10.07.2015 Views

La escritura barroca en Alejo Carpentier y José ... - Cuba Encuentro

La escritura barroca en Alejo Carpentier y José ... - Cuba Encuentro

La escritura barroca en Alejo Carpentier y José ... - Cuba Encuentro

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Pío E. Serrano revelaciones melancólicas de lo <strong>en</strong>trevisto; una lectura integradora, <strong>en</strong> fin,que descubre los vasos comunicantes, más allá de la piedra y es resist<strong>en</strong>cia a lamirada oblicua. Un relato que se ajusta a lo que el propio Carp<strong>en</strong>tier definiócomo cultura, y que bi<strong>en</strong> pudo suscribir Lezama:«Yo diría que cultura es: el acopio de conocimi<strong>en</strong>tos que permit<strong>en</strong> a un hombreestablecer relaciones, por <strong>en</strong>cima del tiempo y del espacio, <strong>en</strong>tre dos realidadessemejantes o análogas, explicando una <strong>en</strong> función de sus similitudes con la otraque puede haberse producido muchos siglos atrás» (Carp<strong>en</strong>tier, 1981, p. 17).Pero la verdadera es<strong>en</strong>cia de su descubrimi<strong>en</strong>to la fija Carp<strong>en</strong>tier <strong>en</strong> 1943,resultado de su viaje a Haití y que le provoca, como es bi<strong>en</strong> sabido, el desarrollode sus ideas <strong>en</strong> torno a lo real maravilloso («lo asombroso por lo insólito»,«todo lo insólito es maravilloso»), cuidadosam<strong>en</strong>te deslindado de la experi<strong>en</strong>ciasurrealista y del preced<strong>en</strong>te realismo mágico. <strong>La</strong> difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre el «misteriofabricado» y lo insólito cotidiano <strong>en</strong> estado bruto «omnipres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> todo lolatinoamericano» (Carp<strong>en</strong>tier, 1981, p. 130). Una revelación que describe:«Vi la posibilidad de establecer ciertos sincronismos posibles, americanos, recurr<strong>en</strong>tes,por <strong>en</strong>cima del tiempo, relacionando esto con aquello, el ayer con elpres<strong>en</strong>te. Vi la posibilidad de traer ciertas verdades europeas a las latitudes queson nuestras…» (Carp<strong>en</strong>tier, 1967, p. 114).110<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>troAl tiempo que invertía la mirada para fijarla <strong>en</strong> una sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te realidad<strong>en</strong> la que descubría «que esa pres<strong>en</strong>cia y vig<strong>en</strong>cia de lo real maravilloso no eraprivilegio único de Haití, sino patrimonio de la América <strong>en</strong>tera» (Carp<strong>en</strong>tier,1967, p. 118). Una revelación que lo conduce a una exig<strong>en</strong>cia: «no veo máscamino para el novelista nuestro <strong>en</strong> este umbral del siglo xxi que aceptar lamuy honrosa condición de cronista mayor, Cronista de Indias, de nuestromundo…» (Carp<strong>en</strong>tier, 1981, p. 25), «movilizar nuestras <strong>en</strong>ergías <strong>en</strong> traducirAmérica con la mayor int<strong>en</strong>sidad posible» (Carp<strong>en</strong>tier, 1981, p. 57). Es decir,<strong>en</strong> expresión metonímica carp<strong>en</strong>teriana, situar el papayo y la ceiba <strong>en</strong> elmismo nivel de prestigio del pino, del nogal o del abedul.Para alcanzarlo, nos dice Carp<strong>en</strong>tier, era necesaria una estrategia del textosimilar a la aplicada a la estampa del rinoceronte grabada por Durero: habíaque mostrar, detallar, el <strong>en</strong>te desconocido, al extremo, incluso, de involucrarlo,contextualizarlo, con la imaginería medieval. Ante la realidad multiformeamericana, también salida de lo desconocido, Carp<strong>en</strong>tier propone: «El objetovive, se contempla, se deja sopesar. Pero la prosa que le da vida y consist<strong>en</strong>cia,peso y medida, es una prosa <strong>barroca</strong>, forzosam<strong>en</strong>te <strong>barroca</strong>, como toda prosaque ciñe el detalle, lo m<strong>en</strong>udea, lo colorea, lo destaca, para darle relieve y definirlo(…) Pero resulta [añade Carp<strong>en</strong>tier] que ahora nosotros, novelistas latinoamericanos,t<strong>en</strong>emos que nombrarlo todo —todo lo que nos define, <strong>en</strong>vuelvey circunda: todo lo que opera con <strong>en</strong>ergía de contextos— para situarlo <strong>en</strong>lo universal» (Carp<strong>en</strong>tier, 1967, p. 39). Y pasa a desarrollar su conocida teoría


