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Los huesos de Descartes

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www.elboomeran.com<strong>Los</strong> <strong>huesos</strong> <strong>de</strong> <strong>Descartes</strong>Una aventura histórica que ilustra el eterno<strong>de</strong>bate entre fe y razónRussell ShortoTraducción <strong>de</strong> Claudia Con<strong>de</strong>Barcelona 2009


www.elboomeran.comTítulo original: <strong>Descartes</strong>’ bonesCopyright © Russell Shorto, 2009All rights reservedDerechos gestionados por Silvia Bastos, S.L., agencia literaria,junto con Anne E<strong>de</strong>lstein Literary Agency LLC.© por la traducción, Claudia Con<strong>de</strong>Primera edición en esta colección mayo 2009© Duomo ediciones, SLCalle La Torre, 28 Bajos 1ª Barcelona 08006 (España)www.duomoediciones.com<strong>de</strong>pósito legal: B. 16.879-2009isbn: 978-84-937030-11Fotocomposición:Grafime. Mallorca 1. 08014 Barcelona (España)www.grafime.comImpresión:Grafica Veneta s.p.a. di Trebaseleghe (PD)Printed in Italia – Impreso en ItaliaQueda rigurosamente prohibida, sin la autorización por escrito <strong>de</strong> los titulares <strong>de</strong>l copyright,la reproducción total o parcial <strong>de</strong> esta obra por cualquier medio o procedimiento mecánico,telepático o electrónico –incluyendo las fotocopias y la difusión a través <strong>de</strong> internet– y ladistribución <strong>de</strong> ejemplares <strong>de</strong> este libro mediante alquiler o préstamos públicos.


www.elboomeran.comPara mi madre


www.elboomeran.com«What can we bequeath save our <strong>de</strong>posèdbodies to the ground?»Richard II, iii, 2«¿Qué po<strong>de</strong>mos legar a la tierra, si no uncadáver <strong>de</strong>stronado?»Ricardo II, iii, 2


www.elboomeran.comSumarioPrefacio | 11capítulo 1. El hombre que murió | 21capítulo 2. Banquete <strong>de</strong> <strong>huesos</strong> | 63capítulo 3. Reliquias sin santo | 95capítulo 4. La cabeza extraviada | 147capítulo 5. Capacidad craneal | 185capítulo 6. Hábeas corpus | 223capítulo 7. Una cara mo<strong>de</strong>rna | 247Epílogo | 261Agra<strong>de</strong>cimientos | 269Notas | 273Bibliografía | 289Índice onomástico | 301


www.elboomeran.comPrefaciophilippe mennecier, director <strong>de</strong> conservación <strong>de</strong>l Musée <strong>de</strong> l’Homme,el gran museo <strong>de</strong> antropología <strong>de</strong> París, es un hombre alto y espigado,<strong>de</strong> pelo ralo, gafas <strong>de</strong> montura metálica y aspecto <strong>de</strong> ave <strong>de</strong>presa. Acor<strong>de</strong> con él, su lugar <strong>de</strong> trabajo tiene algo <strong>de</strong> nido <strong>de</strong> rapaz;su <strong>de</strong>spacho ocupa un cubículo rectangular <strong>de</strong> techo bajo, construidocomo añadido <strong>de</strong> último momento en el tejado <strong>de</strong> la se<strong>de</strong> <strong>de</strong>l museo,al que se acce<strong>de</strong> por una escalerilla portátil <strong>de</strong> metal. Des<strong>de</strong> ahíarriba disfruta seguramente <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las vistas más grandiosas quepueda tener una oficina en el mundo, ya que abarca gran parte <strong>de</strong>lperfil <strong>de</strong> París. La vista también sirve <strong>de</strong> marco metafórico para eltrabajo <strong>de</strong>l doctor Mennecier y su equipo: a un lado, tan cerca quecasi no se pue<strong>de</strong> abarcar en su totalidad, se yergue la torre Eiffel, elobelisco <strong>de</strong>l siglo xix a la razón y el or<strong>de</strong>n, y al otro, el cementerio<strong>de</strong> Passy, uno <strong>de</strong> esos maravillosos cementerios parisienses, que consu maraña <strong>de</strong> sen<strong>de</strong>ros y tumbas, y sus altos muros circundantes,parece una ciudad medieval en miniatura, pero habitada por muertosy no por vivos.Muerte y or<strong>de</strong>n: así se resume el trabajo que allí se <strong>de</strong>sarrolla.El museo no figura en el itinerario habitual <strong>de</strong> los turistas, pero esun lugar particularmente apreciado por los franceses. Fue fundadoa comienzos <strong>de</strong>l siglo xix, durante el primer brote <strong>de</strong> entusiasmopor la búsqueda <strong>de</strong>l origen <strong>de</strong>l hombre, cuando recios científicosexploradores<strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s bigotes y fanática <strong>de</strong>voción indagaban enlos rincones más remotos <strong>de</strong>l planeta, en busca <strong>de</strong> especímenes an-11


