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

En cuanto a la población infantil encontramos que en números totales había<br />

121 infantes, de los cuales 60 eran varones y 61 niñas, siendo el índice de<br />

masculinidad para este grupo de la población de 98.36 hombres por cada 100<br />

mujeres, resultado muy aproximado al obtenido para los datos generales. En<br />

este trabajo se considera niño(a) a todo aquel individuo que tuviera de O meses<br />

a 14 años de edad, dado que en todos los registros en este rango de edad<br />

aparecían como solteros y de 15 años en adelante faltaban especificaciones o<br />

en su defecto, aparecían como personas casadas.<br />

Gráfica V<br />

Distribución sexual (in fantes)<br />

Fuente: Elaboración propia. AHMA, Fondo Independiente;<br />

Caja 24, Vol. 26, Exp. 3, 11 , 22, 23, 26, 28, 29, 175 fjs.<br />

La mayor concentración de muerte infantil se registra de O a 11 meses,<br />

encontrando 42 casos (24 niños y 18 niñas); 33 de un año, (16 niños y 17<br />

niñas); 12 de 2 años (5 niños y 7 niñas); 5 de 3 años (3 varones y 2 niñas); 10<br />

de 4 años (3 niños y 7 niñas); 6 de 5 años (3 para cada sexo); 3 de 6 años (2<br />

varones y 1 niña), 2 de 7 años (un caso para cada sexo); 3 de 8 años ( 1 niño y<br />

2 niñas); 1 varón de 9 años; 2 niñas de 10 años; 1 niño de 11 años; sin reporte<br />

alguno para 12 y 13 años y; finalmente una niña de 14 años.<br />

440


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Gráfica VI<br />

Edades de ni ños fallecidos<br />

15<br />

lO<br />

5<br />

o<br />

-5 _... ........ --.................... _________ .......,--...¡<br />

• Htl'loa<br />

• Htl'l11a<br />

-10 ... ~ ........ ------------------~<br />

- 15 .... ~-----------------------"!<br />

0 - l a ~a Sa .:fa 5a 6a 7a 8a 9a lüa ti a t ~a t5a l .fa<br />

llm<br />

Fuente: Elaboración propia. AHMA, Fondo Independiente;<br />

Caja 24, Vol. 26, Exp. 3, 11, 22, 23, 26, 28, 29, 175 fjs .<br />

Para el caso de los adultos (aquellos individuos comprendidos entre los 15 y los<br />

99 años), la división de edades se asignó de la siguiente manera: por rangos, el<br />

primero de 15-19 años con 5 casos ( 3 hombres y 2 mujeres) ; 12 de 20-29<br />

años ( 6 por cada sexo);5 de 30-39 años ( 4 hombres y una mujer); 14 de<br />

40-49 años (9 hombres y 5 mujeres); 8 de 50-59 años ( 4 para cada sexo);<br />

17 de 60-69 años (8 hombres y 9 mujeres); 5 de 70-79 años (3 hombres y 2<br />

mujeres) ; 6 de 80-89 años ( 2 hombres y 4 mujeres) y; 7 de 90-99 años (2<br />

hombres y 5 mujeres) . Para este grupo se reportó un total de 79 decesos, siendo<br />

el sexo masculino quien reportó un mayor índice de mortandad con un total de<br />

41 casos (51.89%), mientras que en el femenino se registraron 38 ( 48.10%).<br />

El resto de los registros 54, corresponden a un grupo que carecía de datos sobre<br />

su edad, por lo que se le trabajó como un grupo aparte, independiente del grupo<br />

infantil y adulto, representando el 21.25% del total de muertes registradas en<br />

el libro de defunciones de 1910.<br />

441


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Gráfica VII<br />

Edad del deceso (adultos)<br />

o<br />

•ttombru<br />

•IWlajt:r'P<br />

- .¡. -----<br />

-6 -----<br />

-l -8 O .... _..-------'-------'-<br />

______________________ _<br />

tl-l9a 20 -~ 3 0-15.911 •0-•911 l0--'911 60-6.911 70-79a 80-8.911 .90-.9911<br />

Fuente: Elaboración propia. AHMA, Fondo Independi ente;<br />

Caj a 24, Vol. 26, Exp. 3, 11 , 22, 23, 26, 28, 29, 175 fj s.<br />

Gráfica VIII<br />

Distribución: niños y adultos<br />

• N1noa<br />

•tldultoa<br />

awe<br />

Fuente: Elaboración propia. AHMA, Fondo Independiente:<br />

Caja 24, Vol. 26, Exp. 3, 11 , 22, 23 , 26, 28, 29, 175 fj s.<br />

En cuanto a las cau sas de muerte, en este registro encontramos que la tendencia<br />

más fuerte fueron las en fermedades y, dentro de ellas la s que presentaron los<br />

porcentajes más notabl es fueron las ga strointestinales, lo cua l es senci llo de<br />

explicar: las causas de ta les padecimient os están originadas en los hábitos<br />

cotidianos de la población que, al ser una sociedad princi palmente agrícola<br />

estaba en constante contacto con animales de tiro, de corra l y domésticos. El<br />

problema no rad ica meramente en los animales en sí, sin o en que las personas no<br />

