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Año 106 // 3ª etapa // 461 // Viernes 3 de junio de 2016<br />
El Peruano<br />
DIARIO OFICIAL<br />
SIGLOS XVI Y XVII PERSPECTIVA REFLEXIONES<br />
EVOLUCIONES DEL<br />
ESPÍRITU HUMANO<br />
DESENGAÑO<br />
BARROCO<br />
FRENTE A LA<br />
REALIDAD<br />
ARCADIA<br />
Y VISIONES<br />
RELEVANTES<br />
Infografía: Los creadores y pensadores<br />
hispanos del período barroco. Págs. 4 y 5 Págs. 6 y 7 Pág. 8<br />
DIMENSIONES INTERIORES DE LA CREACIÓN<br />
<strong>INGENIO</strong> Y<br />
<strong>MELANCOLÍA</strong><br />
BARROCO, SIGLO DE ORO,<br />
NUEVAS PERSPECTIVAS Págs. 2 y 3<br />
Caravaggio. El tañedor de laúd (1595)
2<br />
DEBATE<br />
Viernes 3 de junio de 2016. El Peruano<br />
Variedades<br />
Entre los siglos XV y<br />
XVI la melancolía<br />
explicaba el poder<br />
metafórico y<br />
mítico del método<br />
mediador instaurado por el<br />
sistema hipocrático-galénico<br />
siglos atrás. Pero también<br />
expresaba el temperamento<br />
melancólico como intrínsecamente<br />
mórbido, propenso<br />
a varias deiciencias ísicas,<br />
espantosos desórdenes mentales,<br />
como enfermedad predispuesta.<br />
Desde la perspectiva<br />
eclesial, la melancolía<br />
conllevaba a la acidia (distracción,<br />
embotamiento,<br />
literalmente estado de no<br />
importarle a uno nada), era<br />
sinónimo de ‘desgracia de la<br />
gracia’ y estaba asociada con<br />
el pecado original.<br />
Para 1489, Marsilio Ficino<br />
consideraba que, además<br />
de sus atormentados y sombríos<br />
aspectos, la melancolía<br />
era uno de los más genuinos<br />
y distintivos humores de los<br />
creadores. Ser melancólico<br />
se puso de moda en el siglo<br />
XVI, uno no podía considerarse<br />
‘artista’ si no adoptaba<br />
una actitud ‘melancólica’<br />
ante la existencia y el arte.<br />
Esta dualidad del abordaje<br />
de la melancolía solo<br />
conirmaba como una de<br />
sus causas la larga tradición<br />
médica que había auscultado<br />
su naturaleza, efectos y su<br />
particular entidad. Nombres<br />
como los de Aristóteles,<br />
Celso, Sorano de Éfeso, Rufo<br />
de Éfeso, Areteo, Oribasio<br />
de Pérgamo, Alejandro de<br />
Tralles, Pablo de Egina, Ishaq<br />
ibn Imran, Constantino<br />
Africano, Avicena, están<br />
vinculados al estudio de la<br />
melancolía en un período<br />
que atraviesa antigüedad,<br />
etapa bizantina y medioevo.<br />
INFLUJO HUMANISTA<br />
La otra causa es la que se larva<br />
desde el arte y la cultura y<br />
plantea nuevos tratamientos<br />
realistas del espacio, nuevas<br />
técnicas, nuevas métricas,<br />
virtuosismos libremente exploratorios,<br />
dinamismos diversos,<br />
expresión al tiempo<br />
que emoción, así como cualidades<br />
naturalistas. Artistas,<br />
MIRADA BARROCA<br />
DE LA <strong>MELANCOLÍA</strong><br />
En distintas etapas, comprender y definir la melancolía ha sido un proceso delimitado<br />
por perspectivas a veces encontradas. Mientras el enfoque eclesial le atribuía características<br />
perniciosas, la melancolía en el siglo XVI fue distintivo del arte y la creación.<br />
TEXTO MARCO BARBOZA TELLO / PERUANISTA, INVESTIGADOR<br />
Director fundador: Clemente Palma | Director (e): Félix Alberto Paz Quiroz | Editor: César Chaman Alarcón | Jefe de Edición Gráfica: Daniel Chang Llerena<br />
Jefe de Diagramación: Julio Rivadeneyra Usurín | Editor de Fotografía: Jack Ramón Morales | Teléfono: 315-0400, anexo 2182 Correos: variedades@editoraperu.com.pe cchaman@editoraperu.com.pe
Variedades Viernes 3 de junio de 2016. El Peruano<br />
DEBATE 3<br />
literatos y músicos, como<br />
Durero, Garcilaso, Lope de<br />
Vega, Cervantes, Shakespeare,<br />
Bach, Haendel, Corelli, Vivaldi,<br />
son solo algunos de los<br />
exponentes de este talante<br />
creativo, ingenioso y transformador.<br />
En ese contexto, los Tratados<br />
de Melancolía, buscando<br />
compendiar la melancolía,<br />
tienen un claro inlujo<br />
humanista acentuado por<br />
las obras de Ficino. Los de<br />
cuño inglés corresponden<br />
a Timothy Bright (1586) y<br />
Robert Burton (1621). Pero<br />
la producción española es<br />
de lejos más prolíica. Entre<br />
1557 y 1622, aparece una<br />
serie de obras sobre esta<br />
materia que corresponden<br />
a Pedro Mercado, Huarte<br />
De resultas<br />
de dicha<br />
racionalidad,<br />
la melancolía<br />
en adelante<br />
solo exhibirá<br />
su lado más<br />
patológico,<br />
precario e<br />
insuficiente.<br />
de San Juan, Luis Mercado,<br />
Andrés Velásquez y Alfonso<br />
de Santa Cruz.<br />
Los tratados publicados<br />
entre ines del siglo XVI e<br />
inicios del XVII inauguran<br />
un abordaje desde una racionalidad<br />
que, a lo largo del<br />
XVII, se precia cada vez más<br />
cientíica y menos imaginativa<br />
de la melancolía. De resultas<br />
de dicha racionalidad, la<br />
melancolía en adelante solo<br />
exhibirá su lado más patológico,<br />
precario e insuiciente.<br />
De modo general, durante<br />