<strong>La</strong> <strong>escritura</strong> <strong>barroca</strong>... de los contextos, tan imprescindible para la compr<strong>en</strong>sión de la morfología desu <strong>escritura</strong> como para el acercami<strong>en</strong>to integral al texto lezamiano.2<strong>Alejo</strong> Carp<strong>en</strong>tier y José Lezama Lima, contemporáneos con muy pocos años dedifer<strong>en</strong>cia —Carp<strong>en</strong>tier nace <strong>en</strong> 1904; Lezama, <strong>en</strong> 1910—, habaneros los dos,sofocados los dos por el asma <strong>en</strong> distinto grado y deshacidos los dos de la figurapaterna (<strong>en</strong> la niñez uno; <strong>en</strong> la adolesc<strong>en</strong>cia el otro), sólo obt<strong>en</strong>drán el reconocimi<strong>en</strong>to<strong>en</strong> su madurez; fallec<strong>en</strong> <strong>en</strong> un intervalo de cuatro años —1980, Carp<strong>en</strong>tier;1976, Lezama—; empar<strong>en</strong>tados ambos por un fervor común americanoy por el anclaje neobarroco de su expresión, sus experi<strong>en</strong>cias vitales y sus<strong>escritura</strong>s, sin embargo, transcurr<strong>en</strong> de manera notablem<strong>en</strong>te dispar.Carp<strong>en</strong>tier es hijo de emigrantes proced<strong>en</strong>tes de distantes l<strong>en</strong>guas y culturaseuropeas, el s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de lo criollo será el fruto de un largo apr<strong>en</strong>dizaje;Lezama se <strong>en</strong>tronca <strong>en</strong> una familia de lejanos oríg<strong>en</strong>es hispánicos, dondelo criollo juguetón y grave, locuaz <strong>en</strong> el gesto y la palabra, es un eco plural ydoméstico del que pronto se apodera.Carp<strong>en</strong>tier comparte sus años de formación <strong>en</strong>tre <strong>La</strong> Habana, tempranosviajes al extranjero, breves estudios de arquitectura y una prolongada estancia<strong>en</strong> Francia, iniciada <strong>en</strong> sus años juv<strong>en</strong>iles, descubre su pasión americana <strong>en</strong>París; Lezama estudia <strong>en</strong> las escuelas de su barriada (<strong>en</strong> el colegio Mimó, elmismo al que asistiera brevem<strong>en</strong>te Carp<strong>en</strong>tier nueve años antes), se gradúa<strong>en</strong> la universidad de <strong>La</strong> Habana y desde jov<strong>en</strong>cito descubre el placer sufici<strong>en</strong>tedel Libro.Carp<strong>en</strong>tier se proyecta desde muy jov<strong>en</strong> <strong>en</strong> el espacio público (colabora<strong>en</strong> reconocidas publicaciones, se vincula al Grupo Minorista, debe sufrirdurante unos meses la cárcel política); Lezama se instala <strong>en</strong> los límites delespacio privado, funda su acción carismática <strong>en</strong> el contacto de unos pocosamigos, <strong>en</strong>trega sus primeros poemas y <strong>en</strong>sayos a publicaciones que él mismodebe al<strong>en</strong>tar.Carp<strong>en</strong>tier, hombre mundano, se vincula <strong>en</strong> París al grupo surrealista, cultivala amistad de personalidades de la alta cultura, se desplaza cómodam<strong>en</strong>tepor una amplia geografía, redescubre América <strong>en</strong> sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes experi<strong>en</strong>cias,se <strong>en</strong>riquece con estudios de musicología, etnología e historia, es un voraz lectory, lo que es más importante <strong>en</strong> él, un metódico organizador de sus lecturas,paci<strong>en</strong>te constructor de un deslumbrante sistema refer<strong>en</strong>cial y asociativo; Lezama,salvo dos breves viajes al extranjero <strong>en</strong> su juv<strong>en</strong>tud, raram<strong>en</strong>te se desplazaráde la apretada cartografía habanera de su infancia, omnívoro lector, le apetec<strong>en</strong>por igual la teología y el arte, la literatura y la filosofía, la historia y la mitología,su proceso de asimilación de lo leído ti<strong>en</strong>e algo de caótico, una suerte de bigbangfragm<strong>en</strong>tador que sólo parece imantarse (reord<strong>en</strong>arse azarosam<strong>en</strong>te) apartir de la elaboración de un laberíntico sistema poético.Carp<strong>en</strong>tier reserva los dispositivos neobarrocos de su <strong>escritura</strong> para la ficción,sus <strong>en</strong>sayos, de un claro didactismo expositivo, rehuy<strong>en</strong> la contaminación111<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro


