AGC_Espanoles_campos_nazis_Catal
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Por su parte, el campo de Mauthausen experimentó<br />
desde su fundación en 1938 y hasta su liberación en<br />
mayo de 1945 cambios muy importantes: la cantidad<br />
de presos recluidos en sus instalaciones iba a crecer<br />
considerablemente y los espacios ocupados por el<br />
campo y sus distintas dependencias iban a extenderse<br />
de forma notable. la clave en esa extensión es su<br />
integración con la industria bélica alemana. Así Mauthausen<br />
fue, a partir de 1942, la cabeza de una red de<br />
sub<strong>campos</strong> donde se utilizaba la mano de obra esclava.<br />
Sin embargo Mauthausen contó también, principalmente<br />
en su campo central, con instalaciones para el<br />
asesinato por gas de determinadas personas.<br />
¿Puede hablarse de exterminio cuando nos referimos<br />
a Mauthausen? Hasta bien entrado 1942 Mauthausen<br />
fue un campo de concentración donde se practicaba<br />
lo que la propia burocracia nazi denominaba “exterminio<br />
mediante el trabajo” (Vernichtung durch Arbeit);<br />
esto significaba que los presos podían permanecer en<br />
vida algunos meses, hasta que la subalimentación, el<br />
agotamiento y las enfermedades terminaban con ellos.<br />
de esta forma el destino de las personas llegadas a<br />
este campo era sin duda, para la gran mayoría de los<br />
casos, la muerte.<br />
Ramón Milá Ferrerons, 1946. Milá recrea una escena correspondiente a 1940-<br />
1941 en que un Kapo apalea a un preso judío. Aún no habían tenido lugar las<br />
deportaciones masivas de judíos, pero los llegados a Mauthausen encontraron<br />
la muerte en plazo muy breve.<br />
ver el campo de Auschwitz encuadrado en la categoría<br />
I (para presos considerados recuperables), a la<br />
par con <strong>campos</strong> como dachau o Sachsenhausen, pero<br />
hacia la fecha de este texto (inicios de 1941) cabía referirse<br />
a Auschwitz como un campo donde los presos<br />
que ingresaban eran registrados e iban a permanecer<br />
algún tiempo en el campo, integrados en su sistema<br />
productivo.<br />
Pero, como se ha mencionado más arriba, los <strong>campos</strong><br />
<strong>nazis</strong> fueron también escenario y parte activa de<br />
prácticas de asesinato a gran escala. Así, no debemos<br />
confundir la realidad del Auschwitz de los inicios con<br />
lo que ocurre en un momento posterior: el establecimiento<br />
en dicho campo (y en su anejo Auschwitz<br />
II o birkenau) de instalaciones destinadas al asesinato<br />
masivo de personas. En ese momento ya no estamos<br />
hablando de represión o de explotación económica<br />
mediante el trabajo esclavo, sino de algo cualitativamente<br />
muy distinto; las víctimas eran conducidas allí<br />
para su eliminación inmediata.<br />
Una característica común a todo el sistema concentracionario<br />
nazi fue la sistemática deshumanización<br />
a la que eran sometidos los prisioneros. los <strong>nazis</strong><br />
adoptaron un gran número de medidas orientadas a<br />
la transformación de la imagen de sus víctimas. Esto<br />
comenzaba incluso con prescindir de los nombres de<br />
los prisioneros, que debían ser identificados únicamente<br />
por números de matrícula. Simultáneamente cada<br />
prisionero era despojado de sus ropas (y de cualquier<br />
otra pertenencia). También se les afeitaba completamente<br />
el cabello. El individuo quedaba enteramente<br />
irreconocible y pasaba a ser un cuerpo más dentro<br />
de una masa indiferenciada. Muchos entre los propios<br />
Chapa conservada por Francisco Roda Ruiz (Antequera, 1919) con su número<br />
de preso en gusen. Incluso en las peores condiciones imaginables algunos<br />
presos convertían este elemento obligatorio de identidad en un objeto estético,<br />
normalmente el único que podían poseer.<br />
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