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Campo de poder campo intelelectual

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Pierre BourdieuCAMPO DE PODER,CAMPO INTELECTUALItinerario <strong>de</strong> un conceptoMONTRESSOR


Colección: Jungla SimbólicaDiseño y diagramación: Verónica ChamorroISBN: En trámite©Pierre Bourdieu 1966, 1969, 1971, 1980.© 2002 Editorial Montressor


BREVE NOTA DEL EDITOREl concepto <strong>de</strong> <strong>campo</strong> intelectual marca un punto <strong>de</strong> quiebre en lamo<strong>de</strong>rna sociología <strong>de</strong> la cultura. Fue acuñado por el sociólogo francésPierre Bourdieu (1930-2002) a partir <strong>de</strong> un vasto programa <strong>de</strong> investigacionesdiseñado en los años '60, que comenzó con el estudio <strong>de</strong>l sistemaescolar francés y se extendió a áreas <strong>de</strong>l conocimiento como la formación<strong>de</strong> las élites intelectuales, los <strong>campo</strong>s profesionales, la percepciónartística y las formas <strong>de</strong> consumo estético, el <strong>campo</strong> <strong>de</strong> las aca<strong>de</strong>mias ysu homo aca<strong>de</strong>micus, el <strong>campo</strong> político y el problema <strong>de</strong> la representación,etc.El <strong>campo</strong> intelectual en tanto espacio social relativamente autónomo<strong>de</strong> producción <strong>de</strong> bienes simbólicos permite una comprensión <strong>de</strong>un autor o una obra (y también <strong>de</strong> una formación cultural o política) entérminos que trascien<strong>de</strong>n tanto la percepción sustancialista (el autor uobra en su existencia separada), tributaria <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología romántica <strong>de</strong>lgenio creador, como la percepción <strong>de</strong> la sociología mecanicista, quesimplemente los reduce a sus <strong>de</strong>terminantes sociales. El autor no seconecta <strong>de</strong> modo directo a la sociedad, ni siquiera a su clase social <strong>de</strong>origen, sino a través <strong>de</strong> la estructura <strong>de</strong> un <strong>campo</strong> intelectual, que funcionacomo mediador entre el autor y la sociedad.Dicho <strong>campo</strong>, por otra parte, no es un espacio neutro <strong>de</strong> relacionesinterindividuales sino que está estructurado como un sistema <strong>de</strong>relaciones en competencia y conflicto entre grupos situaciones en posicionesdiversas, como un sistema <strong>de</strong> posiciones sociales a las que están asociadasposiciones intelectuales y artísticas.


Bourdieu <strong>de</strong>fine por primera vez este concepto en un artículoprogramático, "<strong>Campo</strong> intelectual y proyecto creador" (1966) y lo <strong>de</strong>spliegaen una serie <strong>de</strong> investigaciones y ensayos que <strong>de</strong>sembocan en suopera magna, Las reglas <strong>de</strong>l arte (1992). El presente libro, recogiendo unaserie <strong>de</strong> artículos que conocieron versiones castellanas en edicioneshace ya largo tiempo agotadas, permitirá al lector familiarizado con laobra <strong>de</strong> Bordieu seguir los jalones <strong>de</strong> su itinerario intelectual en la elucidación<strong>de</strong> dicho concepto. A<strong>de</strong>más, tratándose <strong>de</strong> intervenciones breves,don<strong>de</strong> el autor <strong>de</strong>fine y re<strong>de</strong>fine el concepto según analiza las diversasesferas en las que <strong>de</strong>sagrega el <strong>campo</strong> intelectual (<strong>campo</strong> artístico, <strong>campo</strong>literario, <strong>campo</strong> sociológico, etc.), pue<strong>de</strong> convertirse también, parael lector no especializado, en una excelente introducción a la obra <strong>de</strong>Pierre Bourdieu.


NOTICIA SOBRE EL ORIGENDE LOS TEXTOS'"Champ intellectuel et projet créateur", en Les Tempes Mo<strong>de</strong>rnes n°246, París, nov. 1966. Trad. <strong>de</strong> Alberto <strong>de</strong> Ezcurdia para la edición: J.Pouillony otros, Problemas <strong>de</strong> estructuralismo, México, Siglo XXI, 1967.-"Las constantes <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual" es el último parágrafo <strong>de</strong>"Sociology and Philosophy in France since 1945. Death and Resurrectionof a Philosophy without Subject", en Social Research, año XXXIV, n° 1,primavera 1968. Trad. <strong>de</strong> Ramiro Gual para el volumen: P. Bourdieu-Jean-Clau<strong>de</strong> Passeron, Mitosociología, Barcelona, Fontanella, 1975.-"Élements d'una théorie sociologique <strong>de</strong> la percepction artistique", enRevue International <strong>de</strong>s Sciences Sociales (UNESCO), vol. XX, n° 4,París, 1969. Trad. <strong>de</strong> Violeta Guyot para la edición: A. Silvermann yotros, Sociología <strong>de</strong>l arte, Buenos Aires, Nueva Visión, 1971.-"Champ du pouvoir, champ intellectuel et habitus <strong>de</strong> classe", en Scoliés,I, París, 1971. Traducción <strong>de</strong> Jorge Dotti para la edición: Pierre Bourdieu,<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectual, Buenos Aires, Folios, 1983.-"Quelques proprietés <strong>de</strong>s champs", en Questions <strong>de</strong> sociologie, París,Minuit, 1980. Trad. <strong>de</strong> Martha Pou para la edición: Pierre Bourdieu,Sociología y cultura, México, Grijalbo, 1990, introducción <strong>de</strong> NéstorGarcía Canclini.


CAMPO INTELECTUALY PROYECTO CREADORLas teorías y las escuelas, como los microbios y los glóbulos, se <strong>de</strong>voranentre si y con su lucha aseguran la continuidad <strong>de</strong> la vida.M. Proust, Sodoma y GamorraPara dar su objeto a la sociología <strong>de</strong> la creación intelectual y paraestablecer, al mismo tiempo, sus límites, es preciso percibir y plantearque la relación que un creador sostiene con su obra y, por ello, la obramisma, se encuentran afectadas por el sistema <strong>de</strong> las relaciones socialesen las cuales se realiza la creación como acto <strong>de</strong> comunicación/ o, conmás precisión, por la posición <strong>de</strong>l creador en la estructura <strong>de</strong>l <strong>campo</strong>intelectual (la cual, a su vez, es función, al menos en parte, <strong>de</strong> la obrapasada y <strong>de</strong> la acogida que ha tenido). Irreductible a un simple agregado<strong>de</strong> agentes aislados, a un conjunto <strong>de</strong> adiciones <strong>de</strong> elementos simplementeyuxtapuestos, el <strong>campo</strong> intelectual, a la manera <strong>de</strong> un <strong>campo</strong>magnético, constituye un sistema <strong>de</strong> líneas <strong>de</strong> fuerza: esto es, los agenteso sistemas <strong>de</strong> agentes que forman parte <strong>de</strong> él pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>scribirsecomo fuerzas que, al surgir, se oponen y se agregan, confiriéndole suestructura específica en un momento dado <strong>de</strong>l tiempo. Por otra parte,cada uno <strong>de</strong> ellos está <strong>de</strong>terminado por su pertenencia a este <strong>campo</strong>: enefecto, <strong>de</strong>be a la posición particular que ocupa en él propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> posiciónirreductibles a las propieda<strong>de</strong>s intrínsecas y, en particular, un tipo9


Pierre Bordieu<strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> participación en el <strong>campo</strong> cultural, como sistema <strong>de</strong>relaciones entre los temas y los problemas, y, por ello, un tipo <strong>de</strong>terminado<strong>de</strong> inconsciente cultural, al mimo tiempo que está intrínsecamentedotado <strong>de</strong> lo que se llamará un peso funcional, porque su "masa" propia,es <strong>de</strong>cir, su po<strong>de</strong>r (o mejor dicho, su autoridad) en el <strong>campo</strong>, no pue<strong>de</strong><strong>de</strong>finirse in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> su posición en él.Tal enfoque sólo tiene fundamento, como es obvio, en la medidaen que el objeto al cual se aplica, el <strong>campo</strong> intelectual (y por ello, el<strong>campo</strong> cultural), esté dotado <strong>de</strong> una autonomía relativa, que permita laautonomización metodológica que practica el método estructural al tratar el<strong>campo</strong> intelectual como un sistema regido por sus propias leyes. Ahorabien, la historia <strong>de</strong> la vida intelectual, dominado por un tipo particular<strong>de</strong> legitimidad, se <strong>de</strong>finía por oposición al po<strong>de</strong>r económico, al po<strong>de</strong>rpolítico y al po<strong>de</strong>r religioso, es <strong>de</strong>cir, a todas las instancias que podíanpreten<strong>de</strong>r legislar en materia <strong>de</strong> cultura en nombre <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r o <strong>de</strong> unaautoridad que no fuera propiamente la intelectual. Dominada durantetoda la edad clásica, por una instancia <strong>de</strong> legitimidad exterior, la vidaintelectual se organizó progresivamente en un <strong>campo</strong> intelectual, amedida que los creadores se liberaron, económica y socialmente, <strong>de</strong> latutela <strong>de</strong> la aristocracia y <strong>de</strong> la Iglesia y <strong>de</strong> sus valores éticos y estéticos,y también a medida que aparecieron instancias específicas <strong>de</strong> seleccióny <strong>de</strong> consagración propiamente intelectuales (aun cuando, como loseditores o los directores <strong>de</strong> teatro, quedaban subordinadas a restriccioneseconómicas y sociales que, pro su conducto, pesaban sobre la vidaintelectual), y colocadas en situación <strong>de</strong> competencia por la legitimidadcultural. Así, L. L. Schücking muestra que la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los escritoresrespecto a la aristocracia y sus cánones estéticos se mantuvo muchomás tiempo en el <strong>campo</strong> <strong>de</strong> la literatura que en materia <strong>de</strong> teatro, porque"quien quería publicar sus obras tenía que asegurarse el patrocinio<strong>de</strong>l gran señor" y, para conseguir su aprobación y la <strong>de</strong>l público aristocráticoal cual necesariamente se dirigía, tenía que plegarse a su i<strong>de</strong>alcultural, a su gusto y al humanismo clásico, propios <strong>de</strong> un grupo preocupadopor distinguirse <strong>de</strong> lo común en todas sus prácticas culturales;10


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualpor el contrario, el escritor <strong>de</strong> teatro <strong>de</strong> la época isabelina <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rexclusivamente <strong>de</strong> la buena voluntad y la benevolencia <strong>de</strong> unsolo patrón y -a diferencia <strong>de</strong>l teatro cortesano francés que, como comentaVoltaire al pronunciarse contra una crítica inglesa que alababa lanaturalidad <strong>de</strong> la expresión "Not a mouse stírring" <strong>de</strong> Hamlet, tenía unlenguaje tan noble como el <strong>de</strong> las personas <strong>de</strong> alto rango a las que sedirigía-, <strong>de</strong>bía su sinceridad a las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> los diferentes directores<strong>de</strong> teatro y, por su conducto, a las cuotas <strong>de</strong> entrada pagadas por unpúblico cada vez más diversificado 1 Así, a medida que se multiplican yse diferencian las instancias <strong>de</strong> consagración intelectual y artística, talescomo las aca<strong>de</strong>mias y los salones (en los cuales, sobre todo en el sigloXVII, con la disolución <strong>de</strong> la corte y <strong>de</strong>l arte <strong>de</strong> la corte, la aristocracia semezcla con la intelligentsia burguesa adoptando sus mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> pensamientoy sus concepciones artísticas y morales), y también las instancias<strong>de</strong> consagración y difusión cultural, tales como las casas editoras,los teatros, las asociaciones culturales y científicas, a medida, asimismo,que el público se extien<strong>de</strong> y se diversifica, el <strong>campo</strong> intelectual se integracomo sistema cada vez mas complejo y más in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> lasinfluencias externas (en a<strong>de</strong>lante mediatizadas por la estructura <strong>de</strong>l<strong>campo</strong>), como <strong>campo</strong> <strong>de</strong> relaciones dominadas por una lógica específica,la <strong>de</strong> la competencia por la legitimidad cultural. "Sólo entonces [enel siglo XVIII] -observa a<strong>de</strong>más L. L. Schücking- el editor viene a sustituiral mecenas." 2 Los autores están plenamente conscientes <strong>de</strong> ello. Así,Alexan<strong>de</strong>r Pope, al escribir a Wycherley el 20 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1709, lanzóuna pulla a Jacob Tonson, el célebre editor y autor <strong>de</strong> una antología quese consi<strong>de</strong>raba como autoridad. Dijo que Jacob forjaba poetas tal comolos reyes, antiguamente, hacían caballeros. Otro editor, Dodsley,<strong>de</strong>tentaría más tar<strong>de</strong> una autoridad. Dijo que Jacob forjaba poetas tal1 L.L. Schücking, el gusto literario, tr. Margit Frenk Alatorre, México, Fondo <strong>de</strong> Cultura Económica,1960, pp. 27-9. . .2 Como lo señala Schücking (ibid., p. 29), con una fase <strong>de</strong> transición en que el editor es tributario<strong>de</strong> suscripciones que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n en gran medida <strong>de</strong> las relaciones entre el autor y los particulares.11


Pierre Bordieucomo los reyes, antiguamente, hacían caballeros. Otro editor, Dodsley,<strong>de</strong>tentaría más tar<strong>de</strong> una autoridad semejante, lo que la valió convertirseen el blanco <strong>de</strong> los versos espirituales <strong>de</strong> Richard Graves:In vain the poets from their mineextract the shining mass,tul Dodsley's Mint has stamped the coinand bids the sterling pass.De hecho, ¡quién podría imaginarse la literatura inglesa <strong>de</strong> esesiglo sin un Dodsley o la alemana <strong>de</strong>l siglo siguiente sin un Cotta!Editoriales como éstas se van convirtiendo en una especie <strong>de</strong> autorida<strong>de</strong>s.Cuando Cotta, por ejemplo, logró reunir en su editorial una serie<strong>de</strong> los más selectos espíritus clásicos, durante varios <strong>de</strong>cenios fue casiuna garantía é¿ inmortalidad el hecho <strong>de</strong> que a un escritor le imprimieranalgo en sus prensas. 3 Schücking muestra igualmente que la influencia<strong>de</strong> los directores <strong>de</strong> teatro es mayor aún, puesto que, a la manera <strong>de</strong>un Otto Brahm, pue<strong>de</strong>n orientar con sus elecciones el gusto <strong>de</strong> unaépoca. 4 Todo lleva a pensar que la integración <strong>de</strong> un <strong>campo</strong> intelectualdotado <strong>de</strong> una autonomía relativa es la condición <strong>de</strong> la aparición <strong>de</strong>lintelectual autónomo, que no conoce ni quiere conocer más restriccionesque las exigencias constitutivas <strong>de</strong> su proyecto creador. Así,Schücking relata que Alexandre Pope, que fue consi<strong>de</strong>rado como unnotable poeta durante todo el siglo XVIII, leyó su obra maestra, una,traducción <strong>de</strong> Homero que sus contemporáneos consi<strong>de</strong>raban una maravilla,a su patrón Lord Halifax, en presencia <strong>de</strong> numerosa concurrenciay, según Samuel Jonson, aceptó sin protestar modificaciones que lesugirió el noble señor. Schücking multiplica los ejemplos que tien<strong>de</strong>n a<strong>de</strong>mostrar que tales prácticas no eran en modo alguno excepcionales:Ya Lydgate, famoso discípulo <strong>de</strong> Chaucer, toleró, al parecer, comola cosa más natural, que su protector, el duque Humphrey <strong>de</strong> Gloucester,3L.L. Schücking, op. cit, p. 76.4op.cit.,pp.77-8.12


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualhermano <strong>de</strong>l rey Enrique V (1413-1422), "corrigiera" sus manuscritos.De la vida <strong>de</strong> Edmund Spenser, contemporáneo <strong>de</strong> Shakespeare, conocemoscasos idénticos. El mismo Shakespeare, encarece en su Soneto 78que su mecenas "purifica el estilo" <strong>de</strong> los otros poetas, y en el Hamletpresenta a un príncipe que, como director profesional, da lecciones <strong>de</strong>arte teatral a actores expertos. 5A medida que el <strong>campo</strong> intelectual gana autonomía, el artistaafirma con fuerza cada vez mayor su pretensión a ella, proclamando suindiferencia respecto al público. Sin duda, con el siglo XIX y elmovimiento romántico comienza el movimiento <strong>de</strong> liberación <strong>de</strong> laintención creadora que hallaría en los teóricos <strong>de</strong>l arte por el arte suprimera afirmación sistemática. 6 Esta nueva <strong>de</strong>finición revolucionaria<strong>de</strong> la vocación <strong>de</strong>l intelectual y <strong>de</strong> su función en la sociedad no siemprese percibió como tal, en virtud <strong>de</strong> que lleva a la formación <strong>de</strong>l sistema<strong>de</strong> representaciones y <strong>de</strong> valores constitutivo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>finición social <strong>de</strong>lintelectual que nuestra sociedad admite como obvia. Según RaymondWilliams, "el cambio radical en materia <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as sobre el arte, y elartista y su lugar en la sociedad", el cual, con las dos generaciones <strong>de</strong>artistas románticos, Blake, Wordsworth, Coleridge y Southley <strong>de</strong> unaparte, y Byron, Shelley y Keats <strong>de</strong> la otra, coinci<strong>de</strong> en Inglaterra con larevolución industrial, presenta cinco características fundamentales:En primer término, la naturaleza <strong>de</strong> la relación entre el escritory sus lectores sufre una transformación profunda; en segundo lugar, sevuelve consuetudinaria una actitud diferente respecto al "público"; entercer lugar, la producción artística tien<strong>de</strong> a consi<strong>de</strong>rarse como un tipo5 op. cit., p. 43. En otra parte (p. 65), Schücking relata a<strong>de</strong>más que Churchyard, un contemporáneo<strong>de</strong> Shakespeare, escribió en una" <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>dicatorias, con una franqueza que nos parececínica, que, al tomar el pescado como mo<strong>de</strong>lo, habla nadado en el sentido <strong>de</strong> la corriente; Dry<strong>de</strong>nadmitió en forma completamente abierta que no tenía más preocupación que conquistar al público,y se éste esperaba <strong>de</strong> él la comedia o la sátira más fáciles, no dudaría en ofrecérselas.6 Sin duda, existen en épocas más lejanas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XVI y quizá antes, afirmaciones <strong>de</strong>l<strong>de</strong>sprecio aristocrático <strong>de</strong>] artista por el mal gusto <strong>de</strong>l público, pero nunca constituyen, antes <strong>de</strong>lsiglo XIX, una profesión <strong>de</strong> fe constitutiva <strong>de</strong> la intención creadora y una especie <strong>de</strong> doctrinacolectiva.13


Pierre Bordieu<strong>de</strong> producción especializada entre otras, sujeta a las mismas condicionesque la producción en general; en cuarto lugar, la teoría <strong>de</strong> la realidad"superior <strong>de</strong>l arte" como se<strong>de</strong> <strong>de</strong> una verda<strong>de</strong>ra imaginación, revisteuna importancia creciente; en quinto lugar, la representación <strong>de</strong>l escritorcomo creador in<strong>de</strong>pendiente, como genio autónomo, se convierte enuna especie <strong>de</strong> regla. 7Sin embargo, cabe preguntarse si hay que consi<strong>de</strong>rar larevolución estética que se afirma en la teoría <strong>de</strong> la realidad superior <strong>de</strong>larte y <strong>de</strong>l genio autónomo, como una simple i<strong>de</strong>ología compensatoriasuscitada por amenaza que la sociedad industrial y la industrialización,la sociedad intelectual hacen pesar sobre la autonomía <strong>de</strong> la creaciónartística y sobre la singularidad irremplazable <strong>de</strong>l hombre cultivado.Ello implicaría dar como explicación total <strong>de</strong> la realidad una parte <strong>de</strong>realidad total que es preciso explicar. En el pequeño círculo <strong>de</strong> lectoresque frecuentaba, por pru<strong>de</strong>ncia, <strong>de</strong>ferencia, buena voluntad o interés, otodo ello a la vez, el artista estaba acostumbrado a admitir consejos ycríticas, y ese círculo se sustituye por un público, "masa" indiferenciada,impersonal y anónima <strong>de</strong> lectores sin rostro, que son también unmercado <strong>de</strong> compradores virtuales capaces <strong>de</strong> dar a la obra una sancióneconómica, la cual, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> que pue<strong>de</strong> asegurar la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciaeconómica e intelectual <strong>de</strong>l artista, no siempre está <strong>de</strong>sprovista <strong>de</strong> todalegitimidad cultural; la existencia <strong>de</strong> un "mercado literario y artístico"hace posible la formación <strong>de</strong> un conjunto <strong>de</strong> profesiones propiamenteintelectuales -sea porque aparezcan nuevos personajes o porque losantiguos reciban nuevas funciones-, es <strong>de</strong>cir, la integración <strong>de</strong> unverda<strong>de</strong>ro <strong>campo</strong> intelectual como sistema <strong>de</strong> las relaciones que seestablecen entre los agentes <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> producción intelectual. 87 R. Williams, Culture and Soáety, 1780-1950, Harmondsworth, Penguin Books, 32* ed., 1963,pp. 49-50.8 R. Williams también pone en evi<strong>de</strong>ncia las relaciones <strong>de</strong> inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia que unifican laaparición <strong>de</strong> un nuevo público que pertenece a una nueva clase social, <strong>de</strong> un conjunto <strong>de</strong> escritoresproce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la misma clase y <strong>de</strong> instituciones o formas artísticas creadas por esta clase. "Elcarácter <strong>de</strong> la literatura resulta visiblemente afectado por el sistema <strong>de</strong> comunicación y por elcambio <strong>de</strong> público. Cuando asistimos a la aparición <strong>de</strong> escritores <strong>de</strong> un nuevo grupo social,<strong>de</strong>bemos consi<strong>de</strong>rar también las instituciones y las formas creadas por el conjunto <strong>de</strong>l grupo al...14


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualLa especificidad <strong>de</strong> este sistema <strong>de</strong> producción, vinculada a laespecificidad <strong>de</strong> su producto, realidad <strong>de</strong> doble faz, mercancía ysignificación, cuyo valor estético sigue siendo irreductible al valoreconómico, aun cuando la sanción económica viene a redoblar laconsagración intelectual, entraña la especificidad <strong>de</strong> las relaciones queahí se establecen: las relaciones entre cada uno <strong>de</strong> los agentes <strong>de</strong>l sistemay los agentes o las instituciones total o parcialmente externas al sistema,siempre están mediatizadas por las relaciones que se establecen en elseno mismo <strong>de</strong>l sistema, es <strong>de</strong>cir, en el interior <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual, yla competencia por la legitimidad cultural, cuya apuesta y, al menos enapariencia, cuyo arbitro, es el público, nunca se i<strong>de</strong>ntifica completamentecon la competencia por el éxito en el mercado. Es significativo que lairrupción <strong>de</strong> métodos y <strong>de</strong> técnicas prestados por el or<strong>de</strong>n económico yvinculados a la comercialización <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> arte, como la publicidadcomercial para los productos intelectuales, coincida no sólo con laglorificación <strong>de</strong>l artista y <strong>de</strong> su misión casi profética, y con el esfuerzometódico <strong>de</strong> separar al intelectual y su universo <strong>de</strong>l mundo común,aunque sea por extravagancias en el vestir, sino también con la <strong>de</strong>claradaintención <strong>de</strong> reconocer sola- mente a ese lector i<strong>de</strong>al que es un alter ego,es <strong>de</strong>cir, otro intelectual, contemporáneo o futuro, capaz <strong>de</strong> seguir, ensu creación o comprensión <strong>de</strong> las obras, la misma vocación propiamenteintelectual que <strong>de</strong>fine al intelectual autónomo, sin reconocer máslegitimidad que la intelectual. "Es bello lo que correspon<strong>de</strong> a unanecesidad interior", dice Kandinsky. La afirmación <strong>de</strong> la autonomía <strong>de</strong>...cual pertenecen. El teatro isabelino..., como institución, fue en gran parte creado por especuladoresproce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> las clases medías y alimentado con obras <strong>de</strong> escritores proce<strong>de</strong>ntes en su. mayorparte <strong>de</strong> familias <strong>de</strong> artesanos y <strong>de</strong> comerciantes, pero <strong>de</strong> hecho fue combatido sin cesar por laclase media <strong>de</strong> comerciantes y, al mismo tiempo que aceptaba un público popular, sobreviviógracias a la protección <strong>de</strong> la corte y <strong>de</strong> la nobleza... Es posible atribuir la formación, en el sigloXVIII, <strong>de</strong> un público organizado <strong>de</strong> ciases medias, a ciertos escritores <strong>de</strong>l mismo grupo social,pero también, y sobre todo, hay que ver en ello el resultado <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sarrollo in<strong>de</strong>pendiente queofreció una coyuntura a los escritores. La expansión y la organización <strong>de</strong> este público seprolongaron hasta el siglo XIX, atrayendo a nuevos escritores <strong>de</strong> diverso origen social perohomogeneizáridolos con sus instituciones." (R. Williams, Tfe Lcmg Revolution, Harmondsworth,Pelican Books, 1965, p. 266.)15


Pierre Bordieula intención creadora lleva a una moral <strong>de</strong> la convicción que inclina ájuzgar las obras con base en la pureza <strong>de</strong> la intención <strong>de</strong>l artista, y quepue<strong>de</strong> culminar en una especie <strong>de</strong> terrorismo <strong>de</strong>l gusto cuando el artista,en nombre <strong>de</strong> su convicción, exige un reconocimiento incondicional <strong>de</strong>su obra. Así, la ambición <strong>de</strong> la autonomía aparece, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces, comola ten<strong>de</strong>ncia específica <strong>de</strong>l cuerpo intelectual. "El alejamiento <strong>de</strong>l públicoy el rechazo proclamado <strong>de</strong> las exigencias vulgares que fomentan elculto <strong>de</strong> la forma por sí misma, <strong>de</strong>l arte por el arte -acentuación sinprece<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l aspecto más específico y más irreductible <strong>de</strong>l acto <strong>de</strong>creación y, por ello, afirmación <strong>de</strong> la especificidad y <strong>de</strong> la irreductibilidad<strong>de</strong>l creador- vienen acompañados <strong>de</strong> un estrechamiento y unaintensificación <strong>de</strong> las relaciones entre los miembros <strong>de</strong> la sociedadartística. De este modo, pue<strong>de</strong> verse que se forman las que Schücking<strong>de</strong>nomina "socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> bombos mutuos", pequeñas sectas cerradasen su esoterismo, 9 al mismo tiempo que aparecen los signos <strong>de</strong> unanueva solidaridad entre el artista y el crítico o el periodista.Sólo se acepta a los críticos que tengan acceso al Sancta sanctorumy estén iniciados, es <strong>de</strong>cir, a aquellos que han sido ganados para laconcepción estética <strong>de</strong>l grupo... y <strong>de</strong> ello se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> también que cadauno <strong>de</strong> estos grupos... se convierta en una "sociedad <strong>de</strong> bombosmutuos"... Si el mundo contemporáneo se sorprendía <strong>de</strong> que los críticos,representantes en otro tiempo <strong>de</strong>l gusto conservador, se pasaran sinmás al lado <strong>de</strong>l nuevo arte, es porque <strong>de</strong>sconocía los procesossociológicos. 10Inspirada por la convicción -tan profundamente inscrita en la<strong>de</strong>finición social <strong>de</strong> la vocación <strong>de</strong> intelectual que tien<strong>de</strong> a admitirse sindiscusión- <strong>de</strong> que el público está inevitablemente con<strong>de</strong>nado a la9 En la obra <strong>de</strong> Schücking (pp. 44-6) se halla una evocación <strong>de</strong> las principales ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong>l"movimiento estético".10 L. L. Schücking, op. cit, p. 47. Se pue<strong>de</strong> encontrar también (p. 72) una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>lfuncionamiento <strong>de</strong> estas socieda<strong>de</strong>s y en particular <strong>de</strong> los "intercambios <strong>de</strong> servicios" quepermiten.16


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualincomprensión, o al menos a una comprensión diferida, esta "nuevacrítica" (en el verda<strong>de</strong>ro sentido, por única vez) se preocupa por hacerjusticia al creador, y, al <strong>de</strong>jar <strong>de</strong>, "sentirse autorizada, como <strong>de</strong>legada<strong>de</strong>l público cultivado, a discernir un veredicto perentorio en nombre <strong>de</strong>un código irrefutable, se coloca incondicionalmente al servicio <strong>de</strong>lartista, cuyas intenciones y razones trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>scifrar escrupulosamente,porque no quiere ser otra cosa que una interpretación <strong>de</strong> experto. Conello, evi<strong>de</strong>ntemente, saca al público <strong>de</strong>l juego: y <strong>de</strong> hecho, pue<strong>de</strong> verseque aparecen, bajo la firma <strong>de</strong> críticos dramáticos o artísticos que <strong>de</strong>janprogresivamente <strong>de</strong> aludir a la actitud <strong>de</strong>l público en los estrenos o enlas inauguraciones, expresiones tan elocuentes como: " La pieza tuvoéxito entre el público." 11Recordar que el <strong>campo</strong> intelectual como sistema autónomo oque preten<strong>de</strong> la autonomía es el producto <strong>de</strong> un proceso histórico <strong>de</strong>autonomización y <strong>de</strong> diferenciación interna, es legitimar la autonomizaciónmetodológica que permite la investigación <strong>de</strong> la lógicaespecífica <strong>de</strong> las relaciones que se establecen en el seno <strong>de</strong> este sistemay lo integran como tal; equivale también a disipar las ilusiones nacidas<strong>de</strong> la familiaridad, al poner al <strong>de</strong>scubierto que, como producto <strong>de</strong> unahistoria, este sistema no pue<strong>de</strong> disociarse <strong>de</strong> las condiciones históricasy sociales <strong>de</strong> su integración y con<strong>de</strong>nar por ello toda tentativa <strong>de</strong>consi<strong>de</strong>rar las proposiciones que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l estudio sincrónico<strong>de</strong> un estado <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> como verda<strong>de</strong>s esenciales, transhistóricas ytransculturales. 12 Una vez conocidas las condiciones históricas y socialesque hacen posible la existencia <strong>de</strong> un <strong>campo</strong> intelectual -una vez<strong>de</strong>finidos, al mismo tiempo, los límites <strong>de</strong> vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> un estudio <strong>de</strong> unestado <strong>de</strong> este <strong>campo</strong>-, este estudio adquiere entonces todo su sentido,porque pue<strong>de</strong> captar "en acto" la totalidad concreta <strong>de</strong> las relacionesque integran el <strong>campo</strong> intelectual como sistema.11 L.L.Schücldng,op.ritp.90.12 Es obvio que las proposiciones que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> un <strong>campo</strong> intelectualintegrado pue<strong>de</strong>n proporcionar el principio <strong>de</strong> una interpretación estructural, ya sea <strong>de</strong> <strong>campo</strong>sintelectuales proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> una evolución histórica diferente, como el <strong>campo</strong> intelectual <strong>de</strong> laAtenas <strong>de</strong>l siglo V, o bien, incluso, <strong>de</strong> <strong>campo</strong>s intelectuales en vía <strong>de</strong> integrarse.17


Pierre BordieuLos pájaros <strong>de</strong> PsafónNunca se ha precisado por completo todo lo que se implica en elhecho <strong>de</strong> que el autor escribe para un público. Existen pocos actoressociales que <strong>de</strong>pendan tanto como los artistas, y más generalmente losintelectuales, en lo que son y en la imagen que tienen <strong>de</strong> sí mismos <strong>de</strong> laimagen que los <strong>de</strong>más tienen <strong>de</strong> ellos y <strong>de</strong> lo que los <strong>de</strong>más son. "Existencualida<strong>de</strong>s -escribe Jean-Paul Sartre- que nos llegan sólo por losjuicios <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más." 13 Así ocurre con la cualidad <strong>de</strong> escritor, cualidadsocialmente <strong>de</strong>finida e inseparable, en cada sociedad y en cada época,<strong>de</strong> cierta <strong>de</strong>manda social, con la cual el escritor <strong>de</strong>be contar; así ocurretambién, <strong>de</strong> un modo todavía más evi<strong>de</strong>nte, con el renombre <strong>de</strong>l escritor,es <strong>de</strong>cir, con la representación que la sociedad se hace <strong>de</strong>l valor y <strong>de</strong>la verdad <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> un escritor o <strong>de</strong> un artista. El artista pue<strong>de</strong>aceptar o repudiar a este personaje que la sociedad le envía, pero nopue<strong>de</strong> ignorarlo: por medio <strong>de</strong> esta representación social, que tiene laopacidad y la necesidad <strong>de</strong> un dato <strong>de</strong> hecho, la sociedad interviene, enel centro mismo <strong>de</strong>l proyecto creador, invistiendo al artista <strong>de</strong> sus exigenciaso sus rechazos, <strong>de</strong> sus esperanzas o su indiferencia. In<strong>de</strong>pendientemente<strong>de</strong> lo que quiera o haga, el artista <strong>de</strong>be enfrentar la <strong>de</strong>finiciónsocial <strong>de</strong> su obra, es <strong>de</strong>cir, concretamente, los éxitos o fracasos queésta tiene, las interpretaciones que <strong>de</strong> ella se dan, la representaciónsocial, a menudo estereotipada y reductora, que <strong>de</strong> ella se hace el público<strong>de</strong> los aficionados. En suma, inmerso en la angustia <strong>de</strong> la salvación,el autor está con<strong>de</strong>nado a acechar en la incertidumbre los signos siempreambiguos <strong>de</strong> una elección siempre pendiente: pue<strong>de</strong> vivir el fracasocomo un signo <strong>de</strong> elección o el éxito <strong>de</strong>masiado rápido y <strong>de</strong>masiadoestrepitoso como una amenaza <strong>de</strong> maldición (por referencia a una <strong>de</strong>finiciónhistórica <strong>de</strong>l artista consagrado o maldito), y <strong>de</strong>be reconocernecesariamente, en su proyecto creador, la verdad <strong>de</strong>l mismo que la13 J.-P. Sartre, Qu'est-ce aue la litérahtre?, París, Gallimard, 1948, p. 98.18


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualacogida social le remite, porque el reconocimiento <strong>de</strong> esta verdad estáencerrado en un proyecto que es siempre proyecto <strong>de</strong> ser reconocido.El proyecto creador es el sitio don<strong>de</strong> se entremezclan y a vecesentran en contradicción la necesidad intrínseca <strong>de</strong> la obra que necesitaproseguirse, mejorarse, terminarse, y las restricciones sociales que orientanla obra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera. Paul Valéry oponía "obras que parecen creadaspor su público, cuyas expectativas satisfacen y que por ello casi están<strong>de</strong>terminadas por el conocimiento <strong>de</strong> éstas, y obras que, por el contrario,tien<strong>de</strong>n a crear su público". 1 * Sin duda, es posible encontrar todos losmatices, entre obras exclusivamente <strong>de</strong>terminadas y dominadas por larepresentación (intuitiva o científicamente informada) <strong>de</strong> las expectativas<strong>de</strong>l público, como los periódicos, los semanarios y las obras <strong>de</strong> grandifusión, y las obras enteramente sometidas a las exigencias <strong>de</strong>l creador.De esto se siguen importantes consecuencias <strong>de</strong> método: éste serátanto más a<strong>de</strong>cuado cuanto que las obras a las cuales se aplique (a costa<strong>de</strong> la autonomización metodológica, por la cual plantea su objeto comosistema) sean más autónomas; un análisis interno <strong>de</strong> la obra corre elriesgo <strong>de</strong> volverse ficticio y equivocado cuando se aplica a las "obras<strong>de</strong>stinadas a actuar po<strong>de</strong>rosa y brutalmente sobre la sensibilidad, y aconquistar al público aficionado a las emociones fuertes o las aventurasextrañas" <strong>de</strong> que habla Valéry, a obras creadas por su público porquefueron creadas expresamente para su público, como las revistas francesasFrance-Soir, France-Dimanche o París- Match o los retratos <strong>de</strong> Parisiennes,y casi totalmente reductibles a las condiciones económicas y sociales <strong>de</strong>su fabricación, y por tanto enteramente susceptibles <strong>de</strong> un análisis interno.Los que se llaman "autores <strong>de</strong> éxito" son sin duda los objetos másfácilmente accesibles a los métodos tradicionales <strong>de</strong> la sociología, puestoque pue<strong>de</strong> suponerse que las restricciones sociales (voluntad <strong>de</strong> seguirfiel a una manera que ha triunfado, temor <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r el éxito, etc.)son más importantes, en su proyecto intelectual, que la necesidad intrínseca<strong>de</strong> la obra. La mística jansenista <strong>de</strong> los intelectuales que nuncaven sin suspicacia los éxitos <strong>de</strong>masiado estrepitosos pue<strong>de</strong> justificarseen parte por la experiencia: cabe la posibilidad <strong>de</strong> que los creadores14 Valéry, (Euvres. París, N.R.F. Col. Pléia<strong>de</strong>, I. P. 1442.19


Pierre Bordieusean más vulnerables al éxito que al fracaso y ocurre, en efecto, que alno saber cómo triunfar sobre su triunfo, se subordinan a las restriccionesque les impone la <strong>de</strong>finición social <strong>de</strong> una obra consagrada por eléxito. Inversamente, las obras escapan tanto más completamente a estosmétodos, cuanto sus autores, rehusando ajustarse a las expectativas<strong>de</strong> los lectores reales, imponen las exigencias que la necesidad <strong>de</strong> laobra les impone, sin hacer concesión alguna a la representación, anticipadao comprobada, <strong>de</strong> la representación que los lectores se hacen o seharán <strong>de</strong> su obra.Sin embargo, ni siquiera la más "pura" intención artística escapacompletamente <strong>de</strong> la sociología, ya que, como se ha visto, pue<strong>de</strong> integrarsegracias a un tipo particular <strong>de</strong> condiciones históricas y sociales, ytambién porque se ve obligada a referirse a la verdad objetiva que leremite el <strong>campo</strong> intelectual. La relación que el creador mantiene con sucreación es siempre ambigua y a veces contradictoria, en la medida enque la obra intelectual, como objeto simbólico <strong>de</strong>stinado a comunicarse,como mensaje que pue<strong>de</strong> recibirse o rehusarse, reconocerse oignorarse, y con él al autor <strong>de</strong>l mensaje, obtiene no solamente su valor-que es posible medir por el reconocimiento <strong>de</strong> los iguales o <strong>de</strong>l granpúblico, <strong>de</strong> los contemporáneos o <strong>de</strong> la posteridad-, sino también susignificación y su verdad <strong>de</strong> los que la reciben tanto como <strong>de</strong>l que laproduce; aunque ocurre que la restricción social se manifieste a vecesbajo la forma directa y brutal <strong>de</strong> las presiones financieras o la obligaciónjurídica, como cuando un comerciante en cuadros exige a un pintorque se atenga a la forma que le ha dado éxito; 15 la restricción socialopera por lo general <strong>de</strong> modo más sutil. Hay que preguntarse si aún elautor más indiferente a las seducciones <strong>de</strong>l éxito y menos dispuesto ahacer concesiones a las exigencias <strong>de</strong>l público, no <strong>de</strong>be tomar en cuentala verdad social <strong>de</strong> su obra que le remiten el público, los críticos o losanalistas y re<strong>de</strong>finir <strong>de</strong> acuerdo con ella su proyecto creador. Confrontadacon esta <strong>de</strong>finición objetiva, ¿no se estimula una reflexión y unaexplicitación <strong>de</strong> su intención y no se corre el riesgo <strong>de</strong> transformarla15 R. Moulin, le marché ie la peinture en Trance, essai <strong>de</strong> soáologie économique, que apareceráen las ediciones <strong>de</strong> Minuit.20


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualcon ello? De un modo más general, ¿no se <strong>de</strong>fine el proyecto creador,inevitablemente, por referencia a los proyectos <strong>de</strong> otros creadores?Hay pocas obras que no contengan indicaciones sobre las representacionesque el autor se hace <strong>de</strong> su empresa, sobre los conceptos en loscuales imaginó su originalidad y su novedad, es <strong>de</strong>cir, lo que lo distinguía,a sus propios ojos, <strong>de</strong> sus contemporáneos y sus pre<strong>de</strong>cesores. Así,como observa Louis Althusser,Marx nos <strong>de</strong>jó, <strong>de</strong> pasada, en el texto o las notas <strong>de</strong> El capital, todauna serie <strong>de</strong> juicios sobre su obra misma, comparaciones críticas con suspre<strong>de</strong>cesores (los fisiócratas, Smith, Ricardo, etc.), y por último observacionesmetodológicas muy precisas, que relacionan sus métodos <strong>de</strong>análisis con el método <strong>de</strong> las ciencias matemáticas, físicas, biológicas,etc., y con el método dialéctico <strong>de</strong>finido por Hegel... Al hablar <strong>de</strong> suobra y <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>scubrimientos, Marx reflexionaba en términos filosóficamentea<strong>de</strong>cuados sobre la novedad, y por en<strong>de</strong> la distinción específica,<strong>de</strong> su objeto. 16Sin duda, no todos los creadores intelectuales tienen <strong>de</strong> su obrauna representación tan consciente; y hay que pensar, por ejemplo, enFlaubert, que sacrifica, a instancias <strong>de</strong> Lonis Bouilhet, muchas "frasesparásitas" y "entremeses que mo<strong>de</strong>ran la acción", las cuales expresabanquizá las ten<strong>de</strong>ncias profundas <strong>de</strong> su genio:Flaubert fue, evi<strong>de</strong>ntemente, el primero en empren<strong>de</strong>r este regreso,esta remisión <strong>de</strong>l discurso a su reverso silencioso que es, paranosotros, en la actualidad, la literatura misma -pero que fue, para él,casi siempre inconsciente o penosa. Su conciencia literaria no estaba, yno podía estar, al nivel <strong>de</strong> su obra y <strong>de</strong> su experiencia... Flaubert no daahí (en su correspon<strong>de</strong>ncia) una verda<strong>de</strong>ra teoría <strong>de</strong> su práctica, que leresulta aún, en lo que tiene <strong>de</strong> audaz, completamente oscura. Él mismoencontraba L'éducation sentimentale estéticamente fallida, por falta <strong>de</strong>acción, <strong>de</strong> perspectiva, <strong>de</strong> construcción. No veía que este libro era el16 L. Althusser, Lire te Capital, París, Maspero, 1965, t. D, pp. 9-10.21


Pierre Bordieuprimero que lograba esta <strong>de</strong>sdramatización, o como casi se quisiera <strong>de</strong>cir,esta <strong>de</strong>snovelización <strong>de</strong> la novela en don<strong>de</strong> comenzaría toda la literaturamo<strong>de</strong>rna; más bien, resentía como una falta lo que es para nosotroscualidad principal. 17Para compren<strong>de</strong>r que el proyecto creador <strong>de</strong> Flaubert, y al mismotiempo, toda su obra, hubieran sido profundamente transformadas,basta pensar lo que hubiera sido su obra (y la comparación <strong>de</strong> las versiones<strong>de</strong> Madame Bovary permite imaginario) si no hubiera tenido quetomar en cuenta censuras que poco lo ayudaban a <strong>de</strong>scubrir la verdad<strong>de</strong> su intención artística y si, en lugar <strong>de</strong> estar constreñido a referirse auna estética para la cual lo propio <strong>de</strong> la obra novelesca resi<strong>de</strong> en lapsicología <strong>de</strong> los personajes y en la eficacia <strong>de</strong>l relato, hubiera encontradoen los críticos y en el público la teoría <strong>de</strong> la novela que viene alencuentro <strong>de</strong> los novelistas <strong>de</strong> hoy, a través <strong>de</strong> la cual los lectores contemporáneosleen la obra y sus silencios.Des<strong>de</strong> la aparición <strong>de</strong> U année <strong>de</strong>rniére a Marienbad -observaGérard Genette- se produjo en la reputación <strong>de</strong> Alain Robbe-Grilletuna singular transformación <strong>de</strong> perspectiva. Hasta entonces, y a pesar<strong>de</strong> la extrañeza perceptible <strong>de</strong> sus primeros libros, Robbe-Grillet pasabapor un escritor realista y objetivo, que paseaba sobre todas las cosasel ojo impasible <strong>de</strong> una especie <strong>de</strong> cámara-estilográfica, recortando enlo visible, para cada una <strong>de</strong> sus novelas, un <strong>campo</strong> <strong>de</strong> observación queno abandonaba hasta agotar los recursos <strong>de</strong>scriptivos <strong>de</strong> su ser-aht sinpreocuparse <strong>de</strong> la acción ni <strong>de</strong> los personajes. Roland Barthes mostró, apropósito <strong>de</strong> Les gotnmes y <strong>de</strong> Le voyeur, el aspecto revolucionario <strong>de</strong>esta <strong>de</strong>scripción, la cual, al reducir el mundo percibido a una exhibición<strong>de</strong> superñries,_eliminaba a la vez "el objeto clásico" y la "sensibilidadromántica": adoptados por el propio Robbe-Grillet, simplificados ypopularizados bajo mil diversas formas, estos análisis <strong>de</strong>sembocaronen la consabida vulgata sobre el nouveau román [nueva novela] y la écoledu Tegard [escuela <strong>de</strong> la mirada]. Robbe-Grillet parecía entonces <strong>de</strong>fini-17 G. Genette, Figures, París, ed. du Seuü, Col. "Tel quel", 1966, pp. 242-243.22


