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EL SONIDO DE LOS SAPOS - Dospassos

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Dieciocho radiografías que ahondan en la rutina, el<br />

desgaste de las relaciones y la distancia insalvable que<br />

todos vamos adquiriendo con nuestros propios sueños.<br />

Después del éxito de<br />

su primera novela,<br />

Un pequeño paso<br />

para el hombre,<br />

David Vicente<br />

regresa con<br />

el sonido<br />

de los sapos<br />

«Se encontró un día con los pies enterrados en arenas<br />

movedizas y cuando quiso sacarlos, la arena ya le llegaba<br />

hasta el cuello […]».<br />

«A fin de cuentas, en medio del naufragio, cualquier tabla de<br />

salvación parece un trasatlántico […]».<br />

«Raquel se masturba en el sillón frente a una película porno<br />

que se ha descargado en el ordenador. […] No puede evitar<br />

sentirse horrorosa y tremendamente sucia. Llora».


Alguien que fotografía su pene en el interior de un cuarto de baño para<br />

después enviar la foto a su compañera de trabajo. Una mujer que se<br />

masturba frente a la pantalla del ordenador, mientras llora y ansía una vida<br />

distinta. Un ejecutivo presa de un matrimonio sin hijos, anclado en la rutina<br />

de la convivencia cotidiana, que hará un último esfuerzo por intentar<br />

enderezar el rumbo. Una lavadora que no deja de centrifugar. Una estrella<br />

del rock que intenta encontrar el sentido de su vida a través de prácticas<br />

sexuales un tanto peculiares. Un hombre que añora a su mujer mientras<br />

observa unos horrendos sapos de los que no puede deshacerse. O una joven<br />

que quiere ofrecer a su novio un regalo muy especial por el día de su<br />

cumpleaños…<br />

Después del éxito obtenido con su anterior novela, Un pequeño paso para el<br />

hombre, elegida por parte de la crítica especializada como uno de los mejores<br />

debuts del 2012, David Vicente nos muestra en el Sonido de los sapos<br />

dieciocho radiografías en forma de relatos que hablan sobre la rutina, la<br />

desesperanza, el sinsentido de la vida y lo extraño que resulta todo en<br />

muchas ocasiones.


PRÓLOGO<br />

<strong>EL</strong> ARTE <strong>DE</strong> NO ENCONTRARSE BIEN<br />

«Escribo porque no me encuentro bien», dice Jorge Semprún. La<br />

escritura nace de la inseguridad, del miedo, de la incertidumbre. ¿Por qué<br />

escribimos los escritores? ¿Persigue algún fin tanto trabajo, tanto empeño,<br />

tanta obsesión, tanta molestia?<br />

Yo diría que David Vicente ha escrito estos cuentos porque necesitaba<br />

dar un puñetazo sobre la mesa. Uno contundente, que reclamara nuestra<br />

atención con un gesto casi teatral. Una vez logra que le miremos<br />

aguantando la respiración, entonces se permite mostrarnos su mundo, que<br />

es el nuestro.<br />

Los personajes de los dieciocho relatos que componen este libro leen a<br />

Vila-Matas y trabajan en oficinas grises, a veces situadas en las torres Kio.<br />

A menudo aún no han cumplido cuarenta años, tienen niños pequeños y<br />

comienzan a ser conscientes de que la vida iba en serio. Es decir, pueden ser<br />

cualquiera de nosotros. De hecho, son cualquiera de nosotros. También a<br />

ellos se les pincha la rueda justo en el momento en que más deseaban huir.<br />

Y saben que no llevan rueda de recambio.<br />

Así que David Vicente da un puñetazo sobre la mesa. Nos mira a los<br />

ojos y nos pregunta: «¿Eso es todo? ¿Con tan poco te conformas? ¿No piensas<br />

hacer nada?». Le tienen alterado los fantasmas de la vida, esos que nos<br />

llevan a una sorda pero inapelable derrota, y sin avisar. Cree poco en


nuestras posibilidades de salvación, su mirada posee un pesimismo<br />

demasiado bien informado y por eso conmueve, zarandea, aterra.<br />

La mayoría de las historias aquí recopiladas narran el instante fatal<br />

de la derrota. El segundo en que el protagonista se da cuenta de que no hay<br />