Pío E. Serrano 114<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>troEn el c<strong>en</strong>tro de ese sistema se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra la imag<strong>en</strong>, por ella el hombreapreh<strong>en</strong>de la realidad, él mismo se reconoce imag<strong>en</strong> y todo conocimi<strong>en</strong>to noes más que testimonio de la imag<strong>en</strong>. Imag<strong>en</strong> y realidad terminan fundiéndose<strong>en</strong> una sola sustancia. A su lado, la metáfora es concreción de la imag<strong>en</strong>,donde confluye la red de analogías.Todavía Lezama incorpora un elem<strong>en</strong>to más a su sistema: el pot<strong>en</strong>s o posibilidadinfinita que <strong>en</strong>carna la imag<strong>en</strong> y de cuya facultad se adueña el poetapara alcanzar la terateia griega, o revelación del port<strong>en</strong>to, de la maravilla, porquela poesía, gracias al método hipertélico, trasci<strong>en</strong>de todo determinismo.Así, <strong>en</strong> palabras de Lezama: «como la mayor posibilidad infinita es la resurrección,la poesía, la imag<strong>en</strong>, t<strong>en</strong>ía que expresar su mayor abertura de compás,que es la propia resurrección» (Álvarez Bravo, 1966, p. 35).En la cad<strong>en</strong>cia quebrada de su respiración, dice su verdad Lezama, comoqui<strong>en</strong> verbaliza los secretos laberintos de un sinuoso árbol de la vida. Lo hacecon la natural certeza de compartir una verdad de todos conocida. Y lo dice<strong>en</strong> la soledad del salón de la calle Trocadero, mi<strong>en</strong>tras sonríe y aspira, una vezmás, el habano que <strong>en</strong>treti<strong>en</strong>e <strong>en</strong>tre sus dedos gordezuelos, manchados siemprede tinta.Estamos, es evid<strong>en</strong>te, ante la construcción irracional de un poeta desmesurado,de hiperbólica capacidad de imaginar y elaborar un deslizante sistemade relaciones donde su <strong>escritura</strong> queda aprisionada y libre a la vez. Su g<strong>en</strong>iovolcánico, el espeso tejido de sus fulguraciones (sea <strong>en</strong> el poema, el <strong>en</strong>sayo ola novela) nos atra<strong>en</strong> y alejan con la misma int<strong>en</strong>sidad; alza la resist<strong>en</strong>cia desu texto como un muro o como un imán; invita y clausura; revela y oculta.«Sólo lo difícil es estimulante», deposita <strong>en</strong> el vestíbulo de <strong>La</strong> expresión americanacomo si lo fuera para el resto de su obra; más que un reto es una invitacióna un festín donde las ideas —luminosas, ing<strong>en</strong>uas, port<strong>en</strong>tosas, cotidianas—se expresan <strong>en</strong> la carnalidad de híbridas imág<strong>en</strong>es que se alim<strong>en</strong>tantanto del gran carnaval de la cultura universal como del l<strong>en</strong>guaraz apodo quese oye <strong>en</strong> la calle o del caricioso diminutivo doméstico.Sus construcciones se van levantando sobre un cuaderno escolar tras otroal impulso de una melodía interior, como el que sueña monstruos y colibríessobre el papel. Sobre el papel corre —des<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido de la precisión del dato,de la declinación latina o del manual de sintaxis—, confiado únicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>su descomunal memoria, que a veces lo traiciona; <strong>en</strong> su hiperbólica vocaciónde audacias provocadoras, de misteriosos corredores que a veces no conduc<strong>en</strong>a parte alguna, pero que alcanzan la sufici<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> las iluminaciones del trayecto.Y él sigue adelante, barajando por igual una visión adánica de la isla,«la rubia mazorca» precortesiana o el salón rococó de Catalina la Grande.Lezama desconoce el método comedido, el cálculo de la precisión. Más que elconv<strong>en</strong>cimi<strong>en</strong>to, persigue el <strong>en</strong>cantami<strong>en</strong>to. Todo <strong>en</strong> él es desbordami<strong>en</strong>to,derroche al borde del abismo.El l<strong>en</strong>guaje <strong>en</strong> Lezama no está circunscrito a la exactitud de ci<strong>en</strong>cia o disciplinaalguna. Su léxico, aj<strong>en</strong>o a cualquier especialización, se prodiga con lagracia de la intuición poética que se organiza <strong>en</strong> una agobiante sucesión de