el período barroco en Europa,<br />
el apogeo de la melancolía<br />
coincide con una crisis que<br />
presupone un deinitivo<br />
adiós a la visión cósmica medieval,<br />
en términos políticos,<br />
sociales y religiosos, pero<br />
es también una bienvenida<br />
al nuevo mundo, cargado y<br />
complejo, ofreciendo en todo<br />
sentido nuevos horizontes<br />
por descubrir. En particular,<br />
la formación del sentimiento<br />
melancólico en España abarca<br />
todos los aspectos y rituales<br />
del quehacer humano,<br />
especialmente la literatura y<br />
las artes plásticas; hay, además,<br />
una peculiar psicología<br />
de conversos.<br />
La melancolía también<br />
es un elemento articulador<br />
y central en la producción<br />
del Siglo de Oro de las letras<br />
españolas. Desde ines del<br />
siglo XX se han incrementado<br />
dentro y fuera de España,<br />
de manera ostensible,<br />
los estudios que buscan hacer<br />
una reevaluación de los<br />
contenidos melancólicos de<br />
dicha producción hispana.<br />
Allí tenemos, entre otros, a<br />
Amadei-Pulice (1990), García<br />
Gibert (1997), Bartra<br />
(1998), Echevarría (1998),<br />
Bosse et al (1999), Mas i Usó<br />
(1999), Aparicio Maydeu<br />
(1999), Lisón (2004), Duque<br />
et al (2006), Ferri Coll<br />
(2006), Chambers (2006),<br />
Tovar de Teresa (2006), García<br />
Bernal (2006), Figueroa<br />
(2007), Gambin (2008),<br />
Echevarría (2008), Atienza<br />
(2009), Egido (2009), Peset<br />
(2010), Rodríguez de la Flor<br />
(2012), De las Heras (2013),<br />
Aullón de Haro et al (2013),<br />
García Hinojosa (2013), Álvarez<br />
Solís (2015).<br />
NUEVOS EXPONENTES<br />
A partir del Siglo de las Luces<br />
–el mismo que instaura<br />
el contubernio de aparato<br />
y síntoma–, se produce una<br />
transición de adhesiones<br />
nacionales a supuestas melancolías<br />
coyunturales, una<br />
suerte de cadena de melancolías.<br />
La melancolía del<br />
XVIII la encarnan españoles<br />
e italianos que ya no gozan<br />
en Europa del poderío de<br />
siglos atrás. Los novísimos<br />
melancólicos del XIX son los<br />
países americanos emancipados<br />
de España.<br />
La impotencia ísica y moral<br />
extendida en estos lares es<br />
un eje central de la caracterización<br />
que hace Hegel sobre<br />
nosotros, siendo su relexión<br />
como sigue: “América se ha<br />
mostrado siempre, y se muestra<br />
todavía impotente tanto<br />
desde el punto de vista ísico<br />
como desde el punto de vista<br />
moral. Desde que los europeos<br />
abordaron América, los<br />
indígenas han desaparecido<br />
poco a poco, al ritmo de la<br />
actividad europea. Incluso<br />
en los animales se encuentra<br />
la misma inferioridad que<br />
se observa en el hombre. La<br />
fauna americana posee leones,<br />
tigres, cocodrilos, que<br />
tienen una semejanza con<br />
las especies correspondientes<br />
del Antiguo Mundo, pero<br />
que son –desde todo punto<br />
de vista– más pequeños, más<br />
débiles, menos feroces”.<br />
Por su parte, Marx, en<br />
su Biograía de Bolívar, es<br />
particularmente cáustico y<br />
desacredita todas y cada una<br />
de las facetas del Libertador.<br />
En particular,<br />
la formación<br />
del sentimiento<br />
melancólico<br />
en España<br />
abarca todos<br />
los aspectos<br />
y rituales<br />
del quehacer<br />
humano.<br />
Los melancólicos del siglo<br />
XIX para el lente europeo,<br />
sin duda, somos los americanos<br />
emancipados. Es ese<br />
sello dieciochesco de incompletitud<br />
–mezcla de impotencia,<br />
ignorancia y falta de<br />
dominio–, el que marca el<br />
paso, aún ahora, de recientes<br />
investigaciones locales<br />
acerca de la real concreción<br />
del esfuerzo emancipador,<br />
sus verdaderos actores y logros,<br />
su relación con marcas<br />
identitarias y su vocación<br />
constitutiva de nación, develándose,<br />
así, una lacerante<br />
cuestión: ¿nos emancipamos<br />
o nos emanciparon?<br />
LA OTREDAD ANDINA<br />
Ya para la centuria pasada,<br />
la operación universal de<br />
atribución melancólica le<br />
corresponde realizar a los<br />
espacios y exponentes más<br />
conectados con el mundo<br />
europeo, asentados en las<br />
antiguas colonias de los siglos<br />
XIX y XX. La ciencia, su<br />
metodología positivista y su<br />
racismo acendrado, a inicios<br />
del siglo XX, son buena prueba<br />
de ello.<br />
La operación del psiquiatra<br />
Valdizán acerca<br />
de la supuesta y pretérita<br />
melancolía de los incas en<br />
el Antiguo Perú, tomando<br />
como referencia central los<br />
relatos melancólicos de los<br />
cronistas coloniales, constituye<br />
un clásico que columbra<br />
el siglo entero, y genera una<br />
serie de esfuerzos centrados<br />
en la comprensión de la otredad<br />
andina como categoría<br />
defectiva, muy bien representados<br />
en los esfuerzos de<br />
la psiquiatría social peruana,<br />
de actividad profusa entre<br />
1950 y 1980.
