Julio Carreras Cartas a la Humanidad - Quipu
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<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong><br />
<strong>Cartas</strong> a <strong>la</strong> <strong>Humanidad</strong><br />
<strong>Quipu</strong> Editorial
<strong>Quipu</strong> Editorial<br />
http://www.quipueditorial.com.ar<br />
2002-2002<br />
Edición final: Septiembre de 2009.<br />
- 2 -
INTRODUCCIÓN<br />
<strong>Cartas</strong> a <strong>la</strong> <strong>Humanidad</strong> se inició como un intento de<br />
reflexionar en conjunto sobre algunos temas que nos<br />
preocupan desde hace siglos y aún no encontraron<br />
solución. Podrían resumirse en una so<strong>la</strong> pregunta: ¿por<br />
qué los humanos, teniendo a mano los recursos<br />
necesarios para nuestra felicidad, somos, en cambio,<br />
generalmente infelices?<br />
Con <strong>la</strong> idea de promover esta búsqueda tomé un<br />
puñado de direcciones de correo electrónico para<br />
enviarles <strong>la</strong> primera Carta. Algunas pertenecían a<br />
personas que conozco personalmente -Como Raúl<br />
Dargoltz, abogado y dramaturgo, Alberto Tasso, poeta y<br />
sociólogo, mi hermano Gustavo, sacerdote católico y<br />
- 3 -
docente universitario, Gabriele-Aldo Bertozzi, director<br />
del Instituto de Artes Comparadas de <strong>la</strong> Universidad de<br />
Pescara, Italia, Alwin Nagy, inteligente sacerdote<br />
alemán con perfecto dominio del idioma castel<strong>la</strong>no, o<br />
Pedro Margolles, director de <strong>la</strong> agencia periodística<br />
Prensa Latina, de Cuba-. El resto -<strong>la</strong> mayoría- tomadas<br />
de mensajes recibidos o de sus adjuntos, siempre<br />
re<strong>la</strong>cionados con <strong>la</strong> actividad cultural.<br />
La propuesta no fue enunciada, salvo <strong>la</strong> pregunta:<br />
¿por qué los humanos, teniendo a mano los recursos<br />
necesarios para nuestra felicidad, somos, en cambio,<br />
generalmente infelices? Entusiasmado por los primeros<br />
textos, el ingeniero Roberto Gayraud sugirió editar con<br />
forma de libro, posteriormente, los resultados finales.<br />
Sin embargo, durante el tiempo que duró esa<br />
intención, prácticamente sólo el autor de <strong>la</strong> iniciativa<br />
envió sus trabajos más o menos sistemáticamente.<br />
Los otros aportes recibidos, y alguna comunicación<br />
eventual, se reproducen en el contexto del libro, como se<br />
verá. Se han respetado <strong>la</strong>s formas y términos utilizados<br />
por sus autores. No se reproducen, en cambio, <strong>la</strong>s<br />
comunicaciones particu<strong>la</strong>res, o algunos archivos que se<br />
perdieron, por venir adjuntos.<br />
Más tarde el autor, requerido por numerosas tareas,<br />
decidió dar por terminados sus artículos periódicos.<br />
Éstos alcanzaron el número de 14. Incluimos también,<br />
textualmente, los principales fragmentos de <strong>la</strong><br />
Introducción.<br />
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Los presupuestos básicos de reflexión debían<br />
sustentarse sobre los siguientes esbozos:<br />
1. Desde los orígenes hasta fines del siglo XVIII -unos<br />
50.000 años- <strong>la</strong> humanidad aceptó a <strong>la</strong>s armas como<br />
paradigma excluyente del Derecho. El crimen, por lo<br />
tanto, ha sido <strong>la</strong> fuente última de legitimidad para los<br />
gobernantes; el saqueo un método legal de recaudación<br />
impositiva.<br />
2. Desde principios del siglo XIX hasta mediados del<br />
XX -unos 150 años- se desarrolló una evolución<br />
extraordinaria. Durante ese periodo <strong>la</strong> humanidad<br />
avanzó, en lo referido a sus re<strong>la</strong>ciones sociales, mucho<br />
más que en toda su historia anterior. Estos avances<br />
tuvieron como eje a los países de Europa -aunque, de<br />
modo semejante a lo sucedido con los griegos- el derecho<br />
de los demás habitantes del mundo no llegó a<br />
emparejarse al de sus impulsores durante este<br />
desarrollo.<br />
3. Hacia finales del siglo XX el proceso se bifurcó,<br />
dividiéndose en dos aspectos:<br />
a) Una acelerada regresión en <strong>la</strong>s praxis sociales y<br />
políticas impulsadas desde los beneficiarios de esta<br />
inmensa acumu<strong>la</strong>ción de poder: los Estados Unidos,<br />
Europa, una parte de Asia.<br />
b) La continuidad del desarrollo con sostenida<br />
regu<strong>la</strong>ridad exclusivamente en los ámbitos de <strong>la</strong> ciencia<br />
y tecnología.<br />
- 5 -
La idea de dirigirse a <strong>la</strong> <strong>Humanidad</strong> por medio de<br />
epísto<strong>la</strong>s no es nueva. Sus antecedentes ya muy bien<br />
definidos podríamos hal<strong>la</strong>rlos en filósofos antiguos como<br />
Filón, o en <strong>la</strong>s extremadamente famosas del capitán<br />
Saulo. Por mi parte me sentí inducido a empezar <strong>la</strong>s<br />
presentes mientras conocía <strong>la</strong> extraordinaria actividad<br />
literaria de los escritores italianos del siglo XII y<br />
durante todo el Renacimiento. Más cerca conocimos <strong>la</strong>s<br />
<strong>Cartas</strong> Filosóficas de Voltaire o a los Poderes de<br />
Antonin Artaud, entre otras importantes. Aunque el<br />
presente empeño no sería posible sin Internet, tal vez su<br />
única originalidad tendríamos que buscar<strong>la</strong> en su<br />
intención. Pues mientras Voltaire o Antonin Artaud<br />
emitían aquellos trabajos como expresión argumentativa<br />
de su ideología, nuestros escritos pretenden constituir<br />
sólo un hilo general, capaz de suscitar en los lectores<br />
diferentes aportes, incluyendo disidencias o<br />
correcciones. Es decir, crear, a partir de aquí, un libro<br />
colectivo.<br />
No es este un mero juego intelectual por Internet. La<br />
extraordinaria capacidad destructiva acumu<strong>la</strong>da por<br />
quienes detentan el poder mundial es tan abrumadora,<br />
que ha convertido al Apocalipsis en amenaza cotidiana.<br />
Además de esta referencia extrema, es para todos<br />
evidente que <strong>la</strong> destrucción de <strong>la</strong> naturaleza ha<br />
adquirido un ritmo sistemático en <strong>la</strong> etapa actual;<br />
pueden percibirse sin necesidad de instrumentos sus<br />
consecuencias, no sólo amenazantes respecto de <strong>la</strong><br />
continuidad de <strong>la</strong> vida sobre el p<strong>la</strong>neta, sino<br />
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perjudiciales -o por lo menos extremadamente<br />
traumáticas- para nuestra existencia presente. A ello<br />
debe agregarse -en parte como otra de sus consecuencias<br />
visibles- el deterioro de <strong>la</strong> cultura social, precipitada en<br />
un pendoleo entre <strong>la</strong> desesperanza más oscura y <strong>la</strong><br />
euforia inducida externamente, cuestión que parece<br />
llevar a inmensos sectores de <strong>la</strong> humanidad hacia el<br />
desbarrancamiento por existencias sin sentido. Sólo<br />
estos factores entre otros múltiples, autorizan al menos -<br />
si no obligan- a conciencias comprometidas por el amor,<br />
a continuar indagando, con el propósito de hal<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s<br />
raíces de estas inmensas desviaciones en <strong>la</strong> conducta<br />
humana y sus posibles modos de corrección.<br />
Haré una breve advertencia: no quiero limitarme, al<br />
reflexionar, a fuentes históricamente consagradas por el<br />
pensamiento académico o institucional. Sería<br />
inadecuado, por ejemplo, en un periodo tan alto de <strong>la</strong><br />
ciencia, intentar prescindir de <strong>la</strong>s religiones. Pero<br />
también sería inadecuado dejar fuera al pensamiento<br />
denominado “esotérico”, tan decisivo en muchas<br />
circunstancias cruciales de <strong>la</strong> evolución humana.<br />
Asimismo, es imposible pensar hoy, en el p<strong>la</strong>no de <strong>la</strong><br />
economía, <strong>la</strong>s ciencias sociales o <strong>la</strong> política sin echar<br />
mano al inmenso aporte efectuado por Marx y Engels,<br />
con <strong>la</strong> pléyade surgida inmediatamente después de su<br />
irrupción en <strong>la</strong> historia. O sustentarnos únicamente en<br />
autores del pensamiento occidental... Intentamos<br />
emprender estas tareas sin prejuicios -o conteniéndolos<br />
lo posible, en todo caso, si emergen en algún tramo-,<br />
- 7 -
ejerciendo y solicitando tolerancia, esforzándonos al<br />
máximo para obtener información que no haya sido antes<br />
explorada.<br />
Nota para <strong>la</strong> edición actual: Las <strong>Cartas</strong> y los párrafos de <strong>la</strong><br />
Introducción editados se han incluido respetando <strong>la</strong> redacción<br />
original. Debido a ello, se encontrarán referencias<br />
re<strong>la</strong>cionadas con el año en que fueron escritos:2003. Sólo por<br />
un criterio de coherencia conceptual, se ha reorganizado,<br />
levemente, su ordenamiento cronológico. También se<br />
incluyen, más o menos en el orden como fueron llegando,<br />
algunas respuestas a temas p<strong>la</strong>nteados por participantes del<br />
grupo de intercambio “<strong>Cartas</strong>”, de Yahoo.<br />
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CARTA Nº 1<br />
Autonomía, Santiago del Estero, martes 17 de junio de 2003 *<br />
(Cumpleaños Nº 69 de Elizabeth Revainera, mi mamá.)<br />
En Beltrán, a 25 kilómetros de Santiago, hay una<br />
comunidad donde se practica <strong>la</strong> justicia. Se l<strong>la</strong>ma<br />
Colonia Jaime. Sus miembros construyen entre todos <strong>la</strong>s<br />
casas para los matrimonios jóvenes, ayudan en <strong>la</strong>s<br />
ampliaciones a medida que <strong>la</strong> familia va creciendo.<br />
Todos trabajan, divididos en equipos que van rotando<br />
para cumplir un cronograma consensuado. Cultivan <strong>la</strong><br />
tierra, hacen tareas de granja u otras que se consideren<br />
importantes para <strong>la</strong> subsistencia. Todo es propiedad<br />
comunal: el producto de <strong>la</strong> inmensa extensión que poseen<br />
se reparte de acuerdo a un criterio racional. Si una<br />
familia tiene cinco miembros, recibirá mucho más que<br />
una pareja de recién casados. Se los percibe bien<br />
alimentados y prósperos, desde fuera, aunque no parecen<br />
otorgar importancia central a <strong>la</strong>s cuestiones físicas.<br />
Practican el espiritismo.<br />
Veamos ahora un ejemplo contrario: el de Rajab,<br />
prostituta que entregó su ciudad al crimen. Ocurrió hace<br />
unos 3.230 años. Gobernaba el principal imperio un<br />
faraón, Mernepta. Los israelitas habían huido de su yugo;<br />
buscaban tierra en Palestina. En ese afán, enviaron dos<br />
espías a una de sus ciudades más antiguas, Jericó.<br />
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Alguien los detectó; corrió a prevenir al rey. Este envió<br />
rápidamente su policía para averiguar. Pero <strong>la</strong> prostituta<br />
escondió a los invasores, y envió a los custodios de su<br />
rey por un camino errado. No lo hizo por generosidad:<br />
“... nos ha caído encima una o<strong>la</strong> de terror [...] toda <strong>la</strong><br />
gente de aquí tiemb<strong>la</strong> ante vosotros [...] hemos oído (que<br />
exterminasteis a) los dos reyes amorreos” -dijo-. “Ahora<br />
juradme [...] que como he sido leal, vosotros lo seréis<br />
con mi familia, y dadme una señal segura de que dejaréis<br />
con vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y<br />
hermanas y a todos los suyos y que nos libraréis de <strong>la</strong><br />
matanza.”<br />
Luego de recibir tales seguridades, <strong>la</strong> prostituta<br />
descolgó a los espías desde su ventana sobre <strong>la</strong> parte<br />
exterior de <strong>la</strong> mural<strong>la</strong>, salvándolos.<br />
Algunos días después el eficaz ejército israelí atacó<br />
con éxito fulminante <strong>la</strong> ciudad. “Consagraron al<br />
exterminio todo lo que había dentro: hombres y mujeres,<br />
muchachos y ancianos, vacas, ovejas y burros, todo lo<br />
pasaron a cuchillo.” Únicamente perdonaron “...<strong>la</strong> vida a<br />
Rajab, <strong>la</strong> prostituta, a su familia y a todo lo suyo [...] por<br />
haber escondido a los emisarios que envió Josué a<br />
explorar Jericó.” (1)<br />
El modo de actuar de Rajab parece más característico<br />
de <strong>la</strong> condición humana que el de los integrantes de <strong>la</strong><br />
Colonia Jaime. No se encuentran fácilmente ejemplos<br />
parecidos al de estos espir itistas. Por el contrario,<br />
cotidianamente padecemos variantes de <strong>la</strong> conducta de<br />
Rajab, a nuestro alrededor y al parecer en todas <strong>la</strong>s<br />
- 10 -
pob<strong>la</strong>ciones del mundo, de acuerdo a <strong>la</strong> información que<br />
se recibe. Ello nos autoriza posiblemente a ensayar <strong>la</strong><br />
especu<strong>la</strong>ción que sigue. Para mayor comodidad de los<br />
lectores, <strong>la</strong> he dividido en parágrafos, con sus<br />
correspondientes subtítulos:<br />
El motor de <strong>la</strong> humanidad<br />
Egoísmo l<strong>la</strong>mamos al complejo de componentes<br />
psíquicos que impulsa casi todas <strong>la</strong>s acciones humanas.<br />
De complexión andrógina, su primogenitura<br />
inmediatamente se constituye en dos cualidades externas.<br />
Las denominaremos Astucia y Violencia.<br />
No es difícil imaginar de qué modo se estableció el<br />
primer orden humano.<br />
Una criatura masculina y otra femenina comparten<br />
cierta cueva entre los cerros menos expuestos a los<br />
mortíferos g<strong>la</strong>ciares. Son sus características,<br />
posiblemente: fortaleza e instinto combativo en el<br />
hombre, fecundidad, dulzura, en <strong>la</strong> mujer. Se han<br />
buscado -impulsados por el egoísmo- intentando obtener<br />
lo que constituyen sus carencias y el otro posee. Ambos<br />
tenían miedo, en soledad; conviviendo aumentan su<br />
eficiencia, se protegen de los peligros, complementan sus<br />
habilidades naturales, forman cierto instrumental técnico<br />
e ideológico rudimentario.<br />
Como resultado de sus cópu<strong>la</strong>s, pronto obtienen<br />
descendencia, compuesta por varios individuos pequeños<br />
de los dos sexos. Para entonces seguramente el hombre,<br />
- 11 -
utilizando su mayor fuerza, ha obligado a <strong>la</strong> mujer a<br />
servirlo.<br />
Pronto someterá también a todos sus hijos bajo una<br />
reg<strong>la</strong> inflexible: su beneficio.<br />
Ha nacido el primer Estado. He aquí un rey, su<br />
consorte, y los primeros siervos, en ese orden. El primer<br />
hombre, impulsado por el egoísmo, valiéndose de su<br />
mayor fuerza física, ha impuesto una forma de<br />
organización a <strong>la</strong> mujer con sus niños. Todo adquiere<br />
sentido en <strong>la</strong> medida que sirva a satisfacer los deseos de<br />
quien es capaz de provocar dolor, <strong>la</strong>stimar e incluso<br />
matar a los que se opongan al orden, establecido por él.<br />
El orden de <strong>la</strong> brutalidad<br />
Al madurar los niños y multiplicarse el grupo original,<br />
<strong>la</strong> organización va adquiriendo características más<br />
complejas. Entre los hombres, quienes se sienten capaces<br />
de ejercer exitosamente <strong>la</strong> violencia, van rec<strong>la</strong>mando<br />
mayores beneficios. Por su parte, el rey comprende,<br />
luego de duras contiendas, que le resulta conveniente<br />
establecer acuerdos con los más poderosos de entre sus<br />
descendientes. Nace así <strong>la</strong> primera c<strong>la</strong>se privilegiada.<br />
Está compuesta por los más crueles, los capaces de<br />
asesinar sin remordimientos, de robar sus bienes a los<br />
más débiles sin <strong>la</strong> menor conmiseración. En esta pandil<strong>la</strong><br />
se concentra igualmente el mayor porcentaje de astucia.<br />
Algunos de sus miembros, inferiores en capacidad de<br />
violencia a los otros, han descubierto en cambio el valor<br />
- 12 -
de <strong>la</strong> inteligencia, como arma adicional, en lo que se ha<br />
constituido ya en propósito medu<strong>la</strong>r del embrionario<br />
Estado: imponer obediencia y sujeción a los más débiles<br />
(pero que cuentan con el poder, nada despreciable, de su<br />
cada vez mayor número).<br />
Estos, a su vez, se han ido convirtiendo,<br />
funcionalmente con sus obligaciones, en los más<br />
productivos. La especialización de los dominadores en el<br />
uso de <strong>la</strong> fuerza, para lo cual han desarrol<strong>la</strong>do armas,<br />
delega pau<strong>la</strong>tinamente en los débiles <strong>la</strong> carga de <strong>la</strong>s<br />
actividades más útiles para toda <strong>la</strong> incipiente sociedad:<br />
agricultura, construcción de viviendas, confección de<br />
abrigos, limpieza, alimentación del conjunto, cuidado de<br />
los niños.<br />
Primera estratificación social<br />
Se establece, pues <strong>la</strong> primera división social:<br />
cohesionados por su capacidad de hacer daño, los<br />
beneficiar ios del robo y el crimen se constituyen en c<strong>la</strong>se<br />
dominante. Por su parte, los perdedores en los primeros<br />
combates, se ven obligados a asumir <strong>la</strong>s tareas más<br />
productivas en su condición de dominados.<br />
Ambas c<strong>la</strong>ses continúan movidas por el complejo<br />
psíquico original, denominado egoísmo. Ambas están<br />
compuestas por hombres y mujeres dispuestos a someter<br />
al prójimo para satisfacer sus ansias. La diferencia en <strong>la</strong><br />
ubicación obtenida, dentro del orden progresivo, se<br />
re<strong>la</strong>ciona directamente con su capacidad de astucia o de<br />
- 13 -
violencia. A mayor peligrosidad del individuo, a mayor<br />
crueldad o indiferencia hacia el sufrimiento ajeno,<br />
mayores posibilidades tiene de convertirse en gobernante<br />
de <strong>la</strong> congregación primitiva.<br />
Las mujeres comparten y estimu<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s motivaciones<br />
de sus maridos; también, por cierto, los beneficios<br />
obtenidos. Cuantos más brutales sean los asesinatos<br />
perpetrados por estos primeros gobernantes, mayor será<br />
<strong>la</strong> obediencia que obtengan de una pob<strong>la</strong>ción<br />
aterrorizada. Los tiempos primit ivos de <strong>la</strong> humanidad<br />
deben de haber sido extremadamente crueles. Con<br />
seguridad cada día debía haber hombres confrontándose<br />
de un modo bárbaro, hasta morir a veces, para conquistar<br />
pequeñas privilegios o afirmar los obtenidos en<br />
anteriores combates. Deducimos esto pues ya muy<br />
avanzado el desarrollo institucional, en tiempos de los<br />
Asirios -unos 1.800 años antes de Cristo-, <strong>la</strong> espantosa<br />
crueldad con que estos imponían su yugo a los pueblos<br />
sojuzgados, indica un altísimo grado de violencia en <strong>la</strong>s<br />
re<strong>la</strong>ciones humanas consideradas normales. Téngase en<br />
cuenta que han transcurrido, al menos, unos 50.000 años<br />
desde <strong>la</strong> aparición sobre <strong>la</strong> tierra del homo sapiens<br />
(especie considerada propiamente humana).<br />
Volvamos a <strong>la</strong>s sociedades originales. Se establecen<br />
pues, <strong>la</strong>s primeras dos grandes c<strong>la</strong>ses, <strong>la</strong>s de los<br />
dominadores y los dominados, sin términos estrictos aún,<br />
dada <strong>la</strong> extraordinaria movilidad conservada sin duda<br />
durante esa etapa, en donde todo estaba por hacerse. A<br />
partir de entonces <strong>la</strong>s sociedades tomaron como<br />
- 14 -
eferencia básica para sus instituciones legales <strong>la</strong> norma<br />
capital del egoísmo, dolorosamente impuesta por los<br />
criminales y sus cómplices desde los principios.<br />
Primeras legis<strong>la</strong>ciones<br />
Los astutos, que fueron rodeando a los violentos para<br />
ser incluidos entre los privilegiados, fueron concibiendo<br />
reflexiones, destinadas a consolidar o perfeccionar el<br />
control de su pandil<strong>la</strong> sobre <strong>la</strong> creciente sociedad<br />
primaria. Las disputas cotidianas por <strong>la</strong>s cuales veían<br />
amenazado el poder dominante cada día, deben de<br />
haberles sugerido <strong>la</strong> necesidad de normas, con el<br />
propósito de regu<strong>la</strong>r lo que percibían como peligroso<br />
desorden. Así, surgieron <strong>la</strong>s primeras leyes. Castigo para<br />
quien desobedezca <strong>la</strong>s órdenes del rey y sus sirvientes,<br />
castigo para quien no proveyera <strong>la</strong> cantidad de bienes<br />
estipu<strong>la</strong>da como tributo, castigo para quien se negara<br />
entregar sus hijas a <strong>la</strong> lujuria de los bandidos... etcétera.<br />
Pocas y brutales, <strong>la</strong>s primeras leyes deben de haber<br />
conformado un cuerpo de conceptos memorizados y<br />
transmitidos por ciertos personajes selectos del grupo<br />
más cercano al poder. (2)<br />
Acompañando a los violentos armados -embriones de<br />
brigadas militares, ya- estos “jueces” seguramente<br />
comenzaron a recorrer el territorio sometido, para<br />
garantizar que cada actividad social concurra al objetivo<br />
de beneficiar a <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se dominante.<br />
- 15 -
Por su parte los débiles, en algún momento de <strong>la</strong><br />
evolución humana, aprendieron que uniéndose en gran<br />
número podrían resistir con éxito -e incluso derrotar- a<br />
<strong>la</strong>s brigadas de bandoleros que los explotaban. Estas<br />
primeras insurrecciones popu<strong>la</strong>res, en algunos casos<br />
triunfantes, indicaron a los astutos en el poder <strong>la</strong><br />
necesidad de componer normas de mayor complejidad y<br />
sutileza, capaces de prevenir revueltas colectivas. Con<br />
ese fin, debieron otorgar concesiones a los dominados,<br />
para evitar <strong>la</strong> transformación de sus innumerables<br />
penurias en peligrosas rebeldías.<br />
Fue así que se echó mano al recurso de establecer<br />
leyes supuestamente protectoras de los más débiles, como<br />
herramientas necesarias para contener su insatisfacción,<br />
perpetua, dentro de límites manejables.<br />
Advenimiento de <strong>la</strong> religión<br />
Los menos fuertes de entre los poderosos se vieron<br />
animados a buscar nuevos elementos conceptuales que les<br />
permit ieran contribuir al orden, establecido por <strong>la</strong><br />
violencia, y obtener mayor participación en sus<br />
beneficios. La noción de Dios fue un hal<strong>la</strong>zgo<br />
sobresaliente para estos rezagados, debido a que no sólo<br />
sirvió perfectamente a sus fines, sino pudo proveerles un<br />
instrumento capaz de permitirles llegar a <strong>la</strong> disputa del<br />
control mismo. Un primer concepto central debe haber<br />
sido el de “poder otorgado al rey, desde los ámbitos<br />
divinos”.<br />
- 16 -
Esto permitiría un avance formidable en <strong>la</strong> dominación<br />
del pueblo. No sólo se amenazaba con dolores físicos a<br />
quienes desobedecieran <strong>la</strong>s jerarquías establecidas: desde<br />
los p<strong>la</strong>nos superiores, donde se contro<strong>la</strong>ban <strong>la</strong>s<br />
tempestades, el movimiento de <strong>la</strong>s estaciones y el trueno,<br />
venía ahora el mandato ostentado por el rey con sus<br />
co<strong>la</strong>boradores. Bajo este presupuesto, cuestionarlo<br />
aparejaba el riesgo de ser fulminado por una centel<strong>la</strong> en<br />
medio del campo.<br />
Deben de haberse establecido todo tipo de mecanismos<br />
ingeniosos para simu<strong>la</strong>r fulminaciones ejemp<strong>la</strong>res.<br />
Posiblemente, artilugios como el Arca de <strong>la</strong> Alianza<br />
hebrea, de cuya construcción se infiere que constituía<br />
una especie de dínamo, capaz de provocar choques de<br />
electricidad a quien <strong>la</strong> tocara, fueron ideados también<br />
con este fin. (3)<br />
La Trinidad del poder<br />
De esta manera quedaron pues establecidas<br />
definitivamente <strong>la</strong>s tres poderosas columnas sobre <strong>la</strong>s<br />
que se sostuvo el poder hasta el presente: <strong>la</strong> vio lencia,<br />
<strong>la</strong>s leyes y <strong>la</strong> religión.<br />
Ya en tiempos de Sargon I -unos 2500 años antes de<br />
Cristo- los ejércitos habían alcanzado un<br />
perfeccionamiento destructivo temible. Todo tipo de<br />
herramientas bélicas sumamente mortíferas habían sido<br />
creadas, los militares constituían ya una corporación<br />
específica, y cada guerra implicaba movilizar millones de<br />
- 17 -
hombres armados, disponiendo además de numerosas<br />
máquinas, el uso de animales, elementos químicos,<br />
etcétera. La Táctica Militar se había convertido en una<br />
ciencia, y <strong>la</strong> casta se había estratificado orgánicamente,<br />
dividiéndose en oficiales, suboficiales y soldados. (4)<br />
Con el desarrollo de <strong>la</strong>s civilizaciones, lo que fuese<br />
originalmente un rudimentario esbozo de orden político<br />
se transformó en complejísimas formas de gobierno.<br />
Durante los gobiernos faraónicos, en Egipto, los reinos<br />
babilónicos, o el imperio chino, <strong>la</strong>s leyes alcanzaron un<br />
grado de sutileza extraordinaria, constituyendo miles de<br />
cláusu<strong>la</strong>s contenidas en extensos volúmenes, cuyo<br />
manejo dio lugar al sustento de una creciente sub-c<strong>la</strong>se,<br />
administrativa.<br />
Por su parte, los sacerdotes constituyeron sólidamente<br />
una tercera sub-c<strong>la</strong>se dominante, junto a los militares y<br />
los legis<strong>la</strong>dores. Gigantescos templos fueron edificados,<br />
para usufructo sectorial, y testimonio concreto de su<br />
poder. (5)<br />
Hemos comenzado con esto el desarrollo sistemático<br />
de nuestras reflexiones acerca de <strong>la</strong>s razones posibles de<br />
<strong>la</strong> felicidad o infelicidad en el mundo.<br />
Lo hicimos desde el punto de vista puramente<br />
“objetivo”, esto es, partiendo de datos razonablemente<br />
comprobables. Existen numerosas e interesantísimas<br />
teorías (o “constataciones”, según sus expositores)<br />
provenientes de <strong>la</strong>s religiones, corrientes esotéricas, o<br />
investigaciones parale<strong>la</strong>s a <strong>la</strong> ciencia. De momento<br />
- 18 -
preferimos dejar<strong>la</strong>s para <strong>la</strong> próxima entrega, que<br />
esperamos sea muy pronto.<br />
Me queda, ahora, sólo despedirme, con un saludo<br />
fraternal.<br />
Un subalterno estudiante de <strong>la</strong> Sabiduría expresada por<br />
Cristo:<br />
<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
Autonomía, Santiago del Estero, Argentina<br />
* Sal 110. Lc 7, 31-35. 1981: John David Troyer,<br />
misionero menonita de EE.UU., mártir de <strong>la</strong> justicia en<br />
Guatema<strong>la</strong>. (Agenda Latinoamericana 2003. Centro Nueva<br />
Tierra, Carmen de Patagones, Pcia. de Buenos Aires,<br />
Argentina)<br />
(1) Nueva Biblia Españo<strong>la</strong>. Ediciones Cristiandad,<br />
Madrid, 1975. Libro de Josué, capítulo 6.<br />
(2) “El suplicio desempeña, pues, una función jurídicopolítica.<br />
Se trata de un ceremonial que tiene por objeto<br />
reconstituir <strong>la</strong> soberanía por un instante ultrajada: <strong>la</strong> restaura<br />
manifestándo<strong>la</strong> en todo su esplendor. La ejecución pública,<br />
por precipitada y cotidiana que sea, se inserta en toda <strong>la</strong> serie<br />
de los grandes rituales del poder eclipsado y restaurado<br />
(coronación, entrada del rey en una ciudad conquistada,<br />
sumisión de los súbditos sublevados); por encima del crimen<br />
- 19 -
que ha menospreciado al soberano, despliega a los ojos de<br />
todos una fuerza invencible. Su objeto es menos restablecer<br />
un equilibrio que poner en juego, hasta su punto extremo, <strong>la</strong><br />
disimetría entre el súbdito que ha osado vio<strong>la</strong>r <strong>la</strong> ley, y el<br />
soberano omnipotente que ejerce su fuerza. Si <strong>la</strong> reparación<br />
del daño privado, ocasionado por el delito, debe ser bien<br />
proporcionada, si <strong>la</strong> sentencia debe ser equitativa, <strong>la</strong><br />
ejecución de <strong>la</strong> pena no se realiza para dar espectáculo de <strong>la</strong><br />
mesura, sino el del desequilibrio y del exceso; debe existir,<br />
en esa liturgia de <strong>la</strong> pena, una afirmación enfática del poder y<br />
de su superioridad intrínseca. Y esta superioridad no es<br />
simplemente <strong>la</strong> del derecho, sino <strong>la</strong> de <strong>la</strong> fuerza física del<br />
soberano cayendo sobre el cuerpo de su adversario y<br />
dominándolo: al quebrantar <strong>la</strong> ley, el infractor ha atentado<br />
contra <strong>la</strong> persona misma del príncipe; es el<strong>la</strong> -o al menos<br />
aquellos en quienes ha delegado su fuerza- <strong>la</strong> que se apodera<br />
del cuerpo del condenado para mostrarlo marcado, vencido,<br />
roto. La ceremonia punitiva es, pues, en suma,<br />
`aterrorizante´. [...]...una política del terror: hacer sensible a<br />
todos, sobre el cuerpo del criminal, <strong>la</strong> presencia desenfrenada<br />
del soberano. El suplicio no restablecía <strong>la</strong> justicia; reactivaba<br />
el poder.” (Michel Foucault. Vigi<strong>la</strong>r y castigar. Nacimiento<br />
de <strong>la</strong> prisión. Siglo Veintiuno Editores. México, 1976.)<br />
(3) “Algunas referencias [...] apuntan más a que se tratara<br />
de una arma mortífera que una reliquia sagrada. Así [...]<br />
atribuyeron el derrumbamiento de los muros de Jericó a los<br />
extraordinarios poderes del Arca [...]. Posteriormente, cuando<br />
<strong>la</strong> reliquia sagrada cayó en manos de los filisteos, estos<br />
sufrieron una p<strong>la</strong>ga de ratones que produjo entre el pueblo<br />
una epidemia de tumores. Los filisteos devolvieron por fin el<br />
Arca a los israelitas (1 Samuel, 5,6), y fue entonces cuando<br />
los hombres de Bet Semes se <strong>la</strong> quedaron mirando fijamente,<br />
- 20 -
muriendo `por obra de Yavé´, 50.000 de ellos (I Samuel,<br />
6:19). El episodio de los ratones recuerda a <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>gas de<br />
Egipto.” (Robert Goodman, “Las armas de Yavé”, artículo<br />
publicado por <strong>la</strong> revista Más Allá de <strong>la</strong> Ciencia, Monográfico<br />
Nº 17, 17 de junio de 1996, Madrid, España.)<br />
(4) “La primera dinastía que realmente dominó el Norte y<br />
el Sur fue fundada alrededor de 1872 por Sargon, sacerdote<br />
de baja extracción de Ishtar, diosa de <strong>la</strong>s batal<strong>la</strong>s. [...]<br />
...eligió Akkad para su capital, probablemente por razones<br />
militares, ya que en ese punto el Tigris y el Eufrates sólo<br />
estaban separados por una distancia de 15 mil<strong>la</strong>s. En el<br />
segundo año de su reinado, conquistó E<strong>la</strong>m, y luego subyugó<br />
el Oeste hasta el Mediterráneo y Chipre. Se hizo frente con<br />
firmeza a frecuentes revueltas; por ejemplo, según cuenta <strong>la</strong><br />
crónica, `convirtió Kasal<strong>la</strong> en polvo y montones de ruinas;<br />
destruyó hasta los nidos de los pájaros´.<br />
“El instrumento básico de guerra en Mesopotamia después<br />
de 3500 a. de J.C. fue el carro. Tirados por cuatro asnos [...]<br />
tienen un alto y vertical panel protector en el frente, lo cual<br />
sugiere que se usaron normalmente para ataques directos y<br />
frontales. La tripu<strong>la</strong>ción constituía de dos hombres: el<br />
conductor y un soldado armado con <strong>la</strong>nza y jabalina. La<br />
función principal del carro mesopotamio consistía en cargar y<br />
sembrar el pánico entre el enemigo, participando <strong>la</strong><br />
tripu<strong>la</strong>ción en <strong>la</strong> batal<strong>la</strong>, primero a media distancia con <strong>la</strong>s<br />
jabalinas, y luego a corta distancia, con <strong>la</strong>s <strong>la</strong>nzas. [...]La<br />
maza siempre fue un arma en uso constante, particu<strong>la</strong>rmente<br />
apreciada por los egipcios; pero, al aparecer los fuertes<br />
cascos, su roma cabeza fue menos efectiva, y el hacha cobró<br />
mayor importancia.” (Mariscal Montgomery, vizconde de<br />
A<strong>la</strong>mein. Historia del Arte de <strong>la</strong> Guerra. Capítulo 3. Págs. 33<br />
- 21 -
y 34. Traducción de Juan García-Puente. Editorial Agui<strong>la</strong>r,<br />
Madrid, España, 1969.)<br />
(5) Fragmentos del capítulo 1 de un libro que, con<br />
parecido propósito al de estas <strong>Cartas</strong>, comencé a escribir el<br />
año pasado.<br />
- 22 -
CARTA Nº 2<br />
Autonomía, Santiago del Estero, 8 de mayo de 2003 (día del<br />
cumpleaños Nº 50 de mi esposa Gloria Gallegos)<br />
Queridas hermanas y hermanos:<br />
El Señor Feudal “podrá acostarse con <strong>la</strong> esposa del<br />
recién casado” dice un artículo de <strong>la</strong> ley Normanda. En<br />
su redacción de 1419, luego de numerosos conflictos<br />
ocurridos por causa de este derecho estatal, se atenúan<br />
anteriores disposiciones agregando <strong>la</strong> posibilidad de<br />
evitarlo “si éste (el recién casado) o sus parientes [...]<br />
entregan el dinero del rescate”. (1)<br />
Tal beneficio para los poderosos no merecería mayores<br />
comentarios. Basta una reflexión accesible al cerebro<br />
menos cultivado para comprender que, desde los orígenes<br />
de <strong>la</strong> organización humana, los criminales, despiadados,<br />
astutos, audaces, fueron estableciendo su dominación<br />
sobre los demás, obligándolos a cumplir hasta sus<br />
exigencias más humil<strong>la</strong>ntes. El detalle singu<strong>la</strong>r es, sin<br />
embargo, que quienes ejercían este derecho brutal, de<br />
copu<strong>la</strong>r con <strong>la</strong> joven esposa antes de su esposo legal -o<br />
copu<strong>la</strong>r, cuando se les antojase, con <strong>la</strong>s hijas de <strong>la</strong>s<br />
numerosas familias que habitaban sus extensos campos-<br />
eran l<strong>la</strong>mados “Príncipes Cristianos”.<br />
- 23 -
La cuestión suscita entonces <strong>la</strong> inquietud por saber en<br />
cuáles preceptos de Jesús, l<strong>la</strong>mado “El Cristo” o “El<br />
Mesías” fundamentaron su legis<strong>la</strong>ción secu<strong>la</strong>r los obispos<br />
de <strong>la</strong> Iglesia. (2) Pues a partir de <strong>la</strong> consagración del<br />
Estado a <strong>la</strong> Iglesia Católica, efectuada por el emperador<br />
Constantino en 312, <strong>la</strong> jerarquía episcopal fue<br />
adquiriendo un predominio ideológico sobre <strong>la</strong> sociedad<br />
que alcanzó su mayor influencia precisamente en <strong>la</strong> Edad<br />
Media. (3)<br />
Veamos, entonces, qué dicen los Evangelios<br />
(transcripción universalmente aceptada de <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras de<br />
Jesucristo) sobre este asunto. “Os han enseñado que se<br />
mandó `No cometerás adulterio´. Pues yo os digo: Todo<br />
el que mira a una mujer casada excitando su deseo por<br />
el<strong>la</strong>, ya ha cometido adulterio en su interior” (Mateo<br />
5:27-28).<br />
Parece muy c<strong>la</strong>ro. El cristiano (l<strong>la</strong>mado así por<br />
considerárselo seguidor=imitador de Jesús) no debe<br />
siquiera “excitar su deseo (interiormente) hacia una<br />
mujer casada”. Se infiere que menos aún debería expresar<br />
este deseo ante otras personas, precipitando más su caída<br />
en el pecado si se atreviera a confesar dichos deseos a <strong>la</strong><br />
señora misma que está codiciando. ¿Qué decir del<br />
atrevimiento a copu<strong>la</strong>r con el<strong>la</strong>, y -mucho peor- obligar a<br />
su esposo legal a esperar en <strong>la</strong> habitación contigua,<br />
consumido por <strong>la</strong> humil<strong>la</strong>ción y <strong>la</strong> vergüenza, mientras el<br />
duque, el conde o el rey, penetra una y otra vez como se<br />
le antoja a <strong>la</strong> mujer amada, a <strong>la</strong> muchacha dulce, que<br />
quizás ha venerado en secreto el esposo desde <strong>la</strong> infancia<br />
- 24 -
de ambos, por <strong>la</strong> cual posiblemente ha esperado muchos<br />
años para ofrecerle ser madre de sus hijos, compartir <strong>la</strong><br />
vida con él, para una vez obtenido este privilegio<br />
sagrado, verse obligado a tolerar de esta manera injuriosa<br />
el mancil<strong>la</strong>miento salvaje de su alianza?<br />
No so<strong>la</strong>mente los normandos, que dominaron Ing<strong>la</strong>terra<br />
y gran parte de Europa durante muchos siglos, se<br />
gobernaban con esta legis<strong>la</strong>ción bárbara.<br />
El “derecho de pernada” era una cláusu<strong>la</strong><br />
prácticamente universal en el sistema que regía al mundo<br />
“cristiano”, durante más de 1.200 años. Hasta <strong>la</strong>s<br />
primeras revoluciones burguesas, que desde el siglo XVII<br />
comenzaron a poner freno al poder feudal. Pero veamos<br />
cuál era <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong> jerarquía eclesiástica con los<br />
normandos, cuya legis<strong>la</strong>ción sirvió como modelo estatal<br />
durante el periodo mencionado.<br />
En 1061, el Papa Alejandro II accedió al trono<br />
pontificio gracias a sus re<strong>la</strong>ciones con <strong>la</strong> nobleza. Amigo<br />
personal de Guillermo de Normandía, en retribución por<br />
el apoyo prestado “bendijo su empresa de conquistar<br />
Ing<strong>la</strong>terra”. (4)<br />
Este problema ya había sido puesto bajo prescripción<br />
legal por <strong>la</strong> tradición israelita al menos 1.200 años antes<br />
de Cristo. Se le dio tanta importancia, que al establecer<br />
los Diez Mandamientos el adulterio es mencionado dos<br />
veces -en <strong>la</strong> sexta y <strong>la</strong> décima cláusu<strong>la</strong>. Ello, en un<br />
módulo legal tan escueto, indica por cierto una especial<br />
valoración del tema. El decálogo de Moisés admoniza:<br />
“No andes con <strong>la</strong> mujer de tu prójimo” en el versículo 14<br />
- 25 -
del capítulo 20. Para reafirmar: “No codicies su mujer...”<br />
en el versículo 17. (5) Evidentemente, Jesús no hizo otra<br />
cosa que respaldar <strong>la</strong> legis<strong>la</strong>ción de los israelitas, cuya<br />
religión profesaba y a quienes consideraba inspirados<br />
directamente por Dios.<br />
Ahora bien, lleguemos al núcleo de <strong>la</strong> cuestión.<br />
¿Qué estamos buscando, atacar a <strong>la</strong> jerarquía episcopal<br />
católica? Para nada. Las otras organizaciones l<strong>la</strong>madas<br />
cristianas, tanto <strong>la</strong> de Lutero, como <strong>la</strong> de Calvino u otros<br />
reformadores, no presentaron actitudes distintas en<br />
re<strong>la</strong>ción con este y otros privilegios de los bárbaros<br />
gobernantes. El anglicanismo tuvo su origen en <strong>la</strong> ruptura<br />
del rey inglés Enrique VIII con el Papa Clemente VII,<br />
que se oponía al divorcio del rey.<br />
Enrique deseaba casarse con Ana Bolena. Este deseo<br />
indujo a <strong>la</strong> Congregación Católica inglesa su separación<br />
de Roma, cuando el Papa se negó a abolir el primer<br />
matrimonio de Enrique VIII con Catalina de Aragón.<br />
Acusada de traición y adulterio, fue condenada a muerte<br />
y decapitada. El rey se proc<strong>la</strong>mó cabeza de <strong>la</strong> Iglesia de<br />
Ing<strong>la</strong>terra en 1534. La doctrina teológica católica se<br />
mantuvo al principio intacta. Más ade<strong>la</strong>nte, distintas<br />
influencias -y en concreto los puritanos- hicieron del<br />
anglicanismo una confesión intermedia. ¡Crear una<br />
iglesia nueva para poder cambiar de esposa! En esto se<br />
ve <strong>la</strong> insensatez que guía con frecuencia a <strong>la</strong> conducta<br />
humana. ¡Y todo un pueblo, constituido por millones de<br />
personas con inteligencia, aceptar estas imposiciones!<br />
- 26 -
Es contra esta insensatez, esta irracionalidad, esta<br />
inhumanidad de los humanos -valga <strong>la</strong> aparente<br />
extravagancia del epitheton- y los sistemas de re<strong>la</strong>ción<br />
que han practicado, durante su ya <strong>la</strong>rga existencia sobre<br />
<strong>la</strong> Tierra, que arremetemos con empeño desde nuestras<br />
modestas comunicaciones filosóficas. E intentamos<br />
hacerlo en <strong>la</strong> existencia cotidiana, desde los años de<br />
nuestra juventud. Pues de <strong>la</strong> misma barbarie destructiva<br />
que ha emanado el “derecho de pernada” en <strong>la</strong> Ley<br />
Normanda, se han originado gran parte de los decretos<br />
legales, que rigen <strong>la</strong>s instituciones estatales aún el día de<br />
hoy.<br />
Esta consagración de <strong>la</strong> violencia como respaldo<br />
legítimo del derecho, del egoísmo, <strong>la</strong> mezquindad, <strong>la</strong><br />
ambición, como eje regu<strong>la</strong>dor de <strong>la</strong> cultura social, impide<br />
el establecimiento de aquellos valores anhe<strong>la</strong>dos durante<br />
milenios por <strong>la</strong> mayor parte de los humanos -los “otros”<br />
humanos, los que no tenemos (ni queremos) el poder-:<br />
Esto es, <strong>la</strong> Paz, <strong>la</strong> Libertad, <strong>la</strong> Felicidad.<br />
Los saludo con mi mayor afecto.<br />
Un subalterno estudiante de <strong>la</strong> Sabiduría expresada por<br />
Cristo:<br />
<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
Autonomía, Santiago del Estero, Argentina<br />
- 27 -
(1) Transcripto por J. Bühler, Vida y cultura en <strong>la</strong> Edad<br />
Media (primera edición alemana en 1931). La edición de<br />
donde fue tomada es <strong>la</strong> traducción al castel<strong>la</strong>no de Wences<strong>la</strong>o<br />
Roces, al cuidado de Daniel Cosío Villegas, publicada en<br />
1946 por el Fondo de Cultura Económica de México.<br />
(2) La pa<strong>la</strong>bra “Cristo” proviene del griego Jristos y del<br />
<strong>la</strong>tín Christus, y significa ungido. “Mesías” es una pa<strong>la</strong>bra de<br />
los hebreos, aplicada en sus textos tradicionales a quien tiene<br />
“<strong>la</strong> misión de liberar, e imp<strong>la</strong>ntar el derecho y <strong>la</strong> justicia en<br />
el mundo entero [...] La re<strong>la</strong>ción de amor y fidelidad entre el<br />
Mesías y su pueblo se expresa, como en el AT, (Os 2,16-18),<br />
con el símbolo conyugal”. (Comentario de Luis Alonso<br />
Schökel y Juan Mateos, jesuitas, directores de los equipos del<br />
Instituto Oriental y del Instituto Bíblico de Roma, quienes<br />
junto a 14 catedráticos y numerosos miembros de dichos<br />
institutos tradujeron <strong>la</strong> Nueva Biblia Españo<strong>la</strong>. Primera<br />
edición, Ediciones Cristiandad, Huesca, Madrid, 1975.)<br />
(3) Constantino derrotó a su contendiente –su propio<br />
hermano Majencio–, en su guerra por el trono durante el año<br />
312. Tuvo para eso el apoyo espiritual del obispo africano<br />
Milcíades (311-314). Premió a <strong>la</strong> Iglesia desechando <strong>la</strong>s<br />
propuestas de los donatistas y otros agrupamientos cristianos,<br />
para otorgar a <strong>la</strong> línea romana un papel rector. En 314 el<br />
emperador -no el Obispo de Roma- convocó a un gran sínodo<br />
episcopal en su gran finca del Laterano. Este encuentro<br />
cimentaría <strong>la</strong>s bases de lo que luego se iba a conocer con el<br />
nombre de Iglesia Católica Romana. Más tarde, en esta misma<br />
propiedad, el emperador romano construiría el primer gran<br />
monumento del catolicismo, <strong>la</strong> basílica “San Juan de Letrán”.<br />
(Josef Gelmi, Die Päpste in Lebensbildern, Ver<strong>la</strong>g Styria,<br />
Graz-Viena-Colonia, 1983.)<br />
- 28 -
(4) Isaac Asimov. Cronología del Mundo. Primera edición<br />
en inglés: Harpers Collins Publishers, Inc. Primera edición en<br />
castel<strong>la</strong>no, traducción de Vicente Vil<strong>la</strong>campa: Editorial Ariel,<br />
S.A., Barcelona, 1992.<br />
(5) La Biblia. Traducida, presentada y comentada “para <strong>la</strong>s<br />
comunidades de Latinoamérica y para los que buscan a Dios”,<br />
por un equipo pastoral bajo <strong>la</strong> dirección de Ramón Ricciardi.<br />
Nihil Obstat Alfonso Zimmermann C.ss.R. Primera edición:<br />
Ediciones Paulinas-Editorial Verbo Divino-Editorial Alfredo<br />
Ortells, Concepción, Chile, Madrid, España, 1972.<br />
- 29 -
CARTA Nº 3<br />
Autonomía, Santiago del Estero, Argentina, miércoles 14 de<br />
mayo de 2003 *<br />
Queridas amigas y amigos:<br />
“Cuando <strong>la</strong> detuvieron, encaró a uno de los policías y<br />
le dijo, sin miedo:<br />
`Vos, rati puto... a mí no me vas a hacer nada. No<br />
podés tocarme, sabés que soy menor, putazo” [...] “`No<br />
se trata de una más de <strong>la</strong> banda o <strong>la</strong> cara bonita del grupo<br />
a <strong>la</strong> que mandaban a seducir a <strong>la</strong>s víctimas. Esta chica es<br />
<strong>la</strong> jefa de <strong>la</strong> organización´, dijo a La Nación una<br />
calificada fuente de <strong>la</strong> policía bonaerense”. (1)<br />
Tiene el pelo teñido de rosa furioso y usa zapatil<strong>la</strong>s<br />
que cuestan quinientos pesos -narra el cronista. Esto se<br />
entiende fácilmente, pues con su banda se dedican<br />
profesionalmente a los secuestros, y en cada uno de ellos<br />
obtienen como promedio entre 10.000 y 3.000 dó<strong>la</strong>res,<br />
que se reparten. El<strong>la</strong>, <strong>la</strong> jefa, tiene quince años.<br />
“Sin madre y sin padre, fue criada por una tía en una<br />
vil<strong>la</strong> de emergencia, en <strong>la</strong> que diez mil habitantes<br />
conviven en casil<strong>la</strong>s de paredes de cartón o madera,<br />
separadas por pasillos <strong>la</strong>berínticos, por donde corre todo<br />
aquello que debería ir a <strong>la</strong>s cloacas”. (1)<br />
- 30 -
Una asistente social le preguntó por qué se había<br />
dedicado a secuestrar gente; <strong>la</strong> chiquil<strong>la</strong> contestó: “Un<br />
día fui a robar un coche. El auto no estaba estacionado.<br />
Lo manejaba una persona. En lugar de robar el coche, en<br />
ese momento, pintó lo del secuestro y con un novio mío<br />
nos llevamos al tipo. Fue así, pintó y nada más”. A los<br />
catorce años decidió formar su propia banda, con jóvenes<br />
de su mismo barrio. Se incorporaron, también, tres<br />
personas mayores. Al ser detenida, hace unos quince<br />
días, <strong>la</strong> chica presentaba un embarazo de mes y medio.<br />
Me estremezco al pensar en <strong>la</strong> candidez de <strong>la</strong>s chicas<br />
de quince años que conozco, comparándo<strong>la</strong> con <strong>la</strong> fiereza<br />
salvaje de esta muchacha. Mis conocidas son, c<strong>la</strong>ro,<br />
chicas de provincia. Este factor, cuya validez intentaré<br />
justificar, puede tener particu<strong>la</strong>r gravitación en <strong>la</strong>s<br />
personalidades. A él deben sumarse otros dos, de mayor<br />
importancia individual, pero condicionados en gran<br />
medida por los anteriores: el amor recibido (o no)<br />
durante su existencia, y el miedo.<br />
Veamos el primer factor, esto es, <strong>la</strong> densidad<br />
pob<strong>la</strong>cional del ámbito donde nos re<strong>la</strong>cionamos con los<br />
demás. A quienes pertenecemos a pob<strong>la</strong>ciones poco<br />
numerosas, nos parece inaudito que se pueda habitar en<br />
ciudades como <strong>la</strong> capital de Buenos Aires, sin volverse<br />
locos. De igual opinión era Schumacher (no el corredor<br />
de carreras, ni el ex arquero de <strong>la</strong> Selección alemana,<br />
sino un gran economista, autor del libro Lo pequeño es<br />
hermoso).<br />
- 31 -
Él sostuvo que una concentración urbana,<br />
sobrepasando los 25.000 habitantes, comienza<br />
pau<strong>la</strong>tinamente a deshumanizarse. Todo aquello que<br />
contiene y regu<strong>la</strong> normas aceptables de convivencia se<br />
desgasta y tiende a desaparecer, en re<strong>la</strong>ción directa con<br />
el crecimiento de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción. Es mucho más difícil<br />
cometer un delito cuando conocemos a todos desde niños,<br />
y ellos nos conocen, incluyendo a nuestros padres,<br />
abuelos e incluso más. En sentido inverso, <strong>la</strong> solidaridad<br />
tiene <strong>la</strong> categoría de un deber, para los miembros de estas<br />
pequeñas comunidades. Se trata de una simplificación,<br />
por cierto, pero expresiva de <strong>la</strong>s tendencias generales,<br />
comprobadas de un modo directo a lo <strong>la</strong>rgo de nuestra<br />
existencia. Sin embargo, cuando mencionamos <strong>la</strong>s teorías<br />
de Schumacher, en una conversación con el filósofo<br />
alemán Karl Otto Apel, este <strong>la</strong>s desechó categóricamente.<br />
“...son propuestas idealistas...”, dijo; “no son<br />
practicables...” Este intelectual de <strong>la</strong> globalización, cuyo<br />
pensamiento se estudia en casi todas <strong>la</strong>s universidades<br />
del mundo, considera que “no tenemos ninguna<br />
alternativa, por ahora, a <strong>la</strong> economía de mercado”.<br />
Aunque reconoce que “Como usted ha apuntado, existe <strong>la</strong><br />
cuestión de que el sistema, el `sistema marco´ del<br />
capitalismo, genera más bien una actitud no-solidaria, y<br />
eso está asociado directamente con su basamento en <strong>la</strong><br />
competencia.” (2)<br />
Precisamente, es en <strong>la</strong> competencia, por <strong>la</strong> cual el<br />
prójimo se convierte frecuentemente en adversario feroz,<br />
donde se desarrol<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s cualidades más deplorables. “El<br />
- 32 -
infierno son los otros”, acuñó agudamente Jean-Paul<br />
Sartre. Esto es aplicable tanto en París como en<br />
Guayamba. Aunque seguramente en París, donde habitaba<br />
el autor de <strong>la</strong> frase, es posible comprobar <strong>la</strong> vigencia de<br />
esta oscura cualidad social más fácilmente que en<br />
Guayamba, donde se practica una e<strong>la</strong>borada cordialidad.<br />
(3)<br />
Vamos ahora al primer factor individual: <strong>la</strong> provisión<br />
(o carencia) de amor en el entorno familiar. No puedo<br />
olvidar una situación vivida en el campo.<br />
Habitábamos, con mi esposa y nuestras hijitas, una<br />
casa grande y confortable en medio de los sembradíos, al<br />
<strong>la</strong>do de un inmenso bosque natural. A unos diez metros<br />
de distancia hacia <strong>la</strong> derecha corría una angosta acequia,<br />
bordeada por elegantes árboles que se perdían enfi<strong>la</strong>dos<br />
hacia el horizonte. Una mañana, como a <strong>la</strong>s once y<br />
media, estaba escribiendo, en una pequeña oficina<br />
construida para tal efecto a un costado de nuestra casa.<br />
Lloviznaba de un modo apenas perceptible. Sin quitarme<br />
<strong>la</strong>s embarradas botas de goma -pues había estado<br />
trabajando en el campo durante <strong>la</strong> mañana- estaba<br />
corrigiendo algún texto, supongo, no lo recuerdo con<br />
c<strong>la</strong>ridad, mientras mi esposa cocinaba. De repente<br />
escuché los gritos de mi hija Rocío, de cuatro años:<br />
“¡Mamá! ¡Papá! ¡La Lupita se ha caído al agua!...” Cierta<br />
fuerza como <strong>la</strong> propulsión de un avión a chorro me<br />
impulsó desde <strong>la</strong> tráquea y salí volteando <strong>la</strong> mesita donde<br />
escribía; nos atropel<strong>la</strong>mos con mi esposa que desde <strong>la</strong><br />
- 33 -
cocina se había <strong>la</strong>nzado hacia fuera de igual forma. Mis<br />
piernas más <strong>la</strong>rgas me permit ieron llegar más rápido a <strong>la</strong><br />
acequia, me metí hasta los muslos en el agua y comencé a<br />
caminar con grandes zancadas, resba<strong>la</strong>ndo en el musgo, a<br />
favor de <strong>la</strong> corriente. A unos seis o siete metros de<br />
distancia <strong>la</strong> cabeza de mi hijita se levantaba y se hundía<br />
sobre <strong>la</strong>s pequeñas o<strong>la</strong>s del agua encrespada por el<br />
viento. La corriente <strong>la</strong> llevaba rápidamente hacia un<br />
puente, sostenido bajo el agua por dos tubos angostos de<br />
cemento. ¡Si llegaba allí no <strong>la</strong> podría sacar, mis hombros<br />
me impedirían hacerlo aunque me encogiera al máximo!<br />
No sé como llegué a el<strong>la</strong>, cuando le faltaban dos metros<br />
para llegar hasta los fatídicos tubos; <strong>la</strong> levanté con todas<br />
mis fuerzas, arrancándo<strong>la</strong> de <strong>la</strong> corriente he<strong>la</strong>da.<br />
Salí con mi hijita en brazos, con <strong>la</strong> mitad inferior de <strong>la</strong><br />
ropa negra de lodo y <strong>la</strong> camisa empapada por haberme<br />
<strong>la</strong>nzado en el último tramo de bruces, para poder<br />
alcanzar<strong>la</strong>, el pelo chorreando pues ahora llovía con<br />
fuerza. Y sintiendo el pequeño cuerpecito tibio que se<br />
acurrucaba contra mi pecho no pude contener el l<strong>la</strong>nto.<br />
Mientras caminaba hacia <strong>la</strong> casa no podía contestarle a<br />
mi esposa Gloria, que también lloraba y hacía preguntas<br />
corriendo a mi <strong>la</strong>do, mientras <strong>la</strong> pequeña Rocío corría y<br />
<strong>la</strong>grimeaba también. Rápidamente <strong>la</strong> envolvimos en una<br />
toal<strong>la</strong>, sobre <strong>la</strong> mesa de nuestra cocina, <strong>la</strong> secamos bien.<br />
Gloria le puso pañales limpios, y un osito. Otra vez <strong>la</strong><br />
alcé para llevar<strong>la</strong> a <strong>la</strong> habitación. El<strong>la</strong> me miró con<br />
cansada gravedad; apoyó su cabecita en mi pecho, y se<br />
durmió. Guadalupe tenía entonces dos años. Es una<br />
- 34 -
hermosa muchacha de 18, hoy, y tiene novio. Su carácter<br />
es muy agradable y reposado. ¿Qué hubiera ocurrido de<br />
no estar allí su padre o su madre para salvar<strong>la</strong> del agua?<br />
¿Qué sucede cuando no tenemos a nadie cuidándonos,<br />
durante <strong>la</strong> infancia?<br />
----------<br />
NOTA: Aquí he debido interrumpir ayer <strong>la</strong> redacción de<br />
esta Carta. Retomo, hoy:<br />
Jueves 15 de mayo de 2003 **<br />
En <strong>la</strong> esquina, casa de por medio con nosotros, habita<br />
el jefe de <strong>la</strong> Policía Federal con su familia. Tiene cuatro<br />
perros. Los hemos visto pocas veces, pues son<br />
sumamente feroces. Evidentemente el jefe tiene miedo.<br />
De otro modo no se explica que tenga allí, atados en el<br />
patio de su casa, a dos gigantescos rob wyler (¿se escribe<br />
así? me refiero a esos feos animales negros, con algo de<br />
bull-dogs y dogos) que <strong>la</strong>dran constantemente.<br />
Y en su galería de<strong>la</strong>ntera -totalmente cercada por rejas<br />
que se unen con el techo y se abren sólo por un sistema<br />
electrónico de control remoto- otro perrazo como para<br />
una pelícu<strong>la</strong> de terror. Su esposa -que también trabaja en<br />
<strong>la</strong> Policía Federal- ha salido a veces a pasear fugazmente<br />
con el cuarto perro: es pequeñito, b<strong>la</strong>nco, coqueto. Tiene<br />
voz finita, como corresponde.<br />
Conocemos <strong>la</strong>s voces de todos los perros pues <strong>la</strong>dran,<br />
como dijimos, constantemente. El más petizo aúl<strong>la</strong> a<br />
veces de dolor, señal quizás de algún tarascón de los más<br />
- 35 -
grandes -aunque nos ha dicho su vecina inmediata que los<br />
tienen separados entre sí, por rejas cubiertas con te<strong>la</strong>s<br />
metálicas. Una vez subí al techo de mi casa y vi ese<br />
patio: es un campo de concentración. Se perciben ámbitos<br />
diferenciados, confirmando lo dicho por nuestra vecina<br />
intermedia, en recuadros tabicados por estructuras<br />
a<strong>la</strong>mbradas. Al fondo lo que parece un par de celdas, de<br />
sólido aspecto.<br />
Todo muy prolijo, pintado de verde sapo, como los<br />
cuarteles militares.<br />
Pero volvamos al miedo. Nadie sensato se atrevería a<br />
acercarse a los perros de mi vecino el policía. Ahora<br />
bien, esto no se debe a que los animales sean<br />
naturalmente violentos, sino que se han convertido en eso<br />
por causa del maltrato recibido. Pese a que están<br />
perfectamente alimentados y limpios -como los chicos<br />
norteamericanos que toman un fusil para disparar sobre<br />
sus compañeros- sufrieron desde su infancia el miedo<br />
terrible de no saber jamás con precisión algo aunque<br />
fuera de lo que sucede en el exterior. (4) Los comparo<br />
con aquellos perrillos vagabundos, sucios, a veces con<br />
alguna l<strong>la</strong>ga, que holgazanean en <strong>la</strong> p<strong>la</strong>zoleta a <strong>la</strong> cual da<br />
el patio trasero de mi casa. Uno puede acercarse<br />
tranqui<strong>la</strong>mente a ellos y acariciarlos, por grandes que<br />
sean. Son pobres pero tranquilos.<br />
Compensan <strong>la</strong> carencia de alimentos o cuidados<br />
correctos con su libertad.<br />
Ellos habitan generalmente casuchas de <strong>la</strong> extendida<br />
urbanización humilde que circunda a nuestro barrio de<br />
- 36 -
c<strong>la</strong>se media. Los perros comparten habitaciones con los<br />
humanos, a veces duermen entreverados con ellos, en el<br />
suelo o sobre sencillos camastros. También tienen afecto.<br />
La muchacha pistolera... ¿lo hubiera sido de vivir en<br />
Santiago? No hubiera llevado el pelo teñido de “rosa<br />
furioso”, seguramente, pues sus amigos <strong>la</strong> hubieran<br />
cargado (aquí es inevitable estar siempre rodeado de<br />
amigos; <strong>la</strong> gente tiene mucho tiempo para compartir). Esa<br />
chiquil<strong>la</strong> secuestradora... ¿hubiese sido tan agresiva, si <strong>la</strong><br />
hubiesen criado un padre afectuoso y una madre?...<br />
No deseo redactar coro<strong>la</strong>rios para estas sencil<strong>la</strong>s<br />
observaciones que quise compartir hoy. Si el<strong>la</strong>s sirven<br />
para motivar alguna conclusión desde ustedes, que a su<br />
vez sirva para mejorar un poco el espacio cósmico donde<br />
–nos guste o no– convivimos todos... ¡me sentiré muy<br />
feliz!<br />
Un saludo afectuoso, de<br />
Un subalterno estudiante de <strong>la</strong> Sabiduría expresada por<br />
Cristo:<br />
<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
Autonomía, Santiago del Estero, Argentina.<br />
- 37 -
* Matías. Hch. 1, 15-17,20,26. Sal 112/Jn,15 9-17.<br />
1811: Día de <strong>la</strong> Independencia de Paraguay. 1904: Muere<br />
Mariano Avel<strong>la</strong>na, misionero evangelizador del pueblo,<br />
c<strong>la</strong>retiano, en Chile. 1980: Masacre del río Sumpul, en El<br />
Salvador. 1980: Juan Ccaccya Chipana, obrero, militante,<br />
víctima de <strong>la</strong> represión policial en Perú. 1981: El sacerdote<br />
Carlos Gálvez Galindo es asesinado por parapoliciales en<br />
Guatema<strong>la</strong>. 1991: Porfirio Suny Quispe, educador y miembro<br />
de organizaciones de solidaridad, es asesinado por<br />
parapoliciales en Perú. (Fuente: Agenda Latinoamericana-<br />
Mundial 2003. Centro Nueva Tierra, Carmen de Patagones,<br />
Argentina.)<br />
(1) Diario La Nación, Buenos Aires, domingo 11 de mayo<br />
de 2003, página 18. Ac<strong>la</strong>ración: supusimos “puto”, “putazo”<br />
donde sólo se había impreso “p...”<br />
(2) “El diálogo entre pobres y ricos no sólo es posible,<br />
sino el único camino”. Entrevista con Karl Otto Apel. Diario<br />
El Liberal, sección Cultura, Pag. 1, sábado 9 de octubre de<br />
1993.<br />
(3) Guayamba. Pueblo entre <strong>la</strong>s serranías, casi en el límite<br />
de Santiago del Estero con <strong>la</strong> provincia de Catamarca.<br />
Semejante a numerosos pueblos de <strong>la</strong> región, me atrevo a<br />
insertar un fragmento de un viejo cuento, con <strong>la</strong> idea de que<br />
puede ser útil para imaginarlos: “[...] es un pequeño<br />
conglomerado de casas antiguas, sencil<strong>la</strong>s y bien cuidadas,<br />
entre <strong>la</strong>s sierras. [...] Me hal<strong>la</strong>ba, dos o tres días después de<br />
llegar, meditando serenamente en <strong>la</strong> hermosa p<strong>la</strong>cita de<br />
Belén, mientras avanzaba suavemente sobre los árboles el<br />
crepúsculo primaveral. Acababan de regar <strong>la</strong>s calles de tierra<br />
y flotaba en el aire un olor a humedad, que mezc<strong>la</strong>do al de <strong>la</strong>s<br />
flores y hojas reverdecientes de los centenarios árboles,<br />
producía en el espíritu como una sensación edénica de<br />
- 38 -
tranquilidad. En el momento en que comienzan a desdibujarse<br />
los contornos y <strong>la</strong>s casas parecen flotar en el aire tenue, fue<br />
que vi <strong>la</strong> aparición de esa mujer.” (El Ma<strong>la</strong>mor, 1982)<br />
(4) Nota de 2009. Recientemente, con motivo del<br />
incalificable despedazamiento de un niñito por el dogo de una<br />
abogada de apellido Ledesma, mi amigo Alejandro Bruhn<br />
Gauna, especialista en perros, me ha explicado lo siguiente:<br />
tanto los dogos, como los rottweiler (ahora aprendí a<br />
escribirlo gracias a mi amiga Amalita), son razas<br />
“artificiales”. Es decir, fueron creadas, por medio de <strong>la</strong>rgos<br />
y trabajosos entrecruzamientos genéticos, que incluyeron<br />
tratamientos químicos, para obtener resultados específicos.<br />
¿Y cuáles eran los objetivos de tal manipu<strong>la</strong>ción? Obtener<br />
perros eficaces para matar.<br />
** Isidro Labrador. Juana de Lestonnac. Hch. 13,13-25/Sal<br />
88/Jn 13,16-20.<br />
1903: Fusi<strong>la</strong>n en Chiriqui, Panamá, al general y guerrillero<br />
Victoriano Lorenzo, héroe nacional. 1986: Nicolás Chuy<br />
Cumes, pastor evangélico, mártir de <strong>la</strong> libertad de expresión<br />
en Guatema<strong>la</strong>. 1987: Mártires indígenas, víctimas del despojo<br />
de sus tierras, en Bagadó, Colombia. Día Internacional de los<br />
Objetores de Conciencia. (Fuente: Agenda Latinoamericana-<br />
Mundial 2003. Centro Nueva Tierra, Carmen de Patagones,<br />
Argentina.)<br />
P.D.: Agradezco <strong>la</strong>s respuestas recibidas. Particu<strong>la</strong>rmente<br />
<strong>la</strong> calidez de algunas, como <strong>la</strong>s de Carlos R. Zurita o Víctor<br />
M.S. Maldonado, quienes también envían un cordial saludo<br />
para mi esposa Gloria, que cumplió años el 8 de mayo.<br />
También <strong>la</strong>s de Ileana Álvarez, Jorge Canllo y José Adet. He<br />
recibido algunas sin nada escrito, como <strong>la</strong> de “Díaz Lannes”:<br />
- 39 -
interpreto que puedo continuar enviándoles mis cartas, con<br />
una frecuencia más o menos semanal. Si no es así, por favor<br />
corríjanme. Finalmente, aunque no en último lugar, contesto a<br />
Víctor: ¡Sí, Raúl Dargoltz es un amigo entrañable, además de<br />
un extraordinario argentino! ¡Me alegro de que compartamos<br />
el privilegio de su amistad! Nuevamente, un saludo<br />
afectuoso.<br />
- 40 -
CARTA Nº 4<br />
Autonomía, Santiago del Estero, jueves 29 de mayo de 2003 *<br />
¿Qué tienen los europeos que no tengamos nosotros?<br />
Muchas cosas.<br />
Particu<strong>la</strong>rmente eso: cosas. Aparatos, edificios,<br />
automóviles. Eso tienen. Confrontados a tanta<br />
disponibilidad nosotros aparecemos desvalidos. Una<br />
belga que nos visitaba en 1988 estuvo un rato observando<br />
a mi esposa quien, muy contenta, preparaba exquisitos<br />
huevos revueltos con cebol<strong>la</strong>s en una gran sartén,<br />
sosteniendo <strong>la</strong> tapa con una mano y canturreando. Una<br />
vaharada, saliendo por los costados de <strong>la</strong> sartén nos<br />
envolvía. De repente, <strong>la</strong> belga habló, como quien piensa<br />
en voz alta:<br />
-¡Cuán pobres sois! -dijo.<br />
-¿Por qué? -preguntó mi esposa.<br />
-En Europa hubiésemos hecho esa comida en pocos<br />
minutos y sin humo, con una sartén neumática...**<br />
Otra anécdota: estábamos trabajando y tomando mate<br />
en un gigantesco galpón donde había por entonces<br />
carpintería y curtiembre. Eran como <strong>la</strong>s tres de <strong>la</strong> tarde,<br />
hacía un calor intenso -normal en Santiago durante el<br />
verano-.<br />
En eso llegaron dos alemanes. Venían sudorosos,<br />
encendidos. Eran dos jóvenes universitarios, que estaban<br />
- 41 -
haciendo una pasantía en nuestro campo ecologista.<br />
Habían estado trabajando, junto a obreros regu<strong>la</strong>res de <strong>la</strong><br />
cooperativa, en <strong>la</strong> construcción de un inmenso edificio,<br />
de formas circu<strong>la</strong>res, que se levantaba para vivienda de<br />
los alumnos. Uno de ellos -el más agraciado, que se<br />
parecía un poco a Leonardo Di Caprio, aunque más rubio<br />
y menos áspero- mientras recibía el mate me dijo:<br />
-Vuestros obreros son muy vagos. Lo que nosotros<br />
hicimos en tres horas, ellos lo hacen en un día entero.<br />
-Bueno, le dije, contemporizador, pero vos no trabajas<br />
en eso todos los días. Ellos sí.<br />
-No -insistió el alemancito-. Es su forma de trabajar.<br />
Los he venido observando desde hace varios meses...<br />
ellos trabajan muy despacio... y si no los contro<strong>la</strong><br />
alguien, enseguida descansan... Mira -alegó, para<br />
reafirmar su tesis- en Alemania, los obreros de <strong>la</strong><br />
construcción hacen, en una hora, lo que nosotros hicimos<br />
en tres... ¡y tus obreros lo hacen en un día!<br />
-Mira, Ulli -le repliqué, todavía con mucha paciencia-.<br />
Hay factores muy importantes que determinan <strong>la</strong>s<br />
diferencias. Por ejemplo: un obrero alemán, termina de<br />
trabajar y puede bañarse en insta<strong>la</strong>ciones adecuadas,<br />
puede cambiarse de ropa, dejando el equipo de trabajo en<br />
un armario, para convertirse en ciudadano prolijo igual<br />
que los demás. Luego toma su propio auto, vuelve<br />
tranqui<strong>la</strong>mente a una casa confortable, donde lo espera<br />
una suculenta cena, constituida por alimentos de calidad,<br />
con <strong>la</strong>s calorías, vitaminas y proteínas necesarias para<br />
renovar sus fuerzas de un modo superabundante. Cuenta<br />
- 42 -
con el confort necesario para reposar luego, hasta el día<br />
siguiente, en que volverá al trabajo tranquilo y con <strong>la</strong><br />
seguridad de que nada le faltará a él y a sus hijos.<br />
“El albañil de aquí, con <strong>la</strong> misma ropa sucia que ha<br />
usado para trabajar vuelve a su casa, en una bicicleta<br />
derrengada cuando <strong>la</strong> tiene, para encontrar allí, con<br />
suerte, un poco de matecocido y tortil<strong>la</strong>. (1)<br />
“Encontrará también en su rancho a una esposa f<strong>la</strong>ca,<br />
arruinada por <strong>la</strong>s tareas y <strong>la</strong> intemperie, atribu<strong>la</strong>da por<br />
<strong>la</strong>s carencias, y a unos hijos tristes, con frecuencia<br />
desnutridos, a quienes no sabe si podrá mandar a <strong>la</strong><br />
escue<strong>la</strong> al día siguiente, pues muchas veces no tienen<br />
dinero para comprar zapatil<strong>la</strong>s. A <strong>la</strong> noche dormirá<br />
hacinado con su familia, sobre el suelo o catres<br />
incómodos, bajo techos de ramas infestados con insectos<br />
venenosos, padeciendo frío o calor pues no suelen tener<br />
electricidad en sus viviendas. ¿Te das cuenta, Ulli, por<br />
qué el obrero del campo santiagueño no puede<br />
compararse jamás con el obrero alemán?<br />
El alemancito me miró con escepticismo y enseguida<br />
contestó:<br />
-Bueno, pero los europeos no siempre tuvieron todo lo<br />
que tienen ahora. Nosotros también hemos sido pobres,<br />
hemos sufrido mucho. Pero nos hicimos ricos a fuerza de<br />
trabajo. Yo creo que es una cuestión de carácter: los<br />
europeos son trabajadores, los <strong>la</strong>tinoamericanos son<br />
vagos.<br />
Entonces dije lo que por cortesía y respeto humano<br />
había estado evitando:<br />
- 43 -
-¿Sabes por qué los europeos son ricos, Ulli? -dije-<br />
Pues porque han profanado y saqueado <strong>la</strong>s riquezas de<br />
todo el resto del mundo. Esa es quizá <strong>la</strong> mayor cualidad<br />
europea: su impiedad. El egoísmo, <strong>la</strong> crueldad, <strong>la</strong> astucia<br />
de sus dirigentes -principalmente los anglosajones y<br />
germánicos, pero también los <strong>la</strong>tinos o hispanos-, <strong>la</strong><br />
brutalidad de sus ejércitos, fueron el factor determinante<br />
para que Europa se desarrol<strong>la</strong>ra (y más tarde los Estados<br />
Unidos), mientras América Latina -sus víctimas- iba<br />
sumiéndose cada vez más en <strong>la</strong> pobreza y el atraso. Aquí<br />
no había desnutrición cuando llegaron los europeos.<br />
Cuatrocientos años de saqueos, asesinatos, explotación<br />
salvaje, dejaron a los aborígenes no sólo desnutridos,<br />
sino despojados de casi todas sus riquezas. El oro, <strong>la</strong><br />
p<strong>la</strong>ta, el cobre, fueron robados sistemáticamente por los<br />
europeos, para satisfacer su ansia de progreso. Cada<br />
fábrica de Ing<strong>la</strong>terra u Ho<strong>la</strong>nda lleva en sus <strong>la</strong>drillos el<br />
estigma de un <strong>la</strong>trocinio: los diamantes del África, el<br />
estaño de América Latina, <strong>la</strong>s sedas de China, arrancadas<br />
luego de masacrar, oprimir y superexplotar a sus<br />
inmensas pob<strong>la</strong>ciones: he ahí los fundamentos de <strong>la</strong><br />
riqueza europea. Los europeos no son ni más ni menos<br />
trabajadores que cualquier otra pob<strong>la</strong>ción del mundo. Tal<br />
vez sean más neuróticos, más dependientes de <strong>la</strong> acción<br />
externa, por generaciones de opresión interna de sus<br />
explotadores, los capitalistas europeos. Pero sin el<br />
inmenso financiamiento que significó para ellos durante<br />
los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX el robo de <strong>la</strong>s<br />
- 44 -
iquezas de todo el mundo, no tendrían ni el 10 por<br />
ciento de lo que ostentan ahora.<br />
Se quedó cal<strong>la</strong>do. Creo que lo impresioné mucho. La<br />
mirada perpleja y asustada de sus ojos azules me hizo<br />
temer, sin embargo, haber expresado con demasiada<br />
violencia mis argumentos.<br />
¿Me había propasado?... Los españoles (entonces<br />
gobernados por un rey alemán, Carlos V y<br />
entremezc<strong>la</strong>dos con ellos) ¿no habían sido benévolos con<br />
los aborígenes? Algunos autores defienden a <strong>la</strong><br />
“evangelización”; no se trató de un sometimiento, dicen,<br />
sino de una “integración”.<br />
En parte, es cierto. Se “invitaba” a los aborígenes a<br />
adoptar el credo católico. Mas previamente debía leérse a<br />
