arreglarla y volverla a su sitio. Y, quizá, lanzar un grito y quedarse mirando, osólo alargar la mano Y decir: «¿Qué es esto?», y levantar el libro oculto conconmovedora inocencia.-Los años de Universidad se acortan, la disciplina se relaja, la Filosofía, laHistoria y el lenguaje se abandonan, el idioma y su pronunciación songradualmente descuidados. Por último, casi completamente ignorado La vidaes inmediata, el empleo cuenta, el placer domina todo después del trabajo.¿Por qué aprender algo, excepto apretar botones, enchufar conmutadores,encajar tornillos y tuercas?-Deja que te arregle la almohada -dijo Mildred-¡No! -susurró Montag-.-El cierre de cremallera desplaza al botón y el hombre ya no dispone de todoese tiempo para pensar mientras se viste, una hora filosófica y, por lo tanto,una hora de melancolía.-A ver -dijo Mildred-.-Márchate -replicó-.-La vida se convierte en una gran carrera, Montag. Todo se hace aprisa, decualquier modo.-De cualquier modo -repitió Mildred, tirando de la almohada-.-¡Por amor de Dios déjame tranquilo! -gritó Montag, apasionadamente ,A Beatty se le dilataron los ojos.La mano de Mildred se había inmovilizado detrás de la almohada. Sus dedosseguían la silueta del libro y a medida que la forma le iba siendo familiar, surostro apareció sorprendido Y, después, atónito. Su boca se abrió para haceruna pregunta...-Vaciar los teatros excepto para que actúen payasos, e instalar en lashabitaciones paredes de vidrio de bonitos colores que suben y bajan, comoconfeti, sangre, jerez o sauterne. Te gusta la pelota base, ¿verdad, Montag?-La pelota base es un juego estupendo.Ahora Beatty era casi invisible, sólo una voz en algún punto, detrás de unacortina de humo.-¿Qué es esto? -preguntó Mildred, casi con ale gría. Montag se echó haciaatrás y cayó sobre los brazos de ella-. ¿Qué hay aquí?
- ¡Siéntate! -gritó Montag. Ella se apartó de un salto, con las manos vacías-.¡Estamos hablando!Beatty prosiguió como si nada hubiese ocurrido.-Te gustan los bolos, ¿verdad, Montag?-Los bolos, sí.-¿Y el golf?-El golf es un juego magnífico.-¿Baloncesto?-Un juego magnífico.-¿Billar? ¿Fútbol?-Todos son excelentes.-Más deportes para todos, espíritu de grupo, diversión, y no hay necesidad depensar, ¿eh? Organiza y superorganiza superdeporte. Más chistes en loslibros. Más ilustraciones. La mente absorbe menos Y menos. Impaciencia.Autopistas llenas de multitudes que van a algún sitio, a algún sitio, a algún sitio,a ningún sitio. El refugio de la gasolina. Las ciudades se convierten en moteles,la gente siente impulsos nómadas y va de un sitio para otro, siguiendo lasmareas, viviendo una noche en la habitación donde otro ha dormido durante eldía y el de más allá la noche anterior.Mildred salió de la habitación y cerró de un portazo. Las «tías» de la sala deestar empezaron a reírse de los «tíos» de la sala de estar.-Ahora, consideremos las minorías en nuestra civilización. Cuanto mayor es lapoblación, más minorías hay. No hay que meterse con los aficionados a losperros, a los gatos, con los médicos, abogados, comerciantes, cocineros,mormones, bautistas, unitarios, chinos de segunda generación, suecos,italianos, alemanes, tejanos, irlandeses, gente de Oregón o de México. En estelibro, en esta obra, en este seria¡ de televisión la gente no quiere representar aningún pintor, cartógrafo o mecánico que exista en la realidad. Cuanto mayores elmercado, Montag, menos hay que hacer frente a la controversia, recuerda esto.Todas las minorías menores con sus ombligos que hay que mantener limpios.Los autores, llenos de malignos pensamientos, aporrean máquinas de escribir.Eso hicieron. Las revistas se convirtieron en una masa insulsa y amorfa. Loslibros, según dijeron los críticos esnobs, eran como agua sucia. No es extrañoque los libros dejaran de venderse, decían los críticos. Pero el público, quesabía lo que quería, permitió la supervivencia de los libros de historietas. Y delas revistas eróticas tridimensionales, claro está. Ahí tienes, Montag. No erauna imposición del Gobierno. No hubo ningún dictado, ni declaración, ni