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualtivamente encerrado en su papel <strong>de</strong> agrimensor puntilloso, <strong>de</strong>nunciadoy por tanto adoptado como tal por la crítica oficial y el espíritu público.V année ¿temiere a Marienbad modificó todo esto <strong>de</strong> una manera que tuvouna eficacia <strong>de</strong>cisiva, gracias a la publicidad propia <strong>de</strong>l evento cinematográfico:he aquí que Robbe-Grillet se vuelve <strong>de</strong> pronto una especie <strong>de</strong>autor fantástico, un espeleólogo <strong>de</strong> lo imaginario, un vi<strong>de</strong>nte, un taumaturgo.Lautréamont, Bioy Casares, Piran<strong>de</strong>llo y e surrealismoremplazan <strong>de</strong> pronto la Guía <strong>de</strong> los ferrocarriles y el Catálogo <strong>de</strong> lasarmas y los ciclos (...) ¿Era una conversión o bien era necesarioreconsi<strong>de</strong>rar el "caso Robbe-Grillet"? Releídas <strong>de</strong> prisa con esta nuevaluz, las novelas anteriores revelaron una irrealidad turbadora, pocoantes insospechable, cuya naturaleza parecía <strong>de</strong> pronto fácil <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar:este espacio a la vez inestable y obsesionante, este enfoque ansioso,que pisotea, estas falsas semejanzas, estas confusiones <strong>de</strong> lugares y <strong>de</strong>personas, este tiempo dilatado, esta culpabilidad difusa, esta sorda fascinación<strong>de</strong> la violencia, eran reconocibles para todos: el universo <strong>de</strong>Robbe-Grillet era el <strong>de</strong>l sueño y <strong>de</strong> la alucinación, y sólo una lecturaina<strong>de</strong>cuada, orientada, nos había apartado <strong>de</strong> esta evi<strong>de</strong>ncia (...) Robbe-Grillet <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> ser el símbolo <strong>de</strong> un neorrealismo "cosista" y el sentidopúblico <strong>de</strong> su obra se inclinó irresistiblemente hacia la vertiente <strong>de</strong> loimaginario y <strong>de</strong> la subjetividad. Es posible plantear la objeción <strong>de</strong> queeste cambio <strong>de</strong> sentido sólo afecta el "mito Robbe-Grillet" y sigue siendoexterior a su obra; pero se observa una evolución paralela en lasteorías profesadas por el mismo Robbe Grillet. Entre el que afirmaba,en 1953: Les gommes es una novela <strong>de</strong>scriptiva y científica" (...) y el queprecisa en 1961 que las <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> Le voyeur y <strong>de</strong> Lajahusie "siemprelas hace alguien"(...), para concluir que estas <strong>de</strong>scripciones son "perfectamentesubjetivas" y que esta subjetividad es la característica esencial<strong>de</strong> lo que se ha llamado el nouveau román, ¿quién no <strong>de</strong> estos <strong>de</strong>splazamientos<strong>de</strong> acento que expresan a la vez el giro <strong>de</strong> un pensamiento yel <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> alinear las obras pasadas en la nueva perspectiva? 18Gérard Genette concluye este análisis (que merecía citarse completopor su precisión etnográfica), revindicando para el escritor el18 G. Genette, op.cií., pp. 69-7123


Pierre Bordieu"<strong>de</strong>recho <strong>de</strong> contra<strong>de</strong>cirse". Sin embargo, aunque se <strong>de</strong>dica a mostraren seguida, mediante una nueva lectura <strong>de</strong> las obras mismas, la legitimidad<strong>de</strong> las dos interpretaciones concurrentes, cabría preguntarse sino ha escamoteado la cuestión propiamente sociológica que se planteapor el hecho <strong>de</strong> que Robbe-Grillet ha respaldado sucesivamente las dosvulgatas contradictorias. La evolución concomitante <strong>de</strong>l discurso <strong>de</strong>lcreador sobre su obra, <strong>de</strong>l "mito público" <strong>de</strong> su obra y quizá, incluso, <strong>de</strong>la estructura interna <strong>de</strong> la obra, lleva a preguntar si las pretensionesiniciales <strong>de</strong> la objetividad y la conversión ulterior a la subjetividadpura, no están separadas por una toma <strong>de</strong> conciencia y una confesión así mismo <strong>de</strong> la verdad objetiva <strong>de</strong> la obra y <strong>de</strong>l proyecto creador, toma<strong>de</strong> conciencia y confesión que el discurso <strong>de</strong> los críticos y aun la vulgatapública <strong>de</strong> este discurso prepararon y propiciaron: no se ha subrayadosuficientemente, en efecto, que por lo menos en la actualidad el discurso<strong>de</strong>l crítico sobre la obra se presenta al creador mismo no tanto comoun juicio crítico dirigido al valor <strong>de</strong> la obra sino como una objetivación tal<strong>de</strong>l proyecto creador que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> la obra misma y se distinguepor ello, esencialmente, <strong>de</strong> la obra como expresión prerreflexiva<strong>de</strong>l proyecto creador, y aún <strong>de</strong>l discurso teórico que el creador pue<strong>de</strong>tener <strong>de</strong> su obra. Se sigue <strong>de</strong> ahí que la relación que vincula al creador(o, con más precisión, a la representación, más o menos consciente, queel creador se hace <strong>de</strong> su intención creadora) la crítica como esfuerzo <strong>de</strong>retomar el proyecto creador a partir <strong>de</strong> la obra en que éste sólo se<strong>de</strong>scubre velándose (a los ojos <strong>de</strong>l creador mismo), no podría <strong>de</strong>scribirse,aunque la evolución concomitante <strong>de</strong>l discurso <strong>de</strong>l crítico y <strong>de</strong>l discurso<strong>de</strong>l autor sobre su obra pueda inclinar a hacerlo, como relación <strong>de</strong>causa a efecto. ¿Significaría esto que la eficacia <strong>de</strong> la palabra crítica esnula? De hecho, el discurso <strong>de</strong>l crítico que el creador reconoce porqueen él se siente reconocido y porque se reconoce en él, no constituye unpleonasmo con la obra, porque integra el proyecto creador diciéndolo,y, por ello, <strong>de</strong>termina que sea según se le diga. 1919 Sólo un análisis <strong>de</strong> la estructura misma <strong>de</strong> las obras permitiría establecer si la conversión<strong>de</strong>l proyecto creador que aparece en el discurso <strong>de</strong>l creador sobre su obra se manifiesta también24


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualPor su naturaleza y su pretensión misma, la objetivación querealiza la crítica está sin duda alguna predispuesta a <strong>de</strong>sempeñar unpapel específico en la <strong>de</strong>finición y la evolución <strong>de</strong>l proyecto creador.Sin embargo, se realiza la objetivación progresiva <strong>de</strong> la intención creadoray se integra este sentido público <strong>de</strong> la obra y <strong>de</strong>l autor, conforme alcual el autor se <strong>de</strong>fine y con relación al cual <strong>de</strong>be <strong>de</strong>finirse, sólo en y através <strong>de</strong> todo el sistema <strong>de</strong> relaciones sociales que el creador sostienecon el conjunto <strong>de</strong> agentes que constituyen el <strong>campo</strong> intelectual en unmomento dado <strong>de</strong>l tiempo -otros artistas, críticos, intermediarios entreel artista y el público, tales como los editores, los comerciantes encuadros o los periodistas encargados <strong>de</strong> apreciar inmediatamente lasobras y <strong>de</strong> darlas a conocer al público (y no <strong>de</strong> analizarlas científicamentea la manera <strong>de</strong>l crítico propiamente dicho), etc. Interrogarsesobre la génesis <strong>de</strong> ese sentido público es preguntarse quién juzga yquién consagra, cómo se opera la selección que, en el caos indiferenciadoe in<strong>de</strong>finido <strong>de</strong> las obras producidas e incluso publicadas, disciernelas obras dignas <strong>de</strong> ser amadas y admiradas, conservadas y consagradas.¿Es preciso admitir la opinión común según la cual esta tarea incumbea ciertos "hombres <strong>de</strong> gusto", predispuestos por su audacia o suautoridad a mol<strong>de</strong>ar el gusto <strong>de</strong> sus contemporáneos? A menudo, ennombre <strong>de</strong> una representación carismática <strong>de</strong> su tarea, el editor <strong>de</strong>vanguardia, actuando a la manera <strong>de</strong> un "maestro <strong>de</strong> sabiduría", seotorga la misión <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir, en la obra y la persona <strong>de</strong> quienes vienena él, los signos imperceptibles <strong>de</strong> la gracia, y <strong>de</strong> revelarles a quiénes hasabido reconocer entre quienes han sabido reconocerle. Es la mismarepresentación que inspira a menudo la crítica ilustrada, el comerciante<strong>de</strong> cuadros audaz o el aficionado inspirado. ¿Qué ocurre en realidad?Se observa en primer término que los manuscritos que recibe eleditor resultan afectados por diversas <strong>de</strong>terminaciones: muy a menudollevan ya la marca <strong>de</strong>l intermediario (el cual, a su vez, se encuentrasituado en el <strong>campo</strong> intelectual como director <strong>de</strong> colección, lector, "auensus obras más recientes,, las cuales <strong>de</strong>berla, en este caso -como la simple lectura permite intuiípresentarla expresión más acabada y más sistemática <strong>de</strong> la intención creadora.25


Pierre Bordieutor <strong>de</strong> la casa", crítico conocido por sus juicios certeros o audaces, etc.),a través <strong>de</strong>l cual llegan al editor; 20 en segundo lugar, son el resultado <strong>de</strong>una especie <strong>de</strong> preselección que los autores mismos practicaron porreferencia a la i<strong>de</strong>a que se hacen <strong>de</strong>l editor, <strong>de</strong> la ten<strong>de</strong>ncia literaria queéste representa -por ejemplo, el nouveau román- y que ha podido orientarsu proyecto creador 21 ¿Cuáles son los criterios <strong>de</strong> la selección que eleditor practica <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> este conjunto preseleccionado? Conciente <strong>de</strong>no poseer la criba que revelaría infaliblemente las obras dignas <strong>de</strong>conservarse, pue<strong>de</strong> profesar a la vez el relativismo estético más radicaly la fe más completa en una especie <strong>de</strong> absoluto <strong>de</strong>l "olfato". De hecho,la representación que tiene <strong>de</strong> su vocación específica <strong>de</strong> editor <strong>de</strong> vanguardia,consciente <strong>de</strong> no tener otro principio estético que la <strong>de</strong>sconfianzarespecto a todo principio canónico, forma parte, necesariamente,<strong>de</strong> la imagen que el público, los críticos y los creadores se hacen <strong>de</strong> sufunción en la división <strong>de</strong>l trabajo intelectual. Esta imagen, que se <strong>de</strong>finepor oposición a la imagen <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más editores, se confirma a sus ojospor la elección <strong>de</strong> los autores que se seleccionan en relación a ella. Larepresentación que el editor se hace <strong>de</strong> su propia práctica (por ejemplo,como audaz e innovadora) y que la orienta por lo menos tanto como laexpresa, la "postura" intelectual que se pue<strong>de</strong> caracterizar muyburdamente como "vanguardista" y que es sin duda el principio últimoy a menudo in<strong>de</strong>finible <strong>de</strong> sus elecciones, se integran y se confirman20 Las observaciones <strong>de</strong> L. L. Schücking permiten dar un alcance más general a esta proposición:"En cuanto a las editoriales, se hace manifiesta otra ten<strong>de</strong>ncia que, como tantas en este terreno,se encuentra ya en el siglo XVín, si no antes: se favorece a aquel que tiene relaciones personales conlos escritores <strong>de</strong> renombre, que son conocidos entre el público y gozan <strong>de</strong> cierto prestigio ante eleditor. Su voz tiene suficiente peso para allanar el camino <strong>de</strong>l principiante. Asi es que, por reglageneral, la obra <strong>de</strong> éste no va directamente a la autoridad indicada sino que tiene que hacer elro<strong>de</strong>o, a menudo harto dificultoso, por el escritorio <strong>de</strong>l artista <strong>de</strong> renombre» (op. cit., p. 78).21 Pue<strong>de</strong> verse también <strong>de</strong> qué manera el encuentro entre el autor y el editor pue<strong>de</strong> vivirse einterpretarse en la lógica <strong>de</strong> la armonía preestablecida y <strong>de</strong> la pre<strong>de</strong>stinación. "¿Está contento <strong>de</strong>ser publicado en las ediciones Minuit? -Si hubiera sabido, hubiera ido ahí inmediatamente...Pero no me atreví a hacerlo, porque me parecía <strong>de</strong>masiado para mí... En cambio, envié primeromi manuscrito a las ediciones X. No es amable que diga eso <strong>de</strong> X, pero rehusaron mi libro y <strong>de</strong>todos modos lo llevé a las ediciones Minuit. -¿Qué tal se entien<strong>de</strong> con el editor?- Comenzó porcontarme el libro. Vio cosas que yo no creía haber mostrado, todo lo que concierne al tiempo, lascoinci<strong>de</strong>ncias" (La Quinzaine Littéraire, 15 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1966).26


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualpor referencia a la representación que tiene <strong>de</strong> las representaciones y <strong>de</strong>las posturas diferentes a la suya y <strong>de</strong> la representación social <strong>de</strong> supropia postura. 22 La situación <strong>de</strong> la crítica no es muy distinta; las obrasya seleccionadas que recibe llevan una marca adicional, la <strong>de</strong>l editor (ya veces la <strong>de</strong>l prologuista, la <strong>de</strong>l creador o <strong>de</strong> otros críticos), <strong>de</strong> tal modoque la lectura que pue<strong>de</strong> hacer <strong>de</strong> una obra específica <strong>de</strong>be tener presentela representación social <strong>de</strong> las características típicas <strong>de</strong> las obras quepublica el editor respectivo (por ejemplo, nouveau román, "literaturaobjetal", etc.), representación <strong>de</strong> la que él mismo y sus iguales pue<strong>de</strong>nser en parte responsables. 23 ¿No se ve a veces que la crítica que actúacomo iniciada, remitiendo la revelación <strong>de</strong>scifrada a aquel <strong>de</strong>l que la harecibido, el cual la confirma a su vez en su vocación <strong>de</strong> intérprete privilegiado,certificando la justeza <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sciframiento? En la literatura y lapintura se han encontrado a menudo, y se encuentran hoy más quenunca, tales parejas perfectas. El editor, actuando como comerciante(que también es), pue<strong>de</strong> utilizar técnicamente la representación pública<strong>de</strong> sus publicaciones -por ejemplo, la vulgata <strong>de</strong>l noveau román- paralanzar una obra: el discurso que sostiene con el crítico, seleccionado nosólo en función <strong>de</strong> su influencia sino también en función <strong>de</strong> las afinida<strong>de</strong>sque pue<strong>de</strong> tener con la obra y que pue<strong>de</strong>n ir hasta la sumisión<strong>de</strong>clarada, es una mezcla en extremo sutil en que la i<strong>de</strong>a que se hace <strong>de</strong>la obra se integra con la i<strong>de</strong>a que se hace <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a que el crítico, dada larepresentación que tiene <strong>de</strong> sus publicaciones, podrá tener <strong>de</strong> la obra.¿No es el editor un buen sociólogo cuando observa que el nouveauromán no es otra cosa que el conjunto <strong>de</strong> novelas publicadas bajo lacubierta <strong>de</strong> las ediciones Minuit? Es significativo que lo que se ha convertidoen el nombre <strong>de</strong> una escuela literaria, tomado por los propios22 Existir, en este sistema <strong>de</strong> relaciones simbólicas que integra el <strong>campo</strong> intelectual, es serconocido y reconocido en marcas <strong>de</strong> distinción (una manera, un estilo, una especialidad, etc.),esguinces diferenciales que pue<strong>de</strong>n investigarse expresamente y <strong>de</strong> la insignificancia.23 Con excepción <strong>de</strong> estas primeras páginas, que se presentan como un pastiche mis o menosvoluntario <strong>de</strong>l nouveau toman, L'auberge espagnok relata una historia rocambolesca pero perfectamenteclara, cuyo <strong>de</strong>sarrollo obe<strong>de</strong>ce a la lógica <strong>de</strong>l sueño y no a la <strong>de</strong> la realidad" (EtienneLalou, L 'Express, 26 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1966). Así el critico que sospecha que el joven novelista hacaído, consciente o inconscientemente, en el juego <strong>de</strong> espejos, cae en él a su vez al <strong>de</strong>scribir lo queconsi<strong>de</strong>ra un reflejo <strong>de</strong>l nouveau román a la luz <strong>de</strong> un reflejo común <strong>de</strong>l nouveau román.27


Pierre Bordieuautores, haya sido antes, como entre los "impresionistas", una etiquetapeyorativa pegada por un crítico tradicionalista a las novelas publicadaspor las ediciones Minuit. Sin embargo, a los autores no les basta conasumir esta <strong>de</strong>finición pública <strong>de</strong> su empresa; han sido <strong>de</strong>finidos conella en la medida en que han sabido <strong>de</strong>finirse en relación con ella: <strong>de</strong>lmismo modo que el público ha sido invitado a buscar y a inventar losvínculos que podían reunir las obras publicadas bajo la misa cubierta,¿no se ha estimulado a los autores a que piensen que constituyen unaescuela, y no un simple grupo ocasional, por la necesidad <strong>de</strong> confrontarsey conformarse a la imagen que <strong>de</strong>l público se hacía <strong>de</strong> ellos? Dehecho, han retomado por su parte no sólo la <strong>de</strong>nominación, sino tambiénla vulgata que <strong>de</strong>finía su imagen pública, i<strong>de</strong>ntificándose con unai<strong>de</strong>ntidad social impuesta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> afuera y surgida primero <strong>de</strong> un simpleacercamiento, para hacer <strong>de</strong> ello un proyecto colectivo. Invitados asituarse en una relación entre sí, a ver en cada uno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más unaexpresión <strong>de</strong> su propia verdad, a reconocerse en los que reconociesencomo miembros auténticos <strong>de</strong> la escuela, ¿no se les llevaba a constituirexplícitamente el principio <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>bía unirles, puesto que se lespercibía como si constituyeran una unidad? Paralelamente, a medidaque el grupo aparece y se afirma más claramente como una escuela, ¿nolleva cada vez más a los críticos y al público a buscar los signos <strong>de</strong> lo queune a los miembros <strong>de</strong> la escuela y que los separa <strong>de</strong> las <strong>de</strong>más escuelas,a distinguir lo que podría estar emparentado, y a emparentar lo quepodría estar separado? El público está también invitado a entrar en eljuego <strong>de</strong> las imágenes, in<strong>de</strong>finidamente reflejadas, que terminan porexistir como reales en un universo en que no hay otra cosa real que losreflejos. La posición vanguardista (que no es necesariamente reductiblea un esnobismo) <strong>de</strong>be forjar, acoger y llevar a cuestas las "teorías"capaces <strong>de</strong> fundamentar como razón una adhesión que nada <strong>de</strong>be a susrazones. Es preciso citar una vez más a Proust: "Porque se creía 'avanzada'y (en arte únicamente) 'nunca <strong>de</strong>masiado a la izquierda', <strong>de</strong>cía (Mme.<strong>de</strong> Cambremer), se imaginaba que no solamente la música progresaba,sino que lo hace sobre una sola línea, y que Debussy era, en ciertomodo, un poco más que Wagner, todavía un poco más avanzado que28


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualWagner. No se daba cuenta <strong>de</strong> que si Debussy no era tan in<strong>de</strong>pendientecon respecto a Wagner <strong>de</strong> lo que ella misma había <strong>de</strong> creer al cabo <strong>de</strong>algunos años, porque, a pesar <strong>de</strong> todo, uno utiliza las armas conquistadaspara acabar <strong>de</strong> liberarse <strong>de</strong> aquello que momentáneamente ha vencido,trataba, sin embargo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la saturación que comenzaba atenerse <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong>masiado completas, en que todo está expresado,<strong>de</strong> contentar una necesidad contraria. Naturalmente, había teorías queapoyaban momentáneamente esta reacción, semejantes a aquellas que,en política, vienen en apoyo <strong>de</strong> las leyes contra las congregaciones,guerras en Oriente (enseñanza contra natura, peligro amarillo, etcétera,etcétera). Decíase que a una época <strong>de</strong> prisa era conveniente un arterápido, absolutamente como se había dicho que la guerra futura nopodía durar más <strong>de</strong> quince días, o que con los ferrocarriles se abandonaríanlos rinconcitos caros a las diligencias." 2iAsí, el sentido público <strong>de</strong> la obra, como juicio objetivamente instituidosobre el valor y la verdad <strong>de</strong> la obra (con relación al cual todojuicio <strong>de</strong> gusto individual se ve obligado a <strong>de</strong>finirse), es necesariamentecolectivo. Es <strong>de</strong>cir, el sujeto <strong>de</strong>l juicio estético es un "nosotros" que pue<strong>de</strong>tomarse por un "yo": la objetivación <strong>de</strong> la intención creadora, que podría<strong>de</strong>nominarse "publicación" (entendiendo con ello el hecho <strong>de</strong> "volversepública"), se realiza a través <strong>de</strong> una infinidad <strong>de</strong> relaciones socialesespecíficas, relaciones entre el editor y el autor, relaciones entre el autory la crítica, relaciones entre los autores, etc. En cada una <strong>de</strong> estas relaciones,cada uno <strong>de</strong> los agentes empeña no solamente la representaciónsocialmente constituida que tiene <strong>de</strong>l otro término <strong>de</strong> la relación (larepresentación <strong>de</strong> su posición y <strong>de</strong> su función en el <strong>campo</strong> intelectual, <strong>de</strong>su imagen pública como autor consagrado o maldito, como editor <strong>de</strong>24 M. Proust, En busca <strong>de</strong>l tiempo perdido, 1, n, Sodoma y Gomorra, Barcelona, José Janes, Editor,1952, p. 226. Las elecciones se dan a menudo justificaciones aún más sumarias; el mecanismo <strong>de</strong>báscula según el cual cada generación tien<strong>de</strong> a rechazar los postulados implícitos que fundamentabanel consenso <strong>de</strong> la generación prece<strong>de</strong>nte, toma prestada una parte <strong>de</strong> su eficacia <strong>de</strong>l temorsocial <strong>de</strong> aparecer vinculado a una época superada y encontrarse situado por ello en una posición<strong>de</strong>valuada <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual; numerosos rechazos, aún en las materias menos acumulativas,sólo tienen este fundamento ("literatura <strong>de</strong> preguerra", "sociología <strong>de</strong> la tercera república" o"arte caduco").29


Pierre Bordieuvanguardia o tradicional, etc.), sino también la representación <strong>de</strong> larepresentación que el otro término <strong>de</strong> la relación tiene <strong>de</strong> él, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>la <strong>de</strong>finición social <strong>de</strong> su verdad y <strong>de</strong> su valor que se integra en y por elconjunto <strong>de</strong> las relaciones entre todos los miembros <strong>de</strong>l universo intelectual.Se sigue <strong>de</strong> ello que la relación que el creador mantiene con suobra está siempre mediatizado por la relación que mantiene con elsentido público <strong>de</strong> su obra, sentido que se le recuerda concretamente araíz <strong>de</strong> todas las relaciones que mantiene con los autores miembros <strong>de</strong>luniverso intelectual, y que es el producto <strong>de</strong> interacciones infinitamentecomplejas entre actos intelectuales, como juicios a la vez <strong>de</strong>terminadosy <strong>de</strong>terminantes sobre la verdad y el valor <strong>de</strong> las obras y <strong>de</strong> losautores. Así, el juicio estético más singular y más personal se refiere auna significación común, ya integrada: la relación con una obra, inclusola propia, es siempre una relación con una obra juzgada, cuya verdad yvalor últimos nunca son sino el conjunto <strong>de</strong> los juicios potenciales sobrela obra, que el conjunto <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong>l universo intelectual podráo podría formular al referirse, en todos los casos, a la representaciónsocial <strong>de</strong> la obra como integración <strong>de</strong> juicios singulares sobre la obra.En virtud <strong>de</strong> que el sentido singular <strong>de</strong>be siempre <strong>de</strong>finirse enrelación con el sentido común, contribuye necesariamente a <strong>de</strong>finir loque será una nueva realización <strong>de</strong> este sentido común. El juicio <strong>de</strong> lahistoria que será el juicio último sobre la obra y su autor, ya está encauzadoen el juicio <strong>de</strong>l primer lector y la posteridad <strong>de</strong>berá tomar encuenta el sentido público que los contemporáneos le hubiesen legado.Psafón, joven pastor lidio, enseñó a los pájaros a repetir: "Psafón es undios." Al oír que los pájaros hablaban y lo que <strong>de</strong>cían, los conciudadanos<strong>de</strong> Psafón lo aclamaron como un dios.Profetas, Sacerdotes, BrujosSi bien cada una <strong>de</strong> las partes <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>todas las <strong>de</strong>más, no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n todas, en mismo grado, <strong>de</strong> todas las30


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectual<strong>de</strong>más: como en el juego <strong>de</strong> ajedrez, en que la suerte <strong>de</strong> la reina pue<strong>de</strong><strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l más insignificante peón, sin que la reina <strong>de</strong>je por ello <strong>de</strong>tener un po<strong>de</strong>r infinitamente más gran<strong>de</strong> que cualquier otra pieza, asílas partes constitutivas <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual, que están colocadas enuna relación <strong>de</strong> inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia funcional, resultan, sin embargo, separadaspor diferencias <strong>de</strong> peso funáonal y contribuyen <strong>de</strong> manera muy<strong>de</strong>sigual a dar al <strong>campo</strong> intelectual su estructura específica. En efecto, laestructura dinámica <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual no es más que el sistema <strong>de</strong>interacciones entre una pluralidad <strong>de</strong> instancias, agentes aislados, comoel creador intelectual, o sistemas <strong>de</strong> agentes, como el sistema <strong>de</strong> enseñanza,las-aca<strong>de</strong>miaso los cenáculos, que se <strong>de</strong>finéñTpor lólñeñoserTIbesencial, en su ser y en su función, por su posición en esta estructura^ porla autoridad, más o menos reconocida, es <strong>de</strong>cir, más o menos intensa ymías o menos extendida, y siempre mediatizada por su interacción, queqercen o preten<strong>de</strong>n ejercer sobre el público, apuesta, y en cierta medidaarbitro, <strong>de</strong> la competencia por consagración y la legitimidad intelectuales.25 Ya sea que se trate <strong>de</strong> las clases altas, que sancionan"por su fangosocial el rango <strong>de</strong> las obras que consumen en la jerarquía <strong>de</strong> obraslegítimas, ya se trate <strong>de</strong> instituciones específicas, como el sistema escolary las aca<strong>de</strong>mias, que consagran por su autoridad y su enseñanza ungénero <strong>de</strong> obras y un tipo <strong>de</strong> hombre cultivado, ya se trate incluso <strong>de</strong>grupos literarios o artísticos como los cenáculos, círculos <strong>de</strong> críticos,"salones" o "cafés", a los cuales se reconoce un papel <strong>de</strong> guías culturaleso <strong>de</strong> taste-markers, existe casi siempre, hasta cierto punto, en toda sociedad,una pluralidad <strong>de</strong> potencias sociales, a veces concurrentes, a vecesconcertadas, las cuales, en virtud <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r político o económico o <strong>de</strong>las garantías institucionales <strong>de</strong> que disponen, están en condiciones <strong>de</strong>imponer sus normas culturales.^ una fracción más o menos amplia <strong>de</strong>l<strong>campo</strong> intelectual, y que reivindican, ipso fado, una legitimidad cultural,sea por los productos culturales fabricados por los <strong>de</strong>más, sea por25 "Como la política, la vida <strong>de</strong>l arte consiste en una lucha por ganar adhesiones." La analogíaque sugiere Schückmg entre el <strong>campo</strong> político y el <strong>campo</strong> intelectual se apoya en una intuiciónparcialmente justa, pero simplifícadora.31


&ESFERA DE LA LEGITIMIDADESFERA DE LOLEGITIMABLEESFERA DE LO ARBITRARIObajo la relación <strong>de</strong> la legitimidad(o esfera <strong>de</strong> la legitimidadfragmentaria)MúsicaPinturaEsculturaLiteraturaTeatroInstancias legitimas <strong>de</strong> legitimación(universidad, aca<strong>de</strong>mia)Instancias <strong>de</strong> legitimaciónconcurrente y que preten<strong>de</strong>nla legitimidad(críticos, clubes)Instancias no legitimas <strong>de</strong>legitimación (creadores <strong>de</strong>alta costura, publicidad)


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectuallas^ obras_y,ias^jctíta<strong>de</strong>sjcujtuxales que trasmiten. Cuando se sujetan ardiscusión, es también en nombre <strong>de</strong> la pretensión <strong>de</strong> <strong>de</strong>tentar la ortodoxia,y cuando se reconocen, en su pretensión a la ortodoxia la que sereconoce. Todo acto cultural, creación o consumo, encierra la afirma-^ción implícita <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> expresarse legítimamente, y por ello comprometela posición <strong>de</strong>l sujeto en el <strong>campo</strong> intelectual y el tipo <strong>de</strong>legitimidad que se atribuye. De este modo, el creador mantiene con suobra una relación completamente diferente, cuya marca lleva necesariamentela obra, según ocupe una posición marginal (en relación a launiversidad, por ejemplo) u oficial. Feuerbach respondió a un amigoque le aconsejaba solicitar una cátedra universitaria: "Sólo soy algomientras pueda seguir siendo nadie", traicionando así, a la vez, su nostalgia<strong>de</strong> la integración a la institución oficial y la verdad objetiva <strong>de</strong>lproyecto creador, constreñido a <strong>de</strong>finirse por oposición a la filosofíaoficial que lo había rechazado. Desterrado <strong>de</strong> la universidad a raíz <strong>de</strong>sus Pensées sur la mort et l'immortalité, sólo escapaba a las restricciones <strong>de</strong>lEstado para asumir un papel <strong>de</strong> filósofo libre y <strong>de</strong> pensador revolucionarioque, por su rechazo, la filosofía oficial le había incluso asignado.La estructura <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual mantiene una relación <strong>de</strong>inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia con una <strong>de</strong> las estructuras fundamentales <strong>de</strong>l <strong>campo</strong>cultural, la <strong>de</strong> las obras culturales, jerarquizadas según su grado <strong>de</strong>legitimidad. Se observa, en efecto, en una sociedad dada, en un momentodado <strong>de</strong>l tiempo, que todas las significaciones culturales, las representacionesteatrales, los espectáculos <strong>de</strong>portivos, los recitales <strong>de</strong> canciones,<strong>de</strong> poesía o <strong>de</strong> música <strong>de</strong> cámara, las operetas u óperas, no sonequivalentes en dignidad y en valor y no exigen con la misma urgenciala misma aproximación. En otras palabras, los diferentes sistemas <strong>de</strong>expresión, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el teatro hasta la televisión, se organizan objetivamentesegún una jerarquía in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> las opiniones individualesque <strong>de</strong>fine la legitimidad cultural y sus grados. 26 Ante las significaciones26 Legitimidad no es legalidad: si los individuos <strong>de</strong> las clases menos favorecidas en materia<strong>de</strong> cultura reconocen casi siempre, por lo menos <strong>de</strong> labios para afuera, la legitimidad <strong>de</strong> lasreglas estéticas propuestas por la cultura ilustrada, esto no excluye que, puedan pasar toda suvida, <strong>de</strong>facto, fuera <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> <strong>de</strong> aplicación <strong>de</strong> estas reglas, sin que por ello éstas pierdan su33


Pierre Bordieusituadas fuera <strong>de</strong> la esfera <strong>de</strong> la cultura legítima, los consumidores sesienten autorizados a seguir siendo simples consumidores y a juzgarlibremente; por el contrario, en el <strong>campo</strong> <strong>de</strong> la cultura consagrada, sesienten sujetos a normas objetivas y obligados a adoptar una actitud<strong>de</strong>vota, ceremonial y ritualizada. Así, por ejemplo, el jazz, el cine o lafotografía no suscitan (porque no la <strong>de</strong>mandan con la misma urgencia)la actitud <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción que es moneda corriente cuando se trata <strong>de</strong> obras<strong>de</strong> cultura ilustrada. Es cierto que algunos virtuosos transfieren a estasartes en vía <strong>de</strong> legitimación los mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> comportamiento que tienencurso en el <strong>campo</strong> <strong>de</strong> la cultura tradicional. Pero a falta <strong>de</strong> una instituciónencargada <strong>de</strong> enseñarlos metódica y sistemáticamente, y <strong>de</strong> consagrarlospor ello como partes constitutivas <strong>de</strong> la cultura legítima, lamayor parte <strong>de</strong> las personas las viven <strong>de</strong> un modo completamentediferente. El conocimiento erudito <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> estas artes y lafamiliaridad con las reglas técnicas o los principios teóricos que lascaracterizan sólo se encuentran excepcionalmente, porque no existe lanecesidad, como en otros casos, <strong>de</strong> realizar un esfuerzo por adquirir,conservar y transformar este grupo <strong>de</strong> conocimientos, que forman parte<strong>de</strong> los requisitos previos y <strong>de</strong> los acompañamientos rituales <strong>de</strong> la<strong>de</strong>gustación ilustrada.Se pasa, pues, paulatinamente, <strong>de</strong> las artes plenamente consagradas,como el teatro, la pintura, la escultura, la literatura o la músicaclásica (entre las cuales también se establecen jerarquías que pue<strong>de</strong>nvariar en el curso <strong>de</strong>l tiempo), a sistemas <strong>de</strong> significaciones abandonados(al menos a primera vista) a lo arbitrario individual, ya se trate <strong>de</strong>la <strong>de</strong>coración, los cosméticos o la cocina. La existencia <strong>de</strong> obras consagralegitünidad,es <strong>de</strong>cir, su pretensión <strong>de</strong> ser umversalmente reconocidas. La regla legítima pue<strong>de</strong>no <strong>de</strong>terminar en modo alguno las conductas que se sitúan en su zona <strong>de</strong> influencia, e inclusopue<strong>de</strong> tener solamente excepciones, pero no por ello <strong>de</strong>fine menos la modalidad <strong>de</strong> la experienciaque acompaña estas conductas y no pue<strong>de</strong> ser pensada y reconocida, sobre todo cuando se hatransgredido, comolaregla<strong>de</strong>las conductas culturales cuando se preten<strong>de</strong>n legítimas. En suma,la existencia <strong>de</strong> lo que se llama legitimidad cultural consiste en que todo individuo, lo quiera ono, lo admita o no, es y se sabe colocado en el <strong>campo</strong> <strong>de</strong> aplicación <strong>de</strong> un sistema <strong>de</strong> reglas quepermiten calificar y jerarquizar su comportamiento bajo la relación <strong>de</strong> la cultura.34


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualdas y <strong>de</strong> toda una serie <strong>de</strong> reglas que <strong>de</strong>finen la aproximación sacramental,supone una institución cuya función no sea solamente <strong>de</strong> transmisión y<strong>de</strong> difusión, sino también <strong>de</strong> legitimación. En efecto, el jazz o el cine sepresentan a través <strong>de</strong> medios <strong>de</strong> expresión por lo menos tan po<strong>de</strong>rososcomo los que se utilizan para las obras <strong>de</strong> cultura más tradicionales;existen cenáculos <strong>de</strong> críticos profesionales, que cuentan con revistaseruditas, y tribunas en radio y televisión y que, como signo <strong>de</strong> su pretensióna la legitimidad cultural, a menudo tratan <strong>de</strong> imitar el tonodocto y fastidioso <strong>de</strong> la crítica universitaria, y <strong>de</strong> tomar prestada <strong>de</strong> ellael culto a la erudición por la erudición como si, perseguidos por lainquietud <strong>de</strong> su legitimidad, sólo pudiesen adoptarla exagerando lossignos exteriores, a los cuales se reconoce la autoridad <strong>de</strong> los<strong>de</strong>tentadores <strong>de</strong>l monopolio <strong>de</strong> la legitimación institucional, esto es,los profesores. A menudo, empujados hacia artes "marginales" por unaposición marginal en el <strong>campo</strong> intelectual, estos individuos aislados y<strong>de</strong>sprovistos <strong>de</strong> toda garantía institucional, por estar colocados en unasituación <strong>de</strong> competencia son propensos a emitir juicios muy divergentesy, si es posible <strong>de</strong>cirlo, insustituibles, nunca logran tener mayoralcance que el <strong>de</strong> capillas restringidas <strong>de</strong> aficionados, tales como círculos<strong>de</strong> jazz o clubes <strong>de</strong> cinefilos. Así por ejemplo, la situación <strong>de</strong> lafotografía en la jerarquía <strong>de</strong> las obras y las prácticas legítimas, a mediocamino entre las prácticas "vulgares", abandonadas aparentemente a laanarquía <strong>de</strong> los gustos y <strong>de</strong> los colores, y las prácticas culturales nobles,sometidas a reglas estrictas, explica la ambigüedad <strong>de</strong> las acritu<strong>de</strong>s quesuscita, sobre todo entre los miembros <strong>de</strong> la clase cultivada. A diferencia<strong>de</strong> una práctica legítima, una práctica en vía <strong>de</strong> legitimación planteaa los que se entregan a ella la cuestión <strong>de</strong> su propia legitimidad. Los'quequieren romper con las reglas <strong>de</strong> la práctica común y rehusan conferir asu actividad y a su producto la significación y la función acostumbradas,se ven constreñidos a crear íntegramente el sustituto (que no pue<strong>de</strong>aparecer como tal) <strong>de</strong> lo que se ha dado, con la forma <strong>de</strong> certidumbreinmediata, a los fieles <strong>de</strong> la cultura legítima, a saber, el sentimiento <strong>de</strong>la legitimidad cultural <strong>de</strong> la práctica y todas las reiteraciones que le sonsolidarias, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los técnicos hasta las teorías estéticas. Pue<strong>de</strong>35


Pierre Bordieuverse así que la forma <strong>de</strong> la relación <strong>de</strong> participación que cada sujetomantiene con el <strong>campo</strong> <strong>de</strong> las obras culturales, y, en particular, el contenido<strong>de</strong> su intención artística o intelectual y la <strong>de</strong> su proyecto creador(por ejemplo, el grado en el cual está reflexionado y explicitado), <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nestrechamente <strong>de</strong> su posición en el <strong>campo</strong> intelectual. Así ocurretambién con la temática y la problemática que <strong>de</strong>fine la especificidad<strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong> un intelectual, y que un análisis lexicológico,entre otras técnicas, podría captar <strong>de</strong> nuevo; según la posición que ocupaen el <strong>campo</strong> intelectual, cada intelectual está condicionado a orientarsu actividad hacia tal o cual región <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> cultural que forma parte<strong>de</strong>l legado <strong>de</strong> las generaciones pasadas, parte recreada, reinterpretada ytransformada por los contemporáneos, y a sostener cierto tipo <strong>de</strong> relación,más o menos fácü o laboriosa, natural o dramática, con las significaciones,más o menos consagradas, más o menos nobles, más o menosmarginales, más o menos originales, en fin, que forman esta región<strong>de</strong>l <strong>campo</strong> cultural. Bastaría sujetar a un análisis metódico las referenciasa los autores, su frecuencia, su homogeneidad o su disparidad (a<strong>de</strong>cuadaspara revelar el grado <strong>de</strong> autodidaxia), la amplitud y la diversidad<strong>de</strong> las regiones <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> que <strong>de</strong>signan, la posición en la jerarquía<strong>de</strong> los valores legítimos <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s o <strong>de</strong> las garantías invocadas,las remisiones implícitas o tácitas (suprema elegancia o suprema ingenuidad),poniendo particular atención a la modalidad particular <strong>de</strong> lacita, irreprochablemente universitaria o negligente, humil<strong>de</strong> o soberbia,ostentosa o necesaria, para hacer aparecer "familias <strong>de</strong> pensamiento"que son en realidad familias <strong>de</strong> cultura, y que fácilmente podríanvincularse con posiciones típicas, actuales o potenciales, adquiridas oprofesadas, en el <strong>campo</strong> intelectual, y más precisamente, con las relacionestípicas, pasadas y presentes, con la institución universitaria. 27Si bien es cierto que la estructura <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual pue<strong>de</strong>ser más o menos compleja y más o menos diversificada según las socieda<strong>de</strong>so según las épocas, y el peso funcional <strong>de</strong> las diferentes instancias27 Es obvio que la aprehensión <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual como tal y la <strong>de</strong>scripción sociológica <strong>de</strong>este <strong>campo</strong> son más o menos accesibles según la posición ocupada en el <strong>campo</strong>.36


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectuallegítimas o que preten<strong>de</strong>n la legitimidad cultural se encuentre en cadacaso modificado, no es menos cierto que algunas relaciones socialesfundamentales se encuentran a partir <strong>de</strong>l momento en que existe unasociedad intelectual dotada <strong>de</strong> una autonomía relativa respecto a lospo<strong>de</strong>res político, económico y religioso: relaciones entre los creadores,contemporáneos o <strong>de</strong> épocas diferentes, igual o <strong>de</strong>sigualmente consa^grados por diferentes públicos y por instancias <strong>de</strong>sigualmente legitimadasy legitimantes, relaciones entre los creadores y las diferentesinstancias <strong>de</strong> la legitimidad, instancias <strong>de</strong> legitimación legítimas o quepreten<strong>de</strong>n la legitimidad, aca<strong>de</strong>mias, socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> sabios, cenáculos,círculos o grupos minúsculos más o menos reconocidos o malditos,instancias <strong>de</strong> legitimación y <strong>de</strong> transmisión como las revistas científi-' cas, con todos los tipos mixtos y todas las dobles pertenencias posibles.Se sigue <strong>de</strong> esto que las relaciones que cada intelectual pue<strong>de</strong> mantenercon cada uno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más miembros <strong>de</strong> la sociedad intelectual con elpúblico, y, afortiori, con toda realidad social anterior al <strong>campo</strong> intelectual(como su clase social <strong>de</strong> origen y <strong>de</strong> pertenencia o po<strong>de</strong>res económicostales como los comerciante o los compradores), están mediatizadaspor la estructura <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual, o más exactamente, por su posiciónen relación a las autorida<strong>de</strong>s propiamente culturales, cuyos po<strong>de</strong>resorganizan <strong>campo</strong> intelectual: los actos o los juicios culturales encierransiempre una referencia a la ortodoxia. Sin embargo, más profundamente,en el seno <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual como sistema estructurado,todos los individuos y todos los grupos sociales que estánespecífica ydura<strong>de</strong>ramente abocados a la manipulación <strong>de</strong> los bienes <strong>de</strong> cultura(para trasponer una fórmula weberiana), sostienen no sólo relaciones<strong>de</strong> competencia sino también relaciones <strong>de</strong> complementariedad funcional,<strong>de</strong> modo que cada uno <strong>de</strong> los agentes o <strong>de</strong> los sistemas <strong>de</strong> agentesque forman parte <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual <strong>de</strong>be una parte más o menosgran<strong>de</strong> <strong>de</strong> sus características a la posición que ocupa en este sistema <strong>de</strong>posiciones y <strong>de</strong> oposiciones.Así, encargada <strong>de</strong> perpetuar y <strong>de</strong> transmitir un capital <strong>de</strong> significacionesconsagradas, a saber, la cultura que le ha sido legada por loscreadores intelectuales <strong>de</strong>l pasado, y <strong>de</strong> plegar a una práctica mo<strong>de</strong>lada37


