31.12.2014 Views

Revista-Mediacion-14

Revista-Mediacion-14

Revista-Mediacion-14

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Vol. 7. Nº 2. 20<strong>14</strong><br />

REVISTAde<br />

MEDIACIÓN<br />

MAESTROS<br />

DE LA MEDIACIÓN<br />

Mediación en las organizaciones<br />

Por Oscar Daniel Franco Conforti<br />

Acerca del espacio y la mediación<br />

Por Francisco Diez<br />

Mediación dirigida por los individuos.<br />

Otro avance hacia la mediación no directiva<br />

Por Gregorio Billikopf Encina<br />

La mediación como parte de una red de intervención<br />

Por Antonio Tula<br />

La perspectiva portuguesa<br />

de la institucionalización de la mediación<br />

Por Daniela Pacheco


2 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2 revistademediacion.com<br />

SUMARIO<br />

Presentación: El dilema de la elección y los buenos maestros................................................. 4<br />

Santiago Madrid Liras<br />

Mediación en las organizaciones..............................................................................................10<br />

Mediation in Organizations<br />

Oscar Daniel Franco Conforti<br />

Acerca del espacio y la mediación........................................................................................... 26<br />

About Space and Mediation<br />

Francisco Diez<br />

Mediación dirigida por los individuos. Otro avance hacia la mediación no directiva........... 36<br />

Party-Directed Mediation. Another Step Towards Non-Directive Mediation<br />

Gregorio Billikopf Encina<br />

La mediación como parte de una red de intervención............................................................ 48<br />

Mediation as Part of an Intervention Network<br />

Antonio Tula<br />

La perspectiva portuguesa de la institucionalización de la mediación................................. 58<br />

The Portuguese Perspective of the Institucionalization of Mediation<br />

Daniela Pacheco<br />

revistademediacion.com<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación utiliza un proceso de revisión anónima externa por pares. Revisores externos cualificados emiten un informe<br />

para el Equipo Directivo, tras el cual, se le comunica al autor o autores la aceptación o el rechazo de su trabajo y/o si deben<br />

hacerse modificaciones para su publicación final. El Equipo Directivo se reserva el derecho de aceptar o rechazar manuscritos en<br />

función del grado de ajuste a los tópicos de la revista.<br />

La <strong>Revista</strong> no se hace responsable de las opiniones vertidas en los artículos publicados.<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación es una revista gratuita y accesible por web en www.revistademediacion.com. No se autoriza su publicación<br />

en otros medios, salvo solicitud y acuerdo con la entidad responsable.<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación está incluida en los siguientes índices y bases de datos bibliográficos:<br />

• Latindex (Sistema Regional de información en Línea para <strong>Revista</strong>s científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal)<br />

• en trámites para su indexación en CSIC (ISOC).<br />

Además está accesible a través de los siguientes distribuidores:<br />

• REBIUN (Red de Bibliotecas Universitarias)<br />

• Dialnet (Universidad de la Rioja).<br />

Publicada en Madrid<br />

ISSN: 2340-9754<br />

Para cualquier consulta, visite nuestra web www.revistademediacion.com o póngase en contacto con nosotros a través del correo<br />

electrónico: revistademediacion@imotiva.es<br />

ISSN: 2340-9754


Equipo 3<br />

EQUIPO DE REVISTA DE MEDIACIÓN<br />

Entidad autora responsable<br />

Instituto Motivacional Estratégico (IMOTIVA)<br />

Coeditores<br />

Director<br />

Santiago Madrid Liras (Universidad Camilo José Cela,<br />

Madrid)<br />

Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla (Consejería<br />

de Educación)<br />

Directora Científica<br />

Helena Soleto Muñoz (Universidad Carlos III, Getafe)<br />

Subdirectora y Redactora-Jefa<br />

Ana Isabel García Colmenarejo (Colegio Oficial de<br />

Psicólogos de Madrid)<br />

Consejo de Redacción<br />

María Carnero de Blas (Norte Joven)<br />

Marina Fernández-Caballero Pérez (Asociación Centro<br />

Trama)<br />

María Orfanou (Universidad Carlos III, Getafe)<br />

Laura Puyol Gil (Instituto Motivacional Estratégico)<br />

Traductor y Supervisor de Estilo<br />

Marcelo Rodríguez Rivollier (Inter-American Defense<br />

College, Washington D.C.)<br />

Secretaría de Redacción, Publicidad y Marketing<br />

Marisol Fernández Jorge<br />

revistademediacion@imotiva.es<br />

Diseño y Maquetación<br />

Germán Rodríguez-Sedano Morales de Castilla<br />

Consejo Editorial<br />

Ramón Alzate Sáez de Heredia (Universidad del País<br />

Vasco)<br />

Mª Luisa Arias Ferrero (Universidad Nacional Abierta de<br />

Venezuela)<br />

Américo Baptista (Universidade Lusófona, Portugal)<br />

Trinidad Bernal Samper (Fundación ATYME, Madrid)<br />

Guillermo Blanco Bailac (Instituto Motivacional<br />

Estratégico, Madrid)<br />

Ignacio Bolaños Cartujo (Universidad Complutense de<br />

Madrid)<br />

Annamaria Campanini (Università di Milano Bicocca,<br />

Italia)<br />

Emiliano Carretero Morales (Universidad Carlos III,<br />

Getafe)<br />

Sandra de Andrés Martín (Servicio Atenc. Menores<br />

Víctima de Violencia de Género. DGM y COP, Madrid)<br />

Enrique García Huete (Universidad Cardenal Cisneros,<br />

Madrid)<br />

Mª Paz García-Longoria Serrano (Universidad de Murcia)<br />

Jorge Santiago López Martínez (Universidad Autónoma<br />

de Madrid)<br />

Antonio Manuel Lozano Martín (Universidad de Granada)<br />

Rocío Martín Galacho (Servicio Integral de Medio Abierto.<br />

Meridianos, Sevilla)<br />

Rodrigo Martínez de Ubago (Universitat Oberta de<br />

Catalunya)<br />

Susana Méndez Gago (Universidad Camilo José Cela,<br />

Madrid)<br />

Agustín Moñivas Lázaro (Universidad Complutense de<br />

Madrid)<br />

Mercedes Moreno López (Centro de Psicología Álava<br />

Reyes, Madrid)<br />

Pilar Munuera Gómez (Universidad Complutense de<br />

Madrid)<br />

Helena Neves Almeida (Universidade de Coimbra,<br />

Portugal)<br />

Lourdes Pérez Díaz (Universidad Nacional de Educación<br />

a Distancia)<br />

Josep Redorta Lorente (Tribunal Laboral de Catalunya)<br />

Joaquín Rivas González (Universidad Nacional de<br />

Educación a Distancia)<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


4 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2 revistademediacion.com<br />

Presentación: El dilema de la<br />

elección y los buenos maestros<br />

Santiago Madrid Liras<br />

Director de «<strong>Revista</strong> de Mediación»<br />

La mediación enfrenta cada vez a los mediados a la necesidad de elegir su solución. Como<br />

profesionales, debemos entender el efecto psicológico que la elección supone a las personas<br />

para poder entender asimismo las reticencias habituales al acuerdo que podemos encontrar<br />

en las fases finales del proceso de mediación. A menudo nos preguntamos: ¿qué le ocurre<br />

a los mediados cuando, habiendo pasado ya por el duro proceso de exponer sus vivencias,<br />

de revivir el conflicto, de acercarse como seres humanos y entenderse, de llegar a soluciones<br />

realmente válidas y en muchas ocasiones mucho mejores de las que podrían alcanzar en un<br />

proceso judicial, qué les ocurre –repito– cuando aparecen reticencias de último momento<br />

que ponen en cuestionamiento el acuerdo final El mediador se debate internamente entre<br />

el pavor a que su trabajo no haya servido para nada, el malestar hacia aquel que de repente<br />

duda intensamente cuestionando con ello la posibilidad del acuerdo, la inquietud porque el<br />

tiempo del acuerdo se va agotando, el deseo de ejercer cierta presión para que el reticente<br />

abandone sus dudas y los principios propios de la mediación que parecen decirnos que todas<br />

estas emociones son impropias de un buen mediador.<br />

Si recurrimos a los autores clásicos de la mediación, encontramos algunas respuestas sobre<br />

el cómo actuar en estas situaciones. Por supuesto, el punto de partida es no dejarse llevar<br />

emocionalmente por lo que uno está sintiendo como mediador: subirse al árbol, diría Ury<br />

(1997), que igualmente plantea la necesidad de «tender un puente de oro», es decir, facilitarle<br />

que pueda volver al acuerdo, cuando el mediado se sienta próximo a éste y necesite retrotraerse<br />

a sus posiciones iniciales, fruto de las dudas que vuelven a surgir cuando el acuerdo<br />

está cerca. Los transformativos, más atentos a la necesidad emocional de los mediados, también<br />

nos recuerdan que las reticencias pueden ser saludables y oportunas pues esconden<br />

aspectos de la revalorización de los mediados, y así nos señalan que incluso un deseo final<br />

de no llegar a un acuerdo es un éxito de la mediación si es el propio mediado el que entiende<br />

y decide libremente que no quiere tal acuerdo (Folger, 2008). Por supuesto, en muchas<br />

ocasiones puede ser que el acuerdo al que lleguen los mediados no sea siempre la mejor de<br />

las opciones. Por más que deseemos defender que la mediación es siempre el mejor de los<br />

espacios y de las posibilidades, las actitudes personales de una parte más cerrada, «fuerte»,<br />

segura y determinada a no ceder puede colocar a la otra parte ante la posibilidad de aceptar<br />

una solución que, siendo honestos, quizás no es la mejor de las opciones y que quizás en otro<br />

proceso –por ejemplo, en un juicio– no llegaría ni a proponerse. En tales casos entendemos<br />

claramente la negativa de esa segunda parte a abandonarse a un acuerdo inadecuado y<br />

entendemos que como mediadores debemos focalizarnos en ayudar a que la parte que se<br />

muestra falsamente fuerte o impositiva pueda superar esta actitud.<br />

Pero debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿por qué las personas muestran frecuentemente<br />

reticencias en los momentos casi definitivos previos al acuerdo<br />

La negociación de un proceso de mediación actúa psicológicamente de manera muy<br />

similar a otras dos situaciones: a los juegos y, aún más, a las compras.<br />

Sobre el proceso de negociación como juego ya se ha escrito bastante desde la obra clásica<br />

de Von Neumann y Morgenstern (1944), y que ha dado pie, entre otros muchos planteamientos,<br />

al famoso «Dilema del Prisionero» (Poundstone, 1995). Al vivir una negociación en términos<br />

similares a los que establecemos en los juegos, los mediados, impulsados por el deseo de ganar,<br />

ISSN: 2340-9754


Presentación 5<br />

se ven ante la duda de si colaborar, y obtener algo bueno para todos, o competir, y con ello<br />

ganar mucho más sólo para sí mismos, al margen del otro. El deseo económico de lograr algo,<br />

alcanzar algo en su beneficio (no me refiero con lo económico a lo monetario, que también,<br />

sino a la sensación de «sacar algo», de ganar algo, de «sacar partido» de algo, que es motivador<br />

en sí mismo) apela a nuestra parte más individualista. Si pienso en mí mismo, el resultado más<br />

válido es aquel en el que yo gane más o en el que yo pierda menos. A este respecto, André Gide<br />

da voz a su protagonista, su «sí mismo» en «El inmoralista» (1902/1988, p. 122): «¡Qué feliz es<br />

Ménalque, que no tiene nada! Yo sufro porque quiero conservar», que nos recuerda una de las<br />

lecciones atribuidas a Buda: «No es la vida ni la riqueza ni el poder lo que esclaviza a los hombres,<br />

sino el apego a la vida, a la riqueza y el poder».<br />

Es un principio económico que, sin embargo, como cuestiona Lieberman en su obra «Social.<br />

Why our brains are wired to connect» (2013), no es para nada el único impulso que dirige<br />

la conducta del ser humano. Sí es un motivador, pero el ser humano, condenado a ser social,<br />

será capaz de superar su propio egoísmo y su visión ensimismada, para aceptar un acuerdo<br />

válido para ambas partes aunque económicamente menos interesante. Estudios recogidos<br />

en el texto de Lieberman sobre el ya mencionado «Dilema del Prisionero» así lo demuestran:<br />

preferimos una opción que beneficie a ambos a medias a una opción que me beneficie más<br />

pero me indisponga contra ti. Condenados a vivir en sociedad, necesitamos el reconocimiento<br />

del otro, debatiéndonos entre nuestra autonomía y nuestros intereses más individualistas,<br />

y nuestra dependencia social: el poder (ganar) nos permite sentirnos independientes de los<br />

demás; el reconocimiento social nos permite sentirnos integrados. Como señala Stephen A.<br />

Mitchell «El niño no puede funcionar sin relaciones, sin vínculos con otras personas, sin interacciones<br />

reales que le hagan sentir que está conectado e integrado. Ser humano significa<br />

estar relacionado con los demás, pertenecer a una matriz de relaciones». (Mitchell, 1993).<br />

Apoyarnos en la tendencia natural social de necesidad de colaborar del ser humano, evidenciar<br />

las cesiones del otro y apelar a la empatía para ello, ayuda en muchas ocasiones a<br />

superar este momento, este deseo de vencer al otro por encima de todo, a menudo encubierto<br />

en:<br />

1. el deseo de tener razón;<br />

2. el ímpetu moralizador sobre las conductas del otro –siempre más severos con las intenciones<br />

y conductas del otro que con las propias–;<br />

3. y el deseo de obtener una ganancia por encima de la del otro, al margen de la cantidad<br />

real obtenida.<br />

Sobre el primero, el deseo de tener razón, es para muchos un elemento en juego permanente<br />

en la mediación. Muchos sólo solicitan eso: que alguien les dé la razón y se frustran<br />

mucho al inicio del proceso cuando el mediador aclara que no es su papel juzgar eso. Deben<br />

acudir al otro, a su oponente, para que éste les reconozca que tienen, cuando menos, «parte<br />

de razón». Sobre ello, nos recuerda Gide, de nuevo en «El inmoralista» (1902/1988, pp. 116),<br />

a través del cínico personaje oscarwildeano Ménalque que, frente a los insultos, «es preciso<br />

dejar que los otros tengan razón, ya que eso les consuela de no tener otra cosa». Con menos<br />

cinismo, como mediadores debemos entender la necesidad de los mediados de que en algún<br />

momento sientan que se les da, al menos en parte, la razón en algo. Es humano y parte de<br />

la necesidad de reconocimiento y de fortaleza de la autoestima el sentir que «no estamos<br />

locos; algo de lo que decimos tiene su parte de razón» y es en muchas ocasiones una necesidad<br />

a gritos de los mediados que, ante su insatisfacción, se cierran en sus posiciones. Es<br />

impresionante –seguro que todos los mediadores lo hemos vivido en más de una ocasión–<br />

el efecto del reconocimiento en esos mediados, superando su atrincheramiento inicial en<br />

cuanto sienten que han recibido algo de esas dosis tan adictivas que tiene el tener –aunque<br />

sea parcialmente– razón en algo. Y a la par, en un cabriolé difícil en mediación, ser capaz de<br />

transmitirles que no hay Una Verdad, sino muchas, y que, en cualquier caso, no es tarea de la<br />

mediación aclarar/sentenciar quién tiene La Razón, sino abordar el conflicto positivamente.<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


6 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2 revistademediacion.com<br />

Respecto al ímpetu moralizador, acudiré nuevamente al Ménalque de «El inmoralista»<br />

que, con su habitual cinismo, señala categórico: «No puedo exigir a los demás mis virtudes.<br />

Ya es hermoso si encuentro en ellos mis vicios» (1988, pp. 117). Es ya una obviedad decir que<br />

nuestra catadura moral la construimos por contraste con el otro y que poco hay más satisfactorio<br />

para nuestro castigador superego que evidenciar «fallas» en los otros que muestran que<br />

nosotros no somos tan imperfectos. Salva, efectivamente, nuestra autoestima el duro juicio<br />

con que nos dirigimos y sentenciamos a los demás. Pero fuera de dar ese gusto al superego,<br />

tal conducta no hace sino reforzar mi confrontación con el otro. Y aquí, las cristianas sentencias,<br />

que más allá de lo religioso están firmemente asentadas en la cultura occidental, «no<br />

juzgues y no serás juzgado» o «quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra» apelan<br />

a un sentimiento popular de respeto al otro de gran importancia para nuestras relaciones<br />

sociales de convivencia. Pero hemos de entender, como defiende la Escuela Narrativa de Sara<br />

Cobb (Munuera, 2007), que son las historias creadas las que están manteniendo indebidamente<br />

ese juicio al otro; historias de «buenos y malos» donde repartimos los roles a nuestro<br />

antojo: me reservo el papel de bueno y te atribuyo el de malo. Hay como una necesidad de<br />

entregar el papel de malo a alguien y, claro, mejor dárselo al otro que quedármelo yo. Y a<br />

partir de ahí las racionalizaciones en busca de pruebas de nuestra teoría –la teoría de que el<br />

otro es muy malo– y la creencia firme en ella acaban desvirtuando nuestra mirada. El personaje<br />

principal de «El inmoralista» refleja perfectamente esta idea: «Nuestra mirada desarrolla,<br />

exagera en cada uno el punto sobre el que se fija, y hacemos así que se convierta en eso que<br />

nosotros pretendemos que sea». La mirada enjuiciadora fortalece el conflicto y la narrativa<br />

cerrada, la película que hemos creado de «buenos y malos». Entender que esa película no<br />

es la que vamos a ver en mediación, nada de «buenos y malos», nada de «perseguidores y<br />

víctimas», y nada de mediadores como «salvadores» o dadores de la razón o como emisores<br />

de juicios sobre la maldad de los demás, ayudará a abandonar esas narrativas enjuiciadoras.<br />

En relación al tercero, el deseo de obtener una ganancia superior a la del otro, aparece<br />

bien reflejada nuevamente en los estudios que recoge Lieberman (2013). En ellos, se plantea<br />

que la satisfacción es mayor en muchas ocasiones no en tanto a la cantidad ganada como<br />

tal (el deseo económico del que hemos hablado), sino en contraste con lo ganado por el<br />

otro, y que si lo que gana el otro es más que lo que gano yo genera sensación de injusticia<br />

al margen de que realmente el acuerdo sea justo o el resultado de lo que quede para mí sea<br />

bueno. Es decir, no importa sólo lo que me toca, sino el contraste con lo que te toca a ti. Como<br />

planteaba Lieberman, ni quedar demasiado por encima, ni quedar por debajo; buscamos un<br />

cierto equilibrio.<br />

Mas debemos tener en cuenta que si bien el deseo es el motor inicial de los mediados,<br />

no es sólo el deseo el que actúa frente a un acuerdo. Y entra aquí el símil con las compras,<br />

¿cuántas veces en el momento en el que, empujados por nuestro deseo, nos dirigimos a la<br />

larga cola de espera de la caja en una tienda y empezamos a preguntarnos: «¿realmente necesito<br />

esto», «¿no estaré gastando demasiado», «¿merece esto el precio que voy a pagar<br />

por ello» Y es que, como plantea Gide en «Les Nourritures terrestres» (1897; citado en 1988,<br />

pp. 26), «Escoger no me parecía, en absoluto, tanto elegir como rechazar lo que no elegía». El<br />

miedo a perder aparece en los momentos previos a cerrar un acuerdo, poniendo en duda todo<br />

el acuerdo. Porque escoger, efectivamente, supone tener que dejar otras opciones. Las otras<br />

posibilidades de solución se nos aparecen en la mente y nos hacen dudar de lo beneficioso<br />

del acuerdo. Nuestras grandes decisiones vitales están, de hecho, claramente afectadas por<br />

ese principio del no: el problema al escoger una profesión no es tanto qué quiero ser, sino que<br />

estoy dispuesto a no ser, qué profesiones dejo atrás. Si opto por ser psicólogo o mediador,<br />

¿qué será del novelista o del periodista o del historiador que podría haber sido Mi elección de<br />

pareja, de nuevo, me confronta no con la duda de si la persona elegida es maravillosa, que seguro<br />

que sí, sino con la duda de si habrá otra persona aún más maravillosa que dejo atrás con<br />

mi elección o si estoy dispuesto a aceptar la exclusividad que suele venir acompañada con la<br />

ISSN: 2340-9754


Presentación 7<br />

elección de una persona frente a las demás. Woody Allen nos muestra en su magistral «Annie<br />

Hall» (Joffe, Rollins (Prod.) y Allen (Dir.), 1977) a dos vecinos, uno soltero llevando una vida loca<br />

y otro casado y con una familia deseada que, sin embargo, se miran el uno al otro con cierta<br />

envidia, no porque lo que tengan sea peor que lo que tiene el otro, sino porque desearía tener<br />

también lo que tiene el otro. No genera problema pensar en ir de vacaciones a París, siempre<br />

una decisión acertada en sí misma, pero sí un cierto malestar pensar en los sitios a los que no<br />

iremos este verano por haber elegido París como destino. Y qué coche o qué casa comprar<br />

nos enfrenta no con el problema de si la casa o el coche elegidos no son estupendos, sino si<br />

no habrá otra casa y otro coche aún mejor. Es la avaricia humana y el miedo a la pérdida de<br />

oportunidades lo que nos enfrenta al dilema de la elección. No lo planteo desde el juicio, sino<br />

desde la aceptación de lo que hay y con lo que debemos lidiar en mediación. Ya que, nuevamente<br />

recurriendo a «El inmoralista», nos recuerda Ménalque: «De las mil formas de la vida<br />

cada uno sólo puede conocer una. Envidiar la dicha del otro es locura; no sabría uno utilizarla.<br />

La felicidad no se quiere del todo hecha, sino a medida». Y, en cualquier caso, volviendo a<br />

Buda, «el que se aferra a la riqueza, estará mejor si la deja ir que si permite que se convierta en<br />

veneno para su corazón. Pero el que no se aferra a la riqueza y teniéndola la usa para el bien,<br />

será una bendición para sus allegados». Éste es el cambio de prisma que en muchas ocasiones<br />

los mediados –y nosotros mismos en nuestros conflictos y malestares cotidianos– deberíamos<br />

tener en cuenta. Superados por el conflicto, no les podemos pedir a ellos que puedan superar<br />

las angustias que las pérdidas les generan. Es tarea del mediador ayudar a que puedan revisar<br />

y poner sobre la mesa sus valores personales, a menudo olvidados durante el conflicto, y que<br />

éstos les ayuden a reencontrar el camino de lo que quieren para su vida, al estilo de lo planteado<br />

por Hayes, el autor de la Terapia de Aceptación y Compromiso o ACT (Hayes, Strosahly<br />

Wilson, 20<strong>14</strong>), de lo que realmente les hace felices y satisfechos consigo mismos. Una mirada<br />

más abierta a uno mismo y a los demás, menos ensimismada –que dirían los transformativos-,<br />

más coherente con lo que uno desea ser y con lo que a uno realmente le hace feliz. En fin, tarea<br />

no fácil, pero quizás una vía por la que profundizar aún más en mediación.<br />

Todo lo aquí planteo no son sentencias, sino cuestionamientos; aperturas a considerar<br />

más que aseveraciones incuestionables porque, y volviendo a Gide, «Yo soy un ser de diálogo<br />

y, en absoluto, de afirmación» (1902/1988, p. 21).<br />

Pero dejemos ahora a esos tres grandes maestros de la filosofía, de la narrativa psicológica<br />

y del cine, y acudamos a los grandes maestros de la mediación en lengua castellana.<br />

En este número de «<strong>Revista</strong> de Mediación» vamos a poder disfrutar de sus lecciones más<br />

personales, siempre atrevidas, siempre dando un paso adelante, para deleite de quienes les<br />

seguimos y respetamos.<br />

Nuestro primer artículo es del ítalo-argentino afincado en España, Franco Conforti, que<br />

publica aquí su primer artículo como Doctor. Por todos es conocido el esfuerzo y buen hacer<br />

realizado por Conforti a través de Acuerdo Justo. En este artículo que aquí presentamos, no<br />

sólo nos acerca a las aportaciones fundamentales de los procesos de facilitación y de los<br />

diálogos apreciativos, sino que, yendo más allá, profundiza desde su propia experiencia y<br />

elevados conocimientos, en las posibilidades de intervención en mediación en las organizaciones<br />

a partir de estas propuestas.<br />

Francisco Díez necesita poca presentación en el mundo de la mediación. Su libro con<br />

Gachi Tapia sobre las herramientas de la mediación (Díez y Tapia, 2006) es ese básico que<br />

todo mediador debe tener en su mesilla y sus talleres de negociación son fundamentales. Su<br />

experiencia en el Centro Carter, entre otros, le convierte, además, en unos de los mediadores<br />

más respetados a nivel internacional. Díez nos aporta toda su experiencia en un artículo que<br />

profundiza en las posibilidades del espacio de mediación, de nuevo lecciones de un maestro,<br />

que coloca en sus tres «C», Comodidad, Comunicación, Conexión, las claves para una<br />

adecuada intervención, y nos aporta ejemplos reales de su experiencia que muestran la importancia<br />

de estas 3 «C». La riqueza de esos ejemplos nos demuestra que podríamos sumar<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


8 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2 revistademediacion.com<br />

una cuarta C que sin duda guía las actuaciones de Díez y que debería estar presente en toda<br />

intervención mediadora, la C de Creatividad.<br />

El chileno Gregorio Billikopf reparte su alta capacidad de análisis y trabajo entre la Universidad<br />

de California y la Universidad de Chile. Autor de los modelos de Mediación Dirigida por los<br />

Individuos (MDI) y de Evaluación de Desempeño Negociada (EDN), profundiza en «<strong>Revista</strong> de<br />

Mediación» en algunas de sus aportaciones más atractivas y atrevidas, como la importancia de<br />

la reunión preliminar o la no directividad durante las sesiones conjuntas de mediación.<br />

Otro maestro argentino, Antonio Tula, publica en «<strong>Revista</strong> de Mediación», para compartir<br />

con nosotros sus reflexiones sobre la intervención con familias multiproblemáticas. Tula, cuya<br />

maestría va de la mano con su permanente curiosidad intelectual y su esfuerzo por dignificar<br />

la mediación, nos ha aportado auténticas joyitas en su muy conocida Redes Alternativas,<br />

donde él mismo se exhibe mediando y dándonos a partir de ahí tantas lecciones prácticas<br />

de buen mediador. En esta ocasión, plantea el concepto de mediación de segundo orden, del<br />

que mucho se va a hablar en el futuro.<br />

Y de nuestro país hermano, nos viene el artículo que cierra este número. En él, la portuguesa<br />

Daniela Pacheco nos da a conocer el estado y la evolución de la mediación en Portugal;<br />

necesario acercamiento a una realidad que bien debemos conocer para aprender de sus<br />

aciertos y errores, análisis muy interesante que Pacheco desarrolla para nosotros.<br />

Es oportuno agradecer a todos estos autores, estos maestros, el mucho esfuerzo que les<br />

hemos pedido y al que, debemos decirlo, siempre han respondido con la mejor de las actitudes<br />

y disposiciones. Quizás esa apertura, disposición y entrega es lo que les hace buenos<br />

mediadores y, sin duda, maestros. «<strong>Revista</strong> de Mediación» siempre ha apostado por todos<br />

aquellos que quieren profundizar e ir más allá en nuestro ámbito de la mediación, y este número<br />

va justo en esa dirección, en ese «ir más allá» que debe estar presente, sino como principio<br />

básico de la mediación, cuando menos como guía o brújula de nuestras intervenciones.<br />

Por último, desde hace unos meses se suma a nuestro Consejo Editorial otro de nuestros<br />

maestros bien queridos, Ignacio Bolaños Cartujo, al que agradecemos su incorporación y<br />

apoyo a «<strong>Revista</strong> de Mediación», y despedimos a nuestros viejos amigos de AMM.<br />

Referencias<br />

––<br />

Díez, F. Y Tapia, G. (2006). Herramientas para trabajar en mediación (4ª reimpresión). Buenos<br />

Aires: Paidós.<br />

––<br />

Folger, J. P. (2008). La Mediación Transformativa: Preservación del potencial único de<br />

la mediación en situación de disputas. <strong>Revista</strong> de Mediación, 1(2), 6-16. Recuperado de<br />

http://revistademediacion.com/revista_mediacion/number-2/<br />

––<br />

Gide, A. (1988). El inmoralista. Madrid: Cátedra (Trabajo original publicado en 1902).<br />

––<br />

Hayes, S. C., Strosahl, K. y Wilson, K.G. (20<strong>14</strong>).Terapia de aceptación y compromiso: proceso y<br />

práctica del cambio consciente (mindfulness). Bilbao: Desclée de Brouwer.<br />

––<br />

Joffe, Ch. H. y Rollins, J. (Productores), y Allen, W. (Director) (1977). Annie Hall. Estados Unidos:<br />

Metro Goldwyn Mayer.<br />

––<br />

Lieberman, M. D. (2013). Social. Why our brains are wired to connect. New York, NY: Crown Publishers.<br />

––<br />

Mitchell, S. A. (1993). Conceptos relacionales en psicoanálisis. México D.F.: Siglo XXI.<br />

––<br />

Munuera, P. (2007). El modelo circular narrativo de Sara Cobb y sus técnicas. Portularia, 7(1-2).<br />

––<br />

Poundstone, W. (1995). El dilema del prisionero: John Von Neumann, la teoría de juegos y la<br />

bomba. Madrid: Alianza.<br />

––<br />

Ury, W. (1997). Supere el No. Cómo negociar con personas que adoptan posiciones inflexibles.<br />

Barcelona: Gestión 2000.<br />

––<br />

Von Neumann, J. y Morgenstern, O. (1944). Theory of Games and Economic Behavior. Princeton,<br />

NJ: Princeton University Press.<br />

ISSN: 2340-9754


10 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2, pp. 10-25 revistademediacion.com<br />

Mediación en las organizaciones<br />

Mediation in Organizations<br />

Oscar Daniel Franco Conforti<br />

Acuerdo Justo®, España<br />

Manuscrito recibido: 28/05/20<strong>14</strong><br />

Manuscrito aceptado: 29/10/20<strong>14</strong><br />

Resumen: Uno de los ámbitos en los que la mediación de conflictos se está desarrollando es el de las<br />

Organizaciones, buscando convertirse en una herramienta apta tanto para el cambio organizacional,<br />

como para la resolución de conflictos que preferentemente reconozcan su origen en la labor que<br />

desarrollan los integrantes de la organización puertas adentro. El objetivo de este artículo es realizar<br />

una revisión del estado actual en materia de cambio organizacional a través de la facilitación al<br />

tiempo que propone a la mediación apreciativa como una metodología posible por medio de la cual<br />

la mediación podría ser introducida en el campo de la organización.<br />

Abstract: One of the fields in which conflict mediation is developing further is that of organizations,<br />

and its goal is to become a suitable tool for both organizational change and conflict resolution so that<br />

they primarily recognize its origin in the work being done by the members within the organization.<br />

This article reviews the state of the art regarding organizational change through facilitation while<br />

proposing appreciative mediation as a possible methodology through which mediation could be introduced<br />

in the organizational field.<br />

Palabras clave: mediación en las organizaciones, Mediación Apreciativa, cambio organizacional, gestión de conflictos<br />

en las organizaciones.<br />

Keywords: Mediation in Organizations, Appreciative Mediation, Organizational Change, Conflict Management<br />

in Organizations.<br />

Doctor en Derecho por la Universidad de Castilla La-Mancha (UCLM). Master en Mediación y Orientación Familiar por la Universidad Nacional<br />

de Educación a Distancia (UNED). Profesor de Derecho en Técnicas de Expresión, Argumentación y Negociación de la Universidad Oberta de<br />

Cataluña (UOC). Director del Servicio de Mediación Social Comunitaria del Ayuntamiento de Alicante, España. Director de Acuerdo Justo®. La<br />

correspondencia sobre este artículo debe enviarse al autor al E-mail: e-Mail: info@acuerdojusto.com.<br />

ISSN: 2340-9754


Mediación en las organizaciones 11<br />

La mediación en las Organizaciones tiene un gran componente<br />

de diseño de sistemas, para trabajar con los conflictos<br />

que en ellas surgen, buscando así construir Organizaciones<br />

creativas, productivas y abiertas al aprendizaje. Veamos a<br />

continuación los tipos y estructuras de las Organizaciones,<br />

para responder luego a los interrogantes ¿Cómo responden<br />

al conflicto y ¿Qué sistema pueden utilizar para ser eficaces<br />

Las estrategias y herramientas que se presentan en el artículo<br />

son, en definitiva, metodologías para crear y desarrollar la<br />

innovación en las Organizaciones.<br />

Extensión del concepto Organizaciones<br />

Desde que el hombre se «organizó» para conformar una familia,<br />

un grupo, una tribu, una sociedad, las formas de las<br />

Organizaciones no a parado de desarrollarse y evolucionar.<br />

La vida en sociedad nos somete a una amplia y rica variedad<br />

de fenómenos de tipo político, económico, religioso,<br />

social, psicológico, jurídico, etc., y todos ellos siempre están<br />

enmarcados en el contexto de la Organización.<br />

Han sido las Organizaciones las que han impulsado los<br />

cambios de la sociedad, basta pensar en «lo tecnológico»<br />

para corroborar la idea, y es que la sociedad actual que conocemos<br />

es un producto de las Organizaciones (Rodríguez-<br />

Fernández, 2004, p. 72).<br />

Visto así, toda interacción social está influenciada por la<br />

dinámica y desarrollo de las Organizaciones y será a través<br />

de ellas que las personas, individualmente consideradas,<br />

puedan lograr su realización, alcanzar sus metas económicas,<br />

profesionales, políticas, etc. (Rodríguez-Fernández, 2001).<br />

Con sus innumerables ventajas y desventajas, lo cierto es<br />

que, el aporte de las Organizaciones a la sociedad, deviene<br />

incuestionable.<br />

Los intentos por anotar todas las denominaciones que<br />

de una u otra forma responden al concepto de Organización,<br />

han, como mucho, logrado confirmar el alto grado de<br />

heterogeneidad que el concepto alberga (Camisassa, 2005,<br />

pp. 32-34). Delimitar el concepto de Organización no es en<br />

absoluto sencillo. Y ello es así porque sucede que la Organización,<br />

como objeto de estudio, se «crea, desarrolla, subsiste<br />

y/o fenece» en diferentes circunstancias de tiempo y lugar,<br />

lo que hace que sus características no sean nada comunes,<br />

es decir, no guarden ninguna similitud con las definiciones<br />

practicadas pocos años antes, lo que a su vez explica por qué<br />

una teoría o modo de concebir a la Organización predomina<br />

por sobre las restantes en una determinada época.<br />

Una primera conclusión es que el concepto de Organización<br />

va cambiando con el desarrollo y evolución histórica de la<br />

sociedad, y como ejemplo de ello se pueden citar, cuanto menos,<br />

tres paradigmas distintos (Castro-Aguilera, 2005, p. 65):<br />

• El paradigma racional, bajo el cual la Organización es<br />

considerada un sistema cerrado, estable y altamente estructurado<br />

que necesita del control y planificación.<br />

• Desde el paradigma técnico, social y económico, la Organización<br />

incrementa su ambigüedad y complejidad al<br />

extender sus acciones a todos los sectores de la actividad<br />

de los individuos elevando su nivel de vida.<br />

• Actualmente las Organizaciones se conciben como «arenas<br />

políticas» o «anarquías organizadas» (Rodríguez-Fernández,<br />

2001, p. 55) debido a la intensidad en el grado de<br />

incertidumbre interna y externa que en ellas reina.<br />

Andrés Rodríguez Fernández enumera las siguientes características:<br />

• Un sistema psicológico, social y técnico en permanente<br />

proceso de cambio.<br />

• Un ecosistema que desarrolla su actividad en continua<br />

interacción con el entorno.<br />

• Una fuente de satisfacción e insatisfacción para los miembros<br />

que la constituyen.<br />

• La imagen más vigorosa y con mayor presencia en nuestra<br />

sociedad.<br />

Parece evidente que cualquier definición que se pretenda<br />

dar del término Organización ha de estar formulada en lenguaje<br />

interdisciplinar y ser lo suficientemente ecléctica como<br />

para incorporar conceptos de la sociología, economía, derecho,<br />

teoría general de sistemas, ciencia política, etc.<br />

Inicialmente definiré a la Organización como es un sistema<br />

en permanente cambio que crea un ecosistema al interactuar<br />

con su entorno, para intentar alcanzar la satisfacción de<br />

sus miembros (Conforti, 2012, p. 10-11).<br />

Antes de avanzar hacia una definición más exacta sería<br />

conveniente que tengamos vistos los tipos y estructuras de<br />

las Organizaciones.<br />

Dos tipos de Organización<br />

Los organigramas y los sociogramas son dos de las formas<br />

que habitualmente se emplean a la hora de clasificar Organizaciones<br />

(Rodríguez-Fernández 2001, pp. 52-53).<br />

Se podría decir que: a) el organigrama permite estructurar<br />

las diferentes responsabilidades y relaciones dentro de la<br />

Organización. Lo común es que exista un organigrama general<br />

y luego, dependiendo de la magnitud de la Organización,<br />

existan otros organigramas, como por ejemplo el de área. Su<br />

principal finalidad se encuentra en la asignación de responsabilidades;<br />

mientras que, b) el sociograma permite medir las<br />

relaciones sociales entre los integrantes de una Organización.<br />

Se emplea para determinar grados de influencia y los lazos<br />

de preferencia que se presentan dentro del grupo humano<br />

que se estudia. Su principal finalidad se encuentra en determinar<br />

el grado o nivel de cohesión dentro de la Organización.<br />

La Organización Formal (representada a través de organigramas):<br />

diseñada y estructurada sobre la base de ciertos<br />

criterios de racionalidad. Tiene un objetivo común, se esta-<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


12 Oscar Daniel Franco CONFORTI revistademediacion.com<br />

blecen canales de comunicación, alguna vinculación jurídica,<br />

se delimitan la autoridad, las funciones y la forma de actuar<br />

para que sea cooperativa, convergente y sinérgica (Montalván-Garcés,<br />

1999).<br />

La Organización Informal (representada a través de sociogramas):<br />

surge de forma espontánea a partir de la Organización<br />

Formal, no tiene una estructura definida e institucionalizada,<br />

dependerá de las acciones a desarrollar en un<br />

momento determinado y de quienes quieran participar en<br />

ella. Aquí no existen objetivos comunes explícitos, sus miembros<br />

pueden pertenecer a distintos niveles y áreas funcionales<br />

(Rodríguez-Pérez y Morera-Bello, 2001).<br />

Dos tipos de Estructuras<br />

Aunque en toda Organización coexisten ambas estructuras,<br />

es de destacar la relación directa entre el tamaño de la Organización<br />

y la necesidad de fortalecer la estructura formal, ya<br />

que de ella depende el control de las actividades, los comportamientos<br />

y la evaluación de resultados.<br />

Estructura Formal: constituida por el diseño previsto por<br />

la dirección. Existen en esta estructura dos tipos de mando,<br />

a saber, a) jerárquica y b) funcional; y al mismo tiempo dos<br />

clases de relacionamientos a) lineal o relación de autoridad<br />

–aquel que contribuye al logro de los objetivos de la Organización–<br />

y b) staff o relación de asesoramiento –aquel que<br />

apoya al personal de línea–.<br />

Estructura Informal: es aquella que se corresponde con el<br />

funcionamiento real de la Organización, se puede representar<br />

por vía de la observación, infiriéndola del comportamiento<br />

real, es decir, que siempre será por vía indirecta.<br />

Es a través de la estructura como se establece el poder<br />

formal dentro de una Organización, además de informar a<br />

propios y extraños de como es el modelo de comunicación<br />

que se sigue y sobre la forma en que se controla o ejerce el<br />

control de la Organización; la estructura va a marcar no sólo<br />

los canales de comunicación y controles internos y externos,<br />

sino también los roles de cada uno de sus integrantes<br />

(sea que hablemos de personal de línea como de staff) autoridad,<br />

responsabilidad y eficacia de la Organización (Senge,<br />

2004).<br />

Sin descartar nuevos tipos de estructuras las tradicionales<br />

(Rodríguez-Fernández, 2001, 64-69) son:<br />

• Estructura jerárquica y funcional.<br />

• Estructura en función del producto o del proyecto.<br />

• Estructura matriz y teoría general de sistemas.<br />

Sin perjuicio de lo expuesto hasta aquí, en cuanto a los<br />

tipos de Organización y estructuras de la misma, un error común<br />

es el de crearse la imagen «una maquinaria», es decir,<br />

de un grupo de individuos aislados, sin motivaciones propias,<br />

en actitud pasiva y con limitado o nulo protagonismo que al<br />

«ignorarlas es una garantía de fracaso» (Casado, 2001, p. <strong>14</strong>).<br />

