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Alsius

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"Hacia las estrellas por el camino difícil..."<br />

¡Per arda ad astra!<br />

Hubo una vez una raza de pequeños seres que habitó en las profundidades de la montaña,<br />

en las heladas tierras de Goderan, un lugar lejano muy al norte del mundo, donde las<br />

leyendas dicen habitan bestias míticas y las aguas se precipitan al vacío.<br />

El primer emperador enano, Thir Stonedigger, mandó fundar la primer ciudad de su reino, las<br />

Minas de Daarnur, en las heladas tierras de Goderan en el principio de las eras.<br />

Hubo un tiempo en que los enanos habitaban solo en las profundidades de la tierra, y se<br />

dedicaban principalmente a la minería. Pero a medida que sus minas y ciudades<br />

subterráneas comenzaron a poblarse, el alimento comenzó a escasear, y muchos enanos se<br />

vieron forzados a subir a la superficie.<br />

Desarrollaron grandes habilidades para la navegación y esto, sumado a su curiosidad y<br />

necesidad de expansión los lanzó a los mares en busca de nuevas tierras.<br />

Acompañado a este proceso expansionista hubo un brusco deceso en la temperatura de<br />

Goderan, lo que hacía que los alimentos escasearan. Esto, según algunos sabios y<br />

ancianos, anunciaba el comienzo del "largo invierno", un tiempo oscuro, de largas noches<br />

que duraría cien años.<br />

Pero existía otra amenaza, aun mas grave, generada por los constantes ataques de los<br />

acuantis, siniestros habitantes de las profundidades del mar que tenían sus dominios en "El<br />

Ojo Acuantis". Nadie sabe que dio origen a este conflicto entre razas, pero a medida que<br />

pasaba el tiempo las defensas de la ciudad enana iban menguando y los ataques de los<br />

acuantis se iban haciendo cada vez más peligrosos y certeros.<br />

Quizás estas fueron las principales razones por las cuales los enanos se lanzaron en la<br />

búsqueda de nuevas tierras para habitar.


Thundermace, el primer héroe enano<br />

El proceso expansionista de los enanos requería de guerreros y navegantes valientes y bien<br />

dispuestos a enfrentarse al peligro que los mares le deparaban. Uno de estos hombres fue<br />

Thundermace, un antiguo héroe, destacado guerrero y navegante.<br />

Poco se sabe de como nació la leyenda de este particular enano, pero si podemos deducir<br />

que su nombre es en realidad el documento mismo de una de sus más grandes hazañas.<br />

Antes de lanzarse al mar, Thundermace peleó incontables batallas para defender a Daarnur<br />

de los acuantis. En una de ellas, según cuenta la leyenda, la nave de Thundermace fue<br />

hundida por las criaturas marinas y el bravo líder perdió gran parte de sus hombres en las<br />

heladas aguas.<br />

Viéndose acorralados, los guerreros que quedaban con vida batallaron en altamar<br />

valientemente, se abrieron paso hasta el reino acuante en las profundidades del océano y,<br />

liderados por Thundermace, asaltaron el palacio.<br />

Allí Thundermace derrotó al temible Levias y se hizo con un martillo de gran poder que los<br />

acuantis guardaban con recelo. El martillo estaba hecho con un fino material que brillaba<br />

como el oro, y azotaba con el poder del trueno.<br />

El líder enano se robó el martillo y lo uso para volver a la superficie junto a su barco y su<br />

tripulación.<br />

El material que componía al martillo fue posteriormente identificado como “magnanita”, un<br />

mineral con poderes maravillosos que rápidamente llamo la atención de los más grandes<br />

artesanos, quienes se vuelven maestros en su manipulación en poco tiempo.<br />

Esta una de las más grandes hazañas de Thundermace, uno de los primeros héroes<br />

enanos. Desde entonces las generaciones venideras lo recordarían ya no con su verdadero<br />

nombre, sino con el de "Mazotrueno"…<br />

El descubrimiento de Taraigna y los gigantes de hielo:<br />

En sus viajes por el océano los enanos hallaron cientos de páramos inhóspitos habitados por<br />

muchas civilizaciones que jamás habían visto. Uno de estos lugares fue Taraigna, una<br />

extensa isla de clima extremadamente gélido, que estaba habitada por una extraña raza de<br />

gigantes a los que los enanos denominaron "uthgar".<br />

Al principio los uthgar evitaban todo contacto con los enanos, pero conforme la presencia<br />

enana en la isla se hizo cada vez más común, el contacto entre civilizaciones se hizo<br />

necesario.