Pierre Bordieusegún los mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> esta cultura a un público bombar<strong>de</strong>ado por mensajescompetitivos, cismáticos o heréticos -por ejemplo, en nuestras•socieda<strong>de</strong>s, los medios <strong>de</strong> comunicación mo<strong>de</strong>rnos-, constreñida a fundamentary <strong>de</strong>limitar <strong>de</strong> manera sistemática la esfera <strong>de</strong> la cultura ortodoxay la esfera <strong>de</strong> la cultura herética, al mismo tiempo que a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rla cultura consagrada contra los <strong>de</strong>safíos incesantes que le lanzan, porsu sola existencia o por sus agresiones directas, los nuevos creadores,capaces <strong>de</strong> suscitar en el público (y sobre todo en las capas intelectuales)nuevas exigencias e inquietu<strong>de</strong>s competidoras, la escuela se hallainvestida <strong>de</strong> una funcióji completamente análoga a la <strong>de</strong> la Iglesia, lacual, según Max Weber, <strong>de</strong>be "fundamentar y <strong>de</strong>limitar sistemáticamentela nueva doctrina victoriosa, o <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la antigua contralos ataques proféticos, establecer lo que tiene o no valor sagrado, yhacerlo penetrar en la fe <strong>de</strong> los laicos". Se sigue <strong>de</strong> esto que el sistema <strong>de</strong>enseñanza, en tanto institución especialmente diseñada para conservar,transmitir e inculcar la cultura canónica <strong>de</strong> una sociedad, <strong>de</strong>be muchos<strong>de</strong> sus caracteres <strong>de</strong> estructura y <strong>de</strong> funcionamiento al hecho <strong>de</strong> que<strong>de</strong>be cumplir estas funciones específicas. Se sigue también que muchosrasgos característicos <strong>de</strong> la enseñanza y <strong>de</strong> quienes enseñan, que las<strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> muchos críticos sólo perciben para <strong>de</strong>nunciarlos, pertenecena la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la función <strong>de</strong> enseñanza. Así por ejemplo,sería fácil mostrar que la rutina y la acción rutinizante <strong>de</strong> la escuela y <strong>de</strong>los profesores que estigmatizan tanto las gran<strong>de</strong>s profecías culturalescomo las pequeñas herejías (a menudo <strong>de</strong>sprovistas <strong>de</strong> cualquier otrocontenido aparte <strong>de</strong> esta <strong>de</strong>nuncia) pertenecen sin duda, inevitablemente,a la lógica <strong>de</strong> una institución investida fundamentalmente <strong>de</strong>una función <strong>de</strong> conservación cultural.Lo que se <strong>de</strong>scribe a menudo como competencia por el éxito esen realidad una competencia por la consagración, que tiene por <strong>campo</strong>un universo intelectual dominado por la competencia <strong>de</strong> las instanciasque preten<strong>de</strong>n el monopolio <strong>de</strong> la legitimidad cultural y el <strong>de</strong>recho a<strong>de</strong>tentar y discernir esta consagración en nombre <strong>de</strong> principios profundamenteopuestos, autoridad <strong>de</strong> la persona que reivindica el creador, autoridadinstitucional que se atribuye el profesor. Se sigue <strong>de</strong> esto que laoposición y la complementariedad entre los creadores y los profesores38


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualconstituyen sin duda la estructura fundamental <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual,por la misma razón que la oposición entre el sacerdote y el profeta (conla oposición secundaria entre el sacerdote y el brujo) domina, segúnMax Weber, el <strong>campo</strong> religioso. Los conservadores <strong>de</strong> la cultura, responsables<strong>de</strong> la prédica cultural y <strong>de</strong> la organización <strong>de</strong>l aprendizaje capaz <strong>de</strong>producir la <strong>de</strong>voción cultural, se oponen a los creadores <strong>de</strong> cultura, auctorescapaces <strong>de</strong> imponer su auctoritas en materia artística o científica (comootros lo hacen en materia ética, religiosa o política), <strong>de</strong> la misma maneraque la permanencia y la omnipresenda <strong>de</strong> la institución legítima yorganizada se oponen a la fulguración única, discontinua y puntual <strong>de</strong>una creación que en sí misma tiene todo su principio <strong>de</strong> legitimación.Estos dos tipos <strong>de</strong> proyectos culturales están tan manifiestamente opuestos,que la <strong>de</strong>nunda <strong>de</strong> la rutina profesoral, consustancial <strong>de</strong> algunamanera a la ambidón profética, hace las veces, muy a menudo, <strong>de</strong> patente<strong>de</strong> calificación profética. Conflicto entre sacerdote y brujo quequiere ser conflicto entre sacerdote y profeta o -quizá- conflicto entreprofetas que compiten, el <strong>de</strong>bate sobre la "nueva crítica" que ha contrapuestoa Raymond Picard y a Roland Barthes proporciona la mejorilustradón <strong>de</strong> estos análisis. Cabe preguntarse si el proyecto intelectual<strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los oponentes tiene otro contenido que la oposidón alproyecto <strong>de</strong>l otro. El sacerdote <strong>de</strong>nunda "las reveladones <strong>de</strong> oráculo" y"el espíritu sistemático", en suma, el espíritu profético "<strong>de</strong> vaticinio"<strong>de</strong>l brujo; 28 el brujo, <strong>de</strong>nunda el arcaísmo y el conservatismo, la rutinay la rutinización, la ignorancia pedante y la pru<strong>de</strong>ncia mezquina <strong>de</strong>lsacerdote. 29 Los dos están en su papel: <strong>de</strong> un lado, el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l otro el<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n. M *28 Cf. R. Picard, Nouvette critique ou nouvelle impostun, París, Jean-Jacques Pauvert, col."Libertes", pp. 24,35,58,76.29 Cf. R. Barthes, op.cit.: "La verda<strong>de</strong>ra crítica se emplea para rebajar un punto: lo que es banalen la vida no <strong>de</strong>be revelarse; por el contrario, lo que no está en la obra <strong>de</strong>be nacerse banal" (p. 22);"¿qué sabe <strong>de</strong> Freud aparte <strong>de</strong> lo que ha leído en la colección Que sais je? " (p. 24).30 "Ciertamente, estas tareas rigurosas y mo<strong>de</strong>stas resultan absolutamente indispensables;pero el <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Barthes y <strong>de</strong> sus amigos <strong>de</strong>be ser también una oportunidad para todos <strong>de</strong>hacer un serio examen <strong>de</strong> conciencia" (R. Picard, op. cit, p. 79).* Juego <strong>de</strong> palabras sin equivalente exacto en español: ménuge vs. rémue-ménage, como sentido<strong>de</strong> or<strong>de</strong>n vs. sentido <strong>de</strong> trastorno. [T.]39


Pierre BordieuCada intelectual inserta en sus relaciones con los <strong>de</strong>más intelectualesuna pretensión a la consagración cultural (o a la legitimidad) que<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>, en su forma y en los <strong>de</strong>rechos que invoca, <strong>de</strong> la posición queocupa en el <strong>campo</strong> intelectual y en particular en relación con la universidad,<strong>de</strong>tentadora en última instancia <strong>de</strong> los signos infalibles <strong>de</strong> laconsagración: mientras la aca<strong>de</strong>mia, que preten<strong>de</strong> el monopolio <strong>de</strong> laconsagración <strong>de</strong> los creadores contemporáneos, contribuye a organizarel <strong>campo</strong> intelectual bajo la relación <strong>de</strong> la ortodoxia, por una jurispru<strong>de</strong>nciaque combina la tradición y la innovación, la universidad preten<strong>de</strong>el monopolio <strong>de</strong> la transmisión <strong>de</strong> las obras consagradas <strong>de</strong>l pasado,que consagra como "clásicas", y el monopolio <strong>de</strong> la legitimación y <strong>de</strong> laconsagración (entre otras cosas con el diploma) <strong>de</strong> los consumidoresculturales más conformes. Se compren<strong>de</strong> por ello la agresividadambivalente <strong>de</strong> los creadores que, atentos a los signos <strong>de</strong> su consagraciónuniversitaria, no pue<strong>de</strong>n ignorar que la consagración no pue<strong>de</strong>llegarles en última instancia <strong>de</strong> una institución en que toda su actividadcreadora, sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> estar sometida a esta instancia, <strong>de</strong>safía la legitimidad.Igualmente, más <strong>de</strong> una agresión contra la ortodoxia universitariaproce<strong>de</strong> <strong>de</strong> los intelectuales situados en los márgenes <strong>de</strong>l sistema universitarioy llevados a <strong>de</strong>safiar la legitimidad, probando así que reconocensuficientemente su veredicto como para reprocharle que no loshaya reconocido. 31En efecto, cada uno tiene la intuición <strong>de</strong> que numerosos conflictos,que se empren<strong>de</strong>n en apariencia en el cielo puro <strong>de</strong> los principios y<strong>de</strong> las teorías, <strong>de</strong>ben siempre la parte más oscura <strong>de</strong> sus razones <strong>de</strong>existencia, y a veces toda su existencia, a las tensiones latentes patentes<strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual. ¿Cómo compren<strong>de</strong>r; <strong>de</strong> otro modo, que tantasquerellas i<strong>de</strong>ológicas <strong>de</strong>l pasado nos resulten incomprensibles? La únicaparticipación real en los conflictos antiguos asequibles es quizá la31 Este tipo <strong>de</strong> actitu<strong>de</strong>s ambivalentes es particularmente popular entre las capas inferiores <strong>de</strong>la intelligentsia, entre los periodistas, los vulgarizadores, los artistas en entredicho, los productores<strong>de</strong> radio y televisión, etc.; muchas conductas y opiniones tienen su raíz en la relación que losintelectuales mantienen con su pasado escolar y al mismo tiempo con la institución escolar.40


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualque permiten las homologías <strong>de</strong> posición entre <strong>campo</strong>s intelectuales <strong>de</strong>épocas diferentes: cuando Proust se dirige a Saint-Beuve, ¿no es acasoBalzac <strong>de</strong>nunciando al que <strong>de</strong>nominaba Saint-Bévue? * La razón última<strong>de</strong> los conflictos, ficticios o fundamentados, que divi<strong>de</strong>n el <strong>campo</strong> intelectual<strong>de</strong> acuerdo con sus líneas <strong>de</strong> fuerza, y que constituyen sin dudaalguna el factor más <strong>de</strong>cisivo <strong>de</strong>l cambio cultural, <strong>de</strong>be buscarse almenos tanto en las <strong>de</strong>terminantes objetivas <strong>de</strong> la posición <strong>de</strong> los que aella se vinculan como en las razones que dan y se dan para vincularse.El inconsciente culturalPor último, el intelectual está situado histórica y socialmente, enla medida en que forma parte <strong>de</strong> un <strong>campo</strong> intelectual, por referencia alcual su proyecto creador se <strong>de</strong>fine y se integra, en la medida, si sequiere, en que es contemporáneo <strong>de</strong> aquellos con quienes se comunicay a quienes se dirige con su obra, recurriendo implícitamente a todo uncódigo que tiene en común con ellos -temas y problemas a la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>ldía, formas <strong>de</strong> razonar, formas <strong>de</strong> percepción, etc. Sus elecciones intelectualeso artísticas más conscientes están siempre orientadas por sucultura y su gusto, interiorizaciones <strong>de</strong> la cultura objetiva <strong>de</strong> una sociedad,<strong>de</strong> una época o <strong>de</strong> una clase. La cultura que incorpora en sus creacionesno es algo que, agregándose <strong>de</strong> alguna manera a una intenciónpreexistente, permanezca irreductible a su realización, sino que constituye,por el contrario, la condición <strong>de</strong> posibilidad <strong>de</strong> la integraciónconcreta <strong>de</strong> una intención artística en una obra, por la misma razón quela lengua como "tesoro común" es la condición <strong>de</strong> la formulación <strong>de</strong> lapalabra más específica. Por tanto, la obra es siempre elipse, elipse <strong>de</strong> loesencial; sobreentien<strong>de</strong> lo que sostiene, es <strong>de</strong>cir, los postulados y losaxiomas que asume implícitamente, cuya axiomática <strong>de</strong>be elaborar la* Juego <strong>de</strong> palabras intraducibie: Samt-Bévue, fonéticamentesemejante a Saint-Beuve, significa"San Error". [T.]41


Pierre Bordieuciencia <strong>de</strong> la cultura. Lo que traiciona el silencio elocuente <strong>de</strong> la obra esprecisamente la cultura (en sentido subjetivo) con la cual el creadorparticipa <strong>de</strong> su clase, <strong>de</strong> su sociedad y <strong>de</strong> su época, y que incorpora, sinsaberlo, en sus creaciones en apariencia más irremplazables; son loscredos tan obvios que están tácitamente presupuestos, más que explícitamentepostulados; son las formas <strong>de</strong> pensar, las formas <strong>de</strong> lógica, losgiros estilísticos, y las contraseñas, existencia, situación y autenticidadayer, hoy estructura, inconsciente y praxis, que parecen tan naturales einevitables que no constituyen, propiamente hablando, el objeto <strong>de</strong>una elección consciente; es el "pathos metafísico" conforme al término<strong>de</strong> Arthur O. Lovejoy, 32 o, si se quiere, la tonalidad <strong>de</strong> humor que coloreatodas las expresiones <strong>de</strong> una época, aún las más remotas en el <strong>campo</strong>cultural, por ejemplo la literatura y el arte <strong>de</strong> los jardines. El acuerdosobre esta axiomática implícita <strong>de</strong>l entendimiento y <strong>de</strong> la efectividad eslo que fundamenta la integración lógica <strong>de</strong> una sociedad y <strong>de</strong> una época. Sila "filosofía sin sujeto" que regresa actualmente con gran estruendo alfrente <strong>de</strong>l escenario intelectual, bajo la forma <strong>de</strong>l estructuralismo lingüísticoo antropológico, parece ejercer una verda<strong>de</strong>ra fascinación sobrequienes apenas ayer se consi<strong>de</strong>raban en el extremo opuesto <strong>de</strong>lhorizonte i<strong>de</strong>ológico, y que la combatían en nombre <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechosimprescriptibles <strong>de</strong> la conciencia y <strong>de</strong> la subjetividad, se <strong>de</strong>be a que, adiferencia <strong>de</strong>l durkheimismo que resucita bajo la apariencia nueva,<strong>de</strong>spren<strong>de</strong> menos metódica y brutalmente todas las consecuenciasantropológicas <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>scubrimientos, <strong>de</strong> suerte que es posible olvidarque lo que es cierto <strong>de</strong>l pensamiento salvaje es cierto <strong>de</strong> todo pensamientoculto. "Para que los juicios y los razonamientos <strong>de</strong> la magia seanválidos, escribía Mauss, es preciso que tengan principio sustraído alexamen. Se discute sobre la presencia aquí o allá y no sobre la existencia<strong>de</strong>l maná. En cambio, estos principios <strong>de</strong> juicios y <strong>de</strong> razonamientos,sin los cuales no se les cree posibles, es lo que se llama categorías enfilosofía. Constantemente presentes en el lenguaje, sin que sean en élnecesariamente explícitas, existen <strong>de</strong> ordinario más bien bajo la forma32 A. O. Lovejoy, The Great Chmn qfBeing, AStudyofthe History ofan I<strong>de</strong>a, Harvard UniversityPress, 1961, p. 11.42


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectual<strong>de</strong> hábitos que dirigen la conciencia, en sí incons<strong>de</strong>ntes." M Son tambiénprincipios sustraídos al examen y categorías <strong>de</strong> pensamiento inconscienteslas que fundamentan nuestra aprehensión común <strong>de</strong>l mundoy que tratan siempre <strong>de</strong> insinuarse en la visión científica. Bachelardhabla el mismo lenguaje <strong>de</strong> Mauss cuando señala que los "hábitos radonales",ya se trate <strong>de</strong> la "mentalidad euclidiana", <strong>de</strong>l "inconscientegeométrico" vinculado al aprendizaje <strong>de</strong> la geometría euclidiana, oincluso <strong>de</strong> la "dialéctica <strong>de</strong> la forma y <strong>de</strong> la materia", "son todos ellosanquilosamientos que es preciso superar para volver a encontrar elmovimiento espiritual <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scubrimiento". M Sin embargo, en virtud<strong>de</strong> que el proyecto científico y el progreso mismo <strong>de</strong> la ciencia suponenel retorno reflexivo sobre los fundamentos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>ncia y la explicitación<strong>de</strong> los postulados y <strong>de</strong> las operaciones que la hacen posible, es sin dudaen las obras <strong>de</strong> arte que las formas sodales <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong> unaépoca se expresan más ingenua y completamente. También, como loobserva Whitehead, "es en la literatura don<strong>de</strong> se expresa la visión <strong>de</strong>lmundo concreto. Es, por tanto, la literatura la que <strong>de</strong>bemos consi<strong>de</strong>rar,y sobre todo sus formas más concretas, si queremos <strong>de</strong>scubrir los pensamientosprofundos <strong>de</strong> una generación". M Así, por tomar sólo unejemplo, la relación que el creador sostiene con el público y que estáestrechamente ligada, como se ha visto, a la situación <strong>campo</strong> intelectualen la sociedad y a la situación <strong>de</strong>l artista en este <strong>campo</strong>, obe<strong>de</strong>ce amo<strong>de</strong>los profundamente inconscientes, en tanto que reladón <strong>de</strong> comunicaciónnaturalmente sometida a las reglas que rigen las relacionesinterpersonales en el universo social <strong>de</strong>l artista o <strong>de</strong> aquellos a loscuales se dirige. Como observa Arnold Hauser, el arte <strong>de</strong>l Oriente antiguo,con la representación frontal <strong>de</strong> la figura humana, es un "arte quemanifiesta y exige respeto"; dirige al espectador un testimonio <strong>de</strong> <strong>de</strong>ferenday <strong>de</strong> cortesía conforme a una etiqueta. Todo arte <strong>de</strong> corte es unarte cortés que manifiesta en la sumisión al principio <strong>de</strong> la frontalidad33 M. Mauss, "Introductíon á l'analyse <strong>de</strong> quelques phénoménes religieux", en Mélangesd'histoire <strong>de</strong>s religions, XXK.34 G. Bachelard, Le nouvel esprit scientifique, París, P.U.F., 1949, pp. 31 y 37-38.35 A. N. Whitehead, Science and ihe Mo<strong>de</strong>m World, 1926, p. 106.43


Pierre Bordieuel rechazo <strong>de</strong> las supercherías <strong>de</strong> un ilusionismo fácil. "Esta actitudtiene una expresión tardía, pero aún completamente clara, en las convenciones<strong>de</strong>l teatro clásico <strong>de</strong> corte, en que el autor, sin hacer concesiónalguna <strong>de</strong> las exigencias <strong>de</strong> la ilusión escénica, se dirige públicodirectamente, lo apostrofa, <strong>de</strong> alguna manera, con cada uno <strong>de</strong> sus gestosy <strong>de</strong> sus palabras, y no se contenta con evitar volver la espalda alpúblico, sino que manifiesta por todos los medios que toda la acción esuna pura ficción, una diversión realizada según las reglas convenidas.El teatro naturalista es una transición hacia el absoluto opuesto <strong>de</strong> estearte 'frontal', es <strong>de</strong>cir, la película, que, al movilizar al público, lo lleva alos sucesos en lugar <strong>de</strong> llevar los sucesos a él y <strong>de</strong> presentárselos, yesforzándose en representar la acción <strong>de</strong> tal forma que sugiera que losactores se han tomado en vivo, reduciendo la ficción al mínimo." 36Estos dos tipos <strong>de</strong> intención estética que la obra traiciona en su forma <strong>de</strong>dirigirse al espectador, se encuentran en afinidad electiva con la estructura<strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s en las cuales se integran y con la estructura <strong>de</strong> lasrelaciones sociales, aristocráticas o <strong>de</strong>mocráticas, que estas socieda<strong>de</strong>spropician. Cuando Scaliger encuentra completamente ridículo que "lospersonajes nunca abandonen, la escena y que los que permanecen silenciososse consi<strong>de</strong>ren como si estuviesen presentes", cuando consi<strong>de</strong>raabsurdo "comportarse sobre la escena como si no se pudiera oír lo queuna persona dice a la otra", 37 ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r las convencionesteatrales que los hombres <strong>de</strong> la Edad Media consi<strong>de</strong>raban obvias,porque eran solidarias <strong>de</strong> un sistema <strong>de</strong> elecciones implícitas, las mismasque, según Panofsky, se expresaban en el espacio "agregado" 38 <strong>de</strong>la figuración pictórica o plástica <strong>de</strong> la Edad Media, yuxtaposición en elespacio <strong>de</strong> escenas sucesivas, y que todo oponía a las convencionesplásticas y teatrales <strong>de</strong>l Renacimiento y <strong>de</strong> la edad clásica, a la representación"sistemática" <strong>de</strong>l espacio y <strong>de</strong>l tiempo que se expresa tan bien enla perspectiva como en la regla <strong>de</strong> las tres unida<strong>de</strong>s.36 A. Hauser, The Social History of Art, trad. Godman, Nueva York, Vintage books, 1957,1.1,pp. 41-42. [Hay trad. española].37 Citado por A. Hauser, op. cit, t. II, pp. 11-12.38 E. Panofsky, "Die Perspectíve ais symbolische Form Vortrüge áer Bibliothek Warburg, Vortrage1924-25, Leipzig- Berlín, 1927, pp. 257 ss.44


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualSi se corre el riesgo <strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>r al inscribir en el inconscientecultural las actitu<strong>de</strong>s, las aptitu<strong>de</strong>s, los conocimientos, los temas y losproblemas, en suma, todo el sistema <strong>de</strong> categorías <strong>de</strong> percepción y <strong>de</strong>pensamiento adquiridas por el aprendizaje metódico que la escuelaorganiza o permite organizar, es porque el creador mantiene con sucultura ilustrada, como con su cultura inicial, una relación que pue<strong>de</strong><strong>de</strong>finirse, según el término <strong>de</strong> Nicolai Hartmann, como el <strong>de</strong> "llevar" y<strong>de</strong> "ser llevado", y que no tiene conciencia <strong>de</strong> que la cultura que poseelo posee. Así, como lo subraya Louis Althusser,sería asimismo impru<strong>de</strong>nte reducir la presencia <strong>de</strong> Feuer- bachen los textos <strong>de</strong> Marx entre el 41 y el 44 a su sola mención explícita. Yaque numerosos pasajes reproducen o copian directamente los <strong>de</strong>sarrollosfeuerbachianos, sin que el nombre <strong>de</strong> Feuerbach sea citado en ellos...Pero ¿por qué Marx <strong>de</strong>bía citar a Feuerbach cuando todos lo conocían y,sobre todo, cuando él se había apropiado <strong>de</strong> su pensamiento y pensaba ensus pensamientos como en los suyos propios? 39Los préstamos y las limitaciones inconscientes son sin duda lamanifestación más evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l inconsciente cultural <strong>de</strong> una época, <strong>de</strong>este sentido común que hace posibles los sentidos específicos en loscuales se expresa.Por ello, incluso, la relación que el intelectual sostiene necesariamentecon la escuela y con su pasado escolar tiene un peso <strong>de</strong>terminanteen el sistema <strong>de</strong> sus elecciones intelectuales más inconscientes.Los hombres formados en una cierta escuela tienen en común un cierto"espíritu"; conformado según el mismo mo<strong>de</strong>lo, están predispuestos amantener con sus iguales una complicidad inmediata. ** Los individuos<strong>de</strong>ben a la escuela, en primer término, un conjunto <strong>de</strong> lugares comunes,39 L. Althusser, La revolución teórica <strong>de</strong> Marx, México, Siglo XXI Editores, 1967, p. 52.40 Es obvio que, en una sociedad <strong>de</strong> intelectuales formados por la escuela, el autodidacta estánecesariamente investido <strong>de</strong> propieda<strong>de</strong>s, todas negativas, que <strong>de</strong>be tener presentes y cuya,marca aparece en su proyecto creador.45


Pierre Bordieuque no son solamente un discurso y un lenguaje comunes, sino también<strong>campo</strong>s <strong>de</strong> encuentro y <strong>campo</strong>s <strong>de</strong> entendimiento, problemas comunesy formas comunes <strong>de</strong> abordar estos problemas comunes: los hombrescultivados <strong>de</strong> una época <strong>de</strong>terminada pue<strong>de</strong>n estar en <strong>de</strong>sacuerdo sobrelos objetos en torno a los cuales disputan, pero al menos están <strong>de</strong> acuerdoen disputar en torno a los mismos objetos. Esta es la razón <strong>de</strong> quepensador pertenezca a su época, <strong>de</strong> que esté situado y fechado; estas son,ante todo, las problemáticas y las temáticas obligadas en y por lascuales piensa. Se sabe que el análisis histórico a menudo enfrentadificulta<strong>de</strong>s para distinguir lo que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> propiamente <strong>de</strong> la maneraespecífica <strong>de</strong> una individualidad creadora, y lo que respon<strong>de</strong> a lasconvenciones y a las reglas <strong>de</strong> un género o <strong>de</strong> una forma artística y, másaún, al gusto, a la i<strong>de</strong>ología y al estilo <strong>de</strong> una época o <strong>de</strong> una sociedad.La temática y la manera propias <strong>de</strong> un creador participan siempre <strong>de</strong>ltópico y la retórica, como un conjunto común <strong>de</strong> temas y <strong>de</strong> formas, que<strong>de</strong>finen la tradición cultural <strong>de</strong> una sociedad y <strong>de</strong> una época. En virtud<strong>de</strong> que así es, la obra está siempre objetivamente orientada con relaciónal medio literario, a sus exigencias estéticas, a sus expectativasintelectuales, a sus categorías <strong>de</strong> percepción y <strong>de</strong> pensamiento: porejemplo, las distinciones entre los, géneros literarios, con las nociones<strong>de</strong> épico, trágico, cómico o heroico, entre los estilos, según tales ocuales categorías <strong>de</strong> pictórico o <strong>de</strong> plástico, o entre las escuelas, conoposiciones tales como lo clásico o naturalista, burgués o populista,realista o surrealista, orientan a la vez el proyecto creador -que <strong>de</strong>finenal permitirle <strong>de</strong>finirse diferenáalmente, y al cual proporcionan lo esencial<strong>de</strong> sus recursos, pero privándolo <strong>de</strong> los recursos que otros creadores, enotras épocas, obtuvieron por la ignorancia <strong>de</strong> estas distinciones- y lasexpectativas <strong>de</strong> los espectadores, a los cuales predisponen a <strong>de</strong>sear temas<strong>de</strong> un tipo <strong>de</strong>terminado y <strong>de</strong> una manera típica, consi<strong>de</strong>rada "natural" y"verosímil", -en la medida en que está <strong>de</strong> acuerdo con la <strong>de</strong>finiciónsocial <strong>de</strong> lo natural o lo verosímil- a tratar estos temas. 4141 Schücking muestra hasta qué punto es profunda y dura<strong>de</strong>ra la huella <strong>de</strong> la escuela: "Losgran<strong>de</strong>s creadores y los gran<strong>de</strong>s revolucionarios no son una excepción en este <strong>campo</strong>, y perma...46


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualDel mismo modo que los lingüistas acu<strong>de</strong>n al criterio <strong>de</strong>intercomprensión para <strong>de</strong>terminar las áreas lingüísticas, sería posible<strong>de</strong>terminar áreas y generaciones intelectuales y culturales mediante elseñalamiento <strong>de</strong> los conjuntos <strong>de</strong> cuestiones y <strong>de</strong> temas obligados que<strong>de</strong>finen el <strong>campo</strong> cultural <strong>de</strong> una época: sería, en efecto, <strong>de</strong>jarse llevarpor las apariencias, concluir que hay una falta <strong>de</strong> integración lógica entodos los casos <strong>de</strong> divergencias patentes que contraponen a losintelectuales <strong>de</strong> una época en cuanto a lo que se llama a veces "losgran<strong>de</strong>s problemas <strong>de</strong>l tiempo"; los conflictos manifestados entre lasten<strong>de</strong>ncias y las doctrinas disimulan, a los ojos <strong>de</strong> quienes se incorporana ellas, la complicidad que suponen y que salta a la vista <strong>de</strong>l observadorajeno al sistema, el consensus en el dissensus que forma la unidad objetiva<strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual <strong>de</strong> una época dada, consensus inconsciente sobrelos puntos focales <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> cultural, que la escuela mo<strong>de</strong>la al amoldarlo impensado común a los pensamientos individuales.El hecho esencial es sin duda que los esquemas intelectuales<strong>de</strong>positados bajo la forma <strong>de</strong> automatismo sólo se aprehen<strong>de</strong>n muy amenudo, por un retorno reflexivo, siempre difícil, sobre las operacionesya efectuadas; se sigue así que pue<strong>de</strong>n regir y regular las operacionesintelectuales sin ser conscientemente aprehendidos y controlados. Unpensador participa <strong>de</strong> su sociedad y <strong>de</strong> su época, en primer término, porel inconsciente cultural que <strong>de</strong>be a sus aprendizajes intelectuales y muyparticularmente a su formación escolar: Las escuelas <strong>de</strong> pensamientopodrían reunir, más a menudo <strong>de</strong> lo parece, pensamientos <strong>de</strong> escuela....necen encerrados en el respeto por las obras que admiraron en su adolescencia y que aprendierona apreciar. Muy a menudo, tal respeto tarda mucho tiempo en <strong>de</strong>saparecer; a veces, nunca<strong>de</strong>saparece. Resulta sorpren<strong>de</strong>nte ver cuan frecuentemente los más gran<strong>de</strong>s poetas consi<strong>de</strong>rabancon reverencia a algunos <strong>de</strong> sus pre<strong>de</strong>cesores, que la posteridad no sólo colocó por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> ellossino que incluso consi<strong>de</strong>ró como sus exactos opuestos. Asi, Rousseau creía realizar un acto <strong>de</strong>extrema audacia cuando colocaba su Nouvelle Héloise al lado <strong>de</strong> la Princesse <strong>de</strong> Oéves; igualmente,a todo lo largo <strong>de</strong> su vida, Byron rindió culto a la obra neoclásica <strong>de</strong> Pope, al cual el siglo en queél mismo nació había otorgado honores propiamente divinos. La fuerza <strong>de</strong> las impresionesrecibidas durante los años <strong>de</strong> escuela en ningún caso es tan evi<strong>de</strong>nte como en el <strong>de</strong> Martín Lutero,quien <strong>de</strong>claró que una 'página <strong>de</strong> Terencio' que estudió en la escuela, valía más que todos losdiálogos <strong>de</strong> Erasmo reunidos."47


Pierre BordieuEsta hipótesis tiene una confirmación ejemplar en el célebre análisis <strong>de</strong>las relaciones entre el arte gótico y la escolástica que propone ErwinPanofsky. Lo que los arquitectos <strong>de</strong> las catedrales góticas toman prestado,sin saberlo, <strong>de</strong> la escuela, es un prinápium importans ordinem ad actutn, es<strong>de</strong>cir, un "método original <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r que <strong>de</strong>be imponerse <strong>de</strong>inmediato al espíritu <strong>de</strong>l laico cada vez que entre en contacto con laescolástica". 42 Así por ejemplo, el principio <strong>de</strong> clarificación (manifestatio),esquema <strong>de</strong> presentación escolástica, que <strong>de</strong>sea que el autor haga palpabley explícito (manifestare) el or<strong>de</strong>namiento y la lógica <strong>de</strong> supropósito -nosotros diríamos su "plan" -rige también la acción <strong>de</strong>larquitecto y <strong>de</strong>l escultor, como es posible comprobar al comparar elJuicio Final <strong>de</strong>l tímpano <strong>de</strong> Autun con los <strong>de</strong> París o Amiens, en don<strong>de</strong>,a pesar <strong>de</strong> una riqueza <strong>de</strong> motivos muy gran<strong>de</strong>, reina la más extremaclaridad, gracias al juego <strong>de</strong> las simetrías y las correspon<strong>de</strong>ncias. 43 Siesto es así, es porque los constructores <strong>de</strong> catedrales estaban sometidosa la influencia constante <strong>de</strong> la escolástica, "fuerza formadora <strong>de</strong> hábitos"(habit-forming Jbrce), la cual, entre 1130-40 y alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 1270, "poseíaun verda<strong>de</strong>ro monopolio <strong>de</strong> la educación" en un área <strong>de</strong> unos 150kilómetros alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> París: "Es muy poco probable que losconstructores <strong>de</strong> las estructuras góticas hayan leído a Gilbert <strong>de</strong> la Poréeo a Tomás <strong>de</strong> Aquino en sus textos. Pero estaban expuestos a la influencia<strong>de</strong> la escolástica <strong>de</strong> mil otras formas, in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong>que su actividad los pusiera automáticamente en contacto con quienesconcebían los programas litúrgicos e iconográficos. Habían ido a laescuela; habían escuchado a los sermones; habían podido asistir a lasdisputationes <strong>de</strong> quolibet, las cuales, al tratar <strong>de</strong> todas las cuestiones <strong>de</strong>lmomento, se habían vuelto acontecimientos sociales muy semejantes anuestras óperas, nuestros conciertos, nuestras conferencias públicas;había podido mantener contactos fructíferos con los hombres ilustradosen numerosas ocasiones." 44 Se sigue <strong>de</strong> ello, observa Panofsky, que laconexión que une el arte gótico y la escolástica es "más concreta que un42 E. Panofsky, Goíhi'c Ardtitecture and Schoksticism, Nueva York, 1957, p. 28.43 Loc.c¡t.,p.40.44 Loe. dt, p. 24.48


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualsimple 'paralelismo', y sin embargo más general que esas 'influencias'individuales (y muy importantes) que ejercen inevitablemente sobre,los pintores, escultores o arquitectos, los consejeros eruditos". Estaconexión es una "autentica relación <strong>de</strong> causa a efecto" que opera por ladifusión <strong>de</strong> lo que pue<strong>de</strong> llamarse, a falta <strong>de</strong> otro término mejor, unhábito mental -al <strong>de</strong>volver a este cliché usual su sentido escolásticopreciso <strong>de</strong> "principio que regula el acto" -prinápium importans ordinemad actum. 45 "Fuerza formadora <strong>de</strong> hábitos", la escuela proporciona aquienes han estado sometidos a su influencia directa o indirecta, notanto esquemas <strong>de</strong> pensamiento específicos y particularizados, sino estadisposición general, generadora <strong>de</strong> esquemas específicos, susceptibles<strong>de</strong> aplicarse en <strong>campo</strong>s diferentes <strong>de</strong>l pensamiento y <strong>de</strong> la acción, que sepue<strong>de</strong> <strong>de</strong>nominar habitus cultivado.Así, para explicar las homologías estructurales que <strong>de</strong>scubre entre<strong>campo</strong>s <strong>de</strong> la actividad intelectual tan alejados entre sí como laarquitectura y el pensamiento filosófico, Erwin Panofsky no se contentacon invocar una visión unitaria <strong>de</strong>l mundo" o "un espíritu <strong>de</strong>l tiempo",lo que vendría a <strong>de</strong>signar lo que es preciso explicar, o, peor aún, apreten<strong>de</strong>r que se da como explicación lo mismo que se trata <strong>de</strong> explicar;propone una explicación en apariencia más ingenua y sin duda másfuerte: en una sociedad en que la transmisión cultural está monopolizadapor una escuela, las afinida<strong>de</strong>s subterráneas que unen las obras <strong>de</strong> culturailustrada (y al mismo tiempo, las conductas y los pensamientos) tienensu principio en la institución escolar, investida <strong>de</strong> la función <strong>de</strong> transmitirconscientemente (y así, por parte, inconscientemente) el inconsciente,o, con más exactitud, <strong>de</strong> producir individuos dotados <strong>de</strong> este sistema <strong>de</strong>esquemas inconscientes (o profundamente sumergidos) que constituyesu cultura. Sin duda, sería ingenuo <strong>de</strong>tener ahí la búsqueda <strong>de</strong> la explicación,como si la escuela fuera un imperio <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un imperio, como si lacultura encontrara en ella su comienzo absoluto; pero sería tambiéningenuo ignorar que, por la lógica misma <strong>de</strong> su funcionamiento, la escuelamodifica el contenido y el espíritu <strong>de</strong> la cultura que transmite, y olvidarque tiene como función expresa transformar la herencia colectiva en45 loe át.,pp. 20-23.49


inconsciente individual y común: vincular las obras <strong>de</strong> una época conlas prácticas <strong>de</strong> la escuela es, por tanto, darse uno <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong>explicar no sólo lo que ellas proclaman, sino también lo que traicionanen tanto que participan <strong>de</strong> lo simbólico <strong>de</strong> una época o <strong>de</strong> una sociedad.Así, a condición <strong>de</strong> tomar por objeto el proyecto creador, comoencuentro y ajuste entre <strong>de</strong>terminismos y una <strong>de</strong>terminación, lasociología <strong>de</strong> la creación intelectual y artística pue<strong>de</strong> rebasar la oposiciónentre una estética interna, que se impone tratar la obra como un sistemaque lleva en sí mismo su razón y su razón <strong>de</strong> ser, que <strong>de</strong>fine en símismo, en su coherencia, los principios y las normas <strong>de</strong> su<strong>de</strong>sciframiento, y una estética externa que, muy a menudo al precio <strong>de</strong>una alteración reductora, se esfuerza en poner la obra en relación conlas condiciones económicas, sociales y culturales <strong>de</strong> la creación artística.De hecho, toda influencia y toda restricción ejercidas por una instanciaexterior al <strong>campo</strong> intelectual es siempre refractada por la estructura <strong>de</strong>l<strong>campo</strong> intelectual: así por ejemplo, la relación que un intelectualmantiene con su clase social <strong>de</strong> origen o <strong>de</strong> pertenencia está mediatizadapor la posición que ocupa en el <strong>campo</strong> intelectual, en función <strong>de</strong> la cualse siente autorizado a reivindicar esta pertenencia (con las eleccionesque implica) o inclinado a repudiarla y a disimularla con vergüenza.Así, los <strong>de</strong>terminismos sólo se vuelven <strong>de</strong>terminación específicamenteintelectual al reinterpretarse, según la lógica específica <strong>de</strong>l <strong>campo</strong>intelectual, en un proyecto creador. Los acontecimientos económicos ysociales sólo pue<strong>de</strong>n afectar una parte cualquiera <strong>de</strong> este <strong>campo</strong>,individuo o institución según una lógica específica, porque al mismotiempo que se reconstituye bajo su influencia, el <strong>campo</strong> intelectual leshace sufrir una conversión <strong>de</strong> sentido y <strong>de</strong> valor al transmutarlos enobjetos <strong>de</strong> reflexión o <strong>de</strong> imaginación.50


LAS CONSTANTESDEL CAMPO INTELECTUAL*Si bien una sociología <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la sociología francesa talcomo la hemos esbozado <strong>de</strong>be naturalmente acentuar la oposición entrelos diversos períodos; para poner <strong>de</strong> relieve la diversidad que lossepara, queda en pie el hecho <strong>de</strong> que la estructura <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectualfrancés presenta constantes en su organización y, por tanto, en la lógica<strong>de</strong> su funcionamiento que es preciso captar explícitamente y analizarsociológicamente si no se nos quiere con<strong>de</strong>nar a explicaciones verbalesque hacen intervenir el factor "carácter nacional", aunque sólo fuese enforma <strong>de</strong> "tradición intelectual". Entre los elementos más característicos<strong>de</strong>l mundo intelectual francés, la concentración en el espacio <strong>de</strong> laintelligentsia es sin duda lo más aparente, por tanto lo que se nota másfrecuentemente; Sartre <strong>de</strong>scubría en 1947 un lugar común <strong>de</strong> la sociología,que a los intelectuales les gusta aplicarse a sí mismos: "Han bastadocinco años, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mi primer libro, para estrechar la mano a todosmis colegas. La centralización nos ha reunido a todos en París; con unpoco <strong>de</strong> fortuna un americano apresurado pue<strong>de</strong> reunimos en veinticuatrohoras, conocer en veinticuatro horas nuestras opiniones sobre laUNNRA, la ONU, la UNESCO, el caso Miller, la bomba atómica; enveinticuatro horas, un ciclista <strong>de</strong>smayado pue<strong>de</strong> hacer pasar <strong>de</strong> Aragóna Mauriac, <strong>de</strong> Vercors a Cocteau, alcanzando a Bretón en Montmartre, aQueneau en Neuilly y a Billy en Fontainebleau, teniendo en cuenta* En colaboración con Jean-Gau<strong>de</strong>Passeron51


Pierre Bordieuescrúpulos y casos <strong>de</strong> conciencia que forman parte <strong>de</strong> nuestros <strong>de</strong>beresprofesionales, uno <strong>de</strong> aquellos manifiestos, una <strong>de</strong> aquellas peticioneso protestas pro o contra el retorno <strong>de</strong> Trieste a Tito, la anexión <strong>de</strong>l Sanreo el empleo <strong>de</strong> los V3 en ¡a guerra futura, con los cuales nos obstinamosen hacer que se vea que somos <strong>de</strong> nuestro siglo; en veinticuatro horas,sin ciclista, cualquier habladuría da la vuelta a nuestro grupo y retorna,enriquecido, a quien la ha lanzado. Se nos encuentra a todos juntos -ocasi- en ciertos cafés, en el concierto <strong>de</strong> la Pléia<strong>de</strong> y, en ciertas circunstanciasespecíficamente literarias, en la embajada inglesa. De vez encuando, uno <strong>de</strong> nosotros, extenuado, anuncia que se va al <strong>campo</strong>, todosnosotros acudimos a verlo, le hacemos notar que justamente hace bien,que en París no se pue<strong>de</strong> escribir una raya, lo circundamos con nuestraenvidia y con nuestros buenos <strong>de</strong>seos: pero, en cuanto a nosotros, unavieja madre, una joven amante, un compromiso urgente nos entretieneen la ciudad. Él se va con algún reportero <strong>de</strong> "Samedi-Soir" que fotografiarásu refugio, se aburre, vuelve: "En el fondo -dice- no hay más queParís". tó¿Es preciso, con Sartre, ver en la "<strong>de</strong>nsidad material" <strong>de</strong>l mundointelectual francés el fundamento privilegiado y por tanto único <strong>de</strong> se"<strong>de</strong>nsidad moral"? En realidad: más que el simple acercamiento en elespacio, es la organización específica <strong>de</strong>l espacio y <strong>de</strong>l tiempo segúnmo<strong>de</strong>los esencialmente intelectuales la que da cuentas <strong>de</strong> todos aquellossignos por los cuales se reconoce un ambiente fuertemente integrado,por ejemplo, un sistema <strong>de</strong> actitu<strong>de</strong>s inter<strong>de</strong>pendientes que exige<strong>de</strong> todo hombre <strong>de</strong>finirse constantemente en función <strong>de</strong> la imagen quetiene <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más y <strong>de</strong> la imagen que los <strong>de</strong>más tienen <strong>de</strong> él, o el mutuoconocimiento intenso que procura los instrumentos indispensables aeste ejercicio <strong>de</strong> recíproca <strong>de</strong>finición, o también la lógica específica <strong>de</strong> ladifusión <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as y <strong>de</strong> las modas que no pue<strong>de</strong>n transferirse <strong>de</strong> unpunto al otro <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual si no es sufriendo cada vez nuevasinterpretaciones impuestas por la posición relativa <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> aceptacióny <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> emisión, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> la estructura <strong>de</strong>l <strong>campo</strong>46 J.-P. Sanre, Qu'est-ce que la littérature? tit, págs. 207- 208.52


