El Papa Francisco llama a «no cerrar nunca la puerta de la reconciliación»

El Sr. Arzobispo invita a vivir la misericordia para dar
credibilidad a nuestra misión evangelizadora
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Los «voluntarios de la caridad»
también celebraron el Jubileo
página 8
Donativo:
0,30 euros.
AÑO XXXIII. NÚMERO 1.427
27 de noviembre de 2016
El Papa Francisco llama a «no cerrar
nunca la puerta de la reconciliación»
El pasado domingo, solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, en una eucaristía multitudinaria, el Papa
Francisco cerró la Puerta Santa de la basílica de San Pedro y clausuró el Año Santo de la Misericordia.
El Papa recordó que «Dios,
apenas le damos la oportunidad,
se acuerda de nosotros. Él
está dispuesto a borrar por completo
y para siempre el pecado,
porque su memoria, no como la
nuestra, olvida el mal realizado
y no lleva cuenta de las ofensas
sufridas. Dios no tiene memoria
del pecado, sino de nosotros, de
cada uno de nosotros, sus hijos
amados. Y cree que es siempre
posible volver a comenzar, levantarse
de nuevo».
Por eso invitó a pedir «la
gracia de no cerrar nunca la
puerta de la reconciliación y del
perdón, sino de saber ir más allá
del mal y de las divergencias,
abriendo cualquier posible vía
de esperanza». Porque «aunque
se cierra la Puerta santa, permanece
siempre abierta de par en
par para nosotros la verdadera
puerta de la misericordia, que
es el Corazón de Cristo».
PÁGINAS 9-11
Herencia
espiritual del
XXV Sínodo
Diocesano
página 3
27 DE NOVIEMBRE DE 2016 / PADRE NUESTRO

2 PALABRA DEL SEÑOR I DOMINGO DE ADVIENTO
• PRIMERA LECTURA: Isaías 2, 1-5
Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y
de Jerusalén.
En los días futuros estará firme el monte de la
casa del Señor, en la cumbre de las montañas, más
elevado que las colinas. Hacia él confluirán todas
las naciones, caminarán pueblos numerosos y dirán:
«Venid, subamos al monte del Señor, a la casa
del Dios de Jacob. Él nos instruirá en sus caminos
y marcharemos por sus sendas; porque de Sión
saldrá la ley, la palabra del Señor de Jerusalén».
Juzgará entre las naciones, será árbitro de
pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas. No alzará la espada
pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la
guerra. Casa de Jacob, venid; caminemos a la luz
del Señor.
• SEGUNDA LECTURA: Romamos 13, 11-14a
Hermanos: Comportaos reconociendo el momento
en que vivís, pues ya es hora de despertaros del
sueño, porque ahora la salvación está más cerca
de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche
está avanzada, el día está cerca: dejemos, pues,
las obras de las tinieblas y pongámonos las armas
de la luz.
Andemos como en pleno día, con dignidad.
Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria
y desenfreno, nada de riñas y envidias. Revestíos
más bien del Señor Jesucristo.
• Salmo 121
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».
• EVANGELIO: Mateo 24, 37-44
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como
en tiempo de Noé. En los días antes del diluvio, la
gente comía y bebía, se casaban los hombres y las
mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé
entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó
el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá
cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres
estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro
lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una
se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, estad
en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro
Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa
a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría
en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su
casa. Por eso, estad también vosotros preparados,
porque a la hora que menos penséis viene el Hijo
del hombre».
PADRE NUESTRO / 27 DE NOVIEMBRE DE 2016
Adviento, camino a Jesucristo
Cleofé Sánchez Montealegre
Cada día peregrinación definitiva.
Salida gozosa a la cima del
Monte. Todos están invitados,
sin violencia, con ilusión de respuesta.
Según se camina, se olvidan o se añoran
pasos antiguos y se marcan pisadas
nuevas. Se ha de escalar hasta la cima.
Desde allí se divisa toda la historia.
Comenzando el itinerario en el Padre
termina todo el recorrido en Cristo. El
ayer de la Creación se rememora en el
hoy de la presencia del Mesías. Dos venidas,
la venida del Redentor y la venida
del Juicio y en medio, entrelazando,
la celebración litúrgica de la Navidad,
que nos hace esperar la segunda venida,
en la cual Cristo vendrá con gloria.
¡Qué alegría cuando me dijeron:
Vamos a la casa del Señor! Venid, subamos
al monte del Señor, a la casa del
Dios de Israel. Adelantemos la hora
de las promesas, al entonar la profecía
como realidad trasfigurada. Los participantes
en la caravana de peregrinos
quedan extasiados cuando vislumbran
la “ciudad de la paz” en unidad de camino
y con deseo gozoso de disfrutar
de la presencia de Yahvé en su santuario.
La paz inunda las voces y la seguridad
corre como luz entre las parejas
peregrinas. Alegría, admiración, ternura
al pisar el palacio de David. El pueblo
clama: Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir “la paz contigo”.
Deseamos a todos todo el bien. ¡Claro
símbolo de la unidad de la Iglesia!
Estad también vosotros preparados.
¿Qué vamos a celebrar? Al Mesías
anunciado por profecías, esperado por
generaciones, que volverá al final de los
tiempos. ¿Qué supone la celebración?
La preparación de caminos, cada cual
según su posibilidad y se hace la ruta
en colaboración por la llegada
definitiva. En este intermedio
la Iglesia está en vela, está
configurada como comunidad
de esperanza, como pueblo
misionero, depositario de las
promesas y conjunción de todos
los anhelos de la humanidad.
¿Qué es el Adviento? ¡Él ha venido!
¡Él vendrá! La venida del Señor y su
segunda venida. Ahora el gozo por su
compañía en la celebración navideña.
«Quien al venir por vez primera en la
humildad de nuestra carne, realizó el
plan de redención trazado desde antiguo
y nos abrió el camino de la salvación».
¡Él vendrá!
Hora de estar en vela. El Adviento
es permanencia consistente de Dios
que quiere estar en alianza cumplida
con los hombres; es presencia ininterrumpida
del caminar hacia los hombres
y de los hombres hacia Dios. Es
donación para toda la humanidad y
ésta responde con mirada agradecida.
¡Estad preparados! Es el grito de Cristo
para que la puerta del corazón se abra
y así la intimidad será gozo, alegría y
compromiso de abrir caminos para invitar
a los demás. Así pues el Adviento
es la puerta del encuentro, es respuesta
de un Dios Amor y es necesidad de la
humanidad de ser amada. Es la conjunción
de dos ilusiones, de Dios sobre
los hombres y de éstos respondiendo
a Dios. La venida de Cristo equivale
a adentrase en la oración y clamar
sin cesar venga tu reino, como pedían
antiguamente y decimos en cada celebración
de la Eucaristía. Hora de proclamar
el Evangelio, la Buena Nueva,
el gozo de la presencia del Emmanuel:
Dios con nosotros.
