uno más que otro. La diferencia la hacemos nosotros. Ustedhace la diferencia. Si su disposición es como la de Juan, si sucorazón es como el de Juan, si la abertura de su vasija es comola de Juan, usted va a experimentar el mismo <strong>amor</strong> queexperimentó Juan, el mismo <strong>amor</strong> de Jesús.Entonces dice el relato: “Y uno de sus discípulos, al cual Jesúsamaba, estaba recostado al lado de Jesús”. Esto parecesimplemente un detalle del relato, pero tiene significado. Juanera el que estaba más cerca, el que estaba recostado al lado delSeñor, y esto tiene importancia, porque enseguida dice: “A éste,pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién eraaquel de quien hablaba”. <strong>El</strong> Señor acababa de decir: “Alguien deustedes aquí me va a entregar ...”, y Pedro que estaba más lejos..., ¿van entendiendo la figura? Pedro que estaba más lejos ledice al que estaba más cerca, ¿por qué no le preguntas tú, porfavor? Tú que estás más cerca ... Pedro no estaba losuficientemente cerca de Él como para preguntarle a Éldirectamente, sino que lo hizo a través de Juan, el que estabamás cerca.Y mira el versículo 25, aquí está el clímax: “Él entonces ...” <strong>El</strong>discípulo al que Jesús amaba, “recostado cerca del pecho deJesús, le dijo: Señor, ¿quién es?”. Estaba recostado al lado, perocuando le dijeron: “Juan, pregúntale tú”, ¿saben lo que hizoJuan? Se acercó más y se acurrucó en el pecho del Señor. ¿Esofue una improvisación, hermanos? ¿Eso fue algo que se leocurrió a Juan hacer en ese momento? ¿Se salió del libreto y delprotocolo y de todo? No; aquí estamos al final del ministerio delSeñor, de aquí sale a la cruz, entonces aquí está reflejada laexperiencia de Juan con Jesús durante esos tres años y medio.Juan sabía lo que era ser amado por Jesús y Juan sabía lo queera amar a Jesús. ¿Saben, hermanos? Juan escuchó los latidosdel corazón de Jesús. Él sabía lo que era sentir latir el corazónde Jesús. Probablemente no lo supo ninguno de los demás.“Juan, el discípulo al cual Jesús amaba” suena un pocoescandalizante para nosotros. Pero no es escandalizante, ¡esdesafiante! Si hacemos de Cristo nuestro todo, hermanos
queridos, y dejamos que él cautive nuestro corazón, nosotrostambién seremos Juan, también se dirá de nosotros “el queJesús ama”, “este discípulo amado por Jesús”. Y Juan cuandoescribe sus cartas dice: “Nosotros amamos a Dios, pero porqueél nos amó <strong>primer</strong>o.”Si hay algo que resume lo que vivió Juan durante esos tres añosy medio, y que lo marcó y lo transformó para el resto de susdías, fue que Jesús lo amó. <strong>El</strong> Señor me decía: “No me vas apoder amar como dice el <strong>primer</strong> mandamiento hasta queexperimentes mi <strong>amor</strong> <strong>primer</strong>o”. Porque uno no puede dar loque no tiene; nosotros le amamos porque Él nos amó <strong>primer</strong>o. Aveces para nosotros esto es información bíblica, pero quien lodice es Juan, y cuando él está diciendo: “Nosotros le amamosporque Él nos amó <strong>primer</strong>o”, él está remitiéndose a esaexperiencia gloriosa, no a teoría, no a conceptos, ¡a experiencia!“Yo sé lo que es ser amado por Jesús –dice Juan–; yo era suregalón, yo me recosté sobre su pecho, yo oí latir su corazón.”La necesidad de una experiencia con CristoAhí hay una experiencia reflejada, profunda, el <strong>primer</strong> <strong>amor</strong> queembargó a la iglesia, que cautivó a la iglesia del <strong>primer</strong> siglo.¡Bendito sea el Señor!Yo digo que esto lo podemos aprender intelectualmente, perotiene que haber una experiencia, tiene que haber un momentoen que se le aparezca a uno Él, Él solo, ni siquiera “lo de Él”, Élsolito. Él vale por sí mismo, Él es el tesoro. Que Él nos seasuficiente. ¡Bendito sea el Señor!AGUAS VIVAShttp://www.aguasvivas.cl/