IGLESIA EN LA COMUNIDAD
Auxiliar%20Programa%20para%20Directores%20de%20Escuela%20Sabatica%203Trimestre%202016
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Sugerencias de programas para directores de Escuela Sabática<br />
M<strong>EN</strong>SAJE<br />
La gran Misión de la Escuela Sabática: cuidar de las personas<br />
Después de visitar nueve iglesias que hacen énfasis en el discipulado, descubrimos<br />
dos elementos que, si están bien orientados, contribuyen ricamente para<br />
la conservación y el crecimiento de la iglesia: La Escuela Sabática y los Grupos pequeños.<br />
Esas dos plataformas dan apoyo a las personas, tienen líderes, se reúnen<br />
semanalmente, tiene objetivos similares y se complementan perfectamente. Las<br />
iglesias que tienen un mayor crecimiento y retención de miembros enfocan el<br />
cuidado de las personas, el pastoreo, y eso sucede en los grupos organizados que<br />
tiene la iglesia. Tanto las unidades de acción como los grupos pequeños deben<br />
tener como misión principal el cuidado de las personas.<br />
En la parábola del buen samaritano encontramos varios personajes, pero el<br />
principal de ellos, sin duda, es el buen samaritano. Él era el único no religioso;<br />
ayudó a quien probablemente lo odiaba, identificó sus necesidades y salvó de la<br />
muerte al hombre herido.<br />
¿A quién representa el buen samaritano? Tenemos la libertad de interpretar<br />
que el buen samaritano representa a Jesús. En Juan 8:48 los judíos dicen que Jesús<br />
es samaritano. El samaritano era Jesús, porque él sería el rechazado. El Espíritu<br />
de Profecía también nos indica eso: “Mediante la historia del buen samaritano,<br />
Jesús pintó un cuadro de sí mismo y de su misión. El hombre había sido engañado,<br />
estropeado, robado y arruinado por Satanás, y abandonado para que pereciese;<br />
pero el Salvador se compadeció de nuestra condición desesperada. Dejó su gloria,<br />
para venir a redimirnos. Nos halló a punto de morir, y se hizo cargo de nuestro<br />
caso. Sanó nuestras heridas. Nos cubrió con su manto de justicia. Nos proveyó un<br />
refugio seguro e hizo completa provisión para nosotros a sus propias expensas.<br />
Murió para redimirnos. Señalando su propio ejemplo, dice a sus seguidores: “Esto<br />
os mando: Que os améis los unos a los otros”, “Como os he amado, que también os<br />
améis los unos a los otros, Juan 15:17” (El Deseado de todas las gentes, p. 464)<br />
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