Los enanos descubrieron que los uthgar contaban no solo con una enorme fuerza física, sino<br />

también con una rica cultura y una sociedad muy bien organizada. Afines a la naturaleza, los<br />

uthgar poseían un gran sentido de la espiritualidad, pero sin duda lo que más interesó a los<br />

enanos fueron los grandes conocimientos de hechicería y chamanismo que estos gigantes<br />

poseían.<br />

Desde entonces, los uthgar se convirtieron en incondicionales aliados del Imperio, y sus<br />

poderosos guerreros y magos serían una ayuda invaluable en las batallas venideras.<br />

Smirazz y el nuevo continente:<br />

Luego de pelear con los acuantis, Thundermace emprende viaje adentrándose en los<br />

helados y peligrosos mares.<br />

Con la amenaza acuante ya lejos, parecía que nada podía amedrentar a los enanos, pero el<br />

océano le deparaba aun más sorpresas.<br />

Smirazz, una antigua y enorme serpiente marina era ahora el peligro mayor para<br />

Thundermace y su flota de barcos. Incontables naves sucumbieron ante la fuerza y la<br />

voracidad de la gran serpiente. Un gran número de enanos y uthgar murieron en sus fauces,<br />

en un inútil esfuerzo por repeler sus continuos ataques.<br />

Pero lejos de odiar al monstruo, Thundermace quedó fascinado. Fue tal su obsesión con la<br />

Smirazz que el enano mandó a que todos los barcos se construyeran, de la proa a la popa,<br />

con formas de cabeza y cola de serpiente.<br />

Los soldados comenzaron a referirse a sus barcos como “Smirazz” y, posteriormente, debido<br />

a la gran velocidad con que surcaban los mares, les apodaron “Smirazz alados”.<br />

Con la renovada empresa naval y el ánimo y ansia de expansión más fuertes que nunca,<br />

Thundermace se lanzó nuevamente al mar. Así es como dio con un continente despoblado y<br />

más cálido que el líder consideró perfecto para su pueblo.<br />

Allí, en las cercanías de los mares funda la primera capital del reino, Dvergardunn, que en la<br />

lengua enana significa "La Eterna Morada de los Enanos", y declara a las nuevas tierras<br />

propiedades del Imperio de <strong>Alsius</strong>.<br />

Pero, desgraciadamente para los enanos, las complicaciones no tardarían en llegar, y la<br />

siempre perseverante y maquiavela Smirazz persiguió a los barcos enanos hacia el<br />

continente y atacó Dvergardunn hasta dejarla en ruinas. Aterrorizados, los enanos huyen<br />

tierras adentro y fundan una nueva capital, Montsognir para continuar con su tranquila vida.<br />

Las marcas de destrucción que la colosal serpiente dejaba al pasar aun se preservan y hoy<br />

las conocemos como “El camino de la serpiente”.