442


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

tenían el debido cuidado de lavarse las manos una vez que concluían el contacto<br />

con sus bestias de trabajo y mascotas, así preparaban y tomaban los alimentos;<br />

otro factor de gran riesgo causante de las enfermedades gastrointestinales era el<br />

hecho de que la gente no heNÍa o desinfectaba el agua (misma que proveniente<br />

del deshielo volcánico pasaba por muchos kilómetros antes de llegar al municipio,<br />

recogiendo as í, todos los desperdicios de los ranchos y granjas que corrían en<br />

las márgenes de los ríos); además de destacar el hecho significativo de que a la<br />

ciudad es atravesada por dos ríos ("Los Reyes " y "De la Verdura") , que en ese<br />

entonces eran anchos y muy caudalosos; 22 lo cual a la vez, viene a explicar el<br />

hecho notorio de que en los meses de mayor calor y lluvia se disparara el número<br />

de muertes por causa de enfermedades gastrointestinales. Así encontramos 71<br />

casos (27.95o/o) de defunciones relacionadas con algún tipo de enfermedad<br />

gastrointestinal; seguidas por padecimientos de las vías respiratorias (bronquitis,<br />

bronconeumonía, neumonía, pulmonía, tosferina y tuberculosis, sumadas en<br />

conjunto) con 4 7 informes ( 18.Süo/o) causadas en gran medida por el clima de<br />

la región que va de templado a frío, más la variable de ser una zona volcánica,<br />

en la cual las pequeñísimas partículas de componentes volcánicos (la ceniza<br />

entre ellas) afectan gravemente al sistema respiratorio, causando sensibilidad y<br />

alergias en el mismo, lo cual provoca que sea más susceptible a contraer diversas<br />

enfermedades; 23 continuando con 21 casos de abortos (8.26o/o) y; en menor<br />

porcentaje una larga lista de diversos males tales como las afecciones cardiacas,<br />

la senilidad, lesiones, parásitos intestinales, entre otros casos.<br />

Gráfica IX<br />

Causas de la muerte<br />

Fuente: Elaboración propia. AHMA, Fondo Independiente;<br />

Caja 24, Vol. 26, Exp. 3, 11 , 22, 23, 26, 28, 29, 175 fj s.<br />

22 Actualmente, en los meses de lluvias estos ríos llegan a desbordarse, dado que no se encuentran entubados, causando algunas inundaciones en Jos<br />

sectores inmediatos a su cause.<br />

23 Entrevista con el Médico Especialista en otorrinolaringología Dr. Antonio Joaquín Ruiz Corona, O l /0312008.<br />

443


SNTE, Sección 36-Valle de Méx ico<br />

Otro dato arrojado por el libro de defunciones de 1910 fue el estado civil.<br />

Así, encontramos que el 57.08% de los individuos fueron registrados como<br />

solteros (145 casos); seguidos por 69 personas sin especificación (27.16o/ci ); a<br />

continuación se encontraron 23 informes sobre viudos (9.05% ) y; finalmente<br />

se hallaron 17 registros sobre casados ( 6.69% ) . La fuerte tendencia de<br />

individuos solteros es reflejo del alto índice de mortandad infantil, ya que los<br />

infantes aparecen dentro en ésta categoría.<br />

Gráfica X<br />

Estado Civil<br />

Fuente: Elaboración propia. AHM A, Fondo Independiente;<br />

Caja 24, Vol. 26, Exp. 3, 11 , 22, 23, 26, 28, 29, 175 fj s.<br />

Aunque escasos los datos, también fue posible detectar algunas de las<br />

ocupaciones en vida de los individuos registrados en el libro de defunciones. Así,<br />

del total de los 254 registros, sólo 57 (22.44% ) contienen información sobre<br />

sus empleos. Es decir, el 77.55% del total de la población no tiene información<br />

sobre sus actividades (197 sin especificación laboral), esto (nuevamente<br />

reiterando) debido al hecho de que la mayor parte de los decesos ocurrieron<br />

en niños, además la mayoría de las mujeres adultas fallecidas no fueron<br />

catalogadas como trabajadoras, aún cuando seguramente dedicaron su vida a<br />

la labor doméstica (amas de casa) actividad que no era considerada como un<br />

verdadero empleo; 24 en algunos casos solamente se les llegó a inscribir en el<br />

espacio correspondiente a la ocupación "sin ocupación".<br />

24 Creo que las pocas mujeres que fueron registradas como "domésticas" lograron saltar la valla de la discriminación laboral gracias a que seguramente,<br />

además de ser amas de casa en sus hogares se empleaban como tales en otras casas.<br />

444


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Con los pocos datos con lo que se cuenta, se obtuvieron los siguientes resultados:<br />