4<br />
EVOLUCIÓN<br />
Variedades El Perua<br />
NUEVA<br />
MIRADA AL<br />
BARROCO (II)<br />
La crisis de las visiones medievales en el siglo XVI abre paso<br />
al barroco, un período caracterizado por la aparición de nuevos<br />
horizontes en las ciencias, el arte, la política y la sociedad.<br />
La primera parte de esta<br />
infografía se publicó en<br />
Variedades Nº 457,<br />
del 6 de mayo de 2016.<br />
1567<br />
PEDRO ARIAS DE BENAVIDES<br />
Secretos de la chirurgia<br />
Dedicado sobre todo a<br />
la sífilis, tras ejercer la<br />
profesión en Guatemala,<br />
Honduras, México y<br />
Santo Domingo.<br />
Además de exponer:<br />
“la manera como se curan<br />
los indios las llagas y heridas”.<br />
1594<br />
MARSILIO FICINO<br />
De Amore. Commentarium<br />
in Convivium Platonis<br />
(escrito en 1469 y<br />
publicado en 1594)<br />
JOSÉ ANTONIO MARAVALL<br />
Extracto de La Cultura del Barroco:<br />
Análisis de una estructura histórica<br />
(Barcelona:Planeta. 2012. p. 92 y ss.)<br />
“A fines del XVI, en cuanto se<br />
empiece a hablar del barroco,<br />
no hay que olvidar esos grupos<br />
de pícaros, ganapanes,<br />
pordioseros, que inundan las<br />
ciudades, ni esas bandas de<br />
vagabundos, falsos peregrinos,<br />
bandoleros, que andan errantes<br />
por los caminos de Europa.”<br />
1605- 1615<br />
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA<br />
Don Quijote de la Mancha<br />
1600<br />
MARTÍN GONZÁLEZ<br />
DE CELLORIGO<br />
Memorial de la política<br />
necesaria y útil<br />
restauración de España.<br />
Publicada su<br />
primera parte con<br />
el título de El<br />
ingenioso hidalgo<br />
don Quijote de<br />
la Mancha a<br />
comienzos de<br />
1605. En 1615<br />
apareció la<br />
continuación con<br />
el título de<br />
Segunda parte<br />
del ingenioso<br />
caballero don<br />
Quijote de la<br />
Mancha.<br />
LOPE DE VEGA<br />
1613<br />
El perro del hortelano<br />
1613<br />
1610<br />
CRISTÓBAL PÉREZ DE HERRERA<br />
Elogia y desea ver integrado el país<br />
principalmente de “una<br />
moderación y mediocridad<br />
bastante y honrada, pues en ella<br />
consiste la felicidad común”. En:<br />
Discurso en razón de muchas<br />
cosas tocantes al bien, prosperidad,<br />
riqueza y fertilidad destos Reynos y<br />
restauración de la gente que<br />
se ha echado de ellos.<br />
VELEZ DE GUEVARA<br />
La Serrana de la Vera<br />
CRISTÓBAL SUÁREZ<br />
DE FIGUEROA<br />
1575<br />
HUARTE DE SAN JUAN<br />
Examen de ingenios para las ciencias.<br />
Trata:<br />
“de muchas cosas de yervas,<br />
y raíces y frutas, y la manera<br />
de curar con ellas en partes<br />
donde yo he andado”.<br />
1590 JOSÉ ACOSTA<br />
Historia natural y moral de las Indias<br />
1592<br />
(En su Libro Cuarto incluye<br />
diecisiete capítulos sobre el mundo<br />
vegetal americano).<br />
AGUSTÍN FARFÁN<br />
Segunda versión. Tratado breve de anothomia y cirugía<br />
1595<br />
ALONSO LÓPEZ DE<br />
LOS HINOJOSOS<br />
Summa y recopilacion de Chirugia<br />
Segunda edición<br />
Las “medicinas”<br />
mexicas, no solo<br />
vegetales, sino también<br />
algunas animales y<br />
minerales, dominan la<br />
mayor parte de las<br />
recomendaciones. Son<br />
frecuentes elogios al<br />
“mataliztic”(Commelina<br />
tuberosa L. y otras<br />
especies de este género):<br />
“Es de las nobles y<br />
seguras purgas que hay<br />
en esta tierra, como yo<br />
muchas veces he<br />
experimentado”.