los prisioneros -ante escribano público- un extenso<br />
requerimiento, uno de cuyos párrafos centrales exhortaba<br />
a convertirse a <strong>la</strong> fe católica, persuadiendo: “Si no lo<br />
hiciéreis, o en ello di<strong>la</strong>ción maliciosamente pusiéreis,<br />
certifícoos que con <strong>la</strong> ayuda de Dios yo entraré<br />
poderosamente contra vosotros y os haré guerra por todas<br />
partes y manera que yo pudiere, y os sujetaré al yugo y<br />
obediencia de <strong>la</strong> Iglesia y de Su Majestad y tomaré<br />
vuestras mujeres y hijos y los haré esc<strong>la</strong>vos, y como tales<br />
los venderé, y dispondré de ellos como Su Majestad<br />
mandare, y tomaré vuestros bienes y os haré todos los<br />
males y daños que pudiere...” (2)<br />
Estos “civilizadores” sostenían: “no hay mejor<br />
remedio que el trabajo en <strong>la</strong>s minas para curar <strong>la</strong> `maldad<br />
- 45 -
natural´ de los indígenas”. Juan Ginés de Sepúlveda, el<br />
humanista, sostenía que los indios merecían el trato que<br />
recibían porque sus pecados e ido<strong>la</strong>trías constituían una<br />
ofensa contra Dios. El conde de Buffon afirmaba que no<br />
se registraba en los indios, animales frígidos y débiles,<br />
`ninguna actividad del alma´”. (4)<br />
En el siglo XVII, el padre Gregorio García sostenía<br />
que los indios eran de ascendencia judía, porque “al igual<br />
que los judíos son perezosos, no creen en los mi<strong>la</strong>gros de<br />
Jesucristo y no están agradecidos a los españoles por<br />
todo el bien que les han hecho”. (5)<br />
En Norteamérica a los aborígenes no les fue mucho<br />
mejor. Un reciente estudio efectuado por Reader´s Digest<br />
narra lo siguiente: “En 1830 el Congreso aprobó <strong>la</strong> Ley<br />
de Remoción, que daba al presidente poder para<br />
desp<strong>la</strong>zar a los indios de sus tierras, si estaban dentro de<br />
regiones colonizadas por b<strong>la</strong>ncos, hacia zonas<br />
consideradas sin valor [...] ...al final de <strong>la</strong> Guerra Civil<br />
el espíritu de expansión hizo que oleadas de granjeros,<br />
cazadores, mineros y leñadores emigraran al Oeste, y de<br />
nuevo <strong>la</strong>s tierras (donde habían sido desp<strong>la</strong>zados los<br />
indios) fueron codiciadas. El gobierno federal, que había<br />
prometido solemnemente proteger a los indios, respondió<br />
con una política nueva. Forzó a <strong>la</strong>s naciones indias a<br />
firmar un tratado mediante el que serían concentradas en<br />
reservas establecidas, a cambio de pagos anuales.<br />
“Esta promesa tampoco fue cumplida y los indios<br />
lucharon por última vez para remediarlo.<br />
- 46 -
“Fueron derrotados por soldados bien armados y<br />
alimentados, y en 1880 fueron destruidos como pueblo<br />
independiente. De los casi ocho millones de hectáreas<br />
(que les fueran asignadas por el propio gobierno de los<br />
EE.UU. en 1830) [...] sólo quedaron unas cuantas<br />
reservas en <strong>la</strong>s partes más deso<strong>la</strong>das del Oeste.<br />
Actualmente sus condiciones no son mucho mejores: hay<br />
1.5 millones de estadounidenses nativos asentados en 285<br />
reservas en EUA.<br />
“Sin poder seguir sus formas tradicionales de vida o<br />
hal<strong>la</strong>r empleo en el mundo del hombre b<strong>la</strong>nco, un gran<br />
número de indios de <strong>la</strong>s reservas llevan vidas de cal<strong>la</strong>da<br />
desesperación, aquejados por males como <strong>la</strong> desnutrición,<br />
el alcoholismo, <strong>la</strong> disfunción social y el suicidio”. (6)<br />
De otra manera, se nos ha dicho, en Sudamérica el<br />
aborigen “fue integrado”, por medio del mestizaje.<br />
Veamos algo sobre esta cuestión: “(En Santiago del<br />
Estero)...el mestizaje se dio siempre entre el hombre<br />
b<strong>la</strong>nco y <strong>la</strong> mujer aborigen, nunca al revés. Este habría<br />
sido, para el varón aborigen, su mayor vejamen histórico.<br />
Por otra parte, el hijo mestizo es asumido sólo por <strong>la</strong><br />
madre y negado por el padre. De ahí su profundo<br />
resentimiento”. (7)<br />
Los alemanes del este están resentidos con los del<br />
oeste porque hay entre ellos diferencias de sa<strong>la</strong>rios.<br />
Mientras un empleado comercial obtiene en el oeste<br />
alemán 3178 euros mensuales, en el oeste sólo llegan a<br />
2340. Un obrero industrial cobra en el oeste alemán 2307<br />
- 47 -
euros; en el este, 1675. (8) Ahora bien, ¿cuánto es el<br />
sa<strong>la</strong>rio básico de un empleado de Comercio en Santiago<br />
del Estero? “350 pesos” dicen los convenios, exhibidos<br />
como muy dignos por los burócratas del sindicato. Unos<br />
116 euros, al cambio. 3062 euros menos que sus pares<br />
alemanes. 27 veces y media menos.<br />
Una revista ho<strong>la</strong>ndesa nos informaba en 1999 que los<br />
ho<strong>la</strong>ndeses no sabían muy bien qué hacer con sus<br />
excedentes sa<strong>la</strong>riales. La mayoría de ellos programaba<br />
viajes, otros los invertían en bienes raíces. Como se ve,<br />
<strong>la</strong> situación en Europa es económicamente desahogada.<br />
Veamos una de <strong>la</strong>s fuentes de donde provino esta<br />
prosperidad ho<strong>la</strong>ndesa: el tráfico de esc<strong>la</strong>vos, de cuyo<br />
comercio el emperador Carlos V les había otorgado <strong>la</strong><br />
exclusividad, convirtió a <strong>la</strong> corona ho<strong>la</strong>ndesa en uno de<br />
los estados más ricos durante el período de <strong>la</strong> conquista y<br />
colonización de América.<br />
Esta muchacha belga tenía razones, en verdad, para<br />
decirnos “¡Oh!... ¡cuán pobres sois!...”, con acongojada<br />
conmiseración. Con los sa<strong>la</strong>rios de Santiago muy pocas<br />
familias pueden comprarse hornos de microondas -pese a<br />
que una televisión machacona nos incita<br />
permanentemente.<br />
(Ahora bien, el concepto de pobreza puede constituir<br />
sólo un criterio “civilizado” -es decir, de <strong>la</strong>s ciudades-,<br />
poco aplicable a <strong>la</strong> realidad de muchos habitantes del<br />
campo. Si se observa bien nosotros no éramos nada<br />
pobres. Por <strong>la</strong>s mañanas, a <strong>la</strong>s seis y media, un obrero de<br />
<strong>la</strong> finca nos traía el balde con cinco litros de leche recién<br />
- 48 -
extraída -a veces iba a buscar<strong>la</strong> yo mismo. En el invierno<br />
llegaba humeando, en el verano mis niñas acudían<br />
corriendo para aprender a ordeñar. Con sus manitas<br />
pequeñas eso era imposible -Rocío tenía cuatro años,<br />
Lupita tres, Alejandra apenas gateaba-, pero les aseguro<br />
que se divertían. Como éramos apicultores, disponíamos<br />
de miel de <strong>la</strong> más alta calidad en cualquier época del año<br />
y en abundancia. Luego, con muy poco esfuerzo, ya que<br />
casi todo crecía allí de un modo prácticamente natural,<br />
disponíamos de cebol<strong>la</strong>s, zanahorias, rabanitos, lechugas,<br />
tomates, acelga, achicoria, espinaca, frutil<strong>la</strong>s, naranjas,<br />
mandarinas, pomelos, granadas, higos, docas, moras,<br />
remo<strong>la</strong>chas y limones. Además en el campo, creciendo<br />
sin necesidad de cuidados, había poleo, “diente de león”,<br />
“té de burro” y otros yuyos, como se sabe, medicinales,<br />
además de abundante fruta natural, como <strong>la</strong>s riquísimas<br />
tunas, mistol, algarroba, piquillín, kishcka loro -”pishca<br />
loro”, decían mis hijas, es una fruta roja, semejante a <strong>la</strong><br />
tuna, sólo que más pequeña, que crece a los bordes del<br />
camino-, etcétera, todo a nuestro alrededor, sin nada que<br />
nos impida tomarlo. Teníamos además agua corriente y<br />
electricidad -aunque no habíamos podido insta<strong>la</strong>r paneles<br />
so<strong>la</strong>res, no era muy fácil obtenerlos aún-. Con un calefón<br />
a leña y el pequeño esfuerzo de juntar <strong>la</strong>s ramas secas<br />
que cubrían el campo para encender el fuego, obteníamos<br />
agua caliente a cualquier hora en el invierno -que en<br />
Santiago es muy breve-. Es cierto que no disponíamos de<br />
mucho dinero -entre ambos, mi esposa y yo, recibíamos<br />
uno 800 pesos, por entonces 400 dó<strong>la</strong>res-. Pero tampoco<br />
- 49 -
lo necesitábamos imperiosamente. Sin dinero podíamos<br />
estar bien, pues lo esencial, una casa confortable, <strong>la</strong> ropa<br />
necesaria, ¡alimento de primera calidad!, lo teníamos al<br />
alcance de <strong>la</strong> mano. Verdad es que nos hubiera resultado<br />
difícil comprar un hornillo de microondas o una sartén<br />
neumática. Pero hasta creo que tienen mucho mejor gusto<br />
los huevos y <strong>la</strong>s cebol<strong>la</strong>s cuando se <strong>la</strong>s hace en una vieja<br />
sartén de hierro como <strong>la</strong> nuestra -y canturreando por <strong>la</strong><br />
satisfacción que provee saber que nuestros hijos<br />
comerán, re<strong>la</strong>miéndose, estos alimentos que e<strong>la</strong>boramos<br />
con unción, casi como una obra de arte-.<br />
Diferente es <strong>la</strong> situación en <strong>la</strong> ciudad: si tú no tienes<br />
dinero... ¡no comes! Si no estás empleado y recibiendo<br />
ese dinero regu<strong>la</strong>rmente ¡estás condenado a sufrir! Por<br />
cierto hay en el campo también situaciones de indigencia<br />
cruel, pero sólo porque a innumerables familias les ha<br />
sido quitado el derecho a <strong>la</strong> tierra. Sin mediar esa<br />
injusticia, les aseguro que nadie puede sentirse pobre en<br />
el campo.)<br />
Bueno, hoy ya he escrito demasiado. Por ello<br />
provisoriamente me despido, afectuosamente, hasta<br />
nuestro próxima Carta.<br />
Un subalterno estudiante de <strong>la</strong> Sabiduría expresada por<br />
Cristo:<br />
<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
Autonomía, Santiago del Estero, Argentina.<br />
- 50 -
* Cordobazo. En 1969, obreros, estudiantes y vecinos<br />
tomaron <strong>la</strong> capital de Córdoba -una de <strong>la</strong>s mayores ciudades<br />
argentinas-, manifestándose contra <strong>la</strong> represión militarestatal,<br />
que ya había dejado muertos en Corrientes y El<br />
Chaco. Pusieron en jaque a <strong>la</strong>s fuerzas policiales, por lo cual<br />
el Ejército tuvo que ocupar <strong>la</strong> ciudad. Gobernaba el país el<br />
general Juan Carlos Onganía, impuesto por un golpe militar.<br />
Este levantamiento dio inicio a una etapa de gran<br />
efervescencia popu<strong>la</strong>r, que incluyó guerril<strong>la</strong>s e insurrecciones<br />
parciales. Esta fue brutalmente reprimida durante el gobierno<br />
de Isabel Martínez de Perón y finalmente con <strong>la</strong> dictadura<br />
militar de Vide<strong>la</strong>-Massera y Agosti, <strong>la</strong> cual ahogó en <strong>la</strong><br />
sangre de 10.000 muertos, 25.000 presos políticos y 30.000<br />
desaparecidos a <strong>la</strong> o<strong>la</strong> revolucionaria argentina de los `70.<br />
** Esta muchacha belga por entonces se había insta<strong>la</strong>do,<br />
junto a su concubino, en una finca muy cerca de <strong>la</strong> ciudad de<br />
La Banda, prestada por otra amiga alemana. Los belgas tenían<br />
por entonces unos 26 años (el<strong>la</strong>) y 34 (él). La muchacha era<br />
hija de un diplomático alemán, funcionario en el Par<strong>la</strong>mento<br />
Europeo. Habían venido al Sur buscando “tierras sin<br />
contaminar”, según afirmaban. Unos dos años después se<br />
separaron (él ya venía de un divorcio anterior). Me enteré<br />
entonces que ambos eran drogadictos. Pero en el caso del<br />
hombre, mezc<strong>la</strong>do con un alcoholismo exacerbado, se había<br />
convertido en un problema generador de violencia<br />
insoportable entre ellos. Poco después de esa separación, <strong>la</strong><br />
chica abandonó esa finca y se fue a vivir so<strong>la</strong> en una ciudad.<br />
(1) Tortil<strong>la</strong>, una masa compuesta únicamente por harina,<br />
grasa y agua, cocida al horno o sobre brasas, muy habitual<br />
- 51 -
como pseudo-alimento entre los sectores más humildes de <strong>la</strong><br />
pob<strong>la</strong>ción santiagueña.<br />
(2) Daniel Vidart. Ideología y realidad de América,<br />
Montevideo, 1968.<br />
(3) Emilio Romero. Historia Económica del Perú. Buenos<br />
Aires, 1949.<br />
(4) Antonello Gerbi, La disputa del Nuevo Mundo, México,<br />
1960.<br />
(5) Lewis Hanke, Estudios sobre Fray Bartolomé de <strong>la</strong>s<br />
Casas y sobre <strong>la</strong> lucha por <strong>la</strong> justicia en <strong>la</strong> conquista<br />
españo<strong>la</strong> de América. Caracas, 1968.<br />
(6) Reader ´s Digest México. Secretos y misterios de <strong>la</strong><br />
historia. “La<br />
última batal<strong>la</strong> de Custer”. Impreso en Italia, 1995.<br />
(7) Fernán Gustavo <strong>Carreras</strong>. Notas sobre <strong>la</strong> cultura<br />
política de Santiago del Estero. Instituto San Martín de<br />
Porres, Comunidades Eclesiales de Base. Santiago del Estero,<br />
2002.<br />
(8) Diario La Nación. Revista. “Berlín: el muro que no<br />
cayó”. Por Martín Dinatale, enviado especial. 11 de mayo de<br />
2003.<br />
Respuestas<br />
(Con papelón)<br />
Resulta que le escribí a C<strong>la</strong>ra Rodríguez, pidiéndole<br />
autorización para compartir su respuesta con todos<br />
ustedes. El<strong>la</strong> muy cordialmente me <strong>la</strong> otorgó. Pero al ir a<br />
buscar los textos encontré que por algún error los había<br />
borrado. Por ello pido disculpas...<br />
- 52 -
Deseábamos incluir, en cada una de estas cartas,<br />
algunas respuestas recibidas. Ello con <strong>la</strong> esperanza de<br />
que puedan motivar otros aportes, y suscitar quizás el<br />
germen de una comunidad virtual de reflexión.<br />
Con el ánimo de remediar un poco el papelón que hice<br />
con C<strong>la</strong>ra, trataré de reproducir desde <strong>la</strong> memoria<br />
algunos de los conceptos recibidos:<br />
C<strong>la</strong>ra Rodríguez, periodista de Quebec, Canadá, había<br />
dicho que en el país del Norte se poseían muchos objetos<br />
-hasta el punto de afirmar que no faltaba prácticamente<br />
nada- pero dudaba de si <strong>la</strong> gente era capaz de tener<br />
verdaderamente en cuenta al otro, como ser humano. Tal<br />
vez C<strong>la</strong>ra desee ahondar un poco más sobre estos<br />
conceptos. De algún modo fue <strong>la</strong> inspiradora de <strong>la</strong><br />
presente carta.<br />
Amalia Beatriz Domínguez: “...A tu pregunta de cómo<br />
se escribe el nombre de esos perros negros, cruza de<br />
dogo y bulldog, te respondo que son los famosos<br />
ROTTWEILER”...<br />
José Rubén Adet: “...sería interesante hab<strong>la</strong>r un poco<br />
sobre <strong>la</strong>s religiones”...<br />
- 53 -
Respuesta de mi sobrino porteño<br />
Querido tío <strong>Julio</strong>:<br />
Este es el primer esbozo de respuesta a tus cartas que<br />
me siento a escribir. La escasa cantidad de tiempo que<br />
tengo y <strong>la</strong> riqueza de tus reflexiones me impiden hacer,<br />
por el momento, más que eso: sólo un esbozo. Aprovecho<br />
<strong>la</strong> ocasión para celebrar tu iniciativa y para darte <strong>la</strong>s<br />
gracias por el<strong>la</strong>. Es, para mí, un ejemplo, una l<strong>la</strong>mada a<br />
<strong>la</strong> reflexión y una fuente de inspiración. Quizás pueda<br />
aportar alguna cuestión desde un punto de vista algo<br />
diferente al tuyo, pero, sin duda, con <strong>la</strong>s mismas<br />
intenciones. Digo desde otro punto de vista porque,<br />
después de todo, y aunque me gusta el contacto con <strong>la</strong><br />
naturaleza (ese que tus reflexiones tanto exaltan), sigo<br />
siendo un animal de <strong>la</strong> ciudad.<br />
Aparentemente (escribo esto después de haber leído <strong>la</strong><br />
carta 3), está llegando el momento de ordenar y<br />
sistematizar un poco tus pensamientos, aunque <strong>la</strong> forma<br />
algo más fragmentaria que venían teniendo dejó algunas<br />
puntas muy interesantes para desarrol<strong>la</strong>r. Sobre todo <strong>la</strong><br />
carta sobre el “derecho de pernada” me pareció muy<br />
interesante, así como tus últimas líneas sobre <strong>la</strong> génesis<br />
de <strong>la</strong> organización social actual y el origen del poderío<br />
europeo a expensas de los países americanos y africanos.<br />
Estoy bastante de acuerdo con eso de que el egoísmo fue<br />
el motor que movió esta maquinaria monstruosa de<br />
- 54 -
dominación y sometimiento (algo nos enseñó Nietzsche<br />
acerca de esto, entre otros).<br />
Los únicos momentos en los que puedo hab<strong>la</strong>r de<br />
alguna discrepancia con respecto a tu exposición son<br />
aquellos en los que se desliza un cierto antagonismo<br />
entre lo rural y lo urbano. Primero porque <strong>la</strong> frontera que<br />
separa una cosa de <strong>la</strong> otra no me parece tan c<strong>la</strong>ra. Digo,<br />
en el sentido de que difícilmente estén exentos en el<br />
campo de todo tipo de influencias y contactos aunque sea<br />
indirectos con <strong>la</strong> creciente tecnologización de <strong>la</strong><br />
existencia y el dominio sin fronteras ejercido por los<br />
medios de comunicación en lo que algunos l<strong>la</strong>man <strong>la</strong> era<br />
de <strong>la</strong> información. Segundo, porque, aún si suponemos<br />
que existe tal frontera, y aún reconociendo que <strong>la</strong> vida<br />
más cerca de <strong>la</strong> “naturaleza” tiene innumerables e<br />
invaluables ventajas (sería necio y estúpido negarlo, no<br />
quisiera que se me mal interprete), me parece que <strong>la</strong><br />
existencia en <strong>la</strong> ciudad nos p<strong>la</strong>ntea una serie de desafíos<br />
y una nueva forma de concebir <strong>la</strong> vida que a mí me gusta<br />
pensar como oportunidades para ampliar nuestro<br />
horizonte, sin que esto implique <strong>la</strong> supuesta<br />
deshumanización que muchas veces se le imputa. Al<br />
contrario, <strong>la</strong> interacción con <strong>la</strong>s nuevas tecnologías y <strong>la</strong>s<br />
nuevas formas de comunicación nos obligan a ampliar<br />
nuestra concepción de lo que significa ser humanos y<br />
abordar <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción con el otro desde una perspectiva<br />
mucho más amplia. Las viejas categorías de libertad,<br />
fraternidad, individuo, comunidad, etc. son inservibles si<br />
no son reformu<strong>la</strong>das teniendo en cuenta <strong>la</strong> aceleración y<br />
- 55 -
<strong>la</strong> creación de nuevos espacios que los últimos tiempos<br />
significaron (y seguirán significando... parece que<br />
nuestra ontología se seguirá ampliando infinitamente con<br />
el descubrimiento - creación de espacios inauditos). En<br />
este sentido me parece importante pensar de manera no<br />
excluyente con respecto a los distintos espacios en los<br />
que <strong>la</strong> vida puede tener presencia.<br />
Creo que el gran problema con todo esto no es <strong>la</strong><br />
urbanidad y el avance tecnológico en sí mismos, sino el<br />
sistema en el que éstos tienen lugar: justamente, el<br />
sistema opresivo que tus reflexiones intentan sabiamente<br />
desenmascarar y comprender, para poder luego subvertir,<br />
y aquí es donde nuestras intenciones vuelven a juntarse.<br />
La denuncia que se hace desde esa reciente disciplina<br />
filosófica l<strong>la</strong>mada bio-ética a los avances tecnológicos y<br />
su aplicación al ser humano parece no entender del todo<br />
el mapa que se está dibujando: <strong>la</strong> solución no pasa por<br />
reprimir el avance de <strong>la</strong> ciencia, sino por el<br />
rep<strong>la</strong>nteamiento de <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones de poder que se<br />
adueñan de <strong>la</strong> misma. Algo parecido sucede con los<br />
polít icos de derecha que se llenan <strong>la</strong> boca hab<strong>la</strong>ndo de <strong>la</strong><br />
necesidad de reforzar <strong>la</strong> represión de <strong>la</strong> delincuencia en<br />
lugar de preocuparse más por torcer el rumbo de <strong>la</strong>s<br />
polít icas económicas que dejan a una parte cada vez más<br />
grande de nuestra sociedad más allá de los límites de <strong>la</strong><br />
marginalidad. Como bien dijo Fidel Castro en su reciente<br />
discurso en <strong>la</strong> Facultad de derecho de <strong>la</strong> UBA, se dedica<br />
más tiempo a <strong>la</strong> medicina terapéutica que a <strong>la</strong> preventiva.<br />
Entre otras cosas, porque es más rentable tener a <strong>la</strong> gente<br />
- 56 -
enferma y gastando dinero en medicamentos que evitar<br />
que se enfer me.<br />
Bueno, tendría algunas cosas más que decir, pero no<br />
quiero cansarte. Así que me despido por ahora, esperando<br />
poder retomar algunas de estas ideas en otro momento y<br />
continuar el diálogo. Gracias de nuevo por compartir tus<br />
pensamientos con nosotros, espero ansioso tu próxima<br />
carta.<br />
Te mando un gran abrazo,<br />
Rafael Mc Namara <strong>Carreras</strong><br />
Buenos Aires<br />
Respuesta de <strong>Julio</strong> a Rafael:<br />
Autonomía, Santiago del Estero, Sábado 21 de junio de<br />
2003.<br />
Querido Rafael:<br />
Verdaderamente tienes razón. Por un momento creo<br />
que caí en proyectar una percepción individual, muy<br />
influida por los sentimientos, sobre lo generalizable.<br />
Sucedió bajo <strong>la</strong> evocación personal de aquellos cinco<br />
años transcurridos en el campo, con nuestras hijas<br />
pequeñitas. Debería haber reflexionado un poco más<br />
acerca de que -por ejemplo- ese mismo periodo no fue<br />
feliz para mi esposa. En cambio, ahora <strong>la</strong> veo rebosante y<br />
- 57 -
muy realizada, como resultado en gran parte de los cerca<br />
de 14 años que llevamos ya viviendo, de nuevo, en una<br />
ciudad. Gloria -proveniente de San Francisco de Córdoba<br />
-ciudad 100 x 100 industrial, con 95 % de sus habitantes<br />
de origen nordeuropeo- es también un “animal de ciudad”<br />
como te reivindicas.<br />
Yo mismo puedo comprender <strong>la</strong>s particu<strong>la</strong>res<br />
condiciones de felicidad que pueden obtenerse habitando<br />
en grandes urbes como Buenos Aires. Lo he descripto,<br />
incluso, en varios de mis cuentos, muchos de ellos<br />
publicados en libro, o en mis nove<strong>la</strong>s, particu<strong>la</strong>rmente en<br />
una publicada hacia 1991, Abe<strong>la</strong>rdo. ¿Es que lo había<br />
olvidado?<br />
Sucede, creo, que aunque vivo en un barrio de <strong>la</strong>s<br />
afueras de Santiago (conoces mi casa, sabes que es<br />
amplia, arbo<strong>la</strong>da, sale a una bucólica p<strong>la</strong>za por detrás,<br />
tenemos a dos cuadras un inmenso bosque virgen)<br />
padezco por razones <strong>la</strong>borales los efectos de <strong>la</strong> capital<br />
provincial (ciudad afeada por todos los vicios de <strong>la</strong>s<br />
grandes urbes, sin sus beneficios). Pese a ello, creo que<br />
este tema da para reflexionar mucho más, cosa que<br />
seguramente podremos hacer, a lo <strong>la</strong>rgo de este proyecto<br />
en común emprendido con <strong>la</strong>s <strong>Cartas</strong>.<br />
Un gran abrazo.<br />
<strong>Julio</strong><br />
- 58 -
CARTA Nº 5<br />
Autonomía, Santiago del Estero, martes, 3 de junio de 2003 *<br />
Poco tiempo después de haberme encontrado con quien<br />
ahora es mi esposa -septiembre de 1973- el<strong>la</strong> se hizo<br />
atea. ¿La razón? Había muerto su padre.<br />
-No puedo creer que exista un Dios bondadoso, justo, y<br />
se lleve a un hombre como mi padre ¡a los 54 años! -<br />
decía.<br />
Tuve muchas objeciones para esta afirmación, pero <strong>la</strong>s<br />
callé debido a <strong>la</strong>s circunstancias. Por mi parte, en ese<br />
mismo periodo había sufrido <strong>la</strong> pérdida de mi tío Mariano<br />
y de mi abuelo (a quienes quería tanto como a mi padre).<br />
Algo peor: mi novia había muerto, a principios de ese<br />
mismo año, lo cual me llevó a rozar el suicidio. Pero no a<br />
perder mi fe religiosa.<br />
Hoy, treinta años después, mi esposa ha regresado a su<br />
religión. Es una católica ejemp<strong>la</strong>r -dirige, incluso, <strong>la</strong><br />
sección local de Caritas-, y practica sin objeción alguna<br />
todos los preceptos. Yo, en cambio, me he alejado de <strong>la</strong><br />
iglesia institucional. No sólo del catolicismo, sino de<br />
toda organización. Y a decir verdad, pese a haber<br />
transcurrido gran parte de mis 53 años estudiando o<br />
reflexionando sobre religiones, <strong>la</strong>s numerosas<br />
- 59 -
incertidumbres que sustenta mi razonamiento me obligan<br />
a caminar por estos terrenos en puntas de pies.<br />
Intentaré enseguida esbozar algunos conceptos que fui<br />
hal<strong>la</strong>ndo, durante esta búsqueda.<br />
La actitud religiosa parece haber sido una necesidad<br />
muy precoz en <strong>la</strong> condición humana. Se atribuye a <strong>la</strong>s<br />
primeras etapas de organización, cuando los humanos se<br />
irguieron, el surgimiento de embrionarios actos de<br />
religiosidad. “Precisamente gracias a <strong>la</strong> postura vertical<br />
puede organizarse el espacio conforme a una estructura<br />
inaccesible a los prehomínidos -sostiene Mircea Eliade- :<br />
en cuatro direcciones horizontales proyectadas a partir de<br />
un eje central de `arriba abajo´. [...] A partir de esta<br />
experiencia original, <strong>la</strong> de sentirse `proyectado´ en medio<br />
de una extensión aparentemente ilimitada, desconocida,<br />
amenazante, se e<strong>la</strong>boran los diferentes medios de<br />
`orientatio´, pues no se puede vivir por mucho tiempo en<br />
medio del vértigo provocado por <strong>la</strong> desorientación. Esta<br />
experiencia del espacio orientado en torno a un `centro´<br />
explica <strong>la</strong> importancia de <strong>la</strong>s divisiones y particiones<br />
ejemp<strong>la</strong>res de los territorios, <strong>la</strong>s aglomeraciones y <strong>la</strong>s<br />
viviendas, así como su simbolismo cósmico.” (1)<br />
Durante el siglo XIX se fortaleció en Europa una<br />
corriente de investigación que supuso nuestros orígenes<br />
culturales en <strong>la</strong> zona de <strong>la</strong> Mesopotamia e Irán. Así, E.<br />
Schure informa: “La corriente semita y <strong>la</strong> corriente aria:<br />
he aquí por donde nos han llegado todas nuestras ideas,<br />
mitologías y religiones, artes, ciencias y filosofías. [...]<br />
- 60 -
La corriente semítica contiene los principios absolutos y<br />
superiores: <strong>la</strong> idea de <strong>la</strong> unidad y <strong>la</strong> universalidad en<br />
nombre de un principio supremo que conduce a <strong>la</strong><br />
unificación de <strong>la</strong> familia humana. La corriente aria<br />
contiene <strong>la</strong> idea de <strong>la</strong> evolución ascendente en todos los<br />
reinos terrestres y supraterrestres, y conduce a <strong>la</strong><br />
diversidad infinita de los desarrollos [...] (y) <strong>la</strong>s<br />
aspiraciones múltiples del alma. El genio semita<br />
desciende de Dios al hombre; el genio ario sube del<br />
hombre a Dios”. (2)<br />
Refrendando al parecer estos criterios, cierta oda<br />
sumeria a <strong>la</strong> cual se atribuyen al menos 5.000 años de<br />
antigüedad, nos dice:<br />
“¡Amigo, quién se encumbrara y pudiera<br />
subir al cielo y morar para siempre con Shamash!<br />
[...]Porque cuando los dioses crearon al hombre<br />
le infundieron <strong>la</strong> muerte,<br />
reservando <strong>la</strong> vida para sí mismos.” (3)<br />
Sin embargo parecen haberse gestado concepciones<br />
religiosas más antiguas, en China y <strong>la</strong> India. Aunque para<br />
el propósito de estas reflexiones se lo menciona sólo<br />
como un dato adicional.<br />
Una de <strong>la</strong>s primeras manifestaciones del monoteísmo<br />
surgió en Egipto, hace 3380 años: “...Akhenatón rebajó a<br />
Amón y a todos los restantes dioses en favor de Atón,<br />
Dios supremo, identificado con el disco so<strong>la</strong>r, fuente<br />
universal de <strong>la</strong> vida...” (4)<br />
Las reformas instrumentadas por Akhenatón<br />
introdujeron transformaciones revolucionarias en Egipto<br />
- 61 -
-aunque por muy poco tiempo. El<strong>la</strong>s se sustentaban en<br />
una ideología bastante parecida, en sus preceptos<br />
exteriores, a <strong>la</strong> que luego nos presentaría Jesús, l<strong>la</strong>mado<br />
“Mesías” o “El Cristo”. Justicia social, un culto<br />
monoteísta… La diferencia -muy grande, sin duda- es que<br />
el Faraón intentó establecer esas reformas desde <strong>la</strong><br />
cúspide del poder, apoyándose en <strong>la</strong> estructura del Estado<br />
y un poderoso ejército, mientras Jesucristo lo hizo a<br />
partir únicamente de su proc<strong>la</strong>mada condición divina.<br />
Esta extremadamente sucinta referencia a <strong>la</strong>s ideas<br />
religiosas tiene como propósito l<strong>la</strong>mar <strong>la</strong> atención sobre<br />
tres conceptos, que a mi criterio pueden extraerse de<br />
el<strong>la</strong>s:<br />
1) La búsqueda de una Comunidad basada en el amor.<br />
2) La posibilidad de un p<strong>la</strong>no más perfecto de<br />
existencia en los Universos.<br />
3) La articu<strong>la</strong>ción de un sentido para todo lo<br />
perceptible.<br />
Los seguidores de Jesucristo hicieron realidad por<br />
primera vez en <strong>la</strong> historia una sociedad comunista. “El<br />
conjunto de los que habían creído vivían unidos;<br />
compartían todo cuanto tenían, vendían sus bienes y<br />
propiedades y repartían después el dinero entre todos<br />
según <strong>la</strong>s necesidades de cada uno”. (5) Dentro de este<br />
mismo grupo inicial, surgieron tendencias que animaban<br />
a dejar de <strong>la</strong>do, además, todo interés por los objetos, para<br />
intentar <strong>la</strong> transfiguración. Esto se manifestaría cuando<br />
- 62 -
dejáramos el cuerpo (o vehículo) terrenal, para<br />
emprender una continuidad superior de <strong>la</strong> existencia, esta<br />
vez en un cuerpo de carácter más sutil (pura energía, o<br />
luz).<br />
El gnosticismo, corriente muy dinámica de esta<br />
primera etapa del cristianismo, concibió (o recibió por<br />
inspiración) <strong>la</strong> teoría de que el mundo no había sido<br />
creado por Dios sino por Satanás (a quien algunas<br />
interpretaciones identifican con Ahriman, antiguo dios<br />
persa) o Lucifer. (6) Una singu<strong>la</strong>r versión evangélica,<br />
rescatada del salvaje aniqui<strong>la</strong>miento a que fueron<br />
sometidos los cátaros durante <strong>la</strong> Edad Media, es <strong>la</strong><br />
exposición antigua más coherente de esta doctrina que he<br />
encontrado. El<strong>la</strong> afirma que Satanás, quien era un<br />
coordinador glorioso de <strong>la</strong>s criaturas en los cielos “fue<br />
herido de orgullo [...] y quiso ser semejante al Altísimo”.<br />
En ese p<strong>la</strong>n efectuó una extensa campaña polít ica,<br />
convenciendo a innumerables seres espirituales para<br />
seguirlo en su aventura. Mas descubierto por el Padre,<br />
este ordenó “(a sus) ángeles (despojarlo) de sus<br />
vestiduras, de sus tronos y de sus coronas (y asimismo) a<br />
todos los ángeles que habían escuchado y obedecido a<br />
Satanás.”<br />
Entonces el ex administrador de los bienes de Dios,<br />
caído en desgracia, junto a sus numerosos seguidores,<br />
erró por un tiempo en el Universo, sin destino fijo, hasta<br />
que: “rogó al Padre, diciendo: Ten compasión de mí, y te<br />
lo devolveré todo.<br />
- 63 -
“Y el Padre tuvo compasión de él [...] Y Satanás se<br />
instaló en el firmamento, e imperó en el ángel del aire, y<br />
en el ángel del agua. Y estos levantaron <strong>la</strong> tierra, y el<br />
ángel que dominaba sobre <strong>la</strong>s aguas recibió una corona.<br />
Y con <strong>la</strong> mitad de el<strong>la</strong> hizo <strong>la</strong> luz de <strong>la</strong> luna, y <strong>la</strong> luz de<br />
<strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s [...] y creó el trueno, <strong>la</strong> lluvia, el granizo y<br />
<strong>la</strong> nieve.<br />
“[...]Y mandó a <strong>la</strong> tierra que produjese todos los<br />
volátiles, y todos los reptiles, y los árboles, y <strong>la</strong>s<br />
hierbas. Y mandó al mar que produjese los peces y los<br />
pájaros del cielo.<br />
“Y reflexionando entre sí, quiso hacer al hombre a su<br />
imagen, y ordenó al ángel del tercer cielo que entrase en<br />
un cuerpo de barro.<br />
“Y, tomando una porción de este cuerpo, hizo otro<br />
cuerpo en forma de mujer, y ordenó al ángel del segundo<br />
cielo que entrase en el cuerpo de <strong>la</strong> mujer”.<br />
¿No es esta <strong>la</strong> historia del Génesis, no es allí <strong>la</strong><br />
creación atribuida a Dios? Sí, pero tal suposición sería<br />
producto de un engaño. Pues “tomando a una de sus<br />
creaciones humanas, Enoch, lo inspiró” para que<br />
instruyera a sus semejantes, dándoles preceptos en<br />
nombre de Dios, desde Abraham a Moisés. Así, gran<br />
parte de <strong>la</strong> legis<strong>la</strong>ción veterotestamentaria habría sido<br />
inspirada, en realidad, según este re<strong>la</strong>to, para beneficio<br />
del sistema administrativo de Satanás.<br />
Dentro de esta concepción, <strong>la</strong> venida de Cristo<br />
adquiere el sentido de liberarnos de <strong>la</strong> prisión material:<br />
“Entonces los espíritus saldrán de <strong>la</strong>s prisiones de los<br />
- 64 -
que no ven [...] Y surgirá de <strong>la</strong>s regiones inferiores de <strong>la</strong><br />
tierra una oscuridad temerosa [...] ...que consumirá todas<br />
<strong>la</strong>s cosas, hasta el aire del firmamento. Y el Señor estará<br />
en todo el espacio que media entre el firmamento y <strong>la</strong>s<br />
regiones inferiores de <strong>la</strong> tierra.[...] Y los justos bril<strong>la</strong>rán<br />
como el sol, en el reino de su Padre.” (7)<br />
Termino estas reflexiones sosteniendo creer que en un<br />
universo tan inmenso, en donde nuestro sistema so<strong>la</strong>r es<br />
apenas, quizá, comparable a un peñasco en el salitral, (8)<br />
parece muy difícil que únicamente <strong>la</strong> Tierra esté provista<br />
de vida inteligente.<br />
Si aceptamos como válida <strong>la</strong> suposición de que existan<br />
otras formas de vida inteligente, podríamos aceptar<br />
también que algunas de el<strong>la</strong>s podrían ser muy superiores<br />
a <strong>la</strong> nuestra. A su vez, estas formas superiores podrían<br />
estar coordinadas por otras más avanzadas, y así hasta<br />
llegar a niveles que resultarían insondables para nuestra<br />
rústica imaginación, lo cual habría sido resuelto por<br />
personas sensibles con <strong>la</strong> invención del vocablo “Dios”.<br />
(O Brahma, Atón, YHWH, Alá, Abraxas, “El Anciano de<br />
los Días”...)<br />
Discernir de qué manera se integra nuestra existencia<br />
en el continuo devenir del Cosmos, y cuáles son los<br />
factores que ocasionan su equilibrio, o desequilibrio,<br />
sería pues desde esta concepción el propósito de <strong>la</strong><br />
actividad religiosa.<br />
- 65 -
Consciente de que no he hecho sino esbozar los<br />
primeros balbuceos de un tema muy amplio, espero al<br />
menos haber acercado un pequeño aporte, para ayudar a<br />
comprenderlo.<br />
Me despido con un saludo afectuoso.<br />
Un subalterno estudiante de <strong>la</strong> Sabiduría expresada por<br />
Cristo:<br />
<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
* Hch 20,17-27/Sal 67. Muerte de Juan XXIII. Mañana<br />
miércoles 4 de junio, se conmemora el Día Internacional de<br />
los Niños Víctimas Inocentes de <strong>la</strong> agresión. Promulgado por<br />
<strong>la</strong> ONU el 19 de octubre de 1982, ante <strong>la</strong> situación de los<br />
niños palestinos y libaneses, atrapados por <strong>la</strong> agresión bélica<br />
israelí.<br />
(1) Mircea Eliade. Historia de <strong>la</strong>s creencias y de <strong>la</strong>s ideas<br />
religiosas. Tomo I. Capítulo I. Pág.19. Ediciones Cristiandad,<br />
Madrid, España, 1978.<br />
(2) Edouard Schuré. Los grandes iniciados. Editores<br />
Mexicanos Unidos. Col. Algarín, México. 9ª edición, 1986.<br />
Este autor, miembro de <strong>la</strong> Sociedad Teosófica, introduce<br />
datos mitológicos en su narración histórica. Presenta sin<br />
embargo, de un modo coherente, el cuerpo de ideas que<br />
habían llegado a ser presupuestos manifiestos o subyacentes<br />
en <strong>la</strong> concepción europea predominante, a fines del siglo<br />
XIX.<br />
- 66 -
(3) Anónimo. Epopeya de Gilgamesh. Traducción de Este<strong>la</strong><br />
Dos Santos de <strong>la</strong> versión italiana de Rinaldi, en Storia delle<br />
letterature dell´Antica Mesopotamia. Centro Editor de<br />
América Latina, Buenos Aires, 1981.<br />
(4) Mircea Eliade, obra citada. El himno a Atón, creación<br />
de <strong>la</strong> época (traducido por Este<strong>la</strong> Dos Santos), eleva sus loas<br />
a este nuevo dios:<br />
“Tú surges bello en el horizonte del cielo<br />
¡oh! Atón vivo que has iniciado el vivir.<br />
Cuando te levantas en el horizonte oriental<br />
toda <strong>la</strong> tierra se llena de tu belleza.<br />
¡Tú eres grande, bello, esplendente, excelso sobre todos<br />
los países”.<br />
A su vez, una de <strong>la</strong>s primeras obras literarias escritas, <strong>la</strong><br />
Historia de Sinhue, refiere: “Es un dios que no tiene igual, no<br />
existió ningún otro antes semejante a él.” (Traducción de<br />
Margarita Belgrano, Centro Editor de América <strong>la</strong>tina, Buenos<br />
Aires, 1981.) Mika Waltari creó una magnífica nove<strong>la</strong>,<br />
inspirado por aquellos textos antiguos (Sinuhe el egipcio).<br />
Tal vez podamos volver sobre este tema en alguna Carta<br />
posterior.<br />
(5) Hechos de los Apóstoles, Cap. 2 Vss 44 y 45. La Biblia<br />
Latinoamericana. Ediciones Paulinas, Verbo Divino, Alfredo<br />
Ortells. Chile, 1972. En el capítulo 4, versículos 34 y 35,<br />
reiteran y desarrol<strong>la</strong>n este concepto, insistiendo además en<br />
que, de los bienes vendidos por quienes tenían esa posibilidad<br />
“cada uno recibía de acuerdo a su necesidad”. Este concepto<br />
es el mismo que en 1848 sostienen Marx y Engels, en su<br />
famoso aforismo “De cada cual, de acuerdo a sus<br />
posibilidades y a cada cual de acuerdo a sus necesidades”<br />
(6) Rudolf Steiner y sus seguidores diferencian entre<br />
Satanás, Lucifer y una tercera potencia tenebrosa: Sorat. Así,<br />
- 67 -
consideran <strong>la</strong> oposición a <strong>la</strong> obra de Jesucristo protagonizada<br />
por tres grandes fuerzas:<br />
“Las actuaciones en el ámbito astral de Lucifer y sus<br />
huestes para conducir al ser humano a su destino ejerciendo<br />
una <strong>la</strong>bor opositora, mediante <strong>la</strong> cual el ser humano ha<br />
logrado obtener <strong>la</strong> iluminación necesaria en su intelecto para<br />
iniciar sus propios procesos de auto conciencia y desarrol<strong>la</strong>r<br />
los conceptos intelectuales de los Arquetipos espirituales de<br />
Verdad, Belleza y Bondad. [...]<br />
“Las de Ahriman y sus huestes a nivel etérico para atrapar<br />
en <strong>la</strong> forma el impulso luciférico, ejerciendo una <strong>la</strong>bor<br />
opositora mediante <strong>la</strong> cual contrapesar <strong>la</strong>s fuerzas centrifugas<br />
escapistas luciféricas, y que como Pseudo Cristo quedan<br />
manifestadas fundamentalmente en el l<strong>la</strong>mado `Estado del<br />
Bienestar Social´ de este mundo de materia (elemento éste<br />
que corresponde al dominio asúrico). Se canalizan a través de<br />
<strong>la</strong>s corrientes que buscan el Cielo en <strong>la</strong> Tierra y cuya<br />
expresión más c<strong>la</strong>ra sería <strong>la</strong> sociedad anglosajona,<br />
fundamentalmente <strong>la</strong> Americana, aunque se encuentre teñida<br />
por los permanentes ataques desestabilizadores asúricos.<br />
“Las de Sorat y sus huestes asúricas, aportando a <strong>la</strong> forma<br />
ahrimánica <strong>la</strong> pesada materia, producto de <strong>la</strong> descomposición<br />
del espíritu y de <strong>la</strong>s cuales son legítimos responsables y que,<br />
como auténtico Anti Cristo, Demonio So<strong>la</strong>r o potencia po<strong>la</strong>r a<br />
<strong>la</strong> del Cristo cuya máxima expresión es el Amor, se expresa a<br />
través del Odio. Se canalizan a través de <strong>la</strong>s corrientes<br />
generadoras de destrucción y sufrimiento en el mundo,<br />
alimentándose o recibiendo su tributo, como contraprestación<br />
por el trabajo aportado para el desarrollo de <strong>la</strong> humanidad en<br />
<strong>la</strong> Tierra, en sangre humana y cuanto más inocente sea ésta<br />
mejor (siendo su bocado más deseado el sufrimiento y<br />
derramamiento de sangre infantil).<br />
- 68 -
“Expresión de lo anterior son los sacrificios humanos de<br />
determinadas culturas a través de <strong>la</strong> historia. En ocasiones se<br />
presentan con <strong>la</strong> máscara de un aparente bien, como es el<br />
caso de determinados organismos actuales que poseen una<br />
aureo<strong>la</strong> de prestigio mundial pero cuyas decisiones causan<br />
elevados niveles de sufrimiento en <strong>la</strong>s sociedades en <strong>la</strong>s que<br />
se aplican sus recomendaciones. (Robert S. Mason, El<br />
advenimiento de Ahriman, Londres, 1998. El fragmento<br />
anterior pertenece a <strong>la</strong> introducción hecha por los traductores<br />
a su publicación españo<strong>la</strong>. CERS, Madid, 2000.)<br />
(7) Evangelios apócrifos. Tomo I. El Evangelio cátaro de<br />
Juan. Traducción de Edmundo González B<strong>la</strong>nco. Edición al<br />
cuidado de Jorge Luis Borges. Hyspamérica Argentina,<br />
Buenos Aires, 1985.<br />
(8) “El Universo es en su casi totalidad un vacío negro, y<br />
sin embargo el número de soles es asombroso. [...] So<strong>la</strong>mente<br />
en <strong>la</strong> ga<strong>la</strong>xia de <strong>la</strong> Vía Láctea podría haber cien mil millones<br />
de mundos, ninguno demasiado cerca, ninguno demasiado<br />
lejos del sol local, alrededor del cual circu<strong>la</strong>n en un<br />
silencioso homenaje gravitatorio.” (Carl Sagan y Ann<br />
Druyan, Sombras de antepasados olvidados, Editorial<br />
P<strong>la</strong>neta, Barcelona, 1993.)<br />
“...sabemos que el universo consiste en enjambres de<br />
ga<strong>la</strong>xias, cada uno de ellos conteniendo desde unas pocas<br />
docenas a unos mil<strong>la</strong>res de ga<strong>la</strong>xias individuales. Cada<br />
ga<strong>la</strong>xia, a su vez, es un enjambre que contiene desde unos<br />
miles de millones a algunos billones de estrel<strong>la</strong>s.” (Isaac<br />
Asimov. Cronología del mundo. Ariel Ciencia. Colombia,<br />
1992.)<br />
- 69 -
Respuestas<br />
Ho<strong>la</strong> <strong>Julio</strong>, recibí tu envío, muy interesante y real,<br />
gracias.<br />
Te comunico que me tomé el atrevimiento de<br />
reenviarlo a personas amigas (de esas que suelen pensar,<br />
por supuesto) locales y de otras provincias, pues me<br />
parece que estas verdades hay que difundir<strong>la</strong>s a los<br />
cuatro vientos.<br />
Quedamos en contacto, recibe un abrazo y gracias<br />
nuevamente.<br />
Mario Cardozo<br />
Respuesta de <strong>Julio</strong> a Mario<br />
Muchísimas gracias a ti, Mario. El propósito de estas<br />
cartas es aportar aunque fuese algunas pequeñas ideas<br />
para que nuestra vida como humanos sea un poco mejor.<br />
No se venden ni arrojan otro beneficio para el autor que<br />
<strong>la</strong> satisfacción de haber logrado aunque sea en parte este<br />
objetivo. De ahí que tu respuesta -como <strong>la</strong>s de otros que<br />
<strong>la</strong>s envían amablemente- sea considerada como mi<br />
sa<strong>la</strong>rio.<br />
- 70 -
Textonautas<br />
Ho<strong>la</strong> <strong>Julio</strong>, encantado de conocerle yo me l<strong>la</strong>mo santi,<br />
soy uno de los administradores de Textonautas. Me ha<br />
impactado su carta, sobre todo <strong>la</strong> convicción que<br />
desprende de sus pa<strong>la</strong>bras, (corroboradas por<br />
documentación precisa) y por <strong>la</strong> utilización de un<br />
lenguaje sencillo, c<strong>la</strong>ro y fácil de entender, lo que se<br />
agradece. Puede ser discutible si lleva razón o no en todo<br />
(en muchas cosas sí), por ejemplo, culpar a Europa de<br />
todos los males que sufre el mundo actualmente no me<br />
parece lógico. Reconozco que históricamente ha podido<br />
influir negativamente en el presente de esos países, eso<br />
es indudable, pero tampoco creo que sea (seamos, ya que<br />
soy europeo) los únicos culpables.<br />
Pero bueno, no es mi intención discutir, sino<br />
agradecerle que nos haya enviado su carta y decirle que<br />
me gustó. Por lo que veo es <strong>la</strong> número 3, lo cual me<br />
entristece porque a nuestra dirección sólo ha llegado<br />
ésta, ni <strong>la</strong> 1 ni <strong>la</strong> 2. ¿Sería tan amable de reenviarme <strong>la</strong>s<br />
anteriores para poder leer<strong>la</strong>s? Es que hemos tenido fuera<br />
de servicio nuestra cuenta de correo durante algún tiempo<br />
y posiblemente haya sido por eso por lo que no llegaron.<br />
Se lo agradezco, reciba un saludo afectuoso<br />
Santi<br />
textonautas@hotmail.com<br />
- 71 -
Respuesta de <strong>Julio</strong> a Santi<br />
Los Toltecas, los Mayas, los Aztecas y los<br />
Tavantisuyus (gobernados por el Inca) ejercían una<br />
dominación cruel sobre los pueblos bajo su yugo y<br />
efectuaban horrendos sacrificios humanos. Un historiador<br />
respetadísimo hace subir hasta dos mil por año el número<br />
de <strong>la</strong>s víctimas sacrificadas. He aquí su descripción: “Las<br />
víctimas del enemigo eran de ordinario los prisioneros<br />
[...] Eran conducidas al sacrificio por los sacerdotes, en<br />
procesión, a pasos lentos, al son de música y en medio de<br />
los cantos del ritual. [...] El pueblo, reunido a lo lejos, lo<br />
contemp<strong>la</strong>ba todo en un silencio profundo. En fin, <strong>la</strong><br />
víctima era tendida sobre <strong>la</strong> piedra fatal. El sacrificador<br />
se acercaba a el<strong>la</strong> armado de un cuchillo de piedra, le<br />
abría el pecho, le arrancaba el corazón humeante, y<br />
rociaba con <strong>la</strong> sangre <strong>la</strong>s imágenes de los dioses. El<br />
cadáver era entregado al guerrero que había prendido a <strong>la</strong><br />
víctima en <strong>la</strong> batal<strong>la</strong>, el cual lo ofrecía a sus amigos en<br />
un banquete.” (Diego Barros Arana. Historia de América.<br />
Tomo I, Capítulo II: El antiguo México. Ediciones<br />
Ánfora, Buenos Aires, 1973.) Más ade<strong>la</strong>nte, este mismo<br />
autor expresa: “Los antiguos mexicanos tenían fiestas y<br />
diversiones de diferentes especies: conocían muchos<br />
juegos en que eran diestrísimos; celebraban ostentosos<br />
banquetes en que se les servían delicados manjares; pero<br />
una tristeza casi constante formaba el fondo del carácter<br />
nacional. En medio del brillo de <strong>la</strong>s riquezas, el mejicano<br />
vivía aterrorizado por sus preocupaciones religiosas, y<br />
- 72 -
abatido no tanto por el despotismo del gobierno de <strong>la</strong><br />
tierra cuanto por el temor a sus horribles y sanguinarios<br />
dioses”.<br />
Ya que tengo este tomo abierto ante mí, junto a <strong>la</strong><br />
computadora, mientras escribo (y el libro no es pequeño)<br />
aprovecharé para tomar de su narración otro párrafo:<br />
(Huáscar y Atahualpa, hermanos y gobernantes del<br />
Tavantisuyu) “Durante cinco años [...] reinaron<br />
pacíficamente en sus estados respectivos; pero empeñose<br />
enseguida una guerra terrible en que, después de<br />
sangrientos combates, <strong>la</strong> victoria quedó para Atahualpa.<br />
Huáscar fue retenido en una prisión”. (Obra citada,<br />
Capítulo XIV, Conquista del Perú.)<br />
Quiero decirte con esto, Santi, que posiblemente<br />
hubiera esperado a los millones de aborígenes que<br />
habitaban este inmenso continente padecimientos<br />
simi<strong>la</strong>res –o incluso peores– si no hubiesen llegado hasta<br />
aquí los conquistadores europeos. Pues si los aztecas y<br />
los incas –imperios por entonces dominantes– no habían<br />
expandido aún más su opresión sobre <strong>la</strong>s demás razas, era<br />
probablemente por falta de tecnología. Pero como <strong>la</strong><br />
reflexión debe basarse sobre lo que efectivamente<br />
sucedió, les ha tocado ineludiblemente a los europeos,<br />
quienes protagonizaron hegemónicamente <strong>la</strong> conquista,<br />
cargar con <strong>la</strong> mayor parte de <strong>la</strong> responsabilidad. Como<br />
les toca ahora a los norteamericanos -simiente epidémica<br />
de Ing<strong>la</strong>terra- quienes ya cargan sobre sus espaldas el<br />
horror de Hiroshima y Nagasaki, el espanto de Vietnam,<br />
<strong>la</strong> incalificable masacre y opresión de Iraq.<br />
- 73 -
No es mi intención echar “toda <strong>la</strong> culpa” a los<br />
europeos. Y debo ac<strong>la</strong>rarte que no guardo prejuicio<br />
alguno en contra de Europa (incluso, muchos de los<br />
momentos más felices de mi vida lo fueron con personas<br />
provenientes de allá, a quienes recuerdo con inmenso<br />
afecto). Mi propia sangre es, por lo demás, de origen<br />
remotamente europeo.<br />
La intención de estas reflexiones es indagar sobre <strong>la</strong>s<br />
fuentes primordiales de los peores instintos,<br />
racionalizados en proyectos y concretados en acciones,<br />
que a lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong> historia humana han conducido a su<br />
infelicidad. Tenía un p<strong>la</strong>n para ello: partiendo de algún<br />
hecho emblemático (como el “derecho de pernada”<br />
expuesto en una de <strong>la</strong>s primeras cartas) abordar<br />
sistemáticamente <strong>la</strong> violencia, el egoísmo, <strong>la</strong><br />
mezquindad, <strong>la</strong> astucia y deve<strong>la</strong>r en lo posible <strong>la</strong>s formas<br />
insidiosas como había ido interpenetrando <strong>la</strong> cultura<br />
humana a lo <strong>la</strong>rgo de los siglos. Todavía sigue en pie este<br />
p<strong>la</strong>n. Sólo que estamos dando algunos rodeos,<br />
aparentemente necesarios, inducidos por <strong>la</strong> inspiración.<br />
Dentro del estudio cronológico de los males,<br />
deberíamos entonces analizar <strong>la</strong> gestión de los sumerios -<br />
quienes establecieron el primer Imperio sobre <strong>la</strong> Tierra-,<br />
los egipcios, los babilonios, los asirios, los griegos y<br />
romanos, los chinos, los tártaros, los hunos, los árabes y<br />
los turcos antes de llegar a los europeos. Ninguno de los<br />
mencionados fueron ángeles benignos en sus políticas de<br />
dominación.<br />
- 74 -
Espero pues que <strong>la</strong>s <strong>Cartas</strong> puedan cumplir estos<br />
propósitos, y si los podemos completar en forma<br />
colectiva, mejor. Por ello quiero decirte que celebro<br />
mucho tu respuesta, <strong>la</strong> cual enriquece nuestra <strong>la</strong>bor.<br />
Por correo aparte envío a tu dirección de e-mail <strong>la</strong>s<br />
<strong>Cartas</strong> 1 y 2.<br />
Un saludo afectuoso.<br />
<strong>Julio</strong><br />
- 75 -
CARTA Nº 6<br />
Autonomía, Santiago del Estero, jueves, 12 de junio de 2003<br />
*<br />
Solemos creer que el refinamiento es patrimonio de <strong>la</strong>s<br />
c<strong>la</strong>ses “altas”. Me parece que no es así. Mas para<br />
entendernos mejor, es necesario intentar una<br />
aproximación a lo supuesto cuando usamos <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />
“refinamiento”.<br />
Durante el siglo veinte <strong>la</strong>s masas humanas fueron<br />
víctimas de <strong>la</strong>s ideas del dieciocho. Estas parieron, como<br />
uno de sus más grandes logros, el materialismo. Por ello,<br />
se llegó a considerar “refinado” a quien presentara rasgos<br />
de comportamiento agradables y cierta erudición formal.<br />
Se emparentó el concepto con <strong>la</strong> forma exterior de los<br />
objetos. No cabe duda, entonces, que La Piedad de<br />
Miguel Angel es un objeto refinado: allí el mármol<br />
aparece pulido hasta un grado de maravillosa tersura.<br />
Este criterio, sería tal vez el que permitiría incorporar<br />
a los significados de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra “refinamiento” <strong>la</strong>s<br />
acepciones: “extremada crueldad en <strong>la</strong> manera de actuar<br />
de una persona” o “ensañamiento, saña”. (1) Algunos<br />
reyes franceses del siglo XVII y sus amigos practicaban<br />
trabuco tirando contra presos a quienes, antes de soltar<br />
- 76 -
en el bosque ordenándoles correr, los carceleros habían<br />
maniatado, vendádonles sus ojos.<br />
La cinta Los Demonios, protagonizada por Oliver Reed<br />
y Vanessa Redgrave, ilustra dicha costumbre. Allí, los<br />
pobres reos son además embadurnados en alquitrán y<br />
emplumados, para dar mayor “lucimiento” al “festival”.<br />
En él -una colorida celebración- participan racimos de<br />
nobles, vestidos con lujo deslumbrante, bel<strong>la</strong>s damas,<br />
funcionarios, clero; todos asistidos por servidumbre<br />
incontable, asimismo asaz lujosa. (2)<br />
Discernimos, entonces, que es sólo aparente <strong>la</strong><br />
contradicción. Así, el término podía aplicarse a los<br />
“nobles” franceses l<strong>la</strong>mados a estrenar más tarde el<br />
invento del doctor Guillotin; ellos ostentaban sin duda<br />
caracteres de “finura, gusto, exquisitez, delicadeza,<br />
elegancia, distinción”, sin por ello estar exentos de<br />
“extremada crueldad en <strong>la</strong> manera de actuar” ni de<br />
“ensañamiento, saña” -otros significados inclusos en esta<br />
pa<strong>la</strong>bra, como ya quedó expresado.<br />
Esta concepción del refinamiento que hoy sustentan <strong>la</strong>s<br />
masas en <strong>la</strong>s ciudades europeas o europeizadas surgió en<br />
el Renacimiento (siglos XIV y XV). Pero adquirió<br />
definición ideológica durante los siglos XVIII y XIX, a<br />
través de <strong>la</strong> idealización romántica. Arnold Hauser<br />
describe a <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses que le dieron origen: “...<strong>la</strong>s cortes<br />
de los príncipes italianos del Renacimiento no persiguen<br />
tan altos fines (como los de <strong>la</strong> caballería medieval); su<br />
contribución a <strong>la</strong> cultura social se limita a aquel<br />
concepto que se difundió en el siglo XVI por influencia<br />
- 77 -
españo<strong>la</strong>, pasó a Francia y se impuso allí, constituyendo<br />
<strong>la</strong> base de <strong>la</strong> cultura cortesana y convirtiéndose en<br />
modelo para toda Europa.” (2) Permítasenos otra cita del<br />
mismo libro, pues aporta características importantes de<br />
los sectores que constituyeron -tamizados por el<br />
romanticismo- los clissés para el concepto occidental de<br />
refinamiento:<br />
“A diferencia de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se señorial de <strong>la</strong>s otras ciudades<br />
italianas, en primer lugar Florencia [...] <strong>la</strong> aristocracia de<br />
Roma se compone de tres grupos perfectamente<br />
diferenciados. El más importante está formado por <strong>la</strong><br />
corte pontificia con los parientes del Papa, el clero más<br />
alto, los diplomáticos del país y extranjeros y <strong>la</strong>s<br />
infinitas personalidades que participan de <strong>la</strong><br />
magnificencia pontificia. [...] Un segundo grupo abarca a<br />
los grandes banqueros y ricos comerciantes, que en <strong>la</strong><br />
despiadada Roma de entonces, centro de <strong>la</strong><br />
administración financiera pontificia, que se extendía por<br />
todo el mundo, tenían <strong>la</strong> mejor coyuntura imaginable. El<br />
banquero Altoviti es uno de los más magníficos amigos<br />
del arte de <strong>la</strong> época, y para Agostino Chigi trabajan, con<br />
<strong>la</strong> excepción del enemigo de Rafael, Miguel Ángel, todos<br />
los artistas famosos de <strong>la</strong> época; él da trabajo -aparte de<br />
a Rafael- a Sodoma, Baldassare Peruzzi, Sebastiano del<br />
Piombo, Giulio Romano, Francesco Penni, Giovanni da<br />
Udine y muchos otros maestros. El tercer grupo está<br />
formado por los miembros de <strong>la</strong>s antiguas familias<br />
romanas, ya empobrecidas, que puede decirse que no<br />
tienen parte alguna en <strong>la</strong> vida artística, y mantienen sus<br />
- 78 -
nombres con lustre gracias a que casan a sus hijos e hijas<br />
con los vástagos de burgueses ricos y con ello dan lugar<br />
a una fusión de c<strong>la</strong>ses semejante, aunque más reducida, a<br />
<strong>la</strong> que ya antes se había producido en Florencia y otras<br />
ciudades a consecuencia de <strong>la</strong> participación de <strong>la</strong> antigua<br />
nobleza en los negocios de <strong>la</strong> burguesía.”<br />
Además de finas en sus modales y gustos, estas c<strong>la</strong>ses<br />
son extremadamente crueles cuando lo consideran<br />
necesario. El Príncipe, de Maquiavelo, ha provisto tal<br />
vez un modelo insustituible del tipo de personalidad a <strong>la</strong><br />
cual nuestro concepto, aquí estudiado en sus acepciones<br />
occidentales, podrían aplicarse.<br />
Mas por hoy dejemos esta faceta del asunto (en otra<br />
oportunidad hab<strong>la</strong>remos de Lord Byron, Sir Lawrence de<br />
Arabia y otros psicóticos semejantes, que llegaron a<br />
constituir verdaderos arquetipos para Occidente).<br />
Veamos ahora <strong>la</strong> otra, <strong>la</strong> cual considero mucho más<br />
cercana a <strong>la</strong> verdadera esencia de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />
refinamiento. Para no cansarlos, hagamos aquí una pausa;<br />
concédanme, en el interín, una pequeña recordación.<br />
El señor Báez me visitaba con moderada frecuencia en<br />
Fernández. Cuando esto coincidía con alguna acción mía<br />
a campo abierto, solía contemp<strong>la</strong>r lo avanzando desde <strong>la</strong><br />
distancia, perdiendo y recuperando partes de su cuerpo<br />
tras <strong>la</strong>s ondu<strong>la</strong>ciones del camino que conducía a casa o<br />
los edificios, luego de atravesar el inmenso patio central<br />
de <strong>la</strong> Fundación -alrededor del cual se levantaban <strong>la</strong><br />
curtiembre, <strong>la</strong> carpintería, el <strong>la</strong>boratorio para <strong>la</strong><br />
- 79 -
extracción y depósito de miel, <strong>la</strong> casa de Josef Majer (de<br />
estilo seudoalpino en <strong>la</strong> superficie, pero cuyas<br />
habitaciones principales, se habían construido bajo<br />
tierra), <strong>la</strong> de Ulrich Buckenmayer (otra joyita<br />
arquitectónica, compuesta por dos primorosos globos de<br />
cemento y adobe, bajo los cuales se respiraba un aire<br />
umbroso y fresco, completamente ais<strong>la</strong>dos del exterior<br />
por <strong>la</strong>s mejores maderas en sus aberturas y finas mal<strong>la</strong>s<br />
metálicas para evitar el ingreso de insectos, unidos entre<br />
sí por una bonita galería cubierta, de forma rectangu<strong>la</strong>r),<br />
el gallinero, <strong>la</strong> Guardería (gigantesca construcción donde<br />
se había aplicado el criterio de <strong>la</strong>s casas-globo,<br />
perfeccionado tras el efecto un poco grosero de <strong>la</strong> Casa<br />
de los Alumnos, más gigantesca aún, posterior para<br />
ubicar<strong>la</strong> si continuamos tomando como referencia el<br />
camino a casa pero anterior en su construcción), a <strong>la</strong><br />
izquierda el molino con su gigantesco tanque y <strong>la</strong> huerta<br />
comunitaria, más tarde el corral de <strong>la</strong>s vacas, aún más<br />
aquí ya el cultivo experimental de frutil<strong>la</strong>s y el de<br />
tomates perita, con sus herméticos toldos rectangu<strong>la</strong>res<br />
de material vinílico para preservarlos del frío invernal,<br />
después de atravesar <strong>la</strong> acequia pasando sobre un ancho<br />
puente, afirmado en sólidos tubos, el corral de los<br />
chanchos, tras del cual se había construido, con estéril<br />
firmeza, <strong>la</strong> jau<strong>la</strong> sobre cemento para una yunta de<br />
pecaríes traídos de Salta; enseguida <strong>la</strong> senda bordeada<br />
por “dientes de león” que llevaba a casa, tras <strong>la</strong> cual se<br />
abrían cinco hectáreas sembradas sólo con melilotus<br />
(para <strong>la</strong>s abejas), el horizonte cercano -ocultador de un<br />
- 80 -
ancho canal-, y el monte, por partes negado, tan<br />
apretadas crecían allí <strong>la</strong>s innumerables p<strong>la</strong>ntas que<br />
constituían su vegetación. Nuestra casa era una<br />
composición arquitectónica que personalmente<br />
imaginara: dos grandes globos, unidos en el medio por un<br />
prisma rectangu<strong>la</strong>r más grande aún. El primer globo fue<br />
destinado a sa<strong>la</strong> de estar; era el único que había quedado<br />
sin terminar (pues se me acabó el dinero). El rectángulo -<br />
cinco metros y medio de altura y nueve de <strong>la</strong>rgo, con leve<br />
caída hacia el oeste- contenía <strong>la</strong> cocina, nuestro comedor<br />
diario, un baño y una pequeña habitación para huéspedes,<br />
construida sobre el baño, a <strong>la</strong> cual se llegaba por medio<br />
de una esca<strong>la</strong> marinera de hierro empotrada en <strong>la</strong> pared.<br />
El segundo globo (en realidad medias esferas, que me<br />
agradaba emparentar imaginariamente con vientres<br />
maternales en su periodo de gravidez) albergaba tres<br />
habitaciones: una pequeña, al entrar, hacia <strong>la</strong> derecha,<br />
donde yo dormía habitualmente; otra mayor -ocupando<br />
casi todo el espacio- donde, en una gran cama hecha en<br />
nuestra carpintería reposaban juntas mi esposa Gloria con<br />
nuestras hijas: Rocío, Lupita y Alejandra. A su <strong>la</strong>do, <strong>la</strong><br />
cuna, usada cuando eran chiquitas, abadonada para<br />
siempre luego de haber cumplido un año <strong>la</strong> más chiquita,<br />
Alejandra. Por último, a <strong>la</strong> izquierda, otra salita pequeña:<br />
mi escritorio. Las tres tenían aberturas, proporcionales a<br />
sus tamaños, de formas ojivales. Los ambientes estaban<br />
separados sólo por tabiques de <strong>la</strong>drillo, que habían sido<br />
levantados hasta unos dos metros de altura, sin llegar al<br />
techo, de tal manera que mientras permaneciéramos en<br />
- 81 -
aquellos ámbitos pudiésemos estar continuamente en<br />
comunicación.<br />
El señor Báez renqueba levemente. Seguramente por<br />
ello se apoyaba en un singu<strong>la</strong>r bastón. A diferencia de los<br />
que suelen llevarse en <strong>la</strong>s ciudades, no presentaba<br />
<strong>la</strong>branza alguna en su cuerpo ni terminaba en puntera o<br />
mango, mucho menos ostentaba marfiles o metal. Era,<br />
sencil<strong>la</strong>mente, una rama re<strong>la</strong>tivamente derecha de algún<br />
árbol (esto lo supongo) tan irregu<strong>la</strong>r como fuera gestada,<br />
cuya superficie al parecer había sido bruñida sólo por su<br />
uso y el transcurrir de los años. La otra mano venía<br />
ocupada por un viejo portafolios de cuero sin lustrar.<br />
Todo en el señor Báez transmitía <strong>la</strong> impresión de haber<br />
sido usado por mucho tiempo. Su traje gris, arrugado, <strong>la</strong><br />
camisa, que llevaba prendida en el cuello pero sin<br />
corbata -lo cual inducía una asociación con los tristes<br />
daguerrotipos mostrando obreros industriales del XIX-<br />
unos gemelos descascarados sosteniendo <strong>la</strong>s mangas. Se<br />
sentaba en <strong>la</strong> sil<strong>la</strong> que le ofrecía frente a mi pequeño<br />
escritorio (en aquel<strong>la</strong> oficina no había lugar para más de<br />
dos o tres personas) y se re<strong>la</strong>jaba, contándome alguna<br />
historia breve. Nunca permanecía más de media hora.<br />
Vivía solo, en una ruinosa casucha que cierta vez vi de<br />
lejos, y -alguien me indicó- le había dejado su madre.<br />
Alguien me había dicho, también, que era “homosexual”.<br />
Aunque esto posiblemente era un infundio de gentes<br />
elementales, como <strong>la</strong> mayor parte de quienes habitaban<br />
esta zona de chacareros, ante sus modales cultos y<br />
atildamiento exterior. Se sostenía con <strong>la</strong> venta de libros.<br />
- 82 -
Los informantes - inevitables en los pueblos chicos-<br />
completaban su semb<strong>la</strong>nza afirmando que esos libros los<br />
obtenía en donación, recorriendo editoriales, librerías u<br />
museos de Buenos Aires, donde se presentaba como<br />
“delegado de <strong>la</strong> Dirección de Cultura o <strong>la</strong> biblioteca de<br />
Fernández”. Nadie sabía en esos ámbitos siquiera <strong>la</strong><br />
ubicación geográfica de Fernández, así que el aspecto de<br />
su representante debe de haberles parecido coherente a<br />
tales donantes. De vez en cuando el señor Báez conseguía<br />
pasajes sin cargo, en <strong>la</strong>s categorías más humildes del<br />
famoso Estrel<strong>la</strong> del Norte, un tren que en -con suerte- en<br />
18 traqueteantes horas de abnegado viaje solía depositar<br />
a los provincianos (que iban acompañados por cabritos,<br />
gallinas, pertrechados con todo tipo de alimentos en<br />
paquetes) en <strong>la</strong> estación de Retiro, en Buenos Aires.<br />
¡Buenos Aires! Esta referencia mágica transportaba <strong>la</strong><br />
imaginación del señor Báez, para quien <strong>la</strong> inmensa urbe<br />
se presentaba posiblemente como debió haberlo hecho el<br />
Paris finisecu<strong>la</strong>r en <strong>la</strong> etapa pueblerina de Rimbaud o<br />
Modigliani. Me contó cierta vez una historia que logró<br />
quitar mis ojos de los frondosos seibos y los pájaros que<br />
en ellos jugaban, regodeo al que me entregaba durante<br />
algunas visitas pues <strong>la</strong> ventana de mi derecha había sido<br />
dispuesta para facilitarlo. Fue <strong>la</strong> de cierto viaje que, en<br />
el año 1959, había organizado para <strong>la</strong> Delegación<br />
Cultural de Fernández, llevando “lo mejor del arte local:<br />
poesía, música, danzas” a <strong>la</strong> Capital Federal argentina.<br />
La descripción de tal gira me provoca algo de sonrojo<br />
- 83 -
aún hoy, pero él <strong>la</strong> contó pausadamente, sin inmutarse.<br />
Reproduciré sólo <strong>la</strong> escena de <strong>la</strong> llegada:<br />
“En Estación Retiro -dijo el señor Báez- nos esperaba<br />
el intendente de <strong>la</strong> ciudad” (¡el intendente de Buenos<br />
Aires! ¡Un monstruo con seis millones de habitantes,<br />
yendo a esperar a...! ¡una delegación cultural de<br />
Fernández, pueblito agríco<strong>la</strong> perdido en <strong>la</strong> anchura de<br />
Santiago del Estero, una de <strong>la</strong>s provincias más pobres de<br />
<strong>la</strong> Argentina!) “Luego de que <strong>la</strong> Banda de Música<br />
Municipal ejecutara algunos temas de Vivaldi, con<br />
nosotros parados en los estribos del tren u observándolos<br />
desde <strong>la</strong>s ventanil<strong>la</strong>s, muy gratificados... (¡de Vivaldi!<br />
¡<strong>la</strong> Banda tocaba temas, precisamente, de Vivaldi!) ...el<br />
intendente me entregó <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>ves de <strong>la</strong> ciudad” El mismo<br />
recibimiento, en suma, que en su oportunidad merecieran<br />
el príncipe de Gales o Charles De Gaulle.<br />
El señor Báez se retiraba, pues, luego de contarme<br />
estas historias, renqueando, hacia su casita distante de<br />
donde nosotros vivíamos como un kilómetro. Lo<br />
acompañaba hasta <strong>la</strong> galería, lo observaba bajar y subir<br />
<strong>la</strong>s lomitas hasta perderse en <strong>la</strong> distancia. Me habían<br />
dicho que pasaba dificultades, por lo cual solía ofrecerle<br />
algún desayuno o merienda.<br />
So<strong>la</strong>mente aceptaba un té.<br />
La última vez me obsequió dos libros. Había ido<br />
primero a <strong>la</strong> casa de Josef Majer, pero el alemán no quiso<br />
comprarlos. Lo comentó sin otorgar demasiada<br />
importancia al asunto. ¿Quería verlos? Me los mostró.<br />
- 84 -
Particu<strong>la</strong>rmente uno, Historia de los Papas, de Herder,<br />
me impresionó.<br />
Es un tomo grande, de edición lujosa, tapa<br />
encuadernada en te<strong>la</strong> rugosa bajo <strong>la</strong> sobrecubierta a todo<br />
color, hojas interiores en papel grueso, ecológico. Me<br />
observó manejando el libro con cuidado, disfrutó del<br />
afecto con que yo daba vuelta cuidadosamente sus<br />
hojas... luego de un rato de silencio dijo:<br />
-¿Le gustan los libros? Puede quedárselos.<br />
Quedé cortado. ¡Había venido a vender esos libros al<br />
alemán, posiblemente porque no tenía dinero siquiera<br />
para comer... y me los obsequiaba!...<br />
-Señor Báez...-balbuceé- se lo agradezco, pero no<br />
puedo aceptarlo... Usted tiene que venderlos, es su<br />
trabajo...<br />
-¡No, no! -ordenó-. ¡Quédeselos! ¡Se los he<br />
rega<strong>la</strong>do!...<br />
Para no dar más oportunidad de discusión se levantó,<br />
trabajosamente.<br />
Enseguida estaba alejándose por el sendero. Su cabello<br />
corto, cano, comenzó a confundirse enseguida con el<br />
horizonte grisáceo. Y nunca más lo vi.<br />
Pregunté por su paradero mucho tiempo después. Me<br />
dijeron que había muerto. ¿Cómo fue? Lo encontró una<br />
vecina, iba a llevarle tortil<strong>la</strong>s. Nada impresionante. Sólo<br />
dormía. El director de Cultura, que era un hombre<br />
sensible, dispuso de <strong>la</strong> caja chica unos pesitos para que<br />
Griggio, el carpintero del pueblo, le fabricara un cajón<br />
(cuatro tablitas sencil<strong>la</strong>s).<br />
- 85 -
Una vez adentro lo enterraron, directamente, en un<br />
espacio vacante de <strong>la</strong> ancha alfombra de césped en el<br />
cementerio. Sin velorio, pues no tenía familiares. Sin<br />
cruz, pues manifestaba públicamente su agnosticismo.<br />
Tengo para mí que el verdadero refinamiento requiere<br />
ciertas condiciones, algunas inabordables para <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses<br />
adineradas. Las primeras de carácter, aunque obtenibles a<br />
veces bajo <strong>la</strong> combinación con otras de condición<br />
exterior. Entre <strong>la</strong>s primeras debe haber humildad, pero<br />
también cierta megalomanía. Pues una condición esencial<br />
