Tabla de Elementos Esenciales para crear comunidad

Tabla de elementos esenciales
(En Construcción - Ulises 2012)
Basada en la tabla de los 4 cuadrantes de Ken Wilber, con la importante diferencia de que el
‘exterior’ del Yo, como conciencia, no es el cerebro o el cuerpo físico, sino el ‘Otro’. El Yo se
relaciona con el Nosotros cultural a través del ‘Tú’, ese otro con el que es posible una
comunicación auténtica y, en última instancia, una verdadera comunión.
Interior
Exterior
Actitud
(Habilidades internas)
Relación
(Habilidades externas)
Individuo
• Confianza: en sí mismo, en la
gente, en la vida
• Apertura, aprendizaje
• Actitud creativa
Yo
Tú
• Comunicación: integral, asertiva,
compasiva
• Coordinación: cooperativa
• Comunión
Nosotros
Ello
Cultura
(Procesos grupales)
Sistemas
(Estructuras y acuerdos)
Colectivo
• Campo grupal: atmósfera,
normas y otras estructuras
invisibles
• Roles: dinámicas, bloqueos y
polarizaciones
• Poder: rango y privilegios,
abusos de poder,
empoderamiento
• Liderazgo y elderazgo
• Espacios: toma de decisiones,
gestión emocional, indagación
creativa, celebración
• Acuerdos: v i s i ó n c o m ú n ,
gobernanza, membresía, gestión
de conflictos
• Redes: local, biorregional, global
1. Actitud
Una actitud es un estado mental o una predisposición particular hacia alguien o algo. Esta
predisposición determina la manera en que interaccionamos con la persona o el objeto en
cuestión, influyendo en nuestra conducta y actitud corporal. Para crear comunidad se necesita
desarrollar una actitud de confianza hacia las personas y hacia las diferentes situaciones que nos
presenta la vida, lo cual presupone el desarrollar la autoestima y la confianza en uno mismo. Se
necesita igualmente humildad y estar abiertos a aprender de todo lo que nos ocurre, incluso a
buscar ayuda cuando sea necesario. Por último, se necesita abandonar la queja y el victimismo
con los que eludimos nuestra responsabilidad por lo que nos ocurre y desarrollar una actitud
creativa por la que nos hacemos corresponsables del futuro que queremos ver.
2. Relación
Ser parte de un grupo supone pasar por un buen número de relaciones interpersonales que van
conformando lo que somos en el grupo y lo que el grupo es en sí mismo. Estas interacciones
pueden ser de muy diversas maneras. En un primer nivel, las personas se comunican entre sí a
través del lenguaje y el cuerpo, intercambiando información de la que sólo en una pequeña parte
somos conscientes. Para mejorar nuestra comunicación debemos ganar conciencia de cómo y
con quién comunicamos, aumentar nuestra capacidad de escucha a la vez que nos expresamos