El Adviento interroga. «Comenzamos
hoy, primer domingo de Adviento,
un nuevo año litúrgico, es decir, un
nuevo camino del Pueblo de Dios con
Jesucristo nuestro Pastor, que nos guía
en la historia hacia la realización del
Reino de Dios… Redescubrimos la
belleza de estar todos en camino: la
Iglesia, con su vocación y misión, y
toda la humanidad, los pueblos, las civilizaciones,
las culturas, todos
en camino a través de los senderos
del tiempo. ¿En camino
hacia dónde?...Apostemos por
la esperanza de la paz. Y será
posible…» (Papa Francisco 1
de diciembre de 2013).
•
LECTURAS DE LA SEMANA: Lunes, 28: Isaías 2, 1-5; Mateo 8, 5-11. Martes, 29:
Isaías 11, 1-10; Lucas 10, 21-24. Miércoles, 30: San Andrés, apóstol. Romanos
10, 9-18; Mateo 4, 18-22. Jueves, 1: Isaías 26, 1-6; Mateo 7, 21.24-27. Viernes,
2: Isaías 29, 17-24 ; Mateo 9, 27-31. Sábado, 3: San Francisco Javier. Isaías 30,
19-21.23-26; Mateo 9, 35-10, 1.6-8. Misa vespertina del II domingo de Adviento.

TERCERA PÁGINA 3
SR. ARZOBISPO ESCRITO SEMANAL
Herencia espiritual del XXV Sínodo Diocesano
Hace 25 años, el Cardenal
Marcelo González Martín
firmaba las Constituciones
de este Sínodo toledano, que
muchos vivisteis y, de muchos
modos, hicisteis. Por aquellas mismas
fechas rondaba en mi cabeza
la idea de un Sínodo diocesano en Osma-
Soria, que apenas empecé años después y
no pude acabar por mi traslado a la Iglesia
de Salamanca. Puedo entender por ello de
algún modo la experiencia que tuvisteis.
También pensaba entonces, tras más de 25
años de celebrado el Concilio Vaticano II,
que era tiempo propicio para que todo el
Pueblo de Dios intentara tener una experiencia
de fe de una Iglesia que revisa su
“hoy” y “aquí”, con lo que esto entraña de
conversión personal e institucional (también
conversión pastoral decimos hoy).
Vosotros, con el Pastor diocesano, tal
vez veíais la necesidad de poner en práctica
la visión de Iglesia que surge del Vaticano
II: una Iglesia que vive la comunión y se
siente responsable de su marcha, viviendo
la gracia de Dios en las diferentes vocaciones
y carismas. Por ahí transcurrieron las
cosas en la preparación (1986-1990), con
sus diferentes fases: el trabajo presinodal,
con sus etapas. La celebración de los trabajos
sinodales con su apertura el 20 de enero
de 1990; la redacción del documento final,
la última votación definitiva y, sobre todo,
la solemne clausura el 23 de noviembre de
1991. Toda esta actividad creó el espíritu
sinodal, la manera de vivir y trabajar apostólicamente
para el futuro. Me parece que
es el aliento que nosotros reconocemos hoy
en las Constituciones Sinodales. Es una vida,
una gracia del Espíritu. Una vida que
ha permitido a esta Iglesia desplegar el
ejercicio de la corresponsabilidad, de amor
a la Iglesia, el amor hacia los que
juntos recorristeis estas etapas del
Sínodo, aunque surgieran, como es
lógico, pequeñas tensiones, limitaciones
y debilidades.
Permitidme aconsejaros releer
las Constituciones Sinodales, para
comprobar cómo este Sínodo marcó la
marcha de la Iglesia de Toledo. También
para renovar ese talante Sinodal que nos
aparta de «particularismos». ¿Quién duda
que del Concilio Vaticano II y de este
Sínodo han surgido la manera de trabajar
en nuestras comunidades parroquiales,
nuestros grupos y movimientos, nuestros
Planes de pastoral, el que ahora queremos
llevar adelante? A mí me gusta reflexionar
sobre la historia de la Iglesia y veo tantas
cosas que el Espíritu Santo ha hecho en
nosotros y con nosotros, que siento un
profundo agradecimiento a los Arzobispos
que me precedieron, a tantos y tantos que
trabajasteis en el Sínodo. En la Iglesia una
generación lleva a la otra en sus hombros
para ir adelante unos y otros.
Del mensaje final del Sínodo subrayo
estas palabras que tanto nos alientan: «El
Señor Jesús… nos impulsa ahora a, dejándonos
llevar de su Espíritu, dirigimos
a todos los miembros del Pueblo de Dios
nuestra Diócesis de Toledo y a todos los
que, aunque no compartáis la misma fe con
nosotros, vivís preocupados por el hombre
concreto que en nuestra sociedad trabaja y
participa de las alegrías y sinsabores que
cada día nos ofrece. A todos vosotros os
dirigimos, en nombre del Señor, una palabra
de esperanza gozosa… Unos y otros
hemos oído hablar de Jesucristo. Pertenece
su figura a la cultura en el seno de la cual
hemos nacido. Y, por eso, lo tenemos como
algo propio. Reconocemos con grandeza
de ánimo lo que a lo largo de nuestra historia
ha representado su Evangelio y su propia
persona”.
Hace 25 años y ahora mostramos un
tesoro que deseamos compartir y ser una
Iglesia que está al servicio de hombres y
mujeres evangelizando, que no es hacer
proselitismo, abiertos a la esperanza. Ayer
como hoy nuestra Iglesia ha de preocuparle
las situaciones concretas de sufrimiento de
tantas personas: enfermedades, paro, matrimonios
y familias desestructuradas, sobre
todo, por el divorcio, niños abortados o
viviendo en condiciones inaceptables, jóvenes
sin ilusión, a veces rotos por la droga
y otras adicciones, ancianos no queridos o
abandonados. Un cristiano –acaba de decir
el papa Francisco– no es tal, si ante un pobre
vuelve la cabeza y se desentiende de él.
Hoy como ayer, tenemos urgencia de
evangelizar, de llevar a los demás la alegría
del Evangelio, saliendo a las periferias
geográficas o personales. Hoy como
ayer, debe haber menos «clases pasivas»
en nuestra Iglesia. Todos corresponsables
en las tres grandes acciones eclesiales: el
crecimiento de la fe y su transmisión a las
nuevas generaciones por medio de Escritura
Santa y el kerigma, la catequesis y la
profundización en lo que contiene nuestro
Credo; el ejercicio del sacerdocio de Cristo
en la Liturgia cristiana; y en la función real,
que es la caridad, la justicia, la fraternidad
que nos ha traído Cristo, la participación en
la vida pública y en la mejora y cuidado de
la tierra y del mundo.