vuelta atrás ni salvación posible. Como el protagonista de Caballo C4,<br />

convencido de que la vida le ha tendido una trampa que solo está en su<br />

cabeza. O el de El maniquí, autor de una acción casi incomprensible por su<br />

sutileza, que no se atreve a confesar a su mujer. Casi siempre el fin llega con<br />

una pincelada brusca, demoledora, como un aviso. El fin también es un<br />

párrafo sin vuelta atrás.<br />

A veces parece haber escapatorias, pero terminan por resultar falsas,<br />

como una puerta pintada en un decorado de papel. El sexo es una de ellas, la<br />

más recurrente. El erotismo es —como ya ocurría en la primera novela del<br />

autor, Un pequeño paso para el hombre— un deseo aún por cumplir —como<br />

ocurre en Gioconda—, una huida —en Fotos—, o acaso el último viaje (léase<br />

recurso), como en Hipoxifilia. Solo el sexo parece poder oponerse al cáncer de<br />

la rutina, el peligro posmoderno del aburrimiento que nos acecha. No es de<br />

extrañar, pues, que los personajes de David Vicente tengan a menudo<br />

tendencias suicidas. Ni que el sexo sea la única seriedad de la que el autor<br />

se permite a veces reírse, como en La conjetura de Hodge, un divertido<br />

relato donde una orgía inesperada lleva a un matemático al camino de la<br />

gloria.<br />

Lo que más abunda, sin embargo, es el tedio existencial, la búsqueda<br />

de emociones, las ideas descabelladas a que parece lanzarnos la propia


absurdidad de la vida. En El regalo de Navidad de Marcos, las buenas<br />

intenciones terminan en crónica de sucesos. En el estupendo relato que da<br />

título al libro el tedio cobra dimensiones de apoteosis. La protagonista de<br />

Martina se aburre porque aún es joven, pero la de Polvo en el trastero lo<br />

hace porque es mayor y la vida se le escapa de los dedos. El personaje<br />

principal de Pequeñas rutinas queda atrapado en un bucle interminable de<br />

rutina y demencia. Todos son —somos— víctimas de la misma epidemia<br />

imparable.<br />

Solo el último relato parece presentar una escapatoria posible. Se<br />

trata de un relato casi del absurdo que presenta una suerte de combate<br />

entre el hombre y la máquina. Que sea ese, precisamente, el último cuento<br />

del libro invita a la lucubración. Tal vez sea ese el destino que nos aguarda:<br />

perder también la batalla definitiva contra los cacharros que hemos<br />

inventado para hacernos la vida más fácil. O acaso el autor inaugura con<br />

este estupendo cuento una nueva etapa, tal vez menos realista, que habrá de<br />

dar sus frutos en un futuro.<br />

Sea como sea, David Vicente ha dado un puñetazo sobre la mesa y<br />

sabe que le estamos mirando. Quiere que recordemos lo mucho que queda<br />

por decir. También él, como Jorge Semprún, escribe porque no se encuentra<br />

bien. Y nos recuerda que la escritura es siempre una rebelión, una protesta,<br />

la última voluntad de un ser indefenso.<br />

CARE SANTOS


Entrevista a David Vicente<br />

Su debut fue una novela, ahora un libro<br />

de relatos. ¿No es más común el camino a<br />

la inversa?<br />

Puede ser. No lo sé. A veces se piensa que<br />

un escritor comienza escribiendo relatos,<br />

como una especie de entrenamiento, hasta<br />

que se siente preparado para dar el salto a la novela. Yo creo que son<br />

géneros completamente distintos y cada uno se desarrolla en un terreno de<br />

juego distinto, con una reglamentación distinta, si se me permite el símil. Es<br />

como si le preguntásemos a un jugador de fútbol sala que para cuando su<br />

salto al fútbol once.<br />

Su primera novela tuvo una buena acogida por parte de la crítica. ¿Qué tal<br />

respondió el público?<br />

Pues creo que muy bien, la verdad. Las opiniones que me han ido<br />

trasmitiendo los lectores que han leído la novela, y con quienes he tenido<br />

oportunidad de hablar, han sido muy buenas en general. Así que, por ese<br />

lado, muy contento. Respecto a las cifras, tampoco me quejo. Sobre todo<br />

considerando que se trata de una publicación exclusivamente en digital (lo<br />

que reduce el espectro de compradores), que soy un autor novel y, por<br />

supuesto, la que está cayendo. No es momento para ponerse demasiado<br />

exigente.<br />

¿Se siente más cómodo en las distancias largas (novela) o en las distancias<br />

cortas (relato)?


