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REVISTA NUMERO 30 CANDÁS MARINERO

Revista sobre Candás y su concejo Carreño en Asturias

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PUERTO DE PERÁN<br />

TAF. Vista aérea de la ensenada de Perán y de la Ciudad Residencial de<br />

Perlora (anterior Ería de Llanos), que junto al puerto de Entrellusa conformarían<br />

el denominado Coto de Overiz<br />

(Colección Museo del Pueblo de Asturias, Gijón)<br />

A principios del siglo XII, ya<br />

debía de tener cierta importancia<br />

la actividad pesquera en la<br />

zona, según se desprende por la<br />

presencia de pescadores<br />

que viven en el lugar “In Perane.<br />

Casatas integras de Aluaro<br />

et Iohannes Gutiniz piscatores”.<br />

Desde finales de dicho siglo<br />

hasta la conclusión del XVII, junto a<br />

otros territorios de Perlora,<br />

formaría parte del ya mencionado<br />

Coto de Ovériz, bajo la ju-<br />

risdicción de la Colegiata de Santa<br />

María de Arbás del puerto<br />

de Pajares, que cobraba sus derechos<br />

de pesca. En los inicios<br />

del siglo XVIII su aprovechamiento<br />

pesquero correspondía a la<br />

Casa de Carrió, en el mismo concejo<br />

de Carreño. Un siglo más<br />

tarde, el citado González de Posada,<br />

en una de las cedulas<br />

enviadas para el Diccionario Geográfico<br />

de Asturias que<br />

preparaba Martínez Marina, describía<br />

el rudimentario pro-<br />

cedimiento empleado por los lugareños<br />

para pescar en su<br />

ensenada, que consistía en cerrar<br />

la boca de entrada con redes a la pleamar, para recoger los peces capturados en el reflujo, “quedando quasi en seco en el último<br />

menguante de la marea, los matan a palos, o los cogen a mano, o los hallan detenidos en la red pugnando por volver al<br />

mar.” Este descomedido aunque provechoso sistema de pesca denominado en documentos de la época como “echar la traína<br />

en el boquete de Perán”, se seguía utilizando a mediados de ese mismo siglo, siendo ahora el Gremio de Mareantes de Candás<br />

el que gozaba del derecho exclusivo de sus beneficios, pues era quien lo adjudicaba, mediante remate público al mejor postor.<br />

A partir de esas fechas, no conocemos más noticias sobre su explotación pesquera, aunque si se registraría algún que otro proyecto<br />

de ocupación de la ensenada con fines industriales<br />

o turísticos, como el presentado en 1906 por el<br />

vecino de Oviedo Julio Bertrand Renard, que solicitaría<br />

la concesión de una marisma para la construcción<br />

de un varadero y un balneario, que no se llevaría a<br />

efecto. Finalmente, a mediados del pasado siglo funcionó<br />

durante algunos años, en la zona intermedia<br />

más próxima a los terrenos de la Ciudad Residencial,<br />

un pequeño parque ostrícola. De otro lado, las buenas<br />

condiciones naturales de la ensenada de Perán<br />

para cobijar embarcaciones de pequeño porte, y principalmente<br />

la proximidad al puerto de Candás (muy<br />

inseguro durante el invierno, y con escasa capacidad<br />

para albergar la numerosa flota de pequeños vapores<br />

de pesca locales), harían de este lugar un puerto de<br />

refugio efectivo durante buena parte de las décadas<br />

de los años veinte y treinta del pasado siglo, aunque<br />

en algunas ocasiones los armadores candasinos solicitarían<br />

oficialmente a los organismos competentes, la<br />

realización de algunas obras complementarias para<br />

mejorar la estancia y seguridad de sus embarcaciones<br />

en la bahía, que nunca se llegarían a realizar en diciembre<br />

de 1921, la Dirección General de Obras Públicas<br />

enviaba al Ministerio de la Guerra el expediente<br />

de información pública y proyecto, para que informase al respecto, en cuya memoria, se justificaba la realización de las obras<br />

solicitadas, pues “El puerto de Candás carece en absoluto de condiciones para abrigar la flota de vapores pesqueros que se ha<br />

ido creando rápidamente, desde la inauguración del ferrocarril, para abastecer las importantísimas fábricas de conservas que<br />

se han establecido en la Villa de Candás y que suponen una riqueza grande y un creciente bienestar”, por lo que se exigía ”un<br />

puerto amplio y de buenas condiciones, en vez del escaso y malo, propio solo para las antiguas traineras, que durante el invierno<br />

se depositan sobre los muelles y sus inmediaciones. Las pequeñas obras de mejora y ampliación del puerto que estaban<br />

contratadas, se hallan suspendidas desde fines de 1917 en que fueron arrasadas por un temporal. Todo ello justifica el afán de<br />

los Gremios en disponer de fondeaderos para evitar la invernada de la flota en los inmediatos puntos del Musel o de Avilés”.<br />

Tras pasar por los conductos reglamentarios (Gobierno Militar de Oviedo), y previos informes favorables de las Comandancias<br />

de Ingenieros de Gijón y de la 8ª Región Militar con sede en La Coruña, el 21 de abril de 1922, la Sección de Ingenieros del Ministerio<br />

de la Guerra remitía el expediente a Fomento, informando favorablemente a la autorización de la ejecución de las<br />

obras solicitadas, pues no afectaba “a los intereses de la defensa nacional”. Sin embargo, a pesar de esta autorización, las<br />

obras anunciadas no se llegarían a realizar, aunque las embarcaciones candasinas seguirían utilizando la ensenada de Perán<br />

como puerto de refugio invernal durante esos años, que confirman varias imágenes fotográficas de la época.(Recogido el texto<br />

por Marisa en su blog Leyendes asturianes,—————-de Puerto de Candás- saber.es)<br />

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