16 DIMECRES <strong>17</strong> DE JUNY DEL 20<strong>15</strong> Lr. Larevista DIARIA DE CULTURA Y TENDENCIAS, OCIO Y ESPECTÁCULOS, GENTE Y TELEVISIÓN DANIEL G. APARICIO dgonzalez@20minutos.es / twitter: @20hitcombo 20minutos Hace cientos de miles de años, un hombre del Paleolítico huye despavorido de una amenazante sombra proyectada por el fuego. En la Antigua Grecia, la Esfinge aterroriza Tebas mientras, con su mirada, Medusa transforma en piedra a todos los incautos que se acercan a ella. Los dragones pueblan Oriente, los colosales jotun amenazan a los dioses nórdicos y Leviatán agita los mares con la furia de una bestia demoniaca. En 1981, un niño no puede Dragones, el Kraken, el Minotauro, los troles, los ángeles llorosos o las quimeras son ejemplos de monstruos. FOTOS: WARNER, WALT DISNEY, JOHN BAUER, BBC Y SAILKO. El monstruo que hay en todos Sirenas, minotauros, hombres lobo, el yeti... Los temores del ser humano han tomado multitud de formas y significados a lo largo de la historia y de las distintas culturas de todo el mundo De terroríficas a pueriles El arte y la literatura han sido los mejores reflejos de la omnipresencia del monstruo en la historia de la humanidad. Una figura que ha vivido un proceso de evolución que los ha llevado a convertirse, en los siglos XX y XXI, en parte esencial de la cultura popular. Este salto ha derivado en un profundo cambio en su significación. «El monstruo ha sido sobreutilizado en el mundo moderno y se ha puerilizado. Ha dejado de ser amenazante porque fue exhibido en exceso en películas e historias inverosímiles y exageradas», dice Santiesteban. En Japón, el monstruo siempre ha sido una figura de gran relevancia en su cultura dormir por miedo al hombre del saco. Ya en el siglo XXI, las criaturas más terroríficas escapan a raudales de la pequeña y la gran pantalla. Los monstruos han cambiado mucho con el transcurso de los siglos, pero siguen entre nosotros, con nuevas formas pero una raíz común. «Es fácil imaginar que seres prehumanos perseguidos por animales amenazantes hayan reformulado ese mismo ser con atributos más terroríficos que el que tenían en realidad», explica Héctor Santiesteban Oliva, autor de Tratado de monstruos: Ontología teratológica, a 20minutos. «Los monstruos representan aquello a lo que tememos, pero también aquello que nos molesta y que proyectamos de nosotros mismos», detalla el autor mexicano. «Cada uno de nosotros tiene sus propios temores que pueden personalizarse en un monstruo singular, pero es curioso que los temores de la mayor parte de las personas suelen ser muy parecidos», añade. Ese vínculo con el lado oscuro del ser humano produjo desde el inicio una incontrolable y morbosa fascinación por la figura del monstruo, que no tardó en propagarse por todo el planeta. Santiesteban apunta que quizá «el punto más llamativo sea precisamente ese: que diferentes culturas y Los dragones campean en China, México y Escandinavia, zonas sin contacto cultural épocas tengan monstruos en común». «Normalmente nos imaginamos que las figuras se producen en un lugar y van migrando de un sitio a otro. Casi todas las producciones culturales se comportan de esa manera», señala el experto, quien cita los monstruos como una excepción a ese proceso. Si bien puede trazarse el proceso de migración de Oriente a Occidente del ala de murciélago como característica diabólica, los dragones en cambio campean en China, México o Escandinavia sin haber tenido nunca influencia iconológica ni conceptual de un lugar sobre otro. En Japón, el monstruo siempre ha sido una figura de gran relevancia que en el último siglo ha dejado su impronta en el manga y el anime. Esto se aprecia claramente en La guía ilustrada de monstruos y fantasmas de Japón, de Sekien Toriyama, la recopilación de monstruos y fantasmas más famosa de la historia nipona que se acaba de publicar por primera vez en España. Toriyama fue el primer artista en dibujar una antología ilustrada de los mitos populares de la tradición nipona. Sus demonios y espíritus, originales de <strong>17</strong>76, han perdurado hasta nuestros días, pues suponen la única representación visual que existe de ellos. De ahí nace gran parte de la iconografía fantástica japonesa que ha llegado hasta nuestros días y que los aficionados al manga identifican con gran facilidad. Imposibles de clasificar Mientras que estas recopilaciones de monstruos son habituales en todas las culturas, las clasificaciones resultan menos frecuentes y mucho más complicadas. «Hay varios intentos de división tipológica de monstruos, pero muchas resultan muy chabacanas. Su naturaleza plural y cambiante no ayuda: por ejemplo, la sirena en la antigüedad era un ser medio mujer, medio ave y ahora es un ser medio mujer, medio pez», explica Santiesteban. Por tanto, de poco sirven los intentos por etiquetar a los monstruos, ya que son tan diversos, complejos y fascinantes como los temores y las debilidades del ser humano mismo. Con nosotros nacieron y con nosotros perecerán al final de los días.
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