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do del pozo, Tito no las ve. Si pasa alguna, primero habría que cazarla,<br />

cazarla viva, atarle el cordón y dejarla volar. Pero no hay ninguna. Piensa:<br />

el Oreja debe tener algún plan. Siempre tiene. Capaz que los cordones<br />

rojos atraen palomas. Se desata las zapatillas, entrega los cordones y<br />

se queda mirando a su hermano, la tierra alrededor<br />

suyo, el cielo sin palomas detrás del Oreja, que se ta: cuando caigan, ¿podemos dejar una sin enterrar,<br />

mira en las manos los dos hilitos rojos.<br />

así le mostramos a todos lo que cazamos? Ya vamos<br />

Hay gusanos, dice Tito. Y después: no me gustan a ver.<br />

los gusanos. El Oreja le dice no te preocupes, no Es mediodía, el sol quema. No trajeron agua, ahora<br />

hacen nada: comen tierra, no personas. Se acerca los dos se arrepienten. Al menos, dentro del pozo hay<br />

a ver cómo está. Porque Tito muchas veces llora. algo de sombra. Tito invita al Oreja a bajar, no hace<br />

Esta vez no, o todavía no. Y cuando se acerca, su falta que cave, es para que no le dé el sol. No, gracias.<br />

zapatilla empuja tierra, que cae sobre la cabeza de Tito mete la mano en el bolsillo, saca un billete y dice:<br />

Tito y un poco sobre los ojos. Tito se los refriega y el después te invito una cerveza fría. El Oreja pregunta<br />

Oreja dice no pasa nada, es tierra nada más.<br />

de dónde sacó esa plata y Tito responde que Ávalos<br />

Desde el pozo, el Oreja se ve gigante. Parece estatua se la dio, que fue un adelanto. Y que no se preocupe,<br />

de plaza. Tito piensa en un caballo. Una vez el Oreja<br />

le explicó que, en los monumentos, cuando los íbamos a cazar y él prometió venir.<br />

no se la robó: Ávalos es mi amigo, si hasta le dije que<br />

caballos tienen las dos patas en el aire es porque el Ah, dice el Oreja. Y es todo lo que dice. Después camina.<br />

Va de un lado a otro. Apoya la escopeta en su<br />

jinete murió en batalla; que cuando tiene una en el<br />

aire y una apoyada, sólo fue herido; y que cuando hombro, apunta al frente, la baja. Desde el pozo, Tito<br />

tiene las dos en el suelo, murió de viejo, o de otra sólo lo ve aparecer y desaparecer. Se da cuenta si se<br />

cosa. Tito le dice al Oreja que menos mal que tiene acerca por la sombra que cae sobre él. El Oreja mira<br />

las dos patas en el suelo.<br />

los cordones rojos en su mano. Ata uno al gatillo de<br />

El Oreja se acerca y hace que, para Tito, vuelva a la escopeta. El otro lo deja caer. Tito dice que hay que<br />

llover tierra. Le pasa la mano por la cabeza, se la sacar tierra, que él cava, pero no sirve si no sacan la<br />

sacude. Cuando eran chicos, hacían lo mismo en tierra. El Oreja le dice que ahora lo ayuda, que le dé<br />

la ducha. Los mandaban a bañarse juntos. El Oreja unos minutos para pensar. Después le dice que lo<br />

debía ayudarlo a enjuagarse los restos de champú. ensanche más, que van a necesitar más espacio: el<br />

Ahora a Tito todavía le quedan restos de tierra en doble de espacio. Tito ve el cordón rojo tirado en el<br />

el pelo. El Oreja le dice que ya está, así está bien. suelo y entiende todo: su hermano tiene un plan.<br />

¿Querés cavar vos?, pregunta Tito y el Oreja dice Ahora cava con más fuerza. La tierra se hace polvo y<br />

que después, que en cualquier momento aparece vuela a su alrededor. Tiene tierra en el pelo. Si hubieran<br />

traído agua podría enjuagarse. Ya no piensa en la<br />

una paloma, que no puede. Apunta la escopeta al<br />

cielo, a ninguna paloma, a ninguna nube. Imita el sed: los espera una cerveza fría. Ojalá el Oreja no tenga<br />

problemas en compartirla con Ávalos. Es un buen<br />

sonido del disparo. Con la mirada persigue la caída<br />

de una paloma que nunca estuvo. Tito pregun-<br />

tipo Ávalos. A Tito no le molesta que siempre tenga la<br />

cara y la ropa llena de grasa. Pronto él también lo va<br />

a tener. Ojalá al Oreja no le moleste.<br />

Cuando eran chicos también se ensuciaban. Los dos, pero Tito más. El<br />

Oreja renegaba cuando le pedían que limpiase a su hermano. Para limpiarlo<br />

le pasaba saliva por la mejilla y refregaba hasta que la mugre se<br />

iba. Cuando nadie lo veía, para lavarlo lo escupía directo, sin pasar la<br />

mano. A veces Tito le devolvía. A veces el Oreja lo hacía aunque Tito no<br />

estuviese sucio. Por eso, quizás, Tito prefería ensuciarse.<br />

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