PeriodicoLosEquinos Edicion 07
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PeriódicoLos<br />
36<br />
EQUINOS<br />
INTERES<br />
DE LA TROCHA AL TROTE Y GALOPE<br />
Por Jorge Iván Giraldo Gómez - Criadero San Germán<br />
Lo primero sea decir que este escrito no trata de ser más allá de una expresión de mi experiencia y<br />
convencimiento por los resultados presenciados tanto por mi contacto directo con caballos criollos<br />
colombianos durante muchos años como criador y manejador, así como por mi afición a ellos y mi<br />
observación de cientos de competencias y visitas a criaderos, retroalimentación con amigos y conocedores<br />
del tema. Especialmente, de mi observación sobre el proceso, evolución y resultado del amanse,<br />
arrendada y pulida de cientos de potros, entre ajenos y propios (gracias a Dios muchísimos más ajenos<br />
que propios).<br />
Así entonces, bajo el entendido de que lo que escribo es con todo respeto a otras opiniones o a<br />
experiencias diversas de la mía propia, y busca, más que despejar dudas o establecer conclusiones,<br />
compartir con todos ustedes un punto de vista adicional acerca de temas específicos.<br />
También, aclaro que seguramente quedarán muchos puntos o temas en el aire, pero me parece<br />
imposible tocar todos los temas relacionados en este corto ensayo, toda vez que creo que semejante<br />
pretensión daría para un libro.<br />
Es importante dejar en claro, para los planteamientos que voy a realizar, que parto de algunas<br />
premisas:<br />
La primera es que nuestro caballo criollo colombiano no tuvo un origen competitivo, ni algo parecido.<br />
Tuvo un origen basado en razones específicamente prácticas y con objetivos específicos de uso y<br />
aprovechamiento. Sin embargo, a medida que fue decayendo el uso natural de nuestro caballo<br />
(“transporte de pasajeros”), fuimos especializando su cría, su manejo y su destino para fines de lujo,<br />
paseo y competición.<br />
Así pues, la distinción entre los cuatro aires del caballo colombiano (p1, p2, p3 y p4) es algo que surge<br />
mucho después del inicio de su existencia como caballo de silla e incluso posterior a que se iniciara su<br />
utilización para fines competitivos.<br />
constituir (o no, según su calidad) el método mediante el cual se logra la expresión voluntaria de las<br />
mejores aptitudes naturales del equino, logradas por el equino en su interacción con el ser humano:<br />
en binomio.<br />
Y es que esa expresión de alta calidad (pasos, sonoridad, voluntad, belleza, etc.), en binomio, tiene<br />
origen genético. De otra forma a cualquier caballo no sería más que arrendarlo adecuadamente para<br />
que caminara como un campeón y sabemos que no es así.<br />
No obstante, ese agregado por manejo, es atribuible al hombre exclusivamente, porque también es<br />
un axioma del arreglo, que podés tener el mejor ejemplar con la mejor genética y si no sabes<br />
aprovecharla, y “exprimír ese fruto correctamente” no vas a lograr nada tampoco.<br />
Si bien, el conocimiento y experiencia del buen chalán es absolutamente necesario para lograr un<br />
buen resultado, considero de la mayor importancia genética, procurar la mansedumbre plena y la<br />
voluntad del trabajo en nuestros caballos, pues de otra forma la interacción con el humano será muy<br />
compleja o imposible en muchos casos, lo cual nos alejará de la posibilidad de obtener un caballo de<br />
silla destacado al concluir el proceso de arreglo.<br />
Esta realidad, hace pertinente resaltar la importancia de la mansedumbre y voluntad del equino<br />
frente al ser humano como objetivo de crianza. En efecto, el animal que no tiene la suficiente mansedumbre<br />
y voluntad para lograr la plena armonía con su jinete, jamás podrá llegar e conformar un<br />
“importante binomio” que es el mayor escalafón al que puede aspirar un caballo de silla.<br />
Precisado lo anterior, entremos en materia.<br />
“De la trocha al trote y galope”: Esto parece un contrasentido. Algo que va en contra de la evolución<br />
usual de nuestro caballo criollo colombiano con ascendencia p3.<br />
En efecto. Regularmente cuando tenemos un potro de línea P3, (y resulta muy conveniente para su<br />
salud y estabilidad del andar) en su arrendada empiezan trotando algún tiempo y luego, poco a<br />
poco, se van metiendo a la trocha, donde logran estabilidad como su paso básico y natural<br />
(obviamente ensillado porque, en libertad, también trotan).<br />
Sin embargo, resulta que el origen del p3 fue al revés (o sea que la trocha proviene del trote), que la<br />
genética es caprichosa y que algunos ejemplares de los seres vivos (unos más que otros), en su<br />
expresión genética propia, tienden a acordarse más de sus ancestros lejanos que de los cercanos.<br />
En efecto, si volvemos al principio recordaremos que todos los caballos en libertad, naturalmente<br />
trotan. Hoy, en la evolución moderna de nuestra caballada colombiana vemos con admiración a<br />
algunos ejemplares (especialmente p4) que se les dificulta trotar y ejecutan 4 tiempos desde sus<br />