Las Organizaciones no son necesariamente una máquina<br />

piramidal en la que todo se mueve por órdenes, cadenas de<br />

mando y/u obediencia debida; en realidad son una mezcla<br />

de los tipos formal e informal que he descrito anteriormente,<br />

y ello equivale a decir que «…en las Organizaciones las personas<br />

no hacen lo que sus jefes les dicen que hagan, sino<br />

más bien lo que sus jefes hacen. Los motores de la acción no<br />

están en la obediencia, sino en el significado; la gente hace<br />

aquello a lo que le encuentra sentido» y por ello es que «…<br />

la Organización puede ser considerada como un conjunto de<br />

redes interpersonales productoras de sentido y generadoras<br />

de conocimiento, una constelación de comunidades de práctica<br />

(Wenger, 1998)» (Gore y Vázquez-Mazzini, 2010, p. 19).<br />

Las Organizaciones han de ser vistas como un organismo<br />

vivo, que entre otros bienes, producen y generan conocimiento,<br />

están en un flujo permanente, como si la supervivencia<br />

misma de la Organización dependiera de ese cambio y<br />

evolución que se debe dar de forma continua.<br />

William L. Ury en la presentación del libro Diseño de sistemas<br />

para enfrentar conflictos: una guía para crear Organizaciones<br />

productivas y sanas, dice: «Finalmente, se necesita<br />

poner en marcha un conjunto de procedimientos que puedan<br />

manejar no sólo una disputa aislada sino también el cúmulo<br />

de disputas que surgen en cualquier Organización o en las<br />

relaciones entre Organizaciones. Dicho de otro modo, tiene<br />

mucho valor adoptar un enfoque sistémico» (Constantino y<br />

Sickles, 1997, p. 24) y entonces, si vemos a la Organización<br />

desde un enfoque sistémico por el cual generan un círculo<br />

virtuoso en el que se debe cambiar, planificar, aprender y volver<br />

a cambiar para así recomenzar el ciclo (Herrscher, 2007),<br />

la Organización se definirá a sí misma a través del trabajo y<br />

compromiso que la gente asume al construir ese algo que<br />

valora (Senge, 2004).<br />

En una segunda aproximación diremos que las Organizaciones<br />

son sistemas que tienen su propio sentido y propósito,<br />

donde las personas pueden y deberían comprometerse con ella.<br />

Dice Peter Senge que «No es casual que la exhortación actual<br />

a la «participación» y la «autogestión», claves de la competitividad,<br />

esté ligada a la necesidad de desarrollar las aptitudes<br />

esenciales para una participación responsable» (Senge,<br />

2004, p. 524), lo que permite afirmar que las Organizaciones<br />

como campos de desarrollo de las aptitudes personales de sus<br />

integrantes, pueden contribuir y convertirse en una oportunidad<br />

para lograr la renovación de las sociedades democráticas.<br />

Conforme lo expuesto, utilizaré como propuesta de delimitación<br />

del concepto de Organización la siguiente: Las Organizaciones<br />

son sistemas que combinan por un lado la tradición<br />

comunitaria en la que se imbrican y por otro el espíritu<br />

emprendedor del mundo de los negocios generando como<br />

resultado un sentido y propósito propios donde las personas<br />

se comprometan con ella (Conforti, 2012).<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


Mediación en las organizaciones 13<br />

Tabla 1. Modalidades para afrontar el conflicto.<br />

CONFRONTAR<br />

Arrogancia: Desmereciendo o descalificando a las partes<br />

que están inmersas en un conflicto. Determinan si se debe<br />

o no intervenir y de qué manera (ya que los involucrados<br />

tienen menos poder que ellos), lo que lleva a resolver el<br />

conflicto para las partes, pero no con las partes.<br />

Entrar en batalla: Una actitud de aplanadora frente al<br />

conflicto, que se evidencia a menudo con frases como:<br />

«peleamos por nuestros principios», «es una decisión<br />

estratégica» o «no se atreva a cuestionar mis órdenes».<br />

ESCAPAR<br />

Negar: Típica respuesta de «aquí no tenemos problemas»,<br />

actitud que lleva a la gente de la organización a sentirse<br />

loca. Locos, pues claro, ellos sienten y experimentan<br />

conflictos a diario que la organización niega.<br />

Evitar: Transferencias de personal «conflictivo»,<br />

reestructuraciones de los planes de trabajo y programas de<br />

abordaje de conflicto.<br />

Acomodar: Típica actitud de hacer cualquier concesión<br />

necesaria a cambio de que nadie se entere de que existió<br />

ese problema. Cuando es la respuesta de la organización,<br />

es una combinación de negar y evitar el problema.<br />

Fuente: Elaboración propia (Conforti, 20<strong>14</strong>).<br />

¿Cómo responden las partes de la<br />

Organización al conflicto<br />

Entendiendo al conflicto como la manifestación de una contraposición<br />

de posturas personales de quienes perciben la<br />

incompatibilidad total o parcial de sus objetivos (Entelman,<br />

2005), muy a menudo, descubrimos el conflicto preguntando:<br />

¿Por qué discuten, en tanto descubrimos la disputa preguntado:<br />

¿Para qué se discutía (Schellenberg, 1996).<br />

En la tabla 1 veremos agrupadas en dos categorías las formas<br />

más comunes de respuesta.<br />

Los conflictos se pueden ocultar «aquí no pasa nada»;<br />

intentar controlar «para que la virulencia de su estallido no<br />

sea letal»; enfrentar, sin embargo desafortunadamente «no<br />

se pueden hacer desaparecer», porque el conflicto es parte<br />

consustancial a la vida de la organización.<br />

Como en cualquier otro ámbito, los conflictos en las Organizaciones<br />

responden a características típicas de la propia<br />

Organización, una propuesta para identificar los conflictos<br />

sin que ello se convierta en un exhaustivo análisis del conflicto,<br />

puede ser la siguiente (Conforti, 2012, p. 43):<br />

• Disputas: Agravios, acciones disciplinarias, quejas, amenazas<br />

de acciones legales, juicios. La disputa es el efecto<br />

secundario, la evidencia más visible del conflicto.<br />

• Competencia: No toda competencia es una forma de<br />

conflicto; sin embargo en el conflicto no cabe duda que<br />

reside en la competencia agresiva, descontrolada entre<br />

sectores de la organización o colegas que buscan sobresalir<br />

en su puesto de trabajo.<br />

• Sabotaje: Puede ser tanto interno (una guerra por el control<br />

del territorio entre sectores de la organización), como<br />

externo (un cliente que, mientras dice que todo está bien,<br />

prepara un juicio por negligencia, etc.).<br />

• Ineficiencia, falta de productividad: Íntimamente relacionada<br />

con el sabotaje, el trabajo lento, las demoras deliberadas<br />

o la caída de la producción, pueden evidenciar un<br />

conflicto latente.<br />

• Baja moral: Similar a la ineficiencia, se presenta a menudo<br />

como una reacción a un conflicto oculto, a su intento por<br />

evitarlo o negarlo, o bien por la frustración ante un protesta<br />

no escuchada y/o inacción de la organización.<br />

• Retención de información: Asumiendo que la información<br />

es «poder», se enseña la «escucha activa»; ahora<br />

bien, cuando la información es retenida como una forma<br />

de concentrar el poder de la organización, ello puede ser<br />

señal de un conflicto oculto y/o de desconfianza.<br />

Identificado el «tipo» de conflicto veamos cómo responden<br />

las Organizaciones al mismo, y para ello hemos de tener<br />

en cuenta dos cosas: a) las personas involucradas en el conflicto<br />

y b) los intereses de la Organización y de los «encargados»<br />

de la gestión del conflicto:<br />

1. Desde el punto de vista de las personas involucradas en<br />

el conflicto, éstas pueden estar actuando en tres niveles<br />

distintos, esto es: a1) a nivel relacional, es decir interpersonal,<br />

a2) a nivel grupal o inter-grupo y a3) a nivel estructural,<br />

es decir inter-organizacional. (Schellenberg, 1996).<br />

2. Desde el punto de vista de las organizaciones, puede<br />

suceder que estas elijan no resolver sus problemas por<br />

razones político-estratégicas (por ejemplo: forzar un<br />

cambio estructural que justifique despidos masivos). Es<br />

decir, son los abogados, asesores contables y/o expertos<br />

de recursos humanos quienes hacen el «trabajo sucio»,<br />

permitiéndole a la Organización (gerencia y plana directi-<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


<strong>14</strong> Oscar Daniel Franco CONFORTI revistademediacion.com<br />

va) tomar distancia de los problemas. Otras veces, la sección<br />

jurídica dentro (o fuera) de la Organización es quien<br />

aplica una práctica a favor de que perduren los conflictos,<br />

demostrando y justificando su «necesidad existencial»<br />

dentro de la Organización.<br />

La respuesta al conflicto siempre será el resultado de un<br />

proceso dinámico que guarda relación directa con los estilos<br />

de comunicación, la aceptación o aceptabilidad de los cambios,<br />

lo incómodo que las personas se puedan sentir al vivir<br />

una situación de conflicto, etc.<br />

Cabe concluir que el conflicto es un proceso y no un producto.<br />

Un proceso de insatisfacción (al descubrir la persona<br />

–debido a la percepción de incompatibilidad entre objetivos–<br />

que no podrá alcanzar su objetivo).<br />

¿Qué sistema de gestión de conflictos se<br />

puede utilizar eficazmente dentro de una<br />

Organización<br />

Como ya sabemos, el conjunto de opciones iniciales con el<br />

que una Organización puede gestionar conflictos, va desde<br />

los métodos más intrusivos o directivos (es decir, que no les<br />

permite a las partes el control del proceso y su posible resultado)<br />

a los de menor injerencia (mayor control de las partes).<br />

Así, a grandes rasgos, podemos distinguir entre:<br />

1. Los métodos preventivos: cuando se acuerdan por anticipado<br />

para definir cómo se abordará cualquier conflicto<br />

futuro.<br />

2. Los métodos negociadores: incluyen los basados en los<br />

intereses de las partes (todos ganan), los posicionales<br />

(unos ganan otros pierden) y la resolución de problemas<br />

(acordar las cuestiones a resolver).<br />

3. Los métodos facilitados: incluyen un tercero neutral que<br />

ayuda a las partes en disputa a lograr una solución satisfactoria.<br />

4. Los métodos de investigación: pueden ser de aceptación<br />

obligatoria o no, según el acuerdo de las partes; utilizan<br />

a un tercero o experto técnico para obtener un veredicto<br />

(generalmente sobre cuestiones técnicas-fácticas).<br />

5. Los métodos orientativos: un tercero neutral (generalmente<br />

escogido por las partes) investiga ciertos aspectos<br />

de la disputa y da una opinión orientativa en relación al<br />

resultado probable. Estos métodos incluyen la mediación<br />

por predicción de resultados (a veces llamada mediación<br />

en derecho), evaluación neutral temprana (ENT), minijuicio,<br />

juicios sumarios por jurados y arbitraje no obligatorio,<br />

también llamado de equidad.<br />

6. Los métodos impuestos: en los que un tercero neutral<br />

toma una decisión cuya aceptación es obligatoria para las<br />

partes en relación a las cuestiones en disputa.<br />

En lo que a nosotros respecta e interesa en cuanto a la<br />

Organización, dos son los procesos que dan respuesta al interrogante<br />

¿Qué sistema de gestión de conflictos se puede utilizar<br />

eficazmente dentro de una Organización Por un lado:<br />

1. Los denominados procesos de «Facilitación», que se aplican,<br />

en general, a situaciones de conflicto organizacional<br />

que, de una forma u otra, desembocan en un proceso de<br />

consenso cooperativo y cambio estructural.<br />

2. La «Mediación Apreciativa» entre miembros que sostengan<br />

posiciones demasiado fuertes o intransigentes, o demuestren<br />

una hostilidad general tan alta que necesite un<br />

proceso adicional para resolver conflictos que les permita<br />

luego seguir trabajando en la misma Organización.<br />

Sea una «Facilitación» o una «Mediación Apreciativa» lo<br />

que el operador de conflictos ha proyectado aplicar, lo cierto<br />

es que, deberá alimentarse particularmente del pensamiento<br />

sistémico, del diseño de la intervención para el cambio, los procesos<br />

de búsqueda, la construcción de relaciones, el rediseño<br />

y la implementación de estrategias (Senge, 2004) y debería<br />

integrar los valores, perspectivas y prácticas del desarrollo<br />

organizacional para hacer avanzar a la organización hacia un<br />

enfoque más sistémico y exitoso en el abordaje de conflictos.<br />

«Un proyecto supone, por lo menos, 1) una orientación hacia<br />

el futuro; 2) la concreción de una idea en ese escenario; y 3)<br />

situarse en ese escenario espacio-temporal para operar en él<br />

realizando esa idea.» (Rodríguez-Fernández, 2001, p. 15).<br />

Procesos de Facilitación<br />

«Habitualmente la facilitación es reconocida y utilizada, fundamentalmente,<br />

para procesos complejos como conflictos<br />

multipartes, cuando hay que hacer mesas de diálogo, grupos<br />

de consenso, planificación cooperativa. Es decir que son<br />

procesos complejos, multipartes. Complejos porque se utilizan<br />

distintos diseños para abordar estos procesos que llevan<br />

tiempos largos y habitualmente hay un equipo de facilitadores.»<br />

(Mc Cormack, 2008, p. 62).<br />

Los procesos de facilitación 1 intentan evitar el riesgo que<br />

surge al «imponer» un cambio estructural, como puede ser un<br />

sistema de abordaje de conflictos, de que «los otros» decidan<br />

no utilizarlo. Por tanto la idea central es que sean los interesados<br />

quienes construyan ese cambio (sea que se trate de un sistema<br />

de abordaje de conflictos como no), porque si son ellos<br />

quienes lo construyen, lo utilizarán, lo mejorarán, lo harán suyo.<br />

«Operar con una perspectiva de sistemas abiertos en<br />

este campo en las organizaciones lleva por lo menos a dos<br />

1 Los operadores de conflicto suelen desempeñar el rol de facilitador, que en muchos textos se corresponde con la figura del consultor (interno o<br />

externo), la distinción tal vez no sea del todo correcta, pero en la bibliografía podemos encontrarnos que se les utilizan como si fueran sinónimos,<br />

aunque en rigor no lo son.<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


Mediación en las organizaciones 15<br />

resultados significativos: 1) la identificación de áreas clave<br />

de investigación en relación al campo potencial de entrada,<br />

transformación y/o producción del sistema actual de abordaje<br />

de conflictos de la organización y 2) sacar a la luz las<br />

disonancias, disfunciones e insatisfacciones.» (Constantino y<br />

Sickles, 1997, p. 65).<br />

La combinación de los principios del Desarrollo Organizacional<br />

(el quién, qué y por qué), junto a los principios de los diseños<br />

de abordajes de conflictos (su pertenencia y encaje), emerge<br />

una orientación más completa y holística de la Organización.<br />

Usualmente, las Organizaciones bajo el presupuesto de un<br />

rendimiento más eficiente están dividas en departamentos, es<br />

decir, están fragmentadas en, por ejemplo: atención al cliente,<br />

departamento jurídico, recursos humanos, ventas, etc. Si consideramos<br />

a la Organización como un todo, y a sus departamentos<br />

como subsistemas de ese todo, la propuesta es que<br />

en la gestión de conflictos sea «el todo» el protagonista y no<br />

un departamento o subsistema. Este enfoque sistémico de la<br />

Organización nos lleva a la identificación de esos subsistemas<br />

que componen «el todo» y al examen de cómo interactúan colectivamente<br />

para descubrir la manera de mejorarlos.<br />

Veamos a continuación los seis principios de deberían<br />

estar presentes en todo proyecto o plan del facilitador (Conforti,<br />

2012, pp. 52-53):<br />

1. Centrarse en los principios: sacar a la luz, clarificar e ilustrar<br />

la cuestión desde la perspectiva de las necesidades y<br />

preocupaciones de los grupos de interés.<br />

2. Incluir vías de retorno: tales como la prevención, la negociación<br />

o la investigación, cuando el procedimiento actual<br />

no logra resolver la disputa.<br />

3. Incluir alternativas de bajo coste basadas en el derecho<br />

y la fuerza: la visión realista de que los esfuerzos iniciales<br />

no siempre tendrán éxito y que es necesario contar con<br />

alternativas razonables que ayuden a la continuidad de<br />

los esfuerzos de bajo coste para lograr soluciones satisfactorias.<br />

4. Incluir la consulta previa y la retroalimentación posterior:<br />

el sistema de abordaje ha de ser diseñado de forma tal<br />

que aliente el debate acerca de la naturaleza de la disputa<br />

y las formas más óptimas de resolverla, antes aún de que<br />

se inicien los esfuerzos destinados a ello.<br />

5. Ordenar los procedimientos en relación y secuencias crecientes<br />

de costes, de menor a mayor: de este modo son<br />

las partes quienes retienen el control del proceso en sus<br />

manos durante el mayor tiempo posible.<br />

6. Aportar la motivación, capacidad y recursos necesarios:<br />

se centra en aquellos factores que permiten el éxito de<br />

los otros cinco principios. Se orienta claramente hacia la<br />

participación y capacitación de los interesados.<br />

La cuestión inicial es determinar a quién se debe involucrar<br />

en el diseño, si se debe iniciar el proceso y cómo, al decir<br />

de Rodríguez y Dei en Psicosociología de las Organizaciones<br />

«…los procesos que veremos afectan a toda la organización,<br />

a las personas y a las estructuras, a los diferentes niveles jerárquicos<br />

y áreas funcionales que la constituyen y, sin exagerar,<br />

podría afirmarse que definen sus logros.» (Rodríguez-<br />

Fernández, 2001, p. 305).<br />

Partiendo de que la definición inicial del problema o proyecto,<br />

el uso de personal y/o expertos internos o externos, la<br />

creación de relaciones de colaboración entre los diseñadores<br />

y los líderes de la organización, y la decisión de cómo se<br />

respetarán las prácticas basadas en intereses en el sistema<br />

organizacional, es determinante para el resultado final de la<br />

intervención y la iniciativa de cambio.<br />

Veamos a continuación la figura del facilitador 2 . Por lo<br />

general el facilitador suele aplicar diversas técnicas y procedimientos<br />

que ayudan a la Organización y a sus integrantes a<br />

trabajar juntos para la consecución de un fin común, que puede<br />

ser un cambio estructural o bien la creación de un sistema<br />

propio de gestión de conflictos.<br />

Destacan de entre dichas técnicas de facilitación: a) El<br />

World Café, es un proceso conversacional basado en un conjunto<br />

de principios de diseño que crea redes de diálogo colaborativo,<br />

entre las personas que participan de él con la finalidad de<br />

compartir sus conocimientos y descubrir nuevas oportunidades<br />

de acción conjunta respecto de asuntos de la vida real que les<br />

importan (Brown e Isaacs, 2005); b) Los Diálogos Participativos,<br />

son instancias de encuentro y diálogo que generalmente se<br />

emplean en procesos de diálogo entre la autoridad política y la<br />

ciudadanía y que tienen por fin establecer mejoras en la implementación<br />

de las políticas, programas y proyectos que se ponen<br />

a disposición de la ciudadanía (Llamas-Sánchez, 2004); y, c) La<br />

Generación de Consensos, que consiste en procesos generadores<br />

de espacios públicos deliberativos en los que se reivindican<br />

los derechos de los participantes. Es conveniente hacer una<br />

distinción entre «representación» (delegación del poder en una<br />

persona o grupos de personas a través del voto mayoritario) y<br />

«representatividad» (opinión expresada por una persona a la<br />

que se considera o atribuye voz de un determinado grupo, clase<br />

social, etc.) (Calva, 2007).<br />

2 Vamos a iniciar un proceso de formación, evaluación y desarrollo hasta llegar a la intervención de diseño sistémico, por ello es muy importante<br />

para la Organización asegurarse de la calidad del consultor externo. Algunas preguntas que puede ser conveniente formularse son: ¿Tiene el<br />

consultor externo una comprensión de los principios y técnicas de intervención en organizaciones ¿Está familiarizado con los aspectos y valores<br />

centrales del enfoque sistémico ¿Qué formación acredita en los distintos sistemas que componen la resolución alternativa de conflictos ¿Tiene<br />

experiencia concreta en el diseño de sistemas y no sólo experiencia en resolución alternativa de conflictos (como mediador, árbitro, etc.)<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


16 Oscar Daniel Franco CONFORTI revistademediacion.com<br />

Varias son las razones por las que para cualquier Organización,<br />

puede ser muy útil recurrir a los servicios de un consultor<br />

o diseñador externo de abordaje de conflictos experimentado:<br />

1. Los miembros de una organización suelen escuchar más<br />

atentamente y dan mayor credibilidad a los consejos de<br />

un «experto externo».<br />

2. Aportan conocimientos y experiencias que son el producto<br />

de su trabajo con otras organizaciones en relación<br />

a los aspectos técnicos y prácticos de la tarea del diseño,<br />

y se los puede ver como menos amenazantes.<br />

3. La objetividad y la independencia del diseñador externo<br />

puede facilitar que salgan a la luz cuestiones delicadas, sin<br />

la presión de los pares y las limitaciones culturales y los peligros<br />

para su carrera que afectan a los especialistas internos.<br />

4. Los diseñadores externos pueden dar una perspectiva<br />

«general» a los distintos componentes de la iniciativa del<br />

diseño.<br />

Las primeras intervenciones del facilitador en una Organización,<br />

particularmente en este área, influyen mucho sobre<br />

el resultado final. El inicio del trabajo es a menudo, el elemento<br />

clave que determina si habrá o no cambio. Trabajará<br />

con tres valores básicos (aunque éstos no son excluyentes de<br />

otros valores):<br />

1. Participación: significa involucrar a todos los niveles de<br />

la organización en el diseño de los sistemas de abordajes<br />

de conflicto.<br />

2. Apertura: apertura al diálogo y al posible cambio, es decir,<br />

una voluntad compartida de la organización y sus<br />

componentes individuales de explorar los intereses e insatisfacción,<br />

directa y honestamente y con un verdadero<br />

espíritu de asociación.<br />

3. Retroalimentación: ofrecer comentarios y críticas útiles,<br />

así como la voluntad de las partes de la organización de<br />

tener en cuenta esos comentarios y críticas válidas como<br />

parte de la evolución del sistema de abordaje de conflictos.<br />

4. Es siempre recomendable poner por escrito entre el facilitador<br />

y la dirección de la Organización los principios<br />

rectores y los procedimientos que se van a utilizar, es decir,<br />

el aspecto que tendrá en procedimiento de diseño y la<br />

manera en que se llevará a cabo.<br />

Incluso antes de iniciar realmente la tarea, es recomendable<br />

ponerse de acuerdo con la gerencia respecto a cómo<br />

se desarrollará el proceso de explorar el cambio potencial en<br />

el sistema de resolución de conflictos; esto tiene por objeto<br />

a los interesados clave (la gerencia, etc.) para que se hagan<br />

parte del proceso de diseño desde el comienzo, lo que hemos<br />

visto aumenta la probabilidad de una implementación exitosa<br />

y reduce el potencial de sabotaje.<br />

El rol del operador de conflictos va cambiando conforme<br />

avance su trabajo en las distintas etapas, aunque justo es<br />

decir que, en muchas ocasiones, la línea divisoria no existe y<br />

pueden solaparse unas con otras. No hay una «receta» única,<br />

ya que los procesos de facilitación son muy variados y distintos<br />

entre sí, pero lo cierto es que los roles y etapas que a<br />

continuación describiré suelen estar presentes en todos ellos<br />

(Gan Busto y Triginé I Prats, 2006):<br />

1. Lograr que los interesados clave generen información<br />

acerca de cómo están abordando sus disputas en la organización.<br />

Para ello deberá trabajar como facilitador,<br />

ayudar a los interesados institucionales e individuales a<br />

trabajar juntos como grupo, identificando sus intereses y<br />

creando opciones para el cambio y/o para crear un sistema<br />

de abordaje de conflictos más efectivo. Nuevamente,<br />

facilitar; no dirigir, ni imponer.<br />

2. Educar a los interesados acerca de los ingredientes críticos<br />

para una iniciativa de diseño exitosa. Se desempeñará<br />

como educador a fin de instruir a los miembros de la Organización<br />

acerca del conflicto y el cambio, y los hace consciente<br />

de los estilos y técnicas de comunicación. También<br />

educa acerca de cómo funcionan las Organizaciones y<br />

cómo cambian, y acerca de posibles estrategias de diseño,<br />

opciones de sistemas de resolución alternativa de conflictos,<br />

metodologías de evaluación y técnicas de formación.<br />

3. Actuando como catalizador disparará el movimiento en<br />

el sistema, sin convertirse en parte de la reacción. Aportará<br />

su energía y entusiasmo a la iniciativa de cambio, sugiriendo,<br />

alentando, guiando, afirmando, cuestionando,<br />

pero no decidiendo ni imponiendo.<br />

4. Crear la oportunidad de que estos mismos interesados<br />

determinen si tal información indica la necesidad de algún,<br />

cambio sea este estructural como en el sistema de<br />

resolución de disputas. Trabaja como traductor o intérprete<br />

de las ideas y opciones de sistemas de resolución<br />

alternativa de conflictos para todos los interesados y sectores,<br />

explicando todos los matices de cada opción.<br />

5. Finalmente debe de actuar como agente de la realidad,<br />

pues es común ver cómo la sinergia gana fuerza en la Organización,<br />

y los interesados pueden creer que todo se<br />

resolverá sin inconvenientes, incluso en aquellas áreas en<br />

las que usualmente no es fácil el cambio.<br />

En resumen, el facilitador deberá: promover la autodeterminación<br />

de la Organización y de los interesados en el proceso<br />

de diseño; deberá resistir cuando la gerencia y/o otros poderosos<br />

actores insistan en manipular (a él o al proceso) para<br />

provecho propio; deberá mantenerse humilde, prescindible y<br />

permitir que el proceso fracase si fuera necesario.<br />

Hay que tener presente que el diseño de sistemas para<br />

trabajar los conflictos en las Organizaciones puede llegar a<br />

convertirse en algo lineal, mecánico, es decir, en muchas ocasiones<br />

nos veremos tentados simplemente en elegir tipos de<br />

disputas a las que podamos aplicar procedimientos de reso-<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


Mediación en las organizaciones 17<br />

lución alternativa de conflictos; es más fácil, rápido y menos<br />

agobiante que la arquitectura de diseño. Al poner en marcha<br />

un diseño, el facilitador ha de estar preparado para lo imprevisible<br />

«Hay que dedicar mucho más esfuerzo a prepararse<br />

para tener una respuesta rápida y eficiente «por si las cosas<br />

cambian, lo que sin duda sucederá»» (Herrscher, 2007, p. 47).<br />

Para finalizar repasemos algunas de las «trampas» (Constantino<br />

y Sickles, 1997) más comunes que se suelen presentar<br />

cuando se trabaja en Organizaciones. Va de suyo que cada<br />

profesional tomará la opción que crea más adecuada en la<br />

ocasión, aun así, no quiero dejar pasar la oportunidad para<br />

intentar evitar dichas «trampas» y arriesgar con ello no sólo<br />

todo el trabajo, sino también la propia reputación profesional<br />

(Conforti, 2012, pp. 58-59):<br />

1. Dependencia del facilitador: La dependencia en forma de<br />

cursos y capacitación continua suele darse en las Organizaciones<br />

que buscan del facilitador la aprobación, su retroalimentación,<br />

para que les presente opciones, los guíe para<br />

que «elimine» la necesidad de aprender sobre sí mismos.<br />

2. Asumir un rol de «salvador»: Cuando los integrantes de<br />

la Organización halagan el trabajo del facilitador, puede<br />

suceder que éste caiga en la falsa creencia de que es el<br />

salvador, que él es indispensable y que puede controlar el<br />

éxito o el fracaso del diseño del sistema en el que trabaja.<br />

3. Asumir el rol de portador de «malas noticias»: No son pocas<br />

las Organizaciones que inician un plan de trabajo con<br />

miras a una reestructuración y esperan (o peor aún, a veces<br />

exigen) que sea el facilitador quien dé las malas noticias<br />

a la plantilla de empleados o integrantes de la misma.<br />

Un primer síntoma de que ello puede suceder lo vemos<br />

cuando la gerencia pone límites al sistema diseñado para<br />

trabajar los conflictos organizacionales. Esperan que sea<br />

el facilitador quien transmita al resto de la organización lo<br />

que no es posible y/o no es materia de negociación.<br />

4. Dejar que fracase: En alguna oportunidad puede ser que<br />

el operador de conflictos vea que el trabajo va en dirección<br />

al fracaso y puede sentir la tentación de salvarlo, rescatarlo,<br />

de evitar que fracase. Si hiciera eso, sea por motivos<br />

de orgullo personal, cuanto por prestigio profesional,<br />

entiendo que cometería el error de socavar uno de los<br />

principios que he enumerado antes, el valor central de la<br />

autodeterminación de la organización y los interesados.<br />

5. Abandonar el proyecto: Puede darse el caso que todo<br />

el proceso se haya hecho exitosamente, sin embargo, la<br />

Organización no está dispuesta a llevar a cabo la implementación<br />

del resultado (un determinado cambio y/o la<br />

instauración de un nuevo sistema de resolución de conflictos),<br />

con lo cual la gran mayoría de facilitadores se<br />

enfrenta a la dura decisión de aceptar que ha llegado el<br />

momento oportuno para abandonar el proyecto aun sin<br />

implementarlo.<br />

Mediación Apreciativa<br />

Una aproximación a la definición de mediación apreciativa<br />

es la siguiente: «La Mediación Apreciativa es un proceso que<br />

genera un marco ideal para el cambio de las realidades de<br />

los participantes a través del reconocimiento y recreación de<br />

los aspectos positivos de las personas y sus interacciones.»<br />

(Conforti, 20<strong>14</strong>, p. 120).<br />

El objetivo del trabajo del mediador se encuentra en poder<br />

lograr que las partes se reconozcan y legitimen mutuamente,<br />

de modo tal que puedan poner a descubierto aquellos<br />

éxitos del pasado que han conseguido al gestionar conflictos<br />

anteriores en los que ellos hayan sido protagonistas y a la<br />

vez parte en el trabajo de coordinación y cooperación para<br />

resolverlos; luego el mediador tiene por delante la tarea de<br />

conducir a la partes para que efectúen propuestas para recrear<br />

las experiencias exitosas anteriores que ellas mismas<br />

han tenido en el pasado solucionado conflictos.<br />

Sus técnicas o herramientas propias de trabajo se encuentran<br />

en (Conforti, 20<strong>14</strong>, p. 129) los principios que la teoría<br />

de sistemas atribuye a los sistemas humanos (totalidad,<br />

circularidad y retroalimentación, y equifinalidad). Destacan<br />

como técnicas propias y autónomas a) los principios apreciativos,<br />

b) la utilización de la metáfora como recurso innovador,<br />

c) los principios de la psicología positiva e inteligencia emocional<br />

y d) las visiones individuales y compartidas del cambio<br />

organizacional; por ello es posible sostener que la propuesta<br />

vuelve a responder de forma autónoma e independiente de<br />

otras propuestas de modelos de mediación.<br />

Esta modalidad de mediación requiere de ciertas condiciones<br />

previas para que su aplicación sea viable, ellas son<br />

(Varona, 2005):<br />

1. Integridad del proceso: comprometiendo y dando participación<br />

a la gente en el proceso y toma de decisiones.<br />

2. Integridad del cambio humano: cada miembro de la organización<br />

debe ser «el cambio que quiere ver», ser un<br />

ejemplo viviente.<br />

3. Perseverancia en el cambio: permaneciendo abiertos a<br />

aprender y descubrir nuevas posibilidades de ver las cosas<br />

y de actuar.<br />

4. Crear una comunicación rica en narración: compartiendo<br />

en conversaciones, reuniones y encuentros las mejores<br />

prácticas, los momentos mágicos y las experiencias e historias<br />

personales más valiosas.<br />

5. Capacidad para crear imágenes ricas del futuro: creando<br />

imágenes que sean esperanzadoras, motivadoras y comprometedoras.<br />

La primera pregunta que el mediador se ha de formular<br />

es: ¿Se debe utilizar la Mediación Apreciativa Quizás no es<br />

necesario, no sea mejor, más barata, más rápida, más duradera.<br />

Tal vez los actuales métodos funcionan bien y no sea<br />

necesario cambiarlos o innovar.<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


18 Oscar Daniel Franco CONFORTI revistademediacion.com<br />

Para dar este primer paso y determinar si se debe utilizar<br />

la Mediación Apreciativa, unas simples preguntas que se responden<br />

con relativa facilidad pueden ser de ayuda:<br />

1. ¿Falta algo en estas disputas<br />

2. ¿Los interesados expresan insatisfacción y frustración<br />

con todos o sólo con parte de los procedimientos de resolución<br />

de disputas<br />

3. ¿Cómo expresan esta insatisfacción los interesados<br />

4. ¿Es el procedimiento de Mediación Apreciativa la forma<br />

apropiada de responder a las preocupaciones expresadas<br />

5. ¿Encajarían bien la Mediación Apreciativa con las metas<br />

de la empresa (su misión)<br />

Elegir la mediación apreciativa como procedimiento,<br />

cuando en realidad los matices del caso y los intereses de las<br />

partes indican que «una investigación de los hechos por un<br />

experto neutral» sería más adecuado (y posiblemente más<br />

exitoso), puede llevar a las partes y la dirección de la Organización<br />

a la conclusión de que la Mediación Apreciativa no<br />

tiene sentido.<br />

Uno de los riesgos es que el mediador no sólo equivoque<br />

la elección de la metodología de trabajo a emplear en<br />

un caso, sino que además, en un supuesto fallido, generará<br />

en los participantes una sensación de frustración y fracaso<br />

en cuanto a la mediación como recurso para solventar sus<br />

conflictos. De allí la insistencia respecto a que el mediador<br />

debe estar plenamente seguro en que el procedimiento de<br />

Mediación Apreciativa es el apropiado para el conflicto en<br />

que trabaja.<br />

Tomando como punto de partida la teoría sistémica,<br />

encontramos el marco teórico de la mediación apreciativa<br />

dentro del contexto del cambio organizacional 3 , que busca<br />

generar y re-crear las experiencias exitosas del pasado; es<br />

una nueva propuesta de intervención a partir de los trabajos<br />

sobre una «Teoría de Diálogo» de David Bohm (Bohm, 1997),<br />

las investigaciones sobre las «Visiones Individuales y Compartidas»<br />

del cambio organizacional de Peter Senge (Senge,<br />

2004) y los «Diálogos Apreciativos» desarrollados por David<br />

Cooperrider (Cooperrider, whitney y Stavros 2003).<br />

No es probable que la gente elija un procedimiento del<br />

que no sabe nada. Determinar cuándo usar la Mediación<br />

Apreciativa depende en gran medida de: a) si tienen el conocimiento<br />

necesario (me refiero al consentimiento informado)<br />

como para elegir esta metodología, b) si las partes<br />

van a seguir relacionándose en el futuro (porque si el nivel de<br />

relacionamiento es escaso o no habrá más interacción entre<br />

ellas, el método que propone la Mediación Apreciativa no es<br />

el adecuado), y, c) la capacidad de usarla una vez elegida.<br />

«Apreciar la situación de conflicto» requiere, cuanto menos,<br />

una mirada particular, que se ha de desarrollar a partir de<br />

trabajar con herramientas como la «Inteligencia Emocional»<br />

expuesta por Daniel Goleman (Goleman, 1996), el enfoque<br />

de la nueva corriente de «Psicología Positiva» de Martín Seligman<br />

(Seligman, 2003), algunas ideas en torno al «Círculo<br />

Virtuoso» de Enrique Herrscher (Herrscher, 2007) y otras en<br />

torno al «Liderazgo Positivo» (Conforti, 2008).<br />

Aquí se trabaja con lo positivo. Dice Federico Varona Madrid<br />

«Estamos tan programados, por la cultura y el sistema<br />

educativo, a creer que para mejorar tenemos que comenzar<br />

por descubrir los errores y después corregirlos, que pensar<br />

que lo contrario es no sólo posible sino incluso más efectivo,<br />

es algo que parece estar fuera de nuestro alcance» (Varona,<br />

2007, p. 415) y por eso esta propuesta es tan innovadora.<br />

¿Qué significa esto en el ámbito de la gestión de conflictos<br />

¿Cómo se puede ser apreciativo ¿Hay algo para apreciar<br />

en un conflicto<br />

Para descubrir las respuestas a los interregnotes planteados,<br />

centrémonos, a través de definir el concepto de «apreciativo»,<br />

en presentar el tema que nos ocupa. El término<br />

«apreciar» tiene, cuanto menos, tres aspectos que nos interesan<br />

(Cooperrider et al., 2003):<br />

1. Artístico: es un estilo de interpretar (observar) las múltiples<br />

perspectivas que presenta una situación, de forma<br />

creativa e innovadora (como cuando el crítico de arte revela<br />

detalles de la obra, que el ojo no especializado pasa<br />

por alto).<br />

2. Técnico: es una herramienta de trabajo que se basa en el<br />

empleo específico de un lenguaje siempre positivo que<br />

sirve para diseñar las preguntas mediante las cuales se<br />

abordará la realidad.<br />

3. Paradigmático: implica una nueva forma de pensar, actuar,<br />

sentir la realidad, para abordarla y cambiarla desde<br />

lo posible, lo positivo, lo viable y generativo.<br />

Lo expuesto nos es de utilidad para decir que la tarea del<br />

mediador, a la hora de llevar adelante un proceso apreciativo,<br />

será la de percibir y descubrir lo positivo, tanto de la personas,<br />

como de las situaciones no conflictivas y constructivas<br />

que las partes han vivido en la situación de conflicto. En la<br />

historia de su interacción o relación.<br />

Recordemos que «La Mediación Apreciativa es un proceso<br />

que genera un marco ideal para el cambio de las realidades<br />

de los participantes a través del reconocimiento y<br />

recreación de los aspectos positivos de las personas y sus<br />

interacciones.» (Conforti, 20<strong>14</strong>, p. 120) y de allí surgen como<br />

condición necesaria los siguientes elementos: a) la existencia<br />

previa de una interacción genuina en donde los parti-<br />

3 Hay una importante cantidad de autores a los que podemos acudir en este sentido; mis estudios e investigaciones están fundamentados principalmente<br />

en los trabajos de David Bohm, Peter Senge y David Cooperrider.<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


