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Revista digital de artes escénicas<br />
Etapa II. Año 2, número <strong>21</strong>. Noviembre 2012.<br />
ISSN 2314-0755<br />
Nuevos aires<br />
Pasantías de dirección<br />
ontaje<br />
decadente<br />
Actas del INT<br />
La historia siempre presente<br />
Informe especial<br />
Argentores<br />
Colección Kogan<br />
Grandes cantantes en el Payró
m<br />
4 noviembre 2012<br />
Tan tardía como valiosa<br />
Es verdad: resulta poco original denominar una sección con aquello que es una de las características<br />
propias de toda la revista, pues Montaje Decadente siempre se escribe en primera persona.<br />
El motivo es muy sencillo: las artes escénicas se hacen con nosotros –que ante todo somos<br />
público– en la platea. Porque las artes escénicas son un acontecimiento, y ahí estamos. Como<br />
también estamos en los debates y hasta en las luchas, donde siempre somos pocos los que nos<br />
ensuciamos los zapatos. Sin contar que la mayor parte de este equipo posee una rica, variada y<br />
hasta audaz práctica escénica.<br />
Y si bien puede el científico exponer su trabajo refiriéndose a sí mismo en tercera persona, así<br />
como podría el historiador hablar de hechos del pasado de manera impersonal, cuando periodistas,<br />
críticos o investigadores de las artes escénicas pretenden mantener esa misma distancia con<br />
el objeto de nuestro trabajo, están defendiéndose de aquello a lo que se deberían entregar. Así<br />
serán de deformadas sus elucubraciones, siendo que su origen es tan erróneo.<br />
Pero aquí estamos, en primera persona.<br />
Justamente, porque escribir un editorial no concuerda con nuestro estilo.<br />
Y en primera persona quiero decirles, ante todo, que esta edición excesivamente tardía marca,<br />
por así llamarlo, el pico del desorden que me significó el paso del papel a la edición digital. A<br />
partir de aquí, la revista se irá acercando gradualmente a su fecha habitual de salida, a principios<br />
de mes.<br />
Aclarado esto (y espero que disculpado), quiero hacer algunas precisiones sobre esta edición.<br />
Una edición especial, sí. Como las de diciembre y enero, de las que aunque hasta ahora sólo<br />
salió una sola edición, sabemos que siempre serán un anuario (diciembre) y una edición temática<br />
(enero). Y si bien la edición de noviembre de 2011 tuvo un formato habitual, con una obra a la<br />
que le dedicábamos la sección principal, la realidad se impone y muestra que noviembre es un<br />
mes complicado, donde muchas obras ya bajan de cartel. Y la realidad volvió a imponerse, esta<br />
vez no como complicación sino como solución al esquema editorial: la amplia investigación de<br />
Martín Seijo sobre Argentores –que no podía ser dividida en sucesivas entregas– coincidente con<br />
la embestida de esa mutual que se pretende todopoderosa contra las salas de Escena, las mismas<br />
que hicieron su festival contando con la cesión de los derechos de los autores, en su totalidad<br />
personas que forman parte de las salas aunadas en Escena, involucradas en los elencos que se<br />
presentaron en ese festival o al menos suficientemente compenetradas con la realidad del teatro<br />
alternativo como para sentirse parte de ese colectivo. Pero Argentores no lo acepta. Porque<br />
Argentores tiene mayor celo por hacer cumplir la ley que por el espíritu de la ley mismo: ya no<br />
le importa a sus directivos defender al autor, sino el simple y mecánico gesto de recaudar para el<br />
autor, incluso cuando el autor no pretende cobrar lo que le es legítimo.<br />
Y en esa testarudez, la entidad centenaria demuestra que su mayor avidez no es defender<br />
a los autores, sino recaudar. Detrás del eslogan “Sin autor no hay obra” se esconde un lema<br />
inconfesable:”Sin recaudación no hay Argentores”. Porque –nunca hay que olvidarlo– de cada $<br />
100 que ingresan por venta de entradas para espectáculos escénicos, $ 10 recauda Argentores<br />
para el autor, pero se queda con $ 1,30 por los servicios prestados, incluso cuando nadie le pide<br />
que preste esos servicios. Y basta con ver ambas lujosas sedes (la de Pacheco de Melo y la de<br />
Montevideo) para imaginar el gasto exagerado que exige el solo mantenimiento de esos edificios<br />
que, por supuesto, también se solventa defendiendo a los autores, incluso los que nunca se beneficiarán<br />
de ninguna manera a través de Argentores.<br />
Por eso decidimos entregar este informa especial como eje de la edición. Pese a que los directivos<br />
de Argentores miren (como los muñecos de la tapa) hacia otro lado mientras se les incendia<br />
desde hace años la mutual. Pese a que sus amigos se callen la boca esperando algún favorcito.<br />
Pese a que mucha gente honesta que trabaja en Argentores no habla por el fuerte disciplinamiento<br />
que impone el saberse bajo una junta directiva y un cuerpo gerencial con la muñeca ansiosa<br />
por firmar sanciones, despidos o despidos encubiertos. O, mejor dicho, no pese, sino también por<br />
esos motivos. Porque algo está muy mal y nos atañe a todos.<br />
Y si algo no hacemos en Montaje Decadente es ver que algo está mal y esperar que otro se<br />
haga cargo. No, nunca obramos así. También por eso esta edición. Tan tardía como valiosa.<br />
Lucho Bordegaray<br />
EN PRIMERA PERSONA<br />
Pág. 4<br />
Págs 6 a <strong>21</strong><br />
Págs. 22 y 23<br />
Pág. 25<br />
Págs. 26 y 27<br />
SUMARIO<br />
EN PRIMERA PERSONA.<br />
INFORME ESPECIAL: ARGENTORES. Pasado, presente y controversias.<br />
Y una alternativa al derecho de autor: el copyleft.<br />
NUEVOS AIRES: las pasantías de dirección del CTBA.<br />
ESCENARIOS POLÍTICOS: La historia del INT en sus actas.<br />
ARCHIVO: Colección Kogan.<br />
Si estás con conexión a internet mientras leés la revista,<br />
haciendo clic donde se indica vas a páginas que complementan la información.<br />
mStaff<br />
Director propietario: Luis Alberto Bordegaray. Equipo de redacción: Ale Cosin, Lucas Lagré, Martín Seijo, Mónica Berman.<br />
Colaboran en esta edición: Candelaria Sabagh, Diego Kogan. Fotografía: Juan Raimondi (fotos de tapa y de págs. 3, 5 y 6).<br />
Fotos de colecciones particulares: Diego Kogan (págs. 26 y 27). La fotografía de pág. 9 es reproducción de la pág. 9 del libro<br />
Argentores. Un siglo en defensa del autor. El resto de las fotografías fueron cedidas como material de prensa.<br />
Montaje Decadente Etapa II. Año 2, Nº <strong>21</strong>. Noviembre de 2012.<br />
Morón 4002, C1407ENP Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Contacto: 3971-2577 / montajedecadente@gmail.com<br />
Registro de la Propiedad Intelectual: en trámite. ISSN 2314-0755<br />
también en<br />
En resguardo del patrimonio artístico autoral<br />
de la efectiva vigencia del derecho de autor, el<br />
Estado ejercerá fiscalización permanente sobre la<br />
Sociedad General de Autores de la Argentina.<br />
Decreto 461/73, art. 2<br />
montajedecadente.blogspot.com Montaje Decadente
Argentores: un ente con la potestad<br />
de ayudar como mutual, cobrar como banco,<br />
perseguir como policía y penalizar como tribunal<br />
En la injusta Argentina del Centenario de Mayo, un grupo de<br />
autores se organizó para enfrentar el abuso de los empresarios<br />
teatrales que se beneficiaban con sus obras. Con los años,<br />
el ente que fundaron burocratizó la defensa del derecho de<br />
autor y monopolizó y universalizó la recaudación. Y si bien a<br />
toda obra humana la atraviesan luces y sombras, la historia y<br />
la actualidad de Argentores son preocupantes. Detrás de una<br />
imagen de solidez y firmeza institucionales y de acercamiento<br />
brindando servicios abiertos a la comunidad, todo indica que<br />
varios frentes de tormenta acechan. Pero mucho antes que los<br />
graves problemas que tiene la entidad, hay que tener en cuenta<br />
que algo está roto desde hace tiempo entre Argentores y una<br />
buena parte de los autores y las autoras que dice defender. Algo<br />
que se evidencia cuando en las más distendidas charlas el solo<br />
nombre de esa mutual protectora provoca bufidos, indignación,<br />
desconfianza o, en el mejor de los casos, resignación.<br />
Nuestra edición anterior incluyó una nota sobre Argentores. Su<br />
autor, Martín Seijo, encontró muchísimo material de gran interés<br />
que no podía incluir en ese artículo. Y así surgió la idea<br />
de este informe especial estructurado en torno a la tan amplia<br />
como documentada nota de Seijo, en cuyas páginas se indican<br />
con la palabra clic entre corchetes los links que direccionan<br />
hacia alguna de las muchas fuentes consultadas, entre las que<br />
también hubo publicaciones que no se encuentran en internet<br />
y testimonios, algunos de ellos anónimos. A su nota se suman<br />
algunas perlas, unas preguntas que nos respondió Roberto Perinelli<br />
y un texto de Candelaria Sabagh sobre el copyleft.<br />
Vale recordar que no hacemos periodismo para ganar amigos,<br />
sino informar confrontando distintas realidades con nuestras<br />
convicciones. Por eso, si en algo nos equivocamos, lo aclararemos<br />
cuando nos acerquen pruebas en contrario, pero si alguien<br />
se enoja u ofende, no podremos más que lamentarlo.
8 m noviembre 2012 INFORME ESPECIAL: ARGENTORES<br />
noviembre 2012<br />
m 9<br />
Argentores: una antigua maquinaria<br />
con serios problemas internos<br />
y grandes dificultades para aggiornarse<br />
Un panorama de la historia y el presente de la centenaria y poderosa mutual<br />
que protege a los autores incluso por encima de la voluntad de ellos mismos.<br />
Desde 1973, la Sociedad General de<br />
Autores de la Argentina (Argentores),<br />
asociación civil, cultural y mutualista de<br />
carácter privado, monopoliza la recaudación<br />
de los derechos económicos de los<br />
autores nacionales y extranjeros, obligando<br />
a estos o sus herederos a cobrar<br />
a través de esta mutual las ganancias<br />
emergentes de sus obras. Por esta gestión,<br />
Argentores percibe comisiones en<br />
concepto de gastos administrativos que<br />
constituyen su principal fuente de financiamiento.<br />
Dicha exclusividad fue otorgada<br />
mediante decreto ley 20 115 [clic] del<br />
presidente de facto Alejandro Lanusse,<br />
a instancias del Ministerio de Bienestar<br />
Social. Hasta ese momento, los derechos<br />
económicos autorales se regían únicamente<br />
por lo dispuesto en la Ley de Propiedad<br />
Intelectual, ley 11 723 [clic] , sancionada<br />
en 1933 por el Congreso Nacional.<br />
En un contexto donde la tarea legislativa<br />
se encontraba condicionada al extremo,<br />
aquel año se presentó un proyecto de ley<br />
a favor de los autores, iniciativa del senador<br />
Matías Sánchez Sorondo, que recuperaba<br />
aportes de otro proyecto del diputado<br />
Roberto Noble, quien fuera luego<br />
fundador del diario Clarín. Para tratar tan<br />
importante tema, se creó una comisión<br />
bicameral, se tomó nota de la opinión<br />
de especialistas y entidades culturales del<br />
país, y finalmente se aprobó la ley en ambas<br />
cámaras. Bastante democrático para<br />
las costumbres de una época que se conoce<br />
fraudulenta e infame.<br />
La 11 723 no estableció ningún monopolio<br />
privado sobre la materia. En su<br />
reglamentación (decreto 41 233/34 [clic] )<br />
contempla la posibilidad de administrar<br />
los derechos de autor a través de una<br />
sociedad como Argentores, pero claramente<br />
lo define como una alternativa y<br />
no como una obligación. De hecho, en<br />
1933, convivían dos grupos (llegaron a<br />
ser tres) que defendían a los autores: la<br />
Sociedad Argentina de Autores Dramáticos<br />
y Líricos, creada en 1910, y el Círculo<br />
Argentino de Autores, grupo escindido<br />
de aquella a principios de la década del<br />
20 y que llegó a controlar la Oficina Única<br />
de Recaudación de Derechos. A ninguna<br />
de estas entidades se buscó favorecer explícitamente<br />
con la nueva legislación. En<br />
1934, ambas dieron por superadas sus<br />
diferencias y se volvieron a unir en lo que<br />
hoy se conoce como Argentores.<br />
Con la sanción de la 11 723 quedó<br />
definitivamente en desuso, entre otras, la<br />
ley 7092, de Propiedad Literaria, votada<br />
de apuro en 1910 para quedar bien con<br />
el estadista francés George Clemenceau,<br />
quien de visita en Buenos Aires pegó el<br />
grito en el cielo al descubrir que una de<br />
sus obras, El velo de la felicidad, se estaba<br />
representando en un teatro porteño<br />
sin su autorización y que no había ley<br />
que lo protegiera de semejante abuso, a<br />
diferencia de lo que ocurría en Francia,<br />
que poseía legislación al respecto desde<br />
1791. En la práctica, aquella normativa<br />
redactada por el diputado Manuel Carlés<br />
fue bastante ineficaz debido a que<br />
no estipulaba sanciones de ningún tipo<br />
para quienes la incumplieran, algo que sí<br />
comenzó a aplicarse con la ley 11 723 y<br />
que se hizo aún más operativo a partir de<br />
la publicación del decreto ley 20 115 y el<br />
comienzo del monopolio.<br />
Monopolios buenos<br />
En 1968, con Juan Carlos Onganía<br />
como presidente de facto, la Sociedad<br />
Argentina de Autores y Compositores de<br />
Música (Sadaic) [clic] fue la primera entidad<br />
en asumir un control monopólico de estas<br />
características, en su caso, sobre los<br />
derechos económicos de la creación musical.<br />
Es decir, lo que Argentores y Sadaic<br />
venían reclamando para sí desde hacía<br />
tiempo, les fue concedido finalmente<br />
durante la autoproclamada Revolución<br />
Argentina. Luego, en 1974, María Estela<br />
Martínez de Perón instauró por decreto<br />
el monopolio a favor de Aadi-Capif [clic]<br />
(asociación civil de intérpretes y productores<br />
fonográficos) de la percepción y administración<br />
de los derechos que surjan<br />
de la ejecución pública de fonogramas.<br />
Y en los últimos años se autorizaron dos<br />
monopolios más: la Sociedad Argentina<br />
de Gestión de Actores Intérpretes [clic] ,<br />
a cargo de los derechos de propiedad<br />
intelectual de actores, bailarines y dobladores<br />
en soporte audiovisual por decreto<br />
1914/06, y Directores Argentinos<br />
Cinematográficos [clic] , reconocida por decreto<br />
124/09 como la única entidad autorizada<br />
para gestionar los derechos de los<br />
directores de cine.<br />
(Digresión: ¿sería una utopía que los<br />
directores de teatro independiente se<br />
organizaran en pos de conseguir una ley<br />
que favorezca su profesionalización?)<br />
Estos son los cinco grandes monopolios<br />
de la gestión colectiva de derechos<br />
(la Sociedad Argentina de Escritores,<br />
Sade, aspira a sumarse pronto a este<br />
quinteto [clic] ), unidos desde 2010 en la<br />
Asociación Argentina de Sociedades de<br />
Autores e Intérpretes (Aasai) [clic] , la que<br />
impulsa la aprobación de la “ley de copia<br />
privada” o “canon digital” [clic] , presentada<br />
como un punto de equilibrio entre la<br />
protección de los derechos intelectuales y<br />
las demandas de los internautas y usuarios<br />
digitales. De aprobarse este proyecto,<br />
que el año pasado no logró el consenso<br />
necesario en el Senado, a pesar de<br />
contar con el visto bueno del Ejecutivo y<br />
el apoyo de algunos senadores opositores,<br />
aumentaría de modo considerable la<br />
recaudación de las entidades que integran<br />
Aasai, pues quedaría bajo su órbita<br />
la percepción de un “derecho de remuneración”<br />
aplicado a aparatos y dispositivos<br />
tecnológicos capaces de copiar o<br />
almacenar contenido protegido por la ley<br />
11 723. De esta forma, se indemnizaría<br />
preventivamente al artista por la piratería<br />
que pudiera sufrir su obra. Argentores<br />
necesitaba con premura de esta ley para<br />
reducir el déficit de sus cuentas. Así lo dio<br />
a entender su presidente, Roberto Cossa,<br />
en el mensaje que escribió para la Memoria<br />
y Balance publicada en 2010 (página<br />
4). Por este tema, Cossa llegó a reunir-<br />
se en la Casa Rosada con la presidenta<br />
Cristina Fernández de Kirchner [clic] . De<br />
seguro, la Aasai volverá a insistir con la<br />
aprobación de esta iniciativa que cosechó<br />
un fuerte rechazo en las redes sociales.<br />
La legalidad del monopolio que detentan<br />
estas mutuales y asociaciones civiles<br />
aparentemente califica como política de<br />
Estado en la Argentina. Distintos gobiernos,<br />
constitucionales o no, en distintas<br />
épocas, han validado este camino (aunque<br />
sería un error ignorar las coyunturas<br />
políticas y culturales en las que se tomaron<br />
decisiones de este tipo). La Confederación<br />
Internacional de Sociedad de Autores<br />
y Compositores (Cisac) [clic] , de la que<br />
forma parte Argentores, está integrada<br />
por doscientos treinta y dos sociedades<br />
que representan a ciento veintiún países.<br />
La mayoría de ellos acata la sugerencia<br />
de la Organización Mundial de Propiedad<br />
Intelectual (Ompi) [clic] acerca de que exista<br />
una sola entidad recaudadora en cada<br />
categoría de derechos en un mismo país,<br />
tal como sucede en la Argentina.<br />
Pero Estados Unidos y Brasil son excepciones<br />
importantes a esta recomendación<br />
de la Ompi. En el caso brasileño,<br />
debido a que la más antigua sociedad de<br />
autores, Sbat, se demora en girar las regalías,<br />
Argentores empezó a trabajar simultáneamente<br />
con Abramus, tal como<br />
se lo informó en las páginas 23 y 24 de la<br />
edición 8 de la revista Florencio. En el viejo<br />
continente, en tanto, la Dirección General<br />
de Competencia de la Comisión Europea<br />
se manifestó a favor de que cada<br />
creador tenga la posibilidad de elegir la<br />
