En la mayoría de los casos se han visto involucrados miembros de las ag<strong>en</strong>cias de seguridad estatales,que debieran salvaguardar, no am<strong>en</strong>azar, la integridad de todos los arg<strong>en</strong>tinos.Todos estos casos han sido d<strong>en</strong>unciados y están o debieran estar si<strong>en</strong>do investigados por losorganismos correspondi<strong>en</strong>tes. Sin embargo, la reacción de los respectivos estados provinciales y de lajusticia ha sido dispar, evid<strong>en</strong>ciando lam<strong>en</strong>tablem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> algunos casos llamativa indifer<strong>en</strong>cia o inclusoneglig<strong>en</strong>cia respecto de los crím<strong>en</strong>es cometidos contra indíg<strong>en</strong>as <strong>en</strong> sus respectivos territorios.A pesar de que existe un organismo específico, el Instituto Nacional de Asuntos Indíg<strong>en</strong>as (INAI),que debiera poder interv<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> los casos señalados, nos <strong>en</strong>contramos ante una escalada de viol<strong>en</strong>cia dondese exhibe la poca o nula capacidad de acción del Estado para arbitrar adecuadam<strong>en</strong>te estos conflictos,viol<strong>en</strong>cias y abuso de derechos que hoy sufr<strong>en</strong> estos Pueblos.Sabemos que la viol<strong>en</strong>cia hacia el Pueblo Qom no es un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o reci<strong>en</strong>te. Luego de las conquistasmilitares <strong>en</strong> la región las comunidades originarias de las actuales provincias de Chaco y Formosa fueronconfinadas <strong>en</strong> territorios escasos y reducidos, <strong>en</strong> los cuales la viol<strong>en</strong>cia no se detuvo, y que <strong>en</strong> algunoscasos, además, fueron esc<strong>en</strong>ario de nuevas represiones y masacres, ya no <strong>en</strong> tiempos de “conquista” sino de“paz”, vinculadas a la extrema explotación laboral y a las alianzas <strong>en</strong>tre propietarios, fuerzas armadas ysectores políticos (por ejemplo, las llamadas masacres de Napalpí 1924, Pampa del Indio 1933-4, ElZapallar 1935, La Bomba 1947, <strong>en</strong>tre muchas otras que además de estar docum<strong>en</strong>tadas, son resguardadas <strong>en</strong>la historia oral de las comunidades).Hoy los tiempos han cambiado y los Qom, como otros Pueblos Originarios, participan de muchos delos derechos de los ciudadanos arg<strong>en</strong>tinos, y se les reconoc<strong>en</strong> derechos específicos <strong>en</strong> su calidad de PueblosIndíg<strong>en</strong>as (erróneam<strong>en</strong>te llamados a veces minorías étnicas), como los de participación y consulta sobre los“intereses que los afect<strong>en</strong>”. Sin embargo, y a contramano de estos reconocimi<strong>en</strong>tos, las comunidades sonconstantem<strong>en</strong>te presionadas para que abandon<strong>en</strong> los reducidos terr<strong>en</strong>os <strong>en</strong> los que fueron confinadas tras laconquista militar.Y aquí es donde queremos llamar especialm<strong>en</strong>te la at<strong>en</strong>ción de la Presid<strong>en</strong>cia, ya que se trata de unproblema de ext<strong>en</strong>sión nacional y que se ha v<strong>en</strong>ido increm<strong>en</strong>tando dramáticam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> tiempos reci<strong>en</strong>tes:Todas las víctimas pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a una región que se ha convertido <strong>en</strong> los últimos años <strong>en</strong> una r<strong>en</strong>ovadafrontera de expansión económica principalm<strong>en</strong>te para grandes grupos económicos ligados a losagronegocios, el petróleo y aunque <strong>en</strong> m<strong>en</strong>or medida, el turismo. Muchas de ellas habían d<strong>en</strong>unciadoam<strong>en</strong>azas y abusos de la