Santa María el Sínodo, muéstranos a
Jesús y ayúdanos a hacer lo que Él nos dice
aquí y ahora.
X Braulio Rodríguez Plaza
Arzobispo de Toledo, Primado de España
27 DE NOVIEMBRE DE 2016 / PADRE NUESTRO

4 COLABORACIONES
conocer la biblia
La Biblia de
Lutero
José Carlos Vizuete
Los días 17 y 18 de abril de 1519, fray
Martín Lutero compareció ante la
Dieta imperial reunida en la ciudad
de Worms. Se le pidió que reconociera
sus escritos, condenados por León X por
contener proposiciones heréticas, y que
se retractara. «Ni puedo ni quiero retractarme.
Dios me ayude», respondió. Una
semana después dejó la ciudad y desapareció,
antes de conocer la publicación
del edicto que le declaraba proscrito
en el Imperio.
Fray Martín había sido llevado en
secreto al castillo de Wartburg, bajo la
identidad del «caballero Jorge». Allí permanecerá,
oculto, hasta el 6 de marzo de
1520, fecha en que regresará a la ciudad
de Wittenberg. Durante los meses de soledad
no dejó de escribir y pudo culminar
un comentario al Magníficat y realizó la
traducción completa del Nuevo Testamento,
del original griego al alemán, que
en septiembre se imprimiría en Wittenberg
con una tirada de tres mil ejemplares.
La difusión fue enorme y rapidísima,
en 1537 se habían alcanzado más de
medio centenar de ediciones aparecidas
por toda Alemania. «Todos los alemanes,
incluso los zapateros y las mujeres, leían
con avidez el Nuevo Testamento de Lutero,
se lo aprendían de memoria, y luego
se atrevían a disputar de cosas de fe con
los mismos teólogos», afirmará Cocleo.
Luego acometió la enorme tarea de
traducir el Antiguo Testamento que, con
la ayuda de un grupo de colaboradores,
estuvo completa en 1534. De nuevo resultó
un éxito editorial y Lutero fue depurando
su texto hasta la versión definitiva
de 1545. La obra apareció con prefacios
a los libros, notas marginales e ilustrada
con más de cien grabados.
Si de algo se ha acusado a Lutero
en su papel de traductor ha sido de
subjetivismo. Él mismo confesó que en
la traducción «primero buscaba la doctrina
–la suya–, y conforme a ella buscaba
la palabra». Es decir, que lee la Biblia y
la interpreta según la idea preconcebida
que lleva en su mente.
Y lo mismo puede
decirse del canon
bíblico del que, arbitrariamente,
excluye
algunos de los libros
a los que califica de
«apócrifos».
PADRE NUESTRO / 27 DE NOVIEMBRE DE 2016
El Adviento o la espera gozosa
José Díaz Rincón
El Adviento nos hacer vivir algo
fundamental para un cristiano: la
actitud de espera gozosa del encuentro
definitivo con el Señor. La Palabra
de Dios en este precioso tiempo nos
enseña, anima y reta para que estemos
preparados. Jesús nos dice: «Por eso
estad también vosotros preparados, porque
a la hora que menos penséis viene
el Hijo del hombre» (Mt 24,44). Nos lo
repite muchas veces, lo cual indica que
se trata de algo muy importante y serio.
«¡Velad! No sea que venga el dueño de
la casa y os encuentre dormidos, lo digo
a todos ¡velad!» (Mc 13, 36). «Esperamos
un cielo nuevo y una tierra nueva,
en que habite la justicia. Por tanto, queridos
hermanos, mientras esperamos estos
acontecimientos, procurad que Dios
os encuentre en paz con él, inmaculados
e irreprochables» (2 Pe 13, 14).
El Adviento desemboca en la Navidad,
la colosal fiesta de la presencia
del «Enmanuel», del Dios con nosotros,
presencia cargada de promesas, amor,
alegría, ternura, luz, humanismo, belleza
sin par y realismo. Es la pedagogía de
Dios, que nos quiere evidenciar el fruto
de nuestra espera por la fe y las obras.
Será algo indescriptible al final de nuestros
días. Lo asegura la Escritura: «Ni
el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre
puede imaginar lo que Dios ha preparado
para los que le aman» (1 Cor 2,9). Si
nosotros no lo impedimos, el Adviento
nos infunde esa esperanza gozosa, paciente
y confiada para vivir en la certeza
que, estando anclados en la fe, esperanza
y caridad, saldrá a nuestro encuentro
Jesús. Igual que lo hizo la noche de Navidad
a los pastores, con el mismo esplendor
de luz, belleza, alegría y amor.
Su gloria nos envolverá en la claridad de
su santidad y teofanía, dándonos la paz
y dicha sin límites, embriagándonos con
su ternura incomparable. «Estad alertas,
esperando confiadamente la gracia que
vais a recibir cuando se presente glorioso
Cristo Jesús» ( 1 Pe 1,l3).
El Adviento educa y estimula
El Adviento nos invita a esperar
la vuelta gloriosa de Jesucristo,
Señor de la historia, y nos indica
las actitudes vitales de esta espera:
la vigilancia ante la segunda
venida de Cristo para que no
nos encuentre dormidos (I domingo); la
conversión que nos dispone al encuentro
con el que nos bautiza con Espíritu
Santo (II domingo); la sabiduría, conocimiento
y formación, para seguir
a Jesús que está en medio de nosotros
(III domingo). El mensaje de los Profetas
y del Bautista nos manifiestan que
comienza una nueva historia. Por eso
debemos interiorizar y prestar atención
a la Palabra, para reconocer los nuevos
tiempos mesiánicos y actuar en consecuencia
con la conversión, la oración y
el compromiso apostólico.
A partir del día 17 de diciembre, ya
cercana Navidad, Dios-Padre nos invita
a acoger a su Hijo Jesucristo que se
hace Hombre, para hacer a los hombres
hijos de Dios (IV domingo). Nos da a la
Virgen María como ejemplo creyente,
de humildad y de un amor servicial, sacrificado
y generoso. Ella es de nuestra
estirpe y raza, por tanto, el mejor prototipo
y estímulo.
Signos del Adviento
1. La liturgia. Que nos lleva a encontrarnos
con Dios y su misterio salvador,
que es la razón de nuestra existencia y
la brújula de nuestra vida. ¡No nos avergoncemos
de ser cristianos, aunque la
mala cultura de hoy nos desprecie, ridiculice
y persiga! Estamos en la Verdad,
poseemos la Sabiduría suprema y prodigamos
el Amor más inefable.
2. La alegría y la esperanza. No hagamos
del Adviento una Cuaresma. Son
tiempos distintos. Vivamos en esa alegría
y esperanzas permanentes, que son
nuestro mejor bagaje y testimonio. Desechemos
la tristeza, el odio y todo mal.
Que nadie pueda ni imaginar a un cristiano
triste, desesperado, movido por la
envidia y el odio. Es lo más antagónico.