sociedad a la que desea confiar la defensa<br />
de sus derechos. Y aseguró que liberalizar<br />
el sector y abrirlo a la competencia<br />
obligaría a las sociedades de gestión a<br />
mejorar sus servicios y a reducir las tarifas<br />
o comisiones que cobran a sus miembros.<br />
Desde 2008, el principio que está<br />
aplicando esa Dirección es que no puede<br />
haber en Europa ningún monopolio de<br />
una sola sociedad de gestión colectiva de<br />
derechos porque cada una debe permitir<br />
a otras sociedades de gestión colectiva<br />
de derechos trabajar en todo el mercado<br />
único europeo. Esto permitió el desarrollo<br />
de sociedades como Soundreef [clic] ,<br />
que opera en varios países de Europa [clic] .<br />
Seguramente el monopolio por categoría<br />
en manos privadas es la opción<br />
que más recomiendan los especialistas<br />
en el tema, sobre todo si estos trabajan<br />
para sociedades monopólicas, pero bajo<br />
ningún aspecto es la única vía posible.<br />
Así lo entiende un grupo de autores de<br />
televisión que, al no sentirse debidamente<br />
representado por Argentores, formó<br />
Fotografía publicada en la página 9 del libro Argentores. Un siglo en defensa del Autor (sic),<br />
con el siguiente epígrafe: “Junta Directiva de Argentores elegida en el año 2009. De pie: Víctor<br />
Agú, Clara Zappettini, Placido Donato, Salvador Valverde Calvo, Mabel Loisi, Ricardo Talesnik,<br />
Beatriz Mosquera, José María Paolantonio, Horacio Scalise, Julia Mercedes Ferradás y Santiago<br />
Palazzo. Sentados: Roberto Perinelli, Sergio Vainman, Bernardo Carey, Roberto Cossa, Nora Massi,<br />
Miguel Ángel Diani y Graciela Maglie”. Esta Junta concluye su mandado en 2013.<br />
su propia asociación a fines de 2011,<br />
Migré [clic] (en homenaje al afamado creador<br />
de telenovelas que llegó a ser presidente<br />
de Argentores entre 2004 y 2006,<br />
año de su fallecimiento). Con ese nombre<br />
como emblema, la nueva asociación<br />
intentará dar pelea al monopolio ejercido<br />
por Argentores y buscará retornar a<br />
aquellos años en que los autores de las<br />
ficciones televisivas eran debidamente<br />
reconocidos y remunerados. Además de<br />
cuestionar graves demoras administrativas<br />
en la liquidación de derechos, Migré<br />
denuncia la inercia de Argentores frente<br />
al avasallamiento de productoras como<br />
Pol-ka o Telefé Contenidos, que obligan<br />
a los autores a ceder para siempre los<br />
derechos sobre sus obras, algo que no<br />
ocurre en México y Brasil, las industrias<br />
audiovisuales más grandes de Latinoamérica.<br />
“Argentores no usó ninguno de<br />
los atributos que le da la ley para impedir<br />
que el autor fuera despojado sin miramientos<br />
y obligado a ceder sus derechos<br />
a perpetuidad”, afirma Migré en su gacetilla<br />
de presentación. Algunas de las<br />
voces más críticas de esta asociación se<br />
animan a afirmar que el reconocido guionista<br />
Sergio Vainman, actual presidente<br />
del Consejo Profesional de Televisión de<br />
Argentores, no se preocupa por defender<br />
a los asociados porque, en realidad,<br />
opera desde hace tiempo en favor de los<br />
intereses de las productoras [clic] .<br />
Un derecho humano<br />
Los autores o sus herederos necesi-<br />
tan proteger los derechos económicos y<br />
morales que tienen sobre sus obras. Ese<br />
es un derecho humano consagrado en<br />
el artículo 17 de la Constitución Nacional,<br />
en el artículo 27 de la Declaración<br />
Universal de Derechos Humanos y en el<br />
artículo 13 de la Declaración Americana<br />
de los Derechos y Deberes del Hombre.<br />
Pero el monopolio en la recaudación no<br />
es derecho ni deber ni garantía de nada<br />
ni de nadie, sino apenas una sugerencia<br />
de la Ompi que, además, puede colocar<br />
a sus asociados y representados en una<br />
situación precaria frente a la entidad monopólica,<br />
porque en caso de no ser debidamente<br />
defendidos carecen de otra<br />
alternativa societaria inmediata para la<br />
gestión de sus derechos, sin contar que<br />
esta entidad monopólica, para no perder<br />
su privilegio, puede dejarse presionar políticamente<br />
por los gobiernos de turno.<br />
En este sentido, el riesgo que se corre<br />
es que sus directivos adopten un perfil<br />
bajísimo en los debates sobre políticas<br />
culturales o asuman como propias todas<br />
las posturas de un gobierno por temor a<br />
que la institución pierda el monopolio, se<br />
desfinancie y desaparezca. De esta forma,<br />
la mutual estaría dejando de cumplir<br />
con uno de los siete principios básicos del<br />
mutualismo, la neutralidad institucional,<br />
permitiendo el uso y abuso del nombre<br />
de la asociación al servicio de fines que<br />
distan mucho de su origen solidario [clic] .<br />
Los otros seis pilares mutualistas son:<br />
adhesión voluntaria, organización demo-<br />
(Continúa en página 10.)
10 m noviembre 2012 INFORME ESPECIAL: ARGENTORES<br />
noviembre 2012<br />
m 11<br />
crática, contribución acorde a los beneficios<br />
a recibir, capitalización social de excedentes,<br />
educación y capacitación mutual,<br />
e integración para el desarrollo. Quizá<br />
el no tener que observar los principios<br />
de un movimiento como el mutualismo<br />
explique en parte por qué las tres últimas<br />
sociedades monopólicas surgidas en el<br />
tiempo (Aadi-Capif, Sagai y Dac) prefirieron<br />
constituirse directamente como simples<br />
asociaciones civiles sin fines de lucro<br />
antes que como mutuales, dejando supeditados<br />
los servicios médicos y sociales<br />
brindados a sus socios a la disponibilidad<br />
de recursos (en la página de DAC [clic] (Viene de página 9.)<br />
se<br />
puede leer la siguiente aclaración: “Todas<br />
estas prestaciones serán posibles en tanto<br />
y en cuanto, como ahora, haya disponibilidad<br />
económica, sin por ello generar<br />
obligación alguna de parte de DAC”).<br />
Vínculos políticos<br />
La relación de Argentores con la política<br />
podría definirse como ambivalente a<br />
lo largo de su primer centenario. En sus<br />
comienzos (la época más combativa), con<br />
dirigentes como Enrique García Velloso o<br />
Exequiel Soria a la cabeza, los dramaturgos<br />
se organizaron para enfrentar a los<br />
empresarios teatrales que se negaban a<br />
pagar los derechos correspondientes. Los<br />
autores eran víctimas de una tremenda<br />
injusticia que a base de trabajo, protestas<br />
y huelgas pudieron finalmente modificar.<br />
También a base de lobby: Luis Rodríguez<br />
Acasusso, tesorero del Círculo Argentino<br />
de Autores, era íntimo amigo de Antonio<br />
de Tomaso, ex diputado socialista y ministro<br />
de Agricultura de Agustín P. Justo.<br />
Por intermedio de él, Acasusso (primer<br />
presidente de la reunificada Argentores<br />
entre 1935 y 1938) le hizo llegar al diputado<br />
Roberto Noble el borrador de la ley<br />
de propiedad intelectual. El conservador<br />
Sánchez Sorondo, responsable de proponer<br />
la iniciativa en el Senado en 1933,<br />
asumió un año después como presidente<br />
de la Comisión Nacional de Cultura, organismo<br />
en el cual Argentores consiguió<br />
colocar un representante, Alejandro Berruti<br />
(presidente del Círculo 1934-1935 y<br />
de Argentores 1940-1942 y 1947-1949).<br />
Manrique, el hombre del momento<br />
Durante la Revolución Libertadora, Argentores<br />
tuvo una participación gravitante<br />
en la creación del Fondo Nacional de<br />
las Artes (FNA). El jefe de la Casa Militar<br />
era Francisco “Paco” Manrique, capitán<br />
de navío que había sido condenado por<br />
su participación en el bombardeo a la Plaza<br />
de Mayo del 16 de junio de 1955. El<br />
presidente de facto Aramburu lo indultó<br />
y lo designó para ese cargo, desde donde<br />
empezó a cimentar una prominente carrera<br />
política. En 1957, Manrique le propuso<br />
a Aramburu organizar un banco de<br />
cultura. La redacción del proyecto fue encargada<br />
a un socio destacado de Argentores<br />
y amigo íntimo de Manrique, Ivo<br />
Pelay, quien contó con la colaboración de<br />
otros famosos miembros de Argentores<br />
(su presidente de aquel año, Sixto Pondal,<br />
Ulyses Petit de Murat, César Tiempo,<br />
entre otros).<br />
El FNA se creó por decreto ley 1224<br />
del 3 de febrero de 1958. Entre los integrantes<br />
del primer directorio se designó<br />
a Edmundo Guibourg, presidente de Argentores<br />
1968-1971.<br />
Los eslóganes de argentores.org.ar evidencian<br />
un crescendo que va de lo razonable a lo discutible<br />
y derrapa al fin en lo insostenible.<br />
En la siguiente dictadura (la Revolución<br />
Argentina), Manrique asumió como<br />
ministro de Bienestar Social. Eso ocurrió<br />
en 1971, después de más de una década<br />
dedicada al periodismo beneficiado<br />
por su amigo el general Aramburu en<br />
la adquisición poco clara de una parte<br />
del diario Crítica, hecho que le permitió<br />
fundar sus propios medios en cuyas páginas<br />
solía pedir la renuncia de presidentes<br />
constitucionales [clic] . Además de crear el<br />
Prode, desde ese Ministerio impulsó alrededor<br />
de ciento treinta decretos leyes<br />
sobre cuestiones de índole social, entre<br />
ellos el 19 331, que creó el Instituto Nacional<br />
de Acción Mutual [clic] . Ante el fracaso<br />
de aquello que algunos historiadores<br />
dieron en llamar un “peronismo sin<br />
Perón”, cuyo referente más importante<br />
en el sindicalismo fue el metalúrgico<br />
Augusto Timoteo Vandor, asesinado en<br />
1969, la dictadura de entonces buscó<br />
un contrapeso a las instituciones de neta<br />
filiación peronista potenciando otro tipo<br />
de asociaciones de la sociedad civil, entre<br />
ellas, las mutuales y las cooperativas.<br />
Manrique fue una figura fundamental en<br />
el despliegue de esta estrategia que también<br />
incluyó a los jubilados, a quienes se<br />
intentó seducir con la creación del Pami.<br />
En las crónicas periodísticas de la<br />
época llamaba mucho la atención la capacidad<br />
de gestión del ministro Manrique,<br />
capaz de recorrer el país de punta<br />
a punta (solo en avión, en apenas dos<br />
años, realizó noventa y tres viajes al interior,<br />
totalizando 340 000 kilómetros).<br />
En realidad, Manrique estaba en campaña,<br />
por ambición propia y necesidad<br />
de la dictadura y los sectores de la sociedad<br />
que aquella representaba. La revista<br />
Confirmado publicó en marzo de 1972<br />
una entrevista a Manrique [clic] en la que el<br />
funcionario devela su juego negándolo:<br />
“Jamás mido las cosas en votos. Si lo que<br />
usted quiere saber es cuánta gente está<br />
vinculada al servicio previsional, la cifra<br />
es más de un millón cuatrocientas mil<br />
personas. Y si me habla de votos le diré<br />
que en cooperativas hay cuatro millones<br />
de personas, en mutuales hay cuatro<br />
millones y medio de personas, en obras<br />
sociales hay siete millones de personas<br />
y cuando usted termine la suma le va a<br />
dar mucho más que todo el electorado”.<br />
En otro pasaje de la nota, Manrique definió<br />
la actividad del sector mutualista y<br />
cooperativista como “una verdadera revolución<br />
social, tremenda, como nunca<br />
ha existido”. En agosto del mismo año,<br />
para dedicarse de lleno a las elecciones<br />
del año siguiente, Manrique renunció al<br />
Ministerio de Bienestar Social, pero su<br />
gente siguió controlando esa estratégica<br />
cartera. En enero de 1973, Argentores se<br />
convirtió en monopólica [clic] . En abril del<br />
mismo año, se sancionó la ley orgánica<br />
de mutuales. Pero todo el esfuerzo que<br />
hizo Manrique no le alcanzó para acceder<br />
a la Casa Rosada, aunque sí obtuvo<br />
un gran apoyo del electorado: salió tercero<br />
en las presidenciales de septiembre,<br />
cosechando casi dos millones de votos,<br />
detrás de Perón y Balbín.<br />
Emilio Vieyra, capítulo aparte<br />
Casualidad o no: en junio de 1973 se<br />
estrenó el film Yo gané el Prode, ¿y usted?,<br />
con dirección de Emilio Vieyra [clic] .<br />
En plena campaña electoral, la película,<br />
muy taquillera, sumaba sin dudas a la<br />
candidatura de Manrique, inventor de<br />
aquel popular juego de apuestas sobre<br />
los resultados de los partidos de fútbol.<br />
Vieyra ya era socio de Argentores y a partir<br />
de la década del noventa y hasta su<br />
muerte, ocurrida a principios de 2010,<br />
ocuparía cargos en varias juntas directivas<br />
de la mutual, con escándalos y denuncias<br />
judiciales de por medio. En su filmografía,<br />
muy festejada por los cultores<br />
del cine clase B, Vieyra posee trabajos repudiables<br />
no sólo por su dudosa calidad<br />
artística: Comandos azules y Comandos<br />
azules en acción, ambos títulos estrenados<br />
en 1980, son considerados por estudiosos<br />
en el tema dentro de la filmografía<br />
más afín a la última dictadura a causa de<br />
la ponderación que hacen de los grupos<br />
parapoliciales. En el catálogo de películas<br />
La dictadura en el cine, elaborado por la<br />
prestigiosa asociación Memoria Abierta<br />
(integrada por la Asamblea Permanente<br />
por los Derechos Humanos, el Centro de<br />
Estudios Legales y Sociales, Servicio Paz y<br />
Justicia y Madres de Plaza de Mayo Línea<br />
Fundadora), estos trabajos de Vieyra figuran<br />
archivados en la categoría “a favor<br />
del régimen”. La sinopsis de Comandos<br />
azules en acción escrita para el catálogo<br />
de Memoria Abierta [clic] es por demás<br />
elocuente: “Una voz en off al comienzo<br />
del film afirma: ‘En la Argentina, que es<br />
tierra de paz, se está a punto de lograr<br />
un fantástico descubrimiento que beneficiará<br />
al mundo. Pero las fuerzas del<br />
mal se han apoderado de ese invento y<br />
pretenden usarlo para sumir a la humanidad<br />
en el caos y el terror. Los Comandos<br />
azules deben evitarlo’. En la segunda<br />
entrega de la saga, los agentes deben<br />
rescatar al destacado científico que llevó<br />
adelante el invento, secuestrado por<br />
fuerzas malignas. Mediante persecuciones,<br />
espionaje, tiros y golpes, los agentes<br />
luchan por devolverle la tranquilidad al<br />
país, repitiendo el discurso de las Fuerzas<br />
Armadas que sostenían haber traído la<br />
paz a la Argentina”. En 1996, Vieyra fue<br />
blanco de críticas por su película Adiós,<br />
abuelo, protagonizada por Jairo, debido<br />
a que mostraba una postura ambigua sobre<br />
la apropiación ilegal de menores [clic] .<br />
El guión de este film lo escribió junto a<br />
Isaac Aisemberg, que ese año ocupaba la<br />
presidencia de Argentores.<br />
La realidad supera a la ficción<br />
Pero no fue Vieyra el único directivo<br />
con un pasado cuestionable. Plácido<br />
Donato [clic] , ex comisario devenido en<br />
escritor de policiales, participó como<br />
guionista del ciclo televisivo División homicidios,<br />
emitido entre 1976 y 1978 por<br />
Canal 9, y que contó con el apoyo de la<br />
Policía Federal Argentina, por esos años<br />
una de las fuerzas de seguridad más<br />
represivas del Proceso de Reorganización<br />
Nacional. En cada emisión de hora<br />
y media se planteaba un enigma que se<br />
resolvía en el último bloque. Las historias<br />
estaban ambientadas en la década de<br />
1920. Donato, en realidad, se encargaba<br />
principalmente de rescatar materiales de<br />
los archivos y expedientes de la Federal,<br />
aprovechando sus vínculos con la Policía,<br />
que luego reelaboraba el escritor y dramaturgo<br />
Marco Denevi. Pero el autor de<br />
Rosaura a las diez renunció después de<br />
escribir dieciséis capítulos, siendo reemplazado<br />
por distintos guionistas, algunos<br />
de ellos obligados a ocultar su identidad<br />
bajo seudónimos pues tenían prohibido<br />
trabajar por orden de la dictadura. Este<br />
fue el caso de Roberto Cossa, entre otros.<br />
En democracia, Donato siguió trabajando<br />
para la Policía Federal, oficiando de conductor<br />
de micros televisivos y dirigiendo<br />
las revistas Mundo Policial y El Círculo. En<br />
la edición Nº 32 de Florencio, la revista<br />
institucional de Argentores, fue consultado<br />
acerca de si le gustaría escribir hoy<br />
una serie televisiva similar a División homicidios.<br />
Esta fue su respuesta: “No. En la<br />
actualidad, la realidad supera a la mejor<br />
ficción. No se puede competir”. Lo dijo<br />
en el marco de una nota sobre el curso de<br />
escritura de suspenso que Donato dicta<br />
en Argentores. (Y cabe preguntarse para<br />
qué dar un curso si no hay competencia<br />
posible.) Lo dijo alguien que “escribió”<br />
durante la época más nefasta de nuestra<br />
historia, donde realmente la realidad<br />
superaba a cualquier ficción imaginable.<br />
Donato, en distintas etapas, fue tesorero,<br />
vicepresidente y ahora presidente<br />
de la Junta Fiscalizadora de Argentores.<br />
En la última dictadura<br />
“En 1976, desde su boletín, Argentores<br />
saludó al nuevo gobierno y le ofreció<br />
colaborar en su plan cultural.” Así lo afirma<br />
la investigación Políticas y cultura en<br />
la última Argentina autoritaria: Estado y<br />
teatro entre 1976 y 1983 [clic] , de Leonardo<br />
Mangialavori (Universidad de Buenos<br />
Aires) y Miguel Barrientos (Universidad<br />
de São Paulo, Brasil). En 1977, la Junta<br />
Militar emitió la resolución 15 850 –aún<br />
vigente– que delega en Argentores y Sadaic<br />
la recaudación de los derechos económicos<br />
generados por las obras caídas<br />
en dominio público, una de las fuentes<br />
de financiamiento del Fondo Nacional de<br />
las Artes [clic] , cobrando ambas mutuales<br />
