LA UNIVERSIDAD DE CUAUTLA - Stratford

T
odos los seres humanos tenemos,
por naturaleza, objetivos que cumplir,
decisiones que tomar y que
marcarán nuestras vidas. Por ejemplo: Estudios,
Trabajo, Amistades, Noviazgo, Matrimonio,
Hijos, etc.
Cuando creemos que hemos conocido a
una persona, hasta cierto punto especial
para nosotros, decidimos que es momento
de hacerla nuestra pareja, sin pensar si es
el momento adecuado y dejando de lado
aspectos tan importantes como:
La edad que en ese momento tenemos.
He visto parejas de niños tomados de
la mano a los 12 ó 13 años ¡a esa
edad qué pueden esperar uno del
otro!
La familia. En ocasiones vamos en contra
de nuestros propios padres, pensando
que ellos no están de moda o
que están equivocados. Hay que recordar,
que: “Más sabe el diablo por
viejo, que por diablo”.
Nuestros estudios. No importando que
estemos en la secundaria, preparatoria
o iniciando la licenciatura, nos iniciamos
en el vertiginoso mundo del
noviazgo.
Nuestros sueños. Cuando somos pequeños,
anhelamos convertirnos en adultos
para ser astronautas, doctores
(as), cantantes, modelos, bomberos o
incluso tener la misma profesión de
nuestros padres: maestros, licenciados,
ingenieros, etc.
Nuestro cuerpo. Atentamos en contra de
nuestro cuerpo, porque a muy temprana
edad (14 años en promedio),
nos iniciamos sexualmente, y en la
pubertad, nuestro cuerpo no está
preparado, ni física, ni sexualmente
para el inicio de nuestra vida sexual.
(nuestro cuerpo está sexualmente
preparado hasta los 21 años). Esto
sin considerar obviamente, la posibilidad
de enfrentarnos a problemas adicionales,
entre los que se encuentran:
A) Embarazos no deseados. Que en muchas
de las ocasiones truncan nuestros
estudios y por consecuencia,
nuestros sueños.
B) Una enfermedad de transmisión
sexual, que en el mejor de los casos
es posible combatirla con un tratamiento
médico, pero en otros, al no
existir alternativa, el destino final es
la muerte de quien o quienes la padecen.
26