no. Viernes 3 de junio de 2016 EVOLUCIÓN 5<br />
SANCHO DE 1619<br />
MONCADA Restauración política<br />
de España<br />
ALFONSO DE SANTA CRUZ<br />
1622 Dignotio et cura affectuum melancholicorum<br />
Obra dividida en nueve discursos, que<br />
incluyen desde teoría política hasta<br />
pedagogía real. Comprende análisis de<br />
la situación económica y propuestas de<br />
solución desde la demografía, lo<br />
monetario y la hacienda.<br />
LOPE DE VEGA<br />
1620 Los locos de Valencia<br />
Retrato de Alonso de<br />
Santa Cruz, por Eulogia Merle<br />
Médico de Felipe II. Esta obra fue<br />
publicada en 1622 por su hijo Antonio Ponce<br />
Santa Cruz, médico a su vez de Felipe III y<br />
el joven Felipe IV.<br />
PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA<br />
1634 La devoción de la cruz<br />
Trata de la figura del bandolero, la entrada furtiva del galán en la casa de<br />
la amada, la mujer vestida de hombre, y de motivos míticos y simbólicos,<br />
como el honor, el incesto y la devoción a la cruz.<br />
BALTASAR GRACIÁN<br />
1646 El Discreto<br />
Consta de 25 capítulos denominados Realces. Los géneros<br />
que utiliza son: diálogo, apólogo, emblema, sátira, fábula,<br />
epístola, panegírico, entre otros. En la apología XIX<br />
Hombre Juicioso y Notante, nos dice:<br />
“El varón juicioso y notante (hállanse pocos, y<br />
por eso más singulares) luego se hace señor de<br />
cualquier sujeto y objeto, Argos al atender y lince<br />
al entender. Sonda atento los fondos de la mayor<br />
profundidad, registra cauto los senos del más<br />
doblado disimulo y mide juicioso los ensanches<br />
de toda capacidad”.<br />
BALTASAR GRACIÁN<br />
1651-1657 El Criticón<br />
Publicada en tres partes<br />
(1651, 1653 y 1657).<br />
1614<br />
LOPE DE VEGA<br />
Fuenteovejuna<br />
1621<br />
Escrito anónimo dirigido<br />
a Felipe IV, hacia 1621,<br />
inspirado o escrito por<br />
González de Cellorigo.<br />
SALAS BARBADILLO<br />
1635 El curioso y sabio Alejandro, fiscal y juez de vidas ajenas.<br />
1654- 1656<br />
Barrionuevo Avisos, I.<br />
1617<br />
El Pasajero<br />
“El descuido de los que<br />
gobiernan es sin duda<br />
el artífice de la desventura<br />
y puerta por donde<br />
entran todos los males y<br />
daños en una república, y<br />
ninguna, pienso, la padece<br />
mayor que la nuestra por<br />
vivir sin recelo ni temor<br />
alguno de ruin suceso,<br />
fiados en una desordenada<br />
desconfianza”.<br />
JOSÉ ANTONIO MARAVALL<br />
Reseña respecto a esta obra:<br />
“En Madrid, nos cuenta<br />
BARRIONUEVO, prenden<br />
a tantos ladrones que no<br />
caben en las cárceles de pie,<br />
sin distinción de personas,<br />
que la necesidad no halla<br />
otro oficio más a mano”.<br />
JUAN ALFONSO DE LANCINA<br />
1687 Comentarios políticos.<br />
“Yo bien sé de una monarquía<br />
que, de no haberse errado su<br />
planta, pudo haber dominado<br />
el mundo”.<br />
INFOGRAFÍA PAOLA OSEJO / ILUSTRACIÓN DARÍO GUTIÉRREZ / DOCUMENTACIÓN MARCO BARBOZA
6<br />
EXPLORACIONES<br />
Viernes 3 de junio de 2016. El Peruano<br />
Variedades<br />
CAMBIOS DE<br />
PERSPECTIVA<br />
Entender el fenómeno de la melancolía como factor crítico de<br />
búsqueda de cambios nos ubica en el bárroco del XVII, época<br />
cumbre en la que este sentimiento fue el motor que dio forma a<br />
muchas refundaciones producidas en los ámbitos social, religioso<br />
y económico.<br />
TEXTO DIEGO VARGAS TIRADO<br />
Nuestro tiempo<br />
corre al ritmo<br />
de cambios acelerados<br />
ante los<br />
que parecemos<br />
quedar perplejos sin tener un<br />
horizonte deinido, acontecimientos<br />
que se superponen<br />
uno tras otro sin alcanzar un<br />
signiicado capaz de consolidar<br />
una propuesta de gran<br />
alcance.<br />
Un “acontecimiento”, como<br />
lo deine el ilósofo esloveno<br />
Slavoj Zizek, es aquel suceso<br />
crítico en la historia a partir<br />
del cual surge la idea del destruir<br />
lo pasado para construir<br />
nuevas alternativas para un<br />
nuevo rumbo. De entre los<br />
variados conceptos y herramientas<br />
que Zizek utiliza<br />
para analizar el fenómeno<br />
del “acontecimiento”, uno<br />
nos llama poderosamente la<br />
atención: la melancolía. Zizek<br />
utiliza la “estratagema del melancólico”<br />
para deinir el proceso<br />
por el cual un individuo o<br />
grupo percibe como perdido<br />
