Revista-Mediacion-14
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Vol. 7. Nº 2. 20<strong>14</strong><br />
REVISTAde<br />
MEDIACIÓN<br />
MAESTROS<br />
DE LA MEDIACIÓN<br />
Mediación en las organizaciones<br />
Por Oscar Daniel Franco Conforti<br />
Acerca del espacio y la mediación<br />
Por Francisco Diez<br />
Mediación dirigida por los individuos.<br />
Otro avance hacia la mediación no directiva<br />
Por Gregorio Billikopf Encina<br />
La mediación como parte de una red de intervención<br />
Por Antonio Tula<br />
La perspectiva portuguesa<br />
de la institucionalización de la mediación<br />
Por Daniela Pacheco
2 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2 revistademediacion.com<br />
SUMARIO<br />
Presentación: El dilema de la elección y los buenos maestros................................................. 4<br />
Santiago Madrid Liras<br />
Mediación en las organizaciones..............................................................................................10<br />
Mediation in Organizations<br />
Oscar Daniel Franco Conforti<br />
Acerca del espacio y la mediación........................................................................................... 26<br />
About Space and Mediation<br />
Francisco Diez<br />
Mediación dirigida por los individuos. Otro avance hacia la mediación no directiva........... 36<br />
Party-Directed Mediation. Another Step Towards Non-Directive Mediation<br />
Gregorio Billikopf Encina<br />
La mediación como parte de una red de intervención............................................................ 48<br />
Mediation as Part of an Intervention Network<br />
Antonio Tula<br />
La perspectiva portuguesa de la institucionalización de la mediación................................. 58<br />
The Portuguese Perspective of the Institucionalization of Mediation<br />
Daniela Pacheco<br />
revistademediacion.com<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación utiliza un proceso de revisión anónima externa por pares. Revisores externos cualificados emiten un informe<br />
para el Equipo Directivo, tras el cual, se le comunica al autor o autores la aceptación o el rechazo de su trabajo y/o si deben<br />
hacerse modificaciones para su publicación final. El Equipo Directivo se reserva el derecho de aceptar o rechazar manuscritos en<br />
función del grado de ajuste a los tópicos de la revista.<br />
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• REBIUN (Red de Bibliotecas Universitarias)<br />
• Dialnet (Universidad de la Rioja).<br />
Publicada en Madrid<br />
ISSN: 2340-9754<br />
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electrónico: revistademediacion@imotiva.es<br />
ISSN: 2340-9754
Equipo 3<br />
EQUIPO DE REVISTA DE MEDIACIÓN<br />
Entidad autora responsable<br />
Instituto Motivacional Estratégico (IMOTIVA)<br />
Coeditores<br />
Director<br />
Santiago Madrid Liras (Universidad Camilo José Cela,<br />
Madrid)<br />
Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla (Consejería<br />
de Educación)<br />
Directora Científica<br />
Helena Soleto Muñoz (Universidad Carlos III, Getafe)<br />
Subdirectora y Redactora-Jefa<br />
Ana Isabel García Colmenarejo (Colegio Oficial de<br />
Psicólogos de Madrid)<br />
Consejo de Redacción<br />
María Carnero de Blas (Norte Joven)<br />
Marina Fernández-Caballero Pérez (Asociación Centro<br />
Trama)<br />
María Orfanou (Universidad Carlos III, Getafe)<br />
Laura Puyol Gil (Instituto Motivacional Estratégico)<br />
Traductor y Supervisor de Estilo<br />
Marcelo Rodríguez Rivollier (Inter-American Defense<br />
College, Washington D.C.)<br />
Secretaría de Redacción, Publicidad y Marketing<br />
Marisol Fernández Jorge<br />
revistademediacion@imotiva.es<br />
Diseño y Maquetación<br />
Germán Rodríguez-Sedano Morales de Castilla<br />
Consejo Editorial<br />
Ramón Alzate Sáez de Heredia (Universidad del País<br />
Vasco)<br />
Mª Luisa Arias Ferrero (Universidad Nacional Abierta de<br />
Venezuela)<br />
Américo Baptista (Universidade Lusófona, Portugal)<br />
Trinidad Bernal Samper (Fundación ATYME, Madrid)<br />
Guillermo Blanco Bailac (Instituto Motivacional<br />
Estratégico, Madrid)<br />
Ignacio Bolaños Cartujo (Universidad Complutense de<br />
Madrid)<br />
Annamaria Campanini (Università di Milano Bicocca,<br />
Italia)<br />
Emiliano Carretero Morales (Universidad Carlos III,<br />
Getafe)<br />
Sandra de Andrés Martín (Servicio Atenc. Menores<br />
Víctima de Violencia de Género. DGM y COP, Madrid)<br />
Enrique García Huete (Universidad Cardenal Cisneros,<br />
Madrid)<br />
Mª Paz García-Longoria Serrano (Universidad de Murcia)<br />
Jorge Santiago López Martínez (Universidad Autónoma<br />
de Madrid)<br />
Antonio Manuel Lozano Martín (Universidad de Granada)<br />
Rocío Martín Galacho (Servicio Integral de Medio Abierto.<br />
Meridianos, Sevilla)<br />
Rodrigo Martínez de Ubago (Universitat Oberta de<br />
Catalunya)<br />
Susana Méndez Gago (Universidad Camilo José Cela,<br />
Madrid)<br />
Agustín Moñivas Lázaro (Universidad Complutense de<br />
Madrid)<br />
Mercedes Moreno López (Centro de Psicología Álava<br />
Reyes, Madrid)<br />
Pilar Munuera Gómez (Universidad Complutense de<br />
Madrid)<br />
Helena Neves Almeida (Universidade de Coimbra,<br />
Portugal)<br />
Lourdes Pérez Díaz (Universidad Nacional de Educación<br />
a Distancia)<br />
Josep Redorta Lorente (Tribunal Laboral de Catalunya)<br />
Joaquín Rivas González (Universidad Nacional de<br />
Educación a Distancia)<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
4 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2 revistademediacion.com<br />
Presentación: El dilema de la<br />
elección y los buenos maestros<br />
Santiago Madrid Liras<br />
Director de «<strong>Revista</strong> de Mediación»<br />
La mediación enfrenta cada vez a los mediados a la necesidad de elegir su solución. Como<br />
profesionales, debemos entender el efecto psicológico que la elección supone a las personas<br />
para poder entender asimismo las reticencias habituales al acuerdo que podemos encontrar<br />
en las fases finales del proceso de mediación. A menudo nos preguntamos: ¿qué le ocurre<br />
a los mediados cuando, habiendo pasado ya por el duro proceso de exponer sus vivencias,<br />
de revivir el conflicto, de acercarse como seres humanos y entenderse, de llegar a soluciones<br />
realmente válidas y en muchas ocasiones mucho mejores de las que podrían alcanzar en un<br />
proceso judicial, qué les ocurre –repito– cuando aparecen reticencias de último momento<br />
que ponen en cuestionamiento el acuerdo final El mediador se debate internamente entre<br />
el pavor a que su trabajo no haya servido para nada, el malestar hacia aquel que de repente<br />
duda intensamente cuestionando con ello la posibilidad del acuerdo, la inquietud porque el<br />
tiempo del acuerdo se va agotando, el deseo de ejercer cierta presión para que el reticente<br />
abandone sus dudas y los principios propios de la mediación que parecen decirnos que todas<br />
estas emociones son impropias de un buen mediador.<br />
Si recurrimos a los autores clásicos de la mediación, encontramos algunas respuestas sobre<br />
el cómo actuar en estas situaciones. Por supuesto, el punto de partida es no dejarse llevar<br />
emocionalmente por lo que uno está sintiendo como mediador: subirse al árbol, diría Ury<br />
(1997), que igualmente plantea la necesidad de «tender un puente de oro», es decir, facilitarle<br />
que pueda volver al acuerdo, cuando el mediado se sienta próximo a éste y necesite retrotraerse<br />
a sus posiciones iniciales, fruto de las dudas que vuelven a surgir cuando el acuerdo<br />
está cerca. Los transformativos, más atentos a la necesidad emocional de los mediados, también<br />
nos recuerdan que las reticencias pueden ser saludables y oportunas pues esconden<br />
aspectos de la revalorización de los mediados, y así nos señalan que incluso un deseo final<br />
de no llegar a un acuerdo es un éxito de la mediación si es el propio mediado el que entiende<br />
y decide libremente que no quiere tal acuerdo (Folger, 2008). Por supuesto, en muchas<br />
ocasiones puede ser que el acuerdo al que lleguen los mediados no sea siempre la mejor de<br />
las opciones. Por más que deseemos defender que la mediación es siempre el mejor de los<br />
espacios y de las posibilidades, las actitudes personales de una parte más cerrada, «fuerte»,<br />
segura y determinada a no ceder puede colocar a la otra parte ante la posibilidad de aceptar<br />
una solución que, siendo honestos, quizás no es la mejor de las opciones y que quizás en otro<br />
proceso –por ejemplo, en un juicio– no llegaría ni a proponerse. En tales casos entendemos<br />
claramente la negativa de esa segunda parte a abandonarse a un acuerdo inadecuado y<br />
entendemos que como mediadores debemos focalizarnos en ayudar a que la parte que se<br />
muestra falsamente fuerte o impositiva pueda superar esta actitud.<br />
Pero debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿por qué las personas muestran frecuentemente<br />
reticencias en los momentos casi definitivos previos al acuerdo<br />
La negociación de un proceso de mediación actúa psicológicamente de manera muy<br />
similar a otras dos situaciones: a los juegos y, aún más, a las compras.<br />
Sobre el proceso de negociación como juego ya se ha escrito bastante desde la obra clásica<br />
de Von Neumann y Morgenstern (1944), y que ha dado pie, entre otros muchos planteamientos,<br />
al famoso «Dilema del Prisionero» (Poundstone, 1995). Al vivir una negociación en términos<br />
similares a los que establecemos en los juegos, los mediados, impulsados por el deseo de ganar,<br />
ISSN: 2340-9754
Presentación 5<br />
se ven ante la duda de si colaborar, y obtener algo bueno para todos, o competir, y con ello<br />
ganar mucho más sólo para sí mismos, al margen del otro. El deseo económico de lograr algo,<br />
alcanzar algo en su beneficio (no me refiero con lo económico a lo monetario, que también,<br />
sino a la sensación de «sacar algo», de ganar algo, de «sacar partido» de algo, que es motivador<br />
en sí mismo) apela a nuestra parte más individualista. Si pienso en mí mismo, el resultado más<br />
válido es aquel en el que yo gane más o en el que yo pierda menos. A este respecto, André Gide<br />
da voz a su protagonista, su «sí mismo» en «El inmoralista» (1902/1988, p. 122): «¡Qué feliz es<br />
Ménalque, que no tiene nada! Yo sufro porque quiero conservar», que nos recuerda una de las<br />
lecciones atribuidas a Buda: «No es la vida ni la riqueza ni el poder lo que esclaviza a los hombres,<br />
sino el apego a la vida, a la riqueza y el poder».<br />
Es un principio económico que, sin embargo, como cuestiona Lieberman en su obra «Social.<br />
Why our brains are wired to connect» (2013), no es para nada el único impulso que dirige<br />
la conducta del ser humano. Sí es un motivador, pero el ser humano, condenado a ser social,<br />
será capaz de superar su propio egoísmo y su visión ensimismada, para aceptar un acuerdo<br />
válido para ambas partes aunque económicamente menos interesante. Estudios recogidos<br />
en el texto de Lieberman sobre el ya mencionado «Dilema del Prisionero» así lo demuestran:<br />
preferimos una opción que beneficie a ambos a medias a una opción que me beneficie más<br />
pero me indisponga contra ti. Condenados a vivir en sociedad, necesitamos el reconocimiento<br />
del otro, debatiéndonos entre nuestra autonomía y nuestros intereses más individualistas,<br />
y nuestra dependencia social: el poder (ganar) nos permite sentirnos independientes de los<br />
demás; el reconocimiento social nos permite sentirnos integrados. Como señala Stephen A.<br />
Mitchell «El niño no puede funcionar sin relaciones, sin vínculos con otras personas, sin interacciones<br />
reales que le hagan sentir que está conectado e integrado. Ser humano significa<br />
estar relacionado con los demás, pertenecer a una matriz de relaciones». (Mitchell, 1993).<br />
Apoyarnos en la tendencia natural social de necesidad de colaborar del ser humano, evidenciar<br />
las cesiones del otro y apelar a la empatía para ello, ayuda en muchas ocasiones a<br />
superar este momento, este deseo de vencer al otro por encima de todo, a menudo encubierto<br />
en:<br />
1. el deseo de tener razón;<br />
2. el ímpetu moralizador sobre las conductas del otro –siempre más severos con las intenciones<br />
y conductas del otro que con las propias–;<br />
3. y el deseo de obtener una ganancia por encima de la del otro, al margen de la cantidad<br />
real obtenida.<br />
Sobre el primero, el deseo de tener razón, es para muchos un elemento en juego permanente<br />
en la mediación. Muchos sólo solicitan eso: que alguien les dé la razón y se frustran<br />
mucho al inicio del proceso cuando el mediador aclara que no es su papel juzgar eso. Deben<br />
acudir al otro, a su oponente, para que éste les reconozca que tienen, cuando menos, «parte<br />
de razón». Sobre ello, nos recuerda Gide, de nuevo en «El inmoralista» (1902/1988, pp. 116),<br />
a través del cínico personaje oscarwildeano Ménalque que, frente a los insultos, «es preciso<br />
dejar que los otros tengan razón, ya que eso les consuela de no tener otra cosa». Con menos<br />
cinismo, como mediadores debemos entender la necesidad de los mediados de que en algún<br />
momento sientan que se les da, al menos en parte, la razón en algo. Es humano y parte de<br />
la necesidad de reconocimiento y de fortaleza de la autoestima el sentir que «no estamos<br />
locos; algo de lo que decimos tiene su parte de razón» y es en muchas ocasiones una necesidad<br />
a gritos de los mediados que, ante su insatisfacción, se cierran en sus posiciones. Es<br />
impresionante –seguro que todos los mediadores lo hemos vivido en más de una ocasión–<br />
el efecto del reconocimiento en esos mediados, superando su atrincheramiento inicial en<br />
cuanto sienten que han recibido algo de esas dosis tan adictivas que tiene el tener –aunque<br />
sea parcialmente– razón en algo. Y a la par, en un cabriolé difícil en mediación, ser capaz de<br />
transmitirles que no hay Una Verdad, sino muchas, y que, en cualquier caso, no es tarea de la<br />
mediación aclarar/sentenciar quién tiene La Razón, sino abordar el conflicto positivamente.<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
6 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2 revistademediacion.com<br />
Respecto al ímpetu moralizador, acudiré nuevamente al Ménalque de «El inmoralista»<br />
que, con su habitual cinismo, señala categórico: «No puedo exigir a los demás mis virtudes.<br />
Ya es hermoso si encuentro en ellos mis vicios» (1988, pp. 117). Es ya una obviedad decir que<br />
nuestra catadura moral la construimos por contraste con el otro y que poco hay más satisfactorio<br />
para nuestro castigador superego que evidenciar «fallas» en los otros que muestran que<br />
nosotros no somos tan imperfectos. Salva, efectivamente, nuestra autoestima el duro juicio<br />
con que nos dirigimos y sentenciamos a los demás. Pero fuera de dar ese gusto al superego,<br />
tal conducta no hace sino reforzar mi confrontación con el otro. Y aquí, las cristianas sentencias,<br />
que más allá de lo religioso están firmemente asentadas en la cultura occidental, «no<br />
juzgues y no serás juzgado» o «quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra» apelan<br />
a un sentimiento popular de respeto al otro de gran importancia para nuestras relaciones<br />
sociales de convivencia. Pero hemos de entender, como defiende la Escuela Narrativa de Sara<br />
Cobb (Munuera, 2007), que son las historias creadas las que están manteniendo indebidamente<br />
ese juicio al otro; historias de «buenos y malos» donde repartimos los roles a nuestro<br />
antojo: me reservo el papel de bueno y te atribuyo el de malo. Hay como una necesidad de<br />
entregar el papel de malo a alguien y, claro, mejor dárselo al otro que quedármelo yo. Y a<br />
partir de ahí las racionalizaciones en busca de pruebas de nuestra teoría –la teoría de que el<br />
otro es muy malo– y la creencia firme en ella acaban desvirtuando nuestra mirada. El personaje<br />
principal de «El inmoralista» refleja perfectamente esta idea: «Nuestra mirada desarrolla,<br />
exagera en cada uno el punto sobre el que se fija, y hacemos así que se convierta en eso que<br />
nosotros pretendemos que sea». La mirada enjuiciadora fortalece el conflicto y la narrativa<br />
cerrada, la película que hemos creado de «buenos y malos». Entender que esa película no<br />
es la que vamos a ver en mediación, nada de «buenos y malos», nada de «perseguidores y<br />
víctimas», y nada de mediadores como «salvadores» o dadores de la razón o como emisores<br />
de juicios sobre la maldad de los demás, ayudará a abandonar esas narrativas enjuiciadoras.<br />
En relación al tercero, el deseo de obtener una ganancia superior a la del otro, aparece<br />
bien reflejada nuevamente en los estudios que recoge Lieberman (2013). En ellos, se plantea<br />
que la satisfacción es mayor en muchas ocasiones no en tanto a la cantidad ganada como<br />
tal (el deseo económico del que hemos hablado), sino en contraste con lo ganado por el<br />
otro, y que si lo que gana el otro es más que lo que gano yo genera sensación de injusticia<br />
al margen de que realmente el acuerdo sea justo o el resultado de lo que quede para mí sea<br />
bueno. Es decir, no importa sólo lo que me toca, sino el contraste con lo que te toca a ti. Como<br />
planteaba Lieberman, ni quedar demasiado por encima, ni quedar por debajo; buscamos un<br />
cierto equilibrio.<br />
Mas debemos tener en cuenta que si bien el deseo es el motor inicial de los mediados,<br />
no es sólo el deseo el que actúa frente a un acuerdo. Y entra aquí el símil con las compras,<br />
¿cuántas veces en el momento en el que, empujados por nuestro deseo, nos dirigimos a la<br />
larga cola de espera de la caja en una tienda y empezamos a preguntarnos: «¿realmente necesito<br />
esto», «¿no estaré gastando demasiado», «¿merece esto el precio que voy a pagar<br />
por ello» Y es que, como plantea Gide en «Les Nourritures terrestres» (1897; citado en 1988,<br />
pp. 26), «Escoger no me parecía, en absoluto, tanto elegir como rechazar lo que no elegía». El<br />
miedo a perder aparece en los momentos previos a cerrar un acuerdo, poniendo en duda todo<br />
el acuerdo. Porque escoger, efectivamente, supone tener que dejar otras opciones. Las otras<br />
posibilidades de solución se nos aparecen en la mente y nos hacen dudar de lo beneficioso<br />
del acuerdo. Nuestras grandes decisiones vitales están, de hecho, claramente afectadas por<br />
ese principio del no: el problema al escoger una profesión no es tanto qué quiero ser, sino que<br />
estoy dispuesto a no ser, qué profesiones dejo atrás. Si opto por ser psicólogo o mediador,<br />
¿qué será del novelista o del periodista o del historiador que podría haber sido Mi elección de<br />
pareja, de nuevo, me confronta no con la duda de si la persona elegida es maravillosa, que seguro<br />
que sí, sino con la duda de si habrá otra persona aún más maravillosa que dejo atrás con<br />
mi elección o si estoy dispuesto a aceptar la exclusividad que suele venir acompañada con la<br />
ISSN: 2340-9754
Presentación 7<br />
elección de una persona frente a las demás. Woody Allen nos muestra en su magistral «Annie<br />
Hall» (Joffe, Rollins (Prod.) y Allen (Dir.), 1977) a dos vecinos, uno soltero llevando una vida loca<br />
y otro casado y con una familia deseada que, sin embargo, se miran el uno al otro con cierta<br />
envidia, no porque lo que tengan sea peor que lo que tiene el otro, sino porque desearía tener<br />
también lo que tiene el otro. No genera problema pensar en ir de vacaciones a París, siempre<br />
una decisión acertada en sí misma, pero sí un cierto malestar pensar en los sitios a los que no<br />
iremos este verano por haber elegido París como destino. Y qué coche o qué casa comprar<br />
nos enfrenta no con el problema de si la casa o el coche elegidos no son estupendos, sino si<br />
no habrá otra casa y otro coche aún mejor. Es la avaricia humana y el miedo a la pérdida de<br />
oportunidades lo que nos enfrenta al dilema de la elección. No lo planteo desde el juicio, sino<br />
desde la aceptación de lo que hay y con lo que debemos lidiar en mediación. Ya que, nuevamente<br />
recurriendo a «El inmoralista», nos recuerda Ménalque: «De las mil formas de la vida<br />
cada uno sólo puede conocer una. Envidiar la dicha del otro es locura; no sabría uno utilizarla.<br />
La felicidad no se quiere del todo hecha, sino a medida». Y, en cualquier caso, volviendo a<br />
Buda, «el que se aferra a la riqueza, estará mejor si la deja ir que si permite que se convierta en<br />
veneno para su corazón. Pero el que no se aferra a la riqueza y teniéndola la usa para el bien,<br />
será una bendición para sus allegados». Éste es el cambio de prisma que en muchas ocasiones<br />
los mediados –y nosotros mismos en nuestros conflictos y malestares cotidianos– deberíamos<br />
tener en cuenta. Superados por el conflicto, no les podemos pedir a ellos que puedan superar<br />
las angustias que las pérdidas les generan. Es tarea del mediador ayudar a que puedan revisar<br />
y poner sobre la mesa sus valores personales, a menudo olvidados durante el conflicto, y que<br />
éstos les ayuden a reencontrar el camino de lo que quieren para su vida, al estilo de lo planteado<br />
por Hayes, el autor de la Terapia de Aceptación y Compromiso o ACT (Hayes, Strosahly<br />
Wilson, 20<strong>14</strong>), de lo que realmente les hace felices y satisfechos consigo mismos. Una mirada<br />
más abierta a uno mismo y a los demás, menos ensimismada –que dirían los transformativos-,<br />
más coherente con lo que uno desea ser y con lo que a uno realmente le hace feliz. En fin, tarea<br />
no fácil, pero quizás una vía por la que profundizar aún más en mediación.<br />
Todo lo aquí planteo no son sentencias, sino cuestionamientos; aperturas a considerar<br />
más que aseveraciones incuestionables porque, y volviendo a Gide, «Yo soy un ser de diálogo<br />
y, en absoluto, de afirmación» (1902/1988, p. 21).<br />
Pero dejemos ahora a esos tres grandes maestros de la filosofía, de la narrativa psicológica<br />
y del cine, y acudamos a los grandes maestros de la mediación en lengua castellana.<br />
En este número de «<strong>Revista</strong> de Mediación» vamos a poder disfrutar de sus lecciones más<br />
personales, siempre atrevidas, siempre dando un paso adelante, para deleite de quienes les<br />
seguimos y respetamos.<br />
Nuestro primer artículo es del ítalo-argentino afincado en España, Franco Conforti, que<br />
publica aquí su primer artículo como Doctor. Por todos es conocido el esfuerzo y buen hacer<br />
realizado por Conforti a través de Acuerdo Justo. En este artículo que aquí presentamos, no<br />
sólo nos acerca a las aportaciones fundamentales de los procesos de facilitación y de los<br />
diálogos apreciativos, sino que, yendo más allá, profundiza desde su propia experiencia y<br />
elevados conocimientos, en las posibilidades de intervención en mediación en las organizaciones<br />
a partir de estas propuestas.<br />
Francisco Díez necesita poca presentación en el mundo de la mediación. Su libro con<br />
Gachi Tapia sobre las herramientas de la mediación (Díez y Tapia, 2006) es ese básico que<br />
todo mediador debe tener en su mesilla y sus talleres de negociación son fundamentales. Su<br />
experiencia en el Centro Carter, entre otros, le convierte, además, en unos de los mediadores<br />
más respetados a nivel internacional. Díez nos aporta toda su experiencia en un artículo que<br />
profundiza en las posibilidades del espacio de mediación, de nuevo lecciones de un maestro,<br />
que coloca en sus tres «C», Comodidad, Comunicación, Conexión, las claves para una<br />
adecuada intervención, y nos aporta ejemplos reales de su experiencia que muestran la importancia<br />
de estas 3 «C». La riqueza de esos ejemplos nos demuestra que podríamos sumar<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
8 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2 revistademediacion.com<br />
una cuarta C que sin duda guía las actuaciones de Díez y que debería estar presente en toda<br />
intervención mediadora, la C de Creatividad.<br />
El chileno Gregorio Billikopf reparte su alta capacidad de análisis y trabajo entre la Universidad<br />
de California y la Universidad de Chile. Autor de los modelos de Mediación Dirigida por los<br />
Individuos (MDI) y de Evaluación de Desempeño Negociada (EDN), profundiza en «<strong>Revista</strong> de<br />
Mediación» en algunas de sus aportaciones más atractivas y atrevidas, como la importancia de<br />
la reunión preliminar o la no directividad durante las sesiones conjuntas de mediación.<br />
Otro maestro argentino, Antonio Tula, publica en «<strong>Revista</strong> de Mediación», para compartir<br />
con nosotros sus reflexiones sobre la intervención con familias multiproblemáticas. Tula, cuya<br />
maestría va de la mano con su permanente curiosidad intelectual y su esfuerzo por dignificar<br />
la mediación, nos ha aportado auténticas joyitas en su muy conocida Redes Alternativas,<br />
donde él mismo se exhibe mediando y dándonos a partir de ahí tantas lecciones prácticas<br />
de buen mediador. En esta ocasión, plantea el concepto de mediación de segundo orden, del<br />
que mucho se va a hablar en el futuro.<br />
Y de nuestro país hermano, nos viene el artículo que cierra este número. En él, la portuguesa<br />
Daniela Pacheco nos da a conocer el estado y la evolución de la mediación en Portugal;<br />
necesario acercamiento a una realidad que bien debemos conocer para aprender de sus<br />
aciertos y errores, análisis muy interesante que Pacheco desarrolla para nosotros.<br />
Es oportuno agradecer a todos estos autores, estos maestros, el mucho esfuerzo que les<br />
hemos pedido y al que, debemos decirlo, siempre han respondido con la mejor de las actitudes<br />
y disposiciones. Quizás esa apertura, disposición y entrega es lo que les hace buenos<br />
mediadores y, sin duda, maestros. «<strong>Revista</strong> de Mediación» siempre ha apostado por todos<br />
aquellos que quieren profundizar e ir más allá en nuestro ámbito de la mediación, y este número<br />
va justo en esa dirección, en ese «ir más allá» que debe estar presente, sino como principio<br />
básico de la mediación, cuando menos como guía o brújula de nuestras intervenciones.<br />
Por último, desde hace unos meses se suma a nuestro Consejo Editorial otro de nuestros<br />
maestros bien queridos, Ignacio Bolaños Cartujo, al que agradecemos su incorporación y<br />
apoyo a «<strong>Revista</strong> de Mediación», y despedimos a nuestros viejos amigos de AMM.<br />
Referencias<br />
––<br />
Díez, F. Y Tapia, G. (2006). Herramientas para trabajar en mediación (4ª reimpresión). Buenos<br />
Aires: Paidós.<br />
––<br />
Folger, J. P. (2008). La Mediación Transformativa: Preservación del potencial único de<br />
la mediación en situación de disputas. <strong>Revista</strong> de Mediación, 1(2), 6-16. Recuperado de<br />
http://revistademediacion.com/revista_mediacion/number-2/<br />
––<br />
Gide, A. (1988). El inmoralista. Madrid: Cátedra (Trabajo original publicado en 1902).<br />
––<br />
Hayes, S. C., Strosahl, K. y Wilson, K.G. (20<strong>14</strong>).Terapia de aceptación y compromiso: proceso y<br />
práctica del cambio consciente (mindfulness). Bilbao: Desclée de Brouwer.<br />
––<br />
Joffe, Ch. H. y Rollins, J. (Productores), y Allen, W. (Director) (1977). Annie Hall. Estados Unidos:<br />
Metro Goldwyn Mayer.<br />
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Lieberman, M. D. (2013). Social. Why our brains are wired to connect. New York, NY: Crown Publishers.<br />
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Mitchell, S. A. (1993). Conceptos relacionales en psicoanálisis. México D.F.: Siglo XXI.<br />
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Munuera, P. (2007). El modelo circular narrativo de Sara Cobb y sus técnicas. Portularia, 7(1-2).<br />
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Poundstone, W. (1995). El dilema del prisionero: John Von Neumann, la teoría de juegos y la<br />
bomba. Madrid: Alianza.<br />
––<br />
Ury, W. (1997). Supere el No. Cómo negociar con personas que adoptan posiciones inflexibles.<br />
Barcelona: Gestión 2000.<br />
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Von Neumann, J. y Morgenstern, O. (1944). Theory of Games and Economic Behavior. Princeton,<br />
NJ: Princeton University Press.<br />
ISSN: 2340-9754
10 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2, pp. 10-25 revistademediacion.com<br />
Mediación en las organizaciones<br />
Mediation in Organizations<br />
Oscar Daniel Franco Conforti<br />
Acuerdo Justo®, España<br />
Manuscrito recibido: 28/05/20<strong>14</strong><br />
Manuscrito aceptado: 29/10/20<strong>14</strong><br />
Resumen: Uno de los ámbitos en los que la mediación de conflictos se está desarrollando es el de las<br />
Organizaciones, buscando convertirse en una herramienta apta tanto para el cambio organizacional,<br />
como para la resolución de conflictos que preferentemente reconozcan su origen en la labor que<br />
desarrollan los integrantes de la organización puertas adentro. El objetivo de este artículo es realizar<br />
una revisión del estado actual en materia de cambio organizacional a través de la facilitación al<br />
tiempo que propone a la mediación apreciativa como una metodología posible por medio de la cual<br />
la mediación podría ser introducida en el campo de la organización.<br />
Abstract: One of the fields in which conflict mediation is developing further is that of organizations,<br />
and its goal is to become a suitable tool for both organizational change and conflict resolution so that<br />
they primarily recognize its origin in the work being done by the members within the organization.<br />
This article reviews the state of the art regarding organizational change through facilitation while<br />
proposing appreciative mediation as a possible methodology through which mediation could be introduced<br />
in the organizational field.<br />
Palabras clave: mediación en las organizaciones, Mediación Apreciativa, cambio organizacional, gestión de conflictos<br />
en las organizaciones.<br />
Keywords: Mediation in Organizations, Appreciative Mediation, Organizational Change, Conflict Management<br />
in Organizations.<br />
Doctor en Derecho por la Universidad de Castilla La-Mancha (UCLM). Master en Mediación y Orientación Familiar por la Universidad Nacional<br />
de Educación a Distancia (UNED). Profesor de Derecho en Técnicas de Expresión, Argumentación y Negociación de la Universidad Oberta de<br />
Cataluña (UOC). Director del Servicio de Mediación Social Comunitaria del Ayuntamiento de Alicante, España. Director de Acuerdo Justo®. La<br />
correspondencia sobre este artículo debe enviarse al autor al E-mail: e-Mail: info@acuerdojusto.com.<br />
ISSN: 2340-9754
Mediación en las organizaciones 11<br />
La mediación en las Organizaciones tiene un gran componente<br />
de diseño de sistemas, para trabajar con los conflictos<br />
que en ellas surgen, buscando así construir Organizaciones<br />
creativas, productivas y abiertas al aprendizaje. Veamos a<br />
continuación los tipos y estructuras de las Organizaciones,<br />
para responder luego a los interrogantes ¿Cómo responden<br />
al conflicto y ¿Qué sistema pueden utilizar para ser eficaces<br />
Las estrategias y herramientas que se presentan en el artículo<br />
son, en definitiva, metodologías para crear y desarrollar la<br />
innovación en las Organizaciones.<br />
Extensión del concepto Organizaciones<br />
Desde que el hombre se «organizó» para conformar una familia,<br />
un grupo, una tribu, una sociedad, las formas de las<br />
Organizaciones no a parado de desarrollarse y evolucionar.<br />
La vida en sociedad nos somete a una amplia y rica variedad<br />
de fenómenos de tipo político, económico, religioso,<br />
social, psicológico, jurídico, etc., y todos ellos siempre están<br />
enmarcados en el contexto de la Organización.<br />
Han sido las Organizaciones las que han impulsado los<br />
cambios de la sociedad, basta pensar en «lo tecnológico»<br />
para corroborar la idea, y es que la sociedad actual que conocemos<br />
es un producto de las Organizaciones (Rodríguez-<br />
Fernández, 2004, p. 72).<br />
Visto así, toda interacción social está influenciada por la<br />
dinámica y desarrollo de las Organizaciones y será a través<br />
de ellas que las personas, individualmente consideradas,<br />
puedan lograr su realización, alcanzar sus metas económicas,<br />
profesionales, políticas, etc. (Rodríguez-Fernández, 2001).<br />
Con sus innumerables ventajas y desventajas, lo cierto es<br />
que, el aporte de las Organizaciones a la sociedad, deviene<br />
incuestionable.<br />
Los intentos por anotar todas las denominaciones que<br />
de una u otra forma responden al concepto de Organización,<br />
han, como mucho, logrado confirmar el alto grado de<br />
heterogeneidad que el concepto alberga (Camisassa, 2005,<br />
pp. 32-34). Delimitar el concepto de Organización no es en<br />
absoluto sencillo. Y ello es así porque sucede que la Organización,<br />
como objeto de estudio, se «crea, desarrolla, subsiste<br />
y/o fenece» en diferentes circunstancias de tiempo y lugar,<br />
lo que hace que sus características no sean nada comunes,<br />
es decir, no guarden ninguna similitud con las definiciones<br />
practicadas pocos años antes, lo que a su vez explica por qué<br />
una teoría o modo de concebir a la Organización predomina<br />
por sobre las restantes en una determinada época.<br />
Una primera conclusión es que el concepto de Organización<br />
va cambiando con el desarrollo y evolución histórica de la<br />
sociedad, y como ejemplo de ello se pueden citar, cuanto menos,<br />
tres paradigmas distintos (Castro-Aguilera, 2005, p. 65):<br />
• El paradigma racional, bajo el cual la Organización es<br />
considerada un sistema cerrado, estable y altamente estructurado<br />
que necesita del control y planificación.<br />
• Desde el paradigma técnico, social y económico, la Organización<br />
incrementa su ambigüedad y complejidad al<br />
extender sus acciones a todos los sectores de la actividad<br />
de los individuos elevando su nivel de vida.<br />
• Actualmente las Organizaciones se conciben como «arenas<br />
políticas» o «anarquías organizadas» (Rodríguez-Fernández,<br />
2001, p. 55) debido a la intensidad en el grado de<br />
incertidumbre interna y externa que en ellas reina.<br />
Andrés Rodríguez Fernández enumera las siguientes características:<br />
• Un sistema psicológico, social y técnico en permanente<br />
proceso de cambio.<br />
• Un ecosistema que desarrolla su actividad en continua<br />
interacción con el entorno.<br />
• Una fuente de satisfacción e insatisfacción para los miembros<br />
que la constituyen.<br />
• La imagen más vigorosa y con mayor presencia en nuestra<br />
sociedad.<br />
Parece evidente que cualquier definición que se pretenda<br />
dar del término Organización ha de estar formulada en lenguaje<br />
interdisciplinar y ser lo suficientemente ecléctica como<br />
para incorporar conceptos de la sociología, economía, derecho,<br />
teoría general de sistemas, ciencia política, etc.<br />
Inicialmente definiré a la Organización como es un sistema<br />
en permanente cambio que crea un ecosistema al interactuar<br />
con su entorno, para intentar alcanzar la satisfacción de<br />
sus miembros (Conforti, 2012, p. 10-11).<br />
Antes de avanzar hacia una definición más exacta sería<br />
conveniente que tengamos vistos los tipos y estructuras de<br />
las Organizaciones.<br />
Dos tipos de Organización<br />
Los organigramas y los sociogramas son dos de las formas<br />
que habitualmente se emplean a la hora de clasificar Organizaciones<br />
(Rodríguez-Fernández 2001, pp. 52-53).<br />
Se podría decir que: a) el organigrama permite estructurar<br />
las diferentes responsabilidades y relaciones dentro de la<br />
Organización. Lo común es que exista un organigrama general<br />
y luego, dependiendo de la magnitud de la Organización,<br />
existan otros organigramas, como por ejemplo el de área. Su<br />
principal finalidad se encuentra en la asignación de responsabilidades;<br />
mientras que, b) el sociograma permite medir las<br />
relaciones sociales entre los integrantes de una Organización.<br />
Se emplea para determinar grados de influencia y los lazos<br />
de preferencia que se presentan dentro del grupo humano<br />
que se estudia. Su principal finalidad se encuentra en determinar<br />
el grado o nivel de cohesión dentro de la Organización.<br />
La Organización Formal (representada a través de organigramas):<br />
diseñada y estructurada sobre la base de ciertos<br />
criterios de racionalidad. Tiene un objetivo común, se esta-<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
12 Oscar Daniel Franco CONFORTI revistademediacion.com<br />
blecen canales de comunicación, alguna vinculación jurídica,<br />
se delimitan la autoridad, las funciones y la forma de actuar<br />
para que sea cooperativa, convergente y sinérgica (Montalván-Garcés,<br />
1999).<br />
La Organización Informal (representada a través de sociogramas):<br />
surge de forma espontánea a partir de la Organización<br />
Formal, no tiene una estructura definida e institucionalizada,<br />
dependerá de las acciones a desarrollar en un<br />
momento determinado y de quienes quieran participar en<br />
ella. Aquí no existen objetivos comunes explícitos, sus miembros<br />
pueden pertenecer a distintos niveles y áreas funcionales<br />
(Rodríguez-Pérez y Morera-Bello, 2001).<br />
Dos tipos de Estructuras<br />
Aunque en toda Organización coexisten ambas estructuras,<br />
es de destacar la relación directa entre el tamaño de la Organización<br />
y la necesidad de fortalecer la estructura formal, ya<br />
que de ella depende el control de las actividades, los comportamientos<br />
y la evaluación de resultados.<br />
Estructura Formal: constituida por el diseño previsto por<br />
la dirección. Existen en esta estructura dos tipos de mando,<br />
a saber, a) jerárquica y b) funcional; y al mismo tiempo dos<br />
clases de relacionamientos a) lineal o relación de autoridad<br />
–aquel que contribuye al logro de los objetivos de la Organización–<br />
y b) staff o relación de asesoramiento –aquel que<br />
apoya al personal de línea–.<br />
Estructura Informal: es aquella que se corresponde con el<br />
funcionamiento real de la Organización, se puede representar<br />
por vía de la observación, infiriéndola del comportamiento<br />
real, es decir, que siempre será por vía indirecta.<br />
Es a través de la estructura como se establece el poder<br />
formal dentro de una Organización, además de informar a<br />
propios y extraños de como es el modelo de comunicación<br />
que se sigue y sobre la forma en que se controla o ejerce el<br />
control de la Organización; la estructura va a marcar no sólo<br />
los canales de comunicación y controles internos y externos,<br />
sino también los roles de cada uno de sus integrantes<br />
(sea que hablemos de personal de línea como de staff) autoridad,<br />
responsabilidad y eficacia de la Organización (Senge,<br />
2004).<br />
Sin descartar nuevos tipos de estructuras las tradicionales<br />
(Rodríguez-Fernández, 2001, 64-69) son:<br />
• Estructura jerárquica y funcional.<br />
• Estructura en función del producto o del proyecto.<br />
• Estructura matriz y teoría general de sistemas.<br />
Sin perjuicio de lo expuesto hasta aquí, en cuanto a los<br />
