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ORIGEN Y DESARROLLO DE LA CONSERVACIÓN DE OBRAS PATRIMONIALES

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UNIVERSIDAD <strong>DE</strong>L VALLE – ESCUE<strong>LA</strong> <strong>DE</strong> ARQUITECTURA<br />

<strong>ORIGEN</strong> Y <strong><strong>DE</strong>SARROLLO</strong> <strong>DE</strong><br />

<strong>LA</strong> <strong>CONSERVACIÓN</strong> <strong>DE</strong><br />

<strong>OBRAS</strong> <strong>PATRIMONIALES</strong><br />

Historia y Teoría de la Restauración<br />

JAZMÍN GIRALDO<br />

FRANCY NELLY SAA<br />

“Es importante asimilar una premisa fundamental (una premisa que, por cierto, resulta muy<br />

poco obvia a la inmensa mayoría de los restauradores): la restauración no responde a una<br />

exigencia de los objetos, sino que es la expresión de la peculiar forma de aprehenderlos que<br />

tiene la sociedad para la que se restaura. Lo que verdaderamente importa a la restauración es<br />

conocer la clase de atención que un objeto suscita a un grupo social. A partir de ahí su función<br />

consiste en establecer los mecanismos de respuesta ante la relación que une objeto y<br />

espectador. En cierto modo restaurar es un ejercicio de actualización, un a manera de<br />

recuperar algo que aún está o puede estar vigente. Sin embargo, la recuperación en sí misma<br />

no significa el restablecimiento de una situación previa, como si se rescatara lo que se ha<br />

perdido o como si se hiciera funcionar nuevamente una máquina que dejó de hacerlo. Lo que se<br />

actualiza en realidad no es el objeto sino nuestra propia representación de la realidad a través<br />

de él”<br />

Juan Carlos Barbero. Fondo y Figura. El sentido de la restauración en el arte contemporáneo.


Nos preguntamos cuáles son los fundamentos o necesidades que tienen los<br />

hombres o comunidades para asegurar el rescate de la Memoria. Si bien<br />

nuestros países americanos experimentan una influencia categórica de las<br />

políticas y visiones europeas al respecto, estamos situados en un casi consolidado<br />

proceso de incorporación del tema patrimonial a nuestro ideario colectivo. Este<br />

transcurso ha dificultado el rescate de numerosos bienes culturales, ya que las<br />

políticas estarán siempre tratando de amparar las necesidades básicas de un país en<br />

desarrollo, limitando a la hora de rescatar la historia con la postura de que es un tema<br />

elitista y de poca notabilidad política.<br />

Pero quiénes sino los propios habitantes, mediante la accesibilidad a la educación,<br />

podrían dimensionar la importancia de apreciar esta riqueza más allá de una cómoda<br />

mirada. Incentivados por conocer los procesos históricos de nuestra sociedad,<br />

comprendiendo sus huellas, sus transformaciones, más allá de las observaciones que<br />

concluyen en expresiones como “son sólo edificios viejos”, “es lindo, pero antiguo, no<br />

posee importancia”, “mejor algo moderno, funcionan mejor y está de moda”.<br />

Vivimos a un compás vertiginoso, con el acelerado desarrollo que dio pie a la<br />

globalización e internacionalización, factores que inciden profundamente dentro de las<br />

culturas, por lo que debiéramos aspirar a promover la toma de conciencia de la<br />

importancia de tutelar, conservar y transmitir los legados de nuestros pueblos.<br />

El interés por la conservación del patrimonio artístico y cultural de la humanidad y su<br />

globalización, acrecentado progresivamente a lo largo del último siglo, ha tenido<br />

consecuencias inmediatas en las medidas de protección, reflejadas en las normativas<br />

internacionales, continentales, nacionales, en las diferentes legislaciones y en los<br />

organismos específicos encargados de estas tareas. Es mucho lo que se ha hecho; más<br />

aún lo que queda por hacer, sobre todo si pensamos que al inmenso patrimonio<br />

legado desde el pasado más remoto con toda su problemática, se une ahora el de las<br />

obras más inmediatas en el tiempo, las del siglo XX, que a pesar de su juventud y tal<br />

vez quizás por ello exigen una atención muy especial, al resultar ineficaces los criterios<br />

y metodologías tradicionalmente aplicados.


El patrimonio como presente activo, se entra en el futuro retrocediendo...<br />

¿Qué es Patrimonio? Esta palabra proveniente del latín significa todo aquello que<br />

proviene de los padres. Según las enciclopedias, son todos los bienes que poseemos o<br />

que hemos heredado de nuestros antepasados. Entendemos entonces que se trata<br />

principalmente de objetos materiales, aunque de la misma forma podemos referirnos a<br />

derechos y obligaciones, es decir a cosas menos tangibles, patrimonio que estaría<br />

lleno de significados simbólicos y que denominaríamos como Patrimonio Colectivo.<br />

Por otro lado, cuando hablamos de valor patrimonial del concepto moderno de bien<br />

cultural, estamos hablando de que se considera como algo único, que posee valor, que<br />

nos pertenece por lo tanto nos identifica, por lo que las sociedades y gobiernos deben<br />

atender que la conservación de estos bienes debe ser amparada para el progreso de la<br />

cultura.<br />

A su vez, al asociarse el patrimonio con el valor, comprendemos que éste sirve para<br />

establecer un vínculo entre individuos, es decir, el patrimonio es un presente activo,<br />

valioso que viene del pasado hacia el futuro relacionando a las distintas generaciones.<br />

La Obra de Arte, Bien Cultural, Patrimonio Histórico Artístico, son conceptos que<br />

validan una determinada unidad ante la necesidad de legitimarla como algo único y<br />

que posee valía. En este sentido, la conservación se compromete igualmente y de<br />

modo complementario con la defensa global de la naturaleza y del equilibrio ecológico<br />

y ambiental, ambas asumen la preservación de la memoria histórica y el<br />

mantenimiento de salvaguardar la supervivencia del hombre y su continuidad en el<br />

planeta.<br />

El mensaje intencionado de esta texto es hacer hincapié en la preocupación histórica<br />

por la forma de intervenir sobre el patrimonio histórico, que data solamente de<br />

mediados del siglo XIX, época en la que podríamos decir que se empezó a tomar<br />

conciencia sobre la conservación de los monumentos como bienes a proteger o de<br />

recuperar sus valores perdidos.


<strong>LA</strong> RESTAURACIÓN<br />

Entendemos como restauración al conjunto de intervenciones aplicadas<br />

directamente a los bienes culturales que tienen como objetivo la restitución del<br />

aspecto formal y estético del objeto para lograr así una mejor lectura,<br />

contemplación y comprensión de la obra.<br />

Según la definición de Brandi (1906-1988) podríamos decir que Restauración es un<br />

proceso de aprendizaje y proyección, de redefinición constante, que apoyado en un<br />

método de investigación crítico y de acuerdo a una situación cultural determinada,<br />

encuentra, valora y transmite los valores de una obra hacia el futuro.<br />

El reto actual de la teoría de la restauración es definir criterios sobre la intervención<br />

en edificios de nuestro pasado reciente, por ejemplo el movimiento moderno, seguro<br />

que de las nuevas reflexiones llevadas a cabo al conservar y restaurar la arquitectura de<br />

historia reciente encontraremos nuevas encrucijadas y redefiniciones de la disciplina.<br />

En cualquier caso lo que sí está pendiente es vincular o reconciliar a la ciencia de la<br />

restauración con la arquitectura, desmitificarla y evitar que sea vista, como muy bien<br />

menciona Capitel, como un “gheto cultural de los académicos”.<br />

Primeras manifestaciones de la Restauración<br />

(La idea de proteger ciertas obras, en un sentido de conservar el objeto único, se<br />

remonta más allá de los inicios del mundo contemporáneo).<br />

Datos históricos importantes:<br />

1417 / 1431 – Papa Martin V – Posiblemente la primera vez en que se toma<br />

conciencia, desde los ámbitos públicos y políticos, de la necesidad de conservar<br />

y recuperar el Patrimonio histórico expresado por los monumentos antiguos<br />

fue cuando este papa manda restaurar la sede pontificia en Roma.<br />

1431 / 1447 - Eugenio IV – Este pontificado ordena y promueve la liberación del<br />