del verdadero refinamiento es <strong>la</strong> constante disposición a<br />
satisfacer <strong>la</strong>s necesidades de los otros, no de aquellos<br />
que pueden darnos algo a cambio, sino de los desvalidos,<br />
los necesitados, los ancianos, los enfermos, los<br />
incomprendidos, abandonados, de los semejantes, en<br />
suma a quien comparte lo mejor de su patrimonio magro.<br />
¿Y <strong>la</strong> megalomanía? se me preguntará. Sólo quienes<br />
sustentan este factor en sus caracteres pueden acceder a<br />
<strong>la</strong> amplitud necesaria como para abarcar con su<br />
imaginación a toda <strong>la</strong> humanidad, y hasta <strong>la</strong> naturaleza<br />
entera, al punto de sentirse integrados en un sólo cuerpo<br />
con el<strong>la</strong>s. Buda, Zaratustra, Cristo, San Francisco de<br />
Asís, eran probablemente individuos a quienes hubiera<br />
podido fácilmente acusarse de megalómanos.<br />
¿Y <strong>la</strong>s condiciones que difícilmente puedan alcanzar<br />
los ricos?<br />
- 86 -
La pobreza y el dolor. La incertidumbre de no saber si<br />
hoy vas a poder encontrar unos centavos para comprar <strong>la</strong><br />
leche de tus hijos, o una ropita que necesitan para poder<br />
concurrir a <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>. El dolor de innumerables<br />
situaciones difíciles, <strong>la</strong> pérdida de quienes hemos amado<br />
bajo condiciones de impotencia... son algunas situaciones<br />
necesarias para moldear <strong>la</strong>s formas que finalmente<br />
emergerán, cuando hay buenas raíces caracterológicas, en<br />
<strong>la</strong> verdadera nobleza, que es espiritual.<br />
No digo que sea imposible alcanzar estos requisitos<br />
para un rico. La mayoría no lo hace, aún más, ni siquiera<br />
les interesa en lo más mínimo hacerlo.<br />
¿Dónde encontrar refinamiento humano, entonces?<br />
De hecho puede encontrárselo en cualquier parte: en<br />
Amsterdam quizás o en Quelimane. Mi experiencia -<strong>la</strong><br />
cual no considero excluyente- sin embargo, es haber<strong>la</strong><br />
visto con mayor facilidad allí donde no hay demasiadas<br />
cosas para comprar -ni dinero para hacerlo-, allí donde <strong>la</strong><br />
vida es humilde, en los pequeños pueblos, en los cerros o<br />
valles alejados, cuanto más ignorados por <strong>la</strong> civilización<br />
occidental, mejor.<br />
Me despido con un saludo afectuoso.<br />
Un subalterno estudiante de <strong>la</strong> Sabiduría expresada por<br />
Cristo:<br />
<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
Autonomía, Santiago del Estero, Argentina.<br />
- 87 -
* 2 Cor 3,15 -4, 1, 3-6/Sal 84. Mt 5,20-26. Juan de<br />
Sahagún. 1514: Por primera vez se da lectura al<br />
“Requerimiento” (al cacique Catarapa), en <strong>la</strong> voz de Juan<br />
Ayora, en <strong>la</strong> costa de Santa Marta (ver Carta Nº 3). 1981.<br />
Joaquín Neves Norte, abogado del Sindicato de los<br />
Trabajadores Rurales de Naviraí, Paraná, Brasil, asesinado<br />
por parapoliciales. (Fuente: Agenda Latinoamericana-Mundial<br />
2003. Centro Nueva Tierra, Carmen de Patagones, Argentina.)<br />
(1) Enciclopedia Interactiva Santil<strong>la</strong>na. Versión 1.0. 1995.<br />
Santil<strong>la</strong>na. Publishing Company y Chinon America Inc.<br />
(2) Director: Ken Russell. Guionista: Aldous Huxley.<br />
Estrenada el 16 de julio de 1971 en EE.UU.<br />
(3) Arnold Hauser. Historia social de <strong>la</strong> literatura y el arte.<br />
Tomo I. Guadarrama, Madrid, 1972.<br />
Respuestas<br />
<strong>Julio</strong>, este para que mandes a tus amigos a ver si<br />
consigo trabajo.-Laura:<br />
DESEMPLEADA, Martillera y Corredor, Of. De<br />
Justicia Ad-Hoc. Especializada en Violencia Familiar -<br />
Maltrato y Abuso Sexual Infantil. Fundadora y Coord. de<br />
grupos de autoayuda por mas de l0 años. Con amplias<br />
referencias, mis grupos han sido estudiados por <strong>la</strong><br />
Universidad del Comahue en casi todas sus<br />
especialidades sociales. “Una verdadera escue<strong>la</strong> de<br />
- 88 -
ciudadanía, aprenden sus derechos y sus obligaciones” un<br />
Grupo no una serie;- en fin, mil referencias.<br />
Me ofrezco para trabajar, organizar, contro<strong>la</strong>r un<br />
Proyecto productivo de desarrollo sustentable.<br />
Cultivar <strong>la</strong> tierra y criar animales, para<br />
autoalimentación y comercio.<br />
Fundamental: Personas que trabajen autoestima<br />
(resiliencia), daños emocionales, violencia familiar,<br />
maltrato infantil, abuso sexual infantil.<br />
También: me curo y ayudo a curar el daño emocional<br />
producido por <strong>la</strong> desocupación.<br />
Curar heridas emocionales y recuperar personas.<br />
Con esto prevenimos: Delincuencia infantil, embarazos<br />
en adolescentes, madres cabezas de familia, prostitución,<br />
especialmente <strong>la</strong> infantil, abandono de hijos –etc. –<br />
drogadicción y alcoholismo -etc.<br />
Soy Mamá de tres hijos, con hambre, uno desnutrido<br />
(l8 años- l, 90 de altura.-) 6to. Año esc. Técnica, otro (l6<br />
años) sufriendo maltrato por parte del padre sólo por<br />
comida y educación, 3er. Año, Esc. Técnica, <strong>la</strong> otra<br />
Estudiante Universitaria- 6 materias y se recibe de<br />
Traductora de Inglés (vive con los abuelos-Jubi<strong>la</strong>dos).<br />
En alguna parte de este bendito país necesitarán de mis<br />
servicios, necesito trabajar y recuperar a mis hijos.-<br />
Laura Padil<strong>la</strong><br />
<strong>la</strong>urapadil<strong>la</strong>2001@yahoo.com<br />
José M. Paz l8l4- General Roca-Río Negro<br />
Si no me lo cortan TE: 02941-42779l<br />
- 89 -
Gracias y que Dios me bendiga y te bendiga.-<br />
Respuesta de <strong>Julio</strong> a Laura<br />
Laura, está muy buena <strong>la</strong> presentación que hiciste por<br />
Aumento de Cuota Alimentaria ante el juzgado de Río<br />
Negro. Me parece fantástica esa redacción cortazariana<br />
para intentar al menos, si no desentumecer un poco <strong>la</strong>s<br />
neuronas de los que “imparten justicia”, dejar un<br />
testimonio de por dónde pasa <strong>la</strong> vida, usando una<br />
terminología que se saltee esos a<strong>la</strong>mbicados términos<br />
incomprensibles que han inventado los tradicionales<br />
picapleitos. He aquí el fragmento inicial (es muy <strong>la</strong>rga<br />
para reproducir<strong>la</strong> entera, pero quien <strong>la</strong> desee completa<br />
por favor solicítese<strong>la</strong> a su autora):<br />
“Sra. Jueza:<br />
“LAURA ROSARIO PADILLA, ESPECIALIZADA EN<br />
VIOLENCIA FAMILIAR, con domicilio en José María<br />
Paz l8l4 de esta ciudad, ante SS me presento y digo:<br />
“I.- Que vengo por el presente a preguntar porque no<br />
me quiere S.S. atender en forma personal cuando realizo<br />
<strong>la</strong> consulta de “si puedo hab<strong>la</strong>r con Ud.”, quiero que sepa<br />
y tenga presente mi eterna intención de cobrar los daños<br />
y perjuicios que he sufrido, pero como no me ha querido<br />
atender le voy a detal<strong>la</strong>r el tema que quería tratar con<br />
Ud. O los temas mejor dicho, paso detal<strong>la</strong>r el primero:<br />
“En <strong>la</strong>s últimas fojas del presente Expte. tiene que<br />
constar el acta que <strong>la</strong>bró <strong>la</strong> secretaria de su juzgado,<br />
- 90 -
cuando Uds. tomaron noticias de que yo había dejado el<br />
Expte. en el juzgado Federal; le paso a contar como fue<br />
el episodio con esa rubia tarada que cobra sueldo todos<br />
los meses y que tiene caca en <strong>la</strong> cabeza, primero me dijo:<br />
señora Ud. es martillera, Ud. Sabe como es este tema,<br />
además Ud. ya debería después de casi diez años haber<br />
rehecho su vida, es decir dedicarse a tener una pareja, y<br />
ya dejar de estar con estos rec<strong>la</strong>mos que sólo le traen más<br />
problemas -me lo dijo con un tono de voz muy suave, con<br />
gestos de insinuación de re<strong>la</strong>ciones sexuales, me lo dijo-,<br />
es una de <strong>la</strong>s taradas que creen que un pedazo de pene le<br />
soluciona <strong>la</strong> vida a una mujer...”<br />
Centro Evoliano<br />
Estimado <strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong>.<br />
Le escribe Juan Manuel Garayalde, secretario del<br />
“Centro de Estudios Evolianos”.<br />
He leído con verdadero p<strong>la</strong>cer <strong>la</strong>s cartas Nro. 3 y 4,<br />
enviadas por usted.<br />
La última, sobre todo, coincide con lo que nuestro<br />
Centro de Estudios realiza.<br />
Estamos dentro de <strong>la</strong> corriente tradicionalista (René<br />
Guénon, Julius Evo<strong>la</strong>, Titus Burkhard, Mircea Eliade,<br />
Ibn´Arabi, etc.). Nosotros no hacemos distinción entre<br />
“derechas” o “izquierdas”, “centro-derecha”, “centroizquierda”.<br />
Para nosotros, hay una so<strong>la</strong> lucha: entre<br />
TRADICIÓN y MODERNIDAD. Para algunos, nuestros<br />
- 91 -
escritos les pueden parecer “procesistas” (defendemos <strong>la</strong><br />
cruzada por <strong>la</strong>s Malvinas), o “subversivos” (defendemos<br />
el socialismo como sistema de organización económica ...<br />
<strong>la</strong> economía comunitaria).<br />
Fundamentalmente, defendemos <strong>la</strong> Tradición<br />
Argentina, y el modelo del Martín Fierro que rechaza <strong>la</strong><br />
“civilización” liberal traída por Alberdi, Sarmiento,<br />
Roca, etc. Nuestro Martín Fierro establece un puente<br />
entre el Hidalgo Don Quijote de <strong>la</strong> Mancha, el último<br />
sobreviviente de una época donde el Honor, <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />
era un elemento que dignificaba al Hombre.<br />
Usted justamente nos escribe desde <strong>la</strong> Provincia que<br />
fue iniciadora de <strong>la</strong> colonización, y del nacimiento de<br />
ARGENTUM.<br />
Le agradezco sinceramente vuestros envíos.<br />
Un gran saludo!<br />
Juan M. Garayalde<br />
Secretario - Centro de Estudios Evolianos<br />
centroevoliano@yahoo.com<br />
Buenos Aires, Argentina.<br />
Respuesta de <strong>Julio</strong> a Juan Manuel<br />
Juan Manuel, <strong>la</strong> tarea emprendida con estas <strong>Cartas</strong> tal<br />
vez resulte pequeña por sus resultados, pero de mí<br />
requiere ingentes esfuerzos. Me proporciona, en cambio,<br />
grandes satisfacciones. Una de el<strong>la</strong>s, <strong>la</strong> que toda obra de<br />
creación suscita en el corazón de su autor.<br />
- 92 -
Además, estas que considero mi sa<strong>la</strong>rio; es decir, <strong>la</strong>s<br />
respuestas de espíritus sensibles que cada tanto recibo<br />
(compartan o no lo que creo aproximarse a <strong>la</strong> -tan<br />
elusiva- verdad). Le agradezco que se haya tomado el<br />
trabajo de escribirme. Un saludo afectuoso. <strong>Julio</strong><br />
Noticia periodística enviada por mi sobrino Rafael<br />
Esta nota salió hoy en el gran diario argentino (Já!),<br />
ideal para leer<strong>la</strong> después de ver Bowling for Columbine.<br />
(Rafael Mc Namara):<br />
LOS NORTEAMERICANOS: ARMAS, CONSUMO<br />
Y MIEDOS<br />
Radiografía de una sociedad imperial<br />
Los norteamericanos sienten que son un pueblo<br />
elegido. Tienen <strong>la</strong> economía capitalista más creativa del<br />
mundo. Unen con inteligencia el puritanismo religioso<br />
con los negocios. Consumen compulsivamente. Se<br />
alimentan mal: el 31 por ciento es obeso. Su poderío<br />
militar les permite hoy ganar <strong>la</strong>s guerras. También<br />
ejercen violencia contra sí mismos. Los obsesiona<br />
armarse y un 70 por ciento apoya <strong>la</strong> pena de muerte. En<br />
este informe, los sueños, los miedos, los deseos y <strong>la</strong>s<br />
convicciones de un norteamericano medio.<br />
- 93 -
Marina Aizen.<br />
Corresponsal en Nueva York.<br />
Aquel<strong>la</strong> fue una noche sin luna en Jarret, Virginia.<br />
Esperé a <strong>la</strong>s puertas de una cárcel, durante horas y a <strong>la</strong><br />
intemperie, que uno de los condenados a muerte del penal<br />
fuera ejecutado. Recién cuando una ambu<strong>la</strong>ncia con sus<br />
chillidos y sus luces rojas se perdió en <strong>la</strong> oscuridad, el<br />
jefe de prensa del penal anunció <strong>la</strong> muerte del preso con<br />
<strong>la</strong> sobriedad y el envaramiento de un profesional, como si<br />
hab<strong>la</strong>ra de un asiento contable. Cuando todo terminó, los<br />
periodistas partimos en un auto que recorrió una ruta<br />
oscura durante un <strong>la</strong>rgo trecho hasta llegar a un Burger<br />
King. Ya en el fast food, vimos entrar a tres<br />
norteamericanos gordos y rubios, vestidos con ropas<br />
informales y cómodas, como <strong>la</strong>s que usa <strong>la</strong> mayoría. Cada<br />
uno pidió un licuado. Antes de tomarlos, rezaron.<br />
¿Habrían presenciado <strong>la</strong> ejecución y rogaban por el<br />
descanso eterno del muerto? No pude saberlo. Pero pensé<br />
que tanto esa ejecución ordenada y ascética de un<br />
condenado y esta apasionada plegaria frente a un vaso de<br />
plástico podían ser <strong>la</strong> más certera postal de los Estados<br />
Unidos.<br />
Morir en Miami<br />
Todas <strong>la</strong>s sociedades tienen sus paradojas. Son, al<br />
mismo tiempo, virtuosas y viciosas; maravillosas y<br />
- 94 -
miserables. Los EE.UU. no sólo tienen <strong>la</strong> economía<br />
capitalista más creativa y hegemónica del mundo sino<br />
también un poderío militar superior al alcanzado por<br />
cualquier otro imperio en <strong>la</strong> historia de <strong>la</strong> humanidad. En<br />
nombre de sus intereses, se libran guerras que los<br />
norteamericanos apoyan por varias razones. Una de el<strong>la</strong>s<br />
es que no <strong>la</strong>s sufren en casa y suelen mirar<strong>la</strong>s por tevé.<br />
También piensan que <strong>la</strong>s virtudes de los Estados<br />
Unidos son universales. La Casa B<strong>la</strong>nca siempre<br />
encuentra, en esta convicción, <strong>la</strong> p<strong>la</strong>taforma para<br />
cualquier gesta “civilizatoria” en cualquier rincón del<br />
p<strong>la</strong>neta.<br />
A veces, ocurre que esa violencia predestinada <strong>la</strong><br />
dirigen contra sí mismos. Entonces, <strong>la</strong> sociedad se torna<br />
paranoica y se arma hasta los dientes. ¿Esto se debe a<br />
que los EE.UU. son <strong>la</strong> nación con el nivel más alto de<br />
muertes por armas de fuego del mundo industrializado?<br />
En Suiza, hay prácticamente <strong>la</strong> misma cantidad per capita<br />
de armas que en los EE.UU., pero los suizos <strong>la</strong>s esconden<br />
mientras que los norteamericanos <strong>la</strong>s exhiben para<br />
persuadir de su poder y por orgullo. En los años 80,<br />
inventaron <strong>la</strong> frase going postal para referirse a quienes<br />
en un ataque de locura mataban a sus compañeros de<br />
trabajo o a quien se les cruzara en el camino.<br />
Entonces, estos incidentes solían tener lugar en los<br />
correos, y de allí el origen de <strong>la</strong> frase. Pero estas<br />
masacres podían ocurrir en cualquier <strong>la</strong>do.<br />
En una escue<strong>la</strong>, como en Columbine (Colorado) o en<br />
Miami, donde hace una semana fueron acribil<strong>la</strong>dos dos<br />
- 95 -
argentinos y una brasileña porque estaban escuchando <strong>la</strong><br />
música fuerte.<br />
(Fragmento)<br />
Respuesta de <strong>Julio</strong> a Rafael<br />
Rafael, muchas gracias por el artículo. Inquietante y<br />
excelente. Seguramente nos va a servir para varias<br />
reflexiones posteriores y como documentación. Un gran<br />
abrazo. <strong>Julio</strong><br />
Las cartas...<br />
Amigo <strong>Carreras</strong>:<br />
Pocas líneas para agradecerte tus cartas... en más de un<br />
párrafo de el<strong>la</strong>s he visto reflejados mis sentimientos.<br />
La realidad, <strong>la</strong>s dudas, <strong>la</strong> esperanza, el descreimiento y<br />
un montón de cosas están presentes. Una pregunta... No<br />
has pensado en editar<strong>la</strong>s, con forma de libro?<br />
Gracias otra vez y un abrazo,<br />
Roberto F. Gayraud<br />
Santiago del Estero, Argentina<br />
Respuesta de <strong>Julio</strong> a Roberto<br />
Estimado ingeniero; necesitaba aunque fuese una<br />
pequeña insinuación para publicar<strong>la</strong>s. Por lo cual, corrí a<br />
poner<strong>la</strong>s en un nuevo sitio de Internet que armé. Ahora se<br />
- 96 -
pueden encontrar <strong>la</strong>s <strong>Cartas</strong> 1, 2, 3, 4 y 5 en el sitio<br />
http://cartasa<strong>la</strong>humanidad.galeon.com<br />
Tal vez sea más cómodo leer<strong>la</strong>s grabándo<strong>la</strong>s en su<br />
computadora como html; incluí en <strong>la</strong> edición algunas<br />
fotos.<br />
Muchas gracias y un gran abrazo.<br />
<strong>Julio</strong><br />
- 97 -
CARTA Nº 7<br />
Autonomía, Santiago del Estero, lunes 30 de junio de 2003 *<br />
Eva era una hermosa y b<strong>la</strong>nca mujer. Medía dos metros<br />
treinta. Un vello cobrizo recubría su pubis, reflejando el<br />
sol. Tenía ojos c<strong>la</strong>ros.<br />
Adán ostentaba cabellos castaños, medía dos metros<br />
con sesenta centímetros, era discretamente musculoso.<br />
Para ahorrarles descriptividad agregaremos que por lo<br />
demás era bastante parecido a ese actor australiano...<br />
Russell Crowe (¿se escribe así?)...el de “G<strong>la</strong>diador”.<br />
Pese a que estuvieron en <strong>la</strong> Tierra hace 37.917 años, ya<br />
no podrá afirmarse que fueron “<strong>la</strong> primera mujer y el<br />
primer hombre”. Esto parece haber sido un mito creado<br />
por nuestra humanidad posterior. Eva y Adán eran<br />
miembros de una raza cósmica, superior, y habían sido<br />
transportados al seno de <strong>la</strong> humanidad -ya existente- en<br />
carácter de “bioelevadores”. Su propósito era “mejorar<br />
<strong>la</strong>s razas humanas”. Pues “Un Adán y Eva P<strong>la</strong>netarios<br />
son, en potencia, el don pleno de <strong>la</strong> gracia física para <strong>la</strong>s<br />
razas mortales. La actividad principal de dicha pareja<br />
importada consiste en multiplicar y elevar a los hijos del<br />
tiempo.” (1) Pero iban a fracasar en su intento (aunque<br />
- 98 -
no se pueda decir que finalmente su experiencia resultara<br />
en vano).<br />
“Tras un esfuerzo de más de cien años [...] no vio<br />
Adán sino pocos progresos fuera del Jardín; no parecía<br />
que el mundo, en general, estuviese mejorando<br />
notablemente. [...]<br />
“Fue una tarea abrumadora acometer <strong>la</strong> misión adánica<br />
[...] (en un p<strong>la</strong>neta) experimental, estigmatizado y<br />
ais<strong>la</strong>do por <strong>la</strong> rebelión [...] (ellos) no tardaron en tomar<br />
conciencia de <strong>la</strong> dificultad y complejidad de su<br />
asignación p<strong>la</strong>netaria”. Pese a los inconvenientes,<br />
Russell Crowe y Demi Moore (perdón: Adán y Eva)<br />
“emprendieron denodadamente <strong>la</strong> <strong>la</strong>bor de [...] eliminar a<br />
los anormales y degenerados de <strong>la</strong>s razas humanas.”<br />
¿De dónde obtuvimos este re<strong>la</strong>to? De El Libro de<br />
Urantia. (2) ¿Y qué es El Libro de Urantia? Una<br />
meticulosa explicación, por partes narrativa, en 2097<br />
páginas -impresas en papel biblia, con letra pequeña y<br />
sin interlineado-, no sólo de los orígenes y sentido de<br />
nuestro p<strong>la</strong>neta con todas <strong>la</strong>s especies que lo habitan,<br />
sino del cosmos -del cual se hace una descripción<br />
genérica ocupando unas 500 páginas-, así como de los<br />
numerosos seres superiores que durante milenios habrían<br />
efectuado <strong>la</strong> tareas de crear nuestra forma de vida y<br />
co<strong>la</strong>borar con su evolución.<br />
Este libro fue dictado por telepatía, a lo <strong>la</strong>rgo de<br />
numerosas sesiones, a un grupo de norteamericanos,<br />
durante <strong>la</strong>s décadas del 30 y 40. Ellos habían comenzado<br />
- 99 -
a reunirse en el living de un médico psiquiatra -con<br />
propósitos parecidos a los que ahora animan a muchos<br />
grupos de intercambio en Internet-. A principios de <strong>la</strong><br />
década fueron contactados; desde entonces,<br />
rotativamente, diversos seres (como los “Censores<br />
Universales de Uversa”, “Portadores de Vida de<br />
Nebadón”, y otros) fueron dictando los 196 documentos -<br />
divididos cada uno de ellos en unos 10 capítulos- que<br />
constituyen este singu<strong>la</strong>r libro. En él se l<strong>la</strong>ma “Urantia”<br />
a <strong>la</strong> Tierra. Según reveló a sus transcriptores el primero<br />
de estos seres en contactarlos “Urantia es uno de muchos<br />
p<strong>la</strong>netas habitados simi<strong>la</strong>res que juntos comprenden el<br />
universo local de Nebadón. Este universo, juntamente<br />
con otras creaciones simi<strong>la</strong>res, forma el superuniverso de<br />
Orvontón, desde cuya capital, Uversa, provenimos.<br />
Orvontón es uno de los siete universos evolucionarios del<br />
tiempo y del espacio...”<br />
En los 50 se decidió <strong>la</strong> publicación de los documentos,<br />
y empezaron los conflictos. Una fracción se apartó del<br />
grupo principal, pues tenía diferencias principalmente<br />
acerca del modo en que debería difundirse el Libro. Los<br />
disidentes sostenían que no debía cobrarse dinero alguno<br />
por su entrega a quien deseara leerlo, mientras el núcleo<br />
mayoritario –quienes al parecer llevan, hasta ahora, <strong>la</strong>s<br />
de ganar en el <strong>la</strong>rgo juicio entab<strong>la</strong>do ante tribunales<br />
norteamericanos- formaron “una empresa en reg<strong>la</strong>” para<br />
administrar, con eficiencia anglosajona, el fondo<br />
editorial para <strong>la</strong> promoción y venta de esta voluminosa<br />
obra.<br />
- 100 -
Si Adán y Eva no fueron los primeros humanos...<br />
¿Cómo se originó nuestra especie? Nos lo explica, muy<br />
precisamente, El Libro de Urantia:<br />
“El gran acontecimiento de este período g<strong>la</strong>cial fue <strong>la</strong><br />
evolución del hombre primitivo. Un poco hacia el oeste<br />
de <strong>la</strong> India, sobre tierra que actualmente (1934) está<br />
sumergida, y entremezc<strong>la</strong>dos con <strong>la</strong> cría de animales<br />
emigrados al Asia, descendientes de los tipos<br />
norteamericanos de lémures, aparecieron repentinamente<br />
los mamíferos protohumanos”.<br />
(Documento 61, Cap. 6, “El hombre primitivo durante<br />
<strong>la</strong> Edad G<strong>la</strong>cial”, Pág. 700.) Aún animales, los<br />
protohumanos comenzaron a preferir el sostenerse sobre<br />
<strong>la</strong>s patas traseras; “casi dob<strong>la</strong>ban el tamaño de sus<br />
predecesores” y los superaban ampliamente en capacidad<br />
cerebral. Poco tiempo después (considerando los tiempos<br />
evolutivos, contados en miles y a veces millones de años)<br />
entre ellos “aparecieron repentinamente los primates,<br />
tercera mutación vital. Al mismo tiempo, una evolución<br />
retrógrada dentro de <strong>la</strong> raza de los mamíferos intermedios<br />
dio origen a <strong>la</strong> descendencia símica; y desde aquel día<br />
hasta <strong>la</strong> fecha, <strong>la</strong> rama humana ha avanzado por<br />
evolución progresiva, en tanto que <strong>la</strong>s tribus símicas se<br />
han estancado o, de hecho, han retrocedido.” (Ibídem)<br />
Pero, ¿de dónde venían evolucionando estos mamíferos<br />
que finalmente culminarían con una mutación repentina<br />
en mujeres y hombres? Retrocedamos un poco para<br />
averiguarlo. “El padre de los mamíferos p<strong>la</strong>centarios fue<br />
- 101 -
un dinosaurio del tipo pequeño, sumamente activo,<br />
carnívoro y saltador.” (Documento 61, Cap. 1, “La edad<br />
de los mamíferos primitivos”, Pág. 693.)<br />
Así que provenimos de los dinosaurios. Esto<br />
comenzaría ya a arrojar pistas sobre algunas conductas<br />
humanas. Pero dejemos cuestiones psicológicas y<br />
retrocedamos aún más, para indagar de dónde provienen<br />
los dinosaurios, cómo se originaron. O mejor, para<br />
ahorrar suspenso inane, hagamos un paneo de <strong>la</strong><br />
evolución biológica partiendo de sus orígenes (según El<br />
Libro de Urantia).<br />
Una comisión científica decidió, en p<strong>la</strong>nos superiores,<br />
que aquí estaban dadas <strong>la</strong>s condiciones para imp<strong>la</strong>ntar<br />
vida. (3) Dado que se había proyectado esta forma de<br />
vida “a base de cloruro de sodio”, <strong>la</strong> salobridad<br />
alcanzada por los océanos constituyó un dato<br />
significativo. Se efectúan además otras consideraciones,<br />
de <strong>la</strong>s cuales transcribiremos sólo algunas que nos<br />
parecieron esenciales. Como <strong>la</strong> necesidad de elegir<br />
“mares interiores”, “extensas aguas costales y bahías<br />
protegidas”, donde “<strong>la</strong> luz del sol puede penetrar el<br />
agua”. Los inspectores advierten que “Fluctuaciones y<br />
súbitos cambios de tensión en <strong>la</strong> temperatura, gravedad, y<br />
presiones electrónicas modifican cualitativa y<br />
cuantitativamente <strong>la</strong> emanación de rayos cortos<br />
espaciales [...] (provenientes) de los tensos campos<br />
eléctricos, del espacio exterior, o de <strong>la</strong>s vastas nubes de<br />
polvo de hidrógeno.” Por otra parte “...<strong>la</strong>s condiciones<br />
físicas pueden alterarse en gran medida debido a que <strong>la</strong><br />
- 102 -
otación de los electrones se hal<strong>la</strong>, en algunas ocasiones,<br />
en sentido contrario al de <strong>la</strong> conducta de <strong>la</strong> materia más<br />
gruesa”. Dado que “Las vastas nubes de hidrógeno son<br />
verdaderos <strong>la</strong>boratorios químicos del cosmos” <strong>la</strong><br />
naturaleza de sus combinaciones debe proveer<br />
circunstancias óptimas para el establecimiento de <strong>la</strong> vida<br />
en ellos, <strong>la</strong>s cuales se consideró alcanzadas luego de<br />
considerar el panorama evolutivo material de Urantia<br />
hacia aquel<strong>la</strong> época.<br />
Hace 550.000.000 de años, pues, un equipo integrado<br />
por grandes seres l<strong>la</strong>mados “Portadores de Vida”, en<br />
cooperación con “los poderes espirituales y <strong>la</strong>s fuerzas<br />
superfísicas”, p<strong>la</strong>ntaron los modelos originales de <strong>la</strong><br />
existencia biológica, bajo <strong>la</strong>s aguas. Lo hicieron en tres<br />
áreas, denominadas “central o eurasiático-africana,<br />
oriental o austra<strong>la</strong>siática” y “occidental, englobando<br />
Groen<strong>la</strong>ndia y <strong>la</strong>s Américas”.<br />
Unos 100.000.000 de años después se dio <strong>la</strong> transición<br />
de <strong>la</strong> vida vegetal a <strong>la</strong> animal. De aquel<strong>la</strong> etapa aún<br />
“persisten los mohos de limo”. Suavemente pero sin<br />
pausa, “surgen especies de vida animal radicalmente<br />
nuevas. No evolucionan a consecuencia de <strong>la</strong><br />
acumu<strong>la</strong>ción gradual de pequeñas variaciones, sino que<br />
despuntan a fuer de órdenes de vida nuevos, [...] y<br />
aparecen repentinamente.” Aquí nuestros guías se<br />
precaven de informarnos que “La aparición súbita (tanto<br />
esta expresión como “repentinamente” están siempre<br />
subrayados en el original) de especies nuevas y órdenes<br />
diversas de organismos vivientes es del todo biológica,<br />
- 103 -
estrictamente natural. No hay nada de lo sobrenatural<br />
vincu<strong>la</strong>do con estas mutaciones genéticas.”<br />
En el agua debimos ser trilobites, algas, braquiópodos,<br />
artrópodos -que conformaron una franja precursora de los<br />
vertebrados-, peces, anfibios.<br />
Más tarde, y a lo <strong>la</strong>rgo de millones de años,<br />
abandonando el agua debimos atravesar otras existencias<br />
biológicas antes de llegar a humanos. A partir de el<strong>la</strong>s<br />
fuimos emergiendo -toda vez que estuvieron maduras <strong>la</strong>s<br />
condiciones evolutivas- en especies superiores por súbita<br />
mutación. Un hito fundamental en <strong>la</strong> conformación de<br />
nuestra humanidad se <strong>la</strong> debemos a <strong>la</strong>s ranas.<br />
Hace 140.000.000 de años aparecieron los cocodrilos,<br />
serpientes marinas, reptiles vo<strong>la</strong>dores y dinosaurios.<br />
Algunos millones de años después iban a surgir los<br />
primeros mamíferos. 120.000.000 de años antes de<br />
nuestro milenio <strong>la</strong> vida animal llegó sobre <strong>la</strong> tierra a su<br />
máximo tamaño, con los dinosaurios. Pero los más<br />
grandes de entre ellos -que llegaron a alcanzar los 24<br />
metros de <strong>la</strong>rgo- se originaron... Adivinen dónde. Pues en<br />
el oeste de América del Norte (región de <strong>la</strong>s Montañas<br />
Rocosas).<br />
Paso a paso este singu<strong>la</strong>r compendio describe <strong>la</strong>s<br />
sucesivas etapas de <strong>la</strong> existencia biológica sobre <strong>la</strong><br />
tierra, hasta llegar a <strong>la</strong> aparición del mamífero<br />
p<strong>la</strong>centario y descendiendo de estos los primates,<br />
mutación con <strong>la</strong> que hemos comenzado este panorama.<br />
Debido a tal evolución, pues, y hace 1.000.000 de años,<br />
- 104 -
Urantia (<strong>la</strong> Tierra) “fue registrada en calidad de mundo<br />
habitado”. Tal distinción a causa del aparecer<br />
“repentino”, entre los primates, de... ¡dos seres<br />
humanos!... Esto ocurrió en medio del tercer avance<br />
g<strong>la</strong>cial. Por dicha causa es que “los únicos supervivientes<br />
de estos aborígenes [...], los esquimales, incluso hoy día<br />
prefieren habitar los gélidos climas septentrionales.”<br />
(Documento 61, Cap. 6, “El hombre primitivo durante <strong>la</strong><br />
Edad G<strong>la</strong>cial”, Pág. 700.)<br />
Los primeros humanos tuvieron nombres: Andón y<br />
Fonta. Tal cosa fue posible debido a su inaudita<br />
inteligencia, <strong>la</strong> cual les permitió inventar el lenguaje.<br />
Partiendo de señas y rudimentarias elocuciones, “los<br />
mellizos” (varón y mujer) pronto fueron dueños de un<br />
repertorio compuesto por cincuenta ideas, utilizables<br />
para profundizar su conocimiento mutuo y el de su<br />
entorno.<br />
A los nueve años (en aquellos tiempos se alcanzaba <strong>la</strong><br />
primera juventud a esa edad) se escabulleron hacia un<br />
florido c<strong>la</strong>ro del bosque, junto al río, “y sostuvieron una<br />
conferencia de trascendental importancia”. Los jóvenes<br />
humanoides “llegaron a convenir en que vivirían el uno<br />
con el otro y el uno por el otro, y este fue el primero de<br />
una serie de convenios que, por fin, culminaron en <strong>la</strong><br />
decisión de huir de sus compañeros animales inferiores y<br />
emprender un viaje hacia el norte” [...] para “fundar <strong>la</strong><br />
raza humana”. [...]<br />
- 105 -
“Poco después de que esta pareja joven abandonara a<br />
sus compañeros para fundar <strong>la</strong> raza humana, se<br />
desconsoló su padre primate (su madre ya había muerto)<br />
[...] Se negó a comer, aun cuando sus otros hijos le<br />
llevaban <strong>la</strong> comida. Habiendo perdido a <strong>la</strong> bril<strong>la</strong>nte<br />
pareja, ya no le pareció que mereciera <strong>la</strong> pena vivir entre<br />
sus semejantes ordinarios; de modo que fue a vagar al<br />
azar por el bosque y fue atacado por gibones hostiles que<br />
lo mataron a golpes” (Documento 62, Cap. 5, “Los<br />
primeros seres humanos”, Págs. 708-709.)<br />
Andón y Fonta tuvieron muchos hijos (19, según el<br />
Libro), de los cuales se multiplicaría nuestra especie.<br />
Entre otras innovaciones, iniciaron el hábito de vivir en<br />
cuevas o chozas, abandonando <strong>la</strong> tradición de habitar los<br />
árboles. Y también descubrieron el fuego... Los humanos<br />
primitivos -se nos indica- tenían los ojos negros y <strong>la</strong> tez<br />
morena “algo como <strong>la</strong> de un cruce entre <strong>la</strong> raza amaril<strong>la</strong><br />
y roja”. Si hay algún pueblo contemporáneo que se<br />
parezca al origen de <strong>la</strong> humanidad, estos son los<br />
esquimales, afirman nuestros guías. “Fueron <strong>la</strong>s primeras<br />
criaturas en servirse de <strong>la</strong>s pieles de los animales para<br />
protegerse del frío; tenían un poco más de pelo en el<br />
cuerpo que los humanos de hoy en día.” (Documento 63,<br />
Cap. 4, “Los c<strong>la</strong>nes andónicos”, Pág. 713.)<br />
Con <strong>la</strong> ayuda de algunos líderes excepcionales -como<br />
Onagar, quien instruiría a los andonitas en <strong>la</strong> adoración<br />
de “El que da aliento a los hombres y animales”- los<br />
humanos fueron evolucionando, no sin conflictos.<br />
- 106 -
El más apocalíptico de ellos ocurrió 500.000 años<br />
atrás; de estas circunstancias surgirían <strong>la</strong>s que iban a<br />
l<strong>la</strong>marse luego “<strong>la</strong>s seis razas de color”. En <strong>la</strong>s tierras<br />
altas del noroeste de <strong>la</strong> India “se libró esta guerra sin<br />
tregua” (¿tal vez nos dará referencias de el<strong>la</strong> el<br />
Bhagavat-Guîtâ? El Libro de Urantia no lo ac<strong>la</strong>ra.) De <strong>la</strong><br />
prolongada masacre sólo iban a quedar con vida<br />
alrededor de cien familias. “Pero estos sobrevivientes<br />
fueron los más inteligentes y más deseables de todos los<br />
descendientes de Andón y Fonta...” Entonces, una pareja<br />
comenzó “repentinamente a producir una progenie<br />
singu<strong>la</strong>rmente inteligente” de diferentes colores: entre<br />
sus diecinueve hijos cinco eran rojos, dos anaranjados,<br />
cuatro amarillos, dos verdes, cuatro azules y dos índigos.<br />
Comenzando allí, evolucionaron como razas<br />
numerosísimas, cada cual con sus respectivas<br />
características y cualidades. De entre el<strong>la</strong>s, mejor resultó<br />
<strong>la</strong> roja, <strong>la</strong> cual por su emigración a <strong>la</strong>s regiones de lo que<br />
hoy es América, dejó el Este libre para quienes<br />
finalmente prevalecerían: una raza azul. Estos “No<br />
tardaron en inventar <strong>la</strong> <strong>la</strong>nza y posteriormente sentaron<br />
los fundamentos de muchas de <strong>la</strong>s artes de <strong>la</strong> civilización<br />
moderna. El hombre azul tenía <strong>la</strong> capacidad cerebral del<br />
hombre rojo, combinada con el alma y sentimientos del<br />
hombre amarillo. Los descendientes adánicos los<br />
preferían entre todas <strong>la</strong>s razas de color que perduraron.”<br />
(Documento 64, Cap. 6, “Las seis razas sangik de<br />
Urantia”, Pág. 725.) ¿A quiénes entre <strong>la</strong>s razas modernas<br />
podría haber dado origen esta protoetnia? Y, a quiénes va<br />
- 107 -
ser. “Las investigaciones y exploraciones europeas de <strong>la</strong><br />
vieja edad de piedra suponen, en gran parte a <strong>la</strong><br />
exhumación de herramientas, huesos y artesanías de estos<br />
hombres azules antiguos [...] Las l<strong>la</strong>madas razas b<strong>la</strong>ncas<br />
[...] son los descendientes de estos hombres azules,<br />
modificados primero con un leve cruzamiento con <strong>la</strong> raza<br />
amaril<strong>la</strong> y roja, y más ade<strong>la</strong>nte mejoradas al asimi<strong>la</strong>r <strong>la</strong><br />
mayor parte de <strong>la</strong> raza violeta (como se recordará, <strong>la</strong> raza<br />
superior extraterrestre de Eva y Adán)” (Ibídem).<br />
El primero de los extraterrestres que se constituyó en<br />
Conductor Supremo de <strong>la</strong>s legiones humanas fue<br />
Caligastia -príncipe infiel. Este “Hijo Lanonandec, 9.344<br />
de <strong>la</strong> orden secundaria”, se había preparado por<br />
experiencia propia en “<strong>la</strong> administración general del<br />
universo local y, posteriormente, en <strong>la</strong> administración<br />
específica del sistema local de Satania” (Documento 66,<br />
Cap. 1, “El príncipe Caligastia, Pág. 741). Era el ser<br />
indicado, pues, para solicitar el gobierno de <strong>la</strong> Tierra<br />
(Urantia), cosa que efectivamente hizo y se le aceptó.<br />
Acompañado de un cuerpo de asistentes y auxiliares<br />
administrativos seleccionados “entre más de 785.999<br />
ciudadanos ascendentes de Jerusem que se ofrecieron<br />
para embarcarse en <strong>la</strong> aventura [...] Cada uno de los cien<br />
elegidos provenía de un p<strong>la</strong>neta diferente, y ninguno de<br />
ellos era de Urantia.” (Ibídem, Cap.2, “El séquito del<br />
príncipe”, Pág. 742.)<br />
Luego de <strong>la</strong> pormenorizada descripción del gobierno<br />
de Caligastia y <strong>la</strong> organización que impuso a los humanos<br />
- 108 -
-con quienes algunos de estos seres de otros p<strong>la</strong>netas se<br />
entrecruzaron, mejorando <strong>la</strong>s razas- el Libro nos narra su<br />
traición a los p<strong>la</strong>nes del Supremo. Satanás, asistente de<br />
Lucifer, informó a Caligastia de <strong>la</strong> “Dec<strong>la</strong>ración de<br />
Libertad” que los administradores celestes de todo el<br />
sistema iban a proc<strong>la</strong>mar. Al plegarse a el<strong>la</strong>, este primer<br />
Príncipe de <strong>la</strong> Tierra cayó en desgracia. Como quiero<br />
llegar pronto a <strong>la</strong> situación encontrada por Adán y Eva,<br />
no describiré en detalle los aspectos de esta rebelión y<br />
sus luchas; diré so<strong>la</strong>mente que en el<strong>la</strong> Caligastia fue<br />
proc<strong>la</strong>mado “Dios de Urantia (Tierra) y supremo”, sólo<br />
para ser desp<strong>la</strong>zado más tarde por enviados legítimos,<br />
“los Hijos Melquisedec”, quienes pusieron más o menos<br />
en orden al p<strong>la</strong>neta, pero no pudieron remontar el<br />
desquicio y división introducida por los rebeldes durante<br />
su <strong>la</strong>rga apostasía. Para obtener esto iban a ser enviados,<br />
más tarde, Eva y Adán.<br />
Pero <strong>la</strong> carne -aún en <strong>la</strong>s Demi Moore violeta- da <strong>la</strong><br />
impresión de haber sido ancestralmente débil. La<br />
cansadora tarea de “eliminar a los anormales y<br />
degenerados” sin lograr con ello un visible mejoramiento<br />
en <strong>la</strong>s hordas humanas, había sumido a Adán bajo <strong>la</strong> más<br />
oscura depresión. Entonces -preanunciando algo que<br />
Demi moderna habría de hacer para supuesto beneficio de<br />
su marido en pelícu<strong>la</strong> con Robert Redford- a Eva no se le<br />
ocurrió mejor idea que copu<strong>la</strong>r con Cano “quien era un<br />
magnífico espécimen de <strong>la</strong> supervivencia del físico<br />
superior e intelecto destacado de sus progenitores del<br />
- 109 -
séquito del Príncipe (Caligastia)” (Documento 75, Cap.<br />
3, “La tentación de Eva”, Pág. 842.) ¿Las razones de esta<br />
infidelidad (aparte del p<strong>la</strong>cer)? Hacer un hijo<br />
“parcialmente de <strong>la</strong> raza Violeta” usando a este semental<br />
escogido de <strong>la</strong>s mejores razas humanas, a partir de lo<br />
cual se esperaba obtener el ejemp<strong>la</strong>r inicial del progreso<br />
evolutivo para “<strong>la</strong>s numerosas tribus expectantes”. Quien<br />
habría actuado como consejero inductor de esta grave<br />
falta, habr ía sido Serapatatia, jefe de “<strong>la</strong> confederación<br />
occidental o siria de <strong>la</strong>s tribus noditas”. En <strong>la</strong> posterior<br />
narración de La Biblia -alegórica-, este inteligente<br />
polít ico iba a ser representado como “<strong>la</strong> serpiente”.<br />
A partir de esta falta, pues, comienza el proceso de<br />
degradación de <strong>la</strong> raza violeta, representada en el mundo,<br />
hasta entonces, únicamente por Eva, Adán y sus<br />
descendientes, quienes fueron adquir iendo cada vez más<br />
características humanas (cuando el proyecto había sido<br />
originalmente el inverso). Pero esto conforma ya otra<br />
historia -por cierto narrada con lujo de detalles en <strong>la</strong>s<br />
páginas del Libro de Urantia, pero demasiado extensa<br />
para nuestro propósito de hoy.<br />
Detengámonos aquí. En <strong>la</strong> Carta Nº 8, quiero compartir<br />
con ustedes mi impresión sobre <strong>la</strong>s semejanzas que<br />
parece posible discernir entre los sustratos del Libro de<br />
Urantia y los conceptos de Darwin, T. H. Huxley,<br />
Gobineau, Madame B<strong>la</strong>vatsky, Levi Bruhl, Carl Sagan o<br />
los Mormones, entre otros teóricos occidentales de <strong>la</strong><br />
evolución biológica humana.<br />
- 110 -
Saludos fraternales, de<br />
...un subalterno estudiante de <strong>la</strong> Sabiduría expresada<br />
por Cristo:<br />
<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
Autonomía, Santiago del Estero, Argentina.<br />
* Gén 21, 5.8/20. Sal.33. Mt 8,28-34. Día de los mártires<br />
de Guatema<strong>la</strong>. 1520: “La noche triste” (derrota de los<br />
conquistadores en México). 1975:<br />
Dionisio Frías, campesino, asesinado por luchar pidiendo<br />
tierra para los pobres, en <strong>la</strong> República Dominicana. 1978:<br />
Hermógenes López, sacerdote, fundador de <strong>la</strong> Acción<br />
Católica rural, asesinado por paramilitares en Guatema<strong>la</strong>.<br />
(Fuente: Agenda Latinoamericana-Mundial 2003. Centro<br />
Nueva Tierra, Carmen de Patagones, Argentina.)<br />
(1) “Tabamantia, supervisor soberano para <strong>la</strong> serie de<br />
mundos decimales o experimentales, vino a inspeccionar el<br />
p<strong>la</strong>neta y, después de haber realizado su estudio de progreso<br />
racial, recomendó debidamente que a Urantia se le otorgaran<br />
Hijos Materiales. Un poco menos de cien años después de<br />
esta inspección, Adán y Eva [...] llegaron y emprendieron <strong>la</strong><br />
difícil tarea de intentar desenmarañar los asuntos confusos de<br />
un p<strong>la</strong>neta que se había atrasado por <strong>la</strong> rebelión y que, en<br />
virtud de una proscripción, había quedado en ais<strong>la</strong>miento<br />
espiritual” (El Libro de Urantia, Documento 73, Introducción:<br />
“El Jardín del Edén”, página 821.)<br />
- 111 -
“Fueron Adán y Eva los fundadores de <strong>la</strong> raza violeta del<br />
hombre, <strong>la</strong> novena raza humana que apareció en Urantia.<br />
Tenían Adán y su prole ojos azules, y se caracterizaban los<br />
pueblos violetas por <strong>la</strong> piel b<strong>la</strong>nca y pelo c<strong>la</strong>ro -dorado, rojo<br />
y castaño.” (El Libro de Urantia, Documento 76, “La historia<br />
de Urantia”, capítulo 4, “La raza violeta”, página 850.)<br />
(2) El Libro de Urantia. Edición españo<strong>la</strong>. Segunda<br />
revisión. Urantia Foundation, Chicago, Illinois, USA. 1996.<br />
(3) “Hace 600.000.000 de años <strong>la</strong> comisión de Portadores<br />
de Vida enviada de Jerusem llegó a Urantia y empezó el<br />
estudio de <strong>la</strong>s condiciones físicas, preparatorio para originar<br />
<strong>la</strong> vida en el mundo 606 del sistema de Satania.<br />
Esta había de ser [...] nuestra sesentava oportunidad de<br />
efectuar cambios e instituir modificaciones en <strong>la</strong>s<br />
concepciones de vida básicas del universo local.”<br />
(Documento 58. Cap. 1, “Requisitos previos para <strong>la</strong> vida<br />
física”, Pág. 664.)<br />
- 112 -
CARTA Nº 8<br />
Autonomía, Santiago del Estero, viernes, 11 de julio de<br />
2003 *<br />
Dice Héctor Schmucler, genial epistemólogo cordobés:<br />
“...El pobre mito del siglo XXI fue inventado poco<br />
después de <strong>la</strong> Segunda Guerra Mundial: en Estados<br />
Unidos, es decir, en el lugar donde se piensa el mundo,<br />
surgieron los modelos y proyectos más audaces que<br />
dibujaron <strong>la</strong> transición al tercer milenio. Una rica<br />
documentación sobre el tema da cuenta de cómo se<br />
constituyeron equipos que pensaron <strong>la</strong> técnica, <strong>la</strong> ciencia,<br />
<strong>la</strong> sociedad, con miras a triunfar en una posible tercera<br />
guerra caliente, que no existió, o triunfar en <strong>la</strong> Guerra<br />
Fría, que señaló <strong>la</strong> suerte del mundo durante muchos<br />
años. Y no les fue mal: triunfaron. Estudios -que se<br />
hicieron libros- vaticinaron el nuevo siglo: rigurosamente<br />
se sabía cómo iba a ser el siglo XXI no por un acto de<br />
adivinación, sino porque así se lo estaba preparando. Los<br />
“futurólogos” anuncian el futuro porque describe lo que<br />
se está haciendo para que sea de esa manera. Los<br />
paródicos profetas de nuestra época son, en realidad los<br />
constructores de nuestra época” (1)<br />
Estimo que <strong>la</strong> aguda observación de este científico<br />
puede enfocarse sin desmedro hacia <strong>la</strong> interpretación del<br />
pasado. Presentada como “historia natural”, “ciencia<br />
- 113 -
antropológica”, “arqueología”, ¿no encontramos a cada<br />
paso de los grandes “descubrimientos científicos”<br />
provistos por Europa, singu<strong>la</strong>res armonías, confortables<br />
ensamb<strong>la</strong>mientos, asombrosas avenencias?... Como si en<br />
vez de áridos discursos técnicos se tratase de meditadas<br />
construcciones arquitectónicas renacentistas. ¿No es<br />
posible, entonces, que del mismo modo en que los<br />
norteamericanos configuraron durante el anterior fin de<br />
siglo cómo querían que sea el siguiente, los ingleses<br />
hubiesen preparado el camino sustentando un<br />
“conocimiento” universal que constituyese <strong>la</strong> sólida<br />
estructura sobre <strong>la</strong> cual afirmar, como coro<strong>la</strong>rio<br />
indefectible, el futuro tecnológico, científico, cultural –y<br />
polít ico- del mundo?<br />
Si así fuese, dejaría de resultar sorprendente <strong>la</strong><br />
coincidencia medu<strong>la</strong>r que se encuentra entre algunas<br />
doctrinas religiosas como <strong>la</strong>s de los mormones, otras de<br />
raíz ecléctica, como <strong>la</strong> teosofía o El Libro de Urantia<br />
analizado en <strong>la</strong> Carta anterior, y lo que Occidente ha<br />
canonizado como La Ciencia contemporánea. A<br />
continuación acercaré algunos de los datos que me<br />
indujeron esta interpretación.<br />
Todos conocemos <strong>la</strong>s teorías de Charles Darwin<br />
(aunque casi nadie haya leído sus libros, salvo quienes<br />
los adaptaron para convertirlos en un catecismo <strong>la</strong>ico).<br />
Sus ideas básicas -se nos dice en los libros esco<strong>la</strong>res- son<br />
“<strong>la</strong> variabilidad de <strong>la</strong> descendencia de una pareja y <strong>la</strong><br />
- 114 -
selección natural o lucha por <strong>la</strong> supervivencia, en <strong>la</strong> que<br />
sólo sobreviven los elementos más aptos. (2)<br />
Detengámos unos instantes aquí, para seña<strong>la</strong>r una<br />
primera (¿sorprendente?) coincidencia entre <strong>la</strong> teoría del<br />
consagrado científico y <strong>la</strong> narración que seres<br />
(¿extraterrestres?) dictaron a un grupo de profesionales<br />
universitarios norteamericanos en los años treinta, y está<br />
recibiendo empeñosa difusión hoy bajo el título de Libro<br />
de Urantia:<br />
“Estos mamíferos protohumanos [...] disponían de<br />
cerebros más grandes para su tamaño [...] desarrol<strong>la</strong>ron<br />
un espíritu tribal [...] (eran) sobremanera beligerantes<br />
[...] no dudaban en hacerles <strong>la</strong> guerra a sus vecinos<br />
inferiores; y así, mediante <strong>la</strong> supervivencia selectiva, <strong>la</strong><br />
especie fue mejorando progresivamente.” (3) ¿No es una<br />
descripción muy gráfica y práctica de <strong>la</strong> teoría de <strong>la</strong><br />
selección natural? Este libro presenta, a todo lo <strong>la</strong>rgo de<br />
su escrupuloso re<strong>la</strong>to de <strong>la</strong> evolución biológica, un<br />
despliegue de <strong>la</strong>s teorías darwinistas, enriquecidas por<br />
cierto con los posteriores descubrimientos genéticos de<br />
Mendel y Morgan, que vinieron a redondear <strong>la</strong><br />
perspectiva original puliendo sus aspectos menos<br />
defendibles. La recic<strong>la</strong>da corriente, conocida como<br />
neodarwinismo, propone como causas de <strong>la</strong> variabilidad<br />
de los descendientes <strong>la</strong>s mutaciones, o cambios del<br />
material hereditario, y <strong>la</strong> recombinación genética, o<br />
intercambio de genes entre los cromosomas homólogos<br />
durante <strong>la</strong> formación de los gametos. Luego, sobre estas<br />
- 115 -
distintas formas actúa <strong>la</strong> selección natural escogiendo <strong>la</strong>s<br />
más adecuadas.<br />
¿En qué circunstancia histórica se encontraba<br />
Ing<strong>la</strong>terra cuando desde el seno mismo de su cultura<br />
vería nacer <strong>la</strong> teoría evolucionista de Darwin? A partir<br />
del último tercio del siglo XVIII -nos dice un<br />
excepcional sociólogo “<strong>la</strong> investigación está dominada<br />
por <strong>la</strong> perspectiva tecnológica”.<br />
Poco antes provee <strong>la</strong> síntesis de uno de los pi<strong>la</strong>res<br />
culturales de <strong>la</strong> mentalidad inglesa, expresada por medio<br />
de <strong>la</strong> literatura. “Robinson Crusoe -indica-, (es) el<br />
hombre que abandonado a sus propios recursos domina <strong>la</strong><br />
naturaleza rebelde y crea de <strong>la</strong> nada bienestar, seguridad,<br />
orden, ley y moral... [...] La historia de su aventura es un<br />
himno continuado a <strong>la</strong> diligencia, a <strong>la</strong> perseverancia, al<br />
ingenio, al saludable buen sentido que vence todas <strong>la</strong>s<br />
dificultades, en suma, a <strong>la</strong>s virtudes prácticas burguesas;<br />
es el credo de una c<strong>la</strong>se social ambiciosa consciente de<br />
su fuerza, y al mismo tiempo el programa de una nación<br />
joven, emprendedora, dispuesta al dominio mundial.” (4)<br />
Por cierto, Robinson adquiere pronto un criado negro<br />
(como correspondía a un inglés) quien, pese a ser nativo<br />
de <strong>la</strong> región, nunca se había dado cuenta de <strong>la</strong> gran<br />
prosperidad que podía obtener en base al<br />
aprovechamiento racional de su naturaleza.<br />
Contando <strong>la</strong> biografía de Darwin, Carl Sagan menciona<br />
su genealogía científico-familiar de un modo que trae<br />
reminiscencias al del apóstol Lucas cuando desmenuza<br />
- 116 -
los antepasados de Jesús para probar que desciende<br />
directamente de David, Noé, Matusalén, Adán... y Dios.<br />
“Erasmus Darwin, insigne autor, médico e inventor, y<br />
Josiah Wedgewood, quien se había elevado de <strong>la</strong> pobreza<br />
fundando <strong>la</strong> dinastía de ceramistas Wengewood [...]<br />
compartían opiniones radicalmente progresistas, incluso<br />
llegaron al extremo de apoyar a <strong>la</strong>s colonias rebeldes<br />
durante <strong>la</strong> Revolución americana.” (!) Permítasenos citar<br />
otros fragmentos de Sagan, dado lo representativos que<br />
resultan acerca de <strong>la</strong> mentalidad seña<strong>la</strong>da por nosotros en<br />
los sustratos del pensamiento occidental:<br />
“Su club (el del abuelo de Darwin con sus amigos) se<br />
l<strong>la</strong>maba La Sociedad Lunar. [...] Eran miembros de él<br />
William Small, que había enseñado ciencias a Thomas<br />
Jefferson (en <strong>la</strong> Universidad de William y Mary en<br />
Virginia y quien según Jefferson `probablemente decidió<br />
el destino´ de su vida); James Watt, cuyas máquinas a<br />
vapor propulsaron el Imperio Británico; el químico<br />
Joseph Priestley, el descubridor del oxígeno; y un<br />
especialista en electricidad l<strong>la</strong>mado Benjamin Franklin.”<br />
Más ade<strong>la</strong>nte, Sagan nos narra que el abuelo de Darwin<br />
había conocido el bestsellerato con tres tomos (¡en<br />
versos!) donde exponía sus especu<strong>la</strong>ciones sobre <strong>la</strong><br />
evolución biológica de <strong>la</strong>s especies vegetales.<br />
Dado su éxito, Darwin abuelo decidió <strong>la</strong>nzar un<br />
volumen de ¡2.500 páginas!, esta vez en prosa, l<strong>la</strong>mado<br />
Zoonomía, o <strong>la</strong>s leyes de <strong>la</strong> vida orgánica. En él, entre<br />
otros conceptos, el abuelo sostenía que “hay tres grandes<br />
objetos del deseo que han cambiado <strong>la</strong>s formas de<br />
- 117 -
muchos animales en sus esfuerzos por satisfacerlos: el<br />
hambre, <strong>la</strong> seguridad, <strong>la</strong> lujuria”.<br />
Volvamos otra vez por unos instantes al Libro de<br />
Urantia, sólo para ver que en el capítulo anteriormente<br />
citado se seña<strong>la</strong>, asimismo, que en estos lemures<br />
prehumanos “El hambre de alimento y el deseo sexual<br />
quedaron bien desarrol<strong>la</strong>dos” motivándolos a constantes<br />
aventuras y descubrimientos. Lo transmitido por sabios<br />
extraterrestres se parece extraordinariamente a lo<br />
enunciado por el abuelo de Darwin: “Hay tres grandes<br />
objetos del deseo que han cambiado <strong>la</strong>s formas de<br />
muchos animales en sus esfuerzos por satisfacerlos: el<br />
hambre, <strong>la</strong> seguridad y <strong>la</strong> lujuria”, dice Erasmus, en su<br />
Zoonomía. Parece que el viejo daba particu<strong>la</strong>r<br />
importancia a <strong>la</strong> lujuria.<br />
Tanto que su último libro se denominó: Ac<strong>la</strong>memos<br />
LAS DIVINIDADES DEL AMOR SEXUAL “...<strong>la</strong>s<br />
mayúscu<strong>la</strong>s son suyas”, ac<strong>la</strong>ra Sagan, quien más abajo<br />
nos dice: “Su nieto Charles [...] leyó Zoonomía dos<br />
veces; <strong>la</strong> primera a los diecieocho años [...] Estaba<br />
orgulloso de <strong>la</strong> precoz anticipación de su abuelo en<br />
algunas ideas que veinte años después harían famoso a<br />
Jean Baptiste Lamarck. (5)<br />
El 18 de diciembre de 1912, Arthur Smith-Woodward y<br />
Charles Dawson, reconocidos expertos en prehistoria,<br />
ofrecieron una conferencia prensa. “Con elocuencia<br />
bril<strong>la</strong>nte” -según <strong>la</strong>s crónicas- anunciaron que habían<br />
- 118 -
descubierto en Piltdown, Sussex (Ing<strong>la</strong>terra), los restos<br />
de un hombre prehistórico. Esa misma tarde ocupaban <strong>la</strong>s<br />
primeras p<strong>la</strong>nas de los más importantes diarios del<br />
mundo.<br />
Rebautizado como Eanthropus Dawsoni, el “hombre de<br />
Piltdown” fue considerado por los investigadores como el<br />
posible “es<strong>la</strong>bón perdido”, esto es, <strong>la</strong> etapa de transición<br />
evolutiva entre el simio y el hombre. Un solo detalle<br />
despertaba dudas: sus dientes mostraban un desgaste<br />
p<strong>la</strong>no, fenómeno nunca visto en los primates. Aunque los<br />
restos del Eanthropus no encajaban entre sí, lo cual<br />
obligaba a imaginar demasiadas partes, el hal<strong>la</strong>zgo había<br />
despertado un entusiasmo indetenible en los ámbitos<br />
universitarios europeos.<br />
El mismísimo Thei<strong>la</strong>rd de Chardin refrendó <strong>la</strong> idea.<br />
Habiendo viajado a Ing<strong>la</strong>terra especialmente para<br />
co<strong>la</strong>borar con los científicos, en 1913 dio a publicidad el<br />
hal<strong>la</strong>zgo de otro canino en Piltdown, lugar que algunas<br />
revistas especializadas empezaban a considerar ya como<br />
un sitio c<strong>la</strong>ve para <strong>la</strong> evolución de <strong>la</strong> humanidad. En<br />
1915 sucedieron otros hal<strong>la</strong>zgos en el mismo lugar. Otro<br />
cráneo y un diente de simio con desgaste p<strong>la</strong>no. Parecía<br />
tratarse de un segundo Eanthropus. Los científicos<br />
ingleses Smith-Woodward y Dawson alcanzaron entonces<br />
el pináculo del prestigio mundial.<br />
Pero hacia fines de los años 30 comenzaron a surgir<br />
ciertas dudas. El Museo Británico se negaba a permitir el<br />
estudio de <strong>la</strong>s reliquias. La Guerra detuvo por un tiempo<br />
<strong>la</strong>s inquisiciones. Pero cuando por fin se logró obtener el<br />
- 119 -
permiso inglés para someter a los huesos a una prueba de<br />
flúor, los resultados fueron <strong>la</strong>pidarios: ¡el cráneo y <strong>la</strong>s<br />
mandíbu<strong>la</strong>s reve<strong>la</strong>ban respectivamente 500 y 600 años de<br />
antigüedad! En 1953 terminó de deve<strong>la</strong>rse una siniestra<br />
confabu<strong>la</strong>ción: ¡”alguien” (decían <strong>la</strong>s crónicas) había<br />
enterrado un maxi<strong>la</strong>r de orangután y cráneos de hombres<br />
modernos.”<br />
Los autores del fraude, Dawson, Smith-Woodward y<br />
Thei<strong>la</strong>rd de Chardin aún vivían, como venerables<br />
autoridades de <strong>la</strong>s ciencias antropológicas.<br />
Ninguno de ellos marchó preso. Las pruebas de <strong>la</strong><br />
mistificación fueron consideradas insuficientes por los<br />
tribunales británicos. (El prestigio académico de los<br />
acusados era ya enorme. En el caso de Thei<strong>la</strong>rd de<br />
Chardin, actualmente se agigantó.) Sin duda pesó en esa<br />
consideración el que toda <strong>la</strong> comunidad científica<br />
europea y mundial se hubiera mantenido engañada<br />
durante 40 años con <strong>la</strong> idea de que el hombre de<br />
transición a nuestra actual humanidad – el tan buscado<br />
“es<strong>la</strong>bón perdido” – se había incubado... en Ing<strong>la</strong>terra.<br />
Más o menos un siglo antes -en 1820- otro Smith -”el<br />
profeta”- había hecho también un descubrimiento, esta<br />
vez en Norteamérica. Joseph, un adolescente débil y<br />
enfermo, que había quedado rengo por causa de una grave<br />
enfermedad, tuvo una visión. Él mismo <strong>la</strong> narra: “...vi<br />
una columna de luz, más bril<strong>la</strong>nte que el sol,<br />
directamente arriba de mi cabeza [...] (y) a dos<br />
- 120 -
Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción.<br />
Uno de ellos me habló, l<strong>la</strong>mándome por mi nombre, y<br />
dijo, seña<strong>la</strong>ndo al otro: Este es mi Hijo Amado:<br />
¡Escúchalo!” (Joseph Smith, Historia, 1: 15:17.) ¿Y qué<br />
expresó el Hijo? Que todas <strong>la</strong>s iglesias de <strong>la</strong> tierra “eran<br />
una abominación a su vista”.<br />
Un pequeño libro, primorosamente impreso, enseña<br />
que “Dios lo había escogido a él, un joven desconocido<br />
que vivía en <strong>la</strong> región occidental de Nueva York, para<br />
llevar a cabo <strong>la</strong> obra maravillosa y el prodigio de<br />
restaurar el Evangelio y <strong>la</strong> Iglesia de Jesucristo sobre <strong>la</strong><br />
tierra.” (6)<br />
Los prodigios recién comenzaban, pues más tarde -<br />
siempre conducido por visiones- Joseph Smith recibiría,<br />
de manos del ángel Moroni, unas refinadísimas p<strong>la</strong>nchas<br />
de oro, que contenían singu<strong>la</strong>res reve<strong>la</strong>ciones.<br />
Después de traducir al inglés el contenido de <strong>la</strong>s<br />
p<strong>la</strong>nchas, el joven profeta proc<strong>la</strong>maría al mundo un dato<br />
trascendental: ¡Jesucristo había estado en donde ahora se<br />
erigían los Estados Unidos! ¡No sólo eso, sino que había<br />
entregado a “los gentiles” (ciertos descendientes de razas<br />
que, junto a los indios, pob<strong>la</strong>ran antiguamente <strong>la</strong><br />
privilegiada región) documentos esenciales para<br />
comprender <strong>la</strong> historia y el sentido de <strong>la</strong> humanidad.<br />
¿Qué características tenían esos gentiles, elegidos por<br />
Dios? El Libro de Mormón -constituido por aquellos<br />
documentos de <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>nchas- nos <strong>la</strong>s describe: “...eran<br />
b<strong>la</strong>ncos y muy bellos y hermosos, semejantes a los de mi<br />
pueblo... [...] el Espíritu del Señor estaba sobre los<br />
- 121 -
gentiles, y prosperaron y obtuvieron <strong>la</strong> tierra por<br />
herencia...” (7)<br />
Pronto el joven consiguió adeptos para su misión,<br />
principalmente ayudantes para <strong>la</strong> traducción y posterior<br />
publicación de los textos. Aunque el semianalfabeto<br />
Smith dictaba su traducción a un amigo, consultaba <strong>la</strong>s<br />
Tab<strong>la</strong>s en secreto, sentado detrás de una sábana colgada<br />
de una cuerda, mientras el escriba tomaba nota de sus<br />
pa<strong>la</strong>bras desde el otro extremo de <strong>la</strong> habitación.<br />
Este libro de 650 páginas reve<strong>la</strong> entre otras muchas<br />
cosas que, ante <strong>la</strong> decadencia del pueblo elegido, en<br />
tiempos de Moisés, Dios separó una rama del tronco<br />
original para conducirlos hacia una nueva Tierra<br />
Prometida. ¿Y cuál era esa nueva Tierra Prometida? Ni<br />
más ni menos que Norteamérica.<br />
Conduciendo al grupo a través del Jordán hacia el mar,<br />
y luego por medio de una serie de “accidentes” hacia <strong>la</strong><br />
Nueva Tierra, Dios preserva de este modo una simiente<br />
para restituir el sentido de su creación a <strong>la</strong> humanidad,<br />
cuando los judíos no le sirvieran más debido a su<br />
“traición”.<br />
Mark Twain calificó de “cloroformo impreso” a este<br />
libro, pero debió leerlo aunque no más no sea<br />
parcialmente, del mismo modo que bastantes<br />
norteamericanos de su época. Pese a <strong>la</strong> sorna del<br />
novelista los mormones crecieron y prosperaron sobre<br />
Estados Unidos, como profetizaba su libro. Tanto que<br />
llegaron a fundar uno de los estados más prósperos de ese<br />
país, Utah, que aún dominan.<br />
- 122 -
Lamarck junto al geólogo Lyell constituyeron dos de<br />
los pi<strong>la</strong>res doctrinarios confesados por Darwin. Pero le<br />
faltaba una pieza para llegar al cierre de su famosa<br />
teoría. Desesperaba de hal<strong>la</strong>r<strong>la</strong>, mientras lo acosaba una<br />
enfermedad padecida desde su adolescencia:<br />
insoportables dolores de cabeza, nauseas, ataques de<br />
agotamiento que lo echaban en <strong>la</strong> cama.<br />
“Darwin estaba ahora seguro de que <strong>la</strong> modificación de<br />
<strong>la</strong>s especies se producía por una suerte de selección” nos<br />
dice otro biógrafo. “¿Pero cómo?”. Debía haber un<br />
agente natural, para explicar esta causalidad. El problema<br />
es que Darwin no lo encontraba. “Durante este periodo de<br />
intensa actividad mental, mientras se hal<strong>la</strong>ba preocupado<br />
con <strong>la</strong> busca de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ve del problema que ahora le<br />
obsesionaba, tomó al azar un libro con el objeto de<br />
distraer su mente fatigada. Era el Essay on Popu<strong>la</strong>tion de<br />
Malthus, que puso a Darwin sobre ascuas. ¡Allí estaba su<br />
mecanismo: <strong>la</strong> lucha por <strong>la</strong> existencia!” (8)<br />
Este libro le iba dar <strong>la</strong>s líneas c<strong>la</strong>ves para colocar <strong>la</strong>s<br />
piedras básicas de su doctrina. “¡Qué fácil de ver<br />
resultaba ahora que esa lucha tremenda por <strong>la</strong> existencia<br />
[...] era una fase continua y vital del mundo orgánico en<br />
virtud de <strong>la</strong> cual sólo pueden sobrevivir los más aptos!”<br />
(8) Pero, ¿quién era el tal Malthus, que tanto influyese en<br />
su pensamiento?<br />
- 123 -
Este cura anglicano -hijo de otro cura anglicano- había<br />
sido educado en una atmósfera de cultura y refinamiento<br />
habitando “una mansión elegante” conocida como “The<br />
Rockery” (“El nido de cornejas”). A su cuna natal, cual<br />
ilustrados Reyes Magos, hicieron una visita dos<br />
conspicuos amigos de su padre... David Hume y Jean-<br />
Jacques Rousseau... Las ideas del francés no harían mel<strong>la</strong><br />
en <strong>la</strong> mentalidad del cura-científico, de acuerdo a lo<br />
indicado por él mismo cuando mencionó <strong>la</strong>s fuentes de<br />
sus obras. “Los únicos autores de cuyos escritos deduje<br />
el principio que formó el argumento principal del Ensayo<br />
fueron Hume, Wal<strong>la</strong>ce, el doctor Adam Smith y el doctor<br />
Price”. Como se sabe, Hume es el padre del positivismo<br />
inglés; Adam Smith, fundador de <strong>la</strong> economía capitalista,<br />
cuyo principios centrales postu<strong>la</strong>n el individualismo y <strong>la</strong><br />
competencia sin tregua como los motores principales para<br />
el desarrollo de <strong>la</strong>s naciones. ¿Y qué decía este Ensayo<br />
de <strong>la</strong> Pob<strong>la</strong>ción, publicado en 1789 por Malthus?<br />
Principalmente que “el alimento y el sexo eran los<br />
postu<strong>la</strong>dos básicos de <strong>la</strong> existencia”. Por lo tanto “<strong>la</strong><br />
pob<strong>la</strong>ción, cuando no es regu<strong>la</strong>da, crece de tal forma que<br />
desborda <strong>la</strong>s posibilidades objetivas de sustentar<strong>la</strong>”.<br />
Habida cuenta de esto “hay que contener severamente el<br />
crecimiento de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción...” razón por <strong>la</strong> cual <strong>la</strong>s<br />
guerras, pestes o hambrunas que diezman a “los menos<br />
aptos” representan para los humanos el mismo papel que<br />
entre los animales los pájaros que, devorándose a los<br />
insectos, evitan su perjudicial expansión. Las ideas de<br />
Malthus influyeron inmediatamente sobre <strong>la</strong> sociedad de<br />
- 124 -
su tiempo: el primer ministro William Pitt, quien en 1796<br />
pensaba que “cualquier hombre enriquecía a su país”,<br />
decidió, en 1800, retirar su proyecto de ayuda estatal a<br />
los pobres, dec<strong>la</strong>rando en los fundamentos de su<br />
presentación legal el haber sido convencido por el librito<br />
del sacerdote.<br />
Concentrado así el núcleo de sus ideas fuerza, Darwin<br />
concluyó: “La lucha por <strong>la</strong> existencia alcanza a todos los<br />
rincones de <strong>la</strong> naturaleza: insectos, peces, pájaros, frutos,<br />
animales [...] compiten acerbamente los unos con los<br />
otros, luchan por <strong>la</strong> vida, tratan de sobrevivir en un<br />
mundo donde hay que luchar por <strong>la</strong> existencia. Y<br />
mediante esa lucha por <strong>la</strong> existencia <strong>la</strong> misma naturaleza<br />
selecciona a aquellos cuyos organismos están mejor<br />
adaptados para sobrevivir”. “Las especies que carecen de<br />
capacidad para variar con bastante rapidez quedan<br />
rezagadas en <strong>la</strong> carrera por <strong>la</strong> vida... `luchar o morir´, es<br />
el ultimátum de <strong>la</strong> selección natural”.<br />
En <strong>la</strong> reciente invasión de Iraq, los norteamericanos<br />
mostraron un ejemplo de lo que significa estar<br />
convenientemente equipados para sobrevivir.<br />
Soldados casi adolescentes pudieron poner de rodil<strong>la</strong>s<br />
a un ejército compuesto por hombres durísimos,<br />
entrenados físicamente para cualquier prueba... pero sin<br />
<strong>la</strong> tecnología adecuada.<br />
- 125 -
Al conde francés Arturo de Gobineau le gustaban<br />
mucho los alemanes. Tanto como para publicar que eran<br />
los representantes más puros de <strong>la</strong> raza b<strong>la</strong>nca o aria,<br />
“superior a todas <strong>la</strong>s demás razas”. Su concepción fue<br />
desarrol<strong>la</strong>da en dos volúmenes, bajo el título de Essai sur<br />
l´énegalité des races humaines, editados en París entre<br />
1853 y 1855 (seis años antes de <strong>la</strong> aparición del Origin of<br />
Species). Luego de estudiar arqueología, antropología,<br />
lingüística, historia, Gobineau había “descubierto” que <strong>la</strong><br />
humanidad se dividía en tres razas: “<strong>la</strong> negra, que<br />
representa <strong>la</strong> pasión, es semejante al animal y caprichosa,<br />
pero no obstante posee lirismo y temperamento artístico;<br />
<strong>la</strong> amaril<strong>la</strong>, que representa <strong>la</strong> mediocridad, es terca y<br />
apática, pero está dotada con un sentido del orden y un<br />
sentido de lo práctico; <strong>la</strong> b<strong>la</strong>nca, que posee una razón y<br />
un honor semejante a los dioses, y es superior en todo,<br />
particu<strong>la</strong>rmente en belleza física: los pueblos que no son<br />
de raza b<strong>la</strong>nca pueden acercarse a <strong>la</strong> belleza, pero jamás<br />
<strong>la</strong> alcanzan”. Gobineau se hizo muy amigo de Richard<br />
Wagner, quien le dedicó todas sus obras en prosa. Es que<br />
sus libros se habían vendido como pan caliente... no en<br />
Francia, sino en Alemania. Resentido por <strong>la</strong><br />
incomprensión de sus connacionales, a quienes calificó<br />
de “popu<strong>la</strong>cho galo-romano, cuyos instintos principales<br />
son <strong>la</strong> envidia y <strong>la</strong> revolución”, Gobineau se fue pronto a<br />
vivir en su “tierra prometida”, cerca de Wagner, y pudo<br />
casar a su hija con el Barón Von Gudencrone, como era<br />
de esperar, de <strong>la</strong> más pura cepa aria germánica.<br />
- 126 -
El conde Gobineau mismo decía descender de tal raza:<br />
“mis antepasados provienen de una de <strong>la</strong>s islitas Skaeren,<br />
en el Mar del Norte, un promontorio rocoso rodeado de<br />
pinos”, escribió. El pequeño francés tenía el pelo negro y<br />
los ojos pardos, pero esto no le impidió -según sus<br />
escritos- ser descendiente directo de Ottar Jarl, héroe<br />
vikingo. Anticipando una conducta que luego iba a<br />
repetir respecto a algunos de sus líderes, el Estado<br />
alemán tampoco tuvo en cuenta su color de pelo ni su<br />
estatura y lo convirtió en un huésped preferencial,<br />
promoviendo <strong>la</strong> difusión de su obra y <strong>la</strong> de sus<br />
numerosos discípulos. A lo <strong>la</strong>rgo y lo ancho de <strong>la</strong> patria<br />
de Goethe surgieron como hongos <strong>la</strong>s “Sociedades<br />
Gobineau”. Uno de sus discípulos fue el conde inglés<br />
Houston Stewart Chamber<strong>la</strong>in. Este inglés por cierto se<br />
fue a vivir en Alemania y terminó casándose... con <strong>la</strong> hija<br />
de Wagner. A cierto pariente suyo, primer ministro de<br />
Ing<strong>la</strong>terra, se lo consideraría luego prácticamente un<br />
cómplice de <strong>la</strong> acelerada expansión belicista del Tercer<br />
Reich, en los primeros tramos del siglo siguiente.<br />
Otro de los discípulos de Gobineau fue Ludwig<br />
Woltman (1871-1907). Su contribución al “conocimiento<br />
científico” fue demostrar que <strong>la</strong>s personalidades<br />
universalmente famosas habían sido siempre teutonas.<br />
Siguiendo <strong>la</strong> pista de <strong>la</strong> cabeza a<strong>la</strong>rgada, ojos azules,<br />