un “algo” a lo que aún le dan<br />
uso. No le falta razón, pero el<br />
fenómeno de la melancolía<br />
como factor crítico de búsqueda<br />
por un cambio es un<br />
elemento que debemos examinar<br />
con mayor profundidad;<br />
y para ello se hace menester<br />
volver a la época cumbre de<br />
la melancolía: el barroco del<br />
siglo XVII.<br />
El XVII es una época de crisis,<br />
de tensión constante entre<br />
los dogmas religiosos que aún<br />
controlaban las sociedades de<br />
la época, de profunda insatisfacción<br />
con las limitaciones<br />
que se imponían. Fue la época<br />
donde, por ejemplo, el Imperio<br />
español y sus ideales católicos<br />
alcanzaron su máxima extensión;<br />
ideales que se veían en<br />
constante conlicto con la<br />
cosmovisión de sus colonias,<br />
con los rezagos de los mitos<br />
y ritos que no pudieron erra-
Variedades Viernes 3 de junio de 2016. El Peruano<br />
EXPLORACIONES 7<br />
Filósofo. Slajov Zizek emplea varios conceptos y herramientas para evaluar el “acontecimiento”, uno de ellos es la melancolía.<br />
dicar, situación que da cuenta<br />
de la profunda necesidad que<br />
diversos grupos tenían de no<br />
aceptar lo que se suponía universal<br />
y buscar formas de manifestarse<br />
de forma original.<br />
La esencia de lo barroco<br />
es esa batalla constante por<br />
cubrir un apetito ininito de<br />
curiosidad y su impulso hacia<br />
lo humano. La búsqueda del<br />
camino hacia el verdadero conocimiento<br />
empieza en esta<br />
época, e integra la revisión<br />
de lo sensible, del cuerpo y de<br />
las pasiones. Por tanto, es una<br />
época de profunda agitación<br />
espiritual: acaba de nacer el<br />
protestantismo y se necesitan<br />
aianzar los pilares de las<br />
creencias religiosas.<br />
MIRADA AL INTERIOR<br />
Las artes comienzan a dar un<br />
giro interesante, y en especial<br />
la literatura. Cervantes, lo<br />
caballeresco y la locura, el<br />
sentimiento aristotélico del<br />
héroe trágico que busca un<br />
horizonte del cual solo los<br />
libros parecen poder librarnos<br />
mediante la “locura” que<br />
nos otorgan. Los escritores<br />
intentaron buscar las causas de<br />
la situación de crisis en la que se<br />
encontraban, de la decadencia<br />
que estaba sufriendo la<br />
sociedad, dirigieron la mirada<br />
hacia el ser humano y sus<br />
condiciones, sus afectos, sus<br />
pasiones, buscando así la forma<br />
de corregir lo que había hecho<br />
caer los valores morales. Se<br />
pasa, por tanto, de lo colectivo<br />
a lo subjetivo, hay una vuelta a<br />
La locura<br />
sublime, el<br />
sentir de la<br />
melancolía,<br />
ocupó un lugar<br />
privilegiado<br />
en la obra de<br />
Immanuel<br />
Kant.<br />
EL OJO DE DIOS<br />
En dos conceptos de la artista alemana<br />
Hito Steyerl figuran dos puntos que<br />
pueden ser cardinales para entender<br />
nuestra época: el “cambio de perspectiva” y<br />
la “ocupación”. Nuestra época se caracteriza<br />
por un acercamiento al “ojo de Dios” que las<br />
nuevas tecnologías nos proporcionan. La<br />
“visión google” nos permite tender puentes de<br />
entendimiento con culturas antes totalmente<br />
extrañas, identificar los puntos que tenemos en<br />
común y coordinar acciones conjuntas que desde<br />
un horizonte lineal nos hubiera sido imposible.<br />
La ocupación, a su vez, da cuenta de que la<br />
producción no es ya un fin en sí mismo. Nuestros<br />
individuos carecen cada vez más de “trabajo”<br />
y pueden ocupar sus facultades en actividades<br />
que discurren entre el ocio y el acto creativo.<br />
la interioridad al sumirnos en<br />
la melancolía.<br />
De esta mirada al interior<br />
de uno mismo es que nace la<br />
noción del desengaño. El hombre<br />
barroco ha perdido el centro,<br />
se encuentra impotente<br />
entre lo que quiere y lo que<br />
realmente puede conseguir,<br />
en un mundo que lo engaña,<br />
en una inestabilidad religiosa,<br />
política y económica en la que<br />
no sabe dónde se encuentra.<br />
El miedo al ininito que resulta<br />
inabarcable y, al mismo<br />
tiempo, el anhelo de él. ¿La solución<br />
a este engaño? La icción<br />
que no se limite a describir la<br />
relación del individuo en su<br />
medio, la icción ya no como<br />
mera reproducción de lo real,<br />
sino como instrumento por<br />
alcanzar ideales que se ven<br />
