¡GOBIERNO DICTATORIAL!

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EN MARCHA | POR LA REVOLUCIÓN Y EL SOCIALISMO
Débil crecimiento de la economía mundial
rodeado de grandes incertidumbres (parte III)
Los efectos sociales
en A.L.
Los problemas que
afectan a la economía
latinoamericana repercuten
notablemente en las
condiciones de vida de las
masas: crece el desempleo,
subempleo, pobreza, indigencia,
confirmándose que
en épocas difíciles las clases
dominantes descargan sus
efectos sobre las espaldas de
los trabajadores y el pueblo.
Desde el año 2009 hasta
el 2015 la tasa de ocupación
urbana se mantuvo prácticamente
estable, pero este
último año ya se produjo un
aumento de la tasa de desempleo
abierto, que en el ámbito
de la ocupación urbana tuvo
un descenso de 0,3 puntos
porcentuales; a su vez creció
el trabajo por cuenta propia
(subempleados la mayoría de
ellos) que viene de la mano
del empeoramiento de la
calidad del empleo. La tasa
regional de desempleo en
el 2014 fue del 7,0% y en el
2015 creció al 7,4%.
En los seis primeros meses
de este año continuó su
deterioro y los análisis al
respecto muestran que esta
tendencia se mantendrá
todo el año, proyectándose
un aumento de esta tasa en
torno a 0,7% puntos porcentuales,
con lo cual la tasa de
desempleo regional llegaría
al 8,1%.
Según la Organización
Internacional del Trabajo
OIT, América Latina y
El Caribe es la región con
el mayor incremento de la
tasa de desempleo juvenil:
se proyecta un 16,8% para
fin de año y 17,1% para el
2017 (la tasa mundial de
desempleo juvenil alcanzará
un 13,1 por ciento en
2016 y permanecerá en ese
nivel durante 2017). En el
2008 –antes de la crisis económica-
este índice estuvo
en el 13,8%, se incrementó
al 15,7% en el 2015. El aumento
proyectado para este
año implica 800 mil desempleados
(15 a 24 años), en
términos absolutos significa
9,2 millones en el 2016 y 9,3
millones de jóvenes desempleados
en el 2017.
Es un error pensar que la pobreza en sí y su crecimiento dependen
únicamente de los índices de crecimiento económico de los países, en
realidad se trata de un fenómeno estructural, es decir, va de la mano del
sistema capitalista.
Los índices de pobreza e
indigencia también crecen.
El número de pobres creció
en alrededor de 2 millones
de personas en 2014 en
comparación con el año anterior;
en el 2015 –según la
CEPAL- la tasa regional de
pobreza aumentó al 29,2%
de la población, equivalente
a unas 175 millones de personas;
en cuanto a quienes
viven en condiciones de indigencia
estamos hablando
de unas 75 millones de personas,
el 12,4%.
Para entender el abismo
existente entre pobres y ricos
señalamos que, en 2014,
el ingreso per cápita de las
personas del 10% de mayores
ingresos fue 14 veces superior
que el del 40% de menores
ingresos. Pero en este
ámbito hay elementos que
nos plantean, además, otros
problemas que deben tenerse
en cuenta: los ingresos
laborales mensuales promedios
según sexo, raza, etnia
y años de escolaridad. Los
ingresos laborales medios de
los hombres no indígenas ni
afrodescendientes cuadriplican
a los de las mujeres indígenas
y duplican a los de las
mujeres afrodescendientes.
Es un error pensar que
la pobreza en sí y su crecimiento
o reducción dependen
únicamente de los índices de
crecimiento económico de
los países. Éste no es sinónimo
de mejoramiento de las
condiciones de vida de los
trabajadores y el pueblo debido
a que en el capitalismo
se produce una concentración
de la riqueza en los dueños
de los medios de producción,
por lo tanto, la pobreza es de
carácter estructural.
En la entrega anterior señalamos
que, en conjunto, el
índice de crecimiento económico
de América Latina
y El Caribe éste y el año
anterior tienen tasas negativas,
pero advertimos que
no todos ellos viven una
situación de crisis; enumeramos
que únicamente
Brasil, Venezuela, Ecuador
y Surinam enfrentan una
situación de esa naturaleza.
Varios países centroamericanos,
los de El Caribe,
México, Colombia -entre
otros- mantienen tasas moderadas
de crecimiento,
sin embargo los índices de
pobreza en varios de ellos
son de los más altos en la
región.
En República Dominicana,
uno de los países de
más rápido crecimiento de
su economía, por sobre el
46% de sus habitantes vive
en condiciones de pobreza.
Según estudios especializados,
tras los cinco países
africanos que encabezan el
ranking de desigualdad económica
de sus poblaciones
entre los que más dinero ganan
y poseen y los que menos,
hay cinco latinoamericanos:
Honduras, Colombia,
Brasil, Guatemala y Panamá,
con Chile en el décimo
cuarto puesto. En Honduras
un 64,5% de la población
vive en condiciones de pobreza
y un 42.6% de extrema
pobreza; en Colombia,
no muy lejos en el grado de
desigualdad que los hondureños,
y con un paradójico
PIB de setenta y cuatro
puntos superior al de éstos,
el 10% de los colombianos
pudientes se embolsa una
cantidad de dinero cuatro
veces superior a la del 40%
más pobre. En Brasil, el
mayor motor económico de
América Latina, en 2006 el
5% más rico retenía el 40%
de los ingresos totales, y en
2012, el 44%. En Chile, el
10% con mayores ingresos
gana unas veintisiete veces
más que el 10% más empobrecido.
La afectación de las
condiciones de vida de las
masas populares está provocando
el descontento y
también acciones de protesta.
América Latina es escenario
de importantes y masivas
acciones de lucha en
contra de políticas de ajuste,
de reformas laborales antiobreras
que precarizan el
trabajo, de la entrega de recursos
naturales a empresa
transnacionales, de incremento
del endeudamiento
externo con el que los distintos
gobiernos pretenden
resolver los problemas económicos.
Medidas que, en
unos casos no hacen más
que empeorar las condiciones
de vida de las masas y,
en otros, apenas aplazar el
estallido de nuevos y graves
problemas económicos.
Para informarte escribe a:
enmarcha50aniversario@gmail.com