Mediación en las organizaciones 19<br />

cipantes se legitimen a través del reconocimiento de los<br />

aspectos positivos, y b) la capacidad y voluntad de cambio<br />

en ambas partes.<br />

A fin de facilitar la comprensión de la definición propuesta,<br />

podría ser útil imaginar a los padres que felicitan a su hijo<br />

por una determinada acción o conducta deseada, están legitimando<br />

al niño (lo que en sí cubriría una de las necesidad básicas<br />

de todo ser humano la revalorización del yo) y a la vez<br />

favorecen el cambio en la persona del hijo (que, por ganarse<br />

mas reconocimiento, repetirá esa conducta que le ha valido<br />

una felicitación).<br />

Entre otras diversas herramientas, la mediación apreciativa<br />

utiliza el lenguaje verbal positivo, la codificación subconsciente<br />

(palabra/imagen), las metáforas y las etiquetas de la<br />

programación neurolingüística (Conforti, 20<strong>14</strong>). El lenguaje,<br />

las imágenes utilizadas por el mediador y los mediados, tienen<br />

el poder de crear una nueva realidad, una realidad hacia<br />

la cual puedan y deseen dirigirse.<br />

En la mediación apreciativa, las diferencias cobran un valor<br />

de significativa importancia, ya que interconectar positivamente<br />

las mismas puede hacer al sistema más poderoso y<br />

sinérgico.<br />

Uno de los cambios que la mediación apreciativa propone<br />

(respecto de otros modelos de mediación) está en el<br />

hecho de considerar a la persona de forma sistémica, y hace<br />

hincapié en los aspectos positivos y relevantes de cada uno<br />

de los participantes del proceso.<br />

Otro de los cambios, está en la óptica respecto del enfoque<br />

tradicional (propuestas de las escuelas de Harvard, Circular<br />

Narrativa, Transformativa) de situaciones conflictivas,<br />

pues allí sabemos que se trabaja sobre lo negativo, sobre «el<br />

problema», es decir, sobre los «aspectos negativos» que de<br />

ordinario llevan a generalizar «el síntoma» a toda la entidad.<br />

Así, el lenguaje pasa a representar tanto realidades emocionales<br />

como racionales, y el uso de términos negativos como<br />

son: «malo», «enfermo», «adicto,» etc., conectará a los participantes<br />

con realidades pesimistas o no positivas, que, como<br />

he dicho, pueden llevarnos a generalizar estados que de ninguna<br />

manera reflejen la totalidad del ser humano.<br />

La mediación apreciativa interconecta a las personas socialmente,<br />

ya que asume que la realidad se crea a cada momento.<br />

Será entonces de vital importancia que mediador y<br />

participantes exploten sus percepciones positivas, tanto de<br />

sí mismos como de la situación de conflicto que los vincula,<br />

pues en definitiva, el sistema lo conforman todas las personas<br />

que interactúan en una situación determinada.<br />

Es así como la mediación apreciativa, genera el marco<br />

ideal para el cambio de las realidades de los mediados. Si<br />

buscásemos un propósito u objetivo en la mediación apreciativa,<br />

éste sería sin lugar a dudas el de cambiar la forma en que<br />

las personas se ven a sí mismas y con relación a los demás,<br />

a fin de que logren alcanzar tanto una visión más positiva<br />

del futuro, como de implementación de esa visión, primero<br />

personal y luego colectiva.<br />

Se ha de tener en cuenta que, para que las partes elijan<br />

la Mediación Apreciativa, deben encontrarla más fácil de usar<br />

que el sistema de resolución de disputas existente. Si nuestro<br />

diseño es complicado o frustrante, las partes por defecto<br />

volverán al mecanismo existente de resolución de disputas<br />

(litigio u otro basado en derecho). Nuestro objetivo es crear,<br />

dentro de una Organización, un sistema de gestión de conflictos<br />

a través de la Mediación Apreciativa de uso simple, de<br />

fácil acceso y que resuelvan disputas en sus comienzos, al<br />

más bajo nivel posible de la empresa, con la menor burocracia<br />

posible. Hay que hacerlo simple, de acceso fácil y disponible<br />

con un mínimo de demora.<br />

Los conflictos son multidimensionales. Francisco Díez y<br />

Gachi Tapia (Diez y Tapia, 1999) hablan sobre los distintos niveles<br />

o planos en que se debía trabajar el conflicto; John Paul<br />

Lederach (Lederach, 2010) divide el conflicto en cuatro áreas:<br />

personal, relacional, estructural y cultural.<br />

Conforme lo dicho, es posible que pueda parecerle al<br />

lector que la mediación apreciativa pone su foco sobre los<br />

aspectos personales y relacionales, y aunque en parte resulta<br />

cierto (dichos aspectos destacan más que otros), la mediación<br />

apreciativa trabaja con una mirada sistémica, abordando<br />

estas cuatro áreas que destaca Lederach. En punto a ello,<br />

Sue Annis Hammond (Hammond, 2005) dice que las etapas<br />

en el modelo apreciativo no son de esquemas fijos o prefijados;<br />

tendrá vital importancia la experiencia del operador,<br />

quien deberá ajustar y adaptarlas en función de los aspectos<br />

internos y externos de los participantes con quienes se halla<br />

trabajando.<br />

Teniendo en mente y presente lo dicho, veamos los 5<br />

principios que rigen el proceso de Mediación Apreciativa<br />

(Conforti, 2009):<br />

1. Construccionista: Toda vez que la realidad no es ajena,<br />

indiferente o externa a los individuos, éstos, al vivir en<br />

sociedad, la co-construyen diariamente. Los mediados<br />

co-construyen la realidad que viven –nuevo relacionamiento-.<br />

2. Anticipatorio: Todo sistema u organización puede construir<br />

su propio futuro. Los mediados deben asumir que su<br />

futuro depende de ellos mismos y que todo ser humano<br />

puede construir su futuro deseado.<br />

3. Simultaneidad: Al tiempo que generamos la visión de<br />

cómo podría ser el futuro, estamos construyendo ese<br />

mismo futuro que visualizamos y soñamos.<br />

4. Positivismo: Se eligen sistemática y deliberadamente<br />

imágenes y recuerdos positivos atesorados en la memoria<br />

de los mediados, las historias de éxito que se buscan<br />

re-crear, re-generar.<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


20 Oscar Daniel Franco CONFORTI revistademediacion.com<br />

5. Poético o Metafórico: Dado que la mente humana entiende<br />

más fácilmente a niveles metafóricos, la mejor manera<br />

de trabajar sobre la realidad, de comunicarla y que esto<br />

sea comprendido cabalmente, será a través de imágenes<br />

poéticas o metafóricas. Trabaja la realidad desde el nivel<br />

subconsciente de los participantes.<br />

Como podrá advertir el lector, hay «en la mediación apreciativa<br />

una transferencia de conocimiento del mediador hacia<br />

los mediados y que opera en una etapa de pre-mediación»<br />

(Conforti, febrero, 2008) que no existe en ninguna otra práctica<br />

o modelo de mediación, de los que hasta hoy se conocen,<br />

y ello no es antojadizo; veremos, en el punto siguiente, los<br />

pasos del proceso y la razón de ser de esta transferencia de<br />

conocimiento.<br />

Veamos, a continuación, una tabla comparativa (que he<br />

adaptado modificando los titulares de la columna correspondiente<br />

a mediación apreciativa -en el original se refiere a<br />

diálogo apreciativo-) (Conforti, 2008) entre que ejemplifica<br />

las diferencias del «sistema de solución de conflictos: tradicional<br />

o fragmentario» (que generaliza el síntoma, propone<br />

un análisis, efectúa un diagnóstico y propone una receta o<br />

lluvia de ideas) y la «propuesta de la mediación apreciativa»<br />

(descubre lo que ha tenido éxito en el pasado para recrearlo y<br />

renovarlo constantemente sobre experiencias positivas).<br />

Pasos del proceso: quien trabaje en mediación sabe que<br />

no hay una receta única, o unos pasos que rígidamente hay<br />

que seguir o respetar todo el tiempo y bajo toda circunstancia.<br />

Sin embargo, a efectos pedagógicos, siempre resulta útil<br />

hablar en términos de «pasos a seguir» porque es, como hemos<br />

dicho, un lenguaje «metafórico» que facilita la explicación<br />

y su comprensión posterior.<br />

Estos pasos o esquema de trabajo que el mediador seguirá<br />

a fin de orientar y dirigir el proceso de mediación apreciativa<br />

(Conforti, 20<strong>14</strong>, pp. 124 -126) son:<br />

1. Preparar la mediación: esta etapa es de mi autoría y puede<br />

llegar a ser la etapa más larga de este proceso. Implica<br />

transferir los conocimientos del lenguaje positivo, escucha<br />

activa, construcción de la realidad (mapa/territorio),<br />

etc. Si el mediador verificase que los mediados no están<br />

en condiciones de legitimar al otro participante y de cambiar<br />

o modificar sus percepciones, entonces no debería<br />

continuar con el proceso, ya que el riesgo de fracaso es<br />

muy alto.<br />

2. Elección del tema o área a abordar: aquí es donde comienza<br />

el verdadero trabajo conjunto entre mediador y<br />

mediados, se debe realizar una verdadera fragmentación<br />

de temas ordenados por relevancia y urgencia. En<br />

equipo, comenzarán a buscar conjuntamente, mediante<br />

preguntas que inicia el mediador, detectar aquello que<br />

está «bien» en la relación, descubrir historias de éxito, los<br />

mejores momentos y eventos que subyacen en la relación.<br />

Es necesario crear un diálogo (Bohm, 1997) entre<br />

los participantes, entendiendo por tal no a la habitual<br />

conversación del tipo «ping-pong» o «intercambio de<br />

monólogos», sino a una conversación en torno a un tema<br />

central, es decir con un hilo conductor, en el que se crea<br />

un compromiso entre los participantes, compromiso por<br />

afanarse en el intento de sostener una apertura mental de<br />

criterios, sostener la atención a las ideas y razonamientos<br />

de los interlocutores intervinientes y, por sobre todo, un<br />

compromiso a modificar los propios puntos de vista, si<br />

fuera el caso.<br />

3. Del supuesto del éxito del pasado: el mediador debe ir<br />

alejándose de la escena y dejar que los mediados adquieran<br />

todo el protagonismo y busquen por sí solos los recuerdos<br />

y experiencias positivas de su relacionamiento.<br />

Esta tarea se debiera transformar en un hábito mental e<br />

imaginativo para los mediados, siempre a la búsqueda<br />

del bienestar y del éxito. A partir del inicio de la construcción<br />

de ese diálogo particular, en palabras de Bohm «…<br />

el diálogo hace posible la presencia de una corriente de<br />

significado en el seno del grupo, a partir de la cual puede<br />

emerger una nueva comprensión, algo creativo que<br />

no existía en el momento de comenzar. Y ese significado<br />

compartido es lo que aglutina, el «cemento» que sostiene<br />

los vínculos entre las personas y entre las sociedades.»<br />

(Bohm, 1997), los participantes buscarán crear acuerdos<br />

sobre puntos de vista en común en cuanto a la apreciación<br />

de los hechos y experiencias exitosas del pasado que<br />

residen en la «memoria» de los participantes.<br />

4. Análisis de cómo se ha alcanzado el éxito: el mediador<br />

inicia un diálogo para que los mediados recuerden y rememoren<br />

cómo han logrado el éxito en «aquellas situaciones<br />

del pasado». Deben descubrir qué fue exactamente<br />

lo que hicieron en el pasado para tener ese momento<br />

de éxito que se buscará recrear. Uno de los pilares sobre<br />

los que se asienta la mediación apreciativa, son las<br />

razones que el grupo encuentra a lo largo del proceso<br />

para re-crear una historia; esta razón o razones que los<br />

participantes encuentran para actuar podemos, siguiendo<br />

a Bayón Mohíno, denominarla una «razón completa»<br />

(Bayon-Mohino, 1991).<br />

Una razón completa es un conjunto de premisas no redundantes<br />

de un razonamiento práctico, e incluye siempre<br />

un deseo (razón operativa) y una o varias creencias<br />

(razones auxiliares).<br />

Bayón Mohíno expresa que las razones operativas (deseos)<br />

son aquellas que justifican una actitud práctica<br />

hacia una acción, contribuyen a formar la intención,<br />

mientras que las razones auxiliares (creencias) son juicios<br />

descriptivos que identifican el tipo de acción que tenemos,<br />

son una razón operativa para ejecutar. El empleo<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


Mediación en las organizaciones 21<br />

Tabla 2. Comparativa métodos tradicionales de tratamiento del conflicto vs. mediación apreciativa.<br />

Solución de Problemas<br />

(Tratamiento Tradicional Fragmentario)<br />

Necesidades básicas insatisfechas.<br />

Identificación de problema y reencuadre.<br />

Estudio de las causas originarias e intereses de las partes.<br />

Generar alternativas o posibles soluciones.<br />

Trata al grupo como un problema que necesita de<br />

soluciones.<br />

Mediación Apreciativa<br />

Descubrimiento de lo que está bien, lo positivo, dentro de<br />

la organización.<br />

Proyección imaginaria de lo que podría ser o llegar a ser.<br />

Diálogo creativo sobre cómo sería o debiera ser.<br />

Implementación de los proyectos provocativos. Innovando<br />

para llegar a lo que será.<br />

Trata al grupo como un todo que se renueva<br />

constantemente.<br />

Fuente: Liderazgo Positivo (Conforti, 2008). Re-elaboración propia. (Conforti, 20<strong>14</strong>).<br />

de un lenguaje positivo y apreciativo que cree imágenes<br />

positivas o las re-cree evocando recuerdos positivos, contribuye<br />

a revisar y eventualmente modificar las creencias,<br />

lo que junto a otros elementos y herramientas, ayudan a<br />

crear una percepción o apreciación sobre la realidad positiva.<br />

5. «Momento depreciativo» (Conforti, Agosto, 2008): esta<br />

etapa, también de mi autoría, la he introducido al comprobar<br />

en la «práctica profesional», que facilita a las partes<br />

la consecución de acuerdos más sólidos en temas<br />

puntuales. Aquí es el mediador el encargado de ponerle<br />

«palos a la rueda», de plantear hipótesis que podrían generar<br />

nuevos conflictos, y donde los mediados, al estar<br />

inmersos en una dinámica absolutamente positiva, resuelven<br />

estos «inconvenientes» de forma creativa e innovadora<br />

de forma anticipada.<br />

6. Generar ideas para re-crear ese éxito del pasado en el<br />

futuro: Con los datos recabados a lo largo de estas etapas,<br />

los participantes elaborarán sus propios proyectos<br />

de acción: «Propuestas Provocativas o de Posibilidades»<br />

(Cooperrider et al., 2003). La Propuesta Provocativa buscará<br />

hacer más de lo que sí funciona, buscará recrear momentos<br />

de éxito, esto actuará motivando a las partes que,<br />

por su propia experiencia, saben que estarán trabajando<br />

sobre las bases de algo que sí funciona.<br />

A modo de resumen sobre este modelo de mediación<br />

apreciativa, cabe decir que el mediador siempre ha de intentar<br />

avanzar coherentemente sobre la base de los valores de<br />

participación, apertura y retroalimentación. Ello requiere que<br />

la elección del método Mediación Apreciativa sea una elaboración<br />

propia y no impuesta:<br />

• El lenguaje (positivo o negativo) es determinante en<br />

cuanto a la construcción de la realidad.<br />

• El lenguaje y las imágenes utilizadas por el mediador y<br />

los mediados tienen el poder de crear una nueva realidad;<br />

realidad hacia la cual puedan y deseen dirigirse, ya que<br />

les es algo vivido, conocido y valorado por los participantes<br />

de forma positiva.<br />

• La realidad siempre es subjetiva y todas las realidades<br />

deben ser consideradas y expuestas. Será de vital importancia<br />

que tanto el mediador como los mediados exploren<br />

sus percepciones positivas, tanto las propias como las<br />

del otro participante y de la situación de conflicto que los<br />

une –como sistema que conforman–.<br />

• No se trata de negar, ocultar o ignorar las cosas negativas,<br />

sino simplemente de no ocupar nuestro tiempo y<br />

esfuerzo en remarcarlas o tratar de solucionarlas. Nos<br />

ocuparemos (como cuando educamos a un hijo) en remarcar,<br />

resaltar las cosas que se hacen bien, reforzando<br />

las conductas positivas con una mirada, un gesto de elogio,<br />

o una simple palabra de aprobación.<br />

Los sistemas de gerenciamiento de conflictos en organizaciones,<br />

son una nueva herramienta que usa métodos ya<br />

probados como la mediación. De este modo se promueve la<br />

participación de los empleados en los procesos de identificación<br />

y propuestas de solución de conflictos o cambio organizacional<br />

para lograr un lugar de trabajo más productivo<br />

y eficaz.<br />

Para finalizar, resaltar que rol del operador es el de guía<br />

y apoyo, mientras que la Organización y los interesados son<br />

quienes conservan el control y la responsabilidad por los resultados,<br />

sea que se trate de una facilitación como de la creación<br />

de un servicio de mediación apreciativa.<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


22 Oscar Daniel Franco CONFORTI revistademediacion.com<br />

EXTENDED SUMMARY:<br />

Mediation in Organisations<br />

Oscar Daniel Franco CONFORTI<br />

Acuerdo Justo®, España<br />

Received: 28/05/20<strong>14</strong><br />

Accepted: 29/10/20<strong>14</strong><br />

Abstract: One of the fields in which conflict mediation<br />

is developing further is that of organizations,<br />

and its goal is to become a suitable tool for both organizational<br />

change and conflict resolution so that<br />

they primarily recognize its origin in the work being<br />

done by the members within the organization. This<br />

article reviews the state of the art regarding organizational<br />

change through facilitation while proposing<br />

appreciative mediation as a possible methodology<br />

through which mediation could be introduced in the<br />

organizational field.<br />

Keywords: Mediation in Organizations, Appreciative<br />

Mediation, Organizational Change, Conflict Management<br />

in Organizations.<br />

Delimitating the concept of organization is by no means an<br />

easy task. An organization considered as a study subject is<br />

«created, developed, it lasts and/or dies out» under different<br />

time and place circumstances, which makes its characteristics<br />

to be no common, i.e., they have no similarity with the<br />

definitions used a few years ago, which also explains why a<br />

theory or a way to understand the organization prevails over<br />

the other characteristics of a specific time.<br />

A first conclusion to be drawn is that the concept of organization<br />

changes with the historic development and evolution<br />

of a society, an example of which can be at least three<br />

different paradigms (Castro-Aguilera, 2005, p.65):<br />

1. The rational paradigm, according to which an organization<br />

is considered as a closed stable and highly structured<br />

system that requires control and planning.<br />

2. The technical, social and economic paradigm, according<br />

to which the organization increases its ambiguity and<br />

complexity as its actions are extended to all the activity<br />

sectors of the individuals enhancing their level of life.<br />

3. Currently, organizations are understood as «political arenas»<br />

or «organized anarchies» (Rodríguez-Fernández,<br />

2001, p. 55) due to the intensity in the degree of the internal<br />

and external uncertainty that exists in them.<br />

Types and structures of organizations:<br />

Formal Organization (represented through organizational<br />

charts): designed and structured based on certain rationality<br />

criteria. It has a common goal, communication channels are<br />

established, it is somehow legally binding, authority is delimited<br />

as well as functions and the way of acting to be cooperative,<br />

convergent and synergic (Montalván-Garcés, 1999).<br />

Informal Organization (represented through sociograms):<br />

it is created in a spontaneous way based on a Formal Organization,<br />

but it has no defined and institutionalized structure,<br />

it depends on the actions to be developed at a given time<br />

and on those who want to participate in it. It has no common<br />

goals that are explicit, and its members may belong to<br />

different levels and functional areas (Rodríguez-Pérez and<br />

Morera-Bello, 2001).<br />

Although in any organization both structures coexist, it<br />

is important to emphasize the direct relation between the<br />

size of the organization and the need to reinforce its formal<br />

structure as controlling activities, behaviors and the results<br />

evaluation depend on it.<br />

• Formal Structure: it is made up according to the design<br />

envisaged by the management. Two types of leadership<br />

exist in this structure, a) hierarchical and b) functional;<br />

and there are, at the same time, two classes of relations<br />

a) linear or authority relation –which contributes to achieving<br />

the goals of the organization– and b) staff or advise<br />

relation –which supports the linear staff–.<br />

• Informal Structure: it corresponds to the real functioning<br />

of the organization, it can be figured out by observation,<br />

inferring it from the actual behavior, i.e. it is always achieved<br />

taking an indirect way.<br />

We should not make the mistake of creating an image of<br />

the organization as if it were a machine, that is, a group of<br />

isolated individuals, without their own motivations, who have<br />

a passive attitude and with limited or no predominance, as<br />

«ignore them would imply being doomed to failure» (Casado,<br />

2001, p.<strong>14</strong>).<br />

Organizations as a field to develop the personal skills of<br />

their members can contribute to and become an opportunity<br />

to achieve the renovation of democratic societies; this statement<br />

is backed by Peter Senge when he affirms that «It is not<br />

by coincidence that the current call to «participate and selfmanage»,<br />

the keys to competitiveness, are linked to the need<br />

Doctorate in Law at the Universidad de Castilla La-Mancha University (UCLM). Master’s Degree in Mediation and Family Guidance at the Distance<br />

Learning National University (UNED). Professor of Law in Techniques of Expression, Arguing and Negotiation at Universidad Oberta de Cataluña<br />

(UOC). Director of the Community Social Mediation Service at the City Hall of Alicante, Spain. Manager of Acuerdo Justo®. Mails on this article<br />

should be sent to the author to the following e-mail address: info@acuerdojusto.com.<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


Mediación en las organizaciones 23<br />

to develop the essential skills for responsible participation».<br />

(Senge, 2004, p.524).<br />

According to the explanations above, my proposal to<br />

delimit the organization concept is as follows: Organizations<br />

are systems that combine, on the one hand, the community<br />

tradition they are rooted in, and, on the other hand, the entrepreneurship<br />

proper to the business world, generating as a<br />

result of this their own meaning and purposes where people<br />

commit to the organization (Conforti, 2012).<br />

As far as we are concerned, and interesting for us to know<br />

is the processes that can respond to the question: What conflict<br />

management system can be efficiently used within an<br />

organization<br />

1. The so-called «Facilitation» processes that are generally<br />

applied to organization conflict situations that somehow<br />

lead to a cooperative consensual process and to a structural<br />

change.<br />

2. «Appreciative Mediation» between members that have<br />

strong or uncompromising stances, or that show such a<br />

high general hostility that an additional process is needed<br />

to resolve the conflict so that the person can continue to<br />

work in the organization.<br />

No matter what process the conflict operator might be<br />

attempting to start, the truth is that designing a conflict approach<br />

system is particularly fed by the systemic thinking, the<br />

design of an intervention to change, the research processes,<br />

establishing relations, redesigning, and the implementation<br />

of strategies.<br />

Facilitation Processes:<br />

«Usually, facilitation is recognized and mainly used for complex<br />

processes as the multiparty conflicts, when dialogue<br />

tables, consensus groups and cooperative planning are required.<br />

This means that processes are complex and multiparty.<br />

They are complex because different designs are used to<br />

approach these processes that usually take a long time and<br />

that include normally a team of facilitators». (Mc Cormack,<br />

2008, p.62).<br />

Facilitation processes seek to prevent the risk that emerges<br />

when «imposing» a structural change, as it might be a<br />

conflict approach system that «the others» decide not to use<br />

it. Therefore, the main idea is that people concerned should<br />

build the change (be it a conflict approach system or not)<br />

because if it is them who build it, they will use it, improve it<br />

and own it.<br />

«Operating with an open system perspective in the<br />

field of organizations yields at least two significant results:<br />

1) the identification of the key research areas concerning<br />

the potential field of incoming, transformation and/or production<br />

of the current system of conflict approaching in<br />

organizations, and 2) it brings to light dissonances, dysfunctions<br />

and dissatisfactions». (Constantino and Sickles,<br />

1997, p.65).<br />

Below are the six principles that should be present in any<br />

facilitator project or plan (Conforti, 2012, pp.52-53):<br />

1. Focus on principles: bring to light, clarify and illustrate<br />

an issue from the needs and concerns of interest groups<br />

perspective.<br />

2. Include return ways: such as prevention, negotiation or<br />

research when the current procedure does not manage<br />

to settle a dispute.<br />

3. Include low cost alternatives based on the right and the<br />

strength: the realistic vision that initial efforts are not<br />

always successful and that it is necessary to rely on reasonable<br />

alternatives that give low cost efforts continuity<br />

in order to achieve satisfactory solutions.<br />

4. Include previous consultations and later feedback: the approach<br />

system must be designed in such a way to encourage<br />

the debate about the nature of a conflict and the best<br />

ways to resolve it even before efforts to do this are started.<br />

5. Order the related procedures and the cost growing sequences<br />

bottom up: this way, the parties keep the process<br />

under control for as long as possible.<br />

6. Provide the necessary motivation, capacity and resources:<br />

focus on the factors that enable the success of the<br />

other five principles. It is clearly oriented towards the<br />

participation and empowering of the concerned parties.<br />

Appreciative Mediation:<br />

An approach to the definition of Appreciative Mediation is:<br />

«Appreciative Mediation is process that generates the ideal<br />

framework to change the reality of participants through appreciation<br />

and the recreation of the people’s positive aspects<br />

and their interactions». (Conforti, 20<strong>14</strong>, p.120).<br />

The goal of the mediator’s job is to get the parties to appreciate<br />

and legitimate each other, so that they can reveal the<br />

successes of the past when they managed previous conflicts<br />

and played a leading role, and the coordination and cooperation<br />

they put into practice to solve them; after that, the mediator<br />

has the task to make proposals to recreate previous<br />

successful experiences of the people when they resolved<br />

conflicts.<br />

The techniques or tools proper to this work can be found<br />

in (Conforti, 20<strong>14</strong>, p.129) the principles that the theory of the<br />

systems attributes to human systems (totality, circularity<br />

and feedback). These own and autonomous techniques are<br />

a) the appreciative principle, b) the use of metaphor as an<br />

innovative resource, c) the principles of positive psychology<br />

and emotional intelligence. Hence, I believe it is possible to<br />

state that the proposal responds again in an autonomous and<br />

independent way compared to other proposals of other mediation<br />

models.<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


24 Oscar Daniel Franco CONFORTI revistademediacion.com<br />

This type of mediation requires certain prior conditions<br />

for a feasible application. These conditions are (Varona,<br />

2005):<br />

1. Integrity of the process: committing to and allowing the<br />

participation of the people in the process and in the decision<br />

making<br />

2. Integrity of the human change: each member of the organization<br />

must see «the change he/she wants to see» as<br />

a living example.<br />

3. Perseverance in the change: being open to learn and find<br />

out new possibilities to see things and act.<br />

4. Create a rich communication in narration: sharing in<br />

conversations, meetings and gatherings, best practices,<br />

magic moments, and personal experiences and the most<br />

valuable stories.<br />

5. Ability to create rich images of the future: creating hopeful,<br />

motivating and engaging images.<br />

The first question that the mediator should ask him/herself<br />

is whether Appreciative Mediation should be used. Perhaps<br />

it is not necessary, or it is not good, or less expensive or<br />

faster or it lasts longer. Perhaps the current methods work<br />

well and it is not necessary to change them.<br />

For this first step to be taken and determine whether to<br />

use Appreciative Mediation, a set of simple questions that are<br />

easily answered can be useful:<br />

1. Is there something lacking in these disputes<br />

2. Do the concerned parties express dissatisfaction and<br />

frustration with all or just with part of the conflict resolution<br />

procedures<br />

3. How do the concerned parties express this dissatisfaction<br />

4. Is the Appreciative Mediation procedure the appropriate<br />

way to respond to the concerns expressed<br />

5. Would Appreciative Mediation match the goals of the<br />

company (its mission)<br />

The five (5) principles that govern the Appreciative Mediation<br />

process are (Conforti, 2009):<br />

1. Constructionist: whenever the reality is not alien, indifferent<br />

or external to the individuals, as they live in a society<br />

they co-build it on a daily basis. Those in mediation cobuild<br />

the reality they live in – new relationship.<br />

2. Anticipatory: any system or organization can build its<br />

own future. Those in mediation must assume that their<br />

future depends on themselves, and that all human beings<br />

can build the future they wish.<br />

3. Simultaneity: as we generate the view of how the future<br />

could be, we are building this future that we visualize and<br />

dream of.<br />

4. Positivism: the images and positive memories that are<br />

stored in the memory of the people in the mediation<br />

process are systematically and deliberately chosen; success<br />

stories that are sought to be recreated, and regenerated.<br />

5. Poetic or Metaphoric: given that the human mind understands<br />

easier the metaphoric levels, the best way to work<br />

on the reality, communicate it and fully understand it is<br />

through poetic or metaphoric images. Reality is worked<br />

out from the subconscious level of the participants.<br />

As readers can understand, «in appreciative mediation<br />

there is a transfer of knowledge from the mediator to the<br />

mediated individuals that operates in a pre-mediation phase»<br />

(Conforti, 2008); this does not exist in any other practice<br />

or mediation model known so far, and this is not whimsical.<br />

Referencias<br />

––<br />

Bayon-Mohino, J. C. (1991). La normatividad del derecho: deber<br />

jurídico y razones para la acción. Madrid: Centro de estudios<br />

constitucionales.<br />

––<br />

Bohm, D. (1997). Sobre el diálogo. Barcelona: Kairós.<br />

––<br />

Brown, J. e Isaacs, D. (2005). The World Café. San Francisco,<br />

California: Berett-Koehler Publishers, Inc.<br />

––<br />

Calva, J. L. (Coord). (2007). Democracia y gobernabilidad. México:<br />

Universidad Nacional Autónoma de México.<br />

––<br />

Camisassa, E. (2005). Organizaciones de la Sociedad Civil. La<br />

democracia participativa en la sociedad urbano tradicional. Algunas<br />

dimensiones distintivas para el análisis organizacional.<br />

Córdoba - Argentina: Brujas.<br />

––<br />

Casado, L. (2001). Organizaciones y sistemas humanos. Una<br />

nueva gestión empresarial. Barcelona: Kairós.<br />

––<br />

Castro-Aguilera, F. (2005). Competencias (o habilidades) Gerenciales:<br />

una herramienta indispensable para el desarrollo<br />

Organizacional. En Actualizaciones para el desarrollo Organizacional,<br />

Universidad de Viña del Mar. Marchant Ramírez,<br />

Loreto.<br />

––<br />

Conforti, F. (Febrero, 2008). Mediación Apreciativa. Trabajo<br />

presentado en el Seminário sobre Mediação Apreciativa de O<br />

Instituto de Mediação e Arbitragem de Portugal, Oporto y Lisboa<br />

- Portugal.<br />

––<br />

Conforti, F. (Agosto, 2008). Mediación apreciativa del conflicto.<br />

En Por la construcción de escenarios de paz. Trabajo presentado<br />

en el V Congreso Internacional de Conciliación, Mediación,<br />

Arbitraje y Negociación del Centro de Conciliación, Arbitraje y<br />

amigable Composición de la Fundación TALID, Cartagena de<br />

Indias - Colombia.<br />

––<br />

Conforti, F. (2008). Liderazgo positivo: construir el futuro con<br />

imaginación e idealismo. Buenos Aires: Acuerdo Justo.<br />

––<br />

Conforti, F. (2009). El modelo de intervención y/o mediación<br />

apreciativa: una propuesta extraída de los Diálogos Apreciativos.<br />

En Âmbito Jurídico, Recuperado de http://bit.ly/13BmGfD<br />

Conforti, F. (2012). Mediación en Organizaciones y Empresas.<br />

Alicante: Acuerdo Justo.<br />

––<br />

Conforti, F. (20<strong>14</strong>). Incidencia de la Mediación de Conflictos<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


Mediación en las organizaciones 25<br />

en la Tutela Judicial Efectiva (Tesis doctoral). Departamento<br />

de Ciencia Jurídica y Derecho Público, Universidad de Castilla-La<br />

Mancha, Facultad de Derecho Campus de Ciudad Real,<br />

España.<br />

––<br />

Constantino, C. A. y Sickles, C. (1997). Diseño de sistemas para<br />

enfrentar conflictos: una guía para crear organizaciones productivas<br />

y sanas. Barcelona: Granica.<br />

––<br />

Cooperrider, D. Whitney, D. y Stavros J. (2003). Appreciative<br />

Inquiry Handbook. Berkeley - California: Lekeshore Publishers<br />

Euclid y Berett-Koehler Publishers, Inc.<br />

––<br />

Diez, F. y Tapia, G. (1999). Herramientas para trabajar en mediación.<br />

Buenos Aires: Paidos.<br />

––<br />

Entelman, R. F. (2005). Teoría de Conflictos: Hacia un nuevo<br />

paradigma (2ª ed.). Barcelona: Gedisa.<br />

––<br />

Gan Busto, F. y Triginé I Prats, J. (2006). Manual de instrumentos<br />

de gestión y desarrollo de las personas en las Organizaciones.<br />

Madrid: Diaz de Santos.<br />

––<br />

Goleman, D. (1996). Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairós.<br />

––<br />

Gore, E. y Vázquez-Mazzini, M. (2010). Hacer visible lo invisible:<br />

una introducción a la formación en el trabajo. Buenos Aires:<br />

Granica.<br />

––<br />

Hammond, S. A. (2005). Breve libro de la indagación apreciativa.<br />

Bend (Oregón): Thin Book Publishing.<br />

––<br />

Herrscher, E. (2007). El círculo virtuoso: cambiar-planificar<br />

aprender-cambiar. Buenos Aires: Granica.<br />

––<br />

Lederach, J. P. (2010). Transformació de conflictes (Trad. por<br />

Albert Agut). Barcelona: Icaria. (Original edition, Lederach, J. P.<br />

(2003).The little book of Conflict Transformation. Intercourse,<br />

PA: Good Books).<br />

––<br />

Llamas-Sánchez, F. (2004). Los presupuestos participativos:<br />

nuevos mecanismos de innovación democrática en los gobiernos<br />

locales. Intervención Psicosocial 13, 325-344. Recuperado<br />

de http://bit.ly/1viTyjR<br />

––<br />

Mc Cormack, C. (2008). Facilitación. En E. Voiscovich (Ed.), Mediación,<br />

facilitación y negociación: recopilación de la 1º jornada<br />

de mediación, facilitación y negociación. La Plata: Editorial Notarial<br />

FEN.<br />

––<br />

Montalván-Garcés, C. (1999). Los recursos humanos para la<br />

pequeña y mediana empresa. Universidad Iberoamericana.<br />

México.<br />

––<br />

Rodríguez-Fernández, A. (2001). Concepto de organización,<br />

tipos y estructuras. En A. Rodríguez-Fernández y D. Dei (Eds.),<br />

Psicosociología de las Organizaciones. Buenos Aires: R Docencia.<br />

––<br />

Rodríguez-Fernández, A. (Coord). (2004). Psicología de las organizaciones.<br />

Barcelona: Editorial UOC.<br />

––<br />

Rodríguez-Pérez, A. y Morera-Bello, M. D. (2001). El Sociograma:<br />

Estudio de las relaciones informales en las Organizaciones.<br />

Madrid: Pirámide.<br />

––<br />

Schellenberg, J. A. (1996). Conflict resolution: theory, research<br />

and practice. New York: State University of New York Press.<br />

––<br />

Seligman, M. (2003). La auténtica felicidad (Trad. por Mercè<br />

Diado y Abel Debritto). Barcelona: Javier Vergara Editor.<br />

––<br />

Senge, P. (2004). La quinta disciplina en la práctica. Buenos<br />

Aires: Granica.<br />

––<br />

Varona, F. (2005). Teoría apreciativa y comunicación empresarial.<br />

Todavía es posible soñar. En F. Varona. El Círculo de la<br />

Comunicación (pp. 59-88). La Coruña, España: Netbiblo.<br />

––<br />

Varona, F. (2007). La Intervención Apreciativa: una nueva<br />

manera de descubrir, crear, compartir e implementar conocimiento<br />

para el cambio en las instituciones gubernamentales<br />

o privadas. Investigación y Desarrollo, 15, 394 -419,<br />

http://bit.ly/1l3moDv<br />

––<br />

Wenger, E. (2000). Communities of Practice and Social Learning<br />

Systems. Organization, 7 (pp. 225-246). Sage, Thousand<br />

Oaks, CA.<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


26 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2, pp. 26-35 revistademediacion.com<br />

Acerca del espacio y la mediación<br />

About Space and Mediation<br />

Francisco Diez<br />

Kroc Institute for International Peace Studies – Notre Dame University (South Bend, IN, USA) – Whitaker Peace & Development<br />

Initiative (WPDI - Los Angeles, CA, USA)<br />

Manuscrito recibido: 18/11/20<strong>14</strong><br />

Manuscrito aceptado: 07/12/20<strong>14</strong><br />

Resumen: El espacio de mediación, aquel donde se trabaja un conflicto, es lo primero que el mediador<br />

debe atender. Éste ha de tener en cuenta tres aspectos, las Tres «C»: La primera C, Comodidad, es<br />

adecuar conscientemente el espacio físico para cumplir con el objetivo estratégico del mediador de<br />

crear un ambiente facilitador. La segunda C, Comunicación, es analizada acorde a tiempos distintos<br />

que van desde el encuadre inicial –a través del «movimiento de devolución» basado en la delegación<br />

del poder, del discurso y del protagonismo-, pasando por conversaciones exploratorias y generativas,<br />

antes de llegar a la fase de acuerdos. Finalmente, preparar un adecuado espacio psicológico requiere<br />

establecer una Conexión personal positiva con las partes y entre ellas. A través de casos reales de<br />

mediación internacional en los que el autor ha participado, se revisarán esos tres aspectos.<br />

Abstract: The mediation space, which is where a conflict is dealt with, should be the first thing a<br />

mediator needs to attend to. He has to consider three aspects, the three C: The first C, as in Comfort,<br />

is analyzed according to 4 different moments that go from the initial framework –through the «returning<br />

moment» based on the delegation of power, discourse and prominence– to exploratory and<br />

generative conversations, before reaching the settlement phase. Also, he has to prepare an adequate<br />

psychological space; this requires a positive personal connection to the parties and between them.<br />

These three aspects will be shown through international mediation cases in which the author participated.<br />

Palabras clave: espacio de mediación, encuadre, comodidad, comunicación, conexión, mediación<br />

internacional<br />

Keywords: Mediation space, framework, comfort, communication, connection, international mediation.<br />

Coautor con Gachi Tapia del clásico «Herramientas para trabajar en mediación». Fue secretario y jefe de gabinete de la Cancillería Argentina<br />

y luego uno de los primeros diez mediadores del país. Desde 2000 trabaja como mediador experto en América Latina con el Centro Carter,<br />

