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Enfermedad Pélvica Inflamatoria

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MEDICINA DE URGENCIAS<br />

PRIMER NIVEL DE ATENCION<br />

<strong>Enfermedad</strong> Pélvica <strong>Inflamatoria</strong><br />

SECCION 7.- URGENCIAS<br />

GINECOLOGICAS<br />

• ¿Qué es la <strong>Enfermedad</strong> Pélvica<br />

<strong>Inflamatoria</strong>?<br />

• ¿Cuáles son los factores de riesgo?<br />

34. <strong>Enfermedad</strong> Pélvica<br />

<strong>Inflamatoria</strong><br />

Diciembre 15, 2004.<br />

• ¿Cuál es su etiología?<br />

• ¿Cómo se realiza el diagnóstico?<br />

• ¿Cuál es el tratamiento?<br />

CONTENIDO<br />

1. Introducción<br />

2. Epidemiología<br />

3. Factores de riesgo<br />

4. Etiología<br />

5. Fisiopatología<br />

6. Cuadro clínico<br />

7. Diagnóstico<br />

8. Tratamiento<br />

9. Referencias bibliográficas<br />

1. Introducción<br />

La enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) presenta un<br />

espectro amplio de problemas en el aparato genital<br />

superior de la mujer, que incluye: endometritis,<br />

salpingitis, absceso tubárico, absceso ovárico y<br />

peritonitis pélvica, causadas por microorganismos de<br />

transmisión sexual y por otras bacterias que ascienden de<br />

la vagina 1,2,3 . También conocida como salpingitis. El<br />

término EPI es impreciso, ya que la inflamación no<br />

necesariamente es consecuencia de infección. Debería<br />

reemplazarse por terminología más específica como<br />

salpingooforitis aguda, piosalpinx con peritonitis pélvica<br />

y absceso tuboovárico agudo.


