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Pieza<br />

del Mes<br />

La Antigua Sinagoga Mayor<br />

de Segovia<br />

PONENTES:<br />

Ricardo de Madrazo y La Iglesia del<br />

Corpus Christi<br />

Luis Gordo Peláez (Doctor en Historia del Arte)<br />

Raúl García Girón (Licenciado en Historia del Arte)<br />

10 DE ABRIL, 8 DE MAYO Y 5 DE JUNIO DE 2011 A LAS 12:00 H<br />

LUGAR: SALA DE ORACIÓN DEL MUSEO SEFARDÍ<br />

IMPRESCINDIBLE INSCRIPCIÓN PREVIA<br />

TLF: 925223665 EMAIL: difusion.msefardi@mcu.es


© Museo Sefardí, 2011<br />

N.I.P.O. 551 - 11 - 001- 2<br />

Texto: Luis Gordo Peláez y Raúl García Girón<br />

Coordinación: Museo Sefardí<br />

Diseño y maquetación: Rebeca García Merino


LA ANTIGUA SINAGOGA MAYOR DE SEGOVIA:<br />

RICARDO DE MADRAZO Y LA IGLESIA DEL CORPUS CHRISTI<br />

El Museo Sefardí custodia en sus colecciones una pequeña acuarela ejecutada en<br />

1883 por Ricardo Federico de Madrazo y Garreta. La obra representa la vista del<br />

interior de la antigua Sinagoga Mayor de Segovia, reconvertida a comienzos del siglo<br />

XV en templo cristiano bajo la advocación del Corpus Christi. La singular belleza de<br />

aquella fábrica bajomedieval, tal como aún se conservaba antes del incendio que la<br />

devastó unos años más tarde, a fines del siglo XIX, fue plasmada en esta “Pieza del<br />

Mes”.<br />

DE SINAGOGA A TEMPLO CRISTIANO<br />

Entre los municipios castellanos, Segovia era ya durante el Medievo asiento de una<br />

numerosa población judía. Influyente comunidad que al tiempo de su expulsión,<br />

a fines del siglo XV, había conformado una de las mayores juderías de Castilla. La<br />

estrecha relación de algunos de sus habitantes con los monarcas castellanos,<br />

entre ellos el célebre Abraham Seneor, facilitó sin duda cierta prosperidad y calma<br />

en la judería, a pesar de los crecientes disturbios y movimientos antijudaicos que<br />

empezaban a proliferar desde fines del siglo XIV. Varias zonas de Segovia sirvieron<br />

durante dicho siglo como asentamiento disperso de la población hebrea, distribuida<br />

sobre todo por los principales centros urbanos, entre ellos el entorno de la parroquia<br />

de San Andrés, la plaza de San Miguel, las cercanías de la plaza de San Martín, y las<br />

calles de la Zapatería, de Escuderos, y de la Judería Vieja.<br />

A lo largo del siglo XV se intensifica la presión sobre las comunidades hebreas<br />

castellanas y aragonesas aplicándose paulatinamente medidas más restrictivas<br />

tanto a su práctica religiosa como a su convivencia con la población cristiana. La<br />

instauración de la Inquisición y la posterior expulsión de los judíos a fines de dicha<br />

centuria sentenciaron definitivamente el destino de esta comunidad. Unas décadas<br />

antes, 1412 fue un año clave para el futuro de la población hebrea en el territorio<br />

castellano. La reina doña Catalina de Lancaster, regente de Castilla durante la<br />

minoría de edad del futuro monarca Juan II, sancionaba las Leyes de Ayllón, que<br />

ordenaban el apartamiento obligatorio de los judíos en un barrio delimitado dentro<br />

de las ciudades 1 .<br />

1 “Los judíos e moros de los mis regnos e sennorios sean e vivan apartados de los cristianos en un lugar aparte … donde<br />

fueren vecinos; e que sean cercados de una cerca en derredor e tenga una puerta sola, por donde se manden en tal círculo,<br />

bajo las penas de perder todos sus bienes y la corporal que se les impusiera.” (LECEA, C. (1900), p. 15).


A raíz de tal pragmática real se comenzó también a definir en Segovia un espacio<br />

intramuros que configuraría la judería de la ciudad. Ésta quedaba situada en el<br />

costado sur del recinto amurallado, en el entorno del barrio de la Almuzara, la<br />

puerta y parroquia de San Andrés, y la parte posterior del convento de Mercedarios.<br />

Algunas décadas más tarde, en 1481, conforme a los ordenamientos de las Cortes<br />

de Toledo del año anterior, se aplicaba en Segovia, al igual que en otros municipios,<br />

un más estricto cerramiento físico de la judería mediante la construcción de arcos<br />

de entrada y muros. Éstos últimos debían quedar bien sellados de manera que no<br />

pudieran “fablar nin comunicar judíos con cristianos nin cristianos con judíos”,<br />

tal como advertía la relación detallada del estado de la judería presentada a los<br />

monarcas por el regidor Rodrigo Álvarez Maldonado 2 . El barrio hebreo segoviano<br />

quedaba entonces comprendido en el amplio espacio que mediaba entre la plaza del<br />

Corpus y la iglesia de San Andrés.<br />

Una de aquellas entradas que custodiaban el acceso a la judería se erigió en la<br />

mencionada plaza del Corpus, junto a la que había sido Sinagoga Mayor de la ciudad,<br />

por entonces ya convertida en templo cristiano. Este edificio, junto con la Sinagoga<br />

Vieja o Menor y la Sinagoga de Burgos, fueron los tres principales recintos públicos<br />

de Segovia dedicados al culto hebreo hasta las primeras décadas del siglo XV. Por<br />

entonces las tres sinagogas fueron relegadas de sus funciones, conservándose en<br />

la actualidad tan sólo la Mayor. Las otras dos, la Sinagoga Vieja y la de Burgos se<br />

alzaban, respectivamente, en el barrio de la Almuzara y en la calle de Escuderos,<br />

en las proximidades de la plaza Mayor. Se tiene noticia también de al menos otras<br />

dos sinagogas utilizadas en la ciudad por la población judía en el último cuarto del<br />

siglo XV. Se trataba de la Sinagoga del Campo y la Nueva Sinagoga Mayor, que<br />

había reemplazado en sus funciones a la anterior tras su apropiación y conversión<br />

en iglesia. Con la expulsión, estas últimas fábricas pasaron a formar parte de las<br />

propiedades del conjunto monástico del Parral.<br />

En el espacio urbano que ocupaban las juderías, a menudo bastante limitado y<br />

con un trazado viario sinuoso y estrecho, se diferenciaban diversas zonas para uso<br />

público y privado. Demás del espacio de las viviendas, existían áreas dedicadas a<br />

actividades comerciales y artesanales, tales como la carnicería y el horno, a la par que<br />

lugares dedicados al culto y rituales judaicos. Entre estos últimos espacios sagrados<br />

destacaban las sinagogas y de ellas la mayor o principal solía ocupar un lugar<br />

privilegiado dentro del entramado urbano de la judería. Las sinagogas de la España<br />

medieval fueron construcciones habitualmente reducidas, dado su impedimento<br />