cabellera rubia, “demostró” que el italiano Giotto había<br />
sido en realidad un alemán l<strong>la</strong>mado Jothe, Leonardo Da<br />
Vinci era el germano Wincke, Tasso era Dasse, Giordano<br />
Bruno… Braun... De igual manera, el español Velázquez<br />
- 127 -
había sido originalmente Ve<strong>la</strong>hise, Murillo era Mocri y<br />
Vaz era Watz. Los grandes nombres de intelectuales<br />
franceses: Arouet, Diderot y Gounod, se debían entender<br />
como: Adwid, Tietroth y Gundiwald.<br />
En los Estados Unidos, el gobinismo fue manipu<strong>la</strong>do<br />
ligeramente para hacerlo más potable a los<br />
norteamericanos, sustituyendo su germanismo por el<br />
linaje anglosajón. Madison Grant publicó <strong>la</strong> primera<br />
adaptación, The Passing of the Great Race, en 1916 y su<br />
continuación, The Conquist of a Continent, en 1933... Un<br />
año antes de que fueran entregados al grupo de Chicago,<br />
por “ciertos seres superiores”, los documentos<br />
constitutivos de El Libro de Urantia.<br />
El coronel norteamericano Henry Olcott había nacido<br />
en 1836 de una familia que afirmaba ser descendiente de<br />
los peregrinos del Mayflower (9). “Tras una estricta<br />
formación presbiteriana, lo que él l<strong>la</strong>ma `dificultades<br />
financieras´ [...] lo obligaron a interrumpir sus estudios y<br />
dedicarse a <strong>la</strong> agricultura en Ohio. Allí se convirtió en un<br />
agricultor experto y publicó varios libros sobre el tema,<br />
entre ellos un tratado sobre el sorgo y una de sus<br />
variedades africanas (sustitutivos de <strong>la</strong> caña de azúcar)<br />
que alcanzó <strong>la</strong>s siete ediciones. Declinó <strong>la</strong> invitación del<br />
gobierno griego para ocupar una cátedra de agricultura<br />
científica en Atenas y, en lugar de eso, fundó <strong>la</strong> Escue<strong>la</strong><br />
Agríco<strong>la</strong> Westchester. Fracasó en esta aventura y, en<br />
- 128 -
1859, trabajó como responsable de <strong>la</strong> sección agríco<strong>la</strong> del<br />
New York Tribune, pero también tuvo que interrumpir<br />
esta carrera, esta vez por culpa de <strong>la</strong> Guerra Civil, que<br />
hizo de él un oficial de transmisiones del ejército de <strong>la</strong><br />
Unión. Dado de baja por invalidez, fue comisionado<br />
especial del Ministerio de <strong>la</strong> Guerra, con el rango de<br />
coronel, para investigar a los especu<strong>la</strong>dores y tuvo tanto<br />
éxito en su función que, cuando Abraham Lincoln fue<br />
asesinado en 1865, Olcott fue designado como uno de los<br />
tres miembros de <strong>la</strong> comisión investigadora de <strong>la</strong> muerte<br />
del presidente. Dejó esta tarea al final de <strong>la</strong>s hostilidades<br />
y, con recomendaciones del ministro de <strong>la</strong> Guerra y del<br />
fiscal general del Estado, estudió abogacía en Nueva<br />
York, donde estableció su despacho poco antes de 1870.”<br />
(10)<br />
El 3 de marzo de 1875, el coronel Olcott recibió una<br />
carta. Escrita en tinta dorada sobre un papel verde,<br />
dob<strong>la</strong>do dentro de un sobre negro, <strong>la</strong> remitía “el Maestro<br />
Bey Tuitit”, quien “vivía en Luxor, Egipto”; Luxor era<br />
“<strong>la</strong> sede” de “<strong>la</strong> Gran Hermandad B<strong>la</strong>nca” -a <strong>la</strong> cual<br />
pertenecía Bey Tuitit. Invitaba al coronel a que fuera su<br />
discípulo, supervisado por Madame B<strong>la</strong>vatsky. Así<br />
comenzó una re<strong>la</strong>ción pública de <strong>la</strong> que surgirían, entre<br />
otros grandes acontecimientos occidentales, <strong>la</strong> Escue<strong>la</strong><br />
Teosófica, el libro Isis desve<strong>la</strong>da, y el maestro<br />
Krisnamurthi.<br />
Isis desve<strong>la</strong>da es una exposición del ocultismo egipcio<br />
y del culto a <strong>la</strong> Gran Madre. El libro se divide en dos<br />
partes, <strong>la</strong> primera titu<strong>la</strong>da “Ciencia” y <strong>la</strong> segunda<br />
- 129 -
“Teología”. La primera parte analiza <strong>la</strong>s doctrinas de<br />
Hume, Darwin y Huxley, a quienes corrige por haber<br />
estrechado el concepto de ciencia, aplicándo<strong>la</strong> sólo a <strong>la</strong>s<br />
leyes demostrables que rigen el universo material. El<strong>la</strong>s<br />
eran pasibles, según <strong>la</strong> autora, de ser aplicadas “también<br />
a <strong>la</strong> evolución espiritual” de <strong>la</strong> humanidad. La segunda<br />
parte es un ensayo de religión comparada y una<br />
exposición del budismo como <strong>la</strong> sabia doctrina donde<br />
religión y ciencia se unifican. La primera edición de mil<br />
ejemp<strong>la</strong>res se vendió de inmediato a pesar de los ataques<br />
de los críticos, que <strong>la</strong> despreciaron como “basura” (New<br />
York Sun) y un “gran guiso de cuestiones embrol<strong>la</strong>das”<br />
(Springfield Republican).<br />
Enseguida los seguidores de B<strong>la</strong>vatsky <strong>la</strong> compararon<br />
con Darwin, considerando que el<strong>la</strong> completa su teoría<br />
cuando afirma que “<strong>la</strong> evolución del animal hacia el<br />
hombre es meramente un es<strong>la</strong>bón en <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga cadena que<br />
hace que el hombre evolucione hacia los seres<br />
superiores”. B<strong>la</strong>vatsky convierte pues, al darwinismo,<br />
una teoría limitada sociobiológica, en <strong>la</strong> explicación de<br />
todo, desde los átomos a los ángeles. Pese a <strong>la</strong>s<br />
reacciones adversas de los científicos universitarios, esta<br />
primera obra de madame B<strong>la</strong>vatsky -como todas <strong>la</strong>s que<br />
escribió- se continúan reeditando hasta el día de hoy. Y<br />
en su tiempo iniciaron una poderosa organización,<br />
constituída por importantes miembros de <strong>la</strong> burguesía<br />
norteamericana y <strong>la</strong> aristocracia inglesa, entre ellos<br />
funcionarios gubernamentales. El biógrafo Peter<br />
Washington explica que “El libro de B<strong>la</strong>vatsky respondía<br />
- 130 -
a necesidades muy sentidas, en una época en que <strong>la</strong>s<br />
dudas religiosas estaban impulsadas por <strong>la</strong> primera gran<br />
oleada de <strong>la</strong> educación de masas. A finales del siglo XIX<br />
aparecieron numerosos lectores semieducados, con el<br />
apetito, <strong>la</strong>s aspiraciones y <strong>la</strong> falta de formación<br />
intelectual imprescindible para consumir tales textos. Era<br />
el ambiente retratado tan vívidamente en Ing<strong>la</strong>terra por<br />
Bernard Shaw, H. G. Wells, George Gissing y Hale<br />
White: el mundo de los autodidactas, periódicos de perra<br />
gorda, enciclopedias semanales, c<strong>la</strong>ses nocturnas,<br />
conferencias públicas, instituciones educativas para<br />
obreros, debates sindicales, bibliotecas de clásicos<br />
popu<strong>la</strong>res, asociaciones socialistas y clubes de arte, un<br />
mundo bullicioso y serio donde los lectores de Ruskin y<br />
Edward Carpenter podían perfeccionarse, donde los<br />
idealistas de <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses medias contribuían a ello, y donde<br />
el nudismo y <strong>la</strong> reforma dietética iban del brazo con <strong>la</strong><br />
hermandad universal y el conocimiento ocultista.” (10)<br />
Sin embargo no sólo “lectores semieducados y<br />
obreros” adoptarían el credo iniciado por Madame<br />
B<strong>la</strong>vatsky y el coronel Olcott. Dos premios Nobel, Yeats<br />
y Bergson, serían también entusiastas seguidores de estas<br />
doctrinas, así como disciplinados miembros de <strong>la</strong><br />
Sociedad Teosófica Internacional. (11)<br />
Igualmente Aldous Huxley, nieto del venerable biólogo<br />
Thomas Henry Huxley, quien fuera, como se recordará,<br />
uno de los principales animadores de Darwin para <strong>la</strong><br />
publicación de su doctrina evolucionista. Es que hacia<br />
fines del siglo XIX alcanzó a tener un poder tan<br />
- 131 -
importante entre <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses aristocráticas de Ing<strong>la</strong>terra -y<br />
en parte de Europa y Estados Unidos- como para hacer<br />
inaudito que no se haya tomado aún demasiado en serio<br />
<strong>la</strong> investigación de hasta dónde influyó <strong>la</strong> Sociedad<br />
Teosófica en los grandes acontecimientos mundiales<br />
durante este periodo, pues muchos de quienes gobernaban<br />
o gobernaron los países centrales eran asiduos<br />
concurrentes a <strong>la</strong>s numerosas reuniones sociales y cursos,<br />
que organizaban Madame B<strong>la</strong>vatsky con sus seguidores, a<br />
lo <strong>la</strong>rgo y lo ancho del mundo.<br />
Volveremos a ocuparnos de este grupo más tarde.<br />
Dentro de su fárrago contenido en siete tomos, Isis<br />
desve<strong>la</strong>da sostenía entre muchas otras afirmaciones que<br />
<strong>la</strong> humanidad evoluciona hacia su perfección por medio<br />
de siete razas raíces, cada una de <strong>la</strong>s cuales domina <strong>la</strong><br />
tierra durante millones de años para concretar el Gran<br />
Proyecto Universal. Estas se subdividían a su vez en<br />
subrazas, hasta completar un amplísimo espectro. La<br />
predominante en <strong>la</strong> presente etapa de <strong>la</strong> historia -según el<br />
criterio teosófico- sería “<strong>la</strong> raza raíz aria o b<strong>la</strong>nca”, de <strong>la</strong><br />
cual emanaron <strong>la</strong>s subrazas ariosemítica, irania, céltica y<br />
otras derivadas que fueron surgiendo desde el siglo XVII<br />
en el Nuevo Continente. De el<strong>la</strong>s “evolucionará <strong>la</strong> sexta<br />
raza” -a <strong>la</strong> cual pertenecería el futuro próximo-: “Se<br />
caracterizará –según los teósofos norteños- por un alto<br />
desarrollo espiritual y un sexto sentido (c<strong>la</strong>rividencia<br />
astral) y pob<strong>la</strong>rá lo que hoy l<strong>la</strong>mamos América del<br />
Norte...”<br />
- 132 -
Una neblinosa mañana de junio de 1858 Darwin recibió<br />
una carta. Llevaba el sello de Ternate, una is<strong>la</strong> del<br />
archipié<strong>la</strong>go Ma<strong>la</strong>yo. Era de Alfred Russell Wal<strong>la</strong>ce, un<br />
biólogo prestigioso, quien había viajado a lo que<br />
consideraban el otro extremo del mundo para obtener<br />
comprobaciones en que afirmar su teoría. ¿Y cuál era su<br />
teoría? La enunciaba en un <strong>la</strong>rgo ensayo que acababa -por<br />
fin, luego de <strong>la</strong>rgos años- de escribir: On the Tendences<br />
of Varieties to Part Indefinitely from The Original Type.<br />
Darwin se fue al manuscrito como chancho a los maíces.<br />
A poco de haber comenzado a leerlo, se sintió<br />
horriblemente enfermo. “Cuando Darwin terminó de leer<br />
el esquema de Wal<strong>la</strong>ce quedó como herido por un rayo<br />
nos dice Ernest Trattner (8)-. Nada le había afectado<br />
tanto hasta entonces; allí, ante sus ojos, tenía una<br />
exposición de su propia teoría sobre <strong>la</strong> selección natural<br />
casi pa<strong>la</strong>bra por pa<strong>la</strong>bra”. Como aquel personaje del<br />
famoso poema de Bécquer (Cuando me lo contaron, sentí<br />
el frío de una hoja de acero en <strong>la</strong>s entrañas... etcétera),<br />
luego de un tiempo indefinible Darwin reaccionó. Estaba<br />
<strong>la</strong> carta. ¿Qué decía? Él también había leído el Essay on<br />
Popu<strong>la</strong>tion de Malthus (importante coincidencia)<br />
llegando a conclusiones semejantes a <strong>la</strong>s de Darwin<br />
(aunque aún no lo sabía). Si el <strong>la</strong>rgo artículo que le<br />
enviaba le parecía digno de publicarse, pedía que su<br />
amigo (Darwin), lo enviara a una importante revista<br />
- 133 -
científica, de <strong>la</strong> Linnaeam Society, y a sus comunes<br />
amigos, los científicos Lyell y Hooker.<br />
Lyell mismo, junto a Huxley, aconsejaron a Darwin<br />
que no publicara el artículo hasta haber escrito su propio<br />
ensayo, para ganar primacía sobre <strong>la</strong> tesis de <strong>la</strong> Selección<br />
Natural. Total el otro estaba demasiado lejos como para<br />
protestar. Así se hizo. Entre todos se ocuparon de<br />
mantener entretenido a Wal<strong>la</strong>ce durante bastante tiempo.<br />
Finalmente, en noviembre de 1859 -un año y medio<br />
después que Wal<strong>la</strong>ce enviara sus conclusiones- apareció<br />
el libro Origin of Species, con <strong>la</strong> firma de Charles<br />
Darwin.<br />
Simultáneamente el grupo de “amigos” cumplió el<br />
pedido de Wal<strong>la</strong>ce, publicando su artículo. Pasó<br />
desapercibido. El éxito del libro de Darwin, que obligaría<br />
a imprimir pronto nuevas ediciones, lo sepultó para<br />
siempre.<br />
Darwin, sin embargo, anunció durante un encuentro<br />
especial con <strong>la</strong> Sociedad Linneana que Wal<strong>la</strong>ce y él<br />
habían llegado a esas conclusiones al mismo tiempo. A<br />
los científicos de <strong>la</strong> sociedad les pareció una nota<br />
personal demostrativa de <strong>la</strong> acendrada probidad del<br />
escritor. Pero no tomaron demasiado en cuenta a sus<br />
teorías.<br />
Debemos ac<strong>la</strong>rar por fin que Darwin no era ni biólogo,<br />
ni arqueólogo, ni geógrafo, si a esto se entiende como<br />
alguien que ha recibido sus conocimientos en una<br />
universidad y por ende el correspondiente título,<br />
licenciatura o doctorado. Los estudios regu<strong>la</strong>res de<br />
- 134 -
Darwin habían llegado hasta dos cursos en Edimburgo, en<br />
los que no pudo alcanzar calificaciones suficientes como<br />
para ser aceptado en <strong>la</strong> Facultad de Medicina, y tres años<br />
estudiando el sacerdocio, que tampoco alcanzó.<br />
Dado el importante papel que los Huxley cumplieron<br />
en re<strong>la</strong>ción con el desarrollo del pensamiento científico<br />
darwinista, no queremos irnos sin citar a otro de ellos,<br />
Julian Huxley, quien en un párrafo tomado... casi al<br />
azar... dice: “No hay, pues, duda de que, desde todos los<br />
puntos de vista, <strong>la</strong>s ranas son realmente descendientes de<br />
los peces, aunque quizá de ninguno de los tipos comunes<br />
que nos son familiares...” (11) El Libro de Urantia<br />
complementa <strong>la</strong> información: “Entre los animales<br />
terrestres” -dice- “<strong>la</strong>s ranas alcanzaron su clímax [...] (y)<br />
sobrevivieron, pues podían vivir <strong>la</strong>rgamente en los<br />
charcos y <strong>la</strong>gunas en evaporación de estos tiempos tan<br />
remotos [...] Durante <strong>la</strong> decadencia de <strong>la</strong> edad de <strong>la</strong>s<br />
ranas se produjo en África el primer paso de <strong>la</strong> evolución<br />
de <strong>la</strong> rana al reptil.” (Documento 59, Cap. 6, “La edad de<br />
<strong>la</strong> tribu<strong>la</strong>ción biológica”, Pág. 683.)<br />
Jefferson, Watt, Benjamin Franklin, Malthus, Crusoe,<br />
el mito del hombre b<strong>la</strong>nco que construye riqueza a partir<br />
de su propia inteligencia, trabajo y voluntad... ¿no<br />
configura todo esto el imaginario sobre el cual basaron<br />
su historia los pueblos nordeuropeos con sus<br />
descendientes? Esto incluye su tecnología y su<br />
- 135 -
metafísica. En este aspecto, <strong>la</strong> presencia de Bergson,<br />
Huxley y un nieto de Hume en <strong>la</strong> sociedad esotérica de<br />
Madame B<strong>la</strong>vatsky deberían bastar para que<br />
consideremos alguna re<strong>la</strong>ción entre lo esotérico y los<br />
manejos de <strong>la</strong>s pandil<strong>la</strong>s de científicos -o pseudo-,<br />
polít icos, militares, teólogos, que han construido <strong>la</strong>s<br />
ideas de Occidente. Lyndon Larouche, un polít ico<br />
demócrata norteamericano, que se opuso a <strong>la</strong>s guerras<br />
contra Afganistán en Iraq, denunció que tras <strong>la</strong> camaril<strong>la</strong><br />
que rodea a Bush, con Huttington (Guerra de<br />
Civilizaciones) entre sus coordinadores, con Zbigniew<br />
Brzezinski y Henry Kissinger como asesores, existe una<br />
secta esotérica que cree ser representante exclusiva de <strong>la</strong><br />
Gran Hermandad B<strong>la</strong>nca en el mundo, lo cual <strong>la</strong><br />
autorizaría para actuar como “policías del mundo”. (12)<br />
“Cuando se sostiene -nos dice Héctor Schmucler en <strong>la</strong><br />
misma conferencia con que abrimos esta Carta-, y se<br />
repite sistemáticamente, que determinados procesos son<br />
inevitables, cuando esta inevitabilidad alude a<br />
realizaciones que son productos del hacer humano, <strong>la</strong><br />
expresión `procesos inevitables´ puede ser banal y<br />
terrible al mismo tiempo. Otra cosa es considerar<br />
aquellos hechos que se escapan a <strong>la</strong> voluntad humana y<br />
que se escapan porque <strong>la</strong> trascienden: nadie, por ejemplo,<br />
logrará evitar el misterio de <strong>la</strong> muerte que, de paso sea<br />
dicho, es el que funda ese otro misterio, el de <strong>la</strong> vida.<br />
Afirmar que algo del hacer humano -como el actual hacer<br />
tecnológico, como <strong>la</strong> creciente mercantilización de <strong>la</strong>s<br />
re<strong>la</strong>ciones- es inevitable, y con ello significar que no<br />
- 136 -
sólo debemos aceptarlo sino también celebrarlo, es<br />
renunciar a <strong>la</strong> responsabilidad de nuestros propios actos”.<br />
Es por no renunciar entonces a nuestra responsabilidad<br />
intelectual, por no considerar que hemos llegado al “fin<br />
de <strong>la</strong> historia” ni de <strong>la</strong> ciencia, que estamos escribiendo<br />
estas <strong>Cartas</strong>, sin ataduras ni prejuicios hacia doctrinas<br />
“intocables”, por institucionalizadas que estas se<br />
encuentren -aunque esto pueda excitar algunas<br />
impaciencias. Todavía tendremos que volver sobre varios<br />
de los personajes mencionados aquí, particu<strong>la</strong>rmente<br />
sobre sus doctrinas. Lo haremos, si todo anda bien,<br />
combinándo<strong>la</strong>s con nuestros estudios de diferentes etapas<br />
de <strong>la</strong> historia, seleccionadas a modo de muestreo que nos<br />
permita intentar descubrir <strong>la</strong>s raíces de <strong>la</strong> infelicidad<br />
humana, y -si esto es posible- algunas sendas para<br />
vislumbrar nuestra felicidad.<br />
Me despido con un saludo muy afectuoso.<br />
<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
Un subalterno estudiante de <strong>la</strong> Sabiduría expresada por<br />
Cristo.<br />
Autonomía Santiago del Estero, Argentina<br />
- 137 -
* Gén 49, 29-32/Sal 104/Mt 10, 24:33. 1968. Fundación<br />
del Movimiento Indio de los Estados Unidos. 1977. Carlos<br />
Ponce de León, obispo de San Nicolás, mártir de <strong>la</strong> Justicia<br />
en <strong>la</strong> Argentina. (Agenda Latinoamericana. Centro Nueva<br />
Tierra.)<br />
(1) “El inquietante futuro de <strong>la</strong> lengua en <strong>la</strong> prensa de<br />
hab<strong>la</strong> españo<strong>la</strong>”, ponencia de Héctor Schmucler, director del<br />
Centro de Estudios Avanzados de <strong>la</strong> Universidad Nacional de<br />
Córdoba, Argentina, durante el Primer Congreso<br />
Internacional de <strong>la</strong> Lengua Españo<strong>la</strong> (Zacatecas, México, del<br />
6 al 11 de abril de 1997. Salvo algunos breves párrafos<br />
publicados durante ese mismo año por <strong>la</strong> sección Cultura de<br />
La Voz del Interior, Córdoba, permanece inédita según creo.<br />
La cita mencionada <strong>la</strong> extraje de <strong>la</strong> versión completa que<br />
poseo, tipeada y enviada por su autor a mi pedido.)<br />
(2) Enciclopedia Santil<strong>la</strong>na. Chinon America Inc., bajo<br />
convenio con Santil<strong>la</strong>na Publishing Company, Inc.,<br />
Germantown, USA, 1995.<br />
(3) El Libro de Urantia. Edición españo<strong>la</strong>. Segunda<br />
revisión. Documento 62.<br />
Cap. 2, “Los mamíferos protohumanos”. Pág. 704. Urantia<br />
Foundation, Chicago, Illinois, USA. 1996.<br />
(4) Mendel, Gregor (Heinzendorf 1822 - Brünn, actual<br />
Brno 1884) Sacerdote, profesor de <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> moderna de<br />
Brünn, donde realizó sus experimentos sobre <strong>la</strong> transmisión<br />
de los caracteres hereditarios, considerados hoy como<br />
fundamentales para el desarrollo de <strong>la</strong> genética. En 1866<br />
publicó los resultados en un pequeño boletín de su ciudad,<br />
con el título de Ensayos sobre los híbridos vegetales, pero su<br />
aportación pasó por completo desapercibida hasta que en<br />
1900 el botánico ho<strong>la</strong>ndés De Vries, que había llegado a sus<br />
mismas conclusiones, descubrió el artículo y decidió<br />
- 138 -
denominar los mecanismos de <strong>la</strong> herencia como leyes de<br />
Mendel. Las leyes de Mendel explican y predicen cómo van a<br />
ser <strong>la</strong>s características de los descendientes partiendo de <strong>la</strong>s<br />
características de los progenitores.<br />
Morgan, Thomas Hunt. (Lexington, Kentucky 1866 -<br />
Pasadena, California 1945) Biólogo estadounidense. Fue<br />
autor de <strong>la</strong> teoría cromosómica de <strong>la</strong> herencia, que<br />
re<strong>la</strong>cionaba genes y cromosomas y que expuso en sus obras<br />
Mecanismo de <strong>la</strong> herencia mendeliana (1915), Bases físicas<br />
de <strong>la</strong> herencia (1919) y La teoría del gen (1926). Es famoso<br />
por sus numerosos experimentos con <strong>la</strong> mosca de <strong>la</strong>s frutas<br />
Drosophi<strong>la</strong>. Recibió el premio Nobel de medicina y fisiología<br />
en 1933.<br />
(4) Arnold Hauser. Historia Social de <strong>la</strong> Literatura y el<br />
Arte. Tomo II. Capítulo VIII: Rococó, c<strong>la</strong>sisismo,<br />
romanticismo. 2, El nuevo público lector. Pág. 213. Ediciones<br />
Guadarrama, Madrid, 1969.<br />
(5) Carl Sagan y Ann Druyan. Sombras de antepasados<br />
olvidados. Editorial P<strong>la</strong>neta, Buenos Aires, Argentina, junio<br />
de 1993.<br />
(6) Nuestro Legado. Una breve historia de <strong>la</strong> Iglesia de<br />
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Salt Lake City,<br />
Utah, E.U.A., 1996.<br />
(7) El Libro de Mormón. Otro testamento de Jesucristo. 1<br />
Nefi, 13: 15, Pág.18. Traducción original de <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>nchas al<br />
idioma inglés por José Smith, hijo. Primera edición: 1830,<br />
Palmyra, Nueva York, E.U.A. Edición españo<strong>la</strong>, Salt Lake<br />
City, Utah, 1992.<br />
(8) Ernest R. Trattner. Arquitectos de ideas. Historia de <strong>la</strong>s<br />
teorías científicas que transformaron el mundo. Darwin.<br />
Teoría de <strong>la</strong> evolución. Cáp. 13, Pág. 235. Ediciones Siglo<br />
Veinte. Buenos Aires, Argentina, 1972.<br />
- 139 -
(9) Mayflower. Nombre de <strong>la</strong> embarcación que tras<strong>la</strong>dó a<br />
América a los primeros colonizadores ingleses que, en<br />
número de 102, habían salido de Southampton en 1620.<br />
Llegaron a <strong>la</strong>s costas de <strong>la</strong> actual Massachusetts y fundaron <strong>la</strong><br />
ciudad de Plymouth. Entre ellos había numerosos puritanos,<br />
conocidos hoy como “Los padres peregrinos”, que huían de <strong>la</strong><br />
persecución de que eran objeto en Ing<strong>la</strong>terra y Ho<strong>la</strong>nda.<br />
Enciclopedia Santil<strong>la</strong>na. Chinon America Inc., bajo convenio<br />
con Santil<strong>la</strong>na Publishing Company, Inc., Germantown, USA,<br />
1995.<br />
(10) Peter Washington. El mandril de Madame B<strong>la</strong>vatsky.<br />
Historia de <strong>la</strong> teosofía y del gurú occidental. Traditio,<br />
Valencia, España, 2001.<br />
(11)Yeats, William Butler (Sandymount, Dublín 1865 -<br />
Roquebrune-Cap-Martin, Var 1939) Escritor ir<strong>la</strong>ndés. A<br />
través de su obra revalorizó los temas célticos propios de su<br />
país y personalmente participó en <strong>la</strong> lucha por <strong>la</strong> identidad<br />
cultural y <strong>la</strong> independencia ir<strong>la</strong>ndesa, llegando a ser elegido<br />
para el Senado en 1922. Cultivó <strong>la</strong> poesía y el teatro y fue el<br />
fundador del T eatro Nacional ir<strong>la</strong>ndés (1901), que dirigió<br />
hasta su muerte. Sus obras más recordadas son, en poesía, Las<br />
peregrinaciones de Oisin (1889), El viento entre <strong>la</strong>s cañas<br />
(1899), Innisfree, <strong>la</strong> is<strong>la</strong> del <strong>la</strong>go (1924) y La torre (1928); el<br />
ensayo El crepúsculo celta (1893) y, en teatro, Deirdre<br />
(1907) y El gato y <strong>la</strong> luna (1924). En 1938 publicó su<br />
Autobiografía. Recibió el premio Nobel de literatura en 1923.<br />
Bergson, Henri (París 1859 - íd. 1941) Filósofo francés. En<br />
1928 obtuvo el premio Nobel de literatura. Considera <strong>la</strong><br />
realidad como «impulso vital», como energía creadora que<br />
sigue en su evolución dos caminos: el ascendente, que origina<br />
<strong>la</strong> vida, y el descendente, que se concreta en <strong>la</strong> materia. A su<br />
vez, los humanos “poseen dos tipos de conocimiento: el<br />
- 140 -
intelectual, que conoce mediante el análisis y capta <strong>la</strong><br />
exterioridad transmisible de <strong>la</strong>s cosas, y el intuitivo, que<br />
penetra en el interior de lo real y capta lo que éste tiene de<br />
único, de inexpresable”. Algunas de sus obras más<br />
importantes son: La evolución creadora (1907), La intuición<br />
filosófica (1911), y, sobre todo, Las dos fuentes de <strong>la</strong> moral y<br />
<strong>la</strong> religión (1932).<br />
(12) Julian Huxley. La herencia. Y otros ensayos de<br />
ciencia popu<strong>la</strong>r. Primera edición en castel<strong>la</strong>no. Editorial<br />
Losada, Buenos Aires, Argentina, 1940.<br />
(13) Dion Fortune, escritora esoterista y fundadora de <strong>la</strong><br />
sociedad inglesa The Inner Light, considera que así como<br />
existen delincuentes y criminales en el mundo físico, los hay<br />
también entre <strong>la</strong>s anomalías que amenazan el mundo<br />
metafísico. Confiesa en uno de sus libros haber sido l<strong>la</strong>mada<br />
entonces por los miembros de <strong>la</strong> Gran Hermandad B<strong>la</strong>nca,<br />
para integrar los cuerpos especializados de represión a <strong>la</strong><br />
delincuencia en los p<strong>la</strong>nos metafísicos, brigadas a <strong>la</strong>s que<br />
l<strong>la</strong>ma Policía Astral. The Inner Light existe en <strong>la</strong> actualidad.<br />
Dos de los requisitos imprescindibles para ser miembro de<br />
esta sociedad son: pertenecer a <strong>la</strong> raza anglosajona y tener el<br />
inglés como idioma principal.<br />
- 141 -
Respuesta a Daniel Yépez<br />
Daniel escribió:<br />
Estimado <strong>Julio</strong>:<br />
No simpatizo con el crimen, menos con <strong>la</strong>s páginas<br />
rojas de los periódicos, pero el asesinato de dos<br />
jovencitas en su provincia está convulsionando <strong>la</strong><br />
“estabilidad” política del juarismo y conmoviendo al<br />
establishment local.<br />
Hasta fue al<strong>la</strong>nada <strong>la</strong> casa del capo di tuti capi de <strong>la</strong><br />
represión santiagueña. Quizás una mirada minuciosa<br />
desde su óptica arrojaría un poco de luz a tanta oscuridad<br />
obvia. Quizás una carta, dentro de su estilo tan<br />
particu<strong>la</strong>r, pueda aportar nuevos datos para comprender<br />
lo que está a <strong>la</strong> vista, pero no se ve. Naturalmente, de<br />
ninguna manera quiero comprometerlo con un tema tan<br />
espinoso. Sólo tómelo como una inquietud de un lector<br />
de sus cartas. Gracias por su tiempo y estaré atento a su<br />
respuesta.<br />
Atentamente lo saluda desde San Miguel de Tucumán,<br />
Daniel Yépez, un amigo de Raúl Dargoltz.-<br />
- 142 -
De <strong>Julio</strong>:<br />
Autonomía, Santiago del Estero, Sábado 21 de junio de 2003.<br />
Estimado Daniel:<br />
Lei<strong>la</strong> Bashier Nazar era una bonita chica de La Banda.<br />
El jueves 16 de enero de 2003 por <strong>la</strong> noche fue con su<br />
amiga Cristina Juárez a un hotel céntrico, para<br />
encontrarse con dos forasteros. Al salir de allí -como a<br />
<strong>la</strong>s 2:30 de <strong>la</strong> madrugada- anduvieron con otros amigos,<br />
esta vez locales. Cristina quiso continuar <strong>la</strong> fiesta, que<br />
iba subiendo de tono -según el<strong>la</strong>. Lei<strong>la</strong> en cambio fue a<br />
Saravah -un sitio en <strong>la</strong> costanera, con fama de ser útil<br />
para “levantes”. Allí -junto a más amigos- p<strong>la</strong>nearon<br />
terminar el fin de semana “en grande”. Para ello, en<br />
varios vehículos, partieron hacia Guayamba (un pueblito<br />
paradisíaco, en el límite con Catamarca, ahora saturado<br />
por una invasión de adinerados y mediopelos<br />
santiagueños iniciada unos 15 años atrás). Después de<br />
abundantes libaciones, ingestión de drogas, en medio de<br />
<strong>la</strong> orgía, regresaron a Santiago. En viviendas de algunos<br />
miembros del grupo, continuaron con sus excesos. La<br />
violencia estalló en algún momento y terminó con <strong>la</strong> vida<br />
de Lei<strong>la</strong>. Sus compañeros de farra, al tomar conciencia<br />
de su estado, <strong>la</strong> habrían llevado a un hospital para<br />
reanimar<strong>la</strong>. Al no conseguirlo, por consejo de Musa<br />
Azar*, padre de uno de ellos, <strong>la</strong> habr ían llevado a <strong>la</strong><br />
- 143 -
finca de este individuo -donde entre otras “exquisiteces”<br />
poseen un zoológico privado- para desintegrar<strong>la</strong> con<br />
ácido. Luego de ello, habrían esparcido sus restos por el<br />
sitio descampado -en el otro extremo de <strong>la</strong> ciudad- donde<br />
finalmente <strong>la</strong> encontraron.<br />
Patricia Vil<strong>la</strong>lba era una muchacha robusta y<br />
simpática. Podía decirse de el<strong>la</strong> que era atractiva, pero<br />
carecía del refinamiento de Lei<strong>la</strong>. Pese a ello eran<br />
compañeras de grupo. Al parecer uno de los participantes<br />
en el asesinato se habría desahogado contándole lo<br />
sucedido. Al recapacitar y consultar su “error” con otros<br />
implicados, habrían decidido asesinar<strong>la</strong>. Para eso fueron<br />
a esperar<strong>la</strong> a <strong>la</strong> salida de una verdulería, donde Patricia<br />
trabajaba. La noche de su muerte salió como a <strong>la</strong> 1.00 de<br />
<strong>la</strong> madrugada. Fue <strong>la</strong> últ ima vez que se <strong>la</strong> vio con vida. A<br />
<strong>la</strong> mañana siguiente su cadáver, con muchos daños, fue<br />
hal<strong>la</strong>do muy cerca de los restos de Lei<strong>la</strong> Bashier Nazar.<br />
Esto ocurrió el jueves 6 de febrero. Hasta aquí más o<br />
menos lo que dicen <strong>la</strong>s investigaciones publicadas.<br />
Lo que me contó un joven que frecuenta <strong>la</strong> noche<br />
santiagueña (y también se droga): Lei<strong>la</strong> vivía en<br />
Tucumán, más por cuestiones familiares que de<br />
estudio.** Junto a Patricia, Cristina Juárez y otras chicas<br />
trabajaba para una banda cuyos principales rubros eran <strong>la</strong><br />
prostitución de cierto nivel y el tráfico de drogas. Esta<br />
banda estaría manejada por una de <strong>la</strong>s a<strong>la</strong>s del gobierno<br />
provincial (otro “desliz”, <strong>la</strong> muerte de una jovencita de<br />
17 años, le costó el puesto al gobernador Díaz, pues el<br />
- 144 -
prostíbulo era manejado por su cuñado y lo tenía, según<br />
se rumoreó, a él también como habitué). Lei<strong>la</strong> y Patricia<br />
habrían “mejicaneado” a <strong>la</strong> banda, desviando fondos de<br />
los cargamentos de heroína que <strong>la</strong> muchacha habría<br />
transportado regu<strong>la</strong>rmente desde Tucumán. Concertando<br />
negocios por su cuenta, ambas muchachas habrían<br />
obtenido alguna ganancia adicional. Esto ocasionó su<br />
condena (<strong>la</strong> cual debía ser “ejemp<strong>la</strong>r”). La ocasión para<br />
ejecutar<strong>la</strong> habría sido el mencionado periplo (donde<br />
habrían sometido a Lei<strong>la</strong> a todo tipo de torturas). Patricia<br />
en cambio, que era muy fuerte, habría opuesto gran<br />
resistencia, lo cual habría obligado a los delincuentes a<br />
asesinar<strong>la</strong> casi en el acto. Fin de esta parte de <strong>la</strong> historia.<br />
Lo que no trasciende en <strong>la</strong> profusa información<br />
difundida por los medios, es que se ha precipitado al<br />
parecer una guerra de bandas. Sus detonantes principales<br />
habrían sido dos:<br />
1) La voluntad inc<strong>la</strong>udicable de los padres de <strong>la</strong>s<br />
chicas por conocer <strong>la</strong> verdad (como fuera en el caso<br />
María Soledad***).<br />
2) El intento de <strong>la</strong> gobernadora, Nina de Juárez, por<br />
aprovechar políticamente estos crímenes. Veamos.<br />
Nótese que uso el potencial, pues si bien se conocen<br />
estos datos, no es fácil encontrar elementos tangibles que<br />
puedan usarse como prueba fehaciente ante <strong>la</strong> “Justicia”<br />
local (entrecomil<strong>la</strong>da porque es absolutamente<br />
dependiente del <strong>la</strong> camaril<strong>la</strong> gobernante).<br />
- 145 -
Entonces, Musa Azar manejaría bandas delictivas con<br />
poder principalmente en tres rubros:<br />
a) Robo de ganado, asalto a camiones con mercaderías<br />
en tránsito, otras “tareas” en <strong>la</strong>s amplias rutas<br />
santiagueñas. Estaría integrado por policías en actividad,<br />
parapoliciales y delincuentes comunes.<br />
b) Prostitución y tráfico de drogas.<br />
c) “Seguridad” (<strong>la</strong>s principales empresas santiagueñas<br />
están integradas por sus agentes).<br />
Habría entrado en colisión con otras bandas de<br />
cuatreros (en <strong>la</strong>s cuales revistaría el grupo de Llugdar,<br />
hasta ahora el único procesado en <strong>la</strong> causa). También con<br />
otras bandas que operan en Seguridad (como <strong>la</strong> que<br />
conduciría el mayor D´Amico, un militar santiagueño<br />
compañero de Rico en su rebelión contra el gobierno de<br />
Alfonsín, para evitar el juzgamiento de los genocidas de<br />
<strong>la</strong> dictadura, desde hace año protegido de los Juárez y<br />
cuñado de un diputado nacional por Santiago del Estero),<br />
en juegos de azar, en drogas, etcétera.<br />
Como estas bandas operan constantemente para copar<br />
<strong>la</strong> sucesión de los Juárez (ya muy ancianos), Nina habría<br />
querido repetir con el vicegobernador <strong>la</strong> jugada que le<br />
permit ió desembarazarse de Díaz, gobernador electo,<br />
para hacerse de nuevo con el poder (el<strong>la</strong> fue elegida<br />
vicegobernadora, y con el pretexto de “<strong>la</strong> moral”, como<br />
se sabe vieja treta de <strong>la</strong>s aristocracias corruptas, ya que<br />
Díaz se vio salpicado por el crimen de una chica en un<br />
prostíbulo regenteado por un pariente, lo destituyó). Así,<br />
aparecen implicados los hijos de Darío Moreno (un ex<br />
- 146 -
simpatizante de Montoneros, otrora muy astuto, ahora<br />
prematuramente deteriorado quizá por excesos y <strong>la</strong>s<br />
constantes disputas en el seno del poder).<br />
No supusieron aparentemente que se iba a<br />
desencadenar una gran movilización social. Anoche hubo<br />
grandes multitudes desfi<strong>la</strong>ndo por Santiago. Hoy<br />
difunden constantemente sus imágenes todos los medios<br />
nacionales, incluso algunos internacionales. Participamos<br />
de estas movilizaciones con un partido formado<br />
recientemente, “Movimiento Vecinal”.<br />
En 1990 publicamos en <strong>la</strong> revista <strong>Quipu</strong> de Cultura,<br />
que me tocó dirigir, un artículo de mi compadre Alberto<br />
Tasso sobre lo que estaba sucediendo en Catamarca con<br />
María Soledad Morales. Luego de <strong>la</strong> gigantesca saga que<br />
se desenvolvió en <strong>la</strong> Argentina a partir de ese crimen,<br />
cuya descripción excede <strong>la</strong>s posibilidades de esta breve<br />
nota, el Juez que resultó irreprochablemente elegido (por<br />
presión popu<strong>la</strong>r) para dictaminar finalmente en <strong>la</strong> causa,<br />
tomó este artículo como sustentador de los fundamentos<br />
éticos sobre los cuales basaría su fallo. En este fallo se<br />
condenó, como se recordará, a un hijo de un diputado y<br />
uno de sus amigos, y sus repercusiones produjeron<br />
profundos cambios en <strong>la</strong> policía, así como el<br />
derribamiento del gobierno catamarqueño. Qué decía este<br />
artículo, cuyo valor se agiganta teniendo en cuenta que<br />
aún no había comenzado <strong>la</strong> catarata de reflexiones sobre<br />
- 147 -
estos temas que se desencadenó después. Veamos algunos<br />
de sus párrafos:<br />
“...No es (una) convulsión azarosa [...] lo que está en<br />
cuestión, sino los movimientos sociales desatados a<br />
partir, no de un crimen, como se dice con ingenua<br />
facilidad, sino de muchos años de oprimente silencio<br />
[...].<br />
“...pocas dudas caben de que <strong>la</strong> política y <strong>la</strong> sociedad<br />
catamarqueña no serán al final <strong>la</strong>s mismas que al<br />
comienzo.<br />
“[...]Desde luego, ese detonante [...] no podría haber<br />
actuado sin un enorme descontento popu<strong>la</strong>r [...] (Tal)<br />
...descontento no puede comprenderse sin tener en cuenta<br />
el tipo de sociedad y economía catamarqueñas, y el de <strong>la</strong><br />
polít ica local. [...]...hay muchos rasgos de Catamarca<br />
comunes a <strong>la</strong>s provincias noroésticas: economía agraria y<br />
mucha pob<strong>la</strong>ción rural, vastos sectores popu<strong>la</strong>res que no<br />
participan políticamente y sobre los cuales se ejerce<br />
intensa manipu<strong>la</strong>ción para conducir su voto; rígida<br />
división de c<strong>la</strong>ses con huel<strong>la</strong>s estamentales y de casta<br />
que perduran desde el período colonial.<br />
“[...]...el enorme poder acumu<strong>la</strong>do [...] ejemplifica el<br />
papel del peronismo en el noroeste, como una fuerza<br />
polít ica fuertemente conservadora, que desp<strong>la</strong>zó a otros<br />
sectores polít icos, pero reforzó el modelo de <strong>la</strong> rígida<br />
denominación social que estaba vigente desde hace<br />
muchos años. [...]<br />
- 148 -
“A partir del caso Morales, se empezó a evidenciar que<br />
ese sistema no había sido tan eficaz, o más bien que<br />
había requerido para muchos actores sociales un precio<br />
tan alto que ahora se sentían con capacidad de<br />
reaccionar. Las movilizaciones de <strong>la</strong> sociedad civil -que<br />
no son sectores organizados, sino masivas expresiones de<br />
repulsa sin código identificatorio alguno-, están<br />
cuestionando, en lo sustancial, <strong>la</strong> legitimidad del<br />
ejercicio del poder [...].<br />
Hasta aquí <strong>la</strong>s citas de este importante artículo de<br />
Tasso.**** Lo dicho allí puede aplicarse perfectamente a<br />
Santiago del Estero, en lo re<strong>la</strong>cionado con el caso<br />
presente de <strong>la</strong>s dos chicas asesinadas. Por aquel<strong>la</strong> misma<br />
época, desde <strong>Quipu</strong> de cultura denunciábamos también el<br />
asesinato de Miriam Judith Herrera, de 17 años,<br />
presuntamente víctima de una patota dependiente del<br />
poder, cuya muerte –según versiones- pese a haberse<br />
encarce<strong>la</strong>do por breve período a un hombre, permanecería<br />
en realidad impune.<br />
Nos quedan muchos aspectos de <strong>la</strong> cuestión por<br />
desarrol<strong>la</strong>r. Volveremos sobre estos en próximos<br />
artículos, que vamos a difundir por un f<strong>la</strong>mante recurso<br />
de Internet, que estamos construyendo ahora: Indymedia<br />
Santiago del Estero. En tanto, esperamos que este<br />
pequeño aporte haya servido para ubicar un poco mejor el<br />
sesgo subterráneo de lo que está sucediendo hoy en<br />
Santiago. Un saludo afectuoso para todos.<br />
<strong>Julio</strong><br />
- 149 -
* Musa Azar. Policía de origen árabe (etnia de <strong>la</strong> cual<br />
proviene una gran parte de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción de Santiago del<br />
Estero: se notará que Lei<strong>la</strong> también era hija de árabes). De<br />
simple agente, semianalfabeto, escaló a los más altos niveles.<br />
Promocionado por Carlos Arturo Juárez, fue muy útil a <strong>la</strong><br />
dictadura militar, pues de acuerdo con <strong>la</strong>s constancias<br />
publicadas en el libro Nunca Más, se especializó en <strong>la</strong> tortura<br />
y asesinato de detenidos políticos. En ese período fueron<br />
asesinados, aplicando los peores métodos imaginables, unos<br />
40.000 argentinos, en su mayoría jóvenes universitarios de<br />
entre 16 y 25 años. Las investigaciones publicadas en el libro<br />
Nunca Más, indicando algunos de los más conspicuos<br />
responsables de ese genocidio, fue realizada por una comisión<br />
gubernamental dirigida por el escritor Ernesto Sábato -bajo el<br />
gobierno democrático de Raúl Alfonsín. Al regresar al poder,<br />
Juárez consolidó a Musa Azar. Este aumentó su poder, anudó<br />
alianzas con <strong>la</strong> plutocracia local y los nuevos dignatarios. Se<br />
le atribuye control sobre una gran porción de <strong>la</strong> actividad<br />
política, económica y particu<strong>la</strong>rmente policial en Santiago.<br />
** El padre de Lei<strong>la</strong> es un inmigrante palestino que llegó a<br />
esta provincia en 1975. Tiene en <strong>la</strong> actualidad unos 48 años.<br />
La madre, también de origen árabe, trató de matar a Lei<strong>la</strong>,<br />
cuando tenía 14 años... no lo consiguió, pero le dejó tres<br />
ba<strong>la</strong>s calibre 22 adentro -dos de el<strong>la</strong>s cerca del cerebro.<br />
Luego de esto, <strong>la</strong> joven mujer se suicidó. Bashier estaba<br />
ausente. Al parecer no mantenía una re<strong>la</strong>ción muy armónica<br />
con su esposa, y probablemente por entonces ya vivían<br />
separados.<br />
*** El caso de María Soledad Morales fue parecido. Su<br />
muerte luego de una juerga con integrantes del poder<br />
catamarqueño, fue tomada como base para una pelícu<strong>la</strong> del<br />
- 150 -
talentoso director argentino Héctor Olivera. Además de su<br />
éxito de taquil<strong>la</strong>, esta sirvió -junto a <strong>la</strong> inaudita actividad de<br />
los medios masivos de difusión- para concientizar a <strong>la</strong><br />
inmensa comunidad argentina de un esquema de corrupción<br />
feudal imperante en muchas provincias, cuyas víctimas solían<br />
resultar con frecuencia muchachitas como <strong>la</strong> mencionada. El<br />
<strong>la</strong>rgo juicio fue transmitido en vivo por varios canales de<br />
televisión, constituyendo finalmente un verdadero plebiscito<br />
nacional donde <strong>la</strong> opinión pública terminó obligando al<br />
cambio de jueces, <strong>la</strong> revisión de <strong>la</strong>s actuaciones tanto de <strong>la</strong><br />
policía como de los jueces, y <strong>la</strong> caída de una dinastía política<br />
gobernante (también de inmigrantes árabes) parecida en sus<br />
métodos políticos a <strong>la</strong> que ejercen Nina de Juárez y Carlos<br />
Arturo Juárez en Santiago.<br />
**** “El caso Catamarca. Una sociedad contra el poder”.<br />
Alberto Tasso. En revista <strong>Quipu</strong> de Cultura, página 16,<br />
Navidad de 1990. Se puede consultar el fallo final del juicio<br />
sobre el crimen de María Soledad Morales, en cuyos<br />
fundamentos éticos se cita este artículo, en el sitio web del<br />
gobierno de <strong>la</strong> provincia de Catamarca, <strong>la</strong> sección Poder<br />
Judicial, “Caso María Soledad Morales”.<br />
- 151 -
CARTA Nº 9<br />
Autonomía, Santiago del Estero, lunes, 21 de julio de 2003.<br />
El presidente Carlos Menem visitó Santiago el año<br />
1990. Su secretario personal habría hab<strong>la</strong>do por teléfono<br />
con el correspondiente del gobernador Iturre, para<br />
recomendar <strong>la</strong> garantía de un detalle. El Primer<br />
Mandatario argentino habría solicitado “dos chicas, de<br />
entre 19 y 23 años, de buena familia, universitarias”. Que<br />
no se preocuparan aquí –habría dicho-: serían bien<br />
pagadas. La Presidencia de <strong>la</strong> Nación tendría –según esta<br />
versión- fondos reservados para esos pequeños<br />
“accesorios” de <strong>la</strong> <strong>la</strong>bor presidencial. El secretario del<br />
gobernador, habría contestado que no, que cómo se le<br />
ocurría: Santiago también tenía recursos para atender<br />
asuntos de gobierno. Y además, como el presidente iba a<br />
comprobar, <strong>la</strong>s mejores chicas, <strong>la</strong>s más dulces y<br />
refinadas. El presidente llegaba al aeropuerto cerca del<br />
mediodía. Luego del consabido almuerzo y sus<br />
actividades oficiales, descansaría en <strong>la</strong>s Termas de Río<br />
Hondo para regresar al día siguiente a Buenos Aires. Las<br />
chicas deberían esperarlo desde <strong>la</strong>s nueve y media de <strong>la</strong><br />
tarde, en <strong>la</strong> suite presidencial del lujoso hotel. Así se<br />
habría implementado. Dos muchachas muy bonitas,<br />
licenciadas universitarias, además de empleadas del<br />
gobierno, habrían esperado al por entonces sexagenario<br />
- 152 -
presidente, para evitar que el tedio cayera sobre sus<br />
horas, fuera de agenda. Esta versión me fue narrada por<br />
un alto funcionario gubernamental, unos días después de<br />
<strong>la</strong> visita de Menem a nuestra provincia.<br />
No es que transcriba esta anécdota ahora, 13 años<br />
después, para demostrar <strong>la</strong> frívo<strong>la</strong>, cicatera lubricidad del<br />
geronte que gobernó a 40 millones de argentinos durante<br />
dos períodos. Deben existir miles de situaciones<br />
semejantes en tal sentido, muchas de el<strong>la</strong>s públicas, lo<br />
cual convertiría a lo narrado en un simple chisme menor.<br />
Se trata en cambio de sustentar el aserto de que los<br />
humanos no hemos podido construir un orden social<br />
armónico, justo y superior, porque venimos repitiendo<br />
los mismos errores durante más de cinco mil años.<br />
Hace 4700 años ya podía encontrarse un compendio de<br />
todo lo que <strong>la</strong> codicia o <strong>la</strong> sensualidad humana pueden<br />
disfrutar sobre el mundo, en cantidades absolutamente<br />
imposibles de ser gustadas por una so<strong>la</strong> persona aunque<br />
su existencia hubiera podido prolongarse por 500 años.<br />
La medición regu<strong>la</strong>r del tiempo con calendarios de 12<br />
meses, en años de 365 días, se había ideado en Egipto,<br />
hace unos cinco mil años y era de uso regu<strong>la</strong>r. En muchos<br />
de los principales centros urbanizados del mundo se<br />
practicaba <strong>la</strong> prostitución “sagrada”. Esta consistía en<br />
que <strong>la</strong>s familias debían conceder al templo de Ishtar -<br />
diosa altamente célebre por esas épocas- su mejor hija<br />
virgen, <strong>la</strong> más dulce y bel<strong>la</strong>, para que durante cierto<br />
- 153 -
período del año se prostituyera, con el objeto de sostener<br />
el culto.<br />
Quiere decir que ya entonces -como ahora- los<br />
adinerados podían comprar incluso mejores muchachas<br />
que <strong>la</strong>s obtenidas en Santiago por Menem (difícilmente<br />
de carácter virginal).<br />
Ya el faraón Khufu (Keops para los griegos), 4530<br />
años atrás, había construido <strong>la</strong> Gran Pirámide, singu<strong>la</strong>r<br />
mansión mortuoria de 145 metros de alto y 226,5 metros<br />
de ancho -lo cual representaba una superficie cubierta de<br />
5 hectáreas. El lujo con que se dotó a sus habitaciones, <strong>la</strong><br />
exquisitez de los decorados artísticos en su interior,<br />
hacen que <strong>la</strong> mansión construida por Menem en Anil<strong>la</strong>co,<br />
represente un chiste, comparándo<strong>la</strong> sólo con aquel lugar<br />
destinado... al cadáver de un gobernante. Imaginémonos<br />
lo que deben de haber sido <strong>la</strong>s habitaciones de los<br />
pa<strong>la</strong>cios faraónicos. “Su majestad ha construido una<br />
residencia que lleva por nombre `Grande en Victorias´.<br />
Está entre Siria y Egipto, repleta de comida y<br />
provisiones. El sol sale y se pone en su horizonte. Todos<br />
han abandonado <strong>la</strong> ciudad donde vivían para establecerse<br />
en sus vecindades”, narra un papiro datado 3.000 años<br />
atrás, refiriéndose a una de <strong>la</strong>s mansiones donde vivió<br />
Ramsés II.<br />
Esta contaba con un “escaparate para grandes<br />
festivales, con sus pa<strong>la</strong>cios decorados con azulejos de<br />
losa fina, dependencias con columnatas y puertas de<br />
granito”. Pi-Ramses era, según los textos antiguos “de<br />
hermosos balcones y patios deslumbrantes de turquesa y<br />
- 154 -
<strong>la</strong>pizlázuli [...] Los jóvenes visten de manera festiva<br />
durante el día y se acica<strong>la</strong>n el pelo con aceite. Durante<br />
los festivales los vemos junto a <strong>la</strong>s puertas de sus casas<br />
sosteniendo ramas de árbol. [...] Aquí (están) los<br />
edificios gubernamentales, <strong>la</strong>s mansiones para los altos<br />
funcionarios, almacenes repletos de grano y los templos<br />
dedicados a Re, Seth, Amón y Ptah.” (1)<br />
Cuando el faraón Ramsés II consolidó <strong>la</strong> gloria<br />
material de Egipto, hacia 1320 aC, <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses dominantes<br />
de aquel imperio podían considerarse como <strong>la</strong>s más<br />
refinadas del mundo. Y posiblemente no hayan existido<br />
luego grupos aristocráticos de mayor solidez cultural,<br />
económica, militar, política y religiosa que ellos.<br />
Por lo que se refiere a poder militar y tácticas bélicas<br />
de opresión, los asirios habían desplegado básicamente<br />
todo lo que se podía esperar de <strong>la</strong> vesania humana. Solían<br />
tomar miles de prisioneros, para hacerlos sentar sobre<br />
<strong>la</strong>rgos palos puntiagudos, con los que f<strong>la</strong>nqueaban<br />
kilómetros enteros de sus recorridos: desangrándose, <strong>la</strong>s<br />
víctimas debían servir de muestra de su capacidad<br />
guerrera para mantener el “respeto” de los viajeros. “Este<br />
pueblo feroz adoraba al severo dios Assur. [...] Los<br />
oficiales del ejército eran también sacerdotes, y <strong>la</strong><br />
pa<strong>la</strong>bra “rebelde” significaba lo mismo que “pecador”, es<br />
decir, un hombre merecedor de ser castigado con <strong>la</strong><br />
máxima severidad. [...] Después de una victoria, se<br />
degol<strong>la</strong>ba a los prisioneros mientras celebrábanse ritos<br />
religiosos. Los asirios no aportaron beneficio alguno a<br />
- 155 -
los pueblos por ellos sometidos. Por el contrario,<br />
pil<strong>la</strong>ban todas <strong>la</strong>s tierras”, además de mujeres y bienes.<br />
“Tig<strong>la</strong>th Phileser I, refiriéndose a sus víctimas, se<br />
vanagloriaba así: `Yo he hecho correr su sangre en los<br />
valles y en los altos lugares de <strong>la</strong>s montañas. Corté sus<br />
cabezas, y, fuera de sus ciudades, como montones de<br />
granos <strong>la</strong>s apilé. Sus despojos y posesiones en número<br />
incontable transporté´.” Pese a ello, nuestro narrador, el<br />
vizconde Montgomery de A<strong>la</strong>mein, expresa a<br />
continuación: “[...] esta política era realista. Situada en<br />
una zona infecunda del alto Tigris, Asiria tenía <strong>la</strong><br />
alternativa de permanecer pequeña y pobre, o de hacerse<br />
rica por <strong>la</strong> conquista. Si había de expandirse, tenía que<br />
asegurar sus fronteras oriental y meridional, y dominar<br />
completamente en el Norte y el Oeste.” (2)<br />
Yo tengo una grabación de <strong>la</strong> voz de un anciano, ex<br />
embajador de <strong>la</strong> República de Iraq en <strong>la</strong> Argentina,<br />
mientras caían <strong>la</strong>s bombas sobre Bagdad, durante <strong>la</strong><br />
reciente invasión norteamericana. La tomé de <strong>la</strong> radio.<br />
Confieso que no pude contener mis lágrimas mientras lo<br />
escuchaba: el hombre no podía creer lo que le sucedía,<br />
ver su ciudad destruida, recibir en su casa a mujeres y<br />
niños aterrorizados, sin agua, sin luz, en <strong>la</strong>s calles<br />
cadáveres por todos <strong>la</strong>dos mientras <strong>la</strong>s bombas -cada una<br />
de un costo rondando el millón de dó<strong>la</strong>res- despedazaban<br />
sistemáticamente <strong>la</strong> otrora gran capital. La valoración del<br />
“realismo militar” que tiene Montgomery, y <strong>la</strong><br />
concepción malthusiana desplegada en sus escritos<br />
arrojan pistas no sólo sobre <strong>la</strong>s concepciones<br />
- 156 -
expansionistas que alentaron los autores del imperialismo<br />
británico, sino también sus mejores alumnos, los<br />
anglosajones norteamericanos. Pero como se percibe<br />
observando a los asirios, no inventaron casi nada, si<br />
hacemos abstracción de <strong>la</strong> tecnología.<br />
A los 26 años me tocó estar preso de <strong>la</strong> dictadura<br />
militar argentina (1976-1983). Ellos nos habían hacinado<br />
en condiciones inferiores a <strong>la</strong>s que se otorgan a los<br />
animales. La cárcel de Córdoba tenía en sus pabellones<br />
“comunes” celdas para cinco y diez personas.<br />
Introduciendo cuchetas (camastros metálicos dobles, uno<br />
arriba del otro) podían meter a más prisioneros. El<br />
gobierno anterior había construido pabellones especiales,<br />
“celu<strong>la</strong>res”, con celdas individuales para los presos<br />
polít icos, pues se nos consideraba de “máxima<br />
peligrosidad”. Finalmente habían alojado allí a <strong>la</strong>s<br />
mujeres. La celda que me tocó habitar estaba ocupada por<br />
27 compañeros. A los veinte que entrábamos en cuchetas<br />
se agregaban otros que habían llenado el espacio con<br />
camastros simples, dejando apenas un pequeño pasillo.<br />
Los militares entraban para golpearnos y asesinarnos<br />
durante <strong>la</strong> noche o en cualquier momento, debido a lo<br />
cual, habíamos dispuesto rotar en los lugares que<br />
ocupábamos para dormir. Ello en razón de que cuando<br />
entraban bruscamente a <strong>la</strong>s celdas, los primeros en<br />
recibir los golpes eran quienes dormían más cerca de <strong>la</strong><br />
puerta. Por ello pude ver, una noche que me tocó dormir<br />
- 157 -
exactamente de<strong>la</strong>nte de <strong>la</strong> puerta, en una cama simple,<br />
cómo sacaron a Larguirucho para asesinarlo.<br />
“Larguirucho” Tramontini era un joven de 24 años,<br />
estudiante universitario de violoncello, que había caído<br />
preso en el 75, durante el copamiento de cierta unidad<br />
militar. Muy alto, tenía algún parecido en su rasgos a ese<br />
actor norteamericano de los 50, Cary Grant. Decían que<br />
su esposa era muy bel<strong>la</strong>, que tenía cabellos rubios y<br />
vaporosos; decían que su hijito, también muy rubio, era<br />
algo bonito de ver. Eso decían los compañeros –no<br />
muchos- que habían estado presos desde el periodo<br />
democrático, cuando los presos políticos estaban bajo el<br />
régimen constitucional y podían recibir visitas.<br />
La joven esposa de Larguirucho lo venía a visitar<br />
trayendo su hijito desde Sintra, una localidad cordobesa<br />
entre <strong>la</strong>s serranías.<br />
Recuerdo que escuché el ruido del candado en <strong>la</strong><br />
puerta metálica y levanté apenas <strong>la</strong> cabeza en <strong>la</strong><br />
oscuridad -<strong>la</strong> puerta estaba a unos tres metros y medio de<br />
mi cama, hacia los pies. Para ese entonces -invierno de<br />
1976- ya había aprendido a no moverme cuando entraban<br />
los milicos, sin que ellos me lo indicaran. La puerta se<br />
abrió bruscamente y vi tres oficiales. Llevaban cascos, <strong>la</strong><br />
luz del techo arrojaba sombra sobre sus ojos, uno de<br />
ellos, muy joven, con bigote rubio, miró hacia donde yo<br />
dormía: tenía ojos azules, en ellos titi<strong>la</strong>ba <strong>la</strong> muerte. Me<br />
estremecí. Venían rodeados de suboficiales, hasta donde<br />
se podía ver, cargando fusiles FAL, bayonetas ca<strong>la</strong>das,<br />
pisto<strong>la</strong>s al cinto. Uno de ellos -gigantesco, o así me<br />
- 158 -
pareció- se asomó al umbral y gritó: “Tramontini”. A<br />
Larguirucho le había tocado en suerte dormir hacia el<br />
fondo de <strong>la</strong> celda esta vez, pero no le sirvió de nada. Vi<br />
como lo obligaban a bajar <strong>la</strong> cabeza, para vendar sus<br />
ojos. Vi como le ataban <strong>la</strong>s muñecas, con una gruesa soga<br />
vinílica, sobre <strong>la</strong> espalda. Luego todos debíamos<br />
dormirnos.<br />
No iba a ser el primer compañero que mataban. Los<br />
llevaban a un campo militar, los hacían arrodil<strong>la</strong>r y les<br />
daban un tiro en <strong>la</strong> nuca. Solían rematarlo con otro de<br />
calibre mayor en el corazón, pero esto variaba: podían<br />
acribil<strong>la</strong>rlo con ráfagas de metral<strong>la</strong>, o torturarlo antes.<br />
Todavía no habíamos recibido ninguna noticia sobre <strong>la</strong><br />
suerte de Larguirucho, cuando algunos compañeros,<br />
después de algún rodeo, empezaron a proponer el reparto<br />
de sus pertenencias. Estas eran tan miserables, que daba<br />
vergüenza <strong>la</strong> so<strong>la</strong> idea de que alguien <strong>la</strong>s pidiera: una<br />
colchita, un par de sábanas mugrientas, ¡un poncho!...<br />
dos pares de medias, ¡un calzoncillo <strong>la</strong>rgo!... Nadie se<br />
opuso y dos o tres compañeros comenzaron a alegar sus<br />
carencias, argumentando sufrir de sabañones o cosas así,<br />
para sustentar sus mayores derechos a <strong>la</strong> propiedad de los<br />
bienes. ¡Me parecieron mercachifles regateando con<br />
astucia en el mercado para obtener mayores ganancias!...<br />
Como Larguirucho había sido uno de mis mejores<br />
amigos, me dieron ganas de llorar. Pero logré contenerme<br />
y creo que lo disimulé.<br />
Es que los militares nos habían quitado todo lo que<br />
pudiera brindarnos un mínimo confort. Durante ese<br />
- 159 -
invierno en que <strong>la</strong> temperatura llegaba a los cinco grados<br />
bajo cero, habían retirado <strong>la</strong>s frazadas, dejándonos<br />
so<strong>la</strong>mente con una colcha. Se ocuparon de romper a<br />
cu<strong>la</strong>tazos los vidrios de <strong>la</strong>s ventanas, para hacernos<br />
sentir el rigor del aire frío. Como nosotros tapamos los<br />
huecos luego, con pedazos de plástico obtenidos de<br />
bolsas vacías, nos obligaron a quitarlos uno por uno. Me<br />
tocó estar en <strong>la</strong> p<strong>la</strong>nta alta, por lo cual el frío era mayor.<br />
Por lo demás, sólo nos sacaban una vez por día para ir al<br />
baño, diez minutos a cada celda, a eso de <strong>la</strong>s siete de <strong>la</strong><br />
mañana. Los guardiacárceles nos permitían tener en cada<br />
celda un tarro, fabricado con los de hoja<strong>la</strong>ta que<br />
originalmente contenían cinco litros de aceite. Allí<br />
orinábamos y algunos con problemas de regu<strong>la</strong>ción<br />
también defecaban durante <strong>la</strong> noche. Se imaginará<br />
entonces el olor que había en <strong>la</strong>s celdas, ocupadas<br />
normalmente por veinte o treinta prisioneros. Si a esto se<br />
agrega que únicamente nos daban unos minutos más para<br />
bañarnos, los sábados por <strong>la</strong> mañana, puede completarse<br />
el panorama. A veces, no abrían <strong>la</strong>s celdas por un día<br />
entero. Sin darnos ninguna explicación. ¿Para qué? Si<br />
estábamos todos “muertos”, como nos anunció a los<br />
gritos el general Sasiaiñ, al “inaugurar” este régimen.<br />
Nos habían quitado hojitas de afeitar, tijeras, espejos,<br />
peines. Así que a los tres meses ya teníamos el pelo<br />
<strong>la</strong>rgo, al igual que <strong>la</strong> barba. A algunos se nos habían<br />
hecho l<strong>la</strong>gas bajo <strong>la</strong> pe<strong>la</strong>mbrera, por <strong>la</strong> falta de higiene.<br />
Se había reducido <strong>la</strong> comida a: un pan, que se repartía<br />
por <strong>la</strong> mañana con el matecocido -muy acuoso y sin<br />
- 160 -
azúcar-; una sopa, al mediodía, otra vez matecocido<br />
chirle a eso de <strong>la</strong>s tres de <strong>la</strong> tarde y nuevamente sopa a<br />
<strong>la</strong>s seis de <strong>la</strong> tarde. El pan debía durarnos para<br />
acompañar todas <strong>la</strong>s “comidas”. Los que estaban desde<br />
antes del golpe de estado recordaban que solían ser<br />
grandes y se repartían a discreción, por lo cual nadie<br />
solía preocuparse por el pan. Los militares habían<br />
rebajado su tamaño, “por razones de presupuesto” hasta<br />
un volumen que nos parecía dolorosamente pequeñito.<br />
Dos veces por semana servían p<strong>la</strong>tos “de lujo”: polenta y<br />
guiso de lentejas. Estos solían ser consistentes, a<br />
diferencia de <strong>la</strong> sopa, y llegaban más calientes. Por ello<br />
se los esperaba con ansias. Como para hacer el reparto de<br />
comida se solicitaban “voluntarios”, luego de ríspidas<br />
discusiones “políticas” se había convenido entre <strong>la</strong>s<br />
organizaciones que ocupábamos <strong>la</strong>s celdas ir rotando<br />
también en este ofrecimiento cotidiano.<br />
Es que los dos designados para el reparto,<br />
“obviamente”... ¡favorecían a sus celdas!... Se había<br />
llegado al extremo de que cuando alcanzaban <strong>la</strong>s celdas<br />
del fondo <strong>la</strong>s ol<strong>la</strong>s habían sido completamente vaciadas<br />
de los trozos de carne u otro elemento sustancioso,<br />
llegando al final sólo el líquido chirle y frío... (Puse<br />
entre comil<strong>la</strong>s “obviamente” pues se suponía que<br />
nosotros, aún perteneciendo a organizaciones políticas<br />
diferentes, teníamos en común nuestra lucha por el<br />
Hombre Nuevo, cuyo modelo propusiera nuestro también<br />
comúnmente admirado Ché Guevara, y que debíamos<br />
empezar construyéndolo en nosotros mismos... ¡Pero al<br />
- 161 -
caer en situaciones críticas nos disputábamos un trocito<br />
de carne, o nos aba<strong>la</strong>nzábamos como buitres sobre <strong>la</strong>s<br />
pertenencias de un compañero muerto!...)<br />
Hacía poco habían traído desde Cruz del Eje a un<br />
compañero del PRT. Era un muchacho reservado y<br />
bonachón, periodista, a quien calculé unos treinta años.<br />
Cierto día se sentó frente a mí y repentinamente me dijo:<br />
“acercá tu p<strong>la</strong>to”. Lo miré sorprendido: “¿qué quieres<br />
hacer?”, pregunté. “Te voy a pasar un poco de carne... a<br />
mí me ha tocado mucho, vos no tienes nada”.<br />
Tenía razón, llegando al final del reparto, había<br />
comido ya un pedacito pequeñísimo que me tocara y<br />
lidiaba con el líquido solo, haciendo durar el pan. ¡Pero a<br />
él tampoco le habían tocado más que dos pedazos! ¡No<br />
los había comido y pretendía dármelos!... Cuando los<br />
ojos de todos recorrían como halcones los p<strong>la</strong>tos de los<br />
demás, acechando el altamente hipotético caso de que<br />
alguien, por descompostura o stress, pudiera renunciar a<br />
algún pedacito de comida para pedírselo, que alguien<br />
ofreciera <strong>la</strong> suya resultaba una anomalía increíble!... Yo<br />
había observado ya que Andrés Cañas -pues de él se<br />
trataba- había cedido espontáneamente <strong>la</strong> mitad de su pan<br />
a otro compañero, lo cual resultaba igualmente inaudito.<br />
A partir de allí, no dejé de ver que cada día, con todas<br />
<strong>la</strong>s comidas, este compañero renunciaba una y otra vez a<br />
un pedazo de carne, a parte de su pan... ¡a veces a su pan<br />
entero, cuando veía que otro compañero estaba<br />
sumamente decaído!...<br />
- 162 -
¿Cómo podía hacerlo? Confieso con vergüenza que no<br />
sólo jamás renuncié siquiera a un pedacito de carne o<br />
hueso con fi<strong>la</strong>mentos durante ese periodo aciago, ni a un<br />
poco de polenta o guiso caliente, ni a un pedazo de pan,<br />
no sólo jamás compartí mi comida, sino que además<br />
acepté varias veces el pedazo de pan que Cañas me<br />
ofrecía con obstinada insistencia, o su única carne para<br />
comérme<strong>la</strong>. Andrés Cañas era el único compañero en<br />
ejercer tal conducta, entre 27 revolucionarios guevaristas<br />
que ocupábamos esa celda.<br />
Lo he visto renunciar no sólo a comida, sino quitarse<br />
su saquito viejo, de <strong>la</strong>na, que quién sabe cómo había<br />
podido salvar de <strong>la</strong> depredación militar, para dárselo<br />
inape<strong>la</strong>blemente a un compañero que tiritaba, atacado por<br />
<strong>la</strong> gripe y el frío de ese sitio tremendo. No he podido<br />
olvidarlo en todos estos años, y aprovechando que el<br />
domingo pasado se celebró el Día del Amigo en <strong>la</strong><br />
Argentina, he querido hoy recordarlo. Pero no sólo por<br />
ser mi amigo, sino porque, así como <strong>la</strong> anécdota de<br />
Menem sirvió para demostrar que <strong>la</strong> estulticia y <strong>la</strong><br />
cicatería pueden repetirse una y otra vez a lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong><br />
historia, no importa el grado de saciedad alcanzado por<br />
sus generalmente poderosísimos sustentadores, también<br />
existe en los humanos <strong>la</strong> nobleza sublime, esa<br />
generosidad sin condiciones que nos puede convertir en<br />
“semejantes a los ángeles”.<br />
Hacia el año 2002 supe algo, por fin, de Cañas. Que <strong>la</strong><br />
editorial Colihue había publicado un libro, Caminos de<br />
- 163 -
Nuestra América, donde mi amigo de <strong>la</strong> cárcel volcara<br />
conversaciones con el Premio Nobel de <strong>la</strong> Paz Adolfo<br />
Pérez Esquivel, el uruguayo Eleuterio Fernández<br />
Huidobro y el venezo<strong>la</strong>no Hugo Chávez, entre otros. (3)<br />
También supe que ahora vive otra vez en Córdoba, muy<br />
sencil<strong>la</strong>mente. Y comenzamos a escribirnos y l<strong>la</strong>marnos<br />
por teléfono de vez en cuando. Él no debe imaginar que<br />
yo recuerdo todo lo que conté antes. De haberle<br />
consultado jamás me hubiese permitido publicarlo. Pero<br />
menos mal que lo hice. Pues Andrés Cañas comparte con<br />
nosotros <strong>la</strong>s <strong>Cartas</strong>, en esta lista...y ya no podrá<br />
impedirme el haberlo mencionado. ¡Un abrazo, Andrés!<br />
Estimados lectores y co<strong>la</strong>boradores, ahora dejaré a<br />
vuestras elevadas inteligencias el extraer conclusiones. Y<br />
ahora mismo me despido, hasta <strong>la</strong> próxima oportunidad.<br />
Un subalterno estudiante de <strong>la</strong> Sabiduría expresada por<br />
Cristo:<br />
<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
Autonomía, Santiago del Estero, Argentina.<br />
(1) Ramsés II. Faraón de Egipto. (Ramses II: Magnificence<br />
on the Nile; Equipo científico coordinado por David<br />
O´Connor, Rita E. Freed, Kenneth A. Kitchen.) Traducción al<br />
español: Miguel Izquierdo. Time Life Books Inc. Editado en<br />
España por Ediciones Folio, Barcelona 1995.<br />
- 164 -
(2) Mariscal Montgomery, Vizconde de A<strong>la</strong>mein. Historia<br />
del Arte de <strong>la</strong> Guerra. Traducción: Juan García Puente.<br />
Editorial Agui<strong>la</strong>r, Madrid, España, 1969.<br />
(3) Andrés Cañas. Caminos de Nuestra América. Editorial<br />
Colihue, Ediciones del Pensamiento Nacional, Buenos Aires,<br />
1999. En su contraportada dice:<br />
“El periodista argentino Andrés Cañas convoca en Caminos<br />
de nuestra América a figuras representativas de diversas<br />
experiencias. Dialogan, en sus páginas políticos de acción y<br />
pensamiento, protagonistas todos de intensas epopeyas: el<br />
boliviano Juan Lechín Oquendo, el uruguayo Eleuterio<br />
Fernández Huidobro, los argentinos Adolfo Pérez Esquivel,<br />
Andrés Framini y Carlos O. Suárez, los venezo<strong>la</strong>nos Lino<br />
Martínez y el comandante Hugo Chávez Frías, hoy presidente<br />
constitucional de su país; el colombiano Javier Calderón, el<br />
cubano Fernando Martínez Heredia y el mexicano por<br />
adopción Enrique Dussel.<br />
“Cañas ha estructurado lo que inicialmente fueron<br />
entrevistas individuales en una mesa redonda virtual en <strong>la</strong><br />
que fluyen <strong>la</strong>s ideas con <strong>la</strong> espontaneidad propia de los más<br />
apasionados debates. Están allí Lechín, quien encabezó un<br />
movimiento insurreccional obrero campesino; Fernández<br />
Huidobro, jefe de <strong>la</strong> guerril<strong>la</strong> tupamara; Javier Calderón,<br />
representante de los alzados colombianos; Martínez Heredia,<br />
vocero de <strong>la</strong> única ciudade<strong>la</strong> socialista vigorosa y en pie; está<br />
también el presidente Chávez quien expresa el renacer, en los<br />
albores del siglo XXI y a contramano de <strong>la</strong>s opiniones<br />
modernizantes que postu<strong>la</strong>ban su agotamiento, del modelo de<br />
caudillo militar nacionalista de tanta tradición en América<br />
Latina.<br />
“Intelectuales y políticos comprometidos con <strong>la</strong>s fuerzas<br />
popu<strong>la</strong>res expresan caminos divergentes que confluyen, sin<br />
- 165 -
embargo, en <strong>la</strong> meta que los guía y que compartimos: <strong>la</strong> lucha<br />
por <strong>la</strong> dignidad humana en nuestra tierra.<br />
“Los testimonios de <strong>la</strong>s figuras reunidas aquí, sus lecturas<br />
del pasado, sus análisis del duro presente y sus visiones del<br />
rostro futuro de <strong>la</strong> Patria Grande hacen de éste un libro<br />
necesario para afrontar el desánimo y comenzar a andar los<br />
nuevos caminos.”<br />
- 166 -
Fecundas cartas<br />
Me han parecido muy sabias todas <strong>la</strong>s cartas, hasta<br />
ahora. Me gustaría una reflexión sobre el tema del<br />
suicidio y <strong>la</strong> poesía. El espíritu de autoaniqui<strong>la</strong>ción<br />
ligado a <strong>la</strong> poesía.<br />
Hay un problema de fondo: un tabú, o una lógica de <strong>la</strong><br />
conducta común, le ha negado compasión históricamente<br />
a los que caen bajo <strong>la</strong> desgracia del suicidio: tienen su<br />
círculo en el infierno, su excomunión en <strong>la</strong> tierra,<br />
etcétera.<br />
En muchas partes, como en Ing<strong>la</strong>terra, se llegó al<br />