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualintelectual en su junto, o en fin, la cisura y la ten<strong>de</strong>ncia a la autosuficiencia<strong>de</strong> un grupo intelectual particularmente inclinado a retraducir segúnuna lógica propia los acontecimientos <strong>de</strong> política interna o internacionalen el intercambio <strong>de</strong> imágenes simbólicas con las que lossubgrupos se <strong>de</strong>finen oponiéndose. a Se compren<strong>de</strong> que un <strong>campo</strong> queexige <strong>de</strong>l intelectual un conocimiento casi sociológico <strong>de</strong> la totalidad<strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual <strong>de</strong>je sentir su peso, en todo acto intelectual, <strong>de</strong>supra<strong>de</strong>terminación que, alcanzando a cada uno por su posición en eltodo, le obliga en todo momento a situar toda su postura en relación altodo: si la afiliación a ciertas revistas y a ciertos periódicos, por laadhesión incondicional <strong>de</strong>l colaborador permanente y hasta la contribuciónocasional o a la lectura más o menos fiel, es uno <strong>de</strong> los instrumentosprivilegiados <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntificación recíproca, ello es <strong>de</strong>bido alhecho <strong>de</strong> que ninguna <strong>de</strong> ellas entraña, en todos los <strong>campo</strong>s susceptibles<strong>de</strong> interés y <strong>de</strong> juicio intelectual, si no un sistema coherente <strong>de</strong>opciones filosóficas, políticas y estéticas, si al menos una actitud totalque se reconoce y se expresa incluso en un elemento tan impon<strong>de</strong>rablecomo el estilo y los modos. Así, en una sociedad tribal, el extranjero queestá <strong>de</strong> paso es interrogado hasta que no es posible situarlo en unagenealogía, <strong>de</strong>l mismo modo los intelectuales, que se esfuerzan afirmandosu singularidad y su irreductibilidad personal, no se conce<strong>de</strong>n<strong>de</strong>scanso hasta que han eliminado lo inclasificable, y ello quizá al precio<strong>de</strong> una taxonomía arbitraria. De ello <strong>de</strong>riva la producción <strong>de</strong> todosaquellos "ismos" aptos para <strong>de</strong>signar las opciones totales que abrazan47. Todo parece indicar que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace una <strong>de</strong>cena <strong>de</strong> años autonomía <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectualfrancés se ha ido acrecentando a medida que iban atenuándose los conflictos exteriores al <strong>campo</strong>y que en su <strong>de</strong>bido momento autorizaban mayormente a los intelectuales a expresar sus posturascontrarias en el idioma intelectual. En consecuencia, ciertas afiliaciones, que introducían a vecesen el mundo intelectual la feroz violencia <strong>de</strong> los conflictos entre laicos o entre <strong>de</strong>recha e izquierday sobre todo entre reformistas y revolucionarios, hoy y a no son obstáculo para que se establezcaun diálogo respetuoso: cosa que hace no mucho tiempo representaba una excepción, ya se tratase<strong>de</strong> Mauriac que se indinaba con indulgencia hacia Sartre, el ateo provi<strong>de</strong>ncial, o <strong>de</strong>l R. F. Calvezque <strong>de</strong>dicaba a Marx su vasta erudición, hoy representa una regla, tal como atestigua la universalidad<strong>de</strong> los diálogos <strong>de</strong>l Centro Richelieu o el <strong>de</strong>shielo <strong>de</strong> las discusiones en las Semanas <strong>de</strong>lpensamiento marxista.53


Píerre Bordieutoda una filosofía, con las cuales se nos quiere <strong>de</strong>finir y <strong>de</strong>finir a los<strong>de</strong>más; <strong>de</strong> ahí <strong>de</strong>riva precisamente la tentación permanente <strong>de</strong>lprofetismo que, según la <strong>de</strong>finición weberiana, realiza completamentela sistematización en acta <strong>de</strong> todas las opciones existenciales. Ante expectativastan totales y obligatorias, el mismo rechazo <strong>de</strong> la filosofía nopue<strong>de</strong> reducirse a una afirmación simple e ingenua, sino que <strong>de</strong>be afirmarsecomo la negación <strong>de</strong> un <strong>campo</strong> que niegue tal rechazo (<strong>de</strong> ahí lacoloración acrimoniosa <strong>de</strong> algunas profesiones <strong>de</strong> fe positivistas), a noser que se nos encuentre en una posición suficientemente indiscutiblepara po<strong>de</strong>r aspirar a aquella suprema astucia que es la falsa ingenuidad.Es evi<strong>de</strong>nte que el funcionamiento <strong>de</strong> semejante sistema presupone,como primera condición, una institución capaz <strong>de</strong> producir actoresplenamente dueños <strong>de</strong> las reglas <strong>de</strong> juego y <strong>de</strong>cididos a hacer elpropio juego. De hecho, las clases <strong>de</strong> filosofía, típicas <strong>de</strong>l sistema educativofrancés, consiguen muy bien, con su procedimiento <strong>de</strong> enseñanzatotal ampliamente ostentada, asociar en el espíritu <strong>de</strong> los alumnos laimagen <strong>de</strong>l papel <strong>de</strong>l intelectual con la actitud <strong>de</strong> dar respuestas totalesa preguntas totales. Las clases que preparan al concurso <strong>de</strong> ingreso en laEscuela Normal Superior y esta misma escuela, no hacen más que exageraresta anexión específica al arte <strong>de</strong> regular las propias opcionesintelectuales bajo un complejo sistema <strong>de</strong> previsiones. Así, la reglasegún la cual aquel que redacta una disertación, compone un productoinsustituible a partir <strong>de</strong> aquel conjunto infinito <strong>de</strong> conocimientos y <strong>de</strong>sistemas <strong>de</strong> pensamiento comunes dispensados por la enseñanza académicasuperior, no distinta <strong>de</strong> aquella otra que permite a revistas como"Esprit", "Les Temps mo<strong>de</strong>rnes" o a periódicos como "La Quinzaine","Le Nouvel Observateur" o "L'Express" construir la imagen <strong>de</strong> su originalidada partir <strong>de</strong> aquella cantidad <strong>de</strong>finida <strong>de</strong> argumentos que lesimpone la atmósfera intelectual <strong>de</strong>l momento; en aquel máximo grado<strong>de</strong> acabamiento intelectual que da la consagración más inmediata ymás alta, incluso los "gran<strong>de</strong>s libros" se <strong>de</strong>finen por su virtuosidad enel arte <strong>de</strong> satisfacer las expectativas creadas por el sistema cuyo productoson los mismos autores y por el arte no menos esperado <strong>de</strong> frustrartales expectativas.54


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualMichel Foucault, la última <strong>de</strong> estas glorias típicamente nacionales,<strong>de</strong>be parte <strong>de</strong> su éxito ante el gran público al hecho <strong>de</strong> que se dirige,en cada uno <strong>de</strong> sus lectores, al aspirante intelectual que ha aprendido ano exigir las pruebas <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> una obra, por su parte manifiestamentedispuesta a exhibir sus pruebas sólo para uso <strong>de</strong> los iniciados;y el repentino éxito obtenido en el restringido grupo <strong>de</strong> los pares,<strong>de</strong>riva <strong>de</strong>l talento polifónico con el que juega en los registros largotiempo discordantes con la historia <strong>de</strong> la filosofía, con la filosofía <strong>de</strong> lahistoria, con la historia <strong>de</strong> las ciencias y con la filosofía <strong>de</strong> las cienciaspara componer una filosofía <strong>de</strong> las historias <strong>de</strong> las ciencias que es almismo tiempo una historia <strong>de</strong> la filosofía <strong>de</strong> las ciencias. En semejante<strong>campo</strong> intelectual, el autodidacta y el extranjero, es <strong>de</strong>cir, aquellos queno se han formado en aquella escuela nacional <strong>de</strong> la alta intelligentsiaque es la Escuela Normal, están con<strong>de</strong>nados, salvo casos raros, a preten<strong>de</strong>runa posición más respetada que admirada: entre los nombres <strong>de</strong> losfilósofos citados en el capítulo consagrado a la filosofía contemporáneaen una reciente obra <strong>de</strong> divulgación, más <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong> los que se leenson exalumnos <strong>de</strong> la Escuela Normal Superior, entre ellos Aron,Guéroult, Merleau-Ponty, Ricoeur, Sartre y Vuillemin, mientras quelos <strong>de</strong>más autores citados son, en su mayoría, emigrados a los que el<strong>campo</strong> intelectual francés ofrece una acogida solícita y mitigada. 48Los <strong>de</strong>más son filósofos católicos, si se exceptúa a un semiautodidacta,Gastón Bachelard, que <strong>de</strong>be su estatuto particularísimotanto a la originalidad <strong>de</strong> sus obras como a su aptitud personal <strong>de</strong>cididamenteentregado al no-conformismo cultural. Se compren<strong>de</strong> fácilmentecómo Bernard Groethuysen, llegado <strong>de</strong> Alemania a la "NouvelleRevue Francaise", que era a la vez uno <strong>de</strong> los principales círculos <strong>de</strong> lavida intelectual parisina, haya analizado tan profundamente el drama<strong>de</strong> Rousseau, este cor<strong>de</strong>ro lanzado en medio <strong>de</strong> los lobos. 4948. Es conocida la rigi<strong>de</strong>z con que ia Universidad francesa se ha opuesto siempre a la entrada<strong>de</strong> extranjeros. Tan solo la Ecole <strong>de</strong>s Hautes Etu<strong>de</strong>s ha podido, gracias a la elasticidad <strong>de</strong> susestructuras, acoger a científicos como A. Koyéve, A. Koyré o, durante mucho tiempo, E. Weil.49. Véase B. Groethuysen, Philosophie <strong>de</strong> la réoolutionfrangaise, Gonthier, París, 1956, cap. V.55


Pierre BordieuEsta formación unificadora, que rige la vida intelectual incul-»cando en todo intelectual un sistema <strong>de</strong> exigencias con respecto a los<strong>de</strong>más y a sí mismo, <strong>de</strong>ja sentir sus efectos no sólo en el <strong>campo</strong> al cualestá más estrechamente ligada, es <strong>de</strong>cir, a la filosofía, y, secundariamente,a la literatura, sino también a las ciencias humanas, en particular a lasociología, cuya historia <strong>de</strong>be a la vez sus tiempos fuertes (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> elorigen, con los alumnos <strong>de</strong> la Escuela Normal reunidos en torno aDurkheim, hasta la renovación que se anuncia hoy <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la nuevaorientación <strong>de</strong>bida al Centro <strong>de</strong> documentación social) y sus orientacionesa los impulsos recibidos por aquellos puros productos <strong>de</strong> laescuela francesa que son los agrégés <strong>de</strong> filosofía, sobre todo los <strong>de</strong> laEscuela Normal. A su pasado filosófico los sociólogos franceses <strong>de</strong>bensin duda la manifestación, al menos a partir <strong>de</strong> un cierto grado <strong>de</strong>consagración, <strong>de</strong> sus ambiciones o <strong>de</strong> sus aspiraciones a la síntesis original,aunque sólo fuese refiriéndose a los autores <strong>de</strong> elección más bienque a la anónima corte <strong>de</strong> los ftmnding fathers, o también afirmando lavoluntad <strong>de</strong> permanecer abiertos a las especialida<strong>de</strong>s vecinas, que serefieren continuamente a su recuerdo, a pesar <strong>de</strong> la ausencia <strong>de</strong> cualquierinstitución interdisciplinar, con ocasión <strong>de</strong> los contactos personalesfavorecidos por las amista<strong>de</strong>s escolares.No es, pues, por la única razón <strong>de</strong> ser here<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> una antigua yprestigiosa tradición <strong>de</strong> especulación filosófica por lo que la sociologíavuelve a encontrar <strong>de</strong> nuevo la exigencia filosófica, sino, más profundamente,porque la organización <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual <strong>de</strong>termina, con laconstancia <strong>de</strong> sus instituciones y sus prestigios <strong>de</strong> referencia, un reclutamientoy un estilo <strong>de</strong> vocaciones particulares y llama la atención, insistentemente,sobre el significado filosófico <strong>de</strong> las preferencias más personaleso <strong>de</strong> las empresas más técnicas.Ha sido necesaria la ceguera histórica <strong>de</strong> una generación saturaday fascinada por la vulgata existencialista o paralizada por eldogmatismo <strong>de</strong> un marxismo fosilizado, para que se consi<strong>de</strong>rasen <strong>de</strong>finitivamenterotos los lazos entre filosofía y sociología. La ilusión <strong>de</strong> uninicio absoluto y el mito <strong>de</strong> una ciencia que tendría en sí misma supropio fundamento filosófico, no han podido imponerse tan fuerte-56


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualmente a la generación empirista <strong>de</strong> los años 50 mas que por la particularsituación en que aquélla se encontraba en relación con sus pre<strong>de</strong>cesores,la generación intelectual <strong>de</strong> 1939, que, ligada a un pasado filosóficopero alejada <strong>de</strong> la práctica empírica por la guerra y quizá todavía máspor la ausencia <strong>de</strong> estructuras institucionales y <strong>de</strong> medios económicos,ha <strong>de</strong>bido diferir la tarea <strong>de</strong> conciliar investigación empírica y la teoría.Sin embargo, en el momento en que el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> investigacionesconcretas y el interés por las técnicas, el reconocimiento social <strong>de</strong>la sociología o los puntos <strong>de</strong> contacto entre antropología y sociologíarestituyen a las ciencias sociales su puesto en el mundo intelectual, lasmismas condiciones <strong>de</strong>l reclutamiento <strong>de</strong> la profesión sociológica quedantrastocadas y, en la actualidad, incluso las orientaciones y presupuestosfilosóficos <strong>de</strong> la investigación. Ausentes casi por completo entre1950 y 1960, los que buscaban una formación filosófica y, en particular,los agrégés <strong>de</strong> filosofía y los alumnos <strong>de</strong> la Normal hallan nuevamenteel camino <strong>de</strong> las instituciones <strong>de</strong> investigación creadas sin ellos.De improviso, gracias a la diversidad <strong>de</strong> <strong>campo</strong>s <strong>de</strong> formaciónintelectual, se introduce <strong>de</strong> nuevo la competencia en un mundo quecreía haberse liberado <strong>de</strong> ella mediante fáciles cooptaciones, y al mismotiempo se reavivan las discusiones teóricas y epistemológicas. Enefecto, ya no es fácil contraponer a la exigencia teórica los supuestos<strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> la empiria, toda vez que se aceptan unánimemente lasexigencias <strong>de</strong> investigación empírica.La reconciliación, hoy manifiesta, <strong>de</strong> la teoría y <strong>de</strong> la prácticasociológica, ¿<strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rarse un paso necesario <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> laciencia social o <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> únicamente <strong>de</strong> las <strong>de</strong>terminaciones específicasque pesan sobre el actual <strong>campo</strong> intelectual francés? 50 No se trata <strong>de</strong>eludir esta cuestión ironizando, con Marshall D. Sahlins, que consi<strong>de</strong>rala filosoña como "el recurso nacional francés", o bien, con J. F. Revel,50. La noción <strong>de</strong> "teoría" tiene hoy significaciones parecidas que con frecuencia no se distinguencon precisón. Aquí enten<strong>de</strong>mos nosotros con este término no tanto una teoría general <strong>de</strong>l sistemasocial, cuanto la reflexión sobre la ejecución efectiva <strong>de</strong>l trabajo sociológico, es <strong>de</strong>cir, sobre <strong>de</strong>cir,sobre lo que la tradición <strong>de</strong> la filosofía <strong>de</strong> la ciencia llama "epistemología" y que no pue<strong>de</strong>reducirse a la llamada "metodología".57


Pierre Bordieuque ironiza sobre la frivolidad parisina <strong>de</strong> las modas filosóficas. 51 Nohay duda <strong>de</strong> que la epistemología es la única que pue<strong>de</strong> zanjar en cuestión<strong>de</strong> condiciones teóricas <strong>de</strong> una práctica científica rigurosa; sin embargo,tratándose <strong>de</strong> ciencias sociales, la sociología <strong>de</strong> las prácticas socialespue<strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar que las características sociales <strong>de</strong> los estudiososy, en particular, el tipo <strong>de</strong> formación recibida, el puesto que ocupa en el<strong>campo</strong> intelectual o incluso su origen social, le predisponen <strong>de</strong> modo<strong>de</strong>sigual a una concepción científicamente fundada y fecundada por eluso <strong>de</strong> la reflexión filosófica en su práctica científica. Cuando en supráctica científica misma el científico se encuentra con la exigencia <strong>de</strong>un retorno teórico a esta práctica y halla en su propia formación, intelectuallos instrumentos indispensables para satisfacer esta exigencia,no pue<strong>de</strong> hallar en un <strong>campo</strong> intelectual que acerca la filosofía a lasociología más que un estímulo para redoblar la vigilanciaepistemológica. Pero, habida cuenta <strong>de</strong> las <strong>de</strong>formaciones caricaturescasque sufren las obras filosóficas por culpa <strong>de</strong> la transmisión oral y porlos chismes parisinos transmitidos <strong>de</strong> segunda mano, se corre siempreel peligro <strong>de</strong> que el <strong>campo</strong> intelectual francés suscite permanentementediletantismo o frivolidad científica.Cuando el tema <strong>de</strong> las prácticas científicas se basa únicamente enla falsa familiaridad que surge <strong>de</strong> la frecuentación superficial <strong>de</strong> revistasy periódicos a la moda^hay pocas posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> enriquecer la filosofía<strong>de</strong> las ciencias humanas o <strong>de</strong> afianzar la conciencia epistemológica <strong>de</strong>los investigadores, que pue<strong>de</strong>n caer en la tentación <strong>de</strong> preferir, en lugar<strong>de</strong> la discusión <strong>de</strong> su misma práctica, a la que les expondría una reflexiónteórica real, los circunloquios profanos que les llegan inmediatamentepor el hecho <strong>de</strong> estar a la escucha <strong>de</strong>l gran público intelectual. De igualmodo, los filósofos que aplican su reflexión a las ciencias sociales pue<strong>de</strong>n,por su formación y por la posición que ocupan, o bien afincarse en elprestigio <strong>de</strong> que goza la filosofía para imponer su terrorismo teóricalegislando por <strong>de</strong>creto sobre prácticas científicas que ignoran, o bien,51 M. D. Sahlins, On the <strong>de</strong>lphic wríting ofC. Lém-Strauss, en "The Scientific American", junio1966; J. F. Revel, Pourquoi <strong>de</strong>s phüosophes?58


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualpartiendo <strong>de</strong> un conocimiento real <strong>de</strong> las técnicas y cuestiones propias<strong>de</strong> la práctica científica, postular legítimamente unos presupuestosepistemológicos que toda práctica científica comporta.La posición relativa <strong>de</strong> la filosofía en el mundo intelectual y la<strong>de</strong> las diversas filosofías en el terreno filosófico quizá nunca haya sidotan favorable como hoy: la prueba a la que han sometido a la filosofíalas ciencias humanas -cada vez más conscientes <strong>de</strong> sus implicacionesfilosóficas- ha producido obras como la <strong>de</strong> Gastón Bachelard, que intentaesclarecer el problema <strong>de</strong> la filosofía <strong>de</strong> la ciencia, <strong>de</strong> Jean Piaget, queestablece experimentalmente la génesis <strong>de</strong> las operaciones <strong>de</strong>lpensamiento lógico, <strong>de</strong> Martial Guéroult, cuyo proyecto filosóficoconsiste en fundar una ciencia rigurosa <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la filosofía, <strong>de</strong>Georges Canguilhem,/que quiere <strong>de</strong>scubrir la filosofía <strong>de</strong> la ciencia enla historia <strong>de</strong> la ciencia, o <strong>de</strong> Jules Vuillemin, que intenta hacer <strong>de</strong> lafilosofía una reflexión acerca <strong>de</strong> la ciencia mo<strong>de</strong>rna y <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> lafilosofía una historia <strong>de</strong> la reflexión sobre la ciencia. 52Estos filósofos reúnen condiciones, por el mismo objetivo quese han planteado y por el modo como lo abordan, <strong>de</strong> prestar a la sociologíala asistencia teórica que necesita, aunque sólo fuera planteando elproblema general <strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong> posibilidad <strong>de</strong> cualquier prácticacientífica; y, a<strong>de</strong>más, rehusando disociar las verda<strong>de</strong>s científicas yfilosóficas <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la ciencia, o sea, <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> condicioneshistóricas que hacen posible cualquier estado <strong>de</strong> esta ciencia, se adhierena la filosofía sin sujeto que las mismas ciencias sociales aplican, almenos implícitamente, cuando rehusan tratar su objeto, aunque sólosea por omisión o impru<strong>de</strong>ncia, como un sujeto que escaparía, poco omucho, a la investigación científica con la trascen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> sus catego-52. Cuando se plantea el problema <strong>de</strong> aquello que distingue a estos filósofos <strong>de</strong> los filósofosexistencialistas con los que, no obstante, tienen como elemento común su pasado universitario, nose ve otra explicación que una diferencia <strong>de</strong> origen social y geográfico, dado que los primerosprovienen <strong>de</strong> ambientes obreros o <strong>de</strong> la pequeña burguesía y, sobre todo, <strong>de</strong> provincias; ¿acaso noexiste una afinidad entre el ethos asociado a esta situación social y la moral <strong>de</strong> la vida intelectualque se expresa, al menos indirectamente, en el proyecto <strong>de</strong> rehabilitar la ciencia y el trabajocientífico?59


ías lógicas o con la libertad <strong>de</strong> sus opciones finales. ¿No hay que ver,quizás, en la ironía teñida <strong>de</strong> agresividad que suscita, por ejemplo,Lévi-Strauss en ciertos positivistas americanos, un signo precursor <strong>de</strong>lreconocimiento que está en vísperas <strong>de</strong> conseguir el esfuerzo por reconciliarla exigencia teórica con el rigor <strong>de</strong> la práctica empírica? "Cuandola Smithsonian Institution ha celebrado con gran pompa el centenario<strong>de</strong> James Smithson, Lévi-Strauss ha sido exportado <strong>de</strong>l Colegio <strong>de</strong> Franciapara ser expuesto temporalmente en Washington, casi con la mismacharanga que acompaña la procesión <strong>de</strong> Mona Lisa <strong>de</strong>l Louvre alMetropolitan." 53 Si la sociología americana ha podido, con su rigorempírico, ser por un momento la mala conciencia científica <strong>de</strong> la sociologíafrancesa, quizá llegará el tiempo en que la sociología francesa sea,con su exigencia teórica, la mala conciencia <strong>de</strong> la sociología americana./53. M.D.Sahlins,«rt.cít.60


ELEMENTOS DE UNA TEORÍASOCIOLÓGICA DE LA PERCEPCIÓN ARTÍSTICA1Toda percepción artística implica una operación consciente oinconsciente <strong>de</strong> <strong>de</strong>scifrarmento.1.1 Acto <strong>de</strong> <strong>de</strong>sciframiento que se ignora como tal, la "comprensión"inmediata y a<strong>de</strong>cuada sólo es posible y efectiva en el caso particularen que la cifra cultural que posibilita el acto <strong>de</strong> <strong>de</strong>sciframiento esdominada completa e inmediatamente por el observador (bajo la forma<strong>de</strong> competencia o <strong>de</strong> disposición cultivada) y se confun<strong>de</strong> con lacifra cultural que ha hecho posible la obra percibida.En el cuadro <strong>de</strong> Rogier Van <strong>de</strong>r Wey<strong>de</strong>n Los reyes magos percibimosinmediatamente -como observa Erwin Panofsky- la representación<strong>de</strong> una aparición, la <strong>de</strong> un niño en quien reconocemos al "niñoJesús". ¿Cómo sabemos que se trata <strong>de</strong> una aparición? El halo <strong>de</strong> resplandordorado que ro<strong>de</strong>a al niño no podría constituir una prueba suficiente,pues lo encontramos en representaciones <strong>de</strong> la natividad, en lasque el niño Jesús es "real". Nuestra conclusión se <strong>de</strong>be a que el niño semantiene en el aire, sin soporte visible, y esto aun cuando la representaciónno habría sido diferente si el niño hubiera estado sentado sobreun cojín (como en el mo<strong>de</strong>lo que seguramente utilizó Rogier Van <strong>de</strong>rWey<strong>de</strong>n). Pero se podrían invocar centenares <strong>de</strong> representaciones en lasque seres humanos, animales u objetos inanimados parecen suspendi-61


Pierre Bordieudos en el aire contra la ley <strong>de</strong> la gravedad, sin que por eso se presentencomo apariciones. Por ejemplo, en una miniatura <strong>de</strong> los Evangelios <strong>de</strong>Otón III, <strong>de</strong> la Staatsbibliothek <strong>de</strong> Munich, toda una ciudad está representadaen el centro <strong>de</strong> un espacio vacío, mientras que los personajesque participan en la acción se apoyan en el suelo; ahora bien, se trata <strong>de</strong>una ciudad muy real, la que fue el lugar <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> los jóvenesrepresentados en primer plano. Si, "en una fracción <strong>de</strong> segundo y <strong>de</strong>manera casi automática", percibimos el personaje aéreo como una aparición,mientras que no vemos ninguna connotación milagrosa en laciudad que flota en el aire, es porque "leemos lo que vemos en función<strong>de</strong> lo que sabemos <strong>de</strong> la manera, variable según las condiciones históricas,<strong>de</strong> expresar en formas los objetos y los acontecimientos históricos";<strong>de</strong> manera más precisa, cuando <strong>de</strong>sciframos una miniatura <strong>de</strong>alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l año mil, presuponemos inconscientemente que el espaciovacío sirve solamente <strong>de</strong> trasfondo abstracto e irreal en lugar <strong>de</strong> integrarseen un espacio unitario, aparentemente natural, en el que lo sobrenaturaly lo milagroso pue<strong>de</strong>n así surgir como tales, como en elcuadro Rogier Van <strong>de</strong>r Wey<strong>de</strong>n. MPor el hecho <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer inconscientemente a las reglas querigen un tipo particular <strong>de</strong> representación <strong>de</strong>l espacio, cuando <strong>de</strong>scifraun cuadro construido según esas reglas el espectador cultivado ocompetente <strong>de</strong> nuestra sociedad pue<strong>de</strong> aprehen<strong>de</strong>r inmediatamentecomo "visión sobrenatural" un elemento que, por referencia a otro,sistema <strong>de</strong> representación en el que las regiones <strong>de</strong>l espacio estarían <strong>de</strong>algún modo "yuxtapuestas" o "agregadas" en lugar <strong>de</strong> integrarse enuna representación unitaria, podría parecer "naturaral" o "real". "Laconcepción perspectivista -<strong>de</strong>clara Panofsky- impi<strong>de</strong> al arte religiosotodo acceso a la regla <strong>de</strong> lo mágico..., pero le abre una regióncompletamente nueva, la región <strong>de</strong> lo 'visionario', en la que el milagrose transforma en una experiencia inmediatamente percibida <strong>de</strong>l54 Panofsky, "Iconography and iconology: An introductíon to the study of Renaissance art",Meaning in the visual arts, Doubleday and Co., Nueva York, 1955. pp. 33-35 [El significado en lasartes visuals, Infinito, Buenos Aires, 1971].62


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualespectador, porque los hechos sobrenaturales irrumpen en el espaciovisible, aparentemente natural, que les es familiar, y le permiten <strong>de</strong> esemodo penetrar verda<strong>de</strong>ramente en la esencia sobrenatural <strong>de</strong> eseespacio." 55Si la cuestión <strong>de</strong> las condiciones que hacen posible la experiencia<strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> arte -y <strong>de</strong> manera más general, <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> los objetosculturales- como inmediatamente dotada <strong>de</strong> sentido está radicalmenteexcluida <strong>de</strong> esa experiencia misma, es porque la reasunción <strong>de</strong> intenciónobjetiva <strong>de</strong> la obra (qué pue<strong>de</strong> no coincidir en nada con la intención <strong>de</strong>lautor) es perfectamente a<strong>de</strong>cuada y se realiza inmediatamente en elcaso, y sólo en ese caso, en que la cultura que el creador incorpora a suobra coinci<strong>de</strong> con la cultura, o más precisamente, con la cotnpetenríaartística que el espectador incorpora al <strong>de</strong>sciframiento <strong>de</strong> la obra: en esecaso, todo va <strong>de</strong> suyo y no se plantea la cuestión <strong>de</strong>l sentido, <strong>de</strong>l<strong>de</strong>sciframiento <strong>de</strong>l sentido y <strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong> ese <strong>de</strong>sciframiento.1.2. El malentendido surge habitualmente cada vez que no secumplen esas condiciones particulares: la ilusión <strong>de</strong> la comprensióninmediata conduce a una comprensión ilusoria basada en un error <strong>de</strong>cifra. 56 Al no percibírselas como codificadas, y codificadas según otrocódigo, se aplica inconscientemente a las obras <strong>de</strong> una tradición extrañael código válido en la percepción cotidiana, para el <strong>de</strong>sciframiento <strong>de</strong>los objetos familiares: no hay percepción que no incorpore un códigoinconsciente y hay que evocar radicalmente el mito <strong>de</strong>l "ojo nuevo"como una concesión a la ingenuidad y a la inocencia. Si los espectadoresmenos cultivados <strong>de</strong> nuestras socieda<strong>de</strong>s son tan propensos a exigir élrealismo <strong>de</strong> la representación es, entre otras razones, porque, careciendo <strong>de</strong>categorías <strong>de</strong> percepción específicas, no pue<strong>de</strong>n aplicar a las obras <strong>de</strong> la55 Id. "Die Perspektive ais 'symbolische Form'. Vartráge <strong>de</strong>r BMiothek Warfrur: Vortráge1924-25, Leipzig, Berlín, pp. 257 y ss.56 De todos los malentendidos sobre la cifra el más pernicioso es tal vez el malentendido"humanista". Éste, mediante la negación, o mejor, la "neutralización", en el sentido <strong>de</strong> losfenomenólogos, <strong>de</strong> todo lo que constituye la especificidad <strong>de</strong> las culturas arbitrariamenteintegradas en el panteón <strong>de</strong> la "cultura universal", tien<strong>de</strong> a presentar al hombre griego o romanocomo una realización particularmente lograda <strong>de</strong> la "naturaleza humana" en su universalidad.63


Pierre Bordieucultura erudita otra cifra que aquella que les permite aprehen<strong>de</strong>r losobjetos <strong>de</strong> su entorno cotidiano como dotados <strong>de</strong> sentido. Lacomprensión mínima, aparentemente inmediata, a la que llega la miradamás <strong>de</strong>sarmada, aquella que permite reconocer una casa o un árbol,supone también una concordancia parcial (y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, inconsciente)entre el artista y el espectador sobre las categorías que <strong>de</strong>finen lafiguración <strong>de</strong> lo real que una sociedad histórica consi<strong>de</strong>ra "realista"(véase § 1.3.1 y nota).1.3. La teoría espontánea <strong>de</strong> la percepción artística seíunda en laexperiencia <strong>de</strong> la familiaridad y <strong>de</strong> la comprensión inmediata (casoparticular que se ignora como tal).1.3.1. Los hombres cultivados son los indígenas <strong>de</strong> la culturaerudita y, en ese carácter, se ven llevados a esa especie <strong>de</strong> etnocentrismoque se pue<strong>de</strong> llamar etnocentrismo <strong>de</strong> clase, que consiste en consi<strong>de</strong>rarcomo natural, es <strong>de</strong>cir al mismo tiempo obvia y fundada en su naturaleza,una manera <strong>de</strong> percibir que no es más que una entre otras posibles, yque se adquiere mediante la educación difusa o específica, consciente oinconsciente, institucionalizada o no institucionalizada. "Para el queusa anteojos -objeto que, por la distancia, está tan cerca <strong>de</strong> él que 'se lecae sobre la nariz'- ese instrumento está más lejos, <strong>de</strong>ntro' <strong>de</strong>l mundoque lo ro<strong>de</strong>a, que el cuadro colgado a la pared <strong>de</strong> enfrente. La proximidad<strong>de</strong> ese instrumento es tan gran<strong>de</strong> que habitualmente pasa inadvertido."Tomando el análisis <strong>de</strong> Hei<strong>de</strong>gger en un sentido metafórico, se pue<strong>de</strong><strong>de</strong>cir que la ilusión <strong>de</strong>l "ojo nuevo" como "ojo <strong>de</strong>snudo" es propia <strong>de</strong> .quienes llevan los anteojos <strong>de</strong> la cultura y no ven lo que éstos les permitenver, así como no ven que no verían si estuvieran <strong>de</strong>sprovistos <strong>de</strong> aquelloque les permite ver. w57 Es el mismo etnocentrismo que lleva a tener por realista una representación <strong>de</strong> lo real que siaparece como "objetiva" no se <strong>de</strong>be a su concordancia con la realidad misma <strong>de</strong> las cosas (ya queesta "realidad" nunca se ofrece más que a través <strong>de</strong> formas <strong>de</strong> aprehensión socialmentecondicionadas), sino a la conformidad <strong>de</strong> las reglas que <strong>de</strong>finen su sintaxis en su uso social conuna <strong>de</strong>finición social <strong>de</strong> la visión objetiva <strong>de</strong>l mundo; al conferir a ciertas representaciones <strong>de</strong> lo '"real" (a la fotografía, por ejemplo) un certificado <strong>de</strong> realismo, la sociedad no hace más queconfirmarse a sí misma en la certidumbre tautológica <strong>de</strong> que una imagen <strong>de</strong> lo real conforme asu representación <strong>de</strong> la objetividad es verda<strong>de</strong>ramente objetiva.64


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectual1.3.2. Inversamente, los menos provistos están frente a la culturaerudita en una situación muy semejante a la <strong>de</strong>l etnólogo que seencuentra ante una sociedad extraña y que asiste, por ejemplo, a unritual cuya clave no conoce. El <strong>de</strong>sconcierto y la ceguera cultural <strong>de</strong> losespectadores menos cultivados recuerdan objetivamente la verdadobjetiva <strong>de</strong> la percepción artística como <strong>de</strong>sciframiento mediato: puestoque la información ofrecida por las obras expuestas exce<strong>de</strong> la capacidad<strong>de</strong> <strong>de</strong>sciframiento <strong>de</strong>l espectador, éste las percibe como carentes <strong>de</strong>significación, o más exactamente, <strong>de</strong> estructuración y <strong>de</strong> organización,porque no pue<strong>de</strong> "<strong>de</strong>codificarlas", es <strong>de</strong>cir reducirlas al estado <strong>de</strong> formainteligible.1.3.3. El conocimiento erudito se distingue <strong>de</strong> la experienciaingenua -ya sea que se manifieste por el <strong>de</strong>sconcierto o por lacomprensión inmediata- en que implica la conciencia <strong>de</strong> las condicionesque permiten la percepción a<strong>de</strong>cuada. La ciencia <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> arte tienepor objeto aquello que hace posible tanto esa ciencia como lacomprensión inmediata <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> arte, es <strong>de</strong>cir la cultura. Incluye,pues, por lo menos implícitamente, la ciencia <strong>de</strong> la diferencia entre elconocimiento erudito y la percepción ingenua. "El historiador <strong>de</strong>l artese distingue <strong>de</strong>l espectador 'ingenuo' en que es consciente <strong>de</strong> lasituación." 58 Es obvio que resultaría un poco difícil subsumir a todos losauténticos historiadores <strong>de</strong>l arte bajo un concepto <strong>de</strong>finido por Panofsky<strong>de</strong> una manera tan evi<strong>de</strong>ntemente normativa.2Toda operación <strong>de</strong> <strong>de</strong>sciframiento exige un código más o menoscomplejo, cuyo dominio es mas o menos total.58 E. Panofsky, "The history of art as a humanistic discipline" Meaning in the visual arte, cit.,p.17.65


Pierre Bordieu2.1. La obra <strong>de</strong> arte, como todo objeto cultural, pue<strong>de</strong> ofrecersignificaciones <strong>de</strong> niveles diferentes según la clave <strong>de</strong> interpretaciónque se le aplica; las significaciones <strong>de</strong> nivel inferior, es <strong>de</strong>cir las mássuperficiales, resultarán parciales y mutiladas, por lo tanto erróneas,mientras no se comprendan las significaciones <strong>de</strong> nivel superior que lasengloban y las transfiguran.2.1.1. La experiencia más ingenua encuentra ante todo, segúnPanofsky, "la capa primaria <strong>de</strong> las significaciones en las que po<strong>de</strong>mospenetrar sobre la base <strong>de</strong> nuestra experiencia existencial", o, en otrostérminos, el "sentido fenoménico que pue<strong>de</strong> subdividirse en sentido <strong>de</strong>cosas y sentido <strong>de</strong> las expresiones"; esa aprehensión se apoya en"conceptos <strong>de</strong>mostrativos" que sólo <strong>de</strong>signan y captan las propieda<strong>de</strong>ssensibles <strong>de</strong> la obra (por ejemplo, cuando se <strong>de</strong>scribe un durazno comoaterciopelado o un encaje como vaporoso), o la experiencia emocionalque esas propieda<strong>de</strong>s suscitan en el espectador (cuando se habla <strong>de</strong>colores severos o alegres). Para llegar a la "capa <strong>de</strong> los sentidos, capasecundaria, que sólo pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong>scifrada a partir <strong>de</strong> un conocimientotransmitido <strong>de</strong> manera literaria" y que po<strong>de</strong>mos llamar "región <strong>de</strong>lsentido <strong>de</strong>l significado", <strong>de</strong>bemos contar con "conceptos propiamentecaracterizadores", que superan la simple <strong>de</strong>signación <strong>de</strong> las cualida<strong>de</strong>ssensibles y, captando las características estilísticas <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> arte,constituyen una verda<strong>de</strong>ra "interpretación" <strong>de</strong> la obra. Dentro <strong>de</strong> estacapa secundaria, Panofsky distingue por un lado "el asunto secundarioo convencional", es <strong>de</strong>cir "los temas o conceptos que se manifiestan eru,imágenes, historias o alegorías" (por ejemplo, cuando un grupo <strong>de</strong>personajes sentado en torno a una mesa según cierta disposiciónrepresenta La Cena), cuyo <strong>de</strong>sciframiento incumbe a la iconografía, ypor otro lado "el sentido o el contenido intrínseco", que la interpretacióniconológica no pue<strong>de</strong> recuperar sino a condición <strong>de</strong> tratar lassignificaciones iconográficas y los métodos <strong>de</strong> composición como"símbolos culturales", como expresiones <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong> una época, <strong>de</strong>una nación o <strong>de</strong> una clase, y <strong>de</strong> esforzarse por <strong>de</strong>terminar "los principios •fundamentales que sostienen la elección y la presentación <strong>de</strong> los motivos,así como la producción y la interpretación <strong>de</strong> imágenes, historias y66


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualalegorías, y que dan un sentido incluso a la composición formal y a losprocedimientos técnicos". w El sentido captado por el acto primario <strong>de</strong><strong>de</strong>sciframiento es absolutamente diferente según constituya el total <strong>de</strong>la experiencia <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> arte o que se integre en una experienciaunitaria, que engloba los niveles superiores <strong>de</strong> significación. De estemodo, sólo a partir <strong>de</strong> una interpretación iconológica las composicionesformales y expresivas adquieren su sentido completo y se revelan almismo tiempo las insuficiencias <strong>de</strong> una interpretación preiconográficao preiconológica. En el conocimiento a<strong>de</strong>cuado <strong>de</strong> la obra, los diferentesniveles se articulan en un sistema jerarquizado, en el que lo englobanteresulta a su vez englobado, y el significado se transforma a su vez ensignificante.2.1.2. La percepción <strong>de</strong>sarmada, reducida a la captación <strong>de</strong> lassignificaciones primarias, es una percepción mutilada. Frente a lo quese podría llamar, retomando una expresión <strong>de</strong> Nietzsche, "el dogma <strong>de</strong>la inmaculada percepción", fundamento <strong>de</strong> la representación romántica<strong>de</strong> la experiencia artística, la "comprensión" <strong>de</strong> las cualida<strong>de</strong>s"expresivas" y, si po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir, "fisonómicas" <strong>de</strong> la obra no es másque una forma inferior y mutilada <strong>de</strong> la experiencia estética, porque, alno estar sostenida, controlada y corregida por el conocimiento <strong>de</strong>l estilo,<strong>de</strong> los tipos y <strong>de</strong> los "síntomas culturales", utiliza una cifra que no es nia<strong>de</strong>cuada ni específica. Se pue<strong>de</strong> admitir, sin duda, que la experienciainterna como capacidad <strong>de</strong> respuesta emocional a la connotación (poroposición a la <strong>de</strong>notación) <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> arte, constituye una <strong>de</strong> lasclaves <strong>de</strong> la experiencia artística. Pero Raymond Ruyer tiene mucharazón al oponer la, significación, que <strong>de</strong>fine como "epicrítica", y laexpresividad, que <strong>de</strong>scribe como "protopáthica, es <strong>de</strong>cir, más primitiva,más tosca, <strong>de</strong> nivel inferior, ligada al diencéfalo, mientras que lasignificación está ligada a la corteza cerebral".59 Estas citas están tomadas <strong>de</strong> dos artículos aparecidos en alemán: "Über das Verhaltnis <strong>de</strong>rKunstgeschichte zur Kunsttheorie", Zátschrift fir Aesíhetik und allgemeine Runsheissenschaft.XVIH1925, pp. 29 y ss. y "Zurn Problem <strong>de</strong>r Beschreibung und Inhalts<strong>de</strong>utung von Werken <strong>de</strong>lbil<strong>de</strong>n<strong>de</strong>n Kunst", Lagos XXL 1932, pp. 103 y ss., reeditados, con algunas modificaciones, en"Iconography and iconology", loe. cit, pp. 26-54.67


Pierre Bordieu2.1.3 La observación sociológica permite <strong>de</strong>scubrir efectivamenterealizadas, las formas <strong>de</strong> percepción que correspon<strong>de</strong>n a los diferentesniveles que los análisis teóricos constituyen por una distinción <strong>de</strong> razón.Todo bien cultural, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cocina hasta la música serial, pasando porel "western", pue<strong>de</strong> ser objeto <strong>de</strong> aprehensiones que van <strong>de</strong> la simplesensación actual hasta la <strong>de</strong>gustación erudita. La i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong>l "ojonuevo" ignora el hecho <strong>de</strong> que la sensación o la afección que suscita laobra <strong>de</strong> arte no tiene el mismo "valor" cuando constituye toda laexperiencia estética y cuando se integra en una experiencia a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong>la obra <strong>de</strong> arte. Se pue<strong>de</strong>, pues, distinguir por abstracción dos formasopuestas y extremas <strong>de</strong>l placer estético, separadas por todas lasgradaciones intermedias: el goce, que acompaña la percepción estéticareducida a la simple aisthesis, y el <strong>de</strong>leite, obtenido por la <strong>de</strong>gustaciónerudita y que supone, como condición necesaria aunque no suficiente,el <strong>de</strong>sciframiento a<strong>de</strong>cuado. Igual que la pintura, la percepción <strong>de</strong> lapintura es cosa mental, por lo menos cuando está <strong>de</strong> acuerdo con lasnormas <strong>de</strong> percepción inmanentes a la obra <strong>de</strong> arte, o, en otros términos,cuando la intención estética <strong>de</strong>l espectador se i<strong>de</strong>ntifica con la intenciónobjetiva <strong>de</strong> la obra (que no <strong>de</strong>be i<strong>de</strong>ntificarse con la intención <strong>de</strong>l artista).2.1.4. La percepción más <strong>de</strong>sarmada tien<strong>de</strong> siempre a superar elnivel <strong>de</strong> las sensaciones y <strong>de</strong> las afecciones, es <strong>de</strong>cir la pura y simpleaisthesis: la interpretación asimiladora que lleva a aplicar a un universo<strong>de</strong>sconocido y extraño los esquemas <strong>de</strong> interpretación disponibles, es<strong>de</strong>cir aquellos que permiten aprehen<strong>de</strong>r el universo familiar comodotado <strong>de</strong> sentido, se impone como un medio <strong>de</strong> restaurar la unidad <strong>de</strong>una percepción integrada. Aquellos para quienes las obras <strong>de</strong> la culturaerudita hablan una lengua extraña están con<strong>de</strong>nados a imponer a supercepción <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> arte categorías y valores extrínsecos, aquellosque organizan su percepción cotidiana y orientan sus juicios prácticos.La estética <strong>de</strong> las diferentes clases sociales no es pues, salyo excepción,más que una dimensión <strong>de</strong> su ética, o mejor, <strong>de</strong> su ethos: es así como laspreferencias estéticas <strong>de</strong> los pequeñoburgueses aparecen como laexpresión sistemática <strong>de</strong> una disposición ascética que también se expresaen las otras dimensiones <strong>de</strong> su existencia.68