www.elboomeran.comLOS HUESOS DE DESCARTEStropológicos y restos humanos. Por ser fruto <strong>de</strong> esos orígenes, elmuseo posee cierto aire anticuado. Podría consi<strong>de</strong>rarse un temploconsagrado al culto <strong>de</strong> la evolución, que <strong>de</strong>ja librado a la razón elenigma <strong>de</strong> la vida y la muerte, y utiliza <strong>huesos</strong> para contar la historiamo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong> quiénes somos y cómo llegamos hasta aquí. Peroal mismo tiempo, el cementerio <strong>de</strong> allá abajo, con sus cruces silenciosas,ofrece otra versión.Como un eco <strong>de</strong> las diferentes vistas y <strong>de</strong> sus representacionesdiametralmente opuestas <strong>de</strong> la razón y la mortalidad, el <strong>de</strong>spacho<strong>de</strong>l doctor Mennecier está atestado <strong>de</strong> material informático y restoshumanos: sobre una ban<strong>de</strong>ja, <strong>de</strong>jada como al azar en un estante,había seis cráneos humanos pulcramente colocados, como si fuerahabitual conservarlos <strong>de</strong> seis en seis. Pero el doctor Mennecier no esantropólogo, como él mismo se encargó <strong>de</strong> señalar cuando nos conocimos,sino lingüista. ¿Y qué idiomas son sus especialida<strong>de</strong>s?–Esquimau et russe –<strong>de</strong>claró con un amplio gesto.Esquimal y ruso. Para apreciar <strong>de</strong>bidamente esa respuesta convienesaber que ya había quedado establecido que el doctor no sabíainglés. ¿Qué pue<strong>de</strong> ser más exquisitamente correcto para un lingüistafrancés que carecer <strong>de</strong> un mínimo manejo <strong>de</strong> la lengua dominante<strong>de</strong>l mundo y ser a la vez una <strong>de</strong> las principales autorida<strong>de</strong>sen el dialecto esquimal hablado en Groenlandia oriental y autor<strong>de</strong> la única gramática tunumiisut-francés que existe? Por si fuerapoco, su búsqueda <strong>de</strong> las variantes <strong>de</strong> la lengua inuit por los parajesmás septentrionales <strong>de</strong> la Tierra acabó por llevarlo a Siberia, don<strong>de</strong>aprendió ruso, <strong>de</strong> modo que ahora, en su tiempo libre, traduce novelascontemporáneas rusas al francés.Todo lo cual equivale a <strong>de</strong>cir que el doctor Mennecier es lo quese llama un intelectual francés, algo que en esta época <strong>de</strong> universalsimplificación mental podría pasar casi por una crítica, por sugerirquizá cosas como arrogancia o concentración en intereses estrechos,cerebrales y egocéntricos. Pero el término también pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>signaruna manera <strong>de</strong> ver el mundo que por <strong>de</strong>sgracia se está volviendo12


