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Año 1, nº 2 (nov. 1958) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

Año 1, nº 2 (nov. 1958) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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ESTUARIO<br />

Noviembre de <strong>1958</strong><br />

NOVIEMBRE<br />

<strong>1958</strong><br />

PORTADA Y DIBUJOS<br />

JUAN RUDOLF


ESTUARIO<br />

Publicación<br />

cuatrimestral<br />

Consejo Directivo<br />

Profesores:<br />

Luis M. Marmouget<br />

Ruiz D. Pereyra Faget<br />

.4.riel E. Vidal<br />

Germán Wettstein<br />

Redactor Responsable<br />

Prof. •4riel E. Vidal<br />

Francisco Aguilar 813<br />

M ontevideo·<strong>Uruguay</strong><br />

Traductor <strong>del</strong> Número 2<br />

Del francés: Américo Vidal<br />

Portada y dibujos<br />

Jtwn R1tdolf<br />

Imprimió<br />

Tan. Graf. "Emecé"<br />

YARO 1282<br />

Las colaboraciones de ESTUARIO son inéditas.<br />

Se autoriza la reproducción total o paTCial de los<br />

trabajos, indicando su origen.<br />

E5TU.4RIO no se responsabiliza de las expres~ones<br />

vertidas en los trabajos publicados.<br />

Se recibe canje.<br />

AÑO 1 - NUMERO 2<br />

Noviembre de <strong>1958</strong>


NUESTRA<br />

LABOR.<br />

Uno de los fines que persigue "ESTUARIO" para el progreso<br />

de la docencia e investigación en el ámbito de la Geografía y de<br />

la Historia en nuestro país, es el de llegar a todos y a cada uno de<br />

los profesores e investigadores <strong>del</strong> interior. Lograr que "ESTUA­<br />

RIO" se convierta desde este número en cabeza de movimiento<br />

en contactos reiterados de docentes, intermediaria en el logro de<br />

material de investigación para facilitar trabajos, motora de arribo<br />

a Montevideo de esos mismos profesores que sientan necesidad<br />

de exponer el fruto de sus trabajos y entusiasmos, es una tarea<br />

que nosotros sentimos como lma obligación si queremos demostrar<br />

que La geografía humana y la historia social de nuestro país<br />

se escriben desde todo <strong>Uruguay</strong> y no por y para la capitaL<br />

Sabemos bien cuáles son las dificultades de esta empresa.<br />

Una de eLlas quizá -y no la menor- consista en la faUa de experiencia<br />

en un problema tan complejo como es el de ser editor<br />

de una revista que, creada por profesores y destinada fundamentalmente<br />

a profesores y alumnos en el campo de dos disciplinas<br />

de proyección eminentemente humana, hasta el p1'esente haya<br />

sido ignorada por el Consejo Nacional de Enseñanza Secundaria,<br />

a pesar de la compTensión más acabada y reconfortante <strong>del</strong> Inspector<br />

Prof. Alberto C. Rodríguez que, en el mes de julio, decía<br />

en un informe destinado precisamente a enteTar al Consejo de<br />

la aparición de "ESTUARIO":<br />

"Enseñanza Secundaria podría contribuir eficientemente<br />

para que no se malogre esa iniciativa de publicación permanente,<br />

de cuya carencia adolece seriamente el Organismo<br />

por las dificultades que existen, justamente, para<br />

mantenerlas."<br />

AhoTa, en octubre, ya en prensa este número, el Consejo de<br />

Enseñanza Secundaria, no adqlárió aún un solo ejemplar, aumentando<br />

así los riesgos y los escollos que toda empresa generosa y<br />

fecunda encuentra en m¿estro ambiente.<br />

Convencidos de que únicamente el fervor y los esfuerzos propios<br />

y de nuestros colaboradores -tanto nacionales como extran-<br />

-5-


jeros- serán los que en definitiva a través <strong>del</strong> tiempo lograrán<br />

la superación de nuestra labor, es que ahora presentamos a "ES­<br />

TUARIO" manteniendo su estructura primera, pero a imprenta,<br />

ya que una revista, como organismo viviente que es, debe evolucionar<br />

para sortear en impulso contimwdo los primeros tramos:<br />

aquellos que precisamente parecen más insalvables.<br />

Ademas, al acrecentar su- tiraje. ella no hace más que permanecer<br />

agotando todas las posibilidades de comunicación con los<br />

colegas y es, desde ya, receptora cuidadosa de las sugerencias quelos<br />

nuevos amigos hagan llegar.<br />

INICIAMOS UNA NUEVA ETAPA.<br />

CUADERNOS de<br />

GCDGRAFIA<br />

Una de las necesidades más apremiantes en la docencia <strong>del</strong>a<br />

Geografía en la Enseñanza Secundaria, es la falta de un texto<br />

que reuna las mejores expresiones de los autores que, en distintos<br />

momentos, han escrito sobre los paisajes y Sus gentes, estudiados<br />

en los programas <strong>del</strong> primer ciclo de la enseñanza licear.<br />

Hacer una recopilación de lecturas geográficas, aún limitada<br />

al Africa, América y Antártida, significa haber tenido que seleccionar<br />

entre miles de páginas de la más diversa calidad científica<br />

y artística un conjunto de aquellas que ofrecieran muy<br />

especialmente estas dos condiciones: verdad y belleza:<br />

Esa es la labor realizada por uno de los directores de "ES­<br />

TUARIO", el Prof. Germán Wettstein, con ejemplar Tigor selectivo<br />

que hoy, merced a un invalorable espíritu de colaboración<br />

de un editoT montevideano, ofrecemos como el primer paso en<br />

el camino de una gran aspiración: un plan de publicacionesnacionales.<br />

Esta obra, destinada tanto al alumno como al profesor, bTinda<br />

un curso completo integrado por un material geográfico ordenado<br />

según el programa de Ciencias Geográficas de Segundo<br />

Año, en un tomo de 350 páginas ilustradas con 170 fotografías.<br />

Al cal01' <strong>del</strong> estímulo que este loable esfuerzo de íntima devoción<br />

por la ense1ianza reciba de profesores, ahtmnos y <strong>del</strong> público<br />

en general, el autor y "ESTUARIO", prosegltiran su labor<br />

editorial abarcando nuevos programas y nuevos temas.<br />

-6-


GLACIS Y TERRAZAS EN LA<br />

ZONA<br />

MEDITERRANEA<br />

Pierre Birot<br />

Profesor <strong>del</strong> Instituto de Geografía<br />

de la Universidad de París<br />

REPRESENTACION DEL<br />

MUNDO SEGUN HERODOTO.<br />

Desde hace largo tiempo, se ha llamado la atención sobre el<br />

extenso desarrollo de los "glacis" (o "rampas") de erosión situados<br />

al nivel inferior de los taludes coronados por una cornisa de<br />

roca dura. Esas superficies, casi rigurosamente planas, se oponen<br />

a las formas comunes, constituidas por vertientes más o menos<br />

convexas, confinando por una parte con los hilos de agua y por<br />

otra parte con los hilos de agua elementales, ambos bien dibujados.<br />

Están localizados sobre las rocas blandas: arcillas, filitas,<br />

calcáreos margosos, gredas poco consolidadas, no nivelando, sino<br />

ocasionalmente sobre algunas decenas de metros de ancho, calcáreos<br />

o gredas compactas intercaladas. Sobre esos aplanamientos<br />

la roca désnuda aflora algunas veces. :Muy a menudo, ella está<br />

recubierta de una capa primeramente coluvial, después aluvial,<br />

cuyo espesor raramente sobrepasa 1.50 m., si bien el carácter<br />

plano aparece como imputable a la erosión y no al terraplenamiento.<br />

Sin embargo, en el borde de la cornisa, un fragmento<br />

de materiales desmoronados existe a veces y más abajo, el glacis<br />

pasa frecuentemente a terrazas aluviales.<br />

El glacis principal está casi siempre, cortado por valles estrechos<br />

y a menudo recubierto por restos de fragmentos de glacis<br />

más antiguos. El contacto con el talud es por lo general, visible.<br />

Ahora bien, estos caracteres se encuentran con más o menos<br />

intensidad sobre una larga banda zonal centrada sobre el :Mediterráneo<br />

occidental pero alcanzando hacia el sur el corazón <strong>del</strong><br />

desierto, y hacia el norte sobrepasando ligeramente los límites <strong>del</strong><br />

mundo mediterráneo.<br />

El hecho que formas análogas se extiendan en regiones tectónicamente<br />

estables durante el Cuaternario, o sin unión con el<br />

nivel de base oceánico, atestiguan que ellas son de origen "climático".<br />

Por consecuencia nos encontramos situados frente a un<br />

problema general. Cómo, sobre casi 20° de latitud, la integración<br />

de los climas sucesivos <strong>del</strong> Cuaternario ha alcanzado el mismo<br />

resultado? Los glacis de erosión de las zonas semi - áridas y de<br />

las márgenes nor - mediterráneas resultan de la misma sucesión<br />

de variaciones climáticas? Se han desarrollado simultáneamente, o<br />

se trata de formas de convergencia?<br />

- fl-


1. CONDICIONES DEL DESARROLLO DE LOS GLACIS<br />

Del punto de vista genético, una distinción fundamental es<br />

la que opone los glacis cuyo aplanamiento ha sido realizado mientras<br />

que la cornisa retrocedía, y los que han sido sustituídos en<br />

un glacis anterior por consecuencia de la ablación en un tramo<br />

?e r?c.as bland.as, m~entras que la cornisa de roca dura quedaba<br />

mmoVIL La eXIstenCIa de tales glacis de sustitución se comprueba<br />

todas la~ veces que s7 encuentran los restos de un glacis superior<br />

suspendIdo a las vertIentes que descienden de la cornisa. Naturalmente,<br />

entre esos dos tipos, son posibles todas las formas de transición.<br />

A. Génesis de los glacis primitivos<br />

. Para los glacis <strong>del</strong> primer tipo, la dificultad principal con­<br />

SIste en tener en cuenta el desenvolvimiento simultáneo de un<br />

talud - glacis inclinado siempre a más de 30° v <strong>del</strong> o-lacis propiamente<br />

dicho cuya pendiente no excede de 7 a "8 met;os (1). Esto<br />

supone que los agentes de transporte adquieren muy bruscamente<br />

la capacidad y la competencia necesaria para movilizar los restos<br />

de rocas duras que circulan sobre el talud en una pendiente 6 ó<br />

7 veces más débil. Si se considera el desarrollo <strong>del</strong> ciclo es necesario<br />

explicar cómo, a partir de una incisión lineal el r~troceso<br />

de los taludes se efectúa paralelamente a ellos mis~os mientras<br />

que el glacis de débil pendiente no cesa de agrandarse' sio-uiendo<br />

un mecamsmo<br />

.<br />

en el cual la aparición <strong>del</strong> derrame en ' capa '" es a<br />

la vez causa y consecuencia. Aquí se trata de encontrar un clima<br />

que permita, a la vez: a) la desagregación de la roca dura; b)<br />

el transporte de fragmentos lo suficientemente gruesos (por lo<br />

men~s <strong>del</strong> tamaño d.e un puño) por un derrame en capa, sobre<br />

pendIentes comprendIdas entre 7° y 2° (lo que implica la ausencia<br />

de un tapiz vegetal continuo). La realización de tal combinación<br />

exige el juego simultáneo de varios procesos.<br />

1 9 ) Consideremos una sección vertical cualquiera. El retroceso<br />

de la vertiente abrupta de la cornisa realizado casi paralelamente<br />

a la misma, significa que los restos a que ella da lugar<br />

son movidos sobre pendientes netamente más débiles y casi uniformes.<br />

Es necesario que la capacidad de transporte aumente bruscamente<br />

a 10 largo de una corta concavidad. Además. el cálculo <strong>del</strong><br />

a~astec~:t;liento de lo.s aluviones por la cornisayla rapidez de<br />

cIrculaclOn de los mIsmos. sobre la pendiente débil debe ser tal<br />

que el espesor de estos últimos no sobrepase un metro.<br />

Estas condiciones pueden ser realizadas con la colaboración<br />

de una serie de factores.<br />

(l)<br />

Esta dificultad nos parece pasada por alto por J. Dresch, Rev.<br />

Géomorph. Dyn. 1955, N9 6. C. R. cdtíque.<br />

- 10-<br />

a) La cantidad de agua pluvial suministrada sobre la vertiente<br />

aumenta linealmente hacia la parte inferior. Se concibe que<br />

un mínimo tramo sea necesario para asegurar el transporte de<br />

los restos por arrastre <strong>del</strong> agua líquida o por solifluxión, lo cual<br />

sólo se realiza a una cierta distancia de la cima de la cornisa.<br />

Sobre una pendiente más débil el tramo es más espeso. Además,<br />

toda variación negativa de la pendiente provoca un brusco acrecentamiento<br />

<strong>del</strong> espesor por consecuencia <strong>del</strong> aporte de las aguas<br />

rápidas de la sección superior. Hay allí un elemento de explicación<br />

por la organización automática de una fuerte concavidad, a<br />

la distancia crítica de la cima de la vertiente, donde el derrame<br />

comienza a volverse eficaz. En caso de alimentación nivosa, se<br />

llega al mismo resultado. En efecto, las pendientes abruptas superiores<br />

están desprovistas de nieve, la cual se acumula sobre la<br />

concavidad.<br />

b) La roca blanda más o menos margoso - arcillosa que sirve<br />

de lubricante se incorpora en creciente cantidad a los restos<br />

de rocas duras, a medida que estas descienden hacia la parte<br />

más baja desde la base de la cornisa. Pero se concibe que este<br />

nuevo aporte puede anularse bastante rápidamente ya en clima<br />

de tendencia árida, ya en un clima peri - glaciar. Si, en efecto, la<br />

infiltración es fácil en los desmoronamientos secos de la cima, se<br />

vuelve automáticamente difícil desde que los restos deslizándose<br />

están suficientemente integrados por material arcilloso - limoso.<br />

La cantidad de agua es limitada y una parte cada vez más importante<br />

se escurre en superficie a medida que el suelo se vuelve<br />

más impermeable.<br />

En clima peri - glaciar, la presencia <strong>del</strong> "permafrost" crea un<br />

obstáculo de igual género. En un caso como en el otro, se concibe<br />

que la capa en movimiento tome un espesor constante, por ejemplo,<br />

un metro.<br />

c) El deslizamiento se acelera si el calibre medio de los restos<br />

disminuye a medida que se desplazan. Eliminemos el factor<br />

de selección que no puede influir en la supuesta situación de<br />

equilibrio, queda para ser considerado el desgaste progresivo bajo<br />

la acción de las intemperies. Es susceptible de desarrollar un perfil<br />

de equilibrio tanto más fuertemente cóncavo cuando el o-radiente<br />

de disminución <strong>del</strong> tamaño en función de la distancia'" recorrida<br />

es mayor. El brusco aumento de la duración de imbibición,<br />

precisamente allí donde la concavidad es la más marcada, debe<br />

necesariamente acelerar la desagregación de los desmoronamientos<br />

secos situados más alto. Además, en un clima peri - glaciar, esta<br />

ruptura de pendiente corresponde a una línea de una parte y de<br />

otra en la cual la nieve oscila durante largo tiempo: de allí una<br />

aceleración de la crioclastia. En la parte inferior de esta concavidad,<br />

el gradiente de disminución de.tamaño de los restos puede<br />

permanecer casi constante, sea porque un desplazamiento vuélvese<br />

más rápido (por consecuencia <strong>del</strong> franqueo de un umbral y de la<br />

--11 -


aparlclOn de un nuevo modo de transporte más eficaz), sea porque<br />

todas las líneas de debilidad de los centros hayan sido ya<br />

utilizadas en el sector precedente y que los núcleos resistentes<br />

permanezcan solos en marcha. La primera condición puede quizás<br />

satisfacerse cuando en la base de la vertiente aparece un deslizamiento<br />

en capas de agua más o menos barrosas. La segunda excluye<br />

evidentemente todo clima favorable a la descomposición química;<br />

se da particularmente en un clima peri - glaciar donde la<br />

fragmentación está directamente subordinada a las fracturas.<br />

La conjunción de estos tres factores acelerando la eficacia<br />

de los agentes de transporte sobre una corta distancia, y después<br />

la estabilidad <strong>del</strong> tamaño medio de los aluviones explica que los<br />

restos que recubren el glacis propiamente dicho sean más <strong>del</strong>gados<br />

que los desmoranamientos que se apoyan contra el talud, y que<br />

se encuentren dispuestos sobre una pendiente más débil y uniforme.<br />

2 9 ) Este perfil transversal de equilibrio debe permanecer<br />

aproximadamente constante cuando las curvas de nivel manifiesten<br />

una tendencia a volverse convergentes o divergentes. En otras<br />

palabras, esta tendencia a la divergencia o a la convergencia<br />

no se acrecienta automáticamente desde que los hilos de agua<br />

elementales y los talweg de último orden se esbozan, como en el<br />

clima normal. Hemos discutido en publicaciones anteriores algunos<br />

procesos que pueden conducir a ese resultado. En ausencia<br />

de un tapiz vegetal, un talweg no provisto de una fuente aún<br />

temporal está menos beneficiado, en relación a las vertientes vecinas,<br />

que bajo un clima húmedo donde su lecho constituye la<br />

única superficie de afloramiento de la roca blanda. Esta ventaja<br />

se ve igualmente atenuada cuando el transporte de los restos se<br />

efectúa no por el impulso recibido <strong>del</strong> agua corriente, sino por<br />

deslizamiento en una matriz barrosa. Se puede admitir, que, en<br />

este último caso, la capacidad de transporte no aumenta sino linealmente<br />

con la sección de agua, es decir, siguiendo igual Pl"Oporción<br />

que la misma carga sólida, sean las vertientes divergentes<br />

o convergentes.<br />

39) En fin, la roca dura que constituye la cornisa debe desagregarse<br />

a una velocidad razonable. Ahora bien, se sabe que<br />

en régimen semi - árido las pendientes abruptas, talladas en un<br />

material de ese género se gastan con gran lentitud. A este respecto,<br />

un clima peri-glaciar húmedo ofrece mejores perspectivas<br />

gracias a la crioclastia.<br />

Una teoría de la formación de un glacis de erosión en régimen<br />

monocíclico semi - árido ha sido propuesta recientemente (Donaldan<br />

Koons - Cliff Retrat on Southwestern U.S.A. A. Am. Journ.<br />

of Se. 1955, p. 44). Ella sugiere que, sin modificación climática,<br />

una evolución rítmica puede atacar el acantilado. Supongamos que<br />

inicialmente la roca blanda está desnuda; la roca dura permanece<br />

intacta, falta de agua formando un acantilado vertical, mientras<br />

~ 1 Roco duro<br />

-"' --..... \<br />

,<br />

---- ---- --+- Perfil <strong>del</strong> talweg<br />

REFERENCIAS, POR SU ORDEN<br />

OOODO Talud de fragmentaci6n y su coberturo de<br />

guijarros ongulosos.<br />

000000 Cobertura <strong>del</strong> glacis de erosión. Guijarros<br />

pulidos.<br />

-12-


(1) Tan lento que J. Dresch no piensa que este proceso sea eficaz.<br />

(R.G.D.) 1955.<br />

que el arroyamiento gasta la roca blanda hasta construir un talud<br />

inclinado en 50°, bajo la roca dura; los restos resultantes de<br />

esta erosión son en efecto móviles sobre muy ligeras pendientes.<br />

Sobre el acantilado, se producen fenómenos de cizallamientos, el<br />

solo peso de las rocas desarrolla defensas que acaban en la ruptura<br />

y en el desmoronamiento de la roca dura. Esta se fragmenta<br />

en restos que toman la pendiente de equilibrio de los derribos.<br />

Entonces comienza una lenta evolución. Los restos deslizándose<br />

poco a poco por "creep" térmico, ligera solifluxión de la capa<br />

blanda subyacente, y se reducen, si bien al cabo de un tiempo<br />

muy largo son evacuados y la roca blanda subyacente surge desnuda.<br />

Es nuestro "glacis de fragmentación" (III). Entonces, ella<br />

es atacada rápidamente por el arroyamiento que vuelve a crear<br />

un acantilado y así sucesivamente.<br />

Si se experimenta cuantitativamente la verosimilitud de esta<br />

teoría, se percibe que, para superar la cohesión de una roca dura<br />

normal, el peso de la sección rocosa debe ser considerable; ésta<br />

debe tener un espesor por lo menos de 500 m.; aún si se tiene<br />

en cuenta los efectos de fatiga. Parece difícil aplicada a los pequeños<br />

taludes, salvo cuando existe un sistema de diaclasas apropiadas<br />

lo suficientemente extendidas por las acciones meteóricas.<br />

Si la roca blanda es muy potente, impermeable, y la roca<br />

dura permeable, una evolución de este género es aún facilitada.<br />

Bajo la cornisa, la vertiente en roca blanda va acentuando igualmente<br />

su rigidez hasta la verticalidad. Algunas precipitaciones infiltrándose<br />

en el enlosado permeable embeben las arcillas subyacentes<br />

sobre una sección que puede ser suficiente hasta provocar<br />

la solifluxión y el hundimiento de un fragmento de losa por trasiego.<br />

Sus restos caen sobre la pendiente débil inferior. Pero un<br />

intervalo muy largo de tiempo pasará antes que sean desagregados<br />

con la colaboración de la humedad algo más intensa que<br />

persiste en la base de la vertiente.<br />

Si existe una banda intermediaria de rocas entre el enlosado<br />

y el glacis, tomará, bajo la acción <strong>del</strong> arroyamiento, una pendiente<br />

de equilibrio igualmente intermediaria sobre la cual los fragmentos<br />

de losas se derribarán. Su movilización se efectuará algo más rápidamente<br />

que en el caso precedente, ya que la pendiente sobre<br />

la cual han sido transportados es más acusada. En el curso de este<br />

encaminamiento, alcanzarán el tamaño necesario para el arrastre<br />

sobre el glacis propiamente dicho. Pero aún aquí el alargamiento<br />

<strong>del</strong> glacis será extremadamente lento (1), tanto más lento naturalmente<br />

cuando la roca dura es más gruesa, siguiendo la ley<br />

muy general de J.Blache.<br />

Por el contrario, un clima semi - árido permitiendo fuertes<br />

chaparrones, suficientemente raros para que un tapiz vegetal con-<br />

-131-


tinuo no pueda subsistir, y suficientemente potentes para que un<br />

desmoronamiento más o menos barroso en "sheet - flood" se manifieste,<br />

es evidentemente el más apto para asegurar la evacuación<br />

de los restos sobre el glacis.<br />

El sistema de erosi6n peri-glaciar aparece como lo suficientemente<br />

convenie.nte para asegurar al mismo tiempo la desagregación<br />

de la cormsa y el transporte de los residuos sobre una pendiente<br />

privada ~e vegetación. De hecho, R. Raynal y otros investiga?ores<br />

tra.ba] ando en el Iy.I~rruecos afirman el carácter periglacIar<br />

<strong>del</strong> chma que ha presIdIdo la formación de los glacis. esto<br />

hasta la costa para los más antiguos. .<br />

Pero esta concepción invoca una serie de reservas por otra<br />

parte, de orden sobre todo terminológico. La primera objeción<br />

que surge al espíritu_ es que, en el dominio <strong>del</strong> clima peri-glaciar<br />

actual, no se ha senalado casi glacis de erosión (2), mientras<br />

que abundan en el dominio mediterráneo y semi árido; pero esto<br />

se debe quizás al hecho que el ciclo peri-glaciar allí es muy reciente<br />

(instalándose generalmente en la anarquía de un mod~lado<br />

glaciar). Pero esos glacis no se encuentran tampoco (salvo algunos<br />

bosquejos elementales) en el dominio templado donde la marca<br />

<strong>del</strong> clima peri-glaciar ha sido más durable. Se responderá quizás,<br />

que esos glacis han existido, pero que han sido destruídos y<br />

reemplazados por largas grupas convexas, ya que la ulterior incisión<br />

<strong>del</strong> talweg ha sido a la vez menos brutal y más prolongada.<br />

Además, el encostramiento de numerosos glacis ha asegurado su<br />

supervivencia en la zona mediterránea.<br />

Por otra parte, es inverosimil imaginar que un régimen islandés<br />

haya reinado hasta las costas de Marruecos y hasta Tunicia<br />

meridional, aún más que un verdadero "perm~irost" se ha<br />

desarrollado allí, o que la desaparición de la cobertura vegetal<br />

fué causada solamente por el frío. Por el contrario, se puede admitir<br />

que el hielo y la nieve se convirtieron, durante las lluvias.<br />

en los factores preponderantes <strong>del</strong> mo<strong>del</strong>ado, pero manifestándos~<br />

solamente durante el invierno; deshelándose las vertientes durante<br />

el verano árido. Ese será pues, un peri-glaciar invernal que habría<br />

que matizar teniendo en cuenta la descomposición química necesariamente<br />

activa en primavera mientras el suelo húmedo está<br />

ya recalentado. La ausencia de un manto vegetal continuo resultará<br />

entonces de la combinación <strong>del</strong> frío <strong>del</strong> invierno y de la<br />

sequedad <strong>del</strong> verano, combinación que es efectivamente r~alizada<br />

actualmente en Anatolia, por ejemplo. Sin duda MenschinO' y R.<br />

Raynal no están muy alejados de esta idea. b •<br />

Todas estas dificultades en concebir un clima conveniente<br />

para la génesis <strong>del</strong> glacis de erosión a partir de cornisas en retroceso<br />

conducen a imaginar que la fragmentación de la roca<br />

dura y su movilización sobre un plano poco inclinado es el hecho<br />

(2) Salvo el caso. tal vez, <strong>del</strong> Bajo Mackenzie.<br />

- 14-<br />

de climas diferentes: la CrISIS intermediaria desembarazando el<br />

suelo de su cobertura vegetal continua. La roca dura puede ser<br />

fragmentada ya bajo un clima bastante cálido y bastante húmedo<br />

como para que las diaclasas se alarguen por descomposición<br />

físico - química. Después la evacuación hubiese estado asegurada<br />

por un derramamiento brutal en "rills" o en napas, correspondientes<br />

a precipitaciones de 300 ó 400 mm. cayendo durante un<br />

número pequeño de días (una veintena por año como media).<br />

Conviene, sin embargo, subrayar que, para explicar el retroceso<br />

de la cornisa de varios kilómetros es preciso admitir una multitud<br />

de fluctuaciones climáticas ya que, en el curso de cada una de<br />

ellas, la roca dura no puede ser fragmentada sino sobre algunos<br />

metros de espesor si el hielo es el agente responsable, y sobre<br />

algunas decenas de metros como máximo si tiene efecto la descomposición<br />

físico - química. El Cuaternario antiguo ha sido bastante<br />

extenso y es todavía bastante mal conocido para que se<br />

pueda situar en él estas fluctuaciones sin ariesgarse a críticas<br />

demasiado vivas.<br />

B. Glacis de sustitución<br />

Es evidente que el problema es mucho más sencillo cuando<br />

un glacis se sustituye a otro sin aumentar su extensión a expensas<br />

de la cornisa de roca dura (1). La movilización <strong>del</strong> empedrado<br />

aluvial y coluvial <strong>del</strong> glacis superior exige infinitamente<br />

menos esfuerzos que el ataque de la misma cornisa. Esto vuelve<br />

a llevar 10 esencial de la dificultad al comienzo <strong>del</strong> Cuaternario<br />

es decir, en una época donde las condiciones bioclimáticas son<br />

necesariamente menos bien conocidas que las que han precedido<br />

la formación de los glacis recientes.<br />

Basta entonces imaginar que la cornisa esté paralizada bajo<br />

un clima suficientemente árido, que los talweg principales estén<br />

bloqueados por su carga de restos toscos, mientras que los agentes<br />

erosivos -arroyamiento y solifluxión- permanecen 10 suficientemente<br />

eficaces para nivelar rápidamente las rocas blandas sin<br />

cobertura vegetal aflorando ampliamente <strong>del</strong>ante de la cornisa.<br />

Este resultado puede ser alcanzado en régimen peri-glaciar bastante<br />

seco o en régimen semi - árido de lluvias concentradas.<br />

Falta no obstante comprender cómo se pasa de un aplanamiento<br />

areolario a la socavación y viceversa. La mayoría de los investigadores<br />

trabajando en Africa <strong>del</strong> Norte concuerdan en admitir<br />

que la incisión vertical sucediendo a la formación de un glacis<br />

corresponde a un período seco, durante el cual se forma la costra<br />

superficial.<br />

Esta opinión se apoya sobre la correlación establecida e!1<br />

( 1 ) En realidad, el material aluvial de los glacis inferiores procede<br />

de los niveles superiores. (J. Tricart et F. Joly, 17).<br />

-~ 15-


Marruecos e,ntre los p~ríodos de incisión en el interior <strong>del</strong> país y<br />

?e levant.amIento <strong>del</strong> mvel de base marino, el cual es un fenómeno<br />

mterglaclar.<br />

.Se puede concebir" en efecto, que la carga provista por las<br />

vertIentes se vuelva practicamente nula mientras la erosión lineal<br />

conserva suficiente potencia para trabajar. La formación de los<br />

glacis .está er:tonces situada en los periodos pluviosos a los cuales<br />

s~ atrIbuye Igua}mente el. ~alificativo de fríos. Todavía es pre­<br />

CISO re~onoce~ alh las condICIOnes necesarias para un aplanamiento<br />

areolan~. BaJO un bosque templado o aún mediterráneo, este proceso<br />

es Impensable. Para R. Raynal, esta fase pluvial merecería<br />

el calificativo .d~ periglaciar, aÚ~1, hasta en la costa. En principio,<br />

e? estas concl!cIOnes, la formacIOn de los glacis a partir de vertIentes<br />

de rocas blandas coronadas sólo de una losa de guijarros<br />

es concebible. Pero una solución tan extremada nos parece aventurada.<br />

Es cada vez más difícil distinguir estructuras características<br />

testimoniando una solifluxión sobre el suelo helado, al menos<br />

por debajo de los 1.200 m. Fuertes aguaceros embebiendo<br />

el tramo superficial de roca arcillosa tienen efectos análoO'os. Los<br />

depósitos de clima árido son a menudo semejantes a los d~ climas<br />

peri-glaciares, constituyendo la discontinuidad de la veO'etación un<br />

importante factor común. Además, apariencias de grietas anO'ulares<br />

y de involución pueden ser igualmente resultados de la ~olifluxión.<br />

Pero antes que buscar la génesis de los glacis de erosión en<br />

una situación de equilibrio entre el clima y la vegetación. se<br />

entrevé una solución si se imagina, al contrario, una crisis' climática<br />

extinguiendo la vegetación y a menudo, aumentando las<br />

ll~lvias a~1tes que la vegetación climax correspondiente haya temdo<br />

el tIempo de establecerse. Examinemos las principales combinaciones<br />

posibles. La secuencia "bosque templado" más o menos<br />

húmedo (crisis de sequía), debe tener por efecto liberar bruscamente<br />

los fragmentos más o menos toscos incluídos en el suelo<br />

<strong>del</strong> bosque y sobrecargar los ríos. La red de antiguos valles normales<br />

es entonces obstruída por un terraplenamiento proveniente<br />

principalmente -por otra parte- de las montañas. Es allí que<br />

se encuentra en efecto, el volumen de los restos toscos desagregados<br />

más importantes, mientras que las cornisas de cuesta situadas<br />

en una zona menos elevada y menos expuesta al hielo de<br />

la fase húmeda precedente proveen sólo una contribución modesta<br />

por ejemplo, una franja de derribos en la base de la vertiente:<br />

(Birot, Quaternaire et morphologie, 12,. Mensching et Raynal, 11).<br />

Sin embargo, en rocas duras, esta erosión se detiene ella misma,<br />

cuando el "paleosol" está liquidado. Pero allí donde aflora la<br />

roca blanda, privada desde ahora de su cobertura veO'etal el derramamiento<br />

actúa con una intensidad extraordinaria, h~ciendo<br />

retroceder las vertientes recortadas en "banlands". Así, a expensas<br />

de las rocas blandas se facilita un aplanamiento establecido<br />

-16-<br />

en función de la cima <strong>del</strong> terraplén que rellena los valles principales.<br />

Esta es precisamente la imagen que nos ofrecen muchos<br />

glacis de erosión <strong>del</strong> Languedoc, de Andalucía y de lVIarruecos. Es<br />

obvio que la erosión lateral contribuye a su desarrollo, pudiendo<br />

los ríos estar saturados por consecuencia de los toscos restos que<br />

viniendo de las montañas pavimentan su lecho, pero capaces no<br />

obstante, de atacar las orillas poco resistentes. Sobre las cuencas<br />

vertientes de los talweg de último orden, la erosión areolaria se<br />

organiza automáticamente; los residuos finos de las rocas blandas<br />

pueden ser evacuados sobre pendientes muy débiles. Un derrame<br />

en napas es capaz de aparecer sobre afloramientos cada vez más<br />

altos y de arrastrar con ellos guijarros <strong>del</strong> tamaño de un puño<br />

con la condición que los aguaceros sean suficientemente concentrados<br />

y regulares. Para fijar las ideas, parece que una media<br />

de 400 mm. cayendo en 15 a 20 días -incapaz de asegurar la<br />

existencia de un bosque- es susceptible de alimentar napas extendidas<br />

sobre varios kilómetros de ancho a partir de vertientes<br />

de cornisa con una altura de algunas centenas de metros. Un clima<br />

así no existe actualmente en ninguna parte <strong>del</strong> mundo mediterráneo.<br />

Pero basta para realizarlo un régimen de cambios meridianos<br />

a la vez más vigorosos y más raros.<br />

Del glacis de erosión formado de este modo, se puede pasar<br />

a la fase de encogimiento, sea por un retorno al clima templado<br />

y húmedo que provoque la instalación <strong>del</strong> bosque -reduciendo<br />

el aporte de las vertientes, restableciendo las fuentes y devolviendo<br />

el beneficio a la socavación lineal permanente- sea, por el contrario,<br />

por una agravación de la sequía. Esta tiene igualmente<br />

por efecto reducir la carga suministrada por las vertientes. Además<br />

los aguaceros no son lo suficientemente copiosos' para asegurar<br />

el derrame en napas y para llevar los "rills". Si la primer<br />

hipótesis no es verosimil para las orillas norte de la región mediterránea,<br />

la segunda corresponde bien a la situación actual en<br />

las orillas sur.<br />

Sin embargo las condiciones de formación de la costra son<br />

fundamentalmente diferentes en ambos casos. En el primero aparecerá<br />

al final de la formación <strong>del</strong> glacis, precisamente mediante<br />

la sequía que ha extinguido el bosque húmedo y que llega a su<br />

culminación; pero su estructura será entonces la de una costra<br />

laminar depositada por el derrame superficial. O bien todavía, en<br />

la primera fase <strong>del</strong> retorno de la humedad, cuando la cantidad<br />

total de las precipitaciones aumentan, pero la concentración de<br />

los aguaceros disminuye hasta el punto de impedir el derrame<br />

en napas. La evolución pedológica <strong>del</strong> glacis conduce entonces a<br />

la acumulación de un horizonte iluvial calcáreo. Si por el contrario<br />

la socavación es debido a la acentuación de la sequía se<br />

llega a una costra de exudación, siguiendo 1:1 hipótesis de Coque<br />

para el Sur Tunecino (7).<br />

El bosque templado - húmedo extinguido por la sequía su-<br />

-17-


cumbirá tanto más fácilmente debido a que qmzas esté instalado<br />

por la transgresión, hacia el sur, de una fase húmeda v fría. Es<br />

así que la sección de un terraplenamiento local en el ;ur de AImansa<br />

(Cadenas prebéticas) muestra una serie de lechos turbosos<br />

cuyo polen denuncia la presencia de la haya en un sector particularmente<br />

seco actualmente, 400 kms. al sur de los últimos hayales.<br />

Este bosque lozano ha sido seguido de una fase cálida y seca a<br />

cuyo favor se han producido deslizamientos de lechos de guijarros,<br />

terminándose el conjunto por una costra calcárea que cubre igualmente<br />

a los glacis de erosión que prolongan las mismas vertientes.<br />

Es bien evidente que su formación no tuvo lugar bajo el bosque<br />

de hayas, sino durante la fase cálida y seca que ha seguido. La<br />

presencia de una industria musteriense en superficie prueba que<br />

esta secuencia se sitúa en el Cuaternario medio.<br />

Siguiendo una secuencia de un tipo diferente, se puede concebir<br />

que el bosque templado más o menos húmedo (casi mediterráneo)<br />

sea extinguido por el frío -sin que este último alcance<br />

necesariamente el grado peri-glaciar- y no por la sequía. Las consecuencias<br />

son por otra parte, muy análogas. El terraplenamiento<br />

de los valles de origen montañosos toma entonces un valor más<br />

grande ya que la crioclastia favorece un material desagregado<br />

nuevo mientras puede reducir las cornisas (lVIensching et Raynal.<br />

11). Se concibe en efecto, que el hielo no se manifieste sino<br />

más allá de un cierto umbral de altitud, mientras la distribución<br />

de las lluvias concomitantes (si la crisis de fríó se sitúa en un<br />

pluvial) está mucho más repartida. Estas últimas son susceptibles<br />

de suministrar una contribución importante al arroyamiento y a<br />

la solifluxión en la base de la cornisa. En este caso si la crisis<br />

climática es el instrumento morfológico esencial, uno se encuentra<br />

sin embargo, más inclinado a explicar que la sustitución de<br />

un glacis por otro sea acompañado de una cierta extensión horizontal<br />

a expensas de la cornisa de roca dura. Es preciso aquí<br />

tener en cuenta al mecanismo sugerido en la pág. 16. Este tipo<br />

de secuencia es igualmente sugerido para toda la región mediterránea.<br />

El interregno durante el cual la cobertura vegetal ha<br />

quedado en desequilibrio con el clima -lo que confería el máximo<br />

de eficacia a la erosión- ha sido más o menos amplio siguiendo<br />

el tipo de secuencia climática y la posición geográfica<br />

de la región estudiada. En Africa <strong>del</strong> Norte, las fases frías han<br />

debido ejercer una perturbación particularmente prolongada, ya<br />

que el bosque - climax en equilibrio no podía instalarse sino partiendo<br />

de reservas montañosas de algunos "orophytos" supramediterráneos<br />

refugiados sobre una débil superficie durante la fase<br />

cálida precedente. El aporte <strong>del</strong> bosque templado europeo y de<br />

la taiga no podía ser sino el resultado de una migración lenta<br />

y compleja. No era lo mismo sobre los límites septentrionales<br />

de la región mediterránea, por ejemplo en el Languedoc. Por otra<br />

parte en esta zona, las fases de aridez -cuyo "climax" era un<br />

-18<br />

bosque mediterráneo más o meno~ seco- debí~n proyocar una<br />

crisis bastante larga cuando sucedIan a un penodo fno que rebrotaba<br />

el bosque de hojas permanentes hasta los bordes <strong>del</strong> sur<br />

de Italia y de la Península Ibérica.<br />

c. Problemas paleoclimáticos y cronológicos<br />

Conviene ensayar aquí imaginar cuáles han sido las secuencias<br />

climáticas más probables durante el Cuaternario en la amplia<br />

zona que va <strong>del</strong> Trópico a los 45 Q , fundándose sobre las enseñanzas<br />

de las fluctuaciones interanuales tal como podemos observarlas<br />

(1). Es un hecho bien conocido que al norte de los 30 9<br />

las temperaturas medias son superiores en 5° a 20° a aq.uellas<br />

que resultarían <strong>del</strong> aporte de la radiación solar. Para las latItudes<br />

muy altas, entre 55 9 y 90°, este hecho resulta en gran pa~te <strong>del</strong><br />

fenómeno de inercia (necesidad para el calor solar de funchr una<br />

cobertura nevosa más o menos durable). Sin embargo, para lo<br />

esencial y sobre todo para las latitud.es me~~as, est~ .ventaja térmica<br />

es debido principalmente a la cIrculacIOn menchana, la cual<br />

es invariablemente proporcional a la actividad <strong>del</strong> "jet stream".<br />

El predominio de una circulación zonal tien.e,. al contra.rio, por<br />

consecuencia enfriar las latitudes extratroplCales. ConvIene, no<br />

obstante, subrayar que los cambios entre Polos y Ecuador aumentan<br />

las precipitaciones, en particular a causa <strong>del</strong> traslado hacia<br />

el norte de masas cálidas de aire de gran humedad absoluta.<br />

Desde hace medio siglo, se asiste simultáneamente al crecimiento<br />

de la circulación meridiana, al recalentamiento <strong>del</strong> Artico (yen<br />

una menor medida de las latitudes templadas) ; en fin, al aumento<br />

de las precipitaciones de las altas latitudes. Pero los efectos d.e<br />

este último factor permanecen más que compensados por el prImero.<br />

Se podría concebir, sin embargo que en régimen de circulación<br />

meridiana, la cantidad de nieve crece de año en año hasta<br />

el punto de provocar la progresión de los gla;iares; s~ sabe, que<br />

muchos autores consideran que cada gran perIOdo glacIar ha sIdo<br />

inaulrurado por esta fase anaglaciar, cuyas temperaturas permanece;<br />

aún suaves. Por otra parte, una circulación meridiana moderada<br />

se acompaña de una elevación <strong>del</strong> "jet stream" y de los<br />

H. P. subtropicales hacia el norte, capaces de introducir una fase<br />

de aridez hasta la parte norte de la región mediterránea. Por el<br />

contrario el refuerzo de la circulación zonal se acompaña de un<br />

retroceso' de estos H. P. hasta el centro <strong>del</strong> Sahara, permitiendo<br />

la invasión invernal de precipitaciones ciclónicas sobre las márgenes<br />

septentrionales <strong>del</strong> desierto y tambié~ de las corri~as de<br />

aire tanto más frío a medida que las medIas y altas latItudes<br />

son cortadas entonces en su contacto con las latitudes tropicales;<br />

de ahí el surgimiento de una fase pluvial fría. En suma, es po-<br />

( 1) P. Pé<strong>del</strong>aborde. Climat du Bassin Párisien. Paris <strong>1958</strong>.<br />

-19 -


sible prever sobre los bordes <strong>del</strong> norte de la reglan mediterránea<br />

la alternancia de un bosque templado más o menos cálido, de un<br />

régimen frío que puede volverse muy frío cerca de las fases cataglaciares,<br />

y ocasionalmente, cerca de un régimen semi - árido.<br />

Sobre los bordes <strong>del</strong> sur, la existencia <strong>del</strong> bosque mediterráneo<br />

ha estado comprometida alternativamente por el avance <strong>del</strong><br />

desierto hacia el norte y por golpes de aire frío y húmedo, demasiado<br />

breves sin embargo, para permitir la llegada de una<br />

vegetación - climax más o menos emparentada al hayal' o a la<br />

taiga (como en el centro de la Península Ibérica, según el ejemplo<br />

citado más arriba).<br />

Hacer una elección entre todas estas soluciones cuando se<br />

trata de explicar el glacis de erosión principal (y, con más razón,<br />

los más antiguos), es muy embarazoso. Las formas son muy<br />

semejantes, así como la granulometría de los aluviones; es posible,<br />

sin embargo, esperar la separación entre estos últimos de<br />

los elementos positivamente crioclásticos. En el estado actual de<br />

las investigaciones, éstos no aparecen como verdaderamente típicos,<br />

bajo la forma de arenales en lecho, sino en la mitad norte<br />

de la región mediterránea (Languedoc). Desde el 1VIaestraO"o ellas<br />

suben en altitud. Eso sería un índice que aumentara la: dudas<br />

relacionadas con la existencia de un peri-glacíar marroquí de llanura.<br />

En principio el estudio de las floras fósiles debería permitir<br />

la determinación de cuáles han sido las secuencias reales. Pero<br />

estas investigaciones están aún en estado embrionario salvo en<br />

Italia. En Africa <strong>del</strong> Norte, en el estado actual de los trabajos,<br />

sólo los períodos más húmedos parecen haber dejado un testimonio.<br />

La flora terciaria era sin duda esencialmente tropical. La<br />

gran crisis se ha situado <strong>del</strong>ante de Villafranchien d'Ichkeul o,<br />

al lado de las encinas mediterráneas (Q. Ilex, Q. Suber), predominando<br />

árboles de hojas caducas higrófilas: (Q. Afares, mediterráneo<br />

húmedo), (Fagus Silvatica y UIrnus Scabra, templado<br />

frío). Sin embargo, la cuarta parte de las especies de este yacimiento<br />

está actualmente concentrada en la zona tropical. Así, no<br />

sólo este pluvial no es de ningún modo frío, sino que él no ha<br />

sido precedido por una fase peri-glaciar que hubiese evidentemente<br />

eliminado las especies tropicales. La flora de lVIaison Carrée se<br />

ha depositado entre Villafranchien y el Tirreniano.<br />

Las especies tropicales han sido eliminadas. Al lado <strong>del</strong> cortijo<br />

mediterráneo (con la excepción de Q. Suber) se nota una predominancia<br />

de especies adaptadas a un clima frío y húmedo, con<br />

Carpinus Betulus que actualmente no existe más en Africa <strong>del</strong><br />

Norte y un roble intermediario entre los de hojas persistentes<br />

y los de hojas caducas (Q. LVIirbeckii). Pero no se trata evidentemente<br />

de una flora "peri-glaciar". Esta última, por otra parte,<br />

en razón misma de su magrez no podría dejar señales sino en<br />

los polenes de los yacimientos turbosos.<br />

-20-<br />

Las tobas pueden mantener el testimonio de fases más secas.<br />

Sólo han sido estudiadas sistemáticamente en el mediodía mediterráneo<br />

francés y encierran generalmente una flora muy semejante<br />

a la flora mediterránea actual. Ha sído distribuída por los<br />

autores bastante arbitrarLmente en fases glaciares e interglaciares.<br />

De manera general, es normal que las fases más frías y<br />

más secas hayan dejado los mínimos testimonios fósiles.<br />

Por otra parte, es evidente que es preciso intentar hacer<br />

ingresar los glacis en la cronología <strong>del</strong> Cuaternario. Ahora bien,<br />

esto sólo comporta, desde el punto de vista de las faunas, dos<br />

referencias positivas: las playas de Strombes -transgresión cálida<br />

tirreniana- pero cuyos yacimientos no están siempre convenientemente<br />

situados en relación a los glacis, y los restos de<br />

mamíferos ciertamente de clima frío (mamuts, renos). Todavía<br />

es necesario no olvidar entonces que, de los períodos de desequilibrio<br />

entre el clima y la vegetación, vastos espacios abandonados<br />

por el bosque .debieron ser invadidos rápidamente por gramíneas<br />

resistentes y variadas y por matorrales, aptos para nutrir indiferentemente<br />

a herbívoros de origen ártico, estepario o de sabana.<br />

Los cortes más precisos derivan de la sucesión de las industrias<br />

prehistóricas. Un enorme esfuerzo se realizó a este respecto en<br />

Africa <strong>del</strong> Narte; él permite escalonar bastamente los glacis en<br />

el conjunto <strong>del</strong> Cuaternario incluso después de Villefranchien, pero<br />

no de decidir si el glacis se ha formado precisamente durante<br />

un período glaciar o interglaciar, y menos aún de hacer distinciones<br />

más sutiles en el interior de estos períodos. Por ejemplo,<br />

en lVIarruecos, el Ateriense ocupa el Würmiense y se extiende<br />

hasta el Tirreniense; en Europa, un poco por todas partes, el<br />

lVIusteriense ocupa la misma posición. Así, en la mayoría de los<br />

casos las indu"trias no permiten decidir si el glacis de erosión<br />

principal ha sido realizado entonces durante el último interglaciar<br />

cálido y seco o en el último período glaciar y pluvial. Pero está<br />

permitido esperar próximos progresos en la estratigrafía ,prehistórica.<br />

II. PREDOMINANCIA DEL TERRAPLENAMIENTO<br />

A veces la importancia <strong>del</strong> aluvionamiento llega a tal grado<br />

que constituye un tercer episodio intercalado entre la erosión<br />

areolaria que ha formado lo esencial <strong>del</strong> glacis, y la erosión vertical.<br />

Esta autonomía se manifiesta cuando una falda detrítica<br />

de varios metros por lo menos y cuyo espesor crece hacia arriba<br />

€stá superpuesta al glacis de erosión. La explicación más general<br />

de este aumento de la carga suministrada por las vertientes de<br />

rocas más o menos duras debe ser una intervención de la crioclastia.Pero<br />

un caso bien diferente puede presentarse también:<br />

aquel cuyo aporte detrítico está ligado a la crisis climática que<br />

liquida un "paleosol" y preludia la formación de una segunda<br />

-21-


generación de glacis de erosión. Muy a menudo la disección l~neal<br />

<strong>del</strong> glacis antiguo está, en efecto, muy poco avanzada. ASI;. es<br />

la misma disminución de la relación caudal - carga que fOsIlIza<br />

localmente la parte "amont" <strong>del</strong> glacis de la primera generación<br />

y, en otra parte, los valles principales hundidos en este glacis.<br />

En la práctica, es difícil distinguir estas formas de desequilibrio<br />

de un crecimiento <strong>del</strong> espesor de la cobertura detrítica <strong>del</strong><br />

glacis producida hacia arriba en régimen de equilibrio. Es en<br />

efecto concebible que restos aún mal lubrificados se desplacen<br />

más lentamente, pues con un espesor más grande en la ?ase dé~<br />

talud ellos se a<strong>del</strong>gazan tan pronto disminuye la pendIente, SI<br />

la ca~tidad de lubricante aumenta en una breve distancia horizontal.<br />

El mejor criterio de esta situación de equilibrio es que<br />

sobre todas las genei'atrices <strong>del</strong> glacis, este aumento de espesor<br />

se hace de modo análogo.<br />

La importancia <strong>del</strong> terraplenamiento puede hacerse aún más<br />

grande. La base de las vertientes de la zona mediterránea no<br />

está siempre acompañada <strong>del</strong> glacis de erosión, aunque las rocas<br />

blandas afloren ampliamente. A menudo se trata de formas de<br />

acumulación típicas: faldas de derribos cimentados que se sumergen<br />

directamente bajo los alu~iones .11-:odernos (d.ispositivo frecuente<br />

en las montañas de GrecIa merIdIOnal), glacIs y conos aluviales<br />

de "piedmont" cuyo espesor sobrepasa los 10 y aún 15 mts.<br />

(uno de los más notables se extiende sobre más de 100 kms. a<br />

lo largo <strong>del</strong> litoral <strong>del</strong> Levante español, al sur de Campo ~arragona)<br />