28 casos de domésticas (ll.02o/o ); 22 jornaleros (8.66o/o ); 2 panaderos<br />

(.78o/o ); un barbero, un zapatero, una lavandera y el extraordinario caso de un<br />

escolar, 25 cada uno de estos últimos datos representó el (.39o/o ) del total de la<br />

información arrojada por el libro de defunciones.<br />

Gráfica XI<br />

Ocupaciones<br />

f>orl~ltee1 Jomel~oa P11n11d¡:.ro1 ~erb¡;ro Z11p11t~o l..ll\l11ndP'l1 e1eol11r<br />

Fuente: Elaboración propia. AHMA, Fondo Independiente;<br />

Caja 24, Vol. 26, Exp. 3, 11 , 22, 23, 26, 28, 29, 175 fjs .<br />

La información sobre el nombre de los individuos fue arrojada también por los<br />

registros de defunciones. Situación que puede servir para evidenciar el grado<br />

de apego a la religión de la población. Al nombrar a las personas del mismo<br />

modo que algunos de los personajes bíblicos se puede determinar cuánto era<br />

el apego hacia la fe. En este caso, nos encontramos con el hecho de que, tanto<br />

en lo femenino como en lo masculino, los nombres religiosos fueron los más<br />

populares.<br />

Para las mujeres, María fue el nombre más común, ya fuera solo o combinado<br />

con algún otro, se encontraron 19 casos (15.44o/o ); seguidos por el de Juana<br />

con 8 (6.50o/o ); Isabel con 4 (3.25o/o); Antonia y Nazaria con 3 (2.43o/o)<br />

cada una; mientras que Andrea, Concepción, Encarnación, Felipa, Francisca,<br />

Loreto, Novara y Teresa tuvieron 2 repeticiones cada una [1.62%). Las<br />

mujeres que no tuvieron registrado nombre fueron 7 [5.69%) y, finalmente<br />

se encuentran otros 63 nombres femeninos en este informe de muertes<br />

[51.21 %).<br />

25 Utilicé el adjetivo de .. extraordinario" porque me pareció muy singular que a un niño se le hubiera puesto en su ocupación la referencia de ser<br />

estudiante, según mi hipótesis al respecto, el infante Enrique del Vi llar, de 8 anos de edad debió pertenecer a una fami lia acomodada, dado que en<br />

la época no todos los niños corrían con la suerte de poder acceder a la educación básica.<br />

445


SNTE, Sección 36-Va/le de México<br />

Cuadro 11.<br />

Nombres más comunes en el Libro de defunciones<br />

Municipio de Amecameca de Juárez, Edo. de Méx., 191 O<br />

Nombres femeninos.<br />

Número de oersonas.<br />

María lcon diferentes combinaciones) 19<br />

Juana 8<br />

Ysabel 4<br />

Antonia 3<br />

Nazaria 3<br />

Andrea 2<br />

Conceoción 2<br />

Encamación 2<br />

Felioa 2<br />

Francisca 2<br />

Loreto 2<br />

Navora 2<br />

Teresa 2<br />

Sin información de nombres 7<br />

Otros 63<br />

Total nombres femeninos 123<br />

Fuente: Elaboración propia. AHMA, Fondo Independiente; Caja 24, Vol. 24, Exp. 7, 11 , 22 ..<br />

Para el caso de los nombres masculinos, el nombre que más veces se repitió<br />

fue el de Pedro, encontrándose 5 casos ( 4%); seguido por el de Francisco con<br />

4 (3.2%); seguido por Felipe, Gregario, Porfirio, Reyes y Ricardo con 3 casos<br />

cada uno (2.4%) y; finalmente con 2 casos para cada uno (1.6%) Antonio,<br />

Félix, José y Marcos; 7 varones fueron registrados sin nombre (S.6% ), mientras<br />

que 86 más tuvieron otros diversos nombres ( 68.8%).<br />

Cuadro 111.<br />

Nombres más comunes en el Libro de defunciones<br />

Municipio de Amecameca de Juárez, Edo. de Méx., 191 O<br />

Nombres masculinos.<br />

Número de personas.<br />

Pedro 5<br />

Francisco 4<br />

Felipe 3<br />

GreQorio 3<br />

Porfirio 3<br />

Reves 3<br />

Ricardo 3<br />

Antonio 2<br />

Félix 2<br />

José 2<br />

Marcos 2<br />

Sin información de nombres 7<br />

Otros<br />

Total nombres masculinos.<br />

86<br />

125<br />

Fuente: Elaboración propia. AHMA, Fondo Independiente;<br />

Caja 24, Vol. 26, Exp. 3, 11 , 22, 23, 26, 28, 29, 175 fjs.<br />

446


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Los apellidos fueron otra variante obtenida a partir del libro de defu nciones. Los<br />

cuales aunque no fueron tan repetitivos como los nombres (comparándolos<br />

por ejemplo, con el caso del nombre de M aría) , sí se pudo formar con ellos una<br />

lista más larga; el apellido más común en el libro de defun ciones de 1910 de<br />

Amecameca fue Flores, el cual representó el 4 .33o/o del tota l de los registros<br />