2. Epidemiología.- Se estima que en Estados Unidos de<br />

Norteamérica se diagnostican 857 000 casos de EPI<br />

anualmente, que corresponden a una tasa de incidencia<br />

anual de 17.2 por mil mujeres entre los 15 a 44 años de<br />

edad. La incidencia ha tenido un incremento desde 1960<br />

y una correlación positiva con la incidencia de casos de<br />

gonorrea, embarazo ectópico e infertilidad involuntaria.<br />

En 1976 la EPI generó un estimado de 2.5 millones de<br />

visitas médicas, 250 000 admisiones hospitalarias y 150<br />

000 intervenciones quirúrgicas. De 18 a 20 de cada 1 000<br />

mujeres entre 15 a 24 años de edad adquieren salpingitis<br />

cada año, siendo la salpingitis aguda la causa del 5 al 20<br />

% de hospitalizaciones en los servicios de ginecología en<br />

EUA. Del 8 al 20 % de las mujeres no tratadas con<br />

infección endocervical por Neisseria gonorrhoeae o<br />

Chlamydia trachomatis desarrollaron salpingitis aguda,<br />

siendo responsable de aproximadamente del 20 % de los<br />

casos de infertilidad. Algunos autores reportan en sus<br />

antecedentes, que en EUA el costo anual de atención a<br />

mujeres con EPI es de dos billones de dólares, sin<br />

embargo otras estimaciones marcan un costo mayor 4.<br />

En nuestro medio no contamos con cifras confiables<br />

sobre la incidencia de EPI ni a nivel nacional ni regional.<br />

3. Factores de riesgo<br />

Ya se tienen identificados con claridad factores que son<br />

determinantes importantes en el desarrollo de EPI; las<br />

adolescentes sexualmente activas tienen tres veces más<br />

riesgo de desarrollar EPI que las mujeres sexualmente<br />

activas entre 25 y 29 años de edad. Las adolescentes son<br />

más susceptibles a desarrollar EPI debido a que el<br />

epitelio columnar endocervical se extiende más allá del<br />

endocérvix (llamado ectopia cervical), la que produce<br />

una gran área cubierta por epitelio columnar y<br />

escamocolumnar que es más susceptible a las infecciones<br />

por Chlamydia trachomatis. La C. trachomatis parece no<br />

crecer en las células escamosas del endocérvix y la<br />

vagina. También se tiene identificado con claridad que<br />

mujeres que tengan numerosos compañeros sexuales<br />

exhiben mayor riesgo de sufrir EPI.<br />

Otros factores de riesgo identificados para EPI son el uso<br />

de duchas vaginales y el cigarrillo; también son<br />

condiciones de riesgo la historia de episodios previos de<br />

EPI o enfermedad de transmisión sexual (ETS), inserción<br />

reciente de DIU, menstruación reciente y pareja sexual<br />

con uretritis o ETS asintomática.<br />

Los métodos anticonceptivos de barrera, los cuales<br />

presumiblemente bloquean la exposición a los<br />

organismos de transmisión sexual y al semen, parecen<br />

disminuir el riesgo relativo de hospitalización por EPI, al<br />

reducir el riesgo de ETS. El uso de anticonceptivos orales<br />

reduce la tasa de ataque, posiblemente, por reducción del<br />

volumen y duración del sangrado menstrual, por<br />

alteraciones del moco cervical y de factores<br />

inmunológicos. Por otra parte, el uso del DIU incrementa<br />

el riesgo de desarrollar EPI en los primeros cuatro meses<br />

dela inserción. El DIU actúa por su “efecto de cuerpo<br />

extraño”, que facilita la presencia de bacterias en el tracto<br />

genital superior, porque rompe la integridad del moco<br />

2<br />

cervical y del endometrio y disminuye las defensas por la<br />

presencia de minerales y por afectar los<br />

polimorfonucleares.<br />

4. Etiología<br />

Las causas que originan EPI pueden ser clasificadas<br />

dentro del enfoque causal que abarca aspectos biológicos,<br />

en la que se ha demostrado una mayor relación con<br />

algunos tipos de gonococos, clamidias y algunas<br />

enterobacterias que logran colonizar el tracto genital<br />

femenino como Escherichia coli y algunos serotipos de<br />

estafilococos. Otros autores ha referido que la causa<br />

puede ser física o química primero, y posteriormente<br />

sucede la colonización de bacterias. Esta relación de<br />

posibles factores químicos y físicos se refiere a que las<br />

mujeres que padecen EPI presentan cambios de pH,<br />

mayor cantidad de exudados y obesidad 5,6,7 .<br />

5. Fisiopatología<br />

Los órganos genitales femeninos internos (útero, ovarios<br />

y trompas) son microbiológicamente estériles, excepto<br />

por pequeños inóculos transitorios de bacterias que<br />

ocurren especialmente durante las menstruaciones.<br />

La EPI puede producirse cuando las bacterias ascienden<br />

al tracto genital superior. Por supuesto, la competencia<br />

inmunológica intrínseca y otras variables como el estado<br />

nutricional, determinan en gran parte la susceptibilidad<br />

de una paciente a la agresión bacteriana.<br />

Algunos casos de EPI y de absceso pélvico pueden ser<br />

consecuencia de instrumentación del tracto genital<br />

femenino. Los procedimientos como legrado uterino,<br />

inserción de un DIU, persuflación, hidrotubación o<br />

histerosalpingografía, pueden facilitar la contaminación<br />