ONU y hoy la WPDI y el Kroc Institute of International Peace Studies. La correspondencia sobre este artículo debe enviarse al autor al e-mail:<br />

fdiez.mediador@gmail.com<br />

ISSN: 2340-9754


Acerca del espacio y la mediación 27<br />

Nuestras concepciones acerca del espacio cambiaron, porque<br />

la ciencia demostró que eran erróneas aquellas primeras<br />

definiciones que hizo Aristóteles afirmando que todo cuerpo<br />

en el espacio está en reposo. Aparecieron Galileo y Newton<br />

con sus ideas acerca de la rotación de los planetas y la ley de<br />

gravedad, indicando que la posición de los objetos en el espacio<br />

respondía a un conjunto de fuerzas relacionadas entre<br />

sí. Luego vino Einstein a cambiarlo todo, demostrando que el<br />

espacio en realidad es curvo por efecto de la energía vinculada<br />

a la masa relativa de los cuerpos y a sus relaciones, introduciendo<br />

la idea de la relatividad. Y estamos ahora, según<br />

las descripciones que las ciencias físicas hacen, viviendo en<br />

un espacio cuántico en el que la materia no existe sino como<br />

resultado de un conjunto de vibraciones y frecuencias, que el<br />

espacio y el tiempo están –cuando menos– desdoblados y el<br />

universo todo se representa como cuerdas.<br />

Lo maravilloso es que estos conceptos ya forman parte<br />

de nuestro conocimiento común, no es algo reservado a los<br />

científicos. ¿Quién no ha escuchado hablar de estas cosas<br />

Lo que interesa enfatizar aquí es que la noción de «espacio»<br />

que podemos tener hoy puede abrirnos nuevas posibilidades<br />

de acción.<br />

Sin embargo, como siempre ha sucedido que la comprensión<br />

del universo físico se adelanta a la de lo humano, nos<br />

seguimos concibiendo y continuamos actuando, en líneas<br />

generales respecto al espacio, como lo hacían nuestros antepasados<br />

de hace más de 25 siglos… Como si el sol saliera y se<br />

hundiera en el horizonte y los objetos estuvieran allí, materializados<br />

y quietos, a menos que los movamos nosotros. Y en<br />

general le prestamos poca atención al espacio y al efecto que<br />

el espacio tiene sobre nosotros. No le ponemos conciencia. Y<br />

sin embargo, es decisivo en nuestro comportamiento.<br />

El espacio donde vamos a trabajar una situación de conflicto<br />

es lo primero a lo que un mediador debe ponerle atención.<br />

En cuanto se le pone atención, uno comienza a notar<br />

las posibilidades y los límites que ese espacio puede generar,<br />

en uno mismo y en las personas con las que se va a trabajar.<br />

Porque lo más obvio y básico respecto al espacio es que nos<br />

invita a establecer límites, y al hacerlo, generamos distinciones.<br />

Entonces, pensamos acerca del espacio en el que vamos<br />

a trabajar el conflicto en este orden: primero,se identifica la<br />

influencia en el propio mediador; y luego,se imagina la influencia<br />

que puede tener en los demás.<br />

La disposición de los lugares que tienen las personas en<br />

un mismo espacio suele definir sus roles. Si hay una cabecera<br />

o un lugar central, esa posición atrae la atención y define ese<br />

rol y los demás en relación. Si el espacio es circular, todas las<br />

posiciones se igualan, aunque la energía debe comenzar a<br />

fluir desde algún punto. La distribución de «lados» ubica a los<br />

participantes frente a frente, o lado a lado. Y así, el posicionamiento<br />

físico influirá en los posicionamientos que los participantes<br />

adopten en la interacción, de la misma manera que<br />

lo hacen todos los espacios en las conversaciones cotidianas.<br />

Las mujeres no conversan igual entre ellas en la mesa familiar<br />

que en el baño de mujeres. Los hombres no tienen las mismas<br />

conversaciones en la oficina que en el vestuario del club o<br />

la cancha de fútbol. El espacio facilita y dificulta el tipo de<br />

interacciones y conversaciones que se pueden sostener en él.<br />

Cuando facilitamos un diálogo o llevamos adelante una mediación,<br />

el espacio debe facilitarnos lo que queremos lograr.<br />

Y uno debe preparar el espacio, o bien modificarlo en el curso<br />

del procedimiento, como un tipo específico de intervención.<br />

En mi oficina de mediador con una mesa redonda, en un<br />

momento de una mediación entre socios que estaban separándose,<br />

se generó una gran discusión llena de confusiones<br />

sobre los activos de la Empresa y los trabajos pendientes<br />

y los cobros futuros, etc. La mesa permitía conversaciones<br />

fluyendo en todas las direcciones y la interacción negativa<br />

entre los ex socios ambos con fuerte personalidad comenzó<br />

a complicar todo el proceso. En ese momento, me acordé<br />

de la frase de Ury para ejemplificar el trabajo colaborativo:<br />

«hombro a hombro, frente al problema» (Fisher, Ury y Patton,<br />

2011) y decidí pararme, traer un rotafolio a la sala, pedirles a<br />

los socios y sus abogados que se sienten frente al rotafolio<br />

uno al lado del otro y que me vayan indicando lo que debía<br />

escribir en el folio y que me corrijan el dibujo del problema<br />

que yo iba haciendo. Toda la interacción cambió y yo decidí<br />

equivocarme varias veces, para que ambos me corrijan a mí,<br />

generando una interacción muy distinta que los puso a ellos<br />

cerca y juntos, para aclararme a mí.<br />

Si se trata de un grupo grande de personas y se tiene que<br />

facilitar un diálogo, o si se trata de la sala de mediación con<br />

sólo dos personas, el primer movimiento del mediador es el<br />

de acondicionar el espacio. Porque el diseño del espacio que<br />

se utilice, además, trae consigo, siempre, significados.<br />

Corría el año 2008 y estábamos en la sede del Centro<br />

Carter en Atlanta, a punto de realizar una mediación secreta<br />

entre los Cancilleres de Ecuador y de Colombia que tenían interrumpidas<br />

sus relaciones diplomáticas y que habían viajado<br />

a invitación de Jimmy Carter para esta mediación 1 . Habíamos<br />

preparado una pequeña sala, que nos daba privacidad y<br />

a la cual se accedía desde el pasillo general del edificio, con<br />

una mesa ovalada y las nueve sillas (3 de cada delegación,<br />

más Carter, Mc Coy y yo). Cuando Carter vio el lugar dijo: «De<br />

ninguna manera vamos a trabajar aquí, vamos a la sala grande<br />

adjunta a mi oficina». De esa forma, cuando llegaron los<br />

1 Se puede encontrar un reporte completo del trabajo realizado por el autor en este caso junto equipo del Centro Carter en su página web<br />

http://bit.ly/1rrxbxj<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


28 Francisco Diez revistademediacion.com<br />

Ministros, él con su gesto humilde y voz suave, los recibió primero<br />

en su muy amplio despacho, les mostró superficialmente<br />

algunos objetos como el Premio Noble de la Paz y varios<br />

reconocimientos de gran cantidad de gobiernos y personalidades<br />

y les mostró los hermosos jardines que se pueden ver<br />

desde los amplios ventanales de su escritorio. Indicando un<br />

lugar en el verde, les dijo: «Allí se llevó a cabo una de las más<br />

sangrientas y decisivas batallas de la Guerra Civil en mi país y<br />

me gusta recordarlo a veces porque, aquí y ahora, trabajamos<br />

para evitar esas desgracias!» Luego los llevó a la gran mesa<br />

de roble de la sala contigua, con lugar para unas 30 personas<br />

en sillas finamente talladas, con grandes arañas en los techos<br />

y cuadros en las paredes, y se sentó en la cabecera invitando<br />

a las delegaciones a ponerse una a cada costado. Toda<br />

la «danza» a través del espacio, el balance entre su persona<br />

sencilla y la magnificencia de lo que observaban los Ministros,<br />

fue estableciendo un «clima» en el que sin duda Carter tendría<br />

el control y los Ministros se manejarían con afabilidad y<br />

respeto por él como mediador.<br />

Las tres «C» del espacio de mediación<br />

¿Cuáles son los elementos más útiles a tener en cuenta acerca<br />

del espacio, cuando trabajamos un conflicto Por lo menos,<br />

se deben considerar tres aspectos (las tres «C»): Comodidad,<br />

Comunicación y Conexión.<br />

Comodidad<br />

Las personas no podemos trabajar bien si no nos sentimos<br />

cómodos donde estamos. Si las partes están sentadas a una<br />

mesa, las sillas deben no sólo ser cómodas sino en lo posible<br />

iguales, o estar igualitariamente distribuidas. La luz es<br />

primordial para sentirse cómodo, los lugares muy cerrados<br />

o muy oscuros no predisponen a la apertura y a la exploración.<br />

Una luz de vela siempre le da calidez al espacio y la<br />

pequeña llama tranquiliza. Los olores y las texturas influyen<br />

en nuestras sensaciones. Y mientras más cómodos estamos,<br />

mejor nos sentimos y más fácil nos resultará la interacción.<br />

Es conveniente que como mediador se prepare (o se escoja,<br />

si no se tuvo posibilidad de preparar) el propio lugar en primer<br />

término. El mediador debe sentirse cómodo, no desde<br />

el estereotipo de lo que se debe hacer o desde lo que otros<br />

hacen, sino desde las propias preferencias y la sensibilidad de<br />

éste, dándose el espacio que necesita y proveyendo el espacio<br />

que se considere que más ayudará a los participantes en<br />

su proceso. Esta atención consciente al espacio que el mediador<br />

necesita, le facilita también la atención consciente a las<br />

necesidades de las personas con las que trabaja. No hay una<br />

receta, lo que hay son razones para «ocuparse» del espacio<br />

donde se deben producir cambios al interior de cada uno y<br />

en la interacción entre los participantes.<br />

Muchas veces me tocó trabajar en espacios que no pude<br />

preparar antes o que fueron definidos por otros. Recuerdo<br />

que trabajando con Naciones Unidas 2 me llevaron como facilitador<br />

de un diálogo complejo en las islas Galápagos entre<br />

sindicalistas y representantes de pesqueros artesanales, representantes<br />

de la Comunidad Internacional de donantes y<br />

el Gobierno local, en una situación de mucha tensión entre<br />

ellos (en las protestas de ese año 2005, ¡hasta se habían incendiado<br />

edificios!) Al llegar, me encontré con un tinglado en<br />

el que habían dispuesto mesas largas en formato de «escuela»,<br />

unas delante de otras, y todos sentados mirando hacia<br />

el frente y dándole la nuca a los demás. Como otras veces,<br />

me vi en el dilema de si debía aceptar la situación o cambiarla<br />

e incomodar a los que ya estaban sentados. Yo me sentía<br />

incomodísimo trabajando así. Opté por cambiar todo, sacar<br />

mesas afuera y armar un círculo central con sillas, solamente<br />

para los representantes sindicales y del gobierno local y un<br />

semicírculo exterior con algunas mesas para sentar allí a la<br />

comunidad de donantes internacionales y a «observadores»<br />

locales. El movimiento permitió también definir roles que no<br />

estaban claros. En un momento en que las discusiones escalaron<br />

y un grupo de sindicalistas se levantó y se retiró, dos de<br />

los observadores locales ubicados en el segundo semicírculo<br />

fueron a su encuentro y los trajeron de nuevo al diálogo, diciéndoles<br />

que «desde afuera» ellos veían que lo que estaba<br />

pasando era muy útil.<br />

En el Libro Concurso de Casos Reales (Ministerio de Justicia,<br />

VI Congreso Mundial de Mediación, Salta 2010), hay<br />

infinidad de ejemplos de cómo los mediadores se adaptaron<br />

a las circunstancias concretas, utilizando el espacio y<br />

sus significados para poder avanzar en el proceso. Roberto<br />

Nieto (Nieto, 2010) decidió trasladar una mediación familiar<br />

desde la oficina donde estaba en la sede del Poder Judicial,<br />

a la vereda, porque ese movimiento cambiaba el significado<br />

de lo que sucedía entre marido y mujer y destrababa la<br />

conversación. Mónica Tiraboschi (Tiraboschi, 2010) condujo<br />

una sesión privada con una de las partes y un cura como asesor,<br />

en el bar de la esquina de la verdulería donde trabajaba<br />

esa parte. Entonces, «comodidad» aquí no se entiende como<br />

confort estandarizado, sino como ocupación y adecuación<br />

consciente del espacio al fin que se persigue como mediador,<br />

para hacerlo lo más facilitador posible.<br />

2 El autor se desempeñó en el Proyecto de Diálogo Democrático del PNUD. Se pueden consultar los informes en www.democraticdialoguenetwork.org<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


Acerca del espacio y la mediación 29<br />

Comunicación<br />

Lo que hay que hacer fácil y lo más generativa posible es la<br />

comunicación; una comunicación que es propia del espacio<br />

de mediación y que a lo largo del proceso deberá ir transformándose<br />

de competitiva en colaborativa. Suelo ejemplificar<br />

esta comunicación con líneas que vinculan a los que se comunican<br />

porque ello permite «ver» la naturaleza de los intercambios<br />

comunicacionales.<br />

1)<br />

Negociación<br />

A<br />

A<br />

A<br />

1)<br />

M<br />

M<br />

B<br />

B<br />

B<br />

A<br />

J<br />

Mediación<br />

B<br />

Juicio<br />

1) 2)<br />

3) 4)<br />

Figura 1. Dinámica de los espacios disponibles para<br />

trabajar el conflicto<br />

2)<br />

A<br />

A<br />

A<br />

M<br />

M<br />

J<br />

B<br />

B<br />

B<br />

En la negociación, la comunicación fluye entre A y B, y<br />

cuando se corta ese flujo se interrumpela negociación.Si no<br />

hay flujo de comunicación entre las partes no hay negociación.<br />

Precisamente cuando no hay negociación es cuando<br />

aparece como alternativo el espacio del Juicio.<br />

En el espacio del juicio, las partes A y B abandonan la<br />

comunicación de la negociación y lo que hacen es dirigirse<br />

al juez (en el tiempo 1). Ahora bien, como ambas partes saben<br />

que es el juez el que va a tomar una decisión que será<br />

vinculante para ambos (en el tiempo 2), la «naturaleza» de<br />

ese sistema de comunicación implica un posicionamiento<br />

competitivo necesario frente a la otra parte. Básicamente, el<br />

sistema comunicacional del juicio importa una competencia<br />

para ver quién es más eficaz en «convencer» al juez de que su<br />

parte tiene la razón y el derecho, mientras que es la otra parte<br />

la que está infringiendo la ley y debe ser obligada a rectificar<br />

su conducta y/o compensar su error. Se le llama sistema adversarial,<br />

porque las partes no pueden sino ser adversarios en<br />

la competencia por convencer al tercero, que es el juez. Por<br />

más buenos, correctos y civilizados que sean quienes se meten<br />

en un juicio con sus abogados y un juez, siempre deberán<br />

entrar en un sistema de competencia feroz para demostrar<br />

su propia razón y descalificar las razones del otro, porque hay<br />

que convencer al que finalmente decide.<br />

Cuando las partes llegan al espacio de la mediación, habitualmente<br />

es porque no han podido negociar de manera<br />

directa una salida a su situación de conflicto y entre ellas no<br />

hay una comunicación fluida.<br />

Tiempo 1: Igual que en el juicio, y como suele suceder naturalmente<br />

cuando dos niños se pelean y aparece un adulto<br />

como tercero, lo normal es que cada uno se dirija al mediador<br />

tratando de demostrar que tiene razón en sus planteos y que<br />

el otro es el que está equivocado. Cada uno intentará naturalmente<br />

acusar al otro y descalificarlo, como una manera de<br />

justificarse y preservar sus derechos e intereses.<br />

Tiempo 2: Por esa razón es que lo primero que hace un<br />

mediador es un «movimiento de devolución» que se prolonga<br />

y se enfatiza todo lo que sea necesario hasta que la «naturaleza»<br />

consensual y no competitiva del espacio donde nos<br />

estamos comunicando quede sólidamente asentada. Esta es<br />

la función básica de lo que en la práctica se le llama el «Encuadre<br />

de trabajo». Se trata ni más ni menos que de definir<br />

el espacio de la mediación, establecer su naturaleza y fijar<br />

las pautas interaccionales y de comunicación que se invita<br />

a que se respeten en este espacio. Y todo se hace buscando<br />

consenso y no impartiendo instrucciones.<br />

¿En qué consiste ese «movimiento de devolución», ¿Qué<br />

es lo que se le devuelve a las partes Tres cosas básicas: Poder,<br />

Discurso y Protagonismo (PDP)<br />

• En primer lugar, el poder de decidir. Nos lo «sacamos de<br />

encima» explícitamente porque eso es lo que deja sin<br />

razón de ser la competencia natural entre las partes por<br />

convencer al tercero. Si no tengo poder de decisión, no<br />

sirve para nada convencerme. Por supuesto que esto no<br />

ocurrirá de manera automática solamente porque digamos<br />

en voz clara y con tono convincente que, como mediadores,<br />

nosotros no decidimos sobre el contenido de<br />

la disputa; porque lo cierto es que las partes acuden a<br />

un mediador buscando un aliado que obligue al otro a<br />

hacer lo que ellos necesitan, no un tercero sin poder. Uno<br />

de los mayores desafíos que tenemos en este proceso de<br />

crear el espacio de la mediación es el de ser consistente-<br />

3 Suelo contar que luego de un par de años de trabajar como mediador decidí abandonar ese primer parafraseo porque me parecía que resultaba<br />

muy pesado y aburrido para las partes, que casi siempre lo que querían era entrar a trabajar el conflicto y encontrar rápido una solución. Observé<br />

que los casos se comenzaban a complicar y que las escaladas de pelea y confrontación entre ellas en la mesa de mediación se multiplicaban. La<br />

ausencia de ese primer parafraseo hacía más fácil que se replique en la mesa, la dinámica que las partes traían de fuera del espacio de la mediación.<br />

Volví rápidamente a usar el primer parafraseo por turnos.<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


30 Francisco Diez revistademediacion.com<br />

Tabla 1. Tiempos de la Comunicación en mediación y tareas del mediador.<br />

Tiempo Tarea del mediador Comunicación<br />

1 Preparar el Espacio de Mediación de forma estratégica<br />

para facilitar la comunicación.<br />

2 Encuadre del mediador a través de la devolución del<br />

poder, del protagonismo y del discurso (parafraseo<br />

inicial).<br />

Las partes se dirigen al mediador para acusar al otro,<br />

desde la pretensión de que éste les dé la razón.<br />

Las partes comienzan a comunicarse entre ellas.<br />

3 Conversaciones Exploratorias Sistema de interacciones nuevo. El canal de<br />

comunicación se abre progresivamente. Se generan<br />

nuevos significados en la evolución del conflicto al<br />

acuerdo.<br />

4 Conversaciones Generativas Comunicación sólida y fluida entre las partes hacia<br />

–y construyendo– el acuerdo, con intervenciones más<br />

puntuales del mediador.<br />

mente coherentes con ese movimiento de devolución del<br />

poder de decisión. Volveremos en varias oportunidades<br />

sobre esta idea, baste aquí dejar asentado que desde el<br />

primer momento en que nos conectamos con las partes,<br />

comenzamos a ponerle consciencia al movimiento de devolución<br />

del poder de decisión, cuidando que todos los<br />

mensajes que las partes reciben de nosotros sean desconfirmación<br />

de su supuesto básico, que es que deben<br />

convencernos.<br />

• En segundo lugar, su propio discurso. Y por eso es también<br />

fundamental utilizar la técnica del parafraseo (Caram,<br />

Eilbaum y Risolía, 2006) para la primera presentación<br />

de cada una de las partes. Devolver el discurso sienta<br />

una de las reglas fundamentales que conforman el espacio<br />

de la mediación, un lugar donde se privilegia la escucha<br />

y donde se le da a las palabras un peso sustancial reafirmando<br />

el poder generativo del lenguaje, destacando<br />

su capacidad creadora. A mi modo de ver es conveniente<br />

devolver el primer relato de cada una de las partes inmediatamente<br />

después de escucharlo, de manera de poner<br />

un «tiempo» que incluye la devolución del mediador, entre<br />

la versión del que habla primero y la del que habla<br />

segundo. De esta forma se le da aún mayor relevancia al<br />

movimiento de devolución. 3<br />

• En tercer lugar, el protagonismo. Devolverle a las partes<br />

el poder y el discurso, así como usar la escucha y las preguntas<br />

como las técnicas privilegiadas para comunicarnos,<br />

son todos movimientos coherentes con la idea de<br />

que en este espacio los protagonistas son ellos. La misma<br />

palabra protagonista indica a «aquél que en un suceso<br />

desempeña la parte principal» (Diccionario de la Lengua<br />

Española, 2001). Y la razón para que así sea, el motivo por<br />

el cual las partes deben asumir el rol protagónico en la<br />

mediación, es porque solamente ellos pueden diseñar el<br />

camino que habrá que recorrer para transformar el conflicto.<br />

Nosotros los asistiremos en el diseño y quizás hasta<br />

los acompañaremos en algunos tramos, a veces solamente<br />

conversando, a veces caminando un trecho con ellos.<br />

Es indispensable consolidar bien este momento de «devolución»<br />

(en el tiempo 2) antes de pensar en cualquier otro<br />

tipo de intervención, no sólo porque diferencia a la mediación<br />

del juicio, sino porque el propósito sistémico es lograr que<br />

se comience a dibujar una línea punteada suave de comunicación<br />

entre las partes. Es obvio y natural, porque si ellos<br />

son los protagonistas que deciden y comienzan a escuchar<br />

de boca del tercero el discurso de la contraparte, no resultará<br />

fácil ignorarla completamente.<br />

Tiempo 3: El «movimiento de devolución» pone a funcionar<br />

el espacio con un sistema de interacciones nuevo, signado<br />

en esta etapa por un conjunto de conversaciones exploratorias<br />

primero, en el cual naturalmente comienza a abrirse un<br />

canal entre las partes, suave al inicio y que el mediador intentará<br />

que se vaya reforzando y haciendo más sólido con sus<br />

intervenciones a lo largo del proceso; de manera que se comiencen<br />

a generar nuevos significados y nuevas maneras de<br />

entender la posible evolución del conflicto hacia un acuerdo.<br />

Las conversaciones exploratorias son aquellas que amplían<br />

y enriquecen la historia del conflicto que cada parte ha<br />

construido y que repite cada vez que habla del tema. Precisamente<br />

porque lo que necesitamos es que «aparezcan» en<br />

la conversación nuevos elementos que permitan generar el<br />

cambio, esas conversaciones se disparan primero con preguntas<br />

abiertas, que obligan a la parte a expandir su relato y<br />

a incorporar información que comienza a complejizar la historia<br />

que trajo y que le permite mantener el conflicto. Luego,<br />

seguiremos con preguntas circulares que, al esforazarse en<br />

responder, le permitirán a la persona «mirar» vinculaciones y<br />

relaciones entre elementos de su relato que no había quizás<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


Acerca del espacio y la mediación 31<br />

considerado. Conducir este tipo de conversaciones requiere<br />

que el mediador incorpore un supuesto habilitante y una actitud<br />

que a mi modo de ver son esenciales para el desempeño<br />

del rol: el supuesto, es que todas las personas que vienen a la<br />

mediación tienen una enorme riqueza interior que es única y<br />

que habitualmente queda sepultada por la historia del conflicto,<br />

y la actitud que se requiere, es la de una aguda curiosidad,<br />

entendida como la consciencia de no saber y el sincero<br />

deseo de conocer y comprender el complejo universo de esa<br />

persona.<br />

Tiempo 4: No es sino hasta que la comunicación entre todos<br />

los componentes del «sistema mediación» fluye con solidez<br />

que conviene entrar en la etapa de conversaciones generativas.<br />

Cuando las partes entran en la dinámica de construir<br />

un acuerdo, la línea de comunicación entre ellas estará lo suficientemente<br />

sólida como para que el mediador intervenga de<br />

manera más suave y puntual, porque en esta etapa las partes<br />

están ya negociando los términos del acuerdo.<br />

Las conversaciones generativas implican un paso más<br />

allá de las conversaciones exploratorias. Son conversaciones<br />

que se disparan no solamente con la intención de conocer<br />

y comprender sino que el mediador busca desestabilizar la<br />

historia original y que se produzca un cambio positivo entre<br />

las partes y respecto del conflicto. Incluye la utilización de<br />

técnicas afirmativas que reestructuren la historia de una manera<br />

tal que haya espacio para una solución de consenso al<br />

conflicto. Las conversaciones generativas son aquellas en las<br />

que las partes delinean cómo será su futuro y –en esa misma<br />

conversación– comienzan a construirlo, lo generan. También<br />

requieren al menos dos supuestos y una actitud por parte del<br />

mediador: el primer supuesto es que todas las personas son<br />

capaces de dirigir su destino en la dirección que lo decidan<br />

y el segundo supuesto es que ese futuro siempre será mejor<br />

apoyado en soluciones de consenso que en los resultados de<br />

una confrontación. La actitud que se requiere es la de una<br />

profunda confianza en que el cambio constructivo en las relaciones<br />

entre las personas es siempre posible.<br />

Si observamos el tránsito del tiempo 1 al tiempo 4 en el<br />

espacio de la mediación, podemos ver muy esquemáticamente<br />

que el propósito de toda la tarea es facilitar una negociación,<br />

el proceso estructurado en cuatro pasos, permite<br />

pasar de una situación en la que no hay comunicación entre<br />

las partes, a una situación en la que ellos pueden negociar<br />

un acuerdo.<br />

Conexión<br />

Soy un convencido de que la calidad del trabajo que hace<br />

un mediador es directamente proporcional a la calidad de la<br />

conexión que logra establecer con las personas con las que<br />

debe trabajar. A mayor y mejor conexión, más calidad. Y también<br />

a menor conexión, peor calidad en el trabajo. ¿Qué es<br />

la conexión Por encima de todo, la conexión es conexión<br />

«personal». Quiere decir que nos conectamos con el otro de<br />

persona a persona. Por supuesto tenemos nuestro rol de mediador<br />

y ellos el rol de partes, pero es indispensable trascender<br />

ese posicionamiento durante el proceso para poder establecer<br />

una conexión personal, esto es, un contacto humano<br />

de persona a persona. Y creo que para que haya conexión<br />

personal entre el mediador y las partes con las que se trabaja,<br />

es necesario, de nuevo, que se genere en el propio mediador<br />

un espacio interior para que esa conexión con el otro sea<br />

posible. Esto es parte primordial del trabajo como mediador<br />

y generalmente no aparece en los manuales como algo que<br />

hay que aprender.<br />

Recuerdo siempre el gran aprendizaje que tuve con el<br />

biólogo chileno Humberto Maturana a quien invité para que<br />

nos diera un taller a los mediadores argentinos en Mendoza<br />

allá por el año 1998. El aceptó la invitación pero me pidió<br />

alguna literatura que le sirviera para entender qué hacemos<br />

los mediadores y yo le di el «Obtenga el Sí. El arte de negociar<br />

sin ceder». (Fisher, Ury y Patton, 2011), entre otros<br />

libros. Ya en el taller él dijo: «Hay un concepto muy interesante<br />

en este libro que es eso de ‘ponerse en los zapatos del<br />

otro’». Todos los presentes asentimos porque es una frase<br />

de cabecera para el ejercicio de nuestro rol que hemos escuchado<br />

y repetido muchas veces. Pero Maturana agregó:<br />

«Lo interesante de esa frase es que para poder ponerse los<br />

zapatos de otro, primero tienes que ser capaz de sacarte los<br />

propios. ¡Y eso es lo difícil!» Para mí fue como una revelación,<br />

y ¡es tan obvio!<br />

¿Cómo generar conexión personal Lo primero es, según<br />

Maturana, descalzarse. O sea, hacerse consciente de los supuestos<br />

con los que estás operando y limpiarte de prejuicios<br />

respecto al otro. Y en mi experiencia hay, por lo menos, tres<br />

palabras guía que pueden ayudar en la tarea de aprender a<br />

generar conexión: respeto, compasión y sinceridad.<br />

1. Respeto. Viene del verbo latino «spectare» que significa<br />

«mirar» y el prefijo «re» que implica duplicar la acción.<br />

Cuando te manejas con respeto lo que haces es mirar<br />

y volver a mirar al otro, para poder verlo como un otro<br />

distinto de ti y con un ser propio, original y único. Como<br />

somos todos los seres humanos.<br />

2. Compasión. Que viene del griego «pathos» que suele traducirse<br />

como «sufrir», aunque prefiero su significado más<br />

amplio que se refiere a «todo lo que se siente o experimenta,<br />

estado del alma», y el prefijo «com» que implica<br />

«junto a». Cuando te instalas en la compasión no es que<br />

sientes lástima, sino que compartes junto al otro lo que él<br />

siente o experimenta, un estado del alma.<br />

3. Sinceridad. El origen de la palabra «sincero» es interesante,<br />

porque viene de la época romana en la que se hacían<br />

esculturas en mármol y era habitual que los escultores<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


32 Francisco Diez revistademediacion.com<br />

usaran una «cera» para disimular las imperfecciones y rajaduras<br />

de la piedra. Muchas veces se pedía la obra «sincerum»<br />

de manera que pudiera apreciarse la obra en la<br />

piedra tal cual era, sin ningún arreglo ni agregado de cera<br />

para hacerla parecer perfecta.<br />

Estas palabras y sus significados ayudan a ponerse en la<br />

disposición interior necesaria para establecer una verdadera<br />

conexión. Debe haber al menos dos personas a conectar, entonces<br />

sirve mirar al otro y volver a mirarlo para tomar consciencia<br />

de él y de uno mismo como los términos que se van<br />

a conectar. A eso se le agrega la intención de comprender su<br />

sufrimiento y compartir su estado del alma. Y con una disposición<br />

a hacerlo todo con sinceridad, desde la persona que<br />

uno realmente es, sin pretender disimular las propias grietas<br />

e imperfecciones que es natural que cada uno cargue, y que<br />

nos humanizan a todos.<br />

Nada tiene mayor potencial para el cambio en las relaciones<br />

humanas que la verdadera conexión personal. Cuando<br />

las personas comparten ese estado de conexión es cuando<br />

son posibles las conversaciones exploratorias y las generativas<br />

que amplían los espacios de posibilidad,permiten que<br />

aparezcan opciones de solución y se comienza a generar un<br />

futuro diferente.<br />

Recuerdo la primera vez que junté a Hugo Chávez con<br />

William Uryen el año 2003. Queríamos iniciar un proceso de<br />

diálogo entre los dueños de los medios privados y el gobierno<br />

y necesitábamos la autorización de Chávez (ya habíamos<br />

obtenido la de los dueños de medios). En la reunión, como<br />

Ury no habla español, Chávez trajo a su intérprete. Claro, el<br />

Presidente hablaba y hablaba mirándolo a Ury y la intérprete<br />

anotaba frenéticamente todo hasta que podía traducir y entonces<br />

Ury debía escucharla y mirarla a ella. La comunicación<br />

fluía con dificultad porque Chávez no podía decir solamente<br />

una frase y darle lugar a la traducción inmediata, sino que<br />

hablaba un tiempo prolongado hasta que se daba cuenta que<br />

debían traducir y entonces se echaba hacia atrás esperando<br />

que la traductora terminara. Luego de un par de veces que<br />

esto sucediera, para mi sorpresa, Ury le hizo señas a la intérprete<br />

para que no le tradujera más y dijo en su muy precario<br />

español «está bem, yo comprende» y se enfocó en Chávez<br />

quien, ahora sí, se dedicó a hablar sin interrupciones mientras<br />

Ury lo miraba fijamente a los ojos, con toda intensidad. ¡Yo<br />

no podía creer lo que estaba pasando! Sabía perfectamente<br />

que Ury no entendía ni el 10% de lo que Chávez le decía, pero<br />

él seguía mirándolo intensamente y tuve la certeza de que<br />

estaban profundamente conectados. El efecto en Chávez fue<br />

muy significativo, se abrió a Ury como yo no lo había visto en<br />

otras circunstancias, nos mostró sus pinturas dedicadas a su<br />

hija, nos regaló un libro en inglés sobre Bolívar y la reunión<br />

fue tremendamente positiva para nuestros propósitos que<br />

me tocó a mí explicar, ya que la intérprete había desaparecido…<br />

Ury solo sonrió y dijo muy pocas palabras que yo traduje,<br />

pero sin duda había establecido una gran conexión personal<br />

y eso hizo toda la diferencia!<br />

Conclusiones<br />

Entonces, cualquiera sea el contexto en el que sedeba trabajar,<br />

lo primero es prestarle atención al espacio y utilizarlo<br />

como una herramienta que optimice las tres «C» del trabajo<br />

como mediador: Comodidad, Comunicación, Conexión. Si se<br />

pone atención a esos tres aspectos del proceso se podrá preparar<br />

el mejor lugar para el mediador y para las personas con<br />

las que se va a trabajar. El mismo principio se aplica si se trabaja<br />

con dos personas en un escritorio o con una multitud de<br />

personas en un proceso de diálogo. En los procesos con muchas<br />

personas sin duda es más complejo lograr «comodidad»<br />

para todos, pero siempre podemos preguntarnos: ¿cómo<br />

hacer para que estemos todos un poco más cómodos, ¿qué<br />

puedo hacer yo para mejorar este espacio Es indispensable<br />

preveer cómo va a fluir la comunicación entre todos, ¿qué<br />

reglas y procedimientos hace falta establecer para que fluya<br />

la conversación en un grupo grande –y cómo lo haremos- Y<br />

finalmente ¿cómo generar verdadera conexión cuando hay<br />

muchas personas en un mismo espacio Los principios son<br />

los mismos. Cuando se conduce un diálogo entre muchos lo<br />

que se necesita para generar conexión es que se desplieguen<br />

conversaciones con respeto, compasión y sinceridad. Si esto<br />

es lo que uno se propone lograr, ¡entonces aparece una manera<br />

de hacerlo!<br />

Tenía la tarea de facilitar un diálogo entre representantes<br />

de 6 países (EE.UU. y los 5 países andinos –Bolivia, Perú,<br />

Ecuador, Colombia y Venezuela– en el año 2010 en el Centro<br />

Carter en Atlanta,y para que las conversaciones fueran significativas<br />

me pregunté cómo hacer para conectar a las personas<br />

entre sí, no desde su «representatividad», sino como<br />

seres humanos y además generar un espacio cargado de<br />

energía positiva. Entonces ideé un ejercicio de presentación<br />

para abrir el proceso que luego he usado consistentemente<br />

en muchos otros casos para generar un espacio común de<br />

conexión personal y carga positiva. Se trata de que cada uno<br />

piense en una persona que admira, y escriba el nombre de<br />

esa persona en un papelito de un color, y luego piense en<br />

una persona a la que ama o quiere, y escriba también ese<br />

nombre en otro papelito de otro color. Luego, cada uno de<br />

los asistentes se presenta diciendo quién es y lo que hace<br />

y explicando por qué eligió los nombres que puso en cada<br />

papelito y quiénes son. Cuando la gente comparte, en un mismo<br />

espacio, sus sentimientos positivos de amor y admiración<br />

hacia otros, de manera natural son sinceros, y lo que dicen<br />

suele generar respeto y compasión. Explicar porqué amas a<br />

tu esposa, tus padres o tus hijos o porqué admiras a un amigo,<br />

un pariente, tu jefe o un líder mundial, uno tras otro, va es-<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


Acerca del espacio y la mediación 33<br />

tableciendo un espacio lleno de posibilidades, comprensión y<br />

emociones llenas de carga positiva. Funcionó muy bien y el<br />

diálogo posterior se hizo desde un umbral en el que (porque<br />

nos acordábamos de las historias de cada uno) todos nos reconocíamos<br />

desde un costado muy humano y personal, más<br />

allá de los rótulos y máscaras que habitualmente cargamos.<br />

En conclusión, lo importante es tener en cuenta que todos<br />

nosotros nos movemos en el espacio pensando, sintiendo,<br />

diciendo y actuando en consonancia con ese espacio en<br />

el que estamos. Dentro de sus límites y en concordancia con<br />

las posibilidades que nos abre. La ventaja de tomar consciencia<br />

de ello como mediadores, es que podemos elegir, diseñar<br />

y modificar el espacio en el que trabajaremos para que estas<br />

cuatro actividades básicas de las partes (su pensar, su sentir,<br />

su decir y su hacer) se vean influenciadas por el espíritu y<br />

el propósito de la mediación: generar cambios constructivos.<br />

EXTENDED SUMMARY:<br />

About Space and Mediation<br />

Francisco Díez<br />

Kroc Institute for International Peace Studies – Notre Dame<br />

University (South Bend, IN, USA) – University of Buenos<br />

Aires (UBA), Argentina.<br />

Received: 18/11/20<strong>14</strong><br />

Accepted: 07/12/20<strong>14</strong><br />

Abstract: The mediation space, which is where a conflict<br />

is dealt with, should be the first thing the mediator<br />

needs to attend to. He has to consider three aspects,<br />

the three C: The first C, as in Comfort, is analyzed according<br />

to 4 different moments that go from the initial<br />

framework –through the «returning moment» based on<br />

the delegation of power, discourse and prominence– to<br />

exploratory and generative conversations, before reaching<br />

the settlement phase. Also, he has to prepare an<br />

adequate psychological space; this requires a positive<br />

personal connection to the parties and between them.<br />

These three aspects will be shown through international<br />

mediation cases in which the author participated.<br />

Keywords: Mediation space, framework, comfort, communication,<br />

connection, international mediation.<br />

The space where we are going to work out a conflict situation<br />

is the first thing a mediator needs to attend to. The most obvious<br />

and basic thing concerning the space is that it invites<br />

us to set boundaries, and by doing this, we create differences<br />

about the space where conflicts will be dealt with in the following<br />

order: first, identifying the influence on the mediator<br />

him/herself; and second, envisaging the influence it might<br />

have on the others.<br />

Establishing the places occupied by the persons in a space<br />

usually defines their roles. In the event of having a head or<br />

a central place, this location calls attention and defines this<br />

role and the other roles related to it. If the space is circular, all<br />

positions are equaled even if the energy should start to flow<br />

from one specific point. Distributing seats «on sides» places<br />

participants face to face, or one next to the other. Thus, physical<br />

location will have an impact on the positioning participants<br />

will adopt during the interaction, as it is the case of all<br />

the spaces in day to day conversations. When we facilitate<br />

Breve reseña del autor: Coauthor with Gachi Tapia of the classic «Tools to Work in Mediation». He was the Secretary and Head of the Argentine<br />

Foreign Affairs Cabinet and then one of the first ten mediators in the country. Since 2000 he Works as an expert mediator in Latin America with<br />

the Carter Center, the UN and currently with the WPDI and the Kroc Institute of International Peace Studies. Mail about this article should be sent<br />

to the author to the following e-mail address: fdiez.mediador@gmail.com<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


34 Francisco Diez revistademediacion.com<br />

dialogue or when we conduct a mediation process, space<br />

should facilitate for us what we attempt to achieve. And we<br />

need to prepare the space, or modify it along the procedure,<br />

as a specific type of intervention.<br />

In the event of a big group and if a dialogue must occur,<br />

or if there is a mediation room with only two people, the<br />

first movement of a mediator should be to arrange the space<br />

because the layout of the space to be used entails always a<br />

meaning.<br />

What are the most useful elements to take into account<br />

about space when working on a conflict At least three aspects<br />

should be considered (the three «C»): Comfort, Communication<br />

and Connection.<br />

1)<br />

Negotiation<br />

Trial<br />

A B<br />

A B A<br />

Mediation<br />

A<br />

1)<br />

M<br />

B<br />

M<br />

A B<br />

1) 2)<br />

3) 4)<br />

J<br />

2)<br />

M<br />

A<br />

M<br />

A<br />

J<br />

B<br />

B<br />

B<br />

Comfort<br />

People cannot work well if they don’t feel comfortable where<br />

they are. If the parties are sitting at a table, chairs should not<br />

only be comfortable but also equal if possible or be equally<br />

distributed. Light is vital to feel comfortable, very dark closed<br />

places do not predispose you to openness and exploration.<br />

Smells and textures impact our sensations. And more<br />

comfortable we feel, easier the interaction will be for us. It<br />

is appropriate for mediators to arrange the space in the first<br />

place. The mediator should feel comfortable, giving him/herself<br />

the necessary space and giving the participants in the<br />

process the space he/she considers to be more helpful for<br />

them. This conscious attention to space by mediators will<br />

also facilitate a conscious attention given to the needs of the<br />

people they are working with.<br />

«Comfort» in this regard is not understood as a standardized<br />

one but as a conscious occupation and adaptation of<br />

the space in order to reach the goal the mediator is seeking,<br />

to make it as facilitator as possible.<br />

Communication<br />

Communication should be as easy and generative as possible;<br />

a kind of communication proper to the mediation space<br />

that transforms along the process from a competitive one to<br />

a collaborative one. I usually give the example of this kind of<br />

communication using the lines that link those who communicate<br />

because this allows us to «see» the nature of communication<br />

exchanges.<br />

In a negotiation, communication flows between A and B,<br />

and when the flow is cut off negotiation is interrupted. Precisely<br />

when there is no communication flow between the parties,<br />

the alternative space for a trial emerges.<br />

In the trial space, parties A and B stop negotiation communication<br />

and they address the judge (Time 1). Now, as both<br />

parties know that the judge is going to make a decision that<br />

is abiding for both parties (Time 2), the «nature» of this communication<br />

system means a competitive positioning that is<br />

Figure 1.Dynamics of the spaces available to work in a<br />

conflict.<br />

necessary to the other party. Basically, in a trial communicational<br />

system competition is important to see who is efficient<br />

in «convincing» the judge that he is correct and has the right,<br />

and that it is the other party who is breaking the law and<br />

must be compelled to correct his behavior and/or compensate<br />

for his error. It is called adversarial system because the<br />

parties cannot be but adversaries in a competition to convince<br />

a third one, who is the judge.<br />

When the parties get to the mediation space it is because<br />

they have not usually managed to negotiate a way out of the<br />

conflict in a more direct way, and communication does not<br />

flow between them.<br />

Time 1: Like in a trial, each party normally addresses the<br />

mediator trying to show that they are right in their stances<br />

and that the other party is wrong. Each one will naturally attempt<br />

to accuse the other party and discredit it, as a way<br />

of justifying him/herself and preserving his/her rights and<br />

interests.<br />

Time 2: For this reason the first thing a mediator should<br />

do is a «returning movement» that is extended and emphasized<br />

as much as necessary until the consensual noncompetitive<br />

«nature» of the space we are communicating in is strongly<br />

established. This is the basic function of what our practice<br />

calls «framework». It is nothing less than defining the mediation<br />

space, establishing its nature and setting interaction and<br />

communication patterns that are called to be respected in<br />

this space. All this is done by reaching consensus and not giving<br />

instructions.<br />

What does this «returning movement» consists of What<br />

is returned to the parties Three basic things: Power, Discourse<br />

and Prominence (PDP)<br />

1. The power to decide. We explicitly «get rid of it» because<br />

it is what takes away the raison d’être of the natural competition<br />

between the parties to convince the third one.<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