3. La corona del Adviento. Es algo
nuevo y muy bien acogido en la Iglesia
como un signo más de su Verdad. Es corona
verde de esperanza, expresión de
la madre naturaleza con las velas de sus
cuatro semanas. Nos recuerda el premio,
la gloria, el triunfo y el gran don de
la fe, por sus lámparas encendidas
en la espera del Señor.
Jesús, Tú eres la aurora que
al nacer nos trae nuevo amanecer
y, con tu luz, viva esperanza
el corazón del hombre alcanza..
•

IGLESIA EN ESPAÑA ACTUALIDAD / 5
firma invitada
Decálogo para el Adviento que viene
x Ángel Rubio Castro
Obispo emérito de Segovia
1. Humildad sincera. Porque vendrá
hecho Niño pobre en un portal, y
solo lo que se hacen como niños entrarán
en el Reino de Dios. Será un Niño
pobre, frágil y débil. Envuelto en pobres
pañales, recostado sobre pajas de
un pesebre. Preparad el camino y también
la Navidad, para que cuando llegue
estemos con el alma limpia y con
ganas de paz.
2. Experiencia de salvación. Viene
para salvarnos. No podemos quedarnos
pasivos y esperar de brazos cruzados.
Está muy cerca. Ha salido agua en el
desierto y todo está verde como una
pradera. Entra en tu interior y cambia
tu vida vacilante y rutinaria por entrega
gozosa y alegre. No te canses, y saca
fuerzas para caminar hacia el Señor
que viene en persona para salvarnos.
3. Esperanza viva. Estamos en el
punto central de la esperanza cristiana
que nos da el sentido de la Historia
inaugurada por la venida de Cristo.
No debe cogernos de sorpresa, como
ocurrió a los judíos hace 20 siglos. Si
viene Jesucristo, el reino que Él predica
aparecerá ante nosotros con fuerza
y empezará a hacerse realidad,
creciendo cada día hasta llenarlo
todo para llegar a la plenitud.
4. Siempre alegre. Nuestra
vida actual con Cristo es una
marcha en la noche a través de
la cual vamos hacia la meta final
que se abre con una aurora
eternidad. Queremos ver al Señor. Jesús
ha prometido a sus discípulos volver
para instaurar el reino triunfante y
definitivo de su Padre. El Adviento es
una anticipación de ese último día.
5. Con la Virgen María. Lo decimos,
lo cantamos, lo rezamos, lo gritamos.
Queremos y amamos tu presencia
salvadora. El que todo lo puede llenar
de dicha y plenitud, es Jesús. Él es objeto
consciente o inconsciente de todos
los grandes deseos humanos. De día
y de noche esperamos al Esposo que
viene, como Santa María del Adviento,
esperó con inefable amor de madre.
6. Plenitud de Comunión. ¡Él está
en medio de nosotros! Nuestro Señor
que vino ha de volver. Entre los dos
hechos, uno pasado y otro futuro, se
sitúa la presencia de Cristo en su Cuerpo
total que es la Iglesia. Por la Iglesia,
Cristo interviene en la historia de los
hombres y por ella penetra progresivamente
en el mundo. Cristo viene a las
almas por medio de la gracia entre las
dos venidas. Es la venida sacramental
cuando celebramos la Eucaristía “Hasta
que Él venga”.
7. Llamada misionera. ¡Se acerca
vuestra liberación! El Señor que viene
ilumina a los que andan en tinieblas y
sombras de muerte. Abaja los
montes y las colinas de nuestro
orgullo y levanta los valles de
nuestros desánimos y cobardías.
Destruye los muros del
odio que divide a las naciones,
y allana los caminos de la concordia
entre los hombres. Abrase
la tierra y brote la salvación y con
ella germine la justicia.
8. Con la cruz de Jesús. Por muy
hundidos que estemos, tenemos la secreta
esperanza que de un modo o de
otro encontraremos la salvación, porque
Dios piensa en nosotros y nos ama
hasta el punto de darnos una y otra vez
a su Hijo Unigénito. Con Él no hay heridas,
ni soledad, ni llantos, ni tristeza,
ni ansiedades, es Padre de los pobres y
consuelo de los afligidos.
9. Unidos en familia. María y José
esperan y preparándose para el nacimiento
de Jesús, tuvieron que ponerse
en camino hacia Belén, con dolor y
alegría, con dificultad, rezando y hablando
llenos de confianza. Siempre
unidos. Se le cerraron las puertas y se
fueron a buscar donde pudiese nacer
Jesús. Cuando se espera un hijo en la
tierra nace una estrella en el cielo y los
ángeles cantan alegres la paz del hombre
en el mundo.
10. Conversión permanente. Todo
está a punto de llegar. El Señor es
más fuerte que el mal, para librarnos
de todas las desgracias que encierra el
pecado. Hemos de permanecer alertas
y preparar nuestros corazones para que
el nacimiento de su Hijo nos salve, ilumine
las tinieblas de nuestro espíritu,
escuche nuestras súplicas, nos asista
con su gracia, y celebremos el misterio
de la encarnación de Cristo.
Epílogo. El Adviento tiene una triple
dimensión: El Señor que vino. El
Señor que sigue viniendo. El Señor que
ha de venir.
27 DE NOVIEMBRE DE 2016 / PADRE NUESTRO

6/7 ACTUALIDAD CLAUSURA DEL AÑO DE LA MISERICORDIA
clausura del año jubilar
Vivir la misericordia
para dar credibilidad
a nuestra misión
evangelizadora
«Sentimos que estamos en deuda con Dios, que
nos ha dado esta gracia tan grande». Así
comenzó su homilía el Sr. Arzobispo en la Misa de
clausura diocesana del Año de la Misericordia en la
catedral del Toledo, el pasado 13 de noviembre.
A las cinco de la tarde del 13 de
noviembre dio comienzo la celebración
de clausura diocesana
del Año de la Misericordia en la
catedral primada. Más de dos
mil fieles, que habían cruzado
por última vez la Puerta Santa
del Año Jubilar se habían congregado
desde primeras horas
de la tarde para participar en la
celebración. Muchos de ellos
habían participado también en
los actos de la última edición de
«Domus misericordiae» que se
había celebrado en los claustros
del templo durante el fin de semana.
Don Braulio comenzó su
homilía recordando que «el Papa
Francisco convocó un Jubileo
extraordinario como tiempo
propicio para que la Iglesia
experimente el amor de Dios
que acoge y perdona incondicionalmente,
para que nosotros
en cada comunidad cristiana
hayamos podido convertirnos
en un Hogar de Misericordia».
Por eso se preguntó: «¿Qué ha
sucedido en nuestras vidas, en
la vida de nuestra Iglesia, qué
huella hemos seguido del paso
de Dios en nuestra vida?»