PREFACIOcada vez más rara: llámese compromiso firme con una idiosincrasia.Las personas así configuradas pue<strong>de</strong>n dar muchos dolores <strong>de</strong>cabeza, pero asimismo pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>leitar con su inquebrantable extravagancia.Funcionan igual que un chiste, expulsando inesperadamenteal observador <strong>de</strong> la poltrona <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cual contempla larealidad. Le recuerdan, aunque sólo sea por un momento, que elmundo es un lugar extraño. Por eso fue un placer para mí seguirdurante unos minutos en esa tesitura y escuchar un pequeño discursosobre los siete dialectos esquimales, su división en dos familias,los marcadores lingüísticos que los diferencian y los esfuerzospara conservar los dialectos y sus culturas.Finalmente, volvimos a bajar por la ruidosa escalerilla metálica.En el piso <strong>de</strong> abajo había dos mujeres, con bata <strong>de</strong> laboratorio, quemanipulaban <strong>huesos</strong> humanos sentadas a una mesa: <strong>huesos</strong> largos<strong>de</strong> las piernas con articulaciones abultadas y porosas, y cráneos <strong>de</strong>un tono marrón anaranjado ligeramente repulsivo. En la sala contiguapasamos junto a un grupo <strong>de</strong> unas cuatro docenas <strong>de</strong> esqueletoshumanos completos, colgados <strong>de</strong> unos ganchos, con un únicoesqueleto <strong>de</strong> gorila <strong>de</strong>lante, semejante a un achaparrado sargentoque dirigiera un escuadrón <strong>de</strong> soldados larguiruchos. Cuando salíamospor la puerta que da acceso a esa zona, <strong>de</strong>jamos atrás un busto<strong>de</strong> Pierre Paul Broca, antropólogo <strong>de</strong>l siglo xix y pionero <strong>de</strong>l estudio<strong>de</strong>l cerebro. Nos dirigimos a los pisos inferiores, pasando por laplanta principal <strong>de</strong>l museo, con su curiosa exposición permanente,una muestra <strong>de</strong>dicada con confianza casi agresiva a la evoluciónhumana, en la que una sucesión <strong>de</strong> dioramas espectacularmenteiluminados repasan los hitos <strong>de</strong>l bipedalismo: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los australopitecos,con sus gruesos arcos superciliares, pasando por los cromañones,con su voluminosa capacidad craneal y su prominencia frontal,hasta sus primos mo<strong>de</strong>rnos, <strong>de</strong> constitución más <strong>de</strong>licada.Al final, ya no pudimos seguir bajando. Estaban reformando elsótano, y la escayola fresca y las bombillas que colgaban a la vistaconferían al ambiente un aire agradablemente apropiado <strong>de</strong> catawww.elboomeran.com13


www.elboomeran.comLOS HUESOS DE DESCARTEScumba. Mi anfitrión sacó unas llaves y abrió la puerta <strong>de</strong> un almacén.Una vez <strong>de</strong>ntro abrió una vitrina que estaba cerrada con candadoy sacó un lustroso cofre <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, curiosamente elegante,que tenía la tapa asegurada con pasadores metálicos. <strong>Los</strong> abrió conun chasquido y, tras un <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> vaporoso papel blanco, metiólas manos y extrajo el objeto que yo había ido a ver.Era pequeño, suave y sorpren<strong>de</strong>ntemente ligero. El color variaba:en algunas zonas lo habían frotado hasta arrancarle un brillo perlado,mientras que en otras tenía una gruesa capa <strong>de</strong> suciedad incrustada;pero en general predominaba el aspecto <strong>de</strong> pergaminoantiguo. De hecho, era un objeto con historias que contar, y no sóloen sentido figurado, sino literal. Más <strong>de</strong> dos siglos antes, alguien lehabía escrito en la coronilla un inspirado poema en latín, cuyas letrasse habían vuelto <strong>de</strong> un <strong>de</strong>svaído marrón acuoso. Otra inscripción,que le atravesaba la frente, hacía oscura referencia (en sueco)a un robo. Las firmas en apretado garabato <strong>de</strong> los tres hombres quehabían sido sus propietarios apenas se distinguían en los costados.Era el cráneo <strong>de</strong> René <strong>Descartes</strong>, consi<strong>de</strong>rado el padre <strong>de</strong> la filosofíamo<strong>de</strong>rna y uno <strong>de</strong> los hombres más influyentes <strong>de</strong> la historia.Mennecier lo colocó ante mí sobre la mesa.–Voilà le philosophe –dijo simplemente.tres años antes, mientras luchaba con una obra <strong>de</strong> filosofía <strong>de</strong>lsiglo xvii en la sala principal <strong>de</strong> lectura <strong>de</strong> la Biblioteca Pública <strong>de</strong>Nueva York, di casualmente con la noticia <strong>de</strong> que, dieciséis años <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> su muerte en 1650, <strong>Descartes</strong> había sufrido la indignidad<strong>de</strong> que sus <strong>huesos</strong> fueran exhumados, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> lo cual la genteempezó a llevarse a trozos sus restos.¿Por qué será que algunas i<strong>de</strong>as persisten en la cabeza? Carecenen apariencia <strong>de</strong> todo valor práctico, pero <strong>de</strong>stacan por pura rareza.Normalmente, les prestamos atención un momento, como hace unniño cuando ha encontrado un juguete entre los cojines <strong>de</strong>l sofá, y14