Panteón, desmontando los añadidos y las construcciones adosadas que lo<br />

habían ido sumergiendo y ahogando en aquellos siglos. Se toman también<br />

entonces las primeras medidas para impedir que el expolio de los antiguos<br />

edificios continúe, dándose así inicio a la Roma instaurata.<br />

1447 / 1455 - Nicolás V – Encarga a L. B. Alberti la realización del plano<br />

topográfico de Roma (Descriptio Urbis Romae) y la conservación de los<br />

principales monumentos de la Antigüedad.<br />

1471 / 1484 – Sixto IV – La restauración del arco de Tito fue otro de los hitos<br />

importantes, dado que consistió en su “liberación” y en su consolidación,<br />

primera de las actuaciones de cualquier intervención conservadora y acción<br />

previa a cualquier restauración.<br />

Se dictaron también desde ese momento unas reglas de expropiación de<br />

monumentos, lo cual no dejaba de ser otra novedosa iniciativa.<br />

Se proclamó un edicto contra la exportación de obras de arte, a pesar de<br />

lo cual la carta Cum Provida Sanctorum de 1474 supuso una restricción de<br />

la bula de Pío II para permitir la modernización de Roma.<br />

Toda esta labor tuvo continuación en las primeras décadas del siglo XVI con nuevas<br />

actuaciones y una renovación del espíritu protector del patrimonio romano, a un<br />

tiempo que se seguían creando nuevos testimonios de una renovada arquitectura de la<br />

mano de Bramante, Sangallo o Miguel Ángel.<br />

1516 – León X – Rafael, como prefecto de la nueva fábrica de San Pedro y<br />

comisario de las antigüedades de Roma, redacta su famosa “Carta” acerca de la<br />

conservación de los monumentos clásicos y del plano de Roma, en la cual se<br />

lamenta del estado de abandono de los restos antiguos, critica la dejación de<br />

las autoridades y explica la necesidad de preservar los monumentos antiguos<br />

por ser modelo para el presente.<br />

Roma estableció las bases para convertirse en un referente fundamental<br />

para muchas otras ciudades históricas y monumentales y la


conservación de su Patrimonio se convirtió en una de sus más<br />

importantes señas de identidad, objetivo del estudio de cualquier<br />

arquitecto, artista o intelectual del siglo XVI, para lo cual viajar a la<br />

Ciudad Eterna era, más que un placer, una necesidad.<br />

La idealización de la conservación medieval que presidió gran parte del<br />

siglo XIX provocará la terminación “neogótica” en numerosos edificios<br />

de Inglaterra, como la fachada del transepto sur de la abadía de<br />

Westminster, ejecutada por Christopher Wren.<br />

Un hecho trascendental en la historia, que abrió una nueva era a la que llamamos<br />

“Edad Contemporánea”, fue la Revolución Francesa de 1789.<br />

Se iniciaron los ataques contra las propiedades de la Iglesia, de la monarquía y de la<br />

nobleza durante el período post-revolucionario, por lo que las nuevas autoridades de<br />

la Convención Nacional se vieron en la necesidad de proclamar un decreto al respecto:<br />

1794 – El principio de conservación de los monumentos, para la revitalización<br />

de su forma y de su significado, donde las autoridades se encontraron con un<br />

enorme patrimonio originario, sobre todo, de la ultrajada aristocracia que<br />

tuvieron que proteger.<br />

Se utilizaba frecuentemente la Antigüedad como modelo para la nueva Francia<br />

republicana, que tuvo como consecuencia, igualmente, la creación del Museo<br />

Nacional de las Artes.<br />

El nacimiento de esta nueva era se verá presidido por la atención a los<br />

modelos republicanos de Roma y la idealización de la democracia<br />

griega. La restauración de monumentos romanos y atenienses en los<br />

años siguientes no es, pues, una casualidad.<br />

La aparición del espíritu romántico, que exaltaba el pasado y lo idealizaba, se<br />

consideró la recomposición del edificio desde sus partes originales o desde su<br />

reproducción, con la pertinente investigación arqueológica, intuyendo las formas<br />

originales y trazando una recomposición ideal. Todo ello sirvió, fundamentalmente,<br />

para detener los saqueos, dando inicio a un nuevo período al análisis de los<br />

monumentos del pasado.<br />

1807 – Restauración del Coliseo Romano - Se procedió a la consolidación de su<br />

lado este mediante la realización de un muro de ladrillo en talud que ideó<br />

Stern.<br />

1819 / 1821 – Recuperación del arco de Tito – Considerado como acto<br />

fundacional de la restauración moderna, llevado a cabo por Giuseppe Valadier y<br />

Raffaele Stern.


PARTE 1:<br />

<strong>LA</strong>S TEORÍAS <strong>DE</strong> <strong>CONSERVACIÓN</strong> Y RESTAURACIÓN<br />

E<br />

n la restauración del patrimonio histórico han sido importantes los aspectos<br />

históricos relacionados con la evolución del pensamiento, centrados,<br />

básicamente, en lo que llamamos monumentos o patrimonio histórico-artístico<br />

o, más modernamente a raíz de las diversas legislaciones: bienes de interés cultural.<br />

Hablamos de Catedrales, Iglesias, Castillos, Palacios, etc. considerados como parte del<br />

patrimonio cultural, mundialmente reconocido.<br />

Es hasta el siglo XIX que comienzan a surgir personas solo dedicadas a conservar,<br />

mantener y en algunos casos reconstruir objetos del pasado. El caso más notorio y al<br />

que se le puede considerar el primer restaurador es Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc<br />

que hace un extenso estudio de la arquitectura gótica y se dispone a reconstruir y<br />

completar las obras inconclusas de la época. Es también uno de los primeros en poner<br />

por escrito sus ideas y métodos; así como también es uno de los primeros en ser<br />

criticado públicamente por John Ruskin.<br />

Ya en el siglo XX comienza una fuerte corriente para dar fundamento a las prácticas de<br />

rescate de los objetos del pasado, comenzando en Italia con las obras de Camilo Boito.<br />

Con la asunción del régimen fascista se comienza una intensa labor de restauración y<br />

reconstrucción del pasado romano y renacentista del país que crea las condiciones<br />

para que más tarde se cree el Istituto Centrale per il Restauro. En esta institución<br />

surgirá el más conocido teórico de la restauración Cesare Brandi.<br />

Esta evolución histórica ha producido un cúmulo de teorías y escuelas de distintas<br />

tendencias que han dado como resultado unas variadas propuestas que, en la<br />

actualidad, se consideran como criterios válidos (aunque no universales) en la<br />

intervención restauradora.<br />

<strong>LA</strong> RESTAURACIÓN ESTÍLÍSTICA. Viollet-le-duc. (Arquitecto francés 1814-1879)<br />

La restauración en Estilo impulsada por el gran teórico francés, fue la más<br />

característica del siglo XIX. El Romanticismo, con su añoranza del pasado medieval, y<br />

el Nacionalismo Francés, con su búsqueda de un estilo arquitectónico nacional, habían<br />

sido importantes iniciativas para las tesis de Le-Duc. El reconocimiento del valor<br />

documental histórico del monumento y la antes mencionada protección legislativa del<br />

Patrimonio en Francia, ayudaron de igual forma en sus pretensiones al famoso<br />

arquitecto medievalista.<br />

Sus teorías sobre la restauración estilística se expresa en su obra "Diccionario<br />

Razonado de la arquitectura francesa, siglo XI - XVI". Restaurar no es conservar o<br />

rehacer, sino, obtener su forma prístina (primitiva original) y obtener la forma ideal del<br />

edificio, incluso aunque nunca hubiera sido así<br />

Fundamenta eliminar aquellas partes arquitectónicas y decorativas, agregadas en<br />

épocas posteriores, para lograr su unidad original y su pureza estilística:<br />

“Manifiesto” del Restauro Stilistico: «Ninguna innovación ha de ser<br />

introducida en las formas y en las proporciones arquitectónicas y ninguna en el<br />

ornamento del nuevo edificio si no es para excluir lo que en épocas posteriores<br />

a su primitiva fundación fue introducida por los caprichos del momento».<br />

o Podemos entender, pues, que con Violet Le-Duc tuvo lugar la<br />

primera teoría orgánica sobre la restauración arquitectónica, que<br />

buscaba la reintegración del conjunto del edificio mediante la<br />

implantación de unos de modelos ideales, primigenios, pero<br />

siempre presididos por la racionalización y la idea de unidad de<br />

estilo, base de sus criterios restauradores aplicados en sus<br />

proyectos.<br />

En 1850 introduce la teoría de restaurar con nuevos materiales, técnicas para<br />

reconstruir más rápido, barato y mejorar intervenciones.


El postulado más destacado de la filosofía de este arquitecto fue la de “ponerse en lugar<br />

del arquitecto original y actuar como él lo haría”, la cual es una hipótesis de gran interés<br />

conceptual, pero muy arriesgada en términos de intervención.<br />

La verdadera contribución de le-Duc, es la investigación profunda necesaria para llevar<br />

a cabo un proyecto de restauración y el enfoque que desde la creación arquitectónica<br />

se le da a la restauración. Es a partir este momento en donde la restauración se<br />

plantea como una disciplina crítica y se desarrollan posiciones sobre las cuales debatir.<br />

A pesar de las numerosas objeciones hechas a la obra de E. Violet-le-Duc y las<br />

opiniones contrarias a sus métodos, nadie duda de que fueron vanguardistas y<br />

exponentes de una cada vez más proclamada necesidad: la conservación y la recuperación<br />

del maltratado Patrimonio europeo.<br />

Estos criterios han perdurado a través de la evolución de la disciplina de la<br />

Restauración siendo la base de la escuela italiana, las palabras de Ruskin son siempre<br />

una advertencia ante la posibilidad de desvirtuar los monumentos, si bien sus<br />

planteamientos pueden parecer en extremo románticos, sus consideraciones sobre el<br />

mantenimiento y conservación se mantienen vigentes; “cuidad de vuestros<br />

monumentos y no tendréis necesidad de restaurarlos....” lo cual es el fundamento de la<br />

conservación preventiva.<br />

La transformación total del monumento negando su carácter de documento histórico o<br />

la postura romántica de dejar morir nuestros edificios nos sitúan en una encrucijada<br />

difícil, ¿hacer algo o no hacer nada? Ante esta disyuntiva Camilo plantea lo que para la<br />

disciplina moderna de la restauración son los pilares fundamentales: la mínima<br />

intervención y la notoriedad clara de la arquitectura nueva en edificios históricos.<br />

<strong>LA</strong> RESTAURACIÓN ROMÁNTICA. John Ruskin (sociólogo Inglés 1819 -1900)<br />

Desarrolló paralelamente un concepto puesto, inspirado en el movimiento romántico.<br />