una comisión administrativa por realizar<br />
esta tarea. Un nuevo monopolio autorizado<br />
en tiempos de dictadura.<br />
En relación a Teatro Abierto, Argentores<br />
se manejó con prudencia. Prestó sus<br />
instalaciones para reuniones y ensayos,<br />
(Continúa en página 12.)<br />
Un raro homenaje<br />
En la página 8 de la edición Nº 24<br />
de la revista Florencio (autodenominada<br />
“El comentarista de Argentores”),<br />
se ve en una foto a Roberto Cossa<br />
descubriendo una placa. La breve<br />
noticia, titulada Placa en el hall de<br />
la entidad, dice, textual: “Otro momento<br />
de alta emotividad fue el descubrimiento<br />
a cargo del titular de la<br />
entidad. Tito Cossa, de la placa conmemorativa<br />
al Centenario de la entidad,<br />
situada en el hall de entrada de<br />
la sede de Pacheco de Melo. Este acto<br />
tuvo lugar el martes <strong>21</strong> de septiembre<br />
y en el mismo también se descubrió la<br />
placa conmemorativa del personal de<br />
Argentores”.<br />
La placa en cuestión (una gran<br />
pieza de mármol) dice lo siguiente:<br />
“1910 - 1920. Homenaje a Argentores<br />
en su centenario. Junta Directiva.<br />
Presidente: Roberto Cossa. Vicepresidente<br />
1º: Bernardo Carey. Vicepresidente<br />
2º: Ricardo Talesnik. Secretario:<br />
Miguel Ángel Diani. Vicesecretaria:<br />
Clara Zappettini. Tesorera: Nora Massi.<br />
Vicetesorera: Beatriz Mosquera.<br />
Vocales: Consejo de Teatro: José<br />
María Paolantonio, Roberto Perinelli;<br />
Consejo de Radio: Mabel Loisi, Víctor<br />
Agú; Consejo de Cine: Graciela Maglie,<br />
Salvador Valverde Calvo; Consejo<br />
de Televisión: Sergio Vainman, Horacio<br />
Scalise. Departamento de Nuevas<br />
Tecnologías: Salvador Ottobre. Junta<br />
Fiscalizadora: Presidente: Plácido Donato;<br />
Secretaria: Julia Ferradás; Vocal:<br />
Santiago Palazzo. Consejo de Previsión<br />
Social: Presidente: Elio Gallípoli;<br />
Secretario: Guillermo Hardwick; Vocal<br />
Teatro: Cristina Escofet; Vocal Radio:<br />
Ivonne Fournery; Vocal Cine: Máximo<br />
Soto; Vocal Televisión: Oscar Tabernise<br />
y todos los autores asociados en el Bicentenario<br />
de la República Argentina.<br />
11 de septiembre de 2010, Día del<br />
Autor”.<br />
Ahora bien, decir que eso es una<br />
placa conmemorativa es un error, porque<br />
en ella no hay una sola palabra<br />
sobre la fundación ni sobre sus fundadores.<br />
Se ajustaría más a la realidad<br />
decir que se trata de una placa<br />
con los nombres de quienes en 2010<br />
formaban los cuadros directivos de la<br />
entidad.<br />
Parece, pues, que se ha buscado<br />
más conmemorar a los de hoy que a<br />
los de ayer. Convengamos que, como<br />
mínimo, ese fue un raro homenaje.<br />
Lucho Bordegaray
pero no colaboró con mucho dinero ni<br />
apoyo institucional explícito como sí lo<br />
hizo la Asociación Argentina de Actores.<br />
La Junta Directiva de entonces se excusó<br />
argumentando que el estatuto de la sociedad<br />
no permitía ese tipo de aportes. A<br />
cambio, se aprobó pagar la publicación<br />
de un aviso en el programa del ciclo para<br />
promocionar la biblioteca de Argentores<br />
por $ ley 10 000 000 (aproximadamente<br />
U$S 3000), cuya cancelación se demoró<br />
tanto que Osvaldo Dragún tuvo que reclamarlo<br />
por escrito. (Para poner la cifra<br />
en contexto recordemos que en 1981 se<br />
lanzó el billete de $ ley 1 000 000.) Al<br />
momento de solicitar el apoyo a la mutual,<br />
entre abril y mayo de 1981, Dragún,<br />
Cossa y compañía informaron a la Junta<br />
Directiva que el costo total de Teatro<br />
Abierto rondaría los $ ley 200 000 000<br />
(equivalentes a U$S 55 000 dólares), todos<br />
datos publicados en el ensayo Teatro<br />
Abierto 1981. teatrología e historia, de<br />
Irene Villagra [clic] estas excelencias: ha estado en casi todas<br />
las disciplinas, ha ganado premios de teatro<br />
y hecho cine”<br />
. En junio, el valor del dólar<br />
pasó de $ ley 3625 a 7050, de manera<br />
que los $ ley 10 000 000 se transformaron<br />
en menos de U$S 1000 y los $ ley<br />
200 000 000 en U$S 28 000. A pesar de<br />
todo, incendio intencional del Picadero<br />
incluido, Teatro Abierto siguió adelante,<br />
impactó en el público y marcó un hito en<br />
la cultura y la política del país.<br />
Casi un Premio Nobel<br />
El presidente de Argentores en 1981<br />
era Roberto Tálice, que ocupó ese cargo<br />
en los períodos 1961-1968 y 1971-1995.<br />
En su último mandato ocupó la vicesecretaría<br />
Emilio Vieyra. En 1998, Vieyra se<br />
convirtió en secretario de la entidad, siendo<br />
presidente el escritor y dramaturgo (y<br />
ex oficial de la Marina Mercante) Agustín<br />
Pérez Pardella. La institución ingresa en<br />
un período crítico en el plano económico<br />
y moral. Argentores realiza entonces<br />
dos préstamos, uno de $ 20 000 y otro<br />
de $ 30 000, a la Sociedad Argentina de<br />
Escritores (Sade). En diciembre de 2001,<br />
la Sade nominó para el Premio Nobel a<br />
Pérez Pardella, quien llegó a declarar al<br />
diario Clarín: “Si hay otro autor que en<br />
todas las disciplinas que manejo tenga<br />
una obra comparable y aún hoy esté sirviendo<br />
a la comunidad como yo en Argentores,<br />
que venga”. En otro pasaje de<br />
la entrevista, dijo: “Y ahora, treinta libros<br />
y muchos viajes después del comienzo,<br />
me honran con esta nominación al Premio<br />
Nobel, con la cual la Sade le dice al<br />
mundo que ofrece un autor que no sólo<br />
puede competir con todos los que se le<br />
pongan adelante, sino que además tiene<br />
[clic] .<br />
La Sociedad de Escritores y Escritoras<br />
de Argentina, opuesta a la Sade, denunció<br />
que esta entidad promovió la candidatura<br />
de Pérez Pardella como una devolución<br />
de favores por los dos préstamos<br />
concedidos y por un tercero que acababa<br />
de pedir. Frente al escándalo desatado,<br />
la Junta Directiva de Argentores rechazó<br />
tanto el nuevo pedido de dinero como la<br />
candidatura al Nobel de su propio presidente<br />
en una votación que terminó seis a<br />
tres a favor de proponer a Ernesto Sábato<br />
para tan importante premio [clic] .<br />
Pero no es este el único conflicto<br />
acontecido dentro de Argentores en torno<br />
a la entrega de un galardón. En 2000,<br />
su secretario, Emilio Vieyra, se quedó con<br />
el Gran Premio de Honor Cine, en una<br />
decisión controvertida por los antecedentes<br />
ya mencionados de este director.<br />
Y ese mismo año el colmo llegó con la<br />
designación de Fabio Zerpa, especialista<br />
en ovnis, para representar a la institución<br />
en la Fiesta Nacional del Teatro. En respuesta<br />
a estos zafarranchos, en marzo de<br />
2001 se hizo la presentación en el Teatro<br />
Ateneo de la Lista Plural, encabezada por<br />
Juan Carlos Mesa y con la participación<br />
de Hugo Midón, Roberto Cossa, Alberto<br />
Migré y Griselda Gambaro, entre otros<br />
grandes nombres. Sin embargo, la lista<br />
perdió las elecciones y Pérez Pardella<br />
renovó su mandato por otro período de<br />
tres años. Su secretario continuó siendo<br />
Vieyra. En 2003, un nuevo escándalo lo<br />
tendría como protagonista a Pérez Pardella:<br />
la Daia consideró antisemita una de<br />
sus obras. Se trata de Judas, publicada<br />
por la editorial Corregidor en 2001 y que<br />
entonces integraba el catálogo de la biblioteca<br />
de Argentores [clic] .<br />
A partir de 2004 se sucedieron, en<br />
distintos fueros de la Justicia, demandas<br />
contra la Sociedad General de Autores de<br />
la Argentina. El tema fue tratado ampliamente<br />
por el diario Clarín en su edición<br />
del 2 de julio de 2006 [clic] y actualizado en<br />
la del 15 de noviembre del mismo año [clic] de electoral y adulteración de balances,<br />
Administración<br />
se agregaron, por un lado, un supuesto<br />
pago de coimas a un funcionario de la<br />
Inspección General de Justicia, y por el<br />
otro, un reclamo millonario por derechos<br />
no liquidados de telenovelas emitidas en<br />
el exterior impulsado por las viudas de los<br />
autores Abel Santa Cruz y Luis Gayo Paz.<br />
Controles y descontroles<br />
El Instituto Nacional de Asociativismo y<br />
Economía Social (Inaes), el organismo público<br />
que controla a las mutuales de todo<br />
el país, comprobó que Argentores estaba<br />
recaudando más de lo que efectivamente<br />
repartía entre sus socios y representados,<br />
generándose un saldo millonario por derechos<br />
de autor que nadie reclamaba y<br />
que Argentores no se preocupaba en individualizar.<br />
Según lo indicado en varias<br />
denuncias, una de ellas efectuada por la<br />
propia mutual, una parte de este dinero<br />
paralizado sí se estaba liquidando mediante<br />
los siguientes métodos irregulares:<br />
1) Autores truchos: una auditoría interna<br />
comprobó que entre 2002 y<br />
2005 se pagaron cientos de miles<br />
de pesos al menos a seis personas<br />
que no eran autores. Algunos eran<br />
empleados de la misma mutual<br />
que, a cambio de cien o doscientos<br />
pesos, tenían que pasar a cobrar<br />
un cheque, el cual tenía la firma<br />
del tesorero Plácido Donato, y luego<br />
entregarle el dinero en mano a<br />
Emilio Vieyra.<br />
2) Autores inflados: es decir, autores<br />
que cobraron por trabajos que<br />
nunca realizaron. Entre los involucrados,<br />
aparece Julio Maharbiz, titular<br />
del Incaa en los años 90.<br />
3) Proveedores falsos: por ejemplo,<br />
una empresa de catering cuyas oficinas<br />
estaban vacías.<br />
La caja a disposición de Argentores es<br />
muy tentadora y, al parecer, logra disciplinar<br />
incluso a los socios de convicciones<br />
más férreas, quienes aceptan compartir<br />
la conducción de la institución con personas<br />
con estos antecedentes, a las que<br />
. llegaron a acusar de graves delitos no<br />
La agrupación que perdió las eleccio- solo en los medios sino también ante la<br />
nes en 2004 frente a la lista que enca- Justicia. Tras la crisis de 2004 (que casi<br />
bezó Alberto Migré denunció que hubo provoca la intervención de Argentores<br />
fraude y que los balances de la mutual por parte del gobierno nacional), Emilio<br />
eran irregulares. Migré no pudo remover Vieyra, uno de los principales responsa-<br />
de su puesto de secretario a Vieyra, a pebles de ese dramático momento institusar<br />
de que este se encontraba involucracional, continuó desempeñándose como<br />
do en cuatro de las siete causas judiciales secretario general hasta 2009, para<br />
que entonces afectaban a la entidad.<br />
También mantuvo su lugar al frente de la<br />
tesorería Plácido Donato, otro de los de-<br />
luego ejercer la coordinación del área<br />
de Previsión Social hasta su muerte, en<br />
enero de 2010. Su yerno, el Dr. Alberto<br />
nunciados. A las presentaciones por frau- Iglesias, continúa hoy como gerente de<br />
[clic] 12 m noviembre 2012 INFORME ESPECIAL: ARGENTORES<br />
noviembre 2012<br />
m 13<br />
(Viene de página 11.) . El comisario Plácido Una mutual donde el silencio es salud<br />
Basta acercarse por cualquier moti- por la Tesorería de Argentores: “El travo<br />
a alguna de las sedes de Argentores bajador debe observar todos aquellos<br />
(Pacheco de Melo 1820 o Montevideo deberes de fidelidad que deriven de la<br />
696) para notar que, tras la buena dis- índole de las tareas que tenga asignaposición<br />
de las personas que ahí trabadas, guardando reserva o secreto de las<br />
jan, suele reinar un clima de agobio, si informaciones a que tenga acceso y que<br />
no tenso. Y no parece extraño que así exijan tal comportamiento de su parte”.<br />
sea si se tienen en cuenta las presiones, Y lo que se perdió es que el deber de<br />
el trato poco amable de algunas perso- fidelidad pesa sobre el empleado en<br />
nas con cargos jerárquicos en dirección aquello que se derive “de la índole de<br />
o gerencias y las arbitrariedades de las las tareas que tenga asignadas”.<br />
que son objeto las empleadas y los em- Para entender mejor la diferencia enpleados<br />
de esa mutual.<br />
tre lo que exige la ley y lo que exige la<br />
De esas situaciones –que podrían en- Tesorería de Argentores pongamos un<br />
tenderse como fruto de la desconfian- ejemplo sobre algo que ya todos saza–<br />
hablan algunas circulares internas. bemos: una persona que se encargase<br />
Es difícil no entender como un lla- de liquidar los derechos no puede demado<br />
al disciplinamiento y al silencio cir que los señores Federico González<br />
el contenido de la breve circular del 1º Del Pino y Fernando Masllorens, de la<br />
de abril de 2011 que, con referencia Agencia F&F, cobran puntualmente<br />
“Deber de fidelidad”, envió Tesorería cada quince días, sin dilaciones ni difi-<br />
a Recursos Humanos: “Se solicita que cultades, mientras que es muy probable<br />
a través de esta comunicación interna, que cualquier autor de poca trascen-<br />
se le recuerde a todo el Personal que dencia y ninguna importancia para el<br />
según el Art. 85 de la Ley de Contrato aceitado funcionamiento financiero de<br />
de Trabajo, ‘el trabajador debe guardar la mutual deberá ir más de una vez para<br />
reserva o secreto de las informaciones a que aparezcan sus ingresos de no más<br />
que tenga acceso y que exijan tal com- de tres dígitos; no, no debe decir nada<br />
portamiento de su parte’”.<br />
de eso porque es específico de las tareas<br />
Ante todo, una observación sobre que tiene asignadas. Ahora bien, si esa<br />
las áreas en cuestión: ¿por qué Teso- misma persona ve con sus propios ojos,<br />
rería instruye a Recursos Humanos en supongamos, un despilfarro en grandes<br />
algo que le concierne a esta última? servicios de catering, no incumpliría con<br />
¿Qué interés directo tiene la Tesorería la ley si lo comentase, porque los triples<br />
de Argentores en el silencio de sus em- de palmitos no entran en la especificipleados?<br />
No lo sabemos.<br />
dad de sus tareas; sin embargo, según<br />
Ahora bien, que de doscientos seten- la sesgada versión del artículo 85 que<br />
ta y siete artículos de la ley de contrato hizo circular internamente la Tesorería,<br />
de trabajo (Nº 20 744) se les recuerde a sí, hablar de esos hipotéticos sándwi-<br />
los empleados el deber de cumplir con ches sería un incumplimiento de la ley,<br />
uno solo de ellos parece demostrar una porque todo empleado debe guardar<br />
enorme preocupación acerca de lo que silencio acerca de “las informaciones a<br />
podría provocar su incumplimiento. Y que tenga acceso”.<br />
algo aún más extraño es que siendo Esa reinterpretación que universaliza<br />
tan breve el artículo 85 de la ley 20 744 el silencio no es un dato menor.<br />
se lo haya abreviado. Vale la pena leer<br />
Lucho Bordegaray<br />
el original para ver qué se perdió en la<br />
versión comunicada<br />
La circular que, en<br />
abril de 2011, le<br />
recordó la obligación<br />
de silencio a<br />
todo el personal de<br />
Argentores.<br />
Donato, ex tesorero y ex vicepresidente,<br />
se aferra a la presidencia de la Junta Fiscalizadora,<br />
encargada de áreas sensibles<br />
de control como los estados contables, el<br />
cumplimiento de los derechos y deberes<br />
de los socios, y las condiciones en que se<br />
otorgan los beneficios sociales [clic] .<br />
Otra persona cuestionada que mantiene<br />
vínculos con la entidad es Jorge Horacio<br />
Anelli, socio del Instituto Quirúrgico<br />
del Callao S. A. [clic] , prestador de asistencia<br />
médica para la obra social de Argentores.<br />
En 1997, Anelli fue despedido de<br />
su puesto de gerente luego de conocerse<br />
los resultados de una rendición de cuentas<br />
realizada por la Justicia, a pedido de<br />
los socios Elena Antonietto, Stella de la<br />
Rosa, Oscar Ibarra y Ana Montes. Por<br />
esa iniciativa, estos socios estuvieron<br />
expulsados tres años de la entidad. Ana<br />
Montes recuerda que “en 1997, más de<br />
sesenta autores nos reunimos en el Teatro<br />
del Pueblo para pedir la renuncia de<br />
Anelli. Estaban Ricardo Monti, Paco Hasse,<br />
Gerardo Taratutto, Graciela Maglie,<br />
Tito Cossa”. Según Montes –quien, además<br />
de seguir como socia activa de Argentores,<br />
integra la flamante asociación<br />
Migré–, la mutual siguió formando parte<br />
del mapa de corrupción de la Argentina<br />
a pesar de haberse logrado la salida de<br />
Anelli: “Si hay algo grave en Argentores<br />
es que le fue usurpada al autor por sus<br />
gerentes que tienen el manejo de fondos<br />
y el control de la entidad. Los autores no<br />
hemos sido sujetos pasivos, hemos presentado<br />
batalla y no hemos podido con<br />
la estructura mafiosa que opera allí”.<br />
Anelli le inició una demanda judicial a<br />
Argentores que llegó a ser tratada por la<br />
Corte Suprema de Justicia. En la elección<br />
para renovar autoridades por el período<br />
1998-2001, el grupo reunido en el Teatro<br />
del Pueblo presentó como candidato a<br />
presidente al dramaturgo Carlos Gorostiza.<br />
Perdieron la elección en manos de<br />
la lista que propuso a Pérez Pardella. La<br />
diferencia fue tan sólo de siete votos. Los<br />
perdedores de aquella contienda afirman<br />
que algunos socios de avanzada edad,<br />
que se encontraban hospitalizados, lograron<br />
emitir igual su voto en la sede gracias<br />
al oportuno servicio de ambulancias<br />
utilizado para la ocasión.<br />
Poco después de iniciar en 2006 su<br />
presidencia, Ricardo Talesnik, hoy vicepresidente<br />
segundo, declaró en una entrevista<br />
a Clarín: “La verdad es que yo no puedo<br />
decir que acá haya corrupción porque<br />
no me consta. Pero sí puedo decir que el<br />
sistema actual permite el afano” [clic] . Ese<br />
(Continúa en página 14.)
