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CUADERNOS DE BDSM - nº 15
Cinturones de castidad masculinos
Los masculinos son relativamente recientes, concretamente de principios del siglo xx.
Si bien se ha avanzado mucho en el diseño de estos cinturones y se ha reducido su
tamaño y diseño con nuevos materiales, tales como acero inoxidable y plásticos,
haciéndolos más prácticos y llevaderos, cumplimiento totalmente las funciones para las
que han sido diseñados.
En este caso sí queda cumplida perfectamente la función de impedir que el usuario de
un cinturón pueda tener relaciones con otra persona y además el impedir que pueda
masturbarse, porque impide totalmente la erección.
Los de plástico tienen su mercado debido no a su precio sino a su versatilidad, porque
pueden ser usados durante tiempo prolongado e incluso atravesar los arcos detectores de
metales de los aeropuertos. En estos casos se usan precintos plásticos personalizados
que sustituyen los candados.
La dominación no tiene porqué llevar implícito que se desee
reprimir los deseos sexuales de la sumisa o sumiso. Si no que
en algunos casos son ellos mismos los que piden ser
sometidos a la privación de libertad de sus órganos sexuales
porque ello les produce placer.
Esto sería la combinación perfecta cuando el dueño o amo
también desea que esta premisa sea cumplida, pero no suelen
ser los casos más habituales.
El deseo entre ambos de utilizar un cinturón de castidad, nos
lleva al ideal del placer mutuo de dominar y ser dominado,
entrando ambas personas en la complicidad de cuales son los
gustos de cada uno, pero obteniendo el placer a la vez, por
motivos diferentes pero combinados, a la vez que se mezcla la
química de amor y deseo entre ambos.
Lo más normal es que el amo/a imponga como castigo la utilización del cinturón de
castidad para reprender o enseñar cual es la conducta que se desea seguir.
En estos casos el cinturón de castidad es uno de los pocos instrumentos usados en el
bdsm que permite ser utilizado por largo tiempo y sin que esté presente el amo/a.
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