tipos de Organización y estructuras de la misma, un error común<br />
es el de crearse la imagen «una maquinaria», es decir,<br />
de un grupo de individuos aislados, sin motivaciones propias,<br />
en actitud pasiva y con limitado o nulo protagonismo que al<br />
«ignorarlas es una garantía de fracaso» (Casado, 2001, p. <strong>14</strong>).<br />
Las Organizaciones no son necesariamente una máquina<br />
piramidal en la que todo se mueve por órdenes, cadenas de<br />
mando y/u obediencia debida; en realidad son una mezcla<br />
de los tipos formal e informal que he descrito anteriormente,<br />
y ello equivale a decir que «…en las Organizaciones las personas<br />
no hacen lo que sus jefes les dicen que hagan, sino<br />
más bien lo que sus jefes hacen. Los motores de la acción no<br />
están en la obediencia, sino en el significado; la gente hace<br />
aquello a lo que le encuentra sentido» y por ello es que «…<br />
la Organización puede ser considerada como un conjunto de<br />
redes interpersonales productoras de sentido y generadoras<br />
de conocimiento, una constelación de comunidades de práctica<br />
(Wenger, 1998)» (Gore y Vázquez-Mazzini, 2010, p. 19).<br />
Las Organizaciones han de ser vistas como un organismo<br />
vivo, que entre otros bienes, producen y generan conocimiento,<br />
están en un flujo permanente, como si la supervivencia<br />
misma de la Organización dependiera de ese cambio y<br />
evolución que se debe dar de forma continua.<br />
William L. Ury en la presentación del libro Diseño de sistemas<br />
para enfrentar conflictos: una guía para crear Organizaciones<br />
productivas y sanas, dice: «Finalmente, se necesita<br />
poner en marcha un conjunto de procedimientos que puedan<br />
manejar no sólo una disputa aislada sino también el cúmulo<br />
de disputas que surgen en cualquier Organización o en las<br />
relaciones entre Organizaciones. Dicho de otro modo, tiene<br />
mucho valor adoptar un enfoque sistémico» (Constantino y<br />
Sickles, 1997, p. 24) y entonces, si vemos a la Organización<br />
desde un enfoque sistémico por el cual generan un círculo<br />
virtuoso en el que se debe cambiar, planificar, aprender y volver<br />
a cambiar para así recomenzar el ciclo (Herrscher, 2007),<br />
la Organización se definirá a sí misma a través del trabajo y<br />
compromiso que la gente asume al construir ese algo que<br />
valora (Senge, 2004).<br />
En una segunda aproximación diremos que las Organizaciones<br />
son sistemas que tienen su propio sentido y propósito,<br />
donde las personas pueden y deberían comprometerse con ella.<br />
Dice Peter Senge que «No es casual que la exhortación actual<br />
a la «participación» y la «autogestión», claves de la competitividad,<br />
esté ligada a la necesidad de desarrollar las aptitudes<br />
esenciales para una participación responsable» (Senge,<br />
2004, p. 524), lo que permite afirmar que las Organizaciones<br />
como campos de desarrollo de las aptitudes personales de sus<br />
integrantes, pueden contribuir y convertirse en una oportunidad<br />
para lograr la renovación de las sociedades democráticas.<br />
Conforme lo expuesto, utilizaré como propuesta de delimitación<br />
del concepto de Organización la siguiente: Las Organizaciones<br />
son sistemas que combinan por un lado la tradición<br />
comunitaria en la que se imbrican y por otro el espíritu<br />
emprendedor del mundo de los negocios generando como<br />
resultado un sentido y propósito propios donde las personas<br />
se comprometan con ella (Conforti, 2012).<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
Mediación en las organizaciones 13<br />
Tabla 1. Modalidades para afrontar el conflicto.<br />
CONFRONTAR<br />
Arrogancia: Desmereciendo o descalificando a las partes<br />
que están inmersas en un conflicto. Determinan si se debe<br />
o no intervenir y de qué manera (ya que los involucrados<br />
tienen menos poder que ellos), lo que lleva a resolver el<br />
conflicto para las partes, pero no con las partes.<br />
Entrar en batalla: Una actitud de aplanadora frente al<br />
conflicto, que se evidencia a menudo con frases como:<br />
«peleamos por nuestros principios», «es una decisión<br />
estratégica» o «no se atreva a cuestionar mis órdenes».<br />
ESCAPAR<br />
Negar: Típica respuesta de «aquí no tenemos problemas»,<br />
actitud que lleva a la gente de la organización a sentirse<br />
loca. Locos, pues claro, ellos sienten y experimentan<br />
conflictos a diario que la organización niega.<br />
Evitar: Transferencias de personal «conflictivo»,<br />
reestructuraciones de los planes de trabajo y programas de<br />
abordaje de conflicto.<br />
Acomodar: Típica actitud de hacer cualquier concesión<br />
necesaria a cambio de que nadie se entere de que existió<br />
ese problema. Cuando es la respuesta de la organización,<br />
es una combinación de negar y evitar el problema.<br />
Fuente: Elaboración propia (Conforti, 20<strong>14</strong>).<br />
¿Cómo responden las partes de la<br />
Organización al conflicto<br />
Entendiendo al conflicto como la manifestación de una contraposición<br />
de posturas personales de quienes perciben la<br />
incompatibilidad total o parcial de sus objetivos (Entelman,<br />
2005), muy a menudo, descubrimos el conflicto preguntando:<br />
¿Por qué discuten, en tanto descubrimos la disputa preguntado:<br />
¿Para qué se discutía (Schellenberg, 1996).<br />
En la tabla 1 veremos agrupadas en dos categorías las formas<br />
más comunes de respuesta.<br />
Los conflictos se pueden ocultar «aquí no pasa nada»;<br />
intentar controlar «para que la virulencia de su estallido no<br />
sea letal»; enfrentar, sin embargo desafortunadamente «no<br />
se pueden hacer desaparecer», porque el conflicto es parte<br />
consustancial a la vida de la organización.<br />
Como en cualquier otro ámbito, los conflictos en las Organizaciones<br />
responden a características típicas de la propia<br />
Organización, una propuesta para identificar los conflictos<br />
sin que ello se convierta en un exhaustivo análisis del conflicto,<br />
puede ser la siguiente (Conforti, 2012, p. 43):<br />
• Disputas: Agravios, acciones disciplinarias, quejas, amenazas<br />
de acciones legales, juicios. La disputa es el efecto<br />
secundario, la evidencia más visible del conflicto.<br />
• Competencia: No toda competencia es una forma de<br />
conflicto; sin embargo en el conflicto no cabe duda que<br />
reside en la competencia agresiva, descontrolada entre<br />
sectores de la organización o colegas que buscan sobresalir<br />
en su puesto de trabajo.<br />
• Sabotaje: Puede ser tanto interno (una guerra por el control<br />
del territorio entre sectores de la organización), como<br />
externo (un cliente que, mientras dice que todo está bien,<br />
prepara un juicio por negligencia, etc.).<br />
• Ineficiencia, falta de productividad: Íntimamente relacionada<br />
con el sabotaje, el trabajo lento, las demoras deliberadas<br />
o la caída de la producción, pueden evidenciar un<br />
conflicto latente.<br />
• Baja moral: Similar a la ineficiencia, se presenta a menudo<br />
como una reacción a un conflicto oculto, a su intento por<br />
evitarlo o negarlo, o bien por la frustración ante un protesta<br />
no escuchada y/o inacción de la organización.<br />
• Retención de información: Asumiendo que la información<br />
es «poder», se enseña la «escucha activa»; ahora<br />
bien, cuando la información es retenida como una forma<br />
de concentrar el poder de la organización, ello puede ser<br />
señal de un conflicto oculto y/o de desconfianza.<br />
Identificado el «tipo» de conflicto veamos cómo responden<br />
las Organizaciones al mismo, y para ello hemos de tener<br />
en cuenta dos cosas: a) las personas involucradas en el conflicto<br />
y b) los intereses de la Organización y de los «encargados»<br />
de la gestión del conflicto:<br />
1. Desde el punto de vista de las personas involucradas en<br />
el conflicto, éstas pueden estar actuando en tres niveles<br />
distintos, esto es: a1) a nivel relacional, es decir interpersonal,<br />
a2) a nivel grupal o inter-grupo y a3) a nivel estructural,<br />
es decir inter-organizacional. (Schellenberg, 1996).<br />
2. Desde el punto de vista de las organizaciones, puede<br />
suceder que estas elijan no resolver sus problemas por<br />
razones político-estratégicas (por ejemplo: forzar un<br />
cambio estructural que justifique despidos masivos). Es<br />
decir, son los abogados, asesores contables y/o expertos<br />
de recursos humanos quienes hacen el «trabajo sucio»,<br />
permitiéndole a la Organización (gerencia y plana directi-<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
<strong>14</strong> Oscar Daniel Franco CONFORTI revistademediacion.com<br />
va) tomar distancia de los problemas. Otras veces, la sección<br />
jurídica dentro (o fuera) de la Organización es quien<br />
aplica una práctica a favor de que perduren los conflictos,<br />
demostrando y justificando su «necesidad existencial»<br />
dentro de la Organización.<br />
La respuesta al conflicto siempre será el resultado de un<br />
proceso dinámico que guarda relación directa con los estilos<br />
de comunicación, la aceptación o aceptabilidad de los cambios,<br />
lo incómodo que las personas se puedan sentir al vivir<br />
una situación de conflicto, etc.<br />
Cabe concluir que el conflicto es un proceso y no un producto.<br />
Un proceso de insatisfacción (al descubrir la persona<br />
–debido a la percepción de incompatibilidad entre objetivos–<br />
que no podrá alcanzar su objetivo).<br />
¿Qué sistema de gestión de conflictos se<br />
puede utilizar eficazmente dentro de una<br />
Organización<br />
Como ya sabemos, el conjunto de opciones iniciales con el<br />
que una Organización puede gestionar conflictos, va desde<br />
los métodos más intrusivos o directivos (es decir, que no les<br />
permite a las partes el control del proceso y su posible resultado)<br />
a los de menor injerencia (mayor control de las partes).<br />
Así, a grandes rasgos, podemos distinguir entre:<br />
1. Los métodos preventivos: cuando se acuerdan por anticipado<br />
para definir cómo se abordará cualquier conflicto<br />
futuro.<br />
2. Los métodos negociadores: incluyen los basados en los<br />
intereses de las partes (todos ganan), los posicionales<br />
(unos ganan otros pierden) y la resolución de problemas<br />
(acordar las cuestiones a resolver).<br />
3. Los métodos facilitados: incluyen un tercero neutral que<br />
ayuda a las partes en disputa a lograr una solución satisfactoria.<br />
4. Los métodos de investigación: pueden ser de aceptación<br />
obligatoria o no, según el acuerdo de las partes; utilizan<br />
a un tercero o experto técnico para obtener un veredicto<br />
(generalmente sobre cuestiones técnicas-fácticas).<br />
5. Los métodos orientativos: un tercero neutral (generalmente<br />
escogido por las partes) investiga ciertos aspectos<br />
de la disputa y da una opinión orientativa en relación al<br />
resultado probable. Estos métodos incluyen la mediación<br />
por predicción de resultados (a veces llamada mediación<br />
en derecho), evaluación neutral temprana (ENT), minijuicio,<br />
juicios sumarios por jurados y arbitraje no obligatorio,<br />
también llamado de equidad.<br />
6. Los métodos impuestos: en los que un tercero neutral<br />
toma una decisión cuya aceptación es obligatoria para las<br />
partes en relación a las cuestiones en disputa.<br />
En lo que a nosotros respecta e interesa en cuanto a la<br />
Organización, dos son los procesos que dan respuesta al interrogante<br />
¿Qué sistema de gestión de conflictos se puede utilizar<br />
eficazmente dentro de una Organización Por un lado:<br />
1. Los denominados procesos de «Facilitación», que se aplican,<br />
en general, a situaciones de conflicto organizacional<br />
que, de una forma u otra, desembocan en un proceso de<br />
consenso cooperativo y cambio estructural.<br />
2. La «Mediación Apreciativa» entre miembros que sostengan<br />
posiciones demasiado fuertes o intransigentes, o demuestren<br />
una hostilidad general tan alta que necesite un<br />
proceso adicional para resolver conflictos que les permita<br />
luego seguir trabajando en la misma Organización.<br />
Sea una «Facilitación» o una «Mediación Apreciativa» lo<br />
que el operador de conflictos ha proyectado aplicar, lo cierto<br />
es que, deberá alimentarse particularmente del pensamiento<br />
sistémico, del diseño de la intervención para el cambio, los procesos<br />
de búsqueda, la construcción de relaciones, el rediseño<br />
y la implementación de estrategias (Senge, 2004) y debería<br />
integrar los valores, perspectivas y prácticas del desarrollo<br />
organizacional para hacer avanzar a la organización hacia un<br />
enfoque más sistémico y exitoso en el abordaje de conflictos.<br />
«Un proyecto supone, por lo menos, 1) una orientación hacia<br />
el futuro; 2) la concreción de una idea en ese escenario; y 3)<br />
situarse en ese escenario espacio-temporal para operar en él<br />
realizando esa idea.» (Rodríguez-Fernández, 2001, p. 15).<br />
Procesos de Facilitación<br />
«Habitualmente la facilitación es reconocida y utilizada, fundamentalmente,<br />
para procesos complejos como conflictos<br />
multipartes, cuando hay que hacer mesas de diálogo, grupos<br />
de consenso, planificación cooperativa. Es decir que son<br />
procesos complejos, multipartes. Complejos porque se utilizan<br />
distintos diseños para abordar estos procesos que llevan<br />
tiempos largos y habitualmente hay un equipo de facilitadores.»<br />
(Mc Cormack, 2008, p. 62).<br />
Los procesos de facilitación 1 intentan evitar el riesgo que<br />
surge al «imponer» un cambio estructural, como puede ser un<br />
sistema de abordaje de conflictos, de que «los otros» decidan<br />
no utilizarlo. Por tanto la idea central es que sean los interesados<br />
quienes construyan ese cambio (sea que se trate de un sistema<br />
de abordaje de conflictos como no), porque si son ellos<br />
quienes lo construyen, lo utilizarán, lo mejorarán, lo harán suyo.<br />
«Operar con una perspectiva de sistemas abiertos en<br />
este campo en las organizaciones lleva por lo menos a dos<br />
1 Los operadores de conflicto suelen desempeñar el rol de facilitador, que en muchos textos se corresponde con la figura del consultor (interno o<br />
externo), la distinción tal vez no sea del todo correcta, pero en la bibliografía podemos encontrarnos que se les utilizan como si fueran sinónimos,<br />
aunque en rigor no lo son.<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
Mediación en las organizaciones 15<br />
resultados significativos: 1) la identificación de áreas clave<br />
de investigación en relación al campo potencial de entrada,<br />
transformación y/o producción del sistema actual de abordaje<br />
de conflictos de la organización y 2) sacar a la luz las<br />
disonancias, disfunciones e insatisfacciones.» (Constantino y<br />
Sickles, 1997, p. 65).<br />
La combinación de los principios del Desarrollo Organizacional<br />
(el quién, qué y por qué), junto a los principios de los diseños<br />
de abordajes de conflictos (su pertenencia y encaje), emerge<br />
una orientación más completa y holística de la Organización.<br />
Usualmente, las Organizaciones bajo el presupuesto de un<br />
rendimiento más eficiente están dividas en departamentos, es<br />
decir, están fragmentadas en, por ejemplo: atención al cliente,<br />
departamento jurídico, recursos humanos, ventas, etc. Si consideramos<br />
a la Organización como un todo, y a sus departamentos<br />
como subsistemas de ese todo, la propuesta es que<br />
en la gestión de conflictos sea «el todo» el protagonista y no<br />
un departamento o subsistema. Este enfoque sistémico de la<br />
Organización nos lleva a la identificación de esos subsistemas<br />
que componen «el todo» y al examen de cómo interactúan colectivamente<br />
para descubrir la manera de mejorarlos.<br />
Veamos a continuación los seis principios de deberían<br />
estar presentes en todo proyecto o plan del facilitador (Conforti,<br />
2012, pp. 52-53):<br />
1. Centrarse en los principios: sacar a la luz, clarificar e ilustrar<br />
la cuestión desde la perspectiva de las necesidades y<br />
preocupaciones de los grupos de interés.<br />
2. Incluir vías de retorno: tales como la prevención, la negociación<br />
o la investigación, cuando el procedimiento actual<br />
no logra resolver la disputa.<br />
3. Incluir alternativas de bajo coste basadas en el derecho<br />
y la fuerza: la visión realista de que los esfuerzos iniciales<br />
no siempre tendrán éxito y que es necesario contar con<br />
alternativas razonables que ayuden a la continuidad de<br />
los esfuerzos de bajo coste para lograr soluciones satisfactorias.<br />
4. Incluir la consulta previa y la retroalimentación posterior:<br />
el sistema de abordaje ha de ser diseñado de forma tal<br />
que aliente el debate acerca de la naturaleza de la disputa<br />
y las formas más óptimas de resolverla, antes aún de que<br />
se inicien los esfuerzos destinados a ello.<br />
5. Ordenar los procedimientos en relación y secuencias crecientes<br />
de costes, de menor a mayor: de este modo son<br />
las partes quienes retienen el control del proceso en sus<br />
manos durante el mayor tiempo posible.<br />
6. Aportar la motivación, capacidad y recursos necesarios:<br />
se centra en aquellos factores que permiten el éxito de<br />
los otros cinco principios. Se orienta claramente hacia la<br />
participación y capacitación de los interesados.<br />
La cuestión inicial es determinar a quién se debe involucrar<br />
en el diseño, si se debe iniciar el proceso y cómo, al decir<br />
de Rodríguez y Dei en Psicosociología de las Organizaciones<br />
«…los procesos que veremos afectan a toda la organización,<br />
a las personas y a las estructuras, a los diferentes niveles jerárquicos<br />
y áreas funcionales que la constituyen y, sin exagerar,<br />
podría afirmarse que definen sus logros.» (Rodríguez-<br />
Fernández, 2001, p. 305).<br />
Partiendo de que la definición inicial del problema o proyecto,<br />
el uso de personal y/o expertos internos o externos, la<br />
creación de relaciones de colaboración entre los diseñadores<br />
y los líderes de la organización, y la decisión de cómo se<br />
respetarán las prácticas basadas en intereses en el sistema<br />
organizacional, es determinante para el resultado final de la<br />
intervención y la iniciativa de cambio.<br />
Veamos a continuación la figura del facilitador 2 . Por lo<br />
general el facilitador suele aplicar diversas técnicas y procedimientos<br />
que ayudan a la Organización y a sus integrantes a<br />
trabajar juntos para la consecución de un fin común, que puede<br />
ser un cambio estructural o bien la creación de un sistema<br />
propio de gestión de conflictos.<br />
Destacan de entre dichas técnicas de facilitación: a) El<br />
World Café, es un proceso conversacional basado en un conjunto<br />
de principios de diseño que crea redes de diálogo colaborativo,<br />
entre las personas que participan de él con la finalidad de<br />
compartir sus conocimientos y descubrir nuevas oportunidades<br />
de acción conjunta respecto de asuntos de la vida real que les<br />
importan (Brown e Isaacs, 2005); b) Los Diálogos Participativos,<br />
son instancias de encuentro y diálogo que generalmente se<br />
emplean en procesos de diálogo entre la autoridad política y la<br />
ciudadanía y que tienen por fin establecer mejoras en la implementación<br />
de las políticas, programas y proyectos que se ponen<br />
a disposición de la ciudadanía (Llamas-Sánchez, 2004); y, c) La<br />
Generación de Consensos, que consiste en procesos generadores<br />
de espacios públicos deliberativos en los que se reivindican<br />
los derechos de los participantes. Es conveniente hacer una<br />
distinción entre «representación» (delegación del poder en una<br />
persona o grupos de personas a través del voto mayoritario) y<br />
«representatividad» (opinión expresada por una persona a la<br />
que se considera o atribuye voz de un determinado grupo, clase<br />
social, etc.) (Calva, 2007).<br />
2 Vamos a iniciar un proceso de formación, evaluación y desarrollo hasta llegar a la intervención de diseño sistémico, por ello es muy importante<br />
para la Organización asegurarse de la calidad del consultor externo. Algunas preguntas que puede ser conveniente formularse son: ¿Tiene el<br />
consultor externo una comprensión de los principios y técnicas de intervención en organizaciones ¿Está familiarizado con los aspectos y valores<br />
centrales del enfoque sistémico ¿Qué formación acredita en los distintos sistemas que componen la resolución alternativa de conflictos ¿Tiene<br />
experiencia concreta en el diseño de sistemas y no sólo experiencia en resolución alternativa de conflictos (como mediador, árbitro, etc.)<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
16 Oscar Daniel Franco CONFORTI revistademediacion.com<br />
Varias son las razones por las que para cualquier Organización,<br />
puede ser muy útil recurrir a los servicios de un consultor<br />
o diseñador externo de abordaje de conflictos experimentado:<br />
1. Los miembros de una organización suelen escuchar más<br />
atentamente y dan mayor credibilidad a los consejos de<br />
un «experto externo».<br />
2. Aportan conocimientos y experiencias que son el producto<br />
de su trabajo con otras organizaciones en relación<br />
a los aspectos técnicos y prácticos de la tarea del diseño,<br />
y se los puede ver como menos amenazantes.<br />
3. La objetividad y la independencia del diseñador externo<br />
puede facilitar que salgan a la luz cuestiones delicadas, sin<br />
la presión de los pares y las limitaciones culturales y los peligros<br />
para su carrera que afectan a los especialistas internos.<br />
4. Los diseñadores externos pueden dar una perspectiva<br />
«general» a los distintos componentes de la iniciativa del<br />
diseño.<br />
Las primeras intervenciones del facilitador en una Organización,<br />
particularmente en este área, influyen mucho sobre<br />
el resultado final. El inicio del trabajo es a menudo, el elemento<br />
clave que determina si habrá o no cambio. Trabajará<br />
con tres valores básicos (aunque éstos no son excluyentes de<br />
otros valores):<br />
1. Participación: significa involucrar a todos los niveles de<br />
la organización en el diseño de los sistemas de abordajes<br />
de conflicto.<br />
2. Apertura: apertura al diálogo y al posible cambio, es decir,<br />
una voluntad compartida de la organización y sus<br />
componentes individuales de explorar los intereses e insatisfacción,<br />
directa y honestamente y con un verdadero<br />
espíritu de asociación.<br />
3. Retroalimentación: ofrecer comentarios y críticas útiles,<br />
así como la voluntad de las partes de la organización de<br />
tener en cuenta esos comentarios y críticas válidas como<br />
parte de la evolución del sistema de abordaje de conflictos.<br />
4. Es siempre recomendable poner por escrito entre el facilitador<br />
y la dirección de la Organización los principios<br />
rectores y los procedimientos que se van a utilizar, es decir,<br />
el aspecto que tendrá en procedimiento de diseño y la<br />
manera en que se llevará a cabo.<br />
Incluso antes de iniciar realmente la tarea, es recomendable<br />
ponerse de acuerdo con la gerencia respecto a cómo<br />
se desarrollará el proceso de explorar el cambio potencial en<br />
el sistema de resolución de conflictos; esto tiene por objeto<br />
a los interesados clave (la gerencia, etc.) para que se hagan<br />
parte del proceso de diseño desde el comienzo, lo que hemos<br />
visto aumenta la probabilidad de una implementación exitosa<br />
y reduce el potencial de sabotaje.<br />
El rol del operador de conflictos va cambiando conforme<br />
avance su trabajo en las distintas etapas, aunque justo es<br />
decir que, en muchas ocasiones, la línea divisoria no existe y<br />
pueden solaparse unas con otras. No hay una «receta» única,<br />
ya que los procesos de facilitación son muy variados y distintos<br />
entre sí, pero lo cierto es que los roles y etapas que a<br />
continuación describiré suelen estar presentes en todos ellos<br />
(Gan Busto y Triginé I Prats, 2006):<br />
1. Lograr que los interesados clave generen información<br />
acerca de cómo están abordando sus disputas en la organización.<br />
Para ello deberá trabajar como facilitador,<br />
ayudar a los interesados institucionales e individuales a<br />
trabajar juntos como grupo, identificando sus intereses y<br />
creando opciones para el cambio y/o para crear un sistema<br />
de abordaje de conflictos más efectivo. Nuevamente,<br />
facilitar; no dirigir, ni imponer.<br />
2. Educar a los interesados acerca de los ingredientes críticos<br />
para una iniciativa de diseño exitosa. Se desempeñará<br />
como educador a fin de instruir a los miembros de la Organización<br />
acerca del conflicto y el cambio, y los hace consciente<br />
de los estilos y técnicas de comunicación. También<br />
educa acerca de cómo funcionan las Organizaciones y<br />
cómo cambian, y acerca de posibles estrategias de diseño,<br />
opciones de sistemas de resolución alternativa de conflictos,<br />
metodologías de evaluación y técnicas de formación.<br />
3. Actuando como catalizador disparará el movimiento en<br />
el sistema, sin convertirse en parte de la reacción. Aportará<br />
su energía y entusiasmo a la iniciativa de cambio, sugiriendo,<br />
alentando, guiando, afirmando, cuestionando,<br />
pero no decidiendo ni imponiendo.<br />
4. Crear la oportunidad de que estos mismos interesados<br />
determinen si tal información indica la necesidad de algún,<br />
cambio sea este estructural como en el sistema de<br />
resolución de disputas. Trabaja como traductor o intérprete<br />
de las ideas y opciones de sistemas de resolución<br />
alternativa de conflictos para todos los interesados y sectores,<br />
explicando todos los matices de cada opción.<br />
5. Finalmente debe de actuar como agente de la realidad,<br />
pues es común ver cómo la sinergia gana fuerza en la Organización,<br />
y los interesados pueden creer que todo se<br />
resolverá sin inconvenientes, incluso en aquellas áreas en<br />
las que usualmente no es fácil el cambio.<br />
En resumen, el facilitador deberá: promover la autodeterminación<br />
de la Organización y de los interesados en el proceso<br />
de diseño; deberá resistir cuando la gerencia y/o otros poderosos<br />
actores insistan en manipular (a él o al proceso) para<br />
provecho propio; deberá mantenerse humilde, prescindible y<br />
permitir que el proceso fracase si fuera necesario.<br />
Hay que tener presente que el diseño de sistemas para<br />
trabajar los conflictos en las Organizaciones puede llegar a<br />
convertirse en algo lineal, mecánico, es decir, en muchas ocasiones<br />
nos veremos tentados simplemente en elegir tipos de<br />
disputas a las que podamos aplicar procedimientos de reso-<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
Mediación en las organizaciones 17<br />
lución alternativa de conflictos; es más fácil, rápido y menos<br />
agobiante que la arquitectura de diseño. Al poner en marcha<br />
un diseño, el facilitador ha de estar preparado para lo imprevisible<br />
«Hay que dedicar mucho más esfuerzo a prepararse<br />
para tener una respuesta rápida y eficiente «por si las cosas<br />
cambian, lo que sin duda sucederá»» (Herrscher, 2007, p. 47).<br />
Para finalizar repasemos algunas de las «trampas» (Constantino<br />
y Sickles, 1997) más comunes que se suelen presentar<br />
cuando se trabaja en Organizaciones. Va de suyo que cada<br />
profesional tomará la opción que crea más adecuada en la<br />
ocasión, aun así, no quiero dejar pasar la oportunidad para<br />
intentar evitar dichas «trampas» y arriesgar con ello no sólo<br />
todo el trabajo, sino también la propia reputación profesional<br />
(Conforti, 2012, pp. 58-59):<br />
1. Dependencia del facilitador: La dependencia en forma de<br />
cursos y capacitación continua suele darse en las Organizaciones<br />
que buscan del facilitador la aprobación, su retroalimentación,<br />
para que les presente opciones, los guíe para<br />
que «elimine» la necesidad de aprender sobre sí mismos.<br />
2. Asumir un rol de «salvador»: Cuando los integrantes de<br />
la Organización halagan el trabajo del facilitador, puede<br />
suceder que éste caiga en la falsa creencia de que es el<br />
salvador, que él es indispensable y que puede controlar el<br />
éxito o el fracaso del diseño del sistema en el que trabaja.<br />
3. Asumir el rol de portador de «malas noticias»: No son pocas<br />
las Organizaciones que inician un plan de trabajo con<br />
miras a una reestructuración y esperan (o peor aún, a veces<br />
exigen) que sea el facilitador quien dé las malas noticias<br />
a la plantilla de empleados o integrantes de la misma.<br />
Un primer síntoma de que ello puede suceder lo vemos<br />
cuando la gerencia pone límites al sistema diseñado para<br />
trabajar los conflictos organizacionales. Esperan que sea<br />
el facilitador quien transmita al resto de la organización lo<br />
que no es posible y/o no es materia de negociación.<br />
4. Dejar que fracase: En alguna oportunidad puede ser que<br />
el operador de conflictos vea que el trabajo va en dirección<br />
al fracaso y puede sentir la tentación de salvarlo, rescatarlo,<br />
de evitar que fracase. Si hiciera eso, sea por motivos<br />
de orgullo personal, cuanto por prestigio profesional,<br />
entiendo que cometería el error de socavar uno de los<br />
principios que he enumerado antes, el valor central de la<br />
autodeterminación de la organización y los interesados.<br />
5. Abandonar el proyecto: Puede darse el caso que todo<br />
el proceso se haya hecho exitosamente, sin embargo, la<br />
Organización no está dispuesta a llevar a cabo la implementación<br />
del resultado (un determinado cambio y/o la<br />
instauración de un nuevo sistema de resolución de conflictos),<br />
con lo cual la gran mayoría de facilitadores se<br />
enfrenta a la dura decisión de aceptar que ha llegado el<br />
momento oportuno para abandonar el proyecto aun sin<br />
implementarlo.<br />
Mediación Apreciativa<br />
Una aproximación a la definición de mediación apreciativa<br />
es la siguiente: «La Mediación Apreciativa es un proceso que<br />
genera un marco ideal para el cambio de las realidades de<br />
los participantes a través del reconocimiento y recreación de<br />
los aspectos positivos de las personas y sus interacciones.»<br />
(Conforti, 20<strong>14</strong>, p. 120).<br />
El objetivo del trabajo del mediador se encuentra en poder<br />
lograr que las partes se reconozcan y legitimen mutuamente,<br />
de modo tal que puedan poner a descubierto aquellos<br />
éxitos del pasado que han conseguido al gestionar conflictos<br />
anteriores en los que ellos hayan sido protagonistas y a la<br />
vez parte en el trabajo de coordinación y cooperación para<br />
resolverlos; luego el mediador tiene por delante la tarea de<br />
conducir a la partes para que efectúen propuestas para recrear<br />
las experiencias exitosas anteriores que ellas mismas<br />
han tenido en el pasado solucionado conflictos.<br />
Sus técnicas o herramientas propias de trabajo se encuentran<br />
en (Conforti, 20<strong>14</strong>, p. 129) los principios que la teoría<br />
de sistemas atribuye a los sistemas humanos (totalidad,<br />
circularidad y retroalimentación, y equifinalidad). Destacan<br />
como técnicas propias y autónomas a) los principios apreciativos,<br />
b) la utilización de la metáfora como recurso innovador,<br />
c) los principios de la psicología positiva e inteligencia emocional<br />
y d) las visiones individuales y compartidas del cambio<br />
organizacional; por ello es posible sostener que la propuesta<br />
vuelve a responder de forma autónoma e independiente de<br />
otras propuestas de modelos de mediación.<br />
Esta modalidad de mediación requiere de ciertas condiciones<br />
previas para que su aplicación sea viable, ellas son<br />
(Varona, 2005):<br />
1. Integridad del proceso: comprometiendo y dando participación<br />
a la gente en el proceso y toma de decisiones.<br />
2. Integridad del cambio humano: cada miembro de la organización<br />
debe ser «el cambio que quiere ver», ser un<br />
ejemplo viviente.<br />
3. Perseverancia en el cambio: permaneciendo abiertos a<br />
aprender y descubrir nuevas posibilidades de ver las cosas<br />
y de actuar.<br />
4. Crear una comunicación rica en narración: compartiendo<br />
en conversaciones, reuniones y encuentros las mejores<br />
prácticas, los momentos mágicos y las experiencias e historias<br />
personales más valiosas.<br />
5. Capacidad para crear imágenes ricas del futuro: creando<br />
imágenes que sean esperanzadoras, motivadoras y comprometedoras.<br />
La primera pregunta que el mediador se ha de formular<br />
es: ¿Se debe utilizar la Mediación Apreciativa Quizás no es<br />
necesario, no sea mejor, más barata, más rápida, más duradera.<br />
Tal vez los actuales métodos funcionan bien y no sea<br />
necesario cambiarlos o innovar.<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
18 Oscar Daniel Franco CONFORTI revistademediacion.com<br />
Para dar este primer paso y determinar si se debe utilizar<br />
la Mediación Apreciativa, unas simples preguntas que se responden<br />
con relativa facilidad pueden ser de ayuda:<br />
1. ¿Falta algo en estas disputas<br />
2. ¿Los interesados expresan insatisfacción y frustración<br />
con todos o sólo con parte de los procedimientos de resolución<br />
de disputas<br />
3. ¿Cómo expresan esta insatisfacción los interesados<br />
4. ¿Es el procedimiento de Mediación Apreciativa la forma<br />
apropiada de responder a las preocupaciones expresadas<br />
5. ¿Encajarían bien la Mediación Apreciativa con las metas<br />
de la empresa (su misión)<br />
Elegir la mediación apreciativa como procedimiento,<br />
cuando en realidad los matices del caso y los intereses de las<br />
partes indican que «una investigación de los hechos por un<br />
experto neutral» sería más adecuado (y posiblemente más<br />
exitoso), puede llevar a las partes y la dirección de la Organización<br />
a la conclusión de que la Mediación Apreciativa no<br />
tiene sentido.<br />
Uno de los riesgos es que el mediador no sólo equivoque<br />
la elección de la metodología de trabajo a emplear en<br />
un caso, sino que además, en un supuesto fallido, generará<br />
en los participantes una sensación de frustración y fracaso<br />
en cuanto a la mediación como recurso para solventar sus<br />
conflictos. De allí la insistencia respecto a que el mediador<br />
debe estar plenamente seguro en que el procedimiento de<br />
Mediación Apreciativa es el apropiado para el conflicto en<br />
que trabaja.<br />
Tomando como punto de partida la teoría sistémica,<br />
encontramos el marco teórico de la mediación apreciativa<br />
dentro del contexto del cambio organizacional 3 , que busca<br />
generar y re-crear las experiencias exitosas del pasado; es<br />
una nueva propuesta de intervención a partir de los trabajos<br />
sobre una «Teoría de Diálogo» de David Bohm (Bohm, 1997),<br />
las investigaciones sobre las «Visiones Individuales y Compartidas»<br />
del cambio organizacional de Peter Senge (Senge,<br />
2004) y los «Diálogos Apreciativos» desarrollados por David<br />
Cooperrider (Cooperrider, whitney y Stavros 2003).<br />
No es probable que la gente elija un procedimiento del<br />
que no sabe nada. Determinar cuándo usar la Mediación<br />
Apreciativa depende en gran medida de: a) si tienen el conocimiento<br />
necesario (me refiero al consentimiento informado)<br />
como para elegir esta metodología, b) si las partes<br />
van a seguir relacionándose en el futuro (porque si el nivel de<br />
relacionamiento es escaso o no habrá más interacción entre<br />
ellas, el método que propone la Mediación Apreciativa no es<br />
el adecuado), y, c) la capacidad de usarla una vez elegida.<br />
«Apreciar la situación de conflicto» requiere, cuanto menos,<br />
una mirada particular, que se ha de desarrollar a partir de<br />
trabajar con herramientas como la «Inteligencia Emocional»<br />
expuesta por Daniel Goleman (Goleman, 1996), el enfoque<br />
de la nueva corriente de «Psicología Positiva» de Martín Seligman<br />
(Seligman, 2003), algunas ideas en torno al «Círculo<br />
Virtuoso» de Enrique Herrscher (Herrscher, 2007) y otras en<br />
torno al «Liderazgo Positivo» (Conforti, 2008).<br />
Aquí se trabaja con lo positivo. Dice Federico Varona Madrid<br />
«Estamos tan programados, por la cultura y el sistema<br />
educativo, a creer que para mejorar tenemos que comenzar<br />
por descubrir los errores y después corregirlos, que pensar<br />
que lo contrario es no sólo posible sino incluso más efectivo,<br />
es algo que parece estar fuera de nuestro alcance» (Varona,<br />
2007, p. 415) y por eso esta propuesta es tan innovadora.<br />
¿Qué significa esto en el ámbito de la gestión de conflictos<br />
¿Cómo se puede ser apreciativo ¿Hay algo para apreciar<br />
en un conflicto<br />
Para descubrir las respuestas a los interregnotes planteados,<br />
centrémonos, a través de definir el concepto de «apreciativo»,<br />
en presentar el tema que nos ocupa. El término<br />
«apreciar» tiene, cuanto menos, tres aspectos que nos interesan<br />
(Cooperrider et al., 2003):<br />
1. Artístico: es un estilo de interpretar (observar) las múltiples<br />
perspectivas que presenta una situación, de forma<br />
creativa e innovadora (como cuando el crítico de arte revela<br />
detalles de la obra, que el ojo no especializado pasa<br />
por alto).<br />
2. Técnico: es una herramienta de trabajo que se basa en el<br />
empleo específico de un lenguaje siempre positivo que<br />
sirve para diseñar las preguntas mediante las cuales se<br />
abordará la realidad.<br />
3. Paradigmático: implica una nueva forma de pensar, actuar,<br />
sentir la realidad, para abordarla y cambiarla desde<br />
lo posible, lo positivo, lo viable y generativo.<br />
Lo expuesto nos es de utilidad para decir que la tarea del<br />
mediador, a la hora de llevar adelante un proceso apreciativo,<br />
será la de percibir y descubrir lo positivo, tanto de la personas,<br />
como de las situaciones no conflictivas y constructivas<br />
que las partes han vivido en la situación de conflicto. En la<br />
historia de su interacción o relación.<br />
Recordemos que «La Mediación Apreciativa es un proceso<br />
que genera un marco ideal para el cambio de las realidades<br />
de los participantes a través del reconocimiento y<br />
recreación de los aspectos positivos de las personas y sus<br />
interacciones.» (Conforti, 20<strong>14</strong>, p. 120) y de allí surgen como<br />
condición necesaria los siguientes elementos: a) la existencia<br />
previa de una interacción genuina en donde los parti-<br />
3 Hay una importante cantidad de autores a los que podemos acudir en este sentido; mis estudios e investigaciones están fundamentados principalmente<br />
en los trabajos de David Bohm, Peter Senge y David Cooperrider.<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
Mediación en las organizaciones 19<br />
cipantes se legitimen a través del reconocimiento de los<br />
aspectos positivos, y b) la capacidad y voluntad de cambio<br />
en ambas partes.<br />
A fin de facilitar la comprensión de la definición propuesta,<br />
podría ser útil imaginar a los padres que felicitan a su hijo<br />
por una determinada acción o conducta deseada, están legitimando<br />
al niño (lo que en sí cubriría una de las necesidad básicas<br />
de todo ser humano la revalorización del yo) y a la vez<br />
