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La real gana: ética del voluntariado - Fundación Étnor

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El segundo sector, el de la economía (el 'mercado'), está compuesto por las entidades que desarrollan<br />

actividades con ánimo de lucro y son controladas por propietarios privados o públicos. Curiosamente,<br />

suele entenderse que este sector está exento de toda responsabilidad que no sea la de 'generar<br />

riqueza', como si no importara la forma en que la produce, como si no fuera tarea suya producirla<br />

aumentando la libertad de todos y cada uno de los seres humanos, que es lo que exige una economía<br />

situada en el comienzo <strong>del</strong> tercer milenio y, por lo tanto, legitimada en su actividad sólo si promueve<br />

el marco de justicia en que se encuentra inscrita. El mercado no es sólo un mecanismo, sino una<br />

actividad institucionalizada, sujeta a las exigencias de justicia de su tiempo.<br />

Por último, entra en liza el tercer sector, también llamado 'sector social', 'sector independiente', o<br />

'sector privado no lucrativo'. Es, por el momento, un cierto cajón de sastre en el que se incluyen las<br />

entidades que se caracterizan por no ser gubernamentales ni perseguir fines lucrativos. Al no entrar<br />

propiamente ni en el campo <strong>del</strong> derecho público ni en el <strong>del</strong> privado, se les acaba definiendo de forma<br />

negativa, indicando que ni son gubernamentales ('ONG') ni son lucrativas ('non profit', o 'sin afán de<br />

lucro', por decirlo en román paladino).<br />

Pero caracterizar las cosas por lo que no son no sólo revela una aplastante falta de imaginación, sino<br />

también una innegable falta de identidad por parte de lo así nombrado, que no produce sino confusión.<br />

Como se ha dicho en ocasiones, a este tercer sector pertenecen las hermanitas de la Caridad y el Ku-<br />

Klux-Klan, las fundaciones de las grandes entidades bancarias y las asociaciones de ayuda al Tercer<br />

Mundo. De ahí que vaya siendo tiempo de caracterizar positivamente a las organizaciones <strong>del</strong> tercer<br />

sector que componen el mundo <strong>del</strong> <strong>voluntariado</strong> por lo que son y por lo que se proponen, como<br />

'organizaciones solidarias', que apuestan por la solidaridad no por coacción, no por afán de lucro o de<br />

imagen, sino por algo tan castizo como que les da la <strong>real</strong> <strong>gana</strong>. Por sobreabundancia <strong>del</strong> corazón,<br />

porque no conciben su felicidad como bienestar, sino como una 'palabra mayor' que no puede<br />

pronunciarse si no es a través de la <strong>real</strong>ización de la justicia; a través -yendo aún más lejos- de la<br />

satisfacción de aquellas necesidades humanas que nunca podrá reclamarse como un derecho y a la que<br />

nunca corresponderá un deber.<br />

Desde la indignación ante la injusticia com-padecida, desde el co-sufrimiento con los maltratados, la<br />

lógica de 'el que estiga bé' se hace pedazos y queda en estupidez palmaria, en inhumanidad manifiesta.<br />

Proponer proyectos concretos de felicidad que incluyan como innegociable la justicia, recordar a la<br />

política y la economía las metas por las que cobran legitimidad, sacar a la luz situaciones de<br />

marginación y salirles al paso desde la <strong>real</strong> <strong>gana</strong> es -a mi juicio- la gran tarea <strong>del</strong> <strong>voluntariado</strong>. Pero<br />

también lo es satisfacer esas necesidades de esperanza, de consuelo, de ternura, de sentido, que<br />

nunca podrán reclamarse como un derecho ('para eso pago impuestos'), nunca podrán satisfacerse como<br />

un deber. Amén de los deberes existen las obligaciones, las apuestas de quienes se sienten obligados a<br />

otros porque se sienten ligados y no pueden concebir su felicidad sino con ellos.<br />

© El País S.L. | A<strong>del</strong>a Cortina, Directora de la Fundación ÉTNOR<br />

Artículo publicado en el sitio web de ÉTNOR con autorización expresa de El País, S.L.: http://www.etnor.org<br />

URL original: http://www.elpais.es/articulo.htmlxref=20010227elpepiopi_14&type=Tes&anchor=elpepiopi&d_date=20010227<br />

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