Acerca del espacio y la mediación 35<br />

Obviously this will not occur automatically only because<br />

we might say with a clear voice and in a convincing tone<br />

that as mediators we do not make decisions about the<br />

content of a dispute; because truth is the parties come to<br />

a mediator seeking an ally for him to oblige the other one<br />

to do what they need, and not a powerless third one. One<br />

of the main challenges we have in this process of creating<br />

a mediation space is to be consistently coherent with the<br />

returning movement of the decision power.<br />

2. Their own discourse. For this reason it is also vital to use<br />

the paraphrasing technique for the introduction of each<br />

party. It is appropriate to return the first recount of each<br />

party immediately after having listened to it, leaving<br />

time–including the return of the mediator–between the<br />

version of the first person to talk and the version of the<br />

second one. This is a way to give the returning movement<br />

more relevance.<br />

3. Prominence. Returning power and the discourse to the<br />

parties, as well as using listening and questions as preferred<br />

communication techniques are movements that are<br />

consistent with the idea that in this space the parties have<br />

prominence. The reason why the parties must take on a<br />

leading role in mediation is because only they can design<br />

the way ahead of them in order to transform the conflict.<br />

It is necessary to well consolidate this «returning» moment<br />

before thinking in any other kind of intervention, not<br />

only because this is what differentiates mediation from a trial,<br />

but also because the systemic purpose is to manage to start<br />

drawing a soft dotted communication line between the parties.<br />

Time 3: The «returning movement» causes this space to<br />

work with a new interaction system, marked by a set of exploratory<br />

conversations, in which a channel begins to naturally<br />

unfold between the parties, soft at the beginning and that<br />

the mediator will try to reinforce and make more solid thanks<br />

to his/her intervention along the process; new meanings and<br />

new ways of understanding the possible evolution of the conflict<br />

towards a settlement start to emerge.<br />

Time 4: Only when communication between all solidly<br />

flows can we start the generative conversations phase. When<br />

the parties agree to build up an agreement, their communication<br />

will be solid enough for the mediator to intervene in a<br />

softer and more specific way.<br />

The four step structured process allows to move from a<br />

situation where there is no communication between the parties<br />

to a situation in which they can negotiate a settlement.<br />

Connection<br />

How to generate personal connection The first thing to do<br />

is to take off your shoes; i.e. becoming aware of the assumptions<br />

you are operating with and clean yourself from prejudices<br />

about the other. There are three guiding words that might<br />

help to be in the necessary inner position to establish a true<br />

connection:<br />

1. Respect. It is to look and look the other one again, in order<br />

to see him/her as someone different from you, someone<br />

with his/her own original and unique being.<br />

2. Compassion. It is not feeling pity but sharing with the<br />

other one what he/she feels or experiences.<br />

3. Honesty.<br />

Nothing has more potential for change in human relations<br />

than a true personal connection. When people share this kind<br />

of connection, exploratory and generative conversations are<br />

possible as they give more spaces for this possibility, and<br />

allow solution options to emerge and generate a different<br />

future.<br />

In conclusion, no matter what context mediators have to<br />

work in, the first thing is to pay attention to the space and use<br />

it as a tool that leverages the three «C» of a mediator’s job:<br />

Comfort, Communication and Connection. The important<br />

thing is to take into account that we all move in the space<br />

thinking, feeling, talking and acting in consistency with the<br />

space we are in. Within its boundaries and according to the<br />

possibilities it opens up to us. The advantage of being aware<br />

of it as mediators is that we can choose, design and modify<br />

the space we will be working in so that these four basic activities<br />

of the parties, thinking, feeling, saying and doing, are<br />

influenced by the spirit and the purpose of mediation: generating<br />

constructive changes.<br />

REFERENCIAS<br />

––<br />

Caram, M. E., Eilbaum, D. T. y Risolía, M. (2006). Mediación, diseño<br />

de una práctica. Buenos Aires: Librería Histórica.<br />

––<br />

Diccionario de la Lengua Española (22ª Ed.) (2001). Madrid:<br />

Real Academia Española (Consultas en www.rae.es).<br />

––<br />

Fisher, R., Ury, W. y Patton, B. (2011). Obtenga el sí. El arte de<br />

negociar sin ceder. Barcelona: Gestión 2000. (versión traducida<br />

de la original Fisher, R., Ury, W. & Patton, B. (2011). Getting<br />

to yes. Negotiating agreement without giving in. (revised ediction).<br />

New York, NY: Penguin Books).<br />

––<br />

Ministerio de Justicia, VI Congreso Mundial de Mediación, Salta<br />

2010. Libro Concurso de Casos Reales. Salta, Argentina: Ed.<br />

Mundo Gráfico SRL. Ver referencia en: http://bit.ly/13BmFrV<br />

––<br />

Nieto, R. (2010). Huellas de Huellas. En Ministerio de Justicia, VI<br />

Congreso Mundial de Mediación, Salta 2010. Libro Concurso de<br />

Casos Reales, pág.199 y ss.<br />

––<br />

Tiraboschi, M. (2010). Varias cuestiones de principios. En Ministerio<br />

de Justicia, VI Congreso Mundial de Mediación, Salta<br />

2010. Libro Concurso de Casos Reales, pág.349 y ss.<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


36 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2, pp. 36-46 revistademediacion.com<br />

Mediación dirigida por los individuos. Otro<br />

avance hacia la mediación no directiva<br />

Party-Directed Mediation. Another Step Towards Non-<br />

Directive Mediation<br />

Gregorio Billikopf Encina<br />

Universidad de California – Universidad de Chile<br />

Manuscrito recibido: 07/11/20<strong>14</strong><br />

Manuscrito aceptado: 18/11/20<strong>14</strong><br />

Resumen: Se revisan las contribuciones de dos modelos, la Mediación Dirigida por los Individuos<br />

(MDI) y la Evaluación de Desempeño Negociada (EDN) para lidiar con conflictos entre pares y la mediación<br />

jerárquica, respectivamente. Se utilizan herramientas algo controversiales tal como la reunión<br />

preliminar (pre-caucusing) y una sesión conjunta en la que el tercero se sienta alejado de las partes<br />

—a cuatro metros de distancia— y así reduce su interferencia. Se intenta ayudarles a las partes a que<br />

tomen más responsabilidad para resolver sus conflictos y se les otorgan las herramientas para hacerlo,<br />

después de escucharles empáticamente en las reuniones preliminares. Ambos modelos se prestan<br />

especialmente a conflictos arraigados de índole relacional. Originalmente se usaron como modelos<br />

de mediación organizacional.<br />

Abstract: The contribution of two models is presented in this article, Party-Directed Mediation (PDM)<br />

and Negotiated Performance Appraisal (NPA) to deal with peer mediation and hierarchical mediation,<br />

respectively. Somewhat controversial tools are used such as pre-caucus and joint session in which the<br />

neutral sits apart from the parties—at a distance of four meters—thus reducing interference. An effort<br />

is made to help the parties to take more responsibility to resolve their own conflicts and offer them<br />

tools to do so, after listening to them empathically during the pre-caucus. Both models are especially<br />

useful for dealing with deep seated interpersonal conflict. Originally, they were used as organizational<br />

mediation models.<br />

Palabras clave: mediación organizacional, mediación interpersonal, mediación no directiva, reunión<br />

preliminar, escucha empática.<br />

Keywords: Organizational Mediation, Interpersonal Mediation, Non-Directive Mediation, Pre-caucusing,<br />

Empathic Listening.<br />

El autor es Máster en psicología organizacional. Académico full title de la Universidad de California y profesor visitante de la Universidad de Chile, su<br />

investigación y desempeño docente se han enfocado en la mediación empresarial y en la productividad laboral. También es un mediador activo y<br />

ha presentado sus modelos en los congresos de la International Association for Conflict Management (IACM) en Sevilla, España y en Kioto, Japón.<br />

La correspondencia sobre este artículo debe enviarse al autor al E-mail: gebillikopf@ucdavis.edu<br />

ISSN: 2340-9754


Mediación dirigida por los individuos. Otro avance hacia la mediación no directiva 37<br />

Casi veinticinco años atrás tuve la oportunidad de mediar<br />

por primera vez. Como muchos mediadores de esa época,<br />

no había obtenido capacitación formal. Era un joven profesional,<br />

académico de la Universidad de California. Pienso que<br />

mi falta de conocimiento de cómo se hacían las cosas me llevó<br />

a descubrir una metodología bastante controversial pero<br />

muy útil para conflictos arraigados de índole relacional (comunicación,<br />

inteligencia emocional, negociación), más que,<br />

por ejemplo, sobre objetos, posesiones, asuntos pecuniarios,<br />

territorios y fronteras u otros asuntos materiales.<br />

He desarrollado dos modelos para lidiar con los conflictos<br />

relacionales: La Mediación Dirigida por los Individuos (MDI) y la<br />

Evaluación de Desempeño Negociada (EDN). Las dos técnicas<br />

controversiales dela MDI son (1) las reuniones preliminares(precaucusing<br />

o pre-mediaton) dentro de la categoría de reuniones<br />

individuales y (2) la distancia a la que el mediador se sienta<br />

de los involucrados durante la sesión conjunta.<br />

La metodología MDI, en un principio, se utilizó principalmente<br />

para resolver conflictos arraigados de índole relacional<br />

entre pares en la agroindustria; tal como entre dos hermanos<br />

dueños de un viñedo, dos ordeñadores en una lechería,<br />

dos gerentes, o dos mecánicos agrícolas. De esta metodología<br />

nació un segundo modelo desarrollado en Uganda, la<br />

Evaluación de Desempeño Negociada (EDN). En un principio<br />

fue utilizado principalmente en Chile y en California, para la<br />

mejora de la comunicación entre supervisores y subalternos<br />

y para la resolución de conflictos jerárquicos. El interés sobre<br />

estos modelos se ha ampliado a múltiples situaciones fuera<br />

del agro y a través del mundo.<br />

El factor relacional afecta una gran parte de nuestros<br />

conflictos. Cuando juegan un papel mínimo, habrá otras metodologías<br />

más convenientes. Pero aun en estos casos, veremos<br />

algunas contribuciones importantes que podría aportar<br />

la metodología MDI.<br />

Vale agregar, además, que estos dos modelos intentan<br />

incorporar lo mejor de las herramientas de mediación, según<br />

lo exija el contexto y las habilidades del mediador. Ya sean<br />

aportadas por los modelos de Harvard, transformador, narrativo,<br />

circular narrativou otros modelos emergentes. Lo que<br />

distingue a los modelos MDI y EDN, como veremos, no es el<br />

uso de estas varias herramientas, sino que más bien la mecánica<br />

del proceso.<br />

Muchos conflictos tienen elementos que involucran competencias<br />

relacionales a pesar de que los conflictos supuestamente<br />

tratan con asuntos materiales. Frenkel y Stark (2012),<br />

por ejemplo, presentan su destacado libro como uno que no<br />

está enfocado en los asuntos relacionales. A pesar de eso,<br />

dan múltiples ejemplos de cómo la falta de competencias relacionales<br />

afectan el éxito de las mediaciones. No ocurre así<br />

enel trabajo de Freund (2012), otro apreciable mediador, a<br />

quien volveremos a citar como una excepción notoria.<br />

La Reunión Preliminar a Examen. Advertencia<br />

en contra de las reuniones preliminares y<br />

reuniones individuales<br />

En la literatura histórica (Billikopf, 2002b), vemos una preocupación<br />

por el daño que pueden hacer las reuniones preliminares<br />

(pre-caucusing o premediation) y reuniones individuales<br />

(caucusing). El recelo en contra de estas reuniones<br />

incluyen, en esta lista parcial, la posibilidad de (1) colusión o<br />

complicidad con el mediador —o por lo menos que el mediador<br />

llegue a favorecer a una de las partes (Blades, 1984;<br />

Engram y Markowitz, 1985; Moore, 1987; Moore, 1996 Pruit et<br />

al., 1989; Volkema, 1988; Welton, Pruitt y McGillicuddy, 1988);<br />

(2) que los involucrados aprovechen a ser menos honestos<br />

cuando la otra parte no esté presente para contradecirlos<br />

(Pruit et al., 1989; Volkema, 1988; Welton et al., 1988); (3) que<br />

el mediador use estas reuniones para fomentar sus propias<br />

soluciones o ser más directivo (Blades, 1984; Folger, Poole y<br />

Stutman, 1997; Keltner, 1965, Moore, 1987; Moore, 1996; Pruit<br />

et al., 1989; Volkema, 1988; Welton et al., 1988); y (4) que los<br />

mediadores no sepan respetar asuntos confidenciales (Blades,<br />

1984; Moore, 1987; 1996).<br />

Una vez ya iniciada la sesión conjunta, las reuniones individuales<br />

(caucusing) pueden además considerarse dañinas<br />

(5) cuando significan una interrupción al avance positivo que<br />

se estaba logrando (Moore, 1996; Welton, 1988; Frenkel y<br />

Stark, 2012). Se ha sugerido que los mediadores con menos<br />

experiencia tienden a estas reuniones individuales en forma<br />

prematura (Frenkel y Stark, 2012; Moore, 1987). Pero otros<br />

mediadores piensan que las reuniones individuales no tienen<br />

nada de malo en sí (Bush y Folger, 1996). Estos últimos emplean<br />

la reunión individual en una forma parecida a como se<br />

utiliza la reunión preliminar en el proceso de la MDI.<br />

En vez de tachar a todas estas quejas y preocupaciones<br />

sobre las reuniones individuales como un mito de décadas<br />

pasadas, reconocemos que estos desafíos pueden ser demasiado<br />

reales y preocupantes bajo ciertas circunstancias. No<br />

existe tal cosa como un mediador completamente imparcial.<br />

Por lo menos en lo que conciernen las opiniones privadas que<br />

puedan tener. Como alguien me dijo recientemente, «soy un<br />

simple humano». Asuntos de transferencia y contra-transferencia<br />

hacen que los mediadores favorezcan un punto de vista<br />

u otro. No existe la imparcialidad completa. Lo importante<br />

es que a pesar del prejuicio que el mediador pueda sentir,<br />

que el proceso de mediación permita que sean las partes las<br />

que dirijan la conversación y tomen las decisiones sin interferencia<br />

innecesaria de parte del tercero.<br />

Veamos la visión de los mediadores respecto al uso o<br />

no de estas sesiones preliminares. Por conveniencia, vamos<br />

a agrupar los diferentes modelos de mediación en sólo tres,<br />

pero cortaremos la misma naranja desde otro ángulo: (1) la<br />

mediación tradicional; (2) la mediación menos directiva; y (3)<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


38 Gregorio Billikopf Encina revistademediacion.com<br />

la mediación dirigida por los individuos (MDI). También veremos,<br />

una vez presentadas estas diferencias a largos rasgos, el<br />

uso específico de la MDI para resolver los conflictos jerárquicos<br />

por medio de su modelo compañero, la EDN. Tendremos<br />

que generalizar bastante, sabiendo que hay un sinnúmero de<br />

variaciones.<br />

Mediación tradicional<br />

En la mediación tradicional el tercero se reúne de inmediato<br />

con las partes afectadas, sin uso de las reuniones preliminares;<br />

pero muchas veces sí usan las reuniones individuales —<br />

caucus— una vez iniciada la sesión conjunta. Ambas partes se<br />

apoyan en las habilidades del mediador para encontrar una<br />

solución. El tercero tiende a ser más o menos directivo y puede<br />

llegar a funcionar como un cuasi árbitro (Bush y Folger,<br />

1994; Folger, Poole y Stutman, 1997; Lewicki, Litterer, Minton,<br />

y Saunders, 1994). Las partes y el mediador suelen sentarse<br />

en forma de triángulo. El tercerotoma la cabeza del triángulo<br />

y las partes se sientan a su derecha e izquierda, ambos mirando<br />

al mediador. En esta sesión conjunta, generalmente el<br />

tercero le pide a una de las partes que escuche y tome notas<br />

mientras que la otra parte expone su punto de vista y después<br />

se cambian los papeles. Pueden llegar a surgir grandes<br />

desafíos en estas sesiones conjuntas, cuando existen elementos<br />

relacionales importantes. Muchas veces las partes traten<br />

de incriminarse y buscar el apoyo del tercero.<br />

«La Sra. Smith aceptaba con deleite mi invitación [a contar<br />

su perspectiva en cuanto a lo ocurrido], explicando que<br />

sólo estaban presentes porque el Sr. Smith era muy poco<br />

hombre e insignificante; que no le importaban para nada sus<br />

hijos o la decencia común y que la había estado vilipendiando<br />

y humillando a ella por años. Seguramente era un alcohólico y<br />

un abusador de niños… Estaba involucrada en intermediación<br />

por orden de la corte y ciertamente estaba dispuesta a hacer<br />

su parte para motivar al Sr. Smith a que llegara a ser un ‘padre<br />

de verdad’, pero tenía —por plantearlo así— su escepticismo.<br />

Cualquiera que fuese el beneficio tónico de esta descarga<br />

para la Sra. Smith, para el Sr. Smith y para mí, los resultados<br />

eran claramente un desastre: él se sentía provocado a una<br />

refutación apoplética y yo a una miserable contemplación<br />

en cuanto a otra carrera. Sí, exagero. Pero sólo un poquito.»<br />

(Kressel, 1994, p. 26).<br />

Hoy existen grandes números de mediadores que usan<br />

el sistema tradicional en la que no existen las reuniones preliminares.<br />

En el 2013, me tocó dar una presentación sobre el<br />

tema en el congreso de abogados, American Bar Association<br />

15 th Annual Section of Dispute Resolution, Chicago, en la<br />

cual vimos que las mediaciones tradicionales siguen vigentes<br />

aún. Hace no muchas décadas las reuniones preliminares se<br />

consideraban un tabú, pero esto ha ido cambiando paulatinamente.<br />

Encuentro curioso que entre estudiantes novatos de<br />

mediación, aquellos que no han sido expuestos a la literatura,<br />

la gran mayoría de ellos (95%, sondeo informal) prefiere comenzar<br />

con una reunión preliminar.<br />

Algunos mediadores que rechazan las reuniones preliminares<br />

argumentan que es parte normal de la mediación que<br />

las partes tengan altercaciones entre sí —como la de Mr. y<br />

Mrs. Smith— durante el proceso de mediación. Pero es todo<br />

lo contrario, la pérdida de control de parte del mediador difunden<br />

inseguridad en las partes y una falta de confianza en<br />

el proceso (Moore, 1987; Billikopf, 2002a; Billikopf, 2002b).<br />

Mediación menos directiva<br />

El mediador menos directivo, como podría serlo un mediador<br />

transformativo, le presta más importancia a la interacción entre<br />

las partes que a buscaruna solución (Bush y Folger, 1996).<br />

El mediador tiene más confianza en la habilidad de las partes<br />

a que éstas encuentren sus propias soluciones. Muchas veces<br />

los mediadores emplean la escucha activa durante el proceso<br />

(a diferencia de la escucha empática). También pueden<br />

usar las reuniones preliminares para proveer capacitación o<br />

coaching.<br />

Algunos mediadores menos directivos hacen uso de las<br />

reuniones preliminares. Otros se separan en reuniones individuales<br />

muy pronto una vez iniciada la sesión conjunta y<br />

la ocupan, como veremos, en una forma parecida a la reunión<br />

preliminar. Entre los primeros mediadores que hicieron<br />

público su uso de la reunión preliminar están Weeks (1992),<br />

Umbreit (1995), Volkema (1988), Winslade y Monk (2000), y<br />

Billikopf (2002b).<br />

Cuándo llegan a la sesión conjunta, las partes se sientan<br />

ya sea usando el formato de triángulo que ya hemos mencionado,<br />

o mirando a su contrincante. Otros progresan del<br />

triángulo —en el cual en un principio le dirigen la palabra al<br />

mediador— a después sentarse cara a cara y dirigirse la palabra<br />

entre ellos. En todo caso el tercero sigue sentado cerca<br />

de las partes a través el proceso y son sólo las partes las que<br />

mueven sus sillas del formato triángulo al formato en que se<br />

ven y hablan cara a cara.<br />

Lo que es notable dentro de la mediación menos directiva,<br />

es que entre sus más conocidos exponentes que usan la<br />

reunión preliminar (Winslade y Monk, 2000)como aquellos<br />

queutilizan la reunión individual (Bush y Folger, 1994), una<br />

vez que se encuentran en la sesión conjunta, las partes le<br />

dirigen la palabra directamente al mediador en vez de a su<br />

contraparte. O sea, no toman máxima ventaja de las herramientas<br />

menos directivas.<br />

Mediación Dirigida por los Individuos (MDI)<br />

La MDI siempre usa la reunión preliminar, en la cual el mediador<br />

se reúne de forma separada con las partes. Tal como en<br />

la mediación menos directiva, las reuniones preliminares se<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


Mediación dirigida por los individuos. Otro avance hacia la mediación no directiva 39<br />

usan para permitir que las partes se desahoguen y también<br />

para proveer algún tipo de coaching en el que los contrincantes<br />

se preparan para la sesión conjunta. Y, al igual que en el<br />

proceso menos directivo, el mediador toma una parte activa<br />

en el proceso del coaching, pero no directiva en cuanto a<br />

buscar soluciones. En vez de la escucha activa, los mediadores<br />

suelen usar la escucha empática. Iremos viendo algunos<br />

de estos detalles a lo largo del artículo.<br />

Una vez en la sesión conjunta —cuando las partes estén<br />

listas— los involucrados se sientan frente a frente y el mediador<br />

se retira de las partes a una distancia de unos cuatro<br />

metros. Son pocas las veces que se hace uso de las reuniones<br />

individuales una vez iniciada la sesión conjunta. No porque el<br />

modelo no lo permita, sino porque generalmente la preparación<br />

previa disminuye la necesidad para éstas.<br />

Reunión preliminar (pre-caucus)<br />

La reunión preliminar está dividida en dos fases principales:<br />

la escucha empática y la preparación adicional para llegar a<br />

la sesión conjunta.<br />

Escucha empática<br />

Un gran número de mediadores han sido expuestos a lo que<br />

se llama la escucha activa (Rogers y Farson, 1987) pero muy<br />

pocos a su hermana la escucha empática (Rogers, 1951). Ambas<br />

metodologías fueron desarrolladas por el psicólogo Carl<br />

Rogers. En la escucha activa, como lo sugiere la palabra, el<br />

que escucha fomenta el hablar de las partes por medio de<br />

observaciones, análisis y preguntas relacionadas con lo que<br />

se ha dicho. En cambio, en la escucha empática, el mediador<br />

escucha sin hacer preguntas ni comentarios. El arte de<br />

la escucha empáticaes en mostrarse interesado sin tener que<br />

interrumpir (Rogers, 1951; Billikopf, 20<strong>14</strong>a; 20<strong>14</strong>b).<br />

Es la persona afectada la que decide hablar o callar, seguir<br />

con el mismo tema o cambiarlo, y qué rumbo darle a<br />

la conversación. Es el que habla el que plenamente lleva las<br />

riendas del asunto, no el que escucha.<br />

Una persona agobiada con el peso de sus problemas o<br />

de la contención causada por la disputa generalmente comienza<br />

hablando en forma muy rápida pero de a poco, a<br />

medida que se va desahogando, habla en una forma mástranquila,<br />

aumentando el número y duración de las pausas,<br />

hasta que estás pueden llegar a ser bastante prolongadas<br />

y durar minutos. Para muchas personas que encontraban<br />

difícil escuchar sin interrumpir —cuando la persona hablaba<br />

normalmente— las pausas de cuatro a once segundos al<br />

principio parecen una eternidad. Pero el permitir esta exposición<br />

tan interrumpida tiene un propósito. Estas pausas<br />

le permiten a la persona que se desahoga, poder examinar<br />

asuntos más profundos y comenzar a ver más claramente. A<br />

medida que los mediadores adquieren mayores habilidades,<br />

permiten pausas mucho más largas, medidas en minutos y<br />

no en segundos.<br />

El papel del mediador es el de dejarle saber al interlocutor,<br />

sin interrumpir, que se le está escuchando con gran interés.<br />

La escucha empática es tan potente que las personas, sin que<br />

el mediador lo sugiera, comienzan a ver cómo ellos mismos<br />

pueden haber contribuido al conflicto. En casos de disputas<br />

muy arraigadas, es posible que varias reuniones preliminares<br />

sean necesarias. Al sentirse comprendidas, las partes se van<br />

suavizando y preparándose para ver en sucontrincante a una<br />

persona de verdad y no al enemigo.<br />

La persona agobiada por un conflicto arraigado, cuando<br />

se encuentra frente a un tercero que realmente esté atento e<br />

interesado, en un principio se suelta a hablarcon mucha emoción<br />

y alivio. Inclusive, he visto a hombres —tradicionalmente<br />

resistentes a expresar ciertas emociones que tildan de debilidad—que,<br />

al ser escuchados con tanta empatía en la reunión<br />

preliminar, llegan a llorar. La acumulación de contrariedades<br />

durante tiempos prolongados puede ejercer una fuerza muy<br />

negativa en la vida de los involucrados. Estas emociones que<br />

las partes muestran tan abiertamente en las reuniones preliminares<br />

no serían las mismas que mostrarían ante su contrincante.<br />

Al contrario,en vez de las lágrimas que se derraman en<br />

estas reuniones preliminares —cuando las partes han tenido<br />

la oportunidad de desahogarse y de ser comprendidas—, en<br />

una mediación más tradicional estos mismos individuos son<br />

más aptos a arranques de cólera durante la sesión conjunta.<br />

La falta de intervención no significa que el mediador esté<br />

ausente o distraído. Al contrario, el tercero está tan enfocado<br />

en las necesidades y sentimientos del contrincante, que le<br />

entrega confianza para hablar y desahogarse. El escuchado<br />

eventualmente suele decirnos que quizás tenga parte de la<br />

culpa, o que puede ver cómo ha contribuido al conflicto. De<br />

a poco permite que su contrincante deje de ser su enemigo y<br />

le permite un grado de humanidad.<br />

Preparación adicional<br />

Una vez que la persona se sienta escuchada el tercero puede<br />

tomar los próximos pasos. Estos incluyen preparar una lista<br />

de temas por discutir en la sesión conjunta, suavemente<br />

desafiar los puntos ciegos, y permitirle a las partes a que se<br />

alejen aún más de los sentimientos antagonistas. Además, el<br />

mediador le ayuda a las partes a prepararse para la sesión<br />

conjunta por medio de la simulación y la comprensión de las<br />

herramientas relacionadas con la negociación interpersonal.<br />

O sea, como lidiar con diferencias de opinión sin tomar una<br />

actitud defensiva. Incluye el saber modular el tono y la velocidad<br />

de lo que dice, hablar en forma más tentativa, evitar<br />

ciertas expresiones (tal como decirle a su contrincante que<br />

está equivocado en vez de saber escucharle y presentar su<br />

punto de vista posteriormente).<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


40 Gregorio Billikopf Encina revistademediacion.com<br />

Los que favorecen las reuniones individuales (caucusing),<br />

mencionan que algunas ventajas de tales reuniones incluyen,<br />

entre otras, la posibilidad que las partes se desahoguen (Blades,<br />

1984; Emery y Jackson, 1989; Hobbs, 1999; Pruitt et al.,<br />

1989; Welton et al., 1988); poder proveerles coaching a las<br />

partes sobre comunicación, o habilidades de negociación interpersonal<br />

(Hobbs, 1999; Moore, 1987; Moore, 1996; Volkema,<br />

1988) y en el caso de las reuniones preliminares, decidir si es<br />

factible pasar a la sesión conjunta (Moore, 1987; Moore, 1996;<br />

Billikopf, 2002a). Para una lista más completa de motivos que<br />

aparecen en la literatura que favorecen estas reuniones individuales,<br />

ver a Billikopf (2002b).<br />

De las mismas simulaciones nacen oportunidades para<br />

un coaching más efectivo, ya que el tercero puede percatarse<br />

si la persona está preparada para dialogar directamente con<br />

su contraparte, o nota que todavía existen fugas peligrosas<br />

que podrían estallar en la sesión conjunta.<br />

El mediador puede escucharle a cada parte con tal empatía,<br />

que pareciera que es la única opinión que exista. El<br />

tercero no tiene por qué aparecer como un neutral sin sentimientos.<br />

El mediador le deja saber a ambas partes que en la<br />

sesión conjunta estarán dialogando con su contraparte con<br />

mínima interferencia. El acomodo de las sillas, tal como la<br />

hemos descrito, también recalca este mensaje aún más. Engram<br />

y Markowitz (1985) sugieren que las personas que han<br />

participado en reuniones individuales pueden llegar a sentir,<br />

si el proceso está bien diseñado, que el proceso es más justo.<br />

También se le entregan a las partes las herramientas<br />

necesarias para que puedan dialogar y responder a las necesidades<br />

de la otra persona por medio de la negociación<br />

interpersonal, la que permite una reducción de las actitudes<br />

defensivas. Cada parte aprende a colocarse en el lugar de la<br />

otra e intenta comprender las necesidades y vivencias de la<br />

otra. Inclusive, se les puede capacitar a las partes a usar las<br />

técnicas de la escucha activa —una herramienta más útil que<br />

la escucha empática para lidiar con ataques personales (Billikopf,<br />

20<strong>14</strong>a;20<strong>14</strong>b).<br />

En la MDI, entonces, el mediador le ayuda a cada parte a<br />

ver formas más efectivas de presentar sus opiniones y también<br />

escuchar las de su contrincante. A través de los años,<br />

algunos mediadores han cuestionado si este proceso es realmente<br />

no-directivo. Pienso que una ilustración sería útil.<br />

Dentro de las herramientas de la negociación interpersonal,<br />

hemos pulido una que he nombrado el martillo pequeño.<br />

Se trata de cómo desafiar los puntos de vista o puntos ciegos<br />

con suavidad. Descubrimos, en una reunión preliminar<br />

del EDN, que una gerente concebía que su subalterno sentía<br />

antagonismohacia ella por no querer trabajar para una mujer.<br />

La gerente prefería que no fuera un tema tratado en la<br />

mediación sin antes intentar de abordarlo privadamente con<br />

su subalterno. Esta mediación incluiría, además de las dos<br />

partes y del equipo de dos mediadores, siete participantes<br />

internacionales. Estos copartícipes estarían presentes sólo el<br />

último día de la mediación, como parte de su gira.<br />

Accedimos inmediatamente a la petición de la gerente y<br />

le aconsejamos que le presentara a su subalterno sus sentimientos<br />

en una forma muy suave y breve y los dejara a un<br />

lado al primer indicio de una actitud defensiva de parte del<br />

subalterno. La gerente lo hizo tal cual y nos contó que de<br />

inmediato dejó el tema a un lado ya que el subalterno tomó<br />

una postura defensiva. Mi asistente en el proceso de mediación<br />

estuvo a cargo de las reuniones preliminares y cuando<br />

el mismo subalterno, en una de esas reuniones preliminares<br />

(hubo varias) mencionó que él estaba acostumbrado a trabajar<br />

con jefes varones, mi asistente supo pedirle suavemente<br />

que se explayara. Ella lo escuchó con mucha empatía. El dejó<br />

de empujar a un lado estos pensamientos y los exploró más a<br />

fondo con el paso del tiempo.<br />

Semanas después llegó el día de los últimos preparativos.<br />

Esa mañana participamos, junto con las visitas internacionales,<br />

en la última reunión preliminar —en la que varios se mostraron<br />

incrédulos en cuanto al asunto del machismo y el éxito<br />

que podría existir sobre ese tema. Una vez en la sesión conjunta<br />

los mediadores oficiales y los invitados nos sentamos al<br />

extremo del cuarto, alejados de las partes.<br />

En un momento clave, sin que nadie le dijera al subalterno<br />

que hablara sobre el tema en cuestión, él empezó a contarle a<br />

su jefa que le había costado trabajar con mujeres. Me fue muy<br />

sorprendente que una de las visitas interrumpiera el diálogo<br />

para sugerir que quizás no tenía nada que ver con el hecho<br />

que su jefa fuera una mujer, y que quizás todo esto se podía<br />

comprender como una parte natural del conflicto. Era la<br />

excelente táctica de mediación narrativa (Winslade y Monk,<br />

2000) pero usada en un momento equívoco.<br />

El subalterno, al ser interrumpido, dio vuelta su cabeza<br />

para explicarnos que en realidad le había sido difícil tener a<br />

una mujer como jefa. Acto seguido, se vuelve otra vez a su<br />

jefa y le pide unas disculpas que llegarona mi corazón —y<br />

más importante, al corazón de la gerente.<br />

Al finalizar el proceso de mediación el subalterno vuelve<br />

a mirarnos:<br />

—Gregorio, quiero que sepas —dirigiéndome la palabra<br />

particularmente— que ya nunca te necesitaré para poder<br />

conversar con mi jefa en el futuro, sé que puedo hablar con<br />

ella sobre cualquier tema.<br />

Sesión conjunta<br />

La parte mecánica de la sesión conjunta<br />

En el primer día de un curso-seminario de mediación en Chile<br />

(Mediación interpersonal y Mediación empresarial, Llanquihue,<br />

Región de los Lagos, 22 de noviembre de 20<strong>14</strong>), arreglé<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


Mediación dirigida por los individuos. Otro avance hacia la mediación no directiva 41<br />

tres sillas vacías. A dos de éstas las coloque una frente a la<br />

otra de tal manera que sus ocupantes se estarían mirando<br />

cara a cara al sentarse. La tercera silla, la que correspondía al<br />

tercero, la coloqué a cuatro metros de las otras dos, dirigida<br />

hacia las mismas. Pregunté que cuál sería el mensaje que se<br />

le daba a las partes con ese arreglo de las sillas. Una participante<br />

de inmediato respondió: «Que las partes tendrán que<br />

buscar la solución sin la ayuda del tercero». Efectivamente,<br />

ese es uno de los mensajes más importantes de la MDI. Mientras<br />

que los contrincantes piensen que el mediador está presente<br />

para ver quién tiene la razón, o para darles la solución,<br />

será difícil llegar a un acuerdo en los conflictos relacionales.<br />

Cuando el mediador está muy cerca, ya sea en una mesa<br />

cuadrada en la que las partes se sientan frente a frente o en<br />

una situación en la que se sientan usando un tipo de triángulo<br />

—con o sin mesa, en ambos casos el mediador no puede<br />

evitar reaccionar en forma visible cuando uno u otro de los<br />

involucrados trata de dejar mal al otro. En cambio, cuando el<br />

mediador está a cuatro metros de distancia —lo que significa<br />

estar fuera de la visión perlífera de las partes— el tercero<br />

igual puede reaccionar en una forma visible, pero las partes<br />

tendrían que volver la cabeza para ver esa reacción. En ese<br />

milisegundo, el mediador ya podrá disimular su reacción involuntariapor<br />

completo.<br />

El contacto ocular tiende a aumentar los sentidos de la<br />

cólera cuando las personas están molestas. Es por eso, por<br />

ejemplo, que se aconseja no hacer contacto visual con los<br />

conductores que sufren de arranques de rabia. Pero cuando<br />

las partes llegan a la sesión conjunta bien escuchadas y comprendidas<br />

por el mediador, y cuando llegan con posturas más<br />

blandas —cosas que se consiguen por medio de la reunión<br />

preliminar en la MDI— hemos descubierto que el contacto<br />

ocular suaviza a las partes aún más.<br />

Para poder llegar a una sesión conjunta en la que las<br />

partes estén preparadas para negociar, eso sí, se requiere un<br />

gran esfuerzo previo tanto de los involucrados como del mediador.<br />

Dejar a los dos contrincantes medios abandonados<br />

cuando todavía existen pronunciados sentimientos de rencor<br />

o cuando no están capacitados, sería aumentar el drama del<br />

conflicto. Muchos contrincantes que no han sido preparados<br />

adecuadamente se aprovechan de la presencia del mediador<br />

—ya que sienten una tipo de seguridad equivocada— para ser<br />

más abusivos o hirientes con su contraparte. O sea, piensan<br />

que su contraparte está obligado a escuchar, finalmente, lo<br />

que siempre le han querido decir.<br />

Las reuniones individuales, tanto las preliminares como<br />

las que se llevan a cabo una vez iniciada la sesión conjunta, se<br />

prestan a abusos. En un entorno relacionado con la violencia<br />

doméstica, se han dado casos en que el hombre le ha dicho al<br />

mediador, en una reunión preliminar, que su esposa sufre de<br />

depresión y que sólo le mencionará algunas cosas al mediador<br />

«en forma privada», pero que él no las sacará a luz frente<br />

a su esposa una vez en la sesión conjunta, «por protegerla».<br />

De esa forma estos astutos personajes se han ganado la influencia<br />

del mediador en momentos cruciales. (Sabemos, por<br />

supuesto, que la violencia domestica puede brotar de cualquiera<br />

de las partes, no sólo de parte del hombre).<br />

No sólo existe la posibilidad de colusión entre una de las<br />

partes y el tercero, pero además estas reuniones individuales<br />

en procesos más directivos se prestan a las apariencias de<br />

favoritismo. Ya que en la MDI las partes se sientan frente a<br />

frente y alejadas del tercero, son los contrincantes los que<br />

entablan el diálogo y llegan a soluciones sustentables. El mediador<br />

juega un papel muy reducido en la sesión conjunta.<br />

El papel del mediador durante la sesión conjunta<br />

Durante la sesión conjunta el mediador, si ha preparado a las<br />

partes suficientemente bien, simplemente (1) se asegura que<br />

las partes conversen sobre todos los asuntos de interés ya<br />

mencionados durante las reuniones preliminares, (2) en casos<br />

que sea necesario, pregunta si las soluciones serán suficientemente<br />

específicas, claras y sustentables, (3) recalcalos<br />

éxitos, y (4) sólo interfiere con cautela para ayudarle a las<br />

partes a mejorar su comunicación, si resulta necesario. Es<br />

posible que el medidor en algunas ocasiones —como me ha<br />

pasado— sólo esté presente como apoyo moral ya que las<br />

partes se encargan del resto. Se destaca, al igual que en la<br />

metodología menos directiva, que el mediador no es el que<br />

sugiere o fomenta soluciones. Podríamos decir que la MDI es<br />

llevar la filosofía transformativa, por ejemplo, aún más allá. El<br />

alejamiento físico del mediador deja claro que son los participantes<br />

los que juegan el papel más importante.<br />

Evaluación de Desempeño Negociada (EDN)<br />

La EDN es un modelo basado en la MDI especialmente útil<br />

para resolver conflictos jerárquicos. No tenemos el espacio<br />

para desarrollar sus partes en forma muy completa pero nos<br />

enfocaremos en la mecánica del proceso. Tal como en la MDI,<br />

existen las reuniones preliminares y las sesiones conjuntas.<br />

El facilitador (cuando no existen conflictos y sólo se trata<br />

de mejorar la comunicación entre las partes) o el mediador<br />

(cuando sí hay desavenencia), una vez más, utiliza las reuniones<br />

preliminares para preparar a las partes para que puedan<br />

tener una conversación amena en la sesión conjunta con un<br />

mínimo de interferencia de parte del tercero.<br />

Tanto los supervisores como los subalternos desconfíandela<br />

mediación. Los subalternos temen las represalias de sus<br />

supervisores. Éstos, a su vez, resienten que llegue un tercero<br />

a cambiar el balance de autoridad con su subalterno.<br />

La EDN reduce estos desafíos drásticamente (no los elimina<br />

completamente) al utilizar un formato que se enfoca<br />

principalmente en el desempeño del subalterno. Tanto el sub-<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


