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Adelanto Caballo de Troya 9 - Plane... - PlanetadeLibros.com

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opas y sin pelo, era una costra negra, apergaminada hastael <strong>de</strong>sbridamiento, y colonizado por un buen número <strong>de</strong>flictenas (ampollas) <strong>de</strong> todos los tamaños, que variaban entreel blanco y el rojo cereza. No distinguí zona <strong>de</strong>l cuerpoque no se hubiera visto afectada por el fuego. Las quemaduras<strong>de</strong>l tórax y <strong>de</strong> las extremida<strong>de</strong>s eran especialmentegraves. Las llamas, que probablemente habían superado los70 grados Celsius, habían <strong>de</strong>jado al <strong>de</strong>scubierto, bajo la escarao costra negruzca, parte <strong>de</strong> los músculos y <strong>de</strong> los huesos.Aunque el fuego había afectado gravemente a la cabezay a la cara, provocando la atresia (oclusión <strong>de</strong> las aberturasnaturales, especialmente <strong>de</strong> la nariz), Ajašdarpan manteníauna respiración <strong>de</strong>bilísima, pero suficiente. El resto <strong>de</strong> laexploración fue igualmente terrorífica. Era un milagro queel niño siguiera con vida. Las quemaduras en los pies y enlos genitales externos eran muy profundas, y lo mismo sucedíacon los pliegues <strong>de</strong> flexión, cuello y zonas <strong>de</strong> cicatrizaciónqueloidianas (región <strong>de</strong>ltoi<strong>de</strong>a y cara anterior <strong>de</strong>ltórax). Recurrí a la llamada «regla <strong>de</strong> los 9», <strong>de</strong> Wallace,para intentar conocer la extensión aproximada <strong>de</strong> las quemaduras(1), aunque sabía que este procedimiento no era eli<strong>de</strong>al en el caso <strong>de</strong> un niño, <strong>de</strong>bido a las proporciones, relativamentedistintas, <strong>de</strong> la cabeza, extremida<strong>de</strong>s y tronco.Repetí la operación y el resultado, siempre aproximado, me<strong>de</strong>jó sin aliento: más <strong>de</strong>l 80 por ciento <strong>de</strong>l cuerpo aparecíaconsumido por las llamas. El pronóstico, por tanto, era muygrave. La probabilidad <strong>de</strong> muerte era elevadísima.Dgul me observó, impaciente. E hice lo único que podíahacer. Le dije la verdad. El niño tenía pocas posibilida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> salir a<strong>de</strong>lante. Aun así, el voluntarioso capataz se dirigióal grupo <strong>de</strong> felah que seguía atento y or<strong>de</strong>nó a las mujeresque dispusieran <strong>de</strong> agua fría y limpia y aceite en abundancia.No repliqué.El Maestro continuaba inmóvil, atento al niño y, supongo,a mis exploraciones.No pu<strong>de</strong> ser preciso a la hora <strong>de</strong> evaluar el tipo y la pro-(1) «Regla <strong>de</strong> los 9»: cabeza y cuello, 9 % <strong>de</strong> la superficie corporaltotal; brazos, 9 %; cada pierna, hasta el pliegue glúteo, 18 %; tronco anteriory posterior, 18 % cada uno; perineo, 1 %. Lo i<strong>de</strong>al hubiera sido utilizarel esquema <strong>de</strong> Lund y Brow<strong>de</strong>r, pero no fue posible. (N. <strong>de</strong>l m.)17

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