del tracto genital superior por bacterias aerobias y<br />

anaerobias que son residentes normales de la vagina y el<br />

cervix. También se puede producir EPI por continuidad<br />

de infecciones en órganos adyacentes, como apéndice y<br />

colon.<br />

Como resultado de esta infección ascendente que alcanza<br />

las trompas y de la reacción inflamatoria que se produce,<br />

van a ocurrir dentro de la trompa fenómenos de<br />

vasodilatación, trasudación de plasma y destrucción del<br />

endosálpinx con la consiguiente producción de un<br />

exudado purulento. En los primeros estadíos de la<br />

enfermedad, la luz de la trompa permanece abierta con lo<br />

cual se permite que este exudado salga por la fimbria<br />

hacia la cavidad pélvica, lo que produce peritonitis<br />

pélvica. Como resultado de esta inflamación peritoneal,<br />

las estructuras adyacentes como ovarios, ligamentos<br />

anchos, omento, intestino delgado, sigmoide y ciego se<br />

comprometen en el proceso inflamatorio. La tensión de<br />

oxígeno en estos tejidos inflamados y necróticos<br />

disminuye lo que favorece el crecimiento de flora<br />

anaerobia. La destrucción del tejido con la posterior<br />

degradación lleva a la formación de abscesos.<br />

6. Cuadro clínico<br />

La forma de presentación de la EPI es muy variada. El<br />

dolor abdominal es el síntoma más constante; se presenta


en 95 % de los casos, y aunque es inespecífico, tiende a<br />

localizarse o a ser más intenso en los cuadrantes<br />

inferiores del abdomen. Generalmente es bilateral, de<br />

intensidad variable que aumenta con el coito, la<br />

exploración física, los cambios de posición y la maniobra<br />

de Valsalva. En el examen ginecológico se puede<br />

encontrar dolor a la movilización del cerviz, en útero o<br />

anexos.<br />

Hasta 75 % de las pacientes tienen leucorrea. Puede<br />

haber sangrado genital anormal causado por<br />

endometritis. También puede encontrarse fiebre, náusea,<br />

vómito, distensión abdominal y disuria. Jacobson ha<br />

encontrado una correlación lineal entre el número de<br />

variables clínicas presentes en las pacientes y la<br />

confiabilidad del diagnóstico clínico. Las pacientes con<br />

infección por Chlamydia pueden cursar con salpingitis<br />

subclínica o subaguda, con secuelas de adherencias e<br />

infertilidad.<br />

Se han adoptado los siguientes criterios clínicos para el<br />

diagnóstico de la EPI:<br />

Criterios mayores o mínimos para hacer el diagnóstico:<br />

• Dolor hipogástrico a la palpación.<br />

• Dolor a la movilización del cerviz.<br />

• Dolor a la palpación de los anexos.<br />

Criterios menores:<br />

• Temperatura de 38ºC o más.<br />

• Material purulento obtenido por culdocentesis o<br />

laparoscopia.<br />

• Masa al examen físico o por ultrasonido.<br />

• Leucocitosis mayor de 10 500/mm 3 .<br />

• VSG > 15 mm/hora.<br />

• Evidencias de colonización cervical por<br />

gonococo o Chlamydia<br />

• Presencia de más de cinco leucocitos/campo de<br />

100X en el Gram de secreción endocervical.<br />

7. Diagnóstico<br />

Para realizar el diagnóstico se considera que deben estar<br />

presentes todos los criterios mayores y por lo menos uno<br />

de los menores. El valor predictivo positivo del<br />

diagnóstico clínico es de 65-90 % comparado con el<br />

diagnóstico laparoscópico. Cuando se toman sólo dos<br />

criterios mayores y por lo menos uno menor, mejora la<br />

sensibilidad del diagnóstico, pero se pierde un poco de<br />

especificidad 8,9,10,11 .<br />

La laparoscopia es el “patrón oro” en el diagnóstico de la<br />

EPI. El edema tubárico, el eritema y el exudado<br />

purulento confirman el diagnóstico, aunque el proceso<br />

inflamatorio puede ocasionalmente haberse diseminado<br />

de otros focos primarios (por ejemplo apendicitis). El<br />

laparoscopista debe entonces observar el apéndice y el<br />

abdomen superior. Sin embargo, cuando la enfermedad<br />

es leve, y se encuentra principalmente en la luz de la<br />

trompa y no en la serosa, la laparoscopia puede dar falsos<br />

negativos.<br />

El diagnóstico diferencial del dolor abdominal agudo<br />

bajo en una mujer en edad reproductiva incluye:<br />

• Embarazo ectópico<br />

• Apendicitis aguda<br />

• Endometriosis<br />

• Complicaciones de un quiste ovárico<br />

• Dolor funcional.<br />

8. Tratamiento<br />

El tratamiento integral de la paciente con EPI incluye:<br />

a). Evaluación de la severidad de la infección.<br />

b). Administración de los antibióticos adecuados.<br />

c). Procedimientos quirúrgicos en los casos indicados.<br />

d). Medidas de soporte.<br />

e). Tratamiento del compañero sexual.<br />

La hospitalización está indicada en los siguientes casos:<br />

a). Sospecha o diagnóstico de absceso pélvico o<br />

peritonitis.<br />

b). Curso clínico severo.<br />

c). Síndrome séptico.<br />

d). Pacientes embarazadas.<br />

e). Fracaso terapéutico al tratamiento ambulatorio.<br />

f). Posibilidad de tratamiento quirúrgico.<br />

Terapia antimicrobiana<br />

Idealmente el tratamiento antibiótico debe dirigirse<br />

