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suplemento especial - Página/12

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14 25 AÑOSSABADO 26 DE MAYO DE 20<strong>12</strong>▼gentina de los últimos años. Celebro que esté, siempre esperosu salida, sus tapas, sus comentarios, las opinionesde personalidades importantísimas. Algunos nos sorprendieronpara otro lado, como Lanata.Tengo amigos entrañables ahí que quiero mucho y quehan acompañado los procesos de artistas populares quetratamos de mostrar lo que hacemos, en un momento enque existen la cultura mediática y la profunda. Celebro quetenga 25 años y espero que siga teniendo más y acompañandoeste proceso de cambio tan profundo que estamosviviendo. Cumple un rol importantísimo porque tenemosque contrarrestar otro discurso instalado. Menos mal que lagente tiene cada vez más conciencia de que están pasandootras cosas y de que se puede no pensar como quieren algunosmedios. A través de algunos, como Página, muchosnos dimos cuenta de que pensábamos lo mismo. Lo comprobéen la vida cotidiana: hay gente que no se animaba aexpresarse sobre el proceso que vivimos con Néstor y conCristina. De repente sentir que leía la misma cosa le dio ánimopara expresarla. Mucha gente estuvo muy callada duranteaños, porque en la Argentina se instaló mucho el “note metás”: el menemismo fue una etapa oscurantista quecontribuyó al silencio. La Ley de Medios, que le va a hacertanto bien al país, colocó las cosas en otro lugar y permitióque la discusión se instalara en todos los frentes. En todoeste proceso Página cumple un rol importantísimo.Cecilia RossettoMuchos sentimos a PáginaI<strong>12</strong> comofamilia, si consideramos “familia” a losque te aceptan y te alientan, a los quete respetan y te dan un lugar de pertenencia.A nuestra generación duranteaños le tocó vivir el silencio como unmandato social alienante. Con la intenciónde despojarnos de la memoria, ladictadura cívico-militar impuso ese totalsilencio social a partir del control de los medios de comunicación.Durante décadas, por ejemplo, debimos escucharque las personas desaparecidas estaban vivas y disfrutandoen el exterior. Incluso algunos integrantes de la Iglesiasostenían estos argumentos. Que PáginaI<strong>12</strong> entonces nosdescubra, como hace pocos días, un archivo secreto delEpiscopado que los muestra cómplices de ese silenciamiento,actúa en nosotros de forma liberadora.Del mismo modo sucede con los recordatorios de losdesaparecidos que el diario decidió implementar y nos permitela alegría de encontrarnos con esos rostros queridosrenovando el orgullo que por ellos sentimos. Que el diariocolocara la memoria histórica como prioridad se ha reflejadoen cada una de sus páginas firmadas por periodistas,investigadores, historiadores, poetas y escritores “malditos”durante mucho tiempo y negados para nosotros loslectores. Ese espíritu se ha reflejado también en sus <strong>suplemento</strong>sdonde han destacado <strong>especial</strong>mente a las produccionesculturales que construyeron esas políticas de memoria,porque Página al nacer se unió a los que luchabancontra la implementación de cualquier política del olvido. Ypor eso encontraron allí su lugar las Madres, las Abuelas ylos Hijos, para sentirse libres de estigmas y ocultamientos.Desde un primer momento, la fuerza visual y hasta humorísticade sus tapas nos introdujo en un mundo de renovadaprovocación. Nos identificamos con sus potentes mujeresperiodistas que, en vez de hablarnos de pilchas y delglamour de las inconcebibles monarquías, nos hicieron conocera mujeres brillantes y preocupadas por la violenciade las desigualdades sociales, mujeres plenas de creativasolidaridad. Y por último, desde nuestro lugar de teatreros,agradecemos con el corazón que Página nos cobijara tangenerosamente en su espacio para dar a conocer nuestrotrabajo y acercarnos al de tantos otros creadores. Por todoeso... ¡bienvenidos y felices 25 años!▼DEL LECTORAL EDITORAlejandra Dixon@La foto que elegí para el aviso era una muy querida que meacompañó toda la vida. La había sacado Juan Mandelbaum,un novio de sus años de estudiante a quien no veía desdelos ’70 pero que por alguna razón desconocida, pero evidentementepoderosa, yo recordaba perfectamente a pesar de ser muychica entonces. Más de 30 años después de la desaparición dePato recibí un llamado de Juan, muy conmovido porque acababade enterarse de aquella historia. Se sorprendió mucho de saberque yo lo recordaba tanto y mucho más por el destino de su foto.El vive en Estados Unidos desde los años oscuros y se dedica alcine. A partir de conocer lo sucedido con Pato, decidió hacer unapelícula sobre el caso de ella y otros amigos, también desaparecidos.Durante la producción de Nuestros Desaparecidos, su documental,surgieron muchísimas coincidencias increíbles, encuentrosimposibles y cosas inverosímiles. No dejábamos de sorprendernos,y cada mail que intercambiábamos empezaba con un “¿Aque no sabés lo que pasó?”. A partir de la película comprendí enlo profundo cómo es de fundamental transitar juntos estas cosasde la memoria (impensable en los ’90). Siempre le estaré agradecidaa Juan por eso.Uno de los encuentros más conmovedores surgió a partir de lapublicación del recordatorio con la foto. La cosa fue así: Patriciahabía trabajado en la Oficina Comercial de la Embajada de Cuba.Muchos de sus compañeros, al igual que ella, eran militantes populares.Por razones de seguridad, en aquellos años era comúnentre compañeros no conocer ni dar a conocer los apellidos. MercedesPérez Sabbi, prestigiosa escritora de libros dedicados achicos y adolescentes, también trabajaba allí. Sólo 15 años mástarde ella supo el apellido de Patricia y su condición de desaparecida,al abrir el PáginaI<strong>12</strong> el sábado 5 de septiembre de 1992,como todos los sábados, mientras tomaba mate en la cocina desu casa.Al ver la foto, reconoció al instante a su compañera de trabajo,de quien nunca había podido despedirse. Muy conmovida, decidióescribir un cuento (“Patricia, del 5to. K”, incluido en el libro 13de Espanto, publicado por Editorial Sudamericana). El cuento estádedicado “A Patricia Dixon, quien hubiera disfrutado leyendoesta historia”. Mercedes incluyó el nombre completo de mi hermana,pensando que algún día alguien tiraría de ese hilito y podríaencontrar a la familia. El cuento me llegó a través de una amiga.¡Y 35 años después, con Mercedes pudimos compartir el viejodolor, mezclado con la alegría de conocernos y abrazarnos por lamemoria de Patricia!Gracias al recordatorio de PáginaI<strong>12</strong> que ella vio un día, mientrastomaba mate en la cocina, como todos los sábados.

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