IN MEMORIAN Pedro Bernal Garrido No podía ser otro día, Viernes, cuando nuestro querido Pedro decidió subirse por última vez a la escalera como servidor, para encontrarse definitivamente cara a cara con su <strong>Cachorro</strong> de Triana. Y allí arriba, a la derecha <strong>del</strong> Padre, reencontrarse con esa cofradía de cachorristas que nos han ido dejando para participar en la verdadera y definitiva Estación de Penitencia. Y es que Pedro tenía dos amores declarados públicamente, su familia y su <strong>Hermandad</strong>; con ellos se sentía profundamente realizado, y si no se encontraba junto con su esposa e hijos, no había que buscarlo en otro lugar, estaba allí, en ese trocito de la calle Castilla, allá por donde estaba la Alcantarilla de los Ciegos, y donde se apareció una Virgen pequeñita, y que con el empeño de nuestros antepasados, desde hace más de tres siglos, está la <strong>Hermandad</strong> <strong>del</strong> Santísimo Cristo de la Expiración, Cristo <strong>del</strong> Zurraque. Decir Pedro Bernal, es decir Historia de nuestra <strong>Hermandad</strong>. Pedro ha pasado por casi todos los puestos de la Junta de Gobierno: Prioste, Contador, Mayordomo, Diputado Mayor de Gobierno, Conciliario, miembro de la Junta Consultiva, y como siempre lo recordaremos siendo Servidor perpetuo <strong>del</strong> Santísimo Cristo de la Expiración. Yo he tenido el honor de haber compartido con El mesa en el Cabildo de Oficiales, y ha sido un placer el poder haber aprendido tanto de su conocimiento <strong>del</strong> <strong>Cachorro</strong>. Sobre todo Pedro a nuestra generación nos dejado el mejor legado que se le puede dejar a un Hermano <strong>del</strong> <strong>Cachorro</strong> que no es otro que el amor infinito a nuestro Cristo. No había viernes en el año que Pedro no estuviera en la <strong>Hermandad</strong> junto a su inseparable Gertrudis. Además la Capilla, como le gustaba llamarla, los viernes era punto de encuentro con su familia, hijos, cuñados y amigos; hiciera calor o frío, viento o lluvia, ahí estaba Pedro, dando un ejemplo claro <strong>del</strong> vivir día a día la <strong>Hermandad</strong>. No había ocasión que alguien necesitara algo de Pedro que no estuviera ahí, siempre sabíamos que podíamos contar con Pedro, siendo parte de esa magnifica generación de mayores de nuestra <strong>Hermandad</strong>, que son ejemplo vivo <strong>del</strong> amor por todo lo que oliera al Patrocinio. Y esa herencia es la que le ha dejado a su esposa e hijos: Gertrudis, Pedro, Francis y Miguel Ángel; cada uno de ellos viven activamente la <strong>Hermandad</strong>, sin que se pase un culto o un acto en el que no participen, un Viernes sin que algún Bernal no esté por la <strong>Hermandad</strong>, sin que sean llamados para algo concreto y no estén allí como el primer servidor que pueda tener la <strong>Hermandad</strong>, y siempre sin esperar nada a cambio. Pedro era un baúl lleno de sabiduría y anécdotas de la <strong>Hermandad</strong>, recuerdo con anhelo esas tardes de charlas que hemos pasado en mi despacho, que lo frecuentaba con cierta asiduidad, en las que siempre terminábamos hablando <strong>del</strong> tiempo presente, y sobre todo de los tiempos pasados, en las que sin dejarme prácticamente hablar me relataba hechos sucedidos en tiempo pretérito, y plagados de anécdotas personales. Con tu permiso Pedro, recuerdo una en la que me narrabas la grandeza de nuestro Cristo, en la que contabas cómo decidiste realizar una carrera universitaria junto a un buen amigo tuyo y hermano también <strong>del</strong> <strong>Cachorro</strong>, y antes de hacer el primer examen de la primera asignatura de primero de carrera, te encomiendas a la voluntad <strong>del</strong> Santísimo Cristo, y le dices que “sacarías la carrera si ésa era Su voluntad”, y como muestra de sometimiento tomaste un bolígrafo entre tus manos y se lo ofreciste al Cristo, y le dijiste que “con ese bolígrafo haré todos los exámenes de la carrera”, y así fue, Pedro, a los tres años tenías tu título universitario en tu poder, ofreciéndoselo a los pies de su Cristo como Acción de Gracias. Pedro se nos ha ido, y siempre nos parecerá pronto, pero estoy seguro que ha acudido a la llamada de su <strong>Cachorro</strong>, que lo quiere tener a su diestra como Servidor, allí estará en la Gloria <strong>del</strong> Padre, equipado con su jersey sin mangas y corbata, con impecable paño rojo entre 24
IN MEMORIAN sus manos, dispuesto a velar por su seguridad en cualquier traslado, y cada vez que tengamos que mover al <strong>Cachorro</strong>, tu hijo te buscará con la mirada, para que le otorgues la venia como maestro de ceremonias para proceder a mover nuestro Cristo, tu <strong>Cachorro</strong>. Hasta siempre. Marco A. Talavera Blanco 25