(11 casos) , cifra significativa dado que el universo estudiado cuenta con tan<br />

solo 254 individuos. Seguido por Sánchez con 9 casos (3.54o/o); López con 8<br />

datos (3.14o/o); Páez con 7 registros (2.75o/o); Castillo, Hernández, y Jiménez<br />

con 6 casos respectivamente (2.3 6 o/o ) ; Córdova y Galicia con 5 datos cada uno<br />

(l.96o/o); Castro, González, Padil la, Ramírez, Ramos, Ruiz, Bernal y Vázquez<br />

tuvieron 4 repeticiones cada uno (l.57o/o ); Aguilar, Espinoza, De Jesús, Moreno,<br />

Rodríguez, Rosas, Soriano y Torres con 3 registros cada uno ( l .1 8o/o) ; Neria,<br />

M éndez, Cárdenas, Carrillo, Martínez, Mendoza, Peña y Romero tuvieron 2 datos<br />

cada uno (.78o/o); mientras que 25 individuos no reportaron apellido(9.84o/o)<br />

y; 37o/o del total de casos dentro del libro de defunciones (94 casos) ostentaron<br />

diversos otros apell idos.<br />

Cuadro IV<br />

Apellidos más comunes. Libro de defunciones<br />

Municipio de A meca meca de Juárez, Edo. de Méx., 19 1 O<br />

Flores<br />

Sánchez<br />

López<br />

Páez<br />

Castillo<br />

Hernández<br />

Jiménez<br />

Córdova<br />

Galicia<br />

Castro<br />

González<br />

Pad illa<br />

Ramirez<br />

Ramos<br />

Ruiz<br />

Vernal<br />

Vázquez<br />

Apellidos<br />

Número de personas<br />

11<br />

9<br />

8<br />

7<br />

6<br />

6<br />

6<br />

5<br />

5<br />

4<br />

4<br />

4<br />

4<br />

4<br />

4<br />

4<br />

4<br />

.,<br />

447


SNTE, Sección 36-Val/e de México<br />

Aguilar<br />

Espinoza<br />

De Jesús<br />

Moreno<br />

Rodríguez<br />

Rosas<br />

Soriano<br />

Torres<br />

Ne ria<br />

Méndez<br />

Cárdenas<br />

Carrillo<br />

Martínez<br />

Mendoza<br />

Peña<br />

Romero<br />

Sin informar apellido<br />

Otros<br />

Total<br />

Apellidos<br />

Número de personas<br />

3<br />

3<br />

3<br />

3<br />

3<br />

3<br />

3<br />

3<br />

2<br />

2<br />

2<br />

2<br />

2<br />

2<br />

2<br />

2<br />

25<br />

94<br />

254<br />

Fuente: Elaboración propia. AHM A, Fondo Independiente;<br />

Caj a 24, Vol. 26, Exp. 3, 11 , 22, 23, 26, 28, 29, 175 fj s.<br />

La última información útil obtenida a partir del libro de defunciones es aquella<br />

sobre los médicos que certificaron los decesos. Destacan entre los doce<br />

doctores registrados tres nombres; el primero, Eligio López quien certificó 81<br />

muertes (31.88o/o) ; seguido por López Tello con 55 (21.65o/o) y; finalmente<br />

Gilberto Bernal con 33 (12.99o/o); existe también un porcentaje notable,<br />

correspondiente a los casos certificados pero que carecen del nombre del titular,<br />

éstos fueron 68 (26.77o/o); los otros certificados de defunción fueron firmados<br />

por Loreto A. Morales con 7 casos (2.75o/o); Juan Salazar con 2; con la misma<br />

cantidad Cristóbal Villa (.78o/o respectivamente) y; con un solo caso Anastasia<br />

Peña, Perfecto Díaz, Pablo Lara, Norberto Mercado, B. Páez y Portas Ramírez<br />

(.39o/o cada uno). 26<br />

26 Estos porcentajes podrían ser objeto de un estudio propio, ya que el índice de demanda de los servicios médicos, puede tener que ver con el costo,<br />

la calidad, el lugar geográfico en donde se proporcionaban, o la si mpatía hacia el profesionista.<br />

448


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Gráfica XII<br />

Médicos que certificaron la muerte<br />

90<br />

80<br />

7 0<br />

80<br />

'º<br />

•o<br />

30<br />

20<br />

to<br />

o<br />

e. l.óJ>U lo. Tdlo 6 . S r.mal .rve lo. MoTillu J. i alaur G. ~ tila Otroa<br />

Fuente: Elaboración propia. AHMA, Fondo Independiente;<br />

Caja 24, Vol. 26, Exp. 3, 11 , 22, 23, 26, 28, 29, 175 fjs.<br />

Conclusiones<br />

El alto índice de mortalidad infantil (47.63o/o) en el Libro de defunciones<br />

de Amecameca fue la fuente que demostró como en pleno siglo XX puede<br />

existir una población aún muy susceptible a enfermedades que se convierten<br />

en mortales aún sin serlo en realidad, pues en gran parte del mundo están<br />

consideradas como tratables y curables. La muerte intrauterina causada por la<br />

falta de asistencia médica básica, así como las enfermedades gastrointestinales<br />