contra los microorganismos aislados en la trompa de<br />

Falopio; en la mayoría de los casos esto no es posible,<br />

por lo cual el tratamiento es empírico, con<br />

antimicrobianos que tengan espectro contra los<br />

microorganismos más comunes o más frecuentemente<br />

aislados como presuntos causales.<br />

Las recomendaciones del Centro de Control de<br />

<strong>Enfermedad</strong>es de Atlanta (CDC) 13 se basan en que el<br />

régimen dado deberá cubrir N. Gonorroheae, C.<br />

trachomatis, anaerobios, incluyendo B. Fragilis y<br />

aerobios, incluyendoE. Coli.<br />

Régimen A: Cefoxitin 2 g IM + probenecid 1 g VO o<br />

ceftriaxona 250 mg IM seguido de tetraciclina 500 mg<br />

VO cada 6 horas por 10-14 días o doxiciclina 100 mg<br />

VO c/12 horas por 10-14 días.<br />

Régimen B: Ofloxacina 400 mg VO cada 12 horas por<br />

14 días más metronidazol 500 mg cada 12 horas por<br />

14días.<br />

Es importante reexaminar a la paciente 24-48 horas<br />

después de iniciar la terapia, para evaluar la respuesta ya<br />

que hasta 10 % de pacientes no responden a la terapia<br />

oral 12 .<br />

Los CDC recomiendan los siguientes esquemas para el<br />

tratamiento intrahospitalario:<br />

Régimen A: Cefoxitin 2 g IV cada 6 horas o Ceftriaxona<br />

seguido de: doxiciclina 100 mg IV o VO cada 12 horas<br />

por 10-14 días.<br />

Régimen B: gentamicina 80 mg IV cada 8 horas +<br />

clindamicina 600 mg cada 6 horas seguido de:<br />

doxiciclina 100 mg VO cada 12 horas por 10-14 días.<br />

3


Régimen C: Aztreonam 2-4 g por día IV + clindamicina<br />

600 mg IV cada 6 horas.<br />

Estos esquemas fueron evaluados por Swwt, quién<br />

encontró con cefoxitin + doxiciclina una curación de 93-<br />

96 % y con gentamicina + clindamicina de 93 %.<br />

También se ha usado ciprofloxacina con eficacia de 90<br />

%. Los fracasos se debieron a abscesos tubo-ováricos. En<br />

las pacientes con EPI que tienen el DIU 14 , éste debe<br />

retirarse después del segundo día de tratamiento.<br />

Los compañeros sexuales de la mujer se deben buscar y<br />

ofrecerles consejería y tamizaje para gonorrea y<br />

Chlamydia. Si no se puede realizar el tamizaje. Se<br />

aconseja tratamiento empírico para estas dos infecciones.<br />

Tratamiento quirúrgico.- Durante la era<br />

antimicrobiana el manejo quirúrgico de la EPI ha<br />

disminuido, sin embargo, se debe considerar la<br />

exploración quirúrgica en los siguientes casos: abdomen<br />

agudo, peritonitis generalizada, absceso tubo-ovárico<br />

roto, aumento del tamaño del absceso (abscesos mayores<br />

de 8 cm generalmente no responden al tratamiento<br />

antibiótico) y sepsis que no mejora con la reanimación.<br />

La exploración quirúrgica ante la sospecha de absceso<br />

pélvico se debe realizar a través de una incisión mediana<br />

para poder explorar toda la cavidad peritoneal en busca<br />

de abscesos metastásicos. Cualquier líquido o material<br />

purulento encontrado debe enviarse a tinción de Gram y a<br />

cultivo para aerobios y anaerobios. Después de<br />

explorarse toda la cavidad abdominal, deben liberarse<br />

todas las adherencias presentes entre las asas intestinales<br />

y los órganos pélvicos. Se determina la patología pélvica<br />

con el fin de realizar la intervención más conservadora<br />

posible dependiendo de los hallazgos; si hay piosalpinx,<br />

se realiza salpingectomía, debido a que la cápsula del<br />

absceso es la pared d ela trompa. En los abscesos tuboováricos<br />

en lo posible se tata de dejar el ovario en su<br />

lugar, aunque esto a veces no es posible, debido a que<br />

esta involucrado en la infección. Cuando los abscesos<br />

son bilaterales, la infección ha sido recidivante y la<br />

paciente ya completo su paridad, se realiza histerectomía<br />

y salpingectomia bilateral. Se realiza lavado peritoneal,<br />

cierre de la fascia y cierre tardío de la herida quirúrgica.<br />

9. Referencias bibliográficas<br />

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15. Snei SK, Morrison CS, Sekadde-Kigondu C, Allen<br />

M, Kokonya D. Complications of use of intrauterine<br />

devices among HIV-1-infected women. Lancet<br />

1998;351:1238-41.<br />

DIRECTORIO<br />

Dr. Enrique Gómez Bravo Topete<br />

Secretario de Salud y Director General del ISEM<br />

M. en C.B. Alberto Ernesto Hardy Pérez<br />

Coordinador de Salud<br />

Dr. Luis Esteban Hoyo García de Alva<br />

Director de Servicios de Salud<br />

MASS Olga Magdalena Flores Bringas<br />

Jefe de Unidad de Enseñanza, Investigación y Calidad<br />

MASS Agustín Benjamín Canseco Rojano<br />

Jefe del Departamento de Información en Salud<br />

MSP Jorge Sánchez Zárate<br />

Centro Estatal de Información en Salud<br />

(recopilación, revisión, diseño y elaboración)<br />

Para mayor información:<br />

Centro Estatal de Información en Salud<br />

Independencia Ote. 903, Planta Baja. Col. Reforma<br />

Toluca, México.<br />

Tels: 01 (722) 2 15 52 44 y 2 14 86 80<br />

Tel Directo: 01 (722) 2 13 53 55<br />

e-mail: gemisemsei@mail.edomex.gob.mx<br />

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