<strong>La</strong> <strong>escritura</strong> <strong>barroca</strong>... imág<strong>en</strong>es, metáforas, hipérboles, <strong>en</strong>umeraciones, parodias, juegos de ing<strong>en</strong>io,citas, reminisc<strong>en</strong>cias… Lo singular de la <strong>escritura</strong> lezamiana no se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>traúnicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el despliegue de los recursos retóricos barrocos, sino <strong>en</strong> elplus de retorcimi<strong>en</strong>to y complejidad con que los elabora. Es una suerte de<strong>escritura</strong> <strong>en</strong> fuga que se complace <strong>en</strong> la distracción finalista del período, perdido<strong>en</strong> una inextricable selva de subordinadas que se persigu<strong>en</strong> infatigablem<strong>en</strong>tehasta alcanzar la forma de esos mise <strong>en</strong> abîme o juegos especulares,donde un espejo d<strong>en</strong>tro de otro espejo multiplica aberrantem<strong>en</strong>te la figura.En Lezama se configura ese espíritu neobarroco que <strong>en</strong> palabras de SeveroSarduy es «reflejo necesariam<strong>en</strong>te pulverizado de un saber que sabe que yano está apaciblem<strong>en</strong>te cerrado sobre sí mismo. Arte del destronami<strong>en</strong>to y ladiscusión» (Sarduy, 1987, p. 212).Cuando el lector se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta a Paradiso (<strong>La</strong> Habana, 1966) y a Oppiano Licario(<strong>La</strong> Habana, 1978) descubre de inmediato que el l<strong>en</strong>guaje se convierte <strong>en</strong> protagonistay eje constructor de la novela. Advierte también que el relato adquierela forma de una suerte de autobiografía <strong>en</strong> la que, sin embargo, el compon<strong>en</strong>tede virtualidad creativa termina por desplazar y devorar al refer<strong>en</strong>cial. Sus personajesprincipales actúan <strong>en</strong> el texto a la manera de heterónimos, desplazami<strong>en</strong>tosde id<strong>en</strong>tidad y perspectiva, que <strong>en</strong>mascaran la voz narrativa que se interrogaobstinadam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la búsqueda de la salvación por el conocimi<strong>en</strong>to.5Los dos maestros, <strong>Alejo</strong> Carp<strong>en</strong>tier y José Lezama Lima, tan singulares e irreductibles,paralelos <strong>en</strong> su excel<strong>en</strong>cia, pued<strong>en</strong> contemplarse satisfechos <strong>en</strong> lasimág<strong>en</strong>es especulares que los acog<strong>en</strong> simultáneam<strong>en</strong>te. En ese juego de espejosque los reproduce, se complem<strong>en</strong>tan y amigan <strong>en</strong> una sustancia final qu<strong>en</strong>os <strong>en</strong>tregan para <strong>en</strong>riquecer nuestra mirada.Bibliografía■ Aullón de Haro, Pedro; «Prefacio», <strong>en</strong>: Aullón de Haro, Pedro (ed.): Barroco; Editorial Verbum,Madrid, 2004, pp. 7-31.■ Álvarez Bravo, Armando; Órbita de Lezama Lima; Colección Órbita, uneac, <strong>La</strong> Habana, 1996.■ Carp<strong>en</strong>tier, <strong>Alejo</strong>; Ti<strong>en</strong>tos y difer<strong>en</strong>cias; Arca, Montevideo, 1967.■ Carp<strong>en</strong>tier, <strong>Alejo</strong>; <strong>La</strong> novela latinoamericana <strong>en</strong> vísperas de un nuevo siglo y otros <strong>en</strong>sayos; SigloXXI de España, Madrid, 1981.■ Fu<strong>en</strong>tes, Carlos; «<strong>Alejo</strong> Carp<strong>en</strong>tier», <strong>en</strong>: Carp<strong>en</strong>tier, <strong>Alejo</strong>: El siglo de las luces; Biblioteca Ayacucho,Caracas, 1979.■ Lezama Lima, José; <strong>La</strong> expresión americana; <strong>en</strong>: Obras completas, vol. II; Aguilar, México D.F.,1977, pp. 277-390.■ Sarduy, Severo; Ensayos g<strong>en</strong>erales sobre el barroco; Fondo de Cultura Económica, Bu<strong>en</strong>os Aires,1987.115<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!