42 Gregorio Billikopf Encina revistademediacion.com<br />

alterno como su jefe completan un listado que responde a<br />

las preguntas: (1) ¿cuáles han sido los logros del subalterno<br />

durante este período (2) ¿Cómo ha mejorado en este mismo<br />

período (3) ¿En qué podría mejorar en el futuro Hay<br />

una cuarta pregunta, y esta sólo la responde el subalterno, y<br />

sólo se discute al final de la evaluación de desempeño: el jefe<br />

le preguntará al subalterno, «¿Qué podría hacer yo como tu<br />

jefe, para que pudieras tener pleno éxito en tu trabajo o en<br />

nuestra empresa»<br />

Se evita que el supervisor sienta que el mediador lo está<br />

rebajando frente a su subalterno ya que es el jefe el que dirige<br />

la reunión y hace las preguntas. En ciertos momentosespecíficosel<br />

supervisorinvolucra al facilitador o mediador.<br />

Una clave para el éxito de este proceso es que el supervisor<br />

sepa realmente celebrar los logros del subalterno en una forma<br />

sincera. El proceso de discutir lo que el subalterno hace<br />

bien dura por lo menos veinte minutos. La mayoría de los<br />

subalternos se sorprenden al conocer las cosas positivas que<br />

surgen. Con esta base positiva el subalterno está preparado<br />

para abordar las otras preguntas.<br />

El subalterno llega a la sesión conjunta preparado a no<br />

sólo compartir las áreas en las que podría mejorar sino que<br />

además presentar un plan de exactamente cómo piensa hacerlo.<br />

Todo esto hace que disminuyan los sentimientos defensivos<br />

de los subalternos. A la vez, el supervisor sólo menciona,<br />

cuando se trata de la tercera lista, aquellas cosas que el<br />

subalterno no ha mencionado. La última pregunta, sobre los<br />

cambios que el jefe pudiera hacer, permite un diálogo positivo<br />

que le entrega las herramientas necesarias al subalterno<br />

para cumplir con las metas que han acordado. Si se ha lidiado<br />

efectivamente con el proceso hasta este punto, los subalternos<br />

suelen envalentarse —en el sentido más positivo de la palabra—<br />

y expresar sus necesidades durante esta última etapa,<br />

alentados por el mismo interés sincero del supervisor.<br />

Tal como en la MDI, el mediador interfiere muy poco en<br />

la sesión conjunta, ya que se ha hecho la gran parte de su<br />

trabajo en las reuniones preliminares.<br />

Conclusiones<br />

Mi experiencia me ha mostrado que la escucha empática<br />

ablanda mucho a las partes y las prepara para confrontar a<br />

la otra en una forma más positiva. Personas que le negaban<br />

hasta la humanidad a su contrincante logran ver lo positivo<br />

y admirable en la otra. Cuando a la escucha empática le<br />

agregamos herramientas específicas de negociación interpersonal<br />

—las que requieren el buen escuchar tanto como la<br />

presentación menos emocional de sus puntos de vista— los<br />

individuos son capaces de grandes logros y avances en la resolución<br />

de sus conflictos.<br />

Siento la necesidad de ser menos tímido al aconsejar la<br />

reunión preliminar, siempre y cuando se trate de una mediación<br />

no-directiva. Pienso que el valor de la reunión preliminar<br />

tiene un efecto más pronunciado cuando ha sido el mismo<br />

mediador que se ha reunido con ambas partes en forma preliminar.<br />

Las partes se sienten más seguras y tienen más confianza<br />

en sí mismas y en el proceso.<br />

En aquellos casos en los que los mediadores se sigan<br />

oponiendo rotundamente al concepto de las reuniones preliminares,<br />

pienso que valdría la pena contratar a especialistas<br />

en la escucha empática y la negociación interpersonal para<br />

que ellos jueguen este papel tan importante. No será tan impactante<br />

como si lo hace el mismo mediador, pero aun así<br />

pienso que las partes se beneficiarían al ser escuchadas y de<br />

recibir ese coaching antes de la sesión conjunta. Me parece<br />

que aún en estos casos habrá una disminución de la necesidad<br />

de tener reuniones separadas una vez iniciada la sesión<br />

conjunta.<br />

Con algunas excepciones puntuales, tal como en el hábil e<br />

interesante modelo de Freund (2012) en los que trabaja para<br />

resolver asuntos estrictamente pecuniarios y se esfuerza para<br />

que las partes no echen a perder sus negociaciones, aconsejaría<br />

el uso de la reunión preliminar aún en aquellos casos que<br />

aparentemente se trata de asuntos materiales y no relacionales.<br />

Si en realidad no existen asuntos relacionales, la reunión<br />

preliminar será corta y es poco lo que se pierde. El beneficio<br />

de la reunión preliminar a largo plazo será muy impactante y<br />

espero que en un futuro no muy lejano estas reuniones sean<br />

la norma y no la excepción.<br />

Descarga del libro<br />

En un artículo como éste, simplemente no es posible explicar<br />

los detalles más importantes sobre los modelos de la MDI y<br />

de la EDN. Invito al lector a descargar, sin costo, la cuarta edición<br />

del libro Mediación Interpersonal: Facilitando el diálogo<br />

entre las partes(20<strong>14</strong>) (http://bit.ly/1zJaxDn) en formato PDF.<br />

En él se amplían los modelos de la MDI y de la EDN, de la<br />

escucha empática, de la negociación interpersonal y de las<br />

diferencias culturales relacionadas con los conflictos. Para los<br />

lectores que dominen el inglés, también pueden descargar la<br />

tercera edición de Party-Directed Mediation(20<strong>14</strong>), que contiene<br />

importantes capítulos adicionales.<br />

––<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


Mediación dirigida por los individuos. Otro avance hacia la mediación no directiva 43<br />

EXTENDED SUMMARY<br />

Party-Directed Mediation.<br />

Another Step Towards Non-<br />

Directive Mediation<br />

Gregorio Billikopf<br />

University of California, University of Chile<br />

Received:07/11/20<strong>14</strong><br />

Accepted: 18/11/20<strong>14</strong><br />

Abstract:T he contribution of two models is presented<br />

in this article, Party-Directed Mediation (PDM) and<br />

Negotiated Performance Appraisal (NPA) to deal with<br />

peer mediation and hierarchical mediation, respectively.<br />

Somewhat controversial tools are used such as<br />

pre-caucus and joint session in which the neutral sits<br />

apart from the parties –at a distance of four meters–<br />

thus reducing interference. An effort is made to help the<br />

parties to take more responsibility to resolve their own<br />

conflicts and offer them tools to do so, after listening to<br />

them empathically during the pre-caucus. Both models<br />

are especially useful for dealing with deep seated interpersonal<br />

conflict. Originally, they were used as organizational<br />

mediation models.<br />

Keywords: Organizational Mediation, Interpersonal Mediation,<br />

Non-Directive Mediation, Pre-caucusing, Empathic<br />

Listening.<br />

Almost twenty-five years ago I had the opportunity to mediate<br />

for the first time. Like many mediators of that era, I had<br />

no formal training. I was just a young University of California<br />

academic. Perhaps that same lack of knowledge led me to<br />

discover a controversial methodology particularly suited for<br />

dealing with deep-seated interpersonal conflict.<br />

I developed two models, Party-Directed Mediation (PDM)<br />

and the Negotiated Performance Appraisal (NPA). The controversial<br />

techniques of the PDM are (1) pre-caucuses (or premediation);<br />

and (2) having the mediator sit four meters from<br />

the parties during the joint session.<br />

Out of the PDM, a second model was born, for dealing<br />

with hierarchical conflict. While these methods were used<br />

principally in Chilean and Californian agriculture at first, interest<br />

has grown outside of agribusiness and throughout the<br />

world.<br />

It is worth mentioning that PDM and the NPA seek to incorporate<br />

some of the best approaches from other models.<br />

But our focus here will be mostly on the mechanics of these<br />

models.<br />

Even where conflicts are supposedly not of an interpersonal<br />

nature, we see time and again how interpersonal components<br />

often get in the way of dispute resolution.<br />

Pre-caucus. Warning against caucusing and<br />

pre-caucusing<br />

In the historical literature on mediation (Billikopf, 2002b)<br />

we see a fear of both caucusing and pre-caucusing. Concerns<br />

include (partial list) (1) collusion between one of the<br />

parties and the mediator; (2) lack of honesty on the part of<br />

the parties in the absence of the counterpart; (3) mediator’s<br />

attempts to be more directive; and (4) mediators who violate<br />

confidentiality.<br />

Once the joint session has begun, additional concerns<br />

that revolve around caucusing include: (5) an interruption<br />

of positive movement. Rather than discard all such worries<br />

as myths from a bygone era, we recognize that these fears<br />

are based on reality and can be especially worrisome under a<br />

more directive mediation.<br />

There is no such thing as a completely impartial neutral; at<br />

least not in the deeply held personal views held by the thirdparty.<br />

As one person recently told me, «I am a mere human.»<br />

Issues of transference and countertransference play a role in<br />

mediator’s preference for one or another perspective. What<br />

is essential, then, is that despite mediator preferences and<br />

prejudices, the parties are able to make decisions without<br />

mediator interference.<br />

For convenience, we will divide mediation styles into<br />

three simple categories, but cutting the orange in slices from<br />

a different angle: (1) traditional mediation; (2) less directive<br />

mediation; and (3) Party-Directed Mediation (PDM). Once we<br />

have looked at the differences in a very general way, we will<br />

look at a specific use of the MDI for dealing with hierarchical<br />

conflicts, in the way of a companion model.<br />

Traditional mediation<br />

In traditional mediation the neutral meets with all the affected<br />

parties at once, without the use of pre-caucuses, but<br />

many times with the use of caucusing after the joint session<br />

has begun. Parties often lean on the mediator to find satisfactory<br />

solutions. The mediator may sometimes look a bit more<br />

like a quasi-arbiter.<br />

Master’s Degree in Organizational Psychology. As a Full Title Professor at the University of California and Visiting Scholar at the University of Chile,<br />

his research and teaching performance focus on Company Mediation and Labor Productivity. He is also an active mediator and has presented<br />

his models in different congresses of the International Association for Conflict Management (IACM) in Seville, Spain and in Kyoto, Japan. Mails on<br />

this article should be sent to the author to the following e-mail address: gebillikopf@ucdavis.edu<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


44 Gregorio Billikopf Encina revistademediacion.com<br />

Parties will often seat in a triangle. The mediator becomes<br />

the head of the triangle, with the other parties facing<br />

the neutral. One party is asked to speak while the other takes<br />

notes and then the roles are reversed. When there are deepseated<br />

interpersonal issues, such an approach often results<br />

in outbursts of contention between the individuals. When<br />

this happens, the parties feel the mediator has failed to keep<br />

them safe. There are still numerous mediators who use the<br />

traditional approach, even when there are interpersonal issues<br />

involved.<br />

Decades ago, pre-caucusing was considered taboo in<br />

many circles. Yet interestingly, 95% of individuals attracted to<br />

mediation today prefer the idea of starting with a pre-caucus.<br />

Less directive mediation<br />

Less directive mediators, such as transformative mediators,<br />

pay more attention to the interaction between the parties<br />

than the resolution of the conflict (Bush and Folger, 1996).<br />

Often, such mediators use active listening throughout the<br />

process (in contrast to empathic listening). They may also<br />

use pre-caucuses to provide negotiation coaching. Others<br />

use caucusing, after the joint session has begun, for the same<br />

purpose. Among the first proponents of the pre-caucus are<br />

Weeks (1992), Umbreit (1995), Volkema (1988), Winslade and<br />

Monk (2000), and Billikopf (2002b).<br />

Once in a joint session, the parties either use the triangle<br />

seating approach described above, or have the parties sit<br />

facing each other. Others progress from having the parties<br />

look at, and address, the mediator to looking and addressing<br />

each other. Either way, the seating arrangement, including<br />

the proximity of the mediator, still gives the message that the<br />

process revolves around the mediator’s approval.<br />

I find it particularly interesting that among some of the<br />

early proponents of pre-caucus (Winsladeand Monk, 2000),<br />

as well as those who use caucusing in a similar way (Bush and<br />

Folger, 1994), the parties address the mediator rather than<br />

their counterpart. In other words, they fail to take full advantage<br />

of their non-directive philosophy.<br />

Party-Directed Mediation (PDM)<br />

PDM always uses pre-caucus, wherein the mediator meets<br />

separately with each party before the joint session. Much like<br />

the less directive mediation approach, pre-caucusing works<br />

both as an opportunity for parties to vent issues and as a<br />

time to provide negotiation coaching. And just as in the less<br />

directive approach, the mediator plays an active role in the<br />

pre-caucus coaching but not by providing solutions. Rather<br />

than employing active listening, mediators tend to use empathic<br />

listening.<br />

Once in the joint session the parties face each other and<br />

address each other while the mediator sits four meters away.<br />

Pre-caucus<br />

Pre-caucus is divided into two principal phases: empathic listening<br />

and additional preparation for the joint session.<br />

Empathic Listening<br />

While most mediators have been exposed to active listening<br />

(Rogers and Farson, 1987), few have been trained in empathic<br />

listening (Rogers, 1951). In the latter, third-parties listen without<br />

interrupting or asking questions or making observations. The<br />

art of empathic listening lies in showing great interest without<br />

guiding the conversation. When listened to in such a way, parties<br />

tend to slow down their speech and pause frequently (Rogers,<br />

1951; Billikopf, 20<strong>14</strong>a; Billikopf, 20<strong>14</strong>b). The parties who are<br />

thus listened to begin to listen to themselves and even see how<br />

they may have contributed to the conflict.<br />

Additional preparation<br />

After a party feels listened to, a list of topics to be discussed<br />

in the joint session is developed. The mediator shares negotiation<br />

techniques with the parties and also gives them the<br />

opportunity to role play. Emotional leakage in the role plays<br />

helps both the mediator and the parties realize that additional<br />

coaching or venting may be needed. Through the precaucus,<br />

the parties are prepared to dialogue in the joint session<br />

without getting defensive.<br />

Joint session<br />

Mechanical aspects of the joint session<br />

On the first day of a recent seminar I placed two chairs in the<br />

room, as if two parties would be sitting facing each other.<br />

Then I placed the third chair, belonging to the mediator, four<br />

meters away. «What is the message given to the parties» I<br />

asked. One participant immediately answered, «The parties<br />

will have to look for a resolution without leaning on the mediator.»<br />

Precisely! As long as the parties believe they are presenting<br />

a case for the mediator to favor, it will be difficult for<br />

them to find a mediated resolution.<br />

While pre-caucuses may lend themselves to abuse, when<br />

the parties negotiate directly with each other, with minimal<br />

neutral interference, these concerns are greatly minimized.<br />

The role of the mediator during a joint session<br />

During a joint session the mediator, if the parties have been<br />

sufficiently prepared, will simply: (1) make sure all the points<br />

that needed to be discussed are addressed; (2) question solutions<br />

that may not be sustainable, if needed; (3) underscore<br />

successes; and (4) only interfere with caution in order to help<br />

the parties with communication problems. It is possible that<br />

the mediator, as has happened to me, ends up being present<br />

only for moral support.<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


Mediación dirigida por los individuos. Otro avance hacia la mediación no directiva 45<br />

Negotiated Performance Appraisal (NPA)<br />

NPA is a model based on PDM, which is particularly useful for<br />

dealing with hierarchical conflicts, such as those between a<br />

supervisor and a subordinate. Just as in PDM, there are precaucuses<br />

and a joint session. The facilitator (when there is no<br />

conflict and the process is used for improving communication)<br />

or the mediator prepares the parties for engaging in an<br />

effective dialogue in a future joint session.<br />

Supervisors and subordinates are both weary of mediation.<br />

The latter fear retaliation; the former a loss of authority.<br />

NPA reduces both of these challenges because it uses a performance-based<br />

format. Both parties make some lists based<br />

on three key questions (all focused on the subordinate’s performance):<br />

(1) where do you excel (2) Where have you improved<br />

recently And, (3) where can you still improve There<br />

is a fourth question to be asked later. The supervisor will ask<br />

the subordinate something like, «What can I do differently so<br />

you can thrive in your job»<br />

The supervisor directs the questions and the process, and<br />

thus does not feel a loss of authority. Taking the time to truly<br />

celebrate the subordinate’s successes is vital. Armed with<br />

this positive experience, the subordinate is ready to move to<br />

the more difficult questions.<br />

The subordinate arrives at the joint session not only having<br />

noted areas of needed improvement and, just as important,<br />

will also have developed a detailed plan on how to make<br />

those improvements. This approach reduces defensiveness.<br />

By the time the fourth question is asked, the subordinate<br />

is willing and ready to truly answer it, rather than give it lip<br />

service. Just as in the PDM process, the mediator interferes<br />

minimally in the joint session because most of the hard work<br />

has already taken place during the pre-caucus.<br />

Conclusions<br />

My experience has shown that empathic listening softens the<br />

parties and prepares them for a positive dialogue during the<br />

joint session. Individuals begin to see the humanity in each<br />

other once again. When we add the negotiation tools to the<br />

empathic listening, the parties are capable of handling extremely<br />

difficult situations of an interpersonal nature.<br />

Today, I feel the need to be less tentative about recommending<br />

pre-caucus, as long as the mediation is not directive<br />

in nature. I believe that pre-caucus has the most to offer when<br />

it is the mediator who conducts it. Nevertheless, in situations<br />

when mediators continue to be philosophically opposed to<br />

pre-caucus, may I suggest that an outside skilled empathic<br />

listener and coach be utilized to play this role. I suspect it will<br />

not have as great an impact, but it is still likely to reduce the<br />

need for caucusing after the joint session has begun, and it<br />

is also likely to reduce contention in the joint session. With<br />

some specific exceptions, I believe that pre-caucusing should<br />

be the rule rather than the exception. If it turns out not to be<br />

needed, little harm will be done and the pre-caucuses may<br />

end up being quite short.<br />

Book download<br />

I invite the reader to download, at no cost, the third edition<br />

of Party-Directed Mediation: Facilitating Dialogue Between<br />

Individuals (20<strong>14</strong>) (http://bit.ly/1xoHeTb). The book expands<br />

on the proper use of these models, as well as on acquiring<br />

empathic listening and interpersonal negotiation skills.<br />

Referencias<br />

––<br />

Billikopf, G. (2002a). Administración laboral agrícola: Cultivando<br />

la productividad del personal. Santiago, Chile: Fundación<br />

Chile, Universidad de California yUniversidad de Chile. 6<br />

––<br />

Billikopf, G. (2002b). Contributions of Caucusing and Pre-Caucusing<br />

to Mediation. Group Facilitation: A Research and Facilitations<br />

Journal, 4, 3-11. 27<br />

––<br />

Billikopf, G. (20<strong>14</strong>a). Mediación interpersonal: Facilitando el<br />

díalogo entre las partes (4a ed.). Modesto, CA: Universidad de<br />

California –ANR.<br />

––<br />

Billikopf, G. (20<strong>14</strong>b). Party-Directed Mediation: Facilitating Dialogue<br />

Between Individuals (3rd ed.). Modesto, CA: University<br />

of California –ANR.<br />

––<br />

Blades, J. (1984). Mediation: an old art revitalized. Mediation<br />

Quarterly, 1984(3), 59-98. DOI: 10.1002/crq.39019840306<br />

––<br />

Bush, R. A. B. y Folger, J. P. (1996). La promesa de la mediación.<br />

Cómo afrontar el conflicto a través del fortalecimiento y el reconocimiento<br />

de los otros. Barcelona: Granica.<br />

––<br />

Emery, R. E. y Jackson, J. A. (1989). The Charlottesville mediation<br />

project: Mediated and litigated child custody disputes. Mediation<br />

Quarterly, 1989(24), 3-18. DOI: 10.1002/crq.39019892403<br />

––<br />

Engram, P. y Markowitz, J. R. (1985). Ethical issues in mediation:<br />

divorce and labor compared. Mediation Quarterly, 1985(8), 19-<br />

32. DOI: 10.1002/crq.39019850805<br />

––<br />

Freund, J. C. (2012). Anatomy of a mediation: A dealmaker’s<br />

distinctive approach to resolving dollar disputes. New York:<br />

Practising Law Institute. 6<br />

––<br />

Folger, J. P., Poole, M. S. y Stutman, R. K. (1997). Working<br />

Through Conflict: Strategies for Relationships, Groups, and Organizations<br />

(3rd ed.). New York, NY: Longman.<br />

––<br />

Frenkel, D. N. y Stark, J. H. (2012). ThePractice of Mediation:<br />

A Video Integrated Text, (2nd Ed., Aspen Coursebook). Nueva<br />

York: Aspen Publishers.<br />

––<br />

Hobbs, K. S. (1999). Attention attorneys! How to achieve the<br />

best results in mediation. Dispute Resolution Journal, 54(4),<br />

43-47.<br />

––<br />

Keltner, J. (1965). Communications and the labor-management<br />

mediation process: Some aspects and hypotheses. A Journal<br />

of Communication, 15, 64-80.<br />

––<br />

Kressel, K. (1994). Frances Butler: Questions that lead to an-<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


46 Gregorio Billikopf Encina revistademediacion.com<br />

swers in child custody mediation. En D. M. Kolb, (Ed.). When<br />

Talk Works; Profiles of Mediators. San Francisco, CA: Jossey-<br />

Bass Publishers.<br />

––<br />

Lewicki, R. J., Litterer, J. A., Minton, J. W. y Saunders, D. M.<br />

(1994). Negotiation (2nd Ed.). Burr Ridge, Illinois: IrwinPress.<br />

––<br />

Moore, C. W. (1987). The caucus: private meetings that promote<br />

settlement. Mediation Quarterly, 1987(16), 87-101. DOI: 10.1002/<br />

crq.39019871611<br />

––<br />

Moore, C. W. (1996): The Mediation Process. Practical Strategies<br />

for Resolving Conflict (2nd ed.). San Francisco, CA: Jossey-Bass<br />

Inc., Publishers. [traducción castellana de (1997). El<br />

proceso de mediación, Barcelona: Granica].<br />

––<br />

Pruitt, D. G., Fry, W. R., Castrianno, L., Zubek, J., Welton, G. L.,<br />

McGillicuddy, N. B. e Ippolito, C. (1989). En M. F. Azfalur (Ed.),<br />

Ch. 15. The process of mediation: caucusiing, control, and problem<br />

solving. New York, NY: Praeger Publishers.<br />

––<br />

Rogers, C. R. y Farson, R. E. (1987). Active listening. En R. G.<br />

Newman, M. A. Danzinger, M. Cohen (Ed.), Communicating in<br />

business today. Recuperado de http://bit.ly/1wSj9FE<br />

––<br />

Rogers, C. R. (1951). Client-Centered Therapy: Its Current Practice,<br />

Implications and Theory. Boston: Houghton Mifflin.<br />

––<br />

Umbreit, M. (1995). Mediation of Criminal Conflict: An Assessment<br />

of Programs in Four Canadian Provinces. University<br />

of Minnesota, St. Paul: Center for Restorative Justice and Mediation.<br />

––<br />

Volkema, R. J. (1988). The mediator as face manager. Mediation<br />

Quarterly (22), 5-<strong>14</strong>.<br />

––<br />

Weeks, D. (1992). The eight essential steps to conflict resolution:<br />

Preserving relationships at work, at home, and in the community.<br />

New York: Tarcher/Putnam.<br />

––<br />

Welton, G. L., Pruitt, D. G. y McGillicuddy, N. B. (1988). The Role<br />

of Caucusing in Community Mediation. Journal of Conflict Resolution,<br />

32(1), 181-201.<br />

––<br />

Winslade, J. y Monk, G. (2000). Narrative Mediation. A New Approach<br />

to Conflict Resolution. San Francisco, CA: Jossey-Bass<br />

Inc., Publishers.<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


REVISTA DE MEDIACIÓN<br />

desea felicitar a nuestra gran<br />

compañera y maestra de la<br />

mediación, la Dra. María Pilar<br />

Munuera Gómez, por la publicación<br />

de su excelente libro<br />

Nuevos Retos en Mediación.<br />

Familiar, discapacidad,<br />

dependencia funcional, salud<br />

y entorno social<br />

Con experiencia docente desde 1987, la Dra. Munuera<br />

es Profesora Titular de Universidad en el Departamento<br />

de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Facultad de<br />

Trabajo Social de la Universidad Complutense de Madrid<br />

y Doctora por la Universidad Complutense, con el tema:<br />

“La mediación en las situaciones de dependencia<br />

funcional”.<br />

Editorial: Tirant lo Blanch<br />

Colección: Políticas de Bienestar Social<br />

1ª Edición / 295 págs. / Rústica / Castellano / Libro<br />

ISBN13:9788416062362


48 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2, pp. 48-57 revistademediacion.com<br />

La mediación como parte de una red de<br />

intervención<br />

Mediation as Part of an Intervention Network<br />

Antonio Tula<br />

Redes Alternativas, Argentina<br />

Manuscrito recibido: 8/12/20<strong>14</strong><br />

Manuscrito aceptado: 21/12/20<strong>14</strong><br />

Resumen: En casos de familias, la intervención institucional fragmentada tiene como fuente la ortodoxia<br />

lineal científica, la diversidad legislativa y reglamentaria y la diversidad de protocolos. En ese<br />

marco, los diferentes organismos y profesionales sociales responden a un libreto propio, destinado a<br />

una parte del sistema familiar, sin vasos comunicantes que permitan una meta-mirada abarcadora del<br />

sistema familiar consultante. El presente es un trabajo reflexivo sobre la mediación en contextos de<br />

familias multi-problemáticas, como un nodo de una red de otros métodos de abordaje. El análisis se<br />

concentra en la argumentación de algunos marcos teóricos y epistemológicos en los que se sustenta<br />

la propuesta posterior.<br />

Abstract: In family cases, the source of a fragmented institutional intervention is the scientific linear<br />

orthodoxy, a diversity of rules and regulation and a variety of protocols. In this framework, the different<br />

social bodies and practitioners have their own agenda that aims at part of the family system with no<br />

communicating vessels that enable to cast an all-encompassing meta-look to the concerned family.<br />

This is a reflective paper on the mediation in the context of multi-issue families as a hub in a network<br />

of other approach methods. The analysis focuses on the arguments proposed by some theoretical and<br />

epistemological frameworks on which the aforementioned mentioned proposal is based on.<br />

Palabras Clave: familia multiproblemática, mediación de segundo orden, identidad, narrativa, multidisciplinar<br />

Keywords: Multi-issue Family, Second Class Mediation, Identity, Narrative, Multidisciplinary<br />

Abogado, Mediador, master en Psicoterapia Sistémica (Universidad del Aconcagua, Mendoza, Argentina, 2010) y Formador de reconocido<br />

prestigio; ha desarrollado capacitaciones en Argentina, Venezuela, Ecuador, Chile y España. Universidad de Buenos Aires (1997-2000).Universidad<br />

Abierta Interamericana (1997-2000). Escuela de Mediación del Ministerio de Justicia de la Nación (1999-20<strong>14</strong>).Universidad del Aconcagua<br />

(2000-<strong>14</strong>).Universidad Autónoma de Barcelona (1999).Capacitado en la Universidad de Harvard (Negociación y Mediación) (1995) y entrenado<br />

Intensivamente por Sara Cobb y Carlos Sluzki (Universidad de Santa Bárbara, 1997, 2012 y 20<strong>14</strong>); Douglas Stone (Universidad de Harvard,<br />

2001); Aldo Morrone (Canadá, 2003); y Joseph Folger (EEUU).<br />

Redes Alternativas se dedica desde hace 18 años a la capacitación, diagnóstico, planificación, diseño y ejecución de Estrategias para la<br />

Administración de Situaciones de Conflictos en contextos de instituciones públicas y privadas. Trabaja en capacitaciones e investigaciones en<br />

mediación y otros métodos de Resolución de Conflictos conjuntamente con el Departamento de Resolución Alternativa de Conflictos de la<br />

Universidad del Aconcagua; y gestiona tres centros municipales de mediación comunitaria. Su web cuenta con 5100 miembros, 800 blogs de<br />

teoría e información temática, 11 videos de mediación pedagógicos y 160 grupos de estudio.<br />

La correspondencia a este autor debe enviarse a: antochoya@gmail.com<br />

ISSN: 2340-9754


La mediación como parte de una red de intervención 49<br />

El mundo moderno se organiza a través de propuestas científicas<br />

donde el hombre, fragmentando en partes al mundo,<br />

intenta generar leyes científicas que contienen a la realidad<br />

y a la objetividad científica como base de sustento, sin conciencia<br />

de totalidad.<br />

En el campo de las problemáticas sociales y en particular<br />

de las familiares, se observa la misma lógica, al generarse diferentes<br />

protocolos de intervención para el abordaje de una<br />

familia multiproblemática. Supongamos un papa alcohólico,<br />

un hijo adicto en conflicto con la ley, dos hermanos menores<br />

desnutridos con problemas escolares, violencia doméstica,<br />

madre con depresión e intentos de suicidio, necesidades<br />

básicas insatisfechas y precariedad laboral. A numerosos<br />

programas podrían acudir, tales como alcohólicos anónimos,<br />

tratamiento de adicciones, tribunales de menores, hospital<br />

público, gabinetes escolares, medidas penales contra la violencia<br />

doméstica, atención psiquiátrica y psicológica de la<br />

víctima de violencia, subsidios económicos, etc.<br />

Cada área de especialización define un programa de acción<br />

sobre las partes de un sistema, sin integrar la dinámica<br />

interaccional de los elementos del sistema, multiplicando acciones<br />

institucionales desconexas que saturan a la familia con<br />

multiplicidad de intervenciones.<br />

Distintas instituciones, para justificar el fracaso en la atención<br />

de casos, sostienen que la sobredemanda de la crisis social<br />

impacta en los sectores más carenciados generando alta<br />

vulnerabilidad en los individuos y en las familias (necesidades<br />

insatisfechas, violencia doméstica, desnutrición infantil, conflictos<br />

relacionales, jóvenes en conflicto con la ley, intentos de<br />

suicidio o suicidios, somatizaciones, droga, divorcio, alimentos,<br />

régimen de contacto con el padre, ejercicio de la tenencia,<br />

etc.) y un desborde de demanda imposible de satisfacer.<br />

Intentaremos analizar una forma de abordaje sistémico<br />

para organizar la complejidad de las intervenciones institucionales<br />

protegiendo la coherencia en el proceso de asistencia a<br />

la familia y las potencialidades endógenas del grupo familiar<br />

asistido. Se propone reflexionar sobre el ahorro de tiempo y<br />

la maximización de la eficiencia, en caso de que el mediador<br />

actué como facilitador del diálogo inter-institucional.<br />

El sujeto: identidad y narrativa<br />

En principio reflexionemos sobre el sujeto que concurre<br />

a solicitar ayuda a los servicios de salud mental, de apoyo<br />

comunitario o a la mediación. Este individuo no es un<br />

objeto de intervención, sino un sujeto histórico, vigente,<br />

protagonista de su narrativa y emocionalmente comunicado<br />

para ser escuchado desde su contexto individual e<br />

interaccional.<br />

Siguiendo el pensamiento de Guidano (Oneto y Moltedo,<br />

2002), propongo abordar este artículo, desde una perspectiva<br />

sistémica que considera al hombre como un «Si mismo» organizado,<br />

incesantemente activo en la construcción de significados<br />

personales que permite el sostenimiento de la identidad y<br />

evolución en términos de Continuidad, Permanencia y Unicidad.<br />

Identidad<br />

Desde un enfoque post-moderno y post-racionalista, se pone<br />

en duda la idea de la objetividad en el conocimiento humano<br />

como una «fotocopia» de la realidad externa y objetiva<br />

para todos. En este sentido, la realidad se encuentra indisolublemente<br />

ligada al sujeto que la vive, así como a sus capacidades<br />

de discriminar, ordenar y seleccionar de manera<br />

personal ciertas características de los elementos del mundo<br />

externo (Nardi, 2001). Este es una dimensión epistemológica<br />

del conocimiento construido por y en el sujeto y no proveniente<br />

de significaciones externas y apriorísticas de la ciencia.<br />

Entonces cada sujeto tiene su epistemología. La realidad<br />

externa traducida por un profesional experto en un segmento<br />

del saber (médico, abogado psicólogo, trabajador social,<br />

mediador),invade la construcción del significado de vida del<br />

sujeto, imponiendo caminos a transitar, en lugar de acompañarlo<br />

en un proceso de redefinición y reconstrucción de su<br />

percepción de la realidad y del entorno interaccional.<br />

El proceso ontogenético y autopoiético 1 descripto por<br />

Maturana (1989) permite entender la historia del cambio estructural<br />

de un sujeto sin que ésta pierda su organización,<br />

su unicidad. Este continuo cambio estructural es autopoiético<br />

porque se da en cada momento, desencadenado por<br />

interacciones provenientes del medio donde se encuentre el<br />

individuo y como resultado de su dinámica interna propia.<br />

Precisamente, cuando el sujeto acude a un profesional o a<br />

una institución busca una interacción con un «otro» que lo<br />

ayude a girar en la comunicación y cambiar su perspectiva;<br />

sin dañar sus posibilidades protagónicas de solución con intervenciones<br />

científicas apriorísticas de una verdad irreductible<br />

(no exentas de soberbia profesional). He podido observar<br />

a médicos y enfermeras que no llaman a sus pacientes por su<br />

nombre, sino que utilizan denominaciones generalizantes, tales<br />

como «madrecita», «muchacho», «jefe», que contribuyen<br />

al anonimato y a la masificación de los sujetos.<br />

Maturana (1996) explica que el sujeto, a partir de la vida<br />

cotidiana, es, en tanto observador, un sistema viviente cuyas<br />

1 Sistema capaz de reproducirse y mantenerse por sí mismo. Autopoiético es un neologismo introducido en 1971 por Hugo Maturana y por<br />

Francisco Varela para designar la organización de un sistema vivo mínimo. El termino se hizo representativo de una perspectiva de la relación<br />

entre el organismo y su entorno en la que los aspectos de su auto constitución y autonomía[Varela, F. J. (2003) «Autopoiesis y una Biología de<br />

la Intencionalidad»]<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


50 Antonio Tula revistademediacion.com<br />

capacidades cognitivas se alteran si se altera su biología,<br />

con lo cual se advierte el efecto de retroalimentación entre<br />

el sujeto y las redes sociales y no sociales que éste integra.<br />

El sistema cognitivo del sujeto supone la capacidad de homeostasis<br />

, autorregulación y de auto conservación de aquellos<br />

elementos que permiten lograr el equilibrio de la coherencia<br />

interna. Quienes intervenimos en procesos de ayuda<br />

social, podemos operar acompañando el proceso de transformación<br />

desde la ecología del individuo consultante y no<br />

desde la visión positivista e invasiva del científico. De ello se<br />

desprende que todo sistema cognitivo complejo tiene la capacidad<br />

autopoiética de auto-producirse y renovarse, y de<br />

transformar las perturbaciones que emergen en el ciclo de<br />

vida, debidas a la interacción con el medio externo, a niveles<br />

siempre más integrados de consciencia de sí y de identidad<br />

personal. Lo vemos en el concepto de «Organización<br />

de Significado Personal» o sea: «el ensamble específico de<br />

los procesos ideoafectivos que le permiten a cada individuo<br />

mantener su sentido de unicidad personal y de continuidad<br />

histórica, no obstante las numerosas transformaciones que<br />

experimenta en el ciclo de vida» (Guidano, 1987, p. 4).Precisamente<br />

esa capacidad hace valioso a los sujetos que nos<br />

consultan y nos coloca en un lugar de agente de cambio y no<br />

de decisores impositivos del mismo.<br />

En este sentido, debemos tener presente la influencia del<br />

otro en la identidad. Así, Buber (20<strong>14</strong>, p. 30) expresa: «El ser<br />

humano se vuelve un yo en el tú. Lo que está frente a él viene<br />

y desaparece, los acontecimientos relacionales se condensan<br />

y se destruyen y en esa alternancia se hacen cada vez más<br />

y más clara la conciencia del compañero inmutable: La conciencia<br />

del Yo. Claro que ella solo aparece aún en la trama de<br />

la relación con el tú».<br />

En la misma línea, Casariego de Gainza (2013), citando<br />

la teoría del apego de Bowlby, expresa que «es imposible<br />

imaginar al sujeto humano por fuera de los vínculos, desde<br />

que nace y veremos que, incluso antes de nacer, la relación<br />

del niño con su madre lo constituye. Luego serán otros vínculos<br />

los que sostendrán el contexto intersubjetivo desde<br />

donde se construye su personalidad. En el transcurso de las<br />

experiencias que tiene con esas personas, primeros objetos,<br />

(presencia o ausencia), se generaran representaciones mentales<br />

que corresponden a la calidad de esas experiencias de<br />

apego. Estas experiencias mentales actúan como modelo que<br />

organizan el mundo intrapsíquico individual y marcan la dirección<br />

en las que se desarrollaran las relaciones del sujeto<br />

en el futuro».<br />

Najmanovich (1999) permite pensar en la subjetividad<br />

desde una dinámica vincular ya que no nacemos sujetos sino<br />

que devenimos en tales a partir de juegos sociales. Así, la sociedad<br />

es producto de las interacciones sostenidas por seres<br />

humanos que generan configuraciones relacionales, dotadas<br />

de una estabilidad relativa. La sociedad emerge por un proceso<br />

de auto-organización y en el mismo proceso se gesta<br />

el individuo… No hay sujeto previo a la sociedad, ni sociedad<br />

anterior a las interacciones.<br />

Narrativa<br />

Desde el aporte de Ricoeur (2004), el hombre vincula su<br />

identidad con el acto de narrar, que es la forma reflexiva de<br />

«contarse», en donde la identidad personal se proyecta como<br />

identidad narrativa. La identidad narrativa permite un nuevo<br />

enfoque del concepto de ipseidad (conciencia reflexiva del sí<br />

mismo en el otro) que puede desplegar su dialéctica específica<br />

entre dos tipos de identidades, la inmutable del ídem del<br />

sí mismo y la identidad cambiante del ipse de si-mismo, considerado<br />

en su dimensión histórica. La ipseidad puede producir<br />

una multitud de variaciones imaginativas (indecisión,<br />

duda, contestación) gracias a las cuales las transformaciones<br />

del personaje tienden a hacer problemática su identificación.<br />

La ipseidad se pone en relación dialéctica con la mismidad,<br />

entendiendo por ella todos los rasgos de permanencia (identidad<br />

biológica del código genético, huellas digitales, fisonomía,<br />

voz, costumbres estables, etc.).<br />

Este sujeto complejo, histórico, con conciencia de sí mismo<br />

desde su narrativa, es portador de posibilidades de su<br />

propio cambio; y los profesionales debemos acompañarlo<br />

desde esa construcción a la de-construcción y el generamiento<br />

de una nueva narrativa.<br />

Según Brunner (2009, p. 36) es Gergen quien aborda la<br />

construcción del Yo, proponiendo mostrar que la autonomía<br />

y el auto concepto de las personas se modifican en función<br />

de los otros con los que interactúan y de las observaciones<br />

positivas o negativas que éstas le devuelven. Expresa Brunner<br />

(1991) que a fines de la década del setenta apareció «el<br />

Yo como narrador», que cuenta historias en las que incluye<br />

un bosquejo del Yo como parte de la historia. (Schefer 1981;<br />

en Brunner, 2009) describe: «Estamos siempre contando<br />

historias sobre nosotros mismos. Cuando contamos estas<br />

historias a los demás, puede decirse, a casi todos los efectos,<br />

que estamos realizando simples acciones narrativas. Sin<br />

embargo, al decir que también nos contamos las historias a<br />

nosotros mismos, encerramos una historia dentro de la otra.<br />

Esta es la historia de que hay un Yo al que se le puede contar<br />

algo, otro que actúa de audiencia y que es uno mismo o<br />

el Yo de uno. Cuando las historias que contamos a los demás<br />

sobre nosotros mismos versan sobre esos otros Yoes<br />

nuestros, por ejemplo cuando decimos «no soy dueño de mí<br />

mismo», de nuevo encerramos una historia dentro de otra.<br />

Desde ese punto de vista el Yo es un cuento. De un momento<br />

a otro, de una persona a otra este cuento varia en el grado<br />

en que resulta unificado, estable y aceptable como fiable y<br />

válido a observadores informados». Las vidas y los Yoes que<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