favorecen el cambio en la persona del hijo (que, por ganarse<br />
mas reconocimiento, repetirá esa conducta que le ha valido<br />
una felicitación).<br />
Entre otras diversas herramientas, la mediación apreciativa<br />
utiliza el lenguaje verbal positivo, la codificación subconsciente<br />
(palabra/imagen), las metáforas y las etiquetas de la<br />
programación neurolingüística (Conforti, 20<strong>14</strong>). El lenguaje,<br />
las imágenes utilizadas por el mediador y los mediados, tienen<br />
el poder de crear una nueva realidad, una realidad hacia<br />
la cual puedan y deseen dirigirse.<br />
En la mediación apreciativa, las diferencias cobran un valor<br />
de significativa importancia, ya que interconectar positivamente<br />
las mismas puede hacer al sistema más poderoso y<br />
sinérgico.<br />
Uno de los cambios que la mediación apreciativa propone<br />
(respecto de otros modelos de mediación) está en el<br />
hecho de considerar a la persona de forma sistémica, y hace<br />
hincapié en los aspectos positivos y relevantes de cada uno<br />
de los participantes del proceso.<br />
Otro de los cambios, está en la óptica respecto del enfoque<br />
tradicional (propuestas de las escuelas de Harvard, Circular<br />
Narrativa, Transformativa) de situaciones conflictivas,<br />
pues allí sabemos que se trabaja sobre lo negativo, sobre «el<br />
problema», es decir, sobre los «aspectos negativos» que de<br />
ordinario llevan a generalizar «el síntoma» a toda la entidad.<br />
Así, el lenguaje pasa a representar tanto realidades emocionales<br />
como racionales, y el uso de términos negativos como<br />
son: «malo», «enfermo», «adicto,» etc., conectará a los participantes<br />
con realidades pesimistas o no positivas, que, como<br />
he dicho, pueden llevarnos a generalizar estados que de ninguna<br />
manera reflejen la totalidad del ser humano.<br />
La mediación apreciativa interconecta a las personas socialmente,<br />
ya que asume que la realidad se crea a cada momento.<br />
Será entonces de vital importancia que mediador y<br />
participantes exploten sus percepciones positivas, tanto de<br />
sí mismos como de la situación de conflicto que los vincula,<br />
pues en definitiva, el sistema lo conforman todas las personas<br />
que interactúan en una situación determinada.<br />
Es así como la mediación apreciativa, genera el marco<br />
ideal para el cambio de las realidades de los mediados. Si<br />
buscásemos un propósito u objetivo en la mediación apreciativa,<br />
éste sería sin lugar a dudas el de cambiar la forma en que<br />
las personas se ven a sí mismas y con relación a los demás,<br />
a fin de que logren alcanzar tanto una visión más positiva<br />
del futuro, como de implementación de esa visión, primero<br />
personal y luego colectiva.<br />
Se ha de tener en cuenta que, para que las partes elijan<br />
la Mediación Apreciativa, deben encontrarla más fácil de usar<br />
que el sistema de resolución de disputas existente. Si nuestro<br />
diseño es complicado o frustrante, las partes por defecto<br />
volverán al mecanismo existente de resolución de disputas<br />
(litigio u otro basado en derecho). Nuestro objetivo es crear,<br />
dentro de una Organización, un sistema de gestión de conflictos<br />
a través de la Mediación Apreciativa de uso simple, de<br />
fácil acceso y que resuelvan disputas en sus comienzos, al<br />
más bajo nivel posible de la empresa, con la menor burocracia<br />
posible. Hay que hacerlo simple, de acceso fácil y disponible<br />
con un mínimo de demora.<br />
Los conflictos son multidimensionales. Francisco Díez y<br />
Gachi Tapia (Diez y Tapia, 1999) hablan sobre los distintos niveles<br />
o planos en que se debía trabajar el conflicto; John Paul<br />
Lederach (Lederach, 2010) divide el conflicto en cuatro áreas:<br />
personal, relacional, estructural y cultural.<br />
Conforme lo dicho, es posible que pueda parecerle al<br />
lector que la mediación apreciativa pone su foco sobre los<br />
aspectos personales y relacionales, y aunque en parte resulta<br />
cierto (dichos aspectos destacan más que otros), la mediación<br />
apreciativa trabaja con una mirada sistémica, abordando<br />
estas cuatro áreas que destaca Lederach. En punto a ello,<br />
Sue Annis Hammond (Hammond, 2005) dice que las etapas<br />
en el modelo apreciativo no son de esquemas fijos o prefijados;<br />
tendrá vital importancia la experiencia del operador,<br />
quien deberá ajustar y adaptarlas en función de los aspectos<br />
internos y externos de los participantes con quienes se halla<br />
trabajando.<br />
Teniendo en mente y presente lo dicho, veamos los 5<br />
principios que rigen el proceso de Mediación Apreciativa<br />
(Conforti, 2009):<br />
1. Construccionista: Toda vez que la realidad no es ajena,<br />
indiferente o externa a los individuos, éstos, al vivir en<br />
sociedad, la co-construyen diariamente. Los mediados<br />
co-construyen la realidad que viven –nuevo relacionamiento-.<br />
2. Anticipatorio: Todo sistema u organización puede construir<br />
su propio futuro. Los mediados deben asumir que su<br />
futuro depende de ellos mismos y que todo ser humano<br />
puede construir su futuro deseado.<br />
3. Simultaneidad: Al tiempo que generamos la visión de<br />
cómo podría ser el futuro, estamos construyendo ese<br />
mismo futuro que visualizamos y soñamos.<br />
4. Positivismo: Se eligen sistemática y deliberadamente<br />
imágenes y recuerdos positivos atesorados en la memoria<br />
de los mediados, las historias de éxito que se buscan<br />
re-crear, re-generar.<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
20 Oscar Daniel Franco CONFORTI revistademediacion.com<br />
5. Poético o Metafórico: Dado que la mente humana entiende<br />
más fácilmente a niveles metafóricos, la mejor manera<br />
de trabajar sobre la realidad, de comunicarla y que esto<br />
sea comprendido cabalmente, será a través de imágenes<br />
poéticas o metafóricas. Trabaja la realidad desde el nivel<br />
subconsciente de los participantes.<br />
Como podrá advertir el lector, hay «en la mediación apreciativa<br />
una transferencia de conocimiento del mediador hacia<br />
los mediados y que opera en una etapa de pre-mediación»<br />
(Conforti, febrero, 2008) que no existe en ninguna otra práctica<br />
o modelo de mediación, de los que hasta hoy se conocen,<br />
y ello no es antojadizo; veremos, en el punto siguiente, los<br />
pasos del proceso y la razón de ser de esta transferencia de<br />
conocimiento.<br />
Veamos, a continuación, una tabla comparativa (que he<br />
adaptado modificando los titulares de la columna correspondiente<br />
a mediación apreciativa -en el original se refiere a<br />
diálogo apreciativo-) (Conforti, 2008) entre que ejemplifica<br />
las diferencias del «sistema de solución de conflictos: tradicional<br />
o fragmentario» (que generaliza el síntoma, propone<br />
un análisis, efectúa un diagnóstico y propone una receta o<br />
lluvia de ideas) y la «propuesta de la mediación apreciativa»<br />
(descubre lo que ha tenido éxito en el pasado para recrearlo y<br />
renovarlo constantemente sobre experiencias positivas).<br />
Pasos del proceso: quien trabaje en mediación sabe que<br />
no hay una receta única, o unos pasos que rígidamente hay<br />
que seguir o respetar todo el tiempo y bajo toda circunstancia.<br />
Sin embargo, a efectos pedagógicos, siempre resulta útil<br />
hablar en términos de «pasos a seguir» porque es, como hemos<br />
dicho, un lenguaje «metafórico» que facilita la explicación<br />
y su comprensión posterior.<br />
Estos pasos o esquema de trabajo que el mediador seguirá<br />
a fin de orientar y dirigir el proceso de mediación apreciativa<br />
(Conforti, 20<strong>14</strong>, pp. 124 -126) son:<br />
1. Preparar la mediación: esta etapa es de mi autoría y puede<br />
llegar a ser la etapa más larga de este proceso. Implica<br />
transferir los conocimientos del lenguaje positivo, escucha<br />
activa, construcción de la realidad (mapa/territorio),<br />
etc. Si el mediador verificase que los mediados no están<br />
en condiciones de legitimar al otro participante y de cambiar<br />
o modificar sus percepciones, entonces no debería<br />
continuar con el proceso, ya que el riesgo de fracaso es<br />
muy alto.<br />
2. Elección del tema o área a abordar: aquí es donde comienza<br />
el verdadero trabajo conjunto entre mediador y<br />
mediados, se debe realizar una verdadera fragmentación<br />
de temas ordenados por relevancia y urgencia. En<br />
equipo, comenzarán a buscar conjuntamente, mediante<br />
preguntas que inicia el mediador, detectar aquello que<br />
está «bien» en la relación, descubrir historias de éxito, los<br />
mejores momentos y eventos que subyacen en la relación.<br />
Es necesario crear un diálogo (Bohm, 1997) entre<br />
los participantes, entendiendo por tal no a la habitual<br />
conversación del tipo «ping-pong» o «intercambio de<br />
monólogos», sino a una conversación en torno a un tema<br />
central, es decir con un hilo conductor, en el que se crea<br />
un compromiso entre los participantes, compromiso por<br />
afanarse en el intento de sostener una apertura mental de<br />
criterios, sostener la atención a las ideas y razonamientos<br />
de los interlocutores intervinientes y, por sobre todo, un<br />
compromiso a modificar los propios puntos de vista, si<br />
fuera el caso.<br />
3. Del supuesto del éxito del pasado: el mediador debe ir<br />
alejándose de la escena y dejar que los mediados adquieran<br />
todo el protagonismo y busquen por sí solos los recuerdos<br />
y experiencias positivas de su relacionamiento.<br />
Esta tarea se debiera transformar en un hábito mental e<br />
imaginativo para los mediados, siempre a la búsqueda<br />
del bienestar y del éxito. A partir del inicio de la construcción<br />
de ese diálogo particular, en palabras de Bohm «…<br />
el diálogo hace posible la presencia de una corriente de<br />
significado en el seno del grupo, a partir de la cual puede<br />
emerger una nueva comprensión, algo creativo que<br />
no existía en el momento de comenzar. Y ese significado<br />
compartido es lo que aglutina, el «cemento» que sostiene<br />
los vínculos entre las personas y entre las sociedades.»<br />
(Bohm, 1997), los participantes buscarán crear acuerdos<br />
sobre puntos de vista en común en cuanto a la apreciación<br />
de los hechos y experiencias exitosas del pasado que<br />
residen en la «memoria» de los participantes.<br />
4. Análisis de cómo se ha alcanzado el éxito: el mediador<br />
inicia un diálogo para que los mediados recuerden y rememoren<br />
cómo han logrado el éxito en «aquellas situaciones<br />
del pasado». Deben descubrir qué fue exactamente<br />
lo que hicieron en el pasado para tener ese momento<br />
de éxito que se buscará recrear. Uno de los pilares sobre<br />
los que se asienta la mediación apreciativa, son las<br />
razones que el grupo encuentra a lo largo del proceso<br />
para re-crear una historia; esta razón o razones que los<br />
participantes encuentran para actuar podemos, siguiendo<br />
a Bayón Mohíno, denominarla una «razón completa»<br />
(Bayon-Mohino, 1991).<br />
Una razón completa es un conjunto de premisas no redundantes<br />
de un razonamiento práctico, e incluye siempre<br />
un deseo (razón operativa) y una o varias creencias<br />
(razones auxiliares).<br />
Bayón Mohíno expresa que las razones operativas (deseos)<br />
son aquellas que justifican una actitud práctica<br />
hacia una acción, contribuyen a formar la intención,<br />
mientras que las razones auxiliares (creencias) son juicios<br />
descriptivos que identifican el tipo de acción que tenemos,<br />
son una razón operativa para ejecutar. El empleo<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
Mediación en las organizaciones 21<br />
Tabla 2. Comparativa métodos tradicionales de tratamiento del conflicto vs. mediación apreciativa.<br />
Solución de Problemas<br />
(Tratamiento Tradicional Fragmentario)<br />
Necesidades básicas insatisfechas.<br />
Identificación de problema y reencuadre.<br />
Estudio de las causas originarias e intereses de las partes.<br />
Generar alternativas o posibles soluciones.<br />
Trata al grupo como un problema que necesita de<br />
soluciones.<br />
Mediación Apreciativa<br />
Descubrimiento de lo que está bien, lo positivo, dentro de<br />
la organización.<br />
Proyección imaginaria de lo que podría ser o llegar a ser.<br />
Diálogo creativo sobre cómo sería o debiera ser.<br />
Implementación de los proyectos provocativos. Innovando<br />
para llegar a lo que será.<br />
Trata al grupo como un todo que se renueva<br />
constantemente.<br />
Fuente: Liderazgo Positivo (Conforti, 2008). Re-elaboración propia. (Conforti, 20<strong>14</strong>).<br />
de un lenguaje positivo y apreciativo que cree imágenes<br />
positivas o las re-cree evocando recuerdos positivos, contribuye<br />
a revisar y eventualmente modificar las creencias,<br />
lo que junto a otros elementos y herramientas, ayudan a<br />
crear una percepción o apreciación sobre la realidad positiva.<br />
5. «Momento depreciativo» (Conforti, Agosto, 2008): esta<br />
etapa, también de mi autoría, la he introducido al comprobar<br />
en la «práctica profesional», que facilita a las partes<br />
la consecución de acuerdos más sólidos en temas<br />
puntuales. Aquí es el mediador el encargado de ponerle<br />
«palos a la rueda», de plantear hipótesis que podrían generar<br />
nuevos conflictos, y donde los mediados, al estar<br />
inmersos en una dinámica absolutamente positiva, resuelven<br />
estos «inconvenientes» de forma creativa e innovadora<br />
de forma anticipada.<br />
6. Generar ideas para re-crear ese éxito del pasado en el<br />
futuro: Con los datos recabados a lo largo de estas etapas,<br />
los participantes elaborarán sus propios proyectos<br />
de acción: «Propuestas Provocativas o de Posibilidades»<br />
(Cooperrider et al., 2003). La Propuesta Provocativa buscará<br />
hacer más de lo que sí funciona, buscará recrear momentos<br />
de éxito, esto actuará motivando a las partes que,<br />
por su propia experiencia, saben que estarán trabajando<br />
sobre las bases de algo que sí funciona.<br />
A modo de resumen sobre este modelo de mediación<br />
apreciativa, cabe decir que el mediador siempre ha de intentar<br />
avanzar coherentemente sobre la base de los valores de<br />
participación, apertura y retroalimentación. Ello requiere que<br />
la elección del método Mediación Apreciativa sea una elaboración<br />
propia y no impuesta:<br />
• El lenguaje (positivo o negativo) es determinante en<br />
cuanto a la construcción de la realidad.<br />
• El lenguaje y las imágenes utilizadas por el mediador y<br />
los mediados tienen el poder de crear una nueva realidad;<br />
realidad hacia la cual puedan y deseen dirigirse, ya que<br />
les es algo vivido, conocido y valorado por los participantes<br />
de forma positiva.<br />
• La realidad siempre es subjetiva y todas las realidades<br />
deben ser consideradas y expuestas. Será de vital importancia<br />
que tanto el mediador como los mediados exploren<br />
sus percepciones positivas, tanto las propias como las<br />
del otro participante y de la situación de conflicto que los<br />
une –como sistema que conforman–.<br />
• No se trata de negar, ocultar o ignorar las cosas negativas,<br />
sino simplemente de no ocupar nuestro tiempo y<br />
esfuerzo en remarcarlas o tratar de solucionarlas. Nos<br />
ocuparemos (como cuando educamos a un hijo) en remarcar,<br />
resaltar las cosas que se hacen bien, reforzando<br />
las conductas positivas con una mirada, un gesto de elogio,<br />
o una simple palabra de aprobación.<br />
Los sistemas de gerenciamiento de conflictos en organizaciones,<br />
son una nueva herramienta que usa métodos ya<br />
probados como la mediación. De este modo se promueve la<br />
participación de los empleados en los procesos de identificación<br />
y propuestas de solución de conflictos o cambio organizacional<br />
para lograr un lugar de trabajo más productivo<br />
y eficaz.<br />
Para finalizar, resaltar que rol del operador es el de guía<br />
y apoyo, mientras que la Organización y los interesados son<br />
quienes conservan el control y la responsabilidad por los resultados,<br />
sea que se trate de una facilitación como de la creación<br />
de un servicio de mediación apreciativa.<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
22 Oscar Daniel Franco CONFORTI revistademediacion.com<br />
EXTENDED SUMMARY:<br />
Mediation in Organisations<br />
Oscar Daniel Franco CONFORTI<br />
Acuerdo Justo®, España<br />
Received: 28/05/20<strong>14</strong><br />
Accepted: 29/10/20<strong>14</strong><br />
Abstract: One of the fields in which conflict mediation<br />
is developing further is that of organizations,<br />
and its goal is to become a suitable tool for both organizational<br />
change and conflict resolution so that<br />
they primarily recognize its origin in the work being<br />
done by the members within the organization. This<br />
article reviews the state of the art regarding organizational<br />
change through facilitation while proposing<br />
appreciative mediation as a possible methodology<br />
through which mediation could be introduced in the<br />
organizational field.<br />
Keywords: Mediation in Organizations, Appreciative<br />
Mediation, Organizational Change, Conflict Management<br />
in Organizations.<br />
Delimitating the concept of organization is by no means an<br />
easy task. An organization considered as a study subject is<br />
«created, developed, it lasts and/or dies out» under different<br />
time and place circumstances, which makes its characteristics<br />
to be no common, i.e., they have no similarity with the<br />
definitions used a few years ago, which also explains why a<br />
theory or a way to understand the organization prevails over<br />
the other characteristics of a specific time.<br />
A first conclusion to be drawn is that the concept of organization<br />
changes with the historic development and evolution<br />
of a society, an example of which can be at least three<br />
different paradigms (Castro-Aguilera, 2005, p.65):<br />
1. The rational paradigm, according to which an organization<br />
is considered as a closed stable and highly structured<br />
system that requires control and planning.<br />
2. The technical, social and economic paradigm, according<br />
to which the organization increases its ambiguity and<br />
complexity as its actions are extended to all the activity<br />
sectors of the individuals enhancing their level of life.<br />
3. Currently, organizations are understood as «political arenas»<br />
or «organized anarchies» (Rodríguez-Fernández,<br />
2001, p. 55) due to the intensity in the degree of the internal<br />
and external uncertainty that exists in them.<br />
Types and structures of organizations:<br />
Formal Organization (represented through organizational<br />
charts): designed and structured based on certain rationality<br />
criteria. It has a common goal, communication channels are<br />
established, it is somehow legally binding, authority is delimited<br />
as well as functions and the way of acting to be cooperative,<br />
convergent and synergic (Montalván-Garcés, 1999).<br />
Informal Organization (represented through sociograms):<br />
it is created in a spontaneous way based on a Formal Organization,<br />
but it has no defined and institutionalized structure,<br />
it depends on the actions to be developed at a given time<br />
and on those who want to participate in it. It has no common<br />
goals that are explicit, and its members may belong to<br />
different levels and functional areas (Rodríguez-Pérez and<br />
Morera-Bello, 2001).<br />
Although in any organization both structures coexist, it<br />
is important to emphasize the direct relation between the<br />
size of the organization and the need to reinforce its formal<br />
structure as controlling activities, behaviors and the results<br />
evaluation depend on it.<br />
• Formal Structure: it is made up according to the design<br />
envisaged by the management. Two types of leadership<br />
exist in this structure, a) hierarchical and b) functional;<br />
and there are, at the same time, two classes of relations<br />
a) linear or authority relation –which contributes to achieving<br />
the goals of the organization– and b) staff or advise<br />
relation –which supports the linear staff–.<br />
• Informal Structure: it corresponds to the real functioning<br />
of the organization, it can be figured out by observation,<br />
inferring it from the actual behavior, i.e. it is always achieved<br />
taking an indirect way.<br />
We should not make the mistake of creating an image of<br />
the organization as if it were a machine, that is, a group of<br />
isolated individuals, without their own motivations, who have<br />
a passive attitude and with limited or no predominance, as<br />
«ignore them would imply being doomed to failure» (Casado,<br />
2001, p.<strong>14</strong>).<br />
Organizations as a field to develop the personal skills of<br />
their members can contribute to and become an opportunity<br />
to achieve the renovation of democratic societies; this statement<br />
is backed by Peter Senge when he affirms that «It is not<br />
by coincidence that the current call to «participate and selfmanage»,<br />
the keys to competitiveness, are linked to the need<br />
Doctorate in Law at the Universidad de Castilla La-Mancha University (UCLM). Master’s Degree in Mediation and Family Guidance at the Distance<br />
Learning National University (UNED). Professor of Law in Techniques of Expression, Arguing and Negotiation at Universidad Oberta de Cataluña<br />
(UOC). Director of the Community Social Mediation Service at the City Hall of Alicante, Spain. Manager of Acuerdo Justo®. Mails on this article<br />
should be sent to the author to the following e-mail address: info@acuerdojusto.com.<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
Mediación en las organizaciones 23<br />
to develop the essential skills for responsible participation».<br />
(Senge, 2004, p.524).<br />
According to the explanations above, my proposal to<br />
delimit the organization concept is as follows: Organizations<br />
are systems that combine, on the one hand, the community<br />
tradition they are rooted in, and, on the other hand, the entrepreneurship<br />
proper to the business world, generating as a<br />
result of this their own meaning and purposes where people<br />
commit to the organization (Conforti, 2012).<br />
As far as we are concerned, and interesting for us to know<br />
is the processes that can respond to the question: What conflict<br />
management system can be efficiently used within an<br />
organization<br />
1. The so-called «Facilitation» processes that are generally<br />
applied to organization conflict situations that somehow<br />
lead to a cooperative consensual process and to a structural<br />
change.<br />
2. «Appreciative Mediation» between members that have<br />
strong or uncompromising stances, or that show such a<br />
high general hostility that an additional process is needed<br />
to resolve the conflict so that the person can continue to<br />
work in the organization.<br />
No matter what process the conflict operator might be<br />
attempting to start, the truth is that designing a conflict approach<br />
system is particularly fed by the systemic thinking, the<br />
design of an intervention to change, the research processes,<br />
establishing relations, redesigning, and the implementation<br />
of strategies.<br />
Facilitation Processes:<br />
«Usually, facilitation is recognized and mainly used for complex<br />
processes as the multiparty conflicts, when dialogue<br />
tables, consensus groups and cooperative planning are required.<br />
This means that processes are complex and multiparty.<br />
They are complex because different designs are used to<br />
approach these processes that usually take a long time and<br />
that include normally a team of facilitators». (Mc Cormack,<br />
2008, p.62).<br />
Facilitation processes seek to prevent the risk that emerges<br />
when «imposing» a structural change, as it might be a<br />
conflict approach system that «the others» decide not to use<br />
it. Therefore, the main idea is that people concerned should<br />
build the change (be it a conflict approach system or not)<br />
because if it is them who build it, they will use it, improve it<br />
and own it.<br />
«Operating with an open system perspective in the<br />
field of organizations yields at least two significant results:<br />
1) the identification of the key research areas concerning<br />
the potential field of incoming, transformation and/or production<br />
of the current system of conflict approaching in<br />
organizations, and 2) it brings to light dissonances, dysfunctions<br />
and dissatisfactions». (Constantino and Sickles,<br />
1997, p.65).<br />
Below are the six principles that should be present in any<br />
facilitator project or plan (Conforti, 2012, pp.52-53):<br />
1. Focus on principles: bring to light, clarify and illustrate<br />
an issue from the needs and concerns of interest groups<br />
perspective.<br />
2. Include return ways: such as prevention, negotiation or<br />
research when the current procedure does not manage<br />
to settle a dispute.<br />
3. Include low cost alternatives based on the right and the<br />
strength: the realistic vision that initial efforts are not<br />
always successful and that it is necessary to rely on reasonable<br />
alternatives that give low cost efforts continuity<br />
in order to achieve satisfactory solutions.<br />
4. Include previous consultations and later feedback: the approach<br />
system must be designed in such a way to encourage<br />
the debate about the nature of a conflict and the best<br />
ways to resolve it even before efforts to do this are started.<br />
5. Order the related procedures and the cost growing sequences<br />
bottom up: this way, the parties keep the process<br />
under control for as long as possible.<br />
6. Provide the necessary motivation, capacity and resources:<br />
focus on the factors that enable the success of the<br />
other five principles. It is clearly oriented towards the<br />
participation and empowering of the concerned parties.<br />
Appreciative Mediation:<br />
An approach to the definition of Appreciative Mediation is:<br />
«Appreciative Mediation is process that generates the ideal<br />
framework to change the reality of participants through appreciation<br />
and the recreation of the people’s positive aspects<br />
and their interactions». (Conforti, 20<strong>14</strong>, p.120).<br />
The goal of the mediator’s job is to get the parties to appreciate<br />
and legitimate each other, so that they can reveal the<br />
successes of the past when they managed previous conflicts<br />
and played a leading role, and the coordination and cooperation<br />
they put into practice to solve them; after that, the mediator<br />
has the task to make proposals to recreate previous<br />
successful experiences of the people when they resolved<br />
conflicts.<br />
The techniques or tools proper to this work can be found<br />
in (Conforti, 20<strong>14</strong>, p.129) the principles that the theory of the<br />
systems attributes to human systems (totality, circularity<br />
and feedback). These own and autonomous techniques are<br />
a) the appreciative principle, b) the use of metaphor as an<br />
innovative resource, c) the principles of positive psychology<br />
and emotional intelligence. Hence, I believe it is possible to<br />
state that the proposal responds again in an autonomous and<br />
independent way compared to other proposals of other mediation<br />
models.<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
24 Oscar Daniel Franco CONFORTI revistademediacion.com<br />
This type of mediation requires certain prior conditions<br />
for a feasible application. These conditions are (Varona,<br />
2005):<br />
1. Integrity of the process: committing to and allowing the<br />
participation of the people in the process and in the decision<br />
making<br />
2. Integrity of the human change: each member of the organization<br />
must see «the change he/she wants to see» as<br />
a living example.<br />
3. Perseverance in the change: being open to learn and find<br />
out new possibilities to see things and act.<br />
4. Create a rich communication in narration: sharing in<br />
conversations, meetings and gatherings, best practices,<br />
magic moments, and personal experiences and the most<br />
valuable stories.<br />
5. Ability to create rich images of the future: creating hopeful,<br />
motivating and engaging images.<br />
The first question that the mediator should ask him/herself<br />
is whether Appreciative Mediation should be used. Perhaps<br />
it is not necessary, or it is not good, or less expensive or<br />
faster or it lasts longer. Perhaps the current methods work<br />
well and it is not necessary to change them.<br />
For this first step to be taken and determine whether to<br />
use Appreciative Mediation, a set of simple questions that are<br />
easily answered can be useful:<br />
1. Is there something lacking in these disputes<br />
2. Do the concerned parties express dissatisfaction and<br />
frustration with all or just with part of the conflict resolution<br />
procedures<br />
3. How do the concerned parties express this dissatisfaction<br />
4. Is the Appreciative Mediation procedure the appropriate<br />
way to respond to the concerns expressed<br />
5. Would Appreciative Mediation match the goals of the<br />
company (its mission)<br />
The five (5) principles that govern the Appreciative Mediation<br />
process are (Conforti, 2009):<br />
1. Constructionist: whenever the reality is not alien, indifferent<br />
or external to the individuals, as they live in a society<br />
they co-build it on a daily basis. Those in mediation cobuild<br />
the reality they live in – new relationship.<br />
2. Anticipatory: any system or organization can build its<br />
own future. Those in mediation must assume that their<br />
future depends on themselves, and that all human beings<br />
can build the future they wish.<br />
3. Simultaneity: as we generate the view of how the future<br />
could be, we are building this future that we visualize and<br />
dream of.<br />
4. Positivism: the images and positive memories that are<br />
stored in the memory of the people in the mediation<br />
process are systematically and deliberately chosen; success<br />
stories that are sought to be recreated, and regenerated.<br />
5. Poetic or Metaphoric: given that the human mind understands<br />
easier the metaphoric levels, the best way to work<br />
on the reality, communicate it and fully understand it is<br />
through poetic or metaphoric images. Reality is worked<br />
out from the subconscious level of the participants.<br />
As readers can understand, «in appreciative mediation<br />
there is a transfer of knowledge from the mediator to the<br />
mediated individuals that operates in a pre-mediation phase»<br />
(Conforti, 2008); this does not exist in any other practice<br />
or mediation model known so far, and this is not whimsical.<br />
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Varona, F. (2005). Teoría apreciativa y comunicación empresarial.<br />
Todavía es posible soñar. En F. Varona. El Círculo de la<br />
Comunicación (pp. 59-88). La Coruña, España: Netbiblo.<br />
––<br />
Varona, F. (2007). La Intervención Apreciativa: una nueva<br />
manera de descubrir, crear, compartir e implementar conocimiento<br />
para el cambio en las instituciones gubernamentales<br />
o privadas. Investigación y Desarrollo, 15, 394 -419,<br />
http://bit.ly/1l3moDv<br />
––<br />
Wenger, E. (2000). Communities of Practice and Social Learning<br />
Systems. Organization, 7 (pp. 225-246). Sage, Thousand<br />
Oaks, CA.<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
26 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2, pp. 26-35 revistademediacion.com<br />
Acerca del espacio y la mediación<br />
About Space and Mediation<br />
Francisco Diez<br />
Kroc Institute for International Peace Studies – Notre Dame University (South Bend, IN, USA) – Whitaker Peace & Development<br />
Initiative (WPDI - Los Angeles, CA, USA)<br />
Manuscrito recibido: 18/11/20<strong>14</strong><br />
Manuscrito aceptado: 07/12/20<strong>14</strong><br />
Resumen: El espacio de mediación, aquel donde se trabaja un conflicto, es lo primero que el mediador<br />
debe atender. Éste ha de tener en cuenta tres aspectos, las Tres «C»: La primera C, Comodidad, es<br />
adecuar conscientemente el espacio físico para cumplir con el objetivo estratégico del mediador de<br />
crear un ambiente facilitador. La segunda C, Comunicación, es analizada acorde a tiempos distintos<br />
que van desde el encuadre inicial –a través del «movimiento de devolución» basado en la delegación<br />
del poder, del discurso y del protagonismo-, pasando por conversaciones exploratorias y generativas,<br />
antes de llegar a la fase de acuerdos. Finalmente, preparar un adecuado espacio psicológico requiere<br />
establecer una Conexión personal positiva con las partes y entre ellas. A través de casos reales de<br />
mediación internacional en los que el autor ha participado, se revisarán esos tres aspectos.<br />
Abstract: The mediation space, which is where a conflict is dealt with, should be the first thing a<br />
mediator needs to attend to. He has to consider three aspects, the three C: The first C, as in Comfort,<br />
is analyzed according to 4 different moments that go from the initial framework –through the «returning<br />
moment» based on the delegation of power, discourse and prominence– to exploratory and<br />
generative conversations, before reaching the settlement phase. Also, he has to prepare an adequate<br />
psychological space; this requires a positive personal connection to the parties and between them.<br />
These three aspects will be shown through international mediation cases in which the author participated.<br />
Palabras clave: espacio de mediación, encuadre, comodidad, comunicación, conexión, mediación<br />
internacional<br />
Keywords: Mediation space, framework, comfort, communication, connection, international mediation.<br />
Coautor con Gachi Tapia del clásico «Herramientas para trabajar en mediación». Fue secretario y jefe de gabinete de la Cancillería Argentina<br />
y luego uno de los primeros diez mediadores del país. Desde 2000 trabaja como mediador experto en América Latina con el Centro Carter,<br />
ONU y hoy la WPDI y el Kroc Institute of International Peace Studies. La correspondencia sobre este artículo debe enviarse al autor al e-mail:<br />
fdiez.mediador@gmail.com<br />
ISSN: 2340-9754
Acerca del espacio y la mediación 27<br />
Nuestras concepciones acerca del espacio cambiaron, porque<br />
la ciencia demostró que eran erróneas aquellas primeras<br />
definiciones que hizo Aristóteles afirmando que todo cuerpo<br />
en el espacio está en reposo. Aparecieron Galileo y Newton<br />
con sus ideas acerca de la rotación de los planetas y la ley de<br />
gravedad, indicando que la posición de los objetos en el espacio<br />
respondía a un conjunto de fuerzas relacionadas entre<br />
sí. Luego vino Einstein a cambiarlo todo, demostrando que el<br />
espacio en realidad es curvo por efecto de la energía vinculada<br />
a la masa relativa de los cuerpos y a sus relaciones, introduciendo<br />
la idea de la relatividad. Y estamos ahora, según<br />
las descripciones que las ciencias físicas hacen, viviendo en<br />
un espacio cuántico en el que la materia no existe sino como<br />
resultado de un conjunto de vibraciones y frecuencias, que el<br />
espacio y el tiempo están –cuando menos– desdoblados y el<br />
universo todo se representa como cuerdas.<br />
Lo maravilloso es que estos conceptos ya forman parte<br />
de nuestro conocimiento común, no es algo reservado a los<br />
científicos. ¿Quién no ha escuchado hablar de estas cosas<br />
Lo que interesa enfatizar aquí es que la noción de «espacio»<br />
que podemos tener hoy puede abrirnos nuevas posibilidades<br />
de acción.<br />
Sin embargo, como siempre ha sucedido que la comprensión<br />
del universo físico se adelanta a la de lo humano, nos<br />
seguimos concibiendo y continuamos actuando, en líneas<br />
generales respecto al espacio, como lo hacían nuestros antepasados<br />
de hace más de 25 siglos… Como si el sol saliera y se<br />
hundiera en el horizonte y los objetos estuvieran allí, materializados<br />
y quietos, a menos que los movamos nosotros. Y en<br />
general le prestamos poca atención al espacio y al efecto que<br />
el espacio tiene sobre nosotros. No le ponemos conciencia. Y<br />
sin embargo, es decisivo en nuestro comportamiento.<br />
El espacio donde vamos a trabajar una situación de conflicto<br />
es lo primero a lo que un mediador debe ponerle atención.<br />
En cuanto se le pone atención, uno comienza a notar<br />
las posibilidades y los límites que ese espacio puede generar,<br />
en uno mismo y en las personas con las que se va a trabajar.<br />
Porque lo más obvio y básico respecto al espacio es que nos<br />
invita a establecer límites, y al hacerlo, generamos distinciones.<br />
Entonces, pensamos acerca del espacio en el que vamos<br />
a trabajar el conflicto en este orden: primero,se identifica la<br />
influencia en el propio mediador; y luego,se imagina la influencia<br />
que puede tener en los demás.<br />
La disposición de los lugares que tienen las personas en<br />
un mismo espacio suele definir sus roles. Si hay una cabecera<br />
o un lugar central, esa posición atrae la atención y define ese<br />
rol y los demás en relación. Si el espacio es circular, todas las<br />
posiciones se igualan, aunque la energía debe comenzar a<br />
fluir desde algún punto. La distribución de «lados» ubica a los<br />
participantes frente a frente, o lado a lado. Y así, el posicionamiento<br />
físico influirá en los posicionamientos que los participantes<br />
adopten en la interacción, de la misma manera que<br />
lo hacen todos los espacios en las conversaciones cotidianas.<br />
Las mujeres no conversan igual entre ellas en la mesa familiar<br />
que en el baño de mujeres. Los hombres no tienen las mismas<br />
conversaciones en la oficina que en el vestuario del club o<br />
la cancha de fútbol. El espacio facilita y dificulta el tipo de<br />
interacciones y conversaciones que se pueden sostener en él.<br />
Cuando facilitamos un diálogo o llevamos adelante una mediación,<br />
el espacio debe facilitarnos lo que queremos lograr.<br />
Y uno debe preparar el espacio, o bien modificarlo en el curso<br />
del procedimiento, como un tipo específico de intervención.<br />
En mi oficina de mediador con una mesa redonda, en un<br />
momento de una mediación entre socios que estaban separándose,<br />
se generó una gran discusión llena de confusiones<br />
sobre los activos de la Empresa y los trabajos pendientes<br />
y los cobros futuros, etc. La mesa permitía conversaciones<br />
fluyendo en todas las direcciones y la interacción negativa<br />
entre los ex socios ambos con fuerte personalidad comenzó<br />
a complicar todo el proceso. En ese momento, me acordé<br />
de la frase de Ury para ejemplificar el trabajo colaborativo:<br />
«hombro a hombro, frente al problema» (Fisher, Ury y Patton,<br />
2011) y decidí pararme, traer un rotafolio a la sala, pedirles a<br />
los socios y sus abogados que se sienten frente al rotafolio<br />
uno al lado del otro y que me vayan indicando lo que debía<br />
