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Un paseo por Revertelandia: la obra narrativa de Arturo Pérez Reverte

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UN PASEO POR REVERTELANDIA: LA OBRANARRATIVA DE ARTURO PÉREZ-REVERTEJOSÉ BELMONTE SERRANOLa crítica fue unánime al consi<strong>de</strong>rar que en La piel <strong>de</strong>l tambor, calificada,asimismo, como <strong>la</strong> mejor <strong>obra</strong> <strong>de</strong> cuantas había publicado hasta <strong>la</strong> fecha <strong>Arturo</strong>Pérez-<strong>Reverte</strong>, se repiten los mismos esquemas utilizados en re<strong>la</strong>tos prece<strong>de</strong>ntes. "E<strong>la</strong>utor -escribe Santos Sanz Vil<strong>la</strong>nueva en su reseña crítica-, al igual que ha hecho enocasiones anteriores, combina con toda tranquilidad varias c<strong>la</strong>ses <strong>de</strong> nove<strong>la</strong>s: <strong>la</strong>criminal y policiaca, <strong>la</strong> <strong>de</strong> aventuras, <strong>la</strong> <strong>de</strong> amores imposibles y <strong>la</strong> psicológica, <strong>por</strong> lomenos" (1). Se percibe, a<strong>de</strong>más, esa fundamental <strong>la</strong>bor <strong>de</strong> documentación previa a <strong>la</strong>que el escritor cartagenero nos tenía acostumbrados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> aparición <strong>de</strong> su primeranove<strong>la</strong>, El húsar. "Existe, como en <strong>la</strong>s anteriores -leemos en el texto titu<strong>la</strong>do "Iglesiascomo trincheras", <strong>de</strong>l que es autor José Perona-, un trabajo enciclopédico previoque a<strong>de</strong>cúa <strong>la</strong>s ropas, <strong>la</strong>s lecturas, <strong>la</strong>s actitu<strong>de</strong>s, \os finos, <strong>la</strong>s tapas, los carteles <strong>de</strong>toros, los 111 bares, los jesuítas encargados <strong>de</strong> <strong>la</strong> seguridad electrónica <strong>de</strong>l Vaticano,<strong>la</strong> <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia y <strong>la</strong> lucha i<strong>de</strong>ológica entre po<strong>la</strong>cos y liberales, losproblemas teológico-financieros, etc."(2). Rosa Mora, en <strong>la</strong>s páginas <strong>de</strong> Babelia,admite que existe un discurso que, en 1986, se inicia en <strong>la</strong>s propias páginas <strong>de</strong> Elhúsar y que se prolonga hasta <strong>de</strong>sembocar en La piel <strong>de</strong>l tambor. <strong>Un</strong> discurso que "lomantiene bajo diversas formas, pero inalterable: una <strong>de</strong>so<strong>la</strong>da y escéptica visión <strong>de</strong>lmundo" (3). El propio <strong>Arturo</strong> Pérez-<strong>Reverte</strong>, en <strong>la</strong>s numerosas entrevistas que en losdistintos medios <strong>de</strong> comunicación le llegaron a realizar a propósito <strong>de</strong> La piel <strong>de</strong>ltambor, contribuyó a fomentar <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a -hasta cierto punto discutible, como luegoveremos- <strong>de</strong> que "el lector <strong>de</strong> siempre va a encontrar lo <strong>de</strong> siempre" (4).(1) "La heroicidad <strong>de</strong> sobrevivir". La Esfera, 10 diciembre 1995, p. 12.(2) La Verdad, 5 diciembre 1995.(3) "Bienvenido al siglo XX", Babelia, 2 diciembre 1995.(4) Leer, 80, invierno 1995/96, p. 14.


116 JOSÉ BELMONTE SERRANOSin embargo, a pesar <strong>de</strong> que exista, como se <strong>de</strong>jaba apuntado unas líneas másarriba, un acuerdo unánime entre autor, críticos y lectores a <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> reconocer queLa piel <strong>de</strong>l tambor es un producto inconfundiblemente revertiano, en esas mismasreseñas a <strong>la</strong>s que antes nos hemos referido y en otras a <strong>la</strong>s que <strong>de</strong> inmediatoaludiremos, no se <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> admitir que Pérez-<strong>Reverte</strong>, en su nove<strong>la</strong> <strong>de</strong> 1995,agregaba a su particu<strong>la</strong>r coctelera algún que otro ingrediente nuevo. La fórmu<strong>la</strong> quemantiene en pie eso que, no sin cierto tono humorístico, el propio autor ha <strong>de</strong>nominado<strong><strong>Reverte</strong><strong>la</strong>ndia</strong> se ha alterado. En <strong>la</strong> ol<strong>la</strong> mágica sigue cociéndose, a <strong>la</strong> espera <strong>de</strong>ser agitado con el cuidado y <strong>la</strong> maestría necesarias, <strong>la</strong> Historia, el arte y <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>gótica. Sólo que <strong>la</strong>s pro<strong>por</strong>ciones <strong>de</strong> esos conocidos ingredientes parecen habervariado. Así, Ángel Basanta, en <strong>la</strong>s páginas <strong>de</strong>l Suplemento Cultural <strong>de</strong> ABC, <strong>de</strong>staca,frente a re<strong>la</strong>tos anteriores <strong>de</strong> Pérez-<strong>Reverte</strong>, <strong>la</strong> "<strong>de</strong>tal<strong>la</strong>da ambientación" espacial<strong>de</strong> <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> (5). Por su parte, Ramón Jiménez Madrid, aunque admite que hay unaevi<strong>de</strong>nte fi<strong>de</strong>lidad al esquema <strong>de</strong> <strong>la</strong> trama negra, no duda a <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> reconocer en Lapiel <strong>de</strong>l tambor "ciertos progresos que afectan a <strong>la</strong> humanidad <strong>de</strong> los personajes" (6).A esos otros personajes que Santos Sanz Vil<strong>la</strong>nueva, con buen criterio, <strong>de</strong>nomina"complementarios", <strong>de</strong>dica unas líneas éste último crítico en su trabajo ya referido:"personajes complementarios <strong>de</strong> trazado muy sucinto pero veraz: los imp<strong>la</strong>cablesmonseñores vaticanos, el enconado arzobispo hispalense, el joven tiburón <strong>de</strong> losnegocios sucios, <strong>la</strong> vieja marquesa, <strong>la</strong> monja con dispensa tem<strong>por</strong>al...".En <strong>la</strong> primera lectura que realizamos <strong>de</strong> La piel <strong>de</strong>l tambor, pudimos percibir, yasí lo <strong>de</strong>jamos escrito en nuestra reseña crítica, que "frente a otros trabajos <strong>de</strong><strong>narrativa</strong> suyos, todo fluye mucho más espontáneamente: los diálogos, <strong>la</strong>s <strong>de</strong>scripciones,<strong>la</strong>s trampas policíacas. Y un <strong>de</strong>talle más que no pasa inadvertido: sus personajesc<strong>obra</strong>n aquí una dimensión y una profundidad que, hasta <strong>la</strong> fecha, sólo estabareservada a casos ais<strong>la</strong>dos (Astarloa, Muñoz, Lucas Corso). Se acabaron los buenosy los malos. Pasaron a mejor vida los consabidos maniqueísmos. Ahora todos lospersonajes, incluso los que <strong>de</strong>sempeñan un papel supuestamente irrelevante, tienenuna historia que contar, un pasado que <strong>de</strong> ningún modo pue<strong>de</strong>n borrar <strong>de</strong> su memoriay que condiciona el futuro <strong>de</strong> sus vidas" (7).La aparición <strong>de</strong>l ciclo <strong>de</strong>dicado al capitán A<strong>la</strong>triste, aunque rompe esa líneainiciada con La tab<strong>la</strong> <strong>de</strong> F<strong>la</strong>n<strong>de</strong>s y que nos conduce hasta La piel <strong>de</strong>l tambor, <strong>obra</strong>sen <strong>la</strong>s que <strong>la</strong> acción, como sabemos, se sitúa en <strong>la</strong> época actual, no alterará, sinembargo, al menos en lo esencial, este micromundo revertiano en el que existe unposo común. Diego A<strong>la</strong>triste, pese a ser un personaje <strong>de</strong>l XVII está hermanado conAstarloa y con Lucas Corso, con los que comparte unas reg<strong>la</strong>s no escritas, un código<strong>de</strong> honor que todos ellos cumplen al precio que sea, aun poniendo sobre el tablero suspropias vidas.(5) "La piel <strong>de</strong>l tambor", ABC Cultural, n° 215, 15 diciembre 1995, p. 9.(6) "Redobles <strong>de</strong> conciencia", La Caceta, 29 diciembre 1995.(7) "Regreso a <strong><strong>Reverte</strong><strong>la</strong>ndia</strong> o <strong>la</strong> difícil sensillcz <strong>de</strong> <strong>Arturo</strong> Pérez-<strong>Reverte</strong>", La Verdad, 24noviembre 1995, p. 51.