Como comentaba antes, se trata de terrenos de juego distintos cada uno con<br />

su propia normativa. La novela requiere una cierta voluntariedad mayor de<br />

la que puede requerir el relato a la hora de crear y desarrollar los personajes<br />

que conforman la trama. Tú mismo te impones “la condena” de estar atado a<br />

una misma trama y a unos mismos personajes durante una espacio<br />

relativamente largo de tiempo.<br />

Sin embargo, el cuento te deja menos margen de error. Desde que escribes la<br />

primera palabra hasta el punto y final estás obligado a crear algo redondo,<br />

algo que, de uno u otro modo, sacuda al lector.<br />

Particularmente me siento igual de cómodo, o incomodo, en las dos canchas.<br />

Digamos, sin querer ser demasiado pedante, que son las historias las que se<br />

sienten más cómodas en uno u otro lado.<br />

En cualquier caso, no soy un escritor de distancias demasiado largas. Mis<br />

novelas, en cierto sentido, no dejan de ser una especie de relatos<br />

prolongados. Incluso en su propia estructura.<br />

Vuelve a publicar en Tagus (un sello exclusivamente digital). ¿Para cuándo<br />

el salto al papel? ¿No le apetecería?<br />

Bueno eso no es algo que dependa de mí.<br />

Evidentemente, como cualquier escritor,<br />

quiero que mis libros lleguen al máximo<br />

número de lectores posibles. Es innegable<br />

que tendrán más oportunidades de hacerlo<br />

si se pueden encontrar en todo tipo de<br />

formatos y espacios. Pero mi trabajo solo<br />

es escribir, lo que pase después de eso se<br />

escapa a mi control.<br />

En todo caso, estoy muy agradecido a<br />

Tagus por cómo me han tratado y por<br />

haberme dado la oportunidad de publicar<br />

tanto la anterior novela, Un pequeño paso para el hombre, como este nuevo


libro, El sonido de los sapos. Creo la situación cada vez es más complicada y<br />

que alguien deposite su confianza en ti siempre es de agradecer. Lo que<br />

tenga que llegar, ya llegará.<br />

¿Qué encontrará el lector dentro de El sonido de los sapos?<br />

En primer lugar, un maravilloso prólogo de Care Santos, que ha tenido la<br />

amabilidad de escribir para este libro y que aprovecho para agradecerle una<br />

vez más. Después dieciocho relatos que tienen mucho de mí. No en el sentido<br />

autobiográfico, pero sí en el sentido de que reflejan muchas de mis<br />

obsesiones: el miedo a la rutina, el paso del tiempo, el desgaste en las<br />

relaciones, la volatilidad de los sentimientos, el alejamiento de tus sueños,<br />

en fin… Además, espero, mucha ironía y humor.<br />

No da tregua a ninguno de sus personajes y parece que no les otorga<br />

ninguna posibilidad de redención. ¿De verdad lo ve todo tan negro?<br />

(Risas). ¿En serio lo cree? Es posible. Nunca me he molestado en<br />

psicoanalziarme. Pero siempre mantengo que, como buen pesimista, soy un<br />

gran optimista. A fin de cuentas, cuando das la derrota por segura, solo te<br />

queda confiar en la victoria. Sobre todo en las victorias pírricas, que al final<br />

son las únicas a las que uno puede aspirar.<br />

Tanto en su primera novela como en la mayoría de estos relatos el sexo se<br />

encuentra muy presente, aunque muchas veces lo refleja de una manera<br />

muy dañina, o desde un punto de vista bastante irónico. ¿Es esa su visión<br />

del sexo?<br />

Espero que no. (Risas). Narrativamente el sexo me resulta un buen refugio<br />

para camuflar o difuminar algunos sentimientos. Digamos que para no<br />

presentarlos de un modo tan crudo o tan derrotista.