g<strong>en</strong>darmería nacional y distintos grupos armados, tanto policiales comoparapoliciales. Los accid<strong>en</strong>tes dudosos y los asesinatos han recrudecido <strong>en</strong> los últimos tres años, período <strong>en</strong>que las d<strong>en</strong>uncias hechas por integrantes del Pueblo Qom se han hecho más visibles. Esto se debe a que losgrupos armados que obedec<strong>en</strong> a empresarios y terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes actúan con impunidad, sin ser sometidos ainvestigación alguna y sin ser cond<strong>en</strong>ados por sus crím<strong>en</strong>es.En todos estos casos, además, tanto los sobrevivi<strong>en</strong>tes de ataques similares como los familiares de laspersonas fallecidas, señalan elem<strong>en</strong>tos de odio racial y x<strong>en</strong>ofobia como una constante <strong>en</strong> el marco de estosataques. Obvia decirlo, el odio racial no es un elem<strong>en</strong>to aislado y propio de los victimarios, sino que esparte, lam<strong>en</strong>tablem<strong>en</strong>te, de un contexto que precede y posibilita tanto la ejecución de los crím<strong>en</strong>es como suimpunidad.La realidad de estas provincias que <strong>en</strong> estos días nos preocupa especialm<strong>en</strong>te, ti<strong>en</strong>e puntos <strong>en</strong>común con la de otras partes del país. Esto se debe a las condiciones que estructuraron las relaciones <strong>en</strong>trelos Pueblos Originarios <strong>en</strong> todo el territorio, y la sociedad no indíg<strong>en</strong>a. Los Pueblos Indíg<strong>en</strong>as poblaban elpaís originalm<strong>en</strong>te y sufrieron todas las consecu<strong>en</strong>cias negativas, durante la conquista y luego con lacolonización, que sufr<strong>en</strong> aquellos que pierd<strong>en</strong> las guerras territoriales. Durante el siglo veinte perdieron losúltimos rincones de sus territorios y fueron obligados a sed<strong>en</strong>tarizarse, o a vivir <strong>en</strong> colonias y reservas, <strong>en</strong> lamayoría de los casos obligados a v<strong>en</strong>der su mano de obra <strong>en</strong> los ing<strong>en</strong>ios azucareros, <strong>en</strong> las plantaciones dealgodón o <strong>en</strong> las estancias de la Patagonia. En adelante, cobraron y cobran los peores salarios, sufrieron ysufr<strong>en</strong> toda clase de injusticias, se morían y se muer<strong>en</strong> de <strong>en</strong>fermedades evitables como la tuberculosis, laleishmaniasis y las derivadas de la desnutrición, y han estado por décadas completam<strong>en</strong>te arrojados alcapricho de las patronales y sus mediadores.Aún desde esta realidad estructural, los Pueblos Originarios compartieron con el resto de losarg<strong>en</strong>tinos muchas de sus luchas por la justicia. Hacia la década de 1970 surgieron agrupaciones políticas
formadas por militantes indíg<strong>en</strong>as, muchos de ellos integrados con partidos políticos y organizacionessociales y sindicales de ori<strong>en</strong>tación popular, que además reivindicaban sus derechos culturales, económicosy sociales como indíg<strong>en</strong>as. La dictadura cívico-militar golpeó y desarticuló parcialm<strong>en</strong>te el movimi<strong>en</strong>toindíg<strong>en</strong>a, que también luchaba por un mundo mejor, y varios de sus refer<strong>en</strong>tes fueron det<strong>en</strong>idos,desaparecidos y/o partieron al exilio. Hoy y desde el regreso de la democracia a nuestro país, reconocemosimportantes avances, a tono con los foros internacionales, porque los Pueblos Indíg<strong>en</strong>as resurgieron comonuevos sujetos de derechos humanos, <strong>en</strong>tre los que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran, reconocidos por la Constitución d<strong>en</strong>uestro país, el derecho a permanecer <strong>en</strong> sus territorios tradicionales con títulos legales y a gestionar