escribir en el folio y que me corrijan el dibujo del problema<br />
que yo iba haciendo. Toda la interacción cambió y yo decidí<br />
equivocarme varias veces, para que ambos me corrijan a mí,<br />
generando una interacción muy distinta que los puso a ellos<br />
cerca y juntos, para aclararme a mí.<br />
Si se trata de un grupo grande de personas y se tiene que<br />
facilitar un diálogo, o si se trata de la sala de mediación con<br />
sólo dos personas, el primer movimiento del mediador es el<br />
de acondicionar el espacio. Porque el diseño del espacio que<br />
se utilice, además, trae consigo, siempre, significados.<br />
Corría el año 2008 y estábamos en la sede del Centro<br />
Carter en Atlanta, a punto de realizar una mediación secreta<br />
entre los Cancilleres de Ecuador y de Colombia que tenían interrumpidas<br />
sus relaciones diplomáticas y que habían viajado<br />
a invitación de Jimmy Carter para esta mediación 1 . Habíamos<br />
preparado una pequeña sala, que nos daba privacidad y<br />
a la cual se accedía desde el pasillo general del edificio, con<br />
una mesa ovalada y las nueve sillas (3 de cada delegación,<br />
más Carter, Mc Coy y yo). Cuando Carter vio el lugar dijo: «De<br />
ninguna manera vamos a trabajar aquí, vamos a la sala grande<br />
adjunta a mi oficina». De esa forma, cuando llegaron los<br />
1 Se puede encontrar un reporte completo del trabajo realizado por el autor en este caso junto equipo del Centro Carter en su página web<br />
http://bit.ly/1rrxbxj<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
28 Francisco Diez revistademediacion.com<br />
Ministros, él con su gesto humilde y voz suave, los recibió primero<br />
en su muy amplio despacho, les mostró superficialmente<br />
algunos objetos como el Premio Noble de la Paz y varios<br />
reconocimientos de gran cantidad de gobiernos y personalidades<br />
y les mostró los hermosos jardines que se pueden ver<br />
desde los amplios ventanales de su escritorio. Indicando un<br />
lugar en el verde, les dijo: «Allí se llevó a cabo una de las más<br />
sangrientas y decisivas batallas de la Guerra Civil en mi país y<br />
me gusta recordarlo a veces porque, aquí y ahora, trabajamos<br />
para evitar esas desgracias!» Luego los llevó a la gran mesa<br />
de roble de la sala contigua, con lugar para unas 30 personas<br />
en sillas finamente talladas, con grandes arañas en los techos<br />
y cuadros en las paredes, y se sentó en la cabecera invitando<br />
a las delegaciones a ponerse una a cada costado. Toda<br />
la «danza» a través del espacio, el balance entre su persona<br />
sencilla y la magnificencia de lo que observaban los Ministros,<br />
fue estableciendo un «clima» en el que sin duda Carter tendría<br />
el control y los Ministros se manejarían con afabilidad y<br />
respeto por él como mediador.<br />
Las tres «C» del espacio de mediación<br />
¿Cuáles son los elementos más útiles a tener en cuenta acerca<br />
del espacio, cuando trabajamos un conflicto Por lo menos,<br />
se deben considerar tres aspectos (las tres «C»): Comodidad,<br />
Comunicación y Conexión.<br />
Comodidad<br />
Las personas no podemos trabajar bien si no nos sentimos<br />
cómodos donde estamos. Si las partes están sentadas a una<br />
mesa, las sillas deben no sólo ser cómodas sino en lo posible<br />
iguales, o estar igualitariamente distribuidas. La luz es<br />
primordial para sentirse cómodo, los lugares muy cerrados<br />
o muy oscuros no predisponen a la apertura y a la exploración.<br />
Una luz de vela siempre le da calidez al espacio y la<br />
pequeña llama tranquiliza. Los olores y las texturas influyen<br />
en nuestras sensaciones. Y mientras más cómodos estamos,<br />
mejor nos sentimos y más fácil nos resultará la interacción.<br />
Es conveniente que como mediador se prepare (o se escoja,<br />
si no se tuvo posibilidad de preparar) el propio lugar en primer<br />
término. El mediador debe sentirse cómodo, no desde<br />
el estereotipo de lo que se debe hacer o desde lo que otros<br />
hacen, sino desde las propias preferencias y la sensibilidad de<br />
éste, dándose el espacio que necesita y proveyendo el espacio<br />
que se considere que más ayudará a los participantes en<br />
su proceso. Esta atención consciente al espacio que el mediador<br />
necesita, le facilita también la atención consciente a las<br />
necesidades de las personas con las que trabaja. No hay una<br />
receta, lo que hay son razones para «ocuparse» del espacio<br />
donde se deben producir cambios al interior de cada uno y<br />
en la interacción entre los participantes.<br />
Muchas veces me tocó trabajar en espacios que no pude<br />
preparar antes o que fueron definidos por otros. Recuerdo<br />
que trabajando con Naciones Unidas 2 me llevaron como facilitador<br />
de un diálogo complejo en las islas Galápagos entre<br />
sindicalistas y representantes de pesqueros artesanales, representantes<br />
de la Comunidad Internacional de donantes y<br />
el Gobierno local, en una situación de mucha tensión entre<br />
ellos (en las protestas de ese año 2005, ¡hasta se habían incendiado<br />
edificios!) Al llegar, me encontré con un tinglado en<br />
el que habían dispuesto mesas largas en formato de «escuela»,<br />
unas delante de otras, y todos sentados mirando hacia<br />
el frente y dándole la nuca a los demás. Como otras veces,<br />
me vi en el dilema de si debía aceptar la situación o cambiarla<br />
e incomodar a los que ya estaban sentados. Yo me sentía<br />
incomodísimo trabajando así. Opté por cambiar todo, sacar<br />
mesas afuera y armar un círculo central con sillas, solamente<br />
para los representantes sindicales y del gobierno local y un<br />
semicírculo exterior con algunas mesas para sentar allí a la<br />
comunidad de donantes internacionales y a «observadores»<br />
locales. El movimiento permitió también definir roles que no<br />
estaban claros. En un momento en que las discusiones escalaron<br />
y un grupo de sindicalistas se levantó y se retiró, dos de<br />
los observadores locales ubicados en el segundo semicírculo<br />
fueron a su encuentro y los trajeron de nuevo al diálogo, diciéndoles<br />
que «desde afuera» ellos veían que lo que estaba<br />
pasando era muy útil.<br />
En el Libro Concurso de Casos Reales (Ministerio de Justicia,<br />
VI Congreso Mundial de Mediación, Salta 2010), hay<br />
infinidad de ejemplos de cómo los mediadores se adaptaron<br />
a las circunstancias concretas, utilizando el espacio y<br />
sus significados para poder avanzar en el proceso. Roberto<br />
Nieto (Nieto, 2010) decidió trasladar una mediación familiar<br />
desde la oficina donde estaba en la sede del Poder Judicial,<br />
a la vereda, porque ese movimiento cambiaba el significado<br />
de lo que sucedía entre marido y mujer y destrababa la<br />
conversación. Mónica Tiraboschi (Tiraboschi, 2010) condujo<br />
una sesión privada con una de las partes y un cura como asesor,<br />
en el bar de la esquina de la verdulería donde trabajaba<br />
esa parte. Entonces, «comodidad» aquí no se entiende como<br />
confort estandarizado, sino como ocupación y adecuación<br />
consciente del espacio al fin que se persigue como mediador,<br />
para hacerlo lo más facilitador posible.<br />
2 El autor se desempeñó en el Proyecto de Diálogo Democrático del PNUD. Se pueden consultar los informes en www.democraticdialoguenetwork.org<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
Acerca del espacio y la mediación 29<br />
Comunicación<br />
Lo que hay que hacer fácil y lo más generativa posible es la<br />
comunicación; una comunicación que es propia del espacio<br />
de mediación y que a lo largo del proceso deberá ir transformándose<br />
de competitiva en colaborativa. Suelo ejemplificar<br />
esta comunicación con líneas que vinculan a los que se comunican<br />
porque ello permite «ver» la naturaleza de los intercambios<br />
comunicacionales.<br />
1)<br />
Negociación<br />
A<br />
A<br />
A<br />
1)<br />
M<br />
M<br />
B<br />
B<br />
B<br />
A<br />
J<br />
Mediación<br />
B<br />
Juicio<br />
1) 2)<br />
3) 4)<br />
Figura 1. Dinámica de los espacios disponibles para<br />
trabajar el conflicto<br />
2)<br />
A<br />
A<br />
A<br />
M<br />
M<br />
J<br />
B<br />
B<br />
B<br />
En la negociación, la comunicación fluye entre A y B, y<br />
cuando se corta ese flujo se interrumpela negociación.Si no<br />
hay flujo de comunicación entre las partes no hay negociación.<br />
Precisamente cuando no hay negociación es cuando<br />
aparece como alternativo el espacio del Juicio.<br />
En el espacio del juicio, las partes A y B abandonan la<br />
comunicación de la negociación y lo que hacen es dirigirse<br />
al juez (en el tiempo 1). Ahora bien, como ambas partes saben<br />
que es el juez el que va a tomar una decisión que será<br />
vinculante para ambos (en el tiempo 2), la «naturaleza» de<br />
ese sistema de comunicación implica un posicionamiento<br />
competitivo necesario frente a la otra parte. Básicamente, el<br />
sistema comunicacional del juicio importa una competencia<br />
para ver quién es más eficaz en «convencer» al juez de que su<br />
parte tiene la razón y el derecho, mientras que es la otra parte<br />
la que está infringiendo la ley y debe ser obligada a rectificar<br />
su conducta y/o compensar su error. Se le llama sistema adversarial,<br />
porque las partes no pueden sino ser adversarios en<br />
la competencia por convencer al tercero, que es el juez. Por<br />
más buenos, correctos y civilizados que sean quienes se meten<br />
en un juicio con sus abogados y un juez, siempre deberán<br />
entrar en un sistema de competencia feroz para demostrar<br />
su propia razón y descalificar las razones del otro, porque hay<br />
que convencer al que finalmente decide.<br />
Cuando las partes llegan al espacio de la mediación, habitualmente<br />
es porque no han podido negociar de manera<br />
directa una salida a su situación de conflicto y entre ellas no<br />
hay una comunicación fluida.<br />
Tiempo 1: Igual que en el juicio, y como suele suceder naturalmente<br />
cuando dos niños se pelean y aparece un adulto<br />
como tercero, lo normal es que cada uno se dirija al mediador<br />
tratando de demostrar que tiene razón en sus planteos y que<br />
el otro es el que está equivocado. Cada uno intentará naturalmente<br />
acusar al otro y descalificarlo, como una manera de<br />
justificarse y preservar sus derechos e intereses.<br />
Tiempo 2: Por esa razón es que lo primero que hace un<br />
mediador es un «movimiento de devolución» que se prolonga<br />
y se enfatiza todo lo que sea necesario hasta que la «naturaleza»<br />
consensual y no competitiva del espacio donde nos<br />
estamos comunicando quede sólidamente asentada. Esta es<br />
la función básica de lo que en la práctica se le llama el «Encuadre<br />
de trabajo». Se trata ni más ni menos que de definir<br />
el espacio de la mediación, establecer su naturaleza y fijar<br />
las pautas interaccionales y de comunicación que se invita<br />
a que se respeten en este espacio. Y todo se hace buscando<br />
consenso y no impartiendo instrucciones.<br />
¿En qué consiste ese «movimiento de devolución», ¿Qué<br />
es lo que se le devuelve a las partes Tres cosas básicas: Poder,<br />
Discurso y Protagonismo (PDP)<br />
• En primer lugar, el poder de decidir. Nos lo «sacamos de<br />
encima» explícitamente porque eso es lo que deja sin<br />
razón de ser la competencia natural entre las partes por<br />
convencer al tercero. Si no tengo poder de decisión, no<br />
sirve para nada convencerme. Por supuesto que esto no<br />
ocurrirá de manera automática solamente porque digamos<br />
en voz clara y con tono convincente que, como mediadores,<br />
nosotros no decidimos sobre el contenido de<br />
la disputa; porque lo cierto es que las partes acuden a<br />
un mediador buscando un aliado que obligue al otro a<br />
hacer lo que ellos necesitan, no un tercero sin poder. Uno<br />
de los mayores desafíos que tenemos en este proceso de<br />
crear el espacio de la mediación es el de ser consistente-<br />
3 Suelo contar que luego de un par de años de trabajar como mediador decidí abandonar ese primer parafraseo porque me parecía que resultaba<br />
muy pesado y aburrido para las partes, que casi siempre lo que querían era entrar a trabajar el conflicto y encontrar rápido una solución. Observé<br />
que los casos se comenzaban a complicar y que las escaladas de pelea y confrontación entre ellas en la mesa de mediación se multiplicaban. La<br />
ausencia de ese primer parafraseo hacía más fácil que se replique en la mesa, la dinámica que las partes traían de fuera del espacio de la mediación.<br />
Volví rápidamente a usar el primer parafraseo por turnos.<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
30 Francisco Diez revistademediacion.com<br />
Tabla 1. Tiempos de la Comunicación en mediación y tareas del mediador.<br />
Tiempo Tarea del mediador Comunicación<br />
1 Preparar el Espacio de Mediación de forma estratégica<br />
para facilitar la comunicación.<br />
2 Encuadre del mediador a través de la devolución del<br />
poder, del protagonismo y del discurso (parafraseo<br />
inicial).<br />
Las partes se dirigen al mediador para acusar al otro,<br />
desde la pretensión de que éste les dé la razón.<br />
Las partes comienzan a comunicarse entre ellas.<br />
3 Conversaciones Exploratorias Sistema de interacciones nuevo. El canal de<br />
comunicación se abre progresivamente. Se generan<br />
nuevos significados en la evolución del conflicto al<br />
acuerdo.<br />
4 Conversaciones Generativas Comunicación sólida y fluida entre las partes hacia<br />
–y construyendo– el acuerdo, con intervenciones más<br />
puntuales del mediador.<br />
mente coherentes con ese movimiento de devolución del<br />
poder de decisión. Volveremos en varias oportunidades<br />
sobre esta idea, baste aquí dejar asentado que desde el<br />
primer momento en que nos conectamos con las partes,<br />
comenzamos a ponerle consciencia al movimiento de devolución<br />
del poder de decisión, cuidando que todos los<br />
mensajes que las partes reciben de nosotros sean desconfirmación<br />
de su supuesto básico, que es que deben<br />
convencernos.<br />
• En segundo lugar, su propio discurso. Y por eso es también<br />
fundamental utilizar la técnica del parafraseo (Caram,<br />
Eilbaum y Risolía, 2006) para la primera presentación<br />
de cada una de las partes. Devolver el discurso sienta<br />
una de las reglas fundamentales que conforman el espacio<br />
de la mediación, un lugar donde se privilegia la escucha<br />
y donde se le da a las palabras un peso sustancial reafirmando<br />
el poder generativo del lenguaje, destacando<br />
su capacidad creadora. A mi modo de ver es conveniente<br />
devolver el primer relato de cada una de las partes inmediatamente<br />
después de escucharlo, de manera de poner<br />
un «tiempo» que incluye la devolución del mediador, entre<br />
la versión del que habla primero y la del que habla<br />
segundo. De esta forma se le da aún mayor relevancia al<br />
movimiento de devolución. 3<br />
• En tercer lugar, el protagonismo. Devolverle a las partes<br />
el poder y el discurso, así como usar la escucha y las preguntas<br />
como las técnicas privilegiadas para comunicarnos,<br />
son todos movimientos coherentes con la idea de<br />
que en este espacio los protagonistas son ellos. La misma<br />
palabra protagonista indica a «aquél que en un suceso<br />
desempeña la parte principal» (Diccionario de la Lengua<br />
Española, 2001). Y la razón para que así sea, el motivo por<br />
el cual las partes deben asumir el rol protagónico en la<br />
mediación, es porque solamente ellos pueden diseñar el<br />
camino que habrá que recorrer para transformar el conflicto.<br />
Nosotros los asistiremos en el diseño y quizás hasta<br />
los acompañaremos en algunos tramos, a veces solamente<br />
conversando, a veces caminando un trecho con ellos.<br />
Es indispensable consolidar bien este momento de «devolución»<br />
(en el tiempo 2) antes de pensar en cualquier otro<br />
tipo de intervención, no sólo porque diferencia a la mediación<br />
del juicio, sino porque el propósito sistémico es lograr que<br />
se comience a dibujar una línea punteada suave de comunicación<br />
entre las partes. Es obvio y natural, porque si ellos<br />
son los protagonistas que deciden y comienzan a escuchar<br />
de boca del tercero el discurso de la contraparte, no resultará<br />
fácil ignorarla completamente.<br />
Tiempo 3: El «movimiento de devolución» pone a funcionar<br />
el espacio con un sistema de interacciones nuevo, signado<br />
en esta etapa por un conjunto de conversaciones exploratorias<br />
primero, en el cual naturalmente comienza a abrirse un<br />
canal entre las partes, suave al inicio y que el mediador intentará<br />
que se vaya reforzando y haciendo más sólido con sus<br />
intervenciones a lo largo del proceso; de manera que se comiencen<br />
a generar nuevos significados y nuevas maneras de<br />
entender la posible evolución del conflicto hacia un acuerdo.<br />
Las conversaciones exploratorias son aquellas que amplían<br />
y enriquecen la historia del conflicto que cada parte ha<br />
construido y que repite cada vez que habla del tema. Precisamente<br />
porque lo que necesitamos es que «aparezcan» en<br />
la conversación nuevos elementos que permitan generar el<br />
cambio, esas conversaciones se disparan primero con preguntas<br />
abiertas, que obligan a la parte a expandir su relato y<br />
a incorporar información que comienza a complejizar la historia<br />
que trajo y que le permite mantener el conflicto. Luego,<br />
seguiremos con preguntas circulares que, al esforazarse en<br />
responder, le permitirán a la persona «mirar» vinculaciones y<br />
relaciones entre elementos de su relato que no había quizás<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
Acerca del espacio y la mediación 31<br />
considerado. Conducir este tipo de conversaciones requiere<br />
que el mediador incorpore un supuesto habilitante y una actitud<br />
que a mi modo de ver son esenciales para el desempeño<br />
del rol: el supuesto, es que todas las personas que vienen a la<br />
mediación tienen una enorme riqueza interior que es única y<br />
que habitualmente queda sepultada por la historia del conflicto,<br />
y la actitud que se requiere, es la de una aguda curiosidad,<br />
entendida como la consciencia de no saber y el sincero<br />
deseo de conocer y comprender el complejo universo de esa<br />
persona.<br />
Tiempo 4: No es sino hasta que la comunicación entre todos<br />
los componentes del «sistema mediación» fluye con solidez<br />
que conviene entrar en la etapa de conversaciones generativas.<br />
Cuando las partes entran en la dinámica de construir<br />
un acuerdo, la línea de comunicación entre ellas estará lo suficientemente<br />
sólida como para que el mediador intervenga de<br />
manera más suave y puntual, porque en esta etapa las partes<br />
están ya negociando los términos del acuerdo.<br />
Las conversaciones generativas implican un paso más<br />
allá de las conversaciones exploratorias. Son conversaciones<br />
que se disparan no solamente con la intención de conocer<br />
y comprender sino que el mediador busca desestabilizar la<br />
historia original y que se produzca un cambio positivo entre<br />
las partes y respecto del conflicto. Incluye la utilización de<br />
técnicas afirmativas que reestructuren la historia de una manera<br />
tal que haya espacio para una solución de consenso al<br />
conflicto. Las conversaciones generativas son aquellas en las<br />
que las partes delinean cómo será su futuro y –en esa misma<br />
conversación– comienzan a construirlo, lo generan. También<br />
requieren al menos dos supuestos y una actitud por parte del<br />
mediador: el primer supuesto es que todas las personas son<br />
capaces de dirigir su destino en la dirección que lo decidan<br />
y el segundo supuesto es que ese futuro siempre será mejor<br />
apoyado en soluciones de consenso que en los resultados de<br />
una confrontación. La actitud que se requiere es la de una<br />
profunda confianza en que el cambio constructivo en las relaciones<br />
entre las personas es siempre posible.<br />
Si observamos el tránsito del tiempo 1 al tiempo 4 en el<br />
espacio de la mediación, podemos ver muy esquemáticamente<br />
que el propósito de toda la tarea es facilitar una negociación,<br />
el proceso estructurado en cuatro pasos, permite<br />
pasar de una situación en la que no hay comunicación entre<br />
las partes, a una situación en la que ellos pueden negociar<br />
un acuerdo.<br />
Conexión<br />
Soy un convencido de que la calidad del trabajo que hace<br />
un mediador es directamente proporcional a la calidad de la<br />
conexión que logra establecer con las personas con las que<br />
debe trabajar. A mayor y mejor conexión, más calidad. Y también<br />
a menor conexión, peor calidad en el trabajo. ¿Qué es<br />
la conexión Por encima de todo, la conexión es conexión<br />
«personal». Quiere decir que nos conectamos con el otro de<br />
persona a persona. Por supuesto tenemos nuestro rol de mediador<br />
y ellos el rol de partes, pero es indispensable trascender<br />
ese posicionamiento durante el proceso para poder establecer<br />
una conexión personal, esto es, un contacto humano<br />
de persona a persona. Y creo que para que haya conexión<br />
personal entre el mediador y las partes con las que se trabaja,<br />
es necesario, de nuevo, que se genere en el propio mediador<br />
un espacio interior para que esa conexión con el otro sea<br />
posible. Esto es parte primordial del trabajo como mediador<br />
y generalmente no aparece en los manuales como algo que<br />
hay que aprender.<br />
Recuerdo siempre el gran aprendizaje que tuve con el<br />
biólogo chileno Humberto Maturana a quien invité para que<br />
nos diera un taller a los mediadores argentinos en Mendoza<br />
allá por el año 1998. El aceptó la invitación pero me pidió<br />
alguna literatura que le sirviera para entender qué hacemos<br />
los mediadores y yo le di el «Obtenga el Sí. El arte de negociar<br />
sin ceder». (Fisher, Ury y Patton, 2011), entre otros<br />
libros. Ya en el taller él dijo: «Hay un concepto muy interesante<br />
en este libro que es eso de ‘ponerse en los zapatos del<br />
otro’». Todos los presentes asentimos porque es una frase<br />
de cabecera para el ejercicio de nuestro rol que hemos escuchado<br />
y repetido muchas veces. Pero Maturana agregó:<br />
«Lo interesante de esa frase es que para poder ponerse los<br />
zapatos de otro, primero tienes que ser capaz de sacarte los<br />
propios. ¡Y eso es lo difícil!» Para mí fue como una revelación,<br />
y ¡es tan obvio!<br />
¿Cómo generar conexión personal Lo primero es, según<br />
Maturana, descalzarse. O sea, hacerse consciente de los supuestos<br />
con los que estás operando y limpiarte de prejuicios<br />
respecto al otro. Y en mi experiencia hay, por lo menos, tres<br />
palabras guía que pueden ayudar en la tarea de aprender a<br />
generar conexión: respeto, compasión y sinceridad.<br />
1. Respeto. Viene del verbo latino «spectare» que significa<br />
«mirar» y el prefijo «re» que implica duplicar la acción.<br />
Cuando te manejas con respeto lo que haces es mirar<br />
y volver a mirar al otro, para poder verlo como un otro<br />
distinto de ti y con un ser propio, original y único. Como<br />
somos todos los seres humanos.<br />
2. Compasión. Que viene del griego «pathos» que suele traducirse<br />
como «sufrir», aunque prefiero su significado más<br />
amplio que se refiere a «todo lo que se siente o experimenta,<br />
estado del alma», y el prefijo «com» que implica<br />
«junto a». Cuando te instalas en la compasión no es que<br />
sientes lástima, sino que compartes junto al otro lo que él<br />
siente o experimenta, un estado del alma.<br />
3. Sinceridad. El origen de la palabra «sincero» es interesante,<br />
porque viene de la época romana en la que se hacían<br />
esculturas en mármol y era habitual que los escultores<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
32 Francisco Diez revistademediacion.com<br />
usaran una «cera» para disimular las imperfecciones y rajaduras<br />
de la piedra. Muchas veces se pedía la obra «sincerum»<br />
de manera que pudiera apreciarse la obra en la<br />
piedra tal cual era, sin ningún arreglo ni agregado de cera<br />
para hacerla parecer perfecta.<br />
Estas palabras y sus significados ayudan a ponerse en la<br />
disposición interior necesaria para establecer una verdadera<br />
conexión. Debe haber al menos dos personas a conectar, entonces<br />
sirve mirar al otro y volver a mirarlo para tomar consciencia<br />
de él y de uno mismo como los términos que se van<br />
a conectar. A eso se le agrega la intención de comprender su<br />
sufrimiento y compartir su estado del alma. Y con una disposición<br />
a hacerlo todo con sinceridad, desde la persona que<br />
uno realmente es, sin pretender disimular las propias grietas<br />
e imperfecciones que es natural que cada uno cargue, y que<br />
nos humanizan a todos.<br />
Nada tiene mayor potencial para el cambio en las relaciones<br />
humanas que la verdadera conexión personal. Cuando<br />
las personas comparten ese estado de conexión es cuando<br />
son posibles las conversaciones exploratorias y las generativas<br />
que amplían los espacios de posibilidad,permiten que<br />
aparezcan opciones de solución y se comienza a generar un<br />
futuro diferente.<br />
Recuerdo la primera vez que junté a Hugo Chávez con<br />
William Uryen el año 2003. Queríamos iniciar un proceso de<br />
diálogo entre los dueños de los medios privados y el gobierno<br />
y necesitábamos la autorización de Chávez (ya habíamos<br />
obtenido la de los dueños de medios). En la reunión, como<br />
Ury no habla español, Chávez trajo a su intérprete. Claro, el<br />
Presidente hablaba y hablaba mirándolo a Ury y la intérprete<br />
anotaba frenéticamente todo hasta que podía traducir y entonces<br />
Ury debía escucharla y mirarla a ella. La comunicación<br />
fluía con dificultad porque Chávez no podía decir solamente<br />
una frase y darle lugar a la traducción inmediata, sino que<br />
hablaba un tiempo prolongado hasta que se daba cuenta que<br />
debían traducir y entonces se echaba hacia atrás esperando<br />
que la traductora terminara. Luego de un par de veces que<br />
esto sucediera, para mi sorpresa, Ury le hizo señas a la intérprete<br />
para que no le tradujera más y dijo en su muy precario<br />
español «está bem, yo comprende» y se enfocó en Chávez<br />
quien, ahora sí, se dedicó a hablar sin interrupciones mientras<br />
Ury lo miraba fijamente a los ojos, con toda intensidad. ¡Yo<br />
no podía creer lo que estaba pasando! Sabía perfectamente<br />
que Ury no entendía ni el 10% de lo que Chávez le decía, pero<br />
él seguía mirándolo intensamente y tuve la certeza de que<br />
estaban profundamente conectados. El efecto en Chávez fue<br />
muy significativo, se abrió a Ury como yo no lo había visto en<br />
otras circunstancias, nos mostró sus pinturas dedicadas a su<br />
hija, nos regaló un libro en inglés sobre Bolívar y la reunión<br />
fue tremendamente positiva para nuestros propósitos que<br />
me tocó a mí explicar, ya que la intérprete había desaparecido…<br />
Ury solo sonrió y dijo muy pocas palabras que yo traduje,<br />
pero sin duda había establecido una gran conexión personal<br />
y eso hizo toda la diferencia!<br />
Conclusiones<br />
Entonces, cualquiera sea el contexto en el que sedeba trabajar,<br />
lo primero es prestarle atención al espacio y utilizarlo<br />
como una herramienta que optimice las tres «C» del trabajo<br />
como mediador: Comodidad, Comunicación, Conexión. Si se<br />
pone atención a esos tres aspectos del proceso se podrá preparar<br />
el mejor lugar para el mediador y para las personas con<br />
las que se va a trabajar. El mismo principio se aplica si se trabaja<br />
con dos personas en un escritorio o con una multitud de<br />
personas en un proceso de diálogo. En los procesos con muchas<br />
personas sin duda es más complejo lograr «comodidad»<br />
para todos, pero siempre podemos preguntarnos: ¿cómo<br />
hacer para que estemos todos un poco más cómodos, ¿qué<br />
puedo hacer yo para mejorar este espacio Es indispensable<br />
preveer cómo va a fluir la comunicación entre todos, ¿qué<br />
reglas y procedimientos hace falta establecer para que fluya<br />
la conversación en un grupo grande –y cómo lo haremos- Y<br />
finalmente ¿cómo generar verdadera conexión cuando hay<br />
muchas personas en un mismo espacio Los principios son<br />
los mismos. Cuando se conduce un diálogo entre muchos lo<br />
que se necesita para generar conexión es que se desplieguen<br />
conversaciones con respeto, compasión y sinceridad. Si esto<br />
es lo que uno se propone lograr, ¡entonces aparece una manera<br />
de hacerlo!<br />
Tenía la tarea de facilitar un diálogo entre representantes<br />
de 6 países (EE.UU. y los 5 países andinos –Bolivia, Perú,<br />
Ecuador, Colombia y Venezuela– en el año 2010 en el Centro<br />
Carter en Atlanta,y para que las conversaciones fueran significativas<br />
me pregunté cómo hacer para conectar a las personas<br />
entre sí, no desde su «representatividad», sino como<br />
seres humanos y además generar un espacio cargado de<br />
energía positiva. Entonces ideé un ejercicio de presentación<br />
para abrir el proceso que luego he usado consistentemente<br />
en muchos otros casos para generar un espacio común de<br />
conexión personal y carga positiva. Se trata de que cada uno<br />
piense en una persona que admira, y escriba el nombre de<br />
esa persona en un papelito de un color, y luego piense en<br />
una persona a la que ama o quiere, y escriba también ese<br />
nombre en otro papelito de otro color. Luego, cada uno de<br />
los asistentes se presenta diciendo quién es y lo que hace<br />
y explicando por qué eligió los nombres que puso en cada<br />
papelito y quiénes son. Cuando la gente comparte, en un mismo<br />
espacio, sus sentimientos positivos de amor y admiración<br />
hacia otros, de manera natural son sinceros, y lo que dicen<br />
suele generar respeto y compasión. Explicar porqué amas a<br />
tu esposa, tus padres o tus hijos o porqué admiras a un amigo,<br />
un pariente, tu jefe o un líder mundial, uno tras otro, va es-<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
Acerca del espacio y la mediación 33<br />
tableciendo un espacio lleno de posibilidades, comprensión y<br />
emociones llenas de carga positiva. Funcionó muy bien y el<br />
diálogo posterior se hizo desde un umbral en el que (porque<br />
nos acordábamos de las historias de cada uno) todos nos reconocíamos<br />
desde un costado muy humano y personal, más<br />
allá de los rótulos y máscaras que habitualmente cargamos.<br />
En conclusión, lo importante es tener en cuenta que todos<br />
nosotros nos movemos en el espacio pensando, sintiendo,<br />
diciendo y actuando en consonancia con ese espacio en<br />
el que estamos. Dentro de sus límites y en concordancia con<br />
las posibilidades que nos abre. La ventaja de tomar consciencia<br />
de ello como mediadores, es que podemos elegir, diseñar<br />
y modificar el espacio en el que trabajaremos para que estas<br />
cuatro actividades básicas de las partes (su pensar, su sentir,<br />
su decir y su hacer) se vean influenciadas por el espíritu y<br />
el propósito de la mediación: generar cambios constructivos.<br />
EXTENDED SUMMARY:<br />
About Space and Mediation<br />
Francisco Díez<br />
Kroc Institute for International Peace Studies – Notre Dame<br />
University (South Bend, IN, USA) – University of Buenos<br />
Aires (UBA), Argentina.<br />
Received: 18/11/20<strong>14</strong><br />
Accepted: 07/12/20<strong>14</strong><br />
Abstract: The mediation space, which is where a conflict<br />
is dealt with, should be the first thing the mediator<br />
needs to attend to. He has to consider three aspects,<br />
the three C: The first C, as in Comfort, is analyzed according<br />
to 4 different moments that go from the initial<br />
framework –through the «returning moment» based on<br />
the delegation of power, discourse and prominence– to<br />
exploratory and generative conversations, before reaching<br />
the settlement phase. Also, he has to prepare an<br />
adequate psychological space; this requires a positive<br />
personal connection to the parties and between them.<br />
These three aspects will be shown through international<br />
mediation cases in which the author participated.<br />
Keywords: Mediation space, framework, comfort, communication,<br />
connection, international mediation.<br />
The space where we are going to work out a conflict situation<br />
is the first thing a mediator needs to attend to. The most obvious<br />
and basic thing concerning the space is that it invites<br />
us to set boundaries, and by doing this, we create differences<br />
about the space where conflicts will be dealt with in the following<br />
order: first, identifying the influence on the mediator<br />
him/herself; and second, envisaging the influence it might<br />
have on the others.<br />
Establishing the places occupied by the persons in a space<br />
usually defines their roles. In the event of having a head or<br />
a central place, this location calls attention and defines this<br />
role and the other roles related to it. If the space is circular, all<br />
positions are equaled even if the energy should start to flow<br />
from one specific point. Distributing seats «on sides» places<br />
participants face to face, or one next to the other. Thus, physical<br />
location will have an impact on the positioning participants<br />
will adopt during the interaction, as it is the case of all<br />
the spaces in day to day conversations. When we facilitate<br />
Breve reseña del autor: Coauthor with Gachi Tapia of the classic «Tools to Work in Mediation». He was the Secretary and Head of the Argentine<br />
Foreign Affairs Cabinet and then one of the first ten mediators in the country. Since 2000 he Works as an expert mediator in Latin America with<br />
the Carter Center, the UN and currently with the WPDI and the Kroc Institute of International Peace Studies. Mail about this article should be sent<br />
to the author to the following e-mail address: fdiez.mediador@gmail.com<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
34 Francisco Diez revistademediacion.com<br />
dialogue or when we conduct a mediation process, space<br />
should facilitate for us what we attempt to achieve. And we<br />
need to prepare the space, or modify it along the procedure,<br />
as a specific type of intervention.<br />
In the event of a big group and if a dialogue must occur,<br />
or if there is a mediation room with only two people, the<br />
first movement of a mediator should be to arrange the space<br />
because the layout of the space to be used entails always a<br />
meaning.<br />
What are the most useful elements to take into account<br />
about space when working on a conflict At least three aspects<br />
should be considered (the three «C»): Comfort, Communication<br />
and Connection.<br />
1)<br />
Negotiation<br />
Trial<br />
A B<br />
A B A<br />
Mediation<br />
A<br />
1)<br />
M<br />
B<br />
M<br />
A B<br />
1) 2)<br />
3) 4)<br />
J<br />
2)<br />
M<br />
A<br />
M<br />
A<br />
J<br />
B<br />
B<br />
B<br />
Comfort<br />
People cannot work well if they don’t feel comfortable where<br />
they are. If the parties are sitting at a table, chairs should not<br />
only be comfortable but also equal if possible or be equally<br />
distributed. Light is vital to feel comfortable, very dark closed<br />
places do not predispose you to openness and exploration.<br />
Smells and textures impact our sensations. And more<br />
comfortable we feel, easier the interaction will be for us. It<br />
is appropriate for mediators to arrange the space in the first<br />
place. The mediator should feel comfortable, giving him/herself<br />
the necessary space and giving the participants in the<br />
process the space he/she considers to be more helpful for<br />
them. This conscious attention to space by mediators will<br />
also facilitate a conscious attention given to the needs of the<br />
people they are working with.<br />
«Comfort» in this regard is not understood as a standardized<br />
one but as a conscious occupation and adaptation of<br />
the space in order to reach the goal the mediator is seeking,<br />
to make it as facilitator as possible.<br />
Communication<br />
Communication should be as easy and generative as possible;<br />
a kind of communication proper to the mediation space<br />
that transforms along the process from a competitive one to<br />
a collaborative one. I usually give the example of this kind of<br />
communication using the lines that link those who communicate<br />
because this allows us to «see» the nature of communication<br />
exchanges.<br />
In a negotiation, communication flows between A and B,<br />
and when the flow is cut off negotiation is interrupted. Precisely<br />
when there is no communication flow between the parties,<br />
the alternative space for a trial emerges.<br />
In the trial space, parties A and B stop negotiation communication<br />
and they address the judge (Time 1). Now, as both<br />
parties know that the judge is going to make a decision that<br />
is abiding for both parties (Time 2), the «nature» of this communication<br />
system means a competitive positioning that is<br />
Figure 1.Dynamics of the spaces available to work in a<br />
conflict.<br />
necessary to the other party. Basically, in a trial communicational<br />
system competition is important to see who is efficient<br />
in «convincing» the judge that he is correct and has the right,<br />
and that it is the other party who is breaking the law and<br />
must be compelled to correct his behavior and/or compensate<br />
for his error. It is called adversarial system because the<br />
parties cannot be but adversaries in a competition to convince<br />
a third one, who is the judge.<br />
When the parties get to the mediation space it is because<br />
they have not usually managed to negotiate a way out of the<br />
conflict in a more direct way, and communication does not<br />
flow between them.<br />
Time 1: Like in a trial, each party normally addresses the<br />
mediator trying to show that they are right in their stances<br />
and that the other party is wrong. Each one will naturally attempt<br />
to accuse the other party and discredit it, as a way<br />
of justifying him/herself and preserving his/her rights and<br />
interests.<br />
Time 2: For this reason the first thing a mediator should<br />
do is a «returning movement» that is extended and emphasized<br />
as much as necessary until the consensual noncompetitive<br />
«nature» of the space we are communicating in is strongly<br />
established. This is the basic function of what our practice<br />
calls «framework». It is nothing less than defining the mediation<br />
space, establishing its nature and setting interaction and<br />
communication patterns that are called to be respected in<br />
this space. All this is done by reaching consensus and not giving<br />
instructions.<br />
What does this «returning movement» consists of What<br />
is returned to the parties Three basic things: Power, Discourse<br />
and Prominence (PDP)<br />
1. The power to decide. We explicitly «get rid of it» because<br />
it is what takes away the raison d’être of the natural competition<br />
between the parties to convince the third one.<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
