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Descargar Edicion Digital - Diario16

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SÁBADO 21 DE ABRIL DE 2012 diario1610q POLÍTICANuestro EstadoJorge Secada KoechlinNuestros diarios y revistas están llenosde artículos sobre diversos asuntos deinterés nacional. Algunos tratan sobretemas sociales o políticos, otros sobreeconomía, alguno sobre educación ycultura, la mayoría sobre algún evento o noticiadel momento. Pero muchos tienen que ver conun mismo problema recurrente y determinante denuestra vida pública: las múltiples carencias denuestro Estado. ¿Qué hacer frente a ellas?Hace unas semanas Guido Lombardi publicóuna nota sensata sobre legislación laboral. Afirmala necesidad de evitar el abuso sin obstaculizar elcrecimiento económico, lo que requiere flexibilidadfrente a los requisitos "de una economía... competitiva".Hacia el final menciona la cuestión crucial:de nada sirve la ley, por más buena que sea, si noes efectiva, por lo que debemos buscar "el fortalecimientode la autoridad de trabajo y su desarrolloinstitucional." Termina constatando que, sin embargo,"de eso, poco han dicho hasta el momentolos responsables directos."A propósito del rescate de mineros en Quilque,Diego García Sayán ha escrito sobre los conflictossociales que venimos enfrentando, tema importanteen sí mismoy también porque la prensa internacionalempieza a hacerlo suyo, con cierto tono alarmistay perjudicial para el país. Señala García Sayán queel desarrollo y los cambios económicos y socialesconllevan naturalmente tensión y conflicto. Tambiénsubraya un dato interesante, que la cantidad eintensidad de los conflictos sociales se ha reducidoen el último año. La cuestión crucial aparece al finaldel escrito: "la recurrente inoperancia del Estadoperuano.... Sigue pendiente la reforma del Estado[para] enfrentar su falta de institucionalidad."De la información que nos ofrece Gustavo Gorritisobre el ataque a Kepashiato, y de lo que se puedesaber sobre las negociaciones posteriores que llevarona la liberación de los 36 trabajadores tomadoscomo rehenes, podemos inferir que esta incursión semotivó por la conveniencia de renegociar acuerdosentre la banda que opera en esa zona bajo el nombrePartido Comunista del Perú (Sendero Luminoso)y empresas vinculadas con el consorcio Camisea.Aparentemente la renegociación fue exitosa paralos criminales. Gorriti termina su nota diciendo: "Nose trata solo de los problemas de contrainsurgenciaen una zona agreste, donde la economía del narcotráfico[convive con] una gran pobreza. Ni se tratatampoco solo de los desafíos tácticos que planteaun enemigo que conoce íntimamente el territorio....Se trata también de que este grupo está apostadosobre el corazón energético del Perú". Le faltabaagregar que esta situación, una banda criminal operandoimpunemente a esta escala, revela la abrumadoraineficacia del Estado.Sin dejar de reconocer las importantes diferenciasentre casos y casos, estas lecturas nos recuerdanlas notas periodísticas durante el segundogobierno de Belaunde y comienzos del primero deGarcía, reportando una y otra vez que se había llegadoa una "resolución" de la más reciente revueltacarcelaria de los terroristas, atendiendo algúnpliego de reclamo de los criminales, dándoles accesoexclusivo y sin supervisión a áreas del penal,entregándoles materiales de construcción y olvidandolas armas que habían sustraído al rebelarse.Todos sabemos a qué condujo, en junio de 1986,esta inefectividad del Estado. Es natural preguntarse,¿qué tanto hemos mejorado?HEMOS HEREDADO UN PAÍSINJUSTO, ESCINDIDO Y DESIGUAL,CON UN ESTADO INEFECTIVO,AUSENTE, INCAPAZ DE REPRESENTARA TODOS LOS PERUANOS EN SUSMÚLTIPLES IDENTIDADESPor otro lado, también nos topamos con comentariosy editoriales que se quejan de los obstáculosque impone el Estado para el desarrollo delas actividades económicas. Destaca por su astucia(al menos comparado con lo que nos ofrece Correo)un editorial de El Comercio, "Veto peligroso".Ahí se mencionan los vetos de facto que se ejercencon el desorden y la toma de carreteras, y se denunciala