y respiratorias reflejan primero, la falta de sanidad y planeación urbana aunada a<br />

la carencia de conocimientos más elementales sobre medidas higiénicas en los<br />

hábitos cotidianos y, segundo, la mala alimentación que combinadas no hacían<br />

más que encaminar tempranamente a más y más amecamequenses hacia la<br />

muerte.<br />

Los datos arrojados por este registro, evidencian las carencias de un poblado<br />

que, pese a obtener la categoría de ciudad desde el siglo anterior al periodo<br />

trabajado, no lo era en realidad, sufría problemas graves de salud pública y de<br />

calidad de vida en sus habitantes.<br />

449


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Fuentes consultadas:<br />

Primarias:<br />

Archivo Histórico Municipal de Amecameca (AHMA), caja 16, vol., 16, exp.<br />

2, 86 fjs<br />

Archivo Histórico Municipal de Amecameca (AHMA), Fondo Independiente;<br />

Caja 24, Vol. 26; Exp., 3, 11, 15, 22, 23, 26, 28,29; 175 fjs.<br />

Bibliográficas.<br />

CELA y Trulock, Camilo José, et.al, Diccionario de la Real Academia de la<br />

Lengua Española, vol. 3, Madrid, Editorial Espasa, 20ª edición, 2001.<br />

DÍAZ, Heliodoro y Enrique Cruz, "El cultivo del maíz en la economía familiar<br />

campesina en la región Chalco-Amecameca " en TORTOLERO, Alejandro<br />

(coord.), Entre lagos y volcanes. Chateo Amecameca: pasado y presente.<br />

México, El Colegio Mexiquense-H. Ayuntamiento Constitucional Chalco<br />

(1991-1993), 1993.<br />

GIBSON, Charles, Los aztecas bajo el dominio español, 1519-1810, México,<br />

Siglo XXI Editores, 1977.<br />

JALPA Flores, Tomás, La sociedad indígena en la región de Chateo durante los<br />

siglos XVI y XVII. México, INAH, 2009.<br />

LÓPEZ. Horado, Amecameca. Monografía Municipal, México, Asociación<br />

Mexiquense de Cronistas Municipales A.C.-Gobierno del Estado de<br />

México-Instituto Mexiquense de Cultura, 1999.<br />

ROMERO, Javier, Amaquemecan. Amecameca. Toluca, Gobierno del Estado de<br />

México, 1975.<br />

SEJOURNE, Laurette, Arqueología e historia del Valle de México. De Xochimilco<br />

a Amecameca, México, Editorial Siglo XXI, 2ª edición, 1990.<br />

TORTOLERO, Alejandro, "Haciendas, pueblos y gobierno porfirista" en<br />

TORTOLERO, Alejandro (coord.), Entre lagos y volcanes. Chateo<br />

Amecameca: pasado y presente. México, El Colegio Mexiquense-H.<br />

Ayuntamiento Constitucional Chalco (1991-1993), 1993.<br />

La Salud. Enciclopedia Femenina Nauta, Madrid, Editorial Nauta, 1981.<br />

450


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Hemerográficas.<br />

Guía México desconocido ¿cómo y dónde? Estado de México, México, julic<br />

agosto 2001.<br />

HERRERO, Carlos, "Revuelta, rebelión y revolución. Amecameca en noviembre<br />

y octubre de 1810" en Tortolero, Alejandro, (coord.), Estudios Históricos<br />

11, Colecc. Ciencias Sociales y Humanidades-Maestría en Historia, México,<br />

Universidad Autónoma Metropolita-lztapalapa.<br />

VERA Castillo María Guadalupe, Tríptico de Amecameca, H. Ayuntamiento<br />

Constitucional 1997-2000, s/ pp.<br />

Entrevista.<br />

Entrevista con el Médico Especialista en Otorrinolaringología Antonio Joaquín<br />

Ruiz Corona, 01/03/2008.<br />

Páginas consultadas en internet:<br />

Colección Mexicana de Tarjetas Postales Antiguas<br />

bivir. uacj. mx/ postales/ PorEstado.asp ?Estado= 21 24/ O1/ 2008.<br />

Dr. Sergio González. Capítulo 2. Anatomía Patológica del Aparato Respiratorio.<br />

En http://escuela.med. puc.cl/ paginas/ publicaciones/ anatomiapatologico/ 02Respirotorio/ 2bronc<br />

oneumonia.html 18/ 02/ 2008.<br />

El Porfiriato. Altos estándares de salud, www.azteco2l.com 18/ 12/ 2010.<br />

Enciclopedia Encarta 2005. www.encorta.com 17 / 02/ 2008.<br />

Mapas municipales www.e-locol.gob.mx/ .. ./mpios/ mapas/ m009.jpg 24/ 01/ 2008.<br />

Cólico hepático, http://www.vivirnaturol.com/ enf/ col_ hep.htm 28/ 02/ 2008.<br />

Escarlatina, http:// www.elergonomista.com/ farmacologia / sulfas.htm 18/ 02/ 2008.<br />

