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“La verdad que me encantó haber participado de esta Convocatoria. Desde el punto de vita<br />
de la organización, creo que nunca había trabajado con tanta soltura y al mismo tiempo tanta<br />
organización. Se cumplieron todos los plazos y las condiciones de trabajo fueron claras en<br />
todo momento. Fue un verdadero placer “trabajar”, en ese sentido, y más teniendo en cuenta<br />
la razón principal de este trabajo: leer textos literarios, con el desafío y la expectativa que<br />
genera. Por esto último, desde el punto de vista de lo inasible, del puro gusto por la literatura,<br />
también fue un placer haber recorrido semejante número de obras. Disfruté mucho la lectura<br />
de algunos cuentos, e incluso hoy todavía me quedan en la memoria emotiva algunas de las<br />
historias, de las tramas, algunos personajes, algunos gestos precisos. Fue un proceso que valoro<br />
y valoraré mucho.”<br />
Diego Vigna<br />
“Linda convocatoria la de Itaú. Integrar la literatura a las nuevas tecnologías a través de un<br />
concurso es una forma amable de enfocar el debate acerca de la tensión entre el libro electrónico<br />
y su tradicional formato en papel.<br />
Lo importante es estimular la lectura. Para eso necesitamos escritores. Los concursos ayudan<br />
a que esta comunidad se mantenga saludable y subsista.”<br />
Claudia Amengual<br />
“Ser jurado de un concurso es una labor absorbente. Durante días no podés hacer nada<br />
más que sobrevivir entre tareas cotidianas y leer los textos. De pronto te encontrás haciéndote<br />
un café y pensando: ¿Por qué tal participante puso tal palabra y no tal otra? ¿por qué usó<br />
tal expresión en lugar de aquella? ¿Por qué pone letras en lugar de nombres para identificar<br />
a sus personajes?<br />
Hallar al/los premiado/s es una tarea difícil.<br />
En mi caso, confío más en el corazón que en la preciosidad de una técnica o un portento<br />
academicista. Algo de lo que lea en el concurso tiene que emocionarme, tiene que brillar por<br />
sobre todos los otros textos. La aguja en el pajar. Y esta es la labor agobiante del jurado: estar<br />
atento, estar alerta, confiar en uno mismo como lector. Estás perdido en un siniestro bosque<br />
literario esperando a que ese escritor que quiere ser descubierto, ponga una luz en tu camino. Y<br />
en algún momento, el bosque se vuelve un gran cuento y estás en paz con vos mismo.”<br />
Patricia Suárez<br />
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