; en fin, terrazas fluviales sub - horizontales que, en cI:rtos<br />

casos, pueden representar el equivalente lateral de los g}acIs de<br />

erosión, pero que en muchos otros son perfectamente ~:ltonomos:<br />

por ejemplo, los ríos <strong>del</strong> litoral de Cataluña, en la regIOn de Barcelona,<br />

estudiados por L. Solé y C. Virgili (15). A veces, :se puede<br />

explicar esta pobreza en glacis por la existencia de movimier:tos<br />

tectónicos; esta interpretación sería lo suficientemente plausIble<br />

para la región <strong>del</strong> Golfo de Corinto, donde, sin embargo, las<br />

fallas post - tirrenianas están localmente niveladas en. rocas blar:­<br />

das. Pero la explicación más general es que las vertIentes sumInistran<br />

una gran abundancia de restos que saturan los agentes<br />

de transporte. Este fenómeno puede derivar ya <strong>del</strong> plano de la<br />

red hidrográfica -que comporta una cuenca vertiente montañosa<br />

relativamente extendida en relación a la depresión de rocas blandas-,<br />

ya de una situación climática marginal ~ue da más eficacia<br />

a la crioclastia, o más espesor al suelo prevIamente descon;.­<br />

puesto y liquidado por el arroyamiento; sea en fin, de la constItución<br />

litolóO'ica de las vertientes, particularmente sensibles a la<br />

crioclastia: ~or ejemplo, en el Peloponeso y en el Pindo, la dura<br />

serie de calcáreos en·· placas <strong>del</strong> tipo O1onos - Pindos. En la Península<br />

Ibérica, se puede ver como los glacis de erosión más típicos<br />

se concentran en las regiones secas: Andalucía y Levan~e,<br />

en el sur de Valencia; cuenca <strong>del</strong> Ebro, etc., donde el aporte cte-<br />

22-<br />

trítico de las vertientes ha permanecido pequeño. En todas partes<br />

de la mayoría de las llanuras mediterráneas, este revestimiento<br />

detrítico encostrado adquiere una amplitud y una continuidad tales,<br />

oponiéndose a la vez a los aluviones modernos y a los restos<br />

dispersados de formaciones más antiguas, que se está tentado<br />

atribuirle una edad uniforme. A lo largo de todas las orillas se<br />

sumerge baj o el mar. La sola señal cronológica es la de los lechos<br />

en 8trombes, que indican la invasión en el Mediterráneo de una<br />

fauna marina actualmente concentrada sobre las costas <strong>del</strong> Senegal<br />

(Tirreniense sensu stricto). Sobre las costas <strong>del</strong> Levante<br />

español, estos yacimientos son múltiples, pero lo que se puede observar<br />

de sus relaciones con el gran glacis detrítico ya señalado no<br />

es en ningún modo decisivo. La interpretación según la cual estos lechos<br />

pasarán bajo los conglomerados de glacis es sólo la más probable;<br />

en rigor se podría sostener que ellos han sido depositados al pie<br />

de un acantilado tallado en los conglomerados. Pero en la región de<br />

Nauplia, ya no es posible la duda. Los Strombes se sitúan bien en la<br />

base de los derribos cimentados. Pudingas marinas, sin fósiles en la<br />

cornisa de Megara, tienen también la misma posición. Los cortes<br />

descritos por A. Demangeot en Cirenaica (8) son aún análogos.<br />

Si esta interpretación es exacta, lo esencial <strong>del</strong> manto detrítico,<br />

que cubre totalmente vertientes mediterráneas serian de edad<br />

würmiense (sensu lato).<br />

Conviene todavía señalar una diferencia en la coloración de<br />

esta masa. En la parte norte <strong>del</strong> Mediterráneo occidental sólo los<br />

lechos de base (probablemente contemporáneos <strong>del</strong> mar de Strombes)<br />

tienen matices rojos más o menos vivos, permaneciendo lo<br />

esencial de los conglomerados con matices grisáceos, lo que atestigua<br />

a la vez que los suelos rojos antiguos habían sido completamente<br />

aniquilados y que el clima würmiense no era un clima<br />

rubefaciente (en el sentido de G. Chaubert). Por el contrario, en<br />

la parte sur <strong>del</strong> mundo mediterráneo, en Grecia meridional, en<br />

Tripolitania. en Marruecos, esta coloración tendiendo más o menos<br />

al anaranjado, se extiende a depósitos würmienses. Aquí se<br />

sitúa el problema de la terra rossa: se trata de un suelo en estado<br />

de equilibrio con un clima sino actual, al menos datando de un<br />

Cuaternario bastante reciente, o bien de la liquidación por el arroyamiento<br />

de los "paleosols" que remonta al Cuaternario antiguo o<br />

aún hasta el Terciario? Pensamos que es preciso no hacer intervenir<br />

solamente un agotamiento menos completo de suelo rojo anterior,<br />

sino también probablemente las temperaturas más elevadas<br />

que permiten la oxidación rápida <strong>del</strong> hierro. Los conos mayores<br />

que marginan el Parnaso y el Himeto han sufrido una evolución<br />

pedológica rubefaciente.<br />

Análogos problemas se proponen a propósito de las terrazas<br />

fluviales propiamente dichas, en las cuales el predominio <strong>del</strong> aluvionamiento<br />

en relación a la erosión se explica naturalmente por<br />

la carga abundante suministrada por una cuenca montañosa. (Eso<br />

- 23-


mismo para lo que actualmente es la zona mediterránea seca).<br />

Ellas presentan por lo general una estratificación compleja,<br />

tanto <strong>del</strong> punto de vista de su coloración como de la granulometría.<br />

El caso más frecuente es la concentración de cantos rodados en la<br />

base, mientras que en la cima el material es más heterogéneo, ya<br />

con brechas, ya con acumulaciones eólicas. El predominio de los<br />

aportes fluviales longitudinales en la parte inferior y de los aportes<br />

laterales en la parte superior es por otra parte, un rasgo general<br />

que se vuelve a encontrar en las terrazas eustáticas como<br />

en las climáticas. Puede en efecto traducir la marcha reo-resiva<br />

<strong>del</strong> terraplenamiento provocado por el ascenso <strong>del</strong> nivel de base<br />

como la impotencia creciente <strong>del</strong> río principal para transportar los<br />

restos suministrados por las vertientes a consecuencia de la modificación<br />

de la relación caúdal-carga. Lo que es propio de las<br />

terrazas mediterráneas, es la presencia de una costra calcárea<br />

enlosado ya superficial, ya más raramente situado a algunos decí~<br />

metros hasta algunos metros de profundidad, así como la alternancia,<br />

sobre una débil distancia vertical, de material rojo o de color<br />

claro, muy descompuesto químicamente, o al contrario perfectamente<br />

fresco hasta para las losas más alteradas. La tarea más<br />

urgente consiste entonces en separar lo que deriva de la alteración<br />

pedológica in situ, afectando a los aluviones después de su<br />

transporte y el laboreo de los "paleosols" nacidos sobre las vertiente,s<br />

~ incorporados al material aluvial. Se sabe que la evolución<br />

pec1010gIca puede dar una estratificación muy diferenciada con un<br />

horizonte descolorado en la superficie pero, con otros rubeficados<br />

e~ 'pro~;mdidad, o al ~on.trario un horizonte rubeficado por descalcIfIcacIOn<br />

en la proxImIdad de la superficie, superpuesto a una<br />

costra ca~c~rea iluvia!' Estos términos todavía constituyen la parte<br />

superfIcIel <strong>del</strong> suelo en el amplio sentido de la palabra y están<br />

normalmente superpuestos a una zona profunda que ha quedado<br />

dur~nte largo tiempo ~n el interior de la napa freática, y que ha<br />

sufndo en consecuenCIa una homogénea alteración química moderada,<br />

sin rubefacción.<br />

A menudo, un examen sumario es suficiente para reconocer<br />

el origen pedológico de esta estratificación; por ejemplo cuando los<br />

bancos ca1c.áreos o ~e:'ruginosos penetran los horizontes vecinos por<br />

to?a especIe. de raIcIlla.s o ef~orescencias. La granulometría pernnte<br />

determmar estas ImpreSIOnes; es evidente que los suelos se<br />

oponen a los aluviones por su débil índice de selección. Sin embargo.<br />

el; rr:ucho~ casos, lo~, equívocos perjudican de modo grave el diag~<br />

nosbco. Una evolucIOn pedológica <strong>del</strong> tipo renclzina o terra rossa<br />

donde los horizontes están poco diferenciados, se confunde fácil~<br />

men~e en la observación macroscópica con una sedimentación que<br />

prOVIene <strong>del</strong> a~Tastre de estos suelos depositados originalmente<br />

sobre una vertIente. El examen microscópico o la oTanulometría<br />

permiten entonces seleccionar, pero a condición que'" el agente de<br />

transporte haya sido un arroyamiento que se efectúa sobre una<br />

-24-<br />

distancia bastante larga (o mejor aún, el mismo rio). Pero si las<br />

tierras rojas se han deslizado por solifluxión partiendo de una<br />

vertiente próxima, la selección se mantiene muy imperfecta y el<br />

diagnóstico queda inseguro.<br />

Otra fuente de contradicciones es la presencia de costras calcáreas<br />

que son ya de origen iluvial, ya, al contrario, verdaderos<br />

coluviones. Se ha intentado con mucha verosimilitud reconocer<br />

estos últimos en las costras zonales formadas por láminas superpuestas<br />

de calcáreo, paralelas a las vertientes. Un ejemplo de las<br />

dificultades de interpretación que provoca un corte relativamente<br />

simple puede ser suministrado por la terraza superior <strong>del</strong> Jarama,<br />

al norte de lVIadrid, presentado por Oriol Riba a los congresistas<br />

de INQUA (13). Esta terraza, que sólo tiene algunos metros de<br />

espesor, se compone de guijarros silicosos fluviátiles, en los que<br />

una parte puede ser de origen remoto, pero la otra parte puede<br />

provenir <strong>del</strong> nivel superior de las rañas que domina la alta terraza<br />

de unos veinte metros. Hacia la altura, estas gravas están ligeramente<br />

cimentadas y se llega a una costra calcárea casi pura de<br />

40 a 70 cms. de espesor. Esta está arroyada por un guijarral de<br />

cuarcitas fuertemente rubificadas cuyos guijarros están dispuestos<br />

en desorden en un limo rojo. La opinión de Oriol Riba es que<br />

este último horizonte representa un aporte de solifluxión que proviene<br />

de la raña y recubre una costra calcárea superficial, previamente<br />

corroída. Esta interpretación es lógica si se admite que la<br />

costra es muy superficial (pues ella representa localmente una estructura<br />

laminar). Pero es igualmente posible imaginar que la costra<br />

calcárea ha sido superada por un nuevo aporte aluvial que ha<br />

sufrido una sedimentación análoga? Después habría intervenido<br />

una descalcificación pedológica produciendo las apariencias de arroyamiento<br />

en la base <strong>del</strong> lecho rubificado. Esta misma descalcificación<br />

habría igualmente desplazado la posición original de los<br />

guijarros.<br />

Conclusión<br />

Que los períodos de crisis climática hayan sido aSImIsmo los<br />

de gran actividad morfológiea fué sugerido desde hace largo tiempo<br />

por S. Passarge. Esta idea parece particularmente fecunda<br />

cuando se aborda el problema de la génesis de los glacis de erosión.<br />

Su desarrollo se realiza en las más favorables condiciones cuando<br />

simultáneamente el hundimiento vertical de los principales valles<br />

está bloqueado por una sobrecarga y por el contrario el arroyamiento<br />

gasta todas las vertientes no protegidas nor una roca dura<br />

con una actividad intensa. Se comprende que eSÚt combinación haya<br />

sido realizada en la zona mediterránea, preferentemente en las<br />

latitudes más septentrionales. Los períodos fríos han sido allí suficientemente<br />

breves y benignos como para que el ataque de las<br />

cornisas por la crioclastia no haya suministrado sino una cantidad<br />

-25-


moderada de restos (fuera de las vertientes montañosas), sin sobrecargar<br />

los talweg de último orden. 1VIientras que en los climas<br />

peri-glaciares típicos el arroyamiento tiene un papel secundario, en<br />

las latitudes más meridionales los aguaceros estivales o invernales,<br />

fuertemente concentrados, han podido darle todo el vigor necesario<br />

para allanar las colinas privadas de vegetación por la crisis<br />

climática. Hay dificultades que permanecen sobre puntos esenciales:<br />

papel relativo de la crisis de frío y de sequía; cronología<br />

de las secuencias climáticas. Dos hechos parecen sin embargo imponerse<br />

con una fuerza creciente a medida que las investigaciones<br />

se multiplican.<br />

a) La importancia de los fenómenos de erosión y de acumulación<br />

de los tiempos "Villafranchien". Es natural que la primera<br />

gran crisis de enfriamiento, en el límite <strong>del</strong> plioceno y <strong>del</strong> Cuaternario,<br />

haya provocado las perturbaciones más considerable en<br />

el manto vegetal: de allí la muy gran generalidad de los terraplenamientos<br />

"Villafranchien". Los ríos no poseían menos, en esta<br />

época, una capacidad de transporte considerable, testimoniada por<br />

la inmensidad de las capas de guijarros, extendidas a varias decenas<br />

de kilómetros de las montañas (rañas); lo que se puede explicar<br />

por la instalación de un clima bastante pluvioso, y sobre<br />

todo por lluvias muy concentradas, cuyos efectos no estaban todavía<br />

contrarrestados por la aparición de la vegetación-climax. En<br />

este mismo período se sitúa también el retroceso esencial de las<br />

cornisas duras.<br />

b) El otro hecho esencial es la gran extensión de un glacis<br />

inferior principal de sustitución que reduce a algunos cerros testigos<br />

o a algunas fajas estrechas los restos de glacis anteriores.<br />

En el estado actual de nuestros conocimientos, su formación<br />

asciende principalmente hasta el Würm, pero no está excluído que<br />

un Tirreniense cálido y seco sea a veces responsable de ello.<br />

Paris 1953.<br />

5. CHOUBERT G. - Note sur<br />

la géologie des terrains récents<br />

des Douckckala. Notes<br />

du Serv. Géo!.; Maroc, 1955,<br />

N9 128, p. 11-38.<br />

6. RAYNAL R. CHOUBERT et<br />

GIGOUX E. - Comunications<br />

présentées au Congres<br />

de l'INQUA, Madrid 1957.<br />

7. COQUE R. - Morphologie<br />

et croüte dans le Sud-Tunisien.<br />

Ann. Géog. 1955. p.<br />

359-370.<br />

8. DEMANGEOT J. - L'évolution<br />

quaternaire des cotes de<br />

Cyrénalque. Bul!. Soco Géo.<br />

Egypte 1956, p. 33-42.<br />

9. DE PAPE G. - Le Monde<br />

des plantes á l'apparition de<br />

l'homme en Europe occidentale.<br />

Flores récentes de France,<br />

des Pays-Bas, d'Angleterre.<br />

Ann. Soco Scient. Bruxelles<br />

1928, p. 39-102.<br />

10. DRESCH J. - JOLY F. et<br />

RAYNAL R. - Evolution<br />

des versants et creusement a<br />

la bordure nord-occidentale<br />

du Sahara. Bul!. A.G.F. 1951.<br />

p. 58-63.<br />

11. MENSCHING et RAYNAL<br />

Fussflachen in Marockcko.<br />

P. M. 1954, p. 171-176.<br />

12. Quaternaire et Morphologie.<br />

Colloque national du C.N.R.<br />

S. Lyon 1952. edité a Paris<br />

1954.<br />

13. RIBA O. - Terrasses du<br />

Manzanares et du Jarama<br />

aux environs de Madrid.<br />

Livre-guide du Congres de<br />

l'INQUA, Madrid 1957.<br />

14. SOLE SABARIS Lo et BIROT<br />

P. _ L'évolution morphologie<br />

de la zone subbétique<br />

orientale. Bull. A.G.F. 1955.<br />

p. 177-178.<br />

15. SOLE SABARIS L. - Virgili<br />

et Zamarreno 1. Les<br />

terrases de la riviere. Llobregat.<br />

Resumé Comunie.<br />

INQUA. Madrid. 1957. p.<br />

177-178.<br />

16. SOLE SABARIS et LLOBET<br />

S. - Formations quaternaires<br />

du Valles et du Besós.<br />

Resumé Communication IN­<br />

QUA Madrid 1957, p. 177.<br />

17. TRICART J. - JOLY F. et<br />

RAYNAL R. - Etude morphométrique<br />

de galets nordafricains.<br />

Notes Servo Geo!. Maroc N9<br />

128. p. 49-83.<br />

1 . ALIMEN IVI. H. - Les terrasses<br />

c1imatiques de type<br />

pluvial aride du Sahara.<br />

Comuni. présentée au Congres<br />

de l'INQUA, Madrid<br />

1957.<br />

2. ARAMBOURG, ARENES et<br />

De PAPE. - Contribution<br />

a la flore fossile quaternaire<br />

de l'Afrique du Nord.<br />

Mem. Pub!. dans les Archives<br />

du Museum d'Hist. Nat.<br />

Paris 1953.<br />

3. BIROT P. et JOLY F. ­<br />

Observations sur les glacis<br />

d'erosion et les reliefs granitiques<br />

au Maroc. Mem.et<br />

Doc. C.N.R.S. 1952, p. 9-60.<br />

4. BIROT P. et DRESCH J. ­<br />

La Mediterranee occidentale.<br />

( ~ )<br />

. 't' de Paris .. Institut de Geo-<br />

Dirección postal <strong>del</strong> autor: UmverSl e<br />

graphie. 191. Rue Saint-Jacques.<br />

-26-<br />

-27-


NOTAS DE ZOOGEOGRAFffi Luis P. Barattini<br />

Director <strong>del</strong> Museo<br />

Dámaso A. Larrañaga<br />

Las causas que determinan la dispersión de las especies zoológicas<br />

son numerosas, y todos los tratadistas se han esforzado<br />

en determinarlas, de acuerdo con los factores fundamentales que<br />

las provocan. En muchos casos han procurado su ordenamiento<br />

racional, llegando en general a establecer lo que suele denominarse<br />

leyes de dispersión. En rigor estas leyes constituyen la<br />

enumeración de los estímulos, cuya nómina es la siguiente: 19)<br />

Adaptación, que se refiere al equilibrio resultante entre la naturaleza<br />

<strong>del</strong> suelo y la necesidad orgánica de la especie. 29) Alimentación,<br />

que constituye el estímulo más importante, el cual no<br />

siempre satisface la necesidad de una especie en el lugar apropiado<br />

a su adaptación y en tal caso la especie está obligada a<br />

desplazarse, periódica o definitivamente en procura de alimento.<br />

39) Reproducción, al que obedecen instintivamente, y entonces concurren<br />

a los lugares que le ofrecen condiciones apropiadas para<br />

su procreación, ya sea por la seguridad que ofrece a su apareamiento<br />

o la protección de sus crías. 49 ) Protección, estímulo que<br />

los lleva a lugares que ofrecen mayor garantía a su seguridad<br />

individual, además de contar con una serie de factores, radicados<br />

principalmente en su capacidad defensiva y ofensiva. 59) Asociación,<br />

tendencia que parece antagónica a la dispersión de las especies<br />

y que en muchos casos es el resultado de un proceso ancestral,<br />

perfeccionado a 10 largo de su evolución filogenética. Este<br />

proceso se manifiesta con caracteres típicos en muchos insectos<br />

y en todos los casos los factores que actúan en la dispersión de<br />

la especie, ejercen sus influencias sobre la sociedad, que siempre<br />

se comporta frente a ellos como un solo individuo y entonces la<br />

sociedad se consolida evidenciando diversos grados de perfeccionamiento<br />

como ocurre en los insectos llamados sociales. En tales<br />

circunstancias las nuevas sociedades que se irán formando dispersarán<br />

la especie de acuerdo con la emulación individual, que<br />

homologada en el conjunto 10 obliga a desplazarse como un solo<br />

individuo.<br />

En todos los procesos mencionados, las fuerzas de la naturaleza<br />

actúan con más o menos intensidad y, por lo general, varios<br />

factores actúan conjuntamente de manera que la resultante<br />

-29-


será e~ verdader? ~stímulo 9-ue actuará sobre la especie. Esta resultanLe<br />

no es facIl de preCIsar en la mayoría de los casos, dando<br />

lugar a errores de apreciación de su verdadero valor.<br />

La actuación <strong>del</strong> hombre tiene una influencia considerable<br />

llegando muchas veces a constituir un factor decisivo de sinO'u~<br />

lares desplaz~mientos, independientes de los elementos ecológi~os<br />

que son, P:-OPlOS de l~ ~s~ecie, obligándolos a nuevas adaptaciones<br />

y, por ul~Imo, el eqUIlIbrIo. entre la potencia biótica de la especie<br />

y el ambIente a que han SIdo desplazados, consolidará nuevos lugares<br />

de habitáculo que suelen ser diferentes a los luO'ares donde<br />

se encontraba inicialmente. Casos de esos se han observado en<br />

todos los animales domésticos y en otros que utilizados can diversas<br />

finalidades, en provecho <strong>del</strong> hombre, han sido transportados<br />

a otros lugares donde no existía la especie.<br />

Todas las circunstancias enumeradas con carácter O'eneral<br />

tienen innumerables derivaciones, no siempre mencionadas b por los'<br />

aut?;'es, pe.ro de importancia apreciable, ratificadas por la obser­<br />

VaCI?n. BaJo este aspecto la actividad humana ha provocado, intencIon~lmente<br />

o no, grandes modificaciones a las dispersiones<br />

f~umstlcas, cuyo verdadero alcance no ha sido justipreciado. Un<br />

eJe:r;plo de ello lo ha dado la construcción de canales de comunicaclOI:<br />

entre mares y océanos. Actualmente no nos sorprende aue<br />

espeCIes de la fauna de América Tropical se encuentren en ias<br />

mismas latitudes <strong>del</strong> Pacífico, y viceversa; cosa imposible antes<br />

de la construcción <strong>del</strong> Canal de Panamá. Las rutas de navegación<br />

por :1. extr~mo Me;'idional de América, por su tardanza, y por<br />

~as dIferencIas ambIentales tan diversas, constituían un obstáculo<br />

mfranqueable al transporte de especies vivas. Caso similar presenta.el<br />

Canal de Suez al establecer la comunicación de dos mares<br />

tan dIversos desde el punto de vista de sus faunas.<br />

El progreso de las comunicaciones y el incremento de los<br />

transport~s marítimos, día a dia amplía las áreas abarcadas Dar<br />

las espeCIes marinas. La observación de los cascos de las na~es<br />

que después. de cierto tiempo de permanencia en el agua, se levantan<br />

en. dIques secos, nos muestra el cúmulo de organismos vivos<br />

adherIdos a sus fondos, que si bien son sedentarios en su<br />

ma:y~ría, tambié;l .un gran porcentaje lo constituyen las especies<br />

nentlcas y bentomcas ambulatorias, que encuentran su ambiente<br />

de preferencia entre ese acumulamiento de formas fijas. En este<br />

aspecto el casco de los barcos es una verdadera isla flotante para<br />

centenares de pequeños seres acuáticos.<br />

.EI transporte de p~antas, industriales u ornamentales, amplia<br />

conSIderablemente la dIspersión de las floras de los continentes<br />

y co~ ellas, involUI;tariamel:te, amplían sus dispersiones una gra~<br />

cantIdad de orgamsmos ammales que en muchos casos se constituy~ron<br />

en pla~as de .los cultivos, alcanzando, lejos de su país<br />

de o;'Igen, Un pelIgro.so l;l~ren:ento aún no alcanzado en su propio<br />

ambIente. Este es el JustIflcatIvo de las severas medidas adoptadas<br />

-30-<br />

por muchos países contra la importación de vegetales vivos. Cuando<br />

los transportes mencionados de vegetales han llevado consigo<br />

a sus propios parásitos, en estado latente de sus vidas larvarias,<br />

el transporte se ha cumplido como un completo ensayo de aclimatación<br />

al transportar al animal en el período de mayor resistencia<br />

orgánica a los cambios de clima, juntamente con las plantas<br />

de que se nutre, y estas últimas con todas las precauciones<br />

que aseguran su prosperidad.<br />

He tenido oportunidad de comprobar una interesante intervención<br />

de la mano <strong>del</strong> hombre en el transporte involuntario de<br />

especies animales con todas las precauciones de una aclimatación<br />

progresiva. En ese caso han sido insectos Cerambicidos, xilófagos<br />

en su vida larvaria; el transporte era efectuado con las maderas<br />

utilizadas para durmientes de las líneas férreas y otras construcciones<br />

ferroviarias, que iban siendo distribuídas a través de zonas<br />

áridas 'y boscosas alternativamente, a través de largas extensiones<br />

a manera de un costoso ensayo de aclimatación en gran<br />

escala, donde los insectos tenían oportunidad de elegir, en la extensión<br />

de muchos kilómetros, el ambiente que les fuera propicio.<br />

Actualmente su dispersión ha quedado prolongada, en islotes, podríamos<br />

decir, a 10 largo de una extensa línea ferroviaria. Este<br />

sería otro ej emp10 que se suma a los ya conocidos de otros cerambicidos<br />

que años atrás han sido transportados involucrados<br />

involuntariamente de un continente a otro; de ellos el más conspicuo<br />

ha sido el <strong>del</strong> Hilotrupes bajulus (Linn.), oriundo de Eu·<br />

ropa y transportado a los otros continentes con las maderas de<br />

construcción y mobiliario, cuyas devastaciones se hacen sentir<br />

todavía en muchos pisos de las casas de la ciudad de Montevideo.<br />

Con el transporte de plantas australianas dos especies son<br />

actualmente comunes en los alrededores de Montevideo, una de<br />

ellas es también un Cerambicido (Phoracantha semipunctata Fabr.)<br />

y la otra un Curculiónido (Goniopterus gibberus Bd.), de este<br />

último sufren sus depredaciones nuestros plantíos de eucaliptus.<br />

En la mayoría de los casos se suman diversas causas en la<br />

dispersión de las especies, provocando efectos muchas veces insospechados,<br />

que de cualquier manera no conviene prever exageradamente<br />

y es de aconsejar ser muy cautos en el estudio de los<br />

factores que intervienen.<br />

La naturaleza es infinita en sus recursos y muy compleja<br />

en sus actividades; sólo la observación minuciosa y ajustada de<br />

los hechos puede orientar nuestras previsiones.<br />

.( * ) Dirección <strong>del</strong> autor: Museo "Dámaso A. Larrañaga". Rambla República<br />

de Chile.<br />

- 31-


LA ENERGIA EN FRANCIA<br />

METROPOLITANA<br />

Su deaenvolvimiento despué3<br />

de la Segunda Guerra<br />

Mundial<br />

André Libault<br />

Profesor <strong>del</strong> Instituto de Geografía<br />

de la Universidad de Paris<br />

Importancia de la energética.<br />

Sería una banalidad volver sobre la importancia de los recursos<br />

energéticos en el desarrollo de la economía moderna, a menos<br />

de proponerse fijar numéricamente las ideas. Se sabe que es cómodo<br />

relacionar toda la energía disponible a un patrón que nos<br />

interesa de cerca: la fuerza muscular de un hombre medio. En<br />

unidades actuales, se puede calcular la producción de un hombre<br />

medio trabajando 8 horas por día durante 300 días en alrededor<br />

de 175/180 K.W.h. por año. Esto representa 20 watts por hora<br />

durante todo el año, noche y día. Mas es necesario corregir un<br />

coeficiente de rendimiento de modo que se pueda decir de un hombre,<br />

aplicado a la manivela o al pedal de un dínamo en una caverna,<br />

llegaría justamente a iluminarse.<br />

Salvo en algunos países, donde una alta natalidad impone la<br />

ocupación <strong>del</strong> más grande número de trabajadores, es pues indispensable<br />

al hombre el hacerse ayudar, es decir, tener recursos de<br />

una producción energética diferente de su propia fuerza muscular.<br />

Cada vez que un dispositivo mecánico permite producir, sin trabajo<br />

humano, 180 K.W.h., es como si se diera al hombre un ayudante:<br />

una imagen cómoda le atribuye la figura de un esclavo<br />

mecánico, es decir de un hombre ficticio que trabajaría por él.<br />

Bien considerada, esta noción debe ser corregida un poco, y ella<br />

parece como muy compleja. Es necesario agregar al total de ese<br />

balance el trabajo <strong>del</strong> hombre que hace funcionar la instalación<br />

mecánica, y también la amortización <strong>del</strong> tiempo pasado por los<br />

hombres que han concebido el dispositivo mecánico. En una máquina<br />

a vapor, se tendrá en cuenta el esfuerzo <strong>del</strong> maquinista que<br />

carga el hogar (a la pala o con la parrilla mecánica), pero también<br />

el trabajo de los obreros que han fabricado la caldera, extraído y<br />

transportado el carbón.<br />

En todos los casos la energía humana será siempre el factor<br />

determinante <strong>del</strong> automatismo más absoluto, ya que será necesario<br />

el esfuerzo de presionar el botón de liberación. Es necesario pues<br />

-33-


~om~r ~on l?:'ecauciones las estima?i~nes que son propuestas para<br />

la elIstnbuclOn de los esclavos mecamcos en el mundo. A pesar de<br />

ser calculadas en las mismas condiciones, las cifras no ofrecen<br />

una certeza de valor absoluto, pero al menos pueden servir de base<br />

de comparación. Un economista de los E. E. U. U. da las tasas siguientes<br />

de disponibilidad en esclavos mecánicos por cabeza de habitantes<br />

(1953): para América <strong>del</strong> Norte 347, para América <strong>del</strong><br />

Sur 28, Europa 27. Con las mismas unidades Francia aparece dotada<br />

de alrededor de 40 esclavos mecánicos por habitante. Mas la<br />

producción de la energía se desarrolla a un ritmo que crece tan<br />

rápido como para desafiar las extrapolaciones y, como en tantos<br />

países <strong>del</strong> mundo, se tiene la impresión que los medios energéticos<br />

extremadamente más eficaces serian rápidamente saturados.<br />

Esta retención por la base no es muy útil, puesto que sería<br />

aventurado para la expansión de su progreso avanzar sobre vías que<br />

ella no podría continuar con seguridad. En todo caso la energética<br />

no puede superar una economía que debe progresar para no<br />

decrecer; hasta se puede decir que la energía está en la base de<br />

todo el progreso, y que un atraso en su programa puede ser perjudicial<br />

a todo el conjunto. No es por una carrera desenfrenada<br />

de ganancias que todas las naciones se han lanzado en la búsqueda<br />

de los medios energéticos más nuevos: es por una necesidad vital.<br />

He ahí por qué me ha parecido interesante resumir muy brevemente<br />

los esfuerzos cumplidos en Francia para mantener su potencial<br />

en valor relativo; es decir, para acrecerlo considerablemente<br />

en valor absoluto.<br />

LA HULLA Y SUS DERIVADOS<br />

La Hulla<br />

Como en todos los países de civilización antigua, los yacimientos<br />

de hulla en Francia son desde largo tiempo conocidos, localizados<br />

y avaluados en sus posibilidades. No está sin embargo excluido<br />

que el mejoramiento <strong>del</strong> material de investigación conduzca<br />

a identificar grandes conjuntos de los cuales sólo las manifestaciones<br />

fragmentarias han sido descubiertas. Así, no es imposible,<br />

que los numerosos y pequeños yacimientos descubiertos a altitudes<br />

muy diversas de los Alpes sean el índice de un gran arco carbonífero,<br />

siguiendo la dirección general de la orogenia. Pero la explotación<br />

de tales minas, forzosamente profundas, a partir de<br />

pozos situados en regiones montañosas sería difícil y se prefiere<br />

guardar esas posibilidades como una reserva marginal. Se debería<br />

lograr que, salvo accidente, Francia satisfaciese sus necesidades<br />

en hulla menos para las calidades cokeficables. Los dos vacimIentos<br />

de base continúan siendo los <strong>del</strong> Norte y <strong>del</strong> Paso de"Calais, que<br />

se incurva en el surco de la depresión flamenca, y aquel que firmemente<br />

sobre la frontera interesa a la vez el Sarre y la Lorena.<br />

- 34-<br />

Los otros pequei'ios yacimientos <strong>del</strong> Centro sólo tienen pocas reservas;<br />

por ejemplo la cuenca <strong>del</strong> Loira no tendría más que una<br />

centena de millones de toneladas para extraer. Mas la distribución<br />

geográfica deja toda su importancia a las producciones locales,<br />

que, aunque débiles pueden retomar todo su valor en caso de dificultades<br />

de transporte.<br />

Es necesario pues cuidarse de omitir las cuencas de BDurgogn2<br />

(Blanzy, Epinac), <strong>del</strong> Tarn (Albi), <strong>del</strong> Gard (AJes), <strong>del</strong> Aveyron<br />

(Decazeville), <strong>del</strong> Büurhonnais, de la Auvergne, <strong>del</strong> Delfinado (La<br />

Mure). Aunque de menor calidad, las cuencas de las Bocas <strong>del</strong><br />

Ródano (Fuveau) tiene por su situación una importancia que no<br />

se desmiente. En fin, el lignito es abundante en Hostens, en las<br />

Landas.<br />

Cuando en 1946 intervino la ley de nacionaiización atribuyendo<br />

a una sociedad <strong>del</strong> estado, "Charbonnages de France", la explotación<br />

de la mayor parte de los establecimientos hulleros, la situaci5n<br />

técnica era bastante desfavorable. El instrumental, en particular,<br />

exigía una re<strong>nov</strong>ación casi total. Sin duda la industria privada no<br />

hubiera podido jamás lograr ella misma tal ventaja, puesto que si<br />

analizamos la financiación <strong>del</strong> año 1956 distinguimos que las inversiones<br />

a esos efectos no alcanzaron más que a un 30 de los<br />

recursos internos, mientras que el resto era exigido por partes<br />

iguales al fondo de modernización, al fondo de equipos y al crédito<br />

b~ancario. En todo caso, esas mejoras se han mostrado particularmente<br />

eficaces, ya que los rendimientos han crecido en proporciones<br />

casi increíbles; algunas cifras de producción diaria individual<br />

muestran más abajo la amplitud de la evolución en un período<br />

de seis años:<br />

1950 1956<br />

Norte y Paso de Calais 1089 (1) 1484<br />

Lorena 1765 2275<br />

BlalEY 1413 1872<br />

Loira 1193 1535<br />

Delfinado 957 1604<br />

Para fijar las ideas recordemos que el mismo valor para la<br />

Gran Bretaña se establece en una cifra media de 1600 quilas.<br />

Los casi 500 mil millones de francos invertidos después ele la<br />

nacionalización no han sído pues en vano, pero es necesario señalar<br />

que cada uno de los 57,4 millones de toneladas (2) extraidas anualmente<br />

llegan gravadas por la amortización y el interés de 9.000<br />

francos, y que el programa debe ser proseguido.<br />

Desde el punto de vista geográfico una reclasificación completa<br />

ha sido efectuada con perímetros que no son solamente administrativos.<br />

La contribución máxima ha sido exigida a la cuenca<br />

(1) Quilogramos por hombre, por día de trabajo.<br />

(2) Más de 59 M. T. en 1957.<br />

35 -'


y Paso de Calais<br />

Lorena<br />

Loira<br />

EL GAS DE HULLA Y SUS SUCEDANEOS<br />

las cifras relativas de tonelajes<br />

1936<br />

64';{<br />

llJé<br />

6%<br />

1956<br />

52%<br />

23%<br />

5%<br />

Este movimiento no puede más que acelerarse en el curso<br />

de .los años venideros y un gran esfuerzo continúa siendo necesarIO,<br />

pue.s la respuesta al crecimiento de la demanda no ha podido<br />

hacerse S111 un llamado a los "stocks", que sería inquietante si se<br />

prol~ngara. Por otra parte, el consumo implica la compra al extranJero<br />

de 20 lVI.T., en gran parte destinadas a las necesidades<br />

de la siderúrgica para calidades cokeficables que nos faltan.<br />

El esfuerzo muy grande cumplido por las "Charbonnages de<br />

France" en el dominio de la producción eléctrica será considerado<br />

más a<strong>del</strong>ante, en el capítulo siguiente.<br />

Per? ~s necesario reservar aquí algunas líneas a la producción<br />

carboqUlmlca, ya que 600.000 toneladas de hulla son destiladas<br />

cada mes en el conjunto de los 1350 hornos de la cuenca <strong>del</strong> Norte<br />

y Paso de Calais. Toda la producción de amoníaco está concentrada<br />

en Mazingarbe, que es el centro de una enorme aglomeración de<br />

usinas químicas, donde empresas privadas gravitan alrededor <strong>del</strong><br />

esta~lecimiento nacional: con 750 toneladas por día, allí se produce<br />

la mItad de la totalidad francesa. .<br />

No pueden ser enumerados aquí los múltiples derivados. Los<br />

abonos ocupan una buena parte, ante todo para la fabricación de<br />

amonitrato, pero sobre todo para la transformación de los fosfatos<br />

naturales de Marruecos en fosfatos de amonio (abono binario), que<br />

se le completa aún por la adición de cloruro de potasio de las<br />

minas de Alsacia. La urea, excelente abono, materia prima de los<br />

plásticos, es fabricada industrialmente en la usina Douvrin. El metano<br />

es condensado en hornos de gases, recuperado, destilado, transformado<br />

en metano, en ácido metílico, en formol, etc.. . . El etilenü<br />

conduce a los polietilenos, a los plastilenos, a los poliésteres al<br />

estireno, al caucho sintético. Los asfaltos provienen de Vendi~-le­<br />

Vieil, de Drocourt, donde se les extrae los productos bencénicos y<br />

benzolados, los productos naftálicos, que conducen a las resinas<br />

glicerostálicas así como al nylon. Sin pretender ser completos ao-reguemos<br />

aún la obtención de carburo de calcio por reacción <strong>del</strong> ;oke<br />

sobre la cal.<br />

Se conoce el fraccionamiento extremo que ha acompañado en<br />

todos l?s ~aís~~ a la ins~a~ación de esa comodidad doméstica que<br />

es la dlstrIbuClOn a domlCho <strong>del</strong> gas combustible. Cada aglomeración<br />

tiene su usina de gas aprovisionada lo mejor posible en carbón<br />

irradiando sobre la planta de la ciudad. Esta práctica de tan pe-<br />

queñas unidades produciendo forzadamente a un precio bastante<br />

elevado parece onerosa. En las grandes ciudades, estaciones de redistribución,<br />

con grandes gasómetros, funcionan como remanentes<br />

locales de almacenamiento. Cuando toda la distribución nacional<br />

fué concentrada en las manos de un organismo <strong>del</strong> estado, el "Gaz<br />

de France", se esforzó éste en reagrupar los medios de fabricación<br />

recurriendo para la distribución a la técnica de los transportes a<br />

larga distancia. Las regiones de gran consumo fueron unidas por<br />

canalizaciones: primeramente la <strong>del</strong> Norte y la Región Parisina.<br />

Al mismo tiempo la pirogenación <strong>del</strong> carbón, con vistas a la<br />

obtención <strong>del</strong> coke, se adecuaba en todas partes a una mejor recuperación<br />

de los gases libres, de tal suerte que las regiones carboníferas<br />

se convertían también en centros de producción de gas<br />

combustible. Grandes establecimientos de producción de coke fueron<br />

igualmente construídos' en las regiones de importación carbonífera,<br />

cerca de Ruan, el establecimiento de Grand Quevi1ly, absorbe<br />

800 toneladas de "fines" por día, y recupera 350.000 metros<br />

cúbicos de gas. Se conoce por otra parte, que el proceso metalúrgíco<br />

de reducción de los minerales de hierro por el coke engendra gases<br />

de alto-horno de un poder calorífico bastante débil. En dos escalas<br />

las regiones siderúrgicas se encuentran de este modo productoras<br />

de gas combustible, y en tal cantidad que no es posible utilizarlo<br />

completamente en el lugar. Veremos así como se procura quemarlo<br />

en las centrales eléctricas.<br />

La cuenca de Lorena tiene tan vasto excedente como para<br />

poder alimentar la aglomeración parisina, gran consumidora, tanto<br />

desde el punto de vista industrial como <strong>del</strong> doméstico. Para ello se<br />

ha construído y puesto en servicio a fines de 1954, una canalización<br />

importante que de Blénod a Alforville se extiende en 300 kilómetros.<br />

Ella es capaz de dar, con algunas extracciones a lo largo de<br />

la ruta, un volumen total de 355 millones de metros cúbicos, o sea<br />

el cuarto <strong>del</strong> consumo <strong>del</strong> Gran París.<br />

Por otra parte, como los excedentes de la refinación de los<br />

productos petroleros dejan un margen de gas-oil, se le transforma<br />

en gas para la distribución. Algunas veces se recurre al gas líquido<br />

más abundante, pero de menor poder calorífico. A pesar de que la<br />

dosificación se intenta tener tan estudiada como es posible, la calidad<br />

<strong>del</strong> producto librado está sujeta a grandes variaciones, 10 cual<br />

no deja de tener inconvenientes para los usuarios. Por' otra parte,<br />

se vacila en modificar la red urbana de distribución de tal suerte<br />

que secciones muy pequeñas a menudo afectadas por las impurezas<br />

<strong>del</strong> gas, causan variaciones desagradables de presión.<br />

Quizás la regularidad aumentará cuando reservas más considerables<br />

sean mantenidas en la proximidad de la región parisina.<br />

Se ha practicado en Beynes, cerca de Versalles, una vasta cavidad<br />

subterránea que presenta un estanque suficiente para constituir<br />

una reserva natural de abastecimiento. El gas <strong>del</strong> l)::ste será allí<br />

comprimido a 45 quilos, de manera que el conducto podrá ser utili-<br />

-36-<br />

-37-


zado en pleno aún en horas de bajo consumo.<br />

Así la venta <strong>del</strong> gas sigue una progresión bastante lenta. En<br />

1947 alcanzaba a 2.343 millones de metros cúbicos, y en 1955, no<br />

superaba los 3.140 millones de metros cúbicos, o sea un aumento<br />

de 34 %, en tanto que la electricidad duplicaba fácilmente su venta<br />

(coeficiente 204;;;).<br />

LA<br />

ELECTRICIDAD<br />

Electricidad térmica e hidráulica<br />

En el balance energético de un país, la parte de la electricidad<br />

es una medida de la inervación de su territorio, puesto que su<br />

abundancia sólo se concibe adecuada a una distribución radiante<br />

con la satisfacción de las necesidades más dispersadas.<br />

La estructura misma de la economía permanece dependiente<br />

de estas redes que surcan las regiones, que alimentan las más grandes<br />

necesidades de fabricación así como los modestos talleres de los<br />

artesanos. De ahí resultan asimismo una dependencia muy angustiosa<br />

para los técnicos; la curva de carga presenta dientes aserrados<br />

tan inquietantes tanto en sus depresiones como en sus puntas.<br />

Si el consumo es siempre igual, si los cursos de agua llevan constantemente<br />

el mismo volumen a la misma temperatura, qué simple<br />

se volverían las relaciones entre el productor y el consumidor de<br />

electricidad!. Seria suficiente instalar usinas hidroeléctricas en los<br />

principales y grandes ríos y dejarlas producir seguros de vender<br />

la corriente producida. Ay!. Los cursos de agua originados en las<br />

grandes montañas de Francia son de régimen nival o glaciar; que<br />

ellos lleven apenas agua en verano no es de tal modo molesto en<br />

esta época de menor consumo. Pero, lo que sí es grave, es la magrez<br />

de invierno cuando el hielo congestiona la cuenca vertiente y<br />

al mismo tiempo el consumidor reclama más luz y calefacción. Felizmente<br />

el Macizo Central presenta un régimen fluvial bastante<br />

complementario <strong>del</strong> precedente. Si se quiere pues utilizar lo mejor<br />

posible la energía hidráulica, no hay que rehusarle el apoyo de las<br />

centrales térmicas, independientes de la estación por poco que se<br />

les alimenten de combustible. La caldera de vapor presenta un<br />

cierto atraso en su puesta en marcha; es necesario, si se quiere<br />

que su rendimiento se vuelva más rápidamente eficaz, conservarle<br />

una actividad reducida pero constante. El motor Diesel, el motor<br />

a gas, tienen la ventaja <strong>del</strong> arranque ligero, de ponerse en acción<br />

inmediatamente. Se ve pues que un plan racional debe dar correcta<br />

cabida a todas estas fuentes de electricidad.<br />

Durante algún tiempo se ha creído que un conj unto de lagos<br />

de barrera artificial bien distribuídos sobre el territorio, aprovechando<br />

lo más posible regímenes estacionales de las diferentes<br />

cuencas realizarían una compensación suficiente, y la parte ele la<br />

hidráulica puede así llegar a ser preponderante.<br />

-38<br />

Años de mala hidráulicidad han reavivado los temores y mostrado<br />

que hay lugar para la corriente de origen térmico. Más aún,<br />

si se da todo su valor a esta observación: que el combustible quemado<br />

en los hogares de las calderas puede no ser un carbón comercial,<br />

sino residuos que no se utilizarían de otro modo.<br />

La instalación de una central sobre el piso de la mina permite<br />

recuperar el combustible no transportable, transformarlo en la<br />

mejor cantidad de KW.h, siendo éstos de igual calidad que todos<br />

los otros con los que serán distribuídos. Si pues en 1947 la producción<br />

térmica fué de un orden de amplitud comparable a la hidráulica,<br />

parece que su parte debe permanecer igualmente importante,<br />

aunque la tendencia al ser la misma actualmente le permita<br />

alcanzar una ligera preponderancia. Así en 1956, la proporción se<br />

ha establecido en 52 % de térmica contra 48 % de hidráulica.<br />

Estructura y crecimiento<br />

De esta situación resulta que la producción debe repartirse<br />

entre los organismos nacionalizados y aún en los <strong>del</strong> sector privado.<br />

También la ley de nacionalización de 1946 no comprende en<br />

la empresa de la "Electricité de France" sino una parte de las instalaciones,<br />

dejando a las Charbonnages de France el cuidado ~e<br />

administrar y desenvolver las Centrales mineras, y a la "Cümpagme<br />

Nationale du Rhóne" la tarea de continuar las obras de este río.<br />

Asimismo era difícil inmiscuirse en ciertas empresas para las cuales<br />

la producción de electricidad no constituía sino un complemento;<br />

la producción de energía de recuperación, en las centrales a contra-presión,<br />

en las centrales accionadas por el gas de los altos<br />

hornos, en las usinas que trabajan los residuos urbanos, está pues<br />

dejada a empresas <strong>del</strong> sector privado. Finalmente los ferrocarriles,<br />

"Societé Nationale", producen por su propia cuenta en ciertas<br />

usinas. En 1956, la distribución entre esas diferentes fuentes se<br />

repartió como sigue:<br />

Electricité de France<br />

Charbonnages de France<br />

61 %<br />

21 %<br />

Recuperación (Siderurgia) 8%<br />

Compagnie Nat. du RhOne 7%<br />

S. N. C. F. (Ferrocarriles) 3 %<br />

Pero si se considera solamente la energía hidráulica, las proporciones<br />

cambian significativamente:<br />

Electricité de France 80 %<br />

Compagnie Nat. du Rhóne 145{;<br />

S.N.C.F. 6%<br />

y esto se explica además por el hecho que la hidroelectricidad<br />

es un negocio que exige grandes inversiones, infinitamente más<br />

gravosas que en el caso de las centrales térmicas. Tanto más cuan-<br />

-: 39-


do los costos de equipo de la usina se ven aumentados por los<br />

gastos de transporte, a partir de regiones montañosas, débiles consumidoras<br />

y difíciles de atravesar. Las cargas financieras anuales,<br />

las amortizaciones industriales llegan fácilmente a sobrepasar los<br />

gastos de mantenimiento de la central térmica, incluido el precio<br />

<strong>del</strong> combustible. El precio de reventa <strong>del</strong> K,W.h. hidráulico obtenido<br />

en el lugar, vuélvese superior al de la misma cantidad térmica<br />

en alrededor de un 10 a un 12 ~{ .<br />

En todos los casos, el esfuerzo de equipamiento debe efectuarse<br />

con el fin de satisfacer el crecimiento de las necesidades.<br />

Antes de la guerra era costumbre extrapolar sobre la simple base<br />

<strong>del</strong> doble <strong>del</strong> consumo cada década; la proporción es ahora superada,<br />

y entre 1947 y 1956, es por el coeficiente 2.1 que es necesario<br />

multiplicar el número total de los K,W.h. absorbidos. La parte<br />

de la venta en baja-tensión, es decir para los usos domésticos y<br />

artesanales ha aumentado ligeramente, pasando de 22 a 23 r,;. Asi<br />

la media <strong>del</strong> consumo por cabeza de habitante alcanza un valor<br />

destacado; Francia situándose entre las primeras naciones <strong>del</strong> mundo,<br />

con 1150 K,W.h. anuales, evidentemente bastante lejos aún de<br />

los 6600 de los noruegos, de los 3800 <strong>del</strong> ciudadano de los E.E.U.U.,<br />

pero cercano a la tasa de Bélgica y superior a la tasa italiana. Las<br />

diferencias de región a región son precisas: los Alpes y los arrabales<br />

parisinos tienen un total igual, pero por medios distintos.<br />

el Sud-Oeste la mitad, el Centro y el Este el tercio.<br />

6 - Una mina de carbón. Douai. A derecha. castillete <strong>del</strong> pozo y edificio<br />

que contiene el montacargas; a la izq. el terreno y las instalaciones<br />

de clasificación y lavado. (De P. George. Geografía de la energía).<br />

Los grandes equipos térmicos<br />

Sería superfluo, casi ocioso, tratar de enumerar todos los trabajos<br />

emprendidos por los servicios nacionales o privados para<br />

obtener ese resultado sin error, sin que se pueda hablar de una<br />

interrupción accidental de alguna importancia. Pero el geógrafo<br />

gustará conocer la localización de las más grandes realizadones<br />

y analizar la instalación de los complejos.<br />

En el tiempo, como en la importancia, es el equipo de la región<br />

parisina que ocupa el primer lugar, exclusivamente en térmica,<br />

bien entendido. En 1949 se inaugura la refacción total de la<br />

central de Gennevilliers; al año. siguiente, los dos grupos nuevos<br />

totalizan una potencia de 200.000 KW. Después las demás centrales<br />

conocen también una modernización, las de Sto Denis, de Ivry.<br />

pero sobre todo la inmensa unidad de Arrighi en el sur de la aglomeración,<br />

que recibe además un grupo de 100.000 KW.<br />

Un grupo se formó en el Bajo Sena atraído por las facilidades<br />

de transporte de los carbones importados; estaba implantado en<br />

el esquema de distribución en tal estado que no sólo permaneció<br />

en su lugar, sino que se acrecentó.<br />

En efecto, las unidades existentes habían sufrido mucho de<br />

los combates de la liberación y fué preciso suplir su debilitamiento<br />

previsto en un próximo porvenir.<br />

-40-<br />

4 - Central térmica en la región parisina. Talleres de Arrighi. Vitrysur-Seine.<br />