En su libro "Siete lámparas de Arquitectura" dice: "la restauración es la más completa<br />

destrucción que puede sufrir el edificio, preservar es el legado más precioso de la<br />

arquitectura de épocas pasadas.<br />

Ataca la reconstrucción burda, totalmente irrespetuoso del valor histórico y de la<br />

personalidad del edificio. Convalida la condición de ruina en un edificio, cuando<br />

acepta “la muerte digna de los monumentos“<br />

Un seguidor Williams Morris dice: "Un edificio debería ser restaurado solo para<br />

preservar su fábrica, no para modificar su diseño"<br />

Ambos a pesar de estar contrapuestos son la base del Restauro Contemporáneo, el<br />

primero propugna la Restauración (devolver su imagen) y el segundo la conservación<br />

(mínima intervención)<br />

EL RESTAURO MO<strong>DE</strong>RNO. Camilo Boito (1836 -1914)<br />

La escuela Italiana, hacia fines del siglo XIX, formula su propia teoría, a través de<br />

Camilo Boito (1836 -1914)<br />

Busca una dialéctica entre lo antiguo y lo nuevo: reconocimiento del doble valor del<br />

monumento arquitectónico, como obra de arte y como testimonio histórico.<br />

FUNDAMENTOS:<br />

Cuando sea necesario intervenir un Monumento se debería consolidar antes<br />

que reparar, y reparar antes que restaurar.<br />

Diferenciar materiales en sus fábricas y Simplificar las adiciones, en caso de<br />

elementos arquitectónicos decorativos.<br />

Los agregados son parte del edificio, salvo cuando estos tengan una<br />

importancia artística e histórica menor al propio edificio.


Registro visual del procedimiento y colocación de fecha de intervención.<br />

Notoriedad visual diferenciada de las intervenciones. Influye en las Cartas de<br />

Atenas y Florencia.<br />

Las teorías de Boito aunque están sustentadas en el respeto íntegro del monumento<br />

como documento histórico y en el respeto a la imagen de antigüedad postulada por<br />

Ruskin como criterio fundamental, permite realizar intervenciones nuevas, siempre y<br />

cuando sean estrictamente necesarias como soluciones estructurales.<br />

Boito, como bien explica Capitel, 1988, establece los fundamentos de una nueva<br />

sensibilidad moderna capaz de conservar los monumentos, sin realizar falsas<br />

reconstrucciones y asegurando “la distinción estilística sobre la arquitectura histórica”.<br />

Es un punto de encuentro entre el destino fúnebre dictado por Ruskin, y las<br />

adulteraciones estilísticas propuestas por le-Duc.<br />

<strong>LA</strong> RESTAURACIÓN CIENTÍFICA. Gustavo Giovannoni (1873 -1947)<br />

Autor de la "Restauración Científica". La veracidad en la restauración, basada en datos<br />

concretos (Investigación) y no en hipótesis.<br />

Formula niveles de intervención y sus características, según el tipo de identificación:<br />

prevención, consolidación, recomposición, restauración por anastilosis, restauración<br />

por eliminación, restauración por complemento, reconstrucción de la innovación por<br />

la funcionalidad, criterios fundamentales que los restauradores pueden utilizar a la<br />

hora de intervenir un monumento pero en ningún caso podemos pensar que son<br />

criterios inmutables y libres de contradicciones.<br />

De la restauración científica parten teorías de la escuela italiana que llevan los criterios<br />

de restauración planteados por Boito a la escala urbana. Gustavo Giovanonni planteo la<br />

conservación de los centros urbanos como contenedores de monumentos relacionados<br />

con su entorno e interrelacionados históricamente.<br />

Cesare Brandi finalmente esquematiza de forma rigurosa los diferentes aspectos<br />

permitidos o no en la restauración, su Teoría de la Restauración, aunque un poco<br />

confusa en su interpretación, es un referente indiscutible en la restauración<br />

contemporánea.<br />

EL RESTAURACIÓN CRÍTICA (1/2 del Siglo XX) (PANE Y BRANDI)<br />

En los últimos 30 años aparece el Analogismo que rompe con la idea de la escuela o<br />

modelo único.<br />

Entiende e impulsa la variedad de formas de intervención a partir de entender que<br />

cada edificio tiene su teoría, modelo o patrón específico producto de: La propia<br />

historia del edificio, el valor o significancia cultural y social y el proceso constructivo<br />

en el tiempo.<br />

Para afrontar la destrucción de la 2º guerra, existen tres formas de afrontarlo:<br />

Si no son daños fuertes, sólo restaurar la parte perdida.<br />

Si los daños son absolutos o se deja por perdido o se reconstruye totalmente.<br />

Pane y Brandi formularán su crítica sobre el restauro. Van a basar su filosofía en primar<br />

el valor artístico sobre el histórico, y así surgirá la doctrina contemporánea de la<br />

restauración. La consideran como un proyecto arquitectónico. El edificio habrá de<br />

tener una función. Así, el restauro crítico actuará de la siguiente manera:<br />

Los añadidos deben ser invisibles a una distancia normal y visibles de cerca.<br />

Los materiales deben ayudar a esa configuración de la obra.<br />

Las restauraciones deben ser reversibles.<br />

La teoría de Brandi se basa en fuerte idealismo heredero de su mentor intelectual<br />

Benedetto Croce. Para Brandi la restauración gira alrededor del momento de<br />

reconocimiento de la obra de arte, como instante de acceso a una realidad superior,<br />

de la que el objeto es una epifanía. La obra posee un doble carácter, como realidad


estética e histórica a las que Brandi llama instancias. Estas son fundamentales ya que<br />

son las constituye como medios de acceso a la realidad y al conocimiento que la obra<br />

contienen. Por otro lado establece que la obra de arte goza de una unidad potencial<br />

que le da identidad a pesar del tiempo y las transformaciones.<br />

Especialmente con la doctrina de la unidad potencial, Brandi deja claro que al restaurar<br />

la materia solo hacemos un acondicionamiento para que la imagen verdadera de la<br />

obra de arte se haga presente, como epifanía. La unidad de la obra como siempre lo<br />

aclara Brandi, no es una unidad física, no es algo que seamos capaces de percibir por<br />

medio del intelecto de forma metódica, sino solo como una intuición.<br />

Es bastante obvio el paralelismo que existe con el mito de la caverna de Platón. Por<br />

ello la unidad no se puede fragmentar, aun en las secciones de la obra de arte<br />

destruida, la unidad sigue ahí, es algo que no está en la materialidad de la obra sino<br />

fuera de ella.<br />

Este compromiso con la unidad potencial hace que la obra de Brandi sea muchas veces<br />

malinterpretada o completamente ininteligible para sus lectores formados en la<br />

tradición empírico-racional de las ciencias experimentales. Esto ha llevado a afirmar<br />

que Brandi es obscuro y usado de formas ambiguas y hasta contradictorias.<br />

Por lo anterior, la teoría de Brandi se comenzó a usar acríticamente y completándola<br />

con una serie de tratados internacionales y legislaciones locales, que dieron la<br />

sensación de que la restauración carecía de un discurso coherente para explicar su<br />

práctica. Esto se trató de solventar desarrollando una terminología más precisa que<br />

llevo a algunas curiosas discusiones.<br />

o REFLEXIÓN <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> PARTE 1:<br />

Los programas de formación de conservadores-restauradores, tradicionalmente se han<br />

adscrito al enfoque científico-crítico y a los criterios de la Teoría de la restauración de<br />

Cesare Brandi, los cuales han constituido el sustento teórico, que en forma explícita o<br />

implícita, justifica y argumenta las intervenciones que realiza nuestro medio<br />

profesional. Si consideramos que nuestra conceptualización responde a postulados de<br />

hace más de 40 años, podemos suponer que se hace necesaria su actualización para<br />

establecer su pertinencia en la ampliación del objeto de estudio más allá de la obra de<br />

arte y de la ampliación de su uso más allá de la exhibición.<br />

La reflexión sobre estos problemas nos permitirá avanzar en la conceptualización<br />

necesaria para que la disciplina de la conservación-restauración, pueda avanzar en su<br />

consolidación profesional y disciplinaria. Nos permitirá, también reforzar nuestra<br />

presencia como interlocutores válidos en la discusión multidisciplinaria que surge en<br />

torno a los ámbitos patrimoniales, como consecuencia del creciente impulso de<br />

iniciativas por rescatar nuestra memoria y proyectarla a las nuevas generaciones, en el<br />

marco de la sustentabilidad y de la participación de las comunidades.<br />

Es en este sentido que se propone una reflexión sobre problemas que son de total<br />

competencia del conservador-restaurador y que aparentemente no tienen aún una<br />

respuesta clara y actualizada. Algunos de estos problemas corresponden a la<br />

pertinencia de las intervenciones, las cuales muchas veces proponen nuevos<br />

tratamientos, como resultado del avance técnico y científico, pero también a la visión<br />

actualizada sobre los significados culturales y sociales de los bienes culturales,<br />

producto fundamentalmente, de su uso y de su destino en nuestra sociedad. Entre<br />

otros se pretende reflexionar sobre la identificación y valoración del momento de<br />

creación de los bienes culturales (tiempo 1); la conceptualización de deterioro (tiempo<br />

2); la conservación - restauración y la participación de la comunidad (tiempo 3).