Recordó después que «son
muchas las vivencias que hemos
ido atesorando durante
el año jubilar. Momentos que
marcarán la historia de nuestra
Iglesia, ahora que celebramos
también los 25 años de la Clausura
del Sínodo diocesano»,
pero, añadió, «hemos de mirar
al tiempo que nos queda, el
tiempo que resta, al tiempo que
PADRE NUESTRO / 27 DE NOVIEMBRE DE 2016
La eucaristía congregó a más de dos mil fieles, que cruzaron por última vez la Puerta Santa.
viene», porque «es preciso que
la gracia del año jubilar invada
nuestra vida cotidiana, y hacerla
presente en medio de ella».
Don Braulio constató después
que «hay muchas cosas
que dependen de nuestra acción,
pero todavía más que dependen
de Dios. Lo propio de
Dios es hacer, al hombre le toca
dejarse hacer». En este sentido
se refirió a las «novedades» que
recoge el Plan Pastoral Diocesano,
recordando que «la novedad
cristiana no es una idea ni
un concepto ni un conjunto de
normas... Se llama Jesucristo.
Y cuando hablamos de lo ‘Nuevo’,
nos referimos al encuentro
personal con Jesucristo que sucede
en la Iglesia».
«Esta novedad perenne –
constató– se está perdiendo y
por eso tantos cristianos están
confusos y desorientados y no
saben trasmitir la fe, ni amar al
prójimo, ni santificar el domingo
y las fiestas. Van al aire de las
modas y no se alegran sino con
espectáculos que la sociedad de
consumo les ofrece».
Así pues, «si hay encuentro
con Dios, es porque Él ha salido
a nuestro encuentro, en Jesucristo
y nos ha concedido su
Espíritu: Hay ‘novedad’ porque
el Encuentro transforma completamente
nuestra vida y nos
saca de esquemas ‘aburridos’
en los que a veces tratamos de
encerrar a Jesucristo».
Por eso el Sr. Arzobispo quiso
recordar que «el Año Jubilar,
nuestro Plan Pastoral Diocesano,
y aquel Sínodo del que celebramos
el 25 aniversario de
su clausura, pueden suponer en
nosotros estos contenidos fundamentales
para nuestra Iglesia,
nuestras parroquias y grupos,
para cada uno de nosotros
de cara al futuro inmediato»
De este modo, «estamos
descubriendo a Dios mejor en
la perspectiva de misericordia,
que crea en nosotros un corazón
más abierto a ir a buscar a los
demás, a curar heridas y ofrecer
esa misericordia a los más pobres,
descartados y alejados».
Porque «de vivir o no la misericordia
dependerá la credibilidad
de la misión evangelizadora
de la comunidad cristiana. Para
ello debemos volver a esa imagen
antigua y nueva: la Iglesia
es nuestra madre, porque nos
da a Cristo, rostro humano de la
misericordia del Padre».
En la misa concelebraron el obispo auxiliiar y don Áng

En la catedral primada
Celebraciones multitudinarias del
Año Jubilar la víspera de su clausura
Más de dos mil rocieros, acompañando a 22 Hermandades celebraron en la
Catedral primada el Jubileo Rociero de la Misericordia. El Sr. Arzobispo ensalzó
la «teología de la alegría» que se vive en la devoción a la Virgen del Rocío.
Ana Isabel Jiménez
el Rubio, obispo emérito de Segovia.
Veintidós hermandades rocieras
de la zona centro de España
acompañadas por la Hermandad
Matriz de Almonte participaban
en el Jubileo Rociero
de la Misericordia en la Santa
Iglesia Catedral Primada.
La hermandad de Toledo
acogía de esta forma a más de
dos mil hermanos peregrinos
que alcanzaban en el templo
primado las gracias de este Año
Santo. La hermandad matriz
de Almonte con su Sin Pecado
entraba en el templo primado
acompañando a la hermandad
de Toledo.
Les precedía la hermandad
de La Puebla del Condado,
cuyo coro fue el elegido para
participar en la Santa Misa
que estuvo presidida por el señor
arzobispo de Toledo, don
Braulio Rodríguez Plaza.
En su homilía, el Sr. Arzobispo
recordó la visita realizada
por el Papa Juan Pablo II al
santuario de la Virgen del Rocío
el 14 de junio de 1993 en
la que estuvo acompañado por
los obispos españoles.
Don Braulio quiso hablar
de «la teología de la alegría»,
porque así definió la devoción
de los rocieros por la Madre de
Dios que renuevan año a año
en la peregrinación al santuario
de Almonte «en esos días,
ellos romeros de nuestras tierras
sin miedo a las fatigas y a
las penalidades, con sus sevillanas,
soleares, fandangos y
coplillas, van hilvanando una
teología de la alegría, de la fe
y la esperanza cristiana que se
hace realidad en la vida de la
Virgen Maria del Rocío, Madre
de Dios y de los hombres va en
camino, en camino porque es la
Iglesia, la Iglesia que camina».
El Obispo auxiliar recibío en la Puerta Santa a los grupos de los Coros parroquiales.
También el Hermano Mayor
de la hermandad matriz de
Almonte, Juan Ignacio Reales
Espina, aprovechó su intervención
para animar a todos
los presentes a seguir siendo
Iglesia en salida: «Que seamos
ejemplo para todos en nuestras
parroquias y ciudades, que
seamos siempre una Iglesia en
salida como nos dice el Santo
Padre, una Iglesia que acoge
y ayuda a todos, siguiendo el
ejemplo de Jesucristo, Misericordiosos
como el Padre».
Al finalizar la Santa Misa,
la Hermandad de Nuestra Señora
del Rocío de Toledo hizo
público el nombramiento de
don Braulio Rodríguez Plaza
como Hermano Honorario, haciéndole
entrega de su correspondiente
medalla.
En la celebración, la Esclavitud
de Nuestra Señora del
Sagrario, quien hizo entrega
a la Hermandad Matriz de Almonte
de la medalla de la Virgen
del Sagrario.
Coros parroquiales
También el sábado los participantes
en la tercera jornada
de formación y encuentro de
coros parroquiales, que se celebraba
ese día, se trasladaron
hasta la Catedral Primada para
participar en la Santa Misa
que fue presidida por el Obispo
auxiliar, don Ángel Fernández
Collado.
La jornada estaba organizada
por la Delegación Diocesana
de Liturgia, junto con la Capilla
Diocesana, y tuvo su parte
formativa en el Seminario Mayor.
En línea con las propuestas
del Plan Pastoral se centró en
el conocimiento de la Palabra
de Dios. Así se celebraron dos
ponencias en el Salón de Actos
del Seminario Mayor, una de
don Juan Manuel Sierra, delegado
diocesano para la Liturgia
Mozárabe, y la segunda de
la hermana Carolina Blázquez,
del monasterio agustino de la
Conversión, de Sotillo de la
Adrada.