El sexo suele funcionar como un potente foco de atención, máxime si se<br />

exhibe de un modo desvirtuado o exagerado, que desvía la mirada. Aunque<br />

luego debas intentar reconducirla, ya de un modo más suavizado, al<br />

verdadero cogollo de la historia.<br />

Definiría este libro como una crisis de madurez. Como anticipa Care Santos<br />

en su prólogo, ¿se ha dado cuenta de que la vida iba en serio?<br />

Pues la verdad es que no sé si me he dado cuenta de que la vida iba en serio<br />

o de que la vida carece de seriedad alguna. Yo no lo llamaría crisis. Pero sí,<br />

seguramente es el fruto de una mirada concreta en un momento concreto,<br />

que puede que no tuviese a los veinte y que seguramente tampoco tendré a<br />

los cincuenta o sesenta.<br />

¿Diría que este libro es su consolidación como escritor, que demuestra que<br />

está aquí para quedarse? Como también escribe Care en su prólogo, ¿Ha<br />

dado usted un puñetazo en la mesa?<br />

Bueno, Care es una persona muy generosa conmigo y por eso dice todas<br />

estas cosas por las que le reitero mi agradecimiento. Sinceramente no pienso<br />

en eso. Sigo siendo un autor absolutamente desconocido y no me planteo<br />

muchas más cosas que escribir. De momento no tengo ni siquiera<br />

garantizada la publicación de mi siguiente obra. Aunque, si puedo y los<br />

lectores me dejan, intentaré quedarme, claro.<br />

Además no creo que hoy en día prácticamente ningún autor pueda hablar de<br />

algo parecido a estar consolidado. Lo que, por otro lado, no me parece algo<br />

negativo: de ser así, sería incluso contraproducente para la calidad de su<br />

propia obra.


El autor<br />

David Vicente Valentín<br />

estudió Ciencias Políticas<br />

en la Universidad<br />

Complutense de Madrid y<br />

es experto en Unión<br />

Europea por el Colegio de<br />

Politólogos y Sociólogos.<br />

Después de pasar por<br />

diferentes trabajos (mozo<br />

de almacén, operario en<br />

una panificadora industrial,<br />

camarero, vendedor de colchones o gerente de una librería-café, entre otros) desarrolló su<br />

carrera profesional dentro del sector editorial y el mundo de la comunicación.<br />

Ha trabajado como corrector, lector y editor para distintas editoriales; y como redactor y<br />

colaborador freelance para diversos medios de comunicación, tanto online como prensa gráfica,<br />

radio y televisión.<br />

En los últimos años ha sido guionista de numerosos cortometrajes, series y documentales de<br />

índole social, entre los que destaca Rompamos con el maltrato, basado en la obra El diario de<br />

Sara, o la serie web TV Historias en igualdad.<br />

Ejerció como jefe de redacción en el canal de literatura Literalia Televisión y se ocupó de la<br />

dirección editorial del sello independiente Ediciones Baladí.<br />

Ha sido articulista en el Diario de Alcalá, donde contó durante mucho tiempo con una columna<br />

fija en la sección de cultura, y ejercido la crítica literaria en varios blogs especializados como La<br />

tormenta en un vaso. Además ha publicado relatos y poemas en varias revistas literarias y<br />

antologías (Salamandria, Barataria, Vinalia Trippers, Los nóveles...). Actualmente gestiona el<br />

blog literario La Posada de Hojalata.<br />

Con su primera novela, Un pequeño paso para el hombre, obtuvo una gran acogida por parte<br />

de la crítica. Lo que la llevó a ser seleccionada entre las cinco mejores operas primas del año<br />

2012 por El Cultural de el diario El Mundo.<br />

Para más información y/o concertar entrevistas, puedes ponerte en contacto con:<br />

Rocío Niebla (915215812 / 680347753)<br />

info@dospassos.es<br />

www.dospassos.es

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