2 MORENO KOCH, Y. (2003), p. 385.


para sobrepasar en alzado a los templos cristianos, erigidas en planta cuadrada o<br />

rectangular y carentes de cualquier elaborada decoración en su exterior. El control y<br />

restricciones que la Corona y la Iglesia imponían sobre cualquier nueva edificación o<br />

en la reparación de dichas sinagogas condicionaba con frecuencia diversos aspectos<br />

referentes a su construcción y emplazamiento. Ya desde mediados del siglo XIII el<br />

Papa Inocencio IV había establecido que las sinagogas no podían sobrepasar en<br />

altura a las iglesias 3 .<br />

La parte más significativa de las sinagogas medievales sefardíes se correspondía con<br />

su interior, lugar restringido a los fieles hebreos y en el que también la ornamentación<br />

se hacía más exuberante. La ciudad de Jerusalén era el destino al que habitualmente<br />

quedaban orientadas las sinagogas y los dos espacios principales que conformaban<br />

su fábrica eran un patio de entrada y la sala principal de oración a la que aquél daba<br />

paso. Conforme correspondía al ceremonial judío, la parte más sagrada y singular de<br />

la sala se situaba en el muro dirigido a dicha ciudad hebrea. Allí se abría una pequeña<br />

hornacina que contenía el arca, hejal o arón ha-qódes, con los rollos de la Torá. Este<br />

espacio quedaba iluminado por una lámpara o antorcha, la luz eterna o ner tamid,<br />

que permanecía siempre encendida simbolizando la eternidad de Dios y de la fe<br />

del pueblo hebreo. Por delante del arca se situaba la tebá o plataforma elevada,<br />

empleada para oficiar las oraciones y lecturas propias de la liturgia hebrea. En las<br />

sinagogas era también preceptiva la distinción de espacios ocupados por hombres<br />

y mujeres. Aquéllos se situaban en la parte inferior de la sala principal, distribuidos<br />

en bancos de manera ordenada conforme a su distinción social y poder. Las mujeres,<br />

en cambio, quedaban relegadas a un emplazamiento más elevado y oculto dentro<br />

de la sala. Unas galerías abiertas en la parte alta de la construcción permitían a éstas<br />

seguir el culto y oraciones desde sus propios bancos, de manera casi encubierta.<br />

Esa separación se manifestaba también en la manera de acceder de las mujeres a la<br />

sinagoga, habitualmente por una puerta distinta a la empleada por los hombres. Las<br />

sinagogas españolas, demás de servir de lugar de oración, ejercían también como<br />

centro de reunión, de discusión, y de toma de decisiones de la población hebrea.<br />

Su sala principal y otras cámaras anejas se empleaban también para acoger diversas<br />

asambleas de dicha comunidad, ya fuera por cuestiones administrativas, judiciales o<br />

educativas.<br />

3 Las Partidas de Alfonso X restringían también la construcción de estos edificios y la obras que en ellos se acometiesen<br />

afirmando que “Synoga es lugar do los judíos fazen oración, e tal casa como esta non pueden fazer nuevamente en<br />

ningund lugar de tratamiento nuestro Señorío, a menos de nuestro mandado. Pero la que avían antiguamente si acaeciese<br />

que se derribassen pueden las fazer, e renovar en aquel suelo mismo: assí como se estavan, non las alargando más, nin las<br />

alçando, nin las faziendo pintar. E la Synoga que de otra guisa fuesse fecha deven la perder, e ser de la Eglesia mayor del<br />

lugar donde la fizieren” (Partida VII, título XXIIII, ley IV). (Cit. por RUIZ SOUZA, J. C. (2002), p. 225).


La mencionada relevancia de la judería de Segovia durante la Baja Edad Media se<br />

reflejó también en la envergadura de su Sinagoga Mayor. Convertida en templo<br />

cristiano a comienzos del siglo XV, la sinagoga segoviana competía, tanto en sus<br />

dimensiones como en su adorno interior, con algunos de los mejores ejemplos de la<br />

arquitectura judaica en la Península, entre ellos las sinagogas toledanas del Tránsito<br />

y de Santa María la Blanca. Estos tres edificios mencionados y la sinagoga de Córdoba<br />

representan los únicos ejemplares de dicha arquitectura religiosa hispanojudía aún<br />

conservados.<br />

En su alzado y traza la Sinagoga Mayor de Segovia ofrece numerosas similitudes<br />

con la mencionada de Santa María la Blanca, por lo que tradicionalmente se<br />

ha establecido una estrecha relación entre ambas obras. El edificio toledano,<br />

compuesto de cinco naves, ejerció también como Sinagoga Mayor de la ciudad y<br />

aunque originalmente debió erigirse a fines del siglo XII, la obra actual sería el<br />

resultado de una reconstrucción acaecida a mediados de la siguiente centuria. Dadas<br />

las semejanzas entre ambas sinagogas, en particular en la composición y adorno de<br />

las naves centrales, la historia de la construcción segoviana tradicionalmente se ha<br />

remontado también al siglo XIII, aunque no es hasta fines del XIV cuando aparece<br />

mencionada en diversa documentación de la época.<br />

Iglesia de Corpus Christi de Segovia.<br />

Acuarela de Ricardo Madrazo. 1883.<br />

Museo Sefardí. Toledo<br />

La sala de oración de la sinagoga estaba formada por tres naves longitudinales,<br />

siendo de mayor altura la central. Estas naves quedaban separadas por dos arquerías


de cinco arcos de herradura, aunque probablemente fueron siete en la obra original,<br />

apeados sobre pilares octogonales y capiteles adornados de piñas mediante una<br />

delicada labor de yeserías. Decoración que desapareció en gran parte tras su<br />

desafortunada destrucción en el incendio del siglo XIX y que es similar a la empleada<br />

en la referida Sinagoga toledana de Santa María la Blanca. Por encima, “mirando a<br />

la nave principal” del edificio segoviano, como señalaba un artículo publicado en el<br />