(De P. George. Geografía de la energía).<br />

Mapa: ísobatas de la napa superficial de Wencousin


1 - Represa para salto de mediana altura. L'Aigle. Cantal-Correza.<br />

Francia. (De P. George. Geografía de la energía).<br />

2 - Lago artificial y represa en Aussois. Francia. (Revue Fran¡;ais de<br />

l'energie. Febrero, <strong>1958</strong>).<br />

La nueva central de Dieppedalle fué emprendida en 1946; de<br />

concepción ultramoderna, totaliza una potencia de 100.000 KW.,<br />

servida por un completo automatismo. No lejos de allí, Yainvil1e<br />

era, de 1950 a 1952, el asiento de una central enteramente nueva,<br />

de una potencia total de 100.000 KW., exclusivamente equipada<br />

con material francés.<br />

Al mismo tiempo, era preciso ocuparse de acrecentar los grupos<br />

de Centrales situados en el suelo de las minas, en la cuenca<br />

<strong>del</strong> Norte y Paso de Calais: en particular estos son sucesivamente<br />

las usinas de Séqueclin, de Camines, de Lourches, que ven e11 nuevos<br />

grupos aumentar su potencia. En Lorena, la central de Herserange<br />

señala el comienzo de una colaboración entre la siderurgia<br />

y la E. D. F. (Electricidad de Francia). Cuatro usinas de metalurgia<br />

primaria de la cuenca de LongviY suman en común sus<br />

excedentes de gas (1), Y los destinan a la usina eléctrica instalada<br />

sobre las orillas <strong>del</strong> l\1oulaine. Ellas reciben a su vez la energía<br />

eléctrica correspondiente, de tal suerte que el intercambio se hace<br />

en vaso cerrado.<br />

Las últimas realizaciones de la E. D. F. atestiguan un gran<br />

interés de descentralización, de una adaptación íntima a la estructura<br />

demográfica e industrial <strong>del</strong> país. Sobre el Bajo Loira la<br />

refineria de petróleo de Donges disponía de un excedente de fueloil.<br />

La región mediocremente servida por la red de alta tensión,<br />

casi no disponía de una fuente de producción moderna. Nuestra<br />

sociedad nacional situó en la isla Cheviré, en la aglomeración nanteza,<br />

una enorme central, prevista para un total de 500.000 K.W.,<br />

con un escalonamiento en tramos cada uno de 100.000 K.W., cuyos<br />

dos primeros hoy día están en funcionamiento. En fin, el centro<br />

de gravedad de la región <strong>del</strong> Norte y de la región parisina, Creil,<br />

ha recibido, sobre las orillas <strong>del</strong> Oise, una de las más bellas y más<br />

potentes usinas de nuestro país (400.000 K.W.).<br />

Pero son las hulleras quienes han cumplido el esfuerzo más<br />

espectacular, puesto que han más que triplicado la potencia de sus<br />

centrales que pasa de 650.000 K.W. en 1947 a 1. 970.00 K.W. en<br />

1956, o sea un crecimiento de 200:;(. Las ventas de corriente aumentan<br />

menos rápidamente, ya que es necesario tener en cuenta<br />

las necesidades internas que van acreciéndose: de 2540 M.K.W.h.<br />

en 1947, alcanza a 5326 lVI.K.W.h. en 1956. Las unidades pueden<br />

alcanzar potencias enormes: así, en la cuenca de Lorena, la central<br />

de Grosbliederstroff totaliza tantos KW. disponibles como la<br />

usina de Génissiat. Los nuevos grupos que se levantan en el Norte<br />

en Violaines, en Hornaing representan cada uno más de 100.000<br />

KW. de tal modo que las grandes centrales de Harnes, Dechy,<br />

Thiers (de 120 a 130 KW.) pronto serán superadas.<br />

Por fin, cinco sociedades siderúrgicas de la cuenca de Briey,<br />

( 1 ) Correspondiente a 1 millón de toneladas de hulla media por año.<br />

-41-


Se aumenta aún la eficacia de la regulación recuperando en lo<br />

posible la energía producida durante las horas de bajo consumo,<br />

las horas de la noche por ej emplo, en las cuales la venta de corriente<br />

es casi nula. Mejor que desviar el agua de las turbinas<br />

para su caída en los vertederos, se deja girar los alternadores y<br />

envía la energía hacia motores que accionan bombas que hacen<br />

ascender el agua de un depósito inferior hacia uno superior, donde<br />

se le dejará caer nuevamente en las horas de alto consumo, en<br />

las estaciones de sobrecarga (1).<br />

Si tales instalaciones han sido experimentadas en unión con<br />

la usina de Kembs (entre los lagos Noir y Blanc) se han desarrollado<br />

en los Pirineos (Pragneres, Portillon d'Oo, Lassoula, Artouste)<br />

sin que sean despreciadas la de los Alpes (Bissorte, Belleville)<br />

ni la <strong>del</strong> Macizo Central (Le Pouget).<br />

Sin embargo, en ese macizo antiguo, la morfología es lo bastante<br />

diferente como para que se obtenga directamente acumulase<br />

han agrupado para erigir la central de gas de Richemont cerca<br />

de Metz. El complemento de la siderurgia se ha llevado de 1200<br />

M.K.W.h. en 1947 a casi 4 millones K.W.h. en 1956.<br />

El coeficiente es comparable al de las hulleras, y en el conjunto,<br />

los recursos complementarios de la E.D.F., se encuentran<br />

multiplicados por tres, en tanto que la propia producción térmica<br />

no ha sido efectuada más que por el factor 1,5. Pero, el gran<br />

esfuerzo ha sido realizado por el equipo hidráulico.<br />

Las usinas a nivel de agua<br />

No es presuntuoso querer pasar revista al equipo de un país<br />

como Francia, donde el relieve, pleno de matices, exige una total<br />

flexibilidad en las concepciones; una constante adaptación a las<br />

circunstancias locales. La mayor parte <strong>del</strong> tiempo, estas se acomo::lan<br />

mejor a las usinas medianas, libres para modular en el<br />

tiempo la potencia de todo un rosario hidráulico por el gobierno<br />

de un regulador río arriba.<br />

Los grandes caudales de baja caida no están sin embargo excluidos,<br />

y aportan los más espectaculares resultados. Sobre el Rhin,<br />

el proyecto <strong>del</strong> Canal de Alsacia inscripto en el Tratado de Versa­<br />

11es, discutido y modificado durante dos lustros, se ha vuelto sin<br />

embargo realidad antes de la segunda guerra mundial: más la ba­<br />

ITera aguas abajo de Bale, la usina situada cerca de Kembs fueron<br />

muy dañadas durante las hostilidades. No sólo se restauró la<br />

obra de guardia y la primer central, sino que se ha retomado el<br />

curso de los trabajos que deben superar hasta Estrasburgo, el río,<br />

tan incómodo para la navegación por la presencia de la barra rocosa<br />

de Istein, de los bancos de arenas con umbrales pocos profundos,<br />

que suceden a las rápidas de las altas aguas. De las siete<br />

usinas con que contará el conjunto, tres están en servicio, Kembs,<br />

Ottmarsheim (1952), Fessenhein (195u). Si el equipamiento no<br />

puede hacerse sino progresivamente, la potencia prevista para cada<br />

una de las centrales es <strong>del</strong> orden de 150.000 KW. y ya los<br />

trabajos se continúan para el próximo tramo, que alcanzará Vogelgrün.<br />

Sobre el Ródano, Génissiat ha conocido una suerte tan desafortunada<br />

como Kembs: los trabajos muy avanzados fueron destruídos<br />

en 1940. Fué necesario reemprenderlos por completo y es<br />

en 1948 que el depósito fué puesto en servicio, en 1952 la central<br />

comenzó a funcionar.<br />

Situado sobre una arruga glacial, la barrera asegura un<br />

"stock" regulador para la usina de 325.000 KW., que serán utilizados<br />

en'4.000 horas durante el año. Más al sur, es el dominio de<br />

la "Cie. Nationale du Rhone". Se ha aprovechado la presencia de<br />

un estrecho, el "grifo" de Donzere, para apoyar allí una barrera<br />

que alimente la primera usina denominada André Blon<strong>del</strong>, de una<br />

potencia de 300.000 KW., bien pronto seguida por otra -Henri<br />

42-<br />

Poincaré- que alimenta el tramo de Montélimar. Gigantescas modificaciones<br />

afectan las vías de comunicación, el habitat, pero permiten<br />

sustituir al río por una vía de navegación más vasta que<br />

el canal de Suez. Al mismo tiempo, las aguas subterráneas mejor<br />

reguladas aumentarán la prodqcción de ese país de elección para<br />

los cultivos leguminosos y arbustivos. En el futuro, los trabajos<br />

de Génissiat, unidos a los de Donzere, se prolongarán al sur hasta<br />

la Camargue, y completarán así una de las más hermosas regularizaciones<br />

de cuencas fluviales que se hallan en el mundo.<br />

Los depósitos de alta montaña<br />

La técnica se ha perfeccionado mucho en la alimentación de<br />

depósitos de barreras, por la recaudación de todas las aguas disponibles<br />

en el corte de altitud considerada. Los encauzamientos<br />

de las aguas elementales alcanzan la de los torrentes más vecinos<br />

en un sitio natural, en general un lago, en el cual la retención es<br />

aún aumentada por una barrera. De este modo, la regularización<br />

quizás se haga mucho mejor, pues no está excluída (y veremos<br />

un ejemplo) que se deba colectar las aguas sobre dos vertientes<br />

sometidas a regímenes bastantes diferentes, para volverse complementarias.<br />

Esta acumulación se vuelve necesaria en el caso donde<br />

la caída bastante débil no aporta un total de potencia suficiente<br />

para justificar al menos dos grupos de una potencia unitaria interesante.<br />

En efecto, se ha reconocido que grupos importantes son<br />

más rentables que los más pequeños, y, mismo en hidráulica se ve<br />

aparecer unidades <strong>del</strong> orden de 100.000 KW.<br />

(1)<br />

En Alemania. se llega hasta utilizar corriente térmica en horas de<br />

bajo rendimiento (noche) para llenar por bombeo un depósito<br />

de regulación.<br />

- 13-


ciones capaces de dirigir toda una distribución <strong>del</strong> valle (2). También<br />

los rosarios de usinas son más y más numerosos; cada unidad<br />

aguas abajo retoma las aguas de su vecino río arriba, a menudo<br />

con un "stock" lo suficiente crecido para brindar al extremo de<br />

la cadena una respuesta satisfactoria a las necesidades estacionales.<br />

El más perfecto ejemplo de una tal distribución es sin duda<br />

ofrecido por el Alto Dordoña. Comenzados ya antes de la guerra,<br />

los trabajos de equipo sufren no obstante una inconstancia bastante<br />

desagradable. Las crecidas comienzan en general en la corriente<br />

de <strong>nov</strong>iembre a mayo, teniendo a menudo un estiaje de<br />

invierno más o menos pronunciado. En octubre se está aún en el<br />

período de la bajante en tanto que comienza el acrecentamiento de]<br />

consumo. Ahora bien, la primera obra, la de Hort-Ies-Orgues era<br />

completamente insuficiente para almacenar los volumenes fácilmente<br />

disponibles, pero inutilizados puesto que no se sabía ni<br />

turbinarlos ni almacenarlos. El depósito de Bort tiene una capacidad<br />

de 477 millones de m3, detenidos por una barrera de 120<br />

metros de alto. Se ha mejorado todavía su alimentación volviendo<br />

hacia él el caudal <strong>del</strong> Ródano. Terminado en 1952, ha sido previsto<br />

para accionar primeramente a la usina de Bort los ¿os grupos de<br />

100.000 KW., impulsados cada uno por una turbina de 136.000 CV<br />

(HP). Cerca, aguas abajo, se encuentra la usina preexistente de<br />

Mareges, luego la de Aigle que el aporte de las aguas <strong>del</strong> Luzege<br />

ha permitido aumentar en 1950 con un grupo de 50.000 KW.; en<br />

fin, la unidad totalmente nueva (1952) de Chastang último peldaño<br />

de esta espléndida escalera. La barrera no sirve más para la<br />

acumulación, pero asimismo se ve enriquecida con las aguas <strong>del</strong><br />

Doustre para crear la desnivelación de 30 mts. de altura, que bastará<br />

para arrastrar tres grupos de 85.000 KW., de una extraordinaria<br />

docilidad.<br />

Se citaría cantidad de otras reformas completas, o rendimientos<br />

tales, por la adición de elementos bien situados. Sobre el Truyére,<br />

está Couesque, que acaba en 1950 por enriquecer con 64.000.<br />

KW. la sucesión Sarrans, Brommat. Sobre el Arve, ya utilizado<br />

en las usinas de Chavants, de Servoz, de Chedde, se constata que<br />

el sitio más interesante, el de la desembocadura <strong>del</strong> valle suspendido<br />

de Chamonix en la llanura de Fayet permanece sin ocupar;<br />

en 1951 la usina de Passy acaba de reforzar el conjunto con sus<br />

70.000 KW.<br />

Ha corrido demasiada tinta alrededor de la construcción de<br />

la barrera de Tignes para no dejar de evocar todo el drama que<br />

significa en un país de vieja tradición, de arraigo a la tierra, como<br />

nuestros Alpes, la inundación de una humilde iglesia alrededor de<br />

(2) Es Emm. de Martonne quien decía más o menos: "El sitio soñado<br />

para un lago de barrera artificial: una obra glaciar sobre una<br />

vieja montaña".<br />

-44-<br />

la cual duermen los muertos que algunas veces se ha ido a buscar<br />

a!li arriba con el peligro de muchas vidas. El sitio de la arruga<br />

glaciar era tan favorable y necesario para regularizar el Isere que<br />

se perdona a los técnicos de no ser ni montañeses, ni tradicionalistas.<br />

El gran lago alimenta las usinas de Brévieres cuya potencia<br />

total de 110.000 KW. y la de Malgovert que por el encauzamiento<br />

de las aguas elementales tiene suficiente caída para mover cuatro<br />

grupos de 85.000 KW.<br />

Sin embargo se ha demostrado después lo que se puede hacer<br />

ele bello en el acondicionamiento ele un depósito. En Cap-ele-Long­<br />

Pragneres se ha llegado a acumular elos tercios de las reservas de<br />

todos los Pirineos. El bombeo allí absorbe 50.000 K.W., en tanto<br />

que la usina aportará 2 grupos de 80.000 KW. (uno sólo está instalado<br />

actualmente).<br />

¿ Qué se puede citar aún '? Pralognan, Vanoise, Arvan. Maurienne,<br />

Astan, sobre el Ariege, Peyrat de Cháteau sobre el Vielme,<br />

Enchanet, sobre el Garona, Gedre, Nentilla, Peao-e-de-Vizille. v<br />

también tantas otras. Limitémonos pues a las cU~'iosidades té~nicas.<br />

En Aussois, en Vanoise, se ha alimentado por una inmensa<br />

galería subterránea de 16 K, el depósito <strong>del</strong> plan de Aval a partir<br />

de una decena de torrentes. Se tiene así agua suficiente para accionar<br />

directamente en la extremidad <strong>del</strong> conducto forzado por una<br />

desnivelación de 900 mts. la potencia brindada por la "ONRA".<br />

La potencia instalada alcanza a 70.000 RW.<br />

Entre el Alto Isere y el arco, un inmenso túnel de 13,5 K.<br />

de longitud, pasando a 2.700 m. de profundidad bajo el punto culminante,<br />

trasmite las aguas de una cuenca a la otra. alimentando<br />

los dos grupos de 36.000 KW. de la usina subterránea de Randens,<br />

que debe a todas estas particularidades una perfecta regularidad<br />

<strong>del</strong> rendimiento. tanto en invierno como en verano.<br />

Más sorprendente aún para un geógrafo es el conjunto de<br />

lVIontpezat. En la cuenca superior <strong>del</strong> Loira, una serie de barreras<br />

(La Palisse, Gage, Moulin-de-Peyron, etc... ) contribuyen a henchir<br />

el lago cratérico de Issarles. En profundidad la pared <strong>del</strong> lago<br />

está atravesada; una galería atraviesa toda la cadena de Cévennes,<br />

y desemboca, después de haber accionado los dos grupos de 58.000<br />

K.W. cada uno en un pequeño río, el Fontauliére. afluente <strong>del</strong> Ardeche.<br />

Así pues las aguas, que normalmente debían volcarse en el<br />

Atlántico, desembocan en el Mediterráneo!<br />

En fin, la regularización <strong>del</strong> Alto DU:i:'ance, necesita la construcción<br />

de una barrera, sin que la consistencia elel soporte permita<br />

el establecimiento de fundaciones suficientemente fuertes. Se<br />

hará pues una barrera de tierra, que en Serre-Poncon elevará a<br />

120 mts. de alto su enorme masa de 14 millones de ~3, sobre una<br />

base de 600 mts.<br />

45-


El transporte de la energía eléctrica<br />

Era preciso para la distribución de la energía producida en<br />

hecho preferir no sólo las regiones de economía activa, sino también<br />

las que necesitan un desenvolvimiento cercano o lejano. Y<br />

esto sin el menor desfallecimiento, con la posibilidad de responder<br />

inmediatamente a las demandas de leña. La condición de esto es<br />

una red de transporte bien estudiada, con interconexiones tales<br />

que prácticamente todas las fuentes puedan alimentar todas las líneas,<br />

pero con el minimo de transporte oneroso. Importantes estudios<br />

geográficos se hallan en la base de la determinación de los<br />

trazados, pero la técnica interviene en la realización práctica, aunque<br />

esto fUese sólo para el mantenimiento de un sincronismo absoluto<br />

en la frecuencia.<br />

La tensión de 225 KW. se ha generalizado y es este valor el<br />

que emplean las grandes arterias radiantes alrededor de Paris<br />

hacia las regiones de gran producción: los Alpes, el Macizo Central,<br />

los Pirineos, el Rhin y la Lorena, el Norte. Pero he ahí que<br />

la capacidad de estas lineas resulta insuficiente y que se piensa<br />

en la tensión de 380 KW. Los pilones de las más recientes combinaciones<br />

están dispuestos de manera para adaptarse al voltaje superior,<br />

cuando el aparato técnico será defintivamente probado. Es<br />

por más de un millar de kilómetros que es preciso, cada año contar<br />

el alargamiento de la red a muy alta tensión. La creciente demanda<br />

exigirá sin duda aún aumento de esta cadencia.<br />

Desde el punto de vista de la distribución, la cobertura <strong>del</strong><br />

territorio está ahora completa; prácticamente todas las aglomeraciones<br />

están provistas de corriente eléctrica, y los rechazos de aumento<br />

de potencia casi no son conocidos en Francia.<br />

En fin, una combinación está en curso de realización a través<br />

de la Mancha que permitirá enviar a Inglaterra determinados excedentes<br />

de nuestra producción hidráulica, mientras que los británicos<br />

podrán beneficiarnos con una parte de su producción térmica.<br />

Las usinas maremotrices<br />

La inmensa energía que despliega el agua marina en sus movimientos<br />

solo parece ofrecer pocas posibilidades de recuperación,<br />

ya que ella no presenta el ordenamiento suficiente. Las olas son<br />

inutilizables, y no se puede esperar nada mejor que una utilización<br />

parcial de las mareas. Los estudios que permitirán construir una<br />

usina en la desembocadura <strong>del</strong> Rance, en Bretaña, están terminados.<br />

No se debe considerar estos trabajos solamente como una<br />

experiencia, sino como una de las primeras realizaciones mundiales<br />

en este dominio, verdaderamente eficaz. Una cuenca de nivel<br />

medio se llena ya en un sentido, ya en otro. Los grupos energéticos<br />

son <strong>del</strong> tipo bulbo es decir, que las bocas perfiladas dirigen los<br />

- 46-<br />

hilos de agu.a de t~l ~odo que el funcionamiento es posible en uno<br />

u otro se~tIdo. SIgmendo las necesidades se puede así producir<br />

de la corrIe~te o al contrario absorber de ella, para elevar por<br />

bombe? el mvel ~lel estuario. Es preciso, sin ninguna duda esperar<br />

los meJore~ s~rvI.ci?~ de una instalación tal, que presenta una extraordmarIa<br />

fleXIbIlIdad y que ha sido estudiada con una notable<br />

minucia. Quizás su costosa realización se encontrará algo retardada<br />

por restricciones financieras, pero es preciso anhelar ver<br />

pr?nto la energética francesa enriquecerse aún de esta promisoria<br />

umdad.<br />

EL PETROLEO Y LOS GASES NATURALES<br />

El gas de Saint NIarcet<br />

. El nacimie~t? económico de Francia encontró descubierto un<br />

lI~~ortante yacImI~~to de gas natural, ya productivo, al pie de los<br />

Pll'I~leos, en la reglOn deSt. Marcet. La explotación, partiendo de<br />

9 mIllones de m3 en 1942 alcanza su máximo de 285 millones de<br />

m3 en 1952. De buena calidad ese gas podía alimentar también las<br />

nece~idades domésti~as.como las industriales. Pero en la práctica,<br />

graCIas al des~nvolvImIento de las canalizaciones hacia las grandes<br />

~glOmeraclOnes, son los usos como gas de ciudad los que han<br />

segUIdo una progresión creciente, mientras que los usos industriales<br />

declinaban a partir de 1951. En la actualidad, el agotamiento<br />

de las reservas se comprueba cada día de modo más ránido' felizmente<br />

un nuevo yacimiento, sin ninguna duda rico. ha ve~ido a<br />

sustituirlo. .<br />

El petróleo de Lacq<br />

Hacia el fin de 1949 un sondeo alcanzó la hulla bruta en la<br />

región de Lacq (B. P . ). La profundidad sobrepasó apenas los 650<br />

metros, y el petróleo estaba incluído en el límite <strong>del</strong> cretáceo en<br />

contacto con el terciario. Lamentablemente se comprobó pronto la<br />

€scasa superficie de esta inclusión, cuyo espesor apenas alcanzaba<br />

una veintena de metros. La producción máxima se obtuvo en 1954<br />

con un poco más de 300.000 T., pero la disminución fué entonce~<br />

rápida y el agotamiento está previsto hacia 1965. El habrá aportado<br />

entonces alrededor de 2 millones de toneladas a las refinei'ias<br />

cercanas de La lVIede y de Pauillac, y su excedente. aun mínimo.<br />

estará situado en un período favorable. .<br />

El gas natural de Lacq<br />

El mayor interés de esta inclusión superficial fué bien reconocido<br />

por los técnicos; era un índice de lo que p'odría esperarse<br />

perforando más: a 3.500 m., se alcanzan las margas impermea-<br />

- 47-


Ies <strong>del</strong> Aptien, que han contenido impregnando el Cretáceo inferior<br />

y el Jurásico superior, una enorme cantidad de gases combustibles<br />

que se estima actualmente de 300 a casi 400 billones de<br />

m3. La presión <strong>del</strong> fondo es de 650 K/g sobre cm2 y la temperatura<br />

150 0 C. Pero una gran dificultad apareció desde el comienzo;<br />

era el tenor bastante elevado de hidrógeno sulfuroso (alrededor<br />

de 15 '/0 ). Las cañerías de acero ordinario se corroían rápidamente<br />

y en 1952, un accidente bastante grave acompañó la ruptura de<br />

una canalización. Lej os de desanimarse los especialistas comprendieron<br />

que la solución estaba en la búsqueda de un metal resistente<br />

y los metalúrgicos franceses se pusieron en acción. Bien pronto<br />

no fué sólo el acero especial propuesto por las Acerias de Pompey<br />

que se reveló conveniente, sino también otras aleaciones. La producción<br />

pudo volverse industrial puesto que, lejos de representar<br />

un gravamen suplementario, la separación <strong>del</strong> hidrógeno sulfuroso<br />

se hizo rentable por la venta <strong>del</strong> azufre recuperado. El poder calorífico<br />

<strong>del</strong> gas obtenido es excelente y alcanza a 9.000 calorías. Su<br />

componente esencial es el metano (70c!c) mezclado con hidrógeno<br />

(155'(), con gas carbónico (10'/;) y un poco de etano. Pero la producción<br />

y el tratamiento deben ser fuertemente aumentados, ya<br />

que después de la purificación, la disponibilidad no alcanza más<br />

que alrededor de 65 S'{ de la extracción. El programa actual implica<br />

la puesta en servicio simultánea de unos sesenta pozos que<br />

abastecerán de gas a la inmensa usina de desulfuración y de degasolinización<br />

que acaba de terminarse. Desde este año la producción<br />

alcanza además de gas refinado, el butano, el propano, 12.000 m3<br />

de nafta, 55.000 T. de azufre; pero esta cantidad será decuplicada<br />

antes de cinco años y Francia se convertirá en exportadora de<br />

azufre.<br />

La totalidad <strong>del</strong> negocio está confiado a la "Societé Nationale<br />

des Pétroles d' Aquitaine" que no ha dudado en invertir 35 billones<br />

de francos en la empresa. Pero todas las precauciones están<br />

tomadas; una eventual avería de la usina, de los pozos, no causará<br />

una detención de las importantes industrias que se propone establecer<br />

sobre la red de las canalizaciones que irradia, y que irradiará<br />

alrededor de la refinería. Se ha buscado un gran depósito<br />

natural subterráneo para acumular allí un volumen considerable<br />

de gas refinado al cual se recurrirá en caso de cualquier debilitamiento<br />

de una u otra de las instalaciones. Se ha concentrado en la<br />

región de Labrit.<br />

G A S DE LACQ<br />

Visión ItDual <strong>del</strong> lraruporU' cid cal de lacq y :tOAII A ClMUUolS10<br />

'l'I'C."'"<br />

La radiación de Lacq<br />

Por supuesto, el gas de Lacq primero debe servir para desarrollar<br />

la región <strong>del</strong> Sud-Oeste, actualmente bastante desheredada<br />

desde el punto de vista industrial. La red de "feeders" se apoya<br />

sobre la armadura puesta ya en sitio para la explotación de Sto<br />

Marcet, pero se articula con numerosos tirantes de diversas pro-<br />

-48-


A. .."".,'...... ,."'<br />

A<br />

Yacimiení:o Profundo de Lacq<br />

longaciones que irradian completamente al cuadrilátero Burdeos­<br />

Tolosa-Tarbes-Bayona. Están previstas usinas situaDas en zonas<br />

bien determinadas, cuya instalación no se hará sin alterar completamente<br />

el paisaje. Es necesario replantear toda la red de las<br />

comunicaciones, es preciso, no solamente conservar sino ampliar las<br />

regiones boscosas, constituir habitats, bien separados de las zonas<br />

industriales por cinturas protectoras, sin construcción. Desgra-::i2.­<br />

damente es necesario asimismo, sacrificar buenas tierras y los<br />

agricultores no pueden tener esperanzas de una compensación en<br />

suelos cultivables.<br />

Pero la expansión económica es tan considerable que es preciso<br />

soportar esta irregularidad de las costumbres. Una central<br />

eléctrica de gas, el equipo <strong>del</strong> Gave de Pau darán en otro orden la<br />

energía eléctrica. Las piezas maestras de la industrialización son<br />

las usinas de abonos azoados, de plásticos derivados <strong>del</strong> acetileno,<br />

de aluminio, de vidriería; el hidrógeno sulfuroso no proveerá sólo<br />

el azufre, sino que permitirá la obtención de cantidades importantes<br />

de agua pesada. En fin, se prevé la construcción de un parque<br />

de vehículos para el consumo ele gas comprimido; se comprende<br />

que la satisfacción de las necesidades domésticas no es más que<br />

un juego de niños al lado de esos enormes suministros.<br />

En un futuro próximo, las prolongaciones de las canalizaciones<br />

se extenderán hasta Angulema-Nantes (<strong>1958</strong>) Lyon (1959) y<br />

sin duda París (1963). El programa no es ciertamente demasiado<br />

ambicioso, ya que los geólogos parecen pensar que el yacimiento<br />

se prolonga hacia el norte y que las reservas sin duda son mucho<br />

más importantes de lo que se creyó al principio.<br />

Las búsquedas de petróleo<br />

! ~ Conducción artificial hacia la Central de Laval de Cereo Corre~e­<br />

Lot. Francia. (De P. George. Geografía de la energía).<br />

Después de la liberación se organizó rápidamente la prospección<br />

sistemática <strong>del</strong> subsuelo francés. Una firme y a la vez<br />

flexible legislación reglamentaba la atribución y en especial manera,<br />

el mantenimiento de las concesiones de búsqueda. Bien determinados<br />

perímetros están localizados en el mapa y afectados<br />

a organismos. Se toman todas las precauciones para evitar la inmovilización<br />

de los capitales en trabajos sin esperanzas, pero bien<br />

se sabe como los resultados a menudo son opuestos a las conclusiones<br />

mejor razonadas. Sociedades de financiación apoyadas, generalmente<br />

garantizadas por el Estado dan a las elevadas inversiones<br />

en perforamiento un apoyo que la repartición de los riesgos<br />

hace más eficaz. Un organismo central <strong>del</strong> Estado supervisa<br />

los trabajos; el Bureau de Recherches de Pétroles juega un papel<br />

predominante en toda la coordinación de los esfuerzos. No hablemos<br />

aquí de las esperanzas; ellas son grandes y lo suficientemente<br />

variadas para que la futura distribución geográfica de la producción<br />

sea sin ninguna duda adaptada a la estructura industrial ya<br />

adquirida. Pero es necesario citar el gran éxito que permite desde<br />

49-


ya situar a Francia entre los productores de petróleo en el mundo.<br />

El 25 de marzo de 1954, cuando la sonda alcanzó los 2264 m. de<br />

profundidad el aceite brotó sobre nuestro suelo en Parentis-en­<br />

Born (Landas). Es un soberbio yacimiento, de muy alta calidad,<br />

y de una productividad muy satisfactoria ya que la media diaria<br />

de cada sondeo es <strong>del</strong> orden de 200 toneladas. Desde 1956 el tonelaje<br />

anual sobrepasaba el millón de toneladas y debe aumentarse<br />

en un 50 %' Las reservas son tanto más tranquilizadoras ya<br />

que otro yacimiento más profundo dobla al primero y podrá suplantarlo.<br />

En Alsacia el yacimiento de Pechelbronn apenas alcanza<br />

a mantenerse por encima de 30.000 toneladas anuales, pero<br />

los resultados' obtenidos en Staffelfelden, cerca de Mulhouse, con<br />

las 19.000 toneladas en 1956 son bastante alentadoras.<br />

Los sondeos se continúan apoyados por una sólida base de<br />

investigaciones geofísicas. En 1956 más de 28 kilómetros de sondas<br />

han perforado el suelo lo que lleva al total de la distancia perfOl'ada<br />

aproximadamente a 174 kilómetros. Unas quince sociedades<br />

continúan sondeando y elevando derricks (1).<br />

La refinación <strong>del</strong> petróleo<br />

Las destrucciones de la segunda guerra mundial han traído<br />

una redistribución de las refinerías de petróleo, sin modificar la<br />

localización de base, pero creando una estructura mejor dispuesta<br />

con grandes complejos locales. El grupo dominante es el <strong>del</strong> Bajo­<br />

Sena con las tres grandes unidades de Gonfreville, Port-Jérome,<br />

Petit-Couronne, y las instalaciones más modestas de N. D. Gravenchon.<br />

Pero los 9.300.000 toneladas tratadas en 1956 no lo hacen<br />

primar de ningún modo sobre el total producido por las refinerías<br />

de Etang de Berre: Berre, Lavera, La IVlede (9 millones de toneladas).<br />

Acaso este último grupo forma un conjunto más coherente,<br />

sobre todo más completo, ya que sus usinas petroquímicas<br />

abarcan las fabricaciones más variadas e irradian hasta Roussillon<br />

donde alimentan una importante concentración química. Por supuesto<br />

un oleoducto une esos grupos al puerto de embarque. Pero<br />

el caso es más interesante para el Bajo-Sena, ya que el conducto<br />

<strong>del</strong> Trapil alcanza y aún sobrepasa París, después de haber servido,<br />

a su paso viniendo <strong>del</strong> Havre a las cuatro refinerías. No obstante<br />

su diámetro de 25 cm., este conducto es va insuficiente especialmente<br />

durante la estación más fría, en "la cual los transportes<br />

de fuel-oil doméstico a París sufren una intensificación.<br />

Recientemente se ha decidido, después de haber acelerado el<br />

caudal por dos estaciones de bombeo suplementarias, duplicar la<br />

tubería.<br />

Es preciso no omitir las cuatro unídades de menor importancia:<br />

Dunkerque sobre el mar <strong>del</strong> Norte, Donges en la desemboca-<br />

( 1) Sic en el texto.<br />

-50-<br />

dura <strong>del</strong> Loira, Pauillac y Ambés en la desembocadura <strong>del</strong> Gironda;<br />

Frontignan sobre él golfo de León. En 1956 su conjunto<br />

ha producido 6,5 millones de toneladas. Así pues la capacidad de<br />

refinación para toda Francia se establece en más de 30 millones<br />

de toneladas anuales, muy suficiente para los 25 millones de to~<br />

neladas de productos elaborados y salidos en 1956. Todavía allí,<br />

hay un gran esfuerzo de parte de las sociedades petrolíferas, ya<br />

que en 1949 las posibilidades de producción llegaban a 13 millones<br />

de toneladas. El que ha demostrado la ascensión más espectacular<br />

es el grupo de Berre, triplicando casi su producción.<br />

La energía atómica<br />

No hay que olvidar que son los sabios franceses, los que mediante<br />

sus trabajos han conducido al descubrimiento de la fisión<br />

<strong>del</strong> átomo. Sí las circunstancias parecieron retardar algún tiempo<br />

las realizaciones francesas, es necesarío ver en ello sin duda, la<br />

preocupación de nuestros investigadores de limitarse estrictamente<br />

a utilizaciones pacíficas y rentables. La geología ha provisto muy<br />

generosamente a nuestro suelo de yacimientos de uranio y el aprovisionamiento<br />

de ricas generatrices puede ser encarado. Dos centrales<br />

eléctricas, donde la potencia térmica es producida por la<br />

desintegración de la materia están en curso de desarrollo.<br />

En la primera, situada en Marcoule, en el departamento de<br />

Gard, el "Commisariat a l'Energie Atomique", se propone precisamente<br />

obtener plutonio. La potencia eléctrica no es sino un subproducto;<br />

ella alcanza no obstante ya, cerca de 2000 KW., y próximamente<br />

debe acrecentarse con una nueva (1).<br />

La segunda, la de Chinon, que se llama E. D . F ., se levanta<br />

a las orillas <strong>del</strong> Vienne, y funcionará con uranio enriquecido; esta<br />

realización de la "Electricité de France", será una de las unidades<br />

más modernas y más eficace'.;' <strong>del</strong> mundo.<br />

Entre otros, los equipos para la propulsión de los navios están<br />

en desarrollo sin contar los estudios que se hallan lo bastante a<strong>del</strong>antados<br />

como para finalizarlos muy próximamente. Dar cifras es<br />

aún bien difícil, no por una inadmisible investigación secreta sino<br />

más bien porque las estimaciones pueden verse invalidadas por<br />

los hechos, pero la modestia de nuestros ingenieros es tal que<br />

esto será sin duda por exceso.<br />

ümclusión<br />

Como ocurre siempre cuando se trata de energía, todas esas<br />

cifras habrán parecido al lector algo difíciles para expresarlas en<br />

(1)<br />

N. <strong>del</strong> T.: Un nuevo reactor atómico entró en producción en el<br />

mes de julio; para fines <strong>del</strong> corriente año la nueva plan~a estar.á<br />

produciendo a razón de 40 kilogramos anuales de plutomo y allmentará<br />

más de 30.000 Kilovatios de electricidad.<br />

-51


unidades comparables: la más cómoda como medida común es, como<br />

lo preconizan los especialista, el K.W.h. Para el año 1956, .los<br />

cálculos han sido hechos por nuestro "Institut National de Statis:­<br />

tique et des Etudes Economiques". He aquí los órdenes de amplituden<br />

la repartición:<br />

Billones de K.W.h. 0/0<br />

Hulla<br />

Petróleo<br />

Gases naturales<br />

Hidroelectricidad<br />

130,5<br />

45,8<br />

0,6<br />

26,1<br />

64,3<br />

22,6<br />

0,3<br />

12,8<br />

203,0 100,0<br />

Es este un equilibrio que no tiene nada de sorprendente en<br />

relación a tantas otras potencias mundiales, y que aún se acercará<br />

al de los países mejor equipados tan pronto como los gases<br />

naturales hayan ocupado el lugar que les corresponde.<br />

En todos los casos esperamos haber dado bien al lector la<br />

impresión y la medida de una vitalidad de la Francia metropolitana<br />

que se afirma con el mismo vigor de siempre. Esto es<br />

tanto más meritorio ya que todo se ha realizado con dificultades<br />

financieras muy serias, y de las cuales no todas las causas son<br />

internas. Ningún pretexto debe existir para detener o demorar<br />

los programas mínimos fijados.<br />

y por otra parte, lo que no podemos callar, ya que los problemas<br />

energéticos forman un conjunto inseparable, son las grandes<br />

esperanzas forj adas por los primeros resultados obtenidos en<br />

el Sahara septentrional. El petróleo ha brotado en dos zonas: Edjélé,<br />

Tiguentourine, Zarzaitine jalonan el yacimiento de la frontera<br />

libia; Hassi - Messaoud cerca de Ouargla, alcanza actualmente<br />

para señalar la otra inclusión importante. La hulla, de una calidad<br />

tan excepcional que se puede utilizarla tal cual es en los motores<br />

Diesel, ocupa por lo menos una superficie de 3.500 K2. Se dispone<br />

pues de reservas que justifican grandes inversiones para los trabajos<br />

de extracción y de transportes. Ya un oleoducto, bien protegido<br />

por 60 cms. de arena, lleva a Toggourt 30.000 toneladas<br />

de petróleo bruto por día; el grupo de Berre los recibirá por intermedio<br />

de los vagones cisternas y de carga y los refinará. Por<br />

otra parte los gases naturales se ven obligados a ocupar enormes<br />

volumenes: In - Salah, Hassi - R'mel están reconocidos como listos<br />

para ser explotados. El transporte no puede efectuarse a larga<br />

distancia sin adoptar una costosa técnica, pero existe allí sin duda<br />

una de las llaves de la industrialización, de la mejora <strong>del</strong> standard<br />

de vida en las regiones vecinas abundantes en mano de obra. Es<br />

pues gracias a esos inmensos esfuerzos, que Francia puede enfrentar<br />

sin demasiado temor su porvenir desde el punto de vista<br />

energético. Y es a justo título que su ministro <strong>del</strong> Sahara, M. Max<br />

Lejeune que es un geógrafo así como un economista ha podido<br />

-52-<br />

3 _ Usinas de Gas de Lacq. Sociedad Nacional ele Petróleos ele Aquitania.<br />

(Revue F. de L'energie. Febrero. <strong>1958</strong>).<br />

7.-El inmenso anillo electro magnético <strong>del</strong> protón sincrotrón en el<br />

Centro de Estudios Nucleares de Saclay. Un gran paso a<strong>del</strong>ante de<br />

Francia en la producción de energía atómica para fines pacíficos.<br />

(Publicada en folleto <strong>del</strong> Institut National des Sciences et<br />

Techniques nucléaires. Paris, 1957).


afirmar que Francia puede pretender alcanzar el tercer lugar en<br />

el mundo en la esfera de la energía.<br />

( *) Dirección postal <strong>del</strong> autor; Association de Géographes Franc;ais.<br />

121 Boulevard Sto Michel. Paris.<br />

( * * ) Mapas; Juan Rudolf.<br />

-53-


AMAZONIA PARA TURISTAS,<br />

PARA HEROES y<br />

PAR A LATINOAMERICANOS<br />

Germán Wettstein<br />

Profesor de Enseñanza Secundaria<br />

MOTIVO.<br />

La Geografía no podía escapar a la norma generalizada de<br />

que lo menos conocido coincide con lo más hablado. Uno de los<br />

ejemplos más claros al respecto es este <strong>del</strong> río Amazonas y su<br />

cuenca multifacética; desde 1541 - 42 con Orellana hasta lo nuestro<br />

de ahora -tan pequeño- todo es un ansia infinita por llegar<br />

a él, palparle, sorberle a miradas, y. .. desde luego, escribirle.<br />

Porque ese mismo incansable y re<strong>nov</strong>ado caudal suyo parece<br />

expandirse a cada libro, a cada artículo, a cada foto, para hacer<br />

que todos y cada uno puedan aportar una "visión original", una<br />

"opinión personalísima", un dato sensacionalista, justo de algo<br />

que nunca necesitará de sensacionalismos para seguir detentando<br />

grandeza secular.<br />

Pero iniciamos el relato con la oposición menos conocido, más<br />

hablado, y ahora recalcamos que ha~T que aplicarla de modo especial<br />

al Amazonas, porque tras su fárrago bibliográfico hay tal<br />

selecta variedad de cháchara adobada con vacuidad, y una dosis<br />

tan marcada de escribir por escribir que esto nuestro -que en<br />

sí sale sólo como una nota de afectuoso recuerdo para aquello<br />

tan lejano- lleva un poco las ínfulas de precisar y el deseo de<br />

entusiasmar futuros "amazonenses".<br />

Sí, al menos ese es el "título honorífico" que la sedentaria<br />

juventud <strong>del</strong> cine y la televisión de hoy coloca, con más incredulidad<br />

que simpatía, a quien planea o cumple la "aventura". Y<br />

lo peor es que hasta se husmea un poco de sorna en los oyentes<br />

o amigos a los que se trata de explicar que hay una Amazonia<br />

sin onzas pretas ni yacarés, sin anofeles ni pirañas, sin xavantes<br />

ni jíbaros, a la que no cuesta mucho y sí vale bien la pena conocer.<br />

Esta fue la tercera "expedición" de uruguayos a la Amazonia<br />

en 1957; es la menos conocida, quizás la más turística, y por eso<br />

este trabajo no puede tener pretensión alguna de profundo estudio<br />

geológico, climático, ni fito - faunístico. Trata sí de señalar<br />

algo de esa geografía humana de la vida diaria que tanta falta<br />

hace para aprender a viajar y comprender mejor a los pueblos.<br />

La compusieron cuatro estudiantes (Artucio, Pí, Vartabedián,<br />

-55-


Wettstein) ; tomaron el trópico fluvial en Guajará - Mirim,. sobre<br />

el Mamaré, límite con Bolivia, de allí 366 kms. por la histórica<br />

vía férrea hasta Porto Velho capital <strong>del</strong> Territorio de Rondonia;<br />

luego un descenso imperceptible por el Madeira hasta el Amazonas,<br />

por éste y Negro a Manaos, y complementario acompañar<br />

de cnrso hasta Belem. Fue todo.<br />

PRECISIONES PARA TURISTAS.<br />

Toda visión que pueda darse sobre la Amazonia será parcializada<br />

y nunca segura. Ni el mismísimo General Rondan, pacificación<br />

de indios y ordenación de líneas telegráficas por medio,<br />

tuvo pretensión exhaustiva. Cinco millones de kilómetros cuadrados<br />

de Amazonia dan para mucho más que para el silencioso engullir<br />

de Fawcetts, aviones Presidentes y proyectiles teledirigidos.<br />

Nosotros queremos ahora limitar al máximo el alcance cuantitativo<br />

de sus recursos presentes y presuntos para toparla con<br />

la propia intuición de lo misterioso y exótico que su mera alusión<br />

encierra.<br />

Ojalá que siempre, aún en el momento en que cada kilómetro<br />

fluvial esté sondeado, y cada barranca asegurada, y sus múltiples<br />

pozos petrolíferos posibilitando pavimentos dinámicos entre Porto<br />

Velho, Rio Branco, Tabatinga, Boa Vista, Manaos y demás, ojalá<br />

que también entonces ese nombre de Amazonas siga siendo un<br />

símbolo. El símbolo de ignorado mundo geográfico que tiene el<br />

suficiente poder de atracción como para mantener despiertas ansias<br />

de conocer y descubrir, de saber y comprobar, de ver imaginando<br />

y de imaginar viendo.<br />

La Amazonia quizás más que la Antártida, o la selva africana<br />

es un "salvavida" de primer orden para esa crisis de mundo aventurero<br />

humano que se viene palpando por el profesorado de Ciencias<br />

Geográficas en Enseñanza Secundaria. Julio Verne y Salgari<br />

no han podido vencer la competencia millonaria de Superman, Mandral\:e<br />

y sus socios. En tanto, no queda otra solución que enfrentar<br />

a los alumnos a estas zonas de predominio de la naturaleza sobre<br />

el hombre, que son a la vez de predominio de lo imaginativo sobre<br />

lo pasivo, de lo insinuante sobre lo frío, de lo propiciatorio sobre<br />

lo rutinario.<br />

y el ejemplo estudiantil vale para toda la comunidad; en el<br />

fondo será la Amazonia siempre una de las formas antitéticas<br />

<strong>del</strong> ideal burgués de "vedere Nápoles e doppo madre". Antítesis<br />

imprescindible, porque a la tesis anquilosada de palpar civilizaciones<br />

tradicionales (cuevas de gitanos, Montmartres, Trafalgar's<br />

squars, eso es Europa para el 80 % de los uruguayos mundiviejizados)<br />

opone una toma de conciencia en virginidad paisajística<br />

y efervescencia mestiza de esta iberoamérica.<br />

y es en el fondo la dualidad que propicia la síntesis básica<br />

de comprensión para los "países <strong>del</strong> futuro".<br />

1 _ El rtópico fluvial. I\ilárgen izquierda <strong>del</strong> Negro, río abajo de Manaos.<br />

-56-


Porque hasta puede ocurrir que uno vaya, vea y regrese de<br />

la Amazonia y haya soñado más de lo que encontró, y ahora quiera<br />

contar un poco de aquello y le quede tan simple y mundano que<br />

no justifique antecedentes. Pero es cosa de reiterar lo previo:<br />

los turistas, nosotros, cualquiera de los lector.es, cosechan su propia<br />

cuota personal y sin embargo el interés fijo a tal capital espiritual<br />

es el re<strong>nov</strong>ado impulso juvenil de poder ejercitar un<br />

ansia aventurera que los convencionalismos, los cronómetros y las<br />

cronológicas excursiones están carcomiendo cada vez más de prisa.<br />

CLIMA Y TIEMPO.<br />

2 - Habitación aislada de cabaclo, a un metro <strong>del</strong> suelo, en preVlSlOn<br />

de las crecientes <strong>del</strong> Madeira. Trayecto Guajará-Mirim-Porto<br />

Velho.<br />

3 - El aislamiento es algo más que simbólico sobre ese histórico trozo<br />

de vía ¡férrea·Guajará-Mirim-Porto Velho.<br />

Constituyen el nudo de los complejos temerosos que la Amazonia<br />

despierta; integran el leit - motiv de los consejos preventivos<br />

de malandanzas con que es sermoneado el amazonense intrépido.<br />

Claro, no vamos a referirnos al húmido embotamiento que<br />

28 9 y saturación atmosférica pueden imponer a quienes los soporten<br />

en la base terrena <strong>del</strong> espeso manto vegetal de la bacia.<br />

Tratan nuestro clima y tiempo de aquellos que caracterizan el<br />

trópico fluvial, en dos meses de una estación que precisamente es<br />

la que también adjunta más recomendaciones: "la de las lluvias".<br />

En esto no tenemos temor de tomar la parte por el todo: la<br />

Amazonia es en lo más característico trópico fluvial. Nuestro trayecto<br />

Porto Velho - lVIanaos - Belem por río en caso de no haber<br />

otorgado lo más tipico, tampoco hubo de otorgar lo menos.<br />

Si uno arriba entre diciembre y abril debe antes que nada<br />

amoldar su léxico, tanto común como geográfico; está recorriendo<br />

la zona en "invierno", y la tal estación no tiene relación alguna<br />

con los conocidos friagems de pasajera influencia. Se trata en<br />

sí de "invierno" como opuesto a "verano", y en éste la idea de<br />

seca predomina. ¿. Pero entonces son falsas las estadísticas pluviométricas<br />

y la famosa bivalencia complementaria de los afluentes<br />

septentrionales y meridionales elel río - ej e? No, todo es así;<br />

pero lo que los libros no adecúan es tales datos a la realidad conceptual<br />

y ele vida. La "seca" corresponde a la lluvia que cumple<br />

con las necesidades justas, y el "invierno" coincidirá en tanto con<br />

la lluvia abrumadora. Belem da la pauta con sus 900 mm. de<br />

agua caída entre febrero y mayo (tanto como todo lo que llueve<br />

en lVIontevideo en un año).<br />

Hablamos al inicio ele una adecuación <strong>del</strong> léxico, lo debe eso<br />

complementarse con una mucho más necesaria adecuación orgánica<br />

para enfrentar sin riesgos el dúo humedad - calor'? No, y aquí<br />

está lo interesante.<br />

El observador más profano puede ser en tal región ecuatorial<br />

partícipe de la cronométrica regulación mutua que temperatura<br />

y humedad se imponen. Lo siguiente parecerá perogrullesco, pero<br />

estando en tales bajas latitudes es que recién uno se da cuenta<br />

-57-


de lo que es tenerla bola solar en pleno zenit, y cuanta diferencia<br />

hª,yde tales 90 9 a los 78 9 de elevación en el "erano uruguayo.<br />

y sin embargo mientra por carta se nos relataban desde<br />

Montevideo hazañas termométricas de 409 y más, aquello nuestro<br />

nunca pasó de 309.<br />

El gran problema es la perpendicularidad y con ella la desmesurada<br />

concentración calórica; ella determina ese lapso de la<br />

hora 11 a las 15 en que todos los lugares trocan su vida por una<br />

mustia y abrumada subsistencia. Cansado y sudoroso balancear<br />

de hamacas en los navíos, comercios de duelo, perros empotrados<br />

en las aceras arboladas, brazos untuosos emergiendo de otrora<br />

impecables camisas y procediendo a rítmicos abanicamientos en<br />

los perezosos - porches.<br />

Pero el mismo trópico fluvial propicia las compensaciones; la<br />

evaporación alcanzó su máxímo, la dilatación <strong>del</strong> aire ahora húmedo<br />

trae ascensos y enfriamientos consecuentes, y la lluvia salva<br />

el amazónico de la modorra perpetua.<br />

De ahí que el color <strong>del</strong> cielo sea por antonomasia azul ceni­<br />