El Obispo auxiliar, don Ángel
Fernández Collado estuvo
también en el Salón de Actos
del Seminario Mayor para
acompañar a los participantes
en esta Jornada.
27 DE NOVIEMBRE DE 2016 / PADRE NUESTRO

8 ACTUALIDAD CLAUSURA DEL AÑO DE LA MISERICORDIA
Testimonios de
los voluntarios
Los 130 voluntarios, que
estuvieron acompañados
por técnicos y el equipo
directivo de Cáritas Diocesana
de Toledo, compartieron
y reflexionaron
durante toda la jornada de
la formación. Después de
la inauguración se distribuyeron
en los diferentes
cursos que se ofertaban,
y donde cada curso contó
con ponentes y testimonios
diversos
III ESCUELA DE FORMACIÓN DEL VOLUNTARIADO DE CÁRITAS
Los «voluntarios de la caridad»
también celebraron el Jubileo
Cerca de un millar de voluntarios de las diversas entidades que integran el
Área de Caridad y Promoción Social de nuestra archidiócesis primada celebraron
el Jubileo de la Misericordia, en una misa presidida por el Obispo auxiliar
La celebración congregó a voluntarios
de Cáritas Diocesana,
y Manos Unidas, así como de
entidades vinculadas a los secretariados
que integran el Área
de Caridad y Promoción Social:
Pastoral Penitencia, Pastoral de
Migraciones y Pastoral de la
Salud, entre ellos participó un
numeroso grupo de voluntarios
de la Hospitalidad de Nuestra
Señora de Lourdes.
A ella se unieron especialmente
los 130 voluntarios de
Cáritas Diocesana que, procedentes
de las parroquias de las
vicarías de Toledo, La Mancha
y La Sagra, se había reunido
para asistir a la III Escuela de
Formación del Voluntariado,
que ya se ha consolidado en
Cáritas, siendo un encuentro
muy valorado y demandado por
los voluntarios.
En los cuatro cursos que se
celebraron –Caridad y Vida;
Migraciones; Formación básica
del Voluntariado y Personas
PADRE NUESTRO / 27 DE NOVIEMBRE DE 2016
sin Hogar– se puso de manifiesto
que «el acompañamiento es
fundamental en la acción caritativo-social
de Cáritas», porque
tal y como se indició en los
diferentes testimonios que se
ofrecieron «estando con la persona
que nos necesita podemos
ayudarle en todos los sentidos,
no solo materialmente».
El director de Cáritas Diocesana,
don Antonio Espíldora,
agradeció a todos los presentes
su participación en esta III Escuela,
que se inició el viernes
con el Jubileo de la Misericordia
de los «voluntarios de la caridad»
en la Catedral de Toledo.
Espíldora destacó la buena
acogida que tiene esta Escuela,
Algunas de las participantes en la III Jornada del Voluntariado de Cáritas Diocesana.
«lo que pone de manifiesto que
tenemos que seguir impulsando
la formación entre los voluntarios,
para llegar a más personas,
con nuestra oración y nuestro
testimonio».
Antonio Espíldora, que hizo
referencia al lema de esta edicion,
«Artesanos de la Misericordia»,
dio las gracias a todos
los voluntarios allí presentes por
«ser las manos de Dios entre los
más necesitados». Su presencia
en la Escuela –que también se
realizará en los próximos meses
en Talavera de la Reina- refleja
«el compromiso de los voluntarios
con Cáritas y con todas las
personas a las que acompaña».
El curso de Personas sin
Hogar contó como ponentes a
Emma Morales Álvarez, Alejandro
Blanco Herrera, Viviana
Lanciano, Pablo Fernández
de la Rueda Martín y Virginia
Rodríguez Sánchez . En el área
de Migraciones estuvo don José
María Cabrero, Fadi Jenawi y
Paloma Martín de Vidales. En
Formación Básica del Voluntariado,
que realizó la Ruta de
la Caridad, contó con Cecilia
Aguirre y Javier García-Cabañas.
Por último Proyecto Mater
presentó Caridad y Vida que tuvo
como ponentes a María Jesús
Rocha Bogas, médico miembro
de Red Madre y Luis Fernando
López Almodóvar, cirujano cardíaco,
centrándose en el inicio
de la vida y en el diagnóstico
prenatal y preimplantatorio.

CLAUSURA DEL AÑO DE LA MISERICORDIA ACTUALIDAD 9
clausura del año de la misericordia en la solemnidad de Jesucristo rey del universo
«Dios no tiene memoria del pecado,
sino de nosotros, sus hijos amados»
El Papa Francisco cerró la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro y clausuró el Año Jubilar
Ante miles de fieles y peregrinos,
que llenaban por completo
la plaza de San Pedro y parte de
la via de la Conciliación el Papa
Francisco recordó que sería
poco creer que Jesús es Rey del
universo y centro de la historia,
sin que se convierta en el Señor
de nuestra vida.
Concelebraban con el Santo
Padre los nuevos cardenales
creados en el Consistorio celebrado
el día anterior en la basílica
de San Pedro, entre ellos el
arzobispo de Madrid, don Carlos
Osoro, además del resto de
miembros del Colegio Cardenalicio
presentes en Roma para
participar en los actos de clausura
del Año de la Misericordia.
El Papa dijo que este Año de
la misericordia nos ha invitado
a redescubrir el centro, a volver
a lo esencial. «Este tiempo de
misericordia nos llama a mirar
al verdadero rostro de nuestro
Rey, el que resplandece en la
Pascua, y a redescubrir el rostro
joven y hermoso de la Iglesia,
que resplandece cuando es acogedora,
libre, fiel, pobre en los
medios y rica en el amor, misionera»,
precisó el Pontífice,
invitándonos a pedir la gracia
de no cerrar nunca la puerta de
la reconciliación y del perdón,
sino de saber ir más allá del mal
y de las divergencias, abriendo
cualquier posible vía de esperanza.
«Dios –dijo el Papa– apenas
le damos una oportunidad,
se acuerda de nosotros. Él está
dispuesto a borrar por completo
y para siempre el pecado, porque
su memoria, no como la
nuestra, olvida el mal realizado
y no lleva cuenta de las ofensas
sufridas. Dios no tiene memoria
del pecado, sino de nosotros, de
cada uno de nosotros, sus hijos
amados».
Al final de la Misa el Santo
Padre firmó su Carta Apostólica
«Misericordia et misera»,
dirigida a toda la Iglesia, «para
continuar a vivir la misericordia
con la misma intensidad experimentada
durante todo el Jubileo
extraordinario». La Carta
fue publicada y presentada el
pasado lunes.
HOMILÍA DEL SANTO PADRE
Sigue abierta la verdadera Puerta de la Misericordia
La solemnidad de Jesucristo, Rey
del Universo corona el año litúrgico
y este Año santo de la misericordia.