Semanario Pintoresco Español de 1844, “se observa una graciosísima galería corrida,<br />

cuyos arcos descansan sobre unas dobles columnitas” 4 . Dichas galerías de veintiséis<br />

arcos polilobulados y de herradura, que según Joaquín María de Castellarnau “han<br />

sido siempre ciegas y no han tenido otro objeto que el ornamental”, descansaban<br />

sobre medias columnas. Una pequeña roseta, a decir de dicho historiador, adornaba<br />

también las enjutas de dichos arcos.<br />

Interior de la Iglesia Corpus Christi. Segovia<br />

Otro elemento decorativo, no conservado, recorría originalmente el paramento<br />

que mediaba entre los arcos inferiores de la nave central y la galería de arquillos<br />

superiores. Esta ornamentación estaba formada por “un lindo friso compuesto de<br />

dos cenefas anchas de almocárabes, separadas por otra más estrecha en la arquería<br />

de Poniente; y por una sola cenefa ancha, de almocárabes también, en la arquería<br />

de Oriente.” Dicho friso decorativo, descrito por varios historiadores y conservado<br />

parcialmente en la zona del coro, había desaparecido en gran parte antes del<br />

incendio de 1899, el cual acabó por destruir los pocos restos que habían sobrevivido<br />

bajo viejos revoques y enlucidos 5 . El “techo o artesonado de la nave principal” fue<br />

4 “Antigüedades españolas. Iglesia del Corpus Christi en Segovia” (1844), tercera serie, tomo II, p. 84.


otro de los elementos de la sinagoga perdido de forma irreparable algunos años<br />

más tarde. Dicha armadura, conforme al referido relato del Semanario Pintoresco<br />

Español, había sido ejecutada de manera que “cada una de sus vigas está sujeta a<br />

una tornapunta, y estas apoyan en unas grandes soleras que forman la cornisa de<br />

la iglesia, las que unidas por unos gruesos tirantes colocados a distancia de tres a<br />

tres varas, constituyen una armazón solidísima, que ha resistido por muchos siglos”.<br />

Todos estos elementos constructivos y decorativos mencionados, así como el<br />

empleo predominante del ladrillo nos hablan de una arquitectura de estilo mudéjar,<br />

singular manifestación artística de la sociedad medieval hispana.<br />

Finalmente, a los pies de la sala de oración, donde se alzó posteriormente el coro,<br />

se situaría el vano principal de entrada, mientras un segundo acceso, más reducido,<br />

abierto en el lateral sureste estaría probablemente reservado al uso de las mujeres.<br />

Castellarnau justifica esta hipotética distribución del espacio en base a los materiales<br />

empleados, sobre todo ladrillo y sillares de piedra caliza, y su disposición en el alzado<br />

de los diferentes muros y pilares interiores.<br />

La conversión del edificio, de sinagoga a templo cristiano, se llevaría a cabo en la<br />

segunda década del siglo XV, sin duda en fecha anterior a 1419, año en el que ya es<br />

descrita como “iglesia nueva” 6 . El episodio que motivó tal conversión forma parte<br />

de la tradición oral de la Segovia medieval, recogida en diversos textos de la época<br />

y transmitida posteriormente por cronistas de la ciudad y numerosos historiadores.<br />

Los acontecimientos, que combinan sucesos legendarios e históricos, se remontan<br />

al convulso período de comienzos del siglo XV caracterizado por una creciente<br />

hostilidad hacia el judaísmo y la creencia popular cristiana de prácticas sacrílegas<br />

llevadas a cabo por los miembros de dicha comunidad. En 1410, apenas un par de<br />

años antes de la aprobación real del mencionado apartamiento de la población<br />

hebrea en barrios delimitados, algunos judíos de Segovia eran acusados de robar y<br />

profanar una hostia consagrada. Acontecimiento que fue inicialmente recogido por<br />

escrito por fray Alonso de Espina en su obra Fortalitium Fidei (1459).<br />

5 CASTELLARNAU, J. M. (1899), p. 13; y RUIZ SOUZA, J. C. (2002), p. 233. El deterioro de la construcción primitiva había<br />

comenzado ya siglos antes, en el proceso de adaptación de la sinagoga a iglesia, y en los continuos blanqueos de los<br />

paramentos, los cuales dañaron las delicadas yeserías que ornamentaban la sala de oración. En este sentido, el insigne<br />

historiador Fidel Fita, en un relato que reproduce Lecea, advertía que “si se lograse autorización para picar el grueso revestimiento<br />

de cal que tristemente malpara esta joya hermosísima del genio arquitectural de la nación hebrea, marcaría el<br />

resultado un nuevo progreso histórico, quizá tan señalado como el que acaban de mostrar las ya renombradas inscripciones<br />

y escultórica ornamentación de la Sinagoga de Córdoba.” (LECEA, op. cit., p. 20).<br />

6 CANTERA BURGOS, F. (1955), p. 286.


Un par de siglos más tarde, en 1637, el célebre cronista local Diego de Colmenares<br />

describía de nuevo, en su historia de la ciudad, el relato de aquellos acontecimientos<br />

que condujeron a la pérdida de la sinagoga por parte de la comunidad judía<br />

de Segovia. La narración de Colmenares serviría también de referencia para la<br />

historiografía posterior y así se describía dicho episodio en el citado número del<br />

Semanario Pintoresco Español: “En el año de 1410, reinando D. Juan II, y hallándose<br />

este Monarca con la Reina su madre y la corte en la ciudad de Segovia, sucedió<br />

que un sacristán de la iglesia de San Fagun [o Facundo], pidió prestado dinero a un<br />

judío, el cual le exigió en fianza una hostia consagrada que podía sacar del sagrario o<br />

custodia. Impulsado por la necesidad, accedió el sacristán a tan grande profanación,<br />

y entregó al judío aquella sagrada prenda, verificándose la entrega en la calle<br />

llamada en tiempo del escritor Colmenares, la calle del mal consejo, que salía a la<br />

cuesta de San Bartolomé. Gozoso el judío dio aviso a los de su nación, y congregados<br />

en su Sinagoga, en medio de horribles execraciones, echaron la santísima ostia en<br />

un baño de agua hirviendo; pero al verificarlo tembló el edificio, rompiéronse los<br />

arcos y pilares, y se elevó la hostia en el aire, dejando atónitos a aquellos herejes que<br />

procuraron cogerla y la llevaron al convento de Santa Cruz, cuyo prior convocó a los<br />

religiosos y llevó en procesión la sagrada forma hasta el altar mayor, suministrándola<br />

como Viático a un novicio enfermo, que devoto murió a los tres días. Sabida la<br />

ocurrencia por el Obispo, dio este aviso a la Reina madre, y principiaron al momento<br />

las averiguaciones. Fue preso entre otros D. Mayr, médico judío, y según se decía,<br />

el que hizo la compra, y el cual, puesto en tormento con otros, confesó con esta y<br />

otras culpas que había muerto con veneno al Rey D. Enrique III, siendo su médico.<br />

