17.05.2014 Views

No oyes ladrar los perros

No oyes ladrar los perros

No oyes ladrar los perros

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>No</strong> <strong>oyes</strong> <strong>ladrar</strong> <strong>los</strong> <strong>perros</strong><br />

JUAN RULFO<br />

Antes de leer<br />

En este cuento, hay misterios no resueltos, y por eso<br />

mismo es mayor nuestra fascinación. ¿De dónde<br />

vienen este padre y este hijo? El joven, ¿qué heridas<br />

ha sostenido? Su silencio al fin, ¿señala su muerte, a<br />

pesar del esfuerzo sobrehumano del padre? A la<br />

manera de <strong>los</strong> romances del Medioevo, «<strong>No</strong> <strong>oyes</strong><br />

<strong>ladrar</strong> <strong>los</strong> <strong>perros</strong>» se abre y se cierra in medias res, en<br />

plena acción, abruptamente. Puesto que Rulfo nos<br />

traza un ambiente rural jalisciense—del estado de<br />

Jalisco, en México—, aquella herencia bien puede<br />

filtrarse a través del corrido mexicano, heredero<br />

directo del romance. Tal como lo hace este cuento,<br />

<strong>los</strong> corridos suelen presentar la violencia y la crueldad<br />

en lenguaje llano, como cosa cotidiana.<br />

Lo que le queda al lector es el momento dramático. El<br />

cuento nos tiene suspensos en lo que se ha descrito<br />

como la sorda quietud y el laconismo casi onírico que<br />

nace de la pluma de Juan Rulfo. 1 Experimentamos un<br />

lúgubre trasfondo físico, casi desprovisto de detalles:<br />

piedras esparcidas aquí, la orilla de un arroyo allá, un<br />

paredón, y la luz curiosamente repentina de una luna<br />

llena, que repetidas veces estira y oscurece la sombra<br />

del padre en ardua lucha por llegar a Tonaya con todo<br />

el peso del hijo encima. Aquella luna grande y<br />

redonda es por turnos colorada o casi azul, y viaja<br />

enfrente, dando ya sobre el rostro del hijo, ya sobre el<br />

del padre, como guía que indica, al fin, <strong>los</strong> tejados del<br />

pueblo. Los escasos pero suficientes objetos con que<br />

Rulfo puebla el medio ambiente de su cuento, son<br />

análogos a <strong>los</strong> también escasos pero suficientes<br />

hechos con que precisa las circunstancias del drama<br />

moral de su cuento.<br />

1 Car<strong>los</strong> Blanco Aguinaga, «Realidad y estilo de Juan<br />

Rulfo», Revista Mexicana de Literatura. N° I, 1957.<br />

Citado en Antonio Benítez Rojo, Ed., Recopilación de<br />

textos sobre Juan Rulfo. Centro de Investigaciones<br />

Literarias, Casa de las Américas, La Habana, 1969, pág.<br />

155.<br />

Vocabulario<br />

a como dé lugar—sea como sea; venga lo que venga.<br />

a estas alturas—ya; ahora; en este momento.<br />

difunto—muerto.<br />

enderezarse—pararse; ponerse derecho.<br />

rabioso—de mal genio; enojadizo, furioso.<br />

recargarse—apoyarse.<br />

sacudida—movimiento agitado.<br />

sollozar—llorar convulsivamente.<br />

sonaja—juguete infantil que suena cuando el bebé lo<br />

agita.<br />

sostén—fuente de apoyo económico, emocional o moral.<br />

trabado—apretado; agarrado; enlazado.<br />

treparse—encaramarse; subir.<br />

Al leer<br />

Consúltese la Guía de estudio como herramienta<br />

para comprender mejor esta obra.<br />

Después de leer<br />

Conviene saber que el crítico Luis Harss ha<br />

resumido de la siguiente manera la importancia de<br />

Juan Rulfo en las letras hispanas:<br />

«La breve y brillante carrera de Juan Rulfo ha sido<br />

uno de <strong>los</strong> milagros de nuestra literatura. <strong>No</strong> es<br />

propiamente un renovador, sino al contrario el más<br />

sutil de <strong>los</strong> tradicionalistas. Pero justamente en eso<br />

está su fuerza. Escribe sobre lo que conoce y siente,<br />

con la sencilla pasión del hombre de la tierra en<br />

contacto inmediato y profundo con las cosas<br />

elementales: el amor, la muerte, la esperanza, el<br />

hambre, la violencia. Con él la literatura regional<br />

pierde su militancia panfletaria, su folklore. Rulfo no<br />

filtra la realidad a través del lente de <strong>los</strong> prejuicios<br />

civilizados. La muestra directamente, al desnudo. Es<br />

un hombre en oscuro concierto con la poesía cruel y<br />

primitiva de <strong>los</strong> yermos, las polvaredas aldeanas, las<br />

plagas y las insolaciones, las humildes alegrías de la<br />

cosecha, la ardua labor de vidas menesterosas<br />

eternamente al borde de la peste, la fatiga y la<br />

Abriendo puertas: Recursos en línea 1 © Houghton Mifflin Harcourt Publishing Company