con mayor autenticidad y positividad (asertividad), y eliminar toda violencia de la comunicación
desarrollando la compasión y la apertura a lo diferente.
En un segundo nivel, las personas interactúan entre sí haciendo cosas juntas, lo que supone un
mínimo de coordinación. Además de una buena comunicación, la cooperación requiere otras
habilidades como la capacidad para cuidar los procesos y no aferrarse a los resultados, la
flexibilidad para acoger otras formas de pensar, sentir o hacer, o la confianza en las decisiones
que emergen de manera natural y espontánea en el espacio de conversación que se genera.
Por último, las personas también interactúan entre sí cuando permanecen en silencio mirándose a
los ojos, cuando de repente se dan cuenta de que han pensado lo mismo sin hablarlo, cuando
sienten que una misma corriente de energía las recorre y las impulsa, etc. Todo ello son diferentes
maneras de interactuar sin una comunicación verbal explícita y forman parte de un proceso
profundo de conexión que podemos llamar comunión. Es evidente que lo contrario también puede
suceder y sentir como un abismo se abre entre dos personas. Para construir comunidad se
requiere fomentar la comunión y mitigar la separación cuando surge.
3. Sistemas
Las personas que forman un grupo interactúan entre sí en un contexto de sentido. Interactúan
para conseguir algo, realizar un sueño, alcanzar unos objetivos, satisfacer ciertas necesidades
personales y colectivas, etc. Todo ello requiere una organización, unas estructuras de
funcionamiento, unos acuerdos operativos, conexiones con otros grupos, etc. Es fundamental
conocer cuáles son las estructuras mínimas que todo grupo necesita y cómo deben ser para que
el grupo funcione bien, y alcance sus objetivos a la vez que sus miembros satisfacen sus propias
necesidades personales. Podemos considerar al menos tres grandes tipos de estructuras
presentes en todos los grupos:
• Espacios: son lugares físicos en los que el grupo se reúne en tiempos acordados para llevar a
cabo diferentes actividades básicas para su buen funcionamiento. Los principales espacios a
considerar son cuatro: toma de decisiones, gestión emocional, indagación creativa y
celebración. Aunque es todavía habitual que los grupos sólo se reúnan para la toma de
decisiones, empieza a haber cada vez mayor evidencia de la importancia de separar la toma de
decisiones de la indagación creativa, por la cual el grupo accede a su sabiduría colectiva para
dar con posibles caminos de acción, antes de decidirse por uno de ellos. Igualmente
aconsejable es contar con un espacio propio de gestión emocional, por la que el grupo procura
hacer visible las fuerzas emotivas que lo recorren y que pueden estar influyendo en ciertos
comportamientos que dificultan la comunicación y, por ende, la propia toma de decisiones. Por
último, es recomendable contar con un espacio de celebración, por el que grupo se reconoce
como unidad en la diversidad, reforzando así la cohesión y el espíritu grupal.
• Acuerdos: son pautas para la acción que todo el grupo asume. El principal y primer acuerdo
que todo grupo debe asumir se conoce como Visión común. La Visión común es una expresión
de lo que queremos crear juntos, de cómo queremos dar forma a la realidad en el presente y de
cómo nos responsabilizamos por el futuro que emerge a través de ella. Es también un marco
para la acción, estableciendo los límites de lo que es tolerable para el grupo. La Visión común
contiene las líneas maestras de otros acuerdos que el grupo deberá desarrollar con más detalle
en un momento posterior. Entre otros destacan el acuerdo sobre gobernanza (quién y cómo se
toman las decisiones), el acuerdo de membresía (cómo se entra y se sale del grupo) y el
acuerdo sobre gestión de conflictos (qué se hace en caso de tensión emocional o conflicto).
• Redes: son conexiones que el grupo establece con otros grupos y agentes externos que
posibilitan el flujo de información y recursos necesario para poder llevar a cabo sus objetivos. En
un primer nivel el grupo estará inserto en una agrupación mayor de tipo local — organización o
comunidad local, formadas por otros grupos con los que compartirá determinados intereses. En
algunos casos, es posible que el grupo tenga que interactuar con otros grupos de una misma
biorregión, o de biorregiones cercanas. Finalmente, y gracias a las posibilidades que ofrecen las
tecnologías de la información, es posible que el grupo establezca alianzas y contactos con otros
grupos a una escala global.

4. Cultura
En su proceso de formación los grupos no sólo se coordinan para crear estructuras y acuerdos
visibles, las interacciones entre sus miembros generan con el tiempo ciertas regularidades, ciertos
patrones de comportamiento que, en general, pasan desapercibidos. Se crean hábitos y rutinas,
reglas que determinan lo que se puede y no se puede hacer, con quién nos resulta fácil hablar y
con quién no; se definen respuestas emocionales ante determinadas personas o situaciones, etc.
Todos estos elementos juntos forman lo que se conoce como la estructura interna del grupo, o
también la cultura grupal. Los elementos más importantes de la cultura grupal son la atmósfera,
las normas, las redes internas (red de afectos, red de comunicación y red de estatus), y los roles
que surgen espontáneamente en el grupo (a diferencia de los roles formales que forman parte de
la estructura visible).
Por otra parte, estas interacciones no son inicialmente neutras. Cada persona aporta al grupo, y a
las interacciones que establece con otros miembros, materiales que en general desconoce:
intereses, necesidades, manera de relacionarse, mecanismos de defensa, visión de la realidad,
esquema de valores, carencias afectivas, frustraciones, expectativas, complejos, miedos, (in)
seguridades, etc. Este pasado, que todo individuo trae a un grupo en su mochila personal,
interroga, intriga, molesta o atrae, alimentando un campo de fuerzas que escapa a nuestro control
y del que ni siquiera somos conscientes.
Resulta interesante analizar los grupos desde la perspectiva de los sistemas dinámicos complejos.
Desde esta perspectiva los grupos se consideran sistemas abiertos y anidados, con fronteras
difusas y con una dinámica que evoluciona con el tiempo. Los miembros de un grupo interactúan
entre si para coordinarse, deben adaptarse unos a otros a nivel interpersonal para coordinar
objetivos, significados y acciones. Como resultado de muchos ciclos de interacción coordinadora,
emergen patrones y estructuras que definen la dinámica del grupo y sus propiedades globales
(normas, redes internas y roles, entre otras). Ahora bien, puesto que las interacciones dependen
de las fuerzas comentadas anteriormente, fuerzas que son diferentes en cada grupo, las
estructuras y patrones que emergen también son diferentes.
Quizá lo más destacable de todo esto sea que, por una parte los miembros de un grupo
contribuyen con sus aportaciones a crear esta dinámica interna (también llamada campo grupal si
atendemos a las fuerzas que se ponen en marcha), mientras que por otra, una vez creada la
propia dinámica influye de vuelta en los miembros del grupo condicionando sus opiniones,
actitudes y conductas, a través de estructuras globales como son la atmósfera grupal, las normas
o determinados juegos roles