.cientoy la atmósfera pocas veces luminosa. Pero de eso al encapotamiento<br />

perpetuo con que se forja otra leyenda "a distancia"<br />

hay un buen trecho; el chaparrón puede ser eso por más de una<br />

hora, y dos, pero sucede la calma, y ahora habrá frescura, porque<br />

todo atardecer y no pocas mañanas traen consigo esas brisas que<br />

remontan el Amazonas y en especial el Negro.<br />

Son las mismas que crespan con tantas ondas simétricas los<br />

espejos azabaches y terroso <strong>del</strong> Negro y el Solimoes, y en la<br />

calma de las tardes amazónicas propician el espejismo de un<br />

trueque mágico de corrientes. .. o de márgenes.<br />

y en tanto el turista sufre más viendo transpirar al lugareño,<br />

sin querer convencerse nunca de que aquello es sanitario y<br />

desintoxica, que soportando en cuerpo propio alguna irregularidad.<br />

Sin embargo la leyenda de una nueva prédica climático - moral<br />

seguirá flotando en las conversaciones:<br />

-¿y no ha sentido nada? Bueno, es que se trata <strong>del</strong> invierno,<br />

porque en verano... si viera!<br />

VIDA<br />

Y MOVIMIENTO.<br />

De Huntington al peluquero <strong>del</strong> barrio todos pueden presumir<br />

que en tales zonas tórridas la apatía, lentitud y desgano son<br />

únicos reguladores de psiquismos, en tanto individualismo, hostilidad<br />

e improvisación redondearían el criterio sobre el comportamiento<br />

social.<br />

Son en el fondo las últimas aseveraciones <strong>del</strong> determinismo<br />

geográfico intransigente, de quienes creen que la Geografía vale<br />

sólo en cuanto influencia incontestable.<br />

Recorrido aquello, tienen en mí el mismo valor que esas otras<br />

afirmaciones <strong>del</strong> impacto climático en la estructura psicofísica <strong>del</strong><br />

-58-<br />

indio boliviano; y esa otra que matematiza de tal modo los climas<br />

y las reacciones subsiguientes que termina por <strong>del</strong>imitar como latitudes<br />

ideales para la vida y el rendimiento activo a las de 30 a<br />

35°, por su variabilidad (justo la zona <strong>del</strong> clima "burocrático" uruguayo).<br />

Ahí está la ciencia pura.<br />

En este sintético ensayo de interpretación •. nos proponemos<br />

invertir el análisis. Aún manteniendo la tesis inicial de que la<br />

Amazonia es lugar de predominio de lo geográfico sobre lo humano,<br />

y por tanto causa de fenómenos variados, aún así, entraremos<br />

a analizar antes tres de sus elementos consecuentes que creemos<br />

principales: su aislamiento, su cosmopolitismo, su desnutrición.<br />

De sus recíprocas relaciones, de sus diversos predominios, ha<br />

de <strong>del</strong>inearse la causal omnipresente: la causal geográfica.<br />

Su aislamiento.- Deriva de algo más que de esa distallcia de<br />

1600 kms. que van de Manaos al Atlántico; es algo más que el depender<br />

de navíos cada quince días;. es algo más que esa minir;:ez<br />

de 770 kms. de vías férreas y 3200 de carreteras para toda la reglOn.<br />

Su aislamiento es cronológico también, y ello porque en las<br />

etapas sucesivas de un Brasil en superación a través de ciclos económicos<br />

(caucho, azúcar, café, ¿ petróleo?), la Amazonia puso el<br />

empuje inicial, vivió su gloria y se quedó allí.<br />

Su cosmopolitismo es en el fondo eso, un gran aislamiento.<br />

Amazonia fue la zona de futuro promisorio, de riqueza fácil, <strong>del</strong><br />

inmiO"rante interno e internacional. Y hoy siguen estando y lleo"and~.<br />

v siO"ue dándose el irrefutable dato de que en la Amazonia<br />

~asi no'hayO amazonenses natos. En nuestro recuerdo personal estarán<br />

siempre el tendero griego, el bahiano ingeniero, el uruguayo<br />

curtidor de cocodrilos, el cearense buscado por <strong>del</strong>ito en sus pagos,<br />

el judío industrializador de goma y castaña, el pernambucano<br />

oficinista de correos, y algunos amigos más <strong>del</strong> azar.<br />

Formar con esas vidas una "nación amazónica" dentro de la<br />

nación brasileña es mucho más dificil que superar calor, paludismo<br />

y distancias. Más todavía si se piensa que son pocos y<br />

desnutridos.<br />

Su desnutrición sigue siendo en el fondo producto de su aislamiento<br />

v de su geografía, pero mucho más <strong>del</strong> hombre, socializante,<br />

ql~e allí no ha socializado. _<br />

Arroz v feijao no son sólo por costumbre el plato <strong>del</strong> pueblo<br />

sino por bdlsillo', pero es cosa de pensar hasta dónde llegará tal<br />

"popularidad" si su costo allá oscila entre $ 1.80 y $ 2.00 m/u<br />

cada kilo de cada producto (un bife con arroz en modesta fonda:<br />

$ 3.00 m/u), como irremediable consecuencia de la cadena: no<br />

~e planta, se encarga, se paga el flete, se demora. .<br />

Lo que parecía herejía con Josué de Castro y su GeografIa<br />

da fome es anenas simpatía compasiva cuando tras releer ahora<br />

los párr~fos de hambre amazónico uno choca como de Castro con<br />

la impotencia ante el latifundio interfluvial, el monocultivo expoliatorio,<br />

la pauperización de suelos, en fín, de que habiendo tan<br />

-59-


pocos para tanta tierra no haya dónde pensar en poner colonos<br />

nuevos en condiciones de vivir, o al menos de nutrirse mejor.<br />

y esa misma simpatía compasiva alcanza al propio Josué<br />

cuando termina por elogiar las propiedades nutritivas <strong>del</strong> como<br />

castanheiro y su aceite vitamínico.<br />

Si esa es la vida amazónica, inútil será buscarle un movimiento<br />

propio, un ritmo autónomo, pausado y no espasmódico. Su<br />

movimiento como hecho, su apa.tía, lentitud o desgano, serán tan<br />

geográficamente impuestos como en las plantaciones bananeras<br />

centroamericanas, en los yacimientos mineros andinos, en los salitrales<br />

desérticos, en los yerbatales, en las estancias criollas, en<br />

todos, de la Patagonia al trópico.<br />

~~>~<br />

;>':':;'3' ~ ~<br />

TRASLADOS Y PRISAS.<br />

Sin embargo, y pese a lo dicho, hay un movimiento autóctono<br />

en la zona, tan imprescindible como la naturaleza impone: la<br />

navegación fluvial.<br />

Ella es algo más que una arma contra el aislamiento (casi<br />

siempre la única, porque la escasez de vías férreas y carreteras<br />

se encarga de eliminar trenes y ómnibus, y para postergar la aviación<br />

hay buenas razones económicas) ; ella es algo más porque surge<br />

antes como forma de vida que como medio de transporte.<br />

Cualquier ruta selvática orillera a los ríos deja ver modestos<br />

palafitos que son otros tantos hogares de desperdigados caboclos;<br />

es la solución permanente ante la inundación, solución que ha de<br />

verse acompañada de la canoa plana, <strong>del</strong>gada y veloz, nexo ágil<br />

para el poblado cercano o el vecino de auxilio. Tal es su importancia<br />

que la única sensación de vida en las márgenes, tenida a<br />

nuestro paso, era el apresurado poner a salvo de tales canoas ante<br />

la resaca impetuosa que el navío sincronizaba contra las costas y<br />

contra esos rústicos "muelles" hogareños, a los minutos de su<br />

surcar.<br />

En una segunda forma de vida la canoa, ya no sola sino colectivizada,<br />

es el recurso básico en el trajinar urbano de los días<br />

de mercado, cuando todos los productos vienen a ofrecerse a los<br />

principales centros. Manaos es en esto también fiel receptor de<br />

las influencias fluviales de la zona. Alba y atardecer son horas<br />

propicias para uniformar el carraspeo incansable de decenas de<br />

lanchones a motor, cabeceras de obedientes columnas de diez,<br />

quince o más canoas, descubiertas o con abovedado techo de palma<br />

y paja al estilo indonesio, que enfilan o regresan, respectivamente,<br />

para o <strong>del</strong> mercado.<br />

Los lanchones tienen sus rumbos varios fijados y las columnas<br />

se forman paulatinamente, con el contratar de traslados seguros<br />

para trechos que a veces alcanzan sus buenos 30 kms. hasta<br />

destino.<br />

Pero hay más en Manaos mismo; aquí la fluvialidad es tan<br />

-60-<br />

4 - El acceso fluvial al n,ercado de Manaos. La canoa es recurso básico<br />

<strong>del</strong> trajinar diario en el comercio al menudeo.<br />

5 - Detalle de una de las casas flotantes en uno de los tantos igarapés<br />

que cruzan l\iIanaos. exhibiendo la fluvialidad como forma de vida.


6 - La "borracha desLumada" es ya aquí '·b212.~ha" p::Lta cJ er:1barque<br />

hacía los centros industrialízadores. Balone:; el:, "';0 a SD kgs. de peso,<br />

calados cual sandías para prevenir kilajes fraguados, COl-:1plementan<br />

con su vaho ahumado, los puertos <strong>del</strong> trópico.<br />

7 - El plantel de cabados -corpuler:tos y retacones- changadores.<br />

hace un alto, el1 Guajará-lVIirim para posar junto [l curiosos ejemplares<br />

de un ignorado país llamado <strong>Uruguay</strong>.<br />

una forma de vida que ni el mismo aliento de aldea grande que<br />

la urbe aporta es suficiente para impedir que cada igarápé (brazo<br />

de río) que la atraviesa, se haya convertido en un barrio flotante,<br />

no sólo de casas sobre pilotes, sino sobre troncos y maderas, cual<br />

jangadas sedentarias.<br />

Y, en fin, el mismo puerto es el monumento perenne a la<br />

fluvialidad, pero merece tratarse en especial más a<strong>del</strong>ante.<br />

Nos queda por plantear aquí la tercera forma de vida en los<br />

ríos amazónicos: la "navegación mayor", la de grandes movimientos<br />

interestaduales, el gran condicionante de las migraciones internas.<br />

Una compañía aérea brasileña apela en su díaría propaganda<br />

al slogan simpático de "flota bandeírante". Creemos que<br />

nunca podrá quítarse a la navegación fluvíal el doble título que<br />

Vianna Mogg hizo célebre en su enjundioso estudio histórico y<br />

que nos permitimos extender como acápite a nuestra experiencia<br />

vivida en los navíos de S.N.A.P.P. y <strong>del</strong> Loide Brasileiro: ella es<br />

"bandeirante y pioneira" a la vez.<br />

Lo fue en la época histórica <strong>del</strong> descubrir y primer afincar<br />

en la selva inexplorada, lo fue hace menos tiempo en el caprichoso<br />

trajinar de los vaticanos a paleta, lo es hoy día en que una poderosa<br />

flota de 52 navíos (de los cuales 4 modernos paquebotes holandeses)<br />

compone la citada compañía Servicio de Navegación<br />

Amazonia - Puerto Pará<br />

En estos navíos masas de población fluctúan entre Porto<br />

Velho y Manaos, entre ésta y Belem, en esas Terceras populares<br />

en que 200 hamacas penden cubiertas de popa, en la más variada<br />

comunión humana que pueda imaginarse, entre bolsas y valijas,<br />

gordos y esqueletos, loros y monitos, y un imparable amplificador<br />

de zambistas conterráneos.<br />

Así hicimos el trayecto Porto Velho - lVlanaos, 1400 kms. en<br />

cuatro días de navegación casi continua, así cumplimos el resto<br />

de lVIanaos a Belem, por otros tantos 500 cruzeiros, así pudimos<br />

conocer a un hombre excepcional en las lides fluviales para quien<br />

dejamos aquí escrito nuestra admiración y agradecido recuerdo:<br />

el Comandante don Benedito Correa Lobato, de la nave que ilustra<br />

el presente trabajo, nuestro querido Lobo D'Almada. Diecisiete<br />

años en tales ríos, en que sin cartas de profundidad, sin balizamientos,<br />

sin ostentosas demostraciones, cumple a diario el<br />

magisterio de "llevar a buen puerto".<br />

Es tan de conocimiento común el exaltar anchurosas virtudes<br />

en los ríos amazónicos que navegar en ellos parece cosa de<br />

niños, pero cuando se piensa en las oscilaciones imprevistas de<br />

nivel que obligan al navío a saltar de una a otra orilla, intuyendo<br />

más que sabiendo el posible embarrancar, cuando hay sectores <strong>del</strong><br />

bajo Amazonas en que se navega por canales tan angostos (paranás)<br />

en que la floresta de telón se pone al alcance juguetón<br />

<strong>del</strong> brazo <strong>del</strong> viajero de borda, cuando hay sectores numerosos en<br />

que el problema deja de ser el calado y es en cambio la eslora <strong>del</strong><br />

-61-


na.vío, que se verá en dificultades. para virar, cuando todo eso se<br />

salva sin radar, aveces hasta sin luces, sólo queda admiración<br />

y simpatía.<br />

Es la mejor forma de vida amazónica, es también su mejor<br />

expresión de movimiento.<br />

Por eso creemos algo más que costumbre el habitual despedir<br />

de los navíos en cada población, cualquiera sea la hora de<br />

partida o de paso, verdadero acto p"tíblico en que intervienen hasta<br />

los propios Gobernadores y buena parte de la población. Es en el<br />

fondo el simbólico y subconsciente homenaje al gran binomio auxiliar<br />

de la vida interior brasileña: ríos y navíos..<br />

Dicho lo cual, debe uno cuidarse bien de confundir tal movimiento<br />

con la prisa. Peter Fleming antes que nosotros señaló que<br />

quien va con prIsa a Brasil es infeliz (1) ; aislados en Porto Velho<br />

o en lVIanaos, como estuvimos nosotros, la infelicidad se traca fácilmente<br />

en angustia y en amargura cuando los tales navíos postergan<br />

sus arribos o sus partidas por días y hasta semanas -Carnaval<br />

o no por medio-, o prolongan sus cargas y descargas en<br />

Humaitá, Barba, Parintins, Santarém o cualquiera de sus escalas,<br />

ta'nto como la ocurrencia lo imponga.<br />

En ese sentido el consejo para turistas es completar su espíritu<br />

aventurero con ese otro requisito que la Amazonia implanta:<br />

viajar sin fechas estipuladas.<br />

LOS TURISTAS ANTE LOS HEROES.<br />

Lo dicho hasta ahora cabe en la descripción ordenada de cualquier<br />

turiste que visite la Amazonia. Desde el millonario caprichoso<br />

al estudiante encaprichado, pasando por esa otra categoría<br />

turística comparable al subjetivismo pictórico, que son en mi entender<br />

los "exploradores" actuales. Porque también ellos buscan descomponer<br />

su experiencia -en este caso la selva- olvidando su<br />

coordinación lógica, en un intento por superar una rutina meramente<br />

paisajística y crear interpretaciones personales <strong>del</strong> peligro,<br />

la caza, los salvajes.<br />

También ellos están fuera de época porque lo necesario para<br />

el cine, la píntura y la vida toda, no es descomponer con snobismo<br />

insatisfecho esa realidad sino re-crearla, hacerla ver de nuevo en<br />

la simple e infinita variedad de su conjunto normal.<br />

Hay quien puede ver en ellos -caso de los exploradores científicos-<br />

verdaderos héroes, pero nosotros, aun a riesgo de injustos,<br />

reservamos esa categoría para un imprescindible grupo humano<br />

de la Amazonia, de ella como de todas las regiones ten'estres<br />

de habitabilidad tardía. Ellos son los pioneros, los primeros<br />

comerciantes e industriales que llegaron a lo inhóspito de<br />

la selva.<br />

(1) P. Fleming: Aventura brasileña. Editorial Juventud. Barcelona.<br />

-62-<br />

Carlyle en "El culto de los héroes" decía: "La historia de<br />

lo que el hombre ha realizado en este mundo es en el fondo la<br />

historia de los grandes hombres que trabajaron entre nosotros.<br />

Estos fueron realmente capitanes, grandes capitanes, los que mo<strong>del</strong>aron<br />

la vida general, ejemplos vivos y, en sentido más amplio,<br />

creadores de todo cuanto la masa de los hombres ha procurado<br />

hacer o alcanzar".<br />

Carlyle limitaba sus categorías al héroe - dios, profeta, poeta,<br />

sacerdote, escritor, rey. Nuestro nuevo héroe debe ser ubicado en<br />

el caso de la Amazonia a fines de siglo y su auge no va más allá<br />

de la cuarta década <strong>del</strong> que corre; hoy, por inadaptación propia,<br />

incomprensión de cambio de época, se ha transformado en ·explotador,<br />

usurero y capitalista inescrupuloso.<br />

Tuvo el pionero económico algo de héroe profeta, porque fomentó<br />

empresas y las llevó a<strong>del</strong>ante o se hundió con ellas, pero<br />

ellas quedaron. Porque supo trasmitir un ideal de vida y riqueza,<br />

falso o no, en que ellos mismos confiaban, y arrastraron miles<br />

de personas en su esfuerzo, llegando a liquidarlas, pero los hijos<br />

y nietos quedaron.<br />

y cuando quisieron transformarse en "reyes", eso que todavía<br />

quieren ser ahora, apoltronados en las ciudades, en un matemático<br />

calcular ubano de ganancia fácil, entonces se eclipsan para<br />

siempre y están demás. Es la misma situación para el héroe - pionero<br />

que para los de Carlyle: la base de sustentación es la misma<br />

comunidad, incapacitada de pasar a ser realizadora, que descansa<br />

en ellos. Su debilitamiento y desaparición casi completa, consecuencia<br />

de la evolución societaria actual, a un paso de transformarse<br />

ella misma, toda, en dirigente.<br />

Uno de esos héroes es dueño, allá en lVIanaos, hoy, de la refinería<br />

de petróleo local, de las fábricas de castaña, de goma y<br />

de yute.<br />

Otro fue, por coincidencia, quien representa a <strong>Uruguay</strong> en<br />

la función consular en la lejana lVIanaos: don Juan Arduino, pionero<br />

de la industrialización <strong>del</strong> cocodrilo hace ya veinte años, que<br />

marcó un jalón brillante en la historia amazónica, y fomentó empresas,<br />

arriesgándose y cayendo con ellas muchas veces. Vayan<br />

los párrafos presentes no como comprometido agradecimiento a<br />

todo lo bueno que allá supo brindarnos, sino como reconocida admiración<br />

a su voluntad indomable, a su juvenil proyectar, a su<br />

adaptación a la época.<br />

Dijimos en nuestro diario de viaje: " ... entonces Arduino relata<br />

para nosotros todos los planes que alrededor de esa granja<br />

y de toda la zona próxima al Negro (ver foto 1) -una gran plataforma<br />

con vista encantadora- tiene ya orientados para los<br />

próximos años.<br />

"Lo principal: construir un gran hotel que justifique su ubicación,<br />

su vinculación con las grandes empresas de aviación, su<br />

futuro mismo con el auge petrolífero de la Amazonia. Un hotel<br />

-63-


que cuente con abastecimiento propio de carne, huevos, verduras,<br />

en esa misma granja; que posea un servicio de lanchas y helicópteros<br />

para conocer por y sobre la selva; con piscina y campos de<br />

juego; y bungalows para familias; que esté vinculado con unas<br />

buenas hectáreas de selva con sendas orientadoras, con animales<br />

para caza, en que los turistas comprendan por sí solos que hay diferencia<br />

entre pasear por el mundo y pasear por la Amazonia. En<br />

fin, para que se haga algo diferente y único en esta Amazonia<br />

para turistas que los turistas ni remotamente han conocido todavía.<br />

"Otra vez surgía ante nosotros el Arduino visionario, el mismo<br />

don Juan al que uno se honraba en conocer."<br />

Pero queda por decir algo de los otros héroes, los inadaptados.<br />

A eso vamos.<br />

BORRACHA Y CASTANHAS.<br />

Son las condecoraciones pasivas que penden en los uniformes<br />

civiles de los héroes de antaño, hoy comerciantes: el uniforme<br />

de su economía.<br />

Condecoraciones logradas en base a salarios mínimos, reventas<br />

forzadas, pésimas condiciones laborales, de varias generaciones<br />

de caboclos que trajeron su histórica esperanza de la riqueza<br />

fácil, breve etapa de un humano trashumar cauchero. Todavía<br />

están sus nietos.<br />

Todavía en cada puerto fluvial, todo a lo largo <strong>del</strong> 1VIadeira,<br />

pudimos cruzar entre centenares de balones parduzcos, calados<br />

cual sandías, de la bolacha desfumada (2) que se aproxima al río<br />

en busca de su venta y futura industrialización -fuera de Amazonia-.<br />

Todavía le queda a uno, arrumbado en cajón de escritorio,<br />

un trozo de aquellos corchos gomosos con su penetrante olor<br />

a arenque ahumado, y basta ejercitar la sensación olfativa para<br />

traer de prisa el recuerdo de aquellos pardos musculosos, seringueiros<br />

y changadores perpetuos, meros engranajes en la cadena<br />

sinfin de la economía destructiva. Destructiva de la naturaleza<br />

y de ellos mismos.<br />

Extractiva, según las estadísticas económicas de 1950, para<br />

un 37 «( de la población de Amazonia y un 46 % de la de Guaporé<br />

(hoy Rondonia). Casi la mitad de la población consumiéndose<br />

a sí misma en sering'a y castaña.<br />

Esta es la segunda tipicidad económica zonal. Los famosos<br />

cocos castanheiros con su media docena de frutos compactos se<br />

transforman en miles y miles de cajones de castaña recolectada<br />

pacientemente a mano, volcada una a una de canastones trenzados<br />

a las bodegas pacientes, de trópico, quebradas una a una<br />

( 2) Ver al respecto la acertada descripción de Ciro Bayo en sus "Viajes<br />

por lá América desconocida". Editorial Caro Raggio. Madrid,<br />

1927.<br />

-64-<br />

8 - Uno de los argumentos de Gourou: el motor Diesel fuera de borda<br />

impulsando a esa rústica lancha en cruce <strong>del</strong> Mamaré, impacto de<br />

la civilización material que la Amazonia incorpora sin defenderse.<br />

9 - El recordado navío Lobo D'Almada. Uno de los cuatro paquebotes<br />

holandeses, principales ejecutores de la movilidad interna en la<br />

Amazonia brasileña.


T ......hos r!artJ>ac/"...<br />

TI'I'l:.Q$ ft)...eoz


pero lo vimos nosotros como el más inmediato binomio económico<br />

de la futura grandeza de la cuenca amazónica.<br />

. Brasil busca su destino por sí como nación, y por interpósito<br />

gobIerno en cada una de sus Ullidades regionales.<br />

. El destino bras~leño mira hoy la Amawnia como su más promIsor<br />

futuro petrolIfero: el de la capitalización sin interferencia<br />

extranjera, el <strong>del</strong> ahorro de divisas. Ella -la Amazonia- se<br />

mira a sí misma como poseedora de su Petróleo, que posibilitará<br />

sus carreteras, su colonización planificada.<br />

En ambos casos suena orgulloso y firme un "o petróleo nosso"<br />

que surgió ante nosotros en Rondonia en la ruta <strong>del</strong> lVIadeira en<br />

la p:-o?ia lVIa~aos. El mismo ideal de p~sesión propia, ejemplo ~ara<br />

AmerIca Latma, que tomara formas un 3 de octubre de 1953<br />

cua;ndo la explotación,. refinación y transporte <strong>del</strong> petróleo y sus<br />

derIvados se monopolIzara por el estado brasileño en manos de<br />

PETROBRÁS.<br />

Orgulloso, por extensión <strong>del</strong> propio nacionalismo brasileño<br />

que vive esperanzado <strong>del</strong> cateo de ocho equipos geofísicos que<br />

centran sus esfuerzos alrededor de los dos pozos pioneros de Nova<br />

Olinda, hacia la desembocadura <strong>del</strong> lVIadeira.<br />

Firme, por necesidad, cuando las pirañas rondan las cercanías,<br />

negando empréstitos, dificultando los trabajos nacionales con<br />

obturación de tuberías (técnicos extranjeros mediante) difamando<br />

el intervencionismo estatal en tanto se defienden las refinerías<br />

particulares (ejemplo en lVIanaos, la propiedad particular <strong>del</strong><br />

"héroe" ya citado que industrializa lo venido desde Iquitos y especula<br />

sobre su refinación masiva futura en caso de que Nova<br />

Olinda brote).<br />

El que Brasil no ceje en sus esfuerzos no depende de extensión<br />

territorial ni riquezas, es puro espíritu, y en eso justamente<br />

el fervor nacionalista va a ser más útil que nunca. Su voluntad<br />

debe prolongarse hasta la etapa tercera. Ya han transcurrido la<br />

d: preparación y la de ejecución; de la estabilidad -pobreza, segun<br />

muchos- actual (61 millones de dólares de divisas economizadas<br />

en 1956), sólo habrá un paso a la transformación de Brasil<br />

en regulador de la economía petrolífera latinoamericana. Esta<br />

también ha transcurrido en dos actos de una tragicomedia: la de<br />

enajenación incondicional (Venezuela), la de enajenación condicionada<br />

(Bolivia). Brasil y Argentina son el escenario de la tercera<br />

representación; debe confiarse en que el teatro no sea de<br />

títeres, como hasta ahora.<br />

Y en tanto la Amazonia espera, pero se prepara, a<strong>del</strong>anta<br />

pasos, y de ellos uno fUe vivido muy de cerca por nosotros: la<br />

planificación de carreteras.<br />

Del gran proyecto vial que unirá cuatro ciudades <strong>del</strong> area suroccidental<br />

(ver lVIapa 1), lo puesto en práctica alcanza sólo a 40<br />

kms. de los 260 que unirán lVIanaos con Itacoatiara, sobre el Ama-<br />

-66-<br />

zonas, un camino que no busca la recta sino que se interna al<br />

Norte, más y más en plena selva.<br />

El plan básico es ese: explorar y colonizar. Explorar primero,<br />

porque allí nomás, a 30 kms. de la ciudad la selva es virgen y<br />

casi impenetrable, y ello justifica los dos años que llevó de trabajos<br />

el logro de esos 40 kms. Las dificultades comienzan con el<br />

desbravado de casi 30 metros de ancho, todo a lo largo de la dirección;<br />

un desmonte a machete,· hacha y fuego, sin máquinas,<br />

que recién aparecen en el apisonado y. alisado previos al uso de<br />

la terra rossa a amarella de base. Porque a medida que uno se<br />

interna éste es el color de.la tierra amazónica, un. ocre cIara que<br />

resalta bonito junto al verde limítrofe.<br />

Y la zona no es llana: hay ondulaciones que quedan justo en<br />

el medio de la ruta y que deben abrirse por su centro, y pueden<br />

seguir a ello hendiduras que carcomen el camino, y deben cubrirse<br />

con lo quitado antes. Así quedan verdaderos valles entre laderas<br />

altas de tierra afirmada y lagos rellenos de esa misma tierra.<br />

Y en todos lados, a pocos metros, la selva que crece y recrece<br />

ante el desgarrón, y quiere vengarse, y se encima nuevamente<br />

con sus pequeños brotas y ha de ser otra vez frenada en su procrear<br />

de el metros el primer año.<br />

Llegamos al fin mismo de los 40 kms. cuando el camino se<br />

postergaba, solitario y expectante ante el muro vegetal. Allí tuvimos<br />

nosotros, kilómetros más adentro, nuestro contacto simbólico<br />

con la selva no hollada. Esa emotiva inmersión de cabeza,<br />

torso y pantorrillas en arbustos y lianas, mariposas y telarañas,<br />

y toda la selva en sí que busca, silenciosa, un sol allá arriba,veinticinco<br />

metros sobre nuestras cabezas, o lo recoge en tenues rayos<br />

polvorientos, los mismos rayos de cuentos de hadas, desde el propio<br />

suelo. Al salir sólo resta el pensamiento de cuánto va a tener<br />

que machacar Brasil para hacer realidad su futuro.<br />

Y es entonces que uno anhela que el petróleo amazónico se haga<br />

realidad de una buena vez, para fomentar rutas y pueblos, y agricultores<br />

sedentarios herederos de su selva.<br />

lVIANAOS, EJE DEL DEVENIR AlVIAZONENSE.<br />

Hay ciudades predestinadas por la geografía y por la historia.<br />

lVIanaos es una de ellas. Hubo más que estrategia geográfica<br />

cuando fue transformada en villa, allá por junio de 1833, desplazando<br />

el nuevo nombre al tradicional de la aldea: Barra do Río<br />

Negro, antiguo fuerte que existía ya desde 1669.<br />

Hubo más porque desde la independencia, la zona <strong>del</strong> Alto<br />

Amazonas aspiraba a la categoría de Provincia. Avance militar<br />

desde Pará v defensa en barricada de los pobladores de Río Negro<br />

matizar~n aquella época, quizás la de más auténtico sabor<br />

amazonense.<br />

-67-


y lo de Pro"incia llegó en 1852. Pero desde ahí, quizás hasta<br />

la época <strong>del</strong> gran auge lo que entró en discusión fue elnómbre<br />

MANAUS, de una guerrera tribu indígenas ya extinguida "con<br />

que nombraron un aglomerado de cabañas y habitaciones sin orden<br />

y sin arte", y, para colmo de males -acá el reproche- con<br />

su dicción cercana a la soñada Manoa y El Dorado. (4)<br />

Mas lo que fue entonces mesura hubo de transformarse en<br />

paradoja: Manaos sustituyó a Manoa en el ideal de riqueza fácil,<br />

de vida opulenta, de urbe moderna y populosa, de centro receptor<br />

de arte y cultura mundiales.<br />

Se orillaba el 900 y el auge cauchero que convertía a Brasil<br />

en el casi exclusivo productor mundial llevó la cifra a las 37.000<br />

toneladas -nunca más alcanzada- y la población a más de 100.000<br />

habitantes. No es accidental la aparición como gobernador de don<br />

Eduardo Ribeiro, un estadista con mentalidad planificadora.<br />

Jobim resume su obra así: "Aterraram-se igarapés murmurosos,<br />

drenaram-se pantanos, aplainaram-se baixadas, lan(faram-se<br />

pontes sobre os sulcos dos riachos, levantaram-se monumentos como<br />

o Teatro Amazonas e o Palácio da Justica. Dotaram-se as ruas<br />

de trilhos de carros eléctricos. Os transatlá'nticos chegavam pejados<br />

de mercadorias dos portos de Europa e da América do<br />

Norte". (5)<br />

Lo que Ribeiro hizo lo vimos nosotros, meros turistas, tal<br />

cual, sesenta años después. Y hay admiración y pesadumbre hoy<br />

al redescubrir el pasado brillante.<br />

"Manaus sentiu o fremito da riqueza, que se exibia nos cafés,<br />

nos botequins, nos bailes, nos teatros, nas igrejas, nos carruagens,<br />

na indumentária, nas joias, no Carnaval esplendoroso, em que as<br />

fantasias vinham importadas diretamente de Paris." (6)<br />

Hoy sólo se espera. Hay vida sí en Manaos, pero es la vida<br />

de una ciudad fantasma; de los mismos puentes, las mismas plazas,<br />

el mismo Teatro, los mismos elogios que se prolongan como<br />

actuales de década en década, que la mente popular no relativiza<br />

a la época y al restante Brasil de avasallante impulso.<br />

y entonces la ilusión hurga tras nuevos milagros. Durante<br />

nuestra estada alcanzaban diez frases para que "nosso petroleo",<br />

el ya referido petróleo de Nova Olinda, brotase de los sedimentos<br />

espirituales de aquel mar de idílico pasado, mucho antes que desde<br />

las mismas perforaciones.<br />

Pero pese a ello, Manaos - ciudad no abandona su telón de<br />

río, su puerto flotante, sus igarapés preñados de pueblo, su apa-<br />

( 4) De Anisio Jobim: Aspectos Sócio - Geográficos do Amazonas. S.<br />

Cardozo y Cía. Editores. Manaus, 1950. Pág. 121.<br />

(5) y (6) Obra citada. Pág. 172.<br />

- 68-<br />

10 _ El Teatro Amazonas sigue mostrándose a cada visitante como una<br />

maravilla que es y no como 1::l gloria que refleja de la década<br />

brillante. pdmera <strong>del</strong> 900.


.; ":'.. ::/:;:-::::.;..:..... :: ..: .. :.;.....<br />

11 - El puerto flotante de Manaos. En primer plano, hacia la izq., los<br />

caminos enmaderados paralelos -puente de unión-; hacia la der.,<br />

sin verse. tierra firme. Al fondo. en cruz con el carril central:<br />

muelle pÍíncipal de atraque. A la der. al fondo. segundo muelle<br />

flotant.'). más pequeño. exc1usivamE::1te para carga. (Foto La Favorita.<br />

Manaos).<br />

cible tristeza de crepúsculo tropical. Una tristeza que la infinita<br />

intuición de Euclides da Cunha marcara ya por 1905 cuando veía<br />

en su nombre "una onomatopeya complicada y siniestra, hecha<br />

<strong>del</strong> sonido melancólico y de la tristeza invencible <strong>del</strong> salvaje".<br />

Sí, hay tristeza en una fluvialidad como forma de vida que<br />

ya mencionáramos. Su puerto es el tácito reconocimiento de que<br />

a la naturaleza le resbalan las épocas de gloria humana. Se atraca<br />

contra un muelle aparentemente fijo, con sus buenos tres centenares<br />

de metros de extensión, en escuadra, con barracones apreciables,<br />

y ancho de media cuadra. Lo recubre una gruesa capa de<br />

portland, pero si uno asoma al borde lo ve proyectarse sobre enormes<br />

toneles, cinco veces los de nafta, con la misma negrura <strong>del</strong> río.<br />

y a su vez, de tal muelle a tierra firme -a 150 ó 200 metros<br />

de allí- corren dos caminos enmaderados, paralelos, y un carril<br />

central para zorras de carga, también colocado sobre flotadores.<br />

De ahí que aunque las aguas suban metros y metros, esa gran<br />

escala flotante acompañe: por un lado -el externo- al muelle<br />

de embarque y a la línea de amarre de los navíos, y por el otro<br />

-el interno- al frente de los depósitos costeros. Menos agua trae<br />

el río, más inclinado ese puente de unión; más agua trae (piénsese<br />

en desniveles de hasta 18 metros), más horizontal la unión<br />

entre tierra firme y el muelle.<br />

Crecientes y sequías han de sucederse y no 5ólo el puerto oscilará<br />

con la naturaleza; también cada casa flotante de cada igarapé<br />

de los barrios populares de Sáo Haimundo, dos Educandos,<br />

<strong>del</strong> barrio <strong>del</strong> Mercado. Eso, barrios y barrios enteros que son ya<br />

más que palafitos, porque desde almacén y tienda hasta luz eléctrica,<br />

todo va entre endebles escalas de madera que comunican<br />

casa con casa, rancho con rancho, sobre el agua, ya maloliente,<br />

ya tumultuosa.<br />

Cantegriles fluviales, interminable presentación ciudadana de<br />

los rurales no incorporados, veteranos o <strong>nov</strong>icios en el contacto<br />

con la ansiada Manaos, que los recibe y aloja sin exigencias ni<br />

aportes, sin impuestos ni trabajos, en el mismo río que los trajo<br />

hacia ella.<br />

Manaos fue sede de los héroes amazonenses <strong>del</strong> pasado, fue<br />

y será siempre sede de los turistas que husmeen la selva desde<br />

su simbólica confluencia de tan dignos gigantes fluviales, y lo que<br />

es mejor, deberá ser centro de lo que el futuro incierto y la voluntad<br />

cierta de los brasileños depare a su "Tahuantisuyu"<br />

amazónico.<br />

DE LA AMAZONIA TRADICIONAL A LA LEGAL.<br />

Brasil, como institución se ha percatado ya, también, de que<br />

terminó para la cuenca amazónica el período de los héroes, de los<br />

exploradores curiosos y de los comerciantes saltimbanquis.<br />

Lo expresó claramente en 1953 cuando la recién constituída<br />

12 - Los barrios flotantes. lo más simpático y típico de Manaos, ciudad<br />

que parece paralizada en una etapa de su devenir hi~tórico.<br />

-69-


V~L1o:rizacílón Económica de la Ama­<br />

"A Amazonia brasileira, para<br />

e execucáo do Plano definido<br />

compreendida pelos Estados do Pará<br />

territorios federais do Acre, Amapá, Guae<br />

Rio Branco, a ainda a parte do Estado<br />

~-_.. - a norte do paralelo de 16°, a do Estado de Goiás<br />

do paralelo de 13° e a do lVIaranháo a oeste do meridiano<br />

44°". (7) -<br />

En lo formal: 5 :030.000 kilómetros cuadrados y 3 :550.000 habitantes,<br />

apenas una densidad de 0,7 habitantes por kilómetro<br />

cuadrado.<br />

En lo material: incorporar a la vida activa nada menos que<br />

a las dos terceras partes de Brasil, no en base a la actividad aislada<br />

de desbravadores Y seringueiros, sino como un esfuerzo nacional<br />

para "a) asegurar la ocupación territorial de la Amazonia<br />

en un sentido brasileño; b) constituir en la Amazona una<br />

sociedad económicamente estable y progresista y que sea capaz<br />

de proveer, con sus propios recursos, a la ejecución. de sus tareas<br />

sociales; c) desarrollar la Amazonia en un sentldo paralelo y<br />

complementario al de la economía brasileña". (8).<br />

Hasta puede injertarse un manojo de saudades ante el ~ecuerdo<br />

de toda aquella vida tradicional que palpamos como turIStas;<br />

también el Amazonas, concubino de la aventura, ha legalizado<br />

su unión con el futuro.<br />

Pero es de confiar en la prolongación de su milagro. Prolon­<br />

O"ado va en la misma Planificación en un margen de veinte años,<br />

hasta' entonces la Amazonia estará presentándose como ejemplo.<br />

Ejemplo aventurero para la actual juventud de vei~1te años, ejemplo<br />

geográfico para los docentes que la formen, eJ.emplo humano<br />

para los que sienten Latinoamérica como un co~tmente.nuestro,<br />

no ya para turistas ni héroes, nacionales o foraneos, smo para<br />

latinoamericanos.<br />

Hasta entonces decimos con Ferreira Reis: "el área a recuperar<br />

representa dos tercios de Brasil. Cons~ituye un desiert.o. Lo<br />

que estamos iniciando busca v:n.cer el desIert.o, creando vIda y<br />

asegurando al hombre las concl!cIOnes a que tIel:e ~er:c~,o como<br />

fuerza creadora y no como mero ornamento palsaJIstlco . (9).,<br />

Para entonces, con la nueva generación, que somos tam,b:en<br />

nosotros, la Amazonia podrá ser espejo de la realidad de Amenca<br />

Latina.<br />

(7 )<br />

(8)<br />

(9)<br />

De Arthur Ferreira Reis: Aspectos sociais da valorizac;ao de Amazonia.<br />

Instituto Joaquim Nabuco de Pesquisas Sociais. Recife. 1955.<br />

Pág.8.<br />

Idem. Idem. Pág. 18.<br />

Trabajo citado. Pág. 22.<br />

-70.-<br />

DE LA AMAZONIA EN -AMERICA LATINA.<br />

Gourou sindicó dos grupos de obstáculos principales por los<br />

que Amazonia no ha pasado todavía de promesa: los materiales<br />

y los psicológicos.<br />

Entre los primeros: el régimen de propietarios latifundiarios,<br />

inexistencia de recursos minerales, falta de energía hidroeléctrica,<br />

ausencia en la región de técnicos y capitales, real mediocridad<br />

éconómica de las florestas, mala organización <strong>del</strong> comercio y los<br />

sistemas de crédito, distancias excesivamente grandes.<br />

Entre los psicológicos, en especial, la ilusión de riquezas ilimitadas,<br />

que Gourou ve como "el medio más seguro de mantener<br />

la Amazonia mal aprovechada y los amazonenses pobres". (10)<br />

Ese complejo de la riqueza y el temor se ha fomentado desde<br />

largo tiempo atrás: en parte por el propio desconocimiento económico<br />

- social de la zona, en parte por organizada y eficiente<br />

mala fe.<br />

En lo económico, sosteniéndose sistemáticamente, por ejemplo,<br />

que la inundabilidad <strong>del</strong> valle interior fomenta el rápido empobrecimiento<br />

de las tierras y liquida sus posibilidades agrícolas.<br />

C. F. lVIarbut y C. B. lVIanifold, citados por Osborn, demostraron<br />

ya en 1952 que apenas el 3 ó 4 5; de ese interior se halla sujeto<br />

a inundaciones anuales. Y que de tales tierras inundadas restan<br />

26.000 kms." de tierras disponibles. (11)<br />

En lo social: afirmándose, por ejemplo, la carencia absoluta<br />

de población: un verdadero desierto. Sobre el punto pensamos,<br />

en la línea de Charles Kellog (12) que la Amazonia es un caso<br />

típico de superpoblación rural, y, por tanto, condicionante directo<br />

de ineficacia agrícola. Y lo es si se piensa que 10.000 individuos<br />

tienen el 91 % de la superficie apropiada para agricultura; que<br />

de las propiedades situadas junto al río -ya totalmente enajenadas<br />

a particulares- 81 son latifundios <strong>del</strong> que son propietarios<br />

un 4 de la población total; y en fin, de que el 60 % de<br />

la población no tiene tierra alguna. (13)<br />

Si se valora la tierra disponible para ellos, no cabe ningún<br />

argumento para discutir la superpoblación.<br />

En cuanto a la mala fe: la Amazonia es una típica zona más<br />

de las que América Latina ofrece para las naciones superindustrializadas<br />

y capitalismos anexos, en cuanto suministradora perpetua<br />

de materia prima a bajo costo. Hasta tanto ella no deje de<br />

(10)<br />

(11)<br />

(12)<br />

(13)<br />

Trabajo citado. Pág. 64 y 66.<br />

F. Osborn. Los límites de la tierra. Fondo de Cultura Económica.<br />

México, 1956. Pág. 124.<br />

Charles Kellog. Alimento, suelo y población. Series de la UNES­<br />

CO. Edit. Sudamericana. Buenos Aires, 1951. Pág. 65.<br />

Idem. Idem. Págs. 131 y<br />

sgts.<br />

- 71-


ser un mero esquema económico determinante' <strong>del</strong> valor renta:, y<br />

se transforme en cuadro orgánico o determinante <strong>del</strong> valor trabajo,<br />

los planes no irán a<strong>del</strong>ante.<br />

Vista desde la dimensión mundial Amazonia, con bastante<br />

más <strong>del</strong> 50?; de los 585 millones de hectáreas de suelos tropicales<br />

aprovechables para las generaciones venideras, es una promesa<br />

de abundancia.<br />

"Pero -dice Kellog- el problema no será resuelto con sentimientos.<br />

Ni con gritos. Cada uno de nosotros debe buscar una<br />

visión serena y objetiva <strong>del</strong> problema. Cada uno de nosotros debe<br />

contribuir con sus propias ideas y su propio trabajo. Nadie puede<br />

ver todo el problema con claridad. No es bastante ni siquiera la<br />

tolerancia respecto a las opiniones de los demás. Debemos elevarnos<br />

por encima ele la tolerancia hasta esa otra virtud más alta<br />

que es la estimación." (14)<br />

Yeso le hace falta y pronto a América Latina: la propia<br />

estimación.<br />

La experimentación agraria o mineral como mera creación de<br />

reservas, no atiende la propia estimación de América Latina. Su<br />

población, que va camino de ser la de crecimiento más vertiginoso<br />

<strong>del</strong> planeta, exige ser reserva de sí misma.<br />

Los planes de valorización, los cateos, la industrializaci6n eí¡<br />

sí, deben ser ensayados con proyección latinoamericana.<br />

Ojalá que este trabajo ayude a recordar tal cosa a los engañados<br />

de fuera y de dentro, encargados de preparar la generación<br />

latinoamericana autónoma.<br />

Ojalá también que este trabajo contribuya a la comprenSlOn<br />

simpática de aquel sencíllo candor tropical que la Amazonia nos<br />

hizo vivir.<br />

_ .... ,.... L::'\o\1 r~ il1ler'"t'\eX.1 0."1 etl ..<br />

.....113 1¡"\'l.lt~':'I1~~rJ.:'¡ dQ.E~td~~1<br />

1 T.¡ar .... ¡!-orio~")<br />

.'d.+~+ Li~irot (j~('"íClndL dE.1a<br />

(\"'''N~; •. l~1 k (,·1-1153<br />

e.S


YACIMIENTOS PALEOLíTICOS<br />

EN BOLIVIA<br />

Dick !barra Grasso<br />

Director <strong>del</strong> Museo Arqueológico<br />

Uuiversidad Mayor de San Simón,<br />

Cochabamba, Bolivia.<br />

ANTECEDENTES.<br />

La existencia de restos paleolíticos (artefactos de piedra propios<br />

<strong>del</strong> hombre primitivo) es de comprobación muy reciente.<br />

Hasta hace poco tiempo se creía que el primer hombre que pisó<br />

el suelo de nuestro continente, proveniente de tierras siberianas<br />

por el estrecho de Behring, era ya correspondiente al periodo más<br />

reciente llamado Neolítico. Aún hoy muchos autores repugnan de<br />

usar el término Paleolítico, y usan entonces su equivalente de<br />

"pre - cerámico".<br />

Los hallazgos de material, y yacimiento con frecuencia, paleolítico<br />

o pre - cerámicos realizados hasta el momento en el suelo<br />

americano lo han sido en forma principal en los Estados Unidos,<br />

donde han aparecido las culturas de la Cueva de Sandia, Folsom<br />

y Yuma, además de otras menores. Luego en México, como el famoso<br />

hombre de Tepexpan. En América <strong>del</strong> .sur los hallazgos han<br />

sido más escasos, correspondiendo en el Brasil el llamado Hombre<br />

de Lagoa Santa y otros en la Argentina, pdncipalmente en la<br />

Patagonia.<br />

La antigüedad es variable. Para las puntas de la Cueva de<br />

Sandia el Carbono 14 ha dado "más de 26.000 años"; para las<br />

puntas Folsom cerca de diez mil años, y poco menos para las<br />

puntas Yuma. Al Hombre de Tepexpán también se le calculan unos<br />

diez mil años. Los hallazgos suramericanos son más discutidos,<br />

pero algunos hallazgos de la Patagonia se ubican en cerca de diez<br />

mil "años, incluso comprobados por medio <strong>del</strong> Carbono 14.<br />

En la Argentina central y <strong>del</strong> Noroeste se encuentran también<br />

unas puntas de tipo paleolítico, descubiertas hace poco por<br />

el Dr. Rex González (semejantes a las "hojas de sauce" <strong>del</strong> Solutrense<br />

de Francia), y a las cuales se les ha calculado unos cinco<br />

a seis mil años de antigüedad. Ellas son importantes en lo que<br />

vamos a tratar.<br />

-75-


Hasta fines de 1953 no se tenía ninguna noticia de hallazgos<br />

arqueológicos realizados en Bolivia que pudiesen corresponder a<br />

la época paleolítica, no obstante de que la presencia de objetos<br />

correspondientes a ese período en la Argentina, demostraba de<br />

antemano que tenía que haberlos, ya que para llegar aquí los<br />

pueblos que los hicieron forzosamente habrían tenido que pasar<br />

.por el territorio boliviano.<br />

A mediados de 1953 se publicó, en la revista Runa, Archivo<br />

para las ciencias <strong>del</strong> Hombre, de Buenos Aires, un artículo <strong>del</strong><br />

Dr. Rex González sobre las puntas <strong>del</strong> centro de la Argentina, a<br />

las cuales llamaba de "Ayampitín", y en el cual trataba que las<br />

mismas se habían extendido por todo el Noroeste argentino, o<br />

sea que habían sido encontradas en regiones inmediatas a la frontera<br />

con Bolivia. Con esa noticia decidimos buscarlas en Bolivia.<br />

Nuestra búsqueda no se dirigió, al principio, al mismo terreno,<br />

sino que las buscamos en los museos y colecciones arqueológicas<br />

particulares, donde no tardaron en aparecer, exactamente<br />

iguales a las de la Argentina. Las mismas no habían llamado la<br />

atención hasta el momento y no se las consideraba muy antiguas.<br />

EL HALLAZGO DE YISCACHANI<br />

Por los datos de procedencia de algunas de estas puntas,<br />

existentes en el museo particular <strong>del</strong> Coronel F. Diez de lVIedina,<br />

en La Paz, nos dirigimos a la localidad de Viscachani, sita a mitad<br />

de camino entre las ciudades de La Paz y Oruro, provincia<br />

de Sica - Sica, y a poca distancia <strong>del</strong> ferrocarril. Allá encontramos<br />

un yacimiento verdaderamente extraordinario, sin duda uno de<br />

los mayores de América por el número de las piezas halladas. Se<br />

encuentra sobre lo que ha sido la orilla de un antiguo lago glacial,<br />

hoy completamente desecado.<br />

Hallamos, en tres excursiones que hicimos allí, nueve mil<br />

puntas de piedra, comprendiendo puntas de dardo de varias clases,<br />

muelas de metates, raspadores, etc. Los hallazgos han sido<br />

completamente superficiales y realizados sobre una extensión de<br />

unas diez hectáreas. El terreno se halla arado y esto y la erosión<br />

han destruido toda la estratigrafía, que debió existir originariamente.<br />

La arada <strong>del</strong> terreno debió comenzar en época antigua, ya<br />

que se encontraron algunos fragmentos de cerámica incaica sy algunas<br />

hoj as de las azadas de piedra utilizadas en un antiguo cultivo.<br />

La variedad de las puntas halladas es extraordinaria, y corresponden<br />

a varios tipos muy distintos.<br />

LA PRIlVIERA CULTURA DE YISCACHANI.<br />

No menos de cuatro tipos distintos de puntas de piedra, que<br />

corresponden al menos a dos grandes períodos culturales distintos,<br />

-76-<br />

1 - Hachitas de mano de VL;c:lcllani. que posiblemente .rel'l'C3entan la<br />

cultura <strong>del</strong> hombre americar:o de hace 50.000 años.<br />

2 -- Puntas de jabalina en forma de "hojas de sauce". halladas en Visc2.chani<br />

y exactamente iguales a las encontradas en Ayampitin.<br />

Córdoba.