Parásitos intestinales.<br />

http://www.esmas.com/ sa/ud/ enfermedades/ infecciosas/ 451438.html 18/ 02/ 2008.<br />

451


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Sobre los autores<br />

Tomás Jalpa Flores<br />

Doctor en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México. Su área<br />

de investigación es la historia de la región central de México durante el periodo<br />

colonial. Es autor del libro La Sociedad Indígena en la región de Chalco durante<br />

los siglos XVI y XVII, editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.<br />

Participa en el proyecto Amoxpohuque donde ha elaborado varios diccionarios<br />

de cód ices de la región poblano-tlaxcalteca y Chalco. Ha trabajado la historia<br />

del paisaje en el discurso colonial con base en el acervo documental generado<br />

en el ámbito indígena. Investigador de la Biblioteca Nacional de Antropología e<br />

Historia del INAH.<br />

Juan Manuel Pérez Zevallos<br />

Maestro en Etnohistoria por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Su<br />

investigación se ha dirigido a la historia económica y social en la Época Colonial<br />

y la etnohistoria. Autor de "La Etnohistoria en México" en la Revisto Desacatos,<br />

Revista de Antropología Social, "Fuentes documentales para el estudio de las<br />

relaciones económicas y sociales de los pobladores del Nuevo Reino de León';<br />

en Humanitas, así como del libro Xochimilco Ayer /, ed itado por el Gobierno<br />

del Distrito Federal. Ha sido profesor de El Colegio de Michoacán y la Escuela<br />

Nacional de Antropología e Historia. Actualmente es investigador del Centro de<br />

Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.<br />

Juvenal Luque Luque<br />

Licenciado y Maestro en Historia por la Universidad Nacional Mayor de San<br />

Marcos, Perú. Es miembro de la Asociación Mexicana de Historia Económica<br />

(AMHE). Ha realizado investigaciones en el Seminario de Historia Rural Andina<br />

de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la Sección Numismática<br />

del Banco Central de Reserva del Perú y en el Instituto Geológico Minero<br />

Metalúrgico (INGEMMET) . Es profesor de la Universidad Nacional Mayor<br />

453


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

de San Marcos (Facultad de Ciencias Sociales, Escuela de Historia), así como<br />

en la Universidad Nacional Federico Villarreal (Departamento Académico de<br />

Arqueología, Antropología e Historia) .<br />

Mtro. Guillermo Nájera Nájera<br />

Licenciado y Maestro en Historia por la Universidad Autónoma Metropolitanalztapalapa.<br />

Candidato a Doctor por El Colegio de México. Se ha dedicado a la<br />

investigación de la orden de San Francisco en la Época Novohispana, conflictos<br />

sociales e institucionalidad. Algunos de sus artículos son: "Franciscans " en The<br />

Oxford Encyclopedia of Mesoamerican Cultures, editada por Oxford University<br />

Press y "Misunderstandings Between the Franciscans and lndians in Mexico's<br />

Santo Evangelio Province''. en Francis in the Americas: Essays on the Franciscan<br />

Family in North and South America editada por Academy of American Franciscan<br />

History. Catedrático de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.<br />

Mtra. Nuria Salazar Simarro<br />

Licenciada en Historia del Arte por la Universidad Iberoamericana, Maestra en<br />

Historia por la misma Institución. Sus investigaciones se han enfocado en la<br />

arquitectura y vida cotidiana en los conventos de monjas novohispanas, tema<br />

del cual ha escrito diversos libros y artículos. Es miembro del Consejo Editorial<br />

del Boletín de Monumentos Históricos y forma parte de la Comisión Central<br />

Dictaminadora de Publicaciones del INAH. Realiza Investigación histórica en<br />

la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional<br />

de Antropología e Historia. Es profesora de asignatura en la Universidad<br />

Iberoamericana y ha sido profesora invitada en el Departamento de Historia del<br />

Arte de la Universidad de León, España.<br />

Mtra. Berenice Bravo Rubio<br />

Licenciada en Historia de México por la Universidad Nacional Autónoma de<br />

México. Maestra en Historia por la misma Institución. Realizó la biografía de<br />

María Amada del Niño Jesús para la congregación Misioneras del Sagrado<br />

Corazón de Jesús y Santa María de Guadalupe. Coordinadora del libro De sendas,<br />

brechas y atajos. Contexto y crítica de las fuentes eclesiásticas, siglos XVI­<br />

XVII I, editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Consejo<br />

Nacional para la Cultura y las Artes. Se desempeña como asesora del Archivo<br />

Histórico del Arzobispado de México. Catedrática de la Escuela Nacional de<br />

Antropología e Historia.<br />

454


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Mtro. Marco Antonio Pérez lturbe<br />

Licenciado en Historia de México por la Universidad Nacional Autónoma<br />

de México. Recibió la presea Gabino Barreda que se otorga a los mejores<br />

alumnos. Maestro en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras y el Instituto<br />

de Investigaciones Históricas de la U NAM. Ha escrito diversos artículos<br />

sobre historia eclesiástica en México como "Hacia una geografía espiritual<br />

del Arzobispado de México, la visita pastoral de José de Lanciego y Eguilaz<br />

de 1715" en el libro De sendas, brechas y atajos. Contexto y crítica de las<br />

fuentes eclesiásticas, siglos XVI-XVIII. Actualmente es asesor e investigador del<br />