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectual22. La obra <strong>de</strong> arte consi<strong>de</strong>rada como un bien simbólico (y nocomo un bien económico, lo que también pue<strong>de</strong> ser) sólo existe comotal para quien posee los medios <strong>de</strong> apropiársela, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> <strong>de</strong>scifrarla.w2.2.1. El grado <strong>de</strong> competencia artística <strong>de</strong> un agente se mi<strong>de</strong> porel grado en que domina el conjunto <strong>de</strong> instrumentos <strong>de</strong> la apropiación<strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> arte, disponibles en un momento dado, es <strong>de</strong>cir los esquemas<strong>de</strong> interpretación que son la condición <strong>de</strong> la apropiación <strong>de</strong>l capitalartístico o, en otros términos, la condición <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sciframiento <strong>de</strong> lasobras <strong>de</strong> arte ofrecidas a una sociedad dada en un momento dado.2.2.1.1. La competencia artística pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>finirse,provisionalmente, como el conocimiento previo <strong>de</strong> las posiblesdivisiones en clases complementarias <strong>de</strong> un universo <strong>de</strong> representación;el dominio <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> sistema <strong>de</strong> clasificación permite situar a cadaelemento <strong>de</strong>l universo en una clase necesariamente <strong>de</strong>finida respecto<strong>de</strong> otra clase, constituida por todas las representaciones artísticas,consciente o inconscientemente tomadas en consi<strong>de</strong>ración, que nopertenecen á la clase en cuestión. El estilo propio <strong>de</strong> una época y <strong>de</strong> ungrupo social no es más que una clase tal, <strong>de</strong>finida con respecto a todaslas obras <strong>de</strong>l mismo universo que excluye y que constituyen sucomplemento. El reconocimiento (o, como dicen los historiadores <strong>de</strong>l60 Las leyes que rigen la recepción <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> arte son un caso particular <strong>de</strong> las leyes <strong>de</strong>la difusión cultural: cualquiera que sea la naturaleza <strong>de</strong>l mensaje -profecía religiosa, discursopolítico, imagen publicitaria, objeto técnico, etcétera- la recepción es función <strong>de</strong> las categorías <strong>de</strong>percepción, <strong>de</strong> pensamiento y <strong>de</strong> acción <strong>de</strong> los receptores. En una sociedad diferenciada se estableceuna relaciónestrecha entre la naturaleza y la cualidad <strong>de</strong> las informaciones emitidas y la estructura<strong>de</strong>l público, <strong>de</strong> modo que su "legibilidad" y su eficacia son tanto más fuertes cuanto másdirectamente encuentren las expectativas, implícitas o explícitas, que los receptores <strong>de</strong>benprincipalmente a su educación familiar y a sus condiciones sociales (y también, por lo menos enmateria <strong>de</strong> cultura erudita, a su educación escolar) y que la presión difusa <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> referenciamantiene, sostiene y refuerza mediante incesantes apelaciones a la norma. Sobre la base <strong>de</strong> estacorrespon<strong>de</strong>ncia entre el nivel <strong>de</strong> emisión <strong>de</strong>l mensaje y la estructura <strong>de</strong>l público, consi<strong>de</strong>radacomo indicador <strong>de</strong> nivel <strong>de</strong> recepción, se ha podido construir el mo<strong>de</strong>lo matemático <strong>de</strong> lafrecuentación <strong>de</strong> los museos (Cf. P. Bordieu y A. Darbel, con D. Schnapper: L'omour <strong>de</strong> l'arts, lesmusées el leur public, Éditions <strong>de</strong> Minuit París, 1966, pp. 99 y ss.).69


Pierre Bordieuarte utilizando el vocabulario <strong>de</strong> la lógica, la atribución) proce<strong>de</strong> poreliminación sucesiva <strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s efectivamente realizadas en laobra consi<strong>de</strong>rada. Se ve <strong>de</strong> inmediato que la incertidumbre ante lasdiferentes características susceptibles <strong>de</strong> ser atribuidas a la obraconsi<strong>de</strong>rada (autores, escuelas, épocas, estilos, temas, etcétera) pue<strong>de</strong>ser eliminada por la aplicación <strong>de</strong> códigos diferentes, que funcionancomo sistemas <strong>de</strong> clasificación; pue<strong>de</strong> tratarse tanto <strong>de</strong> un códigopropiamente artístico que, al permitir el <strong>de</strong>sciframiento <strong>de</strong> las característicasespecíficamente estilísticas, permite asignar la obra consi<strong>de</strong>radaa la clase constituida por el conjunto <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> una época, <strong>de</strong> unasociedad, <strong>de</strong> una escuela o <strong>de</strong> un autor ("es un Cézanne" ), o <strong>de</strong>l código<strong>de</strong> la vida cotidiana que, como conocimiento previo <strong>de</strong> las posiblesdivisiones en clases complementarias <strong>de</strong>l universo <strong>de</strong> los significantesy <strong>de</strong>l universo <strong>de</strong> los significados, y <strong>de</strong> las correlaciones entre lasdivisiones <strong>de</strong> uno y las divisiones <strong>de</strong> otro, permite asignar larepresentación particular, tratada como signo, a una clase <strong>de</strong> significantesy <strong>de</strong> ese modo saber, en virtud <strong>de</strong> las correlaciones con el universo <strong>de</strong>los significados, que el significado correspondiente pertenece a tal clase<strong>de</strong> significados ("es un bosque"). 61 En el primer caso el espectador seinteresa por la manera <strong>de</strong> tratar las hojas o las nubes, es <strong>de</strong>cir por lasindicaciones estilísticas, ubicando la posibilidad realizada, característica<strong>de</strong> una clase <strong>de</strong> obras, por oposición al universo <strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>sestilísticas; en el otro caso trata a las hojas o las nubes como indicacioneso señales asociadas, según la lógica ya <strong>de</strong>finida, a significaciones quetrascien<strong>de</strong>n la representación misma ("es un álamo"; "es una tormenta").2.2.1.2. La competencia artística se <strong>de</strong>fine pues como elconocimiento previo <strong>de</strong> los principios <strong>de</strong> división propiamente artísticosque permiten ubicar una representación, por la clasificación <strong>de</strong> lasindicaciones estilísticas que contiene, entre las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>representación que constituyen el universo artístico y no entre las61 Para mostrar que ésa es justamente la lógica <strong>de</strong> la transmisión <strong>de</strong> los mensajes en la vidacotidiana, basta citar este intercambio escuchado en un café: "Una cerveza" -"¿De barril o enbotella?" -"De barril" -"¿Blanca o negra?" -"Blanca" -"¿Francesa o alemana?" -"Francesa".70


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualposibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> representación que constituyen el universo <strong>de</strong> losobjetos cotidianos (o, mas precisamente, <strong>de</strong> los utensilios) o el universo<strong>de</strong> los signos -lo que equivaldría a tratarla como un simple monumento,es <strong>de</strong>cir como un simple medio <strong>de</strong> comunicación encargado <strong>de</strong>transmitir una significación trascen<strong>de</strong>nte. Percibir la obra <strong>de</strong> arte <strong>de</strong>manera propiamente estética, es <strong>de</strong>cir como significante que no significanada más que a sí mismo, no consiste, como a veces se dice, en consi<strong>de</strong>rarla"sin vinculación con otra cosa que ella misma, ni emocional niintelectualmente" -en una palabra, no consiste en abandonarse a laobra aprehendida en su singularidad irreductible- sino en indicar enella los rasgos estilísticos distintivos, relacionándola con el conjunto <strong>de</strong> lasobras que constituyen la clase <strong>de</strong> la que forma parte, y solamente conesas obras. Opuestamente, el gusto <strong>de</strong> las clases populares se <strong>de</strong>fine, á lamanera <strong>de</strong> lo que Kant <strong>de</strong>scribe en la Crítica <strong>de</strong>l juicio con el nombre <strong>de</strong>"gusto bárbaro", por el rechazo o la imposibilidad (habría que <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirrechazo-imposibilidad) <strong>de</strong> efectuar la distinción entre "lo que gusta" y"lo que provoca placer", y, más generalmente, entre el "<strong>de</strong>sinterés",único garante <strong>de</strong> la cualidad estética <strong>de</strong> la contemplación, y "el interés<strong>de</strong> los sentidos que <strong>de</strong>fine "lo agradable", o "el interés <strong>de</strong> la razón"; esegusto exige que toda imagen cumpla una función, aunque fuera la <strong>de</strong>signo, <strong>de</strong> modo que esa representación "funcionalista" <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong>arte pue<strong>de</strong> fundarse en el rechazo <strong>de</strong> la gratuidad, el culto <strong>de</strong>l trabajo ola valorización <strong>de</strong> "lo instructivo" (por oposición a "lo interesante"), ytambién en la imposibilidad <strong>de</strong> situar a cada obra particular en eluniverso <strong>de</strong> las representaciones, por no contar con principios <strong>de</strong>clasificación propiamente estilísticos. a De lo que se <strong>de</strong>riva que unaobra <strong>de</strong> arte <strong>de</strong> la cual esperan que exprese inequívocamente una62 Más que por las opiniones expresadas ante las obras <strong>de</strong> la cultura erudita (pinturas yescultura, por ejemplo) que, por su alto grado <strong>de</strong> legitimidad, son capaces <strong>de</strong> imponer juiciosinspirados por la búsqueda <strong>de</strong> la conformidad, los principios <strong>de</strong>l "gusto popular" se traducenmediante la producción fotográfica y los juicios sobre imágenes fotográficas. (Cf. P. Bourdieu,Unart mayen. Essm sur les usages sociaux <strong>de</strong> la photographie, Éditions <strong>de</strong> Minuit, París, 1965, pp. 113-134.)71


Pierre Bordieusignificación que trascienda el significado es tanto más <strong>de</strong>sconcertantepara los más <strong>de</strong>sprovistos cuanto más completamente cancela, como lohacen las artes no figurativas, la función narrativa y <strong>de</strong>signativa.2.2.1.3. El grado <strong>de</strong> competencia artística no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> solamente<strong>de</strong>l grado en que se domina el sistema <strong>de</strong> clasificación disponible, sinotambién <strong>de</strong>l grado <strong>de</strong> complejidad o <strong>de</strong> refinamiento <strong>de</strong> ese sistema <strong>de</strong>clasificación, midiéndose, pues, por la actitud para efectuar un númeromás o menos gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> divisiones sucesivas en el universo <strong>de</strong> lasrepresentaciones y, por lo tanto, para <strong>de</strong>terminar clases más o menosfinas. Para quien no dispone más que <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> división en arterománico y arte gótico, todas las catedrales góticas se encuentranubicadas en la misma clase y, al mismo tiempo, son indistintas, mientrasque una competencia mayor permite percibir las diferencias entre losestilos propios <strong>de</strong> las épocas "primitiva", "clásica" y "tardía", o inclusoreconocer, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> esos estilos, las obras <strong>de</strong> una mismaescuela o aun <strong>de</strong> un arquitecto. De este modo, la aprehensión <strong>de</strong> losrasgos que constituyen la originalidad <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> una época respecto<strong>de</strong> las <strong>de</strong> otra época o, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esta clase, <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> una escuela oincluso <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> un autor respecto <strong>de</strong> las <strong>de</strong>más obras <strong>de</strong> suescuela o <strong>de</strong> su época, o aun <strong>de</strong> una obra particular <strong>de</strong> un autor respecto<strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> su obra, esa aprehensión es indisociable <strong>de</strong> la <strong>de</strong> lasredundancias, es <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> la captación <strong>de</strong> los tratamientos típicos <strong>de</strong> lamateria pictórica que <strong>de</strong>finen un estilo: en una palabra, la captación <strong>de</strong>las semejanzas supone la referencia implícita o explícita a las diferencias,y viceversa.2.3 El código artístico como sistema <strong>de</strong> los principios <strong>de</strong> lasposibles divisiones en clases complementarias <strong>de</strong>l universo <strong>de</strong> lasrepresentaciones ofrecidas a una sociedad dada en un momento dadotiene el carácter <strong>de</strong> una institución social.2.3.1. Sistema históricamente constituido y fundado en la realidadsocial, ese conjunto <strong>de</strong> instrumentos <strong>de</strong> percepción que forma el modo<strong>de</strong> apropiación <strong>de</strong> los bienes artísticos -y, más generalmente, <strong>de</strong> losbienes culturales- en una sociedad dada, en un momento dado, no<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> las volunta<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> las conciencias individuales, y se impone72


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectuala los individuos singulares, generalmente sin que lo adviertan,<strong>de</strong>finiendo las distinciones que pue<strong>de</strong>n efectuar y aquellas que se lesescapan. Cada época organiza el conjunto <strong>de</strong> las representacionesartísticas según un sistema institucional <strong>de</strong> clasificación que le es propio,vinculando obras que otras épocas distinguían, distinguiendo obrasque otras épocas vinculan, y los individuos tienen dificultad para pensarotras diferencias que aquellas que el sistema <strong>de</strong> clasificación disponibleles permite pensar. "Supongamos -escribe Longhi- que los naturalistase impresionistas franceses, entre 1680 y 1880, no hayan firmado susobras y que no hayan tenido a su lado, como heraldos, a críticos yperiodistas <strong>de</strong> la inteligencia <strong>de</strong> un Geoffroy o <strong>de</strong> un Duret.Imaginémoslos olvidados, por efecto <strong>de</strong> un trastrocamiento <strong>de</strong>l gusto y<strong>de</strong> una larga <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la investigación erudita, olvidados durantecien o ciento cincuenta años. ¿ Qué es lo primero que ocurriría si laatención se volviera hacia ellos? Es fácil prever que, en una primerafase, el análisis comenzaría por distinguir en esos materiales mudosvarias entida<strong>de</strong>s más simbólicas que históricas. La primera llevaría elnombre simbólico <strong>de</strong> Manet, que absorbería una parte <strong>de</strong> la producciónjuvenil <strong>de</strong> Renoir, e incluso, me temo, algunos Gervex, sin contar a todoGonzález, todo Morizot y todo el joven Monet; en cuanto al Monet mástardío, también, él convertido en símbolo, engulliría casi todo Sisley,una buena parte <strong>de</strong> Renoir, y, peor aún, algunas docenas <strong>de</strong> Boudin,varios Lebour y varios Lépine. Tampoco se pue<strong>de</strong> excluir que algunosPissarro, e incluso, recompensa poco halagadora, más <strong>de</strong> un Guillaumin,sean atribuidos en ese caso a Cézanne". 63 Todavía más convincente queesta especie <strong>de</strong> variación imaginaria, el estudio histórico <strong>de</strong> Berne Joffroysobre las representaciones sucesiva <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong>l Caravaggio muestraque la imagen pública que los individuos <strong>de</strong> una época <strong>de</strong>terminadatienen <strong>de</strong> una obra es, hablando con propiedad, el producto <strong>de</strong> losinstrumentos <strong>de</strong> percepción, históricamente constituidos, por lo tantohistóricamente cambiantes, que les suministra la sociedad <strong>de</strong> la que63 R. Longhi, citado por Berne Joffroy, Le dossier Caraonge, Éditions <strong>de</strong> Minuit, París, 1959,pp. 100-101.73


Pierre Bordieuforman parte: "Sé muy bien lo que se dice sobre las disputas <strong>de</strong>atribución; que no tienen nada que ver con el arte, que son mezquinas yque el arte es gran<strong>de</strong>..." La i<strong>de</strong>a que nos hacemos <strong>de</strong> un artista <strong>de</strong>pen<strong>de</strong><strong>de</strong> las obras que se le atribuyen y, lo queramos o no, ese i<strong>de</strong>a global quenos hacemos <strong>de</strong> él impregna nuestra mirada sobre cada una <strong>de</strong> susobras. 64 De esta manera, la historia <strong>de</strong> los instrumentos <strong>de</strong> percepción<strong>de</strong> la obra es el complemento indispensable <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> losinstrumentos <strong>de</strong> producción <strong>de</strong> la obra, en la medida en que toda obraes hecha, <strong>de</strong> algún modo, dos veces, por el creador y por el espectador,o mejor, por la sociedad a la que pertenece el espectador.2.3.2. La legibilidad modal <strong>de</strong> una obra <strong>de</strong> arte (para una sociedaddada <strong>de</strong> una época dada) es función <strong>de</strong> la distancia entre el código queexige objetivamente la obra consi<strong>de</strong>rada y el código como instituciónhistóricamente constituida; la legibilidad <strong>de</strong> una obra <strong>de</strong> arte para unindividuo particular es función <strong>de</strong> la distancia entre el código, más omenos complejo y refinado, que exige la obra, y la competencia individual,<strong>de</strong>finida por el grado en que se domina el código social, que estambién más o menos complejo y refinado. De este modo, como observaBoris <strong>de</strong> Schloezer, cada época tiene sus esquemas melódicos que hacenque los individuos aprehendan inmediatamente la estructura <strong>de</strong> lassecuencias <strong>de</strong> sonidos que están <strong>de</strong> acuerdo con esos esquemas:"Actualmente necesitamos cierto entrenamiento para apreciar el cantogregoriano, y muchas monodias <strong>de</strong> la edad media parecen no menos<strong>de</strong>sconcertantes que una frase melódica <strong>de</strong> Alban Berg. Pero, cuandouna melodía se inserta fácilmente en los marcos a que estamoshabituados, ya no es necesario reconstruirla, su unidad está dada y lafrase llega a nosotros en bloque, por así <strong>de</strong>cirlo, a la manera <strong>de</strong> unacor<strong>de</strong>. En ese caso, es capaz <strong>de</strong> actuar mágicamente, siempre a la manera64 Berne Joffroy, op. cit, p. 9. Habría que examinar sistemáticamente la relación que se estableceentre la transformación <strong>de</strong> los instrumentos <strong>de</strong> percepción y la transformación <strong>de</strong> los instrumentos<strong>de</strong> producción artística, ya que la evolución <strong>de</strong> la imagen pública <strong>de</strong> las obras pasadas estáindisodablemente ligada a la evolución <strong>de</strong>l arte. Como observa Lionello Venturi, Vasari <strong>de</strong>scubrea Giotto partiendo <strong>de</strong> Miguel Ángel, y Belloni reconsi<strong>de</strong>ra a Rafael a partir <strong>de</strong> Carrache y <strong>de</strong>Poussin.74


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectual<strong>de</strong> un acor<strong>de</strong>, <strong>de</strong> un timbre; si se trata, en cambio, <strong>de</strong> una melodía cuyaestructura ya no se a<strong>de</strong>cúa a los esquemas consagrados por la tradición-la tradición <strong>de</strong> la ópera italiana, la <strong>de</strong> Wagner o la <strong>de</strong> la canción popular-la síntesis se efectúa a veces, aunque no sin dificultad." *2.3.3. Puesto que las obras que constituyen el capital artístico <strong>de</strong>una sociedad dada en un momento dado exigen códigos <strong>de</strong>sigualmentecomplejos y refinados, por lo tanto susceptibles <strong>de</strong> ser adquiridos conmayor o menor facilidad y rapi<strong>de</strong>z mediante un aprendizajeinstitucionalizado o no institucionalizado, tales obras se caracterizanpor niveles <strong>de</strong> emisión diferentes, <strong>de</strong> modo que se pue<strong>de</strong> reformular laproposición prece<strong>de</strong>nte (cf. § 2.3.2.) en los siguientes términos: lalegibilidad <strong>de</strong> una obra <strong>de</strong> arte para un individuo particular es función<strong>de</strong> la distancia entre el nivel <strong>de</strong> emisión u <strong>de</strong>finido como el grado <strong>de</strong>complejidad y <strong>de</strong> fineza intrínsecos <strong>de</strong>l código exigido por la obra, y elnivel <strong>de</strong> recepción, <strong>de</strong>finido como el grado en que ese individuo dominael código social, que pue<strong>de</strong> ser más o menos a<strong>de</strong>cuado al código exigidopor la obra. Cada individuo posee una capacidad <strong>de</strong>finida y limitada <strong>de</strong>aprehensión <strong>de</strong> la "información" propuesta por la obra -capacidad quees función <strong>de</strong>l conocimiento que posee <strong>de</strong>l código genérico <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong>mensaje consi<strong>de</strong>rado (ya sea la pintura en su conjunto, o la pintura <strong>de</strong>tal época, <strong>de</strong> tal escuela o <strong>de</strong> tal autor)-. Cuando el mensaje exce<strong>de</strong> lasposibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> aprehensión o, más exactamente, cuando el código <strong>de</strong>la obra supera en fineza y en complejidad el código <strong>de</strong>l espectador, éstese <strong>de</strong>sinteresa <strong>de</strong> lo que se le aparece como mezcolanza sin rima nisentido, como juego <strong>de</strong> sonidos o <strong>de</strong> colores <strong>de</strong>sprovisto <strong>de</strong> toda65 B. <strong>de</strong> Schloezer, Introduction á ]. S. Bach. Essm d'esMtupu musia<strong>de</strong>, NJR.F. París, 1947, p. 37.66 Se entien<strong>de</strong> que el nivel <strong>de</strong> emisión no pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong>finido <strong>de</strong> manera absoluta, por elhecho <strong>de</strong> que la misma obra pue<strong>de</strong> ofrecer significaciones <strong>de</strong> niveles diferentes según elmarco <strong>de</strong> interpretación que se le aplique (cf. § 2.1.1.); asi como el "western" pue<strong>de</strong> serobjeto <strong>de</strong> la adhesión ingenua <strong>de</strong> la simple aisthesis (Cf. § 2.1.3.) o <strong>de</strong> una lectura erudita,armada <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> las tradiciones y <strong>de</strong> las reglas <strong>de</strong>l género, <strong>de</strong>l mismo modouna obra pictórica ofrece significaciones <strong>de</strong> niveles diferentes y pue<strong>de</strong>, por ejemplo, satisfacerel interés por la anécdota o por el contenido informativo (en particular, histórico) o, encambio, interesar sólo por sus propieda<strong>de</strong>s formales.75


Pierre Bordieunecesidad. Dicho <strong>de</strong> otro modo: colocado ante un mensaje <strong>de</strong>masiadorico para él, o, como dice la teoría <strong>de</strong> la información "abrumador"(aoerwhelming), se siente "aplastado" (cf. § 1.3.2.).2.3.4. De lo anterior se sigue que para incrementa la legibilidad<strong>de</strong> una obra <strong>de</strong> arte (o <strong>de</strong> un conjunto <strong>de</strong> obras <strong>de</strong> arte como las que seexponen en un museo) y para reducir el malentendido <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong> ladistancia, se pue<strong>de</strong> bajar el nivel <strong>de</strong> emisión o bien elevar el nivel <strong>de</strong>recepción. La única manera <strong>de</strong> bajar el nivel <strong>de</strong> emisión <strong>de</strong> una obraconsiste en suministrar, al mismo tiempo que la obra, el código segúnel cual está codificada, y esto en un discurso (verbal o gráfico) cuyocódigo ya domina (parcial o totalmente) el receptor, o que ofrececontinuamente el código <strong>de</strong> su propio <strong>de</strong>sciframiento, <strong>de</strong> acuerdo conel mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> la comunicación pedagógica perfectamente racional. Seve <strong>de</strong> pasada que toda acción tendiente bajar el nivel <strong>de</strong> emisióncontribuye, <strong>de</strong> hecho, a elevar, nivel <strong>de</strong> recepción.2.3.5. Las reglas que <strong>de</strong>finen en cada época la legibilidad <strong>de</strong>l artecontemporáneo no son más que una aplicación particular <strong>de</strong> la leygeneral <strong>de</strong> la legibilidad. La legibilidad <strong>de</strong> una obra contemporáneavaria en primer lugar según la relación que los creadores mantienen, enuna época dada, en una sociedad dada, con el código <strong>de</strong> la épocaprece<strong>de</strong>nte; pue<strong>de</strong>n distinguirse, muy groseramente, periodos clásicos,en los que un estilo alcanza su perfección propia y los creadores explotan,hasta consumarlas y, quizás, agotarlas, las posibilida<strong>de</strong>s suministradaspor un arte <strong>de</strong> inventar que ellos han heredado, y períodos <strong>de</strong> ruptura, eiilos que se inventa un nuevo arte <strong>de</strong> inventar, y se engendra una nuevagramática generadora <strong>de</strong> formas, en ruptura con las tradiciones estéticas<strong>de</strong> un tiempo y <strong>de</strong> un medio. El <strong>de</strong>sajuste entre el código social y elcódigo exigido por las obras tiene, evi<strong>de</strong>ntemente, todas lasposibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ser más reducido en los períodos clásicos que en losperíodos <strong>de</strong> ruptura, infinitamente más reducido sobre todo que en losperíodos <strong>de</strong> ruptura continua, tal como el que hoy vivimos. Latransformación <strong>de</strong> los instrumentos <strong>de</strong> producción artística prece<strong>de</strong>necesariamente la transformación <strong>de</strong> los instrumentos <strong>de</strong> percepciónartística, y la transformación <strong>de</strong> los modos <strong>de</strong> percepción no pue<strong>de</strong>76


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualefectuarse sino lentamente, ya que se trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarraigar un tipo <strong>de</strong>competencia artística (producto <strong>de</strong> la interiorización <strong>de</strong> un código social,tan profundamente inscrito en los hábitos y las memorias quefuncionan a nivel inconsciente), para sustituirlo por otro, por un proceso<strong>de</strong> interiorización, necesariamente largo y difícil. 67 La inercia propia <strong>de</strong>las competencias artísticas (o, si se quiere, <strong>de</strong> los hábitos) es causa <strong>de</strong> que,en los períodos <strong>de</strong> ruptura, las obras producidas por medio <strong>de</strong>instrumentos <strong>de</strong> producción artística <strong>de</strong> un nuevo tipo estén <strong>de</strong>stinadas,durante cierto tiempo, a ser percibidas por medio <strong>de</strong> instrumentos <strong>de</strong>percepción antiguos, los mismos contra los cuales se constituyeronaquéllos. Los hombres cultivados, que pertenecen a la cultura por lomenos tanto como la cultura les pertenece, se orientan siempre a aplicara las obras <strong>de</strong> su época categorías heredadas y a ignorar al mismotiempo la novedad irreductible <strong>de</strong> obras que aportan con ellas lascategorías mismas <strong>de</strong> su propia percepción (por oposición a las obrasque se podría llamar académicas, en un sentido muy amplio, y que noson más que la expresión <strong>de</strong> un código o mejor <strong>de</strong> un habituspreexistente). A los <strong>de</strong>votos <strong>de</strong> la cultura, entregados al culto <strong>de</strong> lasobras consagradas <strong>de</strong> los profetas difuntos, así como a los sacerdotes <strong>de</strong>la cultura, <strong>de</strong>dicados, como los profesores, a la organización <strong>de</strong> eseculto, se oponen en todo los profetas culturales, es <strong>de</strong>cir los creadoresque quebrantan la rutina <strong>de</strong>l fervor ritualizado esperando convertirse asu vez en el objeto <strong>de</strong>l culto rutinario <strong>de</strong> nuevos sacerdotes y <strong>de</strong> nuevos<strong>de</strong>votos. Si es cierto que como dice Franz Boas, "el pensamiento <strong>de</strong> loque llamamos las clases cultivadas se regula principalmente por losi<strong>de</strong>ales que transmitieron las generaciones pasadas", 68 no es menoscierto que la ausencia <strong>de</strong> toda competencia artística no es ni la condiciónnecesaria ni la condición suficiente <strong>de</strong> la percepción a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong> lasobras innovadas o, a fortiori, <strong>de</strong> la producción <strong>de</strong> tales obras. Laingenuidad <strong>de</strong> la mirada no podría ser aquí más que la forma suprema67 Esto es válido para toda formación cultural, forma artística, teoría científica o teoríapolítica; los habitus antiguos pue<strong>de</strong>n sobrevivir durante mucho tiempo a una revolución <strong>de</strong> loscódigos sociales e incluso <strong>de</strong> las condiciones sociales que producen esos códigos.68 F. Boas, Anihropohgi/ and mo<strong>de</strong>rn Ufe, Norton, Nueva York, 1962, p. 196.77


Pierre Bordieu<strong>de</strong> refinamiento <strong>de</strong>l ojo. El hecho <strong>de</strong> carecer <strong>de</strong> claves <strong>de</strong> ningún modopredispone a compren<strong>de</strong>r obras que exigen solamente que se rechacentodas las claves antiguas para esperar <strong>de</strong> la obra misma que entregue laclave <strong>de</strong> su propio <strong>de</strong>sciframiento. Es precisamente, como se vio, laactitud que los más <strong>de</strong>sarmados frente al arte erudito se sienten menosdispuestos a adoptar (cf. § 2.2.1.2.). La i<strong>de</strong>ología según la cual las formasmás mo<strong>de</strong>rnas <strong>de</strong>l arte no figurativo son más accesibles a la inocencia<strong>de</strong> la infancia o <strong>de</strong> la ignorancia que a la competencia adquirida por unaformación que se consi<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>formante, como la <strong>de</strong> la escuela, no sóloestán refutadas por los hechos; m si las formas más innovadoras <strong>de</strong>l arten se entregan primero sino a algunos virtuosos (cuyas posiciones <strong>de</strong>vanguardia se explican siempre, en parte, por el lugar que ocupan en el<strong>campo</strong> intelectual y, mas generalmente, en la estructura social) n esporque exigen la aptitud para romper con todos los códigos, empezandoevi<strong>de</strong>ntemente por el código <strong>de</strong> la existencia cotidiana, y porque esaaptitud se adquiere con la frecuentación <strong>de</strong> obras que exigen códigosdiferentes y con la experiencia <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l arte como sucesión <strong>de</strong>rupturas con los códigos establecidos. En una palabra, la aptitud para<strong>de</strong>jar a un lado todos los códigos disponibles para remitirse a la obramisma, en lo que ésta tiene, a primera vista, <strong>de</strong> más insólito, supone yarealizado el dominio <strong>de</strong>l código <strong>de</strong> los códigos, que regula la aplicacióna<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong> los diferentes códigos sociales objetivamente exigidos porle conjunto <strong>de</strong> las obras disponibles en un momento dado.3Dado que la obra <strong>de</strong> arte sólo existe como tal en la medida enque es percibida, es <strong>de</strong>cir <strong>de</strong>scifrada, resulta obvio que las satisfacciones69 El estudio <strong>de</strong> las características <strong>de</strong>l público <strong>de</strong> los museos europeos pone <strong>de</strong> manifiesto quelos museos que presentan obras <strong>de</strong> arte mo<strong>de</strong>rno tienen el nivel <strong>de</strong> emisión más elevado, y por lotanto el público más cultivado (P. Bourdieu y A. Darbel, op. át).70 Cf. P. Bourdieu, "<strong>Campo</strong> intelectual y proyecto creador" en: Jean Pouülon y otros. Problemas<strong>de</strong>l estructuralismo, Siglo XXI, México, 1967.78


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualvinculadas a esta percepción -ya se trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>leite propiamente estéticoo <strong>de</strong> satisfacciones más indirectas, como el efecto <strong>de</strong> distinción (cf. § 3.3)-no son accesibles más que a quienes están dispuestos a apropiárselasporque les atribuyen un valor, sobreentendido que no pue<strong>de</strong>n atribuirlesun valor sino porque disponen <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> apropiárselas. Porconsiguiente, la necesidad <strong>de</strong> apropiarse <strong>de</strong> los bienes que, como losbienes culturales, existen como tales para quien ha recibido <strong>de</strong> su mediofamiliar y <strong>de</strong> la escuela los medios <strong>de</strong> apropiárselos, sólo pue<strong>de</strong> apareceren aquellos que pue<strong>de</strong>n satisfacerla y pue<strong>de</strong> satisfacerse apenas aparece.3.1. De lo anterior se sigue, por un lado, que a diferencia <strong>de</strong> lasnecesida<strong>de</strong>s "primarias" la "necesidad cultural" como necesidadcultivada se incrementa a medida que se sacia -ya que cada nuevaapropiación tien<strong>de</strong> a reforzar el dominio <strong>de</strong> los instrumentos <strong>de</strong>apropiación (cf. § 3.2.1.) y, <strong>de</strong> ese modo, las satisfacciones vinculadas auna nueva apropiación- y, por otro lado, que la conciencia <strong>de</strong> la privación<strong>de</strong>crece a medida que crece la privación, dado que los individuos máscompletamente <strong>de</strong>sposeídos <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> apropiación <strong>de</strong> las obras<strong>de</strong> arte son los más completamente <strong>de</strong>sposeídos <strong>de</strong> la conciencia <strong>de</strong> esa<strong>de</strong>sposesión.3.2. La disposición a apropiarse los bienes culturales es el producto<strong>de</strong> la educación difusa o específica, institucionalizada o no, que crea ocultiva la competencia artística como dominio <strong>de</strong> los instrumentos <strong>de</strong>apropiación <strong>de</strong> esos bienes, y que crea la "necesidad cultural"suministrando los medios <strong>de</strong> satisfacerla.3.2.1. La percepción repetida <strong>de</strong> obras <strong>de</strong> cierto estilo favorece lainteriorización inconsciente <strong>de</strong> las reglas que gobiernan la producción<strong>de</strong> esas obras. A la manera <strong>de</strong> las reglas <strong>de</strong> la gramática, estas reglas noson aprehendidas como tales, y aún menos explícitamente formuladasy formulables; por ejemplo, el aficionado a la música clásica pue<strong>de</strong> notener ni conciencia ni conocimiento <strong>de</strong> las leyes a que respon<strong>de</strong> el artesonoro al que está acostumbrado, pero por su educación auditiva, al oírun acor<strong>de</strong> <strong>de</strong> dominante se siente inclinado a aguardar imperiosamentela tónica que ve como la resolución "natural" <strong>de</strong> ese acor<strong>de</strong>, y tienedificulta<strong>de</strong>s para aprehen<strong>de</strong>r la coherencia interna, <strong>de</strong> una música79


Pierre Bordieufundada en otros principios. El dominio inconsciente <strong>de</strong> los instrumentos<strong>de</strong> apropiación, que funda la familiaridad con las obras culturales, seconstituye por una lenta familiarización, por una larga serie <strong>de</strong> "pequeñaspercepciones", en el sentido en que Leibniz emplea este término. Lacompetencia <strong>de</strong>l conocedor (connaisseurship) es un arte que, como unarte <strong>de</strong> pensar o un arte <strong>de</strong> vivir, no pue<strong>de</strong> transmitirse exclusivamenteen forma <strong>de</strong> preceptos o <strong>de</strong> prescripciones y cuyo aprendizaje supone elequivalente <strong>de</strong>l contacto prolongado entre el discípulo y el maestro enuna enseñanza tradicional, es <strong>de</strong>cir el contacto repetido con la obra (ocon obras <strong>de</strong> la misma clase). Y así como el aprendiz o el discípulopue<strong>de</strong>n adquirir inconscientemente las reglas <strong>de</strong>l arte, inclusive las queno son explícitamente conocidas por el maestro mismo, a costa <strong>de</strong> unverda<strong>de</strong>ro abandono <strong>de</strong> sí que excluye el análisis y la selección <strong>de</strong> loselementos <strong>de</strong> la conducta ejemplar, <strong>de</strong>l mismo modo el aficionado <strong>de</strong>arte pue<strong>de</strong>, abandonándose en cierto modo a la obra, interiorizar susprincipios y sus reglas <strong>de</strong> construcción sin que éstos sean llevados nuncaa su conciencia y formulados como tales -lo que constituye toda ladiferencia entre el teórico <strong>de</strong>l arte y el conocedor que casi siempre esincapaz <strong>de</strong> explicar los principios <strong>de</strong> sus juicios (cf. § 1.3.3.). En estedominio, como en otros (por ejemplo, el aprendizaje <strong>de</strong> la gramática <strong>de</strong>la lengua materna), la educación escolar tien<strong>de</strong> a favorecer la reasunciónconsciente <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> pensamiento, <strong>de</strong> percepción o <strong>de</strong> expresiónque ya se dominan inconscientemente, formulando explícitamente losprincipios <strong>de</strong> la gramática creadora, por ejemplo las leyes <strong>de</strong> la armoníay <strong>de</strong>l contrapunto o las reglas <strong>de</strong> la composición pictórica ysuministrando el material verbal y conceptual indispensable paranombrar diferencias primero experimentadas <strong>de</strong> manera puramenteintuitiva. El peligro <strong>de</strong> aca<strong>de</strong>micismo está supuesto, como se ve, entoda pedagogía racionalizada, tendiente a acuñar en un cuerpo doctrinal<strong>de</strong> preceptos, <strong>de</strong> recetas y <strong>de</strong> fórmulas, explícitamente <strong>de</strong>signados yenseñados, más frecuentemente negativos que positivos, lo que unaenseñanza tradicional transmite bajo la forma <strong>de</strong> un habitus,directamente aprehendido uno intuitu, como estilo global que no se<strong>de</strong>ja <strong>de</strong>scomponer por el análisis.80


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectual3.2.2. Si la familiarización por la reiteración <strong>de</strong> las percepcionesconstituye el modo <strong>de</strong> adquisición privilegiado <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong>apropiación <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> arte, es porque la obra <strong>de</strong> arte se presentasiempre como una individualidad concreta que nunca se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>ducir<strong>de</strong> los principios y <strong>de</strong> las reglas que <strong>de</strong>finen un estilo. Como lo<strong>de</strong>muestra sobradamente el caso <strong>de</strong> la obra musical, las traduccionesdiscursivas más precisas y más informadas no podrían reemplazar a laejecución, como realización hic et nunc <strong>de</strong> la forma singular, irreductiblea toda fórmula. El dominio consciente o inconsciente <strong>de</strong> los principiosy <strong>de</strong> las reglas <strong>de</strong> la producción <strong>de</strong> esa forma permite aprehen<strong>de</strong>r sucoherencia y su necesidad, por una reconstrucción simétrica <strong>de</strong> laconstrucción <strong>de</strong>l creador; pero, lejos <strong>de</strong> reducir la obra singular a lageneralidad <strong>de</strong> un tipo, hace posible la percepción y la apreciación <strong>de</strong>la originalidad <strong>de</strong> cada actualización o, mejor, <strong>de</strong> cada ejecución respecto<strong>de</strong> los principios y las reglas según las cuales ha sido producida. Si laobra <strong>de</strong> arte ofrece siempre el doble sentimiento <strong>de</strong> lo sorpren<strong>de</strong>nte y<strong>de</strong> lo inevitable es porque las soluciones más inventivas, las másimprovisadas y las más originales siempre pue<strong>de</strong>n compren<strong>de</strong>rse,postfestum, en función <strong>de</strong> los esquemas <strong>de</strong> pensamiento, <strong>de</strong> percepcióny <strong>de</strong> acción (reglas <strong>de</strong> composición, problemáticas teóricas, etcétera)que han hecho surgir las cuestiones técnicas o estéticas a las que esaobra respon<strong>de</strong>, al mismo tiempo que orientaban al creador en labúsqueda <strong>de</strong> una solución irreductible a los esquemas y, por eso mismo,imprevisible, aunque conforme a posteriori a las reglas <strong>de</strong> una gramática<strong>de</strong> las formas. La verdad última <strong>de</strong>l estilo <strong>de</strong> una época, <strong>de</strong> una escuelao <strong>de</strong> un autor no está inscrita en germen en una inspiración original: se<strong>de</strong>fine y se re<strong>de</strong>fine continuamente como significación en <strong>de</strong>venir quese construye a sí misma, en concordancia consigo misma y en reaccióncontra ella misma; es en el continuo intercambio entre cuestiones quesólo existen por y para un espíritu armado <strong>de</strong> un tipo <strong>de</strong>terminado <strong>de</strong>esquemas y soluciones más o menos innovadoras, obtenidas por laaplicación <strong>de</strong> los mismos esquemas, pero capaces <strong>de</strong> transformar elesquema inicial, como se constituye esa unidad <strong>de</strong> estilo y <strong>de</strong> sentidoque, por lo menos tardíamente, pue<strong>de</strong> parecer que precedió a las obras81


Pierre Bordieuanunciadoras <strong>de</strong>l logro final y que transforma retrospectivamente losdiferentes momentos <strong>de</strong> la serie temporal en simples esbozospreparatorios. Si la evolución <strong>de</strong> un estilo (el <strong>de</strong> una época, <strong>de</strong> unaescuela o <strong>de</strong> un autor) no se presenta ni como el <strong>de</strong>sarrollo autónomo<strong>de</strong> una esencia única y siempre idéntica a sí misma, ni como una creacióncontinua <strong>de</strong> imprevisible novedad, sino como un avance que no excluyeni los saltos hacia a<strong>de</strong>lante ni los retrocesos, es porque el habitas <strong>de</strong>lcreador como sistema <strong>de</strong> esquemas orienta <strong>de</strong> manera constanteelecciones que aunque no son <strong>de</strong>liberadas son no obstante sistemáticasy que, sin estar or<strong>de</strong>nadas y organizadas expresamente respecto <strong>de</strong> unfin último, son sin embargo portadoras <strong>de</strong> una especie <strong>de</strong> finalidadque no se revelará sino pastfestum. Esta autoconstitución <strong>de</strong> un sistema<strong>de</strong> obras unidas por un conjunto <strong>de</strong> relaciones significantes se realizaen y por la asociación <strong>de</strong> la contingencia y <strong>de</strong>l sentido que se hace, se<strong>de</strong>shace y se rehace sin cesar, según principios tanto más constantescuanto más completamente escapan a la conciencia, en y por latransmutación permanente que introduce los acci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la historia<strong>de</strong> las técnicas en la historia <strong>de</strong>l estilo transportándolos al or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>lsentido, en y por la invención <strong>de</strong> obstáculos y <strong>de</strong> dificulta<strong>de</strong>s queaparecen como suscitados en nombre <strong>de</strong> los principios mismos <strong>de</strong> susolución y cuya contrafinalidad a corto plazo pue<strong>de</strong> ocultar unafinalidad más alta.3.2.3. Aun cuando la institución escolar conceda una atenciónreducida (como ocurre en Francia y en muchos países) a la enseñanzapropiamente artística, es <strong>de</strong>cir, aunque no ofrezca ni una incitaciónespecífica a la práctica cultural, ni un cuerpo <strong>de</strong> conceptosespecíficamente ajustados a las obras <strong>de</strong> arte plástico, tien<strong>de</strong> por unlado a inspirar cierta familiaridad -constitutiva <strong>de</strong>l sentimiento <strong>de</strong>pertenecer a la clase cultivada- con el mundo <strong>de</strong>l arte, en el que nossentimos cómodos, y en lo nuestro, como <strong>de</strong>stinatarios titulares <strong>de</strong>obras que no se entregan al recién llegado; y tien<strong>de</strong>, por otro lado, ainculcar (por lo menos en Francia y en la mayoría <strong>de</strong> los paíseseuropeos, a nivel <strong>de</strong> la enseñanza secundaria) una disposición cultivada,como actitud durable y generalizada que implica el reconocimiento82


