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CASAMIENTO DE DOÑA JUANA HIJA NATURAL DE D. CARLOS III

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Casamiento de D.ª Juana hija natural de D. Carlos <strong>III</strong><br />

Puede decir que hasta que ocupó el trono de Castilla la rama bastarda no<br />

se intensificaron las relaciones entre castellanos y navarros, y que esas relaciones<br />

empezaron por don Carlos II el Malo, quien tan pronto favoreció los planes<br />

de don Enrique de Trastamara como se puso de parte del rey de Castilla<br />

don Pedro I el Cruel.<br />

Don Enrique II, en posesión ya de la corona de Castilla, hizo paces con el<br />

Rey de Portugal, y una de las condiciones de éstas era la de casar a la infanta<br />

de Castilla doña Leonor, hija del castellano con don Fernando, rey de Portugal,<br />

haciéndose el ajuste correspondiente y hasta entregándose rehenes, en marzo<br />

de 1371; pero aquel mismo año casó don Fernando con doña Leonor Téllez<br />

de Meneses, mujer que era del señor de Pombeyro, don Juan Lorenzo de Acuña,<br />

y quedó libre de compromiso la Infanta castellana, que volvió a servir de<br />

base en otras paces que don Enrique quería afirmar con el rey de Navarra don<br />

Carlos II. Se dispuso que doña Leonor de Castilla casase con el primogénito<br />

del de Navarra, y, en efecto, se verificaron los desposorios en 1373 y se consumó<br />

el matrimonio en Soria, el domingo 27 de mayo de 1375, de doña Leonor<br />

con don Carlos, luego <strong>III</strong> de Navarra. Tres semanas después (el lunes 18<br />

de junio) se celebraban también en Soria las bodas del primogénito de don Enrique<br />

II y de doña Juana Manuel, el luego don Juan I, con la infanta doña Leonor<br />

de Aragón.<br />

Buenas amistades hicieron los dos cuñados, herederos de las coronas de<br />

Castilla y de Navarra; mas don Carlos y doña Leonor tuvieron que salir para<br />

Navarra y, recién casados casi, realizó el príncipe don Carlos una excursión<br />

por Francia, en donde, al partir para Evreux, fué arrestado por su tío el rey<br />

don Carlos V de Francia, hermano de doña Juana, la madre del Príncipe.<br />

Doña Leonor mostró siempre predilección por Castilla y pasó al reino de<br />

su padre; adonde fué a unírsele, reinando ya don Juan I, su marido el príncipe<br />

don Carlos cuando, en noviembre de 1382, salió de la prisión en que le tuviera<br />

su tío, y en Peñafiel se hallaban doña Leonor, su hermano don Juan I y su esposo<br />

don Carlos cuando murió el de Navarra, don Carlos II el Malo.<br />

Pasaron los nuevos Reyes de Navarra a su reino; pero no estuvo en él mucho<br />

tiempo la Reina, pues en 1388 volvió a marchar doña Leonor a Castilla,<br />

no haciendo caso de los ruegos del rey don Carlos <strong>III</strong> el Noble para que regresase<br />

a Navarra.


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Las causas verdaderas de esa predilección de doña Leonor por la Corte de<br />

su hermano y no por la de su marido, bien patentes eran: dicen que doña Leonor<br />

padecía melancolía por creer que no era el único amor de su esposo, y tenía<br />

razón en que no era el único amor, como debía, de don Carlos; pero don<br />

Juan I hizo lo posible por hacer volver a su hermana al reino de Navarra, y como<br />

alegase ésta que la causa de no ir a vivir a Navarra era porque sus estrechas<br />

rentas no la permitían sostener el rango que su condición requería, su<br />

hermano el Rey de Castilla, aun creyendo otra cosa muy distinta, partió con<br />

ella algunos bienes propios, a fin de que aquélla viviese en Navarra con más<br />