Archivo Histórico del Arzobispado de México.<br />

Dra. Yolia Tortolero Cervantes.<br />

Doctora en Historia por el Colegio de México. Publicó el libro El espiritismo seduce<br />

a Francisco l. Madero editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes<br />

y posteriormente por el Senado de la República. Autora de diversos artículos<br />

sobre archivos en México, como "Reflexión sobre la profesión Archivística"<br />

en Gaceta del Archivista y "Registro de fuentes para la historia económica<br />

de México" en Boletín de la Asociación Mexicana de Historia Económica.<br />

Actualmente es Directora de Investigación y Normatividad Archivística en el<br />

Archivo General de la Nación.<br />

Mtro. Jorge Garibay Álvarez<br />

Licenciado en Filosofía y en Teología por la Escuela Salesiana de Estudios<br />

Superiores. Maestro en Historia por la Universidad de Guadalajara. Se<br />

desempeñó como jefe del Departamento del Registro Nacional de Archivos<br />

Eclesiásticos en el Archivo General de la Nación. Actualmente es coordinador<br />

de los proyectos de archivos municipales y parroquiales en la Asociación Civil<br />

"Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México" (ADABI) .<br />

Dr. Alberto Saladino García<br />

Licenciado en Filosofía por la Universidad Autónoma del Estado de México;<br />

Maestro en Filosofía Latinoamericana por la Universidad Nacional Autónoma de<br />

México y Doctor en Estudios Latinoamericanos por la misma Institución. Entre<br />

sus publicaciones destacan Dos científicos de la Ilustración hispanoamericana: J.<br />

A. A/zote y F. J. de Caldas, Ciencia y prensa durante la Ilustración latinoamericana<br />

y El sabio José Antonio A/zote y Ramírez de Santillana. Presidente de la Sociedad<br />

Latinoamericana de Estudios sobre América Latina y el Caribe (1998-2000).<br />

455


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

Act ualmente es Profesor-investigador de tiempo completo de la Facultad de<br />

Human idades de la UAEM .<br />

Dr. Jesús Hernández Jaimes<br />

M aestro en Historia Moderna y Contemporánea por el 1 nstituto de 1 nvestigaciones<br />

Dr. José M aría Luis M ora. Maestro en Historia por el Colegio de México y Doctor<br />

en Historia por la misma Institución. Escribió el libro Las raíces de la insurgencia<br />

en el sur de la Nueva España. La estructura socioeconómica del centro y costas<br />

del actual estado de Guerrero durante el siglo XVIII, editado por el Instituto<br />

de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Autor de "Los grupos populares y la<br />

insurgencia. Una aproximación a la historiografía social''. en Lo Independencia de<br />

México. Temas e interpretaciones recientes, editado por la Universidad Nacional<br />

Autónoma de México. Profesor-invest igador de la Universidad Autónoma de<br />

Ta maulipas.<br />

Dr. Marco Antonio Anaya Pérez<br />

Licenciado y Doctor en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de<br />

M éx ico. Autor de Rebelión y Revolución en Chalco-Amecameca, editado por<br />

Universidad Autónoma Chapingo-lnstituto Nacional de Estudios Históricos de<br />

la Revolución Mexicana, así como diversas publicaciones sobre historia agraria<br />

e historia de las instituciones. Secretario Técnico del Programa Universitario de<br />

Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades (PROUICSH) del Centro<br />

de Investigaciones lnterdisciplinarias del Desarrollo Rural Integral (CllDRI) .<br />

Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Chapingo.<br />

Mtra. Laura Espejel López<br />

Licenciada y Maestra en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de<br />

M éxico. Se ha dedicado a la investigación del zapatismo en México. Colaboró en<br />

el Catálogo del Progra ma de Historia Oral del Instituto Nacional de Antropología<br />

e Historia. Autora de "La génesis del zapatismo" en Así fue la Revolución<br />

Mexicana editado por la Secretaria de Educación Pública y Salvat; "El Cuartel<br />

Genera l: órgano rector de la revolución zapatista 1914-1915", en More/os.<br />

Cinco siglos de Historia Regional, editado por la Universidad Autónoma del<br />

Estado de M orelos; y El Cuartel General zapatista, 1914-1915. Documentos<br />

del fondo Emiliano Zapata del Archivo General de la Nación, editado por el<br />

INAH. Investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia.<br />

456


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

Dra. Luz María Uhthoff<br />

Doctora en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México. Publ icó<br />

el libro Las pnanzas públicas durante la Revolución. El papel de Luís Cabrera y<br />

Rafael Nieto al frente de la Secretaría de Hacienda (UAM-1, México, 1997). Así<br />

como diversos artículos en revistas especializadas y capítulos de libros. Directora<br />

de la revista Signos Históricos. Sus líneas de investigación se enfocan en la<br />