extremo absurdo de condenar a muerte a quienes<br />
cometían el delito de intentar suicidarse.<br />
El tema es duro y resba<strong>la</strong>dizo. Ahí lo dejo.<br />
Francis Sánchez<br />
Ciego de Ávi<strong>la</strong>, Cuba<br />
- 167 -
Respuesta<br />
ACERCA DEL SUICIDIO<br />
Autonomía, Santiago del Estero, 24 de junio de 2003<br />
Hacia octubre de 1976 el diario argentino La Nación<br />
dedicó toda una primera p<strong>la</strong>na de su sección Cultura a un<br />
artículo asumido por “Mons. Dr. Octavio Derissi”, que<br />
comenzaba narrando el suicidio de Cesare Pavese.<br />
Derissi -a <strong>la</strong> sazón obispo auxiliar de La P<strong>la</strong>ta y rector de<br />
<strong>la</strong> Universidad Católica Argentina- atribuía el suicidio de<br />
este gigantesco poeta al “vacío existencial”. Según aquel<br />
artículo -que regresaba una y otra vez sobre el ejemplo-<br />
Pavese, a través del cultivo exquisito de su alma, había<br />
alcanzado alturas vertiginosas con <strong>la</strong> evolución de su<br />
pensamiento. Pero “por ser comunista -y por tanto ateo-”<br />
su imaginación no le habría permitido “encontrar a<br />
Dios”. Pavese habría ascendido, entonces, a <strong>la</strong> más altas<br />
cimas con su imaginación... sólo para encontrar que<br />
allí... ¡no había nada!... Y si el ser existía para girar<br />
finalmente en torno de <strong>la</strong> Nada... pues no valía <strong>la</strong> pena<br />
existir. Todo esfuerzo espiritual, por encima de su<br />
feracidad objetiva, resultaba inútil.<br />
Pese a <strong>la</strong> oportunidad de esta publicación (<strong>la</strong> Argentina<br />
vivía bajo una sangrienta dictadura militar<br />
anticomunista) y <strong>la</strong> trayectoria del autor (del más estricto<br />
conservadorismo ideológico) su argumentación<br />
- 168 -
persuadía, entre otras cosas por su prolija coherencia<br />
interna.<br />
El licenciado Ferrera De Castro me resultaba<br />
antipático a <strong>la</strong> distancia. Lo conocía por los diarios y lo<br />
había visto de cerca sólo una vez, cargando nafta a su<br />
poderoso auto en una estación de servicio. Por ese<br />
entonces era un importante funcionario con rango<br />
ministerial, en el gobierno de Carlos Arturo Juárez. Su<br />
mejor amigo era Juan José Laprovitta (un médico<br />
ultraderechista, acusado de torturar a militantes de<br />
izquierda en Córdoba), en aquel momento ministro de<br />
Bienestar Social. A su autoridad oficial, Ferrera de<br />
Castro sumaba un atildamiento indumentario que podía<br />
resultar insoportable. De frente muy ancha, su cabello<br />
lucía bril<strong>la</strong>nte y perfectamente alisado hacia atrás, a <strong>la</strong><br />
gomina. Perpetuamente de traje, se captaban brillos leves<br />
pero suntuosos desde sus carísimas corbatas o sus puños.<br />
Por lo demás, era porteño,* llevaba una barbita recortada<br />
escrupulosamente alrededor de su boca despectiva -lo<br />
cual refería un aire seguramente buscado a <strong>la</strong> iconografía<br />
de los Habsburgo-, su gestualidad era <strong>la</strong> propia de<br />
personajes acostumbrados a considerarse impunes. Se<br />
comprenderá entonces que me recorriera un<br />
estremecimiento cuando se acercó a ofrecerme su mano<br />
en 1991, durante un acto de homenaje a un anciano<br />
escritor, organizado por <strong>la</strong> revista <strong>Quipu</strong> de Cultura en <strong>la</strong><br />
librería Dimensión. Por cierto luego que hubieran<br />
transcurrido un par de minutos como para no resultar<br />
- 169 -
grosero, aprovechando mi carácter de organizador y el<br />
estar compartiendo <strong>la</strong> conversación con una bonita chica,<br />
me aparté raudamente, hacia el otro extremo de <strong>la</strong> sa<strong>la</strong>.<br />
Como unos quince días después, se presentó de repente<br />
en <strong>la</strong> librería Dimensión -donde por entonces yo<br />
trabajaba. De sólo verlo entrar volví a experimentar un<br />
escalofrío; pero esta vez no tendría escapatoria. Era una<br />
siesta de extremado calor, aparte de nosotros dos y los<br />
mozos del bar, no había casi nadie en toda <strong>la</strong> extensa<br />
galería. Se dir igió rectamente a mí, para decirme que<br />
había leído ya dos veces una nove<strong>la</strong> breve que por<br />
entonces publicáramos. Releía una y otra vez algunos de<br />
sus párrafos, dijo (para probarlo me mostró el libro:<br />
estaba nerviosamente subrayado, con profusas<br />
anotaciones, hechas con letra elegante y abigarrada en<br />
los márgenes); en ellos, se había sentido identificado.<br />
Volvió a recorrerme un estremecimiento cuando me dio a<br />
leer el pasaje en el cual se sintió expresado. Este narraba<br />
un momento culminante en <strong>la</strong> depresión del personaje,<br />
quien se había abandonado, cayendo en una especie de<br />
catalepsia, de <strong>la</strong> cual lo salvaron forzando <strong>la</strong> puerta de su<br />
departamento. (1)<br />
Después de aquel<strong>la</strong> presentación más extensa “Chacho”<br />
-lo l<strong>la</strong>maban así familiarmente-, me visitó casi todos los<br />
días. Confieso que hasta el último de ellos esto siguió<br />
resultando para mí un trago difícil: además de <strong>la</strong>s<br />
características referidas brevemente, Chacho cargaba en<br />
su bagaje ideológico pautas fundadas en un catolicismo<br />
lefebvriano, deve<strong>la</strong>ndo a cada tramo de <strong>la</strong> conversación<br />
- 170 -
sus pi<strong>la</strong>res intelectuales: los más conspicuos exponentes<br />
de <strong>la</strong> ultraderecha argentina, anticomunista, antisionista,<br />
antisinarquista, etcétera. El único punto de coincidencia<br />
indudable que hallábamos -y al cual apelábamos<br />
continuamente- era una profunda convicción interior<br />
sobre <strong>la</strong> existencia de Dios.<br />
Algo se había resquebrajado en su estructura<br />
ideológica fascista, sin embargo. Abordaba de pronto los<br />
temas políticos desde un nacionalismo antiimperialista,<br />
<strong>la</strong> doctrina cristiana esforzándose por destacar aspectos<br />
socializantes. Esto se percibía también en su exterior: si<br />
bien seguía usando sus ropas muy caras, <strong>la</strong>s llevaba ahora<br />
con cierto descuido; <strong>la</strong> barba no lucía ya<br />
meticulosamente recortada, llegando incluso a presentar<br />
algunas tardes, en el espacio que debía ser estrictamente<br />
rasurado, una extendida sombra de pequeños pelos sin<br />
afeitar. Su pelo, <strong>la</strong>cio, liso, muy fino, ¡le caía un poco<br />
sobre <strong>la</strong> frente a veces!; al parecer se olvidaba ahora de<br />
endurecerlo con fijador.<br />
La repetición de sus visitas me fue permitiendo<br />
vislumbrar una extraordinaria complejidad en su carácter.<br />
Había comenzado a trabajar como periodista en el Nuevo<br />
Diario; algunos de sus cuentos fueron publicados en <strong>la</strong><br />
sección cultural. ¡Escribía muy bien!... En sucesivos<br />
encuentros fui enterándome que atravesaba dificultades<br />
económicas, pero principalmente existenciales. Era o se<br />
había convertido en alcohólico, aunque esto era muy<br />
difícil de percibir si no se lo conocía de muy cerca. **<br />
Cuando disponía de algún dinero insistía en invitarme a<br />
- 171 -
comer algo; un par de veces acepté. El breve período que<br />
duró ese acercamiento bastó para enterarme de sus<br />
mayores tribu<strong>la</strong>ciones: su esposa, según él, no so<strong>la</strong>mente<br />
lo había arruinado desde un punto de vista económico,<br />
sino le impedía ahora participar en el afecto de sus hijos.<br />
El<strong>la</strong> era una jueza, miembro de <strong>la</strong> poderosísima “Rama<br />
Femenina” del partido gobernante, lo cual le había<br />
permit ido prácticamente proscribirlo –me contó.<br />
Algún tiempo después (creo que durante el verano de<br />
1992), Chacho se suicidó. Habitaba solo en una casa<br />
alejada del centro. Lo encontraron dos días después de<br />
haberse pegado un tiro en <strong>la</strong> cabeza, con el cuerpo ya un<br />
poco hinchado por <strong>la</strong> descomposición.<br />
En 1969, José María Arguedas, extraordinario<br />
novelista peruano, se suicidó en Chile. Algunos exégetas<br />
especu<strong>la</strong>ron sobre <strong>la</strong> influencia sobre su destino de <strong>la</strong><br />
tensión por pertenecer a una raza despreciada, réproba,<br />
agobiada por tantas humil<strong>la</strong>ciones como es <strong>la</strong> indígena.<br />
Esto parece ser un tema obsesionante para los peruanos,<br />
ya que se presenta con machacona recurrencia en sus<br />
obras literarias. Se ensayaba en tal sentido un paralelo<br />
con <strong>la</strong> historia personal de César Vallejo, otro peruano<br />
genial, extrañado y muerto en París. Se ensayó, entonces,<br />
como posible razón para el suicidio <strong>la</strong> de pertenecer a<br />
una raza de parias.<br />
Pero en el verano de 1962 se había suicidado Marylin<br />
Monroe. Tal vez tomara como ejemplo a Miros<strong>la</strong>va Stern,<br />
- 172 -
de 29 años, de quien se había dicho que “no pudo<br />
soportar el hastío y <strong>la</strong> soledad”, matándose con<br />
barbitúricos a los 29 años. Ambas eran hermosas hasta el<br />
vértigo, famosos, ricas, adu<strong>la</strong>das en privado y en público,<br />
pertenecientes a <strong>la</strong>s razas consideradas como <strong>la</strong>s más<br />
evolucionadas de <strong>la</strong> especie.<br />
Poco antes del fin de siglo se pegó un tiro Kurt<br />
Covain, líder del grupo Nirvana. No podía atribuirse el<br />
suicidio al fracaso, ni a <strong>la</strong> pobreza, ni a <strong>la</strong> soledad, ni al<br />
sentimiento de pertenecer a una raza despreciada. Kurt<br />
era b<strong>la</strong>nco, anglosajón, adinerado. Se culpó entonces de<br />
esa decisión al frenesí inducido en su mentalidad por el<br />
consumo de drogas.<br />
Hace una semana se suicidó en La Banda -Argentina-<br />
Nelly Orieta. Nelly era pintora -principalmente<br />
grabadora-. Tenía un sólido prestigio regional, una<br />
posición económica estable, su personalidad era<br />
tranqui<strong>la</strong>, tradicionalista y conservadora, mas de carácter<br />
tolerante en su ideología. Jamás consumió drogas de<br />
ningún tipo, estaba ya jubi<strong>la</strong>da como profesora de Artes.<br />
Gozaba de <strong>la</strong> admiración por su obra, el afecto y el<br />
respeto de toda <strong>la</strong> sociedad.<br />
Como puede inferirse de los pocos ejemplos humanos<br />
tomados arriba sintéticamente, difícilmente pueda<br />
atribuirse sólo a <strong>la</strong> carencia de fe religiosa motivaciones<br />
suicidas. Los dos primeros ejemplos muestran a un<br />
- 173 -
comunista-ateo y a un fascista-religioso desembocando<br />
unívocamente en un desen<strong>la</strong>ce simi<strong>la</strong>r. Asimismo podrán<br />
encontrarse comunistas-ateos exuberantes y gozadores de<br />
<strong>la</strong> vida hasta el último aliento, como Jorge Amado, Pablo<br />
Picasso, Alberti, etcétera, y también fascistas que jamás<br />
hubieran pensado en quitarse <strong>la</strong> vida e incluso<br />
mantuvieron hasta el final de sus días actitudes<br />
sumamente vitales. Como Camilo José Ce<strong>la</strong>, quien se<br />
murió de viejo, no sin antes haber obtenido el Premio<br />
Nóbel. Podríamos continuar esta línea de razonamiento<br />
con los ejemplos contrapuestos que se enunciaron a<br />
continuación: Arguedas-Marylin Monroe; Kurt Covain-<br />
Nelly Orieta.<br />
Puede hal<strong>la</strong>rse entre los suicidas gran variedad de<br />
características disímiles: unos vivían solos, otros<br />
rodeados por sus familiares o amigos; hay entre ellos<br />
quienes se drogaban, otros ni siquiera conocían esto. Lo<br />
cual me induce a pensar que <strong>la</strong>s motivaciones para el<br />
suicidio pueden surgir en cualquier sector de <strong>la</strong> sociedad,<br />
dentro de cualquier cultura, a cualquier edad, en<br />
cualquier momento histórico. Responden, en instancia<br />
última a factores muy individuales, cuya generalización<br />
podría ser, desde un punto de vista de <strong>la</strong> responsabilidad<br />
intelectual, poco recomendable.<br />
Respecto de <strong>la</strong>s reacciones condenatorias, al<br />
sentimiento de extendida desazón, al fastidio u obstinada<br />
voluntad de ocultamiento que induce en quienes<br />
- 174 -
quedamos vivos, tampoco siento <strong>la</strong> seguridad suficiente<br />
como para poder explicar sus orígenes.<br />
Es sabido que <strong>la</strong> tradición cristiana coloca al suicidio<br />
entre <strong>la</strong>s mayores desgracias para el alma, <strong>la</strong> cual deberá<br />
purgar su error en diversos purgatorios, de acuerdo a casi<br />
todas <strong>la</strong>s interpretaciones. Comparte esta concepción con<br />
<strong>la</strong> mayoría de <strong>la</strong>s grandes religiones.<br />
Pero también <strong>la</strong> tradición esotérica -al menos su<br />
vertiente “b<strong>la</strong>nca”- considera a dicho acto como una de<br />
<strong>la</strong>s peores ca<strong>la</strong>midades espirituales.<br />
“El acto de quitarse violenta y voluntariamente <strong>la</strong> vida<br />
-dice el Diccionario Esotérico de Zaniah- origina al<br />
causante el más <strong>la</strong>stimoso estado. Un inexpresable y<br />
angustioso sentimiento de vacuidad y el poder de<br />
observar a aquellos a quienes ha <strong>la</strong>stimado con su muerte<br />
violenta, le hacen sentirse más vivo que nunca. La parte<br />
del aura ovoide en que generalmente se encuentra el<br />
cuerpo denso se vacía y aunque el cuerpo de deseos<br />
adopta <strong>la</strong> forma del cuerpo denso perdido, se siente como<br />
si fuera una cáscara hueca, porque el arquetipo creador<br />
del cuerpo en <strong>la</strong> región del pensamiento concreto persiste<br />
como molde vacío durante tanto tiempo como debió vivir<br />
el cuerpo denso.” (2)<br />
Es un criterio común por otra parte, en <strong>la</strong>s doctrinas<br />
reencarnacionistas, que el suicida volverá a este mundo<br />
luego de un periodo acotado. Y nuevamente deberá<br />
enfrentar <strong>la</strong>s condiciones que lo sumieron en <strong>la</strong><br />
desesperación, hasta encontrar <strong>la</strong> forma de superar<strong>la</strong>s.<br />
- 175 -
En re<strong>la</strong>ción con el suicidio y <strong>la</strong> poesía: creo que los<br />
artistas, por su oficio, suelen desarrol<strong>la</strong>r un grado<br />
superior de sensibilidad. Ello los hace altamente<br />
proclives a caer en estados depresivos -o de exaltación<br />
eufórica- en circunstancias que podrían resultar normales<br />
a <strong>la</strong> mayoría de <strong>la</strong>s personas. Tienen, en compensación,<br />
<strong>la</strong> ventaja de poder canalizar a través de su obra estos<br />
sentimientos, sin necesidad de llevarlos a <strong>la</strong> realidad en<br />
su experiencia personal -de hecho, un verdadero artista<br />
vive efectivamente su obra en el momento de crear<strong>la</strong>. (3)<br />
Por ello me parece que un poeta, un pintor, o un<br />
novelista, aún con tendencias a tratar el tema del suicidio<br />
o <strong>la</strong> muerte, es menos probable que caiga verdaderamente<br />
en ellos. No así <strong>la</strong>s personas normales, quienes carecen<br />
del recurso de representar simbólicamente su<br />
fallecimiento, debiendo efectuar <strong>la</strong> experiencia en su<br />
propio cuerpo. El haber trascendido numerosos suicidios<br />
de poetas se debe, según creo, no a que efectivamente<br />
esta decisión se verifique en mayor cantidad, sino a su<br />
carácter de personajes generalmente conocidos.<br />
Nos queda el recurso biológico. Vitus Dröscher narra<br />
que el ca<strong>la</strong>mar hembra, luego de poner sus huevos “deja<br />
de producir jugos gástricos” y por lo tanto de comer. “Al<br />
cabo de cuarenta y dos días los nuevos ca<strong>la</strong>marcitos salen<br />
de sus huevos. Poco después <strong>la</strong> madre muere. [...] Jerome<br />
Wodinsky [...] extirpó dos glándu<strong>la</strong>s (situadas detrás de<br />
- 176 -
los ojos)” a un ca<strong>la</strong>mar hembra. “[...]...el animal vivió<br />
nueve meses más. Además, durante todo ese tiempo<br />
siguió comiendo [...] con buen apetito. Entre otras<br />
presas, devoró también a sus propios hijos”. Döscher<br />
concluye, entonces, que estas glándu<strong>la</strong>s, a <strong>la</strong>s que l<strong>la</strong>ma<br />
“mortuorias” podrían ser un mecanismo dispuesto por un<br />
orden natural, que forzaría a los animales a <strong>la</strong><br />
autoeliminación, cuando pueden convertirse en un peligro<br />
extremo para <strong>la</strong> supervivencia de su especie. ¿Podría<br />
atribuirse, quizá, <strong>la</strong> compulsión psicológica hacia el<br />
suicidio a alguna “glándu<strong>la</strong> mortuoria” oculta en el<br />
organismo humano, sea en su cuerpo biológico o en el<br />
“metafísico”? Esto, si seguimos el razonamiento de<br />
Dröscher, debería ocurrir cuando el humano afectado se<br />
convierte en una amenaza para sus congéneres. Pese a <strong>la</strong><br />
sugestiva tentación que este ejemplo ofrece, resulta, a<br />
poco de reflexionar, de difícil aplicación. Existen entre<br />
los humanos numerosísimos casos contrarios -entre los<br />
cuales podemos mencionar al azar los de Iván el Terrible,<br />
Stalin, Pinochet, Pol Poth o George W. Bush- para<br />
impedirnos, por simple estadística, tal criterio.<br />
¿Conclusión?<br />
Creo que junto al arrebatamiento amoroso, <strong>la</strong> renuncia<br />
a <strong>la</strong>s convenciones sociales, y otras decisiones “locas” de<br />
algunos humanos -con frecuencia precipitadoras de<br />
vuelcos importantes no so<strong>la</strong>mente en sus vidas, como en<br />
el caso de San Francisco de Asís, sino de toda <strong>la</strong><br />
- 177 -
sociedad-, <strong>la</strong> del suicidio pertenece al ámbito de los<br />
misterios insondables del espíritu humano. Aquellos que<br />
únicamente ese ego, único en toda <strong>la</strong> historia, podría<br />
deve<strong>la</strong>r. Misterios que, desgraciadamente, suele llevarse<br />
a <strong>la</strong> tumba (o al Más Allá), sin darnos ninguna<br />
oportunidad científica de conocerlos en el p<strong>la</strong>no material.<br />
Personalmente, opino que el estado psíquico previo al<br />
suicidio constituye una anomalía. (No incluyo en esta<br />
caracterización ni al “suicidio asistido”, como se lo<br />
l<strong>la</strong>ma hoy, ni a los “atentados suicidas”. Estos no<br />
constituyen, según mi criterio, suicidios en un sentido<br />
estricto, por lo cual no son considerados aquí).<br />
Un agudísimo estado depresivo suele preceder al<br />
suicidio; es lo que me induce a considerarlo como una<br />
enfermedad. Dado que su factor determinante es<br />
profundamente interior, creo posible hal<strong>la</strong>r, también, el<br />
antídoto únicamente en nosotros mismos.<br />
Para producirlo, estimo que son necesarios: un cuerpo<br />
sano, una mente lúcida, un corazón capaz de encontrar <strong>la</strong><br />
felicidad –incluso sin <strong>la</strong> intervención directa de factores<br />
externos. Estos requisitos no son algo muy fácil de<br />
obtener, pero tampoco inalcanzables, aunque pueda ser<br />
necesaria toda una vida para ello.<br />
Sería muy extenso profundizar en esto; además,<br />
seguramente volveremos sobre cuestiones re<strong>la</strong>cionadas<br />
una y otra vez, a lo <strong>la</strong>rgo de nuestras <strong>Cartas</strong>. Por ahora,<br />
debo despedirme, hasta el próximo encuentro.<br />
Con un saludo afectuoso.<br />
<strong>Julio</strong><br />
- 178 -
* Se l<strong>la</strong>ma “porteños” en <strong>la</strong> Argentina a <strong>la</strong>s personas<br />
oriundas de <strong>la</strong> Capital Federal (Buenos Aires). Sus modales<br />
ostentan una actitud extremadamente competitiva, propia sin<br />
duda de <strong>la</strong>s grandes urbes. Ello, unido a su tonada<br />
(altisonante, de pronunciación veloz, posiblemente influida<br />
por los altísimos niveles de inmigración italiana que<br />
constituyeron su etnia) su “sinceridad” impaciente, y cierta<br />
escrupulosidad atildada en el vestuario, provoca <strong>la</strong><br />
percepción de su presencia como irritativa y pedantesca en<br />
<strong>la</strong>s sociedades del interior argentino, generalmente de<br />
modales contro<strong>la</strong>dos, de aliños menos esmerados, de<br />
aproximación menos directa a <strong>la</strong>s cuestiones más conflictivas<br />
de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción social. Debemos ac<strong>la</strong>rar, pese a ello, que <strong>la</strong><br />
modestia formal de los provincianos para nada significa una<br />
generalizada superioridad espiritual. El provinciano argentino<br />
con frecuencia es astuto, <strong>la</strong>dino, egoísta, y puede llegar a ser<br />
efectivamente mucho más peligroso o cruel que cualquier<br />
porteño. Sólo que por condicionamientos históricos y una<br />
tradición arcaica, ha mode<strong>la</strong>do su personalidad dentro de una<br />
cultura sinuosa. Menem viene a ser un arquetipo de esta<br />
actitud, falsamente humilde pero verdaderamente<br />
maquiavélica, presente en <strong>la</strong>s pob<strong>la</strong>ciones del interior con<br />
mucho mayor porcentaje de lo que suele imaginarse.<br />
(1) He aquí parte de los párrafos que Ferrera había<br />
subrayado:<br />
“Decidí, luego de un tiempo breve en ese estado, renunciar<br />
a mi trabajo y ais<strong>la</strong>rme en el departamento. El murmullo de <strong>la</strong><br />
ciudad y los hábitos de <strong>la</strong> gente se me habían vuelto<br />
insoportables. Adelgacé nuevamente muchos kilos. Pedía por<br />
teléfono los envíos de comestibles, y padecía una angustia<br />
mortal en <strong>la</strong> espera, por el terror de ver al empleado que los<br />
- 179 -
traía. Sólo veía televisión y dormía. La barba me creció hasta<br />
el cuello. [...]<br />
“Entré en el peor período de mi vida. El cuerpo se me<br />
empezó a sacudir por los temblores; ya no pude levantarme<br />
del sofá. Dormía de a ratos, con tres almohadones bajo mis<br />
espaldas, frente al televisor encendido; veía o soñaba escenas<br />
catastróficas, donde se mezc<strong>la</strong>ban Nina Hagen, el Papa,<br />
Vide<strong>la</strong> y batal<strong>la</strong>s y campos humeantes con sonidos de ráfagas<br />
de metral<strong>la</strong>.<br />
“Una noche me dormí más hondamente que <strong>la</strong>s anteriores y<br />
desperté en el hospital de policía. Un vecino había<br />
denunciado que en mi departamento sucedía algo sospechoso,<br />
y los policías, rompiendo <strong>la</strong> puerta, se habían hal<strong>la</strong>do con el<br />
caos que era mi hogar entonces, y conmigo tirado, con<br />
aspecto de muerto, ante el televisor encendido con <strong>la</strong> pantal<strong>la</strong><br />
en b<strong>la</strong>nco.” (Abe<strong>la</strong>rdo, capítulos 17, Pág.107 y 18, Pág. 110;<br />
editorial Dimensión, Santiago del Estero, Argentina, 1991.)<br />
** Había hecho acuerdos con los empleados de <strong>la</strong>s<br />
confiterías que frecuentaba. Así, en presencia de extraños,<br />
l<strong>la</strong>maba al mesero y con ademán señorial le decía: “Otro vaso<br />
de agua... bien lleno y con hielo”. Un amigo común me hizo<br />
caer en <strong>la</strong> cuenta que ese “vaso de agua” -repetido con<br />
vertiginosa frecuencia- contenía, en realidad... ginebra.<br />
(2) Zaniah. Diccionario Esotérico. Sexta edición, corregida<br />
y aumentada. Pág. 435. Editorial Kier, Buenos Aires, 1992.<br />
(3) Hallo un ejemplo -entre los innumerables que podrían<br />
darse- de esta facultad de morir y renacer por <strong>la</strong> poesía, en<br />
esta bel<strong>la</strong> composición de Rafael Morales:<br />
ALBA NOCTURNA<br />
Tan c<strong>la</strong>ra era <strong>la</strong> noche,<br />
- 180 -
tan plenamente aurora de <strong>la</strong> luna,<br />
tan tierno amanecer<br />
terco de estrel<strong>la</strong>s,<br />
que no sabía si l<strong>la</strong>mar<strong>la</strong> Concha.<br />
Qué lejos ya <strong>la</strong> hora<br />
que una mañana pura<br />
alzó sus naranjales,<br />
los tempranos celindros<br />
de tu cálida nieve<br />
y abrió lenta <strong>la</strong> tierna coro<strong>la</strong> de tus <strong>la</strong>bios.<br />
Pero en <strong>la</strong> noche llegas<br />
aurora siempre de mi sangre tuya,<br />
pero en <strong>la</strong> noche llegas<br />
con tus frescos jardines<br />
y amaneces continua<br />
abriendo en <strong>la</strong> tristeza<br />
que <strong>la</strong> sombra construye<br />
los pétalos más c<strong>la</strong>ros que tiene <strong>la</strong> alegría.<br />
(Rafael Morales. Poemas Inéditos. Zarza Rosa. Revista de<br />
poesía. Pág. 10. Valencia, España, Abril-Mayo de 1986.)<br />
- 181 -
CARTA Nº 10<br />
Autonomía, Santiago del Estero, miércoles 27 de agosto de<br />
2003.*<br />
León Tolstoi recoge esta leyenda: En tiempos muy<br />
remotos vivía en una is<strong>la</strong> solitaria un santo ermitaño.<br />
Cierto día desembarcan pescadores, entre ellos un viejo<br />
tan rústico que apenas podía expresarse -y no sabía rezar.<br />
El solitario quedó profundamente turbado ante tal<br />
ignorancia y le enseñó “con mucha pena y fatiga” el<br />
Padrenuestro. El viejo dio <strong>la</strong>s gracias y dejó con los otros<br />
pescadores <strong>la</strong> is<strong>la</strong>. Después de algún tiempo, cuando <strong>la</strong><br />
barca ya casi había desaparecido a lo lejos, vio el santo<br />
de repente una figura humana en el horizonte, que,<br />
marchando por encima del agua, se aproximaba a <strong>la</strong> is<strong>la</strong>.<br />
Pronto reconoció al viejo, su discípulo, y le salió al<br />
encuentro, cuando este pisó el suelo de <strong>la</strong> is<strong>la</strong>, sin<br />
pa<strong>la</strong>bras y emocionado. Tartamudeando, el viejo le dio a<br />
entender que había olvidado <strong>la</strong> oración. “Tú ya no<br />
necesitas rezar” -respondió el ermitaño- “tu anhelo de<br />
Dios es tan grande, que Él mismo te llevará de <strong>la</strong> mano”-<br />
y despidió al viejo, que, vaci<strong>la</strong>ndo por encima del agua,<br />
corrió nuevamente tras <strong>la</strong> barca de los pescadores. (1)<br />
- 182 -
Necesidad de Dios<br />
Entre <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras más buscadas usando Internet<br />
figuran en primer lugar “Dios” y “sexo”. Esto puede<br />
significar un anhelo por comprender los sentimientos<br />
confusos, sensaciones sin explicación, intuiciones,<br />
sueños o visiones que a lo <strong>la</strong>rgo de su existencia en <strong>la</strong><br />
Tierra han acompañado indefectiblemente a <strong>la</strong> conciencia<br />
humana. Hacia unos 5.000 años antes de Cristo ya se<br />
había consolidado, para designarlos, <strong>la</strong> idea de Dios. Si<br />
bien con diferentes interpretaciones y matices, ningún<br />
pueblo antiguo carecía de cultos religiosos, desde <strong>la</strong>s<br />
feraces y civilizadísimas riberas del Nilo hasta <strong>la</strong>s<br />
también refinadas civilizaciones chinas, pasando por <strong>la</strong><br />
India o Grecia, sin dejar fuera a los muy toscos europeos,<br />
quienes representaban por entonces <strong>la</strong> franja más<br />
atrasada de <strong>la</strong> humanidad.<br />
¿Sobre qué bases estaban fundadas tales religiones? No<br />
tenemos ninguna prueba de <strong>la</strong> existencia de Dios. Un<br />
sacerdote (probablemente) escribió de Atón “tú has<br />
iniciado el vivir”:<br />
...Tú haces <strong>la</strong>s estaciones<br />
para que se desarrolle todo lo creado:<br />
el invierno para refrescarlo,<br />
el verano porque te gusta.<br />
[...] La Tierra está en tu mano<br />
como tú <strong>la</strong> has creado.<br />
Si tú resp<strong>la</strong>ndeces el<strong>la</strong> vive,<br />
si te ocultas el<strong>la</strong> muere.<br />
- 183 -
Tú eres <strong>la</strong> duración misma de <strong>la</strong> vida,<br />
y se vive de ti... (2)<br />
Pero estos versos, como otras composiciones literarias<br />
o narraciones místicas, no aportan datos científicos que<br />
puedan otorgarnos certidumbre acerca de <strong>la</strong> existencia de<br />
un Ser superior (o varios).<br />
Es algo hasta ahora imposible, sin embargo, probar<br />
fehacientemente <strong>la</strong> existencia de cualquier afirmación<br />
humana. ¿Quién puede asegurar, por ejemplo, <strong>la</strong> absoluta<br />
certeza de su propio existir? Los sentidos (tacto, visión,<br />
oído, olfato, gusto) nos dan el paradigma esencial del que<br />
parten todos los conocimientos considerados científicos.<br />
Particu<strong>la</strong>rmente nuestra visión ocu<strong>la</strong>r. Pero ¿podemos ver<br />
nuestra espalda? Provoca un patético estremecimiento el<br />
comprender que no podemos ver directamente <strong>la</strong> mayor<br />
parte de nuestro cuerpo (que supuestamente otros ven).<br />
Ni siquiera nuestra cara, dado que <strong>la</strong> imagen del espejo<br />
es so<strong>la</strong>mente una reproducción, muy esquematizada, de<br />
<strong>la</strong>s propiedades que se reflejan. (3)<br />
La pelícu<strong>la</strong> The Matrix juega con <strong>la</strong> idea de que en<br />
última instancia “todo sucede dentro de nosotros” y no<br />
tenemos demasiados elementos como para arribar a <strong>la</strong><br />
certidumbre de si lo que estamos viviendo es real. En un<br />
mundo que han dominado <strong>la</strong>s máquinas -luego de una<br />
guerra sangrienta- el<strong>la</strong>s sometieron a los humanos<br />
reduciendo su función práctica únicamente a <strong>la</strong> de<br />
proveedores de energía. Para tal cosa los mantienen<br />
dormidos y <strong>la</strong>tentes, dentro de sarcófagos de metal, en<br />
inmensos depósitos subterráneos, donde los alimentan<br />
- 184 -
por sondas y proveen a sus mentes con una ilusión de<br />
existencias. La ilusión es perfecta, e incluso puede ser<br />
“elegida” por <strong>la</strong>s inclinaciones psíquicas del quiescente:<br />
hay sociedades muy desarrol<strong>la</strong>das, con gobiernos,<br />
tecnología de punta, y millones de ciudadanos que nacen,<br />
van al kinder, aman, se afanan buscando el éxito<br />
profesional o se psicoanalizan, generación tras<br />
generación… sin darse cuenta en absoluto que esa<br />
existencia le está siendo transmitida, durante toda su<br />
“vida útil”, a través de un cable conectado a <strong>la</strong> nuca.<br />
La ilusión de <strong>la</strong>s percepciones<br />
Si los microbios estuviesen dotados de pensamiento<br />
racional, probablemente no se darían cuenta de <strong>la</strong><br />
existencia de los humanos. Al menos con el significado<br />
que damos nosotros a tal concepto. Pues tanto lo que<br />
consideramos “consciencia” como sus resultados son<br />
producto de cierto tipo de percepciones, que nos proveen<br />
de códigos particu<strong>la</strong>res para interpretar a ese conjunto<br />
que denominamos luego “existencia”. También está<br />
presente <strong>la</strong> posibilidad de numerosos tipos de conciencia<br />
-por lo cual no deberíamos negar categóricamente su<br />
posible ejercicio a los microbios. Sus percepciones<br />
podrían desenvolverse por caminos inaccesibles para<br />
nosotros, como lo serían los nuestros para ellos.<br />
Pero supongamos para sustentar esta proposición que<br />
los microbios estuviesen dotados de un tipo de<br />
conciencia exactamente igual a <strong>la</strong> ejercida por nuestro<br />
- 185 -
cerebro. Tampoco tendrían ni <strong>la</strong> más remota idea del<br />
aspecto general y <strong>la</strong>s formas totales de un hombre o una<br />
mujer. Como máximo representaríamos, para su<br />
imaginación, portentosos objetos naturales, moviéndonos<br />
muy lentamente en el gigantesco Espacio, de parecido<br />
modo al que asumen ante nosotros los p<strong>la</strong>netas.<br />
Aún dotado con este tipo de conciencia, para un<br />
microbio habitando nuestra piel sería imposible captar,<br />
desde allí, otra cosa que no fuesen accidentes naturales,<br />
tal como nosotros vemos a los desiertos neuquinos, a los<br />
bosques del Amazonas o a <strong>la</strong> cordillera de los Andes.<br />
Precisamos advertirlo, para tener presente que cuando<br />
el ser humano trata de entender los p<strong>la</strong>nos metafísicos,<br />
debe abandonar los preconceptos y muchos de los<br />
conocimientos sustentados en nuestras percepciones. Del<br />
mismo modo que si un microbio, dotado de consciencia,<br />
se propusiera emprender algún estudio serio sobre <strong>la</strong><br />
condición humana.<br />
Bien. No quiero hacer demasiado <strong>la</strong>rga esta carta, por<br />
ello iré directamente al eje de lo que quiero proponer hoy<br />
como tema de reflexión.<br />
Si existe Dios evidentemente nos implica a todos. Pues<br />
para ser Dios debe ser Infinito, es decir sin límites. Con<br />
lo cual debería impregnar Todo, por fuera y por dentro:<br />
cada cosa o ser debería estar atravesada hasta en sus<br />
partícu<strong>la</strong>s más infinitesimales por Dios y existir, a su<br />
vez, rodeada por Él. Y si no existe, podríamos ser<br />
entonces una creación semejante a los muertos-vivos de<br />
- 186 -
Matrix, con lo cual tampoco nuestra propia existencia<br />
tendría fundamento real.<br />
Tomando provisoriamente como más posible <strong>la</strong><br />
existencia Dios, parece evidente que al formar parte de<br />
todos -Ser Todo lo que existe- su preocupación central<br />
debería ser <strong>la</strong> Armonía. De otro modo -si no le importara<br />
que su propio cuerpo fuese un caos- sería un Dios loco, o<br />
más bien un demonio.<br />
Aprovechándome un poco de <strong>la</strong> confianza que me han<br />
brindado hasta ahora, compartiré entonces con ustedes mi<br />
convicción personal: <strong>la</strong> de que Dios ha sido expresado de<br />
manera perfecta en el mundo a través de <strong>la</strong>s enseñanzas<br />
de Jesucristo. No sólo en lo que se refiere a ejemplo<br />
personal y modelo de vida individual, sino también en lo<br />
re<strong>la</strong>cionado con nuestra organización social. Pero al<br />
parecer Jesús, más que instituir un culto, se interesó por<br />
crear <strong>la</strong>s raíces de una comunidad que sirviera como<br />
modelo de convivencia para todos los seres humanos, sin<br />
distinciones.<br />
La Comunidad de Jesús<br />
¿Formó Jesucristo una primera Iglesia?... Ningún<br />
testimonio documental indica que durante su ministerio<br />
se estableciera una “nueva religión”.<br />
Esto en el sentido de fundamentar un orden jerárquico<br />
o rituales. (4) Sin embargo, es posible que hubiesen<br />
surgido espontáneamente agrupaciones comunitarias, en<br />
<strong>la</strong>s diferentes localidades que con su cortejo visitaba El<br />
- 187 -
Maestro. Y algún tipo de organización rudimentaria,<br />
igualmente espontánea, con el fin de ofrecer<br />
comodidades suficientes a los hermanos predicadores<br />
cuando estos llegasen a cada lugar.<br />
El método de difusión utilizado por Jesucristo se<br />
apoyaba principalmente en <strong>la</strong> prédica ambu<strong>la</strong>nte. Debido<br />
a ello, elige a doce apóstoles (apóstol = misionero) a<br />
quienes encomienda difundir el novedoso cuerpo de ideas<br />
por medio de conferencias públicas. Jesucristo es el<br />
primer predicador: de sus conferencias surge <strong>la</strong> doctrina<br />
esencial.<br />
La importancia que el Hombre-Dios otorgaba a este<br />
recurso queda testimoniada en el posterior envío de<br />
setenta y dos discípulos más para reforzar <strong>la</strong> red difusora<br />
de ideas nuevas. (5)<br />
Es evidente que en cada pob<strong>la</strong>ción se esperaba con<br />
gran expectativa <strong>la</strong> visita de Jesucristo con sus apóstoles.<br />
En algunas de el<strong>la</strong>s lo conocían, lo amaban, y habían<br />
preparado verdaderas fiestas popu<strong>la</strong>res para recibirlo.<br />
También se habían organizado pequeños grupos del<br />
entorno cristiano, que hacían el papel de “ade<strong>la</strong>ntados”.<br />
Ellos se ocupaban seguramente de que <strong>la</strong>s condiciones<br />
fuesen óptimas para <strong>la</strong> predicación.<br />
Un dato importante es que casi todas <strong>la</strong>s predicaciones<br />
de Jesucristo se desarrol<strong>la</strong>ron en el campo, o en pequeñas<br />
ciudades habitadas por pob<strong>la</strong>ciones “helenísticas”. Esto<br />
es, ámbitos donde coexistían judíos regresados de países<br />
griegos, junto a conversos y gran cantidad de paganos o<br />
de otras confesiones. Asimismo, en su visita a estas<br />
- 188 -
ciudades, <strong>la</strong> actividad cristiana se desarrol<strong>la</strong>ba<br />
normalmente en <strong>la</strong> periferia de el<strong>la</strong>s, no en sus centros<br />
cívicos. Quiere decir que los numerosos grupos que<br />
seguían a Jesucristo estaban compuestos principalmente<br />
por: campesinos, judíos “griegos”, conversos judíos, y<br />
una gran cantidad de curiosos o insatisfechos de <strong>la</strong>s otras<br />
religiones en boga.<br />
Luego de <strong>la</strong> crucifixión, se evidencia esta red en <strong>la</strong><br />
presteza con que custodian y protegen al Salvador,<br />
turnándose para contro<strong>la</strong>r, incluso luego de su entierro,<br />
que no se profanara su cuerpo. Igualmente al resucitar,<br />
Jesucristo es recibido por grupos que se han transmitido<br />
rápidamente <strong>la</strong> noticia y lo esperan, en sitios adecuados,<br />
para escuchar su Pa<strong>la</strong>bra y recibir el legado que Dios<br />
dejará.<br />
Entonces, puede sostenerse con seguridad que, al dejar<br />
<strong>la</strong> Tierra el cuerpo de Jesús (según el Evangelio de<br />
Valentino, once años después), existen comunidades<br />
organizadas, con el propósito de practicar y transmitir <strong>la</strong><br />
doctrina. Su jerarquía son los apóstoles. De ellos, en<br />
primer lugar los doce, luego los setenta y dos (en total:<br />
ochenta y cuatro). Junto a estos, y en igualdad jerárquica<br />
<strong>la</strong> Virgen María, y María Magdalena, “<strong>la</strong> discípu<strong>la</strong><br />
preferida de Jesús”, de acuerdo con documentos de esa<br />
época. Así se constituyó, pues, <strong>la</strong> Comunidad de Jesús.<br />
- 189 -
Algunas características de <strong>la</strong>s primeras comunidades<br />
Debemos imaginar <strong>la</strong>s predicaciones de Jesús y sus<br />
discípulos como un acontecimiento extraordinariamente<br />
importante para <strong>la</strong>s pob<strong>la</strong>ciones de aquel tiempo y<br />
aquel<strong>la</strong> región. Aún para quienes no creían en sus<br />
argumentos, o no necesitaban sus servicios.<br />
Podemos situarlo entonces en un mundo agro pastoril,<br />
donde los sonidos más potentes eran los martilleos en<br />
herrerías o talleres de fragua, <strong>la</strong>s sierras manuales en<br />
carpinterías, los chirridos de los engranajes en arados,<br />
carros u otro tipo de maquinarias, generalmente de<br />
madera, propias de <strong>la</strong> época. Este era un mundo libre de<br />
los innumerables bramidos, bocinas, traqueteos, sirenas,<br />
ululeos, caramillos, chiflidos, musiquil<strong>la</strong>s cibernéticas,<br />
ronquidos, redobles, cornamusas, ronroneos metálicos,<br />
raspas, voces distorsionadas, berreos, con que nos<br />
envuelven <strong>la</strong>s ciudades actuales de un modo<br />
ininterrumpido. Tampoco impregnaban el éter los<br />
zumbidos constantes de los generadores eléctricos, su<br />
producto y los innumerables aparatos que esa energía<br />
impulsa a tiempo completo en millones de edificios. Ni <strong>la</strong><br />
polución de ondas electromagnéticas o hertzianas,<br />
emitidas por miles de propa<strong>la</strong>doras de televisión, radio,<br />
Internet o satélites, que atraviesan con una prieta red<br />
invisible nuestra atmósfera.<br />
Quiere decir que <strong>la</strong>s voces de Jesús o sus discípulos no<br />
necesitaban de grandes esfuerzos para ser escuchadas por<br />
- 190 -
cinco mil personas, como sucedió en el monte de<br />
Tiberíades.<br />
Otro dato a tener en cuenta es que esas pob<strong>la</strong>ciones<br />
estaban ejercitadas en escuchar conferencistas. El mundo<br />
de entonces contaba con los oradores públicos como uno<br />
de sus principales atractivos culturales. De esta manera<br />
se transmitía <strong>la</strong> información política, se daban a conocer<br />
historias o composiciones artísticas, se difundían<br />
doctrinas filosóficas, religiosas, predicciones o<br />
escatologías.<br />
El grupo de Jesucristo debe de haber sido muy<br />
atractivo. Compuesto por numerosos discípulos, entre<br />
quienes ocupaban un lugar destacado también muchas<br />
mujeres, su tras<strong>la</strong>do de un pueblo a otro recorriendo el<br />
país, en sí mismo, constituyó sin duda un espectáculo<br />
muy interesante.<br />
Es bastante probable que en cada zona visitada por<br />
Jesús se conformaran espontáneamente comunidades de<br />
vecinos, quienes se comprometían a cultivar en su seno <strong>la</strong><br />
novedosa doctrina. La Iglesia de Jesús se fue<br />
constituyendo, pues, en numerosos “templos sin<br />
Templo”, ámbitos naturales, comunitarios, como patios<br />
de casas de familia o espacios en el campo, en algún<br />
bosque, en <strong>la</strong>s serranías.<br />
No hay ninguna prescripción de Jesucristo en el<br />
sentido de construir templos para <strong>la</strong> práctica de su fe.<br />
También en este caso, como casi siempre que se le<br />
requería respuestas sobre temas materiales o<br />
contingentes, sus pa<strong>la</strong>bras no autorizan a una<br />
- 191 -
interpretación aplicable objetivamente de un modo<br />
estricto.<br />
En los únicos pasajes de los Evangelios sinópticos<br />
donde menciona al templo, es para decir que “lo destruirá<br />
y reconstruirá en tres días” (aunque se nos ac<strong>la</strong>ra que se<br />
refiere al “templo de su cuerpo”, Juan, 2:19-21). O para<br />
anatematizarlo: “¡Jerusalén, Jerusalén, <strong>la</strong> que mata a los<br />
profetas y apedrea a los que le son enviados!... / Pues<br />
bien, se os va a dejar desierta vuestra casa”. (Mateo,<br />
23:37-38). Su actitud parece sugerir un culto libre, en<br />
medio de <strong>la</strong> naturaleza o en ámbitos familiares. Así en el<br />
Evangelio de Tomás -texto del cual hoy se sostiene que<br />
podría ser el primer Evangelio escrito-, cuando dice:<br />
“Partid <strong>la</strong> madera, allí estoy. Levantad <strong>la</strong> piedra y allí me<br />
encontraréis.” (Tomás, 77) Esto induce a creer que<br />
Jesucristo se consideraba presente, como esencia de<br />
Dios, absolutamente en todos los ámbitos cósmicos.<br />
Ideología y composición social de <strong>la</strong>s primeras<br />
comunidades<br />
Saber que el Templo constituía el negocio del que se<br />
valían todas <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses sociales de Jerusalén para<br />
subsistir nos ayudará a entender algunos aspectos<br />
esenciales del movimiento de Jesús.<br />
La aristocracia usaba su condición de centro religioso<br />
como un factor esencial de dominación política,<br />
económica y cultural. El clero por cierto estaba<br />
implicado de lleno en su utilización para estos fines. Por<br />
- 192 -
lo demás, toda <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción de Jerusalén obtenía algún<br />
tipo de beneficio de <strong>la</strong> inmensa estructura. Muchos como<br />
empleados, otros como proveedores, casi todos como<br />
beneficiar ios de <strong>la</strong>s festividades, que atraían multitudes<br />
de todas <strong>la</strong>s regiones del imperio, que comían, se<br />
alojaban y consumían productos locales. (6) De acuerdo<br />
con datos oficiales, al comenzar su reinado Herodes (39<br />
aC) contrató 11.000 empleados para desempeñar tareas<br />
en el templo. Esta cifra había ascendido hasta 18.000<br />
cuando murió (4 aC).(7)<br />
El procurador romano, en tanto, estaba perfectamente<br />
informado de <strong>la</strong> situación y practicaba una cautelosa<br />
diplomacia con re<strong>la</strong>ción a los intereses que se movían<br />
alrededor del templo. Esto debido, además, a <strong>la</strong> debilidad<br />
polít ica que ese cargo tenía en el esquema del imperio.<br />
Así, Poncio Pi<strong>la</strong>tos no era más que un jerarquizado<br />
burócrata, sometido a <strong>la</strong> triple autoridad del gobernador<br />
de Siria -un romano de mayor jerarquía- el emperador y<br />
el senado. Con frecuencia estas autoridades romanas no<br />
vaci<strong>la</strong>ban en desautorizar a sus procuradores, con tal de<br />
no desestabilizar el delicado equilibrio mantenido con<br />
re<strong>la</strong>ción a los reyezuelos judíos, su aristocracia y su<br />
levantisco pueblo.<br />
Todo esto explica, entonces, <strong>la</strong> aparente contradicción<br />
de que luego de ser recibido con júbilo por una multitud<br />
al entrar a Jerusalén, Jesús sea condenado a muerte por<br />
otra multitud, pocos días más tarde. La primera multitud<br />
eran los peregrinos, que habían concurrido para <strong>la</strong> fiesta<br />
de <strong>la</strong> Pascua: en su mayor parte campesinos, o foráneos,<br />
- 193 -
en su mayoría simpatizantes o amigos de Jesús. Quienes<br />
lo condenaron eran pob<strong>la</strong>dores de Jerusalén: <strong>la</strong> prédica<br />
subversiva del Hijo del Dios ponía en riesgo al sistema<br />
que les daba de comer cada día.<br />
La prosperidad de Jerusalén era considerada espuria<br />
por <strong>la</strong> mayoría de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción israelita de Palestina,<br />
principalmente por dos razones:<br />
1) Estaba conducida por una jerarquía fraudulenta. Los<br />
sacerdotes del último siglo provenían de los caprichos<br />
aristocráticos y no de <strong>la</strong> legítima sucesión sadoquista.<br />
Tampoco sus reyes, no sólo estaban fuera de <strong>la</strong> sucesión<br />
legal, sino que ni siquiera eran israelitas sino idumeos.<br />
(8)<br />
2) Nacía del sometimiento a una potencia imperialista.<br />
La economía de Jesucristo<br />
Jesucristo no cobraba... no ejerció, durante su<br />
predicación, ningún trabajo “remunerativo”... tampoco<br />
pagaba lo que consumía o usaba... Esto parece sugerir <strong>la</strong><br />
doctrina de que los bienes naturales son propiedad de<br />
quien los necesita verdaderamente, no de quien se<br />
apropia de ellos para acumu<strong>la</strong>r los e infundirles un uso<br />
lucrativo.<br />
Los Hechos de los Apóstoles, textos reconocidos por<br />
todos los sectores cristianos actuales como auténticos<br />
escritos de <strong>la</strong>s primeras comunidades cristianas,<br />
confirman esta interpretación. En dos pasajes sustentan<br />
c<strong>la</strong>ramente <strong>la</strong> doctrina del reparto solidario: a cada<br />
- 194 -
quien, de acuerdo a sus necesidades, de cada quien,<br />
según sus posibilidades. Debido a ello es que los ricos<br />
antes de ser aceptados en <strong>la</strong> Comunidad de Cristo, deben<br />
vender todos sus bienes y poner el producto a disposición<br />
del reparto. Es tan estricta esta condición que los textos<br />
sagrados dan cuenta de un tal Ananías, quien “de acuerdo<br />
con su mujer, Safira... vendió una propiedad y... a<br />
sabiendas de el<strong>la</strong>, retuvo parte del precio” y puso el resto<br />
a disposición de <strong>la</strong> Comunidad. “Pedro le dijo:<br />
-Ananías, ¿cómo es que Satanás se te ha metido<br />
dentro? ¿Por qué has mentido al Espíritu Santo<br />
reservándote parte del precio de <strong>la</strong> finca? [...]<br />
No has mentido a los hombres, sino a Dios.<br />
A estas pa<strong>la</strong>bras Ananías cayó al suelo y expiró y<br />
todos los que se enteraban quedaban sobrecogidos.<br />
Fueron los jóvenes, lo amortajaron y lo llevaron a<br />
enterrar”. Igual suerte corrió luego <strong>la</strong> mujer. (9)<br />
Tal severidad indica que <strong>la</strong> abolición de <strong>la</strong> propiedad<br />
privada no era una ley menor de <strong>la</strong> Comunidad Cristiana<br />
original, sino por el contrario, uno de sus principales<br />
pi<strong>la</strong>res.<br />
La iglesia de San Pablo<br />
Teniendo consciencia de tales precedentes, se presenta<br />
como extraordinaria <strong>la</strong> diferencia entre esta forma de<br />
organización comunista y <strong>la</strong> Iglesia convertida en<br />
gigantesco poder estatal, con <strong>la</strong> que nos encontramos<br />
consolidada hacia el siglo XV, pero se perfi<strong>la</strong> c<strong>la</strong>ramente<br />
- 195 -
como tal ya unos trescientos años después de <strong>la</strong><br />
encarnación de Cristo. Seña<strong>la</strong>ndo como dato de gran<br />
relevancia que esos estados sustentaban, en dichos<br />
períodos, organizaciones políticas feudales o esc<strong>la</strong>vistas.<br />
Saulo de Tarso, un represor fariseo, converso mediante<br />
cierto fenómeno del cual únicamente él mismo podía<br />
testimoniar, logra convertirse en factor determinante para<br />
el desarrollo de esta brusca modificación de rumbos en <strong>la</strong><br />
Comunidad original. No es infrecuente esta<br />
concentración del poder en manos de un advenedizo, en<br />
los movimientos transformadores o revolucionarios. La<br />
historia posterior nos dará ejemplos semejantes, como los<br />
de <strong>la</strong> Revolución Rusa, donde Stalin emerge del pelotón<br />
para convertirse en factotum de los destinos del<br />
gigantesco Estado Soviético durante su etapa<br />
fundamental. Así también en <strong>la</strong> revolución argelina, en el<br />
Congo, etcétera.<br />
Entonces, no sin luchas sordas, <strong>la</strong>s concepciones de<br />
Saulo van imponiéndose pau<strong>la</strong>tinamente, sobre <strong>la</strong>s del<br />
propio Jesús. Mientras el Dios Encarnado prácticamente<br />
ignoraba <strong>la</strong>s autoridades imperiales, Saulo destaca su<br />
condición de “romano”. Jesucristo sostiene un orden en<br />
el cual mujeres, hombres y ancianos disfrutan de<br />
igualdad. Dándole privilegios únicamente a los niños.<br />
Tampoco convalidó, en absoluto, <strong>la</strong> esc<strong>la</strong>vitud,<br />
característica dominante en el Estado de entonces.<br />
Saulo, en cambio, afirma, refiriéndose a lo femenino:<br />
“Las mujeres estén sujetas a sus maridos, como al Señor;<br />
porque el marido es cabeza de <strong>la</strong> mujer, así como Cristo<br />
- 196 -
es cabeza de <strong>la</strong> iglesia, <strong>la</strong> cual es su cuerpo, y él es su<br />
Salvador”. (Col. 3.18; 1 P. 3.1 - Efesios 5.21-22.)<br />
Y acerca de los esc<strong>la</strong>vitud: “Que los esc<strong>la</strong>vos se<br />
sometan en todo a sus amos, que traten de darles<br />
satisfacción y eviten contradecirlos. Que no les roben,<br />
sino que aparezcan dignos de toda confianza”. (Efesios,<br />
6, 5:9.)<br />
Con tales presupuestos, es comprensible que tres siglos<br />
después de <strong>la</strong> muerte de Jesús, <strong>la</strong> “evolución ideológica”<br />
de algunas ramas de <strong>la</strong> por entonces masiva congregación<br />
cristiana, haya permitido al régimen imperial otorgarle <strong>la</strong><br />
categoría de Religión de Estado.<br />
Pero esto es parte de otra historia, que seguramente<br />
habrá oportunidad de desarrol<strong>la</strong>r en otra carta. De<br />
momento, me queda sólo despedirme, con un saludo<br />
afectuoso.<br />
Un subalterno estudiante de <strong>la</strong> Sabiduría expresada por<br />
Cristo:<br />
<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
Autonomía, Santiago del Estero, Argentina<br />
- 197 -
* 1828. Se firma el Acuerdo de Montevideo, que asegura <strong>la</strong><br />
independencia del Uruguay -bajo <strong>la</strong> atenta vigi<strong>la</strong>ncia de Gran<br />
Bretaña. 1993. La ley 70/93 reconoce los derechos<br />
territoriales, étnicos, económicos y sociales de <strong>la</strong>s<br />
comunidades de color en Colombia. 1999. Fallece el obispo<br />
brasileño Dom Helder Cámara, “hermano de los pobres,<br />
profeta de <strong>la</strong> paz y <strong>la</strong> esperanza”. (Agenda Latinoamericana<br />
2003.)<br />
(1) León Tolstoi. Cuentos Popu<strong>la</strong>res. Citado por A. Hauser<br />
en Historia Social de <strong>la</strong> Literatura y el Arte. Tomo III.<br />
Naturalismo e impresionismo.<br />
3. La nove<strong>la</strong> social en Ing<strong>la</strong>terra y Rusia. Editorial<br />
Guadarrama, Madrid, 1969.<br />
(2) Himno a Atón. Hacia 1700 a.C. Traducido por Este<strong>la</strong><br />
Dos Santos, sobre <strong>la</strong> versión italiana de Donadoni, en su<br />
Storia del<strong>la</strong> letteratura Antica egiziana. Incluido en <strong>la</strong><br />
antología: Gilgamesh, Chi<strong>la</strong>m Ba<strong>la</strong>m y otros textos antiguos.<br />
Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1981.<br />
(3) El físico David Bohm hab<strong>la</strong> de “una nueva descripción<br />
de <strong>la</strong> realidad” a partir de los avances provistos por <strong>la</strong> física<br />
cuántica. En este sentido afirma: “Los parapsicólogos han<br />
buscado en vano <strong>la</strong> energía que puede transmitir <strong>la</strong> telepatía,<br />
<strong>la</strong> psicokinesis, <strong>la</strong> curación, etcétera. Si estos sucesos<br />
provienen de frecuencias que trascienden el espacio y el<br />
tiempo, no tienen por qué ser transmitidos. Son<br />
potencialmente simultáneos y están en cualquier parte”. (K.<br />
Wilber, D. Bohm, K. Pribram, M. Ferguson, F. Capra, R.<br />
Weber. El paradigma holográfico. Editorial Kairos.<br />
Barcelona, España, 1987.)<br />
(4) Salvo <strong>la</strong> Cena, que de acuerdo a los Evangelios fue<br />
únicamente <strong>la</strong> consagración de este encuentro con fines<br />
alimenticios como un acto sagrado. Por lo cual puede<br />
- 198 -
legítimamente inferirse que cualquier cena (o incluso el<br />
mismo acto de comer juntos) debería ser una “comunión”.<br />
(5) Lucas, 10: 1-12.<br />
(6) Gerd Theissen. Sociología del movimiento de Jesús.<br />
(Soziologie der Jesusbewegung. Kaiser Ver<strong>la</strong>g. München.)<br />
Traducción de José Antonio Jauregui. Editorial Sal Terrae,<br />
Santander, 1979.<br />
(7) F<strong>la</strong>vio Josefo. Antiguos judíos.<br />
(8) C. Vidal Manzanares. Los esenios y el Maestro de<br />
Justicia. Editorial Martínez Roca. Barcelona, España, 1991.<br />
(9) Hechos de los Apóstoles, 5, 1:11. Nueva Biblia<br />
Españo<strong>la</strong>, Traducción de los textos originales dirigida por<br />
Luis Alonso Schökel, profesor del Instituto Bíblico de Roma<br />
y Juan Mateos, profesor del Instituto Oriental de Roma,<br />
Editorial Cristiandad, Madrid, primera edición, 1975.<br />
- 199 -
CARTA Nº 11<br />
Autonomía, Santiago del Estero, viernes, 19 de septiembre de<br />
2003. *<br />
Schémata y espiritualismo en el amor de pareja<br />
En esta Carta intentamos estudiar <strong>la</strong> energía que surge<br />
entre un hombre y una mujer cuando se agradan,<br />
llevándolos a intentar <strong>la</strong> unión. Buscamos saber si los<br />
sentimientos, sensaciones y vivencias inmanentes a tal<br />
fenómeno podrían denominarse “amor”. La siguiente<br />
anécdota transcurre en diciembre de 1967:<br />
Una adolescente bonita<br />
Con Carlos Sánchez Gramajo, (Chongo), mi mejor<br />
amigo de entonces, fuimos a bañarnos en el canal San<br />
Martín. Eran como <strong>la</strong>s dos de <strong>la</strong> tarde; Chongo tenía<br />
dieciséis años y medio, yo diecisiete. No debíamos<br />
demorar mucho: a <strong>la</strong>s cinco había ensayo. ** Por ese<br />
entonces tocábamos en un conjunto l<strong>la</strong>mado Los Hippies.<br />
- 200 -
Él <strong>la</strong> segunda guitarra, yo <strong>la</strong> primera. Pese a tal nombre<br />
no llevábamos el pelo <strong>la</strong>rgo (salvo “El F<strong>la</strong>co”, pianista,<br />
quien había venido de Buenos Aires, y como foráneo<br />
carecía de ataduras sociales). Habíamos ido directamente<br />
a un lugar apartado, como dos kilómetros más allá del<br />
Balneario. Para evitar los rapaces, <strong>la</strong>s familias<br />
ensuciando todo con los restos de sus comidas y <strong>la</strong><br />
música vulgar. Por ello nos sorprendimos cuando, al<br />
atravesar <strong>la</strong> val<strong>la</strong> de vegetación virgen que protegía <strong>la</strong>s<br />
barrancas, divisamos, unos cincuenta metros ade<strong>la</strong>nte, a<br />
dos mujeres. Una, que parecía mayor -más bien gorda-<br />
estaba sentada sobre un toallón; <strong>la</strong> otra chapoteaba en el<br />
agua somera del borde. Habían elegido una p<strong>la</strong>yita<br />
natural, alfombrada de césped y arenil<strong>la</strong> fina.<br />
Ver salir del agua a <strong>la</strong> muchacha me provocó un<br />
vuelco. ¡Tenía piernas muy <strong>la</strong>rgas, robustas!... No era<br />
absolutamente simétrica: mas <strong>la</strong> verdadera belleza, como<br />
se sabe, nunca debe serlo. Trajo a mi memoria los frescos<br />
de Cnosos. Su cuerpo, en breve tanga, lucía dorado bajo<br />
el sol. Su cabello mojado, rojizo a <strong>la</strong> distancia,<br />
conste<strong>la</strong>ba de gotas unos sólidos brazos, en ángulo para<br />
maniobrar <strong>la</strong> gran peineta (por ese tiempo comenzaban a<br />
verse en tales adminículos coloridas inflorescencias).<br />
-Hermano -si<strong>la</strong>beé con expresiva dubitación- ¿qué<br />
podemos inventar para acercarnos? Con Chongo solíamos<br />
compartir un magnetismo globu<strong>la</strong>r; en él actuábamos<br />
combinadamente, absteniéndonos de explicaciones.<br />
-Dejalo por mi cuenta -contestó. Haciendo chasquear<br />
dos veces contra su palma el paquete recién abierto<br />
- 201 -
extrajo un cigarrillo. Sin vaci<strong>la</strong>r, caminó elegante hacia<br />
<strong>la</strong>s muchachas. (Debo mencionar que ya estábamos en<br />
short.)<br />
Chongo era alto, tenía cintura angosta, hombros<br />
anchos; bastante musculoso en su delgadez: practicaba<br />
pesas. Pelo castaño c<strong>la</strong>ro, corto, ordenado con fijador<br />
sobre una frente muy ancha, llevaba un bigotito<br />
obstinado bajo <strong>la</strong> nariz intrépida.<br />
Lo vi efectuando esos movimientos corteses, palmas<br />
arriba, meneos bien regu<strong>la</strong>dos de su cabeza, masculinas<br />
sonrisas. La mujer rellenita hurgó en su bolso; sacando<br />
un encendedor lo acercó al cigarrillo de Chongo. Lo vi<br />
sentarse; casi podía escuchar su discurso educado,<br />
enhebrando argumentos.<br />
Enseguida escuché risas de mujer; mi cuerpo se aflojó.<br />
Estaba hecho. No me sorprendió verlo avanzar hacia mí,<br />
enseguida, ni escuchar:<br />
-Ya está, vení, te <strong>la</strong>s voy a presentar.<br />
El fuego interior<br />
En <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> El paciente inglés, un agraciado<br />
personaje -al cual luego sabemos checo o algo parecido,<br />
aunque pasa por inglés-, espía alemán, se enamora de <strong>la</strong><br />
bel<strong>la</strong> esposa de un funcionario (este sí, genuino inglés).<br />
Ocurre durante <strong>la</strong> segunda Guerra Mundial. África<br />
provee del escenario adecuado para esta abrasadora<br />
pasión. La representación de los actores es magnífica. No<br />
- 202 -
sonríen, no ejercen los acostumbrados visajes o<br />
comedimientos propios de los cortejos eróticos.<br />
Enseguida sucumben a un torbellino interior que los<br />
supera en cada instante, convirtiéndolos en prisioneros<br />
de su rumbo, como el simún podría hacerlo con un par de<br />
gaviotas arrastradas al desierto. Sus rostros, durante el<br />
breve <strong>la</strong>pso de su ingobernable deseo, aparecen tensos,<br />
incendiándose desde dentro, incapaces de ape<strong>la</strong>r a<br />
convención alguna, angustiados por <strong>la</strong> necesidad de<br />
correr hacia el cuerpo del otro, en pos de <strong>la</strong> ilusión<br />
posesiva efímera.<br />
Así durante un victoriano almuerzo con funcionarios<br />
ingleses y árabes occidentalizados el<strong>la</strong> se retira un<br />
momento hacia <strong>la</strong> toilette y él, desafiando toda cordura,<br />
<strong>la</strong> alcanza en un pasillo; virtualmente se estrujan, como<br />
desesperados, ambos se abandonan sin reparos a un<br />
vértigo irrefrenable. Finalmente el esposo conoce el<br />
adulterio y se suicida, matando también a <strong>la</strong> infiel con el<br />
recurso de estrel<strong>la</strong>r contra el suelo <strong>la</strong> avioneta en que<br />
viajaban juntos. Se me han borrado muchos detalles<br />
argumentales de esta pelícu<strong>la</strong>. La vi una so<strong>la</strong> vez, en<br />
casa, me mantuvo absorto el núcleo ígneo de esa pasión,<br />
tan bien representada; es lo único que me quedó<br />
indeleblemente grabado. Creo que él luego cae prisionero<br />
de los alemanes, a quienes demuestra que en realidad<br />
trabajaba para ellos, pero por su nacionalidad indefinida<br />
sufre algunos percances; luego, tras<strong>la</strong>dado en un avión<br />
alemán cae bajo fuego de baterías inglesas. Escapa de <strong>la</strong>s<br />
l<strong>la</strong>mas con el cuerpo enteramente incinerado. Y es desde<br />
- 203 -
esa condición, con aspecto monstruoso por <strong>la</strong>s<br />
quemaduras, convaleciente en una abadía italiana,<br />
convertida en hospital por los ingleses, que recuerda<br />
obsesivamente su reciente historia de amor ante una<br />
enfermera lésbica.<br />
¿Amor?... He comenzado a escribir con abundantes<br />
titubeos para indagar los posibles alcances de esta<br />
pa<strong>la</strong>bra, usada con recurrencia para denominar los<br />
sentimientos y sensaciones que suelen surgir,<br />
galvanizando a hombres y mujeres, cuando nos impulsan<br />
ciertas confusas atracciones.<br />
Por tras de un sentimiento lejano<br />
A principios de 1968, pocas semanas después de un<br />
romance estroboscópico con <strong>la</strong> muchacha del canal (se<br />
l<strong>la</strong>maba María Eugenia, tenía... ¡trece años!) decidí<br />
viajar a Mar del P<strong>la</strong>ta. El<strong>la</strong> era de allí. (1) No me importó<br />
que “El F<strong>la</strong>co” -a <strong>la</strong> sazón director del grupo- me<br />
advirtiera que si me ausentaba perdería el puesto. Se<br />
acercaban los bailes de Carnaval, era el periodo más<br />
próspero del año para los conjuntos, pues se trabajaba<br />
desde <strong>la</strong>s horas de siesta hasta el amanecer, sin pausas.<br />
No iban a resignar los suculentos contratos por mi<br />
capricho de salir disparado hacia una ciudad lejana,<br />
“detrás de una minita”. El resultado de dicho viaje era,<br />
por lo demás, incierto: yo no sabía si esta chica siquiera<br />
querría verme al estar allá, tal vez tuviera novio. En fin.<br />
- 204 -
Pero me había dicho a mí mismo, luego de analizar<br />
concienzudamente mis sentimientos: “Estoy enamorado”.<br />
Ello, tras mis lecturas adolescentes de <strong>la</strong>s Leyendas de<br />
Bécquer, justificaba cualquier acción, aunque pareciera<br />
descabel<strong>la</strong>da.<br />
Mi madre vivía en Buenos Aires, debido a lo cual<br />
proyecté hacer esca<strong>la</strong> ahí, hasta obtener los pasajes. El<br />
día de mi llegada por <strong>la</strong> tarde l<strong>la</strong>mé a Carmina Pettraglia,<br />
una muchacha con quien viviera, también, un intenso<br />
acercamiento dos años antes, cuando ambos teníamos<br />
dieciséis años. Gritó al escuchar mi voz en el teléfono<br />
(era gringa), y quiso encontrarme de inmediato. Al ver<strong>la</strong><br />
me quedé asombrado. Se había hecho modificar <strong>la</strong> nariz,<br />
operación por entonces infrecuente (pero su padre era<br />
médico en el Hospital Italiano, lo cual garantizó eficacia<br />
especial y el uso de avanzada tecnología -según me<br />
explicó). De <strong>la</strong> operación había resultado una forma sutil,<br />
adecuada a su faz pequeña, de frente huidiza y mandíbu<strong>la</strong><br />
angu<strong>la</strong>r. En verdad presentaba un rostro perfecto (en algo<br />
semejante al de aquel<strong>la</strong> actrizue<strong>la</strong> hoy olvidada, aunque<br />
por entonces desconocida aún: Bo Derek). No hab<strong>la</strong>mos<br />
esto al encontrarnos, por cierto, sino más tarde, en <strong>la</strong><br />
acogedora penumbra de una confitería destinada a<br />
parejas. Era sumamente rubia, de pelo finísimo y <strong>la</strong>cio,<br />
derramándose sobre los hombros y parte de <strong>la</strong>s espaldas.<br />
De talle fino, más alta que yo (cuestión que por poco me<br />
disuade cuando iba a invitar<strong>la</strong> a bai<strong>la</strong>r, durante aquel<br />
baile santiagueño de carnaval). Sus piernas merecían <strong>la</strong><br />
más atenta consideración: de proporciones armoniosas,<br />
- 205 -
<strong>la</strong>s ostentaba sin exagerar, pero con absoluta solvencia,<br />
en un tiempo en que comenzaban a imponerse <strong>la</strong>s<br />
minifaldas.<br />
La inusual afectividad con que <strong>la</strong> joven me atendió,<br />
unida al reencuentro con un compinche porteño de otra<br />
etapa (Héctor De <strong>la</strong> Fuente, quien solía darse aires de<br />
“Rey de <strong>la</strong> Noche”), hicieron trastabil<strong>la</strong>r mi decisión de<br />
viajar a Mar del P<strong>la</strong>ta. Carmina diseñó para mí una<br />
agenda apretada: al día siguiente, almuerzo con el<strong>la</strong> y su<br />
madre (su padre estaba de guardia, lo cual fue<br />
aprovechado por <strong>la</strong>s mujeres pues él no debía conocer mi<br />
existencia). Más tarde acompañaríamos a <strong>la</strong> madre al<br />
dentista, antes de dirigirse a su trabajo: era profesora de<br />
inglés en un colegio. Como a <strong>la</strong>s cuatro y media<br />
quedamos libres con Carmina hasta <strong>la</strong>s nueve de <strong>la</strong><br />
noche, hora en que debía estar otra vez en casa.<br />
Acudimos al cine y luego coqueta pizzería. Los días<br />
siguientes fueron deslizándoseme entre disquerías,<br />
boliches nocturnos, tiendas donde se podían conseguir<br />
magníficos pantalones importados (compré tres o cuatro,<br />
entre los que recuerdo uno verde muy suave, Levi´s, de<br />
corderoy fino, y otro de hilo b<strong>la</strong>nco, enteramente bordado<br />
con filigranas del mismo valor tonal, camisas, remeras,<br />
etcétera) y encuentros cada vez más íntimos con<br />
Carmina. Tozudamente volvía a mi mente el compromiso<br />
de viajar a Mar del P<strong>la</strong>ta, por <strong>la</strong> mañana, al despertar.<br />
Pero se iba alejando esa vaga culpa. Mi “amor” por María<br />
Eugenia casi había desaparecido, desleído bajo <strong>la</strong>s mieles<br />
prodigadas por Carmina. Fue el último día, poco antes de<br />
- 206 -
viajar otra vez a Santiago, que el<strong>la</strong> me confesaría <strong>la</strong><br />
verdad.<br />
L<strong>la</strong>mó por teléfono: no iba a venir a despedirme. Tenía<br />
“visitas” en casa. Me lo había ocultado, hasta entonces,<br />
pero alguna vez debía decírmelo: era un joven y su<br />
familia quien <strong>la</strong> visitaba, de particu<strong>la</strong>r agrado para sus<br />
padres. El<strong>la</strong> sentía por él “gran afecto, debido a una<br />
amistad de infancia”. Hubiera sido un sacrilegio<br />
contrariar a los familiares de ambos. Antiguos <strong>la</strong>zos<br />
profesionales, sociales, culturales, los unían. El<strong>la</strong> debía<br />
cumplir de un modo inexorable con ese compromiso.<br />
Todo esto me lo sugir ió, con frases incompletas, con<br />
argumentos confusos, por teléfono. Lloraba. Mas no por<br />
ello renegó de lo que consideraba “su deber”.<br />
La estación de Retiro me pareció más inmensa y<br />
bulliciosa al desembocar solo, con mis valijas, en sus<br />
anchísimos corredores. Por ese entonces los porteños<br />
solían vestirse con extremada elegancia; el tipo europeo<br />
predominante entre sus transeúntes provocaba, al<br />
combinarse con el atildado vestuario, sus modales<br />
aristocráticos, sus voces metálicas de dicción perfecta,<br />
un confuso sentimiento de inferioridad en quienes<br />
acudíamos desde <strong>la</strong>s provincias. En los andenes<br />
comenzaba a mixturarse <strong>la</strong> multitud, y como una<br />
corriente de agua proveniente del mar, que<br />
introduciéndose en <strong>la</strong>s barrancas del río comenzara a<br />
teñirse con los desprendimientos terrosos de <strong>la</strong>s<br />
barrancas, oscureciendo y densificando progresivamente<br />
- 207 -
su tono, así, a medida que nos acercábamos a los estribos<br />
del tren comenzaban a percibirse desaliños, descoloridos<br />
sacos de te<strong>la</strong> barata, rostros oscuros, cabelleras<br />
desordenadas, ásperas, sonidos guturales y tonos<br />
medrosos en <strong>la</strong>s conversaciones de <strong>la</strong> tumultuosa<br />
conglomeración humana. Eran los provincianos,<br />
regresaban al interior, o llegaban. “Cabecitas negras”.<br />
Así los habían bautizado los porteños, a fines de los `40,<br />
cuando se <strong>la</strong>nzaron masivamente sobre Buenos Aires,<br />
para trabajar en <strong>la</strong>s fábricas. Eran quienes habían<br />
catapultado hacia el poder a Perón. Eran los responsables<br />
indirectos del nacionalismo “Flor de Seibo”, de los<br />
sindicatos, de que Argentina haya protegido<br />
so<strong>la</strong>padamente a los prófugos nazis. La “gente culta”,<br />
educada en Voltaire y Malthus –e incluso Marx–, los<br />
detestó en aquel tiempo, cuando formaban parte del poder<br />
y les temía. Los despreció después, ya derrocado su<br />
gobierno por un sangriento golpe militar; toda <strong>la</strong> pequeña<br />
burguesía porteña de tez b<strong>la</strong>nca co<strong>la</strong>boraba con <strong>la</strong><br />
represión cultural, asumiendo con entusiasmo sus raíces<br />
europeas.<br />
“Cabecitas negras”, nos l<strong>la</strong>maban. Aunque más o<br />
menos b<strong>la</strong>nco, más o menos agraciado, más o menos culto<br />
y refinado en mis modales... yo era uno de éstos.<br />
Ahora sólo había vivido -como ellos- un espejismo de<br />
integración. Por un periodo había gozado el favor de una<br />
muchacha rubia, me había sentido un “niño bien”, en el<br />
exclusivo barrio de Olivos, cuando fuimos a pasar un día<br />
en <strong>la</strong> coqueta casa de su abue<strong>la</strong>, había creído “pertenecer<br />
- 208 -
al primer mundo” mientras elegantes mozos que bien<br />
podrían haber sido escandinavos o franceses nos servían<br />
con escrupulosa distinción en restaurantes o boliches.<br />
Fue sólo una eficaz farsa, improvisada con soltura por <strong>la</strong><br />
muchacha y su madre, con el objeto de proveer a <strong>la</strong><br />
adolescente un intermezzo refrescante, simi<strong>la</strong>r a <strong>la</strong>s<br />
“Selvas Libres” con que finalizan sus cónc<strong>la</strong>ves los<br />
Leones (2); sólo para volver después a sus celosas<br />
convencionalidades: “Sí, doctor”, “Cómo le va<br />
licenciada”, “Mandemé los papeles del ba<strong>la</strong>nce con su<br />