UN PASEO POR REVFMTELANDIA: LA OBRA NARRATIVA DE ARTURO PÉREZ-REVERTE 117Ya nos hemos referido en otra ocasión a esa técnica, empleada con gran soltura yéxito <strong>por</strong> Pérez-<strong>Reverte</strong>, que consiste en presentar, <strong>de</strong>ntro mismo <strong>de</strong> su nove<strong>la</strong>, untexto anticipativo con el que logra captar <strong>la</strong> atención <strong>de</strong>l lector, quien, a partir <strong>de</strong> eseinstante, siente gran curiosidad <strong>por</strong> averiguar hasta dón<strong>de</strong> nos conduce ese enigma,ese misterioso juego al que ha sido invitado a participar (8). Dicha técnica, extraídasin lugar a dudas <strong>de</strong> <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> policíaca, aunque también es perceptible en autoresleídos y estudiados <strong>por</strong> Pérez-<strong>Reverte</strong> como Alejandro Dumas, fue utilizada <strong>por</strong>primera vez en El maestro <strong>de</strong> esgrima. Allí asistimos a una conversación entre unministro, <strong>de</strong>l que aún no sabemos su i<strong>de</strong>ntidad, y un misterioso interlocutor, quien lehace entrega <strong>de</strong> un sobre <strong>la</strong>crado. La lectura <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> <strong>la</strong>s páginas que componenesta nove<strong>la</strong> <strong>de</strong> 1988 trae consigo el que podamos averiguar el significado, vital parael <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>obra</strong>, <strong>de</strong> esa entrevista. Es el premio que el autor nos conce<strong>de</strong> <strong>por</strong>nuestra insistencia, fi<strong>de</strong>lidad y co<strong>la</strong>boración.El éxito <strong>de</strong> <strong>la</strong> fórmu<strong>la</strong> hizo que Pérez-<strong>Reverte</strong> insistiera en el<strong>la</strong> en sus dos nove<strong>la</strong>ssiguientes. La tab<strong>la</strong> <strong>de</strong> F<strong>la</strong>n<strong>de</strong>s y El club Dumas. En ésta última, en poco más <strong>de</strong> dospáginas en cursiva, aparece un hombre ahorcado y un libro: un viejo ejemp<strong>la</strong>r <strong>de</strong> Elvizcon<strong>de</strong> <strong>de</strong> Bragelonne, con un texto marcado. Al lector le toca averiguar, si se<strong>de</strong>ci<strong>de</strong> finalmente a acompañar al autor en su viaje a los infiernos, quién es el muertoy qué razones le han llevado a ese supuesto suicidio. Quizá <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ve se halle en esaslíneas subrayadas <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>obra</strong> <strong>de</strong> Dumas. En La tab<strong>la</strong> <strong>de</strong> F<strong>la</strong>n<strong>de</strong>s, frente a El maestro<strong>de</strong> esgrima y El club Dumas, no encontramos esas páginas <strong>de</strong> transición tan perfectamente<strong>de</strong>limitadas. La <strong>obra</strong> se inicia con <strong>la</strong> presentación <strong>de</strong>l capítulo primero, sinmás preámbulos. Sin embargo, Pérez-<strong>Reverte</strong> no renuncia a crear ese efecto que seproduce en el lector cuando, ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> primera página, se ve en <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong>mantener los ojos bien abiertos <strong>por</strong> lo que pudiera pasar. En <strong>la</strong>s primeras líneas <strong>de</strong> Latab<strong>la</strong> <strong>de</strong> F<strong>la</strong>n<strong>de</strong>s se nos hab<strong>la</strong> <strong>de</strong> un sobre "gran<strong>de</strong>, abultado, <strong>de</strong> papel mani<strong>la</strong>, con elsello <strong>de</strong>l <strong>la</strong>boratorio en el ángulo oscuro". Cuando Julia, instantes <strong>de</strong>spués, <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>averiguar cuál es su contenido "estaba muy lejos <strong>de</strong> imaginar hasta qué punto esegesto iba a cambiar su vida". Las a<strong>la</strong>rmas ubicadas en <strong>la</strong> cabeza <strong>de</strong>l lector se disparan<strong>de</strong> inmediato: es necesario permanecer sentados y estar muy atentos hasta que en <strong>la</strong>pantal<strong>la</strong> <strong>de</strong> nuestra imaginación se anuncie el "fin". No en vano <strong>la</strong> curiosidad -<strong>la</strong>eterna curiosidad que mantiene <strong>de</strong>spierto al hombre- ha contribuido <strong>de</strong> modo <strong>de</strong>cisivoa nuestro progreso.Mientras que en el primer volumen <strong>de</strong> El capitán A<strong>la</strong>triste Pérez-<strong>Reverte</strong> lograescribir uno <strong>de</strong> esos inicios <strong>de</strong> nove<strong>la</strong> que nos traen a <strong>la</strong> memoria ciertos re<strong>la</strong>tos, yaclásicos, caracterizados <strong>por</strong> esta misma técnica -"No era el hombre más honesto ni elmás piadoso, pero un hombre valiente. Se l<strong>la</strong>maba Diego A<strong>la</strong>triste y Tenorio y habíaluchado como soldado en los tercios viejos en <strong>la</strong>s guerras <strong>de</strong> F<strong>la</strong>n<strong>de</strong>s"-, en <strong>la</strong> segundaentrega <strong>de</strong> este ciclo, en Limpieza <strong>de</strong> sangre, el texto que se nos ofrece en el arranque<strong>de</strong>l libro -<strong>la</strong> aparición <strong>de</strong> una mujer estrangu<strong>la</strong>da <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una sil<strong>la</strong> <strong>de</strong> manos- estáre<strong>la</strong>cionado con los prolegómenos <strong>de</strong> El club Dumas, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esa línea anticipativa(8) Véase nuestra edición <strong>de</strong> Los héroes cansados, Madrid, Espasa-Caipe, 1995.


118 JOSÉ BELMONTE SERRANOque mantiene expectante al lector a <strong>la</strong> espera <strong>de</strong> <strong>la</strong> solución <strong>de</strong> ese enigma que se nosp<strong>la</strong>ntea.En La piel <strong>de</strong>l tambor (9) es don<strong>de</strong> encontramos un más amplio <strong>de</strong>sarrollo ycomplejidad <strong>de</strong> esa misma técnica anticipativa, <strong>de</strong> manera que existe un primercapítulo sin enumerar con el que se impresiona al lector al que se le da cuenta <strong>de</strong> <strong>la</strong>presencia <strong>de</strong> un pirata informático que, con gran <strong>de</strong>streza, logra introducir un mensajeen el sistema central <strong>de</strong>l Vaticano. <strong>Un</strong> hecho que pone en jaque a toda esa complejamaraña <strong>de</strong> seguridad <strong>por</strong> <strong>la</strong> que se ve ro<strong>de</strong>ado y protegido el Papa. Nada sabemos <strong>de</strong>lcontenido <strong>de</strong> ese mensaje hasta <strong>la</strong> página veintiséis, <strong>de</strong>ntro ya <strong>de</strong>l capítulo primero.En dicha misiva, el misterioso comunicante hab<strong>la</strong> <strong>de</strong> una pequeña iglesia sevil<strong>la</strong>na<strong>de</strong>l siglo XVII que "mata para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse", <strong>por</strong> lo que ruega al Santo Padre que"vuelva los ojos hacia los más humil<strong>de</strong>s ovejas <strong>de</strong> su rebaño, y pida cuentas a quienes<strong>la</strong>s abandonan a su suerte". La curiosa petición no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser un enigma difícil <strong>de</strong><strong>de</strong>sentrañar, un reto para el propio Vaticano, que, ante el revuelo provocado, no dudaen enviar a Sevil<strong>la</strong> a su hombre más perfecto, al que mejores antece<strong>de</strong>ntes posee, almás fiable y con <strong>la</strong> hoja <strong>de</strong> servicio más bril<strong>la</strong>nte, el padre Quart. Así pues, Pérez-<strong>Reverte</strong> se vale <strong>de</strong> un oficio ya aprendido a través <strong>de</strong> sus ensayos en nove<strong>la</strong>sprece<strong>de</strong>ntes para conseguir atrapar al lector y hacerle cómplice <strong>de</strong> una trama que esnecesario poner en limpio y darle sentido para que puedan encajar lo más perfectamenteposible todas sus piezas. Pero esta vez, al tener que enfrentarse a un textocomo Lxi piel <strong>de</strong>l tambor, cercano a <strong>la</strong>s seiscientas páginas, Pérez-<strong>Reverte</strong> se ve en <strong>la</strong>necesidad <strong>de</strong> intensificar <strong>de</strong>terminados recursos percibidos en <strong>obra</strong>s anteriores. <strong>Un</strong>o<strong>de</strong> esos recursos, <strong>de</strong> abolengo ciertamente cervantino, utilizado en buen número <strong>de</strong>re<strong>la</strong>tos franceses <strong>de</strong> los siglos XVIII y XIX, y que supuso un im<strong>por</strong>tante hal<strong>la</strong>zgopara <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> policíaca más cercana a nosotros, consiste en ralentizar <strong>la</strong> acción,finalizar un <strong>de</strong>terminado capítulo sin que se resuelva <strong>de</strong>l todo lo allí propuesto. Elefecto que produce en el lector es inmediato: se ve en <strong>la</strong> obligación <strong>de</strong> seguir a<strong>de</strong><strong>la</strong>ntey, al mismo tiempo, realizar sus propias pesquisas <strong>por</strong> ver si él también es capaz,como el novelista, <strong>de</strong> adivinar lo que hay <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> esas puertas queencuentra a su paso. Son muchos los ejemplos que podríamos a<strong>por</strong>tar sobre <strong>la</strong> citadatécnica, pero el que <strong>de</strong> ningún modo pasa inadvertido es aquel perteneciente alcapítulo séptimo en el que don Ibrahim y el Potro <strong>de</strong>l Mantelete, que, <strong>por</strong> encargo,tratan <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir <strong>la</strong> pequeña iglesia sevil<strong>la</strong>na <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Lágrimas,preparan una especie <strong>de</strong> bomba incendiaria al mejor estilo casero: un trozo <strong>de</strong> ve<strong>la</strong>,hilo bramante, un reloj <strong>de</strong>spertador <strong>de</strong> cuerda y una botel<strong>la</strong> <strong>de</strong> anís <strong>de</strong>l mono. En <strong>la</strong>súltimas líneas <strong>de</strong> este mismo capítulo, en tanto <strong>la</strong> Niña Puñales prepara unos huevosfritos unos metros más allá <strong>de</strong> los improvisados ingenieros, don Ibrahim, temiendo lopeor, trata <strong>de</strong> impedir que el Potro <strong>de</strong>je su cigarrillo en el cenicero. Esto provoca quecon el codo vuelque el contenido <strong>de</strong> <strong>la</strong> botel<strong>la</strong>. Se pone así fin a una acción que notendrá continuidad inmediata. Es un cabo <strong>por</strong> atar. <strong>Un</strong> hecho que es necesario tenerpresente para ir saldando <strong>de</strong>udas con respecto al <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> los personajes. Habrá que(9) En a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte, todas <strong>la</strong>s citas que realicemos <strong>de</strong> esta <strong>obra</strong> serán extraídas <strong>de</strong> su primera ediciónen Alfaguara, Madrid, 1995.