imposibles en lo cotidiano. El<br />
desengaño barroco es el desengaño<br />
actual, como lo son también<br />
las formas de escapar de<br />
una realidad que cada vez nos<br />
parece más adversa. El siglo<br />
XVII es un siglo de refundaciones,<br />
y la melancolía el motor<br />
que las impulsa y les da forma.<br />
TRES ESTANDARTES<br />
La estela melancólica del XVII<br />
desde entonces ha perdurado<br />
en períodos posteriores. En<br />
un hermoso ensayo, titulado<br />
El duelo de los ángeles (Fondo<br />
de Cultura Económica,<br />
2004), Roger Bartra da<br />
cuenta de ello acercándonos<br />
al ilo melancólico presente<br />
en la obra de tres “ángeles”<br />
del pensamiento moderno:<br />
Kant, Weber y Benjamin.<br />
Estandartes los tres del<br />
pensamiento moderno, Bartra<br />
desmenuza a la vez la vida y<br />
la obra de estos intelectuales<br />
para demostrar que, a pesar<br />
de la profunda racionalidad<br />
con la que pretendieron<br />
dirigirse, no fueron incólumes<br />
a los efectos del acecho de la<br />
melancolía. Por el contrario,<br />
los tres mostraban una gran<br />
fascinación por el mundo de lo<br />
subjetivo, y es su empeño por<br />
enfrentarlo lo que termina por<br />
ser el eje del valor de su obra.<br />
En Kant, por ejemplo, se<br />
sostiene la idea del ilósofo<br />
obsesionado con la “sutileza<br />
de la razón” donde no<br />
habría lugar para lo oculto<br />
o “fantasmagórico”. Un par<br />
de experiencias personales,<br />
sin embargo, engendraría<br />
en Kant una fascinación por<br />
este mundo que mantendría<br />
hasta el inal de sus días. Para<br />
defender el imperio de la razón,<br />
Kant esgrime dos obras<br />
fundamentales: su Crítica de<br />
la razón pura y su Crítica de la<br />
razón práctica.<br />
Como señala Bartra, con<br />
El desengaño<br />
barroco es el<br />
desengaño<br />
actual, como<br />
lo son también<br />
las formas de<br />
escapar de una<br />
realidad que<br />
cada vez es<br />
más adversa.<br />
estos trabajos Kant parece<br />
darle vuelta a la tentación de<br />
los reinos de la locura y la “oscuridad<br />
sublime”. Sin embargo,<br />
muchos años después aparece<br />
su Crítica del juicio, donde<br />
el tema de la aproximación a<br />
la experiencia de lo sublime<br />
reaparece. Kant desconía de<br />
la melancolía como timonel<br />
para acercarse a lo sublime y<br />
parece estar seguro de poder<br />
reemplazarla por un sistema<br />
ético anclado en el sentido de<br />
lo moral, mecanismo que Bartra<br />
mantiene bajo sospecha.<br />
La locura sublime, el sentir<br />
de la melancolía, como vemos,<br />
ocupó un lugar privilegiado en<br />
la obra de Kant, y da cuenta de<br />
la importancia que este sentimiento<br />
tiene para la formación<br />
de uno de los pilares del<br />
pensamiento moderno.<br />
MODELO<br />
Con Weber y Benjamin, Bartra<br />
da cuenta de cómo la edad<br />
moderna mantiene su ligazón<br />
con la melancolía y cómo se<br />
desarrolló a niveles más individualizantes.<br />
Weber ilustra<br />
cómo el marcado ascenso del<br />
protestantismo en la sociedad<br />
capitalista ayuda a un alejamiento<br />
de las formas místicas<br />
de las manifestaciones<br />
religiosas.<br />
Este alejamiento se daba<br />
irónicamente con la premisa<br />
de que los ritos religiosos<br />
practicados en exceso daban<br />
como resultado individuos sumamente<br />
melancólicos que no<br />
disfrutaban de libertad.<br />
El paso a la secularización,<br />
sin embargo, no representa<br />
para Weber una salida de este<br />
modelo melancólico. Por el<br />
contrario, el libertinaje, que<br />
trataba de suplir las formas<br />
religiosas, suponía un tipo de<br />
paganismo que a la postre resultaba<br />
igual de perjudicial<br />
en la creación de individuos<br />
melancólicos. Lo que cambia<br />
es el tipo de melancolía, pues<br />
la melancolía moderna es<br />
más de tipo individualista, y<br />
se ve agudizada con el modelo<br />
económico que poco a poco<br />
cede ante el capitalismo de<br />
consumo.<br />
VUELTA A LO TRÁGICO<br />
En Walter Benjamin tenemos<br />
la vuelta a lo trágico. El<br />
horizonte de la historia que<br />
siempre fatigó el pensamiento<br />
del ilósofo alemán, siempre<br />
desemboca en la culpa, en la<br />
incapacidad de dominar la<br />
fatalidad.<br />
La vida de Benjamin, nos<br />
cuenta Bartra, fue una vida<br />