empleado”. Su realidad. “Selva Libre”: sólo como un<br />
desahogo sagaz, sólo para no explotar.<br />
Por ese entonces, c<strong>la</strong>ro, con diecisiete años, no<br />
advertía con nitidez <strong>la</strong> situación. Un leve desasosiego me<br />
acongojaba, a veces, como cuando una tarde primaveral<br />
de 1968 confesara a mi amigo Ramón Marcos, quien me<br />
introduciría después en el Movimiento Familiar<br />
Cristiano: “quisiera ponerme de novio seriamente, con<br />
pureza, casarme, formar una familia... estoy agobiado<br />
por el desorden sentimental en que he vivido hasta<br />
ahora”.<br />
¡Agobiado!... ¡A los 18 años!...<br />
El instinto de autojustificación contrariaba, sin<br />
embargo, los cabildeos que se iban insinuando. A fines<br />
de febrero, al regresar a Santiago, me disgusté bastante<br />
con Chongo, pues me habían dejado fuera del grupo y él<br />
continuaba allí. Pretendía de Chongo un gesto de<br />
solidaridad, pues cuando se iniciara el conjunto “El<br />
F<strong>la</strong>co” no había querido segunda guitarra, consideraba<br />
- 209 -
que con cuatro músicos -batería, órgano, bajo y primera-<br />
ya era suficiente; y tenía razón, pero yo había insistido<br />
en <strong>la</strong> necesidad de una segunda guitarra, hasta el punto<br />
de subordinar mi aceptación a que se incluyera a Chongo:<br />
so<strong>la</strong>mente porque era mi mejor amigo. Yo le había<br />
enseñado a tocar <strong>la</strong> guitarra. Todos los recursos de que<br />
ahora disponía mi amigo -los rasguidos de blues, bossa<br />
nova, rock- nos habían costado horas de ensayo, durante<br />
los cuales nos encerrábamos en el living de su casa, con<br />
su guitarra eléctrica y el equipo, recomenzando cientos<br />
de veces un movimiento de mano, una posición de <strong>la</strong> púa,<br />
el modo en que había que tomar el mástil y <strong>la</strong> manera<br />
más adecuada de acariciar <strong>la</strong>s cuerdas de acero con <strong>la</strong><br />
mano hecha un cuenco, para obtener el son, el ritmo, los<br />
transportes perfectos. Ahora él seguía tocando, lo más<br />
pancho, mientras a mí me echaban. Desde el punto de<br />
vista de <strong>la</strong> sensatez tenía razón. Yo había emprendido<br />
aquel viaje contra todo criterio razonable. ¿Debía atarse<br />
a mis devaneos? Nada me dijo. Pero estaba implícito en<br />
el modo “natural” como se manejaba. Incluso había<br />
puesto su gran casa, donde vivía so<strong>la</strong>mente con una<br />
hermana adolescente y su madre, a disposición del grupo.<br />
Tampoco yo mencioné siquiera el asunto. Me guardé mi<br />
amargura bien adentro, aunque todos nos dimos cuenta.<br />
Llegué aquel<strong>la</strong> tarde del primer día de mi regreso a<br />
Santiago a visitar a mi amigo y me encontré, en el ancho<br />
entrepiso, con todos los integrantes del grupo afiatando<br />
los instrumentos, con gran estruendo, para ensayar.<br />
- 210 -
Conocí incluso al guitarrista que me iba a reemp<strong>la</strong>zar: se<br />
l<strong>la</strong>maba Toti Sequeira, tenía cara de indio.<br />
Para mi desconsuelo, a poco de que comenzara a tocar<br />
supe que ni siquiera podría so<strong>la</strong>zarme en su incapacidad.<br />
Tocaba mejor que yo. Fue el principio del inexorable<br />
alejamiento que estaba próximo a sobrevenir, entre yo y<br />
mi amigo. Fue el principio, también, de mi más<br />
inveterada soledad.<br />
Un amor inmortal<br />
“Un día domingo de 1250, una dama bel<strong>la</strong> y honrada,<br />
l<strong>la</strong>mada Ambrosia di Castello, originaria de Génova, se<br />
dirigía, como de costumbre, a oír misa en <strong>la</strong> iglesia de<br />
Parma, pueblo de <strong>la</strong> is<strong>la</strong> de Mallorca. En ese momento<br />
pasó por <strong>la</strong> calle un jinete, de aspecto distinguido y ricas<br />
vestiduras que, al ver<strong>la</strong>, se sintió sacudido como por un<br />
rayo. La dama entró en <strong>la</strong> iglesia y desapareció<br />
rápidamente en <strong>la</strong> sombra del gran pórtico. El caballero,<br />
sin saber lo que hacía, espoleó su cabalgadura y entró en<br />
ésta en medio de los fieles espantados. El asombro y el<br />
escándalo fueron mayúsculos. El caballero era muy<br />
conocido; se trataba del Señor Raimundo Lullio, Senescal<br />
de <strong>la</strong>s Is<strong>la</strong>s y Mayor del Pa<strong>la</strong>cio. Tenía esposa y tres<br />
hijos, mientras Ambrosia di Castello también estaba<br />
casada y gozaba, además, de irreprochable reputación.<br />
Por ello, Raimundo Lullio fue considerado tremendo<br />
libertino. Su entrada ecuestre en <strong>la</strong> iglesia de Parma fue<br />
pregonada por todo el pueblo, y Ambrosia, muy confusa,<br />
- 211 -
pidió consejo a su esposo. Este era aparentemente un<br />
hombre sensato y no consideró que su consorte hubiese<br />
sido agraviada porque su belleza trastornara <strong>la</strong> cabeza de<br />
un noble joven y bril<strong>la</strong>nte. Propuso que Ambrosia curase<br />
a su admirador con una locura tan grotesca como <strong>la</strong> por<br />
él protagonizada. Mientras tanto, Raimundo Lullio ya<br />
había escrito a <strong>la</strong> dama, para disculparse, o más bien para<br />
acusarse aún más. Lo que le impulsara, decía, era algo<br />
“extraño, sobrenatural, irresistible”. [...] Juzgaba que su<br />
imprudencia debía expiarse con abnegación, grandes<br />
sacrificios y mi<strong>la</strong>gros por cumplir, con <strong>la</strong> penitencia de<br />
un estilita y <strong>la</strong>s hazañas de un caballero andante.<br />
“Ambrosia le contestó: `Responder adecuadamente a<br />
un amor que vos denomináis sobrenatural requeriría una<br />
existencia inmortal. Si este amor se sacrificase<br />
heroicamente ante nuestros respectivos deberes, mientras<br />
vivan quienes amamos, creará sin duda, de por sí, una<br />
eternidad, en el instante en que <strong>la</strong> conciencia y el mundo<br />
nos permitan amarnos mutuamente. Se dice que hay un<br />
elixir de vida; procurad descubrirlo, y cuando tengáis <strong>la</strong><br />
seguridad de haberlo logrado, venid a verme. Hasta<br />
entonces, vivid para vuestra esposa y vuestros hijos,<br />
como yo misma viviré para el esposo a quien amo; y si<br />
me encontráis en <strong>la</strong> calle no deis muestras de<br />
reconocerme.´<br />
“Evidentemente, <strong>la</strong> misiva implicaba un sutil abur, que<br />
despedía al amante hasta el día del Juicio Final; pero<br />
aquél no lo entendió así y desde entonces el noble alegre<br />
- 212 -
desapareció para dar lugar al alquimista serio y<br />
reflexivo. Don Juan se convirtió en Fausto.<br />
Transcurrieron muchos años; <strong>la</strong> esposa de Raimundo<br />
Lullio falleció; Ambrosia di Castello enviudó; el<br />
alquimista parecía haber<strong>la</strong> olvidado, enfrascado<br />
únicamente en su <strong>la</strong>bor sublime.<br />
“Al fin, un día, estando so<strong>la</strong> <strong>la</strong> viuda, Raimundo Lullio<br />
fue anunciado, e ingresó en <strong>la</strong> casa un anciano calvo y<br />
macilento, que sostenía en su mano una redoma llena con<br />
un elixir bril<strong>la</strong>nte y rojizo. Avanzó con paso inseguro,<br />
buscándo<strong>la</strong> con los ojos. Lo que buscaba estaba ante él,<br />
pero no reconoció a <strong>la</strong> que, en su imaginación,<br />
permaneciera siempre joven y bel<strong>la</strong>.<br />
“-Soy yo-dijo al fin-. ¿Qué queréis de mí?<br />
Al oír <strong>la</strong> voz, el alquimista quedó azorado. Reconoció<br />
a <strong>la</strong> mujer que tiernamente juzgara inmutable. Se<br />
arrodilló a sus pies, y le ofreció su redoma, diciendo: -<br />
Tomad, bebed, es vida. Aquí se encierran treinta años de<br />
mi existencia. Yo lo he ensayado y sé que es el elixir de<br />
<strong>la</strong> inmortalidad.<br />
“- ¿Qué? -preguntó Ambrosia, con una triste sonrisa-.<br />
¿Vos mismo lo habéis bebido?<br />
“-Después de beber -replicó Raimundo- una cantidad<br />
del elixir aquí contenido, me abstuve durante dos meses<br />
de todo otro alimento. El hambre me atormentó pero no<br />
sólo no me morí sino que tengo conciencia que entraron<br />
en mí fuerza y vida sin paralelo.<br />
- 213 -
“-Os creo- dijo Ambrosia- mas este elixir, que<br />
preserva <strong>la</strong> existencia, es impotente para restaurar <strong>la</strong><br />
juventud perdida. Pobre amigo mío, miraos.<br />
“Entonces alzó un espejo ante él. Raimundo Lullio<br />
retrocedió pues según afirma <strong>la</strong> leyenda jamás había<br />
reparado en su persona durante sus treinta años de<br />
trabajos.<br />
“-Y ahora, Raimundo -continuó Ambrosia- miradme.<br />
“Entonces el<strong>la</strong> soltó su cabello, b<strong>la</strong>nco como <strong>la</strong> nieve;<br />
aflojó los cierres de su vestido y le exhibió su seno<br />
corroído por un cáncer.<br />
“- ¿Es esto -dijo <strong>la</strong>stimeramente- lo que deseáis<br />
inmortalizar?<br />
“Luego, al ver <strong>la</strong> consternación del alquimista,<br />
continuó: -Os he amado durante treinta años y no os<br />
condenaría a prisión perpetua en el cuerpo de un débil<br />
anciano. Haz lo propio: no me condenes entonces a mí.<br />
Ahórrame esta muerte que denominas vida. Déjame sufrir<br />
el cambio necesario antes que pueda yo vivir nuevamente<br />
de verdad: renovemos nuestra naturaleza con una<br />
juventud eterna. No ansío tu elixir que sólo prolonga <strong>la</strong><br />
noche de <strong>la</strong> tumba: yo aspiro a <strong>la</strong> inmortalidad.<br />
“Entonces, Raimundo Lullio arrojó al suelo su redoma,<br />
que se despedazó.<br />
“-Os libero -dijo- y por vos permanezco en prisión.<br />
Vivid en <strong>la</strong> inmortalidad de los cielos, mientras yo soy<br />
condenado para siempre a vivir <strong>la</strong> muerte en <strong>la</strong> tierra.<br />
Luego, Raimundo ocultó su rostro con <strong>la</strong>s manos y se<br />
marchó llorando.” (3)<br />
- 214 -
Belleza y amor<br />
¿Qué cosas son <strong>la</strong>s que impulsan a un hombre hacia<br />
una mujer y a esta hacia él con potencia irresistible?<br />
¿Qué locura los arrebata, hasta el punto de inducirlos a<br />
efectuar acciones irracionales? Podríamos seña<strong>la</strong>r el<br />
egoísmo (otra vez) en el ansia de posesión del Paciente<br />
Inglés, <strong>la</strong> ardiente ilusión mística sublimando un<br />
reprimido impulso sexual, en el alquimista, <strong>la</strong> desvalidez<br />
de un adolescente conflictuado y provinciano, intentando<br />
ejercer un itinerario byroniano como compensación de<br />
sus carencias. Se presenta como insuficiente. Hasta el día<br />
de hoy -hace poco, el 19 de agosto, he cumplido 54 años-<br />
no he podido explicarme este impulso, que suele surgir<br />
de improviso por un estímulo que se presenta externo,<br />
aunque nos deja <strong>la</strong> sensación de haberse originado en<br />
algún recodo de los <strong>la</strong>berintos en nuestro interior.<br />
P<strong>la</strong>tón sostenía que el amor es el deseo de lo bello:<br />
sobre todo, “el deseo de <strong>la</strong> eternidad, en el sentido de<br />
que mediante <strong>la</strong> procreación busca hacerse permanente<br />
[...] La belleza es aquello que el amor busca y que no<br />
posee” (4)<br />
Esto parece coherente con lo ocurrido entre los<br />
protagonistas de <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong>. Ambos eran bellos, se<br />
suscita una atracción extraordinaria, quizá no<br />
necesariamente partiendo de lo exterior, pero que tiene a<br />
<strong>la</strong> belleza física como un componente indubitable. Este<br />
romance hubiese sido improbable, por ejemplo entre<br />
Ariel Sharon, por mencionar alguien y, digamos,<br />
- 215 -
Madeleine Albright. Y aún en el remoto caso de surgir:<br />
sería impresentable en una pelícu<strong>la</strong>, nadie se identificaría<br />
para esta función precisa con tales personajes. Quiere<br />
decir, entonces, que <strong>la</strong> belleza física juega un rol<br />
determinante en esto que solemos denominar amor. Al<br />
menos re<strong>la</strong>cionándolo al propósito de su representación<br />
artística.<br />
Es un tema extraordinariamente complejo y extenso.<br />
Tal vez uno de los esenciales para obtener alguna luz<br />
sobre el sentido de <strong>la</strong> existencia humana (si es que tiene<br />
alguno). No hemos hecho otra cosa que despuntar el<br />
problema. En muchas próximas <strong>Cartas</strong> recurrirá, no<br />
necesariamente en <strong>la</strong> que sigue, para continuar con el<br />
propósito expresado de proponer los temas esenciales<br />
sólo en esbozos pálidos, al principio, para ir ahondando<br />
en ellos a medida que continuemos abordándolos.<br />
Por ahora solo me queda despedirme, expresando el<br />
anhelo de no haber resultado confuso y aburrido en esta<br />
intervención.<br />
Un subalterno estudiante de <strong>la</strong> Sabiduría expresada por<br />
Cristo:<br />
<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
Autonomía, Santiago del Estero, Argentina.<br />
P.D.: Amalia (Beatriz Domínguez): sé que has leído el<br />
libro La l<strong>la</strong>ma doble, de Octavio Paz. Porque te lo he<br />
- 216 -
prestado, hace como tres años, y me lo has devuelto<br />
luego de un tiempo, creo que, además, me hiciste algún<br />
comentario. Yo no lo he leído aún. No he querido hacerlo<br />
ahora, de apuro, sólo para sustentar esta Carta (además,<br />
por un secreto temor de ser influido por de más). ¿Serías<br />
tan amable de enviarnos alguna reflexión, para<br />
compartir<strong>la</strong> con nuestros amigos de <strong>la</strong> lista? Desde ahora<br />
te agradezco. Vale.<br />
* 1973. Juan Alsina, sacerdote misionero español, es<br />
asesinado en Chile por <strong>la</strong> policía de Pinochet. 1983.<br />
Independencia de San Cristóbal y Nevis. 1985. Terremoto en<br />
<strong>la</strong> ciudad de México. 1986. Charlot Jaqueline y compañeros<br />
alfabetizadores, mártires de <strong>la</strong> Educación Liberadora, en<br />
Haití. (Fuente: Agenda Latinoamericana-Mundial 2003.<br />
Centro Nueva Tierra, Carmen de Patagones, Argentina.)<br />
** Dos meses antes habían asesinado en <strong>la</strong> selva boliviana<br />
a Ernesto Ché Guevara -junto a San Martín nuestro más<br />
glorioso argentino. Pero por entonces yo apenas estaba<br />
enterado el asunto. Me conmovió mucho -recuerdo- ver por<br />
televisión, y luego en <strong>la</strong> foto, <strong>la</strong> famosa foto de nuestro<br />
guerrillero tirado, con los ojos abiertos. Por un momento me<br />
sugirió semejanzas con ciertos Cristos, particu<strong>la</strong>rmente los de<br />
Caravaggio y El Greco. Pero luego volví a mis re<strong>la</strong>tivamente<br />
frívolos afanes de adolescente, muy poco politizado.<br />
(1) La reve<strong>la</strong>ción de su edad provocó en mí un<br />
estremecimiento místico. En esos días habíamos salido juntos<br />
-sin que nos abandonara nunca Ana Pereyra, una prima<br />
adolescente, muy linda y a quien se ocupaba eficazmente de<br />
entretener Chongo- practicando los arrumacos propios de <strong>la</strong><br />
- 217 -
estación y nuestro ciclo vital, lo cual de pronto se me<br />
presentó con un dejo sombrío por tratarse de una niña, casi.<br />
Pero sus formas rotundas y su estatura desmentían el dato.<br />
Ello me sirvió enseguida para desalentar todo prejuicio,<br />
asegurándome en el fuero íntimo que me había re<strong>la</strong>cionado<br />
con una muchacha excepcionalmente ade<strong>la</strong>ntada. Afirmé sin<br />
más medrosidades mi entusiasmo, dado que bien poco tiempo<br />
nos quedaba, pues se me había ocurrido preguntarle <strong>la</strong> edad -<br />
tan rápido había sucedido todo- recién unas pocas horas antes<br />
de su regreso a Mar del P<strong>la</strong>ta.<br />
(2) Club de Leones (Lion´s Club International). Especie de<br />
masones libres, semejantes a los del Rotary Club, en general<br />
un poco menos pudientes que estos. Con sede en Estados<br />
Unidos, sus miembros se reclutan entre <strong>la</strong>s pequeñas<br />
burguesías acomodadas de todo el mundo.<br />
(3) Eliphas Levi (Alphonse Louis Constant). Historia de <strong>la</strong><br />
Magia. Versión españo<strong>la</strong> de Héctor V. Morel. Libro V. Los<br />
adeptos y el sacerdocio. Capítulo III. Leyenda e historia de<br />
Raimundo Lullio. Págs. 200 a 202.Tercera edición, 1988,<br />
Editorial Kier, Buenos Aires, Argentina.<br />
(4) Raymond Bayer. Historia de <strong>la</strong> Estética. Traducción de<br />
Jasmin Reuter. Primera parte. Antigüedad y Edad Media.<br />
Capítulo II. La estética de P<strong>la</strong>tón. B) Evolución de <strong>la</strong> estética<br />
p<strong>la</strong>tónica. Pág. 37.<br />
- 218 -
Acerca del suicidio, 2<br />
Estimado <strong>Julio</strong>:<br />
Gracias por tus cartas. Admiro tu erudición, tu tiempo<br />
provinciano, tu paciencia. Aquí corremos siempre y no<br />
nos suicidamos, nos gastamos. En todo de acuerdo con tu<br />
definición que caracteriza a porteños y provincianos. Hay<br />
de todo. La soledad de <strong>la</strong> “gran puta del P<strong>la</strong>ta” (como yo<br />
<strong>la</strong> l<strong>la</strong>mo) obliga a cuidar el corazón, suavizarlo, hacerlo<br />
más bueno.<br />
Todo lo contrario de lo que se cree. Por aquí (vivo a<br />
57 Km. de Baires) somos amigos o no somos. Te estoy<br />
hab<strong>la</strong>ndo con el alma algo cargada de sentimientos<br />
encontrados: he vuelto hace unas horas del entierro de un<br />
violinista, un músico víctima del proceso que estuvo en<br />
Europa, que Charly García lo recuperó para uno de sus<br />
discos, cuando volvió. Vivía en mi pueblo (Berisso) con<br />
pobreza, soportando <strong>la</strong> estulticia de los dueños actuales<br />
del poder. En fin, no fui muy amigo de él pero lo crucé<br />
varias veces en <strong>la</strong> FM donde teníamos programas. Era un<br />
personaje en el más bello y el más patético sentido de <strong>la</strong><br />
pa<strong>la</strong>bra. En el funeral hubo música, ap<strong>la</strong>usos,<br />
instrumentos que se tiraron sobre su ataúd para<br />
sepultarlos con él; su mujer cantó bel<strong>la</strong> y<br />
desgarradamente. Lloramos mucho.<br />
Te mando mi abrazo. Me gustaría saber algo concreto<br />
de tu persona: no hace falta el número de documento ni<br />
<strong>la</strong> edad. Eso sí: ¿vivís en un paraíso a pesar de <strong>la</strong>s<br />
- 219 -
arbaridades que se cometen en esa serie de<br />
republiquetas bananeras que forman algunas de nuestras<br />
provincias del NOA?<br />
Contame. Esc<strong>la</strong>receme. No estaría mal un cibermano a<br />
mano.<br />
Mariano García Izquierdo.<br />
Respuesta de <strong>Julio</strong> a Mariano<br />
Querido Mariano, en primer lugar debo decirte que me<br />
conmovió mucho <strong>la</strong> narración que haces del velorio de tu<br />
amigo. Uno siente cierta rabia cósmica cuando seres<br />
valiosísimos padecen dolor y fallecen sin que <strong>la</strong> gente<br />
comprenda su elevado aporte -en tanto canal<strong>la</strong>s como<br />
Macri captan <strong>la</strong> admiración popu<strong>la</strong>r. Tu sensible<br />
narración suscitó inmediatamente en mí movimientos<br />
espirituales que me sería imposible expresar por escrito<br />
mejor que nuestro Pablo:<br />
Entre plumas que asustan, entre noches,<br />
entre magnolias, entre telegramas,<br />
entre el viento del Sur y el Oeste marino,<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
Bajo <strong>la</strong>s tumbas, bajo <strong>la</strong>s cenizas,<br />
bajo los caracoles conge<strong>la</strong>dos,<br />
bajo <strong>la</strong>s últimas aguas terrestres,<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
- 220 -
Más abajo, entre niñas sumergidas,<br />
y p<strong>la</strong>ntas ciegas, y pescados rotos,<br />
más abajo, entre nubes otra vez,<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
.<br />
Más allá de <strong>la</strong> sangre y de los huesos,<br />
más allá del pan, más allá del vino,<br />
más allá del fuego,<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
Más allá del vinagre y de <strong>la</strong> muerte,<br />
entre putrefacciones y violetas,<br />
con tu celeste voz y tus zapatos húmedos,<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
Sobre diputaciones y farmacias,<br />
y ruedas, y abogados, y navíos,<br />
y dientes rojos recién arrancados,<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
Junto a bodegas donde el vino crece<br />
con tibias manos turbias, en silencio,<br />
con lentas manos de madera roja,<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
Entre aviadores desaparecidos,<br />
al <strong>la</strong>do de canales y de sombras,<br />
- 221 -
al <strong>la</strong>do de azucenas enterradas,<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
Entre botel<strong>la</strong>s de color amargo,<br />
entre anillos de anís y desventura,<br />
levantando <strong>la</strong>s manos y llorando<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
Sobre tu cementerio sin paredes<br />
donde los marineros se extravían,<br />
mientras <strong>la</strong> lluvia de tu muerte cae,<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
Mientras <strong>la</strong> lluvia de tus dedos cae,<br />
mientras <strong>la</strong> lluvia de tus huesos cae,<br />
mientras tu médu<strong>la</strong> y tu risa caen,<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
Sobre <strong>la</strong>s piedras en que te derrites,<br />
corriendo, invierno abajo, tiempo abajo,<br />
mientras tu corazón desciende en gotas,<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
No estás allí, rodeado de cemento,<br />
y negros corazones de notarios,<br />
y enfurecidos huesos de jinetes:<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
No es verdad tanta sombra persiguiéndote,<br />
- 222 -
no es verdad tantas golondrinas muertas,<br />
tanta región oscura con <strong>la</strong>mentos<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
El viento negro de Valparaíso<br />
abre sus a<strong>la</strong>s de carbón y espuma<br />
para barrer el cielo donde pasas:<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
Hay vapores, y un frío de mar muerto,<br />
y silbatos, y mesas, y un olor<br />
de mañana lloviendo y peces sucios:<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
Hay ron, tú y yo, y mi alma donde lloro,<br />
y nadie, y nada, sino una escalera<br />
de peldaños quebrados, y un paraguas:<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
Allí está el mar. Bajo de noche y te oigo<br />
venir vo<strong>la</strong>ndo bajo el mar sin nadie,<br />
bajo el mar que me habita, oscurecido:<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
Oigo tus a<strong>la</strong>s y tu lento vuelo,<br />
y el agua de los muertos me golpea<br />
como palomas ciegas y mojadas:<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
- 223 -
Vienes vo<strong>la</strong>ndo, solo solitario,<br />
solo entre muertos, para siempre solo,<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo sin sombra y sin nombre,<br />
sin azúcar, sin boca, sin rosales,<br />
vienes vo<strong>la</strong>ndo.<br />
(Pablo Neruda, “Alberto Rojas Giménez viene<br />
vo<strong>la</strong>ndo”, Residencia en <strong>la</strong> tierra II, 1935.)<br />
Yendo a los temas que te interesan:<br />
Se puede hab<strong>la</strong>r bastante de <strong>la</strong> elevada calidad interior<br />
de los porteños. Por decoro no debo narrar vivencias<br />
compartidas con ciertas muchachas, una de Almagro y<br />
otra de La P<strong>la</strong>ta, a quienes tuve <strong>la</strong> gracia de conocer en<br />
su sentido bíblico. Aún dejando eso de <strong>la</strong>do, uno de mis<br />
mejores amigos (ac<strong>la</strong>ro tener pocos amigos), es porteño<br />
hasta <strong>la</strong> médu<strong>la</strong>. Se l<strong>la</strong>ma Jorge Rulli. Tal vez hayas oído<br />
hab<strong>la</strong>r de él, pues constituyó un icono del Peronismo<br />
Revolucionario (ahora recic<strong>la</strong>do ecologista).<br />
Respecto de si vivo mi paraíso aquí... No. Santiago es<br />
una ciudad mediocre. En todo sentido. Por su cantidad de<br />
habitantes (unos 300.000) y por su idiosincracia. Por sus<br />
habitantes, no es lo suficientemente grande como para<br />
disponer <strong>la</strong> diversidad de posibilidades que brindan<br />
Córdoba, Rosario, Mendoza o Buenos Aires. Por su<br />
idiosincrasia... este es un pueblo dominado durante 400<br />
años por sistemas feudales... el camino para subsistir que<br />
- 224 -
encontró es el servilismo, el fingimiento, <strong>la</strong> adu<strong>la</strong>ción, <strong>la</strong><br />
hipocresía... pero en ese camino <strong>la</strong> gran mayoría de este<br />
pueblo perdió <strong>la</strong> dignidad.<br />
¿Donde me hubiese gustado vivir? En el campo (por<br />
ejemplo, en Fernández; allí viví durante cinco años,<br />
desde 1985 a fines del 89). Se trata, sin embargo, de una<br />
percepción personal, creo que inducida por mi profesión<br />
de escritor, por mi deseo nunca saciado de escuchar<br />
música, por una atracción interior irresistible que me<br />
lleva hacia <strong>la</strong> tierra, <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntas, los pequeños bichitos<br />
que habitan entre el<strong>la</strong>s... también por el hartazgo que<br />
siento hacia <strong>la</strong>s guerras...<br />
Sin embargo creo que <strong>la</strong> posibilidad de ser feliz<br />
depende en inmenso porcentaje de nosotros mismos (es<br />
decir, de nuestro interior). Por ello sigo siendo feliz de a<br />
ratos -como corresponde-. Alcanzo retazos de felicidad<br />
cada día, accesibles, según creo, no por vivir en Lobito<br />
(Ango<strong>la</strong>) o Lausanne (Suiza)... Sino por haber estado<br />
gran parte de una existencia acechándo<strong>la</strong> (a <strong>la</strong> felicidad):<br />
luego de muchos años se adquiere una cierta técnica para<br />
llegar, de vez en cuando, a cazar<strong>la</strong>. Pues se trata, como a<br />
los “panaderos”, no sólo de pil<strong>la</strong>rlos, sino de que cada<br />
uno de sus infinitesimales pelitos, pueda permanecer<br />
intacto sobre <strong>la</strong> palma de <strong>la</strong> mano, de tal manera que al<br />
sop<strong>la</strong>rlo, pueda elevarse glorioso nuevamente, hacia el<br />
cielo.<br />
- 225 -
Te envío un saludo afectuoso.<br />
<strong>Julio</strong><br />
P.D.: Tengo parientes en Berisso. No puedo enumerar<br />
sus nombres, porque son legión. Emigraron en los años<br />
30-40, me dijeron. Algunos de ellos: Patricio <strong>Carreras</strong> -<br />
con casi todos los <strong>Carreras</strong> de allá-, y los Ojeda, según<br />
creo.<br />
- 226 -
PARAMILITARES EN SANTIAGO<br />
----- Original Message -----<br />
From: “Daniel_Yépez” danyepez@arnet.com.ar<br />
To: “<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)” jubipen@yahoo.com<br />
Subject: Opinión<br />
Date: Wed, 24 Sep 2003 07:11:25 -0300<br />
Estimado <strong>Julio</strong>:<br />
Mi sobrina me remitió esto. ¿Qué opinión te merece?<br />
Si tenés información al respecto, agradeceré que me <strong>la</strong><br />
hagas llegar. Saludos cordiales y un abrazo.<br />
Daniel Yépez - San Miguel de Tucumán - Argentina<br />
----- Original Message -----<br />
From: lflores@arnet.com.ar<br />
To: danyepez@arnet.com.ar<br />
Sent: Monday, Septem ber 22, 2003 11:58 AM<br />
Subject: NOTICIA ENVIADA POR Lilian del Valle Flores<br />
Lilian del Valle Flores quiere compartir con usted <strong>la</strong><br />
siguiente noticia que leyó en Pagina12/WEB<br />
Las guardias b<strong>la</strong>ncas, grupos paramilitares en Santiago<br />
- 227 -
El Movimiento Campesino de Santiago del Estero denunció<br />
que en <strong>la</strong> provincia de los Juárez los dueños de <strong>la</strong> tierra<br />
mantienen bandas armadas que intimidan, secuestran y<br />
balean. La denuncia fue tomada por <strong>la</strong> CIDH, que recibió<br />
fotos de una de <strong>la</strong>s “guardias b<strong>la</strong>ncas” privadas en acción.<br />
A <strong>la</strong>s denuncias por persecución política, espionaje a<br />
ciudadanos, torturas a chicos y adolescentes, entre otras<br />
vio<strong>la</strong>ciones a los derechos humanos en Santiago del Estero,<br />
Página/12 agrega ahora un nuevo dato del terror en tierras<br />
donde reina el matrimonio Juárez: <strong>la</strong> existencia de grupos<br />
paramilitares organizados y contro<strong>la</strong>dos por terratenientes,<br />
hacendados y ganaderos -bajo el amparo policial y político-,<br />
armados para combatir con métodos de tortura,<br />
desapariciones, muerte o amedrentamiento a los campesinos<br />
de distintas regiones de <strong>la</strong> provincia. Este diario reve<strong>la</strong> en<br />
exclusiva <strong>la</strong>s denuncias de los campesinos y <strong>la</strong>s fotos que <strong>la</strong>s<br />
prueban.<br />
El material fotográfico fue recogido por <strong>la</strong> Comisión<br />
Interamericana de Derechos Humanos como documento de<br />
estos nuevos ejércitos irregu<strong>la</strong>res.<br />
Cuando Santiago del Estero comenzaba a buscar con fuerza<br />
un camino nacional para romper el cerco que silenciaba <strong>la</strong>s<br />
denuncias por vio<strong>la</strong>ciones a los derechos humanos, Luis<br />
Eduardo Duhalde pronunció una pa<strong>la</strong>bra: “Guardias b<strong>la</strong>ncas”.<br />
En ese momento, el secretario de Derechos Humanos estaba<br />
sentado a una mesa de trabajo. A un <strong>la</strong>do tenía a Gustavo<br />
Beliz y del otro a un puñado de campesinos que finalmente<br />
habían conseguido espacio en <strong>la</strong> agenda de visitas del<br />
ministro de Justicia. Duhalde había entendido lo que aquellos<br />
campesinos decían. Mencionó sus experiencias recogidas<br />
como funcionario de organismos internacionales, y encuadró<br />
<strong>la</strong>s denuncias bajo ese nombre.<br />
- 228 -
Fuera del país, <strong>la</strong>s Guardias B<strong>la</strong>ncas son denunciadas por<br />
los miembros del Movimiento de los Sin Tierra del Brasil o<br />
los chiapatecos en México. La Secretaría de Derechos<br />
Humanos analizó esta nueva pesadil<strong>la</strong> de Santiago como parte<br />
del relevamiento jurídico-institucional encarado por el<br />
gobierno nacional. Bajo el apartado de “peonadas armadas”,<br />
el informe da cuenta del<br />
andamiaje económico, jurídico y policial que alienta <strong>la</strong><br />
propa<strong>la</strong>ción de estos nuevos escuadrones de <strong>la</strong> muerte<br />
formados por paramilitares.<br />
Las Guardias B<strong>la</strong>ncas nacieron en <strong>la</strong> ex Unión Soviética,<br />
después de <strong>la</strong> Revolución del '17. La página web del Centro<br />
de Investigaciones Económicas y Políticas de Chiapas da<br />
cuenta de los comienzos de este tipo de organizaciones, para<br />
situar<strong>la</strong>s más tarde en <strong>la</strong> topología social de<br />
América <strong>la</strong>tina, donde en los últimos años se fueron<br />
replicando. “En <strong>la</strong> Revolución de Octubre, el gobierno<br />
soviético optó por repartir <strong>la</strong> tierra pero se encontró con <strong>la</strong><br />
resistencia de <strong>la</strong> policía particu<strong>la</strong>r de los propietarios: se <strong>la</strong>s<br />
l<strong>la</strong>maba guardias b<strong>la</strong>ncas -explica <strong>la</strong> página web-, en<br />
contraposición con <strong>la</strong>s guardias rojas organizadas por el<br />
gobierno para recuperar<strong>la</strong>s.” En<br />
México, los ejércitos paralelos tomaron carácter de<br />
institución a partir de un decreto de 1961 que habilitaba a los<br />
ganaderos a usar armas y contratar policías particu<strong>la</strong>res.<br />
Santiago del Estero no está lejos de ese modelo.<br />
Los casos<br />
“Cuando a mí me secuestraron, me desnudaron al <strong>la</strong>do del<br />
río Sa<strong>la</strong>do durante todo un día y toda una noche. Me querían<br />
obligar a acusar a los compañeros y compañeras como<br />
- 229 -
<strong>la</strong>drones de vacas.” Adolfo Farías es uno de los campesinos<br />
del Mocase, el Movimiento de Campesinos de Santiago del<br />
Estero, que viene denunciando <strong>la</strong> existencia de los grupos<br />
armados. “Mientras me tenían secuestrado -dice- pensé en mi<br />
familia, en mis compañeros, y cuando aparecía el miedo lo<br />
mataba pensando que era mejor orgullo estar siendo apretado<br />
y quizás hasta asesinado para que nos hagamos más fuertes.”<br />
La Mesa de Tierras coordinada por el Obispado de<br />
Santiago relevó una serie de situaciones simi<strong>la</strong>res en distintos<br />
departamentos de <strong>la</strong> provincia.<br />
Los resultados del informe forman parte de un documento<br />
que fue presentado a los funcionarios de <strong>la</strong> Comisión<br />
Interamericana de Derechos Humanos durante su reciente<br />
paso por allí.<br />
“En nuestro lote viven tres familias”, comienza otro de los<br />
testimonios, esta vez de una de <strong>la</strong>s familias del lote 55 del<br />
departamento de Mariano Moreno. “El día 27 -continúa-, el<br />
supuesto dueño fue con <strong>la</strong> policía de Añatuya y de Los Juríes.<br />
Un grupo de 15 campesinos apoyaba a <strong>la</strong>s<br />
familias, llegaron patrulleros de Juríes, Bandera, y<br />
Gendarmería diciendo que tenían orden de detención para<br />
Sergio Ledesma y Roberto Dosp<strong>la</strong>t, por usurpación de campo<br />
y hurto de productos forestales. No mostraron <strong>la</strong> orden del<br />
juez, entraron a buscar a Dosp<strong>la</strong>t, discutieron con él,<br />
empezaron a pegar y tirar con armas, hiriendo a uno de los<br />
muchachos, que ahora está internado.”<br />
La denuncia no termina allí: en ese mismo momento, “a<br />
otro de los chicos lo golpean a patadas en el piso con <strong>la</strong>s<br />
manos atadas con el cordón de <strong>la</strong>s zapatil<strong>la</strong>s. Reconocimos al<br />
oficial Nieto, que el día anterior anduvo en una camioneta<br />
con empleados de Nazar, que estaban encapuchados, y el<br />
oficial Galván que dijo 'tiren a matar'“.<br />
- 230 -
Mirta Quiroga, otra de <strong>la</strong>s mujeres del Mocase, explica<br />
algunas de <strong>la</strong>s causas de los hostigamientos. “La práctica de<br />
reunirnos una y otra vez para tratar de entender lo que nos<br />
pasaba con los aprietes que nos hacían <strong>la</strong> policía, y otros<br />
mandados por el gobierno -dice-, nos ha hecho olvidar el<br />
miedo.”<br />
Los derechos<br />
Como ocurre con los pueblos aborígenes, los campesinos<br />
cuentan con un andamiaje jurídico que garantiza sus derechos<br />
sobre los suelos. El grueso de estas familias es poseedora de<br />
<strong>la</strong>s tierras que durante varias generaciones han ocupado, pero<br />
no tienen regu<strong>la</strong>rizada su situación dominial. “Si bien el<br />
derecho asiste a <strong>la</strong> gran mayoría de los campesinos -dice el<br />
informe de <strong>la</strong> Subsecretaría de Derechos Humanos-, <strong>la</strong> Ley de<br />
Prescripción Veinteñal es muy compleja.” Requiere de<br />
“carísimas mensuras, además de que el p<strong>la</strong>zo de posesiones es<br />
excesivamente <strong>la</strong>rgo, y requiere de un sostenido, preciso y<br />
costoso asesoramiento legal que impide tácitamente el acceso<br />
a <strong>la</strong> Justicia”.<br />
Esta condición de inaccesibilidad a <strong>la</strong> Justicia por<br />
cuestiones de pobreza es uno de los puntos nucleares del<br />
problema en Santiago. Según el informe, los problemas con <strong>la</strong><br />
Justicia disparan los siguientes efectos:<br />
- “Muchos de los campesinos tenedores de derechos son<br />
injustamente desalojados de sus legítimas posesiones por<br />
supuestos dueños o compradores”.<br />
- “Otros terminan aceptando tratos desfavorables, siendo<br />
literalmente arrinconados en mínimas superficies”.<br />
- “Como consecuencia, se deterioran <strong>la</strong>s condiciones<br />
económicas de <strong>la</strong>s familias campesinas, pierden su entorno<br />
- 231 -
social y cultural, lo que aumenta <strong>la</strong> expulsión hacia <strong>la</strong>s<br />
ciudades”.<br />
Con estos datos, <strong>la</strong> Comisión realizó uno de sus<br />
diagnósticos más críticos sobre <strong>la</strong> vio<strong>la</strong>ción a los derechos<br />
humanos en <strong>la</strong> provincia: “La problemática de <strong>la</strong> tenencia y<br />
posesión de <strong>la</strong> tierra es una de <strong>la</strong>s principales cuestiones de <strong>la</strong><br />
agenda de derechos humanos santiagueña, ya que el proceso<br />
de avance indiscriminado de <strong>la</strong> frontera agríco<strong>la</strong> de <strong>la</strong>s<br />
oleaginosas con eje en <strong>la</strong> soja, atenta no sólo contra los<br />
derechos reales de <strong>la</strong> posesión sino también contra el<br />
patrimonio ambiental de <strong>la</strong>s comunidades campesinas”.<br />
El modelo<br />
Las denuncias y <strong>la</strong>s entrevistas realizadas durante un mes<br />
con distintos integrantes de los centros campesinos de <strong>la</strong><br />
provincia permitieron que los técnicos de <strong>la</strong> Secretaría<br />
e<strong>la</strong>boraran un “modelo de conflicto de apropiación” ilegal de<br />
<strong>la</strong>s tierras. Es un método en tres fases, descripto en el<br />
informe del Ministerio de Justicia:<br />
- Primera fase: El supuesto dueño o apoderado se presenta<br />
ante <strong>la</strong> comunidad, aduciéndose como legítimo dueño de los<br />
campos. Intenta o bien llegar a un acuerdo por lo general muy<br />
desfavorable para los campesinos o, directamente, los<br />
amenaza con el desalojo judicial o extrajudicial (paramilitar).<br />
El engaño está montado sobre una situación registral bastante<br />
difusa, con superposición de títulos dominiales, inscripción<br />
de escrituras de dudosa confección y destitución de <strong>la</strong> justicia<br />
de derechos ya consagrados de legítimos poseedores<br />
veinteñales regu<strong>la</strong>rizados.<br />
- Segunda fase: Los supuestos dueños producen sus propias<br />
marcas de ocupación: a<strong>la</strong>mbrados, mensuras, desmonte,<br />
- 232 -
quemas ilegales de montes. Esto incluye <strong>la</strong> destrucción de<br />
marcas de los campesinos, elementos probatorios de <strong>la</strong><br />
ocupación veinteñal y del animo domini. Entre <strong>la</strong>s prácticas<br />
de presión, existe el taponado u obstrucción del acceso a los<br />
pozos de agua, cierre de caminos vecinales, envenenamiento<br />
doloso de animales y <strong>la</strong> amenaza constante de desalojo por <strong>la</strong><br />
fuerza y extrajudicialmente efectuada por peones contratados<br />
por los terratenientes como por personal policial.<br />
- Tercera fase: Gracias a una lectura sesgada del artículo<br />
182 bis del Código provincial, el supuesto propietario suele<br />
obtener una orden de desalojo con un despliegue<br />
desproporcional de fuerza por parte de <strong>la</strong> policía, lo que<br />
aumenta <strong>la</strong> presunción de complicidad o cooptación de <strong>la</strong><br />
Justicia y de <strong>la</strong> fuerza de seguridad.<br />
Durante los relevamientos se detectaron casos de personal<br />
policial montado en <strong>la</strong>s camionetas de los terratenientes,<br />
oficiales que acampan en sus bases o situaciones de expulsión<br />
sin orden judicial, o donde los oficiales de Justicia no se<br />
hacen presentes. Entre otros casos, los técnicos recogieron<br />
dos re<strong>la</strong>tos c<strong>la</strong>ves: <strong>la</strong> experiencia de un campesino l<strong>la</strong>mado<br />
Oscar Peralta, del lote 42, que el 28 de febrero de este año<br />
recibió un impacto de ba<strong>la</strong> 9 mm en su pierna izquierda y el<br />
desalojo de <strong>la</strong>s familias del lote 55, donde sin orden judicial<br />
<strong>la</strong> policía abrió fuego luego de golpear a los integrantes de<br />
tres familias.<br />
“Peones armados”<br />
Las imágenes fotográficas presentadas hoy por este diario<br />
muestran a los grupos que <strong>la</strong> Secretaría de Derechos Humanos<br />
define como “paramilitares” o “bandas de peones armados”.<br />
Estos nuevos ejércitos estarían mostrando una nueva forma de<br />
- 233 -
apropiación ilegal y extrajudicial de <strong>la</strong>s tierras. La escena,<br />
dicen los técnicos, “parecería ser un indicador del cambio del<br />
modelo presentado, a partir de <strong>la</strong> presencia en <strong>la</strong> zona de<br />
peones armados”. El giro de modelo estaría basado, dicen,<br />
“en el abandono de <strong>la</strong> instancia judicial por parte de los<br />
supuestos compradores para pasar a <strong>la</strong> organización de grupos<br />
de peones armados con escopetas y perros, que mediante<br />
intimidación con disparos al aire, obstrucción de caminos,<br />
exhibición de armas de fuego y 'reflectoreo' nocturno de <strong>la</strong>s<br />
viviendas intentan el retiro y amedrentamiento de los<br />
campesinos poseedores de <strong>la</strong>s tierras”.<br />
Las fotos forman parte del cúmulo de documentos<br />
explorados en Santiago por <strong>la</strong> Secretaría y por los integrantes<br />
de <strong>la</strong> Comisión Interamericana encabezada por Robert<br />
Goldman durante su paso por <strong>la</strong> provincia de los Juárez.<br />
Página/12 recibió <strong>la</strong>s imágenes de manos de sus propios<br />
autores, los campesinos del lote 20, un paraje cercano a <strong>la</strong><br />
ciudad de Pinto. Las fotografías muestran a un grupo armado<br />
y financiado aparentemente por el señor Dutto, el supuesto<br />
comprador de esas tierras, según <strong>la</strong>s denuncias.<br />
Un empresario de <strong>la</strong> localidad de Tintina habló sobre este<br />
tema con los miembros de <strong>la</strong> Comisión encargada del informe<br />
que preparó <strong>la</strong> Secretaría de Derechos Humanos. “Hemos<br />
tomado conocimiento -dice el informe- de <strong>la</strong> existencia de<br />
reuniones periódicas de empresarios en Añatuya cuyo<br />
objetivo es <strong>la</strong> organización y financiamiento de grupos<br />
armados para el desalojo extrajudicial de los campesinos,<br />
agravado con el hostigamiento a <strong>la</strong> actividad del Mocase y<br />
otros grupos de campesinos.”<br />
La Defensoría del Pueblo de <strong>la</strong> provincia asegura que unos<br />
24 mil campesinos, poseedores legítimos de <strong>la</strong>s tierras, están<br />
- 234 -
expuestos a ser desalojados por medio de maniobras como<br />
éstas.<br />
De <strong>Julio</strong> a Daniel<br />
From: “<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)” jubipen@yahoo.com<br />
To: “Daniel_Yépez” danyepez@arnet.com.ar<br />
Subject:Re: Opinión<br />
Date: Wed, 24 Sep 2003 09:35:26 -0300<br />
Estimado Daniel: efectivamente, en <strong>la</strong> ciudad de<br />
Santiago del Estero se manejan datos acerca de <strong>la</strong> acción<br />
paramilitar en el campo, especialmente en <strong>la</strong>s zonas de<br />
Pinto y Los Juríes. Es decir, los lugares donde los<br />
campesinos más humildes han cobrado conciencia de sus<br />
derechos y se han organizado para defenderse.<br />
Podría habérselos l<strong>la</strong>mado “parapoliciales”; pero <strong>la</strong><br />
pa<strong>la</strong>bra “paramilitar” está bien usada, ya que -según<br />
fuentes judiciales- los entrenó un militar: el Mayor<br />
D´Amico. Esto habría surgido de cierto eclipse<br />
momentáneo padecido por D´Amico hace cuatro o cinco<br />
años, debido a su competencia feroz con Musa Azar por<br />
el dominio del negocio de <strong>la</strong> “seguridad”. En efecto,<br />
ambos se desempeñaban en esa área gubernamental,<br />
fungiendo el tristemente célebre como Secretario de<br />
Seguridad y D´Amico como Subsecretario. Luego el<br />
militar pasó a desempeñarse como Secretario y Musa<br />
como Sub. Pero parece que Musa apeló a sus re<strong>la</strong>ciones<br />
con el PJ, con Néstor Ick (dueño del Banco de Santiago<br />
- 235 -
del Estero y el 60 % de lo que tiene valor en <strong>la</strong> ciudad) y<br />
demás ángeles, para desp<strong>la</strong>zar a D´Amico.<br />
Del chupadero al monte<br />
Cuando D´Amico se quedó “sin trabajo” habría ideado<br />
estas organizaciones paramilitares, que l<strong>la</strong>mó “Policía de<br />
Monte” para vendérse<strong>la</strong>s a grandes empresarios que, se<br />
están aba<strong>la</strong>nzando sobre Santiago empeñados como<br />
buitres en lucrar con <strong>la</strong> producción de soja. No olvidar<br />
que Santiago tiene una superficie física casi tan grande<br />
como Francia o Alemania, gran parte de el<strong>la</strong> todavía<br />
montuosa. Poco se ha dicho de <strong>la</strong>s inversiones de Soros y<br />
otros capitalistas, que durante los `90 depredaron <strong>la</strong><br />
frontera entre Santiago del Estero y El Chaco, asesinando<br />
a miles de animales de todo tipo e incendiando el bosque<br />
para cultivar algodón. *<br />
D´Amico es un carapintada que junto al inefable Rico<br />
se rebeló contra el juzgamiento del mayor Barreiro,<br />
originando <strong>la</strong> trágica insurrección de Semana Santa.<br />
Casado con una santiagueña, hija de un teniente coronel<br />
(por supuesto) peronista. Su esposa además es hermana<br />
del ultrachupamedias “Chacho” Pinto, un médico que no<br />
ejerce pues desde hace años es mantenido por los Juárez<br />
colgando de <strong>la</strong> teta del Estado, sea como funcionario, sea<br />
como “legis<strong>la</strong>dor”.<br />
Según fuentes policiales D´Amico contro<strong>la</strong> directa o<br />
indirectamente en un 30 % el negocio de <strong>la</strong> “seguridad”<br />
en Santiago. La otra parte (más de <strong>la</strong> mitad) está<br />
- 236 -
contro<strong>la</strong>da por Musa Azar. En esta franja se entretejerían<br />
instituciones policiales, bandas delictivas, traficantes de<br />
drogas, cuatreros, narco<strong>la</strong>vadores, travestis, chulos,<br />
proxenetas y otros serafines, lo cual explica el inmenso<br />
poder destructivo acumu<strong>la</strong>do por estas cofradías 666.<br />
Para decirlo c<strong>la</strong>ro, en Santiago, si no te mata <strong>la</strong> cana te<br />
matan los choros para intercambiar cortesías. Ello<br />
infunde un gran miedo en <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción. Un comerciante<br />
amigo me dijo estar seguro de que quienes le robaron de<br />
una manera alevosa e impune, llevándolo casi a <strong>la</strong> ruina,<br />
lo hicieron porque se había negado a pagar “protección”<br />
a los canas, así como satisfacer los constantes mangueos<br />
(pues los canas más chicos te piden monedas, o que les<br />
pagues sanguches de mi<strong>la</strong>nesas, fasos, birra, etcétera).<br />
Encima este comerciante es de izquierda; así que te<br />
imaginarás: “papita pa´l loro”.<br />
Nueva devastación del bosque<br />
Bueno, volviendo al tema: el último eclipse de<br />
D´Amico fue hace poco -creo que para el 17 de Octubre-<br />
cuando <strong>la</strong> señora Nina volvió a echarlo por haberse<br />
equivocado en <strong>la</strong> organización de un acto que el<strong>la</strong> quería<br />
mostrar a Duhalde. Estúpidamente, asignó sectores<br />
contiguos a los “barras bravas” de Mitre y Central, a<br />
quienes suelen “estimu<strong>la</strong>r” con vino, mercancías y otros<br />
“beneficios” para concurrir “voluntariamente” a los actos<br />
en camiones públicos. En Santiago Mitre y Central son<br />
como Boca y Ríver, así que te imaginas el quilombo que<br />
- 237 -
se armó. La televisión nacional se hizo una fiesta con <strong>la</strong>s<br />
piñas, los contusos, una mujer que había resultado<br />
quemada, etcétera... y D´Amico voló otra vez. Por ello no<br />
sería aventurado imaginar que volvió a requerir los<br />
favores de sus amigotes del campo.<br />
Otro tema, <strong>la</strong>teral pero de gran importancia, y que no<br />
veo tratado en el artículo de P/12, es el inmenso daño<br />
que está causando al medio ambiente <strong>la</strong> nueva<br />
destrucción de bosques en Santiago (los últimos que<br />
quedan). Vienen mercenarios contratados por empresas -<br />
cuyos gerentes ni siquiera se toman el trabajo de ver los<br />
campos, manejan todo desde Buenos Aires o, a veces,<br />
desde otros países. Los capataces (no hace mucho el<br />
campo estaba lleno de franceses y argelinos) tienen el<br />
mandato de convertir <strong>la</strong>s adquisiciones de sus patrones en<br />
“áreas productivas”. Suena lindo. Para ello generalmente<br />
incendian los bosques con todo lo que tiene adentro:<br />
guasunchas (especie de cervatillos locales),<br />
quirquinchos, zorros, pumas, e incluso alguno que otro<br />
sobreviviente prehistórico de <strong>la</strong> fauna local, de altísimo<br />
valor biológico y cultural. Pronto estos campos quedan<br />
convertidos en una bocha pe<strong>la</strong>da, donde estos personajes<br />
levantan galpones de chapa, silos metálicos e introducen<br />
maquinaria para el cultivo de soja. Cuando <strong>la</strong> tierra no<br />
sirve más, se van. Tal como hicieron los ingleses,<br />
dejando cientos de pueblos fantasma (Coma<strong>la</strong> dixit) en<br />
nuestra acosada provincia.<br />
Amigo, espero haber satisfecho algo de tu saludable<br />
inquietud. Creo que es importante difundir todo esto, y te<br />
- 238 -
uego transmitas a tu sobrina mi felicitación por haberlo<br />
hecho. Un abrazo.<br />
<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
* “La campaña 99/2000 en <strong>la</strong> producción fibra de<br />
algodón tiene buenas perspectivas. En Santiago del<br />
Estero, segundo productor de fibra del país, este año el<br />
precio ascendería a U$S 400 <strong>la</strong> tone<strong>la</strong>da y se preve que <strong>la</strong><br />
zona de secano rendiría unos 2000 kg x ha.<br />
“El departamento Felipe Ibarra, al NE de <strong>la</strong> provincia,<br />
se vio invadido por productores santafesinos que ven un<br />
gran futuro en el negocio de <strong>la</strong> fibra. Inversionistas<br />
extranjeros visitan los campos en busca de calidad y<br />
rinde para exportar fibra a mercados asiáticos y<br />
europeos.<br />
“Es que <strong>la</strong> Onda Verde trajo de nuevo <strong>la</strong> moda del<br />
algodón en <strong>la</strong>s prendas de vestir. Pero <strong>la</strong> ecología<br />
también enseña que hay que preservar los ecosistemas.<br />
En este campo, en <strong>la</strong> zona de Pozo del Toba, y Campo del<br />
Cielo, no se tiene en cuenta <strong>la</strong> flora y <strong>la</strong> fauna autóctona.<br />
“Todo el Chaco Santiagueño es rico en quebrachos,<br />
algarrobos, guayacán, palo amarillo, garabatos, etcétera.<br />
Allí viven osos hormigueros, guasunchas, corzue<strong>la</strong>s,<br />
yaguaretés, tortugas, chorotes, etcétera.<br />
“Todo el hábitat de estos animalitos está siendo<br />
depredado por <strong>la</strong>s topadoras de empresas extranjeras,<br />
principalmente AVENTIS (Ex-Agrevo) que en sociedad<br />
con <strong>la</strong> alemana Hoesch, está incendiando miles de<br />
- 239 -
hectáreas de árboles y aniqui<strong>la</strong>ndo todo tipo de animales<br />
para experimentar productos químicos allí. También el<br />
magnate Soros ha comprado 10.000 ha, a <strong>la</strong>s que está<br />
dando un tratamiento simi<strong>la</strong>r, para explotar<strong>la</strong>s como<br />
sembradío de algodón.<br />
“Es conmovedor ver a los animalitos huyendo del<br />
fuego con que se elimina el bosque -nos dice un<br />
arquitecto, que por falta de empleo tuvo que aceptar uno<br />
allí.<br />
“Los gobiernos, tanto nacional como provincial, no<br />
regu<strong>la</strong>n <strong>la</strong> deforestación de esta rica zona del NE<br />
santiaguaño, que día a día pasa a ser un desierto, debido<br />
a <strong>la</strong> ma<strong>la</strong> aplicación de una agricultura especu<strong>la</strong>tiva y de<br />
un manejo indiscriminado de los agroquímicos.<br />
“A principios de siglo empresas inglesas aniqui<strong>la</strong>ron el<br />
bosque en grandes zonas de Santiago del Estero,<br />
convirtiéndo<strong>la</strong>s en desiertos. Luego se fueron, dejando<br />
<strong>la</strong>s ruinas de sus insta<strong>la</strong>ciones aquí. ¿Pasará ahora lo<br />
mismo con <strong>la</strong> franja Este de <strong>la</strong> provincia?” [“Destrucción<br />
de animales y bosques en Santiago”, <strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h),<br />
<strong>Quipu</strong> de Cultura, noviembre de 1999.]<br />
- 240 -
LA SALAMANCA<br />
Por: Juan M. Garayalde<br />
(Buenos Aires)<br />
A 450 años de <strong>la</strong> fundación de Santiago del Estero<br />
“Y en <strong>la</strong>s noches de luna se puede sentir<br />
a Mandinga y los diablos cantar”<br />
(La Sa<strong>la</strong>manca - Zamba de Arturo Ávalos)<br />
I – LOS QUE PACTAN<br />
En estos días se conmemora los 450 años de <strong>la</strong><br />
fundación de <strong>la</strong> ciudad más antigua del país: Santiago del<br />
Estero.<br />
Como muchas provincias, padece del depotismo de<br />
polít icos, a los que se los denomina “caudillos”, siendo<br />
que, el último y verdadero Caudillo que tuvo esta<br />
provincia fue Don Felipe Ibarra, durante el periodo de <strong>la</strong><br />
Confederación Argentina que tuvo a Juan M. de Rosas<br />
como su supremo inspirador.<br />
En <strong>la</strong>s tradiciones que viven en el alma del pueblo<br />
santiagueño, y en gran parte de <strong>la</strong>s provincias del norte,<br />
esta <strong>la</strong> leyenda de <strong>la</strong> Sa<strong>la</strong>manca, un lugar donde se<br />
desarrol<strong>la</strong> una ceremonia perpetua, presidida por <strong>la</strong> corte<br />
- 241 -
de Lucifer, Mandinga, por el Macho Cabrío que hasta <strong>la</strong><br />
pintura de Goya inmortalizó.<br />
La Sa<strong>la</strong>manca ha sido descrita como un socavón de <strong>la</strong><br />
<strong>la</strong>dera de un cerro, también como una cueva oculta en <strong>la</strong><br />
profundidad del monte, o en un lugar oculto al borde de<br />
un río. Son pocos los que pueden por <strong>la</strong>s noches escuchar<br />
los cantos que nacen de ese lugar prohibido, y menos son<br />
los que logran ver su entrada.<br />
A ese lugar, convergen los diablos, los condenados, los<br />
poseídos, los brujos y brujas que van a mejorar sus artes<br />
luciferinas. También, llegan los que buscan un favor de<br />
Mandinga: concretar un pacto con él, para adquirir una<br />
habilidad sobrenatural a cambio de entregar el alma. Es<br />
un contrato fir mado con sangre.<br />
Allí se dice que cayeron grandes cantores, oradores,<br />
jinetes deslumbrantes, mujeres de belleza exótica,<br />
grandes poetas, guitarristas con una magia deslumbrante<br />
en sus manos. Todas personas que no pueden soportar <strong>la</strong><br />
mediocridad de sus vidas, y buscan destacarse a costa de<br />
perder <strong>la</strong> verdadera vida que nace en <strong>la</strong> muerte.<br />
No todos cumplen con su contrato. Santos Vega, el<br />
gran payador, fue uno de ellos. Hubo de perder una<br />
payada con el mismo Mandinga (Juan sin Ropa) para<br />
tener que aceptar su trágico destino final.<br />
II – COMO INGRESAR<br />
Todos los que ingresan a <strong>la</strong> Sa<strong>la</strong>manca, o han vendido<br />
su alma al diablo, o van en camino a hacerlo. No es<br />
- 242 -
precisamente una tierra para turistas. No hay forma de<br />
que los incrédulos puedan ver <strong>la</strong> Sa<strong>la</strong>manca.<br />
Esta carece de existencia física. Sólo <strong>la</strong> voluntad de <strong>la</strong><br />
persona hará posible hal<strong>la</strong>r <strong>la</strong> puerta de ingreso a <strong>la</strong><br />
misma.<br />
El aspirante conoce a través de <strong>la</strong> tradición oral, y de<br />
un comunicador válido –iniciado-, el lugar donde se hal<strong>la</strong><br />
<strong>la</strong> cueva, y <strong>la</strong>s pruebas a <strong>la</strong>s que será sometido por<br />
Mandinga, quién probará su temple al atreverse a hacer<br />
un contrato cara a cara con él.<br />
Una vez que se llega al lugar donde se hal<strong>la</strong>ría <strong>la</strong> boca<br />
de acceso a <strong>la</strong> Sa<strong>la</strong>manca, el aspirante deberá desnudarse,<br />
y esperar atento algún sonido o signo que lo guíe a <strong>la</strong><br />
cueva. De esta manera, puede ser una lechuza, un cuervo<br />
negro, el sonido de un arpa o <strong>la</strong> huel<strong>la</strong> de un basilisco el<br />
que lo guíe. (1)<br />
En <strong>la</strong> puerta de entrada será recibido por víboras de<br />
ojos centelleantes, y otros reptiles de gran tamaño que no<br />
aparecen en ningún libro de zoología. El visitante será<br />
rodeado por ofidios que se le enroscarán en su cuerpo, y<br />
por arañas que se le irán subiendo, acariciándole con sus<br />
pieles rugosas. Uno deberá pasar esa prueba con<br />
serenidad y no caer en el pánico, a riesgo de perder <strong>la</strong><br />
vida. Ya dentro, deberá sortear un arunco, un chivo de<br />
mal aspecto y de pestilente olor, que tratará<br />
insistentemente de embestirlo para empujarlo hacia el<br />
interior de <strong>la</strong> cueva. Allí, será un cuervo negro el que<br />
hará de guía, después de decir en voz alta <strong>la</strong> contraseña<br />
que un iniciado le ha reve<strong>la</strong>do. Lo primero que hal<strong>la</strong>rá en<br />
- 243 -
el descenso, será un crucifijo invertido, al cual deberá<br />
escupir y b<strong>la</strong>sfemar para continuar.<br />
Si el aspirante vaci<strong>la</strong>, dejará de ver <strong>la</strong> entrada y se<br />
hal<strong>la</strong>rá en medio de una oscuridad agobiante. Podrá salir<br />
de esa situación, pero con seguridad padecerá de<br />
permanentes crisis espirituales que lo acosarán durante<br />
toda su vida.<br />
III – EL TEMPLO<br />
La tradición nos reve<strong>la</strong> que el interior de <strong>la</strong> Sa<strong>la</strong>manca<br />
es deslumbrante y terrorífico al mismo tiempo: se hal<strong>la</strong><br />
iluminado con lámparas de aceite humano, grandes<br />
cortinados de te<strong>la</strong>s y marmolería fastuosa, que los<br />
templos griegos envidiarían. En el fondo de <strong>la</strong> misma,<br />
esta el asiento de Mandinga, rodeado de los animales más<br />
terroríficos del reino de <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s.<br />
Allí, el visitante que viene a hacer su pacto, se<br />
aproxima al trono.<br />
A su alrededor, bai<strong>la</strong>n y danzan los condenados:<br />
hechiceros, brujas, hermosas doncel<strong>la</strong>s que nunca ven <strong>la</strong><br />
luz del sol, serpientes de gran tamaño, sapos, culebras,<br />
cerdos, lechuzas, quirquinchos, lobizones, y los diablos.<br />
Frente al Príncipe de los Rebeldes, el aspirante<br />
formu<strong>la</strong> su deseo. El diablo le hará pasar por nuevas<br />
pruebas para ser merecedor del acuerdo perpetuo. Los<br />
que han reve<strong>la</strong>do algunas de esas pruebas, hab<strong>la</strong>n de<br />
tener que montar sobre una bestia salvaje para domar<strong>la</strong>.<br />
- 244 -
En otras, se le hace caminar sobre el filo de un puñal<br />
colocado entre dos abismos sin fondo.<br />
Finalmente, para probar su fortaleza y fidelidad a<br />
Mandinga, deberá hacer un daño a sus seres más<br />
queridos.<br />
La prueba de fuego, que Dios exigió de Abraham el<br />
ordenar sacrificar su único hijo... a diferencia de que el<br />
Diablo, no se caracteriza por cambiar de opinión.<br />
Una vez cumplida todas <strong>la</strong>s pruebas, Mandinga entrega<br />
al ya iniciado un champi (2), el cual deberá tener<br />
consigo, y que le será de su en<strong>la</strong>ce mágico con <strong>la</strong><br />
sabiduría luciferina. Finalmente, <strong>la</strong> cueva estal<strong>la</strong> en una<br />
fiesta infernal, demencial. Se desata <strong>la</strong> bacanal, el<br />
enorme banquete, <strong>la</strong> música aturdidora, el baile lujurioso<br />
de <strong>la</strong>s doncel<strong>la</strong>s y de jóvenes desnudos que invitan a<br />
todos los presentes al inicio de <strong>la</strong> gran orgía.<br />
IV – EL RETORNO A LA CAVERNA<br />
La actual Santiago del Estero, cuna de <strong>la</strong> argentinidad<br />
con sus 450 años de vida, es una fuente de sabiduría que<br />
emana del polvo de sus calles, del aroma de sus árboles,<br />
del canto de sus pájaros, de los altos tejados. Pero en<br />
el<strong>la</strong>, como en muchas grandes ciudades, caminan<br />
individuos que son extraños a su espíritu. Hoy, poca<br />
gente de <strong>la</strong>s provincias argentinas creen en <strong>la</strong> Sa<strong>la</strong>manca.<br />
Sólo por algunas canciones folclóricas, y por personas<br />
“crédu<strong>la</strong>s” que alejadas de los centros urbanos siguen<br />
hab<strong>la</strong>ndo de esa caverna invisible, que algunos <strong>la</strong> han<br />
- 245 -
visto en el cerro de Huanchar en Jujuy, o en el camino a<br />
Oran en Salta, donde comienza <strong>la</strong> gran curva del<br />
Bermejo. Y así, <strong>la</strong> Sa<strong>la</strong>manca vive donde los iniciados<br />
estén para guiar a aquellos que le suplican <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción<br />
del secreto.<br />
En tanto avanza <strong>la</strong> decadencia, <strong>la</strong> Sa<strong>la</strong>manca pasa al<br />
olvido. Las personas que creen en esas leyendas, son los<br />
que viven <strong>la</strong>s tradiciones de esta tierra, y por lo tanto,<br />
saben rechazar <strong>la</strong> modernidad cuando esta les llega a<br />
robarle el espír itu. Sin embargo, esas personas que están<br />
abiertas a una realidad supranatural, no han entendido<br />
que <strong>la</strong> Sa<strong>la</strong>manca ya no tiene motivo por el cual existir:<br />
los malditos han abandonado <strong>la</strong> cueva infernal, y hoy<br />
dominan Argentum. Mandinga no necesita más iniciados.<br />
Tiene todos los que necesita para esc<strong>la</strong>vizar esta tierra.<br />
Sus principales discípulos, han sido los oradores, los<br />
encantadores de masas, que han vendido riquezas<br />
imaginarias a los crédulos, y estos los han elevado como<br />
caudillos de esta tierra.<br />
La Sa<strong>la</strong>manca ya ha cumplido su cometido. Sus<br />
legiones ahora vagan por nuestros campos y ciudades<br />
destruyendo todo, robando <strong>la</strong>s almas de los moradores de<br />
esta tierra.<br />
Su creación más sublime, ha sido <strong>la</strong>s enormes urbes,<br />
tumbas del espíritu legionario que supo existir.<br />
Los que entienden el simbolismo de esta decadencia,<br />
deberemos crear nuestra propia Sa<strong>la</strong>manca, donde<br />
logremos alcanzar un estado del espíritu apto para<br />
revertir <strong>la</strong> oscuridad que se ha apoderado de <strong>la</strong><br />
- 246 -
superficie. Allí, en esa catacumba, deberemos recuperar<br />
los ritos de iniciación que nos permitan alcanzar un<br />
conocimiento superior al actual. Y como <strong>la</strong> Sa<strong>la</strong>manca,<br />
no todos podrán ver esta nueva caverna.<br />
En el<strong>la</strong>, una gran Cruz de P<strong>la</strong>ta evitará el ingreso de<br />
los condenados, de los necios y de los tibios. Solo<br />
aquel<strong>la</strong>s personas con <strong>la</strong> firme voluntad de renunciar a lo<br />
que es superficial, podrá recién ver y seguir el vuelo del<br />
Cóndor que lo acercará a nuestra caverna, aquel<strong>la</strong> que<br />
René Guenón describió como <strong>la</strong> que contendría los<br />
Hombres que darían inicio a una nueva edad dorada.<br />
Iniciemos entonces, el descenso.<br />
(1) Basilisco: Serpiente con cresta de gallo. Originado en<br />
un huevo pequeño puesto por una gallina vieja o un gallo<br />
colorado. Su nacimiento es presagio de desgracias. Con su<br />
mirada puede matar a los que lo ven. Para destruirlo, se dice<br />
que se debe poner espejos en todas <strong>la</strong>s habitaciones de <strong>la</strong><br />
casa. Sin embargo, otras tradiciones dicen que es un animal<br />
imposible de matar.<br />
(2) Talismán en forma de insecto.<br />
- 247 -
Carta de Raúl Dárgoltz<br />
29 de julio de 2009<br />
Queridos amigos<br />
Deseo hacerlos partícipes de esto que escribí. Perdón<br />
que sea un poco extenso.<br />
Raúl Dárgoltz<br />
EL ROSTRO DE LA HISTORIA<br />
La marcha del viernes en homenaje de <strong>la</strong>s dos chicas<br />
brutalmente asesinadas fue realmente espectacu<strong>la</strong>r y muy<br />
emotiva. Los cálculos más optimistas hab<strong>la</strong>n de 20.000<br />
personas, pero realmente no <strong>la</strong>s puedo dimensionar, ya<br />
que <strong>la</strong> marea humana me arrastró en un momento de <strong>la</strong><br />
misma.<br />
Yo me incorporé recién al frente de <strong>la</strong> Iglesia San<br />
Francisco, junto con el obispo Maccarone y una mult itud,<br />
a siete kilómetros del origen de <strong>la</strong> marcha, en <strong>la</strong> ciudad<br />
de La Banda, y al pasar por <strong>la</strong> p<strong>la</strong>za principal se siguió<br />
sumando muchísima más personas. Un frio intenso nos<br />
“exigía” gritar y a ap<strong>la</strong>udir continuamente c<strong>la</strong>mando por<br />
Justicia.<br />
Todos nos mirábamos a los rostros y deséabamos<br />
reconocernos, abrazarnos, sentirnos que seguíamos vivos<br />
- 248 -
en una provincia que estaba, hasta hace muy poco,<br />
totalmente dormida.<br />
Recordé <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras de Sca<strong>la</strong>brini Ortiz cuándo<br />
describía el 17 de octubre de 1945, “...era el sustrato de<br />
nuestra idiosincrasia y de nuestras posibilidades<br />
colectivas allí presente, en su primordialidad, sin recatos<br />
y sin disimulos. Era el nadie y el sin nada, en una<br />
multiplicidad infinita de gamas y matices humanos...<br />
Éramos briznas de multitud y el alma de todos nos<br />
redimía. Presentía que <strong>la</strong> historia estaba pasando frente a<br />
nosotros y nos acariciaba suavemente como <strong>la</strong> brisa<br />
fresca del río... el espíritu de <strong>la</strong> tierra estaba presente<br />
como nunca creí verlo...”<br />
Y caminamos alrededor de <strong>la</strong> P<strong>la</strong>za principal, pasando<br />
frente a <strong>la</strong> Iglesia Catedral y el viejo Cabildo convertido<br />
en sede central de <strong>la</strong> policía y nos dirigimos en dirección<br />
de <strong>la</strong> Casa de Gobierno, como <strong>la</strong>s anteriores veces, pero<br />
una multitud de policías fuertemente armados nos<br />
impidió nuevamente el paso. Nadie tenía miedo, pese a<br />
<strong>la</strong>s amenazas vertidas en los diferentes medios por el<br />
gobierno provincial, que se ausentó de <strong>la</strong> provincia, de <strong>la</strong><br />
existencia de infiltrados.<br />
Luego de finalizada <strong>la</strong> marcha, al frente de <strong>la</strong> Iglesia<br />
Catedral, y después de los diferentes discursos, fue <strong>la</strong><br />
misa y <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras sentidas y justas del obispo<br />
Maccarone. La incorporación del obispo fue sumamente<br />
importante, como lo fue <strong>la</strong> acción de Gerardo Sueldo.<br />
Les aseguro que este día viernes 25, día de<br />
conmemoración de los 450 años del nacimiento de<br />
- 249 -
Santiago del Estero, vivirá por siempre entre nosotros,<br />
porque este día, como lo sintió Sca<strong>la</strong>brini, “yo vi el<br />
rostro de <strong>la</strong> historia en toda su esplendorosa plenitud....”<br />
Al día siguiente en nuestro Centro Cultural Hacha y<br />
Quebracho totalmente colmado, representamos <strong>la</strong> obra El<br />
Enemigo del Pueblo de Ibsen en una versión libre<br />
adaptada a nuestra realidad santiagueña que escribiera<br />
en el año 1996.<br />
Decidimos reponer<strong>la</strong> en estos tiempos que vivimos<br />
porque entiendo que debemos realizar todos los días de <strong>la</strong><br />
semana diferentes acciones, y no sólo durante <strong>la</strong>s<br />
marchas de los viernes y porque en esta obra reflejamos<br />
<strong>la</strong> acción del obispo Sueldo, <strong>la</strong> lucha por <strong>la</strong> verdad contra<br />
el caudillismo y el clientelismo.<br />
Los padres de Patricia Vil<strong>la</strong>lba estuvieron presentes<br />
desde bien temprano muy satisfechos y conmovidos por<br />
<strong>la</strong> extraordinaria marcha que protagonizó el pueblo<br />
santiagueño, mientras nosotros realizábamos los últimos<br />
aprestos.<br />
Yo los invité a ellos, unos minutos antes de dar<br />
comienzo a <strong>la</strong> función y a Carlos Scrimini y su esposa,<br />
uno de nuestros héroes del Santiagueñazo, a que nos<br />
tomáramos de <strong>la</strong>s manos conjuntamente con los actores<br />
para darnos fuerza y ánimo, como siempre lo hacemos<br />
antes de cada representación.<br />
Tito Diaz, uno de los más veteranos del grupo,<br />
pronunció unas sentidas pa<strong>la</strong>bras, y ellos, los padres de<br />
Patricia, nos ratificaron que no piensan “aflojar” en su<br />
lucha por <strong>la</strong> verdad.<br />
- 250 -
La función fue realmente espectacu<strong>la</strong>r, muy emotiva,<br />
como emotivo fue el homenaje final que les hicimos a<br />
Carlos y a Olga y Juan Vil<strong>la</strong>lba estos dos pequeños<br />
grandes personajes, que han conmocionado a <strong>la</strong> sociedad<br />
santiagueña por sus espíritus inc<strong>la</strong>udicables.<br />
Recordé de nuevo a Sca<strong>la</strong>brini Ortiz porque sé y estoy<br />
seguro que soy uno cualquiera y sin embargo, como un<br />
tremendo vendaval, me sacude el orgullo de estar<br />
abriendo el cauce de los tiempos venideros..”<br />
Un abrazo.<br />
Raúl Dárgoltz<br />
- 251 -
CARTA Nº 12<br />
Autonomía, Santiago del Estero, viernes, 23 de octubre de<br />
2003. *<br />
Formamos parte de un conjunto cuyos elementos<br />
percibimos sólo dentro de límites estrechos: los de<br />
nuestros cinco sentidos. Si desarrol<strong>la</strong>mos algunas<br />
facultades podremos llegar a percibir realidades más<br />
interesantes que <strong>la</strong>s pedestres. Como <strong>la</strong> denominada por<br />
Jung “sincronicidad”. O el maravilloso bril<strong>la</strong>r de los<br />
humanos cuando hacen el amor.<br />
Un cono húmedo<br />
El viernes estuvo lluvioso desde temprano. Como a <strong>la</strong>s<br />
siete y media terminé mi desayuno; luego de <strong>la</strong>var el<br />
p<strong>la</strong>to, <strong>la</strong> taza, sacudir el mantel, guardarlo, me asomé en<br />
el ventanal que da al patio. Entre el <strong>la</strong>vadero de casa y<br />
mi habitación hay una distancia como de diez metros;<br />
calculé que podría salvar<strong>la</strong> sin mojar me demasiado y me<br />
<strong>la</strong>rgué, con grandes trancos por sobre el veredón de<br />
piedra. A buen reparo, en <strong>la</strong> pieza, me puse entonces a<br />
contemp<strong>la</strong>r desde el umbral <strong>la</strong>s hermosas tonalidades<br />
- 252 -
<strong>la</strong>nguidecientes del cielo. Sobre su fondo se movían,<br />
armoniosamente, cuatro o cinco capas de nubes, de<br />