han aparecido entre las nueve mil puntas de Viscachani.<br />

El tipo más interesante es extraño hallarlo en América <strong>del</strong><br />

Sur. Se trata de unas pocas de ellas, en su mayoría rotas, que en<br />

forma corresponden exactamente a las puntas Sandía de Nuevo<br />

México, con la base escotada hacia un lado. No obstante ser pocas,<br />

en su técnica de estar hechas corresponden a otro tipo de puntas,<br />

muy toscas y lanceoladas, que viene a ser cerca de la mitad de<br />

las puntas halladas en Viscachani. Junto también se hallaban una<br />

serie de hachas de mano, grandes y pequeñas. Por la factura técnica<br />

de construcción de estas piezas, todas ellas forman en conjunto<br />

la cultura más antigua <strong>del</strong> yacimiento, y la hemos denominado<br />

Viscachanense.<br />

Las puntas de tipo Ayampitín son casi tan abundantes como<br />

las <strong>del</strong> Viscachanense, y entre ellas se presentan los mismos variados<br />

tipos que aparecen en la Argentina. Los otros dos, o acaso<br />

más, tipos que hemos citado parecen corresponder a formas más<br />

recientes. Incluso hay algunas puntas de flecha muy pequeñas, ya<br />

propias de pueblos agricultores.<br />

EL ORIGEN DEL VISCACHANENSE.<br />

3 - Puntas líticas semejantes a las llamadas ountas de Sandía, de Nuevo<br />

México. halladas en Viscachani.<br />

Ya dijimos que no hay estratigrafía, y consecuentemente no<br />

se puede tratar la antigüedad de estas piezas sino por comparaciones.<br />

La antigüedad <strong>del</strong> Ayampitinense parece que puede darse sin<br />

mayores dificultades, mediante la directa comparación con las piezas<br />

argentinas. No así la <strong>del</strong> Viscachanense.<br />

Hay dos puntas aisladas entre las que hemos encontrado, desgraciadamente<br />

rotas, quedando sólo la mitad inferior. En un costado<br />

presentan un canal que corresponde exactamente al mismo<br />

detalle de las puntas Folsom.<br />

Con esto, y con la semejanza dicha con las puntas Sandía,<br />

parece presentarse una relación bastante directa con los hallazgos<br />

hechos en los Estados Unidos. El hecho se confirma más por<br />

ser dos los tipos de puntas que tienen sus símilares allá.<br />

La cultura de la Cueva de Sandía tiene más de 26.000 años de<br />

antigüedad y es anterior, por tanto, al último avance <strong>del</strong> Glacial,<br />

el cual acaso puede haber sido el motor que puso en movimiento<br />

a esos antiguos cazadores para que emigrasen hacia el Sur, llegando<br />

así a Bolivia.<br />

Pero aún hay más. Junto a las puntas Sandía no han aparecido<br />

hachas de mano, las cuales deben ser más antiguas, y correspondientes<br />

a un verdadero Paleolítico inferior americano, cuya primera<br />

entrada al continente puede remontarse a los comienzos <strong>del</strong><br />

último Glacial, o sea más de 50.000 años. Su presencia en Bolivia,<br />

en todo caso, tiene que ser posterior a esa fecha, y la consideramos<br />

de alrededor de 20.000 años.<br />

-77-


material paleolítico se han precipitado deshallazgo<br />

de Viscachani. En la localidad de Qui~a-~uila,<br />

deoa:rta,m 1<br />

en1co de Chuquisaca, hemos hallado otro gran yacImIento,<br />

en se encuentran principalmente esquirlas o sea fra~mentos<br />

dejados por la construcción de las puntas; las punta~ mIs:nas<br />

se parecen algo a las de Ayampitín pero son un poco mas chIc~s<br />

y hechas en obsidiana negra. En 1VIaragua, a. c~atro leguas hacIa<br />

el Norte de Quila-quila, hay un enorme yacImIento de este material.<br />

En 1VIojocoya, también en el departamento de Chuquisaca,.:u·<br />

contramos una cueva con manos pintadas, como las <strong>del</strong> Aurmaciense<br />

europeo y que también existen iguales en la Patagonia, donde<br />

se les calcula una antigüedad de unos diez mil años.<br />

Existen además, en varios museos y colecciones, otras puntas,<br />

sobre todo de tipo Ayampitín y algunas <strong>del</strong> Viscachanen~e,<br />

provenientes de varias localidades <strong>del</strong> país, que demuestran la eXIStencia<br />

de otros yacimientos importantes. .<br />

Creemos que estos descubrimientos inic~an solam~n~e un~ Importante<br />

etapa <strong>del</strong> estudio <strong>del</strong> pasado amerIcano. BolIVIa, e :ndudablemente<br />

Perú, Ecuador, etc., deben presentarnos otra serIe de<br />

vacimientos semejantes, alguno o algunos de los cuales han .de<br />

~onservar su estratigrafía, que ha de servir para aclarar meJor<br />

la antigüedad de estas culturas.<br />

~~<br />

---e-----.:.-L~"':<br />

(") Dirección postal <strong>del</strong> autor: Museo Arqueológico. Universidad Mayor<br />

de San Simón. Cochabamba.<br />

-78--<br />

DOS ETAPAS DE LA BIBLIOGRAFIA<br />

CIENTIFICA DE LA<br />

BANDA<br />

ORIENTAL<br />

- 79-<br />

Arbelio Ramírez<br />

Del Archivo General de la Nació!!<br />

La posibilidad de determinar la orientación <strong>del</strong> pensamiento<br />

científico de un núcleo social a través de las obras que estuvieroh<br />

a su alcance, es realmente imposible, si no está determinado el he·<br />

cho de que esas obras fueron leídas y de que sus proposiciones<br />

fueron acatadas como regla. Nosotros, aparte de algunos casos concretos<br />

no podemos afirmar que todas las obras que citamos como<br />

existentes en nuestro medio, fueron leídas por sus poseedores o<br />

por aquellos que las pudieron tener a su alcance.<br />

Sin embargo, podemos arriesgarnos, con un margen muy pequeño<br />

de posibilidades en contra, a inferir que la escasez de libros,<br />

según los pocos relatorios que nos han quedado, hizo que su difusión<br />

entre el público lector fuese muy amplia.<br />

Ello determina la necesidad de considerar en forma breve la<br />

actividad <strong>del</strong> propietario y la función de la institución que las<br />

poseía.<br />

Si volcamos nuestra atención sobre un hecho que conmovió<br />

el ambiente <strong>del</strong> 1VIontevideo colonial y que repercutió sensiblemente<br />

en su vida cultural, nos podemos hacer una idea de cómo estaba<br />

representado el pensamiento científico y filosófico de 1763. Nos<br />

referimos al extrañamiento de los jesuitas y a la confiscación de<br />

sus bienes. Como resultado de ello nos ha quedado una extensa lista<br />

de obras cuyo examen en detalle no aportaría, para este tema,<br />

nada de interés, pero que tomado en general nos marca una etapa<br />

primaria interesante, para apreciar la evolución de las cuatro próximas<br />

décadas.<br />

La biblioteca de los jesuitas ha sido subestimada hasta elmo:"<br />

mento y su análisis valorativo, ha mostrado el aspecto primario de<br />

su cantidad y como expresión.general de cultura de la Orden mencionada.<br />

Pero entendemos qué es necesaria una. revisión' a. fondo<br />

para estimarla en su justa medida, pues ella es una clara expre.:<br />

sión de la tendencia <strong>del</strong> pensamiento jesuítico que se filtró poderosamente<br />

en las ideas de la época colonial.<br />

,La entidad de las obras que encontramos en ella, no despierta<br />

la idea de una evolución en el pensamiento filosófico que .tiene


esta orden religiosa. El Rio de la<br />

estos años, está salvaguardado <strong>del</strong> emla<br />

<strong>del</strong> Caribe y en menor grado la <strong>del</strong> Patodo<br />

un movimiento re<strong>nov</strong>ador en lo filosófico y religioso<br />

que el viejo mundo trataba de desarrollar.<br />

No encontramos por ejemplo la corriente herética que golpea<br />

desde los primeros días de la conquista las puertas de la América,<br />

Central, introduciendo libros editados en lugares fuera de España,<br />

entre los que cabe señalarse las obras de Erasmo y Calvino o de<br />

sus adeptos entre los que figura el colonizador norteamericano William<br />

Penn, cuyas obras fueron incluídas en el Index por el<br />

año 1759.<br />

Ni tampoco las de Malebranche confiscadas en 1743, conjuntamente<br />

con las de Descartes y el Espíritu de las Leyes de Montesquieu.<br />

Es un mundo el nuestro, de acuerdo a esta biblioteca, ajeno<br />

a todas esas inquietudes; la filosofía escolástica se mantiene firme<br />

hasta pasada la séptima década <strong>del</strong> siglo y tal es así que después<br />

de expurgada de la tendencia jesuítica casi todo el fondo queda<br />

dispuesto para formar con ella una biblioteca pública a cargo <strong>del</strong><br />

Dr. José Manuel Pérez Castellano, lo que prueba cuán arraigada<br />

estaba en la mentalidad <strong>del</strong> clero la tendencia que esta biblioteca<br />

representa.<br />

La enseñanza impartida por los jesuitas se reducía a la de<br />

ll:!s primeras letras y sus rivales los franciscanos no avanzaron mucho<br />

más allá hasta que los primeros fueron expulsados. La realidad<br />

es que el Montevideo <strong>del</strong> siglo XVIII ofrecía muy pocas posibilidades<br />

para despertar vocaciones de orden científico. Mas no<br />

debemos negar rotundamente las posibilidades que había.<br />

La orden jesuítica establecida en el Río de la Plata, contaba<br />

entre sus componentes con científicos de gran valor, pero que concretaban<br />

su acción a la actividad individual. Así no es extraño que<br />

el Colegio de Montevideo guardara en sus anaqueles algunas obras<br />

de cierto interés. Nos referimos a las Matemáticas de Wolff que<br />

por esos años era perseguida por desconfiar <strong>del</strong> origen <strong>del</strong> autor;<br />

los 9 tomos de "El espectáculo de la naturaleza" <strong>del</strong> Abate Pluche,<br />

también condenada, o la Historia <strong>del</strong> Paraguay <strong>del</strong> Padre Lozailo,<br />

que contiene varios capítulos de la descripción de la naturaleza<br />

de estas regiones.<br />

Sin embargo, todo ello no tiene entidad suficiente para llegar<br />

a sugerir un interés más vasto <strong>del</strong> mundo en que vive el hombre<br />

de ·la colonia. Montevideo debe esperar el año 1787 para que sea<br />

una realidad la creación <strong>del</strong> cargo de "lector" de Filosofía que recae<br />

en Fray Mariano Chambo.<br />

Es interesante anotar este dato porque se relaciona estrechamente<br />

con la fecha <strong>del</strong> exilio involuntario <strong>del</strong> Canónigo Juan Bal"<br />

-:- 80- .<br />

tasar Maziel, hecho que sugiere a JUan Probst (1) b", f<br />

esta reflexión: ,su lOgIa o,<br />

(1 )<br />

(21<br />

(31<br />

(4)<br />

."Y. hasta es probable que haya podido -Maziel- contrIbUIr<br />

a un~. obra educativa, satisfaciendo sus afanes<br />

por la elevaclOn de la cultura de la juventud. Llama de<br />

todos modos la atención que justamente este año se abriera<br />

en el Convento Franciscano de San Bernardino una<br />

clase de Filosofía, con unos quince discípulos seculares."<br />

0"' Curso és~e que se~ún los planes de la época abarcaba la "Lóbl.C~,<br />

Ontolo~la, Teol?g.la Nat~lral, Pneumatología, Filosofía, Moral,<br />

FlslCa. Genelal, Mecamca Umversal, Estética, Hidrostática, Física<br />

~speclal, Elementos y Meteoros, Calidad de los Cuerpos Sen-<br />

SIbles" (2).<br />

•<br />

. . L~ in~erencia de Probst nos abre una brecha para pensar que<br />

SI" Mazlel mfluyó . en la creación <strong>del</strong> curso de "AI'tes", su onen " ta-<br />

~lOn no era aJena a la influencia de su biblioteca tan vasta y val:osa.<br />

Recorda:mos que a su muerte en 1788 en Montevideo queda­<br />

Ion .algunos lIbros de su propiedad, entre ellos las "Cartas Provmclales"<br />

de Pascal que figuran aún en el Index' el "Discurs~ sobre<br />

las penas" de Beccaria, no menos perseo'uido; 'otro título "Cartas<br />

cabalística~", que no hemos podido ide~tificar, pero qU~ sabemos<br />

fue recogIdo por el Santo Oficio, y toda una colección de autOl:es<br />

conde~ados que poseía en resguardo como miembro de ese<br />

TrIb:m~l. CItaremos algunos autores para indicar la entidad de<br />

S~l bIblIoteca: Rousseau, lVlontesquieu, Marmontel, Voltaire Gron-<br />

CIO y Pufendorfi, etc. (3) ,<br />

~i este eclesiástico perseguido por el Virrey Loreto y defenso~'<br />

smc:~'o de ,la Igl:sia Católica, tuvo a su alcance obras cuya<br />

orIentaclOn serIa ObVIO repetir, debemos pensar que fueron leídas<br />

y co:mentadas por él. Es más, creemos que ellas resquebrajar01;<br />

e~l CIerta medida la sólida estructura de las ideas <strong>del</strong> clero'amerIcano.<br />

F~'ay Mari~no de ~a Cruz (4) dice bien, cuando comenta la influelJCl~<br />

<strong>del</strong> enclclopecllsmo en nuestras regiones, que los frailes de<br />

lVI?ntevld~o e~t~ban en mejores disposiciones para pulsar laR corrIentes<br />

clenhÍlcas y sociales más en boga en España:<br />

"Aquí de.sembarcaban, con frecuencia, los religiosos<br />

2uropeos destInados a los conventos <strong>del</strong> interior; sacerdotes<br />

seculares, que servían de capellanes en los navíos de<br />

ultramar, y otros hombres más o menos ilustrados, que<br />

Probst. J. Juan Ba.ltazar Maziel .. el maestro de la generación<br />

de Mayo. Buenos AIres. 1946. p. 318.<br />

San JU!ln de la Cruz. Mariano. fr. La enseñanza superior en<br />

Montemdeo durante la época colonial. Montevideo. 1948. p. 16.<br />

Probst. J. Obra citada. pp. 385 Y 387.<br />

San Juan de la Cruz. Mariano. fr. Obra citada. p. 20.<br />

-81-


Óp:lmlonE;s al respecto de las <strong>nov</strong>edadesciehy<br />

literarias discutidas en los cenáculos europeos.<br />

Así dejarían, en manos de sus amigos ocasionales, algunos<br />

libros de reciente aparición, que tratasen estos temas."<br />

Nosotros podríamos agregar otro elemento importante que influyó<br />

indudablemente en nuestro medio: el expedicionario científico.<br />

Sobre este agente cultural no nos vamos a extender en consideraciones<br />

ya que su importancia en la expansión de las doctrinas<br />

científicas en las regiones donde llega para realizar su búsqueda<br />

de información, es un hecho comprobado y dado que cada<br />

día se encuentran nuevos elementos para confirmarlo.<br />

El hombre colonial que vivía absorto por los pequeños problemas<br />

de la comunidad, debió poner atención en un personaje especial<br />

de la tripulación de las fragatas que anclaban en la Bahía para<br />

abastecerse. Debió inquirir sobre su actividad y debió buscar<br />

contacto con ese viajero huroneador que se desplazaba por los alrededores<br />

de la plaza, mientras su buque se reabastecía para seguir<br />

al sur, para volver al viejo mundo o deambular por las costas.<br />

Dom Pernetty con Bougainville (1763-69), Francisco Millán y<br />

Miraval (1772), Rubin de Celis (1782), Alejandro Malaspina y José<br />

Bustamante y Guerra (1789-94), Tadeo Haenke (1789), Félix<br />

de Azara (1789-1801), G. Mawe (1805-07) y toda una enorme legión<br />

de observadores que llegan a nuestro puerto en barcos que<br />

realizaban viajes de rutina -que no han registrado su pasaje con<br />

la publicación de sus observaciones- difundieron el germen de sus<br />

inquietudes científicas, de manera indirecta y directa. Por eso compartimos<br />

en parte la aseveración de Fr. Mariano, cuando habla de<br />

los libros dej ados al pasar, en parte porque no creemos tan firmemente<br />

que el elemento clerical haya tenido la primacía en esta<br />

obra de difusión.<br />

Pocos meses después de la muerte de Juan Baltasar Maziel se<br />

produce en Montevideo uno de los escándalos administrativos de<br />

. más resonancia, que tiene como resultado la prisión <strong>del</strong> Comandante<br />

de Resguardo de la Aduana y la confiscación de sus<br />

bienes (5).<br />

Francisco Ortega y Mouroy, designado para tal cargo por R.<br />

C. de 22 de setiembre de 1779, con un espíritu de gran iniciativa<br />

se había asociado con D. Francisco Medina, vecino de Montevideo,<br />

para la explotación de un saladero de carnes en el Colla. A la<br />

muerte de este último en 1788. el Virrey Loreto, considerando que<br />

las defraudaciones a la Real Hacienda que se habían cometido podían<br />

tener origen en los manejos de esta sociedad, ordenó el correspondiente<br />

sumario.<br />

Por no interesar a nuestro objeto este proceso, digamos que<br />

tuvo como resultado la revelación de dos bibliotecas particulares<br />

(5) AzaroIa Gil, Luis E. Los Maciel en la historia <strong>del</strong> Plata. Buenos<br />

Aires, 1940, pp. 183-85.<br />

-82-<br />

de un valor trascendental para la historia de las ideas en nuestra<br />

región.<br />

La filiación de estos dos personajes dedicados a tareas comerciales<br />

y burocráticas, abre grandes interrogantes a la historia, que<br />

se enfrenta por esta razón a un estado de cosas en la época colonial<br />

que tiene estrecha vinculación con el movimiento enciclopedista<br />

que ha producido ya en el viejo mundo un poderoso movimiento<br />

intelectual y un hecho político, como la Revolución Francesa,<br />

de importancia capital para la historia de la humanidad.<br />

No podemos negar la influencia que sobre ellos ejercieron las<br />

obras científicas que poseían y podríamos asegurar sin lugar a<br />

equivocarnos, que su origen no es otro que el contacto de los múltiples<br />

viajeros llegados al resguardo de Montevideo y que extendieron<br />

sus actividades por las regiones patagónicas, campos de<br />

acción, ambos, de nuestros personajes.<br />

Pero si esta circunstancia no determinara con precisión, y por<br />

sí sola, la validez de nuestra afirmación de que este conjunto de<br />

obras a que hacemos referencia y que veremos más a<strong>del</strong>ante, pudo<br />

abrir panoramas científicos a nuestros hombres coloniales, nos basta<br />

con anotar <strong>del</strong> expediente de confiscación la siguiente provisión<br />

(6):<br />

"En cumplimiento <strong>del</strong> superior Decreto, que en testimonio<br />

antecede, pásese el correspondiente oficio al Doctor<br />

Don Josef Manuel Pérez, quien con motivo <strong>del</strong> reconocimiento<br />

que tenía a su cargo, había recivido <strong>del</strong> Depositario<br />

Don Martín J osef Artigas, los Libros que en el se<br />

expresan, para que los devuelba al mismo Depositario, a­<br />

quien se notificará los tenga prontos a la disposición de<br />

este Govierno para los fines que se expresan en el mencionado<br />

superior Decreto."<br />

Esta referencia está dirigida positivamente a Pérez Castellano<br />

que como vimos también fué depositario de la biblioteca de los<br />

Jesuitas, con lo cual se centra sobre él toda la atención, de la influencia<br />

que ambas bibliotecas pudieron ejercer sobre este primer<br />

experimentador colonial que ha dejado a la posteridad una de las<br />

obras más importantes sobre la Agricultura y otros apuntes de carácter<br />

científico aún inéditos que se registran en un interesante<br />

manuscrito que tiene por título "Caxon de Sastre" (7).<br />

Con estas noticias cerramos una etapa de la bibliografía científica<br />

en Montevideo y que nos hemos animado a denominarla "etapa<br />

teórica" pues en ella no se logra concretar ningún hecho que<br />

nos permita afirmar que se realiza la más primitiva especulación<br />

científica.<br />

\ 6) Comisión Nacional Archivo Artigas. A.1'chivo Artigas, Montevideo.<br />

1950, t. l. p. 371.<br />

(7) Pérez Castellano, J. M. Caxon de Sast7·e. Original manuscrito<br />

en el Archivo General de la Nación de Montevideo.<br />

-83-


ex::amjn~tr más detenidamente el material biencierr2lll<br />

las bibliotecas citadas. Y a los efectos<br />

orgánico consideraremos las obras de<br />

aparición en nuestro medio en lugar de<br />

de aparición en el mercado librero.<br />

T()I!1enlOS un título al azar <strong>del</strong> fondo jesuítico, que tenga recon<br />

el movimiento científico que a mediados <strong>del</strong> siglo XVIII<br />

encaminó su orientación por derroteros firmes y seguros y veamos<br />

aunque suscintamente, su contenido. La obra lleva por titulo "Espectáculo<br />

de la naturaleza" y pertenece al Abate Pluche.<br />

Tenemos noticias de que esta obra fue especialmente censurada<br />

por la Inquisición a mediados <strong>del</strong> siglo XVIII. Si bien ella no<br />

fue considerada precisamente herética el punto fundamental de su<br />

inclusión en el Index radica en que habia la posibilidad de llevar<br />

a los lectores a interpretaciones erróneas en lo referente a religión.<br />

Lógicamente surge la pregunta de dónde reside la posibilidad. Es<br />

la misma Inquisición la que contesta: "en la defensa <strong>del</strong> sistema<br />

copernicano" (8).<br />

Nos llama la atención que aún la Iglesia no ha salvado su prejuicio<br />

con respecto a la teoría copernicana, sobre todo cuando han<br />

transcurrido más de dos siglos desde el momento en que este sabio<br />

la diera a luz. Y especialmente cuando la ciencia astronómica<br />

ha culminado. Sus teorías, que no fueron atacadas en el momento<br />

de su formulación, por incapacidad científica (9) fueron posteriormente<br />

revisadas por el clero, porque como dice Cournot (10) ella<br />

era "una gran victoria obtenida por la razón sobre los sentidos, sobre<br />

la imaginación y sobre los prejuicios de toda índole". Era el<br />

Santo Oficio derrotado en el viejo mundo que quería trasladar al<br />

nuevo toda una vetusta fe que no se amoldaba a la nueva era y<br />

que olvidaba o ignoraba que la nueva semilla había sido profusamente<br />

sembrada a lo largo de todas las costas <strong>del</strong> continente.<br />

Los jesuitas de Montevideo guardaron la obra de Pluche en<br />

sus anaqueles no ignorando que figuraba en el Indice Expurgatorio,<br />

pero en ellos campeaba un espíritu más liberal, que el de<br />

los censores franciscanos. Luego esa obra anduvo de un lado a<br />

otro entre las manos de los miembros <strong>del</strong> Tribunal de Temporalidades<br />

hasta llegar definitivamente a manos de Pérez Castellano.<br />

Salto grande dentro de esta misma biblioteca desde Pluche a<br />

Rollin abreviado. Mientras el primero entreabre la puerta de la<br />

naturaleza para que la juventud se vuelva "curiosa", el segundo<br />

se mantiene aferrado a una enseñanza que no busca nada más<br />

que la imitación de lo clásico y el adorno de los espíritus.<br />

(8) Pérez-Marchand M. L. Dos etapas ideológicas <strong>del</strong> siglo XVIII.<br />

(9) Lange, A. Histo7'ia <strong>del</strong> materialismo. Madrid, 1903, p. 242.<br />

(10) Cournot, A. A. Historia de los movimientos intelectuales y de<br />

las instituciones en los tiempos modernos. Buenos Aires. 1946.<br />

p. 165. .<br />

-84-<br />

(11) Hazard, Paul. El pensamiento '?uropeo <strong>del</strong> siglo XVIII. Madrid,<br />

1946, p. 197.<br />

(12) Idem.<br />

(13) Pérez Marchand, M. L. Obra citada, l'. 70.<br />

(14) Idem. p. 107.<br />

(15) Hazard, P. Obra citada, p. 43.<br />

Pero no falta lo que compense a Rollin, para ello existen 183<br />

tomos de las Memorias de Trevoux y el Diccionario donde ya apunta,<br />

desde la iniciación <strong>del</strong> siglo, un ansia nueva de profundizar y<br />

examinar los problemas, porque la dosificaCión de los conocimientos<br />

mediante fórmulas ya no atraen: "Se gusta de ser sabios, pero<br />

se trata de serlo a poca costa; tal es particularmente el genio de<br />

nuestro siglo" (11).<br />

Hazard nos recoge esta cita <strong>del</strong> año 1715 y comenta que pasaba<br />

la primera mitad <strong>del</strong> siglo pululan los "Breviarios v Compendios"<br />

y "Bibliotecas y Diccionarios" (12). El mismo fe~ómeno<br />

se repite en nuestro medio: "Un tomo Biblioteca de Leay", "Veinte<br />

y tres tomos en pasta biblioteca <strong>del</strong> P. Houbruy" y una serie innumerable<br />

de Compendios que tratan de todas las materias.<br />

Esta publicación jesuítica por el enfoque y la tendencia a dar<br />

universalidad a los conocimientos es el anuncio de lo que andando<br />

el tiempo será la Enciclopedia.<br />

Pero no avancemos sin marcar dos obras que no dudamos pertenecen<br />

a \loltaire, "Historia de Luis XIV", Y la "Historia de Carlos<br />

XII", condenada en 1734 la primera, en los siguientes términos:<br />

"Por ser el Autor Herege, y contener muchas proposiciones<br />

heréticas, sapientes haeresim, próximas heresi,<br />

cismáticas, falsas, contumeliosas, denigrativas, e injuriosas<br />

a la Iglesia, y Religión Catholica.... , etc." (13).<br />

Y en 1763 recrudece aunque hay algo más profundo:<br />

"Por inducir al Deismo y Naturalismo con notable<br />

perjuicio de la Religión, y experimentada ruina de las<br />

Almas" (14).<br />

¿ Es que al traspasar la quinta década <strong>del</strong> siglo XVIII nuestro<br />

medio estaba inficionado y las luces y la razón, estaban minando<br />

la sólida estructura que por siglos se trataba de proteger?<br />

Tal vez pueda ello contestarse recordando que entre los anaqueles<br />

se encuentran las Matemáticas de Wolff, consideradas como<br />

heréticas y expurgadas de todos aquellos pasajes que rozaban las<br />

"Sagradas Páginas".<br />

Porque \Volff constituye uno de los miembros de ese gran núcleo<br />

de matemáticos que en el siglo XVIII, no sólo profesan esta<br />

ciencia, sino que la ligan estrechamente con la filosofía y llegan<br />

finalmente como el citado a pensar que "la fe era una operación<br />

racional que no llegaba hasta creer en el milagro; y Dios no era<br />

en suma, más que un producto de la razón humana" (15).<br />

¿. Quién capta este llamado <strong>del</strong> viej o mundo? Este es el pro-<br />

-85-


lema a resolver. Se necesita que transcurran veinte años más para<br />

pensar que está haciendo carne en el núcleo culto de la colonia<br />

este mensaje.<br />

Es mediante el examen de la Biblioteca de Maziel que constatamos<br />

esta situación. La necesidad de conocer lo "malo" - Voltaire,<br />

Rousseau, Diderot, etc.- para rebatirlo fue dejando un saldo<br />

que al tiempo se concretaba en posiciones definidas.<br />

El hecho de que el Santo Oficio retirara de la circulación las<br />

obras prohibidas que llegaban a las manos de los fieles desprevenidos<br />

o demasiado prevenidos, no indicaba necesariamente una supresión<br />

de su influencia, pues ellos quedaban al alcance de los<br />

mismos miembros <strong>del</strong> clero, que por esta época se hallaba enfrentado<br />

a una revisión de los problemas no sólo en 10 que respecta<br />

al dogma sino también a los filosóficos y políticos.<br />

Por ejemplo, el Derecho se enfoca en nuestras regiones con<br />

un marcado acento racional; se ha superado la etapa <strong>del</strong> acatamiento<br />

real sin discusión. Y es curioso que sea precisamente Maziel<br />

quien encabece este movimiento y sufra las consecuencias <strong>del</strong> despotismo<br />

virreinal. ¿ Acaso influído por Beccaria con su "Discurso<br />

sobre las Penas"? Obra en la que se protestaba por la falta de<br />

razón en las leyes y que hacía comentar a Voltaire que "abría los<br />

ojos a muchos jurisconsultos nutridos en los usos absurdos e inhumanos"<br />

(16).<br />

Otros diez años y es total el triunfo en nuestro medio de las<br />

ideas re<strong>nov</strong>adoras. Las luces iluminan el pensamiento de los coloniales<br />

y aunque es reducido el número de los iluminados en realidad<br />

ellos constituyell el núcleo culto de la Colonia.<br />

Francisco Ortega y Francisco de Medina incorporan al conocimiento<br />

de los hombres <strong>del</strong> Montevideo nuevas ideas con respecto<br />

al hombre, a la naturaleza y a Dios. Entre esas ideas campea un<br />

nuevo pensamiento científico que arranca precisamente <strong>del</strong> nuevo<br />

enfoque con que se contemplan esos tres elementos. Ya dijimos que<br />

por una extraña coincidencia la biblioteca de Ortega irá a parar<br />

a manos de Pérez Castellano; la otra, tan valiosa como ésta, se<br />

distribuirá entre dos personajes destacados: Pablo Zufriateguy y<br />

D. Manuel Artigas, cuyas actividades son ajenas a los problemas<br />

que comentamos.<br />

Pero analicemos con mayor detención estos conjuntos bibliográficos.<br />

i. Dónde debe atacar el nuevo espíritu para lograr el triunfa?<br />

No digamos que a Dios, sino al órgano que se dice su representante,<br />

a la tradición que ha cerrado todos los caminos para una<br />

revisión de los problemas.<br />

Para ello se necesitaban obras que golpearan recio. Se registra<br />

la herética de Berruyer, "Historia <strong>del</strong> Pueblo de Dios", la materialista<br />

<strong>del</strong> Conde de Oxenstirn, "El philosofo Sueco", prohibida<br />

en 1787; las obras de Montesquieu, condenadas por "ser toda ella<br />

(16) Probst, J. Obra citada, p. 387.<br />

-86-<br />

un texido de contradicciones y heregías formales, sátiras y burlas<br />

injuriosas a la Santa Madre Iglesia, Sumo Pontífice, Santos Padres,<br />

a los soberanos" (17) y Marmontel, Voltaire y Maupertius.<br />

Reaparecen en esta biblioteca, siguiendo una línea la Historia<br />

de Carlos XII; las Matemáticas de Wolff; los Delitos y las Penas<br />

de Beccaria; el Espectáculo de la Naturaleza de Pluche; afirmando<br />

con ello la universalidad y permanencia de las ideas que difunden.<br />

Ya entramos entonces en el momento álgido de la etapa qUé<br />

hemos denominado teórica. Las obras que aparecen constituyen<br />

en la historia <strong>del</strong> pensamiento científico la concreción final de<br />

todo un movimiento que parte de Bacon, Descartes, Newton, Leibnitz,<br />

etc. No Queremos significar con estos nombres citados nÍnguna<br />

sucesión de ideas comunes, sino por el contrario anotarlos<br />

a título de inventario.<br />

Ello proviene de la necesidad de anotar la existencia de las<br />

obras de algunos de ellos o comentarios a sus obras en la biblioteca<br />

de Ortega.<br />

Comencemos por decir que resalta en rápida lectura el nombre<br />

de Newton seg-uido <strong>del</strong> título "Filosofía en un tomo en francés"<br />

v líneas más~ a<strong>del</strong>ante "dos tomos de Filosofía de Neuton"<br />

sin i~dicación <strong>del</strong> idioma en que se encuentra.<br />

Ello da sin mayores comentarios, idea de una revolución en<br />

el campo <strong>del</strong> pensamiento colonial. No en el científico, ya que su<br />

propietario no ha dej ado constancia de una actividad en este sentido,<br />

pero sí en el orden de las ideas con respecto a cuanto ocurre<br />

en la naturaleza.<br />

Lange concreta con una frase a este respecto el pensamiento<br />

de Newton:<br />

"Bástenos decir que ambos sabios -Newton y Boyle-<br />

coincidieron en hacer de Dios el motor primero de<br />

los átomos y que mucho después, admiraron en la marcha<br />

de la naturaleza la intervención modificadora de<br />

Dios; pero, por regla general, explican todo cuanto ocurre<br />

en la naturaleza según las leyes mecánicas <strong>del</strong> movimiento<br />

de los átomos" (18).<br />

J unto a la obra de Newton encontramos un título que nos<br />

hace pensar cuántas reflexiones pudo hacer el pacífico Capitán<br />

de la Aduana: "Análisis de la Fisolofía de Bacon". No es la obra<br />

de Bacon, ni tal vez sea un panegírico de este autor. Pero 10 que<br />

es indudable es que sus ideas eran comentadas.<br />

"En ciertos respectos -dice Cournot (19)- el genio<br />

de Bacon penetra en el más lejano futuro, pues es<br />

el profeta y el apóstol de la futura religión <strong>del</strong> progreso,<br />

y <strong>del</strong> progreso constante, sostenido, indefinido, por el<br />

(17) Pérez-Marchand. Obra citada, p. 110.<br />

(18) Lange, A. Obra citada, p. 299.<br />

(19) Cournot, A. A. Obra citada, p. 273.<br />

-87-


es1Cll


Plata era imposible dado que sólo a partir <strong>del</strong> año 1803 se contó<br />

en Córdoba con un gabinete de física que no podía ser utilizado<br />

por desconocimiento de la técnica (22).<br />

La existencia en nuestras bibliotecas de obras relativas a la<br />

física ya lo hemos indicado, no sirvió nada más que a los efectos<br />

de crear corrientes de opiníón referente a esos problemas.<br />

Las matemáticas existentes no indican nada más que la necesidad<br />

de comprender los problemas de la física.<br />

En cuanto a la información <strong>del</strong> mundo orgánico, nos llama<br />

la atención que fuera de tan poca predilección por parte de nuestros<br />

coloniales. A no ser por las obras relativas a las observaciones<br />

realizadas por las expediciones científicas nada ha quedado<br />

hasta finalizar el siglo.<br />

Sólo una obra, "Historia Natural" de Buffon. Ella será el<br />

punto de partida <strong>del</strong> siglo XIX ya que durante sus primeros quince<br />

años es manejada y comentada en nuestro medio.<br />

La etapa que abarca los primeros diez y seis años <strong>del</strong> siglo<br />

XIX es totalmente dístinta a la que más arriba hemos examinado.<br />

Pero antes de entrar a su estudio nos vemos en la necesidad<br />

de aclarar un aspecto que puede dar lugar a errores.<br />

El examen anterior se realizó en base a tres inventarios bibliográficos<br />

que podían ser considerados como etapas de una revolución<br />

<strong>del</strong> pensamiento científico. Y en él hicimos resaltar, especialmente,<br />

la coincidencia de que dos de ellos finalizaban su rol<br />

informativo al dar en manos <strong>del</strong> Dr. Pérez Castellano. Ello aseguró,<br />

pues, continuidad a la evolución que en nuestro medio se<br />

operó con respecto a este problema.<br />

Marcamos, también, en grandes rasgos, la tendencia de esas<br />

bibliotecas y anotamos la importancia de no hallar en ellas obras<br />

relativas a la ciencia natural.<br />

Las citas bibliográficas que aparecen al traspasar el año 1800<br />

provienen de dos fuentes de sumo interés: los escritos <strong>del</strong> Padre<br />

Dámaso Antonio Larrañaga y de la Oración a la apertura de la<br />

Biblioteca Pública de Montevideo <strong>del</strong> año 1816.<br />

Finalmente, entendemos que no puede hablarse de discontinuidad<br />

en la existencia de obras en nuestro medio, en el período<br />

1791-1804, hasta tanto una búsqueda prolija nos revele la existencia<br />

de otros inventarios. Agréguese a ello que dado el caso<br />

de no existir libros de esta índole, siempre existirá el lazo de<br />

unión entre ambas épocas, representado por el intercambio intelectual<br />

de los hombres cultos de ambas márgenes <strong>del</strong> Plata, con<br />

lo cual queda salvada la situación planteada.<br />

Todo esto nos lleva a tomar los dos conjuntos mencionados<br />

como un todo para su examen, máxime si tenemos en cuenta que<br />

diez y seis años en la historia de la ciencia, pueden aportar nue-<br />

(22) Idem. p. LVIII.<br />

- 90-<br />

vos descubrimientos, pero no, cambios fundamentales en el concepto<br />

general.<br />

La bibliografía científica, correspondiente a la rama de la<br />

ciencia natural, inicia una segunda etapa en nuestro medio con<br />

la obra de Louís Leclerc de Buffon "Historia Natural". Al hablar<br />

de la influencia e importancia de su obra, no caeríamos nada más<br />

que en una repetición de lo que registran las Historias de la<br />

Ciencia.<br />

Discípulo de Newton -indirectamente- tradujo de éste su<br />

"Teoría de las Fluxíones". Esta relación le encaminó por la vía<br />

de la obediencia a la ley que gobierna al Universo. Apoyado en<br />

sus conocimientos de matemátícas, física y astronomía, pudo establecer<br />

sus principios en torno a una ley que gobernara los fenómenos<br />

que "acaecen en la tierra, tanto en la naturaleza orgánica<br />

como en la inorgánica".<br />

Sabemos con seguridad que aparte <strong>del</strong> ejemplar que registramos<br />

en la biblioteca de Ortega, Larrañaga le conoce ya en 1808<br />

y que posteriormente lo cita en 1816 al inaugurar la Biblioteca<br />

Pública. Es decir, que su influencia en nuestro medio es continua<br />

a partir de los primeros momentos de su aparición.<br />

Le acompaña ya en la primera década <strong>del</strong> siglo XIX el "Sistema<br />

Naturae" de Linneo. A ella hace expresa referencia Larrañaga<br />

en 1808 y seguidamente en toda su actuación científica.<br />

Como es sabido, Buffon y Linneo ocupan con respecto a la<br />

historia natural una posíción antitética que les lleva a crearse una<br />

profunda rivalidad.<br />

Nordenskíold (23) expresa que Linneo nunca desarrolló una<br />

teoría completa de los fenómenos de la vida y que su concepción<br />

ingenua le llevaba a plantearse problemas tales como "que la naturaleza<br />

fue creada por Dios para su homenaje y para la bendición<br />

<strong>del</strong> género humano, y todo lo que sucede ocurre por su mandato<br />

y bajo su dirección".<br />

Con menos concepción <strong>del</strong> problema que Buffon, logró que<br />

su sistema de clasificación artificial se propagara y fuera tomándose<br />

como ejemplo por casi todos los naturalistas. Entre ellos, como<br />

es sabido, por Larrañaga, que hace de él los más grandes<br />

elogios (24).<br />

Como etapa previa a estos conocimientos y dentro de lo que<br />

posteriormente será la línea linneana, localizamos al naturalista<br />

Tournefort (25) que ocupa con sus obras un distinguido lugar<br />

en la historia de la botánica. Sus aportes tienen validez porque<br />

inician la clasificación sistemática que tendrá destacada influencia<br />

(23) Nordenskiold, E. EvoLución histó¡'ica de Las ciencias biológicas.<br />

Buenos Aires, 1949, p. 242.<br />

( 24) Falcao Espalter. M. Cartas científicas de Larrañaga. (Revista <strong>del</strong><br />

Instituto Histórico y Geográfico <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong>. t. 1. N9 2).<br />

(251 Larrañaga. D. A. Escritos. Montevideo. 1923, t. 3, p. 143.<br />

-91-


debe destacarse a Buffon; enl..IIIHJlt::V<br />

y a Antoine Jussieu.<br />

(26) figura en la Oración Inaugural de<br />

que pronunciara Larrañaga en 1816 y es didetEn:m.ímtr<br />

a cuál de los destacados botánicos de esa familia<br />

cOjrrE!sponde. Nos inclinamos a pensar que indica al autor de "Gesecundum<br />

ordines naturales, etc.".<br />

Su aporte a la clasificación botánica es de gran trascendencia.<br />

Nordenskiol (27) indica que "edifica un sistema de clasificación<br />

que, gracias a él, ha llegado a ser permanente". Sus críticos,<br />

si bien encuentran influencia de Tournefort y Linneo, en<br />

sus sistemas, le conceden la virtud de haber logrado superar a<br />

Linneo en 10 que respecta a la clasificación sexual, con 10 cual<br />

elabora un pilar sólido donde se asentarán las posteriores clasificaciones.<br />

Para completar la noticia referente a la evolución de estas<br />

ideas, en nuestro medio, nos vemos en la necesidad de a<strong>del</strong>antarnos<br />

para fij al' ciertos nombres que se destacan por las contribuciones<br />

que aportan en el campo de lo teórico.<br />

El primero corresponde a Cuvier (28), cuyo aporte a la anatomía<br />

comparada, representa uno de los pasos más importantes<br />

dados a partir de Buffon.<br />

El segundo a Lamarck (29) que establece la idea de la evolución<br />

de la especie y que será culminada a mediados <strong>del</strong> siglo<br />

por Darwin.<br />

Con otro bagaje de conocimientos que no son precisamente<br />

los de un curioso de la historia, podría realizarse un paralelo entre<br />

las dos corrientes <strong>del</strong> pensamiento científico que estos naturalistas<br />

nombrados han dejado como residuo en nuestro medio.<br />

Por un lado establecemos la sucesión de Tournefort, Linneo<br />

y Jussieu; por otro Buffon, Cuvier y Lamarck. Mientras los primeros<br />

intentan poner orden en el caos que reinaba en la clasificación<br />

de las plantas y animales, haciéndola asumir la categoría<br />

de método filosófico y buscando reproducir en sus sistemas el<br />

orden inmutable de la naturaleza creada por Dios, los segundos<br />

plantean la unidad serial en cadena; creen en la unidad de tipo<br />

viviente que modificándose se manifiesta en la continuidad de<br />

las especies (30).<br />

Jalonados los caminos que el pensamiento científico podía<br />

seguir, se van llenando los huecos en uno y otro con las obras de<br />

(26) Idem.<br />

(27) Nordenskiold, E. Obra citada, p. 492.<br />

(28) Castellano, A. R. La Biblioteca científica <strong>del</strong> padre Larrañaga.<br />

(Revista Histórica, Montevideo, 1948, t. 16, p. 606).<br />

(29) Idem. p. 602.<br />

(30) Vera, Francisco. Evolución <strong>del</strong> pensamiento científico. Buenos<br />

Aires, 1945, p. 183.<br />

-92·-<br />

aquellos que más prácticos que teóricos, desarrollaron sus observaciones<br />

científicas.<br />

Azara, Cavanillas, Castel, Quer, Ruiz López, Pavon, Molinas,<br />

Dubroca, La Cepede, Mouton de Fontenelle, Geoffrov Saint-Hilaire<br />

(31), etc. .<br />

Agréguese a ellos a Walmont de Bomare, Gyllemburg, Miller,<br />

La Enciclopedia Británica, las revistas científicas, The Traveller,<br />

Month Magazin; Revista de Edimburgo v el Semanario de<br />

Agricultura (32).<br />

•<br />

Podríamos seguir enunciando citas relativas a la historia natural<br />

para indicar los planos que supera la biblioO'rafía en nuestro<br />

medio, pero preferimos detenernos para pasar atexamen de otras<br />

ramas de la ciencia y dar al final el panorama total.<br />

El examen de la bibliografía con que culminaba el siglo XVIII<br />

nos lleva a la conclusión de la vigencia de la obra de Wolff y a la<br />

aparición de una abundante serie de tratados menores. El panqrama<br />

que se presenta hacia el año 1816 en esta materia tiene una<br />

entidad mayor.<br />

Desaparece la serie innominada de tratados o principios para<br />

dar paso a nombres que son en la historia de las matemáticas, la<br />

astronomía, la geografía y la geofísica, verdadera expresión <strong>del</strong><br />

a<strong>del</strong>anto de estas ciencias. Lamentablemente nos vemos precisados<br />

a hacer conjeturas acerca de las obras que pudieron existir por<br />

no haber quedado registro de ellas, sino el nombre de los autores.<br />

De cualquier manera aparece fijado en la mitad de la segunda<br />

década <strong>del</strong> siglo XIX todo un movimiento de trascendental importancia.<br />

Observamos una situación muy sugestiva: la estrecha relación<br />

de los matemáticos con la ciencia astronómica. Ello proviene de la<br />

etapa que esta última ciencia está viviendo. A esta altura la astronomía<br />

se preocupa más de la precisión en los cálculos y de la fijación<br />

de los astros en la bóveda celeste que <strong>del</strong> problema cosmológico.<br />

Por esa razón Lacaille, Bails, Lalande, Luyando y Rivard,<br />

que figuran en la Biblioteca Pública, escribieron a la par de obras<br />

puramente de teoría matemática, otras cuyos títulos aseveran nuestra<br />

afirmación, tales como "Le


de nombres como los de<br />

Tofiño, Tosca y La Chapelle, que<br />

mllte!mllücas temas tan especializados<br />

o la aplicación trigonométrica para la<br />

terráqueo. Lo cual da lugar a los .viajes de<br />

Erltrec,as1ce211Dc, La Perouse, Cook, Forster, Frezler, Hum-<br />

~~l.L"'V'U, y a las observaci0.nes de ~ra~cisco Javier de<br />

Con ellos y Molina culmman la CIenCIa de la navegala<br />

geografía, geofísica y la cartografía. No ha~ duda sobre<br />

la mecánica <strong>del</strong> mundo y de la vida íntima de la TIerra, de sus<br />

dimensiones y de su forma.<br />

Parecería que todo se va desarrollando por grado~, pues.no<br />

bien cesamos de citar los nombres de aquellos que estudla~ l~ VIda<br />

Tísica <strong>del</strong> mundo, aparecen sucesivamente los de los qUlmlcos y<br />

mineralogistas, los cuales agregan nuevo~ elem~ntos al conOCImiento<br />

científico no ya de nuestros colomales, smo de lo~ h?mbres<br />

que construyen n?evas normas d: v:ida tanto en 10 mstrtucional<br />

como en lo polítrco y en lo economlCO.<br />

CONCLUSION<br />

Hemos marcado, aunque en grandes rasgos, la evoluci~n <strong>del</strong><br />

pensamiento científico en nuestro medio ex;, un lapso de trempo<br />

no mayor de setenta años. De esta. evoluclO,? ha quedado como<br />

síntesis el nombre de Dámaso Antom~ La~'ranaga: que ocupa.cronológicamente<br />

en la historia de la CIenCIa amerIcana el prI:ner<br />

puesto. No vamos a hacer co~entario algun? sobre su lab.or CIentífica,<br />

pues para ello se necesIta una versaClOn de .que. calecemos.<br />

Sin embargo, debemos hacer ciertas. punt~alIz.~clOnes sobre<br />

la influencia que esta bibliografía cientrfrca eJer?IO en nuestro<br />

medio. Al promediar el siglo XVIII, la. Banda.OrIental presenta<br />

en lo cultural características muy especIales. MIentras las restantes<br />

regiones de la América española han lograd.o sl;lperar un estado<br />

impuesto por la influencia que el clero t:;JerclO en ~od? lo<br />

relativo a lo filosófico, nuestro medio se ve prlv~do de dIlUCIdar<br />

por el estudio, los problemas que para el pensa:nlento europe~ y<br />

un gran sector de las Américas están ya solUCIOnados o en Vlas<br />

de serlo. . lo ... 1 le el<br />

Hemos marcado el año 1788 como Ja on ImCla para ql .,<br />

común de nuestros pobladores puedan iniciarse en .la especu~aclon<br />

filosófica. Ello es un gran paso para aquel Mont~V1deo concretado<br />

al tráfico comercial de los productos ag:~pecuarIOs, elaborados en<br />

base a la superabundancia dada la fertIlIdad de sus campos. o<br />

No obstante, hay hombres que con m~l:as :nás.elevadas estan<br />

buscando la racionalización de esa producclon, msplrados por todo<br />

el movimiento racionalista que no ocupa solamente el plano de lo<br />

filosófico, sino también, las normas de vida <strong>del</strong> hombre y de las<br />

relaciones que de él derivan.<br />

Pérez Castellano y Larrañaga son expresiones de las dos épocas<br />

que hemos fijado para la bibliografía.<br />

El primero realizando sus experiencias agronómicas, Cuva base<br />

es adquirida en las labores <strong>del</strong> campo Y acrecentada por"la lectura<br />

de las obras que llegan a sus manos, no se plantea problemas<br />

de orden científico porque observa a la naturaleza de ángulos muv<br />

distintos a los <strong>del</strong> hombre de ciencia. "<br />

Para él la naturaleza no tiene otro misterio que el de ayudarla<br />

a desarrollarse según los dictados de las leyes divinas a<br />

fin de que el hombre pueda disfrutar de la mayor proporción'de<br />

sus dones. No indaga los resortes de la fisiología botánica; no<br />

busca tampoco desentrañar las razones de sus observaciones prácticas.<br />

La información científica que posee la utiliza para predicar<br />

una mayor utilización de los recursos naturales y para valorar los<br />

designios de Dios.<br />

Mientras que, Larrañaga, sin apartarse <strong>del</strong> plano de sus convicciones<br />

religiosas, entra a la observación de la naturaleza con<br />

otro espíritu crítico. La sistematización de sus observaciones lo<br />

presenta como dotado de una excepcional condición de científico.<br />

Aventuramos una observación que puede ser rectificada por<br />

el estudio profundo de un hombre de ciencia, pero ella es el producto<br />

de la lectura de sus comentarios a los problemas científicos<br />

que encara.<br />

Su adhesión al sistema linneano representa una posición ideolÓGica<br />

y una concepción de la estructura y las funciones biológicas,<br />

derivadas de su condición de miembro de la Iglesia.<br />

La comprobación de que los naturalistas eclesiásticos adopten<br />

el sistema de clasificación que sostiene la línea -Tournefort,<br />

Linneo, Jussieu·-· nos está mostrando cómo el pensamiento <strong>del</strong><br />

clero, sin llegar a ignorar esa sujeción a la tierra que pregona el<br />

racionalismo, mediante la profundización de los problemas científicos,<br />

se acompasa a esa concepción pero sin entrar a considerar<br />

el problema íntimo de la vida. Linneo, con su idea sobre la fijeza<br />

de las especies establecidas por el Creador, con su sistema de clasificación<br />

en base a los caracteres externos, constituye el ideal <strong>del</strong><br />

clero que no pretende alcanzar la sabiduría divina.<br />

"Y aún habrá alguno que se escandalice al vernos<br />

perder el tiempo en el estudio de las Obras de Dios, y<br />

no se escandalizará al ver otros muy entretenidos en<br />

estudiar las historias de los hechos y vicios de los<br />

hombres." (33)<br />

Este desdén que siente Larrañaga por las realizaciones <strong>del</strong><br />

hombre, variará un poco más tarde cuando pase de espectador a<br />

actor de los hechos históricos. Y ello no será por cálculo, sino por<br />

evolución <strong>del</strong> concepto <strong>del</strong> papel que debe jugar la ciencia en el<br />