marcada por la constante desazón<br />
ante la imposibilidad de<br />
determinar la lógica que movía<br />
el péndulo de la historia.<br />
Los desastres de los que<br />
fue testigo lo marcaron profundamente,<br />
empujándolo al<br />
convencimiento de que esta<br />
era un época marcada por el<br />
horror, una época sin salida<br />
en la que el único recurso válido<br />
para escapar es la muerte.<br />
Benjamin y su suicidio representarían<br />
para Bartra el último<br />
peldaño en la evolución de<br />
la melancolía. Nuestra época,<br />
al parecer, sigue una lógica de<br />
autodestrucción.<br />
Ahora, el concepto de “jaula<br />
de acero” que se le atribuye a<br />
Weber adolece de un error de<br />
traducción. Más que jaula, el<br />
término que Weber utiliza en<br />
su idioma es el de “caparazón”<br />
de acero. Esta precisión puede<br />
cambiar el espíritu de la frase.<br />
Un caparazón da cuenta de un<br />
hombre que no ve más allá, se<br />
aísla del mundo. El nuestro sigue<br />
siendo un caparazón, pero<br />
de cristal, que nos permite ver<br />
lo que sucede y nos invita a<br />
pensar el momento propicio<br />
para romperlo.<br />
El acontecimiento que refunde<br />
nuestra historia está<br />
a la vuelta de la esquina. Las<br />
búsquedas que hoy parecen<br />
no tener forma y no encontrar<br />
eco en los movimientos<br />
sociales o líderes no han perdido<br />
la batalla. La refundación<br />
que esperamos nos invita a<br />
ver el siglo XVII y extraer los<br />
códigos que de la melancolía<br />
originaron el heroísmo de<br />
aquellos que se atrevieron a<br />
ver su época como posibilidad<br />
antes que como condena.
8<br />
Viernes 3 de junio de 2016<br />
El Peruano<br />
SEBASTIÁN SALAZAR<br />
BONDY.<br />
Lima la horrible<br />
Entre humos de fritanga se<br />
desplazan viejas procesiones<br />
y otras nuevas de idénticos<br />
vapores remozan el gregarismo<br />
devoto. Y asistimos –¡qué<br />
remedio queda!– a bodas y<br />
funerales de ritual ocioso, de<br />
hipócrita convencionalismo. La<br />
trampa de la Arcadia Colonial<br />
está en todos los caminos. No<br />
es sencillo sortearla […] El embotellamiento<br />
de vehículos en<br />
el centro y las avenidas, la ruda<br />
competencia de buhoneros y<br />
mendigos, las fatigadas colas<br />
ante los incapaces medios de<br />
transporte, la crisis del alojamiento,<br />
los aniegos debidos<br />
a las tuberías que estallan, el<br />
imperfecto tejido telefónico que<br />
ejerce la neurosis, todo es obra<br />
de la improvisación y la malicia.<br />
Ambas seducen fulgurantes,<br />
como los ojos de la sierpe, el<br />
candor provinciano para luego<br />
liquidarlo con sus sucios absurdos.<br />
La paz conventual de Lima<br />
que los viajeros del siglo XIX, y<br />
aun entrado el XX, celebraron<br />
como propicia a la meditación,<br />
resultó barrida por la explosión<br />
demográica, pero la mutación<br />
fue solo cuantitativa y supericial:<br />
la algarada urbana ha disimulado,<br />
no suprimido, la vocación<br />
melancólica de los limeños,<br />
porque la Arcadia Colonial se<br />
torna cada vez más arquetípica<br />
y deseable.<br />
IAIN CHAMBERS.<br />
La cultura después del<br />
humanismo: historia,<br />
cultura, subjetividad.<br />
Pero si la melancolía representa<br />
el aspecto inacabado<br />
del luto, una pérdida nunca<br />
aceptada como pérdida completa,<br />
¿qué busca conservar<br />
e incorporar la melancolía<br />
barroca en su proyección incesante<br />
de dolor? ¿Por qué,<br />
en todo su exceso teatral, la<br />
nota inal es un diminuendo,<br />
un eco disonante de privación<br />
que tiende a desaparecer? Si<br />
los logros del Barroco están<br />
generalmente grabados en la<br />
melancolía masculina, ¿qué es<br />
lo que transpira en este luto<br />
anunciado, pero incompleto?<br />
VISIONES<br />
RELEVANTES<br />
La definición de la melancolía, su transformación e<br />
incorporación a la cultura moderna, ha generado en<br />
el tiempo diversas visiones u opiniones de los grandes<br />
pensadores. Aquí algunas, las más relevantes.<br />
“IR Y<br />
QUEDARSE<br />
Y, CON<br />
QUEDAR,<br />
PARTIRSE”<br />
LOPE DE VEGA<br />
En el rechazo de la certidumbre<br />
cósmica, de la pérdida que<br />
nunca puede ser públicamente<br />
señalada, ni tampoco elaborada<br />
en privado. Pues la prohibición<br />
es de un orden cultural e histórico.<br />