PARTE 2:<br />

TEORÍA <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> RESTAURACIÓN <strong>DE</strong> CESARE BRANDI<br />

Los criterios de la Teoría de la restauración de Cesare Brandi, han constituido el<br />

sustento teórico, que en forma explícita o implícita, justifica y argumenta las<br />

intervenciones que realiza nuestro medio profesional.<br />

Restauración es cualquier intervención dirigida a devolver la<br />

eficiencia a un producto de la actividad humana. Esta es la<br />

definición general que da Brandi para la restauración.<br />

La obra de arte es diferente de los demás objetos y por eso su restauración ha de ser<br />

distinta, y debe reconocerla como tal, en su consistencia física (materia) y en su doble<br />

polaridad histórica –estética (que se refiere a que la obra supone una instancia estética<br />

-la calidad de lo artístico- y una instancia histórica -él haber sido realizada en un<br />

tiempo y lugar concretos y estar en un tiempo y lugar determinados-), para transmitirla<br />

al futuro.<br />

A partir de esta definición Brandi establece los principios fundamentales de<br />

la Restauración práctica.<br />

1. La restauración se debe limitar a hacer que esta consistencia física permanezca<br />

lo más intacta posible a lo largo del tiempo, ya que es solo la materia (que es<br />

donde se manifiesta la imagen y asegura su transmisión) se rehabilita. Sin<br />

embargo hay que tener en cuenta que la materia y la imagen no están<br />

separadas, sino que coexisten en la obra; pero si por alguna razón hay que<br />

sacrificar parte de la materia, habrá que hacerlo según la instancia estética, ya<br />

que es la que hace singular a la obra de arte, es decir, es legítimo sacrificar<br />

parte del soporte si así sale beneficiada la imagen.<br />

También es importante tener en cuenta la instancia histórica, en su doble vertiente:<br />

A. el momento en que la obra de arte fue creada y<br />

B. el tiempo y lugar en que se encuentra ahora, pasando por numerosos<br />

presentes históricos intermedios, que seguramente habrán dejado<br />

alguna huella en la obra.<br />

2. La restauración debe dirigirse al restablecimiento de la unidad de la obra de<br />

arte sin cometer una falsificación histórica o artística y sin borrar huella alguna<br />

del paso de la obra por el tiempo.<br />

La materia en la obra de arte intervenida<br />

El campo de la intervención en Restauración debe limitarse a la consistencia física de la<br />

obra, ya que la materia es el vehículo de la imagen que se desdobla en la doble<br />

vertiente de ESTRUCTURA (soporte) y ASPECTO (imagen). Entre estas dos podría surgir<br />

un conflicto, ya que la estructura se subordina al aspecto. De ahí el gran cuidado que<br />

hay que tener para asegurar que la estructura modificada no dañará el aspecto de la<br />

obra. Por ejemplo, los errores comunes que se cometen con respecto a esto son:<br />

Creer que la materia de la obra de arte es igual que la de su origen, sin tener en<br />

cuenta que, aunque la consistencia física sea la misma, la materia de la obra de<br />

arte tiene la particularidad de haber sido convertida en historia por el hombre.<br />

Creer que la materia determina el estilo, por no diferenciar suficientemente<br />

entre aspecto y estructura, entre la materia como vehículo de la imagen y la<br />

imagen misma, y, así considerar que el aspecto está en función de la estructura.<br />

En el polo opuesto está el error de descuidar el papel de la estructura en la<br />

imagen.<br />

Limitar la materia a la consistencia física de la propia obra, sin tener en cuenta<br />

los elementos intermedios entre obra y espectador que también intervienen en<br />

la expresión de la imagen (atmósfera, luz, ambiente, etc.), es decir, la<br />

importancia del entorno.


La unidad potencial de la obra de arte<br />

La unidad de la obra de arte no puede ser equiparada a la de la realidad, pues mientras<br />

que la del mundo físico es una unidad orgánica o funcional (reconocemos -mediante el<br />

intelecto- vínculos que conectan las cosas que existen), la de la obra de arte es una<br />

unidad figurativa (imagen es única y exclusivamente aquello que aparece) y la<br />

percibimos de forma intuitiva.<br />

De todo esto se sacan dos conclusiones:<br />

A. Una obra de arte fragmentada físicamente, al ser un todo - no constar de partesdeberá<br />

continuar subsistiendo potencialmente en cada uno de sus fragmentos.<br />

B. Cuando una obra está dividida se debe intentar desarrollar la unidad potencial<br />

originaria que tiene cada uno de sus fragmentos.<br />

Para establecer la unidad potencial siempre se ha de tener en cuenta lo que nos dicen<br />

los fragmentos, así como los testimonios auténticos que podamos tener del estado<br />

original de la obra.<br />

PRINCIPIOS PRÁCTICOS:<br />

I. La reintegración ha de ser fácilmente reconocible, aunque invisible desde le<br />

distancia, para ver la unidad que se quiere recuperar.<br />

II. La materia es insustituible en lo que se refiere al aspecto, pero no tanto en lo<br />

que respeta a la estructura.<br />

III. Cualquier intervención de restauración no ha de hacer imposibles futuras (y<br />

eventuales) restauraciones.<br />

Espacio en la obra de arte<br />

Una obra de arte posee una especialidad autónoma independientemente del espacio<br />

físico que ocupe. La restauración ha de reconstruir el contexto de la obra que se<br />

asemeje a una norma jurídica porque su validez no depende de la pena establecida,<br />

sino de la voluntad. Así la restauración práctica será para la Restauración como la pena<br />

para la norma necesaria para su eficacia pero no indispensable para su validez<br />

universal, así la primera intervención que hay que llevar a cabo es la que asegure las<br />

condiciones necesarias para que la particular espacialidad de la obra de arte pueda<br />

seguir existiendo sin obstáculos después de situar dicha obra en el mundo físico.<br />

Restauración Preventiva<br />

Se puede decir que la restauración preventiva es la única defensa que tiene una obra<br />

frente al peligro. El comportamiento del individuo que reconoce la obra de arte<br />

representa la conciencia universal que tiene la misión de conservar la obra y<br />

transmitirla al futuro. Sin embargo para que estas condiciones sean efectivas es<br />

necesario examinar la obra desde dos puntos de vista:<br />

1. La eficacia de la imagen que transmite, es decir (si podemos disfrutar de ella) y<br />

2. El estado de conservación de los materiales que la constituyen.<br />

Ya con esto, la restauración es el único momento del proceso en que sería legítima la<br />

intervención a la obra, porque más allá de ese punto cualquier restauración sería<br />

injustificable. Además, la restauración no se limita a las intervenciones prácticas sobre<br />

la materia de la obra de arte sino que abarca cualquier medida que pretende asegurar<br />

la conservación de la misma de cara al futuro.<br />

La restauración preventiva intenta evitar que se llegue a esa situación de emergencia<br />

inaplazable, de la que seguramente la obra no podrá recuperarse completamente. La<br />

única objeción válida que se le podría hacer a esto es que no se reconociera el<br />

"derecho" de la obra de arte a sobrevivir, pero esto significaría negar su valor universal<br />

y, por lo tanto, eliminaría el problema de la Restauración desde el principio: si no hay<br />

obra de arte no puede haber restauración.


PARTE 3:<br />

NORMATIVAS PARA <strong>LA</strong> RESTAURACIÓN Y <strong>CONSERVACIÓN</strong><br />

<strong>DE</strong> BIENES <strong>PATRIMONIALES</strong><br />

A<br />

través del tiempo se fueron definiendo criterios y recomendaciones que se<br />

plasmaron en las denominadas "cartas internacionales": Carta de Atenas (1931),<br />

Carta de Venecia (1964), Carta de Ámsterdam (1975), etc., documentos<br />

suscritos por expertos de todo el mundo que han ido inspirando las legislaciones de<br />

todos los países, dando luz y guiando el camino de la intervención en los<br />

monumentos, en un campo científico que, hasta entonces, nunca había sido tratado.<br />

Aún con todo, no existe una plena unanimidad en todos los criterios sobre la<br />

intervención en los monumentos, lo cual ha dado ocasión a propuestas de teorías<br />

distintas para similares casos.<br />

1931 – Primer Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos de<br />

Monumentos Históricos<br />

Se celebró en Atenas donde se debatieron temas como:<br />

1. La evidente carencia de una legislación adecuada a favor del patrimonio.<br />

2. La falta de criterio y de uniformidad a la hora de proceder.<br />

3. Abogaron por la cooperación internacional, el intercambio de experiencias y el<br />

apoyo a los valores patrimoniales.<br />

4. La necesidad de protección de los monumentos y conservación de la ruina,<br />

proponiendo la anastilosis como el método restaurador más apropiado.<br />

5. La necesidad de un estudio previo para poder intervenir con garantías.<br />

6. Se rechazaron los métodos De Violet Le-Duc y se defendieron las tesis<br />

propuestas por Camilo Boito a finales del siglo XIX.<br />

1964 – Segundo Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos de<br />

Monumentos Históricos<br />

Celebrado en Venecia, una vez superadas las secuelas de la segunda Guerra Mundial.<br />

Así surgirá el segundo de los documentos internacionales sobre la conservación del<br />

Patrimonio histórico. En la Carta de Venecia se proponía al monumento como un esencial<br />

testigo de la historia, por lo que se reconocía la necesidad de unas pautas universales<br />

para su conservación, entendiendo que todos los monumentos eran legado de la<br />

humanidad y su cuidado la responsabilidad de todos, por encima de las naciones y de<br />

los condicionamientos políticos, religiosos o culturales.<br />

El cuidado permanente de todo monumento era conveniente por su utilidad social y<br />

por ser reflejo de la historia de cada pueblo y parte de su idiosincrasia. Se proponía,<br />

por ello, que las restauraciones tuviesen siempre un carácter excepcional, quedasen libres de<br />

hipótesis que evitasen las falsificaciones históricas y exigían el estudio arqueológico e histórico,<br />

predominando siempre la conservación de la diacronía (evolución del tiempo plasmada<br />

en los muros) por encima de una engañosa unidad de estilo.<br />

1972 – La carta del Restauro<br />

Se redactó en Italia y en ella se expresan los principios de Cesare Brandi. Las normas<br />

contenidas en esta cartas están precedidas de un breve informe, al que sigue la carta<br />

propiamente dicha, integrada por doce artículos, y se concluye con cuatro anexos en<br />

los que se dan una serie de instrucciones metodológicas muy precisas sobre:<br />