Acerca del espacio y la mediación 35<br />
Obviously this will not occur automatically only because<br />
we might say with a clear voice and in a convincing tone<br />
that as mediators we do not make decisions about the<br />
content of a dispute; because truth is the parties come to<br />
a mediator seeking an ally for him to oblige the other one<br />
to do what they need, and not a powerless third one. One<br />
of the main challenges we have in this process of creating<br />
a mediation space is to be consistently coherent with the<br />
returning movement of the decision power.<br />
2. Their own discourse. For this reason it is also vital to use<br />
the paraphrasing technique for the introduction of each<br />
party. It is appropriate to return the first recount of each<br />
party immediately after having listened to it, leaving<br />
time–including the return of the mediator–between the<br />
version of the first person to talk and the version of the<br />
second one. This is a way to give the returning movement<br />
more relevance.<br />
3. Prominence. Returning power and the discourse to the<br />
parties, as well as using listening and questions as preferred<br />
communication techniques are movements that are<br />
consistent with the idea that in this space the parties have<br />
prominence. The reason why the parties must take on a<br />
leading role in mediation is because only they can design<br />
the way ahead of them in order to transform the conflict.<br />
It is necessary to well consolidate this «returning» moment<br />
before thinking in any other kind of intervention, not<br />
only because this is what differentiates mediation from a trial,<br />
but also because the systemic purpose is to manage to start<br />
drawing a soft dotted communication line between the parties.<br />
Time 3: The «returning movement» causes this space to<br />
work with a new interaction system, marked by a set of exploratory<br />
conversations, in which a channel begins to naturally<br />
unfold between the parties, soft at the beginning and that<br />
the mediator will try to reinforce and make more solid thanks<br />
to his/her intervention along the process; new meanings and<br />
new ways of understanding the possible evolution of the conflict<br />
towards a settlement start to emerge.<br />
Time 4: Only when communication between all solidly<br />
flows can we start the generative conversations phase. When<br />
the parties agree to build up an agreement, their communication<br />
will be solid enough for the mediator to intervene in a<br />
softer and more specific way.<br />
The four step structured process allows to move from a<br />
situation where there is no communication between the parties<br />
to a situation in which they can negotiate a settlement.<br />
Connection<br />
How to generate personal connection The first thing to do<br />
is to take off your shoes; i.e. becoming aware of the assumptions<br />
you are operating with and clean yourself from prejudices<br />
about the other. There are three guiding words that might<br />
help to be in the necessary inner position to establish a true<br />
connection:<br />
1. Respect. It is to look and look the other one again, in order<br />
to see him/her as someone different from you, someone<br />
with his/her own original and unique being.<br />
2. Compassion. It is not feeling pity but sharing with the<br />
other one what he/she feels or experiences.<br />
3. Honesty.<br />
Nothing has more potential for change in human relations<br />
than a true personal connection. When people share this kind<br />
of connection, exploratory and generative conversations are<br />
possible as they give more spaces for this possibility, and<br />
allow solution options to emerge and generate a different<br />
future.<br />
In conclusion, no matter what context mediators have to<br />
work in, the first thing is to pay attention to the space and use<br />
it as a tool that leverages the three «C» of a mediator’s job:<br />
Comfort, Communication and Connection. The important<br />
thing is to take into account that we all move in the space<br />
thinking, feeling, talking and acting in consistency with the<br />
space we are in. Within its boundaries and according to the<br />
possibilities it opens up to us. The advantage of being aware<br />
of it as mediators is that we can choose, design and modify<br />
the space we will be working in so that these four basic activities<br />
of the parties, thinking, feeling, saying and doing, are<br />
influenced by the spirit and the purpose of mediation: generating<br />
constructive changes.<br />
REFERENCIAS<br />
––<br />
Caram, M. E., Eilbaum, D. T. y Risolía, M. (2006). Mediación, diseño<br />
de una práctica. Buenos Aires: Librería Histórica.<br />
––<br />
Diccionario de la Lengua Española (22ª Ed.) (2001). Madrid:<br />
Real Academia Española (Consultas en www.rae.es).<br />
––<br />
Fisher, R., Ury, W. y Patton, B. (2011). Obtenga el sí. El arte de<br />
negociar sin ceder. Barcelona: Gestión 2000. (versión traducida<br />
de la original Fisher, R., Ury, W. & Patton, B. (2011). Getting<br />
to yes. Negotiating agreement without giving in. (revised ediction).<br />
New York, NY: Penguin Books).<br />
––<br />
Ministerio de Justicia, VI Congreso Mundial de Mediación, Salta<br />
2010. Libro Concurso de Casos Reales. Salta, Argentina: Ed.<br />
Mundo Gráfico SRL. Ver referencia en: http://bit.ly/13BmFrV<br />
––<br />
Nieto, R. (2010). Huellas de Huellas. En Ministerio de Justicia, VI<br />
Congreso Mundial de Mediación, Salta 2010. Libro Concurso de<br />
Casos Reales, pág.199 y ss.<br />
––<br />
Tiraboschi, M. (2010). Varias cuestiones de principios. En Ministerio<br />
de Justicia, VI Congreso Mundial de Mediación, Salta<br />
2010. Libro Concurso de Casos Reales, pág.349 y ss.<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
36 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2, pp. 36-46 revistademediacion.com<br />
Mediación dirigida por los individuos. Otro<br />
avance hacia la mediación no directiva<br />
Party-Directed Mediation. Another Step Towards Non-<br />
Directive Mediation<br />
Gregorio Billikopf Encina<br />
Universidad de California – Universidad de Chile<br />
Manuscrito recibido: 07/11/20<strong>14</strong><br />
Manuscrito aceptado: 18/11/20<strong>14</strong><br />
Resumen: Se revisan las contribuciones de dos modelos, la Mediación Dirigida por los Individuos<br />
(MDI) y la Evaluación de Desempeño Negociada (EDN) para lidiar con conflictos entre pares y la mediación<br />
jerárquica, respectivamente. Se utilizan herramientas algo controversiales tal como la reunión<br />
preliminar (pre-caucusing) y una sesión conjunta en la que el tercero se sienta alejado de las partes<br />
—a cuatro metros de distancia— y así reduce su interferencia. Se intenta ayudarles a las partes a que<br />
tomen más responsabilidad para resolver sus conflictos y se les otorgan las herramientas para hacerlo,<br />
después de escucharles empáticamente en las reuniones preliminares. Ambos modelos se prestan<br />
especialmente a conflictos arraigados de índole relacional. Originalmente se usaron como modelos<br />
de mediación organizacional.<br />
Abstract: The contribution of two models is presented in this article, Party-Directed Mediation (PDM)<br />
and Negotiated Performance Appraisal (NPA) to deal with peer mediation and hierarchical mediation,<br />
respectively. Somewhat controversial tools are used such as pre-caucus and joint session in which the<br />
neutral sits apart from the parties—at a distance of four meters—thus reducing interference. An effort<br />
is made to help the parties to take more responsibility to resolve their own conflicts and offer them<br />
tools to do so, after listening to them empathically during the pre-caucus. Both models are especially<br />
useful for dealing with deep seated interpersonal conflict. Originally, they were used as organizational<br />
mediation models.<br />
Palabras clave: mediación organizacional, mediación interpersonal, mediación no directiva, reunión<br />
preliminar, escucha empática.<br />
Keywords: Organizational Mediation, Interpersonal Mediation, Non-Directive Mediation, Pre-caucusing,<br />
Empathic Listening.<br />
El autor es Máster en psicología organizacional. Académico full title de la Universidad de California y profesor visitante de la Universidad de Chile, su<br />
investigación y desempeño docente se han enfocado en la mediación empresarial y en la productividad laboral. También es un mediador activo y<br />
ha presentado sus modelos en los congresos de la International Association for Conflict Management (IACM) en Sevilla, España y en Kioto, Japón.<br />
La correspondencia sobre este artículo debe enviarse al autor al E-mail: gebillikopf@ucdavis.edu<br />
ISSN: 2340-9754
Mediación dirigida por los individuos. Otro avance hacia la mediación no directiva 37<br />
Casi veinticinco años atrás tuve la oportunidad de mediar<br />
por primera vez. Como muchos mediadores de esa época,<br />
no había obtenido capacitación formal. Era un joven profesional,<br />
académico de la Universidad de California. Pienso que<br />
mi falta de conocimiento de cómo se hacían las cosas me llevó<br />
a descubrir una metodología bastante controversial pero<br />
muy útil para conflictos arraigados de índole relacional (comunicación,<br />
inteligencia emocional, negociación), más que,<br />
por ejemplo, sobre objetos, posesiones, asuntos pecuniarios,<br />
territorios y fronteras u otros asuntos materiales.<br />
He desarrollado dos modelos para lidiar con los conflictos<br />
relacionales: La Mediación Dirigida por los Individuos (MDI) y la<br />
Evaluación de Desempeño Negociada (EDN). Las dos técnicas<br />
controversiales dela MDI son (1) las reuniones preliminares(precaucusing<br />
o pre-mediaton) dentro de la categoría de reuniones<br />
individuales y (2) la distancia a la que el mediador se sienta<br />
de los involucrados durante la sesión conjunta.<br />
La metodología MDI, en un principio, se utilizó principalmente<br />
para resolver conflictos arraigados de índole relacional<br />
entre pares en la agroindustria; tal como entre dos hermanos<br />
dueños de un viñedo, dos ordeñadores en una lechería,<br />
dos gerentes, o dos mecánicos agrícolas. De esta metodología<br />
nació un segundo modelo desarrollado en Uganda, la<br />
Evaluación de Desempeño Negociada (EDN). En un principio<br />
fue utilizado principalmente en Chile y en California, para la<br />
mejora de la comunicación entre supervisores y subalternos<br />
y para la resolución de conflictos jerárquicos. El interés sobre<br />
estos modelos se ha ampliado a múltiples situaciones fuera<br />
del agro y a través del mundo.<br />
El factor relacional afecta una gran parte de nuestros<br />
conflictos. Cuando juegan un papel mínimo, habrá otras metodologías<br />
más convenientes. Pero aun en estos casos, veremos<br />
algunas contribuciones importantes que podría aportar<br />
la metodología MDI.<br />
Vale agregar, además, que estos dos modelos intentan<br />
incorporar lo mejor de las herramientas de mediación, según<br />
lo exija el contexto y las habilidades del mediador. Ya sean<br />
aportadas por los modelos de Harvard, transformador, narrativo,<br />
circular narrativou otros modelos emergentes. Lo que<br />
distingue a los modelos MDI y EDN, como veremos, no es el<br />
uso de estas varias herramientas, sino que más bien la mecánica<br />
del proceso.<br />
Muchos conflictos tienen elementos que involucran competencias<br />
relacionales a pesar de que los conflictos supuestamente<br />
tratan con asuntos materiales. Frenkel y Stark (2012),<br />
por ejemplo, presentan su destacado libro como uno que no<br />
está enfocado en los asuntos relacionales. A pesar de eso,<br />
dan múltiples ejemplos de cómo la falta de competencias relacionales<br />
afectan el éxito de las mediaciones. No ocurre así<br />
enel trabajo de Freund (2012), otro apreciable mediador, a<br />
quien volveremos a citar como una excepción notoria.<br />
La Reunión Preliminar a Examen. Advertencia<br />
en contra de las reuniones preliminares y<br />
reuniones individuales<br />
En la literatura histórica (Billikopf, 2002b), vemos una preocupación<br />
por el daño que pueden hacer las reuniones preliminares<br />
(pre-caucusing o premediation) y reuniones individuales<br />
(caucusing). El recelo en contra de estas reuniones<br />
incluyen, en esta lista parcial, la posibilidad de (1) colusión o<br />
complicidad con el mediador —o por lo menos que el mediador<br />
llegue a favorecer a una de las partes (Blades, 1984;<br />
Engram y Markowitz, 1985; Moore, 1987; Moore, 1996 Pruit et<br />
al., 1989; Volkema, 1988; Welton, Pruitt y McGillicuddy, 1988);<br />
(2) que los involucrados aprovechen a ser menos honestos<br />
cuando la otra parte no esté presente para contradecirlos<br />
(Pruit et al., 1989; Volkema, 1988; Welton et al., 1988); (3) que<br />
el mediador use estas reuniones para fomentar sus propias<br />
soluciones o ser más directivo (Blades, 1984; Folger, Poole y<br />
Stutman, 1997; Keltner, 1965, Moore, 1987; Moore, 1996; Pruit<br />
et al., 1989; Volkema, 1988; Welton et al., 1988); y (4) que los<br />
mediadores no sepan respetar asuntos confidenciales (Blades,<br />
1984; Moore, 1987; 1996).<br />
Una vez ya iniciada la sesión conjunta, las reuniones individuales<br />
(caucusing) pueden además considerarse dañinas<br />
(5) cuando significan una interrupción al avance positivo que<br />
se estaba logrando (Moore, 1996; Welton, 1988; Frenkel y<br />
Stark, 2012). Se ha sugerido que los mediadores con menos<br />
experiencia tienden a estas reuniones individuales en forma<br />
prematura (Frenkel y Stark, 2012; Moore, 1987). Pero otros<br />
mediadores piensan que las reuniones individuales no tienen<br />
nada de malo en sí (Bush y Folger, 1996). Estos últimos emplean<br />
la reunión individual en una forma parecida a como se<br />
utiliza la reunión preliminar en el proceso de la MDI.<br />
En vez de tachar a todas estas quejas y preocupaciones<br />
sobre las reuniones individuales como un mito de décadas<br />
pasadas, reconocemos que estos desafíos pueden ser demasiado<br />
reales y preocupantes bajo ciertas circunstancias. No<br />
existe tal cosa como un mediador completamente imparcial.<br />
Por lo menos en lo que conciernen las opiniones privadas que<br />
puedan tener. Como alguien me dijo recientemente, «soy un<br />
simple humano». Asuntos de transferencia y contra-transferencia<br />
hacen que los mediadores favorezcan un punto de vista<br />
u otro. No existe la imparcialidad completa. Lo importante<br />
es que a pesar del prejuicio que el mediador pueda sentir,<br />
que el proceso de mediación permita que sean las partes las<br />
que dirijan la conversación y tomen las decisiones sin interferencia<br />
innecesaria de parte del tercero.<br />
Veamos la visión de los mediadores respecto al uso o<br />
no de estas sesiones preliminares. Por conveniencia, vamos<br />
a agrupar los diferentes modelos de mediación en sólo tres,<br />
pero cortaremos la misma naranja desde otro ángulo: (1) la<br />
mediación tradicional; (2) la mediación menos directiva; y (3)<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
38 Gregorio Billikopf Encina revistademediacion.com<br />
la mediación dirigida por los individuos (MDI). También veremos,<br />
una vez presentadas estas diferencias a largos rasgos, el<br />
uso específico de la MDI para resolver los conflictos jerárquicos<br />
por medio de su modelo compañero, la EDN. Tendremos<br />
que generalizar bastante, sabiendo que hay un sinnúmero de<br />
variaciones.<br />
Mediación tradicional<br />
En la mediación tradicional el tercero se reúne de inmediato<br />
con las partes afectadas, sin uso de las reuniones preliminares;<br />
pero muchas veces sí usan las reuniones individuales —<br />
caucus— una vez iniciada la sesión conjunta. Ambas partes se<br />
apoyan en las habilidades del mediador para encontrar una<br />
solución. El tercero tiende a ser más o menos directivo y puede<br />
llegar a funcionar como un cuasi árbitro (Bush y Folger,<br />
1994; Folger, Poole y Stutman, 1997; Lewicki, Litterer, Minton,<br />
y Saunders, 1994). Las partes y el mediador suelen sentarse<br />
en forma de triángulo. El tercerotoma la cabeza del triángulo<br />
y las partes se sientan a su derecha e izquierda, ambos mirando<br />
al mediador. En esta sesión conjunta, generalmente el<br />
tercero le pide a una de las partes que escuche y tome notas<br />
mientras que la otra parte expone su punto de vista y después<br />
se cambian los papeles. Pueden llegar a surgir grandes<br />
desafíos en estas sesiones conjuntas, cuando existen elementos<br />
relacionales importantes. Muchas veces las partes traten<br />
de incriminarse y buscar el apoyo del tercero.<br />
«La Sra. Smith aceptaba con deleite mi invitación [a contar<br />
su perspectiva en cuanto a lo ocurrido], explicando que<br />
sólo estaban presentes porque el Sr. Smith era muy poco<br />
hombre e insignificante; que no le importaban para nada sus<br />
hijos o la decencia común y que la había estado vilipendiando<br />
y humillando a ella por años. Seguramente era un alcohólico y<br />
un abusador de niños… Estaba involucrada en intermediación<br />
por orden de la corte y ciertamente estaba dispuesta a hacer<br />
su parte para motivar al Sr. Smith a que llegara a ser un ‘padre<br />
de verdad’, pero tenía —por plantearlo así— su escepticismo.<br />
Cualquiera que fuese el beneficio tónico de esta descarga<br />
para la Sra. Smith, para el Sr. Smith y para mí, los resultados<br />
eran claramente un desastre: él se sentía provocado a una<br />
refutación apoplética y yo a una miserable contemplación<br />
en cuanto a otra carrera. Sí, exagero. Pero sólo un poquito.»<br />
(Kressel, 1994, p. 26).<br />
Hoy existen grandes números de mediadores que usan<br />
el sistema tradicional en la que no existen las reuniones preliminares.<br />
En el 2013, me tocó dar una presentación sobre el<br />
tema en el congreso de abogados, American Bar Association<br />
15 th Annual Section of Dispute Resolution, Chicago, en la<br />
cual vimos que las mediaciones tradicionales siguen vigentes<br />
aún. Hace no muchas décadas las reuniones preliminares se<br />
consideraban un tabú, pero esto ha ido cambiando paulatinamente.<br />
Encuentro curioso que entre estudiantes novatos de<br />
mediación, aquellos que no han sido expuestos a la literatura,<br />
la gran mayoría de ellos (95%, sondeo informal) prefiere comenzar<br />
con una reunión preliminar.<br />
Algunos mediadores que rechazan las reuniones preliminares<br />
argumentan que es parte normal de la mediación que<br />
las partes tengan altercaciones entre sí —como la de Mr. y<br />
Mrs. Smith— durante el proceso de mediación. Pero es todo<br />
lo contrario, la pérdida de control de parte del mediador difunden<br />
inseguridad en las partes y una falta de confianza en<br />
el proceso (Moore, 1987; Billikopf, 2002a; Billikopf, 2002b).<br />
Mediación menos directiva<br />
El mediador menos directivo, como podría serlo un mediador<br />
transformativo, le presta más importancia a la interacción entre<br />
las partes que a buscaruna solución (Bush y Folger, 1996).<br />
El mediador tiene más confianza en la habilidad de las partes<br />
a que éstas encuentren sus propias soluciones. Muchas veces<br />
los mediadores emplean la escucha activa durante el proceso<br />
(a diferencia de la escucha empática). También pueden<br />
usar las reuniones preliminares para proveer capacitación o<br />
coaching.<br />
Algunos mediadores menos directivos hacen uso de las<br />
reuniones preliminares. Otros se separan en reuniones individuales<br />
muy pronto una vez iniciada la sesión conjunta y<br />
la ocupan, como veremos, en una forma parecida a la reunión<br />
preliminar. Entre los primeros mediadores que hicieron<br />
público su uso de la reunión preliminar están Weeks (1992),<br />
Umbreit (1995), Volkema (1988), Winslade y Monk (2000), y<br />
Billikopf (2002b).<br />
Cuándo llegan a la sesión conjunta, las partes se sientan<br />
ya sea usando el formato de triángulo que ya hemos mencionado,<br />
o mirando a su contrincante. Otros progresan del<br />
triángulo —en el cual en un principio le dirigen la palabra al<br />
mediador— a después sentarse cara a cara y dirigirse la palabra<br />
entre ellos. En todo caso el tercero sigue sentado cerca<br />
de las partes a través el proceso y son sólo las partes las que<br />
mueven sus sillas del formato triángulo al formato en que se<br />
ven y hablan cara a cara.<br />
Lo que es notable dentro de la mediación menos directiva,<br />
es que entre sus más conocidos exponentes que usan la<br />
reunión preliminar (Winslade y Monk, 2000)como aquellos<br />
queutilizan la reunión individual (Bush y Folger, 1994), una<br />
vez que se encuentran en la sesión conjunta, las partes le<br />
dirigen la palabra directamente al mediador en vez de a su<br />
contraparte. O sea, no toman máxima ventaja de las herramientas<br />
menos directivas.<br />
Mediación Dirigida por los Individuos (MDI)<br />
La MDI siempre usa la reunión preliminar, en la cual el mediador<br />
se reúne de forma separada con las partes. Tal como en<br />
la mediación menos directiva, las reuniones preliminares se<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
Mediación dirigida por los individuos. Otro avance hacia la mediación no directiva 39<br />
usan para permitir que las partes se desahoguen y también<br />
para proveer algún tipo de coaching en el que los contrincantes<br />
se preparan para la sesión conjunta. Y, al igual que en el<br />
proceso menos directivo, el mediador toma una parte activa<br />
en el proceso del coaching, pero no directiva en cuanto a<br />
buscar soluciones. En vez de la escucha activa, los mediadores<br />
suelen usar la escucha empática. Iremos viendo algunos<br />
de estos detalles a lo largo del artículo.<br />
Una vez en la sesión conjunta —cuando las partes estén<br />
listas— los involucrados se sientan frente a frente y el mediador<br />
se retira de las partes a una distancia de unos cuatro<br />
metros. Son pocas las veces que se hace uso de las reuniones<br />
individuales una vez iniciada la sesión conjunta. No porque el<br />
modelo no lo permita, sino porque generalmente la preparación<br />
previa disminuye la necesidad para éstas.<br />
Reunión preliminar (pre-caucus)<br />
La reunión preliminar está dividida en dos fases principales:<br />
la escucha empática y la preparación adicional para llegar a<br />
la sesión conjunta.<br />
Escucha empática<br />
Un gran número de mediadores han sido expuestos a lo que<br />
se llama la escucha activa (Rogers y Farson, 1987) pero muy<br />
pocos a su hermana la escucha empática (Rogers, 1951). Ambas<br />
metodologías fueron desarrolladas por el psicólogo Carl<br />
Rogers. En la escucha activa, como lo sugiere la palabra, el<br />
que escucha fomenta el hablar de las partes por medio de<br />
observaciones, análisis y preguntas relacionadas con lo que<br />
se ha dicho. En cambio, en la escucha empática, el mediador<br />
escucha sin hacer preguntas ni comentarios. El arte de<br />
la escucha empáticaes en mostrarse interesado sin tener que<br />
interrumpir (Rogers, 1951; Billikopf, 20<strong>14</strong>a; 20<strong>14</strong>b).<br />
Es la persona afectada la que decide hablar o callar, seguir<br />
con el mismo tema o cambiarlo, y qué rumbo darle a<br />
la conversación. Es el que habla el que plenamente lleva las<br />
riendas del asunto, no el que escucha.<br />
Una persona agobiada con el peso de sus problemas o<br />
de la contención causada por la disputa generalmente comienza<br />
hablando en forma muy rápida pero de a poco, a<br />
medida que se va desahogando, habla en una forma mástranquila,<br />
aumentando el número y duración de las pausas,<br />
hasta que estás pueden llegar a ser bastante prolongadas<br />
y durar minutos. Para muchas personas que encontraban<br />
difícil escuchar sin interrumpir —cuando la persona hablaba<br />
normalmente— las pausas de cuatro a once segundos al<br />
principio parecen una eternidad. Pero el permitir esta exposición<br />
tan interrumpida tiene un propósito. Estas pausas<br />
le permiten a la persona que se desahoga, poder examinar<br />
asuntos más profundos y comenzar a ver más claramente. A<br />
medida que los mediadores adquieren mayores habilidades,<br />
permiten pausas mucho más largas, medidas en minutos y<br />
no en segundos.<br />
El papel del mediador es el de dejarle saber al interlocutor,<br />
sin interrumpir, que se le está escuchando con gran interés.<br />
La escucha empática es tan potente que las personas, sin que<br />
el mediador lo sugiera, comienzan a ver cómo ellos mismos<br />
pueden haber contribuido al conflicto. En casos de disputas<br />
muy arraigadas, es posible que varias reuniones preliminares<br />
sean necesarias. Al sentirse comprendidas, las partes se van<br />
suavizando y preparándose para ver en sucontrincante a una<br />
persona de verdad y no al enemigo.<br />
La persona agobiada por un conflicto arraigado, cuando<br />
se encuentra frente a un tercero que realmente esté atento e<br />
interesado, en un principio se suelta a hablarcon mucha emoción<br />
y alivio. Inclusive, he visto a hombres —tradicionalmente<br />
resistentes a expresar ciertas emociones que tildan de debilidad—que,<br />
al ser escuchados con tanta empatía en la reunión<br />
preliminar, llegan a llorar. La acumulación de contrariedades<br />
durante tiempos prolongados puede ejercer una fuerza muy<br />
negativa en la vida de los involucrados. Estas emociones que<br />
las partes muestran tan abiertamente en las reuniones preliminares<br />
no serían las mismas que mostrarían ante su contrincante.<br />
Al contrario,en vez de las lágrimas que se derraman en<br />
estas reuniones preliminares —cuando las partes han tenido<br />
la oportunidad de desahogarse y de ser comprendidas—, en<br />
una mediación más tradicional estos mismos individuos son<br />
más aptos a arranques de cólera durante la sesión conjunta.<br />
La falta de intervención no significa que el mediador esté<br />
ausente o distraído. Al contrario, el tercero está tan enfocado<br />
en las necesidades y sentimientos del contrincante, que le<br />
entrega confianza para hablar y desahogarse. El escuchado<br />
eventualmente suele decirnos que quizás tenga parte de la<br />
culpa, o que puede ver cómo ha contribuido al conflicto. De<br />
a poco permite que su contrincante deje de ser su enemigo y<br />
le permite un grado de humanidad.<br />
Preparación adicional<br />
Una vez que la persona se sienta escuchada el tercero puede<br />
tomar los próximos pasos. Estos incluyen preparar una lista<br />
de temas por discutir en la sesión conjunta, suavemente<br />
desafiar los puntos ciegos, y permitirle a las partes a que se<br />
alejen aún más de los sentimientos antagonistas. Además, el<br />
mediador le ayuda a las partes a prepararse para la sesión<br />
conjunta por medio de la simulación y la comprensión de las<br />
herramientas relacionadas con la negociación interpersonal.<br />
O sea, como lidiar con diferencias de opinión sin tomar una<br />
actitud defensiva. Incluye el saber modular el tono y la velocidad<br />
de lo que dice, hablar en forma más tentativa, evitar<br />
ciertas expresiones (tal como decirle a su contrincante que<br />
está equivocado en vez de saber escucharle y presentar su<br />
punto de vista posteriormente).<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
40 Gregorio Billikopf Encina revistademediacion.com<br />
Los que favorecen las reuniones individuales (caucusing),<br />
mencionan que algunas ventajas de tales reuniones incluyen,<br />
entre otras, la posibilidad que las partes se desahoguen (Blades,<br />
1984; Emery y Jackson, 1989; Hobbs, 1999; Pruitt et al.,<br />
1989; Welton et al., 1988); poder proveerles coaching a las<br />
partes sobre comunicación, o habilidades de negociación interpersonal<br />
(Hobbs, 1999; Moore, 1987; Moore, 1996; Volkema,<br />
1988) y en el caso de las reuniones preliminares, decidir si es<br />
factible pasar a la sesión conjunta (Moore, 1987; Moore, 1996;<br />
Billikopf, 2002a). Para una lista más completa de motivos que<br />
aparecen en la literatura que favorecen estas reuniones individuales,<br />
ver a Billikopf (2002b).<br />
De las mismas simulaciones nacen oportunidades para<br />
un coaching más efectivo, ya que el tercero puede percatarse<br />
si la persona está preparada para dialogar directamente con<br />
su contraparte, o nota que todavía existen fugas peligrosas<br />
que podrían estallar en la sesión conjunta.<br />
El mediador puede escucharle a cada parte con tal empatía,<br />
que pareciera que es la única opinión que exista. El<br />
tercero no tiene por qué aparecer como un neutral sin sentimientos.<br />
El mediador le deja saber a ambas partes que en la<br />
sesión conjunta estarán dialogando con su contraparte con<br />
mínima interferencia. El acomodo de las sillas, tal como la<br />
hemos descrito, también recalca este mensaje aún más. Engram<br />
y Markowitz (1985) sugieren que las personas que han<br />
participado en reuniones individuales pueden llegar a sentir,<br />
si el proceso está bien diseñado, que el proceso es más justo.<br />
También se le entregan a las partes las herramientas<br />
necesarias para que puedan dialogar y responder a las necesidades<br />
de la otra persona por medio de la negociación<br />
interpersonal, la que permite una reducción de las actitudes<br />
defensivas. Cada parte aprende a colocarse en el lugar de la<br />
otra e intenta comprender las necesidades y vivencias de la<br />
otra. Inclusive, se les puede capacitar a las partes a usar las<br />
técnicas de la escucha activa —una herramienta más útil que<br />
la escucha empática para lidiar con ataques personales (Billikopf,<br />
20<strong>14</strong>a;20<strong>14</strong>b).<br />
En la MDI, entonces, el mediador le ayuda a cada parte a<br />
ver formas más efectivas de presentar sus opiniones y también<br />
escuchar las de su contrincante. A través de los años,<br />
algunos mediadores han cuestionado si este proceso es realmente<br />
no-directivo. Pienso que una ilustración sería útil.<br />
Dentro de las herramientas de la negociación interpersonal,<br />
hemos pulido una que he nombrado el martillo pequeño.<br />
Se trata de cómo desafiar los puntos de vista o puntos ciegos<br />
con suavidad. Descubrimos, en una reunión preliminar<br />
del EDN, que una gerente concebía que su subalterno sentía<br />
antagonismohacia ella por no querer trabajar para una mujer.<br />
La gerente prefería que no fuera un tema tratado en la<br />
mediación sin antes intentar de abordarlo privadamente con<br />
su subalterno. Esta mediación incluiría, además de las dos<br />
partes y del equipo de dos mediadores, siete participantes<br />
internacionales. Estos copartícipes estarían presentes sólo el<br />
último día de la mediación, como parte de su gira.<br />
Accedimos inmediatamente a la petición de la gerente y<br />
le aconsejamos que le presentara a su subalterno sus sentimientos<br />
en una forma muy suave y breve y los dejara a un<br />
lado al primer indicio de una actitud defensiva de parte del<br />
subalterno. La gerente lo hizo tal cual y nos contó que de<br />
inmediato dejó el tema a un lado ya que el subalterno tomó<br />
una postura defensiva. Mi asistente en el proceso de mediación<br />
estuvo a cargo de las reuniones preliminares y cuando<br />
el mismo subalterno, en una de esas reuniones preliminares<br />
(hubo varias) mencionó que él estaba acostumbrado a trabajar<br />
con jefes varones, mi asistente supo pedirle suavemente<br />
que se explayara. Ella lo escuchó con mucha empatía. El dejó<br />
de empujar a un lado estos pensamientos y los exploró más a<br />
fondo con el paso del tiempo.<br />
Semanas después llegó el día de los últimos preparativos.<br />
Esa mañana participamos, junto con las visitas internacionales,<br />
en la última reunión preliminar —en la que varios se mostraron<br />
incrédulos en cuanto al asunto del machismo y el éxito<br />
que podría existir sobre ese tema. Una vez en la sesión conjunta<br />
los mediadores oficiales y los invitados nos sentamos al<br />
extremo del cuarto, alejados de las partes.<br />
En un momento clave, sin que nadie le dijera al subalterno<br />
que hablara sobre el tema en cuestión, él empezó a contarle a<br />
su jefa que le había costado trabajar con mujeres. Me fue muy<br />
sorprendente que una de las visitas interrumpiera el diálogo<br />
para sugerir que quizás no tenía nada que ver con el hecho<br />
que su jefa fuera una mujer, y que quizás todo esto se podía<br />
comprender como una parte natural del conflicto. Era la<br />
excelente táctica de mediación narrativa (Winslade y Monk,<br />
2000) pero usada en un momento equívoco.<br />
El subalterno, al ser interrumpido, dio vuelta su cabeza<br />
para explicarnos que en realidad le había sido difícil tener a<br />
una mujer como jefa. Acto seguido, se vuelve otra vez a su<br />
jefa y le pide unas disculpas que llegarona mi corazón —y<br />
más importante, al corazón de la gerente.<br />
Al finalizar el proceso de mediación el subalterno vuelve<br />
a mirarnos:<br />
—Gregorio, quiero que sepas —dirigiéndome la palabra<br />
particularmente— que ya nunca te necesitaré para poder<br />
conversar con mi jefa en el futuro, sé que puedo hablar con<br />
ella sobre cualquier tema.<br />
Sesión conjunta<br />
La parte mecánica de la sesión conjunta<br />
En el primer día de un curso-seminario de mediación en Chile<br />
(Mediación interpersonal y Mediación empresarial, Llanquihue,<br />
Región de los Lagos, 22 de noviembre de 20<strong>14</strong>), arreglé<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
Mediación dirigida por los individuos. Otro avance hacia la mediación no directiva 41<br />
tres sillas vacías. A dos de éstas las coloque una frente a la<br />
otra de tal manera que sus ocupantes se estarían mirando<br />
cara a cara al sentarse. La tercera silla, la que correspondía al<br />
tercero, la coloqué a cuatro metros de las otras dos, dirigida<br />
hacia las mismas. Pregunté que cuál sería el mensaje que se<br />
le daba a las partes con ese arreglo de las sillas. Una participante<br />
de inmediato respondió: «Que las partes tendrán que<br />
buscar la solución sin la ayuda del tercero». Efectivamente,<br />
ese es uno de los mensajes más importantes de la MDI. Mientras<br />
que los contrincantes piensen que el mediador está presente<br />
para ver quién tiene la razón, o para darles la solución,<br />
será difícil llegar a un acuerdo en los conflictos relacionales.<br />
Cuando el mediador está muy cerca, ya sea en una mesa<br />
cuadrada en la que las partes se sientan frente a frente o en<br />
una situación en la que se sientan usando un tipo de triángulo<br />
—con o sin mesa, en ambos casos el mediador no puede<br />
evitar reaccionar en forma visible cuando uno u otro de los<br />
involucrados trata de dejar mal al otro. En cambio, cuando el<br />
mediador está a cuatro metros de distancia —lo que significa<br />
estar fuera de la visión perlífera de las partes— el tercero<br />
igual puede reaccionar en una forma visible, pero las partes<br />
tendrían que volver la cabeza para ver esa reacción. En ese<br />
milisegundo, el mediador ya podrá disimular su reacción involuntariapor<br />
completo.<br />
El contacto ocular tiende a aumentar los sentidos de la<br />
cólera cuando las personas están molestas. Es por eso, por<br />
ejemplo, que se aconseja no hacer contacto visual con los<br />
conductores que sufren de arranques de rabia. Pero cuando<br />
las partes llegan a la sesión conjunta bien escuchadas y comprendidas<br />
por el mediador, y cuando llegan con posturas más<br />
blandas —cosas que se consiguen por medio de la reunión<br />
preliminar en la MDI— hemos descubierto que el contacto<br />
ocular suaviza a las partes aún más.<br />
Para poder llegar a una sesión conjunta en la que las<br />
partes estén preparadas para negociar, eso sí, se requiere un<br />
gran esfuerzo previo tanto de los involucrados como del mediador.<br />
Dejar a los dos contrincantes medios abandonados<br />
cuando todavía existen pronunciados sentimientos de rencor<br />
o cuando no están capacitados, sería aumentar el drama del<br />
conflicto. Muchos contrincantes que no han sido preparados<br />
adecuadamente se aprovechan de la presencia del mediador<br />
—ya que sienten una tipo de seguridad equivocada— para ser<br />
más abusivos o hirientes con su contraparte. O sea, piensan<br />
que su contraparte está obligado a escuchar, finalmente, lo<br />
que siempre le han querido decir.<br />
Las reuniones individuales, tanto las preliminares como<br />
las que se llevan a cabo una vez iniciada la sesión conjunta, se<br />
prestan a abusos. En un entorno relacionado con la violencia<br />
doméstica, se han dado casos en que el hombre le ha dicho al<br />
mediador, en una reunión preliminar, que su esposa sufre de<br />
depresión y que sólo le mencionará algunas cosas al mediador<br />
«en forma privada», pero que él no las sacará a luz frente<br />
a su esposa una vez en la sesión conjunta, «por protegerla».<br />
De esa forma estos astutos personajes se han ganado la influencia<br />
del mediador en momentos cruciales. (Sabemos, por<br />
supuesto, que la violencia domestica puede brotar de cualquiera<br />
de las partes, no sólo de parte del hombre).<br />
No sólo existe la posibilidad de colusión entre una de las<br />
partes y el tercero, pero además estas reuniones individuales<br />
en procesos más directivos se prestan a las apariencias de<br />
favoritismo. Ya que en la MDI las partes se sientan frente a<br />
frente y alejadas del tercero, son los contrincantes los que<br />
entablan el diálogo y llegan a soluciones sustentables. El mediador<br />
juega un papel muy reducido en la sesión conjunta.<br />
El papel del mediador durante la sesión conjunta<br />
Durante la sesión conjunta el mediador, si ha preparado a las<br />
partes suficientemente bien, simplemente (1) se asegura que<br />
las partes conversen sobre todos los asuntos de interés ya<br />
mencionados durante las reuniones preliminares, (2) en casos<br />
que sea necesario, pregunta si las soluciones serán suficientemente<br />
específicas, claras y sustentables, (3) recalcalos<br />
éxitos, y (4) sólo interfiere con cautela para ayudarle a las<br />
partes a mejorar su comunicación, si resulta necesario. Es<br />
posible que el medidor en algunas ocasiones —como me ha<br />
pasado— sólo esté presente como apoyo moral ya que las<br />
partes se encargan del resto. Se destaca, al igual que en la<br />
metodología menos directiva, que el mediador no es el que<br />
sugiere o fomenta soluciones. Podríamos decir que la MDI es<br />
llevar la filosofía transformativa, por ejemplo, aún más allá. El<br />
alejamiento físico del mediador deja claro que son los participantes<br />
los que juegan el papel más importante.<br />
Evaluación de Desempeño Negociada (EDN)<br />
La EDN es un modelo basado en la MDI especialmente útil<br />
para resolver conflictos jerárquicos. No tenemos el espacio<br />
para desarrollar sus partes en forma muy completa pero nos<br />
enfocaremos en la mecánica del proceso. Tal como en la MDI,<br />
existen las reuniones preliminares y las sesiones conjuntas.<br />
El facilitador (cuando no existen conflictos y sólo se trata<br />
de mejorar la comunicación entre las partes) o el mediador<br />
(cuando sí hay desavenencia), una vez más, utiliza las reuniones<br />
preliminares para preparar a las partes para que puedan<br />