14 m noviembre 2012 INFORME ESPECIAL: ARGENTORES<br />
noviembre 2012<br />
m 15<br />
(Viene de página 13.) glamento Interno de Argentores, el cual<br />
Jaque al mate<br />
mismo año, la Cisac rechazó un pedido<br />
de Argentores para eliminar las auditorías<br />
internas, situación informada en la edición<br />
7 de la revista Florencio [clic] . De allí<br />
en adelante, se empezaron a implementar<br />
cambios para transparentar la gestión<br />
administrativa de los fondos recaudados.<br />
Esto se trató de hacer fundamentalmente<br />
con el desarrollo de un software específico<br />
que costó más de $ 1 300 000 y causó<br />
algunas demoras en el pago de los derechos.<br />
Este sistema informático, después<br />
de tres años, todavía no está ciento por<br />
ciento operativo. En cuanto al “afano”<br />
del que hablaba Talesnik, todavía no se<br />
conocen los culpables a pesar de todas<br />
las causas judiciales iniciadas en su momento,<br />
aunque en algunas ya fueron dictados<br />
sobreseimientos. Para hacer frente<br />
a todas estas demandas, Argentores contrató<br />
abogados de los estudios jurídicos<br />
más caros (por ejemplo, el de Cúneo Libarona<br />
o el de Hugo Anzorreguy, ex jefe<br />
de la Side) [clic] . Según la Memoria y Balance<br />
2011, la previsión de fondos comprometidos<br />
en litigios, en caso de resultar<br />
desfavorables, ascendió a $ 23 819 740,<br />
y los gastos judiciales saltaron en apenas<br />
un año de $ 397 185 a $ 1 395 176.<br />
Así, el funcionamiento de Argentores<br />
se asemeja más al de una corporación<br />
que al de una mutual. Sanciona o echa<br />
a los socios y empleados que realizan denuncias<br />
(es lo que pasó con Cristina Gorrasi,<br />
la viuda de Gayo Paz) y perdona o<br />
ensalza a los involucrados en esas mismas<br />
denuncias (en su discurso de reasunción<br />
como presidente, Cossa “saludó muy especialmente<br />
al señor Emilio Vieyra, por<br />
los años que brindó a la entidad” [clic] ). El<br />
temor siempre latente es que un escándalo<br />
desate una intervención estatal que<br />
conlleve la segura liquidación de la sociedad.<br />
Esto que –como se dijo más arriba–<br />
estuvo a punto de ocurrir a comienzos de<br />
la presidencia de Néstor Kirchner, fue un<br />
llamado de atención que caló hondo en<br />
muchos socios históricos que decidieron<br />
comprometerse políticamente para sanear<br />
Argentores. Pero no alcanza solo<br />
con buenas intenciones para terminar<br />
con vicios que se encuentran profundamente<br />
enquistados en la mutual. Y a los<br />
que, encima, vienen a sumarse nuevos.<br />
Un relato sin autocrítica<br />
En los instrumentos de comunicación<br />
externa que posee Argentores no se ejercita<br />
mucho la autocrítica. En su página<br />
web, por ejemplo, la entidad se presenta<br />
como la sociedad de Gran Derecho<br />
(aquella que se aboca exclusivamente a<br />
Evolución de la recaudación de Argentores entre los años 1999 y 2009, según información del Observatorio<br />
de Industrias Creativas, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Puede verse la siempre<br />
fuerte incidencia del teatro, que llegó a representar el 51% del total en 2007.<br />
las obras dramáticas y dramático-musicales)<br />
más importante del mundo. ¿En qué<br />
números se sustenta esta afirmación?<br />
Según los estados contables del ejercicio<br />
anual que cerró el 30 de abril de 2011, la<br />
recaudación por derechos de autor superó<br />
los $ 122 000 000 ($ 23 000 000 más<br />
que en el ejercicio anterior). Una porción<br />
considerable de este dinero proviene de<br />
bordereaux de espectáculos teatrales,<br />
en especial del circuito comercial. Así<br />
se observa en el gráfico de esta página,<br />
elaborado con datos del Observatorio de<br />
Industrias Culturales del Gobierno de la<br />
Ciudad de Buenos Aires para el período<br />
1999-2009 [clic] .<br />
Esta primacía monetaria del teatro por<br />
sobre las otras disciplinas tiene su correlato<br />
a nivel directivo, pues la mayoría de los<br />
presidentes de Argentores vinieron históricamente<br />
del teatro, incluso los de las últimas<br />
décadas. Lo cual explicaría la pasividad<br />
demostrada por Argentores frente<br />
a conflictos como los que mantienen los<br />
guionistas de televisión con las productoras<br />
a raíz de la cesión de derechos autorales<br />
a perpetuidad. En una nota publicada<br />
este año en Página/12 [clic] , el autor Mario<br />
Segade (guionista de El puntero, Resistiré,<br />
Vulnerables) afirmó: “Argentores es<br />
una entidad manejada en la actualidad<br />
por autores de teatro que creen que la televisión<br />
es un tema de los que allí trabajamos,<br />
no de ellos como entidad”. Por este<br />
tipo de declaraciones, en 2001, Segade<br />
recibió un apercibimiento de la Junta Directiva<br />
comandada por el fallido Premio<br />
Nobel Agustín Pérez Pardella [clic] .<br />
Pero además de visitar religiosamente<br />
las salas teatrales de distintos circuitos,<br />
los inspectores de Argentores se apersonan<br />
también en hoteles, albergues transitorios,<br />
bingos, sanatorios, shoppings,<br />
aeropuertos, empresas de transporte de<br />
larga distancia, peluquerías, bares y restaurantes<br />
para cobrar un arancel anual<br />
por uso de repertorio de televisión. El<br />
régimen de amenizaciones visuales [clic] establece<br />
que un local gastronómico, por<br />
ejemplo, dependiendo de la cantidad de<br />
televisores que utilice, pague entre $ 520<br />
y $ 1300 al año. A todo esto se suman los<br />
ingresos autorales generados en televisión<br />
abierta, cable, radio, telefonía celular,<br />
video a la carta o internet (para publicar<br />
obras completas o fragmentos de las<br />
mismas en la web, un sitio pequeño, es<br />
decir, con un máximo de diez mil usuarios<br />
únicos mensuales, debe abonar al año un<br />
arancel de $ 1375) [clic] . Y además está la<br />
recaudación proveniente del exterior, en<br />
aquellos países donde Argentores posee<br />
acuerdos con entidades de su tipo, todas<br />
nucleadas en Cisac.<br />
El monopolio otorgado a Argentores<br />
alcanza incluso a las funciones gratuitas,<br />
a la gorra o aquellas en las que el<br />
autor, por solidaridad o empatía a una<br />
causa determinada, decide ceder sus derechos.<br />
Aun en estos casos, Argentores<br />
interviene y retiene un porcentaje a favor<br />
de sus arcas bajo el argumento de que<br />
su misión es cobrar obligatoriamente los<br />
derechos de comunicación pública por<br />
representación. Recién después de pasar<br />
por “ventanilla”, un autor se encuentra<br />
en condiciones de cumplir su deseo de<br />
donar sus ganancias por las funciones<br />
realizadas, aunque al hacerlo todo socio<br />
incurra en violación del artículo 3º del Re-<br />
le impide devolver “directa o indirectamente<br />
al usuario de sus obras, parte o la<br />
totalidad de los derechos que éste haya<br />
satisfecho a la Sociedad”. Sin embargo,<br />
esa mecánica suele ser sugerida por empleados<br />
y directivos de la propia mutual,<br />
al igual que otras opciones “tramposas”<br />
con la normativa vigente, como dar por<br />
suspendida una función que en realidad<br />
se llevó a cabo.<br />
A partir de una modificación introducida<br />
mucho tiempo después de su sanción,<br />
en el artículo 36 de la ley de propiedad<br />
intelectual se reconoce como única salvedad<br />
de este sistema recaudatorio a toda<br />
aquella representación que se realice “en<br />
actos públicos organizados por establecimientos<br />
de enseñanza, vinculados en<br />
el cumplimiento de sus fines educativos,<br />
planes y programas de estudio, siempre<br />
que el espectáculo no sea difundido fuera<br />
del lugar donde se realice y la concurrencia<br />
y la actuación de los intérpretes<br />
sea gratuita”. Pero en esta excepción Argentores<br />
mantiene su injerencia ya que<br />
el decreto ley 20 115 [clic] establece que la<br />
autorización de estas eximiciones estará<br />
a cargo de la entidad.<br />
Por el artículo 9º del decreto reglamentario<br />
461/73 [clic] , Argentores puede<br />
destinar para su funcionamiento hasta<br />
un 30% de todo lo que recauda sin tener<br />
que brindar explicaciones a los auditores<br />
del Inaes. Los porcentajes fijados por estatuto<br />
para cubrir gastos varían de acuerdo<br />
a la actividad y la ubicación a recaudar.<br />
Para teatro, en la ciudad de Buenos<br />
Aires, el porcentaje en concepto de comisión<br />
administrativa aplicada al ingreso<br />
del autor (ingreso que consiste en el 10%<br />
del bruto de un bordereau) es del 13%,<br />
tal como lo ordena el reglamento interno<br />
para las comisiones por administración<br />
(artículo 20), sin distinción de espacio o<br />
circuito. Mientras que en las provincias,<br />
si la sala en cuestión supera las cien localidades,<br />
el porcentaje que se retiene<br />
asciende al 18%. Hoy Argentores cuenta<br />
con cerca de veinte concesionarios<br />
distribuidos en regiones estratégicas del<br />
país. Hace un año se firmó un convenio<br />
por el cual la Dirección Nacional del Derecho<br />
de Autor, organismo dependiente<br />
del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos,<br />
delega en estas filiales el registro<br />
de obras inéditas de los autores de las<br />
provincias [clic] . Una nueva cesión del Estado<br />
en favor de Argentores, esta vez por<br />
decisión de un gobierno constitucional.<br />
Además de las comisiones por la recaudación<br />
y distribución de los derechos<br />
(Continúa en página 16.)<br />
Hace casi cuatro siglos, exactamente<br />
el 20 de mayo de 1616, Hernando Arias<br />
de Saavedra, entonces gobernador de<br />
Buenos Aires, prohibió todo uso de la<br />
yerba mate, ¡qué tanto!, quizás motivado<br />
por la carga pecaminosa del hábito<br />
de compartir bombilla y darle a ese brebaje<br />
a toda hora. Y a quien incumpliere<br />
la norma, pena de cien pesos de multa<br />
si era español o de cien latigazos si el<br />
poseedor era un indio. Nada nuevo: en<br />
1595, Juan Caballero Bazán había impuesto<br />
la misma veda en la ciudad de<br />
Asunción, prohibiendo el comercio y el<br />
cultivo (ni hablar siquiera de tenencia<br />
para uso personal).<br />
Por suerte pasaron los años y la ilex<br />
paraguariensis dejó de ser objeto de<br />
proscripciones, aunque su ya inveterada<br />
despenalización no implica que todo<br />
esté bien a la hora de tomarse unos<br />
amargos, dulces o cual fuere el gusto<br />
del consumidor. Porque incluso adentrados<br />
ya en el siglo XXI, es innegable<br />
que a ciertos espíritus pacatos –herederos<br />
de quienes aborrecían las costumbres<br />
materas venidas de la indiada– les<br />
sigue incomodando el hábito de tomar<br />
yerba mate en mate y con bombilla. O,<br />
con más precisión, les incomoda ver tomar<br />
mate, les incomoda que lo hagan<br />
otros.<br />
Dando un paso más, hay gente que<br />
considera que el uso del mate en horario<br />
laboral distrae y hace perder tiempo.<br />
Y ese parece ser el motivo por el cual no<br />
pocas empresas lo prohíben a sus empleados.<br />
Una ridiculez típica de quien<br />
no toma mate ni tiene idea de cómo se<br />
ceba.<br />
La circular que, el<br />
pasado 16 de octubre,<br />
advirtió al personal<br />
de Argentores<br />
que tomar mate<br />
lesiona la imagen<br />
institucional de esa<br />
mutual que vuelve<br />
así a demostrar su<br />
inclinación a confundir<br />
los temas de real<br />
gravedad.<br />
Sin embargo, siempre se puede ir<br />
más lejos por ese camino del que no se<br />
regresa.<br />
El pasado 16 de octubre, una circular<br />
interna de Argentores firmada por Nora<br />
Massi (tesorera), Beatriz Mosquera (vicetesorera),<br />
Alberto Iglesias (gerente de<br />
Administración) y Marcelo Nastri (jefe<br />
de Personal) solicita “evitar la utilización<br />
del mate durante el horario laboral”.<br />
Por suerte sugiere sustitutos (como si<br />
la gente que toma mate fuese corta de<br />
entendederas y hubiera que explicarle<br />
qué otras bebidas existen), indicando<br />
que pueden “reemplazarlo por mate<br />
cocido en saquitos, té o café”. Pero lo<br />
mejor de todo es el motivo de la interdicción:<br />
se solicita no tomar mate “a los<br />
efectos de resguardar la imagen institucional<br />
ante los socios, proveedores y<br />
toda persona que de una manera u otra<br />
tenga relación con la Entidad” (sic).<br />
Quien haya al menos dado lectura<br />
a una sola de estas páginas tendrá<br />
ya un suficiente panorama como para<br />
entender que en la categoría “Responsables<br />
de la mala imagen institucional<br />
de Argentores”, los empleados tomando<br />
mate deben calificar por debajo del<br />
puesto cien.<br />
Por suerte nos queda el humor y<br />
podemos pensar que se trató de una<br />
intentona golpista contra el presidente<br />
de Argentores, Robero “Tito” Cossa,<br />
todavía referente del Mate, el ya nada<br />
representativo Movimiento de Apoyo al<br />
Teatro.<br />
Lucho Bordegaray
16 m noviembre 2012 INFORME ESPECIAL: ARGENTORES<br />
noviembre 2012<br />
m 17<br />
(Viene de página 15.)<br />
de autor, los ingresos de Argentores se<br />
completan (Estatuto, artículo 3º) con las<br />
donaciones y subsidios que reciba, las<br />
cuotas de ingreso y mensuales de sus<br />
asociados (mil setecientos, según datos<br />
de 2011), los intereses que devenguen<br />
los préstamos o anticipos reglamentarios<br />
a los socios, y el importe de los derechos<br />
no reclamados por los interesados, después<br />
de transcurridos cinco años de percibidos<br />
por la entidad, como asimismo lo<br />
que se produzcan por la falta de declaración<br />
de obras. Se trata de los polémicos<br />
derechos de autor no individualizados o<br />
pendientes de identificación, es decir, dinero,<br />
mucho, que se recauda y que luego<br />
no llega al bolsillo de los autores o herederos<br />
correspondientes. De las maniobras<br />
fraudulentas antes descriptas para<br />
poner en circulación estos fondos se pasó<br />
a instrumentar una salida que pretende<br />
mostrarse más prolija e institucional, pero<br />
que no deja de ser un despojo a los autores<br />
por parte de la entidad que tiene por<br />
función defenderlos.<br />
Años atrás, el Instituto Nacional de<br />
Asociativismo y Economía Social emitió<br />
un informe [clic] solicitando que Argentores<br />
contacte a todos los dueños de estos<br />
derechos pendientes de identificación<br />
con el objeto de liquidarles los pagos<br />
adeudados. Una orden de difícil cumplimiento<br />
para la actual Junta Directiva<br />
que dispuso en junio de 2010 (según se<br />
informa en la Memoria y balance 2010,<br />
página 54, nota 8 de los estados contables,<br />
y en la Memoria y balance 2011, página<br />
49, nota 8 de los estados contables)<br />
que anualmente el veinte por ciento de<br />
estos derechos, previamente reconocidos<br />
como pasivos sociales (deuda) pasen a<br />
conformar una reserva dentro del patrimonio<br />
neto de la sociedad, que es incorporada<br />
como resultado del ejercicio (ganancia)<br />
a medida que transcurran cinco<br />
años, tal como lo establece el Estatuto.<br />
Esta medida, que ya generó un aumento<br />
del patrimonio neto de más de $ 15 000<br />
000 y ganancias por más de $ 7 000 000<br />
(a riesgo de provocar nuevos reclamos<br />
de autores ante la Justicia) mereció una<br />
observación de parte de Becher y Asociados,<br />
la auditoría contratada por Argentores,<br />
en sus informes de 2010 y 2011,<br />
por considerar que es una disposición<br />