(33) Véase la cita (24) en p. 302.<br />

-94-<br />

-95-


concierto de las actividades humanas. Porque la ciencia al iniciar<br />

el siglo XIX, no es especulación de pensadores, ni mera curiosidad<br />

de burgués. Nuestros hombres de ciencia verán por imposición<br />

<strong>del</strong> movimiento racionalista que ella está estrechamente relacionada<br />

con la vida <strong>del</strong> hombre en la tierra y con las mejoras<br />

que de ella pueden surgir para la vida material.<br />

Esta posición que está culminando a mediados <strong>del</strong> siglo en<br />

Europa, llega con retraso a nuestras playas. Por eso la biblioteca<br />

de los jesuítas apenas se ve rozada por estas ideas y la de Maziel<br />

plantea recién el problema teórico. Mientras la de Ortega y la de<br />

Medina se ajustan, por su contenido, no sólo a la época, sino también<br />

a una realidad que se ha de producir por el encadenamiento<br />

lógico que ya está planteando la política y la economía.<br />

Un pescador de ballenas en el mar patagónico (34) no es<br />

para este tiempo (1780) algo común. Representa la iniciativa, la<br />

idea <strong>del</strong> progreso y la intuición de hombres limitados en su acción<br />

por irracionales disposiciones gubernativas. El método <strong>del</strong> oficio,<br />

sus particularidades y posibilidades técnicas, están en la Enciclopedia.<br />

Las de orden económico en Adam Smith, en Campillo, en<br />

Steward y Condorcet.<br />

La ciencia se identifica con la política y' con la felicidad de<br />

un pueblo que se crea a sí mismo. No nos podemos resistir a<br />

transcribir parte de la Oración de Larrañaga cuando se refiere a<br />

las obras de matemáticas, física y astronomía:<br />

"Las necesidades de vuestro país son inmensas y<br />

muchas pueden remediarse con estas ciencias. Hay que<br />

abrir caminos, elevar calzadas, construir puentes, hacer<br />

canales, poner compuertas, limpiar vuestro puerto, rehacer<br />

el muelle, fabricar arsenales, fortificar el recinto,<br />

traer aguas potables, levantar planos, distribuir la campaña,<br />

secar pantanos; ¿ pero dónde voy? Todo hay que<br />

hacer porque estamos en una infancia política. Este estudio<br />

traerá ventajas para vuestro país y para las ciencias<br />

en general." (35)<br />

El hombre de principios <strong>del</strong> siglo XIX, en la Banda Oriental,<br />

apoyado en el nuevo concepto que tienen de sí mismo y de sus<br />

semejantes, ya indios o negros, piensa que la ciencia podrá liberarle<br />

de la esclavitud, pues la máquina sustituye a la providencia.<br />

"Por último os recomiendo sobre manera, el estudio<br />

de la Maquinaria, porque la América falta de brazos no<br />

tiene otro modo de suplirlos por ahora; la esclavitud es<br />

un brazo que nos hace muy poco honor ... " (36)<br />

Se confirma con estas palabras, cómo la ciencia y sus aplicaciones<br />

son interpretadas como conquistas <strong>del</strong> hombre para el<br />

h?mbre, .barriendo así en nuestro medio con ideas que al promedIar<br />

el SIglo XVIII se mantenían en vigencia.<br />

. Superadas las etapas vemos que a través de dos siglos de esfuerzos<br />

para imponer la ciencia como única solución <strong>del</strong> hombre<br />

para lograr su poder, su felicidad y su saber, sólo hay un medio.<br />

Desde Bacon a Larrañaga, pasando por todas las teorías filosóficas<br />

y científicas, un concepto se mantiene único y señero:<br />

"Estudiad el gran libro de la Naturaleza, de esta<br />

madre fecunda y siempre nueva... " (37)<br />

Para completar el panorama que presenta nuestro medio en<br />

lo que se refiere a posibilidades de obtener obras de información<br />

y con el fin de dejar perfectamente establecido el mundo cultural<br />

en qu; se mueve nuestro primer hombre de ciencia, al tiempo que<br />

reahzabamos estos aportes, publicamos un folleto mimeoO"rafeado<br />

~uyo título es "Una librería de la época colonial". Entende~os que<br />

~l ~o~lpleta el panorama bibliográfico colonial y nos dispensa de<br />

mSlshr con ello en este trabajo.<br />

BIBLIOGRAFIA<br />

. /~pZlrte de las obras citadas en las notas, hemos consultado las<br />

sIgUIentes:<br />

Arredondo, H. Civili~ación <strong>del</strong> T.!7·uguay. Montevideo, 1951, t. n.<br />

Furlong, G. N,aturahstas argentmos d1trante la dominación hispánica.<br />

Buenos AIres. 1948.<br />

García. A.c~vedo, D. El Doctor José Manuel Pérez Castellano. (Revista<br />

. :rlIstonca de la Universidad..Montevideo, 1907. N'? 1, p. 252).<br />

MlelI, ~ldo. El desa,rrC?llo de la H1storia de la Ciencia a través de ciento<br />

vemte ac.onte~mHentos.fundamentales. (Universidad, Publicación<br />

?e la Umv.ersldad NaCIOnal <strong>del</strong> Litoral, Santa Fe, 1943, N'? 15).<br />

Ramlr~z, Arbello. ryotas a la Oración Inaugural de la Biblioteca PÚbhca.<br />

(MontevIdeo, Facultad de Humanidades v Ciencias Instituto<br />

de Investigaciones Históricas, 1951). • .<br />

Sherwood Taylor, F. Breve historia de la ciencia. Buenos Aires. 1945.<br />

Singer. Ch. Historia de la ciencia. México, 1945..<br />

(34)<br />

(35)<br />

(36)<br />

Azarola Gil, L. E. Obra citada, p. 184.<br />

Larrañaga, D. A. Obra citada, p. 142.<br />

Idem.<br />

-96-<br />

(37) Idem. p. 143.<br />

( * ) Dirección postal <strong>del</strong> autor: Archivo General de la Nación. Convención<br />

1474. Montevideo.<br />

-97-


NICOLAS MAQUIAVELO (*)<br />

José Luis Romero<br />

Profesor de la Universidad<br />

de Buenos Aires<br />

El objeto de este curso, de esta serie de clases públicas, era<br />

hacer un panorama siquiera somero de la evolución <strong>del</strong> pensa~<br />

miento historiográfico y nos hemos ocupado hasta ahora de la his~<br />

toriografía antigua y de la historiografía medieval tratando de<br />

señalar siquiera sus rasgos más significativos<br />

Nos toca ahora ocuparnos, no de un vasto período, no de un<br />

vasto movimiento, sino, en un cambio categórico de escala, sim~<br />

plemente de un autor. Pero este autor -Nicolás Maquiaveloconstituye<br />

de una manera tan categórica un pivot alrededor <strong>del</strong><br />

cual gira tan inequívocamente el pensamiento moderno, que jus~<br />

tifica este cambio de escala y nos justifica por el hecho de haber<br />

abandonado el régimen de la exposición hasta situarnos en el pen~<br />

samiento individual de una personalidad en virtud, precisamente,<br />

de que a través de su obra, podemos asistir a un viraje que es<br />

decisivo en la consideración <strong>del</strong> problema histórico.<br />

Sin duda alguna la crisis intelectual que separa, que diferencia,<br />

la Antigüedad de la Edad Media, es trascendental. San Agustín<br />

hubiera podido dar lugar a una exposición individualizada como<br />

esta que vamos a dedicar a Maquiavelo. Los diez siglos que siguen<br />

a San Agustín están influídos por el pensamiento de éste<br />

y durante toda la Edad Media los esquemas interpretativos de la<br />

historia se han regido por los principios que ponen orden, que<br />

sistematiza San Agustín.<br />

Una cosa parecida nos ocurre en los primeros años <strong>del</strong> siglo<br />

XVI con Maquiavelo. Existía antes de él una tradición historiográfica<br />

-la tradición medieval-, existía un sistema interpretativo<br />

y asistimos a este inmenso experimento que consiste en remover<br />

los esquemas mentales, los sistemas de valores, los prin~<br />

cipios interpretativos, diríamos en remover todo el aparato hermenéutico<br />

para descubrir en la dinámica de la historia cosas que<br />

hasta ese momento prácticamente no habían sido vistas. Esta es<br />

la inmensa significación de Maquiavelo. Significación que se acentúa<br />

porque su punto de vista pasa mucho más rápidamente que<br />

el de otros teóricos. Al cabo de muy poco tiempo se transforma<br />

( '" ) Conferencia pronunciada en la Facultad de Humanidades y Ciencias<br />

de Montevideo.<br />

-99-


su doctrina más que en corriente esotérica, más que en una doctrina<br />

propia de los ambientes intelectuales, en una manera de<br />

pensar, en una manera de pensar compartida por todo el mundo<br />

hasta el punto de constituir lo que podríamos llamar "la doctrina<br />

viva". Y esto ocurrió en el caso de Maquiavelo con unaextraordinaria<br />

rapidez, mucha mayor rapidez que la rapidez con que se<br />

produjo el pasaje de la mentalidad que llamaríamos cásica o pagana<br />

a la mentalidad cristiana. Este fenómeno es por sí mismo<br />

un fenómeno digno de estudio.<br />

La conformación <strong>del</strong> sistema cristiano de interpretación de<br />

la historia constituye -ustedes lo saben bien- un esfuerzo intelectual<br />

tan extraordinario, que no puede extrañar que se tardara<br />

muchos siglos en producirse la adecuación de nuevos sistemas.<br />

La interpretación cristiana de la historia suponía la anulación, la<br />

descategorización <strong>del</strong> mundo sensible, <strong>del</strong> mundo de la experiencia<br />

sensible, y su reemplazo por un mundo de valores intelectualmente<br />

elaborados, de modo tal que como sistema de pensamiento<br />

pudo entrar rápidamente en lo que podríamos llamar la "élite intelectual",<br />

pero tardó mucho tiempo en transformarse en una<br />

manera corriente de pensar.<br />

Si llegamos al siglo XI, al siglo XII, al siglo XIII, vemos<br />

funcionar el sistema de valores y el sistema hermenéutico de San<br />

Agustín, ya como una cosa totalmente consentida..Pero no nos<br />

olvidemos que todo lo que se llama la temprana Edad Media -los<br />

cuatro o cinco siglos que van desde San Agustín hasta la plena<br />

concepción medieval- es un período durante el cual nos encontramos<br />

con un mar de contradicciones constantes entre lo que<br />

podríamos llamar las últimas repercusiones de la mentalidad clásica,<br />

<strong>del</strong> viejo racionalismo clásico en conflicto, en lucha con esta<br />

mentalidad racional también, de vieja raíz platónica, saturada de<br />

influencias trascendentales, y que constituye una proeza de afirmación<br />

de un mundo intelectual, o más exactamente de un mundo<br />

inteligible que se superpone por encima <strong>del</strong> mundo de la experiencia.<br />

La interpretación cristiana de la historia fue el resultado de<br />

un ingente esfuerzo intelectual. Naturalmente triunfó rápidamente<br />

en las élites intelectuales que apoyaban su interpretación de<br />

la historia en su fe, pero como sistema intelectual tardó mucho<br />

tiempo en transformarse en un sistema de verdad comunes. Hay<br />

que llegar a plena Edad Media para que esta interpretación intelectual<br />

se difundiera y se transformara en el modo corriente<br />

de pensar. Cuando llegamos a las postrimerías de la Edad Media<br />

se puede decir que esa concepción ha entrado en crisis. Quizás<br />

se podría decir, quizás con algo de audacia, que finalmente la experiencia<br />

de la vida histórica ha conseguido sacudir otra vez el<br />

yugo de esa interpretación intelectual. Ha conseguido que vuelvan<br />

a considerarse predominantes, que vuelvan a considerarse fundamentales<br />

los valores <strong>del</strong> mundo real por encima de los valores<br />

afirmados por esta concepción intelectual de una composición hí-<br />

-100-


ida, racional, platónica, teológica, con influencias griegas, con<br />

influencias testamentarias.<br />

La experiencia <strong>del</strong> tipo de historia que se da en el mundo<br />

occidental; la experiencia de la vida histórica concreta, primaria,<br />

que se realiza en el occidente de Europa, termina por constituir<br />

un sistema empírico que se contrapone al sistema ideal, pero<br />

solamente en el campo de la opinión. Sin duda alguna las crónicas<br />

de los últimos tiempos de la Edad Media -podríamos decir la<br />

crónica que sigue especialmente Giovanni Villani en Italia- está<br />

ya saturada de ese espíritu. Nadie podría afirmar que la crónica<br />

comunal de los últimos siglos de la Edad Media está inspirada<br />

en la tradición agustiniana. Pero esa nueva concepción de la vida<br />

histórica, nacida de la experiencia, hija de la imagen espontánea<br />

de la vida histórica, le faltó doctrina hasta principios <strong>del</strong> siglo<br />

XVI. Quizás podría decirse que el gran mérito de Nicolás Maquiavelo<br />

es haberse atrevido un día a darle a esta noción espontánea,<br />

que estaba dando secretamente la batalla contra la cons~<br />

trucción teológica tradicional agustiniana de la historia, una doctrina.<br />

Y esta doctrina fue formulada de una manera muy severa,<br />

de una manera muy precisa, y en términos tales que sirvió rápidamente<br />

para atribuirle legitimidad a lo que era ya lo que podríamos<br />

llamar el espíritu moderno. Quizás con esto yo haya definido<br />

ya lo fundamental de lo que pudiera llamarse la misión de<br />

Maquiavelo en la historia <strong>del</strong> pensamiento occidental. Pero le<br />

atribuyo tanta importancia a esta idea que me perdonarán ustedes<br />

que vuelva sobre Alla intentando otro planteo para llegar a<br />

la misma conclusión.<br />

Si la cultura occidental tiene sustancialmente dos componentes<br />

fundamentales, el componente hebreo - cristiano y el componente<br />

clásico, es evidente que la cultura occidental ha significado<br />

la hegemonia <strong>del</strong> componente hebreo - cristiano. Esto no hay lugar<br />

a dudas. El componente hebreo - cristiano en el orden intelectual<br />

implicaba una concepción de la vida -y por eso una concepción<br />

de la historia- que sobreponía el deber ser al ser, que<br />

era siempre -para usar una frase que se usó en alguna remíniscencia<br />

platónica-, que era siempre "una historia ideal", una historia<br />

ideal eterna. Pero es indudable que la cultura medieval y la<br />

concepción medieval de la historia, presididas ambas por los esquemas<br />

intelectuales de la tradición hebreo - cristiana, están permanentemente<br />

en la cultura medieval amenazadas, jaqueadas, por<br />

la perduración de la tradición clásica. Ciertamente no se puede<br />

decir que sea un tema agotado, ni quizá iniciado seriamente, el<br />

<strong>del</strong> balance de la significación que tiene la tradición clásica por<br />

debajo de lo que podríamos llamar "la cultura oficial" de la Edad<br />

Media, que era la que afirmaba la primacía y casi la exclusividad<br />

de las formas <strong>del</strong> pensamiento hebreo - cristiano. Se ha estudiado<br />

--;-como saben ustedes muy bien- la significación de Virgilio en<br />

la Edad Media en un libro clásico. Se ha señalado, no sin sorpresa,<br />

-101-


que ·le· atribuye Dante Alighieri a los epicúreos<br />

habla de Farinata degli Uberti o cuando habla de Caval­<br />

, se ha estudiado la presencia de ciertas formas de paganismo<br />

o se ha descubierto en determinado tipo de movimiento o<br />

de conducta una faceta que era visiblemente heterodoxa, visiblemente<br />

disidente, visiblemente inadecuable a la concepción cristiana<br />

tradicional. Podemos decir que ha sido sospechado el problema<br />

de que la imagen que nos hacemos habitualmente de la<br />

cultura medieval es falsa en la medida en que no está integrada<br />

con una justa apreciación de lo que ha significado la perduración<br />

de los elementos clásicos.<br />

Pues bien, estos elementos clásicos, estos elementos paganos,<br />

no son al fin de cuenta sino algo que está implícito en la presencia<br />

de esto que Dante Alighieri y tantos otros llamaban el epicureísmo.<br />

La tradición clásica subyace en la cultura medieval a través<br />

de una tímida afirmación <strong>del</strong> valor de la experiencia. Y un día<br />

cuando llegamos a las postrimerías de la Edad Media, comienza<br />

a advertirse que la experiencia comienza a adquirir un valor, comienza<br />

a reconocerse de un valor que sin duda alguna y a pesar<br />

de los inmensos esfuerzos por componerla e integrarla en la concepción<br />

platónico - cristiana, revelaba que contenía elementos nrofundamente<br />

disidentes. Se podría hablar de lo que llamaríamos<br />

"la tradición franciscana", que es la tradición <strong>del</strong> empirismo de<br />

Roger Bacon y que es la tradición de Guillermo de Oca; una afirmación<br />

típica <strong>del</strong> valor de la experiencia que oculta sus últimas<br />

posibilidades, que oculta lo que llamaríamos el valor de germen<br />

de descomposición que encierra con respecto al sistema intelectual<br />

racionalista y de linea platónico - cristiana. Pero cuando llegamos<br />

a los últimos tiempos de la Edad Media, vemos que hay de manera<br />

universal una afirmación de la experiencia que está probando<br />

que aquellos integrantes clásicos de la cultura medieval<br />

tenían mucho más fuerza, mucho más vigencia que la que nos<br />

hacía sospechar la construcción tradicional, la concepeión ortodoxa<br />

de la cultura medieval.<br />

En el campo de la vida histórica, en el campo de la interpretación<br />

de la vida histórica, tenemos algunos elementos que nos<br />

empiezan a llamar la atención ya en el siglo XIV, quizá antes y<br />

quizá en piezas que no niegan, que no se atreven a negar, que<br />

están saturadas por otras muchas cosas de tradición platónicocristiana.<br />

Cuando llegamos al siglo XIV y al siglo XV esto es innegable.<br />

Tenemos testimonios historiográficos que yo aludí en la<br />

clase anterior, tenemos otros muchos testimonios. ¿ Cómo puede<br />

explicarse lo que llamaríamos "la revolución plástica" en el siglo<br />

XIV y el XV, sino por una afirmación de la experiencia'? ¿. Cómo<br />

podría explicarse la crisis religiosa'? ¿ Cómo podria explicarse la<br />

crisis de la escolástica'? Todo esto está revelando que hay un germen<br />

de descomposición en la tradición ortodoxa platónico - cristiana<br />

que amenaza la presunta unidad de la cultura medieval.<br />

-102-<br />

Cuando llegamos al siglo XV, especialmente en Italia esta<br />

afirmación de la experiencia se torna innegable. Testimonio~ historiográficos<br />

no nos faltan, testimonios plásticos no nos faltan.<br />

pero lo que sí nos falta es' que alguien se atreva a medir la sig~<br />

nificación de la experiencia, a afirmar que tiene también una<br />

posibilidad de valor último y a afirmar que hay en la vida <strong>del</strong><br />

hombre y en consecuencia en la vida de las sociedades, esto es,<br />

Bn la historia, una virtualidad interpretativa que está esperando<br />

que se despierte bajo el signo de una justa estimación de lo que<br />

significa la actitud real <strong>del</strong> hombre frente a las cosas v frente<br />

a los demás hombres. .<br />

Se podría decir que en las postrimerías <strong>del</strong> siglo XV se nos<br />

anuncia esta crisis sustancial a través de la actitud e i~clusive<br />

d;l pensamiento de Leonardo. En esta revisión que se está hacIendo<br />

en los últimos tiempos en el pensamiento de Leonardo tan<br />

fértil por lo demás, se encuentra una afirmación <strong>del</strong> valor de la<br />

naturaleza que es todo una revelación. Es en cierto modo una<br />

teoría la que está implícita en el famoso "Tratado de la Pintura";<br />

una afirmación de la teoría implícita en toda la pintura <strong>del</strong><br />

Cuatrocientos.<br />

P?es en el campo de la interpretacióú histórica, en el campo<br />

de la mterpretación de la vida de relación, en el campo en consecuencia<br />

común de la política y de la historia, este papel es el<br />

que cumple Maquiavelo: poner al descubierto el valor último de<br />

la experiencia, poner al descubierto el valor último de las relaciones<br />

reales entre el hombre y la naturaleza y entre el hombre<br />

y los demás hombres, y tratar de establecer una doctrina Esta<br />

d?ctrina naturalmente comenzó siendo, como comienzan si'empre<br />

sIendo las grandes revoluciones, una afirmación <strong>del</strong> pasado remoto<br />

contra el pasado inmediato.<br />

. El p~nsamiento de ~Iaquiavelo cree ser -inclusive en el propIO<br />

Maqmavelo- una sImple restauración de la vieja concepción<br />

romana de la historia. En parte no se equivoca, su pensamiento<br />

es una afirmación de lo que llamaríamos la tradición clásica sumergida<br />

a lo largo de la Edad Media, pero no ahogada. Lo cierto<br />

es, sin embargo, que además de eso, es una doctrina oriO'inal. Esta<br />

doctrina original es tan original, lo es hasta tal punto~que sirve<br />

de fundamento a todo 10 que podríamos llamar la estructura <strong>del</strong><br />

pensamiento moderno en relación con los problemas de la vida social.<br />

De aquí su inmensa significación.<br />

Maquiavelo es balance de una época; es discriminación nítida,<br />

<strong>del</strong>iberada, consciente, de dos puntos de vista frente al problema<br />

de la consideración de lo' humano, de lo que hoy llamaríamos<br />

10 social, lo político, lo humano también en el sentido más<br />

general. Discriminación de dos posiciones y toma de partido resuelta,<br />

categórica, en favor de una de esas posiciones arrostrando.<br />

naturalmente, la inmensa responsabilidad que significaba desva~<br />

lorizar una posición cuando se afirmaba la otra.<br />

-103-


histórica singularisima.<br />

experiencia como supremo valor<br />

en realidad él generaliza su propio<br />

ha tenido una experiencia histórica verdaderamente<br />

excepcj[011[al. Maquiavelo nace en el 1465; Maquiavelo despierta a<br />

política muy joven todavía, en el momento en que su ciudad<br />

natal -Florencia-ve desaparecer el viejo sistema <strong>del</strong> principado<br />

que habían instaurado los Médicis, que desaparecen expül'­<br />

sados por los franceses en 1494, y ve la restauración de la comuna<br />

librebajo el signo de-la restau.ración de la concepción platónicocristiana<br />

encarnada por Savonarola. Este es u.n episodio único en<br />

cuanto a la pureza y a la nitidez conque se da la contraposición <strong>del</strong><br />

pensamiento. Pero en realidad es el fenómeno típico <strong>del</strong> siglo XV<br />

y <strong>del</strong> XVI en algunas partes.<br />

El siglo XV nos había mostrado cómo el curso natural de<br />

las cosas había hecho eso que hoy también se llama, aplicándolo<br />

a nuestro tiempo, la revolución de las cosas. Había hecho una revolución<br />

que consistía en ir -que es la revolución burguesa por<br />

otra parte- en ir postergando, en ir omitiendo, sin declaración<br />

ninguna de guerra, 10 que constituía el bagaje tradicional, el esquema<br />

tradicional de la comprensión <strong>del</strong> mundo. La ¡'evolución<br />

burguesa empezó a omitir -sin negarlo, sin preocuparse de negarlo<br />

en campo doctrinario-, se había preocupado por omitir, por<br />

postergar, lo que llamaríamos la concepción trascendentalista <strong>del</strong><br />

mundo. Y viviendo según este principio había llegado a transformar<br />

esa concepción trascendentalista sobre un sistema ritual<br />

que no afectaba prácticamente al desarrollo de la vida cotidiana<br />

y que no incidía sobre el sistema de los valores morales. Y en<br />

todas partes vamos a asistir a una contraposición violenta, a una<br />

reacción violenta <strong>del</strong> espíritu tradicional que se empeña en no<br />

perder posiciones, que descubre un día el peligro de estas formas<br />

espontáneas de vida nuevas y re<strong>nov</strong>adoras.<br />

En todas partes vamos a asistir a episodios que nos revelan<br />

que el espíritu tradicional ha descubierto que está en peligro. ¿ Qué<br />

es al final de cuentas la Contrarreforma'? ¿ Qué es el desarrollo<br />

de la Inquisición'? ¿, Qué es todo este vasto movimiento'? ¿, Qué es<br />

Felipe II sino este intento de reacción frente a la crisis <strong>del</strong> sistema<br />

tradicional para apuntalado y defenderlo ahora mediante<br />

un formidable aparato de autoridad'? Pues este vasto fenómeno,<br />

que constituye el fenómeno típico de los albores de la Edad lVIoderna,<br />

este fenómeno que origina esta especie de constante contradicción<br />

que acusa toda la Edad Moderna hasta llegar al siglo<br />

XVIII; este fenómeno se da en pequeña escála, diriamosen la<br />

escala humana, en la escala de la percepción de un individuo que<br />

ve todos los elementos <strong>del</strong> problema pasearse <strong>del</strong>ante de sus ojos;<br />

este fenómeno se da en Florencia con la restauración <strong>del</strong> orden<br />

tradicional por3avonarola.<br />

y lVIaquiavelo, que participaba <strong>del</strong> espíritu florentino en la<br />

-104-<br />

medida en que se había saturado de esos principios que caracterizaron<br />

la época de Lorenzo el Magnífico, asiste un día a la crisis<br />

de ese sistema y al intento de restaurar un orden tradicional que<br />

evidentemente había perdido vigencia, había perdido justificación,<br />

pero que en esta contingencia histórica aparece ahora endurecido,<br />

ordenado como un vigoroso sistema, y con deseo de apelar<br />

a la autoridad, a la intransigencia, a la intolerancia, para reafirmarlo<br />

ante la evidencia de que no tenía lo que podríamos llamar<br />

"un apoyo estatal". El gobierno -mejor la era de ascendiente incuestionable<br />

de Savonarola en Florencia- dura desde 149 L 1 hasta<br />

1498. Es la época de restauración de lo que podríamos llamar "la<br />

comuna cristiana"; una comuna con los típicos caracteres de la<br />

comuna medieval, de 108 albores <strong>del</strong> desarrollo capitalista, en un<br />

mundo que estaba creciendo en el orden capitalista hasta superar<br />

los esquemas posibles <strong>del</strong> orden comunal; orden capitalista que<br />

estaba creando ya 10 que llamaríamos la economía nacional, esto<br />

es, el orden que crea Luis XI en Francia, por ejemplo. Y al lado<br />

o por encima de esta comuna medieval restaurada intenta Savonarola<br />

superponer todo el sistema de valores tradicional también<br />

-en crisis desde el siglo XIII por lo demás visiblemente- y que<br />

él procura fortalecer con un sistema de autoridad. Savonarola, podría<br />

decirse, tratando de pasar por alto las inmensas diferencias,<br />

es una especie de precursor de Felipe II, o quizá, de Fernando II<br />

de Alemania. Implica un enorme esfuerzo por restaurar un sistema<br />

caduco; por transformar en vigente lo que espontáneamente<br />

y sin que nadie le diera una batalla frontal, había dej ado de<br />

tener vigencia.<br />

y este hombre que quemaba cuadros en la Plaza de la Señoría,<br />

porque decía que eran llamados a la sensualidad y que apartaban<br />

de la vida contemplativa; este hombre que repudiaba el<br />

desarrollo literario característico de la corte medicea <strong>del</strong> siglo XV;<br />

este hombre que impugnaba las costumbres florentinas; este hombre<br />

que aspiraba a que Florencia, la Florencia que había conocido<br />

a Pedro de la Francesca y a Masaccio y a Botticelli, a que volviera<br />

a ser la Florencia anterior, la Florencia Antica, la Florencia<br />

anterior todavía a la época de Dante, es decir la Florencia que<br />

va Dante añoraba: este hombre pone al descubierto ante los ojos<br />

de este sagaz ob~ervador todos los mecanismos internos de la<br />

política de su tiempo. Es, podríamos decir, este esfuerzo de nadar<br />

contra la corriente 10 que desata el espectáculo ante los ojos de<br />

.\'Iaquiavelo de cuál es el dinamismo real, el dinamismo incontenible<br />

de la vida política de su tiempo.<br />

Maquiavelo le llamará a Savonarola "el Profeta de San Marcos"<br />

v en esta fórmula está encerrando los dos términos de su<br />

interpretación de la vida histórica. Se puede ser profeta, puede<br />

sentirse un individuo poseedor de un plan; pero este plan no puede<br />

ser predicado: tiene que ser impuesto. Y Savonarola quiso armar<br />

un aparato de autoridad y lo quiso armar a la manera medieval<br />

-105-


as(::erlctil¡!n1;e moral. Savonarola terminó quey<br />

este final <strong>del</strong> reverenciado prereformador<br />

social; este final <strong>del</strong> político<br />

o quiso ser Savonarola- completó el cuallamaríamos<br />

"el fenómeno experimental de la poque<br />

lVIaquiavelo tuvo <strong>del</strong>ante de sus ojos.<br />

Si se sigue el proceso de Savonarola desde el comienzo hasta<br />

el fin, se ven cuáles eran los elementos que pudo manejar lVIaquiavelo.<br />

lVIaquiavelo pudo manejar en cuatro años, con la experiencia<br />

de sus 25 ó 30 años de vida, todos los experimentos que<br />

los historiadores contemporáneos pueden percibir en la política<br />

moderna sólo en el plazo de ciclos de un par de siglos.<br />

Todo eso se le presentó bajo los ojos y con una extraordinaria<br />

perspicacia, con un sentido extraordinario de lo que llamaríamos<br />

los móviles reales, puso al descubierto todos los elementos<br />

en juego y no creó sino que describió una situación. Subrayo<br />

estas palabras porque lo que se ha llamado "el maquiavelismo",<br />

con una intención pérfida por cierto, no ha existido nunca en lVIaquiavelo.<br />

lVIaquiavelo no ha propuesto una política; lVIaquiavelo<br />

ha tratado de describir una política que todo el mundo hacía. El<br />

no la ha propuesto; él la ha descubierto, él ha construído un sistema<br />

con los datos de la realidad. Y ese sistema, tan combatido<br />

por unos y por otros, tan combatido por un maquiavélico profundo<br />

como era Federico II de Prusia, tan combatido por quienes se<br />

atenían profundamente al espíritu de su política, tan combatido,<br />

pues, por razones de mojigatería; ese sistema, ha resultado ser<br />

lo que podríamos llamar "la Biblia de la política moderna", de<br />

la política <strong>del</strong> mundo moderno.<br />

y no ha sido su capacidad creadora de político, ha sido su<br />

capacidad de análisis lo que le ha valido este triunfo. Porque todo<br />

el inmenso valor que tiene lVIaquiavelo es haber descubierto con<br />

absoluta precisión el sistema de incentivos, los mecanismos que<br />

estaban caracterizando la política de su tiempo que él transportó<br />

a la historia política de Florencia, que él utilizó para interpretar<br />

la vida política de Roma, con todo lo cual, adquirió la cantidad de<br />

datos suficientes como para darle, a todo su sistema interpretativo,<br />

profundo significado permanente.<br />

Quizá la obra más singular de lVIaquiavelo sea, en mi opinión,<br />

"La vida de Castruccio Castracani señor de Luca", un tirano <strong>del</strong><br />

siglo XIV, uno de los tantos "Signori", que le interesa a él de una<br />

manera singular como ejemplo humano, pero cuya experiencia política<br />

él describe en términos tan extraordinariamente modernos<br />

que aún hoy produce cierto escalofrío su lectura. En "Castruccio<br />

Castracani" descubre todas las cavidades. de lo que luego se ha<br />

llamado "el político". Podría decirse que el análisis que Ortega<br />

v Gasset hace de lVIirabeau', a quien llama "lVIirabeau o el político",<br />

está implícito sustancialmente en esta biografía de Castruccio<br />

Castracani que escribe lVIaquiavelo.<br />

-106-<br />

Esos elementos que constituyen los móviles reales de la acción<br />

política, que constituyen los fundamentos <strong>del</strong> desarrollo hi~tórico,<br />

los transporta en dos de sus obras fundamentales al analisis<br />

de la primera década de Tito Livio, y los transporta al análisis<br />

<strong>del</strong> desarrollo histórico de la ciudad de Florencia que él escribe,<br />

siguiendo la línea de los viejos cronistas florentinos, podríamos<br />

decir desde Giovanni Villani en a<strong>del</strong>ante, pero in<strong>nov</strong>ando,<br />

in<strong>nov</strong>ando de una manera extraordinariamente profunda en el<br />

análisis de los móviles. Y esta experiencia, y esta aplicación de<br />

la experiencia, le permite finalmente construir un sistema interpretativo;<br />

sistema interpretativo que constituye la aurora <strong>del</strong> pensamiento<br />

histórico moderno. A partir de él la historiografía difícilmente<br />

podrá olvidarse <strong>del</strong> aporte, de la revolución que hace<br />

lVIaquiavelo en la concepción de la Historia. Habrá sin duda alguna<br />

en el siglo XVI, todavía, historiadores a la manera antigua<br />

que perpetúen de algún modo la vieja interpretación medieval.<br />

Todavía en el siglo XVII -Bossuet- va a escribir una interpretación<br />

de la Historia Universal ateniéndose a los conceptos agustinianos,<br />

pero en cuanto se empieza a rastrear lo que llamamos<br />

"la revolución moderna en el campo de la interpretación historiográfica"<br />

se advierte que la presencia de lVIaquiavelo, en mucho o<br />

en poco, no falta nunca en ningún historiador <strong>del</strong> período moderno.<br />

lVIaquiavelo, como dije al principio, cree, como casi todos los<br />

hombres <strong>del</strong> siglo XVI, que no tiene otra originalidad que la de<br />

restaurar las ideas de la antigüedad clásica. Eles un profundo<br />

lector de los autores clásicos. Como es sabido Nicolás lVIaquiavelo<br />

comienza a actuar en política después de la caída de Savonarola,<br />

después de 1498, y actúa como Secretario de la Comuna florentina<br />

desde 1498 hasta 1512, fecha en que se produce la restauración<br />

de los l\1édicis y se produce su exilio. Apartado de la política, incluído<br />

arbitrariamente en una de las conspiraciones anti - mediceas<br />

que se producen después de 1512, es obligado a retirarse de<br />

la ciudad de Florencia y él se instala en un pueblecito de los<br />

alrededores de Florencia, llamado San Casciano.<br />

y allí pasa los años hasta que muere en 1526, dedicado a la<br />

contemplación, según él cuenta en una maravillosa carta que escribe<br />

a un amigo, explicando cómo se dedica al cuidado de su viña<br />

y al cuidado de su hacienda y cómo procura obtener de qué vivir<br />

durante todo el día; y cómo no vacila en entrar a la taberna a<br />

jugar a la trisca con sus vecinos, y cómo después de eso vuelve a<br />

su casa, se viste -dice él- "el hábito noble <strong>del</strong> letrado" y se<br />

pone a dialogar con los grandes de la humanidad, con los grandes<br />

de la antigüedad que él considera sus padres. Y en la lectura de<br />

Tito Livio, y en la lectura de los poetas clásicos y ele los filósofos,<br />

va ordenando -obsérvese bien lo que digo-, va ordenando un<br />

sistema de ideas que él no ha sacado de los clásicos, sino que ha<br />

sacado de su propia experiencia, pero que le es permitido ahora,<br />

a la luz de la experiencia de la historia clásica y ante el ejemplo<br />

~107-


de los sistemas interpretativos de los historiadores clásicos, ordenar,<br />

con un criterio que es revolucionario.<br />

La más revolucionaria de sus ideas fue afirmada a principios<br />

<strong>del</strong> siglo XVI, es decir diez o veinte años antes de la Reforma, en<br />

una época de extraordinario desarrollo <strong>del</strong> nuevo misticismo, en<br />

pleno desarrollo de las luchas religiosas, durante la amenaza de<br />

la crisis religiosa, mejor dicho, afirmar de una manera categórica<br />

esta idea: el hombre es un ser natural. Este es todo el descubrimiento<br />

de Maquiavelo. El hombre es un ser natural como creían<br />

los historiadores clásicos, como creían los filósofos clásicos, como<br />

creía Epicuro. El hombre es un ser natural, es decir, el hombre<br />

es esencialmente sujeto de egoísmos y de pasiones y no tiene otros<br />

móviles en su existencia que la satisfacción de sus necesidades,<br />

de sus instintos, de sus pasiones, de sus anhelos primarios, algunas<br />

veces recubiertos con ciertos ideales que formula intelectualmente<br />

pero que encubren este llamado imperioso de la voluntad.<br />

Era una vieja tesis, era la vieja tesis pesimista de la Antigüedad.<br />

Volvió a ser -no nos olvidemos- es la vieja tesis pesimista<br />

<strong>del</strong> racionalismo, es finalmente toda la tesis pesimista que<br />

preside la filosofía moderna. ¿ Cómo se explicaría a Rousseau sin<br />

lVIaquiavelo? Pues este descubrimiento implica una "revolución<br />

copernicana", implica rever totalmente el sistema de valores tradicionales.<br />

Y de aquí en a<strong>del</strong>ante, es decir, a partir de esta idea<br />

<strong>del</strong> hombre, empieza a explicarse la idea <strong>del</strong> comportamiento <strong>del</strong><br />

ser individual, la idea <strong>del</strong> comportamiento <strong>del</strong> individuo en la comunidad,<br />

de acuerdo con este nuevo criterio que establece.<br />

Entre todas las manifestaciones de esta actitud primaria <strong>del</strong><br />

individuo, Maquiavelo sostiene que el impulso egoísta se manifiesta<br />

sobre todo en un impulso de poder. Obsérvese la significación.<br />

Ha sido necesario llegar al siglo XIX para que se advierta<br />

la discríminación posible entre el impulso de poder y el impulso<br />

de riqueza. En el siglo XVI nos encontramos con una interpretación<br />

de la Historia de acuerdo con la cual el móvil sustancial de<br />

la Historia es la lucha por el poder. No se le oculta a Maquiavelo<br />

la significación de la estructura económica de la Historia, pero<br />

afirma categóricamente que quien tiene el poder tiene dinero. De<br />

modo que si hubiera que reducir a un esquema, que sería falso<br />

por cierto, su concepción de la Historia, habría que decir, contraponiendo<br />

a la formulación que se utiliza también falsamente<br />

para definir la concepción de Marx, habría que decir que es el de<br />

Maquiavelo "un determinismo político". Este determinismo político<br />

es prácticamente la teoría histórica de la Edad Moderna.<br />

¿ Cómo se podría explicar a Voltaire, para tomar un ejemplo<br />

significativo, sin esta afirmación categórica de cuál es el móvil<br />

sustancial de la Historia? Y obsérvese esta significación. Cuando<br />

en el siglo XIX se discrimina poder económico y poder político,<br />

cuando en el siglo XIX se discrimina plano económico y plano<br />

político, se asiste a una redistribución de la responsabilidad his-<br />

-108-<br />

tórica y como el hacer económico le interesa a todos los sectores<br />

de la sociedad, se empieza a hacer una Historia en donde prevalece<br />

el acento de lo social porque empiezan a aparecer, como<br />

capaces de decidir en el plano de la Historia, todos los sectores<br />

sociales, inclusive aquellos que son a primera vista un poco inertes,<br />

porque se empieza a estimar la significación de las masas de<br />

los desposeídos, de los que no tienen posibilidad de actuar en la<br />

disputa por el poder, en el simple quehacer económico.<br />

La historia social, es decir, la estimación <strong>del</strong> valor de las<br />

masas, no podría aparecer antes que se hubiera hecho esta discriminación<br />

entre el plano de lo económico y el plano de lo político,<br />

porque sólo en el plano de lo económico se puede medir y<br />

advertir la significación de las masas. Para Maquiavelo, que no<br />

discrimina lo político de lo económico, que supone que lo económico<br />

es algo que depende de lo político, que supone que el hombre<br />

es un ser movido por instintos y pasiones, que esos instintos finalmente<br />

no resuman sino en la lucha por el poder, la Historia<br />

no podía ser sino la Historia de las luchas por el poder. Y esto<br />

es la concepción de Maquiavelo. La Historia es un determinismo<br />

político, la Historia es el espectáculo de la lucha por el poder.<br />

¿ Quiénes luchan por el poder? Todos -dice él-, todos tienen<br />

instintos y pasiones; todos son capaces de desear, todos son<br />

capaces de querer. Pero este buen lector de los clásicos, este buen<br />

lector de Tito Livio, descubre que lo importante en la Historia<br />

no es desear y querer, sino poder y hacer. Y su Historia en su<br />

determinismo político es una especie de desenfrenado canto <strong>del</strong><br />

valor de la voluntad. La voluntad es lo propio <strong>del</strong> vivir, la voluntad<br />

es lo propio <strong>del</strong> varón, la voluntad es lo que transforma un<br />

individuo de ser inerte en ser actuante y decisivo. De aquí su<br />

interpretación de lo que es la masa humana.<br />

Este pesimista, este terrible pesimista, afirma que los hombres<br />

se dividen en dos grandes grupos. Unos son aquellos -dice<br />

él- que no son ni demasiado malos ni demasiado buenos, es<br />

decir, mediocres. El le llama mediocres no sólo a los que son un<br />

poco malos, no sólo a los que son un poco buenos, sino a todos<br />

aquellos que no han decidido optar y, podríamos decir, jugar totalmente<br />

una carta, o la de la maldad o la de la bondad: a él no<br />

le importa. Porque si algo caracteriza esta concepción de su determinismo<br />

político y su concepción voluntarista es, naturalmente,<br />

el escindir totalmente la concepción histórica de la concepción<br />

moral. El no la niega, es decir, no niega el deber ser, él no es<br />

un maquiavélico. El afirma que el deber ser es algo que el hombre<br />

postula y hacia lo cual aspira, pero se limita a observar que luego<br />

no vive según el deber ser, sino según un cierto tipo de relaciones<br />

que sólo en excepcionales casos se remonta por encima <strong>del</strong> ser hacia<br />

el deber ser. Y mientras mantiene esta escisión entre lo moral y<br />

lo político, afirma que lo político es lo estrictamente histórico, e<br />

inversamente que lo histórico es solamente lo político, porque la<br />

-109


historia se da en el plano de la voluntad y la voluntad es lo que<br />

caracteriza a esta pequeña minoría de los que se deciden a ser<br />

o infinitamente malos, o decididamente malos o decididamente<br />

buenos, jugando, diríamos, la totalidad de sus posibilidades a una<br />

sola carta para imponer finalmente su voluntad sobre los demás.<br />

Esto es lo que él había observado en Castruccio Castracani<br />

y decía terminando la biografía: "Si Castruccio Castracani no hu'­<br />

biera sido Señor de Luca y le hubiera tocado actuar en otro escenario,<br />

hubiera sido tan grande como Alejandro Magno". Porque<br />

el sujeto es el mismo, porque el ser humano es el mismo.<br />

Cambian las circunstancias. Pero él era curioso <strong>del</strong> mecanismo<br />

psicológico y <strong>del</strong> mecanismo histórico. Para él una misma cosa<br />

por cierto. La Historia no era finalmente sino una especie de<br />

vasta proyección de la acción de unos cuantos, de esta élite, de<br />

esta élite que ahora ha vuelto a llamarse la élite <strong>del</strong> poder.<br />

Porque obsérvese que después de nuevas experiencias muy<br />

típicas <strong>del</strong> siglo XX, ha vuelto a reflexionarse sobre si las relaciones<br />

entre lo económico y lo político son exactamente en el orden<br />

en que se habían previsto en el siglo XIX. Y otra vez se ha<br />

producido un vasto movimiento, de expectativa por lo menos, con<br />

respecto a la significación decisiva de lo puramente político. Yo<br />

me atrevería a decir que después de la experiencia <strong>del</strong> fascismo<br />

y <strong>del</strong> nacional socialismo, hay en el campo de la interpretación<br />

histórica un cierto retorno a lVIaquiavelo.<br />

Esta concepción voluntarista, propia naturalmente de un pesimista<br />

como era él, de un hombre que partía de la base de la<br />

concepción naturalista <strong>del</strong> ser humano, se caracteriza, como acabo<br />

de decirlo, sustancialmente por este distingo entre moral y política.<br />

Toda la política medieval se había caracterizado por una<br />

especie de omisión de la conducta real y una afirmación <strong>del</strong> deber<br />

ser como si fuera realmente el ser. No hay más que ler los<br />

innumerables tratados para príncipes, empezando .. por las máxi'­<br />

mas que contiene "La vida de San Luis de Joinville" y llegando<br />

hasta "El regimiento de Príncipe" de Gómez lVIanrique, en la<br />

España <strong>del</strong> siglo XV, para descubrir que toda la concepción política,<br />

en relación estrecha con la concepción histórica de la Edad<br />

Media, consiste en afirmar que el poder está al servicio <strong>del</strong> deber<br />

ser. Pero lVIaquiavelo descubre en la experiencia de su tiempo y<br />

proyecta la experiencia de su tiempo luego a las fuentes históricas,<br />

y se siente autorizado para decir que es la experiencia de<br />

todo tiempo, y afirma que ese deber ser es exclusivamente una<br />

aspiración que se da en ciertos espíritus a quienes repugna la<br />

realidad, y afirma que aunque la realidad repugne la realidad es<br />

la realidad, y la describe como la ve.<br />

Por eso digo que no es exactamente él un maquiavélico en<br />

el sentido que habitualmente se ha dicho, sino simplemente un<br />

anatomista capaz de disecar un cuerpo y poner sobre la mesa <strong>del</strong><br />

gabinete los elementos para su estudio. Eso es lo que hace. Yesos<br />

-110-<br />

son l~s. ~lementos q;l~ descubr~n esta realidad. Y los descubre en<br />

el a!lalISIS de la polIbca de Lms XI como los descubrirá contempOl~aneamente<br />

Commin el memorialista que escribe toda la historIa.<br />

(~e la lucha entre Luis XI y el Duque de Borgoña. Y lo desc~lbrIra,<br />

,como lo ha descubierto antes, con gesto patético, el CancIller<br />

Lopez de Ayala en España, cuando escribe la crónica de<br />

Don. Pedro I, cuando escribe "El Rimado de Palacio", en que se<br />

qU~J~ amargar,nente de cómo es la política, pero dice cómo es la<br />

po.lIbca. lVIaqu~avelo no se queja. Tiene un humor itálico y se limIta<br />

a descrIbIr la realidad sin quejarse, aun cuando no escatima<br />

su respeto, su admiración, por aquellos que son capaces de sobreponer~~<br />

a esto que podríamos llamar "los llamados <strong>del</strong> instinto,<br />

de la paSIOn, <strong>del</strong> egoísmo", y son capaces de sacrificarse por algo<br />

que ellos creen que es éticamente lo mejor. Y no lo niega. El habla<br />

de Savonarola con un respeto profundísimo, pero señala que<br />

era un profeta desarmado. No se opone a que sea un profeta. Se<br />

OpO!le a que el profeta sea un político; se opone a que el político<br />

este desarmado, y se empeña en demostrar que no se puede act:lar<br />

sobre una sociedad que quiérase o no se mueve por esos móvI~es,<br />

con ~rmas que no se dirigen, con métodos que no se admI,te.n,<br />

Con lllstrumentos que no son capaces de actuar sobre esos<br />

movI1es.<br />

Este vasto sistema no sólo es la restauración de algunos elementos<br />

de la concepción clásica, sino que tiene todos los element~s.<br />

nuevos de la experiencia de la burguesía. Esto es. lo que sig­<br />

~IfIca :1 pensamiento de lVIaquiavelo. lVIaquiavelo es, en· última<br />

I~sta~lcla, la doctrina política que corresponde a la gran experIenCIa<br />

burguesa de fines de la Edad lVIedia. El describe lo que<br />

ha hecho la burguesía, él describe el proceso mediante el cual se<br />

h~ ~le~ado al s.is.tema de la Señoría mediante el cual la monarquía<br />

dlllast.lCa tradIcIOnal será transformada en monarquía absoluta.<br />

De~cnbe lo que ~a ocm:ri.do. :: esto que ha ocurrido es algo que<br />

esta ,dentro de. cIerta loglca lllterna <strong>del</strong> proceso de la burguesía<br />

ql~e el ~a analIzado con bastante cuidado aunque no use la term~nolOgla<br />

que nosotros usamo~. El no analiza el proceso económICO<br />

que no.sotros hemos a~)rendido poco a poco a describir, pero<br />

en el mecamsmo <strong>del</strong> poder Juega el dinero un papel que era exactamente<br />

el que jugaba el capital naciente en la sociedad de las<br />

postrimerías de la Edad lVIedia.<br />

Digamos finalmente que de los clásicos ha heredado no sólo<br />

su concepción pesimista <strong>del</strong> hombre sino que ha heredado algunas<br />

o.tras. cosas, .y entre ellas, la típica concepción pragmática de<br />

la Hls.tOrIa. NadIe p~lede negar que este realista, que este voluntarIs.ta,<br />

qu~ este pesimista, tenía un enorme, un profundo amOl'<br />

por Itaha. ItalIa que no era sino una palabra, Italia que no era sino<br />

una reminiscencia clásica, Italia que no era una realidad en la<br />

experiencia histórica medieval. Italia era para él una virtualidad.<br />

Esa virtualidad podía transformarse en realidad a su manera de<br />

-111-


ver si se seguía una política análoga a la que habían seguido los<br />

gra11.desrealistas de su tiempo: Luís XI, Fernando de Aragón.<br />

ELcre{óque César Borgia podía cumplir esta función en Italia,<br />

y la verdad es que a pesar de sus crímenes, lo admiró en la medida<br />

en que pareció que era una esperanza. Lo que él quería era<br />

transformar esta virtualidad en una realidad; él quería que Italia<br />

llegara a ser una unidad política capaz de contraponerse a las<br />

grandes unidades políticas que se habían compuesto en su. tiempo,<br />

casi <strong>del</strong>ante de sus ojos. Esa realidad política que era ahora<br />

casi toda la Península Ibérica, esa realidad política que era ahora<br />

casi toda la antigua Francia. Esto quería él y al servicio de este<br />

designio puso este conjunto de máximas, este conjunto de consejos<br />

que se llama "El Príncipe", que es una aplicación de sus observaciones<br />

sobre la Historia a la realidad inmediata. De modo<br />

tal diríamos que su actitud empirista se perfecciona de un modo<br />

absoluto porque su concepción de la política proviene de la Historia<br />

y él procura que su concepción de la Historia revierta sobre<br />

la política y se transforme en el criterio capaz de asegurar algo que<br />

constituye en sus ojos un ideal.<br />

Quizás sean estos los rasgos fundamentales <strong>del</strong> pensamiento<br />

histórico de Maquiavelo. Si se quiere medir su grandeza -independiente<br />

de otras muchas, pues no en balde es uno de los más<br />

grandes prosistas italianos, porque no en balde nos deja en la "Mandrágora"<br />

una de las piezas maestras <strong>del</strong> teatro moderno- si se<br />

quiere medir su significación, dejando de lado otros aspectos, valdría<br />

la pena hacer alguna vez -y creo que no se hecho <strong>del</strong> todo<br />

a pesar <strong>del</strong> inmenso esfuerzo de Bíldari o de tantos otros- el<br />

balance de lo que podríamos llamar "el maquiavelismo sumergido<br />

que hay en la cultura moderna". Yo confío en que ese balance daría<br />

un resultado tan enorme que me atrevo a decir que la cultura<br />

moderna es en cierto modo inexplicable sin Maquiavelo y que está<br />

montada fundamentalmente sobre este principio. Puede ser que<br />

esta atribución sea exagerada en la medida en que él es más que<br />

un creador un hombre capaz de diagnosticar un estado de ánimo.<br />

Pero la verdad es que ese diagnóstico hizo de ese estado de ánimo<br />

una realidad viviente, lo transformó en una conciencia positiva,<br />

en algo que ya no se podía negar Y él tuvo, además, el inmenso<br />

valor de dar la batalla de frente contra una estructura intelectual<br />

que consideraba caduca y que muchos todavía conservaron simulando<br />

que estaba todavía vigente durante dos o tres siglos. No es<br />

poco para \1l1 hombre de pensamiento.<br />

SOCIEDADES MARGINALES DE<br />

AMERICA<br />

COLONIAL<br />

HISTORIA POLITICA E HISTORIA SOCIAL.<br />

Daniel D. Vidart<br />

Profesor de Enseñanza Secundaria<br />

Alguna vez se ha reprochado a los uruguayos dedicados a<br />

las disciplinas históricas su vocación por los temas de la Patria<br />

Vieja y su desinterés relativo por los acontecimientos de este<br />

medio siglo XX.<br />

El reproche no es <strong>del</strong> todo justo. Puede criticarse el desmedido<br />