UN PASEO POR REVERTELANDIA: LA OBRA NARRATIVA DE ARTURO PÉREZ-REVERTE 119llegar hasta <strong>la</strong> página 345, ya en el capítulo noveno, para po<strong>de</strong>r averiguar si finalmenteha ocurrido algún acci<strong>de</strong>nte y, en caso afirmativo, saber <strong>la</strong>s consecuencias <strong>de</strong>lmismo. Sin embargo, con gran maestría, con una impecable sutileza, Pérez-<strong>Reverte</strong>retoma <strong>la</strong> acción que había interrumpido situando ahora a sus personajes en otroescenario: los tres ma<strong>la</strong>ndrines caminan en esta ocasión <strong>por</strong> <strong>la</strong>s estrechas calles <strong>de</strong>Sevil<strong>la</strong>. El Potro lleva un brazo quemado en cabestrillo. Por su parte, don Ibrahim,durante su <strong>paseo</strong>, aprovecha para abrir y cerrar <strong>la</strong>s mandíbu<strong>la</strong>s "para comprobar elestado <strong>de</strong> <strong>la</strong> piel cuidadosamente cubierta <strong>de</strong> crema para <strong>la</strong>s quemaduras" (p. 348).La cultura audiovisual <strong>de</strong> <strong>Arturo</strong> Pérez-<strong>Reverte</strong>, su experiencia en el mediotelevisivo, y, en especial, su confesada afición <strong>por</strong> el cine <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su más tiernainfancia, resultan <strong>de</strong>cisivas, a nuestro parecer, para un mejor entendimiento <strong>de</strong> esastécnicas que, insistimos en ello, ya pertenecían al mundo literario antes, incluso, <strong>de</strong>que los hermanos Lumiére dieran con el invento. En este re<strong>la</strong>to hal<strong>la</strong>mos, tras<strong>la</strong>dadosal papel, esos mismos resortes empleados, sobre todo, en conocidas series televisivascomo Falcan Crest, Se ha escrito un crimen, etc., cuyo director, conocedor <strong>de</strong> losgustos <strong>de</strong> su piíblico, intenta <strong>por</strong> todos los medios que el espectador permanezcasentado en su butaca, expectante <strong>por</strong> saber cómo se resuelve <strong>la</strong> acción. Si exceptuamos,<strong>por</strong> razones obvias, <strong>la</strong>s nove<strong>la</strong>s <strong>de</strong> c<strong>la</strong>ra ambientación histórica -El húsar. Elmaestro <strong>de</strong> esgrima. La sombra <strong>de</strong>l águi<strong>la</strong> y los A<strong>la</strong>tristes-, en todas <strong>la</strong>s <strong>obra</strong>s <strong>de</strong>lescritor cartagenero hay siempre un lugar para hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> cine, una alusión a este arte<strong>de</strong>l que siempre es posible sacar alguna lección que nos sirva <strong>de</strong> ejemplo. CelestinoPeregil, el intermediario entre Pencho Gavira y los tres ma<strong>la</strong>ndrines, no sale <strong>de</strong> suasombro al comprobar que éstos, poco avezados en tales pesquisas, han p<strong>la</strong>neado elsecuestro <strong>de</strong>l cura Ferro con tanto esmero, calcu<strong>la</strong>ndo hasta el último <strong>de</strong>talle. DonIbrahim <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ra que <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> que ayer mismo habían pasado <strong>por</strong> <strong>la</strong> televisión. Elprisionero <strong>de</strong> Zenda, les sirve <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lo para llevar a cabo su propósito: Peregilcontesta perplejo: "Hay que ver. La verdad es que con <strong>la</strong> tele se apren<strong>de</strong> un huevo"(p. 424). Cada uno <strong>de</strong> los capítulos que componen La piel <strong>de</strong>l tambor se divi<strong>de</strong>n, a suvez, en un cierto número <strong>de</strong>, permítasenos el término, secuencias. Pérez-<strong>Reverte</strong><strong>de</strong>ci<strong>de</strong> poner fin a <strong>la</strong>s mismas cuando su instinto -un frío y bien calcu<strong>la</strong>do instintoledice que, justo en ese instante, ni una línea antes ni una línea <strong>de</strong>spués, hay quecortar <strong>la</strong> acción, como haría un buen director <strong>de</strong> cine.En La piel <strong>de</strong>l tambor, Pérez-<strong>Reverte</strong> utiliza con mayor intensidad y agu<strong>de</strong>za unrecurso muy re<strong>la</strong>cionado con lo antes expuesto. Nos referimos a ese constante juego<strong>de</strong> luces y <strong>de</strong> sombras que se amolda con suma perfección a <strong>la</strong>s circunstancias queallí se narran. Se trata, recor<strong>de</strong>mos, <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los recursos más celebrados <strong>por</strong> <strong>la</strong>crítica y los lectores <strong>de</strong> Los tres mosqueteros. En el capítulo XXXV <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>obra</strong> <strong>de</strong>Dumas, titu<strong>la</strong>do en <strong>la</strong> versión españo<strong>la</strong> "Todos los gatos son pardos", el jovenD'Artagnan aprovecha <strong>la</strong> oscuridad <strong>de</strong> <strong>la</strong> habitación para sustituir al señor <strong>de</strong> War<strong>de</strong>sy pasar así una noche inolvidable y p<strong>la</strong>centera en compañía <strong>de</strong> Mi<strong>la</strong>dy sin que éstaadvierta el afrentoso trueque. <strong>Un</strong>o <strong>de</strong> los más interesantes pasajes <strong>de</strong> El maestro <strong>de</strong>esgrima transcurre, asimismo, en <strong>la</strong> oscuridad. Es el momento c<strong>la</strong>ve <strong>de</strong> <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>;cuando Astarloa va en busca <strong>de</strong> Agapito Cárceles para interesarse <strong>por</strong> el contenido <strong>de</strong>unos documentos que, poco antes, le había confiado. Don Jaime, una vez en el


120 JOSÉ BELMONTE SERRANOinmueble <strong>de</strong> Cárceles, se vale <strong>de</strong>l resp<strong>la</strong>ndor <strong>de</strong> una ve<strong>la</strong> para a<strong>de</strong>ntrarse hasta suhabitación, don<strong>de</strong> encuentra a su amigo herido <strong>de</strong> muerte. Mientras éste trata <strong>de</strong>ac<strong>la</strong>rarle lo sucedido y comunicarle los nombres <strong>de</strong> sus atacantes, una sombra seaba<strong>la</strong>nza sobre el viejo maestro <strong>de</strong> esgrima, cae <strong>la</strong> ve<strong>la</strong> <strong>de</strong> sus manos y se apaga alrodar <strong>por</strong> el suelo. El resto <strong>de</strong> este pasaje transcurre en <strong>la</strong> más absoluta oscuridad.Astarloa hiere a sus temibles adversarios, aunque lograrán escapar finalmente. Cárcelesmuere poco <strong>de</strong>spués, con lo que el lector se ve en <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> seguiravanzando en estas páginas para <strong>de</strong>sve<strong>la</strong>r el nuevo enigma propuesto.Tanto en El capitán A<strong>la</strong>triste como en Limpieza <strong>de</strong> sangre Pérez-<strong>Reverte</strong>, enpasajes ciertamente significativos, empleará semejante estrategia. En el primero <strong>de</strong>estos volúmenes, tiene lugar cuando, en tanto Diego A<strong>la</strong>triste es interrogado a <strong>la</strong> luztrému<strong>la</strong> <strong>de</strong> un can<strong>de</strong><strong>la</strong>bro <strong>por</strong> el dominico enmascarado, Iñigo <strong>de</strong> Balboa permaneceen el exterior, "a <strong>la</strong> escasa luz <strong>de</strong> <strong>la</strong> luna turca", a <strong>la</strong> espera <strong>de</strong> acontecimientos,temiendo lo peor para su amo. En medio <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche sólo bril<strong>la</strong> el <strong>de</strong>stello metálico<strong>de</strong> <strong>la</strong>s armas y el resp<strong>la</strong>ndor <strong>de</strong> los tiros con los que, brevemente, sólo un instante, seiluminan los rostros <strong>de</strong> quienes querían ten<strong>de</strong>rle una trampa. El resto son siluetas quese mueven como sombras chinescas. A última hora, solventada <strong>la</strong> papeleta casi <strong>de</strong>ltodo, <strong>la</strong>s nubes se apartan y, a través <strong>de</strong> un c<strong>la</strong>ro <strong>de</strong> luna, A<strong>la</strong>triste logra distinguir elrostro <strong>de</strong>l último <strong>de</strong> sus oponentes: Gualterio Ma<strong>la</strong>testa. Asimismo, en Limpieza <strong>de</strong>sangre esta misma escena tiene su equivalente en el capítulo VI titu<strong>la</strong>do "El asalto",en el que para llevar a cabo el rescate <strong>de</strong> una monja <strong>de</strong>l convento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Benitasaprovechan <strong>la</strong> impunidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche.En La piel <strong>de</strong>l tambor, Pérez-<strong>Reverte</strong> recurre una y otra vez a este efecto,logrando con ello crear <strong>la</strong> ambientación y el clima requerido en cada uno <strong>de</strong> loscasos. Como se sabe, en esta nove<strong>la</strong> <strong>de</strong> 1995 <strong>la</strong> acción transcurre, en su mayor parte,en Sevil<strong>la</strong>. Sin embargo, al margen <strong>de</strong> <strong>la</strong> introducción, esas seis páginas iniciales con<strong>la</strong>s que arranca <strong>la</strong> <strong>obra</strong>, los capítulos primero y último se <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>n en Roma, en <strong>la</strong>scalles y en <strong>la</strong>s <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong>l Vaticano. En ese capítulo primero, "El hombre <strong>de</strong>Roma", Lorenzo Quart se encamina al <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> Monseñor Spada para recibirinstrucciones acerca <strong>de</strong> su inmediato viaje a Sevil<strong>la</strong>. Justo en ese momento, hay unapagón en todo el edificio, provocado <strong>por</strong> una tormenta. La entrevista, a <strong>la</strong> quetambién asiste el car<strong>de</strong>nal Jerzy Iwaszkiewicz -obispo <strong>de</strong> Cracovia, favorito <strong>de</strong>l papaWojti<strong>la</strong>, y prefecto <strong>de</strong> <strong>la</strong> Sagrada Congregación para <strong>la</strong> Doctrina <strong>de</strong> <strong>la</strong> Fe. O lo que eslo mismo: el Santo Oficio o Inquisición-, transcurre bajo una "c<strong>la</strong>ridad grisácea". Elcontraluz <strong>de</strong> <strong>la</strong> ventana mo<strong>de</strong><strong>la</strong> <strong>la</strong>s siluetas <strong>de</strong> estos tres personajes. Ya no sonhombres, sino sombras que se aferran a un pasado nada glorioso para <strong>la</strong> Iglesia, a unadisciplina recriminable y obsoleta. Cuando está a punto <strong>de</strong> finalizar este encuentro,vuelve el fluido eléctrico. La recuperada c<strong>la</strong>ridad <strong>de</strong>scubre los marcados ángulos <strong>de</strong>lrostro <strong>de</strong> Iwaszkiewicz, sus <strong>la</strong>bios "angostos y duros. <strong>Un</strong>a <strong>de</strong> esas bocas que no hanbesado en su vida más que ornamentos, piedra y metal" (p. 32). Cuando Quart sale<strong>de</strong>l edificio, "el sol había salido y secaba el empedrado <strong>de</strong> <strong>la</strong> p<strong>la</strong>za <strong>de</strong> España" (p.51). Queda <strong>de</strong>slumbrado <strong>por</strong> el reverbero <strong>de</strong> <strong>la</strong> luz, "una luz romana, intensa, optimistacomo un buen augurio" (p. 51). Lorenzo Quart, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su paso <strong>por</strong> Sevil<strong>la</strong>,lo que hará que su vida experimente un insospechado giro, regresa, en el último