discreción de iure que ahora se atribuyeel Estado con la ley de consulta previa. Lo que eleditorialista llama "civilizado" sería establecer paracualquier proyecto de inversión "un conjunto derequisitos... más o menos racionales, más o menosjustos". Según el editorial, la "ventaja" de tomarestas medidas es que "todos... [dependeremos] delas mismas reglas". En el mismo sentido, artículoscomo uno de Jaime de Althaus piden un Estadoque "libere las fuerzas productivas" y que en vez detrabar facilite "el despliegue libre de la economía".Cuando leemos sobre la explotación madereray nos informan que, según expertos, el 98% dela madera extraída en nuestro país en el 2007 fueilegal y que actualmente el 90% de la madera quese negocia en Iquitos no es legal, ¿qué significadotiene quejarse de las trabas que el Estado impone ala liberación de nuestras fuerzas productivas?Criticando la oposición a la inversión minera, quetilda de medieval (no sé si se refería a la verdaderaEdad Media o si el uso era más bien farandulesco,inspirado por Tiempos violentos), Fernando SánchezAlbavera dice acertadamente que la minería es un factorindispensable para nuestro desarrollo económico.Evidentemente tiene razón. Pero habría que añadirque al menos algunos de los que se oponen a lasinversiones mineras no lo hacen por desinformados omedievalistas, sino por desconfiados. La palabra claveen las declaraciones de Sánchez Albavera es "formal".Solo un incauto no desconfía de la capacidad delEstado peruano para imponer formalidad.Comentar la ley de consulta previa pidiendo reglasde juego claras, "en blanco y negro", comohace el editorial de El Comercio, parece burla, si nofuera que esas reglas le servirán de algo a los quesiempre han tenido todo el poder para protegersus intereses cuando los que nunca lo han tenidotraben sus inversiones ilegalmente.Y es una injuriaa las comunidades nativas sobre uno de cuyosderechos constitucionales versa la ley en cuestión.Es verdad que ahora las empresas mineras y petrolerasno actúan como hacían hasta hace poco,asesinando y torturando como hizo la Shell en Nigeria.También es verdad que, dentro de ciertoslímites, se preocupan por el medio ambiente. Perono lo hacen por buena gente. Lo hacen porque lesconviene. Su única finalidad es hacer dinero, comolo es la de los grandes bancos estadounidenses.Desconfiar de su interés por el bien común cuandotienen rienda suelta es razonable; no hacerlo es deidiotas (con el perdón de Alan Greenspan).Durante años, siglos, y con brevísimas y pocas interrupciones,el Estado peruano ha estado en manosde personas y grupos poderosos cuyos intereses haservido. En nuestra larga historia no chorreó mucho,¿no? Hemos heredado un país injusto, escindido ydesigual, con un Estado inefectivo, ausente, incapazde representar a todos los peruanos en sus múltiplesidentidades. No está demás en este contextorecordar cómo se fundó el Perú: con una traiciónen Cajamarca, traición que, en los muchos vaivenesque ha dado nuestra historia, estamos ahora tal vezmás cerca que nunca de poder asumir limpiamente.(Aprovecho este punto para recomendar El Síndromedel Cuarto del Rescate, indispensable libro deÁlvaro Barnechea y Paco Tumi.)Seguimos enfrentando la misma disyuntiva. Eltema primero no es el contenido de tal o cual ley.Técnicos tenemos, aunque no nos sobren. El temafundamental es cómo construir un país integrado,con justificada confianza en sus instituciones.Las propuestas de quienes ignoran nuestra historiay las desigualdades que hoy informan casi todasnuestras relaciones públicas, de los liberales querepiten como mantra la palabra "moderno" mientrasimaginan una sociedad de individuos interactuandoen un gran mercado, no le hablan al Perú.Somos un país de muchas culturas e identidades,empecemos por respetarnos mutuamente. Cuandotratemos de desarrollo, rechacemos a quienes notienen otra visión que la de la plaza. Poco a pocoestamos repensando y rehaciendo nuestra patria.Construir un Estado finalmente nuestro es labordifícil y muy lenta, pero está exclusivamente ennuestras manos, cada día.

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