énfasis otorgado a la historia política, pero nunca serán ociosas<br />

las investigaciones concernientes a la historia social. En este<br />

sentido, José Manuel Estrada ha escrito que "si conociéramos a<br />

fondo todos los fenómenos de la sociedad colonial, habríamos res:lelto<br />

las tres cuartas partes de los problemas que nos agobian".<br />

8m pretender tanto, nosotros podríamos decir que un correcto conocimiento<br />

de la historia colonial americana permitiría, si no resolver,<br />

plantear por lo menos de modo eficiente una serie de problemas<br />

relacíonados con la dínámica y la estratificación sociales.<br />

de nu~~tros días. Ya se sab~ que conocimiento no es acción y que<br />

la aCClOn no se basa necesarIamente en el conocimiento. Pero toda<br />

medida de política social fundada en un conocimiento acabado de<br />

las realidades puede asegurarle a la acción un mayor margen de<br />

resultados positivos.<br />

El espíritu de este ensayo está inspirado en tal tesitura.<br />

Las figuras románticas e intrépidas <strong>del</strong> gaucho v <strong>del</strong> mameluco<br />

así como las actitudes insurgentes <strong>del</strong> indio br~vo o <strong>del</strong> negr¿<br />

cimarrón o. adquieren, a la luz <strong>del</strong> análisis socioeconómico,<br />

una di-<br />

menSlOn menos espectacular, menos <strong>nov</strong>elesca, pero nos revelan<br />

al mismo tiempo los mecanismos de la sociedad rígida y esclavócrata<br />

que se asentaba en las colonias americanas de España y<br />

Portugal. .<br />

ESTRATIFICACION DE LA SOCIEDAD COLONIAL.<br />

( " ) Dirección postal <strong>del</strong> autor: Cerretti 928. Adrogué. Provincia de<br />

Buenos Aires.<br />

-1/2-<br />

Uno de los investigadores que más seriamente se ha preocu~<br />

pado por los aspectos económicos y sociales de América colonial<br />

es Sergio Bagú. (1) Sus estudios han demostrado que la pirámide<br />

clasista colonial estaba constituída por un pequeño vértice de po-<br />

--113 -


tentados que se apoyaba sobre una enorme base de desposeídos,<br />

sin que existiera casi una neutralizante clase media.<br />

La clase alta, dueña de la tierra y el dinero, estaba integrada<br />

por tres estratos que, a mi juicio, pueden clasificarse de esta<br />

manera.<br />

El primer estrato era el de los señores indianos de gravitación<br />

internacional, directamente vinculados al viejo continente:<br />

los propietarios de los ricos yacimientos de oro y plata de Nueva<br />

España (México) y Alto Perú (Potosí); los influyentes negreros<br />

<strong>del</strong> litoral brasileño; los grandes importadores que regían el comercio<br />

mayorista de los Virreinatos de Nueva España y Perú;<br />

los latifundistas azucareros de Bahía y las Antillas.<br />

El segundo estrato estaba compuesto por los potentados indianos<br />

de gravitación regional, amos de vidas y haciendas en el<br />

vasto hinterland de sus posesiones: los "Gran Cacao" de Venezuela;<br />

los viticultores, algodoneros y azucareros de los oasis de<br />

la costa peruana; los encomenderos y ganaderos prósperos de México;<br />

los Barones <strong>del</strong> café de la baixada fluminense (Río de Janeiro)<br />

; los mineraidores de Minas Geraes; los fazendeiros de las<br />

estancias meridionales <strong>del</strong> Brasil; los dueños de los trapiches azucareros<br />

y de los ejércitos de esclavos de Veracruz.<br />

El tercer estrato, más modesto, comprendía a los capitalistas<br />

y terratenientes de gravitación local: los encomenderos de Chile,<br />

país pobre de indios mansos; los criadores de mulas cargueras,<br />

escalonados entre Buenos Aires y el Alto Perú; los prestamistas<br />

cordobeses; los empresarios de vaquerías de Santa Fe y la Mesopotamia<br />

argentina que realizaban sus empresas en la Banda<br />

Oriental, vivero de ganados mostrencos; los corambreros, estancieros<br />

y saladeristas uruguayos <strong>del</strong> siglo XVIII que prohijaron el<br />

patriciado de la emancipación; los comerciantes de Buenos Aires<br />

y Montevideo, enriquecidos por el contrabando de cueros, ganado<br />

y otros productos.<br />

Mucho más abajo de estos tres estratos de potentados y formando<br />

una débil cintura de contención se hallaba una brumosa<br />

clase media compuesta por elementos improductivos (funcionarios<br />

menores de la Corona, médicos, profesores, cagatintas) y productivos<br />

(propietarios de pequeños obrajes textiles, medianos agricultores<br />

y ganaderos, comerciantes minoristas, artesanos de las<br />

nacientes urbes).<br />

Finalmente, en el nivel inferior, se encontraba la clase baja,<br />

casi inidentificable, pues apenas se distinguía de la legión de desposeídos.<br />

Estaba representada por los prepotentes capataces de<br />

las minas, estancias y obrajes que se desquitaban de su mestizaje<br />

más sociológico que biológico vejando al indio y murmurando<br />

<strong>del</strong> blanco; los artesanos indígenas y criollos; los peones<br />

<strong>del</strong> área rioplatense y los vaqueiros de las estancias <strong>del</strong> Brasil<br />

coionial.<br />

Estas tres clases, a su vez, se apoyaban sobre la escla-<br />

-114-<br />

vitud de derecho <strong>del</strong> negro y la esclavitud de hecho <strong>del</strong> indio que<br />

constituían así la base sufriente e irredenta de la econom.ía colonial:<br />

la mita, la yanacona y la trata de esclavos eran el trípode<br />

sobre el cual se apoyaba un sistema despiadado de explotación<br />

<strong>del</strong> hombre por el hombre que contradecía "el sentido misional<br />

de la conquista de América".<br />

LAS SOCIEDADES MARGINALES.<br />

Dentro <strong>del</strong> vocabulario ortodoxo aceptado por la sociología y<br />

la etnología la voz "marginal" designa, cuando se refiere a un<br />

grupo, al "incompletamente asimilado; que ha hecho dejación de<br />

su anterior· cultura y que todavía no ha logrado plena acepción<br />

en la nueva en cuyo seno vive". (2)<br />

En el presente caso nos apartaremos <strong>del</strong> significado atribuído<br />

para englobar en esta categoría de marginales a los elementos humanos<br />

voluntaria o involuntariamente segregados de la economía<br />

colonial y ubicados fuera de las jerarquías clasistas.<br />

Son marginales aquellos grupos que dan la espalda a la estructura<br />

económico - social de la Colonia y procuran subsistir de<br />

modo predatorio, ya sea actuando sobre los recursos naturales,<br />

ya sobre las propiedades y haciendas de los productores.<br />

Los elementos marginales abarcan toda la gama racial y se<br />

hallan tanto en las áreas etnográficas como en la ciudad v el<br />

campo. Hay en sus filas indios, negros, mestizos y blancos; s~ les<br />

encuentra en las orillas de las ciudades, en los vastos interiores<br />

rurales y se les presiente tras el parapeto de las grandes selvas<br />

o las pampas inmensas.<br />

Los marginales segregados de la sociedad colonial, desclasados<br />

sin remisión, son el cáncer <strong>del</strong> naciente capitalismo imperante<br />

en América, los detritus humanos de una economía de mano larga<br />

y miras cortas, el testimonio de una vida miserable y vejada por<br />

los intereses crematísticos.<br />

No constituyen en ningún momento un proletariado, como decía<br />

Juan Agustín García, ni en el sentido que otorga Marx al<br />

término ni en el que actualmente le atribuye Toynbee (proletariado<br />

externo e interno) ; no son tampoco un campesinado en quiebra,<br />

pues jamás han sido campesinos en el estricto alcance de la<br />

palabra. Para formar un proletariado se requieren cuatro condiciones<br />

que no se cumplen en estos núcleos: la conciencia de su<br />

débil condición económica; la posibilidad de coordinar sus esfuerzos<br />

para obtener reivindicaciones sociales; la categoría sociológica<br />

de masa, conjunto social con bajo grado de fusión y altisimo<br />

grado de tensión; hábitos, idoneidad y capacidad laborales.<br />

El campesino, por su parte, trabaja de modo regular la tierra;<br />

se relaciona económicamente con la ciudad, que es la contrapartida<br />

que lo condiciona, y su próximo o lejano mercado; se siente<br />

vinculado al paisaje que crea con su esfuerzo y que, a la vez, 10<br />

-115-


V


africanas mezcladas, naturalmente, con ciertos elemE:m1;os<br />

europeos e indígenas, como muy bien puede comprobarse<br />

en su extraño. y rico estilo ornamental. (7)<br />

Los esclavos negros íntroducidos a lo largo de los siglos XVII<br />

y XVIII se fugaron en tandas sucesivas al interior de la Guayana<br />

Holandesa a partir <strong>del</strong> primer tercio de este último, y desde<br />

ese entonces llevaron una existencia totalmente distinta a la que<br />

padecían en la costa y diferente también a la originaria de las<br />

tribus indígenas que cedían ante su desesperado empuje. Los etnógrafos<br />

han comprobado que estos grupos conservaron con fi<strong>del</strong>idad<br />

los padrones culturales imperantes en Africa en el siglo<br />

XVII; los esclavos posteriormente importados habían perdido, por<br />

contactos y desnaturalizaciones, los caracteres tradicionales de las<br />

culturas silvícolas.<br />

La primera gran insurrección de esclavos, con la consiguiente<br />

fuga masiva a la selva, ocurrió en 1730, en la plantación de Bergen­<br />

Daal. Los negros alzados no retornaron jamás a la civilización que<br />

tan duramente los había tratado. Para estabilizar las relaciones<br />

los holandeses celebraron con ellos tratados de paz, pero estas fórmulas<br />

protocolares no lograron nada. La marginalidad social, cultural<br />

y económica de los boschnegers no fue atenuada de ningún<br />

modo y constituyó un enquistamiento africano segregado de la<br />

explotación colonialista.<br />

Las tribus de boschnegers formadas en el interior guayánico<br />

eran -y son aún- las siguientes: la Saramacca, la Awka y la<br />

Boni entre las mayores; la Matawaais, la Quintee Matawaais y la<br />

Paramacca, entre las menores. La Boni se ha lócalizado en la Guayana<br />

Francesa y la Saramacca, remontando el río Surinam, ha<br />

llegado con sus avanzadas hasta el territorio brasileño.<br />

La cultura trasplantada por estos negros a las florestas americanas<br />

tiene rasgos predominantes de los Fanti - Ashanti que pueblan<br />

la actual Ghana (ex Gold Coast); hay también, como expresa<br />

Arthur Ramos (8) influencias dahomeianas, propias de los yorubas<br />

y los bantús.<br />

Se han escrito interesantes estudios acerca de la cultura y<br />

el tipo físico de estos negros enclavados en las casi impenetrables<br />

selvas de la Guayana. (9) Uno de los datos más curiosos a<br />

consignar, y que denotan el contacto con otras áreas culturales,<br />

pese a que el cuerpo <strong>del</strong> complejo cultural continúa siendo africano,es<br />

que no hablaban -ni hablan- sus lenguajes maternos<br />

sino que recurrieron a una especie de lingua geral que era el<br />

equivalente selvático al papiamento <strong>del</strong> negro marinero <strong>del</strong> Caribe.<br />

Este talkee - talkee es una mezcla de holandés, francés, inglés,<br />

portugués y dialectos africanos. Un investigador que se ha<br />

preocupado por las particularidades lingüísticas de los boschnegers,<br />

dice que el pidgin de los negros selváticos es llamado por<br />

ellos mismos saramacca - tango o deepi - tahki, y agrega que las<br />

voces africanas se emplean de modo unánime en las ceremonias<br />

-118-<br />

mágicas y religiosas. (10)<br />

Pero la más importante comunidad de negros cimarrones es<br />

la <strong>del</strong> Quilombo dos Palmares, que durante el período que va de<br />

1630 a 1695 formó un extraño conglomerado étnico en la zona<br />

de los agrestes <strong>del</strong> Brasil nordestino.<br />

mares sirvió de refugio a millares de negros que se escapaban de<br />

las plantaciones, ele los ingenios azucareros, de los currais de garlo,<br />

de las senzalas suburbanas <strong>del</strong> litoral, en busca de libertad y de<br />

seguridad, substrayéndose así a los rigores de la esclavitud y a<br />

las sombrías perspectivas de la lucha contra los holandeses. (11)<br />

Lo singular de estos quilómbolas (quilombo es el mocambo,<br />

la habitación de los negros) es que no retornaron, como los boschnegers<br />

a la simple vida selvática de caza, pesca y recolección. Los<br />

fugados de las zonas agrarias plantaban caña de azúcar, algodón<br />

y maíz. Los ciudadanos volvían a sus oficios mecánicos y "se<br />

instalaban con tiendas de ferretería". Otros fabricaban canastas,<br />

vasijas, sombreros y abanicos. Otros, finalmente, criaban gallinas<br />

y se dedicaban a la caza y a la pesca.<br />

El término de República de los Palmares, que a veces se emplea<br />

para designar las comunidades de fugitivos, es inexacto y<br />

despistador. Fue Sebastián de Rocha Pita (12) quien expresó que<br />

el Quilombo era "una república rústica, bien ordenada a su modo".<br />

Puede hablarse, en cambio, de un Estado negro "a semejanza de los<br />

muchos que existían en Africa en el siglo XVII", regido por un jefe<br />

despótico, elegido entre los más hábiles o fuertes para adueñarse<br />

<strong>del</strong> poder.<br />

Los quilómbolas enquistados en los Palmares practicaban el<br />

tl'ueque con los más próximos vecinos. Cambiaban frutos, cerámicas<br />

y piezas de caza por manufacturas, armas de fuego, ropas,<br />

herramientas. Pero a veces, y estas eran las más, el negro de los<br />

Palmares despoj aba a los colonos portugueses de bienes, haciendas<br />

y mujeres, constituyendo así un peligroso "enemigo de puertas<br />

adentro". (13)<br />

El citado E. Carneiro especifica que sobre la actividad productiva<br />

material de los negros se constituyó una oligarquía formada<br />

por un grupo de jefes más o menos despóticos -el "Maestre<br />

de Campo" Ganga -Mui~a; el "Presidente <strong>del</strong> Consejo" Gana­<br />

Zona; los jefes de mocambo Amaro y Pedro Capaca~a; el "potentado"<br />

AcaIuba; los "comandantes militares" Gaspar, Ambrosio y<br />

Juan Tapuya- presidida por el Rey Ganga - Zumba y después<br />

por el "General de Armas" Zumbí, sobrino <strong>del</strong> rey y jefe de<br />

mocambo.<br />

El más imponentes reductos de los negros palmarinos se levantaba<br />

en Macaco. Desde allí los quilómbolas efectuaban sus correrías<br />

predatorias para obtener manufacturas y lograr las tan<br />

ansiadas mujeres. Pero además de Macaco, en un área de alrededor<br />

de 27.000 kmts." extendida en el interior de Pernambuco<br />

y Alagoas, se alzaban otros reductos: los mocambos de Acotirene,<br />

-119-


'l'a,boca:s¡ Ll LlUJlu>, Dambrabanga, Osenga, Aqualtune, Serinháem y<br />

de de menor importancia. La Cerca<br />

alrededor de 5000 negros y Subupira,<br />

"ciudad", rodeada por una empalizada de madera y<br />

piedra, era el arsenal <strong>del</strong> reino. El estado despótico de los Palmares<br />

debía su nombre al habitat donde se había implantado. Esta<br />

región, fragosa y accidentada, estaba dominada por millones de<br />

palmas pindoba debajo de las cuales proliferaban otras palmas<br />

menos esbeltas: la catolé, la ouricurí y la titara.<br />

Pese al trueque y a las razzias ya aludidas, los negros vivían<br />

merced al funcionamiento de una bárbara autarquía económica,<br />

de carácter absolutamente marginal. Además de la agricultura, la<br />

recolección y las artes venatorias les proporcionaban abundantes<br />

recursos: los bosques ralos hervían de animales que los palmaristas<br />

cazaban con ingeniosas trampas (mundéus); en el tronco<br />

de las palmeras se criaban unos gusanos que, según los expedicionarios<br />

holandeses Blaer y Reíjmbach, tenían el grueso de un<br />

dedo y eran muy codiciados como manjar alimenticio; los palmitos<br />

les proporcionaban una abundante y rica ensalada; de los pequeños<br />

cocos de la palmera pindoba extraían aceite; con el coco<br />

común hacían una especie de manteca y una bebida fermentada;<br />

la habitación y el vestido salían de las distintas fibras, hojas y<br />

troncos de palmera; con la arcilla roja de las colinas sefabricaba,n<br />

las vasijas y recipientes.<br />

Las diversas campañas que se realizaron por parte de holandeses<br />

y portugueses contra los habitantes de los Palmares y que<br />

han dado origen a una vasta literatura, llena de exageraciones por<br />

cierto, no tienen cabida en este esquema. Es fecundo y sugestivo.<br />

no obstante, comparar la resistencia de lVIacaco con la que siglos<br />

más tarde y en regiones cercanas, el sediento sertáo se<br />

desarrollara en Canudos bajo las órdenes <strong>del</strong> fanático Antonio<br />

Conselheiro. (14)<br />

Un Capitan-do-mato mestizo conduce prisionero a un quilómbola nesrr"<br />

de los Palmares que se dirigía al engenho a robar mujeres. (Según<br />

Rugendas: Voyage Pittoresque dans le Bresil)<br />

LOS MARGINALES ECONOlVIICO - SOCIALES.<br />

Los deshechos sociales <strong>del</strong> régimen colonial, los vagabundos<br />

rurales y los mendigos urbanos, no lo son por <strong>del</strong>iberado propósito<br />

sino por motivos estructurales. Ellos no tienen sitio en la<br />

disimulada geología de las castas (son los parias americanos) ni<br />

en la visible pirámide de las clases. Han dejado de ser esclavos<br />

o mitayos, pero no hay una economía industrial ni una organización<br />

agropecuaria que los convierta en obreros o peones. No<br />

pertenecen a la clase inferior ni a la caterva sometida; están entre<br />

dos aguas, formando un estrato típicamente marginal.<br />

Los testimoníos que prueban la existencia de esta gente abundan<br />

en todas las historias locales <strong>del</strong> coloniaje. Utilizaremos al<br />

efecto los fragmentos transcriptos por Sergio Bagú y otros documentos<br />

accesibles <strong>del</strong> área rioplatense.<br />

-120-


En México, hacia 1558, "son muchos los que así hay vagamundos,<br />

especialmente mestizos". (15) Hacia el siglo XVIII las<br />

cosas empeoran aún más, pues como comprueba Abad Queipo, "el<br />

pueblo vive sin casa, sin domicilio y casi errante", (16) mientras<br />

Riva Palacio agrega que pululaba en México "un pueblo numeroso,<br />

mal vestido, hambriento, y que tenía por habitaciones<br />

miserables chozas o infectos cuartos en los suburbios de las<br />

ciudades". (17)<br />

'También en Chile y Perú existía un difuso subproletariado<br />

que en el caso <strong>del</strong> primer país se utilizaba a veces para formar<br />

cuerpos expedicionarios y que en el segundo prefiguraba el advenimiento<br />

<strong>del</strong> "roto". Refiriéndose a estos antepasados <strong>del</strong> "roto"<br />

dice Olivares:. "En la gente de baja esfera, criada sin educación,<br />

acostumbrada al libertinaje, que no es conocida de los jueces de<br />

los partidos, oculta en su misma pequeñez, es lamentable el ocio<br />

y más los vicios que nacen de él. De esta gente no será exagerado<br />

afirmar que la mayor parte se mantiene <strong>del</strong> hurto, y que habrá<br />

en todo el reino más de 12.000 que no tiene otro oficio ni ejercicio,<br />

con imponderable perjuicio de los que tienen haciendas en<br />

el campo; y en este maligno oficio han cobrado, con el hábito que<br />

facilita los actos de su especie, tanta destreza y osadía que se<br />

llegan a robar rebaños enteros de ganado de lana, las engordas<br />

de vacas y las manadas de cabras y caballos". (18)<br />

En el Río de la Plata los fenómenos son similares, aunque<br />

presentan variantes regionales. Mientras en Argentina se consolidan<br />

algunos grupos urbanos, la Banda Oriental está solamente<br />

habitada por indios bravos y ganados cimarrones. Cuando los vacunos<br />

comienzan a escasear en la zona pampeana y litoral cruzan<br />

a la Banda Oriental grupos de faeneros, con empresas organizadas<br />

para el arreo de reses, y la primitiva industria de la corambre<br />

y el contrabando de ganado atrae a elementos dispersos que comiezan<br />

a poblar los campos uruguayos. Antes de que existieran<br />

ciudades, las vastas campañas orientales ven llegar indios misioneros<br />

y caballistas santafesinos, cuyanos, puntanos, cordobeses,<br />

paraguayos y aun chilenos que se desparraman por las comarcas<br />

semisalvajes y viven a la buena de Dios, carneando reses sin dueño,<br />

amancebándose con las indias y dedicándose a las artes ociosas<br />

<strong>del</strong> canto, <strong>del</strong> "visteo" cuchillero y de los juegos de azar.<br />

Estos marginales sin ubicación en los cuadros de la sociedad<br />

colonial, llevan una existencia riesgosa pero libre en los pastizales<br />

donde pacen millones de reses mostrencas.<br />

El campo rioplatense conoce asi una tipología de individuos<br />

vacantes, orgullosos, que no trabajan y desprecian el trabajo, felices<br />

a su modo con su rudo destino, ya asentados en los límites<br />

de los grandes fundos, ya errantes de estancia en estancia, ya refugiados<br />

en las sierras y bosques para cometer abigeatos contra<br />

las haciendas y asaltos contra los viajeros. Son los arrimados, los<br />

agregados, los changadores, los gauderios, los camiluchos, los<br />

-121-


"malévolos", los gUC'\;Ilos de 1:;. Vrimera hora. NG se les debe confundir<br />

con los corambreros, arrieros y desgarretadores ni con los<br />

peones de las primeras estancias. Estos trabajan, son paisanos,<br />

explotan una riqueza de acuerdo a padrones muy simples pero integrados<br />

a la economía colonial. Aquéllos viven de lo que roban<br />

y de lo que les dan; llegan a las estancias pero no trabajan, y si<br />

intervienen en una yerra lo hacen para demostrar sus habilidades<br />

!'on el lazo o en la doma lujosa.<br />

Hacia 1642 un Acta <strong>del</strong> Cabildo de Buenos Aires comprueba<br />

que erran de estancia en estancia "quatreros y vagabundos" y<br />

casi un siglo después, en el Acta <strong>del</strong> 14 de octubre de 1713 se recomienda<br />

a los Alcaldes que anoten los que están "agregados" a<br />

chacras o estancias, pues parece que no son personas con hábitos<br />

regulares de trabajo. El "changador" ya figura en la Banda Oriental<br />

en documentos de 1729 y es el ladrón de ganado lisa y llanamente,<br />

que se lanza desde sus guaridas matreriles al robo de reses<br />

y al contrabando sistemático como forma habitual de vida. En<br />

un informe enviado en 1756 al Marqués de Val<strong>del</strong>irios, y luego<br />

remitido al Rey, el vecino Domingo González dice, refiriéndose<br />

a los campos bonaerenses: "Es constante que en los Partidos de<br />

la Magdalena, Matanza, Luxan, Areco, y los demás en que havitan<br />

los hazendados ay mucho número de familias agregadas a tierras<br />

ajenas con quasi ningunos vienes atenidos a un pedazo de<br />

carne que mendigan o por mejor decir, que abenturan y sus pocos<br />

cavallos para pasearse por la Campaña de Rancho en Rancho pasando<br />

la maior parte de su Vida metidos en los Vicios que les<br />

acarrea la: ociosidad y con poca o ninguna obediencia de las Justicias"<br />

.<br />

Documentos contemporáneos nombran a los "malévolos" y<br />

a los "pasianderos" y el famoso Concolorcorvo, en 1773, alude a<br />

los gauderios, que han quedado para siempre estereotipados en<br />

esta clásica descripción: "Estos son unos mozos nacidos en Montevideo<br />

y en los vecinos pagos. Mala camisa y peor vestido, procuran<br />

encubrir con uno O dos ponchos, de que hacen cama con los<br />

sudaderos <strong>del</strong> caballo, sirviéndoles de almohada la silla. Se hacen<br />

de una gllitarrita, que aprenden a tocar muy mal y a cantar desentonadamente<br />

varias coplas, que estropean, y muchas que sacan<br />

de su cabeza, que regularmente ruedan sobre amores. Se pasean<br />

a su albedrío por toda la campaña y con notable complacencia ,de<br />

aquellos semibárbaros colonos, comen a su costa y pasan las semanas<br />

enteras tendidos sobre un cuero, cantando y tocando" (19).<br />

La presencia de los portugueses en la Colonia <strong>del</strong> Sacramento<br />

(<strong>Uruguay</strong>) desde 1680 aviva la actividad contrabandística de los<br />

marginales campesinos de la Banda Oriental, mientras convergen<br />

cuatro puntas de lanza al crisol telúrico de los campos: <strong>del</strong> norte<br />

los Tapes de las Misiones; <strong>del</strong> noreste los bandeirantes; <strong>del</strong> este<br />

los argentinos, y <strong>del</strong> sur los piratas que se abastecen de cueros en<br />

sus desembarcos en las costas atlánticas.<br />

-122"":-<br />

Pero los "bagamundos", los "desgaritados" y la "gente ociosa"<br />

no son exclusivo privilegio <strong>del</strong> campo oriental. Si bien el Comisionado<br />

<strong>del</strong> Cabildo de Buenos Aires informa que en la Banda<br />

Oriental hacia 1721 "se acogen a los indios muchas personas cristianas<br />

de todas estas provincias que quieren vivir sin Dios, sin<br />

Rey y sin ley, considerándola por esa razón cueba de maldades",<br />

un Acta <strong>del</strong> Cabildo de Buenos Aires levantada en 1788 expresa<br />

que "la multitud de Bagabundos, forajidos, gentes ociosas o haraganas<br />

de que tanto abundan en la campaña son el origen de muchas<br />

muertes, robos y desórdenes" porque pueden "jugar, robar<br />

y hacer muchos excesos por el abrigo que hallan en cualquier parte,<br />

donde no se les niega un pedazo de carne y no les falta un<br />

Caballo en que vagar".<br />

Los marginales económico-sociales <strong>del</strong> régimen colonial encuentran<br />

en el campo una peligrosa Jauja de la abundancia y la<br />

libertad. Cuando la justicia los persigue de cerca, buscan refugio<br />

en las tolderías indigenas, acentuando así su segregación. Pero<br />

no son ni se .sienten indios. Su vida transcurre entre dos extremos:<br />

el de los representantes europeos <strong>del</strong> orden y el de los aborígenes<br />

americanos. Ambos son enemigos, pero en última instancia<br />

prefieren la fuga a los campamentos <strong>del</strong> infiel, que malamente los<br />

tolera a cambios de informes para sus tropelías y "malones", que<br />

la cárcel urbana <strong>del</strong> español.<br />

El gaucho futuro surgirá de esta cepa. Los gauchófobos lo<br />

consideran un ladrón y asesino: los gauchófilos lo redimen de<br />

todo mal v lo adornan con virtudes preclaras. Pero en el centro,<br />

como la v~rdad, está su real imagen, respondiendo a los determinantes<br />

de una economía ganadera y una sociedad pastoril que lo<br />

prohijan sin que por ello se incorpore a su seno. El gaucho no<br />

es un ángel ni una bestia; es solamente un marginal, un desclasado,<br />

un vagabundo dinámico, lírico y épico <strong>del</strong> campo argentino,<br />

uruguayo y riograndense. La filosofía ecuestre redime sus abigeatos<br />

cotidianos; el culto al honor y al coraje enjugan su deuda<br />

de excesos sangrientos; la lealtad y la hospitalidad disimulan su<br />

natural haraganería, su ociosa elegancia. Pero ni sus luces ni sus<br />

sombra~ impiden que sea un individuo al margen <strong>del</strong> trabajo regular<br />

de las estancias y sin ubicación en la austera pirámide clasista<br />

<strong>del</strong> campo rioplatense.<br />

Los marginales voluntarios.<br />

Confieso que al estructurar esta cuarta categoría tuve mis<br />

dudas, puesto que incluyo en la misma a dos tipos algo disímiles<br />

como son el "mozo perdido o alzado" y el bandeirante, y porque,<br />

además. los factores económico-sociales influyen decisivamente en<br />

sus voc~ciones y destinos. Pero me atreví a formar un grupo aparte<br />

porque la voluntad prima aquí sobre la necesidad, porque ellos<br />

se dislocan de una forma de vida y de un tipo de sociedad por mo-<br />

-123-


tivos que están más en su intimidad psíquica que de la coerción<br />

ambiental.<br />

Los "mozos perdidos" dejan sus tareas en la ciudad -a Montevideo<br />

se le llamaba "El Presic1io"- y se sumergen en la libertad<br />

de los campos, donde se vive sin ley, donde la aventura aguarda,<br />

donde el amor es abundante y sabroso como la carne cimarrona.<br />

Los "bandeirantes", en cambio, salen de sus pequeñas propiedades<br />

<strong>del</strong> "planalto" de San Paulo, donde los padrones de vida eran<br />

bastante igualitarios y, llevando por <strong>del</strong>ante sus ganados, sus indios<br />

y sus negros -que a veces se convierten en jefes- desbravan<br />

el interior salvaje en busca de oro y piedras preciosas.<br />

Estos actos, empero, los marginalizan. La bandeira se urde<br />

en las ciudades, recluta sus individuos en los campos y luego, formando<br />

una columna que se mestiza en la marcha, hace avanzar sus<br />

contingentes mato adentro, sertao adentro, en busca de "aura, pedras,<br />

indios" (De Taunay), creando una especie de democracia dinámica,<br />

una República itinerante, un "ensayo de democracia social"<br />

(20). El mozo alzado no quiere saber nada con el español <strong>del</strong>litoral<br />

urbano y en individualista protesta, se larga a las campañas<br />

semisalvajes, no a recoger oro ni a esclavizar indios, sino a medrar<br />

holgadamente, a correr mundo a su modo, a definir más que un<br />

mestizaje biológico un mestizaje espiritual.<br />

El gran marginal americano: el mestizo.<br />

Coronando todas estas categorías y fuera de ellas, se encuentra<br />

el mestizo americano. Desde el punto de vista biológico, el mestizo<br />

no configura una degradación de la raza sino una feliz adaptación<br />

al nuevo habitat, tal como lo ha demostrado la civilización<br />

tropical que prospera en Brasil. Pero desde el punto de vista sociológico,<br />

económico y cultural, el mestizo forma un peligroso elemento<br />

de desajuste que corromperá, no por sus poderes activos,<br />

sino por su rémora pasiva, la estructura humana de la colonia. Víctima<br />

inocente de un orden de cosas ajeno a su albedrío, al final<br />

resultará una "enfermedad que carcomió, sin darle un instante de<br />

reposo, a la sociedad hispano-portuguesa". (21)<br />

Y nadie mej 01' que Bagú para precisar el papel <strong>del</strong> mestizo en<br />

la sociedad colonial. Con una extensa cita de uno de sus trabajos,<br />

cerramos esta contribución y rendimos a la vez un homenaje de<br />

aprecio a su claro don de síntesis y a su correcto planteo de un<br />

problema que ha sido alterado por elementos sentimentales de toda<br />

índole.<br />

"Llegados los conquistadores, en los lugares de América don~<br />

de existía una vasta organízación indígena en pleno funcionamiento,<br />

se produjo el quebrantamiento parcial de ésta. Grandes masas<br />

de indios fueron violentaTIlente incorporados a un sistema de producción<br />

por completo distinto. Algunos continuaron en él por el<br />

resto de sus vidas; otros huyeron a la montaña o a la selva, con<br />

-124-<br />

lo que pasaron a formar parte de la población no incorporada a la<br />

producción colonial; otros, finalizado su trabajo o desertados de él,<br />

quedaron sin ocupación fija.<br />

"Desde el principio hasta el fin de la era colonial, el J;l1ecanismo<br />

económico resultó extremadamente simple y dejó sin ubicación<br />

a todos los que no fueran mano de obra esclava o semiesclava, o<br />

grandes propietarios. En medio de ambos extremos se fue ubicando<br />

una población cada año más numerosa, formada especialmente<br />

por los frutos de la intensa miscigenación en todas las colonias y<br />

por los blancos llegados de Europa pero que no pertenecían a los<br />

círculos pequeños de privilegiados, ni eran funcionarios, ni ejercían<br />

oficios, porque, si los tenían, se olvidaron de ellos al llegar a<br />

América.<br />

"La gran masa de los desocupados -inactivos o activos, porque<br />

el mameluco o el mestizo conspirador de Quito pueden tener<br />

una actividad temible- estuvo formada por miembros de razas intermedias,<br />

pero no porque arrastraran taras raciales insalvables,<br />

como los autores afectos a la cómoda tesis racial han supuesto,<br />

sino porque el esquema económico colonial no tenía para ellos ubicación<br />

alguna y porque, como consecuencia de lo mismo y de una<br />

herencia social de siglos, las razas que ejercían los trabajos manuales<br />

quedaban envilecidas por ese solo hecho.<br />

"El mestizo, sin ubicación en el esquema económico, se encuentra<br />

también sin destino en el esquema social porque, no siendo indio<br />

ni negro, aspira a ser blanco sin poder serlo. La sociedad colonial<br />

lo ubica en un peligroso lugar intermedio, le crea una psicología<br />

de resentido a quien, para colmo, no se le da trabajo ni educación.<br />

La sociedad colonial paga de inmediato sus culpas: el mestizo<br />

será un elemento antisocial. lVIotinero, jugador, vicioso, cruel con<br />

el indio o el negro cuando los tiene subordinados, amigo incierto<br />

<strong>del</strong> blanco y violador de sus leyes. Pero es inútil que se busque el<br />

origen de su inestabilidad psicológica en el análisis químico de su<br />

sangre. El punto de partida está en su inestabilidad social". (22)<br />

Muchos de los males de la actual sociedad rioplatense tienen<br />

su origen en la etapa colonial. La haraganería criolla, el desaforado<br />

desarrollo <strong>del</strong> juego, la agresividad producida por el resentimiento.<br />

el individualismo exacerbado por la marginalidad riesgosa,<br />

y otra~ taras grandes y pequeñas, palpitan aún en nuestra personalidad<br />

étnica, en nuestro carácter colectivo. Y el tan debatido problema<br />

de los rancheríos, esos vergonzosos Ji acusadores núcleos marginales<br />

<strong>del</strong> campo contemporáneo, tiene un temprano antecedente<br />

en la inquieta caterva de desclasados que poblaba la primitiva Banda<br />

Oriental.<br />

-125-


REFERENCIAS<br />

BIBLIOGRAFICAS<br />

(1) Sergio Bagú: Economía de<br />

la sociedad colonial; Buenos<br />

Aires, 1949; Estructura social<br />

de la colonia; Buenos<br />

Aires, 1952.<br />

(2) Ha1"1'Y Estm Moore, en Dicciona1'io<br />

de Sociología, editado<br />

por Henry Pratt Fairchild,<br />

México, 1949.<br />

(3) J01'ge Juan y Antonio de<br />

unoa: Noticias secretas de<br />

América sobre el estado naval,<br />

militar y político de los<br />

Reynos <strong>del</strong> Perú y Provincias<br />

de Quito, costas de Nueva<br />

Granada y Chile: gobierno<br />

y régimen particular de<br />

los pueblos de indios: cruel<br />

opresión y extorsiones de<br />

sus corregidores y curas:<br />

abusos escandalosos introducidos<br />

entre estos habitantes<br />

por los misioneros; causas<br />

de su origen y motivos<br />

de su continuación por el<br />

espacio de tres siglos. Londres,<br />

1826.<br />

Respecto al trabajo de los<br />

obreros dicen: "El trabajo<br />

de los obreros empieza antes<br />

de que aclare el día, a<br />

cuya hora acude cada indio<br />

a la pieza que le corresponde<br />

según su ejercicio y en<br />

ella se le reparten las tareas<br />

y, concluida esta diligencia,<br />

cierra la puerta el<br />

maestro de obraje y los deja<br />

encarcelados. Cuando la<br />

oscuridad de la noche no<br />

les permite trabajar, entra<br />

el maestro <strong>del</strong> obraje a retirar<br />

las tareas; aquellos<br />

que no las han concluido,<br />

sin oír excusas ni razones,<br />

son castigados con azotes a<br />

cientos y, por conclusión<br />

<strong>del</strong> castigo, los dejan encerrados<br />

en la misma pieza<br />

por prisión y, aunque toda<br />

la casa lo es, hay un lugar<br />

oscuro, húmedo, inmundo,<br />

con cepos y grillos para castigarlos<br />

más indignamente<br />

que se pudiera hacer con<br />

los esclavos culpables... ".<br />

(4) Daniel D. Vida1't: El caballo<br />

y su influencia en América<br />

indígena; Montevideo,<br />

<strong>1958</strong>.<br />

(5) JtLlian H. StewaTd, editor:<br />

Handbook of South American<br />

Indians. Tomo 1, The<br />

Marginal tribes; Tomo 2,<br />

The Andean Civilizations;<br />

Tomo 3, The Tropical Forest<br />

tribes; Tomo 4, The<br />

Circum - Cariddean tribes;<br />

Tomo 5, The comparative<br />

ethnology of South American<br />

Indians; Tomo 6, Physical<br />

anthropology, linquistics,<br />

and cultural geography<br />

of Sout American Indians;<br />

Washington, 1946­<br />

1950. Otros trabajos: Renato<br />

Biasutti: Razze e popoli<br />

<strong>del</strong>la terra; Tomo 4, Oceanía<br />

y América; Turín, 1957.<br />

Hugo A. Be1'natzik, editor:<br />

Razas y pueblos <strong>del</strong> mundo;<br />

Tomo 3, América; Barcelona,<br />

<strong>1958</strong>. Marquis de<br />

Wavrin: Les indiens sauvages<br />

de l'Amerique du Sud;<br />

Paris. 1948. Walter Krickeberg:<br />

Etnología de América;<br />

México, 1946.<br />

(6) Emilio RomeTo: Geografía<br />

<strong>del</strong> Pacífico Americano. página<br />

50; México, 1947.<br />

-127-


(7) Philip J. C. Dark: BushNegro<br />

Art; Londres, 1954.<br />

Melville J. y F7'ances S.<br />

He7'scovits: Bush Negro<br />

Art (THE ARTS, Tómo 17.<br />

NI? 1, N. York, 1930).<br />

(8) Arthur Ramos: As culturas<br />

negras no Novo Mundo:<br />

San Paulo, 1946.<br />

(9) Melville J. Herscovits: The<br />

Social Organizatian of the<br />

Bush Negroes of Surinam.<br />

(Comunicaciones 'al Congreso<br />

Internacional de Americanistas,<br />

1930). Mm·ton ·C.<br />

Kahn: Djuta. The Bush Negroes<br />

of Dutch Duiana; Nueva<br />

York, 1931. Gerharel<br />

Linelblom: Africanische Re­<br />

Iikte und Indianische Entleugen<br />

in der Kultur der<br />

Bush Neger Surinams; Estocolmo,<br />

1924.<br />

(10) Philip Hanson Hiss: Netherlanelhs<br />

America; Nueva<br />

York, 1943.<br />

(11) Edison Carneiro: O Quilombo<br />

dos Palmares; San Pablo,<br />

1947.<br />

(12) Sebastián ele Rocha Pita:<br />

História. da América Portuguesa,1730..<br />

(Citado por E.<br />

Carneiro; Op. cit.)<br />

•(13) Documento de la época citado<br />

y transcripto al final<br />

<strong>del</strong> libro de E. Carneiro.<br />

(14) Eudydes da Cunha: Os Sertoes.<br />

(Diversas ediciones).<br />

(15) Instrucciones reales a Pedro<br />

de Velasco (octubre 3<br />

de 1558). Cit, por Sergio<br />

Bagú: Economía de la sociedad<br />

colonial, pág. 250.<br />

(16) Vicente Riva Palacio: México<br />

a través de los siglos;<br />

Tomo n. Citado por S. Bagú:<br />

Op. cit. pág. 250.<br />

(17) Manuel Abad Queipo: Estado<br />

moral en que se hallaba<br />

la población <strong>del</strong> Virreinato<br />

de Nueva España en<br />

1799. Cit. por S. Bagú: Op.<br />

cit. pág. 250.<br />

(18) Carlos Silva Cotapos: Historia<br />

ec1eciástica de Chile.<br />

Citado por S. Bagú: Op. cit.<br />

pág. 251.<br />

(19) Concolorcol'vo: El lazarillo<br />

de ciegos caminantes desde<br />

Buenos Aires hasta Lima.<br />

1773, pág. 33-34; Buenos<br />

Aires, 1942.<br />

(20) Cassiano Ricardo: La marcha<br />

hacia el Oeste.. La influencia<br />

de la "bandeira"<br />

en la formación social y<br />

política <strong>del</strong> Brasil; México,<br />

1956.<br />

(21) Sergio Bagú: Econ.omía de<br />

la sociedad col0n.iaI; pág.<br />

254; Buenos Aire,s, 1949.<br />

(22) Id. Ibid: págs. 254-255.<br />

('.o) Dirección postal <strong>del</strong> autor. Departamento de $ociolc¡gia Rural:<br />

Ministerio de Ganadería y Agricultura. 25 de Mayo 306, Montevideo.<br />

-128-


URUGUAY<br />

ELECCIONES EN NOVIEMBRE<br />

El último domingo de <strong>nov</strong>iembre, el <strong>Uruguay</strong> decidirá su futuro<br />

político para los próximos cuatro años. Esta jornada no estará<br />

exenta de características singularísimas.<br />

Crisis económica<br />

En primer término, el país se halla enfrentado a una aguda<br />

crisis económica. La causa fundamental de la misma es la parálisis<br />

<strong>del</strong> comercio exterior que se traduce en la falta de mercado<br />

para la colocación de los productos básicos -lana por ejemplo- así<br />

como la crisis general, externa e interna, de la industria de la carne.<br />

A esta situación se agrega la crisis de la industria de los tops,<br />

y la política de estímulo a la misma sobre la base de· subsidios, debido<br />

a los aranceles compensatorios creados por el gobierno norteamericano<br />

para frenar la competencia de la lana peinada uruguaya.<br />

La consecuencia de todo este dramático panorama, es el ejército<br />

cada vez mayor de desocupados, la escasez de divisas que ha obligado<br />

a un estricto contralor de las importaciones y a una severa<br />

clasificación de los cambios en perjuicio de la materia prima indispensable<br />

para la industria y de productos imprescindibles para el<br />

consumo. En síntesis, la crisis se expresa en el aumento de la<br />

desocupación y en el alza inconüolada de los precios. Testimonio<br />

de ello es la desvalorización progresiva <strong>del</strong> peso, que ha alcanzado<br />

topes insospechados y que, excluyendo la incidencia de la especulación,<br />

revela gráficamente el crítico momento de la economía uruguaya.<br />

Es en el marco de esta compleja coyuntura económica y social,<br />

que transcurre la agitaci6n electoral. Dos grandes partidos, colorados<br />

v blancos. se enfrentan nuevamente en virtud ele un eufemismo·<br />

histérico que ha pasado a ser un eufemismo j uridico luego<br />

de la constitucionalización de la ley de lemas. Eufemismo, porque<br />

en la práctica ya no existen colorados y blancos, sino un conjunto<br />

de fra(;ciolleS, algunas con hondas diferencias entre sí, que se unen<br />

en el momento de la elección para obtener ventajas políticas.<br />

Reforma Constitucional<br />

Nuevamente se plantea, además, la discusión ya larga entre<br />

colegialistas y anticolegialistas. Desde que José Batlle y Ordóñez<br />

lanzó la idea, en la segunda década <strong>del</strong> siglo, de una organización<br />

-131-


colegiada <strong>del</strong> Poder Ejecutivo, este debate ha servido para avivar<br />

las citas electorales <strong>del</strong> país, sirviendo de excelente pretexto a los<br />

partidos de escasa base programática para eludir el enfrentamiento<br />

con la realidad y canalizar sin mayores dificultades a la opinión<br />

tras el debatido asunto. Esta vez la tendencia reformista se expresa<br />

a través de dos proyectos constitucionales: uno, refrendado por<br />

el sector que responde a las directivas de los señores Herrera y<br />

Nardone; otro, sustentado por la Unión Cívica y el Partído Comunista.<br />

Los dos, de un valor desigual, proclaman el retorno al sistema<br />

presidencialista. Con esta actitud pretenden hacer coincidir la crisis<br />

económica, que también es crisis de gobierno, con una organización<br />

constitucional que nunca contó con el apoyo entusiasta <strong>del</strong><br />

pueblo. El mismo pretexto sirvió al Dr. Terra para dar el golpe<br />

de Estado de 1933 que acabó con la primera experiencia colegiada<br />

cuando el país sufría los efectos de la gran crisis económica mundial.<br />

Las posibilidades reformistas tal como están planteadas, parecen<br />

remotas a no ser un vuelco espectacular que se podría producir<br />

a último momento en favor de uno de los proyectos -el de<br />

la Unión Cívica- según se desprende de ciertas declaraciones de<br />

los señores Herrera y Nardone. A este viraje podría agregarse<br />

el apoyo <strong>del</strong> sector batllista que responde al Sr. Batlle Berres y<br />

cuyo sentimiento presidencialista no se ha ocultado en ningún momento,<br />

confirmado recientemente por declaraciones <strong>del</strong> diputado<br />

Michelini. Si esta conj unción de fuerzas se produce, la suerte de<br />

la segunda experiencia qolegiada está irremediablemente sellada.<br />

En el Partido Blanco: U.B.D. y Movimiento Ruralista<br />

Los partidos políticos presentan algunas especiales caracteristicas.<br />

Principalmente el Partido Blanco por la organización de fuerzas<br />

que se está produciendo. Hace poco más de cuatro años, se apartó<br />

<strong>del</strong> grupo herrerista un sector importante encabezado por el<br />

Sr. Fernández Crespo, que obtuvo importantes posiciones en los gobiernos<br />

departamentales y una banca en el Consejo Nacional de<br />

Gobierno.. Esta fracción ha estrechado filas, para estas elecciones,<br />

con otras fuerzas blancas -el Nacionalismo Independiente-- reuniéndose<br />

bajo la denominación de Unión Blanca Democrática. Una<br />

nueva división dentro <strong>del</strong> herrerismo ha determinado la formación<br />

<strong>del</strong> grupo llamado Intransigente, que agrupa a gran parte de los<br />

legisladores de ese Partido. Este análisis lleva a. pensar que las<br />

fuerzas políticas dirigidas por el Dr. Herrera se hallan muy debilitadas.<br />

Sin embargo, en el herrerismo se viene operando un desplazamiento<br />

importante de opinión, que fluye en dos sentidos: una<br />

que abandona la vieja raíz para integrar esquemas nuevos (UB.D.<br />

e Intransigentes). y otra que recoge toda una corriente fermentada<br />

en sus interl:lses eeonómicospor laprédica radia] <strong>del</strong> Si'. Benito<br />

N~rdo!1e, y ahora elevada a los planos de la acción política por este<br />

mismo líder ruralista. Quizás el gran interés que despierta el pró-<br />

-132-<br />

ximo acto eleccionario radica en la expectativa que plantea este<br />

nuevo factor que entra de lleno como grupo social homogéneo a la<br />

arena política. Nadie puede afirmar a ciencia cierta en estos momentos<br />

el poder real de este movimiento. Constituye una de las<br />

grandes incógnitas que se despejarán el 30 de <strong>nov</strong>iembre. La otra<br />

gran incógnita es el poder real de la U.B.D. por tratarse de un<br />

sector integrado sobre 1.tn verdadero mosaico de fracciones menores,<br />

heterogéneas y con posiciones ideológicas muchas veces contradictorias.<br />

A pesar de estas observaciones, este Partido está capitalizando<br />

a su favor dos hechos: el desgaste electoral <strong>del</strong> quincismo,<br />

operado en el gobierno como consecuencia de las circunstancias ya<br />

señaladas y los conflictos internos <strong>del</strong> herrerismo provocados por<br />

la penetración en su estructura de la corriente ruralista <strong>del</strong> Sr. Nardone.<br />