- Page 1 and 2:
Fahrenheit 451Ray BradburyComentari
- Page 3: Ahora el quinto brinco antes del gr
- Page 8 and 9: Era estupendo quemarConstituía un
- Page 10 and 11: -¡De qué modo tan extraño lo dic
- Page 12 and 13: Ella le lanzó una rápida mirada.-
- Page 14 and 15: muchacha. Cuando llegaron a la casa
- Page 16 and 17: Sin encender la luz, Montag imagin
- Page 18 and 19: -Hemos de limpiamos de ambas manera
- Page 20 and 21: Montag regresó a su casa, dejó ab
- Page 22 and 23: -No lo sé.Era evidente que Mildred
- Page 24 and 25: Clarisse se tocó la barbilla con l
- Page 26 and 27: Montag sintió que su cuerpo se div
- Page 28 and 29: -Las combinaciones químicas y porc
- Page 30 and 31: otoñales pulcramente clavadas en u
- Page 32 and 33: un seguro de diez mil, todos conten
- Page 34 and 35: Delante de él, el capitán Beatty
- Page 36 and 37: Era una casa de tres plantas, de as
- Page 38 and 39: -¡Petróleo!Bombearon el frío flu
- Page 40 and 41: fumaron sus pipas. Permanecían qui
- Page 42 and 43: con un desconocida, se levantaba te
- Page 44 and 45: ¿A qué venía aquello? Mildred no
- Page 46 and 47: -Oh, sé a quién te refieres.-Esta
- Page 48 and 49: -Gracias.-Es mi programa favorito -
- Page 50 and 51: «Porque tienes miedo», pensó él
- Page 52 and 53: semiincorporado; y, al cabo de un r
- Page 56 and 57: censura, no. La tecnología, la exp
- Page 58 and 59: excesivamente intelectual o aficion
- Page 60 and 61: La voz de ella fue apagándose.Mont
- Page 62 and 63: -¡Cállate!La abofeteó, la cogió
- Page 64 and 65: La criba y la arenaAmbos leyeron du
- Page 66 and 67: ganamos dos guerras atómicas. ¿No
- Page 68 and 69: -¡Bueno, las señoras van a venir!
- Page 70 and 71: Ahora, en tanto que el «Metro» ne
- Page 72 and 73: -¡No he hecho nada!-¡Estoy solo,
- Page 74 and 75: olvidar. No hay nada mágico en ell
- Page 76 and 77: -¡Oh, no!Faber se irguió en su as
- Page 78 and 79: -Paciencia, Montag. Que la guerra e
- Page 80 and 81: Montag se dirigió hacia la puerta
- Page 82 and 83: estrellas, un millón de ellas flot
- Page 84 and 85: -¿Has visto eso, Millie?-¡Lo he v
- Page 86 and 87: Mildred permaneció silenciosa un m
- Page 88 and 89: -Oye, Guy, ¿con quién estás habl
- Page 90 and 91: Faber dijo:-Ahora...Montag sintió
- Page 92 and 93: se sienta viejo, quiero que parte d
- Page 94 and 95: Montag se mordió los labios.-Yo te
- Page 96 and 97: -Preparad el equipo. Ahora será do
- Page 98 and 99: Montag acabó por levantar la mirad
- Page 100 and 101: verdadera belleza es que destruye r
- Page 102 and 103: Montag no escuchaba, estaba muy lej
- Page 104 and 105:
La calle vacía, la casa totalmente
- Page 106 and 107:
«Tienes que recordarlo: quémalos
- Page 108 and 109:
vehículo por el cambio de rasante
- Page 110 and 111:
Más lejos, mientras Montag se mov
- Page 112 and 113:
-No he tenido tiempo para pensar. -
- Page 114 and 115:
estaban sentados, bebiendo, en tant
- Page 116 and 117:
Se detuvo para recobrar el aliento,
- Page 118 and 119:
Pero había llegado al río.Lo toc
- Page 120 and 121:
miraría por la ventana del coberti
- Page 122 and 123:
Y se sorprendió de saber cuán seg
- Page 124 and 125:
Granger puse el televisor en marcha
- Page 126 and 127:
-Estamos acostumbrados a eso. Todos
- Page 128 and 129:
-Si no lo hacen, no tendremos más
- Page 130 and 131:
para nosotros, y se dedicó a mil a
- Page 132 and 133:
Resultaba increíble. Sólo un gest
- Page 134 and 135:
Montag miró hacia el río. «Iremo
- Page 136:
para dejar que Granger pasara; pero