A. La salvaguardia y restauración de antigüedades.<br />

B. La ejecución de restauraciones arquitectónicas.<br />

C. Restauraciones de pinturas y esculturas.<br />

D. Instrucciones para la tutela de los centros históricos.


La Carta del Restauro se aplica al patrimonio artístico, monumental, etnográfico y<br />

arqueológico, y a la restauración de los conjuntos, jardines y sitios históricos.<br />

Constituye un documento que ha superado las fronteras italianas y ha sido adoptado<br />

por numerosos centros de restauración.<br />

1975 – “Carta De Ámsterdam”<br />

Una especial concienciación con el Patrimonio europeo llegó con la “Carta europea del<br />

patrimonio arquitectónico”, más conocida como Carta de Ámsterdam (con continuación<br />

en la Carta de Granada de 1985), nacida en el seno de la Convención para la<br />

salvaguardia del patrimonio arquitectónico de Europa. En esta se reconoció:<br />

1. La importancia de los “edificios menores”, aquellos de menor monumentalidad<br />

pero de igual valor histórico y patrimonial, como la arquitectura industrial, la<br />

popular, etc.<br />

2. La necesaria protección y rehabilitación de los cascos históricos y de las áreas<br />

rurales.<br />

Se insistía en que el Patrimonio arquitectónico era un valor cultural, social, espiritual y<br />

económico necesario para la sociedad y la mayoría de los pueblos y ciudades de<br />

Europa y se reconocía que el Patrimonio significaba también una fuente importante de<br />

ingresos.<br />

Se instauró que:<br />

A. La conservación de cascos históricos y de los barrios históricos tenía que<br />

aparecer recogida en los Planeamientos Urbanos y en las Ordenaciones<br />

territoriales.<br />

B. La implicación institucional y de la población, la educación y la concienciación<br />

desde la escuela debían convertirse en claves para entender la necesidad de<br />

conservar los bienes culturales.<br />

C. Era necesaria la creación de infraestructuras, circulaciones reglamentadas y el<br />

respeto por la ordenación espacial en los edificios nuevos, para así mantener la<br />

armonía de volúmenes con respecto a los anteriores, para tener como<br />

resultado una mejora del hábitat.<br />

Y entre otros métodos e instrumentos propuestos, como el estudio pluridisciplinar, la<br />

selección y jerarquía para decidir entre la plena conservación o la conservación parcial,<br />

así como la necesidad de un mantenimiento permanente.<br />

También, dentro de los principios propuestos se solicitaba, con especial insistencia, a<br />

una Gestión sostenible:<br />

No degradar, conservar la autenticidad y proporcionar programas de evaluación<br />

continua del impacto. Para ello se proponía la utilización, preferentemente, de<br />

los materiales tradicionales de cada lugar y de la atención a los estilos de la<br />

arquitectura local y a sus hábitos vernáculos.<br />

Desarrollar itinerarios especiales para evitar la degradación, respetar cada contexto<br />

religioso, cultural, etc., y proporcionar confortabilidad y seguridad al visitante para<br />

permitir el crecimiento turístico y con él la mejora de la economía, lo que<br />

posibilitaría una mejor distribución de los beneficios generados por el turismo:<br />

educación, formación y empleo.


o REFLEXIÓN <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> PARTE 3:<br />

Como resultado de diferentes congresos y reuniones que abordan el tema por todo el<br />

mundo, se han logrado avances en este campo.<br />

En cada país se han creado y han ido creciendo a un ritmo bastante acelerado diversos<br />

organismos de trabajo y centros de estudio con organismos muy diversos. Se insiste<br />

en la elaboración de catálogos e inventarios y en la elaboración de textos legales de<br />

protección y salvaguardia; se destaca asimismo la idea de uso, adaptación, reanimación<br />

y revitalización de monumentos y conjuntos urbanos; se muestra gran preocupación<br />

por resolver los problemas derivados del tráfico de vehículos y la contaminación<br />

ambiental, la protección de paisajes en sitios de belleza natural; y se percibe inquietud<br />

sobre el turismo cultural y el turismo de masas. Se ha puesto gran interés en la<br />

preparación de técnicos y especialistas calificados. Todo ello, en resumen, se agrupa y<br />

se dirige hacia dos conceptos básicos: la defensa del ambiente humano, y la del valor<br />

de los elementos que lo conforman, los bienes culturales.<br />

Para nosotros, la arquitectura y el urbanismo serán la traducción formal del marco<br />

ambiental en el contexto cultural. Según Villagrán, “la cultura es un ambiente<br />

edificado”, y los arquitectos intervenimos en la conformación , conservación o<br />

alteración de ese ambiente edificado.<br />

Si queremos hacer realmente conservación mas que restauración, nuestra acción debe<br />

ser básicamente preventiva, dirigiéndonos al estudio profundo de las causas de<br />

deterioro de nuestro patrimonio cultural, para encontrar y aplicar las soluciones mas<br />

adecuadas.<br />

El patrimonio natural y los bienes producidos por la cultura, como los objetos,<br />

edificios y conjuntos urbanos históricos, constituyen bienes de capital y recursos<br />

insustituibles, no renovables, que no podemos concebir como objetos suntuarios, de<br />

consumo o de especulación.<br />

Conservación de monumentos y zonas monumentales.


PARTE 4:<br />

RESTAURACIÓN Y <strong>CONSERVACIÓN</strong><br />

L<br />

a primera mitad de este siglo XX ha venido presidida por dos corrientes más o menos<br />

contrapuestas que se han denominado Conservadores y Restauradores. Los primeros en<br />

la línea de Boito y sus seguidores, proponiendo el respeto al mensaje histórico,<br />

interviniendo en el monumento solamente para su consolidación y reparación pero no para<br />

rehacerlo; y los segundos en la línea estilística de Violet-le-Duc, es decir, terminar la obra<br />

inacabada, eliminar aportaciones de estilos anteriores, etc.<br />

La mayoría de las veces que utilizamos la palabra restauración, suele ir<br />

acompañada por otra relacionada con ella de forma directa: conservación.<br />

Aunque el empleo del tándem conservación-restauración es muy recurrente, no se trata<br />

de lo mismo, y no está de más intentar aclarar, en la medida de lo posible, qué es cada<br />

una de ellas (ya que no siempre se diferencian de manera adecuada).<br />

Solemos denominar tratamientos de conservación a los trabajos que se realizan sobre<br />

una pieza con el objetivo de evitar el proceso de deterioro que sufre la obra, atajar<br />

las causas que provocan ese mal estado y lograr su estabilidad física. Por eso, en<br />

principio, un proceso de conservación no debe de repercutir de manera directa en el<br />

aspecto estético de la obra.<br />

Se encuentran dentro del campo de la conservación trabajos como la desinfección de<br />

una madera atacada por carcoma, la consolidación de una pieza debilitada, el entelado<br />

de un lienzo o la re adhesión de una policromía desprendida. La conservación por lo<br />

tanto se ocupa de la materia de la que están compuestos los objetos (en nuestro caso<br />

obras de arte o bienes culturales) y no debe de modificar su aspecto.<br />

Los tratamientos de restauración, sin embargo, comprenden una serie de procesos<br />

encaminados a hacer mejor la comprensión de un bien cultural, son un conjunto de<br />

intervenciones que inciden directamente sobre aspectos estéticos de la obra.<br />

La restauración por lo tanto tiene una alta carga crítica y teórica, ya que se encarga de<br />

la imagen de los objetos, de recuperar un estado previo de estos y por lo tanto,<br />

cambiará su aspecto. Son tratamientos de restauración la limpieza de suciedad, la<br />

eliminación barnices oxidados o repintes, o la reintegración cromática.<br />

Partiendo de estas premisas nos daremos cuenta enseguida de que hay ciertas<br />

operaciones que, aunque pertenecen al campo de la conservación, modifican el<br />

aspecto de la obra (esto sucede con los entelado o con las adhesiones de película<br />

pictórica), y otras que en principio son restauración, como la eliminación de un barniz,<br />

que pueden ser decisivas para la correcta conservación de la obra.<br />

Parece por lo tanto que podríamos decir que “es el propósito de la intervención el que<br />

sitúa a esta del lado de la conservación o de la restauración, y no el tipo de operación<br />

que se realiza en cada caso” tal y como afirma Barbero Encinas en su libro La memoria<br />

de las imágenes.<br />

Resumiendo, y simplificando el asunto hasta el límite: la conservación se ocupa de la<br />

materia, y la restauración de la imagen. Llegados a este punto, y no se si me estoy<br />

metiendo en un charco, un buen conservador-restaurador debe de dominar ambos<br />

procesos, pero los realmente importantes, los que definen nuestro oficio son los<br />

procesos restaurativos. Las tareas de conservación las podría realizar cualquier<br />

persona con una cierta habilidad y formación, en el fondo son procesos manuales,<br />

pero los trabajos de restauración exigen un proceso crítico, una formación que va más<br />

allá de lo manual, exigen cabeza.