Este planteamiento de la lucha electoral, le ha permitido a<br />

la UB.D. soslayar la discusión de un programa para moverse en<br />

torno al slogan de "los hombres más capaces y más honrados".<br />

Perspectivas Batllistas<br />

En el campo colorado el panorama politico se presenta con incertidumbre.<br />

Desde la última contienda cívica, el Partido Colorado<br />

quedó en manos de las dos fracciones batllistas caracterizadas por<br />

el número de listas respectivo: la 15, que obedece a las directivas<br />

<strong>del</strong> Sr. Luis Batlle Berres, ex Presidente de la República, y la 14,<br />

inspirada desde el diario "El Día" por el Sr. César Batlle Pacheco.<br />

El grupo quincista alcanzó el poder mediante una campaña intensa<br />

contra el gobierno <strong>del</strong> Sr. Martínez Trueba y su ministro Acevedo<br />

Alvarez, por la política económica que habia conducido al alza<br />

constante <strong>del</strong> costo de la vida y a la parálisis de la industria.<br />

Ya estaba planteada la crisis en la industria frigorífica y en la industria<br />

textil. El quincismo combatió, asimismo, de manera dura,<br />

la reforma colegialista consagrada por el Sr. Martínez Trueba con<br />

el apoyo <strong>del</strong> catorcismo y el herrerismo. Todos estos elementos determinaron<br />

un claro pronunciamiento <strong>del</strong> cuerpo electoral en favor<br />

<strong>del</strong> grupo <strong>del</strong> Sr. Batlle Berres. No obstante, en estos últimos cuatro<br />

años, el gobierno quincista ha asistido al fracaso de su propia<br />

política económica en medio de una tremenda crisis que está alcanzando<br />

la curva inferior <strong>del</strong> ciclo. La prédica hábil <strong>del</strong> diario "Acdón",<br />

no exenta de demagogia, le ha permitido al Sr. Batlle Berres<br />

mantener la coherencia <strong>del</strong> grupo a pesar de los conflictos creados<br />

con los ex Ministros Malet y Abdala y a las aspiraciones políticas<br />

no correspondidas de la Dra. RobaBo y <strong>del</strong> Senador Wáshington<br />

Fernández. ¿ Las nuevas elecciones ratificarán la confianza pública<br />

en el gobierno quincista o la victoria será tan discreta como<br />

para marcar el desgaste <strong>del</strong> grupo? En este último caso, ¿ ese poder<br />

político será suficiente para enfrentar las conmociones provocadas<br />

por los niveles más bajos de la crisis? He aquí otra de las<br />

interrogantes que con ansiedad se formula la opinión <strong>del</strong> país.<br />

-133-


Entre tanto el catorcismo, que ha mantenido una irreductible<br />

oposición al gobierno quincista, se ha debilitado en forma elocuente<br />

por la lucha de facciones internas y a esta altura de los acontecimientos<br />

no parece que pueda ofrecer una oposición enérgica como<br />

las circunstancias parecerian reclamar. Además, es el único sector<br />

político que defiende de una manera decidida la actual Constitución<br />

colegialista de la que fue el principal arquitecto y esta posición choca<br />

con el sentimiento anticolegialista dominante en el país.<br />

Los Partidos Nuevos<br />

Este es el panorama realmente confuso, que ofrecen los partidos<br />

tradicionales a través de sus numerosas fracciones. Nos resta<br />

examinar las posibilidades de los partidos "chicos": Unión Cívica.<br />

Socialismo y Comunismo.<br />

La Unión Cívica, partido católico, ha crecido en una forma regular<br />

en los últimos años. Sus huestes estún constituídas por elementos<br />

católicos que han abandonado los partidos tradicionales ­<br />

principalmente el Partido Blanco- por descreimiento en sus posibilidades<br />

históricas o ante la corrupción ele sus dirigentes. Su slogan<br />

favorito es "Por una política seria". Este grupo político respalda<br />

uno de los proyectos de reforma constitucional con el evidente propósito<br />

de capitalizar en su favor una parte de la opinión anticolegialista.<br />

Sin embargo, la reagrupación de fuerzas blancas en torno a<br />

la U en mejores condiciones para la disputa <strong>del</strong> poder, puede<br />

representar un serio obstáculo a las pretensiones de la Unión Cívica.<br />

Porque el electorado de raíz blanca, el electorado preferentemente<br />

femenino que constituye la base de este partido, se<br />

puede desplazar hacia la U.B.D. con el objeto de hacer más decisiva<br />

su intervención en los comicios.<br />

El Socialismo obtuvo en las últimas eleceiones una banca en<br />

el Senado por primera vez en su historia, en un moniento en que<br />

gran parte <strong>del</strong> electorado jugaba su carta a Luis Batlle BaTes.<br />

Corresponde suponer, con toda lógica, que la agudización de la<br />

crisis económica que ha golpeado principalmente en los sectores<br />

obreros, hade producir una mayor canalización de fuerzas de los<br />

medios laborales y de la pequeña burguesía. Un acontecimiento<br />

que revela los síntomas de la transformación política <strong>del</strong> país lo<br />

constituyó la declaración de fe socialista <strong>del</strong> Dr. Carlos Quijano,<br />

fundador de la Agrupación Nacionalista Demócrata Social, renUl1~<br />

ciando a su lucha de toda la vida por unir, sobre una base programática,<br />

al Partido Nacional. Después de historiar esta lucha,<br />

dice: "Lo segundo que cabe decir -va esto a título exclusivamente<br />

personal- es que nuestra experiencia dentro <strong>del</strong> Partido<br />

Nacional, <strong>del</strong> cual hace muchos años que estamos separados, está<br />

concluida". Y más a<strong>del</strong>ante: "¿, Por qué no creer también que el<br />

nacionalismo rechazaba nuestros planteas y soluciones? ¿ Por que<br />

no admitir que la proyectada empresa de re<strong>nov</strong>ación tropezaba<br />

-134-<br />

con un límite o un tope, dentro <strong>del</strong> partido y dentro <strong>del</strong> propio<br />

país? Habíamos equivocado el rumbo y la hora". (MARCHA N9<br />

925). Esta nueva posición <strong>del</strong> Dr. Quijano contribuirá a ref;rzar<br />

las posiciones <strong>del</strong> Partido Socialista en el medio universitario.<br />

Finalmente, nos queda por observar las posibilidades <strong>del</strong> Partido<br />

Comunista. Después de la victoria electoral de 1946 que proporcionó<br />

al comunismo cinco bancas en la Cámara de Diputados<br />

y una en el Senado, una derrota aplastante en 1950 le arrebató<br />

la banca <strong>del</strong> Senado y tres representantes. Las jornadas cívicas<br />

de 1954 no hicieron más que repetir el panorama. A partir de este<br />

momento, los dirigentes se entregaron a una profunda reorO'anización<br />

interna, comenzando con la expulsión <strong>del</strong> viejo líder'" Eugenio<br />

Gómez y sus partidarios que controlaban la dirección <strong>del</strong><br />

Partido. Las nuevas autoridades se han preocupado por la capacitación<br />

teórica de sus militantes y por un mayor contacto con<br />

las masas obreras. Con el primer objeto fundaron la revista "Estudios",<br />

y en procura de la segunda finalidad han lanzado a la<br />

calle el diario "El Popular", en reemplazo <strong>del</strong> semanario "Justicia".<br />

No es difícil pronosticar que los efectos agudos de la crisis<br />

y el trabajo <strong>del</strong> Partido permitirá una mavor afluencia obrera al<br />

Comunismo. .<br />

Se necesita una política<br />

Tal es bajo nuestro ángulo el panorama político <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong><br />

a poco más de un mes <strong>del</strong> acto electoral. Cualquiera sea el resultado,<br />

el partido triunfante se enfrentará a una crisis económica<br />

que ha ubicado al país en declive y a la mayor parte de la<br />

sociedad al borde de la conmoción. El país necesita hombres honrados<br />

y capaces. Eso está bien. ¡Vaya si no lo estuviera! Pero<br />

más que eso, el país necesita una política. Una política que lo<br />

saque <strong>del</strong> subdesarrollo y <strong>del</strong> subconsumo y lo sitúe dentro de<br />

coordenadas económicas y sociales modernas.<br />

Si los partidos, por debajo de la demagogia, y los dirigentes<br />

políticos -aunque sea en su intimidad- no reconocen la necesidad<br />

de esa política, convertirán a corto plazo la crisis económica<br />

en crisis política, sumiendo al país en un negro período de zozobra.<br />

HACIA LA RADICALIZACION DE FUERZAS<br />

e H 1 L E<br />

La nación trasandina también ha elegido un Presidente, y<br />

por lo tanto una política. En comicios reñidos, Jorge Alessandri<br />

derrotó por escaso margen a Salvador Allende, candidato <strong>del</strong><br />

Frente Popular. No podemos hablar de un pronunciamiento neto<br />

en favor <strong>del</strong> candidato conservador. Por el contrario, los resultados<br />

consagran el crecimiento casi avasallante de las izquierdas<br />

agrupadas en el frente socialista - comunista.<br />

135-


Otra comprobación es el abandono -y por supuesto el fracaso-<br />

de la política centro izquierda ensayada durante los gobiernos<br />

de González Vi<strong>del</strong>a e Ibáñez <strong>del</strong> Campo. El primero llegó<br />

al poder con el sólido respaldo de los sectores populares, pero lejos<br />

de responder desde el gobierno a la política dictada desde las<br />

urnas, viró en redondo para realizar el programa de las derechas.<br />

Con la ley llamada de Defensa de la Democracia colocó fuera de<br />

la legalidad al Partido Comunista, su antiguo aliado y sus últimos<br />

años de gobierno ofrecieron el espectáculo de la Casa de la<br />

Moneda rodeada por los carros blindados.<br />

Fracaso de la política centrista<br />

El fracaso ele González Vi<strong>del</strong>a abrió las puertas <strong>del</strong> poder a<br />

Carlos Ibáñez, cuyo símbolo político de manera por demás significativa,<br />

era la escoba. Una escoba para "barrer a los enemigos <strong>del</strong><br />

~ueblo". Este programa demagógico contó con el apoyo popular que<br />

Jugaba su última carta a las posibilidades <strong>del</strong> ex dictador. La suerte<br />

de Ibáñez no ha sido mej 01' que la de González Vi<strong>del</strong>a. Ha tenido<br />

que gobernar bajo un estado de sitio casi permanente y su<br />

programa de austeridad sólo ha servido para aumentar la desocupación<br />

y la terrible miseria <strong>del</strong> pueblo chileno. El hombre de la calle,<br />

con su implacable ironía, ha tomado debido desquite en la ancianidad<br />

presuntamente prematura <strong>del</strong> otrora vigoroso general.<br />

Esta vez el electoraao chileno se polarizó en los extremos v el<br />

triunfo correspondió al candidato conservador. Luis Bossay, r~dical,<br />

y Eduardo Frei, demócrata cristiano, quedaron relegados en un<br />

segundo plano. Las fuerzas de izquierda, agrupadas en torno a Salvador<br />

Allende, representan un factor nuevo en la política trasandina<br />

llamado a una gravitación fundamental en el futuro cercano.<br />

Comprobado el fracaso de las experiencias centristas, los resultados<br />

electorales inauguran la experiencia derecha-centro en un momentode<br />

aguda crisis económica y social. ¿ Qué posibilidades tiene Alessandri<br />

de salir airoso con su programa? A nuestro juicio, remotísimas.<br />

Una política conservadora en la actual situación por que<br />

atraviesa Chile, sólo puede apresurar una conmoción social de vastas<br />

proyecciones a la que el gobierno deberá enfrentar con medidas<br />

de fuerza si no quiere derrumbarse.<br />

De ahí la importancia de esta radicalización de fuerzas, porque<br />

los sucesos parecen estar brindando a las derechas la última<br />

oportunidad de realizar su política en su expresión más categórica:<br />

Jorge Alessandri. Y el fracaso de esta experiencia abrirá las puertas<br />

inevitablemente al frente popular definitivamente consolidado.<br />

Los próximos seis años dirán si Chile se orienta hacia esa salida<br />

que puede tener repercusiones infinitas en el futuro político<br />

de Latinoamérica.<br />

-136-<br />

POLITICA y PETROLEO<br />

ARGENTINA<br />

Han transcurrido cuatro meses desde la llegada de Arturo<br />

Frondizi al poder. En los últimos 90 días la agitación política y<br />

social ha tenido un sentido casi revolucionario. Los rumores golpistas<br />

se han sucedido repetidamente, culminando con los acontecimientos<br />

de la Aeronáutica, que provocaron la renuncia <strong>del</strong> Secretario<br />

de esa rama, Comodoro Huerta. Sin embargo, el gobierno<br />

se consolida lentamente y pone en marcha los puntos básicos enunciados<br />

por el Presidente, en la campaña electoral, para 20 millones<br />

de argentinos. Finalmente, la declaración presidencial sobre libertad<br />

de enseñanza ha creado nuevos motivos de agitación en el medio<br />

universitario -entre laicistas y católicos- alcanzando la misma<br />

una violencia inusitada. El Poder Ejecutivo ha tenido que suspender<br />

por 30 días el derecho de reunión pública con la intención de<br />

serenar los ánimos.<br />

El pronunciamiento <strong>del</strong> 2:3 de febrero<br />

Toda esta conmoción era previsible para un gobierno que pretendiera<br />

situar al país en la normalidad constitucional. Con más<br />

razón en la Argentina, después de diez años de dictadura peronista<br />

y dos años y medio de dictadura revanchista. Mientras tanto el<br />

pueblo argentino había madurado en la línea nacionalista y antiimperialista,<br />

manifestaba su odio contra la oligarquia y proclamaba<br />

el propósito irrenunciable de servir al desarrollo económico y en<br />

consecuencia al progreso social de la nación. Este fenómeno fue<br />

captado e interpretado por Arturo Frondizi y las elecciones <strong>del</strong> 23<br />

de febrero le dieron el espaldarazo a su programa. El propio Perón<br />

debió renunciar a su intransigencia para contribuir con su apoyo<br />

a la línea nacional y popular ante el riesgo de desmembramiento<br />

de su partido.<br />

El secreto de la victoria <strong>del</strong> 23 de febrero, radica en la observación<br />

de dos hechos: 1) La convicción de que el peronismo cayó<br />

como consecuencia de los excesos y corrupción <strong>del</strong> 'régimen, pero<br />

que al mismo tiempo quedaba intacta la esperanza de todo un pueblo<br />

frustrado en sus anhelos. La caida de Perón de ninguna manera<br />

podía constituir un retorno a las épocas <strong>del</strong> fraude y a un nuevo<br />

encumbramiento de la oligarquía. 2) El programa de realización<br />

nacional, para que tuviera sentido revolucionario, sólo podía llevarse<br />

a cabo mediante la instauración efectiva y absoluta <strong>del</strong> estado<br />

de derecho,<br />

Con estas ideas. el nuevo Presidente inició su histórico gobierno<br />

el 19 de mayo, y '18 días más tarde se i'ealizaba la p;rimera'")'E1unión<br />

conspiratoria en el Centro Naval cq,l'lasistencia de losge,nerales<br />

Labayrú, Bonnecarrere y Cuaranta, el contralmirante.Rial, e,l<br />

-137-


igadier Rojas Silveyra y los comodoros Simois y Landaburu. A<br />

sólo 18 días de llegar al poder los sectores golpistas se movilizaron<br />

con rapidez con el claro objeto de evitar la consolidación <strong>del</strong> gobierno.<br />

(Hasta ese momento Frondizi no había anunciado ninguna<br />

medida importante que aparentemente pudiera justificar la reacción<br />

conspiratoria). Pero los campos habían quedado bien <strong>del</strong>imitados<br />

mucho antes <strong>del</strong> 1Q de mayo y antes de esa fecha se especuló<br />

abundantemente con las presuntas ideas "quedantistas" dominantes<br />

en el ejército de la revolución libertadora. Sin embargo, el ejército<br />

había comprometido "su palabra de honor" de respetar el fallo<br />

de las urnas y la decisión de Perón de apoyar el programa de Frondizi<br />

llegó demasiado tarde (con evidente cálculo) como para dar<br />

marcha atrás. El ejército fue víctima de su propio legalismo; la<br />

otra alternativa hubiera representado -y continúa representando<br />

en estos momentos más que antes- la guerra civil.<br />

Transformación económica<br />

El estado de derecho le sirve al Presidente para neutralizar a<br />

las fuerzas oligárquicas que no disponen <strong>del</strong> pretexto adecuado para<br />

derribarlo. Entre tanto lleva a<strong>del</strong>ante su programa, utilizando,<br />

según Mariano Montemayor, frente a sus adversarios, la táctica<br />

de "dejarlos cocinar en su propia salsa y jugando al ajedrez en los<br />

puntos que juzga secundarios, enfrenta con irreductible firmeza<br />

los que a su juicio hacen a la transformación <strong>del</strong> país".<br />

y la transformación <strong>del</strong> país tiene un nombre: petróleo. Una<br />

gigantesca inversión de mil millones de dólares proporcionará a la<br />

Argentina dentro de seis años el autoabastecimiento energético<br />

poniendo en movimiento todos sus enormes recursos económicos.<br />

Al mismo tiempo, el gobierno ha puesto en marcha un programa<br />

de expansión de la siderurgia, ha creado Yacimientos Carboníferos<br />

Fiscales y encara con el gobierno uruguayo la pronta iniciación de<br />

las obras <strong>del</strong> Salto Grande para contribuir a la solución <strong>del</strong> problema<br />

energético de las provincias <strong>del</strong> litoral.<br />

Imperialismo y petróleo<br />

La política petrolera <strong>del</strong>ineada por Frondizi ha sido criticada,<br />

y hasta duramente, desde sus propias tiendas, por entender<br />

que el Presdiente ha hecho concesiones de principios juzgados por<br />

él fundamentales en otras oportunidades. Se le reprocha, concretamente,<br />

entregar, por medio de concesiones de explotación disfrazadas<br />

de contratos de locación, el país al imperialismo norteamericano.<br />

Los defensores de la línea presidencial sostienen que<br />

no puede hablarse de concesión cuando Yacimientos Petrolíferos<br />

Fiscales no se desprende en ningún momento <strong>del</strong> dominio y la<br />

propiedad <strong>del</strong> suelo, el subsuelo y los productos extraídos. Así, por<br />

ejemplo, Rafael J. Belaustegui sostiene en un artículo para lare-<br />

-138-<br />

vista "QUE" (NQ 194), que la OposlclOn desde las propias filas<br />

sólo se puede justificar por un "izquierdismo infantil". Reconoce<br />

que el capital extranjero actúa como deformador de las economías<br />

nacionales y saqueador de sus riquezas "allí donde se dan condiciones<br />

obj etivas y estructurales que se lo permitan". Diferente es<br />

el problema que plantean Venezuela y Arabia Saudita por un lado<br />

y Argentina, por otro, en relación con el petróleo. En los dos primeros,<br />

el petróleo es la única fuente de riqueza. "A mayor extracción,<br />

mayor subordinamiento y dependencia. Es la riqueza de esos<br />

países la que se extrae hacia el exterior. Es el mercado capitalista<br />

exterior el que determina la demanda". Pero en Argentina, la<br />

cuestión es diferente. Existe un capitalismo nacional en desarrollo.<br />

El factor determinante de la inversión capitalista no es el mercado<br />

exterior sino las necesidades internas <strong>del</strong> país y en consecuencia<br />

el capital extranjero "concurre" Y es subordina a las exigencias<br />

<strong>del</strong> desarrollo económico interno. Dice textualmente Belaustegui:<br />

"Es por ello que el punto de partida debe ser la determinación<br />

de cuál es el factor principal al que concurre el capital extranjero.<br />

El factor principal en la Argentina son las necesidades<br />

de combustibles y materia prima, que están determinadas por el<br />

desarrollo industrial <strong>del</strong> país y no por la falta de su desarrollo.<br />

El objetivo perseguido es el autoabastecimiento a corto plazo; ganar<br />

esa batalla es ganar la batalla <strong>del</strong> desarrollo independiente".<br />

Y concluye: "Aquí el capital extranjero se subordina a las necesidades<br />

y no el país al capital extranjero. Por eso la discusión jurídica<br />

de los contratos, el análisis de sus cláusulas más o menos<br />

rigurosas, debe quedar supeditado al aspecto principal de la cuestión:<br />

el autoabastecimiento. A ello se subordina todo lo demás".<br />

Todos los problemas en la balanza<br />

El gobierno argentino no se detuvo en este problema, que es<br />

de una magnitud trascendental, sino que, por el contrario, lanzó<br />

sobre la balanza en forma conjunta y simultánea todas las cuestiones<br />

fundamentales que se venían postergando desde hace años:<br />

nacionalización de la Compañía Argentina de Electricidad, la Ley<br />

de Asociaciones Profesionales que representa la normalización de<br />

la vida sindical y la ratificación y reglamentación <strong>del</strong> artículo 28<br />

sobre Libertad de Enseñanza. Además, numerosos gobiernos provinciales<br />

han puesto en funcionamiento un programa de Reforma<br />

Agraria.<br />

¿, A qué responde esta estrategia de plantear todos los problemas<br />

a la. vez? En las esferas <strong>del</strong> gobierno obra el siguiente<br />

cálculo: a<strong>del</strong>antando el planteamiento de los problemas más espinosos<br />

se producirá una saludable economía de tiempo; superado<br />

este período el gobierno podrá consolidar su frente político. y concentrar<br />

las energías de la nación en el programa de transformación<br />

económica que constituye su obj etivo fundamental. Frondizi<br />

-139-


estima, junto con sus asesores, que esta nueva perspectiva conducirá<br />

al olvido de las concesiones ideológicas que por razones de<br />

estrategia política ha tenido que realizar a ciertos sectores como<br />

la Iglesia, para ser explícitos, en el problema de la enseñanza.<br />

¿ Hasta qué punto los hechos responderán a las intenciones <strong>del</strong><br />

Presidente? Esta es la pregunta que, no ausente de preocupación,<br />

se formula la opinión de allende el río y de América. Entre tanto,<br />

la experiencia argentina con sus numerosas enseñanzas, debe ser<br />

objeto de la mayor atención. Constituye una de las pruebas más<br />

apasionantes de este laboratorio político que es América Latina.<br />

LA V REPUBLICA<br />

FRANCIA<br />

El general De Gaulle ha obtenido una victoria categórica en<br />

el plebiscito sobre la nueva Constitución presidencialista que inaugura<br />

la V República. Paradójicamente han sido los propios partidos<br />

y dirigentes de la IV República parlamentaria --con la excepción<br />

<strong>del</strong> Comunismo, la fracción <strong>del</strong> Partido Radical que responde<br />

a Mendés-France y un grupo menor de dirigentes socialistas-<br />

los que han echado las bases de la nueva situación.<br />

Sería erróneo atribuir el fracaso de la IV República exclusivamente<br />

a su organización institucional. En el fondo, la nación<br />

ha resultado impotente para encarar una política acorde con la<br />

época en el momento en que le toca vivir el desmembramiento <strong>del</strong><br />

viejo imperio colonial.<br />

Durante catorce años se sucedieron veintisiete gobiernos con<br />

un promedio de duración de seis y siete meses. En ese período,<br />

Francia se repuso de las heridas de la guerra, pero asistió, al<br />

mismo tiempo, a la caída de Indochina, Túnez y Marruecos y a la<br />

torpe aventura de Suez. Argelia imitó con decisión el ejemplo de<br />

sus hermanos.<br />

Casi cuatro años de lucha sangrienta han llevado la crisis a<br />

la propia metrópoli. Los· sectores colonialistas, impacientes, comprendIeron<br />

que la avalancha argelina los acercaba cada vez más a<br />

la hora decisiva. Esos mismos sectores lograron convencer a una<br />

parte <strong>del</strong> proletariado que la prosperidad de la nación dependía de<br />

la empresa colonialista buscando de esta manera la complicidad<br />

obrera. Y este argumento ha sido poderoso. En él se apoyó la dirección<br />

<strong>del</strong> Partido Socialista con Guy Mollet a la cabeza para abrir<br />

las puertas <strong>del</strong> poder a De Gaulle. Y por este mismo camino se<br />

explica el fracaso <strong>del</strong> Partido Comunista para ofrecer una oposición<br />

seria al Jefe de la Resistencia en el pronunciamiento electoral<br />

recientemente realizado.<br />

El golpe de Estado de los coroneles de Argel y el ultimátum<br />

-140-<br />

al gobierno de París, fue el comienzo <strong>del</strong> proceso que culminó en<br />

el plebiscito. De Gaulle se cuidó muy bien de mantener todas las<br />

apariencias republicanas. Sin embargo, nadie discute que la otra<br />

alternativa hubiera representado la guerra civil o simplemente la<br />

dictadura militar impuesta desde Argel por los paracaidistas de<br />

Massu.<br />

Este riesgo, aparentemente superado, de ninguna manera elimina<br />

la posibilidad de la dictadura. Porque el nuevo mecanismo<br />

constitucional otorga facultades extraordinarias a un militar con<br />

un sentido chauvinista y mesiánico de la política. Y además, con<br />

mayor razón, porque el problema de fondo, estructural, subsiste<br />

en todas sus dimensiones. ¿Cómo conciliará De Gaulle su vocación<br />

nacionalista e imperial con la irrevocable decisión argelina de<br />

liberación?<br />

Su política para Argelia llega tarde. Los argelinos no pueden<br />

renunciar a esta altura de los hechos a su decisión de ser independientes.<br />

La constitución de un gobierno en el exilio ha venido<br />

a confirmar esa decisión. Y si esto es así, ¿ qué salida le queda<br />

a De Gaulle? Sencillamente, la represión brutal o lo que es lo mismo,<br />

el fascismo.<br />

Dos caminos: Fascismo o Frente Popular<br />

Si es verdad que el destino de Francia está ligado al de Argelia,<br />

la separación de ésta obliga a la metrópoli a reorganizar<br />

su estructura para adecuarla a la nueva condición. El dilema de<br />

Francia en este momento crucial parece ser: una política de derecha<br />

sobre la base de la consolidación de las colonias o un frente<br />

popular destinado a liquidar el imperio y revisar la propia estructura<br />

de la metrópoli. ¿ Si De Gaulle fracasa las derechas reconocerán<br />

su impotencia o conducirán a la nación a un fascismo<br />

con o sin De Gaulle?<br />

Estamos en el comienzo de horas muy difíciles para la nación<br />

gala. Sólo la madurez <strong>del</strong> pueblo y la elevada conciencia de las<br />

masas puede detener el derrumbe de la democracia. Frente a ellos,<br />

en un solo bloque, los intereses coloniales y el orgullo herido de<br />

los militares batidos en la misma empresa, empujan a la nación<br />

hacia la dictadura. En medio de todo esto, la Constitución poco<br />

cuenta. Tenemos la convicción de que esta Constitución inaugurada<br />

el 28 de setiembre es un puente -muy corto- que conduce<br />

a dos caminos: el fascismo o el frente popular. Porque la política<br />

de equilibrismo ya cayó con la IV República.<br />

-141<br />

R. P. F.


EMILE CALLOT. -<br />

L'Histoire<br />

et la Géographie au point<br />

de vue sociologique. 288<br />

págs. Editions Berger-Levrault.<br />

París, 1957.<br />

PRIMER CONTACTO<br />

Se añoran temas como el planteado<br />

aquí, en las vídrieras de<br />

nuestras librerias. La unilateralidad<br />

sigue siendo el rasgo predominante<br />

en los trabajos de Historia<br />

y Geografía. Y con ello toda interrelación<br />

tiende aún hoy más a<br />

establecer supuestas dependencias<br />

o grados de importancia, que complementación<br />

para un mejor fin.<br />

En todos los casos, por carencia<br />

acentuada de la proyección sociológica<br />

que ambas disciplinas<br />

exigen.<br />

En fin, el libro de Callot, no muy<br />

divulgado en el ámbito local, prometía<br />

-desde el título- ampararnos<br />

en tales vacíos, y, desde luego,<br />

orientarnos en nuevos pasos<br />

de perfeccionamiento. El capitulado<br />

ampliaba esperanzas; podría resumirse<br />

como sigue.<br />

CAPITULADO<br />

El problema sociológico de la<br />

Historia y la Geografía. - Ellas<br />

no son y no pueden ser otra cosa<br />

que descripción de hechos sociales.<br />

"Nosotros pensamos que esas dos<br />

disciplinas no pueden legítimamente<br />

aspirar por ellas mismas a más<br />

que el cumplimiento estricto de<br />

ese programa".<br />

Los hechos en el tiempo y en<br />

el espacío. - Suponen la previa<br />

<strong>del</strong>imitación personal que Callot<br />

hace de las ciencias. Es ciencia<br />

fundamental -según él- el conocimiento<br />

de una categoría de objetos<br />

dados en el Universo, fundado<br />

sobre su naturaleza intrínseca.<br />

Tales las ciencias de los objetos<br />

naturales (físicas), vivos (biológicas),<br />

pensantes (pisocológicas)<br />

y colectivas (sociológicas).<br />

Al grado primitivo de la experiencia<br />

sigue siempre el grado superior<br />

de la abstracción y la generalización.<br />

y esto lleva de corrido<br />

a distinguir los hechos que<br />

están en el tiempo constituyendo<br />

sucesos, de los fenómenos productos<br />

conceptuales de la actividad<br />

mental.<br />

Será la cronografía el conocimiento<br />

científico <strong>del</strong> tiempo, y la<br />

topografía, el <strong>del</strong> espacio. La Historia<br />

no podrá ser entonces, según<br />

Callot, sino una cronografía social,<br />

una descripción temporal de las<br />

realidades; ella estudia los hechos<br />

colectivos a aquél de los fenómenos<br />

sociales.<br />

Naturaleza de los hechos. ­<br />

Es aquí que Callot hace entrar<br />

por primera vez en el juego la disciplina<br />

que luego se volverá motivo<br />

conductor para la Historia y la<br />

Geografía: la Sociografía. y ésta<br />

puede tomarse: como descripción<br />

de la socialidad concreta (considerada<br />

en el ser de su objeto), o<br />

como sitografía de la socialidad<br />

(considerada en el hecho). Sí la<br />

Historia y la Geografía se distinguen<br />

en el primer caso como disciplinas<br />

especializadas <strong>del</strong> hecho<br />

social datado y localizado, en el segundo<br />

caso ellas son solidarias de<br />

la comunidad de un mismo objeto.<br />

que es la socialidad. La Historia<br />

es la ciencia descriptiva de toda<br />

socialidad concreta desde el ángulo<br />

<strong>del</strong> tiempo; la Geografía des-<br />

-145-


de el ángulo <strong>del</strong> espacio.<br />

Por ello, Callot reivindica la monografía<br />

como forma primera de la<br />

H. y la G., y todas las monogra"<br />

fías, como la descripción más completa<br />

que pueda realizarse de todos<br />

los hechos sociales observados.<br />

La Historia como Sociografía. ­<br />

Es todavía una carencia, según Callot.<br />

Historiadores y geógrafos no<br />

han pensado nunca su disciplina<br />

desde el ángulo unificador de una<br />

ciencia social, sino que cada uno<br />

según su punto de vista propio, y<br />

particular inspiración. Han fijado<br />

su objeto sin ocuparse de sus relaciones<br />

con aquél de la ciencia vecina<br />

y particularmente de la ciencia<br />

teórica (?) de la cual, sin embargo,<br />

ellos preparan la elaboración:<br />

la Sociología.<br />

La Geografía como Sociografía.<br />

- El solo análisis de su lenguaje<br />

calificativo es muestra de que lo<br />

que es juzgado grande o pequeño,<br />

próximo o lejano, importante o insignificante,<br />

no tiene sentido sino<br />

partiendo de un criterio de apreciación:<br />

la actividad humana socializada.<br />

Las evoh~ciones históricas. - La<br />

H. aparece como una descripción<br />

concisa de los acontecimientos, en<br />

la cual los elementos de conjunto<br />

y las series son presentados en<br />

una continuidad lo más estrecha<br />

posible, en el límite de un acontecer<br />

más amplio, de los cuales<br />

constituye la evolución. Por ello,<br />

la H. como ciencia descriptiva que<br />

es, no debe buscar, fuera de la racionalidad<br />

y la positividad científica,<br />

un modo nuevo de comprensión<br />

de los hechos (que sería prestado<br />

por la metafísica).<br />

Los complejos geográficos. - El<br />

mar mo<strong>del</strong>a sus costas, el torrente<br />

traza su lecho, según causas materiales;<br />

éstas son socializadas, porque<br />

los hechos que ella reúne lo<br />

son previamente: el mar, las costas,<br />

los torrentes, no tienen significación<br />

sino en relación al poder<br />

o a la impotencia <strong>del</strong> hombre; son<br />

conceptos antropocéntricos nacidos<br />

de la proyección de nuestra acción<br />

sobre la naturaleza.<br />

Esa causalidad geográfica, que<br />

es social, puede serlo de modo intrínseco<br />

-como causa entre hechos<br />

específicamente sociales- o<br />

de modo ocasional, sea directamente<br />

como causa entre hechos sociales<br />

y hechos físicos, sea individualmente<br />

como causa entre hechos físicos<br />

apreciados desde el ángulo<br />

social. La G. es en el punto más<br />

alto, una ciencia social.<br />

Unidad de la Scciografía. - Se<br />

creía hasta el presente que la separación<br />

de los hechos históricos<br />

y los geográficos se hacía en el interés<br />

mismo de los hechos sociales,<br />

porque la H. retenía con más<br />

certeza de entre ellos, los hechos<br />

políticos (por ejemplo), en tanto<br />

que la G. se ocupaba con ventaja<br />

de otros: por ejemplo, los hechos<br />

económicos.<br />

Pero el desarrollo mismo de las<br />

dos ciencias ha abolido tal barrera<br />

y mostrado que una Geografía<br />

política es tan legítima como<br />

una Historia económica.<br />

Los métodos sociográficos. - ¿La<br />

H. y la G. son un arte o una ciencia?<br />

Conviene responder -opina<br />

Callot-: son ciencias que utilizan<br />

el arte con una finalidad científica.<br />

Utilidad de la Historia-Geografía.<br />

- Derivada en ambas de su<br />

relación última con la Sociología:<br />

en la H., como aporte insustituíble<br />

en la comprensión y valorización<br />

de los hechos pasados. En la<br />

G., como algo bastante más trascendente<br />

que la provisión de mapas<br />

de repartición de razas y poblaciones,<br />

mera distribución y movimiento<br />

de las masas humanas sobre<br />

el globo; en fin, como arma<br />

de comprensión de esas mismas<br />

masas humanas.<br />

La H. y la G. son en el fondo<br />

eso, sostiene Callot: armas para<br />

alcanzar la perfección que debe<br />

realizarse en la civilización.<br />

CONCLUSIONES INMEDIATAS<br />

La transcripción <strong>del</strong> planificar<br />

de Callot, aunque parezca demasiado<br />

extensa, es imprescindible<br />

para quitar conclusiones comunes<br />

con el lector <strong>del</strong> comentario. La<br />

primera, personal, que está todavía<br />

por escribirse el volumen sugerente<br />

e impulsor, de orientación<br />

docente, referido a la H. y la G.<br />

desde el punto de vista sociológico.<br />

La segunda: que es aplastante<br />

en ocasiones la mera disquisición<br />

teorética, escasamente acompañada<br />

de ejemplos que afirmen los<br />

postulados expuestos. Si la Sociología<br />

es también eso para CalIot,<br />

no debemos preocuparnos mucho<br />

de que el intento actual sea frustrado.<br />

Una tercera: que el esquema general<br />

no in<strong>nov</strong>a, ni amplía como<br />

debiera, en las ideas generales de<br />

Rickert y Cassirer en la distinción<br />

entre ciencias de la naturaleza y<br />

de . la cultura. Decía Cassirer:<br />

"Aquellas nos enseñan a <strong>del</strong>etrear<br />

fenómenos para poder leerlos luego<br />

como experiencias; éstas nos<br />

enseñan a interpretar símbolos,<br />

para llegar a descifrar el contenido<br />

que encierran, para poner nuevamente<br />

de manifiesto la vida de<br />

la que aquellos símbolos originariamente<br />

brotaron".<br />

Decía H. Rickert: "La superficie<br />

de la Tierra, que es en sí misma<br />

un producto natural, adquiere<br />

otro interés que no el meramente<br />

naturalista si la consideramos como<br />

el teatro de toda la evolución<br />

cultural".<br />

CONCLUSIONES<br />

MEDIATAS<br />

Derivan en general de su aseveración<br />

sobre la estrechez científica<br />

y unilateralidad que han caracterizado<br />

casi sin excepciones a<br />

historiadores y geógrafos. La observación<br />

tiene valor, no sólo para<br />

los investigadores en sí, sino, sobre<br />

todo, para los profesores de H. y<br />

G. Y profesor no como mero trasmisor<br />

de un conocimiento adquirido,<br />

sino como forjador de una escuela<br />

de trabajadores históricos y<br />

geográficos. Como impulsor de<br />

una generación juvenil que piense<br />

en los historiadores como algo<br />

diferente a ratones de biblioteca<br />

y los geógrafos como codicistas de<br />

ríos y montañas.<br />

Las vocaciones pueden despertar,<br />

pero .pueden también crearse.<br />

La socialidad actual no puede<br />

confiar en usar bien la H. y la G.<br />

como armas de comprensión universales,<br />

si se está a la espera ­<br />

piénsese en <strong>Uruguay</strong>- de uno o<br />

dos entusiastas sacrificados por generación<br />

estudiantil, que se dignen<br />

acercarse a algún foco de investigación.<br />

y no creemos que sea últi postular<br />

como ideal el seminario o el<br />

laboratorio; el erróneo concepto<br />

-erróneo, por prejuiciosa valoración<br />

científicista- que de ellos<br />

forja el estudiante joven o el profesor<br />

formado- (la observación<br />

-146-<br />

-147-


es de Toynbee);coartaposibles<br />

esfuerzos antes. de. iniciarlos.<br />

La carencia deprófesores> aptos<br />

en •• la orientación· de ensayos his­<br />

. tóricos y geográficos con equipos<br />

de trabajo es no ya grave para<br />

<strong>Uruguay</strong>, es dramático.<br />

Seguimos viviendo, en la segunda<br />

mitad <strong>del</strong> siglo XX, a impulsos<br />

de chispazos individuales,<br />

de nombres que hacen fama pero<br />

que no hacen obra.<br />

En H. y en G., como en Sociología<br />

mismo, parecen estar ya todos<br />

de acuerdo en el QUÉ de la realización,<br />

pero todavía falta ponerse<br />

de acuerdo en el CóMO, para<br />

su mejor logro.<br />

y en todo esto Callot no ha sido<br />

nada sugerente.<br />

G. W.<br />

AUGUSTO l. SCHULKIN.<br />

Historia de Paysandú.<br />

Diccionario<br />

biográfico 2 tomas:<br />

504 Y 488 páginas.<br />

Editorial van Roosen.<br />

Buenos<br />

A.ires, <strong>1958</strong>.<br />

Hacer accesible, manuable y<br />

ágil una compilación documental<br />

abrumadora es mérito no frecuente<br />

en los investigadores históricos.<br />

Lograrlo, a través de 300 pequeñas<br />

biografías, es reconfortante para<br />

los futuros estudiosos de la historia<br />

sanducera y nacional.<br />

Schulkin, que ejerce el profesorado<br />

de Historia en el Liceo de<br />

Young, nos trae a luz este diccionario<br />

biográfico -resta aún un<br />

tercer tomo- antes que su propia<br />

Historia de Paysandú, en preparación.<br />

y con ello nos demuestra<br />

desde ya que "su" historia, compartible<br />

para todos nosotros con<br />

las propias fuentes, no será sino<br />

"la" Historia de la bicentenaria.<br />

Hay veinte años de incansable<br />

recorrer de archivos en una y otra<br />

banda <strong>del</strong> río <strong>Uruguay</strong>, en esto tan<br />

compacto de ahora; hay la invalorable<br />

modestia <strong>del</strong> exponer y documentar<br />

sin publicidad y autobombo;<br />

hay en f in, la humana<br />

puesta en escena de una dispersa<br />

y ramificada filiación familiar,<br />

de hombres públicos, damas austeras,<br />

militares, con lenguaje que<br />

se congracia con el tema en la justeza<br />

galana de un españolismo vivaz.<br />

y así, por encima <strong>del</strong> ordenamiento<br />

alfabético uno cae de<br />

lleno en la reconstrucción de bosques<br />

genealógicos, que es pintura<br />

de una época recién pasada y buscado<br />

lustre de vertiginoso cambio<br />

actual.<br />

Pero por encima de todo eso, juzgamos<br />

que lo de Schulkin es la<br />

mejor lanza quebrada en pro <strong>del</strong><br />

amor por la investigación misma,<br />

y su factibilidad en las casi siempre<br />

amodorradas ciudades de nuestro<br />

interior. Ojalá que surjan desde<br />

esto, nuevos y jóvenes estudiosos<br />

que actualicen cada uno de los<br />

parcializados pasados de las ciudades<br />

y pueblos uruguayos, con vistas<br />

a su proyección en una ciencia<br />

histórica nacional.<br />

Reciba Schulkin de las páginas<br />

de ESTUARIO un cordial aplauso<br />

y la confianza en contarlo muy<br />

pronto entre los colaboradores.<br />

G. W.<br />

SASTRE, IvI.; ALBERDI, J. B.;<br />

GUTIERREu, J. IvI.; ECHE­<br />

VERRIA, E.: "El Salón Literario".<br />

Librería H achette,<br />

Buenos Ah'es <strong>1958</strong>, 199 páginas.<br />

Félix Weinberg realiza el estudio<br />

preliminar de este nuevo aporte<br />

para el conocimiento de las corrientes<br />

de ideas que se mueven en<br />

el mundo cultural argentino a partir<br />

de 1810. El Estudio en si, lleva<br />

implícita una acabada revisión <strong>del</strong><br />

movimiento cultural que inicia la<br />

generación argentina de 1837, a<br />

través de capítulos breves pero<br />

perfectamente armados con una<br />

estructura conceptual y documental<br />

que abre nuevos panoramas al<br />

enfoque de este período tan rico<br />

y vasto en realizaciones <strong>del</strong> ámbito<br />

rioplatense.<br />

Se complementa con la publicación<br />

de los tres discursos con que<br />

se inicia la labor <strong>del</strong> Salón Literal'io<br />

a saber: Marcos Sastre,<br />

Ojeada filosófica sobl'e el estado<br />

presente y la suerte futura de la<br />

Nación Argentina; Juan B. Alberdi,<br />

Doble armonía entre el objeto<br />

de esta institltCión, con una exigencia<br />

de nuestro desal'rollo social;<br />

y de esta exigencia con otra<br />

general <strong>del</strong> espíritu humano; y de<br />

Juan M. Gutiérrez, Fisonomía <strong>del</strong><br />

saber español: cuál debe ser entre<br />

nosotros. Para darle unidad al trabajo<br />

se publican, además, las Lecturas<br />

pronunciadas en el "Salón<br />

Literario" por Esteban Echeverria<br />

y dos cartas, una de Florencia Varela<br />

a J. M. Gutiérrez y otra, de<br />

Florencia G. Balcarce a Félix<br />

Frías.<br />

El libro cumpliría su misión<br />

formativa sólo para el medio argentino,<br />

si las proyecciones de este<br />

movimiento de 1837 no se vincularan<br />

estrechamente con el mundo<br />

cultural montevideano que se<br />

agita, por la intervención individual<br />

y colectiva que todos los personajes<br />

actores <strong>del</strong> episodio porteño<br />

desarrollarán posteriormente<br />

en nuestro medio.<br />

Tanto Sastre como Alberdi, Gutiérrez<br />

y Echeverría, son factores<br />

de lucha ideológica durante el Sitio<br />

Grande y promueven, aparte de<br />

toda una re<strong>nov</strong>ación literaria, el<br />

movimiento cultural más significativo<br />

de este período, como es la<br />

Enseñanza Superior y cuyo mayor<br />

exponente será la inauguración de<br />

la Universidad de la República.<br />

A. R.<br />

FEDERIvIAN, Nicolás: "Historia<br />

Indiana", publicado por primera<br />

vez por Hans Kiffhaber<br />

-cuñado <strong>del</strong> al~tor- en<br />

Hagenau en 1557 y dedicado<br />

al Consejero Imperial<br />

J ohansen Guillermo de Loubenberg,<br />

cuando ya su autor<br />

había fallecido. Tradllcido<br />

directamente <strong>del</strong> alemán<br />

por Juan Friede- inves<br />

t i g a dar colombiano,<br />

miembro de la Academia<br />

Colombiana de la Historia<br />

y comisionado por la misma<br />

para la l'ecopilación de<br />

los documentos relativos a<br />

Colombia en los Archivos<br />

de España, seguida, además,<br />

<strong>del</strong> "Itineral'io de la Expedición",<br />

Madrid <strong>1958</strong>, 140<br />

páginas.<br />

En 1521, los alemanes Enrique<br />

Ehinger (Alfinger según las cró-<br />

-148- -149-


quetios eran aptos para la guerra,<br />

de alta y bien proporcionada talla,<br />

siendo sus mujeres hermosisimas,<br />

tanto que los españoles llamaron<br />

a este valle el "Valle de las<br />

Damas". Como los indios <strong>del</strong> Coro,<br />

no utilizaban venenos para sus<br />

flechas; no regalaron absolutamente<br />

nada a los expedicionarios y<br />

por el contrario re exigían el pago<br />

de su comida.<br />

Atravesando el río, limite con el<br />

territorio de los Guaycaries, sigue<br />

Federman por éste hasta el pueblo<br />

de Habana, y desde una elevación<br />

situada en la otra orilla <strong>del</strong><br />

río, que corre al pie de la ciudad<br />

(probablemente un Brazo <strong>del</strong> Cojedes),<br />

puede observar un territorio<br />

cubierto de agua y ciénaga que<br />

se extendía al Sur y al Este y que<br />

él creía ser el "Mar <strong>del</strong> Sur". A la<br />

vuelta sigue Federman el mismo<br />

camino hasta Barquisimeto. Pasa<br />

por el territorío de los Guaycaries,<br />

habitado por los Caquetios; llega<br />

al de los Cuybas, a Hacarigua y<br />

sale para Barquisimeto. Evita el<br />

camino de los Cayones. tratando<br />

de no salir <strong>del</strong> territorio de los<br />

indios amigos Caquetios, y por tener<br />

guías e intérpretes de esta lengua.<br />

De Barquesimeto se- dirige<br />

hacia el noreste. A su izquierda<br />

viven los Ciparicotes y a su derecho<br />

los Hytotos. Pasa por el Valle<br />

de las Damas, y en vista de que<br />

iba alejándose de Coro, abandona<br />

el valle, sigue hacia el norte, atravesando<br />

el territorio de los Ciparicotes<br />

-Sierra de Arroa-, alcanzando<br />

en esta dirección la costa<br />

<strong>del</strong> mar. Pierde el camino, pasa<br />

hambre y grandes dificultades, encontrando<br />

al fin el que lo lleva a<br />

la llanura, el valle <strong>del</strong> Yaracuy,<br />

en cuyas cabeceras estaban al salir<br />

de Barquisimeto. Llegan al Xaragua<br />

a orilIas <strong>del</strong> Caribe a 80 millas<br />

de Coro, siguiendo la costa,<br />

pasan por el pueblo de Martinico.<br />

hacen paces con las tribus Aticares.<br />

confederadas con los Caquetias<br />

y llegan a Coro el 17 de marzo.<br />

Como fuente, pues, etnológica,<br />

etnográfica y antropológica el libro<br />

tiene un interés extraordinario<br />

para todo lo referente a la población<br />

primitiva.<br />

M.A. D.<br />

Nuestra labor<br />

Cuadernos de<br />

Geografía<br />

IN DICE<br />

Pierre Birat: Glacis y terrazas en la zona mediterránea '"<br />

Luis P. Barattini: Notas de Zoogeografía .<br />

André Libault: La energía en Francia metropolitana .<br />

Germán Wettstein: Amazonia para turistas, para héroes y<br />

para latinoamericanos _ .<br />

Cuadernos de<br />

Historia<br />

Dick Ibarl'a Grussa: Yacimientos paleolíticos en Bolivia<br />

Arbelia Ramírez: Dos etapas de la bibliografía científica de<br />

la Banda Oriental _ .<br />

José LlLis Romero: Nicolás lVIaquiavelo .<br />

Daniel D. Vidart: Sociedades marginales de América colonial<br />

Crúnicas<br />

R. D. P. F.: Interpretaciones acerca de la situación actual de<br />

<strong>Uruguay</strong>, A~'gentina y Francia .<br />

Pág.<br />

5<br />

9<br />

29<br />

33<br />

55<br />

79<br />

99<br />

113<br />

131<br />

Bibliográficas<br />

G. \V.: L'Histoire et la Géographie au point de vue Sociologique.<br />

por Emile Callot .<br />

145<br />

G. W: Historia de Paysandú, por Augusto Schulkin .<br />

148<br />

il. R.: El salón literario, por 1V1. Sastre, J. B. AlberdL J. lV1.<br />

Gutiérrez, E. Echeverría .<br />

NI. A. D.: Historia Indiana, por Nicolás Federman . ..<br />

149<br />

149<br />

-152 -


PUBLICACIONES<br />

RECIBIDAS<br />

f<br />

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Anales de la Asociación Algentina de Geógrafos. NI? 1. Buenos Aires,<br />

1957.<br />

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dos e . agua<br />

1 '1 sido americana<br />

J~ice .de mi. gargan~a,<br />

per~<br />

llegada de los ven~lsqueros<br />

de España, de las, CImas ,radas<br />

ya por las nIeves e.er-<br />

,,_ PABLO NERUDA.<br />

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de Artigas<br />

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Y' '<br />

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AFRICA<br />

AMERICA<br />

ANTARTIDA<br />

*<br />

Estudiantes<br />

Profesores<br />

rv1<br />

Su Colaborador:<br />

aestros<br />

1111<br />

GermánWettstein<br />

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Vende yDistribuye: EDICIONES ESTUARIO feo. Aguitar 813

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