MONTAÑAS CON HISTORIA Moncayo San Millán, un monte de excepciones El monte San Millán se levanta airoso sobre los demás picos de la sierra de la Demanda, con sus 2.131 metros que marcan la cumbre más elevada de Burgos. Se halla situada en el bloque noroccidental del sistema Ibérico que, entre las provincias de Burgos y La Rioja, divide las cuencas del Duero y del Ebro. Acompañan a San Millán los otros dos núcleos montañosos más elevados de la sierra de la Demanda: Mencilla y Neila. Todos forjados de pizarras, esquistos y cuarcitas que se remontan al Paleozoico: de los más antiguos de la Península. Pero no sólo la roca habla de la antigüedad de San Millán. Lo que la mirada cubre desde su cima es una auténtica rareza biológica: un mundo eurosiberiano incrustado en tierra predominantemente seca y mediterránea. La excepción que San Millán es comienza por sus árboles nórdicos: extensiones de rebollares, umbríos hayedos, selvas de pino albar, flexibles abedules, acebos, tejos perennes y dehesas de robles. Lobos, corzos, ciervos, gatos monteses, lirones grises, tejones, nutrias y el desmán del Pirineo son los habitantes de estos bosques. Y en los cielos, águilas reales, calzadas y culebreras, azores, gavilanes, halcones abejeros, búhos reales, perdices pardillas, carboneros y agateadores norteños. Aves y mamíferos que saben vivir en las duras condiciones climáticas de esta sierra, donde la nieve apenas abandona la cumbre. El frío que casi quema no logra ocultar el parque jurásico que los alrededores de San Millán fueron hace 160 millones de años: un delta cubierto por un bosque tropical de helechos gigantes, en el que rondaban los dinosaurios. Sus huellas han quedado fosilizadas en los cercanos yacimientos de Regumiel de la Sierra, Revenga, Salas de los Infantes y los Mambrillas de Lara. Junto a ellos y con fecha de 130 millones de años ha, los restos fósiles de varios árboles: angiospermas, quercus y palmoxiylon, que componen el conjunto mayor descubierto en Europa. Si San Millán tiene un esplendor aparte del paisajístico es el de la memoria. Desde un tiempo que se hunde en la oscuridad de la Alta Edad Media, tres fueron los pilares de la riqueza de la zona: la trashumancia de las ovejas merinas, protegida por la poderosísima institución de la Mesta; los carreteros que recorrían las rutas; y el trabajo forestal. Esto, unido al influjo del vecino monasterio de Santo Domingo de Silos y el cercano Camino de Santiago dio lugar a un acervo cultural popular difícilmente igualable. En Quintanar de la Sierra, horadadas como agujeros de gusanos en piedra, se encuentran las tumbas que componen el más importante conjunto de necrópolis y eremitorios altomedievales de Europa. Son 166 tumbas, 13 nichos y una iglesia del siglo X excavados en la roca y entre los pinos albares. Un verdadero tesoro arqueológico. Una visión sobrecogedora: algunos nichos poseen una clara forma humana. Los vestigios medievales no se reducen a unas tumbas vacías. Se levantan en forma de pórticos labrados por la mano, probablemente, de los maestros silentes. Son los pórticos de Jaramilla de la Fuente, Pineda de la Sierra y las galerías de Vizcaínos. Y muy cerca, las iglesias románicas de Neila y San Millán de Lara, un templo que posee elementos del siglo VI, del arte hispanovisigodo. Otra señal que los años no han podido borrar en esta tierra de tempo pausado es la ascendencia vasca de los cristianos que, en el siglo XI, se trasladaron aquí para repoblar las tierras arrebatadas a los moros. Los topónimos cercanos a San Millán -Urrez, Uzquiza, Ezquerra, Alarcia o Vizcaínos- o el de la propia sierra de Urbión –“dos aguas”- lo delatan. Así, los elegantes arcos de piedra, la trashumancia y los caminos abiertos para que los serranos transportaran con carretas la ferrería y la producción de madera de pino han marcado un paisaje trabajado por el tiempo y por la mano terca del hombre. El paisaje, sin embargo, es el que gana en vértigo gracias a los cañones y pendientes verticales que, por la erosión glacial, recortan todos los montes de la sierra, llegando a alcanzar los 900 metros. El del pico de San Millán no es una excepción. Más arriba de sus lagos glaciares, justo antes de llegar a la cumbre, se eleva un paredón que parece enfatizar su altura y su tiempo. La ascensión de este solitario gigante representa una excelente oportunidad para conocer el que es, con toda probabilidad, el enclave más espectacular del Sistema Ibérico aragonés: su punto más alto, elevado majestuosamente sobre tierras de leyenda y misticismo. 40 C U A D E R N O S T É C N I C O S
Acércate. Cueste lo que cueste. Mark Synnott, Greg Child, Kevin Thaw, Jimmy Chin. Pitcairn Island. Fotos: Jimmy Chin. The North Face Store Madrid C/Velázquez n. 35