UN PASEO POR REVERTELANDIA: LA OBRA NARRATIVA DE ARTURO PÉREZ-REVERTE 121capítulo <strong>de</strong> <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>, a Roma. Al igual que había sucedido tres semanas atrás, llueve<strong>de</strong> nuevo sobre <strong>la</strong> ciudad. La lluvia arrecia justo en el momento en el que MonseñorSpada va a comunicarle cuál será, a partir <strong>de</strong> ahora, su futuro. Las luces y <strong>la</strong>ssombras, <strong>la</strong> noche y el día, <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s y <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad c<strong>obra</strong>n, pues, un <strong>de</strong>stacado valorsimbólico a lo <strong>la</strong>rgo <strong>de</strong> <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>. Quizá el momento más significativo y <strong>de</strong> mayorrelieve sea aquel en el que Quart, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sido absuelto <strong>de</strong> sus pecados <strong>por</strong>el propio cura Ferro, quien se hal<strong>la</strong> retenido en ese momento en una comisaríaacusado <strong>de</strong> asesinato, <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> dar un <strong>la</strong>rgo <strong>paseo</strong> <strong>por</strong> <strong>la</strong>s calles <strong>de</strong> Sevil<strong>la</strong>, en medio <strong>de</strong><strong>la</strong> noche. Se sienta finalmente en un banco <strong>de</strong> una pequeña p<strong>la</strong>za. Des<strong>de</strong> allí pue<strong>de</strong>contemp<strong>la</strong>r <strong>la</strong> Iglesia <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Lágrimas. Pasan <strong>la</strong>s horas y permaneceinmóvil, meditando sobre su <strong>de</strong>stino, sobre su propia existencia. Las sombras <strong>de</strong> <strong>la</strong>noche van disipándose poco a poco. Su espíritu comienza a llenarse <strong>de</strong> paz, "y <strong>de</strong> esemodo vio cómo <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad que empezaba a insinuarse hacia el este crecía <strong>de</strong>spacioperfi<strong>la</strong>ndo cada vez más <strong>la</strong> silueta <strong>de</strong> <strong>la</strong> espadaña que parecía ensombrecerse <strong>por</strong>contraste con <strong>la</strong> negrura menguante tras el<strong>la</strong>" (p. 560). Es su noche oscura <strong>de</strong>l alma,su meditación en ese circunstancial e improvisado Huerto <strong>de</strong> los Olivos. Se acabaronsus dudas. La <strong>de</strong>cisión ya está tomada. Las obligadas ausencias <strong>de</strong> los curas Ferro yLobato no serán un impedimento para que, poco tiempo <strong>de</strong>spués, justo al amanecer,se diga <strong>la</strong> misa en <strong>la</strong> iglesia <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Lágrimas.Ese marcado y significativo valor simbólico que c<strong>obra</strong>n aquí <strong>la</strong>s luces y <strong>la</strong>ssombras, <strong>la</strong> noche y el día, se pue<strong>de</strong> hal<strong>la</strong>r, tan tempranamente, en <strong>la</strong> primera nove<strong>la</strong><strong>de</strong> <strong>Arturo</strong> Pérez-<strong>Reverte</strong>, en El húsar. En este re<strong>la</strong>to <strong>de</strong> 1986 encontramos a lo <strong>la</strong>rgo<strong>de</strong> sus páginas una constante pugna entre <strong>la</strong>s nubes y el sol. <strong>Un</strong>as representan <strong>la</strong>realidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> guerra; el sol, el <strong>de</strong>seo y <strong>la</strong> sed <strong>de</strong> gloria que tienen Fre<strong>de</strong>ric y Michel,los dos húsares, para quienes <strong>la</strong> guerra, antes <strong>de</strong> sufrir<strong>la</strong> en sus propias carnes, poseeun fondo romántico, un tono majestuoso, lleno <strong>de</strong> aventuras y gran<strong>de</strong>za.Mucho más frivolo y distendido, y hasta cierto punto cercano a una <strong>de</strong> esasconocidas escenas <strong>de</strong> dibujos animados, es el apagón que se produce en el viejo barcoen el que está secuestrado don Príamo Ferro. En él permanecen <strong>de</strong> guardia los tresma<strong>la</strong>ndrines, el Potro, <strong>la</strong> Niña y don Ibrahim. El arrepentido Gavira, Quart y Macarena,como si <strong>de</strong> una pelícu<strong>la</strong> <strong>de</strong> piratas se tratara, aunque no en medio <strong>de</strong>l inmensoocéano, sino en <strong>la</strong>s riberas <strong>de</strong> un agonizante Guadalquivir, <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n rescatar -primerocon el ingenio y <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, y luego, ante tal imposibilidad, <strong>por</strong> <strong>la</strong> fuerza- al párrocosevil<strong>la</strong>no. El Potro, diestro en estas li<strong>de</strong>s, propina un golpe a Quart. El agredido seagarra a <strong>la</strong> lámpara para no dar con sus huesos en el suelo, <strong>por</strong> lo que arranca <strong>de</strong>cuajo los cables <strong>de</strong> <strong>la</strong> luz. A partir <strong>de</strong> ese instante, todo queda a oscuras. Siete almasen pena tratando <strong>de</strong> reconocerse <strong>por</strong> el tacto o <strong>por</strong> el olfato en unos pocos metroscuadrados <strong>de</strong> <strong>la</strong> bo<strong>de</strong>ga <strong>de</strong> un barco: "Por todas partes menu<strong>de</strong>aban los gritos y losgolpes en <strong>la</strong> oscuridad. Alguien, sin duda e! cura alto, cayó sobre el indiano, y antes<strong>de</strong> que éste pudiera incor<strong>por</strong>arse el otro le sacudió un codazo en <strong>la</strong> cara que le hizover <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s. Caray con el clero y <strong>la</strong> otra mejil<strong>la</strong> y <strong>la</strong> madre que los parió.Sintiendo gotas <strong>de</strong> sangre <strong>de</strong>slizársele <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> nariz, don Ibrahim se fue a gatas,arrastrando <strong>la</strong> barriga. Hacía un calor espantoso y <strong>la</strong> grasa <strong>de</strong>l cuerpo le impedíarespirar. En <strong>la</strong> puerta se recortó un momento <strong>la</strong> silueta <strong>de</strong>l Potro, que seguía disparan-


