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El lector modelo, de Umberto Eco

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pregunta; pero, en <strong>de</strong>terminadas circunstancias <strong>de</strong> emisión, la respuesta connota "mala<br />

educación" sobre la base <strong>de</strong> un código que no es lingüístico, sino ceremonial: hubiese<br />

<strong>de</strong>bido <strong>de</strong>cirse /no, gracias/ . Así, pues, para "<strong>de</strong>scodificar" un mensaje verbal se<br />

necesita, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la competencia lingüística, una competencia circunstancial<br />

diversificada, una capacidad para poner en funcionamiento ciertas presuposiciones, para<br />

reprimir idiosincrasias, etcétera. Por eso, también en el Tratado sugeríamos una serie <strong>de</strong><br />

constricciones pragmáticas que se ejemplifican en la figura 1.<br />

¿Qué garantiza la cooperación textual frente a estas posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> interpretación más<br />

o menos "aberrantes"? En la comunicación cara a cara intervienen infinitas formas <strong>de</strong><br />

reforzamiento extralingüístico (gesticular, ostensivo, etc.) e infinitos procedimientos <strong>de</strong><br />

redundancia y feed back (retroalimentación) que se apuntalan mutuamente. Esto revela<br />

que nunca se da una comunicación meramente lingüística, sino una actividad semiótica<br />

en sentido amplio, en la que varios sistemas <strong>de</strong> signos se complementan entre sí. Pero<br />

¿qué ocurre en el caso <strong>de</strong> un texto escrito, que el autor genera y <strong>de</strong>spués entrega a una<br />

variedad <strong>de</strong> actos <strong>de</strong> interpretación. como quien mete un mensaje en una botella y luego<br />

la arroja al mar?<br />

Hemos dicho que el texto postula la cooperación <strong>de</strong>l <strong>lector</strong> como condición <strong>de</strong> su<br />

actualización. Po<strong>de</strong>mos mejorar esa formulación diciendo que un texto es un producto<br />

cuya suerte interpretativa <strong>de</strong>be formar parte <strong>de</strong> su propio mecanismo generativo:<br />

generar un texto significa aplicar una estrategia que incluye las previsiones <strong>de</strong> los<br />

movimientos <strong>de</strong>l otro; como ocurre. por lo <strong>de</strong>más. en toda estrategia. En la estrategia<br />

militar (o ajedrecística. digamos: en toda estrategia <strong>de</strong> juego), el estratega se fabrica un<br />

<strong>mo<strong>de</strong>lo</strong> <strong>de</strong> adversario. Si hago este movimiento, arriesgaba Napoleón. Wellington<br />

<strong>de</strong>bería reaccionar <strong>de</strong> tal manera. Si hago este movimiento. argumentaba Wellingon.<br />

Napoleón <strong>de</strong>beria reaccionar <strong>de</strong> tal manera. En ese caso concreto. Wellington generó su<br />

estrategia mejor que Napoleón. se construyó un Napoleón Mo<strong>de</strong>lo que se parecía más al<br />

Napoleón concreto que el Wellington Mo<strong>de</strong>lo. imaginado por Napoleón, al Wellington<br />

concreto. La analogía sólo falla por el hecho <strong>de</strong> que. en el caso <strong>de</strong> un texto. lo que el

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