tener una conversación amena en la sesión conjunta con un<br />
mínimo de interferencia de parte del tercero.<br />
Tanto los supervisores como los subalternos desconfíandela<br />
mediación. Los subalternos temen las represalias de sus<br />
supervisores. Éstos, a su vez, resienten que llegue un tercero<br />
a cambiar el balance de autoridad con su subalterno.<br />
La EDN reduce estos desafíos drásticamente (no los elimina<br />
completamente) al utilizar un formato que se enfoca<br />
principalmente en el desempeño del subalterno. Tanto el sub-<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
42 Gregorio Billikopf Encina revistademediacion.com<br />
alterno como su jefe completan un listado que responde a<br />
las preguntas: (1) ¿cuáles han sido los logros del subalterno<br />
durante este período (2) ¿Cómo ha mejorado en este mismo<br />
período (3) ¿En qué podría mejorar en el futuro Hay<br />
una cuarta pregunta, y esta sólo la responde el subalterno, y<br />
sólo se discute al final de la evaluación de desempeño: el jefe<br />
le preguntará al subalterno, «¿Qué podría hacer yo como tu<br />
jefe, para que pudieras tener pleno éxito en tu trabajo o en<br />
nuestra empresa»<br />
Se evita que el supervisor sienta que el mediador lo está<br />
rebajando frente a su subalterno ya que es el jefe el que dirige<br />
la reunión y hace las preguntas. En ciertos momentosespecíficosel<br />
supervisorinvolucra al facilitador o mediador.<br />
Una clave para el éxito de este proceso es que el supervisor<br />
sepa realmente celebrar los logros del subalterno en una forma<br />
sincera. El proceso de discutir lo que el subalterno hace<br />
bien dura por lo menos veinte minutos. La mayoría de los<br />
subalternos se sorprenden al conocer las cosas positivas que<br />
surgen. Con esta base positiva el subalterno está preparado<br />
para abordar las otras preguntas.<br />
El subalterno llega a la sesión conjunta preparado a no<br />
sólo compartir las áreas en las que podría mejorar sino que<br />
además presentar un plan de exactamente cómo piensa hacerlo.<br />
Todo esto hace que disminuyan los sentimientos defensivos<br />
de los subalternos. A la vez, el supervisor sólo menciona,<br />
cuando se trata de la tercera lista, aquellas cosas que el<br />
subalterno no ha mencionado. La última pregunta, sobre los<br />
cambios que el jefe pudiera hacer, permite un diálogo positivo<br />
que le entrega las herramientas necesarias al subalterno<br />
para cumplir con las metas que han acordado. Si se ha lidiado<br />
efectivamente con el proceso hasta este punto, los subalternos<br />
suelen envalentarse —en el sentido más positivo de la palabra—<br />
y expresar sus necesidades durante esta última etapa,<br />
alentados por el mismo interés sincero del supervisor.<br />
Tal como en la MDI, el mediador interfiere muy poco en<br />
la sesión conjunta, ya que se ha hecho la gran parte de su<br />
trabajo en las reuniones preliminares.<br />
Conclusiones<br />
Mi experiencia me ha mostrado que la escucha empática<br />
ablanda mucho a las partes y las prepara para confrontar a<br />
la otra en una forma más positiva. Personas que le negaban<br />
hasta la humanidad a su contrincante logran ver lo positivo<br />
y admirable en la otra. Cuando a la escucha empática le<br />
agregamos herramientas específicas de negociación interpersonal<br />
—las que requieren el buen escuchar tanto como la<br />
presentación menos emocional de sus puntos de vista— los<br />
individuos son capaces de grandes logros y avances en la resolución<br />
de sus conflictos.<br />
Siento la necesidad de ser menos tímido al aconsejar la<br />
reunión preliminar, siempre y cuando se trate de una mediación<br />
no-directiva. Pienso que el valor de la reunión preliminar<br />
tiene un efecto más pronunciado cuando ha sido el mismo<br />
mediador que se ha reunido con ambas partes en forma preliminar.<br />
Las partes se sienten más seguras y tienen más confianza<br />
en sí mismas y en el proceso.<br />
En aquellos casos en los que los mediadores se sigan<br />
oponiendo rotundamente al concepto de las reuniones preliminares,<br />
pienso que valdría la pena contratar a especialistas<br />
en la escucha empática y la negociación interpersonal para<br />
que ellos jueguen este papel tan importante. No será tan impactante<br />
como si lo hace el mismo mediador, pero aun así<br />
pienso que las partes se beneficiarían al ser escuchadas y de<br />
recibir ese coaching antes de la sesión conjunta. Me parece<br />
que aún en estos casos habrá una disminución de la necesidad<br />
de tener reuniones separadas una vez iniciada la sesión<br />
conjunta.<br />
Con algunas excepciones puntuales, tal como en el hábil e<br />
interesante modelo de Freund (2012) en los que trabaja para<br />
resolver asuntos estrictamente pecuniarios y se esfuerza para<br />
que las partes no echen a perder sus negociaciones, aconsejaría<br />
el uso de la reunión preliminar aún en aquellos casos que<br />
aparentemente se trata de asuntos materiales y no relacionales.<br />
Si en realidad no existen asuntos relacionales, la reunión<br />
preliminar será corta y es poco lo que se pierde. El beneficio<br />
de la reunión preliminar a largo plazo será muy impactante y<br />
espero que en un futuro no muy lejano estas reuniones sean<br />
la norma y no la excepción.<br />
Descarga del libro<br />
En un artículo como éste, simplemente no es posible explicar<br />
los detalles más importantes sobre los modelos de la MDI y<br />
de la EDN. Invito al lector a descargar, sin costo, la cuarta edición<br />
del libro Mediación Interpersonal: Facilitando el diálogo<br />
entre las partes(20<strong>14</strong>) (http://bit.ly/1zJaxDn) en formato PDF.<br />
En él se amplían los modelos de la MDI y de la EDN, de la<br />
escucha empática, de la negociación interpersonal y de las<br />
diferencias culturales relacionadas con los conflictos. Para los<br />
lectores que dominen el inglés, también pueden descargar la<br />
tercera edición de Party-Directed Mediation(20<strong>14</strong>), que contiene<br />
importantes capítulos adicionales.<br />
––<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
Mediación dirigida por los individuos. Otro avance hacia la mediación no directiva 43<br />
EXTENDED SUMMARY<br />
Party-Directed Mediation.<br />
Another Step Towards Non-<br />
Directive Mediation<br />
Gregorio Billikopf<br />
University of California, University of Chile<br />
Received:07/11/20<strong>14</strong><br />
Accepted: 18/11/20<strong>14</strong><br />
Abstract:T he contribution of two models is presented<br />
in this article, Party-Directed Mediation (PDM) and<br />
Negotiated Performance Appraisal (NPA) to deal with<br />
peer mediation and hierarchical mediation, respectively.<br />
Somewhat controversial tools are used such as<br />
pre-caucus and joint session in which the neutral sits<br />
apart from the parties –at a distance of four meters–<br />
thus reducing interference. An effort is made to help the<br />
parties to take more responsibility to resolve their own<br />
conflicts and offer them tools to do so, after listening to<br />
them empathically during the pre-caucus. Both models<br />
are especially useful for dealing with deep seated interpersonal<br />
conflict. Originally, they were used as organizational<br />
mediation models.<br />
Keywords: Organizational Mediation, Interpersonal Mediation,<br />
Non-Directive Mediation, Pre-caucusing, Empathic<br />
Listening.<br />
Almost twenty-five years ago I had the opportunity to mediate<br />
for the first time. Like many mediators of that era, I had<br />
no formal training. I was just a young University of California<br />
academic. Perhaps that same lack of knowledge led me to<br />
discover a controversial methodology particularly suited for<br />
dealing with deep-seated interpersonal conflict.<br />
I developed two models, Party-Directed Mediation (PDM)<br />
and the Negotiated Performance Appraisal (NPA). The controversial<br />
techniques of the PDM are (1) pre-caucuses (or premediation);<br />
and (2) having the mediator sit four meters from<br />
the parties during the joint session.<br />
Out of the PDM, a second model was born, for dealing<br />
with hierarchical conflict. While these methods were used<br />
principally in Chilean and Californian agriculture at first, interest<br />
has grown outside of agribusiness and throughout the<br />
world.<br />
It is worth mentioning that PDM and the NPA seek to incorporate<br />
some of the best approaches from other models.<br />
But our focus here will be mostly on the mechanics of these<br />
models.<br />
Even where conflicts are supposedly not of an interpersonal<br />
nature, we see time and again how interpersonal components<br />
often get in the way of dispute resolution.<br />
Pre-caucus. Warning against caucusing and<br />
pre-caucusing<br />
In the historical literature on mediation (Billikopf, 2002b)<br />
we see a fear of both caucusing and pre-caucusing. Concerns<br />
include (partial list) (1) collusion between one of the<br />
parties and the mediator; (2) lack of honesty on the part of<br />
the parties in the absence of the counterpart; (3) mediator’s<br />
attempts to be more directive; and (4) mediators who violate<br />
confidentiality.<br />
Once the joint session has begun, additional concerns<br />
that revolve around caucusing include: (5) an interruption<br />
of positive movement. Rather than discard all such worries<br />
as myths from a bygone era, we recognize that these fears<br />
are based on reality and can be especially worrisome under a<br />
more directive mediation.<br />
There is no such thing as a completely impartial neutral; at<br />
least not in the deeply held personal views held by the thirdparty.<br />
As one person recently told me, «I am a mere human.»<br />
Issues of transference and countertransference play a role in<br />
mediator’s preference for one or another perspective. What<br />
is essential, then, is that despite mediator preferences and<br />
prejudices, the parties are able to make decisions without<br />
mediator interference.<br />
For convenience, we will divide mediation styles into<br />
three simple categories, but cutting the orange in slices from<br />
a different angle: (1) traditional mediation; (2) less directive<br />
mediation; and (3) Party-Directed Mediation (PDM). Once we<br />
have looked at the differences in a very general way, we will<br />
look at a specific use of the MDI for dealing with hierarchical<br />
conflicts, in the way of a companion model.<br />
Traditional mediation<br />
In traditional mediation the neutral meets with all the affected<br />
parties at once, without the use of pre-caucuses, but<br />
many times with the use of caucusing after the joint session<br />
has begun. Parties often lean on the mediator to find satisfactory<br />
solutions. The mediator may sometimes look a bit more<br />
like a quasi-arbiter.<br />
Master’s Degree in Organizational Psychology. As a Full Title Professor at the University of California and Visiting Scholar at the University of Chile,<br />
his research and teaching performance focus on Company Mediation and Labor Productivity. He is also an active mediator and has presented<br />
his models in different congresses of the International Association for Conflict Management (IACM) in Seville, Spain and in Kyoto, Japan. Mails on<br />
this article should be sent to the author to the following e-mail address: gebillikopf@ucdavis.edu<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
44 Gregorio Billikopf Encina revistademediacion.com<br />
Parties will often seat in a triangle. The mediator becomes<br />
the head of the triangle, with the other parties facing<br />
the neutral. One party is asked to speak while the other takes<br />
notes and then the roles are reversed. When there are deepseated<br />
interpersonal issues, such an approach often results<br />
in outbursts of contention between the individuals. When<br />
this happens, the parties feel the mediator has failed to keep<br />
them safe. There are still numerous mediators who use the<br />
traditional approach, even when there are interpersonal issues<br />
involved.<br />
Decades ago, pre-caucusing was considered taboo in<br />
many circles. Yet interestingly, 95% of individuals attracted to<br />
mediation today prefer the idea of starting with a pre-caucus.<br />
Less directive mediation<br />
Less directive mediators, such as transformative mediators,<br />
pay more attention to the interaction between the parties<br />
than the resolution of the conflict (Bush and Folger, 1996).<br />
Often, such mediators use active listening throughout the<br />
process (in contrast to empathic listening). They may also<br />
use pre-caucuses to provide negotiation coaching. Others<br />
use caucusing, after the joint session has begun, for the same<br />
purpose. Among the first proponents of the pre-caucus are<br />
Weeks (1992), Umbreit (1995), Volkema (1988), Winslade and<br />
Monk (2000), and Billikopf (2002b).<br />
Once in a joint session, the parties either use the triangle<br />
seating approach described above, or have the parties sit<br />
facing each other. Others progress from having the parties<br />
look at, and address, the mediator to looking and addressing<br />
each other. Either way, the seating arrangement, including<br />
the proximity of the mediator, still gives the message that the<br />
process revolves around the mediator’s approval.<br />
I find it particularly interesting that among some of the<br />
early proponents of pre-caucus (Winsladeand Monk, 2000),<br />
as well as those who use caucusing in a similar way (Bush and<br />
Folger, 1994), the parties address the mediator rather than<br />
their counterpart. In other words, they fail to take full advantage<br />
of their non-directive philosophy.<br />
Party-Directed Mediation (PDM)<br />
PDM always uses pre-caucus, wherein the mediator meets<br />
separately with each party before the joint session. Much like<br />
the less directive mediation approach, pre-caucusing works<br />
both as an opportunity for parties to vent issues and as a<br />
time to provide negotiation coaching. And just as in the less<br />
directive approach, the mediator plays an active role in the<br />
pre-caucus coaching but not by providing solutions. Rather<br />
than employing active listening, mediators tend to use empathic<br />
listening.<br />
Once in the joint session the parties face each other and<br />
address each other while the mediator sits four meters away.<br />
Pre-caucus<br />
Pre-caucus is divided into two principal phases: empathic listening<br />
and additional preparation for the joint session.<br />
Empathic Listening<br />
While most mediators have been exposed to active listening<br />
(Rogers and Farson, 1987), few have been trained in empathic<br />
listening (Rogers, 1951). In the latter, third-parties listen without<br />
interrupting or asking questions or making observations. The<br />
art of empathic listening lies in showing great interest without<br />
guiding the conversation. When listened to in such a way, parties<br />
tend to slow down their speech and pause frequently (Rogers,<br />
1951; Billikopf, 20<strong>14</strong>a; Billikopf, 20<strong>14</strong>b). The parties who are<br />
thus listened to begin to listen to themselves and even see how<br />
they may have contributed to the conflict.<br />
Additional preparation<br />
After a party feels listened to, a list of topics to be discussed<br />
in the joint session is developed. The mediator shares negotiation<br />
techniques with the parties and also gives them the<br />
opportunity to role play. Emotional leakage in the role plays<br />
helps both the mediator and the parties realize that additional<br />
coaching or venting may be needed. Through the precaucus,<br />
the parties are prepared to dialogue in the joint session<br />
without getting defensive.<br />
Joint session<br />
Mechanical aspects of the joint session<br />
On the first day of a recent seminar I placed two chairs in the<br />
room, as if two parties would be sitting facing each other.<br />
Then I placed the third chair, belonging to the mediator, four<br />
meters away. «What is the message given to the parties» I<br />
asked. One participant immediately answered, «The parties<br />
will have to look for a resolution without leaning on the mediator.»<br />
Precisely! As long as the parties believe they are presenting<br />
a case for the mediator to favor, it will be difficult for<br />
them to find a mediated resolution.<br />
While pre-caucuses may lend themselves to abuse, when<br />
the parties negotiate directly with each other, with minimal<br />
neutral interference, these concerns are greatly minimized.<br />
The role of the mediator during a joint session<br />
During a joint session the mediator, if the parties have been<br />
sufficiently prepared, will simply: (1) make sure all the points<br />
that needed to be discussed are addressed; (2) question solutions<br />
that may not be sustainable, if needed; (3) underscore<br />
successes; and (4) only interfere with caution in order to help<br />
the parties with communication problems. It is possible that<br />
the mediator, as has happened to me, ends up being present<br />
only for moral support.<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
Mediación dirigida por los individuos. Otro avance hacia la mediación no directiva 45<br />
Negotiated Performance Appraisal (NPA)<br />
NPA is a model based on PDM, which is particularly useful for<br />
dealing with hierarchical conflicts, such as those between a<br />
supervisor and a subordinate. Just as in PDM, there are precaucuses<br />
and a joint session. The facilitator (when there is no<br />
conflict and the process is used for improving communication)<br />
or the mediator prepares the parties for engaging in an<br />
effective dialogue in a future joint session.<br />
Supervisors and subordinates are both weary of mediation.<br />
The latter fear retaliation; the former a loss of authority.<br />
NPA reduces both of these challenges because it uses a performance-based<br />
format. Both parties make some lists based<br />
on three key questions (all focused on the subordinate’s performance):<br />
(1) where do you excel (2) Where have you improved<br />
recently And, (3) where can you still improve There<br />
is a fourth question to be asked later. The supervisor will ask<br />
the subordinate something like, «What can I do differently so<br />
you can thrive in your job»<br />
The supervisor directs the questions and the process, and<br />
thus does not feel a loss of authority. Taking the time to truly<br />
celebrate the subordinate’s successes is vital. Armed with<br />
this positive experience, the subordinate is ready to move to<br />
the more difficult questions.<br />
The subordinate arrives at the joint session not only having<br />
noted areas of needed improvement and, just as important,<br />
will also have developed a detailed plan on how to make<br />
those improvements. This approach reduces defensiveness.<br />
By the time the fourth question is asked, the subordinate<br />
is willing and ready to truly answer it, rather than give it lip<br />
service. Just as in the PDM process, the mediator interferes<br />
minimally in the joint session because most of the hard work<br />
has already taken place during the pre-caucus.<br />
Conclusions<br />
My experience has shown that empathic listening softens the<br />
parties and prepares them for a positive dialogue during the<br />
joint session. Individuals begin to see the humanity in each<br />
other once again. When we add the negotiation tools to the<br />
empathic listening, the parties are capable of handling extremely<br />
difficult situations of an interpersonal nature.<br />
Today, I feel the need to be less tentative about recommending<br />
pre-caucus, as long as the mediation is not directive<br />
in nature. I believe that pre-caucus has the most to offer when<br />
it is the mediator who conducts it. Nevertheless, in situations<br />
when mediators continue to be philosophically opposed to<br />
pre-caucus, may I suggest that an outside skilled empathic<br />
listener and coach be utilized to play this role. I suspect it will<br />
not have as great an impact, but it is still likely to reduce the<br />
need for caucusing after the joint session has begun, and it<br />
is also likely to reduce contention in the joint session. With<br />
some specific exceptions, I believe that pre-caucusing should<br />
be the rule rather than the exception. If it turns out not to be<br />
needed, little harm will be done and the pre-caucuses may<br />
end up being quite short.<br />
Book download<br />
I invite the reader to download, at no cost, the third edition<br />
of Party-Directed Mediation: Facilitating Dialogue Between<br />
Individuals (20<strong>14</strong>) (http://bit.ly/1xoHeTb). The book expands<br />
on the proper use of these models, as well as on acquiring<br />
empathic listening and interpersonal negotiation skills.<br />
Referencias<br />
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<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
REVISTA DE MEDIACIÓN<br />
desea felicitar a nuestra gran<br />
compañera y maestra de la<br />
mediación, la Dra. María Pilar<br />
Munuera Gómez, por la publicación<br />
de su excelente libro<br />
Nuevos Retos en Mediación.<br />
Familiar, discapacidad,<br />
dependencia funcional, salud<br />
y entorno social<br />
Con experiencia docente desde 1987, la Dra. Munuera<br />
es Profesora Titular de Universidad en el Departamento<br />
de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Facultad de<br />
Trabajo Social de la Universidad Complutense de Madrid<br />
y Doctora por la Universidad Complutense, con el tema:<br />
“La mediación en las situaciones de dependencia<br />
funcional”.<br />
Editorial: Tirant lo Blanch<br />
Colección: Políticas de Bienestar Social<br />
1ª Edición / 295 págs. / Rústica / Castellano / Libro<br />
ISBN13:9788416062362
48 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2, pp. 48-57 revistademediacion.com<br />
La mediación como parte de una red de<br />
intervención<br />
Mediation as Part of an Intervention Network<br />
Antonio Tula<br />
Redes Alternativas, Argentina<br />
Manuscrito recibido: 8/12/20<strong>14</strong><br />
Manuscrito aceptado: 21/12/20<strong>14</strong><br />
Resumen: En casos de familias, la intervención institucional fragmentada tiene como fuente la ortodoxia<br />
lineal científica, la diversidad legislativa y reglamentaria y la diversidad de protocolos. En ese<br />
marco, los diferentes organismos y profesionales sociales responden a un libreto propio, destinado a<br />
una parte del sistema familiar, sin vasos comunicantes que permitan una meta-mirada abarcadora del<br />
sistema familiar consultante. El presente es un trabajo reflexivo sobre la mediación en contextos de<br />
familias multi-problemáticas, como un nodo de una red de otros métodos de abordaje. El análisis se<br />
concentra en la argumentación de algunos marcos teóricos y epistemológicos en los que se sustenta<br />
la propuesta posterior.<br />
Abstract: In family cases, the source of a fragmented institutional intervention is the scientific linear<br />
orthodoxy, a diversity of rules and regulation and a variety of protocols. In this framework, the different<br />
social bodies and practitioners have their own agenda that aims at part of the family system with no<br />
communicating vessels that enable to cast an all-encompassing meta-look to the concerned family.<br />
This is a reflective paper on the mediation in the context of multi-issue families as a hub in a network<br />
of other approach methods. The analysis focuses on the arguments proposed by some theoretical and<br />
epistemological frameworks on which the aforementioned mentioned proposal is based on.<br />
Palabras Clave: familia multiproblemática, mediación de segundo orden, identidad, narrativa, multidisciplinar<br />
Keywords: Multi-issue Family, Second Class Mediation, Identity, Narrative, Multidisciplinary<br />
Abogado, Mediador, master en Psicoterapia Sistémica (Universidad del Aconcagua, Mendoza, Argentina, 2010) y Formador de reconocido<br />
prestigio; ha desarrollado capacitaciones en Argentina, Venezuela, Ecuador, Chile y España. Universidad de Buenos Aires (1997-2000).Universidad<br />
Abierta Interamericana (1997-2000). Escuela de Mediación del Ministerio de Justicia de la Nación (1999-20<strong>14</strong>).Universidad del Aconcagua<br />
(2000-<strong>14</strong>).Universidad Autónoma de Barcelona (1999).Capacitado en la Universidad de Harvard (Negociación y Mediación) (1995) y entrenado<br />
Intensivamente por Sara Cobb y Carlos Sluzki (Universidad de Santa Bárbara, 1997, 2012 y 20<strong>14</strong>); Douglas Stone (Universidad de Harvard,<br />
2001); Aldo Morrone (Canadá, 2003); y Joseph Folger (EEUU).<br />
Redes Alternativas se dedica desde hace 18 años a la capacitación, diagnóstico, planificación, diseño y ejecución de Estrategias para la<br />
Administración de Situaciones de Conflictos en contextos de instituciones públicas y privadas. Trabaja en capacitaciones e investigaciones en<br />
mediación y otros métodos de Resolución de Conflictos conjuntamente con el Departamento de Resolución Alternativa de Conflictos de la<br />
Universidad del Aconcagua; y gestiona tres centros municipales de mediación comunitaria. Su web cuenta con 5100 miembros, 800 blogs de<br />
teoría e información temática, 11 videos de mediación pedagógicos y 160 grupos de estudio.<br />
La correspondencia a este autor debe enviarse a: antochoya@gmail.com<br />
ISSN: 2340-9754
La mediación como parte de una red de intervención 49<br />
El mundo moderno se organiza a través de propuestas científicas<br />
donde el hombre, fragmentando en partes al mundo,<br />
intenta generar leyes científicas que contienen a la realidad<br />
y a la objetividad científica como base de sustento, sin conciencia<br />
de totalidad.<br />
En el campo de las problemáticas sociales y en particular<br />
de las familiares, se observa la misma lógica, al generarse diferentes<br />
protocolos de intervención para el abordaje de una<br />
familia multiproblemática. Supongamos un papa alcohólico,<br />
un hijo adicto en conflicto con la ley, dos hermanos menores<br />
desnutridos con problemas escolares, violencia doméstica,<br />
madre con depresión e intentos de suicidio, necesidades<br />
básicas insatisfechas y precariedad laboral. A numerosos<br />
programas podrían acudir, tales como alcohólicos anónimos,<br />
tratamiento de adicciones, tribunales de menores, hospital<br />
público, gabinetes escolares, medidas penales contra la violencia<br />
doméstica, atención psiquiátrica y psicológica de la<br />
víctima de violencia, subsidios económicos, etc.<br />
Cada área de especialización define un programa de acción<br />
sobre las partes de un sistema, sin integrar la dinámica<br />
interaccional de los elementos del sistema, multiplicando acciones<br />
institucionales desconexas que saturan a la familia con<br />
multiplicidad de intervenciones.<br />
Distintas instituciones, para justificar el fracaso en la atención<br />
de casos, sostienen que la sobredemanda de la crisis social<br />
impacta en los sectores más carenciados generando alta<br />
vulnerabilidad en los individuos y en las familias (necesidades<br />
insatisfechas, violencia doméstica, desnutrición infantil, conflictos<br />
relacionales, jóvenes en conflicto con la ley, intentos de<br />
suicidio o suicidios, somatizaciones, droga, divorcio, alimentos,<br />
régimen de contacto con el padre, ejercicio de la tenencia,<br />
etc.) y un desborde de demanda imposible de satisfacer.<br />
Intentaremos analizar una forma de abordaje sistémico<br />
para organizar la complejidad de las intervenciones institucionales<br />
protegiendo la coherencia en el proceso de asistencia a<br />
la familia y las potencialidades endógenas del grupo familiar<br />
asistido. Se propone reflexionar sobre el ahorro de tiempo y<br />
la maximización de la eficiencia, en caso de que el mediador<br />
actué como facilitador del diálogo inter-institucional.<br />
El sujeto: identidad y narrativa<br />
En principio reflexionemos sobre el sujeto que concurre<br />
a solicitar ayuda a los servicios de salud mental, de apoyo<br />
comunitario o a la mediación. Este individuo no es un<br />
objeto de intervención, sino un sujeto histórico, vigente,<br />
protagonista de su narrativa y emocionalmente comunicado<br />
para ser escuchado desde su contexto individual e<br />
interaccional.<br />
Siguiendo el pensamiento de Guidano (Oneto y Moltedo,<br />
2002), propongo abordar este artículo, desde una perspectiva<br />
sistémica que considera al hombre como un «Si mismo» organizado,<br />
incesantemente activo en la construcción de significados<br />
personales que permite el sostenimiento de la identidad y<br />
evolución en términos de Continuidad, Permanencia y Unicidad.<br />
Identidad<br />
Desde un enfoque post-moderno y post-racionalista, se pone<br />
en duda la idea de la objetividad en el conocimiento humano<br />
como una «fotocopia» de la realidad externa y objetiva<br />
para todos. En este sentido, la realidad se encuentra indisolublemente<br />
ligada al sujeto que la vive, así como a sus capacidades<br />
de discriminar, ordenar y seleccionar de manera<br />
personal ciertas características de los elementos del mundo<br />
externo (Nardi, 2001). Este es una dimensión epistemológica<br />
del conocimiento construido por y en el sujeto y no proveniente<br />
de significaciones externas y apriorísticas de la ciencia.<br />
Entonces cada sujeto tiene su epistemología. La realidad<br />
externa traducida por un profesional experto en un segmento<br />
del saber (médico, abogado psicólogo, trabajador social,<br />
mediador),invade la construcción del significado de vida del<br />
sujeto, imponiendo caminos a transitar, en lugar de acompañarlo<br />
en un proceso de redefinición y reconstrucción de su<br />
percepción de la realidad y del entorno interaccional.<br />
El proceso ontogenético y autopoiético 1 descripto por<br />
Maturana (1989) permite entender la historia del cambio estructural<br />
de un sujeto sin que ésta pierda su organización,<br />
su unicidad. Este continuo cambio estructural es autopoiético<br />
porque se da en cada momento, desencadenado por<br />
interacciones provenientes del medio donde se encuentre el<br />
individuo y como resultado de su dinámica interna propia.<br />
Precisamente, cuando el sujeto acude a un profesional o a<br />
una institución busca una interacción con un «otro» que lo<br />
ayude a girar en la comunicación y cambiar su perspectiva;<br />
sin dañar sus posibilidades protagónicas de solución con intervenciones<br />
científicas apriorísticas de una verdad irreductible<br />
(no exentas de soberbia profesional). He podido observar<br />
a médicos y enfermeras que no llaman a sus pacientes por su<br />
nombre, sino que utilizan denominaciones generalizantes, tales<br />
como «madrecita», «muchacho», «jefe», que contribuyen<br />
al anonimato y a la masificación de los sujetos.<br />
Maturana (1996) explica que el sujeto, a partir de la vida<br />
cotidiana, es, en tanto observador, un sistema viviente cuyas<br />
1 Sistema capaz de reproducirse y mantenerse por sí mismo. Autopoiético es un neologismo introducido en 1971 por Hugo Maturana y por<br />
Francisco Varela para designar la organización de un sistema vivo mínimo. El termino se hizo representativo de una perspectiva de la relación<br />
entre el organismo y su entorno en la que los aspectos de su auto constitución y autonomía[Varela, F. J. (2003) «Autopoiesis y una Biología de<br />
la Intencionalidad»]<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
50 Antonio Tula revistademediacion.com<br />
capacidades cognitivas se alteran si se altera su biología,<br />
con lo cual se advierte el efecto de retroalimentación entre<br />
el sujeto y las redes sociales y no sociales que éste integra.<br />
El sistema cognitivo del sujeto supone la capacidad de homeostasis<br />
, autorregulación y de auto conservación de aquellos<br />
elementos que permiten lograr el equilibrio de la coherencia<br />
interna. Quienes intervenimos en procesos de ayuda<br />
social, podemos operar acompañando el proceso de transformación<br />
desde la ecología del individuo consultante y no<br />
desde la visión positivista e invasiva del científico. De ello se<br />
desprende que todo sistema cognitivo complejo tiene la capacidad<br />
autopoiética de auto-producirse y renovarse, y de<br />
transformar las perturbaciones que emergen en el ciclo de<br />
vida, debidas a la interacción con el medio externo, a niveles<br />
siempre más integrados de consciencia de sí y de identidad<br />
personal. Lo vemos en el concepto de «Organización<br />
de Significado Personal» o sea: «el ensamble específico de<br />
los procesos ideoafectivos que le permiten a cada individuo<br />
mantener su sentido de unicidad personal y de continuidad<br />
histórica, no obstante las numerosas transformaciones que<br />
experimenta en el ciclo de vida» (Guidano, 1987, p. 4).Precisamente<br />
esa capacidad hace valioso a los sujetos que nos<br />
consultan y nos coloca en un lugar de agente de cambio y no<br />
de decisores impositivos del mismo.<br />
En este sentido, debemos tener presente la influencia del<br />
otro en la identidad. Así, Buber (20<strong>14</strong>, p. 30) expresa: «El ser<br />
humano se vuelve un yo en el tú. Lo que está frente a él viene<br />
y desaparece, los acontecimientos relacionales se condensan<br />
y se destruyen y en esa alternancia se hacen cada vez más<br />
y más clara la conciencia del compañero inmutable: La conciencia<br />
del Yo. Claro que ella solo aparece aún en la trama de<br />
la relación con el tú».<br />
En la misma línea, Casariego de Gainza (2013), citando<br />
la teoría del apego de Bowlby, expresa que «es imposible<br />
imaginar al sujeto humano por fuera de los vínculos, desde<br />
que nace y veremos que, incluso antes de nacer, la relación<br />
del niño con su madre lo constituye. Luego serán otros vínculos<br />
los que sostendrán el contexto intersubjetivo desde<br />
donde se construye su personalidad. En el transcurso de las<br />
experiencias que tiene con esas personas, primeros objetos,<br />
(presencia o ausencia), se generaran representaciones mentales<br />
que corresponden a la calidad de esas experiencias de<br />
apego. Estas experiencias mentales actúan como modelo que<br />
organizan el mundo intrapsíquico individual y marcan la dirección<br />
en las que se desarrollaran las relaciones del sujeto<br />
en el futuro».<br />
Najmanovich (1999) permite pensar en la subjetividad<br />
desde una dinámica vincular ya que no nacemos sujetos sino<br />
que devenimos en tales a partir de juegos sociales. Así, la sociedad<br />
es producto de las interacciones sostenidas por seres<br />
humanos que generan configuraciones relacionales, dotadas<br />
de una estabilidad relativa. La sociedad emerge por un proceso<br />
de auto-organización y en el mismo proceso se gesta<br />
el individuo… No hay sujeto previo a la sociedad, ni sociedad<br />
anterior a las interacciones.<br />
Narrativa<br />
Desde el aporte de Ricoeur (2004), el hombre vincula su<br />
identidad con el acto de narrar, que es la forma reflexiva de<br />
«contarse», en donde la identidad personal se proyecta como<br />
identidad narrativa. La identidad narrativa permite un nuevo<br />
enfoque del concepto de ipseidad (conciencia reflexiva del sí<br />
mismo en el otro) que puede desplegar su dialéctica específica<br />
entre dos tipos de identidades, la inmutable del ídem del<br />
sí mismo y la identidad cambiante del ipse de si-mismo, considerado<br />
en su dimensión histórica. La ipseidad puede producir<br />
una multitud de variaciones imaginativas (indecisión,<br />
duda, contestación) gracias a las cuales las transformaciones<br />
del personaje tienden a hacer problemática su identificación.<br />
La ipseidad se pone en relación dialéctica con la mismidad,<br />
entendiendo por ella todos los rasgos de permanencia (identidad<br />
biológica del código genético, huellas digitales, fisonomía,<br />
voz, costumbres estables, etc.).<br />
Este sujeto complejo, histórico, con conciencia de sí mismo<br />
desde su narrativa, es portador de posibilidades de su<br />
propio cambio; y los profesionales debemos acompañarlo<br />
desde esa construcción a la de-construcción y el generamiento<br />
de una nueva narrativa.<br />
Según Brunner (2009, p. 36) es Gergen quien aborda la<br />
construcción del Yo, proponiendo mostrar que la autonomía<br />
y el auto concepto de las personas se modifican en función<br />
de los otros con los que interactúan y de las observaciones<br />
positivas o negativas que éstas le devuelven. Expresa Brunner<br />
(1991) que a fines de la década del setenta apareció «el<br />
Yo como narrador», que cuenta historias en las que incluye<br />
un bosquejo del Yo como parte de la historia. (Schefer 1981;<br />
en Brunner, 2009) describe: «Estamos siempre contando<br />
historias sobre nosotros mismos. Cuando contamos estas<br />
historias a los demás, puede decirse, a casi todos los efectos,<br />
que estamos realizando simples acciones narrativas. Sin<br />
embargo, al decir que también nos contamos las historias a<br />
nosotros mismos, encerramos una historia dentro de la otra.<br />
Esta es la historia de que hay un Yo al que se le puede contar<br />
algo, otro que actúa de audiencia y que es uno mismo o<br />
el Yo de uno. Cuando las historias que contamos a los demás<br />
sobre nosotros mismos versan sobre esos otros Yoes<br />
nuestros, por ejemplo cuando decimos «no soy dueño de mí<br />
mismo», de nuevo encerramos una historia dentro de otra.<br />
Desde ese punto de vista el Yo es un cuento. De un momento<br />
a otro, de una persona a otra este cuento varia en el grado<br />
en que resulta unificado, estable y aceptable como fiable y<br />
válido a observadores informados». Las vidas y los Yoes que<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
La mediación como parte de una red de intervención 51<br />
construimos son el resultado de un proceso de construcción<br />
de significados, que no solo responden al presente, sino que<br />
también toman significados de las circunstancias históricas<br />
que dan forma a la cultura de la que son expresión. Desde<br />
esta perspectiva las posibilidades de cambio de las personas<br />
a las que ayudamos son inagotables porque ellas «saben pero<br />
no saben que saben».<br />
Maliandi (2010) sostiene, siguiendo a Habermas, que el<br />
paradigma del lenguaje representa una perspectiva que asegura<br />
la intersubjetividad y que el «yo pienso» cartesiano se<br />
sustituye por el «nosotros argumentamos», dejando la concepción<br />
monológica de la razón y reconociendo en ésta su<br />
carácter dialógico.<br />
Desde este planteamiento del Yo construido a partir del<br />
Otro y de la diferenciación con el Otro, y desde la construcción<br />
para ello de ciertas narrativas, se asienta mi propuesta<br />
de intervención. Para ello, debemos profundizar algo más en<br />
los planteamiento de la Teoría de los Sistemas.<br />
Teoría de los Sistemas. El sujeto como<br />
elemento subsistémico<br />
Siguiendo a Munuera Gómez (2007), apelamos al modelo<br />
circular-narrativo como método de intervención en la<br />
mediación. Ello hace fundamental tener en cuenta el análisis<br />
previo sobre la relación entre la identidad de los sujetos y la<br />
narrativa que los mismos elaboran desde la construcción de<br />