Los culpables fueron arrastrados y ahorcados, y después hechos cuartos. Ejecutado<br />

el castigo, fue el Obispo en solemne procesión a la Sinagoga, confiscada por el delito<br />

de los Hebreos, y cedida por el Rey y Reina al prelado, quien la purificó y dedicó al<br />

culto cristiano con la advocación de Corpus Christi. Hizo el Obispo donación de este<br />

templo y casa accesoria a los canónigos de Párraces, quienes después la vendieron a<br />

las religiosas franciscanas de la Penitencia, que pasaron a ocuparlo en 1572.” 7<br />

Al margen de lo verosímil que puedan resultar algunos hechos narrados, como<br />

la propia profanación judía o el subsiguiente temblor que sacudió los cimientos<br />

de la sinagoga, extremo éste cuestionado por Castellarnau tras estudiar in situ<br />

la construcción a fines del siglo XIX; lo cierto es que la comunidad hebrea fue<br />

severamente castigada y en particular uno de sus personajes históricos más<br />

7 COLMENARES, D. (1846), t. II, pp. 219-222. Como memoria del supuesto sacrilegio cometido y posterior milagro se<br />

compuso un lienzo, conservado a la entrada del templo, que representaba tales hechos. Además, la Iglesia estableció en la<br />

ciudad la celebración periódica de una festividad religiosa, “La Catorcena”, para conmemorar el milagroso acontecimiento.<br />

Esta fiesta eucarística, que se viene celebrando desde el siglo XV el primer fin de semana de septiembre de cada año en<br />

honor del Santísimo Sacramento, debe su nombre a las catorce parroquias existentes entonces en la ciudad de Segovia.


elevantes. Mayr o Meyr Alguadex había sido médico personal del monarca Enrique<br />

III de Castilla, fallecido tras una severa enfermedad en 1406. Parece que este célebre<br />

personaje, que ejerciera también como Rab Mayor y Juez Supremo de todas las<br />

aljamas castellanas, se debió granjear poderosos enemigos entre los miembros de<br />

la Corte y de la Iglesia. Razón más que suficiente para que, además de acusarle de la<br />

muerte del monarca, se le convirtiera también en protagonista y principal inductor<br />

de la presunta profanación de la Sagrada Forma. 8<br />

Tal como recoge el relato mencionado, tras la incautación del edificio, la sinagoga<br />

fue cedida a los frailes jerónimos del monasterio de Párraces. Convertida en templo<br />

cristiano, no es hasta 1450 cuando la nueva iglesia aparece ya denominada del<br />

Corpus Christi. En 1572, aquella construcción, consagrada desde hacía ya más de siglo<br />

y medio al culto cristiano, era adquirida a sus antiguos dueños por Juana de Tapia y<br />

los hermanos Manuel y Antonio del Sello, quienes seguidamente decidían cederla<br />

a las monjas franciscanas de la ciudad para uso como capilla o iglesia del convento.<br />

Este recinto monástico había sido edificado el siglo precedente por los mencionados<br />

frailes jerónimos sobre una anterior vivienda judía, aledaña a la sinagoga. Tras la<br />

última cesión de fines del siglo XVI se realizaron modificaciones en el edificio para<br />

adecuarlo a los usos de la nueva comunidad religiosa. No sólo se reformó la cabecera<br />

de la iglesia, añadiéndose un “crucero y media naranja de estilo greco-romano,<br />

donde yacen en sencillas sepulturas sus patronos”, sino que también se procedió<br />

a modificar el muro de los pies de la sala de oración, como puede percibirse en las<br />

fotografías anteriores al incendio de 1899 y en la xilografía que acompañaba el<br />

artículo del Semanario Pintoresco Español de 1844. José María Quadrado describía<br />

entonces como “cerróse para el coro bajo de las monjas un trozo de las naves de<br />

esta [sinagoga].” 9<br />

8 Sobre las habituales acusaciones que recibía la comunidad hebrea en la Baja Edad Media y su peyorativa imagen entre la<br />

población cristiana véase el esclarecedor artículo de CANTERA MONTENEGRO, E. (1998), pp. 11-38. A modo de nota erudita<br />

quisiéramos añadir una anécdota relacionada con el famoso médico de Enrique III y la pervivencia de su nombre e imagen<br />

en la tradición oral y la literatura castellana posterior. En 1612, Damián Salustio o Salucio del Poyo, dramaturgo español de<br />

origen murciano, compuso las obras La próspera fortuna de Ruy López de Ávalos el Bueno y La adversa fortuna del muy noble<br />

caballero Ruy López de Ávalos el Bueno. Estos dramas históricos, ambientados en la época de los monarcas Enrique III y Juan<br />

II de Castilla, abordan el tema del poder y de los validos, personificados aquí en la figura del célebre Ruy López Dávalos.<br />

La singularidad para nosotros de estos textos se halla en el elenco de personajes que participan en la trama de la primera<br />

obra. Entre ellos figura un tal “Don Mayr, médico del Rey”, al que se le retrata como una figura oscura, codiciosa y ruin,<br />

decidido a perpetrar el envenenamiento del monarca. (Véase el acto segundo de dicha obra publicada en la Tercera parte<br />

de las comedias de Lope de Vega y otros avtores, con sus loas, y entremeses, las quales comedias van en la segunda oja, En casa<br />

de Miguel Serrano de Vargas, Madrid, 1613).<br />

9 QUADRADO, J. M. (1865), p. 484. En su relato de lo que quedó de esta construcción tras el incendio de 1899, Castellarnau<br />

también mencionaba tal cerramiento del coro y añadía a la par una planta del edificio, trazada por él mismo, que mostraba<br />

tanto este cambio en la construcción hebrea primitiva, como la adición del presbiterio cristiano. Aquel muro del coro bajo<br />

y alto, obra de factura “mala y descuidada” en palabras de este historiador, se había adornado en época moderna con<br />

diversos cuadros, como también se puede comprobar en un lienzo de Daniel Zuloaga representando el interior de la sinagoga.<br />

Con respecto al presbiterio clasicista de la cabecera, éste sería –a juicio de Castellarnau– obra ejecutada en torno a<br />

mediados del siglo XVII, al igual que el espacio adecuado como sacristía, modificaciones a las que presumiblemente parece<br />

hacer referencia el cronista Diego de Colmenares cuando advierte ciertas renovaciones acometidas entonces en la iglesia.