desahogo.<br />

Murió don Juan I de Castilla en 1390 e intervino doña Leonor en los bandos<br />

que se formaron sobre la tutela de su sobrino don Enrique <strong>III</strong>; pero se la<br />

obligó a salir del reino castellano y volvió a Navarra, dondé fué recibida por<br />

su marido con muestras de júbilo. porque dicen que la amaba de cierto, siguiendo<br />

desde entonces tranquilamente en Navarra hasta su muerte, ocurrida<br />

el 5 de marzo de 1416. (El Rey falleció el 8 de septiembre de 1425.)<br />

Don Carlos y doña Leonor tuvieron por hijos a doña Beatriz, que en 1402<br />

casó con don Jaime de Borbón, conde de la Marca, hijo del Conde de Urgel; a<br />

doña Blanca, quien, en 1401, celebró su matrimonio con don Martín, rey de<br />

Sicilia y presunto heredero de la corona de Aragón, como hijo de don Martín<br />

el Humano; pero viuda doña Blanca en 1410, a los nueve años volvió a casarse<br />

con el infante don Juan, hijo de don Fernando el de Antequera, rey de<br />

Aragón (y bien sabida es la participación que don Juan II de Navarra, rey por<br />

su mujer doña Blanca y por usurpar la corona al Príncipe de Viana, tuvo en<br />

los sucesos de Castilla); a doña Juana, casada con don Juan, heredero del condado<br />

de Foix; a don Carlos, nacido el 30 de junio de 1397 y muerto a los cinco<br />

años; y a don Luis, que no llegó a cumplir el año.<br />

Esos cinco hijos no bastaron a doña Leonor para abatir su melancolia;<br />

otros hijos del Rey fuera del matrimonio debieron ser su continua pesadilla y<br />

la causa de sus escapatorias y continuadas estancias en la Corte de Castilla.<br />

Efectivamente; se cuentan, por lo menos, cuatro hijos a don Carlos <strong>III</strong> el<br />

Noble, habidos en señoras principales, todos ellos bien colocados, pues don<br />

Lancelote de Navarra fué obispo de Pamplona; Godofre de Navarra ostentó el<br />

cargo de mariscal de Navarra y fué conde de Cortes; doña Juana de Navarra<br />

casó bien con hijo de rico prócer castellano; y otra doña Juana fué mujer de<br />

don Luis de Beaumont, hijo de Carlos y nieto, por tanto, del infante don Luis,<br />

hermano de don Carlos II el Malo; fueron, en consecuencia, nietos de hermanos<br />

o hijos de primos carnales.<br />

Estos cuatro hijos naturales ¿ocasionaron el despego de doña Leonor a la<br />

Corte de Navarra, o las prolongadas estancias de la Reina en Castilla motivaron<br />

las infidelidades del rey don Carlos Lo primero parece lo cierto, pues al-


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gún hijo nació al navarro en pleno periodo de tranquilidad de la Reina, cuando<br />

ya se había reintegrado a la Corte de su marido.<br />

Acostumbrada debiera estar doña Leonor a los desmanes de su esposo si<br />

recordaba el ejemplo de su padre don Enrique II, «de buena memoria»; ese<br />

ejemplo siguió algún tanto el Noble don Carlos; pero no aventajó, ni con mucho,<br />

al suegro. Baste recordar que don Enrique II citó en su testamento nada<br />

menos que trece hijos naturales, aunque ellos no eran todos, pues, como dice<br />

el padre Flórez en Memorias de las Reynas Catholicas ..., aún tuvo «otros<br />

que no tienen descubiertos los nombres» y dejó recomendados a doña Juana<br />

Manuel, su mujer, y al heredero, don Juan I.<br />

Esas relaciones entre las Cortes de Castilla y de Navarra, esas estancias de<br />

la princesa y reina de Navarra doña Leonor en las tierras castellanas, acompañada<br />

algunas veces de su marido, dieron lugar a que, buscando esposo don<br />

Carlos para su hija natural mayor, doña Juana de Navarra, se fijara en el segundón<br />