PREFACIO<strong>de</strong>spués las olvidamos, porque la inutilidad acaba <strong>de</strong>rrotando a lanovedad. En efecto, aquella noticia sobre los <strong>huesos</strong> <strong>de</strong> <strong>Descartes</strong>me pareció un ejemplo típico <strong>de</strong> información inútil. Sin embargo,quedé prendado <strong>de</strong> ella, como sólo pue<strong>de</strong> pasar con algo verda<strong>de</strong>ramenteextraño que se ha encontrado en las profundida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> unlibro muy antiguo. Sólo unas pocas veces he experimentado esa sensación,improbable pero intensa, <strong>de</strong> haber <strong>de</strong>scubierto una semilladormida, una semilla plantada en un lugar preciso por alguienmuerto mucho tiempo atrás, con la i<strong>de</strong>a, o al menos la esperanza, <strong>de</strong>que algún día yo la encontrara, la regara y le <strong>de</strong>volviera la vida.Así pues, fui tras esa i<strong>de</strong>a, primero en mis ratos <strong>de</strong> ocio, en loslibros, y <strong>de</strong>spués, cuando acabó <strong>de</strong> cautivarme, durante un año <strong>de</strong>estancia con mi familia en Europa, don<strong>de</strong> pasé largas jornadas enlas salas posmo<strong>de</strong>rnas <strong>de</strong> la Bibliothèque nationale <strong>de</strong> París; hablécon filósofos e historiadores; hice el viaje <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la casa <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong>lLoira don<strong>de</strong> nació <strong>Descartes</strong> (que sigue en pie) hasta la casa <strong>de</strong> Estocolmodon<strong>de</strong> murió (que también se conserva), y seguí la pista<strong>de</strong> los <strong>huesos</strong> por toda Europa occi<strong>de</strong>ntal. Al final acabé en los sótanos<strong>de</strong> un museo <strong>de</strong> París, contemplando las cuencas vacías <strong>de</strong>un cráneo, como contempló Hamlet al pobre Yorick.A lo largo <strong>de</strong> mi investigación, la historia <strong>de</strong> los <strong>huesos</strong> <strong>de</strong> <strong>Descartes</strong>se <strong>de</strong>splegó ante mí, se extendió hasta abarcar varios siglosy se reveló como algo más que una mera curiosidad. Hoy <strong>Descartes</strong>es recordado ante todo como un matemático (inventor <strong>de</strong> la geometríaanalítica) y como el creador <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rno rompecabezas <strong>de</strong>l dualismo,según el cual la mente y sus pensamientos existen en otra categoríao en un plano <strong>de</strong> algún modo diferente al <strong>de</strong>l mundo físico,<strong>de</strong> tal modo que ninguno <strong>de</strong> los dos pue<strong>de</strong> traducirse al otro, ni esposible compren<strong>de</strong>r uno con los criterios <strong>de</strong>l otro. En este sentidohace mucho que le han quitado la razón. La opinión más extendidaen neurociencia y filosofía es que <strong>Descartes</strong> se equivocó <strong>de</strong> medio amedio cuando postuló sus dos sustancias disímiles. El pensamientoy el cuerpo (la mente y el cerebro) no son fundamentalmente difewww.elboomeran.com15