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectual<strong>de</strong>l valor <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> arte y la aptitud para apropiarse esas obrasmediante categorías genéricas. 71Aunque el aprendizaje escolar verse casi exclusivamente sobrelas obras literarias, tien<strong>de</strong> a crear una disposición trasponible a admirarobras escolarmente consagradas y el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> admirar y <strong>de</strong> amar ciertasobras o, mejor, ciertas clases <strong>de</strong> obras, <strong>de</strong>ber que poco a poco aparecevinculado a cierto estatus escolar y social; por otra parte, ese aprendizajecrea una aptitud igualmente generalizada y trasponible a lacategorización por autores, por géneros, por escuelas, por épocas, <strong>de</strong>modo que el manejo <strong>de</strong> las categorías escolares <strong>de</strong>l análisis literario y eldominio <strong>de</strong>l código que regula el uso <strong>de</strong> los diferentes códigos (cf. §2.3.5.) predispone por lo menos a adquirir las categorías equivalentesen otros dominios y a atesorar los conocimientos típicos que, aunqueextrínsecos y anecdóticos, hacen posible al menos una forma elemental<strong>de</strong> aprehensión, por ina<strong>de</strong>cuada que sea. 72 De esta manera, el primergrado <strong>de</strong> la competencia propiamente pictórica se <strong>de</strong>fine por el dominio<strong>de</strong> un arsenal <strong>de</strong> palabras que permiten nombrar las diferencias yaprehen<strong>de</strong>rlas nombrándolas: son los nombres propios <strong>de</strong> los pintorescélebres -Leonardo, Picasso, Van Gogh- que funcionan como categoríasgenéricas, ya que se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir ante toda pintura o todo objeto nofigurativo "es Picasso", o, ante toda obra que evoca <strong>de</strong> cerca o <strong>de</strong> lejos lamanera <strong>de</strong>l pintor florentino, "se diría que es <strong>de</strong> Leonardo"; son también71 La transmisión escolar <strong>de</strong>sempeña siempre una función <strong>de</strong> legitimación, aunque sólo sea porla consagración que otorga a las obras que constituye como dignas <strong>de</strong> ser admiradas altransmitirlas, contribuyendo asi a <strong>de</strong>finir la jerarquía <strong>de</strong> los bienes culturales válida en unasociedad dada, en un momento dado (sobre a jerarquía <strong>de</strong> los bienes culturales y los grados <strong>de</strong>legitimidad, cf. P. Bourdieu, Un art mayen, cit., pp. 134-138).72 L. S. Vygotsky ha establecido experimentalmente la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> las leyes generales <strong>de</strong> latransferencia <strong>de</strong>l aprendizaje en el ámbito <strong>de</strong> las aptitu<strong>de</strong>s escolares: "Las premisas psicológicas<strong>de</strong> la educación en diferentes <strong>campo</strong>s escolares son, en gran medida, las mismas: la educaciónrecibida en un <strong>campo</strong> dado influye en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las funciones superiores mucho más allá<strong>de</strong> las fronteras <strong>de</strong> ese ámbito particular; las principales funciones psicológicas implicadas en losdiferentes <strong>campo</strong>s <strong>de</strong> estudio son inter<strong>de</strong>pendientes, y sus bases comunes son la conciencia y eldominio <strong>de</strong>liberados, es <strong>de</strong>cir los aportes principales <strong>de</strong> la escolarización" (L. S. Vygotsky,Theught and Umguage, editado y traducido <strong>de</strong>l ruso por E. Hanfmann y G. Vakar, MÍT Press,Cambridge, 1962, p. 102).83


Pierre Bordieucategorías amplias, como "los impresionistas" (en este caso la <strong>de</strong>finiciónse extien<strong>de</strong> habitualmente a Gauguin, Cézanne y Degas), los"holan<strong>de</strong>ses", el "Renacimiento". Es particularmente significativo quela proporción <strong>de</strong> sujetos que piensan por escuelas crezca tan nítidamentea medida que se eleva el nivel <strong>de</strong> instrucción y que, más generalmente,los conocimientos genéricos que son la condición <strong>de</strong> la percepción <strong>de</strong>las diferencias y, por eso, <strong>de</strong> la memorización -nombres propios,conceptos históricos, técnicos o estéticos- sean cada vez más numerososy cada vez más específicos a medida que nos orientamos hacia losespectadores más cultivados, <strong>de</strong> modo que la percepción más a<strong>de</strong>cuadano se distingue <strong>de</strong> la menos a<strong>de</strong>cuada sino por la especificidad, la riquezay la fineza <strong>de</strong> las categorías utilizadas. Es todo lo contrario a una<strong>de</strong>smentida <strong>de</strong> estas proposiciones lo que hay que ver en el hecho <strong>de</strong>que los visitantes <strong>de</strong> los museos prefieran casi siempre las pinturas máscélebres y consagradas por la instrucción escolar en la medida en queson menos instruidos, y que, en cambio, los pintores mo<strong>de</strong>rnos, quetienen muy pocas posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> verse incluidos en la enseñanza,sólo son citados por quienes poseen los títulos escolares más elevados,y resi<strong>de</strong>n en las gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s. El acceso a los juicios <strong>de</strong> gusto que seacostumbra a llamar "personales" es también un efecto <strong>de</strong> la instrucciónrecibida: la libertad <strong>de</strong> emanciparse <strong>de</strong> las imposiciones escolares nopertenece sino a aquellos que han asimilado suficientemente la culturaescolar para interiorizar la actitud liberada <strong>de</strong> la cultura escolar queenseña una escuela tan profundamente penetrada <strong>de</strong> los valores <strong>de</strong> lasclases dominantes que retoma por su cuenta la <strong>de</strong>svalorización mundana<strong>de</strong> las prácticas escolares. La oposición entre la cultura canónica,estereotipada y, como diría Max Weber, "rutinizada", y la culturaauténtica, liberada <strong>de</strong> los discursos <strong>de</strong> la escuela, sólo tiene sentido parauna ínfima minoría <strong>de</strong> hombres cultivados para quienes la cultura esuna segunda naturaleza, dotada <strong>de</strong> todas las apariencias <strong>de</strong>l don, y laplena posesión <strong>de</strong> la cultura escolar es la condición <strong>de</strong> la superación <strong>de</strong>esa cultura para alcanzar la cultura libre, es <strong>de</strong>cir liberada <strong>de</strong> sus orígenesescolares, que la clase burguesa y su escuela consi<strong>de</strong>ran el valor <strong>de</strong> losvalores (cf. § 3.3.).84


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualPero la mejor prueba <strong>de</strong> que los principios generales <strong>de</strong> latransferencia <strong>de</strong>l aprendizaje también son válidos para los aprendizajesescolares resi<strong>de</strong> en el hecho <strong>de</strong> que las prácticas <strong>de</strong> un mismo individuoy, afortion, <strong>de</strong> los individuos pertenecientes a una categoría social o queposeen un nivel <strong>de</strong> instrucción <strong>de</strong>terminado, tien<strong>de</strong>n a constituir unsistema, <strong>de</strong> modo que cierto tipo <strong>de</strong> práctica en un ámbito cualquiera <strong>de</strong>la cultura implica, con una probabilidad muy alta, un tipo <strong>de</strong> prácticahomologa en todos los <strong>de</strong>más ámbitos: así es como una frecuentaciónasidua <strong>de</strong> los museos está casi necesariamente asociada a unafrecuentación equivalente <strong>de</strong> los teatros y, en menor grado, <strong>de</strong> las salas<strong>de</strong> concierto. Asimismo todo parece indicar que los conocimientos y laspreferencias tien<strong>de</strong>n a constituirse en constelaciones estrictamenteligadas al nivel <strong>de</strong> instrucción, <strong>de</strong> modo que una estructura típica <strong>de</strong> laspreferencias en pintura tiene muchas posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> estar ligada auna estructura <strong>de</strong> las preferencias <strong>de</strong>l mismo tipo en música o enliteratura. 733.2.4. A causa <strong>de</strong>l status particular <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> arte y <strong>de</strong> la lógicaespecífica <strong>de</strong>l aprendizaje <strong>de</strong>rivada <strong>de</strong> él, una enseñanza artística que sereduce a un discurso (histórico, estético u otro) sobre las obras esnecesariamente una enseñanza <strong>de</strong> segundo grado; 74 como la enseñanza<strong>de</strong> la lengua materna, la educación literaria o artística (o sea las"humanida<strong>de</strong>s" <strong>de</strong> la enseñanza tradicional) supone necesariamente,aunque sin organizarse nunca, o casi nunca, en función <strong>de</strong> esa premisa,individuos dotados <strong>de</strong> una competencia previamente adquirida y <strong>de</strong>73 Una critica <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> los "<strong>de</strong>sniveles" <strong>de</strong> los gustos y <strong>de</strong> los conocimientos en losdiferentes ámbitos artísticos (música, pintura, etcétera) y <strong>de</strong>l mito, muy difundido, <strong>de</strong> la"penetración cultural" (según la cual, por ejemplo, un individuo que no tuviera ninguna culturapictórica podría realizar obras <strong>de</strong> arte en fotografía), todos ellos representaciones que contribuyena reforzar la i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong>l don, pue<strong>de</strong> encontrarse en; P. Bourdieu, Un art moyen, cit., primeraparte.74 Esto es válido, en realidad, para toda enseñanza. Se sabe, por ejemplo, que con la lenguamaterna hay estructuras lógicas, más o menos complejas según la complejidad <strong>de</strong> la lenguautilizada en el medio familiar, que se adquieren <strong>de</strong> manera inconsciente y que predisponen<strong>de</strong>sigualmente al <strong>de</strong>sciframiento y al manejo <strong>de</strong> estructuras que implica una <strong>de</strong>mostraciónmatemática tanto como la comprensión <strong>de</strong> una obra <strong>de</strong> arte.85


Pierre Bordieutodo un capital <strong>de</strong> experiencias <strong>de</strong>sigualmente distribuidas entre losdiferentes medios sociales (visitas <strong>de</strong> museos o <strong>de</strong> monumentos,asistencias a conciertos, lecturas, etcétera).3.2.4.1. Al no trabajar metódica y sistemáticamente movilizandotodos los recursos disponibles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los primeros años <strong>de</strong> la escolaridadpara suministrar a todos, en la situación escolar, el contacto directo conlas obras, o por lo menos un sustituto aproximativo <strong>de</strong> esa experienciamediante la presentación <strong>de</strong> reproducciones o la lectura <strong>de</strong> textos, laorganización <strong>de</strong> visitas a museos o la audición <strong>de</strong> discos, etcétera), laenseñanza artística sólo resulta plenamente provechosa a quienes <strong>de</strong>bena su medio familiar la competencia adquirida por una familiarizaciónlenta e insensible, ya que se exime <strong>de</strong> dar explícitamente todos los queimplícitamente se exige <strong>de</strong> todos. Si es cierto que sólo la instituciónescolar pue<strong>de</strong> ejercer la acción continua y prolongada, metódica yuniforme <strong>de</strong> formación capaz <strong>de</strong> producir en serie, si se nos permite estaexpresión, individuos competentes, provistos <strong>de</strong> esquemas, percepción,<strong>de</strong> pensamiento y <strong>de</strong> expresión que son la condición <strong>de</strong> la apropiación<strong>de</strong> los bienes culturales y dotados <strong>de</strong> la disposición generalizada ypermanente a apropiarse esos bienes que <strong>de</strong>fine la <strong>de</strong>voción cultural, esun hecho que la eficiencia <strong>de</strong> esa acción formadora está en funcióndirecta con el grado en que sus <strong>de</strong>stinatarios llenan las condicionesprevias <strong>de</strong> una recepción a<strong>de</strong>cuada: la influencia <strong>de</strong> la acción escolar estanto más fuerte y durable cuanto más largamente se ejerce (como lomuestra el hecho <strong>de</strong> que la disminución <strong>de</strong> la práctica cultural con laedad es menos marcada en la medida en que la duración <strong>de</strong> la escolaridadfue mayor), cuanta más competencia previa, adquirida por el contactoprecoz y directo con las obras (que, como se sabe, siempre es másfrecuente a medida que nos elevamos en la jerarquía social, ra y que unaatmósfera cultural favorable sostiene y transmite su eficacia) 76 esté adisposición <strong>de</strong> quienes sufren esa influencia. Es así como estudiantes <strong>de</strong>75 Cf.P.BourdieuyA.Darbel,op.cit.,p.90.76 La pertenencia a un grupo social caracterizado por una elevada tasa <strong>de</strong> práctica contribuyea mantener, sostener y reforzar la disposición cultivada; no obstante, las presiones o lasincitaciones difusas <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> referencia se experimentan con mayor vivacidad cuanto más...86


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualletras que recibieron durante muchos años una formación homogéneay homogeneizante y que fueron seleccionados continuamente según sugrado <strong>de</strong> conformidad a las exigencias escolares, se mantienen separadospor diferencias sistemáticas, tanto en sus prácticas como en suspreferencias culturales, según hayan salido <strong>de</strong> un medio más o menoscultivado y según el lapso mayor o menor transcurrido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces;el conocimiento que tienen <strong>de</strong>l teatro (medido según el número medio<strong>de</strong> asistencia a representaciones teatrales) es tanto mayor cuanto máselevada sea la categoría profesional a la que pertenezcan su padre o suabuelo (o Afortiori, uno y otro); a<strong>de</strong>más, para un valor fijo <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong>esas variables (la categoría <strong>de</strong>l padre o la <strong>de</strong>l abuelo) la otra tien<strong>de</strong> porsi sola a jerarquizar el puntaje. 77 A causa <strong>de</strong> la lentitud <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong>aculturación, diferencias sutiles, ligadas a la antigüedad <strong>de</strong>l proceso a lacultura, continúan separando a individuos aparentemente iguales <strong>de</strong>s<strong>de</strong>el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> los logros sociales e incluso <strong>de</strong> los logros escolares.También la nobleza cultural tiene ascen<strong>de</strong>ncia. 783.2.4.2. Sólo una institución como la escuela, cuya funciónespecifica consiste en <strong>de</strong>sarrollar o crear metódicamente las disposicionesque caracterizan al hombre cultivado y que constituyen elsoporte <strong>de</strong> una práctica durable e intensa cuantitativamente y, por eso,cualitativamente, podría compensar, por lo menos parcialmente, la<strong>de</strong>sventaja inicial <strong>de</strong> quienes no reciben <strong>de</strong> su medio familiar la incitacióna la práctica cultural y la competencia presupuesta por todo discurso...gran<strong>de</strong> es la disposición a recibirlas,ligada a la competencia artística. (Sobre el efecto <strong>de</strong> lasexposiciones y turismo, más fuertemente insertados en los ritmos colectivos que la visita habitualal museo, y por eso más aptos para recordar las normas difusas <strong>de</strong> práctica a quienes tienenambiciones culturales más altas, es <strong>de</strong>cir a quienes pertenecen o aspiran a pertenecer a la clasecultivada, cf. P. Bourdieu y A. DarbeL op. cit, p. 51 y pp. 115-119.) Si, por ejemplo, la mayoría <strong>de</strong>los estudiantes manifiestan una especie <strong>de</strong> bulimia cultural, es porque la incitación a la prácticaejercía por los grupos <strong>de</strong> referencia es, en su caso, particularmente fuerte; también se <strong>de</strong>be, sobretodo, a que el acceso a la enseñanza superior marca la entrada en el mundo cultivado, por lo tantoel acceso al <strong>de</strong>recho y -lo que equivale a lo mismo- al <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> apropiarse la cultura.77 Cf. P. Bourdieu y J. C. Passeron, Les étudiants etleurs étu<strong>de</strong>s, Mouton, PaifeLa Haya, 1964,pp. 96-97 (Cahiers du C.S.E. n' 1)78 Se observan variaciones equivalentes en el <strong>campo</strong> <strong>de</strong> las prácticas y <strong>de</strong> las preferenciasartísticas.87


Pierre Bordieusobre las obras, pero sólo a condición <strong>de</strong> que emplee todos los mediosdisponibles para romper el enca<strong>de</strong>namiento circular <strong>de</strong> procesosacumulativo a que está con<strong>de</strong>nada toda acción <strong>de</strong> educación cultural; enefecto, si la aprehensión <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> arte <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> en su intensidad, ensu modalidad y en su misma existencia <strong>de</strong>l dominio que el espectadorposee <strong>de</strong>l código genérico y específico <strong>de</strong> la obra, es <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> sucompetencia, que él <strong>de</strong>be parcialmente al adiestramiento escolar, noocurre otra cosa con la comunicación pedagógica, una <strong>de</strong> cuyas funcioneses la <strong>de</strong> transmitir el código <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> cultura erudita al mismotiempo que el código según el cual efectúa esa transmisión. Así pues, laintensidad y la modalidad <strong>de</strong> la comunicación son una vez más función<strong>de</strong> la cultura (como sistema <strong>de</strong> esquemas <strong>de</strong> percepción, <strong>de</strong> expresión y<strong>de</strong> pensamiento históricamente constituido y socialmente condicionado)que el receptor <strong>de</strong>be a su medio familiar y que se aproxima más omenos a la cultura erudita y a los mo<strong>de</strong>los lingüísticos y culturalessegún los cuales la institución escolar efectúa la transmisión <strong>de</strong> esacultura. Dado que la experiencia directa <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> la cultura eruditay la adquisición institucionalmente organizada <strong>de</strong> la cultura que es lacondición <strong>de</strong> la experiencia a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong> esas obras están sometidas alas mismas leyes (cf. § 2.3.2., 2.3.3. y 2.3.4.), se advierte hasta qué puntoes difícil romper el enca<strong>de</strong>namiento <strong>de</strong> los efectos acumulativos por loscuales el capital cultural va al capital cultural; en rigor, basta que lainstitución escolar <strong>de</strong>je que actúen los mecanismos objetivos <strong>de</strong> ladifusión cultural y se exima <strong>de</strong> trabajar sistemáticamente para dar atodos, en y por el mensaje pedagógico mismo, lo que reciben algunospor herencia familiar -es <strong>de</strong>cir los instrumentos que condicionan larecepción a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong>l mensaje escolar- para que reafirme y consagrecon sus sanciones, tratándolas como <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s naturales, o sea como<strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> dones, las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s socialmente condicionadas<strong>de</strong> las competencias culturales.3.3. La i<strong>de</strong>ología carismática se basa en una puesta entre paréntesis<strong>de</strong> la relación, evi<strong>de</strong>nte apenas se revela, entre la competencia artísticay la educación, que es lo único que pue<strong>de</strong> crear a la vez la disposición areconocer un valor a los bienes culturales y la competencia que da un88


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualsentido a esa disposición permitiendo apropiarse <strong>de</strong> esos bienes. Por elhecho <strong>de</strong> que su competencia artística es el producto <strong>de</strong> una familiarizacióninsensible y <strong>de</strong> una transferencia automática <strong>de</strong> aptitu<strong>de</strong>s, losmiembros <strong>de</strong> las clases privilegiadas se inclinan naturalmente aconsi<strong>de</strong>rar un don <strong>de</strong> la naturaleza una herencia cultural que se transmitea través <strong>de</strong> aprendizajes inconscientes. Pero, a<strong>de</strong>más, las contradiccionesy las ambigüeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la relación que los más cultivados <strong>de</strong> ellosmantienen con su cultura están a la vez favorecidas y autorizadas por laparadoja que <strong>de</strong>fine la "realización" <strong>de</strong> la cultura como <strong>de</strong>venir naturaleza:dado que la cultura no se realiza más que negándose como tal, es <strong>de</strong>circomo artificial y artificialmente adquirida, para <strong>de</strong>venir una segundanaturaleza, un habitus, un tener hecho ser, los virtuosos <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong>gusto parecen tener acceso a una experiencia <strong>de</strong> la gracia estética tanperfectamente liberada <strong>de</strong> las imposiciones <strong>de</strong> la cultura y tan pocomarcada por la larga paciencia <strong>de</strong> los aprendizajes <strong>de</strong> la que es productoesa experiencia, que al aludir a las condiciones y a los condicionamientossociales que la hicieron posible aparece a la vez como una evi<strong>de</strong>ncia ycomo un escándalo (cf. § 1.3.1.). De lo que se <strong>de</strong>riva que los conocedoresmás advertidos son los <strong>de</strong>fensores naturales <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología carismática,que conce<strong>de</strong> a la obra <strong>de</strong> arte un po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> conversión mágico, capaz <strong>de</strong><strong>de</strong>spertar las virtualida<strong>de</strong>s latentes en algunos elegidos, y que opone laexperiencia auténtica <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> arte como "afección" <strong>de</strong>l corazón oiluminación inmediata <strong>de</strong> la intuición a los laboriosos avances y losfríos comentarios <strong>de</strong> la inteligencia, silenciando las condiciones socialesy culturales <strong>de</strong> esa experiencia y tratando al mismo tiempo como unagracia <strong>de</strong> nacimiento la virtuosidad adquirida por una larga familiarizacióno por los ejercicios <strong>de</strong> un aprendizaje metódico. El silenciosobre las condiciones sociales <strong>de</strong> la apropiación <strong>de</strong> la cultura, o másprecisamente <strong>de</strong> la adquisición <strong>de</strong> la competencia artística como dominio<strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> apropiación específico <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> artees un silencio interesado, ya que permite legitimar un privilegio socialtransformándolo en don <strong>de</strong> la naturaleza. 7979 Es la misma autonomización <strong>de</strong> las "necesida<strong>de</strong>s" o <strong>de</strong> las "propensiones" respecto <strong>de</strong> lascondiciones sociales <strong>de</strong> su producción lo que incita a algunos a <strong>de</strong>scribir como "necesida<strong>de</strong>s...89


Pierre BordieuRecordar que la cultura no resi<strong>de</strong> en lo que uno es sino en lo quese tiene, o mejor, en lo que se ha llegado a ser, recordar las condicionessociales que hacen posible la experiencia estética y la existencia <strong>de</strong>aquellos -aficionados al arte o "hombres <strong>de</strong> buen gusto"- para quienesella es posible, recordar que la obra <strong>de</strong> arte no se entrega más que aaquellos que han recibido los medios <strong>de</strong> adquirir los medios <strong>de</strong>apropiársela y que no podrían intentar poseerla si ya no la poseyeran,en y por la posesión <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> posesión como posibilidad real<strong>de</strong> efectuar la toma <strong>de</strong> posesión, recordar, finalmente, que sólo unostienen la posibilidad real <strong>de</strong> aprovechar <strong>de</strong> la posibilidad pura yliberalmente ofrecida a todos <strong>de</strong> aprovechar <strong>de</strong> las obras expuestas enlos museos, es poner en evi<strong>de</strong>ncia el resorte oculto <strong>de</strong> los efectos <strong>de</strong> lamayor parte los usos sociales <strong>de</strong> la cultura.La puesta entre paréntesis <strong>de</strong> las condiciones sociales que hacenposible la cultura y la cultura convertida en naturaleza, la naturalezacultivada, dotada <strong>de</strong> todas las apariencias <strong>de</strong> la gracia y <strong>de</strong>l don y noobstante adquirida, por consiguiente "merecida", es la condición quehace posible la i<strong>de</strong>ología carismática, que permite conferir a la, cultura,y en particular al "amor <strong>de</strong>l arte", el lugar central que ocupan en la"sociodicea" burguesa. El burgués encuentra naturalmente en la cultura,como naturaleza cultivada y culta que ha llegado a ser naturaleza, elúnico principio posible <strong>de</strong> legitimación <strong>de</strong> su privilegio: no pudiendoinvocar el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> la sangre (que su clase negó históricamente a laaristocracia), ni la naturaleza, que según la i<strong>de</strong>ología "<strong>de</strong>mocrática"representa la universalidad, es <strong>de</strong>cir el terreno en el que <strong>de</strong>saparecentodas las distinciones, ni las virtu<strong>de</strong>s ascéticas que permitían a los losburgueses <strong>de</strong> la primera generación invocar sus méritos, pue<strong>de</strong> apelara la naturaleza cultivada y a la cultura convertida en naturaleza, a lo quese llama a veces "la clase",por una suerte <strong>de</strong> lapsus revelador, a "la...culturales" las opiniones o las preferencias efectivamente expresadas y efectivamentecomprobadas por las encuestas <strong>de</strong> opinión o <strong>de</strong> consumo cultural, y a sancionar la división <strong>de</strong> lasociedad entre los que experimentan "necesida<strong>de</strong>s culturales" y los que están privados <strong>de</strong> estaprivación, aunque sin enunciar o <strong>de</strong>nunciar la causa <strong>de</strong> esa situación.90


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualeducación", en el sentido <strong>de</strong> producto <strong>de</strong> la educación que parece no<strong>de</strong>berle nada a la educación, 80 a la distinción, gracia que es mérito ymérito que es gracia, mérito no adquirido que justifica las adquisicionesno merecidas, es <strong>de</strong>cir la herencia. Para que la cultura pueda cumplir sufunción i<strong>de</strong>ológica <strong>de</strong> principio <strong>de</strong> una cooptación <strong>de</strong> clase y <strong>de</strong>legitimación <strong>de</strong> ese modo <strong>de</strong> reclutamiento, hace falta y basta que seaolvidado, enmascarado y negado el lazo a la vez patente y oculto entre lacultura y la educación. La i<strong>de</strong>a contra natura <strong>de</strong> una cultura <strong>de</strong>nacimiento, <strong>de</strong> un don cultural dispensado a algunos por la naturalezaes inseparable <strong>de</strong> la ceguera respecto <strong>de</strong> las funciones <strong>de</strong> la instituciónque asegura la rentabilidad <strong>de</strong> la herencia cultural y legitima latransmisión <strong>de</strong> esta última disimulando que cumple esa función: laescuela es, en efecto, la institución que, por sus veredictos formalmenteirreprochables, transforma las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s socialmente condicionadasante la cultura en <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> éxito, interpretadas como<strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> dones, que son también <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mérito. 81Platón refiere, en el final <strong>de</strong> La república, que las almas que <strong>de</strong>benempren<strong>de</strong>r otra vida tienen que elegir ellas mismas su "suerte" entre"mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> vida" <strong>de</strong> toda clase y que, una vez hecha la elección, <strong>de</strong>benbeber el agua <strong>de</strong>l río Ameles, antes <strong>de</strong> volver a la tierra. La función quePlatón confiere al agua <strong>de</strong>l olvido incumbe en nuestras socieda<strong>de</strong>s altribunal universitario que, pretendiendo no conocer, en su equidad,más que alumnos iguales en <strong>de</strong>rechos y en <strong>de</strong>beres, separados solamentepor <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> dones y <strong>de</strong> méritos, en realidad atribuye a losindividuos títulos que están a la medida <strong>de</strong> su herencia cultural y por lotanto <strong>de</strong> su condición social.Desplazando simbólicamente el principio <strong>de</strong> lo que los distingue<strong>de</strong> las otras clases <strong>de</strong>l terreno <strong>de</strong> la economía al terreno <strong>de</strong> la cultura, omejor, multiplicando las diferencias propiamente económicas -las que80 Asf lo entendía esa persona <strong>de</strong> edad, muy cultivada, que <strong>de</strong>claraba, en el curso <strong>de</strong> unaentrevista: "La educación, señor, es innata".81 Cf. P. Bourdieu. "L'école conservatrice", Reoue Francaise <strong>de</strong> sotíologie, VII. 1966, pp. 325-347, y particularmente pp. 346-347.91


Pierre Bordieucrea la pura posesión <strong>de</strong> bienes materiales- por las diferencias que creala posesión <strong>de</strong> bienes simbólicos tales como las obras <strong>de</strong> arte o por labúsqueda <strong>de</strong> distinciones simbólicas en la manera <strong>de</strong> usar esos bienes(económicos), en una palabra, haciendo un dato <strong>de</strong> naturaleza <strong>de</strong> todolo que <strong>de</strong>fine su "valor", es <strong>de</strong>cir, empleando la palabra en el sentidolingüístico, su distinción, marca <strong>de</strong> diferencia que según el diccionarioLittré separa <strong>de</strong> lo común "por un carácter <strong>de</strong> elegancia, <strong>de</strong> nobleza y <strong>de</strong>buen tono", las clases privilegiadas <strong>de</strong> la sociedad burguesa sustituyenla diferencia entre dos culturas, productos históricos <strong>de</strong> las condicionessociales, por la diferencia <strong>de</strong> esencia entre dos naturalezas: una naturalezanaturalmente cultivada y una naturaleza naturalmente natural. 82 Deese modo, la sacralización <strong>de</strong> la cultura y <strong>de</strong>l arte, esa "moneda <strong>de</strong>labsoluto" que adora una sociedad sometida al absoluto <strong>de</strong> la moneda,<strong>de</strong>sempeña una función vital contribuyendo a la consagración <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>nsocial: para que los hombres <strong>de</strong> cultura puedan creer en la barbarie ypersuadir a los bárbaros <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su propia barbarie es necesarioy basta que logren disimularse y disimular las condiciones sociales quehacen posible no solamente la cultura como segunda naturaleza, en laque la sociedad reconoce la excelencia humana, o el "buen gusto" como"realización" en un habitus <strong>de</strong> la estética <strong>de</strong> las clases dominantes, sinotambién la dominación legitimada (o, si se quiere, la legitimidad) <strong>de</strong>una <strong>de</strong>finición particular <strong>de</strong> la cultura. Y, para que el círculo i<strong>de</strong>ológicose cierre perfectamente, basta que esos hombres <strong>de</strong> cultura encuentrenen una representación esencialista <strong>de</strong> la bipartición <strong>de</strong> su sociedad enbárbaros y civilizados la justificación <strong>de</strong> su <strong>de</strong>recho a disponer <strong>de</strong> lascondiciones que producen la posesión <strong>de</strong> la cultura y la <strong>de</strong>sposesióncultural, estado <strong>de</strong> "naturaleza" <strong>de</strong>stinado a aparecer como fundado enla naturaleza <strong>de</strong> los hombres que están con<strong>de</strong>nados a ella.82 No es posible mostrar aquí que la dialéctica <strong>de</strong> la divulgación y <strong>de</strong> la distinción sea uno <strong>de</strong>los motores <strong>de</strong>l cambio <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong>l consumo artístico, dado que las clases distinguidasse ven impulsadas incesantemente por la divulgación <strong>de</strong> sus propieda<strong>de</strong>s distintivas a buscar ennuevos consumos simbólicos nuevos principios <strong>de</strong> distinción (Cf. P. Bourdieu, Un mi mayen, rit,p. 73 y "Condición <strong>de</strong> clase y posición <strong>de</strong> clase", en: Filippo Barbano y otros, Estrucaturalismo ysociología, selección <strong>de</strong> José Sazbón, Nueva Visión, Buenos Aires, 1970, pp. 71-100).92


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualSi tal es la función <strong>de</strong> la cultura y si el amor <strong>de</strong>l arte esprecisamente la marca <strong>de</strong> la elección que separa, como una barrerainvisible e infranqueable, a los que han sido, tocados por la gracia <strong>de</strong>los que no la han recibido, se compren<strong>de</strong> que los museos traicionan, enlos menores <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> su morfología y <strong>de</strong> su organización, su verda<strong>de</strong>rafunción, que es la <strong>de</strong> reforzar en unos el sentimiento <strong>de</strong> pertenencia y enotros el sentimiento <strong>de</strong> la exclusión. 83 Todo, en esos templos cívicos endon<strong>de</strong> la sociedad burguesa <strong>de</strong>posita lo más sagrado que posee, es<strong>de</strong>cir, las reliquias heredadas <strong>de</strong> un pasado que no es el suyo, en esoslugares sagrados <strong>de</strong>l arte, don<strong>de</strong> algunos elegidos acu<strong>de</strong>n a alimentaruna fe <strong>de</strong> virtuosos mientras que conformistas y falsos <strong>de</strong>votos van acumplimentar un ritual <strong>de</strong> clase, palacios antiguos o gran<strong>de</strong>s mansioneshistóricas a los que el siglo XIX ha agregado edificios imponentes,construidos a menudo en el estilo grecorromano <strong>de</strong> los santuarioscívicos, todo contribuye a indicar que el mundo <strong>de</strong>l arte se opone almundo <strong>de</strong> la vida cotidiana, como lo sagrado a lo profano. El carácterintocable <strong>de</strong> los objetos, el silencio religioso que se impone a losvisitantes, el ascetismo puritano <strong>de</strong>l equipamiento, siempre escaso ypoco confortable, el rechazo casi sistemático <strong>de</strong> toda didáctica, lasolemnidad grandiosa <strong>de</strong> la <strong>de</strong>coración y <strong>de</strong>l <strong>de</strong>coro -columnatas, vastasgalerías, cielorrasos <strong>de</strong>corados, escaleras monumentales, tantoexteriores como interiores-, todo parece hecho para recordar que elpaso <strong>de</strong>l mundo profano al mundo sagrado supone, como dice Durkheim,"una verda<strong>de</strong>ra metamorfosis", una conversión radical <strong>de</strong> los espíritus,que el relacionar los dos universos "es siempre, por sí misma, una83 No es raro que los visitantes <strong>de</strong> las clases populares expresen <strong>de</strong> manera explícita el sentimiento<strong>de</strong> exclusión que se trasluce, lo <strong>de</strong>más, en todo su comportamiento. Es así como ven a veces en laausencia <strong>de</strong> toda indicación capaz <strong>de</strong> facilitar la visita (flechas que indiquen el sentido <strong>de</strong>lrecorrido, letreros explicativos, etcétera), la expresión <strong>de</strong> una voluntad <strong>de</strong> excluir mediante elesoterismo. En realidad, la introducción <strong>de</strong> ayudantes pedagógicos y didácticos no cubriríaverda<strong>de</strong>ramente la falta <strong>de</strong> formación escolar, pero proclamaría al menos el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> ignorarel <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> estar allí ignorando, el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> los ignorantes a estar allí; <strong>de</strong>recho que todo, enla presentación <strong>de</strong> las obras y la organización <strong>de</strong>l museo, contribuye actualmente a negar, comolo prueba esta reflexión escuchada en el castillo <strong>de</strong> Versalles: "Este castillo no fue hecho para elpueblo, y eso no ha cambiado".93


Pierre Bordieuoperación <strong>de</strong>licada que requiere precauciones y una iniciación más omenos complicada", que "ni siquiera es posible sin que lo profanopierda sus características específicas, sin que se convierta en sagrado enalguna medida y en algún grado". 84 Si, por su carácter sagrado, la obra<strong>de</strong> arte exige disposiciones o predisposiciones particulares, por otraparte otorga su consagración a aquellos que satisfacen sus exigencias, aesos elegidos que se han seleccionado a sí mismos por su aptitud pararespon<strong>de</strong>r a su llamado.El museo ofrece a todos, como una herencia pública, losmonumentos <strong>de</strong> un pasado esplendor, instrumentos <strong>de</strong> la glorificaciónsuntuaria <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l pasado; pero esa liberalidad es artificial, yaque la entrada libre es también entrada facultativa, reservada a aquellosque, dotados <strong>de</strong> la facultad <strong>de</strong> apropiarse las obras, tienen el privilegio<strong>de</strong> usar esa libertad y que se encuentran por eso legitimados en suprivilegio, es <strong>de</strong>cir en la propiedad <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> apropiarse losbienes culturales, o, para hablar como Max Weber, en el monopolio <strong>de</strong> lamanipulación <strong>de</strong> los bienes institucionales (otorgados por la escuela)<strong>de</strong> la salvación cultural. Piedra angular <strong>de</strong> un sistema que no pue<strong>de</strong>funcionar mas que disimulando su verda<strong>de</strong>ra función, la representación84 E. Durkheim, Les formes élémentaires <strong>de</strong> la vie religieuse, Presses universitaires <strong>de</strong> France,París, 1960,6a. ed., pp. 55-56 [Las formas elementales <strong>de</strong> la vida religiosa, Schapire, Buenos Aires,1965.] El paso <strong>de</strong> una exposición danesa que presentaba muebles y utensilios mo<strong>de</strong>rnos en lassalas <strong>de</strong> cerámica antigua <strong>de</strong>l museo <strong>de</strong> Lila <strong>de</strong>terminaba en los visitantes tal "conversión", quepue<strong>de</strong> resumirse en las siguientes oposiciones, las mismas que separan al museo <strong>de</strong> la gran tienda:ruido-silencio; tacto-vista; exploración rápida, sin or<strong>de</strong>n, al azar <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scubrimiento-inspecciónlenta, metódica y conforme a un or<strong>de</strong>n obligado; libertad-imposición; apreciación económica <strong>de</strong>obras susceptibles <strong>de</strong> comprarse-apreciación estética <strong>de</strong> obras "sin precio". Pero, a pesar <strong>de</strong> esasdiferencias ligadas a las cosas expuestas, el efecto <strong>de</strong> solemnización (y <strong>de</strong> distanáamiento) <strong>de</strong>lmuseo no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> actuar, contrariamente a las apariencias: en efecto, el público <strong>de</strong> la exposicióndanesa tiene una estructura más "aristocrática" (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l nivel <strong>de</strong> instrucción)que el público normal <strong>de</strong>l museo. El solo hecho <strong>de</strong> que sus obras estén consagradas por su exposiciónen un lugar consagrado basta, en sí, para cambiar profundamente la significación y, másprecisamente, para elevar el nivel <strong>de</strong> emisión <strong>de</strong> esas obras que, presentadas en un lugar másfamiliar, una gran tienda por ejemplo, serian más accesibles (Cf. P. Bourdieu y A. DarbeL op.cit.,pp. 73-74 y 118).94


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualcarismática <strong>de</strong> la experiencia artística nunca <strong>de</strong>sempeña tan bien sufunción mistificadora como cuando adopta un lenguaje "<strong>de</strong>mocrático": 85conce<strong>de</strong>r a la obra <strong>de</strong> arte el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar la gracia <strong>de</strong> la iluminaciónestética en toda persona, por <strong>de</strong>sprovista que esté culturalmente, esatribuir, en todos los casos, a los azares insondables <strong>de</strong> la gracia o a laarbitrariedad <strong>de</strong> los "dones", aptitu<strong>de</strong>s que siempre son el producto <strong>de</strong>una educación <strong>de</strong>sigualmente repartida, y, por lo tanto, estar dispuestoa tratar como virtu<strong>de</strong>s propias <strong>de</strong> la persona, a la vez naturales ymeritorias, aptitu<strong>de</strong>s heredadas. La i<strong>de</strong>ología carismática no tendría lamisma fuerza si no constituyera el único medio formalmente irreprochable<strong>de</strong> justificar el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> los here<strong>de</strong>ros a la herencia sin contra<strong>de</strong>cirel i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia formal si, en ese caso particular, no tendiera afundar en naturaleza el <strong>de</strong>recho exclusivo <strong>de</strong> la burguesía a apropiarselos tesoros artísticos, a apropiárselos simbólicamente, es <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> la únicamanera legítima en una sociedad que preten<strong>de</strong> entregar a todos,"<strong>de</strong>mocráticamente", las reliquias <strong>de</strong> un pasado aristocrático. M85 Por eso no se <strong>de</strong>be conce<strong>de</strong>r <strong>de</strong>masiada importancia a las diferencias <strong>de</strong> pura forma entrelas expresiones "aristocráticas" y "<strong>de</strong>mocráticas", "patriadas" y "paternalistas" <strong>de</strong> estai<strong>de</strong>ología.86 En el <strong>campo</strong> <strong>de</strong> la enseñanza, la i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong>l don <strong>de</strong>sempeña las mismas funciones <strong>de</strong>enmascaramiento: permite a una institución que, como la enseñanza literaria en Francia, otorgauna "educación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spertar" -para hablar como Max Weber, que supone entre el alumno y elmaestro una comunidad <strong>de</strong> valores y <strong>de</strong> cultura que sólo se encuentra cuando el sistema serelaciona con sus propios here<strong>de</strong>ros- disimular su verda<strong>de</strong>ra función, que es la <strong>de</strong> consagrar, ypor eso, <strong>de</strong> legitimar, el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> los here<strong>de</strong>ros a la herencia cultural.95


CAMPO DE PODER, CAMPO INTELECTUALY HABITUS DE CLASEEn su forma tradicional, la literatura está limitada al estudioi<strong>de</strong>ográfico <strong>de</strong> casos particulares, que no se <strong>de</strong>jan <strong>de</strong>scifrar solo porquese continúa consi<strong>de</strong>rándolos tal como "exigen" serlo, es <strong>de</strong>cir, en sí ypor sí. La historia <strong>de</strong> la literatura, siempre en su forma tradicional,ignora casi completamente el esfuerzo por volver a insertar la obra o elautor individual en el sistema <strong>de</strong> las relaciones que constituye la clase<strong>de</strong> los hechos (reales o posibles), <strong>de</strong> los que forma parte sociológicamente.No es casualidad. El hecho es que cualquier percepción estructuralse topa con un obstáculo epistemológico, es <strong>de</strong>cir, con el individuoinmediato, ens realissimum que exige ser pensado como existenciaseparada y reclama en consecuencia una perspectiva sustancialista. Ahorabien, en el caso <strong>de</strong> la historia literaria, este individuo inmediato se vuelveuna individualidad "creativa", cuya originalidad, <strong>de</strong>liberadamente cultivada,está hecha especialmente para suscitar el sentimiento <strong>de</strong> lairreducibilidad y <strong>de</strong> la atención reverencial w También la tradición positivistase <strong>de</strong>ja imponer tal objeto preconstituido (el artista individual o laobra individual, que es lo mismo bajo apariencias diversas). De esta manera,se continúa concediendo lo esencial a la i<strong>de</strong>ología romántica <strong>de</strong>l87 "La caua más evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> una obra <strong>de</strong> arte es su creador, el autor; en consecuencia, lainterpretación <strong>de</strong> las obras a través <strong>de</strong> la personalidad y la vida <strong>de</strong>l escritor es uno <strong>de</strong> los métodosmás antiguos y más afirmados <strong>de</strong> la historia literaria". Con estas palabras R. Welleck y A.Warren abren el capitulo <strong>de</strong>dicado a la biografía en su Theory o/Literature, New York. Harcourt,Brace and Co„ 1956, p. 63. ¡Teoría <strong>de</strong> la literatura. Madrid, Gredos, 1968].97


Pierre Bordieugenio creador visto como individuo único e insustituible, y los biógrafosque para darse una apariencia científica, exhiben infinitos documentospacientemente exhumados, se con<strong>de</strong>nan a la suerte <strong>de</strong> aquellos geógrafosque por el escrúpulo <strong>de</strong> ser fieles a lo "real" están <strong>de</strong>stinados, comodice Borges, a trazar un mapa tan gran<strong>de</strong> como el país mismo.La ruptura con las nociones previas es la condición para construirel objeto científico. Pero esta ruptura solo pue<strong>de</strong> llevarse a cabo mediantela ciencia <strong>de</strong>l objeto, que simultáneamente es ciencia <strong>de</strong> aquellas nocionesprevias contra las cuales la ciencia construye su objeto. Esto vale ensociología <strong>de</strong>l arte y <strong>de</strong> la literatura más que en cualquier otro <strong>campo</strong>.Así como las normas <strong>de</strong> la "buena educación" social son la base <strong>de</strong> larelación "distinguida" con la obra <strong>de</strong> arte, 88 también las teoríasespontáneas que se imponen a la investigación tradicional son elproducto <strong>de</strong> las condiciones sociales <strong>de</strong> las que el sociólogo <strong>de</strong>be hacerciencia. De modo tal que los obstáculos para una a<strong>de</strong>cuada construcción<strong>de</strong>l objeto científico entran en el objeto <strong>de</strong> la ciencia a<strong>de</strong>cuada. Por eso,para compren<strong>de</strong>r plenamente la teoría <strong>de</strong> la biografía como integraciónretrospectiva <strong>de</strong> toda la historia personal <strong>de</strong>l artista en un proyectoestético, o bien para compren<strong>de</strong>r la representación <strong>de</strong> la "creación"como expresión <strong>de</strong> la personalidad artística en su individualidad, esnecesario reubicar estas teorías <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> i<strong>de</strong>ológico al quepertenecen. Tal <strong>campo</strong> i<strong>de</strong>ológico expresa, <strong>de</strong> manera más o menostransfigurada, la posición <strong>de</strong> una particular categoría <strong>de</strong> escritores en laestructura <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual; <strong>campo</strong> intelectual que, por su parte,88 Sería fácil mostrar cómo la manera tradicional <strong>de</strong> afrontar y tratar a los escritores y a susobras <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> las normas sociales que conforman la actitud <strong>de</strong>l amateur esclarecido y <strong>de</strong>lenten<strong>de</strong>dor distinguido. Las mismas normas excluyen, como infracciones a las reglas <strong>de</strong> lasbuenas maneras y <strong>de</strong>l buen gusto, todas las tentativas <strong>de</strong> remitir a los escritores y sus obras a lascondiciones sociales <strong>de</strong> producción, y con<strong>de</strong>nan como reductivos y vulgares (en el doble sentido<strong>de</strong>l término) todos los intentos <strong>de</strong> objetivación científica. La "crítica creadora" y la lecturaestructural no recibirían hoy tan calurosa acogida si no hubieran permanecido ligadas, mucho<strong>de</strong> cuanto podría hacer creer su ostentación <strong>de</strong> áentificidad, a las normas mundanas que imponentratar obras y autores tal como ellos quieren ser tratados, al menos en la época romántica, es<strong>de</strong>cir, como "hijos <strong>de</strong> las propias obras" (basta pensar en el <strong>de</strong>bate, que luego se hizo un lugarcomún en las disertaciones, sobre las relaciones entre la biografía i<strong>de</strong>al, que se libera solo en laobra, y las peripecias anecdóticas <strong>de</strong> la existencia real).98