Primera sinagoga de Toledo hoy Santa María la Blanca.<br />

Litografía coloreada. Dibujo de Pérez Villaamil y grabado<br />

de Jacottet. Mediados del s. XIX.<br />

Tras las desamortizaciones del siglo XIX se intentó impedir la destrucción de la<br />

entonces iglesia del Corpus Christi y del aledaño convento mediante su compra por<br />

varios intelectuales y ciudadanos segovianos, entre los que se contaba el propio<br />

historiador Lecea. Éste relata, en un texto anterior al incendio de 1899, como “el<br />

anciano marqués de Bendaña, patrono entonces, como hoy lo es su hijo y sucesor,<br />

ofreció no pequeña suma para tan piadosa empresa. D. Frutos Gila, honrado y<br />

modesto industrial, asociado también a ella, cuyo nombre damos a luz para hacer<br />

su elogio, fue el encargado de su adquisición y la adquirió en pública subasta. Antes,<br />

sin embargo, de aprobarse el remate, las gestiones de la Comisión provincial de<br />

Monumentos y las de algunas otras personas, lograron que la Academia de Bellas<br />

Artes de San Fernando, clasificara la Iglesia entre los monumentos nacionales,<br />

poniéndola bajo la inmediata custodia de aquella Comisión; y así por este medio,<br />

y sin el menor dispendio pecuniario de los asociados, la Comunidad religiosa pudo<br />

regresar a su querida morada, con tanto júbilo suyo, como satisfacción y alegría<br />

del pueblo segoviano.” La noche del 2 al 3 de agosto de 1899 tuvo lugar el referido<br />

incendio, al parecer fortuito, en el que se perdieron las formidables yeserías que<br />

adornaban el interior de la sinagoga a la par que quedaba seriamente dañada gran<br />

parte de la construcción. Nuevamente, Joaquín María de Castellarnau, testigo de<br />

aquellos acontecimientos, nos deja un detallado relato del aparatoso siniestro y<br />

del asolador aspecto que ofrecía el edificio a posteriori: “Después del incendio<br />

permanecen en pie los muros gruesos de la iglesia, los del coro y de la sacristía, y las<br />

dos magníficas arcadas que trazaban la nave central. La cúpula del presbiterio está<br />

hundida y de toda la demás techumbre, que era de madera, no quedan ni siquiera<br />

rastros.” 10<br />

(CASTERLLARNAU, op. cit., pp. 8-10; y COLMENARES, op. cit., t. II, p. 220).


Sinagoga mayor de Toledo hoy iglesia<br />

de San Benito Abad vulgo N. S. del<br />

Tránsito. Litografía coloreada. Dibujo de<br />

Pérez Villaamil y grabado de Jacottet.<br />

Mediados del s. XIX.<br />

Aquella decoración original de yeserías que sobrevivió al incendio fue depositada<br />

entonces en el antiguo Museo Provincial de Bellas Artes de Segovia. El edificio<br />

fue objeto de una desafortunada restauración, según se desprende de las críticas<br />

de diversos historiadores de la ciudad. En 2004 se concluyó el último proyecto<br />

de intervención y restauración de la antigua Sinagoga Mayor de Segovia,<br />

presumiblemente conforme a su traza y adorno original, aquél que en parte<br />

pretendió captar Ricardo de Madrazo en su vista del interior de 1883. 11<br />

LA IMAGEN MONUMENTAL DEL PASADO EN EL SIGLO XIX<br />

Durante el siglo XIX fueron numerosas las publicaciones dedicadas a la difusión<br />

y estudio del patrimonio artístico español. El primer volumen de una de las más<br />

célebres, titulada Recuerdos y bellezas de España, fue publicado en Barcelona en 1839.<br />

10 Entre los testimonios gráficos conservados del aspecto que ofrecía la antigua sinagoga antes y después del calamitoso<br />

incendio cabe mencionar una litografía de Francisco Javier Parcerisa publicada en 1865; al menos un par de lienzos del<br />

ceramista y pintor Daniel Zuloaga, conservados en el museo dedicado a su obra en la iglesia segoviana de San Juan de los<br />

Caballeros; varias fotografías, entre ellas una de Unturbe, recogidas en las publicaciones de Castellarnau y de Francisco<br />

Cantera; y la acuarela de Ricardo de Madrazo, objeto de nuestra “Pieza del Mes”.<br />

11 Véase: http://www.turismodesegovia.com/es/gestor-documental/descarga-de-informacion-turistica/doc_details/353-lajuderia-de-segovia<br />

(Acceso: 15 de Febrero de<br />

http:.turismodesegovia.comesgestor-documentaldescarga-de-informacion-turisticadocdetails353-la-<br />

2011).


Estaba dedicado a Cataluña y junto con los textos de Pablo Piferrer se acompañaba<br />

de cuidadas ilustraciones litografiadas a partir de originales de Francisco Javier<br />

Parcerisa. Aquella publicación, compendiada por este último pintor y dibujante<br />

catalán, fue una de las más ambiciosas del siglo XIX español, alcanzando los nueve<br />

tomos y contando con la participación de destacados intelectuales del momento<br />

como Francisco Pi i Margall, Pedro de Madrazo y José María Quadrado. La obra se<br />

interrumpió en 1875, a la muerte de Parcerisa; sin embargo, apenas nueve años más<br />

tarde, la serie fue nuevamente editada bajo la coordinación del citado Quadrado<br />

y Vicente de la Fuente, con el título España, sus monumentos y artes, su naturaleza<br />

e historia. Publicada en París en los años cuarenta y formada por tres volúmenes,<br />

La España artística y monumental fue otro de los grandes proyectos bibliográficos<br />

del siglo XIX. Concebido a modo de libro de viajes, los textos del poeta Patricio<br />

de la Escosura y los dibujos y acuarelas del pintor Jenaro Pérez Villaamil y otros<br />

artistas contemporáneos compusieron una de las obras más sobresalientes del<br />

Romanticismo español. Las litografías resultantes recogen algunos de los paisajes<br />

y monumentos más singulares del territorio peninsular y constituyen un documento<br />

único para la historiografía artística y el estudio del patrimonio monumental en<br />

España. Esa visión romántica de lugares y edificios que se transmite en la obra es, sin<br />

duda, deudora de la maestría y producción de<br />

Villaamil. Principal representante del paisajismo<br />

romántico español, este pintor de origen gallego<br />

se había establecido en Madrid desde 1834,<br />

participando activamente en la vida artística de<br />

la capital. En 1835, junto con Pedro de Madrazo y<br />

Valentín Carderera, entre otros, formó parte del<br />

grupo de artistas e intelectuales que fundan el<br />

Ateneo de Madrid.<br />

Coetáneamente, surgían las primeras y más<br />

representativas publicaciones periódicas del<br />

romanticismo español. El Artista, dirigida por<br />

Federico de Madrazo y Eugenio de Ochoa,<br />

apareció por primera vez el 4 de enero de 1835.<br />

La reproducción de monumentos, escenas<br />

costumbristas, caricaturas y retratos se<br />

combinaba en esta revista con otros diferentes<br />

temas románticos. Tan sólo un año más tarde<br />

Mesonero Romanos fundaba también el<br />

Interior de la Iglesia del Corpus Christi<br />

en Segovia, antes del incendio.<br />

Xilografía aparecida en el Semanario<br />

Pintoresco Español, 1844.