122 JOSÉ BELMONTE SERRANOdo leña a diestro y siniestro, a lo suyo. Se oyeron más golpes y gritos <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>nciadiversa, y algo más se partió con ruido <strong>de</strong> astil<strong>la</strong>s" (p. 534).Ya dijimos que en alguna <strong>de</strong> <strong>la</strong>s críticas realizadas a esta última nove<strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>Reverte</strong>se <strong>de</strong>stacaba <strong>la</strong> minuciosidad <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>scripciones, aquellos <strong>de</strong>talles, breves y leves,aunque precisos y certeros, que sirven, ante todo, para que el lector sepa siempre en quéterreno se mueven estos personajes. El color <strong>de</strong>l cielo, los olores, el sabor <strong>de</strong> <strong>la</strong>s comidas,el color <strong>de</strong> <strong>la</strong>s fachadas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s casas, el trazado <strong>de</strong> sus calles, <strong>la</strong> luz <strong>de</strong> sus rincones, elhab<strong>la</strong> <strong>de</strong> sus gentes, contribuyen, qué duda cabe, <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>cisiva a dar carácter auna ciudad, a un lugar que se distingue <strong>por</strong> tales circunstancias <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong>l mundo.En El húsar ya existe ese propósito -<strong>la</strong> documentación previa es <strong>de</strong>cisiva en estesentido- <strong>de</strong> trazar un itinerario geográfico que sirva <strong>de</strong> marco y transmita veracidad a <strong>la</strong>nove<strong>la</strong>. Algo que se repite, con simi<strong>la</strong>r intensidad y propósito, no en su <strong>obra</strong> siguiente, a<strong>la</strong> que <strong>de</strong> inmediato nos referiremos, sino en Territorio conianche, un re<strong>la</strong>to aparecido en1994 y que a más <strong>de</strong> un cnlico le hizo pensar que se trataba <strong>de</strong> un ensayo con ribetes <strong>de</strong>nove<strong>la</strong> (10). Sólo que, en el caso <strong>de</strong> Territorio conuinche, frente a El húsar, Pérez-<strong>Reverte</strong> tuvo que echar mano <strong>de</strong> su memoria, <strong>de</strong> su propia experiencia, <strong>de</strong> lo que habíavisto y vivido en los últimos años como corresponsal <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong>sp<strong>la</strong>zado a losterritorios <strong>de</strong> <strong>la</strong> antigua Yugos<strong>la</strong>via. En uno y otro caso, el escritor traza una geografíaque es posible seguir con un mapa en <strong>la</strong> mano. Las indumentarias <strong>de</strong> los combatientes,sus armas, sus costumbres, <strong>la</strong>s estrategias empleadas en <strong>la</strong> contienda respon<strong>de</strong>n a un<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> crear ese ambiente <strong>de</strong> realidad. Quiere que el lector viva <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> van-guardiamisma, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong>s posiciones más avanzadas, <strong>la</strong>s miserias <strong>de</strong> <strong>la</strong> guerra, <strong>la</strong>s atrocida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> un ejercicio absurdo <strong>de</strong>l que sólo medran quienes nunca se manchan <strong>la</strong>s manos.En El club Dumas <strong>la</strong> acción se reparte entre distintos escenarios. Madrid es elpunto <strong>de</strong> partida, con alusiones a su calle Mayor y al Retiro. Toledo será el siguientelugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> Lucas Corso, el héroe cansado <strong>de</strong> esta nueva historia. A continuación,Lisboa y Sintra. En París se <strong>de</strong>tiene durante buen número <strong>de</strong> páginas. <strong>Un</strong>anove<strong>la</strong> en <strong>la</strong> que hay un homenaje implícito al gran Dumas bien vale <strong>la</strong> pena. Losnombres <strong>de</strong> los rincones y <strong>de</strong> <strong>la</strong>s calles parisinas que asoman a partir <strong>de</strong> ahora nostraen a <strong>la</strong> memoria recuerdos literarios e históricos <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s épocas: <strong>la</strong> oril<strong>la</strong>izquierda <strong>de</strong>l Sena, <strong>la</strong> p<strong>la</strong>za <strong>de</strong>l Pa<strong>la</strong>is Royal, <strong>la</strong> <strong>de</strong> Nótre-Dame, el Pont Neuf, etc. Lasolución al enigma p<strong>la</strong>nteado en esta <strong>obra</strong> está en otro lugar <strong>de</strong> Francia directamenteasociado a <strong>la</strong> acción <strong>de</strong> Los tres mosqueteros, Meung, el primer topónimo queaparece en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> <strong>de</strong> Dumas. En el burgo <strong>de</strong> Meung, en el cantón <strong>de</strong> Loiret, a 18kilómetros <strong>de</strong> Orleans, el primer lunes <strong>de</strong>l mes <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1625, entró a lomos <strong>de</strong> unajaca poco agraciada un joven l<strong>la</strong>mado D'Artagnan. Pérez-<strong>Reverte</strong>, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicarlecierta atención a <strong>la</strong>s calles y al paisaje <strong>de</strong> esa localidad, traza el itinerario<strong>por</strong>menorizado, con el mapa Michelin en <strong>la</strong> mano, entre París y Meung. En este"lugar especial" se reúnen anualmente los distinguidos miembros <strong>de</strong>l club Dumas,"una sociedad literaria, una especie <strong>de</strong> club <strong>de</strong> admiradores incondicionales <strong>de</strong> <strong>la</strong>snove<strong>la</strong>s <strong>de</strong> Alejandro Dumas y <strong>de</strong>l folletín clásico y <strong>de</strong> aventuras" (p. 444).(10) Ollero & Ramos, Madrid, 1994.


UN PASEO POR REVERTELANDIA: LA OBRA NARRATIVA DE ARTURO PÉREZ-REVERTE 123Al final <strong>de</strong> La piel <strong>de</strong>l tambor, <strong>Arturo</strong> Pérez-<strong>Reverte</strong> incluye un mapa <strong>de</strong> un<strong>de</strong>terminado sector <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad <strong>de</strong> Sevil<strong>la</strong>. Es el espacio ocupado <strong>por</strong> una parte <strong>de</strong>lrío Guadalquivir, <strong>la</strong> Torre <strong>de</strong>l Oro, <strong>la</strong> Giralda, el Archivo <strong>de</strong> Indias, los RealesAlcázares y los jardines aledaños. Cercana a éstos se encuentra, sólo en <strong>la</strong> ficción, <strong>la</strong>iglesia <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Lágrimas, <strong>la</strong> última trinchera <strong>de</strong> un modo <strong>de</strong>enten<strong>de</strong>r el mundo, un lugar que encierra respuestas. Gris Marsa<strong>la</strong>, <strong>por</strong> ejemplo,admite que "hay lugares y personas <strong>por</strong> don<strong>de</strong> no es posible pasar <strong>de</strong> modo impune...¿Sabe <strong>de</strong> qué estoy hab<strong>la</strong>ndo? -se <strong>de</strong>tuvo un instante a observar a Quart y <strong>de</strong>spuésprosiguió su camino, moviendo <strong>la</strong> cabeza-. No, no creo que lo sepa todavía. Me refieroa esta ciudad. A esta iglesia" (p. 277). La propia monja norteamericana alu<strong>de</strong> a esoscompatriotas suyos que llegan a Sevil<strong>la</strong> y nunca más regresan: "Se quedan tocando <strong>la</strong>guitarra, dibujando en <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>zas. Ingeniándose<strong>la</strong>s para vivir (...). Hay algo en <strong>la</strong> luz,en el color <strong>de</strong> <strong>la</strong>s calles, que te contamina <strong>la</strong> voluntad" (p. 68). También don Ibrahimsabe que, suceda lo que suceda, aunque se tuerzan todos sus negocios, se frustren <strong>la</strong>spocas ilusiones que le restan, siempre le quedará Sevil<strong>la</strong>, "pues aquel<strong>la</strong> ciudad conservabaen los rincones <strong>de</strong> <strong>la</strong>s calles, en los colores y en <strong>la</strong> luz, como ninguna otra, el rumor<strong>de</strong>l tiempo que se extingue <strong>de</strong>spacio" (p. 350). Sevil<strong>la</strong> es, como el propio <strong>Reverte</strong> indicaen su breve nota con <strong>la</strong> que se abre este libro, una ciudad que nadie podría inventarse.Su singu<strong>la</strong>r belleza, su hermosura y universalidad hacen que en La piel <strong>de</strong>l tamboradquieran todas <strong>la</strong>s cosas carácter efímero: "Y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo, nada era tan im<strong>por</strong>tante.<strong>Un</strong> día, don Ibrahim, el Potro, <strong>la</strong> Niña, el rey <strong>de</strong> España y el papa <strong>de</strong> Roma, todos ellosestarían muertos. Pero aquel<strong>la</strong> ciudad seguiría allí, don<strong>de</strong> siempre estuvo, oliendo aazahar y naranjas amargas, y a dama <strong>de</strong> noche, y a jazmín en primavera" (p. 542).Los dos volúmenes publicados hasta <strong>la</strong> fecha sobre el capitán A<strong>la</strong>triste cumplen,quizá con más rigor que nunca, con esa <strong>la</strong>bor documental e investigadora a <strong>la</strong> que nostiene acostumbrados Pérez-<strong>Reverte</strong>. La a<strong>por</strong>tación <strong>de</strong> su hija Carlota, con <strong>la</strong> que firma <strong>la</strong>primera entrega, va encaminada, precisamente, <strong>por</strong> estos sen<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> ambientaciónhistórica y <strong>de</strong> reconstmcción <strong>de</strong> escenarios en el Madrid <strong>de</strong> los Austrias. En El capitánA<strong>la</strong>triste y Limpieza <strong>de</strong> sangre se traza, una vez más, un exhaustivo itinerario geográficobasado en <strong>la</strong> realidad y que sirve, no sólo para <strong>de</strong>mostrar que conoce el terrenoque pisa -recor<strong>de</strong>mos que en el mundo <strong>de</strong> <strong>la</strong> ficción está permitido todo, incluso losanacronismos y <strong>la</strong>s inexactitu<strong>de</strong>s-, sino también para crear un ambiente acor<strong>de</strong> conlos personajes, y que nos ayuda a enten<strong>de</strong>r, con mayor precisión y c<strong>la</strong>ridad sin cabe,<strong>la</strong> España <strong>de</strong> una época que el autor, a través <strong>de</strong> un exhaustivo trabajo -elogiado <strong>por</strong><strong>la</strong> mayor parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> crítica-, <strong>por</strong> medio <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>rosa imaginación, pone en pie yofrece al lector con una niti<strong>de</strong>z asombrosa. Como sucedía en El húsar, Pérez-<strong>Reverte</strong>nos informa sobre <strong>la</strong> vestimenta <strong>de</strong> estos personajes. Nos hab<strong>la</strong> <strong>de</strong> lo que comen y <strong>de</strong>lo que beben, con alusiones al vino <strong>de</strong> San Martín <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>iglesias. Nos introduce -como si pudiéramos mirar a través <strong>de</strong>l agujero <strong>de</strong> una cerradura- en el ambiente <strong>de</strong><strong>la</strong>s tabernas, con el olor a fritanga, con sus enconadas tertulias. Oímos, ya en suexterior, los cascos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s muías <strong>de</strong> tiro y el sonido <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ruedas que se acercan. Elsiseo metálico, interminable, <strong>de</strong> <strong>la</strong>s toledanas que pone <strong>la</strong> carne <strong>de</strong> gallina.Ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus primeras nove<strong>la</strong>s, <strong>Arturo</strong> Pérez-<strong>Reverte</strong> siempre ha tratado <strong>de</strong> crearunos personajes <strong>de</strong> gran soli<strong>de</strong>z y credibilidad, coherentes consigo mismos, aunque