El Evangelio presenta la realeza de
Jesús al culmen de su obra de salvación, y
lo hace de una manera sorprendente. «El
Mesías de Dios, el Elegido, el Rey» (Lc
23,35.37) se presenta sin poder y sin gloria:
está en la cruz, donde parece más un
vencido que un vencedor. Su realeza es
paradójica: su trono es la cruz; su corona
es de espinas; no tiene cetro, pero le ponen
una caña en la mano; no viste suntuosamente,
pero es privado de la túnica; no
tiene anillos deslumbrantes en los dedos,
sino sus manos están traspasadas por los
clavos; no posee un tesoro, pero es vendido
por treinta monedas.
Verdaderamente el reino de Jesús no
es de este mundo (cf. Jn 18,36); pero justamente
es aquí —nos dice el Apóstol
Pablo en la segunda lectura—, donde encontramos
la redención y el perdón (cf.
Col 1,13-14). Porque la grandeza de su
reino no es el poder según el mundo, sino
el amor de Dios, un amor capaz de alcanzar
y restaurar todas las cosas. Por este
amor, Cristo se abajó hasta nosotros, vivió
nuestra miseria humana, probó nuestra
condición más ínfima: la injusticia,
la traición, el abandono; experimentó la
muerte, el sepulcro, los infiernos. De esta
forma nuestro Rey fue incluso hasta los
confines del Universo para abrazar y salvar
a todo viviente. No nos ha condenado,
ni siquiera conquistado, nunca ha violado
nuestra libertad, sino que se ha abierto paso
por medio del amor humilde que todo
excusa, todo espera, todo soporta (cf. 1
Co 13,7). Sólo este amor ha vencido y sigue
venciendo a nuestros grandes adversarios:
el pecado, la muerte y el miedo.
Hoy queridos hermanos y hermanas,
proclamamos está singular victoria, con
la que Jesús se ha hecho el Rey de los siglos,
el Señor de la historia: con la sola
omnipotencia del amor, que es la natuuuu
27 DE NOVIEMBRE DE 2016 / PADRE NUESTRO

10 ACTUALIDAD CLAUSURA DEL AÑO DE LA MISERICORDIA
uuu
raleza de Dios, su misma vida, y que no
pasará nunca (cf. 1 Co 13,8). Compartimos
con alegría la belleza de tener a Jesús
como nuestro rey; su señorío de amor
transforma el pecado en gracia, la muerte
en resurrección, el miedo en confianza.
Pero sería poco creer que Jesús es Rey
del universo y centro de la historia, sin
que se convierta en el Señor de nuestra
vida: todo es vano si no lo acogemos personalmente
y si no lo acogemos incluso
en su modo de reinar. En esto nos ayudan
los personajes que el Evangelio de hoy
presenta. Además de Jesús, aparecen tres
figuras: el pueblo que mira, el grupo que
se encuentra cerca de la cruz y un malhechor
crucificado junto a Jesús.
En primer lugar, el pueblo: el Evangelio
dice que «estaba mirando» (Lc 23,35):
ninguno dice una palabra, ninguno se
acerca. El pueblo esta lejos, observando
qué sucede. Es el mismo pueblo que por
sus propias necesidades se agolpaba entorno
a Jesús, y ahora mantiene su distancia.
Frente a las circunstancias de la vida
o ante nuestras expectativas no cumplidas,
también podemos tener la tentación
de tomar distancia de la realeza de Jesús,
de no aceptar totalmente el escándalo de
su amor humilde, que inquieta nuestro
«yo», que incomoda. Se prefiere permanecer
en la ventana, estar a distancia, más
bien que acercarse y hacerse próximo.
Pero el pueblo santo, que tiene a Jesús como
Rey, está llamado a seguir su camino
de amor concreto; a preguntarse cada uno
todos los días: «¿Qué me pide el amor?
¿A dónde me conduce? ¿Qué respuesta
doy a Jesús con mi vida?».
Hay un segundo grupo, que incluye
diversos personajes: los jefes del pueblo,
los soldados y un malhechor. Todos ellos
se burlaban de Jesús. Le dirigen la misma
provocación: «Sálvate a ti mismo» (cf. Lc
23,35.37.39). Es una tentación peor que
la del pueblo. Aquí tientan a Jesús, como
lo hizo el diablo al comienzo del Evangelio
(cf. Lc 4,1-13), para que renuncie a
reinar a la manera de Dios, pero que lo haga
según la lógica del mundo: baje de la
cruz y derrote a los enemigos. Si es Dios,
que demuestre poder y superioridad. Esta
tentación es un ataque directo al amor:
«Sálvate a ti mismo» (vv. 37. 39); no a los
otros, sino a ti mismo. Prevalga el yo con
su fuerza, con su gloria, con su éxito. Es
la tentación más terrible, la primera y la
última del Evangelio. Pero ante este ataque
al propio modo de ser, Jesús no habla,
no reacciona. No se defiende, no trata de
convencer, no hace una apología de su
realeza. Más bien sigue amando, perdona,
vive el momento de la prueba según la
voluntad del Padre, consciente de que el
amor dará su fruto.
Para acoger la realeza de Jesús, estamos
llamados a luchar contra esta tentación,
a fijar la mirada en el Crucificado,
para ser cada vez más fieles. Cuántas veces
en cambio, incluso entre nosotros, se
buscan las seguridades gratificantes que
ofrece el mundo. Cuántas veces hemos
sido tentados a bajar de la cruz. La fuerza
de atracción del poder y del éxito se presenta
como un camino fácil y rápido para
difundir el Evangelio, olvidando rápidamente
el reino de Dios como obra. Este
Año de la misericordia nos ha invitado a
redescubrir el centro, a volver a lo esencial.
Este tiempo de misericordia nos llama
a mirar al verdadero rostro de nuestro
Rey, el que resplandece en la Pascua, y a
redescubrir el rostro joven y hermoso de
la Iglesia, que resplandece cuando es acogedora,
libre, fiel, pobre en los medios y
rica en el amor, misionera. La misericordia,
al llevarnos al corazón del Evangelio,
nos exhorta también a que renunciemos
a los hábitos y costumbres que pueden
Firma de la Carta Apostólica «Misericordia et misera».
obstaculizar el servicio al reino de Dios;
a que nos dirijamos sólo a la perenne y
humilde realeza de Jesús, no adecuándonos
a las realezas precarias y poderes
cambiantes de cada época.
En el Evangelio aparece otro personaje,
más cercano a Jesús, el malhechor
que le ruega diciendo: «Jesús, acuérdate
de mí cuando llegues a tu reino» (v. 42).
