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6 • <strong>Aves</strong> Arg<strong>en</strong>tinas N&C | JUNIO 2012<br />

por mauricio rumboll<br />

Administración de<br />

Parques Nacionales<br />

Una historia llamada<br />

Macá Tobiano<br />

La historia del macá tobiano comi<strong>en</strong>za <strong>en</strong> una<br />

gran cueva <strong>en</strong> Última Esperanza, cerca de Puerto<br />

Natales, Chile. En vísperas del siglo XX, <strong>en</strong> el<br />

fondo de la cueva, detrás de una gran caída de roca<br />

que se asemeja a una pirca de piedra hecha quizás<br />

por el hombre primitivo, se <strong>en</strong>contraron restos de<br />

un mamífero grande, un perezoso terrestre llamado<br />

Milodón: huesos, cuero grueso con nódulos óseos y<br />

pelo y bosteos tal cual fueron depositados hace mil<strong>en</strong>ios.<br />

Tan fresco parecía todo que se creía factible<br />

que algún ejemplar de la especie deambulara todavía<br />

por las inexploradas vastedades de los Andes<br />

australes. Ni lerdo ni perezoso, el dueño del diario<br />

Daily Express de Londres, un tal Sr. Pearson financió<br />

una expedición a la Patagonia bajo el mando del<br />

biólogo H. Hesketh Prichard qui<strong>en</strong> recibió asesorami<strong>en</strong>to<br />

de nuestro Perito Francisco P. Mor<strong>en</strong>o.<br />

En el fascinante libro que resultó de dicha av<strong>en</strong>tura<br />

(Through the Heart of Patagonia, Appleton and Company,<br />

New York, 1902), se cita <strong>en</strong> un breve párrafo<br />

fechado el 28 de <strong>en</strong>ero de 1901: “Acampamos… y<br />

<strong>en</strong>contramos otra laguna rocosa y profunda donde<br />

había muchos zambullidores que no supe id<strong>en</strong>tificar”.<br />

Los expedicionarios se <strong>en</strong>contraban <strong>en</strong> una<br />

zona de basalto expuesto al sur del río Santa Cruz.<br />

ALDO CHIAPPE<br />

Siete décadas más tarde, la Secretaría de Agricultura<br />

y Ganadería estaba evaluando las migraciones<br />

de los cauqu<strong>en</strong>es (mal llamados avutardas) y parte<br />

del estudio compr<strong>en</strong>día determinar las rutas migratorias.<br />

Cada población patagónica vestía su collar de<br />

color rosa, verde, azul que id<strong>en</strong>tificaba zona de orig<strong>en</strong><br />

y registraba el paso <strong>en</strong> varios puntos. En abril y<br />

mayo se recorrían las rutas patagónicas 3 y 40 y las<br />

transversales <strong>en</strong> busca de los ejemplares marcados. El<br />

intrépido e insist<strong>en</strong>te Eduardo Shaw era mi ayudante<br />

<strong>en</strong> el año 1974.<br />

“¿¡Me vas a <strong>en</strong>señar a preparar pieles de estudio!? –<br />

más proclamación que pregunta era la suya.<br />

“Ya <strong>en</strong>contraremos algo muerto <strong>en</strong> la ruta o <strong>en</strong> alguna<br />

playa” respondí, pero nada apareció.<br />

Cuando rondábamos la punta de una laguna <strong>en</strong> la<br />

cima de la Meseta de los Escarchados, la misma que<br />

recorrió Prichard, llegó nuevam<strong>en</strong>te la requisitoria:<br />

“A la vuelta podrás cazar uno de esos macáes....“<br />

“Armá la escopeta y cazate uno mi<strong>en</strong>tras busco pajaritos<br />

por aquí”, dije. Oí el estampido y volví al vehículo,<br />

esperé largo rato, algo preocupado por la demora<br />

de Shaw. Al final apareció, con su ropa <strong>en</strong> una mano,<br />

la escopeta y un ave <strong>en</strong> la otra. Al cazar el macá no<br />

había tomado <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el fuerte vi<strong>en</strong>to que alejaba el<br />

ave de la costa y tuvo que desvestirse y nadar <strong>en</strong> esas<br />

aguas que ya se congelaban. Hacía casi cero grado y<br />

tardamos un bu<strong>en</strong> rato <strong>en</strong> reanimar su circulación.<br />

Recién <strong>en</strong>tonces me fijé <strong>en</strong> el macá, le saqué fotos y<br />

seguimos. Esa noche <strong>en</strong> el hotel Amado cuereamos y<br />

armamos la piel de estudio, habi<strong>en</strong>do tomado los datos<br />

de peso, largo, sexo y demás. Al regreso al Museo<br />

de Ci<strong>en</strong>cias Naturales “Bernardino Rivadavia” donde<br />

yo trabajaba, se acomodó el material colectado –pieles<br />

varias, herbario– <strong>en</strong> una mesada. Fue Pablo Canevari<br />

qui<strong>en</strong> se fijó con cuidado <strong>en</strong> la piel y exclamó “¿¡Y<br />

esto!?” -Fuimos a la colección para verificar de qué se

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