124 JOSÉ BELMONTE SERRANOno <strong>por</strong> ello <strong>de</strong>jen <strong>de</strong> ser contradictorios y <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> lo que ellos consi<strong>de</strong>ran unacausa justa. En El húsar, Fre<strong>de</strong>ric Glüntz es el personaje en el que recae todo el peso<strong>de</strong> <strong>la</strong> acción, aquél a través <strong>de</strong>l cual el autor expone sus teorías acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> guerra,matizadas y ampliadas con posterioridad en La sombra <strong>de</strong>l águi<strong>la</strong> (1993) y Territoriocomanche (1994). El joven y elegante Glüntz, optimista durante gran parte <strong>de</strong> <strong>la</strong>nove<strong>la</strong>, firme creyente <strong>de</strong> <strong>la</strong> belleza <strong>de</strong> todo aquello que tiene que ver con una guerra,convencido <strong>de</strong> que está cumpliendo con un <strong>de</strong>ber que <strong>la</strong> Historia, su patria, su familiay sus amigos sabrán agra<strong>de</strong>cer, terminará <strong>por</strong> renunciar a todas sus i<strong>de</strong>as, a todos sussueños una vez que entre en combate y conozca mucho más <strong>de</strong> cerca los horrores <strong>de</strong>una contienda. Se produce, pues, una notable evolución <strong>de</strong>l personaje, hasta el punto<strong>de</strong> llevarle a posiciones extremas. En El húsar <strong>de</strong>stacan, asimismo, otros dos personajesque ayudan a dar más consistencia a este primer trabajo: Michel <strong>de</strong> Bourmont,quien actúa no sólo <strong>de</strong> compañero <strong>de</strong> armas y <strong>de</strong> aventuras <strong>de</strong> Fre<strong>de</strong>ric, sino también<strong>de</strong> voz <strong>de</strong> su conciencia, y don Alvaro <strong>de</strong> Vigal, un afrancesado que es capaz <strong>de</strong>analizar con toda objetividad, sin apenas pasión, los aspectos positivos y negativos <strong>de</strong>esa adhesión al país vecino. Don Alvaro, a<strong>de</strong>más, sabe cuál es el precio que tendráque pagar en caso <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r su apuesta, sin que ello le impida enten<strong>de</strong>r el odio <strong>de</strong> losl<strong>la</strong>mados patriotas hacia los franceses. Don Alvaro es ya una fotografía en b<strong>la</strong>nco ynegro <strong>de</strong> ese otro personaje, don Jaime Astarloa, mucho más profundo, <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>doy <strong>de</strong>finido <strong>de</strong> su nove<strong>la</strong> siguiente, El maestro <strong>de</strong> esgrima. Quienes han estudiado concierto <strong>de</strong>tenimiento el conjunto <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>narrativa</strong> <strong>de</strong> Pérez-<strong>Reverte</strong> coinci<strong>de</strong>n al pensarque Astarloa es una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s creaciones más genuinas y mejor perfi<strong>la</strong>das <strong>de</strong> su autor alo <strong>la</strong>rgo <strong>de</strong> esos años que lleva <strong>de</strong>dicados a <strong>la</strong> literatura. El código <strong>de</strong> honor empleado<strong>por</strong> el viejo maestro <strong>de</strong> esgrima, su concepto <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida, su firmeza, su soledad y suespecial capacidad para conocer y reconocer lo más profundo <strong>de</strong>l alma humana, servirán<strong>de</strong> referencia para <strong>la</strong> creación <strong>de</strong> los principales personajes <strong>de</strong> nove<strong>la</strong>s posteriores,incluido don Diego A<strong>la</strong>triste y Tenorio. Aquel lector que ya tenga conocimiento<strong>de</strong> <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> Astarloa, podrá enten<strong>de</strong>r mucho mejor <strong>la</strong> actitud <strong>de</strong> Muñoz (Latab<strong>la</strong> <strong>de</strong> F<strong>la</strong>n<strong>de</strong>s), Lucas Corso (El club Dumas) e incluso <strong>la</strong> <strong>de</strong> los curas Quart y Ferroen La piel <strong>de</strong>l tambor. Son héroes cansados. Soldados <strong>de</strong> <strong>la</strong> guerra perdida <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida.Anacrónicos. Extranjeros en todas partes. Como Astarloa, A<strong>la</strong>triste no es hombre <strong>de</strong>muchas pa<strong>la</strong>bras, "y a menudo <strong>de</strong>cía más con los silencios que en voz alta". A<strong>la</strong>tristecomparte con A.starloa y con Lucas Corso un curioso y particu<strong>la</strong>r código <strong>de</strong> honor que seresuelve <strong>de</strong> <strong>la</strong> siguiente manera: "En <strong>la</strong> vida que le habia tocado vivir, Diego A<strong>la</strong>tristeera tan hi<strong>de</strong>puta como el que más; pero era uno <strong>de</strong> esos hi<strong>de</strong>putas que juegan segúnciertas reg<strong>la</strong>s".A partir <strong>de</strong> El maestro <strong>de</strong> esgrima, Pérez-<strong>Reverte</strong> trata <strong>de</strong> crear alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>lprotagonista toda un entramado <strong>de</strong> personajes secundarios <strong>de</strong> los que se nos permiteconocer ciertos datos sobre sus vidas. Tales son A<strong>de</strong><strong>la</strong> <strong>de</strong> Otero, don Luis <strong>de</strong> Aya<strong>la</strong> -quien tendrá su equivalente en <strong>la</strong> figura <strong>de</strong> don Alvaro <strong>de</strong> <strong>la</strong> Marca, con<strong>de</strong> <strong>de</strong>Guadalmediana, en los A<strong>la</strong>tristes- y esos otros amigos <strong>de</strong> don Jaime que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong>impunidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> tertulia, se convierten en representantes <strong>de</strong> una época: AgapitoCárceles, Marcelino Romero, Lucas Rioseco, etc. En su siguiente nove<strong>la</strong>. La tab<strong>la</strong> <strong>de</strong>F<strong>la</strong>n<strong>de</strong>s, el peso <strong>de</strong> <strong>la</strong> acción está mucho más repartido, pues <strong>la</strong> urdimbre <strong>de</strong> esere<strong>la</strong>to así lo requiere. Son piezas <strong>de</strong> ajedrez que han <strong>de</strong> cumplir una misión, in<strong>de</strong>pen-


UN PASEO POR REVERTELANDIA: LA OBRA NARRATIVA DE ARTURO PÉREZ-REVERTE 125dientemente <strong>de</strong>l papel que les haya tocado representar. Es verdad que Muñoz es aquíel pariente más cercano <strong>de</strong> Astarloa, pero no es menos cierto que tanto Julia comoCésar gozan <strong>de</strong> gran in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y libertad en <strong>la</strong> <strong>obra</strong>. En El club Damas, nove<strong>la</strong>mucho más abierta y quizá menos sometida a un <strong>de</strong>terminado esquema como sucedíaen Lci tab<strong>la</strong> <strong>de</strong> F<strong>la</strong>n<strong>de</strong>s, Lucas Corso logra acaparar toda <strong>la</strong> atención <strong>de</strong>l lector, con loque parece que regresemos <strong>de</strong> nuevo a El maestro <strong>de</strong> esgrima. Sólo que ahora hay unmayor dominio <strong>por</strong> parte <strong>de</strong>l autor para crear ese entramado <strong>de</strong> personajes que giranen torno a quien conduce <strong>la</strong> acción: F<strong>la</strong>vio La Ponte, Boris Balkan, Liana Taillefer,Irene Adler, Fargas, Makarova, etc. La extensión <strong>de</strong> <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> permite en esta ocasiónque podamos conocer <strong>la</strong> vida y circunstancias <strong>de</strong> alguno <strong>de</strong> ellos. Pérez-<strong>Reverte</strong> nonos escatima <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong> introducirnos en el taller <strong>de</strong> los hermanos Ceniza yconocer así todos los secretos <strong>de</strong> <strong>la</strong> impresión y falsificación <strong>de</strong> libros, o <strong>de</strong> permanecerdurante unas horas en el bar <strong>de</strong> <strong>la</strong> sensible, culta, lesbiana, rubia y cuarentonaMakarova.El p<strong>la</strong>nteamiento realizado en La piel <strong>de</strong>l tambor ha provocado, en primer lugar,que el lector y los propios críticos <strong>de</strong> esa <strong>obra</strong> no sepan con certeza cuál es elpersonaje mejor trazado, aquél al que le conce<strong>de</strong>mos nuestra simpatía y con el quesolemos i<strong>de</strong>ntificarnos o, al menos, compren<strong>de</strong>r su actitud. Lorenzo Quart, pese a <strong>la</strong>soli<strong>de</strong>z con que está <strong>de</strong>scrito, no logra ensombrecer <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más personajes:el padre Ferro, Macarena Bruner, Gris Marsa<strong>la</strong>, etc. Pérez-<strong>Reverte</strong> ha conseguidoesta vez que cada una <strong>de</strong> estas criaturas <strong>de</strong> ficción posea su propia historia: unainquietud presente que sólo es posible justificar ape<strong>la</strong>ndo al pasado, a <strong>la</strong>s emocionespretéritas que ahora afloran como una enfermedad vieja y <strong>la</strong>tente. Quart sufrirá,como Fre<strong>de</strong>ric Glüntz en El húsar, una transformación sustancial, un cambio <strong>de</strong>actitud que afecta <strong>de</strong> modo inmediato a su modo <strong>de</strong> ver y compren<strong>de</strong>r el mundo.Quart, tras su paso <strong>por</strong> Sevil<strong>la</strong>, se pone <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los vencidos, <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rrotados, <strong>de</strong>aquellos peones solos y lejanos, <strong>de</strong> esos curas que, guiados <strong>por</strong> una <strong>la</strong>rga experiencia,terminan <strong>por</strong> creer sólo en Dios, no en su Iglesia. Su reacción inicial contra el padreFerro viene dada <strong>por</strong>que éste resucita algunos <strong>de</strong> los fantasmas <strong>de</strong> su pasado. Ferroactúa <strong>de</strong> psicoanalista logrando que Quart se enfrente con una infancia y adolescenciaque parecen haber marcado para siempre el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> su vida, su dureza ante elmundo, su inflexibilidad en el trabajo. Quart es, como Astarloa, Muñoz, Corso yA<strong>la</strong>triste, un héroe cansado y solitario, un temp<strong>la</strong>rio honrado cuya vida está pob<strong>la</strong>da<strong>de</strong> habitaciones oscuras aún <strong>por</strong> <strong>de</strong>scubrir e iluminar. Hombres, en fin, todos ellosque, como se <strong>de</strong>ja apuntado en <strong>la</strong>s páginas <strong>de</strong> Limpieza <strong>de</strong> sangre a través <strong>de</strong> <strong>la</strong> voz<strong>de</strong> Martín Saldaña, el teniente <strong>de</strong> alguaciles, acaso no merezca el tiempo que les hatocado vivir.El pasado <strong>de</strong> Astarloa (hubo una muerte <strong>por</strong> cuenta propia y un amor frustrado) oel <strong>de</strong> Corso (una mujer, Nikon, es el recuerdo, <strong>la</strong> dolorosa sombra que a todas partesle acompaña) no tiene <strong>la</strong> dimensión ni <strong>la</strong> profundidad <strong>de</strong>l que presenta Quart. Elpropio Ferro tiene unos antece<strong>de</strong>ntes policiales que, al principio, el cura enviado <strong>de</strong>Roma preten<strong>de</strong> utilizar en su contra al no compren<strong>de</strong>r -pa<strong>la</strong>bra que consi<strong>de</strong>ramosc<strong>la</strong>ve en esta nove<strong>la</strong>- su actitud como párroco ni sus i<strong>de</strong>as religiosas. Ferro, comoQuart, es un hombre culto e instruido que, diez años atrás, "se había visto sometido