La formación teórica de los conservadores-restauradores<br />

E<br />

l desarrollo de la restauración como disciplina nos señala dos etapas importantes<br />

por la que ésta ha transitado. Primero, el paso de lo artesanal a lo tecnológico,<br />

marcado por importantes avances en la técnica y la incorporación de disciplinas<br />

científicas que ayudaron a la sistematización de los conocimientos, ya sea de sus<br />

materiales constitutivos como de sus procesos y causas de deterioro, lo que implicó la<br />

adaptación de tecnologías desarrolladas para otros usos y aplicadas a la conservaciónrestauración.<br />

Sin embargo, el restaurador continuaba limitado a una labor operativa<br />

siendo el científico quien daba las directrices de la labor a realizar.<br />

Sin embargo, en el último tiempo se ha visto un gran desarrollo del aspecto científico<br />

en la formación de los conservadores-restauradores y en la implementación de centros<br />

de restauración, el interés por perfeccionarse está centrado en el aprendizaje y puesta<br />

en práctica de nuevas técnicas de ejecución y análisis, pero, ¿qué es lo que está<br />

pasando con la formación y desarrollo de los aspectos teóricos de la disciplina? ¿Será<br />

que estamos retrocediendo en la evolución de ésta para formar meros ejecutores de<br />

acciones de conservación y restauración? ¿Quiénes se preguntan si el marco teórico,<br />

por el cual nos hemos regido y que ha sustentado el quehacer estos últimos 30 años,<br />

sigue siendo válido?<br />

La segunda etapa está marcada por la incorporación de un aspecto crítico en la labor<br />

del restaurador y de las implicancias que ciertas intervenciones podrían tener sobre un<br />

bien cultural. Es así como, la restauración incorporó a su labor contenidos y modelos<br />

de análisis de disciplinas de carácter humanístico-social. De la incorporación de estas<br />

áreas del saber surgieron una serie de criterios que regulaban y normalizaban los<br />

aspectos operativos de la conservación-restauración. Este carácter crítico dado a la<br />

labor del conservador-restaurador le dio la posibilidad de superar su rol meramente<br />

operativo y perfilarse como una disciplina profesional en sí misma.<br />

Como lo refiere Guillermo Joiko en sus apuntes sobre el rol de la teoría: “A través del<br />

análisis y de la reflexión crítica es posible alcanzar niveles conceptuales generales y comunes<br />

para orientarnos y clarificarnos sobre las implicancia y el significado de ciertas intervenciones<br />

sobre los objetos…la teoría ubica a la restauración fuera del campo de mero sentido común y<br />

pragmático y fuera del gusto arbitrario y sin referencias culturales precisas”. Esto permitió<br />

que el conservador-restaurador se planteara en una posición de igualdad ante los<br />

otros profesionales involucrados en esta interdisciplinaridad del proceso de<br />

restauración y como quien más propiamente está calificado para articular y regular las<br />

intervenciones de estas otras disciplinas, contando con un respaldo teórico que<br />

sustenta sus decisiones y opiniones.<br />

¿De qué objetos se ocupa la restauración?<br />

PARADOJA <strong>DE</strong>L MUSTANG<br />

E<br />

n el libro, más que recomendable, Teoría contemporánea de la Restauración su<br />

autor Salvador Muñoz Viñas, en la difícil tarea de intentar determinar de qué<br />

objetos se ocupa la restauración, recurre a la paradoja del Mustang.<br />

Para definir la restauración no basta con definir un hecho, unas determinadas<br />

técnicas o una intencionalidad, es necesario atender al objeto del que se ocupa esta.<br />

Y aquí es donde surge una de las preguntas claves de todo este asunto: ¿por qué<br />

algunos objetos se reparan o arreglan y otros se restauran? Pero el tema es más<br />

complejo aun, porque un mismo tratamiento aplicado sobre un mismo objeto puede<br />

ser restauración o reparación.<br />

El Mustang P51 es un avión monoplaza de fabricación estadounidense que jugó un<br />

importante papel en el transcurso de la II Guerra Mundial, se comenzó a utilizar en<br />

1942 y después de más de diez años de servicio se retiró. Durante la guerra los<br />

Mustang eran sometidos a labores mecánicas y de mantenimiento: se sustituían


piezas deterioradas y desgastadas, se recableaba, se apretaban tornillos, se arreglaban<br />

abolladuras, se repintaban…en fin se reparaba el avión.<br />

Tras la retirada del servicio del mítico avión en 1953, por sus cada vez más frecuentes<br />

problemas mecánicos, y con el paso de los años, el Mustang ha pasado a ser un objeto<br />

de coleccionismo. Sus actuales dueños someten al caza a labores mecánicas y de<br />

mantenimiento para volver a hacer que el P51 vuele: se sustituyen piezas<br />

deterioradas y desgastadas, se recablea, se aprietan tornillos, se arreglan abolladuras,<br />

se repintan… en fin, lo mismo que hacían los mecánicos en la II Guerra Mundial, la<br />

diferencia es que ahora se restaura el avión…<br />

Entonces ¿qué es lo que ha cambiado, si las operaciones que se realizan y el objeto<br />

sobre el que se interviene son los mismos?<br />

Criterios fundamentales a seguir en una actividad<br />

Restaurativa<br />

Una intervención debe:<br />

1. Ser RECONOCIBLE a cierta distancia e invisible al alejarse.<br />

2. Guardar RESPETO al original.<br />

3. Ser REVERSIBLE. Materiales y productos reversibles e inocuos para la obra con el<br />

fin de facilitar posibles intervenciones futuras.<br />

4. MÍNIMA INTERVENCIÓN.<br />

Una importante Restauración<br />

E<br />

l arco de Tito es uno de esos monumentos<br />

que es por sí mismo un símbolo de la antigua<br />

Roma Imperial, situado en la Vía Sacra del<br />

Foro data del 81 a.C. d.C. y su construcción<br />

conmemora las victorias de Tito y Vespasiano sobre<br />

los judíos y la entrada triunfal de las tropas romanas<br />

en Jerusalén.<br />

Desde entonces el arco siempre ha permanecido en pie, como recordatorio del poder<br />

y las hazañas bélicas del Emperador Tito. Pero el tiempo fue haciendo mella en él,<br />

sabemos que en siglo XVII se encontraba en un estado ruinoso, tan solo se conservaba<br />

el arco central con los relieves dañados, pues sobre ellos se ancló un portón para<br />

cerrar la muralla.<br />

No deja de ser curioso que un arco que nació para ser conmemorativo, con el paso de<br />

los siglos llegó a servir como auténtica puerta, ya que se integró en la muralla<br />

medieval de Roma. Así es como aparece en los maravillosos grabados de Giovan<br />

Battista Piranesi o en varios lienzos como el de Juan Bautista Martínez del Mazo<br />

conservado en el museo del Prado o el de Bernardo Bellotto que se encuentra en la<br />

Galería de la Academia de Carrara.<br />

Por suerte para el arco, en los primeros años del siglo XIX, Roma vive un clima de<br />

renovación y de interés por el pasado clásico, que tiene como principal promotor al<br />

papa Pío VII, y el arco se convierte en un objeto de gran atracción para estudiosos y<br />

arqueólogos. Este ambiente neoclásico era el caldo de cultivo ideal que propició las<br />

primeras restauraciones del monumento. desde 1818 a 1821 se encargarán de la<br />

restauración del arco de Tito Raffaele Stern y Giuseppe Valadier, un hito que se<br />

considera el acto fundacional de la restauración moderna.


Su idea fue recuperar la estructura original del monumento, para esto reconstruyen<br />

los laterales faltantes, pero en vez de utilizar el tipo de piedra en que está construido<br />

el arco-mármol del Pentélico- emplean travertino. Además en las partes faltantes las<br />

nuevas piezas se labran con formas simplificadas, por lo que se trata de una<br />

reintegración fácilmente perceptible, pero que permite una correcta lectura de la obra.<br />

La ejecución de las obras se prolongó durante cuatro años y fue necesaria la<br />

colocación de una cimbra de madera bajo el arco para desmontarlo entero, numerando<br />

las piezas para volverlo a montar y solucionar los problemas estructurales que<br />

presentaba.<br />

Aunque esta restauración es tenida aún hoy como ejemplar, se seguía citando en<br />

el Anexo A.13 de la Carta del Restauro de 1972 , hay quien apunta, como el arquitecto<br />

romano P.Marconi, que la forma de restaurar el arco de Tito no es tanto el resultado<br />

de una elección previa de criterios como de una carencia de medios económicos que<br />

obliga a utilizar un material más barato y un nivel de acabado menos elaborado.<br />

Sea como sea, el hecho es que la restauración del arco de Tito marcó un modo de<br />

hacer y ha pasado a la historia, o por lo menos, a la historia de la restauración.<br />

Aplicación de la Teoría<br />

ALGUNOS EJEMPLOS <strong>DE</strong> RESTAURACIONES<br />

ERMITA <strong>DE</strong> SAN FELICES<br />

En la última restauración de esta Ermita de la Rioja (San<br />

Felices de Ábalos) se reconstruyó el volumen de la<br />

espadaña perdida utilizando una malla metálica, en<br />

palabras de los encargados de esta restauración “una<br />

solución actual que no enmascare de modo alguno esta<br />

recuperación”.<br />

RESTAURACIÓN <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> BÓVEDA BARROCA QUE RECUBRÍA EL PRESBITERIO <strong>DE</strong><br />