Siulas, el patrono de <strong>Alsius</strong>:<br />

Nadie sabe exactamente que hizo que Smirazz cesara sus ataques contra la capital<br />

continental. Algunos dicen que fueron los enanos quienes derrotaron a la serpiente, otros<br />

dicen que simplemente el monstruo se cansó de hostigar a los enanos.<br />

Los menos escépticos creen en que fue una segunda bestia mítica quien echó a la serpiente<br />

vuelta al mar. Siulas, el lobo alado, se transformó en el patrono de <strong>Alsius</strong> y en un icono del<br />

imperio desde entonces.<br />

Los alsirios que creían en la existencia de esta bestia que les confería protección y les<br />

favorecía en la batalla, decían que Siulas ya habitaba el continente desde antes de que los<br />

enanos llegaran. Y aunque ningún alsirio podría asegurar haberla visto, existen historias en<br />

los otros reinos que relatan la ferocidad y tenacidad con que esta criatura defiendía las<br />

fronteras alsirias y a sus habitantes.<br />

Lo cierto es que la leyenda se preserva y se pasa de generación en generación, en cada<br />

rincón de <strong>Alsius</strong> se pintan imágenes y se levantan monumentos en su nombre, y ningún<br />

alsirio duda en implorar por su protección cuando la ocasión lo requiere.<br />

Existe también un ritual que debe cumplirse a rajatablas. Los recién llegados a la capital del<br />

reino deben acercarse a la fuente del patio central, donde se halla la estatua de Siulas, y<br />

largar un par de colmillos de lobo o algunas monedas de oro a modo de ofrenda, para<br />

obtener buena fortuna y el favor de nuestro alado amigo.<br />

La muerte de Thundermace:<br />

Aproximadamente en el año 100 después de la fundación de <strong>Alsius</strong>, muere el gran líder,<br />

Thundermace. El líder de los enanos pereció a manos de los acuantis, quienes atacaron<br />

Puerto Firkat mientras la poderosa flota de barcos alsirios estaba anclada.<br />

Junto con él se pierdió “El Corazón de los mares”, la joya que adornaba la empuñadura de<br />

su mazo y le confería poderes mágicos. Algunos dicen que han visto al espíritu de<br />

Thundermace vagar por las cercanías del puerto, quizás, buscando su joya o el arma que en<br />

tantas batallas le acompaño.


El reinado de Garm Gu'rrent y el inicio de las Guerras de Cristal:<br />

Con la muerte del emperador Tyr, asciende como heredero al trono Garm Gu'rrent.<br />

Con Garm como emperador <strong>Alsius</strong> da inicio a una época de prosperidad, que también trae<br />

cambios inesperados.<br />

Se construyen nuevos poblados, puertos y ciudades. También se crean las rutas y las<br />

enormes minas, típicas de Daarnur, no tardan en aparecer. Este afán expansionista trae<br />

también consigo el contacto con otras civilizaciones.<br />

En primer lugar descubrieron que no estaban solos en el continente. Habitan allí un sinfín de<br />

razas inteligentes, y si bien algunas no representaban ninguna amenaza, otras se mostraron<br />

perturbadas por la presencia enana en esas tierras.<br />

Los enanos comenzaron una amistad con una raza de seres altos y esbeltos, de cabellos<br />

rubios y tez blanca, conocida como elfos, y descubrieron que estos tenían grandes<br />

capacidades para la magia.<br />

También notaron, con gran sorpresa, que los elfos se mostraban muy interesados por el<br />

Xymerald, un mineral con propiedades muy particulares que lo hacían valioso para la<br />

práctica de magia.<br />

La extracción del mineral no representaba ningún problema para los enanos, quienes habían<br />

perfeccionado por siglos el arte de la excavación y la minería. El problema mayor suponía<br />

hacerse con el control de los territorios donde se hallaban los depósitos subterráneos de<br />

este mineral, los cuales se encontraban ocupados por una raza de hombres a quienes los<br />

enanos habían intentado dominar por años.<br />

Los nordos, hombres bárbaros del Norte, habitaron probablemente los territorios de que<br />

actualmente forman parte Birka, Hopstad y los verdes bosques de Vinland, que durante esta<br />

época fueron las áreas de mayor interés tanto para enanos como syrtienses.<br />

Los nordos conocían la importancia del xymerald y el valor que tenía este mineral para los<br />

syrtienses y es muy probable que se mostraran reticentes a los reclamos de los enanos de<br />

cederles el territorio. Esto desató un sangriento conflicto que duró 100 años: las Guerras de<br />

Cristal.