La mediación como parte de una red de intervención 51<br />

construimos son el resultado de un proceso de construcción<br />

de significados, que no solo responden al presente, sino que<br />

también toman significados de las circunstancias históricas<br />

que dan forma a la cultura de la que son expresión. Desde<br />

esta perspectiva las posibilidades de cambio de las personas<br />

a las que ayudamos son inagotables porque ellas «saben pero<br />

no saben que saben».<br />

Maliandi (2010) sostiene, siguiendo a Habermas, que el<br />

paradigma del lenguaje representa una perspectiva que asegura<br />

la intersubjetividad y que el «yo pienso» cartesiano se<br />

sustituye por el «nosotros argumentamos», dejando la concepción<br />

monológica de la razón y reconociendo en ésta su<br />

carácter dialógico.<br />

Desde este planteamiento del Yo construido a partir del<br />

Otro y de la diferenciación con el Otro, y desde la construcción<br />

para ello de ciertas narrativas, se asienta mi propuesta<br />

de intervención. Para ello, debemos profundizar algo más en<br />

los planteamiento de la Teoría de los Sistemas.<br />

Teoría de los Sistemas. El sujeto como<br />

elemento subsistémico<br />

Siguiendo a Munuera Gómez (2007), apelamos al modelo<br />

circular-narrativo como método de intervención en la<br />

mediación. Ello hace fundamental tener en cuenta el análisis<br />

previo sobre la relación entre la identidad de los sujetos y la<br />

narrativa que los mismos elaboran desde la construcción de<br />

su identidad y la presencia del otro en la interacción; pues<br />

permite entender la influencia del «otro profesional» en la<br />

identidad y en las narrativas del sujeto consultante cuando se<br />

involucra como agente sistémico de cambio. Fundamentado,<br />

entre otros, en:<br />

1. la construcción de historias, que funcionan a veces como<br />

simples o puras descripciones o como interpretaciones<br />

de hechos y/o comportamientos, con personajes que<br />

cumplen roles, siendo estos roles «la razón» de determinados<br />

comportamientos, que a su vez sirven impulsivamente<br />

para «consolidar el rol» que se desempeña basado<br />

en valores. Estas historias construidas son más o menos<br />

estables. La de-construcción y reformulación narrativa es<br />

el objetivo de la intervención. El sentir, el pensar y el hacer<br />

son tres características del ser humano, donde se añade<br />

una cuarta: la construcción y narración de historias. Por<br />

ello, el mediador dirige su actuación en la construcción<br />

de nuevas narrativas que desestabilizan las historias que<br />

no dejan crecer a las personas y a la vez posibilita la construcción<br />

de nuevas historias donde el protagonismo recae<br />

en la persona y no en el contexto.<br />

2. la Teoría General de Sistemas y la Cibernética, que plantea<br />

que la persona se encuentra inserta en diversos «sistema<br />

sociales », en los cuales actúan como un componente<br />

subsistémico que responde a la dinámica de los<br />

elementos del sistema siendo los miembros de ese sistema<br />

interdependientes.<br />

Las personas que concurren al sistema de salud, a la mediación<br />

etc., no son sujetos aislados, a la luz de las teorías<br />

precedentemente expuesta. Ellas forman parte de diversos<br />

sistemas en los que se involucran en la interacción y la intersubjetividad<br />

y desde donde construye su narrativa y se organiza<br />

asimismo en sus dimensiones cognitivas, emocionales,<br />

pragmáticas y simbólicas.<br />

Estudiar a la sociedad como sistema y a los sujetos como<br />

elementos interacciónales del mismo, ofrece la posibilidad de<br />

analizar amplios y complejos aspectos de la interacción social<br />

y sus consecuencias.<br />

Propongo introducirnos en esta concepción dinámica de<br />

la complejidad de los sistemas humanos, para pensarnos en<br />

la función mediadora que nos conforma como un sistema de<br />

intervención con nuestros consultantes. Desde esta perspectiva,<br />

quienes atendemos al sistema familiar conformamos un<br />

sistema de intervención e interacción dinámica para aportar<br />

coherencia o generar confusión y mayor entropía.<br />

Se puede definir al sistema como «un complejo de elementos<br />

o componentes directa o indirectamente relacionados<br />

en una red causal, tal que cada componente está relacionado<br />

con al menos alguno u otros en forma más o menos<br />

estable dentro de un determinado período de tiempo» (Buckley,<br />

1967, citado en Andersen y Carter, 1994, p. 22). Seguramente<br />

la red que constituye un «sistema familiar» ofrece<br />

diversidad de relaciones disfuncionales y un estado de confusión<br />

que aumenta cuando la ayuda social, terapéutica o<br />

mediadora la fragmenta.<br />

Entonces, el sistema familia-instituciones debe constituirse<br />

como una nueva organización que posee una unidad total<br />

distintiva, más allá de las partes que lo componen, y cuyas<br />

sub-unidades están al menos parcialmente interrelacionadas<br />

dentro de pautas de un orden de intervención y tratamiento<br />

relativamente estables, o sea, un conjunto de actividades interrelacionadas,<br />

que reunidas constituyen una entidad singular<br />

de atención al grupo consultante.<br />

El enfoque sistémico de intervención integrada que proponemos,<br />

requiere el establecimiento de un sistema focal (la<br />

familia y los diferentes efectores) a los que denominaremos<br />

«sistema de intervención»(un todo hacia adentro de la relación<br />

y parte de un todo hacia afuera).Desde tal perspectiva,<br />

debemos prestar atención a las partes componentes o subsistemas<br />

(atención de los niños, atención a la madre, atención<br />

a la pareja y al sistema familiar que ellos constituyen),y<br />

simultáneamente al medio significante (contexto) en forma<br />

coordinada. Para analizar la relación intra o intersistémica se<br />

considera a la energía humana como la capacidad del sistema<br />

para actuar, su fuerza para mantenerse y producir cambio<br />

(Andersen y Carter, 1994, p. 33).<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


52 Antonio Tula revistademediacion.com<br />

Hoffman en 1987 (Hoffman, 1987, p. 57) comparte la idea<br />

que Muruyama desarrolló en 1968, entendiendo que la supervivencia<br />

de cualquier sistema vivo, en este análisis, de cualquier<br />

holón 2 , depende de dos procesos:<br />

1. Morfostasis: El sistema debe mantenerse constante<br />

frente a los caprichos ambientales, a través de un proceso<br />

activado por el error, conocido como retroalimentación<br />

negativa. Así, por ejemplo, la familia puede negar<br />

la existencia de un problema, o varios, que afectan a su<br />

equilibrio y generar conductas evitativas intentando el<br />

autoconvencimiento de que «no pasa nada» y reiterar interacciones<br />

que aportan más de lo mismo.<br />

2. Morfogénesis: El sistema debe ampliar su estructura<br />

básica, a través de la retroalimentación positiva para<br />

ampliar la desviación en un proceso adaptativo. La ampliación<br />

del sistema consultante al sistema de ayuda,<br />

coordinando la integración sistémica, expande las fronteras<br />

del sistema original y amplia y enriquece el repertorio<br />

de posibilidades.<br />

Por otro lado, Hoffman (1987, p. 57) coincidiendo con<br />

Hardin (1969), duda del funcionamiento de un sistema homeostático,<br />

que opere libremente en asuntos humanos por la<br />

tendencia a generar intereses creados. Para el autor, el poder<br />

social es en esencia un proceso de retroalimentación positiva.<br />

Todo sistema es auto-corrector, aunque más allá en cualquiera<br />

de sus extremos, se encuentra la retroalimentación negativa<br />

o la destrucción.<br />

Desde esta perspectiva, la crisis de un sistema de familia<br />

multiproblemática se sustenta en un equilibrio homeostático<br />

disfuncional y destructivo. Entonces concurre en su ayuda el<br />

sistema social de atención y contención externa (opción morfogenética).<br />

Si el sistema de ayuda social se suma al sistema<br />

consultante en forma desarticulada y fragmentada el resultado<br />

posible es un sistema de intervención que sostiene y ratifica<br />

la imposibilidad de cambio y el agravamiento y destrucción<br />

de la familia y sus miembros. La iatrogenia institucional<br />

se basa en la ausencia de integración en la intervención y en<br />

la dilapidación de recursos sin lograr objetivos.<br />

Como aspectos de la teoría sistémica que resultan útiles<br />

al análisis propuesto, se encuentra que: 3<br />

El sistema puede ser caracterizado como una entidad<br />

autónoma dotada de permanencia y constituida por elementos<br />

interrelacionados que forman subsistemas estructurales<br />

y funcionales que se transforma dentro de ciertos límites<br />

de estabilidad, gracias a regulaciones internas que le permiten<br />

adaptarse a las variaciones de su entorno específico<br />

(por ejemplo, integración entre los sistemas de intervención,<br />

coordinando acciones y potenciando los propios recursos no<br />

patológicos del grupo familiar).<br />

Existen leyes generales de sistemas aplicables a cualquier<br />

sistema, sin importar las propiedades particulares del mismo<br />

ni los elementos que lo integran. Así, los sistemas sociales<br />

surgen de la interacción de las partes y generan un proceso<br />

recursivo de comunicación que conforma la regla flexible que<br />

conoce el sistema como modo de estabilidad homeostática<br />

y que tiende a sostener frente a los cambios que propone el<br />

entorno (retroalimentación negativa) o ampliar el repertorio<br />

de posibilidades y adaptarse a los cambios (retroalimentación<br />

positiva). Desde este lugar, los sistemas de ayuda integrados<br />

pretender desestabilizar la meseta homeostática de<br />

disfuncionalidad y generar procesos de aprendizaje apoyando<br />

el cambio.<br />

La Teoría General de los Sistemas no estudia a los sistemas<br />

a partir de sus elementos básicos o últimos sino tratándolos<br />

a partir de su organización interna, sus interrelaciones<br />

recíprocas, sus niveles jerárquicos, su capacidad de variación<br />

y adaptación, su conservación de identidad, su autonomía,<br />

las relaciones entre sus elementos, sus reglas de organización<br />

y crecimiento, su desorganización y destrucción, etc. Desde<br />

ese espacio ecológico, la ampliación del sistema consultante<br />

al sistema de intervención amplia el rango de interacciones y<br />

enriquece las posibilidades de las familias.<br />

Esto significa tratar al sistema consultante enriqueciendo<br />

las conexiones internas y externas de sus elementos a partir<br />

de la expansión sistémica con el sistema de intervención. Lo<br />

contrario resulta de separar a las partes del sistema familiar y<br />

destruir su esencia, es decir su unidad, sin que éste se modifique<br />

a partir de un cambio en el repertorio de conductas. Consideramos<br />

que el todo es más (y es otra cosa) que la suma<br />

de sus partes, porque las características constitutivas de ese<br />

todo no son explicables a partir de las características de las<br />

partes aisladas.<br />

«La realidad se nos presenta bajo dos aspectos complementarios<br />

inseparables; 1) lo estructural-estático y 2) lo<br />

funcional-dinámico. La estructura es el orden en que se hallan<br />

distribuidos los elementos del sistema. Cada elemento se<br />

halla situado en la estructura de acuerdo con la función que<br />

le compete. Estructura y función son dos enfoques complementarios<br />

de una misma realidad y ninguno describe acabadamente<br />

por sí solo el sistema. Los dos aspectos han de estar<br />

correctamente integrados.» (Asociación Argentina de Teoría<br />

General de los Sistemas y Cibernética. Grün, 2000).<br />

Todos los sistemas, son abiertos, pues se hallan, necesariamente,<br />

en comunicación con el entorno o con otros siste-<br />

2 Se considera un holón en el lenguaje sistémico a aquel sistema o subsistema que se conforma como un todo hacia adentro y parte de un todo<br />

hacia afuera. 3 Estos conceptos se desprender de aportes de la Asociación Argentina de Teoría General de los Sistemas y Cibernética y Grün,<br />

Ernesto. Ponencia XVIII Congreso Mundial de la Asociación Internacional de Filosofía Jurídica y Social 1997<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


La mediación como parte de una red de intervención 53<br />

mas. En rigor puede decirse que, desde el punto de vista de<br />

la Teoría General de los Sistemas no existe ningún sistema<br />

totalmente cerrado.» Estos conceptos iluminarán el proceso<br />

explicativo de este trabajo desde el marco teórico, y que es a<br />

su vez ampliado por el concepto de redes.<br />

Redes e intervención y la licuación del saber<br />

fraccionado<br />

Pensar en redes para Dabas (1996) y Najmanovich (1999) es<br />

ingresar desde la cultura de la complejidad a visualizar al universo<br />

como una red de interacciones cuyo nodos los constituyen<br />

los sujetos sociales, generando una opción diferente a<br />

la epistemología clásica y su «metáfora piramidal», que establecía<br />

en su vértice un centro de poder del cual dependían<br />

las decisiones de los sujetos sociales en el hacer y el decidir.<br />

Según Dabas (1996, p. 29) surge otra forma de concebir<br />

las relaciones entre las personas, al pensar en las redes y la<br />

concepción heterárquica 4 , dejando que el conocimiento fluya<br />

como «una forma de interacción singular entre la persona y el<br />

mundo», sin el imperio de verdades únicas impuestas desde<br />

estructuras jerárquicas. Una interacción global «del hombre<br />

con el mundo al que pertenece, el mundo de la diversidad,<br />

donde la «integración» solo puede aspirar a legalizar la legitimidad<br />

de las diferencias, reconocerle el territorio de lo polimorfo,<br />

de lo multiforme».<br />

Desde un enfoque sistémico, sigue explicando la autora:<br />

«La metáfora de la red nos ubica en que las singularidades<br />

no son las parte que se suman para obtener un todo, sino<br />

que construyen significaciones en la interacción: en que una<br />

organización compleja es un sistema abierto de altísima interacción<br />

con el medio, donde el universo es un entramado relacional.<br />

El conocimiento ya no busca la certeza sino la creatividad,<br />

la comprensión antes que la predicción, revaloriza la<br />

intuición y la innovación (Dabas 1996: 29).<br />

Sluzki (1999) introduce el tema pero lo vincula a las «redes<br />

sociales personales» o «redes significativas» en las que<br />

los sujetos sociales se encuentran insertos para la compañía<br />

social, el apoyo emocional, la guía cognitiva o consejo, la regulación<br />

social, la ayuda material y el acceso a nuevos contactos.<br />

En el marco de la capacitación en mediación se identifica<br />

a los nodos de estas redes como «terceros significativos».<br />

Las prácticas en red de la mediación y de los demás<br />

efectores, más el sistema consultante, todos constituidos en<br />

sistema de intervención, permite trabajar la problemática familiar<br />

e integrar al sistema de consulta a una red de efectores,<br />

coordinando una interacción de retroalimentación. Con ello,<br />

se generan estrategias que rompen la especialización de los<br />

recursos institucionales, que fragmentan al grupo familiar e<br />

inciden en forma contradictoria produciendo mayor entropía,<br />

o sea, mayor confusión o desorden.<br />

Najmanovich (1999) nos propone aprender a ver redes<br />

en interacción. Éste es el desafío que sustenta este artículo<br />

para reflexionar desde el mediador y los otros profesionales<br />

involucrados. Agrega: «pasando de observadores neutrales a<br />

seres participantes; siempre somos partes de una red y miramos<br />

desde un lugar, por lo tanto nuestra visión nunca puede<br />

ser completa ni nuestras teorías definitivas» (Najmanovich,<br />

1999, p.110).<br />

Mediación de segundo orden<br />

En mi práctica profesional, en el contexto de un «Centro de<br />

Integración Comunitaria» trabajando con familias multiproblemáticas,<br />

las distintas áreas de abordaje están constituida<br />

por un observador o equipo de observadores (trabajadoras<br />

sociales, médicos de familia, psicólogas, abogados, instituciones<br />

de salud, tribunales) que desde distintas formaciones<br />

profesionales, marcos teóricos, protocolos de intervención<br />

etc., interpretan el problema familiar y sobre este pronóstico<br />

elaboran diversos diagnósticos y proponen acciones diversas<br />

y muchas veces encontradas.<br />

Es habitual que, bajo la presión de una demanda social<br />

excesiva, que desborda a los recursos del Estado, las intervenciones<br />

profesionales tiendan a poner fin a los problemas<br />

familiares con medidas inmediatas y superficiales, que justifican<br />

éticamente el cierre del expediente, dejando abierto<br />

un futuro incierto de profundización de la crisis y vuelta a la<br />

institucionalización, en un círculo vicioso, caro e iatrogénico.<br />

En ese marco, la interconsulta es poco habitual y cada efector<br />

actúa con su libreto.<br />

Packman (2005) expresa que Von Foerster llama «disfunción<br />

social a la falta de interacción entre especialistas de<br />

distintos campos». Expresa que estos diferentes especialistas<br />

e instituciones se involucran en el tratamiento de las familias<br />

y cada uno de ellos se encuentra en un cruce de caminos<br />

entre sistemas y operan con distintos lenguajes, objetivos y<br />

metodologías. Para ello, considera útil generar una «terapia<br />

de terapias», en lo que el autor llama «terapia de segundo orden»<br />

y nosotros llamaremos «mediación de segundo orden»,<br />

cuando el mediador se convierte en facilitador de diálogos<br />

entre los diferentes lenguajes involucrados.<br />

Encontraremos dos lenguajes diferentes cuando intervienen<br />

profesionales «holistas» (que enfrentan al problema en<br />

4 Lo heterárquico rompe el modelo de lo jerárquico. No hay poder, todos los componentes son independientes. Se cambia el concepto de ordenar,<br />

por el de influir: nadie es amo, todos pueden influir en quien quieran, pero hay libertad de pensamiento. En vez de mando se habla de relación<br />

(pues no existe el poder) y esta es bidireccional (porque es interacción) y horizontal (porque todos son iguales, no hay nadie arriba ni abajo). La<br />

heterarquía es un sistema en el cual los integrantes no piensan en decidir sobre el otro, sino en interactuar.<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


54 Antonio Tula revistademediacion.com<br />

totalidad y se preguntan qué hacer con él desde la circularidad<br />

y la complejidad) y profesionales «cerealista» (los que<br />

desmontan al problema en partes y fragmentan al sistema<br />

consultante con miradas lineales de causa y efecto, desde<br />

la simplicidad). En este sentido una «mediación de segundo<br />

orden» opera con ambas fuentes, generadoras de malos entendidos,<br />

proponiendo descripciones más abarcativas, que<br />

incluyan un acuerdo que dé lugar a un problema compartido.<br />

Allí, la función del mediador acompaña un proceso complejo<br />

en donde conviven la familia consultante y los distintos<br />

efectores que intervienen en la problemática familiar. En esa<br />

dinámica compleja, la propia voz de cada uno de ellos cambia<br />

a través de la voz de los demás, evitando la tendencia a<br />

monopolizar la intervención desde su propia estructura y a<br />

negar la visión ajena.<br />

Siguiendo el pensamiento de Packman (2005, pp. 84-<br />

95), diremos que el mediador utilizará la interacción realizando<br />

una mirada sobre sí mismo, trascendiendo las limitaciones<br />

de su propio mirar, a través de la mirada de los demás que<br />

constituyen la red de intervención. Expresa el autor: «Es en<br />

esa danza de auto-observaciones, mediada por los otros,<br />

pacientes, terapeutas, supervisores y sistemas sociales más<br />

amplios, pertinentes a la interacción en curso, emergen como<br />

una organización auto –ecológica encarnando ese sistema<br />

social al que denominaremos mediación familiar». Esto responde<br />

a la teoría de los sistemas observantes o «cibernética<br />

de segundo orden», todos son observadores de todos y las<br />

construcciones de significados de cada cual son válidas en<br />

el juego intersubjetivo, en el plano de la co-construcción de<br />

la búsqueda de un cambio de narrativa y una restructuración<br />

de la misma que lleve a un cambio del sistema consultante.<br />

Desde esta perspectiva, las «explicaciones» del mediador<br />

no colocan a las explicaciones del grupo familiar (narrativas<br />

y acciones) dentro de una pauta general ni genera reglas o<br />

acuerdos a partir de ellas. Lo que hace es agregar narrativas<br />

y sugerir acciones que se hallan a un mismo nivel lógico del<br />

grupo familiar, complejizando ese mundo de narrativas acciones<br />

en la búsqueda de nuevas alternativas de acción.<br />

Esto no implica usa simetría ingenua entre el mediador y<br />

las partes y los diversos profesionales. Existe una asimetría<br />

ya que al mediador, en la mediación de segundo orden, lo<br />

motiva una intención que no tienen las partes (ayudar a la solución<br />

de una problemática dada y a la coherencia de la red);<br />

es, por tanto, la mediación en un «sistema de intervención»<br />

que integra al mediador como parte. En ese sistema se genera<br />

un lenguaje y una meta-discusión que le da al mediador un<br />

lugar de responsabilidad en la conducción del proceso y en la<br />

relación que entabla con las partes. En esta perspectiva, ninguno<br />

de los observadores del sistema (partes, mediador, profesionales<br />

de diversas disciplinas) tendrán el poder de definir<br />

qué es la realidad para los demás miembros de dicho sistema.<br />

Adaptando el pensamiento de Packman (2005, p. 86), diremos<br />

que con la cibernética de segundo orden, la mediación<br />

se vuelve en sí mismo una práctica epistemológica, una indagación<br />

mutua de nuestras condiciones de conocer el mundo.<br />

También responde a un operar ético (donde se genera<br />

un contexto donde cada miembro del sistema puede definir<br />

sus propios propósitos y no imponer estos propósitos a los<br />

demás), y estético (donde resistir a la sofocación de la experiencia<br />

humana trivializándola en pautas generales, permite<br />

revalorizar sus aspectos únicos y originales); ello pensando<br />

desde una epistemología constructivista.<br />

Conclusiones<br />

El sujeto de-construido de su unicidad histórica, evolutiva,<br />

que reformula a diario la aventura de vivir con otros, que se<br />

sintetiza luego en su en su identidad única e intransferible y<br />

siempre reformulada, es imposible de ser convertido en un<br />

objeto de intervención ya que como el agua o la arena se<br />

diluye de las manos de sus captores ingenuos y juega su faz<br />

escurridiza y su factoría de mil fantasmas.<br />

La mediación es un juego de azar donde se barajan las<br />

extrañas cartas de la percepción y tan solo el color y las formas<br />

de cada mano dan coherencia a la partida, bajo la dinámica<br />

hábil del mediador que la conduce.<br />

La familia diseccionada en múltiples partes, para que la<br />

«especialización científica» dictamine sobre sus fragmentos,<br />

no es una familia sino una suma de elementos desconexos<br />

huérfanos de la estructura dinámica de la interacción. Las<br />

instituciones, trabajando sobre el mismo caso, como compartimentos<br />

estancos, cada uno con su protocolo, cerradas<br />

en procedimientos focalizados, sostienen la imposibilidad del<br />

sistema para establecer las conexiones, ya que garantizan y<br />

prueban la imposibilidad de poner en marcha las piezas de la<br />

maquinaria a través de la ignición y distribución de su energía,<br />

propia y única.<br />

La disfunción familiar es unas impronta axiológica, preconceptual<br />

y con bases científicas. La función familiar se<br />

reescribe sobre la disfunción ontológica con la sangre que<br />

nutre al sistema y la energía que sostiene su calor corporal.<br />

El pensamiento complejo, que elabora estrategias desde<br />

la incerteza, no rechaza el aporte científico pero sí su concepción<br />

determinista. Este propuesta, tan inacabada y errática<br />

como la epistemología en que se sustenta, tiene los cimientos<br />

en las posibilidades sistémicas de las familias que se nutren<br />

de sus procesos de interacción potenciables y su capacidad<br />

de aprendizaje anestesiada por tantos genios del «deber<br />

ser». Cuando la vocación de servicio sustituya a la soberbia<br />

profesional de los dioses del saber podremos aprender de<br />

nuestros asistidos para luego contarle lo que sabemos.<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


La mediación como parte de una red de intervención 55<br />

EXTENDED SUMMARY:<br />

Mediation as Part of an<br />

Intervention Network<br />

Antonio Tula<br />

Redes Alternativas, Argentina.<br />

Received: 08/12/20<strong>14</strong><br />

Acepted: 21/12/20<strong>14</strong><br />

ABSTRACT: In family cases, the source of a fragmented<br />

institutional intervention is the scientific linear<br />

orthodoxy, a diversity of rules and regulation and<br />

a variety of protocols. In this framework, the different<br />

social bodies and practitioners have their own<br />

agenda that aims at part of the family system with<br />

no communicating vessels that enable to cast an allencompassing<br />

meta-look to the concerned family.<br />

This is a reflective paper on the mediation in the context<br />

of multi-issue families as a hub in a network of other approach<br />

methods. The analysis focuses on the arguments<br />

proposed by some theoretical and epistemological frameworks<br />

on which the aforementioned mentioned proposal<br />

is based on.<br />

Keywords: Multi-issue Family, Second Class Mediation,<br />

Identity, Narrative, Multidisciplinary<br />

This article outlines the theoretical framework that is the base of<br />

a mediator’s intervention in social issues that involve many institutional<br />

and practitioners as it is the case of multi-issue families.<br />

As family mediators we have contributed to these experiences<br />

but disregarded the case’s non-mediability, which<br />

makes us be part of the effects creating structural crises and<br />

the social emergence of vulnerable and violated groups.<br />

When interacting with families, institutions and/or acting<br />

practitioners consider the relevance of our mediation<br />

approach for the social support network to be ordered and<br />

coordinated, respecting the dynamic ecology of the family<br />

group, and avoiding the overlapping of unarticulated and<br />

fragmented practices.<br />

Their contribution to the systemic concept of family and<br />

the respect of their construction process, without prejudice<br />

to the crises and dysfunctional interactions of their emergence,<br />

were useful to expand our field of action.<br />

In our practice, we have respected the individuals in a<br />

family group, their identity and narrative transfer when they<br />

tell us their perception of reality itself and of the reality as<br />

perceived by the group that includes the other members. We<br />

have also respected the subjective interaction networks that<br />

create the family’s identity. But we have not stopped to give<br />

meaning to the absence or presence of the values in force in<br />

a «formal society» validating the sociocultural and national<br />

context of the individuals (for instance, the Bolivian community<br />

that lives in the Northern provinces in Argentina, etc.)<br />

Soon after we started walking these new pathways in mediation<br />

we came to the realization of our strengths to see the<br />

concerned family and the institutions as a systemic network,<br />

and to see ourselves as a hub in this network that plays an<br />

integrating role.<br />

This meta-look enabled us to articulate actions, coordinate<br />

interactions and monitor the impact of the process to help<br />

the concerned families.<br />

We managed to get a spontaneous participation when<br />

we observed that the demand outnumbered the regular<br />

conflicts stemming from the breaking spouses or live-in<br />

partners (child custody, contacts with the non-domestic<br />

parent, financial support, emotional support, responsible<br />

parenting, etc.). Referred cases were returned to mediation<br />

after an intricate tour through many institutions as they<br />

sought efficient help.<br />

Thanks to our contacts with the institutions, and legitimately<br />

upholding our strong link to families, a new kind of practice<br />

started to emerge that we called Second Class Mediation.<br />

During the intervention process in numerous cases, the<br />

spontaneous demand was extended to the institutions themselves<br />

as they requested our participation in complex cases.<br />

It is not possible to develop here the long list of cases our<br />

experience is based on. However, we might say that the theoretical<br />

framework that backs our experience (constructivist<br />

epistemology, circular communication, the theory of systems<br />

and the network concept) has been developed as a way to ge-<br />

Renown Lawyer and Mediator; he has a Master’s Degree in Systemic Psychology (University of Aconcagua, Mendoza, Argentina, 2010); and<br />

has developed his abilities in Argentina, Venezuela, Ecuador, Chile and Spain. University of Buenos Aires (1997-2000). Inter-American Open<br />

University (1997-2000). School of Mediation of the Nation’s Ministry of Justice (1999-20<strong>14</strong>). University of Aconcagua (2000-<strong>14</strong>). Autonomous<br />

University of Barcelona (1999). Training at Harvard University (Negotiation and Mediation) (1995) and intensively trained by Sara Cobb and<br />

Carlos Sluzki (Santa Barbara University, 1997, 2012 and 20<strong>14</strong>); Douglas Stone (Harvard University, 2001); Aldo Morrone (Canada, 2003); and<br />

Joseph Folger (USA).<br />

For 18 years Redes Alternativas has been working to train, diagnose, plan, design and implement strategies to manage conflict situations in the<br />

context of public and private institutions. They also work to train and research in mediation and other conflict resolution methods together with<br />

the Department of Alternative Dispute Resolution of University of Aconcagua; they manage three municipal centers for community mediation.<br />

Their web has 5100 members and 800 blogs on theory and thematic information, 11 pedagogical videos on mediation and 160 study groups.<br />

Mails on this article should be sent to the author to the following e-mail address: antochoya@gmail.com<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


56 Antonio Tula revistademediacion.com<br />

nerate debate in the scientific community concerned by this<br />

matter.<br />

To begin with, let’s reflect upon the individual that requests<br />

help at a mental health service not as an intervention<br />

object but as a historical subject that is the main character in<br />

his/her own current narrative that is emotionally communicated,<br />

who wants to be listened to from his/her own individual<br />

and interactional context.<br />

In this regard, reality is inextricably linked to the individual<br />

who lives in it, as well as his ability to distinguish order and<br />

select certain characteristics of the outer world in a personal<br />

fashion (Nardi, 2001). This is an epistemological dimension<br />

of the knowledge constructed by and in the individual that<br />

does not come from external a priori meanings of science.<br />

Each individual has his epistemology. The external reality,<br />

translated by an expert in a segment of knowledge (doctor,<br />

lawyer psychologist, social worker, and mediator) invades the<br />

life meaning construction of the individual, imposing ways to<br />

walk through instead of accompanying him in a redefinition<br />

and reconstruction process of his reality and interactional environment<br />

reconstruction.<br />

The systemic approach of integrated intervention we<br />

propose requires establishing a focal system (the family and<br />

the different effectors) that we call «the intervention system»<br />

(a whole inwards a relation and part of a whole outwards).<br />

Based on this perspective, we need to pay attention to the<br />

components or subsystems (child assistance, assistance to<br />

the mother, assistance to couples and to the family system<br />

they constitute) and, simultaneously, to the meaning-giving<br />

environment (context) in a coordinated fashion. This interesting<br />

contribution invites us to think about ourselves and<br />

the service requesting party from an individual and intersystemic<br />

point of view creating, we insist, a «focal system»<br />

of intervention.<br />

From this standpoint, the crisis of a multi-issue family<br />

crisis is based on a homeostatic, dysfunctional and destructive<br />

balance that does not allow for change to occur. Then,<br />

the assistance social system and external support come in.<br />

If the assistance social system joins the consulting system in<br />

an unarticulated and fragmented way the potential result is<br />

the certainty that change cannot be achieved, and the family<br />

and its members will be devastated and destructed. The institutional<br />

iatrogenesis is caused by the lack of integration in<br />

the intervention and the waste of resources without meeting<br />

the goals set.<br />

Usually, under the pressure of excessive social demand<br />

that overspills the State resources, professional interventions<br />

tend to put an end to family issues with immediate shallow<br />

measures that ethically justify the closing of the case but that<br />

open up an uncertain future where the crisis can be deepened<br />

and a return to institutionalization occur, which is an expensive<br />

iatrogenic vicious circle. In this framework interaction is<br />

not frequent and each effector acts according to his agenda.<br />

Packman (2005) recalls that Von Foerster calls «the lack<br />

of interaction between specialists in different fields social<br />

dysfunction». He indicates that the different specialists and<br />

institutions are involved in treating families and that they find<br />

themselves at a crossroads between systems, and that they<br />

operate with different languages, goals and methodologies.<br />

For this reason he finds that creating a «therapy of therapies»<br />

is useful. This is what the author calls «second class therapy»,<br />

which we will call «second class mediation», i.e., when<br />

the mediator becomes a facilitator of dialogues between the<br />

different languages involved.<br />

Two different languages are found when these «holistic»<br />

practitioners intervene (who face the problem as a whole and<br />

wonder what to do with it from a circular and complexity approach)<br />

and the «serialistic» practitioners (those who divide<br />

the problem in sections and fragment the family’s system<br />

casting cause and effect linear looks based on simplicity). In<br />

this regard, a «second class mediation» works with both sources<br />

that generate misunderstandings proposing more encompassing<br />

descriptions that include a settlement that gives<br />

way to a shared issue. Here, the role of the mediator is to accompany<br />

a complex process where the requesting family coexists<br />

when the different effectors that intervene in a family<br />

issue. In this complex dynamic the voice of each one changes<br />

through the voice of the others, avoiding the trend to monopolizing<br />

the intervention based on the personal structure and<br />

to denying the others’ views.<br />

Following Packman’s thinking (2005, p. 84/95), we can<br />

say that the mediator will use the interaction casting his eyes<br />

on himself but transcending the limitations of his own look,<br />

through the look of the other members of the intervention<br />

network. Says the author: «It is in this dance of self-observations<br />

and measures by the others that patients, practitioners,<br />

supervisors and the wider social systems pertaining to the interaction<br />

in progress emerge as a self-ecologic organization,<br />

embodying this social system we will call family mediation.<br />

This responds to the theory of the observing systems or «second<br />

class cyber» where all observe all and where the construction<br />

of meaning for each one is valid in the intersubjective<br />

game, in the co-construction plan when seeking a change<br />

of narrative, and in a restructuring that leads to change in the<br />

consulting family system.<br />

The mediator plays his role according to this way of<br />

knowing and constructing, thus avoiding the scientific trap of<br />

reducing the observations of the family group to a «general<br />

inclusive pattern». From this reductionism the pattern becomes<br />

a «cause» which makes the narrative of the consulting<br />

group to be an example of this general pattern, maintaining<br />

the homeostatic circle of the dysfunction.<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


La mediación como parte de una red de intervención 57<br />

Referencias<br />

––<br />

Andersen, R. y Carter, I. (1994). La conducta humana en el medio<br />

social. Enfoque sistémico de la sociedad. Barcelona: Gedisa.<br />

––<br />

Buber, M. (20<strong>14</strong>). Yo y Tu y otros ensayos. Buenos Aires, Argentina:<br />

Editorial Lilmod – Prometeo Editorial. [Trabajo original<br />

publicado en 2002].<br />

––<br />

Brunner, J. (1991). Actos de Significado: Más allá de la Revolución<br />

Cognitiva. Buenos Aires: Alianza.<br />

––<br />

Casariego de Gainza, M. (2013). Teoría del Apego. Curso online,<br />

material de estudio, no publicado.<br />

––<br />

Grün, Ernesto (1997). Ponencia XVIII. Congreso Mundial de la<br />

Asociación Internacional de Filosofía Jurídica y Social. Asociación<br />

Argentina de Teoría General de los Sistemas y Cibernética.<br />

––<br />

Guidano, V. (1987). Complexity of the Self: A developmental<br />

approach to psychopathology and therapy. Nueva York: Guilford<br />

Press.<br />

––<br />

Hoffman, l. (1987). Fundamentos para la terapia familiar. (2ª<br />

ed.). México DF.: Editorial Fondo Interamericano de la Cultura<br />

Económica.<br />

––<br />

Maturana, H. (1989). Lenguaje y realidad: el origen de lo humano.<br />

Archivos de Biología y Medicina Experimentales, 22, 77-81.<br />

––<br />

Maturana, H. (1996). Realidad: la búsqueda de la Objetividad<br />

o la persecución del argumento que obliga. En M. Pakman<br />

(comp.). Construcciones de la experiencia humana. Barcelona:<br />

Ed. Gedisa.<br />

––<br />

Maliandi, R. (2010). Discurso y Convergencia. Buenos Aires: Oinos.<br />

––<br />

Munuera Gómez, P. (2007). El modelo circular narrativo de<br />

Sara Cobb y sus técnicas. Portularia, 7(1-2), 85-106.<br />

––<br />

Nardi B. (2001). Processi Psichici e Psicopatología<br />

nell´Approccio Cognitivo. Milan, Italia: Franco Angeli Edizioni.<br />

––<br />

Najmanovich, D. (1999). El juego de los Vínculos Subjetividad<br />

redes. Figuras en mutación. Buenos Aires, Argentina: Editorial<br />

Biblos.<br />

––<br />

Oneto, L. y Moltedo, A. (2002). Las Organizaciones de Significado<br />

Personal de Vittorio Guidano: Una llave explicativa de la<br />

experiencia humana. <strong>Revista</strong> Psicoperspectivas, 1. 83-92.<br />

––<br />

Packman, M. (Ed.). (2005). Comentario introductorio de Cibernética<br />

Lenguaje y Sociedad. En H. Von Foerster La Semilla de la<br />

Cibernética (cap. III, p. 108). Barcelona: Ed Gedisa<br />

––<br />

Ricoeur, P. (2004). Caminos del reconocimiento. México D.F.:<br />

Fondo de Cultura Económica.<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


58 <strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2, pp. 58-65 revistademediacion.com<br />

La perspectiva portuguesa de la<br />

institucionalización de la mediación<br />

The Portuguese Perspective of the Institucionalization of<br />

Mediation<br />

Daniela Pacheco<br />

Rodrigues, Vasconcelos, Marques, Teles, Azadinho - Bufete de Abogados, Portugal<br />

Manuscrito recibido: 25/07/20<strong>14</strong><br />

Manuscrito aceptado: 31/10/20<strong>14</strong><br />

Resumen: En el presente trabajo se va a analizar la temática de la mediación en el ordenamiento<br />

jurídico portugués. Empezaremos con el análisis de sus características básicas, a continuación vamos<br />

a presentar sus ámbitos públicos de acción –los sistemas públicos de mediación especializada y los<br />

sistemas públicos de mediación en los Juzgados de Paz– y, por último, se procederá a un breve estudio<br />

de la más reciente ley en esta materia: la Ley nº 13/2013 de 19 de Abril.<br />

Abstract: In this article we intend to analyse mediation in the Portuguese legal system. We shall start<br />

by analysing its basic characteristics, to present further its field of action at a public level – public<br />

systems of specialized mediation and the mediation public systems at the Justice of the peace level<br />

– to conclude with a brief analysis of the latest piece of legislation passed in this regard: Act 13/2013<br />

of 13 April.<br />

Palabras Clave: Mediación, Portugal, Sistemas Públicos de Mediación, Juzgados de Paz, Ley nº<br />

13/2013 de 13 de Abril.<br />

Keywords: Mediation, Portugal, Public Systems of Mediation, Justice of Peace, Law 13/2013 of 13<br />

April.<br />

Colaboradora del Programa de Mediación Intrajudicial de la Universidad Carlos III de Madrid. Licenciada en Derecho por la Facultad de Derecho<br />

de la Universidad de Coimbra. Master en Derecho Criminal por la Universidad Católica Portuguesa. Abogada en prácticas en el Rodrigues,<br />

Vasconcelos, Marques, Teles, Azadinho - Bufete de Abogados, Portugal.<br />

La autora desea agradecer a la Dr. ª Ana Maria Maia Gonçalves, profesora de la Universidad Católica Portuguesa y Presidente del Instituto de<br />

Certificação e Formação de Mediadores Lusófonos (ICFML), a la Dr.ª Helena Soleto, profesora de la Universidad Carlos III de Madrid y Directora<br />

del Programa de Mediación UC3M, así como al equipo de dicho Programa, por las ejemplares lecciones aprendidas de todos ellos en materia de<br />

mediación.<br />

La correspondencia sobre este artículo debe enviarse a la autora al E-mail: daniela.pacheco@sapo.pt<br />