diferente valor. El jacarandá ya muy alto que ha crecido<br />
junto a mi habitación presenta campanitas de un suave<br />
li<strong>la</strong>; a su <strong>la</strong>do, castañue<strong>la</strong>s, normalmente en parejas.<br />
Observaba <strong>la</strong> maravillosa combinación de capas y<br />
matices, el limonero de un verde brilloso, <strong>la</strong>s dos<br />
enredaderas que cubren <strong>la</strong> pared -flores b<strong>la</strong>ncas y rojas,<br />
en ciernes- <strong>la</strong> humedad en fi<strong>la</strong>mentos cristalinos<br />
formando volutas al aire, cuando advertí algo como una<br />
pequeña nube en medio de los árboles, que se elevaba<br />
hasta esfumarse por completo. Al observar<strong>la</strong> con atención<br />
vi que formaba un embudo, con su pico hacia abajo, en el<br />
cual se movían cierto tipo de partícu<strong>la</strong>s transparentes.<br />
¡Insectos!... Unas especies de mariposil<strong>la</strong>s, de <strong>la</strong>rgas<br />
a<strong>la</strong>s, vo<strong>la</strong>ban entre <strong>la</strong> llovizna elevándose en tirabuzón.<br />
Este se hacía más amplio a medida que tomaba altura,<br />
hasta disolverse en el oscuro cielo, antes de alcanzar <strong>la</strong><br />
copa del jacarandá. Siguiendo <strong>la</strong> dirección de <strong>la</strong> nutrida<br />
columna, comprobé que se originaba en el suelo, desde<br />
un agujero recién abierto sobre <strong>la</strong> tierra mojada. Me<br />
acerqué y vi una situación que me pareció extraordinaria:<br />
había ocurrido una especie de estallido, al parecer, pues<br />
los bordes del agujero estaban desmoronados, como si<br />
hubiese sido provocado por una fortísima presión<br />
viniendo de lo subterráneo. Por él emergían mil<strong>la</strong>res de<br />
bichitos, apretujándose, pugnando para abandonar el<br />
hueco, tan compactos en su amontonamiento que daban <strong>la</strong><br />
impresión de un grueso chorro de miel quemada, antes de<br />
- 253 -
surgir por completo y ponerse a vo<strong>la</strong>r. Cada bichito<br />
pisaba <strong>la</strong> boca del agujero, caminaba unos pocos pasos,<br />
sacudía <strong>la</strong>s alitas como para estirar<strong>la</strong>s y se ponía a vo<strong>la</strong>r,<br />
siguiendo <strong>la</strong> columna en tirabuzón que ordenadamente<br />
terminaba abriéndose en todas direcciones a su final.<br />
¡Hormigas!, pensé. Me costó creerlo. Estaba comenzando<br />
a llover con goterones más gruesos. Me acerqué aún más<br />
para comprobar si eran hormigas: no lo parecían; más<br />
bien luciérnagas, en su conformación física, como un<br />
cucuruchito rosáceo, dotado de un par de a<strong>la</strong>s semejantes<br />
a <strong>la</strong>s de <strong>la</strong>s libélu<strong>la</strong>s, en proporción. Pensé en<br />
inmovilizar una para mirar<strong>la</strong> a mis anchas, pero me<br />
contuve. Seguramente si intentaba tomar<strong>la</strong> dañaría su<br />
cuerpecillo de un modo irremediable. El<strong>la</strong>s no medían<br />
más de un par de milímetros, su cuerpo daba <strong>la</strong> impresión<br />
de ser muy b<strong>la</strong>ndo. Ahora llovía bastante fuerte. Pero <strong>la</strong>s<br />
hormigas continuaban saliendo y formando su cono,<br />
inalterable, hacia el cielo. ¿Adónde irían? Pronto perdía<br />
uno de vista a <strong>la</strong>s que llegaban a lo más ancho del<br />
abanico, y desde allí rompían formación hacia <strong>la</strong><br />
tangente, cualquiera que fuese (para nuestra percepción).<br />
Me dije que estos goterones que caían debían de resultar<br />
abrumadores para los animalitos, en caso de encontrarse<br />
alguno directamente con ellos. Efectivamente, por<br />
primera vez comencé a ver <strong>la</strong> caída de algunas pocas<br />
hormigas. Quedaban atontadas, muy cerca de su agujero;<br />
una que observé, parecía borracha, por momentos se<br />
dirigía hacia su hormiguero, como si fuese a introducirse<br />
otra vez en él, mas enseguida cambiaba de rumbo,<br />
- 254 -
egresando a <strong>la</strong> desorientación. Unas cuatro o cinco<br />
quedaron así, sobre <strong>la</strong>s <strong>la</strong>jas, muy mojadas. Me aparté de<br />
el<strong>la</strong>s por un rato, entrando en mi habitación. Cuando<br />
regresé, como a <strong>la</strong> hora, no había ninguna. Ya no llovía,<br />
el suelo había absorbido <strong>la</strong> humedad, poniéndose oscuro.<br />
El hormiguero no existía -al menos hacia el exterior-, <strong>la</strong><br />
febril actividad de los animalitos había cesado por<br />
completo, no pude encontrar ninguno, ni siquiera en <strong>la</strong>s<br />
hojas de los árboles. Tampoco hallé alguno muerto. “Sus<br />
a<strong>la</strong>s se deben haber secado, y luego han ido vo<strong>la</strong>ndo a... a<br />
donde tuvieran que ir”, pensé, con optimismo.<br />
Una “insectidad”<br />
Mientras estuve mirando a <strong>la</strong>s hormigas se me ocurrió<br />
algo singu<strong>la</strong>r. Me pareció que el<strong>la</strong>s formaban una<br />
comunidad grandísima, organizada, con sus lenguajes,<br />
sus leyes, sus propósitos, su sistema político, su<br />
tradición cultural. ¿Por qué no habría de ser así? ¿Qué<br />
nos autoriza a creer que estos seres no dispongan de<br />
sistemas ideológicos, de ciertas sensaciones equivalentes<br />
a lo que en los humanos denominamos “sentimientos”, de<br />
ciertas vivencias homologables a lo que en humanos<br />
mencionamos como “inteligencia”?<br />
Cuando mis hijas eran chiquitas y descubrían algún<br />
insecto en el campo, al percibir en su actitud algún signo<br />
amenazador, <strong>la</strong>s advertía: “¡No vayan a hacerle daño!”...<br />
Ante sus ojazos interrogantes, repetía:<br />
- 255 -
“¿Qué les parece si a ustedes <strong>la</strong>s pisotea o agarra<br />
brutalmente algún gigante?... Imaginen si anduviera un<br />
gigante, paseando por <strong>la</strong> Tierra, y de repente <strong>la</strong>s<br />
encontrara en su camino... ¿les gustaría que <strong>la</strong>s levantase<br />
bruscamente entre sus garras, o <strong>la</strong>s ap<strong>la</strong>stara con un pie?”<br />
“¿Como King Kong?”, preguntaba <strong>la</strong> Lupita (<strong>la</strong>s había<br />
llevado al cine, a ver <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> King Kong, fue para<br />
el<strong>la</strong>s una experiencia extraordinaria, desde entonces el<br />
gori<strong>la</strong> pasó a ser, en su imaginería, paradigma de<br />
gigante).<br />
De verdad creía en esto (mejor dicho era, es, como una<br />
vaga intuición). Que <strong>la</strong> Tierra y los p<strong>la</strong>netas, con todo lo<br />
demás que percibimos en <strong>la</strong> parte del Universo a nuestro<br />
alcance, son porciones de cuerpos gigantescos, tan<br />
inmensos que nos resulta imposible verlos. Por lo demás,<br />
sólo una presuntuosidad estúpida puede convencernos de<br />
que para ser consideradas inteligentes <strong>la</strong>s formas de vida<br />
deben presentar caracteres humanoides. Recuerdo no sin<br />
sonreír el argumento que expuso un director del diario<br />
donde trabajé alguna vez para “demostrar” <strong>la</strong> inexistencia<br />
de extraterrestres. El hombre -doctor en Filosofía y<br />
Derecho- afirmaba (más o menos) en cierto párrafo de su<br />
extenso artículo: “...<strong>la</strong> prueba más contundente de que<br />
los marcianos no pueden existir (l<strong>la</strong>maba “marcianos” a<br />
los extraterrestres), <strong>la</strong> prueba absoluta de <strong>la</strong> inexistencia<br />
de estos engendros, es su fealdad... Porque Dios no pudo<br />
haber jamás haber creado algo tan feo.” ¿Cómo sabía él<br />
que los “marcianos” eran feos? No lo ac<strong>la</strong>raba. ¿Se<br />
guiaba de lo representado en <strong>la</strong>s pelícu<strong>la</strong>s quizás? ¿Se<br />
- 256 -
estaba refiriendo, por ejemplo, a representaciones como<br />
el ET? ¿O tal vez habría quedado impresionado por una<br />
especie de parodia cinematográfica de La Guerra de <strong>la</strong>s<br />
Ga<strong>la</strong>xias, cuyo nombre exacto no recuerdo, protagonizada<br />
por Jack Nicholson, que presentaba unos extraterrestres<br />
horribles y muy agresivos?...<br />
Sin embargo, a imaginaciones menos limitadas les fue<br />
dado suponer existencias como éstas:<br />
“...A <strong>la</strong> tarde, cuando el mar fósil yacía inmóvil y<br />
tibio, y <strong>la</strong>s viñas se erguían tiesamente en los patios, y en<br />
el distante y recogido pueblito marciano nadie salía a <strong>la</strong><br />
calle, se podía ver al señor K en su cuarto, que leía un<br />
libro de metal con jeroglíficos en relieve, sobre los que<br />
pasaba suavemente <strong>la</strong>s manos como quien toca el arpa. Y<br />
del libro, al contacto con los dedos, surgía un canto, una<br />
voz antigua y suave que hab<strong>la</strong>ba del tiempo en que el mar<br />
bañaba <strong>la</strong>s costas con vapores rojos [...]<br />
“El señor K y su mujer vivían desde hacía ya veinte<br />
años a oril<strong>la</strong>s del mar muerto, en <strong>la</strong> misma casa en que<br />
habían vivido sus antepasados, y que giraba y seguía el<br />
curso del sol, como una flor, desde hacía diez siglos.<br />
“El señor K y su mujer no eran viejos. Tenían <strong>la</strong> tez<br />
c<strong>la</strong>ra, un poco parda, de casi todos los marcianos; los<br />
ojos amarillos y rasgados, <strong>la</strong>s voces suaves y musicales.<br />
“En otro tiempo habían pintado cuadros con fuego<br />
químico, habían nadado en los canales, cuando corría por<br />
ellos el licor verde de <strong>la</strong>s viñas y habían hab<strong>la</strong>do hasta el<br />
amanecer, bajo los azules retratos fosforescentes, en <strong>la</strong><br />
- 257 -
sa<strong>la</strong> de conversaciones.” (Ray Bradbury. Crónicas<br />
Marcianas, 1955.)<br />
En el monte<br />
El domingo salí a caminar en dirección al monte. Eran<br />
como <strong>la</strong>s nueve de <strong>la</strong> mañana. Como había llovido<br />
durante el viernes y algo del sábado, <strong>la</strong> tierra estaba<br />
húmeda por todas partes, <strong>la</strong> vegetación limpia. El sol era<br />
re<strong>la</strong>tivamente suave y se ocultaba de a ratos entre <strong>la</strong>s<br />
nubes morosas. La temperatura resultaba muy agradable,<br />
auxiliada por una delicadísima brisa. Tomé <strong>la</strong> ruta que va<br />
a Catamarca. Allí, a unos dos kilómetros, hay un sitio<br />
que personas para mí desconocidas han dedicado al<br />
Gauchito Gil. Una especie de santuario. Me sorprendí al<br />
ver los progresos que había experimentado en los últimos<br />
tiempos. Lo que era un rústico quincho apenas protegido<br />
con a<strong>la</strong>mbres herrumbrados, y una casillita bajo de un<br />
árbol, ahora tiene una f<strong>la</strong>mante construcción, muy<br />
prolija, insinuándose como un templete de homenaje al...<br />
¿santo? No sé cómo l<strong>la</strong>marlo. Vagamente sé del Gauchito<br />
Gil que era un hombre “bueno”, físicamente agraciado,<br />
que tuvo algún tipo de desdicha... ¡ay, no presté mucha<br />
atención a <strong>la</strong> historia cuando me <strong>la</strong> contaron! ¡No sé si su<br />
mujer le metió los cuernos, si lo traicionaron cuando iba<br />
en busca del sustento asesinándolo por <strong>la</strong> espalda o si<br />
murió en un accidente! Lo cierto es que lo convirtieron<br />
en ícono de devoción popu<strong>la</strong>r. (2) Me sorprendí más aún<br />
al estirar para ver<strong>la</strong> una bandera, nueva, suntuosa, de<br />
- 258 -
color rojo -como todos los objetos re<strong>la</strong>cionados con Gil-<br />
que colgaba de un mástil. “UNSE - Club Ciclista de <strong>la</strong><br />
Universidad Nacional de Santiago del Estero - Gracias<br />
Gauchito Gil”, habían hecho estampar con letras doradas<br />
los ofrendantes. ¿Serían estudiantes? ¿O profesores? ¿O<br />
ambos, como en el Consejo Académico? Obviamente no<br />
estaban influidos por el materialismo científico.<br />
Inspeccioné todo meticulosamente, mientras reflexionaba<br />
acerca del origen de los cultos, recordando aquel<strong>la</strong><br />
historia del guerrero que custodiaba de por vida un<br />
montículo de piedras dedicado a cierta diosa germánica,<br />
con que comienza Frazer su clásico tratado “La Rama<br />
Dorada”. También recordé que <strong>la</strong> única forma de ganar el<br />
“privilegio” de dicha custodia, entre aquellos habitantes<br />
de los Alpes Suizos, era combatir a muerte con el<br />
guerrero -elegido desde su más tierna infancia para dicho<br />
propósito-, luego de cuya derrota (y fallecimiento) el<br />
desafiante podía recién ocuparse de custodiar <strong>la</strong>s piedras,<br />
alimentado por todo el pueblo.<br />
Un crimen alimentario<br />
Satisfecho con mi inspección, tomé por el caminito que<br />
se insinuaba con calidez a un costado del santuario. Mi<br />
propósito era evitar <strong>la</strong>s altas torres de electricidad a <strong>la</strong>s<br />
que esa senda llevaba, internándome en el monte pleno<br />
apenas hal<strong>la</strong>se una “picada” con aspecto confiable. Por<br />
de pronto, ya estaba cesando -gracias al distanciamiento-<br />
el nervioso rumor de <strong>la</strong> ciudad; de vez en cuando pasaba<br />
- 259 -
algún automóvil de ida o vuelta por <strong>la</strong> ruta, a unos<br />
cincuenta metros de allí, se podían escuchar con mayor<br />
nitidez los cantos de los pájaros, los numerosos zumbidos<br />
de los insectos. Caminé, pues, tranqui<strong>la</strong>mente por esa<br />
franja, bordeada a sus <strong>la</strong>dos con ramaje seco, señal de<br />
que por allí habían pasado personas cortando arbustos<br />
para transformarlos en leña. Pronto me topé con un<br />
remolino de bichos vo<strong>la</strong>dores, componiendo un cono<br />
semejante al descubierto en casa, sólo que esta vez ¡eran<br />
hormigas muy grandes! ¡Como <strong>la</strong> mitad de mi dedo<br />
meñique, sólo en sus cuerpos!, marrones oscuras, casi<br />
negras, con a<strong>la</strong>s semejantes a <strong>la</strong>s del alguacil. Otra vez<br />
me puse a mirar <strong>la</strong>s hormigas. Esta vez era más fácil,<br />
pues había sol, además de ser <strong>la</strong>s presentes al menos diez<br />
veces mayores en tamaño a <strong>la</strong>s de mi casa. Quién sabe<br />
adónde irían. También <strong>la</strong>s actuales creaban una especie<br />
de tolva, que a diferencia de éstas se resolvía en<br />
ascendencia, pero cuando se enanchaba hacia el cielo<br />
disponían <strong>la</strong>s hormigas abandonar <strong>la</strong> multitud,<br />
emprendiendo un camino misterioso para mi entender,<br />
pues tampoco parecen impulsadas, todas, hacia un mismo<br />
lugar. El silencio me permitió percibir cierto zumbido y<br />
al seguirlo encontré, en el suelo, a una gigantesca<br />
hormiga que se había caído. Pugnaba por salir de una<br />
especie de trampa, formada de modo accidental con<br />
restos de ramitas secas, amontonándose en parvas,<br />
delgadas, pero cuyos hilos habían urdido un techo,<br />
inmenso proporcionalmente, apresando al animalito, que<br />
una y otra vez caía, al no acertar con un espacio<br />
- 260 -
suficiente en el entramado, chocando con <strong>la</strong>s ramitas,<br />
violentamente, y derrumbándose al parecer más<br />
debilitado cada vez. Me senté en cuclil<strong>la</strong>s allí, a un<br />
costado, sólo con el ánimo de observar. Entonces percibí<br />
un movimiento sigiloso, rapidísimo, entre <strong>la</strong>s ramas; algo<br />
como un refucilo dorado, que se insinuaba y desaparecía<br />
sin el menor sonido. ¡Una araña! ¡Acechaba a su presa!<br />
Inmóvil contemplé los acercamientos de <strong>la</strong> araña. Luego<br />
de tres o cuatro ágiles saltos, se situaba un poco más<br />
cerca de su futura víctima pero se detenía, vigilándo<strong>la</strong><br />
con ojos que recordaban a los de John Ford, sin que el<strong>la</strong><br />
siquiera sospechase <strong>la</strong> ominosa presencia. La pobre<br />
hormiga, absorta en su desventura, parecía re<strong>la</strong>merse<br />
heridas, apoyando el hocico formado con pinzas, ora<br />
sobre su pecho, ora sobre un costado, sin intentar vo<strong>la</strong>r<br />
otra vez, sólo desp<strong>la</strong>zándose torpemente en círculos por<br />
sobre el barro, pugnando con <strong>la</strong> enredada trama de<br />
ramitas secas, en <strong>la</strong>s que tropezaban sus frágiles patas y<br />
perdía pie, sin permit irle asentarse un poco siquiera<br />
como para descansar. Los segundos que transcurrían<br />
entre los pau<strong>la</strong>tinos acercamientos de <strong>la</strong> araña me<br />
resultaron angustiosos. Pero el metálico animal (esta vez<br />
me recordó al Mariscal Montgomery acechando a<br />
Rommel) no parecía impacientarse en lo más mínimo.<br />
Venía segura, imp<strong>la</strong>cable, hacia el himenóptero,<br />
descansando de a ratos en <strong>la</strong>s umbrosidades del fino<br />
ramaje, como un tanque israelí podría hacerlo al dirigirse<br />
a atacar un objetivo palestino. Y con <strong>la</strong> misma impavidez<br />
que otorga <strong>la</strong> superioridad de recursos. De repente <strong>la</strong><br />
- 261 -
araña saltó sobre <strong>la</strong> hormiga marrón y <strong>la</strong> inmovilizó,<br />
c<strong>la</strong>vándole su aguijón en <strong>la</strong> nuca. La hormiga se retorció<br />
de dolor, pero no intentó el menor movimiento para<br />
resistir. Con crueldad profesional <strong>la</strong> araña siguió<br />
perforando a <strong>la</strong> hormiga en su cerviz, hasta que el pobre<br />
animalito dejó de patalear. Luego <strong>la</strong> arrastró, llevándo<strong>la</strong><br />
hacia el interior de los yuyos, hasta que no los vi más.<br />
Me levanté perplejo y deprimido. ¡Podría haber salvado a<br />
<strong>la</strong> hormiga! De hecho había actuado así en otras<br />
oportunidades, ¿por qué no ahora? Me había dejado<br />
llevar por el “espíritu científico”. Un modo de comp<strong>la</strong>cer<br />
al egoísmo.<br />
Pronto me interné en el monte. Debí poner <strong>la</strong> mayor<br />
atención para discernir caminos, pues muchos c<strong>la</strong>ros<br />
suelen ser engañosos; con frecuencia nos llevan a quedar<br />
encerrados entre tupidos árboles y están custodiados por<br />
todas partes con matas espinosas (el monte santiagueño<br />
es muy espinoso, constantemente uno debe mirar a los<br />
costados, pues suele haber p<strong>la</strong>ntas con espinas pequeñitas<br />
pero duras, agudas como agujas, de <strong>la</strong>s cuales nos damos<br />
cuenta a veces so<strong>la</strong>mente cuando se han c<strong>la</strong>vado en<br />
nuestra piel o lo que es peor -como me pasó esta vez-<br />
desde arriba en el cuero cabelludo por un error de cálculo<br />
al atravesar<strong>la</strong>s). El afán me haría olvidar los sentimientos<br />
suscitados por el asesinato de <strong>la</strong> araña. A poco de<br />
avanzar oí un ruido que constituye para mí desde hace<br />
tiempo un importante enigma. Es semejante al de una<br />
tumbadora con parche bien temp<strong>la</strong>do. No sé si lo provoca<br />
- 262 -
un pájaro u otro animal. Concentrado, como decía, en<br />
hal<strong>la</strong>r caminitos con menor cantidad de espinos, coloqué<br />
al interesante sonido en lo subconsciente. Cuando a <strong>la</strong><br />
izquierda surgió -como suele ocurrir en el monte- un<br />
umbroso hueco y alcancé a ver cierta sombra avanzar<br />
unos pasos tambaleantes, en sentido contrario al que yo<br />
llevaba, y levantar vuelo... ¡Un pájaro!... ¡Parecía muy<br />
pesado! Apenas aleteó ruidosamente por bajo <strong>la</strong> prieta<br />
armadura que formaban <strong>la</strong>s cerradas copas y <strong>la</strong>s lianas.<br />
Me había costado algún esfuerzo llegar hasta ahí, pero<br />
decidí regresar, con el mayor sigilo posible, para<br />
observarlo de cerca. Ya había sentido -como cada vez<br />
que escucho el gutural son- ese ingobernable<br />
estremecimiento. Me acerqué en puntas de pie, y al llegar<br />
casi adonde había visto descender <strong>la</strong> forma, volvió a huir,<br />
esta vez rápidamente, perdiéndose ahora entre <strong>la</strong>s copas y<br />
alcanzando un hueco hacia arriba que le permitió acelerar<br />
su vuelo. Era un pájaro, quizá del tamaño de una perdiz<br />
en su cuerpo, pero de a<strong>la</strong>s posiblemente mayores a <strong>la</strong>s de<br />
un gavilán; a<strong>la</strong>s extrañas, como <strong>la</strong>s de un avión, y una<br />
co<strong>la</strong> muy <strong>la</strong>rga, rectangu<strong>la</strong>r, más del doble de su talle,<br />
todo esto de un color ocre anaranjado, con rayas, o<br />
cuadros, en <strong>la</strong> co<strong>la</strong>, de color marrón oscuro, bruñido.<br />
¡Ay! ¡No pude ver su rostro!... Tampoco sé si al fin he<br />
descubierto al enigmático animal que se expresa con voz<br />
profunda, agorera, como si lo hiciera adentro de un<br />
tronco ahuecado, o golpeara dentro de él con un palo<br />
terminado en pompón semejante a los usados para el<br />
bombo de orquesta. Me interné en el monte otra vez. Me<br />
- 263 -
engulló <strong>la</strong> vegetación. Sentí esa espirituosa alegría que<br />
infunde esta tierra.<br />
Anduve bastante. Me detuve varias veces a observar<br />
singu<strong>la</strong>res p<strong>la</strong>ntas o insectos raros; los pájaros huyen, a<br />
veces nos observan desde prudente distancia. Con<br />
esfuerzo y cuidado para no dañar al árbol, bastante alto -<br />
y no dañarme <strong>la</strong>s manos con <strong>la</strong>s espinas-, corté para<br />
mostrar a mi hija Rocío dos ramitas de una extraña<br />
p<strong>la</strong>nta, con hojas como perfectas espadas de g<strong>la</strong>diador.<br />
Durísimas <strong>la</strong>s hojas, como si estuviesen hechas de metal,<br />
y como éste, sumamente brillosas. Ya no se escuchaba el<br />
ruido de <strong>la</strong> ciudad. Sólo un rumor bronco, apenas<br />
perceptible, referenciaba su existencia en este sitio.<br />
Stress. Stress<br />
Llegó <strong>la</strong> hora de los libros. Vitus B. Dröscher<br />
menciona en su libro Sobrevivir (1) interesantes<br />
experimentos efectuados con animales. Tomaremos<br />
algunos re<strong>la</strong>cionados con el stress. Este, según el<br />
mencionado autor, “no es un específico acompañante de<br />
<strong>la</strong> razón humana, sino que actúa en un amplio campo de<br />
sensaciones y sentimientos, <strong>la</strong> angustia, al que están<br />
sometidos por igual tanto el ser humano como los<br />
animales restantes”. Como buen pragmático, desde unas<br />
páginas antes venía proporcionando abundantes ejemplos.<br />
Hemos seleccionado cuatro:<br />
“[...]en cualquier momento -sigue Dröscher- es posible<br />
causar <strong>la</strong> muerte por stress de una abeja en un simple<br />
- 264 -
experimento. Los doctores Roy J. Pence, Robert D.<br />
Chambers y Manuel S. Viray, entomólogos de <strong>la</strong><br />
Universidad de California en Los Ángeles (<strong>la</strong> famosa<br />
UCLA), apresaron algunas abejas mientras se hal<strong>la</strong>ban<br />
libando y <strong>la</strong>s encerraron, por separado, en unas pequeñas<br />
redes de gasa dentro de <strong>la</strong>s cuales colocaron diminutos<br />
recipientes llenos de miel.<br />
“A ninguna de <strong>la</strong>s buscadoras de néctar se le ocurrió <strong>la</strong><br />
idea de libar su alimento favorito. Revolotearon como<br />
dementes en el interior de <strong>la</strong> tupida red, zumbando y<br />
girando incesantemente, y al cabo de dos horas estaban<br />
muertas.”<br />
El experimento de los doctores (de <strong>la</strong> famosa UCLA)<br />
me dejó compungido. ¿Era imprescindible torturar a estos<br />
dos maravillosos bichitos para extraer <strong>la</strong> conclusión de<br />
que un ser vivo sometido a <strong>la</strong> desesperación debe<br />
terminar muriendo?... Veamos que dice Dröscher:<br />
“Profundas investigaciones han probado que el<br />
encierro causa una invasión de hormonas del stress en <strong>la</strong><br />
corriente sanguínea de <strong>la</strong>s abejas que, a su vez, provoca<br />
en el insecto un ataque de pánico y una extrema<br />
nostalgia, un deseo irresistible de volver al hogar.” Ah,<br />
era necesario, entonces. Disiento con ello. Pero luego<br />
hab<strong>la</strong>remos de eso, si os interesa.<br />
Los norteamericanos hicieron escue<strong>la</strong> con sus<br />
“experimentos” sobre animales: de millones, Dröscher<br />
menciona otros. “Investigadores del hospital Monte<br />
Sinaí, en Nueva York, situaron a unos ratones en un<br />
- 265 -
estado de atemperado stress, mostrándoles un gato a<br />
cortos periodos de intervalo.<br />
“Muy pronto los ratones enfermaron y cogieron <strong>la</strong><br />
lombriz solitaria. El continuado estado de angustia les<br />
robó todas sus fuerzas defensivas, necesarias para<br />
enfrentarse con <strong>la</strong>s infecciones. En una situación<br />
semejante, <strong>la</strong>s ratas enferman de cáncer”.<br />
Otra historia:<br />
“[...] en Hagenbeck, el zoológico de Hamburgo, en<br />
1970. En el recinto reservado a una especie de monos de<br />
<strong>la</strong> India se produjo un número excesivo de nacimientos,<br />
con gran regocijo de los asistentes habituales a ese lugar,<br />
conocido como el Monkey-Saloon. Los visitantes del zoo<br />
pudieron pasar un lindo rato.<br />
“Pero un buen día el recinto se convirtió en un<br />
infierno. Con diabólico griterío aquellos cincuenta<br />
animales que hasta el día anterior formaron una auténtica<br />
comunidad pacífica, se <strong>la</strong>nzaron unos contra otros<br />
tratando de darse muerte a mordiscos.<br />
“«Comenzaron a luchar entre sí -informa Günter<br />
Niemeyer, escritor especializado en vida animal-. No se<br />
libraron ni <strong>la</strong>s hembras ni <strong>la</strong>s crías. El griterío resultaba<br />
ensordecedor, el pelo vo<strong>la</strong>ba por los aires y <strong>la</strong> sangre<br />
brotaba de <strong>la</strong>s heridas producidas por los mordiscos y de<br />
<strong>la</strong>s orejas arrancadas».<br />
“[...] La superpob<strong>la</strong>ción -concluye Dröscher-, como<br />
vemos, puede dar lugar a un stress social que termina en<br />
violencia y asesinato”.<br />
- 266 -
Aún tomaremos un último ejemplo de este libro: “El<br />
profesor Dietrich v. Holst, de <strong>la</strong> Universidad de Munich,<br />
ha realizado una serie de sorprendentes experimentos con<br />
<strong>la</strong>s tupayas.<br />
“Se trata de animalitos que tienen cierto parecido con<br />
nuestras ardil<strong>la</strong>s comunes, pero que son antepasados<br />
primitivos de los prosimios y, por lo tanto, del hombre.<br />
Pertenecen a <strong>la</strong> familia de los primates. [...] cuando se<br />
hal<strong>la</strong>n sometidos al stress [...] se produce en ellos una<br />
erección del pelo, sobre todo del de <strong>la</strong> co<strong>la</strong>, que, por lo<br />
general, se encuentra liso y pegado a el<strong>la</strong>, pero que en<br />
casos de fuerte presión emocional se eriza y da al rabo un<br />
aspecto de limpiabotel<strong>la</strong>s.<br />
“Estos mamíferos que viven en el sudeste de Asia, son<br />
[...] víctimas de una gran tristeza anímica cuando ven<br />
cerca a un congénere que no pertenece a su propia<br />
familia, esto es, su hembra o sus crías. Surge en ellos<br />
esta manifestación de stress cuando tienen ante su vista a<br />
un macho de su especie, incluso si éste fue anteriormente<br />
vencido por ellos.<br />
“En el tiempo comprendido entre <strong>la</strong>s seis de <strong>la</strong> mañana<br />
y <strong>la</strong>s seis de <strong>la</strong> tarde si una tupaya se ve obligada a ver<br />
durante dos horas a un «mal» enemigo, logra dominar su<br />
stress de manera razonable. Sin embargo, si <strong>la</strong> situación<br />
de stress se prolonga algún tiempo más, <strong>la</strong> hembra se<br />
vuelve caníbal y devora a sus propios hijos. Esto ocurre<br />
siempre.<br />
“El fenómeno no se presenta de improviso, sino que al<br />
principio sigue amamantando a sus crías con el cariño de<br />
- 267 -
siempre. Pero cuando <strong>la</strong> presión del stress se hace<br />
demasiado fuerte, salta de manera imprevista y devora a<br />
sus hijos uno tras otro. Además, deja de comportarse<br />
como hembra y trata de aparearse con otras hembras<br />
como si de repente si hubiera vuelto macho.”<br />
Los “Maestros Gigantes”<br />
En <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> La confesión, de Costa Gavras, el<br />
siempre correcto Ives Montand representaba a un<br />
comunista caído en desgracia con el régimen dictatorial<br />
de Stalin. Lo habían encerrado en una celda pequeña, alta<br />
y lisa, iluminada constantemente con un reflector, lo cual<br />
provocaba una irrealidad muy perturbadora, pues impedía<br />
discernir el tiempo. (3) Entre muchas torturas que<br />
practicaban sobre él, una consistía en despertarlo<br />
imprevistamente, a cualquier hora, con fuertes a<strong>la</strong>rmas.<br />
Evitaban con ello que el prisionero durmiese por más de<br />
pocos minutos, con lo cual iban desequilibrando su<br />
cerebro, sometido al stress permanente, con el propósito<br />
de convertirlo en dócil arcil<strong>la</strong> para sus requerimientos.<br />
Los médicos observaban con frío interés <strong>la</strong>s conductas<br />
del preso: les servía para comprobar o refutar algunas de<br />
sus teorías; en sus mentalidades, constituía un<br />
experimento.<br />
Otra vez se me ocurre <strong>la</strong> idea de que pueda haber seres<br />
gigantescos experimentando con nosotros. El lunes,<br />
leyendo en el patio -magníficamente cubierto por una<br />
alfombra de campanil<strong>la</strong>s liláceas que han caído de los<br />
- 268 -
jacarandáes-, siento a una hormiga bastante grande subir<br />
por mi pierna derecha. Rápidamente <strong>la</strong> disuado con un<br />
papirotazo, tirándo<strong>la</strong> lejos. Debe ser un golpe rapidísimo,<br />
para no dañar al animalito, sólo debe impulsarlo lejos<br />
para indicarle c<strong>la</strong>ramente que se está equivocando de<br />
camino. Tengo experiencia en esto, pues en cada<br />
primavera me ocurre una y otra vez, al sentarme, en<br />
short, a leer bajo los árboles. No recuerdo ninguna<br />
hormiga que luego de esta disuasión haya regresado,<br />
empeñándose otra vez en su intento. Ahora bien, si esto<br />
sucediera, y el animalito persistiese en el error de tratar<br />
de ascender (me imagino que los pelos deben de<br />
representar para el<strong>la</strong> una especie de bosque ralo), si una<br />
y otra vez volviera, empezando a morderme cada vez que<br />
intento expulsar<strong>la</strong>, quizá sólo me dejaría el recurso de<br />
eliminar<strong>la</strong>.<br />
¿No ocurrirá algo semejante con nosotros? ¿Cuando<br />
perforamos montañas con dinamita, cuando despojamos<br />
espacios anchísimos de su vegetación natural, cuando<br />
sometemos a <strong>la</strong> tierra a tratamientos químicos... no<br />
estamos molestando quizá a seres gigantescos?... ¿No<br />
intentan disuadirnos ellos, quizá, con lo que nosotros<br />
percibimos como temblores de tierra, huracanes,<br />
tornados, terremotos?... Finalmente, ante nuestra<br />
obstinación, por más paciente que fuese el gran ser a<br />
quien ya dañamos, con sus intentos para disuadirnos de<br />
nuestro error, puede terminar por aniqui<strong>la</strong>rnos... ¿No<br />
habrá sido algo así el diluvio?... ¿No habrá sido algo así<br />
- 269 -
<strong>la</strong> desaparición de Pompeya bajo <strong>la</strong> <strong>la</strong>va?... El Popol Vuh<br />
cuenta, en tal sentido, una historia estremecedora:<br />
“[...] fueron triturados, fueron pulverizados, en castigo<br />
de sus rostros, porque no habían pensado ante sus<br />
Madres, ante sus Padres, los Espíritus del Cielo l<strong>la</strong>mados<br />
Maestros Gigantes. A causa de esto se oscureció <strong>la</strong> faz de<br />
<strong>la</strong> tierra, comenzó <strong>la</strong> lluvia tenebrosa, lluvia de día,<br />
lluvia de noche. Los animales pequeños, los animales<br />
grandes, llegaron: <strong>la</strong> madera, <strong>la</strong> piedra, manifestaron sus<br />
rostros. Sus piedras de moler (metales), sus vajil<strong>la</strong>s de<br />
barro, sus escudil<strong>la</strong>s, sus ol<strong>la</strong>s, sus perros, sus pavos,<br />
todos hab<strong>la</strong>ron; todos, tantos cuantos había, manifestaron<br />
sus rostros. «Nos hicisteis daño, nos comisteis; os toca el<br />
turno; seréis sacrificados», les dijeron sus perros, sus<br />
pavos. Y he aquí (lo que les dijeron) sus piedras de<br />
moler: «Teníamos cotidianamente queja de vosotros;<br />
cotidianamente, por <strong>la</strong> noche, al alba, siempre:<br />
`Descorteza, descorteza, rasga, rasga´ sobre nuestras<br />
faces, por vosotros. He aquí, para comenzar, nuestro<br />
cargo a vuestra faz. Ahora que habéis cesado de ser<br />
hombres, probaréis nuestras fuerzas: amasaremos,<br />
morderemos vuestra carne», les dijeron sus piedras de<br />
moler. Y he aquí que [...] sus perros les dijeron: «¿Por<br />
qué no nos dábais nuestro alimento? Desde que éramos<br />
vistos nos perseguíais, nos echábais fuera: vuestro<br />
instrumento para golpearnos estaba listo mientras<br />
comíais. [...] ahora sufriréis los huesos de nuestra boca<br />
[...].» Y he aquí que a su vez sus ol<strong>la</strong>s, sus vasijas de<br />
barro, les hab<strong>la</strong>ron: «Daño, dolor, nos hicísteis,<br />
- 270 -
carbonizando nuestras bocas, carbonizando nuestras faces<br />
[...]: vosotros lo sufriréis a vuestro turno, os<br />
quemaremos» [...]. De igual manera <strong>la</strong>s piedras del hogar<br />
encendieron fuertemente el fuego puesto cerca de sus<br />
cabezas, les hicieron daño. Empujándose (los hombres)<br />
corrieron, llenos de desesperación. Quisieron subir a sus<br />
mansiones, pero cayéndose, sus mansiones les hicieron<br />
caer. Quisieron subir a los árboles; los árboles los<br />
sacudieron a lo lejos. Quisieron entrar a los agujeros,<br />
pero los agujeros despreciaron a sus rostros. Tal fue <strong>la</strong><br />
ruina de aquellos hombres [...]; sus bocas, sus rostros,<br />
fueron todos destruidos, aniqui<strong>la</strong>dos. Se dice que su<br />
posteridad (son) esos monos que viven actualmente en <strong>la</strong>s<br />
selvas [...]. (Popol Vuh, Libro del Consejo de los<br />
Antiguos Quichés. Traducción de los originales mayas:<br />
Georges Raynaud, Miguel Angel Asturias, J. M. González<br />
de Mendoza, en <strong>la</strong> Escue<strong>la</strong> de Altos Estudios de París.<br />
Décima edición, Editorial Losada, Buenos Aires, 1985.<br />
Capítulo 4, páginas 20, 21 y 22.)<br />
Sincronicidad<br />
El martes me visitó un pastor de los Testigos de<br />
Jehová. Es un enólogo maduro, de personalidad apacible<br />
e inteligencia de singu<strong>la</strong>r metodicidad. Él me dejó <strong>la</strong>s<br />
revistas Despertad y Ata<strong>la</strong>ya, como otras veces. En <strong>la</strong><br />
primera el artículo principal se l<strong>la</strong>ma “La comunicación.<br />
Esencial para el ecosistema mundial.” Trata<br />
principalmente sobre los modos en que se comunican<br />
- 271 -
entre sí los animales. Otra vez me sorprende esta...<br />
coincidencia. En un momento cuando discurro durante<br />
varios días sobre <strong>la</strong> vida de los animales, viene un amigo<br />
y me entrega una revista aportando justamente<br />
¡información sobre los animales!... Digo me sorprende<br />
“otra vez” pues a lo <strong>la</strong>rgo de mi vida me ha ocurrido<br />
necesitar información acerca el átomo (supongamos) y<br />
que me llegue por correo un CD justamente sobre “el<br />
desarrollo de <strong>la</strong> investigación nuclear en Ho<strong>la</strong>nda”, por<br />
ejemplo. O abrir al azar un libro en alguna librería, para<br />
encontrarme con un párrafo que contesta precisamente lo<br />
que estaba intentando comprender afanosamente quizá<br />
durante varias semanas, sin haber logrado llegar a un<br />
resultado.<br />
Bien. La revista Despertad -por otra parte<br />
bellísimamente editada, con ilustraciones a todo color-<br />
dice: “[...]antes que llegue el invierno en <strong>la</strong> he<strong>la</strong>da<br />
Antártida, los pingüinos emperadores realizan el ritual<br />
del cortejo, durante el cual el macho y <strong>la</strong> hembra se<br />
<strong>la</strong>nzan gritos el uno al otro. Y no es un juego, pues <strong>la</strong><br />
vida del futuro polluelo depende de ello. ¿Por qué?<br />
“Una vez puesto el huevo, <strong>la</strong> hembra se lo deja al<br />
padre para que lo empolle en su bolsa incubadora<br />
mientras el<strong>la</strong> sale al mar a alimentarse. Al cabo de unos<br />
sesenta y cinco días regresa tras haber recorrido hasta<br />
150 kilómetros caminando con paso bamboleante o<br />
deslizándose sobre el vientre por el hielo. Ya es<br />
sorprendente que encuentre a su colonia, pero ¿cómo se<br />
<strong>la</strong>s arreg<strong>la</strong> para reconocer a su pareja y al polluelo entre<br />
- 272 -
<strong>la</strong> algarabía de decenas de miles de pingüinos? Durante<br />
<strong>la</strong> parada nupcial, cada uno memoriza tan bien <strong>la</strong> voz del<br />
otro que, tras meses de separación, consiguen<br />
localizarse.”<br />
Más ade<strong>la</strong>nte indica: “Muchos animales envían señales<br />
a los demás valiéndose de <strong>la</strong>s feronomas -poderosas<br />
sustancias que suelen producirse en glándu<strong>la</strong>s especiales-<br />
, sea que <strong>la</strong>s emitan directamente o mezc<strong>la</strong>das con <strong>la</strong><br />
orina o <strong>la</strong>s heces fecales. [...] <strong>la</strong>s feronomas [...] Son<br />
como un tablero de anuncios químico que otros animales<br />
«leen» con atención. El libro How Animals Communicate<br />
indica que cada señal olfativa «probablemente incluye<br />
datos adicionales sobre el residente, tales como su edad,<br />
sexo, fortaleza y otras habilidades, [así como] <strong>la</strong> fase del<br />
ciclo reproductivo en que se encuentra»“. Esta<br />
observación científica me explicó por fin <strong>la</strong> recurrencia a<br />
revolcarse en el césped una y otra vez de nuestra perra.<br />
Creo que ya les conté que detrás de nuestra casa hay una<br />
tranqui<strong>la</strong> p<strong>la</strong>cita. Allí, por <strong>la</strong>s mañanas muy temprano,<br />
salimos con nuestra perra a tomar el primer aire. Pues<br />
bien, el<strong>la</strong> olfatea concienzudamente el césped, en<br />
diferentes lugares, que evidentemente no han sido<br />
elegidos al azar. Repentinamente, suele revolcarse en un<br />
sitio que parece haber encontrado, con manifiesto<br />
regocijo. Observándo<strong>la</strong> a veces me trajo a <strong>la</strong> memoria<br />
una de <strong>la</strong>s primeras enseñanzas de Don Juan a Castaneda,<br />
cuando lo dejó en el patio de su casa con el desafío de<br />
que “encontrara su lugar”. (4)<br />
- 273 -
La cuestión es que esos sit ios donde se revuelca <strong>la</strong><br />
Lucero -así se l<strong>la</strong>ma nuestra perra- suelen contener orín o<br />
excrementos de otros animales. Esto fastidia mucho a <strong>la</strong><br />
familia (una de esas veces, para peor en invierno, me<br />
llevó más de una hora quitarle, con agua caliente y un<br />
cepillo de cerda dura, una gruesa capa de mierda seca<br />
que se le había pegado al secarse, alrededor del cuello y<br />
en parte de <strong>la</strong> espalda; no <strong>la</strong> habíamos descubierto hasta<br />
que ac<strong>la</strong>ró bien y comprobamos que era de su cuerpo de<br />
donde provenía aquel fétido olor difundiéndose desde<br />
temprano). “La Luchi” (este es el apodo de <strong>la</strong> Lucero),<br />
me dije, luego de leer este artículo “detecta en ese<br />
predio, quizás, el código feronómico de algún perrazo<br />
elegante y viril, un verdadero príncipe azul, con quien<br />
ensaya acop<strong>la</strong>mientos espirituales a través de sus<br />
revoltijos sobre los excrementos dejados,<br />
deliberadamente, en ese lugar por el Don Juan”.<br />
Humanos en el monte<br />
La incursión en el monte del domingo pasado fue muy<br />
útil pues cumplió con los propósitos que me fijara, esto<br />
es, descubrir senderos nuevos hacia puntos aún no<br />
explorados y que comunicaran, también, con otros<br />
lugares ya visitados muchas veces (incluso con mis<br />
hijitas, cuando eran pequeñas: ahora ya no les interesa<br />
acompañarme ni tampoco ir al monte, salvo Rocío que<br />
estudia Ingeniería Forestal y participa en expediciones ya<br />
muy científicas al Chaco o a <strong>la</strong> Reserva de Copo<br />
- 274 -
organizadas por su Facultad), como La Lagunita, La<br />
Laguna Grande o El Bosquecito de Tunas. También se<br />
puede salir de allí a rutas nacionales, como <strong>la</strong> que lleva a<br />
Catamarca y La Rioja u otra que va hacia Tucumán,<br />
Salta, Jujuy... y Bolivia. O emerger de un modo<br />
imprevisto -como me ocurrió esta vez, pues yo creía que<br />
iba a salir en La Laguna Grande- en una calle muy ancha,<br />
abierta evidentemente con el único propósito de albergar<br />
a gigantescas torres metálicas terminadas en punta,<br />
sostenedoras de poderosos transformadores y muy<br />
gruesos cables conduciendo electricidad. Quería eludir<br />
esa franja, precisamente, por lo que me <strong>la</strong>ncé a <strong>la</strong><br />
primera sendita entre los árboles que encontré. Pero<br />
pronto me hallé en medio de un tupido encierro vegetal;<br />
por obstinación continué, aunque no podía vislumbrar ni<br />
un solo sitio hacia el cielo donde se separasen un poco<br />
<strong>la</strong>s copas de los árboles, y allí fue que se me c<strong>la</strong>vó esa<br />
espinita en el cuero cabelludo al pasar caminando como<br />
una rana por debajo de el<strong>la</strong>, lo cual demostró ser<br />
insuficiente. Ya habituado a moverme en el monte me<br />
quedé inmóvil apenas sentí el pinchazo, pues de haber<br />
avanzado más <strong>la</strong> espina iba a abr irme una zanja, fina pero<br />
dolorosa. Con suma delicadeza <strong>la</strong> quité, me puse “cuerpo<br />
a tierra” luego y así logré pasar. Fue en vano, pues debí<br />
regresar, ante <strong>la</strong> seguridad ya de que no iba a hacer más<br />
que internarme entre matas cada vez menos penetrables.<br />
De ma<strong>la</strong> gana emprendí el camino ancho y árido de <strong>la</strong>s<br />
torres, que lleva hacia <strong>la</strong> Ruta Nacional. No me agradan<br />
ni <strong>la</strong>s torres ni <strong>la</strong> electricidad. Ni el suelo pe<strong>la</strong>do,<br />
- 275 -
amarillo, polvoriento, que queda cuando <strong>la</strong>s máquinas<br />
topadoras han eliminado el monte. Mis rezongos<br />
interiores se diluyeron cuando otra vez encontré una<br />
sendita: esta vez era más nítida, demasiado lisa como<br />
para ser natural, pero tampoco con <strong>la</strong> aspereza del<br />
callejón de <strong>la</strong> electricidad. Entré allí; enseguida me di<br />
cuenta que había sido hecha por los innumerables pasos<br />
humanos, incluso se percibían en el suelo<br />
extraordinariamente liso algunas huel<strong>la</strong>s de bicicleta y de<br />
carros. Como para confirmármelo escuché un ruido detrás<br />
y noté que avanzaba un hombre en bicicleta. Si bien no<br />
muestro signos como los pelos erectos de <strong>la</strong>s tupayas,<br />
humanos imprevistos suelen producirme un moderado<br />
stress (odio confesarlo), especialmente cuando quiero<br />
estar absolutamente solo. Con ánimos cordiales me gritó:<br />
“¡Amigo! ¿Qué pasa con <strong>la</strong>s iguanas?”<br />
“¡No pasa nada!”, le gruñí, e inmediatamente, como él<br />
puso cara de sorpresa, ac<strong>la</strong>ré “Ando paseando,<br />
so<strong>la</strong>mente”.<br />
El tipo, que llevaba leña en el portaequipaje, no<br />
concebía una salida al monte para otra cosa que no<br />
tuviese algún fin utilitario... como yo llevaba un palo<br />
bastante grande en <strong>la</strong> mano... Pero lo había tomado,<br />
seleccionando cuidadosamente uno delgado y sólido, sólo<br />
para apartar <strong>la</strong>s espinas.<br />
Me ocurrió algo interesante luego de avanzar un poco<br />
más. Ya iba perfectamente seguro de que el camino -<br />
bastante ancho, por otra parte- me llevaría hasta donde se<br />
va “civilizando” el monte, para desembocar luego de un<br />
- 276 -
c<strong>la</strong>ro, en <strong>la</strong>s bonitas casas de mi barrio, por lo cual mi<br />
mente se libró de prevenciones para entregarse a <strong>la</strong> mera<br />
contemp<strong>la</strong>ción y algún devaneo liberal.<br />
Empecé a pensar entonces, una y otra vez “Qué<br />
hermoso lugar para hacerme una casita”, y así, cada vez<br />
que me agradaba un sitio “Aquí podría ser”, sólo para<br />
hal<strong>la</strong>r enseguida un conjunto de arbolitos, cactus<br />
elegantes, enredaderas, arbustos con tallos recubiertos<br />
por escamas de p<strong>la</strong>ta, “no, no, este lugar es mejor, aquí<br />
voy a construir mi casa, lo más adentro del monte, de tal<br />
manera que nadie pueda llegar fácilmente a molestar”.<br />
Así iba, cada vez más entusiasmado con el proyecto de<br />
mi casita -con forma de media esfera, cual pecho<br />
maternal- cuando hallé una sendita primorosa, b<strong>la</strong>nca,<br />
apenas suficiente como para que entrase una persona<br />
delgada, un hilito de tierra b<strong>la</strong>nca que viboreaba<br />
ágilmente introduciéndose entre altísimos arbolillos<br />
restal<strong>la</strong>ntes de flores rojas. Conversando conmigo mismo,<br />
ya en voz alta, dije:<br />
-¡Esta va a ser <strong>la</strong> entrada hacia mi casa! -y me <strong>la</strong>ncé<br />
con determinación en el desvío. Avancé con rapidez unos<br />
veinte metros, embriagado de suave alegría, imaginando<br />
el sencillo portal de mi casa, cuando de improviso me<br />
topé con una pareja. ¡El hombre <strong>la</strong>nzó una exc<strong>la</strong>mación<br />
de susto y abrió los brazos, que hasta el momento<br />
envolvían a <strong>la</strong> chica! Percibí el descender como un telón<br />
de <strong>la</strong> remera sobre el torso de <strong>la</strong> muchacha, a quien ni<br />
siquiera alcancé a distinguir c<strong>la</strong>ramente, ya que estaban<br />
en un sector oscuro de <strong>la</strong> vegetación, apoyados sobre<br />
- 277 -
algo que me dio <strong>la</strong> impresión de ser pared de una casil<strong>la</strong> -<br />
pero debe de haber sido sólo un tronco muy grueso,<br />
quemado. El hombre me miró con terror (c<strong>la</strong>ro, yo<br />
llevaba un palo en <strong>la</strong> mano, debo de haber presentado un<br />
aspecto fiero, luego de haber andado durante más de dos<br />
horas al sol, arrastrándome a veces y recogiendo<br />
espinitas y cadillos sobre mi camisa). Instantáneamente<br />
comprendí <strong>la</strong> situación y me aparté sin decir nada,<br />
volviendo a <strong>la</strong> “ruta normal”. Al pasar por una<br />
perspectiva que me permitió visualizarlos fugazmente,<br />
advertí que el joven había dejado a un costado a <strong>la</strong> chica,<br />
que permanecía inmóvil y en sombras, y él se había<br />
puesto de bruces contra un árbol, como quien no puede<br />
salir de una gran impresión.<br />
No pude explicarme este susto del muchacho, por más<br />
que mi aspecto pueda haber sido fiero. Esa misma tarde,<br />
visitando a mi amigo Mario Cardozo (uno de los<br />
miembros de esta lista) le narré lo sucedido.<br />
-Andá a saber a quién estaba “marcando” el tipo - me<br />
dijo, ac<strong>la</strong>rándome quizá <strong>la</strong> cuestión. No se me había<br />
ocurrido que tal vez sorprendiera a una pareja<br />
considerada ilegal.<br />
Luciérnagas<br />
La ecóloga Susan Tweit sostiene en un artículo<br />
reproducido por “Despertad” que <strong>la</strong>s luciérnagas manejan<br />
ciertos códigos comunicacionales semejantes a nuestro<br />
“morse”. Sólo que el<strong>la</strong>s lo efectúan con luces. “El<br />
- 278 -
vocabu<strong>la</strong>rio luminoso de estos coleópteros va desde <strong>la</strong><br />
simple alerta hasta un complejo sistema de l<strong>la</strong>madas y<br />
respuestas entre el pretendiente y <strong>la</strong> cortejada. El color<br />
de <strong>la</strong> luz varía entre verde, amarillo y naranja. Dado que<br />
<strong>la</strong>s hembras no suelen vo<strong>la</strong>r, <strong>la</strong> mayoría de los<br />
resp<strong>la</strong>ndores que vemos procede de los machos. Cada una<br />
de <strong>la</strong>s 1.900 especies de luciérnagas (l<strong>la</strong>madas también<br />
gusanos de luz) poseen su propia pauta de centelleo.”<br />
En un recuadro, titu<strong>la</strong>do “La fr ía luz de <strong>la</strong>s<br />
luciérnagas”, “Despertad” informa: “Las lámparas<br />
incandescentes pierden alrededor del 90 % de <strong>la</strong> energía<br />
en forma de color. Sin embargo, <strong>la</strong>s luciérnagas emiten<br />
una luz -producto de complejas reacciones químicas- que<br />
aprovecha entre el 90 y el 98 % de <strong>la</strong> energía, de modo<br />
que no se desperdicia casi nada en forma de color, razón<br />
por <strong>la</strong> que se <strong>la</strong> denomina luz fría. Las reacciones<br />
químicas que se utilizan para ello tienen lugar en unas<br />
célu<strong>la</strong>s especiales designadas fotocitos, los cuales se<br />
encienden o se apagan gracias a ciertos nervios.”<br />
Esta manera de comunicarse para hacer el amor<br />
recuerda a un hermoso cuento que publicamos hace poco<br />
en <strong>Quipu</strong> (http://editorial-quipu.galeon.com), y creo<br />
habérselos enviado también a ustedes. Por si no lo<br />
hubiera hecho, lo reproduzco aquí:<br />
En Orgonón, p<strong>la</strong>neta de cinco lunas de <strong>la</strong> conste<strong>la</strong>ción<br />
de Acuario, pudimos gozar de uno de los espectáculos<br />
más hermosos de todo nuestro viaje: cuando hacen el<br />
amor, los habitantes de Orgonón se iluminan.<br />
- 279 -
No se trata de una luminosidad repentina y fugaz, sino<br />
que va naciendo de a poco, apenas el macho se encuentra<br />
con <strong>la</strong> hembra. Primero se iluminan los ojos y, en<br />
seguida, el resto del cuerpo empieza a cambiar de color<br />
en forma radial a partir del sexo, como una gota de tinta<br />
en un papel secante. Cuando se abrazan, se inicia un<br />
tenue chisporroteo por toda <strong>la</strong> piel. Leve, cadencioso,<br />
con un ritmo preciso y casi musical. A medida que se<br />
hace más intenso el roce de <strong>la</strong>s pieles, los cuerpos se<br />
parecen cada vez más a dos <strong>la</strong>mparitas eléctricas o a dos<br />
luciérnagas. Lentamente el chisporroteo deja lugar a una<br />
luminosidad continua y difusa que llega a su máximo<br />
esplendor en <strong>la</strong> culminación del acto.<br />
Es maravilloso, por <strong>la</strong>s noches, ver <strong>la</strong>s ventanas de <strong>la</strong>s<br />
casas, <strong>la</strong>s calles y los parques iluminados por el amor.<br />
En Orgonón, desgraciadamente, sus habitantes no<br />
pueden apreciar estos espectáculos, pues ellos son ciegos<br />
a los colores situados por debajo del ultravioleta. En este<br />
sentido -y sólo en este sentido- los orgónicos son<br />
parecidos a nosotros, los terráqueos, que tampoco somos<br />
capaces de gozar de los espléndidos tornaso<strong>la</strong>dos<br />
infrarrojos de nuestros cuerpos amándose.<br />
(José Luis D´Amato, “La luz”. San Marcos Sierra,<br />
Córdoba, Argentina, 1997)<br />
Tengo deseos de seguir escribiendo, pero noto que esta<br />
Carta se ha puesto bastante <strong>la</strong>rga. Por ello, para no<br />
- 280 -
agobiar a mis amigos, me despido en este mismo instante,<br />
hasta <strong>la</strong> próxima oportunidad.<br />
<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
Autonomía, Santiago del Estero, lunes, 26 de octubre<br />
de 2003.<br />
(1) Vitus B. Dröscher. Sobrevivir. La gran lección del<br />
reino animal. Traducción de Joaquín Adsuar Ortega. Editorial<br />
Sudamericana/P<strong>la</strong>neta. Buenos Aires, 1983.<br />
(2) Otro fenómeno de “sincronicidad”: anoche me acerqué<br />
a mi portafolios para sacar algo y encontré a su <strong>la</strong>do un<br />
ejemp<strong>la</strong>r de un periódico quincenal editado por <strong>la</strong> izquierda<br />
democrática argentina, de algunos meses atrás. No lo había<br />
leído, ni siquiera recordaba haberlo hojeado, quizá por haber<br />
llegado junto con otras publicaciones que me interesaron más<br />
en su momento. Es una revista útil; <strong>la</strong> hojeo y me encuentro<br />
en sus páginas centrales, siempre con grandes fotos a color...<br />
¡un informe especial sobre <strong>la</strong> celebración del Gauchito Gil en<br />
Lomas de Zamora!... De allí extraigo, pues:<br />
“Antonio Gil era un hombre de pueblo, humilde y honrado,<br />
que vivió en Corrientes, a mediados del siglo XIX. [...]<br />
decide escapar a <strong>la</strong> leva forzosa. Vive como “gaucho matrero”<br />
y desertor hasta que lo apresan, y uno de los guardias<br />
encargados de llevarlo hasta <strong>la</strong> capital lo mata” Así había<br />
- 281 -
sido <strong>la</strong> historia. ¿Por qué lo transformaron en santo popu<strong>la</strong>r?<br />
Aquí está: “[...] el asesino, que tenía un hijo muy enfermo, se<br />
arrepiente de su crimen, pide perdón al gauchito y promete<br />
llevar una cruz al lugar de su muerte. Así lo hace y al<br />
regresar a su casa, descubre el mi<strong>la</strong>gro: su hijo se había<br />
recuperado. Allí, donde fue asesinado, se erige hoy el altar<br />
principal del Gauchito Gil, pero hay cientos de ellos por todo<br />
el país.” (Sofía Fuhrman, “El gauchito de los mi<strong>la</strong>gros”,<br />
revista “Acción”, Año 37, Nº 884, segunda quincena de junio<br />
de 2003.)<br />
(3) Vi <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> a los 21 años; esta celda me horrorizó,<br />
me pareció increíble que hubiera gente tan perversa como<br />
para encerrar a otros en cubículos como éste. También sentí<br />
un escalofrío de sólo pensar que un humano debiera<br />
sobrevivir durante muchos días allí. Ni se me pasó por <strong>la</strong><br />
cabeza <strong>la</strong> suposición de que alguna vez me vería sometido a<br />
una situación semejante, como ocurrió cuando debí ocupar<br />
cierta celda de castigo en <strong>la</strong> cárcel de Sierra Chica,<br />
construida en el siglo XIX.<br />
(4) “Señaló que yo estaba muy cansado sentado en el<br />
suelo, y que lo adecuado era hal<strong>la</strong>r un «sitio» en el suelo<br />
donde pudiera sentarme sin fatiga. [...]<br />
“Don Juan [...] recalcó que un sitio significaba un lugar<br />
donde uno podía sentirse feliz y fuerte de manera natural.”<br />
(Carlos Castaneda. Las enseñanzas de Don Juan. Fondo de<br />
Cultura Económica, México, 1979.)<br />
- 282 -
CARTA Nº 13<br />
Autonomía, Santiago del Estero, sábado 19 de septiembre de<br />
2004.<br />
Queridas amigas y amigos:<br />
Juan Castiglione me ha enviado cierto artículo. Lleva<br />
como título “El Hecho y su contexto”, con una vo<strong>la</strong>nta<br />
abajo: “La estafa de El Código Da Vinci: un best-seller<br />
mentiroso”. Está firmado por Pedro J. Ginés Rodríguez,<br />
presumiblemente publicado por algún periódico en<br />
España, sin especificar.<br />
El envío no es arbitrario. Sucede que Juan concurrió a<br />
<strong>la</strong> disertación de un panel, en el cual se reflexionó sobre<br />
parte de mi obra literaria. En ese contexto, Amalia<br />
Beatriz Domínguez dijo, aproximadamente, que <strong>la</strong> nove<strong>la</strong><br />
Bertozzi, publicada en Italia hacia 1996, se sostenía<br />
sobre un presupuesto ideológico semejante al de El<br />
Código Da Vinci. Con generosa solidaridad, se quejó<br />
también de que pese a ello mi nove<strong>la</strong> permanece en el<br />
anonimato, mientras que <strong>la</strong> de Dan Brown se ha<br />
convertido en un libro vendido por cientos de miles.<br />
Todo esto hubiese quedado allí si Juan no mandaba el<br />
artículo mencionado, donde se analiza de un modo<br />
agudamente adverso el contenido del best seller. Juan me<br />
hizo saber también que no compartía los conceptos<br />
sostenidos por el autor del artículo. Las razones por <strong>la</strong>s<br />
- 283 -
que me lo remitía –dijo-, es pues lo consideraba<br />
“estimu<strong>la</strong>nte” y porque estaba teniendo una<br />
extraordinaria difusión.<br />
Amalia me había enviado -mucho antes- por e-mail,<br />
una versión digital de El Código Da Vinci. Motivado por<br />
<strong>la</strong>s críticas que se le hacían, decidí otorgarle un espacio<br />
cotidiano y terminé de leer <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> de Dan Brown <strong>la</strong><br />
semana pasada.<br />
Aparte de algunos conceptos esenciales, provenientes<br />
de <strong>la</strong> tradición religiosa universal -<strong>la</strong> pública y <strong>la</strong> oculta-<br />
me parece que este best seller difiere de mi nove<strong>la</strong> en su<br />
concepción central, tanto literaria como religiosa. Así<br />
pues, mientras Bertozzi intenta presentar una obra de arte<br />
donde se sugiera y permita al lector <strong>la</strong> recreación de<br />
elementos vitales, El Código... trabaja con el método del<br />
“suspense”, sin prestar <strong>la</strong> necesaria atención a <strong>la</strong> belleza<br />
de <strong>la</strong>s formas, ape<strong>la</strong>ndo a todo tipo de recursos, harto<br />
probados, para precipitar una lectura voraz. Y<br />
prácticamente se facilitan todas <strong>la</strong>s respuestas<br />
importantes.<br />
Pese a ello -y a otros vicios conceptuales y literarios-<br />
creo que el libro aporta numerosos conceptos<br />
verdaderamente valiosos, para quienes estudiamos los<br />
fenómenos religiosos con el ánimo sincero de descubrir<br />
<strong>la</strong> verdad. Los enumeraré de un modo cronológicamente<br />
inverso:<br />
1) La leyenda del Santo Grial alude simbólicamente a<br />
<strong>la</strong> saga de una notable progenie Europea, los<br />
- 284 -
merovingios, cuyos integrantes serían descendientes<br />
directos de Jesús.<br />
2) Por lo tanto Jesús habría sido casado. Su esposa<br />
habría sido María Magdalena, quien luego de <strong>la</strong><br />
crucifixión de su marido, habría sido tras<strong>la</strong>dada a Europa<br />
por los apóstoles, más precisamente a <strong>la</strong> Galia, desde<br />
donde prolongaría <strong>la</strong> descendencia sagrada.<br />
3) Jesús no habría sido “el Hijo de Dios”, sino un<br />
profeta del “verdadero culto sagrado”, en cuyo centro<br />
reinaba una deidad femenina. En este credo, María<br />
Magdalena actuaba como Suma Sacerdotisa.<br />
Considero sumamente interesantes estos supuestos,<br />
porque resumen concepciones barajadas de un modo<br />
confuso durante siglos, a través de múltiples vertientes<br />
religiosas. Que se convirtieron en esotéricas debido a <strong>la</strong><br />
feroz persecución suscitada, desde el sector que<br />
gradualmente fue consolidándose en el poder de <strong>la</strong><br />
Iglesia Católica. El mérito de este resumen tampoco es de<br />
Brown, como descubriría después, también gracias a <strong>la</strong><br />
ayuda de Amalia Beatriz Domínguez, con quien nos une<br />
además de múltiples afinidades espirituales <strong>la</strong> búsqueda<br />
sincera de <strong>la</strong> verdad, desde muchos años atrás. Juntos<br />
descubrimos, hace apenas unos días, El Enigma Sagrado,<br />
libro publicado en español hacia 1985. Bajo una idea de<br />
Henry Lincoln, guionista de <strong>la</strong> BBC, Richard Leigh,<br />
novelista, y Michael Baigent, licenciado en psicología,<br />
todos expertos en temas re<strong>la</strong>cionados con el Grial, se<br />
construyó este libro que roza <strong>la</strong>s 500 páginas. En él se<br />
desarrol<strong>la</strong>, sobre bases documentadas cuidadosamente, <strong>la</strong><br />
- 285 -
historia que en sus conceptos básicos difundirá luego <strong>la</strong><br />
hoy muy leída El Código Da Vinci. Hasta el nombre de su<br />
personaje principal, Saunière, el curador jefe del Museo<br />
del Louvre y Gran Maestre de una orden secreta, <strong>la</strong> que<br />
custodia el Santo Grial, es el mismo de un personaje real,<br />
Francois-Bérenger Saunière, cura de fines del XIX, quien<br />
efectúa un misterioso hal<strong>la</strong>zgo en su parroquia, ubicada<br />
en una bel<strong>la</strong> zona montañosa habitada otrora por cátaros<br />
y temp<strong>la</strong>rios. Esto no quita mérito, según mi modesto<br />
entender, a El Código Da Vinci, pues resume de un modo<br />
esquemático y medu<strong>la</strong>r los conceptos <strong>la</strong>rgamente<br />
desmenuzados y sostenidos con abundantes citas, mapas<br />
y fotografías en El enigma sagrado. La rápida<br />
digestibilidad de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> permite, parecidamente a los<br />
buenos videos de Carl Sagan, acceder a un conocimiento<br />
que de otro modo podría quedar algo desdibujado, en un<br />
libro tan extenso y minucioso como el anterior.<br />
Pues bien, en esta Carta a <strong>la</strong>s amigas y amigos que<br />
integran esta congregación espontánea, propongo dividir<br />
nuestro análisis en dos partes: primero, los argumentos<br />
esenciales de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> -y por ende, de su sostén<br />
ideológico, El enigma sagrado-. Segundo, <strong>la</strong>s<br />
argumentaciones del articulista Ginés Rodríguez, que<br />
considero una reacción visceral, desde el extremo<br />
simétricamente opuesto a <strong>la</strong> postura conceptual<br />
mantenida por los autores de ambos libros.<br />
Comencemos con el tema de <strong>la</strong> supuesta descendencia<br />
de Jesús.<br />
- 286 -
Rey de Israel<br />
Según <strong>la</strong>s líneas históricas reconstruidas en base a<br />
documentos –pero principalmente a imaginación- (1) por<br />
los autores mencionados, María Magdalena, luego de <strong>la</strong><br />
muerte de Jesús, habría sido llevada secretamente hacia<br />
Europa por un selecto grupo de apóstoles. Ésta,<br />
conformada bajo expresas directivas de Jesús, habría<br />
estado conducida por Lázaro y José de Arimatea. Su<br />
misión sagrada era preservar a <strong>la</strong> sacerdotisa, María<br />
Magdalena, por entonces embarazada, y su progenie.<br />
Hasta el momento oportuno, en que se suscitaran <strong>la</strong>s<br />
condiciones necesarias para restablecer el reino de <strong>la</strong><br />
estirpe legítima de <strong>la</strong> Casa de Israel, que Jesús<br />
representaba, por sus dos líneas genealógicas<br />
ascendentes. En tal sentido, dicen los autores de El<br />
enigma sagrado: “El evangelio de Mateo afirma<br />
explícitamente que Jesús era de sangre real: un rey<br />
auténtico, heredero por línea directa de Salomón y David.<br />
Si esto es verdad, disfrutaría de un derecho legítimo al<br />
trono de una Palestina unida, y puede incluso que gozara<br />
del derecho legítimo. Y <strong>la</strong> inscripción que se hizo en <strong>la</strong><br />
cruz sería mucho más que una simple bur<strong>la</strong> sádica, pues<br />
Jesús sería de veras el «rey de los judíos». En muchos<br />
sentidos, su posición sería análoga a <strong>la</strong> de, pongamos por<br />
caso, el príncipe Carlos Estuardo en 1745. Y, por ende,<br />
engendraría <strong>la</strong> oposición que engendró exactamente<br />
debido a esta condición: <strong>la</strong> de rey sacerdote que tal vez<br />
unificaría a su país y al pueblo judío, con lo que<br />
- 287 -
epresentaría una seria amenaza tanto para Herodes como<br />
para Roma”.<br />
De tal manera, <strong>la</strong> ejecución infamante de este príncipe<br />
de Israel no habría sido, como pretende <strong>la</strong> tradición<br />
sinóptica, un hecho religioso inducido por los hebreos,<br />
sino un acto político, considerado imprescindible por el<br />
Imperio Romano, para sostener su poder ante el<br />
adversario más importante que tuviesen durante toda su<br />
dominación. En tal sentido continúan argumentando<br />
Lincoln y sus compañeros, para demostrar que existía una<br />
genuina “familia real” con legít imo derecho a rec<strong>la</strong>mar <strong>la</strong><br />
devolución del trono de Israel.<br />
“Según todas <strong>la</strong>s crónicas del Nuevo Testamento -<br />
dicen Leigh, Lincoln y Baigent-, Jesús era del linaje de<br />
David y, por ende, también miembro de <strong>la</strong> tribu de Judá.<br />
A ojos de los benjamitas esto le convertiría, al menos en<br />
cierto sentido, en un usurpador. Sin embargo, una<br />
objeción de esta índole habr ía quedado superada de haber<br />
contraído Jesús matrimonio con una mujer benjamita.<br />
“Un matrimonio de esta c<strong>la</strong>se hubiera constituido una<br />
importante alianza dinástica, una alianza cargada de<br />
importancia política. No sólo habría proporcionado a<br />
Israel un poderoso rey-sacerdote, sino que, además,<br />
habría cumplido <strong>la</strong> función simbólica de devolver Israel a<br />
sus propietarios originales y legít imos. De esta manera<br />
habría servido para estimu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> unidad y el apoyo del<br />
pueblo, aparte de consolidar el derecho al trono que<br />
pudiera poseer Jesús.<br />
- 288 -
“[...] Jesús sería un rey-sacerdote del linaje de David<br />
que poseía un derecho legítimo al trono. Consolidaría su<br />
posición mediante un matrimonio dinástico<br />
simbólicamente importante. Luego estaría en condiciones<br />
de unificar a su país, movilizar al pueblo tras él, expulsar<br />
a los opresores, deponer a su marioneta abyecta y<br />
restaurar <strong>la</strong> gloria de <strong>la</strong> monarquía tal como era bajo<br />
Salomón. Un hombre así habría sido verdaderamente «rey<br />
de los judíos».” (2)<br />
Pues bien, en esta línea de razonamiento, <strong>la</strong><br />
preservación de <strong>la</strong> estirpe de Jesús sería necesaria para el<br />
establecimiento del “Reino de Dios” sobre <strong>la</strong> Tierra,<br />
cuando se presentara otra oportunidad adecuada (<strong>la</strong><br />
primera habría sido durante <strong>la</strong> vida de Jesús). Esta<br />
segunda oportunidad, según el criterio sustentado por<br />
estos libros, bien podría haber sido el período de <strong>la</strong>s<br />
Cruzadas. Allí, un maduro ejército cristiano se vuelca de<br />
un modo irresistible sobre el Israel histórico. ¿Y quiénes<br />
serían el núcleo central de esta gigantesca aventura, a <strong>la</strong><br />
vez en el p<strong>la</strong>no militar tanto como en lo espiritual? Los<br />
Temp<strong>la</strong>r ios. En ellos -así como en una misteriosa orden<br />
secreta, autora de todos los trasamientos políticos<br />
fundamentales- se encontrarían jugando papeles c<strong>la</strong>ves<br />
los descendientes directos de Jesús, quienes habrían<br />
constituido, desde sus orígenes, a <strong>la</strong> noble estirpe<br />
merovingia. Prueba contundente de tal razonamiento<br />
sería <strong>la</strong> elección de Godofredo de Bouillon -y a su<br />
temprana muerte <strong>la</strong> de su hermano, Balduino I-, como<br />
reyes de Jerusalén.<br />
- 289 -
De tal manera, durante el deslumbrante aunque<br />
precario reinado europeo sobre Palestina -1099-1187-, se<br />
habría cumplido, pues, una nueva etapa de este repetido<br />
intento: colocar toda <strong>la</strong> tierra bajo “un genuino y directo<br />
representante de Dios”.<br />
Esta aseveración, subyacente en los escritos de El<br />
Enigma Sagrado, más directamente sugerida en El<br />
Código Da Vinci resulta seductora para una mentalidad<br />
romántica y algo cándida. Como lo son <strong>la</strong>s de <strong>la</strong> gran<br />
mayoría de los humanos en el mundo, en esto no se<br />
diferencian sustancialmente <strong>la</strong>s razas. Sin embargo<br />
presenta una gigantesca debilidad conceptual. Es que<br />
toda <strong>la</strong> documentación existente -<strong>la</strong>s narraciones<br />
evangélicas, tanto de los evangelios canónicos como <strong>la</strong><br />
de los desestimados por el catolicismo- destaca de un<br />
modo indudable que Jesús jamás predicó un reino de este<br />
mundo. Por el contrario, se identifica a <strong>la</strong>s cuestiones<br />
polít icas, económicas o sociales, como accesorios a <strong>la</strong><br />
verdadera misión de los humanos sobre <strong>la</strong> Tierra:<br />
perfeccionarse para <strong>la</strong> vida superior, esto es, espiritual,<br />
que podrá vivirse en plenitud, únicamente, luego de<br />
abandonar nuestro vehículo terreno, el cuerpo físico. Un<br />
anticipo de el<strong>la</strong> puede experimentarse, entregándose por<br />
completo a <strong>la</strong> vida espiritual, en comunidad. ¿Cómo es<br />
esto? Amando por igual a todos, y compartiendo todas<br />
nuestras posesiones con los demás. O sea, un tipo de<br />
convivencia que perfectamente podríamos l<strong>la</strong>mar<br />
“comunismo”. Al parecer hasta el siglo III hubo muchos<br />
grupos de seguidores de Cristo que llevaron a <strong>la</strong> práctica<br />
- 290 -
de un modo eficaz tales preceptos, particu<strong>la</strong>rmente en<br />
Egipto y Grecia.<br />
Por lo expresado, difícilmente podría haber interesado<br />
a Jesús promover el cuidado de “su semil<strong>la</strong>” -aun<br />
concediendo que hubiese sido casado- con el propósito de<br />
que nueve siglos después, hordas armadas con espadas de<br />
cinco kilos, mazas erizadas de púas y hachas,<br />
arrebataran, de un modo sangriento, a otras hordas<br />
semejantes, el dominio de un reino constituido<br />
meramente por objetos y tierras.<br />
El complejo nord europeo<br />
Otro aspecto menos sustentable pero de alto valor<br />
especu<strong>la</strong>tivo es que, aún concediendo un propósito de<br />
preservación dinástica y <strong>la</strong> pertenencia de Jesús “y su<br />
esposa” a una c<strong>la</strong>se social de gran prosapia, resulta poco<br />
razonable que hayan elegido, para exiliarse, <strong>la</strong> Galia.<br />
¿Con qué propósitos una familia noble, de educación<br />
refinada, buscaría fijar su nueva residencia en lo que<br />
entonces era considerado -con perdón de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra- “el<br />
culo del mundo”? Los mismos romanos -cultura reciente,<br />
para el período mencionado- despreciaban a los<br />
habitantes de toda <strong>la</strong> región ubicada a sus espaldas, lo<br />
mismo que los estadounidenses desprecian<br />
profundamente a los mexicanos. Para aquel entonces, <strong>la</strong><br />
Civilización, <strong>la</strong> Cultura, <strong>la</strong>s Artes, <strong>la</strong> Sabiduría<br />
trascendental, todos los elementos necesarios para un<br />
buen nivel de vida estaban ubicados principalmente en<br />
- 291 -
dos grandes regiones: Egipto y Babilonia. Los mismos<br />
griegos -cultura antigua y exquisita- rendían tributo a <strong>la</strong><br />
tradición cultural asiática, como lo más elevado que<br />
podía encontrarse en el mundo por aquellos tiempos. Así<br />
Cleopatra y su corte -que no eran egipcios sino griegos,<br />
descendientes de <strong>la</strong>s casas nobles que acompañaron a<br />