Fuera de la herejía no hay<br />
espacio público alguno para su<br />
anuncio. La melancolía, como<br />
reconocimiento aplazado de<br />
una pérdida, invoca la suspensión<br />
entre una carencia y un estado<br />
aún por lograr. Moverse<br />
en un orden laico emergente<br />
que sigue negando la posibilidad<br />
de enterrar a su precursor<br />
signiica permanecer atrapado<br />
en el trauma de la “imitación<br />
mímica de la muerte que no se<br />
puede llorar”.<br />
ROGER BARTRA.<br />
Doce historias de melancolía<br />
en la Nueva España<br />
El padecimiento de la locura<br />
melancólica nos lleva a una<br />
“¡ALEJARSE! ¡QUEDARSE!<br />
¡VOLVER! ¡PARTIR!<br />
TODA LA MECÁNICA<br />
SOCIAL CABE EN ESTAS<br />
PALABRAS”<br />
CÉSAR VALLEJO<br />
dimensión porosa, maleable y<br />
polisémica: un espacio que se<br />
expande con desmesura y que<br />
traslapa otros territorios. Por<br />
ello, muchos de los problemas<br />
típicos de la modernidad se<br />
vinculan con la melancolía:<br />
el despotismo ilustrado, el<br />
misticismo, la soledad, la crisis<br />
de la familia, las creencias<br />
heréticas, el crimen, la vejez,<br />
los límites de la razón… Al<br />
recorrer con la mirada de las<br />
estampas melancólicas nos<br />
percatamos de que las aristas<br />
de los tiempos modernos<br />
son ilosas y provocan graves<br />
heridas, y que el progreso […]<br />
va acompañado de inmensos<br />
sufrimientos [...]. Por último,<br />
quiero recordar una inquietante<br />
transformación del tema<br />
de la melancolía. Su incorporación<br />
a la cultura moderna,<br />
en cierta medida gracias al<br />
romanticismo, contribuyó a<br />
establecer los mitos nacionales<br />
de la identidad. Permitió<br />
dibujar una forma moderna y<br />
colectiva de padecer los males<br />
del progreso, y con ello<br />
estimuló los sentimientos<br />
de pertenencia a una cultura<br />
nacional deinida más por<br />
ausencia y carencias que por<br />
airmaciones. No debemos<br />
pasar por alto que la nostalgia<br />
melancólica que se asocia<br />
a las identidades nacionales<br />
modernas tiene su origen en<br />
las imágenes de los desgarradores<br />
estragos que producía<br />
la combustión de los humores.<br />
STANLEY W. JACKSON,<br />
Historia de la melancolía<br />
y la depresión. Desde los<br />
tiempos hipocráticos a<br />
la Época Moderna<br />
M<br />
elancholie en el siglo XVI y<br />
melancholy a comienzos<br />
del XVII se hicieron comunes<br />
en inglés como equivalentes<br />
de melancholia para nombrar<br />
la enfermedad, lo mismo que<br />
otros términos prácticamente<br />
idénticos en otras lenguas<br />
vernáculas; y estos términos<br />
se utilizaron para denominar<br />
a la propia bilis negra. Con la<br />
rehabilitación renacentista<br />
de la melancolía aristotélica<br />
como un carácter correlativo<br />
de genial o dotado para algo<br />
más que como una enfermedad<br />
estricta, melancholia,<br />
melancholie y melancholy<br />
pasaron a ser también términos<br />
populares. Además de<br />
denominar la enfermedad, se<br />
utilizaron para casi cualquier<br />
estado de tristeza, alicción o<br />
desesperación, por no mencionar<br />
el carácter sombrío y<br />
la tan de moda tristeza. En los<br />
siglos XVII y XVIII el término<br />
melancholia parece haberse<br />
ido restringiendo a su signiicado<br />
de enfermedad, mientras<br />
que melancholy siguió siendo<br />
sinónimo de melancholia, a la<br />
vez que el término popular<br />
de uso extendido y difuso, no<br />
diferente del actual del término<br />
depresión. Tendencias<br />
similares se observan en las<br />
otras lenguas vernáculas de<br />
la Europa occidental.<br />
SLAVOJ ZIZEK.<br />
Acontecimiento.<br />
La melancolía es no el fracaso<br />
del ejercicio del luto,<br />
el apego persistente al objeto<br />
perdido, sino su opuesto: la<br />
melancolía proporciona la paradoja<br />
de una intención de pasar<br />
el luto que precede y se anticipa<br />
a la pérdida del objeto.<br />
Ahí reside la estratagema del<br />
melancólico: la única forma de<br />
poseer un objeto que nunca<br />
tuvimos, que estaba perdido<br />
desde el principio, es tratar<br />
un objeto que todavía poseemos<br />
plenamente como si ya lo<br />
hubiéramos perdido. En este<br />
preciso sentido, la melancolía<br />
es efectivamente el principio<br />
de la ilosoía.