Semanario Pintoresco Español, revista acompañada de ilustraciones que se editó entre<br />

1836 y 1857. De entre las diversas secciones que componían este semanario, algunas<br />

estaban destinadas a dar a conocer a sus lectores obras y edificaciones singulares<br />

que constituían la imagen monumental del pasado. Escritores como Quadrado y<br />

artistas como Villaamil participaron en algunos de los números publicados, a través<br />

de sus artículos o mediante dibujos pasados a xilografías. Señalábamos ya más arriba<br />

como uno de aquellos textos, incluido en el volumen del año 1844, estaba dedicado<br />

a una de las “Antigüedades españolas”, la Sinagoga o Iglesia del Corpus Christi de<br />

Segovia.<br />

A estas dos primeras publicaciones periódicas seguirían otras muchas entre<br />

las que cabe mencionar El Museo Universal, El Siglo Pintoresco, El Museo Español<br />

de Antigüedades, y El Arte en España. En los años cincuenta veía la luz otro nuevo<br />

proyecto editorial de particular singularidad dirigido por Federico de Madrazo. De la<br />

obra Monumentos Arquitectónicos de España, iniciada en 1856 y concluida en 1881, se<br />

llegaron a redactar casi quinientas hojas de texto, distribuidas en treinta cuadernos,<br />

y un total de 281 estampas, para las que se utilizó, entre otras técnicas, el grabado<br />

calcográfico y la litografía.<br />

Finalmente, también es importante recordar que con el objetivo de preservar el<br />

patrimonio cultural español, en creciente abandono y peligro de destrucción a lo<br />

largo del siglo XIX, en 1844 se crearon las Comisiones Provinciales de Monumentos<br />

Histórico Artísticos. Conforme a su reglamento y organizadas en tres secciones<br />

claramente diferenciadas (Bibliotecas y Archivos, Escultura y Pintura, Arqueología y<br />

Arquitectura), estas comisiones quedaban a cargo de diversas iniciativas destinadas<br />

a conservar y promover el amplio legado artístico español, entre otras, la elaboración<br />

de catálogos razonados de monumentos, obras y artistas; la creación y organización<br />

de museos provinciales; la redacción de informes sobre el estado de conservación de<br />

los edificios; o el fomento de excavaciones arqueológicas.<br />

FAMILIA DE ARTISTAS:<br />

RICARDO FEDERICO DE MADRAZO Y GARRETA<br />

Descendiente de una de las más singulares familias de artistas contemporáneos,<br />

Ricardo de Madrazo dispuso de todos los condicionantes para convertirse en un<br />

afamado maestro a lo largo de su vida. Nieto, hijo y cuñado de aclamados maestros<br />

en el arte de la pintura decimonónica española, el benjamín del célebre Federico<br />

de Madrazo no alcanzó, sin embargo, la celebridad y habilidades de aquellos. Su


trayectoria profesional ni tan siquiera logró igualar el reconocimiento de la de su<br />

hermano Raimundo, quien, favorecido por el magisterio y renombre del padre de<br />

ambos, logró labrarse una fecunda e independiente carrera en los círculos parisinos.<br />

Por el contrario, Ricardo se mantuvo dependiente, en lo personal y en lo artístico,<br />

tanto del omnipresente prestigio de su padre como del enriquecedor talento de<br />

su cuñado Mariano Fortuny, al que acompañaría en diversos viajes y estancias en<br />

el extranjero. A pesar de sus limitaciones con respecto al resto de miembros de la<br />

familia, Ricardo de Madrazo no fue, sin embargo, un pintor mediocre. En su arte supo<br />

combinar sabiamente todas aquellas experiencias que le proporcionó el contacto y<br />

aprendizaje de tan grandes maestros. Formado en la Escuela de Bellas Artes de San<br />

Fernando, el talento del joven Ricardo se nutrió de las enseñanzas de su padre y de<br />

los maestros en pintura y escultura Joaquín Espalter, Ricardo Bellver, y Ponciano<br />

Ponzano.<br />

Su asentamiento temporal en Roma y París, acompañando al matrimonio Fortuny-<br />

Madrazo le permitió conocer y estudiar las magníficas obras atesoradas en las<br />

pinacotecas de ambas capitales europeas, pero también un contacto directo con<br />

la labor artística de artistas contemporáneos, entre ellos el francés Jean-Louis-<br />

Ernest Meissonier. Posteriormente, Ricardo se trasladaría a Granada, donde residió<br />

entre 1870 y 1872, nuevamente acompañando a su hermana y a su cuñado. Ciudad<br />

de particular significación para la formación del artista, los paisajes y el legado<br />

monumental granadino serían rica fuente de inspiración para su trabajo. Desde allí<br />

pasaría con el maestro de Reus primero a Marruecos, durante un breve periplo,<br />

y a continuación a Roma, donde Fortuny fallecería en 1874. Aquellos años junto<br />

al pintor catalán fueron los más decisivos para su carrera profesional y marcaron<br />

indudablemente la trayectoria artística de Ricardo. Entre otros conocimientos<br />

y habilidades, el joven Madrazo asimiló con particular capacidad el gusto por la<br />

pintura de paisajes urbanos y el arte de la acuarela, técnica que también utilizaría<br />

para ejecutar, unos años más tarde, la obra protagonista de este texto, La Iglesia del<br />

Corpus Christi. Segovia.<br />

París, Marruecos, Venecia y Madrid se convierten, tras la muerte de Fortuny, en<br />

algunos de los lugares más frecuentados por Ricardo durante los años sucesivos.<br />

En ellos pasaría en ocasiones prolongadas temporadas, resultado de las cuales es la<br />

temática de varias obras ejecutadas entonces y presentadas a sucesivos certámenes<br />

y exposiciones internacionales y nacionales. Entre ellas, sin duda, cabe destacar su<br />

célebre lienzo Moro del Sur, perteneciente a las colecciones del Museo del Prado.<br />

Su vista del interior de la Sinagoga Mayor de Segovia o iglesia del Corpus Christi fue


ejecutada en 1883, probablemente durante alguna de sus estancias en España, poco<br />

antes de su establecimiento definitivo en Madrid dos años más tarde 12 .<br />

Su vida familiar, desposado con Ángeles López de la Calle en 1884 y padre de<br />

cinco hijos, influyó en cierta medida en la labor pictórica posterior de Ricardo. Aún<br />

sin despreciar su trayectoria en la pintura orientalista y de paisajes, el género del<br />

retrato, del que sin duda era sobrado conocedor y ejecutor siguiendo el notable<br />

precedente de su padre, se acrecentó en su producción, en tanto le facilitaba los<br />

recursos necesarios para atender tan numerosa descendencia. Ante sus pinceles<br />

posaron célebres personajes de la sociedad madrileña coetánea, entre ellos la<br />

propia reina María Cristina y Alfonso XIII, además de otras tantas personalidades<br />

nacionales e internacionales relacionadas con el coleccionismo de arte. Ricardo de<br />

