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POESÍA VIVIDA
Al amanecer, te estoy llamando
I
Limpia arena bañada por las olas
con grabados de pies, intermitentes,
de los seres que pasean mientras sientes
en su interior, bullir mil ansias locas.
Bien temprano, se posan las gaviotas
y las miradas que lanzo sonriente,
al poder contemplar el Sol naciente
y, del bravío mar, sus extensas olas.
Siento entonces la ausencia del amado
y mi ser, marcha raudo... al infinito.
¡Ay, el paso angustioso de las horas!
Y contemplo el gran espacio, esperando...
Y pido, con fervor, desde lo íntimo
lanzar lejos de mí, esta gran zozobra.
II
¡Qué inquietud que me invade, qué congoja!
¡Son los celos, que porfían, reticentes!
Y oyendo a la razón que los desmiente,
van suspiros brotando de mi boca.
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