La muerte de Garm y el ascenso de Gash:<br />

Los enanos mantuvieron relaciones con los syrtienses por un tiempo, incluso durante las<br />

guerras contra los clanes nordos.<br />

Pero sucedía también que, por ese entonces, se desarrollaba una terrible guerra entre dos<br />

facciones de elfos. Los syrtienses exiliados siglos atrás por practicar la magia negra y la<br />

nigromancia habían fundado un patriarcado en el desierto, y ahora emprendían una guerra<br />

contra Syrtis para reclamar sus tierras.<br />

Fue en uno de estos días que una caravana en la que viajaba el emperador Garm se<br />

encontró entre las lineas de guerreros syrtienses e ignitas. Desafortunadamente una flecha<br />

impactó en el pecho del líder enano, quien fue llevado a moribundo a Montsognir por el resto<br />

de los enanos sobrevivientes.<br />

Cuando la maltrecha y herida guardia de Garm volvió con el moribundo cuerpo de su líder a<br />

cuestas, los generales enanos preguntaron que había sucedido. Dicen que en su lecho de<br />

muerte, Garm balbuceó - ¡Fueron los elfos! -. Pero... ¿cuales elfos? Estaba claro, el color de<br />

piel no era relevante... ¡Todos los elfos debían morir!<br />

Lleno de ira y rencor, confundido por tan infundada traición, el hijo de Garm, Gash Gu’rrent<br />

condujo a sus fieles guerreros a la guerra contra los reinos élficos. Los enanos pelearon en<br />

incontables ocasiones y, aunque valientemente, sus fuerzas fueron menguando ante la<br />

superioridad numérica de los elfos.<br />

Sirtys era un reino fuerte y bien establecido. Los elfos enviaban legión tras legión, y elfo tras<br />

elfo la población de guerreros enanos fue diezmada.<br />

En cambio el reciente y desorganizado imperio no era competencia para la república<br />

sirtyense, y los pocos enanos y sus armas de metal y madera no podían ni soñar con chocar<br />

exitosamente contra la poderosa magia de los elfos.<br />

Todo parecía perdido para Gash y sus hombres. Hambrientos, con frío y rodeados por el<br />

ejército sirtyense huyeron a la Isla de Cristal. Allí permanecieron días enteros aguantando<br />

las embestidas de los elfos.


La alianza con los nordos y el fin de las Guerras de Cristal:<br />

Y cuando ya no había salida, cuando las chances de vivir se esfumaron, cuando el ejército<br />

de los enanos se redujo a tan solo un puñado de guerreros cansados y hambrientos, la<br />

ayuda bajó de la montaña.<br />

Los uthgars, quienes se habían expandido ya por todo el continente, decidieron tomar parte<br />

en la batalla y auxiliar a sus antiguos aliados, los enanos.<br />

De aspecto casi animal, enormes y brutos en fuerza, estos hombres cabras mostraron gran<br />

destreza en batalla. Sus guerreros, de tronco y brazos extremadamente potentes<br />

atravesaron las líneas sirtyenses con una facilidad casi ridícula. Además, los enanos<br />

descubrieron que la magia de los uthgars era tan fuerte que podía rivalizar con la de los<br />

mismísimos elfos.<br />

Los enanos también pactaron con los nordos, quienes a cambio de su servicio como<br />

mercenarios recibieron títulos de nobleza y grandes sumas de oro.<br />

En una jugada política sin precedentes, Gash Gu'rrent ofreció tierras a cada hombre que<br />

pudiera blandir una espada en nombre de <strong>Alsius</strong>. Sorprendentemente, no solo los nordos<br />

sino también muchos alturianos acudieron a pelear del lado del emperador, seducidos por la<br />

idea de una vida más tranquila en tierras ajenas al conflicto entre elfos.<br />

En poco tiempo el ejército alsirio pasó de un puñado de cientos a varios miles. Las armas y<br />

armaduras que los enanos fabricaban le dieron la ventaja en batalla, y antes de que Sirtys<br />