<strong>LA</strong> CATEDRAL <strong>DE</strong> VALENCIA,<br />

una para descubrir la otra?<br />

Es indescriptible la emoción que se siente cuando en<br />

el transcurso de una restauración se descubre una<br />

obra oculta, por insignificante que ésta sea.<br />

Pues tratad de imaginar qué puede pasar si la calidad<br />

de la obra que aparece es mayor que la de la obra<br />

que inicialmente se restauraba, como sucedió en el<br />

presbiterio de la Catedral de Valencia. Además la<br />

sorpresa irá acompañada de una serie de preguntas<br />

¿qué obra es más importante? ¿se debe de eliminar<br />

En el transcurso de la restauración de la bóveda<br />

barroca que recubría el presbiterio de la Catedral<br />

de Valencia, el 22 de Junio de 2004, se practicó un<br />

orificio a través del cual, se introdujo una cámara<br />

digital y se tomaron varias fotografías. Al<br />

observarlas se comprobó lo que se sabía gracias a<br />

los documentos históricos: sobre la bóveda<br />

barroca, diseñada en el siglo XVII por el arquitecto<br />

Juan Pérez Castiel, se escondían otra bóveda gótica decorada con unos frescos<br />

realizados en el siglo XV por los pintores renacentistas italianos Francesco Pagano y<br />

Paolo de San Leocadio. De forma casi milagrosa la pintura mural se encontraba en un<br />

excelente estado de conservación ya que no fue picada para construir la nueva<br />

bóveda, que se hizo dejando un espacio de 80 cm. entre ambas.<br />

Las pinturas, que representan ángeles músicos, además de conservarse muy bien, eran<br />

de una calidad extraordinaria, y en seguida surgió la tentación de recuperarlas,


aunque supusiera la eliminación de la ornamentación barroca. Se planteaba la<br />

conservación de un bien frente a otro bien.<br />

Finalmente se optó por la eliminación gran parte de la estructura barroca (se<br />

conservaron los nervios de la bóveda), solución no exenta de críticas, ya que existían<br />

opiniones en contra que consideraban que esta acción eliminaba la historia e iba en<br />

contra de la “Teoría de la Restauración” de Cesare Brandi, filosofía sacada de la “Carta<br />

de Venecia”.<br />

Los trabajos de restauración ejecutados por la fundación La Luz de las Imágenes, bajo<br />

la dirección técnica de Carmen Pérez, plantearon la eliminación de la parte barroca<br />

como una intervención reversible y se realizó una importante tarea de<br />

documentación mediante escaneado y fotogrametría.<br />

eliminado y sacado a la luz las nervaduras originales ya que “la conservación de las<br />

nervaduras barrocas no sirve ni para el texto barroco, que queda ahora solo como documento,<br />

ni para los frescos (…) hoy por hoy los frescos corren el riesgo de permanecer ahogados por las<br />

redundantes esculturas barrocas que cortan el arranque de las antiguas nervaduras.”<br />

Sea como sea, tras la intervención en las pinturas se está llevando a cabo un<br />

interesante programa de medición de parámetros ambientales (luz, temperatura,<br />

humedad…) con unos sensores que se colocaron en los frescos durante la<br />

restauración. Y es posible gracias al uso de las nuevas tecnologías de realidad virtual<br />

volver a ver la bóveda barroca en su lugar gracias a unas gafas de simulación en tres<br />

dimensiones.<br />

Para el desmontaje de la bóveda barroca fue necesaria su protección temporal<br />

empapelándola con cola orgánica, posteriormente se fragmentó con sierras mecánicas<br />

en unos 300 trozos para que fuesen manejables. Una vez desmontados se embalaron,<br />

numeraron y almacenaron.<br />

El tratamiento íntegro de las pinturas fue muy<br />

interesante y se puede ver detalladamente en estos<br />

vídeos (aunque la locución es en valenciano, se<br />

entiende bastante bien). Lo más interesante fue la<br />

reintegración cromática de la cara de uno de los<br />

ángeles que había sido picada: se sacó un calco, en un<br />

acetato transparente, de otro de los ángeles<br />

simétricos y con un rostro similar, y para la<br />

reintegración se utilizó la técnica del regatino (líneas<br />

paralelas) diferenciable de cerca, pero que pasa desapercibida desde la distancia.<br />

Aunque el resultado de esta intervención es impresionante hay quien opina, como el<br />

restaurador italiano Gianluigi Colalucci, que la eliminación parcial de la bóveda,<br />

manteniendo los nervios barrocos, constituye un gran error, se deberían de haber


PARTE 5:<br />

BIOGRAFÍAS<br />

Viollet Le-Duc<br />

Nace y muere en el XIX. Era arquitecto, diseñador, historiador y escritor. Influye<br />

en el pensamiento de la restauración española. Como arquitecto fue ecléctico.<br />

Es fundamentalmente neogótico. Va a intentar ser muy purista al intervenir en<br />

las obras góticas. Por el contrario defiende la libertad creadora en obras de nueva<br />

planta. Intenta crear un nuevo estilo gótico nacionalista francés. Su idea básica fue<br />

devolver al edificio su forma original (forma prístina), o como debería haber sido su<br />

forma original. Plasmó esas ideas en “Diccionario razonado de arquitectura francesa”.<br />

Defendía que el restaurador tenía que prescindir de actitudes subjetivas<br />

contradiciéndose con lo que hará en la práctica. Dice que hay que ponerse en el lugar<br />

del arquitecto primitivo y pensar qué haría él.<br />

Su doctrina se puede resumir en estos puntos:<br />

Cada edificio o parte debe ser restaurada en el estilo original.<br />

Hay que tener presente el estilo general y la escuela concreta.<br />

No hay ningún edificio sin añadidos y dependiendo del caso se conservarán o<br />

eliminarán.<br />

Respeto por los vestigios posteriores (contradicción).<br />

Estudio profundo de materiales y comportamiento del edificio.<br />

El arquitecto tiene que contar con varias soluciones para la construcción del<br />

edificio.<br />

El arquitecto debe estar en contacto con los obreros. Crear grupos de obreros<br />

especializados.<br />

Los edificios han de tener un destino, una finalidad. Los edificios cerrados no<br />

duran.<br />

Utilizar los avances tecnológicos.<br />

Esta doctrina fue dogma en Europa. Intervino en edificios como Santa María de<br />

Vezelay o la Catedral de París.<br />

De la teoría de Viollet-le-Duc, las frases más famosas son: “devolver al edificio el<br />

estado que pudo haber tenido” o “un estado que nunca llegó a tener”, aunque la<br />

mayoría de las veces estas frases, sacadas de su contextos, suenan mucho más<br />

radicales de lo que en realidad son.<br />

La realidad es que en sus obras, Viollet-le-Duc no pretendió dar a un monumento el<br />

aspecto que jamás tuvo, sino que trata de consolidarlas. A quienes podría inculparse es<br />

más bien a sus seguidores, y principalmente fuera de Francia, que al intentar de hacer<br />

lo mismo inventaban elementos que “pudieron” haber estado. Esta corriente prosigue<br />

desgraciadamente hasta la fecha y adquiere un gran auge en Rusia, Alemania, España e<br />

Italia.<br />

Actualmente desechamos un planteamiento así. Cuando una obra se destruye<br />

totalmente, o cuando en el momento histórico en que se inicia la obra original (aun<br />

existiendo un proyecto), no se llega a concluir por circunstancias que se dan en ese<br />

momento, no es admisible tratar de construir, siglos después, con formas y estilo de<br />

aquel momento, lo que no fue posible materializar entonces.<br />

En el afán de devolver a un monumento su hipotético “estado original” lleva a inventar<br />

una serie de formas que no solo carecerán de autenticidad, sino que además traerán<br />

consigo la destrucción de elementos posteriores de tanta validez como los primitivos.


John Ruskin (1819-1900)<br />

Contemporáneo de Viollet-le-Duc, fue este crítico inglés totalmente opuesto a las<br />

teorías de aquél. Se opone a cualquier tipo de restauración. Representa la<br />

conciencia romántica, moralista y literaria, en contraposición a la restauración<br />

en estilo, defendiendo la autenticidad histórica. Su obra más importante es Las siete<br />

lámparas de arquitectura (1849) y Las piedras de Venecia (1851).<br />

Es famosa y elocuente esta declaración plasmada en su célebre libro Las siete lámparas<br />

de la arquitectura: "Velad con vigilancia sobre un viejo edificio; guardadle como mejor podáis y<br />

por todos los medios de todo motivo de descalabro. No os preocupéis de la fealdad del recurso<br />

de que os valgáis; más vale una muleta que la pérdida de un miembro. Y haced todo esto con<br />

ternura, con respeto y una vigilancia incesante y todavía más de una generación nacerá y<br />

desaparecerá a la sombra de sus muros. Su última hora sonará finalmente; pero que suene<br />

abierta y francamente y que ninguna intervención deshonrosa y falsa venga a privarla de los<br />

honores fúnebres del recuerdo".<br />

Ruskin se opone al primer período de restauración en Francia. En su tiempo no fue<br />

muy conocido, solo a partir de la época victoriana y sobre todo en Venecia.<br />

La arquitectura debe ser para la posteridad. En el apartado 18 de su libro desarrolla su<br />

teoría de la restauración: “La restauración significa la destrucción más completa que<br />

puede sufrir un edificio”. Apoya la conservación a partir del cuidado de los edificios.<br />