Esta persona, mirando simplemente a Jesús,
creyó en su reino. Y no se encerró en
sí mismo, sino que con sus errores, sus
pecados y sus dificultades se dirigió a
Jesús. Pidió ser recordado y experimentó
la misericordia de Dios: «hoy estarás
conmigo en el paraíso» (v. 43). Dios, ape-
PADRE NUESTRO / 27 DE NOVIEMBRE DE 2016

CLAUSURA DEL AÑO DE LA MISERICORDIA ACTUALIDAD 11
Tras la celebración del Consistorio, el pasado sábado, el Papa Francisco, junto con los nuevos cardenales visitaron a Benedicto XVI y rezaron con él en la capilla.
nas le damos la oportunidad, se acuerda
de nosotros. Él está dispuesto a borrar
por completo y para siempre el pecado,
porque su memoria, no como la nuestra,
olvida el mal realizado y no lleva cuenta
de las ofensas sufridas. Dios no tiene
memoria del pecado, sino de nosotros, de
cada uno de nosotros, sus hijos amados. Y
cree que es siempre posible volver a comenzar,
levantarse de nuevo.
Pidamos también nosotros el don de
esta memoria abierta y viva. Pidamos la
gracia de no cerrar nunca la puerta de la
reconciliación y del perdón, sino de saber
ir más allá del mal y de las divergencias,
abriendo cualquier posible vía de esperanza.
Como Dios cree en nosotros, infinitamente
más allá de nuestros méritos,
también nosotros estamos llamados a infundir
esperanza y a dar oportunidad a los
demás. Porque, aunque se cierra la Puerta
santa, permanece siempre abierta de par
en par para nosotros la verdadera puerta
de la misericordia, que es el Corazón de
Cristo. Del costado traspasado del Resucitado
brota hasta el fin de los tiempos la
misericordia, la consolación y la esperanza.
Muchos peregrinos han cruzado la
Puerta santa y lejos del ruido de las noticias
has gustado la gran bondad del
Señor. Damos gracias por esto y recordamos
que hemos sido investidos de misericordia
para revestirnos de sentimientos
de misericordia, para ser también instrumentos
de misericordia. Continuemos
nuestro camino juntos. Nos acompaña la
Virgen María, también ella estaba junto
a la cruz, allí ella nos ha dado a luz como
tierna Madre de la Iglesia que desea
acoger a todos bajo su manto. Ella, junto
a la cruz, vio al buen ladrón recibir el perdón
y acogió al discípulo de Jesús como
hijo suyo. Es la Madre de misericordia,
a la que encomendamos: todas nuestras
situaciones, todas nuestras súplicas, dirigidas
a sus ojos misericordiosos, que no
quedarán sin respuesta.
27 DE NOVIEMBRE DE 2016 / PADRE NUESTRO

Director: Juan Díaz-Bernardo Navarro. Director adjunto: Juan Francisco Pacheco Carrasco.
Redacción: Marga G. Heras. Vicaría de Toledo: Juan García Martín. Vicaría de La Sagra: Jesús
Javier Merchán. Vicaría de Talavera de la Reina: Jorge López Teulón. Vicaría de La Mancha: Juan
García Martín. Edita: Delegación Diocesana de Medios de Comunicación Social. C/ Trinidad, 12.
45002 Toledo. Teléfono: 925 496145. e-mail: mcs@architoledo.org; padrenuestro@architoledo.org.
http: www.architoledo.org. Impresión: Ediciones Toledo S.L. Depósito legal: TO. 1641/1983
NUESTROS MÁRTIRES (245)
465 mártires (4)
Jorge López Teulón
La llegada del nihil obstat supone que en breve,
la mitad de las diócesis de la Provincia
eclesiástica y la diócesis de Ávila podrán empezar
a enviar a Roma, tras la preceptiva clausura
diocesana, las diferentes causas. Dentro
del optimismo y, sobre todo del trabajo que no
ha cesado en estos catorce años, creemos que
como mucho en un par de años cerraremos
todas las causas y será la Sagrada Congregación
quien seguirá dando nuevos pasos, hasta
que Dios mediante, llegue la beatificación
de nuestros mártires.A continuación en las
próximas entregas ofreceremos el listado de
la Archidiócesis para que todos sepamos quiénes
son los cien de Toledo.
1. Agustín Rodríguez Rodríguez, Teniente
Vicario General del Arzobispado de
Toledo. Natural de Morgovejo (León). Asesinado
por odio a la fe, a los 53 años, en la
madrugada del 23 de agosto de 1936, en la
Puerta del Cambrón de Toledo.
2. Juan Aguado García-Alcañiz, párroco
de Villamuelas. Natural de Villa de Don
Fadrique. Asesinado por odio a la fe, a los 35
años, su cuerpo apareció en el km. 7 de la carretera
de Andalucía, término de Villaverde
(Madrid), el día 9 de agosto de 1936.
3. Adrián Aguado García-Flores, coadjutor
de La Torre de Esteban Hambrán. Natural
de La Torre de Esteban Hambrán. Asesinado
por odio a la fe, a los 49 años, fue fusilado
el 28 de julio de 1936 a unos cuatro kilómetros
de su pueblo natal.
4. Eduardo Andrade Trujillo, capellán
El primero por la izquierda, Laureano Ángel González, durante
una procesión con la Virgen de la Medalla Milagrosa, en Puente
del Arzobispo. A su lado, el párroco, el beato Domingo Sánchez.
de las Concepcionistas de Corral de Almaguer.
Natural de Corral de Almaguer. Asesinado por
odio a la fe, a los 45 años, en el cementerio de
Villatobas el 7 de noviembre de 1936.
5. Laureano Ángel González, coadjutor
de Puente del Arzobispo. Natural de Alcolea
de Tajo. Asesinado por odio a la fe, a los 55
años, en Puerto de San Vicente el 12 de agosto
de 1936.
6. Antonio Arbó Delgado, beneficiado de
la S.I.C.P. de Toledo. Natural de Calatayud
(Zaragoza). Asesinado por odio a la fe, a los
48 años, en la madrugada del 23 de agosto de
1936, en la Puerta del Cambrón de Toledo.
7. Simeón Bel Rodríguez, párroco de San
Bartolomé de las Abiertas. Natural de Santa
Olalla. Asesinado por odio a la fe, a los 51
años, en las afueras de Talavera de la Reina el
25 de agosto de 1936.
Ejercicios
Espirituales
de Adviento
Del 2 al 5 de diciembre
Acción Católica General
ha organizado una tanda
de Ejercicios Espirituales
de Adviento, que se celebrará
en la Casa Diocesana
de Ejercicios y estarán
dirigidos por el nuevo
deán del Cabildo primado,
don Juan Miguel Ferrer
Grenesche.
Comenzarán a las
18:30 del viernes para
finalizar después de la
comida del lunes, 5 de diciembre.
En importe es de 130
euros y existe la posibilidad
de ofrecer ayuda económica
a quienes no puedan
pagar la totalidad.
Los interesados en recibir
más información o
en inscribirse pueden llamar
al teléfono 925 251
050.
PADRE NUESTRO / 27 DE NOVIEMBRE DE 2016