pudiera responder al ataque, los elfos fueron barridos, perseguidos y aniquilados durante<br />

todo el largo trayecto de su retirada por el continente.<br />

Los elfos lograron repeler a los enanos una vez entrado en sus tierras, y cuando estos<br />

regresaron a las frías montañas construyeron una muralla enorme de roca y acero sólido<br />

para proteger el borde sur de su reino. La inexpugnable muralla alsiria se extendía por miles<br />

de kilómetros, desde el mar del Oeste hasta las montañas de Pinos, desafiando a la<br />

naturaleza como a cualquier enemigo que intentara cruzar a tierras alsirias.<br />

Años después, comenzarían a circular historias y leyendas sobre la bravura y ferocidad de<br />

los guerreros del Norte. Los elfos decían que en las batallas los alsirios se lanzaban desde<br />

las colinas y despeñaderos a gran velocidad, dando saltos tan largos que parecían volar, y<br />

que embestían a los elfos con la fiereza con que lo haría un lobo.<br />

Otros aseguraban que entre las filas alsirias se encontraba una feroz bestia alada que con<br />

sus fauces lobunas sembraba el terror y el caos en los elfos. Nuevamente, la historia de


Siulas resurgía de las cenizas para proteger y amparar a <strong>Alsius</strong>.<br />

La guerra en nuestros días:<br />

Los elfos dicen que, a menudo, el enemigo más poderoso aparece cuando se logra<br />

enfurecer a una persona bondadosa.<br />

<strong>Alsius</strong> ha ganado terreno desde las Guerras de Cristal, y el Imperio abarca hoy desde la isla<br />

de Glaskol hasta el mar de Vinland, y desde la península de Imperia hasta los bosques de<br />

Pinos que llegan a las orillas del rió central, pasando por el Bosque Pétreo hasta llegar a las<br />

costas de Trelleborg, enorme parcela de tierra antes ocupada por los elfos.<br />

Dos fortalezas y un impenetrable castillo, símbolo de la tenacidad y poderío de los enanos,<br />

se yerguen sobre las afueras de la muralla, siempre desafiantes en su empresa de persuadir<br />

al enemigo de abandonar toda esperanza antes de intentar atacar <strong>Alsius</strong>.<br />

Dentro de las murallas se han levantado grandes ciudades. Birka, la ciudad guerrera, vigila<br />

las puertas de la muralla atenta a cada intento por parte de los ignitas y sirtyenses de<br />

irrumpir en el reino.<br />

También se han construido dos importantes puertos, la ciudad de Gokstad, usada por los<br />

barcos mercantes, y el puerto de Glaskol, lugar de llegada de refuerzos que vienen desde<br />

Daarnur para luchar por la gloria del imperio.<br />

A lo largo de toda la historia, <strong>Alsius</strong> ha sufrido decenas de altos y bajos. La inferioridad<br />

numérica, las bestias de los mares, el frió de las montañas y el constante asedio enemigo<br />

han marcado el destino del reino. Pero no para mal<br />

Lo que no te mata te hace más fuerte, y hoy <strong>Alsius</strong> es fuerte, más fuerte que nunca. Hoy<br />

enanos, uthgars y nordos conocen el rostro de su enemigo, y nunca jamás volverán a<br />

cometer el error de dejarse llevar por tretas sucias y trucos de magia baratos.<br />

El mensaje de <strong>Alsius</strong> hacia sus enemigos está claro... Si les roban, les despojarán de sus<br />

manos, si les ofenden les cortaran la lengua... Si se atreven a herir a un alsirio les<br />

arrancarán la cabeza y la pondrán en una estaca para que todos la vean.<br />

El mensaje está más que claro... Cada alsirio, hombre o mujer, niño o anciano, sin importar<br />

raza ni rango, defenderá a su nación con uñas y dientes hasta el último suspiro.<br />

El mensaje es este: ¡Busquen la respuesta en nuestros tambores de guerra!<br />

Scott Weiland

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