También hay algunas frases famosas en cuanto a su teoría: “dejar que los edificios<br />

mueran dignamente”, “no tocar sus piedras sino esparcir sus restos”, “la restauración<br />

es un engaño y un daño menor que la ruina del edificio”, “no tenemos derechos sobre<br />

ellos”, etc.<br />

En los escritos de mayor actualidad que abordan el mismo tema, se mantienen los<br />

principios básicos sobre el respeto a la obra del pasado, sin tomar la teoría de Ruskin<br />

tan radical.<br />

Camilo Boito (1836-1914)<br />

E<br />

s considerado como el padre de la restauración científica o del restauro<br />

moderno. Inspirador, junto a Gustavo Giovannoni, de la famosa Carta de Atenas,<br />

documento internacional que ha servido de punto de partida de los nuevos<br />

conceptos sobre la restauración y que ha sido largo tiempo algo así como el evangelio<br />

de la restauración.<br />

Es el primero en tratar de conciliar las dos corrientes anteriores. Sin llegar al extremo<br />

de no poder tocar nada, porque en ese caso nos quedaríamos sin nada, y sin llegar a<br />

inventar o “restaurar más de lo debido”, Boito fija su criterio en ocho puntos básicos,<br />

tendentes todos ellos a la manifestación de un principio de honradez y respeto por lo<br />

auténtico, cuando es ineludible la intervención en un monumento:<br />

• Diferencia de estilo entre lo nuevo y lo viejo.<br />

• Diferencia de los materiales utilizados en la obra.<br />

• Supresión de elementos ornamentales en la parte restaurada.<br />

• Exposición de los restos o piezas que se hayan prescindido.<br />

• Incisión en cada una de las piezas que se coloquen, de un signo que indique que se<br />

trata de una pieza nueva.<br />

• Colocación de un epígrafe descriptivo en el edificio.<br />

• Exposición vecina al edificio, de fotografías, planos y documentos sobre el proceso<br />

de la obra y publicación sobre las obras de restauración.<br />

• Notoriedad.<br />

Se destaca el valor de lo auténtico, al pedir que se deje una clara evidencia de la<br />

intervención realizada. Sin embargo, no encontramos obras de Boito en los que se<br />

materialicen sus principios.


Cesare Brandi (1906- 1988)<br />

Concepto de restauración según Cesar Brandi<br />

La obra de arte está compuesta por materia (parte fundamental por la que la obra<br />

subsiste), y por una doble polaridad estética (referente a la calidad artística, por<br />

lo que la obra de arte es arte) e histórica (como producto humano es realizada en<br />

un tiempo y un lugar). Al intervenir como restaurador opones esta doble polaridad. El<br />

tiempo es uno de los mayores retractores de la obra. Éste juega a favor de la historia,<br />

pero en contra de la estética.<br />

La relación que se establece de forma directa entre restauración y obra de arte permite<br />

dar una primera definición:<br />

" La restauración constituye el momento metodológico del reconocimiento de la obra de arte<br />

en su consistencia física y en su doble polaridad estética e histórica."<br />

El saber conjugar tanto la instancia estética como la histórica, es la dialéctica de la<br />

restauración. En consecuencia, se puede enunciar un segundo principio:<br />

“La restauración debe dirigirse al restablecimiento de la UNIDAD POTENCIAL de la obra de<br />

arte, siempre que esto sea posible, sin cometer una falsificación histórica y sin borrar huella<br />

alguna del transcurso de la obra de arte a través del tiempo."


PARTE 6:<br />

TIEMPO Y MUNDO <strong>DE</strong> LO ESTÉTICO, Parte IV<br />

Lucy Carrillo<br />

La Cuarta Parte, El mundo del arte, explora la naturaleza de la belleza artística: sus<br />

objetivos y componentes, sus lenguajes propios, así como la vigencia actual del<br />

modelo kantiano. En ¿Qué no es una obra de arte? (Cap.9), la autora precisa la<br />

concepción kantiana de obra de arte, descartando cuatro criterios simplistas y<br />

reduccionistas de su finalidad esencial. En primer lugar, se descarta el que sea espejo<br />

de la realidad. La obra de arte es espacio de infinitas posibilidades de combinación de<br />

una imagen reflexionada. Reducir la esencia del arte a un ejercicio de interpretación<br />

conceptual objetivo no es sino “perversión” del estado de perplejidad ante lo<br />

inexplicable que la obra transmite. En segundo lugar, la obra de arte carece de toda<br />

utilidad. A pesar de ser un objeto artificial, la obra no satisface ninguna finalidad<br />

cognoscitiva, práctica o emotiva determinada. La esencia de lo artístico es presentar<br />

una experiencia alternativa de lo real – de ahí que sea indisponible para todo fin. En<br />

tercer lugar, la obra de arte no es experiencia de diversión ni de evasión. La diversión,<br />

explica Carrillo, recrea tiempos y mundos ficticios en nuestra interioridad como<br />

mecanismo compensatorio de lo defectuoso de nuestra existencia. En la experiencia<br />

estética, sin embargo, no se abandona nunca la conciencia del tiempo real. Su esencia<br />

es ir descubriendo, de manera paralela, infinidad de posibilidades inagotables que<br />

remiten a la esencia de nuestro sentido interno. Finalmente, la obra de arte no puede<br />

ser sólo vehículo de expresión de ideas morales. El arte busca sólo expresar ideas<br />

estéticas, nunca –como pretendía la literatura moral sartreana–, transmitir ideales que<br />

busquen asimilarse al vivir cotidiano. En De la originalidad de la obra de arte (Cap.10),<br />

Carrillo define el sustrato de toda obra como necesaria mancomunidad de genialidad<br />

artística y facultad de gusto. Lo genial artístico habita en las ideas estéticas, las cuales<br />

transmiten en forma adecuada el juego de representaciones aprehendidas por el<br />

artista. Lo genial implica un proceso creativo en donde toda irrealidad, todo absurdo,<br />

adquiere una determinada posibilidad de acuerdo a la forma que el artista imprime. El<br />

gusto, por su parte, es la fuerza de configuración de lo genial bajo un sentido de<br />

unidad. Es “enlace sintético de la multiplicidad sugerida en las ideas estéticas” (p.331)<br />

que dota a la obra de una necesidad interna, garantizando su coherencia en medio de<br />

la multiplicidad y libertad en que discurren la infinidad de sentidos posibles. De ahí<br />

que la “disciplina del gusto” no sea mero ordenamiento objetivo del contenido<br />

artístico, sino adecuada orientación de nuestro contemplar hacia la esencial<br />

espiritualidad que albergan las ideas estéticas. El capítulo finaliza con un intento de la<br />

autora por mostrar la vigencia del planteamiento estético kantiano a la luz de la<br />

necesidad de educar el gusto. Ante el arte abstracto contemporáneo, así como ante<br />

formas de lo feo, el espectador debe comportar un gusto formado – no entendido éste<br />

como producto de una formación conceptual, sino como una educación del sentir que<br />

permita adquirir familiaridad con las formas ofrecidas, y con ello penetrar a la<br />

multiplicidad de sentidos que se ofrecen. Finalmente, en La temporalidad de lo estético y<br />

las formas artísticas (Cap.11), Carrillo analiza la particularidad de los lenguajes artísticos<br />

(con miras a corroborar la validez actual de la noción kantiana de arte), revisando tres<br />

fenómenos artísticos post-kantianos: el jazz de Errol Garner, la prosa reflexionante de<br />

Proust, y el cubismo plástico de Picasso. Tiempo y mundo de lo estético presenta, con una<br />

intención articuladora, el proyecto trascendental kantiano a la luz de la Crítica de la<br />

Facultad de Juzgar. Teniendo como propósito fundamental el iluminar a Kant desde su<br />

último gran trabajo, Carrillo se ciñe casi exclusivamente a establecer conexiones al<br />

interior de su obra (al margen de ciertas referencias obvias al pensamiento<br />

husserliano). A pesar de no constituir una investigación a profundidad de la tercera<br />

Crítica, esta “revisita” a Kant desde su vena estética constituye una interesante y<br />

amable integración de su panorama crítico-trascendental, y en ese sentido, merece la<br />

atención de todo lector interesado en su pensamiento.<br />

Esto significa que, desde esta perspectiva, lo estético no se reduce al ámbito de lo<br />

bello natural, ni del arte, sino que sería el modo de ser de nuestra pre-comprensión,<br />

de nuestro ser en el mundo, que sólo se constataría, que sólo se manifestaría en esas<br />

experiencias de lo bello natural y del arte. Así, en ellas se haría explícito lo que<br />

permanece implícito en otros tipos de experiencia. Se trataría, entonces, de<br />

experiencias privilegiadas “en la medida en que únicamente a través de ellas podemos


comprender nuestra esencial relación con el mundo mismo” (191). Esto es algo que<br />

Carrillo intenta mostrar reiteradamente, en la parte cuarta de su texto, a través de la<br />

consideración de lo sublime, de lo bello natural y de la obra de arte, así como de<br />

ejemplificaciones bastante sugestivas, por medio de las cuales pretende destacar la<br />

pertinencia del enfoque kantiano para comprender el modo de ser del arte.<br />

Pero la noción de desinterés también resulta fundamental para mostrar cómo en la<br />

experiencia estética sale a relucir cierta posibilidad de concordancia del hombre con el<br />

mundo. Pues esta actitud es la que permite que el sujeto pueda tomar conciencia de la<br />

armonía en que se encuentran sus facultades ante un objeto sensible que se capta<br />

como bello y, por ende, la que posibilita que el hombre pueda sentir que el mundo<br />

sensible se conforma a sus fuerzas de conocimiento. En esa medida podría decirse que<br />

el tratamiento que se le da a la mirada desinteresada resulta decisivo para establecer<br />

cómo es que en la experiencia estética se muestra cierta conformidad entre naturaleza<br />

y hombre. Y esto, de acuerdo con lo dicho, resulta fundamental desde el punto de<br />

vista de Carrillo, para pensar, a través de la reflexión teleológica, en la posible<br />

realización de la libertad en la naturaleza.

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