Historia Económica e Institucional de México, siglos XIX y XX. Profesora Titular<br />

de tiempo completo en la Universidad Autónoma Metropolitana- lztapalapa.<br />

Dra. Ariadna García García<br />

Maestra en Ciencias Políticas y Doctora en Historia por el Instituto de<br />

Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Ha colaborado en el Consejo de<br />

Redacción de la Revista Metapolítica. Asimismo, cuenta con estudios de<br />

postdoctorado en Historia Política. Entre sus artículos destacan: "La CROM y<br />

la CGOCM: el conflicto intersindical y la campaña nacional anticromista, 1933-<br />

1936''. publicado en la Revista Relaciones, editada por El Colegio de Michoacán.<br />

Actualmente se encuentra elaborando un li bro sobre la Revolución Zapatista en<br />

el suroeste del estado de Puebla. Se desempeña como profesora-investigadora<br />

la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.<br />

Dr. Francisco Haro Navejas<br />

Doctor en Historia por el Colegio de México. Sus investigaciones se han orientado<br />

en las relaciones de China y México. Coordinador del libro Diversidad en el mundo.<br />

Multíídentídades del siglo XXI editado por Porrúa y la Universidad Anáhuac. Autor<br />

del artículo "Al asalto del Olimpo: deporte, identidad y género en la República<br />

Popular China" en Estudios de Asía y África, revista de El Colegio de México. Ha<br />

sido profesor en la Universidad Iberoamericana y en la Universidad Anáhuac del<br />

Sur. Actualmente es Catedrático en la Universidad Autónoma Metropolitana.<br />

Dr. Federico Lazarín M iranda<br />

Maestro en Historia por la Universidad Autónoma Metropolitana, Doctor<br />

en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México. Sus líneas de<br />

investigación se enfocan en la Historia mundial, económica, militar y de la<br />

educación, así como en la archivística histórica. Autor de La política para el<br />

desarrollo: Las Escuelas Técnicas Industriales y Comerciales en la Ciudad de<br />

México, 1920-1932, editado por la Universidad Autónoma Metropolitana.<br />

Coordinador de Jan Patula: constructor de la historia del presente. Memoria de<br />

457


SNTE, Sección 36-Valle de México<br />

los Seminarios I y 11 en Homenaje al Maestro Jan Patula Dobel


Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

los Movimientos Emancipadores de México: Independencia y Revolución " a<br />

cargo de Consejo Consultivo del Bicentenario del Estado de México, Instituto<br />

Mexiquense de Cultura, Gobierno del Valle de Chalco y Ozumba.<br />

Guillermo Arce Valdés<br />

Licenciado en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad<br />

Nacional Autónoma de México, con la tesis El convento franciscano de<br />

Ozumba: un estudio histórico-artístico. Maestría en Historia del Arte en la<br />

misma Institución, en donde próximamente presentará la tesis La presencia<br />

eucarística en los retablos novohispanos. Participó en el proyecto Catálogo de<br />

Escultura Novohispana del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM,<br />

en las Delegaciones lztacalco y Tláhuac del Distrito Federal. Ponente en el 1 y 11<br />

Congreso Internacional sobre Escultura Virreinal, celebrados en las ciudades de<br />

Oaxaca ( 2008) y Puebla de los Ángeles ( 2010), respectivamente. Actualmente,<br />

forma parte del Seminario de Escultura del Instituto de Investigaciones Estéticas<br />

de la UNAM.<br />

Ana Margarita Ramírez Sánchez<br />

Licenciada en Historia por la Universidad Autónoma Metropolitana con la<br />

tesis ¿Por qué el charro? Elección e imposición de un estereotipo de identidad<br />

nacional en el periodo postrevolucionario mexicano. 19 20-1940. Actualmente<br />

estudia la Maestría en Humanidades, área Historia en la misma Institución con<br />

la tesis Prostitución femenina en la ciudad de México. 1864-1867. Trabajó<br />

en la clasificación del archivo Héctor Alejandro Ortega Soto perteneciente a la<br />

UAM-1. Se desempeñó como coordinadora del inventario del Arch ivo Parroquial<br />

de Ecatzingo, Estado de México, proyecto a cargo de ADABI. Ponente en el XXIX<br />

Encuentro Nacional de Estudiantes de Historia (2006) y en el X Encuentro<br />

Nacional de Estudiantes de Historia del Altiplano Central (2009).<br />

459


TEMA: Historia<br />

SECCIÓN: 36 .<br />

T(TULO: Narrando Historias al Pie de los Volcanes<br />

CLASIFICACIÓN:~ 05<br />

BLOQUE 5 NÚM.83<br />

Este Libro se terminó de imprimir en el mes de abril<br />

de 2011, en los talleres gráfi cos de la<br />

Editorial del Mag isterio " Benito Juárez",<br />

dependiente del Sindicato Nacional<br />

de Trabajadores de la Educación.<br />

editorialsnte@prodigy.net. m x<br />

ream4808@prodigy.net.mx

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