11.07.2015 Views

El ateísmo de Jean Paul Sartre Jean Paul Sartre

El ateísmo de Jean Paul Sartre Jean Paul Sartre

El ateísmo de Jean Paul Sartre Jean Paul Sartre

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

humana comienza con la «muerte <strong>de</strong> Dios». He aquí por qué, ya que Dios no existe ni pue<strong>de</strong> existir, bajopena <strong>de</strong> poner en peligro la dignidad <strong>de</strong>l hombre, el comportamiento religioso <strong>de</strong> los cristianos pareceráa <strong>Sartre</strong> como forzosamente manchado <strong>de</strong> pasividad, <strong>de</strong> cobardía, <strong>de</strong> conformismo, <strong>de</strong> espíritu <strong>de</strong>seriedad. Los cristianos, al igual que los niños, si son lógicos con su fe, no pue<strong>de</strong>n menos <strong>de</strong> serfarsantes.¿Será preciso repetir que, si Dios crea, quiere «que la sustancia sea, que sea activa y que alcance sutérmino»? ¿Será necesario recordar que la realidad <strong>de</strong> Dios es necesaria para fundar eI sentido «último»<strong>de</strong> la realidad, pero que el mundo creado tiene en sí mismo una cierta consistencia, que no es puraapariencia, juego <strong>de</strong> ilusión, fantasmagoría pre<strong>de</strong>terminada por un déspota invisible? ¿Es necesariorecordar que precisamente <strong>de</strong> esta su consistencia es <strong>de</strong> don<strong>de</strong> la criatura saca la fuerza para rebelarsecontra Dios, que Dios acepta que la criatura utilice esta su libertad, que Él mismo le ha dado, paravolverse contra Él, para ser «dios sin dioses»? ¿Será preciso, en fin, volver sobre esta evi<strong>de</strong>nciaelemental, que Dios nos pi<strong>de</strong> que roguemos y trabajemos, ora et labora?.SARTRE NO COMPRENDE NADA DEL MISTERIO DEL AMORCuando uno se ha limitado a lo sensible, se cierra también al misterio <strong>de</strong>l amor; no compren<strong>de</strong> nada <strong>de</strong>lmisterio <strong>de</strong> la «participación» <strong>de</strong> lo contingente en lo transcen<strong>de</strong>nte. Entonces no es posible ya ver en elmundo más que la pasividad vergonzosa <strong>de</strong> esclavos serviles ante un Dios déspota, o la orgullosasuficiencia <strong>de</strong> un ser que se preten<strong>de</strong> sin padre y sin madre. Nos daremos todavía más perfecta cuenta<strong>de</strong> ello, analizando brevemente – el tercer argumento sobre el que <strong>Sartre</strong> preten<strong>de</strong> fundar su <strong>ateísmo</strong>.CONTRADICCIÓN ENTRE LA LIBERTAD Y LA EXISTENCIA DE DIOSEste tercer aspecto <strong>de</strong>l <strong>ateísmo</strong> sartriano está implicado en los dos prece<strong>de</strong>ntes. Pero <strong>Sartre</strong> <strong>de</strong>duce <strong>de</strong>él consecuencias tan importantes que es preciso <strong>de</strong>dicarle algunas consi<strong>de</strong>raciones en un párrafoespecial.<strong>El</strong> <strong>ateísmo</strong> es, en <strong>Sartre</strong>, el fundamento <strong>de</strong> su concepción <strong>de</strong> la libertad: puesto que no existen valores«inscritos en un cielo metafísico», ni «naturaleza humana» concebida por un Dios, el hombre estátotalmente entregado, abandonado a sí mismo: <strong>de</strong>be elegir continuamente y crear valores. Al contrario,<strong>de</strong> existir Dios, la existencia <strong>de</strong> los valores objetivos dispensaría al hombre <strong>de</strong> la responsabilidad <strong>de</strong> laelección. <strong>El</strong> hombre podría «apoyarse» en la cómoda almohada <strong>de</strong> las certezas dadas; nunca másconocería la “preocupación», que es la característica <strong>de</strong>l hombre «libre» (EN, 721,722).<strong>El</strong> argumento es sólo una variante <strong>de</strong>l anterior; se limita a insistir sobre el pretendido conformismocobar<strong>de</strong> que caracterizaría al creyente. Bastará recordar que la gracia <strong>de</strong> Dios no nos alcanza como unainvitación a someternos con un conformismo fácil. Penetra en nosotros como una lanceta, nos impi<strong>de</strong>dormirnos, nos obliga a una vigilancia siempre alerta; el cristiano es el vigilante <strong>de</strong> la «noche <strong>de</strong>Pascua», noche durante la cual no está permitido dormir, pues hay que «espiar el paso <strong>de</strong>l Señor».Esta vigilancia siempre en vela no se basa en no sé qué clase <strong>de</strong> canonización <strong>de</strong> la inquietud por símisma, sino en la realidad <strong>de</strong> Dios que nos llama, y <strong>de</strong>l que nunca nos sentimos más lejos que cuandointentamos acercarnos a él. Basta recordar la vida <strong>de</strong> los santos, sus angustias, sus noches <strong>de</strong> lossentidos y <strong>de</strong>l espíritu, la nube luminosa que les ro<strong>de</strong>a cuando se acercan a la unión divina; Gregorio <strong>de</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!