que no se ajusta a normas contables profesionales.<br />
Un dictamen similar recibió el<br />
revaluó técnico de la sede principal de la<br />
mutual, ubicada en Recoleta, el cual fue<br />
realizado en 2008 y derivó en otra reser-<br />
La edición de junio de 2009 de Florencio, la revista institucional de Argentores,<br />
evidencia la poca participación en las asambleas ordinarias.<br />
va especial de patrimonio neto de más de<br />
$ 7 000 000 que, hasta el año pasado,<br />
todavía no había obtenido conformidad<br />
administrativa de la Inspección General<br />
de Justicia, tal como consta en el Informe<br />
de auditores independientes sobre estados<br />
contables, en la Memoria y balance<br />
2010, páginas 32 a 34, y en la Memoria y<br />
balance 2011, páginas 28 a 30.<br />
A pesar de todas estas complejas decisiones<br />
destinadas a engrosar el patrimonio<br />
neto y las ganancias de la Sociedad<br />
General de Autores de la Argentina, el<br />
déficit interanual 2010-2011 creció más<br />
de $ 3 500 000. La ecuación propuesta<br />
por Roberto Cossa en la Asamblea Ordinaria<br />
de abril de 2008 [clic] –recaudar más<br />
y gastar menos, pero sin recortar los fondos<br />
destinados a la asistencia médica y<br />
social ni los sueldos de los más de cien<br />
empleados que trabajan para la institu-<br />
ción– estaba dirigida a paliar un déficit de<br />
$ 2 500 000. En 2011, el déficit superó<br />
los $ 7 500 000. En su mensaje para la<br />
Memoria y Balance General del año pasado,<br />
Cossa escribió: “Avanzamos, pero<br />
el objetivo de eliminar el déficit está lejos<br />
aún. (…) Se trata de un déficit controlable.<br />
(…) Pero es cierto que la deuda que<br />
provoca el déficit es hacia adentro, hacia<br />
los socios. No podemos aumentar suficientemente<br />
las pensiones, que han quedado<br />
retrasadas. (…) La recaudación aumentó<br />
un treinta por ciento con relación<br />
al ejercicio anterior, pero en la misma<br />
proporción aumentaron los gastos. Nos<br />
mordemos la cola”. Aunque su autor avise<br />
que no le gusta hacerlo, el texto finaliza<br />
cargando culpas al pasado. Durante<br />
la gestión Cossa, del “déficit abultado”<br />
de 2008 se pasó al “déficit controlable”<br />
de 2011. La diferencia entre uno y otro<br />
es de aproximadamente $ 5 000 000. En<br />
los últimos años, en la revista Florencio,<br />
la cobertura periodística de la Asamblea<br />
Ordinaria anual, en donde se pone a<br />
consideración de los socios los estados<br />
contables de la entidad, fue relegada a la<br />
sección Breves, no transcribiéndose fragmento<br />
alguno de los discursos del presidente<br />
Cossa. Si bien a estas asambleas<br />
pueden concurrir todos los asociados, el<br />
número de asistentes nunca supera los<br />
cincuenta. El resto de los socios se entera<br />
de lo sucedido a través de la revista Florencio,<br />
como vemos en esta página, con<br />
la cobertura de la asamblea de 2009.<br />
Argentores asiste<br />
La asistencia brindada por el Consejo<br />
de Previsión Social de Argentores contempla<br />
el otorgamiento de pensiones<br />
ordinarias, por fallecimiento, graciables,<br />
ayudas asistenciales, subsidio para sepelios<br />
y cobertura médica (emergencias,<br />
internación, odontología básica, 50%<br />
de descuento en medicamentos y un par<br />
de anteojos sin cargo por año). En 2011<br />
insumió $ 9 336 617, un 25% más que<br />
en 2010, contando con doscientos cincuenta<br />
pensionados y cuatrocientos socios<br />
con obra social de un padrón de mil<br />
setecientos. Es decir, Argentores otorga<br />
cobertura médica a poco más de un cuarto<br />
de sus asociados. A la vez, los depósitos<br />
a plazo fijo en pesos de la mutual<br />
aumentaron el 47% en un año, llegando<br />
a los $ 50 000 000, y las colocaciones en<br />
el exterior en dólares o euros superaron<br />
los $ 8 500 000, casi un 10% más de<br />
lo informado en 2010, todos estos datos<br />
tomados de la Memoria y Balance 2011,<br />
anexo IV, página 54. Estos aumentos en<br />
las inversiones estarían contradiciendo el<br />
principio mutual de capitalización social<br />
de excedentes que indica que las ganancias<br />
deben usarse para asegurar a sus<br />
socios nuevos y mejores servicios, no precisamente<br />
de carácter financiero.<br />
Argentores categoriza<br />
El recambio generacional en Argentores<br />
es lento. Por estatuto (artículo 4º),<br />
los socios están divididos en tres clases,<br />
dependiendo estas de la cantidad de actos<br />
de producción autoral que tengan<br />
acumulados [clic] :<br />
Administrados B (1116 socios): con<br />
menos de tres actos acreditados,<br />
sólo tienen voz en las asambleas<br />
y no pueden elegir ni ser elegidos<br />
como directivos. Su acceso a la cobertura<br />
médica no es gratuita.<br />
Administrados A (241 socios): aquellos<br />
que acreditan entre tres y ocho<br />
actos. Tienen voz y voto en las<br />
asambleas, pueden elegir directivos<br />
pero no ser elegidos. Cuentan con<br />
acceso gratuito a la obra social.<br />
Activos (292 socios): con ocho o más<br />
actos de producción autoral, tienen<br />
voz y voto en las asambleas, y<br />
pueden elegir y ser elegidos como<br />
directivos. Tienen acceso gratuito<br />
a la asistencia médica, extensible a<br />
un familiar directo.<br />
A estos hay que sumarles todos los autores<br />
y herederos que, aunque no estén<br />
asociados a Argentores, están obligados<br />
por ley a tratar con esta entidad. Por supuesto,<br />
no tienen voz ni voto, ni pueden<br />
ser elegidos ni elegir, mucho menos disfrutar<br />
de una cobertura médica y social.<br />
En salas de hasta ciento cuarenta y<br />
nueve localidades, el autor teatral consigue<br />
un acto al realizar de treinta a sesenta<br />
y nueve funciones de su obra (Reglamento<br />
interno, artículo 9º). Bajo estas condiciones,<br />
la clasificación de socios resulta<br />
en juntas directivas como la actual, cuyo<br />
promedio de edad supera los setenta<br />
años y no representa generacionalmente<br />
a las nuevas voces. A los socios administrados<br />
B no les queda otra que envejecer<br />
para acumular la cantidad de actos necesaria<br />
para postularse y acceder a la mesa<br />
directiva; el problema es que sus energías<br />
e ideas también envejecen mientras esperan<br />
su oportunidad. O se les acaba la<br />
paciencia, como indicaría la pronunciada<br />
merma de socios entre los administrados<br />
B y A (de 1116 se baja a 241, repuntando<br />
un poco el número de asociados con la<br />
categoría Activos, cuando la lógica reglamentada<br />
por la institución debería producir<br />
una curva descendente armónica).<br />
Así se produce un distanciamiento de la<br />
institución con los modos de entender y<br />
hacer teatro que ponen en práctica las<br />
generaciones más jóvenes.<br />
Argentores se encierra<br />
Ese distanciamiento se hizo palpable<br />
en el trato dispensado por Argentores<br />
al colectivo de salas y artistas Espacios<br />
Escénicos Autónomos (Escena). Tanto<br />
en 2011 como en 2012, a través de sus<br />
recaudadores, Argentores se puso en<br />
contacto con integrantes de Escena para<br />
reclamarles el pago de derechos de las<br />
obras que se presentan en estos espacios,<br />
donde se da la particularidad de que<br />
muchos espectáculos son escritos y dirigidos<br />
por la misma persona, que además<br />
es responsable de la sala. Por lo tanto, es<br />
esperable que estos artistas nucleados en<br />
Escena, asociación que lleva organizados<br />
tres festivales e impulsó en su favor dos<br />
leyes municipales y una declaración de<br />
interés cultural, consideren ilógico gestionar<br />
a través de Argentores algo que<br />
no necesitan, pues nadie se puede robar<br />
a sí mismo. Una comitiva de Escena llevó<br />
este y otros planteos a una reunión organizada<br />
en la sede de la calle Pacheco<br />
de Melo. Para sorpresa del grupo, los<br />
atendió únicamente un administrativo<br />
a cargo del área de recaudaciones. No<br />
participaron del encuentro los vocales del<br />
Consejo Profesional de Teatro, José María<br />
Paolantonio y Roberto Perinelli, quienes<br />
deberían asumir como propia la tarea de<br />
conocer los nuevos modos de producción<br />
de la escena independiente para proponer<br />
reformas en todas aquellas leyes y<br />
disposiciones de la gestión colectiva de<br />
derechos que evidencien un marcado<br />
anacronismo.<br />
Mientras ni siquiera escuche a las nuevas<br />
generaciones y sus modos de producir<br />
teatro, la impresión que transmite Argentores<br />
es que solo le interesa recaudar.<br />
Si esto fuera así, se estaría frente a una<br />
situación peligrosamente corporativa, rayana<br />
con lo antidemocrático, que atentaría<br />
contra el prestigio de Argentores y<br />
bastardearía principios fundamentales<br />
del mutualismo. Es una problemática que<br />
no solo atañe a los autores sino al conjunto<br />
de la comunidad teatral. También al<br />
público que, al pagar su entrada, financia<br />
los aciertos y errores de esta mutual centenaria.<br />
Martín Seijo<br />
Fuentes: entre las principales fuentes de esta<br />
investigación deben citarse el libro Un siglo en<br />
defensa del Autor [clic] , editado por Argentores<br />
en 2010, y las diversas ediciones de la revista<br />
Florencio [clic] .<br />
Pobre Florencio<br />
Varias y variadas fueron las publicaciones<br />
que lanzó Argentores para<br />
comunicar su acción y propalar sus<br />
bondades, la primera de ellas, a mediados<br />
de la década de 1930. Hoy, su<br />
“house organ” se llama Florencio, en<br />
honor al periodista y dramaturgo Florencio<br />
Sánchez.<br />
Nacida en 2005, esa revista tiene<br />
el típico tono de toda publicación institucional:<br />
de poco interés para quien<br />
no pertenezca al ente, quizás útil para<br />
quien en el futuro encare una investigación,<br />
y con reportajes de diversa valía.<br />
Así y todo, Florencio es un proyecto<br />
floreciente: de las 24 páginas que<br />
tuvo en su séptima edición, la última,<br />
del pasado septiembre, alcanzó las 88<br />
páginas.<br />
De las ediciones de Florencio subidas<br />
a internet, llama la atención que,<br />
tratándose del órgano de la mutual<br />
que brega sin cejar por los derechos<br />
del autor, publique la mayoría de las<br />
notas sin firma, pues la firma es el primer<br />
reconocimiento del autor.<br />
Pero así como faltan firmas, no faltan<br />
imágenes del presidente, Roberto<br />
“Tito” Cossa: en las veintiuna ediciones<br />
disponibles en el sitio de Argentores<br />
aparecidas bajo su mandato, tenemos<br />
sesenta y dos fotos de Tito o con<br />
Tito, habiendo llegado al máximo de<br />
trece fotos en una misma edición (la<br />
Nº 17) y destacándose la edición 9º,<br />
en cuya tapa se anuncia el inicio de<br />
la presidencia de Cossa con un retrato<br />
de él que ocupa casi dos tercios de la<br />
portada. Si nos quedamos en lo que<br />
se ve, lo que se ve no es institución,<br />
sino directivos; no es mutual, sino individuos;<br />
no es construcción, sino figuración.<br />
Sin embargo, lo que más ruido<br />
hace es el propio nombre de la revista:<br />
resulta muy extraño que una entidad<br />
que no logra dar un paso para<br />
renovar su posicionamiento frente a<br />
los actuales modelos de producción,<br />
distribución y comercialización y que<br />
además funciona con un espíritu entre<br />
mercantil y represivo haya decidido<br />
denominar a su publicación con el<br />
nombre de Florencio Sánchez, un luchador<br />
incansable por los derechos de<br />
los demás –a punto de haber ido a la<br />
huelga con los trabajadores de un diario<br />
que él dirigía–, anarquista, amigo<br />
y conocedor de las clases populares.<br />
Pobre Florencio.<br />
Lucho Bordegaray
18 m noviembre 2012 INFORME ESPECIAL: ARGENTORES<br />
noviembre 2012<br />
m 19<br />
Algunas preguntas sobre Argentores,<br />
respondidas por un hombre de teatro<br />
Roberto Perinelli, uno de los dos vocales del Consejo Profesional de Teatro de Argentores, respondió<br />
algunas dudas que compartimos con él sobre los fundamentos y el funcionamiento de esa entidad.<br />
Dramaturgo y ex director de la Escuela<br />
Metropolitana de Arte Dramático, Roberto<br />
Perinelli forma parte de la Comisión<br />
Directiva de Argentores en el Consejo<br />
Profesional de Teatro. Pero además de<br />
esto, es un hombre fuertemente vinculado<br />
con el teatro independiente porteño,<br />
por lo que consideré que era la persona<br />
precisa para hacerle algunas preguntas<br />
sobre el carácter y la actividad de esa<br />
entidad. Y sigo considerando lo mismo,<br />
pese a que entre sus respuestas haya filtrado<br />
su declaración en contrario.<br />
Aquí, lo que resultó de un intercambio<br />
de e-mails –mínimamente editado para<br />
facilitar la lectura– con Perinelli quien,<br />
atento a que podía agregar lo que desease,<br />
lo hizo a modo de introducción.<br />
–Creo que antes de contestar a tus preguntas<br />
es necesario aclarar algunas cuestiones.<br />
Argentores es una entidad que<br />
cuenta con el monopolio del cobro de los<br />
derechos de autor, que incluye al teatro<br />
pero también a la radio, al cine y a la televisión.<br />
Con frecuencia se la vincula fuertemente<br />
con la actividad escénica, acaso<br />
porque ese fue su origen: hace ciento<br />
dos años fueron los autores dramáticos<br />
y líricos los que crearon la entidad. Es obvio<br />
que la atención en cuatro disciplinas<br />
bastantes distintas en cuanto a soportes<br />
y maneras (acaso el cine y la televisión<br />
sean de las cuatro las más vinculadas)<br />
requiere para los fines expresados de<br />
la aplicación de métodos diferentes. El<br />
teatro, por fortuna, tropieza con los menores<br />
obstáculos: los llamados empresarios<br />
comerciales respetan a la entidad y<br />
pagan el porcentaje a los autores (diez<br />
por ciento de la recaudación bruta) sin<br />
inconvenientes; el teatro oficial lo hace<br />
también (por lo general con atraso, como<br />
todas las cosas que paga el Estado), y en<br />
el teatro alternativo no hay dificultades<br />
con las salas consolidadas, pero aparecen<br />
inconvenientes en aquellas que resisten<br />
porque forma parte de cierta precaria y<br />
romántica concepción de la profesión.<br />
Este resumen de introducción requiere<br />
más argumentos, pero lo cierro aquí para<br />
evitar derivaciones que me llevarían más<br />
tiempo que lamentablemente no tengo.<br />
–Más allá de que la ley lo indica, ¿cómo<br />
se justifica desde lo teórico o, si preferís,<br />
desde lo ideológico, el monopolio de Argentores?<br />
–El monopolio le ha sido otorgado a<br />
Argentores por ley, hace un tiempo inmemorial.<br />
Discutir su validez es posible<br />
y plausible, pero yo no tengo ganas de<br />
meterme en ese asunto, porque además<br />
no me creo la persona más indicada para<br />
hacerlo.<br />
–¿Considerás que Argentores comprende<br />
la realidad del teatro y la danza actuales,<br />
de sus creadores, sus dinámicas creativas,<br />
sus modos de autoría, la permanente actualización<br />
incluso de los textos?<br />
–No sé si entiendo bien la pregunta. Entiendo<br />
que Argentores se ocupa, en estos<br />
emprendimientos, de lo que atañe al<br />
autor, sea éste un escritor de literatura<br />
dramática o un coreógrafo. Los cambios<br />
en los modos de autoria –por ejemplo, la<br />
creación colectiva– es contemplada porque<br />
todos los que participan de ella cobran<br />