su identidad y la presencia del otro en la interacción; pues<br />
permite entender la influencia del «otro profesional» en la<br />
identidad y en las narrativas del sujeto consultante cuando se<br />
involucra como agente sistémico de cambio. Fundamentado,<br />
entre otros, en:<br />
1. la construcción de historias, que funcionan a veces como<br />
simples o puras descripciones o como interpretaciones<br />
de hechos y/o comportamientos, con personajes que<br />
cumplen roles, siendo estos roles «la razón» de determinados<br />
comportamientos, que a su vez sirven impulsivamente<br />
para «consolidar el rol» que se desempeña basado<br />
en valores. Estas historias construidas son más o menos<br />
estables. La de-construcción y reformulación narrativa es<br />
el objetivo de la intervención. El sentir, el pensar y el hacer<br />
son tres características del ser humano, donde se añade<br />
una cuarta: la construcción y narración de historias. Por<br />
ello, el mediador dirige su actuación en la construcción<br />
de nuevas narrativas que desestabilizan las historias que<br />
no dejan crecer a las personas y a la vez posibilita la construcción<br />
de nuevas historias donde el protagonismo recae<br />
en la persona y no en el contexto.<br />
2. la Teoría General de Sistemas y la Cibernética, que plantea<br />
que la persona se encuentra inserta en diversos «sistema<br />
sociales », en los cuales actúan como un componente<br />
subsistémico que responde a la dinámica de los<br />
elementos del sistema siendo los miembros de ese sistema<br />
interdependientes.<br />
Las personas que concurren al sistema de salud, a la mediación<br />
etc., no son sujetos aislados, a la luz de las teorías<br />
precedentemente expuesta. Ellas forman parte de diversos<br />
sistemas en los que se involucran en la interacción y la intersubjetividad<br />
y desde donde construye su narrativa y se organiza<br />
asimismo en sus dimensiones cognitivas, emocionales,<br />
pragmáticas y simbólicas.<br />
Estudiar a la sociedad como sistema y a los sujetos como<br />
elementos interacciónales del mismo, ofrece la posibilidad de<br />
analizar amplios y complejos aspectos de la interacción social<br />
y sus consecuencias.<br />
Propongo introducirnos en esta concepción dinámica de<br />
la complejidad de los sistemas humanos, para pensarnos en<br />
la función mediadora que nos conforma como un sistema de<br />
intervención con nuestros consultantes. Desde esta perspectiva,<br />
quienes atendemos al sistema familiar conformamos un<br />
sistema de intervención e interacción dinámica para aportar<br />
coherencia o generar confusión y mayor entropía.<br />
Se puede definir al sistema como «un complejo de elementos<br />
o componentes directa o indirectamente relacionados<br />
en una red causal, tal que cada componente está relacionado<br />
con al menos alguno u otros en forma más o menos<br />
estable dentro de un determinado período de tiempo» (Buckley,<br />
1967, citado en Andersen y Carter, 1994, p. 22). Seguramente<br />
la red que constituye un «sistema familiar» ofrece<br />
diversidad de relaciones disfuncionales y un estado de confusión<br />
que aumenta cuando la ayuda social, terapéutica o<br />
mediadora la fragmenta.<br />
Entonces, el sistema familia-instituciones debe constituirse<br />
como una nueva organización que posee una unidad total<br />
distintiva, más allá de las partes que lo componen, y cuyas<br />
sub-unidades están al menos parcialmente interrelacionadas<br />
dentro de pautas de un orden de intervención y tratamiento<br />
relativamente estables, o sea, un conjunto de actividades interrelacionadas,<br />
que reunidas constituyen una entidad singular<br />
de atención al grupo consultante.<br />
El enfoque sistémico de intervención integrada que proponemos,<br />
requiere el establecimiento de un sistema focal (la<br />
familia y los diferentes efectores) a los que denominaremos<br />
«sistema de intervención»(un todo hacia adentro de la relación<br />
y parte de un todo hacia afuera).Desde tal perspectiva,<br />
debemos prestar atención a las partes componentes o subsistemas<br />
(atención de los niños, atención a la madre, atención<br />
a la pareja y al sistema familiar que ellos constituyen),y<br />
simultáneamente al medio significante (contexto) en forma<br />
coordinada. Para analizar la relación intra o intersistémica se<br />
considera a la energía humana como la capacidad del sistema<br />
para actuar, su fuerza para mantenerse y producir cambio<br />
(Andersen y Carter, 1994, p. 33).<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
52 Antonio Tula revistademediacion.com<br />
Hoffman en 1987 (Hoffman, 1987, p. 57) comparte la idea<br />
que Muruyama desarrolló en 1968, entendiendo que la supervivencia<br />
de cualquier sistema vivo, en este análisis, de cualquier<br />
holón 2 , depende de dos procesos:<br />
1. Morfostasis: El sistema debe mantenerse constante<br />
frente a los caprichos ambientales, a través de un proceso<br />
activado por el error, conocido como retroalimentación<br />
negativa. Así, por ejemplo, la familia puede negar<br />
la existencia de un problema, o varios, que afectan a su<br />
equilibrio y generar conductas evitativas intentando el<br />
autoconvencimiento de que «no pasa nada» y reiterar interacciones<br />
que aportan más de lo mismo.<br />
2. Morfogénesis: El sistema debe ampliar su estructura<br />
básica, a través de la retroalimentación positiva para<br />
ampliar la desviación en un proceso adaptativo. La ampliación<br />
del sistema consultante al sistema de ayuda,<br />
coordinando la integración sistémica, expande las fronteras<br />
del sistema original y amplia y enriquece el repertorio<br />
de posibilidades.<br />
Por otro lado, Hoffman (1987, p. 57) coincidiendo con<br />
Hardin (1969), duda del funcionamiento de un sistema homeostático,<br />
que opere libremente en asuntos humanos por la<br />
tendencia a generar intereses creados. Para el autor, el poder<br />
social es en esencia un proceso de retroalimentación positiva.<br />
Todo sistema es auto-corrector, aunque más allá en cualquiera<br />
de sus extremos, se encuentra la retroalimentación negativa<br />
o la destrucción.<br />
Desde esta perspectiva, la crisis de un sistema de familia<br />
multiproblemática se sustenta en un equilibrio homeostático<br />
disfuncional y destructivo. Entonces concurre en su ayuda el<br />
sistema social de atención y contención externa (opción morfogenética).<br />
Si el sistema de ayuda social se suma al sistema<br />
consultante en forma desarticulada y fragmentada el resultado<br />
posible es un sistema de intervención que sostiene y ratifica<br />
la imposibilidad de cambio y el agravamiento y destrucción<br />
de la familia y sus miembros. La iatrogenia institucional<br />
se basa en la ausencia de integración en la intervención y en<br />
la dilapidación de recursos sin lograr objetivos.<br />
Como aspectos de la teoría sistémica que resultan útiles<br />
al análisis propuesto, se encuentra que: 3<br />
El sistema puede ser caracterizado como una entidad<br />
autónoma dotada de permanencia y constituida por elementos<br />
interrelacionados que forman subsistemas estructurales<br />
y funcionales que se transforma dentro de ciertos límites<br />
de estabilidad, gracias a regulaciones internas que le permiten<br />
adaptarse a las variaciones de su entorno específico<br />
(por ejemplo, integración entre los sistemas de intervención,<br />
coordinando acciones y potenciando los propios recursos no<br />
patológicos del grupo familiar).<br />
Existen leyes generales de sistemas aplicables a cualquier<br />
sistema, sin importar las propiedades particulares del mismo<br />
ni los elementos que lo integran. Así, los sistemas sociales<br />
surgen de la interacción de las partes y generan un proceso<br />
recursivo de comunicación que conforma la regla flexible que<br />
conoce el sistema como modo de estabilidad homeostática<br />
y que tiende a sostener frente a los cambios que propone el<br />
entorno (retroalimentación negativa) o ampliar el repertorio<br />
de posibilidades y adaptarse a los cambios (retroalimentación<br />
positiva). Desde este lugar, los sistemas de ayuda integrados<br />
pretender desestabilizar la meseta homeostática de<br />
disfuncionalidad y generar procesos de aprendizaje apoyando<br />
el cambio.<br />
La Teoría General de los Sistemas no estudia a los sistemas<br />
a partir de sus elementos básicos o últimos sino tratándolos<br />
a partir de su organización interna, sus interrelaciones<br />
recíprocas, sus niveles jerárquicos, su capacidad de variación<br />
y adaptación, su conservación de identidad, su autonomía,<br />
las relaciones entre sus elementos, sus reglas de organización<br />
y crecimiento, su desorganización y destrucción, etc. Desde<br />
ese espacio ecológico, la ampliación del sistema consultante<br />
al sistema de intervención amplia el rango de interacciones y<br />
enriquece las posibilidades de las familias.<br />
Esto significa tratar al sistema consultante enriqueciendo<br />
las conexiones internas y externas de sus elementos a partir<br />
de la expansión sistémica con el sistema de intervención. Lo<br />
contrario resulta de separar a las partes del sistema familiar y<br />
destruir su esencia, es decir su unidad, sin que éste se modifique<br />
a partir de un cambio en el repertorio de conductas. Consideramos<br />
que el todo es más (y es otra cosa) que la suma<br />
de sus partes, porque las características constitutivas de ese<br />
todo no son explicables a partir de las características de las<br />
partes aisladas.<br />
«La realidad se nos presenta bajo dos aspectos complementarios<br />
inseparables; 1) lo estructural-estático y 2) lo<br />
funcional-dinámico. La estructura es el orden en que se hallan<br />
distribuidos los elementos del sistema. Cada elemento se<br />
halla situado en la estructura de acuerdo con la función que<br />
le compete. Estructura y función son dos enfoques complementarios<br />
de una misma realidad y ninguno describe acabadamente<br />
por sí solo el sistema. Los dos aspectos han de estar<br />
correctamente integrados.» (Asociación Argentina de Teoría<br />
General de los Sistemas y Cibernética. Grün, 2000).<br />
Todos los sistemas, son abiertos, pues se hallan, necesariamente,<br />
en comunicación con el entorno o con otros siste-<br />
2 Se considera un holón en el lenguaje sistémico a aquel sistema o subsistema que se conforma como un todo hacia adentro y parte de un todo<br />
hacia afuera. 3 Estos conceptos se desprender de aportes de la Asociación Argentina de Teoría General de los Sistemas y Cibernética y Grün,<br />
Ernesto. Ponencia XVIII Congreso Mundial de la Asociación Internacional de Filosofía Jurídica y Social 1997<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
La mediación como parte de una red de intervención 53<br />
mas. En rigor puede decirse que, desde el punto de vista de<br />
la Teoría General de los Sistemas no existe ningún sistema<br />
totalmente cerrado.» Estos conceptos iluminarán el proceso<br />
explicativo de este trabajo desde el marco teórico, y que es a<br />
su vez ampliado por el concepto de redes.<br />
Redes e intervención y la licuación del saber<br />
fraccionado<br />
Pensar en redes para Dabas (1996) y Najmanovich (1999) es<br />
ingresar desde la cultura de la complejidad a visualizar al universo<br />
como una red de interacciones cuyo nodos los constituyen<br />
los sujetos sociales, generando una opción diferente a<br />
la epistemología clásica y su «metáfora piramidal», que establecía<br />
en su vértice un centro de poder del cual dependían<br />
las decisiones de los sujetos sociales en el hacer y el decidir.<br />
Según Dabas (1996, p. 29) surge otra forma de concebir<br />
las relaciones entre las personas, al pensar en las redes y la<br />
concepción heterárquica 4 , dejando que el conocimiento fluya<br />
como «una forma de interacción singular entre la persona y el<br />
mundo», sin el imperio de verdades únicas impuestas desde<br />
estructuras jerárquicas. Una interacción global «del hombre<br />
con el mundo al que pertenece, el mundo de la diversidad,<br />
donde la «integración» solo puede aspirar a legalizar la legitimidad<br />
de las diferencias, reconocerle el territorio de lo polimorfo,<br />
de lo multiforme».<br />
Desde un enfoque sistémico, sigue explicando la autora:<br />
«La metáfora de la red nos ubica en que las singularidades<br />
no son las parte que se suman para obtener un todo, sino<br />
que construyen significaciones en la interacción: en que una<br />
organización compleja es un sistema abierto de altísima interacción<br />
con el medio, donde el universo es un entramado relacional.<br />
El conocimiento ya no busca la certeza sino la creatividad,<br />
la comprensión antes que la predicción, revaloriza la<br />
intuición y la innovación (Dabas 1996: 29).<br />
Sluzki (1999) introduce el tema pero lo vincula a las «redes<br />
sociales personales» o «redes significativas» en las que<br />
los sujetos sociales se encuentran insertos para la compañía<br />
social, el apoyo emocional, la guía cognitiva o consejo, la regulación<br />
social, la ayuda material y el acceso a nuevos contactos.<br />
En el marco de la capacitación en mediación se identifica<br />
a los nodos de estas redes como «terceros significativos».<br />
Las prácticas en red de la mediación y de los demás<br />
efectores, más el sistema consultante, todos constituidos en<br />
sistema de intervención, permite trabajar la problemática familiar<br />
e integrar al sistema de consulta a una red de efectores,<br />
coordinando una interacción de retroalimentación. Con ello,<br />
se generan estrategias que rompen la especialización de los<br />
recursos institucionales, que fragmentan al grupo familiar e<br />
inciden en forma contradictoria produciendo mayor entropía,<br />
o sea, mayor confusión o desorden.<br />
Najmanovich (1999) nos propone aprender a ver redes<br />
en interacción. Éste es el desafío que sustenta este artículo<br />
para reflexionar desde el mediador y los otros profesionales<br />
involucrados. Agrega: «pasando de observadores neutrales a<br />
seres participantes; siempre somos partes de una red y miramos<br />
desde un lugar, por lo tanto nuestra visión nunca puede<br />
ser completa ni nuestras teorías definitivas» (Najmanovich,<br />
1999, p.110).<br />
Mediación de segundo orden<br />
En mi práctica profesional, en el contexto de un «Centro de<br />
Integración Comunitaria» trabajando con familias multiproblemáticas,<br />
las distintas áreas de abordaje están constituida<br />
por un observador o equipo de observadores (trabajadoras<br />
sociales, médicos de familia, psicólogas, abogados, instituciones<br />
de salud, tribunales) que desde distintas formaciones<br />
profesionales, marcos teóricos, protocolos de intervención<br />
etc., interpretan el problema familiar y sobre este pronóstico<br />
elaboran diversos diagnósticos y proponen acciones diversas<br />
y muchas veces encontradas.<br />
Es habitual que, bajo la presión de una demanda social<br />
excesiva, que desborda a los recursos del Estado, las intervenciones<br />
profesionales tiendan a poner fin a los problemas<br />
familiares con medidas inmediatas y superficiales, que justifican<br />
éticamente el cierre del expediente, dejando abierto<br />
un futuro incierto de profundización de la crisis y vuelta a la<br />
institucionalización, en un círculo vicioso, caro e iatrogénico.<br />
En ese marco, la interconsulta es poco habitual y cada efector<br />
actúa con su libreto.<br />
Packman (2005) expresa que Von Foerster llama «disfunción<br />
social a la falta de interacción entre especialistas de<br />
distintos campos». Expresa que estos diferentes especialistas<br />
e instituciones se involucran en el tratamiento de las familias<br />
y cada uno de ellos se encuentra en un cruce de caminos<br />
entre sistemas y operan con distintos lenguajes, objetivos y<br />
metodologías. Para ello, considera útil generar una «terapia<br />
de terapias», en lo que el autor llama «terapia de segundo orden»<br />
y nosotros llamaremos «mediación de segundo orden»,<br />
cuando el mediador se convierte en facilitador de diálogos<br />
entre los diferentes lenguajes involucrados.<br />
Encontraremos dos lenguajes diferentes cuando intervienen<br />
profesionales «holistas» (que enfrentan al problema en<br />
4 Lo heterárquico rompe el modelo de lo jerárquico. No hay poder, todos los componentes son independientes. Se cambia el concepto de ordenar,<br />
por el de influir: nadie es amo, todos pueden influir en quien quieran, pero hay libertad de pensamiento. En vez de mando se habla de relación<br />
(pues no existe el poder) y esta es bidireccional (porque es interacción) y horizontal (porque todos son iguales, no hay nadie arriba ni abajo). La<br />
heterarquía es un sistema en el cual los integrantes no piensan en decidir sobre el otro, sino en interactuar.<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
54 Antonio Tula revistademediacion.com<br />
totalidad y se preguntan qué hacer con él desde la circularidad<br />
y la complejidad) y profesionales «cerealista» (los que<br />
desmontan al problema en partes y fragmentan al sistema<br />
consultante con miradas lineales de causa y efecto, desde<br />
la simplicidad). En este sentido una «mediación de segundo<br />
orden» opera con ambas fuentes, generadoras de malos entendidos,<br />
proponiendo descripciones más abarcativas, que<br />
incluyan un acuerdo que dé lugar a un problema compartido.<br />
Allí, la función del mediador acompaña un proceso complejo<br />
en donde conviven la familia consultante y los distintos<br />
efectores que intervienen en la problemática familiar. En esa<br />
dinámica compleja, la propia voz de cada uno de ellos cambia<br />
a través de la voz de los demás, evitando la tendencia a<br />
monopolizar la intervención desde su propia estructura y a<br />
negar la visión ajena.<br />
Siguiendo el pensamiento de Packman (2005, pp. 84-<br />
95), diremos que el mediador utilizará la interacción realizando<br />
una mirada sobre sí mismo, trascendiendo las limitaciones<br />
de su propio mirar, a través de la mirada de los demás que<br />
constituyen la red de intervención. Expresa el autor: «Es en<br />
esa danza de auto-observaciones, mediada por los otros,<br />
pacientes, terapeutas, supervisores y sistemas sociales más<br />
amplios, pertinentes a la interacción en curso, emergen como<br />
una organización auto –ecológica encarnando ese sistema<br />
social al que denominaremos mediación familiar». Esto responde<br />
a la teoría de los sistemas observantes o «cibernética<br />
de segundo orden», todos son observadores de todos y las<br />
construcciones de significados de cada cual son válidas en<br />
el juego intersubjetivo, en el plano de la co-construcción de<br />
la búsqueda de un cambio de narrativa y una restructuración<br />
de la misma que lleve a un cambio del sistema consultante.<br />
Desde esta perspectiva, las «explicaciones» del mediador<br />
no colocan a las explicaciones del grupo familiar (narrativas<br />
y acciones) dentro de una pauta general ni genera reglas o<br />
acuerdos a partir de ellas. Lo que hace es agregar narrativas<br />
y sugerir acciones que se hallan a un mismo nivel lógico del<br />
grupo familiar, complejizando ese mundo de narrativas acciones<br />
en la búsqueda de nuevas alternativas de acción.<br />
Esto no implica usa simetría ingenua entre el mediador y<br />
las partes y los diversos profesionales. Existe una asimetría<br />
ya que al mediador, en la mediación de segundo orden, lo<br />
motiva una intención que no tienen las partes (ayudar a la solución<br />
de una problemática dada y a la coherencia de la red);<br />
es, por tanto, la mediación en un «sistema de intervención»<br />
que integra al mediador como parte. En ese sistema se genera<br />
un lenguaje y una meta-discusión que le da al mediador un<br />
lugar de responsabilidad en la conducción del proceso y en la<br />
relación que entabla con las partes. En esta perspectiva, ninguno<br />
de los observadores del sistema (partes, mediador, profesionales<br />
de diversas disciplinas) tendrán el poder de definir<br />
qué es la realidad para los demás miembros de dicho sistema.<br />
Adaptando el pensamiento de Packman (2005, p. 86), diremos<br />
que con la cibernética de segundo orden, la mediación<br />
se vuelve en sí mismo una práctica epistemológica, una indagación<br />
mutua de nuestras condiciones de conocer el mundo.<br />
También responde a un operar ético (donde se genera<br />
un contexto donde cada miembro del sistema puede definir<br />
sus propios propósitos y no imponer estos propósitos a los<br />
demás), y estético (donde resistir a la sofocación de la experiencia<br />
humana trivializándola en pautas generales, permite<br />
revalorizar sus aspectos únicos y originales); ello pensando<br />
desde una epistemología constructivista.<br />
Conclusiones<br />
El sujeto de-construido de su unicidad histórica, evolutiva,<br />
que reformula a diario la aventura de vivir con otros, que se<br />
sintetiza luego en su en su identidad única e intransferible y<br />
siempre reformulada, es imposible de ser convertido en un<br />
objeto de intervención ya que como el agua o la arena se<br />
diluye de las manos de sus captores ingenuos y juega su faz<br />
escurridiza y su factoría de mil fantasmas.<br />
La mediación es un juego de azar donde se barajan las<br />
extrañas cartas de la percepción y tan solo el color y las formas<br />
de cada mano dan coherencia a la partida, bajo la dinámica<br />
hábil del mediador que la conduce.<br />
La familia diseccionada en múltiples partes, para que la<br />
«especialización científica» dictamine sobre sus fragmentos,<br />
no es una familia sino una suma de elementos desconexos<br />
huérfanos de la estructura dinámica de la interacción. Las<br />
instituciones, trabajando sobre el mismo caso, como compartimentos<br />
estancos, cada uno con su protocolo, cerradas<br />
en procedimientos focalizados, sostienen la imposibilidad del<br />
sistema para establecer las conexiones, ya que garantizan y<br />
prueban la imposibilidad de poner en marcha las piezas de la<br />
maquinaria a través de la ignición y distribución de su energía,<br />
propia y única.<br />
La disfunción familiar es unas impronta axiológica, preconceptual<br />
y con bases científicas. La función familiar se<br />
reescribe sobre la disfunción ontológica con la sangre que<br />
nutre al sistema y la energía que sostiene su calor corporal.<br />
El pensamiento complejo, que elabora estrategias desde<br />
la incerteza, no rechaza el aporte científico pero sí su concepción<br />
determinista. Este propuesta, tan inacabada y errática<br />
como la epistemología en que se sustenta, tiene los cimientos<br />
en las posibilidades sistémicas de las familias que se nutren<br />
de sus procesos de interacción potenciables y su capacidad<br />
de aprendizaje anestesiada por tantos genios del «deber<br />
ser». Cuando la vocación de servicio sustituya a la soberbia<br />
profesional de los dioses del saber podremos aprender de<br />
nuestros asistidos para luego contarle lo que sabemos.<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
La mediación como parte de una red de intervención 55<br />
EXTENDED SUMMARY:<br />
Mediation as Part of an<br />
Intervention Network<br />
Antonio Tula<br />
Redes Alternativas, Argentina.<br />
Received: 08/12/20<strong>14</strong><br />
Acepted: 21/12/20<strong>14</strong><br />
ABSTRACT: In family cases, the source of a fragmented<br />
institutional intervention is the scientific linear<br />
orthodoxy, a diversity of rules and regulation and<br />
a variety of protocols. In this framework, the different<br />
social bodies and practitioners have their own<br />
agenda that aims at part of the family system with<br />
no communicating vessels that enable to cast an allencompassing<br />
meta-look to the concerned family.<br />
This is a reflective paper on the mediation in the context<br />
of multi-issue families as a hub in a network of other approach<br />
methods. The analysis focuses on the arguments<br />
proposed by some theoretical and epistemological frameworks<br />
on which the aforementioned mentioned proposal<br />
is based on.<br />
Keywords: Multi-issue Family, Second Class Mediation,<br />
Identity, Narrative, Multidisciplinary<br />
This article outlines the theoretical framework that is the base of<br />
a mediator’s intervention in social issues that involve many institutional<br />
and practitioners as it is the case of multi-issue families.<br />
As family mediators we have contributed to these experiences<br />
but disregarded the case’s non-mediability, which<br />
makes us be part of the effects creating structural crises and<br />
the social emergence of vulnerable and violated groups.<br />
When interacting with families, institutions and/or acting<br />
practitioners consider the relevance of our mediation<br />
approach for the social support network to be ordered and<br />
coordinated, respecting the dynamic ecology of the family<br />
group, and avoiding the overlapping of unarticulated and<br />
fragmented practices.<br />
Their contribution to the systemic concept of family and<br />
the respect of their construction process, without prejudice<br />
to the crises and dysfunctional interactions of their emergence,<br />
were useful to expand our field of action.<br />
In our practice, we have respected the individuals in a<br />
family group, their identity and narrative transfer when they<br />
tell us their perception of reality itself and of the reality as<br />
perceived by the group that includes the other members. We<br />
have also respected the subjective interaction networks that<br />
create the family’s identity. But we have not stopped to give<br />
meaning to the absence or presence of the values in force in<br />
a «formal society» validating the sociocultural and national<br />
context of the individuals (for instance, the Bolivian community<br />
that lives in the Northern provinces in Argentina, etc.)<br />
Soon after we started walking these new pathways in mediation<br />
we came to the realization of our strengths to see the<br />
concerned family and the institutions as a systemic network,<br />
and to see ourselves as a hub in this network that plays an<br />
integrating role.<br />
This meta-look enabled us to articulate actions, coordinate<br />
interactions and monitor the impact of the process to help<br />
the concerned families.<br />
We managed to get a spontaneous participation when<br />
we observed that the demand outnumbered the regular<br />
conflicts stemming from the breaking spouses or live-in<br />
partners (child custody, contacts with the non-domestic<br />
parent, financial support, emotional support, responsible<br />
parenting, etc.). Referred cases were returned to mediation<br />
after an intricate tour through many institutions as they<br />
sought efficient help.<br />
Thanks to our contacts with the institutions, and legitimately<br />
upholding our strong link to families, a new kind of practice<br />
started to emerge that we called Second Class Mediation.<br />
During the intervention process in numerous cases, the<br />
spontaneous demand was extended to the institutions themselves<br />
as they requested our participation in complex cases.<br />
It is not possible to develop here the long list of cases our<br />
experience is based on. However, we might say that the theoretical<br />
framework that backs our experience (constructivist<br />
epistemology, circular communication, the theory of systems<br />
and the network concept) has been developed as a way to ge-<br />
Renown Lawyer and Mediator; he has a Master’s Degree in Systemic Psychology (University of Aconcagua, Mendoza, Argentina, 2010); and<br />
has developed his abilities in Argentina, Venezuela, Ecuador, Chile and Spain. University of Buenos Aires (1997-2000). Inter-American Open<br />
University (1997-2000). School of Mediation of the Nation’s Ministry of Justice (1999-20<strong>14</strong>). University of Aconcagua (2000-<strong>14</strong>). Autonomous<br />
University of Barcelona (1999). Training at Harvard University (Negotiation and Mediation) (1995) and intensively trained by Sara Cobb and<br />
Carlos Sluzki (Santa Barbara University, 1997, 2012 and 20<strong>14</strong>); Douglas Stone (Harvard University, 2001); Aldo Morrone (Canada, 2003); and<br />
Joseph Folger (USA).<br />
For 18 years Redes Alternativas has been working to train, diagnose, plan, design and implement strategies to manage conflict situations in the<br />
context of public and private institutions. They also work to train and research in mediation and other conflict resolution methods together with<br />
the Department of Alternative Dispute Resolution of University of Aconcagua; they manage three municipal centers for community mediation.<br />
Their web has 5100 members and 800 blogs on theory and thematic information, 11 pedagogical videos on mediation and 160 study groups.<br />
Mails on this article should be sent to the author to the following e-mail address: antochoya@gmail.com<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
56 Antonio Tula revistademediacion.com<br />
nerate debate in the scientific community concerned by this<br />
matter.<br />
To begin with, let’s reflect upon the individual that requests<br />
help at a mental health service not as an intervention<br />
object but as a historical subject that is the main character in<br />
his/her own current narrative that is emotionally communicated,<br />
who wants to be listened to from his/her own individual<br />
and interactional context.<br />
In this regard, reality is inextricably linked to the individual<br />
who lives in it, as well as his ability to distinguish order and<br />
select certain characteristics of the outer world in a personal<br />
fashion (Nardi, 2001). This is an epistemological dimension<br />
of the knowledge constructed by and in the individual that<br />
does not come from external a priori meanings of science.<br />
Each individual has his epistemology. The external reality,<br />
translated by an expert in a segment of knowledge (doctor,<br />
lawyer psychologist, social worker, and mediator) invades the<br />
life meaning construction of the individual, imposing ways to<br />
walk through instead of accompanying him in a redefinition<br />
and reconstruction process of his reality and interactional environment<br />
reconstruction.<br />
The systemic approach of integrated intervention we<br />
propose requires establishing a focal system (the family and<br />
the different effectors) that we call «the intervention system»<br />
(a whole inwards a relation and part of a whole outwards).<br />
Based on this perspective, we need to pay attention to the<br />
components or subsystems (child assistance, assistance to<br />
the mother, assistance to couples and to the family system<br />
they constitute) and, simultaneously, to the meaning-giving<br />
environment (context) in a coordinated fashion. This interesting<br />
contribution invites us to think about ourselves and<br />
the service requesting party from an individual and intersystemic<br />
point of view creating, we insist, a «focal system»<br />
of intervention.<br />
From this standpoint, the crisis of a multi-issue family<br />
crisis is based on a homeostatic, dysfunctional and destructive<br />
balance that does not allow for change to occur. Then,<br />
the assistance social system and external support come in.<br />
If the assistance social system joins the consulting system in<br />
an unarticulated and fragmented way the potential result is<br />
the certainty that change cannot be achieved, and the family<br />
and its members will be devastated and destructed. The institutional<br />
iatrogenesis is caused by the lack of integration in<br />
the intervention and the waste of resources without meeting<br />
the goals set.<br />
Usually, under the pressure of excessive social demand<br />
that overspills the State resources, professional interventions<br />
tend to put an end to family issues with immediate shallow<br />
measures that ethically justify the closing of the case but that<br />
open up an uncertain future where the crisis can be deepened<br />
and a return to institutionalization occur, which is an expensive<br />
iatrogenic vicious circle. In this framework interaction is<br />
not frequent and each effector acts according to his agenda.<br />
Packman (2005) recalls that Von Foerster calls «the lack<br />
of interaction between specialists in different fields social<br />
dysfunction». He indicates that the different specialists and<br />
institutions are involved in treating families and that they find<br />
themselves at a crossroads between systems, and that they<br />
operate with different languages, goals and methodologies.<br />
For this reason he finds that creating a «therapy of therapies»<br />
is useful. This is what the author calls «second class therapy»,<br />
which we will call «second class mediation», i.e., when<br />
the mediator becomes a facilitator of dialogues between the<br />
different languages involved.<br />
Two different languages are found when these «holistic»<br />
practitioners intervene (who face the problem as a whole and<br />
wonder what to do with it from a circular and complexity approach)<br />
and the «serialistic» practitioners (those who divide<br />
the problem in sections and fragment the family’s system<br />
casting cause and effect linear looks based on simplicity). In<br />
this regard, a «second class mediation» works with both sources<br />
that generate misunderstandings proposing more encompassing<br />
descriptions that include a settlement that gives<br />
way to a shared issue. Here, the role of the mediator is to accompany<br />
a complex process where the requesting family coexists<br />
when the different effectors that intervene in a family<br />
issue. In this complex dynamic the voice of each one changes<br />
through the voice of the others, avoiding the trend to monopolizing<br />
the intervention based on the personal structure and<br />
to denying the others’ views.<br />
Following Packman’s thinking (2005, p. 84/95), we can<br />
say that the mediator will use the interaction casting his eyes<br />
on himself but transcending the limitations of his own look,<br />
through the look of the other members of the intervention<br />
network. Says the author: «It is in this dance of self-observations<br />
and measures by the others that patients, practitioners,<br />
supervisors and the wider social systems pertaining to the interaction<br />
in progress emerge as a self-ecologic organization,<br />
embodying this social system we will call family mediation.<br />
This responds to the theory of the observing systems or «second<br />
class cyber» where all observe all and where the construction<br />
of meaning for each one is valid in the intersubjective<br />
game, in the co-construction plan when seeking a change<br />
of narrative, and in a restructuring that leads to change in the<br />
consulting family system.<br />
The mediator plays his role according to this way of<br />
knowing and constructing, thus avoiding the scientific trap of<br />
reducing the observations of the family group to a «general<br />
inclusive pattern». From this reductionism the pattern becomes<br />
a «cause» which makes the narrative of the consulting<br />
group to be an example of this general pattern, maintaining<br />
the homeostatic circle of the dysfunction.<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
La mediación como parte de una red de intervención 57<br />
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© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
58 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2, pp. 58-65 revistademediacion.com<br />
La perspectiva portuguesa de la<br />
institucionalización de la mediación<br />
The Portuguese Perspective of the Institucionalization of<br />
Mediation<br />
Daniela Pacheco<br />
Rodrigues, Vasconcelos, Marques, Teles, Azadinho - Bufete de Abogados, Portugal<br />
Manuscrito recibido: 25/07/20<strong>14</strong><br />
Manuscrito aceptado: 31/10/20<strong>14</strong><br />
Resumen: En el presente trabajo se va a analizar la temática de la mediación en el ordenamiento<br />
jurídico portugués. Empezaremos con el análisis de sus características básicas, a continuación vamos<br />
a presentar sus ámbitos públicos de acción –los sistemas públicos de mediación especializada y los<br />
sistemas públicos de mediación en los Juzgados de Paz– y, por último, se procederá a un breve estudio<br />
de la más reciente ley en esta materia: la Ley nº 13/2013 de 19 de Abril.<br />
Abstract: In this article we intend to analyse mediation in the Portuguese legal system. We shall start<br />
by analysing its basic characteristics, to present further its field of action at a public level – public<br />
systems of specialized mediation and the mediation public systems at the Justice of the peace level<br />
– to conclude with a brief analysis of the latest piece of legislation passed in this regard: Act 13/2013<br />
of 13 April.<br />
Palabras Clave: Mediación, Portugal, Sistemas Públicos de Mediación, Juzgados de Paz, Ley nº<br />
13/2013 de 13 de Abril.<br />
Keywords: Mediation, Portugal, Public Systems of Mediation, Justice of Peace, Law 13/2013 of 13<br />
April.<br />
Colaboradora del Programa de Mediación Intrajudicial de la Universidad Carlos III de Madrid. Licenciada en Derecho por la Facultad de Derecho<br />
de la Universidad de Coimbra. Master en Derecho Criminal por la Universidad Católica Portuguesa. Abogada en prácticas en el Rodrigues,<br />
Vasconcelos, Marques, Teles, Azadinho - Bufete de Abogados, Portugal.<br />
La autora desea agradecer a la Dr. ª Ana Maria Maia Gonçalves, profesora de la Universidad Católica Portuguesa y Presidente del Instituto de<br />
Certificação e Formação de Mediadores Lusófonos (ICFML), a la Dr.ª Helena Soleto, profesora de la Universidad Carlos III de Madrid y Directora<br />
del Programa de Mediación UC3M, así como al equipo de dicho Programa, por las ejemplares lecciones aprendidas de todos ellos en materia de<br />
mediación.<br />
La correspondencia sobre este artículo debe enviarse a la autora al E-mail: daniela.pacheco@sapo.pt<br />
ISSN: 2340-9754
La perspectiva portuguesa de la institucionalización de la mediación 59<br />
El creciente deseo del ciudadano en participar en la resolución de<br />
sus conflictos, asociado a la crisis del derecho (Hespanha, 2007),<br />
fueron factores que influyeron en el desarrollo de los medios alternativos<br />
de resolución de disputas, apuntados, además, como<br />
una de las posibles respuestas a la crisis de la justicia portuguesa<br />
(Silva, 2009). Desde la perspectiva de Mariana Gouveia, esta crisis<br />
observada es esencialmente una crisis de calidad de justicia y<br />
no de cantidad o de morosidad. Los medios de resolución alternativa<br />
de conflictos buscan dar respuestas precisamente en el<br />
ámbito de la calidad y no de la cantidad, contrariamente a lo que<br />
comúnmente se menciona, ya que, tales mecanismos postulan<br />
un abordaje diferente del conflicto, buscando la solución más<br />
adecuada (Gouveia, 2012, p. 22).<br />
No obstante y pese a los recientes esfuerzos legislativos<br />
–la recién-publicada Ley de la Mediación (Ley nº 29/2013, de<br />
19 de abril) y respetivas portarías (reglamento de desarrollo:<br />
Portarías nº 344/2013, de 27 de noviembre y nº 345/2013, de<br />
27 de noviembre)– la mediación continúa siendo una realidad<br />