losmismos bajo sus normas y costumbres. Vale además anotar que los Pueblos Indíg<strong>en</strong>as no sólo son objeto derefer<strong>en</strong>cia de estos derechos sino que su palabra, a través de sus intelectuales, dirig<strong>en</strong>tes políticos y líderesreligiosos, <strong>en</strong>riquece, interpela y ayuda al resto de la ciudadanía a construir una sociedad mejor.Sin embargo, <strong>en</strong> el norte de la Patagonia, los grupos económicos líderes, ligados a la explotaciónminera y petrolera, provocan de modo directo (por la viol<strong>en</strong>cia) e indirecto (por la contaminación del medio,la desocupación y la ruptura del <strong>en</strong>tramado social) la expulsión de las familias del Pueblo Mapuche, quellevan una larga lucha sin haber sido escuchadas. Más aún, sus reclamos son sistemáticam<strong>en</strong>tecriminalizados, y son numerosos los dirig<strong>en</strong>tes que <strong>en</strong> los últimos años –por dar el último caso, lacomunidad Winkul New<strong>en</strong>, cercanos a Zapala, el 28 de diciembre próximo pasado- vi<strong>en</strong><strong>en</strong> si<strong>en</strong>do det<strong>en</strong>idosy/o procesados, cada vez que se resist<strong>en</strong> a ser desalojados de sus campos. Es evid<strong>en</strong>te que hoy, la principalrespuesta que está dando el Estado a los reclamos indíg<strong>en</strong>as por la def<strong>en</strong>sa de sus tierras es la viol<strong>en</strong>cia y larepresión, y estas comunidades, las más activas y organizadas políticam<strong>en</strong>te, las que más luchan por lavig<strong>en</strong>cia de sus derechos constitucionalm<strong>en</strong>te reconocidos, pasan a vivir <strong>en</strong> peligro perman<strong>en</strong>te.Así, la comunidad de Chuschagasta <strong>en</strong> la Pcia. de Tucumán continúa esperando justicia por el alevosoasesinato de Javier Chocobar el 12 de octubre de 2009 a manos de un terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te.También aquellas comunidades indíg<strong>en</strong>as que reclaman por sus territorios <strong>en</strong> forma conjunta conorganizaciones campesinas, como sucede con aquellas nucleadas <strong>en</strong> el Movimi<strong>en</strong>to Campesino de Santiagodel Estero (MOCASE) o el Movimi<strong>en</strong>to Campesino de Formosa (MOCAFOR), son hostigadas yperiódicam<strong>en</strong>te sacrificadas ante el avance de la propiedad privada (el m<strong>en</strong>cionado Mario López delMOCAFOR, <strong>en</strong> 2010; y <strong>en</strong> Santiago del Estero, Sandra Juárez, fallecida de un paro cardíaco fr<strong>en</strong>te a lastopadoras el 13 de marzo de 2010; Cristian Ferreyra, campesino lule-vilela de San Antonio, asesinado el 16de noviembre de 2011 a los 23 años; y Miguel Galván, campesino lule-vilela apuñalado <strong>en</strong> Simbol, <strong>en</strong>septiembre de 2012, estos últimos por sicarios reconocidos).Lam<strong>en</strong>tablem<strong>en</strong>te, como Ud. sabrá, la lista de casos y víctimas <strong>en</strong> los Pueblos Indíg<strong>en</strong>as es larga yno se agota <strong>en</strong> lo que aquí pres<strong>en</strong>tamos. Las incursiones armadas de particulares y parapoliciales <strong>en</strong> susterritorios, con int<strong>en</strong>ciones de amedr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to, así como los ataques sexuales a sus jóv<strong>en</strong>es, niñas y niños,son moneda corri<strong>en</strong>te <strong>en</strong> todo el país. Por eso apelamos a usted, para que utilice los recursos materiales ypolíticos de su gobierno para fr<strong>en</strong>ar esta situación. Si los gobiernos provinciales no pued<strong>en</strong> sacudir estasestructuras, debe ser el Estado nacional el que realice el cambio necesario. Si <strong>en</strong> un país como el nuestro,poblado por dec<strong>en</strong>as de Pueblos Indíg<strong>en</strong>as que son parte de la ciudadanía, se