el porcentaje autoral respectivo, el<br />
que ha sido establecido con anterioridad<br />
entre ellos y vuelcan en una declaración<br />
jurada que deben presentar y firmar para<br />
informar a la entidad sobre la fecha del<br />
estreno de la obra y el teatro donde se<br />
hará, de modo que a partir de determinada<br />
fecha la entidad está en condiciones<br />
de recaudar los derechos. Con la improvisación<br />
ocurre algo parecido, ya que por<br />
más que se improvise la improvisación<br />
tiene un autor. Ahora pregunto yo: ¿qué<br />
significa “la permanente actualización de<br />
los textos”? Con sinceridad, no entiendo.<br />
–Quizás se entienda mejor si hablamos de<br />
que los textos no son estáticos, sino que<br />
se modifican con el aporte del director o<br />
del actor. Esa realidad, ¿no debería modificar<br />
la concepción unívoca y estática<br />
sobre lo que es un autor y su obra?<br />
–Las obras se modifican necesariamente;<br />
el traslado del papel al escenario trae<br />
esas consecuencias. A veces el autor las<br />
conoce y las acepta; a veces, no y surgen<br />
conflictos. El autor tiene el derecho hasta<br />
de suspender el estreno si no está conforme<br />
con los cambios, pero desde que<br />
yo tenga memoria eso nunca ocurrió.<br />
Siempre hay posibilidades de llegar a un<br />
acuerdo volviendo atrás con los cambios<br />
o con el autor que se las aguanta.<br />
Estamos hablando, naturalmente, de autores<br />
vivos que pueden estar al tanto de<br />
lo que se hace con su obra, que pueden<br />
asistir a los ensayos. Con los muertos es<br />
otro cantar: el “modificador” o los “modificadores”<br />
se la tendrán que ver con los<br />
derechohabientes, por lo general muy<br />
duros de pelar.<br />
–En los años que llevás como miembro del<br />
Consejo Profesional de Teatro, ¿llegó a la<br />
Junta Directiva o se pensó en su seno la<br />
idea de diferenciar el trato de Argentores<br />
con los teatros comerciales y estatales de<br />
los teatros independientes?<br />
–No hay ni puede haber diferencias. Todos<br />
los autores cobran en función del<br />
monto recaudado. Esto les acredita un<br />
puntaje que les permite, a bastante poco<br />
de iniciar su trayectoria profesional, comenzar<br />
a recibir los beneficios mutuales<br />
que da la entidad, tal como el servicio<br />
médico prepago que es una pesada inversión<br />
para Argentores y un gran alivio<br />
para los bolsillos de los autores.<br />
Acaso los beneficios que reciben los autores<br />
del teatro alternativo son aleatorios,<br />
porque son quienes participan y suelen<br />
ganar los concursos anuales de Argentores,<br />
en los que el texto se analiza y valora<br />
por los jurados independientemente<br />
de los méritos que se han alcanzado con<br />
la puesta en escena. En otras palabras,<br />
una obra puede ganar el premio pese a<br />
que su traslación escénica haya sido un<br />
fracaso. Asimismo estos autores (además<br />
de actores, directores y demás yerbas del<br />
teatro alternativo) son los que suman<br />
como alumnos en los buenos cursos que<br />
se ofrecen gratuitamente.<br />
–¿Creés que hay que modificar algo? Si<br />
creés que sí, ¿qué has hecho para avanzar<br />
en ese sentido? ¿Y recibiste sugerencias<br />
o reclamos de autores de teatro y danza?<br />
–Hay diferentes reclamos acerca del régimen<br />
de puntaje, que algunos, en especial<br />
los autores de provincia, juzgan inequitativo.<br />
Se están estudiando modificaciones<br />
pero el tema es complejo, porque es difícil<br />
encontrar una fórmula de equilibrio;<br />
se corre el peligro no buscado de caer en<br />
algún tipo de favoritismo o que la inequidad<br />
cambie de signo.<br />
–¿Cuál es el plazo medio de tolerancia<br />
con que cuenta una sala independiente<br />
para hacer el depósito correspondiente a<br />
una función teatral?<br />
–Eso depende del sistema de cobro que<br />
establece la gerencia administrativa. Por<br />
supuesto que las salas de la calle Corrientes,<br />
que acumulan grandes sumas,<br />
reciben al cobrador una vez a la semana.<br />
El Teatro del Pueblo, lugar que conozco<br />
bien, es visitado por el cobrador cada<br />
quince días.<br />
–¿Qué hace (o qué cobra, en el peor de los<br />
casos) Argentores cuando la función es<br />
gratuita y llevada a cabo por sus mismos<br />
creadores? ¿Y si la función es gratuita y<br />
en una plaza o en la calle?<br />
–Las funciones gratuitas pagan un canon,<br />
que ahora no recuerdo de cuánto es<br />
porque recientemente se ha modificado,<br />
y vale para cualquier emprendimiento,<br />
estatal o privado.<br />
Insisto que esto requiere de mayor espacio<br />
y tiempo de reflexión. Argentores<br />
enfrenta ahora la amenaza de la web y<br />
su capacidad de distribución y difusión<br />
de obras con autor vivo y reconocido<br />
sin que medie el pago de ningún derecho.<br />
Con enorme paciencia y constancia<br />
hay gente que está trabajando en eso y<br />
poco a poco está consiguiendo que esta<br />
cuestión no quede exenta de pago. Con<br />
mirada egoísta puedo decir que el teatro<br />
prácticamente no padece el conflicto. Por<br />
fortuna se trata de un arte presencial –<br />
Romeo se enamora de Julieta a la noche,<br />
a la misma hora y en el mismo ámbito,<br />
mientras unos espectadores los están mirando–.<br />
Respecto a la difusión de los textos,<br />
es tan incontrolable por el momento<br />
como lo es una serie de televisión o una<br />
película, pero la diferencia es que el texto<br />
puede despertar interés en lugares insólitos<br />
y los interesados se pueden molestar<br />
(a veces no) en hacer los trámites para<br />
pedir la autorización del autor y montarla<br />
en su teatro, devengando derechos que<br />
el autor cobra. Hay que tener en cuenta<br />
que la Ley de Propiedad Intelectual –origen<br />
de todo esto– es de vieja vigencia en<br />
el país, por lo que se ha hecho carne en<br />
todos los que participan de la profesión.<br />
Esta cuestión puede resultar incomprensible<br />
en algunos países de Latinoamérica,<br />
donde no existen entidades como Argentores,<br />
ni siquiera tímidos sucedáneos, y<br />
el autor entonces actúa bajo la total desprotección.<br />
Señalo como excepción Uruguay<br />
y México; el resto es silencio.<br />
Lucho Bordegaray<br />
José María Paolantonio,<br />
en medio de una grave e irresuelta situación<br />
A juzgar por las informaciones de los<br />
dos entes, la relación entre Argentores y<br />
el Instituto Nacional del Teatro se desarrolla<br />
en buenos términos. Ambos comparten<br />
la edición de una colección de<br />
textos teatrales argentinos (El País Teatral),<br />
crearon en conjunto el Plan Nacional<br />
de Formación y Perfeccionamiento<br />
en Dramaturgia, y han otorgado distintos<br />
beneficios a autores de teatro. Para<br />
más familiaridad, desde 2009 y hasta<br />
la actualidad, es Raúl Brambilla quien<br />
coordina la Comisión de Cultura de<br />
Argentores, y que viene al caso porque<br />
hasta marzo de 2012 ocupó ese cargo<br />
en simultáneo con el de director ejecutivo<br />
del INT, una responsabilidad que a la<br />
mayoría de los mortales le demandaría<br />
tanto tiempo que le impediría distraerse<br />
en cualquier área de cualquier mutual,<br />
pero ahí estuvo Brambilla, haciendo durante<br />
dos años y medio las dos cosas a<br />
la vez.<br />
De todos modos, no es él sino un<br />
antecesor suyo quien motiva esta breve<br />
nota: me refiero a José María Paolantonio,<br />
en torno a quien se ha dado una<br />
situación de suma gravedad, situación<br />
originada hace muchos años y que, según<br />
todo indica, no ha tenido solución<br />
hasta el momento.<br />
Pero, claro, comencemos por cómo<br />
se desencadenó,<br />
Apenas iniciada la Fiesta Nacional del<br />
Teatro 2003, realizada en Mendoza del<br />
27 de marzo al 6 de abril de ese año,<br />
se conoció el texto del que sería el decreto<br />
815/2003, firmado el viernes 4 de<br />
abril por el entonces presidente Eduardo<br />
Duhalde. Ese decreto reformaba la<br />
Ley del Teatro (ley 24 800), poniendo el<br />
Instituto Nacional del Teatro en manos<br />
de un presidente y un vicepresidente, lo<br />
que alteraba totalmente el espíritu de<br />
la ley. (Hoy, visto el desquicio en que se<br />
ha convertido el INT, vale preguntarse si<br />
esa reforma no hubiera aportado mejoras<br />
en su funcionamiento y para sus<br />
legítimos beneficiarios. Pero ese es otro<br />
tema.) Con la misma fecha, el decreto<br />
817 nombraba presidente del INT a José<br />
María Paolantonio, y como vicepresidenta<br />
a Griselda Strat, hasta entonces<br />
director ejecutivo del INT y representante<br />
de la Secretaría de Cultura ante el<br />
INT, respectivamente.<br />
El alboroto no se hizo esperar y detonó<br />
en la misma Fiesta Nacional. Pero de<br />
todo eso daremos cuenta en una próxi-<br />
ma edición, cuando se cumplan diez<br />
años de estos acontecimientos. Lo que<br />
ahora nos interesa es una de las derivaciones<br />
de esos hechos.<br />
El lunes siguiente, 7 de abril, una<br />
reunión extraordinaria del Consejo de<br />
Dirección resuelve, entre otras cosas,<br />
declarar a Paolantonio y Strat “personas<br />
no gratas a la actividad teatral del<br />
país por haber ocultado la tramitación<br />
del decreto de referencia al Consejo<br />
Nacional, al Plenario de Provinciales reunidos<br />
en Mendoza y a la comunidad<br />
teatral del país”, así como “dar a conocer<br />
estas resoluciones a la comunidad<br />
teatral del país, a todas las asambleas<br />
de teatristas, a los medios de prensa<br />
nacionales y provinciales,.a los poderes<br />
legislativos, a Argentores, a la Asociación<br />
Argentina de Actores, a la Coordinadora<br />
de la Cultura de Buenos Aires,<br />
etc., buscando ampliar el consenso y las<br />
adhesiones”.<br />
Ahora bien, si José María Paolantonio<br />
fue declarado persona no grata a<br />
la actividad teatral del país, ¿cómo es<br />
posible que actualmente se desempeñe<br />
como vocal del Consejo Profesional de<br />
Teatro de Argentores? Esto reviste una<br />
enorme gravedad institucional aunque<br />
–pese a sonar sonso– no sabemos sobre<br />
qué institución recae esa gravedad.<br />
Porque si bien lo primero que surge es<br />
pensar que Argentores desestimó la<br />
pena moral impuesta por el INT o que<br />
Paolantonio nunca informó de haber<br />
recibido tan peculiar castigo, la práctica<br />
del Consejo de Dirección del INT nos<br />
habilita a sospechar que lo más probable<br />
es que así como se dictaminó la<br />
oprobiosa (y, digámoslo, algo rimbombante)<br />
sanción a Paolantonio, jamás se<br />
le haya comunicado tal decisión al mismo<br />
castigado.<br />
Alguien está en falta: o José María<br />
Paolantonio con Argentores por ocultar<br />
su situación, o Argentores con la<br />
comunidad teatral por incumplir con la<br />
disposición del INT, o los participantes<br />
de la reunión extraordinaria del Consejo<br />
de Dirección 7 de abril de 2003 (Rafael<br />
Bruza, Oscar Nemeth, Ariel Molina, Ángel<br />
Quintela, Marcelo Lacerna, Carlos<br />
Catalano, Raúl Dargoltz y Jorge Ricci)<br />
por haber dictaminado una severísima<br />
pena y no haber velado por su cumplimiento<br />
ni recomendarlo.<br />
¿Alguien tiene la respuesta?<br />
Lucho Bordegaray
20 m noviembre 2012 INFORME ESPECIAL: ARGENTORES<br />
noviembre 2012<br />
m <strong>21</strong><br />
Creo estar en lo cierto cuando digo<br />
que hacer teatro es esencialmente jugar.<br />
Son numerosas las lenguas que recuperan<br />
la noción de lo lúdico en el seno del<br />
campo semántico de las palabras vinculadas<br />
a lo teatral.<br />
Hago teatro, ergo, me dedico a jugar.<br />
Ambas actividades requieren, como condición<br />
de posibilidad, la libertad de autodeterminarse:<br />
si no es libre, incierto, ficticio<br />
y autorreglamentado, entonces no es<br />
juego ni tampoco teatro. Tal vez las obras<br />
hechas en serie, las fórmulas creativas<br />
que cristalizan patrones compositivos,<br />
los modelos que se replican incansablemente<br />
con el objetivo de la taquilla o las<br />
apuestas a las “figuras” que convocan,<br />
logren confundir a los miembros más desprevenidos<br />
del público o a un puñado de<br />
críticos anestesiados. Sin embargo, una y<br />
otra vez resultan en desventuras que fallan<br />
de manera irremediable justamente a<br />
raíz de que el criterio que las gobiernan<br />
es ajeno a su necesidad, organicidad y<br />
vitalidad, es decir, les ha sido impuesto.<br />
Las reglas de cada juego (de cada obra)<br />
deben necesariamente determinar sus<br />
propios postulados. Esta es una premisa<br />
cardinal a la hora de habitar libremente<br />
el crear, algo de lo que recientemente he<br />
sido privada.<br />
Desde 2002 soy la directora del grupo<br />
Amarillo en Escena Trajo Mala Suerte,<br />
que reúne hoy diecinueve actores. Naturalmente,<br />
deseamos valernos de las posibilidades<br />
de la propia época para desarrollar<br />
nuestra actividad. Queremos hacer<br />
un teatro para nuestros coetáneos. Sin<br />
embargo, ciertas experiencias contemporáneas<br />
nos están enteramente vedadas.<br />
Hay cosas con las que a los teatristas no<br />
se nos permite jugar.<br />
Es sencillo advertir que cuando determinadas<br />
prohibiciones interfieren con la<br />
libertad de los autores en el ejercicio de<br />
sus construcciones poéticas, lo creativo<br />
se resiente: si es obediente a los sistemas<br />
vigentes se estancará; si es combativo,<br />
florecerá, mas el precio será el verse obligado<br />
a sobrevivir de manera clandestina.<br />
Basta con repasar las relaciones históricas<br />
entre artistas e intelectuales con las formas<br />
de poder totalitario para verificarlo.<br />
Sin dudas, una de las funciones del<br />
arte es correr los límites de lo establecido.<br />
Teatro y copyleft<br />
Mientras los defensores del actual estatus del derecho de autor cierran filas, la idea del copyleft<br />
brinda una nueva mirada sobre el tema, aquí expuesta por la dramaturga y directora Candelaria Sabagh.<br />
Entonces, ¿cómo podremos los creadores<br />
abordar el espinoso intento de dicho<br />
ejercicio, si se pretende incriminarnos por<br />
procurar hacerlo? El problema al que me<br />
refiero no forma parte de un repertorio<br />
descollado; no se trata de un asunto de<br />
arqueología ni de revisionismo histórico.<br />
Por el contrario, es un acontecimiento,<br />
del aquí y ahora, que adviene de un enfrentamiento<br />
particular. Una pugna que<br />
recientemente inicia y cuyo resultado definirá<br />
el perfil del mundo que vendrá, en<br />
el que las reglas del juego se impongan<br />
desde un afuera interesado nada más que<br />
en los réditos económicos de un sistema<br />
capitalista, o uno en que se permita la<br />
libertad de autodeterminación a la hora<br />
de establecer las pautas para la construcción<br />
y la distribución de los bienes simbólicos<br />
que resultan de cierta forma de<br />
lo lúdico, como sucedería en el caso del<br />
teatro. En otras palabras, un mundo en<br />
el que se restrinja o se facilite la creación<br />
y el acceso a la cultura. La disyuntiva a la<br />
que aquí aludo forma parte de uno de los<br />
debates más calientes de la escena contemporánea.<br />
Se trata de que, en el campo<br />
artístico e intelectual, hay quienes no<br />
estamos dispuestos, en materia de creación<br />
y difusión de la cultura, a aceptar<br />
la defensa de los monopolios limitados<br />
en el tiempo que el capitalismo estipula<br />
como manera de fomentar y enriquecer<br />