de un ilustre prócer, de un rico magnate de la Corte de don Juan I,<br />

del Justicia mayor Diego López de Estúñiga, que tenía también estados en el<br />

reino de Navarra.<br />

Hombre Diego López de grandes prestigios y magnas riquezas, ajustó el<br />

matrimonio de la hija del Rey de Navarra con su segundogénito, Iñigo Ortiz<br />

de Estúñiga, y de tanta complacencia sería la boda y tales exigencias mostraría<br />

el navarro, que no tuvo inconveniente el Justicia mayor en dotar a su hijo<br />

de buena suma de dineros, tanto como el Rey daba a su hija, y de desprenderse<br />

del señorío de las villas y lugares que poseía en Navarra y varios de Rioja.<br />

Muy niños aún los que con el tiempo habían de celebrar el matrimonio, los<br />

padres trataron de formalizar el contrato correspondiente, y en Olite, en los<br />

palacios del rey don Carlos <strong>III</strong>, ante el secretario de éste y notario Sancho<br />

Sánchez de Oteiza, el 8 de marzo de 1396, se firmaron las capitulaciones matrimoniales,<br />

en las que se establecía que se casasen doña Juana de Navarra,<br />

hija natural de don Carlos <strong>III</strong>, e Iñigo Ortiz de Estúñiga, hijo legítimo de Diego<br />

López de Estúñiga, Justicia mayor del Rey de Castilla, cuando tuviesen la<br />

edad competente para ello, habiendo de dar el Rey en dote a su hija 10.000<br />

florines de oro del cuño de Aragón, pagados en el tiempo de la solemnización<br />

del matrimonio, para comprar con ellos heredades en el reino de Navarra; eso<br />

se haría quince días antes de firmarse el matrimonio, y la entrega de los florines<br />

habría de hacerse a dos personas, una nombrada por el Rey y otra por<br />

Diego López, para que hiciesen las gestiones de compra de tierras y heredades.<br />

Diego López, por su parte, daría a su hijo Iñigo Ortiz, el día de la solemnización<br />

del matrimonio, otros 10.000 florines, que habrían de invertirse en<br />

lo mismo que los del Rey dados a su hija, y le haría donación de las villas de<br />

Estúñiga (luego Zúñiga) y Mendavia, en Navarra, y de Clavijo, Baños de Río<br />

Tobia, Bobadilla y Huércanos en la Rioja. Además, cuando fuese publicado el<br />

matrimonio, enviaría a su hijo Iñigo al Rey para que se criase (educase) en su


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reino. Iñigo Ortiz había de dar a doña Juana en arras 5000 florines de oro, y<br />

ocho días antes de firmarse el matrimonio dos personas ordenarían y harían todos<br />

los contratos del caso.<br />

Se aproximaba el tiempo de ir formalizando lo tratado, y como Diego López<br />

no pudiese asistir a la Corte del Rey de Navarra por estar ocupado en arduos<br />

servicios del Rey de Castilla, el 15 de agosto de 1403 otorgó un documento<br />

en Burgos ante Juan Romero, por el que daba poder y procuración al<br />

escribano Rodrigo Yáñez de Burguillos para que en su nombre hiciese lo contenido<br />

en algunos de los capítulos acordados y se obligase por él a dar los<br />

10.000 florines y hacer cesión de las villas y lugares estipulados a su hijo Iñigo,<br />

a la vez que a éste le daba licencia para dar los 5.000 de arras y obligar<br />

sus bienes para responder de todo ello, y aprobaban tanto él como Iñigo el casamiento<br />

y todo lo demás tratado de antes.<br />

Al efecto, en Puente la Reina, a 23 de agosto de 1403, ante el secretario<br />

del Rey de Navarra Sancho Sánchez de Oteiza, se otorgó el instrumento oportuno,<br />

por el cual el mismo Rey, Diego López, y en su nombre Rodrigo Yáñez,<br />

e Iñigo Ortiz, todos, se obligaban a lo pactado y acordado, conviniendo<br />

que se acortase el plazo de quince días después del contrato hasta cuatro, para<br />

