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¿DÓNDE ESTÁN LOS HÉROES DE MI QUERIDO MÉXICO?<br />
Ya he hablado en el post pasado sobre mi abuelo, quien fue un genuino héroe mexicano al ser<br />
miembro del “Escuadrón 201” y haber participado en la Segunda Guerra Mundial. Y más<br />
importante aún, he hablado sobre mi padre, mi héroe, quien murió en un terrible accidente, y a<br />
quien injustamente tacharon de corrupto, manchando su honor y su nombre.<br />
OLVIDAR ES MORIR<br />
Así como no olvido a mi padre, tampoco olvido sus relatos y sus lecciones. Cuando yo decía que<br />
él era mi héroe, me contradecía explicando que por definición, un héroe es una persona ilustre o<br />
famosa por sus hazañas y virtudes, por haber realizado algo que requiere de gran valor, como lo<br />
hizo un joven cadete del Heroico Colegio Militar, el Cadete Marcos Guzmán, él si es un héroe,<br />
decía. Cada que se conmemoraba un día como hoy, mi padre nos pedía un minuto de silencio en<br />
honor a todos aquellos héroes al rededor del mundo que lucharon por el bien de todos.<br />
1968: Todo el mundo con la espoleta prendida, la bomba del cambio social a punto de explotar en<br />
los movimientos que finalmente acabarían con la apatía que mantenía a la ley por encima de los<br />
demás. Una huelga general en Francia iniciada por universitarios y secundada por millones de<br />
trabajadores; la fascinación por la figura del Che Guevara tras su asesinato; los movimientos
universitarios en España en contra del franquismo; las protestas en casi todo Estados Unidos en<br />
contra de la guerra de Vietnam; el asesinato del Reverendo Martin Luther King, Jr. Y la larga noche<br />
de 500 años de los afroamericanos; y por supuesto, México no podía quedarse atrás...<br />
¿Ya se les olvidó Tlatelolco?<br />
Hoy se conmemora un aniversario más de la matanza en la Plaza de las 3 Culturas, donde hirieron,<br />
desaparecieron, encarcelaron y mataron a número desconocido de personas, mis compatriotas, y<br />
los tuyos también si eres mexicano. Eran, son y serán gente como nosotros, a quienes arrebataron<br />
la vida por querer un México mejor, un mundo mejor.<br />
Mi jefe estaba allí ese día... Él contaba que iba caminando lentamente entre la multitud,<br />
escuchando himnos hippies de paz por un lado, y mentadas de madre por el otro, todos con el<br />
mismo espíritu, el mismo curso, sin saber jamás lo que pasaría después. Comenzó a circular un<br />
rumor que el ejército iba a dispersar la gente con un ataque de gas lacrimógeno, y poco después<br />
un sonido estruendoso se escuchó a lo lejos, era la maquinaria de una columna de tanques<br />
penetrando entre la multitud. Nadie sabía que esperar, un cohete lanzado desde algún tanque o el<br />
rumorado ataque de gas; se puso tenso el ambiente, se podía respirar el miedo, todo era<br />
incertidumbre. La gente comenzó a correr para dejar pasar a los tanques y evitar ser aplastados<br />
debajo de sus ruedas. Ahí es cuando el Cadete Guzmán apareció. Rompiendo fila y desafiando casi<br />
150 años de tradiciones de disciplina y obediencia, se paró frente a los tanques sin permitirles<br />
avanzar, mientras advertía a la gente de lo que estaba a punto de suceder, para después encabezar<br />
un discurso sobre honor y patria, demostrando los huevos que nos hacen falta hoy en día.<br />
Su acción no cambió el rumbo de las atrocidades de ese día, pero para mi padre, se convirtió en<br />
un símbolo de coraje, valentía, honor, patriotismo y carácter. No se supo qué sucedió con él.<br />
¿Dónde estás hoy Cadete Marcos Guzmán? Tu México te necesita, tu temple, tu entrega, tu<br />
patriotismo, necesitamos héroes, miles más como tú.