el dominio público. La proliferación de<br />
las nuevas tecnologías en comunicación<br />
pone en jaque la idea de que cuidar los<br />
intereses de los autores sea necesariamente<br />
sinónimo de restringir sus creaciones<br />
al mundo. La revolución, en términos<br />
de producción y distribución de cultura,<br />
ya es una realidad. Criminalizarla es un<br />
lamentable manotazo de un sistema que<br />
se ahoga.<br />
Son numerosos los artistas, intelectuales<br />
e inventores que abrazan y fomentan<br />
desde el hacer y el decir un proceso de<br />
transformación que ya está sucediendo.<br />
Hace un tiempo, filósofos y teóricos del<br />
arte se refieren a ello. Las diversas formas<br />
de apropiación y resignificación de citas<br />
plásticas, musicales, cinematográficas,<br />
científicas, literarias y teatrales para producir<br />
una nueva obra, los actos de reescritura,<br />
de parodia, los cruces de géneros,<br />
los mash-ups, los sitios en internet que<br />
proponen a través del link caminos originales<br />
para la navegación del infinito acervo<br />
cultural, todas estas prácticas son análogas<br />
a los modos en que efectivamente<br />
opera el pensamiento y el saber: indefectiblemente<br />
ambos acontecen a partir de<br />
la apropiación y transformación de elementos<br />
anteriores. El conocimiento y la<br />
creación jamás son creaciones ex nihilo,<br />
sino “invención de itinerarios a través de<br />
la cultura”. Es desde ese horizonte que<br />
artistas, autores e inventores han comenzado<br />
a registrar su trabajo bajo las llamadas<br />
licencias libres. Con ello emprenden<br />
un camino hacia la conquista de ser los<br />
verdaderos amos del alcance y los límites<br />
de su obra, tanto en materia de consumo<br />
como resignificación y distribución. El<br />
término que se utiliza para designar este<br />
tipo de prácticas es el de copyleft.<br />
Según Wikipedia (que se autodefine<br />
como “un esfuerzo colaborativo por<br />
crear una enciclopedia gratis, libre y accesible<br />
por todos”), el copyleft es “una<br />
práctica al ejercer el derecho de autor<br />
que consiste en permitir la libre distribución<br />
de copias y versiones modificadas de<br />
una obra u otro trabajo, exigiendo que<br />
los mismos derechos sean preservados<br />
en las versiones modificadas”. El término<br />
aparece por primera vez en las comunidades<br />
de software libre como un juego de<br />
palabras en torno a copyright. Éste significa<br />
derecho de autor o copia derecha. El<br />
copyleft se podría traducir por izquierdo<br />
de autor o copia dejada, aludiendo a que<br />
ha sido dejada en libertad. Además, se le<br />
atribuye un efecto de contagio o vírico<br />
que preserva a la obra de ser absorbida<br />
y utilizada con fines ajenos a su naturaleza:<br />
cualquier trabajo derivado de uno<br />
anterior que presente este tipo de licencia<br />
debe atenerse a su vez a los principios<br />
del copyleft.<br />
Un derecho obligatorio<br />
Ahora bien, la práctica tradicional del<br />
registro restrictivo de la propiedad intelectual<br />
en el sistema capitalista siempre<br />
me había resultado ingrata y sospechosa,<br />
razón por la cual, al conocerlo, el copyleft<br />
capturó mi interés. Pronto el concepto se<br />
convirtió en una de las fuerzas motoras<br />
de la dramaturgia de una nueva obra,<br />
No más zzzzs. Dediqué un par de años<br />
a escribirla. Registré la versión final bajo<br />
licencia libre. Este gesto –político desde<br />
luego– constituía además una clave<br />
fundamental en el sistema lúdico de la<br />
pieza: funcionaba como un pivote en el<br />
universo de sus procedimientos poéticos.<br />
Enseguida empezamos a trabajarla, los<br />
diecinueve actores de la compañía y yo,<br />
pero no sabíamos que pretender montar<br />
un texto amparado bajo este tipo de licencia<br />
constituiría una auténtica contrariedad.<br />
El riesgo supondría una dura penalización<br />
tanto para la sala como para<br />
mí misma, la autora.<br />
En nuestro país, toda obra que se estrena<br />
debe estar necesariamente registrada<br />
en Argentores. Así reza la legislación<br />
vigente. Es sabido que esta Sociedad<br />
General de Autores de la Argentina tuvo<br />
como objetivo de su creación el proteger<br />
el derecho intelectual de los autores<br />
nacionales. Hasta 1919, estos habían sufrido<br />
sistemáticamente injusticias económicas<br />
por parte de los empresarios que<br />
montaban sus obras. El modelo sobre el<br />
que se sancionara en ese año la primera<br />
ley de protección del derecho de autor<br />
estaba basado en el que rigiera en Francia<br />
desde 1791. Conserva, hasta la fecha,<br />
una serie de presupuestos teóricos eminentemente<br />
vinculados a la Ilustración<br />
que hoy resultan sencillamente inadmisibles.<br />
El paradigma filosófico, ético, científico<br />
y político desde el que se escribe<br />
la ley que protege al autor nacional ha<br />
caducado. De tintes universalistas, atenta<br />
contra cualquier forma de pensamiento<br />
inmanentista. Se encuentra, por lo tanto,<br />
ferozmente cuestionado desde casi todas<br />
las escuelas y posiciones de perspectiva<br />
crítica enunciadas hoy en el campo intelectual,<br />
a lo largo y ancho del mundo. Sin<br />
embargo, el cartel que la institución exhibe<br />
con pompa tras su mostrador, insiste:<br />
“Sin autor no hay obra”. Evidentemente,<br />
las nociones de diseminación de sentido,<br />
mosaico de citas, pliegue, conversación<br />
de la humanidad, muerte del autor y<br />
otras afines son, para la Sociedad General<br />
de Autores de Argentina, meros flatus<br />
vocis. El paradigma sobre el que cimientan<br />
su lógica es absolutamente ajeno a la<br />
coyuntura histórica, epistemológica y tecnológica<br />
que nos constituye. Supone una<br />
división binaria, sesgada y tajante entre el<br />
ser un hacedor de cultura (un autor) y un<br />
consumidor de cultura (un lector o espectador).<br />
En la práctica, esta segmentación<br />
ha sido ampliamente superada: desde la<br />
aparición de internet, los límites creador/<br />
consumidor se han vuelto visiblemente<br />
difusos. Hoy, más bien, lo atinado sería<br />
que el cartel en cuestión dijera: “Sin obra<br />
no hay autor”.<br />
Al presente, los usuales detractores<br />
del copyleft son principalmente individuos<br />
vinculados a la industria del entretenimiento<br />
o al negocio del registro de<br />
la propiedad intelectual, grupos interesados<br />
que practican lobbismo entre los<br />
gobiernos de turno con el fin de inducirlos<br />
a sancionar leyes que penalicen la<br />
libre circulación de la cultura, músicos<br />
capaces de iniciar acciones legales contra<br />
fans adolescentes porque bajan o comparten<br />
temas suyos en internet, autores<br />
que por algún motivo no quieren que<br />
exista la posibilidad de una nueva forma<br />
de licencia (ni siquiera para que otros<br />
podamos emplearla) y demás ejemplares<br />
de la estirpe. Entre los argumentos que<br />
suelen esgrimir hay dos que quisiera responder.<br />
Uno peca de ignorancia; el otro,<br />
de mezquindad. Sostiene el primero que<br />
“en el caso del teatro, es imposible aplicar<br />
el copyleft porque los dramaturgos<br />
consagrados viven de su trabajo y esta<br />
forma de registro atenta contra sus intereses,<br />
ya que no permite que los autores<br />
cobren por su labor”. Falso. El hecho de<br />
que la obra esté bajo una licencia libre<br />
no quiere decir que el creador no perciba<br />
una remuneración por su trabajo. Hay<br />
varias formas de liberar un texto, y es el<br />
autor quien dispone de los términos y<br />
matices que mejor se adapten a sus intereses.<br />
Sépase de una vez: sí, es posible<br />
obtener rédito económico de un trabajo<br />
patentado en copyleft. El segundo argumento<br />
reza: “Para proteger a las nuevas<br />
y futuras generaciones de dramaturgos,<br />
hay que evitarles que otros puedan hacer<br />
uso de sus materiales”. Es curioso: son<br />
indefectiblemente los autores consagrados<br />
quienes, asumiendo una figura paternalista,<br />
hablan en representación de<br />
futuras y noveles generaciones. Les agradezco,<br />
pero informo que, en mi caso, no<br />
solicito su ayuda. Quienes nos dedicamos<br />
al teatro independiente sabemos que las<br />
cifras de recaudación que manejamos<br />
los dramaturgos pipiolos que montamos<br />
obras en las salas del llamado circuito off<br />
son francamente ridículas. Las nuevas generaciones<br />
de autores entendemos que<br />
no es viable poder vivir en lo inmediato<br />
de nuestro trabajo. La profesionalidad es<br />
algo que llega al cabo de recorrer un camino;<br />
el medio es complejo y competitivo<br />
y la apuesta más segura es la de hacer visible<br />
la propia escritura. El deseo de todo<br />
joven dramaturgo es que la mayor cantidad<br />
de gente posible vaya a ver su obra<br />
o, en su defecto, que la lea. El objetivo<br />
por el que trabajamos incansablemente<br />
quienes damos los primeros pasos en el<br />
teatro es siempre que nos conozcan. En<br />
este sentido, el copyleft es sumamente<br />
beneficioso. Al facilitar el acceso a los<br />
materiales en una dinámica que presupone<br />
la horizontalidad, fomenta la multiplicación<br />
de las miradas sobre un mismo<br />
trabajo. Una de las condiciones de las<br />
licencias libres es del reconocimiento: es<br />
posible hacer obras derivadas a partir de<br />
“la original” siempre y cuando la segunda<br />
cite a la primera, de la forma que haya<br />
especificado el autor. Si se tomara la segunda<br />
para generar una tercera, la cita se<br />
duplicaría y así sucesivamente.<br />
El copyleft definitivamente facilita la<br />
participación cultural. Se acrecientan las<br />
oportunidades de expresión, en lugar de<br />
cercenarlas. No constituye una amenaza<br />
para el autor. Antes bien, posibilita a los<br />
creadores el gozar de los beneficios de ser<br />
artífices de su propia obra, a la vez que<br />
participar de un intercambio cultural que<br />
tiene como objetivo la integración solidaria<br />
y libre de los conocimientos. Como<br />
teatrista que medita incansablemente en<br />
torno al propio hacer y al vínculo entre<br />
obra, sociedad y cultura, entiendo que el<br />
copyleft se adecua a mis intereses y deseo<br />
poder experimentarlo. Entonces, pregunto:<br />
¿por qué el teatro no puede hacer<br />
uso en libertad de este nuevo escenario?<br />
Si todo escritor tiene derecho a restringir<br />
las alteraciones y usos de su obra, ¿cómo<br />
es que no tiene derecho, asimismo, a<br />
liberarlas? Y si el hacerlo formara parte<br />
del sistema lúdico de la pieza, si fuera<br />
una de las condiciones de construcción<br />
del universo poético de la obra, ¿no se<br />
estaría, al prohibírselo, atentando contra<br />
la libertad de expresión? ¿Puede penalizarse<br />
a un autor o a un espacio teatral<br />
por ser “portadores de obra de registro<br />
libre”? ¿No se está embistiendo contra la<br />
condición misma del arte, cuando se la<br />
ataca por procurar correr los límites de lo<br />
establecido?<br />
Nadie puede considerarse dueño de<br />
un sintagma. Los fonemas y sus maneras<br />
de organizarse pertenecen a un fluir orgánico<br />
y vital, el lenguaje. Éste no es otra<br />
cosa que una condición de posibilidad del<br />
pensamiento, el conocimiento, la historia<br />
y el arte; en definitiva, todo aquello que<br />
llamamos cultura. Nuestra humanidad se<br />
expresa en ella. La experiencia del mundo<br />
no es más que cuantas palabras tengamos<br />
para relatarla. El copyleft activa la<br />
posibilidad de imaginarlas en libertad,<br />
hacerlas crecer, compartirlas, multiplicarlas<br />
y, entonces, desbaratar fronteras.<br />
Abrir la puerta; correr el límite. El juego<br />
que sueño un día jugar.<br />
Candelaria Sabagh
22 m noviembre 2012 NUEVOS AIRES<br />
noviembre 2012<br />
m 23<br />
Pasantías de dirección<br />
del Complejo Teatral de Buenos Aires<br />
Extrañamente, mientras se afianza su entrega a los capitales privados para las producciones teatrales,<br />
el CTBA generó un espacio de formación en dirección. Aquí hablan sus protagonistas de este año.<br />
De izquierda a derecha, María José Trucco, Tatiana Santana, Agustina Soler, Lucas Lagré, Luis Quinteros,<br />
Mauro Molina, Marcos Perearnau, Mariana Obersztern, Jimena Krouco, Sebastián Villar Rojas y Luis Cano.<br />
El Programa de Pasantías del Complejo Teatral de Buenos Aires<br />
es un espacio de formación en dirección teatral que se inauguró<br />
en 2011 a partir de la iniciativa de Luis Cano, coordinador<br />
de la actividad. El mismo está compuesto por cuatro seminarios<br />
de una semana dictados por cuatro directores/docentes que ya<br />
han montado sus obras en los espacios del Complejo. En 2012<br />
los seminarios estuvieron a cargo de Cristian Drut, Mariana<br />
Obersztern, Alejandro Tantanian y Ciro Zorzoli. En esta segunda<br />
edición fui elegido para formar parte del programa y me resultó<br />
interesante hablar con el resto de los pasantes para que cuenten<br />
en qué consiste el espacio y cómo ven la relación entre los<br />
nuevos creadores y el teatro estatal.<br />
–¿Qué objetivos persigue el Programa de pasantías?<br />
Agustina Soler: –Las pasantías del CTBA tienen por fin generar<br />
cierta articulación entre directores emergentes y otros con más<br />
trayectoria para que puedan compartir miradas y experiencias<br />
sobre la dirección teatral. A su vez, como los seminarios están<br />
centrados en los montajes que los docentes/directores realizaron<br />
en el Complejo, lo que se busca en reflexionar sobre el teatro<br />
estatal, los distintos espacios que tiene disponibles y las condiciones<br />
de producción que una estructura de ese tipo impone.<br />
–¿Cómo fue el proceso de selección? ¿Cuál fue tu criterio a la<br />
hora de postularte?<br />
María José Trucco: –La elección de los pasantes estaba a cargo<br />
de un jurado integrado por Luciano Suardi, Mariana Obersztern<br />
y Emilio García Wehbi. Debíamos entregar una propuesta de<br />
montaje de una obra a elección, una carta de motivación y un<br />
currículum. Lo que hice fue formalizar un material que ya estaba<br />
trabajando, intentando ser honesta con mi propuesta, sin es-<br />
peculaciones de ningún tipo.<br />
La consigna era tan amplia<br />
que no se sabía si se estaba<br />
buscando algún tipo de abordaje<br />
determinado. En ese sentido,<br />
opté por presentar algo<br />
que dista bastante de las producciones<br />
que suelen llevarse<br />
adelante en el Complejo.<br />
–¿Qué expectativas tenías<br />
cuando te seleccionaron?<br />
Jimena Krouco: –Mis expectativas<br />
eran en relación al<br />
aprendizaje. Me parecía muy<br />
estimulante saber que en<br />
cada encuentro iba a haber<br />
un director diferente, con una<br />
mirada distinta sobre el quehacer<br />
teatral. Y tener con ellos<br />
una semana de “clínica” para<br />
poder interiorizarnos en la<br />
propuesta de cada uno y poder<br />
tomar herramientas para<br />
luego usarlas en nuestra propia actividad. A su vez, me pareció<br />
muy interesante el hecho de que los cuatro directores/docentes<br />
elegidos tuvieran miradas tan distintas sobre la dirección. Eso<br />
enriqueció mucho la experiencia de aprendizaje para nosotros.<br />
–Y a partir del tránsito por los seminarios, ¿tenés nuevas expectativas<br />
a futuro sobre tu propio trabajo?<br />
Marcos Perearnau: –En el orden de las expectativas, en mí se<br />
generó una suerte de caída de fantasmas respecto a qué es<br />
