Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>Espinela</strong> <strong>del</strong> adiós<br />
I<br />
Cuando volví la mirada<br />
mi postre fue desafiante<br />
al ver mi vida <strong>del</strong>ante<br />
en polvo desmenusada,<br />
y sobre paja tendida<br />
mi alma, contigo ausente<br />
salió, <strong>del</strong> dolor, pariente<br />
y otro dolor me comía<br />
pues con la muerte moría<br />
contigo lejos mi vida.<br />
Prisionera fue contigo<br />
esta voz que no madura<br />
el amor que no perdura<br />
y hoy al aire es enemigo.<br />
Entre un cólico insidioso<br />
muerte crece en mis adentros<br />
seducida a los tormentos;<br />
mas no será de la carne:<br />
tu dolor que crece tarde<br />
es el vacío doloroso.<br />
Ya digerida tu muerte<br />
entra el llanto y la pobreza<br />
y un desarme sin destreza<br />
es, sin ti, toda mi suerte<br />
que convalece en caudales<br />
y con andrajos se viste<br />
pobre amor que no quisiste;<br />
que hoy mendiga en tu retrato<br />
y parafrasea el contrato<br />
que una vez nos hizo iguales.<br />
En días sin color te marchas.
¿Qué destino habrá <strong>del</strong>ante<br />
para una vida errante?<br />
¿Cómo, virtuosa, me escarchas<br />
agraviando mis despojos?<br />
Y bufando mis defensas<br />
cortésmente me enderezas,<br />
y me rompes cual terrible<br />
que no seré yo invencible<br />
al besar tus labios rojos.<br />
II<br />
¡Oh cuántas veces, oh, cuántas!<br />
fui visitante en tu cuerpo<br />
pero solo era un tuerto<br />
que era de ti, no de tantas.<br />
¡Quién supiera tus misterios!<br />
Mi deseo antes huracán,<br />
venenoso cual alacrán,<br />
brisa es hoy, con duelo mío<br />
y en noble entierro podrido<br />
terminan mis cementerios.<br />
¡Qué herejía es decirte adiós!<br />
¡Qué suicidio es olvidarte!<br />
Pretendiendo que al matarte<br />
sigo hercúleo aun sin tocarnos;<br />
sigo hurtado de tus brazos<br />
y estos pies no tienen rumbo<br />
al desnudo taciturno<br />
de tu olvido embelesado<br />
contra el muro que me has dado<br />
quiebra entero los retazos.<br />
Si el sueño es quedar dormido,<br />
¿qué sueño embarcó en la arena<br />
para hundirse en la marea<br />
como proyecto invalido?
¿Cómo se sueña el fracaso<br />
de un suspiro que no nace?<br />
Ya muriéndose se nace<br />
si el amor no es incluido,<br />
o si tu, varona al nido<br />
vienes a enseñar tu brazo.<br />
Ya sin tu ministro aureado<br />
rondando mis proporciones<br />
siguen tus predicaciones<br />
hacer éxodo en mi lado<br />
y cabalgar a lo lejos.<br />
¡Qué tristeza es ver que mueres!<br />
¡Qué vacío el mundo al que fueres!<br />
Sin ti moran las tinieblas<br />
que dejaste hasta que vuelvas<br />
con tu oscuro abrazo viejo.<br />
Contrariado de momentos<br />
te agradezco, generosa<br />
por llenar cortés, dichosa<br />
los sagrados alimentos<br />
<strong>del</strong> placer, amor y circo,<br />
que al compás de un arpa el mío<br />
corazón de ti ha crecido<br />
y aunque flemático y soso<br />
hoy está de ti gracioso<br />
y convence en ti unido.<br />
III<br />
De plebeyo he nacido<br />
y con tu efectiva pompa<br />
salí fuerte de la poza<br />
<strong>del</strong> consciente contraído<br />
que un consejero de amigo<br />
dijo centrarse en mi Aquiles
y confesó lo febriles<br />
que son de mí los de al lado<br />
pues me siento atolondrado<br />
cuando me encuentro contigo.<br />
Cuando nazco un llanto fuerte<br />
me señala mi destino<br />
que sufrir hasta tu idilio<br />
sin crédito hasta quererte<br />
será mi peor consorte;<br />
mas como buen caballero<br />
de linaje de guerreros<br />
soy fiel al litigio mío<br />
que protege al desvarío<br />
y no asisto a tu deporte.<br />
Te he sentido entre las gentes<br />
fantasmeando mi <strong>del</strong>ito<br />
¿Qué glosa haría un patricio<br />
para decirte: ¡No intentes!?<br />
Que mi cuerpo no se apura<br />
a pedirte y no te tengo<br />
ya lo se y por eso vengo<br />
contra mi heredado orgullo<br />
a orarte con mi murmullo<br />
ausente con tu hermosura.<br />
Si un árbol deja la fuente<br />
que siempre lo había embebido,<br />
y al tiempo que no es debido<br />
caen sus hojas de repente;<br />
si un arco no lanza flechas<br />
y en vez de lanzarlas caen.<br />
Si lo que cabía no cabe...<br />
¿de qué sirven los eventos<br />
que fueron hechos con tiempo<br />
por el Eterno y sus fechas?
¿Quién tocará tus cabellos?<br />
¿Quién conoce vetas de oro<br />
de tus minas si mis ojos<br />
has cegado en tus capelos?<br />
Dime venática si osas<br />
acharar de mis tormentos<br />
que el principio en mis lamentos<br />
es tu despecho eximido<br />
y el hurto con mis vahídos<br />
de mi empresa mas preciosa.<br />
IV<br />
Ya camino hacia las noches,<br />
vuelvo al lecho y no contigo<br />
saboreando el tamarindo<br />
su sombra que no te escoge.<br />
No se te olvide ir a misa,<br />
y ya tira ese vestido<br />
que el corazón, de roído,<br />
no aguantará otros desplantes<br />
y mi centellear errante<br />
se desmorona de prisa.<br />
Regreso a comer sandías<br />
y a pintarlas sin tus besos,<br />
y descubro árboles secos<br />
por lo que tu ya sabías,<br />
y lo que de ti ignoraba:<br />
de otro cielo eras la estrella<br />
y en mi Olimpo eras doncella,<br />
que en tus pliegues, pitonisa<br />
me usabas como cornisa,<br />
mientras yo creía en mi amada.<br />
De vuelta en hogar preciso<br />
el chile ya no es picante,<br />
no gusta, el mole, como antes,
prefiero de lecho el piso.<br />
Me encuentro odiando a mi mismo<br />
reflejo <strong>del</strong> río funesto<br />
que con sopor me dice esto:<br />
presa de melancolía<br />
eres desde hoy, alma mía,<br />
lo refleja el laconismo.<br />
Es tu nombre mi condena<br />
aunque deba aborrecerte<br />
aunque años pasen sin verte<br />
con mi vida hecha gangrena<br />
a tu guisa musitante<br />
de inflamar tisularmente<br />
deshidratada la mente<br />
a este llanto que dedico<br />
contra el circadiano ciclo<br />
a la muerte de tu amante<br />
que soy yo o que fui un intento<br />
por amarte casquivano<br />
y hoy estéril, sedentario<br />
de este edificio lento<br />
volaré a encontrarte abajo<br />
a inventar señora muerte<br />
de la vida el gran rodete<br />
y su cierre en la banqueta<br />
pues ahí terminan mis penas<br />
con de mi sangre su tajo.