126 JOSÉ BFXMONTE SERRANOa expediente eclesiástico en <strong>la</strong> diócesis <strong>de</strong> Huesca, como resultado <strong>de</strong> una venta noautorizada <strong>de</strong> bienes <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia" (p. 385). Ferro, sin embargo, se siente orgulloso <strong>de</strong>tal acción. De ese modo pudo evitar que <strong>la</strong> pequeña iglesia que regentaba se vinieraabajo y que <strong>la</strong>s familias más necesitadas tuvieran algo que llevarse a <strong>la</strong> boca duranteun tiempo. <strong>Un</strong>a causa que él consi<strong>de</strong>ra noble al igual que predicar sobre algo en loque ya no cree, pero que al menos reconforta y hace felices a sus fieles seguidores.Los dos personajes femeninos más <strong>de</strong>stacados <strong>de</strong> esta <strong>obra</strong>, Macarena Bruner yGris Marsa<strong>la</strong>, ayudan a que se pueda consumar <strong>la</strong> transformación <strong>de</strong> Quart. Bruner esuna belleza andaluza capaz <strong>de</strong> hacer per<strong>de</strong>r <strong>la</strong> cabeza a cualquier hombre, incluidosquienes se jactan <strong>de</strong> saber vencer <strong>la</strong>s más <strong>de</strong>moníacas tentaciones. <strong>Un</strong>a dama quetambién libra su particu<strong>la</strong>r batal<strong>la</strong>: una lucha contra el tiempo y el olvido. Pertenecea una casta que se extingue y es consciente <strong>de</strong> ello. Por eso le gusta recordar y contar<strong>la</strong> historia trágica y, <strong>por</strong> qué no, hermosa <strong>de</strong> su tía abue<strong>la</strong> Carlota Bruner y el capitánXaloc, los últimos románticos <strong>de</strong> un mundo ya extinguido, los últimos, acaso, quesupieron convertir el amor en una <strong>de</strong>senfrenada pasión. Pero en <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> Macarenatambién existe un pasado reciente, una historia personal que <strong>la</strong> ha llevado a tomararriesgadas <strong>de</strong>cisiones: años atrás, presionada <strong>por</strong> su marido, el banquero PenchoGavira, y en contra <strong>de</strong> sus propias creencias, había abortado en una clínica. Laoperación se complica y eso le lleva a que no pueda tener más hijos, lo que significael fin <strong>de</strong> una dinastía, el ocaso <strong>de</strong> los Bruner. Por su parte. Gris Marsa<strong>la</strong> también llevaa sus espaldas el fardo <strong>de</strong> una pasada historia. Detrás <strong>de</strong> esos ojos c<strong>la</strong>ros y amistosos,<strong>de</strong> esa sonrisa franca y abierta, existe un pasado que ha terminado empujándo<strong>la</strong> a unlugar como Sevil<strong>la</strong>, don<strong>de</strong> trata <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nar y ponerle nombre a eso que inquieta sucorazón y ronda <strong>por</strong> su mente. Macarena misma se ocupa <strong>de</strong> contarle a Quart el caso<strong>de</strong> Marsa<strong>la</strong>, esa crisis personal que se produce al <strong>de</strong>scubrir, siendo monja, que amabaal obispo <strong>de</strong> su diócesis. Al amparo <strong>de</strong> Sevil<strong>la</strong>, a<strong>por</strong>tando sus conocimientos <strong>de</strong>arquitectura para restaurar <strong>la</strong> <strong>de</strong>svalida iglesia <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Lágrimas,Gris Marsa<strong>la</strong> trata <strong>de</strong> apaciguar sus impulsos, <strong>de</strong> reflexionar profundamente sobre supropio <strong>de</strong>stino y su herida vocación, puesta en entredicho.Ni siquiera hay tragua para los personajes secundarios. Cualquiera <strong>de</strong> ellos ofreceal lector una dimensión que va más allá <strong>de</strong> <strong>la</strong> simple silueta, <strong>de</strong>l mero apunte.Durante <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> asistimos al transcurrir <strong>de</strong> don Ibrahim, <strong>la</strong> Niña Puñales y el Potro<strong>de</strong>l Mantelete, los tres ma<strong>la</strong>ndrines que son el brazo ejecutor <strong>de</strong> <strong>la</strong>s fechorías <strong>de</strong>Pencho Gavira, con Celestino Peregil, su intermediario, asistente y escolta, <strong>de</strong> elemento<strong>de</strong> en<strong>la</strong>ce. Los ma<strong>la</strong>ndrines <strong>de</strong> esta historia también tienen su corazoncito.Aspiran, como todos los <strong>de</strong>más, como cualquiera <strong>de</strong> nosotros, a <strong>la</strong> felicidad, a haceruna pequeña fortuna que sirva para vivir en paz y <strong>de</strong>dicarse a lo que ellos <strong>de</strong>sean, aaquello que han soñado y <strong>por</strong> lo que luchan. Don Ibrahim, quien se erige en protectory guía <strong>de</strong> sus dos compañeros, podrá ser calificado <strong>de</strong> estafador y sinvergüenza, peromantiene como nadie un irreprochable código <strong>de</strong> caballero. Su reino no es <strong>de</strong> estetiempo, ni siquiera <strong>de</strong> este mundo: "Parecía uno <strong>de</strong> aquellos indianos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s estampascostumbristas, que <strong>de</strong>sembarcaban a principios <strong>de</strong> siglo en el puerto <strong>de</strong> Sevil<strong>la</strong> conun cartucho <strong>de</strong> monedas <strong>de</strong> oro, fiebres tercianas y un criado mu<strong>la</strong>to" (p. 58). Vive <strong>de</strong>recuerdos apócrifos, <strong>de</strong> un pasado que él ha tenido <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> reinventar para


UN PASEO POR REVERTELANDIA: LA OBRA NARRATIVA DE ARTURO PÉREZ-REVERTE 127<strong>de</strong>mostrarse a sí mismo que ha vivido. Hombre respetuoso que sólo es capaz <strong>de</strong>mancharse <strong>la</strong>s manos y jugarse el pellejo <strong>por</strong> lo que él consi<strong>de</strong>ra una causa justa.Quiere conseguir el dinero suficiente para construir un tab<strong>la</strong>o, El Templo <strong>de</strong> <strong>la</strong> Cop<strong>la</strong>,"y allí harían <strong>por</strong> fin justicia al arte <strong>de</strong> <strong>la</strong> Niña Puñales, manteniendo viva <strong>la</strong> canciónespaño<strong>la</strong>" (p. 85). Cogida <strong>de</strong> su brazo, camina <strong>la</strong> Niña Puñales, una belleza yamarchita que no pasó <strong>de</strong> ser una joven y eterna promesa <strong>de</strong> <strong>la</strong> canción españo<strong>la</strong>. LaNiña Puñales se sabe piadosa y creyente. Su ajuar, guardado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía más <strong>de</strong>treinta años, "amarilleaba entre bo<strong>la</strong>s <strong>de</strong> naftalina, en un armario <strong>de</strong> su pequeño piso<strong>de</strong>l barrio <strong>de</strong> Triana; pero el<strong>la</strong> seguía añadiéndole piezas como si el tiempo se lehubiera <strong>de</strong>tenido en los <strong>de</strong>dos, en espera <strong>de</strong>l hombre moreno con ojos ver<strong>de</strong>s que undía vendría a buscar<strong>la</strong> entre cop<strong>la</strong>s <strong>de</strong> aguardiente y luna b<strong>la</strong>nca" (p. 165). La historia<strong>de</strong>l Potro es mucho más trágica. Enamorado en el más absoluto silencio <strong>de</strong> <strong>la</strong> NiñaPuñales, vive atado a un pasado doloroso: "Había entrado un día en casa paraencontrar a su hermano paralítico en <strong>la</strong> sil<strong>la</strong> <strong>de</strong> ruedas, con los pantalones <strong>por</strong> <strong>la</strong>srodil<strong>la</strong>s y su cuñada -<strong>la</strong> mujer <strong>de</strong>l Potro- sentada encima entre elocuentes ja<strong>de</strong>os" (p.77). La habilidad y elocuencia <strong>de</strong> un falso abogado, don Ibrahim, hace cambiar en elánimo <strong>de</strong>l juez "<strong>la</strong> tesis <strong>de</strong>l asesinato <strong>por</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong> homicio acci<strong>de</strong>ntal, con el resultado <strong>de</strong>absolución //; dubio pro reo'' (p. 77). Tres personajes que han <strong>de</strong>cidido unir susrespectivas tristezas y vivir <strong>de</strong> retazos <strong>de</strong> lo soñado, <strong>de</strong> ilusiones perdidas. Pero lesqueda Sevil<strong>la</strong>. Y les queda ese imperece<strong>de</strong>ro ánimo <strong>de</strong> levantar <strong>la</strong> vista hacia esecielo azul que les contemp<strong>la</strong>. En Lxi piel <strong>de</strong>l tambor, y consi<strong>de</strong>ramos que éste es uno<strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s logros <strong>de</strong> <strong>Arturo</strong> Pérez-<strong>Reverte</strong>, no hay buenos ni malos, ni vencedoresni vencidos. Incluso el propio Pencho Gavira, el Marrajo <strong>de</strong>l Arenal, sin escrúpulosni vaci<strong>la</strong>ciones para llevar a cabo los más sucios negocios, tiene una tab<strong>la</strong> <strong>de</strong>salvación a <strong>la</strong> que agarrarse: "Pencho -admite <strong>la</strong> propia Macarena Bruner- es unhombre atractivo. También posee una magnífica cabeza, como suele <strong>de</strong>cirse. Y unavirtud: es valiente. De los pocos hombres que he conocido capaces <strong>de</strong> jugárse<strong>la</strong> <strong>de</strong>verdad <strong>por</strong> lo que sea: un sueño o una ambición" (p. 244).Pérez-<strong>Reverte</strong>, en La piel <strong>de</strong>l tambor, logra en<strong>la</strong>zar a todos los personajes <strong>de</strong> estahistoria, quedando a salvo, a pesar <strong>de</strong> ello, <strong>la</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> <strong>la</strong> que gozan. Ya noshemos referido a <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción existente entre Celestino Peregil y Pencho Gavira. A suvez, éste <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>la</strong>boralmente <strong>de</strong> don Octavio Machuca, enamorado <strong>de</strong> Cruz Bruner<strong>de</strong> Lebrija, madre <strong>de</strong> Macarena y suegra <strong>de</strong> Pencho. <strong>Un</strong> escalón más abajo, se hal<strong>la</strong>nlos ma<strong>la</strong>ndrines. La Niña sueña con su príncipe azul, en tanto que don Ibrahim y elPotro suspiran <strong>por</strong> el<strong>la</strong>. La vida nos sujeta -como se dice en un conocido poema <strong>de</strong>Gil <strong>de</strong> Biedma- <strong>por</strong>que precisamente no es como <strong>la</strong> esperábamos. Algún dios,aburrido y ebrio, se <strong>de</strong>dica a cambiar papeles, a trastocar amores, a jugar con <strong>la</strong>felicidad <strong>de</strong> los hombres.<strong>Arturo</strong> Pérez-<strong>Reverte</strong> ha ca<strong>la</strong>do sus re<strong>de</strong>s en inexplorados territorios. Hay, en estaocasión, una firme apuesta <strong>por</strong> lo simbólico, un rasgo que hab<strong>la</strong> en favor <strong>de</strong> unaevi<strong>de</strong>nte madurez, apenas sugerido y entrevisto en anteriores nove<strong>la</strong>s. Así, <strong>por</strong> ejemplo,<strong>la</strong> virgen <strong>de</strong>capitada <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Lágrimas nos sugiere <strong>de</strong> inmediato, <strong>por</strong>vía <strong>de</strong> lo simbólico, esa separación entre <strong>la</strong> Iglesia oficial y esas pequeñas trincherasen <strong>la</strong>s que se erigen <strong>la</strong>s parroquias <strong>de</strong> lugares lejanos y apartados <strong>de</strong>l Vaticano. Como