Madrazo fallecería en Madrid en 1917. Su hermano Raimundo aún le sobreviviría tres<br />

años más, y tras ambos, varios descendientes de los Madrazo continuarían durante<br />

algunas décadas la profesión de tan renombrada familia de artistas.<br />

VISTA DEL INTERIOR DE LA IGLESIA DEL CORPUS CHRISTI.<br />

SEGOVIA<br />

“Sólo una puerta de gótico bocel descubre al edificio en el tránsito de la calle<br />

Real a la plaza; y atravesado el patio, aparecen tres naves divididas por dos arcos<br />

de herradura y de pilares octógonos con gruesos capiteles de piñas y de cintras<br />

entrelazadas, ni más ni menos como en Santa María la Blanca de Toledo. Por cima de<br />

los arcos corre lo mismo que allá una serie de ventanas figuradas en que alternan las<br />

de lóbulos con las de ultra-semicírculo; los techos son de madera en dos vertientes:<br />

parecen en todo ajustadas a igual tipo arábigo entrambas sinagogas.”<br />

Esta descripción que Quadrado realizó del interior de la Sinagoga Mayor de Segovia<br />

se acompañaba de la referida litografía de Parcerisa, publicada en Barcelona casi dos<br />

décadas antes de que Ricardo de Madrazo ejecutara su acuarela. La obra de este<br />

último artista, cuyas dimensiones son 360 mm. de alto y 260 mm. de ancho, está<br />

fechada en 1883 y representa el interior de la sinagoga en una vista tomada desde<br />

la nave lateral izquierda de la sala de oración. Forma parte de las colecciones del<br />

Museo Sefardí desde 1989, tras ser donada al mismo por Manuel Ramos Armero, y<br />

figura con el número de inventario 0241/001.<br />

12 Algunas décadas antes, Jenaro Pérez Villaamil documentaba con sus dibujos el interior de otras dos célebres sinagogas<br />

Algunas décadas antes, Jenaro Pérez Villaamil documentaba con sus dibujos el interior de otras dos célebres sinagogas<br />

españolas, la del Tránsito y la de Santa María la Blanca en Toledo. Dichas láminas, convertidas en litografías, fueron publicadas<br />

en el volumen primero de la España Artística y Monumental. (Dibujos de Jenaro Pérez Vilaamil y grabados de Leon<br />

Auguste Asselineau y Louis Julien Jacottet. Publicado en PÉREZ VILLAAMIL, G., España Artística y Monumental, Barcelona,<br />

Madrid: José Ribet: Emilio Font, 1865, vol. I, láminas 17 y 29).


Iglesia del Corpus Christi en Segovia, después del incendio<br />

de 1899.<br />

Ejecutada magistralmente sobre papel mediante la técnica de la acuarela, esta vista<br />

ofrece una visión un tanto melancólica del interior de la sinagoga judía. Los bancos,<br />

dispuestos siguiendo el trazado longitudinal de las naves, se muestran vacíos. Tan<br />

sólo lo que parece adivinarse como una figura deambulando en torno a la cabecera de<br />

la sala y la propia presencia del artista habitan dicho interior. Es un espacio sumido en<br />

el silencio, imperturbable, singular legado de la Segovia medieval, donde predomina<br />

la arquitectura, esos contundentes pilares octogonales y arcos de herradura que son<br />

la seña de identidad de esta obra y singularizan una época y un estilo que el artista<br />

parece querer subrayar. No es sólo la perspectiva que utiliza Ricardo de Madrazo, en<br />

diagonal desde una de las naves laterales, la que enfatiza la singularidad de aquella<br />

arquitectura que da forma a la sala principal de oración, sino también la manera en<br />

que el pintor reproduce fielmente cada uno de dichos elementos: los mencionados<br />

pilares y arquerías inferiores; los espléndidos capiteles de piñas; la galería de arcos<br />

polilolubados y de herradura del cuerpo alto; o la techumbre original de madera, con<br />

sus robustos tirantes, que aún se conservaba en 1883. Mediante esta vista oblicua,<br />

Madrazo elude representar el presbiterio cristiano añadido en época moderna, el<br />

cual tan sólo se percibe ligeramente al fondo de la composición. No es dicho espacio<br />

y arquitectura, más habitual entre el patrimonio histórico de la ciudad, el que atrae<br />

la atención del artista. Por el contrario, sus pinceles buscan el carácter un tanto<br />

“exótico” que ofrecen esas naves del edificio, esos arcos y capiteles que rememoran<br />

un pasado medieval judío y musulmán.


La Plegaria. Óleo sobre cartón de Mariano<br />

Fortuny. Museo Sefardí. Toledo.<br />

Dos cuestiones parecen aunarse claramente en esta acuarela de Ricardo de<br />

Madrazo. Por un lado, su propia formación pictórica, en particular a través de las<br />

enseñanzas y viajes compartidos con su yerno Mariano Fortuny y ese interés común<br />

por el llamado orientalismo, una de las muchas corrientes artísticas que conviven<br />

en la pintura del siglo XIX. Sin duda, el mencionado exotismo que se percibe en<br />

esa arquitectura de raigambre islámica empleada para erigir la sinagoga enlaza<br />

perfectamente con estos planteamientos. El propio Mariano Fortuny ejecutó,<br />

presumiblemente algunas décadas antes, un óleo sobre cartón, de dimensiones<br />

reducidas y conservado también en el Museo Sefardí, que representa una vista<br />

parcial del interior de la sinagoga de Santa María la Blanca de Toledo. En su caso, el<br />

maestro catalán ofrece una imagen reducida de la sala de oración, identificada tan<br />

sólo por la presencia de un potente pilar octogonal en el que sobresale el capitel<br />

y sus yeserías de piñas labradas. Adorno que comparten de forma similar tanto el<br />

edificio toledano como la sinagoga de Segovia. Es una visión romántica de dicho<br />

interior en el que Fortuny incorpora la presencia de dos figuras en actitud de oración<br />

y ataviadas con ropajes que los identifican como musulmanes. Los dos personajes<br />

son representados sobre esterillas y en diferentes momentos del rezo. Uno sentado,


con la cabeza cubierta. El otro, en pie, con las manos alzadas. El tema elegido por<br />

Fortuny parece en sí una incongruencia histórica, dado que convierte a dicha<br />

sinagoga hebrea en mezquita islámica, algo que sabemos no sucedió. Sin embargo,<br />

lo que nos interesa de la producción de este pintor y de esta obra en particular,<br />

titulada La Plegaria, es su dedicación a temas de ambientación orientalista.<br />