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualesta incluido en un tipo específico <strong>de</strong> <strong>campo</strong> político, que atribuye a lafracción intelectual y artística una posición <strong>de</strong>terminada.El interés por la persona <strong>de</strong>l escritor y <strong>de</strong>l artista aumenta a medidaque el <strong>campo</strong> intelectual y artístico adquiere autonomía y,correspondientemente, se eleva el status (y el origen social) <strong>de</strong> losproductores <strong>de</strong> bienes simbólicos. 69 Pero recién con el romanticismo lavida <strong>de</strong>l escritor pasa a ser ella misma obra <strong>de</strong> arte y, en cuanto tal, entraen la literatura (pensemos en Byron, por ejemplo). Precisamente porquelos escritores románticos viven, casi bajo la mirada <strong>de</strong> la posteridad, unavida cuyos rnínimos <strong>de</strong>talles son dignos <strong>de</strong> ser recogidos en autobiografía,precisamente porque -gracias al género literario <strong>de</strong> las "memorias" -reunifican todos los momentos <strong>de</strong> la propia existencia integrándolos enun proyecto estético reconstruido; en fin, porque hacen <strong>de</strong> su vida unaobra <strong>de</strong> arte y un objeto <strong>de</strong> obra <strong>de</strong> arte, estos escritores provocan unalectura biográfica <strong>de</strong> su obra e invitan a concebir la relación entre obra ypúblico como una comunión personal entre la "persona" <strong>de</strong>l "creador" yla "persona" <strong>de</strong>l lector. Pero, más profundamente, el culto romántico <strong>de</strong>la biografía es parte integrante <strong>de</strong> un sistema i<strong>de</strong>ológico al que pertenecentambién el concepto <strong>de</strong> "creación" como expresión irreducible <strong>de</strong> la "persona"<strong>de</strong>l artista, o la utopía, grata tanto a Flaubert como a Renán oBau<strong>de</strong>laire, <strong>de</strong> un "mandarinato intelectual", sistema i<strong>de</strong>ológico basadoen un aristocratísmo <strong>de</strong> la inteligencia y una representación carismática<strong>de</strong> la producción y <strong>de</strong> la recepción <strong>de</strong> las obras simbólicas 90 .89 A partir <strong>de</strong>l Renacimiento, en la medida en que se <strong>de</strong>sarrolla la producción libre para elmercado, y el artista no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> mas <strong>de</strong> las corporaciones, el interés se <strong>de</strong>splaza <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la obra<strong>de</strong>l artista a su persona y a su po<strong>de</strong>r creativo, que se manifiesta con mas evi<strong>de</strong>ncia en cualquieresbozo o fragmento que en la obra terminada (cfr. A. Hauseí, Social History ofArt, London,Routledge and Kegan, 1962, vol. 2 ps. 46-74). [Historia social <strong>de</strong> la literatura y el arte, Madrid,Guadarrama, 2a. ed., 1969]. Una historia social <strong>de</strong> la biografía, <strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sarrollo,<strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los y <strong>de</strong> las normas a que ha obe<strong>de</strong>cido en las distintas épocas, <strong>de</strong> las teoríasespontaneas sobre la producción literaria y artística que la biografía, implícita o explícitamente,ha aplicado como así también <strong>de</strong> las funciones que ha <strong>de</strong>sarrollado, semejante historia sería unacontribución importantísima a la sociología <strong>de</strong>l conocimiento, y también a la teoría <strong>de</strong>lconocimiento científico <strong>de</strong>l arte y <strong>de</strong> la literatura.90 Aparentemente, la escuela <strong>de</strong>l arte por el arte rompe con la tradición romántica que establecíauna relación <strong>de</strong> simbolización recíproca entre obra y vida. En realidad, ella no hace más que...99


Pierre BordieuNo sería difícil mostrar que <strong>de</strong> esos mismos principios <strong>de</strong>rivaaún hoy la representación que los intelectuales se hacen <strong>de</strong>l mundosocial y <strong>de</strong> su función en tal mundo. No hay que maravillarse si casitodas las investigaciones, en el <strong>campo</strong>- <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l arte y <strong>de</strong> laliteratura, mantienen con el "creador" y su creación la misma relaciónmágica que la mayoría <strong>de</strong> los "creadores" ha mantenido con la propia<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el romanticismo en más. El <strong>de</strong>sdén que se tiene hoy en día por lasinvestigaciones biográficas, o el entusiasmo por los métodos <strong>de</strong> análisisinterno a las obras <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n una vez más <strong>de</strong>l rechazo <strong>de</strong> los métodossospechosos <strong>de</strong> disolver la "originalidad creadora" reduciéndola a suscondiciones sociales <strong>de</strong> producción. Una investigación que realmentebuscara romper con la i<strong>de</strong>ología carismática <strong>de</strong> la "creación" y <strong>de</strong> la"literatura creadora", se cuidaría mucho <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarse imponer, en la<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> su objeto, los mismos límites que la biografía. Tales límitesestán implícitos en la elección <strong>de</strong> aislar una obra individual o la obra <strong>de</strong>un autor dado o un aspecto particular <strong>de</strong> una y otra ("la filosofía política<strong>de</strong> <strong>de</strong> Vigny", por ejemplo), antes <strong>de</strong> haber situado el corpus asíconstituido en su <strong>campo</strong> i<strong>de</strong>ológico y la posición ocupada en el <strong>campo</strong>intelectual por el grupo <strong>de</strong> agentes que lo ha producido. En otrostérminos, no hay una preocupación por <strong>de</strong>terminar en primer lugar lafunción <strong>de</strong> tal corpus en el sistema <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> competencia yconflicto entre grupos situados en posiciones diversas en el interior <strong>de</strong>un <strong>campo</strong> intelectual que, a su vez, ocupa una <strong>de</strong>terminada posición enel <strong>campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r.Ocasionalmente en el análisis estadístico ciertas taxonomías preconstituidaso formales son aplicadas con empirismo ingenuo a esta o aaquella "población" <strong>de</strong> escritores o artistas, concebida como una simplecolección <strong>de</strong> entida<strong>de</strong>s separadas: se neutralizan así las relaciones...racionalizar, si así pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse, el proceso <strong>de</strong> esteticización <strong>de</strong> toda la existencia que ya eraevi<strong>de</strong>nte en el dandysmo. Esta racionalización se lleva a cabo sometiendo siempre <strong>de</strong> maneramás total la vida a las exigencias <strong>de</strong> la obra y convirtiendo sistemáticamente las aventuraspersonales en "experiencia" estéticas ("la única posibilidad <strong>de</strong> éxito está en cultivar y exasperarel propio temperamento", <strong>de</strong>cía Flaubert). Con este finse recurre a técnicas <strong>de</strong> concentración y <strong>de</strong>ascetismo o se acentúan ten<strong>de</strong>ncias patológicas o se exploran situaciones limite aptas para revelaraspectos originales <strong>de</strong> la personalidad o para suscitar sentimientos insólitos.100


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualmás significativas entre las propieda<strong>de</strong>s pertinentes <strong>de</strong> los individuos y<strong>de</strong> los grupos. Solo si se es consciente <strong>de</strong> este riesgo es que el análisisestadístico pue<strong>de</strong> llegar a ser un instrumento <strong>de</strong> ruptura efícaz. La mayorparte <strong>de</strong> los análisis estadísticos se aplica en cambio a muestrarios preconstituidos,<strong>de</strong> los que están parcial o totalmente excluidos los escritores"menores" o marginales (ya sea <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista estético o <strong>de</strong>s<strong>de</strong>el político, como "la bohemia"). Ahora bien, con tales criterios resultaimposible encontrar los principios que han seleccionado la poblaciónexaminada, es <strong>de</strong>cir, las leyes en base a las cuales se acce<strong>de</strong> al <strong>campo</strong>intelectual y se tiene éxito en él; se vuelve así igualmente imposiblecompren<strong>de</strong>r el significado real <strong>de</strong> las constantes encontradas. A<strong>de</strong>más,<strong>de</strong> este modo se corre el peligro <strong>de</strong> dar razón a los sostenedores másingenuos <strong>de</strong>l método i<strong>de</strong>ográfico, porque semejantes análisis, en elmejor <strong>de</strong> los casos, captan solo las ten<strong>de</strong>ncias más generales <strong>de</strong>l conjunto<strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual: por ejemplo, la elevación global <strong>de</strong>l nivel <strong>de</strong>formación universitaria <strong>de</strong> los escritores en el Segundo Imperio, o bienel crecimiento, bajo la Tercera República, <strong>de</strong>l porcentaje <strong>de</strong> escritoresprovenientes <strong>de</strong> las clases medias y con cátedras universitarias.En conclusión, en este caso como en otros, es inútil esperar quela estadística genere sus mismos principios. Solo un análisis estructural<strong>de</strong> los sistemas relaciónales que <strong>de</strong>finen un estado <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectualpue<strong>de</strong> conferir al análisis estadístico toda su eficacia y verdad,proveyéndole los principios para clasificar los hechos teniendo en cuentasus propieda<strong>de</strong>s más pertinentes, o sea sus propieda<strong>de</strong>s posicionales.A<strong>de</strong>más, el análisis estadístico, al menos en un primer momento,pue<strong>de</strong> basarse solo sobre las informaciones más directamente accesibles.Es <strong>de</strong>cir, se funda sobre los datos que, en las biografías o en lasautobiografías, están recogidos según criterios no muy explícitos nisistemáticos, pero generalmente conformes a los principios que <strong>de</strong>finenla manera legítima <strong>de</strong> enfrentar la obra <strong>de</strong> arte. Es por eso que el análisisestadístico corre siempre el riesgo <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarse imponer, al menos en suslagunas, el modo dominante <strong>de</strong> representar la creación artística. Lasmonografías universitarias tien<strong>de</strong>n a otorgar a la formación secundariay universitaria un espacio infinitamente menor que el que <strong>de</strong>dican a la101


Pierre Bordieuprimera educación, más aún, a las primeras experiencias: para ellas, enefecto, no se trata tanto <strong>de</strong> ten<strong>de</strong>ncias en formación, sino <strong>de</strong> peculiarida<strong>de</strong>sinnatas. Buscan precisamente en la infancia las primerasmanifestaciones <strong>de</strong> una "invención creadora", precisamente mientrassuponen que ésta no es reducible a sus <strong>de</strong>terminaciones particulares.La misma fe en la irreducibilidad <strong>de</strong> la creación y en la autonomíaabsoluta <strong>de</strong> las preferencias estéticas impulsa sin dudas a atribuir unpeso mucho menor a las <strong>de</strong> posición políticas que a las estéticas,omitiendo casi siempre la recolocación <strong>de</strong> unas y otras en el sistemarespecto <strong>de</strong>l cual se establecen y se <strong>de</strong>finen, o sea el sistema <strong>de</strong> lasdiversas tomas <strong>de</strong> posición en competencia recíproca.Los biógrafos más ingenuamente hagiográficos han <strong>de</strong>fendidoel gusto por las correspon<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> tipo metafórico, sin preocuparsepor sistematizarlas (cabe pensar en las variaciones literarias sobre lasafinida<strong>de</strong>s electivas entre el "alma" <strong>de</strong>l escritor y las virtu<strong>de</strong>s atribuidaspor la tradición literaria a un paisaje, una tierra o una estirpe). Es ungusto que pue<strong>de</strong> aún inspirar la investigación semi-erudita <strong>de</strong>correlaciones directas entre "una cierta característica <strong>de</strong> la biografía yciertas características <strong>de</strong> la obra, como por ejemplo entre el gusto prerománticopor la meditación en un cementerio y una infancia <strong>de</strong> hijos<strong>de</strong> pastores, educados en el <strong>campo</strong>. Pero hay trampas aun más insidiosas.El análisis sociológico se expone a caer en los impecables errores <strong>de</strong> unasociografía hiperempirista sobre todo cuando, para escapar a la acusación<strong>de</strong> reduccionismo, se encuentra haciéndole la competencia a lahistoriografía tradicional en su mismo terreno, y multiplicando lascaracterísticas sociológicamente pertinentes que <strong>de</strong>ben ser tomadas enconsi<strong>de</strong>ración, a la búsqueda <strong>de</strong> un sistema explicativo que dé cuenta <strong>de</strong>cada obra en su individualidad. El análisis sociológico <strong>de</strong>bería en cambioreconstruir la jerarquía <strong>de</strong> los sistemas <strong>de</strong> factores pertinentes, porqueel problema es dar cuenta <strong>de</strong> un <strong>campo</strong> i<strong>de</strong>ológico correspondiente auna <strong>de</strong>terminada estructura <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual. 9191 Todos los peligros aquí <strong>de</strong>scritos amenazan particularmente el proyecto (actualmente encurso <strong>de</strong> realización) <strong>de</strong> un fichero universal <strong>de</strong> los escritores y <strong>de</strong> los artistas, que pueda sersometido a un tratamiento estadístico. Se siente la necesidad <strong>de</strong> acumular en forma...102


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualUn análisis como el Sartre sobre Flaubert aparenta romper conesta tradición dominante, porque se esfuerza por reconstruir cómo los<strong>de</strong>terminismos sociales plasman, con mediaciones sucesivas, la individualidad<strong>de</strong>l artista Sartre preten<strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar las condiciones socialesque producen la singularidad <strong>de</strong> un autor y <strong>de</strong> una obra. Des<strong>de</strong> estaperspectiva, los factores directamente visibles son los <strong>de</strong>terminantes <strong>de</strong>clase, tal como se realizan refractándose en las particularida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> unaestructura familiar y <strong>de</strong> una historia individual. Pero, <strong>de</strong> esta manera,Sartre corre el riesgo <strong>de</strong> imputar únicamente a estos factoresindividualizados las prácticas y las i<strong>de</strong>ologías <strong>de</strong> todo escritor quepertenezca a un <strong>campo</strong> intelectual dotado <strong>de</strong> una estructura <strong>de</strong>terminada.Más exactamente, tales sistemas <strong>de</strong> sistemas <strong>de</strong> factores <strong>de</strong>terminani<strong>de</strong>ologías y prácticas <strong>de</strong> todo escritor que ocupe un <strong>campo</strong> dado (pasado,presente y futuro) una posición estructuralmente equivalente a la <strong>de</strong>lescritor consi<strong>de</strong>rado. Por lo <strong>de</strong>más, el esfuerzo por remontarse al principiogenerador y unificador <strong>de</strong> las experiencias biográficas sería perfectamentelegítimo si no se inspirara en una filosofía <strong>de</strong> la conciencia (particularmenteevi<strong>de</strong>nte en el lenguaje <strong>de</strong>l análisis), n que se vuelve creíblesolo gracias a la potencia evocadora <strong>de</strong> una autobiografía por <strong>de</strong>legación.... manipulable, sin necesidad <strong>de</strong> acudir continuamente a las fuentes, todas las informacionessociológicamente pertinentes a propósito <strong>de</strong> escritores y artistas que pertenecen a <strong>campo</strong>sprofundamente diferentes, sin que esto signifique prejuzgar los sistemas explicativos en quepodrían entrar tales datos. Esta situación impone que surja un acuerdo provisional sobre una<strong>de</strong>finición "semi-positivista" <strong>de</strong> los principios <strong>de</strong> selección y clasificación <strong>de</strong> los datosdisponibles, porque se trata ante todo <strong>de</strong> proveer una información lo más homogénea y<strong>de</strong>tallada posible, en consecuencia, susceptible <strong>de</strong> un análisis comparativo. Pero es evi<strong>de</strong>nteque solo el análisis <strong>de</strong> la estructura <strong>de</strong> cada <strong>campo</strong> particular pue<strong>de</strong> hacer evitar los erroresen que se caerla aplicado mecánicamente un sistema estándar <strong>de</strong> selección y clasificación a<strong>campo</strong>s dotados <strong>de</strong> estructuras tan diversas entre si.92 Por ejemplo, a partir <strong>de</strong> las primeras páginas: "experimenta la burguesía como la propia clase<strong>de</strong> origen"; "ningún niño burgués pue<strong>de</strong> tomar conciencia por sí solo <strong>de</strong> la propia clase" (J.P. Sartre,La conscience <strong>de</strong> classe chez Flaubert, en "Les Temps mo<strong>de</strong>rnes" n. 240, mayo 1966, ps. 1921.1951y n. 241, junio 1966, ps. 2133-2153). "Gustave está convencido <strong>de</strong> que su padre <strong>de</strong>be su fortuna alpropio mérito"; "tiene dificultad en enten<strong>de</strong>r que los analfabetos tengan algún <strong>de</strong>recho a salir <strong>de</strong>su miseria /..."; "El hijo <strong>de</strong> un self-ma<strong>de</strong>-man está inclinado evi<strong>de</strong>ntemte a pensar..."; "el niño /.../"se siente obscuramente rechazado", "contra la disgregación que lo amenaza, no cesa <strong>de</strong>...103


Pierre BordieuEl hecho es que el análisis sartreano <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la interminabley <strong>de</strong>sesperada tentativa <strong>de</strong> integrar toda la verdad objetiva <strong>de</strong> unacondición, <strong>de</strong> una historia y <strong>de</strong> una obra individuales, en la artificialunidad <strong>de</strong> un "proyecto originario". En particular, Sartre quiere integraren tal unidad todas las características <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> la pertenencia <strong>de</strong>clase, mediada por la estructura familiar y por las experienciasbiográficas relativas: según esta lógica no es la condición <strong>de</strong> clase la que<strong>de</strong>termina al individuo, sino que es el sujeto quien se <strong>de</strong>termina a partir<strong>de</strong> la toma <strong>de</strong> conciencia, parcial o total, <strong>de</strong> la verdad objetiva <strong>de</strong> sucondición <strong>de</strong> clase. Esta filosofía <strong>de</strong> las correlaciones entre las condiciones<strong>de</strong> existencia, la conciencia y las prácticas o las i<strong>de</strong>ologías, se revelaespecialmente en la insistencia con que Sartre ve en el período <strong>de</strong> crisis<strong>de</strong> los años 1837-1840 (un solo momento <strong>de</strong> la historia biográfica) unaespecie <strong>de</strong> principio primero, preñado <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>sarrollos sucesivos.¿Qué es esta crisis tan analizada, sino una especie <strong>de</strong> cogito sociológico,acontecimiento constitutivo, substraído a la historia y capaz <strong>de</strong> arrancara la historia las verda<strong>de</strong>s que él funda: pienso a la manera burguesa, luego¿soy burgués? "A partir <strong>de</strong> 1837 y en los años '40 Gustave tiene unaexperiencia capital para la orientación <strong>de</strong> su vida y <strong>de</strong> su obra; experimentaen sí y fuera <strong>de</strong> sí la burguesía como su propia clase <strong>de</strong> origen (...)".Debemos ahora seguir el movimiento <strong>de</strong> este <strong>de</strong>scubrimiento tan cargado<strong>de</strong> consecuencias " ". Es evi<strong>de</strong>nte cuan lejos estamos aquí <strong>de</strong> la teoríasobre la relación entre estructuras sociales y estructuras <strong>de</strong> la conciencia,que se expresaba en el célebre análisis <strong>de</strong> las relaciones "entre losrepresentantes políticos y literarios <strong>de</strong> una clase y la clase representada...exigir la integración total"; "está en grado <strong>de</strong> captar esta comunidad que lo ha producido, quelo nutre y lo exilia, como un quasi-objeto cuyos vicios se le aparecen poco a poco (...). En resumen,vive con malestar su propia condición" (p. 1922) (el subrayado es nuestro).93 J. P. Sartre, op. cit., p. 1921 (el subrayado es nuestro). El mismo planteo <strong>de</strong> la investigación,en su doble movimiento, expresa esta filosofía <strong>de</strong> la biografía como sucesión <strong>de</strong> acontecimientos,una sucesión que en último análisis se revela aparente, porque ya está toda contenida en potenciaen la crisis <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cual se <strong>de</strong>sarrolla: "Para tener <strong>de</strong> ella una i<strong>de</strong>a clara, <strong>de</strong>bemos recorrer estavida una vez más, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la adolescencia hasta la muerte. Volveremos entonces a los años <strong>de</strong> crisis(1835-1844) que contienen en potencia todas las lineas <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> este <strong>de</strong>stino" (p. 1935). En Elser y la nada, analizando la filosofíaesencialista que encontraba ejemplarmente realizada en la104


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualpor ellos". "Lo que los hace representantes <strong>de</strong> la pequeña burguesía esque no van más allá, en cuanto a mentalidad, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> van los pequeñosburgueses en sistema <strong>de</strong> vida; que, por lo tanto se ven teóricamenteimpulsados a los mismos problemas y a las mismas soluciones a queimpulsan a aquellos, prácticamente, el interés material y la situaciónsocial." H En resumen, para Sartre es como si la conciencia no tuvieraotros límites sino aquellos que ella misma se da al tomar conciencia <strong>de</strong>los propios límites; pero <strong>de</strong> este modo contradice el principio <strong>de</strong> lateoría <strong>de</strong>l conocimiento social, según el cual son las condiciones objetivaslas que <strong>de</strong>terminan no sólo las prácticas, sino también los límites <strong>de</strong> laexperiencia que el individuo pue<strong>de</strong> tener <strong>de</strong> las propias prácticas y <strong>de</strong>las condiciones que las <strong>de</strong>finen.Las monografías <strong>de</strong> escritores o <strong>de</strong> artistas, aun aquéllasaparentemente más ricas, dan solo informaciones lagunosas cuando sebusca en ellas los documentos necesarios para reconstruir un estado <strong>de</strong>l<strong>campo</strong> intelectual y político. El hecho es que estas monografías se ubican<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el comienzo en un lugar privilegiado; perciben así solo unaporción reducida <strong>de</strong>l horizonte social y en consecuencia no pue<strong>de</strong>ncaptar, en lo que verda<strong>de</strong>ramente es, el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l cual partentodas las perspectivas <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual y político <strong>de</strong>sarrolladas yanalizadas por ellas mismas. Es <strong>de</strong>cir que se les escapa que este punto <strong>de</strong>vista es una posición inserta en un sistema <strong>de</strong> relaciones entre posicionesy que, en cuanto tal, <strong>de</strong>stiñe sobre toda posición y sobre las tomas <strong>de</strong>posición <strong>de</strong> las que habla. El único modo <strong>de</strong> romper con las problemáticamonadologia <strong>de</strong> Leibniz, Sartre observa que ella anula el or<strong>de</strong>n cronológico reduciéndolo alor<strong>de</strong>n lógico: paradójicamente, su filosofía <strong>de</strong> la biografía produce un efecto similar partiendosin embargo <strong>de</strong> un comienzo absoluto, que en este caso consiste en el "<strong>de</strong>scubrimiento" producidopor un acto <strong>de</strong> conciencia originario: "Entre estas <strong>de</strong>versas concepciones no hay or<strong>de</strong>n cronológico;<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su aparición, la noción <strong>de</strong> "burgués" entra en estado <strong>de</strong> permanente disgregación y lasvarias encarnaciones <strong>de</strong>l burgués flaubertiano se dan <strong>de</strong> una sola vez; las circunstancias hacenemerger una u otra, pero solo por un instante, y siempre sobre el fondo oscuro <strong>de</strong> esta contradictoriaindiferenciación. A los diesiete como a los cincuenta años está contra toda la humanidad (...), alos veinticuatro como a lso cincuenta y cinco reprocha a la burguesía no constituirse en or<strong>de</strong>nprivilegiado" (p. 1949-1950)94 Carlos Marx, El dieciocho brumario <strong>de</strong> Luis Bonaparte, Buenos Aires, Polémica, 1972, p. 53 (elsubrayado es nuestro).105


Pierre Bordieutradicional -<strong>de</strong> la que Sartre queda prisionero- es enunciar el <strong>campo</strong>intelectual (el cual, por gran<strong>de</strong> que pueda ser su autonomía, está<strong>de</strong>terminado, en la estructura y en la función, por el lugar que ocupa enel interior <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r). Se <strong>de</strong>be constituir tal <strong>campo</strong> intelectualcomo un sistema pre-<strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> posiciones, que exige clases <strong>de</strong>agentes provistos <strong>de</strong> cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>terminadas (socialmente constituidas),tal como un mercado <strong>de</strong> trabajo exige puestos. Entonces la pregunta noserá más: "¿De qué manera tal escritor ha llegado a ser lo que es? ", sino:"¿Cuáles <strong>de</strong>bían ser, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l habitus socialmenteconstituido, las diversas categorías <strong>de</strong> artistas y escritores en una épocadada y en una sociedad dada, para po<strong>de</strong>r ocupar las posiciones predispuestaspara ellos por un estado <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual, y para po<strong>de</strong>radoptar, en consecuencia, las tomas <strong>de</strong> posición estéticas o i<strong>de</strong>ológicasligadas objetivamente a las posiciones ocupadas?"Sin preten<strong>de</strong>r exponer sistemáticamente y menos aun aplicarenteramente la teoría que estamos proponiendo 95 , quisiéramos <strong>de</strong>finiraquí los principios <strong>de</strong> la inversión metodológica que se nos presentacomo la condición para una ciencia rigurosa <strong>de</strong> los hechos intelectualesy artísticos, tomando a modo <strong>de</strong> ejemplo la escuela <strong>de</strong>l arte por el arte(en consecuencia, Flaubert). Tal ciencia entraña tres momentos necesariosy estrechamente relacionados, que captan igual número <strong>de</strong> niveles <strong>de</strong> larealidad social símilmente conectados. En primer lugar, un análisis <strong>de</strong>la posición <strong>de</strong> los intelectuales y <strong>de</strong> los artistas en la estructura <strong>de</strong> laclase dirigente (o respecto <strong>de</strong> ella, cuando no pertenecen a la clasedominante ni por origen ni por condición); en segundo lugar, un análisis<strong>de</strong> las relaciones objetivas que los grupos en competencia por la obtención<strong>de</strong> la legitimidad intelectual y artística ocupan en un momento dado enla estructura <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual. Es oportuno en consecuenciareconstruir las lógicas específicas <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual y <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> <strong>de</strong>po<strong>de</strong>r, dos sistemas relativamente autónomos, si bien uno está inserto95 Sobre estas hipótesis teóricas se ha orienta o un conjunto <strong>de</strong> investigaciones sobre el <strong>campo</strong>intelectual en Francia entre 1830 y 1914 conducidas con la colaboración <strong>de</strong> J. C Chamboredon enel cuadro <strong>de</strong> un seminario <strong>de</strong> la Ecole Nórmale Supérieure, investigaciones que serán luegopublicadas.106


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualen el otro. Esta es la condición preliminar para construir la trayectoriasocial como sistema <strong>de</strong> rasgos pertinentes <strong>de</strong> una biografía individual o<strong>de</strong> una clase <strong>de</strong> biografías, y para po<strong>de</strong>r proce<strong>de</strong>r al tercer y últimopasaje, es <strong>de</strong>cir, construir el habitus como sistema <strong>de</strong> las disposicionessocialmente constituidas que, en cuanto estructuras estructuradas yestructurantes, son el principio generador y unifícador <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong>las prácticas y <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>ologías características <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> agentes.Tales disposiciones encuentran una ocasión más o menos favorablepara traducirse en acto en una <strong>de</strong>terminada posición o trayectoria en elinterior <strong>de</strong> un <strong>campo</strong> intelectual, que a su vez ocupa una posición precisaen la estructura <strong>de</strong> la clase dominante.En otras palabras, cuando se trata <strong>de</strong> explicar las propieda<strong>de</strong>sespecíficas <strong>de</strong> una clase <strong>de</strong> obras, <strong>de</strong>be buscarse la relación objetivaentre la fracción <strong>de</strong> los intelectuales y artistas, en su conjunto, y lasvarias fracciones <strong>de</strong> la clase dominante: la información más importantenos la da la forma particular que asume esta relación. A medida que el<strong>campo</strong> intelectual y artístico adquiere autonomía y se elevasimultáneamente el status social <strong>de</strong> los productores <strong>de</strong> bienes simbólicos,los intelectuales tien<strong>de</strong>n progresivamente a entrar en el juego <strong>de</strong> losconflictos entre fracciones <strong>de</strong> la clase dominante por cuenta propia y noya solamente por po<strong>de</strong>r o por <strong>de</strong>legación. * Los escritores y artistas seencuentran en una situación <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia material y <strong>de</strong> impotenciapolítica respecto <strong>de</strong> las fracciones dominantes <strong>de</strong> la burguesía, <strong>de</strong> la cualprovienen y forman parte por sus relaciones familiares y conocimientoso, al menos, por su estilo <strong>de</strong> vida: aun en las categorías más pobres <strong>de</strong> laintelligentsia proletaroi<strong>de</strong>, con<strong>de</strong>nadas a la vida bohemia en sus formasmenos electivas, el estilo <strong>de</strong> vida está infinitamente más cerca <strong>de</strong>l <strong>de</strong> laburguesía que <strong>de</strong>l <strong>de</strong> las clases medias. En consecuencia, los escritores y96 Los análisis <strong>de</strong> Frédérick Antal muestran que, cuando la relación entre los artistas y supúblico es <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia estrecha, como en Florencia en los siglos XIV y XV, las diferencias<strong>de</strong> estilo entre las obras son casi completamente remisibles a las diferencias entre las visiones<strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> las varias categorías <strong>de</strong> consumidores, o sea <strong>de</strong> las diversas fracciones <strong>de</strong> laclase dominante (F. Antal, Florentine Paintmg and its Social Background, London, Kegan Paul,1947, p. 4).107


Pierre Bordieulos artistas constituyen, al menos a partir <strong>de</strong>l romanticismo, una/racrióndominada <strong>de</strong> la clase dominante, que en razón <strong>de</strong> su posiciónestrucruralmente ambigua está necesariamente obligada a manteneruna relación ambivalente tanto con las fracciones dominantes <strong>de</strong> laclase dominante (los burgueses), como con las clases dominadas (elpueblo), y a hacerse una imagen ambigua <strong>de</strong> la propia función social.Más exactamente, dado que el mercado literario y artístico, con sussanciones anónimas, imprevisibles y mutables, pue<strong>de</strong> crear disparida<strong>de</strong>ssin prece<strong>de</strong>nte entre los intelectuales, éstos están obligados ai<strong>de</strong>ntificarse, más o menos claramente, en función <strong>de</strong> lo que realmenteson, es <strong>de</strong>cir, productores <strong>de</strong> mercancías. De esta relación suya con elmercado <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> la imagen que los escritores y artistas se hacen <strong>de</strong>l"gran público", fascinante y <strong>de</strong>spreciado a la vez, en el cual a menudoconfun<strong>de</strong>n el "burgués" sometido a las preocupaciones vulgares porlos negocios y el "pueblo" abandonado al embrutecimiento <strong>de</strong> lasactivida<strong>de</strong>s productivas.A medida que el <strong>campo</strong> intelectual y artístico gana en autonomíarespecto <strong>de</strong> las coacciones y <strong>de</strong> la exigencia directa <strong>de</strong> las fraccionesdominantes <strong>de</strong> la burguesía, es <strong>de</strong>cir, a medida que se <strong>de</strong>sarrolla unmercado <strong>de</strong> bienes simbólicos, las características puramente intelectualesy artísticas <strong>de</strong> los productores <strong>de</strong> bienes simbólicos (o sea el sistema <strong>de</strong>los factores asociados a su posición en el <strong>campo</strong> intelectual) adquierenuna mayor fuerza explicativa. Sin embargo, la acción <strong>de</strong> estos factoresno hace más que especificar el factor fundamental, a saber: la posición<strong>de</strong> los intelectuales y <strong>de</strong> los artistas en la estructura <strong>de</strong> la clase dominante.Si esto no es tenido en cuenta, no se pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r plenamente elsignificado <strong>de</strong> las tres posiciones en torno a las cuales se organiza el<strong>campo</strong> intelectual entre 1830 y 1850 (y, con algún trasladamiento, a lolargo <strong>de</strong> todo el siglo XDQ: el "arte social", el "arte por el arte" y el "arteburgués". Es un significado indisolublemente estético y político, pormás que pueda variar la autonomía <strong>de</strong> las tomas <strong>de</strong> posición estéticasrespecto <strong>de</strong> las políticas en las diversas épocas, con la variación <strong>de</strong> lasrelaciones entre la fracción <strong>de</strong> los artistas y el po<strong>de</strong>r, según la posiciónen el <strong>campo</strong> y según la función <strong>de</strong>sarrollada en la división <strong>de</strong>l trabajo in-108


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualtelectual. Si en cambio se tiene presente la relación fundamental <strong>de</strong> pertenenciay <strong>de</strong> exclusión que caracteriza la fracción <strong>de</strong> los intelectuales(dominante-dominada), se ve que las tres ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> la cultura francesamencionadas especifican la posición genérica <strong>de</strong> la relación fundamental.Más precisamente, a cada posición típica <strong>de</strong> la relación entrefracción dominada-dominante y fracción dominante correspon<strong>de</strong>ncategorías <strong>de</strong> agentes con diversos tipos <strong>de</strong> gratificación económica ysimbólica, según la relación entre categoría y mercado. Ahora bien,estos parámetros <strong>de</strong>finenen en qué grado, objetivamente, la pertenencia<strong>de</strong> los intelectuales a la clase dominante está más acentuada que suexclusión y viceversa. Correlativamente, los mismos, parámetros indicancómo se configura para cada categoría <strong>de</strong> agentes <strong>de</strong> relación objetivaentre la fracción <strong>de</strong> los artistas y las fracciones dominantes (y, en segundainstancia, entre la fracción <strong>de</strong> los artistas y las clases dominadas). Losartistas y escritores "burgueses" (DOMIÑANTES-dominados) gozan<strong>de</strong>l reconocimiento <strong>de</strong>l público burgués (obteniendo <strong>de</strong> él a vecescondiciones <strong>de</strong> vida casi burguesas) y por ello se sienten autorizados aconsi<strong>de</strong>rarse portavoces <strong>de</strong> la propia clase, a la que su obra se dirigedirectamente. 97 En cambio los sostenedores <strong>de</strong>l arte "social"(dominantes-DOMINADOS) encuentran en su condición económica yen su exclusión social el fundamento <strong>de</strong> una solidaridad, cuyo primerprincipio es siempre la hostilidad hacia las fracciones dominantes <strong>de</strong>las clases dominantes y sus representantes en el <strong>campo</strong> intelectual.Los sostenedores <strong>de</strong>l arte por el arte ocupan en el <strong>campo</strong>intelectual una posición estructuralmente ambigua, por lo que se soportan97 El mejor índice <strong>de</strong> la relación <strong>de</strong> las varias categorías <strong>de</strong> escritores con las fraccionesdominantes es sin dudas la actitud práctica respecto <strong>de</strong>l teatro, forma <strong>de</strong> arte "burgués" porexcelencia. Es por ello que las tentativas teatrales <strong>de</strong> los sostenedores <strong>de</strong>l arte por el arte engeneral no tuvieron fortuna. "Solo Bouihlet y Th. <strong>de</strong> Banville obtuvieron un cierto éxito; algunos,..... .como Flaubert y los Goncourt fracasaron clamorosamente; los otros, como Gautier o Bau<strong>de</strong>laire,se abstuvieron, <strong>de</strong>jando sin embargo en sus cajones, varios libretos y escenografía que testimoniansu <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> tener éxito en teatro; o bien, como Leconte <strong>de</strong> Lisie compusieron al final <strong>de</strong> su carreraalgunas obras dignas pero que no agregaron mucho a su fama; o bien, como Renán, escribierondramas <strong>de</strong> vasto alcance, imposibles <strong>de</strong> representar" (A. Cassagne, Lo théorie <strong>de</strong> l'artpour l'art enFrance, París, Hachette, 1906, p. 140).109


Pierre Bordieu<strong>de</strong> manera doble las contradicciones inherentes a la posición, ya <strong>de</strong> porsí ambigua, <strong>de</strong> la fracción intelectual y artística en la estructura <strong>de</strong> laclase dominante. La posición en que se encuentran los obliga a pensarsu i<strong>de</strong>ntidad estética o política en oposición tanto a los artistas"burgueses" -homólogos <strong>de</strong> los burgueses en la lógica relativamenteautónoma <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual- cuanto a los artistas "socialistas" obohemios -homólogos <strong>de</strong>l pueblo-. Según la coyuntura política, estascontraposiciones pue<strong>de</strong>n ser simultáneas o sucesivas.Los propiciadores <strong>de</strong>l arte por el arte están por están por eso<strong>de</strong>stinados a formar imágenes contradictorias tanto <strong>de</strong>l propio grupocomo <strong>de</strong> los grupos a los que se oponen. Precisamente porque divi<strong>de</strong>nel mundo social según criterios estrictamente estéticos, se ven obligadosa rechazar en una sola clase <strong>de</strong>spreciada tanto al "burgués" obtusofrente al arte, cuanto al "pueblo" prisionero <strong>de</strong> las preocupacionesmaterialistas <strong>de</strong> la existencia cotidiana ("Yo llamo burgués a todo loque piensa <strong>de</strong> manera baja", dice Flaubert). Por la misma razón, estosescritores pue<strong>de</strong>n i<strong>de</strong>ntificarse simultánea o alternativamente, o con el"pueblo" o con una nueva aristocracia: "Con la palabra "burgués"entiendo ya sea a los burgueses en levitón, ya sea los burgueses enmangas <strong>de</strong> camisa. El pueblo, o mejor la tradición <strong>de</strong> la humanidad,somos nosotros, sólo nosotros, los literatos". 9S "Hay que inclinarse<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los mandarines; la aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> las Ciencias <strong>de</strong>be reemplazaral Papa". "Si Francia estuviera en manos <strong>de</strong> los mandarines, en vez <strong>de</strong>estar dominada al final <strong>de</strong> cuentas por la muchedumbre, ¿cree queestaríamos don<strong>de</strong> estamos? ¡Si en vez <strong>de</strong> esclarecer a las clases inferioresse hubieran preocupado por instruir a las clases altas!" 99 Obligados a98 G. Flaubert, Carta a George Sand, mayo 1897, citada por P. Lidsky, Les écrwains contre laCommune, París, Maspero, 1970, p. 21. Asimismo: "Burgueses eran prácticamente todos losbanqueros, los agentes <strong>de</strong> cambio, los escribanos, los comerciantes, los ten<strong>de</strong>ros y otros, todoaquél que no formara parte <strong>de</strong>l misterioso cenáculo y ganara prosaicamente la vida". (ThéophileGautíer. Histoire du nmumtisme, citado por Lidsky op. cit, p. 20).99 G. Flaubert, Cofresponámce, passím, citado por A. Cassane, op. at.,j>. 181. SegúnMaximeDucamp (Souvenirs Uttéraires, citado por A. Cassagne, ibid.), Flaubert "habría querido una suerte<strong>de</strong> mandarinato que llamase a la cabeza <strong>de</strong> la nación a los hombres mis inteligentes".110


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualacercarse a los "burgueses" cuando se sienten amenazados en cuantoartistas o en cuanto burgueses por los "<strong>de</strong>sclasados" <strong>de</strong> la bohéme, quienespropician el arte por el arte se proclaman solidarios con todo aquél quesea rechazado o excluido por la brutalidad <strong>de</strong> los intereses y <strong>de</strong> losprejuicios burgueses: el escritor bohémien, el pintor muerto <strong>de</strong> hambre,el saltimbanqui, el noble venido a menos, la "sirvienta <strong>de</strong> gran corazón"y tal vez especialmente la prostituta, que en cierto sentido encarnasimbólicamente la relación <strong>de</strong>l artista con el mercado. En el burguésodian el cliente inhallable, <strong>de</strong>seado , y a la vez <strong>de</strong>spreciado, que losrechaza tanto cuanto ellos lo rechazan; pero que ellos rechazan sólo encuanto son rechazados por él. En el interior <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual, quees el primer horizonte <strong>de</strong> todos los conflictos estéticos y políticos, esteodio se renueva en el odio por los "artistas burgueses", competidores<strong>de</strong>sleales que obtienen el suceso inmediato y las consagracionesburguesas solo en cuanto reniegan <strong>de</strong> sí como escritores: "Hay una solacosa mil veces más peligrosa que los burgueses -dice Bau<strong>de</strong>laire en lasCuriosida<strong>de</strong>s estéticas- el artista burgués, creado para interponerse entreel artista y el genio y escon<strong>de</strong>r uno al otro (...) Si se lo suprimiera, elalmacenero alzaría en triunfo a Eugene Delacroix". Del mismo modo,en otros momentos, el <strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong> los artistas profesionales por elproletariado literario, celoso <strong>de</strong> sus éxitos y <strong>de</strong> su arte, inspira, en otrosmomentos, la imagen que los sostenedores <strong>de</strong>l "arte por el arte" se hacen<strong>de</strong> la "plebe": "Comprendí que nuestro prefacio a Henriette Maréchalhabía matado su piece. ¡Qué importa! Tengo conciencia <strong>de</strong> haber dicho laverdad, <strong>de</strong> haber <strong>de</strong>nunciado la tiranía que las cervecerías y la bohemiaejercen sobre todos los trabajadores pulcros, sobre todas las personas<strong>de</strong> talento que no se <strong>de</strong>jan arrastrar por los bo<strong>de</strong>gones; <strong>de</strong> haber<strong>de</strong>nunciado el nuevo socialismo que en literatura continúa en alta vozla manifestación <strong>de</strong>l 20 <strong>de</strong> marzo lanzando su grito <strong>de</strong> guerra: 'Abajolos guantes'" 10 °. "Será un prejuicio, pero creo que para ser un hombre<strong>de</strong> talento es necesario ser un gentilhombre y un burgués respetable.Pienso esto juzgando a Flaubert y a nosotros mismos en comparación100 E. Y J. Goncourt, Jounal 5 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1865, citado en Lidsky. op. cit, p. 27.111