www.elboomeran.comLOS HUESOS DE DESCARTESrentes. Este concepto tiene infinidad <strong>de</strong> consecuencias, que estánsiendo exploradas por filósofos, lingüistas, expertos en espiritualidad,científicos informáticos y otros.Pero durante su vida y en las décadas posteriores, <strong>Descartes</strong>tuvo una presencia más gran<strong>de</strong>. Muchos <strong>de</strong> sus contemporáneoslo veían como el hombre que había sentado las bases intelectuales<strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad, que busca fundamentarlo todo (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la moraly las leyes hasta la política y la organización social) en la razón y lapercepción individual <strong>de</strong> la razón. No es errada esa visión <strong>de</strong> la influenciacartesiana. Su famoso «método», que exigía poner en tela<strong>de</strong> juicio todos los supuestos, no creer en nada sin pruebas y edificarel conocimiento <strong>de</strong>l mundo sobre observaciones <strong>de</strong>mostrablesy no sobre tradiciones, se convirtió en la base <strong>de</strong>l método científico.Su reorientación <strong>de</strong>l conocimiento para que <strong>de</strong>jara <strong>de</strong> residiren la autoridad colectiva («lo que quiere el rey», «lo que pi<strong>de</strong>la Iglesia»), y pasara a un «yo» con faculta<strong>de</strong>s renovadas (la menteindividual y su «buen sentido»), fue el punto <strong>de</strong> partida para el <strong>de</strong>sarrollo<strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia, la psicología y muchas otras cosas queconsi<strong>de</strong>ramos mo<strong>de</strong>rnas.Lo que empecé a compren<strong>de</strong>r fue que los integrantes <strong>de</strong> las generacionesinmediatamente posteriores a la <strong>de</strong> <strong>Descartes</strong> trataron sus<strong>huesos</strong> como símbolos –como reliquias– <strong>de</strong>l nuevo giro que habíadado el mundo. Sin embargo, como tenían puntos <strong>de</strong> vistas diferentesrespecto a la naturaleza y la importancia <strong>de</strong> ese nuevo giro, dierona los <strong>huesos</strong> tratamientos diferentes. La historia que llegó a obsesionarme(una historia menor, extraña, sinuosa e insigni ficante)se entrecruza con algunos <strong>de</strong> los acontecimientos más grandiososque puedan imaginarse: el nacimiento <strong>de</strong> la ciencia, el ascenso <strong>de</strong>la <strong>de</strong>mocracia, el problema filosófico mente-cuerpo y la confusiónque aún subsiste acerca <strong>de</strong> los ámbitos <strong>de</strong> la ciencia y la religión.La historia zigzaguea por toda Europa y abarca a protagonistas <strong>de</strong>todas las esferas ( Luis XIV, un empresario sueco <strong>de</strong> casinos, poetas,sacerdotes, filósofos y físicos), gente que usó los <strong>huesos</strong>, los robó,16


PREFACIOwww.elboomeran.comlos vendió, los reverenció, luchó enconadamente por ellos y los fuepasando <strong>de</strong> mano en mano.Pero sólo dos años, o tal vez más, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> averiguar que los<strong>huesos</strong> <strong>de</strong> <strong>Descartes</strong> habían sido exhumados y llevados <strong>de</strong> aquí paraallá, empecé a sospechar cuál era el verda<strong>de</strong>ro origen <strong>de</strong> mi interés.En la universidad cursé estudios <strong>de</strong> filosofía occi<strong>de</strong>ntal. Como innumerablesestudiantes <strong>de</strong> letras antes y <strong>de</strong>spués que yo, pasé esoscuatro años <strong>de</strong>leitándome con la obra <strong>de</strong> filósofos, poetas, novelistasy artistas, los hombres y mujeres que crearon el espacio mentalque habito, los arquitectos <strong>de</strong> la mente mo<strong>de</strong>rna.Muchos pensábamos entonces que la mo<strong>de</strong>rnidad era un terrenocomún que nos venía dado. Y cuando hablo <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rnidad,no me refiero solamente a las gran<strong>de</strong>s cosas que asociamos con lapalabra, como la ciencia, la razón o la <strong>de</strong>mocracia, sino a todas lasreacciones que han provocado esos conceptos y a todas sus consecuencias,<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la poesía romántica hasta los Sex Pistols, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong>la búsqueda <strong>de</strong> pareja por Internet hasta la inversión en fondos <strong>de</strong>alto riesgo. Para bien o para mal, todo eso viene unido en un solopaquete y tiene mucho que ver con lo que somos. La mayoría diríaque es para bien. ¿O no lo diría?Por lo visto, hay muchos que no. Actualmente, la noción misma<strong>de</strong> sociedad mo<strong>de</strong>rna –que al menos en teoría usa la razón como herramientay se basa en conceptos como la igualdad para solucionarproblemas y salir a<strong>de</strong>lante– está siendo sometida a ataques <strong>de</strong>s<strong>de</strong>varios frentes. El terrorismo islámico, que no sólo es antiocci<strong>de</strong>ntalsino antimo<strong>de</strong>rno, figura lógicamente entre las principales preocupaciones<strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte, pero también están floreciendo otras formas<strong>de</strong> intolerancia religiosa: cristiana, judía e hindú.Ésa es el ala <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l ataque contra la mo<strong>de</strong>rnidad, pero hayotras amenazas. Dentro <strong>de</strong> la sociedad secular occi<strong>de</strong>ntal hay quiendice que la mo<strong>de</strong>rnidad está superada y que, en un mundo posmo<strong>de</strong>rno,noveda<strong>de</strong>s tales como la globalización, Internet o la guerraasimétrica indican que es preciso <strong>de</strong>sechar los viejos axiomas <strong>de</strong> la17