Iglesia del Corpus Christi (antigua sinagoga de<br />

Segovia), por F. J. Parcerissa. 1865.<br />

Por otro lado, como veíamos anteriormente, en el siglo XIX asistimos también a un<br />

inusitado interés entre los artistas y las élites culturales españolas por recuperar y<br />

preservar la memoria monumental del pasado, a través de publicaciones periódicas,<br />

catálogos razonados y repertorios de volúmenes que, además de describir y<br />

documentar ese legado patrimonial, incorporaban imágenes y grabados de obras<br />

singulares. No resulta extraño que, al igual que otros artistas coetáneos, Ricardo de<br />

Madrazo participará también entonces de tan elogiosa tendencia. Máxime si tenemos<br />

en cuenta la estrecha vinculación de su familia con el mundo del arte y la continua<br />

defensa, estudio y difusión del patrimonio histórico y monumental que sobre todo<br />

ejercieron su padre, Federico, y su tío Pedro de Madrazo. Con su acuarela, Ricardo<br />

documentaba gráficamente el interior de un monumento único para la historia de la<br />

ciudad e imprescindible para el conocimiento de la cultura hebrea en España.


GLOSARIO<br />

Abraham Seneor<br />

Fue una de las figuras más relevantes de la comunidad hebrea segoviana a fines del<br />

siglo XV. Su privilegiada posición al servicio de los Reyes Católicos le permitió acaparar<br />

distinciones y poder. Entre otras funciones, ocupó el cargo de Tesorero de la Santa<br />

Hermandad y sirvió a los monarcas como arrendador y repartidor de impuestos.<br />

Destacado miembro de la comunidad judía, Abraham Seneor ejerció también como<br />

Juez Supremo de la aljama de Segovia y Rab o Rabino Mayor de Castilla. En 1492,<br />

junto con otros influyentes miembros de la comunidad hebrea castellana, Seneor<br />

intentó demorar la decisión de los monarcas respecto a la expulsión de los judíos.<br />

Sin embargo, el 31 de marzo de dicho año se firmaba finalmente el edicto de Granada<br />

y Abraham se convertía al cristianismo junto con diversos miembros de la familia,<br />

adoptando el apellido Coronel y fundando así un nuevo y noble linaje. En parte de lo<br />

que fue la casa segoviana de este singular personaje se alza en la actualidad el Centro<br />

Didáctico de la Judería de Segovia.<br />

Acuarela<br />

Técnica pictórica en la que se emplean colores diluidos en agua sobre papel o cartón.<br />

Las acuarelas se obtienen por aglutinación de pigmentos secos en polvo mezclados<br />

con goma arábiga, que se extrae de la acacia y que solidifica por evaporación, pero<br />

que es soluble en agua. Las acuarelas, en estado sólido, se disuelven en agua y se<br />

aplican sobre el papel con un pincel.<br />

Almocárabes<br />

Labor formada por la combinación geométrica de prismas acoplados, cuyo<br />

extremo inferior se corta en forma de superficie cóncava, que se usa como adorno<br />

de bóvedas, cornisas, y otros paramentos.<br />

Armadura<br />

Conjunto de piezas de madera o de hierro, que, ensambladas, sirve de soporte a la<br />

cubierta de un edificio.<br />

Litografía<br />

Grabado sobre piedra. Inventado por Aloys Senefelder de Munich en 1796. Los<br />

dibujos se hacen sobre una superficie de piedra calcárea pulida, con tinta y tiza<br />

jabonosa.<br />

Yeserías<br />

Obra hecha de yeso. Decoración que se obtiene grabando figuras o formas sobre<br />

una superficie de yeso. Los musulmanes tenían tradición de trabajar especialmente<br />

el yeso con una finalidad ornamental. En la Península Ibérica, las yeserías fueron<br />

ampliamente utilizadas por los alarifes mudéjares.


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CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS<br />

Iglesia del Corpus Christi. Segovia (1883), Ricardo de Madrazo. Inv. nº 0241/001.<br />

Archivo digital del Museo Sefardí. Fotógrafo: Rebeca García Merino.<br />

Interior de la Iglesia del Corpus Christi. Segovia. Imagen obtenida de: http://<br />

www.segovia-booking.com/cgi-bin/index.pl_state=Category&category.<br />

ID=36&o=36%3Bo=0%3Bo=23 (acceso: 6 de marzo de 2011).<br />

Primera sinagoga de Toledo hoy Santa María la Blanca. Litografía. Dibujo de Jenaro<br />

Pérez Vilaamil y grabado de Louis Julien Jacottet. Publicado en PÉREZ VILLAAMIL,<br />

G., España Artística y Monumental, Barcelona, Madrid: José Ribet: Emilio Font, 1865,<br />

vol. I, lámina 29). Archivo digital del Museo Sefardí, Toledo.<br />

Sinagoga mayor de Toledo hoy iglesia de San Benito Abad vulgo N. S. del Tránsito.<br />

Litografía. Dibujo de Jenaro Pérez Vilaamil y grabado de Leon Auguste Asselineau.<br />

Publicado en PÉREZ VILLAAMIL, G., España Artística y Monumental, Barcelona,<br />

Madrid: José Ribet: Emilio Font, 1865, vol. I, lámina 17. Archivo digital del Museo<br />

Sefardí, Toledo.


Interior de la Iglesia del Corpus Christi en Segovia, antes del incendio. Xilografía.<br />

Imagen obtenida de: “Antigüedades españolas. Iglesia del Corpus Christi en<br />

Segovia”, Semanario Pintoresco Español, año IX, n. 11 (1844), tomo II, p. 84.<br />

Iglesia del Corpus Christi en Segovia, después del incendio de 1899. Fotografía Imagen<br />

obtenida de: CASTELLARNAU, J. M.: Lo que queda de la Sinagoga Mayor de Segovia<br />

después del incendio de la Iglesia de Corpus Christi, Establecimiento Tipográfico de<br />

Fortanet, Madrid, 1899, p. 7.<br />

La Plegaria, Mariano Fortuny. Inv. nº 0281/001. Archivo digital del Museo Sefardí,<br />

Toledo.<br />

Iglesia del Corpus Christi (antigua sinagoga de Segovia) (1865), F. J. Parcerisa.<br />

Barcelona: Lit. Labielle, [1865].<br />

Imagen obtenida de:<br />

http://bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/consulta/resultados_ocr.cmdposicion=4&tipoR<br />

esultados=BIB&forma=ficha&tipo=elem&id=746<br />

(acceso: 6 de marzo de 2011).


Museo Sefardí<br />

c/ Samuel Leví s/n, 45002 Toledo<br />

Tlf: 925 22 36 65 Fax: 925 21 58 31<br />

E-mail: difusion.msefardi@mcu.es

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