utópica en Portugal, visto el número reducido de mediaciones<br />
existentes y el escaso conocimiento sobre la misma en<br />
la sociedad en general y en la propia comunidad jurídica. En<br />
Portugal no son enseñadas asignaturas de mediación en los<br />
grados universitarios, consecuentemente los recién-jurista/<br />
abogados/jueces siguen insensibles a esta temática. Por todo<br />
eso se dice que, comparado con el resto del mundo desarrollado,<br />
Portugal permanece en la pre-historia en este área, señalando<br />
como factor el enraizamiento en nuestra cultura de<br />
que no cabe a terceros entrometerse en la «vida de los demás»<br />
(Bolieiro y Guerra 2009, p. 268).<br />
La mediación constituye una vía alternativa y complementaria<br />
a la instancia judicial, que reduce los traumas y las heridas<br />
que eclosionan con la exposición pública de determinado<br />
litigio (Bolieiro y Guerra 2009, p. 265). Un acuerdo alcanzado<br />
en mediación puede abrir nuevas perspectivas a las partes en<br />
conflictos, dado que «(…) muchas veces son más las barreras<br />
a la comunicación que los puentes que se establecen, por lo<br />
que la intervención de una tercera persona, extraña al conflicto,<br />
puede quitar la fuerza intransigente de las posiciones asumidas»<br />
(Bolieiro y Guerra 2009, p. 269), concienciando a las<br />
partes de los intereses a salvaguardar.<br />
Características de la mediación en el<br />
ordenamiento jurídico portugués<br />
La mediación se asienta en la premisa de que las partes son las<br />
«dueñas del litigio», siendo ellas las que se encontrará las solución<br />
adecuada. Poseen el dominio del proceso, dependiendo de<br />
ellas el inicio, el desarrollo y el final de la mediación, pudiendo salir<br />
cuando quieran, ya que nada las obliga a alcanzar un acuerdo.<br />
La función del mediador pasa por ayudar a las partes a<br />
comunicarse, conduciéndolas al camino del acuerdo que entiendan<br />
posible o adecuado, no dejándolas desviarse de sus<br />
reales intereses, siempre intentando que su intervención, aunque<br />
determinante, sea lo menos visible posible. El mediador no<br />
negocia con las partes sino que conduce la negociación que<br />
ellas hacen entre sí. La noción de mediación actualmente establecida<br />
en el ordenamiento jurídico portugués es, por lo tanto,<br />
puramente facilitadora, es decir, el mediador simplemente<br />
ayuda las partes a dialogar, identificando los puntos esenciales<br />
que se presentan en el conflicto y propiciando la verdadera<br />
comunicación entre ambas. Así, con la ayuda del mediador,<br />
las partes intentarán vislumbrar el real conflicto existente, con<br />
lo que la solución encontrada sea satisfactoria para ambas. El<br />
objetivo es solucionar el problema restableciendo la paz social<br />
entre las partes. Tal fin se sobrepone, por completo, a la cuestión<br />
del derecho, es decir, no se trata de quién tiene razón sino<br />
de solucionar los problemas subyacentes al surgimiento del<br />
conflicto. El resultado pretendido es de victoria para ambas,<br />
frente a la idea de un vencedor frente a un vencido. Se trata,<br />
por eso, de un método de resolución de conflictos que se basa<br />
en los intereses y no en quién tiene la razón De esta forma,<br />
no debe haber intermediarios, aunque las partes puedan ser<br />
ayudadas. Los abogados pueden acompañar o representar a<br />
las partes en la mediación, sin embargo, deberán adoptar una<br />
postura diferente de la tradicional, actuando en consonancia<br />
con el espíritu de colaboración y en la busca del mejor consenso.<br />
El papel principal no es suyo, sino de las partes.<br />
No podemos, con todo, ignorar que la mediación necesita<br />
de la abogacía para integrarse plenamente en el sistema<br />
de Justicia. Conforme explica Mariana Gouveia, «es muy importante<br />
ganar a los abogados para la causa de la mediación.<br />
Cuando ocurra esa adhesión (y sólo entonces) la mediación<br />
tendrá condiciones para triunfar en Portugal. El ciudadano común<br />
no sabe lo que es la mediación. Si surge un problema,<br />
recurrirá a un abogado, no a un mediador. El abogado es, por<br />
eso, la persona ideal para aconsejar el método más adecuado<br />
al caso concreto.» (Gouveia, 2012, p. 47) La autora manifiesta<br />
que sugerir la intervención de un mediador no implica la disminución<br />
de trabajo y, consecuentemente, de la remuneración<br />
para el abogado. La satisfacción del cliente implicará su retorno<br />
para la resolución de otros problemas, de los cuales desistiría<br />
si el método judicial fuera el único disponible. Veamos<br />
el ejemplo americano: después de una oposición inicial a los<br />
medios de resolución alternativa de conflictos, los abogados<br />
americanos consiguieron superarla, porque «happy clients pay<br />
their bills». En este caso pasaron a reconocer la importancia de<br />
la mediación en el sistema jurídico y la importancia del apoyo<br />
a ella dado por los propios abogados. (Simac, 2009, p. 49).<br />
La mediación puede ser integrada en el sistema jurídico de<br />
varias maneras: puede establecerse su obligatoriedad –como<br />
acontece en Italia o Mozambique– o crear sistemas de mediación<br />
facultativos –como ocurre en Portugal (en los Juzgados<br />
de Paz y, en general, en todos los Sistemas de Mediación Pú-<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
60 Daniela Pacheco revistademediacion.com<br />
blica especializada). Hay una tendencia para integrar la mediación<br />
entre las opciones de las partes; sin embargo, su desarrollo<br />
no ha sido el esperado – pasó ya más de una década desde<br />
su implementación, y aun así, parece no ser tiempo suficiente<br />
para su efectivo éxito. Ante tal panorama, el establecimiento<br />
de la obligatoriedad de la mediación en algunas materias<br />
surge como una solución tentadora pero ¿sería adecuada tal<br />
solución Como sabemos la mediación requiere la voluntad y<br />
la autodeterminación de las partes. Si se les obliga a mediar<br />
esto parece contradecir el principio básico,, pudiendo hacer<br />
inviable el éxito de la mediación. Por regla general el ser humano<br />
vive muy mal la imposición de algo, así, la implantación de<br />
un sistema de este tipo sería mal acogida. Obligar a alguien a<br />
comparecer a las sesiones, forzando el acuerdo, no produciría<br />
los efectos deseados. Creemos que, antes de avanzarse con<br />
soluciones más radicales, sería importante promover una cultura<br />
social sobre cómo funciona la mediación, informar a los<br />
individuos concienciándolos de que la vía consensual de resolución<br />
de los conflictos es el mejor camino para la construcción<br />
de una sociedad más pacífica. Además, estudios demuestran<br />
que la tasa de acuerdo en la mediación obligatoria es inferior<br />
(46%) a de la mediación voluntaria (62%) (Wissler, 1997, p. 581).<br />
Sistemas públicos de mediación<br />
Los sistemas públicos de mediación en Portugal son creados<br />
y gestionados por entidades públicas y tratan de proporcionar<br />
a los ciudadanos formas rápidas de resolución alternativa de<br />
litigios, a través de servicios de mediación.<br />
Según lo ya se ha mencionado, la mediación no tiene aún<br />
mucha tradición en Portugal, surgiendo en la década de los<br />
noventa del siglo XX, de la mano de entidades privadas. Sin<br />
embargo, se ha dado un aumento de esta forma alternativa<br />
de resolución de conflictos en varias esferas de intervención:<br />
desde la comercial a la familiar y escolar, pasando por la penal,<br />
pública e intercultural.<br />
Inicialmente, Portugal optó por implementar la mediación<br />
a través de la difusión de sistemas de mediación, gestionados<br />
por una entidad pública, el Gabinete de Resolução Extrajudicial<br />
de Conflitos (GRAL) (Cebola, 2011, p. 354). En aquellos tiempos<br />
la mediación privada, no tenía un encuadramiento legal claro.<br />
La primera experiencia de mediación con la estampa del<br />
Ministerio de la Justicia tuvo lugar en 1997, con la implementación<br />
de un Gabinete de Mediación Familiar con competencia<br />
para conflictos relativos a la regulación del poder de paternidad,<br />
en la comarca de Lisboa. Fácilmente se comprende que<br />
tanto el ámbito material como el ámbito territorial de este<br />
Gabinete eran muy limitados. Precisamente con el objetivo de<br />
superar esta insuficiencia, en 2007 entró en funcionamiento el<br />
Sistema de Mediación Familiar. Se trata de un servicio público,<br />
creado con vista a la resolución extrajudicial de conflictos<br />
emergentes en el ámbito de relaciones familiares, en los cuales<br />
su utilización se muestra adecuada 1 y, cuya competencia abarca<br />
actualmente todo el territorio nacional.<br />
Varios años después de aquella primera iniciativa en el<br />
área de la mediación familiar, (ámbito que más tradición tiene<br />
en el ordenamiento jurídico portugués) fue creado en 2006<br />
el Sistema de Mediación Laboral, permitiendo a trabajadores<br />
y empleadores la resolución de ciertos litigios emergentes en<br />
materia de contrato individual de trabajo, como por ejemplo,<br />
la denegación del empleador en dar formación profesional al<br />
trabajador. 2<br />
Por otra parte la mediación penal, comenzó a surgir en<br />
Portugal a partir de una iniciativa promovida por la Facultad<br />
de Derecho de la Universidad de Porto en 2004, pero sólo fue<br />
expresamente introducida en el ordenamiento jurídico portugués<br />
en 2007, a través de la Ley nº21/2007, de 12 de junio.<br />
Se creó el Sistema de Mediación Penal, en cumplimento de<br />
la Decisión Cuadro nº 2001/220/JAI, del Consejo de la Unión<br />
Europea, que determina que los Estados-Miembros deben esforzarse<br />
por promover la mediación en el ámbito de procesos<br />
de naturaleza criminal. 3 La mediación «víctima-agresor» se integra<br />
en la justicia restaurativa, buscando una reparación efectiva<br />
de la víctima y una rehabilitación del agresor, además o en<br />
vez de su castigo (Gouveia, 2012, p. 67).<br />
Son, por lo tanto, tres los sistemas públicos de mediación<br />
existentes en Portugal: el Sistema de Mediación Familiar<br />
(SMF), el Sistema de Mediación Laboral (SML) y el Sistema de<br />
Mediación Penal (SMP). No obstante, la verdad es que actualmente<br />
son pocos las solicitudes de mediación recibidas por estos<br />
organismos, encontrándose, por eso, prácticamente fuera<br />
de servicio.<br />
La mediación en los juzgados de paz<br />
Fue con la creación de los Juzgados de Paz, por la Ley nº<br />
78/2001, de 13 de julio, que la mediación tuvo una entrada (un<br />
poco) más evidente en el panorama jurídico portugués. En ese<br />
momento surgen los primeros cursos de mediadores, pasando<br />
a exigirse su certificación por el Ministerio de la Justicia, para<br />
que estos profesionales puedan actuar en el ámbito del sistema<br />
público de mediación y Juzgados de Paz. Fuera de los<br />
Juzgados de Paz y de los sistemas públicos de mediación, no<br />
es obligatoria la frecuencia de curso certificado por el Ministerio<br />
de la Justicia para realizar mediación. Además, nótese que<br />
el último concurso de mediadores para los Juzgados de Paz<br />
transcurrió ya en 2011, encontrándose estancado debido a problemas<br />
burocráticos.<br />
1 Para más información: Vide http://bit.ly/1A0Ct3e 2 Para más información: vide http://bit.ly/1JVnUDD 3 Para más informaciones vide<br />
http://bit.ly/1vAOYi6 (consultado a 10 de enero de 20<strong>14</strong>).<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
La perspectiva portuguesa de la institucionalización de la mediación 61<br />
Consideramos pertinente tejer algunas consideraciones<br />
relativamente a estos tribunales, de cara a esclarecer su funcionamiento<br />
en Portugal. Los Juzgados de Paz fueron inspirados<br />
en los tribunales «multi-puertas», ideados por Frank<br />
Sander, los cuales se caracterizaban por ofertar un abanico variado<br />
de opciones para la resolución de litigios (Gouveia, 2012,<br />
p. 21). Así un proceso en el Juzgado de Paz puede ser resuelto<br />
por mediación, por conciliación o por juicio. De este modo los<br />
Juzgados de Paz constituyen una instancia de resolución de<br />
conflictos que agrupan, en una única institución, diversas ofertas<br />
de justicia.<br />
En Portugal existen 25 Juzgados de Paz funcionando en<br />
cerca de 50 municipios. 4 Son verdaderos tribunales, previstos<br />
en la Constitución de la República Portuguesa (artículo 209º,<br />
nº 2), que practican una justicia alternativa, caracterizada por<br />
la proximidad y por la tentativa de alcanzar un acuerdo que<br />
beneficie a las partes en conflicto (Ferreira, 2005, p. 46). Estos<br />
tribunales extrajudiciales, con características especiales,<br />
son competentes para apreciar causas de naturaleza civil -excluyendo<br />
las que envuelvan materias de Derecho de Familia,<br />
Derecho de Sucesiones y Derecho del Trabajo –de valor no superior<br />
a 15.000 €–, de forma rápida, simplificada y con costes<br />
reducidos (Nueva Ley de los Juzgados de Paz– Ley nº 54/2013,<br />
de 31 de junio, artículo 8º). Se parte del entendimiento de que<br />
las partes deben ser quienes resuelvan sus problemas, sin perjuicio<br />
de que el Juez de Paz decida por sentencia si no consiguen<br />
alcanzar por sí mismas una solución.<br />
La tramitación en estos tribunales contiene dos momentos<br />
para la obtención del acuerdo: la mediación extrajudicial y la<br />
conciliación judicial. La mediación es realizada por un mediador,<br />
escogido por las partes o indicado por los servicios del<br />
Juzgado de Paz. La conciliación es intentada por el juez, en el<br />
inicio de la sesión de juicio. En la opinión de Mariana Gouveia,<br />
«en los Juzgados de Paz la motivación para el acuerdo es más<br />
fuerte que en los tribunales judiciales (…) en la medida en que<br />
se sabe que el juez va esforzarse por agotar todas las posibilidades<br />
de obtención del acuerdo» (Gouveia, 2012, p. 291).<br />
Dado que el cambio de paradigma necesario para la aceptación<br />
de la mediación aún no tuvo lugar en la esfera de los<br />
abogados portugueses, se verifica que, en Portugal, este medio<br />
alternativo de resolución de conflictos sólo tiene lugar,<br />
precisamente, en los Juzgados de Paz. La mediación privada,<br />
definida como voluntariamente elegida por las partes fuera del<br />
sistema público, aún no se encuentra específicamente regulada<br />
(Gonçalves y Leitão, 2012). Además, de conformidad con<br />
el artículo 8º de la Ley nº 54/2013, de 31 de julio, las causas<br />
hasta €15.000 pueden ser instauradas en los Juzgados de Paz<br />
o en los Tribunales Judiciales, siendo esa una opción de las<br />
4 La lista actualizada puede ser consultada en: http://bit.ly/1AVL6gX<br />
partes. Atendiendo a que, la mayoría de los abogados continúa<br />
subyugado a la forma tradicional de litigación (es decir, la<br />
judicial), fácilmente se concluye que los Juzgados de Paz son<br />
una opción poco considerada y, de esa forma, contribuyen al<br />
cultivo, en la comunidad jurídica, del mito de que estos no son<br />
verdaderos tribunales.<br />
Regulación de la mediación: Ley nº29/2013,<br />
de 19 de abril<br />
Para promover el recurso a la mediación se consideró esencial<br />
la creación de un soporte legislativo que estableciera las bases<br />
de este medio de resolución alternativa de litigios, tanto a nivel<br />
de sus principios y de las reglas deontológicas aplicables a los<br />
mediadores, como en el plan del proceso y del procedimiento<br />
de la mediación. En este sentido, fue recientemente publicada<br />
en Portugal la Ley nº29/2013, de 19 de abril.<br />
Hasta su entrada en vigor asistíamos a una dispersión legislativa<br />
de las normas relativas a la mediación, a una regulación<br />
detallada de los sistemas públicos de mediación y a un<br />
vacío legal en lo que respeta a la mediación privada, con el<br />
debate sobre la aplicación de las normas de los sistemas públicos<br />
de mediación a los procedimientos ocurridos fuera de<br />
aquellas estructuras (Lopes y Patrão, 20<strong>14</strong>, p. 12). La verdad<br />
es que la implementación de la mediación no debe ceñirse a<br />
sistemas públicos. En consonancia con la Directiva 2008/52/<br />
CE, –transpuesta para el ordenamiento jurídico portugués a<br />
través del Decreto-Ley 29/2009 de 29 de junio, que introdujo<br />
en el Código de Proceso Civil los artículos 249.º A, B e C y el artículo<br />
279.ºA– este medio alternativo de resolución de controversias<br />
debe ser integrado en el ámbito de los procedimientos<br />
de resolución de conflictos paralelamente al sistema de justicia<br />
tradicional, lo que implica la reglamentación de la mediación<br />
privada (Cebola, 2011, p. 381).<br />
La Ley nº 29/2013, de 19 de abril pretende, así, afirmarse<br />
como régimen general de la mediación que consagra los principios<br />
generales aplicables a la mediación realizada en Portugal<br />
(enumerados en los artículos 3.º a 9.º de la Ley nº 29/2013,<br />
a saber: el principio de la voluntariedad, de la confidencialidad,<br />
de la igualdad y de la imparcialidad, de la independencia, de la<br />
cualificación y de la responsabilidad y, por último, de la ejecutoriedad).<br />
Tales normas se refieren al ámbito de la mediación<br />
privada, del sistema público de mediación de los Juzgados de<br />
Paz y de todos los sistemas públicos de mediación especializada<br />
(familiar, laboral y penal). Establece, detalladamente, el<br />
procedimiento aplicable a la mediación civil y comercial (en<br />
sus artículos 10.º y siguientes), -desde su inicio, a la elección<br />
del mediador de conflictos, presencia de las partes, abogados<br />
y otros técnicos en las sesiones de mediación-; el fin del procedimiento<br />
de mediación, el acuerdo, y, por último, la duración<br />
y suspensión del procedimiento. Define el régimen jurídico de<br />
los mediadores (artículos 23º y siguientes) regulando aspectos<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
62 Daniela Pacheco revistademediacion.com<br />
relativos al acceso a la actividad, a su formación y las respectivas<br />
entidades formadoras (organismos privados, con acreditación<br />
conferida por el Ministerio de la Justicia portugués), a sus<br />
derechos y deberes, así como, impedimentos y remuneración<br />
de estos profesionales; y, por último, dispone sobre el régimen<br />
jurídico de los sistemas públicos de mediación (artículo 30.º y<br />
siguientes), que proporcionan a los ciudadanos formas rápidas<br />
de resolución alternativa de litigios, a través de servicios<br />
de mediación creados y gestionados por entidades públicas.<br />
Los mediadores actúan en consonancia con las reglas de la<br />
Ley de la Mediación, en la Ley de los Juzgados de Paz y en el<br />
Código de Conducta Europeo para Mediadores, al no existir un<br />
Código Nacional de Conducta para Mediadores. Existen orientaciones<br />
en cuanto a la forma como deben ser conducidas las<br />
sesiones de mediación, en cuanto a los métodos que pueden<br />
ser utilizados para conseguir una comunicación o relación constructiva<br />
con las partes y en cuanto a los términos en que los mediadores<br />
pueden proponer acuerdos. Además, nada impide que<br />
cada organización defina y publicite un Código de Conducta<br />
Profesional del Mediador. El sistema público de mediación, por<br />
su parte, tiene un comité de supervisión que controla la conducta<br />
de los mediadores. A través de estos mecanismos se asegura<br />
la confianza en relación a los mediadores y a la mediación<br />
La garantía de calidad de la mediación es un aspecto muy<br />
acentuado en la Ley de la Mediación –está patente, por ejemplo,<br />
en el artículo 24.º, en lo que respecta a «Formación y entidades<br />
formadoras» y en el artículo 43.º, relativo a la «Fiscalización<br />
del ejercicio de la actividad de mediación»–.<br />
Esta ley se asume, por lo tanto, como un verdadero marco<br />
en la mediación nacional, con vistas a contribuir a la mayor<br />
información y divulgación de este mecanismo y, consecuentemente,<br />
para una mayor utilización de este medio, ofertando a<br />
los ciudadanos y a las empresas una solución complementaria<br />
a la vía judicial. En la Exposición de Motivos de la Propuesta de<br />
Ley nº116/XII que dio origen a la presente ley es asumido que:<br />
«La existencia de una ley de mediación como esta, al regular una<br />
materia en la cual se identifican claras lagunas y al unificar en<br />
un único diploma regímenes que se encuentran hoy dispersos,<br />
contribuirá para una mayor divulgación de la mediación y consecuentemente<br />
para una mayor utilización de este mecanismo».<br />
Consideraciones finales<br />
En consonancia con datos divulgados, en 2012 los Juzgados de<br />
Paz trataron 10.971 procesos lo que, comparativamente con el<br />
número de procesos de los tribunales judiciales (870.000 procesos<br />
registrados), representa 1.26% de los procesos tratados<br />
por la justicia portuguesa. Solamente 2.167 de esos procesos<br />
fueron resueltos en mediación. Si comparáramos este número<br />
con los 870.000 procesos de los tribunales, denotamos que la<br />
mediación resolvió apenas 0,24% de los procesos 5 . Tenemos<br />
así una idea del papel «microscópico» que la mediación representa<br />
en los Juzgados de Paz (y no olvidando que en la esfera<br />
privada es prácticamente inexistente). Es caso para decir:<br />
«Welcome to portuguese mediation: a dream».<br />
A pesar de la crisis que se vive en el sector de la justicia y<br />
del creciente deseo del ciudadano en participar en la resolución<br />
de sus conflictos, la mediación en Portugal no presenta<br />
todavía señales de auténtico desarrollo. La forma tradicional<br />
de resolución de controversias, es decir, la judicial, se ha revelado<br />
incapaz de responder a tiempo al aumento de los litigios.<br />
En consonancia con algunas estadísticas, en la justicia civil, la<br />
duración media de los procesos en los tribunales es de 29 meses<br />
6 pero, aun así, particulares y empresas no valoran la resolución<br />
extrajudicial de conflictos, como una herramienta ágil,<br />
segura, rápida y discreta.<br />
La Ley nº 29/2013 dio un encuadramiento jurídico a la mediación.<br />
Esperamos que este impulso sea aprovechado por<br />
los usuarios de la justicia, ciudadanos, empresas, abogados y<br />
magistrados, para que este medio alternativo y consensual de<br />
resolución de litigios se consolide en nuestro país. La realidad<br />
socio-económica portuguesa requiere nuevas formas de actuar<br />
en la resolución de los conflictos y creemos que la mediación<br />
es una preciosa puerta de entrada en la justicia, pero no es<br />
suficientemente valorada en Portugal, todavía.<br />
Como refería Stephen Goldberg, es necesario introducir<br />
la enseñanza de la mediación, tanto en la educación superior,<br />
como en el cotidiano. Para difundir estos ideales sería importante<br />
contar con el apoyo de las universidades y colegios<br />
profesionales de la justicia, que a través de la introducción de<br />
asignaturas en los grados universitarios, y acciones formativas,<br />
fomentasen el uso de la mediación en sus numerosas ramas.<br />
También sería muy importante concienciar los ciudadanos en<br />
general, para que conozcan la mediación, a través, primordialmente<br />
de sus abogados, que no pueden permanecer subyugados<br />
a la forma tradicional de litigación (es decir, la judicial),<br />
sino contemplar la mediación como una opción tan válida<br />
como la judicial. Estarían así reunidos los puntos de partida.<br />
La mediación es un camino, una vía diferente, que puede<br />
abrir nuevas puertas, y en la cual debemos invertir para bien de<br />
nuestro futuro en sociedad. Aunque integrada ya formalmente<br />
en el sistema de Justicia portugués, su éxito sólo ocurrirá plenamente<br />
cuando forme parte de la cultura social portuguesa, que<br />
a pesar de no ser todavía realidad, comienza a dar los primeros<br />
pasos (Gouveia, 2012, p. 34). Y los Tribunales sólo tienen que<br />
creer en ella, sin no obstaculizar o destruir su implementación,<br />
dejándola «entrar en sus muros» (Bolieiro y Guerra, 2009, p. 278).<br />
5 Datos consultados en: http://bit.ly/1JVnT2J 6 Consultar: http://bit.ly/1A0BT5F y http://bit.ly/1HPIeCy<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
La perspectiva portuguesa de la institucionalización de la mediación 63<br />
EXTENDED SUMMARY:<br />
The Portuguese Perspective<br />
of the Institucionalization of<br />
Mediation<br />
Daniela Pacheco<br />
Rodrigues, Vasconcelos, Marques, Teles, Azadinho - Bufete de<br />
Abogados, Portugal<br />
Abstract: In this article we intend to analyse mediation<br />
in the Portuguese legal system. We shall start by analysing<br />
its basic characteristics, to present further its field<br />
of action at a public level – public systems of specialized<br />
mediation and the mediation public systems at the Justice<br />
of the peace level – to conclude with a brief analysis<br />
of the latest piece of legislation passed in this regard: Act<br />
13/2013 of 13 April.<br />
Keywords: Mediation, Portugal, Public Systems of Mediation,<br />
Justice of Peace, Law 13/2013 of 13 April.<br />
The growing wish of citizens to participate in the resolution<br />
of conflicts, linked to the legal crisis (Hespanha, 2007), was<br />
the main factor for the development of alternative forms of<br />
dispute resolution, and it was also indicated as one of the possible<br />
responses to the Portuguese justice crisis (Silva, 2009).<br />
However, and despite the recent legislative efforts, mediation<br />
in Portugal is still a utopic reality, given the reduced number<br />
of mediations that are conducted, and the lack of knowledge<br />
about it by the society at large and even the legal community.<br />
Characteristics of Mediation in the<br />
Portuguese. Legal System<br />
The notion of mediation currently established in the Portuguese<br />
legal system is that of facilitation. Mediation can be integrated<br />
into the legal system in different ways: it can be established<br />
as a compulsory measure or as optional mediation systems.<br />
The trend is to integrate mediation as an option for the parties;<br />
however, its development has not been as expected – more<br />
than a decade has passed since it was introduced, and even<br />
though, it has not been enough for effective success. Facing<br />
this situation, establishing mediation as compulsory in some<br />
matters seems to be an enticing solution but, what would it be<br />
such a solution<br />
Mediation Public Systems<br />
Mediation public systems in Portugal are created and managed<br />
by public entities in order to provide citizens with quick<br />
ways to alternatively resolve disputes via mediation services.<br />
As stated above, mediation does not have a long tradition<br />
in Portugal, as it emerged in the 90’s of the 20th century, and<br />
it was introduced by private entities However, the alternative<br />
form of confliction resolution has been growing in different<br />
fields of intervention: from commercial to family and school,<br />
and also penal, public and intercultural. Initially, Portugal decided<br />
to implement mediation via the dissemination of mediation<br />
systems that were managed by a public entity called<br />
«Gabinete de Resolução Extrajudicial de Conflitos» (GRAL)<br />
(Cebola, 2011, p. 354). At that time, private mediation did not<br />
have a clear legal framework. The first mediation experience<br />
with the brand of the Ministry of Justice occurred in 1997, as<br />
a result of the creation of the Mediation Department that had<br />
the power to deal with conflicts related to the regulation of<br />
parental authority in the region of Lisbon. In 2007, the Family<br />
Mediation System was set up. It is a public service created to<br />
resolve the conflicts that emerge within families out of court;<br />
using it in this kind of conflicts proves to be appropriate 7 , the<br />
service covers currently the entire national territory.<br />
Several years after this first initiative, the Labor Mediation<br />
System was set up in 2006, which allows workers and employers<br />
to resolve emerging disputes concerning individual work<br />
contracts 8 .<br />
Penal mediation started to emerge in Portugal as a result<br />
of an initiative promoted by the Law School of the Porto University<br />
in 2004, but it was only introduced in the Portuguese<br />
legal system in 2007 when Act 21/2007 of June 12th was passed.<br />
These are, therefore, the three mediation public systems in<br />
Portugal: the Family Mediation System (FMS), the Labor Mediation<br />
System (LMS) and the Penal Mediation System (PMS).<br />
However, currently there are a few requests for mediation at<br />
these entities, and it is practically out of service.<br />
Collaborator of the In-Court Mediation Program of Universidad Carlos III of Madrid. Degree in Law by the School of Law of the University of<br />
Coimbra. Master’s degree in Criminal Law by the Catholic University of Portugal. Intern lawyer at the Firm Rodrigues, Vasconcelos, Marques,<br />
Teles, Azadinho, Portugal.<br />
The author wishes to acknowledge Dr. Ana Maria Maia Gonçalves, professor at the Portuguese Catholic University and President of Instituto de<br />
Certificação e Formação de Mediadores Lusófonos (ICFML), Dr. Helena Soleto, professor of Carlos III University of Madrid and Director of the<br />
Mediation Program UC3M, and also the team members of this Program for the exemplary lessons learned from them in mediation matters.<br />
Mails on this article should be sent to the author to the following e-mail address: daniela.pacheco@sapo.pt<br />
7 See http://bit.ly/1A0Ct3e (consultado a 10 de enero de 20<strong>14</strong>) 8 For further information see http://bit.ly/1JVnUDD (consulted on January 10,<br />
20<strong>14</strong>)<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
64 Daniela Pacheco revistademediacion.com<br />
Mediation in Justices of the Peace<br />
Thanks to the creation of Justices of Peace by Act 78/2001<br />
of July 13 mediation became (a little) more evident in the<br />
Portuguese legal panorama. At that time the first courses for<br />
mediators were organized, and the Ministry of Justice started<br />
to require their certification so that practitioners could act in<br />
the field of the public system of mediation and justices of the<br />
peace.<br />
In Portugal there are 25 Justices of the Peace in almost<br />
50 municipalities. 9 They are true courts, envisaged by the<br />
Constitution of the Portuguese Republic (Article 209, Section<br />
2), which exercise alternative justice that is characterized by<br />
proximity and the attempt to reach a settlement that benefits<br />
both parties in the conflict (Ferreira, 2005, p. 46). These<br />
out of court tribunals have the power to deal with civil casesexcept<br />
for those that involve Family Law, Law of Succession<br />
and Labor Law –with a value in excess of €15,000–, (New Act<br />
on Justices of the Peace 54/2013, of June 31, Section 8). The<br />
bottom line is that parties must be those who resolve their<br />
problems, without prejudice to the Justice of the Peace making<br />
a decision in the event they do not reach a settlement<br />
by themselves.<br />
Dealing with this at these courts has two important moments<br />
to reach an agreement: out of court mediation and judicial<br />
conciliation. The mediation is carried out by a mediator,<br />
chosen by the parties or appointed by the Justice of the Peace.<br />
The conciliation is an attempt of the judge at the beginning of<br />
the trial session. According to Mariana Gouveia, «at the Justice<br />
of the Peace the motivation for settlement is stronger than<br />
in judicial courts (…) as it is known that the Judge is going to<br />
endeavor to exhaust all possibilities to reach an agreement »<br />
(Gouveia, 2012, p. 291).<br />
Given that the necessary paradigm change for the acceptance<br />
of mediation has not yet taken place in the world of<br />
Portuguese lawyers, this alternative form of conflict resolution<br />
only occur in Portugal, precisely, in Justices of the Peace. Private<br />
mediation, defined as voluntarily chosen by the parties<br />
outside the public system, is not yet regulated. (Gonçalves and<br />
Leitão, 2012). Moreover, according to Article 8 of Act 54/2013<br />
of July 31, cases up to €15,000 can be dealt with at Justices of<br />
the Peace or Judicial Courts, as decided upon by the parties.<br />
Knowing that most lawyers are still subject to the traditional<br />
litigation form (i.e., judicial) we can easily conclude that Justices<br />
of the Peace are a less considered option, and for this<br />
reason they contribute to the myth that affirms that these are<br />
not true courts.<br />
9 The updated list can be seen at: http://bit.ly/1AVL6gX (consultado<br />
a 12 de enero de 20<strong>14</strong>)<br />
Regulation of Mediation: Act 29/2013 Of April<br />
19<br />
In order to promote mediation it was considered that creating<br />
a legislative support was essential to establish the bases of the<br />
alternative resolution of conflicts, both concerning its principles<br />
and the code of ethics applicable to the mediators and the<br />
process plan and the mediation procedure. In this regard, Act<br />
29/2013 of April 19 was recently passed in Portugal. Until its<br />
coming into force, we use to have a legislative dispersion of the<br />
norms related to mediation, a detailed regulation of the mediation<br />
public systems and a legal loophole concerning private<br />
mediation, and the debate on the application of the norms<br />
of the mediation public systems to the procedures occurred<br />
outside these structures (Lopes and Patrão, 20<strong>14</strong>, p. 12). The<br />
implementation of mediation should not be bound only to the<br />
public systems. According to Directive 2008/52/CE, –transposed<br />
to the Portuguese Legal System through Decree Law<br />
29/2009 of June 29 that introduced articles 240 A, B and C<br />
and Article 279 A into the Civil Process Code– this alternative<br />
form to resolve disputes must be integrated also into the traditional<br />
justice system, which implies the regulation of private<br />
mediation (Cebola, 2011, p. 381).<br />
Act 29/2013 of April 19 aims at becoming the base for the<br />
general mediation regime affirming the general principles<br />
applicable to the mediations conducted in Portugal. These<br />
norms refer to the field of private mediation, the mediation<br />
public system in Justices of the Peace and all the public systems<br />
of specialized mediation (family, labor, and penal). It established<br />
in detail the procedure applicable to civil and commercial<br />
mediation (in articles 10 and subsequent); the goal of<br />
the mediation process, the settlement and, lastly, the duration<br />
and suspension of the procedure. It defines the legal regime of<br />
mediators (articles 23 and subsequent), referring to aspects<br />
related to their access to activity, their education and the respective<br />
education entities, their rights and duties, as well as<br />
impediments and remuneration of practitioners; and, lastly,<br />
it regulates the legal regime of the mediation public systems<br />
(article 30 and subsequent) that provides citizens with fast<br />
alternative resolutions of conflicts via the mediation services<br />
created and managed by public entities.<br />
Mediators practice under the Mediation Act, the Act on<br />
Justices of the Peace, and the European Code of Conduct for<br />
Mediators, as there is no National Code of Conduct of Mediators.<br />
Guidelines exist on how mediation sessions should be<br />
conducted, the methods to be used to achieve communication<br />
or constructive relations between the parties and on the<br />
terms mediators can propose settlements. Moreover, nothing<br />
hinders organizations to define and publicize a Professional<br />
Code of Conduct for Mediators. The mediation public system,<br />
in turn, has a supervision commission that controls the<br />
conduct of mediators. If these mechanisms are implemented,<br />
<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754
La perspectiva portuguesa de la institucionalización de la mediación 65<br />
trust in relations is assured concerning mediators and mediation<br />
itself.<br />
Quality assurance for mediation is pinpointed by the Mediation<br />
Act –it becomes obvious, for instance, in article 24 that<br />
refers to the «Training and training entities» and in article 43<br />
that refers to the «Supervision of the practice mediation»–.<br />
This piece of legislation is considered, therefore, as a true<br />
framework for national mediation, aimed at contributing to<br />
more information and dissemination of this mechanism, and,<br />
as a result, to a higher use of this form that offers citizens and<br />
companies a solution that is complementary to the judicial<br />
way.<br />
Final Considerations<br />
According to the data presented in 2012 on Justices of the<br />
Peace, 10,971 cases were dealt with, of which 2,167 were resolved<br />
thanks to mediation. If we compare this figure with the<br />
870,000 cases dealt with at courts, we can see that mediation<br />
resolved only 0.24% of the cases 10 . This gives us an idea of the<br />
«microscopic» role mediation plays in Justices of the Peace.<br />
Despite of the crisis in the justice sector and the growing<br />
wish of citizens to participate in the resolutions of the conflicts,<br />
mediation in Portugal does not show signs of a true development.<br />
The traditional resolution form, i.e. the judicial form,<br />
has proven to be unable to respond on time to the increase<br />
in the number of disputes. As indicated by some statistics, in<br />
civil justice the average duration of court cases is 29 months 11<br />
and even though, individuals and companies do not consider<br />
out of court resolution of conflicts as an agile, sure, fast and<br />
discreet tool.<br />
Act 29/2013 gave mediation a legal framework. We hope<br />
this momentum will be used by justice users, citizens, companies,<br />
lawyers and judges so that this form of resolution can be<br />
consolidated in our country. The Portuguese socioeconomic<br />
reality requires new ways of acting to resolve conflicts, and we<br />
believe that mediation is a precious access to justice, although<br />
it is not yet sufficiently valued in Portugal.<br />
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10 Data consulted at: http://bit.ly/1JVnT2J, (consulted on December 3, 2013).11 Consult: http://bit.ly/1A0BT5F y http://bit.ly/1HPIeCy (consulted<br />
on December 3, 2013).<br />
© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla
REVISTAdeMEDIACIÓN<br />
Sumario<br />
Presentación:<br />
El dilema de la elección<br />
y los buenos maestros 4<br />
Santiago Madrid Liras<br />
Mediación en las organizaciones 10<br />
Oscar Daniel Franco Conforti<br />
Acerca del espacio y la mediación 26<br />
Francisco Diez<br />
Mediación dirigida por los individuos.<br />
Otro avance hacia la mediación<br />
no directiva 36<br />
Gregorio Billikopf Encina<br />
La mediación como parte<br />
de una red de intervención 48<br />
Antonio Tula<br />
La perspectiva portuguesa<br />
de la institucionalización<br />
de la mediación 58<br />
Daniela Pacheco