www.elboomeran.comLOS HUESOS DE DESCARTESera mo<strong>de</strong>rna (entre ellos el concepto <strong>de</strong> «progreso»: la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> quees posible llegar a una visión razonablemente objetiva <strong>de</strong> las cosas,tomar <strong>de</strong>cisiones en consecuencia y avanzar hacia algo mejor). Paraalgunos, mo<strong>de</strong>rnidad ha pasado a ser sinónimo <strong>de</strong> colonialismo, <strong>de</strong>explotación <strong>de</strong> los pueblos no occi<strong>de</strong>ntales, <strong>de</strong> uso <strong>de</strong> la ciencia yla tecnología con fines inhumanos y <strong>de</strong> catástrofe medioambiental.Muchos secularistas ven la religión en sí misma como un enemigoy sostienen que fomenta la guerra, las divisiones y los prejuicios.Ante el auge <strong>de</strong>l fundamentalismo religioso, Richard Dawkins,Christopher Hitchens y otros autores han publicado manifiestos secularistascontra la religión, algunos <strong>de</strong> los cuales han figurado enlas listas <strong>de</strong> libros más vendidos.En el perenne conflicto entre la fe y la razón solemos pensarque una es nueva y la otra antigua, pero hoy en día tanto la izquierdacomo la <strong>de</strong>recha se basan en <strong>Descartes</strong>. El legado <strong>de</strong>l filósofo–sus restos (los metafóricos, pero también los reales, sus <strong>huesos</strong>)–es tan básico que los dos bandos le encuentran utilidad. Noes <strong>de</strong> extrañar que el filósofo mo<strong>de</strong>rno por excelencia sea el padreespiritual <strong>de</strong> la izquierda. Puesto que el cartesianismo se basa enla duda, en cuestionarlo todo hasta llegar a una base sólida <strong>de</strong> hechosobjetivos, su filosofía pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse no sólo la raíz <strong>de</strong>lmétodo científico, sino <strong>de</strong>l autogobierno, <strong>de</strong>l concepto mo<strong>de</strong>rno<strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos humanos y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sconfianza igualmente mo<strong>de</strong>rnaante la autoridad. Al mismo tiempo, otro elemento <strong>de</strong> la filosofía<strong>de</strong> <strong>Descartes</strong> –conocido como «dualismo cartesiano»: el concepto<strong>de</strong> que nuestras mentes (y nuestras almas) existen con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<strong>de</strong>l mundo físico– ha sido asumido por la <strong>de</strong>recha. <strong>Los</strong> pensadoresconservadores (monarcas, teólogos y filósofos) han recurridoa la distinción cartesiana entre pensamiento y cuerpo parasostener su argumento <strong>de</strong> que existe un ámbito eterno <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as,creencias y principios que está fuera <strong>de</strong>l alcance <strong>de</strong> la mirada inquisitiva<strong>de</strong> la ciencia y que es la base <strong>de</strong> toda moral humana y<strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r terrenal.18