ISSN: 2340-9754


La perspectiva portuguesa de la institucionalización de la mediación 59<br />

El creciente deseo del ciudadano en participar en la resolución de<br />

sus conflictos, asociado a la crisis del derecho (Hespanha, 2007),<br />

fueron factores que influyeron en el desarrollo de los medios alternativos<br />

de resolución de disputas, apuntados, además, como<br />

una de las posibles respuestas a la crisis de la justicia portuguesa<br />

(Silva, 2009). Desde la perspectiva de Mariana Gouveia, esta crisis<br />

observada es esencialmente una crisis de calidad de justicia y<br />

no de cantidad o de morosidad. Los medios de resolución alternativa<br />

de conflictos buscan dar respuestas precisamente en el<br />

ámbito de la calidad y no de la cantidad, contrariamente a lo que<br />

comúnmente se menciona, ya que, tales mecanismos postulan<br />

un abordaje diferente del conflicto, buscando la solución más<br />

adecuada (Gouveia, 2012, p. 22).<br />

No obstante y pese a los recientes esfuerzos legislativos<br />

–la recién-publicada Ley de la Mediación (Ley nº 29/2013, de<br />

19 de abril) y respetivas portarías (reglamento de desarrollo:<br />

Portarías nº 344/2013, de 27 de noviembre y nº 345/2013, de<br />

27 de noviembre)– la mediación continúa siendo una realidad<br />

utópica en Portugal, visto el número reducido de mediaciones<br />

existentes y el escaso conocimiento sobre la misma en<br />

la sociedad en general y en la propia comunidad jurídica. En<br />

Portugal no son enseñadas asignaturas de mediación en los<br />

grados universitarios, consecuentemente los recién-jurista/<br />

abogados/jueces siguen insensibles a esta temática. Por todo<br />

eso se dice que, comparado con el resto del mundo desarrollado,<br />

Portugal permanece en la pre-historia en este área, señalando<br />

como factor el enraizamiento en nuestra cultura de<br />

que no cabe a terceros entrometerse en la «vida de los demás»<br />

(Bolieiro y Guerra 2009, p. 268).<br />

La mediación constituye una vía alternativa y complementaria<br />

a la instancia judicial, que reduce los traumas y las heridas<br />

que eclosionan con la exposición pública de determinado<br />

litigio (Bolieiro y Guerra 2009, p. 265). Un acuerdo alcanzado<br />

en mediación puede abrir nuevas perspectivas a las partes en<br />

conflictos, dado que «(…) muchas veces son más las barreras<br />

a la comunicación que los puentes que se establecen, por lo<br />

que la intervención de una tercera persona, extraña al conflicto,<br />

puede quitar la fuerza intransigente de las posiciones asumidas»<br />

(Bolieiro y Guerra 2009, p. 269), concienciando a las<br />

partes de los intereses a salvaguardar.<br />

Características de la mediación en el<br />

ordenamiento jurídico portugués<br />

La mediación se asienta en la premisa de que las partes son las<br />

«dueñas del litigio», siendo ellas las que se encontrará las solución<br />

adecuada. Poseen el dominio del proceso, dependiendo de<br />

ellas el inicio, el desarrollo y el final de la mediación, pudiendo salir<br />

cuando quieran, ya que nada las obliga a alcanzar un acuerdo.<br />

La función del mediador pasa por ayudar a las partes a<br />

comunicarse, conduciéndolas al camino del acuerdo que entiendan<br />

posible o adecuado, no dejándolas desviarse de sus<br />

reales intereses, siempre intentando que su intervención, aunque<br />

determinante, sea lo menos visible posible. El mediador no<br />

negocia con las partes sino que conduce la negociación que<br />

ellas hacen entre sí. La noción de mediación actualmente establecida<br />

en el ordenamiento jurídico portugués es, por lo tanto,<br />

puramente facilitadora, es decir, el mediador simplemente<br />

ayuda las partes a dialogar, identificando los puntos esenciales<br />

que se presentan en el conflicto y propiciando la verdadera<br />

comunicación entre ambas. Así, con la ayuda del mediador,<br />

las partes intentarán vislumbrar el real conflicto existente, con<br />

lo que la solución encontrada sea satisfactoria para ambas. El<br />

objetivo es solucionar el problema restableciendo la paz social<br />

entre las partes. Tal fin se sobrepone, por completo, a la cuestión<br />

del derecho, es decir, no se trata de quién tiene razón sino<br />

de solucionar los problemas subyacentes al surgimiento del<br />

conflicto. El resultado pretendido es de victoria para ambas,<br />

frente a la idea de un vencedor frente a un vencido. Se trata,<br />

por eso, de un método de resolución de conflictos que se basa<br />

en los intereses y no en quién tiene la razón De esta forma,<br />

no debe haber intermediarios, aunque las partes puedan ser<br />

ayudadas. Los abogados pueden acompañar o representar a<br />

las partes en la mediación, sin embargo, deberán adoptar una<br />

postura diferente de la tradicional, actuando en consonancia<br />

con el espíritu de colaboración y en la busca del mejor consenso.<br />

El papel principal no es suyo, sino de las partes.<br />

No podemos, con todo, ignorar que la mediación necesita<br />

de la abogacía para integrarse plenamente en el sistema<br />

de Justicia. Conforme explica Mariana Gouveia, «es muy importante<br />

ganar a los abogados para la causa de la mediación.<br />

Cuando ocurra esa adhesión (y sólo entonces) la mediación<br />

tendrá condiciones para triunfar en Portugal. El ciudadano común<br />

no sabe lo que es la mediación. Si surge un problema,<br />

recurrirá a un abogado, no a un mediador. El abogado es, por<br />

eso, la persona ideal para aconsejar el método más adecuado<br />

al caso concreto.» (Gouveia, 2012, p. 47) La autora manifiesta<br />

que sugerir la intervención de un mediador no implica la disminución<br />

de trabajo y, consecuentemente, de la remuneración<br />

para el abogado. La satisfacción del cliente implicará su retorno<br />

para la resolución de otros problemas, de los cuales desistiría<br />

si el método judicial fuera el único disponible. Veamos<br />

el ejemplo americano: después de una oposición inicial a los<br />

medios de resolución alternativa de conflictos, los abogados<br />

americanos consiguieron superarla, porque «happy clients pay<br />

their bills». En este caso pasaron a reconocer la importancia de<br />

la mediación en el sistema jurídico y la importancia del apoyo<br />

a ella dado por los propios abogados. (Simac, 2009, p. 49).<br />

La mediación puede ser integrada en el sistema jurídico de<br />

varias maneras: puede establecerse su obligatoriedad –como<br />

acontece en Italia o Mozambique– o crear sistemas de mediación<br />

facultativos –como ocurre en Portugal (en los Juzgados<br />

de Paz y, en general, en todos los Sistemas de Mediación Pú-<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


60 Daniela Pacheco revistademediacion.com<br />

blica especializada). Hay una tendencia para integrar la mediación<br />

entre las opciones de las partes; sin embargo, su desarrollo<br />

no ha sido el esperado – pasó ya más de una década desde<br />

su implementación, y aun así, parece no ser tiempo suficiente<br />

para su efectivo éxito. Ante tal panorama, el establecimiento<br />

de la obligatoriedad de la mediación en algunas materias<br />

surge como una solución tentadora pero ¿sería adecuada tal<br />

solución Como sabemos la mediación requiere la voluntad y<br />

la autodeterminación de las partes. Si se les obliga a mediar<br />

esto parece contradecir el principio básico,, pudiendo hacer<br />

inviable el éxito de la mediación. Por regla general el ser humano<br />

vive muy mal la imposición de algo, así, la implantación de<br />

un sistema de este tipo sería mal acogida. Obligar a alguien a<br />

comparecer a las sesiones, forzando el acuerdo, no produciría<br />

los efectos deseados. Creemos que, antes de avanzarse con<br />

soluciones más radicales, sería importante promover una cultura<br />

social sobre cómo funciona la mediación, informar a los<br />

individuos concienciándolos de que la vía consensual de resolución<br />

de los conflictos es el mejor camino para la construcción<br />

de una sociedad más pacífica. Además, estudios demuestran<br />

que la tasa de acuerdo en la mediación obligatoria es inferior<br />

(46%) a de la mediación voluntaria (62%) (Wissler, 1997, p. 581).<br />

Sistemas públicos de mediación<br />

Los sistemas públicos de mediación en Portugal son creados<br />

y gestionados por entidades públicas y tratan de proporcionar<br />

a los ciudadanos formas rápidas de resolución alternativa de<br />

litigios, a través de servicios de mediación.<br />

Según lo ya se ha mencionado, la mediación no tiene aún<br />

mucha tradición en Portugal, surgiendo en la década de los<br />

noventa del siglo XX, de la mano de entidades privadas. Sin<br />

embargo, se ha dado un aumento de esta forma alternativa<br />

de resolución de conflictos en varias esferas de intervención:<br />

desde la comercial a la familiar y escolar, pasando por la penal,<br />

pública e intercultural.<br />

Inicialmente, Portugal optó por implementar la mediación<br />

a través de la difusión de sistemas de mediación, gestionados<br />

por una entidad pública, el Gabinete de Resolução Extrajudicial<br />

de Conflitos (GRAL) (Cebola, 2011, p. 354). En aquellos tiempos<br />

la mediación privada, no tenía un encuadramiento legal claro.<br />

La primera experiencia de mediación con la estampa del<br />

Ministerio de la Justicia tuvo lugar en 1997, con la implementación<br />

de un Gabinete de Mediación Familiar con competencia<br />

para conflictos relativos a la regulación del poder de paternidad,<br />

en la comarca de Lisboa. Fácilmente se comprende que<br />

tanto el ámbito material como el ámbito territorial de este<br />

Gabinete eran muy limitados. Precisamente con el objetivo de<br />

superar esta insuficiencia, en 2007 entró en funcionamiento el<br />

Sistema de Mediación Familiar. Se trata de un servicio público,<br />

creado con vista a la resolución extrajudicial de conflictos<br />

emergentes en el ámbito de relaciones familiares, en los cuales<br />

su utilización se muestra adecuada 1 y, cuya competencia abarca<br />

actualmente todo el territorio nacional.<br />

Varios años después de aquella primera iniciativa en el<br />

área de la mediación familiar, (ámbito que más tradición tiene<br />

en el ordenamiento jurídico portugués) fue creado en 2006<br />

el Sistema de Mediación Laboral, permitiendo a trabajadores<br />

y empleadores la resolución de ciertos litigios emergentes en<br />

materia de contrato individual de trabajo, como por ejemplo,<br />

la denegación del empleador en dar formación profesional al<br />

trabajador. 2<br />

Por otra parte la mediación penal, comenzó a surgir en<br />

Portugal a partir de una iniciativa promovida por la Facultad<br />

de Derecho de la Universidad de Porto en 2004, pero sólo fue<br />

expresamente introducida en el ordenamiento jurídico portugués<br />

en 2007, a través de la Ley nº21/2007, de 12 de junio.<br />

Se creó el Sistema de Mediación Penal, en cumplimento de<br />

la Decisión Cuadro nº 2001/220/JAI, del Consejo de la Unión<br />

Europea, que determina que los Estados-Miembros deben esforzarse<br />

por promover la mediación en el ámbito de procesos<br />

de naturaleza criminal. 3 La mediación «víctima-agresor» se integra<br />

en la justicia restaurativa, buscando una reparación efectiva<br />

de la víctima y una rehabilitación del agresor, además o en<br />

vez de su castigo (Gouveia, 2012, p. 67).<br />

Son, por lo tanto, tres los sistemas públicos de mediación<br />

existentes en Portugal: el Sistema de Mediación Familiar<br />

(SMF), el Sistema de Mediación Laboral (SML) y el Sistema de<br />

Mediación Penal (SMP). No obstante, la verdad es que actualmente<br />

son pocos las solicitudes de mediación recibidas por estos<br />

organismos, encontrándose, por eso, prácticamente fuera<br />

de servicio.<br />

La mediación en los juzgados de paz<br />

Fue con la creación de los Juzgados de Paz, por la Ley nº<br />

78/2001, de 13 de julio, que la mediación tuvo una entrada (un<br />

poco) más evidente en el panorama jurídico portugués. En ese<br />

momento surgen los primeros cursos de mediadores, pasando<br />

a exigirse su certificación por el Ministerio de la Justicia, para<br />

que estos profesionales puedan actuar en el ámbito del sistema<br />

público de mediación y Juzgados de Paz. Fuera de los<br />

Juzgados de Paz y de los sistemas públicos de mediación, no<br />

es obligatoria la frecuencia de curso certificado por el Ministerio<br />

de la Justicia para realizar mediación. Además, nótese que<br />

el último concurso de mediadores para los Juzgados de Paz<br />

transcurrió ya en 2011, encontrándose estancado debido a problemas<br />

burocráticos.<br />

1 Para más información: Vide http://bit.ly/1A0Ct3e 2 Para más información: vide http://bit.ly/1JVnUDD 3 Para más informaciones vide<br />

http://bit.ly/1vAOYi6 (consultado a 10 de enero de 20<strong>14</strong>).<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


La perspectiva portuguesa de la institucionalización de la mediación 61<br />

Consideramos pertinente tejer algunas consideraciones<br />

relativamente a estos tribunales, de cara a esclarecer su funcionamiento<br />

en Portugal. Los Juzgados de Paz fueron inspirados<br />

en los tribunales «multi-puertas», ideados por Frank<br />

Sander, los cuales se caracterizaban por ofertar un abanico variado<br />

de opciones para la resolución de litigios (Gouveia, 2012,<br />

p. 21). Así un proceso en el Juzgado de Paz puede ser resuelto<br />

por mediación, por conciliación o por juicio. De este modo los<br />

Juzgados de Paz constituyen una instancia de resolución de<br />

conflictos que agrupan, en una única institución, diversas ofertas<br />

de justicia.<br />

En Portugal existen 25 Juzgados de Paz funcionando en<br />

cerca de 50 municipios. 4 Son verdaderos tribunales, previstos<br />

en la Constitución de la República Portuguesa (artículo 209º,<br />

nº 2), que practican una justicia alternativa, caracterizada por<br />

la proximidad y por la tentativa de alcanzar un acuerdo que<br />

beneficie a las partes en conflicto (Ferreira, 2005, p. 46). Estos<br />

tribunales extrajudiciales, con características especiales,<br />

son competentes para apreciar causas de naturaleza civil -excluyendo<br />

las que envuelvan materias de Derecho de Familia,<br />

Derecho de Sucesiones y Derecho del Trabajo –de valor no superior<br />

a 15.000 €–, de forma rápida, simplificada y con costes<br />

reducidos (Nueva Ley de los Juzgados de Paz– Ley nº 54/2013,<br />

de 31 de junio, artículo 8º). Se parte del entendimiento de que<br />

las partes deben ser quienes resuelvan sus problemas, sin perjuicio<br />

de que el Juez de Paz decida por sentencia si no consiguen<br />

alcanzar por sí mismas una solución.<br />

La tramitación en estos tribunales contiene dos momentos<br />

para la obtención del acuerdo: la mediación extrajudicial y la<br />

conciliación judicial. La mediación es realizada por un mediador,<br />

escogido por las partes o indicado por los servicios del<br />

Juzgado de Paz. La conciliación es intentada por el juez, en el<br />

inicio de la sesión de juicio. En la opinión de Mariana Gouveia,<br />

«en los Juzgados de Paz la motivación para el acuerdo es más<br />

fuerte que en los tribunales judiciales (…) en la medida en que<br />

se sabe que el juez va esforzarse por agotar todas las posibilidades<br />

de obtención del acuerdo» (Gouveia, 2012, p. 291).<br />

Dado que el cambio de paradigma necesario para la aceptación<br />

de la mediación aún no tuvo lugar en la esfera de los<br />

abogados portugueses, se verifica que, en Portugal, este medio<br />

alternativo de resolución de conflictos sólo tiene lugar,<br />

precisamente, en los Juzgados de Paz. La mediación privada,<br />

definida como voluntariamente elegida por las partes fuera del<br />

sistema público, aún no se encuentra específicamente regulada<br />

(Gonçalves y Leitão, 2012). Además, de conformidad con<br />

el artículo 8º de la Ley nº 54/2013, de 31 de julio, las causas<br />

hasta €15.000 pueden ser instauradas en los Juzgados de Paz<br />

o en los Tribunales Judiciales, siendo esa una opción de las<br />

4 La lista actualizada puede ser consultada en: http://bit.ly/1AVL6gX<br />

partes. Atendiendo a que, la mayoría de los abogados continúa<br />

subyugado a la forma tradicional de litigación (es decir, la<br />

judicial), fácilmente se concluye que los Juzgados de Paz son<br />

una opción poco considerada y, de esa forma, contribuyen al<br />

cultivo, en la comunidad jurídica, del mito de que estos no son<br />

verdaderos tribunales.<br />

Regulación de la mediación: Ley nº29/2013,<br />

de 19 de abril<br />

Para promover el recurso a la mediación se consideró esencial<br />

la creación de un soporte legislativo que estableciera las bases<br />

de este medio de resolución alternativa de litigios, tanto a nivel<br />

de sus principios y de las reglas deontológicas aplicables a los<br />

mediadores, como en el plan del proceso y del procedimiento<br />

de la mediación. En este sentido, fue recientemente publicada<br />

en Portugal la Ley nº29/2013, de 19 de abril.<br />

Hasta su entrada en vigor asistíamos a una dispersión legislativa<br />

de las normas relativas a la mediación, a una regulación<br />

detallada de los sistemas públicos de mediación y a un<br />

vacío legal en lo que respeta a la mediación privada, con el<br />

debate sobre la aplicación de las normas de los sistemas públicos<br />

de mediación a los procedimientos ocurridos fuera de<br />

aquellas estructuras (Lopes y Patrão, 20<strong>14</strong>, p. 12). La verdad<br />

es que la implementación de la mediación no debe ceñirse a<br />

sistemas públicos. En consonancia con la Directiva 2008/52/<br />

CE, –transpuesta para el ordenamiento jurídico portugués a<br />

través del Decreto-Ley 29/2009 de 29 de junio, que introdujo<br />

en el Código de Proceso Civil los artículos 249.º A, B e C y el artículo<br />

279.ºA– este medio alternativo de resolución de controversias<br />

debe ser integrado en el ámbito de los procedimientos<br />

de resolución de conflictos paralelamente al sistema de justicia<br />

tradicional, lo que implica la reglamentación de la mediación<br />

privada (Cebola, 2011, p. 381).<br />

La Ley nº 29/2013, de 19 de abril pretende, así, afirmarse<br />

como régimen general de la mediación que consagra los principios<br />

generales aplicables a la mediación realizada en Portugal<br />

(enumerados en los artículos 3.º a 9.º de la Ley nº 29/2013,<br />

a saber: el principio de la voluntariedad, de la confidencialidad,<br />

de la igualdad y de la imparcialidad, de la independencia, de la<br />

cualificación y de la responsabilidad y, por último, de la ejecutoriedad).<br />

Tales normas se refieren al ámbito de la mediación<br />

privada, del sistema público de mediación de los Juzgados de<br />

Paz y de todos los sistemas públicos de mediación especializada<br />

(familiar, laboral y penal). Establece, detalladamente, el<br />

procedimiento aplicable a la mediación civil y comercial (en<br />

sus artículos 10.º y siguientes), -desde su inicio, a la elección<br />

del mediador de conflictos, presencia de las partes, abogados<br />

y otros técnicos en las sesiones de mediación-; el fin del procedimiento<br />

de mediación, el acuerdo, y, por último, la duración<br />

y suspensión del procedimiento. Define el régimen jurídico de<br />

los mediadores (artículos 23º y siguientes) regulando aspectos<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


62 Daniela Pacheco revistademediacion.com<br />

relativos al acceso a la actividad, a su formación y las respectivas<br />

entidades formadoras (organismos privados, con acreditación<br />

conferida por el Ministerio de la Justicia portugués), a sus<br />

derechos y deberes, así como, impedimentos y remuneración<br />

de estos profesionales; y, por último, dispone sobre el régimen<br />

jurídico de los sistemas públicos de mediación (artículo 30.º y<br />

siguientes), que proporcionan a los ciudadanos formas rápidas<br />

de resolución alternativa de litigios, a través de servicios<br />

de mediación creados y gestionados por entidades públicas.<br />

Los mediadores actúan en consonancia con las reglas de la<br />

Ley de la Mediación, en la Ley de los Juzgados de Paz y en el<br />

Código de Conducta Europeo para Mediadores, al no existir un<br />

Código Nacional de Conducta para Mediadores. Existen orientaciones<br />

en cuanto a la forma como deben ser conducidas las<br />

sesiones de mediación, en cuanto a los métodos que pueden<br />

ser utilizados para conseguir una comunicación o relación constructiva<br />

con las partes y en cuanto a los términos en que los mediadores<br />

pueden proponer acuerdos. Además, nada impide que<br />

cada organización defina y publicite un Código de Conducta<br />

Profesional del Mediador. El sistema público de mediación, por<br />

su parte, tiene un comité de supervisión que controla la conducta<br />

de los mediadores. A través de estos mecanismos se asegura<br />

la confianza en relación a los mediadores y a la mediación<br />

La garantía de calidad de la mediación es un aspecto muy<br />

acentuado en la Ley de la Mediación –está patente, por ejemplo,<br />

en el artículo 24.º, en lo que respecta a «Formación y entidades<br />

formadoras» y en el artículo 43.º, relativo a la «Fiscalización<br />

del ejercicio de la actividad de mediación»–.<br />

Esta ley se asume, por lo tanto, como un verdadero marco<br />

en la mediación nacional, con vistas a contribuir a la mayor<br />

información y divulgación de este mecanismo y, consecuentemente,<br />

para una mayor utilización de este medio, ofertando a<br />

los ciudadanos y a las empresas una solución complementaria<br />

a la vía judicial. En la Exposición de Motivos de la Propuesta de<br />

Ley nº116/XII que dio origen a la presente ley es asumido que:<br />

«La existencia de una ley de mediación como esta, al regular una<br />

materia en la cual se identifican claras lagunas y al unificar en<br />

un único diploma regímenes que se encuentran hoy dispersos,<br />

contribuirá para una mayor divulgación de la mediación y consecuentemente<br />

para una mayor utilización de este mecanismo».<br />

Consideraciones finales<br />

En consonancia con datos divulgados, en 2012 los Juzgados de<br />

Paz trataron 10.971 procesos lo que, comparativamente con el<br />

número de procesos de los tribunales judiciales (870.000 procesos<br />

registrados), representa 1.26% de los procesos tratados<br />

por la justicia portuguesa. Solamente 2.167 de esos procesos<br />

fueron resueltos en mediación. Si comparáramos este número<br />

con los 870.000 procesos de los tribunales, denotamos que la<br />

mediación resolvió apenas 0,24% de los procesos 5 . Tenemos<br />

así una idea del papel «microscópico» que la mediación representa<br />

en los Juzgados de Paz (y no olvidando que en la esfera<br />

privada es prácticamente inexistente). Es caso para decir:<br />

«Welcome to portuguese mediation: a dream».<br />

A pesar de la crisis que se vive en el sector de la justicia y<br />

del creciente deseo del ciudadano en participar en la resolución<br />

de sus conflictos, la mediación en Portugal no presenta<br />

todavía señales de auténtico desarrollo. La forma tradicional<br />

de resolución de controversias, es decir, la judicial, se ha revelado<br />

incapaz de responder a tiempo al aumento de los litigios.<br />

En consonancia con algunas estadísticas, en la justicia civil, la<br />

duración media de los procesos en los tribunales es de 29 meses<br />

6 pero, aun así, particulares y empresas no valoran la resolución<br />

extrajudicial de conflictos, como una herramienta ágil,<br />

segura, rápida y discreta.<br />

La Ley nº 29/2013 dio un encuadramiento jurídico a la mediación.<br />

Esperamos que este impulso sea aprovechado por<br />

los usuarios de la justicia, ciudadanos, empresas, abogados y<br />

magistrados, para que este medio alternativo y consensual de<br />

resolución de litigios se consolide en nuestro país. La realidad<br />

socio-económica portuguesa requiere nuevas formas de actuar<br />

en la resolución de los conflictos y creemos que la mediación<br />

es una preciosa puerta de entrada en la justicia, pero no es<br />

suficientemente valorada en Portugal, todavía.<br />

Como refería Stephen Goldberg, es necesario introducir<br />

la enseñanza de la mediación, tanto en la educación superior,<br />

como en el cotidiano. Para difundir estos ideales sería importante<br />

contar con el apoyo de las universidades y colegios<br />

profesionales de la justicia, que a través de la introducción de<br />

asignaturas en los grados universitarios, y acciones formativas,<br />

fomentasen el uso de la mediación en sus numerosas ramas.<br />

También sería muy importante concienciar los ciudadanos en<br />

general, para que conozcan la mediación, a través, primordialmente<br />

de sus abogados, que no pueden permanecer subyugados<br />

a la forma tradicional de litigación (es decir, la judicial),<br />

sino contemplar la mediación como una opción tan válida<br />

como la judicial. Estarían así reunidos los puntos de partida.<br />

La mediación es un camino, una vía diferente, que puede<br />

abrir nuevas puertas, y en la cual debemos invertir para bien de<br />

nuestro futuro en sociedad. Aunque integrada ya formalmente<br />

en el sistema de Justicia portugués, su éxito sólo ocurrirá plenamente<br />

cuando forme parte de la cultura social portuguesa, que<br />

a pesar de no ser todavía realidad, comienza a dar los primeros<br />

pasos (Gouveia, 2012, p. 34). Y los Tribunales sólo tienen que<br />

creer en ella, sin no obstaculizar o destruir su implementación,<br />

dejándola «entrar en sus muros» (Bolieiro y Guerra, 2009, p. 278).<br />

5 Datos consultados en: http://bit.ly/1JVnT2J 6 Consultar: http://bit.ly/1A0BT5F y http://bit.ly/1HPIeCy<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


La perspectiva portuguesa de la institucionalización de la mediación 63<br />

EXTENDED SUMMARY:<br />

The Portuguese Perspective<br />

of the Institucionalization of<br />

Mediation<br />

Daniela Pacheco<br />

Rodrigues, Vasconcelos, Marques, Teles, Azadinho - Bufete de<br />

Abogados, Portugal<br />

Abstract: In this article we intend to analyse mediation<br />

in the Portuguese legal system. We shall start by analysing<br />

its basic characteristics, to present further its field<br />

of action at a public level – public systems of specialized<br />

mediation and the mediation public systems at the Justice<br />

of the peace level – to conclude with a brief analysis<br />

of the latest piece of legislation passed in this regard: Act<br />

13/2013 of 13 April.<br />

Keywords: Mediation, Portugal, Public Systems of Mediation,<br />

Justice of Peace, Law 13/2013 of 13 April.<br />

The growing wish of citizens to participate in the resolution<br />

of conflicts, linked to the legal crisis (Hespanha, 2007), was<br />

the main factor for the development of alternative forms of<br />

dispute resolution, and it was also indicated as one of the possible<br />

responses to the Portuguese justice crisis (Silva, 2009).<br />

However, and despite the recent legislative efforts, mediation<br />

in Portugal is still a utopic reality, given the reduced number<br />

of mediations that are conducted, and the lack of knowledge<br />

about it by the society at large and even the legal community.<br />

Characteristics of Mediation in the<br />

Portuguese. Legal System<br />

The notion of mediation currently established in the Portuguese<br />

legal system is that of facilitation. Mediation can be integrated<br />

into the legal system in different ways: it can be established<br />

as a compulsory measure or as optional mediation systems.<br />

The trend is to integrate mediation as an option for the parties;<br />

however, its development has not been as expected – more<br />

than a decade has passed since it was introduced, and even<br />

though, it has not been enough for effective success. Facing<br />

this situation, establishing mediation as compulsory in some<br />

matters seems to be an enticing solution but, what would it be<br />

such a solution<br />

Mediation Public Systems<br />

Mediation public systems in Portugal are created and managed<br />

by public entities in order to provide citizens with quick<br />

ways to alternatively resolve disputes via mediation services.<br />

As stated above, mediation does not have a long tradition<br />

in Portugal, as it emerged in the 90’s of the 20th century, and<br />

it was introduced by private entities However, the alternative<br />

form of confliction resolution has been growing in different<br />

fields of intervention: from commercial to family and school,<br />

and also penal, public and intercultural. Initially, Portugal decided<br />

to implement mediation via the dissemination of mediation<br />

systems that were managed by a public entity called<br />

«Gabinete de Resolução Extrajudicial de Conflitos» (GRAL)<br />

(Cebola, 2011, p. 354). At that time, private mediation did not<br />

have a clear legal framework. The first mediation experience<br />

with the brand of the Ministry of Justice occurred in 1997, as<br />

a result of the creation of the Mediation Department that had<br />

the power to deal with conflicts related to the regulation of<br />

parental authority in the region of Lisbon. In 2007, the Family<br />

Mediation System was set up. It is a public service created to<br />

resolve the conflicts that emerge within families out of court;<br />

using it in this kind of conflicts proves to be appropriate 7 , the<br />

service covers currently the entire national territory.<br />

Several years after this first initiative, the Labor Mediation<br />

System was set up in 2006, which allows workers and employers<br />

to resolve emerging disputes concerning individual work<br />

contracts 8 .<br />

Penal mediation started to emerge in Portugal as a result<br />

of an initiative promoted by the Law School of the Porto University<br />

in 2004, but it was only introduced in the Portuguese<br />

legal system in 2007 when Act 21/2007 of June 12th was passed.<br />

These are, therefore, the three mediation public systems in<br />

Portugal: the Family Mediation System (FMS), the Labor Mediation<br />

System (LMS) and the Penal Mediation System (PMS).<br />

However, currently there are a few requests for mediation at<br />

these entities, and it is practically out of service.<br />

Collaborator of the In-Court Mediation Program of Universidad Carlos III of Madrid. Degree in Law by the School of Law of the University of<br />

Coimbra. Master’s degree in Criminal Law by the Catholic University of Portugal. Intern lawyer at the Firm Rodrigues, Vasconcelos, Marques,<br />

Teles, Azadinho, Portugal.<br />

The author wishes to acknowledge Dr. Ana Maria Maia Gonçalves, professor at the Portuguese Catholic University and President of Instituto de<br />

Certificação e Formação de Mediadores Lusófonos (ICFML), Dr. Helena Soleto, professor of Carlos III University of Madrid and Director of the<br />

Mediation Program UC3M, and also the team members of this Program for the exemplary lessons learned from them in mediation matters.<br />

Mails on this article should be sent to the author to the following e-mail address: daniela.pacheco@sapo.pt<br />

7 See http://bit.ly/1A0Ct3e (consultado a 10 de enero de 20<strong>14</strong>) 8 For further information see http://bit.ly/1JVnUDD (consulted on January 10,<br />

20<strong>14</strong>)<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


64 Daniela Pacheco revistademediacion.com<br />

Mediation in Justices of the Peace<br />

Thanks to the creation of Justices of Peace by Act 78/2001<br />

of July 13 mediation became (a little) more evident in the<br />

Portuguese legal panorama. At that time the first courses for<br />

mediators were organized, and the Ministry of Justice started<br />

to require their certification so that practitioners could act in<br />

the field of the public system of mediation and justices of the<br />

peace.<br />

In Portugal there are 25 Justices of the Peace in almost<br />

50 municipalities. 9 They are true courts, envisaged by the<br />

Constitution of the Portuguese Republic (Article 209, Section<br />

2), which exercise alternative justice that is characterized by<br />

proximity and the attempt to reach a settlement that benefits<br />

both parties in the conflict (Ferreira, 2005, p. 46). These<br />

out of court tribunals have the power to deal with civil casesexcept<br />

for those that involve Family Law, Law of Succession<br />

and Labor Law –with a value in excess of €15,000–, (New Act<br />

on Justices of the Peace 54/2013, of June 31, Section 8). The<br />

bottom line is that parties must be those who resolve their<br />

problems, without prejudice to the Justice of the Peace making<br />

a decision in the event they do not reach a settlement<br />

by themselves.<br />

Dealing with this at these courts has two important moments<br />

to reach an agreement: out of court mediation and judicial<br />

conciliation. The mediation is carried out by a mediator,<br />

chosen by the parties or appointed by the Justice of the Peace.<br />

The conciliation is an attempt of the judge at the beginning of<br />

the trial session. According to Mariana Gouveia, «at the Justice<br />

of the Peace the motivation for settlement is stronger than<br />

in judicial courts (…) as it is known that the Judge is going to<br />

endeavor to exhaust all possibilities to reach an agreement »<br />

(Gouveia, 2012, p. 291).<br />

Given that the necessary paradigm change for the acceptance<br />

of mediation has not yet taken place in the world of<br />

Portuguese lawyers, this alternative form of conflict resolution<br />

only occur in Portugal, precisely, in Justices of the Peace. Private<br />

mediation, defined as voluntarily chosen by the parties<br />

outside the public system, is not yet regulated. (Gonçalves and<br />

Leitão, 2012). Moreover, according to Article 8 of Act 54/2013<br />

of July 31, cases up to €15,000 can be dealt with at Justices of<br />

the Peace or Judicial Courts, as decided upon by the parties.<br />

Knowing that most lawyers are still subject to the traditional<br />

litigation form (i.e., judicial) we can easily conclude that Justices<br />

of the Peace are a less considered option, and for this<br />

reason they contribute to the myth that affirms that these are<br />

not true courts.<br />

9 The updated list can be seen at: http://bit.ly/1AVL6gX (consultado<br />

a 12 de enero de 20<strong>14</strong>)<br />

Regulation of Mediation: Act 29/2013 Of April<br />

19<br />

In order to promote mediation it was considered that creating<br />

a legislative support was essential to establish the bases of the<br />

alternative resolution of conflicts, both concerning its principles<br />

and the code of ethics applicable to the mediators and the<br />

process plan and the mediation procedure. In this regard, Act<br />

29/2013 of April 19 was recently passed in Portugal. Until its<br />

coming into force, we use to have a legislative dispersion of the<br />

norms related to mediation, a detailed regulation of the mediation<br />

public systems and a legal loophole concerning private<br />

mediation, and the debate on the application of the norms<br />

of the mediation public systems to the procedures occurred<br />

outside these structures (Lopes and Patrão, 20<strong>14</strong>, p. 12). The<br />

implementation of mediation should not be bound only to the<br />

public systems. According to Directive 2008/52/CE, –transposed<br />

to the Portuguese Legal System through Decree Law<br />

29/2009 of June 29 that introduced articles 240 A, B and C<br />

and Article 279 A into the Civil Process Code– this alternative<br />

form to resolve disputes must be integrated also into the traditional<br />

justice system, which implies the regulation of private<br />

mediation (Cebola, 2011, p. 381).<br />

Act 29/2013 of April 19 aims at becoming the base for the<br />

general mediation regime affirming the general principles<br />

applicable to the mediations conducted in Portugal. These<br />

norms refer to the field of private mediation, the mediation<br />

public system in Justices of the Peace and all the public systems<br />

of specialized mediation (family, labor, and penal). It established<br />

in detail the procedure applicable to civil and commercial<br />

mediation (in articles 10 and subsequent); the goal of<br />

the mediation process, the settlement and, lastly, the duration<br />

and suspension of the procedure. It defines the legal regime of<br />

mediators (articles 23 and subsequent), referring to aspects<br />

related to their access to activity, their education and the respective<br />

education entities, their rights and duties, as well as<br />

impediments and remuneration of practitioners; and, lastly,<br />

it regulates the legal regime of the mediation public systems<br />

(article 30 and subsequent) that provides citizens with fast<br />

alternative resolutions of conflicts via the mediation services<br />

created and managed by public entities.<br />

Mediators practice under the Mediation Act, the Act on<br />

Justices of the Peace, and the European Code of Conduct for<br />

Mediators, as there is no National Code of Conduct of Mediators.<br />

Guidelines exist on how mediation sessions should be<br />

conducted, the methods to be used to achieve communication<br />

or constructive relations between the parties and on the<br />

terms mediators can propose settlements. Moreover, nothing<br />

hinders organizations to define and publicize a Professional<br />

Code of Conduct for Mediators. The mediation public system,<br />

in turn, has a supervision commission that controls the<br />

conduct of mediators. If these mechanisms are implemented,<br />

<strong>Revista</strong> de Mediación 20<strong>14</strong>, vol. 7, No. 2. ISSN: 2340-9754


La perspectiva portuguesa de la institucionalización de la mediación 65<br />

trust in relations is assured concerning mediators and mediation<br />

itself.<br />

Quality assurance for mediation is pinpointed by the Mediation<br />

Act –it becomes obvious, for instance, in article 24 that<br />

refers to the «Training and training entities» and in article 43<br />

that refers to the «Supervision of the practice mediation»–.<br />

This piece of legislation is considered, therefore, as a true<br />

framework for national mediation, aimed at contributing to<br />

more information and dissemination of this mechanism, and,<br />

as a result, to a higher use of this form that offers citizens and<br />

companies a solution that is complementary to the judicial<br />

way.<br />

Final Considerations<br />

According to the data presented in 2012 on Justices of the<br />

Peace, 10,971 cases were dealt with, of which 2,167 were resolved<br />

thanks to mediation. If we compare this figure with the<br />

870,000 cases dealt with at courts, we can see that mediation<br />

resolved only 0.24% of the cases 10 . This gives us an idea of the<br />

«microscopic» role mediation plays in Justices of the Peace.<br />

Despite of the crisis in the justice sector and the growing<br />

wish of citizens to participate in the resolutions of the conflicts,<br />

mediation in Portugal does not show signs of a true development.<br />

The traditional resolution form, i.e. the judicial form,<br />

has proven to be unable to respond on time to the increase<br />

in the number of disputes. As indicated by some statistics, in<br />

civil justice the average duration of court cases is 29 months 11<br />

and even though, individuals and companies do not consider<br />

out of court resolution of conflicts as an agile, sure, fast and<br />

discreet tool.<br />

Act 29/2013 gave mediation a legal framework. We hope<br />

this momentum will be used by justice users, citizens, companies,<br />

lawyers and judges so that this form of resolution can be<br />

consolidated in our country. The Portuguese socioeconomic<br />

reality requires new ways of acting to resolve conflicts, and we<br />

believe that mediation is a precious access to justice, although<br />

it is not yet sufficiently valued in Portugal.<br />

Referencias<br />

––<br />

Bolieiro, H. y Guerra, P. (2009). A Criança e a Família – uma questão<br />

de direito(s). Visão prática dos principais institutos do direito<br />

da família e das crianças e jovens. Coimbra: Coimbra Editora.<br />

––<br />

Cebola, C. M. (2011). Los sistemas de mediación pública en Portugal:<br />

una visión comparativa con las experiencias de mediación<br />

en España. En F. Martín (coord.). La Mediación en materia de familia<br />

y derecho penal: estudios y análisis (pp.351-385). Santiago<br />

de Compostela: Andavira Editora.<br />

––<br />

Ferreira, J. O. (2005). Justiça de Paz – Julgados de Paz. Coimbra:<br />

Coimbra Editora.<br />

––<br />

Gonçalves, A. M. y Leitão, T. M. (2010). Local Perspective on Mediation.<br />

Paris, Fuancia: Union Internationale des Avocats.<br />

––<br />

Gouveia, M. F. (2012). Curso de Resolução Alternativa de Litígios<br />

(2ª Ed.). Coimbra: Almedina.<br />

––<br />

Hespanha, A. M. (2007). O Caleidoscópio do Direito. Coimbra:<br />

Almedina.<br />

––<br />

Lopes, D. y Patrão, A. (20<strong>14</strong>). Lei da Mediação Comentada. Coimbra:<br />

Almedina.<br />

––<br />

Silva, P. C. (2009). A Nova Faze da Justiça. Coimbra: Coimbra<br />

Editora.<br />

––<br />

Simac, S. (2009). Attorneys and Mediation. En L. Vasconcelos<br />

(Ed.) Mediation In Action - A Mediação em Acção. (pp. 15-69).<br />

Coimbra: Mediarcom/MinervaCoimbra.<br />

––<br />

Wissler, R. (1997). The Effects of mandatory mediation: empirical<br />

research on the experience of small claims and common pleas<br />

courts. Willamette Law Review, 33, 565-604.<br />

Webibliografía<br />

––<br />

http://bit.ly/1AVL6gX(Consultado a 12 de enero de 20<strong>14</strong>)<br />

––<br />

http://bit.ly/1wtiVj2(Consultado a 10 de enero de 20<strong>14</strong>)<br />

––<br />

http://bit.ly/1wSiV1x (Consultado a 10 de enero de 20<strong>14</strong>)<br />

––<br />

http://bit.ly/1JVnUDD (Consultado a 10 de enero de 20<strong>14</strong>)<br />

––<br />

http://bit.ly/1CNEenY (Consultado a 10 de enero de 20<strong>14</strong>)<br />

––<br />

http://bit.ly/1xqKlxf (Consultado a 10 de enero de 20<strong>14</strong>)<br />

––<br />

http://bit.ly/1A0BT5F (Consultado a 3 de diciembre de 2013)<br />

––<br />

http://bit.ly/1HPIeCy (Consultado a 3 de diciembre de 2013)<br />

––<br />

http://bit.ly/1JVnT2J (Consultado a 3 de diciembre de 2013)<br />

––<br />

http://bit.ly/1D0OKpg (Consultado a 3 de diciembre de 2013)<br />

––<br />

http://bit.ly/1JVnWvr (Consultado a 3 de diciembre de 2013)<br />

10 Data consulted at: http://bit.ly/1JVnT2J, (consulted on December 3, 2013).11 Consult: http://bit.ly/1A0BT5F y http://bit.ly/1HPIeCy (consulted<br />

on December 3, 2013).<br />

© Santiago Madrid Liras y Mónica Rodríguez-Sedano Morales de Castilla


REVISTAdeMEDIACIÓN<br />

Sumario<br />

Presentación:<br />

El dilema de la elección<br />

y los buenos maestros 4<br />

Santiago Madrid Liras<br />

Mediación en las organizaciones 10<br />

Oscar Daniel Franco Conforti<br />

Acerca del espacio y la mediación 26<br />

Francisco Diez<br />

Mediación dirigida por los individuos.<br />

Otro avance hacia la mediación<br />

no directiva 36<br />

Gregorio Billikopf Encina<br />

La mediación como parte<br />

de una red de intervención 48<br />

Antonio Tula<br />

La perspectiva portuguesa<br />

de la institucionalización<br />

de la mediación 58<br />

Daniela Pacheco

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!