celebrar los desposorios, que tuvieron lugar, efectivamente, en Pamplona<br />

el 26 de agosto de 1403, por mano del obispo de Bayona don fray García de<br />

Eugui.<br />

Cerca de cinco años pasaron sin que se solemnizara el matrimonio de la<br />

hija natural del Rey de Navarra y del hijo del Justicia mayor de Castilla, y<br />

deseando los padres la celebración, sucedió que ni el Rey podía dar los 10.000<br />

florines a su hija, ni Diego López los otros tantos a Iñigo, y se convino entre<br />

los padres y los esposos que hasta tanto que Diego López entregase los 10.000<br />

florines diera una pensión anual de 500 florines a su hijo, equivalente a los frutos<br />

y rentas de dichos dineros, para lo cual en Hita, a 27 de mayo de 1408,<br />

ante el escribano Rodrigo Yáñez, otorgó un documento comprensivo de esos<br />

particulares, obligándose a que esos 500 florines anuales se sacasen de las rentas,<br />

pechos y derechos de sus lugares de Grañón y Bañares en la Rioja y de<br />

los 6.000 mrs. que tenía de juro de heredad en los derechos de la prestamería<br />

de Bureba y Rioja con Navarra y Montes de Oca, dando poder a Iñigo, o al<br />

que hubiera de haber en su nombre los 500 florines, para que les cobraran y<br />

cogieran de dichas rentas, con toda clase de seguridades, ejecuciones y facilidades.<br />

No tardarían, como era natural, en tener que hacer valer sus derechos el<br />

ya mosén Iñigo Ortiz y su mujer doña Juana de Navarra, en la cobranza de<br />

esos 500 florines de renta anual, y al efecto dieron poder y constituyeron por<br />

su procurador a don Vidal Bienveniste, judío de Tudela, el que se hizo sustituir<br />

por el también judío de la misma ciudad Sento Saprut, quien, como primera<br />

medida, obtuvo un testimonio del documento otorgado en Hita por Diego


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López, acabado de citar. Dicho testimonio se hizo en Olite el 13 de febrero de<br />

1409 ante el notario Fernando Rodríguez, y es el que me ha servido de base<br />

para apuntar los datos anteriores, pues que incorpora, o lleva «enxeridos»,<br />

como en él se lee, los documentos expresados.<br />

El documento está redactado en un cuaderno de pergamino de 12 hojas,<br />

con la cubierta, de 225 mm. de ancho por 343 de alto, estando escritas diez y<br />

nueve planas, y en la cubierta lleva por epígrafe: «Escritura de Casamiento de<br />

Iñigo Ortiz, y D.ª Juana hija de el Rey de Navarra, y su dote 10 V florines<br />

de Oro del Cuño de Aragón». Pertenece al archivo del monasterio de Santa<br />

Clara de Valladolid; pero no comprendo la razón de su existencia en tal casa<br />

religiosa, aunque Diego López quiso comprar al convento el lugar de Canillas<br />

de Esgueva y el Duque de Plasencia, más tarde, sostuvo pleito con el mismo<br />

convento. (a)<br />

Nada he de decir del matrimonio, pues es conocido como poeta Iñigo Ortiz,<br />

así como su hermano mayor, Diego López; y poeta también fué Lope de<br />

Estúñiga, hijo de doña Juana de Navarra y de Iñigo Ortiz de Estúñiga, y quien<br />

intervino en el famoso Paso honroso de su primo Suero de Quiñones, cerca<br />

de la Puente de Orbigo, celebrado del 10 de julio al 9 de agosto de 1434.<br />

Valladolid, 1 de diciembre de 1921.<br />

JUAN AGAPITO Y REVILLA.<br />

(a) Véase el documentó en el «Boletín de la Real Academia de la Historia»,<br />

Noviembre 1922, págs. 389-414.

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