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SEBASTIÁN ÁLVARO<br />
Abrimos la caja de zapatos adquirida por el<br />
coleccionista Núñez del Arco, que contiene<br />
fotos en blanco y negro de la primera<br />
expedición en coronar el Nanga Parbat.<br />
UN HÉROE. La<br />
fotografía de<br />
Buhl tras su<br />
difícil subida<br />
al Nanga,<br />
el primero<br />
en llegar a<br />
la cima, dio<br />
la vuelta<br />
al mundo<br />
y acabó<br />
también<br />
impresa en los<br />
sellos.<br />
EN SU<br />
ESPLENDOR.<br />
A la derecha,<br />
en la imagen<br />
superior, una<br />
panorámica<br />
del Nanga.<br />
Abajo, detalle<br />
de una<br />
expedición de<br />
los miembros<br />
del grupo de<br />
‘Al filo de lo<br />
imposible’.<br />
Cuando un coleccionista<br />
de fotografías boliviano<br />
se hizo con aquella vieja caja<br />
de zapatos hace quince años ni<br />
siquiera se detuvo a estudiar lo<br />
que contenía. Estaba llena de fotos<br />
de los años cincuenta del pasado<br />
siglo de un famoso fotógrafo<br />
alemán, Hans Ertl, y eso le indujo<br />
a adquirirla. Por aquel entonces<br />
el coleccionista, Núñez del Arco,<br />
era, como él mismo ha declarado,<br />
un loco que se hacía con todas<br />
las fotos que encontraba en<br />
anticuarios y mercadillos. Pero<br />
una reciente conversación con<br />
Buhl (en 1953) fue el primer<br />
alpinista en conquistar la<br />
montaña más legendaria de<br />
entre los gigantes del Himalaya<br />
el periodista español Juan Antonio<br />
Sanz, en la que salió a relucir<br />
el nombre de Ertl y su peripecia<br />
aventurera, les llevó a abrir la<br />
caja y ver qué contenía. Lo que hallaron<br />
es un verdadero tesoro de<br />
la historia del alpinismo mundial:<br />
fotos en blanco y negro y color de<br />
la expedición germano-austríaca<br />
que fue la primera en alcanzar la<br />
cima del Nanga Parbat en 1953.<br />
La montaña que se había convertido<br />
en la pesadilla y la obsesión<br />
de buena parte de la mejor generación<br />
de alpinistas germanos de<br />
entreguerras que se quedaron en<br />
aquella montaña para siempre. En<br />
aquella caja estaba, sonriente y<br />
juvenil, Hermann Buhl, el primer<br />
alpinista en conquistar la montaña<br />
más legendaria de entre los catorce<br />
gigantes del Himalaya. Muy<br />
diferente esa imagen del hombre<br />
que regresó al campo base literalmente<br />
después de haber pasado<br />
por el cielo, aunque parecía<br />
el infierno, tras haber alcanzado<br />
la cumbre en solitario en una demostración<br />
de tenacidad, coraje y<br />
determinación como ha habido pocas<br />
en la conquista de los ochomiles.<br />
Era la primera persona en<br />
haber observado el mundo desde<br />
los 8.125 metros a los que se<br />
alza la cima de la ‘Montaña asesina’<br />
o la ‘Montaña del destino’,<br />
como también ha sido llamada el<br />
Nanga Parbat. Además Hermann<br />
Buhl fue el primer ser humano en<br />
sobrevivir a una noche por encima<br />
de los ocho mil metros al raso<br />
sin tienda ni botellas de oxígeno.<br />
Su tozudez, llevando la contraria<br />
al jefe de expedición, guiándose<br />
por su intuición, era en realidad la<br />
suma de su experiencia, escalando<br />
en solitario en los Alpes, y de<br />
una fortaleza y valentía rayanas<br />
en la temeridad. Y es que Alemania<br />
y el Nanga estuvieron unidos