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NINFAS, VOLUPTUOSAS Y CASTAS: EL IMAGINARIO FEMENINO ...

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Todo ello impregna una negación parcial de lo que las sociedadeslatinoamericanas estaban viviendo. De hecho, Gonzalo Picón Febres cuestiona lanovelística de Domínici amparado en esta convicción de que las sociedades estabanefectivamente avanzando en el camino del bienestar. En relación con El triunfo delideal señala que en ella “se halla a cada paso una radiante paradoja, un sofismaengalanado con vestidura de oro y perlas, una deslumbradora negación de la fatalley del progreso, y una indirecta afirmación, pomposamente colorida, contra elexcelso arte de famosas edades posteriores, que éste desmiente con el sublimeesplendor de su hermosura” 11 .Ninfas, voluptuosas y castasLos personajes de las novelas de Domínici se planean como unidadescontradictorias; los masculinos están imbuidos de una idealización que tiene susfuentes en el sentido del heroísmo, del esteticismo, del esplendor cultural de laantigüedad clásica, mientras que los femeninos actúan como proyección de laatmósfera complementaria de los temas, pero jugando un papel fundamental en lajustificación de las acciones. En La tristeza voluptuosa, encontramos a EduardoDoria y a Niní Florens, en El triunfo del ideal, a María y al Conde Carlos de Cipria yen Dionysos a Éucaris y Diodoro.En La tristeza voluptuosa, “la única novela venezolana que tal vez merezcael calificativo de decadente”, según Maurice Belrose 12 , Niní Florens representa unaidealización de la mujer como corporeidad, en el doble sentido de objeto estético,en tanto se realza su belleza física, pero también como objeto del deseo erótico:“Cuando Niní se desvestía, él [Eduardo Doria] la contemplaba siguiendo conmalicia todas sus coqueterías, todos sus movimientos de muñeca refinada, lascontorsiones histéricas de su cuerpo, al quitarse el corsé que la oprimía, y en sucintura quedaban enmarcadas, como dibujos hechos sobre cera, las ballenas y losencajes” (LTV, 144).11Gonzalo Picón Febres, La literatura venezolana en el siglo XIX, pról. de DomingoMiliani, Caracas, Presidencia de la República, 1972, p. 381. (Fuentes para la Historia de laLiteratura Venezolana, 4)12Maurice Belrose, op. cit., p. 299.7

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