PREFACIOwww.elboomeran.comLa mayoría <strong>de</strong> la gente parece atrapada entre esas dos mareas: laatracción <strong>de</strong> la fe y las tradiciones en un mundo peligroso, y el argumento<strong>de</strong> que la religión es la raíz <strong>de</strong> los males <strong>de</strong>l mundo y <strong>de</strong>que sólo un compromiso renovado con las liberta<strong>de</strong>s y los <strong>de</strong>rechosindividuales conducirá a la humanidad hacia un futuro mejor. Lepreocupan los fundamentalismos religiosos, con su certeza muertay mortífera, pero comparte algunas <strong>de</strong> las críticas contra la mo<strong>de</strong>rnidad,tanto <strong>de</strong> la izquierda como <strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha. Podría <strong>de</strong>cirse queno hay tanto una línea divisoria como una separación <strong>de</strong>l mundoactual en tres campos. Así lo señaló Colin Slee, <strong>de</strong>án <strong>de</strong> la diócesisanglicana <strong>de</strong> Southwark, en Londres, al referirse a la nueva sociedadque ve surgir en Inglaterra: «Hay un triángulo,* con los laicistasfundamentalistas en un vértice, los religiosos fundamentalistasen otro, y todos los liberales inteligentes y razonables <strong>de</strong> las iglesiasanglicana, católica, baptista, metodista y <strong>de</strong> las otras confesiones (y,<strong>de</strong> hecho, también los ateos razonables), en el tercer vértice».Si Occi<strong>de</strong>nte se encamina hacia algún tipo <strong>de</strong> crisis, merece lapena plantearnos algunas cuestiones básicas. La sociedad mo<strong>de</strong>rna,tal como la <strong>de</strong>finimos normalmente (una cultura secular edificadasobre la tolerancia, la razón y los valores <strong>de</strong>mocráticos), ocupa unaporción bastante pequeña <strong>de</strong>l mundo y hay signos que indican queincluso esa porción se está reduciendo. ¿Es la mo<strong>de</strong>rnidad la fuerzainexorable <strong>de</strong> progreso que ten<strong>de</strong>mos a pensar que es? ¿No seráuna mera etapa <strong>de</strong> la historia humana que estamos <strong>de</strong>jando atrásrápidamente? Y si es algo <strong>de</strong> auténtico valor, ¿qué po<strong>de</strong>mos hacerpara re<strong>de</strong>scubrirla, para separar lo malo <strong>de</strong> lo bueno que hay en ellay <strong>de</strong>volverle la relevancia y la vitalidad?Al final me di cuenta <strong>de</strong> que el recorrido tras los <strong>huesos</strong> <strong>de</strong> <strong>Descartes</strong>era un camino a través <strong>de</strong>l paisaje <strong>de</strong> la época mo<strong>de</strong>rna.Seguir la senda <strong>de</strong> los <strong>huesos</strong> era repasar mi propia formación* El lector encontrará las referencias <strong>de</strong> las citas marcadas con un asterisco al final<strong>de</strong>l libro.19


www.elboomeran.comLOS HUESOS DE DESCARTESintelectual y recordar todo lo que hemos vivido en los últimos cuatrocientosaños. La presente obra no es un estudio exhaustivo <strong>de</strong>la mo<strong>de</strong>rnidad, sino un cua<strong>de</strong>rno <strong>de</strong> viaje, basado en la convicción<strong>de</strong> que la idiosincrasia es algo sumamente serio.He <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir a<strong>de</strong>más que el protagonismo <strong>de</strong> los <strong>huesos</strong> no es acci<strong>de</strong>ntal.Siguiendo los <strong>huesos</strong> <strong>de</strong> <strong>Descartes</strong> aprendí que la filosofía,que solemos consi<strong>de</strong>rar una disciplina árida, no es únicamenteabstracción, sino que está entretejida con la historia y no proce<strong>de</strong>únicamente <strong>de</strong> la mente humana, sino también <strong>de</strong>l cuerpo. El pensamientoabstracto es un instrumento excelente y necesario, perolos pensamientos más elevados tienen su raíz en nuestro ser físico,en la extraña manera en que nuestro corazón que ama se entrelazacon nuestro corazón que bombea sangre, y en el hecho <strong>de</strong> ser mortales.Aunque este libro no es una biografía, su protagonista es unhombre que la historia ha llegado a caricaturizar casi como un cerebrosin cuerpo, pero que al final cobra vida como una personaasombrosamente vital y carnal. De hecho, pese a toda su abstracción,la filosofía <strong>de</strong> <strong>Descartes</strong> nació en ciertos aspectos <strong>de</strong> un ámbito<strong>de</strong> cali<strong>de</strong>z humana: su propio cuerpo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, pero también elamor que sintió por la persona que para él fue la más importante.Fue un amor pequeño y tierno, que en su callada intimidad estuvoa punto <strong>de</strong> escapar a la lente indagadora <strong>de</strong> la historia (aunque nolo consiguió <strong>de</strong>l todo). Quizá pueda <strong>de</strong>cirse lo mismo <strong>de</strong> todas lasexploraciones humanas: escarbando lo suficiente, siempre se encuentrauna historia <strong>de</strong> amor.Dicho esto, no <strong>de</strong>bería sorpren<strong>de</strong>r que no empecemos por elamor, ni por la historia ni por la filosofía, sino por la muerte.20

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