el teatro oficial, cómo son esos espacios, qué reglas el ámbito<br />
impone. Uno tiende a creer que formar parte del Complejo<br />
modifica todas las condiciones hacia adelante y uno adquiere<br />
cierto “reconocimiento”. Y ahora no estoy tan seguro que eso<br />
sea así. Creo que transitar las pasantías me ayudó a desacralizar<br />
el espacio, volverlo más tangible y al mismo tiempo me permitió<br />
empezar a pensar de forma más cercana la posibilidad de hacer<br />
algún montaje en esos espacios.<br />
–¿Cómo fue el vínculo entre los pasantes?<br />
Sebastián Villar Rojas: –Fue una relación de mucho compañerismo<br />
e igualdad, casi de hermandad. Me sorprendió. Honestamente<br />
esperaba que hubiera más competencia, más envidia.<br />
Pero por suerte no. Se construyó un grupo donde primó el afecto<br />
y el intercambio intelectual. Y eso genera mucho entusiasmo,<br />
potenció mi propio trabajo.<br />
–El programa de pasantías establece un vínculo entre el teatro<br />
estatal y nuevos creadores. En ese sentido, ¿cómo ven la relación<br />
entre el CTBA y los directores emergentes?<br />
Agustina Soler: –Creo que ese es un vínculo todavía virtual. Las<br />
pasantías indican que están las ganas de que esa relación se<br />
desarrolle. Sin embargo, la percepción que tenemos es que la<br />
construcción de ese lazo entre nuevos directores y el Complejo<br />
responde más a un interés de Luis Cano, que es la persona que<br />
con mucho trabajo lleva adelante este espacio y lo mantiene vigente.<br />
La sensación es que el Complejo no está muy al tanto de<br />
las pasantías y eso se ve en la difusión que el programa tiene hacia<br />
el exterior. Me parece que actualmente no hay real voluntad<br />
de brindar los espacios estatales a nuevos directores, que para<br />
acceder a los mismos primero hay que ganar reconocimiento<br />
en el ámbito alternativo. Creo, a partir de lo que veo que está<br />
siendo programado, que el ingreso al Complejo no depende<br />
en sí de la propuesta que uno presenta, sino de los nombres<br />
de los integrantes de ese proyecto, de sus trayectorias y de las<br />
posibilidades que cada uno posea para convocar espectadores.<br />
–¿Cómo ven al teatro estatal porteño con la nueva gestión?<br />
Tatiana Santana: –Yo veo cierto espíritu de renovación, por lo<br />
menos en los materiales que se presentan. Sin embargo, ese<br />
sentido de renovación es a veces un tanto confuso respecto al<br />
rumbo que está adoptando la nueva gestión. Me refiero, por<br />
ejemplo, al hecho de que se convoque a determinadas figuras<br />
que vienen del ámbito televisivo. Sin dudas, estas decisiones<br />
hablan de los intereses que las autoridades tienen. Y mi sensación<br />
es que a veces en la búsqueda de ese interés se empiezan a<br />
perder los sentidos que porta un determinado material.<br />
Luis Quinteros: –En relación a este punto, la disminución en<br />
la cantidad de espectáculos programados es un fuerte indicio<br />
de la caída presupuestaria por la que atraviesa el Complejo. Es<br />
indudable que esto es producto de un gobierno que, más allá<br />
de lo que diga, no está apostando a la cultura. En este marco,<br />
el programa de pasantías sería algo una perlita dentro de todo<br />
lo demás, algo que salió de esta gestión y hay que reconocerlo.<br />
Mauro Molina: –En esta gestión yo veo una voluntad de renovación,<br />
pero lo veo como un momento de transición. Creo que<br />
no solo hay que esperar, sino también proponer. Tenemos que<br />
hacernos cargo de que el Complejo es un espacio estatal y, en<br />
ese sentido, es de todos y para todos.<br />
–¿Cómo ven el panorama para los creadores emergentes por<br />
fuera del teatro estatal? ¿Encuentran espacios donde desarrollar<br />
su actividad?<br />
Agustina Soler: –Yo creo que hay demasiados espacios y demasiados<br />
creadores. En ese sentido, me preocupa que la multiplicidad<br />
de propuestas haga que cada una de ellas pierda valor<br />
simplemente por el hecho que son demasiadas. Mi sensación<br />
es que hay tantas obras y tanta diversidad que todo empieza<br />
a valer lo mismo. También me parece que hay una actitud un<br />
tanto egoísta que hace que los realizadores lleven adelante sus<br />
espectáculos apoyándose solo en sus ganas y en el hecho de<br />
que puedan hacerlos con pocos recursos. El problema es que no<br />
hay una verdadera búsqueda artística ni tampoco una reflexión<br />
respecto a la instancia de recepción de esos espectáculos.<br />
Tatiana Santana: –Creo que hay demasiado poco límite por parte<br />
de las instituciones y demasiada poca humildad en el creador.<br />
Como no hay límites, uno siente que puede hacer cualquier<br />
cosa. El resultado es, por un lado, gente que no se forma, y por<br />
otro, que las instituciones optan por otorgar subsidios de bajo<br />
monto a casi todos los grupos para que estén conformes. Y esto<br />
es un fuerte indicio de lo desvalorizada que está la actividad,<br />
de la falta de jerarquía que existe entre los realizadores, incluso<br />
para el Estado. Creo que la práctica teatral merece una reflexión<br />
más profunda que aborde no sólo la forma en que el Estado<br />
interactúa con la actividad cultural, sino también aspectos vinculados<br />
a la producción individual, a las motivaciones y a las formas<br />
de llevar adelante un espectáculo en términos materiales.<br />
Lucas Lagré
24 m noviembre 2012 ESCENARIOS POLÍTICOS<br />
noviembre 2012<br />
m 25<br />
La historia del INT en sus actas (nota 5)<br />
Las reuniones del Consejo de Dirección en abril y mayo de 2001.<br />
Avanzamos poco en el tiempo, pero ahí encontramos situaciones muy observables.<br />
Continuamos transitando la historia<br />
del Instituto Nacional del Teatro a través<br />
de las actas del Consejo de Dirección. Y<br />
antes de adentrarnos en la reunión que<br />
ese órgano realizó del 8 al 10 de abril de<br />
2001, recordemos la formación que tenía<br />
entonces: los representantes regionales<br />
Ana Lía de Fuenzalida (Nuevo Cuyo),<br />
Daniel Capazza (Patagonia), Oscar Kairuz<br />
(NOA), Daniel Luppo (NEA), Miguel<br />
Palma (Centro-Litoral) y Roberto Traferri<br />
(Centro); los representantes del quehacer<br />
teatral nacional Ana Haydee Ravalle, Antonio<br />
Germano, Jorge Hacker y Fernando<br />
Nofal; el representante de la Secretaría de<br />
Cultura de la Nación, Norberto Gonzalo,<br />
y el director ejecutivo, Rubens Correa.<br />
De esa reunión dice el acta Nº 45 que<br />
se aprueba la extensión del Plan Nacional<br />
de Fomento 2001 en la provincia de<br />
Chaco, autorizándose los pagos a los docentes<br />
y los gastos de alojamiento, comidas<br />
y pasajes que demandarían según la<br />
duración de sus respectivos cursos. Uno<br />
de ellos, el de iluminación teatral, estuvo<br />
a cargo de Roberto Traferri, a la vez<br />
miembro del Consejo de Dirección. Y de<br />
su curso de tres días se aclara que él “no<br />
cobra cachet”. Más que un gesto, una<br />
actitud que vale la pena destacar.<br />
La reunión siguiente se inicia el 6 de<br />
mayo (acta Nº 46), y el Consejo “analiza<br />
en profundidad la situación generada<br />
en Provincia de Buenos Aires. (…) Traferri<br />
hace un pormenorizado detalle de los<br />
inconvenientes que se presentan a nivel<br />
regional por el constante flujo de información<br />
incorrecta en cuanto a procedimientos<br />
o pautas de funcionamiento, lo<br />
cual consta en reiteradas denuncias de<br />
beneficiarios. (…) El análisis de la documentación<br />
permite establecer (…) áreas<br />
de conflicto bien delimitadas: 1) Existen<br />
salas teatrales de la Provincia que han<br />
formulado denuncias que documentan<br />
desmanejo o manejo arbitrario de los<br />
subsidios. 2) Grupos cuyas denuncias documentan<br />
desmanejos en la información<br />
que los perjudica o inhabilita para ser<br />
subsidiados. 3) Instituciones cuyo funcionamiento,<br />
según consta en la documentación,<br />
no encuadra en la legalidad del<br />
lNT y que manifiestan que tal funcionamiento<br />
responde a directivas emanadas<br />
de la representación provincial. (…) Una<br />
vez escuchados estos informes y anali-<br />
zada la documentación respaldatoria de<br />
los mismos, se procede al análisis de la<br />
situación y consecuencias de la conducta<br />
del Representante Provincial (…) en mérito<br />
de lo antes transcripto, el Consejo<br />
de Dirección resuelve por unanimidad:<br />
imponer al señor Rafael Barrientos una<br />
suspensión preventiva de 60 días en el<br />
ejercicio de sus funciones y cargo en el<br />
carácter de Representante Provincial provincia<br />
de Buenos Aires”. Barrientos resultó<br />
así el primer integrante del Consejo de<br />
Dirección sancionado por sus pares.<br />
Acto seguido, una decisión que, con el<br />
paso de los años, parece haberse hecho<br />
hábito en algunos directivos del INT: “se<br />
analiza la situación generada por las solicitudes<br />
que en forma frecuente realizan<br />
los teatristas de todo el país con respecto<br />
a la posibilidad de gestionar subsidios<br />
para compra de vehículos. Se plantea al<br />
respecto que en razón de la esencial condición<br />
federal del Instituto, la extensión<br />
de nuestro país, las enormes distancias<br />
necesarias para recorrerlo con giras y presentaciones<br />
(aun entre las ciudades más<br />
cercanas) y el generalizado reclamo de<br />
distintas regiones y provincias en cuanto<br />
a la necesidad de subsidiar la compra de<br />
vehículos destinados a fomentar la actividad<br />
teatral, el Consejo de Dirección<br />
resuelve: interpretar amplia y analógicamente<br />
el artículo <strong>21</strong> de la ley 24 800<br />
y disposiciones complementarias, en el<br />
sentido de habilitar una línea de subsidios<br />
con Fondos Provinciales destinados<br />
a la compra de vehículos con el fin de<br />
fomentar y facilitar la actividad teatral”.<br />
Pero para entender lo que decidieron alegremente,<br />
hay que leer con cuidado el artículo<br />
citado: “Los recursos del Instituto<br />
Nacional del Teatro tendrán las siguientes<br />
finalidades: a) financiar actividades teatrales<br />
consideradas de interés cultural y<br />
susceptibles de promoción y apoyo por el<br />
Instituto Nacional del Teatro; b) financiar<br />
el mantenimiento o acrecentamiento del<br />
valor edilicio de salas de teatro consideradas<br />
como de interés cultural por el Instituto<br />
Nacional del Teatro; c) solventar total<br />
o parcialmente el desarrollo de ámbitos<br />
para la actividad teatral, la remodelación<br />
o habilitación de salones multiuso, galpones,<br />
carpas circenses y escenarios rodantes<br />
con equipamiento complementario;<br />
d) otorgar préstamos y subsidios para en-<br />
tidades y elencos que presenten proyectos<br />
teatrales al efecto; e) equipar centros<br />
de documentación y bibliotecas teatrales,<br />
nacionales y zonales; f) atender gastos de<br />
edición de libros, folletos, publicaciones,<br />
boletines referidos especialmente a la actividad<br />
teatral, y que sean considerados<br />
de interés cultural por el Instituto Nacional<br />
del Teatro; g) otorgar becas para<br />
realización de estudios de perfeccionamiento<br />
en el país o en el extranjero mediante<br />
concurso público de antecedentes<br />
y oposición; h) otorgar premios a autores<br />
de teatro nacionales o extranjeros<br />
residentes en el país”. Y con este texto<br />
delante, queda claro que ese Consejo<br />
de Dirección no interpretó “amplia y<br />
analógicamente” el artículo <strong>21</strong>, sino que<br />
modificó de hecho su contenido, lo reinventó<br />
para justificar el otorgamiento de<br />
subsidios para la compra de vehículos. Y<br />
si bien esta cuestión es mínima, es un claro<br />
atropello al texto de la ley. Y si quienes<br />
promovieron esta libérrima reinterpretación<br />
creían necesario subsidiar la compra<br />
de vehículos, erraron el camino, porque<br />
debieron trabajar para reformar la ley, no<br />
emparcharla con una forzada e infundada<br />
exégesis. Pero (no es ninguna novedad<br />
decirlo) los funcionarios cómodos en<br />
sus cargos detestan hacer modificaciones<br />
a las leyes que les permiten estar en sus<br />
cargos, porque aunque la reforma no toque<br />
sus intereses o su área, siempre es<br />
peligroso mover cualquier ladrillo para<br />
quienes están en la azotea del edificio.<br />
Continúa la misma reunión los días 7 y<br />
8 de mayo, pero lo tratado en esas jornadas<br />
consta en el acta siguiente, la Nº 47.<br />
En ella se lee que “se analizan las propuestas<br />
del Consejo Editorial y se aprueban<br />
para el período 2001 los subsidios<br />
para las revistas Funámbulos y Teatro al<br />
Sur, $ 5000 cada una; El Fardón, Dionisio,<br />
Neo y El Rayo, $ 2000 cada una”. Y no<br />
puedo evitar pensar en la suerte que en<br />
aquellos años tenían las personas responsables<br />
de aquellas revistas que eran subsidiadas<br />
y no objetadas ni demonizadas<br />
ni difamadas ni levemente amenazadas.<br />
Aunque de inmediato noto mi error: en<br />
realidad, la suerte la tienen algunos de<br />
los directivos del INT que saben que de<br />
sus tristes actuaciones nunca se hará eco<br />
la mayoría de los medios especializados.<br />
Lucho Bordegaray
26 m noviembre 2012 ARCHIVO<br />
noviembre 2012<br />
m 27<br />
Colección Kogan<br />
Arriba: año 1960. Haydée<br />
Padilla (adelante, de blanco)<br />
en Solness, el constructor, de<br />
Henrik Ibsen, con dirección de<br />
Onofre Lovero.<br />
Abajo: inicios de la década<br />
de 1960. Felisa Yeny, maestra<br />
jardinera con veintipocos años,<br />
con niños de una villa del<br />
conurbano bonaerense.<br />
Página siguiente: marzo y abril<br />
de 1968. Tapa del programa<br />
del ciclo Primer Encuentro con<br />
la Nueva Canción, volante<br />
con el cronograma de las<br />
presentaciones y algunas<br />
fotos de las y los artistas que<br />
aparecen en ese programa. En<br />
esa edición participaron Los<br />
Arroyeños, Los Andariegos,<br />
Grupo Vocal Argentino,<br />
Facundo Cabral, Alma García,<br />
Nacha Guevara, Marikena<br />
Monti, Reynaldo Martín,<br />
Moncho Mierez, Irene Morack,<br />
M e rc e d e s S o s a , C a r l o s<br />
Waxemberg, Chito Ceballos y<br />
Cuarteto Zupay.<br />
Diego Kogan<br />
El Primer Encuentro con la Nueva Canción se realizó en el Teatro<br />
Payró los lunes y los martes entre el 18 de marzo y el 30 de<br />
abril de 1968. Contaban con la conducción de Iván Cosentino<br />
y Hamlet Lima Quintana. Y así se presentaba en su programa:<br />
“El cosmopolitismo de Buenos Aires lo es también de su canción. Buenos<br />
Aires es la capital del tango rioplatense y del folklore de cuatro regiones culturales.<br />
Pero es también la ensanchada caja de resonancia de las melodías<br />
y los mensajes de un mundo cuyas distancias se encogen.<br />
Por eso Buenos Aires cante en 1968 las canciones creadas por los argentinos<br />
y las canciones descubiertas por los argentinos. Lo creado y lo descubierto se<br />
encuentran aquí. Esto es la nueva canción. Y nosotros salimos a su encuentro”.<br />
En las fotos, extraídas del mismo programa, vemos, a la derecha,<br />
a Nacha Guevara y Los Arroyeños (grupo entonces formado<br />
por José Alberto Andrín, Alcides Genanian, Chany Inchausti y<br />
Eugenio Inchausti), y abajo, a Mercedes Sosa, Facundo Cabral,<br />
Marikena (identificada sin el apellido, Monti) y el Cuarteto Vocal<br />
Zupay (en su formación original: Aníbal López Monteiro, Juan<br />
José García Caffi, Pedro Pablo García Caffi y Eduardo Vittar<br />
Smith).