primeros pasos… pero es solo una acotación de para donde vamos evolucionando, sin desviarme<br />
del tema.<br />
Si nos atenemos a la realidad de que en el mundo entero el único caballo que ejecuta la trocha es el<br />
colombiano, o de origen colombiano, tendríamos que concluir que este es un paso CREADO por el<br />
hombre, a través de la selección. Este es mi razonamiento: Si no había caballos en América antes de<br />
la conquista y si yo hoy tengo algo (trocha) que mi conquistador no tiene (siendo él quién me suministró<br />
la materia prima) pues forzoso es concluir que ese nuevo producto es el resultado de los cruces<br />
y de la selección ejecutada por nuestros ancestros colombianos.<br />
Caballo Trotón Galopero - Marcación de 2 tiempos<br />
Con base en lo anterior, parto del supuesto de que los cuatro (4) aires: el paso fino, la trocha, trocha y<br />
galope y el trote y galope, son una clasificación que dio reconocimiento a su existencia y, por lo tanto,<br />
inicialmente NO fueron definidos como un objetivo específico de cría, sino meramente como criterio<br />
de DIFERENCIACION para fines competitivos. (Tanto es así, que aún hoy, cualquier caballo criollo<br />
colombiano puede competir en cualquiera de las modalidades sin estar obligado a demostrar que<br />
algunos o todos sus ancestros provienen de esa misma modalidad).<br />
Así pues, como inicialmente los caballos fueron clasificados en razón al reconocimiento de su existencia,<br />
forzoso es concluir que luego de eso, fue que comenzó a depurarse la crianza con base en esa<br />
clasificación.<br />
En el tema de la crianza, el paso fino se encuentra muy depurado y le sigue la trocha, pero es evidente<br />
que el p2 y el p1 se encuentran mucho más atrás en su depuración como OBJETIVOS DE CRIANZA.<br />
La segunda premisa de la que parto es que el caballo criollo colombiano está catalogado como<br />
“caballo de silla” y, por eso, considero que siempre debe medirse y juzgarse ensillado y con el jinete<br />
encima, haciendo sus pruebas de rienda y desempeño. Se juzga como binomio.<br />
De otra forma serían caballos para disfrutar en “bellas formas” o por su mero fenotipo y no en conjunto<br />
con su habilidad para dejarse montar y ejecutar sus pasos espectaculares bajo la conducción de un<br />
jinete.<br />
Por lo tanto yo considero que el agregado por manejo, desde que sea racional y sin violencia, a mi<br />
modo de ver, no le resta naturalidad al caballo o más bien, es absolutamente indispensable para lograr<br />
que el caballo pueda llegar a expresar todo su potencial genético. El agregado por manejo puede<br />
Es una realidad: En Europa, Asia y África tenían la materia prima allí, pero a nadie se le ocurrió hacer<br />
esos cruces para lograr ese resultado específico. Pese a que sobre lomos de caballos los egipcios,<br />
griegos y romanos (para no poner más ejemplos) construyeron sus imperios durante centurias y de<br />
seguro que todos sufrieron peladuras en el “cuatro letras”, recorriendo extensos trayectos durante<br />
años, a nadie se le ocurrió buscar o seleccionar los caballos por su COMODIDAD. Los caballos que<br />
tuvieron y que hoy tienen demuestran que los seleccionaron para que fueran más fuertes, más<br />
resistentes, más rápidos, más mansos, más grandes, algunos más veloces y ligeros “como el viento”,<br />
otros más hermosos, etc. Y, por ello, genéticamente favorecieron los cruces que aseguraban esos<br />
objetivos. Pero a nadie se le ocurrió escogerlo por su COMODIDAD al andar. Por eso tienen lo que<br />
tienen.<br />
Detalle de fina “calidad de vida” que se le ocurrió a nuestros ancestros, porque gracias a ellos<br />
ninguno de nosotros tiene callos o ampollas en el trasero (a menos de que carezca de un exponente<br />
decente de nuestro CCC), pues gozamos de un equino de altísima suavidad y comodidad a la silla.<br />
Volviendo al tema principal, yo personalmente doy por cierto que nuestro caballo castellano de silla<br />
resultó, inicialmente, de los cruces de caballos trotones con jacas o caballos ambladores, conocidos<br />
por su comodidad. Y obviamente, los que mayor criterio tuvieron cruzaban entre ellos a los mejores<br />
productos de esos cruces: a aquellos que mejor suavidad y brío exhibían. Fíjense que aquí, en<br />
Colombia, también hubo conquista, hubo guerras, comercio, viajes etcétera; sin embargo, siguieron<br />
escogiendo el caballo por su suavidad sin importar factores tan importantes en esa época como la<br />
alzada o la corpulencia, donde comparativamente, nuestro caballo resulta muy medianito (alzadas<br />
regularmente inferiores a 1.50 metros a la cruz).<br />
El asunto de la cadencia (que nosotros erradamente llamamos “velocidad”) rápida de los 4 tiempos,<br />
a mi modo de ver, proviene más de la selección humana que de posibles modificaciones medioambientales<br />
que pudieren haber afectado la evolución de nuestro caballo (porque según explican<br />
algunos textos, los factores medioambientales toman cientos si no miles de años en generar modificaciones<br />
genéticas de los individuos).