128 JOSÉ BELMONTE SERRANOsimbólico y sugerente resulta ese amplio pasaje en el que don Príamo Ferro y Quartcontemp<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s, tratando <strong>de</strong> buscar una respuesta en el universo, intentandosituar en un lugar <strong>de</strong>l infinito nuestros problemas terrenales. Cuando Quart está apunto <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r, a un paso <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r <strong>la</strong> actitud <strong>de</strong> Ferro y <strong>de</strong> todos los queapoyan su causa, observa que "una paloma se había posado en el alféizar <strong>de</strong> <strong>la</strong> galeríay se paseaba arriba y abajo, cerca <strong>de</strong>l sacerdote. Este se <strong>la</strong> quedó mirando <strong>de</strong>l mismomodo que si esperase un mensaje y el<strong>la</strong> pudiera traerlo atado a una <strong>de</strong> sus patas" (p.322).Se le da aquí un respiro al humor, frente al resto <strong>de</strong> su producción -y muyespecialmente Territorio comanche y La sombra <strong>de</strong>l águi<strong>la</strong>-, en <strong>la</strong> que esta mismacualidad adquiere dimensiones mucho más retorcidas y acidas, cercano a eso que seha <strong>de</strong>nominado humor negro, <strong>de</strong> raigambre so<strong>la</strong>nesca. Pérez-<strong>Reverte</strong> parece estar enesta ocasión mucho más abierto y receptivo. Al margen <strong>de</strong> ese pasaje, al que yaaludimos en su momento, <strong>de</strong> <strong>la</strong> bomba incendiaria que estal<strong>la</strong> en <strong>la</strong>s propias barbas<strong>de</strong> don Ibrahim y el Potro, en estas páginas se le conce<strong>de</strong> una tregua al humor, a <strong>la</strong>frase frivo<strong>la</strong> y ocurrente. Cuando Peregil propone a los ma<strong>la</strong>ndrines llevar a cabo elsecuestro <strong>de</strong>l cura Ferro para que así no diga <strong>la</strong> misa diaria en <strong>la</strong> iglesia <strong>de</strong> <strong>la</strong>sLágrimas, el Potro da <strong>por</strong> hecho el asunto, ape<strong>la</strong>ndo a Dios para que reparta suerte:"A don Ibrahim se le escapó un suspiro resignado: -Éste es justo el problema-. Contanto cura <strong>por</strong> medio, no sé <strong>de</strong> qué parte se nos pondrá Dios" (p. 83). Las idas yvenidas <strong>de</strong> estos tres personajes sirven <strong>de</strong> elemento <strong>de</strong> contraste con esa otra acciónque transcurre un poco más allá <strong>de</strong> ellos mismos, en una esca<strong>la</strong> a <strong>la</strong> que no les esposible llegar sino a través <strong>de</strong> intermediarios, <strong>de</strong> <strong>de</strong>salmados y poco escrupulososinterlocutores. Este humor tendrá su prolongación, incluso, en <strong>la</strong>s páginas <strong>de</strong> Elcapitán A<strong>la</strong>triste y Limpieza <strong>de</strong> sangre, <strong>obra</strong>s que, <strong>por</strong> su contenido y su acción, nose prestan <strong>de</strong>masiado a ello.<strong>Arturo</strong> Pérez-<strong>Reverte</strong> regresa así, con <strong>la</strong> aparición <strong>de</strong> La piel <strong>de</strong>l tambor, sunove<strong>la</strong>, a nuestro enten<strong>de</strong>r, más ambiciosa hasta ahora, y <strong>de</strong>l ciclo <strong>de</strong>dicado al capitánA<strong>la</strong>triste, a su <strong><strong>Reverte</strong><strong>la</strong>ndia</strong> <strong>de</strong> siempre, a su coctelera mágica, a sus historiascontadas con todo esmero. Pero lo hace con <strong>la</strong> lección bien aprendida, con <strong>la</strong>experiencia <strong>de</strong> varios años <strong>de</strong>dicado a <strong>la</strong> creación literaria. Hay un <strong>de</strong>seo en él <strong>de</strong>crear un mundo para sus criaturas. De ahí que no nos pueda extrañar que en <strong>la</strong>spáginas <strong>de</strong> La piel <strong>de</strong>l tambor reaparezcan personajes <strong>de</strong> anteriores nove<strong>la</strong>s como elinspector Feijoo {El club Dumas) y Paco Montegrifo {La tab<strong>la</strong> <strong>de</strong> E<strong>la</strong>n<strong>de</strong>s). Lapropia Gris Marsa<strong>la</strong> tiene en una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su casa una reproducción <strong>de</strong> uncuadro titu<strong>la</strong>do "La partida <strong>de</strong> ajedrez", <strong>de</strong> Pieter van Huys. En El capitán A<strong>la</strong>tristey Limpieza <strong>de</strong> sangre, existe, asimismo, un c<strong>la</strong>ro parentesco entre Ma<strong>la</strong>testa y elRochefort <strong>de</strong> El club Dumas; entre Angélica <strong>de</strong> Alquézar, A<strong>de</strong><strong>la</strong> <strong>de</strong> Otero y LianaTaillefer. Círculos que se cierran. Mundos que extien<strong>de</strong>n sus re<strong>de</strong>s hasta chocar conotros mundos que habíamos creido perdidos para siempre. Criaturas que <strong>de</strong>spiertan<strong>de</strong> su sueño eterno y que c<strong>obra</strong>n nueva vida.La filosofía sigue siendo <strong>la</strong> misma <strong>de</strong> siempre: somos "guerreros exhaustos, cadauno en su casil<strong>la</strong> <strong>de</strong> ajedrez, ais<strong>la</strong>dos, lejos <strong>de</strong> reyes y príncipes. Librando el combate<strong>de</strong> su incertidumbre con <strong>la</strong>s so<strong>la</strong>s fuerzas y a su manera" (p. 465). A lo que nos tenía


UN PASEO POR REVERTELANDIA: LA OBRA NARRATIVA DE ARTURO PÉREZ-REVERTE 129acostumbrados. Sólo que ahora el pensamiento adquiere otra dimensión, ocupa unlugar privilegiado en estas páginas, ca<strong>la</strong> más hondamente en el lector, a quien obligaa meditar sobre lo allí escrito. El autor <strong>de</strong> La piel <strong>de</strong>l tambor no regresa a <strong><strong>Reverte</strong><strong>la</strong>ndia</strong>con <strong>la</strong>s manos vacías. Con su habitual maestría, con su nuevo modo <strong>de</strong> enfrentarse a<strong>la</strong> literatura ha logrado que el lector <strong>de</strong>je <strong>de</strong> interesarse <strong>por</strong> los asesinatos, <strong>por</strong> <strong>la</strong>strampas y <strong>la</strong>s intrigas y centre su atención en esas otras historias que no se fraguanmás allá <strong>de</strong>l corazón mismo <strong>de</strong> estos héroes (11).(11) Este texto fue leído, en noviembre <strong>de</strong> 1998, en el Salón <strong>de</strong> Actos <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>Un</strong>iversidad <strong>de</strong> Berna(Suiza), con motivo <strong>de</strong> <strong>la</strong> visita a esta institución <strong>de</strong>l escritor <strong>Arturo</strong> Pérez-<strong>Reverte</strong>.

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