Alejandro- habían adoptado totalmente <strong>la</strong> civilización<br />
egipcia como propia.<br />
Siguiendo una lógica pedestre se puede argumentar que<br />
el exilio de <strong>la</strong> noble Magdalena y su corte en tierra<br />
europea, constituye algo semejante a decir que Máxima<br />
Zorreguieta, en vez de casarse con un príncipe de<br />
Ho<strong>la</strong>nda, hubiera elegido para tal propósito a un hijo del<br />
presidente de Guinea-Bissau.<br />
Puede esconderse, entonces, tras esta imaginativa<br />
construcción de una línea genealógica directa, que uniría<br />
a <strong>la</strong> nobleza merovingia -y más tarde a <strong>la</strong> teutona e<br />
inglesa por consanguinidad- con <strong>la</strong>s más antiguas estirpes<br />
asiáticas, hasta el inicio mismo de <strong>la</strong> humanidad, puede<br />
haber aquí, decíamos, tal vez, <strong>la</strong> única necesidad de<br />
legitimar el derecho de franceses, ingleses, alemanes y<br />
nórdicos en general a <strong>la</strong> categoría de cultura superior.<br />
Es muy notable en <strong>la</strong> literatura nord europea esta<br />
necesidad de dignificar hasta un nivel sublime lo que al<br />
parecer consideran -de un modo subconsciente- sus<br />
habitualmente feos orígenes. Así encontramos que<br />
autores tan sólidos y profundos como Mircea Eliade, o<br />
James G. Frazer, caen bajo este complejo de inferioridad<br />
subconsciente. Ambos pretenden equiparar, sutilmente,<br />
- 292 -
con los refinadísimos cultos antiguos -egipcios,<br />
suméricos- a ritos burdos y primitivos, como los<br />
manifestados por <strong>la</strong>s tribus bárbaras que habitaban <strong>la</strong>s<br />
regiones he<strong>la</strong>das de Dinamarca o Los Alpes europeos.<br />
Así, <strong>la</strong> adoración de torpes montículos de piedra -Eliade-<br />
o el custodio criminal de una <strong>la</strong>gunita entre los riscos -<br />
Frazer- son colocados, argumentativamente, en categorías<br />
semejantes a los complejos sistemas teológicos,<br />
desarrol<strong>la</strong>dos alrededor de religiones como <strong>la</strong>s de Isis y<br />
Osiris, el culto a Astarté, o los antiguos dualismos<br />
babilónicos.<br />
Es casi seguro que <strong>la</strong> predicación de Jesús fue una<br />
bril<strong>la</strong>nte coronación de todas <strong>la</strong>s antiguas tradiciones<br />
religiosas orientales mencionadas, pero no es nada seguro<br />
de que esta haya tenido continuidad precisamente en <strong>la</strong>s<br />
tradiciones religiosas europeas. Mas dejaremos este hilo<br />
de nuestra reflexión aquí, para no alejarnos de los temas<br />
centrales.<br />
Estado civil de Jesucristo<br />
El segundo tema, <strong>la</strong> vida en pareja de Jesús, tiene para<br />
nuestro gusto una particu<strong>la</strong>r benevolencia. Si Jesús<br />
hubiese sido casado, ello echaría por tierra de una vez<br />
para siempre <strong>la</strong> espantosa penumbra de pecaminosidad<br />
con que se mancilló históricamente a <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones<br />
sexuales en nuestra cultura cristiana (y también dentro de<br />
<strong>la</strong> musulmana, en gran parte derivada de <strong>la</strong> cristiandad).<br />
- 293 -
De haber resultado Jesús un hombre casado -como se<br />
sostiene con argumentos suficientemente considerables<br />
en El enigma…- <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones humanas podrían cambiar<br />
extraordinariamente.<br />
Bajo <strong>la</strong> perspectiva de que <strong>la</strong> sexualidad y el amor de<br />
pareja no son cuestiones sucias, destinadas a practicarse<br />
en zonas umbrías y no sin un dejo de culpabilidad, sino<br />
lo contrario, parte de <strong>la</strong> sagrada enseñanza transmitida<br />
por nuestro mayor Maestro, <strong>la</strong> gente podría quitarse de<br />
encima una lápida que motivara, durante siglos, gran<br />
parte de los mayores padecimientos ocurridos sobre <strong>la</strong><br />
Tierra. Tan es así que grandes filósofos como Wilhelm<br />
Reich atribuyeron a los conflictos psicológicos de <strong>la</strong><br />
sexualidad el origen de una fracción inmensa de <strong>la</strong><br />
energía social desordenada que se canaliza, luego, a<br />
través de <strong>la</strong>s grandes guerras. El nazismo, según Reich,<br />
sería un ejemplo paradigmático de <strong>la</strong> sublimación,<br />
errónea, de inmensas acumu<strong>la</strong>ciones de energías,<br />
existentes en el pueblo alemán debido a <strong>la</strong> gravitación<br />
poderosa de los complejos sexuales.<br />
Por nuestra parte, una muy traumática experiencia en<br />
tales campos nos ha convencido de que <strong>la</strong> sexualidad es<br />
sólo un aspecto -aunque sumamente central- de <strong>la</strong>s<br />
necesidades naturales de los humanos, que en su conjunto<br />
podrían configurarse dentro de aquel pi<strong>la</strong>r esencial de<br />
nuestra condición humana, genéricamente denominado<br />
Amor. ¿Por qué ha sido confinado al ca<strong>la</strong>bozo de<br />
martirio, adonde lo condujeron <strong>la</strong>s culturas de casi todas<br />
<strong>la</strong>s razas que habitan <strong>la</strong> Tierra? Me pregunto esto casi<br />
- 294 -
desde <strong>la</strong> infancia y hoy -a los 55 años, cumplidos el 19<br />
de agosto- no hallé respuesta c<strong>la</strong>ra aún.<br />
El matrimonio de Jesús, entonces, podría inducir un<br />
giro benéfico y altamente purificador en nuestra<br />
convicción cristiana, pues daría a <strong>la</strong> concepción natural<br />
de <strong>la</strong> vida una justificación divina, de otro modo puesta<br />
en duda por un celibato sacerdotal cuya necesidad no nos<br />
cierra.<br />
Dos pasajes del Evangelio de Felipe sostienen esta<br />
idea. Los transcribimos a continuación:<br />
“36. Había tres mujeres l<strong>la</strong>madas María, quienes<br />
caminaban con el Señor Jesús todo el tiempo: su madre,<br />
su hermana y <strong>la</strong> magdalena, <strong>la</strong> que es l<strong>la</strong>mada su pareja.<br />
Así fue que su Madre, Hermana y Pareja, (<strong>la</strong>s tres) se<br />
l<strong>la</strong>maban «María».”<br />
Y:<br />
“59. La sabiduría que los humanos l<strong>la</strong>man estéril, es <strong>la</strong><br />
Madre de los Ángeles. Y <strong>la</strong> pareja de Cristo es María<br />
Magdalena. El Señor amaba a María más que a todos los<br />
demás discípulos, y él <strong>la</strong> besaba a menudo en su boca.<br />
“Él abrazaba también a <strong>la</strong>s otras mujeres, mas estas le<br />
dijeron: ¿Por qué <strong>la</strong> amas a el<strong>la</strong> más que a todas<br />
nosotras? || El Salvador respondió, diciéndoles: ¿Por qué<br />
no os amo a vosotras como a el<strong>la</strong>?...”<br />
Esta pregunta, al menos en <strong>la</strong> transcripción hal<strong>la</strong>da en<br />
1945 bajo Nag Hammadi -y datada por los científicos<br />
- 295 -
hacia el siglo III de <strong>la</strong> era cristiana- queda sin respuesta,<br />
por haberse destruido el fragmento correspondiente.<br />
La divinidad de Jesús<br />
Por último, <strong>la</strong> divinidad de Jesús. Tal concepto resulta<br />
finalmente sujeto a lo que vulgarmente suele mencionarse<br />
como “cuestión de fe”. En El enigma sagrado y El<br />
Código Da Vinci se bosquejan alternativamente dos<br />
teorías: <strong>la</strong> de que Jesús no sería portador de el Espíritu<br />
Divino, como difundieron <strong>la</strong>s doctrinas sobrevivientes de<br />
<strong>la</strong> raíz cristiana, sino tal papel lo habría cumplido María<br />
Magdalena, su sacerdotisa. Se argumenta que el género<br />
de <strong>la</strong> deidad, en los Espacios Celestes, habría sido<br />
originalmente femenino. María Magdalena, entonces,<br />
después de <strong>la</strong> crucifixión habría continuado con su<br />
función central, esta vez para llevar al por entonces<br />
nuevo continente (Europa bárbara) “el Grial”. Este no<br />
sería otro que su propio vientre, donde albergaría, como<br />
en un santificado cántaro, <strong>la</strong> progenie del Señor.<br />
La otra versión -aunque expresada con gran timidez-<br />
hab<strong>la</strong> de que podría no haber existido una crucifixión.<br />
Tal ruptura no se habría verificado en <strong>la</strong> vida de <strong>la</strong> pareja<br />
sagrada, pues antes de que algo semejante ocurriese,<br />
habrían emigrado juntos al sitio ya mencionado. Esta<br />
versión nos hab<strong>la</strong> de un Jesús anciano, regando<br />
apaciblemente su huerta en el Languedoc, hacia el sur de<br />
Francia, hasta el final de sus años.<br />
- 296 -
No resulta coherente ninguna de <strong>la</strong>s dos versiones, aún<br />
dentro de un contexto únicamente esotérico (es decir,<br />
basado en textos antiguos y tradiciones usualmente no<br />
aceptados como válidos por el cristianismo institucional).<br />
Pues de un modo unánime <strong>la</strong>s religiones antiguas<br />
consagran como Verdadero Dios a una categoría de<br />
existencia muy superior a lo alcanzable por cualquier<br />
tipo de razonamiento humano. De ningún modo podría<br />
asignarse un género determinado a tales tipos de<br />
deidades, pues, debido a que este requisito puede<br />
cumplirse so<strong>la</strong>mente por criaturas de un nivel infer ior,<br />
como seríamos los humanos, animales o p<strong>la</strong>ntas. En todo<br />
caso, a modo simbólico, <strong>la</strong>s religiones antiguas<br />
referencian a deidades andróginas en donde confluirían,<br />
de un modo armónico, ambas fracciones de <strong>la</strong> existencia<br />
terrenal, esto es, lo por nosotros l<strong>la</strong>mado “femenino” con<br />
“lo masculino”.<br />
El Opus Dei<br />
Vemos ahora el artículo de Ginés Rodríguez. Lo que<br />
según nuestro modesto criterio suscita su fuerte reacción,<br />
es el ataque hacia el catolicismo que entrañan muchas de<br />
<strong>la</strong>s afirmaciones del Da Vinci -y su base de sustentación<br />
conceptual, El enigma sagrado. Estas son, por cierto,<br />
excesivas, motivadas por el etnocentrismo, en parte (3),<br />
en parte por necesidades dramáticas llevadas hasta <strong>la</strong><br />
truculencia. Con tal presupuesto los obispos y miembros<br />
de <strong>la</strong> curia son presentados como una sospechosa elite,<br />
- 297 -
plutocrática, mientras a los miembros del Opus Dei<br />
directamente se los presenta como especie de monstruos<br />
de psicología tortuosa, fundamentalistas, de un modo que<br />
resultan ser un verdadero peligro social.<br />
Se entiende entonces <strong>la</strong> reacción de un católico<br />
practicante, como evidentemente lo es el autor del<br />
mencionado artículo. Pero por lo general sus argumentos<br />
son menos sólidos que los utilizados por quienes ataca.<br />
Nos ocuparemos aquí únicamente de los re<strong>la</strong>cionados<br />
con <strong>la</strong> Iglesia Católica y el Opus Dei -los más urticantes<br />
en <strong>la</strong> defensa ejercida por el articulista-, aunque todos<br />
los demás merecerían ser debatidos profundamente. Esta<br />
es una tarea que vamos a emprender, seguramente, pero<br />
en otra ocasión.<br />
Sobre el primer tema Ginés Rodríguez adjudica<br />
irónicamente a los autores de El Código Da Vinci <strong>la</strong><br />
siguiente intención conceptual: “La malvada Iglesia<br />
Católica inventada por Constantino en el 325 persiguió a<br />
los tolerantes y pacíficos adoradores de lo femenino,<br />
matando millones de brujas en <strong>la</strong> Edad Media y el<br />
Renacimiento, destruyendo todos los evangelios<br />
gnósticos que no les gustaban y dejando sólo los cuatro<br />
evangelios que les convenían bien retocados.”<br />
Debemos decir que si bien Constantino “el Grande” no<br />
inventó el catolicismo, sí fue el factor determinante para<br />
su organización y consolidación como parte del Estado, y<br />
como tal co gobernante junto a los más poderosos de <strong>la</strong><br />
Tierra. Esto no puede negarse, pues lo hal<strong>la</strong>mos<br />
suficientemente documentado hasta en los mismos textos<br />
- 298 -
católicos. La Historia de los Papas, de Joseph Gelmi,<br />
impresa por <strong>la</strong> editorial católica Herder, dice, en <strong>la</strong>s<br />
biografías de Milcíades y Silvestre I, Papas durante<br />
Constantino (fragmentos):<br />
“Constantino otorgó al obispo Milcíades su gran finca<br />
del Laterano (Letrán), que fue <strong>la</strong> residencia de los papas<br />
hasta finales del siglo XIV.<br />
“Allí hizo también el emperador construir <strong>la</strong> primera<br />
de <strong>la</strong>s grandes basílicas de Roma, que más tarde recibió<br />
el nombre de San Juan de Letrán.”<br />
“[...] Dante [...] escribió (de Silvestre I) en su Divina<br />
Comedia: «¡Ah, Constantino! Semil<strong>la</strong> de corrupción<br />
sembró, no tu bautismo, sino el don del que disfrutó el<br />
primer padre rico». [...] Aunque <strong>la</strong> donación de<br />
Constantino sea una ficción, lo cierto es que el<br />
emperador mejoró <strong>la</strong> situación material del obispo<br />
romano. Y no podemos dejar de referirnos al hecho de<br />
que Constantino levantase en 325 sobre <strong>la</strong> tumba de San<br />
Pedro una iglesia de 5 naves, en <strong>la</strong> colina vaticana.” (4)<br />
Notemos que esto lo escribe un autor que proc<strong>la</strong>ma, en<br />
el prólogo: “...el papado fue instituido por Jesucristo,<br />
cuando le dijo a Pedro: «Tú eres Pedro, y sobre esta<br />
piedra edificaré mi Iglesia, y los poderes del infierno no<br />
prevalecerán sobre el<strong>la</strong>.»“<br />
El artículo de Ginés Rodríguez sostiene más ade<strong>la</strong>nte:<br />
“En <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> el maquiavélico Opus Dei trata de impedir<br />
que los héroes saquen a <strong>la</strong> luz el secreto: que el Grial son<br />
- 299 -
los hijos de Jesús y <strong>la</strong> Magdalena y que el primer dios de<br />
los «cristianos» gnósticos era femenino”.<br />
Nos detendremos apenas un poco más sobre el<br />
gnosticismo, aquí simplificado por el periodista.<br />
Este sostiene: “Mientras que los evangelios canónicos<br />
son del s.I, ningún texto gnóstico es anterior al s.II.<br />
Muchos son del s.III, IV o V. A mediados del s.II <strong>la</strong><br />
Iglesia ya tenía c<strong>la</strong>ro que los evangelios de Mateo,<br />
Marcos, Lucas y Juan eran los inspirados por el Espíritu<br />
Santo, y sólo dudaba en el canon de un par o tres de<br />
textos.”<br />
Por el contrario, César Vidal Manzanares, licenciado<br />
en Derecho y Teología, traductor de varios de los<br />
manuscritos de Nag Hammadi, dice en el prólogo a su<br />
obra Los Evangelios Gnósticos:<br />
“Hasta qué punto el gnosticismo había penetrado en el<br />
cristianismo a finales del siglo I y principios del II lo<br />
pone de manifiesto el hecho de que, si exceptuamos el<br />
Nuevo Testamento y los escritos judeocristianos, cabe<br />
afirmar que <strong>la</strong> primera literatura teológica cristiana y <strong>la</strong><br />
primera poesía cristiana fueron obra de autores<br />
gnósticos.” Para sustentar aún más su afirmación cita a<br />
los siguientes textos: I.Quasten, Patrología, Vol. I,<br />
Madrid 1984, pp. 253 y ss.; R. M. Grant, La gnose et les<br />
origines chrétiennes, París, 1964, e íd. Gnosticism and<br />
Early Chistianity, Londres, 1959.<br />
Más ade<strong>la</strong>nte, el periodista español cuyo artículo<br />
analizamos afirma:<br />
- 300 -
“Según los protagonistas de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>, «durante<br />
trescientos años <strong>la</strong> Iglesia quemó en <strong>la</strong> estaca <strong>la</strong><br />
asombrosa cifra de cinco millones de mujeres». Esta es<br />
una cifra repetida en <strong>la</strong> literatura neopagana, wicca, new<br />
age y feminista radical, aunque en otras webs y textos de<br />
brujería actual se hab<strong>la</strong> de 9 millones. Los neopaganos<br />
necesitan una «shoah» propia. Cuando acudimos a<br />
historiadores serios se calcu<strong>la</strong> que entre 1400 y 1800 se<br />
ejecutaron en Europa entre 30.000 y 80.000 personas por<br />
brujería.”<br />
El mismo argumento de quienes defienden a <strong>la</strong><br />
dictadura militar de Vide<strong>la</strong> en <strong>la</strong> Argentina: “no fueron<br />
30.000 los desaparecidos... apenas 5.000, según los<br />
historiadores “serios”.<br />
Por lo demás, aparte de <strong>la</strong>s numerosas y horribles<br />
pruebas sobre <strong>la</strong>s acciones de <strong>la</strong> inquisición,<br />
documentadas por <strong>la</strong> historia y que incluso motivaron una<br />
autocrítica del papa actual, citaremos sólo al pasar<br />
documentación propia:<br />
“...los nativos emplean pócimas con yuyos y p<strong>la</strong>ntas<br />
que abundan en <strong>la</strong> zona, con los cuales curan tanto<br />
heridas del alma como del cuerpo que sólo conocen los<br />
curanderos o “brujos”, como los l<strong>la</strong>marían los sacerdotes.<br />
Esos nativos eran conocedores del Cosmos; tenían miedo<br />
al trueno, al relámpago, creyendo que sus dioses estaban<br />
enojados. El gobernador del Tucumán, Don Ramírez de<br />
Ve<strong>la</strong>zco, conocedor de esas supersticiones, debe tomar<br />
medidas drásticas para combatir<strong>la</strong>s. Y ordena que 50<br />
- 301 -
“brujas” o “hechiceras” sean quemadas vivas, en <strong>la</strong><br />
hoguera, en <strong>la</strong> localidad de Sumampa, al sur de <strong>la</strong><br />
provincia.” [de Santiago del Estero] (5)<br />
El mismo libro consultado, presenta otro testimonio:<br />
[...]...el siguiente documento, existente en el Archivo<br />
Histórico de <strong>la</strong> Provincia de Santiago del Estero:<br />
“En <strong>la</strong> causa criminal que de oficio de <strong>la</strong> Justicia que<br />
ante mi Juzgado pende contra Juana Pasteles, India del<br />
pueblo de Tuama por <strong>la</strong>s muertes del Indio Pedro y de su<br />
marido y del Indio que confiesa del pueblo de Guaipe<br />
natural del Sa<strong>la</strong>do que dichas muertes ejecutó con el mal<br />
arte de hechisos y encántos que por <strong>la</strong>s pruebas y su<br />
confesión consta contra <strong>la</strong> dicha Juana Pasteles, visto los<br />
autos y méritos del proceso y además que ver se debe:<br />
“Fallo que haciendo Justicia debo condenar y condeno<br />
a <strong>la</strong> dicha Juana Pasteles en pena de muerte para <strong>la</strong> cual<br />
será sacada de <strong>la</strong> cárcel pública y prisiones y montada<br />
sobre una bestia con albarda con soga al cuello y llevada<br />
públicamente por <strong>la</strong>s calles públicas de esta ciudad con<br />
voz de pregonero que manifieste su delito hasta el lugar<br />
del suplicio extramuros donde se le dará que<br />
naturalmente muera. Y estándolo será quemada en una<br />
oguera que para el objeto se prebendará para ello que su<br />
dicho cuerpo encenizado se reduzca debajo de custodia<br />
en condigna pena de su delito. Y por esta mi sentencia<br />
definitivamente juzgando asi pronuncio y mando y firmo.<br />
Dn. Juan de Paz y Figueroa.” (6)<br />
Bajo el subtítulo “Gnosticismo al servicio del<br />
feminismo radical”, el autor de <strong>la</strong> crítica a El Código Da<br />
- 302 -
Vinci se pregunta y contesta, parafraseando satíricamente<br />
al novelista Dan Brown:<br />
“¿Por qué el mundo va tan mal, hay guerras, violencia<br />
y contaminación? La respuesta del feminismo radical y<br />
de El Código Da Vinci es sencil<strong>la</strong>, <strong>la</strong> culpa es del<br />
cristianismo, que es machista”<br />
Algunas respuestas sobre el Opus Dei y el mencionado<br />
machismo parecen surgir en parte de los párrafos que<br />
copiaremos a continuación.<br />
Una señora, con quien mantuve correspondencia,<br />
afirmó al respecto en una carta que mantengo en mi<br />
archivo (fragmentos):<br />
“[...] Conozco bastante bien al opus (estoy casada con<br />
un ex agregado de <strong>la</strong> pre<strong>la</strong>tura) [...] Mi visión es que el<br />
opus es como una iglesia dentro de <strong>la</strong> Iglesia, una suerte<br />
de estado dentro del Estado. Tiene sus propias reg<strong>la</strong>s y su<br />
catecismo; hay cosas que un católico común y corriente<br />
puede hacer que a ellos no se les permite, por ejemplo:<br />
adoptar niños de quienes no se sepa su procedencia o que<br />
se sospeche que son «ilegítimos» (aberración jurídica<br />
felizmente desterrada hace muchísimos años de nuestro<br />
derecho civil). Los numerarios y agregados (miembros<br />
célibes) no pueden ser padrinos de bautismo ni asistir a<br />
los casamientos de sus hermanos, salvo a saludar a <strong>la</strong><br />
salida de <strong>la</strong> ceremonia. Divorciarse y aún anu<strong>la</strong>r<br />
religiosamente el matrimonio es causal de expulsión (se<br />
permiten hasta estar por encima del Tribunal<br />
eclesiástico).<br />
- 303 -
Otra persona, también re<strong>la</strong>cionada de cerca con el<br />
Opus Dei, me dice en carta personal (reproducida aquí<br />
con su autorización) lo siguiente:<br />
“Acordate el caso de <strong>la</strong> periodista que publicó <strong>la</strong>s fotos<br />
de <strong>la</strong>s torturas de Irak, <strong>la</strong> echaron del empleo y entró en<br />
lista negra porque se consideró que violó un secreto de<br />
Estado y puso en riesgo <strong>la</strong> seguridad nacional.<br />
“Luego cuando los videos y todo el material salieron<br />
en todos los medios del mundo, recién reconocieron que<br />
hubo «exceso» y se tomarían medidas contra los<br />
torturadores. Son tremendos, tienen una doble moral<br />
permanente.<br />
Y aunque USA es un país de tradición protestante, te<br />
cuento que el jefe de <strong>la</strong> CIA es del Opus. Cuando lo<br />
descubrieron hizo lo que hacen todos ellos, lo negó a<br />
muerte, pero cuando se hizo demasiado evidente...dijo<br />
que sí que era miembro pero que eso no era ningún<br />
pecado ni tenía nada de malo; que él era católico práctico<br />
y que <strong>la</strong> santa sede reconocía al Opus como pre<strong>la</strong>tura<br />
particu<strong>la</strong>r.”<br />
Algunos fragmentos del instructivo para sacerdotes del<br />
Opus Dei:<br />
“Siempre se ha vivido, hasta en el detalle más<br />
pequeño, esa distancia —cincuenta mil kilómetros—<br />
entre los varones y <strong>la</strong>s mujeres de <strong>la</strong> Obra, sin consentir<br />
nunca, por ningún motivo, <strong>la</strong> más pequeña excepción a<br />
este principio tan c<strong>la</strong>ro del espíritu del Opus Dei; y esto<br />
se aplica, con más rigor si cabe, a los sacerdotes.<br />
- 304 -
“Nuestro Padre comentó alguna vez que prefería que<br />
sus hijas murieran sin los últimos sacramentos —porque<br />
estaba cierto de que aun así morir ían como unas santas—,<br />
a que los sacerdotes fueran sin necesidad a los Centros<br />
de mujeres.<br />
“[...] El que celebra Misa en un Centro de mujeres no<br />
desayuna allí, salvo cuando no puede tomarlo en otro<br />
sitio y va a continuar después varias horas en ese Centro;<br />
en este caso, se le deja preparado el desayuno corriente.<br />
“[...] Si por alguna circunstancia un seg<strong>la</strong>r de <strong>la</strong> Obra<br />
lleva a un sacerdote, en coche, a un Centro de mujeres, lo<br />
deja en un sit io próximo. De todos modos, esto será muy<br />
raro, puesto que, en <strong>la</strong> medida de lo posible, todos los<br />
sacerdotes saben conducir automóvil.<br />
“En los Centros de mujeres, cuando <strong>la</strong> ve<strong>la</strong> al<br />
Santísimo comience por <strong>la</strong> noche, después de cenar, es<br />
mejor que vayan dos sacerdotes para hacer <strong>la</strong> Exposición<br />
del Santísimo, si es posible. Pero si es preciso<br />
desp<strong>la</strong>zarse a un lugar lejano del propio Centro, o pasar<br />
por zonas de <strong>la</strong> ciudad de ambiente peligroso, resulta más<br />
prudente que los sacerdotes no acudan a hacer <strong>la</strong><br />
Exposición.<br />
“En estos casos, es suficiente con que <strong>la</strong> ve<strong>la</strong> se haga<br />
abriendo <strong>la</strong> puerta que oculta <strong>la</strong> de cristal del sagrario.<br />
“[...] Para llevar <strong>la</strong> comunión a una enferma, fuera de<br />
un Centro de mujeres, hace el trayecto ordinariamente<br />
acompañado de otra persona: mejor, un pariente próximo<br />
de <strong>la</strong> enferma. Si esto no es posible, en vez de acudir<br />
solo en taxi, va con él un miembro de <strong>la</strong> Obra —llevando<br />
- 305 -
el coche, o acompañándole en el taxi— hasta <strong>la</strong> puerta de<br />
<strong>la</strong> casa. Como es natural, allí habrá siempre otra persona:<br />
<strong>la</strong> madre, alguien de <strong>la</strong> Obra, etc.<br />
“Cuando predican a mujeres, los sacerdotes evitan<br />
cualquier comentario —por ejemplo, anécdotas, o datos<br />
sobre <strong>la</strong> <strong>la</strong>bor— que haga referencia al aposto<strong>la</strong>do de los<br />
varones.<br />
“ [...]Para administrar el sacramento de <strong>la</strong> Penitencia a<br />
una persona enferma que guarda cama, o que, sin guardar<br />
cama, <strong>la</strong> enfermedad o <strong>la</strong> edad muy avanzada le impide<br />
salir de su casa, se deja completamente abierta <strong>la</strong> puerta<br />
de <strong>la</strong> habitación. El confesor se coloca a <strong>la</strong> distancia<br />
conveniente de <strong>la</strong> cabecera, y procura comportarse con<br />
especial gravedad, recordando que los sacerdotes, sin<br />
rarezas ni brusquedades, han de distinguirse, más por su<br />
prudencia y su sentido sobrenatural, que por su<br />
amabilidad en el trato.<br />
“A una mujer que, sin guardar cama, tiene algún<br />
impedimento físico para acudir al confesionario, se le<br />
puede atender excepcionalmente en <strong>la</strong> sacristía o en una<br />
sa<strong>la</strong> de visitas. En ese caso, se utiliza siempre una rejil<strong>la</strong><br />
portátil y, desde luego, <strong>la</strong> puerta de <strong>la</strong> habitación se deja<br />
completamente abierta.<br />
“[...] si alguna penitente consulta a un sacerdote joven<br />
algún problema moral que exija tratar esas materias con<br />
detalle, le exige, amablemente, que se limite a lo que es<br />
indispensable para <strong>la</strong> confesión, y <strong>la</strong> remite a un<br />
sacerdote anciano, si desea descender a otros detalles. En<br />
el caso de que <strong>la</strong> penitente insista en hab<strong>la</strong>r sobre esos<br />
- 306 -
aspectos, se negará con firmeza, llegando a interrumpir<br />
<strong>la</strong> confesión, si es preciso.<br />
“Los sacerdotes de <strong>la</strong> Pre<strong>la</strong>tura atienden char<strong>la</strong>s de<br />
dirección espiritual de mujeres sólo en el confesionario.<br />
Bajo ningún pretexto admiten conversaciones en otro<br />
lugar.” (7)<br />
Por mi parte, continuaría desarrol<strong>la</strong>ndo algunos<br />
aspectos de los numerosos asuntos que surgen de <strong>la</strong><br />
lectura de estos dos libros y de <strong>la</strong> respuesta (una de<br />
cientos suscitada por estas obras, particu<strong>la</strong>rmente El<br />
Código…).<br />
Mas por respeto al tiempo de mis amigos, por ahora<br />
sólo me despido, con <strong>la</strong> esperanza de que el hiato en<br />
nuestras comunicaciones no sea esta vez tan <strong>la</strong>rgo como<br />
el tiempo transcurrido desde nuestra Carta anterior.<br />
Saludos muy afectuosos de<br />
...un subalterno estudiante de <strong>la</strong> Sabiduría expresada<br />
por Cristo:<br />
<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
Autonomía, Santiago del Estero, Argentina.<br />
(1) Quiero dejar constancia que no considero a <strong>la</strong><br />
imaginación un factor poco importante para el descubrimiento<br />
de <strong>la</strong> verdad. Precisamente fue debido a el<strong>la</strong> que grandes<br />
- 307 -
hal<strong>la</strong>zgos científicos -como <strong>la</strong>s ruinas de Troya, <strong>la</strong><br />
gravitación de los p<strong>la</strong>netas o <strong>la</strong> re<strong>la</strong>tividad- fueron<br />
concebidas por sus autores. Una reflexión teológica de Luis<br />
Alonso Schökel y Juan Mateos, quienes dirigieron <strong>la</strong><br />
traducción de <strong>la</strong> hermosísima Nueva Biblia Españo<strong>la</strong>, dice<br />
más o menos así (cito de memoria): “Dios sugiere a través de<br />
<strong>la</strong>s narraciones bíblicas y los salmos que <strong>la</strong> imaginación es el<br />
instrumento esencial para el discernimiento de <strong>la</strong> Verdad en<br />
los p<strong>la</strong>nos espirituales”.<br />
(2) El enigma sagrado. Michael Baigent, Richard Leigh<br />
and Henry Lincoln, 1982. The Holy Blood and the Holy Grail,<br />
publicado por Jonathan Cape Ltd., Londres, 1985. Traducción<br />
de Jordi Beltrán publicada en 1985, por Ediciones Martínez<br />
Roca S.A., España. La edición consultada fue impresa en<br />
1989 por Ediciones M.R. Argentina. Págs.287-299.<br />
(3) Así, los franceses son considerados sutilmente<br />
inferiores por un noble inglés (y por el mismo autor, salvo<br />
una muchacha rubia, heroína principal, que finalmente resulta<br />
producto de antiguas familias sajonas), al igual que españoles<br />
e italianos, y Langdon, héroe masculino de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>, es una<br />
equilibrada mixtura de <strong>la</strong> tradición nord europea... pero de<br />
nacionalidad estadounidense.<br />
(4) Joseph Gelmi. Los Papas. Retratos y semb<strong>la</strong>nzas.<br />
Editorial Herder. Barcelona, España, 1986.<br />
(5) Maximina Gorostiaga de Mema. El drama aborigen.<br />
Monografía presentada en el Encuentro del Vº Centenario del<br />
Evento Colombino– Americano, organizado por <strong>la</strong> Sociedad<br />
Argentina de Historiadores, filial Santiago del Estero,<br />
Facultad de <strong>Humanidad</strong>es, Universidad Nacional de Santiago<br />
del Estero, 17 al 19 de octubre de 1991. Luego editado en<br />
1992, su segunda edición ampliada se procesa actualmente.<br />
- 308 -
(6) Andrés Figueroa. Antiguos pueblos indios. Santiago del<br />
Estero, 1949<br />
(7) Pre<strong>la</strong>tura Opus Dei. Vademecum de Sacerdotes. Roma,<br />
25-VI-87.<br />
- 309 -
Un ángel l<strong>la</strong>mado Ricardo Fermín Chávez<br />
Mis queridos compañeros y amigos, el jueves 23 de<br />
marzo, mi compañero Ricardo Fermín Chávez falleció en<br />
un accidente aéreo en Catamarca. Dejó esta tierra en <strong>la</strong>s<br />
mismas montañas donde decidió aprender a vo<strong>la</strong>r. Me<br />
dejó con una infinita tristeza pero llena de amor,<br />
enseñanzas y recuerdos. Estos cinco años que conviví con<br />
él equivalieron quizá a toda una vida. Era un ser<br />
maravilloso que algunos de ustedes tuvieron el privilegio<br />
de conocer. En algunos momentos de su paso por este<br />
mundo, se jugó <strong>la</strong> vida por sus ideales, en estos<br />
momentos estaba empeñado en terminar de construir su<br />
hogar junto a mis hijos y a mí y en atravesar los cielos de<br />
nuestra patria, a <strong>la</strong> que amaba profundamente; además en<br />
apoyar los proyectos que para él nos conducirían a un<br />
mundo más justo y solidario.<br />
No hay pa<strong>la</strong>bras que puedan calmar el dolor pero<br />
necesito compartir mi tristeza con todos ustedes.<br />
Les mando un abrazo enorme. Seguiré luchando como<br />
lo hice toda mi vida por mis hijos y por los ideales que<br />
teníamos juntos.<br />
Su esposa:<br />
Mónica para algunos,<br />
Mariana Chávez para otros.<br />
- 310 -
CARTA Nº 14<br />
Domingo, 7 de agosto de 2005<br />
La Comunión<br />
1) La humanidad no ha creado en toda su ya <strong>la</strong>rga<br />
historia nada más importante para su existencia que <strong>la</strong><br />
Comunión. Y es que <strong>la</strong> Comunión, en verdad no fue<br />
creada por humanos sino por el mismo Dios.<br />
Aquí podríamos detenernos ante un agudo inquisidor<br />
que nos preguntase: “Pero, ¿qué, o quién es Dios?” Pues<br />
Dios, seguramente no puede ser comprendido c<strong>la</strong>ramente<br />
por <strong>la</strong> conciencia humana, salvo que renuncie a<br />
pronunciar su nombre. Dado que es y no es al mismo<br />
tiempo <strong>la</strong> materia, el sistema so<strong>la</strong>r, el universo, lo<br />
infinito hasta un grado que nuestro cerebro no tiene<br />
posibilidad alguna de alcanzar, y es y no es al mismo<br />
tiempo el más pequeño escarabajo que se desliza<br />
penosamente sobre un malvón, resulta evidentemente<br />
imposible encerrar su “ser y no ser” en un nombre. Así,<br />
Dios puede ser entendido únicamente si renunciamos al<br />
entendimiento.<br />
¿De qué manera creó Dios, entonces, <strong>la</strong> comunión? A<br />
través de su Hijo, Jesús, quien según creemos era Dios<br />
- 311 -
mismo encarnado, para facilitar <strong>la</strong> comprensión humana.<br />
Pero si alguien no cree que Jesús era Dios mismo<br />
encarnado, está en su derecho, sin que ello quite en lo<br />
más mínimo el sentido a lo que aquí pretendemos<br />
manifestar. Es decir, que <strong>la</strong> Comunión es <strong>la</strong> enseñanza<br />
más importante que <strong>la</strong> humanidad recibió a lo <strong>la</strong>rgo de<br />
toda su existencia. Pretendemos demostrar aún más: que<br />
sin comunión se hace imposible cualquier forma de<br />
existencia, no sólo humana, sino de cualquier tipo que en<br />
este p<strong>la</strong>neta se pueda denominar como “vida”.<br />
2) ¿Y qué es <strong>la</strong> comunión? Pues comerse<br />
simbólicamente el cuerpo del otro. Más bien, mejor:<br />
comerse, simbólicamente, el cuerpo de todos, el cuerpo<br />
de <strong>la</strong> <strong>Humanidad</strong>. O todavía más y mejor: comerse<br />
simbólicamente el cuerpo del Universo, con todas sus<br />
miríadas o millones de seres y existencias diversas,<br />
distantes o próximas, semejantes a nosotros o<br />
inimaginables. Esto es, asumir conscientemente <strong>la</strong><br />
convicción de que no somos algo separado, en<br />
ais<strong>la</strong>miento, sin conexión más que exterior con el Todo:<br />
sino somos, en realidad, parte activa, infusa vitalmente,<br />
inmersa profundamente en el Todo.<br />
Símbolo según Jung no es una imagen o acto que<br />
resulte alegórico (esto es, no consiste en una<br />
“representación de”): símbolo, es, en el inconsciente<br />
individual o colectivo, “un motor para <strong>la</strong> acción o <strong>la</strong><br />
materialización”. En esta aproximación científica, el<br />
- 312 -
símbolo es comprendido entonces como un embrión<br />
metafísico de <strong>la</strong> manifestación objetiva.<br />
Comer el cuerpo de todos, sería, si combinamos <strong>la</strong><br />
interpretación de Jung con el acto mismo enseñado por<br />
Jesús, <strong>la</strong> vivencia consciente de que no soy únicamente<br />
un cuerpo con aptitudes mecánicas numerosas, sino<br />
también todos los cuerpos que se manifiestan en el<br />
Universo, con sus infinitas variedades, pero también lo<br />
que conllevan dentro esas variedades.<br />
3) En un sentido práctico, ¿para qué sirve <strong>la</strong><br />
comunión? Para cumplir los dos primeros mandamientos,<br />
aquellos considerados como los más importantes: “Amar<br />
a Dios por encima de todo”... “Amar al prójimo...”<br />
El amor es imposible sin <strong>la</strong> renuncia al egoísmo. Y <strong>la</strong><br />
renuncia al egoísmo es imposible si creemos tozudamente<br />
que somos únicamente un cuerpo, al cual estamos<br />
obligados a satisfacer constantemente en todos sus<br />
requerimientos. El amor más grande que puede conocer<br />
un ser humano, esto es el amor a los hijos, significa<br />
precisamente esto: una constante renuncia a <strong>la</strong> propia<br />
identidad, para hacerse uno con ellos, priorizar sus<br />
necesidades por sobre <strong>la</strong>s nuestras, sufrir infinitamente<br />
con sus dolores hasta extraer <strong>la</strong> última mota de<br />
padecimiento de sus cuerpecitos -especialmente cuando<br />
son muy niños- para absorberlos nosotros hasta <strong>la</strong>s heces,<br />
con tal de librarlos de ese mal. Un padre o una madre que<br />
- 313 -
pasa <strong>la</strong> noche en ve<strong>la</strong> junto a <strong>la</strong> cunita de su niñito<br />
enfermo, quiere morir incluso, quitarse toda vitalidad<br />
hasta su provisión total de sangre si es necesario, para<br />
salvar a ese niño que ama con todas sus fuerzas, con toda<br />
su existencia, pues por un maravilloso mi<strong>la</strong>gro de<br />
consubstanciación, ese padre, esa madre, ya no es él<br />
mismo... se ha convertido, efectivamente, para toda<br />
consideración, en su hijo. Eso es el amor, el amor de<br />
verdad: es “dar <strong>la</strong> vida por los demás”.<br />
No con “actos heroicos” como se interpretó, ni<br />
defendiendo supuestos intereses “patrióticos” o<br />
“popu<strong>la</strong>res”, sino en los más modestos e íntimos actos de<br />
cada día, cuando por amor procuramos únicamente y en<br />
primer lugar <strong>la</strong> felicidad de los que amamos.<br />
4) Los que amamos pueden ser dos o tres, sin embargo,<br />
o también una comunidad, o hasta un país o una raza: y<br />
el amor entonces queda confinado a un egoísmo en<br />
cooperativa.<br />
Pues bien, por eso <strong>la</strong> comunión es el acto simbólico<br />
más grande que podemos ejecutar los humanos, ya que<br />
nos induce a <strong>la</strong> práctica del amor... hacia toda forma de<br />
vida, hacia toda <strong>la</strong> existencia universal.<br />
Y dije, ¿”sin comunión se hace imposible cualquier<br />
forma de existencia”?... Así es. Dado que resulta muy<br />
fácil considerar al otro como enemigo, si estamos<br />
convencidos de que está fuera de nosotros, que es un<br />
- 314 -
“elemento extraño”, de ahí a eliminarlo hay muy pocos<br />
pasos. No hace falta que desarrolle demasiado este punto,<br />
sería subestimar <strong>la</strong> capacidad intelectual de mis lectores:<br />
sólo mencionaré el ominoso aniversario, ayer, del más<br />
horrendo crimen que vivió <strong>la</strong> Tierra, esto es, <strong>la</strong> bomba<br />
atómica <strong>la</strong>nzada sobre <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción de Hiroshima.<br />
Consideremos bajo su fantasmagórico resp<strong>la</strong>ndor,<br />
entonces, qué futuro le espera a nuestro p<strong>la</strong>neta si todos<br />
nos consideramos con derecho a eliminarnos, los unos a<br />
los otros.<br />
5) Las últimas consideraciones prácticas, no por ello<br />
menos importantes, según mi modesto criterio: hab<strong>la</strong>r de<br />
comunión, es decirles “tome <strong>la</strong> hostia, concurriendo a<br />
una misa en <strong>la</strong> iglesia católica”?<br />
Bueno, si usted es católico, no tengo nada para objetar<br />
a que lo practique así. Pero si no es católico, o ni<br />
siquiera cristiano, también puede tomar <strong>la</strong> comunión,<br />
cada día, o en varios momentos del día. Pues el acto<br />
mismo establecido por Jesús no fue una ceremonia en un<br />
templo, sino una reunión de amigos, donde levantando el<br />
pan simbólicamente Él dijo: “este es mi cuerpo”; y<br />
levantando el vino, también dijo “esta es mi sangre”.<br />
Y Teilhard de Chardin dijo, algunos siglos después:<br />
“<strong>la</strong> humanidad es el cuerpo extendido de Jesús sobre <strong>la</strong><br />
Tierra”.<br />
Entonces, si <strong>la</strong> humanidad es el cuerpo de Jesucristo<br />
extendido sobre <strong>la</strong> Tierra, cualquier cosa que hagamos<br />
- 315 -
sobre <strong>la</strong> humanidad lo estamos haciendo sobre Jesús. Si<br />
<strong>la</strong> amamos, si amamos a todos como a nosotros mismos,<br />
amamos también a Dios. Si odiamos, estamos odiando a<br />
Dios.<br />
Cualquier alimento que tomamos -eso quiso significar<br />
Jesús, según creo- cualquier bebida que degustamos...<br />
puede ser el cuerpo y <strong>la</strong> sangre de <strong>la</strong> humanidad toda... si<br />
los ingerimos con devoción y conciencia. El desayuno, el<br />
almuerzo, <strong>la</strong> cena, un pequeño pan con un pedazo de<br />
queso dentro, que comemos afirmados en el mostrador de<br />
un kiosco de un país lejano... puede ser el cuerpo de<br />
Jesús (y de <strong>la</strong> <strong>Humanidad</strong>) si lo efectuamos con devoción<br />
y conciencia.<br />
Introducir en nuestro organismo, conscientemente,<br />
cuatro o cinco veces en el día, el cuerpo de todos, el<br />
cuerpo de <strong>la</strong> <strong>Humanidad</strong>, es el único camino entonces<br />
para evitar <strong>la</strong> destrucción colectiva de esta especie, el<br />
único camino real para <strong>la</strong> paz.<br />
<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
Autonomía, Santiago del Estero, Argentina.<br />
- 316 -
Me han hecho llegar esta belleza<br />
Estimado <strong>Julio</strong>:<br />
Quiero compartir contigo y los listeros este escrito que<br />
me enviaron mis compadres de España. Encierra una<br />
belleza y una sensibilidad muy especial.<br />
Un cordial saludo<br />
María de Arza<br />
El Dios en quien no creo<br />
Por Juan Arias *<br />
Yo nunca creeré en:<br />
El Dios que “sorprenda” al hombre en un pecado de<br />
debilidad<br />
El Dios que condene <strong>la</strong> materia<br />
El Dios que ame el dolor<br />
El Dios que ponga luz roja a <strong>la</strong>s alegrías humanas<br />
El Dios mago y hechicero<br />
El Dios que se hace temer o no se deja tutear<br />
El Dios que se haga monopolio de una iglesia, de una<br />
raza, de una cultura o de una casta<br />
El Dios que juega a condenar<br />
El Dios que “manda” al infierno<br />
- 317 -
El Dios incapaz de perdonar lo que muchos hombres<br />
condenan<br />
El Dios incapaz de comprender que los niños deben<br />
mancharse y son olvidadizos<br />
El Dios que exija al hombre, para creer, renunciar a<br />
ser hombre<br />
El Dios a quien no temen los ricos a cuya puerta yace<br />
el hambre y <strong>la</strong> miseria<br />
El Dios al que adoran los que van a Misa y siguen<br />
robando y calumniando<br />
El Dios que no supiese descubrir algo de su bondad, de<br />
su esencia, allí donde vibre un amor por equivocado que<br />
sea.<br />
El Dios que condene <strong>la</strong> sexualidad<br />
El Dios para quien fuese el mismo pecado comp<strong>la</strong>cerse<br />
con <strong>la</strong> vista de unas piernas bonitas que calumniar y<br />
robar al prójimo o abusar del poder para medrar o<br />
vengarse.<br />
El Dios morfina para <strong>la</strong> reforma de <strong>la</strong> tierra y sólo<br />
esperanza para <strong>la</strong> vida futura<br />
El Dios de los que creen que aman a Dios porque no<br />
aman a nadie<br />
El Dios que dé por buena <strong>la</strong> guerra<br />
El Dios que pretenden que el cura rocíe con agua<br />
bendita los sepulcros b<strong>la</strong>nqueados de sus juegos sucios<br />
El Dios que negase al hombre <strong>la</strong> libertad de pecar<br />
El Dios a quien le falte perdón para algún pecado<br />
El Dios que aceptase y diese por bueno todo lo que los<br />
curas decimos de El<br />
- 318 -
El Dios que ponga <strong>la</strong> ley por encima de <strong>la</strong> conciencia<br />
El Dios que prefiera <strong>la</strong> pureza al amor<br />
El Dios que no pueda descubrirse en los ojos de un<br />
niño o de una mujer bonita o de una madre que llora<br />
El Dios que se case con <strong>la</strong> política<br />
El Dios que aniqui<strong>la</strong>ra para siempre nuestra carne en<br />
lugar de resucitar<strong>la</strong><br />
El Dios que aceptara por amigo a quien pasa por <strong>la</strong><br />
tierra sin hacer feliz a nadie<br />
El Dios que al abrazar al hombre aquí en <strong>la</strong> tierra no<br />
supiera comunicarle el gusto y <strong>la</strong> felicidad de todos los<br />
amores humanos juntos<br />
El Dios que no se hubiera hecho verdadero hombre con<br />
todas sus consecuencias<br />
El Dios en el que yo no pueda esperar contra toda<br />
esperanza.<br />
Sí, mi Dios es el otro Dios.<br />
* Juan Arias es escritor y periodista, cursó estudios de<br />
Teología, Filosofía, Psicología, Lenguas semíticas y Filología<br />
comparada en <strong>la</strong> Universidad de Roma. Durante catorce años<br />
fue corresponsal en Italia y en el Vaticano para el diario El<br />
País. Anteriormente había cubierto para el desaparecido<br />
diario Pueblo los trabajos del Concilio Vaticano II.<br />
Con Pablo VI y Juan Pablo II ha realizado innumerables<br />
viajes alrededor del mundo. En <strong>la</strong> biblioteca Vaticana<br />
descubrió el único códice existente escrito en el dialecto de<br />
Jesús de Nazaret, buscado desde hacía varios siglos. Es autor<br />
de numerosos libros, entre ellos cabe destacar: El dios en<br />
- 319 -
quien no creo, Savater: El arte de vivir, El dios del Papa<br />
Wojty<strong>la</strong>, Un dios para el 2000 y Las confesiones del<br />
peregrino, y su último libro Las galletas profanadas de mi<br />
madre y otras historias de mi vida.<br />
Su libro Jesús, ese gran desconocido editado por Maeva,<br />
ha conseguido un gran éxito de ventas y crítica y ha sido<br />
traducido en numerosos países. El autor ha sido ga<strong>la</strong>rdonado<br />
con el premio a <strong>la</strong> cultura de <strong>la</strong> presidencia del gobierno y el<br />
premio al mejor corresponsal extranjero. Actualmente es<br />
corresponsal de El País en Brasil y miembro del comité<br />
científico del instituto europeo de Design.<br />
- 320 -
Apéndice<br />
Incluiremos aquí algunos textos que, o bien llegaron<br />
después que hubiéramos cerrado el ciclo de nuestras<br />
cartas, o bien desarrol<strong>la</strong>n temas re<strong>la</strong>cionados.<br />
- 321 -
Nuestra familia<br />
“Leí el artículo de <strong>Carreras</strong> y lo disfruté mucho,<br />
aunque no estoy de acuerdo con todo lo que dice. Incluso<br />
estoy en desacuerdo totalmente con <strong>la</strong> idea de <strong>Carreras</strong><br />
de que todos somos «una so<strong>la</strong> familia» y que nuestra<br />
propia familia no existe: pensar eso es ingenuo y<br />
peligroso; <strong>la</strong> familia nuclear es suprema y <strong>la</strong> Iglesia<br />
moderna ha perdido de vista eso, con toda su tontería<br />
ecumenista y su cooperación con «los muchachos que<br />
gobiernan el mundo» es decir, los ricos y poderosos...”<br />
Timothy Cullen<br />
21 de diciembre de 2007<br />
(Traducción del inglés: Amalia Domínguez)<br />
El párrafo citado en el epígrafe pertenece a un escritor<br />
católico ir<strong>la</strong>ndés. Una amiga común le había enviado un<br />
artículo – “El simbolismo de <strong>la</strong> Navidad”-, publicado por<br />
El Punto y <strong>la</strong> Coma. Y él contestó enseguida por medio<br />
del correo electrónico.<br />
En verdad para mí también ha sido siempre una piedra<br />
compleja de discernir <strong>la</strong> de los pasajes bíblicos donde<br />
Jesús ubica en aparente contradicción los afectos<br />
familiares con el camino hacia Dios.<br />
- 322 -
Especialmente estos:<br />
“El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no<br />
es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a<br />
mí, no es digno de mí”, dice Jesús según el primer<br />
Evangelio (Mateo, 10:37).<br />
“...Alguien le dijo: « ¡Oye! ahí fuera están tu madre y<br />
tus hermanos que desean hab<strong>la</strong>rte.» Pero él respondió al<br />
que se lo decía: « ¿Quién es mi madre y quiénes son mis<br />
hermanos?» Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos,<br />
dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el<br />
que cump<strong>la</strong> <strong>la</strong> voluntad de mi Padre celestial, ése es mi<br />
hermano, mi hermana y mi madre.» (Mateo, 12, 47-50)”.<br />
*<br />
A los efectos de esta breve respuesta me parecen<br />
suficientes y c<strong>la</strong>ras sólo estas dos citas.<br />
Por mi parte, luego de varios años de discernimiento,<br />
había llegado a <strong>la</strong> conclusión de que el amor al prójimo<br />
no tenía por qué excluir al sustentado hacia <strong>la</strong> propia<br />
familia. Como el amor a los demás no excluye al amor a<br />
sí mismo, sino por el contrario. Erich Fromm en su<br />
famoso tratado El arte de amar, afirmaba incluso que<br />
quien no es capaz de amarse a sí mismo, no es capaz de<br />
amar a otro.<br />
C<strong>la</strong>ro que si consideramos que “amarnos” es<br />
considerar a los demás al servicio nuestro, nos<br />
equivocaremos mucho. En Fromm este concepto parece<br />
significar que debemos amarnos de un modo sensato,<br />
sustentando un equilibrado aprecio hacia nosotros<br />
- 323 -
mismos, sin por ello caer ni en el egoísmo irracional ni<br />
en el narcisismo.<br />
Parecido criterio es el que debemos proyectar sobre<br />
nuestra familia: “amar al prójimo”, significa, según<br />
nuestro modesto discernimiento, amar a nuestros padres,<br />
nuestra esposa, nuestros hijos, pues son los que más<br />
cerca tenemos para practicar este mandamiento<br />
(prójimo=próximo). Pero ello no significa conformar con<br />
ellos un c<strong>la</strong>n de depredadores, que acecha a <strong>la</strong> comunidad<br />
donde vive como a un coto de caza, donde le está<br />
permit ida cualquier trampa (o violencia, si puede<br />
ejercer<strong>la</strong>) para arrebatar sus bienes a los demás, mientras<br />
ello permita fortalecer el patrimonio de su familia.<br />
Creo que no hace falta profundizar demasiado en esto,<br />
pues cualquier humano, sin haber leído ni una pa<strong>la</strong>bra de<br />
los Evangelios, comprenderá perfectamente su sentido.<br />
Según Jesús debería ocurrir lo contrario: si amamos a<br />
todos, como si fuesen nuestra familia, evitaríamos<br />
hacerles daño, so pena de cargar graves sentimientos de<br />
culpa posteriormente. Y si amamos a los animales, los<br />
árboles, <strong>la</strong> tierra, como si también formasen parte de<br />
nuestra familia, <strong>la</strong> humanidad evitaría propinar los daños<br />
gravísimos que han llevado al mundo hasta una situación<br />
crítica. [1]<br />
Pero esta mañana, luego de tomar mate amargo como<br />
hago habitualmente, recibí una pequeña sorpresa que<br />
vino a ampliar mis limitados conocimientos sobre este<br />
tema. Ocurrió debido al hábito de casi toda mi vida, que<br />
es mirar La Biblia, cada día, antes que ningún otro texto<br />
- 324 -
(siendo escritor, se comprenderá que mi principal<br />
actividad fue siempre o leer o escribir). Hacia los 80<br />
amplié estas lecturas a los Evangelios no canónicos,<br />
muchos de los cuales había ido adquiriendo.<br />
Al abrir al azar un Evangelio, pues (el de Valentino),<br />
lo primero en hal<strong>la</strong>r mi vista fue lo siguiente:<br />
“...Salomé se levantó y dijo (a Jesús): Señor, tú nos<br />
has dicho: Quien no deje a su padre y a su madre para<br />
seguirme no es digno de mí.<br />
“...Mas, Señor, está escrito en <strong>la</strong> Ley de Moisés que el<br />
que abandone a sus padres debe morir. ¿Es, pues,<br />
contrario a <strong>la</strong> Ley lo que tú nos enseñas?<br />
“...María Magdalena, inspirada por <strong>la</strong> fuerza de <strong>la</strong> luz<br />
que había en el<strong>la</strong>, dijo al Salvador: Señor, permíteme que<br />
hable a mi hermana Salomé para explicarle tus pa<strong>la</strong>bras...<br />
“...Y cuando el Salvador [se lo permitió] María fue<br />
hacia Salo mé y le dijo:<br />
“Hermana Salomé, tú has citado <strong>la</strong> Ley de Moisés, que<br />
dice que debe morir quien abandona a sus padres.<br />
“Mas <strong>la</strong> Ley se refiere a los cuerpos y no al alma.<br />
“...Y ocurrió que cuando el Salvador oyó <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras<br />
de María, <strong>la</strong> felicitó grandemente” (Valentino, XLVIII,<br />
4-18). **<br />
Desde una perspectiva espiritual (y para un religioso,<br />
lo espiritual es sinónimo de esencial), esta me parece una<br />
explicación perfecta. Jesús no quería indicar el abandono<br />
de <strong>la</strong> familia “en cuerpo” (penalizado por <strong>la</strong> Ley de<br />
Moisés). Sino se refería a <strong>la</strong> actitud del alma, de acuerdo<br />
con <strong>la</strong> cual todo lo que existe, el aire, <strong>la</strong> naturaleza y el<br />
- 325 -
Universo, está ligado a nosotros. Por un <strong>la</strong>zo<br />
imperceptible para los sentidos, pero no por ello menos<br />
fuerte. Y si hacemos algún daño, a cualquiera de estos<br />
elementos... “a nosotros mismos nos lo haremos”.<br />
<strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
22 de diciembre de 2007<br />
[1] La condiciones sociales imperantes bajo nuestra<br />
civilización, impiden por cierto ejercer esta cultura del amor.<br />
Más bien nos obligan a concentrar los afanes en el pequeño<br />
núcleo familiar, para preservarlo en lo posible del altamente<br />
hostil entorno que nos rodea. Esto no debe obscurecer, sin<br />
embargo, <strong>la</strong> comprensión de que lo predicado por Jesús y sus<br />
apóstoles es correcto y un objetivo central a perseguir.<br />
* La Santa Biblia (Versión Biblia de Jerusalén, 1976).<br />
** Evangelios apócrifos. Tomo II. Traducción de Edmundo<br />
González B<strong>la</strong>nco. Editados por Jorge Luis Borges.<br />
Hyspamérica Ediciones, Madrid, Buenos Aires, 1985.<br />
- 326 -
De <strong>la</strong> cumbre al abismo<br />
Por <strong>Julio</strong> <strong>Carreras</strong> (h)<br />
El de albañil es uno de los oficios de mayor<br />
importancia para <strong>la</strong> comunidad. Sin embargo, los obreros<br />
de ese sector se cuentan entre los menos valorados.<br />
Hace algunos días el obrero Ro<strong>la</strong>ndo Barraza quedó<br />
atrapado en un ascensor del Grand Hotel. Estaba<br />
cargando <strong>la</strong>drillos para llevarlos desde <strong>la</strong> p<strong>la</strong>nta baja al<br />
décimo piso, cuando inesperadamente el ascensor<br />
arrancó, y lo arrastró hacia arriba atrapándolo por <strong>la</strong>s<br />
piernas entre <strong>la</strong>s puertas y <strong>la</strong> pared. Por reflejo y pese al<br />
dolor que sintió, Ro<strong>la</strong>ndo Barraza logró bajar <strong>la</strong><br />
pa<strong>la</strong>nquita y detenerlo.<br />
Lo demás fue de nove<strong>la</strong>. El grupo especial de <strong>la</strong><br />
policía destruyó los discos de <strong>la</strong> amo<strong>la</strong>dora sin poder<br />
cortar el acero del ascensor para sacar al accidentado.<br />
Entonces sus propios colegas albañiles empezaron a<br />
romper <strong>la</strong> pared. Luego de dos horas lograron rescatarlo<br />
de aquel<strong>la</strong> trampa, que de otra manera podría haber<br />
resultado mortal.<br />
Constructores de felicidad<br />
Los albañiles se cuentan entre los técnicos más<br />
importantes de <strong>la</strong> especie humana. Existen cuatro<br />
- 327 -
equisitos materiales básicos para <strong>la</strong> subsistencia de <strong>la</strong><br />
humanidad; ellos son: 1) <strong>la</strong> alimentación; 2) el aire; 3) <strong>la</strong><br />
procreación, 4) <strong>la</strong> vivienda.<br />
Cualquiera de estos requisitos que faltase, podría<br />
poner en serio peligro de desaparición a <strong>la</strong> vida humana<br />
sobre <strong>la</strong> Tierra.<br />
Como se ve, <strong>la</strong> casa donde los humanos habitan, forma<br />
parte de sus necesidades más importantes. Por lo tanto,<br />
quienes tienen <strong>la</strong> capacidad de construir<strong>la</strong>s, deberían ser<br />
considerados personas destacadísimas en <strong>la</strong> organización<br />
social, dignos del mayor respeto, consideración y hasta<br />
honores por parte del estado.<br />
No es así. Los albañiles -de quien se trata- a lo <strong>la</strong>rgo<br />
de los siglos no han cesado de perder jerarquía dentro de<br />
los sistemas económicos en el mundo, sean estos<br />
capitalistas o comunistas, occidentales u orientales.<br />
De tal manera asistimos hoy a <strong>la</strong> desvalorización de<br />
estos artesanos excepcionales, cuyo oficio es uno de los<br />
más complejos y difíciles de aprender. Si hay alguna<br />
duda acerca de esta afirmación, invitamos a cualquier<br />
lector sin experiencia en <strong>la</strong> tarea, que intente revocar una<br />
pared (con revoque grueso, para no hab<strong>la</strong>r del fino o los<br />
terminados especiales que un medio oficial albañil<br />
efectúa con velocidad y precisión).<br />
Los que históricamente fueron constructores de<br />
felicidad para sus semejantes (¿quién puede negar <strong>la</strong><br />
alegría que se siente al acceder a <strong>la</strong> casita propia?), son<br />
catalogados sin embargo, en <strong>la</strong> valoración pública, como<br />
uno de los sectores sociales de menos importancia<br />
- 328 -
económica. Y muy pocos padres, hoy, recomendarían a<br />
sus hijos que abracen <strong>la</strong> actividad de los albañiles para<br />
defender su futuro.<br />
Incluso los especialistas teóricos de <strong>la</strong> construcción –<br />
maestros mayores de obras, arquitectos- pasan hoy en día<br />
por ser miembros de un franja social de dudosa<br />
prosperidad y re<strong>la</strong>tivamente opaco prestigio.<br />
Pero, ¿fue siempre así?<br />
Constructores de catedrales<br />
En <strong>la</strong> catedral de Amiens (Francia), los retratos del<br />
obispo fundador y los tres “maestros de obra” están<br />
esculpidos en mármol b<strong>la</strong>nco sobre el mármol negro del<br />
centro del <strong>la</strong>berinto. Los rodea <strong>la</strong> siguiente inscripción:<br />
“En el año de gracia de 1220 se inició <strong>la</strong> edificación de<br />
esta iglesia. El obispo de esta diócesis era Évrard; y el<br />
rey de Francia, Luis, hijo de Felipe Augusto. El maestro<br />
de obras se l<strong>la</strong>maba Maestro Robert de Luzarches, luego<br />
vino Thomas de Cormont y después de éste, su hijo<br />
Renaud”. 1 ¡Junto a los nombres del obispo y del rey... el<br />
de los constructores!<br />
Según <strong>la</strong>s crónicas, ya desde el siglo VII existían en<br />
Sevil<strong>la</strong> corporaciones de “machios” (“albañiles”,<br />
“hacedores”), cuyo maestro recibía su poder directamente<br />
del rey. Estas corporaciones solían ponerse generalmente<br />
bajo <strong>la</strong> dirección de un canónigo del capítulo.<br />
- 329 -
Trabajaban en el<strong>la</strong>s numerosos obreros, a quienes se<br />
les pagaban sa<strong>la</strong>rios de buen nivel, acorde con <strong>la</strong><br />
importante responsabilidad que tenían.<br />
La pertenencia a estas asociaciones constructoras era<br />
cuidada celosamente. La canción de gesta “Cuatro hijos<br />
de Aymon” narra que el noble Renaut de Montauban,<br />
para expiar sus culpas, se enro<strong>la</strong> como voluntario en <strong>la</strong><br />
construcción de <strong>la</strong> catedral de Colonia. Pero pronto<br />
recibe una paliza, y es arrojado al Rin por los<br />
constructores profesionales, irritados por esa<br />
“competencia desleal”.<br />
Existía una verdadera escue<strong>la</strong> de discipu<strong>la</strong>do en el<br />
oficio. Los más jóvenes empezaban transportando piedras<br />
y otros materiales en <strong>la</strong>s canteras y <strong>la</strong>s obras. Luego<br />
aprendían a desbastar los bloques; más tarde a hacer<br />
mezc<strong>la</strong>s de yeso y mortero, se ocupaban del<br />
mantenimiento de <strong>la</strong>s herramientas y manejaban los<br />
aparatos accesorios. De acuerdo con ello, y con mucho<br />
esfuerzo, se iban calificando para los oficios superiores.<br />
Pocos maestros estaban dispuestos a compartir sus<br />
secretos, y lo hacían sólo con los mejores.<br />
“Ultimo orejón”<br />
Es cierto que el trabajo de aquellos albañiles<br />
legendarios, que fueran capaces de construir Colonia o<br />
Notre Dame, era en gran parte muy distinto al de los<br />
actuales. Partiendo de que se trabajaba habitualmente con<br />
piedra, y de que entre <strong>la</strong>s funciones del albañil - en dos<br />
- 330 -
de sus especializaciones- estaban <strong>la</strong>s de tal<strong>la</strong>r y esculpir<br />
los geniales decorados de estos monumentos. Eran pues,<br />
en algunos casos, genuinos escultores, que dotaban a sus<br />
obras de una belleza y magnificencia capaces de<br />
estremecer al contemp<strong>la</strong>dor.<br />
Pese a ello, <strong>la</strong> tarea de los albañiles actuales no es<br />
menos difícil, meticulosa, y hasta creativa. En numerosas<br />
ocasiones los oficiales y medio oficiales deben resolver,<br />
sobre <strong>la</strong> marcha, situaciones complejas que no habían<br />
sido previstas en los proyectos, particu<strong>la</strong>rmente en lo que<br />
se refiere a <strong>la</strong> combinación de los materiales. No por ello<br />
reciben mayor aprecio de <strong>la</strong> opinión colectiva, como se<br />
ha seña<strong>la</strong>do más arriba ya.<br />
¿A qué se debe este descenso del prestigio social de<br />
esta actividad? “Nosotros somos el último orejón del<br />
tarro”, nos dijo cierta vez un albañil cordobés,<br />
comentándonos <strong>la</strong>s dificultades sa<strong>la</strong>riales por <strong>la</strong>s que<br />
pasaba su gremio.<br />
Muchos de los factores de este retroceso están<br />
seguramente re<strong>la</strong>cionados con los parámetros de <strong>la</strong><br />
sociedad capitalista, donde una estrategia común consiste<br />
en <strong>la</strong> desvalorización deliberada de alguno de los<br />
componentes del sistema productivo, para extraer<br />
mayores ganancias para los otros.<br />
Este progresivo desgaste no hubiese sido posible, sin<br />
embargo, sin <strong>la</strong> involuntaria, es cierto, pero corrosiva<br />
pérdida de <strong>la</strong> autoestima surgida en el seno mismo de<br />
estos trabajadores artesanos. Quizá el individualismo<br />
propio del oficio, contribuyó de manera progresiva para<br />
- 331 -
el deterioro de <strong>la</strong> valoración propia. Lo cierto es que<br />
pocas actividades existen tan poco apreciadas por sus<br />
mismos sustentadores.<br />
Creemos que se hace necesario una revalorización de<br />
este antiquísimo oficio. Tanto por una cuestión<br />
humanitaria, como de justicia. Pero también por <strong>la</strong> salud<br />
estética y <strong>la</strong> calidad de vida de <strong>la</strong> humanidad. Cada vez<br />
se ven menos construcciones e<strong>la</strong>boradas con arte, y en<br />
cambio, surgen por todas partes feísimas estructuras de<br />
materiales premoldeados, hierros, vidrios y plástico,<br />
colocados en muchos casos sin el menor concierto.<br />
(Publicado en La Razón del Consumidor, marzo de 1999.)<br />
1 Los últimos misterios del mundo. Reader´s Digest.<br />
División libros. México, diciembre de 1998. Pág. 76.<br />
- 332 -
Definición del amor<br />
Para el Día Internacional de <strong>la</strong> Mujer<br />
Kierkegaard consideró que el amor es simplemente una<br />
ilusión creada por <strong>la</strong> apetencia sexual. La atracción de<br />
los cuerpos, según el filósofo, es encubierta por<br />
fabu<strong>la</strong>ciones e innumerables artificios del pensamiento,<br />
para presentar<strong>la</strong> de una manera sublime.<br />
Max Heindel por el contrario señaló que en el amor<br />
“primero se enamoran <strong>la</strong>s almas”. Según este filósofo del<br />
siglo XIX, el acercamiento sentimental de dos personas<br />
se suscita por haberse “reconocido” esas almas como<br />
afines.<br />
Observando <strong>la</strong> conducta de los humanos enamorados y<br />
<strong>la</strong>s de los perros en celo, nos sentimos tentados a darle<br />
razón al filósofo existencialista.<br />
Una insistente intuición nos inclina sin embargo a<br />
considerar con mucho aprecio <strong>la</strong> afir mación del filósofo<br />
rosacruz.<br />
Personalmente nos parece que el amor es una<br />
combinación equilibrada de tres conceptos: atracción<br />
mutua, respeto, responsabilidad.<br />
La primera es imprescindible, pues si forma parte de <strong>la</strong><br />
naturaleza no hay razón para excluir<strong>la</strong>. La segunda y <strong>la</strong><br />
tercera adquieren creciente valor en caso de concertar, de<br />
común acuerdo, <strong>la</strong> concreción de ese atractivo en pareja.<br />
- 333 -
Pues un factor ineludible de <strong>la</strong> sexualidad es <strong>la</strong><br />
procreación. Estimar<strong>la</strong> en su aspecto orgásmico<br />
únicamente <strong>la</strong> muti<strong>la</strong>, convirtiéndo<strong>la</strong> en monstruosidad.<br />
Cuando una re<strong>la</strong>ción sentimental engendra hijos,<br />
asumir con respeto, alegría y responsabilidad esos<br />
vínculos de por vida... Este para mí es el requisito<br />
esencial para que nuestros sentimientos pueden<br />
denominarse con propiedad “amor”.<br />
- 334 -
Jesús y <strong>la</strong>s mujeres<br />
En el <strong>la</strong>rgo Evangelio de Valentino, Jesús inicia su<br />
enseñanza a los discípulos privilegiando a María<br />
Magdalena: “Eres dichosa, María, y yo te instruiré de<br />
todos los misterios concernientes a <strong>la</strong>s regiones<br />
superiores”.<br />
Enseguida, reafirma: “Hab<strong>la</strong> con sinceridad, tú, cuyo<br />
corazón está más enderezado que el de todos tus<br />
hermanos hacia el Reino de los Cielos”.<br />
Tal tratamiento, sin duda preferencial, molesta a San<br />
Pedro quien, según este mismo Evangelio, más ade<strong>la</strong>nte<br />
protesta:<br />
“...Y Pedro se ade<strong>la</strong>ntó, y dijo: Señor, no permitas<br />
hab<strong>la</strong>r siempre a esta mujer, porque ocupa nuestro puesto<br />
y no nos deja hab<strong>la</strong>r nunca.<br />
“Y Jesús dijo a sus discípulos: adelántese y hable<br />
aquel en quien obre <strong>la</strong> fuerza de <strong>la</strong> inteligencia”.<br />
El evangelista Valentino es quien constantemente<br />
destaca <strong>la</strong> participación de <strong>la</strong>s mujeres, encabezadas por<br />
María Magdalena y María Madre de Jesús, en el proceso<br />
de enseñanza posterior a <strong>la</strong> Resurrección. Según este,<br />
Jesús habría permanecido en el mundo un extenso<br />
periodo después de su Resurrección. Y lo habría usado<br />
para sustanciar <strong>la</strong> Comunidad Originaria, compartiendo<br />
con los discípulos el Conocimiento Superior.<br />
No es el único en seña<strong>la</strong>r este aspecto (<strong>la</strong> vital<br />
participación de mujeres entre <strong>la</strong>s conductoras del<br />
- 335 -
proceso). Otros evangelistas como Felipe, Tomás, o el<br />
del l<strong>la</strong>mado “Evangelio de María”, muestran c<strong>la</strong>ramente<br />
un protagonismo inusual de <strong>la</strong>s mujeres en <strong>la</strong> conducción<br />
comunitaria.<br />
Pero ninguno de esos Evangelios integra <strong>la</strong> posterior<br />
edición de La Biblia, basada en textos seleccionados por<br />
<strong>la</strong> Iglesia Romana.<br />
Este grupo de poder, impuesto tras algo más de 200<br />
años de luchas -a veces sangrientas- entre los propios<br />
cristianos, desecharía cuidadosamente aquellos escritos<br />
donde se colocaba a <strong>la</strong>s mujeres en igualdad de derechos<br />
con los varones.<br />
El rol de “san” Pablo<br />
Ninguno de estos evangelios -l<strong>la</strong>mados “apócrifos” por<br />
el poder oficial eclesiástico tres siglos después-,<br />
menciona a Saulo de Tarso ni a su supuesta conversión.<br />
Las <strong>Cartas</strong> del l<strong>la</strong>mado “apóstol Nº 13”, son sin<br />
embargo incluidas en el “canon” romano. Su profusa<br />
utilización posterior, permite afirmar incluso que <strong>la</strong><br />
construcción del sistema organizativo eclesial moderno,<br />
y su p<strong>la</strong>taforma conceptual, reposan en su mayor<br />
porcentaje sobre <strong>la</strong>s ideas de Pablo.<br />
A lo <strong>la</strong>rgo del ocultado Evangelio de Valentino Jesús<br />
hab<strong>la</strong> sólo de 12 apóstoles. Esto deja a Pablo c<strong>la</strong>ramente<br />
fuera de aquel<strong>la</strong> Iglesia Original, establecida<br />
directamente por El Mesías. En cambio menciona<br />
- 336 -
constantemente a María Magdalena, María Madre de<br />
Jesús y a otras mujeres.<br />
(En otro artículo especial nos ocuparemos de Pablo,<br />
continuemos ahora con el rol femenino en <strong>la</strong> Iglesia<br />
organizada por Jesús.)<br />
Hemos leído un singu<strong>la</strong>r estudio, efectuado por un<br />
miembro activo de <strong>la</strong> Iglesia Católica de EE.UU., donde<br />
se afirma que incluso los Evangelios canónicos, fueron<br />
“retocados” por <strong>la</strong> jerarquía eclesial romana. * Y una de<br />
<strong>la</strong>s consignas principales -según ese estudio- fue quitar a<br />
<strong>la</strong>s mujeres su espacio igualitario en <strong>la</strong> comunidad. El<br />
cual, según documentos anteriores, fuera instituido por el<br />
mismísimo Jesús.<br />
La investigación argumenta extensamente acerca de<br />
que el Evangelio de San Juan -único que menciona a un<br />
“discípulo preferido”-, habría sido adulterado. Pues no se<br />
trataba de un hombre, sino de una mujer: María<br />
Magdalena. El<strong>la</strong> habría sido pues, <strong>la</strong> discípu<strong>la</strong> preferida<br />
de Jesús.<br />
Respetar como venía transcribiéndose el texto<br />
evangélico implicó durante siglos aceptar <strong>la</strong> igualdad<br />
entre hombres y mujeres de un modo irrefutable...<br />
Entonces, simplemente, los jerarcas consolidados<br />
ordenaron su modificación. Y en <strong>la</strong>s posteriores<br />
ediciones eclesiásticas, <strong>la</strong> discípu<strong>la</strong>, María Magdalena, se<br />
transformó, por arte de los escribas, en “el discípulo”:<br />
Juan.<br />
En cambio, se dio toda <strong>la</strong> fuerza del poder acumu<strong>la</strong>do<br />
en Roma a <strong>la</strong> concepción machista de “san” Pablo:<br />
- 337 -
“Sed imitadores míos, como yo lo soy de Cristo”, dice<br />
Pablo, para asegurar, más ade<strong>la</strong>nte que: “<strong>la</strong> cabeza de<br />
todo varón es Cristo” y “<strong>la</strong> cabeza de toda mujer es el<br />
varón”. Por esto, el varón puede exhibir con orgullo su<br />
cabeza, mientras que <strong>la</strong> mujer no; por el contrario, debe<br />
cubrírse<strong>la</strong> con un velo. Y si no es capaz de cumplir con<br />
este mandato masculino... pues bien, “que se <strong>la</strong> rape”,<br />
ordena “san” Pablo.<br />
¿Hace falta algún comentario sobre el machismo de<br />
Pablo? Pues bien, sobre estas piedras -y no sobre <strong>la</strong> de<br />
Pedro- se fundó lo que l<strong>la</strong>mamos hoy “iglesia Católica”.<br />
La cual, según nuestra modesta opinión, difiere, en<br />
gran cantidad de aspectos esenciales, de <strong>la</strong> verdadera<br />
Iglesia de Jesús.<br />
Mas hoy nos limitaremos a seña<strong>la</strong>r sólo este, que nos<br />
pareció de especial relevancia.<br />
* Ramón K. Jusino. M.A. “María Magdalena: ¿Autora del<br />
Cuarto Evangelio?” http://ramon_k_jusino.tripod.com/<br />
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<strong>Quipu</strong> Editorial<br />
http://www.quipueditorial.com.ar<br />
Septiembre de 2009<br />
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