permite que se los sigaasesinando, o que aparezcan muertos <strong>en</strong> situaciones altam<strong>en</strong>te sospechosas y no se pon<strong>en</strong> todas lasherrami<strong>en</strong>tas posibles a favor de la verdad, queda claram<strong>en</strong>te afectada la política de derechos humanos quela mayor parte de la sociedad saluda, apoya y acompaña.Por todo esto, si bi<strong>en</strong> no ignoramos la complejidad y antigüedad de la situación, reclamamos hoy algobierno nacional y a los provinciales la implem<strong>en</strong>tación de medidas urg<strong>en</strong>tes y decididas para:• Utilizar todos los elem<strong>en</strong>tos a su alcance para que se haga justicia, <strong>en</strong> todos estos casos; incluy<strong>en</strong>doque se adopt<strong>en</strong> medidas de reparación concreta y simbólica y que se garantice el trato debidam<strong>en</strong>terespetuoso hacia sus dirig<strong>en</strong>tes. La reparación debe partir del reconocimi<strong>en</strong>to del g<strong>en</strong>ocidio históricocometido contra los Pueblos Originarios, cuyas consecu<strong>en</strong>cias se prolongan hasta nuestros días.• Interv<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> la estructura sociopolítica y socioeconómica <strong>en</strong> la que se insertan las comunidades,dado que está comprobada la relación <strong>en</strong>tre la promoción de los agronegocios, la explotación minera ypetrolera, las concesiones inmobiliarias y turísticas, etc. y el increm<strong>en</strong>to de la viol<strong>en</strong>cia contra los PueblosOriginarios. Fr<strong>en</strong>te a esto, existe legislación sufici<strong>en</strong>te que dispone la consulta previa a estos Pueblos, através de sus autoridades tradicionales, toda vez que se propongan planes de estas características que afect<strong>en</strong>sus territorios. El Gobierno nacional, así como los provinciales, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> la responsabilidad de garantizar el
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- Page 8 and 9: 105) Miguel Ángel Palermo, DNI 763
- Page 10 and 11: 163) Pablo Alabarces DNI 14614997 S
- Page 12 and 13: 222) Marina Matarrese, DNI 26894226
- Page 14 and 15: 284) Florencia UEHARA, DNI 23560623
- Page 16 and 17: 345) Adil Podhajcer, DNI 18827196,
- Page 18 and 19: 400) Eva De Bartolo, DNI 6291504, S
- Page 20: 464) María Amelia Gonzalez, 324221
- Page 23: 562) María Laura Martínez, DNI 36
- Page 26 and 27: 661) Reinaldo Cirigliano, DNI 14375
- Page 28 and 29: 723) Vanesa Vassallo, DNI 32420910,
- Page 30 and 31: 787) Amalia Boselli, DNI 26371246,
- Page 32 and 33: 853) Lucio Antonio Sodja, DNI 16004
- Page 34 and 35: 917) Florencia Vera Spinelli, DNI 3
- Page 36 and 37: 986) Guillermo Menogni Goñalonz, D
- Page 38 and 39: 1057) Liliana E. Pérez, DNI. 18.16
- Page 40 and 41: 1123) Yamila Balbuena, DNI 26718548
- Page 42 and 43: 1183) Ana Inés Castell, DNI 23014
- Page 44 and 45: 1247) Florencio Vogel, DNI 5597947,
- Page 46 and 47: 1317) Julia Lund Petersen, DNI 2543
- Page 48 and 49: 1383) Mauro Lugano, DNI 32.008.101,
- Page 50 and 51: 1450) Cristian Oscar Hernández, DN
- Page 52 and 53:
1516) Johana Elizabeth Molina DNI 3
- Page 54 and 55:
1584) Juan Silverio Bilos, L.E. 494
- Page 56 and 57:
1655) Federico Pereira, DNI 26.085.
- Page 58 and 59:
1721) Raúl Alberto Gleim, LE. 8.26
- Page 60 and 61:
1793) Paula Ferreyra, DNI 24501656.
- Page 62 and 63:
1865) Movimiento Urbano Ambiental A
- Page 64 and 65:
1937) Julio Juarez, DNI 24405722, I
- Page 66 and 67:
2008) Pablo Fisicazo, DNI26946793,
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2075) Miriam Miguenz, DNI 21.676.26
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2144) Noemi Lucia campos, DNI. 1865
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2213) Gabriel Pitaluga, DNI: 315539
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2281) Asamblea Socio-ambiental de M