desesperación. Su lenguaje es tan parco y severo<br />

como su mundo. <strong>No</strong> es un moralizador, y no<br />

catequiza nunca. Llora sencillamente el<br />

gangrenamiento de las viejas regiones agostadas<br />

donde la miseria ha abierto llagas que arden como<br />

llamaradas bajo un eterno sol de mediodía, donde un<br />

destino pestilente ha convertido zonas que eran en un<br />

tiempo vegas y praderas en tumbas fétidas. Es un<br />

estoico que no vitupera la traición y la injusticia sino<br />

que las sufre en silencio como parte de la epidemia de<br />

la vida misma. Es un necrólogo de pluma afilada que<br />

talla en la piedra y el mármol. Por eso su obra brilla<br />

con un fulgor lapidario. Está escrita con sangre.» 2<br />

Conviene saber que, para Rulfo, el <strong>ladrar</strong> de <strong>los</strong><br />

<strong>perros</strong> connota el despertar de la esperanza. El llano<br />

en llamas (1953), colección de cuentos en la que<br />

Rulfo brindó al mundo «<strong>No</strong> <strong>oyes</strong> <strong>ladrar</strong> <strong>los</strong> <strong>perros</strong>»,<br />

tiene otro como su primer cuento: «<strong>No</strong>s han dado la<br />

tierra». En éste, el escritor abre la narración con el<br />

<strong>ladrar</strong> de <strong>perros</strong>; las primeras frases definen su<br />

significado:<br />

«Después de tantas horas de caminar sin encontrar<br />

ni una sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una<br />

raíz de nada, se oye el <strong>ladrar</strong> de <strong>los</strong> <strong>perros</strong>.<br />

Uno ha creído a veces, en medio de este camino sin<br />

orillas, que nada habría después; que no se podría<br />

encontrar nada al otro lado, al final de esta llanura<br />

rajada de grietas y de arroyos secos. Pero sí, hay algo.<br />

Hay un pueblo. Se oye que ladran <strong>los</strong> <strong>perros</strong> y se<br />

siente en el aire el olor del humo, y se saborea ese<br />

olor de la gente como si fuera una esperanza.»<br />

Conviene saber que la fama de Juan Rulfo se basa<br />

en sólo dos tomos: la colección de cuentos El llano en<br />

llamas (1953) y la novela mágicorrealista Pedro<br />

Páramo (1955); tuvieron una acogida inmediata por<br />

parte de críticos y público. Del lenguaje rulfiano,<br />

Car<strong>los</strong> Fuentes ha dicho que «por primera vez es el<br />

que el pueblo siente y piensa, y no una reproducción<br />

de lo que se habla. El éxito de Rulfo en esta área<br />

marca, en la literatura mexicana, una revolución<br />

semejante a la de García Márquez en las letras<br />

españolas. Ambas llegan a una forma artística en que<br />

el lenguaje popular expresa <strong>los</strong> conflictos que una<br />

reproducción fiel y sin discernimiento hubiera pasado<br />

por alto. Ambos, por medio de la imaginación<br />

poética, hacen al lenguaje popular transmisible y por<br />

eso utilizable y perdurable en la literatura.» 3<br />

Bibliografía<br />

Antonio Benítez Rojo, Ed., Recopilación de textos<br />

sobre Juan Rulfo. (1969)<br />

Luis Harss, «Juan Rulfo, o La pena sin nombre», Los<br />

nuestros. (1966)<br />

Martínez Carrizales, Leonardo, Ed., Juan Rulfo: <strong>los</strong><br />

caminos de la fama pública. (1998)<br />

2 Luis Harss. «Juan Rulfo o la pena sin nombre», Los<br />

nuestros. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1966,<br />

págs. 314–315.<br />

3 Car<strong>los</strong> Fuentes, «Pedro Paramo», Juan Rulfo, <strong>los</strong><br />

caminos de la fama publica, Leonardo Martínez<br />

Carrizales, Ed. Fondo de Cultura Económica, México,<br />

D.F., 1998, pág. 112.<br />

Abriendo puertas: Recursos en línea 2 © Houghton Mifflin Harcourt Publishing Company

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!