Pierre Bordieucon los gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la bohemia, con su novelista Murger, su históricoMouselet, su poeta Banville." m Los escritores <strong>de</strong>l arte por el arte secomprometen o simpatizan con la revolución en 1848, se inclinan a laindiferencia o al conservadurismo político en el Segundo Imperio ysobre todo durante la Comuna. Pero sus oscilaciones y palinodias<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n siempre y solamente <strong>de</strong> la transformación estructural <strong>de</strong> larelación entre fracción intelectual y fracciones dominantes, correlativaa la transformación <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> fuerza entre las clases: en unacategoría <strong>de</strong> dominantes-dominados, caracterizada por el equilibrioinestable entre la posición <strong>de</strong> DOMINANTE- dominado y la <strong>de</strong>dominante-DOMINADO, tal transformación inclina la balanza haciauna u otra posición y hacia tomas <strong>de</strong> posición relativas, conservadoraso "revolucionarias".Artistas que se oponen con igual firmeza tanto al "arte burgués"<strong>de</strong> Paul Kock, Octave Feuillet, Scribe o Casimir Delavigne, como a la"ruindad socialista" (según la expresión <strong>de</strong> Flaubert a propósito <strong>de</strong> losescritores <strong>de</strong> Proudhon sobre arte), sólo en el arte por el arte y en laescritura por la escritura pue<strong>de</strong>n encontrar un modo <strong>de</strong> resolver lacontradicción interna a su proyecto <strong>de</strong> escribir rechazando toda funciónsocial, es <strong>de</strong>cir, todo contenido marcado socialmente. Al mismo tiempoesta teoría, al afirmar el dominio exclusivo (en el doble sentido <strong>de</strong>ltérmino) <strong>de</strong> los artistas sobre el arte, y al reivindicar el monopolio absoluto<strong>de</strong> la competencia propiamente artística, revierte simbólicamente la relaciónobjetiva entre fracción dominante y fracción <strong>de</strong> los artistas e intelectuales: elprecio que éstos <strong>de</strong>ben pagar por la autonomía que les es concedida consiste enestar confinados a prácticas puramente simbólicas, ya sea simbólicamenterevolucionarias o revolucionariamente simbólicas} 01 El culto <strong>de</strong>l estilo por el101 E. y J. Goncourt, Journal, 17 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1868, ibi<strong>de</strong>m.102 Rechazando por filisteas las fracciones no intelectuales <strong>de</strong> la burguesía y consagrándolasa la indignidad cultural -algo que el arte prece<strong>de</strong>nte no habla hecho jamás, al menos en talmedida- el arte puro afirma la pretensión <strong>de</strong>l artista a reinar sobre el arte sin concesiones y almismo tiempo una intención <strong>de</strong> revancha simbólica: "No sé si en francés existe una página <strong>de</strong>prosa más bella! ¡Espléndida! Y estoy seguro que le burgués no entien<strong>de</strong> ni una jota. ¡Mejor!" (G.Flaubert, carta a Renán a propósito <strong>de</strong> la oración sobre la Acrópolis, Correspóndanse, IV, citadopor A. Cassagne, op. cit, p. 394).112


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualestilo mismo equivalente en el <strong>campo</strong> estético <strong>de</strong>l indiferentismo políticoy <strong>de</strong>l rechazo, alejado y distante, <strong>de</strong> cualquier "compromiso". En suorigen este culto se constituye contra las tomas <strong>de</strong> posición <strong>de</strong> losescritores y <strong>de</strong> los artistas que preten<strong>de</strong>n asumir explícitamente unafunción social, ya sea que se trate <strong>de</strong> glorificar los valores burgueses o<strong>de</strong> divulgar en las masas los principios republicanos y socialistas. 103 Elarte por el arte, o sea el arte por el artista, hehco sin otra materia más queel arte mismo y <strong>de</strong>stinado sólo a la comunidad artística, es un arte paranada, un arte sobre nada, como dice expresamente un texto <strong>de</strong> Flaubertcitado a menudo: " Lo que me parece bello, lo que me gustaría hacer, esun libro sobre nada, un libro sin conexiones con lo exterior, que sesostenga por sí mismo por la fuerza interna <strong>de</strong>l estilo, tal como la tierrase sostiene en el aire sin sostén, un libro casi objeto, o don<strong>de</strong> al menosel tema fuera invisible, si se pue<strong>de</strong>. Las obras más bellas son aquéllas enlas que hay menos materia (...) don<strong>de</strong> el estilo es <strong>de</strong> por sí una maneraabsoluta <strong>de</strong> ver las cosas". 104 La metáfora revela involuntariamente quela utopía <strong>de</strong> la "intelligentsia sin puntos <strong>de</strong> referencia ni raíz" supone laignorancia <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> <strong>de</strong> fuerzas <strong>de</strong> las que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n también lasprácticas y las i<strong>de</strong>ologías <strong>de</strong> los intelectuales, fuerzas que jamás serevelan tan claramente como cuando se las intenta <strong>de</strong>sesperadamentenegar. ¿Qué otra cosa es en efecto el principio <strong>de</strong> la escritura reducida apuro ejercicio <strong>de</strong> estilo, si no la voluntad encarnizada <strong>de</strong> proscribir <strong>de</strong>ldiscurso todas las marcas soáales, comenzando por las "i<strong>de</strong>as adquiridas",lugares comunes don<strong>de</strong> todo un grupo se encuentra para afirmar la103 "Me meto en mi agujero y aunque se venga el mundo abajo, no me muevo. La acción, cuandono es <strong>de</strong>mente, me resulta cada vez más antipática" (G. Flaubert, carta <strong>de</strong>l 4 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong>1850, citada por F. Lidsky, op.cit, p. 34). "Los ciudadanos que se acaloran a favor o en contra <strong>de</strong>limperio o la república me parecen tan útiles como aquellos que discutían sobre la gracia eficazo la gracia eficiente. ¡La política ha muerto, como la teología! (C. Flaubert, carta a George Sand,fines <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1869, citada por Lidsky; ibi<strong>de</strong>m)104 G. Flaubert, Correspóndanse, carta a Louise Colet, 16 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1852. En una carta <strong>de</strong>l15 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1839 pue<strong>de</strong> leerse: "Pensaba que me habría hecho pensar, y ¡diablos!, no pensé nada.Me fastidiaba pero no es culpa mía, no tengo el espíritu <strong>de</strong>l filósofo <strong>de</strong> un Cousin o un FierreLeroux, <strong>de</strong> un Brillat-Savarin o un Lacemaire". O aún: "La estupi<strong>de</strong>z consiste en querer sacarconclusiones. ¿Qué espíritu con un poco <strong>de</strong> vigor ha sacado jamás conclusiones? Gocemos <strong>de</strong>lcuadro, es igualmente bueno" (citado por A. Cassagne, op.cit, 263).113


Pierre Bordieupropia unidad reafirmando los propios valores y creendas, y don<strong>de</strong>inevitablemente quien los profesa pone al <strong>de</strong>scubierto la propia posidónsocial y la propia i<strong>de</strong>ntificadón satisfactoria con ella?El arte "puro" es el resultado inevitable <strong>de</strong>l esfuerzo por vadar eldiscurso <strong>de</strong> todo lo social "no pensado", es <strong>de</strong>dr, variarlo tanto <strong>de</strong> losautomatismos <strong>de</strong>l lenguaje, como <strong>de</strong> las significadones cosificadas quetienen en el lenguaje su vehículo. Flaubert rechaza lo que llama "estupi<strong>de</strong>z"(y que Sartre, en la época <strong>de</strong> El ser y la nada, llamará "espíritu serio"), o seala adhesión indiscutida y tranquila a las criaturas católicas o volterianas,materialistas o espiritualistas en las cuales y a través <strong>de</strong> las cuales sereconocen las diversas fracciones dominantes. Pero este rechazo llevanecesariamente a un discurso que, exduyendo cualquier preten<strong>de</strong>r hablarnegándose a <strong>de</strong>dr algo, significa <strong>de</strong>dicarse a hablar para no <strong>de</strong>cir nada, ahablar para <strong>de</strong>dr la nada, a hablar por hablar, en resumen, al culto <strong>de</strong> lapura forma. 105 En este punto ya está abierto el camino hada una verda<strong>de</strong>ray propia investigación estética, estimulada o <strong>de</strong>terminada por lacompetenda entre los artistas por obtener el reconocimiento <strong>de</strong> la originalidad,en consecuenda, <strong>de</strong> la rareza y <strong>de</strong>l valor propiamente estético <strong>de</strong>l productoy <strong>de</strong> su productor. La lógica <strong>de</strong> la diferendadón respecto <strong>de</strong> los otros, quecara<strong>de</strong>riza en modo específico el <strong>campo</strong> intelectual y artístico, con<strong>de</strong>na alos escritores y a los artistas a romper continuamente con las normasestéticas en vigor, es <strong>de</strong>dr las únicas que los consumidores potencialesdominan, si se excluyen los otros artistas, los que tienen predisposidón aenten<strong>de</strong>r si no las nuevas obras así produddas, al menos su intenrión <strong>de</strong>ruptura con las normas en vigor.En cuanto bienes simbólicos, las obras ofrecidas tienen lacaracterística específica <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r ser consumidas sólo por quien poseeel código necesario para <strong>de</strong>scifrarlas (es <strong>de</strong>cir, posee las categorías <strong>de</strong>percepción y <strong>de</strong> apreciación que se adquieren frecuentando obrasproducidas en conformidad a tales categorías). En consecuencia, cuanto105 Una lógica análoga impulsa a la pintura mo<strong>de</strong>rna a abrir en el lenguaje mismo <strong>de</strong> la obrauna interrogación sobre el lenguaje, ya sea <strong>de</strong>struyendo metódicamente ciertas formasconvencionales <strong>de</strong>l mismo, ya sea usando en modo ecléctico o casi paródico ciertas formas <strong>de</strong>expresión tradicionalmente exclusivas, ya sea con el simple <strong>de</strong>sencanto que produce la atencióndirigida a la forma en sí misma.114


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualmás obe<strong>de</strong>ce la producción artística exclusivamente a las exigenciasinternas <strong>de</strong> la comunidad <strong>de</strong> los artistas, tanto más las obras ofrecidassuperan las capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> recepción <strong>de</strong> los consumidores potenciales(es <strong>de</strong>cir, los "burgueses"), precisamente porque son producidas negandolas normas <strong>de</strong> producción prece<strong>de</strong>ntes y las correspondientes categorías.Resulta consecuentemente mucho más probable un <strong>de</strong>sfasaje temporalentre el momento <strong>de</strong> la oferta y el <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda. La mística <strong>de</strong> la salvaciónen el más allá y el tema <strong>de</strong>l "artista maldito" podrían ser una nuevatraducción i<strong>de</strong>ológica <strong>de</strong> la contradicción que inquieta a este nuevo modo<strong>de</strong> producción y <strong>de</strong> circulación <strong>de</strong> los bienes artísticos: los propiciadores<strong>de</strong>l arte por el arte, obligados a producirse <strong>de</strong> alguna manera su propiomercado, están <strong>de</strong>stinados a una remuneración diferida, a diferencia <strong>de</strong>los "artistas burgueses" que pue<strong>de</strong>n contar con un mercado inmediato.Los sostenedores <strong>de</strong>l arte por el arte, en virtud <strong>de</strong> su posición enla estructura <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual, estaban predispuestos a sentir y aexpresar <strong>de</strong> manera particularmente aguda las contradicciones inherentesa la posición <strong>de</strong> todos los artistas en la estructura <strong>de</strong> las clases dominantes.Del mismo modo Flaubert, cuyas tomas <strong>de</strong> posición estéticas y políticasson directamente intercambiables con las <strong>de</strong> los escritores que seencuentran en la misma posición 106 y que tienen en común con ellos,total o parcialmente, las características fundamentales <strong>de</strong>l origen y <strong>de</strong> laformación, 107 estaba <strong>de</strong> alguna manera predispuesto a entrar en el106 La admirable obra <strong>de</strong> A. Cassagne (ya citada) da una prueba aplastante <strong>de</strong> ello ya porefecto <strong>de</strong> su misma disposición temática (cfr. por ejemplo los juicios sobre el sufragio universalo sobre la instrucción popular en págs. 195 y 198).107 Sólo la hipótesis <strong>de</strong> la "armonía preestablecida" entre la posición y quien la ocupa, entreelprofesionaly su profesión, permite compren<strong>de</strong>r las numerosísimas coinci<strong>de</strong>ncias que se observanen las características sociales y escolásticas <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la escuela <strong>de</strong>l arte por el arte: casitodos ellos provenientes <strong>de</strong> familias <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s médicos <strong>de</strong> provincia (Bouilhet, Flaubert,Fromentin) o <strong>de</strong> nobles provincianos menores fThéodore <strong>de</strong> Banville, Barbey d'Aurevüly, losGoncourt), han casi todos seguido o emprendido estudios <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho (<strong>de</strong> Nanville, Barbeyd'Aurevilly, Bau<strong>de</strong>laire, Flaubert, Fromentin, Leconte <strong>de</strong> Lisie) y los biógrafos observan quepara uno u otro <strong>de</strong> ellos el padre "quería una posición social alta", o "quería que fuera médico".Son indicaciones escasas que <strong>de</strong>berían ser precisadas con observaciones más profundas. Pero sepue<strong>de</strong> observar que los "artistas burgueses" parecen provenir <strong>de</strong> la burguesía "<strong>de</strong> negocios" másque <strong>de</strong> la burguesía "intelectual", mientras que los sostenedores <strong>de</strong>l arte social, especialmenteluego <strong>de</strong> 1850, provienen en buena parte <strong>de</strong> las clases medias y aun populares.115


Pierre Bordieu<strong>campo</strong> <strong>de</strong>l arte por el arte. Veamos porqué. La estructura <strong>de</strong> la relaciónentre la fracción <strong>de</strong> los artistas y las fracciones dominantes tiene unaevi<strong>de</strong>nte homología con la estructura <strong>de</strong> la relación que Flaubert mantiene<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el comienzo con su propia familia y que más tar<strong>de</strong> tendrá con lapropia clase <strong>de</strong> origen y con el porvenir objetivo que <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> ella através <strong>de</strong> la relación vivida con el padre y con el hermano mayor. Por lamisma razón, el análisis <strong>de</strong> la posición (y <strong>de</strong> las tomas <strong>de</strong> posición) <strong>de</strong> laescuela <strong>de</strong>l arte por el arte en su conjunto nos da informaciones respecto <strong>de</strong>las cuales aun las informaciones sociológicamente más pertinentesobtenidas por Sartre en la biografía <strong>de</strong> Flaubert resultan <strong>de</strong> alguna maneraredundantes. Redundante la relación <strong>de</strong> Flaubert con su ambiente familiar,con su clase <strong>de</strong> origen y en general con sus educadores, basada segúnSartre en el resentimiento <strong>de</strong>l niño y <strong>de</strong>l escolar incomprendido: "Está<strong>de</strong>ntro y afuera (...). Mientras esta burguesía se le presenta como ambientefamiliar, simultáneamente continúa exigiendo que lo reconozca y loacepte". 11 * "Excluido y comprometido, víctima y cómplice, sufre por suexclusión y al mismo tiempo por su complicidad." 109 He aquí toda larelación <strong>de</strong> los artistas y <strong>de</strong> los sostenedores <strong>de</strong>l arte por el arte en particular,con las fracciones dominantes. Redundante también la relación <strong>de</strong>Gustave con su hermano Aquiles, quien realiza objetivamente laperspectiva objetiva <strong>de</strong> carrera acor<strong>de</strong> a su categoría: "Aquiles, el hermanomayor cubierto <strong>de</strong> honores, el joven here<strong>de</strong>ro imbécil que se alegra conuna herencia inmerecida, el médico que razona gravemente junto alcabezal <strong>de</strong> un moribundo que no sabe salvar, el ambicioso que quiere elpo<strong>de</strong>r y se contentará con la legión <strong>de</strong> honor (...). Así pasará a ser Henry alfinal <strong>de</strong> la primera Education: (...) el porvenir es suyo, esa es la gente que sevuelve po<strong>de</strong>rosa". 110 Aqví está toda la relación <strong>de</strong> los sostenedores <strong>de</strong>l artepor el arte con los artistas burgueses "cuyo éxito, fama clamorosa y tambiénlas ganancias alguna vez envidiaron". 111Si se observa en cambio bajo qué condiciones específicas losmiembros <strong>de</strong> la Escuela <strong>de</strong>l arte por el arte podían ocupar su posición en108 J.P. Sartre, op.cit.p. 1933.109 Ibi<strong>de</strong>m, p. 1949.110 Ibi<strong>de</strong>m, p. 1943-1944.111 A. Cassagne, op. ct't.,p.l39.116


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualel <strong>campo</strong>, se ve que su característica biográfica más importante era, sinlugar a dudas, ser burgueses y burgueses "<strong>de</strong>sviados" más que<strong>de</strong>sclasados. 112 Es necesario ser burgueses, disponer pues <strong>de</strong> las reservasnecesarias para po<strong>de</strong>r resistir a las incitaciones directas <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manday esperar las remuneraciones materiales simbólicas necesariamentediferidas (a menudo hasta los últimos años <strong>de</strong> vida y aun más) que elmercado <strong>de</strong> los bienes simbólicos pue<strong>de</strong> ofrecer a los artistas que noaceptan plegarse a las exigencias inmediatas <strong>de</strong>l público burgués:"Flaubert -dice Théophile Gautier- ha sido mejor que nosotros, tuvo lainteligencia <strong>de</strong> venir al mundo con un cierto patrimonio, algo absolutamenteindispensable para quien quiera hacer arte." 113 No es casual que lospintores y los escritores más innovadores <strong>de</strong>l siglo XIX provengan ensu mayoría <strong>de</strong> las clases privilegiadas: probablemente sus familias yellos mismos eran más aptos y estaban mejor dispuestos a afrontar lainversión riesgosa y a largo término propia <strong>de</strong> quien empren<strong>de</strong> unacarrera <strong>de</strong> artista. Es significativo que Manet y Degas, provenientes <strong>de</strong>la gran burguesía parisina, no hayan tenido que sufrir <strong>de</strong> sus padres lasadvertencias y las amenazas apenas veladas con las que los padres <strong>de</strong>Cézanne y Monet, pertenecientes respectivamente a la media y pequeñaburguesía <strong>de</strong> provincia, acompañaban sus envíos <strong>de</strong> dinero.Por otra parte, también era necesario ser un burgués "<strong>de</strong>sviado",es <strong>de</strong>cir, en ruptura con las normas y los valores <strong>de</strong> la propia clase ysobre todo con las perspectivas <strong>de</strong> carrera objetivamente dispuesto arespon<strong>de</strong>r a las expectativas <strong>de</strong>l público burgués y, <strong>de</strong> todas maneras,ser simultáneamente poco capaz <strong>de</strong> satisfacerlo, como testimonian proejemplo los fracasos teatrales <strong>de</strong> los sostenedores <strong>de</strong>l arte por el arte.112 Todo parece indicar que precisamente por carecer <strong>de</strong> las protecciones y <strong>de</strong> las garantías<strong>de</strong> que disponían los escritores <strong>de</strong> la boheme, provenientes <strong>de</strong> las clases medias y provistos <strong>de</strong>una formación escolar menos completa, terminaron cediendo a las incitaciones <strong>de</strong>l mercado,sacrificando a formas <strong>de</strong> arte menos exigentes pero más remunerativas.113 Otado por A. Cassagne, op. ci t. P. 218. Flaubert, Th. Gautier y Th. De Banville pertenecena familias <strong>de</strong> buena posición, con un nivel <strong>de</strong> vida cómodo, y cuando no son administradoresmediocres o malos <strong>de</strong> sus propios patrimonios (como Bau<strong>de</strong>laire y Gautier), son casi ricos.Ciertamente, Leconte <strong>de</strong> Lisie, Louis Ménard, Bouilhet atravesaron períodos duros y tuvieronuna juventud difícil, pero luego mejoró su situación (A. Cassagne op. cit, p. 333).117


Para explicar esta especie <strong>de</strong> armonía preestablecida entreposiciones ofrecidas por el <strong>campo</strong> y quienes las han ocupado, no esnecesario invocar el esfuerzo <strong>de</strong> la conciencia o la iluminación intuitivaque suele llamarse "vocación".La vocación es simplemente la transfiguración i<strong>de</strong>ológica <strong>de</strong> larelación objetiva que se establece entre una categoría <strong>de</strong> agentes y unestado <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda objetiva, o si se quiere, <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo.Un <strong>de</strong>terminado tipo <strong>de</strong> condiciones objetivas, que implicanun cierto tipo <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s objetivas, es interiorizado por unacategoría <strong>de</strong> agentes y produce en ellos un sistema <strong>de</strong> disposiciones através <strong>de</strong> las cuales su relación objetiva con el mercado <strong>de</strong> trabajo setraduce en una carrera.No hay práctica tan <strong>de</strong>liberada y tan inspirada que no tengaobjetivamente en cuenta el sistema <strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s e imposibilida<strong>de</strong>sobjetivas que <strong>de</strong>finen el porvenir objetivo y colectivo <strong>de</strong> una clase.Este sistema resulta luego especificado por factores secundarios,que <strong>de</strong>terminan un tipo particular <strong>de</strong> <strong>de</strong>sviación respecto <strong>de</strong>l haz <strong>de</strong>trayectorias características <strong>de</strong> la clase: por ejemplo en el caso <strong>de</strong> Flaubert,"burgués <strong>de</strong>sviado", la <strong>de</strong>sviación está dada por la relación con el padre,en la que se sintetizan todas las características específicas <strong>de</strong> lascondiciones primarias <strong>de</strong> formación (posición <strong>de</strong> hijo menor, estudiossecundarios mediocres respecto <strong>de</strong> los <strong>de</strong>l hermano, etc.). A través <strong>de</strong> larelación con el padre se constituye pues el principio inconsciente <strong>de</strong> laactitud práctica <strong>de</strong> Flaubert no solo respecto <strong>de</strong> sus posibilida<strong>de</strong>sindividuales y <strong>de</strong> aquéllas objetivamente ligadas a su clase social, sinotambién respecto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>fasaje entre unas y otras, <strong>de</strong>fasaje a la vezrechazado y asumido, combatido y reivindicado.El principio unificador y generador <strong>de</strong> todas las prácticas, y enparticular <strong>de</strong> las orientaciones habitualmente <strong>de</strong>scritas como "elecciones"<strong>de</strong> la "vocación" o directamente como efectos <strong>de</strong> la "toma <strong>de</strong> conciencia",no es otro que élhabitus, sistema <strong>de</strong> disposiciones inconscientes producidopor la interiorización <strong>de</strong> estructuras objetivas. Como lugar geométrico<strong>de</strong> los <strong>de</strong>terminismos objetivos y <strong>de</strong> las esperanzas subjetivas, el habitustien<strong>de</strong> a producir prácticas (y en consecuencia carreras) objetivamenteadherentes a las estructuras objetivas.118


ALGUNAS PROPIEDADES DE LOS CAMPOS*Los <strong>campo</strong>s se presentan para la aprehensión sincrónica comoespacios estructurados <strong>de</strong> posiciones (o <strong>de</strong> puestos) cuyas propieda<strong>de</strong>s<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> su posición en dichos espacios y pue<strong>de</strong>n analizarse enforma in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> las características <strong>de</strong> sus ocupantes (en parte<strong>de</strong>terminados por ellas). Existen leyes generales <strong>de</strong> los <strong>campo</strong>s: <strong>campo</strong>s tandiferentes como el <strong>de</strong> la política, el <strong>de</strong> la filosofía o el <strong>de</strong> la religióntienen leyes <strong>de</strong> funcionamiento invariantes (gracias a esto el proyecto<strong>de</strong> una teoría general no resulta absurdo y ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora es posibleutilizar lo que se apren<strong>de</strong> sobre el funcionamiento <strong>de</strong> cada <strong>campo</strong> enparticular para interrogar e interpretar a otros <strong>campo</strong>s, con lo cual selogra superar la antinomia mortal <strong>de</strong> la monografía i<strong>de</strong>ográfica y <strong>de</strong> lateoría formal y vacía). Cada vez que se estudia un nuevo <strong>campo</strong>, ya seael <strong>de</strong> la filología <strong>de</strong>l siglo XIX, el <strong>de</strong> la moda <strong>de</strong> nuestros días o el <strong>de</strong> lareligión en la Edad Media, se <strong>de</strong>scubren propieda<strong>de</strong>s específicas, propias<strong>de</strong> un <strong>campo</strong> en particular, al tiempo que se contribuye al progreso<strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> los mecanismos universales <strong>de</strong> los <strong>campo</strong>s que seespecifican en función <strong>de</strong> variables secundarias. Por ejemplo, <strong>de</strong>bido alas variables nacionales, ciertos mecanismos genéricos, como la lucha* Conferencia dirigida a un grupo <strong>de</strong> filólogos e historiadores <strong>de</strong> la literatura, en la Ecolenórmale supérieure en noviembre <strong>de</strong> 1976.119


Pierre Bordieuentre pretendientes y dominantes, toman formas diferentes. Pero sabemosque en cualquier <strong>campo</strong> encontraremos una lucha, cuyas formasespecíficas habrá que buscar cada vez, entre el recien llegado que trata<strong>de</strong> romper los cerrojos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> entrada, y el dominante que trata<strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su monopolio y <strong>de</strong> excluir a la competencia.Un <strong>campo</strong> -podría tratarse <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> científico- se <strong>de</strong>fine, entreotras formas, <strong>de</strong>finiendo aquello que está en juego y los interesesespecíficos, que son irreductibles a lo que se encuentra enjuego en otros<strong>campo</strong>s o a sus intereses propios (no será posible atraer a un filósofocon lo que es motivo <strong>de</strong> disputa entre geógrafos) y que no percibiráalguien que no haya sido construido para entrar en ese <strong>campo</strong> (cadacategoría <strong>de</strong> intereses implica indiferencia hacia otros intereses, otrasinversiones, que serán percibidos como absurdos, irracionales, o sublimesy <strong>de</strong>sinteresados). Para que funcione un <strong>campo</strong>, es necesario quehaya^Jgo en juego y gente dispuesta a jugar, que esté: dotada <strong>de</strong> loshabitus que implican el conocimiento y reconocimiento <strong>de</strong> las leyesinmanentes al juego, <strong>de</strong> lo que está en juego, etcétera.Un habitus <strong>de</strong> filólogo es a la vez un "oficio", un cúmulo <strong>de</strong>técnicas, <strong>de</strong> referencias, un conjunto <strong>de</strong> "creencias", como la propensióna conce<strong>de</strong>r tanta importancia a las notas al pie como al texto, propieda<strong>de</strong>sque <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la historia (nacional e internacional) <strong>de</strong> la disciplina,<strong>de</strong> su posición (intermedia) en la jerarquía <strong>de</strong> las disciplinas, y queson a la vez condición para que funcione el <strong>campo</strong> y el producto <strong>de</strong>dicho funcionamiente (aunque no <strong>de</strong> manera integral: un <strong>campo</strong> pue<strong>de</strong>limitarse a recibir y consagrar cierto tipo <strong>de</strong> habitus que ya está más omenos constituido).La estructura <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> es un estado <strong>de</strong> la relación <strong>de</strong> fuerzasentre los agentes o las instituciones que intervienen en la lucha o, siuste<strong>de</strong>s prefieren, <strong>de</strong> la distribución <strong>de</strong>l capital específico que ha sidoacumulado durante luchas anteriores y que orienta las estrategias ulteriores.Esta misma estructura, que se encuentra en la base <strong>de</strong> las estrategiasdirigidas a transformarla, siempre está en juego: las luchas queocurren en el <strong>campo</strong> ponen en acción al monopolio <strong>de</strong> la violencialegítima (autoridad específica) que es característico <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> consi<strong>de</strong>-120


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualrado, esto es, en <strong>de</strong>finitiva,, la conservación o subversión <strong>de</strong> la estructura<strong>de</strong> la distribución <strong>de</strong>l capital específico. (Hablar <strong>de</strong> capital específicosignifica que el capital vale en relación con un <strong>campo</strong> <strong>de</strong>terminado, es<strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los límites <strong>de</strong> este <strong>campo</strong>, y que sólo se pue<strong>de</strong> convertiren otra especie <strong>de</strong> capital <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ciertas condiciones. Basta con pensar,por ejemplo, en el fracaso <strong>de</strong> Cardin cuando quiso transferir a laalta cultura un capital acumulado en la alta costura: hasta el último <strong>de</strong>los críticos <strong>de</strong> arte sentía la obligación <strong>de</strong> afirmar su superioridad estructuralcomo miembro <strong>de</strong> un <strong>campo</strong> que era estructuralmente máslegítimo, diciendo que todo lo que hacia Cardin en cuanto a arte legítimoera pésimo e imponiendo así a su capital la tasa <strong>de</strong> cambio más<strong>de</strong>sfavorable.)Aquellos que, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un estado <strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> la relación <strong>de</strong>fuerzas, monopolizan (<strong>de</strong> manera más o menos completa) el capitalespecífico, que es el fundamento <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r o <strong>de</strong> la autoridad específicacaracterística <strong>de</strong> un <strong>campo</strong>, se inclinan hacia estrategias <strong>de</strong> conservación-las que, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los <strong>campo</strong>s <strong>de</strong> producción <strong>de</strong> bienes culturales,tien<strong>de</strong>n a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la ortodoxia-, mientras que los que disponen <strong>de</strong> menoscapital (que suelen ser también los recién llegados, es <strong>de</strong>cir, por logeneral, los más jóvenes) se inclinan a utilizar estrategias <strong>de</strong> subversión:las <strong>de</strong> la herejía. La herejía, la heterodoxia, como ruptura crítica,que está a menudo ligada a la crisis, junto con la doxa, es la que obliga alos dominantes a salir <strong>de</strong> su silencio y les impone la obligación <strong>de</strong>producir el discurso <strong>de</strong>fensivo <strong>de</strong> la ortodoxia, un pensamiento <strong>de</strong>rechoy <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechas que trata <strong>de</strong> restaurar un equivalente <strong>de</strong> la adhesiónsilenciosa <strong>de</strong> la doxa.Otra propiedad ya menos visible <strong>de</strong> un <strong>campo</strong>: toda la gentecomprometida con un <strong>campo</strong> tiene una cantidad <strong>de</strong> intereses fundamentalescomunes, es <strong>de</strong>cir, todo aquello que está vinculado con laexistencia misma <strong>de</strong>l <strong>campo</strong>; <strong>de</strong> allí que surja una complicidad objetivaque subyace en todos los antagonismos. Se olvida que la lucha presuponeun acuerdo entre los antagonistas sobre aquello por lo cual merece lapena luchar y que queda reprimido en lo ordinario, en un estado <strong>de</strong>doxa, es <strong>de</strong>cir, todo lo que forma el <strong>campo</strong> mismo, el juego, las apuestas,121


Pierre Bordieutodos los presupuestos que se aceptan tácitamente, aun sin saberlo, porel mero hecho <strong>de</strong> jugar, <strong>de</strong> entrar en el juego. Los que participan en lalucha contribuyen a reproducir el juego, al contribuir, <strong>de</strong> manera más omenos completa según los <strong>campo</strong>s, a producir la creencia en el valor <strong>de</strong>lo que está enjuego. Los recién llegados tienen que pagar un <strong>de</strong>recho <strong>de</strong>admisión que consiste en reconocer el valor <strong>de</strong>l juego (la selección ycooptación siempre prestan mucha atención a los índices <strong>de</strong> adhesión aljuego, <strong>de</strong> inversión) y en conocer (prácticamente) ciertos principios <strong>de</strong>funcionamiento <strong>de</strong>l juego. Ellos están con<strong>de</strong>nados a utilizar estrategias<strong>de</strong> subversión, pero éstas <strong>de</strong>ben permanecer <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ciertos límites,so pena <strong>de</strong> exclusión. En realidad, las revoluciones parciales que se efectúancontinuamente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los <strong>campo</strong>s no ponen en tela <strong>de</strong> juicio losfundamentos mismos <strong>de</strong>l juego, su axiomática fundamental, el zócalo<strong>de</strong> creencias últimas sobre las cuales reposa todo el juego. Por el contrario,en los <strong>campo</strong>s <strong>de</strong> producción <strong>de</strong> bienes culturales, como la religión,la literatura o el arte, la subversión herética afirma ser un retorno a losorígenes, al espíritu, a la verdad <strong>de</strong>l juego, en contra <strong>de</strong> la banalizacióny <strong>de</strong>gradación <strong>de</strong> que ha sido objeto. (Uno <strong>de</strong> los factores que protegelos diversos juegos <strong>de</strong> las revoluciones totales, capaces <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir nosólo a los dominantes y la dominación, sino al juego mismo, es precisamentela magnitud misma <strong>de</strong> la inversión, tanto en tiempo como enesfuerzo, que supone entrar en el juego y que, al igual que las pruebas<strong>de</strong> los ritos <strong>de</strong> iniciación, contribuye a que resulte inconcebible prácticamentela <strong>de</strong>strucción simple y sencilla <strong>de</strong>l juego. Así es como sectorescompletos <strong>de</strong> la cultura -ante filólogos, no puedo <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> pensar en lafilología- se salvan gracias a lo que cuesta adquirir los conocimientosnecesarios aunque sea para <strong>de</strong>struirlos formalmente.)A través <strong>de</strong>l conocimiento práctico que se exige tácitamente alos recién llegados, están presentes en cada acto <strong>de</strong>l juego toda su historiay todo su pasado. No por casualidad uno <strong>de</strong> los indicios más claros<strong>de</strong> la constitución <strong>de</strong> un <strong>campo</strong> es -junto con la presencia en la obra <strong>de</strong>huellas <strong>de</strong> la relación objetiva (a veces incluso consciente) con otrasobras, pasadas o contemporáneas- la aparición <strong>de</strong> un cuerpo <strong>de</strong> conservadores<strong>de</strong> vidas -los biógrafos- y <strong>de</strong> obras -los filólogos, los historia-122


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualdores <strong>de</strong> arte y <strong>de</strong> literatura, que comienzan a archivar los esbozos, laspruebas <strong>de</strong> imprenta o los manuscritos, a "corregirlos" (el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong>"corrección" es la violencia legítima <strong>de</strong>l filólogo), a <strong>de</strong>scifrarlos, etcétera-;toda esta gente que está comprometida con la conservación <strong>de</strong> loque se produce en el <strong>campo</strong>, su interés en conservar y conservarseconservando. Otro indicio <strong>de</strong>l funcionamiento <strong>de</strong> un <strong>campo</strong> como tal esla huella <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> en la obra (e incluso en la vida <strong>de</strong>lproductor). Habría que analizar, como prueba a contrario, la historia <strong>de</strong>las relaciones entre un pintor al que se llama "naíf" (es <strong>de</strong>cir, que entróen el <strong>campo</strong> un tanto sin querer, sin pagar <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> admisión niarbitrios...) como lo es Rousseau, y los artistas contemporáneos, comoJarry, Apollinaire o Picasso, que juegan (en el sentido propio <strong>de</strong>l término,con toda clase <strong>de</strong> supercherías más o menos caritativas) al que nosabe jugar el juego, que sueña con realizar un Bouguereau o un Bonnaten la época <strong>de</strong>l futurismo y el cubismo y que rompe el juego, pero sinquerer, o al menos sin saberlo, con total inconciencia, al contrario <strong>de</strong>gente como Duchamp, o incluso Satíe, que conocían lo bastante la lógica<strong>de</strong>l <strong>campo</strong> como para <strong>de</strong>safiarla y explotarla al mismo tiempo. Habríaque analizar también la historia <strong>de</strong> la interpretación posterior <strong>de</strong> laobra, la cual, gracias a la sobreinterpretación, le da entrada en la categoría,es <strong>de</strong>cir, en la historia, y trata <strong>de</strong> convertir a ese pintor aficionado(los principios estéticos <strong>de</strong> su pintura, como la brutal frontalidad <strong>de</strong> losretratos, son los mismos que utilizan los miembros <strong>de</strong> las clases popularesen sus fotografías) en revolucionario consciente e inspirado.Existe el efecto <strong>de</strong> <strong>campo</strong> cuando ya no se pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>runa obra (y el valor, es <strong>de</strong>cir, la creencia, que se le otorga) sin conocer lahistoria <strong>de</strong> su <strong>campo</strong> <strong>de</strong> producción: con lo cual los exégetas, comentadores,intérpretes, historiadores, semiólogos y <strong>de</strong>más filólogos justificansu existencia como únicos capaces <strong>de</strong> explicar la obra y el reconocimiento<strong>de</strong>l valor que se le atribuye. La sociología <strong>de</strong>l arte o <strong>de</strong> la literaturaque remite directamente a las obras a la posición que ocupan en elespacio social (la clase social) sus productores o clientes, sin tomar encuenta su posición en el <strong>campo</strong> <strong>de</strong> producción (una "reducción" que sejustificaría, si acaso, para los "na'íf"), se salta todo lo que le aportan el123


Pierre Bordieu<strong>campo</strong> y su historia, es <strong>de</strong>cir, precisamente todo lo que la convierte enuna obra <strong>de</strong> arte, <strong>de</strong> ciencia o <strong>de</strong> filosofía. Un problema filosófico (ocientífico, etcétera) legítimo es aquel que los filósofos (o los científicos)reconocen (en los dos sentidos) como tal (porque se inscribe en la lógica<strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> y en sus disposiciones históricamente constituidaspara y por la pertenencia al <strong>campo</strong>) y que, por el hecho mismo <strong>de</strong>la autoridad específica que se les reconoce, tiene gran<strong>de</strong>s posibilida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> ser ampliamente reconocido como legítimo. También en este caso esmuy revelador el ejemplo <strong>de</strong> los "naifs". Es gente que, en nombre <strong>de</strong>una problemática que ignoraba por completo, se ha visto lanzada a unaposición <strong>de</strong> pintor o escritor (y revolucionario, a<strong>de</strong>más...): las asociacionesverbales <strong>de</strong> Jean-Pierre Brisset, sus largas series <strong>de</strong> ecuaciones <strong>de</strong>palabras, <strong>de</strong> aliteraciones y <strong>de</strong>spropósitos, que él quería remitir a lassocieda<strong>de</strong>s científicas y a las conferencias académicas por un error <strong>de</strong><strong>campo</strong> que prueba su inocencia, habrían quedado como laselucubraciones <strong>de</strong> un <strong>de</strong>mente, que es lo que se consi<strong>de</strong>raron, en unprincipio, si la "patafisica" <strong>de</strong> Jarry, los juegos <strong>de</strong> palabras <strong>de</strong> Apollinaireo <strong>de</strong> Duchamp y la escritura automática <strong>de</strong> los surrealistas, no hubierancreado la problemática que sirvió <strong>de</strong> referencia para que adquirieransentido. Estos poetas-objeto, estos pintores-objeto, estos revolucionariosobjetivos nos permiten observar, aislado, el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> transmutación<strong>de</strong>l <strong>campo</strong>. Este po<strong>de</strong>r se ejerce en la misma medida, aunque <strong>de</strong>manera menos espectacular y mejor fundada, sobre las obras <strong>de</strong> losprofesionales quienes, conociendo el juego, es <strong>de</strong>cir, la historia <strong>de</strong>ljuego y la problemática, saben lo que hacen (lo cual <strong>de</strong> ninguna maneraquiere <strong>de</strong>cir que sean cínicos), <strong>de</strong> tal forma que la necesidad que en ellas<strong>de</strong>scubre la lectura sacralizadora no parece ser tan evi<strong>de</strong>ntemente elproducto <strong>de</strong> una casualidad objetiva (que también lo es, y en la mismamedida, puesto que presupone una milagrosa armonía entre una disposiciónfilosófica y el estado en que se encuentran las expectativas <strong>de</strong>l<strong>campo</strong>). Hei<strong>de</strong>gger es a menudo algo <strong>de</strong> Spengler o Jüngler que hapasado por la retorta <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> filosófico.Las cosas que tiene que <strong>de</strong>cirson muy sencillas: la técnica es la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte; <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>Descartes todo va <strong>de</strong> mal en peor, etcétera. El <strong>campo</strong> o, para ser más124


<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectualexactos, el habitus <strong>de</strong>l profesional ajustado <strong>de</strong> antemano a las exigencias<strong>de</strong>l <strong>campo</strong> (como, por ejemplo, a la <strong>de</strong>finición vigente <strong>de</strong> la problemáticalegítima) funcionará como un instrumento <strong>de</strong> traducción: ser un"revolucionario conservador" <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la filosofía, es revolucionar laimagen <strong>de</strong> la filosofía kantiana mostrando que en la raíz misma <strong>de</strong> ésta,que se presenta como una crítica <strong>de</strong> la metafísica, está la metafísica. Estatransformación sistemática <strong>de</strong> los problemas y los temas no es producto<strong>de</strong> una búsqueda consciente (y calculada o cínica), sino un efectoautomático <strong>de</strong> la pertenencia al <strong>campo</strong> y <strong>de</strong>l dominio <strong>de</strong> la historiaespecífica <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> que ésta implica. Ser filósofo es dominar lo necesario<strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la filosofía como para saber conducirse como filósofo<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> filosófico.Debo insistir una vez más en el hecho <strong>de</strong> que el principio <strong>de</strong> lasestrategias filosóficas (o literarias, etcétera) no es el cálculo cínico, labúsqueda consciente <strong>de</strong> la maximización <strong>de</strong> la ganancia específica, sinouna relación inconsciente entre un habitus y un <strong>campo</strong>. Las estrategias<strong>de</strong> las cuales hablo son acciones que están objetivamente orientadashacia fines que pue<strong>de</strong>n no ser los que se persiguen subjetivamente. Lateoría <strong>de</strong>l habitus está dirigida a fundamentar la posibilidad <strong>de</strong> unaciencia <strong>de</strong> las prácticas que escape a la alternativa <strong>de</strong>l finalismo o elmecanicismo. (La palabra interés, que he empleado varias veces, estambién muy peligrosa porque pue<strong>de</strong> evocar un utilitarismo que es elgrado cero <strong>de</strong> la sociología. Una vez dicho esto, la sociología no pue<strong>de</strong>prescindir <strong>de</strong>l axioma <strong>de</strong>l interés, comprendido como la inversión específicaen lo que está en juego, que es a la vez condición y producto <strong>de</strong> lapertenencia a un <strong>campo</strong>). El habitus, como sistema <strong>de</strong> disposicionesadquiridas por medio <strong>de</strong>l aprendizaje implícito o explícito que funcionacomo un sistema <strong>de</strong> esquemas generadores, genera estrategias quepue<strong>de</strong>n estar objetivamente conformes con los intereses objetivos <strong>de</strong>sus autores sin haber sido concebidas expresamente con este fin. Serequiere <strong>de</strong> una reeducación completa para escapar a la alternativa <strong>de</strong>lfinalismo ingenuo (que llevaría a escribir, por ejemplo, que la "revolución"que condujo a Apollinaire a las audacias <strong>de</strong> Lundi rué Christihe yotros ready ma<strong>de</strong> poéticos le fue inspirada por el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> colocarse a la125


cabeza <strong>de</strong>l movimiento indicado por Cendrare, los futuristas o Delaunay),y <strong>de</strong> la explicación <strong>de</strong> tipo mecanicista (que consi<strong>de</strong>raría esta transformacióncomo un efecto directo y simple <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminaciones sociales).Cuando la gente pue<strong>de</strong> limitarse ajiejar actuar su habitus para obe<strong>de</strong>cera la necesidad inmanente <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> y satisfacer las exigencias inscritasen él (lo cual constituye para cualquier <strong>campo</strong> la <strong>de</strong>finición misma <strong>de</strong> laexcelencia), en ningún momento siente que está cumpliendo con un<strong>de</strong>ber y aún menos que busca la maximización <strong>de</strong>l provecho (específico).Así, tiene la ganancia suplementaria <strong>de</strong> verse y ser vista comopersona perfectamente <strong>de</strong>sinteresada.) U4114 El lector encontrará análisis complementarios en Herré Bourdieu, "Le couturier et sa griffe.Contribution a une théorie <strong>de</strong> la magie", en Actes <strong>de</strong> la recherche en sciences sociales, núm. 1,1975,pp. 7-36; "L'ontologie politique <strong>de</strong> Martin Hei<strong>de</strong>gger", en Actes <strong>de</strong> la recherche en sciences sociales,núms. 5-6,1975, pp. 109-156; Le sens prattque, París, Editions <strong>de</strong> Minuit, 1980.126


ÍNDICEBreve nota <strong>de</strong>l editor 5Noticia sobre el origen <strong>de</strong> los textos 7<strong>Campo</strong> intelectual y proyecto creador 9Las constantes <strong>de</strong>l <strong>campo</strong> intelectual 51Elementos <strong>de</strong> una teoría sociológica<strong>de</strong> la percepción artística 61<strong>Campo</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>campo</strong> intelectual y habitus <strong>de</strong> clase 97Algunas propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los <strong>campo</strong>s 119


Este libro se terminó <strong>de</strong> imprimiren el mes <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 2002 enTalleres Gráficos Su Impres S.A.,Tucumán 1478/80, Capital Fe<strong>de</strong>ralTel/Fax: 4371-0029/0212E-mail: suimpres@advancedsl.com.ar

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